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1 UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MÉXICO INSTITUTO NACIONAL DE NEUROLOGÍA Y NEUROCIRUGIA MANUEL VELASCO SUAREZ Grado de concordancia electroclínica en registros ictales focales según localización anatómica lobar y sublobar en la unidad de video-EEG del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía Manuel Velasco Suárez en el período 2013-2017 TESIS PARA OBTENER EL TITULO DE ESPECIALISTA EN NEUROFISIOLOGÍA CLÍNICA PRESENTA Nicolás Somarriba Castillo TUTOR DE TESIS María del Carmen Fernández González Aragón COAUTOR Álvaro José Moreno Avellán Ciudad de México 18, Julio 2018 Servicio S. 6 Texto escrito a máquina FACULTAD DE MEDICINA Servicio S. 6 Texto escrito a máquina Servicio S. 6 Texto escrito a máquina UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 2 1. Índice General -----------------------------------------------------------------------2 2. Resumen de la investigación propuesta -----------------------------------3-4 3. Introducción: ------------------------------------------------------------------------5-6 4. Antecedentes: ----------------------------------------------------------------------7-17 5. Semiología de epilepsia según localización anatómica lobar y sublobar del foco epileptogénico: ------------------------------------------ 18-22 6. Utilidad del electroencefalograma y epilepsia focal ------------ ------ 23-28 7. Planteamiento del problema--------------------------------------------------- 29 8. Hipótesis------------------------------------------------------------------------------30 9. Objetivos------------------------------------------------------------------------------31 10. Justificación: -------------------------------------------------------------------------32 11. Metodología: -------------------------------------------------------------------------33-36 12. Consideraciones éticas y financieras: --------------------------------------37 13. Cronograma de actividades: ---------------------------------------------------38 14. Impacto en investigación biomédica y de salud: ------------------------39 15. Étapas de la investigación: ------------------------------------------------------40 16. Carta la jefatura del departamento de investigación clínica: --------41-42 17. Bibliografía: ---------------------------------------------------------------------------43-46 18. Resultados: ---------------------------------------------------------------------------47-50 19. Discusiones: -------------------------------------------------------------------------- 51-52 20. Conclusiones: ------------------------------------------------------------------------- 53 21. Apéndices: ----------------------------------------------------------------------------- 54-70 3 RESUMEN DE LA INVESTIGACIÓN PROPUESTA: La frecuencia relativa de diferentes formas de epilepsia en adultos se estima en un 5 % de epilepsias idiopáticas generalizadas; 62 % de epilepsias focales, incluidas las categorías: sintomática y criptogénica; y 30 % de síndromes no clasificados. Estudios previos han comparado la distinción semiológica entre crisis frontales y temporales o han analizado patrones que apuntan a regiones frontales específicas. Los patrones semiológicos y eléctricos de las crisis del lóbulo frontal son difíciles de caracterizar, y pueden inducir a error en la predicción de la localización de inicio de crisis, especialmente las que surgen de regiones frontales anteriores. El diagnóstico erróneo de epilepsia (5-30% de casos), tipo de crisis y síndrome de epilepsia pueden resultar en un tratamiento incorrecto y pseudorresistencia. El monitoreo de Vídeo-EEG a largo plazo en comparación al EEG convencional hace posible un diagnóstico positivo en 82-90% de los pacientes, en la mayoría de las veces diferencia crisis epilépticas de no epilépticas (55%), o epilepsia focal de generalizada (35%), y permite la clasificación sindrómica de epilepsia en un 20 % de los eventos registrados por epilepsia focal fármaco-resistente. Es de suma importancia conocer el grado de concordancia de los patrones electroclínicos ictales focales y la caracterización de los falsos localizadores en la unidad de monitoreo de Video-EEG del INNN para una mejor selección de pacientes al monitoreo invasivo-EEG. OBJETIVO Determinar el grado de concordancia Electro-Clínica en registros ictales focales según localización anatómica lobar y sublobar de la unidad de monitoreo Vídeo- EEG del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía MVS en el período comprendido del 2015-2019. HIPÓTESIS El grado de concordancia Electro-Clínica en registros ictales focales según localización anatómica lobar y sublobar de la unidad de monitoreo Vídeo-EEG del INNN podría oscilar entre 25-35% según datos de otros centros terciarios de Neurología JUSTIFICACIÓN El monitoreo Vídeo-EEG en comparación al EEG convencional permite diferenciar epilepsia focal de generalizada en un 35%, y la clasificación sindrómica de epilepsia en un 20 % de los eventos registrados por epilepsia focal fármaco- resistente. ▪ Los patrones electroclínicos de las crisis del lóbulo frontal son difíciles de caracterizar, y pueden inducir a falsa localización de inicio de crisis, ▪ especialmente las que surgen de regiones frontales anteriores y ventromediales. 4 ▪ En epilepsia del lóbulo frontal recientemente se ha demostrado espectros electroclínicos que siguen un gradiente rostrocaudal con una transición gradual en términos de semiología y redes de propagación temprana. MATERIAL Y METODO: Se analizará retrospectivamente los registros ictales focales ingresados a la unidad Vídeo-EEG del INNN y se determinará el grado de concordancia electro-clínica según localización lobar y sublobar. 5 INTRODUCCIÓN: La frecuencia de epilepsia oscila entre 50-69 millones de personas a nivel mundial. Un desglose por ubicación geográfica resalta la distribución desigual de epilepsia en todo el mundo. De los aproximadamente 69 millones que padecen epilepsia, se estima que el 65% viven en regiones rurales y 25 % en regiones urbanas de países "en desarrollo". Se estima que solo el 10% viven en países "desarrollados". La carga mayor de epilepsia en regiones en desarrollo es multifacética, pero un factor importante es la "brecha de tratamiento", es decir, la diferencia entre el número de personas con epilepsia activa por un lado y el número que tiene dificultades para acceder o adherirse a tratamiento por el otro. La brecha de tratamiento puede superar el 75% en los países de bajos ingresos, en comparación al 10% en los países de ingresos altos. Reconociendo la necesidad de definir la carga de la enfermedad más allá de la mortalidad (0.3 %), el estudio “Carga Global de Enfermedades” (GBD) introdujo una nueva métrica, los DALY (año de vida ajustado por discapacidad). Los DALY se calcularon en GBD 2010 como la suma de años de vida perdidos y años vividos con una discapacidad. Usando este algoritmo, se estima que la epilepsia contribuye con 17, 429,000 DALY (0.7%) a la GBD. La ponderación de la epilepsia tratada, donde un individuoestá libre de crisis, es 0.072. En contraste, la ponderación de la epilepsia "grave" es de 0.657. Esta última ponderación DALY puede interpretarse como un "significado esencialmente muerto" [42]. Varios estudios recientes han examinado la frecuencia relativa, si no es que la incidencia absoluta, de diferentes formas de epilepsia en series bien caracterizadas de pacientes incidentes que fueron razonablemente representativos de las poblaciones de las que se extrajeron (Tabla 1.2). En población adulta las epilepsias idiopáticas generalizadas representan aproximadamente el 5 %, mientras las epilepsias focales el 62 % incluidas las categorías: sintomática (estructural) y criptogénica (presumida etiología estructural) y síndromes no clasificados el 30%. Estudios previos han comparado las características semiológicas que pueden permitir la diferenciación entre las crisis temporales y las del lóbulo frontal o han analizado patrones que apuntan a regiones frontales específicas. Sin embargo, la relación entre los patrones semiológicos y localización sublobar permanece más o menos clara conduciendo a algunos autores a comentar que relativamente pocas crisis pueden ser confiablemente localizadas en espectros clínicos. Las crisis en un paciente determinado con epilepsia del lóbulo frontal son generalmente similares con patrones semiológicos y EEG estable y reproducible. Sin embargo, una marcada 6 variación existe entre pacientes volviendo la categorización y clasificación desafiante [42]. En un estudio basado en población el rendimiento del primer EEG para identificar DEIs tras una primera crisis no provocada tiene una sensibilidad relativamente baja de 32%-55% en adultos. Una anormalidad no epileptiforme incrementa el riesgo de recurrencia a más del 40% y la presencia de DEIs a más del 60 %. La sensibilidad se incrementa después de varios EEG alcanzando 80-90% cuando 3 o más EEG seriados son realizados. La especificidad del EEG es mejor que su sensibilidad, pero varía del 78 al 98%. El EEG además ayuda a establecer el tipo de crisis (clasificación) y síndrome de epilepsia. En la mayoría de los casos, el registro Vídeo-EEG a largo plazo puede diferenciar crisis epilépticas (EE) de crisis no epilépticas psicogénicas (CNEP 55%) y la epilepsia focal de la epilepsia generalizada (35%). Un diagnóstico positivo fue posible para 82 a 90% de los pacientes y permite la clasificación sindrómica en un 20 % de las epilepsias fármacorresistentes. La utilidad clínica de la correlación entre semiología y anatomía es doble. En cirugía de epilepsia, una operación exitosa es el resultado de una planeación anatómica precisa para la implantación de electrodos pre-quirúrgicos. Ya que esta planeación no puede muestrear exhaustivamente el cerebro, su estrategia depende de la localización, de una red epileptogénica expresando la semiología clínica más que una lesión putativa. Debido a que la zona epileptogénica y red de propagación temprana están íntimamente conectadas, localizar esta última proporciona el acceso a la región de inicio de la crisis. Aún en casos lesionales donde la cirugía puede ser lograda sin evaluación prequirúrgica invasiva, el planeamiento quirúrgico preoperatorio toma en cuenta las correlaciones electroclínicas que acompañan a la misma red con el objetivo de incrementar las probabilidades de libertad de crisis postoperatorias. 