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Patriañas (leer) - Yaneth Guzmán Figueroa

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¡Patriañas!
Ensayos y artículos críticos a
la nacionalidad y el patriotismo
Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo2
Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo 3
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Difusión Claustrofobia
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Editado en Santiago, Chile - Marzo, 2013
ÍNDICE
Perú vs. Chile: Avivando el Odio y el Nacionalismo
por Colectivo Crítica y Acción Calbuco | Chile
6
Patria
por Manuel Rojas | Chile
8
A 30 años de la guerra de las Malvinas | Argentina
por Autonomía Proletaria | Argentina
10
¿Nación o clase? Reflexiones sobre el nacionalismo como ideología no-
civa
por Balance | España
13
Nación y anarquismo: Notas para una discusión más allá de las carica-
turas
por Manuel de la Tierra | Chile
20
Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo4
Cuando existe un movimiento tan heterogéneo 
como el que abarca a las ideas antiautoritarias, es 
hermosamente i nevitable que nazcan distintas 
tendencias de teoría y acción. Estas diferencias 
llegan a causar fricciones e incluso acaloradas 
discusiones que son casi siempre la consecuencia 
directa de sacar estos tópicos a flote. Aún así, es 
justamente la ausencia de dogmas y la crítica ac-
titud la que ha permitido el crecimiento y la re-
troalimentación; además, siempre es preferible el 
calor de un conflicto que el frío de la apatía y el 
conformismo de opiniones.
Pero los conceptos que nos convocan en estos 
momentos, la negación de la nación y el rechazo 
al patriotismo, rara vez se ponen tela de juicio. 
Entonces, te preguntarás, ¿cuál es la utilidad de 
un compilado de textos que traten esos temas? 
¿Acaso no escupimos a los símbolos patrios con la 
misma saliva que ocupamos para besarnos unos 
a otros sin importar desde qué trazado limítrofe 
venimos? ¿Alguien ha asistido a un foro de dis-
cusión en las que algún individuo haya tomado la 
palabra para cantar el himno nacional con lágri-
mas en los ojos y su mano en el corazón? ¿No sería 
mejor abordar otros temas más constructivos?
Pues sí, quizás; pero es innegable que los con-
ceptos nacionalistas están tan arraigados en la 
llamada cultura popular, que actualmente pasan 
prácticamente desapercibidos en su aspecto opre-
sivo. En vez de eso, son destacados como carac-
terísticas culturales que merecen ser celebradas, 
INTRODUCCIÓN
Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo 5
e incluso adoctrinadas en la población. Por esto, 
aunque para muchos parezcan temas obvios y ya 
superados, no hay que aflojar la resistencia a la 
cultura patriótica/nacionalista, y jamás subesti-
mar sus efectos.
Respecto a Patriañas: Ensayos y artículos críti-
cos a la nacionalidad y el patriotismo, los artículos 
que lo componen tienen su origen en las regiones 
de Argentina, Chile y España. Como en casi to-
das las publicaciones con autorías diversas, lo más 
probable es que muchas de las ideas expuestas por 
una persona sean contradictorias con aquellas es-
bozadas por otro autor. La idea es justamente no 
presentar una idea única,y menos una verdad ab-
soluta. 
Lamentablemente quedaron pendientes por en-
contrar o compilar artículos con las perspectivas 
de lugares como Perú, Bolivia, Venezuela y Puer-
to Rico, cuyos particulares contextos serían su-
mamente interesantes de abordar desde las ideas 
antinacionalistas; sobre todo de Puerto Rico, cuya 
condición de colonia estadounidense no carece 
de complejidades a la hora del análisis político. 
En esa misma línea, también sería interesante 
conocer la visión de separatistas catalanes, irlan-
deses, y demás grupos que no caigan en el vulgar 
nacionalismo al señalar a sus opresores. ¿A lo me-
jor podamos ver eso en una segunda edición de 
Patriañas? De momento, cualquier colaboración 
al respecto es bienvenida.
Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo6
 ¡Los proletari@s no tenemos fronteras!
 
“Cuando los ricos hacen la guerra, son los po-
bres los que mueren.” - Jean Paul Sartre 
Hace un par de días me subí a un colectivo 
para dirigirme a mi querido lugar de estudio 
donde todo es lo mismo y está muerto. Me per-
caté que el chofer parecía molesto por alguna 
razón, llamó mi atención su profunda y pasio-
nal preocupación por algo que aún no enten-
día, pero como usualmente uno hace, callé y 
comencé a mirar por la ventana abstraído qui-
zás en qué estupidez. A poco andar subió una 
señora, deduje que era de pensamiento acorde 
al chofer dado que comenzaron una conver-
sación no menos vacía para mí que mi propia 
enajenación cotidiana, pero era una de esas en 
donde comentas convencionalmente el clima, 
el frío o el tránsito. De pronto una frase me 
hizo despertar del ensueño que entablaba con 
el vidrio. “¡Peruanos quieren guerra, guerra van 
a tener, en Chile defendemos lo que es nuestro, 
como el mar!”, el chofer comenzó a relinchar 
extasiado por un lapso de 5 minutos sobre el 
odio feroz que los peruanos nos tenían (a noso-
tros, es decir a mí, es decir, el peruano me odia 
a mí) culpando a la envidia y a que somos un 
país con gente “mejor”. 
En la semana recién pasada se realizaron 
los alegatos en la corte internacional de “jus-
ticia” burguesa en La Haya, Holanda, en don-
de “Perú” reclama a “Chile” por la “soberanía” 
de aproximadamente 37.900 km² en el océano 
Pacífico. Cabe resaltar que esta corte o tribunal 
fue fundado en 1945 por las “naciones unidas”, 
con el objetivo de “resolver” disputas entre es-
tados o países en un marco de “derecho” (como 
todos saben el estado norteamericano es la que 
la gobierna), pero es claro que su única labor 
es legitimar bajo el espectro del derecho de los 
estados y la mercancía el aberrante dominio de 
grupúsculos en el poder por sobre los pueblos. 
Pero el objetivo de esta reflexión no es criti-
car esta corte precisamente, elemento más de 
la burguesía internacional, como el FMI o las 
ONGS, sino analizar detenidamente el apro-
vechamiento que desde el estado de chile se le 
hace a este evento circense.
“Este presidente y todo el país sabremos defen-
der con toda la fuerza de la unidad nacional, del 
derecho internacional y de los tratados vigentes, 
nuestros mares y nuestra soberanía, y que lo va-
mos a hacer siempre con total apego al derecho 
internacional” fueron las palabras del pastel Se-
bastián Piraña el día 6 de diciembre del 2012 
Perú vs. Chile
Avivando el Odio y el Nacionalismo
Por Colectivo Crítica y Acción Calbuco | Chile
Publicado el 16 de diciembre, 2012
http://criticayaccioncalbuco.blogspot.com/ | critica.accion.calbuco@gmail.com
Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo 7
luego de escuchar la primera defensa de Chile 
en la corte internacional, palabras que sin duda 
expresan la convicción de ganar. ¿Ganar qué? 
¿Unos pocos de kilómetros de mar para que 
exploten los pesqueros industriales como lo 
acaban de avalar los parlamentarios? ¿Por qué 
les preocupa tanto? Es evidente para donde 
quieren llevar el debate mientras efectúan la 
ley de pesca y se radicaliza la opresión contra 
el pueblo mapuche. Sus amigos trasnacionales 
quieren explotar con pesca de arrastre tales 
aguas, nosotros y nosotras tendremos que tra-
bajar, no nos importa ni el verdugo ni el estado 
que se lo adjudique. ¡Si señores, la demanda 
de Perú ni nos va ni nos viene!No podemos 
caer en el fetiche nacionalista que nos intentan 
inculcar con sus tratados y sus acuerdos ba-
sura, o su obediencia a una corte enmarcada 
en el “derecho” de que nos exploten día a día 
y nos metan mierda en la cabeza (de los que 
ganaron la guerra etcétera, etcétera: ¡puras ba-
zofias!), no podemos sentirnos tan orgullosos 
de lo que llaman patria (construida sus limites 
imaginarios sobre la sangre del pueblo y ma-
tanzas horripilantes), ¿cómo ellos pretenden 
que nos sintamos orgullosos de la muerte entre 
hermanos y hermanas proletarios por intere-
ses de capitales ingleses y la sobreexplotación 
de las tierras? No nos dejemos caer en esos 
odios raciales infundados como los del chofer 
del colectivo, el pueblo del territorio llamado 
“Perú” no tiene nada que envidiarnos, al con-
trario, existen en el fondo una mayoría proleta-
ria con las mismas problemáticas sujetas a esta 
misma realidad-espectacular (la explotación y 
la dominación del ser humano por el ser hu-
mano), enmarcada en los mismos asquerosos 
esquemas de dominio (impuestos, control de 
precios, educación pagada, escaso acceso a la 
información, condiciones de trabajo indignas, 
dominio transnacional de los recursos natura-
les, represión que se justifica a sí misma, prensa 
amarillista, mass medias que desean volverte 
estúpido, en fin: pan y circo). ¡No caigamos 
en este show mediático planteado desde los 
gobiernos: ¡ni xenofobia, ni claustrofobia, ni 
racismo hermanos de clase!, los que van a sus 
guerras somos nosotr@s mientras ell@s toman 
cafecito en sus caprichos burgueses. Los únicos 
perjudicados verdaderamente somos nosotr@s 
al creer en la doctrina del odio y la diferencia. 
Los poderosos solo quieren que lleguemos al 
éxtasis de la perdida de nuestra cordura, figu-
rar en su carrera política y llenarse los bolsillos 
de papeles verdes induciendo símbolos que 
poco interesan (como muchas veces lo han he-
cho) y así hacer más fácil su progresivo proceso 
de chuparnos la sangre y los sueños, ya lo diría 
Orwell en 1984: “La guerra es la paz, la liber-
tad es la esclavitud, la ignorancia es la fuerza”, 
es decir, nos invierten los valores en un juego 
mediático que solo beneficia a los poderosos.
