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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO PROGRAMA DE POSGRADO EN LETRAS FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOLÓGICAS LA CIUDAD DE MÉXICO: LA REPRESENTACIÓN DE SU NOCTURNO EN CUATRO NOVELAS Y UNA CRÓNICA CONTEMPORÁNEAS TESIS QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE: MAESTRA EN LETRAS LITERATURA COMPARADA PRESENTA: ADRIANA HARO LUVIANO TUTOR: DOCTORA UTE ILSE SEYDEL BUTENSCHÖN FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS SINODALES: DOCTOR ALBERTO VITAL INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOLÓGICAS DOCTORA SUSANA GONZÁLEZ AKTORIES DOCTORA IRENE ARTIGAS ALBARELLI DOCTOR ANDREAS ILG MÉXICO D.F., NOVIEMBRE 2013 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 2 ÍNDICE 0. INTRODUCCIÓN 1 0.1. Selección del corpus y algunos aspectos de su filiación genérica 4 0.2. Marco teórico y metodología 9 CAPÍTULO 1: La ciudad de México como espacio literario, la ciudad de papel 14 1.1. El Centro Histórico como espacio literario 21 1.2. La ciudad de México y el Centro Histórico. Su percepción y descripción en dos novelas mexicanas contemporáneas 25 1.3. La ciudad de México y el Centro Histórico. Su percepción y descripción en dos novelas contemporáneas escritas en lengua alemana 34 CAPÍTULO 2: La vida nocturna 43 2.1. La vida nocturna en el Centro Histórico y sus barrios tradicionales 44 2.2. La vida nocturna en algunos barrios del sur de la ciudad de México 73 CONCLUSIONES 92 BIBLIOGRAFÍA 96 3 0. INTRODUCCIÓN La ciudad de México es uno de los núcleos urbanos más grandes y complejos del mundo. Al igual que sucede con cualquier metrópoli es fácil asociarla con el caos vehicular, la contaminación ambiental, con el movimiento constante y el deterioro ecológico. A pesar de su problemática, la capital mexicana sigue siendo el lugar en donde se puede encontrar un mejor empleo, una mayor oferta cultural o educativa, ampliar las expectativas para alcanzar un mejor nivel de vida. Para muchos es, de algún modo, la tierra prometida. El complejo entramado citadino mexicano ha conseguido que alrededor de su desordenado crecimiento en los últimos años se articulen los más diversos estudios arquitectónicos, antropológicos, sociales, económicos, culturales. En esta última vertiente, la literatura, como manifestación artística en la que la palabra es la piedra angular, también ha realizado importantes aportaciones al describir su imagen y la de aquellos que la habitan o la visitan. La versatilidad de actividades que se desarrollan en la ciudad es una de las razones por las cuales es seleccionada por varios escritores como espacio literario para el desarrollo de la trama de sus obras,1 con el fin de establecer una relación directa entre la atmósfera urbana y la manera en que los personajes se desenvuelven, porque “[l]a ciudad misma los invita a actuar, los invita a entablar relaciones amorosas, les ordena resistir o defenderse frente a la agresividad o el misterio de lo urbano, y les exige establecer su identidad frente al anonimato y al bombardeo semiótico continuo y muchas veces extranjerizante” 1 La ciudad es un generador incansable de temas. Al hacer una rápida búsqueda en los títulos de las obras escritas inmersas dentro del basamento cultural de Occidente se encuentra que es uno de los temas más frecuentes. Los títulos La Ciudad de Dios de San Agustín de Hipona, escrita entre los años 412 y 416, Utopía de Tomás Moro del año 1516, Berlin Alexander Platz escrita en 1928 por Alfred Döblin, el texto de 1929 “París, la ciudad en el espejo” en Cuadros de un pensamiento de Walter Benjamin y el libro póstumo de Ángel Rama, La ciudad letrada (1984) sirven para ejemplificar este aspecto. 4 (Schwartz 2010: 15).2 Desde la aparición en 1958 de la novela La región más transparente de Carlos Fuentes, la transformación del imaginario urbano de la ciudad de México en los textos literarios se ha visto modificado drásticamente. Son tantas las facetas simultáneas de la urbe que incluso la forma de recopilar su historia en la crónica, género literario caracterizado por su largo aliento para resguardar la memoria social, ha optado por fragmentar la ciudad y presentarla como un mosaico, en el que cada una de sus teselas aparece en el escenario para aportar nuevos elementos de análisis, como sucede en el caso de la crónica de Carlos Monsiváis (Ilg 2012: 184). 3 Dicho de otra forma, escribir sobre un espacio urbano documentado tan extensamente en distintos ámbitos del conocimiento humano, como es el caso de la capital mexicana, obliga a establecer límites temporales y espaciales dentro de ese pluricéntrico entramado de redes.4 En esta tesis, esos límites son la noche y los barrios tradicionales del Centro Histórico y los barrios de la zona sur y su periferia. Si abordar la imagen de la ciudad y de sus pobladores desde la propia cultura permite realizar interpretaciones de primer orden en donde la decodificación de los signos, marcadores verbales y marcadores no verbales se realiza con un mínimo margen de error, abordar esta misma imagen desde la disciplina comparatista resulta aún más enriquecedora, pues invita a leer el texto literario desde otras perspectivas, permite formular expectativas 2 Marcy Schwartz, investigadora en literatura latinoamericana de los siglos XIX y XX en la Rutgers University de New Jersey, propone esta premisa en la introducción de su libro Invenciones urbanas. Ficción y ciudad latinoamericanas al referirse a los personajes de los cuentos de Julio Cortázar que tienen como escenario París (2010: 15). 3De acuerdo con el estudio realizado por Jezreel Salazar titulado La ciudad como texto. La crónica urbana de Carlos Monsiváis el carácter pluricéntrico de la ciudad de México, las estructuras sociales que gravitan alrededor de cada uno de esos centros y la presencia de los no–lugares fueron algunos de los ejes conductores en la obra de Monsiváis como cronista de la capital mexicana. En la siguiente afirmación se puede apreciar la interacción de estos tres elementos observados por Salazar: “el Zócalo ya no es el centro de la ciudad, México ya no tiene centro, sólo interminables e inabarcables kilómetros que es preciso recorrer antes de ir a cualquier parte” (Salazar2006: 72-73). 4 En el prólogo de la crónica Las llaves de la ciudad. Un mosaico de México de David Lida, Juan Villoro aclara lo difícil que resulta la comprensión total de una megalópolis con las dimensiones de la capital mexicana al sostener que “[l]a inabarcable ciudad de México desafía las brújulas y los mapas del hombre. Una de las experiencias más comunes en el Valle de Anáhuac consiste en estar perdido. Para compensar esta continua desorientación, los chilangos nos aferramos a ciertas costumbres, ciertos sitios, ciertos horarios” (Lida 2008: 14). 5 diferentes a las que se está acostumbrado. Como afirma Yves Chevrel, investigar bajo los parámetros de “una perspectiva comparatista supone que el encuentro de dos culturas contribuye a resaltar elementos que tal vez no aparecerían si el estudio se llevara a cabo dentro de una sola cultura” (Chevrel 1994: 161). Es a la luz de los preceptos de la literatura comparada que a lo largo de la presente tesis se expondrán y describirán los aspectos literarios referentes a la vida nocturna en la ciudad de México que tienen en común la crónica México, ciudad de papel (2004) de Gonzalo Celorio y las novelas mexicanas Y retiemble en sus centros la tierra (2008) del mismo escritor y Hotel DF (2010) de Guillermo Fadanelli y las novelas escritas en alemán Der König von Mexiko5 (2008) de Stefan Wimmer y Aztekensommer6 (2001) de Christoph Janacs. Las dos primeras novelas están inmersas dentro de la tradición literaria mexicana y las dos restantes en la tradición literaria escrita en lengua alemana.7 Los puntos de convergencia entre las obras permitirán el estudio tematológico de la noche y la vida nocturna en la ciudad de México. Los resultados de este análisis permitirán el acercamiento, desde ambas tradiciones literarias, a una nueva interpretación imagológica de la ciudad de México como espacio literario durante la primera década del siglo XXI. Esa imagen que es, en gran medida, un constructo generado por parte de los autores bajo la influencia de otras experiencias referenciales de carácter literario o personal. 0.1. Selección del corpus y algunos aspectos de su filiación genérica Como ya se dijo, el corpus de esta tesis lo conforman los textos literarios México, ciudad 5 El rey de México. 6 Verano azteca. 7 Hasta la fecha, ninguna de las dos novelas está traducida al español, por lo que las traducciones de las citas a lo largo de la tesis son de mi autoría. 