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Las-experiencias-transexuales-de-habitar-un-cuerpo-tecnologico--un-panorama-social-y-poltico-desde-Ciudad-de-Mexico

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS 
LICENCIATURA EN DESARROLLO Y GESTIÓN 
INTERCULTURALES 
 
 
TESIS 
QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE LICENCIADA EN DESARROLLO Y 
GESTIÓN INTERCULTURALES 
 
 
LAS EXPERIENCIAS TRANSEXUALES DE HABITAR UN CUERPO 
TECNOLÓGICO. 
UN PANORAMA SOCIAL Y POLÍTICO DESDE CIUDAD DE MÉXICO 
 
 
PRESENTA 
JIMENA GONZÁLEZ MARTÍNEZ 
 
ASESORA 
MTRA. VERÓNICA ARAIZA DÍAZ 
 
CUIDAD DE MÉXICO 
2016 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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2 
 
 
Índice 
 
Introducción 6 
 
Capítulo 1. La relación cuerpo/tecnología y su dinámica sociocultural 14 
1.1 Descifrar el cuerpo, un recorrido conceptual 14 
1.1.1 Cuerpo-Corporalidad 16 
1.1.2 Breve recorrido histórico sobre la categorización del cuerpo 19 
1.1.3 El cuerpo para la sociología 25 
1.1.4 El cuerpo para la antropología 26 
1.1.5 El cuerpo para el feminismo 27 
1.2 Tecnología como sistema técnico complejo 28 
1.3 La modificación tecnológica del cuerpo: entre lo natural y lo artificial 32 
1.4 La diversidad cultural y las modificaciones corporales 40 
 
 
Capítulo 2. La construcción de las identidades transexuales de Ciudad de México 45 
2.1 Del género o la construcción social y política de la diferencia sexual 46 
 2.1.1 ¿Qué es género? 47 
2.1.2. Tres características del género útiles para pensar una transexualidad 
 situada 50 
2.1.3. Feminismos: el camino hacia una postura política auto reflexiva 51 
 2.2. La institucionalización de los géneros: de sus normas, representaciones y 
resistencias………………………………………………………………………….57 
2.2.1 La institucionalización de los sistemas sociales sobre el género 59 
 2.2.2 Las construcciones socioculturales sobre el género 63 
 2.2.3. Los alcances políticos de las identidades transexuales 74 
2.3. Identidades transexuales 77 
 2.3.1. La medicalización de la transexualidad 78 
 2.3.2. Vivir un cuerpo transexual 80 
3 
 
Capítulo 3 Un panorama sociopolítico de habitar el cuerpo tecnológico desde 
Ciudad de México 84 
3.1 Panorama histórico político de la comunidad transexual 86 
3. 2 La modificación del cuerpo, la (de)construcción del género 94 
3.3 De las modificaciones corporales y sus riesgos 101 
3.4 El cuerpo vivido, las experiencias transexuales en la Ciudad de México 109 
3.5 La transexualidad como potencia de cambio social 114 
 
Conclusiones. Las implicaciones políticas del cuerpo modificado 118 
 
Bibliografía 123 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
4 
 
Introducción. 
 
 
Esta investigación tiene como tema central las identidades transexuales en relación con la 
tecnología de modificación corporal, con la intención de resaltar su carácter dinámico 
frente a las definiciones estáticas que la ciencia médica ha implantado sobre ellas. Algunas 
de estas se conforman en la modificación tecnológica del cuerpo, encuentro en esta 
dinámica un espacio idóneo para estudiar las corporalidades artificiales (es decir cuerpos 
híbridos entre lo orgánico y lo tecnológico), los procesos identitarios y socioculturales que 
se generan tras el uso de las tecnologías en el cuerpo, y (como reflejo autoreflexivo) en los 
referentes culturales y sociales sobre la feminidad y la masculinidad que han transformado 
los cuerpos para moldearse a través de las tecnologías corporales. 
 Estas tecnologías circundan las experiencias de vida cotidianas del mundo 
occidental y, sin embargo, pasan desapercibidas bajo discursos de belleza o de salud. Las 
instituciones que las controlan crean representaciones e imaginarios sobre la construcción 
dicotómica de los cuerpos1, los cuales recorren nuestras vivencias cotidianas de forma 
naturalizada y corrigen con rigor las imperfecciones que laceran las normas de género. Para 
aclarar este punto pensemos en los baños, una actividad completamente natural que bajo la 
tutela de las instituciones se norma en razón del género con espacios poco flexibles 
custodiados por la misma comunidad, lo ilustro con el caso concreto de la experiencia de 
una mujer transexual, en sus palabras ―Pues eso, que te digan joto, marica, antinatural, 
ridículo, que te saquen del baño de las mujeres… te digo, me acaban de sacar de un baño 
aquí en la zona rosa, del baño del Vips de Hamburgo ¡en la Zona Rosa!‖2, la norma se 
fracturó de tal manera que la respuesta atentó contra el bienestar de la mujer entrevistada. 
 
1 Por construcción dicotómica de los cuerpos me refiero a la separación mujer/hombre, 
feminidad/masculinidad respectivamente. 
2 Entrevista realizada a Sofía por Jimena González el día 28 de septiembre de 2014 en Ciudad de México 
 
5 
 
 Una de las premisas de este trabajo es reconocer que los procesos de construcción 
de la identidad transexual no son tan lejanos de los del común de la población cisgénero3 de 
la Ciudad de México. Ya que si lo artificial es aquello creado por el ser humano, entonces 
podemos señalar que el cuerpo al ser moldeado por una cultura específica es, en esencia, un 
producto social, cultural y artificial. Es decir, en un contexto histórico en el que las 
tecnologías tienen un fuerte impacto en las dinámicas sociales, culturales y políticas de los 
seres humanos, se puede sugerir que todos los cuerpos ―al menos aquellos inmersos en la 
cultura occidental― son híbridos orgánicos-tecnológicos. Por lo tanto, como tejeremos a lo 
largo de esta investigación, no son tan diferentes las experiencias de vida de la población 
transexual del resto de la población, respecto a la interacción entre la tecnología y el 
cuerpo. 
Este trabajo gira en torno a tres propuestas de reflexión: (1) las representaciones 
simbólicas sobre la artificialidad del cuerpo y las transgresiones del imaginario social sobre 
el género y el cuerpo; (2) el impacto social y político en su entorno cultural específico; (3) 
las maneras en que se conforman las identidades transexuales durante el proceso de la 
modificación tecnológica del cuerpo. De igual forma, interesa reconocer la multiplicidad de 
formas de vivirse transexual, en respuesta a las formas estereotipadas o clínicas 
establecidas desde las instituciones, principalmente la médica. 
 Reconocemos que es imprescindible observar cómo se desarrolla la transexualidad 
en un contexto donde los referentes culturales sobre el sexo y el género están configurados 
fuertemente por un sentido esencialista y conservador, por esta razón el impacto que genera 
la transexualidad en este es notoriamente importante, ya que activa cambios en las 
representaciones sociales sobre el cuerpo, el género y la tecnología. Por lo tanto, la 
transexualidad se va a proponer como potencial de cambio social referente a las normas de 
género que limitan la libre expresión de la identidad individual y colectiva. 
 El enfoque sobre el que trabajamos es el de las corrientes de Ciencia, Tecnología y 
Sociedad, desde la cual abordamos el tema de la modificación tecnológica del cuerpo, sin 
dejar de lado al actor transexual y sus intereses omotivaciones. Establecemos un diálogo 
 
3 Se han agregado categorías nuevas para expresar la extensa diversidad de identidades sexo-genéricas, una 
de las más actuales es cisgénero, la cual se refiere a las personas que se identifican completamente con el 
sexo y el género que les fueron asignados al nacer, así como a todos los roles y marcos de comportamiento 
que se le confieren. 
6 
 
con los aportes de algunos feminismos, en especial con las propuestas de la Tercer Ola, ya 
que encuentro esta corriente nos brinda las herramientas para discutir los conceptos 
corporalidad y género de forma plural consientes de la interculturalidad, sin dejar de lado 
las aristas de la clase, la nacionalidad, la cultura, la economía. 
 Todos estos planteamientos nos llevan a la pregunta en torno a la cual gira esta 
investigación. ¿Qué nos permite reflexionar sobre la modificación tecnológica del cuerpo 
para la construcción de las identidades transexuales, en torno a las experiencias, las 
representaciones simbólicas, los imaginarios y las acciones políticas de la comunidad 
transexual de la Ciudad de México? Los intentos por responder esta interrogante nos llevó 
por caminos y conceptos que desafían la organización social del género, nos encontramos 
con identidades que hacen evidentes las limitaciones de la concepción dicotómica propia de 
la modernidad, razón por la cual buscamos una perspectiva compleja de la realidad social 
de la transexualidad en el país. 
 Las herramientas metodológicas que apliqué para realizar esta investigación fueron 
a la vez teóricas y empíricas, esto con la intención de tener un panorama amplio sobre la 
realidad social que interesa a este trabajo. Para la parte etnográfica realicé entrevistas 
semiestructuradas y observación participante dentro de Ciudad de México en un periodo de 
tres meses a tres mujeres transexuales que pertenecen al grupo de diálogo y 
acompañamiento. Encuentro interesante resaltar la característica autogestiva de este grupo, 
sobre todo por la libertad que tienen para generar sus propios contenidos de acuerdo a los 
intereses y objetivos de las participantes, esto gracias a la sensibilidad del centro de 
reconocer las posibilidades de un grupo sin interferencia de profesionales de la salud o 
expertos en el tema, como es en el caso de otros grupos de apoyo. Puesto que la intención 
de realizar estas entrevistas fue reconocer las voces de quienes viven día a día estas 
identidades, realicé otras dos entrevistas sobre las experiencias de vida de dos hombres 
transexuales, uno de los cuales forma parte del colectivo Gender Fuckers. La intención de 
este ejercicio etnográfico es el de entretejer las experiencias de vida con las propuestas 
teóricas que retomé a lo largo de la investigación; así mismo, el internet es para este trabajo 
una herramienta clave para captar contenido relevante sobre las discusiones actuales en 
torno a las identidades transexuales, ―sumado a las entrevistas y la revisión bibliográfica, 
esta tesis busca ampliar el panorama de la transexualidad en nuestro país. 
7 
 
