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¡Patriañas! Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo2 Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo 3 A pesar de que esta editorial se mantiene con los ingresos de sus publicaciones, este material ha sido concebido para su libre circulación en las redes virtuales y callejeras. Si lo repartes bajo costo, ojalá sea con aporte voluntario o en su defecto al valor mínimo. Si quieres contribuir con este proyecto puedes solicitar el material directamente al correo electrónico. Distribuidores acceden a precios rebajados por volumen, y se reparten ejemplares sin costo a bibliotecas y presos del Estado previa coordinación. Ningún derecho reservado - Compártase, difúndase y multiplíquese. Difusión Claustrofobia difusionclaustrofobia@gmail.com http://difusionclaustrofobia.wordpress.com Editado en Santiago, Chile - Marzo, 2013 ÍNDICE Perú vs. Chile: Avivando el Odio y el Nacionalismo por Colectivo Crítica y Acción Calbuco | Chile 6 Patria por Manuel Rojas | Chile 8 A 30 años de la guerra de las Malvinas | Argentina por Autonomía Proletaria | Argentina 10 ¿Nación o clase? Reflexiones sobre el nacionalismo como ideología no- civa por Balance | España 13 Nación y anarquismo: Notas para una discusión más allá de las carica- turas por Manuel de la Tierra | Chile 20 Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo4 Cuando existe un movimiento tan heterogéneo como el que abarca a las ideas antiautoritarias, es hermosamente i nevitable que nazcan distintas tendencias de teoría y acción. Estas diferencias llegan a causar fricciones e incluso acaloradas discusiones que son casi siempre la consecuencia directa de sacar estos tópicos a flote. Aún así, es justamente la ausencia de dogmas y la crítica ac- titud la que ha permitido el crecimiento y la re- troalimentación; además, siempre es preferible el calor de un conflicto que el frío de la apatía y el conformismo de opiniones. Pero los conceptos que nos convocan en estos momentos, la negación de la nación y el rechazo al patriotismo, rara vez se ponen tela de juicio. Entonces, te preguntarás, ¿cuál es la utilidad de un compilado de textos que traten esos temas? ¿Acaso no escupimos a los símbolos patrios con la misma saliva que ocupamos para besarnos unos a otros sin importar desde qué trazado limítrofe venimos? ¿Alguien ha asistido a un foro de dis- cusión en las que algún individuo haya tomado la palabra para cantar el himno nacional con lágri- mas en los ojos y su mano en el corazón? ¿No sería mejor abordar otros temas más constructivos? Pues sí, quizás; pero es innegable que los con- ceptos nacionalistas están tan arraigados en la llamada cultura popular, que actualmente pasan prácticamente desapercibidos en su aspecto opre- sivo. En vez de eso, son destacados como carac- terísticas culturales que merecen ser celebradas, INTRODUCCIÓN Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo 5 e incluso adoctrinadas en la población. Por esto, aunque para muchos parezcan temas obvios y ya superados, no hay que aflojar la resistencia a la cultura patriótica/nacionalista, y jamás subesti- mar sus efectos. Respecto a Patriañas: Ensayos y artículos críti- cos a la nacionalidad y el patriotismo, los artículos que lo componen tienen su origen en las regiones de Argentina, Chile y España. Como en casi to- das las publicaciones con autorías diversas, lo más probable es que muchas de las ideas expuestas por una persona sean contradictorias con aquellas es- bozadas por otro autor. La idea es justamente no presentar una idea única,y menos una verdad ab- soluta. Lamentablemente quedaron pendientes por en- contrar o compilar artículos con las perspectivas de lugares como Perú, Bolivia, Venezuela y Puer- to Rico, cuyos particulares contextos serían su- mamente interesantes de abordar desde las ideas antinacionalistas; sobre todo de Puerto Rico, cuya condición de colonia estadounidense no carece de complejidades a la hora del análisis político. En esa misma línea, también sería interesante conocer la visión de separatistas catalanes, irlan- deses, y demás grupos que no caigan en el vulgar nacionalismo al señalar a sus opresores. ¿A lo me- jor podamos ver eso en una segunda edición de Patriañas? De momento, cualquier colaboración al respecto es bienvenida. Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo6 ¡Los proletari@s no tenemos fronteras! “Cuando los ricos hacen la guerra, son los po- bres los que mueren.” - Jean Paul Sartre Hace un par de días me subí a un colectivo para dirigirme a mi querido lugar de estudio donde todo es lo mismo y está muerto. Me per- caté que el chofer parecía molesto por alguna razón, llamó mi atención su profunda y pasio- nal preocupación por algo que aún no enten- día, pero como usualmente uno hace, callé y comencé a mirar por la ventana abstraído qui- zás en qué estupidez. A poco andar subió una señora, deduje que era de pensamiento acorde al chofer dado que comenzaron una conver- sación no menos vacía para mí que mi propia enajenación cotidiana, pero era una de esas en donde comentas convencionalmente el clima, el frío o el tránsito. De pronto una frase me hizo despertar del ensueño que entablaba con el vidrio. “¡Peruanos quieren guerra, guerra van a tener, en Chile defendemos lo que es nuestro, como el mar!”, el chofer comenzó a relinchar extasiado por un lapso de 5 minutos sobre el odio feroz que los peruanos nos tenían (a noso- tros, es decir a mí, es decir, el peruano me odia a mí) culpando a la envidia y a que somos un país con gente “mejor”. En la semana recién pasada se realizaron los alegatos en la corte internacional de “jus- ticia” burguesa en La Haya, Holanda, en don- de “Perú” reclama a “Chile” por la “soberanía” de aproximadamente 37.900 km² en el océano Pacífico. Cabe resaltar que esta corte o tribunal fue fundado en 1945 por las “naciones unidas”, con el objetivo de “resolver” disputas entre es- tados o países en un marco de “derecho” (como todos saben el estado norteamericano es la que la gobierna), pero es claro que su única labor es legitimar bajo el espectro del derecho de los estados y la mercancía el aberrante dominio de grupúsculos en el poder por sobre los pueblos. Pero el objetivo de esta reflexión no es criti- car esta corte precisamente, elemento más de la burguesía internacional, como el FMI o las ONGS, sino analizar detenidamente el apro- vechamiento que desde el estado de chile se le hace a este evento circense. “Este presidente y todo el país sabremos defen- der con toda la fuerza de la unidad nacional, del derecho internacional y de los tratados vigentes, nuestros mares y nuestra soberanía, y que lo va- mos a hacer siempre con total apego al derecho internacional” fueron las palabras del pastel Se- bastián Piraña el día 6 de diciembre del 2012 Perú vs. Chile Avivando el Odio y el Nacionalismo Por Colectivo Crítica y Acción Calbuco | Chile Publicado el 16 de diciembre, 2012 http://criticayaccioncalbuco.blogspot.com/ | critica.accion.calbuco@gmail.com Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo 7 luego de escuchar la primera defensa de Chile en la corte internacional, palabras que sin duda expresan la convicción de ganar. ¿Ganar qué? ¿Unos pocos de kilómetros de mar para que exploten los pesqueros industriales como lo acaban de avalar los parlamentarios? ¿Por qué les preocupa tanto? Es evidente para donde quieren llevar el debate mientras efectúan la ley de pesca y se radicaliza la opresión contra el pueblo mapuche. Sus amigos trasnacionales quieren explotar con pesca de arrastre tales aguas, nosotros y nosotras tendremos que tra- bajar, no nos importa ni el verdugo ni el estado que se lo adjudique. ¡Si señores, la demanda de Perú ni nos va ni nos viene!No podemos caer en el fetiche nacionalista que nos intentan inculcar con sus tratados y sus acuerdos ba- sura, o su obediencia a una corte enmarcada en el “derecho” de que nos exploten día a día y nos metan mierda en la cabeza (de los que ganaron la guerra etcétera, etcétera: ¡puras ba- zofias!), no podemos sentirnos tan orgullosos de lo que llaman patria (construida sus limites imaginarios sobre la sangre del pueblo y ma- tanzas horripilantes), ¿cómo ellos pretenden que nos sintamos orgullosos de la muerte entre hermanos y hermanas proletarios por intere- ses de capitales ingleses y la sobreexplotación de las tierras? No nos dejemos caer en esos odios raciales infundados como los del chofer del colectivo, el pueblo del territorio llamado “Perú” no tiene nada que envidiarnos, al con- trario, existen en el fondo una mayoría proleta- ria con las mismas problemáticas sujetas a esta misma realidad-espectacular (la explotación y la dominación del ser humano por el ser hu- mano), enmarcada en los mismos asquerosos esquemas de dominio (impuestos, control de precios, educación pagada, escaso acceso a la información, condiciones de trabajo indignas, dominio transnacional de los recursos natura- les, represión que se justifica a sí misma, prensa amarillista, mass medias que desean volverte estúpido, en fin: pan y circo). ¡No caigamos en este show mediático planteado desde los gobiernos: ¡ni xenofobia, ni claustrofobia, ni racismo hermanos de clase!, los que van a sus guerras somos nosotr@s mientras ell@s toman cafecito en sus caprichos burgueses. Los únicos perjudicados verdaderamente somos nosotr@s al creer en la doctrina del odio y la diferencia. Los poderosos solo quieren que lleguemos al éxtasis de la perdida de nuestra cordura, figu- rar en su carrera política y llenarse los bolsillos de papeles verdes induciendo símbolos que poco interesan (como muchas veces lo han he- cho) y así hacer más fácil su progresivo proceso de chuparnos la sangre y los sueños, ya lo diría Orwell en 1984: “La guerra es la paz, la liber- tad es