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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS LICENCIATURA EN DESARROLLO Y GESTIÓN INTERCULTURALES TESIS QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE LICENCIADA EN DESARROLLO Y GESTIÓN INTERCULTURALES LAS EXPERIENCIAS TRANSEXUALES DE HABITAR UN CUERPO TECNOLÓGICO. UN PANORAMA SOCIAL Y POLÍTICO DESDE CIUDAD DE MÉXICO PRESENTA JIMENA GONZÁLEZ MARTÍNEZ ASESORA MTRA. VERÓNICA ARAIZA DÍAZ CUIDAD DE MÉXICO 2016 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 2 Índice Introducción 6 Capítulo 1. La relación cuerpo/tecnología y su dinámica sociocultural 14 1.1 Descifrar el cuerpo, un recorrido conceptual 14 1.1.1 Cuerpo-Corporalidad 16 1.1.2 Breve recorrido histórico sobre la categorización del cuerpo 19 1.1.3 El cuerpo para la sociología 25 1.1.4 El cuerpo para la antropología 26 1.1.5 El cuerpo para el feminismo 27 1.2 Tecnología como sistema técnico complejo 28 1.3 La modificación tecnológica del cuerpo: entre lo natural y lo artificial 32 1.4 La diversidad cultural y las modificaciones corporales 40 Capítulo 2. La construcción de las identidades transexuales de Ciudad de México 45 2.1 Del género o la construcción social y política de la diferencia sexual 46 2.1.1 ¿Qué es género? 47 2.1.2. Tres características del género útiles para pensar una transexualidad situada 50 2.1.3. Feminismos: el camino hacia una postura política auto reflexiva 51 2.2. La institucionalización de los géneros: de sus normas, representaciones y resistencias………………………………………………………………………….57 2.2.1 La institucionalización de los sistemas sociales sobre el género 59 2.2.2 Las construcciones socioculturales sobre el género 63 2.2.3. Los alcances políticos de las identidades transexuales 74 2.3. Identidades transexuales 77 2.3.1. La medicalización de la transexualidad 78 2.3.2. Vivir un cuerpo transexual 80 3 Capítulo 3 Un panorama sociopolítico de habitar el cuerpo tecnológico desde Ciudad de México 84 3.1 Panorama histórico político de la comunidad transexual 86 3. 2 La modificación del cuerpo, la (de)construcción del género 94 3.3 De las modificaciones corporales y sus riesgos 101 3.4 El cuerpo vivido, las experiencias transexuales en la Ciudad de México 109 3.5 La transexualidad como potencia de cambio social 114 Conclusiones. Las implicaciones políticas del cuerpo modificado 118 Bibliografía 123 4 Introducción. Esta investigación tiene como tema central las identidades transexuales en relación con la tecnología de modificación corporal, con la intención de resaltar su carácter dinámico frente a las definiciones estáticas que la ciencia médica ha implantado sobre ellas. Algunas de estas se conforman en la modificación tecnológica del cuerpo, encuentro en esta dinámica un espacio idóneo para estudiar las corporalidades artificiales (es decir cuerpos híbridos entre lo orgánico y lo tecnológico), los procesos identitarios y socioculturales que se generan tras el uso de las tecnologías en el cuerpo, y (como reflejo autoreflexivo) en los referentes culturales y sociales sobre la feminidad y la masculinidad que han transformado los cuerpos para moldearse a través de las tecnologías corporales. Estas tecnologías circundan las experiencias de vida cotidianas del mundo occidental y, sin embargo, pasan desapercibidas bajo discursos de belleza o de salud. Las instituciones que las controlan crean representaciones e imaginarios sobre la construcción dicotómica de los cuerpos1, los cuales recorren nuestras vivencias cotidianas de forma naturalizada y corrigen con rigor las imperfecciones que laceran las normas de género. Para aclarar este punto pensemos en los baños, una actividad completamente natural que bajo la tutela de las instituciones se norma en razón del género con espacios poco flexibles custodiados por la misma comunidad, lo ilustro con el caso concreto de la experiencia de una mujer transexual, en sus palabras ―Pues eso, que te digan joto, marica, antinatural, ridículo, que te saquen del baño de las mujeres… te digo, me acaban de sacar de un baño aquí en la zona rosa, del baño del Vips de Hamburgo ¡en la Zona Rosa!‖2, la norma se fracturó de tal manera que la respuesta atentó contra el bienestar de la mujer entrevistada. 1 Por construcción dicotómica de los cuerpos me refiero a la separación mujer/hombre, feminidad/masculinidad respectivamente. 2 Entrevista realizada a Sofía por Jimena González el día 28 de septiembre de 2014 en Ciudad de México 5 Una de las premisas de este trabajo es reconocer que los procesos de construcción de la identidad transexual no son tan lejanos de los del común de la población cisgénero3 de la Ciudad de México. Ya que si lo artificial es aquello creado por el ser humano, entonces podemos señalar que el cuerpo al ser moldeado por una cultura específica es, en esencia, un producto social, cultural y artificial. Es decir, en un contexto histórico en el que las tecnologías tienen un fuerte impacto en las dinámicas sociales, culturales y políticas de los seres humanos, se puede sugerir que todos los cuerpos ―al menos aquellos inmersos en la cultura occidental― son híbridos orgánicos-tecnológicos. Por lo tanto, como tejeremos a lo largo de esta investigación, no son tan diferentes las experiencias de vida de la población transexual del resto de la población, respecto a la interacción entre la tecnología y el cuerpo. Este trabajo gira en torno a tres propuestas de reflexión: (1) las representaciones simbólicas sobre la artificialidad del cuerpo y las transgresiones del imaginario social sobre el género y el cuerpo; (2) el impacto social y político en su entorno cultural específico; (3) las maneras en que se conforman las identidades transexuales durante el proceso de la modificación tecnológica del cuerpo. De igual forma, interesa reconocer la multiplicidad de formas de vivirse transexual, en respuesta a las formas estereotipadas o clínicas establecidas desde las instituciones, principalmente la médica. Reconocemos que es imprescindible observar cómo se desarrolla la transexualidad en un contexto donde los referentes culturales sobre el sexo y el género están configurados fuertemente por un sentido esencialista y conservador, por esta razón el impacto que genera la transexualidad en este es notoriamente importante, ya que activa cambios en las representaciones sociales sobre el cuerpo, el género y la tecnología. Por lo tanto, la transexualidad se va a proponer como potencial de cambio social referente a las normas de género que limitan la libre expresión de la identidad individual y colectiva. El enfoque sobre el que trabajamos es el de las corrientes de Ciencia, Tecnología y Sociedad, desde la cual abordamos el tema de la modificación tecnológica del cuerpo, sin dejar de lado al actor transexual y sus intereses omotivaciones. Establecemos un diálogo 3 Se han agregado categorías nuevas para expresar la extensa diversidad de identidades sexo-genéricas, una de las más actuales es cisgénero, la cual se refiere a las personas que se identifican completamente con el sexo y el género que les fueron asignados al nacer, así como a todos los roles y marcos de comportamiento que se le confieren. 6 con los aportes de algunos feminismos, en especial con las propuestas de la Tercer Ola, ya que encuentro esta corriente nos brinda las herramientas para discutir los conceptos corporalidad y género de forma plural consientes de la interculturalidad, sin dejar de lado las aristas de la clase, la nacionalidad, la cultura, la economía. Todos estos planteamientos nos llevan a la pregunta en torno a la cual gira esta investigación. ¿Qué nos permite reflexionar sobre la modificación tecnológica del cuerpo para la construcción de las identidades transexuales, en torno a las experiencias, las representaciones simbólicas, los imaginarios y las acciones políticas de la comunidad transexual de la Ciudad de México? Los intentos por responder esta interrogante nos llevó por caminos y conceptos que desafían la organización social del género, nos encontramos con identidades que hacen evidentes las limitaciones de la concepción dicotómica propia de la modernidad, razón por la cual buscamos una perspectiva compleja de la realidad social de la transexualidad en el país. Las herramientas metodológicas que apliqué para realizar esta investigación fueron a la vez teóricas y empíricas, esto con la intención de tener un panorama amplio sobre la realidad social que interesa a este trabajo. Para la parte etnográfica