7 ANTECEDENTES En un estudio de monitorización EEG prolongada con electrodos esfenoidales colocados bilateralmente en la unidad de monitorización de epilepsia de la Clínica de Neurología de la Universidad de Viena entre 1994 y 1997 para fines evaluación prequirúrgica se encontró que el 63% de las 262 crisis evaluadas en 59 pacientes con ELT intratable podrían ser lateralizados sobre la base de los hallazgos ictales de EEG de superficie y que el 46% de las crisis podría ser lateralizada en base a la semiología de las crisis por sí sola y se encontró un acuerdo entre métodos muy fuerte (96%) en aquellas crisis que podrían ser lateralizadas por ambos métodos. Además, la combinación de estos dos métodos resultó en una proporción significativamente mayor de crisis siendo lateralizadas (80%). Los hallazgos ictales del EEG de superficie permitieron la lateralización de 88 crisis (33.6%) que no estaban lateralizadas por datos de semiología por sí sola, y los datos de semiología de crisis permitió la lateralización de 45 crisis (17.2%) que no lo estaban en base a hallazgos ictales de EEG de superficie por sí sola (1). Sin embargo, los signos semiológicos lateralizados durante las crisis no pueden lateralizar el foco de las crisis con absoluta certeza, y siempre deben considerarse en el contexto de una evaluación diagnóstica prequirúrgica completa de la epilepsia, incluida la vigilancia con video/EEG, estudios de imagen, lateralización del lenguaje y evaluación neuropsicológica si está clínicamente indicada. La semiología puede reflejar solo la zona sintomatogénica y, por lo tanto, puede brindar solo información indirecta sobre la zona de inicio de la crisis o la zona epileptogénica, ya que la actividad epiléptica puede haberse diseminado desde un área cortical "silenciosa" a un área cortical diferente que realmente produce síntomas. La determinación de la importancia lateralizante de las manifestaciones semiológicas sigue siendo difícil y con frecuencia tiene que basarse en series de casos y análisis retrospectivos. Los hallazgos suelen ser descriptivos y las estadísticas a menudo no se calculan o son difíciles de calcular debido al pequeño número de pacientes. Solo unas pocas series confirmaron signos de lateralización por varios observadores, y el acuerdo interobservador (κ) está disponible solo en algunos estudios [2]. Además, el estándar de oro en la detección de la zona epileptogénica, la libertad de crisis después de la cirugía, a menudo no está disponible, lo que hace que la descripción del signo de lateralización sea menos válida, porque la lateralización del foco de epilepsia no se puede determinar con absoluta certeza. Por otra parte, el grupo del que se seleccionaron los pacientes a menudo no está bien descrito y, por lo tanto, se desconoce la cantidad de pacientes que no tenían el signo de lateralización, lo que dificulta el análisis estadístico. Sólo unos pocos estudios también incluyeron pacientes en los que las auras no ocurrieron en su análisis estadístico [3]. En el artículo de revisión de Tobias Lodden kemperab y Prakash Kotagal sobre los signos semiológicos lateralizadores destacan los siguientes: 8 Auras sensoriales. La frecuencia de auras somatosensoriales oscila entre el 1 y el 60% de los pacientes [4]. Maugiere y Courjon describieron 127 pacientes con auras somatosensoriales seleccionadas entre una población de epilepsia de 8938. Todos excepto un paciente tenía síntomas sensoriales unilaterales. En 92 pacientes se pudo identificar una lesión estructural y en 32 se registraron crisis en EEG. El miembro superior, la mano y la cara fueron los más afectados. Todos los pacientes con una lesión conocida y auras unilaterales tenían síntomas contralaterales a la zona epileptogénica sospechada [5]. Tuxhorn et al., revisaron 600 pacientes y encontraron 72 pacientes (12%) con auras sensoriales: en el 46% la zona epileptogénica sospechada era contralateral al aura, en el 6% era ipsilateral, en el 24% no había lesión unilateral identificable y en el 25% del aura no estaba lateralizada. Tuxhorn et al., señalaron que las auras sensoriales son más confiables si están bien localizadas, en una extremidad distal y asociadas con una "marcha sensorial" [4]. Cefalea peri-ictal. Bernasconi et al., reportaron cefalea peri-ictal en 47 de 100 pacientes. La cefalea era más probable que fuera ipsilateral al foco de inicio de la crisis en la epilepsia del lóbulo temporal (90% de los casos), mientras que la cefalea en la epilepsiaextra temporal no era lateralizante. La zona epileptogénica se determinó por MRI y video/EEG y, en el 68% de estos pacientes, por "respuesta al tratamiento quirúrgico" [6]. Auras auditivas. Foldvary et al., reportaron una frecuencia de auras auditivas entre el 2 y el 16% de los pacientes, según el tipo de aura auditiva incluida (compleja frente a simple) y según la población revisada. La serie de la Clínica Cleveland incluyó 18 pacientes con auras auditivas. Quince escucharon sonidos bilaterales y tres ubicaron el aura en el oído contralateral [7]. La zona epileptogénica se determinó por la libertad de crisis después de la cirugía de epilepsia en 10 y por la evaluación prequirúrgica en 8. Recientemente, se ha informado de que en tres casos el taponamiento unilateral del oído lateralizaba el inicio de la crisis a la corteza auditiva del lóbulo temporal contralateral. La zona epileptogénica ha sido confirmada por la libertad de crisis después de la cirugía en dos y por la evaluación de la epilepsia prequirúrgica en un caso [8]. Auras visuales. Los defectos y auras en un hemicampo homónimo pueden lateralizar el foco de las crisis al hemisferio contralateral. Williamson et al., reportaron auras visuales unilaterales en el campo visual contralateral en 6 de 25 pacientes con epilepsia del lóbulo occipital determinada por semiología, EEG y características de imagen [9]. Salanova et al., describieron 12 de 42 pacientes con manifestaciones visuales en el hemicampo contralateral. La zona epileptogénica se determinó por semiología, EEG e imágenes, y la libertad de la crisis después de la resección se confirmó en el 46% de los pacientes [10]. Curiosamente, todos los pacientes con auras visuales complejas (por ejemplo, autorretrato de Rembrandt o personajes de un cómic) tenían epilepsia del hemisferio derecho. Este hallazgo ha sido confirmado por Boesebeck et al., quienes describieron 5 pacientes con auras visuales complejas y epilepsia hemisférica derecha entre 42 pacientes. La zona epileptogénica se determinó mediante video/EEG, imágenes y libertad de crisis 9 después de la resección en 19 de 42 pacientes [11]. Curiosamente, se observaron auras visuales complejas solo cuando la lesión afectaba al lóbulo temporal [12]. Piloerección ictal Ipsilateral. La piloerección ictal (‘pieles de gallina’) se ha descrito en el 0,15% de los pacientes sometidos a vigilancia por video/EEG [13]. En una serie reciente, se observó piloerección ictal en 14 de los 3500 pacientes que se sometieron a monitoreo por video / EEG, y 5 de estos 14 pacientes presentaron piloerección unilateral o inicialmente unilateral. Cuatro de los cinco pacientes de esta serie y 12 de los 14 pacientes adicionales en la revisión de la literatura demostraron una piloerección unilateral o inicialmente unilateral que era ipsilateral al foco de las crisis (84%) [14]. Urgencia urinaria ictal. Su significado lateralizante fue recientemente puntualizado por Baumgartner et al. En este estudio, se encontró que 6 de 227 pacientes con epilepsia del lóbulo temporal confirmada por video/EEG y neuroimagen tenían epilepsia del lóbulo temporal no dominante. Los resultados se confirmaron en un segundo estudio que encontró una urgencia urinaria en 6 pacientes adicionales con epilepsia en el hemisferio no dominante entre 3446 pacientes sometidos a vigilancia por video / EEG [15]. Versión ocular y/o cefálica. Wyllie et al., revisaron 74 crisis en 37 pacientes con movimientos laterales de cabeza y ojos durante las crisis. La versión se definió en este estudio como un movimiento forzado e involuntario que resulta en un posicionamiento antinatural sostenido. Se encontró importancia lateralizante y siempre fueron contralaterales con respecto al inicio de las crisis. Kernan et al., encontraron que la desviación forzada de la cabeza era contralateral en más del 90% de las crisis, cuando la crisis evolucionaba a crisis tónico-clónica generalizada o se producían dentro de 10 sg antes de la generalización. Chee et al., reportaron la importancia lateralizadora de la versión en 38 pacientes seleccionados con epilepsia del lóbulo frontal y temporal y encontraron la versión en el 45% de los pacientes con un valor predictivo positivo del 94%. Estos autores encontraron que es particularmente confiable (100%) si la versión se ve inmediatamente antes de la fase tónica-clónica de una crisis, si la versión está asociada con la extensión del cuello, y con ipsiversión tardía después del final de una crisis tónico-clónica generalizada [16, 17]. Ipsiversión tardía al final de un