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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
 
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS 
 
 
 
 
 
 
 
 
LA EDUCACIÓN EN MÉXICO-TENOCHTITLAN 
ENTRE 1502-1520 
 REPRESENTACIÓN ICONOGRÁFICA 
DEL CÓDICE MENDOZA 
 
 
 
TESIS 
Que para obtener el título de 
LICENCIADO EN HISTORIA 
 
 
PRESENTA: 
PATRICIO LOIZAGA RODRÍGUEZ 
 
 
 
ASESOR: 
DR. TESIU ROSAS XELHUANTZI 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
CIUDAD UNIVERSITARIA, CD. MX., 2018 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
Índice 
 
Agradecimientos p. 3 
 
Introducción p. 7 
 
Capítulo 1. La educación mexica 
1.1 La educación mexica en el discurso historiográfico contemporáneo p. 15 
1.2 Sobre las fuentes del siglo XVI revisadas por la historiografía p. 26 
 1.2.1 El Códice Mendoza p. 26 
 1.2.2 Los huehuetlahtolli y otros códices prehispánicos y virreinales p. 37 
1.3 Los límites de la historiografía contemporánea p. 38 
 
Capítulo 2 Educación escolar mexica 
2.1 Las escuelas mexicas desde los testimonios del siglo XVI p. 44 
 2.1.1 El calmecac p. 45 
 2.1.2 El ichpuchcalli y el cihuacalmecac p. 52 
 2.1.3 El telpuchcalli p. 54 
 2.1.4 El cuicacalli p. 59 
2.2 La educación escolar mexica en el Códice Mendoza p. 61 
 2.2.1 Actores principales p. 63 
 2.2.2 El ofrecimiento a las escuelas p. 73 
 2.2.3 Los pipiltin p. 76 
 2.2.4 Los macehualtin p. 82 
 2.2.5 Los cuicapicque p. 86 
 2.2.6 Disciplina y formación correctiva p. 88 
 
Capítulo 3 Educación doméstica mexica 
3.1 La educación en el ámbito doméstico mexica en el siglo XVI p. 98 
 3.1.1 Las labores domésticas p. 99 
 3.1.2 Los huehuetlahtolli y la educación moral p. 104 
3.2 La formación en el hogar mexica en el Códice Mendoza p. 114 
 3.2.1 Actores principales p. 115 
 3.2.2 El aprendizaje de los oficios p. 133 
 3.2.3 La obediencia y la tenonotzaliztli (amonestación) p. 143 
 3.2.4 El castigo p. 150 
 
Conclusiones y reflexiones finales p. 155 
 
Bibliografía p. 162 
 
Anexo 
 
 
3 
 
Agradecimientos 
A mis queridos padres, María Eugenia Rodríguez Gutiérrez y José Luis Loizaga 
Barquín, por su amor, por sus buenos consejos, por su nobleza y por haberme 
inculcado la sencillez, la honestidad y los valores morales desde niño. 
A mis queridas hermanas, Christian Loizaga Rodríguez y Pilar Loizaga 
Verdugo, por su amor, por haberme acompañado a lo largo de mi vida, por su 
comprensión y por estar conmigo cuando más las he necesitado. 
A mis queridos tíos paternos, Maruja Loizaga Barquín y Gonzalo Loizaga 
Barquín, por su cariño, por su sencillez, por su honestidad y por haber sido 
excelentes personas conmigo y con sus seres queridos. 
A mis queridos tíos maternos, Irma Rodríguez Gutiérrez y Víctor Moreno 
Medina, por su cariño, por sus buenos consejos y por haber visto por mi hermana, 
Christian Loizaga Rodríguez, y por mí desde niños. 
A mis queridos primos, Cristina Moreno Rodríguez, Roberto Moreno Rodríguez, 
Víctor Moreno Rodríguez, Brenda Patricia Arizpe Garza y Gabriela Barrón Olvera, 
por su cariño, por haber compartido conmigo sus alegrías y éxitos y por haber 
sido excelentes personas conmigo. 
A Lorenia Fernández Raya por sus buenos consejos y por haber amado y 
cuidado a mi padre, a mis hermanas y a mí durante los últimos veintidós años. 
A mi querido amigo y asesor, Tesiu Rosas Xelhuantzi, por su amistad, por su 
honestidad, por su nobleza, por su dedicación, por sus consejos, por su paciencia, 
por sus enseñanzas, por formar parte de los miembros de mi sínodo, por su 
apoyo y por haberme ayudado a desarrollar mi tesis. 
4 
A mi querida amiga y maestra, Berta Gilabert Hidalgo, por su amistad, por su 
cariño, por haberme motivado a estudiar la Licenciatura en Historia, por sus 
enseñanzas, por su compresión, por haber formado parte de los miembros de mi 
sínodo, por su paciencia y por su apoyo en todo momento. 
A mi querido maestro, Héctor Buenrostro Sánchez, por su amistad, por su 
paciencia, por su apoyo, por respaldar la elección del tema de mi investigación y 
por haber formado parte de los miembros del sínodo. 
A mi querido maestro, Roberto Romero Sandoval, por haber formado parte de 
los miembros de mi sínodo, por su paciencia y por haber revisado mi tesis. 
A mis queridos maestros, Anabell Romo González y Eladio Terreros Espinosa, 
por su amistad, por sus enseñanzas y por respaldar la elección del tema de mi 
investigación. 
A mi querido maestro, Rafael Hernández Ángeles, por su apoyo, por su 
amistad, por su entrega y por sus enseñanzas sobre temas contemporáneos. 
A mis queridos amigos, Carolina Camargo, Mario Campos, Andrés García, 
Celso Valencia, Ciro Ortiz, Hugo Hernández, Sergio Villeda, Patrick Hernández, 
Mario Macin, Gilberto Reyes, Itzel Reyes, Ricardo Ocampo, Marcela Rojas, Juan 
Carlos Carreiro, Jimena Alcántara, Carlos Gutiérrez, Martha Morales, Alejandro 
Torres, Gary Bermúdez, Alfonso Campo, Andrés Conde, Salomón Goldberg, 
Alberto Aquino, Pilar Belausteguigoitia, Pedro Pardo, Pedro de la Torre, Héctor 
Montenegro, Enyeg Navarro y Carlos Tame, por su amistad, por su cariño, por 
haber compartido conmigo sus alegrías y éxitos y por los buenos momentos que 
he pasado con todos ellos. 
5 
A la UNAM y a sus maestros por haberme otorgado la oportunidad de estudiar 
la Licenciatura en Historia, por sus enseñanzas, por haberme formado para ser 
mejor persona y por los buenos momentos que pasé en la universidad. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
6 
 
 
 
 
 
 
 
A José Luis y a Christian 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
7 
Introducción 
La presentetesis inició con el interés de conocer cómo era la educación en la 
sociedad mexica. Para acercarme al tema, me concentré en el Códice Mendoza y 
en otras fuentes del siglo XVI. Al analizar documentos del periodo virreinal que 
tratan sobre la historia de México-Tenochtitlan, me percaté que existen distintas 
interpretaciones -incluso contradictorias- del contexto social y cultural del mundo 
prehispánico. Esto lo percibí al analizar las obras de algunos frailes de aquella 
época: Bernardino de Sahagún, Diego Durán, Toribio de Benavente, Andrés de 
Olmos, Jerónimo de Mendieta, entre otros, quienes se dedicaron a estudiar la 
historia prehispánica a profundidad de acuerdo con diversos intereses religiosos, 
políticos e ideológicos. 
Algunas de las fuentes revisadas del siglo XVI que abordan la educación 
mexica fueron: el Códice Florentino, de fray Bernardino de Sahagún; 1 los 
huehuetlahtolli (discursos antiguos), recogidos por fray Andrés de Olmos;2 la 
Historia de las Indias de Nueva España e Islas de Tierra Firmes, de fray Diego 
Durán;3 la Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, de Bernal Díaz 
del Castillo;4 la Historia Eclesiástica Indiana, de Jerónimo de Mendieta;5 la Historia 
 
1 Códice Florentino, versión digitalizada de la World Digital Library [en línea], 7 de febrero 
de 2013 [Fecha de consulta: 10 de febrero de 2017, 
https://www.wdl.org/en/item/10096/view/1/1/], libs. II, III, IV, VI, VIII y X. 
2 León-Portilla, Miguel, Huehuetlahtolli. Testimonios de la antigua palabra. Recogidos por 
Juan fray Andrés de Olmos hacia 1535, trad. Librado Silva Galeana, México, FCE, 2013. 
3 Historia de las Indias de Nueva España e Islas de Tierra Firmes, México, Porrúa, 
1976. 
4 Bernal Díaz del Castillo, Historia de las Indias de Nueva España e Islas de Tierra 
Firmes, México, Porrúa, 1976. 
5 Jerónimo de Mendieta, Historia eclesiástica indiana, Barcelona, Red ediciones S.L., 
2011. 
8 
de los indios de la Nueva España, de Toribio Benavente de Motolinía;6 la Historia 
natural y moral de las Indias, de José de Acosta, 7 por señalar los más 
significativos. 
Considero que el Códice Mendoza es una de las fuentes del siglo XVI más 
completas que abordan el tema de la educación mexica, pues en una parte del 
documento encontramos elementos pictográficos que describen minuciosamente 
diferentes etapas de la formación de los niños de ambos géneros. Estas 
representaciones muestran las labores que aprendían y desempeñaban en el 
hogar de acuerdo con su edad y género, así como actividades relacionadas con el 
ámbito intelectual y moral.8 
En particular los folios 57 al 71 del Códice Mendoza nos muestran ejemplos de 
la vida cotidiana en tiempos de Moctezuma Xocoyotzin. En esta parte del 
documento, se puede recuperar una visión del siglo XVI sobre el contexto 
histórico de la educación escolar y doméstica de México-Tenochtitlan.9 
A través de la interpretación de los elementos iconográficos de dicho 
documento, puedo sostener que en la sociedad mexica existían formas de 
enseñanza-aprendizaje de diversos conocimientos tanto en el ámbito escolar 
como en el doméstico. Asimismo, puedo proponer que uno de los fines 
primordiales de la impartición de distintos conocimientos a los niños y 
 
