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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
Programa de Posgrado en Historia 
 
LA COLONIZACIÓN DE LA PROVINCIA DE TEXAS: EL ANTEMURAL DE 
LA NUEVA ESPAÑA, 1682-1772 
 
T E S I S 
QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE: 
MAESTRÍA EN HISTORIA 
 
PRESENTA: 
PERLA ISABEL YOLOTZIN YAÑEZ HERNANDEZ 
 
Director de Tesis: 
Dra. Patricia Osante y Carrera 
 Instituto de Investigaciones Históricas 
 
Ciudad Universitaria, Cd. De México Octubre 2017 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
AGRADECIMIENTOS 
“Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría; y sobre todas tus posesiones 
adquiere inteligencia.” Proverbios 4:7 
Agradezco a Dios por dotarme de sabiduría e inteligencia para lograr 
terminar esta etapa en mi vida. 
A mi hijo, Gadiel Sánchez, por motivarme a seguir adelante. Gracias por 
enseñarme a ser mamá, por todas las luchas, desvelos, lágrimas, besos y 
alegrías. Te amo. 
A mi madre, Carmen Hernández, por ser mi inspiración y mayor ejemplo. 
Admiro tu valentía. Gracias por todo el apoyo que me has brindado. Te 
quiero mucho mami. 
A la doctora Patricia Osante y Carrera por confiar en mí para realizar este 
trabajo. Gracias por sus consejos, su ayuda incondicional y por integrarme 
al proyecto del PAPIIT IN 401911 “La expansión del Septentrión”. 
A los sinodales Dr. Gerardo Lara, Dr. Miguel Soto, Dra. María Teresa Álvarez 
Icaza, Dr. Enrique Covarrubias por sus observaciones y comentarios que 
enriquecieron esta investigación. 
A mis compañeros de seminario (Edgar, Nancy, Araceli, Jenifer, Karina), por 
leer mi trabajo y darme valiosas observaciones y sugerencias. 
A mi familia: tíos, tías, primos, primas, sobrinos. Gracias por su cariño y 
apoyo. Los amo. 
A mis amigos y colegas de la FES Acatlán, Archivo General de la Nación, del 
Posgrado y del Instituto Don Bosco, por todas esas largas charlas ya fuera 
para aconsejarme o consolarme. 
 
Soy un libro de nieve, 
una espaciosa mano, una pradera, 
un círculo que espera, 
pertenezco a la tierra y a su invierno. 
Pablo Neruda 
 
 
LA COLONIZACIÓN DE LA PROVINCIA DE TEXAS, EL ANTEMURAL DE LA 
NUEVA ESPAÑA. 1682-1772 
Introducción p.1 
1. Amenaza sobre la frontera norte de la Nueva España, la permanencia 
española en la provincia de Texas 
 1.1 Conformación geográfica de Texas 
p.19 
 1.2 Los indígenas p.22 
 1.3 La presencia española y de naciones extranjeras en el 
 septentrión 
p.33 
 1.3.1 La entrada española en Texas (1682) p.37 
 1.4 El arraigo francés en Texas (1687) p.40 
 1.5 Primeros proyectos de colonización de Texas, su 
 implementación y fracaso (1689) 
 
p.46 
2. La permanencia española en la provincia de Texas 
 2.1 El retorno a territorio texano (1717) p.72 
 2.2 El establecimiento definitivo de la provincia de Nuevas 
 Filipinas o Texas (1719) 
 
p.74 
 2.3 Los presidios: su localización y sus efectivos p.98 
 2.4 La visita de Pedro de Rivera, reforma al sistema presidial 
(1723) 
p.110 
3. Las debilidades de la colonización de Texas 
 3.1 Texas y sus nuevos asentamientos p.121 
 3.2 Altibajos de la administración texana p.132 
3.3 La propuestas del marqués de Altamira p.137 
 
 
4. La recomposición de la provincia de Texas 
 4.1 Nuevas fundaciones: misión de San Sabá p.158 
 4.1.1 La contínua presencia francesa, fundación de 
 El Orcoquizac 
p.164 
 4.2 Nuevas dificultades administrativas de la Provincia de Texas p.167 
 4.3 La visita del marqués de Rubí p.175 
 4.4 La nueva estructura de la Provincia de Texas p.184 
 4.5 La Comandancia de las Provincias Internas p.195 
Conclusiones p.204 
Bibliografía p.214 
1 
 
INTRODUCCIÓN 
Dentro de la historiografía novohispana, el estudio de lo que actualmente se 
conoce como “el norte”, ha ofrecido importantes investigaciones que nos 
permiten entender mejor la estructura social, económica, política y cultural 
de esta región. El límite territorial del norte novohispano se fue formando a 
lo largo de tres siglos, y para finales del XVIII quedaría conformado por los 
territorios de los actuales estados de Sinaloa, Sonora, Baja California, 
Chihuahua, Durango, Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas, al igual que 
parte de los estados del sur de los Estados Unidos como Nuevo México, 
Arizona, California y Texas. 
Algunos historiadores consideran como primeras exploraciones en los 
estados ya antes mencionados, las realizadas por Pánfilo de Narváez y 
Cabeza de Vaca en las costas de la actual Florida. Más allá de los territorios 
con yacimientos mineros que se conformaron en el siglo XVI, los 
exploradores, financiados y enviados por la Corona española tuvieron poco 
interés en establecerse formalmente en tierras habitadas por aguerridos 
nativos. 
Para el estudio del norte, se pueden considerar tres regiones que 
abarcan las cordilleras montañosas de la Sierra Madre Oriental y la Sierra 
Madre Occidental: noroeste, centro-norte y noreste.1 La región centro-norte 
 
1 Patricia Osante, “El Septentrión Novohispano: una secular colonización hispana” en Bernabéu Albert 
Salvador (coord.), Poblar la inmensidad: sociedad, conflictividad y representación en los márgenes del 
 
2 
 
abarcaba los actuales estados de Zacatecas, Durango, Chihuahua y Nuevo 
México. Se convirtió en una de las regiones más importantes pues conformó 
el Camino Real de Tierra Adentro que comunicaba el centro de la Nueva 
España con las principales provincias mineras y comerciales. 
 La región noroeste se consolidó en gran medida gracias a la labor que 
emprendieron los misioneros religiosos. A finales del siglo XVI se evangelizó 
a los indígenas que habitaban entre el río Sinaloa y la Pimería Alta. El 
establecimiento de las misiones jesuitas se vio acompañado por la fundación 
de presidios, por lo que llegaron también soldados y colonos independientes 
para ocupar las tierras y, a través del sistema de repartimiento, obtuvieron 
fuerza de trabajo libre, principalmente indígena. Tras descubrirse algunos 
yacimientos mineros, comenzó arribar a la región gente de distintos lugares, 
situación que después de algunas décadas generó conflictos con el sector 
religioso. Misioneros y colonos actuaban como fuerzas sociales opuestas con 
un objetivo en común: el control de las comunidades indígenas. Esto llevó a 
los jesuitas a expandir sus fronteras más allá de Sonora y Sinaloa, para 
establecer misiones en Baja California. Sin embargo, el control de los 
religiosos se vería afectado por las políticas españolas y finalmente con la 
expulsión de la orden. 
La región del noreste comenzó a poblarse a partir de los intereses 
particulares de un grupo de propietarios hacendados, militares y 
 
Imperio Hispánico (siglos XV-XIX), Ediciones Rubeo, Gobierno de España, Ministerio de Ciencia e 
Inovación, CSIC, España, 2010, p.59 
 
3 
 
funcionarios provenientes de distintos lugares de la Nueva España. Entre 
los siglos XVI y XVII,el Nuevo Reino de León y Coahuila fueron las primeras 
provincias en fundarse, seguidas de Texas y, ya en la segunda mitad del 
siglo XVIII, la Colonia del Nuevo Santander. 
A pesar de que se ha tendido a generalizar la colonización de la región 
noreste en la historiografía novohispana, cada provincia tuvo procesos 
diferentes cuyas características, si bien se pueden comparar entre sí, 
contrastan en otros aspectos. Por ejemplo, el Nuevo Reino de León y 
Coahuila comparten rasgos similares como es el establecimiento de 
haciendas ganaderas y ferias comerciales, que reflejan la consolidación del 
gobierno español en estas dos provincias y de las cuales se partió para las 
exploraciones más allá del río Grande del Norte. En el caso del Nuevo 
Santander, última región del noreste colonizada, hubo un proyecto 
colonizador primario para su fundación. En los últimos años, esta Colonia 
ha sido estudiada con mayor profundidad y de ello han surgido 
investigaciones que han aportado nuevos datos e interpretaciones sobre su 
poblamiento y administración. 
 En cuanto al estudio de la historia de Texas, los investigadores 
norteamericanos nos ofrecen diversos trabajos sobre la provincia. Sin 
embargo, los historiadores mexicanos han ofrecido algunos estudios sobre 
Texas a pesar de contarse con abundante información documental y 
 
4 
 
bibliográfica. Si bien, se pueden encontrar investigaciones amplias sobre los 
últimos años novohispanos y del siglo XIX. 
 Por tanto, la provincia de Texas en este periodo ofrece una gama de 
temáticas poco exploradas, que se pueden desarrollar a partir de la 
historiografía angloamericana y mexicana. Además, se encuentra una gran 
cantidad de documentos que, aun cuando ya han sido revisados y 
estudiados, pueden ofrecer nuevas interpretaciones a la historia de la 
provincia de Texas. En el caso de la documentación consultada para el 
presente trabajo, se revisaron los fondos del Archivo General de la Nación y 
el Archivo Franciscano del fondo reservado de la Biblioteca Nacional, sin 
dejar de considerar otras fuentes documentales en el extranjero, pero debido 
a la gran cantidad de información que ofrecen, se le dio prioridad a los 
acervos mexicanos. 
 En cuanto a la producción historiográfica en torno a la provincia de 
Texas, algunos investigadores mexicanos mostraron interés por realizar 
estudios más profundos sobre la provincia. Ejemplo de ello es la obra de Vito 
Alessio Robles, Coahuila y Texas en la época colonial (1938), que refiere de 
manera detallada y descriptiva una gran cantidad de acontecimientos que 
van desde la transformación geográfica que sufrió el territorio de Coahuila 
y Texas hasta la independencia de México. Sus fuentes, algunas basadas en 
el Archivo General de la Nación, y otras de distintos acervos y documentos 
particulares que fue coleccionando a lo largo de su vida, hace que esta obra, 
 