realicé entrevistas semiestructuradas y observación participante dentro de Ciudad de México en un periodo de tres meses a tres mujeres transexuales que pertenecen al grupo de diálogo y acompañamiento. Encuentro interesante resaltar la característica autogestiva de este grupo, sobre todo por la libertad que tienen para generar sus propios contenidos de acuerdo a los intereses y objetivos de las participantes, esto gracias a la sensibilidad del centro de reconocer las posibilidades de un grupo sin interferencia de profesionales de la salud o expertos en el tema, como es en el caso de otros grupos de apoyo. Puesto que la intención de realizar estas entrevistas fue reconocer las voces de quienes viven día a día estas identidades, realicé otras dos entrevistas sobre las experiencias de vida de dos hombres transexuales, uno de los cuales forma parte del colectivo Gender Fuckers. La intención de este ejercicio etnográfico es el de entretejer las experiencias de vida con las propuestas teóricas que retomé a lo largo de la investigación; así mismo, el internet es para este trabajo una herramienta clave para captar contenido relevante sobre las discusiones actuales en torno a las identidades transexuales, ―sumado a las entrevistas y la revisión bibliográfica, esta tesis busca ampliar el panorama de la transexualidad en nuestro país. 7 La propuesta es descifrar la transexualidad desde la modificación tecnológica del cuerpo para hacer visibles las potencialidades de vivirse en los intersticios del cuerpo tecnológico tanto en la forma de percibir el mundo como en la interacción cotidiana con su entorno social y cultural; y sobre todo resaltar la parte política de modificar el cuerpo, ya que inconsciente o reflexivamente, el cuerpo (como lo señala el feminismo) es un espacio político y, por lo tanto, el transexualismo es un tipo de acción política cyborg. Por lo tanto, la modificación tecnológica del cuerpo la vamos a entender como un proceso que muestra cambios significativos sobre las representaciones de cuerpo, el género y la tecnología, en su contexto inmediato y en la forma en que los agentes construyen su identidad. Esto nos permite reflexionar sobre a las experiencias de la transexualidad, las representaciones sobre el cuerpo y los imaginarios sociales en torno al género, los cuales se gestan en el movimiento político de la comunidad transexual de la Ciudad de México. Una de las consecuencias de la modificación tecnológica del cuerpo en los agentes transexuales es que provoca experiencias y expresiones diversas y disidentes, en la medida en que representan el mundo desde la interface orgánica-tecnológica, así como también nos permite identificar una representación simbólica de la artificialidad del cuerpo. Estas nuevas configuraciones sobre la construcción y percepción identitarias de los agentes transexuales le confiere a la persona capacidad de agencia y empoderamiento4, ya que deja de lado el carácter inamovible de las posturas esencialistas y biologicistas sobre el cuerpo, y resalta, en cambio, el carácter cultural y político de éste. Esto siempre y cuando el agente transexual genere reflexiones constantes sobre su acción y construcción/deconstrucción de género, para trascender las dinámicas basadas en estereotipos que imponen las instituciones rectoras del género; como lo pudimos constar en las entrevistas. Es preciso señalar que para este trabajo la transexualidad en sí misma, ―aún sin el ejercicio reflexivo― se sitúa en la transgresión del imaginario social sobre el género y los límites del cuerpo. Es por esto que el activismo de los grupos transexuales tiene el potencial 4 Con capacidad de empoderamiento y agencia nos referimos a una intencionalidad y conciencia activa sobre los actos de modificación corporal y sobre la identidad de los agentes sociales. El sistema en el que se desenvuelven las identidades transexuales limita las expresiones corporales y de género a través de una serie de mecanismos discursivos de las ciencias de la salud, principalmente; de esta manera las personas en general, pero particularmente las personas transexuales, se ven sujetas al sistema. Entonces, al modificar las estructuras restrictivas del sistema y de sus mecanismos de control las personas adquieren agencia, en el sentido de un actuar consiente y reflexivo, y empoderamiento, en el sentido de conferirles poder para su beneficio o mejoramiento individual o colectivo. 8 político para generar espacios de reconocimiento de una diversidad de identidades de género y de corporalidades. Este trabajo consta de tres capítulos que transitan desde el análisis teórico hasta un diálogo con experiencias transexuales concretas de la realidad social de la Ciudad de México. El primer capítulo tiene como eje temático la relación entre el cuerpo y la tecnología. Por lo tanto, iniciamos el recorrido desde el quiénes y cómo han hablado del cuerpo para comprender los cambios que lo han transformado de un cuerpo/objeto a un cuerpo/sujeto, ―de lo rígido y mecánico, que debe de ser estudiado desde afuera, a lo dinámico, que se construye y destruye desde la agencia―. Para definir una postura adecuada a las intenciones de este trabajo, proponemos hablar por un lado del cuerpo como materia orgánica y por otro de corporalidad como los procesos históricos, sociales y culturales que hacen cuerpo. Más adelante en el mismo capítulo hablamos de tecnología para definirla y ponerla en interacción con los procesos de modificación del cuerpo dos preguntas que sirven de guía para este apartado son: ¿bajo qué dinámicas existe la relación cuerpo/tecnología?, y ¿qué resulta de esta? Como primer acercamiento, podemos decir que la modificación tecnológica del cuerpo genera en la persona una forma diferente de experimentar el mundo y de percibirse en él, lo que enfatiza el carácter artificial del cuerpo; y, lo que resulta es un cuerpo híbrido orgánico-tecnológico, un cuerpo cyborg. La transexualidad es una identidad que se vive bajo este esquema, y no conforme, transgrede también las normas socialessobre el género. Por último, señalamos la importancia de reconocer y localizar culturalmente la interacción cuerpo/tecnología para resaltar la diversidad de formas de ser y hacer un cuerpo tecnológico, conscientes de la interculturalidad y de las grandes diferencias de vivirse como transexual en contextos culturales específicos, con técnicas y herramientas diversas para lograr una imagen deseada. Este apartado es un espacio propicio para imaginar escenarios futuros sobre el cuerpo tecnológico, por lo tanto reflexionamos sobre las posturas posthumanistas y transhumanistas, que proponen formas de vida virtualizadas y descorporalizadas. En el segundo capítulo hablaremos del género bajo tres esferas de análisis: 1) la simbólica, que refiere al aspecto sociocultural, 2) la institucional, de los esquemas 9 normativos reforzados bajo tecnologías de poder5, y 3) la identitaria, sobre la construcción de la identidad individual y colectiva, en otras palabras, las tecnologías del yo6. El hilo conductor es, por lo tanto, la construcción de las identidades de género transexuales; para lo cual hacemos un primer apartado donde definimos que es lo que para este trabajo se entiendo por género y por sexo. Aclarar estos dos conceptos de forma paralela es relevante ya qué sirve para evitar las confusiones que socialmente se han reproducido entre ambos conceptos. Más adelante, profundizamos sobre el género dentro de un espacio social, político y cultural específico, al hacer esto nos situamos geográficamente ante contexto machista y violento con profundas significaciones jerárquicas sobre la diferencia sexual sobre los género. Referimos al feminismo como una herramienta necesaria para pensar la conformación de los sistemas sexo-género que propone Gayle Rubin, pero también para reconocer la importancia política de resignificar el cuerpo/género social e identitario, desde la tercera ola hasta la teoría Queer y su crítica desde latitudes latinoamericanas quienes proponen el término Cuir, como un juego de palabras. Una vez hecho esto, en el segundo apartado de este capítulo saltamos del lado de las instituciones para entender cómo la norma social sobre el género funge como una forma de poder y control, sin embargo no dejamos de lado las pequeñas hendiduras que apoyan las resistencias de la norma sexual y de género. Por lo tanto, encontramos en la transexualidad un espacio de resignificación, proponemos pensarla como una identidad transgresora con grandes alcances políticos, sociales y culturales. Por último, nos preguntamos cómo se ha construido la transexualidad como categoría. Hacemos un recorrido desde las nociones médicas hasta las propuestas políticas que reivindican la experiencia transexual fuera de los marcos patologizantes. Sobre todo, 5 Las tecnologías de poder son aquellas que determinan la conducta de las personas haciendo uso del sometimiento y la dominación, los cuerpos (individuales y colectivos) son meros objetos puestos a la disposición del sistema que los determina y controla (Foucault, 1990, p: 48). Estas tecnologías actúan en distintos niveles de violencia, desde la simbólica, cómo el no reconocimiento de la identidad de las mujeres y hombres transexuales, hasta la física sistémica, como los feminicidios. 