6 Toribio de Benavente Motolinía, Historia de los indios de la Nueva España, México, 
Porrúa, 2007. 
7 José de Acosta, Historia natural y moral de las Indias, Madrid, Dastin, 2002. 
8Códice Mendoza, edición digital [en línea], 2015 [Fecha de consulta: 30 de septiembre 
de 2017, http://codicemendoza.inah.gob.mx], fols. 57r.-64r., 68r., 70r.-71r. 
9 Códice Mendoza, fols. 57r.-71r. 
9 
adolescentes fue para que éstos se involucraran en las relaciones mercantiles, 
económicas y políticas de México-Tenochtitlan. 
La concepción novohispana sobre el proceso formativo de los niños de ambos 
géneros en escuelas durante la época prehispánica pone de manifiesto que en 
México-Tenochtitlan existían diversas instituciones educativas, tal como se ilustra 
en el Códice Mendoza, en donde se representan el calmecac (casa del linaje) y el 
cuicacalli (casa de canto).10 
Aunque en esta fuente no aparece ningún elemento iconográfico con respecto 
al telpuchcalli (casa de los jóvenes), que era la escuela en donde a los 
macehualtin (merecedores) se les adiestraba para la guerra, se puede contemplar 
que en la tercera parte del códice aparecen algunas narraciones que se refieren a 
un tipo muy particular de formación militar: 
Porque también los alfaquís mayores se ejercitaban en el arte militar y según que 
probaban en las guerras y hazañas que hacían y cautivos que cautivaban a los 
señores de México les daban dictados honrosos y blasones.11 
 
Considero que una interpretación cuidadosa del Códice Mendoza me llevará a 
establecer las particularidades principales de la educación mexica, lo que también 
me permitirá demostrar su vínculo con la enseñanza de las virtudes morales y con 
otras características de la vida cotidiana en las últimas dos décadas del señorío 
mexica, pues se sabe que entre 1502 y 1520, México-Tenochtitlan fue testigo de 
grandes transformaciones en el sistema educativo escolar y doméstico a causa de 
 
10 Códice Mendoza, fol. 61r. 
11 Códice Mendoza, fol. 64v. 
10 
las nuevas ordenanzas que giraron en torno al tlahtoani (gran orador), Moctezuma 
Xocoyotzin.12 
El Códice Mendoza también da testimonio de algunas de las reformas 
promulgadas por Moctezuma Xocoyotzin que exigieron cambios trascendentales 
en el proceso formativo de la sociedad mexica: 
Antes del Motecçuma por sus antecesores no había tanta orden en las cosas de 
república, como el Motecçuma, después que sucedió en el señorío por ser de buen 
natural y sabio de su albedrío compuso orden y manera de buen regimiento y los 
mandó cumplir so graves penas y así el que excedía sin remisión alguna se 
ejecutaba la pena por él estaba puesta en el caso de que delinquían, las cuales 
penas fueron rigurosas.13 
 
En lo que respecta a conceptos operativos para interpretar la educación 
mexica, recuperaré el término alemán Weltanschauung utilizado por Wilhelm von 
Humboldt, que en español es traducido por cosmovisión o concepción del mundo. 
Conforme con el planteamiento de Humboldt, Weltanschauung es la manera en la 
que nosotros dibujamos el mundo en la realidad del pensamiento, formando 
conceptos y marcos de referencia para representar nuestra propia experiencia en 
el mundo.14 A partir de los años setenta del siglo pasado se redefinió el término 
Weltanschauung (concepción del mundo) por el de cosmovisión. 
Alfredo López Austin retoma la teoría humboldtiana y establece que 
cosmovisión es “el conjunto estructurado de los diversos sistemas ideológicos con 
 
12 Pablo Escalante Gonzalbo y Pilar Gonzalbo Aizpuru, Historia de la vida cotidiana en 
México. vol. I, Mesoamérica y los ámbitos indígenas de la Nueva España, México, 
FCE/COLMEX, 2009, pp. 279-297. 
13 Códice Mendoza, fol. 68v. 
14James W. Underhill, Humboldt World and Language, Edinburgh, Edinburgh University 
Press, 2009, pp. 134-135. 
11 
los que un grupo social, en un momento histórico, pretende aprehender el 
universo”. 15 Debo destacar que en una cosmovisión particular se pueden 
generalizar algunos preceptos fundamentales que existen en un sistema cultural e 
ideológico. Ciertamente, dicho vocablo podría entenderse como una expresión de 
la cultura. 
En torno a la cosmovisión prehispánica, hay que tener en cuenta que, en buena 
medida, todo lo que existía tanto en el plano humano como en el celestial tenía 
vida: el hombre, los animales, los árboles, los dioses, los cuatro elementos, los 
astros, las piedras, etc. Sobre esta reflexión vale la pena transcribir la 
interpretación de Alfredo López Austinen lo que se refiere a la cosmovisión del 
mundo prehispánico: 
En Mesoamérica sobresale una conceptualización particular del mundo natural 
como un ser vivo que entretiene íntimas relaciones de intercambio y dependencia 
mutua con el mundo social, humano. Esta interdependencia se expresa en a 
intensa vida ritual que teje conexiones entre una infinidad de poderes 
sobrenaturales, naturales y humanos.16 
En este contexto, coincido con la concepción de Alfredo López Austin sobre la 
educación: 
[…] La educación es todo proceso por medio del cual un grupo es inducido por un 
sector social a adquirir por la experiencia, el ejercicio, el saber o la creencia, el 
 
15 Alfredo López Austin, Cuerpo humano e ideología. Las concepciones de los antiguos 
nahuas, t. 1, México, IAA/UNAM, 2012, p. 58. En esta investigación utilizaré con 
frecuencia el término “cosmovisión” para explicar y comprender el contexto histórico, 
cultural, social y político del mundo prehispánico con mayor certeza. Es crucial el empleo 
de dicho término para destacar cómo se concebía la educación en México-Tenochtitlan. 
16 Alejandra Gámez Espinosa y Alfredo López Austin [coords.], Comovisión 
mesoamericana. Reflexiones, polémicas y etnografías, México, COLMEX/FCE, 2015, p. 
149. 
12 
conocimiento de las normas, ideas y funciones sociales que se le atribuyen en las 
distintas etapas de la vida, y la capacidad de ejecución de dichas funciones.17 
En cuanto a la cosmovisión de los mexicas, es posible plantearse que ésta se 
construyó a partir de la toltecayotl (toltequidad),18 por lo que para explicarla a 
detalle tomaré en cuenta algunos antecedentes históricos relevantes que refieren 
su origen y trascendencia, a fin de interpretar con mayor certeza el Códice 
Mendoza y los testimonios del siglo XVI que abordan la educación mexica. 
Para finalizar esta introducción, es pertinente que mencione cómo abordaré la 
educación en México-Tenochtitlan entre 1502 y 1520 a partir del siguiente 
capitulado: 
En el capítulo 1 que se denomina, “La educación mexica”, explicaré las 
distintas posturas de los investigadores contemporáneos que han abordado el 
tema a profundidad para dar a conocer cómo, para qué y por qué era 
indispensable la formación escolar y doméstica entre los mexicas. En el segundo 
apartado del mismo capítulo hablaré sobre cómo la historiografía contemporánea 
ha investigado el Códice Mendoza y otras fuentes del siglo XVI para estudiar la 
educación mexica en el ámbito escolar y familiar. En el tercer apartado plantearé 
los límites de la historiografía contemporánea en el estudio de la educación 
mexica, pues en esta investigación se demostrará que existen otros temas a 
 
17 Alfredo López Austin, Educación mexica. Antología de textos sahaguntinos, México, 
UNAM, 1985, p. 12. 
18 En esta investigación concibo el término de toltequidad de acuerdo con Miguel León 
Portilla: la “toltequidad es el conjunto de instituciones y creaciones de los toltecas”. Vid. 
Miguel León-Portilla, Toltecáyotl. Aspectos de la cultura náhuatl, México, FCE, 2014, p. 
23. 
13 
revisar que no han sido tomados en cuenta como se debe por varios 
investigadores como, por ejemplo, la educación doméstica. 
En el capítulo 2 “La educación escolar mexica”, analizaré a profundidad la 
educación en las instituciones educativas mexicas durante el gobierno de 
Moctezuma Xocoyotzin a partir de las fuentes del siglo XVI; aportando nuevas 
líneas de investigación que fueron poco abordadas durante la época virreinal 
como, por ejemplo, la educación femenina en el cihuacalmecac (casa del linaje 
para las mujeres) y en el ichpuchcalli (casa de las doncellas), así como en el 
telpuchcalli (casa de los jóvenes). En este mismo apartado intentaré demostrar 
que casi todos los niños mexicas acudían a las escuelas que existían en México-
Tenochtitlan, independientemente de su género y condición social. 
En el apartado de este mismo capítulo, “La educación escolar mexica en el 
Códice Mendoza”, compararé y analizaré otras fuentes del siglo XVI para 
demostrar qué se puede visualizar y qué no en el códice, proponiendo, a su vez, 
nuevas alternativas para estudiar de igual manera la educación femenina mexica 
y otros aspectos que tienen que ver con la educación escolar en cuanto a la 
difusión de conocimientos tanto entre los pipiltin (nobles) como entre los 
macehualtin. A partir de la iconografía del Códice Mendoza también explicaré los 
temas que se refieren a los actores principales de la transmisión de los 
conocimientos y a las amonestaciones y castigos que se ejecutaban en las 
escuelas y en el hogar a los niños desobedientes de ambos géneros, los cuales 
en gran medida se vinculaban con lo establecido en el sistema judicial mexica. 
14 
En lo que se refiere al capítulo 3 “Educación doméstica mexica”, hablaré sobre 
lo que los registros del siglo XVI nos dicen acerca de los principales oficios en el 
hogar mexica. Asimismo, comentaré el significado de los huehuetlahtolli y su 
importancia en la educación moral de los mexicas, considerando la influencia de 
la tradición cristiana en su elaboración durante la época virreinal. Al igual que en 
el capítulo 2, en el segundo apartado del tercer capítulo consideraré el Códice 
Mendoza como fuente principal para explicar y demostrar cómo los padres les 
transmitían a sus hijos los conocimientos sobre los oficios que se llevaban a cabo 
en el hogar, resaltando que muchos de ellos también se aprendían en las 
escuelas. También señalaré que en muchos casos, tanto los padres pipiltin como 
los macehualtin, independientemente de su género y condición social, les 
enseñaban a sus hijos los conocimientos más ilustrados de la cosmovisión 
toltecayotl en cuanto a la moral y otros saberes que tenían que ver con la lectura 
de los códices mánticos y astronómicos y con otros que supuestamente estaban 
únicamente reservados para los niños pipiltin que acudían al calmecac. 
En el anexo de esta investigación integraré un catálogo pictográfico del Códice 
Mendoza, en el cual clasificaré los elementos iconográficos, vinculándolos a su 
vez con el tema de la educación en México-Tenochtitlan entre 1502 y 1520. En 
este apartado abordaré únicamente la tercera parte del códice, o sea, de los folios 
57 al 71, la cual describe gran parte de la educación entre los mexicas. Asimismo, 
explicaré la metodología a seguir para leer e interpretar el catálogo de acuerdo 
con las temáticas que consideré para formular los capítulos 2 y 3 de esta 
investigación. 
15 
Capítulo 1 
 
