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[1] UNIVERSIDAD NACIONAL A U T Ó N O M A D E M É X I C O FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES ACATLÁN I N T E R P R E T A C I Ó N D E L A I D E A D E D I O S E N E L T R A T A D O D E L O S P R I N C I P I O S D E L C O N O C I M I E N T O H U M A N O D E G E O R G E B E R K E L E Y …........................................................... T E S I S QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE LICENCIADO EN FILOSOFÍA P R E S E N T A D A V I D D U R Á N R A M Í R E Z ASESORA: MTRA. ANGÉLICA MARTÍNEZ PEREDO …........................................................... México, D. F. Febrero, 2013 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. [2] Hace años que la mala fortuna me persigue, como si no hubiera gente en verdad desgraciada que la mereciera más que yo... Para variar, extrañamente hoy no experimento rabia por esta negra maldición que Dios ha hecho caer sobre mí. Incluso tengo un raro acceso de optimismo que me hace pensar, no que las cosas irán mejor, sino que quizá ya no irán tan mal. Lo cual me lleva a agradecer a quien, al menos en parte, ha caminado descalzo como yo sobre tanta espina y piedra: a Lidia y la pequeña Mavie. Pero más que a nadie a quien me ha abrigado tanto, después de haber visto ya demasiado por mí —gracias mamá, otra vez. [3] Me he tomado tanto trabajo como el que más (lo creo sinceramente) para entender las obras de este gran autor, y para captar la lógica de sus principios... De modo que si no lo entiendo no es culpa mía, sino desgracia mía. George Berkeley (A propósito de la filosofía de John Locke) [4] [1685 – 1753] [5] índice INTRODUCCIÓN ............................................................................................................................... 6 CAPÍTULO I: DEFINICIÓN Y CONTEXTUALIZACIÓN DEL CONCEPTO DE DIOS 1.1 Se puede hablar de Dios por analogía con el hombre …………..... 41 1.2 El postulado esse est percipi ........................................................…................ 45 1.3 El concepto de Dios en los Principios berkeleyanos ....................... 54 1.4 Exposición y objeción de diversos temas, con el fin de contextualizar el concepto de Dios dentro de la filosofía berkeleyana 1.4.1 Sobre la materia .......................................................................................... 57 1.4.2 Sobre el problema del otro ………………………………...……........ 64 1.4.3 Sobre el finalismo de la naturaleza ................................................. 68 1.4.4 Sobre el escepticismo .............................................................................. 79 CAPÍTULO II: LAS DEMOSTRACIONES DE DIOS DEJAN ABIERTA LA POSIBILIDAD DE CONCEBIR A DIOS COMO UN SER IMPERFECTO 2.1 La prueba de la pasividad .................................................................................. 88 2.2 El argumento teleológico ................................................................................... 94 2.3 El argumento analógico basado en el lenguaje .................................... 99 CAPÍTULO III: ARGUMENTOS POR LOS QUE LA FIGURA DE DIOS RESULTA LIMITADA, EN CONTRAPOSICIÓN AL CONCEPTO BERKELEYANO DE DIOS 3.1 Primero, relacionado con los fines de Dios …………………….......... 106 3.2 La función estético-finalista del mal .......................................................... 112 3.3 Segundo, relacionado con la necesidad de las acciones .............. 123 3.4 Tercero, relacionado con el principio del mal .................................. 132 3.5 Cuarto, relacionado con el concepto de felicidad ............................... 142 CONCLUSIÓN .................................................................................................................................. 156 GLOSARIO ......................................................................................................................................... 170 BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................................................... 175 [6] INTRODUCCIÓN Esta introducción se divide en once puntos. 1. El tema de investigación y su delimitación. 2. Justificación del tema. 3. Planteamiento del problema. 4. Hipótesis general. 5. Objetivos. 6. Marco teórico. 7. Demarcación. 8. Metodología. 9. Indicaciones generales. 10. Contenido de los capítulos e incisos. 11. Biografía de George Berkeley. 1. El tema de investigación y su delimitación. El tema general es el concepto de Dios. Pero más concretamente, es el carácter infinito o perfecto de Dios en el Tratado de los principios del conocimiento humano de George Berkeley. La teología puede presentarse como metafísica, en cuanto que tiene por objeto de estudio al ser del que dependen todos los otros seres y cosas de mundo, y a los cuales trasciende en tiempo y espacio. En este sentido, la línea de investigación del presente trabajo es metafísica teológica. 2. Justificación del tema. La elección del tema surge como respuesta a la aparente ausencia de investigación en este campo dentro de la filosofía berkeleyana. [7] Es cierto que los comentaristas de Berkeley 1 también abordan el tema de Dios, pero su atención se centra en otros aspectos: ya sea en la validez de los argumentos de su existencia, en su carácter de causa o en su cognoscibilidad, mas no en su infinita perfección. Además, como casi todo el sistema berkeleyano de los Principios está construido bajo la idea de un Dios perfecto, entonces una buena parte de las doctrinas epistemológicas y éticas de Berkeley tienen fundamento en el supuesto de que Dios sea en verdad perfecto. De aquí que de forma indirecta el tema de esta tesis tenga también importancia epistemológica y ética en el marco berkeleyano 2 . Por lo demás, el tema cumple con las siguientes características que legitiman su elección como tema de una tesis profesional. 1) Factibilidad: el tema debe ser susceptible de ser estudiado. A pesar que el mismo Berkeley admite que Dios escapa al entendimiento humano 3 , también reconoce que es un ser comprensible 4 . 2) Novedad y originalidad: el tema debe evitar la duplicidad de estudios. Al parecer los comentaristas de Berkeley han evitado el estudio sobre este tema en específico. 3) Importancia: ¿quéaportaciones nacen al estudiar el tema? El mayor beneficio que se 1 En adelante, al decir „los comentaristas de Berkeley‟, sobreentiéndase que sólo se habla de aquellos en los que se apoya esta tesis: Pitcher, Ursom, Gómez, Copleston y Quintanilla, y sólo a las obras de estos autores citadas en la Bibliografía. 2 Las doctrinas epistemológicas y éticas de las que se habla: 1) el esse est percipi, 2) el ataque a la materia, 3) la doctrina de la percepción sensible humana, 4) el mal como ocasión del bien, 5) la doctrina del criterio de moralidad, y 6) la doctrina acerca de que Dios busca la felicidad humana. Todas ellas son tratadas en esta tesis (cf., índice). 3 Cf., infra, p. 13. 4 Cf., infra, p. 14. [8] obtiene consiste en dar inicio a los trabajos acerca de la perfección de Dios en Berkeley 5 . Lo anterior también puede considerarse una aportación académica: porque resulta útil que el alumno de filosofía interesado en estudiar el pensamiento berkeleyano, disponga de un material crítico acerca de uno de los tópicos que han pasado desapercibidos por los comentaristas de George Berkeley. 4) Interés: la utilidad profesional y personal que supone para el tesista. Por un lado, abordar este tema contribuye a la formación filosófica del tesista, pues conlleva el estudio de varios asuntos filosóficos, y, por otro lado, satisface el deseo de externar sus puntos de vista al respecto. 5) Precisión: el tema debe ser lo más concreto posible. Se ha especificado el tema, el subtema y la perspectiva bajo la cual se aborda el subtema, que en este caso es la de George Berkeley 6 . 3. Planteamiento del problema. El asunto de la tesis es el carácter infinito de Dios. ¿Pero cuál es el problema? El problema es que la figura de Dios en la filosofía berkeleyana parece corresponder más con un Dios limitado, que 5 Muy probablemente no es cierto que no haya estudios acerca del tema de esta tesis, pues existe una vasta bibliografía acerca del pensamiento berkeleyano. Sin embargo, si hay estudios al respecto, presumiblemente no son muchos. Esto por dos razones: 1) de los múltiples escritos que se han consultado para la elaboración de esta tesis, ninguno aborda expositiva o críticamente la infinita perfección de Dios en George Berkeley (cf., la Bibliografía), y 2) la bibliografía citada por estos escritos no da noticia de algún autor que aborde tal tema. No obstante, aun cuando haya escritos al respecto, el solo hecho de pasar desapercibidos justifica que una tesis aborde el tema. 6 Estas cinco características constituyen los atributos necesarios que debe cumplir un tema de investigación según Lourdes Münch en sus Métodos y técnicas de investigación, Trillas, México, 2007, parte III, p. 43. [9] con un Dios abiertamente perfecto. ¿En verdad Berkeley tiene razón cuando concede la infinita perfección a Dios? Por el contrario, ¿no es cierto que detrás de su aparente perfección, se oculta un Dios imperfecto que es tal por poseer fines, por poner al mal como condición de la felicidad humana, por ser el principio del mal y por la incapacidad del hombre en lograr la felicidad? El presente problema nace de cuatro vertientes, que serán tratadas en el capítulo III. Para explicarlas, antes hay que definir algunos términos. Definición de infinito. En incontables ocasiones Berkeley habla de “la perfección infinita de Dios” 7 . ¿Pero qué entiende Berkeley por infinita perfección? Cuando Berkeley afirma que Dios es un “un Espíritu... infinitamente activo” 8 , dotado de “omnipresencia, providencia, omnisciencia, poder infinito y bondad” absoluta 9 , entiende que lo infinito o su equivalente lo ilimitado, consiste en que las cualidades divinas son tales que no permiten que Dios participe de las cualidades contrarias. En este sentido lo infinito o ilimitado se relaciona con la ausencia de valores negativos, o sea, con la carencia de limitaciones o imperfecciones tales como pasividad, ignorancia, debilidad o maldad. En este sentido, las expresión “infinitamente perfecto” y sus equivalentes significan lo mismo que ilimitado. 