ataque generalizado. El valor de lateralización de la versión forzada ipsilateral de la cabeza y ojo al final de una convulsión tónico-clónica generalizada ha sido resaltado por Wyllie et al. En un estudio de 61 convulsiones en 27 pacientes epilépticos con versión oculocefálica, 9 pacientes presentaron un movimiento versátil tardío al final de una convulsión tónico-clónica generalizada. Cuando la contraversión inicial persistió durante la fase generalizada, la desviación tardía de la cabeza fue contralateral (3 pacientes). Cuando la contraversión inicial terminó durante la fase generalizada, la versión tardía fue ipsilateral (6 pacientes) [18]. Actividad clónica unilateral. La actividad clónica unilateral es una de las 10 características lateralizadoras más antiguas conocidas durante las crisis y fue analizada sistemáticamente por primera vez por Bravais en 1827. Se ha definido como "sacudidas mioclónicas que se repiten a intervalos regulares de menos de 1 a 2 segundos". La actividad clónica unilateral es uno de los signos de lateralización más frecuentes (56%) durante las crisis epilépticas. La mano y la cara son las más involucradas. Janszky et al., encontraron actividad clónica unilateral en el 33% de los pacientes con epilepsia del lóbulo frontal libre de crisis después de la cirugía de epilepsia. La actividad clónica fue ipsilateral al foco de la crisis en 2 y contralateral en 10 pacientes [19]. Importancia de la última sacudida clónica. Leutmezer et al., investigaron 70 pacientes con epilepsia del lóbulo temporal mesial debida a esclerosis del hipocampo y con un resultado Engel clase I o II después de 1 año. Se observó finalización asimétrica en 30 (confiabilidad interobservador, 96,7%) de 43 pacientes con crisis tónico-clónicas generalizadas secundarias. La última sacudida clónica se produjo ipsilateral al hemisferio de inicio de la crisis en 25 de 30 pacientes. El valor predictivo positivo de este signo se estimó en 83.3%. Trinka et al., analizaron el significado de una terminación clónica asimétrica de las crisis tónico-clónicas generalizadas en 57 pacientes con epilepsia del lóbulo temporal. 29 pacientes estuvieron libres de crisis durante al menos 1 año después de la cirugía de epilepsia, y de 28 pacientes con epilepsia del lóbulo temporal diagnosticados mediante evaluación prequirúrgica, incluidos video / EEG y MRI, 23 tuvieron un final asimétrico a una crisis generalizada tónico-clónica. La última sacudida clónica se observó ipsilateral a la zona de inicio de la crisis en 17 de los 23 pacientes (P <0,001). El acuerdo interobservador fue excelente (j = 1.0) [20]. Actividad tónica unilateral. El valor de lateralización de las crisis tónicas fue analizado por Werhahn et al. Ciento veintitrés pacientes con 170 crisis tónicas fueron seleccionados de 481 pacientes consecutivos con epilepsia focal según lo determinado por la evaluación prequirúrgica con video/EEG y neuroimagen (MRI o CT). Entre los 24 pacientes con una zona epileptogénica conocida y crisis tónicas unilaterales, la zona epileptogénica siempre fue clasificada correctamente por un observador ciego. Sin embargo, no todos los autores encontraron actividad tónica unilateral predictiva del foco de la epilepsia. En un estudio realizado por Bleasel et al., Se observó la postura tónica de la extremidad en el 17,7% de los casosde epilepsia del lóbulo temporal y en el 15% de los casos de epilepsia extratemporal; las crisis tónicas predijeron correctamente el lado de inicio en el 40% de los casos de epilepsia del lóbulo temporal y en el 67% de los casos de epilepsia extratemporal. En una serie de Janszky et al., La postura tónica unilateral en pacientes con epilepsia del lóbulo frontal fue contralateral en el 89% de los casos [21]. Postura del miembro tónico asimétrico (‘signo de la figura de 4 '). Postura de la extremidad tónica asimétrica (ATLP) se ha definido como una asimetría sorprendente de la postura de la extremidad durante la fase tónica de una CTCG [ataque tónico-clónico generalizado]. Un brazo está rígidamente extendido en el codo, a menudo con el puño apretado y flexionado en la muñeca, mientras que la 11 extremidad opuesta está flexionada en el codo”. Esto precede a la postura del brazo tónico bilateral al comienzo de la fase secundaria generalizada y también se ha denominado el "signo de la figura de 4" en la literatura porque la posición de los brazos representa un 4. Kotagal et al., revisaron retrospectivamente 59 convulsiones tónico-clónicas generalizadas secundarias en 31 pacientes sin crisis después de la cirugía de epilepsia, y analizaron prospectivamente 64 convulsiones tónico-clónicas generalizadas secundarias en 26 pacientes y encontraron el codo extendido contralateral al lado del inicio de las crisis en 35 de 39 casos. ATLP también fue observado por Trinka et al., en 23 de 57 pacientes revisados retrospectivamente y prospectivamente. La ATLP fue contralateral en 70%, ipsilateral en 17% y bilateral en 13% de los pacientes (P <0,001) [21]. Postura distónica unilateral. El valor de lateralización de la postura distónica unilateral se describió por primera vez en la literatura inglesa de Kotagal et al. Se revisaron un total de 118 crisis en 31 pacientes consecutivos que quedaron libres de crisis después de la lobectomía temporal y en 10 pacientes que se sometieron a una evaluación de video/EEG. Se observó una postura distónica unilateral en 41 crisis en 18 pacientes y la postura distónica fue siempre (100%) contralateral al lado del inicio de la crisis [22]. Automatismos unilaterales y posturas distónicas. En asociación con la postura distónica unilateral del miembro, Kotagal et al. Describió los automatismos en el lado opuesto al miembro distónico. Dupont et al., reportaron en un estudio, 26 de 60 pacientes con epilepsia del lóbulo temporal tenían automatismos motores unilaterales. Curiosamente, los automatismos fueron predominantemente ipsilaterales en pacientes con epilepsia del lóbulo temporal mesial y exclusivamente contralateral a la zona epileptogénica en pacientes con epilepsia del lóbulo temporal neocortical. Además, la combinación de postura distónica contralateral y automatismos ipsilaterales se observó solo en la epilepsia del lóbulo temporal mesial [23]. Automatismos con capacidad de respuesta conservada. Los automatismos con capacidad de respuesta conservada fueron descritos por primera vez por Ebner et al., Quienes evaluaron a 123 pacientes con epilepsia del lóbulo temporal diagnosticados por video/EEG y MRI, 7 de los cuales tenían automatismos y conservaban la conciencia (5,7%). Automatismos con capacidad de respuesta conservada se observaron exclusivamente durante las convulsiones que surgen del lóbulo temporal no dominante derecho y ocurrieron en el 10% de estos pacientes. No se observaron durante las crisis derivadas de la región temporal izquierda [24]. Asimetría facial emocional La asimetría facial en pacientes con epilepsia del lóbulo temporal fue descrita por primera vez por Remillard et al. Esta asimetría fue más pronunciada en los movimientos emocionales. Cincuenta pacientes fueron examinados prospectivamente para la asimetría facial. La zona de inicio de la crisis se determinó por EEG. La debilidad facial inferior contralateral estuvo presente en 27 12 de 37 pacientes con un enfoque temporal unilateral (73%), mientras que el 13% tenía asimetría facial ipsilateral. Otro estudio más reciente investigó prospectivamente a 50 pacientes con atrofia del hipocampo con RMN y libertad de crisis o reducción del 90% de las crisis después de la cirugía e informó de números casi idénticos. Treinta y seis de los 50 pacientes (72%) tenían asimetría facial unilateral, y en 31 pacientes (86%) esto fue contralateral al lado de los hallazgos de la RM [25]. Escupitajo Ictal. El escupir ictal es un evento epiléptico raro que ocurre en aproximadamente el 0,3% de la población de la unidad de monitoreo de epilepsia. Voss et al., revisaron 2500 pacientes y encontraron 5 con escupir ictal y epilepsia del lóbulo temporal derecho. La zona epileptogénica se determinó mediante la libertad de crisis o una reducción de más del 90% de las crisis después de la cirugía de epilepsia [26]. Vómito ictal. Kramer et al. Reportaron 9 pacientes con vómitos ictales entre 450 pacientes (2%) que se sometieron a monitoreo de video/EEG y encontraron crisis EEG lateralizadas en el hemisferio derecho en todos ellos. Estos resultados fueron confirmados por Kotagal et al. Devinsky et al. Describieron dos casos adicionales de epilepsia del lóbulo temporal izquierdo y vómitos ictales. Estos autores también revisaron 16 casos reportados previamente de emesis ictal, incluidos los casos de Kramer et al; 14 de estos 16 casos lateralizaron hacia la derecha [27]. Parpadeo ictal unilateral. Wada describió a cinco pacientes con parpadeo ocular unilateral ipsilateral a la descarga ictal en 1980. Benbadis et al. Identificaron 14 pacientes con parpadeo unilateral no asociado con actividad clónica facial entre 914 pacientes (1.5%) que se sometieron a monitoreo de video/EEG durante un período de 30 meses. El parpadeo unilateral fue ipsilateral a la zona epileptogénica en 10 de 12 pacientes con un foco EEG unilateral (83%). La zona epileptogénica se identificó mediante resección y libertad de crisis o una reducción de más del 90% en las crisis en 5; y por EEG e imágenes en los 9 pacientes restantes [28]. Nistagmo. El nistagmo ictal a menudo se asocia con crisis que surgen de las regiones de la cabeza posterior. En todos estos casos, los cambios en el EEG fueron contralaterales a la fase rápida del nistagmo. En nuestra serie, observamos 9 casos de nistagmo epiléptico entre 1838 pacientes con epilepsia. La zona epileptogénica se determinó mediante la libertad de crisis después de la cirugía en tres; mediante la neuroimagen y los datos de EEG en seis [29]. Acinesia ictal unilateral. Gowers Ya ha descrito los fenómenos motores negativos en la acinesia ictal unilateral. Se observó inmovilidad de extremidades ictales unilaterales en 5 a 24% de los pacientes con epilepsia focal. Bleasel et al. Observó inmovilidad de la extremidad ictal contralateral en 4 de 54 pacientes con epilepsia focal y libertad de crisis después de la cirugía. La fiabilidad interobservador “K” fue alta en esta serie [30]. 