La educación mexica 
 
1.1 Educación mexica en el discurso historiográfico contemporáneo 
Desde mi perspectiva, el significado del discurso historiográfico contemporáneo 
comenzó a ser acuñado a mediados del siglo XX a partir de las corrientes 
historiográficas de autores como: Marc Bloch, Lucien Febvre, Fernand Braudel 
Michel Foucault, Peter Burke, Hayden White, Carlo Ginzburg, Robert Darnton, 
Eric Hobsbawm, por mencionar algunos, quienes en gran medida aportaron 
innovaciones a la historiografía en cuanto al estudio de las estructuras sociales, 
económicas e ideológicas, de la antropología, de la arqueología y de la vida 
cotidiana, a fin de conocer el pasado de cualquier civilización con mayor 
claridad. 19 Con tal argumento se explica que el discurso historiográfico 
contemporáneo se refiere a una nueva propuesta que no solamente se encarga 
de historiar los acontecimientos políticos,20 sino también otros temas históricos 
relevantes que son inherentes a cualquier sociedad: la educación, la antropología, 
la arqueología, la ideología religiosa, la cultura, las tradiciones, las relaciones 
mercantiles, la cosmovisión, etc. 
En el caso de la educación mexica, ya varios investigadores mexicanos y 
extranjeros de los años setenta, ochenta y noventa del siglo pasado y principios19 Sonia Corcuera de Mancera, Voces y silencios en la historia: siglos XIX y XX, México, 
FCE, 1997. 
20 Corriente historiográfica positivista propuesta por Leopoldo von Ranke a principios del 
siglo XIX que estudia únicamente los hechos históricos a partir de fuentes escritas. Su 
enfoque de estudio se centra en mayor grado en la historia política, ya que no se interesa 
tanto por la historia de la vida cotidiana. Vid. Adam Schaff, Historia y verdad, México, 
Grijalbo, 1971, p. 118. 
16 
de éste han basado sus planteamientos tomando en cuenta el discurso 
historiográfico contemporáneo sobre la vida cotidiana, considerando algunas de 
las posturas historiográficas antes comentadas.21 Entre ellos sobresalen Alfredo 
López Austin, Pablo Escalante, Fernando Díaz Infante, Miguel León-Portilla, 
Víctor M. Castillo, Ángel María Garibay, José María Kobayashi, Felipe Solís 
Olguín, Enrique Vela, Walter Krickeberg, Michel Graulich, George C. Vaillant, 
Jacques Soustelle, Karl Anton Nowotny, Frances Berdan, Rieff Anwalt, Charles 
Phillips. 
En cuanto a la educación entre los mexicas, el análisis de la historiografía 
contemporánea se aproxima a los principios fundados en la cosmovisión 
toltecayotl, como una forma mediante la cual los grupos nahuas visualizaban el 
mundo en la época prehispánica. Hacia una explicación más precisa de la 
educación en México-Tenochtitlan se ha dicho que las consecuencias de esta 
transformación cultural, religiosa e ideológica, de origen tolteca, desembocaron en 
la formación del carácter e identidad del hombre mexica en sociedad, por lo que 
se ha llegado a la conclusión de que los huehuetlahtolli se “encuentran en los 
linderos de la educación formal e informal mexica”.22 
 
21 Desde la perspectiva de la corriente historiográfica marxista, hay una gran variedad de 
autores que vinculan la educación mexica con las estructuras económicas y la 
diferenciación de clases sociales que existían en México-Tenochtitlan. Vid. Víctor M. 
Castillo F., Estructura económica de la sociedad mexica, México, UNAM, pp. 60-65; José 
María Kobayashi, La educación como conquista, empresa franciscana en México, 
México, COLMEX, 1985, pp. 21-86; Michel Graulich, Moctezuma. Apogeo y caída del 
imperio azteca, México, ERA/CONACULTA/INAH, 2014, pp. 73-78 y López Austin, 
Educación mexica. Antología de textos sahaguntinos, op. cit., pp. 20-246. 
22 Alfredo López Austin, La educación de los antiguos nahuas, t. 2, México, SEP/El 
Caballito, 1985, p. 91. 
17 
Otros autores contemporáneos que han discutido el tema sobre la educación 
mexica argumentan que de la cosmovisión toltecayotl emanó el principio de la 
enseñanza a partir de la ixtlamachiliztli, que era precisamente la “acción de dar 
sabiduría a los rostros” a través del temachtiani (maestro), quien a su vez era un 
tlamatini (sabio) y hacía que los educandos tomaran y conocieran un rostro, con el 
cual se desarrollaban como individuos y se hacían sabios “al fortalecer sus 
corazones”.23 
 De acuerdo con esta explicación, Miguel León-Portilla añade que el que poseía 
la ixtlamachiliztli (el arte de educar al otro fortaleciendo su rostro), por medio del 
principio del método de enseñanza y aprendizaje in ixtli in yollotl (rostro y 
corazón), era el omacic oquilichtli (hombre maduro). 24 De aquí surge el 
razonamiento que refiere que el que poseía un “rostro sabio” y “un corazón fuerte 
como la piedra” recibía el influjo de la educación náhuatl cuando se convertía en 
un hombre maduro. 
La opinión de Fernando Díaz Infante hace hincapié en que los efectos de los 
principios de la ixtlamachiliztli, o su equivalente, el tlacahuapahualiztli (el arte de 
criar y enseñar al otro) a través de los huehuetlahtolli, no sólo influyeron en la 
educación escolar y domestica mexica, sino también en la formación del carácter 
y de la identidad de la sociedad mexica.25 Por esta razón es indispensable 
entender que la conceptualización de la educación en México-Tenochtitlan partía 
 
23 León-Portilla, Toltecáyotl. Aspectos de la cultura náhuatl, op., cit., p. 346. 
24 Ibid., p. 343. 
25 Fernando Díaz Infante, especialista en la educación de la sociedad mexica, sustituye el 
término ixtlamachiliztli por tlacahuapahualiztli, que en realidad tienen el mismo 
significado. Vid. Fernando Díaz Infante, La educación de los aztecas, México, 
PANORAMA, 2015, p. 35. 
18 
de un sistema de enseñanza de conocimientos que se transmitían desde la niñez, 
con el propósito de formar a la sociedad en el ámbito escolar, familiar y moral. 
Según la visión contemporánea de la educación mexica, el hombre maduro 
(omacic oquilichtli), que en la cosmovisión prehispánica se concebía como un 
hombre sabio y experimentado, era el que iniciaba el proceso formativo dentro de 
la sociedad por ser el que recibía el ixtlamachiliztli. 26 Miguel León-Portilla 
profundiza en el tema destacando que los huehuetlahtolli eran difundidos 
únicamente por los adultos de generación en generación como una forma de 
comunicación en las instituciones escolares y en los hogares de México-
Tenochtitlan, a fin de que los niños y adolescentes, de acuerdo con su posición 
social, edad y género, supieran cómo conducirse a los demás con respeto y 
conocieran las normas de conducta y los ritos religiosos,27 así como las cosas de 
gobierno, la lectura de los libros sagrados y las virtudes morales que se 
enseñaban en el calmecac, en el cihuacalmecac y en el telpuchcalli.28 
Por su parte, Alfredo López Austin señala que uno de los objetivos primordiales 
de dichas escuelas consistía en normar las relaciones entre los dioses y el 
hombre.29 
Reafirmando la postura de la historiografía contemporánea, sobre los actores 
de donde nacía una forma de enseñanza en la sociedad mexica a través de los 
huehuetlahtolli, algunas investigaciones recientes indican que en la configuración 
 
26 León-Portilla, Toltecáyotl. Aspectos de la cultura náhuatl, op. cit., p. 344. 
27 López Austin, Educación mexica. Antología de textos sahaguntinos, op. cit., p. 85. 
28 Miguel León-Portilla, Huehuetlahtolli. Testimonios de la antigua palabra. Recogidos por 
Juan fray Andrés del Olmos hacia 1535, trad. Librado Silva Galeana, México, FCE, 2013, 
pp. 33-37. 
29 Alfredo López Austin, “La religión, la magia y la cosmovisión”, en: Historia Antigua de 
México, vol. IV, Aspectos fundamentales de la tradición mesoamericana, p. 255. 
19 
del pensamiento místico-religioso mexica en los ancianos, concebidos como una 
advocación del dios viejo del fuego, Xiuhtecuhtli, recaía la responsabilidad de 
educar al otro porque “poseían un acervo de información técnica e ideológica que 
era indispensable para la existencia del grupo”.30 Esta forma de ver las cosas 
demuestra que en el caso de las instituciones educativas de México-Tenochtitlan 
los maestros, los sacerdotes y las sacerdotisas eran de edad avanzada, 
sosteniendo que, según lo que se ha analizado sobre el mundo prehispánico, la 
ancianidad comenzaba a partir de los 52 años de edad.31 
Pero el principal transmisor de los saberes en la sociedad mexica no se 
limitaba a la vejez, sino más bien esta metáfora se refiere al grado de experiencia 
y formación que adquiría el ser humano desde la niñez hasta la edad madura, o 
sea, después de los veinte años de edad, que era justamente cuando el varón 
alcanzaba la plena madurez para contraer matrimonio32 y se convertía en padre 
de familia, siendo ya apto para enseñarle a sus hijos los huehuetlahtolli en el 
hogar.33 
Sobre la implantación de los modos de enseñanza y aprendizaje en el sistema 
educativo mexica, cimentados en los principios de la cosmovisión toltecayotl: la 
ixtlamachiliztli, el principio: in ixtli in yollotl (rostro y corazón) y los huehuetlahtolli, 
Felipe Solís Olguín opina que fue bajo el reinado Moctezuma Ilhuicamina,entre 
1440 y 1469, cuando dicho método de enseñanza comenzó a implementarse en 
 