7 George Berkeley, Tres diálogos entre Hilas y Filonús, RBA, Barcelona, 2002, parte II, p. 200. 8 George Berkeley, Correspondencia con Johnson, UNAM, México, 1989, p. 236 (Carta de Berkeley a Samuel Johnson fechada el 25 de noviembre de 1729). 9 George Berkeley, Tres diálogos..., parte III, p. 244. [10] Definición de limitado. Por el contrario, lo limitado consiste en que las cualidades de un espíritu son tales que permiten que éste participe de las cualidades contrarias, o sea los valores negativos mencionados. En este sentido, el hombre es un ser claramente limitado. Lo limitado se relaciona con el valor negativo, la ignorancia, la debilidad, etc. A continuación se presentan las cuatro dificultades de las que nace el problema de tesis. A) La primera dificultad tiene que ver con el concepto de fin. Predicar fines a Dios resulta problemático, porque el fin implica que quien se dirige a él cambia de un estado de carencia a un estado de presencia. Es decir, de un estado en que carece de aquello que busca, a un estado en que tiene aquello que buscaba. Mas este cambio implica carencia, tal y como lo admite el propio Berkeley a través de su personaje Hilas: “todo cambio indica imperfección” 10 . B) La segunda dificultad tiene relación con la necesidad de las acciones. Berkeley entiende por libertad el obrar que está de acuerdo a la voluntad, es decir, el obrar que está de acuerdo con lo que se quiere. Si se analiza el concepto berkeleyano de libertad, resulta que el principio de causalidad determina las acciones voluntarias humanas, lo cual indica que las acciones son completamente necesarias o determinadas. Ahora, si por analogía se aplica el mismo razonamiento a las decisiones de Dios, la 10 George Berkeley, op., cit., parte III, p. 240. [11] figura de la Divinidad se vuelve problemática pues sus decisiones y acciones implicarían una crasa impotencia, como el hecho mismo de no haber podido elegir un mejor medio para lograr la felicidad humana aparte del mal. C) La tercera dificultad tiene que ver con el principio del mal. Antes que nada, qué se entiende por principio. Principio es la causa primera de un efecto cualquiera. El principio es la causa mediata del efecto. En este sentido el movimiento de la bola de billar encuentra su principio en el jugador, no en el taco. Este último viene siendo la causa inmediata del movimiento de la bola. Cuando se habla del principio del mal se habla de la fuente de la cual nace la posibilidad del mal. Según Berkeley, el mal no encuentra su principio en Dios, sino en el hombre. Pero esta aseveración no resulta muy convincente cuando se la contrasta con la idea berkeleyana de que el hombre no es principio de sí mismo, ni de sus cualidades y facultades. ¿Por qué? Porque el hombre entero es obra de Dios. De aquí que el principio del mal no resulte ser tan claro, puede hallarse o bien en el hombre o bien en la Divinidad. Pero si resulta que el principio del mal se halla en Dios, entonces se pone en duda la perfección divina. Pues según Berkeley lo perfecto no puede ser causa necesaria del mal. D) La cuarta dificultad tiene relación con la incapacidad del hombre en lograr la felicidad. Según Berkeley, la felicidad humana consiste en llevar una vida que encuentre satisfacción en los placeres [12] racionales y en una vida noble u honesta. El filósofo irlandés piensa que el mal es la condición de la felicidad humana. Por mal se entiende todo aquello que redunde en dolor para el hombre. Los conceptos de felicidad y del mal parecen contraponersemutuamente en el sentido de que lo segundo no puede ser la condición del primero. Pues para que el hombre fuera feliz, sería necesario que el mal dejara de tener su lugar en el mundo (porque ¡cómo ser feliz en el sentido berkeleyano ante la presencia del dolor!), cosa que no puede ser según el concepto berkeleyano del mal. Estas cuatro dificultades problematizan la idea de un Dios perfecto, tanto como para identificar a Dios con un Dios limitado. 4. Hipótesis general. El concepto berkeleyano de Dios corresponde más con un Dios finito y limitado, que con un Dios infinitamente perfecto. 5. Objetivos. El objetivo general consiste en demostrar la hipótesis general de la tesis. Para alcanzar éste se desarrollan los siguientes objetivos particulares: 1) definir y contextualizar a Dios dentro de la filosofía de Berkeley; 2) probar que las tres demostraciones de Dios halladas en los Principios y el Alciphron dejan abierta la posibilidad lógica de que su infinita perfección pudiera ser sólo aparente, sin serlo en realidad; y 3) demostrar que la infinita [13] perfección de Dios no es real, sino una apariencia que oculta detrás de sí la imperfección de la Divinidad. El objetivo general puede alcanzarse mediante estos particulares, debido a estas tres razones: 1) porque antes de comenzar a discurrir sobre el tema primero se debe comprender el concepto esencial y esto se logra partiendo de la definición y contextualización de dicho concepto; 2) porque si se quiere probar que tal cosa es una apariencia y no algo real, primero se debe demostrar que es lógicamente posible que sea apariencia, para luego probar que de hecho es apariencia; y 3) porque resulta necesario aportar alguna prueba de que existe verdaderamente el objeto que se quiere alcanzar. 6. Marco teórico. Antes de precisar el punto de vista desde el que se va a estudiar el carácter perfecto de Dios, conviene presentar los distintos enfoques que se pueden tomar para abordar el tema, para luego tomar partido por uno y así poder dar un adelanto en la interpretación de dicho enfoque. Existen al menos tres dictámenes acerca de la perfección de Dios: 1) la teología negativa, 2) la posición optimista y 3) la posición pesimista. La teología negativa consiste en negar a Dios los atributos finitos del hombre. De esta guisa es la Teología mística de Dionisio Areopagita (siglo, I d.C), cuando afirma que Dios “está [14] más allá de todo ser y de todo saber” 11 , y que por esto mismo “esta Causa [Dios]… No tiene potencia ni es poder… ni sabiduría… ni bondad, ni espíritu en el sentido que nosotros lo entendemos” 12 . A pesar de esto, según la Teología mística es posible que el hombre encuentre a Dios mediante una experiencia de lo divino, o sea a través de una experiencia mística. Por esta razón el Areopagita pone como ejemplo a Moisés en el monte Sinaí. El Areopagita sostiene que Moisés renunció a todo conocimiento para lograr tener una experiencia de Dios, abandonándose “por completo en aquel que está más allá de todo ser… quedando unido por lo más noble de su ser con Aquel que escapa a todo conocimiento” 13 . Así, la teología negativa pone el acento más en lo que no es Dios, que en lo que es. La posición optimista consiste en conceder que se puede acceder al conocimiento de Dios y de su infinita perfección a través de la razón humana. Se pueden ubicar en esta categoría a 11 Dionisio Areopagita, Obras completas (Teología mística), Biblioteca de autores cristianos, Madrid, 2002, parte I, inciso 1, p. 245. 12 Ibíd., p. 251. 