Logo Studenta

Interpretacion-de-la-idea-de-Dios-en-el-tratado-de-los-principios-del-conocimiento-humano-de-George-Berkeley

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

[1] 
 
 
 
UNIVERSIDAD NACIONAL 
A U T Ó N O M A D E M É X I C O 
 
FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES ACATLÁN 
 
 
 
I N T E R P R E T A C I Ó N D E L A I D E A 
D E D I O S E N E L T R A T A D O D E L O S 
P R I N C I P I O S D E L C O N O C I M I E N T O 
H U M A N O D E G E O R G E B E R K E L E Y 
 
 
…........................................................... 
T E S I S 
QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE 
LICENCIADO EN FILOSOFÍA 
P R E S E N T A 
D A V I D D U R Á N R A M Í R E Z 
 
ASESORA: MTRA. ANGÉLICA MARTÍNEZ PEREDO 
…........................................................... 
 
 
 
 
 
 México, D. F. Febrero, 2013 
 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
Restricciones de uso 
 
DERECHOS RESERVADOS © 
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL 
 
Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal 
del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). 
El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea 
objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para 
fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo 
mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
[2] 
 
 
 
 
 
 
 
Hace años que la 
mala fortuna me persigue, como si no hubiera gente en 
verdad desgraciada que la mereciera más que yo... Para 
variar, extrañamente hoy no experimento rabia por esta 
negra maldición que Dios ha hecho caer sobre mí. 
Incluso tengo un raro acceso de optimismo que me hace 
pensar, no que las cosas irán mejor, sino que quizá ya no 
irán tan mal. Lo cual me lleva a agradecer a quien, al 
menos en parte, ha caminado descalzo como yo sobre 
tanta espina y piedra: a Lidia y la pequeña Mavie. Pero 
más que a nadie a quien me ha abrigado tanto, después 
de haber visto ya demasiado por mí —gracias mamá, otra 
vez. 
 
 
 
 
 
 
 
[3] 
 
 
 
 
 
 
 
Me he tomado tanto 
trabajo como el que más (lo creo sinceramente) para entender 
las obras de este gran autor, y para captar la lógica de sus 
principios... De modo que si no lo entiendo no es culpa mía, 
sino desgracia mía. 
 
George Berkeley 
(A propósito de la filosofía de John Locke) 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
[4] 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
[1685 – 1753] 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
[5] 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
índice 
 
 
 
INTRODUCCIÓN ............................................................................................................................... 6 
 
CAPÍTULO I: DEFINICIÓN Y CONTEXTUALIZACIÓN DEL CONCEPTO DE DIOS 
1.1 Se puede hablar de Dios por analogía con el hombre …………..... 41 
1.2 El postulado esse est percipi ........................................................…................ 45 
1.3 El concepto de Dios en los Principios berkeleyanos ....................... 54 
1.4 Exposición y objeción de diversos temas, con el fin de contextualizar 
 el concepto de Dios dentro de la filosofía berkeleyana 
 1.4.1 Sobre la materia .......................................................................................... 57 
 1.4.2 Sobre el problema del otro ………………………………...……........ 64 
 1.4.3 Sobre el finalismo de la naturaleza ................................................. 68 
 1.4.4 Sobre el escepticismo .............................................................................. 79 
 
CAPÍTULO II: LAS DEMOSTRACIONES DE DIOS DEJAN ABIERTA LA POSIBILIDAD 
 DE CONCEBIR A DIOS COMO UN SER IMPERFECTO 
2.1 La prueba de la pasividad .................................................................................. 88 
2.2 El argumento teleológico ................................................................................... 94 
2.3 El argumento analógico basado en el lenguaje .................................... 99 
 
CAPÍTULO III: ARGUMENTOS POR LOS QUE LA FIGURA DE DIOS RESULTA LIMITADA, 
 EN CONTRAPOSICIÓN AL CONCEPTO BERKELEYANO DE DIOS 
3.1 Primero, relacionado con los fines de Dios …………………….......... 106 
3.2 La función estético-finalista del mal .......................................................... 112 
3.3 Segundo, relacionado con la necesidad de las acciones .............. 123 
3.4 Tercero, relacionado con el principio del mal .................................. 132 
3.5 Cuarto, relacionado con el concepto de felicidad ............................... 142 
 
CONCLUSIÓN .................................................................................................................................. 156 
 
GLOSARIO ......................................................................................................................................... 170 
 
BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................................................... 175 
[6] 
 
INTRODUCCIÓN 
 
Esta introducción se divide en once puntos. 1. El tema de 
investigación y su delimitación. 2. Justificación del tema. 3. 
Planteamiento del problema. 4. Hipótesis general. 5. Objetivos. 6. 
Marco teórico. 7. Demarcación. 8. Metodología. 9. Indicaciones 
generales. 10. Contenido de los capítulos e incisos. 11. Biografía 
de George Berkeley. 
 
1. El tema de investigación y su delimitación. 
El tema general es el concepto de Dios. Pero más concretamente, 
es el carácter infinito o perfecto de Dios en el Tratado de los 
principios del conocimiento humano de George Berkeley. 
La teología puede presentarse como metafísica, en cuanto que 
tiene por objeto de estudio al ser del que dependen todos los otros 
seres y cosas de mundo, y a los cuales trasciende en tiempo y 
espacio. En este sentido, la línea de investigación del presente 
trabajo es metafísica teológica. 
 
2. Justificación del tema. 
La elección del tema surge como respuesta a la aparente ausencia 
de investigación en este campo dentro de la filosofía berkeleyana. 
[7] 
 
Es cierto que los comentaristas de Berkeley
1
 también abordan el 
tema de Dios, pero su atención se centra en otros aspectos: ya sea 
en la validez de los argumentos de su existencia, en su carácter de 
causa o en su cognoscibilidad, mas no en su infinita perfección. 
Además, como casi todo el sistema berkeleyano de los Principios 
está construido bajo la idea de un Dios perfecto, entonces una buena 
parte de las doctrinas epistemológicas y éticas de Berkeley tienen 
fundamento en el supuesto de que Dios sea en verdad perfecto. De 
aquí que de forma indirecta el tema de esta tesis tenga también 
importancia epistemológica y ética en el marco berkeleyano
2
. 
Por lo demás, el tema cumple con las siguientes características 
que legitiman su elección como tema de una tesis profesional. 1) 
Factibilidad: el tema debe ser susceptible de ser estudiado. A pesar 
que el mismo Berkeley admite que Dios escapa al entendimiento 
humano
3
, también reconoce que es un ser comprensible
4
. 2) 
Novedad y originalidad: el tema debe evitar la duplicidad de 
estudios. Al parecer los comentaristas de Berkeley han evitado el 
estudio sobre este tema en específico. 3) Importancia: ¿quéaportaciones nacen al estudiar el tema? El mayor beneficio que se 
 
1
 En adelante, al decir „los comentaristas de Berkeley‟, sobreentiéndase que sólo se 
habla de aquellos en los que se apoya esta tesis: Pitcher, Ursom, Gómez, Copleston y 
Quintanilla, y sólo a las obras de estos autores citadas en la Bibliografía. 
2
 Las doctrinas epistemológicas y éticas de las que se habla: 1) el esse est percipi, 2) el 
ataque a la materia, 3) la doctrina de la percepción sensible humana, 4) el mal como 
ocasión del bien, 5) la doctrina del criterio de moralidad, y 6) la doctrina acerca de que 
Dios busca la felicidad humana. Todas ellas son tratadas en esta tesis (cf., índice). 
3
 Cf., infra, p. 13. 
4
 Cf., infra, p. 14. 
[8] 
 
obtiene consiste en dar inicio a los trabajos acerca de la perfección 
de Dios en Berkeley
5
. Lo anterior también puede considerarse una 
aportación académica: porque resulta útil que el alumno de filosofía 
interesado en estudiar el pensamiento berkeleyano, disponga de un 
material crítico acerca de uno de los tópicos que han pasado 
desapercibidos por los comentaristas de George Berkeley. 4) 
Interés: la utilidad profesional y personal que supone para el tesista. 
Por un lado, abordar este tema contribuye a la formación filosófica 
del tesista, pues conlleva el estudio de varios asuntos filosóficos, y, 
por otro lado, satisface el deseo de externar sus puntos de vista al 
respecto. 5) Precisión: el tema debe ser lo más concreto posible. Se 
ha especificado el tema, el subtema y la perspectiva bajo la cual se 
aborda el subtema, que en este caso es la de George Berkeley
6
. 
 
3. Planteamiento del problema. 
El asunto de la tesis es el carácter infinito de Dios. ¿Pero cuál es el 
problema? El problema es que la figura de Dios en la filosofía 
berkeleyana parece corresponder más con un Dios limitado, que 
 
5
 Muy probablemente no es cierto que no haya estudios acerca del tema de esta tesis, 
pues existe una vasta bibliografía acerca del pensamiento berkeleyano. Sin embargo, 
si hay estudios al respecto, presumiblemente no son muchos. Esto por dos razones: 1) 
de los múltiples escritos que se han consultado para la elaboración de esta tesis, 
ninguno aborda expositiva o críticamente la infinita perfección de Dios en George 
Berkeley (cf., la Bibliografía), y 2) la bibliografía citada por estos escritos no da 
noticia de algún autor que aborde tal tema. No obstante, aun cuando haya escritos al 
respecto, el solo hecho de pasar desapercibidos justifica que una tesis aborde el tema. 
6
 Estas cinco características constituyen los atributos necesarios que debe cumplir 
un tema de investigación según Lourdes Münch en sus Métodos y técnicas de 
investigación, Trillas, México, 2007, parte III, p. 43. 
[9] 
 
con un Dios abiertamente perfecto. ¿En verdad Berkeley tiene 
razón cuando concede la infinita perfección a Dios? Por el 
contrario, ¿no es cierto que detrás de su aparente perfección, se 
oculta un Dios imperfecto que es tal por poseer fines, por poner al 
mal como condición de la felicidad humana, por ser el principio 
del mal y por la incapacidad del hombre en lograr la felicidad? 
El presente problema nace de cuatro vertientes, que serán 
tratadas en el capítulo III. Para explicarlas, antes hay que definir 
algunos términos. Definición de infinito. En incontables ocasiones 
Berkeley habla de “la perfección infinita de Dios”
7
. ¿Pero qué 
entiende Berkeley por infinita perfección? Cuando Berkeley 
afirma que Dios es un “un Espíritu... infinitamente activo”
8
, 
dotado de “omnipresencia, providencia, omnisciencia, poder 
infinito y bondad” absoluta
9
, entiende que lo infinito o su 
equivalente lo ilimitado, consiste en que las cualidades divinas 
son tales que no permiten que Dios participe de las cualidades 
contrarias. En este sentido lo infinito o ilimitado se relaciona con 
la ausencia de valores negativos, o sea, con la carencia de 
limitaciones o imperfecciones tales como pasividad, ignorancia, 
debilidad o maldad. En este sentido, las expresión “infinitamente 
perfecto” y sus equivalentes significan lo mismo que ilimitado. 
 
