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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE FILOSOFIA Y LETRAS COLEGIO DE ESTUDIOS LATINOAMERICANOS TESIS: LA SEGURIDAD NACIONAL DE LOS ESTADOS UNIDOS Y LA AMÉRICA LATINA ASESOR: DR. SOSA ÁLVAREZ, IGNACIO ALUMNO: VILCHIS DEL REYO, AARÓN UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. Si hablo en lenguas de los hombres y de los ángeles, pero no tengo amor, he venido a ser un [pedazo de] bronce sonante o un címbalo estruendoso. Y si tengo el don de profetizar y estoy enterado de todos los secretos sagrados y de todo el conocimiento, y si tengo toda la fe como para trasladar montañas, pero no tengo amor, nada soy. AGRADECIMIENTOS Aunque de la memoria escapase algún nombre por retribuir, no por eso le resta importancia en el logro del presente trabajo académico. Mis agradecimientos eternos a mis padres que siempre han estado conmigo y que soportaron esta larga espera con amor y confianza. A mis hermanos por los consejos, apoyo y el cariño incondicional que siempre me han profesado, además de ser mi guía desde niño. Como siempre y por siempre: Al Dr. Ignacio Sosa Álvarez, por su apoyo, comprensión, paciencia, en el tiempo empleado durante este largo trabajo; por todo lo que me ha enseñado y ser un ejemplo de vida. A mis sinodales: Ricardo Gamboa Ramírez, Alberto Betancourt Posada, Maria Guadalupe Rodríguez De Ita y José Carlos Hesles Bernal, por haber leído atentamente mi tesis y por los comentarios y sugerencias para mejorarla. A Mayu por su amor incondicional, su constante impulso y complicidad. A Guillermo y David por ayudarme en múltiples ocasiones a encontrar nuevamente el camino. A todos mis amigos con los cuales aún tengo sueños pendientes. Contenido Introducción I Capitulo I El concepto de seguridad nacional de los Estados Unidos en sus orígenes 1 Modernidad y paz: las doctrinas de seguridad nacional de los Estados Unidos 10 La geopolítica de seguridad nacional de los Estados Unidos en el siglo XIX 24 La frontera y el expansionismo estadounidense 39 Capitulo II La gran estrategia en la guerra fría 56 Las estrategias de Kennan 64 La guerra de Corea 71 El New Look 73 El papel del Congreso 74 La política exterior de los Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial 81 Europa después de la Segunda Guerra Mundial 82 El atlantismo 84 Una nueva luz en la estrategia de seguridad nacional: La táctica de la “Nueva Frontera” 89 El miedo extremo a la humillación: La guerra de Vietnam un caso ejemplar 99 Capitulo III América Latina 106 La espina en la carne para la estrategia de seguridad nacional de los Estados Unidos: La revolución cubana 108 Factores que provocaron el fracaso de la misión 120 Un nuevo concepto para la defensa y el desarrollo hemisférico: El programa Alianza para el Progreso 129 Conclusiones 135 Bibliografía 146 I Introducción La seguridad nacional a través de la historia ha significado varias cosas, podríamos mencionar en primer lugar que el concepto de seguridad nacional toma en cuenta, el reconocimiento de que la realidad internacional ha estado determinada por las relaciones de poder, expresado en la presencia de voluntades dispuestas a instrumentalizar, cuando no a subyugar, a otras, en un contexto de anarquía de las relaciones internacionales, donde cada Estado ha tratado de preservarse y proyectarse a través de la promoción y defensa de los intereses nacionales, como principio regulador de la participación en el concierto de los países y sujeto a los principios de dominación. El concepto de interés nacional es anterior al de seguridad nacional al que le brinda sustento. Como lo señala Arnold Wolfers: “De manera imprecisa y muy general (el interés nacional) sugiere una dirección política que puede distinguirse entre varias más que se ostentan como alternativas. El interés nacional significa que dicha política ha sido creada para promover demandas adscritas a la nación y no a los individuos, a los grupos subsectoriales o la humanidad en su conjunto. Además recalca que la política somete otros intereses a los de la nación. Fuera de estos puntos tiene muy poco significado”.1 De esta manera, la referencia a la seguridad nacional presupone la conquista de la primacía del Estado en la construcción de la sociedad, lograda a través de la igualdad ante la ley, la eliminación de los privilegios y, en general, lo que confiere al Estado soberanía e independencia. Este pensamiento se ha reflejado en la historia del ser humano por ejemplo en la forma en que la Tierra ha sido tomada repartida y explotada por los mismos hombres, desde el concepto de Carl Schmitt le llamaríamos de manera más propicia el “Nomos” de la Tierra, donde la palabra nomos ha significado el “tomar” o “coger”, tambiénha simbolizado la ley, la costumbre y la convención, además de orden geográfico, que en referencia a este ultimo concepto territorial, la “toma de la tierra” es el hecho fundamental de todo ordenamiento jurídico, con efectos políticos, económicos así como en otros ámbitos. 1 Arnold Wolfers: “La seguridad nacional como símbolo ambiguo”, en Relaciones Internacionales. El Pensamiento de los Clásicos, Limusa Noriega editores. México. 1994, p.171. II De esta manera la palabra “Nomos” representará, primero, tomar o coger algo; además encarnará también el reparto y la división de lo que se ha tomado; por ultimo, expresará la explotación y la utilización de lo que se ha adquirido mediante el reparto, es decir, la producción y el consumo. Pero antes de la era de los grandes descubrimientos, es decir, hasta antes del siglo XVI de nuestra era, los hombres no tenían ninguna concepción global del Astro sobre el cual vivían. Tenían una imagen mítica del Cielo y de la Tierra, de la tierra firme y de la mar, pero la Tierra aún no había sido medida como un globo y nadie se aventuraba en los grandes océanos; su mundo era puramente terrestre.2 Cada pueblo poderoso se consideraba a sí mismo como el centro del mundo, y a su esfera de dominación, como la casa de la paz, en esta época estos elementos eran suficientes para estos pueblos dentro de su elemental concepto de seguridad, fuera de la cual reinaban la guerra, la barbarie y el caos. Eso significaba en la práctica que estos pueblos podían conquistar y despojar con la mejor conciencia hasta que se encontraban con una frontera. Entonces construían una fortificación, un limes, una Muralla china, o bien situaban en las columnas de Hércules o en el océano el límite del mundo, la única "tierra habitada" —la oekumene, en griego— era su propio imperio, su zona de seguridad. Tal era el nomos de la Tierra en el primer estadio, cuando los hombres aún no tenían ninguna concepción global de su planeta y cuando los grandes océanos mundiales del poder humano todavía no eran accesibles.3 Este primer nomos de la Tierra fue destruido hace casi quinientos años, cuando se abrieron los grandes océanos planetarios. Se navegó alrededor de la Tierra y se descubrió América —un continente completamente nuevo, antes del todo desconocido y cuya existencia ni siquiera se sospechaba—. De estos descubrimientos de territorios y de mares nació un segundo nomos de la Tierra. No se pidió su opinión a quienes así fueron descubiertos. Carl Schmitt nos dice que los descubrimientos se hacen siempre sin permiso de aquél a quien se descubre; los descubridores eran pueblos europeos que tomaron el planeta, lo repartieron entre ellos y buscaron su propio provecho. Así 2 Carl Schmitt, El Nomos de la tierra en el derecho de gentes del Ius Publicum Europeam , Granada Comares. 2003. 3 Ibid. P.4. III este segundo nomos fue eurocéntrico y de esta manera se fue reformulando la manera en el que se tendría que entender la seguridad de cada pueblo así como su soberanía.4 El continente americano recién descubierto fue utilizado, primero, bajo una forma de colonia; Francisco de Vitoria fue uno de los principales intelectuales de esta época que se preocupó por los derechos de los indios, su obra De indis recoge las reflexiones en las que expresa su postura ante el conocimiento de diversos excesos cometidos en las tierras conquistadas en América; en ella afirmaba que los indios no eran seres inferiores, sino que poseían los mismos derechos que cualquier ser humano y eran dueños de sus tierras y bienes. Este fue el inicio del Derecho de Gentes; el cual es muy respetado por su valía intelectual hasta el día de hoy en lo que concierne a los problemas del derecho internacional, donde se le nombra principalmente en los temas referentes a la seguridad nacional y el derecho a la soberanía de cada Estado-nación. En su tiempo las ideas de De Vitoria fueron consultadas por Carlos I, sus postulados al igual que las del también defensor de los indios, Las Casas, fueron escuchadas en las Cortes en 1542 y basándose en dichos concepto se promulgaron las Leyes Nuevas de Indias, que ponían a los indios bajo la protección directa de la Corona. 