13 Ibíd., parte I, inciso 3, p. 247. Según Georgia Harkness, Misticismo, Diana, México, 1975, parte I, inciso 1, p. 17, la experiencia mística no consiste en un éxtasis “en que se ven visiones y escuchan voces sobrenaturales”, porque esto sería más “una experiencia anormal, y posiblemente patológica”, que una experiencia religiosa. La experiencia mística contiene: inefabilidad, calidad noética (o sea, llegar a la verdad pero no mediante la acción discursiva), fugacidad, pasividad y objetividad (en el sentido de que se tiene la seguridad de que se está en comunión con Dios ―cf., ibíd., p. 32), y consiste en “que la mente es sacada… del cuerpo… [de modo] que quedan suspendidas las funciones de los sentidos en virtud de la contemplación de algo extraordinario o de un objeto sobrenatural” (ibid, parte 1, inciso 5, p. 35). [15] filósofos como Tomás de Aquino, Locke, el mismo Berkeley y a todos aquellos que pretenden demostrar tanto la existencia de Dios como su infinita perfección a partir de argumentos racionales. Aunque en estos filósofos se pueden encontrar evidencias de teología negativa, es cierto que sus demostraciones de la existencia de Dios hacen hincapié en lo que es la Divinidad, a diferencia de la teología negativa, que pone el acento en lo que Dios no es. Así, la posición optimista celebra más lo que Dios es, al margen de que pueda o no admitir cierta teología negativa. La posición pesimista se caracteriza por considerar que la perfección de Dios es en el mejor de los casos sólo posible, y, en el peor, inexistente. En este pesimismo la existencia de Dios puede considerarse necesaria, posible o sólo como un supuesto imaginario. Se pueden dar varios matices de pesimismo. Para Voltaire y Jonas la existencia de Dios es necesaria, pero en lo que respecta a su infinitud, parece que aquél entiende que es dudosa, y éste que es inexistente 14 . Quizá Vanini pueda encontrarse entre quienes piensan que la existencia de Dios es sólo posible, pero que sin duda su infinitud es imaginaria 15 . Talvez Hume puede hallarse entre los que piensan que 14 Respecto del primero, cf., Voltaire, Diccionario filosófico (voz: Dios). Acerca del segundo, en su Pensar sobre Dios y otros ensayos intenta comprender la idea de Dios después de Auschwitz. La tesis de Jonas es que no se puede seguir concibiendo a Dios como un ser comprensible, bueno y omnipotente, de modo que se debe descartar al menos una de estas cualidades. El autor termina por prescindir de la omnipotencia salvando las otras dos (cf., infra, nota al pie 202). 15 Cf., Giulio Vanini, en Arthur Schopenhauer, Los dos problemas fundamentales de la ética, XXI, Madrid, 2007, parte III, inciso IV, p. 108. [16] tanto la existencia de Dios como su infinitud, son sólo posibles 16 . A Schopenhauer se le podría incluir en un tercer y aún más radical grupo: en aquel en que Dios es una suposición gratuita, y que además está muy lejos de ser un Espíritu omnisciente, omnipotente e infinitamente bueno 17 . Existen también compilaciones sobre ateísmo en las que algunos de los autores se muestran renuentes a aceptar la idea de conciliar un Dios absolutamente perfecto y la existencia del mal 18 . El pesimismo es esencialmente crítico, pues cuestiona, discrepa y/o rechaza las posiciones optimistas acerca de la perfección Dios. Como se ve, la filosofía no prescinde de posiciones pesimistas acerca de la perfección de Dios. La literatura recoge también esta desesperanzadora forma de ver la figura de Dios. En literatura se encuentran nombres como Hermann Hesse 19 y Wolfgang Borchert 20 . A pesar de esta variedad de posiciones, no parecen existir estudios profundos y pesimistas acerca de la infinita perfección de Dios. Las posiciones pesimistas ya mencionadas, en su mayoría parecen limitarse a unas cuantas líneas dentro de las obras filosóficas en las que se encuentran, lo que da la impresión de estar en presencia de pasajes más o menos aislados. 16 Cf., infra, la nota al pie 253. 17 Cf., infra, la cita con la que se presenta el capítulo III. 18 Por ejemplo Jaume Lores. Este autor y otros se hallanen la compilación de Eusebio Colomer, Ateísmo en nuestro tiempo, Nova Terra, Barcelona, 1967. 19 Cf., infra, la nota al pie 303. 20 Cf., infra, la nota al pie 241. [17] El pesimismo es el punto de vista que esta tesis adopta para el estudio de su problema; y de la variedad de matices que tiene, toma aquel en que la existencia de Dios es posible, pero cuya infinitud es inexistente. En este sentido, este punto de vista asume como posible la existencia de un Espíritu a partir de las demostraciones berkeleyanas de la existencia de Dios, pero niega que éstas prueben apodícticamente la perfección de la Divinidad. Además, este punto de vista entiende que a partir de la misma filosofía berkeleyana, se puede probar que dicho Espíritu es finito. 7. Demarcación. La tesis sólo pretende probar que la figura de Dios en la filosofía berkeleyana, es un disfraz que encubre la figura de un Espíritu imperfecto. No aspira al conocimiento de en qué grado es imperfecto, ya que esta tarea rebasa el objetivo propuesto. Por tanto, al ser éstos los límites de la tesis, se condiciona la reflexión a los siguientes asuntos: la existencia de Dios, sus demostraciones, sus cualidades, su definición, la Creación, el concepto de fin, de libertad y el mal. Se abordan estos temas principalmente en los Principios, aunque se toman en cuenta los siguientes escritos berkeleyanos: los Tres diálogos, el Alciphron, Passive Obedience, la Correspondencia con Johnson y los Comentarios filosóficos. No obstante, ya que el primer capítulo tiene un carácter introductorio, aborda también otros temas: 1) el esse est percipi, [18] 2) el concepto de Dios, 3) la materia, 4) el problema del otro, 5) el finalismo de la naturaleza y 6) el escepticismo. 8. Metodología. El presente trabajo emplea dos métodos para conquistar sus objetivos particulares: el análisis y la inducción 21 . Según la Lógica de Fingerman, uno de los modos de poner en práctica el método analítico consiste en tomar una proposición y derivar de ella todas las consecuencias posibles hasta llegar a algo conocido, o, en su caso, a algo contradictorio o absurdo 22 . Con lo que posteriormente se puede determinar la verdad o falsedad de dicha proposición. Como se podrá ver a lo largo del trabajo, ésta será la forma predominante como se empleará el método analítico en la mayoría de las secciones críticas de la tesis. El método inductivo consiste en generalizar una serie de casos particulares, es decir, a partir de una serie de casos singulares se infiere que los casos que no se han experimentado son o serán iguales que los ya experimentados 23 . De modo que un juicio 21 Según Kurt Grau, el método analítico consiste en descomponer un objeto en sus elementos particulares, es decir, en distinguir en él lo individual del conjunto, para luego comparar o relacionar entre sí dichos elementos (cf., Kurt Grau, Lógica, Labor, Barcelona, 1937, parte II, I, 3, p. 150. 22 Gregorio Fingerman, Lógica, Ateneo, México, 1983, capítulo 16, inciso 5, p. 193. 23 Un ejemplo claro de esto son las encuestas electorales: la opinión de unos cuantos votantes representa la opinión de todos. Claro, “los juicios conocidos mediante la inducción ―afirma Fritz W― son, estrictamente tomados, problemáticos” (Fritz Wenisch, La filosofía y su método, FCE, México, 1987, p. 31). Los juicios inductivos basados en unos casos no demuestran que los casos [19] inductivo no pasa de ser una conjetura, pero no cualquier conjetura, sino “una conjetura con fundamento ―como dice Fritz W” 24 . En el mejor de los casos la inducción ofrece una alta probabilidad de acertar en sus afirmaciones. A pesar que este método no ofrece conclusiones apodícticas, la probabilidad que da proporciona aquí suficiente sustento para la reflexión que se inserta en la Conclusión. Por tanto, el análisis y la inducción constituyen los dos métodos que usa este trabajo para adquirir conocimiento * y probabilidad * , respectivamente. Una vez expuestos los métodos a emplear, conviene exponer el orden interno que lleva cada uno de los apartados que conforman la tesis, de acuerdo al orden sugerido por los Métodos y técnicas de investigación de Lourdes Münch 25 : 1. Exponer la posición de Berkeley a tratar, 2. Formular el problema, 3. Enunciar una respuesta tentativa al problema, o sea una hipótesis26, del futuro resulten ser iguales a los ya conocidos, aun cuando se tenga una vasta experiencia en miles o millones de casos. 24 Ibíd., p. 26. * En adelante, cuando una expresión se halle acompaña de un asterisco en superíndice, se indica que tal expresión se encuentra definida en el Glosario. 25 Cf., Lourdes Münch, op., cit., parte II, p. 32. 26 Gorski afirma que una hipótesis no es otra cosa que una conjetura acerca de cómo es o cómo no es una cosa, o de por qué es como es. Así, la hipótesis se puede expresar en distintas formas: «A es B», «A no es B» o «A es B a causa de C, D y E» (cf., Gorski, Lógica, Grijalbo, México, 1960, capítulo XIII, inciso 1, p. 246). No obstante, muchos manuales de investigación documental afirman que la hipótesis puede plantearse en forma condicional: «Si A entonces B». Para mayor claridad, la mayoría de las hipótesis que se formulan a lo largo de esta tesis se presentan en forma de juicio y con una sola variable. Por ejemplo: «A no es B», en donde B es la variable que explica lo que es A. Según Lourdes Münch, este “tipo de hipótesis es [20] 4. Fundamentar la hipótesis, y 5. Sentar resultados. Explicación de este orden: 1) primero se expone una doctrina berkeleyana; 2) después se enuncia un problema relacionado con dicha doctrina; 3) posteriormente, se formula una hipótesis que responde al problema expuesto; 4) en seguida se aporta evidencia que justifique la afirmación/negación de la hipótesis; y 5) en último lugar se enuncian los resultados o las consecuencias de la investigación. 9. Indicaciones generales. Para evitar repetir cacofónicamente el término Dios, se emplean los siguientes sinónimos que Berkeley usa: Deidad, Divinidad, Creador e Inteligencia 27 . Lo mismo se hace con los sinónimos de espíritu: mente, alma, yo y persona 28 ; y con el término cosa: objeto y cuerpo 29 . Además, se incluye un Glosario al final del trabajo. Cuando aquí se considera que cierta expresión necesita mayor aclaración, se le acompaña de un asterisco en superíndice, lo que indica que tal expresión se halla en el Glosario. la más sencilla de probar, por ejemplo: “Las personas que consumen determinado producto pertenecen a la clase media alta” (Lourdes Münch, op., cit., p. 85). 