la esclavitud, la ignorancia es la fuerza”, es decir, nos invierten los valores en un juego mediático que solo beneficia a los poderosos. La realidad de los proletari@s trasciende cualquier frontera, porque nuestra realidad tiene las mismas características de explotación en cualquier parte del mundo, donde un estado imponga un modo de vivir de neo esclavitud para el beneficio de la clase dominante. Los pueblos del mundo tienen grandes historias de rebelión, las naciones no importan, los colores no importan, el nacionalismo no es más que un imaginario codificador que genera las peo- res pasiones en los seres humanos y que han llevado a cabo guerras solo para los intereses de los grandes mercaderes y estados imperiales (todo estado es imperial en potencia). “Perú” y “Chile” no quedan exentos de esta historia repetida, esas imaginarias fronteras impues- tas por los invasores españoles en la masacre cultural que llevaron a cabo no nos compete en nada, ese mar que tranquilo se vende es de algunos empresarios y grandes trasnacionales y no nos perjudica en nada a nosotros/as más de lo que ya estamos, su fetiche mercantil-es- pectacular nos causa nauseas. Sus pretensiones no nos competen, porque son las de nuestros verdugos de clase, su profunda hipocresía ba- ñada en sangre del pueblo no será borrada tan Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo8 fácilmente, hoy en día vemos como el asesino cobarde que mató a Matías Catrileo ha queda- do impune salvaguardando los intereses de los grandes terratenientes de la Araucanía, vemos como es aprobada la ley de pesca dejando en un estado miserable a los pescadores artesa- nales, reafirmando las políticas de alineación que históricamente han promovido, avalando a través de la “ley” (siempre es su ley) la injusta, desigual y sumamente dañina política contra el hábitat de los peces y de toda vida. Con su vulgar nacionalismo no nos confun- dirán compañeros/as, tenemos la película bien clara y comprendemos que nuestros únicos hermanos y hermanas son los que están en las mismas condiciones de esclavitud en esta nue- va forma de servidumbre, es la hora de desper- tar de todos estos símbolos imaginarios que lo único que hacen es separarnos, debemos volver a ver simplemente alrededor, en la naturaleza y descubrir quienes somos (reapropiarnos de nosotr@s mism@s, de nuestra vida), y que mu- chas de nuestras desgracias ha sido por la culpa de estos estados-nación defendida por ejércitos completos de pobres dispuestos a morir por los intereses de los ricos... si nos obligan a batallar levantemos junt@s nuestras armas contra ell@s y sus lacayos uniformados. ¡Organicémonos afuera y en contra de todos los aparatos del Estado! ¡Impulsemos la organización, coordi- nación y centralización de la lucha internacional contra el capital! El gran sociólogo Hamon autor de grandes y científicos libros, tiene en uno de ellos (So- cialismo y Anarquismo) un artículo titulado; la evolución de la idea de la Patria, en el cual el autor demuestra cómo se ha ido desarrollan- do ese amor al terruño, desde la tribu y el clan, hasta la más grande ciudad o metrópolis. Ha- mon dice que su principio fue éste: se formó primero, y las que la constituyeron pensaron en hacerla poco a poco más grande, que su comercio y su industria, fuera haciéndose más extensivo a otros clanes o a otras tribus, a otra ciudad, a otra metrópolis hasta que al fin ha- cerla Internacional, universalizarla. Pero el pueblo desconoce esos conceptos que debieran formar su verdadero amor, no lee esos libros, desconoce en absoluto esa opinión, y para él no hay más amor a la patria que actos; darle de balazos a los individuos que no han nacido en su país: eso es todo. “Mirad! un rico propietario quiere robar a otro un pedazo de terreno, se arma una dis- cusión, un ministro insulta a otro, se arma un grave conflicto entre dos naciones, se declara la guerra y el pobre Juan Pueblo paga los platos rotos. Se arma al pueblo que va ciego a defen- Patria Por Manuel Rojas (Tremailk Naik)1 | ChilePublicado la 2ª quincena de enero de 1913 en el periódico La Batalla2 Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo 9 der la patria, mirad pasar a esos robustos cam- pesinos, con el arma al brazo, metido el varonil cuerpo en un ultrajante uniforme, arrastrando los cañones, montados a caballos, con la lanza presta a atravesar el cuerpo de un semejante”. “Van a la guerra, allá en un repliegue del terre- no, en un bosque, en un monte, las descargas de fusilería, se suceden sin interrupción, la me- tralla con su tétrico y tranquilo girar, cercena piernas, corta brazos, destroza cuerpos, el ca- ñón ruge vomitando muerte y exterminio por doquier. ¡Ah! de esos puños férreos, hechos más para manejar el mazo en el taller, la pala en el cam- po, sólo quedan los muñones horriblemente mutilados, piltrafas sanguinolentas de esas piernas que se afirmaban en la tierra empu- jando el arado, trozos de carne de esos cuerpos fornidos. Esa es la patria, ese es el patriotismo, la sangre, la muerte, el asesinato común. “Entre nosotros, anarquistas que bregamos por la desaparición de las fronteras, y a pesar de nuestras convicciones siempre subsiste ese amor al pedazo de tierra que nos vio nacer, el amor al trozo de cielo que vimos por vez pri- mera; ahí están nuestros padres, nuestros her- manos, ahí conocimos y amamos a nuestra pri- mera novia de ojos de cielo y de cabellos más rubios que la barba del cholo, pero también ahí están los que por primera vez nos explotaron y nos robaron nuestros sudores y acordándonos de esto nos olvidamos, de la novia, del cielo, del terruño y solo queda en nosotros el odio para los que nos explotaron cuando debido a nues- tra condición de desheredados de la vida ven- dimos nuestras fuerzas en flor, al que se había acaparadoy monopolizado todos los medios y útiles de producción”. “En fin: el patriotismo, la religión, la moral burguesa, todas esas grandes virtudes de ayer, hoy se tambalean, pierden pie y se derrumban ante la ruda crítica de los hombres conscientes. “Dejad que el pueblo siga matando, cuando se le hable de patria, dejad que siga esa rutina, y laboremos nosotros demostrando a los más videntes todo el absurdo de la patria, todo el absurdo de las fronteras, todo el absurdo san- griento de la guerra, todo lo obscuro de sus vidas que transcurren siempre en la más cruel miseria. Trabajemos sí, con alma, por borrar las fronteras, pero ante todo por borrar los tira- nos, y veremos que pronto se rompen las cade- nas que tienen atado al pueblo en la ignorancia y a la esclavitud. Hemos de acabar con todas las patrias chicas o grandes y fundar luego no la patria universal, sino como dice Pacheco: “el gran País universal”. Pero el pueblo desconoce esos conceptos que debieran for- mar su verdadero amor, no lee esos libros, desconoce en absoluto esa opinión, y para él no hay más amor a la patria que actos; darle de balazos a los individuos que no han na- cido en su país: eso es todo. Notas de este texto por el editor 1. Tremailk Naik era el seudónimo utilizado por Manuel Rojas para sus escritos en La Batalla. 2. Este texto fue rescatado y nuevamente pu- blicado por el periódico El Surco (nº 29, sep- tiembre 2011). Al respecto dicha publicación nos dice: “Este texto ‘inédito’ NO aparece en Carmen Soria (compiladora), Letras anar- quistas. Artículos periodísticos y otros escri- tos inéditos de Manuel Rojas y José Santos González Vera, Editorial Planeta, Santiago, 2005.” Seguramente esto se debe a que la mayor parte de este texto es una cita de otro autor. Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo10 Este 2 de abril se cumplen 30 años desde el desembarco del ejército argentino en las Islas Malvinas, que despertara nuevamente el con- flicto con el Reino Unido por el control del territorio1. Un mes más tarde, el hundimiento del buque General Belgrano por un submarino británico daría comienzo al conflicto armado que dejó como saldo más de 700 muertos y 1800 heridos, así como innumerables daños psicológicos en personas que se vieron invo- lucradas directa o indirectamente en la guerra. En el caso argentino, si analizamos la situación social que dio lugar a esta masacre realizada en nombre de la patria, encontramos un mo- delo de acumulación en profunda crisis. El gobierno de la Junta Militar estaba dispuesto a sostenerlo mediante la destrucción de toda expresión combativa del proletariado así como la imposición del individualismo y la fragmen- tación social, tal como lo venía haciendo desde el año `76 al frente del Estado. La avanzada neoliberal se forjó a sangre y fuego sobre la persecución y exterminio de la “subversión”, así como el exilio forzado de mi- les de disidentes: era necesaria una hegemonía política absoluta a nivel interno que pusiera a Argentina en sintonía con las necesidades del capital. Pero mientras se sucedía una escalada de medidas económicas liberales, se sentía cada vez más la pérdida del poder adquisitivo de los/ as asalariados/as. Desde las cenizas empezaron Notas de este texto por el editor 1. La Guerra de las Malvinas fue un conflicto armado entre Argentina y el Reino Unido desencadenado tras la ocupación militar ar- gentina en las Islas Malvinas el 2 de abril de 1982. Si bien el territorio se encontraba hasta entonces bajo control británico, las islas ha- bían sido una histórica fuente de disputas entre ambos países. 