13 Habla ictal. Los primeros informes indicaron un predominio del habla ictal en la epilepsia del lóbulo temporal derecho. Koerner y Laxer Revisaron a 84 pacientes con crisis focales, de los cuales 13 tenían el habla ictal. Doce de los trece tuvieron crisis en el lado izquierdo, y las pruebas de Wada revelaron dominancia del lenguaje en el lado izquierdo en 10 y dominancia en el lenguaje bilateral en 3. El pronóstico de la epilepsia después de la cirugía de epilepsia fue "bueno". Gabr et al. Observó un habla normal en el 12,5% de los casos, y el 83% de estos tuvieron crisis derivadas del hemisferio no dominante. Estos hallazgos fueron confirmados por otros [31]. Afasia ictal y disfasia. La afasia ictal se presenta con afasia receptiva, expresiva o mixta. Las formas más leves de la afasia ictal pueden incluir disfasia ictal. La afasia ictal solo puede ser provocada en el paciente consciente. Serafetinides yFalconer Describieron 34 pacientes con disfasia ictal y epilepsia del lóbulo temporal según lo determinado por EEG interictal. La zona epileptogénica se confirmó en 17 pacientes (16 restantes) por la libertad de crisis después de la cirugía de epilepsia. Casi todos los casos adicionales con afasia ictal tenían crisis o estado epiléptico originadas en el hemisferio dominante [33]. Vocalizaciones. Janszky et al. Analizó las vocalizaciones ictales puras (excluyendo los sonidos relacionados con el clonus o la respiración) en 27 pacientes con epilepsia del lóbulo frontal y libertad de ataques después de la cirugía. Se produjeron vocalizaciones ictales puras en 11 pacientes, y 9 de ellas tenían epilepsia del lóbulo frontal izquierdo La prueba de Wada no estaba disponible en todos los pacientes. Hallazgos similares también han sido observados por otros [34]. Paresia postictal (parálisis de Todd). La paresia postictal es uno de los signos lateralizantes más antiguos descritos. Los análisis sistemáticos fueron realizados recientemente por Kellinghaus y Kotagal y Gallmetzer et al. Kellinghaus et al. Informaron 29 pacientes con parálisis postictal entre 4500 pacientes con epilepsia que se sometieron a monitoreo por video/EEG. En 27 pacientes, la zona epileptogénica sospechosa podría estar lateralizada por la libertad de crisis después de la cirugía de epilepsia o por EEG y datos de neuroimagen. La paresia postical siempre fue colateral al lado del inicio de la convulsión [35]. Afasia y disfasia postictal. Gabr et al. Fueron los primeros en lateralizar el dominio del lenguaje con la prueba de Wada en todos los pacientes, y demostraron que en el 92% de los pacientes con disfasia postictal, la presunta zona epileptogénica estaba en el hemisferio del lenguaje dominante. Otros tuvieron resultados similares, con valores predictivos positivos para la disfasia postictal y la afasia entre 80 y 100%. En particular, el retraso hasta la recuperación del lenguaje después de una convulsión puede ser predictivo. Clínicamente, puede ser difícil diferenciar entre la confusión postictal y la afasia. Por lo tanto, las pruebas de lenguaje y habla para la afasia expresiva, receptiva y global son crucial [36]. 14 Limpieza de la nariz postictal. La importancia lateralizante de la limpieza de la nariz postictal fue analizada sistemáticamente por primera vez por Hirsch et al., y Leutmezer et al., en 1998. Hirsch et al. Analizaron 87 pacientes con epilepsia del lóbulo temporal (TLE) como se definió por la libertad de crisis o una reducción mayor del 90 % de la crisis tras la cirugía de epilepsia; y epilepsia extratemporal según lo confirmado por EEG y la imagen. La limpieza nasal postictal dentro de los 60 segundos posteriores a la finalización de la crisis ocurrió en el 53% de los pacientes con TLE y fue ipsilateral hacia el lado de la crisis en el 92% [37]. 5.5. Desorientación postictal. La desorientación espacial prolongada se observó más después de las crisis temporales derechas. Estos autores analizaron 32 convulsiones del hemisferio derecho y 33 convulsiones del hemisferio izquierdo en 19 pacientes. La zona epileptogénica se estimó con neuroimagen y EEG. La desorientación por lugar se observó después de 11 de los 32 ataques hemisféricos derecho y 2 de los 33 ataques hemisféricos izquierdos [38]. 5.7. Morderse la lengua ipsilateral. Benbadis analizó la importancia de morder la lengua lateralizada en 106 pacientes. Siete pacientes con mordida en la lengua unilateral tenían epilepsia focal y uno tenía epilepsia generalizada. La mordedura de la lengua fue ipsilateral en cinco de siete pacientes con epilepsia focal (71%). La determinación de la zona epileptogénica sigue sin estar clara, pero puede haberse basado en los hallazgos de video / EEG y MRI [39]. En un estudio llevado a cabo en el hospital Timone de asistencia pública en Marsella Francia, evaluando 54 pacientes con epilepsia del lóbulo frontal que fueron explorados con estereoelectroencefalografía durante la evaluación prequirúrgica y donde las características semiológicas y cambios electroencefalográficos intracerebrales concomitantes fueron documentados y cuantificados buscando caracterizar rasgos semiológicos que localizaran la zona probable de organización de crisis. Dos resultados principales fueron evidenciados: la separación de pacientes en grupos de acuerdo a la similitud del patrón semiológico, la cual correlacionó con la topografía de regiones cerebrales implicadas y la demostración de que estos grupos no deben ser vistos como categorías rígidas sino más bien como bandas dentro de un espectro organizado a lo largo de un eje rostrocaudal, a través de un análisis no sólo de la descarga epiléptica inicial, sino también de la propagación de las vías durante el período de producción de los signos ictales. La evaluación de estas redes de propagación temprana fue en cierta medida crucial para percibir la relevancia de los diferentes patrones semiológicos para localización de las crisis, y quizás ayuda a explicar por 15 qué ciertos trabajos previos no demostraron una clara relación entre cuadro semiológico y sustrato anatómico, a través de diferentes tipos de crisis (11). Los subgrupos electroclínicos encontrados moviéndose anteriormente desde el surco central fueron los siguientes: en el grupo 1 las crisis estaban organizadas dentro de regiones precentrales y/o premotoras caracterizadas por signos motores elementales con comportamiento motor no gestual. Dentro de este grupo una distinción puede ser realizada entre patrones predominantemente pre-centrales y pre-motores. El grupo 2 es un intermedio, caracterizado por comportamiento motor gestual no integrado, asociado con postura tónica proximal y contracción facial, la presencia de signos tónicos que obstaculiza el movimiento magnifica la apariencia desarticulada del comportamiento motor y estas crisis se originan por superposición de las regiones pre-motora y prefrontal posterior incluyendo convexidad dorsolateral prefrontal. Los dos grupos prefrontales anteriores 3 y 4, ambos manifiestan comportamiento motor gestual integrado, pero sin signos motores elementales. Como en el grupo 2 comportamientos motores gestuales hipercinético y normocinético pueden ser observados, no solamente en pacientes dentro del mismo grupo, sino en el mismo paciente de una crisis a otra. El grupo 3 principalmente implica la corteza prefrontal lateral y/o polo frontal con proyección de la actividad epiléptica hacia la corteza del cíngulo anterior caracterizado por comportamiento motor gestual con estereotipias distales. Agarrar o apretar como una característica semiológica ocurre más frecuentemente en crisis originadas del lóbulo frontal más que extrafrontal. Un estudio de estimulación previa del giro del cíngulo anterior provocó movimientos de agarre y mano a boca. En el grupo 3 el comportamiento estuvo ya sea desprovisto de contenido emocional o contrariamente con expresiones emocionales positivas, en el cual las estereotipias forman parte de un comportamiento global adecuado a la expresión emocional. En contraste en el grupo 4 las crisis originadas de la corteza prefrontal ventromedial fueron tipificadas por expresión emocional de miedo asociada con comportamiento motor gestual no repetitivo y por tanto no estereotipado evocando una reacción defensiva o de ataque. El aspecto clínico concuerda con las descripciones previas incluyendo la descripción original de crisis orbito-frontales. El patrón electroclínico además asemeja las crisis hipermotoras tipo I, con la excepción importante que los movimientos no fueron invariablemente hipercinéticos en el presente estudio. Que el patrón de crisis “temeroso” fuera tan reproducible entre pacientes probablemente se relaciona al hecho que la red temporopolar-insular-orbitofrontal forma un sistema claramente definido y relativamente aislado con eferencias subcorticales y conexioneslimitadas a otras estructuras corticales. Hay una transición gradual en términos de semiología ictal y redes de propagación temprana subyacentes entre los 4 grupos descritos formando una continuidad a lo largo del eje rostrocaudal desde la corteza rolándica al polo frontal. Los comportamientos más altamente integrados se produjeron por actividad epiléptica originada de regiones prefrontales