27 En el Alciphron, Berkeley usa indiferentemente estos términos. 28 Cf., George Berkeley, Principios…, § II y § CXLVIII, p. 44 y p. 165. 29 A lo largo de los Principios se usan indiferentemente estos términos. El término cosa se emplea en los §§ I, III, IV, V, VI, VIII, XIX, XXV y otros. El término objeto en los §§ III, IV, V, XV, XXXIX y otros. El término cuerpo en los §§ VI, IX, XVII, XIX, XX y otros. [21] 10. Contenido de los capítulos e incisos. El capítulo I aborda algunos temas de la filosofía de Berkeley, los cuales tienen como hilo conductor el concepto de Dios. Con esto se presenta al lector dos cosas: un panorama general del pensamiento del filósofo irlandés, y una idea específica de la importancia que tiene el concepto de Dios dentro de su filosofía. Este primer capítulo trata los siguientes temas. El primero corresponde con el inciso 1.1 del Índice y así subsecuentemente. El primer tema lleva como título “Se puede hablarde Dios por analogía con el hombre”, y versa acerca de cómo el autor de esta tesis justifica el hecho mismo de hablar de Dios. El segundo tema lleva como nombre “El postulado esse est percipi”, el cual aborda la doctrina berkeleyana acerca de la idealidad del mundo sensible, así como el papel que juega Dios en la existencia de este mundo. El tercer tema se titula “El concepto de Dios en los Principios berkeleyanos”, y en él se acentúa el carácter causal de Dios, es decir, de Dios en cuanto que es Causa del ser en general. En el cuarto y último inciso se abordan cuatro tópicos importantes dentro de la filosofía de Berkeley, mismos que introducirán al lector en el pensamiento berkeleyano. Es importante señalar que en este último inciso el tesista comienza con la crítica a la filosofía de Berkeley, por lo cual, en lo que sigue no sólo se menciona la posición que Berkeley tiene sobre los mencionados tópicos, sino la crítica del tesista ante ellos. El primer tópico lleva [22] como título “Sobre la materia”, y versa acerca de dos cosas: 1) el carácter contradictorio que Berkeley encuentra en el concepto moderno de materia, y 2) la posibilidad de la existencia de la materia, según el tesista. El segundo tópico lleva como nombre “Sobre el problema del otro”, el cual trata acerca de cómo Berkeley argumenta la existencia de otros espíritus finitos semejantes al suyo, y acerca de cómo el tesista encuentra que es posible la inexistencia misma de Dios según las concesiones berkeleyanas relacionadas con la argumentación mencionada. El tercer tópico se titula “El finalismo de la naturaleza”, y en él se parafrasean y critican los fines que Berkeley entiende que posee el mundo sensible según la voluntad de Dios. El cuarto y último tópico llamado “Sobre el escepticismo” aborda la manera como Berkeley entiende que supera la siguiente objeción escéptico- epistemológica: ¿cómo saber que la idea que se tiene de un objeto externo corresponde exactamente con las cualidades exactas que tiene dicho objeto, si éste se percibe según las capacidades perceptivas de cada sujeto percipiente? El capítulo II está constituido por tres apartados. En cada uno de éstos se expone y critica un argumento con el que Berkeley intenta demostrar la existencia de Dios. La crítica no consiste en probar que tales argumentos no demuestran la existencia divina, sino en probar que no demuestran la infinita perfección de Dios. El apartado 2.1 titulado “La prueba de la pasividad”, explica el [23] argumento berkeleyano de Dios relacionado con la posición pasiva que presenta el ser humano ante las percepciones sensibles del mundo natural; asimismo, en este inciso el tesista demuestra que esta prueba no justifica la existencia de Dios ni que éste sea perfecto. En el apartado 2.2 que lleva como nombre “El argumento teleológico”, se presenta una paráfrasis del argumento berkeleyano que lleva el mismo nombre, el cual entiende que el orden y la coherencia del mundo natural muestran estar hechos con arreglo a un fin, un fin perteneciente a una inteligencia superior. El tesista incluye una crítica que demuestra que este argumento teleológico ni demuestra necesariamente la existencia de Dios ni prueba que éste sea absolutamente perfecto. El apartado 2.3 se titula “El argumento analógico basado en el lenguaje”, y en él se explica el siguiente argumento de Dios. Así como el lenguaje humano prueba la existencia de otros espíritus finitos semejantes a nosotros mismos, del mismo modo el mundo sensible prueba la existencia de un espíritu superior, pues el mundo sensible también es un lenguaje. Asimismo, el tesista añade una crítica al presente argumento de Dios y demuestra que éste ni prueba la existencia de un espíritu superior ni prueba que sea infinitamente perfecto. En el tercer y último capítulo se exponen los argumentos que el tesista ofrece para probar que la figura de Dios corresponde mejor con un Dios imperfecto que con un Dios perfecto. En el inciso 3.1 [24] titulado “Primero, relacionado con los fines de Dios” el tesista argumenta que es muestra de imperfección el hecho mismo de que Dios se dirija a un estado de cosas distinto de aquel en que se encuentra antes de alcanzar algún fin. El inciso 3.2 lleva como nombre “La función estético-finalista del mal”, y en él se expone la doctrina berkeleyana del mal: qué es y cuál es su papel en la vida humana. La exposición de este tema resulta indispensable para la exposición de las tres restantes razones de la imperfección de Dios, relacionadas con el concepto del mal. El tercer inciso se titula “Segundo, relacionado con la necesidad de las acciones”, y trata acerca de la absoluta necesidad de las acciones humanas, cosa que se sigue de un estudio del concepto berkeleyano de libertad. Este inciso termina por establecer una analogía entre el hombre y Dios: así como el hombre no puede no hacer lo que hace ni hacer lo que no hace, en su momento Dios tampoco pudo elegir un mejor medio para lograr la felicidad humana que el mal, lo que implica impotencia. En el inciso que lleva como título “Tercero, relacionado con el principio del mal”, se expone cómo los mismos postulados berkeleyanos llevan a la conclusión de que Dios es el principio del mal, y que es este principio porque no es absolutamente perfecto. El último inciso se titula “Cuarto, relacionado con el concepto de felicidad”, y en él se presenta el cuarto y último argumento en pro de la imperfección de Dios. En este inciso se realiza un análisis del concepto berkeleyano del mal, [25] que según Berkeley es la condición de la felicidad humana, y concluye con que el mal está inversamente relacionado con la felicidad de los hombres. Esto quiere decir que el mal es más bien la condición de la infelicidad humana. El tesista termina por concluir que: 1) o bien Dios no busca ni desea la felicidad humana, lo cual implicaría imperfección moral, 2) o bien busca la felicidad humana aunque no lo desee, lo cual implicaría también imperfección moral, 3) o bien sí desea la felicidad humana pero por alguna razón no puede buscarla, lo cual implicaría impotencia. Cualquiera que sea la respuesta a esta cuestión, implica que Dios no es infinitamente perfecto. 11. Biografía de George Berkeley. Por último, con el fin de familiarizar al lector con la figura de Berkeley, a continuación se presenta una breve biografía que incluye el contexto histórico y filosófico del pensador irlandés. George Berkeley nació en el año de 1685 30 en Irlanda. Sus primeros años de escuela los cursó en la Kilkenny School. En el año de 1700 ingresó a la Universidad de Dublín, conocida como 30 La mayoría de los estudiosos de Berkeley marcan la fecha de su nacimiento en 1685. Sin embargo, existen tres comentaristas que datan el natalicio en 1684: 1) Hegel (cf., sus Lecciones sobre la historia de la filosofía, FCE, México, 1995, parte III, II, 2, A, 1, p. 370); 2) Wright, G., N., (cf., su The works of George Berkeley, Printed for Thomas Tegg, London, 1843, p. 1); y 3) Afanasiev (cf., sus Fundamentos de filosofía, Quinto sol, México, 1985, parte II, 2, p. 25). Por lo demás, la mayoría de los detalles biográficos aquí presentados se han obtenido de las obras de George Pitcher (cf., su Berkeley, FCE, México, 1983, cap. I), y de Ignacio Quintanilla (cf., su George Berkeley, Orto, Madrid, 1995, cap., I, A). [26] Trinity College. Para 1707 era ya profesor de la misma. En el año de 1710 publicó la obra que le daría su lugar en la historia de la filosofía: los Principios del conocimiento humano, su obra capital; y tres años después publicó unos prolegómenos de esta obra, intitulados los Tres diálogos entre Hilas y Filonús. Berkeley nació con la Ilustración, que se extiende de los últimos años delsiglo XVII a los últimos del XVIII. En ese tiempo toda Europa era “un hervidero de disputas ―como dice Quintanilla―, y la controversia impregna el tono general del quehacer filosófico. Malebranche ha escrito contra Espinoza, Locke, contra Malebranche, Leibniz contra Locke, Clarke contra Leibniz” 31 . A tal grado se acaloraban las discusiones, que una leyenda culpa a Berkeley por la muerte de Malebranche 32 . La actividad ilustrada era tan abundante, ¡que el discurso filosófico era redituable! Quintanilla afirma que el portavoz de Malebranche en Inglaterra “consigue arrancar de su editor la declaración de que la metafísica hace dinero” 33 ; y el mismo Hume dice literalmente en su Autobiografía que se hizo rico gracias a las regalías de sus trabajos filosóficos. 