La realidad de los proletari@s trasciende 
cualquier frontera, porque nuestra realidad 
tiene las mismas características de explotación 
en cualquier parte del mundo, donde un estado 
imponga un modo de vivir de neo esclavitud 
para el beneficio de la clase dominante. Los 
pueblos del mundo tienen grandes historias de 
rebelión, las naciones no importan, los colores 
no importan, el nacionalismo no es más que 
un imaginario codificador que genera las peo-
res pasiones en los seres humanos y que han 
llevado a cabo guerras solo para los intereses 
de los grandes mercaderes y estados imperiales 
(todo estado es imperial en potencia). “Perú” 
y “Chile” no quedan exentos de esta historia 
repetida, esas imaginarias fronteras impues-
tas por los invasores españoles en la masacre 
cultural que llevaron a cabo no nos compete 
en nada, ese mar que tranquilo se vende es de 
algunos empresarios y grandes trasnacionales 
y no nos perjudica en nada a nosotros/as más 
de lo que ya estamos, su fetiche mercantil-es-
pectacular nos causa nauseas. Sus pretensiones 
no nos competen, porque son las de nuestros 
verdugos de clase, su profunda hipocresía ba-
ñada en sangre del pueblo no será borrada tan 
Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo8
fácilmente, hoy en día vemos como el asesino 
cobarde que mató a Matías Catrileo ha queda-
do impune salvaguardando los intereses de los 
grandes terratenientes de la Araucanía, vemos 
como es aprobada la ley de pesca dejando en 
un estado miserable a los pescadores artesa-
nales, reafirmando las políticas de alineación 
que históricamente han promovido, avalando 
a través de la “ley” (siempre es su ley) la injusta, 
desigual y sumamente dañina política contra el 
hábitat de los peces y de toda vida. 
Con su vulgar nacionalismo no nos confun-
dirán compañeros/as, tenemos la película bien 
clara y comprendemos que nuestros únicos 
hermanos y hermanas son los que están en las 
mismas condiciones de esclavitud en esta nue-
va forma de servidumbre, es la hora de desper-
tar de todos estos símbolos imaginarios que lo 
único que hacen es separarnos, debemos volver 
a ver simplemente alrededor, en la naturaleza 
y descubrir quienes somos (reapropiarnos de 
nosotr@s mism@s, de nuestra vida), y que mu-
chas de nuestras desgracias ha sido por la culpa 
de estos estados-nación defendida por ejércitos 
completos de pobres dispuestos a morir por los 
intereses de los ricos... si nos obligan a batallar 
levantemos junt@s nuestras armas contra ell@s 
y sus lacayos uniformados.
 
¡Organicémonos afuera y en contra de 
todos los aparatos del Estado!
¡Impulsemos la organización, coordi-
nación y centralización de la lucha 
internacional contra el capital!
El gran sociólogo Hamon autor de grandes 
y científicos libros, tiene en uno de ellos (So-
cialismo y Anarquismo) un artículo titulado; la 
evolución de la idea de la Patria, en el cual el 
autor demuestra cómo se ha ido desarrollan-
do ese amor al terruño, desde la tribu y el clan, 
hasta la más grande ciudad o metrópolis. Ha-
mon dice que su principio fue éste: se formó 
primero, y las que la constituyeron pensaron 
en hacerla poco a poco más grande, que su 
comercio y su industria, fuera haciéndose más 
extensivo a otros clanes o a otras tribus, a otra 
ciudad, a otra metrópolis hasta que al fin ha-
cerla Internacional, universalizarla.
Pero el pueblo desconoce esos conceptos 
que debieran formar su verdadero amor, no lee 
esos libros, desconoce en absoluto esa opinión, 
y para él no hay más amor a la patria que actos; 
darle de balazos a los individuos que no han 
nacido en su país: eso es todo. 
“Mirad! un rico propietario quiere robar a 
otro un pedazo de terreno, se arma una dis-
cusión, un ministro insulta a otro, se arma un 
grave conflicto entre dos naciones, se declara la 
guerra y el pobre Juan Pueblo paga los platos 
rotos. Se arma al pueblo que va ciego a defen-
 
Patria Por Manuel Rojas (Tremailk Naik)1 | ChilePublicado la 2ª quincena de enero de 1913 en el periódico La Batalla2
Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo 9
der la patria, mirad pasar a esos robustos cam-
pesinos, con el arma al brazo, metido el varonil 
cuerpo en un ultrajante uniforme, arrastrando 
los cañones, montados a caballos, con la lanza 
presta a atravesar el cuerpo de un semejante”. 
“Van a la guerra, allá en un repliegue del terre-
no, en un bosque, en un monte, las descargas 
de fusilería, se suceden sin interrupción, la me-
tralla con su tétrico y tranquilo girar, cercena 
piernas, corta brazos, destroza cuerpos, el ca-
ñón ruge vomitando muerte y exterminio por 
doquier.
¡Ah! de esos puños férreos, hechos más para 
manejar el mazo en el taller, la pala en el cam-
po, sólo quedan los muñones horriblemente 
mutilados, piltrafas sanguinolentas de esas 
piernas que se afirmaban en la tierra empu-
jando el arado, trozos de carne de esos cuerpos 
fornidos. Esa es la patria, ese es el patriotismo, 
la sangre, la muerte, el asesinato común.
“Entre nosotros, anarquistas que bregamos 
por la desaparición de las fronteras, y a pesar 
de nuestras convicciones siempre subsiste ese 
amor al pedazo de tierra que nos vio nacer, el 
amor al trozo de cielo que vimos por vez pri-
mera; ahí están nuestros padres, nuestros her-
manos, ahí conocimos y amamos a nuestra pri-
mera novia de ojos de cielo y de cabellos más 
rubios que la barba del cholo, pero también ahí 
están los que por primera vez nos explotaron y 
nos robaron nuestros sudores y acordándonos 
de esto nos olvidamos, de la novia, del cielo, del 
terruño y solo queda en nosotros el odio para 
los que nos explotaron cuando debido a nues-
tra condición de desheredados de la vida ven-
dimos nuestras fuerzas en flor, al que se había 
acaparadoy monopolizado todos los medios y 
útiles de producción”.
“En fin: el patriotismo, la religión, la moral 
burguesa, todas esas grandes virtudes de ayer, 
hoy se tambalean, pierden pie y se derrumban 
ante la ruda crítica de los hombres conscientes. 
“Dejad que el pueblo siga matando, cuando se 
le hable de patria, dejad que siga esa rutina, y 
laboremos nosotros demostrando a los más 
videntes todo el absurdo de la patria, todo el 
absurdo de las fronteras, todo el absurdo san-
griento de la guerra, todo lo obscuro de sus 
vidas que transcurren siempre en la más cruel 
miseria. Trabajemos sí, con alma, por borrar 
las fronteras, pero ante todo por borrar los tira-
nos, y veremos que pronto se rompen las cade-
nas que tienen atado al pueblo en la ignorancia 
y a la esclavitud. Hemos de acabar con todas 
las patrias chicas o grandes y fundar luego no 
la patria universal, sino como dice Pacheco: “el 
gran País universal”.
 
Pero el pueblo desconoce esos 
conceptos que debieran for-
mar su verdadero amor, no 
lee esos libros, desconoce en 
absoluto esa opinión, y para él 
no hay más amor a la patria 
que actos; darle de balazos a 
los individuos que no han na-
cido en su país: eso es todo.
Notas de este texto por el editor
1. Tremailk Naik era el seudónimo utilizado por 
Manuel Rojas para sus escritos en La Batalla.
2. Este texto fue rescatado y nuevamente pu-
blicado por el periódico El Surco (nº 29, sep-
tiembre 2011). Al respecto dicha publicación 
nos dice: “Este texto ‘inédito’ NO aparece en 
Carmen Soria (compiladora), Letras anar-
quistas. Artículos periodísticos y otros escri-
tos inéditos de Manuel Rojas y José Santos 
González Vera, Editorial Planeta, Santiago, 
2005.” Seguramente esto se debe a que la 
mayor parte de este texto es una cita de otro 
autor.
Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo10
Este 2 de abril se cumplen 30 años desde el 
desembarco del ejército argentino en las Islas 
Malvinas, que despertara nuevamente el con-
flicto con el Reino Unido por el control del 
territorio1. Un mes más tarde, el hundimiento 
del buque General Belgrano por un submarino 
británico daría comienzo al conflicto armado 
que dejó como saldo más de 700 muertos y 
1800 heridos, así como innumerables daños 
psicológicos en personas que se vieron invo-
lucradas directa o indirectamente en la guerra. 
En el caso argentino, si analizamos la situación 
social que dio lugar a esta masacre realizada 
en nombre de la patria, encontramos un mo-
delo de acumulación en profunda crisis. El 
gobierno de la Junta Militar estaba dispuesto 
a sostenerlo mediante la destrucción de toda 
expresión combativa del proletariado así como 
la imposición del individualismo y la fragmen-
tación social, tal como lo venía haciendo desde 
el año `76 al frente del Estado.
La avanzada neoliberal se forjó a sangre y 
fuego sobre la persecución y exterminio de la 
“subversión”, así como el exilio forzado de mi-
les de disidentes: era necesaria una hegemonía 
política absoluta a nivel interno que pusiera a 
Argentina en sintonía con las necesidades del 
capital. Pero mientras se sucedía una escalada 
de medidas económicas liberales, se sentía cada 
vez más la pérdida del poder adquisitivo de los/
as asalariados/as. Desde las cenizas empezaron 
Notas de este texto por el editor
1. La Guerra de las Malvinas fue un conflicto 
armado entre Argentina y el Reino Unido 
desencadenado tras la ocupación militar ar-
gentina en las Islas Malvinas el 2 de abril de 
1982. Si bien el territorio se encontraba hasta 
entonces bajo control británico, las islas ha-
bían sido una histórica fuente de disputas 
entre ambos países.
2. Las Madres de Plaza de Mayo, es una orga-
nización conformada por madres y familiares 
de detenidos desaparecidos durante la feroz 
dictadura militar argentina entre los años 
1976 y 1983. Su nombre viene de la Plaza de 
Mayo (frente a la Casa Rosada) en donde se 
reunían para sus manifestaciones.
A 30 años
de la Guerra de las Malvinas...
¡nos oponemos a su guerra, nos enfrentamos a su paz!