5 
 
se vuelva indispensable para su consulta en cualquier investigación en 
torno a Texas y Coahuila. 
 Otro más, es el estudio realizado por Lino Gómez Canedo, Primeras 
exploraciones y poblamiento de Texas (1686-1694) (1988), no solamente hace 
una recopilación de los textos de los primeros exploradores que llegaron al 
territorio, sino que se adentra a los avances que se hicieron tanto por los 
misioneros como de españoles apoyados por las autoridades novohispanas. 
La importancia de esta obra es el estudio introductorio y las notas que hace 
Gómez Canedo, al explicar que las exploraciones españolas tarde o 
temprano se realizarían tras la presencia de los franceses, principalmente 
en la región de la Bahía del Espíritu Santo. Es así, que poco a poco nos lleva 
en su estudio sobre estos avances hasta el primer abandono de la región. 
 Otro texto es la tesis doctoral de Guadalupe Curiel Defossé, Relación 
Geográfica e Histórica de la Provincia de Texas o Nuevas Filipinas (1673-
1779), de fray Juan Agustín Morfi. Ensayo de análisis historiográfico (1994), 
que abre una nueva ventana para la interpretación historiográfica de las 
fuentes bibliográficas sobre Texas. El principal tema que aborda es el 
desarrollo de la obra de fray Agustín Morfi, así como un análisis profundo 
del mismo. 
 Cabe destacar que las obras de otros autores, como es el caso de Luis 
Navarro García, con el libro Don José de Gálvez y la Comandancia de las 
Provincias Internas del Norte de la Nueva España (1964), base para otros 
 
6 
 
autores. Destaca la política de los virreyes en torno a los proyectos de 
consolidación en la frontera norte, brinda factores que pudieron influir en 
la movilización de los indios en las provincias españolas y así obtener 
beneficios, y hace relación sobre las estrategias que utilizaron los españoles 
para defender los límites territoriales. Bajo una temática similar, la obra de 
María del Carmen Vázquez, Establecimiento y pérdida del septentrión de 
Nueva España (1973), que nos ofrece una revisión historiográfica sobre el 
norte además de un recorrido por todas las instancias políticas del 
septentrión novohispano. 
 No se puede dejar de mencionar las obras de Cuauhtémoc Velasco y 
de Patricia Osante. El primero ofrece un estudio sobre los comanches y los 
apaches desde sus orígenes hasta las relaciones con los españoles a 
principios del siglo XIX, como se puede ver en su obra Pacificar o negociar: 
los acuerdos de paz con apaches y comanches en las provincias internas de 
Nueva España, 1784-1792. La doctora Osante, por otro lado, hace un 
acercamiento a la historia de Texas a partir de la relación de esta provincia 
con el Nuevo Santander, como se puede apreciar en su texto Poblar el 
Septentrión I. Las ideas y las propuestas del marqués de Altamira. 1742-1753 
(2012). Todos ellos apoyados en los informes y relaciones que dejaron 
exploradores y visitadores españoles. 
 Para este trabajo también resulta importante la aportación de la 
historiografía estadounidense la cual permite ver y comparar su punto de 
 
7 
 
vista en relación con el mexicano, como son las obras de David J. Weber, 
Herbert Bolton, Donald E. Chipman, Félix Almaráz, entre otros autores. La 
obra de Donald E. Chipman, Texas en la época colonial (1992), tiene el 
propósito de hacer notar a los mismos estadounidenses la importancia de 
este periodo en la historia de los Estados Unidos. A pesar de ser una obra 
muy completa presenta el inconveniente de no tomar en cuenta ni uno solo 
de los archivos mexicanos. David Weber con su texto La frontera española 
en América del Norte (2000), es un autor oportuno en su acercamiento a la 
historia de España y el tomar en cuenta las diferencias culturales, políticas 
y económicas en relación con América, y también ser un estudioso de la 
historia básico para muchos investigadores. 
 Herbert Bolton, con Texas in the Middle Eighteen Century (1962), es 
otro autor estadounidense y de los primeros en adentrarse a la historia de 
Texas novohispana desde otra perspectiva, ya que ofrece un amplio estudio 
sobre todas las instituciones novohispanas en Texas y sus conflictos; 
argumentaba que debía existir una visión equilibrada del pasado que 
incluyera la comprensión de los orígenes hispánicos. Además de estas obras 
se encuentran numerosos artículos enfocados específicamente a Texas o 
como parte del contenido de diversos estudios sobre el norte, sin dejar de 
mencionar la revista texana The Southwestern Historical Quarterly con sus 
numerosos artículos en torno a la región. 
 
8 
 
 A pesar de los estudios históricos y arqueológicos que se han realizado 
en Texas, la visión de los investigadores del lado norte del río Bravo respecto 
a la colonización española de esta provincia, es solamente parte de un legado 
cultural; se le ha dado importancia a la relevancia que tuvo la 
administración española en otros aspectos como es el social o el político,mismo que está relacionado con la labor que desempeñaron los 
gobernadores de la provincia y militares, además de las relaciones con los 
indígenas del lugar y con los religiosos misioneros. Si bien algunos hispanos 
radicados en Estados Unidos han hecho estudios sobre temas específicos de 
la administración novohispana, como son José Manuel Serrano y Joaquín 
Rivaya, hace falta adentrarse en otras temáticas que ofrece la historia de 
Texas.2 
 Por ello, en la presente investigación, durante el primer capítulo se 
plantea las primeras incursiones en el noreste de la Nueva España. Se 
presenta un contexto de las primeras exploraciones de españoles y 
extranjeros no sin antes mencionar el medio geográfico de Texas, es decir, 
su clima, vegetación y con qué territorios colindaba. También se muestran 
los proyectos iniciales de poblamiento, mismos que se caracterizaron por 
darle prioridad a la fundación de misiones como método para congregar 
indios. Tras el abandono temporal de los españoles por falta de recursos y 
 
2 “Tan sólo en las dos últimas décadas los especialistas en las fronteras han ampliado nuestra comprensión, 
más allá de importantes preocupaciones […] como la exploración, las instituciones y la biografía, a campos 
que las generaciones anteriores habían menospreciado: la historia social, la etnohistoria, ecología, la 
arqueología y la geografía histórica, la demografía y el estudio de enfermedades.”, David J. Weber, La frontera 
española en América del Norte, Fondo de Cultura Económica, México, 2000, p.21. 
 
9 
 
el ataque de los indios, nuevamente los proyectos de poblar la provincia de 
Texas se retomaron ante la presencia de galos en la región. Con dificultades 
se fundan algunas misiones y presidios. Los más sobresalientes por su 
permanencia y prosperidad, fueron los ubicados cerca del río San Antonio y 
la Bahía del Espíritu Santo, hoy conocida como Bahía de Matagorda. 
 Es precisamente en el segundo capítulo que se puede observar cómo 
estos sistemas se van consolidando y conviviendo entre ellos, sin dejar de 
lado el factor internacional con la presencia de los colonos franceses en la 
vecina Luisiana. Se hace referencia a la importante visita Pedro de Rivera, 
designado para evaluar la situación de los presidios en toda la frontera norte 
y cuyas propuestas llevaron a una reestructuración de la provincia. Es así 
que en el tercer capítulo se muestran varias dificultades que tuvo que 
enfrentar la provincia, el traslado de habitantes de las islas Canarias que 
darían lugar al establecimiento de la villa de San Fernando y otra serie de 
cambios como los planteados por el marqués de Altamira. Finalmente, en el 
cuarto capítulo, se observa una nueva política novohispana que lleva a la 
provincia a sufrir otro cambio con las primeras propuestas de las reformas 
borbónicas. Para su ejecución se realizó un nuevo reconocimiento territorial. 
De gran peso fue la que realizó el marqués de Rubí cuyas sugerencias, 
observaciones y propuestas, derivarían en un documento oficial en 1772 
que regulaba los presidios y sus efectivos. Sin embargo, otros cambios se 
generarían a nivel administrativo y territorial al conformarse la 
Comandancia General de las Provincias Internas. 
 
10 
 
 Cabe mencionar que la temporalidad contemplada para este estudio va 
de 1682, con las primeras exploraciones de reconocimiento del territorio 
texano por parte de los españoles, hasta 1772, año en que se publicó la 
regulación de los presidios con el propósito de revisar y analizar la 
formación y consolidación de la provincia, al igual que las dificultades que 
tuvieron que enfrentar los gobernadores, así como un cambio en la dinámica 
social a partir de las distintas reformas emprendidas por las autoridades 
españolas gracias a las propuestas hechas por Pedro de Rivera en 1721 y a 
las de Altamira en 1743. Tras el informe del marqués de Rubí en 1764, hubo 
una serie de iniciativas para modificar los límites fronterizos y reforzar los 
distintos establecimientos civiles y militares en todo el norte que, como 
mencioné anteriormente, se concretaría en la expedición de las regulaciones 
de los presidios, para que, posteriormente en 1772, se crearan las Provincias 
Internas, cuyas características administrativas, si bien son importantes, 
corresponden a una dinámica política diferente a la que realizó la Corona en 
años anteriores ya que se pretendía un mayor control por parte del gobierno 
español a través de la Comandancia General de las Provincias Internas. 
Dicha temporalidad, es apoyada por algunos cuadros complementarios que 
fueron elaborados a partir de las fuentes consultadas. 
 Un aspecto importante sobre la colonización de Texas fue en el ámbito 
internacional pues reflejaba la situación que se generó durante la guerra de 
los Siete Años. También se muestran los mecanismos de colonización que 
se implementaron a través de los distintos proyectos que reflejan la 
 
