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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO Programa de Posgrado en Historia LA COLONIZACIÓN DE LA PROVINCIA DE TEXAS: EL ANTEMURAL DE LA NUEVA ESPAÑA, 1682-1772 T E S I S QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE: MAESTRÍA EN HISTORIA PRESENTA: PERLA ISABEL YOLOTZIN YAÑEZ HERNANDEZ Director de Tesis: Dra. Patricia Osante y Carrera Instituto de Investigaciones Históricas Ciudad Universitaria, Cd. De México Octubre 2017 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. AGRADECIMIENTOS “Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría; y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia.” Proverbios 4:7 Agradezco a Dios por dotarme de sabiduría e inteligencia para lograr terminar esta etapa en mi vida. A mi hijo, Gadiel Sánchez, por motivarme a seguir adelante. Gracias por enseñarme a ser mamá, por todas las luchas, desvelos, lágrimas, besos y alegrías. Te amo. A mi madre, Carmen Hernández, por ser mi inspiración y mayor ejemplo. Admiro tu valentía. Gracias por todo el apoyo que me has brindado. Te quiero mucho mami. A la doctora Patricia Osante y Carrera por confiar en mí para realizar este trabajo. Gracias por sus consejos, su ayuda incondicional y por integrarme al proyecto del PAPIIT IN 401911 “La expansión del Septentrión”. A los sinodales Dr. Gerardo Lara, Dr. Miguel Soto, Dra. María Teresa Álvarez Icaza, Dr. Enrique Covarrubias por sus observaciones y comentarios que enriquecieron esta investigación. A mis compañeros de seminario (Edgar, Nancy, Araceli, Jenifer, Karina), por leer mi trabajo y darme valiosas observaciones y sugerencias. A mi familia: tíos, tías, primos, primas, sobrinos. Gracias por su cariño y apoyo. Los amo. A mis amigos y colegas de la FES Acatlán, Archivo General de la Nación, del Posgrado y del Instituto Don Bosco, por todas esas largas charlas ya fuera para aconsejarme o consolarme. Soy un libro de nieve, una espaciosa mano, una pradera, un círculo que espera, pertenezco a la tierra y a su invierno. Pablo Neruda LA COLONIZACIÓN DE LA PROVINCIA DE TEXAS, EL ANTEMURAL DE LA NUEVA ESPAÑA. 1682-1772 Introducción p.1 1. Amenaza sobre la frontera norte de la Nueva España, la permanencia española en la provincia de Texas 1.1 Conformación geográfica de Texas p.19 1.2 Los indígenas p.22 1.3 La presencia española y de naciones extranjeras en el septentrión p.33 1.3.1 La entrada española en Texas (1682) p.37 1.4 El arraigo francés en Texas (1687) p.40 1.5 Primeros proyectos de colonización de Texas, su implementación y fracaso (1689) p.46 2. La permanencia española en la provincia de Texas 2.1 El retorno a territorio texano (1717) p.72 2.2 El establecimiento definitivo de la provincia de Nuevas Filipinas o Texas (1719) p.74 2.3 Los presidios: su localización y sus efectivos p.98 2.4 La visita de Pedro de Rivera, reforma al sistema presidial (1723) p.110 3. Las debilidades de la colonización de Texas 3.1 Texas y sus nuevos asentamientos p.121 3.2 Altibajos de la administración texana p.132 3.3 La propuestas del marqués de Altamira p.137 4. La recomposición de la provincia de Texas 4.1 Nuevas fundaciones: misión de San Sabá p.158 4.1.1 La contínua presencia francesa, fundación de El Orcoquizac p.164 4.2 Nuevas dificultades administrativas de la Provincia de Texas p.167 4.3 La visita del marqués de Rubí p.175 4.4 La nueva estructura de la Provincia de Texas p.184 4.5 La Comandancia de las Provincias Internas p.195 Conclusiones p.204 Bibliografía p.214 1 INTRODUCCIÓN Dentro de la historiografía novohispana, el estudio de lo que actualmente se conoce como “el norte”, ha ofrecido importantes investigaciones que nos permiten entender mejor la estructura social, económica, política y cultural de esta región. El límite territorial del norte novohispano se fue formando a lo largo de tres siglos, y para finales del XVIII quedaría conformado por los territorios de los actuales estados de Sinaloa, Sonora, Baja California, Chihuahua, Durango, Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas, al igual que parte de los estados del sur de los Estados Unidos como Nuevo México, Arizona, California y Texas. Algunos historiadores consideran como primeras exploraciones en los estados ya antes mencionados, las realizadas por Pánfilo de Narváez y Cabeza de Vaca en las costas de la actual Florida. Más allá de los territorios con yacimientos mineros que se conformaron en el siglo XVI, los exploradores, financiados y enviados por la Corona española tuvieron poco interés en establecerse formalmente en tierras habitadas por aguerridos nativos. Para el estudio del norte, se pueden considerar tres regiones que abarcan las cordilleras montañosas de la Sierra Madre Oriental y la Sierra Madre Occidental: noroeste, centro-norte y noreste.1 La región centro-norte 1 Patricia Osante, “El Septentrión Novohispano: una secular colonización hispana” en Bernabéu Albert Salvador (coord.), Poblar la inmensidad: sociedad, conflictividad y representación en los márgenes del 2 abarcaba los actuales estados de Zacatecas, Durango, Chihuahua y Nuevo México. Se convirtió en una de las regiones más importantes pues conformó el Camino Real de Tierra Adentro que comunicaba el centro de la Nueva España con las principales provincias mineras y comerciales. La región noroeste se consolidó en gran medida gracias a la labor que emprendieron los misioneros religiosos. A finales del siglo XVI se evangelizó a los indígenas que habitaban entre el río Sinaloa y la Pimería Alta. El establecimiento de las misiones jesuitas se vio acompañado por la fundación de presidios, por lo que llegaron también soldados y colonos independientes para ocupar las tierras y, a través del sistema de repartimiento, obtuvieron fuerza de trabajo libre, principalmente indígena. Tras descubrirse algunos yacimientos mineros, comenzó arribar a la región gente de distintos lugares, situación que después de algunas décadas generó conflictos con el sector religioso. Misioneros y colonos actuaban como fuerzas sociales opuestas con un objetivo en común: el control de las comunidades indígenas. Esto llevó a los jesuitas a expandir sus fronteras más allá de Sonora y Sinaloa, para establecer misiones en Baja California. Sin embargo, el control de los religiosos se vería afectado por las políticas españolas y finalmente con la expulsión de la orden. La región del noreste comenzó a poblarse a partir de los intereses particulares de un grupo de propietarios hacendados, militares y Imperio Hispánico (siglos XV-XIX), Ediciones Rubeo, Gobierno de España, Ministerio de Ciencia e Inovación, CSIC, España, 2010, p.59 3 funcionarios provenientes de distintos lugares de la Nueva España. Entre los siglos XVI y XVII,el Nuevo Reino de León y Coahuila fueron las primeras provincias en fundarse, seguidas de Texas y, ya en la segunda mitad del siglo XVIII, la Colonia del Nuevo Santander. A pesar de que se ha tendido a generalizar la colonización de la región noreste en la historiografía novohispana, cada provincia tuvo procesos diferentes cuyas características, si bien se pueden comparar entre sí, contrastan en otros aspectos. Por ejemplo, el Nuevo Reino de León y Coahuila comparten rasgos similares como es el establecimiento de haciendas ganaderas y ferias comerciales, que reflejan la consolidación del gobierno español en estas dos provincias y de las cuales se partió para las exploraciones más allá del río Grande del Norte. En el caso del Nuevo Santander, última región del noreste colonizada, hubo un proyecto colonizador primario para su fundación. En los últimos años, esta Colonia ha sido estudiada con mayor profundidad y de ello han surgido investigaciones que han aportado nuevos datos e interpretaciones sobre su poblamiento y administración. En cuanto al estudio de la historia de Texas, los investigadores norteamericanos nos ofrecen diversos trabajos sobre la provincia. Sin embargo, los historiadores mexicanos han ofrecido algunos estudios sobre Texas a pesar de contarse con abundante información documental y 4 bibliográfica. Si bien, se pueden encontrar investigaciones amplias sobre los últimos años novohispanos y del siglo XIX. Por tanto, la provincia de Texas en este periodo ofrece una gama de temáticas poco exploradas, que se pueden desarrollar a partir de la historiografía angloamericana y mexicana. Además, se encuentra una gran cantidad de documentos que, aun cuando ya han sido revisados y estudiados, pueden ofrecer nuevas interpretaciones a la historia de la provincia de Texas. En el caso de la documentación consultada para el presente trabajo, se revisaron los fondos del Archivo General de la Nación y el Archivo Franciscano del fondo reservado de la Biblioteca Nacional, sin dejar de considerar otras fuentes documentales en el extranjero, pero debido a la gran cantidad de información que ofrecen, se le dio prioridad a los acervos mexicanos. En cuanto a la producción historiográfica en torno a la provincia de Texas, algunos investigadores mexicanos mostraron interés por realizar estudios más profundos sobre la provincia. Ejemplo de ello es la obra de Vito Alessio Robles, Coahuila y Texas en la época colonial (1938), que refiere de manera detallada y descriptiva una gran cantidad de acontecimientos que van desde la transformación geográfica que sufrió el territorio de Coahuila y Texas hasta la