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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
PROGRAMA DE POSGRADO EN LETRAS
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOLÓGICAS
LA CIUDAD DE MÉXICO:
LA REPRESENTACIÓN DE SU NOCTURNO EN CUATRO
NOVELAS Y UNA CRÓNICA CONTEMPORÁNEAS 
TESIS
QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE:
MAESTRA EN LETRAS
LITERATURA COMPARADA
PRESENTA:
ADRIANA HARO LUVIANO
TUTOR: DOCTORA UTE ILSE SEYDEL BUTENSCHÖN
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS
SINODALES:
DOCTOR ALBERTO VITAL
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOLÓGICAS
DOCTORA SUSANA GONZÁLEZ AKTORIES
DOCTORA IRENE ARTIGAS ALBARELLI
DOCTOR ANDREAS ILG
MÉXICO D.F., NOVIEMBRE 2013
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
Restricciones de uso 
 
DERECHOS RESERVADOS © 
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL 
 
Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal 
del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). 
El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea 
objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para 
fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo 
mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
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respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
 2 
ÍNDICE 
 
0. INTRODUCCIÓN 1 
0.1. Selección del corpus y algunos aspectos de su filiación genérica 4 
 
0.2. Marco teórico y metodología 9 
 
 
 
CAPÍTULO 1: La ciudad de México como espacio literario, la ciudad de papel 14 
 
1.1. El Centro Histórico como espacio literario 21 
 
1.2. La ciudad de México y el Centro Histórico. 
 Su percepción y descripción en dos novelas mexicanas contemporáneas 25 
 
1.3. La ciudad de México y el Centro Histórico. 
 Su percepción y descripción en dos novelas contemporáneas 
 escritas en lengua alemana 34 
 
 
 
CAPÍTULO 2: La vida nocturna 43 
 
2.1. La vida nocturna en el Centro Histórico y sus barrios tradicionales 44 
 
2.2. La vida nocturna en algunos barrios del sur de la ciudad de México 73 
 
 
 
CONCLUSIONES 92 
 
 
BIBLIOGRAFÍA 96 
 
 
 3 
0. INTRODUCCIÓN 
 
La ciudad de México es uno de los núcleos urbanos más grandes y complejos del mundo. 
Al igual que sucede con cualquier metrópoli es fácil asociarla con el caos vehicular, la 
contaminación ambiental, con el movimiento constante y el deterioro ecológico. A pesar de 
su problemática, la capital mexicana sigue siendo el lugar en donde se puede encontrar un 
mejor empleo, una mayor oferta cultural o educativa, ampliar las expectativas para 
alcanzar un mejor nivel de vida. Para muchos es, de algún modo, la tierra prometida. 
El complejo entramado citadino mexicano ha conseguido que alrededor de su 
desordenado crecimiento en los últimos años se articulen los más diversos estudios 
arquitectónicos, antropológicos, sociales, económicos, culturales. En esta última vertiente, 
la literatura, como manifestación artística en la que la palabra es la piedra angular, también 
ha realizado importantes aportaciones al describir su imagen y la de aquellos que la habitan 
o la visitan. 
La versatilidad de actividades que se desarrollan en la ciudad es una de las razones por 
las cuales es seleccionada por varios escritores como espacio literario para el desarrollo de 
la trama de sus obras,1 con el fin de establecer una relación directa entre la atmósfera 
urbana y la manera en que los personajes se desenvuelven, porque “[l]a ciudad misma los 
invita a actuar, los invita a entablar relaciones amorosas, les ordena resistir o defenderse 
frente a la agresividad o el misterio de lo urbano, y les exige establecer su identidad frente 
al anonimato y al bombardeo semiótico continuo y muchas veces extranjerizante” 
 
1 La ciudad es un generador incansable de temas. Al hacer una rápida búsqueda en los títulos de las obras escritas 
inmersas dentro del basamento cultural de Occidente se encuentra que es uno de los temas más frecuentes. Los 
títulos La Ciudad de Dios de San Agustín de Hipona, escrita entre los años 412 y 416, Utopía de Tomás Moro del 
año 1516, Berlin Alexander Platz escrita en 1928 por Alfred Döblin, el texto de 1929 “París, la ciudad en el 
espejo” en Cuadros de un pensamiento de Walter Benjamin y el libro póstumo de Ángel Rama, La ciudad letrada 
(1984) sirven para ejemplificar este aspecto. 
 4 
(Schwartz 2010: 15).2 
Desde la aparición en 1958 de la novela La región más transparente de Carlos Fuentes, 
la transformación del imaginario urbano de la ciudad de México en los textos literarios se 
ha visto modificado drásticamente. Son tantas las facetas simultáneas de la urbe que 
incluso la forma de recopilar su historia en la crónica, género literario caracterizado por su 
largo aliento para resguardar la memoria social, ha optado por fragmentar la ciudad y 
presentarla como un mosaico, en el que cada una de sus teselas aparece en el escenario 
para aportar nuevos elementos de análisis, como sucede en el caso de la crónica de Carlos 
Monsiváis (Ilg 2012: 184). 3 Dicho de otra forma, escribir sobre un espacio urbano 
documentado tan extensamente en distintos ámbitos del conocimiento humano, como es el 
caso de la capital mexicana, obliga a establecer límites temporales y espaciales dentro de 
ese pluricéntrico entramado de redes.4 En esta tesis, esos límites son la noche y los barrios 
tradicionales del Centro Histórico y los barrios de la zona sur y su periferia. 
Si abordar la imagen de la ciudad y de sus pobladores desde la propia cultura permite 
realizar interpretaciones de primer orden en donde la decodificación de los signos, 
marcadores verbales y marcadores no verbales se realiza con un mínimo margen de error, 
abordar esta misma imagen desde la disciplina comparatista resulta aún más enriquecedora, 
pues invita a leer el texto literario desde otras perspectivas, permite formular expectativas 
 
2 Marcy Schwartz, investigadora en literatura latinoamericana de los siglos XIX y XX en la Rutgers University de 
New Jersey, propone esta premisa en la introducción de su libro Invenciones urbanas. Ficción y ciudad 
latinoamericanas al referirse a los personajes de los cuentos de Julio Cortázar que tienen como escenario París 
(2010: 15). 
3De acuerdo con el estudio realizado por Jezreel Salazar titulado La ciudad como texto. La crónica urbana de 
Carlos Monsiváis el carácter pluricéntrico de la ciudad de México, las estructuras sociales que gravitan alrededor 
de cada uno de esos centros y la presencia de los no–lugares fueron algunos de los ejes conductores en la obra de 
Monsiváis como cronista de la capital mexicana. En la siguiente afirmación se puede apreciar la interacción de 
estos tres elementos observados por Salazar: “el Zócalo ya no es el centro de la ciudad, México ya no tiene centro, 
sólo interminables e inabarcables kilómetros que es preciso recorrer antes de ir a cualquier parte” (Salazar2006: 
72-73). 
4 En el prólogo de la crónica Las llaves de la ciudad. Un mosaico de México de David Lida, Juan Villoro aclara lo 
difícil que resulta la comprensión total de una megalópolis con las dimensiones de la capital mexicana al sostener 
que “[l]a inabarcable ciudad de México desafía las brújulas y los mapas del hombre. Una de las experiencias más 
comunes en el Valle de Anáhuac consiste en estar perdido. Para compensar esta continua desorientación, los 
chilangos nos aferramos a ciertas costumbres, ciertos sitios, ciertos horarios” (Lida 2008: 14). 
 5 
diferentes a las que se está acostumbrado. Como afirma Yves Chevrel, investigar bajo los 
parámetros de “una perspectiva comparatista supone que el encuentro de dos culturas 
contribuye a resaltar elementos que tal vez no aparecerían si el estudio se llevara a cabo 
dentro de una sola cultura” (Chevrel 1994: 161). 
Es a la luz de los preceptos de la literatura comparada que a lo largo de la presente tesis 
se expondrán y describirán los aspectos literarios referentes a la vida nocturna en la ciudad 
de México que tienen en común la crónica México, ciudad de papel (2004) de Gonzalo 
Celorio y las novelas mexicanas Y retiemble en sus centros la tierra (2008) del mismo 
escritor y Hotel DF (2010) de Guillermo Fadanelli y las novelas escritas en alemán Der 
König von Mexiko5 (2008) de Stefan Wimmer y Aztekensommer6 (2001) de Christoph 
Janacs. Las dos primeras novelas están inmersas dentro de la tradición literaria mexicana y 
las dos restantes en la tradición literaria escrita en lengua alemana.7 
Los puntos de convergencia entre las obras permitirán el estudio tematológico de la 
noche y la vida nocturna en la ciudad de México. Los resultados de este análisis permitirán 
el acercamiento, desde ambas tradiciones literarias, a una nueva interpretación imagológica 
de la ciudad de México como espacio literario durante la primera década del siglo XXI. 
Esa imagen que es, en gran medida, un constructo generado por parte de los autores bajo la 
influencia de otras experiencias referenciales de carácter literario o personal. 
 