6 de papel,8 Y retiemble en sus centros la tierra, Hotel DF, Der König von Mexiko y Aztekensommer.9 El orden de las novelas obedece a la frecuencia de los pasajes nocturnos relacionados con los barrios tradicionales y la zona sur de la ciudad de México que hay en ellas, de tal suerte que se estudiarán más pasajes de escenas nocturnas en la novela de Gonzalo Celorio que en la de Christoph Janacs. Sobre el texto México, ciudad de papel es necesario apuntar que, a pesar de estar inserto en la tradición literaria del ensayo por la subjetividad que le otorga la aparición de las meditaciones del autor, su rasgo estructural es el de la crónica, ya que la historia de las transformaciones que ha sufrido la ciudad de México se expone de manera bien documentada y de acuerdo a una rigurosa cronología. De los cinco textos integrantes del corpus, sobresale la presencia de la crónica, por pertenecer a un género literario diferente al resto de las obras seleccionadas. No obstante consideré necesaria su inclusión por tres razones. La primera, porque la crónica como género literario está íntimamente ligada a la historia de la capital mexicana desde la época colonial con Bernal Díaz del Castillo y Francisco Cervantes de Salazar hasta el siglo XXI con Carlos Monsiváis y Vicente Quirarte. La segunda, porque incluye reflexiones sobre la apariencia nocturna de la ciudad desde el inicio del texto hasta el colofón y, la tercera, porque en su estructura narrativa encontré elementos que bien podrían formar parte fundamental de la morfogénesis de la novela Y retiemble en sus centros la tierra (Celorio 2008).10 Tal es el caso de la coincidencia onomástica entre el personaje central de la novela y la alusión a la leyenda colonial de don Juan Manuel (Celorio 2004: 45). Personajes, que 8 Según la información que proporciona la delicada redacción del colofón de la segunda edición que se terminó de imprimir el 5 de agosto de 1998, México, ciudad de papel “[c]onmemora y reproduce el discurso de ingreso que su autor pronunciara ante la Academia Mexicana de la Lengua”. 9 El título de la novela de Christoph Janacs aparece también en el poemario Templo Mayor. Mexikanische Gedichte, publicado en 1998. Los poemas están agrupados, de acuerdo a su temática, en tres secciones: “Teotihuacán”, “Templo Mayor” y “Aztekensommer”. Helena Beristáin nombra a este fenómeno literario con el término referencialidad, pues “hay referencia indirecta a un texto anterior, a través de los matices y las atmósferas a los que repetida, pero sesgadamente, aluden” (2006: 60). 10 Al igual que sucede con el poemario y la novela de Christoph Janacs, en la crónica y la novela de Gonzalo Celorio también existen rasgos de referencialidad. 7 como se estudiará más adelante, comparten, de acuerdo a la sentencia latina, el nombre y el destino. En las novelas Y retiemble en su centros la tierra y Hotel DF es interesante observar que la ciudad vista de noche juega un papel importante al momento de poner en marcha el desarrollo de la trama. En la primera de ellas el ocaso de la tarde capitalina coincide con el punto en el que su protagonista se deja arrastrar hasta los sitios más decadentes de los barrios tradicionales ubicados en el Centro Histórico. Durante su búsqueda incansable de alcohol11 para mitigar su sed encuentra la compañía de una mujer que lo lleva a evocar a la virginal Fuensanta de López Velarde y, a partir de allí, inicia un despliegue de sucesos nefastos que terminan con su vida en la Plaza Mayor En Hotel DF, la noche capitalina es el tiempo ideal para el exceso que conduce a la destrucción. Como si se tratara de un mosaico que emula el complejo entramado citadino, el destino de cada uno de los personajes se traza de manera fragmentada a lo largo de 62 capítulos. El destino individual se articula con el destino social en un punto de encuentro específico: un hotel de la calle Isabel la Católica, en el Centro Histórico. Al mirar al interior de las habitaciones decoradas en estilo colonial el lector puede encontrar personajes que viven historias de amor y desencuentro, pero también a aquellos que fraguan delitos de varia índole: compra-venta de estupefacientes, secuestros, asesinatos. Todos los delitos son cometidos al amparo de la corrupción policiaca. Es en medio de esas luces que la diversión característica de la vida nocturna capitalina lleva a Ingo W. Falkenhorst, el personaje principal de Der König von Mexiko, a recorrer los 11 Entre Y retiemble en sus centros la tierra y Bajo el volcán de Malcolm Lowry existen ciertos paralelismos que no corresponden a los estudios de esta tesis. No obstante es importante mencionar que tanto Juan Manuel Barrientos como Geoffrey Firmin comparten rasgos específicos: ambos son cultos, gustan del abuso del alcohol y efectúan un recorrido de cantina en cantina que marca su destino con un final nefasto. 8 antros y los bares más exclusivos.12 Si el personaje de Y retiemble en los centros la tierra recorre en su soledad las cantinas más sórdidas; el personaje creado por Stefan Wimmer, en compañía de su bella novia, hija de una de las familias más adineradas de la capital mexicana, pasa la noche con algunas de las personalidades integrantes de la clase social más alta. Y aunquetambién la decadencia individual y los excesos en el consumo de alcohol y drogas están presentes, la inmensa capital lo recibe, a decir de sí mismo, como a un rey durante algunas de sus aventuras nocturnas. Contrario a lo que pudiera pensarse de alguien que se llama a sí mismo “el rey de México”, la noche que determina su permanencia en la capital mexicana no es ninguna de esas, sino la noche del 10 de junio de 2010, cuando después de una serie de sucesos violentos, decide abandonar la casa de Mirtila, su arrendataria durante los tres primeros meses de su estancia en la capital. Esa noche es descrita por él en su diario personal como “¡la batalla con Mirtila, la temprana proclamación de mi independencia, la antorcha para siguientes expediciones!” (Wimmer 2008: 9).13 Una de las ventajas de la aparición del diario personal14 como subgénero en la novela de Stefan Wimmer es que revela bajo una estricta cronología en qué momento y bajo cuáles circunstancias se desarrollaron los sucesos que llevan a Falkenhorst a abandonar la casa de Mirtila y de qué forma encuentra la motivación para permanecer en la capital mexicana a pesar de los peligros que esto representa. En el último texto del corpus, Aztekensommer, el primer contacto con las avenidas de la capital mexicana viene acompañado por una desorientación geográfica. Como un paliativo 12 La referencia literaria a las cantinas mexicanas en Der König von Mexiko encuentra su par en la tradición literaria inglesa, en la novela Bajo el volcán (1947) de Malcolm Lowry. Esta hipótesis se confirma en el siguiente fragmento: “Ein wenig stellte ich mir dieses Mädchen immer so vor wie die junge, blonde Jan Gabrial, die Malcolm Lowry während seiner Alkoholdelirien in den Kneipen von Cuernavaca zugeflüstert hatte […]” (Wimmer 2008: 33) (Siempre me imaginaba a esa muchacha un poco como a la joven rubia Jan Gabrial, que le susurraba al oído a Malcolm Lowry durante su delirio alcohólico en las cantinas de Cuernavaca […]. 13 Stephan Wimmer, Der König von Mexiko, Berlin: Eichborn, 2008, p. 9. 10. Juni 2001: Die Schlacht bei Mirtila, die früheste Proklamation meiner Unabhängigkeit, das Fanal für weitere Feldzüge! 14 El diario personal es considerado un subgénero de la biografía. 9 ante esta dificultad, el narrador heterodiegético 15 utiliza como referencia espacial construcciones con una ubicación fija y registra con detalle la distribución de los edificios a lo largo de un congestionado Anillo Periférico. Al mismo tiempo que analiza el paisaje que flanquea el Periférico sur desde el automóvil de su amigo Ricardo registra el silencio de Rosa, uno de los marcadores no verbales femeninos más arraigado en la sociedad mexicana. Rosa es trabajadora doméstica en casa de Ricardo y, en su caso, el silencio está determinado por dos aspectos: su género y su pertenencia a una clase social humilde; lo que dificulta establecer un lazo comunicativo con los otros dos pasajeros del vehículo. Desde la perspectiva cultural de Rosa el silencio es sinónimo de discreción y se considera buena educación, desde la perspectiva del narrador heterodiegético se trata de un rasgo comunicativo que capta su atención y por eso lo registra. En Aztekensommer sobresale la combinación del género novela con el género lírico, representado por breves poemas a lo largo del texto. Uno de ellos, “Augenblick”,16 hace referencia a la oscuridad de la noche y, aunque es muy breve, aporta elementos para realizar un análisis dentro de un género literario que prepondera recursos simbólicos, fónicos y estéticos. Al relacionar los textos con los contextos históricos, sociales y culturales desde los cuales los autores Gonzalo Celorio, Guillermo Fadanelli, Stefan Wimmer y Christoph Janacs han percibido y descrito en sus novelas las actividades que realizan sus personajes en la vida nocturna de la ciudad de México se observa que en las novelas escritas en alemán la manera de acercarse a la noche y a la vida nocturna en la metrópoli, de entenderla, de recibirla e interpretarla es diferente a la que se encuentra en las novelas escritas en español. Por lo general, Wimmer y Janacs privilegian durante las escenas 15 Según el Diccionario de retórica y poética de Helena Beristáin, el narrador heterodiegético es aquel que no participa en los hechos relatados, en tanto que el narrador homodiegético narra y participa en los hechos en calidad de personaje, testigo u observador (1988: 360). 16 El poema “Augenblick” no aparece en el poemario Templo Mayor. Mexikanische Geschichte. 