La propuesta es descifrar la transexualidad desde la modificación tecnológica del 
cuerpo para hacer visibles las potencialidades de vivirse en los intersticios del cuerpo 
tecnológico tanto en la forma de percibir el mundo como en la interacción cotidiana con su 
entorno social y cultural; y sobre todo resaltar la parte política de modificar el cuerpo, ya 
que inconsciente o reflexivamente, el cuerpo (como lo señala el feminismo) es un espacio 
político y, por lo tanto, el transexualismo es un tipo de acción política cyborg. 
Por lo tanto, la modificación tecnológica del cuerpo la vamos a entender como un 
proceso que muestra cambios significativos sobre las representaciones de cuerpo, el género 
y la tecnología, en su contexto inmediato y en la forma en que los agentes construyen su 
identidad. Esto nos permite reflexionar sobre a las experiencias de la transexualidad, las 
representaciones sobre el cuerpo y los imaginarios sociales en torno al género, los cuales se 
gestan en el movimiento político de la comunidad transexual de la Ciudad de México. 
 Una de las consecuencias de la modificación tecnológica del cuerpo en los agentes 
transexuales es que provoca experiencias y expresiones diversas y disidentes, en la medida 
en que representan el mundo desde la interface orgánica-tecnológica, así como también nos 
permite identificar una representación simbólica de la artificialidad del cuerpo. Estas 
nuevas configuraciones sobre la construcción y percepción identitarias de los agentes 
transexuales le confiere a la persona capacidad de agencia y empoderamiento4, ya que deja 
de lado el carácter inamovible de las posturas esencialistas y biologicistas sobre el cuerpo, 
y resalta, en cambio, el carácter cultural y político de éste. Esto siempre y cuando el agente 
transexual genere reflexiones constantes sobre su acción y construcción/deconstrucción de 
género, para trascender las dinámicas basadas en estereotipos que imponen las instituciones 
rectoras del género; como lo pudimos constar en las entrevistas. 
 Es preciso señalar que para este trabajo la transexualidad en sí misma, ―aún sin el 
ejercicio reflexivo― se sitúa en la transgresión del imaginario social sobre el género y los 
límites del cuerpo. Es por esto que el activismo de los grupos transexuales tiene el potencial 
 
4 Con capacidad de empoderamiento y agencia nos referimos a una intencionalidad y conciencia activa 
sobre los actos de modificación corporal y sobre la identidad de los agentes sociales. El sistema en el que 
se desenvuelven las identidades transexuales limita las expresiones corporales y de género a través de 
una serie de mecanismos discursivos de las ciencias de la salud, principalmente; de esta manera las 
personas en general, pero particularmente las personas transexuales, se ven sujetas al sistema. Entonces, 
al modificar las estructuras restrictivas del sistema y de sus mecanismos de control las personas adquieren 
agencia, en el sentido de un actuar consiente y reflexivo, y empoderamiento, en el sentido de conferirles 
poder para su beneficio o mejoramiento individual o colectivo. 
8 
 
político para generar espacios de reconocimiento de una diversidad de identidades de 
género y de corporalidades. 
 Este trabajo consta de tres capítulos que transitan desde el análisis teórico hasta un 
diálogo con experiencias transexuales concretas de la realidad social de la Ciudad de 
México. El primer capítulo tiene como eje temático la relación entre el cuerpo y la 
tecnología. Por lo tanto, iniciamos el recorrido desde el quiénes y cómo han hablado del 
cuerpo para comprender los cambios que lo han transformado de un cuerpo/objeto a un 
cuerpo/sujeto, ―de lo rígido y mecánico, que debe de ser estudiado desde afuera, a lo 
dinámico, que se construye y destruye desde la agencia―. Para definir una postura 
adecuada a las intenciones de este trabajo, proponemos hablar por un lado del cuerpo como 
materia orgánica y por otro de corporalidad como los procesos históricos, sociales y 
culturales que hacen cuerpo. 
 Más adelante en el mismo capítulo hablamos de tecnología para definirla y ponerla 
en interacción con los procesos de modificación del cuerpo dos preguntas que sirven de 
guía para este apartado son: ¿bajo qué dinámicas existe la relación cuerpo/tecnología?, y 
¿qué resulta de esta? Como primer acercamiento, podemos decir que la modificación 
tecnológica del cuerpo genera en la persona una forma diferente de experimentar el mundo 
y de percibirse en él, lo que enfatiza el carácter artificial del cuerpo; y, lo que resulta es un 
cuerpo híbrido orgánico-tecnológico, un cuerpo cyborg. La transexualidad es una identidad 
que se vive bajo este esquema, y no conforme, transgrede también las normas socialessobre el género. 
 Por último, señalamos la importancia de reconocer y localizar culturalmente la 
interacción cuerpo/tecnología para resaltar la diversidad de formas de ser y hacer un cuerpo 
tecnológico, conscientes de la interculturalidad y de las grandes diferencias de vivirse como 
transexual en contextos culturales específicos, con técnicas y herramientas diversas para 
lograr una imagen deseada. Este apartado es un espacio propicio para imaginar escenarios 
futuros sobre el cuerpo tecnológico, por lo tanto reflexionamos sobre las posturas 
posthumanistas y transhumanistas, que proponen formas de vida virtualizadas y 
descorporalizadas. 
 En el segundo capítulo hablaremos del género bajo tres esferas de análisis: 1) la 
simbólica, que refiere al aspecto sociocultural, 2) la institucional, de los esquemas 
9 
 
normativos reforzados bajo tecnologías de poder5, y 3) la identitaria, sobre la construcción 
de la identidad individual y colectiva, en otras palabras, las tecnologías del yo6. El hilo 
conductor es, por lo tanto, la construcción de las identidades de género transexuales; para lo 
cual hacemos un primer apartado donde definimos que es lo que para este trabajo se 
entiendo por género y por sexo. Aclarar estos dos conceptos de forma paralela es relevante 
ya qué sirve para evitar las confusiones que socialmente se han reproducido entre ambos 
conceptos. Más adelante, profundizamos sobre el género dentro de un espacio social, 
político y cultural específico, al hacer esto nos situamos geográficamente ante contexto 
machista y violento con profundas significaciones jerárquicas sobre la diferencia sexual 
sobre los género. Referimos al feminismo como una herramienta necesaria para pensar la 
conformación de los sistemas sexo-género que propone Gayle Rubin, pero también para 
reconocer la importancia política de resignificar el cuerpo/género social e identitario, desde 
la tercera ola hasta la teoría Queer y su crítica desde latitudes latinoamericanas quienes 
proponen el término Cuir, como un juego de palabras. 
 Una vez hecho esto, en el segundo apartado de este capítulo saltamos del lado de las 
instituciones para entender cómo la norma social sobre el género funge como una forma de 
poder y control, sin embargo no dejamos de lado las pequeñas hendiduras que apoyan las 
resistencias de la norma sexual y de género. Por lo tanto, encontramos en la transexualidad 
un espacio de resignificación, proponemos pensarla como una identidad transgresora con 
grandes alcances políticos, sociales y culturales. 
 Por último, nos preguntamos cómo se ha construido la transexualidad como 
categoría. Hacemos un recorrido desde las nociones médicas hasta las propuestas políticas 
que reivindican la experiencia transexual fuera de los marcos patologizantes. Sobre todo, 
 
5 Las tecnologías de poder son aquellas que determinan la conducta de las personas haciendo uso del 
sometimiento y la dominación, los cuerpos (individuales y colectivos) son meros objetos puestos a la 
disposición del sistema que los determina y controla (Foucault, 1990, p: 48). Estas tecnologías actúan en 
distintos niveles de violencia, desde la simbólica, cómo el no reconocimiento de la identidad de las 
mujeres y hombres transexuales, hasta la física sistémica, como los feminicidios. 
6 Las tecnologías del yo abarcan un espectro amplio de técnicas, mecanismos, prácticas y procesos, que le 
permiten a una persona el trabajo sobre su propio cuerpo, y también sobre su conciencia, para alcanzar 
por medio de actos y pensamientos un estado mínimo de felicidad y sabiduría, se puede realizar como un 
ejercicio individual o colectivo (Foucault, 1990, p: 48). Estas tecnologías se encuentran inmersas en los 
procesos de construcción de la identidad de la persona como individuo y de la persona en sociedad. 
10 
 