30 López Austin, Cuerpo humano e ideología. Las concepciones de los antiguos nahuas, t. 
1, op. cit., p. 80. 
31 Idem 
32Jacques Soustelle, La vida cotidiana de los aztecas en vísperas de la conquista, 
México, FCE, 2011, p. 176. 
33 León-Portilla, Huehuetlahtolli. Testimonios de la antigua palabra. Recogidos por Juan 
fray Andrés del Olmos hacia 1535, op. cit., p. 33. 
20 
México-Tenochtitlan, por lo que es probable que en aquella época se hayan 
creado las primeras casas de estudio mexicas: el calmecac, el telpuchcalli y el 
cuicacalli,34 donde era evidente que existía una gran difusión y aprendizaje de 
diversos saberes mediante los huehuetlahtolli. Mientras tanto, José María 
Kobayashi niega esta teoría, alegando que cuando Moctezuma Ilhuicamina 
asumió el poder, dichas casas de estudio ya existían.35 
 En el caso del calmecac, la historiografía contemporánea resalta que los 
conocimientos que se transmitían en esta institución educativa eran: la lectura de 
códices; de los amoxtli (libros); de los cecemeilhuiamoxtli, libros de lo que ocurría 
cada día; de los xiuhamatl, memorias; de los tonalamatl, libros de la cuenta de los 
días y del destino y de los tlalamatl, papeles de tierra; la formación sacerdotal; los 
relatos de los huehuetlahtolli y los valores más elevados de la cultura náhuatl. Al 
sabio tlamacazqui (sacerdote) se le consideraba como el principal transmisor de 
la enseñanza de dichos conocimientos, pues poseía “el arte de criar y enseñar al 
otro con el rostro y con el corazón” por medio de los huehuetlahtolli, lo que lo 
facultaba a transformarse en temachtiani: personaje decisivo en la formación de 
los niños en el calmecac; todo ello sin descartar el hecho de que la educación 
también era transmitida de padres a hijos en el seno familiar. 
Como se ha dicho, en la sociedad mexica los sacerdotes eran los únicos 
capaces de interpretar los libros que hablaban sobre la cuenta calendárica, los 
astros y el destino: el tonalamatl, así como los códices mánticos e históricos sobre 
la vida cotidiana en el mundo prehispánico. También hay que decir que la 
 
34 Felipe Solís Olguín, “Gloria y esplendor de los aztecas”, en: Arqueología Mexicana, 
México, Edición Especial 13, abril de 2003, pp. 10-15. 
35 Kobayashi, op. cit., p. 54. 
21 
historiografía contemporánea ha destacado que dentro del pensamiento 
cosmogónico del mundo prehispánico se creía firmemente que los conocimientos 
que se enseñaban en las escuelas principales respondían en estricto sentido a la 
situación social de los niños de ambos géneros, ya que el principio de la 
enseñanza in ixtli in yollotl (rostro y corazón) únicamente se difundía entre los 
pipiltin. Por dar un ejemplo, si el joven formaba parte de la nobleza, éste tenía 
acceso a los códices y a la tradición oral vinculada con ellos, con lo que podía 
enriquecer su propio conocimiento y transformarse en un futuro sabio.36 
Conforme con lo que se ha visto en algunas investigaciones recientes, las 
tendencias de estudio se centran en mayor grado en el estudio de la educación 
escolar entre los mexicas, tomando como referencia el Códice Florentino de fray 
Bernardino de Sahagún, de donde se han revisado exhaustivamente los 
conocimientos más ilustrados que se impartían en el calmecac, en el telpuchcalli y 
en el cuicacalli, de acuerdo con la condición social de los que acudían a cada una 
de ellas.37 
En relación con un concepto distinto de educación informal mexica desde el 
punto de vista historiográfico, sobresale José María Kobayashi quien, en el caso 
del término educación informal, lo sustituye por “educación doméstica”. Para él, 
esta forma de educar al hombre “comienza en el momento de su nacimiento y se 
 
36 León-Portilla, Toltecáyotl. Aspectos de la cultura náhuatl, op. cit., p. 56. y Eduardo 
Natalino dos Santos, Tiempo, espacio y pasado en Mesoamérica. El calendario, la 
cosmografía y la cosmogonía en los códices y textos nahuas, México, III/UNAM, 2014, p. 
78. 
37 Alfredo López Austin es uno de los mejores investigadores mexicanos que tratan el 
estudio de la educación escolar mexica. Sus planteamientos se centran en la perspectiva 
de fray Bernardino de Sahagún cuando transcribe sus relatos tanto en náhuatl como en 
español. Vid. Alfredo López Austin, Educación mexica. Antología de textos sahaguntinos, 
México, UNAM, 1985. 
22 
desarrolla durante los primeros años de su vida bajo el cuidado de los padres en 
la intimidad familiar”, agregando que tal forma de educación tiene como fin 
esencial “preparar y ayudar a que el niño se adapte al medio ambiente en el que 
le tocó nacer y desarrollar su vida de adulto”.38 
Las fuentes virreinales con las que Kobayashi vincula su concepción de 
educación doméstica con el contexto educativo mexica son: el Códice Mendoza, 
los trabajos de fray Andrés de Olmos, fray Bernardino de Sahagún, fray Diego 
Durán, fray Toribio Benavente de Motolinía y fray Juan de Torquemada. 
Kobayashi agrega que los huehuetlahtolli eran fundamentales para formar a los 
mexicas en el “aspecto moral”. 39 
El discurso historiográfico contemporáneo sobre el contexto educativo escolar 
entre los mexicas resalta que en México-Tenochtitlan predominaba una clara 
diferenciación social y discriminación en torno a los conocimientos y a las 
escuelas donde éstos eran impartidos.40 De acuerdo con la interpretación de 
Jacques Soustelle, esta cuestión se justificaba en el discurso de origen 
prehispánico que enfatizaba que la enseñanza de conocimientos astronómicos y 
la lectura de libros históricos y sagrados estaban destinadas únicamente a la élite 
mexica.41 
Esta misma diferenciación social en el contexto educativo escolar mexica la 
plantea José María Kobayashi cuando resalta que en el telpuchcalli, que era la 
escuela donde los macehualtin eran adiestrados para la guerra, los maestros 
 
38 Kobayashi, op. cit., p. 50. 
39 Ibid., p. 52. 
40 Graulich, op. cit., pp. 73-82. 
41 Jacques Soustelle, La vida cotidiana de los aztecas en vísperas de la conquista, op. 
cit., p. 175. 
23 
mostraban poco interés en que los alumnos aprendieran el “principio del rostro y 
sabio y el corazón firme como la piedra”, pues los que estudiaban en la casa de 
los jóvenes no tenían “acceso a puestos de categoría y responsabilidad a causa 
de su manera de ser poco refinada”.42 Esta fue una de las razones por la cual, 
desde la opinión de otros estudiosos contemporáneos, la educación mexica a 
partir los principios del tlacahuapahualiztli y del in ixtli in yollotl se fundaba en 
valores desiguales y “absolutamente antiéticos”.43 
Sin embargo, Jacques Soustelle sostiene que, pese a la indudable 
diferenciación social que existía en el ámbito escolar de México-Tenochtitlan en 
vísperas de la conquista española, la formación en instituciones educativas era 
obligatoria para todos, sin importar el nivel social ni el género de los niños y 
adolescentes.44 
En lo que se ha dicho sobre los asuntos de la vida cotidiana en México-
Tenochtitlan durante el reinado de Moctezuma Xocoyotzin, resalta el interés por 
estudiar el concepto educación mexica desde el Códice Mendoza,45 con el que 
además se aborda la historia de la vida diaria cuando se menciona, por ejemplo, 
que durante la ceremonia del matrimonio las cihuamantecatl (las que trabajan el 
arte plumario) llevaban a la novia a sus espaldas antes de entrar a la casa del 
novio.46 Este argumento se obtuvo de los relatos obtenidos del Códice Florentino 
de Sahagún para demostrar que a los mexicas se les educaba desde la niñez 
 
42 Ibid., p. 86. 
43 Jacques Soustelle, El universo de los aztecas, México, FCE, 2012, p. 65.44 Ibid, p. 176. 
45 Soustelle, La vida cotidiana de los aztecas en vísperas de la conquista, op. cit., p. 172. 
46 Pablo Escalante Gonzalbo, Los códices mesoamericanos antes y después de la 
conquista española, México, FCE, 2013, pp. 156-157. 
24 
para que acataran las normas establecidas en el hogar y para prepararse para el 
matrimonio.47 
A causa de las nuevas reformas promulgadas en México-Tenochtitlan, entre 
1502 y 1520, se agudizó el acatamiento de los hijos frente a sus padres, ya que 
“en general los niños y jóvenes eran educados para saludar a los adultos, con 
esmero y elocuencia”,48 a tal grado que algunos investigadores afirman que en 
aquella época los padres exhortaban a sus hijos a no mirar a los ojos al 
tlahtoani.49 Alfredo López Austin defiende este argumento al señalar que cuando 
Moctezuma Xocoyotzin llegó al poder, exigió que se le venerara con mayor rigor.50 
Algunos estudios recientes plantean que el mismo Moctezuma se ocupó de la 
educación. De hecho, se dice que se reunía con los niños para enseñarles el 
significado del respeto y de las virtudes morales y cómo debían de hablar.51 El 
análisis historiográfico del concepto de educación mexica, en este sentido, ha sido 
vinculado con la honorabilidad y con las virtudes morales en la formación 
doméstica, señalando que fueron fundamentales dentro de la sociedad mexica, 
pues desde la niñez se advertía que el quebrantamiento de las normas de 
convivencia ameritaba la ejecución de una serie de crueles castigos a los 
ladrones, a los traidores y a los adúlteros.52 
 
