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OCTUBRE 2018 
INTERTEXTUALIDAD Y TESTIMONIO EN LA POESÍA DE VÍCTOR VALERA MORA 
TESIS 
QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE 
LICENCIADO EN ESTUDIOS LATINOAMERICANOS
PRESENTA 
ÁNGEL EDUARDO ORTIZ FLORES 
ASESOR: 
SERGIO UGALDE QUINTANA 
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
2 
 
DEDICATORIA 
Para María Eugenia Ortiz (†), para quien este trabajo es un logro 
personal. 
 
3 
 
AGRADECIMIENTOS: 
 
A Marlene, mi compañera, que durante tantos años ha oído hablar de 
Víctor Valera Mora y de Maqroll “El gaviero”, sin su amor, ayuda y 
comprensión sencillamente habría sido imposible este proceso. 
 
Para mi hermano Alejandro y su familia, por su ayuda de siempre, 
invaluable, incuantificable. 
 
A Sulemi y Beto, a quienes considero mis hermanos, y a los otros 
amigos, Ángel, los Carlos, David, Ara, Ana, don Norberto y la familia 
Contreras Valdez, por su ayuda en momentos difíciles y por la 
cotidianidad y buenos momentos compartidos. 
 
También esa parte de mi familia que siempre ha estado cerca. 
 
Al poeta Eduardo Zambrano y Margot Carrillo, que sin saberlo 
cambiaron mi vida presentándome la literatura venezolana y la poesía 
de Víctor Valera Mora, hace tantos años ya. 
 
Al Doctor Sergio Ugalde, por su confianza al aceptar dirigir este trabajo 
y su paciencia en la labor de ordenar lo que estuvo disperso, y a los 
demás sinodales por sus correcciones y comentarios que tanto 
aportaron a la redacción final. 
 
Lo escribí yo, pero lo escribimos todos. 
 
ÍNDICE 
 
INTRODUCCIÓN. 
LA POESÍA VANGUARDISTA DE VÍCTOR VALERA MORA __________________ 5 
 
CAPÍTULO 1 
VÍCTOR VALERA MORA Y LA LITERATURA VENEZOLANA __________________ 10 
 
CAPÍTULO 2 
ESBOZO BIOGRÁFICO DE VÍCTOR VALERA MORA A PARTIR DE SUS TEXTOS______ 19 
 
CAPÍTULO 3 
UNA POÉTICA CONTESTATARIA________________________________________ 41 
 
 3.1 ALGUNOS RASGOS COMUNES CON OTROS POETAS ______________ 41 
 3.2 NERUDA Y LA LUCHA OBRERA DE LOS PETROLEROS _____________47 
 3.3 MÚSICA POPULAR Y LITERATURA ITALIANA _____________________ 51 
 3.4 EL MARXISMO ____________________________________________ 56 
 
CAPÍTULO 4 
OTROS REFERENTES E INFLUENCIAS EN LA POESÍA DE VALERA MORA _____ 63 
 
 4.1 MITOLOGÍA, HISTORIA Y CIENCIAS SOCIALES ___________________ 63 
 4.2 ¿VALERA MORA “LE METÍA EL DIENTE AL PLAGIO”?______________ 77 
 4.3 VALERA MORA Y LOS POETAS DE CALIFORNIA __________________ 83 
 
CONCLUSIONES____________________________________________________ 91 
 
BIBLIOGRAFÍA______________________________________________________97 
 
5 
 
INTRODUCCIÓN 
LA POESÍA VANGUARDISTA DE VÍCTOR VALERA MORA 
 
Este trabajo aborda la obra de Víctor Valera Mora, bardo venezolano 
quien escribió entre finales de los años cincuenta y principios de los 
ochenta del Siglo XX. Irreverente, contestatario, considerado por sus 
críticos y colegas el último “vanguardista” de las letras venezolanas y 
ligado igualmente con la vanguardia política, la de las izquierdas 
combativas. 
En el primer capítulo se ubica el trabajo poético de Valera Mora 
en el contexto de su país y época. Entre finales de los años cincuenta y 
mediados de los setenta se concretaron trasformaciones importantes 
para las letras venezolanas, quizás más que en cualquier otro momento 
del Siglo XX. Valera Mora fue uno de los protagonistas en tales 
renovaciones. 
Existe un debate en la historiografía venezolana acerca del uso 
del término “vanguardia” (y poesía vanguardista) aplicado a diferentes 
nombres y momentos representativos de su literatura, acentuado por la 
ausencia de un “ismo” definido durante las primeras décadas del Siglo 
XX1. 
Al margen de consideraciones acerca de otras obras y poetas, hay 
varias razones para elegir el término “vanguardista” aplicado a Valera 
Mora: «La vanguardia representa la radicalización de la modernidad en 
el arte del Siglo XX, y la postura que asumen los diversos ismos es 
extremista. En la noción de vanguardia está implícita la actitud de 
rechazo hacia la sociedad burguesa»2 como afirma Carmen Virginia 
Carrillo. 
Valera Mora encarna mejor que cualquier otro escritor venezolano 
esa radicalización, ese espíritu combativo característico de las 
literaturas de vanguardia, de los ismos, en otras latitudes. 
 
1 Carrillo, Carmen Virginia, Figuras del Siglo XX en la literatura venezolana, Mérida, 
ULA-CDCHT, 2001, p. 27 
2 Ibid p.30 
6 
 
Otra de las razones para utilizar el término “vanguardia” es que 
su uso suele estar ligado a la descripción de momentos efímeros, a las 
ideas de avanzada, que llevan inscritos también la integración de sus 
aportaciones temáticas o estilísticas en la literatura posterior. Es en ese 
sentido que Valera Mora es descrito como “bisagra” entre dos momentos 
de las letras venezolanas. Por un lado la poesía de los años sesenta, que 
como se verá es sobre todo una literatura combativa, áspera, radical, y 
por otro la de las generaciones de poetas subsecuentes que integran los 
aportes de esa ruptura a sus propias obras, para los cuales sirve de 
referente3. 
Ahora bien ¿cuáles son esos aportes a la poesía venezolana? 
Javier Lasarte, uno de sus críticos, menciona el poema breve, el papel 
protagónico del poeta en el texto, el tono confesional, el humor, la 
poesía oral y la intertextualidad paródica4. 
Es el mismo Lasarte quien describe la intertextualidad paródica 
como “ese proceder mediante el cual un discurso se apropia 
premeditada y alevosamente de otro ajeno para darle una función”5. 
Valera Mora usa ese recurso en prácticamente toda su obra, 
apropiándose de un número difícil de determinar de otros discursos, 
con las intenciones más variadas. Es a través de esta característica que 
su obra puede ser entendida desde las primeras lecturas, por los 
numerosos puntos de contacto con otras literaturas. Este es uno de los 
ejes del análisis en este trabajo. 
Víctor Valera Mora gusta de narrar su propia vida y lo que ve en 
su entorno. Uno de sus rasgos característicos es la pretensión de que 
vida y poesía se invadan e interpreten. El segundo capítulo aprovecha 
esta característica de la poesía valeramoriana para hacer un boceto de 
su biografía, agregando a los elementos autobiográficos de su obra el 
comentario de algunos de sus contemporáneos y contrastándolos. La 
poesía de Valera Mora tiene un valor de testimonio: un acercamiento a 
 
3 Lasarte, Javier, “El ‘impecable caballero de las tinieblas’.(Valera Mora el último de los 
vanguadista)” en Víctor Valera Mora, Obras Completas, Fundarte, Caracas, 1994, p. 
10 
4 Idem. 
5 Ibid. p.14 
7 
 
ella es también un acercamiento a la historia y la cultura de Venezuela. 
Muchos de sus versos dan cuenta de la cotidianidad, pero también del 
ambiente literario y sus debates, y de las noticias en su país y el 
mundo. 
El tercer capítulo analiza la poética contestaría de Valera Mora, 
que vio la luz desde sus primeros escritos, producidos durante su 
militancia en los movimientos estudiantilesal final de una dictadura. 
En esa primera etapa se observan tanto la influencia de la poética 
de Pablo Neruda, Miguel Hernández y Gabriel Celaya, en el plano 
literario, como la del final de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez en 
su país, y la Revolución Cubana en el ámbito internacional, así como la 
del marxismo en cuanto al ideario político del poeta. 
Su evolución literaria muestra en su segundo libro un estilo 
desenfadado, donde cabe el humor, la ironía y los lenguajes populares. 
La retórica del panfletarismo estudiantil es sustituida por la crítica, 
conservando su compromiso ideológico con la revolución. La 
construcción de su poesía a partir de ese momento tiende a la oralidad. 
Los poemas breves conviven con largas disertaciones escritas en 
versículos de sintaxis abrupta donde el uso de signos de puntuación es 
limitado al mínimo y la tipografía es usada como un recurso expresivo 
más. 
A partir de Amanecí de bala, su segundo libro, se suman varias 
influencias entre las que destacaban la de Cesare Pavesse, Baudelaire 
y Lautréamont, y desde luego la poesía Beat, las cuales lo llevaron a 
consolidar una voz característica, que ya no desaparecería en toda su 
obra. 
En el cuarto capítulo se abordan algunos otros elementos 
presentes en la obra valeramoriana. El análisis continuo de la realidad 
se deriva de su formación como científico social, en tanto que una vasta 
cultura general le permitió utilizar con igual soltura elementos 
provenientes de la historia, la mitología y las más distantes literaturas. 
Hacia la parte final de ese capítulo se aborda la influencia y los puntos 
de contacto entre el autor y la Generación Beat. 
8 
 
 
Desde el punto de vista de las formas Valera Mora, al igual que 
muchos de los vanguardistas de otras latitudes, renunció a los versos 
medidos y los moldes tradicionales (aunque el verso libre ya era una 
característica de la poesía venezolana desde finales de la década del 
veinte6), y utilizó varias figuras retóricas en sus textos entre las que 
destacan, por su uso continuo, la interrogación retórica y las figuras 
basadas en la repetición particularmente el polisíndeton, la complexión, 
la anáfora y la epífora, usadas durante prácticamente toda su obra. 
Si bien es difícil que un solo texto pueda contener todas las 
características citadas, “Oficio Puro”, de su segundo libro Amananecí de 
bala, por ejemplo, reúne un buen número de ellas: 
 