11 
 
estrategia, idiosincrasia y situación política y social de la región para 
establecerse, mismos que respondían a la necesidad de crear los límites 
territoriales con Luisiana. Si bien en un inicio las exploraciones tuvieron 
como finalidad el reconocimiento del territorio, poco a poco se fueron 
formando estos proyectos por diversos factores, como fueron las condiciones 
del lugar al buscar fuentes de agua y tierras fértiles. Otro factor fue la 
disposición de los indios, que llevó a las autoridades a diseñar una serie de 
estrategias inicialmente para que se redujeran a los nativos en las misiones 
pero que, dada su resistencia a quedarse en los establecimientos españoles, 
se buscaron otros mecanismos para mantener su lealtad. Así mismo, el 
apoyo económico de particulares, y del erario público que llevó también a 
una serie de medidas para reducir gastos. 
 Por tanto, a pesar de la valiosa información documental y bibliográfica 
que se tiene sobre la presencia francesa en Texas, poco peso se le ha dado 
a su intervención en el territorio, ya que tuvieron fuertes lazos con grupos 
indígenas del lugar, razón por la que se realizaron las exploraciones y 
establecimiento español en esas latitudes, además de que llevaron al 
gobierno español a tomar serias medidas para desvincular las relaciones 
que mantenían los galos con los indios y controlar o detener sus incursiones 
en territorio español. Todo esto aunado a la situación política poco cordial 
que se daba en el viejo continente entre España y Francia durante el siglo 
XVII y principios del XVIII. La intromisión extranjera desde principios del 
siglo XVII, fue una preocupación latente para el gobierno español pues 
 
12 
 
representaba un peligro para la Corona española. El contacto de franceses 
con la población indígena generó una fuerte preocupación en el gobierno 
novohispano pues, a su juicio, obstaculizaba la rendición y sometimiento de 
los indios rebeldes. Las autoridades españolas trataron de mantener 
relaciones relativamente pacíficas con los franceses, pero hicieron lo posible 
por evitar que los galos penetraran a sus territorios. 
 Por otro lado, la provincia de Texas, al carecer de minas como en 
otras zonas, desarrolló una economía a baja escala. Es decir, una actividad 
agrícola de autosustento y de ranchos ganaderos bajo un comercio local. 
Además, se intentó poblar la provincia con gente de otros lados, como 
Tlaxcala, o de origen europeo como fue el traslado de familias de las islas 
Canarias. Muchos de los que decidieron incursionar en estos territorios eran 
hacendados, militares y funcionarios de otros lugares de la Nueva España 
que auspiciaron muchas de las expediciones y crearon proyectos de 
ocupación que cubrieron ciertas necesidades en su momento. Fue, por 
tanto, un poblamiento sui generis que poco se ha trabajado en las 
investigaciones. Sibien es cierto que los mecanismos y estrategias utilizados 
por los españoles no diferían de las realizadas en otras demarcaciones, 
considero importante su poblamiento debido a su posición territorial, sus 
características geográficas y sus nativos. 
 Un factor importante en este proceso de poblamiento fue el lograr 
que los indígenas se redujeran en lugares que permitieron vigilarlos y 
 
13 
 
controlarlos. De hecho, lo anterior representó una de las tareas primordiales 
que realizó el gobierno en trabajo conjunto con los misioneros. Los indios de 
la provincia de Texas estaban conformados por tribus nómadas y 
sedentarios, las cuales unas eran pacíficas (como los Texas), otras guerreras 
(como los apaches y comanches). El trabajo desempeñado por funcionarios 
civiles y eclesiásticos, no sólo consistía en concentrarlos en diferentes 
puntos del territorio que inclusive los mismos nativos solicitaban, como por 
ejemplo la misión de San Javier, cerca del río del mismo nombre, sino que 
implicaba labores de evangelización y adoctrinamiento, además de 
garantizar la mano de obra indígena que requería la población en general. 
La experiencia con los pueblos indígenas del norte en Texas fue similar al 
de otras regiones, pues el contacto con éstos en ocasiones fue pacífico pero 
en otras, violento. Esta situación influyó como factor en las medidas 
políticas por proteger la frontera y sus establecimientos, ya que al no 
poderse concentrar a estas tribus en las misiones o poblaciones, se intentó 
llevar una relación cordial con ellos mediante regalos y pactos de paz, 
además de reducir la influencia y tratos con los extranjeros, tal como se 
mencionó líneas arriba. 
 Queda claro que el gobierno español no podría haber logrado esto sin la 
labor de la Iglesia. Desde tiempos de las primeras entradas de los españoles 
al continente americano, la espada estaría acompañada de la cruz. En el 
caso de Texas, los religiosos franciscanos del colegio de Propaganda Fide de 
Querétaro, y posteriormente del colegio de Zacatecas, tuvieron una labor 
 
14 
 
importante para la reducción de los indígenas en sus misiones. Formados 
en 1622 con la finalidad de fomentar la obra misional católica, se 
establecieron 34 colegios en toda América, de los cuales dos se dedicaron a 
dicha labor en Texas y otras regiones. En un principio, el colegio de 
Querétaro se encargó de la evangelización de los indios y posteriormente 
compartiría dicha labor con el colegio de Zacatecas. Sin embargo, durante 
la década de los veinte del siglo XVIII, hubo roces entre ambos colegios por 
el control de las misiones. La fundación de éstas tuvo el objetivo de 
evangelización al igual que formar parte de las estrategias de ocupación de 
los territorios del norte y su colonización. En Texas, las misiones 
franciscanas, a pesar de las dificultades y enfrentamientos que sostuvieron 
con las autoridades y entre ellos mismos, se conjuntaron con los presidios 
para su subsistencia. Ante un territorio desconocido y hostil, se necesitaba 
la presencia militar para custodiar a los misioneros y garantizar la 
evangelización de los nativos; por lo que los presidios, baluartes militares 
que se habían ya establecido en otras provincias, tuvieron un doble objetivo: 
salvaguardar las misiones y vigilar la región de posibles ataques tanto de 
extranjeros como de indios. 
 Así, la colonización de Texas fue parte de un movimiento colonial 
expansivo que responde a la necesidad de poblar una provincia que 
permitiría el bloqueo fronterizo con Luisiana. De allí que los españoles 
denominaran, no de forma arbitraria, el antemural de la Nueva España. 
Término que refiere a la defensa estratégica de las ciudades a través de dos 
 
15 
 
muros. Pero que, bajo este contexto, se utiliza de forma abstracta para 
definir una protección segura, así como de defensa geopolítica y cultural. 
Dicho antemural fue vital para salvaguardar los intereses españoles en la 
frontera a pesar de que no se contaba con suficientes condiciones para ello. 
Por lo que el gobierno novohispano planteó estrategias de defensa al mismo 
tiempo que de poblamiento. 
 Weber plantea muy acertadamente dos niveles en la disputa de la 
frontera3: una a intramuros donde el conflicto se da entre los habitantes 
fronterizos de ambas sociedades, tanto del invasor como del invadido que 
ofrecían oportunidades de beneficios ante la lucha de poder. Ejemplo de ello, 
como se verá más adelante, fue el continuo problema de contrabando de 
mercancías en los presidios españoles que ingresaban y adquirían artículos 
franceses por sus bajos costos. El segundo nivel de disputa es de 
intermuros, cuando las sociedades se enfrentan entre sí a lo largo de las 
fronteras. Como fue en el caso de los franceses cuando traspasaron los 
límites territoriales y establecieron Nacogdoches. Esto justifica, en cierta 
media, el que Texas haya sido considerado como un antemural, no 
solamente por establecer límites territoriales, sino como un fenómeno de 
interacción entre dos culturas, y en este caso hasta tres, españoles, indios 
y franceses.4 Sin embargo, tal función cambiaría con el paso del tiempo tras 
anexarse Luisiana a la corona española. 
 
3 Ibidem, p.29. 
4 Ibidem, p.27 
 
16 
 
 Por tanto, las dificultades en la colonización de Texas no fue la 
naturaleza inhóspita de su territorio sino la distancia entre el centro de la 
Nueva España y la provincia, el peligro ante los ataques de indios, las 
políticas gubernamentales que daban las ventajas a los rivales extranjeros 
que retrasaban el crecimiento económico y civil. Aun hay mucho por 
explorar sobre la historia de la provincia de Texas. 
Por tanto, estos aspectos son los que habré de estudiar en esta 
investigación, sin desdeñar, desde luego, lo ya escrito, pero tratando de 
aportar nuevos elementos y análisis que enriquezcan el conocimiento sobre 
la provincia novohispana de Texas, como parte importante del virreinato de 
la Nueva España. 
 
 
17 
 
I 
AMENAZA SOBRE LA FRONTERA NORTE DE LA NUEVA ESPAÑA, LA 
PERMANENCIA ESPAÑOLA EN LA PROVINCIA DE TEXAS 
 
Las innumerables expediciones a distintas partes del Reino de la Nueva 
España, tenían por objetivo reconocer los territorios y los recursos naturales 
con los que se podían contar, así como el de conocer a los futuros súbditos 
del rey y de la Iglesia. Aunque, también es cierto que los españoles tuvieron 
otras motivaciones para iniciar la avanzada territorial en lugares 
desconocidos.5 Una de éstas fue el intento de consolidar el dominio español 
en estos lejanos lugares a través del arraigo de pobladores y así evitar 
posibles invasiones de extranjeros (hecho que no se pudo evitar pero sí 
contener), e inclusive poder encontrar ciudades míticas donde abundaban 
metales como el oro y la plata. Ejemplo de ello fue el descubrimiento de los 
ricos yacimientos argentíferos en el cerro de La Bufa y el Real de Minas de 
Zacatecas, que permitió el establecimiento una entidad político-
administrativa denominada Nueva Vizcaya, seguida de la provincia de Nuevo 
México, cuya exploración se debió a las narraciones en torno a las míticas 
ciudades de Cíbola y Quivira. Es así que los límites territoriales del dominio 
español se fueron moviendo a lo largo de los siglos y después durante el 
México independiente. 
 