7
 George Berkeley, Tres diálogos entre Hilas y Filonús, RBA, Barcelona, 2002, 
parte II, p. 200. 
8
 George Berkeley, Correspondencia con Johnson, UNAM, México, 1989, p. 236 
(Carta de Berkeley a Samuel Johnson fechada el 25 de noviembre de 1729). 
9
 George Berkeley, Tres diálogos..., parte III, p. 244. 
[10] 
 
Definición de limitado. Por el contrario, lo limitado consiste en 
que las cualidades de un espíritu son tales que permiten que éste 
participe de las cualidades contrarias, o sea los valores negativos 
mencionados. En este sentido, el hombre es un ser claramente 
limitado. Lo limitado se relaciona con el valor negativo, la 
ignorancia, la debilidad, etc. 
A continuación se presentan las cuatro dificultades de las que 
nace el problema de tesis. 
A) La primera dificultad tiene que ver con el concepto de fin. 
Predicar fines a Dios resulta problemático, porque el fin implica 
que quien se dirige a él cambia de un estado de carencia a un estado 
de presencia. Es decir, de un estado en que carece de aquello que 
busca, a un estado en que tiene aquello que buscaba. Mas este 
cambio implica carencia, tal y como lo admite el propio Berkeley a 
través de su personaje Hilas: “todo cambio indica imperfección”
10
. 
B) La segunda dificultad tiene relación con la necesidad de las 
acciones. Berkeley entiende por libertad el obrar que está de 
acuerdo a la voluntad, es decir, el obrar que está de acuerdo con lo 
que se quiere. Si se analiza el concepto berkeleyano de libertad, 
resulta que el principio de causalidad determina las acciones 
voluntarias humanas, lo cual indica que las acciones son 
completamente necesarias o determinadas. Ahora, si por analogía 
se aplica el mismo razonamiento a las decisiones de Dios, la 
 
10
 George Berkeley, op., cit., parte III, p. 240. 
[11] 
 
figura de la Divinidad se vuelve problemática pues sus decisiones 
y acciones implicarían una crasa impotencia, como el hecho 
mismo de no haber podido elegir un mejor medio para lograr la 
felicidad humana aparte del mal. 
C) La tercera dificultad tiene que ver con el principio del mal. 
Antes que nada, qué se entiende por principio. Principio es la 
causa primera de un efecto cualquiera. El principio es la causa 
mediata del efecto. En este sentido el movimiento de la bola de 
billar encuentra su principio en el jugador, no en el taco. Este 
último viene siendo la causa inmediata del movimiento de la bola. 
Cuando se habla del principio del mal se habla de la fuente de la 
cual nace la posibilidad del mal. Según Berkeley, el mal no 
encuentra su principio en Dios, sino en el hombre. Pero esta 
aseveración no resulta muy convincente cuando se la contrasta 
con la idea berkeleyana de que el hombre no es principio de sí 
mismo, ni de sus cualidades y facultades. ¿Por qué? Porque el 
hombre entero es obra de Dios. De aquí que el principio del mal 
no resulte ser tan claro, puede hallarse o bien en el hombre o bien 
en la Divinidad. Pero si resulta que el principio del mal se halla en 
Dios, entonces se pone en duda la perfección divina. Pues según 
Berkeley lo perfecto no puede ser causa necesaria del mal. 
D) La cuarta dificultad tiene relación con la incapacidad del 
hombre en lograr la felicidad. Según Berkeley, la felicidad humana 
consiste en llevar una vida que encuentre satisfacción en los placeres 
[12] 
 
racionales y en una vida noble u honesta. El filósofo irlandés piensa 
que el mal es la condición de la felicidad humana. Por mal se 
entiende todo aquello que redunde en dolor para el hombre. Los 
conceptos de felicidad y del mal parecen contraponersemutuamente 
en el sentido de que lo segundo no puede ser la condición del 
primero. Pues para que el hombre fuera feliz, sería necesario que el 
mal dejara de tener su lugar en el mundo (porque ¡cómo ser feliz en 
el sentido berkeleyano ante la presencia del dolor!), cosa que no 
puede ser según el concepto berkeleyano del mal. Estas cuatro 
dificultades problematizan la idea de un Dios perfecto, tanto como 
para identificar a Dios con un Dios limitado. 
 
4. Hipótesis general. 
El concepto berkeleyano de Dios corresponde más con un Dios 
finito y limitado, que con un Dios infinitamente perfecto. 
 
5. Objetivos. 
El objetivo general consiste en demostrar la hipótesis general de la 
tesis. Para alcanzar éste se desarrollan los siguientes objetivos 
particulares: 1) definir y contextualizar a Dios dentro de la 
filosofía de Berkeley; 2) probar que las tres demostraciones de 
Dios halladas en los Principios y el Alciphron dejan abierta la 
posibilidad lógica de que su infinita perfección pudiera ser sólo 
aparente, sin serlo en realidad; y 3) demostrar que la infinita 
[13] 
 
perfección de Dios no es real, sino una apariencia que oculta 
detrás de sí la imperfección de la Divinidad. 
El objetivo general puede alcanzarse mediante estos particulares, 
debido a estas tres razones: 1) porque antes de comenzar a discurrir 
sobre el tema primero se debe comprender el concepto esencial y 
esto se logra partiendo de la definición y contextualización de dicho 
concepto; 2) porque si se quiere probar que tal cosa es una apariencia 
y no algo real, primero se debe demostrar que es lógicamente posible 
que sea apariencia, para luego probar que de hecho es apariencia; y 
3) porque resulta necesario aportar alguna prueba de que existe 
verdaderamente el objeto que se quiere alcanzar. 
 
6. Marco teórico. 
Antes de precisar el punto de vista desde el que se va a estudiar el 
carácter perfecto de Dios, conviene presentar los distintos 
enfoques que se pueden tomar para abordar el tema, para luego 
tomar partido por uno y así poder dar un adelanto en la 
interpretación de dicho enfoque. Existen al menos tres dictámenes 
acerca de la perfección de Dios: 1) la teología negativa, 2) la 
posición optimista y 3) la posición pesimista. 
La teología negativa consiste en negar a Dios los atributos 
finitos del hombre. De esta guisa es la Teología mística de 
Dionisio Areopagita (siglo, I d.C), cuando afirma que Dios “está 
[14] 
 
más allá de todo ser y de todo saber”
11
, y que por esto mismo 
“esta Causa [Dios]… No tiene potencia ni es poder… ni 
sabiduría… ni bondad, ni espíritu en el sentido que nosotros lo 
entendemos”
12
. A pesar de esto, según la Teología mística es 
posible que el hombre encuentre a Dios mediante una experiencia 
de lo divino, o sea a través de una experiencia mística. Por esta 
razón el Areopagita pone como ejemplo a Moisés en el monte 
Sinaí. El Areopagita sostiene que Moisés renunció a todo 
conocimiento para lograr tener una experiencia de Dios, 
abandonándose “por completo en aquel que está más allá de todo 
ser… quedando unido por lo más noble de su ser con Aquel que 
escapa a todo conocimiento”
13
. Así, la teología negativa pone el 
acento más en lo que no es Dios, que en lo que es. 
La posición optimista consiste en conceder que se puede 
acceder al conocimiento de Dios y de su infinita perfección a 
través de la razón humana. Se pueden ubicar en esta categoría a 
 
11
 Dionisio Areopagita, Obras completas (Teología mística), Biblioteca de autores 
cristianos, Madrid, 2002, parte I, inciso 1, p. 245. 
12
 Ibíd., p. 251. 
13
 Ibíd., parte I, inciso 3, p. 247. Según Georgia Harkness, Misticismo, Diana, México, 
1975, parte I, inciso 1, p. 17, la experiencia mística no consiste en un éxtasis “en que 
se ven visiones y escuchan voces sobrenaturales”, porque esto sería más “una 
experiencia anormal, y posiblemente patológica”, que una experiencia religiosa. La 
experiencia mística contiene: inefabilidad, calidad noética (o sea, llegar a la verdad 
pero no mediante la acción discursiva), fugacidad, pasividad y objetividad (en el 
sentido de que se tiene la seguridad de que se está en comunión con Dios ―cf., ibíd., 
p. 32), y consiste en “que la mente es sacada… del cuerpo… [de modo] que quedan 
suspendidas las funciones de los sentidos en virtud de la contemplación de algo 
extraordinario o de un objeto sobrenatural” (ibid, parte 1, inciso 5, p. 35). 
[15] 
 
filósofos como Tomás de Aquino, Locke, el mismo Berkeley y a 
todos aquellos que pretenden demostrar tanto la existencia de Dios 
como su infinita perfección a partir de argumentos racionales. 
Aunque en estos filósofos se pueden encontrar evidencias de 
teología negativa, es cierto que sus demostraciones de la 
existencia de Dios hacen hincapié en lo que es la Divinidad, a 
diferencia de la teología negativa, que pone el acento en lo que 
Dios no es. Así, la posición optimista celebra más lo que Dios es, 
al margen de que pueda o no admitir cierta teología negativa. 
La posición pesimista se caracteriza por considerar que la 
perfección de Dios es en el mejor de los casos sólo posible, y, en el 
peor, inexistente. En este pesimismo la existencia de Dios puede 
considerarse necesaria, posible o sólo como un supuesto imaginario. 
Se pueden dar varios matices de pesimismo. Para Voltaire y Jonas la 
existencia de Dios es necesaria, pero en lo que respecta a su infinitud, 
parece que aquél entiende que es dudosa, y éste que es inexistente
14
. 
Quizá Vanini pueda encontrarse entre quienes piensan que la 
existencia de Dios es sólo posible, pero que sin duda su infinitud es 
imaginaria
15
. Talvez Hume puede hallarse entre los que piensan que 
 