rostrales, volviéndose progresivamente menos integrados en regiones prefrontales posteriores; en regiones motoras aún más posteriores signos motores elementales exclusivamente ocurrieron. Las crisis prefrontales más anteriores caracterizadas por comportamientos más integrados, fueron inmediatamente sorprendentes dada su semejanza a los patrones de comportamiento normales. Esto fue muy diferente 16 de las crisis prefrontales más posteriores en las cuales elementos semiológicos dispares, aunque complejos en composición no permitieron el reconocimiento instintivo de algunos fragmentos de comportamiento aparentemente normal. Sin embargo, la localización más anterior de las crisis del “grupo 2 o intermedio” en la zona limítrofe premotora-prefrontal y puramente prefrontal podría mostrar movimientos rítmicos coordinados (balanceo del cuerpo) que comienzan a aproximarse a los comportamientos más claramente integrados de los grupos 3 y 4. Además las crisis del grupo 2 muestran diferencias semiológicas reflejadas por la contribución de estructuras prefrontal y premotora con crisis originadas más anteriormente demostrando comportamiento motor gestual evidente (no integrado) no restringido por la postura tónica, mientras que las crisis originadas más posteriormente produjeron prominente postura tónica que parecía dificultar la expresión del comportamiento motor gestual. El comportamiento integrado describe un comportamiento global acompañado de una secuencia compleja de movimientos, organizada en una forma congruente adecuada al estado momentáneo del organismo, medio ambiente y metas. Este patrón rostrocaudal de expresión semiológica en las crisis frontales repite el pensamiento actual de jerarquía rostrocaudal de la función del lóbulo frontal. La apariencia integrada del comportamiento ictal parece probablemente relacionado a activación patológica de circuitos pre-frontales establecidos que normalmente juegan un rol en el desempeño de comportamientos específicos dirigidos a meta o en respuestas emocionales tales como el miedo. Los comportamientos más complejos necesariamente implican más flexibilidad y variabilidad estando más directamente influenciados por el estado emocional, pistas ambientales, así como, experiencia individual. Por tanto, parece lógico que las crisis pre-frontales deban implicar tales manifestaciones diversas y variables ictales en contraste a un reportorio más estrecho de crisis premotoras. En lo que respecta a la determinación de un origen medial o lateral de las descargas debemos saber que, durante el lapso de tiempo de propagación temprana, las características de un patrón semiológico, no puede atribuirse sólamente a un origen medial o lateral de la descarga, sino, además, al patrón medial o lateral de propagación. Por ejemplo: hubo una clara tendencia para que la descarga inicial en la corteza prefrontal lateral se propagara a estructuras mediales, notablemente la región del cíngulo anterior y el Área pre-ASMS; o bien para la descarga iniciando en el ASMS y pre-ASMS propagarse a áreas laterales 6 y 8. Parece probable que en las crisis pre-frontales dorsolaterales o ventro- laterales, la proyección a estructuras mediales juegue un rol importante en producir la semiología motora observada. En cierta medida las regiones premotoras medial y del cíngulo anterior podrían ser vistas como una vía final común para la organización de crisis del lóbulo frontal anterior. Las estereotipias dentro del comportamiento gestual en sus formas proximal y distal han demostrado ser una categoría semiológica importante que permite la distinción entre afectación pre-frontal anterior y posterior. Además, las estereotipias estuvieron asociadas predominantemente con crisis en las cuales la corteza prefrontal lateral estuvo implicada al inicio proyectando a la corteza del cíngulo anterior y/o pre-ASMS. La definición de estereotipias hace alusión a un 17 repertorio de movimiento reducido con preservación anormal de un patrón de movimiento. Se ha sugerido que tales “patrones de acción fija” se producen por un mecanismo de liberación, esto es deterioro de un control cortical más alto sobre estructuras subcorticales. Los hallazgos de este estudio con gran reproducibilidad de patrones de crisis en pacientes individuales argumentan a favor de una base estructurada aún de los comportamientos ictales más complejos. Considerando la base fisiopatológica de las crisis pre-frontales dentro de un contexto conexionista. La recurrencia de secuencias motoras ictales características podría indicar un proceso de “aprendizaje” debido a la actividad epiléptica ocurriendo repetidamente dentro del compartimento cortical del mismo circuito cortico-subcortical, que se vuelve progresivamente más fija con la repetición [41]. 18 Semiología de la epilepsia según la localización anatómica lobar y sublobar del foco epileptogénico. Epilepsia del lóbulo temporal mesial La epilepsia del lóbulo temporal mesial es una de las formas de epilepsia mejor definidas en la literatura. A menudo comienza durante la adolescencia tardía o la edad adulta temprana. Desde un punto de vista clínico se cree que las convulsiones febriles prolongadas son un factor de riesgo para el desarrollo de la esclerosis del hipocampo, que es una causa frecuente de epilepsia del lóbulo temporal mesial. La esclerosis del hipocampo se caracteriza por atrofia y gliosis del hipocampo, que puede ser unilateral o bilateral. Otras etiologías que se pueden observar en el lóbulo temporal mesial incluyen hemangiomas cavernosos, gliosis/ encefalomalacia secundaria a lesión previa y tumores tales como los tumores neuroepiteliales disembrioplásticos. Desde un punto de vista semiológico muchos pacientes con epilepsia del lóbulo temporal mesial experimentan auras, que pueden incluir sensaciones psíquicas (déjà vu jamais vu), una sensación ascendente epigástrica, una sensación de "mariposas" en el estómago, miedo o síntomas olfativos (generalmente un olor desagradable a químicos o a quemado). El aura generalmente es seguida por alteración de la consciencia con prominentes automatismos orales y manuales en pacientes con crisis dominantes del lóbulo temporal, mientras que las crisis no dominantes del lóbulo temporal pueden haber conservado la conciencia con automatismos orales y manuales. La postura distónica de la extremidad durante el ictus se ha descrito y es muy predictiva de la aparición de crisis originadas en el lóbulo temporal mesial contralateral a la extremidad distónica. No es infrecuente que el paciente tenga automatismos manuales en la mano ipsilateral al foco de las crisis. Los síntomas asociados con las crisis no dominantes del lóbulo temporal incluyen escupir ictal, vómitos, y urgencia urinaria. Las crisis suelen durar de 60 a 90 segundos y suelen ir seguidas de un período de confusión/desorientación, más prominente en pacientes con crisis dominantes en el lóbulo temporal. Después de las crisis dominantes del lóbulo temporal, los síntomas postictales prominentes pueden atribuirse a la participación de los centros de lenguaje en la descarga ictal. Las crisis de la región temporal mesial rara vez se generalizan de manera secundaria, pero cuando lo hacen, es típicamente muy tardía en la crisis en contraste con la epilepsia del lóbulo temporal neocortical o del lóbulo extratemporal, que con frecuencia se generaliza de manera secundaria más temprano en la crisis. Varias características clínicasayudan a lateralizar el foco epiléptico al lóbulo ipsilateral independientemente de la 19 dominancia. Estos incluyen la limpieza de la nariz postictal, el parpadeo ictal unilateral del ojo y la piloerección ictal. La mano que se limpia la nariz primero después de una crisis suele ser ipsilateral al foco de la crisis. A menudo existe un retraso en el diagnóstico de las crisis del lóbulo temporal no dominantes debido a la conciencia preservada y los síntomas postictales mínimos. A menudo, el paciente desconoce los automatismos ictales y, hasta que un observador es testigo de una crisis, el paciente a menudo minimiza o ignora los síntomas. Sin embargo, una vez que los pacientes son conscientes de los síntomas, por lo general pueden informar de manera confiable sus crisis [43] Epilepsia del Lóbulo temporal neocortical La epilepsia del lóbulo temporal lateral/neocortical es menos común que la epilepsia del lóbulo temporal mesial y está menos definida. Debido a las ricas conexiones con otras regiones del cerebro y el área cortical total más grande disponible para generar crisis, la sintomatología, los hallazgos del EEG y las patologías asociadas varían. Desde un punto de vista semiológico las crisis que se originan en el polo temporal o en la superficie temporal basal anterior a menudo muestran auras y otras características clínicas que son similares a la epilepsia del lóbulo temporal mesial como se describió anteriormente. Esto es muy probablemente secundario a la propagación temprana de la descarga electrográfica ictal a las estructuras del lóbulo temporal mesial. Los focos de crisis lateral y perisilviano, a menudo tienen características que involucran a la corteza elocuente en esa región, como las crisis afásicas en el lóbulo temporal dominante y las auras auditivas debido a la participación de la corteza auditiva primaria y secundaria. Las crisis de inicio cerca de la unión temporo-occipital pueden estar asociadas con síntomas vertiginosos o auras visuales al inicio de las crisis. Las auras a menudo evolucionan a una mirada fija y una falta de capacidad de respuesta seguida de una rápida generalización secundaria. A medida que las crisis comienzan a generalizar y activar el córtex motor, no es infrecuente tener sacudidas clónicas unilaterales (contralaterales al foco de las crisis) de la cara