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La-clausura-de-las-escuelas-menonitas-en-Chihuahua-1935-1936

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I 
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
LA CLAUSURA DE LAS ESCUELAS MENONITAS EN 
CHIHUAHUA. 1935- 1936 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
TESIS QUE PARA OBTENER LA LICENCIATURA EN HISTORIA PRESENTA 
SANDINO MIGUEL ÁNGEL RODRÍGUEZ RODRÍOGUEZ. 
 
 
 
DIRECTOR: PABLO YANKELEVICH 
 
 
 
MÉXICO D. F., 2010 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
 
II 
 
 
 
 
A Patricia, Mariana y Miguel Ángel. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
III 
Índice 
 
Página. 
 
Agradecimientos………………………………………………………………………..III 
 
Introducción…………………………………………………………………………….IV 
 
I. La colonización en México….…………………………………………………….......1 
 
II. El privilegio menonita……………………………………………………………….38 
 
III. La colonización menonita en México………………………………………………53 
 
IV. La política educativa del gobierno de Cárdenas: la educación socialista…………..69 
 
V. Chihuahua y los menonitas en la década de 1930…………...……………………...80 
 
VI. La clausura de las escuelas menonitas de Chihuahua……………………………...93 
 
Conclusiones…………………………………………………………………………..138 
 
Bibliografía……………………………………………………………………………145 
 
Anexo I...……………………………………………………………………………...151 
 
 
IV 
Anexo II……………………………………………………………………………….152 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
V 
Agradecimientos 
 
Gracias a mi familia, tanto en Chihuahua como en México. A Itzel, con quien comparto 
el placer por este oficio y más. A mis amigos. 
 
Mi sincera gratitud a Dorothea Hemmerling, Peter Rempel y Abram Dyck por sus 
invaluables traducciones; a la sra. Aganetha Rempel Wiebe, por permitirme reproducir 
su mapa de las colonias menonitas; a las sras. Martha Gutiérrez y Graciela Marín del 
Archivo Municipal de Cuauhtémoc, al Pfr. Rubén Beltrán del Archivo Municipal de 
Chihuahua, al Pfr. Pedro Muñoz, al sr. Billy Anchondo del ICHICULT, al Pfr. Jesús 
Vargas, y a todos aquellos individuos e instituciones que me guiaron y aconsejaron 
durante mi investigación en Chihuahua y en México. 
 
Gracias a mi asesor, el Dr. Yankelevich, por su paciencia y apoyo. 
 
Agradezco al CONACYT por la beca que me brindó en el marco del Proyecto de 
Investigación Nación y Extranjería, a cargo del Dr. Pablo Yankelevich. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
VI 
 
Introducción 
 
Los menonitas constituyen un grupo étnico – cultural con una religión (ramificada del 
anabaptismo) y una lengua (plattdeusch) propias. Rechazan todo tipo de violencia o 
actividad relacionada con ella y aspiran a un modo de vida rigurosamente austero y 
sostenido mediante la actividad agropecuaria, prescrita como la única acorde con el 
credo menonita “ortodoxo”. 
El sostenimiento de sus propias escuelas es un asunto de vital trascendencia para ellos. 
Ahí se les enseña a leer y escribir en alemán, a realizar las operaciones aritméticas 
elementales, así como algunos cantos religiosos. Basados en la premisa de que la 
constancia y el trabajo son las principales herramientas para hacer producir la tierra y 
ganarse el sustento diario, confían en que los niños aprenden lo estrictamente necesario 
gracias a una educación escolar básica complementada con las labores manuales 
aprendidas y desempeñadas en el seno familiar. Estudiar más allá de las escuelas 
menonitas es considerado no sólo innecesario sino perjudicial, puesto que puede desviar 
al menonita del camino señalado por sus antepasados. 
Desde su surgimiento en el siglo XVI en los Países Bajos, los menonitas conformaron 
un estilo de vida que han procurado mantener fiel a sus creencias religiosas. El rechazo 
a la violencia y a toda actividad relacionada con ella, el control de sus escuelas y de la 
educación de sus niños son parte fundamental de sus costumbres. La más mínima 
innovación o intervención foránea busca ser evitada para preservar el apego de sus 
prácticas y costumbres a los preceptos que les dieron origen como grupo. Por ello, se 
han establecido como colonos en pequeñas villas en regiones poco pobladas donde la 
vida social se circunscribe a las comunidades, limitando el contacto y el intercambio 
 
 
VII 
con “el exterior”. Un estatus como este ha contado necesariamente con autorización 
gubernamental, la cual ha terminado retirándose. Entonces, es indispensable buscar 
nuevos horizontes. 
Lo provechoso que en lo económico ha sido para las naciones huéspedes tener colonos 
menonitas debido a los recursos y trabajo que dedican al agro, les ha abierto las puertas 
de distintos países interesados en las ventajas de su colonización. Sin embargo, el 
fortalecimiento del Estado moderno ha hecho cada vez más difícil la articulación del 
estatus de excepción del menonita al orden nacional, por lo que los sectores más 
conservadores de este grupo han protagonizado constantes migraciones por Europa, 
Rusia, Canadá, EUA, México y otros países de América Latina. Atrás han dejado un 
legado económico y una parte de su pueblo, una escisión más “asimilada” que prefirió 
quedarse, producto de una reinterpretación del ser menonita conciliable con las nuevas 
reglas del juego. 
La llegada de los menonitas a México a partir de la década de 1920 parece ir a 
contracorriente de los cambios en materia política, social, educativa y agraria producto 
de la Revolución, orientados al fortalecimiento y expansión del Estado mexicano y a la 
cohesión social del país, mediante la construcción del ciudadano mexicano. La 
homogeneización de la población nacional, con base en rasgos y lazos comunes, fue un 
objetivo prioritario del proyecto educativo del gobierno revolucionario, a cargo de la 
Secretaría de Educación Pública (SEP) la cual inició funciones en 1921. Ese mismo año 
el gobierno de Obregón emitió el documento conocido como privilegio el cual signó el 
permiso dado a los menonitas de operar sus propias escuelas sin intervención oficial, la 
exención del servicio militar y el uso exclusivo de su lengua, en aras de reproducir una 
cultura e identidad propia. 
 
 
VIII 
El presidente Obregón se mostró heredero de las ideas que dominaron la política 
colonizadora mexicana durante el siglo XIX. Al igual que los gobernantes mexicanos de 
esa época, estaba convencido de lo provechoso del establecimiento de agricultores de 
origen europeo provenientes de las naciones más desarrolladas económicamente. El 
establecimiento menonita tanto en Durango como en Chihuahua en tierras objeto de 
demandas agraristas, generó conflictos que pusieron en peligro la permanencia de los 
recién llegados. No obstante, los aportes económicos de su arribo no tardaron en hacerse 
palpables, especialmente en el oeste chihuahuense, ganándose el apoyo de ciertas 
autoridades mexicanas. 
El arribo de Calles al poder dificultó la inmigración de muchos menonitas que querían 
ingresar al país. La inversión, laboriosidad y productividad menonita, sedujeron al 
gobernante. Si bien no los apoyó como su antecesor e incluso entorpeció su 
establecimiento en el país, terminó convalidando los asentamientos de los colonos 
establecidos previamente. 
El gobierno de Cárdenas protagonizó un periodo reformista de corte radical y populista. 
Esto puede constatarse en el agro con el impulsodel ejido, en el laboral con el apoyo a 
la organización y demandas obreras y en el plano económico con la activa intervención 
gubernamental. En lo relativo a la educación también hubo importantes cambios con la 
implementación de la reforma socialista en la materia. 
No obstante, el nuevo plan educativo no afectó la continuidad de procesos 
implementados por la SEP desde el gobierno de Obregón. Destacan la centralización 
educativa, en detrimento de la acción municipal y estatal; la expansión de su aparato 
administrativo y de sus actividades a nivel nacional (a causa también de un aumento del 
presupuesto educativo), y la universalización y homogeneización de la enseñanza. 
Además, campañas de salud, festivales culturales y celebraciones cívicas y patrióticas 
 
 
IX 
siguieron celebrándose. Con ello se buscaba que la escuela llegara hasta los rincones 
más aislados y desatendidos del territorio nacional e incorporar a comunidades rurales y 
segregadas a una dinámica nacional. 
Uno de los principales objetivos educativos de la SEP desde su surgimiento y el que 
más nos interesa, fue la unificación cultural de la población mexicana. En este sentido, 
la educación socialista continuó con dichos esfuerzos. La existencia de distintos grupos 
con características culturales propias con poco en común con el resto del país, era visto 
como un obstáculo para el fortalecimiento y progreso nacional. El gobierno de Cárdenas 
impulsó la implementación del modelo educativo socialista en todas las escuelas 
primarias del país, enfatizando lo nacional y el apoyo al régimen y a su ideología. 
Por ello, no resulta raro que el mayor desafío enfrentado por el estatus menonita en su 
estancia en México haya sucedido durante el gobierno de Cárdenas. El motivo del 
conflicto fue el cierre de las escuelas menonitas por la SEP de 1935 y hasta 1936. La 
existencia de escuelas menonitas que funcionaban sin ninguna intervención 
gubernamental resultó inconcebible para la SEP, la cual buscó implementar el nuevo 
programa educativo en ellas sin reserva alguna. 
Considerando el apoyo decidido de Cárdenas al plan educativo socialista, llama la 
atención el arreglo al que llegaron los menonitas con él. Esta tesis busca responder las 
siguientes preguntas: ¿cómo se desarrolló el conflicto? ¿cuáles fueron las causas de este 
acuerdo? ¿cuáles fueron sus consecuencias? Conocer este episodio en la historia de la 
colonia menonita en México amplía el panorama de la experiencia de la educación 
socialista en el caso de Chihuahua, como parte de un capítulo especial en el proyecto 
político, cultural y social de la SEP. Por otro lado, se aportan datos respecto al carácter 
negociador de la política cardenista. Además, se arroja luz sobre el estatus actual de los 
 
 
X 
menonitas en el país como grupo étnico sui generis que forma parte de la diversidad 
cultural del país. 
En la actualidad, hay grupos menonitas que siguen un modo tradicional de vida con 
fuertes controles sociales vigentes, donde lo religioso y lo secular se mezclan 
indistintamente. Otros sectores (a veces los más acomodados económicamente) son más 
abiertos y progresivamente han adoptado ciertos rasgos y costumbres de las sociedades 
que les rodean (en este caso la mexicana) lo que implica una revalorización de lo que es 
ser menonita. Los menos han abandonado el ámbito y el modo aislado de vida menonita 
para incorporarse plenamente a la sociedad mexicana. Esto se muestra claramente en el 
hecho de que algunos menonitas envían a sus hijos a escuelas mexicanas, introducen 
maestros mexicanos o incluso cursan estudios de educación superior. Pero la mayoría 
continúa con sus métodos educativos tradicionales. El menonita deja entrever mucho de 
su forma de pensar por el tipo de formación escolar que quieren para sus hijos: una 
limitada y conservadora u otra más amplia y abierta donde confluya lo propio con lo 
ajeno. 
Los últimos cambios en materia educativa entre algunos sectores menonitas son de por 
sí enormes y son vistos por los menonitas conservadores como una pérdida de la 
identidad. La educación escolar menonita es una de las claves para conocer el tipo de 
relación entre la comunidad y el mundo y el lugar que buscan ocupar en él. 
 