6 Las tecnologías del yo abarcan un espectro amplio de técnicas, mecanismos, prácticas y procesos, que le permiten a una persona el trabajo sobre su propio cuerpo, y también sobre su conciencia, para alcanzar por medio de actos y pensamientos un estado mínimo de felicidad y sabiduría, se puede realizar como un ejercicio individual o colectivo (Foucault, 1990, p: 48). Estas tecnologías se encuentran inmersas en los procesos de construcción de la identidad de la persona como individuo y de la persona en sociedad. 10 subrayamos las maneras en que el cuerpo transexual transgrede los imaginarios colectivos sobre el género y los límites del cuerpo. En el tercer capítulo, ya que tenemos una base teórica elaboradas en las primeras dos partes de este trabajo desde el cuerpo tecnológico y las identidades de género respectivamente, nos detenemos para contemplar el contexto sociopolítico actual en el que se desenvuelven día a día las personas que viven estas identidades. Plantearemos un recorrido histórico sobre el camino político de las disidencias sexuales y de género, específicamente de las luchas de la comunidad transexual, la cual se ha visto silenciada incluso dentro de la misma comunidad LGBTTTI7, para conocer las exigencias que sostiene la transexualidad como comunidad política. Seguido de una aproximación a los procesos específicos de modificación corporal que emplean las personas transexuales para construir su corporalidad, sin dejar de lado los riesgos que esta conlleva. El centro de este planteamiento son las experiencias de vida, es reconocer la voz de quienes experimentan el mundo desde la interface tecnológica y sobre todo en las fronteras del género. El objetivo es encontrar en estos caminos la posibilidad de construir una pluralidad de formas de ser y vivirse humano en una sociedad más libre, y sobre todo más equitativa. Todos estos puntos tienen como referencia el trabajo de tipo etnográfico que se expuso con anterioridad en la metodología del trabajo. Podemos mencionar, sin embargo, que este ejercicio influyó en las conclusiones gracias a la capacidad autocrítica y autorreflexiva de las personas entrevistadas. Sin duda las identidades transexuales nos proponen un nuevo panorama sobre las nuevas formas de pensar la manera en la que nos relacionamos con la tecnología, nos invita a reflexionar en nuestros modos de habitar el cuerpo y cómo lo modificamos tecnológicamente. Asimismo, abren nuevos campos de representación y gestan nuevos imaginarios colectivos entorno al cuerpo y al género, con lo que se hace evidente una diversidad de experiencias corporales. Sólo una persona empoderada puede (auto)gestionar su cuerpo y su identidad sobre los vacíos de un estado incompetente de la diversidad sexual y genérica, lo que vale resaltar es la manera colectiva del quehacer político sobre la gestión de la modificación del cuerpo. 7 Lesbico, Gay, Bisexual, Transexual, Travesti, Transgénero e Intersexual 11 Elegí trabajar sobre este tema ya que considero que las investigaciones académicas sobre la transexualidad son unos de los muchos caminos para visibilizar las corporalidades que han sido negadas y sancionadas en nuestra sociedad por su carácter transgresor del sistema sexo-género. Si fuese posible, pretendo que los resultados de esta investigación tengan impacto en los movimientos transexuales que se han conformado en la Ciudad de México, que sirva de apoyo para el reconocimiento social y político de actores transexuales. 12 Capítulo 1 De testosterona caliente y húmeda Del cuerpo intervenido Del cuerpo tecnológico Del antinatural, del no digno Por el que no se suicidó Jesús Ni María quiere para sus hijos La vagina sin dedos de ginecólogo Mi vagina no existe porque nadie piensa en ella Michel Riquelme La relación cuerpo/tecnología y su dinámica sociocultural Los trazos de este capítulo van a dibujar un camino que nos conduzca a un entendimiento complejo del cuerpo. Vamos a ir sumando, un paso a la vez, diversas aristas que lo atraviesan, como la social, la política, la histórica y la cultural. Después nos detendremos en la tecnología para definirla y ponerla en interacción con el cuerpo, analizaremos bajo qué términos se gesta esta relación y cuáles sus las implicaciones en contextos determinados. Por último, contemplaremos la diversidad cultural en relación con las modificaciones corporales, sobre la maneraen que cada cultura responde ante estos procesos. 1.1 Descifrar el cuerpo, un recorrido conceptual En un intento por explicar la transexualidad desde el marco patologizante de la medicina se le ha atribuido al cuerpo toda la culpa del ―malestar‖ transexual. Así la frase ―nací en el cuerpo equivocado‖ se ha convertido en una carta de presentación obligada para poder acceder no solo a los servicios de salud gratuita de la Clínica Condesa, sino también a la posibilidad de ser definido ―que no autodefinido― como una persona transexual. Por esto, considero al cuerpo un tema de gran peso simbólico para entender los procesos de esta identidad. 13 Una postura que sostenemos frente a la insistencia de señalar al cuerpo como el punto central de la transexualidad, es que al mover el foco hacia las identidades algunos estigmas que pesan sobre las personas transexuales encuentran su fin. Aun así, no podemos simplemente evadir parte tan importante para pensar y re-pensar los procesos identitarios que le competen. Plantear una revisión al cuerpo como categoría nos brinda las herramientas para dilucidar por qué la transexualidad se vive y se estudia de determinadas formas. Si revisamos el diccionario de la Real Academia Española, la definición de cuerpo se mantiene únicamente es su acepción material, como ―conjunto de sistemas orgánicos que constituyen un ser vivo‖ (RAE, 2016). En cambio para el Diccionario de Estudios Culturales Latinoamericano, este se define de manera concisa desde su entramado de relaciones e interacciones socioculturales, ―es el resultado de historias específicas y de tecnologías políticas que constantemente problematizan su estatuto y su lugar en el mundo social, en el orden cultural y en el dominio de lo natural‖ (Giorgi, 2009, p: 68). En el uso cotidiano impera una noción material, pero como pudimos constatar en las entrevistas, también existe una tendencia a referirlo a una espiritualidad ―o una identidad― anclada en lo material, como una conciencia del yo. El cuerpo es entonces una composición compleja de materialidad e identidad. Para ilustrar lo anterior, rescatamos en el análisis las respuestas al cuestionamiento ¿qué es para ti el cuerpo? realizado durante las entrevistas del trabajo etnográfico. En estas podemos apreciar la diversidad de formas en que las personas transexuales interpretan sus propios cuerpos modificados. Creo que el cuerpo es algo muy importante, es con lo que uno o una se mueve en este mundo, en el mundo físico… y también es lo que le da la personalidad de cada quien.8 El cuerpo es, bueno yo lo tomo como un texto, porque te interpretan. O sea, te ven en la calle y te tratan de acuerdo a lo que ellos saben leer, claro que si te ven con una cierta forma física, por decirlo así, así es como se tratan.9 Pues es como tu representación física… Algo que te representa, quieras o no, o lo intenta al menos.10 8 Entrevista realizada a Adriana por Jimena González el día 25 de septiembre de 2014 en Cuidad de México. 9 Entrevista realizada a Diego por Jimena González el día 12 de octubre de 2014 en Ciudad de México. 