subrayamos las maneras en que el cuerpo transexual transgrede los imaginarios colectivos 
sobre el género y los límites del cuerpo. 
 En el tercer capítulo, ya que tenemos una base teórica elaboradas en las primeras 
dos partes de este trabajo desde el cuerpo tecnológico y las identidades de género 
respectivamente, nos detenemos para contemplar el contexto sociopolítico actual en el que 
se desenvuelven día a día las personas que viven estas identidades. Plantearemos un 
recorrido histórico sobre el camino político de las disidencias sexuales y de género, 
específicamente de las luchas de la comunidad transexual, la cual se ha visto silenciada 
incluso dentro de la misma comunidad LGBTTTI7, para conocer las exigencias que 
sostiene la transexualidad como comunidad política. Seguido de una aproximación a los 
procesos específicos de modificación corporal que emplean las personas transexuales para 
construir su corporalidad, sin dejar de lado los riesgos que esta conlleva. El centro de este 
planteamiento son las experiencias de vida, es reconocer la voz de quienes experimentan el 
mundo desde la interface tecnológica y sobre todo en las fronteras del género. El objetivo 
es encontrar en estos caminos la posibilidad de construir una pluralidad de formas de ser y 
vivirse humano en una sociedad más libre, y sobre todo más equitativa. 
 Todos estos puntos tienen como referencia el trabajo de tipo etnográfico que se 
expuso con anterioridad en la metodología del trabajo. Podemos mencionar, sin embargo, 
que este ejercicio influyó en las conclusiones gracias a la capacidad autocrítica y 
autorreflexiva de las personas entrevistadas. 
 Sin duda las identidades transexuales nos proponen un nuevo panorama sobre las 
nuevas formas de pensar la manera en la que nos relacionamos con la tecnología, nos invita 
a reflexionar en nuestros modos de habitar el cuerpo y cómo lo modificamos 
tecnológicamente. Asimismo, abren nuevos campos de representación y gestan nuevos 
imaginarios colectivos entorno al cuerpo y al género, con lo que se hace evidente una 
diversidad de experiencias corporales. Sólo una persona empoderada puede (auto)gestionar 
su cuerpo y su identidad sobre los vacíos de un estado incompetente de la diversidad sexual 
y genérica, lo que vale resaltar es la manera colectiva del quehacer político sobre la gestión 
de la modificación del cuerpo. 
 
7 Lesbico, Gay, Bisexual, Transexual, Travesti, Transgénero e Intersexual 
11 
 
Elegí trabajar sobre este tema ya que considero que las investigaciones académicas 
sobre la transexualidad son unos de los muchos caminos para visibilizar las corporalidades 
que han sido negadas y sancionadas en nuestra sociedad por su carácter transgresor del 
sistema sexo-género. 
 Si fuese posible, pretendo que los resultados de esta investigación tengan impacto 
en los movimientos transexuales que se han conformado en la Ciudad de México, que sirva 
de apoyo para el reconocimiento social y político de actores transexuales. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
12 
 
Capítulo 1 
De testosterona caliente y húmeda 
Del cuerpo intervenido 
Del cuerpo tecnológico 
Del antinatural, del no digno 
Por el que no se suicidó Jesús 
Ni María quiere para sus hijos 
La vagina sin dedos de ginecólogo 
Mi vagina no existe porque nadie piensa en ella 
Michel Riquelme 
 
 
 La relación cuerpo/tecnología y su dinámica sociocultural 
 
Los trazos de este capítulo van a dibujar un camino que nos conduzca a un entendimiento 
complejo del cuerpo. Vamos a ir sumando, un paso a la vez, diversas aristas que lo 
atraviesan, como la social, la política, la histórica y la cultural. Después nos detendremos en 
la tecnología para definirla y ponerla en interacción con el cuerpo, analizaremos bajo qué 
términos se gesta esta relación y cuáles sus las implicaciones en contextos determinados. 
Por último, contemplaremos la diversidad cultural en relación con las modificaciones 
corporales, sobre la maneraen que cada cultura responde ante estos procesos. 
 
1.1 Descifrar el cuerpo, un recorrido conceptual 
 
En un intento por explicar la transexualidad desde el marco patologizante de la medicina se 
le ha atribuido al cuerpo toda la culpa del ―malestar‖ transexual. Así la frase ―nací en el 
cuerpo equivocado‖ se ha convertido en una carta de presentación obligada para poder 
acceder no solo a los servicios de salud gratuita de la Clínica Condesa, sino también a la 
posibilidad de ser definido ―que no autodefinido― como una persona transexual. Por esto, 
considero al cuerpo un tema de gran peso simbólico para entender los procesos de esta 
identidad. 
13 
 
 Una postura que sostenemos frente a la insistencia de señalar al cuerpo como el 
punto central de la transexualidad, es que al mover el foco hacia las identidades algunos 
estigmas que pesan sobre las personas transexuales encuentran su fin. Aun así, no podemos 
simplemente evadir parte tan importante para pensar y re-pensar los procesos identitarios 
que le competen. Plantear una revisión al cuerpo como categoría nos brinda las 
herramientas para dilucidar por qué la transexualidad se vive y se estudia de determinadas 
formas. 
Si revisamos el diccionario de la Real Academia Española, la definición de cuerpo 
se mantiene únicamente es su acepción material, como ―conjunto de sistemas orgánicos que 
constituyen un ser vivo‖ (RAE, 2016). En cambio para el Diccionario de Estudios 
Culturales Latinoamericano, este se define de manera concisa desde su entramado de 
relaciones e interacciones socioculturales, ―es el resultado de historias específicas y de 
tecnologías políticas que constantemente problematizan su estatuto y su lugar en el mundo 
social, en el orden cultural y en el dominio de lo natural‖ (Giorgi, 2009, p: 68). En el uso 
cotidiano impera una noción material, pero como pudimos constatar en las entrevistas, 
también existe una tendencia a referirlo a una espiritualidad ―o una identidad― anclada en 
lo material, como una conciencia del yo. El cuerpo es entonces una composición compleja 
de materialidad e identidad. 
Para ilustrar lo anterior, rescatamos en el análisis las respuestas al cuestionamiento 
¿qué es para ti el cuerpo? realizado durante las entrevistas del trabajo etnográfico. En estas 
podemos apreciar la diversidad de formas en que las personas transexuales interpretan sus 
propios cuerpos modificados. 
Creo que el cuerpo es algo muy importante, es con lo que uno o una se mueve en este 
mundo, en el mundo físico… y también es lo que le da la personalidad de cada quien.8 
El cuerpo es, bueno yo lo tomo como un texto, porque te interpretan. O sea, te ven en la 
calle y te tratan de acuerdo a lo que ellos saben leer, claro que si te ven con una cierta forma 
física, por decirlo así, así es como se tratan.9 
Pues es como tu representación física… Algo que te representa, quieras o no, o lo intenta al 
menos.10 
 
8 Entrevista realizada a Adriana por Jimena González el día 25 de septiembre de 2014 en Cuidad de México. 
9 Entrevista realizada a Diego por Jimena González el día 12 de octubre de 2014 en Ciudad de México. 
14 
 
Para mí el cuerpo es el vehículo que sostiene mi mente y mi espíritu. Siempre estuvo en mi 
la fe en Dios, en que yo iba a ser una mujer, siempre fui una mujer y me sentí una mujer, 
¿no? Entonces es un vehículo, porque mi alma y mi espíritu, mi mente y mi espíritu, son de 
una mujer, ¿no? Ahora tal vez mi cuerpo ya es lo más parecido a una mujer pero finalmente 
es sólo el vehículo de mi mente y de mi espíritu 11 
 El cuerpo es lo que te contiene, pero socialmente tiene una connotación, si tu cuerpo es de 
 niño te tratan como niño aunque tu mente no lo sea, entonces es una prisión también.12 
 
 
1.1.1 Cuerpo-Corporalidad 
 
Como vemos, el cuerpo es más que sólo una materialidad, por lo tanto a razón de los 
intereses e inquietudes de este trabajo el foco estará sobre los aspectos simbólicos de este. 
Para esto, retomamos a Rodrigo Parrini quien resalta la construcción social del cuerpo, los 
procesos históricos que lo atraviesan, y las matrices simbólicas e imaginarias como parte 
importante de su constitución. 
 Este autor prefiere hablar de corporalidad y no de cuerpo, ya que de esta manera se 
trabaja también con las dimensiones socio-históricas y culturales específicas de un contexto 
determinado. Así, ―la corporalidad nos permite comprender la inscripción histórico-política 
referida al cuerpo a un simple objeto de una conciencia, un alma o una voluntad, o una 
especie de página en blanco en la que se inscribe o marca la cultura‖ (Parrini, 2008, p: 15). 
 De este modo, el cuerpo no es únicamente la materia orgánica que nos genera la 
impresión de que existimos en este mundo como individuos, es decir, no sólo se trata de 
una materialidad que expresa nuestra subjetividad frente a otros cuerpos, es también el 
reflejo de nuestro contexto, ya que el cuerpo es de acuerdo a un espacio tiempo específico 
así como también es el resultado de una cultura. A pesar de que el cuerpo-hombre y el 
cuerpo-mujer existan en una misma sociedad y un mismo espacio-tiempo, existen claras 
distinciones en su abordaje. Por ello explica que: 
 
10 Entrevista realizada a Mauricio por Jimena González el día 15 de octubre de 2014 en Cuidad de México. 
11 Entrevista realizada a Nancy por Jimena González el día 23 de septiembre de 2014 en Ciudad de México. 
12 Entrevista realizada a Sofía por Jimena González el día 28 de septiembre de 2014 en Ciudad de México. 
15 
 
Explorar las formas en que la subjetividad y el cuerpo se engarzan a determinados procesos 
sociales y políticos en un tiempo histórico requiere de una atención diferenciada: sabemos 
que dicho anclaje no sucederá de modo semejante entre hombres y mujeres y que, además, 
busca producirlos y delimitarlos (Parrini, 2008, p: 15). 
Si bien, hablar de corporalidad y no de cuerpo es por mucho más complejo para el análisis, 
vamos a emplear ambas acepciones, ya que es importante pensar por momentos en el 
cuerpo como materia orgánica a la cual se le implementan tecnologías corporales ―y por lo 
cual resulta un cuerpo hibrido orgánico-tecnológico―, así como también es importante 
hablar de corporalidad en un sentido reflexivo sobre lo cultural, social e histórico de los 
procesos corporales de la transexualidad. 
 A continuación, un esquema que representa la dinámica cuerpo/corporalidad y el 
espacio de implicación de las tecnologías corporales. En él se aprecia un núcleo que sería la 
materia orgánica, es decir el cuerpo, y alrededor el espacio de lo simbólico, la corporalidad; 
las tecnologías corporales atraviesan las dos esferas por igual, esto quiere decir que el nivel 
de incidencia de estas será tanto en el núcleo, ―la modificación de lo orgánico―, como en 
el rededor, ―la modificación de lo simbólico―. Opté por emplear una figura amorfa para 
representar la maleabilidad de ambas categorías, de esta manera se parecían mejor los 
argumentos que sostienen esta investigación. 
 