5 Para el presente trabajo me interesa puntualizar y desarrollar además la manera en la cual Francisco de Vitoria teoriza el concepto de guerra justa; en su obra: “De iure belli” analiza los límites del uso de la fuerza para dirimir las disputas entre pueblos, además explica detalladamente la manera en la cual es lícito hacer la guerra, de igual modo menciona que la única causa justa para comenzarla es responder proporcionadamente a una injuria; por tanto desde el punto de vista de De Vitoria no es lícita la guerra simplemente por diferencias de religión o para aumentar el territorio, lo cual pone en crisis la mayoría de los conflictos bélicos de la historia del ser humano. De Vitoria estableció las bases teóricas del Derecho internacional moderno, del cual es 4 Carl Schmitt, “El imperialismo moderno en el Derecho Internacional Publico” En Héctor Orestes Aguilar (comp), Carl Schmitt, Teólogo de la política. FCE. México. 2001. Francisco de Vitoria O.P. Burgos o Vitoria, España; 1483/1486 - Salamanca, España; 12 de agosto de 1546) fue un fraile dominico español 5 Francisco Castillo Urbano, El pensamiento de Francisco de Vitoria: Filosofía política e indio americano. Ed. Anthropos, Hombre-UAM, México. 1992. IV considerado el fundador junto con Hugo Grocio, este último afirmaba que el derecho internacional proviene del derecho natural y del Derecho de Gentes. El derecho internacional para Grocio, es independiente de la teología o de la existencia de Dios, lo que implica que en las relaciones internacionales no se puede diferenciar entre naciones cristianas e infieles. Para Hugo Grocio el Derecho De Gentes es el dictado de la recta razón y existiría aunque Dios no existiese. El derecho natural y las normas legales del Estado necesitan de un soberano fuerte que garantice la expansión comercial, el orden y la paz. Hugo Grocio describe y ejemplifica que el estado natural es cuando en la monarquía absoluta el rey está sujeto a sus propias leyes; ya que al ser monarca por un supuesto derecho divino, sus leyes resultan ser justas, y todos, incluso él, deben obedecerlas. Pero también hay un derecho natural que no se puede saltar. La autoridad del rey, en muchos casos, estaba limitada por las Cortes que tenían que votar por los impuestos; con lo que el rey dependía de ellas para conseguir recursos.6 En el siglo XVI la política y la religión estaban íntimamente ligadas, no sólo porque estaba en disputa la soberanía del Papa y la de los reyes o emperadores, sino porque los reyes decidían cuál debía ser la religión de sus súbditos. De esta forma el hecho de tener distintas formas de concebir la religión implicaban diferentes concepciones del poder. En su obra Sobre la guerra y la paz, Grocio deja de lado el concepto de guerra justa e introduce uno nuevo, el no discriminatorio de guerras "con independencia de justicia de la causa".7 Sostenía que en el derecho internacional no pueden existir buenos o malos, sino que todos son iguales, en esta misma obra es donde Grocio considera que el rival tiene la misma oportunidad de justicia como él mismo, ya que cuenta con los mismos derechos. Además desarrolla el concepto del derecho en la guerra, donde establece ciertas reglas que tienen como punto de partida el concepto de humanidad. Grocio es el responsable de sentar una de las bases mas importantes del Derecho de Gentes, en su obra El mar libre en la cual desarrolló su teoría distinguiendo Hugo Grocio, Hugo Grotius o Hugo de Groot (Delft, Holanda, 10 de abril de 1583 - Rostock, Alemania, 28 de agosto de 1645). Jurista, escritor y poeta holandés. 6 Ángela, Aparisi Miralles, Derecho a la paz y derecho a la guerra en Francisco de Vitoria, Granada: Comares, 2008. 7 Cuadernos de ciencias económicas y empresariales, “El pensamiento económico en España y Holanda en el siglo XVII; la guerra de los treinta años y la difusión de ideas: Hugo Grotius”. Nº37, 1999. V entre mar próximo (le da ciertos derechos al Estado) y mar oceánico que es totalmente libre; sostiene que debe haber libre comunicación y navegación ya que el mar no es propiedad de nadie. Como podemos observar desde teóricos como Francisco de Vitoria en el siglo XVI o Hugo Grocio en el XVII, los juristas han tratado de racionalizar el hecho brutal, repetido, de la guerra y someterlo tímida y literariamente al derecho: la guerra justa, el derecho a la guerra, o el derecho de guerra, desarrollado en los tratados del derecho humanitario internacional dirigido a limitar el sufrimiento pero no el horror de la guerra en sí, inevitable.8 Esta particularidad humana que desde la perspectiva de Schmitt es ineludible dentro de este segundo nomos de la Tierra, donde la tierra firme estaba dividida en territorios de Estados nacionales, colonias, protectorados, esferas de interés y donde comenzará a conceptualizarse sólo en la parte terrestre la seguridad nacional, por el contrario, la mar era libre y debía quedar abierta, sin divisiones fronterizas, para todos los Estados, con el objeto de que éstos pudieran libremente explotarla (para las pesquerías, la obtención de sal, la captura de perlas, etc.) y utilizarla (para la navegación pacífica y las operaciones militares). Naturalmente, era decisivo que de la libertad de los mares se dedujera también la libertad de las operaciones militares, es así que la mayor potencia marítima de aquellos años se apoderó de los océanos del mundo; Inglaterra venció en la mar a uno por uno a todos sus rivales europeos como lo eran: España, Holanda, Francia y Alemania. Con este despertar abrupto por parte de Inglaterra y la manera en que estaba decidida a imponer una serie de medidas para controlar los mares en nombre de su vida y seguridad como nación, su éxito obtenido se debió entre otros factores, principalmente que a diferencia de las otras potencias europeas supo entender mejor el tiempo histórico que estaba viviendo, logró conservar cierto orden, no detuvo los cambios, aunque en un primer momento lo intentó; pero, a diferencia de Francia, decidió mover sus piezas de ajedrez como en el caso particular en el que a pesar del absolutismo de los Tudor, y de ser el rey quien dictaba las leyes, estas sólo podían entrar en vigor cuando las votaba el Parlamento. Por esta y otras muchas medidas Inglaterra dominaría por sí sola la mar y durante mucho tiempo no admitiría ninguna competencia 8 Ángela, Aparisi Miralles, Derecho a la paz y derecho a la guerra en Francisco de Vitoria, Granada: Comares, 2008. VI de otras potencias marítimas, poniendo como argumento que estas medidas eran en nombre de preservar su existencia y seguridad como nación. De manera contrastante, en el continente europeo reinaba el equilibrio, que no toleraba la hegemonía de una sola potencia terrestre con la misma idea de fondo la seguridad de la vida nacional de cada Estado-nación, teniendo como garante de esta concepción a Inglaterra, como la gran potencia marítima. El equilibrio entre tierra y mar constituía el fundamento de otro equilibrio particular al que estaba sometida la tierra. Tierra y mar eran órdenes totalmente distintos; había un derecho internacional para cada uno. Autores como Morgenthau desarrollan el concepto de equilibrio como consecuencia necesaria de la lucha por el poder en un medio político internacional (formado por Estados soberanos), como manifestación particular de un principio social general (el equilibrio en lo referente al poder tan sólo es una manifestación particular de un principio social general al cual deben la autonomía de sus miembros todas las sociedades compuestas de un cierto número de unidades autónomas) y como generadora de estabilidad (el equilibrio de poder y las políticas dirigidas a su conservación son factores estabilizadores esenciales en sociedad de Estados soberanos). El equilibrio se caracteriza por ser necesario e inevitable, por producir estabilidad y por mantener la autonomía de todas las unidades que lo conforman. Morgenthau señala diversos significados del concepto: 1) una política que persigue una situación concreta; 2) una situación dada; 3) una distribución aproximadamente igual del poder; 4) cualquier distribución del poder.9 De esta manera la guerra terrestre era, desde el punto de vista jurídico, completamente diferente a la guerra naval. En la guerra terrestre sólo era jurídicamente enemigo el ejército contrario, excluyendo a la población civil. Quienes se enfrentaban en la guerra terrestre no eran los pueblos, sino solamente los ejércitos de los Estados europeos, jurídicamente, la propiedad privada de la población civil no podía constituir botín alguno, pero la guerra naval era una guerra comercial, era enemigo todo aquél que comerciara con el adversario. La propiedad privada de los súbditos del Estado beligerante e incluso de los Estados neutrales que comerciaran con éste, eran botín Hans Joachim Morgenthau (Coburg, 17 de febrero de 1904 – 19 de julio de 1980) fue un abogado y politólogo alemán, teórico de las Relaciones Internacionales enlistado en la corriente del llamado realismo. 