Por Autonomía Proletaria | Argentina
Publicado el 6 de marzo, 2012
http://autonomiaproletaria.blogspot.com.ar/ | autonomiaproletaria@hotmail.com
Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo 11
a reemerger reclamos de distintos sectores de la 
población. Ya en los `80, el descontento se ge-
neralizaba exponencialmente, mientras salían 
a la luz, con cada vez más fuerza, las desapari-
ciones forzadas de personas y demás atrocida-
des realizadas por los militares y policías, que 
se hicieron de conocimiento público a partir de 
la persistente denuncia de grupos de DDHH, 
con las Madres de Plaza de Mayo2 a la cabeza.
Entonces, cuando el gobierno de la junta mi-
litar decide tomar las Islas Malvinas, no hace 
más que continuar su política interna por otros 
medios. El objetivo no era “recuperar” las islas, 
era la desaparición del conflicto social. Es claro 
que esta medida que representaba una solu-
ción provisoria a los problemas políticos de los 
milicos, no resolvía ninguno de los problemas 
del proletariado argentino, muy por el contra-
rio, los agravaba... mientras nos defendemos 
del “enemigo exterior” no podemos reclamar 
aumentos salariales, ni nada… todos juntitos, 
explotadores y explotados, honrando a la ban-
dera genocida argentina.
No es nuestro fin el defenestrar a los mili-
cos en defensa de la gestión democrática del 
terrorismo estatal. Sean gobiernos dictatoriales 
o democráticos, el Estado siempre cumple la 
función de mantener en pie el orden vigente: la 
sociedad de clases que impone la dictadura del 
capital sobre la vida. No importa quién gobier-
ne, su fin último siempre es la defensa de la pro-
piedad privada de los medios de producción 
por parte de la burguesía, y nuestra condena a 
trabajar toda la vida para acrecentar su riqueza. 
Intentarán convencernos con la tele, la Iglesia 
y la Escuela… o nos obligarán a resignarnos a 
balazos o torturándonos en un calabozo… Ser 
proletarios significa que no existe más opción 
que apresar nuestra actividad humana tras las 
rejas del trabajo asalariado o desesperar en la 
desocupación.
A través de las guerras entre Estados, distin-
tas fracciones de la burguesía se enfrentan por 
conquistar mercados, apropiarse de fuerzas 
productivas, territorios y “recursos naturales”. 
Esto, a su vez, pone en marcha la producción 
de armamento, empresas de servicios, cons-
tructoras y medios de comunicación, entre 
otros. Pero a veces estos no son motivos su-
ficientes para desatar un conflicto bélico, y 
hay otra razón de fondo que erige a la guerra 
como un fin en sí mismo: su potencialidad 
para debilitar y desarticular al proletariado en 
momentos de crisis y conflictividad social. En 
ellas se nos mata (¡y se nos obliga a asesinarnos 
entre nosotros!) en el frente de batalla, mien-
tras se nos exigen todo tipo de sacrificios en 
la “retaguardia”, haciéndonos dejar de lado la 
defensa de nuestros intereses como clase para 
fortalecer el dominio de la burguesía. Cuando 
se presta a matar y morir por el Estado de “sus” 
burgueses, el proletariado se niega como tal, 
quedando enajenado de su necesidad urgente 
de emancipación revolucionaria. Frente a la 
guerra no tenemos más opción que oponernos 
a los represores y explotadores directos, opo-
nernos al reclutamiento, romper la disciplina 
en las calles y los lugares de trabajo e instar al 
proletariado del “bloque enemigo” a realizar lo 
propio en su territorio.
Para persuadirnos la burguesía se sirve de 
quienes pretenden anestesiarnos con política e 
No hay una sola frontera en 
este planeta que no haya sido 
trazada por la fuerza, por lo 
que habrá sobrados motivos 
de reclamar paz y hacer la 
guerra por siempre, a menos, 
claro, que tiremos abajo to-
dos los Estados y banderas 
que nos separan para contro-
larnos y dominarnos en cada 
región.
Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo12
ideologías. Asíes como en Argentina, TODOS 
los partidos políticos de derecha e izquierda 
apoyaron abiertamente la guerra de Malvinas. 
Las consignas que proclamaron -y siguen pro-
clamando- como “anti-imperialismo”, “segun-
da independencia”, “defensa de la economía 
nacional”, “independencia económica” o “li-
beración nacional” por mencionar algunas, no 
son más que sanguinarios anzuelos para arras-
trarnos a la barbarie asesina del capitalismo y 
su guerra. No importa si las islas son argenti-
nas, inglesas o de quien sea... seguiremos sien-
do herramientas, engranajes, mercancías que 
se compran y venden para generar ganancias, 
acá como en el resto del planeta.
Lejos de la política y la especulación, noso-
tros entendemos que los proletarios no tene-
mos patria, que los explotadores y explotados 
están distribuidos por todo el mundo y que no 
hay conciliación de clases posible, nuestra lu-
cha es por terminar con el capitalismo como 
sistema totalitario a escala mundial. Ninguna 
alianza estratégica con ninguna burguesía, ni 
ningún tipo de participación en el Estado, que 
direccionan nuestros esfuerzos para fortalecer 
las estructuras que nos oprimen y dominan, y 
nos alejan cada vez más de la posibilidad de 
una ruptura histórica, de la Revolución Social. 
No queremos dejar de preocuparnos por lo 
importante por atender sólo lo inmediato, ¡la 
revolución comunista se trata de oponernos 
hoy al capital, su Estado y su sistema de trabajo 
asalariado!
A 30 años de la guerra, el mito de las Mal-
vinas sigue siendo un espectáculo útil a la cla-
se dominante para desviar nuestra atención. 
Ahora se condena la “aventura” de los milita-
res, su irresponsabilidad, que fue “ilegítimo” 
por tratarse de un gobierno dictatorial, etc. Y 
cuando menos lo esperemos nos llamarán a 
que nos “pongamos la camiseta” argentina y 
nos ajustemos los cinturones para defender a la 
patria, que veamos morir a nuestros hermanos 
en el frente de batalla y enloquecer... ¡Siempre 
orgullosos de ser argentinos! Pero nadie va a 
denunciar que es la sociedad de clases la que 
engendra las guerras, no hay forma de superar-
las sin acabar con el capitalismo primero, por-
que la guerra es su naturaleza.
Los principales “opositores” a la guerra son 
los partidarios de la paz. A éstos debemos ad-
vertirles que no existe una sin la otra. La de-
fensa de la paz frente a la guerra no es más que 
la defensa de todo lo establecido a través de la 
guerra, y favorece claramente al último gana-
dor. La paz es la aceptación de las condiciones 
“acordadas” al finalizar un conflicto armado, y 
siempre persiste la posibilidad de que un Esta-
do se presente como víctima y comience una 
nueva agresión. No hay una sola frontera en 
este planeta que no haya sido trazada por la 
fuerza, por lo que habrá sobrados motivos de 
reclamar paz y hacer la guerra por siempre, a 
menos, claro, que tiremos abajo todos los Esta-
dos y banderas que nos separan para controlar-
nos y dominarnos en cada región.
A su vez, es necesario comprender que la 
“paz” en el capitalismo no significa la ausencia 
de violencia entre las personas, porque mien-
tras estamos en “paz” existen las prisiones, la 
trata de personas, la devastación de la natura-
leza en busca de riqueza, el gatillo fácil, y un 
larguísimo etcétera… Esta es la “paz” capita-
lista, en la que la burguesía amasa millones y 
el conflicto social no existe, la “paz” nos suena 
a mantenernos pasivos ante esta sociedad que 
nos destruye y que pretende acabar con el pla-
neta.
 
Nosotros no somos pacifistas. Estamos 
decididamente en guerra con la burgue-
sía, y hacemos un llamado al proletaria-
do mundial a generalizar la Revolución 
Social. ¡Expropiación de todo lo existen-
te, abolición del trabajo asalariado! 
¡Por el comunismo anárquico!
 
Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo 13
 A la comunidad nacional los trabajadores 
sólo pueden oponer la comunidad de lucha 
mundial de todos los proletarios contra la 
barbarie y la miseria capitalistas
¿Qué es el nacionalismo? ¿Clase o na-
ción?
En las Facultades de Ciencias Políticas se es-
tudiará como modélica la deriva independen-
tista de CIU1, en 2012. Artur Mas, presidente 
de la Generalidad, ha traspasado todas las lí-
neas rojas de la prudencia, la manipulación y el 
“buen gobierno”, si es que eso existe.
Un gobierno autonómico, caracterizado por 
sus feroces recortes a la sanidad pública, a la 
educación pública y a los servicios sociales, 
que se vanagloriaba de hacer esos ajustes con 
anterioridad y mayor profundidad que el go-
bierno de Madrid, y que convertía tales ataques 
contra los trabajadores y el pueblo catalán en 
una política orientada a la privatización de la 
enseñanza y de la sanidad, con el objetivo pre-
ciso de convertir en negocio privado lo que 
hasta entonces habían sido servicios públicos 
fundamentales, estaba destinado a obtener un 
profundo rechazo popular y un gran batacazo 
electoral.
Un gobierno autonómico, marcado por di-
versos procesos judiciales, sempiternamente 
pendientes, todo el mundo sospecha por qué, 
como el del cuatro por ciento, repartido por 
Millet en un uno y medio para su bolsillo y un 
dos y medio para sus protectores2, el de la co-
Notas de este texto por el editor
1. Convergència i Unió (catalán), o Convergen-
cia y Unión es una coalición de los partidos 
Convergència Democràtica de Catalunya 
(CDC) y Unió Democràtica de Catalunya. 
Ambos de tendencia nacionalista.
2. Ver prensa española respecto al denominado 
Caso Millet: Luis Pellicer (04/08/2010). «Co-
misiones del 4% para Millet y CDC». ElPaís.
com. Consultado el 21/02/2013. «La Agencia 
¿Nación
 o clase?
Reflexiones sobre el nacionalismo
como ideología nociva
Por Balance | España
Publicado el 22 de octubre, 2010
http://www.kaosenlared.net
Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo14
rrupción y atraco sistemático a los hospitales 
de Lloret y otros de Gerona, que ha acabado 
con el procesamiento de los redactores de la re-
vista que denunció tales desmanes, o el escán-
dalo de las concesiones de las licencias de ITV 
al mejor postor, fuera de concurso público, por 
el que está encausado Oriol Pujol, y un largo 
etcétera que ha tenido la virtud de poner bajo 
sospecha de corruptela sistemática de ese go-
bierno autonómico, salvo decisión a su favor de 
las autoridades judiciales, que hay que suponer 
ajenas a cualquier presión de los poderes eje-
cutivo y legislativo, estaba destinado a obtener 
un multitudinario rechazo popular y un gran 
desastre electoral.