5 Esta región se caracterizó por la búsqueda y explotación de centros mineros que permitieron la consolidación 
de centros urbanos habitados por una población proveniente de otras regiones. Patricia Osante, “El 
Septentrión Novohispano…”, p. 59. 
 
18 
 
El presente capítulo tiene como objetivo mostrar cómo los españoles 
buscaron una estrategia para detener el avance de los franceses en el 
noreste de la Nueva España. Mediante el reconocimiento de dicha región,se 
fueron originando las condiciones para, posteriormente, idear un plan de 
colonización en la provincia de Texas o Nuevas Filipinas y los exploradores 
que fueron enviados por el gobierno español, presentaron varios proyectos 
para la ocupación del territorio. Asimismo, la presencia francesa dio lugar a 
que se formara de manera definitiva la provincia de Texas o Nuevas 
Filipinas, tras varios años de ausencia española en el territorio. 
 
 
19 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Mapa 1.División territorial de la Nueva España en provincias y gobiernos (1534-
1776). FUENTE: Beatriz Braniff Cornejo, Sugerencias para la ubicación geográfica 
e histórica de los ensayos sobre las culturas del norte. 
 
CONFORMACIÓN GEOGRÁFICA DE TEXAS 
Texas se caracteriza por tener una geografía diversa.6 Hacia el sureste, se 
encuentra una gran red de ríos que desembocan en el Golfo de México, cuyo 
principal río sería el Mississippi, mismo que servía de frontera con el 
entonces territorio francés, llamado Luisiana. De igual importancia era el 
 
6 Hay varias interpretaciones respecto al origen del nombre de Texas, pero algunos autores se inclinan por la 
explicación que da fray Damián Mazanet. Al parecer en una de las exploraciones, los españoles se encontraron 
un grupo de indios y su líder les decía “techias” que quiere decir amigos. Después se les asignó ese título a los 
indios que formaban el grupo lingüístico de los asinai: “Advierto que este nombre de texias son todas las 
naciones amigas; este nombre es común en todas ellas, aunque la lengua sea diferente […]”. Lino Gómez 
Canedo, Primeras exploraciones y poblamiento de Texas (1686-1694), Editorial Porrúa, col. Biblioteca Porrúa 
no. 93, México, 1988, p.88 y 89; Patricia Guadalupe Alfaro Guerra, “Damián Mazanet, misionero franciscano, 
explorador y evangelizador en el Septentrión Novohispano” en María Luisa Rodríguez Sala, María Eugenia Cué, 
et.. al., La expansión del Septentrión Novohispano (1614-1723), algunos personajes y sus contribuciones, T. I, 
Instituto de Investigaciones Sociales, UNAM, Instituto Estatal de Documentación de Coahuila, México, 1997, 
p.205. 
 
20 
 
río Grande o del Norte (actualmente, río Bravo) que, a comienzos del 
reconocimiento de Texas, era el límite territorial con las provincias de 
Coahuila y Nuevo León.7 La presencia de estos mantos acuíferos daba lugar 
a grandes extensiones de pastos y valles ricos en numerosas especies de 
árboles. Aunque también existían áreas pantanosas, principalmente en las 
temporadas de lluvias. (ver mapa 2) 
 Hacia el norte y oeste de Texas, se encuentran las Montañas Rocosas y 
las Llanuras Altas, cuyo límite es Cabo Rock, una de las formaciones físicas 
más sorprendentes de todo el estado de Texas.8 Por el contrario, las llanuras 
altas “son conocidas por su falta de características físicas reconocibles.” 
Estas grandes llanuras se extienden hacia el sudoeste y dan lugar a la 
Meseta de Edwards que se distingue por tener formas suaves y onduladas, 
aunque también tiene zonas muy escarpadas que se acentúan a causa de 
la erosión. Hacia el extremo sur del sistema de las Montañas Rocosas, y que 
constituye el límite actual occidental de Texas, se encuentran desiertos y 
montañas de los cuales el pico de Guadalupe se convierte en uno de los 
puntos más altos al este de las Rocosas. 
Este sistema, compuesto por diversas edades geológicas, se 
caracteriza por estar rodeado de vastos desiertos.9 Por otro lado, la fauna 
 
7 Cabe señalar que los límites geográficos actuales, no corresponden a los de la época ya que la provincia de 
Coahuila se extendía más allá del río Bravo y comprendía parte del sur de Texas. Lo mismo pasa con la 
provincia del Nuevo Santander y de Nuevo México, las cuales también contaban con parte del territorio del 
actual Texas. 
8 Donald L. Chipman, Texas en la época colonial, Colecciones Mapfre 1492, Madrid España, 1992, p.18. 
9 Chipman, ibidem, p.20. 
 
21 
 
texana era muy abundante: venados de varias especies, jabalíes, osos, gatos 
monteses, pumas, zorros, coyotes, liebres, conejos, armadillos; bisontes en 
gran abundancia.10 En los ríos y lagunas se podían encontrar robalos, 
sardinas, anguilas, bagres, piltontes, dorados, matalotes, mojarras y agujas. 
Y qué decir en las aguas marítimas donde abundaban las especies 
marítimas propias del Golfo de México como, por ejemplo, tiburones, 
tortugas, ballenas, atún, mero y pergos.11 
 
Mapa 2. Principales bahías y ríos de Texas. 
Fuente: Chipman, Texas en la época colonial. 
 
10 Posteriormente se integrarían a esta fauna animales domésticos de origen europeo, como gallinas, perros, 
vacas, bueyes, entre otros. Pero el animal más apreciado y utilizado, tanto por indios como por españoles, 
fue el caballo que se incorporó a la vida salvaje del lugar. 
11 Vito Alessio Robles, Coahuila y Texas en la época colonial, Editorial Cultura, México, 1938, p.36. 
 
22 
 
 
 
23 
 
LOS INDÍGENAS 
 Los nativos de la provincia de Texas, tal como sucedía en otras 
provincias de la Nueva España, formaban distintos grupos étnicos. Existían 
dos confederaciones del tronco lingüístico caddoan: los asiani y los caddos, 
ambos compuestos por distintos grupos de indígenas. Los asinai habitaban 
hacia el norte del río Natches y estaba compuesta aproximadamente de diez 
o más tribus, tales como los hasinais, nacogdoches, nasonis, nadaco, 
nabedache, entre otras. Los caddos vivían hacia el noroeste del grupo de los 
asinais, a lo largo del río Rojo, entre el río Natchitoches y la región de 
Texarkana; algunas de sus tribus eran adaes, natchitoches, yatasi, 
cadodacho. Fuera de estas dos confederaciones existían otros grupos de 
indígenas como los orcoquizas, bidai, deadose y atacapa, ubicados al sur 
del río Trinidad. 
 Otras tribus se encontraban a lo largo de las costas entre el río Trinidad 
y el río de las Nueces como eran los cocos, cujane, karankawas, copane y 
coapite (ver mapa 3). La mayoría estaban organizados bajo un sistema 
familiar en el que había un jefe o cabeza, quien tenía a su mando varias 
bandas. Algunas veces formaban confederaciones entre ellos para 
defenderse de un enemigo en común. Otras tribus no mencionadas pero de 
igual importancia en la región son los jumanos y los coahuiltecas. Los 
jumanos es ubicaban en la Junta de los Ríos y eran denominados por 
Cabeza de Vaca como “vaqueros”. Se dedicaban al cultivo y también a la 
caza de búfalos. Los coahuiltecas estaban hacia el sur de las tribus 
 
24 
 
karankawas que a su vez se subdividían en distintas bandas y en su mayoría 
eran cazadores-recolectores. (ver cuadro 1) Para 1777, estos pueblos eran 
considerados por las autoridades novohispanas como “indios del norte” para 
distinguirlos de los apaches y comanches. Se incluían a los Texas, vidas, 
tahuayaces, tahuacanos, iscanis, gitchas, tancahues, orcoquizas, ayses, 
aguages y xaranes.12 
 
 
Mapa 3. Conformación de los distintos grupos de indios en Texas 
FUENTE: R.E. Moore, www.texasindians.com, 1999. 
 
 
12 Cuauhtémoc Velasco Ávila, Pacificar o negociar: los acuerdos de paz con apaches y comanches en las 
provincias internas de Nueva España, 1784-1792, México, INAH, 2015, p.31. 
http://www.texasindians.com/
 
25 
 
En algunas tribus había un jefe de paz y otro en tiempos de guerra, cuyo 
título se ganaba por méritos. Cuando se organizaba una expedición 
guerrera, el jefe invitaba mediante regalos a las bandas, pues nadie estaba 
obligado a seguirlo y podían dejar la expedición en el momento en que 
quisieran. Durante las campañas de guerra tomaban muchas precauciones 
para no ser sorprendidos por el enemigo, dormían poco y comían lo que 
encontraban en el camino. 13 
 En cuanto a su formade sustento, los grupos asinais practicaban la 
agricultura y la caza de búfalo (también conocido como cíbola). Los caddos 
tenían una cultura similar a los asinais, y las tribus pertenecientes a la 
familia de los atacapa tenían una agricultura mínima, por lo que vivían 
principalmente de la caza y la pesca. En cambio, los indígenas de las costas 
se dedicaban a la caza, la pesca y recolección; además de ser más belicosos 
y practicar el canibalismo. Los indios de Texas consumían principalmente 
vegetales, lechuguilla, sotol, raíces, semillas, tunas y nueces. Aquellos 
grupos que se dedicaban al cultivo, producían maíz, frijol, calabaza y 
melón.14 
 Los nativos que se incorporaron a las misiones, en un principio eran 
descuidados con los animales y mostraban poco interés en conservar su 
comida o ropa, además de que robaban fruta o verdura, y continuaban con 
la práctica de la caza y pesca. Aunque algunos acogían bien a los misioneros 
 
13 Herbert Eugene Bolton, Texas in the middle eighteen century, New York, Russel and Russel Inc., 2a. Ed., 
1962, p.1-3. Chipman, op. cit., p.29 y 33. 
14 “Relación sobre indios por fray Francisco Casañas”, en Gómez Canedo, op.cit., p.81 y 82. 
 