14
 Respecto del primero, cf., Voltaire, Diccionario filosófico (voz: Dios). Acerca del 
segundo, en su Pensar sobre Dios y otros ensayos intenta comprender la idea de 
Dios después de Auschwitz. La tesis de Jonas es que no se puede seguir 
concibiendo a Dios como un ser comprensible, bueno y omnipotente, de modo que 
se debe descartar al menos una de estas cualidades. El autor termina por prescindir 
de la omnipotencia salvando las otras dos (cf., infra, nota al pie 202). 
15
 Cf., Giulio Vanini, en Arthur Schopenhauer, Los dos problemas fundamentales 
de la ética, XXI, Madrid, 2007, parte III, inciso IV, p. 108. 
[16] 
 
tanto la existencia de Dios como su infinitud, son sólo posibles
16
. A 
Schopenhauer se le podría incluir en un tercer y aún más radical 
grupo: en aquel en que Dios es una suposición gratuita, y que además 
está muy lejos de ser un Espíritu omnisciente, omnipotente e 
infinitamente bueno
17
. Existen también compilaciones sobre ateísmo 
en las que algunos de los autores se muestran renuentes a aceptar la 
idea de conciliar un Dios absolutamente perfecto y la existencia del 
mal
18
. El pesimismo es esencialmente crítico, pues cuestiona, discrepa 
y/o rechaza las posiciones optimistas acerca de la perfección Dios. 
Como se ve, la filosofía no prescinde de posiciones pesimistas 
acerca de la perfección de Dios. La literatura recoge también esta 
desesperanzadora forma de ver la figura de Dios. En literatura se 
encuentran nombres como Hermann Hesse
19
 y Wolfgang 
Borchert
20
. A pesar de esta variedad de posiciones, no parecen 
existir estudios profundos y pesimistas acerca de la infinita 
perfección de Dios. Las posiciones pesimistas ya mencionadas, en 
su mayoría parecen limitarse a unas cuantas líneas dentro de las 
obras filosóficas en las que se encuentran, lo que da la impresión 
de estar en presencia de pasajes más o menos aislados. 
 
16
 Cf., infra, la nota al pie 253. 
17
 Cf., infra, la cita con la que se presenta el capítulo III. 
18
 Por ejemplo Jaume Lores. Este autor y otros se hallanen la compilación de 
Eusebio Colomer, Ateísmo en nuestro tiempo, Nova Terra, Barcelona, 1967. 
19
 Cf., infra, la nota al pie 303. 
20
 Cf., infra, la nota al pie 241. 
[17] 
 
El pesimismo es el punto de vista que esta tesis adopta para el 
estudio de su problema; y de la variedad de matices que tiene, 
toma aquel en que la existencia de Dios es posible, pero cuya 
infinitud es inexistente. En este sentido, este punto de vista asume 
como posible la existencia de un Espíritu a partir de las 
demostraciones berkeleyanas de la existencia de Dios, pero niega 
que éstas prueben apodícticamente la perfección de la Divinidad. 
Además, este punto de vista entiende que a partir de la misma 
filosofía berkeleyana, se puede probar que dicho Espíritu es finito. 
 
7. Demarcación. 
La tesis sólo pretende probar que la figura de Dios en la filosofía 
berkeleyana, es un disfraz que encubre la figura de un Espíritu 
imperfecto. No aspira al conocimiento de en qué grado es 
imperfecto, ya que esta tarea rebasa el objetivo propuesto. Por 
tanto, al ser éstos los límites de la tesis, se condiciona la reflexión 
a los siguientes asuntos: la existencia de Dios, sus demostraciones, 
sus cualidades, su definición, la Creación, el concepto de fin, de 
libertad y el mal. Se abordan estos temas principalmente en los 
Principios, aunque se toman en cuenta los siguientes escritos 
berkeleyanos: los Tres diálogos, el Alciphron, Passive Obedience, 
la Correspondencia con Johnson y los Comentarios filosóficos. 
No obstante, ya que el primer capítulo tiene un carácter 
introductorio, aborda también otros temas: 1) el esse est percipi, 
[18] 
 
2) el concepto de Dios, 3) la materia, 4) el problema del otro, 5) el 
finalismo de la naturaleza y 6) el escepticismo. 
 
8. Metodología. 
El presente trabajo emplea dos métodos para conquistar sus 
objetivos particulares: el análisis y la inducción
21
. Según la Lógica 
de Fingerman, uno de los modos de poner en práctica el método 
analítico consiste en tomar una proposición y derivar de ella todas 
las consecuencias posibles hasta llegar a algo conocido, o, en su 
caso, a algo contradictorio o absurdo
22
. Con lo que posteriormente 
se puede determinar la verdad o falsedad de dicha proposición. 
Como se podrá ver a lo largo del trabajo, ésta será la forma 
predominante como se empleará el método analítico en la mayoría 
de las secciones críticas de la tesis. 
El método inductivo consiste en generalizar una serie de casos 
particulares, es decir, a partir de una serie de casos singulares se 
infiere que los casos que no se han experimentado son o serán 
iguales que los ya experimentados
23
. De modo que un juicio 
 
21
 Según Kurt Grau, el método analítico consiste en descomponer un objeto en 
sus elementos particulares, es decir, en distinguir en él lo individual del 
conjunto, para luego comparar o relacionar entre sí dichos elementos (cf., Kurt 
Grau, Lógica, Labor, Barcelona, 1937, parte II, I, 3, p. 150. 
22
 Gregorio Fingerman, Lógica, Ateneo, México, 1983, capítulo 16, inciso 5, p. 193. 
23
 Un ejemplo claro de esto son las encuestas electorales: la opinión de unos 
cuantos votantes representa la opinión de todos. Claro, “los juicios conocidos 
mediante la inducción ―afirma Fritz W― son, estrictamente tomados, 
problemáticos” (Fritz Wenisch, La filosofía y su método, FCE, México, 1987, p. 
31). Los juicios inductivos basados en unos casos no demuestran que los casos 
[19] 
 
inductivo no pasa de ser una conjetura, pero no cualquier 
conjetura, sino “una conjetura con fundamento ―como dice Fritz 
W”
24
. En el mejor de los casos la inducción ofrece una alta 
probabilidad de acertar en sus afirmaciones. A pesar que este 
método no ofrece conclusiones apodícticas, la probabilidad que da 
proporciona aquí suficiente sustento para la reflexión que se 
inserta en la Conclusión. 
Por tanto, el análisis y la inducción constituyen los dos 
métodos que usa este trabajo para adquirir conocimiento
*
 y 
probabilidad
*
, respectivamente. Una vez expuestos los métodos a 
emplear, conviene exponer el orden interno que lleva cada uno de 
los apartados que conforman la tesis, de acuerdo al orden sugerido 
por los Métodos y técnicas de investigación de Lourdes Münch
25
: 
 
1. Exponer la posición de Berkeley a tratar, 
2. Formular el problema, 
3. Enunciar una respuesta tentativa al problema, o sea una hipótesis26, 
 
del futuro resulten ser iguales a los ya conocidos, aun cuando se tenga una vasta 
experiencia en miles o millones de casos. 
24
 Ibíd., p. 26. 
* 
En adelante, cuando una expresión se halle acompaña de un asterisco en 
superíndice, se indica que tal expresión se encuentra definida en el Glosario. 
25
 Cf., Lourdes Münch, op., cit., parte II, p. 32. 
26
 Gorski afirma que una hipótesis no es otra cosa que una conjetura acerca de 
cómo es o cómo no es una cosa, o de por qué es como es. Así, la hipótesis se puede 
expresar en distintas formas: «A es B», «A no es B» o «A es B a causa de C, D y 
E» (cf., Gorski, Lógica, Grijalbo, México, 1960, capítulo XIII, inciso 1, p. 246). No 
obstante, muchos manuales de investigación documental afirman que la hipótesis 
puede plantearse en forma condicional: «Si A entonces B». Para mayor claridad, la 
mayoría de las hipótesis que se formulan a lo largo de esta tesis se presentan en 
forma de juicio y con una sola variable. Por ejemplo: «A no es B», en donde B es la 
variable que explica lo que es A. Según Lourdes Münch, este “tipo de hipótesis es 
[20] 
 
4. Fundamentar la hipótesis, y 
5. Sentar resultados. 
 
Explicación de este orden: 1) primero se expone una doctrina 
berkeleyana; 2) después se enuncia un problema relacionado con 
dicha doctrina; 3) posteriormente, se formula una hipótesis que 
responde al problema expuesto; 4) en seguida se aporta evidencia 
que justifique la afirmación/negación de la hipótesis; y 5) en 
último lugar se enuncian los resultados o las consecuencias de la 
investigación. 
 