 
0.1. Selección del corpus y algunos aspectos de su filiación genérica 
 
Como ya se dijo, el corpus de esta tesis lo conforman los textos literarios México, ciudad 
 
5 El rey de México. 
6 Verano azteca. 
7 Hasta la fecha, ninguna de las dos novelas está traducida al español, por lo que las traducciones de las citas a lo 
largo de la tesis son de mi autoría. 
 6 
de papel,8 Y retiemble en sus centros la tierra, Hotel DF, Der König von Mexiko y 
Aztekensommer.9 El orden de las novelas obedece a la frecuencia de los pasajes nocturnos 
relacionados con los barrios tradicionales y la zona sur de la ciudad de México que hay en 
ellas, de tal suerte que se estudiarán más pasajes de escenas nocturnas en la novela de 
Gonzalo Celorio que en la de Christoph Janacs. 
Sobre el texto México, ciudad de papel es necesario apuntar que, a pesar de estar inserto 
en la tradición literaria del ensayo por la subjetividad que le otorga la aparición de las 
meditaciones del autor, su rasgo estructural es el de la crónica, ya que la historia de las 
transformaciones que ha sufrido la ciudad de México se expone de manera bien 
documentada y de acuerdo a una rigurosa cronología. 
De los cinco textos integrantes del corpus, sobresale la presencia de la crónica, por 
pertenecer a un género literario diferente al resto de las obras seleccionadas. No obstante 
consideré necesaria su inclusión por tres razones. La primera, porque la crónica como 
género literario está íntimamente ligada a la historia de la capital mexicana desde la época 
colonial con Bernal Díaz del Castillo y Francisco Cervantes de Salazar hasta el siglo XXI 
con Carlos Monsiváis y Vicente Quirarte. La segunda, porque incluye reflexiones sobre la 
apariencia nocturna de la ciudad desde el inicio del texto hasta el colofón y, la tercera, 
porque en su estructura narrativa encontré elementos que bien podrían formar parte 
fundamental de la morfogénesis de la novela Y retiemble en sus centros la tierra (Celorio 
2008).10 Tal es el caso de la coincidencia onomástica entre el personaje central de la novela 
y la alusión a la leyenda colonial de don Juan Manuel (Celorio 2004: 45). Personajes, que 
 
8 Según la información que proporciona la delicada redacción del colofón de la segunda edición que se terminó de 
imprimir el 5 de agosto de 1998, México, ciudad de papel “[c]onmemora y reproduce el discurso de ingreso que su 
autor pronunciara ante la Academia Mexicana de la Lengua”. 
9 El título de la novela de Christoph Janacs aparece también en el poemario Templo Mayor. Mexikanische 
Gedichte, publicado en 1998. Los poemas están agrupados, de acuerdo a su temática, en tres secciones: 
“Teotihuacán”, “Templo Mayor” y “Aztekensommer”. Helena Beristáin nombra a este fenómeno literario con el 
término referencialidad, pues “hay referencia indirecta a un texto anterior, a través de los matices y las atmósferas 
a los que repetida, pero sesgadamente, aluden” (2006: 60). 
10 Al igual que sucede con el poemario y la novela de Christoph Janacs, en la crónica y la novela de Gonzalo 
Celorio también existen rasgos de referencialidad. 
 7 
como se estudiará más adelante, comparten, de acuerdo a la sentencia latina, el nombre y el 
destino. 
En las novelas Y retiemble en su centros la tierra y Hotel DF es interesante observar 
que la ciudad vista de noche juega un papel importante al momento de poner en marcha el 
desarrollo de la trama. En la primera de ellas el ocaso de la tarde capitalina coincide con el 
punto en el que su protagonista se deja arrastrar hasta los sitios más decadentes de los 
barrios tradicionales ubicados en el Centro Histórico. Durante su búsqueda incansable de 
alcohol11 para mitigar su sed encuentra la compañía de una mujer que lo lleva a evocar a la 
virginal Fuensanta de López Velarde y, a partir de allí, inicia un despliegue de sucesos 
nefastos que terminan con su vida en la Plaza Mayor 
En Hotel DF, la noche capitalina es el tiempo ideal para el exceso que conduce a la 
destrucción. Como si se tratara de un mosaico que emula el complejo entramado citadino, 
el destino de cada uno de los personajes se traza de manera fragmentada a lo largo de 62 
capítulos. El destino individual se articula con el destino social en un punto de encuentro 
específico: un hotel de la calle Isabel la Católica, en el Centro Histórico. Al mirar al 
interior de las habitaciones decoradas en estilo colonial el lector puede encontrar 
personajes que viven historias de amor y desencuentro, pero también a aquellos que 
fraguan delitos de varia índole: compra-venta de estupefacientes, secuestros, asesinatos. 
Todos los delitos son cometidos al amparo de la corrupción policiaca. 
Es en medio de esas luces que la diversión característica de la vida nocturna capitalina 
lleva a Ingo W. Falkenhorst, el personaje principal de Der König von Mexiko, a recorrer los 
 
11 Entre Y retiemble en sus centros la tierra y Bajo el volcán de Malcolm Lowry existen ciertos paralelismos que 
no corresponden a los estudios de esta tesis. No obstante es importante mencionar que tanto Juan Manuel 
Barrientos como Geoffrey Firmin comparten rasgos específicos: ambos son cultos, gustan del abuso del alcohol y 
efectúan un recorrido de cantina en cantina que marca su destino con un final nefasto. 
 8 
antros y los bares más exclusivos.12 Si el personaje de Y retiemble en los centros la tierra 
recorre en su soledad las cantinas más sórdidas; el personaje creado por Stefan Wimmer, 
en compañía de su bella novia, hija de una de las familias más adineradas de la capital 
mexicana, pasa la noche con algunas de las personalidades integrantes de la clase social 
más alta. Y aunquetambién la decadencia individual y los excesos en el consumo de 
alcohol y drogas están presentes, la inmensa capital lo recibe, a decir de sí mismo, como a 
un rey durante algunas de sus aventuras nocturnas. Contrario a lo que pudiera pensarse de 
alguien que se llama a sí mismo “el rey de México”, la noche que determina su 
permanencia en la capital mexicana no es ninguna de esas, sino la noche del 10 de junio de 
2010, cuando después de una serie de sucesos violentos, decide abandonar la casa de 
Mirtila, su arrendataria durante los tres primeros meses de su estancia en la capital. Esa 
noche es descrita por él en su diario personal como “¡la batalla con Mirtila, la temprana 
proclamación de mi independencia, la antorcha para siguientes expediciones!” (Wimmer 
2008: 9).13 
Una de las ventajas de la aparición del diario personal14 como subgénero en la novela de 
Stefan Wimmer es que revela bajo una estricta cronología en qué momento y bajo cuáles 
circunstancias se desarrollaron los sucesos que llevan a Falkenhorst a abandonar la casa de 
Mirtila y de qué forma encuentra la motivación para permanecer en la capital mexicana a 
pesar de los peligros que esto representa. 
En el último texto del corpus, Aztekensommer, el primer contacto con las avenidas de la 
capital mexicana viene acompañado por una desorientación geográfica. Como un paliativo 
 
12 La referencia literaria a las cantinas mexicanas en Der König von Mexiko encuentra su par en la tradición 
literaria inglesa, en la novela Bajo el volcán (1947) de Malcolm Lowry. Esta hipótesis se confirma en el siguiente 
fragmento: “Ein wenig stellte ich mir dieses Mädchen immer so vor wie die junge, blonde Jan Gabrial, die 
Malcolm Lowry während seiner Alkoholdelirien in den Kneipen von Cuernavaca zugeflüstert hatte […]” 
(Wimmer 2008: 33) (Siempre me imaginaba a esa muchacha un poco como a la joven rubia Jan Gabrial, que le 
susurraba al oído a Malcolm Lowry durante su delirio alcohólico en las cantinas de Cuernavaca […]. 
13 Stephan Wimmer, Der König von Mexiko, Berlin: Eichborn, 2008, p. 9. 
10. Juni 2001: Die Schlacht bei Mirtila, die früheste Proklamation meiner Unabhängigkeit, das Fanal für weitere 
Feldzüge! 
14 El diario personal es considerado un subgénero de la biografía. 
 9 
ante esta dificultad, el narrador heterodiegético 15 utiliza como referencia espacial 
construcciones con una ubicación fija y registra con detalle la distribución de los edificios 
a lo largo de un congestionado Anillo Periférico. Al mismo tiempo que analiza el paisaje 
que flanquea el Periférico sur desde el automóvil de su amigo Ricardo registra el silencio 
de Rosa, uno de los marcadores no verbales femeninos más arraigado en la sociedad 
mexicana. Rosa es trabajadora doméstica en casa de Ricardo y, en su caso, el silencio está 
determinado por dos aspectos: su género y su pertenencia a una clase social humilde; lo 
que dificulta establecer un lazo comunicativo con los otros dos pasajeros del vehículo. 
Desde la perspectiva cultural de Rosa el silencio es sinónimo de discreción y se 
considera buena educación, desde la perspectiva del narrador heterodiegético se trata de un 
rasgo comunicativo que capta su atención y por eso lo registra. 
En Aztekensommer sobresale la combinación del género novela con el género lírico, 
representado por breves poemas a lo largo del texto. Uno de ellos, “Augenblick”,16 hace 
referencia a la oscuridad de la noche y, aunque es muy breve, aporta elementos para 
realizar un análisis dentro de un género literario que prepondera recursos simbólicos, 
fónicos y estéticos. 
Al relacionar los textos con los contextos históricos, sociales y culturales desde los 
cuales los autores Gonzalo Celorio, Guillermo Fadanelli, Stefan Wimmer y Christoph 
Janacs han percibido y descrito en sus novelas las actividades que realizan sus personajes 
en la vida nocturna de la ciudad de México se observa que en las novelas escritas en 
alemán la manera de acercarse a la noche y a la vida nocturna en la metrópoli, de 
entenderla, de recibirla e interpretarla es diferente a la que se encuentra en las novelas 
escritas en español. Por lo general, Wimmer y Janacs privilegian durante las escenas 
 