26 
 
ya que pensaban que con ello obtendrían beneficios materiales, y acceso a 
los artículos españoles. También los nativos consideraban a los religiosos 
como intermedios con los soldados españoles o con otras tribus.15 Las 
mujeres acostumbraban salir en las tardes a comer frutas silvestres como 
tunas, zarzamoras, nueces, camotes y otras raíces, también se alimentaban 
de maíz, frijol chiles y calabazas. La carne seguía siendo parte básica de su 
dieta y los misioneros les proveían de vacas pero también consumían 
conejos, pájaros, ratas. Cabe destacar que la población indígena fuera de 
las misiones no era muy numerosa. Como llegó a suceder en otras partes de 
la Nueva España, la disminución de la población se debió a las guerras entre 
las tribus y a las enfermedades llegadas de Europa. 16 
 La visión de los españoles respecto de las tribus que habitaban la 
provincia de Texas, fue muy variada. Tras combatirse la política de la 
esclavitud a través de la guerra que fue practicada a finales del siglo XVI, se 
buscaron nuevos métodos para colonizar pacíficamente los territorios 
mediante la conversión de los indígenas. Esto se puede ver en las propuestas 
que los primeros exploradores en el territorio texano plantearon a las 
autoridades reales. Los primeros contactos con los naturales dieron la 
imagen tanto a religiosos como a civiles de ser dóciles y dispuestos a 
someterse a la autoridad del rey español. Sin embargo, el “carácter 
 
15 David J. Weber, op.cit,, p.170, 174 y 175. 
16 A la llegada de los españoles, los coahuiltecos ya estaban en vías de extinción. Estos pueblos de lengua 
coahuilteca del bajo río Grande, se veían atrapados entre los españoles que se desplazaban hacia el norte y 
los apaches que avanzaban hacia el sur. Cabe señalar que posteriormente se hablará con mayor detalle de 
otras tribus como son los apaches y comanches. Gómez Canedo, op. cit., p.45; Weber, op. cit., p.277 
 
27 
 
cambiante” de los indios generó quejas y recelo contra ellos. Aquellos que 
se sometían a la autoridad virreinal eran considerados “indios de paz”; 
mientas los que se oponían al dominio territorial español y se negaban 
asentarse en lugares fijos, se les denominaba “indios bárbaros”. 
 Lo cierto es que los naturales se resistieron a vivir en las misiones. 
Fueron pocos los que permanecieron de forma definitiva con los religiosos. 
La mayoría se quedaba de manera temporal para huir nuevamente a los 
montes e inclusive muchos se dedicaron al robo de ganado y cultivos y otros 
atacaban los asentamientos españoles. La desconfianza que tenían los 
hispanos hacia los indígenas se propició también por las alianzas que 
hacían éstos con los franceses. Es de llamar la atención que por más que 
trataban las autoridades españolas de ganarse el favor de los indios con 
regalos, éstos se iban con el mejor postor. Adoptaron el manejo del caballo 
y de las armas y aprendieron a comerciar con los europeos. “Los franceses 
llegaron a proporcionar un mercader a cada ranchería. Los españoles 
oficialmente, no comerciaban ya que lo prohibían las leyes coloniales, pero 
el índice de contrabando en Texas era muy alto.”17 A pesar de ello, algunos 
funcionarios de Nuevo México y Texas llegaron a dar armas y municiones a 
los indios de las misiones cuando convenía a sus propósitos. 
 
 
17 Gómez Canedo, op. cit., p.46. Weber, op. cit.,p.258 
 
28 
 
CUADRO 1 
Confederación Tribus Ubicación Características 
Asinai 
Hasnais 
Nacogdoches 
Nasonis o 
nazonis 
Nabedache 
Texas 
Naguados 
Nacisis 
Navidachos o 
navadachos, 
nabedachos 
Ayxs 
Los texas, río Neches y 
Sabina. Los navidachos 
al oeste del río Neches. 
Los ayxs en las 
inmediaciones del río 
Sabinas. 
Los ayxs eran considerados 
“viciosos”. Los Texas tenían 
las casas asentadas y 
redondas, practicaban el 
cultivo y la caza. 
Caddos 
Adaes o adais 
Natchitoches 
Yatasi 
Cadodacho 
Vidais o 
bidais 
Tahuacanos 
Iscanis 
Nadacos o 
anadarkos 
Ayces o aizes, 
ays 
Adaises 
Quitchas o 
kichaes, 
quitseis 
Cerca del río Sabina. 
Los vidais, en la parte 
baja del río Trinidad. 
Los ais, sobre el río 
Atoyac cerca de 
Nacogdoches. Algunos 
cerca de la parte alta del 
río Trinidad y del río 
Rojo. 
Se cree que los vidais están 
emparentados con los atacapa 
porque lingüísticamente 
coinciden. Eran agricultores y 
cazadores. Los bidais eran 
numerosos y acosaban la 
misión de Bucareli, además 
de que tenían amistad con los 
apaches lipanes. 
Wichita 
Iscanis 
Huecos 
Taguacanes o 
tahuacanos, 
tawakani 
Guatichas u 
obedsitas 
Huecos 
Flechazos 
Tahuayaces o 
taovayaces, 
taguayaces, 
tavoayaces, 
Norte de Texas, entre el 
río Neches y Trinidad. 
Los wichitas obtenían armas 
de los franceses, hostilizaban 
a los apaches y funcionaban 
como puente para que los 
comerciantes franceses 
entraran en contacto con los 
comanches. 
 
29 
 
hahuiases, 
tahuayas 
 
 
 
Otros grupos 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Orcoquiza 
Deadose 
Atacapa 
Cocos 
Mayeyes 
Tonkawas 
Gitchas 
Ayses 
Aguases o 
panismahas 
Xaranames 
Cerca de la costa, entre 
Bahía del Espíritu Santo 
y el río Colorado. Otros, 
sobre el río Trinidad y 
río Rojo. Los orcoquizas 
y atacapas, en la 
desembocadura del río 
Netches y Trinidad. 
Los orcoquizas se dedicaban 
al robo y caza, se unieron a los 
atacapas. Los xaranames 
tenían alianza con los 
orcoquizas y varias veces 
abandonaban las misiones 
hasta que finalmente se 
establecieron en 1780 en la 
misión del Espíritu Santo. Los 
cocos se congregaban en la 
misión de San Antonio. 
Cujane 
Karankawas o 
carancagues 
Copane 
Coapite 
Jumanos 
Coahuiltecos 
Yujuanes 
Tancases 
Cujanes 
Quapits 
Tamiques 
Piquicames 
Los karankawas, por el 
Río Colorado y 
Mississippi. Otras, 
cerca de las costas del 
Golfo entre el río 
Trinidad y Nueces. 
Jumanos y coahultecos 
cerca de la Junta de los 
Ríos, al sur de los 
karankawas. 
Los karankawas eran 
considerados como crueles y 
atacaban emarcaciones que 
encallaban. Tenían alianza 
con los orcoquiza.Los 
karankawas se congregaron 
en la misión del Rosario, San 
Antonio Valero y del Espíritu 
Santo 
Apaches 
Yutas 
Chiricahui 
Mimbreños 
Faraones 
Lipanes 
Navajos 
Gileños 
Mezcaleros 
Natages 
Lipiyanes o 
llaneros 
Al noroeste de la 
provincia de Texas. 
 
Comanches 
Comanches o 
shoshone 
Al noroeste de la 
provincia de Texas. 
Norte y noroeste del río 
de Arkansas 
Enemigos de los apaches, 
descendientes de los 
shoshones en Wyoming, al 
noroeste del actual Texas. 
Siguieron hacia el sur para 
 
30presionar a los apaches, al 
noroeste de Texas. 
Otros grupos 
(clasificados 
según en la 
misión donde 
estaban) 
Zarames 
Payayes 
Eypanes 
Tops 
Misión de San Antonio 
Valero 
 
Pajalates 
Tacames 
Sanipaos 
Misión Purísima 
Concepción 
 
Orejanes 
Syopinas 
Pamagues 
Piquiques 
Misión de San Juan 
Capistrano 
 
Pampoa 
Tocames 
Cannas 
Aguastalla 
Xuanaes 
Misión de San José 
Paco 
Maraquitas 
Borrados 
Misión San Francisco 
Espada 
 
Caixanes 
Guapines 
Copanes 
Misión Rosario 
 Vidaes 
Caocos 
Lacojoseles 
Achoses 
Río San Javier 
 
En cuanto a los apaches y comanches, los primeros, al igual que muchas 
tribus confederadas, estaban conformados por varias tribus: yutas, 
chiricahui, mimbreños, faraones, lipanes, navajos, gileños, mezcaleros, 
natages, lipiyanes (llaneros); ubicados principalmente al noroeste de Texas 
y recorrían desde Nueva Vizcaya hasta Nuevo Reino de León (ver mapa 4). 
Ante el recorrido que hacían de estas grandes extensiones territoriales, se 
del conocía como “apaches occidentales”, a los que estaban ubicados al 
oeste del río Grande y los grupos que abarcaban el territorio de Texas, 
 
31 
 
Coahuila hasta Nuevo Santander, como “apaches orientales”, y un tercer 
grupo conocido como “apaches de las llanuras”, que abarcaban el centro y 
sur de las Grandes Llanuras. Estos grupos pertenecían al conjunto 
lingüístico de los atabascanas. Generalmente eran considerados como 
“indios bárbaros” debido a sus atributos guerreros y algunas veces crueles. 
Sin embargo, se dedicaban a la pesca, caza y agricultura en núcleos 
familiares. Poco a poco fueron empujados por otras tribus desde Canadá. 
Trabajaban en grupo encabezados por un jefe de edad avanzada cuya 
reputación era considerada para liderear al grupo. Debía ser alguien 
trabajador, generoso, objetivo, tolerante, elocuente y honesto. Algunas veces 
se aliaban entre ellos para combatir a otros indios o bien, para seguir a los 
bisontes.18 
 La tribu más predominante en Texas fue la de los lipanes. De esta tribu, 
eran conocidos dos grupos: los de “arriba”, ubicados al norte del río Bravo 
que se formó a partir de las rancherías que fueron expulsadas por los 
comanches de las grandes planicies, y los de “abajo”, que se localizaban 
entre el río Bravo y el Nueces. No queda claro en la historiografía a partir de 
qué momento se identificó a la nación apache como el rival por excelencia 
de las poblaciones fronterizas, pero en los años setenta del siglo XVIII existía 
una opinión generalizada entre los españoles de que los indios apaches 
 