9. Indicaciones generales. 
Para evitar repetir cacofónicamente el término Dios, se emplean 
los siguientes sinónimos que Berkeley usa: Deidad, Divinidad, 
Creador e Inteligencia
27
. Lo mismo se hace con los sinónimos de 
espíritu: mente, alma, yo y persona
28
; y con el término cosa: 
objeto y cuerpo
29
. Además, se incluye un Glosario al final del 
trabajo. Cuando aquí se considera que cierta expresión necesita 
mayor aclaración, se le acompaña de un asterisco en superíndice, 
lo que indica que tal expresión se halla en el Glosario. 
 
la más sencilla de probar, por ejemplo: “Las personas que consumen determinado 
producto pertenecen a la clase media alta” (Lourdes Münch, op., cit., p. 85). 
27
 En el Alciphron, Berkeley usa indiferentemente estos términos. 
28
 Cf., George Berkeley, Principios…, § II y § CXLVIII, p. 44 y p. 165. 
29
 A lo largo de los Principios se usan indiferentemente estos términos. El término 
cosa se emplea en los §§ I, III, IV, V, VI, VIII, XIX, XXV y otros. El término 
objeto en los §§ III, IV, V, XV, XXXIX y otros. El término cuerpo en los §§ VI, 
IX, XVII, XIX, XX y otros. 
[21] 
 
10. Contenido de los capítulos e incisos. 
El capítulo I aborda algunos temas de la filosofía de Berkeley, los 
cuales tienen como hilo conductor el concepto de Dios. Con esto 
se presenta al lector dos cosas: un panorama general del 
pensamiento del filósofo irlandés, y una idea específica de la 
importancia que tiene el concepto de Dios dentro de su filosofía. 
Este primer capítulo trata los siguientes temas. El primero 
corresponde con el inciso 1.1 del Índice y así subsecuentemente. 
El primer tema lleva como título “Se puede hablarde Dios por 
analogía con el hombre”, y versa acerca de cómo el autor de esta 
tesis justifica el hecho mismo de hablar de Dios. El segundo tema 
lleva como nombre “El postulado esse est percipi”, el cual aborda 
la doctrina berkeleyana acerca de la idealidad del mundo sensible, 
así como el papel que juega Dios en la existencia de este mundo. 
El tercer tema se titula “El concepto de Dios en los Principios 
berkeleyanos”, y en él se acentúa el carácter causal de Dios, es 
decir, de Dios en cuanto que es Causa del ser en general. En el 
cuarto y último inciso se abordan cuatro tópicos importantes 
dentro de la filosofía de Berkeley, mismos que introducirán al 
lector en el pensamiento berkeleyano. Es importante señalar que 
en este último inciso el tesista comienza con la crítica a la 
filosofía de Berkeley, por lo cual, en lo que sigue no sólo se 
menciona la posición que Berkeley tiene sobre los mencionados 
tópicos, sino la crítica del tesista ante ellos. El primer tópico lleva 
[22] 
 
como título “Sobre la materia”, y versa acerca de dos cosas: 1) el 
carácter contradictorio que Berkeley encuentra en el concepto 
moderno de materia, y 2) la posibilidad de la existencia de la 
materia, según el tesista. El segundo tópico lleva como nombre 
“Sobre el problema del otro”, el cual trata acerca de cómo 
Berkeley argumenta la existencia de otros espíritus finitos 
semejantes al suyo, y acerca de cómo el tesista encuentra que es 
posible la inexistencia misma de Dios según las concesiones 
berkeleyanas relacionadas con la argumentación mencionada. El 
tercer tópico se titula “El finalismo de la naturaleza”, y en él se 
parafrasean y critican los fines que Berkeley entiende que posee el 
mundo sensible según la voluntad de Dios. El cuarto y último 
tópico llamado “Sobre el escepticismo” aborda la manera como 
Berkeley entiende que supera la siguiente objeción escéptico-
epistemológica: ¿cómo saber que la idea que se tiene de un objeto 
externo corresponde exactamente con las cualidades exactas que 
tiene dicho objeto, si éste se percibe según las capacidades 
perceptivas de cada sujeto percipiente? 
El capítulo II está constituido por tres apartados. En cada uno 
de éstos se expone y critica un argumento con el que Berkeley 
intenta demostrar la existencia de Dios. La crítica no consiste en 
probar que tales argumentos no demuestran la existencia divina, 
sino en probar que no demuestran la infinita perfección de Dios. 
El apartado 2.1 titulado “La prueba de la pasividad”, explica el 
[23] 
 
argumento berkeleyano de Dios relacionado con la posición 
pasiva que presenta el ser humano ante las percepciones sensibles 
del mundo natural; asimismo, en este inciso el tesista demuestra 
que esta prueba no justifica la existencia de Dios ni que éste sea 
perfecto. En el apartado 2.2 que lleva como nombre “El 
argumento teleológico”, se presenta una paráfrasis del argumento 
berkeleyano que lleva el mismo nombre, el cual entiende que el 
orden y la coherencia del mundo natural muestran estar hechos 
con arreglo a un fin, un fin perteneciente a una inteligencia 
superior. El tesista incluye una crítica que demuestra que este 
argumento teleológico ni demuestra necesariamente la existencia 
de Dios ni prueba que éste sea absolutamente perfecto. El 
apartado 2.3 se titula “El argumento analógico basado en el 
lenguaje”, y en él se explica el siguiente argumento de Dios. Así 
como el lenguaje humano prueba la existencia de otros espíritus 
finitos semejantes a nosotros mismos, del mismo modo el mundo 
sensible prueba la existencia de un espíritu superior, pues el 
mundo sensible también es un lenguaje. Asimismo, el tesista 
añade una crítica al presente argumento de Dios y demuestra que 
éste ni prueba la existencia de un espíritu superior ni prueba que 
sea infinitamente perfecto. 
En el tercer y último capítulo se exponen los argumentos que el 
tesista ofrece para probar que la figura de Dios corresponde mejor 
con un Dios imperfecto que con un Dios perfecto. En el inciso 3.1 
[24] 
 
titulado “Primero, relacionado con los fines de Dios” el tesista 
argumenta que es muestra de imperfección el hecho mismo de que 
Dios se dirija a un estado de cosas distinto de aquel en que se 
encuentra antes de alcanzar algún fin. El inciso 3.2 lleva como 
nombre “La función estético-finalista del mal”, y en él se expone 
la doctrina berkeleyana del mal: qué es y cuál es su papel en la 
vida humana. La exposición de este tema resulta indispensable 
para la exposición de las tres restantes razones de la imperfección 
de Dios, relacionadas con el concepto del mal. El tercer inciso se 
titula “Segundo, relacionado con la necesidad de las acciones”, y 
trata acerca de la absoluta necesidad de las acciones humanas, 
cosa que se sigue de un estudio del concepto berkeleyano de 
libertad. Este inciso termina por establecer una analogía entre el 
hombre y Dios: así como el hombre no puede no hacer lo que hace 
ni hacer lo que no hace, en su momento Dios tampoco pudo elegir 
un mejor medio para lograr la felicidad humana que el mal, lo que 
implica impotencia. En el inciso que lleva como título “Tercero, 
relacionado con el principio del mal”, se expone cómo los mismos 
postulados berkeleyanos llevan a la conclusión de que Dios es el 
principio del mal, y que es este principio porque no es 
absolutamente perfecto. El último inciso se titula “Cuarto, 
relacionado con el concepto de felicidad”, y en él se presenta el 
cuarto y último argumento en pro de la imperfección de Dios. En 
este inciso se realiza un análisis del concepto berkeleyano del mal, 
[25] 
 
que según Berkeley es la condición de la felicidad humana, y 
concluye con que el mal está inversamente relacionado con la 
felicidad de los hombres. Esto quiere decir que el mal es más bien 
la condición de la infelicidad humana. El tesista termina por 
concluir que: 1) o bien Dios no busca ni desea la felicidad 
humana, lo cual implicaría imperfección moral, 2) o bien busca la 
felicidad humana aunque no lo desee, lo cual implicaría también 
imperfección moral, 3) o bien sí desea la felicidad humana pero 
por alguna razón no puede buscarla, lo cual implicaría impotencia. 
Cualquiera que sea la respuesta a esta cuestión, implica que Dios 
no es infinitamente perfecto. 
 
11. Biografía de George Berkeley. 
Por último, con el fin de familiarizar al lector con la figura de 
Berkeley, a continuación se presenta una breve biografía que 
incluye el contexto histórico y filosófico del pensador irlandés. 
George Berkeley nació en el año de 1685
30
 en Irlanda. Sus 
primeros años de escuela los cursó en la Kilkenny School. En el 
año de 1700 ingresó a la Universidad de Dublín, conocida como 
 
30
 La mayoría de los estudiosos de Berkeley marcan la fecha de su nacimiento en 
1685. Sin embargo, existen tres comentaristas que datan el natalicio en 1684: 1) 
Hegel (cf., sus Lecciones sobre la historia de la filosofía, FCE, México, 1995, parte 
III, II, 2, A, 1, p. 370); 2) Wright, G., N., (cf., su The works of George Berkeley, 
Printed for Thomas Tegg, London, 1843, p. 1); y 3) Afanasiev (cf., sus 
Fundamentos de filosofía, Quinto sol, México, 1985, parte II, 2, p. 25). Por lo 
demás, la mayoría de los detalles biográficos aquí presentados se han obtenido de 
las obras de George Pitcher (cf., su Berkeley, FCE, México, 1983, cap. I), y de 
Ignacio Quintanilla (cf., su George Berkeley, Orto, Madrid, 1995, cap., I, A). 
[26] 
 
Trinity College. Para 1707 era ya profesor de la misma. En el año 
de 1710 publicó la obra que le daría su lugar en la historia de la 
filosofía: los Principios del conocimiento humano, su obra capital; 
y tres años después publicó unos prolegómenos de esta obra, 
intitulados los Tres diálogos entre Hilas y Filonús. 
Berkeley nació con la Ilustración, que se extiende de los 
últimos años delsiglo XVII a los últimos del XVIII. En ese 
tiempo toda Europa era “un hervidero de disputas ―como dice 
Quintanilla―, y la controversia impregna el tono general del 
quehacer filosófico. Malebranche ha escrito contra Espinoza, 
Locke, contra Malebranche, Leibniz contra Locke, Clarke contra 
Leibniz”
31
. A tal grado se acaloraban las discusiones, que una 
leyenda culpa a Berkeley por la muerte de Malebranche
32
. La 
actividad ilustrada era tan abundante, ¡que el discurso filosófico 
era redituable! Quintanilla afirma que el portavoz de Malebranche 
en Inglaterra “consigue arrancar de su editor la declaración de que 
la metafísica hace dinero”
33
; y el mismo Hume dice literalmente 
en su Autobiografía que se hizo rico gracias a las regalías de sus 
trabajos filosóficos. 
 