14 Para mí el cuerpo es el vehículo que sostiene mi mente y mi espíritu. Siempre estuvo en mi la fe en Dios, en que yo iba a ser una mujer, siempre fui una mujer y me sentí una mujer, ¿no? Entonces es un vehículo, porque mi alma y mi espíritu, mi mente y mi espíritu, son de una mujer, ¿no? Ahora tal vez mi cuerpo ya es lo más parecido a una mujer pero finalmente es sólo el vehículo de mi mente y de mi espíritu 11 El cuerpo es lo que te contiene, pero socialmente tiene una connotación, si tu cuerpo es de niño te tratan como niño aunque tu mente no lo sea, entonces es una prisión también.12 1.1.1 Cuerpo-Corporalidad Como vemos, el cuerpo es más que sólo una materialidad, por lo tanto a razón de los intereses e inquietudes de este trabajo el foco estará sobre los aspectos simbólicos de este. Para esto, retomamos a Rodrigo Parrini quien resalta la construcción social del cuerpo, los procesos históricos que lo atraviesan, y las matrices simbólicas e imaginarias como parte importante de su constitución. Este autor prefiere hablar de corporalidad y no de cuerpo, ya que de esta manera se trabaja también con las dimensiones socio-históricas y culturales específicas de un contexto determinado. Así, ―la corporalidad nos permite comprender la inscripción histórico-política referida al cuerpo a un simple objeto de una conciencia, un alma o una voluntad, o una especie de página en blanco en la que se inscribe o marca la cultura‖ (Parrini, 2008, p: 15). De este modo, el cuerpo no es únicamente la materia orgánica que nos genera la impresión de que existimos en este mundo como individuos, es decir, no sólo se trata de una materialidad que expresa nuestra subjetividad frente a otros cuerpos, es también el reflejo de nuestro contexto, ya que el cuerpo es de acuerdo a un espacio tiempo específico así como también es el resultado de una cultura. A pesar de que el cuerpo-hombre y el cuerpo-mujer existan en una misma sociedad y un mismo espacio-tiempo, existen claras distinciones en su abordaje. Por ello explica que: 10 Entrevista realizada a Mauricio por Jimena González el día 15 de octubre de 2014 en Cuidad de México. 11 Entrevista realizada a Nancy por Jimena González el día 23 de septiembre de 2014 en Ciudad de México. 12 Entrevista realizada a Sofía por Jimena González el día 28 de septiembre de 2014 en Ciudad de México. 15 Explorar las formas en que la subjetividad y el cuerpo se engarzan a determinados procesos sociales y políticos en un tiempo histórico requiere de una atención diferenciada: sabemos que dicho anclaje no sucederá de modo semejante entre hombres y mujeres y que, además, busca producirlos y delimitarlos (Parrini, 2008, p: 15). Si bien, hablar de corporalidad y no de cuerpo es por mucho más complejo para el análisis, vamos a emplear ambas acepciones, ya que es importante pensar por momentos en el cuerpo como materia orgánica a la cual se le implementan tecnologías corporales ―y por lo cual resulta un cuerpo hibrido orgánico-tecnológico―, así como también es importante hablar de corporalidad en un sentido reflexivo sobre lo cultural, social e histórico de los procesos corporales de la transexualidad. A continuación, un esquema que representa la dinámica cuerpo/corporalidad y el espacio de implicación de las tecnologías corporales. En él se aprecia un núcleo que sería la materia orgánica, es decir el cuerpo, y alrededor el espacio de lo simbólico, la corporalidad; las tecnologías corporales atraviesan las dos esferas por igual, esto quiere decir que el nivel de incidencia de estas será tanto en el núcleo, ―la modificación de lo orgánico―, como en el rededor, ―la modificación de lo simbólico―. Opté por emplear una figura amorfa para representar la maleabilidad de ambas categorías, de esta manera se parecían mejor los argumentos que sostienen esta investigación. Esquema 1 La dispocicion cuerpo/corporalidad y su relacion con las tecnologias corporales. (Elaboración propia, 2016) 16 Un eje adicional que atraviesa a la corporalidad es el político, ya que refiere también a un sujeto/cuerpo que existe inmerso en un sistema que aplica tecnologías de poder para su control. Sin embargo, de acuerdo con B. Preciado (2002) ninguna de estas está libre de ser pervertida y reapropiada, queda entonces un espacio para lo que llama praxis de resistencia. El control nunca es absoluto. No basta con imaginar nuevas corporalidades y tecnologías del cuerpo, hace falta reapropiarnos de los espacios de poder, retomar el control de las instituciones y, sobretodo, transformar las tecnologías de control en tecnologías del yo. En palabras de Preciado: Toda técnica que forma parte de una práctica represiva es susceptible de ser cortada e injertada en otro conjunto de prácticas, re-apropiada por diferentes cuerpos e invertida en diferentes usos, dando lugar a otros placeres y otras posiciones de identidad. (Preciado, 2002, p: 87) Son las identidades subalternas13, como la transexualidad, las que viven de manera directa las violencias propias de las tecnologías de poder, y por lo tanto, son estas las que gestionan acciones políticas de resistencias corporales con significaciones profundas, ya que existen en el cotidiano desde la experiencia propia. Parrini resalta que es necesario identificar las dinámicas de resistencia de ciertas identidades corporales, la cuales generan las posibilidades transformadoras sobre las normas que establecen los estándares sobre lo que debe de considerarse un cuerpo normal, sano y funcional dentro del sistema capitalista. Preciado encuentra en la transexualidad una identidad que logra estos alcances, en sus palabras: Lo que las comunidades transexuales y transgénero han puesto sobre la mesa no son tanto performances teatrales o de escenario a través de los género (cross-gender), sino transformaciones físicas, sexuales, sociales y políticas de los cuerpos fuera de escena, dicho de otro modo, tecnologías precisas de trans-incorporación (Preciado, 2002, p:75) Para Parrini la resistencia es reacción, es casi como un reflejo instintivo de una persona que en la necesidad de expresar su subjetividad se enfrenta a los marcos que lo han dominado, sin dejar de atender las emociones que fluctúan entre el ejercicio político y que fortalecen nuestras respuestas. 13 El termino subalterno tiene diferentes acepciones, para este caso conviene pensarlo como ―una posición social que cobra cuerpo y carne en los oprimidos, o aquella condición que genera la colonialidad del poder a todos niveles y en todas las situaciones coloniales que estructuran el poder interestatal‖ (Rodríguez, 2009, p. 256). 17 Ante el sufrimiento y la explotación debemos pronunciarnos, actuar, pensar y sentir. Es necesario conmoverse, escuchar y observar. Tenemos una voz para analizar el presente e imaginar el futuro. Es nuestro derecho y nuestro deber más íntimo, más urgente, más sensible (Parrini, 2008, p: 21). Sobre las políticas de las emociones Gutiérrez-Rubí expresa la importancia de reconocerlas como parte constitutiva de la acción política, ya que estas ―son la energía más potente para la construcción de marcos de interpretación política y escenarios de actuación que van desde el activismo a lo electoral‖ (Gutiérrez-Rubí, 2014, p: 63). Las emociones potencializan las acciones políticas, más que solo una afinidad ideológica, es en el marco de las experiencias compartidas y de los sentires corporales que construimos ejercicios de acción política más horizontales, las emociones empoderan. Como se mencionó al inicio, el contexto histórico marca una forma específica de comprender y definir el cuerpo, ya sea desde las elaboraciones intelectuales, filosóficas y científicas o desde la dinámica de lo cotidiano. Debido a que es un concepto utilizado ampliamente en los estudios de la transexualidad, es imprescindible no darlo por hecho. En el siguiente apartado vamos a identificar cómo el cuerpo se convirtió en una categoría de gran importancia para diversas áreas de estudio y cómo se dio el salto de estudiarse únicamente desde los marcos teóricos que parecían corresponderle como la biología y la medicina, a estudiarse también desde las ciencias sociales. Con la reflexión de Parrini y Preciado nos hemos aproximado a una postura frente al cuerpo que se acerca más a la subjetividad, tener en cuenta qué se es sujeto en él, es decir que es reflejo de nuestras identidades. Por lo tanto, no vamos a conceptualizarlo al grado de elevarlo a una nube teórica y perder el piso de lo que sucede en nuestras las dinámicas cotidianas. 