Un gobierno autonómico, incapaz de afron-
tar los problemas reales de la economía y la so-
ciedad y con una pronunciada deriva fascista 
en la brutal represión del malestar ciudadano 
en la calle, con la puesta en juego de grupos po-
liciales de provocadores entre los manifestantes 
pacíficos, estaba destinado a ser derrotado en 
las urnas, por su manifiesta incompetencia.
Pero millón y medio de personas, sabiamen-
te dirigidas y encauzadas, se manifestaron el 
pasado 11 de septiembre en Barcelona, a fa-
vor de que Cataluña “tenga un Estado propio 
dentro de Europa”. Este acontecimiento ha sido 
enfocado desde muy diferentes lecturas, to-
das ellas falsas: ¿es viable la independencia de 
Cataluña? ¿por qué Cataluña pretende “divor-
ciarse” de España? ¿vivirán mejor los catalanes 
con la independencia? ¿es cierto que Cataluña 
aporta más a España de lo que recibe de ésta? 
¿habría que pasar a un Estado federal?
El día 11 vimos a Felip Puig, conseller de 
Interior de la Generalitat catalana, impulsor 
de una violenta represión contra las manifes-
taciones masivas del año pasado, urdidor de 
turbias provocaciones policiales contra los 
manifestantes, desfilar rodeado amistosamente 
de sus víctimas, jóvenes parados o precarios. 
Vimos a 9 de los 11 consellers de un gobierno, 
que ha sido pionero en aplicar crueles recortes 
en sanidad y educación, andar codo con codo 
con sus víctimas: los despreciadosy maltrata-
dos maestros y estudiantes; las enfermeras o 
médicos que han perdido más del treinta por 
ciento de sus salarios, o los usuarios que tie-
nen que pagar un euro3 cada vez que van a la 
consulta (tasa que no se aplica en el resto del 
Estado español). Vimos a patronos, policías, 
curas, políticos, líderes sindicales, y otros vam-
piros, compartir calle con sus víctimas: para-
dos, trabajadores, jubilados, emigrantes… Una 
atmósfera de UNIÓN NACIONAL presidió la 
concentración. El Capital se hizo acompañar 
por sus víctimas, convirtiéndolas en tontos 
útiles de sus objetivos egoístas, elitistas y na-
cionalistas.
¡El capital!: ése si que no tiene patria, y es in-
ternacional e internacionalista.
Crisis, recortes y ataque a las condiciones 
de vida de los trabajadores desaparecen del 
panorama político y electoral catalán, engulli-
dos por vacías y estúpidas discusiones entre el 
novísimo independentismo catalán y el rancio 
centralismo meseteño, impregnado hasta el 
La nación no es la comunidad 
de todos los nacidos en la mis-
ma tierra, sino la finca priva-
da del conjunto de capitalistas 
a través de la cual organizan 
la explotación y la opresión de 
sus “amados conciudadanos”.
Tributaria concluye que Convergència recibió 
de Ferrovial a través del Palau 5,9 millones por 
obra pública licitada por los Gobiernos de Pu-
jol. Millet desvió más de dos millones mediante 
cuatro empresas de campañas de CDC.»
3. Un euro equivale a aproximadamente $624 
pesos chilenos.
Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo 15
tuétano del obsoleto ideario de la asignatura 
franquista de la FEN (Formación del Espíritu 
Nacional) , que produce urticaria en la perife-
ria de las Españas.
Es posible que una parte importante de los 
asistentes a la manifestación del 11 de septiem-
bre no compartiera el objetivo de la indepen-
dencia; quizás estuviera allí porque están har-
tos de recortes, de paro, de no tener ningún 
futuro. Pero, por arte de birlibirloque, magia 
tramposa de trilero y, manipulación median-
te, ese malestar contra el actual gobierno de 
la Generalidad ha sido canalizado a su favor. 
Les ha bastado con envolverse en la senyera y 
dar consignas en defensa de la Patria catalana. 
La rabia de los trabajadores contra los recortes, 
contra la corrupción, contra la privatización de 
la escuela y sanidad públicas, contra las prácti-
cas fascistas de la represión policial, han des-
aparecido como hace un mago con los ases de 
la baraja. Ya se sabe que para no caerse de la 
bicicleta lo único que puede hacerse es seguir 
pedaleando, cada vez más rápido. Y si además, 
enfrente, los catalanistas se encuentran con un 
gobierno centralista y centralizador, más ran-
cio, inútil y autoritario que la fenecida Falange, 
llueve sobre mojado. El nacionalismo catalán 
multiplica su audiencia gracias al nacionalismo 
españolista, y ambos ganan en ese enfrenta-
miento ideológico, que desvía al proletariado 
(parado, precario, jubilado o aterrorizado tra-
bajador) de sus problemas reales.
El gobierno de CIU se ha sacado el conejo 
independentista de la chistera y, con ello, ha 
conseguido transformar los recortes presu-
puestarios, la corrupción generalizada, EL 
ATAQUE GENERALIZADO CONTRA LAS 
CONDICIONES DE VIDA DE LA CLASE 
OBRERA, los despidos masivos, el paro con su 
desesperación (que conduce a muchos al suici-
dio), o el asalto privatizador contra la sanidad 
y enseñanza públicas, en la defensa de la NA-
CIÓN catalana. 
Futuros héroes y criminales de guerra de 
todas las patrias se alzan ya en un horizonte en 
el que se dibujan masacres como la del sitio de 
Sarajevo, el bombardeo de Belgrado o los cien 
mil muertos de la guerra serbocroata. Y, como 
en la extinta Yugoslavia, todo empieza en los 
medios de comunicación y en las teles de unos 
y otros.
La auténtica pregunta, la única cuestión real 
es: ¿Clase o nación?
Si el proletariado lucha bajo banderas que no 
son suyas, ya sea la coreana, la china, la france-
sa, la japonesa o la de El Corte Inglés, será de-
rrotado, porque el nacionalismo, ya sea serbio, 
croata, escocés, flamenco, quebequés, europeo, 
o de “la Caixa,” es ajeno a sus necesidades e 
intereses, porque REFUERZA al Capital y a 
todas y cada una de sus fracciones. Es posible 
que avive las contradicciones entre ellos, pero 
estas contradicciones se canalizan dentro de 
sus crisis, sus guerras, sus conflictos mafiosos, 
sus peleas de familia, banda o secta, es decir, 
pasan a formar parte del engranaje de barbarie 
y destrucción con el que el sistema capitalista 
4. «Formación del espíritu nacional, de siglas 
FEN era el nombre de una asignatura obli-
gatoria en el bachillerato español durante el 
franquismo. Su propósito era explícito desde 
su mismo nombre: la adquisición de los valores 
que se identificaban con el concepto naciona-
lista de España propio del Movimiento Na-
cional. Desapareció de los planes de estudios 
en el franquismo final con la Ley General de 
Educación de 1970 que implantó la EGB y el 
BUP (nota del editor: Educación General Bá-
sica y Bachillerato Unificado Polivalente res-
pectivamente), que se aplicó a los nacidos en 
1961. Era una de las popularmente conocidas 
como las tres marías (Religión, Gimnasia y 
FEN), que se suponían más fáciles de aprobar 
que las demás, pues se valoraba más la acti-
tud que los conocimientos.» Wikipedia. http://
es.wikipedia.org/wiki/FEN. Consultado el 
21/02/2013.
Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo16
atrapa a la humanidad.
La nación no es la comunidad de todos los 
nacidos en la misma tierra, sino la finca pri-
vada del conjunto de capitalistas a través de 
la cual organizan la explotación y la opresión 
de sus “amados conciudadanos”. No es nin-
guna casualidad que el lema de la manifesta-
ción haya sido que “Cataluña tenga un Estado 
propio”. La nación, esa palabra “entrañable”, es 
inseparable de ese monstruo, nada entrañable, 
frío e impersonal, que es el Estado, con sus cár-
celes, sus tribunales, sus ejércitos, sus policías, 
su burocracia. Artur le está diciendo a Maria-
no: “en mi finca sólo robo yo”.
¡Que se vayan todos! Si nadie nos represen-
ta, sólo nosotros podemos decidir.
El señor Mas ha prometido un referéndum, 
no sabemos qué preguntará, pero lo que si sa-
bemos es lo que pretenden, tanto él como sus 
colegas españolistas: hacernos elegir entre tres 
opciones, a cual peor: ¿Quiere que los ajustes 
y recortes se los aplique el Estado español? 
¿Quiere que les sean impuestos en el marco 
de la “construcción nacional de Cataluña”? o 
¿Quiere que se los propinen conjuntamente el 
Estado español y el aspirante catalán?
El Capital en España cuenta con varias pa-
trias para imponer la misma miseria. 
¿Qué es el Estado nacional?
El nacionalismo no es el patrimonio exclu-
sivo de la Derecha y la extrema derecha, es el 
terreno común que comparte el arco político 
que va desde la extrema derecha a la extrema 
izquierda y que incluye además a las llamadas 
“organizaciones sociales” (Patronal y Sindica-
tos).
El nacionalismo de derechas, atado a símbo-
los rancios y a una repelente agresividad frente 
a lo extranjero (xenofobia), resulta poco con-
vincente para la mayoría de trabajadores (salvo 
sectores muy atrasados). El nacionalismo de 
Izquierda y Sindicatos tiene más gancho, pues 
aparece como más “abierto” y más cercano a 
los asuntos cotidianos. Así, el discurso nacio-
nalista de la izquierda nos propone una “salida 
nacional” a la crisis, para lo que piden una “dis-
tribución justa” de los sacrificios. Esto, aparte 
de que justifica los sacrificios con el señuelo de 
“hacer pagar a los ricos”, nos inocula la visión 
nacionalista, pues nos presenta una “comuni-
dad nacional” de trabajadores y patronos, de 
explotadores y explotados, todos unidos por la 
“marca España”.