Cómo camina una mujer que recién ha hecho el amor 
En qué piensa una mujer que recién ha hecho el amor 
Cómo ve el rostro de los demás y los demás cómo ven el rostro 
 [de ella 
De qué color es la piel de una mujer que recién ha hecho el 
 [amor 
De qué modo se sienta una mujer que recién ha hecho el amor 
Saludará a sus amistades 
Pensará que en otros países está nevando 
Encenderá y consumirá un cigarrillo 
Desnuda en el baño dará vuelta 
a la llave del agua fría o del agua caliente 
Dará vuelta a las dos a la vez 
Cómo se arrodilla una mujer que recién ha hecho el amor 
Soñará que la felicidad es un viaje por barco 
Regresará a la niñez o más allá de la niñez 
Cruzará ríos montañas llanuras noches domésticas 
 
Dormirá con el sol sobre los ojos 
Amanecerá triste alegre vertiginosa 
Bello cuerpo de mujer 
que no fue dócil ni amable ni sabio7* 
 
El lector puede notar la repetición epifórica “una mujer que recién ha 
hecho el amor”, las preguntas retóricas que en conjunto podríamos 
 
6Carrillo, Carmen Virginia, Figuras del Siglo XX en la literatura venezolana, Op cit. 
p.28 
7 Valera Mora, Víctor, Obras completas, Caracas, Fundarte- Alcaldía de Caracas, 1994, 
p.81 
*Por cuestiones prácticas todas las citas de poemas de Víctor Valera Mora son 
tomadas del volumen de Obras completas. 
9 
 
decir que narran un momento, la ausencia de signos de puntuación, un 
lenguaje coloquial, sin métricas, cuyo ritmo es el dado por las 
preguntas, quizás incluso, debajo de la temática amorosa, persista una 
significación política algo escurridiza cuando habla de la felicidad, la 
niñez y un cuerpo que no ha sido dócil. Todas estas características 
serán recurrentes en la obra de Valera Mora. 
Javier Lasarte hace notar que “Oficio puro” es uno de los poemas 
más populares en Venezuela8 y el más conocido entre los escritos por 
Valera Mora, lo cual acaso sea otra característica de bardo en cuestión: 
su facilidad para integrar elementos de la cultura popular a su 
literatura y su literatura en la cultura popular. Nos encontramos, 
entonces, ante una muestra bastante completa de lo que el lector puede 
encontrar en los textos del venezolano. 
 
8 Lasarte, Javier, “El ‘impecable caballero de las tinieblas’.(Valera Mora el último de los 
vanguadista)” en Víctor Valera Mora, Obras Completas, Fundarte, Caracas, 1994, p.18 
10 
 
CAPÍTULO 1 
VÍCTOR VALERA MORA Y LA LITERATURA VENEZOLANA 
 
La literatura venezolana cuenta entre sus hitos más importantes la 
poesía de Víctor Valera Mora, un poeta nacido en la ciudad de Valera 
del estado Trujillo, en los andes venezolanos, autor de una de las obras 
con mayor influencia en Venezuela hasta nuestros días; y, sin duda, 
una de las más renovadoras en toda América Latina durante la segunda 
mitad del Siglo XX. 
Teniendo en cuenta su actividad política y sus afinidades, que en 
ningún momento intenta ocultar en sus textos, la primera tentación 
para el lector no familiarizado con la literatura venezolana es la de 
situar a Valera Mora únicamente junto a otros poetas contestatarios de 
los años sesenta del siglo pasado, en la más radical de las líneas, por 
donde transitaron Javier Heraud, Roque Dalton, Otto René Castillo o 
incluso Marighella, de quienes además es contemporáneo y cercano en 
cuanto a planteamientos políticos. 
Pero junto al aire de época que imperaba en toda Latinoamérica, 
los Estados Unidos y Europa, y las similitudes ideológicas y literarias 
con personajes de otras latitudes, la poesía de Valera Mora tiene un 
lugar particular en la literatura venezolana, siendo una síntesis de las 
tendencias renovadoras en la escritura que se desarrollan en su país en 
los años sesenta y cuyos alcances, según el decir de los estudiosos del 
tema, fueron más radicales que los de sus predecesores. 
Valera Mora fue protagonista de una época en que la literatura, la 
cultura, la sociedad y la política venezolana transitaron por una serie de 
vertiginosos cambios, en los que el poeta participó no solamente como 
observador a través de su quehacer literario, sino también de manera 
activa al militar en el Partido Comunista Venezolano (PCV) y las Fuerzas 
Armadas de Liberación Nacional (FALN).9 
 
9 Cabe señalar que los datos en torno a su militancia en estas organizaciones políticas, 
resultan difíciles de rastrear, debido a la clandestinidad en la que se gestaron. 
 
11 
 
Su poesía, en ese sentido, es un testimonio de la época y de las 
contradicciones por las que transitaba la sociedad venezolana durante 
los años que van de 1958, final de la dictadura de Marcos Pérez 
Jiménez, hasta inicios de la década de los ochenta. Las primeras tres 
década de la experiencia democrática que en Venezuela perduró hasta 
finales del Siglo XX, que además de la alternancia política por la vía 
electoral, también significó claroscuros menos agradables, tales como la 
firma de pactos políticos excluyentes entre partidos que acapararon el 
poder, y la consiguiente represión violenta y “pacificación” de los grupos 
armados de izquierda en sus primeras etapas, así como un paulatino 
agotamiento y corrupción de las estructuras estatalesque la 
democracia había institucionalizado apenas unas pocas décadas 
atrás10. 
La obra de Valera Mora quizás integre al quehacer poético, mejor 
que la de cualquier otro bardo latinoamericano, el bagaje por las 
ciencias sociales y el marxismo, dándole una singular calidad a sus 
versos al mismo tiempo que le permitió dejar de lado los dogmatismos y 
hacer una poesía que, sin abandonar su ideología y compromiso, pudo 
evolucionar y madurar durante casi tres décadas. 
En su conjunto, la obra de Valera Mora muestra cómo el poeta 
combinaba la formación sociológica con una facilidad para manejar 
grandes cantidades de información, y una cultura general muy vasta. Al 
mismo tiempo que algunos de sus textos poéticos pueden contener 
análisis de fenómenos político-sociales particulares, el poeta utilizaba 
 
10Como una muestra de la tensión existente en Venezuela durante los primeros años 
del sistema democrático se puede citar el discurso de toma de posesión de Rómulo 
Betancourt en que declaraba «De este pacto—refiriéndose al llamado Pacto Punto 
Fijo— fue excluido el Partido Comunista, por decisión razonada de las organizaciones 
que lo firmaron. En el transcurso de mi campaña electoral fui explícito en el sentido 
de que no consultaría al Partido Comunista para la integración del gobierno». En 
López-Portillo Tostado, Felícitas, Historia documental de Venezuela, Tomo II, FFyL 
/CCyDEL, México, 2003, p. 146-147. Para un análisis de las políticas del gobierno 
venezolano y de los retos y contradicciones de la “izquierda” en las primeras décadas 
del proceso democrático, particularmente en lo concerniente al ámbito que interesa a 
este trabajo, es decir el de la cultura, véase: Chacón, Alfredo, «Trayectoria ideológica 
de la izquierda cultural venezolana (1958-1973)» en Maza Zavala, Domingo Felipe, et. 
al., Venezuela. Crecimiento sin desarrollo, Nuestro Tiempo/ Universidad Central de 
Venezuela, México, 1980 p. 381-441. 
 
12 
 
también, con igual soltura, pasajes y personajes de la historia universal 
para hablar de la revolución o de la mujer amada, frases, textos o 
referencias veladas y explícitas de poetas y escritores procedentes de 
lenguas y literaturas diversas: Lautréamont, Maiakovski, Julio 
Cortázar, Rimbaud, Franz Fanon, Pablo Neruda, Lu Sin, Jorge Luis 
Borges, Dante, Orígenes, filósofos de la antigüedad, Sócrates, Heráclito, 
Empédocles, revolucionarios, Emiliano Zapata, el “Che” Guevara, 
Sandino, Julius Fusik, Marx, músicos, Beny Moré, Mozart, personajes y 
elementos mitológicos, Helena, Aquiles, Ícaro, Job, Narciso; todos son 
citados, homenajeados, criticados o emulados; todos terminan 
integrándose a su discurso amoroso o revolucionario sin ofrecer 
resistencia a otros elementos de corte bien popular, confiriéndole a los 
poemas del trujillano la gran versatilidad que puede ser apreciada sin 
dificultad desde la primera lectura. 
Como es de esperarse, la historiografía venezolana es muy 
abundante entre los elementos presentes en su poesía, ya que además 
de los sucesos históricos de los que el poeta participó o fue 
contemporáneo, conviven en sus textos innumerables episodios y 
personajes tomados de la historia de su país, ya sea con motivo de 
crítica en ocasiones o de homenaje en otras, e incluso como temas para 
desarrollar un discurso o contar una fábula: Bolívar, Simón Rodríguez, 
Ezequiel Zamora, Lope de Aguirre, entre los más conocidos para los 
lectores no venezolanos, además de un número difícil de precisar de 
escritores, poetas, políticos e intelectuales. 
Al mismo tiempo que esa formación sociológica y libresca, Víctor 
Valera Mora ofreció en su poesía un lugar privilegiado a las más 
diversas manifestaciones de la cultura popular venezolana, al lenguaje 
callejero urbano y al de los campesinos, al grafiti, a los juegos de 
palabras, a la música popular, a la arenga política y las narrativas 
orales. El resultado inmediato se aprecia en su obra, pues al contener 
estos elementos se torna coloquial, accesible incluso para los que recién 
la conocen, con un marcado tono festivo, a tal grado que, en algún 
sentido, su poesía y la leyenda en torno a su vida han terminado por 
13 
 
formar parte de esa misma cultura popular, como lo muestran las 
incontables anécdotas sobre él que circulan entre los muchos colegas, 
amigos y contemporáneos, y el apodo de “el Chino” con el que incluso 
sus prologuistas y críticos le nombran. 
Para acceder por primera vez a su literatura, es preciso conocer 
los rasgos que caracterizan a los escritores coetáneos de Víctor Valera 
Mora, lo que de manera general analizaré. En los párrafos siguientes no 
pretendo hacer un estudio detallado de algo tan complicado como el 
desarrollo de la literatura de todo un país durante varias décadas, sino 
apenas dar cuenta de algunos rasgos y características que puedan 
considerarse comunes.11 
Paralelas a los fenómenos sociopolíticos y socioeconómicos de las 
décadas del sesenta y setenta, en Venezuela también tuvieron lugar 
transformaciones profundas en el ámbito cultural. Particularmente la 
literatura experimentó una renovación de sus temas, de las ideas 
estéticas y del lenguaje hasta entonces utilizados, capitaneada por 
escritores de una generación que había empezado a producir en los 
últimos años de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez y que gestaría los 
llamados grupos de vanguardia a la caída del régimen. Los principales 
círculos vanguardistas fueron los de Caracas: Sardio (1958-1961), el 
Techo de la Ballena (1961-1968), y Tabla redonda (1959-1965). 
Tal renovación estética que la historiografía venezolana ubica 
como “vanguardia” literaria convivió y en ocasiones se mezcló con la 
vanguardia política, la de la guerrilla, aunque los grados de militancia 
política y participación activa de los escritores de esa época (y en 
general durante toda la década del sesenta) sigue siendo objeto de 
debates, así como las repercusiones reales que los grupos 
vanguardistas tuvieron en el conjunto del ambiente artístico y literario 
 