independencia de México. Sus fuentes, algunas basadas en el Archivo General de la Nación, y otras de distintos acervos y documentos particulares que fue coleccionando a lo largo de su vida, hace que esta obra, 5 se vuelva indispensable para su consulta en cualquier investigación en torno a Texas y Coahuila. Otro más, es el estudio realizado por Lino Gómez Canedo, Primeras exploraciones y poblamiento de Texas (1686-1694) (1988), no solamente hace una recopilación de los textos de los primeros exploradores que llegaron al territorio, sino que se adentra a los avances que se hicieron tanto por los misioneros como de españoles apoyados por las autoridades novohispanas. La importancia de esta obra es el estudio introductorio y las notas que hace Gómez Canedo, al explicar que las exploraciones españolas tarde o temprano se realizarían tras la presencia de los franceses, principalmente en la región de la Bahía del Espíritu Santo. Es así, que poco a poco nos lleva en su estudio sobre estos avances hasta el primer abandono de la región. Otro texto es la tesis doctoral de Guadalupe Curiel Defossé, Relación Geográfica e Histórica de la Provincia de Texas o Nuevas Filipinas (1673- 1779), de fray Juan Agustín Morfi. Ensayo de análisis historiográfico (1994), que abre una nueva ventana para la interpretación historiográfica de las fuentes bibliográficas sobre Texas. El principal tema que aborda es el desarrollo de la obra de fray Agustín Morfi, así como un análisis profundo del mismo. Cabe destacar que las obras de otros autores, como es el caso de Luis Navarro García, con el libro Don José de Gálvez y la Comandancia de las Provincias Internas del Norte de la Nueva España (1964), base para otros 6 autores. Destaca la política de los virreyes en torno a los proyectos de consolidación en la frontera norte, brinda factores que pudieron influir en la movilización de los indios en las provincias españolas y así obtener beneficios, y hace relación sobre las estrategias que utilizaron los españoles para defender los límites territoriales. Bajo una temática similar, la obra de María del Carmen Vázquez, Establecimiento y pérdida del septentrión de Nueva España (1973), que nos ofrece una revisión historiográfica sobre el norte además de un recorrido por todas las instancias políticas del septentrión novohispano. No se puede dejar de mencionar las obras de Cuauhtémoc Velasco y de Patricia Osante. El primero ofrece un estudio sobre los comanches y los apaches desde sus orígenes hasta las relaciones con los españoles a principios del siglo XIX, como se puede ver en su obra Pacificar o negociar: los acuerdos de paz con apaches y comanches en las provincias internas de Nueva España, 1784-1792. La doctora Osante, por otro lado, hace un acercamiento a la historia de Texas a partir de la relación de esta provincia con el Nuevo Santander, como se puede apreciar en su texto Poblar el Septentrión I. Las ideas y las propuestas del marqués de Altamira. 1742-1753 (2012). Todos ellos apoyados en los informes y relaciones que dejaron exploradores y visitadores españoles. Para este trabajo también resulta importante la aportación de la historiografía estadounidense la cual permite ver y comparar su punto de 7 vista en relación con el mexicano, como son las obras de David J. Weber, Herbert Bolton, Donald E. Chipman, Félix Almaráz, entre otros autores. La obra de Donald E. Chipman, Texas en la época colonial (1992), tiene el propósito de hacer notar a los mismos estadounidenses la importancia de este periodo en la historia de los Estados Unidos. A pesar de ser una obra muy completa presenta el inconveniente de no tomar en cuenta ni uno solo de los archivos mexicanos. David Weber con su texto La frontera española en América del Norte (2000), es un autor oportuno en su acercamiento a la historia de España y el tomar en cuenta las diferencias culturales, políticas y económicas en relación con América, y también ser un estudioso de la historia básico para muchos investigadores. Herbert Bolton, con Texas in the Middle Eighteen Century (1962), es otro autor estadounidense y de los primeros en adentrarse a la historia de Texas novohispana desde otra perspectiva, ya que ofrece un amplio estudio sobre todas las instituciones novohispanas en Texas y sus conflictos; argumentaba que debía existir una visión equilibrada del pasado que incluyera la comprensión de los orígenes hispánicos. Además de estas obras se encuentran numerosos artículos enfocados específicamente a Texas o como parte del contenido de diversos estudios sobre el norte, sin dejar de mencionar la revista texana The Southwestern Historical Quarterly con sus numerosos artículos en torno a la región. 8 A pesar de los estudios históricos y arqueológicos que se han realizado en Texas, la visión de los investigadores del lado norte del río Bravo respecto a la colonización española de esta provincia, es solamente parte de un legado cultural; se le ha dado importancia a la relevancia que tuvo la administración española en otros aspectos como es el social o el político,mismo que está relacionado con la labor que desempeñaron los gobernadores de la provincia y militares, además de las relaciones con los indígenas del lugar y con los religiosos misioneros. Si bien algunos hispanos radicados en Estados Unidos han hecho estudios sobre temas específicos de la administración novohispana, como son José Manuel Serrano y Joaquín Rivaya, hace falta adentrarse en otras temáticas que ofrece la historia de Texas.2 Por ello, en la presente investigación, durante el primer capítulo se plantea las primeras incursiones en el noreste de la Nueva España. Se presenta un contexto de las primeras exploraciones de españoles y extranjeros no sin antes mencionar el medio geográfico de Texas, es decir, su clima, vegetación y con qué territorios colindaba. También se muestran los proyectos iniciales de poblamiento, mismos que se caracterizaron por darle prioridad a la fundación de misiones como método para congregar indios. Tras el abandono temporal de los españoles por falta de recursos y 2 “Tan sólo en las dos últimas décadas los especialistas en las fronteras han ampliado nuestra comprensión, más allá de importantes preocupaciones […] como la exploración, las instituciones y la biografía, a campos que las generaciones anteriores habían menospreciado: la historia social, la etnohistoria, ecología, la arqueología y la geografía histórica, la demografía y el estudio de enfermedades.”, David J. Weber, La frontera española en América del Norte, Fondo de Cultura Económica, México, 2000, p.21. 9 el ataque de los indios, nuevamente los proyectos de poblar la provincia de Texas se retomaron ante la presencia de galos en la región. Con dificultades se fundan algunas misiones y presidios. Los más sobresalientes por su permanencia y prosperidad, fueron los ubicados cerca del río San Antonio y la Bahía del Espíritu Santo, hoy conocida como Bahía de Matagorda. Es precisamente en el segundo capítulo que se puede observar cómo estos sistemas se van consolidando y conviviendo entre ellos, sin dejar de lado el factor internacional con la presencia de los colonos franceses en la vecina Luisiana. Se hace referencia a la importante visita Pedro de Rivera, designado para evaluar la situación de los presidios en toda la frontera norte y cuyas propuestas llevaron a una reestructuración de la provincia. Es así que en el tercer capítulo se muestran varias dificultades que tuvo que enfrentar la provincia, el traslado de habitantes de las islas Canarias que darían lugar al establecimiento de la villa de San Fernando y otra serie de cambios como los planteados por el marqués de Altamira. Finalmente, en el cuarto capítulo, se observa una nueva política novohispana que lleva a la provincia a sufrir otro cambio con las primeras propuestas de las reformas borbónicas. Para su ejecución se realizó un nuevo reconocimiento territorial. De gran peso fue la que realizó el marqués de Rubí cuyas sugerencias, observaciones y propuestas, derivarían en un documento oficial en 1772 que regulaba los presidios y sus efectivos. Sin embargo, otros cambios se generarían a nivel administrativo y territorial al conformarse la Comandancia General de las Provincias Internas. 