47 Escalante Gonzalbo y Gonzalbo Aizpuru [coords.], Historia de la vida cotidiana en 
México, vol. I, Mesoamérica y los ámbitos indígenas de la Nueva España, op. cit., p. 262. 
48 Idem 
49 Graulich, op. cit., p. 117. 
50 López Austin, La educación de los antiguos nahuas, t. 2, op. cit., p. 91. 
51 Idem 
52 La horca, la lapidación hasta la muerte, la restitución de daños, la conversión a la 
esclavitud eran los castigos más frecuentes con los que eran sancionados los adúlteros, 
ladrones y ebrios. Vid. George C. Vaillant, La civilización azteca, México, FCE, 2003, pp. 
105-106. 
25 
Por otro lado, los estudios de Fernando Díaz Infante53 y George Vaillant54 
ofrecen líneas de investigación en todo lo referente a la educación psicológica y 
física entre los mexicas. 55 
Las explicaciones antes referidas pueden ser comparadas y analizadas desde 
la perspectiva de lo que se ha discutido en el discurso historiográfico 
contemporáneo sobre la educación mexica, pues de alguna forma se puede 
asumir que, en buena medida, en las escuelas y en los hogares de México-
Tenochtitlan predominaba un modo de transmisión y difusión de conocimientos y 
normas de conducta que aprendía el ser humano desde que nacía, con los que 
lograba desarrollar su intelecto, su conducta, su moral, su autoestima, su 
identidad y su espiritualidad, dando como resultado la transformación de su 
carácter. 
Caber reiterar que los huehuetlahtolli, emanados de la cosmovisión toltecayotl, 
conformaron el origen la educación mexica y eran entendidos como una forma de 
expresión, de la cual surge un método para enseñar y aprender diversos 
conocimientos en distintas instituciones educativas y en el hogar, los cuales 
indiscutiblemente transformaron el carácter de los mexicas desde la fundación de 
la excan tlahtoloyan hacia 1427 hasta la caída de México-Tenochtitlan en 1521. 
 
53 Entre una gran variedad de disciplinas que había en México-Tenochtitlan, la 
investigación historiográfica contemporánea resalta que en la época prehispánica existía 
la figura del teixcuitiani (psicólogo), aunque no se precisa en qué escuelas se enseñaba 
dicha profesión. Vid. Díaz Infante, op. cit., p. 60. 
54 La iconografía el Códice Mendoza exhibe las particularidades de la psicología infantil 
entre los mexicas. Vid. Vaillant, op. cit., p. 97 y Códice Mendoza, fols. 57r.-71r. 
55 Para poder practicar el juego de pelota (tlachlti) y el patolli, los niños mexicas eran 
entrenados para desarrollar su físico en las escuelas que había en México-Tenochtitlan. 
La historiografía contemporánea destaca que la carrera fue uno de los deportes más 
ensayados en México-Tenochtitlan. Vid. Díaz Infante, op. cit., pp. 73-74. 
26 
1.2 Sobre las fuentes del siglo XVI revisadas por la historiografía 
 
1.2.1 El Códice Mendoza 
 
En la interpretación de Frances Berdan y Patricia Rieff Anwalt: “El Códice 
Mendoza es el más completo de los códices mesoamericanos conocidos que 
combina la historia de las conquistas imperiales, las cuentas de los tributos de las 
provincias y una crónica etnográfica de la vida cotidiana”.56 
El Códice Mendoza fue confeccionado por la ordenanza del virrey Antonio de 
Mendoza entre 1542 y 1549 y firmado en 1553 por el historiador franciscano 
André Thevet.57 Al parecer, uno de sus autores más destacados fue el pintor 
indígena Francisco Gualpuyocuálcatl, aunque hay otras versiones que le 
atribuyen su confección a Juan González.58 Compuesto de tres partes divididas 
en 144 páginas o 71 folios, el Códice Mendoza aborda los siguientes temas sobre 
la sociedad mexica: expansión territorial, tributo y vida cotidiana. 
Como suele suceder al estudiar las fuentes del siglo XVI que tratan el tema del 
mundo prehispánico, en el Códice Mendoza se refleja no poca influencia de la 
tradición cristiana. Es posible afirmar este argumento si tomamos en cuenta una 
narración del recto del folio 1 de dicho documento, donde aparece la firma del 
historiador franciscano André Thevet y la introducción a la primera parte que 
comienza así: “En el año de mil trescientos y veinte y cuatro años después del 
 
56 Frances F. Berdan & Patricia Rieff Anwalt, The Essential Codex Mendoza, vol. II, USA, 
University of California, 1997, XI. 
57 Karl Anton Nowotny, “Die Hieroglyphen des Codex Mendoza. Der Bau einer 
mittelamerikanischen Wortschrift”, en: Amerikanistische Miszellen, Hamburg, 
Komissionsverlag Ludwig Appel Hamburg, 1959, p. 97. 
58 Idem 
27 
advenimiento de nuestro señor y salvador Jesu Cristo, los mexicanos llegaron al 
asiento de la ciudad de Mexico”.59 
La tercera parte del Códice Mendoza, que comprende los folios 57-71, es una 
fuente virreinal frecuentemente consultada por la historiografía contemporánea 
para estudiar a profundidad la educación escolar y doméstica entre los mexicas 
durante el gobierno de Moctezuma Xocoyotzin, de 1502 a 1520. 60 
Entre los investigadores que defienden esta postura sobresalen los extranjeros: 
F.F. Berdan, Patricia Rieff Anwalt, Karl Anton Nowotny, y Walter Krickeberg.61 En 
el caso de los investigadores mexicanos tenemos a Pablo Escalante, Víctor 
Castillo y Federico Gómez de Orozco.62 
Sin embargo, algunos otros investigadores difieren de esta esta forma de ver 
las cosas, advirtiendo que para los mexicas no era relevante dibujar escenas 
sobre la vida cotidiana.63 Si esta aseveración fuese del todo cierta, es posible 
advertir que en el caso de la elaboración del Códice Mendoza el artista indígena 
 
59 Códice Mendoza, fol. 1r. 
60 Berdan & Rieff Anwalt, op. cit., pp. 142-237 y Nowotny, op. cit., pp. 97-113. 
61 En 1959, el etnógrafo austriaco, Karl Anton Nowotny, dio a conocer una propuesta 
bastante interesante sobre la clasificación de la iconografía del Códice Mendoza, en la 
cual analizó cada uno de los elementos iconográficos que aparecen en el códice y aportó 
una nueva forma de estudiar su contenido. De hecho, traduje el texto de Nowotny del 
alemán al español con la ayuda de mi asesor de tesis, Tesiu Rosas Xelhuanzti. Vid. Karl 
Anton Nowotny, “Die Hieroglyphen des Codex Mendoza. Der Bau einer 
mittelamerikanischen Wortschrift”, op. cit., pp. 71-113 y Walter Krickeberg, Las antiguas 
culturas mexicanas, México, FCE, 2003,p. 67. 
62 Escalante Gonzalbo, Los códices mesoamericanos antes y después de la conquista 
española, op. cit., pp. 156-157; Castillo F., op. cit., pp. 149-150 y Federico Gómez 
Orozco, “Quien fue el autor del Códice Mendocino”, en: Revista mexicana de Estudios 
Antropológicos, vol. V, pp. 43-52. 
63 Esther Pasztory, Aztec Art, New York, Harvey N. Abrams Publishers, 1983, p. 179. 
28 
tuvo que “crear nuevas formas para abordar el nuevo tema (historia de la vida 
cotidiana) en vez de copiar o repetir las antiguas formas prehispánicas”.64 
Sin embargo, a pesar de la propuesta de Esther Pasztory, no se puede negar 
que la iconografía del Códice Mendoza está conformada por varias 
representaciones que manifiestan lo contrario, ya que aquí se describe la 
historiografía sobre la educación en el ámbito escolar y doméstico y la vida 
cotidiana en México-Tenochtitlan, en un periodo de por lo menos veinte años 
antes de la llegada de Hernán Cortés. 
Sobre el estudio de los folios de la tercera parte del Códice Mendoza varios 
investigadores contemporáneos se han enfocado en mayor grado en el análisis de 
la educación escolar mexica, o sea, en el calmecac y en el cuicacalli (figura 1), 
centrándose en menor grado en la formación que se les daba a los niños de 
ambos géneros en el hogar desde pequeños. En el caso del telpuchcalli, que en el 
Códice Mendoza no aparece representado, la historiografía contemporánea no 
toma como punto de partida otros elementos iconográficos del códice que sí dan a 
conocer algunas particularidades de dicha casa de estudio en cuanto a las 
enseñanzas y a los actores que participaban en la educación militar mexica (figura 
2). 
De acuerdo con lo que se mencionó, el Códice Mendoza resalta cómo los 
padres ofrecían a la criatura recién nacida al telpuchtlahto (el que enseña a los 
jóvenes), quien era el maestro que dirigía el telpuchcalli. Asimismo, en el códice 
se visualizan las enseñanzas que se impartían en aquella institución educativa 
 
64 Escalante Gonzalbo, Los códices mesoamericanos antes y después de la conquista 
española, op. cit., p. 156. 
29 
como eran: la construcción de obras públicas y el arte militar. Esta fuente del siglo 
XVI también destaca cómo ascendían en la milicia los que acudían al telpuchcalli 
y triunfaban en los enfrentamientos bélicos. 65 Hay otros investigadores que 
retoman el Códice Florentino y los relatos de fray Diego Durán y fray Juan de 
Torquemada para abordar el tema sobre la casa de los jóvenes.66 
 