11 Desde luego tal ejercicio de abstracción será parcial, toda vez que una sola 
enumeración de autores y obras plantea más dudas que respuestas para quien accede 
por primera vez esa literatura, y que el solo hecho de utilizar categorías como 
generación, grupo, época o tendencia, son ya simplificaciones que difícilmente 
encontrarán una sola interpretación en la realidad 
14 
 
venezolano, sobre las cuales también existe diversidad de opiniones.12 
Sin embargo es un hecho que los escritores que formaron parte de estos 
grupos renovadores se cuentan entre los más prolíficos de toda la 
literatura venezolana.13 
Ángel Rama vio en este predominio de Caracas sobre otras 
ciudades, en contraste con el origen provinciano de muchos de los 
escritores y artistas participantes de los grupos vanguardistas, el 
fenómeno que la sociología conoce como “macrocefalia”, que provocó el 
éxodo masivo del mundo rural al citadino; en tanto que en el ámbito 
cultural significó un paso apresurado de los valores tradicionales 
(provincianos si se quiere), hacia los de una nueva sociedad 
predominantemente urbana y “moderna”. En Venezuela ambos procesos 
habían tomado apenas un par de décadas desde el final de la dictadura 
de Juan Vicente Gómez en 1935, hasta la caída de Marcos Pérez 
Jiménez en 1958, y desde luego se acentuaron con la llegada de la 
democracia.14 
La función, esa sí innegable, de estos grupos se encuentra sobre 
todo en sacudir los valores de la literatura establecida. Sardio, Tabla 
Redonda, el Techo de la Ballena y otros15 desacralizaron el arte con una 
 
12 Para mayor información sobre los grupos de vanguardia de la década del sesenta en 
Venezuela, pueden consultarse enla bibliografía los escritos de Eduardo Zambrano, 
Carmen Virginia Carrillo, Alfredo Chacón, Ángel Rama y José Ramón Medina. 
13 Pueden contarse entre los escritores que conformaron o colaboraron en Sardio: 
Adriano González León, Guillermo Sucre, Rómulo Aranguibel, Rodolfo Izaguirre y Luis 
García Morales, Gonzalo Castellanos, Elisa Lerner, Salvador Garmendia y Ramón 
Palomares, Francisco Pérez Perdomo, Edmundo Aray, Pedro Duno, Efraín Hurtado, 
Caupolicán Ovalles, Elizabeth Schön y algunos artistas plásticos como Carlos 
Contramaestre quien también tuvo actividad literaria, Manuel Quintana Castillo, 
Perán Erminy, Mateo Manaure, Marcos Miliani y Omar Carreño. En El techo de la 
Ballena participaron, además de la mayoría de los mencionados del grupo Sardio, 
Juan Calzadilla, el Chileno Dámaso Ogaz y varios artistas plásticos. Tabla Redonda 
contó en su membresía a Jesús Sanoja Hernández, Arnaldo Acosta Bello, Rafael 
Cadenas, Jesús Enrique Guédez, Ángel Eduardo Acevedo, Oswaldo Barreto, Samuel 
Villegas, José Fernández Doris, Manuel Caballero, Enrique Izaguirre y los pintores 
Mateo Manaure, Darío Lancini y Ligia Olivieri. Y desde luego esta lista no da cuenta de 
otros muchos escritores contemporáneos, quizás decenas, que empezaron a publicar 
en la misma época y tuvieron papeles importantes en la configuración de la literatura 
venezolana. 
14 Rama, Ángel, Antología el Techo de la ballena, Caracas, FUNDARTE, 1987, p. 22. 
15 A estos grupos podrían sumarse Apocalipsis y 40º a la sombra en la ciudad de 
Maracaibo, solo por poner otros ejemplos. Cfr José Ramón Medina, «Un libro un poeta 
una promoción» en Noventa años de literatura venezolana(1900-1990), Caracas, Monte 
Ávila Editores, 1993, p. 263. 
15 
 
producción que, conscientemente y como un objetivo colectivo, buscaba 
desconcertar y renovar el quehacer artístico (no solo en el ámbito de la 
literatura sino también en las artes plásticas). 
A partir de los años 60 la literatura venezolana preferirá los 
contextos urbanos, tanto en la narrativa como en la poesía, nada raro si 
se toma en cuenta el nombrado fenómeno de la macrocefalia, donde 
efectivamente la ciudad será cada vez más el eje rector de la vida social 
y cultural. Aun en los casos en que los temas de la naturaleza y el 
mundo rural siguen siendo objeto de la producción poética, los poetas 
dejarán de lado los lugares comunes para describir las realidades 
sociales. 
Los nuevos lenguajes poéticos admitieron un vocabulario áspero 
donde caben las blasfemias, las malas palabras o la escatología. Los 
lenguajes populares y coloquiales, que se empiezan a consolidar se 
vuelven más depurados en una búsqueda constante de economía, e 
incluyen formas del humor, la ironía, el desconcierto y subversión, 
dejando definitivamente fuera la carga del folklor, de la versificación y 
metro tradicionales de los cantos patrióticos y la grandilocuencia de las 
metáforas rebuscadas. 
Durante los años siguientes a la dictadura de Pérez Jiménez 
circularon un número importante de publicaciones periódicas de corte 
cultural en varias ciudades de Venezuela, entre las que desde luego 
destacan las ligadas a los grupos vanguardistas que en ese sentido 
fueron también animadores de proyectos editoriales trascendentes. Las 
revistas Sardio y Tabla redonda de los grupos homónimos, y la Rayada 
sobre el techo de El techo de la ballena, en Caracas, parecen las de 
mayor impacto en el periodo. Bajo los sellos editoriales de los propios 
grupos también se editaron plaquetas y libros de autores tan 
importantes como Salvador Garmendia y Adriano González León en 
Sardio y el Techo de la Ballena, o Rafael Cadenas en Tabla redonda, solo 
para ejemplificar. 
Circularon otras revistas trascendentes para el desarrollo de las 
letras y la publicación de un nutrido número de poetas y escritores que 
16 
 
empezaban o consolidaban su obra durante la década de los sesenta, 
entre las que puede contarse Sol cuello cortado, En letra roja, En HAA, 
Trópico Uno, Imagen, Rocinante y Zona Tórrida. Otros poetas con obras 
anteriores como Vicente Gerbasi y Juan Sánchez Peláez, continuaban 
activos, dirigiendo además algunas de esas publicaciones, lo cual 
contribuía a mantener un ambiente cultural lo suficientemente denso, 
dando a la literatura un contexto favorable. Este impulso editorial, daba 
cabida incluso a obras de escritores no venezolanos como las de Saint-
John Perse y la Generación Beat.16 
La poesía de Valera Mora se desarrolla de manera simultánea a 
esta efervescencia de las letras y la poesía. Si bien no hay testimonio 
que ligue directamente la actividad literaria del trujillano a los núcleos 
más definidos de los grupos vanguardistas17 ya mencionados, es un 
hecho que el ambiente cultural, propició el desarrollo de una obra como 
la de Valera Mora. 
Como comenta Javier Lasarte 
Su participación en la Pandilla Lautréamont será una continuación 
(tozuda y algo anacrónica, ya en la decadencia) del espíritu iconoclasta 
de grupos como el Techo de la Ballena y Tabla redonda, a los que 
homenajeará en algunos poemas. Por otra parte cómo desvincular su 
poesía de congéneres inmediatos de los primeros sesenta: el alucinado 
yo de Cuadernos del destierro o el tono entre bíblico y desenfado de 
“Derrota” de [Rafael] Cadenas; el trabajo sobre el habla coloquial 
regional de [Ramón] Palomares; el humor negro y macabro de 
Fantasmas y enfermedades o Los venenos fieles de [Francisco] Pérez 
Perdomo; la crítica de la selva urbana enajenando de [Juan] Calzadilla; 
la poesía política de [Edmundo] Aray, [Jesús Enrique] Guédez, 
[Gustavo] Pereira o [Arnaldo] Acosta Bello, donde el poeta se muestra 
como una suerte de guerrero maldito; o el antecedente mayor de la 
irreverencia valeramoriana, el Caupolican Ovalles que va de ¿Duerme 
Ud. señor Presidente? a Elegía en rojo… 18 
 