Existen varios estudios acerca de los menonitas en México. La mayoría son breves, muy 
generales o de poca profundidad. En ese conjunto encontramos algunas tesis de 
licenciatura elaboradas en la UNAM no muy recientemente y con conclusiones muy 
 
 
XI 
cercanas entre sí. Destaca la tesis en Economía de Martha Chávez Quezada1, la primera 
en elaborarse de las que revisamos sobre el tema. También están las tesis de derecho de 
Rodolfo Sotero Galindo2; de José de Jesús Holguín Estrada3 y el trabajo de Alfonso 
Sánchez Pareja.4 
En general, estos trabajos coinciden en que la colonización menonita ha dado muy 
buenos resultados en cuanto al desarrollo económico de las regiones donde se han 
establecido. Reconocen en ellos a buenos trabajadores, sobrios, pacíficos y puntuales en 
el pago de impuestos. Pero ven con preocupación, que va desde lo inapropiado hasta lo 
peligroso para el país, el que no se hayan “asimilado” a la sociedad mexicana. En este 
punto no reconocen como válidas sus razones y circunstancias que los habrían motivado 
a movilizarse constantemente hasta llegar a México: la defensa de un sistema de 
principios y prácticas que se resiste al cambio y a “adaptarse” al contexto político, 
cultural y social de los países donde residen. 
Es de subrayarse que ninguna de tales tesis hace alusión alguna al conflicto entre los 
menonitas y el gobierno cardenista en 1935, el cual estuvo a punto de provocar la salida 
masiva de la mayoría de los menonitas del país, como parte de su rechazo a la 
“violación” del convenio firmado con Obregón por parte de las autoridades mexicanas. 
Tal vez por ello los tesistas de derecho no encuentran explicación alguna (como en 1935 
los funcionarios de la SEP) de por qué el gobierno mexicano ha permitido el 
funcionamiento de las escuelas menonitas y no se ha exigido a esa comunidad el 
cumplimiento del servicio militar como a cualquier otro mexicano. Este aspecto es 
 
1 Chávez Quezada, 1948, microfilm. 
2 Sotero Galindo, 1956, microfilm. 
3 Holguín Estrada, 1971, microfilm. 
4 Sánchez Pareja, 1974, microfilm. 
 
 
XII 
central para mi trabajo de titulación, pues muestra un aspecto poco estudiado por la 
historiografía. 
Los trabajos de Luis Aboites Aguilar5 ofecen un valioso panorama de la historia 
chihuahuense, destacando su estudio sobre el surgimiento de Cuauhtémoc como 
importante centro poblacional, productivo y comercial, donde los menonitas han tenido 
una importante concentración y participación. Esto incluye útiles datos sobre la 
inserción regional menonita y los conflictos que protagonizaron con vecinos y 
autoridades mexicanas. 
La tesis de doctorado de Harry Leonard Sawatzky6 es una obra de obligada revisión 
para el estudio de los menonitas en México. Su importancia radica no sólo en su 
extensión y profundidad, sino en los aportes que brinda gracias a la exahustiva revisión 
que hizo de fuentes y testimonios menonitas, siendo él mismo uno de ellos aunque no 
un seguidor del credo más conservador. 
Respecto a la educación socialista, podemos encontrar un importante número de 
trabajos al respecto.7 Los estudios regionales en torno al tema han hecho valiosos 
aportes que muestran diferencias significativas en las experiencias de los distintos 
estados de la República.8 Al hacer un análisis de aspectos peculiares de la educación 
socialista en un espacio más limitado que el nacional y en el ámbito de las dinámicas 
estatales y regionales, podemos apreciar nuevos actores y procesos. Sin embargo, 
advertimos que no existe un trabajo sobre esta cuestión en el caso del estado de 
Chihuahua y mucho menos sobre los menonitasen lo particular. 
 
5 Aboites Aguilar, 1988 y 1995. 
6 Sawatzky, 1967. 
7 Britton, 1976; Vázquez, 1975; Quintanilla y Vaughan, 1997; Lerner, 1979; Meneses Morales, 
1988; Rocheli, 1989; Guevara Niebla, 1985, entre otros. 
8 Ver Yankelevich, 1997; Civera, 1997; Vaughan, 1997; Rockwell, 1997, y Valdés Silva, 1997. 
 
 
XIII 
Sawatzky refiere el conflicto escolar de 1935 a grandes rasgos. Una de sus virtudes es 
acercarnos con nitidez a los argumentos, posiciones y sentimientos de los menonitas que 
enfrentaron el cierre de sus escuelas por el gobierno mexicano. No obstante, su 
explicación no es igualmente enriquecedora respecto a la posición de la SEP, el otro 
protagonista en este asunto. Esto se debe a que no se hace referencia a la ilustrativa 
documentación generada por las autoridades educativas mexicanas, artífices de la 
clausura escolar menonita.9 La explicación de Sawatzky resultó trunca e 
insuficientemente trabajada por la diversidad de aspectos que aborda. El análisis de este 
conflicto en el contexto de la educación socialista nos adentra en las discusiones, 
proyectos y acciones de las autoridades educativas mexicanas, decididas a intervenir 
activamente en las comunidades menonitas con la finalidad de hacer de sus miembros 
plenos ciudadanos mexicanos. Hacer un relato pormenorizado del conflicto y redondear 
una explicación sobre el caso es lo que nosotros pretendemos lograr con nuestro trabajo. 
La revisión del archivo histórico de la SEP (AHSEP) para el estudio de los menonitas, 
puede considerarse como algo novedoso. A su vez, se ofrecen datos interesantes para el 
conocimiento de la acción educativa en Chihuahua en tiempos de Cárdenas. Pero no 
sólo se investigó este valioso acervo. También se hicieron pesquisas en archivos tanto 
de Chihuahua como en el AGN, y la revisión de fuentes hemerográficas y artículos de 
revista. No pretendemos haber agotado el estudio de este episodio, pero creemos hacer 
interesantes aportes al respecto y sugerir nuevos derroteros. 
En los primeros tres capítulos se hace una revisión de las ideas y la política 
colonizadora con extranjeros en México desde la Independencia hasta el gobierno de 
Calles. Se hace un recuento de las características de los menonitas, de las migraciones 
 
9 Recordemos que los archivos de la SEP no estaban a disposición del público cuando se elaboró 
la obra de Sawatzky. 
 
 
XIV 
que han realizado y las razones por las que llegaron a México y por las que casi 
abandonan el país, al clausurarse sus escuelas. Se revisa el acuerdo al que llegaron 
Obregón y los menonitas, plasmado en el documento conocido como privilegio, por el 
cual se les garantizaron las condiciones que consideraban indispensables para radicar en 
México. También se delinea su establecimiento en Chihuahua, así como las dificultades 
que enfrentaron en los primeros años. Se cierra con la visita del presidente Calles a las 
colonias y el reconocimiento que hizo de ellas. 
En el cuarto y quinto capítulo se revisan los principios del proyecto educativo cardenista 
conocido como la educación socialista. Se define el estatus de la educación en 
Chihuahua, federalizada y en manos de la SEP por medio de un convenio; la estructura 
orgánica de la SEP en Chihuahua y sus obligaciones y atribuciones, puestas en práctica 
en el conflicto escolar. También se analiza la política delineada hacia las escuelas 
particulares dentro de las cuales se encuentran las escuelas menonitas. Por otro lado, se 
describe la situación social y económica de las colonias menonitas de Chihuahua para 
1935. Se hace referencia al caso de las escuelas mormonas de ese estado, debido a lo 
similar de su posición respecto de las menonitas. Por último se señalan los primeros 
roces entre las colonias menonitas y el gobierno mexicano debido a la autonomía que 
gozaban sus escuelas con respecto a las política educativa nacional. 
El sexto capítulo entra de lleno al conflicto iniciado en mayo de 1935. Se relatan los 
principales sucesos, la participación de los distintos protagonistas, las discusiones que 
se dieron en torno a ello y la explicación de las posiciones enfrentadas al respecto, hasta 
su desenlace. 
 