10 Cabe mencionar que la temporalidad contemplada para este estudio va de 1682, con las primeras exploraciones de reconocimiento del territorio texano por parte de los españoles, hasta 1772, año en que se publicó la regulación de los presidios con el propósito de revisar y analizar la formación y consolidación de la provincia, al igual que las dificultades que tuvieron que enfrentar los gobernadores, así como un cambio en la dinámica social a partir de las distintas reformas emprendidas por las autoridades españolas gracias a las propuestas hechas por Pedro de Rivera en 1721 y a las de Altamira en 1743. Tras el informe del marqués de Rubí en 1764, hubo una serie de iniciativas para modificar los límites fronterizos y reforzar los distintos establecimientos civiles y militares en todo el norte que, como mencioné anteriormente, se concretaría en la expedición de las regulaciones de los presidios, para que, posteriormente en 1772, se crearan las Provincias Internas, cuyas características administrativas, si bien son importantes, corresponden a una dinámica política diferente a la que realizó la Corona en años anteriores ya que se pretendía un mayor control por parte del gobierno español a través de la Comandancia General de las Provincias Internas. Dicha temporalidad, es apoyada por algunos cuadros complementarios que fueron elaborados a partir de las fuentes consultadas. Un aspecto importante sobre la colonización de Texas fue en el ámbito internacional pues reflejaba la situación que se generó durante la guerra de los Siete Años. También se muestran los mecanismos de colonización que se implementaron a través de los distintos proyectos que reflejan la 11 estrategia, idiosincrasia y situación política y social de la región para establecerse, mismos que respondían a la necesidad de crear los límites territoriales con Luisiana. Si bien en un inicio las exploraciones tuvieron como finalidad el reconocimiento del territorio, poco a poco se fueron formando estos proyectos por diversos factores, como fueron las condiciones del lugar al buscar fuentes de agua y tierras fértiles. Otro factor fue la disposición de los indios, que llevó a las autoridades a diseñar una serie de estrategias inicialmente para que se redujeran a los nativos en las misiones pero que, dada su resistencia a quedarse en los establecimientos españoles, se buscaron otros mecanismos para mantener su lealtad. Así mismo, el apoyo económico de particulares, y del erario público que llevó también a una serie de medidas para reducir gastos. Por tanto, a pesar de la valiosa información documental y bibliográfica que se tiene sobre la presencia francesa en Texas, poco peso se le ha dado a su intervención en el territorio, ya que tuvieron fuertes lazos con grupos indígenas del lugar, razón por la que se realizaron las exploraciones y establecimiento español en esas latitudes, además de que llevaron al gobierno español a tomar serias medidas para desvincular las relaciones que mantenían los galos con los indios y controlar o detener sus incursiones en territorio español. Todo esto aunado a la situación política poco cordial que se daba en el viejo continente entre España y Francia durante el siglo XVII y principios del XVIII. La intromisión extranjera desde principios del siglo XVII, fue una preocupación latente para el gobierno español pues 12 representaba un peligro para la Corona española. El contacto de franceses con la población indígena generó una fuerte preocupación en el gobierno novohispano pues, a su juicio, obstaculizaba la rendición y sometimiento de los indios rebeldes. Las autoridades españolas trataron de mantener relaciones relativamente pacíficas con los franceses, pero hicieron lo posible por evitar que los galos penetraran a sus territorios. Por otro lado, la provincia de Texas, al carecer de minas como en otras zonas, desarrolló una economía a baja escala. Es decir, una actividad agrícola de autosustento y de ranchos ganaderos bajo un comercio local. Además, se intentó poblar la provincia con gente de otros lados, como Tlaxcala, o de origen europeo como fue el traslado de familias de las islas Canarias. Muchos de los que decidieron incursionar en estos territorios eran hacendados, militares y funcionarios de otros lugares de la Nueva España que auspiciaron muchas de las expediciones y crearon proyectos de ocupación que cubrieron ciertas necesidades en su momento. Fue, por tanto, un poblamiento sui generis que poco se ha trabajado en las investigaciones. Sibien es cierto que los mecanismos y estrategias utilizados por los españoles no diferían de las realizadas en otras demarcaciones, considero importante su poblamiento debido a su posición territorial, sus características geográficas y sus nativos. Un factor importante en este proceso de poblamiento fue el lograr que los indígenas se redujeran en lugares que permitieron vigilarlos y 13 controlarlos. De hecho, lo anterior representó una de las tareas primordiales que realizó el gobierno en trabajo conjunto con los misioneros. Los indios de la provincia de Texas estaban conformados por tribus nómadas y sedentarios, las cuales unas eran pacíficas (como los Texas), otras guerreras (como los apaches y comanches). El trabajo desempeñado por funcionarios civiles y eclesiásticos, no sólo consistía en concentrarlos en diferentes puntos del territorio que inclusive los mismos nativos solicitaban, como por ejemplo la misión de San Javier, cerca del río del mismo nombre, sino que implicaba labores de evangelización y adoctrinamiento, además de garantizar la mano de obra indígena que requería la población en general. La experiencia con los pueblos indígenas del norte en Texas fue similar al de otras regiones, pues el contacto con éstos en ocasiones fue pacífico pero en otras, violento. Esta situación influyó como factor en las medidas políticas por proteger la frontera y sus establecimientos, ya que al no poderse concentrar a estas tribus en las misiones o poblaciones, se intentó llevar una relación cordial con ellos mediante regalos y pactos de paz, además de reducir la influencia y tratos con los extranjeros, tal como se mencionó líneas arriba. Queda claro que el gobierno español no podría haber logrado esto sin la labor de la Iglesia. Desde tiempos de las primeras entradas de los españoles al continente americano, la espada estaría acompañada de la cruz. En el caso de Texas, los religiosos franciscanos del colegio de Propaganda Fide de Querétaro, y posteriormente del colegio de Zacatecas, tuvieron una labor 14 importante para la reducción de los indígenas en sus misiones. Formados en 1622 con la finalidad de fomentar la obra misional católica, se establecieron 34 colegios en toda América, de los cuales dos se dedicaron a dicha labor en Texas y otras regiones. En un principio, el colegio de Querétaro se encargó de la evangelización de los indios y posteriormente compartiría dicha labor con el colegio de Zacatecas. Sin embargo, durante la década de los veinte del siglo XVIII, hubo roces entre ambos colegios por el control de las misiones. La fundación de éstas tuvo el objetivo de evangelización al igual que formar parte de las estrategias de ocupación de los territorios del norte y su colonización. En Texas, las misiones franciscanas, a pesar de las dificultades y enfrentamientos que sostuvieron con las autoridades y entre ellos mismos, se conjuntaron con los presidios para su subsistencia. Ante un territorio desconocido y hostil, se necesitaba la presencia militar para custodiar a los misioneros y garantizar la evangelización de los nativos; por lo que los presidios, baluartes militares que se habían ya establecido en otras provincias, tuvieron un doble objetivo: salvaguardar las misiones y vigilar la región de posibles ataques tanto de extranjeros como de indios. Así, la colonización de Texas fue parte de un movimiento colonial expansivo que responde a la necesidad de poblar una provincia que permitiría el bloqueo fronterizo con Luisiana. De allí que los españoles denominaran, no de forma arbitraria, el antemural de la Nueva España. Término que refiere a la defensa estratégica de las ciudades a través de dos 15 muros. Pero que, bajo este contexto, se utiliza de forma abstracta para definir una protección segura, así como de defensa geopolítica y cultural. Dicho antemural fue vital para salvaguardar los intereses españoles en la frontera a pesar de que no se contaba con suficientes condiciones para ello. Por lo que el gobierno novohispano planteó estrategias de defensa al mismo tiempo que de poblamiento. Weber plantea muy acertadamente dos niveles en la disputa de la frontera3: una a intramuros donde el conflicto se da entre los habitantes fronterizos de ambas sociedades, tanto del invasor como del invadido que ofrecían oportunidades de beneficios ante la lucha de poder. Ejemplo de ello, como se verá más adelante, fue el continuo problema de contrabando de mercancías en los presidios españoles que ingresaban y adquirían artículos franceses por sus bajos costos. El segundo nivel de disputa es de intermuros, cuando las sociedades se enfrentan entre sí a lo largo de las fronteras. Como fue en el caso de los franceses cuando traspasaron los límites territoriales y establecieron Nacogdoches. Esto justifica, en cierta media, el que Texas haya sido considerado como un antemural, no solamente por establecer límites territoriales, sino como un fenómeno de interacción entre dos culturas, y en este caso hasta tres, españoles, indios y franceses.4 Sin embargo, tal función cambiaría con el paso del tiempo tras anexarse Luisiana a la corona española. 3 Ibidem, p.29. 4 Ibidem, p.27 16 Por tanto, las dificultades en la colonización de Texas no fue la naturaleza inhóspita de su territorio sino la distancia entre el centro de la Nueva España y la provincia, el peligro ante los ataques de indios, las políticas gubernamentales que daban las ventajas a los rivales extranjeros que retrasaban el crecimiento económico y civil. Aun hay mucho por explorar sobre la historia de la provincia de Texas. Por tanto, estos aspectos son los que habré de estudiar en esta investigación, sin desdeñar, desde luego, lo ya escrito, pero tratando de aportar nuevos elementos y análisis que enriquezcan el conocimiento sobre la provincia novohispana de Texas, como parte importante del virreinato de la Nueva España. 