18 Joaquín Rivaya Martínez “Diplomacia interétnica en la frontera norte de Nueva España. Un análisis de los 
tratados hispano-comanches de 1785 y 1786 y sus consecuencias desde una perspectiva etnohistórica”, en 
Nuevo Mundo Mundos Nuevos [En Línea], Debates, noviembre 2011, p.3; Gonzalo Quintero Saravia, Bernardo 
Gálvez y América a finales del siglo XVIII, Universidad Complutense de Madrid, 2015, p.202 
 
32 
 
constituían una amenaza y su pacificación se lograría mediante campañas 
militares en su contra y un sistema de defensa que impusiera respeto.19 
 Respecto a los comanches, eran cazadores recolectores de habla 
shoshone, organizados en grupos que a su vez formaban rancherías 
autónomas. Para 1785, los españoles distinguían cuatro divisiones 
principales de los comanches: los cuchunticas (kuhtsutuhka) o “comedores 
de bisonte”, los jupes (huupinuu) o “gente del bosque o de palo”, los 
yamparicas (yamparuhka) o comedores de yampa, y los cuchunticas 
orientales. Los tres pirmeros grupos vivían al oeste de Texas, desde el sur 
del río Arkansas y este de la actual Sierra de la Sangre de Cristo, las llanuras 
al norte de Arkansas y al este de las Montañas Rocosas, cerca de la provincia 
de Nuevo México; también eran conocidos como comanches occidentales. 
En cambio los cuchunticas orientales habitaban entre los ríos Rojo y Brazos, 
en las inmediaciones de la provincia de Texas.20 
 El conflicto con los apaches se acentuó desde 1700 cuando los 
comanches poco a poco emigraron de Wyomig a las Grandes Llanuras, muy 
cerca de la frontera norte de la Nueva España por lo que competían con los 
apaches orientales por los recursos naturales de las llanuras, los caballos y 
el control de las redes comerciales regionales. Como se verá más adelante, 
la fuerza de los comanches comenzó aumentar a medida que fueron 
expulsando a los apaches del territorio del bisonte e intensificaron las 
 
19 Cuauhtémoc Velasco, Op.cit., p.87. 
20 Joaquín Rivaya, op.cit., p.1 y2. 
 
33 
 
hostilidades contra los asentamientos novohispanos. Cabe destacar, que 
estas movilizaciones de los comanches se daban también por una 
disminución del bisonte y por los patrones migratorios que hacía que este 
animal escaseara estacionalmente en la zona comanche, obligando a estas 
tribus a desplazarse distancias más largas de lo habitual para asegurarse 
su sustento. Las manadas solían internarse al norte hasta diciembre y 
regresaban al sur, donde habitaban los apaches mezcaleros, en la cuenca 
del río Pecos.21 
Mapa 4. Localización aproximada de las divisiones comanches y sus vecinos hacia 
1785 
FUENTE: Joaquín Rivaya Martínez, Diplomacia interétnica en la frontera norte… 
 
 
21 Ibidem, p.3 y 7 
 
34 
 
LA PRESENCIA ESPAÑOLA Y DE NACIONES EXTRANJERAS EN EL SEPTENTRIÓN 
 Se sabe que el avance de los españoles en las llamadas Indias 
Occidentales se dio hacia los cuatro puntos cardinales, y que, poco a poco 
se fueron conformando diversos territorios geopolíticos; tales como 
alcaldías, corregimientos, comandancias y virreinatos. Dentro de estas 
exploraciones, al parecer, las del norte novohispano fueron de las más 
accidentadas y costosas para la Corona española debido a la larga distancia 
entre estos territorios y el centro de la Nueva España. Tras las primeras 
fundaciones de reales de minas, paulatinamente el avance hacia el norte se 
extendió hacia el centro y oeste del septentrión, y posteriormente hacia el 
este de dicho territorio. Aunque estos confines nunca estuvieron bien 
definidos, durante el siglo XVII se consideraba como límite el quimérico 
estrecho de Anián.22 
 Por otro lado, otras naciones europeas (principalmente Francia e 
Inglaterra), buscarían nuevas zonas comerciales en las Indias, pese a las 
restricciones e intereses de España. Por ejemplo, Francia, a principios del 
siglo XVII, con Juan Francisco de la Rocque, señor de Roverbal fundaría su 
primera colonia: Quebec, para después establecerse en Guayana Francesa, 
Montreal y Luisiana. Este hecho, abrió el camino a los franceses para el 
comercio de pieles en la mencionada región. 
 
 
22 Vito Alessio, op. cit., p.315. Alessio Robles no explica el origen de esta leyenda aunque se sabe que el 
nombre se debe a Marco Polo y es el supuesto paso del norte desde el océano Atlántico hasta el Pacífico. 
 
35 
 
 
Al tomar la desembocadura del Mississippi tenía entrada al gran sistema fluvial que 
conducía al corazón del continente y comunicaba el Golfo con el Canadá francés, 
además de romper el monopolio español de la costa norte del Golfo, introduciendo 
una cuña entre el norte de la Nueva España y Florida. El establecimiento de los 
fuertes franceses en la Bahía de Biloxi y el Mississippi, en 1699, marcó el principio de 
la hegemonía francesa en Luisiana…23 
 
Así, en 1699 los franceses lograrían fincarse a las orillas del Mississippi y 
los mercaderes obtendrían tratos comerciales con los indios. Para 1700, los 
galos se adentraron a los ríos Rojo y Arkansas hasta las tierras de las tribus 
osage, pawnee y jumanos, con los cuales establecen transacciones de armas 
de fuego por caballos. Esto resultó perjudicialprimeramente para las 
provincias de Nueva Vizcaya y Nuevo México que proveían a los indios los 
caballos que los indios robaban y canjeaban con los franceses por fusiles, 
pólvora y balas.24 
Los ingleses también llegaron a territorios americanos cuando en 1606 
fundaron su primera colonia: Virginia. Durante el siglo XVII la Gran 
Bretaña, con el apoyo de compañías mercantiles, estableció lo que en la 
historiografía se conocen como las trece colonias.25 Otros territorios 
 
23 Weber, op. cit., p.231 
24 Luis Navarro García, Don José de Gálvez y la Comandancia de las Provincias Internas del Norte de la Nueva 
España, Sevilla, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1964, p.41 
25 Para saber más sobre el tema, se recomienda la serie de libros EUA, publicada por el Instituto de 
Investigaciones José María Luis Mora. Angela Moyano Pahizza y Jesús Velasco, EUA. Documentos de su historia 
socieconómica I, Tomo 4, Instituto Mora, México, 1988. 
 
36 
 
americanos dominados por los ingleses fueron las Bahamas, Dominica, 
Jamaica, Trinidad y Tobago, en el Caribe; posteriormente, adquirieron 
Guayana (cedida por los holandeses) y las islas Malvinas, al sur del 
continente americano. Muchos de estos territorios fueron disputados ya en 
el siglo XVIII por las diversas potencias europeas. Una nación que también 
incursionaría en la conquista territorial en América fue Holanda. Los 
neerlandeses buscaron comerciar en las colonias españolas en las Antillas 
y su primera colonia fue Nueva Ámsterdam en 1625.26 
 Es así como Francia, Inglaterra y Holanda, principalmente, se fueron 
estableciendo en el nuevo continente, aunque España en teoría dominaba 
una buena parte del territorio. Era evidente que estos países se habían dado 
cuenta de la cantidad de productos que España adquiría de los nuevos 
territorios, por lo que la Corona española buscó defender su exclusividad 
otorgada por las Bulas Alejandrinas sobre las Indias.27 Sin embargo, esto no 
detuvo a los franceses e ingleses que buscaron penetrar al nuevo continente 
ya sea a través de incursiones piratas, el comercio clandestino o la 
ocupación de territorios no cristianizados. A mi juicio, no se deben 
considerar los conflictos entre las distintas naciones como el móvil principal 
para entender la expansión y dominio que ejercieron en sus 
establecimientos.28 Si bien, no se puede dejar de lado la disputa por la 
 
26 Actualmente, es la ciudad de Nueva York. 
27 María del Carmen Velázquez, Establecimiento y pérdida del septentrión de Nueva España, El Colegio de 
México, México, 1973, p.29 y 30. 
28 Mediante un tratado firmado en Madrid entre España, Francia, Inglaterra e Irlanda en 1670, se logró 
invalidar la exclusividad que tenían los españoles sobre las Indias septentrionales. Ibidem, p.66. 
 
37 
 
posesión territorial, las motivaciones propias y sus mecanismos de 
colonización son factores importantes que permiten explicar la relación 
entre estas naciones y España en sus territorios americanos, según veremos 
más adelante. 
 Es importante advertir que en la década de 1530 se sabía muy poco 
acerca de la región más septentrional del continente americano, pues 
únicamente se había visitado la periferia de la Florida, Texas y Baja 
California. Allende de que podrían ser regiones útiles, los informantes indios 
no resultaron ser fuente idónea para el conocimiento de estos territorios, en 
parte por la dificultad de la comunicación, ya que lo que un grupo 
consideraba de utilidad, probablemente otro no tendría la misma opinión. 
Además, en muchos de los casos, como en Nuevo México, los indios tendían 
a distorsionar la información con la finalidad de alejar a los intrusos, pero 
se sabe que provocó el efecto contrario, pues los españoles, hombres 
seducidos por relatos fantásticos, basaron sus acciones en estas 
percepciones.29 A pesar de que muchas de las expediciones españolas 
reconocieron una buena parte del norte de la Nueva España, no prosperó la 
idea de poblar el territorio y las avanzadas se dieron, en mayor medida, en 
el occidente del virreinato novohispano debido a los yacimientos mineros, 
tal como fue el caso de la fundación de Nueva Galicia en 1531. 
 