15 Según el Diccionario de retórica y poética de Helena Beristáin, el narrador heterodiegético es aquel que no 
participa en los hechos relatados, en tanto que el narrador homodiegético narra y participa en los hechos en calidad 
de personaje, testigo u observador (1988: 360). 
16 El poema “Augenblick” no aparece en el poemario Templo Mayor. Mexikanische Geschichte. 
 10 
nocturnas la descripción de los espacios privados y las atmósferas íntimas, como los 
departamentos o las casas habitación, sin excluir con esto los acercamientos a los lugares 
de uso comunitario, como las plazas públicas o los bares y cantinas.17 Por su parte, los 
escritores mexicanos realizan su representación literaria del nocturno de la ciudad a partir 
de los espacios de uso comunitario como las calles de algunos barrios tradicionales de la 
capital mexicana. 
A pesar del contraste de perspectivas que ofrecen estos lugares para describir la noche y 
la vida nocturna en distintos puntos de la capital mexicana, los cuatro escritores coinciden 
en resaltar la importancia de la correcta interpretación de los códigos lingüísticos y 
culturales arraigados en la cosmovisión de los capitalinos. Aunado a esto, es notoria la 
amplia gama de emociones que abarcan desde el temor ante las generalidades que la 
hermanan con otras megalópolis (violencia, caos vehicular y contaminación del ambiente) 
hasta el interés por descifrar y comprender sus códigos culturales locales, siempre a partir 
del distanciamiento entre lo propio y lo ajeno. 
En las novelas Y retiemble en sus centros la tierra, Hotel DF, Der König von Mexiko y 
Aztekensommer los lugares y no-lugares18 descritos por los autores se encuentran ubicados 
en el gran entramado de la ciudad de México, de tal suerte que la transformación de la 
 
17 Aunque en la novela Der König von Mexiko el personaje Ingo W. Falkenhorst pasa gran parte de su tiempo en la 
ciudad de México en las cantinas, lo hace durante el día. Lo mismo sucede con Juan Manuel Barrientos, el 
personaje central en Y retiemble en sus centros la tierra. Una fuente con amplio campo informativo para el tópico 
de la vida en las cantinas durante el día se encuentra en el libro de Rubén del Campo El bar. La vida literaria en 
México en 1900 publicado por la UNAM en 1996 en la colección Al siglo XIX. Ida y Regreso, como resultado de 
las investigaciones de Serge Zaïtzeft. En el primer capítulo de este tomo, “El bar, lugar de reunión de los 
mexicanos”, Campos escribe: “El calor del sol meridiano, tórrido en todas las estaciones dispersaba a toda aquella 
muchedumbre que un desconocedor de las costumbres metropolitanas veía asombrado desaparecer […] lo que no 
sabían era que todas aquellas gentes, masculinas sea dicho, se refugiaban en el bar” (Campos 2011: 402). El 
capítulo apareció publicado posteriormente en el volumen Fue en aquella ciudad de México. Episodios y crónicas 
del siglo XIX de la misma colección. 
18 En este punto me parece prudente rescatar el concepto de no-lugar de acuerdo a la definición del antropólogo 
Marc Augé sobre este concepto en su libro Los no lugares. Espacios del anonimato. Una antropología de la 
sobremodernidad: “El no lugar son las instalaciones necesarias para la circulación acelerada de personas y bienes 
como los medios de transporte mismos o los grandes centros comerciales o también los campos de tránsito 
prolongado donde se estacionan los refugiados del planeta’’ (2000: 39). Más adelante aclara: “[s]i un lugar puede 
definirse como lugar de identidad, relacional e histórico, un espacio que no puede definirse ni como espaciode 
identidad, ni como relacional ni como histórico definirá un no lugar” (2000: 83). Sin embargo, estos no-lugares de 
la ciudad al formar parte de los elementos narrativos cobran significado y se vuelven referente dentro de la trama. 
 
 11 
esfera citadina real en esfera literaria les proporciona a las cuatro novelas, y a los 
personajes que habitan en ellas, la calidad de verosímiles. De acuerdo con las reflexiones 
de Luz Aurora Pimentel en El espacio en la ficción (Pimentel 2001) hay ciertos aspectos 
de la estructura narrativa en los que se debe incursionar al momento de realizar el análisis 
de la obra literaria. Algunos de ellos son la ubicación y la temporalidad del relato, la 
influencia del medio en el ánimo de los personajes y la relación que establecen los 
personajes con los elementos artísticos en el texto. 
 
0.2. Marco teórico y metodología 
 
A partir de las premisas de que el discurso literario ofrece la posibilidad de acercarse a él 
desde diferentes aspectos y de que cada texto solicita por su conformación y características 
particulares la manera en que debe realizarse su análisis para así poder situarlo en una 
postura frente a los modelos establecidos por la teoría y la crítica literarias, encuentro 
pertinentes tres posibilidades de análisis para los textos literarios propuestos en este 
corpus: la hermenéutica cultural de Tzvetan Todorov y Clifford Geertz, la sociocrítica 
propuesta por Edmond Cros, así como la enunciación en el lenguaje de Catherine Kerbrat-
Orecchioni. 
La hermenéutica cultural propone entender la cultura como un texto que puede ser leído 
e interpretado por medio del análisis de su entramado semiótico. En el primer capítulo de 
su libro La interpretación de la cultura el antropólogo norteamericano Clifford Geertz 
sostiene que “el hombre es un animal inserto en tramas de significación que él mismo ha 
tejido […] y el análisis de la cultura ha de ser no una ciencia experimental en busca de 
leyes, sino una ciencia interpretativa en busca de significaciones” (Geertz 1977: 20). El 
aplicar esta premisa de la hermenéutica cultural al ámbito de estudios de la literatura 
comparada fortalece la elaboración de un marco referencial en el que, por medio de un 
 12 
sistema de tópicos y motivos literarios, se analizará la apreciación que los escritores 
Celorio, Fadanelli, Wimmer y Janacs tienen sobre los códigos que regulan la convivencia 
durante el espacio nocturno de la capital mexicana y la forma de decodificarlos tanto en 
algunos barrios con mucho valor simbólico como en los no-lugares de la ciudad de 
México. 
Dadas la condiciones de expansión urbana es fácil imaginar que las calles que integran 
los barrios ubicados en las distintas colonias de la gran metrópoli mexicana tienen sus 
propias leyes y códigos culturales al momento de establecer en su interior las normas 
sociales que regularán su convivencia. Esos códigos propios pueden resultar muchas veces 
desconocidos, incluso para los habitantes nacidos en otro barrio de la capital, y 
generalmente se encuentran a gran distancia de las leyes del aparato estatal, encargadas de 
mantener la gobernabilidad y el buen funcionamiento de la comunidad. 
En sociedades tan heterogéneas como las propias de las megalópolis, es fácil encontrar 
que las leyes federales chocan contra esos códigos sociales que son válidos sólo en ciertos 
grupos. Esas diferencias culturales tornan más difícil la aplicación de los procedimientos 
legales correspondientes y en consecuencia surgen redes de corrupción en distintos estratos 
del poder que a largo plazo decantan en la descomposición de una parte importante del 
tejido social. 
La errónea interpretación de esos códigos culturales por parte de personas ajenas a un 
grupo social determinado trae consigo un amplio espectro de consecuencias, que van desde 
la burla por parte de los integrantes de la comunidad hasta el estallido de un conflicto 
mayor en el que en ocasiones la violencia se presenta como la solución más rápida y 
eficiente para resolverlo. En otras, la corrupción es una alternativa eficiente. Además, la 
manera en que reacciona la comunidad ante estos desaciertos depende muchas veces del 
lugar de procedencia del actuante, de su estrato social, de su competencia comunicativa y 
 13 
de su género. 
Desde la perspectiva del marco teórico propuesto por Edmond Cros para llevar a cabo el 
análisis del texto literario, se puede decir que este tipo de crítica muestra la obra como un 
discurso dialógico entre las categorías textuales y la ideología, cuya estructura permite 
identificar al interior de la obra literaria algunos aspectos de los conflictos de una sociedad 
determinada en un momento histórico específico. 
Esas reproducciones del mundo fáctico creadas a partir de unidades mínimas de 
significado, también llamadas “semas”, construyen estructuras discursivas, sociales e 
ideológicas que por medio de relaciones lingüísticas y semióticas conforman y cohesionan 
el texto literario. Al mismo tiempo son capaces de desencadenar los sucesos dentro de la 
trama mientras los proveen de vectores semánticos plenos de dinamismo. Estas estructuras 
reciben el nombre de ideosemas. 
En Literatura, ideología y sociedad, Cros explica que el texto literario es un sistema 
complejo de estructuraciones que si se rastrean encuentran su referente en la ideología y las 
problemáticas sociales (Cros 1985: 168-169) y aclara que “el ideosema se concibe como 
un articulado a la vez semiótico, en la medida en que estructura sistemas de signos 
icónicos, gestuales o de lenguaje que corresponden a representaciones a las que son 
reductibles todas las prácticas sociales, y discursivo puesto que, trasladado al texto, 
garantiza en él una función estructurante de la misma naturaleza” (Cros 1985: 168-169). 
Se puede decir entonces que al estudiar los microfenómenos discursivos presentes en el 
texto literario (plano intra-textual) saltan a la vista puntos de convergencia con las 
condiciones sociohistóricas (plano extra-textual) en que fue escrito. En ese punto de 
convergencia se encuentra la condición dialógica entre ambos niveles textuales, sin que por 
este motivo el texto literario se convierta en un mero “reflejo” del mundo fáctico. Es decir, 
las novelas estudiadas no tienen como intención principal reflejar la realidad de la ciudad 
 14 
de México, sino recrearla y modificarla hasta convertirla en un constructo elaborado con 
palabras, en donde la descripción se verá complementada con la imagen previa que tanto 
los autores como los lectores tienen de la capital mexicana. 
De las diferentes modalidades de la enunciación presentes en cualquier situación 
comunicativa, las relacionadas con el ámbito cultural son tal vez las más difíciles de 
solucionar al momento de enfrentar un mal entendido, pues a la búsqueda de los términos 
adecuados para realizar un acto comunicativo capaz de alcanzar una buena negociación 
(improvisación), se suma la variación propia de cada cultura al momento de establecer una 
relación interpersonal. 
En La conversation, Catherine Kerbrat-Orecchioni señala que ante la variación cultural 
establecida por el género, la edad, el origen social o geográfico es necesaria una 
aproximación contrastiva del funcionamiento de las conversaciones en la que se analicen 
no sólo los sistemas lingüísticos y la pertinencia de sus vocablos, sino también los 
comportamientos no verbales como los gestos o la proximidad entre los hablantes 
(Kerbrat-Orecchioni 1996: 67-70). 
Otro aspecto pertinente de las proposiciones de Kerbrat-Orecchioni está vinculado con 
las relaciones interpersonales. De acuerdo con la autora, las relaciones interpersonales 
pueden ser horizontales o verticales. Las horizontales se distinguen por ser más cercanas, 
íntimas y familiares, mientras que en las verticales sucede lo contrario, pues están 
determinadas por la jerarquía imperante en cadacultura. 
En el caso de las novelas del corpus son varias las situaciones comunicativas en las que 
el malentendido cultural, el uso incorrecto de un vocablo, la mala interpretación de una 
enunciación y el pasar por alto la edad, el género o el lugar que se ocupa en el grupo social 
son factores que ponen en marcha la trama y, en ocasiones, determinan el desenlace de la 
obra. 
 15 
En el primer capítulo de esta tesis, La ciudad de México como espacio literario, la 
ciudad de papel, se abordarán algunos aspectos históricos de la capital mexicana desde su 
fundación hasta la actualidad, así como algunos detalles del paisaje y sus modificaciones. 
También se analizarán algunos fragmentos de la crónica México, ciudad de papel y de las 
novelas Y retiemble en sus centros la tierra de Gonzalo Celorio, Hotel DF de Guillermo 
Fadanelli, Der König von Mexiko de Stefan Wimmer y Aztekensommer de Christoph 
Janacs referentes a este tema. 
En el segundo capítulo, La vida nocturna, se analizarán algunos fragmentos de las 
novelas Y retiemble en sus centros la tierra y el capítulo 20 de Hotel DF relacionados con 
la atmósfera de los bares del Centro Histórico de la ciudad de México. De la novela Der 
König von Mexiko el pasaje referente a la última fiesta que celebra el personaje central en 
casa de su primera anfitriona. Y de la novela Aztekensommer se estudiará el fragmento en 
el que el narrador heterodiegético describe un recorrido en automóvil por el Periférico Sur 
para llegar a una colonia ubicada en la “zona rural” de la capital mexicana.19 Es prudente 
señalar que el narrador a lo largo de la novela fluctúa entre la perspectiva autodiegética y la 
heterodiegética. Sin embargo, en los fragmentos seleccionados, el narrador de 
Aztekensommer no aparece como protagonista y se concreta a realizar la descripción de lo 
que percibe en las situaciones que le llaman la atención. 
 