31
 Ignacio Quintanilla, op., cit., capítulo II, 1, 1.1, p. 15. 
32
 Cf., ibíd., p. 14. Por otro lado, Adolfo Bonilla afirma: “Dícese que Berkeley visitó a 
Malebranche... y que los argumentos de aquél, de tal modo preocuparon a 
Malebranche, que apresuraron su muerte” (véase su Introducción a las 
Conversaciones sobre la metafísica y la religión de Malebranche, Reus, Madrid, 
1921, p. XVI). Al parecer esta leyenda es un chisme, pues Berkeley se entrevistó con 
aquél dos años antes de su muerte (cf., George Pitcher, op., cit., Prefacio, I, p. 13). 
33
 Ignacio Quintanilla, op., cit., p. 15. 
[27] 
 
Berkeley profesó la religión cristiana en la línea del 
protestantismo anglicano
34
. Tuvo mucha participación activa 
dentro de la Iglesia, al grado en que obtuvo diversas dignidades: 
pastor, deán y diácono. El cargo más alto que obtuvo dentro de la 
Iglesia fue el de obispo. En el año de 1728 viajó a América del 
norte con el fin de establecer una misión evangelizadora en el 
archipiélago de las Bermudas, territorio entonces dependiente de 
Inglaterra. Nunca logró concretar su misión, pues jamás recibió 
los recursos económicos que la Corona inglesa le prometió para 
sacar adelante su proyecto evangelizador. Berkeley culpó de este 
fracaso al librepensamiento de la época
35
. Permaneció casi tres 
 
34
 La Iglesia anglicana nace en el siglo XVI, a partir del conflicto que el rey Enrique 
VIII tuvo con el Papa Clemente VII, cuando éste se negó a anular el matrimonio de 
aquél con Catalina de Aragón. Esto indujo al Parlamento inglés a crear estatutos 
que negaban la jurisdicción papal sobre la Iglesia en Inglaterra. Aquí nace la Iglesia 
anglicana, y por lo cual también se le llama Iglesia de Inglaterra. Doctrinalmente no 
se diferencia en mucho de la Iglesia católica, pero a diferencia de ésta: 1) rechaza la 
autoridad papal, 2) no cree que ésta sea infalible a la hora de promulgar la doctrina 
cristiana, y 3) permite que las mujeres se ordenen como sacerdotes. Por otro lado, la 
Iglesia anglicana no fue tenida en buen concepto por algunos de los espíritus 
críticos de la época moderna. Voltaire la tiene por una Iglesia de comerciantes: 
“pese a que cada cual puede servir a Dios a su manera, la verdadera religión, 
aquella en la que uno puede hacer fortuna, es la... Iglesia Anglicana... En Inglaterra 
o en Irlanda no es posible conseguir un empleo sin ser un fiel anglicano... El clero 
anglicano ha mantenido muchas ceremonias católicas, y en especial la de cobrar 
diezmos con cuidado muy escrupuloso” (Cartas filosóficas y otros escritos, EDAF, 
Madrid, 1977, Quinta carta p. 24). Por su parte, Schopenhauer afirmaba que: “Esos 
demonios con figura humana, los propietarios y vendedores de esclavos de los 
Estados Unidos... suelen ser anglicanos ortodoxos y devotos que considerarían un 
grave pecado trabajar en domingo” (Parerga y paralipómena, parte II, §174). 
35
 Cf., José Gómez, En defensa del cristianismo. La actitud apologética de 
George Berkeley, Publicaciones Cruz, México, 1999, parte I, 1, p. 34. Rossi da 
una versión diferente de este fracaso: “Habría sido mejor para Berkeley haber ido 
personalmente a las islas y ver antes de hacer proyectos… la isla era de escasa 
[28] 
 
años en Rhode Island, tiempo que empleó para escribir el 
Alciphron. Quintanilla afirma que en ese tiempo Berkeley 
contribuyó al desarrollo de varias escuelas, donando “un buen 
repertorio de obras griegas y latinas a los colegios” que acabaron 
“siendo Harvard y Yale”
36
. Por lo cual una de las ciudades y una 
de las Universidades del estado de California llevan hoy día el 
nombre de «Berkeley», en honor del filósofo irlandés. 
Berkeley perdió pronto la esperanza de materializar el proyecto 
de las Bermudas y regresó a Irlanda en 1731. En el año de 1734 
fue nombrado Obispo de Cloyne. Renunció al obispado en 1752 
para pasar el resto de su vida en la ciudad de Oxford. Su retiro no 
fue largo, murió unos cuantos meses después de establecerse en 
Inglaterra. Falleció el 14 de enero de 1753 mientras oía a su mujer 
leer unos fragmentos de la Biblia, bajo la luz de una tarde de 
domingo
37
. 
 
fertilidad y su acceso era difícil” (Manlio Rossi, Qué ha dicho verdaderamente 
Berkeley, Doncel, Madrid, 1971, p. 125). Además, Ursom sostiene que Berkeley 
“Verbalmente recibió sólidos apoyos para su inviable y poco práctico proyecto” 
(Ursom, J., O., Berkeley, Alianza, Madrid, 1984, §7, p. 113. 
36
 Ignacio Quintanilla, op., cit., parte II, 1, 1.3, p. 18. 
37
 Cf., Ursom, J., O., op., cit., §8, p. 118. En lo que respecta a la fecha de muerte, se 
pueden encontrar al menos dos referencias que discrepan con la fecha comúnmente 
aceptada, que es 1753: Hegel, quien data el fallecimiento en el año de 1754 (cf., su 
op., cit., p. 370), y Antonio Caso, que data su fallecimiento en 1735 (Antonio Caso, 
Historia y antología del pensamiento filosófico, ELFA, sin país, 1926, cap., XIII, p. 
383). A todas luces esta última fecha es una errata en la impresión del texto, pues 
están documentados varios acontecimientos de la vida de Berkeley hasta un poco 
después de la mitad del siglo XVIII. 
[29] 
 
Contexto histórico. El 15 de agosto de 1649, Dublín fue 
invadida por las tropas inglesas comandadas por Oliver Cromwell, 
con el fin de someter a Irlanda en beneficio de los intereses de 
Inglaterra
38
. La invasión trajo consigo masacres indiscriminadas: 
murieron niños, mujeres y ancianos por igual
39
. Cuatro años 
después el Parlamento inglés votó por la unificación de Irlanda 
con Gran Bretaña; y leyes posteriores decretaron que los 
terratenientes irlandeses católicos tenían que ser desterrados a una 
provincia lejana. Las tierras fueron confiscadas y concedidas a los 
inversionistas de Cromwell, a aventureros y a algunos soldados 
ingleses
40
. De los pocos irlandeses que no fueron exiliados o que 
no huyeron, unos se quedaron para trabajar como mano de obra 
barata y otros se convirtieron en bandoleros. Apenas el 22% de la 
tierra irlandesa quedó en manos de irlandeses católicos
41
. 
En el año que nació Berkeley, Jacobo II se convirtió en rey de 
Inglaterra e Irlanda. Esto levantó muchas expectativas entre los 
irlandeses católicos, porque Jacobo compartía su misma religión: 
los irlandeses albergaron la esperanza de que el rey regresaría la 
propiedad de la tierra a los antiguos dueños. En efecto, el rey 
Jacobo defendió esta causa frente al Parlamento inglés, lo cual 
ocasionó una guerra civil en Inglaterra. En 1689 Guillermo de 
 
38
 Cf., O‟Beirne, Breve historia de Irlanda, FCE, México, 1989, parte III, p. 74. 
39
 Cf., ibíd., p. 75. 
40
 Cf., ibídem. 
41
 Cf., ibíd., p. 76. 
[30] 
 
Orange derrocó a Jacobo II
42
. Una vez coronado, Guillermo puso 
el gobierno de Irlanda en manos de protestantes anglicanos. 
Para 1701 Irlanda estaba ya conquistada y esclavizada. Durante 
los treintaaños siguientes, o sea, durante una gran parte de la vida 
de Berkeley, el Parlamento irlandés promulgó muchas leyes 
anticatólicas, tales como que ningún católico podía heredar tierras 
de protestantes, rentar terrenos por más de cierto tiempo, 
comprarlos o hipotecarlos. Incluso hubo una propuesta de ley para 
castrar a los sacerdotes católicos, “lo que indica el virulento 
anticatolicismo ―comenta O‟Beirne― que imperaba en la Irlanda 
protestante”
43
. Asimismo, se impedía que los irlandeses católicos 
recibieran educación formal. Tampoco podían votar. En conjunto, 
todas estas leyes sirvieron para erradicar a la nación irlandesa, con 
el puro pretexto de la religión, pero con motivos esencialmente 
económicos y de poder
44
. En pocas palabras, quien profesase la 
religión católica en la Irlanda de Berkeley, se exponía a la 
privación de todos los derechos políticos, “hasta el punto de que 
los jueces, en la segunda mitad de este siglo ―dice Rossi―, 
podían declarar que a los ojos de la ley, los ciudadanos católicos 
no existían”
45
.
 
 
42
 Cf., ibíd., p. 77. 
43
 Ibíd., p. 81. 
44
 Cf., ídem. 
45
 Manlio Rossi., op., cit., p. 5. 
[31] 
 
Berkeley vivió en una Irlanda esclavizada por Inglaterra. 
Inglaterra ensombreció a Irlanda muchos años antes y después de 
la vida del filósofo irlandés; unas veces destruyendo su comercio 
y otras ocasionando muerte y miseria. Por esta clase de razones 
muchos irlandeses se vieron obligados a emigrar a otros países: a 
España y Francia, los católicos, y a Estados Unidos los 
protestantes. De hecho Berkeley estuvo consciente del sufrimiento 
de sus conciudadanos, tanto, que estuvo comprometido con el 
progreso económico de su país y la salud física de sus habitantes. 
En obras como The Querist y A world to the wise, exhortó a los 
irlandeses a unirse al movimiento por el progreso económico y 
social de Irlanda
46
; y en el Siris promovió las bondades 
medicinales del agua de Alquitrán; lo cual evidencia “el celo de 
Berkeley ―dice Copleston― por aliviar el sufrimiento 
humano”
47
. 
Contexto filosófico. El racionalismo es considerado una 
postura filosófica ubicada temporalmente en el siglo XVII, cuyos 
representantes clásicos son Descartes, Spinoza y Leibniz, 
etiquetados a lo largo de la historia como los racionalistas 
continentales. Esta posición consiste en que la razón tiene 
prioridad sobre otras formas de adquirir conocimiento o, más aún, 
que es el único camino al conocimiento. 
 