16 Carrillo, Virginia, Grupos artístico-literarios en la Venezuela de los años sesenta, 
disponible en internet https://www.google.com.mx/url?sa=t&rct=j&q=&esrc 
=s&source=web&cd=1&ved=0ahUKEwjd0rPv__bQAhVI0GMKHcKmArAQFggdMAA&url
=http%3A%2F%2Fwww.cialc.unam.mx%2Fweb_latino_final%2Farchivo_pdf%2FLat44-
59.pdf&usg=AFQjCNEvKW3zNkjpmfIAVvgVPMnHOQA_jg&cad=rja 
17 La pandilla Lautréamont, a la que diversos de sus comentaristas y el poeta mismo 
mencionan, no aparece como un grupo literario consolidado, sino más bien efímero y 
sin otra cohesión que la amistad y afinidad de sus integrantes, aunque también 
destaquen en este grupo nombres de poetas importantes además del propio Valera 
Mora, como Luis Camilo Guevara, José Barroeta, Caupolicán Ovalles, Ángel Eduardo 
Acevedo. 
18 Lasarte Javier, El ‘impecable caballero de las tinieblas’.(Valera Mora el último de los 
vanguadistas) en Víctor Valera Mora Obras Completas, Fundarte, Caracas, 1994, p.10 
https://www.google.com.mx/url?sa=t&rct=j&q=&esrc%20=s&source=web&cd=1&ved=0ahUKEwjd0rPv__bQAhVI0GMKHcKmArAQFggdMAA&url=http%3A%2F%2Fwww.cialc.unam.mx%2Fweb_latino_final%2Farchivo_pdf%2FLat44-59.pdf&usg=AFQjCNEvKW3zNkjpmfIAVvgVPMnHOQA_jg&cad=rja
https://www.google.com.mx/url?sa=t&rct=j&q=&esrc%20=s&source=web&cd=1&ved=0ahUKEwjd0rPv__bQAhVI0GMKHcKmArAQFggdMAA&url=http%3A%2F%2Fwww.cialc.unam.mx%2Fweb_latino_final%2Farchivo_pdf%2FLat44-59.pdf&usg=AFQjCNEvKW3zNkjpmfIAVvgVPMnHOQA_jg&cad=rja
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https://www.google.com.mx/url?sa=t&rct=j&q=&esrc%20=s&source=web&cd=1&ved=0ahUKEwjd0rPv__bQAhVI0GMKHcKmArAQFggdMAA&url=http%3A%2F%2Fwww.cialc.unam.mx%2Fweb_latino_final%2Farchivo_pdf%2FLat44-59.pdf&usg=AFQjCNEvKW3zNkjpmfIAVvgVPMnHOQA_jg&cad=rja
17 
 
 
Desde luego habrá que puntualizar que es Valera Mora el que sintetiza 
más plenamente todas esascaracterísticas, casi de manera simultánea, 
a lo largo de toda su obra. 
Al mismo tiempo que las obras de Valera Mora dejan de 
manifiesto sus homenajes y afinidades con otros poetas y artistas 
coetáneos, son numerosos los intelectuales y literatos venezolanos que 
han comentado y escrito acerca de la obra valeramoriana y su 
legendario autor: Gabriel Jiménez Emán, Javier Lasarte, Salvador 
Garmendia, Eduardo Zambrano, Ángel Eduardo Acevedo, Manuel 
Bermúdez, Martín Caballero, Luis Alberto Crespo, Miyó Vestrini, 
Enrique Hernández D’Jesús, José Barroeta. 
De maneras menos elogiosas Juan Liscano le dedica algunas 
palabras en su ensayo Panorama de la literatura venezolana actual19, y 
Reinaldo Pérez So un escueto párrafo en 1994 en la revista valenciana 
Poesía20. Una poesía que se caracteriza por la radicalidad de sus versos 
y la intransigencia del autor, es blanco casi natural para los críticos. 
Pero como cabría esperarse en un poeta de estas características, es 
entre sus lectores que la obra de Valera Mora ha logrado mantenerse 
vigente hasta nuestros días. Los libros editados durante la vida del 
poeta se difundieron sobre todo en círculos cerrados de amigos y 
colegas, pero durante los años siguientes a su muerte, acaecida en 
1984, su obra conoció un éxito editorial inusitado, y se puede contar 
entre las más leídas dentro de Venezuela, como lo muestran las 
diferentes ediciones de sus poemas en los sellos editoriales más 
destacados en su país: El fondo editorial Fundarte, en 1985 y 1989, 
había publicado dos ediciones de su Antología poética21, compiladas por 
Gabriel Jiménez Emán, al menos una más apareció bajo el sello de 
 
19«extrovertido, pop, desmesurado; político y erótico, discursivo», Liscano, Juan, 
Panorama de la literatura venezolana actual, Caracas, Publicaciones Española, 1973, 
p.271 
20 Reinaldo Pérez Só, “Seis décadas de poesía Venezolana (Bosquejo)”. En Poesía num. 
102-103, Universidad de Carabobo, Valencia, 1994, p. 113 
21 Valera Mora, Víctor, Antología poética, Caracas, Fundarte, 1987. Segunda edición en 
1989 
18 
 
Monte Ávila22. Amanecí de bala fue impreso en las ediciones de 
Biblioteca de la UCV probablemente en varias ocasiones23. En 1994, 
2002 y 2012 se imprimieron sendas ediciones de sus Obras completas. 
Además de que existen otras antologías en fondos editoriales diversos 
en Venezuela. 
 La coyuntura política del chavismo le prodigó a la obra y la 
memoria de Víctor Valera Mora un trato similar al que poetas de signos 
contrarios tienen en otros regímenes. Declarada patrimonio cultural de 
Venezuela, en 2003, también se creó el Premio Internacional de Poesía 
Víctor Valera Mora, con uno de sus antiguos colegas como primer 
laureado, Ramón Palomares. Acaso su popularidad y la profusión con la 
que su obra de VVM había sido leída a partir de los años ochenta 
tuviesen algo que ver en estas decisiones. 
La poesía valeramoriana sigue encontrando ecos, tanto en la 
literatura de su país como entre la cultura popular y en los claroscuros 
de la política cultural de los regímenes que han sucedido en Venezuela, 
sin que, en rigor, sus méritos literarios o incluso sus probadas 
credenciales ideológicas tengan un peso real en ello. 
La presencia de Valera Mora es hoy capital para entender las 
letras de su país, y su popularidad todavía podría extenderse más 
gracias al uso de las tecnologías digitales. No obstante para un estudio 
como el presente se resiente la falta de los trabajos con rigor académico. 
 
22 Valera Mora, Víctor, Nueva Antología, Caracas, Monte Ávila, 2004 
23 Valera Mora, Víctor, Amanecí de bala, Caracas, Ediciones de la Biblioteca UCV, 
1992 
 
19 
 
CAPÍTULO 2 
ESBOZO BIOGRÁFICO DE VÍCTOR VALERA MORA A PARTIR DE SUS TEXTOS 
 
Lo que dije de mí y no dije 
soy 
Lo que dijeron y no dijeron 
también 
Estoy en algo 
Víctor Valera Mora, «Historia»24 
Años acá se me voceó en Granada. Víctor es 
victoria. Su imagen es proteica. Con 
apellidos y nombres propios, huracanado 
cual cada tempestad beethoveniana, por 
aquí pasó Víctor Manuel Valera Mora. 
Ángel Eduardo Acevedo, «Víctor es 
Victoria25» 
 
Una leyenda construida a partir de una vida bohemia, de sus propios 
textos y los recuerdos de amigos, rodea la biografía Víctor Valera Mora, 
al que lectores y colegas conocen como el “Chino” Valera Mora. Sin 
demasiado recato, sus prologuistas y comentaristas, abundan en ése 
aspecto legendario; se trata de la vida mítica que suele complementar 
una poesía que divide épocas. Valera Mora proyecta a la perfección, y 
más que cualquier otro escritor venezolano, o aun latinoamericano, la 
imagen de poeta-leyenda que tiene cabida solamente en las épocas de 
ruptura con tradiciones literarias anteriores, la imagen de “impecable 
caballero de las tinieblas”, como se definía él mismo. 
Valera Mora, además de bardo, es también su propio personaje 
literario y su obra no puede desligarse de esta condición vital, que por si 
misma fija algún parentesco literario con otros poetas de sinos 
similares. 
En una época que no carece de otras figuras que la cultura 
popular haya convertido en leyendas de las letras en América Latina o 
 
24 Valera Mora, Víctor, Obras completas, Caracas, Fundarte- Alcaldía de Caracas, 
1994, p. 234 
25 Acevedo, Ángel Eduardo, Flor diversa, Monte Ávila, Caracas, 2005, p.92 
20 
 
en el mundo, la biografía plagada de elementos legendarios de Valera 
Mora ya expresa mucho de la obra que pretendo abordar: no es la más 
estudiada o documentada, ni la más conocida fuera de su país, sus 
detractores fácilmente pueden encontrar elementos para su 
desacreditación tanto en sus posturas políticas extremas , como en su 
biografía dispersa y en su calidad poética desigual. Se trata, sin 
embargo, de una poesía sobreviviente a varias décadas, cambios 
ideológicos, y coyunturas políticas y que hoy puede contarse entre las 
de mayor influjo en la literatura venezolana. 
Los libros del poeta, donde la temática principal es (o está 
fusionada con) la política, no pueden ser clasificados únicamente como 
propaganda de la vanguardia armada de los años sesenta. Su notable 
éxito entre lectores y escritores venezolanos durante varias coyunturas 
políticas y culturales no puede atribuirse solamente a las efervescentes 
décadas durante las que se desarrolló su obra literaria. 
La historia de Víctor Valera Mora no es en rigor demasiado 
diferente a la de otros escritores que durante los años sesenta vivieron 
las experiencias de la militancia política en la extrema izquierda, el 
exilio y la serie de vertiginosos cambios que América Latina 
experimentó. En ese sentido la vida de Valera Mora, si bien inseparable 
de las transformaciones particulares tanto en la literatura y la cultura 
como en la política y economía de su país, tampoco puede desligarse del 
espíritu de la época, del influjo de los años sesenta, tan notorio en las 
temáticas, las influencias presentes en su poesía y las similitudes con 
otras obras poéticas. 
Se sabe que el poeta Víctor Valera Mora nació en la ciudad de 
Valera, en el estado Trujillo, Venezuela, el 29 de septiembre de 1935, 
murió casi 50 años después en Caracas, el 30 de abril de 1984. 
Durante su vida, el bardo publicó cuatro libros. La edición de Obras 
completas de Fundarte, editada por primera vez años después de su 
muerte incluye un libro póstumo y un par de poemas dispersos. Si se le 
complementa con otras fuentes de segunda mano, la lectura del 
volumen de Obras Completas puede ser tomada como eje para una 
21 
 
biografía más o menos ordenada, gracias a los pasajes autobiográficos 
usados como elementos literarios que además le confieren un particular 
sesgo narrativo a sus textos. 
Es sin embargo la leyenda,repartida entre sus obras y los 
recuerdos de amigos y colegas, la que completa una biografía que de 
otra manera tendría algunos otros huecos significativos, y al estar 
hecho con elementos realistas tiene una cierta influencia en las lecturas 
posibles de sus versos. Sus poemas pueden parecerle un poco distantes 
o incluso encriptados al lector no venezolano, pero al ligarse con 
diferentes momentos vitales y anímicos, adquieren un evidente tono 
testimonial, vital, reflexivo y popular. 
La obra de Valera Mora en ese sentido trasciende los textos y se 
convierte en la suma de poesía y poeta. Vida y obra constantemente se 
tocan aunque la distancia entre el personaje histórico y el literario sea 
inevitable y queden por investigar aspectos importantes. 
Cotejar sus textos con anécdotas y relatos hace emerger pasajes 
de la vida del poeta, que si bien necesitarían otra confirmación para 
adquirir el carácter de histórico, no carecen de cierto realismo y siguen 
ayudando a formar una biografía general de Valera Mora, en ocasiones 
con algunos rasgos psicológicos valiosos. Estas líneas, por ejemplo, son 
del poema «Manifiesto»: 
Nací de parto bravo 
Y vivo sin dolerle a nadie 
Mi padre era obrero, 
lo mató una tuberculosis pulmonar 
cuando yo siendo niño, iniciaba 
mi rojo andar del río a los caminos. 
Mi madre desde muy pequeñita 
es asunto de naranjos y cereales.26 
Casi no hay reseña, entre las muchas y escuetas que circulan por el 
Internet, donde no se cite la muerte del padre obrero de VVM27, sin 
muchas explicaciones o datos adicionales. Pero si bien la figura del 
padre será retomada en algún otro de sus poemas y es muy clara la 
 