1.1.2 Breve recorrido histórico sobre la categorización del cuerpo En este apartado vamos a revisar cómo el cuerpo ha sido entendido a lo largo de la historia occidental14 en tres grandes periodos, la pre-modernidad, la modernidad y la 14 Es importante aclarar que cada cultura cuenta con su propia historia y por lo tanto con una manera de comprender el cuerpo. Entonces a menos que se especifique, siempre se hablará desde la historia o 18 posmodernidad, a través de los centros de poder: la Iglesia, el Estado, la Ciencia y el Mercado. Plantearnos repasar este recorrido es una herramienta útil para entender la manera en que los humanos nos hemos relacionado con el cuerpo y cómo esta relación se ha modificado física y ontológicamente. Todas las instituciones, como las fábricas, la familia, la escuela, etc. y las formas de saber-poder, como la ciencia, son las figuras que controlan y domestican los cuerpos. Así como también, nos devela algunas pistas sobre la manera en que se produjeron estándares de normalidad y patología sobre los cuerpos, y de esta manera la negación a la diversidad de formas corporales e identitarias. Como lo señala Merri Torras (2007) en la época pre-moderna el centro de todo conocimiento era Dios, por lo tanto se le confería un peso más importante a la espiritualidad que a la materialidad de la carne, la cual debía ser disciplinada. En este periodo el pensamiento sobre el cuerpo se construía a partir de conceptualizaciones dualistas, mente/ cuerpo, espíritu/cuerpo, alma/cuerpo; en cierto sentido la modernidad sostuvo este sistema de pensamiento dicotómico en otras categorías como hombre/mujer, enfermo/sano, razón/emoción. En el medievo, la iglesia cristiana tenía el poder sobre el conocimiento y por lo tanto, sobre la forma de comprender el mundo. Se le daba prioridad a las reflexiones sobre el alma y se consideraba al cuerpo insuficiente para trascendencia del espíritu. Sin embargo, la filosofía de San Agustín proponía al cuerpo como un camino hacia la redención y la limpieza del alma. Por lo tanto: En esta tradición del pensamiento cristiano, a pesar de la valoración en muchos aspectos negativa con la que cargaba el cuerpo, la persona no podía concebirse escindida de esa corporalidad… Esta concepción sobre la carne inalienable de la persona es la que nos permite comprender la importancia de la corporalidad de las antiguas prácticas culturales del cristianismo (Citro, 2011, pp: 22-23). Como lo señala Citro, el cristianismo implantó, por un lado, el rechazo al cuerpo y, por el otro, la búsqueda de la depuración del espíritu a través del mismo. El humanismo renacentista fue el periodo de transición de la decadencia del medievo a la modernidad temprana. En este periodo se buscaba recuperar las ideas de la epistemología occidental. No por esto contemplamos una postura universalista sobre la mirada occidental sobre el cuerpo, es decir, existen diversas formas de aproximarse al cuerpo. 19 filosofía grecolatina, por lo tanto la iglesia perdió poder frente a las necesidades del conocimiento y la recuperación del saber. Tenía como centro epistemológico la razón humana, una postura claramente antropocentrista. Fueron la imprenta y la creación de universidades y escuelas dos de los factores que favorecieron la expansión de los valores humanistas, que eran más espirituales que materiales. Al eliminarse las formas feudales de gobierno, el Estado-Nación dio paso a una nueva estructura de orden social de corte liberal, burgués y capitalista; y con esta un nuevo centro epistemológico, el ciudadano. Esta nueva figurade poder, ejerce una serie de mecanismos de control y de producción del cuerpo/individuo, pero sobre todo de vigilancia. Con la modernidad, se dio un giro importante en la manera en que el cuerpo se comprendía por la ciencia, ya que pasó de estudiarse desde una perspectiva simbólico- religiosa a una mecanicista y materialista (Téllez, 2010, p: 5). En este periodo, se definió al hombre15 como centro de todo pensamiento, y por lo tanto a la racionalidad. Continuaron las dualidades que separan la forma de entender la realidad y que constituyen los cimientos de la ciencia moderna ―incuestionablemente masculina―. Esquema 2: Los cimientos de la ciencia moderna y la diferencia de los atributos de feminidad y masculinidad. (Elaboración propia, 2016) Como deja ver este esquema, existe una línea contundente que separa las categorías asociadas al hombre, propias del espacio público donde se produce la participación política 15 Por hombre me refiero precisamente a aquel nacido varón al que se le confería la racionalidad y la opinión pública, es decir la ciudadanía entendida en su acepción original. 20 y la creación científica, de las categorías asociadas a la mujer, del espacio privado donde se lleva a cabo el trabajo de reproducción16 social, de los cuidados y de las emociones. Esta es la base de la modernidad17. El pensamiento cartesiano permitió el periodo del mecanicismo, (Adrián, 2006, p: 18) el cual definió al cuerpo como una máquina, es decir que se constituía bajo un sistema de leyes definidas. Leticia Rocha nos muestra cómo el pensamiento cartesiano fue un cambio paradigmático sobre la comprensión, no sólo del cuerpo humano, sino de todo el mundo físico: Descartes consigue, de esta forma, afirmar la visión enteramente mecanicista y material del mundo físico, destruyendo las bases sensibles del naturalismo renacentista organizado y regido por formas sustanciales, fuerzas y principios anímicos. Esto tuvo una repercusión radical en la manera de conceptualizar los cuerpos vivientes; animales, vegetales, así como los procesos físicos y orgánicos del hombre, en tanto cuerpos extensos o corporales quedaron reducidos a relaciones de extensión y movimiento. Los cuerpos vivos, en tanto objetos corporales son una instancia más de la aplicación de las propiedades de la materia, equivalentes, a lo que Descartes denomina, meros mecanismos o máquinas. (Rocha, 2004, p: 14) La medicina se benefició profundamente del concepto cartesiano organismo-máquina para descifrar la mecánica de la anatomía humana, cosa que logró Vesali, con las xilografías de sus disecciones (Torras, 2007). Como lo señala Téllez, las clasificaciones médicas se complejizaron gracias a la mejora de las técnicas y las herramientas de medición. Las investigaciones anatómicas se especializaron cada vez más, entre más profundo se adentraban en el cuerpo. Este proceso fue la base del esquema del cuerpo normativo, y sobre el cual se clasificaron y señalaron aquellos cuerpos que no se encontraban dentro de las normas establecidas y que debían de ser corregidos, y en su defecto castigados. 16 El trabajo de reproducción, en un sentido amplio, rebasa el trabajo doméstico y el hogar, Silvia Federichi (2012), habla de las dos caras del trabajo reproductivo primero como una forma de destino naturalizado de la mujer (y su importancia para el mantenimiento del capitalismo, y cualquier sistema económico), y luego como experiencia colectiva y de lucha feminista; en resumen, es ―un complejo de actividades y relaciones gracias a las cuales nuestra vida y nuestra capacidad laboral se reconstruye a diario‖ (p: 21). 17 De no ser así, las mujeres no hubiéramos tenido que recorrer un largo trayecto de lucha política para reclamar los espacios públicos, de reconocimiento de nuestras participaciones en la agenda política y en la producción científica. Incluso en la actualidad salir a la calle (el espacio público) es un acto político, ante las constantes amenaza sobre el cuerpo de la mujer, en forma de acosos sexual, feminicidios, etc. 21 A inicios del siglo XX, con el incremento en el desarrollo de la tecnología y de la aplicación de ésta en el cuerpo, se generaron mejoras en las tecnologías corporales, como las prótesis que no sólo se desarrollaban con la intención de corregir la ausencia de las capacidades físicas del cuerpo, sino que también pretendían expandirlas. Con los procesos de innovación tecnológica se ―replantean la funcionalidad, la finalidad y la identidad del cuerpo‖ (Téllez, 2010:7), en función de sus límites orgánicos y la prospección de las capacidades del desarrollo tecnológico. Es por esto que, en esta etapa, se conceptualiza al cuerpo como una materialidad insuficiente dispuesta a ser expandida con ayuda de implementos tecnológicos. Nos encontramos entonces con la realidad de las sociedades industrializadas, donde el cuerpo de la clase obrera se había convertido en una máquina productiva. Para Citro (2011) los trabajos de Foucault, son una herramienta importante para comprender cómo el cuerpo-máquina, que describimos con anterioridad, fue una de las formas