9 Hans Joachim Morgenthau, Escritos sobre política internacional, Madrid: Tecnos, 2001. VII legítimo según el derecho del bloqueo y de la captura; de esta manera se respetaba y quedaba para los demás Estados-nación claras las reglas que hacían visible el entender y observar la soberanía y con esto no transgredir en la seguridad nacional de otro Estado de una manera arbitraria. Tierra y mar se colocaron así uno frente a otros como dos mundos separados, con concepciones de seguridad enteramente diferentes sobre la guerra, el enemigo y el botín. El problema que ha planteado la teorización de la seguridad nacional ha radicado en que es un aspecto toral de la vida política nacional que, como muchos otros temas, se ha convertido en un tabú con todas las implicaciones negativas que esto conlleva. Así, se ha llenado de mitos, mentiras y malos manejos, desvirtuando su verdadera razón de ser, su esencia y sus objetivos originales. Así, la seguridad nacional se ha convertido en un concepto muy abrupto, pues no sólo se refiere al hecho de estudiar los fenómenos, personas o instituciones que sustentan a la soberanía o que atentan contra ella, sino de encararlos –de acuerdo con el citado axioma– y a partir de ahí, evaluar el problema, emitir un diagnóstico y dar alternativas de solución con base en dichos criterios. Por otra parte, este concepto es polivalente, pues está condicionado por muchísimas coyunturas, amén de sus factores determinantes permanentes. Pero además, a esto tenemos que sumarle que la seguridad nacional es un concepto vago e impreciso, pues muy pocos investigadores o personajes de la política se han atrevido a definirlo, y cuando así lo han hecho ha podido notarse titubeo o ambigüedad en sus palabras. Por tanto, es un concepto mal definido y peor entendido, obviamente mal aplicado y con resultados desastrosos, que urge aclarar. Alejandro Ramos Esquivel escribió: “El de seguridad nacional es un concepto nebuloso para la mayor parte de la gente y de los propios políticos y casi siempre asociado con las acciones encubiertas de las policías y el ejército, lo cual explica,en buena medida, el por qué de tantos desatinos en la materia”.10 El investigador estadounidense Gene Sharp dice que: “el concepto de seguridad nacional tradicionalmente se refería a las amenazas externas y a la estabilidad de un Estado y, por lo tanto, se definía en términos de disuasión nuclear, superioridad en armamento, inteligencia militar, 10 Adolfo Del Castillo Martínez (Enero, 1997). La seguridad nacional de México y las relaciones con los Estados Unidos. Quórum N° 49 pp. 61-65, México: Instituto de Investigaciones Legislativas de la H. Cámara de Diputados. P. VIII alianzas, contención de las naciones agresoras y estabilidad en la relación Estados Unidos-Unión Soviética. Sólo que, en una época posterior a la guerra fría- concretamente, la nuestra-, una definición estrictamente militar de la seguridad nacional parece bastante anacrónica”.11 Tomando la definición etimológica, Norberto Bobbio indica que:”El fin del Estado solamente es la seguridad entendida como la certeza de la libertad en el ámbito de la ley”.12 En tanto que, para el comando conjunto de las fuerzas armadas de los Estados Unidos de América (U.S. Chiefs of staff): “La seguridad nacional es la condición que resulta del establecimiento y manutención de medidas de protección que aseguren un estado de inviolabilidad contra actos o influencias antagónicas”.13 Para la Escuela Superior de Guerra de Brasil: “La seguridad nacional es el grado relativo de garantía que a través de acciones políticas, económicas, sico- sociales y militares, un Estado puede proporcionar, en una época determinada, la nación que jurisdicciona, para la consecución y salvaguardia de sus objetivos nacionales, despecho de los antagonismos existentes”.14 Por otra parte el general de div. Edgardo Mercado Jarrin señala que: “podemos definir la seguridad nacional como la situación en la cual nuestros objetivos nacionales se hallan cubierto de interferencias y perturbaciones substanciales tanto internas como externas (…) La seguridad nacional(…) es un valor intermedio para la consecución y mantenimiento de los objetivos nacionales. La seguridad puede entenderse en un sentido objetivo como la ausencia de amenazas o terror de que tales valores sean atacados”.15 El coronel Alejandro Medina Solís señala en su obra: La doctrina de la seguridad nacional, que esta se define como “(…) La capacidad del Estado soberano para garantizar su supervivencia, manteniendo su soberanía e independencia material y espiritual, preservando sus forma de vida y posibilitando el logro de sus objetivos fundamentales”.16 De acuerdo con el teniente coronel Venancio Carullo:”La seguridad nacional adquiere (…) el carácter de disciplina del orden social, de la paz y de la 11 Thorup, Cathryn L. (1990). Agenda de seguridad nacional. En Aguayo Quezada, Sergio y Bagley, Bruce Michael. En busca de la seguridad perdida: aproximaciones a la seguridad nacional mexicana pp. 97- 103. México: Siglo XXI. 12 Max Weber, El político y el científico, Ed Premia. México. 1981. p.8 13 Coronel. Alfonso Litumma Ariazaga, Doctrina de seguridad nacional, Caracas Venezuela, 1967 .p.42 14 Citado por el Lic. Oscar Morales Herrera, Los objetivos nacionales, el poder nacional y la democracia, Colegio de Estudios Estratégicos, El Salvador. 1995 p.24. 15 Gral. De Div. Edgardo Mercado Jarrin, Seguridad, política y estrategia, Lima Perú. 1974.p.46.. 16 Alfonso Litumma Ariazaga, Doctrina de seguridad nacional, Caracas Venezuela, 1967. p55. IX guerra, o sea del derecho, de la política interna, de la política exterior y de la estrategia militar (…) como seguridad interior se relaciona con el ordenamiento social y el uso del poder, no solo con la ley, sino también por el equilibrio y armonía entre los factores de la dinámica social (…) como seguridad exterior se relaciona con el interés nacional, con la supervivencia de la nación y del Estado, frente a las amenazas virtuales o reales que surgen de la relación con otros”.17 Para Felipe Quero Rodiles, se entiende por seguridad nacional: “(…) El estado de vida de una nación en el que no existe amenaza a la soberanía ni a la integridad del territorio; en el que desde el interior no se atenta contra el normal ejercicio de la autoridad ni contra las instituciones, y en el que tanto las actividades publicas como las privadas pueden llevarse a acabo sin obstáculos que se opongan hacia más altos niveles de prosperidad”.18 Roberto Calvo en Su Doctrina militar de la seguridad nacional expone que: “Los militares chilenos han elaborado la siguiente definición: La seguridad nacional es la estructuración de las potencialidades de un país, de manera que su desarrollo sea factible con el completo dominio de su soberanía e independencia tanto interna como externa”.19 También en Chile la seguridad nacional se tipifica como: “(…) una necesidad vital del Estado-nación y por lo tanto un deber, requiere tener la capacidad para precaver y enfrentar las interferencias amenazas o peligros que afecten o puedan afectar las legitimas aspiraciones e intereses permanentes de los objetivos nacionales. Debe preservar los valores fundamentales del ser nacional (…)”20 Por otra parte, José Thiago Cintra define la seguridad nacional como: “La garantía que, en grado variable, es proporcionada a la nación, principalmente por el Estado, a través de acciones políticas, económicas, psico- sociales y militares para que una vez superados los antagonismos y presiones se pueda conquistar y mantener los objetivos nacionales permanentes”.21 De este inicio se infieren puntos básicos, de los cuales parten rasgos esenciales que limitan el concepto de la seguridad nacional, entre los más destacados tenemos: es una 17 Venancio Carullo, Ideas y problemas sobre seguridad nacional, Buenos Aires. Argentina. 1974. p.59. 18 Felipe Quero Rodiles, Introducción a la teoría de la seguridad nacional, Madrid España. 1989. p36. 19 Roberto Calvo, La Doctrina militar de la seguridad nacional, Universidad Católica Andrés Bello. Caracas Venezuela. 1979. p.66. 20 Alfonso Reyes Echandia, El pensamiento militar latinoamericano 1. Democracia y seguridad nacional. Centro de Estudios militares Gral. Prats. 1990. p.84. 21 José Thiago Cintra, Seguridad nacional, poder nacional y desarrollo, Texto de las conferencias impartidas por el autor, ante la segunda promoción del diplomado en análisis político que se imparte en el centro de investigación y seguridad nacional (cisen). 