 
Esquema 1 La dispocicion cuerpo/corporalidad y su relacion con las tecnologias corporales. 
(Elaboración propia, 2016) 
 
16 
 
Un eje adicional que atraviesa a la corporalidad es el político, ya que refiere también a un 
sujeto/cuerpo que existe inmerso en un sistema que aplica tecnologías de poder para su 
control. Sin embargo, de acuerdo con B. Preciado (2002) ninguna de estas está libre de ser 
pervertida y reapropiada, queda entonces un espacio para lo que llama praxis de resistencia. 
El control nunca es absoluto. 
 No basta con imaginar nuevas corporalidades y tecnologías del cuerpo, hace falta 
reapropiarnos de los espacios de poder, retomar el control de las instituciones y, sobretodo, 
transformar las tecnologías de control en tecnologías del yo. En palabras de Preciado: 
Toda técnica que forma parte de una práctica represiva es susceptible de ser cortada e 
injertada en otro conjunto de prácticas, re-apropiada por diferentes cuerpos e invertida en 
diferentes usos, dando lugar a otros placeres y otras posiciones de identidad. (Preciado, 
2002, p: 87) 
Son las identidades subalternas13, como la transexualidad, las que viven de manera directa 
las violencias propias de las tecnologías de poder, y por lo tanto, son estas las que gestionan 
acciones políticas de resistencias corporales con significaciones profundas, ya que existen 
en el cotidiano desde la experiencia propia. Parrini resalta que es necesario identificar las 
dinámicas de resistencia de ciertas identidades corporales, la cuales generan las 
posibilidades transformadoras sobre las normas que establecen los estándares sobre lo que 
debe de considerarse un cuerpo normal, sano y funcional dentro del sistema capitalista. 
Preciado encuentra en la transexualidad una identidad que logra estos alcances, en sus 
palabras: 
Lo que las comunidades transexuales y transgénero han puesto sobre la mesa no son tanto 
performances teatrales o de escenario a través de los género (cross-gender), sino 
transformaciones físicas, sexuales, sociales y políticas de los cuerpos fuera de escena, dicho 
de otro modo, tecnologías precisas de trans-incorporación (Preciado, 2002, p:75) 
Para Parrini la resistencia es reacción, es casi como un reflejo instintivo de una persona que 
en la necesidad de expresar su subjetividad se enfrenta a los marcos que lo han dominado, 
sin dejar de atender las emociones que fluctúan entre el ejercicio político y que fortalecen 
nuestras respuestas. 
 
13 El termino subalterno tiene diferentes acepciones, para este caso conviene pensarlo como ―una posición 
social que cobra cuerpo y carne en los oprimidos, o aquella condición que genera la colonialidad del 
poder a todos niveles y en todas las situaciones coloniales que estructuran el poder interestatal‖ 
(Rodríguez, 2009, p. 256). 
17 
 
Ante el sufrimiento y la explotación debemos pronunciarnos, actuar, pensar y sentir. Es 
necesario conmoverse, escuchar y observar. Tenemos una voz para analizar el presente e 
imaginar el futuro. Es nuestro derecho y nuestro deber más íntimo, más urgente, más 
sensible (Parrini, 2008, p: 21). 
Sobre las políticas de las emociones Gutiérrez-Rubí expresa la importancia de 
reconocerlas como parte constitutiva de la acción política, ya que estas ―son la energía más 
potente para la construcción de marcos de interpretación política y escenarios de actuación 
que van desde el activismo a lo electoral‖ (Gutiérrez-Rubí, 2014, p: 63). Las emociones 
potencializan las acciones políticas, más que solo una afinidad ideológica, es en el marco de 
las experiencias compartidas y de los sentires corporales que construimos ejercicios de 
acción política más horizontales, las emociones empoderan. 
Como se mencionó al inicio, el contexto histórico marca una forma específica de 
comprender y definir el cuerpo, ya sea desde las elaboraciones intelectuales, filosóficas y 
científicas o desde la dinámica de lo cotidiano. Debido a que es un concepto utilizado 
ampliamente en los estudios de la transexualidad, es imprescindible no darlo por hecho. En 
el siguiente apartado vamos a identificar cómo el cuerpo se convirtió en una categoría de 
gran importancia para diversas áreas de estudio y cómo se dio el salto de estudiarse 
únicamente desde los marcos teóricos que parecían corresponderle como la biología y la 
medicina, a estudiarse también desde las ciencias sociales. 
Con la reflexión de Parrini y Preciado nos hemos aproximado a una postura frente al 
cuerpo que se acerca más a la subjetividad, tener en cuenta qué se es sujeto en él, es decir 
que es reflejo de nuestras identidades. Por lo tanto, no vamos a conceptualizarlo al grado de 
elevarlo a una nube teórica y perder el piso de lo que sucede en nuestras las dinámicas 
cotidianas. 
 
1.1.2 Breve recorrido histórico sobre la categorización del cuerpo 
 
En este apartado vamos a revisar cómo el cuerpo ha sido entendido a lo largo de la historia 
occidental14 en tres grandes periodos, la pre-modernidad, la modernidad y la 
 
14 Es importante aclarar que cada cultura cuenta con su propia historia y por lo tanto con una manera de 
comprender el cuerpo. Entonces a menos que se especifique, siempre se hablará desde la historia o 
18 
 
posmodernidad, a través de los centros de poder: la Iglesia, el Estado, la Ciencia y el 
Mercado. Plantearnos repasar este recorrido es una herramienta útil para entender la manera 
en que los humanos nos hemos relacionado con el cuerpo y cómo esta relación se ha 
modificado física y ontológicamente. Todas las instituciones, como las fábricas, la familia, 
la escuela, etc. y las formas de saber-poder, como la ciencia, son las figuras que controlan y 
domestican los cuerpos. Así como también, nos devela algunas pistas sobre la manera en 
que se produjeron estándares de normalidad y patología sobre los cuerpos, y de esta manera 
la negación a la diversidad de formas corporales e identitarias. 
 Como lo señala Merri Torras (2007) en la época pre-moderna el centro de todo 
conocimiento era Dios, por lo tanto se le confería un peso más importante a la 
espiritualidad que a la materialidad de la carne, la cual debía ser disciplinada. En este 
periodo el pensamiento sobre el cuerpo se construía a partir de conceptualizaciones 
dualistas, mente/ cuerpo, espíritu/cuerpo, alma/cuerpo; en cierto sentido la modernidad 
sostuvo este sistema de pensamiento dicotómico en otras categorías como hombre/mujer, 
enfermo/sano, razón/emoción. 
 En el medievo, la iglesia cristiana tenía el poder sobre el conocimiento y por lo 
tanto, sobre la forma de comprender el mundo. Se le daba prioridad a las reflexiones sobre 
el alma y se consideraba al cuerpo insuficiente para trascendencia del espíritu. Sin 
embargo, la filosofía de San Agustín proponía al cuerpo como un camino hacia la redención 
y la limpieza del alma. Por lo tanto: 
En esta tradición del pensamiento cristiano, a pesar de la valoración en muchos aspectos 
negativa con la que cargaba el cuerpo, la persona no podía concebirse escindida de esa 
corporalidad… Esta concepción sobre la carne inalienable de la persona es la que nos 
permite comprender la importancia de la corporalidad de las antiguas prácticas culturales 
del cristianismo (Citro, 2011, pp: 22-23). 
Como lo señala Citro, el cristianismo implantó, por un lado, el rechazo al cuerpo y, por el 
otro, la búsqueda de la depuración del espíritu a través del mismo. 
 El humanismo renacentista fue el periodo de transición de la decadencia del 
medievo a la modernidad temprana. En este periodo se buscaba recuperar las ideas de la 
 
epistemología occidental. No por esto contemplamos una postura universalista sobre la mirada occidental 
sobre el cuerpo, es decir, existen diversas formas de aproximarse al cuerpo. 
19 
 
filosofía grecolatina, por lo tanto la iglesia perdió poder frente a las necesidades del 
conocimiento y la recuperación del saber. Tenía como centro epistemológico la razón 
humana, una postura claramente antropocentrista. Fueron la imprenta y la creación de 
universidades y escuelas dos de los factores que favorecieron la expansión de los valores 
humanistas, que eran más espirituales que materiales. 
 Al eliminarse las formas feudales de gobierno, el Estado-Nación dio paso a una 
nueva estructura de orden social de corte liberal, burgués y capitalista; y con esta un nuevo 
centro epistemológico, el ciudadano. Esta nueva figurade poder, ejerce una serie de 
mecanismos de control y de producción del cuerpo/individuo, pero sobre todo de vigilancia. 
Con la modernidad, se dio un giro importante en la manera en que el cuerpo se 
comprendía por la ciencia, ya que pasó de estudiarse desde una perspectiva simbólico-
religiosa a una mecanicista y materialista (Téllez, 2010, p: 5). En este periodo, se definió al 
hombre15 como centro de todo pensamiento, y por lo tanto a la racionalidad. Continuaron 
las dualidades que separan la forma de entender la realidad y que constituyen los cimientos 
de la ciencia moderna ―incuestionablemente masculina―. 
 