29 Donald Cutter, España en Nuevo México, Mapfre, Madrid España, 1992, p. 14 y 15. 
 
38 
 
 Pero fue la presencia de exploradores franceses cerca de sus dominios la 
que obligó a las autoridades españolas a “poner límites” y asentarse en 
dichas tierras. De ahí, entonces, la noticia de que los galos estaban cerca de 
Nueva España puso en alerta a las autoridades que se movieron para 
salvaguardar el septentrión, aunque con poco éxito. Los franceses no 
dejaron de lado la posibilidad de tener una salida al mar por el Golfo de 
México. Sin duda alguna, un territorio clave que fungió por muchos años 
como un límite fronterizo ante la presencia de franceses e ingleses que 
buscaban expandir sus zonas mercantiles fue Texas.30 
Entrada española en Texas 
Las exploraciones que llegaron a realizarse en Texas fueron accidentadas y 
esporádicas. Se pueden considerar dos puntos de entrada: el primero, desde 
Nueva Vizcaya y Nuevo México, y el segundo, desde el Golfo de México; 
inicialmente se realizaron las exploraciones desde las costas. Así, uno de los 
primeros en recorrer las costas texanas sería Alonso Álvarez de Pineda en 
1519, quien recorrió la costa del Golfo desde los cayos de Florida hasta 
Veracruz; este personaje durante el trayecto levantó un mapa de la región y 
dio el nombre de río del Espíritu Santo a la desembocadura del Mississippi. 
Álvarez de Pineda y su tripulación fueron los primeros europeos en recorrer 
 
30 “El afán de los franceses… fue extender el dominio francés desde la Nueva Francia o Canadá, pasando por 
la Luisiana, hasta las islas del Caribe. Esa ruta que ellos idearon e ingleses y angloamericanos habrían de 
perfeccionar, partía a las provincias españolas de la Florida como una nueva línea de demarcación, en el este 
y oeste de la gran masa continental.” María del Carmen Velázquez, Op. cit., p.69. Francia e Inglaterra vieron 
como una oportunidad comercial los territorios americanos, y aprovecharon los recursos más rentables que 
eran las pieles y cueros. David Weber, op. cit., p.256 y 257. 
 
39 
 
por mar la costa de Texas, pero sin existir prueba alguna de que 
desembarcaran en suelo texano.31 
 Entre 1539 y 1598 se dieron diversas exploraciones, cuya característica 
principal fue el reconocimiento del territorio texano. Para ello, tomaban 
como referencia los mapas de sus antecesores y se acompañaban de algún 
personaje con conocimientos previos de la región. Algunos llegaron a 
recorrer los estados actuales de Florida, Georgia, Alabama, Mississippi, 
Arkansas y Luisiana.32 La gran mayoría de estas expediciones fracasó 
debido a las condiciones físicas y climáticas del lugar, pero sus principales 
aportaciones radican en el conocimiento geográfico que se llegó a tener del 
Golfo de México y la seguridad que otorgaron al gobierno español el saber 
sobre esas nuevas tierras que consideraban suyas. Estas exploraciones 
permitirían que a finales del siglo XVII los españoles tuvieran referencias 
geográficas más precisas del territorio para poder así adentrarse en él. 
 Las expediciones hacia Texas por tierra que salieron del noroeste de la 
Nueva España, se dieron a partir del interés que generó el recorrido de 
 
31 Ibidem, pp. 315 y 316. Álvarez de Pineda, nacido en Cáceres en 1494, fue enviado por el gobernador de 
Jamaica Francisco de Garay para explorar el Golfo de México de la cual realizó varios mapas. 
32 En 1561 Pedro Menéndez de Avilés logró iniciar la colonización de Florida tras derrotar a una expediciónfrancesa y fortificar Santa Elena y, en 1566, fundó el fuerte de San Agustín que serviría de refugio para los 
galeones españoles. Así, los territorios españoles abarcaban desde la península de Florida hasta el río Salado 
o James en Virginia. Desde el fuerte de San Agustín salieron expediciones hacia Guale (Georgia), Chicora (las 
Carolinas) y la tierra de Jacán. Para finales del siglo XVI, los franciscanos habían fundado siete misiones en 
Guale y en Santa Elena, Carolina del Sur. En 1582, Antonio de Espejo, acompañado del franciscano Diego Pérez 
de Luxán realizaron un viaje a Nuevo México. Dieron con cinco pueblos indios en la Junta de los Ríos (Conchos 
y Grande), avanzaron a lo largo del Río Grande hasta la actual comarca de Flagstaff en Arizona. El informe de 
Luxán sobre las riquezas potenciales de Nuevo México y Arizona estimuló el interés en esas regiones e 
inclusive se realizaron exploraciones “de contrabando”. Juan de Oñate en 1600, efectuó otra expedición hacia 
Quivira y llegó a la frontera de Texas con Oklahoma hasta topar con el río Arkansas. En 1604 arribó al el Golfo 
de California y en 1605 fundó Santa Fe. Donald Cutter, España en Nuevo México, Mapfre, Madrid España, 
1992, p.14 y 15. 
 
40 
 
Cabeza de Vaca por casi todo el sur de la actual Unión Americana.33 
Francisco Vázquez de Coronado realizó una exploración que partió del valle 
del río Grande, en la porción que atraviesa Nuevo México, en busca de la 
Gran Quivira. Pasó por Pecos, camino de las llanuras de los búfalos, hasta 
llegar al Llano Estacado, donde tuvo contacto con indios querechos. 
Continuó por todo el sistema de barrancos y el 1 de junio de 1541, tras 
atravesar la frontera oriental de las Llanuras Altas, llegó al río Arkansas. De 
allí Vázquez de Coronado siguió al nordeste hasta las cercanías de Kansas 
donde sólo halló chozas de hierba y campos de los indios wichitas y no la 
gran ciudad de Quivira.34 El contacto con los indios de Nuevo México hizo 
que otros exploradores recorrieran la frontera occidental de Texas. El interés 
de las autoridades por tener contacto con los indios, provocó que las 
exploraciones continuaran aunque, a pesar de que estas expediciones 
reconocieron una buena parte del norte de la Nueva España, siguió sin 
prosperar la idea de poblar el territorio y las avanzadas se dieron, insistimos, 
en mayor medida hacia el occidente del virreinato. 
 Así, se pueden considerar, a finales del siglo XVII, como límites 
geográficos de la provincia novohispana de Texas (aún no establecida de 
 
33 Así como en el noroeste los exploradores iban en la búsqueda de las Siete Ciudades de Cíbola y la Gran 
Quivira, donde se rumoraba eran ciudades opulentas y con oro, similar fue la experiencia en Texas donde los 
exploradores corrían historias sobre las Siete Colinas de Aijados o el Gran Reino de Texas, lugares de los cuales 
se codiciaba el oro y las perlas de los indios. Chipman, op cit, p.69. 
34 “A su regreso al territorio de los indios pueblos, Vázquez rehizo el camino a lo largo del río Arkansas donde 
lo había vadeado y luego siguió por el sudoeste hasta el actual límite entre Kansas y Oklahoma, donde inició 
una ruta nueva cruzando la cuña más al nordeste del Asa [sic] de Texas.” Chipman, Ibidem, p.63. La expresión 
de Chipman (Asa), los habitantes de Texas se refieren al extremo noroeste de la entidad como “pan handle” 
porque semeja el asa de un sartén. 
 
41 
 
manera formal), al oeste limitaba con la provincia de Nuevo México, hacia el 
sur, con las provincias de Coahuila y Nuevo Reino de León, y al oeste, con 
el Golfo de México. Los límites hacia el norte se definirían con el paso del 
tiempo, tras la penetración francesa e inglesa en los siglos XVII y XVIII. 
 
EL ARRAIGO FRANCÉS EN TEXAS 
El avance español se vería motivado también por la presencia de los 
franceses cerca de sus territorios. La Corona francesa no tenía planes de 
fundar establecimientos en el Golfo de México; sin embargo, el gobernador 
de Canadá se dio cuenta de la importancia que tenía el lugar situado entre 
La Florida y el Pánuco, ambos sitios españoles, puesto que si España 
cerraba ese boquete y ocupaba el valle del bajo Mississippi, la Nueva Francia 
perdería su acceso al mar y se vería amenazada por el sur. El proyecto inicial 
de ocupación por parte de los franceses se volvió de comercial a colonizador. 
Dos principales proyectos que fueron de interés para la Corona francesa 
fueron los presentados por el ex gobernador de Nuevo México, Diego de 
Peñalosa y por el francés Robert Cavalier. 
 Peñalosa, tras haber sido juzgado ante la Inquisición por blasfemia, 
intentó en Europa convencer a la Corona inglesa de realizar una expedición 
para adueñarse de algunas minas de oro y plata de la Nueva España. Al ser 
rechazado, ofreció a la Corona francesa encabezar una expedición para 
establecer una colonia en la desembocadura del río Bravo. Luis XIV 
consideraba la posibilidad de poner fin a las diferencias que tenía con 
 
42 
 
España y veía inconveniente en poner fuerzas armadas cerca de territorio 
español.35 
 Sin embargo, las actividades del ex gobernador eran seguidas por la 
diplomacia española desde 1678. En ese año, el rey envió al virrey de Nueva 
España la noticia de que Peñalosa, quien se hacía llamar conde de Santa 
Fe, se encontraba en París y había entregado un memorial al rey de Francia 
con su proyecto; también se le informaba que la corte de Francia había 
contestado a Peñalosa “que el estado de guerra no permitía por el momento 
emprender esta conquista, pero que luego que se hiciera la paz sería tomada 
en consideración su solicitud.”36 La corte de Madrid comenzaba a pensar en 
la posibilidad de que Francia se apoderara de las costas mexicanas para 
atacar las posesiones españolas. Sin embargo, el proyecto de Peñalosa no 
prosperó, pues, al mismo tiempo, se había presentado un francés con otro 
plan que tenía a su favor el éxito de sus expediciones en el río Mississippi, 
el marqués de La Salle. 
 Robert Cavalier, marqués de La Salle, era comerciante de pieles en 
Canadá y había conseguido del gobernador de la Nueva Francia comerciar 
más allá del río Mississippi en 1685. Inclusive, a principios de ese año una 
expedición española encabezada por los capitanes Juan Enríquez Barroto y 
Antonio Romero costeó el Golfo de México y reconocieron el río Mississippi; 
 