46
 Cf., Copleston., Historia de la Filosofía, Ariel, México, 1983, cap., XI, 2, p. 195. 
47
 Ibíd., cap. XI, I, p. 194. 
[32] 
 
El empirismo es una corriente filosófica contrapuesta al 
racionalismo, está ubicada geográficamente en las islas británicas 
y temporalmente en el siglo XVIII. Es una teoría epistemológica 
todas cuyas versiones coinciden en la idea básica de que la 
experiencia tiene la primacía en el conocimiento humano y en la 
opinión justificada. Berkeley es considerado uno de los tres 
máximos representantes del empirismo británico, situado entre 
Locke y Hume
48
. Berkeley también es considerado un idealista
49
. 
El idealismo es en general una posición filosófica consistente 
en que la mente juega un papel necesario en la existencia del 
mundo sensible, en el sentido de que éste no tiene una existencia 
independiente de la mente que lo percibe, precisamente porque es 
un conjunto de ideas que sólo tienen existencia dentro de la 
mente. Berkeley no sólo es considerado un idealista sino hasta el 
mismo padre del idealismo empírico, por ser el primero en el 
mundo occidental que edificó totalmente una concepción ideal del 
mundo de la experiencia. Así lo considera Schopenhauer, por 
 
48
 Cf., Quintanilla: “Nos encontramos ante un obispo anglicano… que es…uno de 
los tres máximos exponentes del empirismo moderno” (Ignacio Quintanilla, op., 
cit., parte II, 1, 1.3, p. 18). 
49
 Kant: “El idealismo… es la teoría que declara la existencia de objetos exteriores 
en el Espacio, o dudosa e indemostrable, o falsa e imposible… la segunda [doctrina 
del idealismo] es el idealismo dogmático de Berkeley…” (Kant, Crítica de la razón 
pura, Colofón, México, 1989, parte II, II, IV, p. 174, Refutación del idealismo). 
Quintanilla: “Nos encontramos ante un obispo anglicano… que es un idealista…” 
(Ignacio Quintanilla, op., cit., parte II, 1, 1.3, p. 18). 
[33] 
 
ejemplo
50
. De hecho, Berkeley es el creador de la palabra 
«inmaterialismo», que corresponde con la de «idealismo». Al 
parecer sólo Hume considera a Berkeley un escéptico, porque las 
teorías y argumentaciones berkeleyanas no admiten ni 
contestación ni convicción, lo cual es característica esencial del 
escepticismo
51
. A decir verdad, muy probablemente Hume no ha 
sido el único que ha considerado escéptico al filósofo irlandés, 
pues en los Tres diálogos entre Hilas y Filonús el mismo Berkeley 
hace decir a Hilas que Filonús (o sea Berkeley mismo) es un 
escéptico a razón de que piensa que la materia no existe. En 
resumen, Berkeley entiende que el concepto moderno de sustancia 
material es contradictorio, porque la materia en cuanto que es una 
 
50
 No debe creerse que antes de Berkeley no existiera rastro alguno de concepciones 
semejantes, y que Berkeley fuera el primero en entrever la idealidad del mundo 
sensible. John Norris escribió una obra llamada An Essay towards the Theory of the 
Ideal or Intelligible World. Malebranche tenía una doctrina semejante a la 
berkeleyana, aunque con diferencias (para mayor información acerca de las 
diferencias y coincidencias entre Berkeley y Malebranche, cf., Sébastien Charles, 
Ocasionalismo y modernidad: Berkeley, lector crítico de Malebranche, artículo 
hallado en el #13 de la Revista Praxis filosófica, Universidad del Valle, Colombia, 
2001). Arthur Collier (1680-1732) concibió al mismo tiempo que Berkeley, más o 
menos la misma doctrina idealista de la realidad sensible. Collier escribió: “by not 
independent, not absolutely existent, not external, I mean and contend for nothing 
less than that all matter, body, extension, &c., exists in, or in dependence on, mind, 
thought, or perception; and that is not capable of an existence, which is not thus 
dependent” (Collier, A., en la Introducción de su Clavis Universalis: or, a new 
Inquiry after Truth, being a Demonstration of the Non-existence, or Impossibility, 
of an External World, hallada en The works of George Berkeley, editados por A. C. 
Fraser, Clarendon Press, Oxford, 1901, Vol. III, Appendices, B, p. 384). 
51
 Cf., su Investigación del entendimiento humano, XII. A causa de esta 
interpretación humeana de la filosofía berkeleyana, se ha estimado a Berkeley como 
el padre intelectual del escepticismo especulativo escocés (cf., Fraser, A., C., op., 
cit., Vol. III, Appendices, D, p. 401). 
[34] 
 
cosa que no percibe no puede ser el soporte o sostén de las 
cualidades sensibles como el color, olor, sabor, etc., pues éstas son 
sensaciones, y las sensaciones sólo existen en la mente. En este 
sentido, es absurdo pensar que una cosa que no percibe pueda 
albergar cualidades que se perciben. 
Para finalizar el contexto filosófico se le ubicará a Berkeley en 
la historia de la filosofía pero no como empirista, idealista o 
escéptico, sino como apologeta del cristianismo, según la obra En 
defensa del cristianismo. La actitud apologética de George 
Berkeley de José Gómez. 
Berkeley vivió en el Siglo de las Luces o Ilustración. La 
Ilustración fue un movimiento intelectual empeñado en extender 
la crítica y el uso de la razón a todos los campos de investigación 
humanos. Las bases de credibilidad de la religión fue una cuestión 
relevante en esta época
52
, y en esto el deísmojugó un papel 
principal. El deísmo fue un movimiento esencialmente religioso 
que abogó por suprimir de la religión todos los elementos 
sobrenaturales o irracionales, de tal modo que fuera puramente 
racional, fundada en la manifestación natural que la divinidad 
hace de sí misma a la razón del hombre, y no en una revelación 
histórica. Toland, Collins y Tindal fueron algunos de los deístas o 
librepensadores más renombrados. Como Berkeley pensaba que la 
creencia acerca de la presencia de Dios en el mundo contribuía a 
 
52
 Cf., José Gómez, La racionalidad de la creencia religiosa: Tolland, Collins y 
Berkeley, Publicaciones Cruz, México, 2004, p. 1 (Introducción). 
[35] 
 
la salud moral de los hombres
53
, vio en el deísmo uno de los 
enemigos de la religión, ya que el deísmo atentaba también contra 
la presencia de Dios en la Tierra
54
. 
En su conjunto, la obra de Berkeley tiene intereses religiosos 
más que filosóficos: sus escritos son un encomio del 
cristianismo
55
. Como prueba de esto, sólo hay que leer los 
subtítulos de sus obras
56
. Por ejemplo, el subtítulo del Alciphron 
reza así: “O el pequeño filósofo. En siete diálogos. Contienen una 
 
53
 Cf., George Berkeley, Alciphron: or, the minute philosopher, Printed for J. and R. 
Tonson and S. Draper in the Strand, London, 1752 (facsímil digital), parte V, 
XXXV, p. 244, y los Principios, §CXLI, p. 159. En los Tres diálogos dice: “el 
conocimiento de la lejanía de la Divinidad predispone naturalmente a los 
hombres a ser negligentes en sus acciones morales, pues tendrían más cautela 
en el caso de que creyeran que estaba inmediatamente presente” (George 
Berkeley, Tres diálogos…, parte III, p. 245). 
54
 Cf., José Gómez, op., cit., parte I, 1, a, p. 10. 
55
 Existen varias formas de justificar esto: 1) en los subtítulos de algunas de sus 
obras se muestra la intención de Berkeley de hacer una apologética de la religión 
cristiana (cf., infra la nota al pie 56); 2) Antonio Gómez Robledo dice: “no sólo en 
el Alcifrón… sino en todas sus obras filosóficas… la intención de Berkeley es 
defender el cristianismo de los fuertes ataques que se lanzaban en su contra” (José 
Antonio Gómez, en el Prólogo que hace a Gómez, J., En defensa..., p. 7); y 3) 
Jessop dice: “Berkeley‟s system, whatever may be the right textbook label to apply 
to it, was plainly a piece of religious apologetics… His “esse est percipi”, his denial 
of the representative theory of perception and of material substance, his critique of 
natural science, and his theory of signs, all arise in the context of that intention” 
(Thomas Jessop, en la compilación de Steinkraus, New studies in Berkeley’s 
philosophy, s.e, USA, 1996, cap. VIII, p. 98). 
56
 Los subtítulos de algunas de sus obras rezan así: “Donde se investigan las 
principales causas de error y dificultad en las ciencias, como también el fundamento y 
origen del escepticismo, ateísmo e irreligión” (Principios); “Su designio es demostrar 
claramente la realidad y perfección del conocimiento, la naturaleza incorpórea del 
alma y la providencia inmediata de Una divinidad, en oposición a escépticos y ateos, 
así como descubrir un método para hacer las ciencias más fáciles, útiles y sencillas” 
(Tres diálogos); “O la doctrina cristiana de no resistir al poder supremo, probada y 
defendida por los principios de la ley de la naturaleza” (Passive Obedience). 
[36] 
 
apología de la religión cristiana, contra quienes se llaman libre-
pensadores”. La apologética cristiana se halla en toda la obra 
berkeleyana, pero su apologética no consiste en aludir 
dogmáticamente la autoridad de los Libros Sagrados, sino en 
hacer uso de la crítica racional para justificar la veracidad de 
algunos puntos esenciales del cristianismo. Como lo son la 
existencia de Dios, sus cualidades y la Providencia. 
En efecto, la filosofía berkeleyana no está descargada de las 
motivaciones personales de su autor. Las creencias religiosas de 
Berkeley influyen en sus obras escritas. Por esto Copleston afirma 
que “Para ver la filosofía de Berkeley bajo el mismo ángulo que él 
la vio, es preciso no olvidar su interés religioso, apologético y 
moral”
57
. 
José Gómez afirma que la apologética puede ser práctica o 
especulativa, pero adoptar una u otra depende de qué fines persiga 
el apologeta. La apologética práctica busca convertir a un 
individuo a una religión determinada sobre todo mediante los 
efectos psicológicos y pasionales de los argumentos. La 
apologética especulativa busca convencer de que la religión 
cristiana es razonable, pero precisamente mediante la fuerza 
argumentativa, “mostrando que hay bases para la aceptación de un 
determinado dogma... ―dice José Gómez― probando la 
 