1991. P53. X condición política, económica, social y militar. Se manifiesta como un proceso continuo e incesante. Tiene una dinámica propia. Es una función estatal, nace con la organización del Estado, se manifiesta en pleno ejercicio de la soberanía e independencia. Su meta básica es la consecución de los objetivos nacionales, representa un estado de garantía, capacidad de conservación y supervivencia que posee cada Estado. Existe en función del desarrollo de una nación. Se manifiesta en acciones en los cuatro campos del poder, busca la estabilidad y consecución de los objetivos nacionales. Esta dirigida a superar los problemas nacionales. Harold Brown* explica la concepción estadounidense de seguridad nacional como: “la capacidad de preservar la integridad física, de la nación y de su territorio; de mantener sus relaciones económicas con el resto del mundo en términos convenientes, de proteger su naturaleza, sus instituciones y su gobierno de los ataques provenientes del exterior, y de controlar sus fronteras”.22 Robert McNamara**, por su parte, señala que: “la seguridad nacional no es la fuerza militar, aunque pueda incluirla, la seguridad no es la actividad militar tradicional, aunque pueda abarcarla. La seguridades desarrollo y sin desarrollo no puede haber seguridad”.23 De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, la seguridad nacional es definida como la situación en la que un Estado se considera resguardado contra agresiones militares, presiones políticas o coerciones económicas significativas, obteniendo con ello libertad de acción para proseguir con su propio desarrollo y progreso.24 La expresión “seguridad nacional”, aunque puede ser hallada en documentos de distinta antigüedad histórica, como por * Harold Brown (nació en1927), científico americano, fue secretario de defensa de los Estados Unidos de 1977 a 1981 en el gabinete del Presidente Jimmy Carter. Él había servido de manera provisional en la presidencia de Lyndon Johnson en la secretaria de de la fuerza aérea 22 Harlod Brown, Reflexiones acerca de la seguridad nacional, Citado en John Lewis Gaddis, A grand strategy of transformation Foreign Policy, no. 133, november/ december 2002 pp 50-57. http://www. Foreignpolicy.com/ sigue_novdec_2002/gaddis.html. ** Robert Strange McNamara (nacido el 9 de junio de 1916) es un ejecutivo y antiguo Secretario de Defensa estadounidense. McNamara trabajó como Secretario de Defensa entre 1961 y 1968, durante el periodo de la guerra de Vietnam, y abandonó el cargo para convertirse en el Presidente del Banco Mundial entre 1968 y 1981. 23 Citado por Oscar Morales Herrera, Los objetivos nacionales, el poder nacional y la democracia, Colegio de Altos Estudios Estratégicos, El Salvador, 1995, p.24. 24 ONU, Informe del Secretario General, Conceps of security, New York, 1986, p.2. XI ejemplo en la teoría de la Geopolítica del siglo XIX en Alemania e Inglaterra.25 En 1927, cuando se publicó la Zeitschrift für Geopolitik (Teoría de la Geopolítica), dicha idea dispuso que la conducta política y las capacidades militares pueden explicarse y preverse basándose en el ambiente físico, y que esta influencia puede llegar a determinar la tecnología, la cultura, la economía de los estados, su política interna y externa y las relaciones de poder entre ellos.26 Entonces, podemos señalar que este fenómeno es el conjunto de acciones hechas por los integrantes de un Estado para obtener el logro de su proyecto nacional. Una vez que surgieron los estados, la seguridad asumió su naturaleza política, pues se concreto a asegurar la supervivencia de esa organización. El paso del tiempo ubicó a la seguridad nacional como fenómeno social circunscrito al proceso político. Aunque se incorporó al vocabulario común de las Relaciones Internacionales, hasta 1943, con el influyente libro de Walter Lipmann: “Política Exterior de los EEUU: Escudo de la República”. En su texto, y refiriéndose al aislacionismo geográfico natural de su país (“con dos océanos protectores y una benevolente marina inglesa” según decía), el autor resaltaba que en esa precisa combinación de factores se “ocultaba la idea de la seguridad nacional para los norteamericanos”. Tal como allí lo expresara y según su criterio, la fuerza de las circunstancias al final de la Gran Guerra, comenzaba a delinear, para los Estados Unidos, un “perímetro de seguridad” muy superior al de sus simples fronteras. Como señala el investigador Wolfers, el termino de seguridad nacional es más preciso y simbólicamente efectivo que el de interés nacional, en la medida en que: “sugiere la protección mediante el poder y, por lo tanto, se le encuentra con mucho mayor frecuencia en los discursos de aquellos que sustentan la dependencia en el poder nacional que en los de quienes cifran su confianza en que una conducta modelo, la 25 Olguín, Alarcón Víctor y Bermúdez, Ubléster Damián. Orden jurídico y seguridad nacional. Crítica jurídica N° 9, Puebla, Pue. Universidad Autónoma de Puebla. 1988. pp. 83-95 26 Fulvio Attina, (1991). Geopolítica. Diccionario de Política de Norberto Bobbio tomo I pp. 702-703. Siglo XXI. México: Siglo. pp.702-703 XII cooperación internacional o las Naciones Unidas conducirán a su país a salvo de las tempestades del conflicto internacional”.27 Uno de los primeros problemas a los que se enfrenta el estudioso de estos aspectos es la diferencia entre la seguridad nacional y el poder militar. Éste, último, es definido por el especialista Michael I. Handel, como el resultado de multiplicar los factores cuantitativos por los factores cualitativos que, sumados a la evaluación de la hipótesis de guerra (amenazas más probables que enfrenta todo Estado), terminan por perfilar una determinada composición de fuerza militar.28 Se reconocían así dos hechos relevantes: el primero, referente al desuso y paulatino reemplazo del término “defensa”, con su connotación básica de repeler agresiones, por uno mucho más amplio y complejo como el de “seguridad”, que no sólo sugería resistencia a las amenazas, sino “anticipación”. Se ratificaría así, la interrelación jerárquico-funcional que existe entre seguridad y defensa, considerada la seguridad como “objetivo” o “situación deseada” y la defensa como la concreción de “medidas y acciones” para su consecución. El principal indicador que ayuda al concepto de seguridad nacional a encontrar su camino a través del paisaje de la política internacional es el concepto de interés definido en términos de poder. El concepto de interés definido como poder impone disciplina intelectual al observador, infunde orden racional en la materia de la política y, de este modo, hace posible la comprensión teórica de la política. En cuanto al actor, le dota de disciplina racional para la acción y crea esa sorprendente continuidad en la política exterior que hace que las estrategias de seguridad nacional como la norteamericana, británica y rusa aparezcan como un continuo racional, inteligible y consecuente consigo mismo en su conjunto, al margen de los motivos, diferencias y valores intelectuales y morales de los sucesivos estadistas. El hacer un estudio de la conceptualización de la seguridad nacional nos libraría, así, de dos falacias comunes: la consideración de las motivaciones y la consideración de las preferencias ideológicas. Cuando se desea entender la política exterior, lo que es 27 Wolfers, Arnold: “La seguridad nacional como símbolo ambiguo” en Relaciones Internacionales. El pensamiento de los clásicos, Limusa Noriega editores. Mexico, 1994, p.171. 28 Gabriel Marcella, Guerra en tiempos de paz: misiones futuras de las fuerzas armadas latinoamericanas, un ensayo exploratorio, ONU, 1996. XIII importante conocer no son tanto las motivaciones del estadista como su capacidad intelectual para captar lo esencial de la política exterior, así como su capacidad política para transformar lo que ha captado en una acción política efectiva. La seguridad nacional no exige ni excusa la indiferencia con respecto a los ideales políticos y a los principios morales, pero exige fe al hacer una clara distinción entre lo deseable y lo posible, entre lo que es deseable en cualquier lugar y momento y lo que es posible en circunstancias concretas de lugar y tiempo. Una teoría de la política exterior que pretenda ser racional debe, por así decirlo, hacer abstracción de esos elementos irracionales e intentar pintar un cuadro de la política exterior que presente la esencia racional localizable en la experiencia, sin las desviaciones contingentes de la racionalidad que también hallamos en la experiencia. El concepto de seguridad nacional contiene no sólo un elemento teórico, sino también uno normativo. Sabe que la realidad política está repleta de contingencias y de irracionalidades sistémicas y señala las influencias características que ejercen sobre la política exterior. No obstante,comparte con cualquier teoría social la necesidad de acentuar los elementos racionales de la realidad política, ya que son esos elementos racionales los que hacen la realidad inteligible para la teoría. La conceptualización de la seguridad nacional considera que una política exterior racional es una buena política, porque sólo una política exterior racional minimiza los riesgos y maximiza los beneficios y, en consecuencia, cumple tanto con el precepto moral de la prudencia como con el requerimiento político del éxito. En la seguridad nacional se considera que el concepto clave de interés definido como poder es una categoría objetiva con validez universal, pero no lo dota de un significado establecido de una vez y para siempre. La idea de interés es de hecho la esencia de la política y no se ve afectada por las circunstancias de tiempo y de lugar. El tipo de interés que determina la acción política en un período concreto de la historia depende del contexto político y cultural en el cual se elabora la política exterior. Las mismas consideraciones se pueden hacer respecto del concepto de poder. Su contenido y su uso están determinados por el medio cultural y político. El poder puede incluir cualquier cosa que establezca y mantenga el control del hombre sobre el hombre. Así, el poder integra todas las relaciones sociales que llevan a dicho fin, desde XIV la violencia física hasta los lazos psicológicos más sutiles a través de los que una mente controla a otra. El poder incluye el dominio del hombre por el hombre, tanto por salvaguardas constitucionales, como en