10 nocturnas la descripción de los espacios privados y las atmósferas íntimas, como los departamentos o las casas habitación, sin excluir con esto los acercamientos a los lugares de uso comunitario, como las plazas públicas o los bares y cantinas.17 Por su parte, los escritores mexicanos realizan su representación literaria del nocturno de la ciudad a partir de los espacios de uso comunitario como las calles de algunos barrios tradicionales de la capital mexicana. A pesar del contraste de perspectivas que ofrecen estos lugares para describir la noche y la vida nocturna en distintos puntos de la capital mexicana, los cuatro escritores coinciden en resaltar la importancia de la correcta interpretación de los códigos lingüísticos y culturales arraigados en la cosmovisión de los capitalinos. Aunado a esto, es notoria la amplia gama de emociones que abarcan desde el temor ante las generalidades que la hermanan con otras megalópolis (violencia, caos vehicular y contaminación del ambiente) hasta el interés por descifrar y comprender sus códigos culturales locales, siempre a partir del distanciamiento entre lo propio y lo ajeno. En las novelas Y retiemble en sus centros la tierra, Hotel DF, Der König von Mexiko y Aztekensommer los lugares y no-lugares18 descritos por los autores se encuentran ubicados en el gran entramado de la ciudad de México, de tal suerte que la transformación de la 17 Aunque en la novela Der König von Mexiko el personaje Ingo W. Falkenhorst pasa gran parte de su tiempo en la ciudad de México en las cantinas, lo hace durante el día. Lo mismo sucede con Juan Manuel Barrientos, el personaje central en Y retiemble en sus centros la tierra. Una fuente con amplio campo informativo para el tópico de la vida en las cantinas durante el día se encuentra en el libro de Rubén del Campo El bar. La vida literaria en México en 1900 publicado por la UNAM en 1996 en la colección Al siglo XIX. Ida y Regreso, como resultado de las investigaciones de Serge Zaïtzeft. En el primer capítulo de este tomo, “El bar, lugar de reunión de los mexicanos”, Campos escribe: “El calor del sol meridiano, tórrido en todas las estaciones dispersaba a toda aquella muchedumbre que un desconocedor de las costumbres metropolitanas veía asombrado desaparecer […] lo que no sabían era que todas aquellas gentes, masculinas sea dicho, se refugiaban en el bar” (Campos 2011: 402). El capítulo apareció publicado posteriormente en el volumen Fue en aquella ciudad de México. Episodios y crónicas del siglo XIX de la misma colección. 18 En este punto me parece prudente rescatar el concepto de no-lugar de acuerdo a la definición del antropólogo Marc Augé sobre este concepto en su libro Los no lugares. Espacios del anonimato. Una antropología de la sobremodernidad: “El no lugar son las instalaciones necesarias para la circulación acelerada de personas y bienes como los medios de transporte mismos o los grandes centros comerciales o también los campos de tránsito prolongado donde se estacionan los refugiados del planeta’’ (2000: 39). Más adelante aclara: “[s]i un lugar puede definirse como lugar de identidad, relacional e histórico, un espacio que no puede definirse ni como espaciode identidad, ni como relacional ni como histórico definirá un no lugar” (2000: 83). Sin embargo, estos no-lugares de la ciudad al formar parte de los elementos narrativos cobran significado y se vuelven referente dentro de la trama. 11 esfera citadina real en esfera literaria les proporciona a las cuatro novelas, y a los personajes que habitan en ellas, la calidad de verosímiles. De acuerdo con las reflexiones de Luz Aurora Pimentel en El espacio en la ficción (Pimentel 2001) hay ciertos aspectos de la estructura narrativa en los que se debe incursionar al momento de realizar el análisis de la obra literaria. Algunos de ellos son la ubicación y la temporalidad del relato, la influencia del medio en el ánimo de los personajes y la relación que establecen los personajes con los elementos artísticos en el texto. 0.2. Marco teórico y metodología A partir de las premisas de que el discurso literario ofrece la posibilidad de acercarse a él desde diferentes aspectos y de que cada texto solicita por su conformación y características particulares la manera en que debe realizarse su análisis para así poder situarlo en una postura frente a los modelos establecidos por la teoría y la crítica literarias, encuentro pertinentes tres posibilidades de análisis para los textos literarios propuestos en este corpus: la hermenéutica cultural de Tzvetan Todorov y Clifford Geertz, la sociocrítica propuesta por Edmond Cros, así como la enunciación en el lenguaje de Catherine Kerbrat- Orecchioni. La hermenéutica cultural propone entender la cultura como un texto que puede ser leído e interpretado por medio del análisis de su entramado semiótico. En el primer capítulo de su libro La interpretación de la cultura el antropólogo norteamericano Clifford Geertz sostiene que “el hombre es un animal inserto en tramas de significación que él mismo ha tejido […] y el análisis de la cultura ha de ser no una ciencia experimental en busca de leyes, sino una ciencia interpretativa en busca de significaciones” (Geertz 1977: 20). El aplicar esta premisa de la hermenéutica cultural al ámbito de estudios de la literatura comparada fortalece la elaboración de un marco referencial en el que, por medio de un 12 sistema de tópicos y motivos literarios, se analizará la apreciación que los escritores Celorio, Fadanelli, Wimmer y Janacs tienen sobre los códigos que regulan la convivencia durante el espacio nocturno de la capital mexicana y la forma de decodificarlos tanto en algunos barrios con mucho valor simbólico como en los no-lugares de la ciudad de México. Dadas la condiciones de expansión urbana es fácil imaginar que las calles que integran los barrios ubicados en las distintas colonias de la gran metrópoli mexicana tienen sus propias leyes y códigos culturales al momento de establecer en su interior las normas sociales que regularán su convivencia. Esos códigos propios pueden resultar muchas veces desconocidos, incluso para los habitantes nacidos en otro barrio de la capital, y generalmente se encuentran a gran distancia de las leyes del aparato estatal, encargadas de mantener la gobernabilidad y el buen funcionamiento de la comunidad. En sociedades tan heterogéneas como las propias de las megalópolis, es fácil encontrar que las leyes federales chocan contra esos códigos sociales que son válidos sólo en ciertos grupos. Esas diferencias culturales tornan más difícil la aplicación de los procedimientos legales correspondientes y en consecuencia surgen redes de corrupción en distintos estratos del poder que a largo plazo decantan en la descomposición de una parte importante del tejido social. La errónea interpretación de esos códigos culturales por parte de personas ajenas a un grupo social determinado trae consigo un amplio espectro de consecuencias, que van desde la burla por parte de los integrantes de la comunidad hasta el estallido de un conflicto mayor en el que en ocasiones la violencia se presenta como la solución más rápida y eficiente para resolverlo. En otras, la corrupción es una alternativa eficiente. Además, la manera en que reacciona la comunidad ante estos desaciertos depende muchas veces del lugar de procedencia del actuante, de su estrato social, de su competencia comunicativa y 13 de su género. Desde la perspectiva del marco teórico propuesto por Edmond Cros para llevar a cabo el análisis del texto literario, se puede decir que este tipo de crítica muestra la obra como un discurso dialógico entre las categorías textuales y la ideología, cuya estructura permite identificar al interior de la obra literaria algunos aspectos de los conflictos de una sociedad determinada en un momento histórico específico. Esas reproducciones del mundo fáctico creadas a partir de unidades mínimas de significado, también llamadas “semas”, construyen estructuras discursivas, sociales e ideológicas que por medio de relaciones lingüísticas y semióticas conforman y cohesionan el texto literario. Al mismo tiempo son capaces de desencadenar los sucesos dentro de la trama mientras los proveen de vectores semánticos plenos de dinamismo. Estas estructuras reciben el nombre de ideosemas. En Literatura, ideología y sociedad, Cros explica que el texto literario es un sistema complejo de estructuraciones que si se rastrean encuentran su referente en la ideología y las problemáticas sociales (Cros 1985: 168-169) y aclara que “el ideosema se concibe como un articulado a la vez semiótico, en la medida en que estructura sistemas de signos icónicos, gestuales o de lenguaje que corresponden a representaciones a las que son reductibles todas las prácticas sociales, y discursivo puesto que, trasladado al texto, garantiza en él una función estructurante de la misma naturaleza” (Cros 1985: 168-169). Se puede decir entonces que al estudiar los microfenómenos discursivos presentes en el texto literario (plano intra-textual) saltan a la vista puntos de convergencia con las condiciones sociohistóricas (plano extra-textual) en que fue escrito. En ese punto de convergencia se encuentra la condición dialógica entre ambos niveles textuales, sin que por este motivo el texto literario se convierta en un mero “reflejo” del mundo fáctico. Es decir, las novelas estudiadas no tienen como intención principal reflejar la realidad de la ciudad 14 de México, sino recrearla y modificarla hasta convertirla en un constructo elaborado con palabras, en donde la descripción se verá complementada con la imagen previa que tanto los autores como los lectores tienen de la capital mexicana. De las diferentes modalidades de la enunciación presentes en cualquier situación comunicativa, las relacionadas con el ámbito cultural son tal vez las más difíciles de solucionar al momento de enfrentar un mal entendido, pues a la búsqueda de los términos adecuados para realizar un acto comunicativo