19 El término “zona rural” es tomado del discurso oficial del Gobierno del Distrito Federal. De acuerdo a la Ley de 
Desarrollo Rural Sustentable, seis de las dieciséis delegaciones que integran la ciudad capital cuentan con tierras 
de cultivo y áreas dedicadas a la ganadería. En busca de una mejora a las actividades rurales en la capital 
mexicana, el Gobierno del Distrito Federal aprobó dicha Ley el 31 de enero de 2008 la y el 27 de mayo de 2013 
anunció la instalación del Gabinete de Desarrollo Rural para el Distrito Federal. La información puede consultarse 
en línea en los vínculos http://www.aldf.gob.mx/archivo-25b30d942d91d2a3a7d63ccf2c3d2919.pdf y 
http://www.sederec.df.gob.mx/?q=gabinete%20de%20desarrollo (Consultados en línea el 4 de septiembre de 
2013). 
 
 16 
CAPÍTULO 1: La ciudad de México como espacio literario, la ciudad de papel 
 
Desde su fundación la ciudad de México ha servido de escenario para la estructura 
narrativa de innumerables textos, sean éstos literarios o no. El amplio registro bibliográfico 
de sus descripciones como espacio real empieza con los códices precortesianos y termina 
con las modificaciones actuales de su traza. Modificaciones que tuvieron como 
consecuencia invaluables pérdidas arquitectónicas, y con ellas la pérdida de una parte de su 
historia, algunas de las cuales fueron rescatadas del olvido en el libro La ciudad de los 
palacios de Guillermo Tovar y de Teresa.20 Ya en un primer análisis del título de México, 
ciudad de papel se percibe la alusión a la fragilidad de la memoria arquitectónica e 
histórica de la ciudad de México que logra anclarse en la palabra escrita, en la literatura 
“por medio de […] las voces […] de quienes hoy la escriben, la registran, la definen, la 
inventan, la salvan de la destrucción merced a la palabra. Las voces, en suma, que la han 
construido letra a letra en la realidad perseverante de la literatura” (Celorio 2004: 17). 
Fiel al precepto de que la literatura es capaz de conservar lo que destruyen el tiempo y 
la mano del hombre y con una estructura narrativa vertebrada por este ciclo de constante 
destrucción y reconstrucción arquitectónica, la crónica de Gonzalo Celorio, México, ciudad 
de papel hace una recapitulación de los diferentes momentos históricos de la capital 
mexicana. El investigador Peter Krieger dice al respecto en su reseña del libro de Celorio 
publicada en los Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM: “[p]ara 
Celorio, la historia de la formación urbana, desde México-Tenochtitlán hasta la 
megalópolis de hoy es la historia de sus destrucciones permanentes” (Krieger 1998: 165). 
 
20 Por las modificaciones generadas a partir de las necesidades de crecimiento de la misma metrópoli, algunas 
construcciones han soportado el paso de los siglos y los embates de los fenómenos naturales y las 
transformaciones urbanas, como la Catedral Metropolitana. Otras, como el mercado el Parián, han sido destruidas, 
pero viven en las páginas de la historia oficial de la capital e incluso en las leyendas populares. Algunas más 
permanecen olvidadas y a la espera de su rescate por parte de una institución educativa, asociación civil o algún 
particular, como ocurrió con el inmueble que dio cobijo a la primera Sinagoga Ashkenazí de México ubicada en la 
calle de Justo Sierra 71 en el Centro Histórico. 
 17 
En paralelo a la memoria colectiva de la historia capitalina, el recuerdo y la vivencia 
personal de Celorio hacen hincapié en la estética poco armoniosa de la ciudad vista desde 
la perspectiva que ofrecen las montañas del suroeste del valle del Anáhuac, sumergido 
desde hace décadas en una atmósfera enrarecida por los gases contaminantes. No obstante, 
esa desarmonía contaminada se desvanece al llegar la noche, como se puede apreciar en la 
siguiente descripción: 
Delante de los pocos cerros pelones por donde todavía no se encaraman las casas y que dan 
basamento a grandes antenas de telecomunicaciones, los edificios más altos de la ciudad se recortan 
sobre el ciclorama gris del paisaje, oscurecido por el humo negro de las fábricas, que se esparce 
cínicamente por el cielo. 
De noche el panorama cambia. La ciudad pareciera recuperar su antigua condición lacustre: el 
descomunal valle de México se vuelve un lago de luces palpitantes (Celorio 2004: 12). 
 
Al interior del fragmento seleccionado se encuentran diseminados los siguientes 
sememas,21 que pueden agruparse en un ideosema que llamaré /destrucción/, pues aunque 
en un primer nivel de lectura hace referencia a la contaminación de tipo ambiental y visual; 
en otro nivel de lectura se hace alusión a la degradación del entorno ecológico en aras de la 
urbanización: ‘cerros pelones’, ‘los edificios se recortan’, ‘ciclorama gris del paisaje’, 
‘oscurecido por el humo negro’. 
Ese paisaje contaminado y en desarmonía con la naturaleza parece transformarse al caer 
la noche. Los sememas ‘de noche el panorama cambia’, ‘volverse lago de luces 
palpitantes’ bien pueden agruparse en otro ideosema al que le daré el nombre 
/transformación/, pues los verbos ‘cambiar’ y ‘volverse’ señalan como se modifica la 
imagen de la ciudad para beneficio del observador. Llama la atención que en este 
 