las democracias occidentales, como cuando se trata de esa fuerza bárbara y salvaje que no atiende a otra ley que no sea su propia fuerza y cuya única justificación es su engrandecimiento. En la seguridad nacional se conscientiza del significado moral de la acción política, también es consciente de la inevitable tensión entre el imperativo moral y las exigencias de la acción política acertada. Al estudiar el concepto de seguridad nacional éste sostiene que los principios morales universales no pueden ser aplicados a las acciones de los Estados en su formulación universal abstracta, sino que deben ser filtrados a través de circunstancias concretas de tiempo y lugar. Entendiendo por el concepto del Estado lo que comprende al ente político constituido en un territorio definido, a través del proceso histórico de un pueblo que crea nexos económicos, lingüísticos y culturales uniformes, bajo un ordenamiento jurídico soberano. Así podemos argumentar que el Estado es la agrupación jurídica por excelencia, la mayor obra cultura del ser humano que le permite vivir en sociedad. El Estado, al igual que toda entidad política: “es un enlace de dominio de individuos sobre individuos, sostenido mediante la legitima violencia”.29 La figura del Estado es alcanzada por el hombre para organizarse en una asociación necesaria que brinde, ante todo, seguridad y bienestar, por lo que no se puede vivir fuera de el, mientras que si es posible abstenerse de otras asociaciones. El Estado es en esencia una realidad política, es decir, un hecho social de naturaleza política, el cual integra una sociedad humana, establecida en el territorio que les pertenece, además de estar regida y estructurada por un orden jurídico creado, aplicado y sancionado por un poder soberano con el objeto de obtener el bien publico de toda la comunidad. Tanto el individuo como el Estado deben juzgar la acción política con principios morales universales, como la libertas. Pero, mientras el individuo tiene el derecho moral de sacrificarse en defensa de tal principio moral, el Estado no puede dejar que su desaprobación moral de la violación de la libertad se interponga en el camino de una acción política acertada, inspirada ella misma por el principio moral de la supervivencia nacional. No puede existir moralidad política sin prudencia; esto es, sin la consideración 29 Max Weber, El Político Y El Científico.,. Ed Premia. México 1981 p. 8 XV de las consecuencias políticas de una acción aparentemente moral. Así en nombre de la seguridad nacional se piensa que la prudencia (sopesar de las consecuencias de acciones políticas alternativas) es la suprema virtud en política. La ética en abstracto juzga la acción por su concordancia con la ley moral; la ética política juzga la acción por sus consecuencias políticas. En la seguridad nacional se niega a identificar las aspiraciones morales de una nación concreta con leyes morales que gobiernan el universo. Es exactamente el concepto de interés definido en términos de poder el que nos salva tanto de los excesos morales como de la locura política. Cuando los planificadores desarrollan la seguridad nacional están defendiendo la autonomía de la esfera política, al igual que el economista, el moralista y el jurista defienden las suyas. Piensan en términos del interés definido como poder (el planificador de la seguridad nacional pregunta ¿Cómo influye esta política en el poder de la nación?). Los planificadores de la seguridad nacional no desconocen la existencia y la importancia de formas de pensamiento al margen de las políticas. Pero como planificadores no puede más que subordinar esas otras formas a las políticas. Y se separa de otras concepciones cuando éstas imponen formas de pensamiento propias de otras esferas en la esfera política. Aquí es donde la seguridad nacional se opone a la aproximación legalista- moralista de la política internacional. La seguridad nacional está basada en una concepción pluralista de la naturaleza humana. La seguridad nacional al reconocer que existen esas diferentes facetas de la naturaleza humana, también reconoce que para entender a cada una de ellas se debe tratar con la misma en sus propios términos. Es por este motivo que se pretende hacer una pequeña revisión histórica tomando como eje el concepto de seguridad nacional de los Estados Unidos de América para hacer un estudio de que hasta que punto los estadounidenses, han podido llevar adelante una política exterior inteligente, responsable y eficaz; donde se compruebe si realmente han superado los riesgos de vivir bajo una mentalidad de asedio y el problema que les ha ocasionado este sentimiento para adecuarse al estatus histórico para el cual según ellos ha sido predestinada la nación estadounidense. La pregunta obligada es por qué hacer un estudio de la seguridad nacional de los Estados Unidos desde América Latina. Esta teorización se ha visto reflejada desde que XVI los países de esta región obtuvieron su independencia, las relaciones entre ellos se ha caracterizado: “por una subordinación externa en el caso de la vinculación América Latina-Estados Unidos, en el ámbito de un sistema y de aislamiento interno, en lo que hace a las relaciones de los Estados Unidos de la región entre si”.30 La “Doctrina Monroe” vino a convertirse en un elemento de dominación de los Estados Unidos respectos a sus vecinos del sur, en virtud del cual los Estados Unidos de América, junto con definir a América Latina y el Caribe como una esfera prioritaria de su influencia, resulta innegable por lo tanto que vivimos bajo una influencia política norteamericana así como bajo su continuo escrutinio, creo que nos es necesario aprender el lenguaje político de los Estados Unidos de América. El concepto de seguridad nacional de los Estados Unidos de América debe ser estudiado en América Latina, por ser ésta la primera región donde se utilizó en la historia y se convirtió, a partir de entonces, en su franja de máxima seguridad, además de cinturón primario de influencia política. En América Latina, desde 1823, hemos visto expresado este dominio político en los siete puntos del cambio de la seguridad nacional que se traducenen aspectos tales como en expansionismo territorial, es decir, que la primera estrategia de seguridad nacional de los Estados Unidos estuvo encaminada hacia América Latina; así como el Destino Manifiesto, un documento que expresa la voluntad de la población de expandirse (aspiraciones nacionales) termina uniéndose a los intereses del gobierno (intereses nacionales). El interés nacional es un componente del espíritu de los padres fundadores y, por tanto, un concepto guía de la política exterior de los Estados Unidos desde la fundación de la república. El concepto de interés nacional contiene dos elementos, uno que es lógico y necesario, y el otro que es variable y está determinado por las circunstancias sociales. En lo que respecta al elemento necesario, el análisis de la obra de Hans Joachim Morgenthau permite afirmar que el mismo es equivalente a la seguridad nacional. De tal manera que el interés nacional necesario se traduce en la supervivencia física, política y cultural de la nación. Dando como resultado que, por ejemplo, la guerra contra México, en 1846, fuese un objetivo nacional. 30 William Appleman Williams. The Frontier thesis and American history, Henry Holt Co, New York, 1995. p.90. XVII El concepto de seguridad nacional de los Estados Unidos de América ha existido desde su nacimiento como Estado hasta nuestros días. La política de los Estados Unidos sólo ha cambiado para acelerar la conquista presuntamente preordenada por Dios, a fin de cumplir la voluntad del todo poderoso de instaurar la democracia y la libertad por el bien de la humanidad. En la actualidad el fenómeno de la militarización ha centrado las miradas en este concepto bastante citado y pocas veces estudiado a profundidad pero que, por su importancia y peso histórico, resulta fundamental analizar su desarrollo y centrarse en su estudio. Los dilemas inherentes al concepto de seguridad nacional estadounidense obligan a plantearse el tratar de entender como es que surge el concepto de seguridad nacional en los Estados Unidos. El problema radica en que un país como los Estados Unidos de América que se siente atenazado por sus grandes problemas, intereses, posiciones de preponderancia o dependencia, o simplemente de graves desequilibrios estructurales en muchas ocasiones nos hace sentir que parece que estamos ante un trabajo de adivinación analógica, produciendo un mare mágnum de proyecciones desenfrenadas por exceso y por defecto. Y precisamente lo que intentamos evitar es que ese mare mágnum anegue y envenene hasta el último vaso capilar de las relaciones políticas, sociales y económicas entre una gran potencia y el resto de varias naciones que geográficamente son cercanas pero, culturalmente, distintas. Para entender como han conceptualizado su seguridad nacional los Estados Unidos de América, se ha dividido el presente estudio en tres capítulos. En el primero se hablará de la evolución de la seguridad de los Estados Unidos antes de la guerra fría, es decir, de 1789 a 1947,31 periodo en el que existió un miedo persistente a las amenazas