capaz de alcanzar una buena negociación (improvisación), se suma la variación propia de cada cultura al momento de establecer una relación interpersonal. En La conversation, Catherine Kerbrat-Orecchioni señala que ante la variación cultural establecida por el género, la edad, el origen social o geográfico es necesaria una aproximación contrastiva del funcionamiento de las conversaciones en la que se analicen no sólo los sistemas lingüísticos y la pertinencia de sus vocablos, sino también los comportamientos no verbales como los gestos o la proximidad entre los hablantes (Kerbrat-Orecchioni 1996: 67-70). Otro aspecto pertinente de las proposiciones de Kerbrat-Orecchioni está vinculado con las relaciones interpersonales. De acuerdo con la autora, las relaciones interpersonales pueden ser horizontales o verticales. Las horizontales se distinguen por ser más cercanas, íntimas y familiares, mientras que en las verticales sucede lo contrario, pues están determinadas por la jerarquía imperante en cadacultura. En el caso de las novelas del corpus son varias las situaciones comunicativas en las que el malentendido cultural, el uso incorrecto de un vocablo, la mala interpretación de una enunciación y el pasar por alto la edad, el género o el lugar que se ocupa en el grupo social son factores que ponen en marcha la trama y, en ocasiones, determinan el desenlace de la obra. 15 En el primer capítulo de esta tesis, La ciudad de México como espacio literario, la ciudad de papel, se abordarán algunos aspectos históricos de la capital mexicana desde su fundación hasta la actualidad, así como algunos detalles del paisaje y sus modificaciones. También se analizarán algunos fragmentos de la crónica México, ciudad de papel y de las novelas Y retiemble en sus centros la tierra de Gonzalo Celorio, Hotel DF de Guillermo Fadanelli, Der König von Mexiko de Stefan Wimmer y Aztekensommer de Christoph Janacs referentes a este tema. En el segundo capítulo, La vida nocturna, se analizarán algunos fragmentos de las novelas Y retiemble en sus centros la tierra y el capítulo 20 de Hotel DF relacionados con la atmósfera de los bares del Centro Histórico de la ciudad de México. De la novela Der König von Mexiko el pasaje referente a la última fiesta que celebra el personaje central en casa de su primera anfitriona. Y de la novela Aztekensommer se estudiará el fragmento en el que el narrador heterodiegético describe un recorrido en automóvil por el Periférico Sur para llegar a una colonia ubicada en la “zona rural” de la capital mexicana.19 Es prudente señalar que el narrador a lo largo de la novela fluctúa entre la perspectiva autodiegética y la heterodiegética. Sin embargo, en los fragmentos seleccionados, el narrador de Aztekensommer no aparece como protagonista y se concreta a realizar la descripción de lo que percibe en las situaciones que le llaman la atención. 19 El término “zona rural” es tomado del discurso oficial del Gobierno del Distrito Federal. De acuerdo a la Ley de Desarrollo Rural Sustentable, seis de las dieciséis delegaciones que integran la ciudad capital cuentan con tierras de cultivo y áreas dedicadas a la ganadería. En busca de una mejora a las actividades rurales en la capital mexicana, el Gobierno del Distrito Federal aprobó dicha Ley el 31 de enero de 2008 la y el 27 de mayo de 2013 anunció la instalación del Gabinete de Desarrollo Rural para el Distrito Federal. La información puede consultarse en línea en los vínculos http://www.aldf.gob.mx/archivo-25b30d942d91d2a3a7d63ccf2c3d2919.pdf y http://www.sederec.df.gob.mx/?q=gabinete%20de%20desarrollo (Consultados en línea el 4 de septiembre de 2013). 16 CAPÍTULO 1: La ciudad de México como espacio literario, la ciudad de papel Desde su fundación la ciudad de México ha servido de escenario para la estructura narrativa de innumerables textos, sean éstos literarios o no. El amplio registro bibliográfico de sus descripciones como espacio real empieza con los códices precortesianos y termina con las modificaciones actuales de su traza. Modificaciones que tuvieron como consecuencia invaluables pérdidas arquitectónicas, y con ellas la pérdida de una parte de su historia, algunas de las cuales fueron rescatadas del olvido en el libro La ciudad de los palacios de Guillermo Tovar y de Teresa.20 Ya en un primer análisis del título de México, ciudad de papel se percibe la alusión a la fragilidad de la memoria arquitectónica e histórica de la ciudad de México que logra anclarse en la palabra escrita, en la literatura “por medio de […] las voces […] de quienes hoy la escriben, la registran, la definen, la inventan, la salvan de la destrucción merced a la palabra. Las voces, en suma, que la han construido letra a letra en la realidad perseverante de la literatura” (Celorio 2004: 17). Fiel al precepto de que la literatura es capaz de conservar lo que destruyen el tiempo y la mano del hombre y con una estructura narrativa vertebrada por este ciclo de constante destrucción y reconstrucción arquitectónica, la crónica de Gonzalo Celorio, México, ciudad de papel hace una recapitulación de los diferentes momentos históricos de la capital mexicana. El investigador Peter Krieger dice al respecto en su reseña del libro de Celorio publicada en los Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM: “[p]ara Celorio, la historia de la formación urbana, desde México-Tenochtitlán hasta la megalópolis de hoy es la historia de sus destrucciones permanentes” (Krieger 1998: 165). 20 Por las modificaciones generadas a partir de las necesidades de crecimiento de la misma metrópoli, algunas construcciones han soportado el paso de los siglos y los embates de los fenómenos naturales y las transformaciones urbanas, como la Catedral Metropolitana. Otras, como el mercado el Parián, han sido destruidas, pero viven en las páginas de la historia oficial de la capital e incluso en las leyendas populares. Algunas más permanecen olvidadas y a la espera de su rescate por parte de una institución educativa, asociación civil o algún particular, como ocurrió con el inmueble que dio cobijo a la primera Sinagoga Ashkenazí de México ubicada en la calle de Justo Sierra 71 en el Centro Histórico. 17 En paralelo a la memoria colectiva de la historia capitalina, el recuerdo y la vivencia personal de Celorio hacen hincapié en la estética poco armoniosa de la ciudad vista desde la perspectiva que ofrecen las montañas del suroeste del valle del Anáhuac, sumergido desde hace décadas en una atmósfera enrarecida por los gases contaminantes. No obstante, esa desarmonía contaminada se desvanece al llegar la noche, como se puede apreciar en la siguiente descripción: Delante de los pocos cerros pelones por donde todavía no se encaraman las casas y que dan basamento a grandes antenas de telecomunicaciones, los edificios más altos de la ciudad se recortan sobre el ciclorama gris del paisaje, oscurecido por el humo negro de las fábricas, que se esparce cínicamente por el cielo. De noche el panorama cambia. La ciudad pareciera recuperar su antigua condición lacustre: el descomunal valle de México se vuelve un lago de luces palpitantes (Celorio 2004: 12). Al interior del fragmento seleccionado se encuentran diseminados los siguientes sememas,21 que pueden agruparse en un ideosema que llamaré /destrucción/, pues aunque en un primer nivel de lectura hace referencia a la contaminación de tipo ambiental y visual; en otro nivel de lectura se hace alusión a la degradación del entorno ecológico en aras de la urbanización: ‘cerros pelones’, ‘los edificios se recortan’, ‘ciclorama gris del paisaje’, ‘oscurecido por el humo negro’. Ese paisaje contaminado y en desarmonía con la naturaleza parece transformarse al caer la noche. Los sememas ‘de noche el panorama cambia’, ‘volverse lago de luces palpitantes’ bien pueden agruparse en otro ideosema al que le daré el nombre /transformación/, pues los verbos ‘cambiar’ y ‘volverse’ señalan como se modifica la imagen de la ciudad para beneficio del observador. Llama la atención que en este 21 En esta tesis el término semema se emplea de acuerdo a la categoría establecida por Algirdas-Julien Greimas y Joseph Courtés en el Diccionario razonado de la teoría del lenguaje. Greimas y Courtés explican que “el sema designa la ‛unidad mínima de la significación’: situado en el plano del contenido, corresponde al fema, unidad del plano de la expresión. Manteniendo el paralelismo entre los dos planos del lenguaje puede decirse que los sememas son los elementos constitutivos de los sememas, así como los femas son de los fonemas” (1982: 349). En estrecha referencia, el Diccionario enciclopédico de las ciencias de lenguaje de Oswald Ducrot y TzvetanTodorov aclara que “[p]ara que el análisis sémico implique el carácter irreductible de la combinatoria semántica, es preciso que abarque no sólo el contenido de unidades léxicas, sino también (como el análisis que hace Greimas) el contenido de segmentos de enunciado más vastos, inclusive los ‘efectos de sentido’ (llamados sememas)” (1974: 308). 