17 I AMENAZA SOBRE LA FRONTERA NORTE DE LA NUEVA ESPAÑA, LA PERMANENCIA ESPAÑOLA EN LA PROVINCIA DE TEXAS Las innumerables expediciones a distintas partes del Reino de la Nueva España, tenían por objetivo reconocer los territorios y los recursos naturales con los que se podían contar, así como el de conocer a los futuros súbditos del rey y de la Iglesia. Aunque, también es cierto que los españoles tuvieron otras motivaciones para iniciar la avanzada territorial en lugares desconocidos.5 Una de éstas fue el intento de consolidar el dominio español en estos lejanos lugares a través del arraigo de pobladores y así evitar posibles invasiones de extranjeros (hecho que no se pudo evitar pero sí contener), e inclusive poder encontrar ciudades míticas donde abundaban metales como el oro y la plata. Ejemplo de ello fue el descubrimiento de los ricos yacimientos argentíferos en el cerro de La Bufa y el Real de Minas de Zacatecas, que permitió el establecimiento una entidad político- administrativa denominada Nueva Vizcaya, seguida de la provincia de Nuevo México, cuya exploración se debió a las narraciones en torno a las míticas ciudades de Cíbola y Quivira. Es así que los límites territoriales del dominio español se fueron moviendo a lo largo de los siglos y después durante el México independiente. 5 Esta región se caracterizó por la búsqueda y explotación de centros mineros que permitieron la consolidación de centros urbanos habitados por una población proveniente de otras regiones. Patricia Osante, “El Septentrión Novohispano…”, p. 59. 18 El presente capítulo tiene como objetivo mostrar cómo los españoles buscaron una estrategia para detener el avance de los franceses en el noreste de la Nueva España. Mediante el reconocimiento de dicha región,se fueron originando las condiciones para, posteriormente, idear un plan de colonización en la provincia de Texas o Nuevas Filipinas y los exploradores que fueron enviados por el gobierno español, presentaron varios proyectos para la ocupación del territorio. Asimismo, la presencia francesa dio lugar a que se formara de manera definitiva la provincia de Texas o Nuevas Filipinas, tras varios años de ausencia española en el territorio. 19 Mapa 1.División territorial de la Nueva España en provincias y gobiernos (1534- 1776). FUENTE: Beatriz Braniff Cornejo, Sugerencias para la ubicación geográfica e histórica de los ensayos sobre las culturas del norte. CONFORMACIÓN GEOGRÁFICA DE TEXAS Texas se caracteriza por tener una geografía diversa.6 Hacia el sureste, se encuentra una gran red de ríos que desembocan en el Golfo de México, cuyo principal río sería el Mississippi, mismo que servía de frontera con el entonces territorio francés, llamado Luisiana. De igual importancia era el 6 Hay varias interpretaciones respecto al origen del nombre de Texas, pero algunos autores se inclinan por la explicación que da fray Damián Mazanet. Al parecer en una de las exploraciones, los españoles se encontraron un grupo de indios y su líder les decía “techias” que quiere decir amigos. Después se les asignó ese título a los indios que formaban el grupo lingüístico de los asinai: “Advierto que este nombre de texias son todas las naciones amigas; este nombre es común en todas ellas, aunque la lengua sea diferente […]”. Lino Gómez Canedo, Primeras exploraciones y poblamiento de Texas (1686-1694), Editorial Porrúa, col. Biblioteca Porrúa no. 93, México, 1988, p.88 y 89; Patricia Guadalupe Alfaro Guerra, “Damián Mazanet, misionero franciscano, explorador y evangelizador en el Septentrión Novohispano” en María Luisa Rodríguez Sala, María Eugenia Cué, et.. al., La expansión del Septentrión Novohispano (1614-1723), algunos personajes y sus contribuciones, T. I, Instituto de Investigaciones Sociales, UNAM, Instituto Estatal de Documentación de Coahuila, México, 1997, p.205. 20 río Grande o del Norte (actualmente, río Bravo) que, a comienzos del reconocimiento de Texas, era el límite territorial con las provincias de Coahuila y Nuevo León.7 La presencia de estos mantos acuíferos daba lugar a grandes extensiones de pastos y valles ricos en numerosas especies de árboles. Aunque también existían áreas pantanosas, principalmente en las temporadas de lluvias. (ver mapa 2) Hacia el norte y oeste de Texas, se encuentran las Montañas Rocosas y las Llanuras Altas, cuyo límite es Cabo Rock, una de las formaciones físicas más sorprendentes de todo el estado de Texas.8 Por el contrario, las llanuras altas “son conocidas por su falta de características físicas reconocibles.” Estas grandes llanuras se extienden hacia el sudoeste y dan lugar a la Meseta de Edwards que se distingue por tener formas suaves y onduladas, aunque también tiene zonas muy escarpadas que se acentúan a causa de la erosión. Hacia el extremo sur del sistema de las Montañas Rocosas, y que constituye el límite actual occidental de Texas, se encuentran desiertos y montañas de los cuales el pico de Guadalupe se convierte en uno de los puntos más altos al este de las Rocosas. Este sistema, compuesto por diversas edades geológicas, se caracteriza por estar rodeado de vastos desiertos.9 Por otro lado, la fauna 7 Cabe señalar que los límites geográficos actuales, no corresponden a los de la época ya que la provincia de Coahuila se extendía más allá del río Bravo y comprendía parte del sur de Texas. Lo mismo pasa con la provincia del Nuevo Santander y de Nuevo México, las cuales también contaban con parte del territorio del actual Texas. 8 Donald L. Chipman, Texas en la época colonial, Colecciones Mapfre 1492, Madrid España, 1992, p.18. 9 Chipman, ibidem, p.20. 21 texana era muy abundante: venados de varias especies, jabalíes, osos, gatos monteses, pumas, zorros, coyotes, liebres, conejos, armadillos; bisontes en gran abundancia.10 En los ríos y lagunas se podían encontrar robalos, sardinas, anguilas, bagres, piltontes, dorados, matalotes, mojarras y agujas. Y qué decir en las aguas marítimas donde abundaban las especies marítimas propias del Golfo de México como, por ejemplo, tiburones, tortugas, ballenas, atún, mero y pergos.11 Mapa 2. Principales bahías y ríos de Texas. Fuente: Chipman, Texas en la época colonial. 10 Posteriormente se integrarían a esta fauna animales domésticos de origen europeo, como gallinas, perros, vacas, bueyes, entre otros. Pero el animal más apreciado y utilizado, tanto por indios como por españoles, fue el caballo que se incorporó a la vida salvaje del lugar. 11 Vito Alessio Robles, Coahuila y Texas en la época colonial, Editorial Cultura, México, 1938, p.36. 22 23 LOS INDÍGENAS Los nativos de la provincia de Texas, tal como sucedía en otras provincias de la Nueva España, formaban distintos grupos étnicos. Existían dos confederaciones del tronco lingüístico caddoan: los asiani y los caddos, ambos compuestos por distintos grupos de indígenas. Los asinai habitaban hacia el norte del río Natches y estaba compuesta aproximadamente de diez o más tribus, tales como los hasinais, nacogdoches, nasonis, nadaco, nabedache, entre otras. Los caddos vivían hacia el noroeste del grupo de los asinais, a lo largo del río Rojo, entre el río Natchitoches y la región de Texarkana; algunas de sus tribus eran adaes, natchitoches, yatasi, cadodacho. Fuera de estas dos confederaciones existían otros grupos de indígenas como los orcoquizas, bidai, deadose y atacapa, ubicados al sur del río Trinidad. Otras tribus se encontraban a lo largo de las costas entre el río Trinidad y el río de las Nueces como eran los cocos, cujane, karankawas, copane y coapite (ver mapa 3). La mayoría estaban organizados bajo un sistema familiar en el que había un jefe o cabeza, quien tenía a su mando varias bandas. Algunas veces formaban confederaciones entre ellos para defenderse de un enemigo en común. Otras tribus no mencionadas pero de igual importancia en la región son los jumanos y los coahuiltecas. Los jumanos es ubicaban en la Junta de los Ríos y eran denominados por Cabeza de Vaca como “vaqueros”. Se dedicaban al cultivo y también a la caza de búfalos. Los coahuiltecas estaban hacia el sur de las tribus 24 karankawas que a su vez se subdividían en distintas bandas y en su mayoría eran cazadores-recolectores. (ver cuadro 1) Para 1777, estos pueblos eran considerados por las autoridades novohispanas como “indios del norte” para distinguirlos de los apaches y comanches. Se incluían a los Texas, vidas, tahuayaces, tahuacanos, iscanis, gitchas, tancahues, orcoquizas, ayses, aguages y xaranes.12 Mapa 3. Conformación de los distintos grupos de indios en Texas FUENTE: R.E. Moore, www.texasindians.com, 1999. 12 Cuauhtémoc Velasco Ávila, Pacificar o negociar: los acuerdos de paz con apaches y comanches en las provincias internas de Nueva España, 1784-1792, México, INAH, 2015, p.31. http://www.texasindians.com/ 25 En algunas tribus había un jefe de paz y otro en tiempos de guerra, cuyo título se ganaba por méritos. Cuando se organizaba una expedición guerrera, el jefe invitaba mediante regalos a las bandas, pues nadie estaba obligado a seguirlo y podían dejar la expedición en el momento en que quisieran. Durante las campañas de guerra tomaban muchas precauciones para no ser sorprendidos por el enemigo, dormían poco y comían lo que encontraban en el camino. 