A esa comunidad nacional los trabajadores 
sólo pueden oponer la comunidad de lucha 
mundial de todos los proletarios contra la bar-
barie y la miseria capitalistas.Otro de los discursos preferidos de Izquier-
da y Sindicatos es que “Rajoy impone los recor-
tes porque no defiende España y es un criado 
de Merkel”. El mensaje que se desprende es que 
la lucha contra los recortes sería un movimien-
to nacional contra la opresión alemana, y no 
como lo que es: un movimiento por nuestras 
necesidades humanas contra la explotación 
capitalista. Además, Rajoy es tan españolista 
como lo fue Zapatero, o como lo sería un hipo-
tético gobierno de Cayo Lara. Ellos defienden 
España imponiendo sangre, sudor y lágrimas 
a los trabajadores y a la gran mayoría de la po-
blación.
Las movilizaciones sindicales del 15 de sep-
tiembre han sido convocadas porque “quieren 
hundir el país”, lo que significa que los trabaja-
dores debemos luchar no por nuestros intere-
Así, el discurso nacionalista 
de la izquierda nos propone 
una “salida nacional” a la 
crisis, para lo que piden una 
“distribución justa” de los sa-
crificios.
Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo 17
ses, sino para “salvar el país”. Esto nos coloca 
en el terreno del Capital, el mismo que Rajoy, 
quien pretende salvar España a costa del san-
griento sacrificio de los trabajadores en el altar 
de la austeridad.
Los grupos que se han quedado con “la mar-
ca 15 M” defienden cosas “más radicales”, pero 
no menos nacionalistas. Dicen que hemos de 
luchar por la “soberanía alimentaria”, lo que 
quiere decir que hemos de producir español y 
consumir español. Del mismo modo, hablan 
de hacer “auditorias a la deuda”, para rechazar 
aquellas deudas que “se habrían impuesto ilegí-
timamente a España”. Una vez más, educación 
nacionalista pura y dura. Izquierda, Sindicatos/
Estado UGT/CCOO, y los restos pútridos del 
15 M realizan una metódica labor de “for-
mación del espíritu nacional”. En tiempos de 
Franco la asignatura de Formación del Espíritu 
Nacional era obligatoria, hoy desde todas las 
tribunas nos la imparten democráticamente, 
haciéndonosla tragar lo queramos o no.
La matraca nacionalista tiene como fin en-
frentar unos trabajadores contra otros. A los 
trabajadores alemanes, que están sufriendo 
sueldos de 400 € y pensiones de 800, se les dice 
que los sacrificios son culpa de los trabajadores 
de Europa del Sur: “unos vagos que han vivido 
por encima de sus posibilidades”. Pero a los tra-
bajadores de Grecia se les dice que su miseria 
es causada “por el mantenimiento de los privi-
legios y lujos de los trabajadores alemanes”. En 
París les dicen que es mejor que haya despidos 
en las sucursales de Madrid, para no imponer-
los en Francia.
Como se ve, nos atan con un nudo gordia-
no5 de mentiras que hay que romper, compren-
diendo que la crisis es mundial, el desempleo es 
mundial, los recortes se dan en todos los países. 
Pero el planteamiento nacional con el que nos 
machacan provoca que solo veamos los sete-
cientos mil parados de Cataluña, o a lo sumo 
los cinco millones en España, en lugar de ver 
los más de 200 millones en el mundo. Que solo 
veamos los recortes en Cataluña y en España 
y no veamos los dos enormes paquetes de re-
cortes que se ha impuesto, por ejemplo, a los 
trabajadores “privilegiados” de Holanda. Que 
solo veamos “nuestra miseria” y no la miseria 
mundial. Cuando todo se ve según la estrecha, 
mezquina y excluyente óptica nacional, se tiene 
la mente preparada para creer en cuentos de la 
lechera como el que propaga el presidente Mas 
de “si pagaran los 10.000 millones que se de-
ben a Cataluña no haría falta hacer recortes”, 
versión regional del “si España no estuviera tan 
atornillada por Alemania habría dinero para 
sanidad y educación”.
Todos mienten, porque nadie tiene solución 
5. Nudo gordiano es una expresión originada de 
la leyenda sobre un campesino que fue coro-
nado rey de Frigia al cumplir el anuncio del 
oráculo de ser el primero en llegar al templo 
en una carreta. Este campesino, llamado Gor-
dias, tenía a sus bueyes atado a un yugo de 
la carreta con un nudo imposible de desatar. 
La carreta fue conservada con el nudo intac-
to en la acrópolis, y se corrió la voz de que 
quien fuese capaz de desatarlo, sería capaz de 
conquistar el Oriente. Cuenta la historia que 
cuando Alejandro Magno se encontró con el 
legendario carro intentó desatarlo ambicio-
nando la prometida conquista de Asia, pero 
tras varios intentos sacó su espada y cortó el 
nudo a golpes con la convicción de que no 
importaba el método, lo importante era des-
hacer el nudo. La exitosa campaña de Alejan-
dro en Oriente reforzó la leyenda, y además 
dio origen a la expresión tanto monta cortar 
como desatar, usado como lema personal por 
el rey Fernando II de Aragón (también co-
nocido como Fernando el Católico). La expre-
sión nudo gordiano se puede utilizar entonces 
para referirse a problemas extremadamente 
difíciles de resolver; a conflictos que necesi-
tan de soluciones ingeniosas o extremas, o a 
que no es importante el método empleado 
con tal de solucionar el problema.
Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo18
a la actual crisis de un capitalismo que hoy ha 
entrado en su fase terminal, que es obsoleto, y 
que sólo puede ofrecer miseria y barbarie.
La actual obsolescencia del capita-
lismo.
El modelo keynesiano-fordista de los Trein-
ta años Gloriosos6, de 1945 a 1975, se basaban 
en un crecimiento constante del pastel, entre 
patronal, asalariados e impuestos guberna-
mentales, fundamentados en un crecimiento 
continuo de la productividad.
Ese modelo hizo aguas, y dio paso al modelo 
neoliberal, de 1976 a 2008, que fomentó el cré-
dito, el endeudamiento de estados y particula-
res y la desregulación bancaria, como motor de 
la economía capitalista. El pastel se mantenía 
igual o incluso disminuía, por lo que los sa-
larios chocaban directamente con el beneficio 
empresarial y los impuestos. Fueron los años 
de la derrota internacional del movimiento 
sindical y su integración como un aparato de 
Estado (ejerciendo las funciones propias de la 
CNS en la época franquista).
Con la crisis iniciada en 2008, el capitalismo 
ha entrado en otra fase, que no tiene nada que 
ver con el modelo keynesiano-fordista, ni con 
el neoliberal. Nos hallamos ante un modelo ob-
soleto. No es que el pastel aumente poco o que 
disminuya, resulta que es una costra enorme, 
pero vacía en su interior.
El hecho que ya no sólo se evoquen las quie-
bras probables de empresas, sino directamente 
la de los Estados, es muy significativo de esa 
naturaleza de degradación, propia de un capi-
talismo obsoleto.
La historia de la sucesión de los modelos 
productivos en el capitalismo nos enseña que 
son necesarias cuatro condiciones para que 
una nueva fase suceda a la anterior, ya agotada:
1) Una desvalorización masiva del capital, 
ya sea mediante una crisis económica como la 
de 1929, o con una guerra (como la Segunda 
guerra mundial).
2) La emergencia de un nuevo régimen de 
acumulación, portador de unos aumentos de 
productividad importantes.
3) Una regulación, fundamentalmente fi-
nanciera, que asegure una producción rentable, 
a la vez que las condiciones de su realización.
4) Unas relaciones de fuerza entre las clases 
(tanto entre las fracciones de la clase domi-
nante, como entre éstas y el proletariado) que 
permitan la instauración y la expansión de un 
nuevo modelo productivo.
Cada una de estas condiciones es necesaria, 
pero no suficiente. Así, las desvalorizaciones 
masivas mediante la destrucción del capital 
fijo durante la primera guerra mundial no bas-
taron para producir una fase de prosperidad, 
comparable a la que existió después de la se-
gunda guerra mundial, pues faltaban las demás 
condiciones.
Tras la guerra de 1914-18, y a pesar de la 
6. Los treinta años gloriosos es un término acu-
ñado por especialistas franceses para descri-
bir el lapso transcurrido entre los años 1945 
y 1975 durante el cual los llamados “países 
desarrollados” experimentaron un extraordi-
nario crecimiento económico caracterizadopor un significativo aumento de la produc-
ción, mayor desarrollo tecnológico indus-
trial, mínimas tasas de desempleo y aumento 
de la demanda de bienes y servicios. Esta su-
puesta época de gloria tuvo su propia versión 
en diversos países con la denominación de 
Milagros (ej: el Milagro Japonés, el Milagro 
Alemán, el Milagro Español) dado que tras 
la Segunda Guerra Mundial muchos países 
estaban al borde de la ruina. También es co-
nocida por los angloparlantes como la edad 
de oro del capitalismo, y es considerada como 
la época que vio el asentamiento definitivo de 
la sociedad de consumo. Este auge finalizó a 
principios de los ‘70 con el advenimiento de 
diversas crisis, entre ellas la crisis del petróleo 
de 1973.
Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo 19
presencia de elementos del modelo de regula-
ción keynesiano-fordista, la clase dominante 
tenía la ilusión de poder volver a lo que había 
provocado el éxito de la Belle Époque: el libera-
lismo colonialista. Y aunque los movimientos 
sociales, tras el crack de 1929, dieron origen a 
un New-Deal7 que instauró el keynesiano-for-
dismo, el impacto más limitado de la crisis eco-
nómica en Europa, y las importantes divisiones 
entre las capas dominantes en el continente, 
impidieron la aceptación y la instauración de 
una nueva fase productiva como en los Estados 
Unidos. Hicieron falta los horrores de la segun-
da guerra mundial para convencer a todos los 
actores sociales que adoptaran el nuevo mode-
lo de regulación.
Es pues la conjunción de las cuatro condi-
ciones, en un todo coherente, lo que posibilita 
el desarrollo de un nuevo modelo productivo 
durante un tiempo determinado.