Esquema 2: Los cimientos de la ciencia moderna y la diferencia de los atributos de feminidad y 
masculinidad. (Elaboración propia, 2016) 
 
Como deja ver este esquema, existe una línea contundente que separa las categorías 
asociadas al hombre, propias del espacio público donde se produce la participación política 
 
15 Por hombre me refiero precisamente a aquel nacido varón al que se le confería la racionalidad y la 
opinión pública, es decir la ciudadanía entendida en su acepción original. 
20 
 
y la creación científica, de las categorías asociadas a la mujer, del espacio privado donde se 
lleva a cabo el trabajo de reproducción16 social, de los cuidados y de las emociones. Esta es 
la base de la modernidad17. 
El pensamiento cartesiano permitió el periodo del mecanicismo, (Adrián, 2006, p: 
18) el cual definió al cuerpo como una máquina, es decir que se constituía bajo un sistema 
de leyes definidas. Leticia Rocha nos muestra cómo el pensamiento cartesiano fue un 
cambio paradigmático sobre la comprensión, no sólo del cuerpo humano, sino de todo el 
mundo físico: 
 Descartes consigue, de esta forma, afirmar la visión enteramente mecanicista y material del 
mundo físico, destruyendo las bases sensibles del naturalismo renacentista organizado y 
regido por formas sustanciales, fuerzas y principios anímicos. Esto tuvo una repercusión 
radical en la manera de conceptualizar los cuerpos vivientes; animales, vegetales, así como 
los procesos físicos y orgánicos del hombre, en tanto cuerpos extensos o corporales 
quedaron reducidos a relaciones de extensión y movimiento. Los cuerpos vivos, en tanto 
objetos corporales son una instancia más de la aplicación de las propiedades de la materia, 
equivalentes, a lo que Descartes denomina, meros mecanismos o máquinas. (Rocha, 2004, 
p: 14) 
La medicina se benefició profundamente del concepto cartesiano organismo-máquina para 
descifrar la mecánica de la anatomía humana, cosa que logró Vesali, con las xilografías de 
sus disecciones (Torras, 2007). Como lo señala Téllez, las clasificaciones médicas se 
complejizaron gracias a la mejora de las técnicas y las herramientas de medición. Las 
investigaciones anatómicas se especializaron cada vez más, entre más profundo se 
adentraban en el cuerpo. Este proceso fue la base del esquema del cuerpo normativo, y 
sobre el cual se clasificaron y señalaron aquellos cuerpos que no se encontraban dentro de 
las normas establecidas y que debían de ser corregidos, y en su defecto castigados. 
 
16 El trabajo de reproducción, en un sentido amplio, rebasa el trabajo doméstico y el hogar, Silvia Federichi 
(2012), habla de las dos caras del trabajo reproductivo primero como una forma de destino naturalizado 
de la mujer (y su importancia para el mantenimiento del capitalismo, y cualquier sistema económico), y 
luego como experiencia colectiva y de lucha feminista; en resumen, es ―un complejo de actividades y 
relaciones gracias a las cuales nuestra vida y nuestra capacidad laboral se reconstruye a diario‖ (p: 21). 
17 De no ser así, las mujeres no hubiéramos tenido que recorrer un largo trayecto de lucha política para 
reclamar los espacios públicos, de reconocimiento de nuestras participaciones en la agenda política y en 
la producción científica. Incluso en la actualidad salir a la calle (el espacio público) es un acto político, 
ante las constantes amenaza sobre el cuerpo de la mujer, en forma de acosos sexual, feminicidios, etc. 
21 
 
 A inicios del siglo XX, con el incremento en el desarrollo de la tecnología y de la 
aplicación de ésta en el cuerpo, se generaron mejoras en las tecnologías corporales, como 
las prótesis que no sólo se desarrollaban con la intención de corregir la ausencia de las 
capacidades físicas del cuerpo, sino que también pretendían expandirlas. Con los procesos 
de innovación tecnológica se ―replantean la funcionalidad, la finalidad y la identidad del 
cuerpo‖ (Téllez, 2010:7), en función de sus límites orgánicos y la prospección de las 
capacidades del desarrollo tecnológico. Es por esto que, en esta etapa, se conceptualiza al 
cuerpo como una materialidad insuficiente dispuesta a ser expandida con ayuda de 
implementos tecnológicos. 
 Nos encontramos entonces con la realidad de las sociedades industrializadas, donde 
el cuerpo de la clase obrera se había convertido en una máquina productiva. Para Citro 
(2011) los trabajos de Foucault, son una herramienta importante para comprender cómo el 
cuerpo-máquina, que describimos con anterioridad, fue una de las formas de control de la 
sociedad moderna (2011, p: 29). Es muy importante mencionar que: 
Sobre las causas del supuesto ―olvido‖ o ―desvalorización‖ del cuerpo en el pensamiento 
hegemónico de la modernidad, es evidente que esta larga tradición de debates filosóficos no 
podría ser la única culpable: estos pensamientos tenían su origen en prácticas sociales que 
lentamente hicieron carne aquel cuerpo-máquina que Descartes imaginó (Citro, 2011, p: 
27). 
 
Con esto la autora refiere al proceso mercantil que hizo del cuerpo un producto más de la 
cultura occidental fuertemente consumista. En la época contemporánea, el Mercado se 
enfrenta al Estado por el control de los cuerpos ―entre otras cosas―, para este el centro ya 
no es el ciudadano sino el consumidor y el cuerpo se convierte en un producto más, 
dispuesto para su consumo. 
 
 Ante la emergencia de la ineficiencia del Estado y la depredación del Mercado, la 
sociedad civil se ha visto en la necesidad de gestionar sus propios espacios de resistencia, 
de gestión, producción y reproducción, tanto en los niveles del espacio como del cuerpo 
mismo. Una dinámica de la posmodernidad es que enuncia las carencias y vacíos de la 
modernidad, y encuentra en ellos el espacio para la creación de nuevas relaciones 
intersubjetivas, desterritorializadas, en forma de redes. En este espacio el cuerpo es agente 
22 
 
de sus propios procesos identitarios individuales y colectivos. Es en la posmodernidad 
donde, de acuerdo con Gerardo Morales: 
 
Asistimos efectivamente a la fractura de los referentes modernistas: la fragmentación del 
tiempo, la destrucción de los límites, la transformación de la realidad en imágenes, la 
desconstrucción del arte, la recodificación del espacio, la ciudad, el pasado, etc. Momento y 
espacio plurales, explosivos. Pero arraigado, localizado en la formación capitalista. 
(Morales, 2006) 
 
 Así el cuerpo pasó de ser el despojo de alma, la aberrante materialidad humana, a ser 
el centro de la perfección del hombre18, a ser ciudadano, a un producto mercantilizable, y a 
una red con agencias propias. 
 
Periodo Poder Epistemología Cuerpo 
Pre-moderna Iglesia Dios/Espíritu Cuerpo/Alma 
 
Moderna 
Ciencia Hombre/Razón Cuerpo/Objeto 
Estado Ciudadano/Libertad Cuerpo/Individuo 
Mercado Consumidor/Mercancía Cuerpo/Producto 
Posmodernidad Comunidad/Red Cuerpo/Red o 
Cuerpo/Agente 
 
Esquema 3 Relación periodos históricos y su interpretación del cuerpo. (Elaboración propia, 
2016) 
 
En el siguiente aparatado esbozaremos algunos puntos clave para comprender cómo el 
cuerpo se convirtió en una categoría de gran importancia para las ciencias sociales19.18 De nuevo, hombre referente a persona nacida macho, nunca como un sinónimo de humano. 
19 Para esto se emplearán algunas investigaciones históricas, sociológicas, antropológicas y feministas que 
desarrollan el camino sobre el cual el cuerpo se formó como un campo de estudio con relevancia 
académica. Trabajos como el de la investigadora Fabiola Téllez, La interacción cuerpo-tecnología en la 
construcción de identidades, quien pone el peso en la interacción entre tecnología y cuerpo; y el trabajo de 
Jesús Adrían, investigador de la Universidad de Barcelona, quien propone una genealogía del cuerpo con 
un enfoque en la historia de la filosofía. Por otro lado, el trabajo de Silvia Citro, con La antropología del 
cuerpo y los cuerpos en-el-mundo. Indicios para una genealogía (in)disciplinar y el de David Le Breton, 
23 
 
1.1.3 El cuerpo para la sociología 
 
Consideramos importante rescatar la definición que David Le Breton hace del cuerpo, 
como: 
 …modelado por el contexto social y cultural en que se sumerge el actor, es el vector 
semántico por medio del cual se construye la evidencia de la relación con el mundo… Del 
cuerpo nacen y se propagan las significaciones que constituyen la base de la existencia 
individual y colectiva (Le Breton, 2002, p: 7). 
La primera manera de aproximarse al cuerpo para la sociología es denominada por Le 
Breton como ―Sociología implícita del cuerpo‖, en la cual la categoría cuerpo se diluye en 
el análisis por lo que no se ignora pero tampoco se define. En esta etapa se distinguen dos 
ángulos para aproximarse al tema, en el primero de estos ―la corporeidad… está subsumida 
por los indicadores vinculados a problemas de salud pública o a las relaciones específicas 
con el trabajo‖ (Le Breton, 2002, p: 16), es decir, qué el cuerpo está disuelto en los temas 
emergentes de la época. En estos estudios, según Le Breton, se puede identificar el 
argumento principal de la sociología del cuerpo, ―ya que no lo consideran como una 
naturaleza cuyas claves se encuentran solamente en factores biológicos, sino como una 
forma modelada por la interacción social‖ (Le Breton, 2002, p: 16). 
 En el segundo acercamiento de esta primer modalidad, ―se trata de someter las 
diferencias sociales y culturales a la primacía de lo biológico (o, mejor dicho, de un 
imaginario biológico), de naturalizar las desigualdades de condiciones justificándolas a 
través de observaciones ―científicas‖‖ (Le Breton, 2002, p: 17). En este podemos identificar 
un proceso que marcó fuertemente una patología de los cuerpos señalados 
―científicamente‖ como enfermos, anormales, o sea que no se encontraban dentro del marco 
de la normalidad. Este modo de percibir a los cuerpos, si bien ya no mantiene validez 
científica, sí se ha insertado en los discursos cotidianos y tiene repercusiones negativas 
hacia la diversidad de formas corporales, dentro de los cuales se encuentran los cuerpos 
 
con La sociología del cuerpo. Por último, las propuestas feministas que pusieron al cuerpo, en especial al 
cuerpo de la mujer, en el centro de discusiones políticas y teóricas. 
 