21 En esta tesis el término semema se emplea de acuerdo a la categoría establecida por Algirdas-Julien Greimas y 
Joseph Courtés en el Diccionario razonado de la teoría del lenguaje. Greimas y Courtés explican que “el sema 
designa la ‛unidad mínima de la significación’: situado en el plano del contenido, corresponde al fema, unidad del 
plano de la expresión. Manteniendo el paralelismo entre los dos planos del lenguaje puede decirse que los 
sememas son los elementos constitutivos de los sememas, así como los femas son de los fonemas” (1982: 349). En 
estrecha referencia, el Diccionario enciclopédico de las ciencias de lenguaje de Oswald Ducrot y TzvetanTodorov aclara que “[p]ara que el análisis sémico implique el carácter irreductible de la combinatoria semántica, 
es preciso que abarque no sólo el contenido de unidades léxicas, sino también (como el análisis que hace Greimas) 
el contenido de segmentos de enunciado más vastos, inclusive los ‘efectos de sentido’ (llamados sememas)” 
(1974: 308). 
 18 
fragmento la noche es observada no en relación con lo ominoso y lo desconocido, como 
sucede más adelante en la crónica, sino con un aspecto positivo por ser éste el único 
momento del día en que la ciudad parece más equilibrada y reconciliada con su antigua 
armonía ecológica. Aunque sólo se trate de una reconciliación ilusoria, al igual que sucede 
con la mayoría de las experiencias y vivencias nocturnas. 
A lo largo de toda la estructura narrativa de la crónica México, ciudad de papel la 
destrucción y la noche son dos de los motivos recurrentes. El autor fusiona ambos motivos 
casi al principio del texto en el fragmento que hace alusión al mito de la Coyolxauhqui, la 
diosa de la luna; al mismo tiempo que en otro nivel de lectura propone el motivo del 
sacrificio: “No deja de ser aterradoramente significativo que el gigantesco monolito del 
Templo Mayor que sobrevivió la devastación de las huestes cortesianas sea, 
paradójicamente, la imagen misma de la destrucción, como si nuestra única permanencia 
fuera la de nuestro incesante aniquilamiento” (Celorio 2004: 13-14). 
En la actual distribución del Centro Histórico de la ciudad de México es fácil observar, 
desde los barandales que resguardan las excavaciones del sitio arqueológico del Templo 
Mayor, una copia del monolito circular de ocho toneladas que representa a la diosa 
Coyolxauhqui. Si se lee con atención este libro de piedra, el observador nota que su 
contorno es irregular y que una fractura divide en dos el monolito al pasar justo por la 
cintura de la divinidad. El perfil derecho del rostro de la diosa luce tres cascabeles. 
Coyolxauhqui porta nariguera, orejera y un delicado penacho. El resto del cuerpo aparece 
de frente y desmembrado, sus pechos flácidos, su cintura decorada con una serpiente de 
dos cabezas que hace las veces de cinturón que remata con un cráneo en el dorso. Las 
cuatro extremidades separadas del tronco conservan sus tobilleras y sus muñequeras. Lleva 
calzadas sus sandalias. La distribución de las extremidades sobre el monolito recrea el 
movimiento del cuerpo durante su caída. En cada uno de sus codos y rodillas se aprecia un 
 19 
mascarón con una figura de fauces dentada, vista también de perfil. Sobre sus palmas 
resaltan las líneas propias de la mano. Su ojo de mirada fija parece observar el cielo gris de 
la ciudad, mientras con su boca entreabierta recuerda la exhalación de su último aliento. 
De acuerdo a la cosmogonía náhuatl registrada en el Códice Florentino,22 el hermano de 
Coyolxauhqui, el dios Huitzilopochtli, dios del sol y de la guerra, nacido hombre adulto de 
la diosa Coatlicue, decapitó a la diosa lunar cuando ella intentó matarlo en el vientre de su 
madre, con ayuda de sus hermanos, los 400 surianos. La divinidad femenina perdió los 
brazos y piernas durante la caída desde la cima del cerro Coatépec y su cabeza se 
transformó en la luna.23 
Según los apuntes que ofrece el centro arqueológico a sus visitantes, el monolito fue 
colocado al pie de las escalinatas del recinto ceremonial más importante de Tenochtitlán 
durante el mandato de Axayácatl, el sexto Huey Tlatoani. Como parte de los rituales para 
honrar a Huitzilopochtli, los cuerpos de los guerreros cautivos ofrecidos a la divinidad 
solar se dejaban caer desde lo alto del Templo Mayor. Después de rodar por la escalinata 
del recinto caían sobre el gran monolito dedicado a la divinidad lunar. De esta forma, con 
cada ofrenda ritual se representaba el pasaje mítico del desafortunado encuentro entre los 
hijos de Coatlicue, la diosa de la tierra, en “el gran teocali de los sacrificios dedicado a 
Tláloc y Huitzilopochtli” (Celorio 2004: 26). 
El aspecto ominoso de la noche continúa en la crónica de Celorio. El autor transporta al 
lector del mito mexica de Coyolxauhqui a las leyendas mexicanas de la época colonial, 
 
22 Tzvetan Todorov apunta en el segundo capítulo de su libro La conquista de América. El problema del otro que 
los textos escritos por los españoles después de la caída de Tenochtitlán “ya no valen solamente (o no tanto) en 
cuanto gestos, sino como fuentes de información sobre una realidad de la que no forman parte […] dada la falta de 
una escritura indígena […] han sufrido la influencia de los conquistadores […] El único remedio es no leer estos 
textos como enunciados transparentes, sino tratar de tener en cuenta al mismo tiempo el acto y las circunstancias 
de su enunciación” (1989: 59-60). 
23 El erudito alemán Eduard Seler propuso a principios del siglo XX una interpretación al mito de Coyolxauhqui. 
Para este arqueólogo el mito puede entenderse como la lucha entre el poder nocturno y el poder diurno. Sin 
embargo, para la etnóloga Yolotl González Torres, Seler exageró la interpretación de los mitos al relacionarlos con 
fenómenos astrales, en parte porque varias divinidades son relacionadas por el arqueólogo alemán con un mismo 
astro (2003: 128). No obstante, la interpretación de Seler aún tiene varios adeptos. 
 20 
muchas de las cuales siguen vigentes en la memoria colectiva de los habitantes de la 
capital mexicana: “Un bullicio apenas interrumpido por el paso del viático y por el toque 
de queda que mete a la ciudad en la oscuridad de la noche para dar rienda suelta a las 
leyendas de aparecidos y desaparecidos: la Llorona, Juan Manuel, la Mulata de Córdoba” 
(Celorio 2004: 45). 
Sorprende que todavía en el siglo XXI, muchas de las calles del Centro Histórico sean 
famosas por sus leyendas virreinales. En este sentido, uno de los edificios más populares es 
el ubicado en el número 90 de República de Uruguay. Según la tradición oral de los 
capitalinos, allí se aparece el alma en pena de don Juan Manuel de Solórzano, un rico 
acaudalado que, motivado por los celos, vendió su alma al diablo para identificar entre los 
hombres de la ciudad al amante de su esposa y que, arrepentido de haberse transformado 
en un peligroso asesino, un día amaneció colgado en la horca de la Plaza Mayor. 
Con la llegada de las primeras bombillas de aceite a las calles, los capitalinos olvidaron 
un poco de su temor a los mitos precortesianos y a los aparecidos coloniales e 
incursionaron en las noches por las calles de “la ciudad del telégrafo y el daguerrotipo, la 
ciudad apenas iluminada por lámparas de trementina que necesita la luz de la inteligencia” 
(Celorio 2004: 58). Es una coincidencia que el mármol,24 esa roca metamórfica y luminosa, 
sea elegido como material predilecto a principios del siglo XX para la realización de las 
nuevas construcciones arquitectónicas afrancesadas que transformarán una vez más la 
apariencia de la ciudad que, próxima a ver los cambios sociales del México revolucionario, 
amanece “desvelada por la luz eléctrica, la ciudad ojerosa y pintada de Ramón López 
Velarde” (Celorio 2004: 60). 
Después del periodo revolucionario, las grandes migraciones de los habitantes de 
provincia a la capital mexicana en busca de mejores oportunidades laborales consiguieron 
 
24 Vicente Quirarte señala en Elogio de la calle. Biografía literaria de la Ciudad de México, 1850-1992: “La 
arquitectura refleja la prosperidad material de la urbe y todos contribuyen a esta labor de ensanche y ornato que 
enriquece la ciudad y merma la economía de los estados” (2010: 345). 
 21 
que ésta cambiara otra vez su apariencia. Se le concedió la traza de una ciudad terrestre y 
no la que correspondía a una asentada sobre un manto acuífero. Sus ríos y canales se 
entubaron para dar lugara amplias avenidas para el tránsito de los automovilistas. Celorio 
dice al respecto: 
Es la ciudad gigantesca y convulsa que inaugura su monstruosidad en La región más transparente 
de Carlos Fuentes, la primera novela de nuestra literatura que trata la ciudad no sólo como escenario 
o como ámbito moral, sino como protagonista, con su enorme multiplicidad de voces, y acaso 
también la última que pudo abarcarla por completo porque desde entonces la ciudad se ha 
reproducido y fragmentado en muchas ciudades distintas y distantes, amuralladas, inexpugnables 
(Celorio 2004: 66). 
 
En este fragmento los sememas ‘ciudad gigantesca’, ‘monstruosidad’, ‘multiplicidad de 
voces’, ‘ciudades distintas y distantes’, ‘amuralladas’, ‘inexpugnables’ pueden agruparse 
en el ideosema /desconocimiento/. El ideosema ha recibido este nombre, porque las 
dimensiones actuales de la capital mexicana imposibilitan el conocimiento de cada una de 
las colonias que se establecieron lejos del Centro Histórico, punto del cual partió su 
organización. Por otra parte, también resulta complicado conocer con precisión el Centro 
Histórico y el código social de sus barrios tradicionales si se habita en regiones situadas en 
la periferia capitalina. El desconocimiento también está relacionado con lo ominoso, en 
tanto que la falta de información dificulta el entendimiento de la jerarquía en las relaciones 
sociales y de los códigos lingüísticos o culturales. 
Si se lee con atención el último párrafo de la crónica, el término ‘noche’ aparece cuatro 
veces poco antes de llegar al punto final: “Es una ciudad irreconocible de un día a otro día, 
de una noche a otra noche, como si entre una noche y otra noche o entre un día y otro día 
pasaran lustros, décadas, siglos” (Celorio 2004: 69). En el fragmento el término ‘día’ 
aparece tantas veces como el sema ‘noche’, por lo que se puede decir que hace alusión a un 
ciclo, en este caso al ciclo que establece la pugna entre el poder luminoso-constructivo y el 
poder ominoso-destructivo.25 
 
25 Este ciclo puede relacionarse con el propuesto por Eduard Seler para interpretar el mito de la Coyolxauhqui. 
 22 
A partir de este ciclo en el que alternan sin cesar la construcción, la destrucción y el 
desconocimiento de la ciudad se puede establecer una analogía con el destino de las figuras 
literarias en Y retiemble en sus centros la tierra y Hotel DF, cuya autodestrucción cede el 
paso a la construcción del argumento de la estructura narrativa. En contraste, los 
personajes creados por los escritores en lengua alemana en Der König von Mexiko y 
Aztekensommer perciben los peligros y las atmósferas siniestras de la capital mexicana, 
pero su desconocimiento es interpretado de otra manera y encuentran un destino menos 
grave. 
Antes de finalizar este inciso y como mera nota aparte me gustaría rescatar la redacción 
del colofón de la crónica México, ciudad de papel. El colofón es uno de los elementos 
paratextuales26 menos leídos por el lector común, pues sólo se consulta en caso de no 
encontrar en la página legal cierta información referente a la publicación. Esa falta de 
interés lo llevaría a perderse de la delicadeza estética de este colofón, en el que se escucha 
un eco del México colonial y católico. La aclaración religiosa de su efemérides y el 
agradecimiento final en latín transforman el colofón en un punto comunicante con el 
pasado de la capital mexicana y en el que la noche aparece como periodo de destrucción y 
creación: 
Esta segunda edición de México, ciudad de papel, que da maravillado testimonio de una urbe real 
por imaginada que derruimos y edificamos cada noche, se terminó de imprimir, para regocijo de sus 
habitantes y lectores, el 5 de agosto de 1998, día de Santa María la Mayor. Conmemora y reproduce 
el discurso de ingreso que su autor pronunciara ante la Academia Mexicana de la Lengua. 
 