 
1 
Capítulo I. La Colonización en México 
 
Existen diversas acepciones de colonización. Para nosotros es un movimiento de 
población hacia zonas donde ésta es escasa, que se sostiene principalmente por medio 
de la agricultura y que se desarrolla en el marco de políticas oficiales que la promueven 
y la hacen posible (como subsidios, exenciones, dotaciones de recursos y otros 
privilegios). Sin embargo, en el caso de México se dejó a la iniciativa privada su 
implementación. Inicialmente sus objetivos principales fueron la consolidación del 
control estatal del territorio nacional y la generación de riqueza por medio del 
establecimiento de asentamientos agropecuarios.1 Estos servirían de ejemplo para los 
mexicanos quienes a la postre, se mezclarían con los colonos extranjeros dando como 
resultado el progreso del país. La colonización es una modalidad de la inmigración. La 
inmigración es más conocida por el movimiento espontáneo de población que se 
concentra principalmente en las ciudades. En esta última, el gobierno es más normativo 
que estimulador. Aquí nos enfocaremos a hablar de la colonización extranjera en 
México. 
En la primera mitad del siglo XIX, México poseía una gran extensión territorial. 
Contaba con pocas comunicaciones, grandes regiones aisladas y una escasa población 
desigualmente distribuida. Esta situación fue especialmente grave en el norte del país. 
Sin embargo, el futuro de México era imaginado con mucho optimismo e incluso con 
aires de grandeza. Esto se debió a la creencia muy difundida entre los gobernantes de 
que se contaba con una riqueza envidiable en recursos naturales y abundante tierra 
 
1 Citado por Andrés Molina Enríquez, 1909, pp. 329-330 y Aboites Aguilar, 1995, pp. 14-15. 
Cabe señalar que en su obra, Aboites asegura que posteriormente la colonización se volvió un 
mecanismo para fraccionar los latifundios y crear la pequeña propiedad, en el caso del oeste 
chihuahuense a partir de la presidencia de Obregón, Aboites Aguilar, 1995, p. 143. 
 
 
2 
supuestamente fértil y baldía.2 Sólo se requería del trabajo de numerosos y hábiles 
brazos.3 
Según la elite gobernante, la poca población nacional (integrada principalmente por 
indígenas) se caracterizaba por su incapacidad y pereza. Su falta de habilidad, 
laboriosidad y ambición los tenía sumidos en una condición de abyección y miseria. Por 
tal motivo se desaprovechaban las oportunidades que ofrecía la bondadosa geografía 
nacional, entorpeciendo el progreso mexicano. La atracción de colonos extranjeros que 
poblaran y trabajaran las desoladas tierras se volvió una necesidad apremiante para 
consolidar a la joven nación. 
Desde el inicio de su vida independiente, México ya consideraba la necesidad de atraer 
población extranjera principalmente hacia el norte. Esta fue la opinión de la Comisión 
de Relaciones Exteriores de la Junta Gubernativa que dirigió al país hasta la coronación 
de Agustín de Iturbide en 1822.4 
En agosto de ese año, José Gutiérrez de Lara presentó al Congreso un proyecto de ley 
general de colonización. Este contenía 33 artículos donde se daban garantías de libertad, 
propiedad y derechos civiles a los extranjeros del culto católico romano. Según 
Berninger, el Congreso prefirió que la colonización extranjera estuviera a cargo de 
empresas particulares.5 Los empresarios debían establecer por los menos 200 familias 
extranjeras a cambio de 3 haciendas y dos labores, que perderían si en 12 años no las 
poblaban y cultivaban. Transcurridos 20 años, el empresario debía vender o donar dos 
terceras partes y conservar el resto.Las colonias estarían exentas de impuestos 
(alcabalas y diezmos) por 6 años y pagarían la mitad los siguientes 6 años. Se les 
 
2 Este principio fue reforzado por las ideas del barón de Humboldt, quien visitó la Nueva 
España a principios del siglo XIX. 
3 González Navarro, 1960, p. 1. 
4 Berninger, 1974, pp. 28-29. 
5 Berninger, 1974, p. 37. 
 
 
3 
exentaban impuestos por introducir instrumentos y máquinas por un valor de 2 mil 
pesos.6 Si los colonos optaban por su naturalización, ésta se concedía después de residir 
en el país 3 años, si estaban casados, desempeñaban un oficio “útil” y tenían recursos 
para mantenerse “decentemente”. El orden de preferencia para otorgar las tierras fue: 
veteranos de guerra, no veteranos y extranjeros católicos (primero los mexicanos y 
luego los extranjeros). Poco tiempo después Iturbide disolvió el Congreso, 
sustituyéndolo por la dócil Junta Nacional Instituyente, que hizo del proyecto la ley del 
4 de enero de 1823. Pero la caída de Iturbide la dejó sin efecto. Restituido el Congreso, 
éste volvió a estudiar la cuestión. 
El nuevo secretario de Estado, Lucas Alamán, promulgó ese mismo año una ley donde 
se reglamentaba el registro de extranjeros y se definía el propósito de su estancia en el 
país. Éstos debían probar con documentos su integridad, que no eran prófugos y que 
tenían un oficio honesto y útil o recursos para mantenerse y por supuesto, ser católicos.7 
 
 
La Ley federal de 1824 
 
El 14 de agosto de 1824 se promulgó una ley federal que se convertió en la columna 
vertebral de la política colonizadora por varias décadas. En ella se establecieron líneas 
generales que dejaban en manos de los estados el manejo de diversos problemas, en 
consonancia con el naciente federalismo. La ley daba certeza jurídica a los bienes y 
propiedades de los extranjeros; contemplaba dar tierras a los colonos, limitadas a 5 
varas de regadío, 4 mil de temporal y 6 mil de abrevadero por cada dueño; concedía 
 
6 González Navarro, vol. 1, 1993, p. 45. 
7 Gonzáez Navarro, vol. 1, 1993, p. 45. 
 
 
4 
exenciones parciales de impuestos por 4 años, y prohibía la colonización extranjera en 
franjas cercanas 20 leguas de las fronteras y 10 de las costas. Además, estableció que 
los colonos no podían pasar sus propiedades a manos muertas ni conservarlas residiendo 
fuera del país. El Congreso no podría prohibir la entrada de colonos e inmigrantes antes 
de 1840, excepto en circunstancias imperiosas.8 No se dispuso de límites ni requisitos 
específicos como ocupación o raza para ingresar al territorio nacional.9 
 
 
Las colonias francesas de Veracruz 
 
En la primera mitad del siglo XIX destacan los proyectos colonizadores con franceses 
cerca de la costa veracruzana. Éstos fueron tal vez, los primeros ensayos que pusieron 
en práctica las ideas colonizadoras de los gobernantes mexicanos. 
Los colonos franceses fueron muy estimados en México debido a la enorme simpatía y 
admiración que la elite mexicana decimonónica sentía por aquel país europeo. Según 
Nicole Girón, Francia fue considerada en México como una de las naciones más 
avanzadas y cultas de Europa y ni siquiera la invasión francesa acabó con esa idea.10 
Los gobernantes mexicanos concebían a los franceses como excelentes agricultores y 
 
8 González Navarro, vol. 1, 1993, pp. 44, 46. 
9 Artículo 7º del Código de colonización de 1824, en Chávez Quezada, 1948, p. 1. A decir de 
Berninger, algunos legisladores advirtieron que, a diferencia de la ley de enero de 1823, la de 
agosto de 1824 dejaba puntos muy importantes sin especificar y en manos de los estados, 
incluida su ejecución. Por ejemplo, no tocaba el tema de los baldíos. Lucas Alamán habría sido 
parte de la oposición a la propuesta de un artículo encaminado al fraccionamiento de los grandes 
baldíos para la repartición a los colonos extranjeros, con el argumento de que siempre habría 
propiedades públicas qué repartir. Berninger, 1974, pp. 42-43. 
10 Citado por Skerritt, 1995, p. 55. 
 
 
5 
portadores de las ideas republicanas que se pretendían difundir entre el pueblo 
mexicano.11 
Coatzacoalcos. El 3 de julio de 1828 el gobierno del estado de Veracruz llegó a un 
acuerdo con los empresarios franceses Francois Giordan y Laisné de Villeveque para 
llevar colonos franceses a las tierras altas de Coatzacoalcos, río arriba. El contrato 
consistió en la concesión de tierras a cambio del establecimiento de 500 colonos 
“robustos y laboriosos”.12 
Giordan conoció la región pocos años antes donde encontró los restos de las fallidas 
colonias establecidas con mexicanos por Tadeo Ortiz, miembro del Congreso 
veracruzano, como Minatitlán y Morelostitlán.13 El francés quedó impresionado por la 
belleza y fertilidad del lugar donde recoger más de una cosecha de maíz, arroz, cacao, 
café y caña de azúcar no era algo excepcional. Con un río navegable como el 
Coatzacoalcos y con una dócil población indígena dispuesta a trabajar por un bajo 
sueldo, 6 horas de trabajo diarias serían suficientes para que los colonos franceses se 
enriquecieran, según Giordan y Villeveque.14 
El 23 de noviembre de 1829 arribó el primer barco a costas veracruzanas con colonos 
franceses.15 Meses después llegó otro. En total, 245 franceses fueron desembarcados.16 
La mayoría eran citadinos de París que no sabían trabajar la tierra.17 Las colonias 
 
11 Skerritt, 1995, p. 52. 
12 Martínez Montiel y Reynoso Medina, 1993, p. 323. 
13 Las colonias tenían nombres de héroes de la Independencia, seguidos por el sufijo náhuatl, 
como también fue el caso de Hidalgotitlán y Abasolotitlán. Antes tuvieron el sufijo griego pólis, 
pero se les cambió por algo más mexicano. González Navarro, vol. 1, 1993, p. 179. 
14 González Navarro, vol. 1, 1993, p. 179. 
15 González Navarro, vol. 1, 1993, p.182. Martínez Montiel y Reynoso Medina afirman que el 
primer barco llegó en enero de 1830. Martínez Montiel y Reynoso Medina, 1993, p. 323. 
16 Martínez Montiel y Reynoso Medina, 1993, p. 323. 
17 Algunos colonos pagaron su transporte; mientras, a casi todos se les pagó. A cambio, debían 
trabajar como asalariados para la compañía por 6 horas diarias durante 3 años. Se les daría 
alimento y tierras para cultivar en su tiempo libre. Después de 5 años esas tierras serían suyas. 
Las mujeres fueron ocupadas en otros menesteres. González Navarro, vol. 1, 1993, p. 180. 
 