de control de la sociedad moderna (2011, p: 29). Es muy importante mencionar que: Sobre las causas del supuesto ―olvido‖ o ―desvalorización‖ del cuerpo en el pensamiento hegemónico de la modernidad, es evidente que esta larga tradición de debates filosóficos no podría ser la única culpable: estos pensamientos tenían su origen en prácticas sociales que lentamente hicieron carne aquel cuerpo-máquina que Descartes imaginó (Citro, 2011, p: 27). Con esto la autora refiere al proceso mercantil que hizo del cuerpo un producto más de la cultura occidental fuertemente consumista. En la época contemporánea, el Mercado se enfrenta al Estado por el control de los cuerpos ―entre otras cosas―, para este el centro ya no es el ciudadano sino el consumidor y el cuerpo se convierte en un producto más, dispuesto para su consumo. Ante la emergencia de la ineficiencia del Estado y la depredación del Mercado, la sociedad civil se ha visto en la necesidad de gestionar sus propios espacios de resistencia, de gestión, producción y reproducción, tanto en los niveles del espacio como del cuerpo mismo. Una dinámica de la posmodernidad es que enuncia las carencias y vacíos de la modernidad, y encuentra en ellos el espacio para la creación de nuevas relaciones intersubjetivas, desterritorializadas, en forma de redes. En este espacio el cuerpo es agente 22 de sus propios procesos identitarios individuales y colectivos. Es en la posmodernidad donde, de acuerdo con Gerardo Morales: Asistimos efectivamente a la fractura de los referentes modernistas: la fragmentación del tiempo, la destrucción de los límites, la transformación de la realidad en imágenes, la desconstrucción del arte, la recodificación del espacio, la ciudad, el pasado, etc. Momento y espacio plurales, explosivos. Pero arraigado, localizado en la formación capitalista. (Morales, 2006) Así el cuerpo pasó de ser el despojo de alma, la aberrante materialidad humana, a ser el centro de la perfección del hombre18, a ser ciudadano, a un producto mercantilizable, y a una red con agencias propias. Periodo Poder Epistemología Cuerpo Pre-moderna Iglesia Dios/Espíritu Cuerpo/Alma Moderna Ciencia Hombre/Razón Cuerpo/Objeto Estado Ciudadano/Libertad Cuerpo/Individuo Mercado Consumidor/Mercancía Cuerpo/Producto Posmodernidad Comunidad/Red Cuerpo/Red o Cuerpo/Agente Esquema 3 Relación periodos históricos y su interpretación del cuerpo. (Elaboración propia, 2016) En el siguiente aparatado esbozaremos algunos puntos clave para comprender cómo el cuerpo se convirtió en una categoría de gran importancia para las ciencias sociales19.18 De nuevo, hombre referente a persona nacida macho, nunca como un sinónimo de humano. 19 Para esto se emplearán algunas investigaciones históricas, sociológicas, antropológicas y feministas que desarrollan el camino sobre el cual el cuerpo se formó como un campo de estudio con relevancia académica. Trabajos como el de la investigadora Fabiola Téllez, La interacción cuerpo-tecnología en la construcción de identidades, quien pone el peso en la interacción entre tecnología y cuerpo; y el trabajo de Jesús Adrían, investigador de la Universidad de Barcelona, quien propone una genealogía del cuerpo con un enfoque en la historia de la filosofía. Por otro lado, el trabajo de Silvia Citro, con La antropología del cuerpo y los cuerpos en-el-mundo. Indicios para una genealogía (in)disciplinar y el de David Le Breton, 23 1.1.3 El cuerpo para la sociología Consideramos importante rescatar la definición que David Le Breton hace del cuerpo, como: …modelado por el contexto social y cultural en que se sumerge el actor, es el vector semántico por medio del cual se construye la evidencia de la relación con el mundo… Del cuerpo nacen y se propagan las significaciones que constituyen la base de la existencia individual y colectiva (Le Breton, 2002, p: 7). La primera manera de aproximarse al cuerpo para la sociología es denominada por Le Breton como ―Sociología implícita del cuerpo‖, en la cual la categoría cuerpo se diluye en el análisis por lo que no se ignora pero tampoco se define. En esta etapa se distinguen dos ángulos para aproximarse al tema, en el primero de estos ―la corporeidad… está subsumida por los indicadores vinculados a problemas de salud pública o a las relaciones específicas con el trabajo‖ (Le Breton, 2002, p: 16), es decir, qué el cuerpo está disuelto en los temas emergentes de la época. En estos estudios, según Le Breton, se puede identificar el argumento principal de la sociología del cuerpo, ―ya que no lo consideran como una naturaleza cuyas claves se encuentran solamente en factores biológicos, sino como una forma modelada por la interacción social‖ (Le Breton, 2002, p: 16). En el segundo acercamiento de esta primer modalidad, ―se trata de someter las diferencias sociales y culturales a la primacía de lo biológico (o, mejor dicho, de un imaginario biológico), de naturalizar las desigualdades de condiciones justificándolas a través de observaciones ―científicas‖‖ (Le Breton, 2002, p: 17). En este podemos identificar un proceso que marcó fuertemente una patología de los cuerpos señalados ―científicamente‖ como enfermos, anormales, o sea que no se encontraban dentro del marco de la normalidad. Este modo de percibir a los cuerpos, si bien ya no mantiene validez científica, sí se ha insertado en los discursos cotidianos y tiene repercusiones negativas hacia la diversidad de formas corporales, dentro de los cuales se encuentran los cuerpos con La sociología del cuerpo. Por último, las propuestas feministas que pusieron al cuerpo, en especial al cuerpo de la mujer, en el centro de discusiones políticas y teóricas. 24 transexuales. En vez de pensarlos como parte de la diversidad corporal, se clasifican inmediatamente como enfermos o anormales. La segunda modalidad que propone Le Breton el estudio del cuerpo, la nombra Sociología detallista, en esta modalidad se lograron proporcionar puntos sólidos pero desarticulados. Se rescatan sobre todo las aportaciones de la etnología. Dos de los puntos más importantes que se desarrollaron en esta modalidad son: 1) la corporalidad se construye socialmente, es decir que ―el hombre no es producto de su cuerpo, ellos mismos producen las cualidades de su cuerpo en su interacción con los otros y en su inmersión en el campo simbólico‖ (Le Breton, 2002, p: 19); y, 2) se ponen en cuestión los usos corporales occidentales que habían sido naturalizadas, pero qué se hicieron evidentes al realizar etnografías de usos del cuerpo simbólicamente diferentes, procedentes comunidades no occidentales. Esto último nos lleva al siguiente apartado, el estudio antropológico del cuerpo, el cual encuentra gran similitud a las características de la sociología detallista de Le Breton. 1.1.4 El cuerpo para la antropología La antropología ha sido también determinante para la comprensión profunda y compleja del cuerpo. Según lo expone Silva Citro, el cuerpo es objeto de la sociedad en la que habita, es decir que el cuerpo hegemónico de las culturas occidentales es aquel que se autorregula a razón de las instituciones que construyen la sociedad capitalista, así como otras culturas definen el cuerpo desde otros significantes. También señala de manera muy adecuada la condición específica de los cuerpos femeninos como aquellos a los que se les infringe una disciplina más severa,20 Así: […] los cuerpos son ―confinados‖ al lugar de un objeto peligroso pero a la vez potencialmente útil, al que la racionalidad de los individuos y las instituciones sociales deberán encauzar: en tanto fuente de emoción, goce y pasión que el individuo debe aprender a autodominar para alcanzar un estado espiritual o moralmente superior; como 20 A pesar de que suscribo las ideas planteadas por Citro sobre la importancia de señalar el adoctrinamiento sobre los cuerpos femeninos en función a su objetivación, también es importante señalar que ambos sexos/géneros has sido sujetos a los mecanismos de control y disciplina. 