57
 Frederik Copleston, op., cit., parte XIII, p. 243. 
[37] 
 
verosimilitud y su aceptabilidad”
58
. El mejor modo de hacer esto 
último es probar que la religión carece de error, de contradicción o 
de consecuencias inmorales
59
. Berkeley recurrió principalmente a 
la apologética especulativa en sus libros publicados, por ejemplo, 
la doctrina del esse est percipi y la doctrina de la naturaleza como 
lenguaje divino, son dos instrumentos racionales mediante los 
cuales justifica la existencia de Dios y la Providencia
*
. 
Los pensadores contemporáneos (como Ursom, Quintanilla y 
Gómez) abogan por que Berkeley sea considerado uno de los 
grandes filósofos de la modernidad, y no como un mediano 
filósofo ubicado entre Locke y Hume. Talvez uno de los 
elementos que contribuyeron a darle poca importancia a la 
filosofía berkeleyana, es el hecho de que sus viejos e ilustres 
comentaristas la malinterpretaron. Dice Quintanilla: “El Berkeley 
idealista al que se refieren Kant, Ortega, Moore o Russell, o el 
Berkeley empirista de manual… y criticado por Husserl en sus 
Investigaciones, son... una falsedad histórica... Se constata, 
simplemente, que muchos de sus ilustres comentaristas no han 
leído con un mínimo de atención y extensión lo que dejó 
escrito”
60
. Más aún, Ursom sostiene que “Kant, sin haberlo leído, 
afirmó refutarlo en su „Refutación del idealismo‟”
61
. 
 
58
 José Gómez, En defensa…, Int., 1, p. 15. 
59
 Ibídem. 
60
 Ignacio Quintanilla, op., cit., parte II, 2, p. 20. 
61
 Ursom, J., O., op., cit., §9, p. 123. 
[38] 
 
Las malas interpretaciones de la filosofía berkeleyana han 
empequeñecido la figura de Berkeley, y lo peor es que ellas 
nacieron en el mismo momento en que Berkeley publicó sus 
trabajos filosóficos. Además, el pensamiento berkeleyano sufrió 
tanto de indiferencia como de burlas; no fue precisamente una 
filosofía bienvenida
62
. José Antonio Robles dice que “Johnson es 
 
62
 Fueron sobre todo los primeros críticos de Berkeley quienes pensaban 
equivocadamente que el idealismo berkeleyano quitaba «realidad» a los cuerpos 
sensibles, tanto como para convertirlos en sueños o fantasías. Entre estos críticos 
están Andrew Baxter y Beattie. Aquél decía que Berkeley “está seriamente 
persuadido de que él no tiene ni país ni padres, ni ningún cuerpo material, ni 
comida no bebida, ni casa; sino que todas estas cosas son meras ilusiones, y que no 
tienen existencia sino en la fantasía” (Baxter, en Alexander Fraser., op., cit., Vol. 
III, Appendices, D, p. 399); y Beattie dijo: “I never heard of any doctrine more 
scandalously absurd than this of the non-existence of Matter” (Beattie, en ibid, p. 
402). El escritor marxista Politzer malinterpreta así al filósofo irlandés: “en la 
práctica el idealista se ve obligado a reconocer la existencia del autobús” si no 
quiere ser atropellado (George Politzer, Cursos de filosofía, Ediciones de cultura 
popular, México, 1969,parte I, I, IV, III, p. 40). Politzer termina con esto: “El 
ejemplo del autobús muestra que el mundo tiene una realidad objetiva y no es una 
ilusión creada por nuestro espíritu” (ídem). Politzer escribió esta ingenua crítica a 
pesar de haber leído a Lenin, quien interpreta correctamente a Berkeley cuando 
dice: “¡Berkeley no niega la existencia de las cosas reales! ¡Berkeley no rompe con 
la opinión de la humanidad entera! Berkeley niega «sólo» la doctrina de los 
filósofos, es decir, la teoría del conocimiento que fundamenta seria y resueltamente 
todos sus razonamientos sobre el reconocimiento del mundo exterior y de su reflejo 
en la conciencia de los hombres!” (Vladímir Lenin, Materialismo y 
empiriocriticismo, Ediciones de lenguas extranjeras, Pequín, 1974, A manera de 
introducción, p. 19). Pero había críticos más duros que incluso mostraban cierto 
desprecio por la filosofía de Berkeley; por ejemplo el obispo Warburton y el inglés 
Samuel Johnson. Aquél escribió: “His pretended demonstration on this capital 
question [la materia] is the poorest, lowest, and most miserable of all sophisms” 
(Warburton, en Alexander Fraser, op., cit., Vol. III, Appendices, D, p. 400); y 
Samuel Johnson pensaba que podía refutar el esse est percipi pateando ferozmente 
una piedra (cf., ibid, p. 403). Incluso hay escritores más recientes cuyos comentarios 
a la filosofía berkeleyana tienen el dejo de desprecio que muestra Warburton. Rossi 
dice: “En este sentido ―problemático y no sistemático; por sus defectos y no por 
sus méritos― Berkeley ocupa el lugar que le corresponde en la historia del 
[39] 
 
la primera persona que trata a Berkeley con profundo respeto y 
con la atención que consideraba que merecía un pensador de su 
talla”
63
. Esto da una idea de cuánto tiempo tuvo que pasar para 
que alguien tomara en serio al filósofo irlandés. 
Pero con el paso del tiempo Berkeley ha ido ganando terreno y 
buena fama. Rossi afirma que el idealismo de Berkeley “se 
convirtió en tema obligado de las tesis doctorales de filosofía en 
las universidades escocesas en los años comprendidos entre 1737 
y 1743”
64
. Y como se comentó antes, Fraser asevera que la 
interpretación que Hume realizó de la filosofía berkeleyana, hizo 
posible que se estimara a Berkeley como el padre intelectual del 
escepticismo especulativo escocés. Pero en general los 
comentaristas más recientes tratan a Berkeley con respeto y 
autoridad, como sucede en las obras de Quintanilla, Gómez, 
Pitcher, Ursom y otros. 
 
pensamiento. Filosófico, sí, pero de segunda fila, como hoy es reconocido” (Manlio 
Rossi, op., cit., p. 199). Tampoco faltaron las burlas. Al respecto, Fraser comenta 
que “There is as much humour in the Irish myth of Berkeley‟s visit to Swift on a 
rainy day… he [Berkeley] was left to stand before the unopened door, because, on 
his principles, it was assumed that he could as easily enter the house with the door 
shut as with the door open” (Alexander Fraser, op., cit., p. 403); y Rossi refiere que 
“Wisdom J. O., sostiene que Berkeley, que sufría mucho de diarreas en su juventud 
y que, por tanto, debía ser enemigo de la materia” (Manlio Rossi, op., cit., p. 198). 
63
 Cf., el Prefacio de José Antonio Robles a Berkeley, Comentarios filosóficos, 
UNAM, México, 1989, p. 6. A lo largo de la tesis habrán algunas referencias a los 
dos Samuel Johnson que tuvieron algo que ver con la figura de Berkeley. Uno fue 
británico y detractor suyo, el otro, americano y amigo suyo. Berkeley y el 
norteamericano Samuel Johnson se conocieron en Rhode Island alrededor de 1730, 
cuando aquél intentaba establecer su misión evangelizadora en las Bermudas. 
64
 Manlio Rossi, op., cit., p. 178. 
[40] 
 
 
 
 
 
 
 
CAPÍTULO I 
DEFINICIÓN Y CONTEXTUALIZACIÓN DEL CONCEPTO DE DIOS 
 
 
Esta verdad no es 
nueva en modo alguno [“el mundo es representación”]. Ya está presente 
en las consideraciones escépticas de las que partió Descartes, si bien fue 
Berkeley el primero que la expresó resueltamente, conquistándose con 
ello un mérito inmortal para la filosofía... 
 
Arthur Schopenhauer 
El mundo como voluntad y representación 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
[41] 
 
1.1 Se puede hablar de Dios por analogía con el hombre. 
 
 
 
Si Berkeley entiende que Dios es un Espíritu “sabio, poderoso y 
bueno más allá de toda comprehensión” humana
65
, y que “su 
naturaleza, por tanto, es incomprensible para los espíritus 
finitos”
66
, ¿cómo puede hablar larga y extensamente de las 
cualidades, capacidades, obras y fines de Dios, sin desdecirse a sí 
mismo? ¿Cómo puede dar la impresión de ser tan exacto en esta 
materia, si ésta está más allá de la comprehensión humana? O 
Berkeley se contradice o en verdad no piensa que Dios esté por 
encima del entendimiento de los hombres. 
Cuando Berkeley afirma que Dios es un ser incomprensible 
para los seres humanos, no está haciendo teología negativa
 
ni 
quiere dar a entender que Dios es ininteligible, misterioso e 
impenetrable, al menos no como lo hace Dionisio el Areopagita
67
. 
Tanto es así, que en el cuarto diálogo del Alciphron, Berkeley 
censura enérgicamente a Dionisio por definir a Dios sólo con 
términos negativos: “un cristiano ―dice el filósofo irlandés― que 
en vez de adoptar el lenguaje de las Santas Escrituras, emplee el 
lenguaje duro (harsh) de este escritor apócrifo, es un cristiano 
 
65
 George Berkeley, Tres diálogos..., parte II, p. 195. 
66
 Íbid., parte III, p. 241. 
67
 Cf., supra, p. 13. 
[42] 
 
imprudente y débil”
68
. Berkeley sostiene que cuando las 
cualidades divinas se entienden en un sentido completamente 
distinto del que tienen en la acepción corriente, no se hace otra 
cosa sino negarle “a Él todas las cualidades. Y, de este modo 
―continúa Berkeley―, al negar los atributos de Dios, niegan de 
hecho su ser”
69
. 
La prueba más clara de que Berkeley no hace teología negativa 
en el sentido de Areopagita cuando dice que Dios está más allá del 
entendimiento de los hombres, es que el mismo Berkeley habla 
larga y extensamente de Dios en términos de uso corriente, lo cual 
evidencia que es posible entender y explicar a la Deidad
70
. Por 
consiguiente, Berkeley debe querer decir otra cosa cuando afirma 
que la Deidad está más allá de toda comprensión humana. Para 
Berkeley, lo incomprensible de Dios no radica en sus cualidades, 
capacidades y fines, sino en el grado de perfección de sus 
atributos. Por esto en el Alciphron dice que el conocimiento que 
tiene el hombre existe en Dios: 
 
 
68
 George Berkeley, Alciphron..., parte IV, XIX, p. 176. 
69
 Íbid., parte IV, XVII, p. 172. 
70
 De hecho, en los §§ II-IV de los Principios Berkeley insiste en que los errores, 
absurdos y contradicciones en que han caído los filósofos, no se debe a la 
imperfección de las facultades cognoscitivas humanas, sino al hecho de “no usar de 
aquéllas como es debido… pues cualesquiera sean las apetencias de que haya 
dotado [Dios] a las criaturas, les proporciona los medios necesarios y suficientes 
para satisfacerlas, con tal de que hagan recto uso de facultades naturales” (sic) 
(George Berkeley, Principios..., introducción, III, p.15. 
[43] 
 
el conocimiento simplemente, como tal, no tiene defecto. El 
conocimiento, pues, en su sentido propio y formal, puede 
predicarse de Dios proporcionalmente, es decir, guardando 
proporción con la naturaleza infinita de Dios
71
. 
 