o extremidades superiores [44] Epilepsia del lóbulo frontal La epilepsia del lóbulo frontal es el segundo tipo más frecuente de epilepsia focal. La sintomatología de las crisis asociadas con la epilepsia del lóbulo frontal varía en función de la localización de la zona de inicio de las crisis dentro del lóbulo frontal. En comparación con las crisis del lóbulo temporal, las crisis del lóbulo frontal son: a menudo más cortas, generalmente implican sintomatología motora y ocurren con mayor frecuencia desde el sueño. El período postictal a menudo se caracteriza por un rápido retorno a la cognición normal, pero en ocasiones se asocia con paresia sutil o parálisis franca de la región motora afectada que se resuelve con el tiempo. Las crisis del lóbulo frontal a menudo pueden ser inusuales o extrañas para el observador no entrenado, y muchos pacientes son 20 mal diagnosticados con crisis no epilépticas psicogénicas o parasomnias. Desde un punto de vista clínico, el lóbulo frontal puede dividirse en regiones: motora primaria, premotora, sensorial-motora suplementaria, prefrontal, orbitofrontal, dorsolateral, frontopolar y opercular. La mayoría de las regiones frontales están asociadas con fenómenos motores prominentes debido a la presencia de cortezas premotoras y motoras en el lóbulo frontal. Sin embargo, las crisis frontopolar y orbitofrontal pueden tener una sintomatología blanda, con mirada fija, falta de capacidad de respuesta, y manifestaciones motoras tardías (automatismos complejos o movimiento versivo de la cabeza o los ojos) que pueden confundirse con la epilepsia del lóbulo temporal. Estrictamente hablando la corteza motora consiste de tres áreas motoras: el área motora primaria (AMP o M1) en el giro precentral, el área sensorial motora suplementaria (ASMS) en la superficie mesial rostral al AMP y una corteza premotora más pobremente definida en la convexidad lateral (CPM). Las cortezas prefrontal y orbitofrontal, así como, las cortezas dorsolateral y mesial frontal anteriores al ASMS no son consideradas parte de la corteza motora. La corteza prefrontal define una parte extensa del lóbulo frontal que se encuentra anterior a las zonas motora y premotora. Estudios anatómicos y fisiológicos modernos consideran parte de la corteza del cíngulo como una cuarta área motora importante, además llamada área motora del cíngulo. Estudios de PET e IRMf hacen alusión a una compleja organización del sistema motor. Los movimientos observados presuponen una serie de procesos paralelos o secuenciales implicando selección, planeación, preparación, e iniciación de la acción. El AMP Reside en la pared anterior del surco central y corresponde al área 4 de Brodmann. El surco central marca el borde entre la corteza motora agranular y la corteza somatosensorial granular. La organización somatotópica del AMP fue elucidada por el trabajo de Krause, Penfield, Jasper y Rasmussen entre otros. El mapa motor demuestra una distribución organizada con la lengua y labios cerca de la fisura silviana y el pulgar, dedos, brazo y tronco representados sucesivamente a lo largo del surco central finalizando con la pierna, pie y dedos en la superficie mesial, confirmado por métodos no invasivos tal como IRMf. Esta organización somatotópica motora no es fija y puede alterarse durante el aprendizaje motor o tras lesiones. El ASMS está localizada en la superficie mesial del giro frontal superior y su convexidad dorsal adyacente. La corteza del ASMS corresponde a la porción mesial del área 6 de Brodmann. Filogenéticamente puede ser vista como una corteza motora antigua derivada del sistema límbico periarquicortical del cíngulo anterior. Similar al AMP se conoce como una corteza agranular a causa de que la capa granular interna (capa IV) no es prominente. El surco precentral medial define el límite entre el AMP para el pie y el límite posterior del ASMS. No hay un límite anatómico claro que separe el ASMS de la corteza premotora adyacente. La CPM Fulton acuñó el término corteza premotora (CPM) en 1935 para describir el tercer componente importante de la corteza motora. Se trata de un área de corteza agranular más pobremente definida de la convexidad frontal lateral rostral al AMP, la cual corresponde a la porción lateral del área 6 de Brodmann. Es difícil definir un límite anterior de la CPM agranular en humanos, donde una amplia zona de transición progresiva existe entre el área 6 agranular y la corteza granular del 21 área 9 frontal de Brodmann. Las cortezas motoras y premotoras, así como el campo ocular frontal y la corteza del cíngulo anterior del área 24 tienen conexiones reciprocas con el ASMS. De acuerdo al esquema clásico la CPM es responsable de la preparación y organización de los movimientos. Estudios recientes han demostrado además un rol en dominios atencionales y receptivos no motores. Debido a que la observación de la semiología es la esencia del estudio, es crucial escoger bien los términos definidos para describir los diferentes signos, en orden de ser capaz de categorizar las crisis. La semiología motora característica de las crisis del lóbulo frontal es la principal categorización clínica. Mientras la descripción de los signos motores elementales (tales como postura distónica) es sencilla, para fines de describir bien los subgrupos de comportamientos motores más complejos, es necesario definir otros términos diferentes a los propuestos por la clasificación semiológica existente. Este tema de definición de términos semiológicos fue previamente resaltado [42]. Signos motores elementales: un acuerdogeneral existe con respecto a identificación de movimientos clónicos y tónicos, así como, contracción y/o posturas distónicas y versión cefálica. Comportamientos motores gestuales: describir adecuadamente los comportamientos motores complejos comúnmente observados en crisis prefrontales es desafiante y muchos términos comúnmente usados en la literatura no están claramente definidos, y sujetos a uso variable. Notable ejemplo es el “automatismo”, la pobre definición de este término en el contexto de epileptología ha sido recientemente resaltada (10). El término “crisis hipermotora o hipercinética” es además problemático, ya que no necesariamente distingue entre diferentes tipos de movimientos dentro de la crisis o la presencia o ausencia de características emocionales. Nos referiremos de forma general a la categoría de comportamientos motores complejos fácilmente distinguible de los signos motores elementales por el término “comportamiento motor gestual”. Adicionalmente dentro de esta categoría podemos identificar presencia o ausencia de ciertas características del movimiento (movimientos estereotipados e hipercinéticos), y apariencia global del comportamiento en términos de sintaxis o “naturalidad” de la secuencia motora (integrado vs no integrado). Las estereotipias: se definen según Ridley como “producción excesiva de un acto motor, necesariamente resultando en repetición”. La definición de estereotipias hace alusión a un repertorio de movimiento reducido con preservación anormal de un patrón de movimiento. Por lo tanto, incluiremos dentro de esta categoría movimientos repetitivos rítmicos de tronco y extremidades (estereotipias proximales), o de manos y pies (estereotipias distales). Esto podría tener una apariencia no propositiva (ejemplo: Balanceo de todo el cuerpo) o una semipropositiva (manipulación de un objeto). Se ha sugerido que tales “patrones de acción fija” se producen por un mecanismo de liberación, esto es deterioro de un control cortical más alto sobre estructuras subcorticales. Las estereotipias dentro del comportamiento motor gestual en sus formas proximal y distal han demostrado ser una categoría semiológica importante que 22 permite la distinción entre afectación de corteza pre-frontal anterior y posterior. Además, las estereotipias se han encontrado asociadas predominantemente con crisis en las cuales la corteza prefrontal lateral estuvo implicada al inicio, proyectando a la corteza del cíngulo anterior y/o pre-ASMS. Los Movimientos hipercinéticos: El término hipercinético se empleará aquí no para describir la crisis como un todo sino más bien en un sentido cuantitativo para describir cantidad excesiva de movimiento y/o excesiva amplitud, velocidad, y aceleración. Esto permitirá la distinción del carácter del movimiento de otras características clínicas ocurriendo dentro de la misma crisis (tales como; vocalización, signos autonómicos, expresión emocional, etc). Los componentes motores pueden ser, por tanto, hipercinéticos o estereotipados; ambos hipercinéticos y estereotipados o ninguno de los dos. Comportamiento motor gestual integrado y no integrado: La apariencia global del patrón secuencial de la acción motora, incluídos o no elementos estereotipados y/o hipercinéticos, pueden además ser clasificados en integrados o no integrados. Término escogido para transmitir la noción de sí o no la secuencia de movimientos parece seguir un patrón reconocible, “naturalístico”, incluso aunque el comportamiento esté grandemente exagerado o incongruente en el contexto social. El comportamiento motor gestual integrado incluye secuencias reconocibles, ordenadas del movimiento dentro de la crisis, tales como; alcanzar, agarrar, pedalear, patear, golpear, balancearse. En adición al comportamiento motor gestual integrado la apariencia facial puede estar dentro de un rango normal de expresión facial humana, ya sea; demostrar emoción o no, e inclinarse a ser congruente con otras características del comportamiento ictal (por ejemplo: expresión facial feliz con canto, risa y golpeteo rítmico). En contraste las secuencias motoras de comportamiento motor gestual no integrado tienen una apariencia desarticulada o incluso anárquica incluyendo la expresión facial [41]. 