31 Ignacio Quintanilla, op., cit., capítulo II, 1, 1.1, p. 15. 32 Cf., ibíd., p. 14. Por otro lado, Adolfo Bonilla afirma: “Dícese que Berkeley visitó a Malebranche... y que los argumentos de aquél, de tal modo preocuparon a Malebranche, que apresuraron su muerte” (véase su Introducción a las Conversaciones sobre la metafísica y la religión de Malebranche, Reus, Madrid, 1921, p. XVI). Al parecer esta leyenda es un chisme, pues Berkeley se entrevistó con aquél dos años antes de su muerte (cf., George Pitcher, op., cit., Prefacio, I, p. 13). 33 Ignacio Quintanilla, op., cit., p. 15. [27] Berkeley profesó la religión cristiana en la línea del protestantismo anglicano 34 . Tuvo mucha participación activa dentro de la Iglesia, al grado en que obtuvo diversas dignidades: pastor, deán y diácono. El cargo más alto que obtuvo dentro de la Iglesia fue el de obispo. En el año de 1728 viajó a América del norte con el fin de establecer una misión evangelizadora en el archipiélago de las Bermudas, territorio entonces dependiente de Inglaterra. Nunca logró concretar su misión, pues jamás recibió los recursos económicos que la Corona inglesa le prometió para sacar adelante su proyecto evangelizador. Berkeley culpó de este fracaso al librepensamiento de la época 35 . Permaneció casi tres 34 La Iglesia anglicana nace en el siglo XVI, a partir del conflicto que el rey Enrique VIII tuvo con el Papa Clemente VII, cuando éste se negó a anular el matrimonio de aquél con Catalina de Aragón. Esto indujo al Parlamento inglés a crear estatutos que negaban la jurisdicción papal sobre la Iglesia en Inglaterra. Aquí nace la Iglesia anglicana, y por lo cual también se le llama Iglesia de Inglaterra. Doctrinalmente no se diferencia en mucho de la Iglesia católica, pero a diferencia de ésta: 1) rechaza la autoridad papal, 2) no cree que ésta sea infalible a la hora de promulgar la doctrina cristiana, y 3) permite que las mujeres se ordenen como sacerdotes. Por otro lado, la Iglesia anglicana no fue tenida en buen concepto por algunos de los espíritus críticos de la época moderna. Voltaire la tiene por una Iglesia de comerciantes: “pese a que cada cual puede servir a Dios a su manera, la verdadera religión, aquella en la que uno puede hacer fortuna, es la... Iglesia Anglicana... En Inglaterra o en Irlanda no es posible conseguir un empleo sin ser un fiel anglicano... El clero anglicano ha mantenido muchas ceremonias católicas, y en especial la de cobrar diezmos con cuidado muy escrupuloso” (Cartas filosóficas y otros escritos, EDAF, Madrid, 1977, Quinta carta p. 24). Por su parte, Schopenhauer afirmaba que: “Esos demonios con figura humana, los propietarios y vendedores de esclavos de los Estados Unidos... suelen ser anglicanos ortodoxos y devotos que considerarían un grave pecado trabajar en domingo” (Parerga y paralipómena, parte II, §174). 35 Cf., José Gómez, En defensa del cristianismo. La actitud apologética de George Berkeley, Publicaciones Cruz, México, 1999, parte I, 1, p. 34. Rossi da una versión diferente de este fracaso: “Habría sido mejor para Berkeley haber ido personalmente a las islas y ver antes de hacer proyectos… la isla era de escasa [28] años en Rhode Island, tiempo que empleó para escribir el Alciphron. Quintanilla afirma que en ese tiempo Berkeley contribuyó al desarrollo de varias escuelas, donando “un buen repertorio de obras griegas y latinas a los colegios” que acabaron “siendo Harvard y Yale” 36 . Por lo cual una de las ciudades y una de las Universidades del estado de California llevan hoy día el nombre de «Berkeley», en honor del filósofo irlandés. Berkeley perdió pronto la esperanza de materializar el proyecto de las Bermudas y regresó a Irlanda en 1731. En el año de 1734 fue nombrado Obispo de Cloyne. Renunció al obispado en 1752 para pasar el resto de su vida en la ciudad de Oxford. Su retiro no fue largo, murió unos cuantos meses después de establecerse en Inglaterra. Falleció el 14 de enero de 1753 mientras oía a su mujer leer unos fragmentos de la Biblia, bajo la luz de una tarde de domingo 37 . fertilidad y su acceso era difícil” (Manlio Rossi, Qué ha dicho verdaderamente Berkeley, Doncel, Madrid, 1971, p. 125). Además, Ursom sostiene que Berkeley “Verbalmente recibió sólidos apoyos para su inviable y poco práctico proyecto” (Ursom, J., O., Berkeley, Alianza, Madrid, 1984, §7, p. 113. 36 Ignacio Quintanilla, op., cit., parte II, 1, 1.3, p. 18. 37 Cf., Ursom, J., O., op., cit., §8, p. 118. En lo que respecta a la fecha de muerte, se pueden encontrar al menos dos referencias que discrepan con la fecha comúnmente aceptada, que es 1753: Hegel, quien data el fallecimiento en el año de 1754 (cf., su op., cit., p. 370), y Antonio Caso, que data su fallecimiento en 1735 (Antonio Caso, Historia y antología del pensamiento filosófico, ELFA, sin país, 1926, cap., XIII, p. 383). A todas luces esta última fecha es una errata en la impresión del texto, pues están documentados varios acontecimientos de la vida de Berkeley hasta un poco después de la mitad del siglo XVIII. [29] Contexto histórico. El 15 de agosto de 1649, Dublín fue invadida por las tropas inglesas comandadas por Oliver Cromwell, con el fin de someter a Irlanda en beneficio de los intereses de Inglaterra 38 . La invasión trajo consigo masacres indiscriminadas: murieron niños, mujeres y ancianos por igual 39 . Cuatro años después el Parlamento inglés votó por la unificación de Irlanda con Gran Bretaña; y leyes posteriores decretaron que los terratenientes irlandeses católicos tenían que ser desterrados a una provincia lejana. Las tierras fueron confiscadas y concedidas a los inversionistas de Cromwell, a aventureros y a algunos soldados ingleses 40 . De los pocos irlandeses que no fueron exiliados o que no huyeron, unos se quedaron para trabajar como mano de obra barata y otros se convirtieron en bandoleros. Apenas el 22% de la tierra irlandesa quedó en manos de irlandeses católicos 41 . En el año que nació Berkeley, Jacobo II se convirtió en rey de Inglaterra e Irlanda. Esto levantó muchas expectativas entre los irlandeses católicos, porque Jacobo compartía su misma religión: los irlandeses albergaron la esperanza de que el rey regresaría la propiedad de la tierra a los antiguos dueños. En efecto, el rey Jacobo defendió esta causa frente al Parlamento inglés, lo cual ocasionó una guerra civil en Inglaterra. En 1689 Guillermo de 38 Cf., O‟Beirne, Breve historia de Irlanda, FCE, México, 1989, parte III, p. 74. 39 Cf., ibíd., p. 75. 40 Cf., ibídem. 41 Cf., ibíd., p. 76. [30] Orange derrocó a Jacobo II 42 . Una vez coronado, Guillermo puso el gobierno de Irlanda en manos de protestantes anglicanos. Para 1701 Irlanda estaba ya conquistada y esclavizada. Durante los treintaaños siguientes, o sea, durante una gran parte de la vida de Berkeley, el Parlamento irlandés promulgó muchas leyes anticatólicas, tales como que ningún católico podía heredar tierras de protestantes, rentar terrenos por más de cierto tiempo, comprarlos o hipotecarlos. Incluso hubo una propuesta de ley para castrar a los sacerdotes católicos, “lo que indica el virulento anticatolicismo ―comenta O‟Beirne― que imperaba en la Irlanda protestante” 43 . Asimismo, se impedía que los irlandeses católicos recibieran educación formal. Tampoco podían votar. En conjunto, todas estas leyes sirvieron para erradicar a la nación irlandesa, con el puro pretexto de la religión, pero con motivos esencialmente económicos y de poder 44 . En pocas palabras, quien profesase la religión católica en la Irlanda de Berkeley, se exponía a la privación de todos los derechos políticos, “hasta el punto de que los jueces, en la segunda mitad de este siglo ―dice Rossi―, podían declarar que a los ojos de la ley, los ciudadanos católicos no existían” 45 . 42 Cf., ibíd., p. 77. 43 Ibíd., p. 81. 44 Cf., ídem. 45 Manlio Rossi., op., cit., p. 5. [31] Berkeley vivió en una Irlanda esclavizada por Inglaterra. Inglaterra ensombreció a Irlanda muchos años antes y después de la vida del filósofo irlandés; unas veces destruyendo su comercio y otras ocasionando muerte y miseria. Por esta clase de razones muchos irlandeses se vieron obligados a emigrar a otros países: a España y Francia, los católicos, y a Estados Unidos los protestantes. De hecho Berkeley estuvo consciente del sufrimiento de sus conciudadanos, tanto, que estuvo comprometido con el progreso económico de su país y la salud física de sus habitantes. En obras como The Querist y A world to the wise, exhortó a los irlandeses a unirse al movimiento por el progreso económico y social de Irlanda 46 ; y en el Siris promovió las bondades medicinales del agua de Alquitrán; lo cual evidencia “el celo de Berkeley ―dice Copleston― por aliviar el sufrimiento humano” 47 . Contexto filosófico. El racionalismo es considerado una postura filosófica ubicada temporalmente en el siglo XVII, cuyos representantes clásicos son Descartes, Spinoza y Leibniz, etiquetados a lo largo de la historia como los racionalistas continentales. Esta posición consiste en que la razón tiene prioridad sobre otras formas de adquirir conocimiento o, más aún, que es el único camino al conocimiento. 