26 Víctor Valera Mora, Op cit. p. 41 
27 Cfr. Alvarado Tenorio, Harold, ”El Chino Valera Mora” en Letralia Año X • Nº 130 19 
de septiembre de 2005 disponible en internet http://www.letralia.com/130/especial 
01.htm solo para ejemplificar 
http://www.letralia.com/130/index.htm
http://www.letralia.com/130/especial%2001.htm
http://www.letralia.com/130/especial%2001.htm
22 
 
marca de la infancia y los primeros años de vida en su literatura y su 
intransigencia política, estos textos fundamentalmente le sirven para 
hacer un discurso existencial donde los protagonistas no son los padres 
sino él mismo, interrogándose y dando explicaciones sobre su propia 
historia. Más o menos lo mismo pasa con la idea del bautismo o de 
Dios: 
A la edad de diez años mucho te pesaba Dios, 
Te aburría tanto que fuiste triste tú 
[…] 
Amabas todas las cosas. 
Quisiste sonreír, necesitabas sonreír y renunciaste a él28 
 
Otros datos empiezan a fluir con sus primeros estudios que 
transcurrieron en su ciudad natal y en la llanera ciudad de San Juan 
de los Morros, Estado Guárico. Se sabe, por ejemplo, que obtuvo el 
título de bachillerato en 1956. Las referencias coinciden en que ese 
mismo año el poeta era militante del Partido Comunista Venezolano 
(PCV), también es el año en que inicia la carrera de sociología en la 
Universidad Central de Venezuela (UCV), en Caracas: «“Tu contacto -me 
dijo Andrés- será el camarada Valera Mora”. Y me presentó entonces al 
recién venido de San Juan de los Morros, o de más allá desde Valera, 
que aspiraba a ser sociólogo», narrará muchos años después un antiguo 
compañero de los movimientos estudiantiles29. 
También existe información y testimonios que indican que Valera 
Mora fue encarcelado el año siguiente por su participación en las 
huelgas estudiantiles convocadas contra el dictador Marcos Pérez 
Jiménez. Así lo comenta el también poeta Enrique Hernández D’Jesús: 
En la última manifestación de los estudiantes de la Universidad Central 
de Venezuela contra el régimen de Marcos Pérez Jiménez fue detenido el 
poeta Víctor Valera Mora. Concluía, por ese entonces, la libertaria 
pasión que lo impulsaba a decir sus poemas revolucionarios, 
“panfletos”, los llamaba él, por las plazas y tribunas de nuestro 
conflictivo país. 
[…] 
 
28 Víctor Valera Mora, Op cit. p. 35 
29 González, Asdrúbal, Recuerdos de Víctor Valera Mora, En Notitarde, 1 de nov., 2015 
disponible en internet http://www.notitarde.com/columnistas-del-dia/recuerdos-de-
victor-valera-mora/2015/11/01/685224/ 
http://www.notitarde.com/columnistas-del-dia/recuerdos-de-victor-valera-mora/2015/11/01/685224/
http://www.notitarde.com/columnistas-del-dia/recuerdos-de-victor-valera-mora/2015/11/01/685224/
23 
 
En la nefasta Seguridad Nacional fue interrogado por el propio Jefe, 
Pedro Estrada, quien se le presentó diciendo: -Ahora, quiero saber 
quién es Pedro Bala-. Este era el seudónimo de guerra del poeta. Pero 
no pudo el terror sacarle ninguna información. 30 
 
Como muchas de las anécdotas que se narran sobre el poeta, la 
vaguedad de estas afirmaciones hace difícil precisar los datos 
históricos. Las huelgas convocadas por estudiantes de la UCV y 
organizaciones políticas opositoras a Marcos Pérez Jiménez, iniciaron 
probablemente el 21 noviembre de 1957. La intervención de la 
Seguridad Nacional, la policía del régimen, continuó por varios días en 
la casa de estudios, al igual que las protestas y actividades reactivas de 
los estudiantes, prácticamente hasta la caída del dictador, el 23 de 
enero de 1958. En lo que coinciden los relatos es en que ya para esa 
época Valera Mora ha iniciado su actividad poética, de la mano con la 
militancia, haciendo una poesía panfletaria. El poeta lo comenta así: 
 
Las contradicciones echaron las cartas sobre la mesa 
y tomaste partido y te convulsionaste en la lucha de clases 
tus esperas y tus energías organizadas 
has pagado una parte de la cuota de cárcel y la muerte como 
 [un silbo en los agites31 
 
Años después, en «Yo justifico esta guerra», dueño ya de un 
dominio evidente de lo que será su lenguaje poético, y de la formación 
en la carrera de sociología, el bardo Valera Mora escribirá de nuevo 
sobre el año 58, y volverá sobre los mismos temas de la cárcel, el 
compromiso político, la dictadura, en forma distinta, acaso en el auge 
de su creatividad: 
Diez años de terror combatíamos buscando salida a la muerte 
enseñoreada sobre el hombro de la adolescencia 
que procuraba crecer y no desentenderse jamás de su alegato 
y como nada sabíamos y nada se nos dijo 
el 23 de enero las banderas escondidas en el fondo 
quedaron a medio desplegar32 
 
30 Hernández D’Jesús, Enrique, Víctor Valera Mora, Disponible en internet 
http://unionlibre.rakumin.org/ul/30-victor-valera-mora/ También puede verse una 
narración similar acerca del interrogatorio, narrada por el mismo Hernández D’Jesús 
el documental Víctor Valera Mora, Dirección de Argelia Castillo, disponible en 
https://www.youtube.com/watch?v=vydyMmctYys 
31 Víctor Valera Mora, Op cit. p. 36 
http://unionlibre.rakumin.org/ul/30-victor-valera-mora/
https://www.youtube.com/watch?v=vydyMmctYys
24 
 
 
El 58 también es un año importante para las letras venezolanas: la 
generación de escritores y artistas reunidos alrededor del grupo Sardio, 
antecedente inmediato de El Techo de la Ballena, que llevarán a cabo la 
renovación de las letras de su país, se encontraban ya en activo. Los 
grupos de vanguardia tendrán una actividad cronológicamente similar a 
la obra de Víctor Valera Mora, por lo que la poesía vanguardista, la 
ruptura, no tardarán en estar en auge en Venezuela. 
Valera Mora obtuvo el título de sociólogo por la UCV en 1961, ése 
mismo año aparece su primer libro Canción del soldado justo: impreso 
de manera artesanal y financiada con recursos propios y de amigos33. 
El poeta deja constancia: 
De libro en libro un día te recibiste, 
Saliste tocando, llamando, poniéndote a la orden, 
Las puertas dieron en tus narices, dejaste el asunto de esemodo 
Y optaste por cantar y luchar, es la consigna. 
Hay en tus haberes un carnet clandestino, 
Todo un año solar sin un centavo 
En el rostro querencias de los combates callejeros 
Y en las sienes una cantera de poemas.34 
 
«En 1961 Valera Mora era militante de la célula de la guerrilla 
urbana que apoya el frente armado José Leonardo Chirinos»35, por lo 
que puede considerarse Canción del soldado justo como un libro 
propagandístico. Sus dieciocho textos, sin embargo, no son una poesía 
desagradable. En términos generales no carecen de cierta calidad. La 
mayor parte de los ejes temáticos y los recursos metafóricos, el 
vocabulario marxista, la crítica incendiaria, las ideas anticapitalistas y 
el influjo de otras literaturas que conocerán un desarrollo y evolución a 
lo largo de la obra poética de Valera Mora, aparecen ya en «Comienzo», 
el primer poema de ése primer libro. 
 