 
6 
carecieron de apoyo tanto gubernamental como de los empresarios franceses que los 
trajeron. Las epidemias los diezmaron y el proyecto fracasó. La mayoría se dispersó por 
el país con muy distinta suerte. Muy pocos se quedaron. En 1831 el barco de guerra 
francés “Le Douré” partió de Toulon, Francia hacia el Golfo de México con el fin de 
repatriar a los franceses que deambulaban después de huir de la colonia de 
Coatzacoalcos.18 
Jicaltepec. En 1830 Stephan Guénot acordó la adquisición de un terreno en la costa 
norte del estado de Veracruz para establecer otra colonia con franceses. Conocido como 
Jicaltepec, el paraje se encontraba en la margen oriental del río Nautla.19 Al año 
siguiente, Guénot se nacionalizó mexicano para validar la compra. A través de su 
compañía Franco Mexicana, registrada en Dijon, reunió capitales en Francia para su 
colonia (aportados por ex militares como él, jueces, médicos y rentistas). 
Guénot planeó establecer un emporio azucarero con técnicas de producción y 
procesamiento modernos. Éste era el ideal de los gobernantes mexicanos: el 
asentamiento de colonos europeos que trajesen sus conocimientos, su capital y su fuerza 
de trabajo a las inhabitadas y ricas tierras mexicanas. Las promesas dadas a los colonos 
de Jicaltepec fueron similares a las hechas a los de Coatzacoalcos: un medio físico 
privilegiado con tierras capacesde producir más de una cosecha al año de los más 
diversos cultivos (siendo la caña de azúcar el principal), donde el río proporcionaba 
alimento (mediante la pesca) y transporte (a través de cayucos) y los pacíficos y 
amables vecinos indígenas podían ser contratados por bajísimos sueldos. La empresa 
invertiría recursos suficientes para cultivar e industrializar los productos agrícolas que 
 
18 El barco regresó a Brest con 73 pasajeros. Skerritt, 1995, p. 62. 
19 El costo del terreno fue de 800 pesos. Skerritt, 1995, p. 73. González Navarro afirma que 
compró el predio en 1832. González Navarro, vol 1, 1993, p. 186. 
 
 
7 
lo requiriesen. Todos saldrían ganando en esta empresa.20 De los 80 colonos que 
partieron el 19 de septiembre de 1833 de Le Havre a Jicaltepec, varios desertaron y 
otros cuantos murieron de fiebre. Guénot salió a Francia por más capital y colonos.21 El 
6 de abril partieron otros 120 colonos de Francia hacia la colonia. 
En ambos casos (Coatzacoalcos y Jicaltepec) los empresarios no cumplieron con lo 
ofrecido a los colonos. A esto se agregaron las enfermedades y el desconocimiento del 
medio supuestamente inmejorable y privilegiado tanto para vivir como para hacer 
producir la tierra. La colonia de Jicaltepec sufrió de grandes deserciones, del abandono 
de Guénot y de la incertidumbre jurídica sobre la posesión de la tierra, resuelta hasta 
1880 en la presidencia de Manuel González. Unos cuantos se quedaron y mantuvieron 
apenas con vida a la colonia. En 1850 ésta se consolida y experimenta un ligero 
ensanchamiento. A partir de 1870 la colonia creció y se expandió a buen ritmo hacia la 
margen norte del río, apoyada en la producción de la vainilla y con la colaboración del 
gobierno francés, quien los seguía considerando compatriotas. A la postre, combinaron 
el cultivo con la ganadería, principalmente de tipo vacuno lechero, ampliando su 
producción a leche, queso y crema.22 
A diferencia de la colonia de Coatzacoalcos, la de Jicaltepec23 estuvo integrada por 
agricultores y artesanos en su mayoría, lo que le dio una oportunidad para sobrevivir y 
 
20 Primero se estableció en Jicaltepec un contrato similar al de las colonias francesas de 
Coatzacoalcos, donde los colonos pagaban su transporte y trabajaban para la empresa como 
asalariados quien les daría alojamiento y comida por 9 años. Después de 6 años el colono 
gozaría del usufructo de las tierras y en los últimos 3 quedarían en posesión de ellas. Skerritt, 
1995, pp. 75-76. 
21 Estableció un nuevo contrato con dos tipos de colonos: uno asalariado y otro que trabajaría 
por su cuenta y con sus propios recursos. Skerritt, 1995, p. 85. 
22 También destaca el estilo arquitectónico de sus casas, típicamente rural francés, con techos de 
dos aguas, cubiertos de tejas planas y chimenea, por lo general amplias, bien distribuidas y 
ventiladas, con grandes corrales para animales. Martínez Montiel y Reynoso Medina, 1993, p. 
326. 
23 Es interesante advertir que en 1873 los colonos franceses de Jicaltepec mantuvieron una 
escuela propia con un maestro francés en el paraje conocido como Zopilotes, cerca del sitio 
 
 
8 
consolidarse en una región tan agreste y poco comunicada. Sin embargo, el impacto de 
estas colonias fue limitado tanto en lo poblacional como en lo económico, pero muy 
ilustrativo respecto a la práctica colonizadora de la época del gobierno mexicano. 
 
 
Texas 
 
El caso que parecía más exitoso en la colonización con extranjeros del territorio 
mexicano en la primera mitad del siglo XIX, terminó como el más contraproducente, 
desastroso y traumático que se haya tenido: la colonización por estadounidenses de 
Texas. El decreto del 11 de abril de 1823 permitió el establecimiento de Esteban Austin 
con 300 familias norteamericanas. Este suceso es excepcional en los primeros 50 años 
de política colonizadora mexicana, puesto que los colonos eran practicantes del credo 
protestante, algo que no estaba permitido en las leyes vigentes. Además, se les autorizó 
conservar sus esclavos por un tiempo24 aún cuando la esclavitud ya había sido abolida 
en el país. Miles de colonos anglosajones y protestantes llegaron amparados por las 
concesiones otorgadas por el gobierno mexicano, pero principalmente por la ausencia de 
mecanismos oficiales para controlar su entrada al territorio nacional y regular su 
 
donde se erigió la colonia original. En 1887 los colonos inauguraron una nueva escuela 
financiada por ellos mismos, quienes integraron una Junta Protectora de Instrucción Pública. 
Skerritt señala que el desarrollo económico de la colonia redundó en una mayor integración 
social. El uso del español se extendió entre ellos (como herramienta indispensable en los 
negocios) y el francés (pilar de su identidad francesa) se fue restringiendo a la esfera de lo 
familiar. La Revolución Mexicana, en su expresión radical con líderes locales como Cándido 
Aguilar y Adalberto Tejeda, los obligó a sustituir el discurso de orgullo por su pertenencia 
francesa (favorecido por la francofilia de las clases dominantes y sostenido desde su llegada) 
por la mexicana. Esto les ayudó a ser considerados por el gobierno mexicano en cuestiones 
políticas y agrarias, lo que les aseguraba plenos derechos y reconocimiento como nacionales. 
Skerrit, 1995, pp. 200-207. 
24 Esto fue un privilegio concedido especialmente para los colonos norteamericanos en Texas. 
El gobierno mexicano nunca pudo eliminarlo. Berninger, 1974, pp. 37-39. 
 
 
9 
desenvolvimiento. El gobierno mexicano tuvo escasa presencia y dominio sobre la 
región, situación que fue aprovechada por los colonos y el gobierno estadounidense en 
su afán expansionista. Dichos colonos no tuvieron vínculo alguno con México. 
A diferencia de las colonias francesas en el Golfo de México, los colonos 
norteamericanos se establecieron por cuenta propia en números cada vez mayores y sus 
establecimientos crecieron y florecieron en poco tiempo. Los esfuerzos del gobierno 
mexicano por contrarrestar el creciente poder de facto de los colonos anglosajones sobre 
Texas dieron resultados muy pobres. 
A pesar del duro impacto que significó la pérdida de Texas y posteriormente del norte 
del territorio a manos de EUA, México siguió interesado en incrementar su población 
con extranjeros. El nuevo norte mexicano seguía poco poblado, y por lo tanto, a merced 
de las ambiciones estadounidenses. La colonización era más apremiante que antes. El 
episodio de Texas dejó una dolorosa cicatriz y una dura lección en México. Su 
presencia rondaría como un fantasma en los futuros esfuerzos y debates por atraer el 
ansiado flujo de extranjeros, los cuales se vieron redoblados a partir de este episodio. 
 
 
La Ley de 16 de febrero de 1854 
 
El 16 de febrero de 1854 el último gobierno de Santa Anna promulgó un decreto sobre 
colonización europea donde se otorgaban diversas facilidades. El transporte de los 
colonos desde Europa hasta su lugar de destino en México sería financiado por el 
gobierno mexicano con el compromiso de que se le restituyese la suma a los dos años 
de permanecer en el país. Se concedía exención de 10 años del servicio militar excepto 
en caso de invasión extranjera. A aquellos que se dedicaran a la agricultura se les 
 
 
10 
proporcionaría un terreno de 250 varas por cada frente siendo mayor el área si traían, 
además de su familia, sus propios enseres y recursos (mil varas por lo menos) las cuales 
se les daría en posesión después de pagarlos y cultivarlos 5 años. Las tierras serían 
tomadas de la Nación o de particulares, previo acuerdo. Se prefería colonizar los 
departamentos y el distrito central.25 El Ministerio de Fomento, Colonización, Industria 
y Comercio nombraría uno o más agentes que conociesen las “circunstancias 
favorables” (como clima yagricultura) del territorio mexicano para “promover y 
dirigir” la colonización europea. Ésta podía dedicarse a la agricultura, la industria, el 
comercio o las artes, lo que refleja lo indispensable que se consideraba atraer 
inmigrantes en general aunque no se estableciesen en las zonas menos pobladas ni 
fuesen agricultores o industriales. Eso sí, debían ser católicos y de buenas costumbres.26 
Al igual que la de 1824, la ley de colonización de 1854 se basó en el principio de que a 
mayor población, mayor riqueza y por ende, el país tendría mejores condiciones para 
defenderse de amenazas externas. 
 