Nada, absolutamente nada, en la situación 
presente, indica que estemos en vísperas de 
que algo semejante sea posible. El capital exce-
dente todavía no ha sido “saneado” a través de 
un proceso de desvalorización masiva, es más, 
se ha incrementado a consecuencia de las po-
líticas anticíclicas de los poderes públicos. No 
ha aparecido régimen alguno de acumulación 
que aporte unos aumentos sustanciales de la 
productividad, ni tampoco un nuevo modelo 
de regulación. En fin, incluso si existieran estas 
condiciones, la configuración actual de las re-
laciones de fuerza entre las clases no permitiría 
su adopción, dada la debilidad e inoperancia 
actuales del proletariado.
Todo indica que, más allá de las fluctuacio-
nes coyunturales que se presenten ante no-
sotros, se abre la perspectiva de un descenso 
inexorable a los infiernos. Esta perspectiva 
es la más probable en la situación actual, tanto 
más que no está presente ninguna de las con-
diciones gracias a las que el capitalismo podría 
pasar a una nueva fase o modelo de prosperi-
dad económica y social. Harán su aparición to-
das las ideologías burguesas, capaces de desviar 
al proletariado de su único y auténtico objetivo 
realista, que no es otro que el fin del capitalis-
mo. Y esas ideologías han sido en el pasado: 
el nacionalismo, las guerras comerciales hasta 
desembocar en guerras militares, el fascismo, 
el racismo, mesianismos y milenarismos de 
todo pelaje, y un largo etcétera de degradación 
y barbarie.
Las democracias parlamentarias, más o me-
nos efectivas, tienen sus días contados: esas 
políticas de austeridad, esos brutales recortes, 
esas privatizaciones del sector público… están 
pidiendo a gritos regímenes autoritarios y un 
fascismo que imponga abiertamente sacrificios 
inauditos en el altar de las patrias y de la guerra 
contra los incontrolados de siempre.
Nada augura, en las presentes condiciones 
económicas y en el estado actual de las relacio-
nes entre las fuerzas sociales, la recuperación 
de la prosperidad de antaño. Las resistencias, 
los movimientos sociales y las alternativas re-
volucionarias al sistema capitalista surgirán 
de la intensificación de las contradicciones del 
capitalismo.
 Las contradicciones capitalistas provocarán 
explosiones sociales, cataclismos y crisis, que 
no aseguran el fin catastrófico del capitalismo 
por si sólo. Sin una intervención revolucionaria 
del proletariado, masiva, anónima y decidida, 
que lo destruya, el capitalismo permanecerá e 
incrementará la posibilidad del fin definitivo 
de la Humanidad.
La única alternativa actual, en todo el mun-
do, incluida Cataluña y España, es la de revolu-
ción o barbarie.
 
7. El término New Deal se refiere al conjunto de 
medidas que tomó el gobierno de los EE.UU. 
entre los años 1933 y 1936 para intervernir 
tras el desastre de la caída de la bolsa de Nue-
va York en 1929.
Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo20
“El anarquista lo examina y considera todo, 
acepta o renuncia, según que las ideas propues-
tas estén de acuerdo o no con su concepción de 
la vida o sus aspiraciones individuales. En fin, 
todos los hombres se conforman con ser deter-
minados por su medio y, en cambio, el anar-
quista se esfuerza, bajo las reservas inevitables 
de orden físico, en determinarse por sí mismo.” 
- Émile Armand)
Unir nación y anarquismo en una discusión 
resulta ser un ejercicio conceptual interesante, 
ahora, pero hacerlos converger en un proyecto 
común de transformación revolucionaria, es 
todo un desafío. A pesar de los avances y de los 
intentos de varios compañeros por compartir 
esta reflexión resulta evidente que la misma no 
ha sido mayormente considerada por el con-
junto del heterogéneo movimiento anarquista. 
Por lo menos no en una dimensión que supere 
los numerosos lugares comunes que existen y 
que han impedido llevar adelante una proble-
matización superior. No obstante, se avanza. 
Así por ejemplo hoy es posible afirmar sin ma-
yores miramientos que nación no es sinónimo 
de nación-Estado. Y lo destaco porque uno de 
los más recurrentes errores de los anarquistas 
cuando tratan el tema es simplificar el asunto, 
quedándose con la idea de que son cuestiones 
homólogas, negando con ello la oportunidad 
de avanzar un poco más allá de la peligrosa ca-
ricaturización. Esto último es sólo una prueba 
de que en verdad el lugar de la discusión entre 
nación y anarquismo, fuera de los límites se-
ñalados arriba, ha sido constantemente dejado 
de lado. Cuestión que a mi juicio no obedece 
a mala fe u omisión deliberada, sino simple-
mente a que para la mayoría de los anarquis-
tas la nación no ha sido considerada como un 
elemento necesario en la construcción de una 
sociedad sin autoridad. De hecho, quienes casi 
exclusivamente se han ocupado del asunto 
-más allá de la simplificación- han sido pre-
cisamente aquellos compañeros, minoría en 
número, que interpretan a la nación como una 
herramienta útil a las luchas por la libertad y 
en contra del Estado. Situación que es posible 
de vislumbrar en los conflictos sostenidos por 
las regiones sojuzgadas cultural y políticamen-
te por otras, como los vascos frente a España, 
los mapuches frente a Chile, las colonias frente 
a los imperios en las décadas pasadas, por citar 
algunos ejemplos cercanos. Y como la nación 
antes que ser un elemento de resistencia ha 
Nación y Anarquismo 
Notas para una discusión más allá de las caricaturas 
Por Manuel de la Tierra | Chile
Publicado en diciembre, 2010
http://www.nodo50.org/ekintza/
Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo 21
sido generalmente identificada con el Estado 
y su dominación, para la mayoría de los anar-
quistas no ha existido la necesidad de unir am-
bos conceptos y, tal vez por lo mismo, no se ha 
teorizado mucho al respecto. Por ello toda la 
reflexión que se ha dado y se dará al respecto 
nos habla de la buena salud de un movimiento 
como el anarquista, abierto a la autocrítica y 
exento de sistemas cerrados de ideas y dogmas 
eternos1.
Pero para ir aterrizando este texto, huelga 
señalar que las palabras que siguen no se orien-
tan a unir armónicamente el anarquismo con 
la nación, pues honestamente desconfío de esta 
última aunque sea entendida como unamoti-
vación de resistencia antiautoritaria. Antes que 
nada, me interesa extender un poco más la 
reflexión, sintetizando algunas respuestas que 
el anarquismo ha dado, problematizándolas y 
viendo si es o no posible una común salida que 
no implique preventas de libertad. Comenza-
remos dando una revisión de los conceptos de 
nación y nacionalismo, luego examinaremos a 
las naciones «sin Estado» como canalizadoras 
de resistencias para luego exponer algunas de 
nuestras sospechas sobre ellas. A continuación 
haremos una lectura a ciertas respuestas que 
hasta ahora han presentado los anarquistas a 
la cuestión nacional y finalmente, esbozaremos 
nuestra propuesta que, más que conclusión, no 
pasa de una pregunta abierta que espero sea de 
algún modo útil al debate colectivo.
I.- Naciones
La nación, según Benedict Anderson, uno 
de sus más citados estudiosos, es una comu-
nidad imaginada en donde los miembros, aún 
sin conocerse, se sienten parte de un colectivo 
humano con una cultura, un territorio, una so-
beranía y una organización política en común2. 
Notas de este texto por el autor (excepto donde 
se indique)
1. Este escrito se nutre de varios aspectos con-
tenidos en otro anterior, limitado a la reali-
dad chilena. Publicado en El Surco, periódico 
mensual anarquista, Santiago, Región chile-
na, nº18 y 19, de agosto y septiembre de 2010.
2. El concepto se reduce así a las naciones Es-
tado. Aprovecho de apuntar que no se pro-
fundizará en las diferencias entre nación y 
patria por el uso homologo que suele darse 
a las mismas, no obstante existir importantes 
Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo22
Esta entidad es producto del proceso histórico 
identificado como modernidad (capitalismo 
en lo económico, industrialización en lo pro-
ductivo, urbanización en lo demográfico, de-
mocracia en lo político, masivo en lo cultural) 
puesto que solo a partir de ella su existencia 
es posible. Gracias a la agilización de las co-
municaciones, del transporte, la educación y 
de la cultura impresa, entre otros fenómenos 
«modernos», las particularidades de la nación 
(las que se establecen como tal) pueden distri-
buirse más o menos uniformemente dentro 
de una comunidad y unir a sus miembros en 
ella. Esta homogenización nacional se daría, 
según Anderson, en un tiempo más o menos 
simultáneo («tiempo vacío»), situación que el 
escaso desarrollo de las comunicaciones en el 
pasado había imposibilitado y por lo mismo el 
nacionalismo tenía que ser, si o si, un fenóme-
no moderno3.
A esta definición tendríamos que agregar 
que dichas particularidades nacionales son 
pautadas e impuestas por una red de poderes 
más o menos centrales identificables general-
mente con las estructuras estatales, ya que si 
bien existen rasgos culturales reales que pue-
den caracterizar a una comunidad nacional 
exentos de imposición explícitamente coerci-
tiva (lenguaje, por ejemplo), estos no son ele-
gidos libremente por los habitantes de aquella 
región geográfica. O son impuestos por la tra-
dición de la comunidad en la que nacemos, o 
por el Estado en el que dicha colectividad está 
inserta. Familiar o estatal, con amor o sin él, las 
identidades nacionales se nos imponen. Todos 
nacemos en diversos ambientes cosmogónicos, 
en ese sentido, quizás no sea absurdo afirmar 
que todos nacemos con una patria. Una patria 
impuesta por el azar.
En poder del Estado se hallaría en primera 
y predominante instancia, la facultad de carac-
terizar la nación en su sentido más tradicional. 
Simplificando su forma de actuar: éste crearía 
legalmente una gran unidad identitaria, con 
una tradición, territorio, folclor, etcétera, en 
común. Cuando la extensión geográfica y la 
diversidad cultural son más extensas, el Estado 
incluye varias identidades particulares en un 
solo cuerpo, cooptando y sujetando las dife-
rencias en su pretendida armonía nacional. Un 
ejemplo paradigmático lo conforman los pue-
blos indígenas que perviven, ya sea resistiendo 
o ya domesticados, en los Estados sudame-
ricanos. El Estado y la sociedad crean ciertos 
estereotipos de cada identidad particular, los 
mezclan en la unidad de la nación hegemónica, 
y luego lo imponen por medio de la escuela, la 
prensa, la institucionalidad, el servicio militar, 
etcétera, a todo quien viva dentro de las fron-
teras estatales. Como sabemos, el espacio de 
coacción cultural por excelencia es la escuela. 