25 medio técnico que es necesario disciplinar para su eficaz funcionamiento en las instituciones sociales… los cuerpos femeninos fueron considerados aquellos que más necesitaban ser encauzados por esa racionalidad que fue concebida, preponderantemente, bajo un signo masculino. (Citro, 2011, p: 32) Silvia Citro, considera que fue en los años 70 que la antropología se interesó cada vez más por los estudios corporales, que se consolidaron poco a poco al trabajar con las significaciones y prácticas sociales, principalmente de las clases medias urbanas (Citro, 2011, p: 42). Otras dos autoras Margart Lock y Nancy Schepper-Hugues, según Citro (2011) hay tres tipos de enfoque que la antropología abarcó sobre los estudios corporales: 1) la primera es como cuerpo social, que son todas las representaciones del cuerpo como símbolo; 2) la segunda es el cuerpo político, desde donde se trabaja sobre la regulación, la vigilancia y el control de los cuerpos; y por último, 3) la tercera es el cuerpo sujeto individual, que habla sobre las experiencias vividas que se explican desde las teorías fenomenológicas. Sobre estas última se busca analizar cuáles son las experiencias que resultan de implementar tecnologías al cuerpo para las personas transexuales. 1.1.5 El cuerpo para el feminismo Uno de los actos del feminismo fue dotar al cuerpo de género, Merri Torras nos permite dar cuenta de cómo en la historia oficial el cuerpo ha sido siempre un cuerpo sexuado en masculino. El feminismo ha servido de herramienta para visibilizar todos aquellos cuerpos que se hacen presentes por omisión (Torras, 2007), es por esto que señalar la construcción cultural (artificial) del cuerpo es muy importante, ya que evita caer en determinismos biológicos al naturalizar conductas o discursos bajo la premisa de lo natural en el cuerpo. En palabras de Torras: Una de las labores más loables y necesarias de los feminismos ha sido y sigue siendo mostrar cómo actúan esos mecanismos de poder que consiguen que percibamos como naturales prácticas que en sí mismas no lo son… Darse cuenta del modo en que somos en relación a unas coordenadas a la vez propias y ajenas resulta fundamental para albergar un principio de capacidad de acción que nos permitadesaprendernos en grado suficiente para 26 autoconocimiento, autodescubrimiento, que nunca alcanzaremos a saber hasta qué punto nos pertenece y hasta qué punto se alimenta de los discursos de poder… (Torras, 2007, p: 22) Por otro lado, de manera complementaria, agregamos la definición que B. Preciado hace del cuerpo como un texto dispuesto en la sociedad para su lectura e interpretación, en sus palabras: El cuerpo es un texto socialmente construido, un archivo orgánico de la historia de la humanidad como historia de la producción-reproducción sexual, en la que ciertos códigos se naturalizan, otros quedan elípticos y otros son sistemáticamente eliminados o tachados. (Preciado, 2002, p: 23) Como vemos, el feminismo sostiene una postura constructivista del cuerpo, es consciente de sus determinaciones socio-históricas, pero sobre todo reconoce y refuerza el poder de las desviaciones, de aquellas corporalidades que se escapan de la norma, o como las llama Preciado (2002), ―fallos de la escritura‖ (p: 23). 1.2 Tecnología como sistema técnico complejo Hasta ahora hemos recorrido la conceptualización del cuerpo, pero el diálogo que se propone en esta investigación implica también pensar y reflexionar sobre la tecnología, por lo cual, en este apartado vamos a definir con mayor profundidad cómo se va a entender la tecnología, para posteriormente pensar sobre la interacción y las consecuencias sociales y políticas de estos dos conceptos. De acuerdo con León Olivé (2005) existen diversas perspectivas para definir y evaluar la tecnología. Una es la neutralidad valorativa, donde la tecnología es únicamente un medio para lograr un fin. Es decir que es en sí misma un ejercicio científico sin intenciones ni valores morales, con resultados prácticos para el servicio de quien la usa. Esta interpretación, está cargada de varios elementos de la concepción tradicional de ciencia, como lo explica Lourdes Fernández (2012), la cual respondía a la necesidad de encontrar solidez y veracidad en los conocimientos producidos por el humano. Señalaremos algunas de las características de la modernidad, y sobre todo del poder que se le confería al conocimiento científico en este periodo, con la intención de 27 comprender cómo la ciencia y la tecnología interactúan en función del sistema en que se inscriben. A manera de lista: 1) La primer característica es la centralidad del sujeto racional en el ejercicio epistémico y ontológico; 2) la segunda característica son los criterios de demarcación elaborados por las mismas comunidades científicas, con los cuales le confieren veracidad universal al conocimiento científico, lo cual anula la potencialidad de otros tipos de conocimiento como los no científicos o no occidentales, pero no por eso inválidos; 3) la racionalidad es la tercer característica, la cual explica y modifica técnicamente y tecnológicamente el mundo, siempre en concordancia con los valores e intereses científicos; 4) el ideal de progreso es la cuarta característica de la modernidad, el cual debe de entenderse en función del modelo social y económico capitalista; 5) la última característica es la relación del medio por el fin. La ciencia, de acuerdo con Fernández (2012), es el medio con el cual transformamos nuestro ambiente, nuestro entorno natural y lo explotamos a las necesidades y placeres de los seres humanos. Estas son las premisas del argumento en favor de generar conocimientos verdaderos y universales. La neutralidad valorativa es una herramienta epistemológica en función de la racionalidad teórica y la objetividad, de esta manera se separa la ciencia de la sociedad o de los valores que esta contenía. En palabras de Fernández, la neutralidad valorativa es: …una ciencia caracterizada por su objetividad, neutralidad, por contenidos carentes de valores, por métodos que —en tanto ―científicos‖— buscaran de modo desinteresado la verdad a partir de la contrastación de hipótesis por medio de técnicas muy elaboradas, la experimentación, cuantificación, que liberara de los errores que originarían los sentimientos, los valores o los compromisos políticos. (Fernández, 2012, p: 85) Sin embargo, desde los años sesenta se ha puesto en cuestión la racionalidad y la neutralidad de la ciencia y de la tecnología, lo que se generó por las profundas incertidumbres sobre las consecuencias de estas, como las guerras o los impactos ambientales y sociales. Esta crítica se acentúa aún más con el desarrollo de la tecnociencia, donde la ciencia y la tecnología no son entes relacionados funcionalmente, sino que son parte de un mismo sistema complejo lleno de valores e intereses. Fernández señala que: La tecnología incorpora de la cultura relaciones sociales constituidas por creencias, deseos y prácticas, dentro de las cuales las de género adquieren especial significación. Hombres y 28 mujeres crean la ciencia y la tecnología en virtud de sus contextos sociales, políticos, históricos, intereses de género y de poder determinados. (Fernández, 2012, p: 87) Esta autora también suma a la discusión las determinaciones de género, ya que considera que la producción científica se conforma por el poder hegemónico de lo masculino y que este se presenta como universal; así como también, que al desmantelar la figura de una ciencia y una tecnología casi omnipresentes y puras, y adscribirle sujetos cognoscentes, que tienen valores, subjetividades, intereses, etc., se debe de aceptar que este sujeto está condicionado por el género, también. Por lo que, la autora argumenta que: La no neutralidad se aprecia en las proposiciones tecnocientificas y las consecuencias de sus usos para las mujeres, en las diversas presiones socioculturales, en la sentencia: mujer igual a maternidad, en la construcción cultural de la infertilidad, de lo estético corporal, de la juventud como valor, de los estándares de belleza, higiene, orden en el hogar, etc. Fernández, 2012, p: 91) Una de las críticas más importantes del feminismo hacia la tecnociencia es que ésta reproduce el sistema violento, patriarcal, dicotómico y excluyente, a manera de ejemplo, muchos de los dispositivos tecnológicos de la cotidianeidad se elaboran bajo los esquemas de la identidad normada y simplista de los estereotipos de género; las lavadoras para la mujer, las herramientas de construcción para el hombre. Las críticas al modelo de neutralidad valorativa, permitió una concepción diferente de pensar la ciencia y la tecnología. Este nuevo modelo, de acuerdo con Olivé, le confiere a la ciencia y a la tecnología valores, creencias e intereses económicos y políticos, específicos del contexto social, cultural, histórico, en constante interacción (Olivé, 2005). Para este trabajo, la tecnología se define desde un enfoque sistémico, ya que en los procesos de