 
La colonia italiana de Papantla 
 
En 1856 después del triunfo del Plan de Ayutla, el presidente Ignacio Comonfort ordenó 
la conformación de la colonia modelo de Veracruz. Para tal fin, se cedieron 21 mil 
acres. Los colonos debían vivir y cultivar las tierras por 3 años, tiempo durante el cual 
no pagarían contribuciones, excepto las municipales y se les exentaría del servicio 
 
25 Alicia Chávez Quezada opina que esto fue un error pues la región del altiplano central era la 
más poblada del país y la que menos necesitaba colonizarse. Chávez Quezada, 1948, p. 5. 
26 Citado por Zilli, 1981, pp. 30-33. 
 
 
11 
militar y del pago por introducción de bienes. Las tierras de cultivo se darían al mismo 
precio de costo tanto a los mexicanos como a los extranjeros.27 
Ese mismo año el Ministerio de Fomento acordó con el italiano Luis Masi el envío a 
Tecolutla, Veracruz de 200 italianos28 preferentemente del norte de la península itálica, 
con o sin familia, “agricultores, sobrios, laboriosos e inteligentes”.29 Masi debía 
garantizar que hubiera 200 italianos por 3 años; si alguno desertaba, moría o ya no 
permanecía en la colonia por cualquier razón, Masi debía sustituirlo por cuenta propia. 
A cambio el empresario sería indemnizado con tierras. 
Los colonos italianos se establecieron en Texquitipan cerca de Agua Dulce en el 
municipio de Papantla, en 1856. Durante la Revolución de Ayutla algunos murieron a 
causa del paludismo y la colonia quedó incomunicada. Esta se dio por perdida por el 
gobierno, dejando de ser mencionada en documentos oficiales. Algunos sobrevivientes 
se dispersaron, otros regresaron a Italia y otros se trasladaron a El Cristo, Tecolutla. 
Entre 1884 y 1888 se dirigieron a lo que posteriormente se convirtió en el municipio de 
Gutiérrez Zamora, Veracruz. Fue Díaz quien les repartió las tierras en lotes y les dio 
título de propiedad. Al igual que la colonia francesa de Jicaltepec, la de Tecolutla parece 
tener un final felíz puesto que sobrevivió y sus integrantes terminaron integrándose al 
país. Pero en cuanto a términos cuantitativos de población, resultó un fracaso. No 
obstante, la idea de formar colonias con italianos fue retomada en el porfiriato con 
mayor esfuerzo. Esto se debió a que el italiano era considerado muy afín al mexicano y 
proclive a mezclarse con él, sólo por detrás de los españoles. Sin embargo, también 
 
27 Citado por Zilli, 1981, pp. 33-35. 
28 La colonización con italianos en México respondió a un sentimiento antiespañol seguido del 
triunfo del movimiento independentista y al supuesto fracaso de la colonización francesa en 
Coatzacoalcos y en Jicaltepec. Italia tenía rasgos comunes con México como su recién adquirida 
independencia, su catolicismo y una lucha contra el poder temporal de la Iglesia en aras de una 
organización política y social secular. Zilli, 1981, p. 13. 
29 Zilli, 1981, pp. 42-46. 
 
 
12 
adolecían de defectos que los hacía a ojos de algunos no tan deseables. Quizá por ello la 
afinidad y cercanía con los mexicanos.30 
 
 
La intolerancia religiosa 
 
La Constitución federalista de 1824 proclamó el catolicismo como religión oficial del 
Estado mexicano. Si bien se permitió el ingreso de extranjeros de otras religiones como 
los anglosajones protestantes, en el caso de los proyectos colonizadores, éstos fueron 
descartados por varias décadas.31 
Para los liberales radicales, la iglesia católica y su poder temporal era uno de los 
principales lastres que impedía a México librarse de un orden antiguo heredado de 
tiempos de la Colonia. Los diezmos, sus fueros, su control sobre la educación y la gran 
concentración de tierras y propiedades eran pruebas del desafío que representaba para 
un Estado moderno como al que aspiraban. Como una agravante más, se limitaban las 
posibilidades de atraer a los mejores colonos como podían ser británicos, alemanes y 
otros protestantes europeos. 
Los liberales acusaron a los conservadores de obstaculizar la inmigración y 
colonización por apoyar la intolerancia religiosa; mientras, los conservadores 
argumentaban que la religión posiblemente era el lazo más importante entre los 
 
30 El Ministro mexicano en Roma, E. Velasco, en un informe confidencial al Secretario de 
Estado y del Despacho de Relaciones Exteriores de México, desaconsejó colonizar con italianos 
sugiriendo a los alemanes como mejor opción, justamente por no ser como los mexicanos. 
Informe reservado del Ministro Mexicano en Roma sobre la poca conveniencia de la 
inmigración italiana en México por E. Velasco al Secretario de Estado y del Despacho de 
Relaciones Exteriores de México, Roma, 4 de octubre de 1872. Zilli, 1981, pp. 68-74. 
31 El episodio de los colonos anglosajones de Texas fue la excepción. 
 
 
13 
mexicanos.32 La división entre los liberales radicales y moderados (siendo el presidente 
Comonfort uno de estos últimos) impidió establecer la libertad religiosa en la 
Constitución de 1857. Al parecer, esto se debió a las diferencias de estrategia en los 
ritmos reformistas de ambos. A diferencia de los moderados, los radicales no veían 
medias tintas en las vías para solucionarlo. Fue hasta 1860 al término de la Guerra de 
los Tres Años, cuando se legisló y sancionó la libertad de cultos por decreto del 
gobierno liberal. Se pensó que dicha reforma en materia religiosa, así como la 
desamortización de los bienes de la iglesia católica y de las comunidades indígenas, 
abriría las puertas a una colonización más nutrida y variada.33 
La existencia de un monopolio religioso en México afectó la realización de proyectos 
colonizadores. Aunado a ello, se sucedieron constantes guerras intestinas e invasiones 
extranjeras que hicieron de la inestabilidad política una constante y la paz una 
excepción. Todo lo anterior habría resultado en condiciones poco propicias para atraer 
extranjeros que poblaran el país. No obstante, cuando tales obstáculos fueron removidos 
los extranjeros siguieron sin llegar. 
 
 
La colonización en el Porfiriato 
 
En el régimen de Porfirio Díaz la imposición de la paz y la profundización de las 
reformas liberales se combinaron con un importante crecimiento económico. Esto 
ofreció un marco más adecuado para reforzar los esfuerzos gubernamentales por atraer 
 
32 Berninger cree que el interés de la clase política por la colonización extranjera (reforzada después de la 
guerra contra EU) fue común tanto para los conservadores como para los liberales. Los últimos habrían 
esgrimido dicha necesidad para presionar a favor de la tolerancia religiosa. Berninger, 1974, pp. 117, 130 
y 181. 
33 Ortega Noriega, 1978, p. 37. 
 
 
14 
población extranjera. Dichas energías siguieron los mismos principios básicos: la 
creencia de poseer un territorio rico con una población escasa y deficiente y la 
necesidad de mejores brazos. Sin embargo, estos supuestos quedaban en entre dicho y 
perdían fuerza ante el fenómeno de la migración de trabajadores mexicanos hacia los 
EU. Esta expulsión de mano de obra iniciada antes del Porfiriato, se intensificó 
progresivamente y se reprodujo a gran escala a fines de su gobierno.34 
Enel colono extranjero se buscaban cualidades que los gobernantes mexicanos no 
encontraban en sus paisanos: sobriedad, ambición, laboriosidad, destreza y 
conocimiento de técnicas avanzadas de cultivo. Aunque en menor grado, también se 
buscó en ellos habilidades y experiencia en ciertas actividades industriales. Tan nobles 
atributos parecían encontrarse principalmente en los pueblos de Europa Occidental, 
cuya corriente migratoria estaba dando tan buenos resultados en el proceso colonizador 
de EUA. Dicha corriente, junto con la dirigida a Sudamérica, fueron anheladas por el 
gobierno mexicano. 
Según se creía, los colonos servirían de ejemplo y acicate a los mexicanos. A la postre, 
la mezcla entre antiguos y recientes pobladores resultaría en un mexicano que 
conservaría las mejores cualidades, “mejorando la raza”. Esta idea siguió presente en 
algunos gobernantes mexicanos aún después de la Revolución de 1910. 
Sin embargo, había sectores que tenían fe en las capacidades del indio y sobre todo del 
mestizo mexicano. Pensadores como Andrés Molina Enríquez criticaban que el 
gobierno estuviese obsesionado con establecer colonos extranjeros con grandes 
inversiones y que fuesen vistos como una panacea frente a los problemas en el campo 
mexicano. Molina Enríquez creía que el colono extranjero en México tenía pocas 
 
34 En 1880 había 68,399 mexicanos en EU mientras que en 1910 había 221,915. González 
Navarro, 1960, p. 123. 
 
 
15 
posibilidades de éxito, tanto por la concentración de la tierra en pocas manos, como por 
las duras condiciones de vida en el deshabitado campo mexicano, sólo soportables por 
sus habitantes, curtidos por generaciones.35 Si bien se llevaron a cabo proyectos 
colonizadores con mexicanos, las colonias extranjeras eran vistas como indispensables y 
más importantes. 
Otros desmentían la legendaria riqueza mexicana, como algunos integrantes del grupo 
de los científicos, como Justo Sierra y Francisco Bulnes.36 Incluso algunos colaboraban 
en el gobierno como el Secretario de Fomento del primer periodo de Díaz, Manuel 
Fernández Leal y Matías Romero.37 
La política colonizadora del gobierno de Díaz consistió en un principio en pagar el 
transporte y refaccionar a los colonos extranjeros. Ante los magros resultados de esta 
estrategia se delegó la iniciativa a las empresas particulares, a las que se les otorgaron 
facilidades y apoyos financieros; por su parte, el gobierno se concentró en mejorar las 
condiciones del país para su colonización como el establecimiento de vías de 
comunicación y el mantenimiento del orden.38 
El periodo presidencial de Manuel González (1880-1884) fue el de mayor inversión y 
esfuerzo por atraer colonos extranjeros por cuenta e iniciativa oficial. En esos años, la 
política colonizadora estuvo a cargo del Ministro de Fomento, el chihuahuense Carlos 
Pacheco. 
 