2. Las Madres de Plaza de Mayo, es una orga- nización conformada por madres y familiares de detenidos desaparecidos durante la feroz dictadura militar argentina entre los años 1976 y 1983. Su nombre viene de la Plaza de Mayo (frente a la Casa Rosada) en donde se reunían para sus manifestaciones. A 30 años de la Guerra de las Malvinas... ¡nos oponemos a su guerra, nos enfrentamos a su paz! Por Autonomía Proletaria | Argentina Publicado el 6 de marzo, 2012 http://autonomiaproletaria.blogspot.com.ar/ | autonomiaproletaria@hotmail.com Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo 11 a reemerger reclamos de distintos sectores de la población. Ya en los `80, el descontento se ge- neralizaba exponencialmente, mientras salían a la luz, con cada vez más fuerza, las desapari- ciones forzadas de personas y demás atrocida- des realizadas por los militares y policías, que se hicieron de conocimiento público a partir de la persistente denuncia de grupos de DDHH, con las Madres de Plaza de Mayo2 a la cabeza. Entonces, cuando el gobierno de la junta mi- litar decide tomar las Islas Malvinas, no hace más que continuar su política interna por otros medios. El objetivo no era “recuperar” las islas, era la desaparición del conflicto social. Es claro que esta medida que representaba una solu- ción provisoria a los problemas políticos de los milicos, no resolvía ninguno de los problemas del proletariado argentino, muy por el contra- rio, los agravaba... mientras nos defendemos del “enemigo exterior” no podemos reclamar aumentos salariales, ni nada… todos juntitos, explotadores y explotados, honrando a la ban- dera genocida argentina. No es nuestro fin el defenestrar a los mili- cos en defensa de la gestión democrática del terrorismo estatal. Sean gobiernos dictatoriales o democráticos, el Estado siempre cumple la función de mantener en pie el orden vigente: la sociedad de clases que impone la dictadura del capital sobre la vida. No importa quién gobier- ne, su fin último siempre es la defensa de la pro- piedad privada de los medios de producción por parte de la burguesía, y nuestra condena a trabajar toda la vida para acrecentar su riqueza. Intentarán convencernos con la tele, la Iglesia y la Escuela… o nos obligarán a resignarnos a balazos o torturándonos en un calabozo… Ser proletarios significa que no existe más opción que apresar nuestra actividad humana tras las rejas del trabajo asalariado o desesperar en la desocupación. A través de las guerras entre Estados, distin- tas fracciones de la burguesía se enfrentan por conquistar mercados, apropiarse de fuerzas productivas, territorios y “recursos naturales”. Esto, a su vez, pone en marcha la producción de armamento, empresas de servicios, cons- tructoras y medios de comunicación, entre otros. Pero a veces estos no son motivos su- ficientes para desatar un conflicto bélico, y hay otra razón de fondo que erige a la guerra como un fin en sí mismo: su potencialidad para debilitar y desarticular al proletariado en momentos de crisis y conflictividad social. En ellas se nos mata (¡y se nos obliga a asesinarnos entre nosotros!) en el frente de batalla, mien- tras se nos exigen todo tipo de sacrificios en la “retaguardia”, haciéndonos dejar de lado la defensa de nuestros intereses como clase para fortalecer el dominio de la burguesía. Cuando se presta a matar y morir por el Estado de “sus” burgueses, el proletariado se niega como tal, quedando enajenado de su necesidad urgente de emancipación revolucionaria. Frente a la guerra no tenemos más opción que oponernos a los represores y explotadores directos, opo- nernos al reclutamiento, romper la disciplina en las calles y los lugares de trabajo e instar al proletariado del “bloque enemigo” a realizar lo propio en su territorio. Para persuadirnos la burguesía se sirve de quienes pretenden anestesiarnos con política e No hay una sola frontera en este planeta que no haya sido trazada por la fuerza, por lo que habrá sobrados motivos de reclamar paz y hacer la guerra por siempre, a menos, claro, que tiremos abajo to- dos los Estados y banderas que nos separan para contro- larnos y dominarnos en cada región. Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo12 ideologías. Asíes como en Argentina, TODOS los partidos políticos de derecha e izquierda apoyaron abiertamente la guerra de Malvinas. Las consignas que proclamaron -y siguen pro- clamando- como “anti-imperialismo”, “segun- da independencia”, “defensa de la economía nacional”, “independencia económica” o “li- beración nacional” por mencionar algunas, no son más que sanguinarios anzuelos para arras- trarnos a la barbarie asesina del capitalismo y su guerra. No importa si las islas son argenti- nas, inglesas o de quien sea... seguiremos sien- do herramientas, engranajes, mercancías que se compran y venden para generar ganancias, acá como en el resto del planeta. Lejos de la política y la especulación, noso- tros entendemos que los proletarios no tene- mos patria, que los explotadores y explotados están distribuidos por todo el mundo y que no hay conciliación de clases posible, nuestra lu- cha es por terminar con el capitalismo como sistema totalitario a escala mundial. Ninguna alianza estratégica con ninguna burguesía, ni ningún tipo de participación en el Estado, que direccionan nuestros esfuerzos para fortalecer las estructuras que nos oprimen y dominan, y nos alejan cada vez más de la posibilidad de una ruptura histórica, de la Revolución Social. No queremos dejar de preocuparnos por lo importante por atender sólo lo inmediato, ¡la revolución comunista se trata de oponernos hoy al capital, su Estado y su sistema de trabajo asalariado! A 30 años de la guerra, el mito de las Mal- vinas sigue siendo un espectáculo útil a la cla- se dominante para desviar nuestra atención. Ahora se condena la “aventura” de los milita- res, su irresponsabilidad, que fue “ilegítimo” por tratarse de un gobierno dictatorial, etc. Y cuando menos lo esperemos nos llamarán a que nos “pongamos la camiseta” argentina y nos ajustemos los cinturones para defender a la patria, que veamos morir a nuestros hermanos en el frente de batalla y enloquecer... ¡Siempre orgullosos de ser argentinos! Pero nadie va a denunciar que es la sociedad de clases la que engendra las guerras, no hay forma de superar- las sin acabar con el capitalismo primero, por- que la guerra es su naturaleza. Los principales “opositores” a la guerra son los partidarios de la paz. A éstos debemos ad- vertirles que no existe una sin la otra. La de- fensa de la paz frente a la guerra no es más que la defensa de todo lo establecido a través de la guerra, y favorece claramente al último gana- dor. La paz es la aceptación de las condiciones “acordadas” al finalizar un conflicto armado, y siempre persiste la posibilidad de que un Esta- do se presente como víctima y comience una nueva agresión. No hay una sola frontera en este planeta que no haya sido trazada por la fuerza, por lo que habrá sobrados motivos de reclamar paz y hacer la guerra por siempre, a menos, claro, que tiremos abajo todos los Esta- dos y banderas que nos separan para controlar- nos y dominarnos en cada región. A su vez, es necesario comprender que la “paz” en el capitalismo no significa la ausencia de violencia entre las personas, porque mien- tras estamos en “paz” existen las prisiones, la trata de personas, la devastación de la natura- leza en busca de riqueza, el gatillo fácil, y un larguísimo etcétera… Esta es la “paz” capita- lista, en la que la burguesía amasa millones y el conflicto social no existe, la “paz” nos suena a mantenernos pasivos ante esta sociedad que nos destruye y que pretende acabar con el pla- neta. Nosotros no somos pacifistas. Estamos decididamente en guerra con la burgue- sía, y hacemos un llamado al proletaria- do mundial a generalizar la Revolución Social. ¡Expropiación de todo lo existen- te, abolición del trabajo asalariado! ¡Por el comunismo anárquico! Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo 13 A la comunidad nacional los trabajadores sólo pueden oponer la comunidad de lucha mundial de todos los proletarios contra la barbarie y la miseria capitalistas ¿Qué es el nacionalismo? ¿Clase o na- ción? En las Facultades de Ciencias Políticas se es- tudiará como modélica la deriva independen- tista de CIU1, en 2012. Artur Mas, presidente de la Generalidad, ha traspasado todas las lí- neas rojas de la prudencia, la manipulación y el “buen gobierno”, si es que eso existe. Un gobierno autonómico, caracterizado por sus feroces recortes a la sanidad pública, a la educación pública y a los servicios sociales, que se vanagloriaba de hacer esos ajustes con anterioridad y mayor profundidad que el go- bierno de Madrid, y que convertía tales ataques contra los trabajadores y el pueblo catalán en una política orientada a la privatización de la enseñanza y de la sanidad, con el objetivo pre- ciso de convertir en negocio privado lo que hasta entonces habían sido servicios públicos fundamentales, estaba destinado a obtener un profundo rechazo popular y un gran batacazo electoral. Un gobierno autonómico, marcado por di- versos procesos judiciales, sempiternamente pendientes, todo el mundo sospecha por qué, como el del cuatro por ciento, repartido por Millet en un uno y medio para su bolsillo y un dos y medio para sus protectores2, el de la co- Notas de este texto por el editor 1. Convergència i Unió (catalán), o Convergen- cia y Unión es una coalición de los partidos Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) y Unió Democràtica de Catalunya. Ambos de tendencia nacionalista. 