13 En cuanto a su formade sustento, los grupos asinais practicaban la agricultura y la caza de búfalo (también conocido como cíbola). Los caddos tenían una cultura similar a los asinais, y las tribus pertenecientes a la familia de los atacapa tenían una agricultura mínima, por lo que vivían principalmente de la caza y la pesca. En cambio, los indígenas de las costas se dedicaban a la caza, la pesca y recolección; además de ser más belicosos y practicar el canibalismo. Los indios de Texas consumían principalmente vegetales, lechuguilla, sotol, raíces, semillas, tunas y nueces. Aquellos grupos que se dedicaban al cultivo, producían maíz, frijol, calabaza y melón.14 Los nativos que se incorporaron a las misiones, en un principio eran descuidados con los animales y mostraban poco interés en conservar su comida o ropa, además de que robaban fruta o verdura, y continuaban con la práctica de la caza y pesca. Aunque algunos acogían bien a los misioneros 13 Herbert Eugene Bolton, Texas in the middle eighteen century, New York, Russel and Russel Inc., 2a. Ed., 1962, p.1-3. Chipman, op. cit., p.29 y 33. 14 “Relación sobre indios por fray Francisco Casañas”, en Gómez Canedo, op.cit., p.81 y 82. 26 ya que pensaban que con ello obtendrían beneficios materiales, y acceso a los artículos españoles. También los nativos consideraban a los religiosos como intermedios con los soldados españoles o con otras tribus.15 Las mujeres acostumbraban salir en las tardes a comer frutas silvestres como tunas, zarzamoras, nueces, camotes y otras raíces, también se alimentaban de maíz, frijol chiles y calabazas. La carne seguía siendo parte básica de su dieta y los misioneros les proveían de vacas pero también consumían conejos, pájaros, ratas. Cabe destacar que la población indígena fuera de las misiones no era muy numerosa. Como llegó a suceder en otras partes de la Nueva España, la disminución de la población se debió a las guerras entre las tribus y a las enfermedades llegadas de Europa. 16 La visión de los españoles respecto de las tribus que habitaban la provincia de Texas, fue muy variada. Tras combatirse la política de la esclavitud a través de la guerra que fue practicada a finales del siglo XVI, se buscaron nuevos métodos para colonizar pacíficamente los territorios mediante la conversión de los indígenas. Esto se puede ver en las propuestas que los primeros exploradores en el territorio texano plantearon a las autoridades reales. Los primeros contactos con los naturales dieron la imagen tanto a religiosos como a civiles de ser dóciles y dispuestos a someterse a la autoridad del rey español. Sin embargo, el “carácter 15 David J. Weber, op.cit,, p.170, 174 y 175. 16 A la llegada de los españoles, los coahuiltecos ya estaban en vías de extinción. Estos pueblos de lengua coahuilteca del bajo río Grande, se veían atrapados entre los españoles que se desplazaban hacia el norte y los apaches que avanzaban hacia el sur. Cabe señalar que posteriormente se hablará con mayor detalle de otras tribus como son los apaches y comanches. Gómez Canedo, op. cit., p.45; Weber, op. cit., p.277 27 cambiante” de los indios generó quejas y recelo contra ellos. Aquellos que se sometían a la autoridad virreinal eran considerados “indios de paz”; mientas los que se oponían al dominio territorial español y se negaban asentarse en lugares fijos, se les denominaba “indios bárbaros”. Lo cierto es que los naturales se resistieron a vivir en las misiones. Fueron pocos los que permanecieron de forma definitiva con los religiosos. La mayoría se quedaba de manera temporal para huir nuevamente a los montes e inclusive muchos se dedicaron al robo de ganado y cultivos y otros atacaban los asentamientos españoles. La desconfianza que tenían los hispanos hacia los indígenas se propició también por las alianzas que hacían éstos con los franceses. Es de llamar la atención que por más que trataban las autoridades españolas de ganarse el favor de los indios con regalos, éstos se iban con el mejor postor. Adoptaron el manejo del caballo y de las armas y aprendieron a comerciar con los europeos. “Los franceses llegaron a proporcionar un mercader a cada ranchería. Los españoles oficialmente, no comerciaban ya que lo prohibían las leyes coloniales, pero el índice de contrabando en Texas era muy alto.”17 A pesar de ello, algunos funcionarios de Nuevo México y Texas llegaron a dar armas y municiones a los indios de las misiones cuando convenía a sus propósitos. 17 Gómez Canedo, op. cit., p.46. Weber, op. cit.,p.258 28 CUADRO 1 Confederación Tribus Ubicación Características Asinai Hasnais Nacogdoches Nasonis o nazonis Nabedache Texas Naguados Nacisis Navidachos o navadachos, nabedachos Ayxs Los texas, río Neches y Sabina. Los navidachos al oeste del río Neches. Los ayxs en las inmediaciones del río Sabinas. Los ayxs eran considerados “viciosos”. Los Texas tenían las casas asentadas y redondas, practicaban el cultivo y la caza. Caddos Adaes o adais Natchitoches Yatasi Cadodacho Vidais o bidais Tahuacanos Iscanis Nadacos o anadarkos Ayces o aizes, ays Adaises Quitchas o kichaes, quitseis Cerca del río Sabina. Los vidais, en la parte baja del río Trinidad. Los ais, sobre el río Atoyac cerca de Nacogdoches. Algunos cerca de la parte alta del río Trinidad y del río Rojo. Se cree que los vidais están emparentados con los atacapa porque lingüísticamente coinciden. Eran agricultores y cazadores. Los bidais eran numerosos y acosaban la misión de Bucareli, además de que tenían amistad con los apaches lipanes. Wichita Iscanis Huecos Taguacanes o tahuacanos, tawakani Guatichas u obedsitas Huecos Flechazos Tahuayaces o taovayaces, taguayaces, tavoayaces, Norte de Texas, entre el río Neches y Trinidad. Los wichitas obtenían armas de los franceses, hostilizaban a los apaches y funcionaban como puente para que los comerciantes franceses entraran en contacto con los comanches. 29 hahuiases, tahuayas Otros grupos Orcoquiza Deadose Atacapa Cocos Mayeyes Tonkawas Gitchas Ayses Aguases o panismahas Xaranames Cerca de la costa, entre Bahía del Espíritu Santo y el río Colorado. Otros, sobre el río Trinidad y río Rojo. Los orcoquizas y atacapas, en la desembocadura del río Netches y Trinidad. Los orcoquizas se dedicaban al robo y caza, se unieron a los atacapas. Los xaranames tenían alianza con los orcoquizas y varias veces abandonaban las misiones hasta que finalmente se establecieron en 1780 en la misión del Espíritu Santo. Los cocos se congregaban en la misión de San Antonio. Cujane Karankawas o carancagues Copane Coapite Jumanos Coahuiltecos Yujuanes Tancases Cujanes Quapits Tamiques Piquicames Los karankawas, por el Río Colorado y Mississippi. Otras, cerca de las costas del Golfo entre el río Trinidad y Nueces. Jumanos y coahultecos cerca de la Junta de los Ríos, al sur de los karankawas. Los karankawas eran considerados como crueles y atacaban emarcaciones que encallaban. Tenían alianza con los orcoquiza.Los karankawas se congregaron en la misión del Rosario, San Antonio Valero y del Espíritu Santo Apaches Yutas Chiricahui Mimbreños Faraones Lipanes Navajos Gileños Mezcaleros Natages Lipiyanes o llaneros Al noroeste de la provincia de Texas. Comanches Comanches o shoshone Al noroeste de la provincia de Texas. Norte y noroeste del río de Arkansas Enemigos de los apaches, descendientes de los shoshones en Wyoming, al noroeste del actual Texas. Siguieron hacia el sur para 30presionar a los apaches, al noroeste de Texas. Otros grupos (clasificados según en la misión donde estaban) Zarames Payayes Eypanes Tops Misión de San Antonio Valero Pajalates Tacames Sanipaos Misión Purísima Concepción Orejanes Syopinas Pamagues Piquiques Misión de San Juan Capistrano Pampoa Tocames Cannas Aguastalla Xuanaes Misión de San José Paco Maraquitas Borrados Misión San Francisco Espada Caixanes Guapines Copanes Misión Rosario Vidaes Caocos Lacojoseles Achoses Río San Javier En cuanto a los apaches y comanches, los primeros, al igual que muchas tribus confederadas, estaban conformados por varias tribus: yutas, chiricahui, mimbreños, faraones, lipanes, navajos, gileños, mezcaleros, natages, lipiyanes (llaneros); ubicados principalmente al noroeste de Texas y recorrían desde Nueva Vizcaya hasta Nuevo Reino de León (ver mapa 4). Ante el recorrido que hacían de estas grandes extensiones territoriales, se del conocía como “apaches occidentales”, a los que estaban ubicados al oeste del río Grande y los grupos que abarcaban el territorio de Texas, 31 Coahuila hasta Nuevo Santander, como “apaches orientales”, y un tercer grupo conocido como “apaches de las llanuras”, que abarcaban el centro y sur de las Grandes Llanuras. Estos grupos pertenecían al conjunto lingüístico de los atabascanas. Generalmente eran considerados como “indios bárbaros” debido a sus atributos guerreros y algunas veces crueles. Sin embargo, se dedicaban a la pesca, caza y agricultura en núcleos familiares. Poco a poco fueron empujados por otras tribus desde Canadá. Trabajaban en grupo encabezados por un jefe de edad avanzada cuya reputación era considerada para liderear al grupo. Debía ser alguien trabajador, generoso, objetivo, tolerante, elocuente y honesto. Algunas veces se aliaban entre ellos para combatir a otros indios o bien, para seguir a los bisontes.18 La tribu más predominante en Texas fue la de los lipanes. De esta tribu, eran conocidos dos grupos: los de “arriba”, ubicados al norte del río Bravo que se formó a partir de las rancherías que fueron expulsadas por los comanches de las grandes planicies, y los de “abajo”, que se localizaban entre el río Bravo y el Nueces. No queda claro en la historiografía