32Víctor Valera Mora, Op cit. p. 61 
33 Gabriel Jiménez Emán y Enrique Hernández D’Jesus, mencionan específicamente el 
financiamiento del artista plástico Mateo Manaure, quién posteriormente editaría y 
diseñaría la portada de 70 poemas Stalinistas. Vease: Nota 30 y Nota 75 
34 Víctor Valera Mora, Op cit. p. 36 
35 Carrillo, Virginia, Amor y revolución, la obra de Víctor Valera Mora, en internet 
http://lapalabreradecv.blogspot.mx/2011/04/amor-y-revolucion-en-la-poesia-de.html 
http://lapalabreradecv.blogspot.mx/2011/04/amor-y-revolucion-en-la-poesia-de.html
25 
 
Aunque algunos de los poemas incluidos en Canción del soldado 
justo pueden remontarse incluso al año 1956, la fecha de publicación 
de ese primer poemario es en 1961 y pasaron diez años antes de que 
apareciera Amanecí de Bala, su segundo libro. Pero esa década no 
puede ser interpretada como diez años de silencio. Los años entre 1961 
y 1971 son años de plena actividad para Valera Mora, aunque no sea 
fácil seguirle la pista. 
En vida, el bardo trujillano vio publicados solamente cuatro 
libros, pero esa aparente brevedad no fue sinónimo de ligereza. 
Constantemente Valera Mora reescribió sobre los mismos temas. Lo que 
se pierde en extensión, lo gana el poeta en lecturas posibles, en 
profundidad, en visiones constantes de la realidad que facilitan su 
comprensión y permiten visualizar la evolución de su poética e 
ideología. 
Una anécdota referida por el ensayista Martín Caballero, en un 
texto donde recuerda en años bastante posteriores a algunos otros 
bardos venezolanos, da un poco de luz sobre la vida de Valera Mora y 
los cambios que operan en su poética durante el lapso entre su primer 
libro y el segundo, el relato está ubicado en algún punto entre 1961 y 
1971: 
Víctor Valera Mora combinaba sus violencias puramente 
escriturarias con una impar dulzura en el trato, la cual hacía 
pensar a muchos que, Chino, de verdad lo fuese por aquello de la 
sabiduría oriental del lugar común. Nos conocimos una noche en 
que, en compañía de otro chino (ése sí de verdad), Paco Hung, 
recorrimos todos los burdeles de Maracaibo pero no buscando 
putas sino cerveza fría; y terminamos zambulléndonos vestidos en 
el lago, para huir de la imposible plaga de zancudos. 
El Chino Valera Mora fue protagonista de uno de los más 
audaces saltos mortales de la poesía venezolana. Salto mortal que 
lo llevó a convertirse en un extraordinario y admirado poeta, y le 
valió una desolada reprimenda de su madre. Sus amigos 
conocemos de sobra la historia, contada por él mismo. Sus inicios 
en la poesía fueron bastante tradicionales, rimas y coplas y esas 
26 
 
cosas. En una época en que estaba pasando trabajos por falta de 
todo (ya no era estudiante, no tenía trabajo, se había divorciado de 
una mujer extraordinaria y había dejado la sociología por la 
poesía), Juan Sánchez Peláez le publicó un poema fabuloso en una 
revista de Valencia. 
Aquello lo consagró como un poeta sin igual. Pero no eran 
versos rimados, ni coplitas ni nada parecido. Su madre no 
entendía una poesía así y le reprochó suavemente: "¡Ay hijo, ya vos 
ni poeta sos!" Pero más allá de la conocida anécdota, ha quedado 
como testimonio de su actitud poética y vital una obra que escoge 
la violencia e incluso la provocación (Setenta poemas 
estalinistas[sic]) para terminar diciendo con ternura a una mujer 
por una sonrisa de la cual se decía capaz de entregar todas sus 
banderas rojas: "soy un caballo y te amo"36. 
 
Como se dijo antes no se pueden tomar estos devaneos anecdóticos, 
aun con un fondo aparentemente realista, como sustitutos inequívocos 
de una biografía, aunque sin duda son los elementos de una leyenda. 
No es del todo posible situar en tales relatos fechas y sitios exactos, 
pero algunos de ellos parecen complementarse y brindar un panorama 
muy apegado a la verdad histórica. 
José Ramón Medina, en un ensayo crítico sobre la poesía 
venezolana de los cincuenta y sesenta parece confirmar parcialmente la 
historia de Martín Caballero, cuando pone de manifiesto la labor 
editorial de Juan Sánchez Peláez en la revista Imagen, y, de paso, hace 
algunos comentarios sobre la poesía que Víctor Valera Mora y algunos 
sus contemporáneos están escribiendo. Efectivamente los saltos 
mortales de la poesía estaban operando: 
Recientemente Juan Sánchez Peláez, desde las páginas del quincenario 
Imagen, ha publicado una selección representativa de nueve poetas de 
la última promoción —la mayoría inéditos— que no llegan a los treinta 
años. Ellos son José Barroeta, Luis Camilo Guevara, Víctor Valera 
 
36 Caballero, Martín, Defensa e ilustración de la pereza, Alfadil, Caracas, 1998, p. 136-
137 
 
27 
 
Mora, Miguel Lorenzo, Alejandro Oliveros, Irma Salas, Thamara 
Williams, Enrique Hernández D´Jesús y Alberto Patiño. 
Sánchez Peláez, señala dos características fundamentales en los 
poetas presentados, que son los mismos, precisamente de un calificado 
sector de la joven poesía venezolana: su apego a —o referencia — al 
proceso discursivo de la realidad y la insistencia temática del poema en 
una expresión de humor, a ratos obsesivo, desgarrado o hiriente. Hay 
un rasgo que nos parece común y a la vez esencial en los textos que 
aquí presentamos: la inmediatez y espontaneidad para aprender los 
datos y las apariencias del mundo. Volvemos con ello a desplazarnos 
desde la casa onírica hasta la ronda de los días. Si toda poesía 
auténtica esta asentada en la reflexión de sí misma y el lenguaje , tiene 
sobre todo ahora, con ejemplos a la mano, hacia zonas cada vez más 
próximas al ser. 37 
 
El recurso del humor y la irreverencia a la que hace referencia el 
ensayo de Medina será común durante toda la obra poética de Valera 
Mora y también caracteriza a algunos de los poetas mencionados en el 
texto. Pero es posible notar otros elementos en la obra de Valera Mora: 
anécdotas, noticias, estados anímicos, incidentes cotidianos son 
recopilados con cierta exactitud cronológica durante el conjunto de su 
obra, con una calidad desigual poco o nada relacionada con la temática, 
ofreciendo una abundancia de versiones sobre la realidad cotidiana, 
tocadas siempre por esa ideología irrenunciable que acompañó al poeta 
durante su vida. 
Amanecí de bala será el libro donde esos trabajos terminarían por 
publicarse, también es según el decir de muchos de sus colegas donde 
Valera Mora llegó a la cima de su calidad poética. Fue integrado por 
poemarios independientes fechados entre 1963 y 1971. 
 
¡ODIEN! 
¡HÁRTENSE DE POESIA! 38 
 
37José Ramón Medina, «Un libro un poeta una promoción» en Noventa años de 
literatura venezolana(1900-1990), Caracas, Monte Ávila Editores, 1993, p.282 
38 Víctor Valera Mora, Op cit. p. 5928 
 
 
es el epígrafe, inventado por el propio Valera Mora para su poemario 
más conocido, más extenso, más vanguardista, más experimental, y 
en el cual los temas y el sesgo ideológico van a conocer también 
alguna evolución con respecto a Canción del soldado justo. 
Si desde la primera línea de «Comienzo» se introducen palabras 
de extracción de manual marxista, en estos renglones epigráficos 
Javier Lasarte ve un homenaje al grafiti callejero, a las pintas hechas 
durante las manifestaciones urbanas39. Pero el anuncio en estos 
renglones va más allá: la tipografía en mayúsculas ya da una idea de 
un tono de voz cercano al grito; los signos de puntuación estarán 
reducidos al mínimo a partir de ése momento durante todos los 
apartados de Amanecí de bala. Los elementos tipográficos se 
convertirán en recursos poéticos. El humor, la irreverencia, el 
coloquialismo, pero sobre todo la oralidad, estarán presentes a partir 
de esas dos líneas. 
La vocación testimonial de algunos de los versos seguirá siendo 
transparente como en Canción del soldado justo, pero ha evolucionado 
hacia una nueva forma de expresión. En este fragmento, uno de los 
tantos con trasfondo autobiográfico, el poeta habla a la madre de una 
chica pretendida, está fechado en Mérida en 1967 
Entonces plantee usted en consejo de familia 
el desafuero cometido por su hija 
si me encierro es porque no estoy para deslumbrar a nadie 
este rostro mío de boxeador retirado 
no me gano nada con el sudor de la frente 
no hay misterios 
sobre la montaña de cadáveres de los defensores de la Comuna 
un pobre loco se destrozó la garganta gritándole 
a los corazones venideros “hay que reinventar el amor” 
Luego no se preocupe señora que yo sepa 
ninguna guerra se ha dado a causa de suegra alguna 
de ciudadelas incendiadas está llena la historia 
comprenda este conflicto no es [en] contra suya 
Quiero que nos tomemos de las manos de todos modos pronto me iré 
así ha sido y será y es fatal y cruel y hermoso 
 
39Lasarte, Javier, “El ‘impecable caballero de las tinieblas’.(Valera Mora el último de 
los vanguadista)” en Víctor Valera Mora, Obras Completas, Fundarte, Caracas, 1994, 
p.14 
. 
29 
 
insensato de mí si no celara tan alta columna de oro 
puntuales estaremos a la hora del juicio final 
mañana escribiré un manual para delincuentes 
si allá lejos preguntan por mí salúdelos tristeza afuera40 
 
En este texto, junto al autorretrato y los elementos 
autobiográficos, se encuentran varias de las características 
constantes en el lenguaje poético de Víctor Valera Mora (VVM). Las 
referencias históricas, en este caso la de la Comuna de París. El 
homenaje a otros literatos, específicamente a Rimbaud, a través de 
uno de los tópicos que de él retoma VVM: «hay que reinventar el 
amor». Las palabras y expresiones extraídas de otros contextos 
puestas al servicio de la oralidad y la irreverencia están presentes en 
el texto: «no me gano nada con el sudor de mi frente». Incluso 
podríamos interpretar como una referencia a su idea de poesía el 
verso «mañana escribiré un manual para delincuentes» en que con 
fina ironía manifestaría su oficio de poeta a una familia de la 
aristocracia conservadora, a la que casi al inicio del poema, advertía: 
 
Esta llave ruinosa es del baúl donde vuelan 
los papeles de mis antepasados 
ahí no hay lobo negro ni hierro de esclavos 
no hay césped ni aves de cetrería41 
 
Si bien esa vertiente narrativa con un lenguaje coloquial, apareció 
en su primer libro, en la mayoría de los textos de Amanecí de bala llega 
a la cima de la versatilidad. Los diez capítulos de su segundo libro 
forman un todo lleno de variedad: el particular lenguaje poético de 
Valera Mora y sus múltiples recursos dan unidad a los textos, pero 
cada uno de ellos puede ser leído como un poemario independiente. 
La escritura de Amanecí de bala se extendió por lo menos ocho 
años pero como vimos, esa falta de publicación no significó 
necesariamente interrupciones del quehacer poético: hay vías alternas 
que operan en la difusión de su poesía como es el caso de las revistas, 
pero sobre todo la oralidad. Así lo confirma Eduardo Zambrano 
 