18 fragmento la noche es observada no en relación con lo ominoso y lo desconocido, como sucede más adelante en la crónica, sino con un aspecto positivo por ser éste el único momento del día en que la ciudad parece más equilibrada y reconciliada con su antigua armonía ecológica. Aunque sólo se trate de una reconciliación ilusoria, al igual que sucede con la mayoría de las experiencias y vivencias nocturnas. A lo largo de toda la estructura narrativa de la crónica México, ciudad de papel la destrucción y la noche son dos de los motivos recurrentes. El autor fusiona ambos motivos casi al principio del texto en el fragmento que hace alusión al mito de la Coyolxauhqui, la diosa de la luna; al mismo tiempo que en otro nivel de lectura propone el motivo del sacrificio: “No deja de ser aterradoramente significativo que el gigantesco monolito del Templo Mayor que sobrevivió la devastación de las huestes cortesianas sea, paradójicamente, la imagen misma de la destrucción, como si nuestra única permanencia fuera la de nuestro incesante aniquilamiento” (Celorio 2004: 13-14). En la actual distribución del Centro Histórico de la ciudad de México es fácil observar, desde los barandales que resguardan las excavaciones del sitio arqueológico del Templo Mayor, una copia del monolito circular de ocho toneladas que representa a la diosa Coyolxauhqui. Si se lee con atención este libro de piedra, el observador nota que su contorno es irregular y que una fractura divide en dos el monolito al pasar justo por la cintura de la divinidad. El perfil derecho del rostro de la diosa luce tres cascabeles. Coyolxauhqui porta nariguera, orejera y un delicado penacho. El resto del cuerpo aparece de frente y desmembrado, sus pechos flácidos, su cintura decorada con una serpiente de dos cabezas que hace las veces de cinturón que remata con un cráneo en el dorso. Las cuatro extremidades separadas del tronco conservan sus tobilleras y sus muñequeras. Lleva calzadas sus sandalias. La distribución de las extremidades sobre el monolito recrea el movimiento del cuerpo durante su caída. En cada uno de sus codos y rodillas se aprecia un 19 mascarón con una figura de fauces dentada, vista también de perfil. Sobre sus palmas resaltan las líneas propias de la mano. Su ojo de mirada fija parece observar el cielo gris de la ciudad, mientras con su boca entreabierta recuerda la exhalación de su último aliento. De acuerdo a la cosmogonía náhuatl registrada en el Códice Florentino,22 el hermano de Coyolxauhqui, el dios Huitzilopochtli, dios del sol y de la guerra, nacido hombre adulto de la diosa Coatlicue, decapitó a la diosa lunar cuando ella intentó matarlo en el vientre de su madre, con ayuda de sus hermanos, los 400 surianos. La divinidad femenina perdió los brazos y piernas durante la caída desde la cima del cerro Coatépec y su cabeza se transformó en la luna.23 Según los apuntes que ofrece el centro arqueológico a sus visitantes, el monolito fue colocado al pie de las escalinatas del recinto ceremonial más importante de Tenochtitlán durante el mandato de Axayácatl, el sexto Huey Tlatoani. Como parte de los rituales para honrar a Huitzilopochtli, los cuerpos de los guerreros cautivos ofrecidos a la divinidad solar se dejaban caer desde lo alto del Templo Mayor. Después de rodar por la escalinata del recinto caían sobre el gran monolito dedicado a la divinidad lunar. De esta forma, con cada ofrenda ritual se representaba el pasaje mítico del desafortunado encuentro entre los hijos de Coatlicue, la diosa de la tierra, en “el gran teocali de los sacrificios dedicado a Tláloc y Huitzilopochtli” (Celorio 2004: 26). El aspecto ominoso de la noche continúa en la crónica de Celorio. El autor transporta al lector del mito mexica de Coyolxauhqui a las leyendas mexicanas de la época colonial, 22 Tzvetan Todorov apunta en el segundo capítulo de su libro La conquista de América. El problema del otro que los textos escritos por los españoles después de la caída de Tenochtitlán “ya no valen solamente (o no tanto) en cuanto gestos, sino como fuentes de información sobre una realidad de la que no forman parte […] dada la falta de una escritura indígena […] han sufrido la influencia de los conquistadores […] El único remedio es no leer estos textos como enunciados transparentes, sino tratar de tener en cuenta al mismo tiempo el acto y las circunstancias de su enunciación” (1989: 59-60). 23 El erudito alemán Eduard Seler propuso a principios del siglo XX una interpretación al mito de Coyolxauhqui. Para este arqueólogo el mito puede entenderse como la lucha entre el poder nocturno y el poder diurno. Sin embargo, para la etnóloga Yolotl González Torres, Seler exageró la interpretación de los mitos al relacionarlos con fenómenos astrales, en parte porque varias divinidades son relacionadas por el arqueólogo alemán con un mismo astro (2003: 128). No obstante, la interpretación de Seler aún tiene varios adeptos. 20 muchas de las cuales siguen vigentes en la memoria colectiva de los habitantes de la capital mexicana: “Un bullicio apenas interrumpido por el paso del viático y por el toque de queda que mete a la ciudad en la oscuridad de la noche para dar rienda suelta a las leyendas de aparecidos y desaparecidos: la Llorona, Juan Manuel, la Mulata de Córdoba” (Celorio 2004: 45). Sorprende que todavía en el siglo XXI, muchas de las calles del Centro Histórico sean famosas por sus leyendas virreinales. En este sentido, uno de los edificios más populares es el ubicado en el número 90 de República de Uruguay. Según la tradición oral de los capitalinos, allí se aparece el alma en pena de don Juan Manuel de Solórzano, un rico acaudalado que, motivado por los celos, vendió su alma al diablo para identificar entre los hombres de la ciudad al amante de su esposa y que, arrepentido de haberse transformado en un peligroso asesino, un día amaneció colgado en la horca de la Plaza Mayor. Con la llegada de las primeras bombillas de aceite a las calles, los capitalinos olvidaron un poco de su temor a los mitos precortesianos y a los aparecidos coloniales e incursionaron en las noches por las calles de “la ciudad del telégrafo y el daguerrotipo, la ciudad apenas iluminada por lámparas de trementina que necesita la luz de la inteligencia” (Celorio 2004: 58). Es una coincidencia que el mármol,24 esa roca metamórfica y luminosa, sea elegido como material predilecto a principios del siglo XX para la realización de las nuevas construcciones arquitectónicas afrancesadas que transformarán una vez más la apariencia de la ciudad que, próxima a ver los cambios sociales del México revolucionario, amanece “desvelada por la luz eléctrica, la ciudad ojerosa y pintada de Ramón López Velarde” (Celorio 2004: 60). Después del periodo revolucionario, las grandes migraciones de los habitantes de provincia a la capital mexicana en busca de mejores oportunidades laborales consiguieron 24 Vicente Quirarte señala en Elogio de la calle. Biografía literaria de la Ciudad de México, 1850-1992: “La arquitectura refleja la prosperidad material de la urbe y todos contribuyen a esta labor de ensanche y ornato que enriquece la ciudad y merma la economía de los estados” (2010: 345). 21 que ésta cambiara otra vez su apariencia. Se le concedió la traza de una ciudad terrestre y no la que correspondía a una asentada sobre un manto acuífero. Sus ríos y canales se entubaron para dar lugara amplias avenidas para el tránsito de los automovilistas. Celorio dice al respecto: Es la ciudad gigantesca y convulsa que inaugura su monstruosidad en La región más transparente de Carlos Fuentes, la primera novela de nuestra literatura que trata la ciudad no sólo como escenario o como ámbito moral, sino como protagonista, con su enorme multiplicidad de voces, y acaso también la última que pudo abarcarla por completo porque desde entonces la ciudad se ha reproducido y fragmentado en muchas ciudades distintas y distantes, amuralladas, inexpugnables (Celorio 2004: 66). En este fragmento los sememas ‘ciudad gigantesca’, ‘monstruosidad’, ‘multiplicidad de voces’, ‘ciudades distintas y distantes’, ‘amuralladas’, ‘inexpugnables’ pueden agruparse en el ideosema /desconocimiento/. El ideosema ha recibido este nombre, porque las dimensiones actuales de la capital mexicana imposibilitan el conocimiento de cada una de las colonias que se establecieron lejos del Centro Histórico, punto del cual partió su organización. Por otra parte, también resulta complicado conocer con precisión el Centro Histórico y el código social de sus barrios tradicionales si se habita en regiones situadas en la periferia capitalina. El desconocimiento también está relacionado con lo ominoso, en tanto que la falta de información dificulta el entendimiento de la jerarquía en las relaciones sociales y de los códigos lingüísticos o culturales. Si se lee con atención el último párrafo de la crónica, el término ‘noche’ aparece cuatro veces poco antes de llegar al punto final: “Es una ciudad irreconocible de un día a otro día, de una noche a otra noche, como si entre una noche y otra noche o entre un día y otro día pasaran lustros, décadas, siglos” (Celorio 2004: 69). En el fragmento el término ‘día’ aparece tantas veces como el sema ‘noche’, por lo que se puede decir que hace alusión a un ciclo, en este caso al ciclo que establece la pugna entre el poder luminoso-constructivo y el poder ominoso-destructivo.25 25 Este ciclo puede relacionarse con el propuesto por Eduard Seler para interpretar el mito de la Coyolxauhqui. 