LAUS DEO 
 
El conjunto de los sememas ‘5 de agosto’, ‘Santa María la Mayor’ y ‘Laus Deo’ puede 
reunirse en un ideosema que lleve el nombre de /catolicismo/; ya que la efemérides hace 
alusión a Nuestra Señora de las Nieves, conocida también como Santa María la Mayor. 
 
26 De acuerdo con lo postulado por Gérard Genette en la introducción de su libro Umbrales, los paratextos, o 
elementos textuales que se encuentran alrededor del texto principal, pueden ser elaborados por el autor o por el 
editor. En el primer caso reciben el nombre de paratextos autoriales; en el segundo, son nombrados paratextos 
editoriales (2001: 10). 
 23 
Según la leyenda, el lugar de culto de esta advocación mariana fue indicado por medio de 
una nevada en el monte Esquilino en Roma durante el siglo IV. 
Por otra parte, llama la atención que el agradecimiento, Laus Deo, aparezca escrito en 
letras mayúsculas y en latín. Como México, ciudad de papel, reproduce el discurso de 
ingreso de su autor a la Academia Mexicana de la Lengua se deduce que esta salutación 
final al lector está pensada y dirigida a un grupo específico de lectores; pues primero debe 
descubrirse al final del colofón y después debe entenderse su significado. En este caso, es 
necesario tener conocimientos básicos de latín o de otra forma el contenido altamente 
religioso de este semema permanecería oculto, indescifrable. 
 
1.1. El Centro Histórico como espacio literario 
 
Si en el mundo fáctico se le pide a un caminante mexicano,27 nacido en el Distrito Federal, 
detener la marcha justo en el centro del Zócalo de la ciudad de México, a un costado del 
asta bandera y realizar una breve descripción de lo que alcanza a ver en un primer plano, es 
indudable que le llamará la atención la arquitectura achaparrada, propia de las 
construcciones coloniales que recorren el oriente, sur y poniente del perímetro de la Plaza 
de la Constitución. 
Si además se le solicita que proporcione un nombre a cada uno de los edificios de ese 
perímetro llamará a la construcción ubicada al oriente Palacio Nacional. La edificación 
ubicada al sur recibirá por lo menos tres nombres diferentes: Antiguo Palacio del 
Ayuntamiento, Regencia o Ayuntamiento del Distrito Federal.28 
 Al poniente identificará los Portales, aunque pudiera llamarlos Portales de Mercaderes 
o bien hacer referencia al Hotel Majestic, porque la lujosa terraza de ese hotel descansa 
 
27 El perfil del caminante aquí presentado para describir el Zócalo es ideal: mexicano, oriundo de la capital y con 
un conocimiento bueno de la historia de la ciudad. Sin embargo, hay otros perfiles que no consideré, como son los 
caminantes mexicanos no oriundos de la capital, los caminantes extranjeros con conocimiento de la historia de la 
ciudad y los caminantes extranjeros sin previos conocimientos históricos. 
28 La onomástica de este edificio es la que más ha cambiado a lo largo del tiempo, pues cada uno de sus nombres 
indica tanto el periodo histórico como la tendencia política con la que ha sido gobernada la capital mexicana. 
 24 
sobre los arcos de tezontle29 y chiluca30 de los portales. El edificio de la cara norte recibirá 
el nombre de Arquidiócesis Primada de México, Catedral o Catedral Metropolitana y es 
poco probable que en una primera respuesta mencione que el edificio contiguo es el 
Sagrario Metropolitano, a pesar de lo llamativo de su fachada churrigueresca. 
Aunque a un costado de Catedral se encuentran expuestas las excavaciones del Museo 
del Templo Mayor, mismas que en muchos casos son utilizadas como referencia 
geográfica para ubicar otros recintos en el Centro Histórico, pocos serán los capitalinos que 
realicen una lectura vertical del texto arquitectónico que ofrece el primer cuadro de la 
capital mexicana y que además de esta primera descripción señalen que debajo de las 
construcciones coloniales se encuentran sepultadas las edificacionespertenecientes al 
pasado precortesiano de la capital. 
En caso de que el caminante realizara esa lectura vertical diría que al oriente y al sur, 
debajo de Palacio Nacional y del Ayuntamiento se encuentra sepultado el Palacio de 
Motecuhzoma II; que la Catedral Metropolitana se yergue sobre el templo de Tezcatlipoca 
y que debajo de la sede del arzobispado está el templo de Tonatiuh; que al oeste de la plaza 
sigue oculto el palacio de Axayácatl junto con los restos del depósito de almacenaje o 
petlacalco, de la casa de los mayordomos o calpixcalli, de la casa de los nobles o pilcalliel 
y de la casa de canto o cuicacalli (Aguilar-Moreno 2008: 48). Y en una lectura más 
elaborada plantearía que la distribución actual de los lugares destinados a la realización de 
las actividades sociales de culto a la divinidad, gobierno y comercio se aproxima en 
demasía a la distribución que existía en Tenochtitlán. 
En caso de que se le motivara al transeúnte a explicar las actividades que se realizan al 
 
29 El tezontle extraído para la construcción de los edificios del Centro Histórico proviene de los cerros conocidos 
como Cerro de la Estrella y Peñón de los Baños (López Luján 2003: 143). Estos cerros aparecen en varias de las 
pinturas paisajísticas del Valle del Anáhuac realizados por Gerardo Murillo. Hoy en día es notable la disminución 
de estos cerros causada por la explotación pétrea con la consecuente alteración del paisaje natural del Valle del 
Anáhuac. 
30 La chiluca es extraída, por lo general, de las barrancas de Tenantongo y San Lorenzo Totolinga, ubicadas al 
noroeste de Naucalpan, en el Estado de México (López Luján 2003: 145). 
 25 
interior de los edificios que rodean actualmente el Zócalo capitalino dirá que dos 
construcciones pertenecen a instancias gubernamentales: el Ayuntamiento al gobierno 
local y Palacio Nacional al gobierno federal. Dirá también que el edifico norte está 
ocupado por el clero y que los Portales pertenecen a los comerciantes que en la actualidad 
se dedican a la compra-venta de alhajas y bisutería. Si además se interesa por la 
descripción de los detalles, podrá decir que en Palacio Nacional desde hace muchos años 
ya no despacha el Presidente de la República y que los motivos en el trabajo de orfebrería 
que se exhibe en la mayoría de los escaparates de las joyerías de los Portales también han 
cambiado, ya que en lugar de las tradicionales imágenes religiosas ahora se encuentran 
dijes en forma de camelias, de escopetas cuerno de chivo y, sobre todo, de la Santa Muerte. 
De acuerdo con los señalamientos establecidos por Clifford Geertz (Geertz 1997: 29) a 
partir de una reflexión que incluya la descripción y el análisis de las actividades sociales 
los lugares adquieren en la conciencia del observador un doble significado. Primeramente, 
porque los lugares son entendidos como una mera referencia espacial que goza de cierta 
estabilidad en su ubicación y se consideran puntos inmóviles en el mapa organizado según 
las dimensiones espacio-temporales del momento histórico. En segundo lugar, porque los 
lugares tienen la capacidad de ser entendidos como una entidad. Esta transformación 
depende de las actividades que se realizan dentro de ellos y, en cierto modo, esas 
actividades también son transformadoras de la construcción personal del espacio-tiempo. 
En este sentido, las observaciones de David Harvey en su ensayo “Del espacio al lugar y 
de regreso” también se enfocan en estos puntos nodales. Para Harvey el lugar es un 
constructo social, al igual que lo son el espacio y el tiempo. Desde la perspectiva de su 
propuesta, la única pregunta pertinente es: “¿mediante qué procesos se construye un 
lugar?” (Harvey 2010: 23). El autor propone dos respuestas. En la primera apela 
únicamente a la localización geográfica del lugar y al establecimiento de sus límites. En la 
 26 
segunda plantea “mirar los lugares como el locus de ‘imaginarios’, como configuraciones 
de ‘relaciones sociales’, como ‘prácticas materiales’, como ‘formas de poder’ y como 
elementos en el ‘discurso’” (Harvey 2010: 23-24). 
Al considerar las propuestas de ambos autores en el mundo fáctico se puede decir que 
en el momento de realizar la construcción de la imagen personal del Centro Histórico son 
varios los factores que influyen de manera decisiva en la apreciación posterior que se haga 
de él. La arquitectura, el ambiente característico de sus barrios tradicionales y de sus 
actividades en la vida cotidiana tejen un complejo discurso para el paseante del primer 
cuadro de la ciudad de México, lugar que se transforma de esta manera “en construcción 
referencial, imaginaria y lingüística” (Gómez-Montero 2007: 4). Cuando estas teorías 
sociales interactúan con la literatura comparada nos permiten ampliar las posibilidades al 
momento de realizar el análisis literario de una obra que haga alusión a un lugar existente 
en el mundo real y que puede localizarse sin dificultad en las redondeces de un globo 
terráqueo o en la tercera dimensión de un mapa virtual. Por su parte, las minucias artísticas 
se podrán apreciar mejor si se tiene noción previa del tema o si después de la lectura de la 
novela surge el interés de ampliar la información por medio de libros especializados, obras 
de consulta general, fotografías, material cinematográfico, etcétera, que le permitirán hacer 
formulaciones con significados más complejos durante el acto de lectura. Dicho de otra 
manera, “el nombre propio es convergencia de multitud de significaciones culturales e 
ideológicas que se adhieren a él por asociación, adquiriendo así una dimensión aferente, o 
connotativa, de significación” (Pimentel 2001: 33). 
Durante la lectura de las novelas mexicanas Y retiemble en sus centros la tierra y Hotel 
DF y de las novelas escritas en alemán Der König von Mexiko y Aztekensommer la 
significación de los lugares en la mente del lector que sea mexicano y capitalino se efectúa 
al unir el nombre del lugar con su ubicación y las actividades que allí se realizan. La 
 27 
imagen exterior de los lugares como la Catedral Metropolitana, el Palacio Nacional, la 
Plaza del Zócalo, el Hotel Isabel, la Plaza Garibaldi o el Edificio Basurto se realizará en 
caso de que el lector sólo haya transitado de manera casual por fuera del edificio, mientras 
que los detalles más finos relacionados con la ubicación, como el nombre de las calles o de 
edificios vecinos, dependerán de su familiaridad con el lugar. 
 