 
Normas legales y ensayos colonizadores en el porfiriato 
 
35 Molina Enríquez, 1909, pp. 322-323 y 333. 
36 González Navarro, vol. III, 1993, p. 9. 
37 González Navarro, 1960, p. 6. 
38 González Navarro, 1960, p. 1. 
 
 
16 
 
En 1883 se promulgó una nueva ley con la que se pretendió obtener los terrenos 
necesarios para colonizar, autorizando al ejecutivo a deslindar, medir, fraccionar y 
valuar los terrenos baldíos o de propiedad de la nación.39 Los colonos quedarían exentos 
del servicio militar y de contribuciones (excepto municipales) por diez años. También 
estarían libres de derechos de importación de enseres de labranza, víveres, materiales de 
construcción, introducción de animales así como de derechos de exportación de frutos 
cosechados. Además, recibirían primas por la introducción de nuevos cultivos u oficios, 
entre otros estímulos. El artículo 12 establecía que todo colono extranjero manifestaría 
ante un agente federal de colonización, notario o juez respectivos si era su voluntad 
conservar su nacionalidad o si deseaba ser mexicano.40 
Las compañías también fueron autorizadas para deslindar tierras. La ley ofreció a los 
empresarios colonizadores un porcentaje del total de las tierras que fuesen ocupadas por 
colonos extranjeros que lograran establecer, acompañados por importantes concesiones 
y apoyos financieros. La ley del 26 de marzo de 1894 sobre ocupación y enajenación de 
terrenos baldíos autorizó a cualquier interesado a denunciar baldíos, demasías y 
excedencias sin límite de extensión y sin la obligación de poblarlos, acotarlos, 
cultivarlos y enajenar aquellos mayores de 6,177 acres. Esto dio espacio a la 
especulación y el acaparamiento y por su puesto no ayudó a la colonización. La ley de 
1902 revocó estas prerrogativas a los particulares.41 
En el porfiriato se idearon numerosos proyectos de colonización con extranjeros, la 
mayoría por particulares y algunos por el gobierno. No todos fueron llevados a la 
 
39 Un individuo podía beneficiarse hasta con 2,500 hectáreas. Citado por Altamirano y Villa, 
1985, pp. 171-178. 
40 Zilli, 1981, p. 407. 
41 González Navarro, 1960, p. 12. 
 
 
17 
práctica. Se ensayó la conformación de 60 colonias: 16 por el gobierno, es decir 
oficiales y 44 por empresarios particulares, algunas de ellas con colonos de nacionalidad 
desconocida. 8 colonias oficiales y 10 particulares se integraron con nacionales. De 
ellas, 3 oficiales y 2 particulares se compusieron de repatriados procedentes de EUA. La 
colonización con nacionales no fue descartada, pero sí delegada a segundo término, 
después de los proyectos con extranjeros. Del total de las colonias la mayoría fue 
planeada con carácter agrícola y unas pocas industriales.42 
Entre 1882 y 1894 se fundaron nuevas colonias con italianos en México, producto de 
contratos celebrados entre el gobierno mexicano y empresarios italianos.43 El primero se 
comprometió a dotar a los colonos de tierras, instrumentos de labranza y veinticinco 
centavos diarios durante el primer año y a otorgar a los empresarios una cantidad de 60 
pesos por cada uno (hombre o mujer) mayor de doce años y quince por los menores de 
doce. Las colonias se establecieron en Temilpa y Barreto, Morelos; en las 
inmediaciones de Huatusco, Veracruz; en Mazatepec, Chipiloc, Tenamaxtla y terrenos 
de Teteles, Puebla; en las inmediaciones de Ciudad Maíz, San Luis Potosí, y en 
Chapingo, Aldama y Nativitas, Estado de México.44 La mayoría de ellas no se 
consolidaron y terminaron disolviéndose. La “Manuel González” en Huatusco y la 
“Fernández Leal” en Chipilo fueron las más exitosas, puesto que llegaron a convertirse 
en poblados.45 
 
42 González Navarro afirma que al principio del porfiriato se prefirió colonos españoles, en 
especial canarios, luego los italianos (6 colonias) y los franceses. También encontramos 
colonias belgas, boers (en Chihuahua), japoneses, rusos, puertorriqueños, cubanos (2), 
guatemaltecos y alemanes (2). Veinte de las colonias conformadas con extranjeros las 
integraron estadounidenses, las cuales se concentraban principalmente en la frontera norte. Esto 
salta a la vista ante las secuelas dejadas por la experiencia de la guerra en Texas. González 
Navarro, 1960, p. 35. 
43 Zilly, 1981, p. 385. 
44 Martínez Montiel y Reynosa Medina, 1993, p. 367. 
45 Los empresarios que trajeron a los colonos italianos se habrían valido de una propaganda 
engañosa y de promesas halagüeñas, las cuales nunca cumplieron. Esto habría sido necesario 
 
 
18 
Chipilo se consolidó en lo económico después de sortear algunas penurias y tropiezos. 
El cultivo de vid, olivo, maíz y trigo fracasaron sucesivamente, aunque estos dos 
últimos continuaron para autoconsumo. El gobierno mexicano los apoyó con algunos 
utensilios de labranza y progresivamente los colonos se familiarizaron con la tierra y el 
clima. Aun cuando sus cosechasfueron aumentando, tardaron un tiempo en pasar de 
una economía de subsistencia a lograr excedentes productivos. 
La introducción de ganado lechero en 1892 abrió un nuevo horizonte de oportunidad 
económica para la colonia. La explotación de la leche y la crema para la producción de 
derivados, tuvieron buena aceptación en la ciudad de Puebla donde se comercializó. Su 
éxito los hizo incorporar ganado porcino que también se consumió en la Angelópolis. 
Esto fomentó la agricultura enfocada a la producción de forrajes en la colonia. Se siguió 
cultivando maíz y trigo y se introdujo la alfalfa, cebada y avena, por lo que combinaron 
la ganadería con cultivos de manera intensiva. Así elevaron notablemente su calidad de 
vida sobre todo en relación con sus vecinos mexicanos.46 
Los colonos italianos reprodujeron ciertos rasgos de su cultura europea a la vez que 
incorporaron elementos aprehendidos en México. Por un tiempo conservaron y 
transmitieron el dialecto véneto de la lengua italiana. Al parecer despertaron cierta 
xenofobia entre sus vecinos. Pronto castellanizaron su nombre y aprendieron a hablar el 
español con rapidez. En un principio acostumbraban casarse entre sí, pero con el paso 
del tiempo dejaron de enseñar el italiano y aumentaron los matrimonios con los 
mexicanos.47 
 
 
ante lo poco atractivo que era México como destino migratorio. Muchos de los que desertaron 
se dirigieron a las ciudades y se dedicaron al comercio o como mano de obra en la industria. 
Otros fueron a EU. Martínez Montiel y Reynosa Medina, 1993, pp. 366 y 368. 
46 Martínez Montiel y Reynosa Medina, 1993, p. 370. 
47 Martínez Montiel y Reynosa Medina, 1993, p. 371. 
 
 
19 
 
La colonización mormona48 
 
Entre las colonias con estadounidenses sobresale la llegada de los mormones49 a Sonora 
y principalmente a Chihuahua, a partir de 1885.50 Brigham Young, el sucesor del 
profeta Jospeh Smith (asesinado en 1844) se mostró interesado en continuar con la 
expansión colonizadora y evangelizadora mormona hacia el oeste y sur de EUA y aún 
más allá de sus fronteras. Con este propósito se encargó a Daniel Jones y a Henry 
Brizee que encabezaran una delegación que recabase información sobre sitios 
adecuados para establecer asentamientos mormones tanto en Arizona como en 
México.51 En 1875 la misión mormona encabezada por Daniel Jones se dirigió a 
Chihuahua. Allí distribuyeron copias del Libro de Mormón52 en español entre 
prominentes oficiales y ciudadanos mexicanos y se entrevistaron con el gobernador Luis 
Terrazas, quien les informó de buenas oportunidades para adquirir tierras en el Estado. 
 
48 Los mormones (quienes se hacen llamar los “Santos de los Últimos Días”) como algunas 
iglesias protestantes, tienden a una aceptación literal de la Biblia. La iglesia mormona surgió en 
1830 en el estado de Nueva York, EU, donde residía su profeta Joseph Smith. Según su 
tradición, el ángel Moroni encargó a Smith restaurar la iglesia “original” de Cristo. Mullen, 
1969, pp. 23-25, 28, 32-33. 
49 En un principio en EU, los mormones siguieron un patrón de asentamiento en colonias 
aisladas, con formas de trabajo cooperativistas y guiados por el ideal de la construcción de una 
sociedad nueva (Sión que algunos mormones creen se construirá en América). En la segunda 
mitad del siglo XIX el mormonismo experimentó una difícil etapa de ajuste, debido a la presión 
ejercida por el gobierno de EUA para que se asimilaran y sintonizaran al ritmo de la American 
life. Para ello fue indispensable que abandonasen el aislamiento y la poligamia. Una muestra de 
su adaptación se evidenció a partir de la década de 1880, cuando los mormones renunciaron a 
las formas cooperativistas y se desenvolvieron en el marco de una filosofía económica 
claramente capitalista, con una estricta disciplina del trabajo y del ahorro. Hardy, 1963, pp. 5-6, 
150. 
50 González Navarro cree que fueron las más prósperas del porfiriato a la vez que las más 
combatidas por sus vecinos mexicanos. González Navarro, 1960, p. 63. 
51 Hardy, 1963, p. 40. 
52 Webb Thomas, 1980, p. 17. El Libro de Mormón, habría sido transcrito por el profeta Joseph 
Smith de unas láminas de oro que encontró en Cumorah, NY, gracias a la guía del ángel 
Moroni. Esta obra es la más distintiva y característica de la literatura “canónica” mormona y 
sólo detrás de la Biblia en importancia. 
 