Allí la historia se cuenta y se absorbe llena de 
héroes, gloriosa, intacta, sin tacha. Se inventa e 
impone una historia común donde no la hay4.
Ahora bien y continuando con la exposi-
contrastes. Si se sigue a Maurizio Viroli «la di-
ferencia crucial reside en la prioridad de én-
fasis», la patria tendría que ver con el orden 
cívico-institucional democrático, mientras 
que la nación -por ser más «étnica»- propen-
de a la diferenciación cultural. M, Viroli, Por 
amor a la patria. Un ensayo sobre el patriotis-
mo y el nacionalismo, Acento, Madrid, 1997.
3. Benedict Anderson, Comunidades imagina-
das. Reflexiones sobre el origen y la difusión 
del nacionalismo, FCE, México, 2007. Este 
autor es de los más reconocidos investigado-
res del nacionalismo junto a Gellner, Smith, 
Hobsbawm y otros.
4. En el caso de la Guerra del Pacífico (1879-
1883), motivada por intereses privados y que 
enfrentó a Chile contra Perú y Bolivia, es en-
señada en estos tres países de forma parcial 
y frecuentemente es usada por políticos para 
revivir odios nacionalistas y ganar la simpatía 
de las gentes. Imagino que casos similares de-
ben ocurrir en varias otras regiones.
Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo 23
ción, me parece importante destacar la revi-
sión que el historiador indio Partha Chatterjje 
hizo de lo propuesto en el ya clásico libro de 
Anderson. Para él, la nación se construye en un 
tiempo heterogéneo y discontinuo (el «tiempo 
vacío es la utopía del capitalismo»). Esto, pues 
cada individuo y mediante diferencias de géne-
ro, experiencias, comunidad étnica, religión, 
clase, entre otras situaciones, se genera una 
visión distinta de lo que puede significar la na-
ción5. A nuestro juicio, al centrar su análisis en 
el hombre antes que en la nación como idea, 
Chaterjee advierte la imposibilidad de que 
cada individuo, en caso de sentirse parte de 
una identidad cultural con fronteras estatales, 
crea y sienta sobre ella, lo mismo que cualquier 
otro.
Continuemos. De que la nación que prima 
en un Estado la mayoría de las veces es im-
puesta coercitivamente a los individuos y co-
munidades particulares, es difícil dudar. Pero 
hay que tener cuidado pues no siempre es la 
violencia la que hace que un hombre ame a su 
patria6. Y sería bueno estudiar más a fondo ese 
aspecto, el de las adhesiones voluntarias, tema 
que sin duda, amerita un necesario análisis 
aparte. Pero paralela a esa simpatía «natural» 
e «irreflexiva» que puede surgir por ejemplo 
con el entorno geográfico y familiar, existe una 
ideologización nacional obligatoria que provie-
ne del Estado7. Como aquella «construcción 
forzosa de la nación» ha sido la más atacada 
por los anarquistas a lo largo de su historia, no 
profundizaremos al respecto8.
Decíamos que el Estado impone su nación 
a quienes conviven en sus tierras. Como es de 
prever, eso inevitablemente conlleva la tensión 
interna de las otras identidades que buscan 
5. Chaterjje señala así mismo que debido a dife-
rencias económicas o de otro orden, las per-
sonas reciben y conciben la información en 
distintos tiempos. Partha Chatterjee, La Na-
ción en Tiempo Heterogéneo y otros estudios 
subalternos, IEP, Lima: 2007. Chaterjje junto 
a otros investigadores del Tercer Mundo par-
ticipa de la corriente historiográfica de los 
Estudios Subalternos, reflexiones que pueden 
ser muy útiles para una epistemología anar-
quista de la historia.
6. Hablamos de violencia explícita, pues violen-
cia también es imponer la identidad, lo que 
de sobra hemos padecidoen la escuela.
7. Bakunin habla de patriotismo natural o fisio-
lógico. Ver sus «Cartas sobre patriotismo» 
escritas a los ginebrinos de la Internacional 
en 1869.
8. Debido al escaso espacio con el que contamos 
sólo podemos enunciar esta tesis que tiene 
que ver con la imposibilidad de negarse a los 
preceptos nacionales dentro de cualquier Es-
tado, situación que de llevarse a cabo -como 
lo hicieron los anarquistas y en ocasiones los 
socialistas- significó la prisión, la censura y el 
asesinato. También tiene que ver con el uso 
del patriotismo para deslegitimar hombres 
e ideas, como también las ideologías consi-
deradas «extranjeras». Ese sentimiento de 
aversión hacia lo de afuera, amparado en la 
patria, se tradujo en leyes y numerosos me-
canismos de coerción. Para el caso chileno 
hemos abordado aquello en «Arde la patria. 
Los trabajadores, la guerra de Don Ladislao y 
la construcción forzosa de la nación en Chile 
(1918-1922)».
Familiar o estatal, con amor 
o sin él, las identidades nacio-
nales se nos imponen. Todos 
nacemos en diversos ambien-
tes cosmogónicos, en ese sen-
tido, quizás no sea absurdo 
afirmar que todos nacemos 
con una patria. Una patria 
impuesta por el azar.
Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo24
su espacio de libertad y autónomo desarrollo 
cultural. Muestra de aquello son los conflictos 
étnicos que se han sucedido en el mundo hasta 
la actualidad, de los cuales ni la vieja Europa se 
libra. Los vascos en España, como los mapuche 
en Chile son un vivo ejemplo de cuando algu-
nas culturas distintas a las oficiales se debaten 
entre la resistencia y la asimilación, entre el 
duelo y la domesticación.
II.- Nacionalismos
Si la nación vendría a ser principalmente 
una construcción cultural, el nacionalismo es 
la ideología que se encarga de velar por la di-
fusión y el respeto de los valores y caracteres 
que la conforman (historia, lengua, tradición, 
etc.) Pero existen distintos tipos de nacionalis-
mos (económicos, religiosos, culturales, etcéte-
ra), siendo el predominante aquel que liga a la 
nación con el Estado, es decir, el que se basa 
en una noción estatista de la nación. De igual 
forma notamos que hay nacionalismos explí-
citamente violentos y otros que al parecer no 
lo son. Generalmente los primeros actúan bajo 
un tono exclusivista, supremacista. Algo así 
como «Mi patria es la mejor, las otras deben 
estar abajo».
Por lo anterior, para los anarquistas se ha 
hecho común ver al nacionalismo ligado a la 
xenofobia y al militarismo, como partes de la 
misma moneda. Razones han sobrado, y no 
hablaremos de ello ahora, no obstante es pre-
ciso intentar establecer un deslinde entre na-
cionalismo y violencia nacionalista para mejor 
comprender el concepto, ya que de otro modo 
caemos en caricaturas y no lograríamos perci-
bir porqué millones de personas están dispues-
tas a dar la vida por una idea que nosotros con-
cebimos artificial y autoritaria en la mayoría de 
sus aspectos.
Indudablemente el nacionalismo es un fenó-
meno complejo. Por lo general, como se indica 
arriba, lo vemos como el anhelo de hacer de la 
nación propia más que la de los otros y así es 
como parece ser comprendido por la mayoría 
de la población. Si no, es cosa de ver un Mun-
dial de Fútbol. Pero hay que hacer distinciones 
importantes.
Indudablemente el nacionalismo fascista no 
es el mismo que el de los pueblos que luchan 
dentro y contra otra nación-Estado. Y así como 
hay nacionalismos violentos, los hay también 
pacíficos, como el de quienes sostienen que es 
deseable y posible que todas las naciones con-
vivan sin enfrentamiento alguno. Entre unos 
y otros hay una serie de matices. No obstante 
y para esquematizar nuestra argumentación, 
deseamos hacer notar las diferencias entre las 
naciones de Estado y las que están inmersas 
conflictivamente en el interior de las primeras. 
Pues generalmente los anarquistas suelen com-
batir naturalmente a las naciones de Estado, 
mas, cuando se trata de las segundas surgen a 
veces las complicaciones.
III.- Cuando la cultura es resistencia. 
Las naciones sin Estado.
Los problemas anarquistas para interpre-
tar la nación o para posicionarse frente a ella 
suelen comenzar cuando se trabaja o se vive 
el caso de las naciones sin Estado. Por mucho 
tiempo, como hemos señalado, yerro libertario 
fue identificar a la nación con el Estado, siendo 
que una comunidad cultural no necesariamen-
te cuenta con una estructura gubernamental 
para imponerse a otras9. Ello ocurre sin ir mas 
lejos con los anarquistas que viven dentro de 
entornos culturales o nacionales diversos a los 
oficiales, como es el caso de los vascos en Es-
paña y los mapuche en Chile, volviendo a los 
9. Revisar la entrevista que le hicimos a Asel Lu-
zarraga «De vascos, mapuches y anarquistas», 
en El Surco, Santiago, Región chilena, nº 13, 
Marzo 2010.
Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo 25
ejemplos que estamos usando.
Hemos dicho que hay casos en los que la 
nación parece ser posible de entender como 
un elemento de resistencia a un Estado. En 
ellos, la ruta trazada para algunos anarquistas 
sería apoyar a toda nación que intente zafarse 
del dominio de otra en tanto esa liberación no 
implique un cambio de roles entre opresores y 
oprimidos. La empatía en este caso, estaría en 
la lucha para desarrollar sin trabas una propia 
cultura, una propia forma de cosmogonía, una 
propia forma de ver el mundo (en la medida 
en que la nación determina eso). Ello explica 
en parte por qué algunos compañeros han creí-
do ver en las guerras de liberación nacional un 
espacio para actuar. Decisión que en muchos 
casos ha ido acompañada de idealizaciones y 
falta de crítica, no obstante sobrar buena fe10. 
Con todo, quienes así lo han hecho o desean 
hacer deben salvar la inexistencia de teorías al 
respecto, pues unir la nación con el anarquis-
mo sigue siendo más que un camino correcto 
o deseado, una pregunta abierta a pesar que 
el mismo Bakunin y otros como Gustav Lan-
dauer lo esbozaron hace mucho tiempo. Pero, 
me asalta una duda: suponiendo que dichas 
naciones oprimidas no quieren un Estado para 
sí mismas, hipótesis bastante generosa y aleja-
da de lo que vemos hoy por lo demás: ¿hasta 
qué punto aquellas naciones marginadas no 
son tan artificialmente construidas como las 
naciones-Estado?