1.2. La ciudad de México y el Centro Histórico. Su percepción y descripción en dos 
novelas mexicanas contemporáneas 
 
La amalgama entre los elementos referenciales y el significado para crear un constructo de 
los lugares reales a la que hace alusión Gómez-Montero no es privativa de los transeúntes 
del mundo fáctico, sino que aparece también en los personajes literarios. Los pensamientos 
del personaje Juan Manuel Barrientos31 en la novela Y retiemble en sus centros la tierra32 
(Celorio 2008) es un buen ejemplo de la manera en que la imagen de la ciudad de México 
se puede construir, reconstruir y destruir en los textos literarios. 
El doctor Juan Manuel Barrientos es un investigador universitario y tiene una cita en el 
Centro Histórico, en el Salón Luz a las doce del día (Celorio 2008: 14). Es el mismo 
Barrientos quien a través de su monólogo interior informa al lector de su salida de casa un 
viernes en la mañana, después de una larga noche de fiesta con sus alumnos. Antes de 
acudir a su cita, Juan Manuel Barrientos debe ir al instituto en el que realiza las funciones 
de investigador. El instituto se encuentra en la Ciudad Universitaria y la circulación de la 
zona sur del Anillo Periférico presenta a esa hora de la mañana dificultades a la altura de 
su incorporación con Avenida de los Insurgentes. 
Tanto en el mundo fáctico como en el mundo literario establecido por Celoriolas 
 
31 Como se mencionó en el inciso anterior, algunos de los elementos de la crónica México, ciudad de papel 
aparecen también en la novela Y retiemble en sus centros la tierra. La leyenda de don Juan Manuel de Solórzano 
tal sea vez el origen del nombre del personaje central de la novela, pues Juan Manuel Barrientos también es un 
personaje nocturno y muere en la Plaza de la Constitución. 
32 El título de esta novela podría resultar extraño o malinterpretarse si el lector desconoce o no logra identificar que 
se trata del tercer verso del Himno Nacional Mexicano. 
 28 
dimensiones de la ciudad de México impiden que la distancia entre estos dos centros del 
rizoma citadino pueda recorrerse a pie. A pesar de su condición de flâneur incansable, el 
profesor Barrientos necesita en esta ocasión de su automóvil, un Tsuru azul metálico del 
año 1996 (Celorio 2008: 170) para poder transportarse del sur al centro de la capital. Esta 
decisión lo obliga a estar casi detenido algunos minutos casi detenido en la Avenida de los 
Insurgentes junto a cientos de autos. Minutos que bien pueden llegar a convertirse en horas 
de acuerdo a los asentamientos vehiculares en los cruces más conflictivos de la Avenida de 
los Insurgentes33 con otras arterias viales. 
En su travesía hacia el centro capitalino Manuel Barrientos no viaja solo. Acompañado 
por el recuerdo de una sensual Ana Bertha Lepe34 y antes de poder abandonar el Tsuru azul 
metálico, el profesor Barrientos tiene minutos de sobra para apreciar las alteraciones en la 
arquitectura de los edificios de esta avenida antes y después de su entronque con el 
Viaducto.35 Al mismo tiempo, desde su perspectiva de conductor, realiza importantes 
consideraciones sobre las sensaciones negativas surgidas en él a raíz de la lenta apreciación 
de los diversos inmuebles en la avenida más larga del territorio nacional. Las 
“construcciones improvisadas, desechables, nacidas intempestivamente de los terremotos 
que devastaron la colonia Roma”36 (Celorio 2008: 21) contrastan con “los árboles de la 
zona sur, que protegían los restaurantes y las boutiques en que se habían convertido las 
 
33 La avenida de los Insurgentes fue construida a principios del siglo XX para unir el centro con el sur de la capital. 
Actualmente sus 28.8 kilómetros están divididos en tres tramos bien delimitados: Insurgentes Sur, Insurgentes 
Centro e Insurgentes Norte. El primero abarca desde el Monumento al Caminero hasta Paseo de la Reforma, el 
segundo de Paseo de la Reforma a Ribera de San Cosme y el tercero de Ribera de San Cosme hasta Indios Verdes. 
34 Ana Bertha Lepe es considerada una de las actrices más bellas del cine mexicano. En 1953 obtuvo la tercera 
posición en el concurso de belleza Miss Universo. Su exitosa trayectoria en la filmografía mexicana de esos años 
se vio truncada después de que su padre asesinara a su prometido, el también actor Agustín de Anda, lo que la 
llevó a sentir profundas depresiones y a desarrollar una grave adicción al alcohol. 
35 En México, ciudad de papel también se menciona un recorrido del sur al centro de la ciudad muy parecido al 
recorrido realizado por Juan Manuel Barrientos: “el Viaducto Miguel Alemán, la glorieta de Chilpancingo, el 
monumento a Cuauhtémoc, «el Caballito», la avenida Juárez, la Alameda, el Palacio de Bellas Artes, y el centro, 
con su sangre centenaria escurrida por los aparadores de Tacuba, de Madero, de Cinco de mayo” (Celorio 2004: 
67). 
36 El autor hace alusión a los sismos del 19 y 20 de septiembre de 1985. La nota es prudente, pues para las 
generaciones recientes los terremotos sucedidos esos días son un referente lejano o no existente. 
 29 
casonas campestres de la primera mitad del siglo” (Celorio 2008: 19).37 
Para Juan Manuel Barrientos han pasado más de veinte años después de los terremotos 
de septiembre de 1985, cuya fuerza destructora modificó en pocos segundos la arquitectura 
de la ciudad de México, y no termina de acostumbrarse a los cambios que trajeron consigo 
las nuevas construcciones de las calles de la capital. Esas calles con su historia desdibujada 
son para él una sucesión interminable de lugares que no representan nada; desde la 
perspectiva que le ofrece el parabrisas de su Tsuru sólo son una muestra fehaciente de la 
hiperfuncionalidad a la que está condenado el espacio citadino. 
En este sentido, Gómez-Montero dice sobre la conciencia urbana por parte de los 
personajes en la novela como género literario: “el recorrido (de las calles) sirve para poner 
de manifiesto la banalidad de la vida urbana cotidiana y el radical extrañamiento del 
individuo en las calles de su propia ciudad” (Gómez-Montero 2007: 6). Por otra parte, 
Celorio determina en su crónica México, ciudad de papel que la capital mexicana “[e]s una 
ciudad en la que no se pueden recargar los recuerdos. Es una ciudad desconocida por sus 
habitantes” (Celorio 2004: 69). 
Frank Henestrosa, personaje literario de Guillermo Fadanelli en Hotel DF, tiene una 
preocupación similar, que lo lleva a preguntarse: “¿Quién conoce el Hotel Isabel?” 
(Fadanelli 2010: 13) al hacer referencia al hotel ubicado en la esquina de las calles Isabel la 
Católica y República del Salvador en el Centro Histórico. Al mismo tiempo que el 
personaje se cuestiona, las calles del primer cuadro despiertan para que en ellas se realicen 
las actividades cotidianas y sean cumplidas una a una. Las calles y avenidas del Centro 
Histórico de una de las ciudades más grandes del mundo se transforman en escenarios 
capaces de ofrecer una serie inagotable de mercancías a caminantes, paseantes y 
conductores cautivos en la carrocería de su no-lugar. 
 