46 Cf., Copleston., Historia de la Filosofía, Ariel, México, 1983, cap., XI, 2, p. 195. 47 Ibíd., cap. XI, I, p. 194. [32] El empirismo es una corriente filosófica contrapuesta al racionalismo, está ubicada geográficamente en las islas británicas y temporalmente en el siglo XVIII. Es una teoría epistemológica todas cuyas versiones coinciden en la idea básica de que la experiencia tiene la primacía en el conocimiento humano y en la opinión justificada. Berkeley es considerado uno de los tres máximos representantes del empirismo británico, situado entre Locke y Hume 48 . Berkeley también es considerado un idealista 49 . El idealismo es en general una posición filosófica consistente en que la mente juega un papel necesario en la existencia del mundo sensible, en el sentido de que éste no tiene una existencia independiente de la mente que lo percibe, precisamente porque es un conjunto de ideas que sólo tienen existencia dentro de la mente. Berkeley no sólo es considerado un idealista sino hasta el mismo padre del idealismo empírico, por ser el primero en el mundo occidental que edificó totalmente una concepción ideal del mundo de la experiencia. Así lo considera Schopenhauer, por 48 Cf., Quintanilla: “Nos encontramos ante un obispo anglicano… que es…uno de los tres máximos exponentes del empirismo moderno” (Ignacio Quintanilla, op., cit., parte II, 1, 1.3, p. 18). 49 Kant: “El idealismo… es la teoría que declara la existencia de objetos exteriores en el Espacio, o dudosa e indemostrable, o falsa e imposible… la segunda [doctrina del idealismo] es el idealismo dogmático de Berkeley…” (Kant, Crítica de la razón pura, Colofón, México, 1989, parte II, II, IV, p. 174, Refutación del idealismo). Quintanilla: “Nos encontramos ante un obispo anglicano… que es un idealista…” (Ignacio Quintanilla, op., cit., parte II, 1, 1.3, p. 18). [33] ejemplo 50 . De hecho, Berkeley es el creador de la palabra «inmaterialismo», que corresponde con la de «idealismo». Al parecer sólo Hume considera a Berkeley un escéptico, porque las teorías y argumentaciones berkeleyanas no admiten ni contestación ni convicción, lo cual es característica esencial del escepticismo 51 . A decir verdad, muy probablemente Hume no ha sido el único que ha considerado escéptico al filósofo irlandés, pues en los Tres diálogos entre Hilas y Filonús el mismo Berkeley hace decir a Hilas que Filonús (o sea Berkeley mismo) es un escéptico a razón de que piensa que la materia no existe. En resumen, Berkeley entiende que el concepto moderno de sustancia material es contradictorio, porque la materia en cuanto que es una 50 No debe creerse que antes de Berkeley no existiera rastro alguno de concepciones semejantes, y que Berkeley fuera el primero en entrever la idealidad del mundo sensible. John Norris escribió una obra llamada An Essay towards the Theory of the Ideal or Intelligible World. Malebranche tenía una doctrina semejante a la berkeleyana, aunque con diferencias (para mayor información acerca de las diferencias y coincidencias entre Berkeley y Malebranche, cf., Sébastien Charles, Ocasionalismo y modernidad: Berkeley, lector crítico de Malebranche, artículo hallado en el #13 de la Revista Praxis filosófica, Universidad del Valle, Colombia, 2001). Arthur Collier (1680-1732) concibió al mismo tiempo que Berkeley, más o menos la misma doctrina idealista de la realidad sensible. Collier escribió: “by not independent, not absolutely existent, not external, I mean and contend for nothing less than that all matter, body, extension, &c., exists in, or in dependence on, mind, thought, or perception; and that is not capable of an existence, which is not thus dependent” (Collier, A., en la Introducción de su Clavis Universalis: or, a new Inquiry after Truth, being a Demonstration of the Non-existence, or Impossibility, of an External World, hallada en The works of George Berkeley, editados por A. C. Fraser, Clarendon Press, Oxford, 1901, Vol. III, Appendices, B, p. 384). 51 Cf., su Investigación del entendimiento humano, XII. A causa de esta interpretación humeana de la filosofía berkeleyana, se ha estimado a Berkeley como el padre intelectual del escepticismo especulativo escocés (cf., Fraser, A., C., op., cit., Vol. III, Appendices, D, p. 401). [34] cosa que no percibe no puede ser el soporte o sostén de las cualidades sensibles como el color, olor, sabor, etc., pues éstas son sensaciones, y las sensaciones sólo existen en la mente. En este sentido, es absurdo pensar que una cosa que no percibe pueda albergar cualidades que se perciben. Para finalizar el contexto filosófico se le ubicará a Berkeley en la historia de la filosofía pero no como empirista, idealista o escéptico, sino como apologeta del cristianismo, según la obra En defensa del cristianismo. La actitud apologética de George Berkeley de José Gómez. Berkeley vivió en el Siglo de las Luces o Ilustración. La Ilustración fue un movimiento intelectual empeñado en extender la crítica y el uso de la razón a todos los campos de investigación humanos. Las bases de credibilidad de la religión fue una cuestión relevante en esta época 52 , y en esto el deísmojugó un papel principal. El deísmo fue un movimiento esencialmente religioso que abogó por suprimir de la religión todos los elementos sobrenaturales o irracionales, de tal modo que fuera puramente racional, fundada en la manifestación natural que la divinidad hace de sí misma a la razón del hombre, y no en una revelación histórica. Toland, Collins y Tindal fueron algunos de los deístas o librepensadores más renombrados. Como Berkeley pensaba que la creencia acerca de la presencia de Dios en el mundo contribuía a 52 Cf., José Gómez, La racionalidad de la creencia religiosa: Tolland, Collins y Berkeley, Publicaciones Cruz, México, 2004, p. 1 (Introducción). [35] la salud moral de los hombres 53 , vio en el deísmo uno de los enemigos de la religión, ya que el deísmo atentaba también contra la presencia de Dios en la Tierra 54 . En su conjunto, la obra de Berkeley tiene intereses religiosos más que filosóficos: sus escritos son un encomio del cristianismo 55 . Como prueba de esto, sólo hay que leer los subtítulos de sus obras 56 . Por ejemplo, el subtítulo del Alciphron reza así: “O el pequeño filósofo. En siete diálogos. Contienen una 53 Cf., George Berkeley, Alciphron: or, the minute philosopher, Printed for J. and R. Tonson and S. Draper in the Strand, London, 1752 (facsímil digital), parte V, XXXV, p. 244, y los Principios, §CXLI, p. 159. En los Tres diálogos dice: “el conocimiento de la lejanía de la Divinidad predispone naturalmente a los hombres a ser negligentes en sus acciones morales, pues tendrían más cautela en el caso de que creyeran que estaba inmediatamente presente” (George Berkeley, Tres diálogos…, parte III, p. 245). 54 Cf., José Gómez, op., cit., parte I, 1, a, p. 10. 55 Existen varias formas de justificar esto: 1) en los subtítulos de algunas de sus obras se muestra la intención de Berkeley de hacer una apologética de la religión cristiana (cf., infra la nota al pie 56); 2) Antonio Gómez Robledo dice: “no sólo en el Alcifrón… sino en todas sus obras filosóficas… la intención de Berkeley es defender el cristianismo de los fuertes ataques que se lanzaban en su contra” (José Antonio Gómez, en el Prólogo que hace a Gómez, J., En defensa..., p. 7); y 3) Jessop dice: “Berkeley‟s system, whatever may be the right textbook label to apply to it, was plainly a piece of religious apologetics… His “esse est percipi”, his denial of the representative theory of perception and of material substance, his critique of natural science, and his theory of signs, all arise in the context of that intention” (Thomas Jessop, en la compilación de Steinkraus, New studies in Berkeley’s philosophy, s.e, USA, 1996, cap. VIII, p. 98). 