Educación escolar: calmecac y cuicacalli fol. 61r. (figura 1) 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
65 Códice Mendoza, fols. 57r., 62r., 64r.-65r., 67r.-68r. y 70r. 
66 Alfredo López Austin, Educación mexica. Antología de textos sahaguntinos, México, 
UNAM, 1985; José María Kobayashi, La educación como conquista, empresa franciscana 
en México, México, COLMEX, 1985 y León-Portilla, Aztecas-Mexicas. Desarrollo de una 
civilización originaria, op. cit., p. 217. 
Figura 1. 
30 
Educación en el telpuchcalli: fols. 57r., 62r., 64r.-65r., 67r.-68r. (figuras 2, 3, 4, 5 y 
6) 
Figura 2. Figura 3. Figura 4. 
Figura 5. Figura 6. 
31 
En cuanto a la educación doméstica en el Códice Mendoza, algunos 
investigadores contemporáneos han resaltado las tareas que los padres les 
enseñaban a los niños de ambos géneros en las etapas de la niñez, o sea, desde 
los tres hasta los catorce años de edad,67 que en el caso de las niñas eran el 
tejido de textiles y la preparación de diversos alimentos, mientras que en el caso 
de los niños eran la pesca, las funciones que se llevaban a cabo en el tianquiztli 
(tianguis) y la limpieza del hogar (figura 3). 68 Hay que decir que en ciertos casos 
la historiografía contemporánea sobre la educación mexica en el Códice Mendoza 
no incluye otros oficios que aprendían los varones, los cuales están 
representados en el recto del folio 70 del códice. Dicho folio se tomará en cuenta 
en esta investigación para explicar a profundidad los demás oficios que aprendían 
los niños mexicas: la carpintería, la orfebrería, el arte plumario y el oficio del 
tlahcuilo (el que escribe pintando).69 
Otro investigador que refiere las etapas de la niñez y la educación doméstica 
entre los mexicas a grandes rasgos es el investigador Enrique Vela, quien 
 
67 Vaillant, op. cit., pp. 96-106 y Soustelle, La vida cotidiana de los aztecas en vísperas de 
la conquista, op. cit., pp. 172-176. 
68 Aunque algunos autores han estudiado el fenómeno de la educación doméstica entre 
los mexicas desde el Códice Mendoza, casi todos se han centrado, en mayor grado, en 
los conocimientos que se impartían en las casas de estudio de México-Tenochtitlan. Vid. 
Alfredo López Austin, Educación mexica. Antología de textos sahaguntinos, México, 
UNAM, 1985; Alfredo López Austin, La educación de los antiguos nahuas, t. 1 y t. 2, 
México, SEP/El Caballito, 1985; Miguel León-Portilla, Aztecas-Mexicas: desarrollo de una 
civilización originaria, México, Algaba, 2004; Miguel León-Portilla, Obras de Miguel León-
Portilla. Entorno a la historia de Mesoamérica, t. 2, México, UNAM/COLMEX, 2004; José 
María Kobayashi, La educación como conquista, empresa franciscana en México, 
México, COLMEX, 1985; Miguel León-Portilla, Toltecáyotl. Aspectos de la cultura náhuatl, 
México, FCE, 2014; Charles Phillips, The complete illustrated history of the Aztec & Maya, 
London, JG Press, 2006; Eduardo Matos Moctezuma, Tenochtitlan, México, FCE, 2006 y 
Eduardo Natalino dos Santos, Tiempo, espacio y pasado en Mesoamérica. El calendario, 
la cosmografía y la cosmogonía en los códices y textos nahuas, México, UNAM, 2014. 
69 Códice Mendoza, fol. 70r. 
32 
únicamente menciona que en México-Tenochtitlan “el niño aprendía a hacer 
diligencias como traer agua”, mientras que “las niñas empezaban a aprender el 
oficio femenino por excelencia, el tejido”. En este sentido, el historiador Enrique 
Vela toma como base el folio 58r. del Códice Mendoza para explicar los oficios 
domésticos antes mencionados. 70 En cambio, George C. Vaillant, Walter 
Krickeberg, Frances Berdan y Miguel León-Portilla sí consideran varias 
representaciones iconográficas del recto del folio 70 Códice Mendoza para 
explicar los oficios que los padres les enseñaban a sus hijos en el hogar: la 
orfebrería, el arte plumario y la carpintería.71 
Desde otro punto de vista de la historiografía, el investigador mexicano, Víctor 
Castillo, también considera la enseñanza de los oficios en el ámbito doméstico 
mexica a partir del Códice Mendoza, pues retoma varios elementos iconográficos 
del códice para explicar que la pesca, la manufactura de textiles y la carpintería 
jugaron un papel preponderante en el desarrollo económico de México-
Tenochtitlan.72 
 
 
 
 
 
70 Vid. Enrique Vela, “La educación de los niños”, en: Arqueología Mexicana, México, 
Edición Especial 75, agosto 2017, pp. 40-43. 
71 Vaillant, op. cit., p. 69; Krickeberg, op. cit., p. 69; Berdan & Rieff Anwalt, op. cit., pp. 
142-237 y León-Portilla, Aztecas-Mexicas. Desarrollo de una civilización originaria, op. 
cit., p. 189. 
72 Castillo F., op. cit., pp. 60-65. 
 
33 
La enseñanza de los oficios y de la educación moral y las amonestaciones y la 
ejecución de castigos en el hogar mexica: fols. 58r., 59r. 60r. y 70r. (figuras 7, 8, 
9 y 10) 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 7. Figura 8. 
Figura 9. Figura 10. 
34 
Como parte de la formación correctiva en el hogar mexica, existen algunos 
investigadores que han considerado el Códice Mendoza como la fuente del siglo 
XVI que mejor explica las amonestaciones y los castigos que los padres les 
aplicaban a sus hijos por desobedientes conforme con su edad como, por 
ejemplo, cuando los padres obligaban a sus hijos de ambos génerosa inhalar el 
humo de una hoguera de chiles (figura 9).73 
En lo que se refiere a los castigos que se ejecutaban en las escuelas, como 
parte fundamental de la formación correctiva de los varones desobedientes y 
viciosos, algunos los autores contemporáneos hacen ver que en el Códice 
Florentino, en el Códice Durán y en los relatos de Bartolomé de las Casas, Juan 
Bautista Pomar y Alonso de Zorita se explica con mayor verosimilitud que tanto 
los maestros del calmecac como los del telpuchcalli eran los que ejecutaban las 
penas corporales, vinculándolas a su vez con lo estipulado en el sistema jurídico 
de México-Tenochtitlan.74 De aquí se desprende la hipótesis de que en la mayoría 
de los casos la historiografía contemporánea ha estudiado en menor grado los 
folios del Códice Mendoza donde aparecen algunos tlamacazque (sacerdotes) y 
telpuchtlahtoque (los que educan a los jóvenes) ejecutando una serie de crueles 
castigos a los niños que acudían a ambas escuelas.75 
 
 
 
73 Escalante Gonzalbo, Los códices mesoamericanos antes y después de la conquista 
española, op. cit., p. 156; Soustelle, La vida cotidiana de los aztecas en vísperas de la 
conquista, op. cit., p. 173; Vela, op. cit., pp. 41-43 y Krickeberg, op. cit., p. 74. 
74 López Austin, Educación mexica. Antología de textos sahaguntinos, op. cit., pp. 34-38 y 
236-242; Díaz Infante, op. cit., pp. 49-60 y Graulich, op. cit., p. 75. 
75 Códice Mendoza, fols. 62r. y 63r. 
35 
Formación correctiva en el calmecac y en el telpuchcalli: fols. 62r. y 63r. (figuras 
11 y 12) 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Formación correctiva según las leyes de México-Tenochtitlan fols. 66r., 68r. y 71r. 
(figuras 13, 14 y 15) 
Figura 11. Figura 12. 
Figura 13. Figura. 14 
36 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Como se mencionó más arriba, la investigación historiográfica contemporánea 
establece un vínculo muy estrecho entre la formación correctiva en los ámbitos 
escolar y doméstico con el sistema jurídico mexica. Y es que, como lo demuestra 
la iconografía del Códice Mendoza, en tiempos de Moctezuma Xocoyotzin los 
niños eran educados y corregidos para no cometer faltas al código de conducta 
establecido no sólo por las instituciones educativas, sino también por el tlahtoani y 
por los tecuhtlahtoque (senadores).76 
A partir de la explicación anterior, hay algunos investigadores que concuerdan 
con esta postura, que se refiere precisamente al vínculo que existía entre el 
proceso educativo, la ejecución del castigo como parte esencial de la formación 
 
76 Entre las advertencias que los padres mexicas les daban a sus hijos de ambos géneros 
resaltan la prohibición de la embriaguez, del robo, de la gula, del adulterio y de la 
holgazanería. El cometer cualquiera de las faltas antes mencionadas ameritaba la 
ejecución de castigos corporales y la pena de muerte en algunos casos. Vid. Códice 
Mendoza, fols. 58r.-59r., 66r., 68r. y 70r. 
Figura 15. 
37 
correctiva y las instancias jurídicas que existían en la sociedad mexica, según lo 
establecido en el Códice Mendoza, a pesar de que la iconografía del códice no lo 
explique a detalle.77 
1.2.2 Los huehuetlahtolli y otros códices prehispánicos y virreinales 
La investigación historiográfica contemporánea sobre la educación mexica ha 
analizado códices, relatos, obras y textos de los cronistas y frailes más 
sobresalientes del siglo XVI. Los códices mayormente estudiados han sido los 
relatos de los libros II, III, VI y VIII del Códice Florentino para explicar 
ampliamente el modelo educativo escolar mexica con respecto a las enseñanzas 
que se impartían en las escuelas de acuerdo con el origen social de los que 
acudían a ellas.78 El mismo códice, sobre todo el libro VI, recopilado por Sahagún 
en 1547, ha sido estudiado con el propósito inicial de explicar en mayor grado la 
educación doméstica y moral de los mexicas mediante el estudio de los 
huehuetlahtolli.79 
Miguel León-Portilla ha centrado su enfoque de estudio en los relatos en 
náhuatl recopilados por fray Andrés de Olmos en 1535 para investigar y explicar 
la educación escolar y doméstica en México-Tenochtitlan con una interpretación 
del pasado prehispánico más precisa. Para estudiar las enseñanzas de la lectura 
la del tonalamatl y de otros amoxtli (libros) en el calmecac, Miguel León-Portilla se 
basa en los elementos iconográficos del Códice Borgia, uno de los pocos códices 
de origen prehispánico más enriquecedores sobre la cosmogonía religiosa, 
 