22 A partir de este ciclo en el que alternan sin cesar la construcción, la destrucción y el desconocimiento de la ciudad se puede establecer una analogía con el destino de las figuras literarias en Y retiemble en sus centros la tierra y Hotel DF, cuya autodestrucción cede el paso a la construcción del argumento de la estructura narrativa. En contraste, los personajes creados por los escritores en lengua alemana en Der König von Mexiko y Aztekensommer perciben los peligros y las atmósferas siniestras de la capital mexicana, pero su desconocimiento es interpretado de otra manera y encuentran un destino menos grave. Antes de finalizar este inciso y como mera nota aparte me gustaría rescatar la redacción del colofón de la crónica México, ciudad de papel. El colofón es uno de los elementos paratextuales26 menos leídos por el lector común, pues sólo se consulta en caso de no encontrar en la página legal cierta información referente a la publicación. Esa falta de interés lo llevaría a perderse de la delicadeza estética de este colofón, en el que se escucha un eco del México colonial y católico. La aclaración religiosa de su efemérides y el agradecimiento final en latín transforman el colofón en un punto comunicante con el pasado de la capital mexicana y en el que la noche aparece como periodo de destrucción y creación: Esta segunda edición de México, ciudad de papel, que da maravillado testimonio de una urbe real por imaginada que derruimos y edificamos cada noche, se terminó de imprimir, para regocijo de sus habitantes y lectores, el 5 de agosto de 1998, día de Santa María la Mayor. Conmemora y reproduce el discurso de ingreso que su autor pronunciara ante la Academia Mexicana de la Lengua. LAUS DEO El conjunto de los sememas ‘5 de agosto’, ‘Santa María la Mayor’ y ‘Laus Deo’ puede reunirse en un ideosema que lleve el nombre de /catolicismo/; ya que la efemérides hace alusión a Nuestra Señora de las Nieves, conocida también como Santa María la Mayor. 26 De acuerdo con lo postulado por Gérard Genette en la introducción de su libro Umbrales, los paratextos, o elementos textuales que se encuentran alrededor del texto principal, pueden ser elaborados por el autor o por el editor. En el primer caso reciben el nombre de paratextos autoriales; en el segundo, son nombrados paratextos editoriales (2001: 10). 23 Según la leyenda, el lugar de culto de esta advocación mariana fue indicado por medio de una nevada en el monte Esquilino en Roma durante el siglo IV. Por otra parte, llama la atención que el agradecimiento, Laus Deo, aparezca escrito en letras mayúsculas y en latín. Como México, ciudad de papel, reproduce el discurso de ingreso de su autor a la Academia Mexicana de la Lengua se deduce que esta salutación final al lector está pensada y dirigida a un grupo específico de lectores; pues primero debe descubrirse al final del colofón y después debe entenderse su significado. En este caso, es necesario tener conocimientos básicos de latín o de otra forma el contenido altamente religioso de este semema permanecería oculto, indescifrable. 1.1. El Centro Histórico como espacio literario Si en el mundo fáctico se le pide a un caminante mexicano,27 nacido en el Distrito Federal, detener la marcha justo en el centro del Zócalo de la ciudad de México, a un costado del asta bandera y realizar una breve descripción de lo que alcanza a ver en un primer plano, es indudable que le llamará la atención la arquitectura achaparrada, propia de las construcciones coloniales que recorren el oriente, sur y poniente del perímetro de la Plaza de la Constitución. Si además se le solicita que proporcione un nombre a cada uno de los edificios de ese perímetro llamará a la construcción ubicada al oriente Palacio Nacional. La edificación ubicada al sur recibirá por lo menos tres nombres diferentes: Antiguo Palacio del Ayuntamiento, Regencia o Ayuntamiento del Distrito Federal.28 Al poniente identificará los Portales, aunque pudiera llamarlos Portales de Mercaderes o bien hacer referencia al Hotel Majestic, porque la lujosa terraza de ese hotel descansa 27 El perfil del caminante aquí presentado para describir el Zócalo es ideal: mexicano, oriundo de la capital y con un conocimiento bueno de la historia de la ciudad. Sin embargo, hay otros perfiles que no consideré, como son los caminantes mexicanos no oriundos de la capital, los caminantes extranjeros con conocimiento de la historia de la ciudad y los caminantes extranjeros sin previos conocimientos históricos. 28 La onomástica de este edificio es la que más ha cambiado a lo largo del tiempo, pues cada uno de sus nombres indica tanto el periodo histórico como la tendencia política con la que ha sido gobernada la capital mexicana. 24 sobre los arcos de tezontle29 y chiluca30 de los portales. El edificio de la cara norte recibirá el nombre de Arquidiócesis Primada de México, Catedral o Catedral Metropolitana y es poco probable que en una primera respuesta mencione que el edificio contiguo es el Sagrario Metropolitano, a pesar de lo llamativo de su fachada churrigueresca. Aunque a un costado de Catedral se encuentran expuestas las excavaciones del Museo del Templo Mayor, mismas que en muchos casos son utilizadas como referencia geográfica para ubicar otros recintos en el Centro Histórico, pocos serán los capitalinos que realicen una lectura vertical del texto arquitectónico que ofrece el primer cuadro de la capital mexicana y que además de esta primera descripción señalen que debajo de las construcciones coloniales se encuentran sepultadas las edificacionespertenecientes al pasado precortesiano de la capital. En caso de que el caminante realizara esa lectura vertical diría que al oriente y al sur, debajo de Palacio Nacional y del Ayuntamiento se encuentra sepultado el Palacio de Motecuhzoma II; que la Catedral Metropolitana se yergue sobre el templo de Tezcatlipoca y que debajo de la sede del arzobispado está el templo de Tonatiuh; que al oeste de la plaza sigue oculto el palacio de Axayácatl junto con los restos del depósito de almacenaje o petlacalco, de la casa de los mayordomos o calpixcalli, de la casa de los nobles o pilcalliel y de la casa de canto o cuicacalli (Aguilar-Moreno 2008: 48). Y en una lectura más elaborada plantearía que la distribución actual de los lugares destinados a la realización de las actividades sociales de culto a la divinidad, gobierno y comercio se aproxima en demasía a la distribución que existía en Tenochtitlán. En caso de que se le motivara al transeúnte a explicar las actividades que se realizan al 29 El tezontle extraído para la construcción de los edificios del Centro Histórico proviene de los cerros conocidos como Cerro de la Estrella y Peñón de los Baños (López Luján 2003: 143). Estos cerros aparecen en varias de las pinturas paisajísticas del Valle del Anáhuac realizados por Gerardo Murillo. Hoy en día es notable la disminución de estos cerros causada por la explotación pétrea con la consecuente alteración del paisaje natural del Valle del Anáhuac. 30 La chiluca es extraída, por lo general, de las barrancas de Tenantongo y San Lorenzo Totolinga, ubicadas al noroeste de Naucalpan, en el Estado de México (López Luján 2003: 145). 25 interior de los edificios que rodean actualmente el Zócalo capitalino dirá que dos construcciones pertenecen a instancias gubernamentales: el Ayuntamiento al gobierno local y Palacio Nacional al gobierno federal. Dirá también que el edifico norte está ocupado por el clero y que los Portales pertenecen a los comerciantes que en la actualidad se dedican a la compra-venta de alhajas y bisutería. Si además se interesa por la descripción de los detalles, podrá decir que en Palacio Nacional desde hace muchos años ya no despacha el Presidente de la República y que los motivos en el trabajo de orfebrería que se exhibe en la mayoría de los escaparates de las joyerías de los Portales también han cambiado, ya que en lugar de las tradicionales imágenes religiosas ahora se encuentran dijes en forma de camelias, de escopetas cuerno de chivo y, sobre todo, de la Santa Muerte. De acuerdo con los señalamientos establecidos por Clifford Geertz (Geertz 1997: 29) a partir de una reflexión que incluya la descripción y el análisis de las actividades sociales los lugares adquieren en la conciencia del observador un doble significado. Primeramente, porque los lugares son entendidos como una mera referencia espacial que goza de cierta estabilidad en su ubicación y se consideran puntos inmóviles en el mapa organizado según las dimensiones espacio-temporales del momento histórico. En segundo lugar, porque los lugares tienen la capacidad de ser entendidos como una entidad. Esta transformación depende de las actividades que se realizan dentro de ellos y, en cierto modo, esas actividades también son transformadoras de la construcción personal del espacio-tiempo. En este sentido, las observaciones de David Harvey en su ensayo “Del espacio al lugar y de regreso” también se enfocan en estos puntos nodales. Para Harvey el lugar es un constructo social, al igual que lo son el espacio y el tiempo. Desde la perspectiva de su propuesta, la única pregunta pertinente es: “¿mediante qué procesos se construye un lugar?” (Harvey 2010: 23). El autor propone dos respuestas. En la primera apela únicamente a la localización geográfica del lugar y al establecimiento de sus límites. En la 26 segunda plantea “mirar los lugares como el locus de ‘imaginarios’, como configuraciones de ‘relaciones sociales’, como ‘prácticas materiales’, como ‘formas de poder’ y como elementos en el ‘discurso’” (Harvey 2010: 23-24). Al considerar las propuestas de ambos autores en el mundo fáctico se puede decir que en el momento de realizar la construcción de la imagen personal del Centro Histórico son varios los factores que influyen de manera decisiva en la apreciación posterior que se haga de él. La arquitectura, el ambiente característico