56 Los subtítulos de algunas de sus obras rezan así: “Donde se investigan las principales causas de error y dificultad en las ciencias, como también el fundamento y origen del escepticismo, ateísmo e irreligión” (Principios); “Su designio es demostrar claramente la realidad y perfección del conocimiento, la naturaleza incorpórea del alma y la providencia inmediata de Una divinidad, en oposición a escépticos y ateos, así como descubrir un método para hacer las ciencias más fáciles, útiles y sencillas” (Tres diálogos); “O la doctrina cristiana de no resistir al poder supremo, probada y defendida por los principios de la ley de la naturaleza” (Passive Obedience). [36] apología de la religión cristiana, contra quienes se llaman libre- pensadores”. La apologética cristiana se halla en toda la obra berkeleyana, pero su apologética no consiste en aludir dogmáticamente la autoridad de los Libros Sagrados, sino en hacer uso de la crítica racional para justificar la veracidad de algunos puntos esenciales del cristianismo. Como lo son la existencia de Dios, sus cualidades y la Providencia. En efecto, la filosofía berkeleyana no está descargada de las motivaciones personales de su autor. Las creencias religiosas de Berkeley influyen en sus obras escritas. Por esto Copleston afirma que “Para ver la filosofía de Berkeley bajo el mismo ángulo que él la vio, es preciso no olvidar su interés religioso, apologético y moral” 57 . José Gómez afirma que la apologética puede ser práctica o especulativa, pero adoptar una u otra depende de qué fines persiga el apologeta. La apologética práctica busca convertir a un individuo a una religión determinada sobre todo mediante los efectos psicológicos y pasionales de los argumentos. La apologética especulativa busca convencer de que la religión cristiana es razonable, pero precisamente mediante la fuerza argumentativa, “mostrando que hay bases para la aceptación de un determinado dogma... ―dice José Gómez― probando la 57 Frederik Copleston, op., cit., parte XIII, p. 243. [37] verosimilitud y su aceptabilidad” 58 . El mejor modo de hacer esto último es probar que la religión carece de error, de contradicción o de consecuencias inmorales 59 . Berkeley recurrió principalmente a la apologética especulativa en sus libros publicados, por ejemplo, la doctrina del esse est percipi y la doctrina de la naturaleza como lenguaje divino, son dos instrumentos racionales mediante los cuales justifica la existencia de Dios y la Providencia * . Los pensadores contemporáneos (como Ursom, Quintanilla y Gómez) abogan por que Berkeley sea considerado uno de los grandes filósofos de la modernidad, y no como un mediano filósofo ubicado entre Locke y Hume. Talvez uno de los elementos que contribuyeron a darle poca importancia a la filosofía berkeleyana, es el hecho de que sus viejos e ilustres comentaristas la malinterpretaron. Dice Quintanilla: “El Berkeley idealista al que se refieren Kant, Ortega, Moore o Russell, o el Berkeley empirista de manual… y criticado por Husserl en sus Investigaciones, son... una falsedad histórica... Se constata, simplemente, que muchos de sus ilustres comentaristas no han leído con un mínimo de atención y extensión lo que dejó escrito” 60 . Más aún, Ursom sostiene que “Kant, sin haberlo leído, afirmó refutarlo en su „Refutación del idealismo‟” 61 . 58 José Gómez, En defensa…, Int., 1, p. 15. 59 Ibídem. 60 Ignacio Quintanilla, op., cit., parte II, 2, p. 20. 61 Ursom, J., O., op., cit., §9, p. 123. [38] Las malas interpretaciones de la filosofía berkeleyana han empequeñecido la figura de Berkeley, y lo peor es que ellas nacieron en el mismo momento en que Berkeley publicó sus trabajos filosóficos. Además, el pensamiento berkeleyano sufrió tanto de indiferencia como de burlas; no fue precisamente una filosofía bienvenida 62 . José Antonio Robles dice que “Johnson es 62 Fueron sobre todo los primeros críticos de Berkeley quienes pensaban equivocadamente que el idealismo berkeleyano quitaba «realidad» a los cuerpos sensibles, tanto como para convertirlos en sueños o fantasías. Entre estos críticos están Andrew Baxter y Beattie. Aquél decía que Berkeley “está seriamente persuadido de que él no tiene ni país ni padres, ni ningún cuerpo material, ni comida no bebida, ni casa; sino que todas estas cosas son meras ilusiones, y que no tienen existencia sino en la fantasía” (Baxter, en Alexander Fraser., op., cit., Vol. III, Appendices, D, p. 399); y Beattie dijo: “I never heard of any doctrine more scandalously absurd than this of the non-existence of Matter” (Beattie, en ibid, p. 402). El escritor marxista Politzer malinterpreta así al filósofo irlandés: “en la práctica el idealista se ve obligado a reconocer la existencia del autobús” si no quiere ser atropellado (George Politzer, Cursos de filosofía, Ediciones de cultura popular, México, 1969,parte I, I, IV, III, p. 40). Politzer termina con esto: “El ejemplo del autobús muestra que el mundo tiene una realidad objetiva y no es una ilusión creada por nuestro espíritu” (ídem). Politzer escribió esta ingenua crítica a pesar de haber leído a Lenin, quien interpreta correctamente a Berkeley cuando dice: “¡Berkeley no niega la existencia de las cosas reales! ¡Berkeley no rompe con la opinión de la humanidad entera! Berkeley niega «sólo» la doctrina de los filósofos, es decir, la teoría del conocimiento que fundamenta seria y resueltamente todos sus razonamientos sobre el reconocimiento del mundo exterior y de su reflejo en la conciencia de los hombres!” (Vladímir Lenin, Materialismo y empiriocriticismo, Ediciones de lenguas extranjeras, Pequín, 1974, A manera de introducción, p. 19). Pero había críticos más duros que incluso mostraban cierto desprecio por la filosofía de Berkeley; por ejemplo el obispo Warburton y el inglés Samuel Johnson. Aquél escribió: “His pretended demonstration on this capital question [la materia] is the poorest, lowest, and most miserable of all sophisms” (Warburton, en Alexander Fraser, op., cit., Vol. III, Appendices, D, p. 400); y Samuel Johnson pensaba que podía refutar el esse est percipi pateando ferozmente una piedra (cf., ibid, p. 403). Incluso hay escritores más recientes cuyos comentarios a la filosofía berkeleyana tienen el dejo de desprecio que muestra Warburton. Rossi dice: “En este sentido ―problemático y no sistemático; por sus defectos y no por sus méritos― Berkeley ocupa el lugar que le corresponde en la historia del [39] la primera persona que trata a Berkeley con profundo respeto y con la atención que consideraba que merecía un pensador de su talla” 63 . Esto da una idea de cuánto tiempo tuvo que pasar para que alguien tomara en serio al filósofo irlandés. Pero con el paso del tiempo Berkeley ha ido ganando terreno y buena fama. Rossi afirma que el idealismo de Berkeley “se convirtió en tema obligado de las tesis doctorales de filosofía en las universidades escocesas en los años comprendidos entre 1737 y 1743” 64 . Y como se comentó antes, Fraser asevera que la interpretación que Hume realizó de la filosofía berkeleyana, hizo posible que se estimara a Berkeley como el padre intelectual del escepticismo especulativo escocés. Pero en general los comentaristas más recientes tratan a Berkeley con respeto y autoridad, como sucede en las obras de Quintanilla, Gómez, Pitcher, Ursom y otros. pensamiento. Filosófico, sí, pero de segunda fila, como hoy es reconocido” (Manlio Rossi, op., cit., p. 199). Tampoco faltaron las burlas. Al respecto, Fraser comenta que “There is as much humour in the Irish myth of Berkeley‟s visit to Swift on a rainy day… he [Berkeley] was left to stand before the unopened door, because, on his principles, it was assumed that he could as easily enter the house with the door shut as with the door open” (Alexander Fraser, op., cit., p. 403); y Rossi refiere que “Wisdom J. O., sostiene que Berkeley, que sufría mucho de diarreas en su juventud y que, por tanto, debía ser enemigo de la materia” (Manlio Rossi, op., cit., p. 198). 63 Cf., el Prefacio de José Antonio Robles a Berkeley, Comentarios filosóficos, UNAM, México, 1989, p. 6. A lo largo de la tesis habrán algunas referencias a los dos Samuel Johnson que tuvieron algo que ver con la figura de Berkeley. Uno fue británico y detractor suyo, el otro, americano y amigo suyo. Berkeley y el norteamericano Samuel Johnson se conocieron en Rhode Island alrededor de 1730, cuando aquél intentaba establecer su misión evangelizadora en las Bermudas. 64 Manlio Rossi, op., cit., p. 178. [40] CAPÍTULO I DEFINICIÓN Y CONTEXTUALIZACIÓN DEL CONCEPTO DE DIOS Esta verdad no es nueva en modo alguno [“el mundo es representación”]. Ya está presente en las consideraciones escépticas de las que partió Descartes, si bien fue Berkeley el primero que la expresó resueltamente, conquistándose con ello un mérito inmortal para la filosofía... Arthur Schopenhauer El mundo como voluntad y representación [41] 1.1 Se puede hablar de Dios por analogía con el hombre. Si Berkeley entiende que Dios es un Espíritu “sabio, poderoso y bueno más allá de toda comprehensión” humana 65 , y que “su naturaleza, por tanto, es incomprensible para los espíritus finitos” 66 , ¿cómo puede hablar larga y extensamente de las cualidades, capacidades, obras y fines de Dios, sin desdecirse a sí mismo? ¿Cómo puede dar la impresión de ser tan exacto en esta materia, si ésta está más allá de la comprehensión humana? O Berkeley se contradice o en verdad no piensa que Dios esté por encima del entendimiento de los hombres. Cuando Berkeley afirma que Dios es un ser incomprensible para los seres humanos, no está haciendo teología negativa ni quiere dar a entender que Dios es ininteligible, misterioso e impenetrable, al menos no como lo hace Dionisio el Areopagita 67 . Tanto es así, que en el cuarto diálogo del Alciphron, Berkeley censura enérgicamente a Dionisio por definir a Dios sólo con términos negativos: “un cristiano ―dice el filósofo irlandés― que en vez de adoptar el lenguaje de las Santas Escrituras, emplee el lenguaje duro (harsh) de este escritor apócrifo, es un cristiano 65 George Berkeley, Tres diálogos..., parte II, p. 195. 66 Íbid., parte III, p. 241. 