2. Ver prensa española respecto al denominado Caso Millet: Luis Pellicer (04/08/2010). «Co- misiones del 4% para Millet y CDC». ElPaís. com. Consultado el 21/02/2013. «La Agencia ¿Nación o clase? Reflexiones sobre el nacionalismo como ideología nociva Por Balance | España Publicado el 22 de octubre, 2010 http://www.kaosenlared.net Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo14 rrupción y atraco sistemático a los hospitales de Lloret y otros de Gerona, que ha acabado con el procesamiento de los redactores de la re- vista que denunció tales desmanes, o el escán- dalo de las concesiones de las licencias de ITV al mejor postor, fuera de concurso público, por el que está encausado Oriol Pujol, y un largo etcétera que ha tenido la virtud de poner bajo sospecha de corruptela sistemática de ese go- bierno autonómico, salvo decisión a su favor de las autoridades judiciales, que hay que suponer ajenas a cualquier presión de los poderes eje- cutivo y legislativo, estaba destinado a obtener un multitudinario rechazo popular y un gran desastre electoral. Un gobierno autonómico, incapaz de afron- tar los problemas reales de la economía y la so- ciedad y con una pronunciada deriva fascista en la brutal represión del malestar ciudadano en la calle, con la puesta en juego de grupos po- liciales de provocadores entre los manifestantes pacíficos, estaba destinado a ser derrotado en las urnas, por su manifiesta incompetencia. Pero millón y medio de personas, sabiamen- te dirigidas y encauzadas, se manifestaron el pasado 11 de septiembre en Barcelona, a fa- vor de que Cataluña “tenga un Estado propio dentro de Europa”. Este acontecimiento ha sido enfocado desde muy diferentes lecturas, to- das ellas falsas: ¿es viable la independencia de Cataluña? ¿por qué Cataluña pretende “divor- ciarse” de España? ¿vivirán mejor los catalanes con la independencia? ¿es cierto que Cataluña aporta más a España de lo que recibe de ésta? ¿habría que pasar a un Estado federal? El día 11 vimos a Felip Puig, conseller de Interior de la Generalitat catalana, impulsor de una violenta represión contra las manifes- taciones masivas del año pasado, urdidor de turbias provocaciones policiales contra los manifestantes, desfilar rodeado amistosamente de sus víctimas, jóvenes parados o precarios. Vimos a 9 de los 11 consellers de un gobierno, que ha sido pionero en aplicar crueles recortes en sanidad y educación, andar codo con codo con sus víctimas: los despreciadosy maltrata- dos maestros y estudiantes; las enfermeras o médicos que han perdido más del treinta por ciento de sus salarios, o los usuarios que tie- nen que pagar un euro3 cada vez que van a la consulta (tasa que no se aplica en el resto del Estado español). Vimos a patronos, policías, curas, políticos, líderes sindicales, y otros vam- piros, compartir calle con sus víctimas: para- dos, trabajadores, jubilados, emigrantes… Una atmósfera de UNIÓN NACIONAL presidió la concentración. El Capital se hizo acompañar por sus víctimas, convirtiéndolas en tontos útiles de sus objetivos egoístas, elitistas y na- cionalistas. ¡El capital!: ése si que no tiene patria, y es in- ternacional e internacionalista. Crisis, recortes y ataque a las condiciones de vida de los trabajadores desaparecen del panorama político y electoral catalán, engulli- dos por vacías y estúpidas discusiones entre el novísimo independentismo catalán y el rancio centralismo meseteño, impregnado hasta el La nación no es la comunidad de todos los nacidos en la mis- ma tierra, sino la finca priva- da del conjunto de capitalistas a través de la cual organizan la explotación y la opresión de sus “amados conciudadanos”. Tributaria concluye que Convergència recibió de Ferrovial a través del Palau 5,9 millones por obra pública licitada por los Gobiernos de Pu- jol. Millet desvió más de dos millones mediante cuatro empresas de campañas de CDC.» 3. Un euro equivale a aproximadamente $624 pesos chilenos. Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo 15 tuétano del obsoleto ideario de la asignatura franquista de la FEN (Formación del Espíritu Nacional) , que produce urticaria en la perife- ria de las Españas. Es posible que una parte importante de los asistentes a la manifestación del 11 de septiem- bre no compartiera el objetivo de la indepen- dencia; quizás estuviera allí porque están har- tos de recortes, de paro, de no tener ningún futuro. Pero, por arte de birlibirloque, magia tramposa de trilero y, manipulación median- te, ese malestar contra el actual gobierno de la Generalidad ha sido canalizado a su favor. Les ha bastado con envolverse en la senyera y dar consignas en defensa de la Patria catalana. La rabia de los trabajadores contra los recortes, contra la corrupción, contra la privatización de la escuela y sanidad públicas, contra las prácti- cas fascistas de la represión policial, han des- aparecido como hace un mago con los ases de la baraja. Ya se sabe que para no caerse de la bicicleta lo único que puede hacerse es seguir pedaleando, cada vez más rápido. Y si además, enfrente, los catalanistas se encuentran con un gobierno centralista y centralizador, más ran- cio, inútil y autoritario que la fenecida Falange, llueve sobre mojado. El nacionalismo catalán multiplica su audiencia gracias al nacionalismo españolista, y ambos ganan en ese enfrenta- miento ideológico, que desvía al proletariado (parado, precario, jubilado o aterrorizado tra- bajador) de sus problemas reales. El gobierno de CIU se ha sacado el conejo independentista de la chistera y, con ello, ha conseguido transformar los recortes presu- puestarios, la corrupción generalizada, EL ATAQUE GENERALIZADO CONTRA LAS CONDICIONES DE VIDA DE LA CLASE OBRERA, los despidos masivos, el paro con su desesperación (que conduce a muchos al suici- dio), o el asalto privatizador contra la sanidad y enseñanza públicas, en la defensa de la NA- CIÓN catalana. Futuros héroes y criminales de guerra de todas las patrias se alzan ya en un horizonte en el que se dibujan masacres como la del sitio de Sarajevo, el bombardeo de Belgrado o los cien mil muertos de la guerra serbocroata. Y, como en la extinta Yugoslavia, todo empieza en los medios de comunicación y en las teles de unos y otros. La auténtica pregunta, la única cuestión real es: ¿Clase o nación? Si el proletariado lucha bajo banderas que no son suyas, ya sea la coreana, la china, la france- sa, la japonesa o la de El Corte Inglés, será de- rrotado, porque el nacionalismo, ya sea serbio, croata, escocés, flamenco, quebequés, europeo, o de “la Caixa,” es ajeno a sus necesidades e intereses, porque REFUERZA al Capital y a todas y cada una de sus fracciones. Es posible que avive las contradicciones entre ellos, pero estas contradicciones se canalizan dentro de sus crisis, sus guerras, sus conflictos mafiosos, sus peleas de familia, banda o secta, es decir, pasan a formar parte del engranaje de barbarie y destrucción con el que el sistema capitalista 4. «Formación del espíritu nacional, de siglas FEN era el nombre de una asignatura obli- gatoria en el bachillerato español durante el franquismo. Su propósito era explícito desde su mismo nombre: la adquisición de los valores que se identificaban con el concepto naciona- lista de España propio del Movimiento Na- cional. Desapareció de los planes de estudios en el franquismo final con la Ley General de Educación de 1970 que implantó la EGB y el BUP (nota del editor: Educación General Bá- sica y Bachillerato Unificado Polivalente res- pectivamente), que se aplicó a los nacidos en 1961. Era una de las popularmente conocidas como las tres marías (Religión, Gimnasia y FEN), que se suponían más fáciles de aprobar que las demás, pues se valoraba más la acti- tud que los conocimientos.» Wikipedia. http:// es.wikipedia.org/wiki/FEN. Consultado el 21/02/2013. Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo16 atrapa a la humanidad. La nación no es la comunidad de todos los nacidos en la misma tierra, sino la finca pri- vada del conjunto de capitalistas a través de la cual organizan la explotación y la opresión de sus “amados conciudadanos”. No es nin- guna casualidad que el lema de la manifesta- ción haya sido que “Cataluña tenga un Estado propio”. La nación, esa palabra “entrañable”, es inseparable de ese monstruo, nada entrañable, frío e impersonal, que es el Estado, con sus cár- celes, sus tribunales, sus ejércitos, sus policías, su burocracia. Artur le está diciendo a Maria- no: “en mi finca sólo robo yo”. ¡Que se vayan todos! Si nadie nos represen- ta, sólo nosotros podemos decidir. El señor Mas ha prometido un referéndum, no sabemos qué preguntará, pero lo que si sa- bemos es lo que pretenden, tanto él como sus colegas españolistas: hacernos elegir entre tres opciones, a cual peor: ¿Quiere que los ajustes y recortes se los aplique el Estado español? ¿Quiere que les sean impuestos en el marco de la “construcción nacional de Cataluña”? o ¿Quiere que se los propinen conjuntamente el Estado español y el aspirante catalán? El Capital en España cuenta con varias pa- trias para imponer la misma miseria. ¿Qué es el Estado nacional? El nacionalismo no es el patrimonio exclu- sivo de la Derecha y la extrema derecha, es el terreno común que comparte el arco político que va desde la extrema derecha a la extrema izquierda y que incluye además a las llamadas “organizaciones sociales” (Patronal y Sindica- tos). El nacionalismo de derechas, atado a símbo- los rancios y a una repelente agresividad frente a lo extranjero (xenofobia), resulta poco con- vincente para la mayoría de trabajadores (salvo sectores muy atrasados). El nacionalismo de Izquierda y Sindicatos tiene más gancho, pues aparece como más “abierto” y más cercano a los asuntos cotidianos. Así, el discurso nacio- nalista de la izquierda nos propone una “salida nacional” a la crisis, para lo que piden una “dis- tribución justa” de los sacrificios. Esto, aparte de que justifica los sacrificios con el señuelo de “hacer pagar a los ricos”, nos inocula la visión nacionalista, pues nos presenta una “comuni- dad nacional” de trabajadores y patronos, de explotadores y explotados, todos unidos por la “marca España”. A esa comunidad nacional los trabajadores sólo pueden oponer la comunidad de lucha mundial de todos los proletarios contra la bar- barie y la miseria capitalistas.Otro de los discursos preferidos de Izquier- da y Sindicatos es que “Rajoy impone los recor- tes porque no defiende España y es un criado de Merkel”. El mensaje que se desprende es que la lucha contra los recortes sería un movimien- to nacional contra la opresión alemana, y no como lo que es: un movimiento por nuestras necesidades humanas contra la explotación capitalista. Además, Rajoy es tan españolista como lo fue Zapatero, o como lo sería un hipo- tético gobierno de Cayo Lara. Ellos defienden España imponiendo sangre, sudor y lágrimas a los trabajadores y a la gran mayoría de la po- blación. Las movilizaciones sindicales del 15 de sep- tiembre han sido convocadas porque “quieren hundir el país”, lo que significa que los trabaja- dores debemos luchar no por nuestros intere- Así, el discurso nacionalista de la izquierda nos propone una “salida nacional” a la crisis, para lo que piden una “distribución justa” de los sa- crificios. Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo 17 ses, sino para “salvar el país”. Esto nos coloca en el terreno del Capital, el mismo que Rajoy, quien pretende salvar España a costa del san- griento sacrificio de los trabajadores en el altar de la austeridad. Los grupos que se han quedado con “la mar- ca 15 M” defienden cosas “más radicales”, pero no menos nacionalistas. Dicen que hemos de luchar por la “soberanía alimentaria”, lo que quiere decir que hemos de producir español y consumir español. Del mismo modo, hablan de hacer “auditorias a la deuda”, para rechazar aquellas deudas que “se habrían impuesto ilegí- timamente a España”. Una vez más, educación nacionalista pura y dura. Izquierda, Sindicatos/ Estado UGT/CCOO, y los restos pútridos del 15 M realizan una metódica labor de “for- mación del espíritu nacional”. En tiempos de Franco la asignatura de Formación del Espíritu Nacional era obligatoria, hoy desde todas las tribunas nos la imparten democráticamente, haciéndonosla tragar lo queramos o no. La matraca nacionalista tiene como fin en- frentar unos trabajadores contra otros. A los trabajadores alemanes, que están sufriendo sueldos de 400 € y pensiones de 800, se les dice que los sacrificios son culpa de los trabajadores de Europa del Sur: “unos vagos que han vivido por encima de sus posibilidades”. Pero a los tra- bajadores de Grecia se les dice que su miseria es causada “por el mantenimiento de los privi- legios y lujos de los trabajadores alemanes”. En París les dicen que es mejor que haya despidos en las sucursales de Madrid, para no imponer- los en Francia. Como se ve, nos atan con un nudo gordia- no5 de mentiras que hay que romper, compren- diendo que la crisis es mundial, el desempleo es mundial, los recortes se dan en todos los países. Pero el planteamiento nacional con el que nos machacan provoca que solo veamos los sete- cientos mil parados de Cataluña, o a lo sumo los cinco millones en España, en lugar de ver los más de 200 millones en el mundo. Que solo veamos los recortes en Cataluña y en España y no veamos los dos enormes paquetes de re- cortes que se ha impuesto, por ejemplo, a los trabajadores “privilegiados” de Holanda. Que solo veamos “nuestra miseria” y no la miseria mundial. Cuando todo se ve según la estrecha, mezquina y excluyente óptica nacional, se tiene la mente preparada para creer en cuentos de la lechera como el que propaga el presidente Mas de “si pagaran los 10.000 millones que se de- ben a Cataluña no haría falta hacer recortes”, versión regional del “si España no estuviera tan atornillada por Alemania habría dinero para sanidad y educación”. Todos mienten, porque nadie tiene solución 5. Nudo gordiano es una expresión originada de la leyenda sobre un campesino que fue coro- nado rey de Frigia al cumplir el anuncio del oráculo de ser el primero en llegar al templo en una carreta. Este campesino, llamado Gor- dias, tenía a sus bueyes atado a un yugo de la carreta con un nudo imposible de desatar. La carreta fue conservada con el nudo intac- to en la acrópolis, y se corrió la voz de que quien fuese capaz de desatarlo, sería capaz de conquistar el Oriente. Cuenta la historia que cuando Alejandro Magno se encontró con el legendario carro intentó desatarlo ambicio- nando la prometida conquista de Asia, pero tras varios intentos sacó su espada y cortó el nudo a golpes con la convicción de que no importaba el método, lo importante era des- hacer el nudo. La exitosa campaña de Alejan- dro en Oriente reforzó la leyenda, y además dio origen a la expresión tanto monta cortar como desatar, usado como lema personal por el rey Fernando II de Aragón (también co- nocido como Fernando el Católico). La expre- sión nudo gordiano se puede utilizar entonces para referirse a problemas extremadamente difíciles de resolver; a conflictos que necesi- tan de soluciones ingeniosas o extremas, o a que no es importante el método empleado con tal de solucionar el problema. Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo18 a la actual crisis de un capitalismo que hoy ha entrado en su fase terminal, que es obsoleto, y que sólo puede ofrecer miseria y barbarie. La actual obsolescencia del capita- lismo. El modelo keynesiano-fordista de los Trein- ta años Gloriosos6, de 1945 a 1975, se basaban en un crecimiento constante del pastel, entre patronal, asalariados e impuestos guberna- mentales, fundamentados en un crecimiento continuo de la productividad. Ese modelo hizo aguas, y dio paso al modelo neoliberal, de 1976 a 2008, que fomentó el cré- dito, el endeudamiento de estados y particula- res y la desregulación bancaria, como motor de la economía capitalista. El pastel se mantenía igual o incluso disminuía, por lo que los sa- larios chocaban directamente con el beneficio empresarial y los impuestos. Fueron los años de la derrota internacional del movimiento sindical y su integración como un aparato de Estado (ejerciendo las funciones propias de la CNS en la época franquista). Con la crisis iniciada en 2008, el capitalismo ha entrado en otra fase, que no tiene nada que ver con el modelo keynesiano-fordista, ni con el neoliberal. Nos hallamos ante un modelo ob- soleto. No es que el pastel aumente poco o que disminuya, resulta que es una costra enorme, pero vacía en su interior. El hecho que ya no sólo se evoquen las quie- bras probables de empresas, sino directamente la de los Estados, es muy significativo de esa naturaleza de degradación, propia de un capi- talismo obsoleto. La historia de la sucesión de los modelos productivos en el capitalismo nos enseña que son necesarias cuatro condiciones para que una nueva fase suceda a la anterior, ya agotada: 1) Una desvalorización masiva del capital, ya sea mediante una crisis económica como la de 1929, o con una guerra (como la Segunda guerra mundial). 2) La emergencia de un nuevo régimen de acumulación, portador de unos aumentos de productividad importantes. 3) Una regulación, fundamentalmente fi- nanciera, que asegure una producción rentable, a la vez que las condiciones de su realización. 4) Unas relaciones de fuerza entre las clases (tanto entre las fracciones de la clase domi- nante, como entre éstas y el proletariado) que permitan la instauración y la expansión de un nuevo modelo productivo. Cada una de estas condiciones es necesaria, pero no suficiente. Así, las desvalorizaciones masivas mediante la destrucción del capital fijo durante la primera guerra mundial no bas- taron para producir una fase de prosperidad, comparable a la que existió después de la se- gunda guerra mundial, pues faltaban las demás condiciones. Tras la guerra de 1914-18, y a pesar de la 6. Los treinta años gloriosos es un término acu- ñado por especialistas franceses para descri- bir el lapso transcurrido entre los años 1945 y 1975 durante el cual los llamados “países desarrollados” experimentaron un extraordi- nario crecimiento económico caracterizadopor un significativo aumento de la produc- ción, mayor desarrollo tecnológico indus- trial, mínimas tasas de desempleo y aumento de la demanda de bienes y servicios. Esta su- puesta época de gloria tuvo su propia versión en diversos países con la denominación de Milagros (ej: el Milagro Japonés, el Milagro Alemán, el Milagro Español) dado que tras la Segunda Guerra Mundial muchos países estaban al borde de la ruina. También es co- nocida por los angloparlantes como la edad de oro del capitalismo, y es considerada como la época que vio el asentamiento definitivo de la sociedad de consumo. Este auge finalizó a principios de los ‘70 con el advenimiento de diversas crisis, entre ellas la crisis del petróleo de 1973. Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo 19 presencia de elementos del modelo de regula- ción keynesiano-fordista, la clase dominante tenía la ilusión de poder volver a lo que había provocado el éxito de la Belle Époque: el libera- lismo colonialista. Y aunque los movimientos sociales, tras el crack de 1929, dieron origen a un New-Deal7 que instauró el keynesiano-for- dismo, el impacto más limitado de la crisis eco- nómica en Europa, y las importantes divisiones entre las capas dominantes en el continente, impidieron la aceptación y la instauración de una nueva fase productiva como en los Estados Unidos. Hicieron falta los horrores de la segun- da guerra mundial para convencer a todos los actores sociales que adoptaran el nuevo mode- lo de regulación. Es pues la conjunción de las cuatro condi- ciones, en un todo coherente, lo que posibilita el desarrollo de un nuevo modelo productivo durante un tiempo determinado. Nada, absolutamente nada, en la situación presente, indica que estemos en vísperas de que algo semejante sea posible. El capital exce- dente todavía no ha sido “saneado” a través de un proceso de desvalorización masiva, es más, se ha incrementado a consecuencia de las po- líticas anticíclicas de los poderes públicos. No ha aparecido régimen alguno de acumulación que aporte unos aumentos sustanciales de la productividad, ni tampoco un nuevo modelo de regulación. En fin, incluso si existieran estas condiciones, la configuración actual de las re- laciones de fuerza entre las clases no permitiría su adopción, dada la debilidad e inoperancia actuales del proletariado. Todo indica que, más allá de las fluctuacio- nes coyunturales que se presenten ante no- sotros, se abre la perspectiva de un descenso inexorable a los infiernos. Esta perspectiva es la más probable en la situación actual, tanto más que no está presente ninguna de las con- diciones gracias a las que el capitalismo podría pasar a una nueva fase o modelo de prosperi- dad económica y social. Harán su aparición to- das las ideologías burguesas, capaces de desviar al proletariado de su único y auténtico objetivo realista, que no es otro que el fin del capitalis- mo. Y esas ideologías han sido en el pasado: el nacionalismo, las guerras comerciales hasta desembocar en guerras militares, el fascismo, el racismo, mesianismos y milenarismos de todo pelaje, y un largo etcétera de degradación y barbarie. Las democracias parlamentarias, más o me- nos efectivas, tienen sus días contados: esas políticas de austeridad, esos brutales recortes, esas privatizaciones del sector público… están pidiendo a gritos regímenes autoritarios y un fascismo que imponga abiertamente sacrificios inauditos en el altar de las patrias y de la guerra contra los incontrolados de siempre. Nada augura, en las presentes condiciones económicas y en el estado actual de las relacio- nes entre las fuerzas sociales, la recuperación de la prosperidad de antaño. Las resistencias, los movimientos sociales y las alternativas re- volucionarias al sistema capitalista surgirán de la intensificación de las contradicciones del capitalismo. Las contradicciones capitalistas provocarán explosiones sociales, cataclismos y crisis, que no aseguran el fin catastrófico del capitalismo por si sólo. Sin una intervención revolucionaria del proletariado, masiva, anónima y decidida, que lo destruya, el capitalismo permanecerá e incrementará la posibilidad del fin definitivo de la Humanidad. La única alternativa actual, en todo el mun- do, incluida Cataluña y España, es la de revolu- ción o barbarie. 7. El término New Deal se refiere al conjunto de medidas que tomó el gobierno de los EE.UU. entre los años 1933 y 1936 para intervernir tras el desastre de la caída de la bolsa de Nue- va York en 1929. Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo20 “El anarquista lo examina y considera todo, acepta o renuncia, según que las ideas propues- tas estén de acuerdo o no con su concepción de la vida o sus aspiraciones individuales. En fin, todos los hombres se conforman con ser deter- minados por su medio y, en cambio, el anar- quista se esfuerza, bajo las reservas inevitables de orden físico, en determinarse por sí mismo.” - Émile Armand) Unir nación y anarquismo en una discusión resulta ser un ejercicio conceptual interesante, ahora, pero hacerlos converger en un proyecto común de transformación revolucionaria, es todo un desafío. A pesar de los avances y de los intentos de varios compañeros por compartir esta reflexión resulta evidente que la misma no ha sido mayormente considerada por el con- junto del heterogéneo movimiento anarquista. Por lo menos no en una dimensión que supere los numerosos lugares comunes que existen y que han impedido llevar adelante una proble- matización superior. No obstante, se avanza. Así por ejemplo hoy es posible afirmar sin ma- yores miramientos que nación no es sinónimo de nación-Estado. Y lo destaco porque uno de los más recurrentes errores de los anarquistas cuando tratan el tema es simplificar el asunto, quedándose con la idea de que son cuestiones homólogas, negando con ello la oportunidad de avanzar un poco más allá de la peligrosa ca- ricaturización. Esto último es sólo una prueba de que en verdad el lugar de la discusión entre nación y anarquismo, fuera de los límites se- ñalados arriba, ha sido constantemente dejado de lado. Cuestión que a mi juicio no obedece a mala fe u omisión deliberada, sino simple- mente a que para la mayoría de los anarquis- tas la nación no ha sido considerada como un elemento necesario en la construcción de una sociedad sin autoridad. De hecho, quienes casi exclusivamente se han ocupado del asunto -más allá de la simplificación- han sido pre- cisamente aquellos compañeros, minoría en número, que interpretan a la nación como una herramienta útil a las luchas por la libertad y en contra del Estado. Situación que es posible de vislumbrar en los conflictos sostenidos por las regiones sojuzgadas cultural y políticamen- te por otras, como los vascos frente a España, los mapuches frente a Chile, las colonias frente a los imperios en las décadas pasadas, por citar algunos ejemplos cercanos. Y como la nación antes que ser un elemento de resistencia ha Nación y Anarquismo Notas para una discusión más allá de las caricaturas Por Manuel de la Tierra | Chile Publicado en diciembre, 2010 http://www.nodo50.org/ekintza/ Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo 21 sido generalmente identificada con el Estado y su dominación, para la mayoría de los anar- quistas no ha existido la necesidad de unir am- bos conceptos y, tal vez por lo mismo, no se ha teorizado mucho al respecto. Por ello toda la reflexión que se ha dado y se dará al respecto nos habla de la buena salud de un movimiento como el anarquista, abierto a la autocrítica y exento de sistemas cerrados de ideas y dogmas eternos1. Pero para ir aterrizando este texto, huelga señalar que las palabras que siguen no se orien- tan a unir armónicamente el anarquismo con la nación, pues honestamente desconfío de esta última aunque sea entendida como unamoti- vación de resistencia antiautoritaria. Antes que nada, me interesa extender un poco más la reflexión, sintetizando algunas respuestas que el anarquismo ha dado, problematizándolas y viendo si es o no posible una común salida que no implique preventas de libertad. Comenza- remos dando una revisión de los conceptos de nación y nacionalismo, luego examinaremos a las naciones «sin Estado» como canalizadoras de resistencias para luego exponer algunas de nuestras sospechas sobre ellas. A continuación haremos una lectura a ciertas respuestas que hasta ahora han presentado los anarquistas a la cuestión nacional y finalmente, esbozaremos nuestra propuesta que, más que conclusión, no pasa de una pregunta abierta que espero sea de algún modo útil al debate colectivo. I.- Naciones La nación, según Benedict Anderson, uno de sus más citados estudiosos, es una comu- nidad imaginada en donde los miembros, aún sin conocerse, se sienten parte de un colectivo humano con una cultura, un territorio, una so- beranía y una organización política en común2. Notas de este texto por el autor (excepto donde se indique) 1. Este escrito se nutre de varios aspectos con- tenidos en otro anterior, limitado a la reali- dad chilena. Publicado en El Surco, periódico mensual anarquista, Santiago, Región chile- na, nº18 y 19, de agosto y septiembre de 2010. 2. El concepto se reduce así a las naciones Es- tado. Aprovecho de apuntar que no se pro- fundizará en las diferencias entre nación y patria por el uso homologo que suele darse a las mismas, no obstante existir importantes Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo22 Esta entidad es producto del proceso histórico identificado como modernidad (capitalismo en lo económico, industrialización en lo pro- ductivo, urbanización en lo demográfico, de- mocracia en lo político, masivo en lo cultural) puesto que solo a partir de ella su existencia es posible. Gracias a la agilización de las co- municaciones, del transporte, la educación y de la cultura impresa, entre otros fenómenos «modernos», las particularidades de la nación (las que se establecen como tal) pueden distri- buirse más o menos uniformemente dentro de una comunidad y unir a sus miembros en ella. Esta homogenización nacional se daría, según Anderson, en un tiempo más o menos simultáneo («tiempo vacío»), situación que el escaso desarrollo de las comunicaciones en el pasado había imposibilitado y por lo mismo el nacionalismo tenía que ser, si o si, un fenóme- no moderno3. A esta definición tendríamos que agregar que dichas particularidades nacionales son pautadas e impuestas por una red de poderes más o menos centrales identificables general- mente con las estructuras estatales, ya que si bien existen rasgos culturales reales que pue- den caracterizar a una comunidad nacional exentos de imposición explícitamente coerci- tiva (lenguaje, por ejemplo), estos no son ele- gidos libremente por los habitantes de aquella región geográfica. O son impuestos por la tra- dición de la comunidad en la que nacemos, o por el Estado en el que dicha colectividad está inserta. Familiar o estatal, con amor o sin él, las identidades nacionales se nos imponen. Todos nacemos en diversos ambientes cosmogónicos, en ese sentido, quizás no sea absurdo afirmar que todos nacemos con una patria. Una patria impuesta por el azar. En poder del Estado se hallaría en primera y predominante instancia, la facultad de carac- terizar la nación en su sentido más tradicional. Simplificando su forma de actuar: éste crearía legalmente una gran unidad identitaria, con una tradición, territorio, folclor, etcétera, en común. Cuando la extensión geográfica y la diversidad cultural son más extensas, el Estado incluye varias identidades particulares en un solo cuerpo, cooptando y sujetando las dife- rencias en su pretendida armonía nacional. Un ejemplo paradigmático lo conforman los pue- blos indígenas que perviven, ya sea resistiendo o ya domesticados, en los Estados sudame- ricanos. El Estado y la sociedad crean ciertos estereotipos de cada identidad particular, los mezclan en la unidad de la nación hegemónica, y luego lo imponen por medio de la escuela, la prensa, la institucionalidad, el servicio militar, etcétera, a todo quien viva dentro de las fron- teras estatales. Como sabemos, el espacio de coacción cultural por excelencia es la escuela. Allí la historia se cuenta y se absorbe llena de héroes, gloriosa, intacta, sin tacha. Se inventa e impone una historia común donde no la hay4. Ahora bien y continuando con la exposi- contrastes. Si se sigue a Maurizio Viroli «la di- ferencia crucial reside en la prioridad de én- fasis», la patria tendría que ver con el orden cívico-institucional democrático, mientras que la nación -por ser más «étnica»- propen- de a la diferenciación cultural. M, Viroli, Por amor a la patria. Un ensayo sobre el patriotis- mo y el nacionalismo, Acento, Madrid, 1997. 