40 Víctor Valera Mora, Op cit. p 142-143 
41 Víctor Valera Mora, Op cit. p 141 
30 
 
Colmenares, otro poeta contemporáneo de Valera Mora, en su ensayo 
sobre los grupos de vanguardia de los años 60. El comentario de 
Zambrano también se ocupa temporalmente de la etapa entre la 
publicación de Canción del soldado justo y Amanecí de bala: 
Valera Mora publica en el año 64 [sic] un libro panfletario que no pasó 
de ser un texto más de propaganda de la lucha armada, pero da a 
conocer luego, en 1971, Amanecí de Bala, obra que constituye la 
reunión de varios libros independientes, junto con extensos poemas 
escritos entre 1964 y el año de esta publicación.42 
Ciertamente Canción del soldado justo es el libro menos valorado por los 
contemporáneos del poeta, quienes no ven en la retórica politizada de 
los primeros textos, sino un panfleto que no alcanzará la calidad sus 
trabajos posteriores. Sin embargo, como lo comenta Zambrano 
Colmenares, el proceso que siguió el poeta en los años siguientes, lo 
llevó a ganarse un lugar destacado entre sus colegas venezolanos: 
Pero ocurre que ya para ese año todo el mundo conocía a este poeta, 
que casi ni hacía falta que hubiera publicado nada, aparte de su primer 
libro, porque el “Chino”, como se le llamaba entre amigos, se sabía de 
memoria todos y cada uno de los poemas escritos en esos siete años 
entre Caracas, Mérida y San Juan de los Morros, y los recitaba, además 
con una voz de tenor que podía oírse en cualquier bar o fiesta de esas 
ciudades43 
Existen más aspectos, aparte de lo propiamente anecdótico, que 
quedan confirmados por los puntos de coincidencia entre los distintos 
comentaristas del poeta, la celebración en sus poemas, o su peculiar 
forma de “escribir”. Por ejemplo: Zambrano Colmenares hace referencia 
 
42 Zambrano, Eduardo, Fiesta y subversión creadora en la Vanguardia Venezolana del 
sesenta. En América, Cahiers du CRITICCAL, No 28 La fête en Amérique Latine II. 
Conseil Scientifique de l´Université de Paris III et Centre National des lettres, París 
2002, pp 95-103. La fecha de publicación de Canción del soldado justo parece no estar 
del todo clara, Zambrano habla del 64, el volumen de Obras completas la fecha en 61, 
el crédito de colaboradores en la Revista Casa de las Américas, la registra en 1963 
(Vease: Nota 150). Nada raro tratándose de un libro escrito en la clandestinidad, 
editado con dinero propio y de amigos, con circulación limitada. 
43 Eduardo, Zambrano, Idem. 
31 
 
al hábito del poeta de recitar sus versos en las noches de bohemia, lo 
que lo llevaba a crear una poesía propia para ser hablada, y José 
Barroeta, otro contemporáneo de Valera Mora, confirma la oralidad 
durante todo el proceso creador: 
Víctor Valera Mora tuvo la virtud de memorizar una buena parte de sus 
poemas antes de llevarlos a la página, manera extraña de escribir, de la 
que fuimos testigos reverentes y jubilosos ¿Qué, si no locura, pudieron 
imaginar los adormecidos viajeros de un autobús donde un joven 
hablaba solo, mirando la noche desde las ventanas? Hablaba y repetía y 
luego, al término del viaje, nos recitó la primera parte del poema 
«Dos».44 
 
La oralidad en la poesía de VVM es una de las características más 
destacadas, particularmente Amanecí de bala se hizo en las noches de 
bohemia donde el poeta recitaba, por tanto estos fragmentos pueden 
contarse entre los más útiles para entender la vida del bardo, pero 
también sus ideas acerca de cómo debía ser la poesía. 
La anécdota contada por José Barroeta se situaría, según la fecha 
que se asigna a «Ve y atrapauna estrella volante» (del que forma parte el 
fragmento «Dos»), alrededor de 1964. Si el fragmento «Dos» fue acabado 
el año en que se fecha el libro completo, pasaron al menos siete años 
para que ese texto se incluyera en Amanecí de Bala; Zambrano 
Colmenares no comenta acerca de las publicaciones del poeta en 
revistas, pero ciertamente no exagera cuando afirma que Valera Mora 
era ya un poeta muy conocido entre sus contemporáneos muchos años 
antes de que apareciera su libro fundamental Amanecí de bala en 1971. 
También ubicados en la agitada década de los sesenta se 
encuentran otros pasajes biográficos de Valera Mora, dispersos en la 
decena de poemarios que al final serán incluidos en Amanecí de bala. 
Por ejemplo su militancia política en las Fuerzas Armadas de Liberación 
Nacional: 
 
44 Barroeta, José, Lector de travesías. Ediciones Solar, Mérida, 1994, p. 105 
32 
 
 
Pero ah mundo perro Oeste sin remedio 
los pobres bardos que ni ropa que ponerse tenían 
ahora son los más elegantes del Municipio 
y yo poeta del cartel efe a ele ene 
llevo sobre los hombros una fantástica carga de futuro 
y digo que todo buen consejo sobre qué y cómo 
hacer poesía siempre es un mal consejo45 
 
 
Donde también hace suya una idea de Gabriel Celaya «La poesía es un 
arma cargada de futuro»; Virginia Carrillo comenta acerca de los 
cambios que han operado en la poesía de Valera Mora entre su primer y 
segundo libro, y de su militancia política: 
 
Para ese entonces, Valera Mora se había distanciado del Partido 
Comunista de Venezuela, que había abandonado la lucha armada, y se 
había adherido al movimiento que se mantenía en el combate: el Partido 
de la Revolución Venezolana y las Fuerzas Armadas de Liberación 
Nacional (PRV-FALN), fundado por Douglas Bravo, Fabricio Ojeda y 
Francisco Prada en 1966.46 
 
Más difícil de determinar es el grado de participación del poeta en 
las acciones de los grupos armados, y aun los alcances reales de las 
actividades de las guerrillas en Venezuela fueron debatidos47 y lo son 
todavía. 
Existen algunas radicales críticas nada menos que a Pablo 
Neruda, enmarcadas en un pasaje que suena absolutamente realista, 
pero que difícilmente hoy en día pondrían en peligro la validez de las 
credenciales revolucionarias del chileno o la influencia que tuvo en la 
poesía del bardo venezolano48. La fecha también es indeterminada: 
 
45 Víctor Valera Mora, Op cit. p. 154 
46 Carrillo, Carmen Virginia, Amor y revolución. La obra de Víctor Valera Mora, 
disponible en internet http://lapalabreradecv.blogspot.mx/2011/04/amor-y-
revolucion-en-la-poesia-de.html 
47 Cfr. Petkof, Teodoro, Proceso a la izquierda, Editorial Mosaico, México, 1978, p.33 y 
65-91. Si bien el caso Venezolano tiene muchas particularidades, hacia la década de 
los setenta prácticamente todas las guerrillas habían sido desarticuladas, en 1968 el 
movimiento político del mismo Petkof, el MAS, participaba ya en elecciones y desde 
luego sus críticas se dirigía hacia las posiciones de la izquierda más combativa, radical 
si se quiere, que aún no se desmovilizaban por completo. 
48Argenis Rodríguez recuerda: «Víctor se fue a Caracas a estudiar en la Universidad. 
Aquí se inscribió en los cursos de sociología. Yo lo veía de tanto en tanto. Ahora 
cargaba bajo el brazo el Canto general de Pablo Neruda y le escribía cartas a Luis 
Camilo Guevara por el estilo de aquella carta que Pablo Neruda le mandó a Miguel 
Otero Silva.» Algunas líneas más adelante también comenta « Víctor Valera Mora tiene 
http://lapalabreradecv.blogspot.mx/2011/04/amor-y-revolucion-en-la-poesia-de.html
http://lapalabreradecv.blogspot.mx/2011/04/amor-y-revolucion-en-la-poesia-de.html
33 
 
 
Y con las manos en forma de embudo llamar 
Al naipe rey de oro que vive en Isla Negra 
Pablo Neruda recuerda que era la casa de los Otero Silva 
Y Adolfo Rodríguez y yo 
En nombre del pueblo de San Juan de los Morros señor venimos 
Para que vaya a allá y diga sus versos 
Entonces nos habló de geografía y de un dinero 
Y nosotros le dijimos que todos éramos pobres 
Y nos dijo que sin mil dólares su corazón 
Era una piedra sorda y a nosotros 
Nos dio mucha pena y no hicimos escándalo 
Y le dijimos que se fuera de aquí 
Que ya no lo queríamos que se fuera 
Y la verdad sea dicha Es fácil cantar 
La revolución a cientos de millas de nuestros 
Padecimientos49 
Es difícil ubicar exactamente los derroteros del poeta durante 
algunos de esos años. Contribuyen a esa falta de información su estilo 
de vida bohemio y nómada, y acaso en algunos momentos la 
clandestinidad derivada de la actividad política. Después de la 
publicación de su primer libro, el poeta radicó en varias ciudades, pero 
particularmente los testimonios de amigos y sus propios escritos lo 
ubican en la ciudad de Mérida, donde a pesar del ambiente provinciano, 
hacia el final de los sesenta existía una vida cultural bastante activa de 
la que el poeta participaba: 
Después de graduarse de sociólogo, el Chino Valera dio clases en 
algunos liceos de Caracas; marchó a Mérida a trabajar en el 
Departamento de Planificación de la Universidad de los Andes. Fue allí 
donde lo conocí en el año 1970, cuando yo apenas tenía 20 años y él 
32, en el edificio administrativo de la ULA situado en la avenida Tulio 
Febres Cordero, donde estaban varias dependencias: la Dirección de 
Cultura al mando de Salvador Garmendia quien también dirigía la 
revista Actual; la Galería La Otra Banda dirigida por Enrique Hernández 
D’Jesús; el Departamento de Cine con Carlos Rebolledo, Tarik Souki y 
Vicencio Pereira; la radio de la universidad donde laboraban Bayardo 
Vera, Luis Cornejo e Iván Real, entre otros. A pocas cuadras de allí 
estaba el Cegra, el Centro Experimental de Arte dirigido por Carlos 
 
debilidad por insultar a la gente. Cuando escribe, específico. Eso lo aprendió de 
Neruda, del Canto General. Después Víctor, para no quedarse atrás, atacó a su 
maestro.» En Rodríguez, Argenis, Víctor Valera Mora visto por Argenis Rodríguez, 
disponible en internet https://www.ensartaos.com.ve/es/2017/03/20/victor-valera-
mora-visto-por-argenis-rodriguez 
 