exteriores europeas y en el que se desarrolló una gran fuerza militar con miras a salir de una política aislacionista e ir tomando a América Latina y el Caribe como su lago particular. Este desarrollo explica la importancia de hacer un estudio sobre el cinturón primario de su seguridad nacional. En el segundo capítulo se aborda el concepto de seguridad nacional norteamericano después de la Segunda Guerra Mundial y en el inicio de la guerra fría hasta el año de 31 Deliberadamente se ha hecho omisión al periodo de la Primera y Segunda Guerra Mundial. Por tanto, el énfasis ha sido en los aspectos de base, más que en las estructuras de la seguridad nacional. XVIII 1970. Este año fue decisivo porque surgió una nueva manera de controlar, por parte del Congreso de los Estados Unidos, los gastos y las decisiones, además de concebir la seguridad nacional dentro de límites más definidos, teniendo estrategias como la contención de Kennan que intentó detener la influencia soviética con la creación del Nacional Security Council, la Central Inteligency Agency y la Organización del Atlántico Norte. En este capítulo se estudia entonces cómo la Unión Soviética dejó de ser una amenaza política y psicológica para convertirse en una amenaza militar; así como el intento de acabar con los movimientos de liberación nacional y desalentar las revoluciones en el Tercer Mundo. En esta parte en Latinoamérica volverán a estar presente las estrategias de seguridad nacional de los Estados Unidos. De esta manera el objetivo es analizar las circunstancias en las que surgió el concepto de seguridad nacional en los Estados Unidos de América, así como observar su continua transformación en la historia. Se pretende estudiar el desarrollo del concepto resaltando la continuidad de valores considerados esenciales desde los padres fundadores de esa nación hasta 1970. Los cambios en el concepto tienen que ver con el desarrollo de siete puntos básicos que son: 1) el tipo de gobierno, 2) la capacidad militar, 3) el desarrollo económico por el cual se esté pasando, 4) el proyecto de nación o la ausencia de éste, 5) el contexto internacional, 6) qué tipo de amenazas se tengan, 7) qué tan real es el tener un conflicto o una guerra. La continuidad de la seguridad nacional como ya se mencionó, se expresa a través de las aspiraciones nacionales (pueblo) unido a los intereses nacionales (gobierno o sector especifico de la sociedad) para terminar confluyendo en los objetivos nacionales, que en la historia norteamericana se han traducido, en el aspecto interior, con el mantener el American way life del siglo XIX y en el exterior ha tenido en el expansionismo que se justifica en llevar el nombre de la democracia y la libertad a todo el mundo. Tratando de entender a través de planteamientos políticos, militares y socio-económicos de los hombres que forjaron esta nación desde una perspectiva interna así como externa, pretendiendo dilucidar qué es, cómo se origina y tal vez lo más importante, a dónde conduce el concepto de seguridad nacional norteamericano. Es por este motivo que aunque no es tema del presente trabajo desarrollar el aspecto actual de la seguridad nacional en Norteamérica es mencionado para dar una mayor continuidad histórica, dejando claro que podría desarrollarse en un próximo trabajo. XIX Pretendo comprobar que los Estados Unidos no necesitaron de la existencia de la Unión Soviética para desarrollar un concepto de seguridad “contra extraños peligros” e institucionalizar un concepto de seguridad nacional y un aparato único de espionaje. La existencia del comunismo y el socialismo en el Este de Europa sólo resultaron ser el caldo de cultivo necesario para los objetivos políticos de los Estados Unidos. Además uno de los puntos que se intenta establecer es la manera en que ha ido cambiando el concepto en la historia de los Estados Unidos, como en el caso especifico del espíritu que impregnaba aquella declaración de Fisher Ames, portavoz de los federalistas de Massachussets, en julio de 1798, ante la posibilidad expansionista del país al decir: “Mi fe es que hemos nacido para altos destinos”,32 con los cambios lógicos originados por los procesos históricos es posible aún rastrear y encontrar cierta esencia de los padres fundadores en las declaraciones del presidente George W. Bush en La estrategia de seguridad nacional después de los atentados del 11 de septiembre del 2001. En el tercer capítulo se habla del concepto de seguridad nacional aplicado a América Latina en dos casos específicos: la revolución cubana y el programa Alianza para el Progreso, de manera cronológica de 1959 a 1964, añospor demás emblemáticos por la importancia que adquiere el hemisferio occidental para los Estados Unidos al pasar de una zona de supuesta baja prioridad a una región de máxima seguridad debido a los movimientos insurgentes, además de la influencia soviética en la crisis de los misiles cubanos, caso que, como es bien sabido, estuvo a punto de ocasionar la Tercera Guerra Mundial. La primer problemática referente al concepto de seguridad nacional de los Estados Unidos, que se desarrolla en el presente trabajo alcanzó su cenit poco después de la independencia del país y giro en torno a si aquel Estado recién emancipado debía siquiera tener un ejército regular en tiempo de paz y si era necesario adoptar precauciones (y cuales debían ser estas) para contrarrestar el riesgo de que la existencia misma de tal institución pudiera degenerar en una situación de despotismo. El Congreso de Estados Unidos se mostró inicialmente reticente a aprobar la creación de un ejército permanente, lo que llevó a Alexander Hamilton a advertir en El Federalista que sin dicho ejército: “Estados Unidos exhibiría entonces el espectáculo más extraordinario que el mundo jamás haya presenciado: el de una nación 32 A. Hamilton, J. Madison, J. Jay, El Federalista... p.14 XX incapacitada por su Constitución para prepararse para su defensa antes de que sea realmente invadida”.33 De esta manera la historia norteamericana señala que, desde finales del siglo XVIII, los Estados Unidos eran renuentes a contar con una fuerza militar perpetua. Esto se explica porque se veían como una solitaria isla en un inmenso mar, y pensaban que un gasto militar era innecesario y sólo les acortaría su libertad. Los Estados Unidos por cuestiones geográficas habían encontrado un vinculo entre soberanía Estatal y seguridad nacional, como quedó expresado en su “Destino Manifiesto” que se publicó por la élite revolucionaria durante la Guerra de Independencia, además el estar con vecinos débiles, tanto al norte como al sur, hicieron pensar a los norteamericanos que su soberanía nacional era un derecho natural y al mismo tiempo, una consecuencia también natural de su seguridad nacional sin igual. Estas ideas siguieron vigentes, por poco más de cien años, entre los hombres forjadores de la nación norteamericana. Lo sorprendente y digno de estudio es ver como otro grupo de hombres de esa nación fueron forjando paralelamente la idea de un Estado en expansión, un Estado que veía, para 1823, a América como su zona natural de dominio y necesario crecer en el aspecto militar así como estaban creciendo en los aspectos económicos y políticos. La realidad es que los Estados Unidos de América son un país intrínsecamente nuevo un verdadero imperio muy alejado ya del mundo pionero que lo engendro.34 En donde ha habido una serie de penurias históricas en la ascensión irrestible del viejo y apacible gigantón agrícola, emergido revolucionariamente del continente europeo a la cumbre del poder económico y estratégico mundial. Hay una dinámica muy fuerte de cambios en las circunstancias externas del concepto de seguridad nacional por lo cual fue diseñado con un sentido pragmático de adaptación flexible a la realidad. Cambios promovidos para servir a la funcionalidad de los Estados Unidos esencialmente distintos en sus dimensiones, recursos, responsabilidades y objetivos de lo que en un principio echaron a andar en la Convención de Filadelfia en 1787.35 33 Gregory J. Urwin, “The Army of the Constitution: The Historical Context”, en Max C. Manwarnin (comp), Into insure domestic Tranquility, provide for the common defence, Caroline Pensilvania, Strategic Studies Institute. 34 Javier Roiz. Paul E. Sigmud, Poder, sociedad y Estado en USA, Editorial Teide, España. 1985. 