a partir de qué momento se identificó a la nación apache como el rival por excelencia de las poblaciones fronterizas, pero en los años setenta del siglo XVIII existía una opinión generalizada entre los españoles de que los indios apaches 18 Joaquín Rivaya Martínez “Diplomacia interétnica en la frontera norte de Nueva España. Un análisis de los tratados hispano-comanches de 1785 y 1786 y sus consecuencias desde una perspectiva etnohistórica”, en Nuevo Mundo Mundos Nuevos [En Línea], Debates, noviembre 2011, p.3; Gonzalo Quintero Saravia, Bernardo Gálvez y América a finales del siglo XVIII, Universidad Complutense de Madrid, 2015, p.202 32 constituían una amenaza y su pacificación se lograría mediante campañas militares en su contra y un sistema de defensa que impusiera respeto.19 Respecto a los comanches, eran cazadores recolectores de habla shoshone, organizados en grupos que a su vez formaban rancherías autónomas. Para 1785, los españoles distinguían cuatro divisiones principales de los comanches: los cuchunticas (kuhtsutuhka) o “comedores de bisonte”, los jupes (huupinuu) o “gente del bosque o de palo”, los yamparicas (yamparuhka) o comedores de yampa, y los cuchunticas orientales. Los tres pirmeros grupos vivían al oeste de Texas, desde el sur del río Arkansas y este de la actual Sierra de la Sangre de Cristo, las llanuras al norte de Arkansas y al este de las Montañas Rocosas, cerca de la provincia de Nuevo México; también eran conocidos como comanches occidentales. En cambio los cuchunticas orientales habitaban entre los ríos Rojo y Brazos, en las inmediaciones de la provincia de Texas.20 El conflicto con los apaches se acentuó desde 1700 cuando los comanches poco a poco emigraron de Wyomig a las Grandes Llanuras, muy cerca de la frontera norte de la Nueva España por lo que competían con los apaches orientales por los recursos naturales de las llanuras, los caballos y el control de las redes comerciales regionales. Como se verá más adelante, la fuerza de los comanches comenzó aumentar a medida que fueron expulsando a los apaches del territorio del bisonte e intensificaron las 19 Cuauhtémoc Velasco, Op.cit., p.87. 20 Joaquín Rivaya, op.cit., p.1 y2. 33 hostilidades contra los asentamientos novohispanos. Cabe destacar, que estas movilizaciones de los comanches se daban también por una disminución del bisonte y por los patrones migratorios que hacía que este animal escaseara estacionalmente en la zona comanche, obligando a estas tribus a desplazarse distancias más largas de lo habitual para asegurarse su sustento. Las manadas solían internarse al norte hasta diciembre y regresaban al sur, donde habitaban los apaches mezcaleros, en la cuenca del río Pecos.21 Mapa 4. Localización aproximada de las divisiones comanches y sus vecinos hacia 1785 FUENTE: Joaquín Rivaya Martínez, Diplomacia interétnica en la frontera norte… 21 Ibidem, p.3 y 7 34 LA PRESENCIA ESPAÑOLA Y DE NACIONES EXTRANJERAS EN EL SEPTENTRIÓN Se sabe que el avance de los españoles en las llamadas Indias Occidentales se dio hacia los cuatro puntos cardinales, y que, poco a poco se fueron conformando diversos territorios geopolíticos; tales como alcaldías, corregimientos, comandancias y virreinatos. Dentro de estas exploraciones, al parecer, las del norte novohispano fueron de las más accidentadas y costosas para la Corona española debido a la larga distancia entre estos territorios y el centro de la Nueva España. Tras las primeras fundaciones de reales de minas, paulatinamente el avance hacia el norte se extendió hacia el centro y oeste del septentrión, y posteriormente hacia el este de dicho territorio. Aunque estos confines nunca estuvieron bien definidos, durante el siglo XVII se consideraba como límite el quimérico estrecho de Anián.22 Por otro lado, otras naciones europeas (principalmente Francia e Inglaterra), buscarían nuevas zonas comerciales en las Indias, pese a las restricciones e intereses de España. Por ejemplo, Francia, a principios del siglo XVII, con Juan Francisco de la Rocque, señor de Roverbal fundaría su primera colonia: Quebec, para después establecerse en Guayana Francesa, Montreal y Luisiana. Este hecho, abrió el camino a los franceses para el comercio de pieles en la mencionada región. 22 Vito Alessio, op. cit., p.315. Alessio Robles no explica el origen de esta leyenda aunque se sabe que el nombre se debe a Marco Polo y es el supuesto paso del norte desde el océano Atlántico hasta el Pacífico. 35 Al tomar la desembocadura del Mississippi tenía entrada al gran sistema fluvial que conducía al corazón del continente y comunicaba el Golfo con el Canadá francés, además de romper el monopolio español de la costa norte del Golfo, introduciendo una cuña entre el norte de la Nueva España y Florida. El establecimiento de los fuertes franceses en la Bahía de Biloxi y el Mississippi, en 1699, marcó el principio de la hegemonía francesa en Luisiana…23 Así, en 1699 los franceses lograrían fincarse a las orillas del Mississippi y los mercaderes obtendrían tratos comerciales con los indios. Para 1700, los galos se adentraron a los ríos Rojo y Arkansas hasta las tierras de las tribus osage, pawnee y jumanos, con los cuales establecen transacciones de armas de fuego por caballos. Esto resultó perjudicialprimeramente para las provincias de Nueva Vizcaya y Nuevo México que proveían a los indios los caballos que los indios robaban y canjeaban con los franceses por fusiles, pólvora y balas.24 Los ingleses también llegaron a territorios americanos cuando en 1606 fundaron su primera colonia: Virginia. Durante el siglo XVII la Gran Bretaña, con el apoyo de compañías mercantiles, estableció lo que en la historiografía se conocen como las trece colonias.25 Otros territorios 23 Weber, op. cit., p.231 24 Luis Navarro García, Don José de Gálvez y la Comandancia de las Provincias Internas del Norte de la Nueva España, Sevilla, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1964, p.41 25 Para saber más sobre el tema, se recomienda la serie de libros EUA, publicada por el Instituto de Investigaciones José María Luis Mora. Angela Moyano Pahizza y Jesús Velasco, EUA. Documentos de su historia socieconómica I, Tomo 4, Instituto Mora, México, 1988. 36 americanos dominados por los ingleses fueron las Bahamas, Dominica, Jamaica, Trinidad y Tobago, en el Caribe; posteriormente, adquirieron Guayana (cedida por los holandeses) y las islas Malvinas, al sur del continente americano. Muchos de estos territorios fueron disputados ya en el siglo XVIII por las diversas potencias europeas. Una nación que también incursionaría en la conquista territorial en América fue Holanda. Los neerlandeses buscaron comerciar en las colonias españolas en las Antillas y su primera colonia fue Nueva Ámsterdam en 1625.26 Es así como Francia, Inglaterra y Holanda, principalmente, se fueron estableciendo en el nuevo continente, aunque España en teoría dominaba una buena parte del territorio. Era evidente que estos países se habían dado cuenta de la cantidad de productos que España adquiría de los nuevos territorios, por lo que la Corona española buscó defender su exclusividad otorgada por las Bulas Alejandrinas sobre las Indias.27 Sin embargo, esto no detuvo a los franceses e ingleses que buscaron penetrar al nuevo continente ya sea a través de incursiones piratas, el comercio clandestino o la ocupación de territorios no cristianizados. A mi juicio, no se deben considerar los conflictos entre las distintas naciones como el móvil principal para entender la expansión y dominio que ejercieron en sus establecimientos.28 Si bien, no se puede dejar de lado la disputa por la 26 Actualmente, es la ciudad de Nueva York. 27 María del Carmen Velázquez, Establecimiento y pérdida del septentrión de Nueva España, El Colegio de México, México, 1973, p.29 y 30. 28 Mediante un tratado firmado en Madrid entre España, Francia, Inglaterra e Irlanda en 1670, se logró invalidar la exclusividad que tenían los españoles sobre las Indias septentrionales. Ibidem, p.66. 37 posesión territorial, las motivaciones propias y sus mecanismos de colonización son factores importantes que permiten explicar la relación entre estas naciones y España en sus territorios americanos, según veremos más adelante. Es importante advertir que en la década de 1530 se sabía muy poco acerca de la región más septentrional del continente americano, pues únicamente se había visitado la periferia de la Florida, Texas y Baja California. Allende de que podrían ser regiones útiles, los informantes indios no resultaron ser fuente idónea para el conocimiento de estos territorios, en parte por la dificultad de la comunicación, ya que lo que un grupo consideraba de utilidad, probablemente otro no tendría la misma opinión. Además, en muchos de los casos, como en Nuevo México, los indios tendían a distorsionar la información con la finalidad de alejar a los intrusos, pero se sabe que provocó el efecto contrario, pues los españoles, hombres seducidos por relatos fantásticos, basaron sus acciones en estas percepciones.29 A pesar de que muchas de las expediciones españolas reconocieron una buena parte del norte de la Nueva España, no prosperó la idea de poblar el territorio y las avanzadas se dieron, en mayor medida, en el occidente del virreinato novohispano debido a los yacimientos mineros, tal como fue el caso de la fundación de Nueva Galicia en 1531. 