35 Chipman, Ibidem, p.107. 
36 Vito Alessio, op. cit., p. 335. 
 
43 
 
sin embargo, estos exploradores no pudieron reconocer el punto final de 
dicho afluente debido a los canales lodozos que caracterizan su delta.37 
 La Salle propuso al rey la construcción de un fuerte en el Colbert (cerca 
del río Mississippi) con cien soldados reales y acondicionado con provisiones 
para un par de años. Dicho establecimiento serviría como base para 
conquistar después el norte, además de utilizarlo como puerto para el 
intercambio de productos y apoyo para el comercio francés con La Habana 
y Nueva España.38 El rey, tras ver la propuesta de Peñalosa y la de La Salle, 
finalmente se inclinó a favor de este último. Robert Cavalier preparó 
secretamente su viaje para evitar que los españoles conocieran los planes 
franceses. Se le otorgaron cuatro barcos, cien soldados, provisiones y 
privilegios económicos. Sin embargo, el éxito de la expedición no fue el 
esperado, pues La Salle tuvo numerosos contratiempos. Llegó este 
expedicionario galo al este del delta del Mississippi y, ya en la costa, se 
trasladaron al oeste y sur para buscar el punto de encuentro hasta que 
llegaron a la actual bahía de Matagorda donde desembarcaron. 
 Ahí fundaron el fuerte de Saint Louis en honor al monarca francés. Pero 
La Salle, una vez convencido de que no era el sitio que él había ubicado 
tiempo atrás, trasladó el fuerte hacia otro punto en las márgenesdel río 
nombrado La Vache, y que posteriormente los españoles llamarían Lavaca. 
La medición que hizo Cavalier sobre la ubicación del Mississippi estaba 
 
37 Weber, op. cit., p.220. 
38 Paul Hoffman, Luisiana, Mapfre, Madrid España, 1992, p. 15. 
 
44 
 
equivocada. Algunos autores suponen que este error fue deliberado con el 
fin de conseguir dinero del rey con la esperanza de materializar sus planes. 
Otros suponen que establecía la colonia cerca del norte de Nueva España 
para utilizar este punto como base para invadir Nueva Vizcaya y hacerse de 
sus minas. Cualesquiera que fueran las razones, sea a propósito o por 
ignorancia, su error lo condujo hasta la costa de Texas. Debido a su 
presencia en esas tierras, misma que llegó a oídos de los españoles, movió 
el interés y la preocupación por el gobierno de España para explorar y, 
posteriormente, colonizar esos territorios.39 
 La Salle, por tanto, pensó que el río se desviaba hacia el oeste y luego 
hacia el este. Costeó el cabo de San Antonio, el punto más occidental de la 
isla de Cuba para surgir en la costa de Texas el 18 de enero de 1685. Cuando 
no pudo localizar el río que esperaba encontrar, comenzaron a surgir dudas 
entre la gente que le acompañaba. A pesar de estos contratiempos, el 
marqués llegó a Bahía del Espíritu Santo donde reubicó nuevamente el 
fuerte de Saint Louis. La colonia comenzó a funcionar con pocos suministros 
debido al naufragio que sufrió una de sus naves con la cual se perdió la 
mayoría de provisiones, aunado a la negativa de La Salle de solicitar víveres 
a las demás colonias francesas. Pasados varios meses, ni La Salle ni sus 
colonos aprovecharon su estadía en la costa texana. Muchos padecían 
enfermedades mortales e intratables, otros vivían en la ociosidad, por lo que 
 
39 Paul Hoffman, op.cit., p.20; Donald Cutter, op. cit., p.137. 
 
45 
 
sólo se ocupaban en intrigas y conspiraciones que generaron grupos 
divididos y que se profesaban unos a otros un odio desmedido. 
 La Salle también se vio afectado por estas circunstancias y se tornó agrio, 
arisco, altanero y rencoroso, lo que acendró la animadversión de todos sus 
compañeros. La situación de la colonia se agravaría al morir muchos de sus 
habitantes a manos de los indios o por las enfermedades o picaduras de 
víboras; otros desertaron y acabaron llevando su vida entre los naturales. 
La precaria y difícil situación en que se hallaba Cavalier lo obligó a salir en 
busca del Mississippi para contactarse con Canadá y así obtener 
provisiones. Tras tres intentos de llegar a Nueva Francia, La Salle, en enero 
de 1687, partió al este de Texas, acompañado de su hermano, y dos de sus 
sobrinos, así como de Henri Joutel, Pierre Duhaut, el cirujano Liotot, el 
padre Anastasio Douay, un ex pirata alemán llamado Hines y Jean 
L’Archevêque. Sin embargo, La Salle muere a manos de Duhaut y Liotot, 
quienes, a su vez, murieron al poco tiempo en una pelea. Los sobrevivientes, 
encabezados por Joutel, lograron llegar hasta Canadá.40 La situación del 
fuerte era desesperante. De las 180 personas que desembarcaron restaban 
menos de cincuenta, quienes, además, fueron atacados por los indígenas en 
el verano de 1688 y los únicos sobrevivientes, tres niños y una mujer (quien 
 
40 Existe otra versión sobre la muerte de La Salle por Vito Alessio, quien refiere que éste “marchaba 
tranquilamente al lado del padre Anastasio Douay” cuando fue asesinado por Liotot y Duhaut. Por otro lado, 
los sobrevivientes que continuaron el viaje hasta Canadá, según Paul Hoffman, siete llegaron a Canadá y se 
embarcaron después a Francia en 1688. Sin embargo, Chipman refiere que seis fueron los que partieron al 
continente europeo lo cual me parece la versión más acertada pues encontramos a Juan L’Archêveque como 
uno de los prisioneros de los españoles durante una de las expediciones de Alonso de León. Más adelante este 
francés estaría presente en otras exploraciones españolas. Vito Alessio, op cit,, p.334; Paul Hoffman, op cit, 
p.17; Chipman, op cit, p. 123. 
 
46 
 
después sería asesinada), fueron hechos prisioneros por los indios. Tras dos 
años y medio de establecido el fuerte de Saint Louis quedó en escombros y 
desierto. 
 Por otro lado, los españoles estaban alertas tanto en España como en la 
Nueva España de los movimientos de los franceses y mucho antes de que 
desapareciera el fuerte de Saint Louis, ya habían iniciado expediciones en 
búsqueda de los franceses. A pesar de que al principio los resultados fueron 
infructuosos, no desistieron en dar con el lugar. El intento efímero de La 
Salle generó mucha reflexión y bastante actividad para contrarrestar las 
posibles amenazas francesas en las tierras septentrionales. Desde 1678, la 
Corona española vislumbraba la posibilidad de establecer una colonia y 
misión al oeste de la Bahía del Espíritu Santo, debido a la presencia de 
extranjeros en territorios españoles.41 
 En efecto, la presencia de buques franceses en territorio novohispano 
llevó a varias autoridades a opinar que una colonia extranjera en los 
márgenes del territorio español sería perjudicial para la comunicación de los 
puertos americanos y el comercio. Era sumamente indispensable proceder 
a la expulsión de los franceses, pero sin empeorar las ya de por sí difíciles 
relaciones con Francia. Así, las expediciones que se enviaron al norte de 
Nueva España tenían la orden de tomar las medidas necesarias para la 
expulsión de los extranjeros y evitar que se repitiera una amenaza parecida. 
 
41 Paul Hoffman, op cit, p.13. 
 
47 
 
PRIMEROS PROYECTOS DE COLONIZACIÓN DE TEXAS, SU IMPLEMENTACIÓN Y FRACASO 
En Madrid, se plantea la conveniencia de abrir comunicación entre la Bahía 
del Espíritu Santo y la villa de Santa Fe. Opinión de peso para tal decisión 
fue la del franciscano Alonso de Posadas, quien había sido custodio en 
Nuevo México. En una carta del 14 de marzo de 1686 explicaba las ventajas 
y desventajas respecto de la apertura de comunicaciones entre aquel puerto 
y Santa Fe. Entre las primeras estaba la evangelización de los infieles, la 
colonización de dichos territorios que evitaría que otra nación se apoderara 
de ellos, la gran abundancia de recursos, la esperanza de encontrar minas 
de oro y plata para que la bahía del Espíritu Santo funcionara como 
protección de los navíos españoles y vigilancia de los enemigos.42 
 Como desventajas, consideraba el necesario reconocimiento de la región 
con el fin de hallar el mejor lugar para un puerto, para después guarecerlo 
y fortificarlo contra los enemigos extranjeros y contra los indios; otra 
desventaja era el mantenimiento de los puertos de Veracruz o Viejo Tampico 
(en la parte norte del actual estado de Veracruz), pues llevar las mercancías 
desde la Bahía del Espíritu Santo a Parral o Santa Fe resultaría más difícil. 
Sin embargo, Posadas consideraba necesario poblar y fortificar la región con 
la finalidad de defensa contra extranjeros y piratas.43 Posiblemente había 
 
42 Vito Alessio Robles, op. cit., 296. 
43 Lino Gómez Canedo, op cit, p.21. Esta misma situación se dio en Florida donde pasó mucho tiempo para 
que los españoles se dieran cuenta de la importancia de establecer un comercio rápido y continuo con barcos 
de calado poco profundo entre las Indias Occidentales y los puertos de la costa del Golfo, proyecto que los 
franceses sí llevaron a cabo y que permitió que la colonización de Luisiana prosperara. Hacen falta mayores 
estudios económicos en torno al noreste novohispano. 
 
48 
 
otras razones por las cuales el franciscano no consideraba pertinente el 
establecimiento de un puerto comercial en Texas. Tal vez esto afectaría a 
intereses particulares

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