77 Soustelle, La vida cotidiana de los aztecas en vísperas de la conquista, op. cit., pp. 
172-173; Krickeberg, op. cit., pp. 71-74 y Berdan & Rieff Anwalt, op. cit., pp. 235-236. 
78 Alfredo López Austin, Educación mexica. Antología de textos sahaguntinos, México, 
UNAM, 1985. 
79 López Austin, La educación de los antiguos nahuas, t. 2, México, op. cit., p. 92. 
38 
astrológica y astronómica del mundo prehispánico.80 En otro estudio, Miguel León-
Portilla retoma los relatos de Sahagún y de Andrés de Olmos para dar a conocer 
cómo el principio del amoxohtoca (seguir el camino del libro) le permitió a los 
tlamacazque enseñarles a los niños los cantares y discursos en el calmecac.81 
Los testimonios de fray Diego Durán, fray Toribio de Benavente Motolinía, fray 
Juan de Torquemada, fray Juan Bautista Pomar, Bernal Díaz del Castillo y Alonso 
Zorita han sido frecuentemente considerados por los investigadores 
contemporáneos que tratan, sobre todo, el tema de la educación en las 
instituciones educativas que existían en México-Tenochtitlan. 
1.3 Los límites de la historiografía contemporánea 
En la medida en que la historiografía contemporánea ha analizado la educación 
doméstica y moral en México-Tenochtitlan, es de llamar la atención que el tema 
no se ha abordado como debiese, pues en la mayoría de los textos revisados se 
concibe una mayor inclinación al contexto del aprendizaje escolar entre los 
mexicas, aunque hay algunos estudiosos que sostienen que en México-
Tenochtitlan la educación de la sociedad se basaba en la enseñanza de las 
virtudes morales y de las normas de conducta.82 
Existe otra controversia en cuanto a la creación de las primeras escuelas en 
México-Tenochtitlan, pues los investigadores José María Kobayashi y Felipe Solís 
 
80 Miguel León-Portilla, “La riqueza semántica de los códices mesoamericanos”, en: 
Estudios de cultura náhuatl, Edición 48, México, UNAM, enero-junio 2012, p. 140. 
81 Miguel León-Portilla, El destino de la palabra. De la oralidad y los glifos 
mesoamericanos a la escritura alfabética, México, FCE, 2013, p. 45. 
82 Fernando Díaz Infante se enfoca en la enseñanza del código de conducta y de las 
virtudes morales entre los mexicas, basándose, en primer lugar, en lo manifestado en los 
huehuetlahtolli recopilados por Andrés de Olmos, así como en el libro VI del Códice 
Florentino. Vale la pena subrayar que en su obra se discute sobre el control educativo en 
lo que tiene que ver con el instinto sexual. Vid. Díaz Infante, op. cit., pp. 75-112. 
39 
Olguín difieren diametralmente; mientras el primero afirma que las primeras 
instituciones mexicas se fundaron antes de la conformación de la excan 
tlahtoloyan, o sea antes de 1427; el segundo refiere que el calmecac, el 
telpuchcalli y el cuicacalli fueron creados durante el gobierno del tlahtoani 
Moctezuma Ilhuicamina. 
Hasta donde se sabe, la historiografía contemporánea ha condicionado las 
investigaciones sobre el rol de la mujer en el ámbito escolar mexica, pues se sabe 
muy poco sobre las enseñanzas que les eran transmitidas a las niñas de acuerdo 
con su edad en el cihuacalmecac y en el ichpuchcalli.83 Sobre este punto también 
existen varios temas que se deben analizar a detalle como son: el aprendizaje de 
la educación domésticafemenina entre los mexicas y su vínculo con la educación 
escolar, ya que a través de una revisión a los documentos y códices del XVI es 
posible advertir que, sin importar el origen social, una gran parte de la población 
femenina adquiría los conocimientos más elevados de la cosmovisión toltecayotl 
en el hogar: la lectura de los libros mánticos y astronómicos y los oficios de la 
cihuapochtecatl (mujer comerciante), de la cihuamantecatl (mujer que trabaja el 
arte plumario), de la cihuatlahcuilo (mujer que escribe pintando), etc.; los cuales 
supuestamente estaban exclusivamente reservados para los varones. Del mismo 
modo, se debe estudiar la figura de la cihuatlamacazqui (sacerdotisa) en la 
educación escolar mexica, así como el acceso de algunas mujeres al telpuchcalli 
 
83 En gran medida, los oficios que se les enseñaban a las mujeres estaban destinados al 
ejercicio sacerdotal. Se discute muy poco sobre los demás conocimientos que aprendía la 
mujer en las instituciones educativas que existían México-Tenochtitlan. Vid. Kobayashi, 
op. cit., pp. 80-81. 
40 
donde aprendían el arte militar, lo que posiblemente les permitía convertirse en 
cihuayaquizque (guerreras). 
Otro aspecto que se debe resaltar es la escasa investigación del análisis 
historiográfico sobre la educación preescolar en la sociedad mexica, ya que no se 
cuenta con la información suficiente para saber si existía o no una casa de 
estudios para los niños de ambos géneros menores de diez años de edad. 
Asimismo, se ha detectado que en México-Tenochtitlan existían arquitectos, 
comerciantes y médicos de ambos géneros, pero es un hecho que la 
historiografía contemporánea no ha analizado el tema a profundidad. Si bien las 
fuentes del siglo XVI no informan con precisión este asunto, sí es posible 
plantearse que, si los trabajos en las obras públicas estaban destinados a los 
jóvenes macehualtin,84 se puede asumir que éstos los hayan aprendido en el 
telpuchcalli. Sin embargo, la mayoría de los estudios historiográficos recientes no 
revelan cómo ni en dónde se aprendían tales conocimientos. 
Hay otra interrogante por responder que la historiografía reciente no ha 
aclarado como se debe: ¿Si hipotéticamente los únicos que poseían el 
conocimiento de los huehuetlahtolli y el principio de crear al otro por medio del 
rostro y del corazón eran los pipiltin, entonces cómo explicar la forma en la que 
los padres macehualtin les transmitían a sus hijos los conocimientos y las virtudes 
morales? 
 En este sentido, la investigación historiográfica deberá revisar este 
planteamiento, a fin de interpretar con mayor certeza la educación mexica entre 
 
84 Códice Mendoza, fol. 70r. y Jerónimo de Mendieta, Historia eclesiástica indiana, 
Barcelona, Red ediciones S.L., 2011, p. 214. 
41 
los macehualtin. Esta es una clara evidencia de que la historiografía le ha dado un 
mayor peso al tema sobre la formación de las élites de México-Tenochtitlan 
durante el gobierno de último tlahtoani mexica. 
En otra revisión exhaustiva a la historiografía contemporánea sobre la 
educación mexica se advierte que se ha explicado muy poco sobre la afectación 
de las reformas de las xochiyaoyotl (guerras floridas), promulgadas por 
Moctezuma Xocoyotzin entre 1505 y 1507, a la estructura del sistema educativo 
escolar y doméstico de México-Tenochtitlan. 
En cuanto a los actores principales de la educación doméstica entre los 
mexicas, también es posible advertir que en la investigación historiográfica se 
percibe una poca valoración al estudio de la participación de los abuelos en el 
proceso formativo de los niños de ambos géneros en el hogar: un tema que se 
puede abordar a través de una revisión al Códice Mendoza, al Códice Florentino, 
al Códice Durán y a otros códices mánticos como el Borbónico, el Telleriano-
Remensis, el Borgia, el Féjerváry-Mayer y el Magliabechiano, por mencionar los 
más relevantes. 
Sobre la educación escolar mexica se ha resaltado la existencia de tres 
escuelas: el calmecac, el telpuchcalli y el cuicacalli, principalmente; sin embargo, 
los registros del siglo XVI demuestran que en México-Tenochtitlan había un mayor 
número de casas de estudio, donde supuestamente los conocimientos que se 
transmitían eran prácticamente los mismos que en las instituciones educativas 
antes mencionadas. Estas escuelas eran el ichpuchcalli, el cihuacalmecac, el 
42 
ayauhcalli (la casa de la niebla), el telpuchpan (lugar de los jóvenes), el 
mixcoacalli (la casa de Mixcóatl) y el tequihuacacalli (la casa de los valientes). 
En realidad, son pocos los investigadores contemporáneos que se han 
centrado únicamente en el estudio sobre la educación mexica, entre ellos 
sobresalen, Alfredo López Austin, Pablo Escalante, Fernando Díaz Infante, José 
María Kobayashi y Miguel León-Portilla; los otros se han enfocado en la vida 
cotidiana entre los mexicas, dejando a un lado el tema sobre la educación en 
México-Tenochtitlan. 
La conclusión de este apartado lleva a estudiar con mayor esmero la educación 
que se difundía en el ámbito doméstico en cuanto a las tareas y a las virtudes 
morales que los niños aprendían desde los tres años de edad. Del mismo modo, 
se deberán reconocer los principales actores de la educación doméstica, pues en 
las fuentes del siglo XVI es posible afirmar que dichas enseñanzas de la 
cosmovisión toltecayotl eran transmitidas a la mayoría de los niños mexicas por 
los maestros de las escuelas y por la mayoría de los padres y abuelos, tanto 
pipiltin como macehualtin, pese a las controversias que se desprenden de la 
investigación historiográfica contemporánea al insistir en que en México-
Tenochtitlan la educación en los hogares era desigual, represora y fundada en 
valores “antiéticos”. 85 
En esta investigación se refutará este planteamiento y se hará énfasis en que, 
si bien la disciplina entre los mexicas fue bastante severa, la intención inicial de la 
mayoría de los actores principales de la educación, por lo menos en el ámbito 
doméstico más que en el escolar, era formar a los niños de ambos géneros y de 
 