29 Donald Cutter, España en Nuevo México, Mapfre, Madrid España, 1992, p. 14 y 15. 38 Pero fue la presencia de exploradores franceses cerca de sus dominios la que obligó a las autoridades españolas a “poner límites” y asentarse en dichas tierras. De ahí, entonces, la noticia de que los galos estaban cerca de Nueva España puso en alerta a las autoridades que se movieron para salvaguardar el septentrión, aunque con poco éxito. Los franceses no dejaron de lado la posibilidad de tener una salida al mar por el Golfo de México. Sin duda alguna, un territorio clave que fungió por muchos años como un límite fronterizo ante la presencia de franceses e ingleses que buscaban expandir sus zonas mercantiles fue Texas.30 Entrada española en Texas Las exploraciones que llegaron a realizarse en Texas fueron accidentadas y esporádicas. Se pueden considerar dos puntos de entrada: el primero, desde Nueva Vizcaya y Nuevo México, y el segundo, desde el Golfo de México; inicialmente se realizaron las exploraciones desde las costas. Así, uno de los primeros en recorrer las costas texanas sería Alonso Álvarez de Pineda en 1519, quien recorrió la costa del Golfo desde los cayos de Florida hasta Veracruz; este personaje durante el trayecto levantó un mapa de la región y dio el nombre de río del Espíritu Santo a la desembocadura del Mississippi. Álvarez de Pineda y su tripulación fueron los primeros europeos en recorrer 30 “El afán de los franceses… fue extender el dominio francés desde la Nueva Francia o Canadá, pasando por la Luisiana, hasta las islas del Caribe. Esa ruta que ellos idearon e ingleses y angloamericanos habrían de perfeccionar, partía a las provincias españolas de la Florida como una nueva línea de demarcación, en el este y oeste de la gran masa continental.” María del Carmen Velázquez, Op. cit., p.69. Francia e Inglaterra vieron como una oportunidad comercial los territorios americanos, y aprovecharon los recursos más rentables que eran las pieles y cueros. David Weber, op. cit., p.256 y 257. 39 por mar la costa de Texas, pero sin existir prueba alguna de que desembarcaran en suelo texano.31 Entre 1539 y 1598 se dieron diversas exploraciones, cuya característica principal fue el reconocimiento del territorio texano. Para ello, tomaban como referencia los mapas de sus antecesores y se acompañaban de algún personaje con conocimientos previos de la región. Algunos llegaron a recorrer los estados actuales de Florida, Georgia, Alabama, Mississippi, Arkansas y Luisiana.32 La gran mayoría de estas expediciones fracasó debido a las condiciones físicas y climáticas del lugar, pero sus principales aportaciones radican en el conocimiento geográfico que se llegó a tener del Golfo de México y la seguridad que otorgaron al gobierno español el saber sobre esas nuevas tierras que consideraban suyas. Estas exploraciones permitirían que a finales del siglo XVII los españoles tuvieran referencias geográficas más precisas del territorio para poder así adentrarse en él. Las expediciones hacia Texas por tierra que salieron del noroeste de la Nueva España, se dieron a partir del interés que generó el recorrido de 31 Ibidem, pp. 315 y 316. Álvarez de Pineda, nacido en Cáceres en 1494, fue enviado por el gobernador de Jamaica Francisco de Garay para explorar el Golfo de México de la cual realizó varios mapas. 32 En 1561 Pedro Menéndez de Avilés logró iniciar la colonización de Florida tras derrotar a una expediciónfrancesa y fortificar Santa Elena y, en 1566, fundó el fuerte de San Agustín que serviría de refugio para los galeones españoles. Así, los territorios españoles abarcaban desde la península de Florida hasta el río Salado o James en Virginia. Desde el fuerte de San Agustín salieron expediciones hacia Guale (Georgia), Chicora (las Carolinas) y la tierra de Jacán. Para finales del siglo XVI, los franciscanos habían fundado siete misiones en Guale y en Santa Elena, Carolina del Sur. En 1582, Antonio de Espejo, acompañado del franciscano Diego Pérez de Luxán realizaron un viaje a Nuevo México. Dieron con cinco pueblos indios en la Junta de los Ríos (Conchos y Grande), avanzaron a lo largo del Río Grande hasta la actual comarca de Flagstaff en Arizona. El informe de Luxán sobre las riquezas potenciales de Nuevo México y Arizona estimuló el interés en esas regiones e inclusive se realizaron exploraciones “de contrabando”. Juan de Oñate en 1600, efectuó otra expedición hacia Quivira y llegó a la frontera de Texas con Oklahoma hasta topar con el río Arkansas. En 1604 arribó al el Golfo de California y en 1605 fundó Santa Fe. Donald Cutter, España en Nuevo México, Mapfre, Madrid España, 1992, p.14 y 15. 40 Cabeza de Vaca por casi todo el sur de la actual Unión Americana.33 Francisco Vázquez de Coronado realizó una exploración que partió del valle del río Grande, en la porción que atraviesa Nuevo México, en busca de la Gran Quivira. Pasó por Pecos, camino de las llanuras de los búfalos, hasta llegar al Llano Estacado, donde tuvo contacto con indios querechos. Continuó por todo el sistema de barrancos y el 1 de junio de 1541, tras atravesar la frontera oriental de las Llanuras Altas, llegó al río Arkansas. De allí Vázquez de Coronado siguió al nordeste hasta las cercanías de Kansas donde sólo halló chozas de hierba y campos de los indios wichitas y no la gran ciudad de Quivira.34 El contacto con los indios de Nuevo México hizo que otros exploradores recorrieran la frontera occidental de Texas. El interés de las autoridades por tener contacto con los indios, provocó que las exploraciones continuaran aunque, a pesar de que estas expediciones reconocieron una buena parte del norte de la Nueva España, siguió sin prosperar la idea de poblar el territorio y las avanzadas se dieron, insistimos, en mayor medida hacia el occidente del virreinato. Así, se pueden considerar, a finales del siglo XVII, como límites geográficos de la provincia novohispana de Texas (aún no establecida de 33 Así como en el noroeste los exploradores iban en la búsqueda de las Siete Ciudades de Cíbola y la Gran Quivira, donde se rumoraba eran ciudades opulentas y con oro, similar fue la experiencia en Texas donde los exploradores corrían historias sobre las Siete Colinas de Aijados o el Gran Reino de Texas, lugares de los cuales se codiciaba el oro y las perlas de los indios. Chipman, op cit, p.69. 34 “A su regreso al territorio de los indios pueblos, Vázquez rehizo el camino a lo largo del río Arkansas donde lo había vadeado y luego siguió por el sudoeste hasta el actual límite entre Kansas y Oklahoma, donde inició una ruta nueva cruzando la cuña más al nordeste del Asa [sic] de Texas.” Chipman, Ibidem, p.63. La expresión de Chipman (Asa), los habitantes de Texas se refieren al extremo noroeste de la entidad como “pan handle” porque semeja el asa de un sartén. 41 manera formal), al oeste limitaba con la provincia de Nuevo México, hacia el sur, con las provincias de Coahuila y Nuevo Reino de León, y al oeste, con el Golfo de México. Los límites hacia el norte se definirían con el paso del tiempo, tras la penetración francesa e inglesa en los siglos XVII y XVIII. EL ARRAIGO FRANCÉS EN TEXAS El avance español se vería motivado también por la presencia de los franceses cerca de sus territorios. La Corona francesa no tenía planes de fundar establecimientos en el Golfo de México; sin embargo, el gobernador de Canadá se dio cuenta de la importancia que tenía el lugar situado entre La Florida y el Pánuco, ambos sitios españoles, puesto que si España cerraba ese boquete y ocupaba el valle del bajo Mississippi, la Nueva Francia perdería su acceso al mar y se vería amenazada por el sur. El proyecto inicial de ocupación por parte de los franceses se volvió de comercial a colonizador. Dos principales proyectos que fueron de interés para la Corona francesa fueron los presentados por el ex gobernador de Nuevo México, Diego de Peñalosa y por el francés Robert Cavalier. Peñalosa, tras haber sido juzgado ante la Inquisición por blasfemia, intentó en Europa convencer a la Corona inglesa de realizar una expedición para adueñarse de algunas minas de oro y plata de la Nueva España. Al ser rechazado, ofreció a la Corona francesa encabezar una expedición para establecer una colonia en la desembocadura del río Bravo. Luis XIV consideraba la posibilidad de poner fin a las diferencias que tenía con 42 España y veía inconveniente en poner fuerzas armadas cerca de territorio español.35 Sin embargo, las actividades del ex gobernador eran seguidas por la diplomacia española desde 1678. En ese año, el rey envió al virrey de Nueva España la noticia de que Peñalosa, quien se hacía llamar conde de Santa Fe, se encontraba en París y había entregado un memorial al rey de Francia con su proyecto; también se le informaba que la corte de Francia había contestado a Peñalosa “que el estado de guerra no permitía por el momento emprender esta conquista, pero que luego que se hiciera la paz sería tomada en consideración su solicitud.”36 La corte de Madrid comenzaba a pensar en la posibilidad de que Francia se apoderara de las costas mexicanas para atacar las posesiones españolas. Sin embargo, el proyecto de Peñalosa no prosperó, pues, al mismo tiempo, se había presentado un francés con otro plan que tenía a su favor el éxito de sus expediciones en el río Mississippi, el marqués de La Salle. Robert Cavalier, marqués de La Salle, era comerciante de pieles en Canadá y había conseguido del gobernador de la Nueva Francia comerciar más allá del río Mississippi en 1685. Inclusive, a principios de ese año una expedición española encabezada por los capitanes Juan Enríquez Barroto y Antonio Romero costeó el Golfo de México y reconocieron el río Mississippi; 35 Chipman, Ibidem, p.107. 