 
20 
En 1884 viajaron a Sonora, en busca de sitios dónde establecer colonias y continuar con 
su obra evangelizadora. En ambos estados se reunieron con gurpos indígenas 
tarahumaras y yaquis con la intención de convertirlos.53 El 15 de noviembre de 1879, 
Moses Tatcher llegó a la Ciudad de México para fundar una misión mormona. Lo 
esperaba el doctor de origen griego Plotino Constantino Rhodakanaty, quien se mostró 
muy interesado en conocer el mormonismo como resultado de la lectura previa de una 
copia del Libro de Mormón. Ese mismo mes Rhodakanaty y algunos conocidos se 
convirtieron al mormonismo y se fundó la misión mormona en la capital de México.54 
Díaz se mostró entusiasmado con la posible colonización de los mormones, en quienes 
encontró notables cualidades de sobriedad, industriosidad y de generación de riqueza, 
por lo que esperaba que fungiesen como motor de desarrollo económico y ejemplo para 
los mexicanos. La nacionalidad estadounidense no resultó un impedimento para su 
asentamiento en los estados fronterizos.55 En 1880 el gobierno mexicano concedió 
permiso a la iglesia mormona para establecer colonias en el estado de Chihuahua. 
 
53 Hardy, 1963, pp. 45-51. Los mormones identifican a los actuales pueblos indígenas de 
América con los lamanitas, quienes habrían conocido la tradición judeocristiana de la que se 
“desviaron” hacia la idolatría y el paganismo. La iglesia mormona ha mostrado gran interés en 
convertirlos como una especie de “redención”. Mullen, 1969, pp. 23-25. 
54 Mullen, 1969, pp. 53-54. Carlos Illades menciona que Rhodakanaty, reconocido como uno de 
los precursores de las ideas socialistas en México, simpatizó con las prácticas de tipo 
cooperativistas de los mormones en sus inicios e intentó incorporar a los mormones del 
altiplano central mexicano a su proyecto socialista. En 1880 habría roto relaciones con el 
mormonismo. Illades, 2002, p. 106. 
55 Aunque no en un estado fronterizo, en 1886 arribaron los primeros colonos norteamericanos a 
Topolobampo, Sinaloa, región escasamente poblada y con excelentes condiciones naturales para 
la agricultura intensiva. Ideada por el estadounidense Albert Owen, se planeó construir un 
ferrocarril hacia Texas que mejorara la conexión del centro y este de EU con Oriente (Asia). En 
los diez años de vida, la colonia, organizada sobre bases inspiradas en el cooperativismo, vio 
pasar a 1,245 norteamericanos procedentes de los estados de California, Wyoming y Colorado 
que terminaron regresando a EU. La mala administración de la empresa de Owen, las divisiones 
internas entre los colonos y las carencias materiales y de recursos fueron causas del fracaso del 
proyecto. No obstante, la labor de los colonos estableció las bases del futuro desarrollo 
económico y poblacional de la zona. Décadas después, ésta se volvió una de las regiones 
agrícolas más importantes del país. Éste es otro ejemplo de que la colonización norteamericana 
en el norte de México fue permitida y favorecida por el gobierno de Díaz. Ortega Noriega, 
1978, pp. 11, 117-118, 198. 
 
 
21 
Los primeros colonos mormones cruzaron la frontera en enero de 1885 sin contar con 
tierras donde establecerse, lo que reflejó la premura con que salieron de EUA.56 Fue 
hasta fines de ese año cuando cerraron el trato de compra de tierras en Casas Grandes, 
Chihuahua, después de varias transacciones fallidas y a casi un año de haber arribado a 
México la vanguardia colonizadoramormona. 
Finalmente, a fines de 1885 se fundó en el noroeste chihuahuense la primera colonia 
mormona en México llamada “Porfirio Díaz” en honor a quien los apoyó en dicha 
aventura. Ese mismo año se fundaron las colonias “Juárez” y “Pacheco” (esta última en 
agradecimiento a su otro benefactor el general chihuahuense y ex ministro de Fomento 
Carlos Pacheco, quien también los ayudó). Posteriormente se fundaron las colonias 
“Dublán” en 1888, y “Chuichupa” y “García” en 1894, a las que debemos agregar las 
colonias “Fernández Leal” y “Guadalupe”,57 todas en el estado de Chihuahua. Por 
último, en Sonora se fundaron “Oaxaca” en 1892 (la cual se disolvió al poco tiempo) 
“Morelos” en 1899 y “San José” en 1908. “Dublán” (la más grande de las colonias 
mormonas en México) junto con “Juárez”, eran las más importantes debido a que 
estaban conectadas con Ciudad Juárez por medio del ferrocarril. Colonia “Juárez” 
habría ganado preeminencia entre todas debido a que albergó a la máxima autoridad de 
 
56 Webb Thomas afirma que los colonos fueron exentos del servicio militar por 20 años y del 
pago de impuestos por ingresar artículos domésticos y maquinaria agrícola. También habrían 
gozado de subsidios de 80 dólares por cada adulto y de 40 por cada niño. Webb Thomas, 1980, 
p. 18. Esto da la impresión de una colonización mormona a México ordenada y facilitada por el 
gobierno mexicano. Por su parte, Spilsbury Hatch apunta que los colonos mormones fueron 
abrumados con engorrosos trámites burocráticos por agentes migratorios mexicanos, obligados 
a pagar impuestos por los artículos que ingresaron al país y hostigados por funcionarios 
mexicanos de Chihuahua. Spilsbury Hatch, 1954, pp. 2-4. Esta versión describe un ingreso 
mormón a México caótico, apresurado y obstaculizado por las autoridades mexicanas, que 
parece predominó en el ingreso mormón a México. 
57 Las colonias “Fernández Leal” y “Guadalupe” estaban aún “en formación” en 1909. Peña, 
tomo 1, 1948, p. 187. 
 
 
22 
las colonias chihuahuenses y a que fungía como el centro educativo de las colonias, al 
albergar a la Academia “Juárez”.58 
Hay cierta polémica con respecto a las causas de la colonización mormona en México. 
Encontramos posturas que hacen hincapié en la vocación evangelizadora59 y 
colonizadora del mormonismo,60 que pronto buscó proyectarse hacia Canadá y México. 
Otros destacan la falta de tierras disponibles en los territorios de colonización mormona, 
sobre todo en Utah.61 Sin embargo, el conflicto entre los mormones y el gobierno de 
EUA62 creció con la prohibición de la poligamia como un delito federal gracias a la 
Edmunds Act (1882).63 Posteriormente, el gobierno de EUA disolvió la iglesia mormona 
como corporación y ordenó la confiscación de todos sus bienes (Edmund Tucker Act, 
1887). Dicha ley fue respaldada por la Suprema Corte de EUA en 1890.64 Esto hizo a 
México un lugar de refugio a los ojos de muchos mormones, quienes convencidos de ser 
perseguidos por el gobierno de EUA debido a sus creencias, nutrieron las colonias en 
México.65 
Hardy subraya que los mormones estaban imbuidos del espíritu pionero estadounidense 
y acostumbrados a movilizarse en busca de mejores condiciones económicas y de 
 
58 Webb Thomas, 1980, p. 21. 
59 Citado por Hardy, 1963, p. 6. 
60 Citado por Hardy, 1963, p. 3. 
61 Citado por Hardy, 1963, p. 4. Recordemos el crecimiento exponencial del número de fieles en 
EU, en tan sólo unas décadas de existencia. Robert Mullen señala que de 1830, año del 
surgimiento del mormonismo, a la muerte de Smith en 1844, ya había 40 mil fieles; en 1877, a 
la muerte de Brigham Young, había 150 mil mormones; para 1947 ya eran un millón y para 
1960 dos millones. Mullen, 1969, p. 11. 
62 A esto debemos agregar el descontento de sectores sociales estadounidenses con la expansión 
del mormonismo, evidenciado con la expulsión de los mormones de Missouri en 1839, y de 
Illinois en 1844, así como con el linchamiento de Joseph Smith, de su hermano y otros 
acompañantes por una turba mientras estaban encarcelados en Cártago, Illinois ese mismo año 
de 1844. Johnson, 1977, pp. 3-4. 
63 La ley tuvo dedicatoria especial para los mormones. El primer proyecto de ley Edmunds se 
presentó en 1862. Spilsbury Hatch, 1954, p. 261. 
64 Webb Thomas, 1980, pp. 143-144. 
65 Citado por Hardy, 1963, p. 2. 
 
 
23 
desarrollo social, incluida la práctica de sus creencias. La iglesia mormona puso sus 
ojos en México en su afán por expandirse tanto territorialmente como en el número de 
fieles. Dicha dinámica de ocupación territorial mormona de la mano del desarrollo 
económico es encontrada por Hardy como típicamente estadounidense, sugiriendo una 
estrecha relación con la fiebre del imperialismo66 que se respiraba en EUA en las 
últimas dos décadas del siglo XIX.67 
No es de extrañarse que las colonias mormonas eligieran Chihuahua y Sonora como 
lugar de residencia. Su cercanía con EUA,68 con quien estaban conectados mediante el 
ferrocarril, se combinó con el potencial económico de tierras poco pobladas y con 
importantes yacimientos minerales por explotar, lo cual despertó el interés mormón.69 
En las colonias, la iglesia mormona constituía el eje rector y regulador de la vida social. 
Su sede albergaba reuniones y la escuela (cuando aún no se contaba con un recinto 
específico para ella) y todos los colonos pagaban el diezmo anual. Debido al rápido 
crecimiento de las colonias en Chihuahua, en 1895 se conformó una estaca70 (stake) 
siendo su primer presidente Anthony Ivins.71 Lo secundaban un grupo de consejeros y 
 