24 
 
transexuales. En vez de pensarlos como parte de la diversidad corporal, se clasifican 
inmediatamente como enfermos o anormales. 
 La segunda modalidad que propone Le Breton el estudio del cuerpo, la nombra 
Sociología detallista, en esta modalidad se lograron proporcionar puntos sólidos pero 
desarticulados. Se rescatan sobre todo las aportaciones de la etnología. Dos de los puntos 
más importantes que se desarrollaron en esta modalidad son: 1) la corporalidad se 
construye socialmente, es decir que ―el hombre no es producto de su cuerpo, ellos mismos 
producen las cualidades de su cuerpo en su interacción con los otros y en su inmersión en el 
campo simbólico‖ (Le Breton, 2002, p: 19); y, 2) se ponen en cuestión los usos corporales 
occidentales que habían sido naturalizadas, pero qué se hicieron evidentes al realizar 
etnografías de usos del cuerpo simbólicamente diferentes, procedentes comunidades no 
occidentales. Esto último nos lleva al siguiente apartado, el estudio antropológico del 
cuerpo, el cual encuentra gran similitud a las características de la sociología detallista de Le 
Breton. 
 
 
1.1.4 El cuerpo para la antropología 
 
La antropología ha sido también determinante para la comprensión profunda y compleja del 
cuerpo. Según lo expone Silva Citro, el cuerpo es objeto de la sociedad en la que habita, es 
decir que el cuerpo hegemónico de las culturas occidentales es aquel que se autorregula a 
razón de las instituciones que construyen la sociedad capitalista, así como otras culturas 
definen el cuerpo desde otros significantes. También señala de manera muy adecuada la 
condición específica de los cuerpos femeninos como aquellos a los que se les infringe una 
disciplina más severa,20 Así: 
[…] los cuerpos son ―confinados‖ al lugar de un objeto peligroso pero a la vez 
potencialmente útil, al que la racionalidad de los individuos y las instituciones sociales 
deberán encauzar: en tanto fuente de emoción, goce y pasión que el individuo debe 
aprender a autodominar para alcanzar un estado espiritual o moralmente superior; como 
 
20 A pesar de que suscribo las ideas planteadas por Citro sobre la importancia de señalar el adoctrinamiento 
sobre los cuerpos femeninos en función a su objetivación, también es importante señalar que ambos 
sexos/géneros has sido sujetos a los mecanismos de control y disciplina. 
25 
 
medio técnico que es necesario disciplinar para su eficaz funcionamiento en las 
instituciones sociales… los cuerpos femeninos fueron considerados aquellos que más 
necesitaban ser encauzados por esa racionalidad que fue concebida, preponderantemente, 
bajo un signo masculino. (Citro, 2011, p: 32) 
Silvia Citro, considera que fue en los años 70 que la antropología se interesó cada vez más 
por los estudios corporales, que se consolidaron poco a poco al trabajar con las 
significaciones y prácticas sociales, principalmente de las clases medias urbanas (Citro, 
2011, p: 42). 
 Otras dos autoras Margart Lock y Nancy Schepper-Hugues, según Citro (2011) hay 
tres tipos de enfoque que la antropología abarcó sobre los estudios corporales: 1) la primera 
es como cuerpo social, que son todas las representaciones del cuerpo como símbolo; 2) la 
segunda es el cuerpo político, desde donde se trabaja sobre la regulación, la vigilancia y el 
control de los cuerpos; y por último, 3) la tercera es el cuerpo sujeto individual, que habla 
sobre las experiencias vividas que se explican desde las teorías fenomenológicas. Sobre 
estas última se busca analizar cuáles son las experiencias que resultan de implementar 
tecnologías al cuerpo para las personas transexuales. 
 
 
1.1.5 El cuerpo para el feminismo 
 
Uno de los actos del feminismo fue dotar al cuerpo de género, Merri Torras nos permite dar 
cuenta de cómo en la historia oficial el cuerpo ha sido siempre un cuerpo sexuado en 
masculino. El feminismo ha servido de herramienta para visibilizar todos aquellos cuerpos 
que se hacen presentes por omisión (Torras, 2007), es por esto que señalar la construcción 
cultural (artificial) del cuerpo es muy importante, ya que evita caer en determinismos 
biológicos al naturalizar conductas o discursos bajo la premisa de lo natural en el cuerpo. 
En palabras de Torras: 
Una de las labores más loables y necesarias de los feminismos ha sido y sigue siendo mostrar 
cómo actúan esos mecanismos de poder que consiguen que percibamos como naturales 
prácticas que en sí mismas no lo son… Darse cuenta del modo en que somos en relación a 
unas coordenadas a la vez propias y ajenas resulta fundamental para albergar un principio de 
capacidad de acción que nos permitadesaprendernos en grado suficiente para 
26 
 
autoconocimiento, autodescubrimiento, que nunca alcanzaremos a saber hasta qué punto nos 
pertenece y hasta qué punto se alimenta de los discursos de poder… (Torras, 2007, p: 22) 
Por otro lado, de manera complementaria, agregamos la definición que B. Preciado hace del 
cuerpo como un texto dispuesto en la sociedad para su lectura e interpretación, en sus 
palabras: 
El cuerpo es un texto socialmente construido, un archivo orgánico de la historia de la 
humanidad como historia de la producción-reproducción sexual, en la que ciertos códigos 
se naturalizan, otros quedan elípticos y otros son sistemáticamente eliminados o tachados. 
(Preciado, 2002, p: 23) 
Como vemos, el feminismo sostiene una postura constructivista del cuerpo, es 
consciente de sus determinaciones socio-históricas, pero sobre todo reconoce y refuerza el 
poder de las desviaciones, de aquellas corporalidades que se escapan de la norma, o como 
las llama Preciado (2002), ―fallos de la escritura‖ (p: 23). 
 
 
1.2 Tecnología como sistema técnico complejo 
 
Hasta ahora hemos recorrido la conceptualización del cuerpo, pero el diálogo que se 
propone en esta investigación implica también pensar y reflexionar sobre la tecnología, por 
lo cual, en este apartado vamos a definir con mayor profundidad cómo se va a entender la 
tecnología, para posteriormente pensar sobre la interacción y las consecuencias sociales y 
políticas de estos dos conceptos. 
 De acuerdo con León Olivé (2005) existen diversas perspectivas para definir y 
evaluar la tecnología. Una es la neutralidad valorativa, donde la tecnología es únicamente 
un medio para lograr un fin. Es decir que es en sí misma un ejercicio científico sin 
intenciones ni valores morales, con resultados prácticos para el servicio de quien la usa. 
Esta interpretación, está cargada de varios elementos de la concepción tradicional de 
ciencia, como lo explica Lourdes Fernández (2012), la cual respondía a la necesidad de 
encontrar solidez y veracidad en los conocimientos producidos por el humano. 
 Señalaremos algunas de las características de la modernidad, y sobre todo del poder 
que se le confería al conocimiento científico en este periodo, con la intención de 
27 
 
comprender cómo la ciencia y la tecnología interactúan en función del sistema en que se 
inscriben. A manera de lista: 
1) La primer característica es la centralidad del sujeto racional en el ejercicio 
epistémico y ontológico; 
2) la segunda característica son los criterios de demarcación elaborados por las mismas 
comunidades científicas, con los cuales le confieren veracidad universal al 
conocimiento científico, lo cual anula la potencialidad de otros tipos de 
conocimiento como los no científicos o no occidentales, pero no por eso inválidos; 
3) la racionalidad es la tercer característica, la cual explica y modifica técnicamente y 
tecnológicamente el mundo, siempre en concordancia con los valores e intereses 
científicos; 
4) el ideal de progreso es la cuarta característica de la modernidad, el cual debe de 
entenderse en función del modelo social y económico capitalista; 
5) la última característica es la relación del medio por el fin. 
 La ciencia, de acuerdo con Fernández (2012), es el medio con el cual 
transformamos nuestro ambiente, nuestro entorno natural y lo explotamos a las necesidades 
y placeres de los seres humanos. Estas son las premisas del argumento en favor de generar 
conocimientos verdaderos y universales. La neutralidad valorativa es una herramienta 
epistemológica en función de la racionalidad teórica y la objetividad, de esta manera se 
separa la ciencia de la sociedad o de los valores que esta contenía. En palabras de 
Fernández, la neutralidad valorativa es: 
 …una ciencia caracterizada por su objetividad, neutralidad, por contenidos carentes de 
valores, por métodos que —en tanto ―científicos‖— buscaran de modo desinteresado la 
verdad a partir de la contrastación de hipótesis por medio de técnicas muy elaboradas, la 
experimentación, cuantificación, que liberara de los errores que originarían los 
sentimientos, los valores o los compromisos políticos. (Fernández, 2012, p: 85) 
Sin embargo, desde los años sesenta se ha puesto en cuestión la racionalidad y la 
neutralidad de la ciencia y de la tecnología, lo que se generó por las profundas 
incertidumbres sobre las consecuencias de estas, como las guerras o los impactos 
ambientales y sociales. Esta crítica se acentúa aún más con el desarrollo de la tecnociencia, 
donde la ciencia y la tecnología no son entes relacionados funcionalmente, sino que son 
parte de un mismo sistema complejo lleno de valores e intereses. Fernández señala que: 
La tecnología incorpora de la cultura relaciones sociales constituidas por creencias, deseos 
y prácticas, dentro de las cuales las de género adquieren especial significación. Hombres y 
28 
 