35 Sheldon S. Wolin, “The people’s two bodies”, Democracy, vol. 1 nº 1 pag.2-24 XXI Los cambios producidos en el concepto de seguridad nacional de los Estados Unidos a través del tiempo han sido no sólo cuantitativo sino que su magnitud y naturaleza los hace también cualitativos. Donde podemos observar cambios adaptativos, como prueba de una flexibilidad excepcional en el sistema que diseñaron los padres fundadores. La pregunta es si el concepto de seguridad nacional de los Estados Unidos del siglo XVIII y XIX, basada en la dispersión del poder, la descentralización y los controles y contrapesos institucionales, puede ajustarse a las necesidades internas de una de las mayores potencias económicas, militares y políticas del mundo.36 Al realizar un estudio de las estrategias de seguridad nacional de los Estados Unidos se pretende comprobar que la idea de ser una gran potencia así como el concepto de seguridad nacional estuvo siempre vigente y que se necesitó más de siglo y medio y dos Guerras Mundiales para poder introyectarla en la sociedad norteamericana. Para ello fue necesario crear un sentimiento de temor continuo a extraños peligros que se transformó en una fobia perdurable. Se requirió de astucia, trabajo incesante y algo de buena suerte para poder hacer a un lado la idea del aislacionismo y cambiar el pensamiento de un pueblo que por tradición histórica rehuía a los compromisos internacionales. El concepto de seguridad nacional de los Estados Unidos de finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX fue cambiando, en una defensa por medio de alianzas internacionales durante la segunda mitad del siglo XX y en la actualidad se está transmutando en una vulnerabilidad global compartida. Este elemento surgió con el fin de la Guerra Civil estadounidense cuando desapareció la noción del enemigo interno. En otras palabras, existía una clara diferenciación y separación de funciones. Unas, las policiales se ocupan de problemas internos Law and Order; las otras, las militares por su parte se dedican a la proyección del poder hacia fuera; principio de pacis comitate, que, oficialmente, a partir de 1878; excluye a las fuerzas armadas de toda operación y funciones de fronteras hacia adentro. El segundo debate prolongado, de igual trascendencia en la conceptualizacion de la seguridad nacional en cuanto a sus consecuencias, fue el provocado tras la Primera Guerra Mundial por el rechazo de Estados Unidos a ser miembro de la Sociedad de 36 Walter Dean Burnham, Critical elections and mainstream of american politics, 1970. XXII Naciones y culminó con la decisión alcanzada casi tres decenios más tarde (finalizada la Segunda Guerra Mundial) de implicarse en un compromiso de duración indefinida con la seguridad de Europa, tal como quedó expresado en el artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte. La ratificación de dicho tratado en el Congreso supuso una redefinición fundamental del significado y el alcance del concepto de seguridad nacional estadounidense: a partir de aquel momento, la defensa de Europa se convirtió en la primera línea de la defensa del propio Estados Unidos. La alianza se convirtió en la piedra angular de la política estadounidense de defensa. ¿Fue el contar con una visión amplia y el intentar entender y estudiar el mundo lo que llevó a los Estados Unidos a desarrollar una fuerza militar que los impulsaría a convertirse en la gran potencia mundial a finales de la primera mitad del siglo XX? En este sentido la historia tradicional norteamericana ha intentado explicar que los Estados Unidos se vieron obligados a dar este salto de una sociedad que, pese a seguir siendo aislacionista, se transformó en una sociedad con enormes compromisos internacionales y que se vio ante la disyunción de expandirse y cambiar su imagen y función. De ser el gendarme de América pasó a convertirse en árbitro mundial. Durante la GuerraFría, y aún antes de ella, estuvo vigente el concepto de Nacional Security, cuyo significado fue: la militarización hacia el exterior, aunado a otra serie de condiciones que se verán en el presente trabajo, es decir, desarrollaron una fuerza táctica para disuadir, en una primera parte de su historia, a peligros extraños y después a la Unión Soviética. En el proceso de la Guerra Fría, los Estados Unidos lograron mantener el peligro geográficamente alejado de Norteamérica. Hasta finales de la década de 1950 y principios de 1960 (la crisis de los misiles cubanos), los Estados Unidos se vieron abocados a reconocer que la tecnología moderna había hecho de la invulnerabilidad una cosa del pasado. Al final de la guerra fría y después de esta; durante un breve periodo de tiempo, Estados Unidos volvió a sentirse casi invulnerable. Desde 1970 y hasta la actualidad, la Constitución otorga amplías facultades al Congreso en asuntos de seguridad nacional: declarar la guerra, expedir cartas de marca y represalia, reclutar un ejército, promover y sostener una armada, regular las fuerzas de tierra y mar, regular gastos para la defensa común; entre otras. Es por este motivo que el presente estudio del concepto de seguridad nacional llega hasta 1970. XXIII Podemos decir que, debido al colapso y desmembramiento de la Unión Soviética y a la emergencia de la Federación Rusa, esto es, a la virtual desaparición de una superpotencia capaz de competir por la hegemonía mundial con los Estados Unidos, éstos reducen el número de efectivos bajo las armas. La lección de la experiencia del pasado histórico estadounidense, asimilado e incorporado a la política de defensa les ha mostrado a los Estados Unidos, que los conflictos de baja intensidad se libran fundamentalmente en el plano político y no en el militar de esta manera se explica esa reducción vivida. Actualmente los Estados Unidos se encuentran ante una transformación radical porque, desde su óptica, el enemigo está fuera y dentro del territorio nacional, ante la amenaza real del terrorismo y de las armas de destrucción masiva. Esto obliga a una reinterpretación de las fuerzas militares, policiales y de inteligencia; y tiene como efecto una transformación de los procesos, con lo que se hace difusa la frontera entre estos tres actores estatales a los que, incluso se otorga poderes extraordinarios. Como consecuencia el concepto de National Security comienza a adecuarse al de Domestic Security, esto se puede observar en la necesidad que se tiene de recuperar la iniciativa estratégica; concepto de guerra preventiva basado en la idea de que “la mejor defensa es una buena ofensiva,” cuyo significado es tomar medidas anticipadas y preventivas. La coyuntura actual se caracteriza por un momento histórico de cambio y continuidad de la seguridad nacional de Estados Unidos, de tránsito con un impacto en la concepción, doctrina, legislación, administración y función en la materia, cuyos efectos y resultados no son tan difíciles de predecir. El tercer debate que como se mencionó al principio de manera formal no se desarrollará en el presente trabajo pero por cuestión cronológica y de entendimiento se aludirá de manera continua, este tiene visos también de convertirse en prolongado y divisivo tanto dentro como fuera del país. En esencia, gira en torno a la cuestión de hasta dónde debería llegar Estados Unidos para maximizar su propia seguridad y en qué consiste de manera política y económica tomando en cuenta los riesgos para los vínculos estratégicos que mantiene con sus aliados. Si bien irrumpió en la escena pública tras el 11-S, el tercer debate estaba ya prefigurado a mediados de la década de 1980, momento en el que se produjo una dura confrontación de opiniones con motivo XXIV de la propuesta del presidente Reagan de lanzar una iniciativa de redefensa estratégica, pero cuando la Unión Soviética se colapso la amenaza misma se disipó. El poder estadounidense ha puesto sobre el tablero mundial una nueva manera de entender por los Estados-nación, los conceptos de seguridad nacional y soberanía, donde para bien o para mal los Estados Unidos terminan siendo el garante en la estabilidad actual; el poder y la dinámica social estadounidense diluyen lo que conocíamos como la soberanía tradicional. Para Hans Joachim Morgenthau: “La aspiración por el poder es el elemento diferenciador de la política internacional, al igual que de la política general”. De este modo, Morgenthau da al concepto un primer sentido. Lo convierte en fundamento y condición de la política. Según Weber poder significa la probabilidad de imponer la propia voluntad, dentro de una relación social, aun contra toda resistencia y cualquiera sea el fundamento de esa posibilidad. Esta visión de poder- relación es compartida por Morgenthau: " El poder comprende todo aquello que establezca y mantenga el control del hombre sobre el hombre. Así, el poder cubre todas las relaciones que sirven a ese fin, desde la violencia física hasta los más sutiles lazos psicológicos por los que una mente puede controlar a otra".37 Morgenthau también asume la concepción del poder como poder- posesión o capacidad del Estado para alcanzar fines basándose en sus recursos. Pero qué es el poder político: un medio para alcanzar los fines de la nación. Sin embargo, el sentido instrumental del poder va más allá de la definición del poder- posesión de Hobbes, pues junto a los recurso o factores materiales Morgenthau toma en consideración los elementos que permiten movilizar los recurso o base del poder potencial de movilización: Las fuerzas utilizables por cada unidad política en su rivalidad con las otras son proporcionales no al potencial, sino al potencial de movilización. Este, a su vez, depende de circunstancias múltiples que pueden reducirse a dos términos abstractos: capacidad y voluntad. Morgenthau se concentra en los aspectos cualitativos del factor humano componente del poder nacional: carácter y moral nacional, calidad del gobierno y, sobre todo, de la diplomacia. Los recursos (capacidad potencial) debidamente movilizados constituyen ese poder nacional que determina la potencia de un Estado. El poder debidamente movilizado da 37 