85 Soustelle, El universo de los aztecas, op. cit., p. 65. 
43 
ambos estratos sociales en lo que tiene que ver con su carácter, su moral y su 
intelecto, con el propósito esencial de generar conciencia en ellos para que fueran 
mejores seres humanos en la adultez, tal como ha sucedido en las distintas 
sociedades a través de la historia. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
44 
Capítulo 2 
 
Educación escolar mexica 
 
 
2.1 Las escuelas mexicas desde los testimonios del siglo XVI 
 
Según el testimonio de Juan de Torquemada: “Todos los padres tenían en general 
tenían cuidado, según se dice, de enviar a sus hijos a estas escuelas o generales, 
desde la edad de seis años hasta la de nueve, y eran obligados a ello”.86 
Entre los primeros acercamientos a la explicación sobre la educación mexica 
escolar en la época virreinal destacan los relatos de Diego Durán, quien 
interpretaba la impartición del conocimiento y la capacitación de los niños y 
adolescentes en las distintas escuelas que existían en México-Tenochtitlan de la 
siguiente manera: 
[…] Eran casas diferentes a donde los unos y los otros tenían, tenían ayos, 
maestros y prelados que les enseñaban y ejercitaban en todo género de artes: 
militares, eclesiásticas y mecánicas, y de astrología por el conocimiento. De todo lo 
cual tenían hermosos libros de pinturas y caracteres de todas estas artes, por 
donde los enseñaban.87 
 
Sobre una interpretación de diferenciación social en el sistema escolar mexica 
el mismo Durán resaltaba que durante el gobierno de Moctezuma Xocoyotzin los 
niños no eran tratados de igual forma en las distintas escuelas que había en 
México-Tenochtitlan,pues según él: 
 
 
86 Miguel León-Portilla, Obras de Miguel León-Portilla: En torno a la historia de 
Mesoamérica, México, UNAM/COLMEX, 2004, p. 357. 
87 Fray Diego Durán, Historia de las Indias de Nueva España e Islas de la Tierra firme, t.1, 
México, Porrúa, 2006, p. 191. 
45 
Aunque todos estaban de una puerta adentro los hijos de los reyes y de los grandes 
siempre estaban más respetados y admirados trayéndoles las comidas de sus 
casas, en particular especialmente a los hijos de Montezuma y de otros valerosos 
principales y señores.88 
 Desde su pensamiento cristiano, Juan de Torquemada también hacía notar 
que en México-Tenochtitlán la educación escolar giraba en torno a diferentes 
estratos sociales (pipiltin, pochtecatl y macehualtin) y, por lo tanto, cada una de 
las escuelas mexicas estaban consagradas a los dioses: el calmecac a 
Quetzalcóatl y el telpuchcalli a Tezcatlipoca.89 Se asume que esta interpretación 
de Torquemada es válida si se analiza que la enseñanza escolar entre los pipiltin 
era más ilustrada por la sabiduría que les había transmitido el mítico Quetzalcóatl, 
mientras que la de los macehualtin, que eran los conformaban la mayor parte de 
la población, recibía menos reconocimientos por estar vinculada con Tezcatlipoca: 
deidad del panteón mexica que fue el viejo enemigo de Quetzalcóatl a quien 
expulsó de Tula por haberlo hechizado.90 
2.1.1 El calmecac 
Los testimonios del periodo virreinal resaltan que la educación escolar entre los 
nobles mexicas en cuanto al ejercicio del sacerdocio se llevaba a cabo en 
instituciones especiales conocidas como templos-escuelas: el calmecac, el 
tlillancalmecac (casa de lo negro) y el cihuacalmecac. Sobre el significado de la 
palabra náhuatl, calmecac, existen dos versiones: la primera es que este vocablo 
significa literalmente “casa de los sacerdotes”, mientras que la segunda de 
 
88 Ibid., p. 49. 
89 Juan de Torquemada, Monarquía Indiana, t. 2, op. cit., p. 179. 
90 Soustelle, La vida cotidiana de los aztecas en vísperas de la conquista, op. cit., p. 175. 
46 
Sahagún se refiere a dos palabras que componen dicho término calli (casa) y 
mecatl (cuerda), que se suele traducir por “hilera de casas”.91 El sufijo figurativo 
mecatl en esta palabra sugiere que entre los mexicas existía un lazo muy 
estrecho con la estirpe gobernante culhuacana-tolteca y, por tal motivo, las 
escuelas de los pipiltin eran nombradas de esta manera, cuyo fin esencial, entre 
otras cosas, fue la enseñanza de una identidad noble mexica emanada de la 
cosmovisión toltecayotl. 
Pese a las controversias que existen en los relatos del siglo XVI, referentes a 
la existencia de este tipo de escuelas en el mundo prehispánico, la versión de 
Sahagún parece ser la más certera ya que, si nos fiamos en la de Clavijero,92 hay 
que tener en cuenta que el jesuita escribió su obra a mediados del siglo XVIII, o 
sea, a más de doscientos años después de la conquista española; a diferencia del 
Códice Florentino que fue confeccionado en 1577. En este contexto, Sahagún 
refería las siguientes casas de estudio de origen nahua dirigidas a los dioses: 
1) Calmecac de Tlillan 
2) Calmecac de México 
3) Calmecac de Huitznáhuac 
4) Calmecac de Tetlanman 
5) Calmecac de Tlamatzinco 
6) Calmecac de Yopico 
 
91 Sahagún, op. cit., p. 892. 
92 Monzón decía hubo seis colegios de este tipo en la época prehispánica, mientras 
Clavijero afirmaba que solamente hubo cinco. Vid. Kobayashi, op. cit., p. 57. 
47 
7) Calmecac de Tzonmolco.93 
La importancia del acceso a dichas escuelas se refleja en el Códice Mendoza, 
de modo que es posible apreciar que para los padres pipiltin resultaba primordial 
la educación escolar de sus hijos, por lo que a los veinte días de haber nacido la 
criatura era ofrecida por aquéllos al tlamacazqui del calmecac.94 La versión de 
Sahagún coincidía con esta forma de ver las cosas: 
Los padres que tenían deseo de que viviese, para que su vida conservase, 
prometíanle al templo donde se servían los dioses: y esto a la voluntad de los 
padres, o los prometían de meter en la casa que se llamava Calmécac, o en la casa 
que se llamava telpuchcali.95 
 
En realidad, tanto los padres pipiltin como macehualtin deseaban que sus hijos 
fueran aceptados en el calmecac, por lo que existía cierta flexibilidad, ya que en 
casos muy particulares el acceso a esta institución educativa estaba sujeta a 
votación, como lo señalaba Juan Bautista Pomar, quien decía que a dicha 
institución educativa también era posible que acudieran “algunos plebeyos”96 que 
tenían una relación muy estrecha con los miembros de la tlahtocayotl (señorío). 
De alguna forma, Sahagún coincidía con Pomar, destacando que entre los pipiltin 
 
93 Sahagún, op. cit., pp. 154-160. 
94 Códice Mendoza, fol. 56v. 
95 Códice Florentino, lib. VI, cap. XXXIX. 
96 Ángel María Garibay K., Historia de la literatura náhuatl, México, Porrúa, 1964, p. 179 y 
Códice Florentino, lib. III, ap. 9. Tanto Pomar como Sahagún señalaban que no 
importaban ni el género ni la condición social de los niños mexicas para ingresar al 
calmecac, siempre y cuando se comportaran y siguieran las normas establecidas por los 
sacerdotes. En ciertos casos esto les permitía convertirse en tlamacazque. 
48 
y los macehualtin la intención primordial de los padres era que sus hijos acudieran 
a la casa del linaje.97 
Si se toma en cuenta lo que nos dicen los relatos de Pomar y Sahagún con la 
seriedad que merece, es posible asumir que los padres de familia macehualtin 
más bien pretendían que sus hijos ingresaran al calmecac y no al telpuchcalli, ya 
que los saberes que se impartían en la primera eran mucho más elevados que los 
que se impartían en la segunda. 
Desde la perspectiva de la tradición cristiana del siglo XVI, no cabe duda de 
que la educación escolar entre los mexicas fue vinculada con la religión, por lo 
que las interpretaciones de fray Bernardino de Sahagún y Juan de Torquemada 
coincidían en que el calmecac era un templo-escuela, donde las figuras del 
teopixqui, tlamacazqui, mexicatl teohuatzin (sacerdote mexicano) y de la 
cihuatlamacazqui, esta última en el caso de ser sacerdotisa, representaban el 
vehículo que vinculaba a Quetzalcóatl con el hombre por medio de los 
conocimientos “concernientes al culto divino”, a la lectura de los amoxtli de 
carácter astronómico y del tonalamatl, que era el libro de la cuenta de los 
destinos.98 El mismo Sahagún concebía que entre los mexicas el supremo Tótec 
Tlamacazqui Quetzalcóatl representaba a Tloque Nahuaque (Jesucristo), y por 
esta razón era el que poseía el principio de in ixtli in yollotl, con el propósito de 
difundir los saberes religiosos en el calmecac.99 
En esta escuela de los pipiltin también se les enseñaba a los niños a elaborar 
códices, de ahí nace la figura del tlahcuilo que elaboraba los códices, pero 
 
97 Sahagún, op. cit., p. 201. 
98 Códice Florentino, libs. II, ap. IV. y III, ap. IV. 
99 Códice Florentino, lib. III, ap. VII. 
49 
además los sabía interpretar gracias a las enseñanzas de los tlamacazque y 
tlamachtiani que conocían los diferentes tipos de libros que existían en México-
Tenochtitlan. 
Sobre la formación escolar en la administración de justicia Sahagún destacaba 
que también los tecuhtlahtoque (senadores) y jueces pipiltin egresaban del 
calmecac,100 lo cual tampoco pone en duda que conocieran la lectura de los libros 
sagrados y el ejercicio militar que les enseñaban los generales y capitanes de 
guerra de dicha casa de estudios. 
Cierto es que la formación militar de todos los yaquizque macehualtin 
(guerreros macehuales) era en el telpuchcalli, sin embargo, Sahagún resaltaba 
que en casos excepcionales éstos

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