mujeres crean la ciencia y la tecnología en virtud de sus contextos sociales, políticos, 
históricos, intereses de género y de poder determinados. (Fernández, 2012, p: 87) 
Esta autora también suma a la discusión las determinaciones de género, ya que considera 
que la producción científica se conforma por el poder hegemónico de lo masculino y que 
este se presenta como universal; así como también, que al desmantelar la figura de una 
ciencia y una tecnología casi omnipresentes y puras, y adscribirle sujetos cognoscentes, que 
tienen valores, subjetividades, intereses, etc., se debe de aceptar que este sujeto está 
condicionado por el género, también. Por lo que, la autora argumenta que: 
La no neutralidad se aprecia en las proposiciones tecnocientificas y las consecuencias de 
sus usos para las mujeres, en las diversas presiones socioculturales, en la sentencia: mujer 
igual a maternidad, en la construcción cultural de la infertilidad, de lo estético corporal, de 
la juventud como valor, de los estándares de belleza, higiene, orden en el hogar, etc. 
Fernández, 2012, p: 91) 
Una de las críticas más importantes del feminismo hacia la tecnociencia es que ésta 
reproduce el sistema violento, patriarcal, dicotómico y excluyente, a manera de ejemplo, 
muchos de los dispositivos tecnológicos de la cotidianeidad se elaboran bajo los esquemas 
de la identidad normada y simplista de los estereotipos de género; las lavadoras para la 
mujer, las herramientas de construcción para el hombre. 
 Las críticas al modelo de neutralidad valorativa, permitió una concepción diferente 
de pensar la ciencia y la tecnología. Este nuevo modelo, de acuerdo con Olivé, le confiere a 
la ciencia y a la tecnología valores, creencias e intereses económicos y políticos, 
específicos del contexto social, cultural, histórico, en constante interacción (Olivé, 2005). 
Para este trabajo, la tecnología se define desde un enfoque sistémico, ya que en los 
procesos de la transexualidad se establecen valores, creencias y conocimientos tanto de los 
actores que interactúan directamente con la tecnología, como aquellos y aquellas que la 
determinan y controlan, con base en un contexto histórico y cultural específico que norma 
algunos elementos sobre los cuales interactúa la tecnología, como los cuerpos y el género. 
Entonces, ¿qué son los sistemas técnicos y por qué nos es tan útil hablar de ellos?, 
Para León Olivé, son un conjunto de acciones intencionales que buscan resultados 
concretos basados en las valoraciones del mundo que tienen los individuos que las llevan a 
cabo: 
29 
 
En suma, los sistemas técnicos están formados por conjuntos de creencias, conocimientos y 
acciones intencionales orientadas hacia la transformación de objetos concretos, cuyos 
resultados se consideran valiosos por quienes buscan producirlos. Son sistemas de acciones 
en donde los individuos que participan en ellos tienen intenciones de obtener fines 
determinados. Para que ello sea posible, los individuos ejercitansu capacidad de tener 
representaciones y valoraciones del mundo sobre el cual desean intervenir. (Olivé, 2005, 
59) 
Esta definición da cuenta de la capacidad de los seres humanos como agentes 
transformadores con voluntad (Olivé, 2005), capaces de generar una conciencia evaluativa 
de los usos y fines que se le da a la tecnología, así como de tomar posturas dialógicas frente 
a las consecuencias de la aplicación de ésta. 
El resultado de la aplicación de los sistemas técnicos es la artificialidad, en un 
sentido amplio, es decir que por artificialidad puede entenderse: aparatos, sucesos, procesos 
y/o modificaciones de los sistemas naturales o sociales. Son artificiales ya que han sido 
intervenidos por un proceso creado por los seres humanos, gracias a un sistema de 
creencias, intenciones y valores. 
 Por lo tanto, las modificaciones tecnológicas del cuerpo en la población transexual 
serán aquellas realizadas desde sistemas tecnocientíficos, es decir que se emplean con 
técnicas determinadas, ―ya sea con conocimientos científicos, como las técnicas 
quirúrgicas, o con conocimientos generados desde la misma comunidad, como las 
inyecciones de aceites que resaltan las caderas o los senos―, para un fin específico, 
intencional y valioso para las personas que las demandan. Estos fines no son universales en 
la población transexual como veremos en el capítulo tercero, pero sí forman parte 
importante de las decisiones que se toman por algunos individuos de esta comunidad. Entre 
los más importantes resalta la modificación del cuerpo (como sistema natural) para lograr 
una apariencia correspondiente al género deseado; y, el resultado de este sistema técnico es 
que el cuerpo de esta persona será artificial o como lo veremos más adelante con lo 
propuesto por Scott Lash (2004), una forma tecnológica de vida, tecnocuerpo de Echeverría 
(2013) o un cyborg, como lo define Donna Haraway (1991). 
 
 
 
30 
 
1.3 La modificación tecnológica del cuerpo: entre lo natural y lo artificial 
 
Una de las polémicas más fuertes sobre la transexualidad es la modificación corporal, en 
especial de aquellas que por su nivel de complejidad son clasificadas por la comunidad de 
médicos como intervenciones invasivas, como las cirugías de reasignación sexual (CRS). 
Plantearemos dos caminos para dialogar con esta problemática. El primero es desde la 
agencia que tienen los sujetos en la toma de decisiones sobre su cuerpo, así como de los 
elementos subjetivos y sociales intervienen en esta decisión. El segundo es sobre los 
alcances que tiene la cirugía en cuanto a los resultados prácticos de su aplicación, si 
pensamos en los avances tecnocientíficos de la medicina quirúrgica. Tras haber dicho lo 
anterior, primero vamos a discutir sobre la relación, que independientemente de su 
finalidad, existe entre la tecnología y el cuerpo. 
El espacio entre la tecnología, (el artefacto) y cuerpo (lo orgánico) se estrecha cada 
vez más conforme la primera ha logrado un mayor y más rápido desarrollo. Esta relación 
pasa desapercibida conforme la tecnología se inserta cada vez más en el modo de vida 
cotidiano de los sujetos sociales. Téllez (2010) propone que existen tres formas de entender 
la interacción entre el cuerpo y la tecnología; 1) la primera es cómo un mecanismo de 
control, para desarrollar esta propuesta emplea las teorías de poder de Foucault, así los 
sistemas tecnológicos son interpretados como implementaciones de los grupos de poder 
para controlar y domesticar los cuerpos; 2) la segunda forma de interacción es cómo un 
mecanismo de conocimiento o experimentación sobre los alcances del cuerpo y la 
expansión de los limites biológicos, mecanismo explotado por los intereses científicos de 
innovación y desarrollo; 3) la tercera, como medio de construcción del yo, en él se busca 
una reflexión autoconsciente de la identidad personal a través de las alteraciones corporales 
que demuestren una parte de la subjetividad, como el tatuaje. En el contexto específico de 
la transexualidad, estas tres formas interactúan entre sí de manera que construyen un 
sistema complejo ―instrumentado por la agencia e intereses de las personas que viven 
estas identidades― para el reconocimiento social y político de nuevas formas corporales, 
formas como los cuerpos cyborgs. 
Podemos inferir que es así, ya que por un lado las instituciones medicinas y 
psiquiátricas reproducen las dinámicas de control sobre los cuerpos transexuales, como 
31 
 
comunidades epistémicas pertinentes21, es decir que los pequeños grupos de expertos 
inciden de manera directa sobre las decisiones primero en el nivel de las identidades 
subjetivas y luego en el nivel de las políticas públicas, generalmente con la intención de 
corregir las expresiones ambiguas de género al construir corporalidades ideales a las 
normas; pero por otro lado, la gestión de la corporalidad es una oportunidad para repensar 
estas categorías y suavizar los límites de lo orgánico, con la ingesta de hormonas 
artificiales, por ejemplo; todo esto siempre con la impronta de la autorreflexión sobre la 
identidad tanto individual como colectiva transexual. Todos estos mecanismos forman parte 
del recorrido de vida que una persona transexual vive diariamente y sobre la cual construye 
su identidad de género, siempre con el potencial latente de proponer nuevos cuerpos, 
nuevas identidades, nuevos géneros. 
Las modificaciones corporales son caminos empleados actualmente por el común de 
la gente, desde donde se busca una identificación o un reconocimiento social, así como la 
constitución de una identidad subjetiva, pero que se ve limitada por las dinámicas 
discursivas de poder, que dirige hacia un punto predeterminado, como el ideal corporal 
normativo. Téllez señala que a pesar de que cada individuo reinterprete su relación con la 
tecnología para moldearla a su identidad personal, existirán aquellas prácticas que resulten 
aceptadas por la cultura y aquellas que sean sancionadas, en palabras de la autora: 
La implementación de las prácticas de modificación corporal, debidas en parte al discurso 
de normalidad, transforma al individuo en un producto social; de esta manera, él se 
construye continuamente a través de la tecnología. En esta interacción ―que implica una 
resignificación de la identidad personal― cada individuo establece una nueva relación 
tecnológico-cultural, la cual es dinámica y está en transformación. Las múltiples 
posibilidades de la relación cuerpo-tecnología que un individuo puede tener, varían en 
cuanto a la complejidad… en algunos casos esta interacción cuerpo-tecnología es aceptada 
socialmente… en otros casos esta interacción es sancionada desde distintas 
instituciones…(Téllez, 2010, p: 52) 
Las modificaciones corporales son una realidad cotidiana, a lo largo de nuestra vida y en el 
día a día ejercemos una serie de ellas sobre nuestra corporalidad que pasan desapercibidas, 
 