Hans J. Morgenthau, Escritos sobre política internacional, Madrid: Tecnos, 2001. XXV lugar a un fenómeno de control o de dominación. Sin embargo, Morgenthau distingue en este caso entre la dominación derivada del poder político y la derivada de la fuerza. En suma, el término poder cubre diversas realidades en la teoría de Morgenthau: el fenómeno básico de la relación que constituye el poder, los medios y la movilización de los medio que permiten hablar del poder nacional en el sentido de potencia y, finalmente, los efectos derivados de tal poder, no equivalentes al uso de la fuerza, que originan un fenómeno de dominación. Desde la perspectiva del autor Zbigniew Broezinkky es de resaltar esto ya que: “Estados Unidos empezó a existir como tal en una época en la que la soberanía y la seguridad nacional eran términos casi sinónimos que definían las cuestiones internacionales. El orden internacional de los últimos siglos se ha basado en la premisa de la soberanía del Estado-nación, según la cual cada Estado es el último y absoluto árbitro- dentro de su territorio- de sus necesidades de seguridad nacional. Aunque esa soberanía se definió desde el primer momento como absoluta a nivel legal, las asimetrías evidentes en materia de poder nacional no sólo han hecho necesario el establecimiento de grandes compromisos necesarios, sobre todo, desde el punto de vista de los Estados más débiles, sino que también han comportado violaciones significativas de la soberanía de algunos Estados a cargo de otros más fuertes”.38 Así se puede observar que comotal la soberanía nacional en la actualidad sólo existe para los Estados más poderosos. En otras palabras el problema que acarrea la aplicación del concepto de seguridad nacional norteamericano hacia otros Estados en sus soberanías nacionales, se debe principalmente a que carece en este momento de un competidor global en igualdad de condiciones. Con todo lo que pueda causar sorpresa o irritación ante las aseveraciones explicitas del papel hegemónico estadounidense hacia Estados que viven en una continua inspección dentro de su soberanía nacional en nombre de la aplicación del concepto de seguridad nacional estadounidense, no existe ninguna alternativa realista a la actual hegemonía norteamericana, así como su peso determinante en la seguridad global. 38Zbigniew Brzezinkky, El dilema de los Estados Unidos de América, ¿dominio global o liderazgo global; Editorial Paidos. 2005, p.25. XXVI De esta afirmación puede desprenderse que existen dos clases de países, los que apelan al empleo del termino de seguridad nacional como parte de una estrategia de promoción de sus intereses a través del empleo de los recursos económicos, políticos, psicosociales y militares del poder nacional (como en el caso de los Estados Unidos de América), y aquellos que, ante situaciones similares, se inclinan por el empleo civilizado de los recursos que proporcionan el derecho y la cooperación. Como de acuerdo con el investigador Wolfers, ambas opciones están igualmente disponibles para los países, ya que ninguna de ellas tiene mayor validez que la otra, estos pueden emplearlas de acuerdo con las necesidades que se les presentan a cada momento. Lo anterior significa que el concepto de vulnerabilidad, fundamental en el estudio de la seguridad nacional, debe revisarse en una perspectiva en la cual aluda al grado de preparación con la que una nación puede hacer frente a un problema determinado. Se asume que las capacidades del estado no son inagotables y que las disponibles están lejos de distribuirse de manera uniforme. Al contrario de la afirmación en el sentido de que existen, por decirlo así, amenazas absolutas, es necesario señalar que este grado de preparación no depende tanto de la magnitud de las amenazas, sino más bien al margen de maniobra existente para impulsar políticas eficaces. La vulnerabilidad, por tanto está menos referida al problema en cuestión, sino a la solidez interna con la que la sociedad se amalgama para hacerle frente. Un enfoque complementario sobre el problema lo sugieren Buzan Waever y de Wilde: “diferentes sociedades tienen diferentes formas de vulnerabilidad, que dependen de la forma comos se construyó la identidad”. Hay naciones que privilegian el aislamiento, la represión, los hábitos culturales, el lenguaje, la integración étnica, etc. Cada principio organizador tiene su némesis, su forma de amenaza total sobre la identidad nacional.39 El problema que plantea la política estadounidense a Estados débiles como es el caso de América Latina; es el entender el cómo sobrellevar la política hegemónica estadounidense, en lo que se refiere a la aplicación de su concepto de seguridad nacional. Lo que esta en juego para las naciones débiles no sólo en América Latina, es el cómo lograr la existencia de una soberanía nacional ante el empeño estadounidense de conformar una aplicación de su concepto de seguridad nacional basado en intereses 39 Ugo Pipitone, La salida del Atraso, FCE. México, 1995, capXIII XXVII compartidos, utilizando en la mayoría de los casos su poder global soberano con el único fin de afianzar su propia seguridad. Una de las preguntas que se plantea este trabajo al hacer una revisión del concepto de seguridad nacional de los Estados Unidos es el tratar de entender el porqué los Estados Unidos han pensado y piensan que tienen derecho a más seguridad que otras naciones y en nombre de esta seguridad, romper las soberanías de los Estados en América Latina. El inconveniente para América Latina y el mundo es que la preeminencia estadounidense en lo que respecta a la aplicación de su concepto de seguridad nacional y el desmoronamiento en nombre de este concepto de las soberanías nacionales no parece indicarnos un final próximo, es como aquella línea imaginaria que no deja de alejarse a medida que caminamos hacia ella. La historia nos enseña que nada dura indefinidamente; la actual preponderancia de la era global estadounidense, también decaerá en algún momento, desafortunadamente después de lo que la mayoría desea y antes de lo que el conjunto de los estadounidenses asumen. La idea que es necesario dejar en claro para el propósito del siguiente trabajo es que, cuando los Estados Unidos hablan de incrementar la seguridad global, realmente de lo que hablan es de incrementar su propia seguridad nacional. En la práctica podemos observar que los Estados Unidos han pasado por este acto de fuerza para imponer una serie de condiciones y medidas al adversario y, a su vez su sociedad ha terminado por aceptar acortar su libertad a cambio de tener seguridad. Por tanto se puede decir entonces que la seguridad nacional es un mal necesario aún en su peor condición. El dominar a través de la barbarie para imponer la civilización ha sido una constante de los países que anhelan ser una potencia, un Estado moderno, ya que en la práctica se ha relacionado el concepto de seguridad nacional con el concepto de barbarie, debido a que, en la política exterior, las medidas tomadas por algunos Estados poderosos ha significado romper con las libertades más esenciales de las naciones a las cuales han sido impuestas. La seguridad nacional norteamericana: “tiene como objetivo eliminar cualquier desafío o amenaza contra la hegemonía estadounidense”40 además de garantizar la 40 George Bush, La gran estrategia, 2001. U.S. President: Policies in focus: Nacional Security. http://www.Whitehouse.gov/response/index.html. XXVIII sobrevivencia de la nación en la comunidad internacional como un Estado soberano e independiente, por lo que requiere asegurar el logro de las condiciones básicas que le permitan ejercer su autodeterminación, mantener su integridad nacional y obtener su desarrollo. En el caso de los Estados Unidos tiene que ir más allá debido al papel geoestratégico que juega esta nación en el ámbito internacional, es decir tiene la finalidad de sostenerse como potencia hegemónica. La irracionalidad de la ideología de la seguridad nacional norteamericana reside principalmente en su incapacidad para reconocer la misma importancia a la soberanía y la seguridad de otras naciones. Las restantes naciones deben someterse a las sombrías consecuencias de la doctrina de la necesidad política estadounidense. Por mucho que les pese a los Estados Unidos en realidad el enfado que experimentan ante la perspectiva de afrontar las consecuencias desagradables de su patrimonio, impulsa generalmente al estadounidense a descubrir razones que le permiten negar que los Estados Unidos inflija a otros países agravios reales o graves, teniendo en cuenta que el propio instituto norteamericano de derecho internacional tiene claro el principio de que la autopreservación no justifica que se inflijan agravios ilegales a los Estados que no han cometido agresiones, es decir, que no se pueden cometer ataques a otros Estados en nombre de esta seguridad nacional. El problema que se observa es que esta búsqueda y aplicación de su seguridad nacional en solitario, rompiendo de manera arbitraria con la soberanía de otros Estados-nación, puede llegar a desbordarse y transformar a la nación que se autoproclama como el “país de los libres” en un Estado que
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