67 Cf., supra, p. 13. [42] imprudente y débil” 68 . Berkeley sostiene que cuando las cualidades divinas se entienden en un sentido completamente distinto del que tienen en la acepción corriente, no se hace otra cosa sino negarle “a Él todas las cualidades. Y, de este modo ―continúa Berkeley―, al negar los atributos de Dios, niegan de hecho su ser” 69 . La prueba más clara de que Berkeley no hace teología negativa en el sentido de Areopagita cuando dice que Dios está más allá del entendimiento de los hombres, es que el mismo Berkeley habla larga y extensamente de Dios en términos de uso corriente, lo cual evidencia que es posible entender y explicar a la Deidad 70 . Por consiguiente, Berkeley debe querer decir otra cosa cuando afirma que la Deidad está más allá de toda comprensión humana. Para Berkeley, lo incomprensible de Dios no radica en sus cualidades, capacidades y fines, sino en el grado de perfección de sus atributos. Por esto en el Alciphron dice que el conocimiento que tiene el hombre existe en Dios: 68 George Berkeley, Alciphron..., parte IV, XIX, p. 176. 69 Íbid., parte IV, XVII, p. 172. 70 De hecho, en los §§ II-IV de los Principios Berkeley insiste en que los errores, absurdos y contradicciones en que han caído los filósofos, no se debe a la imperfección de las facultades cognoscitivas humanas, sino al hecho de “no usar de aquéllas como es debido… pues cualesquiera sean las apetencias de que haya dotado [Dios] a las criaturas, les proporciona los medios necesarios y suficientes para satisfacerlas, con tal de que hagan recto uso de facultades naturales” (sic) (George Berkeley, Principios..., introducción, III, p.15. [43] el conocimiento simplemente, como tal, no tiene defecto. El conocimiento, pues, en su sentido propio y formal, puede predicarse de Dios proporcionalmente, es decir, guardando proporción con la naturaleza infinita de Dios 71 . Esto sugiere la idea de que cuando Berkeley habla de las cualidades de Dios, no está hablando de cualidades extrañas a los seres humanos. Al contrario, dice que el conocimiento humano puede atribuirse también a Dios, aunque en un sentido propio y formal, el cual consiste en no incluiren su conocimiento los rasgos imperfectos del conocimiento humano, para así respetar las proporciones entre la condición perfecta de Dios y la naturaleza imperfecta del hombre. Por esto dice Berkeley que “todas las perfecciones que podamos concebir en un ser finito se encuentran en Dios, pero sin ninguna de las impurezas con que se hallan en las criaturas” 72 , y que “toda la noción que tengo de Dios la obtengo reflexionando sobre mi propia alma, potenciando sus facultades y suprimiendo sus imperfecciones”. Desde luego, Berkeley habla de Dios por analogía con el hombre, y así lo da a entender en el cuarto diálogo del Alciphron 73 ; pero esto no significa que para Berkeley el conocimiento, fuerza y bondad de Dios sean cualidades que no tienen ninguna relación esencial con el conocimiento, fuerza y bondad de los hombres. Tanto es así, 71 George Berkeley, Alciphron..., parte IV, XXI, p. 180. 72 Idem. 73 Íbid, parte IV, XXI, p. 179 y ss. Berkeley también emplea la analogía para argumentar la existencia de otros espíritus finitos (cf., infra, 1.5.2). [44] que se queja de quienes sostienen que las cualidades de Dios deben entenderse en un sentido completamente distinto al popular y ordinario; pues cuando estas personas hablan de la sabiduría, fuerza y bondad de Dios, “no dejan sino el nombre ―dice el filósofo irlandés― sin ningún significado que vaya unido al mismo” 74 . Lo anterior justifica que en esta tesis se hable de Dios por analogía con el hombre en términos de: quiere, no quiere, busca, no busca, se preocupa, no se preocupa, etcétera. Desde luego que en Berkeley el ser humano mantiene una situación de inferioridad respecto de su Creador, y en este sentido quizá no todo lo humano puede aplicarse por analogía a la Deidad. Pero por lo pronto se ha justificado ya el hecho mismo de hablar de Dios en términos de uso corriente. ¿Por qué? Porque Berkeley mismo autoriza esta jugada en sus escritos. 74 Íbid, parte IV, XVII, p. 173. Acerca de la posibilidad de hablar de Dios por analogía con el hombre, pero siempre dentro del marco berkeleyano, cf., Frederik Copleston, Historia…, cap. XIII, III, 4, p. 229 y ss. [45] 1.2 El postulado esse est percipi. Berkeley declara lo siguiente en el segundo párrafo de los Principios: “la existencia de una idea consiste simplemente en ser percibida” 75 . Esto tradicionalmente se expresa con la fórmula esse est percipi. Pero, ¿qué significa «ser es ser percibido»? El filósofo irlandés dice: todos los cuerpos que componen la maravillosa estructura del universo, sólo tienen sustancia en una mente; su ser (esse) consiste en que sean percibidos o conocidos 76 . Berkeley usa el término ser (esse) para referirse a las cosas sensibles. Así dice que éstas son sólo cosas percibidas, cuya existencia como entidades depende de que sea percibida o conocida por alguna mente. ¿Por qué las cosas sensibles existen sólo mientras son percibidas por una mente? La respuesta a estas preguntas es sumamente sencilla: si lo que se piensa es siempre una idea, entonces nunca se perciben objetos fuera de la mente. Por esta razón las cosas sensibles son ideas. Lo único que se percibe inmediatamente por medio de los sentidos, es una sensación visible, auditiva, táctil, sápida u olfativa; y como las 75 George Berkeley, Principios…, §II, p. 44. 76 Ibíd., §VI, p. 47. Cf., también los §§ III, IV y XXIV, pp. 45, 46 y 62. [46] sensaciones existen sólo en la mente, entonces ese viejo tepozán que parece estar allá afuera de la mente humana, en realidad está dentro de ella, puesto que lo percibe. Así lo dice Berkeley: “¿qué es perceptible sino una idea?” 77 , y “¿qué son los objetos mencionados [árboles, montañas] sino las cosas que nosotros percibimos por nuestros sentidos, y qué otra cosa percibimos aparte de nuestras propias ideas o sensaciones?” 78 . Luego, el mundo sensible o naturaleza 79 es un conjunto de ideas que sólo existe dentro de la mente que lo percibe. Por esto mismo Berkeley afirma que “la existencia de una idea [o cosa sensible] consiste simplemente en ser percibida”; porque si no fuera percibida, no existiría en ningún lado, no afuera de la mente. Es aquí donde Berkeley encuentra tierra fértil para su ataque a la materia. “Por materia —dice— debemos entender una sustancia inerte, carente de sentidos, en la cual subsisten [esencialmente sólo las cualidades primarias:] la extensión, la figura y el movimiento” 80 . Éste era el concepto de materia en los siglos XVII y XVIII que defendían Descartes, Locke, Galileo, Newton y Boyle entre otros 81 . Estos pensadores modernos entendían que la materia era la base de todas las cualidades secundarias: el color, 77 George Berkeley, Tres diálogos..., parte III, p. 218. 78 George Berkeley, Principios..., op., cit., §IV, p. 46. 79 En los Principios Berkeley se refiere al mundo sensible como naturaleza (cf., los §§ XXX, XXXIII, XXXIV, L, LIII, LVII, LIX y otros). 80 Íbid., §IX, p. 50. 81 Cf., Ursom, J., O., op., cit., §1, p. 12 y ss. [47] olor, sabor, textura y sonido 82 . Para ellos la materia era eso que quedaba de una cosa sensible si se le pudieran quitar las cualidades secundarias sensibles. Berkeley tiene al menos dos cargos importantes que levantar contra este concepto de materia: 1) si los objetos sensibles son ideas, no hay nada en ellos que pueda ser sustancial, nada que pueda existir por sí mismo y con independencia de la mente; y 2) una vez concedido que todo lo que se percibe por los sentidos es una idea, una sensación, una representación, etc., sería absurdo pensar que éstas pueden existir en o sobre una sustancia material inerte. ¿Por qué? Porque algo que no piensa ni percibe no puede sostener ideas o sensaciones. Luego, detrás de las ideas que se perciben no hay sustancias materiales. ¿Qué papel juega Dios en el esse est percipi? Si el mundo sensible está constituido por una multiplicidad de ideas sensibles, entonces el mundo tiene que existir en una mente, una que lo mantenga en el ser o existiendo, precisamente porque la condición de su existencia es ser pensado. Por esta razón Berkeley sostiene que “el espíritu se nos presenta como la única sustancia que puede servir de base para la existencia de los seres no pensantes o ideas”, 82 Aquí hay un malentendido que quizá no resulte vano esclarecer. Los modernos definían las cualidades secundarias como las capacidades que tienen los objetos materiales para producir las sensaciones de los sentidos, y no como las sensaciones producidas. Pero en los Principios y en los Tres diálogos, Berkeley entiende por cualidades secundarias las sensaciones ya producidas. Cf., más información al respecto en Ursom, J., O., op., cit., p. 18. [48] porque el espíritu es una “sustancia que sustenta o percibe las ideas” 83 . El mundo sensible existe en la mente. ¿Pero en cuál? En varias ocasiones Berkeley responde esto sugiriendo la idea de que el mundo sensible existe en la mente de Dios; por ejemplo, cuando afirma que “él [Dios] tiene que percibir todas las cosas sensibles” 84 . Por el momento se puede aceptar que para Berkeley la naturaleza es sostenida en la mente del Creador, y que esta misma naturaleza es la que los seres humanos ven todos los días al abrir los ojos. Así las cosas, se debe entender que en la filosofía berkeleyana la realidad empírica no está detrás de las ideas que constituyen al mundo. Las ideas no representan cosas. Este representacionismo es incompatible con la filosofía de Berkeley. Por el contrario, las ideas
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