23 Utilidad del electroencefalograma en el diagnóstico y monitoreo de epilepsia en adultos La electroencefalografía es una herramienta esencial en la evaluación y manejo de pacientes con epilepsia, con una larga historia como técnica neurofisiológica usada en escenario hospitalario y ambulatorio. La decisión más pragmática se basa en registros estándar de EEG de superficie, usualmente 20-30 minutos. Más de ocho décadas tras su descubrimiento, el EEG persiste como una prueba a la cabecera del paciente; segura, no invasiva y no costosa, de la función neurológica. Usada en la caracterización y clasificación de crisis y síndromes de epilepsia, así como, para apoyar en diagnóstico clínico de crisis, epilepsia o síndrome de epilepsia. El EEG de superficie estándar representa la actividad eléctrica combinada de billones de neuronas, pero registra sólo un tercio de la corteza cerebral. Limitaciones espaciales existen cuando intentamos registrar desde la corteza insular, corteza opercular frontoparietal, lóbulo temporal inferomedial, fisura interhemisférica y regiones basales del cerebro tales como; corteza orbitofrontal, corteza parieto-occipital inferior y generadores surcales profundos. Los EEGs anormales conteniendo descargas epileptiformes interictales (DEIs) ayudan a clasificar las crisis e identificar síndromes de epilepsia. Estudios observacionales incluídos dos grandes ensayos aleatorizados demostraron un riesgo de recurrencia de 40-50 % dentro de dos años tras una primera crisis no provocada. Sin embargo, menos de la mitad tienen una causa fácilmente aparente. En un estudio basado en poblaciones el rendimiento del primer EEG para identificar DEIs tras una primera crisis no provocada tiene una sensibilidad relativamente baja de 32%-55% en adultos. El rendimiento es ligeramente mayor sí el EEG se realiza dentro de las primeras 24-48 horas tras la crisis. El EEG demuestra un valor predictivo para determinar el riesgo de recurrencia de crisis. Una anormalidad no epileptiforme incrementa el riesgo de recurrencia a más del 40% y la presencia de DEIs a más del 60 %. El EEG es persistentemente negativo en un 10% de la población con epilepsia. La sensibilidad se incrementa tras varios EEG alcanzando 80-90% cunado 3 o más EEG seriados son realizados. La especificidad del EEG es mejor que su sensibilidad, pero varía del 78 al 98%. La frecuencia de DEIs no refleja adecuadamente la frecuencia de crisis, ni predice respuesta terapéutica a FAEs. Adicionalmente hay un riesgo alto de epilepsia cuando las DEIs están localizadas en el lóbulo temporal anterior o el vértex en oposición a las localizaciones frontal, centro-temporal o región occipital donde el riesgo es moderado. Las DEIs pueden ocurrir en personas sin crisis o epilepsia particularmente en las regiones occipital y central de la cabeza. Una tasa muy baja de falsos positivos de DEIs ocurre en personas sin epilepsia 0.2-0.5% de adultos y hasta 3.5% de niños. Las DEIIs más comúnmente vistas en individuos normales incluyen puntas centro- temporales, descargas de punta-onda generalizada, y descargas fotoparoxísticas. La característica unificadora de estas descargas es que ellas tienen un fuerte 24 componente genético. Variantes normales (por ejemplo: puntas wicket, punta-onda generalizada de 6 Hz, transitorias epileptiformes benignas del sueño, etc); trastornos neurológicos (ceguera, hipoxia); fármacos (cefepime, litio) pueden además producir DEIs en personas sin crisis y no presagiando un riesgo significativo de epilepsia [45] Anormalidades vistas en pacientes con epilepsia focal en el EEG Actividad focal lenta La actividad deltapolimórfica focal es comúnmente vista en pacientes con epilepsia parcial. Está asociada principalmente con anormalidades estructurales subyacentes y tiene un pobre valor predictivo para epilepsia. Sin embargo, sí no hay anormalidades estructurales subyacentes que expliquen el enlentecimiento, la ADP focal se asocia con crisis en alrededor del 50 % de pacientes. Descargas periódicas lateralizadas Las “descargas periódicas lateralizadas” (DPLs), anteriormente denominadas “descargas periódicas epileptiformes lateralizadas” (DPELs), son ondas agudas prominentes de moderada a gran amplitud que usualmente ocurren a una frecuencia de 0.5-2 Hz. Típicamente están distribuidas a través de grandes áreas de un hemisferio. Usualmente se ven en el escenario de una lesión destructiva aguda y comúnmente resuelven, a través de días a semanas. Están fuertemente asociadas con crisis clínicas y desarrollo subsecuente de epilepsia. Hasta un 70- 80% de pacientes con DPLs en el EEG exhibirán crisis clínicas manifiestas y 3- 66% desarrollarán subsecuentemente epilepsia. Adicionalmente las DPLs pueden ser vistas en algunos pacientes que nunca experimentan crisis clínicas y en quienes no se identifican déficits o síntomas acompañantes. Pueden resolver en forma gradual sin tratamiento o intervención. Sin embargo, signos y síntomas clínicos focales tales como sacudidas focales motoras pueden algunas veces ser vistas acopladas a DPLs en el EEG lo cual nos lleva a la identificación de una crisis focal incluso sin cambio en la descarga EEG. A menudo la resolución de las DPLs paralelo a la mejoría de déficits neurológicos tales como; déficit mental alterado y debilidad focal sugiere que la descarga activa está asociada con los síntomas neurológicos acompañantes como se ve en las crisis parciales. Posiblemente la evidencia más convincente que las DPLs son un fenómeno ictal es su asociación con un incremento focal en el flujo sanguíneo visto con SPECT consistente con el que se ve en crisis parciales. Patrones epileptiformes interictales focales Consisten de puntas u ondas agudas, que pueden combinarse con ondas lentas para formar complejos de punta-onda lenta y onda aguda-onda lenta. El componente mayor de las puntas u ondas agudas tiene polaridad eléctrica negativa y, por lo tanto, causa una deflexión hacia arriba en canales donde el electrodo cercano al foco está conectado a la entrada 1, y hacia abajo cuando dicho electrodo está conectado a la entrada 2. La actividad epileptiforme es usualmente intermitente y rara vez repite para formar polipuntas y complejos repetitivos de punta u onda aguda-onda lenta. La repetición de estos elementos es 25 a menudo irregular en contraste a la mayoría de la actividad epileptiforme generalizada. Algunos tipos de actividad epileptiforme focal que se repiten periódicamente son descritos bajo el término de patrones epileptiformes especiales. La localización del foco permanece fija en muchos adultos, pero puede variar ligeramente de un momento a otro en algunos. Más de un foco puede ocurrir en un mismo paciente y la forma de las descargas de cada foco ser diferente. Pares de focos están con frecuencia localizados en áreas correspondientes de los hemisferios, especialmente en las áreas temporales y son a veces llamados “foco en espejo”. Un foco puede disparar solamente cuando el otro lo hace sugiriendo que es desencadenado por el otro o bien ambos pueden ocurrir independientemente. Las morfologías de ondas epileptiformes focales interictales se distinguen de las transitorias agudas no epileptiformes y otras morfologías de onda paroxísticas por los siguientes criterios: (1) Las puntas y ondas agudas epileptiformes usualmente son asimétricas. Con la pendiente de ascenso teniendo una duración más corta que la pendiente de descenso. En contraste muchas transitorias no epileptiformes son a menudo aproximadamente simétricas (puntas Wicket). (2) Puntas y ondas agudas epileptiformes pueden ser seguidas por una onda lenta. La onda lenta tiene una duración más prolongada que la morfología de base predominante en frecuencias desde delta a alfa. (3) Puntas y ondas agudas tienen más de una fase (usualmente dos o tres), y la duración de cada fase difiere de las duraciones de cada fase de la morfología de base circundante. (4) Puntas y ondas agudas epileptiformes no aparecen simplemente como un incremento abrupto en la amplitud de morfologías agudamente contorneadas que son parte de la actividad de base puesta en marcha. (5) La actividad epileptiforme a menudo interrumpe la actividad de base puesta en marcha, más allá de la duración de la punta u onda aguda, debido a la presencia de una onda lenta posterior o morfologías de ondas más lentas, irregulares, precedentes o subsecuentes circundantes a la actividad epileptiforme. (6) Las morfologías agudamente contorneadas registradas en solamente un electrodo pueden ser de origen no cerebral. Por lo tanto, la actividad epileptiforme debe siempre ser registrada en más de un electrodo. Cuando la actividad se detecta sólamente en un electrodo. La impedancia del electrodo debe ser evaluada. En la práctica la actividad epileptiforme interictal a menudo carece de alguna de las características antes mencionadas. Así mismo, transitorias agudas y otros eventos paroxísticos pseudoepileptiformes pueden demostrar algunas de estas características. Por lo tanto, la correcta identificación de actividad epileptiforme interictal, depende en gran medida de la experiencia y juicio del neurofisiólogo. Sin embargo, la probabilidad de una interpretación correcta incrementa de acuerdo al número de criterios reunidos. La actividad interictal e ictal difieren en: (1) morfología; (2) distribución; y (3) duración. La morfología de la actividad interictal consiste de “puntas u ondas agudas” que son algunas veces seguidas por una onda lenta, estas descargas son usualmente intermitentes, pero pueden repetirse brevemente con poca o ninguna variación de forma. En contraste la actividad ictal consiste de ondas rítmicas que 26 continúan cambiando en forma, frecuencia y amplitud durante la descarga. Aunque