3. Benedict Anderson, Comunidades imagina- das. Reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo, FCE, México, 2007. Este autor es de los más reconocidos investigado- res del nacionalismo junto a Gellner, Smith, Hobsbawm y otros. 4. En el caso de la Guerra del Pacífico (1879- 1883), motivada por intereses privados y que enfrentó a Chile contra Perú y Bolivia, es en- señada en estos tres países de forma parcial y frecuentemente es usada por políticos para revivir odios nacionalistas y ganar la simpatía de las gentes. Imagino que casos similares de- ben ocurrir en varias otras regiones. Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo 23 ción, me parece importante destacar la revi- sión que el historiador indio Partha Chatterjje hizo de lo propuesto en el ya clásico libro de Anderson. Para él, la nación se construye en un tiempo heterogéneo y discontinuo (el «tiempo vacío es la utopía del capitalismo»). Esto, pues cada individuo y mediante diferencias de géne- ro, experiencias, comunidad étnica, religión, clase, entre otras situaciones, se genera una visión distinta de lo que puede significar la na- ción5. A nuestro juicio, al centrar su análisis en el hombre antes que en la nación como idea, Chaterjee advierte la imposibilidad de que cada individuo, en caso de sentirse parte de una identidad cultural con fronteras estatales, crea y sienta sobre ella, lo mismo que cualquier otro. Continuemos. De que la nación que prima en un Estado la mayoría de las veces es im- puesta coercitivamente a los individuos y co- munidades particulares, es difícil dudar. Pero hay que tener cuidado pues no siempre es la violencia la que hace que un hombre ame a su patria6. Y sería bueno estudiar más a fondo ese aspecto, el de las adhesiones voluntarias, tema que sin duda, amerita un necesario análisis aparte. Pero paralela a esa simpatía «natural» e «irreflexiva» que puede surgir por ejemplo con el entorno geográfico y familiar, existe una ideologización nacional obligatoria que provie- ne del Estado7. Como aquella «construcción forzosa de la nación» ha sido la más atacada por los anarquistas a lo largo de su historia, no profundizaremos al respecto8. Decíamos que el Estado impone su nación a quienes conviven en sus tierras. Como es de prever, eso inevitablemente conlleva la tensión interna de las otras identidades que buscan 5. Chaterjje señala así mismo que debido a dife- rencias económicas o de otro orden, las per- sonas reciben y conciben la información en distintos tiempos. Partha Chatterjee, La Na- ción en Tiempo Heterogéneo y otros estudios subalternos, IEP, Lima: 2007. Chaterjje junto a otros investigadores del Tercer Mundo par- ticipa de la corriente historiográfica de los Estudios Subalternos, reflexiones que pueden ser muy útiles para una epistemología anar- quista de la historia. 6. Hablamos de violencia explícita, pues violen- cia también es imponer la identidad, lo que de sobra hemos padecidoen la escuela. 7. Bakunin habla de patriotismo natural o fisio- lógico. Ver sus «Cartas sobre patriotismo» escritas a los ginebrinos de la Internacional en 1869. 8. Debido al escaso espacio con el que contamos sólo podemos enunciar esta tesis que tiene que ver con la imposibilidad de negarse a los preceptos nacionales dentro de cualquier Es- tado, situación que de llevarse a cabo -como lo hicieron los anarquistas y en ocasiones los socialistas- significó la prisión, la censura y el asesinato. También tiene que ver con el uso del patriotismo para deslegitimar hombres e ideas, como también las ideologías consi- deradas «extranjeras». Ese sentimiento de aversión hacia lo de afuera, amparado en la patria, se tradujo en leyes y numerosos me- canismos de coerción. Para el caso chileno hemos abordado aquello en «Arde la patria. Los trabajadores, la guerra de Don Ladislao y la construcción forzosa de la nación en Chile (1918-1922)». Familiar o estatal, con amor o sin él, las identidades nacio- nales se nos imponen. Todos nacemos en diversos ambien- tes cosmogónicos, en ese sen- tido, quizás no sea absurdo afirmar que todos nacemos con una patria. Una patria impuesta por el azar. Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo24 su espacio de libertad y autónomo desarrollo cultural. Muestra de aquello son los conflictos étnicos que se han sucedido en el mundo hasta la actualidad, de los cuales ni la vieja Europa se libra. Los vascos en España, como los mapuche en Chile son un vivo ejemplo de cuando algu- nas culturas distintas a las oficiales se debaten entre la resistencia y la asimilación, entre el duelo y la domesticación. II.- Nacionalismos Si la nación vendría a ser principalmente una construcción cultural, el nacionalismo es la ideología que se encarga de velar por la di- fusión y el respeto de los valores y caracteres que la conforman (historia, lengua, tradición, etc.) Pero existen distintos tipos de nacionalis- mos (económicos, religiosos, culturales, etcéte- ra), siendo el predominante aquel que liga a la nación con el Estado, es decir, el que se basa en una noción estatista de la nación. De igual forma notamos que hay nacionalismos explí- citamente violentos y otros que al parecer no lo son. Generalmente los primeros actúan bajo un tono exclusivista, supremacista. Algo así como «Mi patria es la mejor, las otras deben estar abajo». Por lo anterior, para los anarquistas se ha hecho común ver al nacionalismo ligado a la xenofobia y al militarismo, como partes de la misma moneda. Razones han sobrado, y no hablaremos de ello ahora, no obstante es pre- ciso intentar establecer un deslinde entre na- cionalismo y violencia nacionalista para mejor comprender el concepto, ya que de otro modo caemos en caricaturas y no lograríamos perci- bir porqué millones de personas están dispues- tas a dar la vida por una idea que nosotros con- cebimos artificial y autoritaria en la mayoría de sus aspectos. Indudablemente el nacionalismo es un fenó- meno complejo. Por lo general, como se indica arriba, lo vemos como el anhelo de hacer de la nación propia más que la de los otros y así es como parece ser comprendido por la mayoría de la población. Si no, es cosa de ver un Mun- dial de Fútbol. Pero hay que hacer distinciones importantes. Indudablemente el nacionalismo fascista no es el mismo que el de los pueblos que luchan dentro y contra otra nación-Estado. Y así como hay nacionalismos violentos, los hay también pacíficos, como el de quienes sostienen que es deseable y posible que todas las naciones con- vivan sin enfrentamiento alguno. Entre unos y otros hay una serie de matices. No obstante y para esquematizar nuestra argumentación, deseamos hacer notar las diferencias entre las naciones de Estado y las que están inmersas conflictivamente en el interior de las primeras. Pues generalmente los anarquistas suelen com- batir naturalmente a las naciones de Estado, mas, cuando se trata de las segundas surgen a veces las complicaciones. III.- Cuando la cultura es resistencia. Las naciones sin Estado. Los problemas anarquistas para interpre- tar la nación o para posicionarse frente a ella suelen comenzar cuando se trabaja o se vive el caso de las naciones sin Estado. Por mucho tiempo, como hemos señalado, yerro libertario fue identificar a la nación con el Estado, siendo que una comunidad cultural no necesariamen- te cuenta con una estructura gubernamental para imponerse a otras9. Ello ocurre sin ir mas lejos con los anarquistas que viven dentro de entornos culturales o nacionales diversos a los oficiales, como es el caso de los vascos en Es- paña y los mapuche en Chile, volviendo a los 9. Revisar la entrevista que le hicimos a Asel Lu- zarraga «De vascos, mapuches y anarquistas», en El Surco, Santiago, Región chilena, nº 13, Marzo 2010. Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo 25 ejemplos que estamos usando. Hemos dicho que hay casos en los que la nación parece ser posible de entender como un elemento de resistencia a un Estado. En ellos, la ruta trazada para algunos anarquistas sería apoyar a toda nación que intente zafarse del dominio de otra en tanto esa liberación no implique un cambio de roles entre opresores y oprimidos. La empatía en este caso, estaría en la lucha para desarrollar sin trabas una propia cultura, una propia forma de cosmogonía, una propia forma de ver el mundo (en la medida en que la nación determina eso). Ello explica en parte por qué algunos compañeros han creí- do ver en las guerras de liberación nacional un espacio para actuar. Decisión que en muchos casos ha ido acompañada de idealizaciones y falta de crítica, no obstante sobrar buena fe10. Con todo, quienes así lo han hecho o desean hacer deben salvar la inexistencia de teorías al respecto, pues unir la nación con el anarquis- mo sigue siendo más que un camino correcto o deseado, una pregunta abierta a pesar que el mismo Bakunin y otros como Gustav Lan- dauer lo esbozaron hace mucho tiempo. Pero, me asalta una duda: suponiendo que dichas naciones oprimidas no quieren un Estado para sí mismas, hipótesis bastante generosa y aleja- da de lo que vemos hoy por lo demás: ¿hasta qué punto aquellas naciones marginadas no son tan artificialmente construidas como las naciones-Estado? Con respecto a lo anterior, veamos un caso a modo de ejemplo: el conflicto en el interior del Estado de Chile entre mapuches y chile- nos (mestizos). Salvando enormes distancias quizás pueda hacerse un paralelo con lo que ocurre entre españoles y vascos. Simplifican- do burdamente, los chilenos cuentan con el poder (político, cultural y económico) y los mapuches carecen del mismo. Y no es que el poder sea una «cosa» y no esté actuando en di- versos niveles, nos remitimos solamente a sus expresiones más tradicionales. Las diferencias concretas parecen abismales, unos tienen las fortunas, las armas, las tierras, la instituciona- lidad estatal y los otros en cambio, solo tienen su «cultura» y sus ansias legítimas de recuperar lo que les fue arrebatado por la fuerza11. Cierto, muy cierto. ¿Pero cuánto de lo que entendemos hoy por mapuche, y de los pueblos indígenas en general, es idealización y homogenización esquemática? ¿Cómo encerrar en un todo, en este caso, a los que habitan junto al mar con aquellos que lo hacen en la Cordillera de los Andes, a los urbanos con los del campo, a los occidentalizados con los que no, a los que quie- ren recuperar la tierra y a los campesinos pro- gobierno, a las machis12 con los indígenas que visten uniforme policial, a los que habitan en la Argentina con los que lo hacen en Chile, a los mestizos y a los que dicen no serlo? Para unir toda esta Babel fue necesario crear, o dicho sin eufemismos, inventar una identi- dad común, una nación. Hubo que construir una cosmovisión, eligiendo lo que entraba en ella y lo que no. Y, advertencia,en este proceso no siempre metió su asqueroso hocico el Esta- do. Esta creación no se dio por decretos, es cla- ro, tampoco en un tiempo reducido, y mucho menos en base a elementos artificiales. Pues real es la montaña, los ríos y la tierra, como real es la hermandad de muchos mapuche y los 10. Anarquistas como Bakunin estuvieron por las naciones eslavas que luchaban contra los imperios que las sometían. 11. Como tantos pueblos indígenas, el mapuche fue cooptado dentro de la «soberanía» del Es- tado chileno, tras un largo proceso de guerra, introducción de enfermedades, imposición de modos de producción y cultura occiden- tal, etc. 12. Las machis son personas portadoras de sa- biduría, curanderas, desde occidente se las identificaría como «hechiceras», aunque no es exacta la analogía. Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo26 pueblos indígenas en general -aunque no todos sus miembros- con los elementos naturales y la lengua común, y el sentimiento de arraigo, y la raíz fenotípica; tan reales éstos como la influencia de las machis y caciques, la usurpa- ción de las tierras y la sangre derramada para defenderlas. Todo eso ocurrió y ocurre, pero son hechos efectivos que se superponen en una identidad común, haciendo que la experiencia de algunos -o los más- sea impuesta a todos. Esa superposición, largo y complejo proceso de elección y discriminación de sus caracteres, es lo que hace -creo- que una nación, cualquiera sea ésta, sea históricamente constituida (y por ende susceptible a la modificación y/o destruc- ción). En este caso particular quizás sucedió algo similar a otro punto expuesto por Chater- jee, la construcción de una nación, por oposi- ción a otras. Ha hecho notar este historiador que el nacio- nalismo en la India -su región de estudio- fue en gran parte herencia de Europa, en tanto la dominación británica de aquel territorio, obli- gó a sus habitantes, anteriormente fragmen- tados o débilmente cohesionados, a unirse en respuesta al otro, al invasor. Si bien existía una especie de nacionalismo espiritual o religioso, el anhelo por el nacionalismo en su dimensión política (con territorio, administración y so- beranía delimitada) fue importado desde los opresores. Antes no existía, como debe imagi- narse, la idea de nación en su sentido moder- no. La dominación del imperio británico, dotó, aún sin pretenderlo, del fervor por la idea de nación-Estado a sus colonias y con ella a los movimientos independentistas. Talvez algo similar ocurrió a los asentamientos españoles que hoy conforman los modernos estados la- tinoamericanos. En el caso de los mapuche, la idea de nación y con ella esta especie de nacionalismo indíge- na, se construyó en parte a causa de la guerra con el imperio español y luego en el enfrenta- miento con la otra nación inventada que hoy conocemos como Chile. Los unos se definen -en parte- en oposición a los otros. Es, cierta- mente, una explicación algo ligera, pues de se- guro existió un proceso mucho más complejo del que señalamos. No obstante, parece satisfa- cer algunos aspectos. IV.- Anarquismos y naciones. El problema nacional se ha discutido desde los orígenes del movimiento socialista revolu- cionario, por allá a mediados del siglo XIX. La respuesta entonces fue el internacionalismo a ultranza para quienes advertían que la revo- lución debía ser mundial y que la lucha social de los trabajadores (vanguardia indiscutida entonces de la revolución) se hermanaba con la que sus similares concretaban en cualquier parte del Orbe. Las diversas escuelas políticas que convergieron en la I Internacional (1864- 1876) no tuvieron mayores diferencias en sostener estos principios, aunque tiempo des- pués, anarquistas y marxistas se enfrentaron al respecto. Para los socialistas autoritarios de entonces (comunistas) si bien la lucha era supra-nacional en su esencia, «el movimiento obrero era nacional en su forma, en el sentido de que los trabajadores tenían que “arreglar sus cuentas” con su propia burguesía. Además, como la clase trabajadora en cada país debía conquistar el poder político, necesariamente tenía que actuar como una clase nacional»13. Al combatir también la autoridad y con ella al Estado, los anarquistas no podían coincidir 13. Lewis Lorwin, Historia del Internaciona- lismo obrero, t. I, Ercilla, Santiago, 1937, p. 38. Ver también, Jaleé, Pierre, El proyecto socialista (aproximación marxista), ANA- GRAMA, Barcelona, 1976, p. 160; y G.D.H. Cole, Historia del Pensamiento Socialista. T. II: Marxismo y Anarquismo (1850-1890), Fondo de Cultura Económica, México, 1958. Patriañas: Ensayos y artículos críticos a la nacionalidad y el patriotismo 27 con lo anterior. Momentáneamente existió una teorización dentro del anarquismo que lo hizo converger con la nación, precisamente en su calidad de elemento de resistencia a los Estados opresores. Aquello ocurrió, por ejemplo, con las inclina- ciones paneslavistas de Bakunin y sus luchas contra el Imperio Prusiano. Aunque al mismo tiempo el revolucionario ruso advirtió que «La patria y la nacionalidad son, como la indivi- dualidad, hechos naturales y sociales, fisioló- gicos e históricos al mismo tiempo; ninguno de ellos es un principio. Sólo puede conside- rarse como un principio humano aquello que es universal y común a todos los hombres; la nacionalidad separa a los hombres y, por tanto, no es un principio. (...) Todo aquél que desee sinceramente la paz y la justicia internacional debería renunciar de una vez y para siempre a lo que se llama la gloria, el poder y la grandeza de la patria, a todos los intereses egoístas y va- nos del patriotismo.» No obstante, con los años y talvez median- te la consolidación de los Estados modernos aquella conexión fue siendo relegada hasta que predominó, sin muchas disidencias, una perspectiva antinacional («anacional» diría Rocker). «Nuestra patria es el mundo», fue la consigna por excelencia. Por ello toda tentati- va de simpatía con las naciones fue catalogada como herejía. Bien lo supo Kropotkin con sus arranques germanofóbicos en la Primera Gue- rra Mundial, cuando ni los años ni el respeto que había logrado como pensador libertario, le salvaron de la excomunión del movimiento en momentos en los cuales so pretexto de salvar la civilización occidental, exteriorizó sus simpa- tías por Francia14. La intención de problematizar al anarquis- mo con la nación tuvo un importante renue- vo pasando la mitad del siglo XX, cuando los libertarios de aquellos días, europeos sobre todo, tuvieron que posicionarse frente a las guerras anticoloniales o guerras de liberación nacional (como la de Argelia). En este sentido, es útil discutir un texto del entonces joven -en 1976- Alfredo Bonanno. Allí el insurreciona- lista italiano sentenciaba que los anarquistas debían enfrentar su internacionalismo con «una declaración de principios que no sean ni vagos ni abstractos, sino concretos y bien de- finidos». A su vez, despotricaba contra cierto «anarquismo idealista» que apelando a un universalismo abstracto, se marginaba de solu- ciones prácticas a los problemas de entonces, como la cuestión nacional. En cuanto a la no- ción misma de nación el italiano no aportaba nada en realidad, y se remitía a citar a Bakunin en sus pasajes que señalan que el patriotismo es algo natural, histórico y efectivo. Lo que si es importante destacar, a mi juicio, es el énfasis sobre el rol que le correspondería a la nación como base para la sociedad del futuro, cuando las federaciones libres, delimitadas por nacio- nes, superan al Estado y sus fronteras políticas artificiales. El federalismo nacional que arguye Bonanno no debe confundirse, señala, con el separatismo de los marxistas que apunta a la creación de nuevos Estados. Sin abandonar su apología de la lucha de clases, y siguiendo a los anarquistas del Front Libertaire, se da a en- tender que el enemigo no es
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