21 Las comunidades epistémicas son aquellas redes de profesionales que cuentan con la experiencia y el 
conocimiento sobre algún campo de estudio específico, por lo tanto se le confiere legitimidad para incidir 
en diferentes niveles cómo el académico, político, económico y social. Para Luis Villoro (1982) las 
comunidades epistémicos pertinentes son aquellos que sirven en función de una creencia específica. 
32 
 
pero que han incrementado y nos modifican cada vez más profundo por el aumento de las 
tecnologías de la vida cotidiana, sobre todo de las tecnologías de la comunicación. 
Pensemos en el teléfono, antes se encontraba fijo en alguna estructura, una casa por 
ejemplo, ahora es una extensión del cuerpo, mañana podrá estar implantado ser parte del 
mismo cuerpo. Sin embargo, el discurso social censura tajantemente, ―algunas de ellas, 
que no todas, como el ejercicio― bajo el argumento del cuerpo como un organismo 
inalterabley natural. Con estas reflexiones podemos redefinir el cuerpo como un artefacto, 
o un producto de la cultura, de tal manera que puede ser (re)interpretado y modificado no 
sólo en su estructura orgánica sino también desde su carácter simbólico, ideológico y 
sociocultural. 
Al hablar de modificaciones tecnológicas del cuerpo, reconocemos que también 
existen otras formas de lograr una modificación corporal sin hacer uso de las tecnologías. 
Aclarar esta distinción y hacerla visible para el análisis nos brinda un panorama claro con 
respecto a los procesos de la transexualidad. Las modificaciones que no requieren de 
tecnologías, como lo son, por ejemplo la postura, el modo en que se camina o la 
gestualidad, son configuraciones de la corporalidad que se establecen desde la 
socialización, las cuales marcan estándares entre lo que se considera femenino y lo que se 
considera masculino; éstas las definimos como performatividades de género, usando los 
planteamientos de Judith Butler (1990). Estas determinaciones sociales establecen una 
diferencia significativa ante los miembros de una sociedad para la distinción de las 
categorías de género, al grado que la interacción entre los sujetos se dificulta si estas 
características no son evidentes o son ambiguas.22 
Por tecnologías corporales nos referimos a todas aquellas implementaciones 
tecnológicas que alteran el cuerpo de manera directa para lograr una apariencia deseada. 
Algunos ejemplos de este tipo de tecnologías son de carácter cotidiano y alteran al cuerpo 
de manera superficial y temporal, como pueden ser, la ropa, los lentes, las pestañas 
postizas, el maquillaje, etc.; otras, en cambio, son tecnologías que lo cambian de manera 
profunda y permanente, como las cirugías estéticas. Esta clasificación la desarrolla Téllez, 
 
22 Una muestra clara de estas predeterminaciones genéricas se puede apreciar en algunas imágenes 
publicitarias que retratan hombres y mujeres, donde las mujeres se muestran con posturas ligeras y los 
hombres con posturas fuertes. Para una información más detallada véase el video documental The Codes 
of Gender de Sut Jhally. https://vimeo.com/83762524 [2 de mayo de 2016] 
https://vimeo.com/83762524%20%5b2
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son dos elementos para entender las modificaciones corporales, la duración y la 
profundidad (Téllez, 2010, p: 8). 
 Las tecnologías corporales de la transexualidad son provocadoras discusiones 
polémicas con puntos de vista enfrentados y profundamente contrarios, existen dos grandes 
posturas encontradas ―entre algunas otras más que fluctúan en el medio―, por un lado 
quienes las defienden como un camino elegido para la satisfacción de sus procesos de 
identidad, por el otro quienes las rechazan por considerarlas herramientas de control. Isabel 
Balza, considera que la particularidad de la transexualidad radica en la exigencia de recurrir 
a las herramientas tecnológicas para la modificación del cuerpo; pero también señala que 
existen expresiones de personas transexuales que a través de las aplicaciones tecnológicas 
reivindican su derecho identitario para acceder a roles normativos, que generalmente se 
expresan bajo estereotipos tajantes; como también, existen aquellas personas que se oponen 
como un acto de conciencia política23 a los tratamientos quirúrgicos ya que los consideran 
un camino controlado para acceder a una de las dos posibilidades de género, hombre o 
mujer, (Balza, 2009, Garaizabal, 1998) prefieren, en cambio, explorar nuevos caminos 
corporales y construcciones más amplias de género. Por lo tanto la autora agrega que: 
Se hace necesario reflexionar seriamente sobre la intervención quirúrgica de cambio de 
sexo con el fin de colocarla en un lugar más apropiado y despojarla de los mitos que hoy la 
envuelven. Operarse es una opción más dentro de los posibles desarrollos de la identidad de 
género y puede convertirse en una meta para aquellas personas que viven con especial 
angustia la inadecuación entre su género psicológico y su anatomía genital… Pero las 
operaciones no tienen por qué ser la meta de toda persona transexual (Garaizabal, 1998, p: 
12). 
Una de las experiencias de vida de las personas entrevistadas da cuenta de esta discusión. 
Es un joven transexual activista, con una conciencia y autorreflexión profunda sobre sus 
propios procesos de construcción de identidad, nos comparte el sentimiento de conflicto al 
usar hormonas, en sus palabras: 
Pues en un principio pues me conflictuaba un poco, porque sí me enfocaba al discurso de, 
ok, mi cuerpo no es el que está mal, tu eres quien está leyendo o interpretando mal mi 
 
23 Para comprender mejor esta polémica se tiene que tomar en cuenta que existen legislaciones, como la 
española, que tienen como proceso obligado para la modificación de los documentos oficiales para el 
cambio de sexo y nombre la modificación corporal con cirugías de reasignación sexual (CRS). En el caso 
mexicano esto no es así, desde la reforma a la ley de identidad de género. 
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cuerpo, ¿no? Entonces, sí fue como decir, o sea si mi discurso es así de radical porque tengo 
que adecuar mi cuerpo a lo que te dice la sociedad que es un hombre, y ahí si me causaba 
como conflicto conmigo… Entonces, más bien, vi que, o sea, era una cosa de lectura 
social y que lo estaba haciendo pues no por complacer a nadie, más que a sentirme bien, 
¿no? Y creo que mientras yo me posicionara desde un punto de, no reproducir todo lo 
opresor de lo que la categoría hombre se significa, pues creo que no tendría por qué estarme 
cuestionando si me estaba yendo por el camino correcto.24 
Una de las características de las dinámicas de modificación tecnológicas del cuerpo de las 
personas transexuales, es que están determinadas por los sistemas médicos; sin embargo, en 
respuesta se generan prácticas comunitarias de autogestión de la modificación. Otra 
característica que es importante no pasar de alto, es que existen riesgos significativos 
―incluso mortales― en la salud según de la técnica empleada. Pero la característica que 
resalta, es que estas dinámicas se prestan para profundizar en las discusiones sobre la 
dicotomía entre naturaleza y artificialidad, y nos brinda las posibilidades para entender y 
describir las corporalidades tecnológicas. 
Como ya hemos esbozado, hace falta recalcar el hecho de que el cuerpo es 
profundamente artificial, una manera de argumentar a favor es si bajo el argumento que 
Téllez (2010) quien rescata de la línea de pensamiento de José Ortega y Gasset, desde 
donde señala que el cuerpo fue el primer elemento en ser modificado por la técnica; es decir 
qué la técnica aplicada sobre éste es la forma en la que el humano se disocia de su 
condición biológica para adaptarse culturalmente a su entorno. Bajo este argumento, se 
puede señalar que el cuerpo es una construcción social, no es únicamente un sistema 
orgánico, y por lo tanto es artificial. Otra manera de entender la artificialidad del cuerpo, es 
tomar en cuenta que, lo cultural se comprende como una construcción artificial, en tanto 
que es generado por el humano (Torras, 2007). El cuerpo resulta entonces en un entramado 
de artificialidad y naturalidad. 
Como vemos, el cuerpo puede ser pensado como un espacio modificable de manera 
cotidiana y constante, con la intención de satisfacer una corporalidad deseada, o como 
resultado de la integración social. Téllez refiere que: 
 
24 Entrevista realizada a Diego por Jimena González el día 12 de octubre de 2014 en Ciudad de México. 
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… es posible hablar de un mecanismo de re-apropiación del cuerpo que efectúa el individuo 
para volverse sí mismo. De acuerdo con David Le Breton, esto puede lograrse a través de 
las modificaciones corporales. Y es durante este proceso de aceptación que el individuo se 
integra

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