36 Vito Alessio, op. cit., p. 335. 43 sin embargo, estos exploradores no pudieron reconocer el punto final de dicho afluente debido a los canales lodozos que caracterizan su delta.37 La Salle propuso al rey la construcción de un fuerte en el Colbert (cerca del río Mississippi) con cien soldados reales y acondicionado con provisiones para un par de años. Dicho establecimiento serviría como base para conquistar después el norte, además de utilizarlo como puerto para el intercambio de productos y apoyo para el comercio francés con La Habana y Nueva España.38 El rey, tras ver la propuesta de Peñalosa y la de La Salle, finalmente se inclinó a favor de este último. Robert Cavalier preparó secretamente su viaje para evitar que los españoles conocieran los planes franceses. Se le otorgaron cuatro barcos, cien soldados, provisiones y privilegios económicos. Sin embargo, el éxito de la expedición no fue el esperado, pues La Salle tuvo numerosos contratiempos. Llegó este expedicionario galo al este del delta del Mississippi y, ya en la costa, se trasladaron al oeste y sur para buscar el punto de encuentro hasta que llegaron a la actual bahía de Matagorda donde desembarcaron. Ahí fundaron el fuerte de Saint Louis en honor al monarca francés. Pero La Salle, una vez convencido de que no era el sitio que él había ubicado tiempo atrás, trasladó el fuerte hacia otro punto en las márgenesdel río nombrado La Vache, y que posteriormente los españoles llamarían Lavaca. La medición que hizo Cavalier sobre la ubicación del Mississippi estaba 37 Weber, op. cit., p.220. 38 Paul Hoffman, Luisiana, Mapfre, Madrid España, 1992, p. 15. 44 equivocada. Algunos autores suponen que este error fue deliberado con el fin de conseguir dinero del rey con la esperanza de materializar sus planes. Otros suponen que establecía la colonia cerca del norte de Nueva España para utilizar este punto como base para invadir Nueva Vizcaya y hacerse de sus minas. Cualesquiera que fueran las razones, sea a propósito o por ignorancia, su error lo condujo hasta la costa de Texas. Debido a su presencia en esas tierras, misma que llegó a oídos de los españoles, movió el interés y la preocupación por el gobierno de España para explorar y, posteriormente, colonizar esos territorios.39 La Salle, por tanto, pensó que el río se desviaba hacia el oeste y luego hacia el este. Costeó el cabo de San Antonio, el punto más occidental de la isla de Cuba para surgir en la costa de Texas el 18 de enero de 1685. Cuando no pudo localizar el río que esperaba encontrar, comenzaron a surgir dudas entre la gente que le acompañaba. A pesar de estos contratiempos, el marqués llegó a Bahía del Espíritu Santo donde reubicó nuevamente el fuerte de Saint Louis. La colonia comenzó a funcionar con pocos suministros debido al naufragio que sufrió una de sus naves con la cual se perdió la mayoría de provisiones, aunado a la negativa de La Salle de solicitar víveres a las demás colonias francesas. Pasados varios meses, ni La Salle ni sus colonos aprovecharon su estadía en la costa texana. Muchos padecían enfermedades mortales e intratables, otros vivían en la ociosidad, por lo que 39 Paul Hoffman, op.cit., p.20; Donald Cutter, op. cit., p.137. 45 sólo se ocupaban en intrigas y conspiraciones que generaron grupos divididos y que se profesaban unos a otros un odio desmedido. La Salle también se vio afectado por estas circunstancias y se tornó agrio, arisco, altanero y rencoroso, lo que acendró la animadversión de todos sus compañeros. La situación de la colonia se agravaría al morir muchos de sus habitantes a manos de los indios o por las enfermedades o picaduras de víboras; otros desertaron y acabaron llevando su vida entre los naturales. La precaria y difícil situación en que se hallaba Cavalier lo obligó a salir en busca del Mississippi para contactarse con Canadá y así obtener provisiones. Tras tres intentos de llegar a Nueva Francia, La Salle, en enero de 1687, partió al este de Texas, acompañado de su hermano, y dos de sus sobrinos, así como de Henri Joutel, Pierre Duhaut, el cirujano Liotot, el padre Anastasio Douay, un ex pirata alemán llamado Hines y Jean L’Archevêque. Sin embargo, La Salle muere a manos de Duhaut y Liotot, quienes, a su vez, murieron al poco tiempo en una pelea. Los sobrevivientes, encabezados por Joutel, lograron llegar hasta Canadá.40 La situación del fuerte era desesperante. De las 180 personas que desembarcaron restaban menos de cincuenta, quienes, además, fueron atacados por los indígenas en el verano de 1688 y los únicos sobrevivientes, tres niños y una mujer (quien 40 Existe otra versión sobre la muerte de La Salle por Vito Alessio, quien refiere que éste “marchaba tranquilamente al lado del padre Anastasio Douay” cuando fue asesinado por Liotot y Duhaut. Por otro lado, los sobrevivientes que continuaron el viaje hasta Canadá, según Paul Hoffman, siete llegaron a Canadá y se embarcaron después a Francia en 1688. Sin embargo, Chipman refiere que seis fueron los que partieron al continente europeo lo cual me parece la versión más acertada pues encontramos a Juan L’Archêveque como uno de los prisioneros de los españoles durante una de las expediciones de Alonso de León. Más adelante este francés estaría presente en otras exploraciones españolas. Vito Alessio, op cit,, p.334; Paul Hoffman, op cit, p.17; Chipman, op cit, p. 123. 46 después sería asesinada), fueron hechos prisioneros por los indios. Tras dos años y medio de establecido el fuerte de Saint Louis quedó en escombros y desierto. Por otro lado, los españoles estaban alertas tanto en España como en la Nueva España de los movimientos de los franceses y mucho antes de que desapareciera el fuerte de Saint Louis, ya habían iniciado expediciones en búsqueda de los franceses. A pesar de que al principio los resultados fueron infructuosos, no desistieron en dar con el lugar. El intento efímero de La Salle generó mucha reflexión y bastante actividad para contrarrestar las posibles amenazas francesas en las tierras septentrionales. Desde 1678, la Corona española vislumbraba la posibilidad de establecer una colonia y misión al oeste de la Bahía del Espíritu Santo, debido a la presencia de extranjeros en territorios españoles.41 En efecto, la presencia de buques franceses en territorio novohispano llevó a varias autoridades a opinar que una colonia extranjera en los márgenes del territorio español sería perjudicial para la comunicación de los puertos americanos y el comercio. Era sumamente indispensable proceder a la expulsión de los franceses, pero sin empeorar las ya de por sí difíciles relaciones con Francia. Así, las expediciones que se enviaron al norte de Nueva España tenían la orden de tomar las medidas necesarias para la expulsión de los extranjeros y evitar que se repitiera una amenaza parecida. 41 Paul Hoffman, op cit, p.13. 47 PRIMEROS PROYECTOS DE COLONIZACIÓN DE TEXAS, SU IMPLEMENTACIÓN Y FRACASO En Madrid, se plantea la conveniencia de abrir comunicación entre la Bahía del Espíritu Santo y la villa de Santa Fe. Opinión de peso para tal decisión fue la del franciscano Alonso de Posadas, quien había sido custodio en Nuevo México. En una carta del 14 de marzo de 1686 explicaba las ventajas y desventajas respecto de la apertura de comunicaciones entre aquel puerto y Santa Fe. Entre las primeras estaba la evangelización de los infieles, la colonización de dichos territorios que evitaría que otra nación se apoderara de ellos, la gran abundancia de recursos, la esperanza de encontrar minas de oro y plata para que la bahía del Espíritu Santo funcionara como protección de los navíos españoles y vigilancia de los enemigos.42 Como desventajas, consideraba el necesario reconocimiento de la región con el fin de hallar el mejor lugar para un puerto, para después guarecerlo y fortificarlo contra los enemigos extranjeros y contra los indios; otra desventaja era el mantenimiento de los puertos de Veracruz o Viejo Tampico (en la parte norte del actual estado de Veracruz), pues llevar las mercancías desde la Bahía del Espíritu Santo a Parral o Santa Fe resultaría más difícil. Sin embargo, Posadas consideraba necesario poblar y fortificar la región con la finalidad de defensa contra extranjeros y piratas.43 Posiblemente había 42 Vito Alessio Robles, op. cit., 296. 43 Lino Gómez Canedo, op cit, p.21. Esta misma situación se dio en Florida donde pasó mucho tiempo para que los españoles se dieran cuenta de la importancia de establecer un comercio rápido y continuo con barcos de calado poco profundo entre las Indias Occidentales y los puertos de la costa del Golfo, proyecto que los franceses sí llevaron a cabo y que permitió que la colonización de Luisiana prosperara. Hacen falta mayores estudios económicos en torno al noreste novohispano. 48 otras razones por las cuales el franciscano no consideraba pertinente el establecimiento de un puerto comercial en Texas. Tal vez esto afectaría a intereses particulares
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