Con respecto a lo anterior, veamos un caso 
a modo de ejemplo: el conflicto en el interior 
del Estado de Chile entre mapuches y chile-
nos (mestizos). Salvando enormes distancias 
quizás pueda hacerse un paralelo con lo que 
ocurre entre españoles y vascos. Simplifican-
do burdamente, los chilenos cuentan con el 
poder (político, cultural y económico) y los 
mapuches carecen del mismo. Y no es que el 
poder sea una «cosa» y no esté actuando en di-
versos niveles, nos remitimos solamente a sus 
expresiones más tradicionales. Las diferencias 
concretas parecen abismales, unos tienen las 
fortunas, las armas, las tierras, la instituciona-
lidad estatal y los otros en cambio, solo tienen 
su «cultura» y sus ansias legítimas de recuperar 
lo que les fue arrebatado por la fuerza11. Cierto, 
muy cierto. ¿Pero cuánto de lo que entendemos 
hoy por mapuche, y de los pueblos indígenas 
en general, es idealización y homogenización 
esquemática? ¿Cómo encerrar en un todo, en 
este caso, a los que habitan junto al mar con 
aquellos que lo hacen en la Cordillera de los 
Andes, a los urbanos con los del campo, a los 
occidentalizados con los que no, a los que quie-
ren recuperar la tierra y a los campesinos pro-
gobierno, a las machis12 con los indígenas que 
visten uniforme policial, a los que habitan en la 
Argentina con los que lo hacen en Chile, a los 
mestizos y a los que dicen no serlo?
Para unir toda esta Babel fue necesario crear, 
o dicho sin eufemismos, inventar una identi-
dad común, una nación. Hubo que construir 
una cosmovisión, eligiendo lo que entraba en 
ella y lo que no. Y, advertencia,en este proceso 
no siempre metió su asqueroso hocico el Esta-
do. Esta creación no se dio por decretos, es cla-
ro, tampoco en un tiempo reducido, y mucho 
menos en base a elementos artificiales. Pues 
real es la montaña, los ríos y la tierra, como 
real es la hermandad de muchos mapuche y los 
10. Anarquistas como Bakunin estuvieron por 
las naciones eslavas que luchaban contra los 
imperios que las sometían.
11. Como tantos pueblos indígenas, el mapuche 
fue cooptado dentro de la «soberanía» del Es-
tado chileno, tras un largo proceso de guerra, 
introducción de enfermedades, imposición 
de modos de producción y cultura occiden-
tal, etc.
12. Las machis son personas portadoras de sa-
biduría, curanderas, desde occidente se las 
identificaría como «hechiceras», aunque no 
es exacta la analogía.
Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo26
pueblos indígenas en general -aunque no todos 
sus miembros- con los elementos naturales y 
la lengua común, y el sentimiento de arraigo, 
y la raíz fenotípica; tan reales éstos como la 
influencia de las machis y caciques, la usurpa-
ción de las tierras y la sangre derramada para 
defenderlas. Todo eso ocurrió y ocurre, pero 
son hechos efectivos que se superponen en una 
identidad común, haciendo que la experiencia 
de algunos -o los más- sea impuesta a todos. 
Esa superposición, largo y complejo proceso de 
elección y discriminación de sus caracteres, es 
lo que hace -creo- que una nación, cualquiera 
sea ésta, sea históricamente constituida (y por 
ende susceptible a la modificación y/o destruc-
ción). En este caso particular quizás sucedió 
algo similar a otro punto expuesto por Chater-
jee, la construcción de una nación, por oposi-
ción a otras.
Ha hecho notar este historiador que el nacio-
nalismo en la India -su región de estudio- fue 
en gran parte herencia de Europa, en tanto la 
dominación británica de aquel territorio, obli-
gó a sus habitantes, anteriormente fragmen-
tados o débilmente cohesionados, a unirse en 
respuesta al otro, al invasor. Si bien existía una 
especie de nacionalismo espiritual o religioso, 
el anhelo por el nacionalismo en su dimensión 
política (con territorio, administración y so-
beranía delimitada) fue importado desde los 
opresores. Antes no existía, como debe imagi-
narse, la idea de nación en su sentido moder-
no. La dominación del imperio británico, dotó, 
aún sin pretenderlo, del fervor por la idea de 
nación-Estado a sus colonias y con ella a los 
movimientos independentistas. Talvez algo 
similar ocurrió a los asentamientos españoles 
que hoy conforman los modernos estados la-
tinoamericanos.
En el caso de los mapuche, la idea de nación 
y con ella esta especie de nacionalismo indíge-
na, se construyó en parte a causa de la guerra 
con el imperio español y luego en el enfrenta-
miento con la otra nación inventada que hoy 
conocemos como Chile. Los unos se definen 
-en parte- en oposición a los otros. Es, cierta-
mente, una explicación algo ligera, pues de se-
guro existió un proceso mucho más complejo 
del que señalamos. No obstante, parece satisfa-
cer algunos aspectos.
IV.- Anarquismos y naciones.
El problema nacional se ha discutido desde 
los orígenes del movimiento socialista revolu-
cionario, por allá a mediados del siglo XIX. La 
respuesta entonces fue el internacionalismo a 
ultranza para quienes advertían que la revo-
lución debía ser mundial y que la lucha social 
de los trabajadores (vanguardia indiscutida 
entonces de la revolución) se hermanaba con 
la que sus similares concretaban en cualquier 
parte del Orbe. Las diversas escuelas políticas 
que convergieron en la I Internacional (1864-
1876) no tuvieron mayores diferencias en 
sostener estos principios, aunque tiempo des-
pués, anarquistas y marxistas se enfrentaron 
al respecto. Para los socialistas autoritarios 
de entonces (comunistas) si bien la lucha era 
supra-nacional en su esencia, «el movimiento 
obrero era nacional en su forma, en el sentido 
de que los trabajadores tenían que “arreglar 
sus cuentas” con su propia burguesía. Además, 
como la clase trabajadora en cada país debía 
conquistar el poder político, necesariamente 
tenía que actuar como una clase nacional»13. 
Al combatir también la autoridad y con ella 
al Estado, los anarquistas no podían coincidir 
13. Lewis Lorwin, Historia del Internaciona-
lismo obrero, t. I, Ercilla, Santiago, 1937, p. 
38. Ver también, Jaleé, Pierre, El proyecto 
socialista (aproximación marxista), ANA-
GRAMA, Barcelona, 1976, p. 160; y G.D.H. 
Cole, Historia del Pensamiento Socialista. T. 
II: Marxismo y Anarquismo (1850-1890), 
Fondo de Cultura Económica, México, 1958.
Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo 27
con lo anterior.
Momentáneamente existió una teorización 
dentro del anarquismo que lo hizo converger 
con la nación, precisamente en su calidad de 
elemento de resistencia a los Estados opresores. 
Aquello ocurrió, por ejemplo, con las inclina-
ciones paneslavistas de Bakunin y sus luchas 
contra el Imperio Prusiano. Aunque al mismo 
tiempo el revolucionario ruso advirtió que «La 
patria y la nacionalidad son, como la indivi-
dualidad, hechos naturales y sociales, fisioló-
gicos e históricos al mismo tiempo; ninguno 
de ellos es un principio. Sólo puede conside-
rarse como un principio humano aquello que 
es universal y común a todos los hombres; la 
nacionalidad separa a los hombres y, por tanto, 
no es un principio. (...) Todo aquél que desee 
sinceramente la paz y la justicia internacional 
debería renunciar de una vez y para siempre a 
lo que se llama la gloria, el poder y la grandeza 
de la patria, a todos los intereses egoístas y va-
nos del patriotismo.»
No obstante, con los años y talvez median-
te la consolidación de los Estados modernos 
aquella conexión fue siendo relegada hasta 
que predominó, sin muchas disidencias, una 
perspectiva antinacional («anacional» diría 
Rocker). «Nuestra patria es el mundo», fue la 
consigna por excelencia. Por ello toda tentati-
va de simpatía con las naciones fue catalogada 
como herejía. Bien lo supo Kropotkin con sus 
arranques germanofóbicos en la Primera Gue-
rra Mundial, cuando ni los años ni el respeto 
que había logrado como pensador libertario, le 
salvaron de la excomunión del movimiento en 
momentos en los cuales so pretexto de salvar la 
civilización occidental, exteriorizó sus simpa-
tías por Francia14.
La intención de problematizar al anarquis-
mo con la nación tuvo un importante renue-
vo pasando la mitad del siglo XX, cuando los 
libertarios de aquellos días, europeos sobre 
todo, tuvieron que posicionarse frente a las 
guerras anticoloniales o guerras de liberación 
nacional (como la de Argelia). En este sentido, 
es útil discutir un texto del entonces joven -en 
1976- Alfredo Bonanno. Allí el insurreciona-
lista italiano sentenciaba que los anarquistas 
debían enfrentar su internacionalismo con 
«una declaración de principios que no sean ni 
vagos ni abstractos, sino concretos y bien de-
finidos». A su vez, despotricaba contra cierto 
«anarquismo idealista» que apelando a un 
universalismo abstracto, se marginaba de solu-
ciones prácticas a los problemas de entonces, 
como la cuestión nacional. En cuanto a la no-
ción misma de nación el italiano no aportaba 
nada en realidad, y se remitía a citar a Bakunin 
en sus pasajes que señalan que el patriotismo 
es algo natural, histórico y efectivo. Lo que si 
es importante destacar, a mi juicio, es el énfasis 
sobre el rol que le correspondería a la nación 
como base para la sociedad del futuro, cuando 
las federaciones libres, delimitadas por nacio-
nes, superan al Estado y sus fronteras políticas 
artificiales. El federalismo nacional que arguye 
Bonanno no debe confundirse, señala, con el 
separatismo de los marxistas que apunta a la 
creación de nuevos Estados. Sin abandonar 
su apología de la lucha de clases, y siguiendo a 
los anarquistas del Front Libertaire, se da a en-
tender que el enemigo no es

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