Esto sugiere la idea de que cuando Berkeley habla de las 
cualidades de Dios, no está hablando de cualidades extrañas a los 
seres humanos. Al contrario, dice que el conocimiento humano 
puede atribuirse también a Dios, aunque en un sentido propio y 
formal, el cual consiste en no incluiren su conocimiento los 
rasgos imperfectos del conocimiento humano, para así respetar las 
proporciones entre la condición perfecta de Dios y la naturaleza 
imperfecta del hombre. Por esto dice Berkeley que “todas las 
perfecciones que podamos concebir en un ser finito se encuentran 
en Dios, pero sin ninguna de las impurezas con que se hallan en 
las criaturas”
72
, y que “toda la noción que tengo de Dios la 
obtengo reflexionando sobre mi propia alma, potenciando sus 
facultades y suprimiendo sus imperfecciones”. Desde luego, 
Berkeley habla de Dios por analogía con el hombre, y así lo da a 
entender en el cuarto diálogo del Alciphron
73
; pero esto no 
significa que para Berkeley el conocimiento, fuerza y bondad de 
Dios sean cualidades que no tienen ninguna relación esencial con 
el conocimiento, fuerza y bondad de los hombres. Tanto es así, 
 
71
 George Berkeley, Alciphron..., parte IV, XXI, p. 180. 
72
 Idem. 
73
 Íbid, parte IV, XXI, p. 179 y ss. Berkeley también emplea la analogía para 
argumentar la existencia de otros espíritus finitos (cf., infra, 1.5.2). 
[44] 
 
que se queja de quienes sostienen que las cualidades de Dios 
deben entenderse en un sentido completamente distinto al popular 
y ordinario; pues cuando estas personas hablan de la sabiduría, 
fuerza y bondad de Dios, “no dejan sino el nombre ―dice el 
filósofo irlandés― sin ningún significado que vaya unido al 
mismo”
74
. 
Lo anterior justifica que en esta tesis se hable de Dios por 
analogía con el hombre en términos de: quiere, no quiere, busca, 
no busca, se preocupa, no se preocupa, etcétera. Desde luego que 
en Berkeley el ser humano mantiene una situación de inferioridad 
respecto de su Creador, y en este sentido quizá no todo lo humano 
puede aplicarse por analogía a la Deidad. Pero por lo pronto se ha 
justificado ya el hecho mismo de hablar de Dios en términos de 
uso corriente. ¿Por qué? Porque Berkeley mismo autoriza esta 
jugada en sus escritos. 
 
 
 
 
 
 
 
 
74
 Íbid, parte IV, XVII, p. 173. Acerca de la posibilidad de hablar de Dios por 
analogía con el hombre, pero siempre dentro del marco berkeleyano, cf., Frederik 
Copleston, Historia…, cap. XIII, III, 4, p. 229 y ss. 
[45] 
 
1.2 El postulado esse est percipi. 
 
 
 
Berkeley declara lo siguiente en el segundo párrafo de los 
Principios: “la existencia de una idea consiste simplemente en ser 
percibida”
75
. Esto tradicionalmente se expresa con la fórmula esse 
est percipi. Pero, ¿qué significa «ser es ser percibido»? El filósofo 
irlandés dice: 
 
todos los cuerpos que componen la maravillosa estructura del 
universo, sólo tienen sustancia en una mente; su ser (esse) 
consiste en que sean percibidos o conocidos
76
. 
 
Berkeley usa el término ser (esse) para referirse a las cosas 
sensibles. Así dice que éstas son sólo cosas percibidas, cuya 
existencia como entidades depende de que sea percibida o 
conocida por alguna mente. ¿Por qué las cosas sensibles existen 
sólo mientras son percibidas por una mente? La respuesta a estas 
preguntas es sumamente sencilla: si lo que se piensa es siempre 
una idea, entonces nunca se perciben objetos fuera de la mente. 
Por esta razón las cosas sensibles son ideas. Lo único que se 
percibe inmediatamente por medio de los sentidos, es una 
sensación visible, auditiva, táctil, sápida u olfativa; y como las 
 
75
 George Berkeley, Principios…, §II, p. 44. 
76
 Ibíd., §VI, p. 47. Cf., también los §§ III, IV y XXIV, pp. 45, 46 y 62. 
[46] 
 
sensaciones existen sólo en la mente, entonces ese viejo tepozán 
que parece estar allá afuera de la mente humana, en realidad está 
dentro de ella, puesto que lo percibe. Así lo dice Berkeley: “¿qué 
es perceptible sino una idea?”
77
, y “¿qué son los objetos 
mencionados [árboles, montañas] sino las cosas que nosotros 
percibimos por nuestros sentidos, y qué otra cosa percibimos 
aparte de nuestras propias ideas o sensaciones?”
78
. Luego, el 
mundo sensible o naturaleza
79
 es un conjunto de ideas que sólo 
existe dentro de la mente que lo percibe. Por esto mismo Berkeley 
afirma que “la existencia de una idea [o cosa sensible] consiste 
simplemente en ser percibida”; porque si no fuera percibida, no 
existiría en ningún lado, no afuera de la mente. 
Es aquí donde Berkeley encuentra tierra fértil para su ataque a 
la materia. “Por materia —dice— debemos entender una sustancia 
inerte, carente de sentidos, en la cual subsisten [esencialmente 
sólo las cualidades primarias:] la extensión, la figura y el 
movimiento”
80
. Éste era el concepto de materia en los siglos XVII 
y XVIII que defendían Descartes, Locke, Galileo, Newton y 
Boyle entre otros
81
. Estos pensadores modernos entendían que la 
materia era la base de todas las cualidades secundarias: el color, 
 
77
 George Berkeley, Tres diálogos..., parte III, p. 218. 
78
 George Berkeley, Principios..., op., cit., §IV, p. 46. 
79
 En los Principios Berkeley se refiere al mundo sensible como naturaleza (cf., los 
§§ XXX, XXXIII, XXXIV, L, LIII, LVII, LIX y otros). 
80
 Íbid., §IX, p. 50. 
81
 Cf., Ursom, J., O., op., cit., §1, p. 12 y ss. 
[47] 
 
olor, sabor, textura y sonido
82
. Para ellos la materia era eso que 
quedaba de una cosa sensible si se le pudieran quitar las 
cualidades secundarias sensibles. 
Berkeley tiene al menos dos cargos importantes que levantar 
contra este concepto de materia: 1) si los objetos sensibles son 
ideas, no hay nada en ellos que pueda ser sustancial, nada que 
pueda existir por sí mismo y con independencia de la mente; y 2) 
una vez concedido que todo lo que se percibe por los sentidos es 
una idea, una sensación, una representación, etc., sería absurdo 
pensar que éstas pueden existir en o sobre una sustancia material 
inerte. ¿Por qué? Porque algo que no piensa ni percibe no puede 
sostener ideas o sensaciones. Luego, detrás de las ideas que se 
perciben no hay sustancias materiales. 
¿Qué papel juega Dios en el esse est percipi? Si el mundo 
sensible está constituido por una multiplicidad de ideas sensibles, 
entonces el mundo tiene que existir en una mente, una que lo 
mantenga en el ser o existiendo, precisamente porque la condición 
de su existencia es ser pensado. Por esta razón Berkeley sostiene 
que “el espíritu se nos presenta como la única sustancia que puede 
servir de base para la existencia de los seres no pensantes o ideas”, 
 
82
 Aquí hay un malentendido que quizá no resulte vano esclarecer. Los modernos 
definían las cualidades secundarias como las capacidades que tienen los objetos 
materiales para producir las sensaciones de los sentidos, y no como las sensaciones 
producidas. Pero en los Principios y en los Tres diálogos, Berkeley entiende por 
cualidades secundarias las sensaciones ya producidas. Cf., más información al 
respecto en Ursom, J., O., op., cit., p. 18. 
[48] 
 
porque el espíritu es una “sustancia que sustenta o percibe las 
ideas”
83
. El mundo sensible existe en la mente. ¿Pero en cuál? En 
varias ocasiones Berkeley responde esto sugiriendo la idea de que 
el mundo sensible existe en la mente de Dios; por ejemplo, 
cuando afirma que “él [Dios] tiene que percibir todas las cosas 
sensibles”
84
. 
Por el momento se puede aceptar que para Berkeley la 
naturaleza es sostenida en la mente del Creador, y que esta misma 
naturaleza es la que los seres humanos ven todos los días al abrir 
los ojos. Así las cosas, se debe entender que en la filosofía 
berkeleyana la realidad empírica no está detrás de las ideas que 
constituyen al mundo. Las ideas no representan cosas. Este 
representacionismo es incompatible con la filosofía de Berkeley. 
Por el contrario, las ideas

Continuar navegando

Otros materiales