37 El autor se refiere al siglo XX. 
 30 
En la construcción colectiva del mundo fáctico, es fácil encontrar un puesto de revistas 
en cada una de las esquinas de la calle Isabel la Católica. Durante el día, estos puestos 
ofrecen a los caminantes bebidas refrescantes, golosinas de todo tipo, cerillos, 
encendedores y cigarros de varias marcas que son vendidos en piezas sueltas, a pesar de la 
prohibición explícita para esta actividad por parte de las grandes compañías tabacaleras, 
además de una decena de diferentes periódicos, todos nutridos con las fotografías y 
noticias de la nota roja de la noche anterior. 
Con el día también llegan los “toreros”. Desde hace algunos años se designa con este 
nombre a los vendedores ambulantes del Centro Histórico, que ofrecen sus mercancías en 
un gran trozo de tela que a manera de capote puede desplegarse para mostrar su contenido 
y, en breves instantes, volver a plegarse en caso de que se acerque la autoridad encargada 
de impedir el ambulantaje en las aceras destinadas a la caminata de los habitantes, 
paseantes y visitantes del primer cuadro de la ciudad de México. 
El surtido de las mercancías incluye cubiertas para proteger la pintura de los autos de la 
lluvia ácida, paraguas de marca y origen desconocidos para la lluvia inesperada y otras 
inclemencias del tiempo, bolsas y lentes oscuros para dama en modelos inexistentes en los 
catálogos de los grandes centros comerciales pero que lucen una dorada firma apócrifa de 
las grandes casas diseñadoras, copias y clones de películas de estreno en las salas 
cinematográficas, clásicos del cine mundial y no pueden faltar los encuentros eróticos 
filmados sin conocimiento de los anónimos protagonistas en los hoteles de paso del Centro 
Histórico y Calzada de Tlalpan. Las calles de la ciudad se transforman en pocos minutos en 
un “mercado ambulante de ‘fayuca’ y pornografía. Circo de mil pistas en el que 
saltimbanquis, tragafuegos, niños disfrazados de payasos venden sus torpezas miserables” 
(Celorio 2004: 69). Todo sucede ante la indiferencia y, casi siempre, con la complicidad 
propia de la comprainmediata de las mercancías por parte de los capitalinos o de los 
 31 
visitantes de la capital que descubren en los capotes de los “toreros” algún objeto de su 
interés ante la curiosidad e indiscreción de la cámara del teléfono celular de algún turista y 
frente a los ojos de los representantes de la autoridad encargada de garantizar la seguridad 
de la comunidad. 
En el mundo literario de Fadanelli, las cosas funcionan muy parecido detrás de la 
fachada del Hotel Isabel, cuyas paredes externas carentes de grietas contrastan con las 
pertenecientes a las viejas construcciones vecinas. Ante los ojos de Frank Henestrosa el 
edificio luce un excelente estado de conservación y por eso el periodista cree que la 
construcción durará “tanto como la humanidad“ (Fadanelli 2010: 13). 
Por lo general, los personajes que buscan hospedaje en las habitaciones del hotel son 
extranjeros, como el alemán Stefan Wimer,38 interesado en tener una breve y cómoda 
estancia en el Centro Histórico de México (Fadanelli 2010: 14). Los turistas extranjeros 
como Stefan Wimer son el elemento social capaz de alejar a las habitaciones estilo colonial 
del Isabel de la triste categoría que ocupan las habitaciones de los hoteles de paso, tan 
comunes en esa zona del centro de la capital mexicana. Además de los turistas, dispuestos 
a pasar su tiempo libre en una megalópolis, en la novela existen otros personajes que se 
reúnen en el sillón de la sala de estar del hotel para hablar de negocios. Se trata del 
periodista Riaño, conocido en el medio con el sobrenombre de el Boomerang, y un 
delincuente apodado el Nairobi procedente del barrio bravo de Tepito. Ellos sostienen una 
discusión sobre el rumbo que tomará su carrera criminal el día en que, debido a su edad 
 
38 Es pertinente aclarar que el personaje creado por Guillermo Fadanelli en Hotel DF se llama Stefan Wimer, 
mientras que el autor alemán de Der König von Mexiko es Stefan Wimmer. Por otra parte, en Der König von 
Mexiko aparece un personaje llamado Fanzetti, apellido muy cercano a Fadanelli (Wimmer 2008: 14). Esta 
cercanía onomástica en ambas novelas encuentra un referente en el mundo fáctico. El día 29 de noviembre de 
2011, dentro del marco de la Feria del Libro de Guadalajara, tuvo lugar la conferencia “La metrópolis Ciudad de 
México” en la que participaron ambos autores y el catedrático alemán Klaus Mayer-Minnemann. En la 
conferencia, el autor mexicano declaró: “Tanto Stefan como yo, caminábamos en la ciudad de México para 
destruirnos. […] Vamos por caminos diferentes: lo que para él es algo festivo, para mí es algo trágico”. Una nota 
sobre la conferencia se encuentra en el siguiente vínculo 
http://eleconomista.com.mx/entretenimiento/2011/11/30/df-aprende-ser-heroe-fadanelli (Consultado en línea el 4 
de septiembre de 2013). 
 32 
avanzada, muera la Señora, el máximo distribuidor de estupefacientes en el barrio de 
Tepito, y entonces el negocio quede a la deriva (Fadanelli 2010: 14). Al mismo tiempo, las 
extorsiones por parte del comandante Gaxiola al Nairobi van en aumento en un área de 
acción bien delimitada: “el trato incluye sólo drogas, no robo” (Fadanelli 2010: 74). 
En la realidad, no son pocas las ocasiones en que al interior de la comunidad que utiliza 
el espacio público de la capital mexicana se discute sobre la cadena de sobornos y 
corrupción existente en los cuerpos de seguridad pública. Sin embargo, sólo un sector 
específico de esa comunidad se detiene a estudiar en qué momento, lugar y bajo qué 
condiciones se inicia este concatenado. En este sentido, la breve presentación de la relación 
entre el Nairobi y el comandante Gaxiola ofrece al lector referentes de un orden social muy 
parecido al de la realidad capitalina, en donde la intimidación, que es uno de los elementos 
más recurrentes en este tipo de relaciones reguladas por la extorsión, se puede ejemplificar 
con la siguiente descripción del comandante Gaxiola: “es fuerte y de un puñetazo puede 
quebrar las ramas del árbol que crece en el jardín de la casa […] y prefiere el uniforme 
ajustado para lucir sus músculos e imponer más respeto a sus subordinados. ¿Para qué 
alardea si su nombre provoca terror en el sector policiaco que comanda?” (Fadanelli 2010: 
73). Tanto la indumentaria como la apariencia física son marcadores no verbales, pero sí 
verbalizados que en este caso son indicadores de jerarquía social al momento de establecer 
situaciones comunicativas (Kerbrat-Orecchioni 1996: 46). 
 Es de conocimiento en todos los estratos de la sociedad mexicana que, en muchas 
ocasiones, las bandas delictivas se encuentran relacionadas con algunos elementos, e 
incluso con sectores completos, de las agrupaciones policiacas estatales y federales, de tal 
suerte que los cuerpos responsables de mantener el orden civil están corrompidos y al 
establecer un sistema regulado por las extorsiones y sobornos contribuyen a la 
descomposición del tejido social. El siguiente fragmento de Hotel DF ejemplifica la 
 33 
conducta que impera al interior del sector policiaco a cargo del comandante Gaxiola: 
Han secuestrado a un adolescente, lo han pescado a las puertas de un bar en la colonia Condesa, y 
atado y escrutado como se observa a un espécimen dentro de un frasco de botella. Sopesan y 
discuten la posibilidad de liberarlo o matarlo o navajearlo para que no se olvide que sus padres son 
unos hijos de puta por no enseñarle a cuidarse, “tanto dinero, y los cabrones andan en la calle como 
si vendieran flores, pinches putos” […] Los secuestradores han despojado a su víctima de la 
mordaza y conversan con él, la curiosidad animal, el morbo, ¿qué tan pendejos son los ricos, qué tan 
culeros a la hora que se los chingan? La charla se desarrolla en calma, el joven atado no llora, tiene 
alrededor de 20 años, no se le ve asustado, es un primogénito y esa valentía impostada azuza y 
provoca a sus captores (Fadanelli 2010: 137-138). 
 
Esta situación de abuso por parte de la autoridad en el mundo literario encuentra su par en 
un fragmento de la novela Y retiemble en sus centros la tierra, en el que se describe una 
situación de atropello y abuso por parte de algunos elementos encargados de mantener el 
orden al interior del grupo social. La acción se desarrolla en un sórdido bar en el lado 
oriente del primer cuadro capitalino, a espaldas de Palacio Nacional, en el barrio de La 
Merced. La víctima es el personaje Juan Manuel Barrientos: 
A punto de terminar la tercera canción se oyen tres palmadas carcelarias en el dintel de esa covacha. 
Fuensanta recoge sus diminutas pertenecías […] y sale disparada sin decirte adiós. Quien abrió la 
cortina donde el doctor Barrientos yacía descorbatado, desabotonado, sin saco, no fue el chimpancé 
que lo había recibido a la entrada, tres canciones atrás, sino el operativo. 
 Tres policías armados con metralletas que apuntaban al techo reemplazaron la cortina del 
privadito, una cárcel donde Juan Manuel ni siquiera cabía acostado. Alzó la mirada enrojecida desde 
las botas hasta las gorras de campaña mientras trataba con dedos torpes y nerviosos de abotonarse la 
camisa. 
 –Ponga en el banco todas sus pertenecías –le ordenaron. 
[…] Menos mal que había dejado sus tarjetas de crédito en casa. […] 
–¿No tiene tarjetas de crédito? –inquirieron. 
–No uso, ya ve cómo está esto de los asaltos –tuvo los huevos de responder. 
[…] Despojado de sus pertenencias, Juan Manuel acabó de abotonarse la camisa, medio se arregló la 
camisa, medio se arregló la corbata, se puso el saco. […] No pudo salir del lugar hasta que el 
operativo se marchó. Alcanzó a ver a Fuensanta, cambiada de ropa, risueña, abrazada al policía que 
se había quedado con sus cosas (Celorio 2008: 169-172). 
 
Aunque en ambos fragmentos hay marcadas diferencias determinadas por sus 
características específicas, en los dos la violencia aparece como su principal punto 
comunicante lo que

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