 
49 Víctor Valera Mora, Op cit. p 154-155 
https://www.ensartaos.com.ve/es/2017/03/20/victor-valera-mora-visto-por-argenis-rodriguez
https://www.ensartaos.com.ve/es/2017/03/20/victor-valera-mora-visto-por-argenis-rodriguez
34 
 
Contramaestre, donde laboraban entre otros los artistas Antonio 
Eduardo Dagnino, José Montenegro y Omar Granados. Por la calle 
paralela a la avenida Don Tulio, a pocas cuadras de allí estaba la 
Galería El Caracol, dirigida por el escritor y titiritero argentino Javier 
Villafañe, muy amigo de todos nosotros, casado con una artista llamada 
Lucrecia Chávez50. 
Existen varios textos de Valera Mora fechados en Mérida. Por ejemplo le 
dedica un breve poema a la galería de Enrique Hernández D’Jesús, al 
que tituló «La otra banda»: 
Los globos están provistos de una banda de desgarre 
La banda de Isabel II o la otra banda de acá del río 
Sobre un paño litúrgico jugar por la banda 
Cinta que cruza el escudo de esquina a esquina 
Porque la banda es siempre de color y metal diverso 
Costado de la nave faja ceñidora 
Franja y también hoja de puerto o ventana 
Lazo y trampa del profesor 
Porción de gente armada 
Conjunto de los partidarios de alguna banda de gorriones 
Cuerpo de músicos de aldea 
Llevarse en banda atropellar embestir 
cerrarse en banda mantenerse firme en un propósito51 
Es también en Mérida donde se publicó su segundo libro, del que el 
mismo Gabriel Jiménez Emán comenta: «Carlos Contramaestre le había 
publicado en 1971 Amanecíde bala en Editorial Cabimas, una editorial 
inventada por Carlos cuyo único título fue ese.»52 
Un año después de aparecer Amanecí de bala, el poeta publica un 
extraño libro cuya temática versa esencialmente sobre sus vivencias en 
la ciudad de Mérida, llamado Con un pie en el estribo (1972). Este libro 
se publica en esa misma ciudad andina por la editorial la Draga y el 
Dragón, fundada hacía poco53; la metáfora anuncia lo que vendrá 
inmediatamente después. Manuel Bermúdez, otro de sus comentaristas, 
narra la anécdota: 
 
50 Jiménez Emán, Gabriel, Víctor Valera Mora: memoria de una amistad, Letralia, 16 de 
octubre 2016, disponible en internet http://letralia.com/articulos-y-
reportajes/2015/10/16/victor-valera-mora-memoria-de-una-amistad/ 
51 Víctor Valera Mora, Op cit. p 186 
52 Jiménez Emán, Gabriel, Víctor Valera Mora: memoria de una amistad, op cit. 
53 Miranda, Julio (Estudio y selección), Antología histórica de la poesía venezolana del 
siglo XX, 1907-1996, Editorial de la Universidad de Puerto Rico, San Juan, 2001, p.44 
http://letralia.com/articulos-y-reportajes/2015/10/16/victor-valera-mora-memoria-de-una-amistad/
http://letralia.com/articulos-y-reportajes/2015/10/16/victor-valera-mora-memoria-de-una-amistad/
35 
 
Cuando aparece el libro Amanecí de bala, aun quedaban focos 
guerrilleros en el monte y la ciudad; y al leer el libro un funcionario del 
Servicio de inteligencia militar, dijo que esa obra era peor que una carga 
de dinamita. Entonces Valera Mora, como buen peruchista-leninista, se 
consiguió una beca con el entonces y ahora rector de la ULA, Perucho 
Rincón Gutiérrez, y se fue a Roma, dejando en editorial La Draga y el 
Dragón su tercer libro Con un pie en el estribo (1972)54 
Los siguientes años Valera Mora radicó en Roma. Este poema se incluyó 
en su siguiente libro, 70 Poemas Stalinistas, con una versión en 
italiano: 
 
Pequeña llave mía 
en este duro invierno 
mi corazón sufre por el Lazio 
mientras que tus ojos se van 
tras la oncena de Roma 
Tú en el aire de la noche 
demandarás con cólera 
¿entonces? 
Yo bajo los cabellos de las naranjas 
responderé 
nada 
reina de los ríos 
La vida está cero a cero55 
 
Podemos deducir por «Mi llavecita», que el poeta incluye a pesar de su 
temática más bien lúdica en el capítulo «Fedayines» de 70 poemas 
stalinistas, que VVM estaba en Roma ya el 12 de noviembre de 1972, 
fecha en que se jugó el partido de la Serie A de fútbol italiano entre La 
Roma y El Lazio56, ahora inmortalizado por el bardo venezolano. 
La experiencia en sus primero meses en Italia es dura, apenas 
unas semanas después de «Mi llavecita» escribe estas líneas que llevan 
el título peculiar de «Roma /10/1/73»: 
 
Esta colilla de cigarrillo 
Este poquito de café en polvo 
este yogurt de cerezas 
estos contados granos de sal 
este puñado 
 
54 Bermúdez, Manuel, “Víctor Valera Mora: Una poesía mística de la revolución”, En 
Revista Nacional de Cultura, No. 339, Año LXXV, Caracas, marzo 2013, p.105 
55 Víctor Valera Mora, Op cit. p 281 
56 El partido fue ganado por el Lazio con un gol de Nani, en el minuto 34, ¿“la vida 
está cero a cero” será la manera de evitar el conflicto con la dama en cuestión? Datos 
disponibles en http://www.rsssf.com/tablesi/ital73.html 
http://www.rsssf.com/tablesi/ital73.html
36 
 
estas flores de manzanilla 
estos granos de arroz 
esta ración de pasta de sémola 
estos dos dedos de aceite de oliva 
este pedazo de pan viejo 
este trocito de queso parmesano 
esa rosa de aguas del Aniene 
Este rugido bronquial 
Este frío que cala hondo 
Esta arrechera cogida anoche 
por culpa de la malinche romana 
Estas navajas57 
Aquí leemos dos textos que sin lugar a dudas están muy cercanos 
temporalmente; si tomamos en cuenta los hábitos para escribir de 
Víctor Valera, referidos por José Barroeta y Eduardo Zambrano, 
podemos deducir que «Mi llavecita» fue escrito el mismo día del juego 
entre Roma y Lazio, el título de «Roma /10/1/73» es una fecha pocos 
días después del partido de futbol. La “malinche romana” de la que 
habla en ese poema parece ser la misma dama, hincha del Roma, de la 
que podríamos deducir también le sirve al poeta como traductora del 
italiano. 
Como sucedió también con Amanecí de bala, los poemas dentro 
de 70 poemas stalinistas, su cuarto libro, dan cuenta del trabajo de casi 
una década que inicia con su estancia en Europa. 70 poemas stalinistas 
se publicó como libro en 1979, es casi de la misma calidad poética que 
Amanecí de bala, y es quizás el libro donde Valera Mora testimonia más 
la vida cotidiana, cuando la revolución por la vía armada empezaba a 
volverse lejana. Es un libro influido por las distancias y los años en que 
se escribe, sin embargo la ideología del Chino Valera continúa 
incólume: 
Sólo con disparates ideológicos 
se hacen revoluciones triunfantes 
Si así no fuera ahora mismo 
pastaríamos sobre estos bellos prados 
comiendo hierba y espantando moscas58 
 
 
57 Víctor Valera Mora, Op cit. p 218 
 
58 Víctor Valera Mora, Op cit. p 250 
37 
 
No así las circunstancias, que están cambiando, lo mismo que las 
personas, casi a pesar del poeta: 
 
Entonces estaba yo 
En un bar alemán del centro de Roma 
Con una bebedera de cerveza y un habla 
Hasta por los codos de cuanto existe con una 
Becaria venezolana cuando de pronto 
Se me vino de necedades con aquello 
De que “la cuestión de nuestros pueblos 
Se ve más clara desde Europa” pero 
Sus ojos eran dos culos de botella 
Y entonces los últimos tragos 
Los tomé lejos solo en Trastévere59 
En este poemario se narran algunos otros pasajes de su vida en 
Roma, y en sus textos se vislumbra también otro elemento que 
paralelamente a la construcción de una autobiografía, las mujeres, la 
política, el humor descarnado y la bohemia, toma la forma de una 
discusión muy frontal e intelectualizada: la crítica intransigente de todo 
y de todos. 
Jiménez Emán hace notar que 70 poemas stalinistas antes de ser 
libro también mereció la publicación en revistas por lo menos cinco 
años antes de la edición, con tan singular título, del volumen definitivo, 
y de paso que el trabajo Valera Mora, radicado en Europa, seguía 
mereciendo la atención de críticos y colegas. 
Fue justamente en esa época cuando mi amigo el Chino me escribió 
desde Roma cartas de una terca dulzura, donde además de hablarme 
de sus desandadas rutas itálicas me incluía, entre otras cosas, las 
primeras versiones de sus «Tarantelas Napolitanas», que publiqué en la 
revista yaracuyana Rendija (No.6, noviembre de 1974) y que titulé 
arbitrariamente «Ultima teoría poética de Víctor Valera Mora», la cual 
fue comentada, entre otros, por Ludovico Silva60 
 
59 Víctor Valera Mora, Op cit. p 248 
60 Jiménez Emán, Gabriel, “Las distancias imantadas de Víctor Valera Mora”, en Víctor 
Valera Mora Antología poética, Fundarte, Caracas, 1989, p. 20. 
38 
 
A su regreso a Venezuela, probablemente en 1975, el poeta 
trabajó algún tiempo para el Consejo Nacional de la Cultura (CONAC). 
Siguiendo las crónicas de Emán, durante esta nueva etapa caraqueña 
de Valera Mora el poeta continuó con sus lecturas, en un acervo 
peculiar: 
también le habían hecho lugar en una habitación a la llamada Gran 
Papelería del Mundo, la famosa biblioteca ambulante de Víctor Manuel 
Ovalles, el abuelo de Caupolicán Ovalles, una impresionante colección 
de libros, folletos y revistas que don Víctor Manuel llevaba por todo el 
país. Pablo Neruda, al conocerla, la bautizó con ese nombre. Caupolicán 
vendió buena parte de ésta a la Biblioteca Nacional y otra parte al 
CONAC, y mientras estuvo ahí nosotros nos dábamos gusto 
escudriñando volúmenes y papeles viejos, documentos antiguos. El 
Chino se la

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