de sus barrios tradicionales y de sus actividades en la vida cotidiana tejen un complejo discurso para el paseante del primer cuadro de la ciudad de México, lugar que se transforma de esta manera “en construcción referencial, imaginaria y lingüística” (Gómez-Montero 2007: 4). Cuando estas teorías sociales interactúan con la literatura comparada nos permiten ampliar las posibilidades al momento de realizar el análisis literario de una obra que haga alusión a un lugar existente en el mundo real y que puede localizarse sin dificultad en las redondeces de un globo terráqueo o en la tercera dimensión de un mapa virtual. Por su parte, las minucias artísticas se podrán apreciar mejor si se tiene noción previa del tema o si después de la lectura de la novela surge el interés de ampliar la información por medio de libros especializados, obras de consulta general, fotografías, material cinematográfico, etcétera, que le permitirán hacer formulaciones con significados más complejos durante el acto de lectura. Dicho de otra manera, “el nombre propio es convergencia de multitud de significaciones culturales e ideológicas que se adhieren a él por asociación, adquiriendo así una dimensión aferente, o connotativa, de significación” (Pimentel 2001: 33). Durante la lectura de las novelas mexicanas Y retiemble en sus centros la tierra y Hotel DF y de las novelas escritas en alemán Der König von Mexiko y Aztekensommer la significación de los lugares en la mente del lector que sea mexicano y capitalino se efectúa al unir el nombre del lugar con su ubicación y las actividades que allí se realizan. La 27 imagen exterior de los lugares como la Catedral Metropolitana, el Palacio Nacional, la Plaza del Zócalo, el Hotel Isabel, la Plaza Garibaldi o el Edificio Basurto se realizará en caso de que el lector sólo haya transitado de manera casual por fuera del edificio, mientras que los detalles más finos relacionados con la ubicación, como el nombre de las calles o de edificios vecinos, dependerán de su familiaridad con el lugar. 1.2. La ciudad de México y el Centro Histórico. Su percepción y descripción en dos novelas mexicanas contemporáneas La amalgama entre los elementos referenciales y el significado para crear un constructo de los lugares reales a la que hace alusión Gómez-Montero no es privativa de los transeúntes del mundo fáctico, sino que aparece también en los personajes literarios. Los pensamientos del personaje Juan Manuel Barrientos31 en la novela Y retiemble en sus centros la tierra32 (Celorio 2008) es un buen ejemplo de la manera en que la imagen de la ciudad de México se puede construir, reconstruir y destruir en los textos literarios. El doctor Juan Manuel Barrientos es un investigador universitario y tiene una cita en el Centro Histórico, en el Salón Luz a las doce del día (Celorio 2008: 14). Es el mismo Barrientos quien a través de su monólogo interior informa al lector de su salida de casa un viernes en la mañana, después de una larga noche de fiesta con sus alumnos. Antes de acudir a su cita, Juan Manuel Barrientos debe ir al instituto en el que realiza las funciones de investigador. El instituto se encuentra en la Ciudad Universitaria y la circulación de la zona sur del Anillo Periférico presenta a esa hora de la mañana dificultades a la altura de su incorporación con Avenida de los Insurgentes. Tanto en el mundo fáctico como en el mundo literario establecido por Celoriolas 31 Como se mencionó en el inciso anterior, algunos de los elementos de la crónica México, ciudad de papel aparecen también en la novela Y retiemble en sus centros la tierra. La leyenda de don Juan Manuel de Solórzano tal sea vez el origen del nombre del personaje central de la novela, pues Juan Manuel Barrientos también es un personaje nocturno y muere en la Plaza de la Constitución. 32 El título de esta novela podría resultar extraño o malinterpretarse si el lector desconoce o no logra identificar que se trata del tercer verso del Himno Nacional Mexicano. 28 dimensiones de la ciudad de México impiden que la distancia entre estos dos centros del rizoma citadino pueda recorrerse a pie. A pesar de su condición de flâneur incansable, el profesor Barrientos necesita en esta ocasión de su automóvil, un Tsuru azul metálico del año 1996 (Celorio 2008: 170) para poder transportarse del sur al centro de la capital. Esta decisión lo obliga a estar casi detenido algunos minutos casi detenido en la Avenida de los Insurgentes junto a cientos de autos. Minutos que bien pueden llegar a convertirse en horas de acuerdo a los asentamientos vehiculares en los cruces más conflictivos de la Avenida de los Insurgentes33 con otras arterias viales. En su travesía hacia el centro capitalino Manuel Barrientos no viaja solo. Acompañado por el recuerdo de una sensual Ana Bertha Lepe34 y antes de poder abandonar el Tsuru azul metálico, el profesor Barrientos tiene minutos de sobra para apreciar las alteraciones en la arquitectura de los edificios de esta avenida antes y después de su entronque con el Viaducto.35 Al mismo tiempo, desde su perspectiva de conductor, realiza importantes consideraciones sobre las sensaciones negativas surgidas en él a raíz de la lenta apreciación de los diversos inmuebles en la avenida más larga del territorio nacional. Las “construcciones improvisadas, desechables, nacidas intempestivamente de los terremotos que devastaron la colonia Roma”36 (Celorio 2008: 21) contrastan con “los árboles de la zona sur, que protegían los restaurantes y las boutiques en que se habían convertido las 33 La avenida de los Insurgentes fue construida a principios del siglo XX para unir el centro con el sur de la capital. Actualmente sus 28.8 kilómetros están divididos en tres tramos bien delimitados: Insurgentes Sur, Insurgentes Centro e Insurgentes Norte. El primero abarca desde el Monumento al Caminero hasta Paseo de la Reforma, el segundo de Paseo de la Reforma a Ribera de San Cosme y el tercero de Ribera de San Cosme hasta Indios Verdes. 34 Ana Bertha Lepe es considerada una de las actrices más bellas del cine mexicano. En 1953 obtuvo la tercera posición en el concurso de belleza Miss Universo. Su exitosa trayectoria en la filmografía mexicana de esos años se vio truncada después de que su padre asesinara a su prometido, el también actor Agustín de Anda, lo que la llevó a sentir profundas depresiones y a desarrollar una grave adicción al alcohol. 35 En México, ciudad de papel también se menciona un recorrido del sur al centro de la ciudad muy parecido al recorrido realizado por Juan Manuel Barrientos: “el Viaducto Miguel Alemán, la glorieta de Chilpancingo, el monumento a Cuauhtémoc, «el Caballito», la avenida Juárez, la Alameda, el Palacio de Bellas Artes, y el centro, con su sangre centenaria escurrida por los aparadores de Tacuba, de Madero, de Cinco de mayo” (Celorio 2004: 67). 36 El autor hace alusión a los sismos del 19 y 20 de septiembre de 1985. La nota es prudente, pues para las generaciones recientes los terremotos sucedidos esos días son un referente lejano o no existente. 29 casonas campestres de la primera mitad del siglo” (Celorio 2008: 19).37 Para Juan Manuel Barrientos han pasado más de veinte años después de los terremotos de septiembre de 1985, cuya fuerza destructora modificó en pocos segundos la arquitectura de la ciudad de México, y no termina de acostumbrarse a los cambios que trajeron consigo las nuevas construcciones de las calles de la capital. Esas calles con su historia desdibujada son para él una sucesión interminable de lugares que no representan nada; desde la perspectiva que le ofrece el parabrisas de su Tsuru sólo son una muestra fehaciente de la hiperfuncionalidad a la que está condenado el espacio citadino. En este sentido, Gómez-Montero dice sobre la conciencia urbana por parte de los personajes en la novela como género literario: “el recorrido (de las calles) sirve para poner de manifiesto la banalidad de la vida urbana cotidiana y el radical extrañamiento del individuo en las calles de su propia ciudad” (Gómez-Montero 2007: 6). Por otra parte, Celorio determina en su crónica México, ciudad de papel que la capital mexicana “[e]s una ciudad en la que no se pueden recargar los recuerdos. Es una ciudad desconocida por sus habitantes” (Celorio 2004: 69). Frank Henestrosa, personaje literario de Guillermo Fadanelli en Hotel DF, tiene una preocupación similar, que lo lleva a preguntarse: “¿Quién conoce el Hotel Isabel?” (Fadanelli 2010: 13) al hacer referencia al hotel ubicado en la esquina de las calles Isabel la Católica y República del Salvador en el Centro Histórico. Al mismo tiempo que el personaje se cuestiona, las calles del primer cuadro despiertan para que en ellas se realicen las actividades cotidianas y sean cumplidas una a una. Las calles y avenidas del Centro Histórico de una de las ciudades más grandes del mundo se transforman en escenarios capaces de ofrecer una serie inagotable de mercancías a caminantes, paseantes y conductores cautivos en la carrocería de su no-lugar. 