la morfología de los patrones interictal e ictal difiere entre pacientes, la mayoría de los adultos tiene un único o unos pocos patrones interictales e ictales. La distribución de las descargas interictales está usualmente limitada a uno o pocos electrodos sobre un área, variablemente reconocida como zona irritativa, foco de puntas o foco de ondas agudas. Ocasionalmente puntas interictales están ampliamente distribuidas sobre un hemisferio con algunos componentes de más baja amplitud en el hemisferio opuesto. El área mínima de superficie cortical involucrada en la generación de una punta interictal visible sobre un electrodo del cuero cabelludo es de aproximadamente 6 cm2, pero la mayoría de las puntas se origina de un área cortical más grande de al menos 10- 20 cm2. Las descargas ictales a menudo tienen una distribución más amplia; que puede comenzar en el foco de la actividad interictal y gradualmente extenderse a un área más grande o ellas pueden inicialmente aparecer en un área grande que incluye al foco de la actividad interictal. La duración breve de la actividad epileptiforme más comúnmente ocurre como un fenómeno interictal. Por lo tanto, es interpretada como interictal a menos que un cambio conductual sea observado. Sí un cambio conductual anormal o deterioro de la consciencia ocurre al momento de la actividad, incluso sí tiene breve duración o apariencia interictal debe ser interpretado como un evento ictal. Al contrario, algunas descargas de larga duración y características EEG usualmente asociadas a crisis pueden ocurrir en ausencia de cambios conductuales aparentes. Sí tal actividad ocurre en individuos con consciencia anormalmente deteriorada o en aquellos cuyo repertorio de respuestas conductuales limita la evaluación conductual (pacientes con severas encefalopatíaso neonatos) el patrón EEG debe ser referido como descarga electrográfica o descarga epiléptica subclínica [46]. Patrones epileptiformes ictales focales Las crisis parciales típicamente tienen patrones ictales diferentes a su actividad interictal. Las manifestaciones electroencefalográficas usualmente demuestran un inicio, evolución y final definido. El inicio es a menudo no específico ya sea; con desincronización focal o generalizada, actividad rápida de bajo voltaje o actividad delta focal irregular o bilateral. La evolución de la crisis es a menudo la parte más distintiva, con evolución de frecuencias de baja amplitud rápidas a frecuencias de mayor amplitud y más lentas. La terminación de la crisis es fácilmente discernible con la descarga emergiendo hacia actividad lenta y menos rítmica que la descarga ictal. Una excepción importante se ve con algunas crisis parciales simples, por ejemplo; descargas focales rítmicas que acompañan a sacudidas motoras que pueden no tener una clara evolución de frecuencia y amplitud. En el EEG de superficie las crisis parciales pueden no tener un claro correlato. Esto es particularmente cierto con las crisis parciales simples durante las cuales 70-90% de las crisis clínicas no tienen un correlato EEG definido. Se ha reportado un cambio discernible en el 11-19% de crisis parciales simples, mientras que el uso de electrodos esfenoidales puede incrementar este rendimiento a 28%. Por otra parte, encontramos cambios en el EEG de superficie en 85-95% de crisis parciales complejas. La ausencia de cambios en el EEG de superficie en el contexto de crisis parciales complejas es más comúnmente vista en pacientes con 27 epilepsia del lóbulo frontal. La menor incidencia de cambios EEG vista con epilepsia del lóbulo frontal se atribuye a un área grande de corteza mesial e inferior frontal no analizada fácilmente por los electrodos del cuero cabelludo. Las crisis tónico-clónicas secundariamente generalizadas están esencialmente siempre asociadas con un correlato en el EEG de superficie. Sí hay una rápida propagación de la actividad ictal, un inicio focal puede no ser fácilmente aparente. Adicionalmente, el registro EEG de superficie puede estar obscurecido por artefacto miogénico. Sin embargo, un profundo enlentecimiento postictal será identificado consistentemente tras una crisis tónico-clónica secundariamente generalizada. Cuando se es capaz de identificarse el patrón EEG en una crisis TCG es similar al visto en crisis generalizadas tónico-clónicas primarias. El patrón usual es de puntas rápidas de baja amplitud evolucionando a descargas de punta- onda lenta más lentas. Estos patrones correlacionan con la actividad tónica y clónica respectivamente. Los patrones EEGs ictales vistos con crisis originadas en diferentes regiones cerebrales pueden ser muy distintos como se describe a continuación: Epilepsia mesial temporal: En pacientes con epilepsia del lóbulo temporal mesial los EEGs interictales a menudo demuestran puntas temporales anteriores con amplitud máxima en electrodos temporal anterior o temporal basal. Estas son comúnmente detectadas usando ya sea; electrodos subtemporales anteriores (T1, T2) o electrodos esfenoidales. En aproximadamente un tercio las DEIIs se presentan bilateralmente durante el sueño. Las DEIIs fuertemente lateralizadas (>90-95%) son predictivas del lado de inicio de la crisis. Actividad theta o alfa rítmica lateralizada (5 Hz o más) es vista en el 80 % de los pacientes con epilepsia del lóbulo temporal mesial y típicamente ocurre 10-40 segundos tras el inicio de la crisis clínica. Sí está presente esta actividad lateraliza correctamente el inicio de la crisis en alrededor de 95% de los pacientes. Una actividad lenta postictal focal está presente en el alrededor del 70% de las crisis y de estar presente es consistente con el lado de inicio de la crisis en cerca del 90% de los pacientes. Epilepsia del lóbulo temporal neocortical: La epilepsia del lóbulo temporal neocortical tiene ciertas características EEG que pueden ayudar a diferenciarla de la epilepsia del lóbulo temporal mesial. Las DEIIs y la actividad rítmica ictal están ampliamente distribuidas, a menudo extendiéndose a la región parasagital. La actividad ictal rítmica es además más lenta, menos estable en términos de frecuencia y amplitud, y la distribución de amplitud es a menudo más alta en los electrodos parasagitales. Además, la ausencia de un cambio identificable en el EEG es ligeramente más común con epilepsia del lóbulo temporal neocortical cuando se compara con epilepsia del lóbulo temporal mesial. Epilepsia del lóbulo frontal: En la epilepsia del lóbulo frontal los EEGs interictales son más frecuentemente normales, e incluso con EEGs repetidos, las DEIIs son vistas sólamente en 65- 70% de los pacientes. Las DEIIs focales son vistas en un 40-60% de los EEGs 28 como descargas de la línea media o bilateral (en mayor medida que en pacientes con epilepsia del lóbulo temporal). Las descargas de punta-onda bilateral a menudo tienen una asimetría en amplitud y representa sincronía bilateral secundaria más que un verdadero inicio generalizado. La duración de las crisis vistas en epilepsia del lóbulo frontal tiende a ser más corta comparada a las vistas en epilepsia del lóbulo temporal y los períodos postictales son más cortos también. La actividad física vigorosa vista frecuentemente en crisis del lóbulo frontal puede resultar en mayor movimiento y artefacto muscular. Falsa localización puede ocurrir especialmente al lóbulo temporal ipsilateral. El inicio y evolución ictal pueden parecer generalizados y a menudo representan sincronía bilateral secundaria, limitando aún más la confianza incluso en lateralización del lado de inicio de la crisis. Epilepsia del lóbulo parietal La epilepsia del lóbulo parietal es algo sorprendente, representa el tipo de crisis más difícil de evaluar y localizar con el EEG de superficie. Los registros de superficie son usualmente no localizadores o falsamente localizadores. En un estudio las DEIIs centroparietales fueron vistas en solamente 5-15% de los pacientes con crisis del lóbulo parietal. Las DEIIs suelen estar ampliamente distribuidas y es común que se reflejen en áreas circundantes. Los patrones ictales son pobremente localizados. Menos del 10% de los patrones ictales están bien localizados a la región parietal y 30% están asociados con sincronía bilateral secundaria. Los patrones ictales pueden además localizar falsamente al lóbulo temporal ipsilateral. Las dificultades con la localización de las crisis del lóbulo parietal incluso se extienden al monitoreo invasivo, de modo que en ausencia de una lesión estructural la localización de crisis de inicio parietal continúa siendo problemática. Epilepsia del lóbulo occipital Los registros de superficie en la epilepsia del lóbulo occipital son de nuevo una pobre fuente para intentar la localización de las crisis. Las DEIIs están restringidas al lóbulo occipital en menos del 20% de los pacientes. Igual que con las crisis del lóbulo frontal y parietal a menudo localizan falsamente a la región temporal ipsilateral o pueden manifestarse como sincrónicas o bilaterales. Un patrón ictal rítmico puede ser visto en la región occipital al inicio en alrededor de 15-20% de los pacientes. Esta puede propagarse a áreas motoras y resultar en rápida generalización o alternativamente la actividad epiléptica pude propagarse al lóbulo temporal ipsilateral y tener características clínicas y EEG similares a ELTM. A menudo las características clínicas (alucinaciones visuales, anormalidades estructurales identificadas) son más útiles que el registro EEG de superficie para acertar el inicio occipital de las crisis. 29 2) PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA Desconocemos el grado de Grado de concordancia Electro-Clínica en registros ictales focales según localización anatómica lobar
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