66 Ortega Noriega coincide en que la política norteamericana hacia México cambió de la 
expansión territorial, que incluye los primeros 50 años de vida independiente de México, a la 
del imperialismo financiero, a partir de 1885, cuando el presidente Cleveland adoptó una 
política de control sobre las materias primas, el comercio y los ferrocarriles mexicanos, es decir, 
una “penetración pacífica”. La migración y colonización estadounidense así como su 
enriquecimiento e influencia en México, eran bien vistos y alentados por el gobierno de EU. 
Ortega Noriega, 1978, pp. 16-17. 
67 Hardy, 1963, pp. 147-148. 
68 La vecindad de las colonias mormonas en México con EU se debía a la orden expresa del 
presidente de la Iglesia mormona, John Taylor, sucesor de B. Young. Spilsbury Hatch, 1954, pp. 
4 y 15. 
69 No pocas voces en EU solicitaban al gobierno de aquel país la anexión de los territorios del 
norte de México por considerarlo de interés estratégico. Hardy, 1963, p. 149. 
70 Jurisdicción territorial que compone varias parroquias o barrios (ward), encabezada por un 
presidente, dos consejeros y un Alto Consejo. A su vez, los barrios eran administrados por un 
obispo y dos consejeros. Webb Thomas, 1980, p. 145 y Peña, tomo I, 1948, pp. 191-192. 
71 Debido a su buen desempeño en las colonias de México, Ivins fue llamado a Salt Lake City y 
fue parte del Quórum de los Doce Apóstoles, liderazgo principal de la iglesia mormona, lo cual 
 
 
24 
asistentes llamado Alto Consejo (High Council). Cualquier asunto de violencia, 
infracciones contra el rígido código moral e incluso problemas maritales eran materia de 
trabajo para el obispado y el clero menor, quienes dirigían los juicios y penas, siempre 
considerados como definitivos. 
En 1887 las colonias mormonas contaban 575 individuos y para 1908 estaban 
integradas por 3,965 incluyendo unos cuantos mexicanos que vivían con ellos.72 Los 
colonos mormones, con fuertes lazos con la Iglesia Mormona y con EUA, no se sentían 
mexicanos.73 Orgullosos de su filiación norteamericana y de sus raíces raciales nórdicas 
y británicas, no daban un trato de iguales a los mexicanos mormones y gentiles que 
vivían entre ellos. Los matrimonios con mexicanos eran mal vistos.74 La confianzaen 
sus propias capacidades y en su fe, alimentada por la creencia de ser una extensión de 
una cultura superior a la mexicana como la de EUA, desembocó en un sentimiento de 
superioridad sobre los locales. El rápido progreso alcanzado por sus colonias, rodeadas 
de pobreza, reforzó esta imagen de sí mismos y del otro. 
Aunque la mayoría de las colonias mormonas en México eran sustentables 
económicamente gracias a su producción agropecuaria, no todas fueron prósperas.75 En 
el noroeste de Chihuahua, las tierras áridas de las colonias mormonas fueron hechas 
productivas mediante pozos artesianos, según González Navarro, los primeros en el 
estado.76 
 
habla de los estrechos contactos entre las colonias en México y las máximas autoridades 
mormonas en Utah. Hardy, 1963, p. 137. 
72 González Navarro, 1969, p. 577. Por otro lado, Moisés T. de la Peña, apunta que en 1908 
había 3,592 colonos mormones en Chihuahua, incluyendo 192 mexicanos que vivían con ellos. 
Peña, tomo I, 1948, p. 187. La diferencia entre las cifras de ambos autores, de menos de 400 
colonos podría deberse a las colonias mormonas de Sonora, que de la Peña no incluye en su 
cuenta. 
73 Hardy, 1963, p. 177 y Johnson, 1977, p. 40. 
74 Hardy, 1963, pp. 177-178. 
75 González Navarro, vol. I, 1993, p. 55. 
76 González Navarro, 1960, p. 65. 
 
 
25 
Los mormones en México han sobresalido en la ganadería y la agricultura.77 A ellos se 
les atribuye la introducción a Chihuahua de los árboles de las mejores variedades de 
manzana desde EUA. Todavía en la década de 1940, dicha entidad era la única de todo 
México que producía manzana fina a gran escala.78 Poco antes de iniciada la 
Revolución, colonia “Juárez” había alcanzado junto con sus hermanas en el país, el 
mayor auge de su corta historia con importantes negocios comerciales.79 
En cuanto a la educación, los mormones siempre le han dado un lugar preponderante en 
el funcionamiento de sus comunidades, no escatimando esfuerzos y recursos 
necesarios.80 Cuando recién llegaron a México la enseñanza fue bastante informal, casi 
siempre impartida en las casas por los padres. Luego, la iglesia fue sede de la escuela 
local. En algunos casos pasaron bastantes años antes de que un edificio fuese construido 
especialmente para la escuela; mientras, los salarios de los maestros fueron pagados en 
especie más que en efectivo.81 En 1888, la Primera Presidencia de la Iglesia Mormona 
en Utah ordenó la construcción de una academia en cada estaca, incluidas las 
 
77 En una exposición agrícola celebrada en Coyoacán (al parecer en 1897) los mormones 
habrían asombrado con las fotos de sus grandes y confortables casas en las colonias de México 
y de sus productos agrícolas. De sus vacas de sangre pura Jersey ordeñaban leche con la que 
hacían quesos de magnífica calidad que competirían con los mejores Cheddar y Chester de 
Inglaterra. También producían papas de las variedades Early Rose y White Star. González 
Navarro, 1960, p. 66. 
78 Además, los mormones tendrían en la década de 1930 las mejores plantas avícolas de 
Chihuahua y habrían influido en la mejoría de la técnica agrícola local, rindiendo 
económicamente grandes beneficios al estado, a pesar de ser “indeseables”. Peña, tomo II, 1948, 
p. 123. 
79 La delincuencia era mínima; las escuelas seguían los estándares de EU, y las industrias 
florecían: la “Colonial Mercantile Company”, entonces una ramificación de la “Union Mercantil 
Company” en colonia “Dublán”, tenía mercancía valuada en 10 mil dólares. La tienda tenía una 
central telefónica que conectaba hogares, escuelas, y negocios de la comunidad. También había 
un servicio de larga distancia con las otras colonias. Spilsbury Hatch, 1954, p. 159. Por su parte, 
Moisés de la Peña señala que en las colonias en Chihuahua en 1908, el valor de la producción 
agropecuaria era de $138,750 anuales y de $364, 770 el de la industria. Peña, tomo I, 1948, p. 
187. 
80 Creencias como “la gloria de Dios es inteligencia” y “es imposible para un hombre ser 
salvado en la ignorancia” son expresión de su postura al respecto. Hardy, 1963, p. 134. 
81 Hardy, 1963, p. 135. 
 
 
26 
mexicanas.82 En 1897 se fundó la Academia Juárez en la colonia homónima.83 El 
presidente Ivins ideó un sistema escolar coordinado y centralizado para los colonos en 
Chihuahua, en el cual las escuelas elementales ya existentes de las jurisdicciones 
menores (wards) fueron las unidades básicas. La Academia Juárez desempeñó el papel 
de institución superior y rectora de todo el entramado haciendo de esa colonia el centro 
escolar y cultural de los mormones en México.84 En 1905 se construyeron instalaciones 
más amplias para la Academia. Para 1908, en ésta se impartían además de educación 
básica y bachillerato (high school), cursos de especialista en educación, negocios, 
música, arte, drama, trabajo y ciencias domésticas, carpintería y trabajo misonero.85 La 
Academia era financiada por un impuesto de 8% sobre las rentas de todos los colonos 
de México.86 El profesorado se compuso de talento local (es decir, de los residentes en 
México) y de unos cuantos nacidos en EUA. Algunos se habían preparado en la 
Universidad mormona Brigham Young (BYU), de Utah, EUA.87 El sistema escolar 
mormón en México ha sido respaldado por la Iglesia Mormona de EUA. Uno de sus 
objetivos era evitar que los colonos tuviesen que ir lejos para tener acceso a una buena 
preparación escolar. Obviamente, también se propuso inculcar valores e ideas del 
mormonismo. El estándar y la orientación académicas estaban basados en el sistema 
educativo de EUA.88 Jóvenes mormones y no mormones de Chihuahua y Sonora y de 
 
82 Johnson, 1977, p. 33. 
83 Casi al mismo tiempo se fundó otra academia en Colonia Díaz, llamada “Academia Díaz”. 
Johnson, 1977, p. 33. 
84 Al mando del sistema escolar de la estaca Juárez, se designó a Guy Wilson. Spilsbury Hatch, 
1954, p. 152. 
85 Spilsbury Hatch, 1954, p. 156. 
86 Hardy, 1963, p. 136. Johnson afirma que además del impuesto a los colonos, la Iglesia 
Mormona también contribuía. Johnson, 1977, p. 38. En la década de 1930, Peña señaló que los 
colonos debían hacer contribuciones anuales por $158 por cada niño en la escuela primaria y 
$320 por joven en la Academia. Peña, tomo I, 1948 p. 191. 
87 Los mormones reconocen en Guy Wilson, educado en BYU, a uno de los mejores directores 
del sistema educativo mormón en México. Spilsbury Hatch, 1954, p. 158. 
88 Spilsbury Hatch, 1954, p. 159. 
 
 
27 
otras partes del país, incluyendo la Ciudad de México, así como de Arizona y Nuevo 
México, asistieron a la escuela. 
Con la revolución de 1910 se generó un sentimiento antiextranjero en ciertos sectores 
del país que acabó con la mayoría de las colonias norteamericanas. En 1912 todos los 
mormones salieron de México como consecuencia de los ataques que sufrieron. Esto se 
debió en gran parte, al rencor social y la envidia que generaba en sus vecinos mexicanos 
el alto nivel de vida mormón, a quienes se identificaba como estadounidenses que sólo 
venían a explotar al país y a su población. En Chihuahua, el cabecilla del movimiento 
orozquista, José Inés Salazar, los obligó a salir de sus colonias, las cuales fueron 
saqueadas. En 1917 empezaron a retornar desde EUA donde se habían refugiado. Para 
1920 regresaron unos cuatrocientos mormones, aunque solamente a Chihuahua.89 En la 
década de 1930 las autoridades mormonas habrían reconocido la necesidad de integrarse 
y arraigarse a México por lo que animaban a los colonos a convertirse en activos 
ciudadanos mexicanos.90 Para 1935, la Academia ya enseñaba algunas clases en español 
junto con el inglés. Los estudiantes egresados del nivel preparatoria poseían un dominio 
respetable del español hablado y escrito.91 Todo parece indicar que la inclusión de la 
lengua española en la

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