37 El autor se refiere al siglo XX. 30 En la construcción colectiva del mundo fáctico, es fácil encontrar un puesto de revistas en cada una de las esquinas de la calle Isabel la Católica. Durante el día, estos puestos ofrecen a los caminantes bebidas refrescantes, golosinas de todo tipo, cerillos, encendedores y cigarros de varias marcas que son vendidos en piezas sueltas, a pesar de la prohibición explícita para esta actividad por parte de las grandes compañías tabacaleras, además de una decena de diferentes periódicos, todos nutridos con las fotografías y noticias de la nota roja de la noche anterior. Con el día también llegan los “toreros”. Desde hace algunos años se designa con este nombre a los vendedores ambulantes del Centro Histórico, que ofrecen sus mercancías en un gran trozo de tela que a manera de capote puede desplegarse para mostrar su contenido y, en breves instantes, volver a plegarse en caso de que se acerque la autoridad encargada de impedir el ambulantaje en las aceras destinadas a la caminata de los habitantes, paseantes y visitantes del primer cuadro de la ciudad de México. El surtido de las mercancías incluye cubiertas para proteger la pintura de los autos de la lluvia ácida, paraguas de marca y origen desconocidos para la lluvia inesperada y otras inclemencias del tiempo, bolsas y lentes oscuros para dama en modelos inexistentes en los catálogos de los grandes centros comerciales pero que lucen una dorada firma apócrifa de las grandes casas diseñadoras, copias y clones de películas de estreno en las salas cinematográficas, clásicos del cine mundial y no pueden faltar los encuentros eróticos filmados sin conocimiento de los anónimos protagonistas en los hoteles de paso del Centro Histórico y Calzada de Tlalpan. Las calles de la ciudad se transforman en pocos minutos en un “mercado ambulante de ‘fayuca’ y pornografía. Circo de mil pistas en el que saltimbanquis, tragafuegos, niños disfrazados de payasos venden sus torpezas miserables” (Celorio 2004: 69). Todo sucede ante la indiferencia y, casi siempre, con la complicidad propia de la comprainmediata de las mercancías por parte de los capitalinos o de los 31 visitantes de la capital que descubren en los capotes de los “toreros” algún objeto de su interés ante la curiosidad e indiscreción de la cámara del teléfono celular de algún turista y frente a los ojos de los representantes de la autoridad encargada de garantizar la seguridad de la comunidad. En el mundo literario de Fadanelli, las cosas funcionan muy parecido detrás de la fachada del Hotel Isabel, cuyas paredes externas carentes de grietas contrastan con las pertenecientes a las viejas construcciones vecinas. Ante los ojos de Frank Henestrosa el edificio luce un excelente estado de conservación y por eso el periodista cree que la construcción durará “tanto como la humanidad“ (Fadanelli 2010: 13). Por lo general, los personajes que buscan hospedaje en las habitaciones del hotel son extranjeros, como el alemán Stefan Wimer,38 interesado en tener una breve y cómoda estancia en el Centro Histórico de México (Fadanelli 2010: 14). Los turistas extranjeros como Stefan Wimer son el elemento social capaz de alejar a las habitaciones estilo colonial del Isabel de la triste categoría que ocupan las habitaciones de los hoteles de paso, tan comunes en esa zona del centro de la capital mexicana. Además de los turistas, dispuestos a pasar su tiempo libre en una megalópolis, en la novela existen otros personajes que se reúnen en el sillón de la sala de estar del hotel para hablar de negocios. Se trata del periodista Riaño, conocido en el medio con el sobrenombre de el Boomerang, y un delincuente apodado el Nairobi procedente del barrio bravo de Tepito. Ellos sostienen una discusión sobre el rumbo que tomará su carrera criminal el día en que, debido a su edad 38 Es pertinente aclarar que el personaje creado por Guillermo Fadanelli en Hotel DF se llama Stefan Wimer, mientras que el autor alemán de Der König von Mexiko es Stefan Wimmer. Por otra parte, en Der König von Mexiko aparece un personaje llamado Fanzetti, apellido muy cercano a Fadanelli (Wimmer 2008: 14). Esta cercanía onomástica en ambas novelas encuentra un referente en el mundo fáctico. El día 29 de noviembre de 2011, dentro del marco de la Feria del Libro de Guadalajara, tuvo lugar la conferencia “La metrópolis Ciudad de México” en la que participaron ambos autores y el catedrático alemán Klaus Mayer-Minnemann. En la conferencia, el autor mexicano declaró: “Tanto Stefan como yo, caminábamos en la ciudad de México para destruirnos. […] Vamos por caminos diferentes: lo que para él es algo festivo, para mí es algo trágico”. Una nota sobre la conferencia se encuentra en el siguiente vínculo http://eleconomista.com.mx/entretenimiento/2011/11/30/df-aprende-ser-heroe-fadanelli (Consultado en línea el 4 de septiembre de 2013). 32 avanzada, muera la Señora, el máximo distribuidor de estupefacientes en el barrio de Tepito, y entonces el negocio quede a la deriva (Fadanelli 2010: 14). Al mismo tiempo, las extorsiones por parte del comandante Gaxiola al Nairobi van en aumento en un área de acción bien delimitada: “el trato incluye sólo drogas, no robo” (Fadanelli 2010: 74). En la realidad, no son pocas las ocasiones en que al interior de la comunidad que utiliza el espacio público de la capital mexicana se discute sobre la cadena de sobornos y corrupción existente en los cuerpos de seguridad pública. Sin embargo, sólo un sector específico de esa comunidad se detiene a estudiar en qué momento, lugar y bajo qué condiciones se inicia este concatenado. En este sentido, la breve presentación de la relación entre el Nairobi y el comandante Gaxiola ofrece al lector referentes de un orden social muy parecido al de la realidad capitalina, en donde la intimidación, que es uno de los elementos más recurrentes en este tipo de relaciones reguladas por la extorsión, se puede ejemplificar con la siguiente descripción del comandante Gaxiola: “es fuerte y de un puñetazo puede quebrar las ramas del árbol que crece en el jardín de la casa […] y prefiere el uniforme ajustado para lucir sus músculos e imponer más respeto a sus subordinados. ¿Para qué alardea si su nombre provoca terror en el sector policiaco que comanda?” (Fadanelli 2010: 73). Tanto la indumentaria como la apariencia física son marcadores no verbales, pero sí verbalizados que en este caso son indicadores de jerarquía social al momento de establecer situaciones comunicativas (Kerbrat-Orecchioni 1996: 46). Es de conocimiento en todos los estratos de la sociedad mexicana que, en muchas ocasiones, las bandas delictivas se encuentran relacionadas con algunos elementos, e incluso con sectores completos, de las agrupaciones policiacas estatales y federales, de tal suerte que los cuerpos responsables de mantener el orden civil están corrompidos y al establecer un sistema regulado por las extorsiones y sobornos contribuyen a la descomposición del tejido social. El siguiente fragmento de Hotel DF ejemplifica la 33 conducta que impera al interior del sector policiaco a cargo del comandante Gaxiola: Han secuestrado a un adolescente, lo han pescado a las puertas de un bar en la colonia Condesa, y atado y escrutado como se observa a un espécimen dentro de un frasco de botella. Sopesan y discuten la posibilidad de liberarlo o matarlo o navajearlo para que no se olvide que sus padres son unos hijos de puta por no enseñarle a cuidarse, “tanto dinero, y los cabrones andan en la calle como si vendieran flores, pinches putos” […] Los secuestradores han despojado a su víctima de la mordaza y conversan con él, la curiosidad animal, el morbo, ¿qué tan pendejos son los ricos, qué tan culeros a la hora que se los chingan? La charla se desarrolla en calma, el joven atado no llora, tiene alrededor de 20 años, no se le ve asustado, es un primogénito y esa valentía impostada azuza y provoca a sus captores (Fadanelli 2010: 137-138). Esta situación de abuso por parte de la autoridad en el mundo literario encuentra su par en un fragmento de la novela Y retiemble en sus centros la tierra, en el que se describe una situación de atropello y abuso por parte de algunos elementos encargados de mantener el orden al interior del grupo social. La acción se desarrolla en un sórdido bar en el lado oriente del primer cuadro capitalino, a espaldas de Palacio Nacional, en el barrio de La Merced. La víctima es el personaje Juan Manuel Barrientos: A punto de terminar la tercera canción se oyen tres palmadas carcelarias en el dintel de esa covacha. Fuensanta recoge sus diminutas pertenecías […] y sale disparada sin decirte adiós. Quien abrió la cortina donde el doctor Barrientos yacía descorbatado, desabotonado, sin saco, no fue el chimpancé que lo había recibido a la entrada, tres canciones atrás, sino el operativo. Tres policías armados con metralletas que apuntaban al techo reemplazaron la cortina del privadito, una cárcel donde Juan Manuel ni siquiera cabía acostado. Alzó la mirada enrojecida desde las botas hasta las gorras de campaña mientras trataba con dedos torpes y nerviosos de abotonarse la camisa. –Ponga en el banco todas sus pertenecías –le ordenaron. […] Menos mal que había dejado sus tarjetas de crédito en casa. […] –¿No tiene tarjetas de crédito? –inquirieron. –No uso, ya ve cómo está esto de los asaltos –tuvo los huevos de responder. […] Despojado de sus pertenencias, Juan Manuel acabó de abotonarse la camisa, medio se arregló la camisa, medio se arregló la corbata, se puso el saco. […] No pudo salir del lugar hasta que el operativo se marchó. Alcanzó a ver a Fuensanta, cambiada de ropa, risueña, abrazada al policía que se había quedado con sus cosas (Celorio 2008: 169-172). Aunque en ambos fragmentos hay marcadas diferencias determinadas por sus características específicas, en los dos la violencia aparece como su principal punto comunicante lo que
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