la transexualidad se establecen valores, creencias y conocimientos tanto de los actores que interactúan directamente con la tecnología, como aquellos y aquellas que la determinan y controlan, con base en un contexto histórico y cultural específico que norma algunos elementos sobre los cuales interactúa la tecnología, como los cuerpos y el género. Entonces, ¿qué son los sistemas técnicos y por qué nos es tan útil hablar de ellos?, Para León Olivé, son un conjunto de acciones intencionales que buscan resultados concretos basados en las valoraciones del mundo que tienen los individuos que las llevan a cabo: 29 En suma, los sistemas técnicos están formados por conjuntos de creencias, conocimientos y acciones intencionales orientadas hacia la transformación de objetos concretos, cuyos resultados se consideran valiosos por quienes buscan producirlos. Son sistemas de acciones en donde los individuos que participan en ellos tienen intenciones de obtener fines determinados. Para que ello sea posible, los individuos ejercitansu capacidad de tener representaciones y valoraciones del mundo sobre el cual desean intervenir. (Olivé, 2005, 59) Esta definición da cuenta de la capacidad de los seres humanos como agentes transformadores con voluntad (Olivé, 2005), capaces de generar una conciencia evaluativa de los usos y fines que se le da a la tecnología, así como de tomar posturas dialógicas frente a las consecuencias de la aplicación de ésta. El resultado de la aplicación de los sistemas técnicos es la artificialidad, en un sentido amplio, es decir que por artificialidad puede entenderse: aparatos, sucesos, procesos y/o modificaciones de los sistemas naturales o sociales. Son artificiales ya que han sido intervenidos por un proceso creado por los seres humanos, gracias a un sistema de creencias, intenciones y valores. Por lo tanto, las modificaciones tecnológicas del cuerpo en la población transexual serán aquellas realizadas desde sistemas tecnocientíficos, es decir que se emplean con técnicas determinadas, ―ya sea con conocimientos científicos, como las técnicas quirúrgicas, o con conocimientos generados desde la misma comunidad, como las inyecciones de aceites que resaltan las caderas o los senos―, para un fin específico, intencional y valioso para las personas que las demandan. Estos fines no son universales en la población transexual como veremos en el capítulo tercero, pero sí forman parte importante de las decisiones que se toman por algunos individuos de esta comunidad. Entre los más importantes resalta la modificación del cuerpo (como sistema natural) para lograr una apariencia correspondiente al género deseado; y, el resultado de este sistema técnico es que el cuerpo de esta persona será artificial o como lo veremos más adelante con lo propuesto por Scott Lash (2004), una forma tecnológica de vida, tecnocuerpo de Echeverría (2013) o un cyborg, como lo define Donna Haraway (1991). 30 1.3 La modificación tecnológica del cuerpo: entre lo natural y lo artificial Una de las polémicas más fuertes sobre la transexualidad es la modificación corporal, en especial de aquellas que por su nivel de complejidad son clasificadas por la comunidad de médicos como intervenciones invasivas, como las cirugías de reasignación sexual (CRS). Plantearemos dos caminos para dialogar con esta problemática. El primero es desde la agencia que tienen los sujetos en la toma de decisiones sobre su cuerpo, así como de los elementos subjetivos y sociales intervienen en esta decisión. El segundo es sobre los alcances que tiene la cirugía en cuanto a los resultados prácticos de su aplicación, si pensamos en los avances tecnocientíficos de la medicina quirúrgica. Tras haber dicho lo anterior, primero vamos a discutir sobre la relación, que independientemente de su finalidad, existe entre la tecnología y el cuerpo. El espacio entre la tecnología, (el artefacto) y cuerpo (lo orgánico) se estrecha cada vez más conforme la primera ha logrado un mayor y más rápido desarrollo. Esta relación pasa desapercibida conforme la tecnología se inserta cada vez más en el modo de vida cotidiano de los sujetos sociales. Téllez (2010) propone que existen tres formas de entender la interacción entre el cuerpo y la tecnología; 1) la primera es cómo un mecanismo de control, para desarrollar esta propuesta emplea las teorías de poder de Foucault, así los sistemas tecnológicos son interpretados como implementaciones de los grupos de poder para controlar y domesticar los cuerpos; 2) la segunda forma de interacción es cómo un mecanismo de conocimiento o experimentación sobre los alcances del cuerpo y la expansión de los limites biológicos, mecanismo explotado por los intereses científicos de innovación y desarrollo; 3) la tercera, como medio de construcción del yo, en él se busca una reflexión autoconsciente de la identidad personal a través de las alteraciones corporales que demuestren una parte de la subjetividad, como el tatuaje. En el contexto específico de la transexualidad, estas tres formas interactúan entre sí de manera que construyen un sistema complejo ―instrumentado por la agencia e intereses de las personas que viven estas identidades― para el reconocimiento social y político de nuevas formas corporales, formas como los cuerpos cyborgs. Podemos inferir que es así, ya que por un lado las instituciones medicinas y psiquiátricas reproducen las dinámicas de control sobre los cuerpos transexuales, como 31 comunidades epistémicas pertinentes21, es decir que los pequeños grupos de expertos inciden de manera directa sobre las decisiones primero en el nivel de las identidades subjetivas y luego en el nivel de las políticas públicas, generalmente con la intención de corregir las expresiones ambiguas de género al construir corporalidades ideales a las normas; pero por otro lado, la gestión de la corporalidad es una oportunidad para repensar estas categorías y suavizar los límites de lo orgánico, con la ingesta de hormonas artificiales, por ejemplo; todo esto siempre con la impronta de la autorreflexión sobre la identidad tanto individual como colectiva transexual. Todos estos mecanismos forman parte del recorrido de vida que una persona transexual vive diariamente y sobre la cual construye su identidad de género, siempre con el potencial latente de proponer nuevos cuerpos, nuevas identidades, nuevos géneros. Las modificaciones corporales son caminos empleados actualmente por el común de la gente, desde donde se busca una identificación o un reconocimiento social, así como la constitución de una identidad subjetiva, pero que se ve limitada por las dinámicas discursivas de poder, que dirige hacia un punto predeterminado, como el ideal corporal normativo. Téllez señala que a pesar de que cada individuo reinterprete su relación con la tecnología para moldearla a su identidad personal, existirán aquellas prácticas que resulten aceptadas por la cultura y aquellas que sean sancionadas, en palabras de la autora: La implementación de las prácticas de modificación corporal, debidas en parte al discurso de normalidad, transforma al individuo en un producto social; de esta manera, él se construye continuamente a través de la tecnología. En esta interacción ―que implica una resignificación de la identidad personal― cada individuo establece una nueva relación tecnológico-cultural, la cual es dinámica y está en transformación. Las múltiples posibilidades de la relación cuerpo-tecnología que un individuo puede tener, varían en cuanto a la complejidad… en algunos casos esta interacción cuerpo-tecnología es aceptada socialmente… en otros casos esta interacción es sancionada desde distintas instituciones…(Téllez, 2010, p: 52) Las modificaciones corporales son una realidad cotidiana, a lo largo de nuestra vida y en el día a día ejercemos una serie de ellas sobre nuestra corporalidad que pasan desapercibidas, 21 Las comunidades epistémicas son aquellas redes de profesionales que cuentan con la experiencia y el conocimiento sobre algún campo de estudio específico, por lo tanto se le confiere legitimidad para incidir en diferentes niveles cómo el académico, político, económico y social. Para Luis Villoro (1982) las comunidades epistémicos pertinentes son aquellos que sirven en función de una creencia específica. 32 pero que han incrementado y nos modifican cada vez más profundo por el aumento de las tecnologías de la vida cotidiana, sobre todo de las tecnologías de la comunicación. Pensemos en el teléfono, antes se encontraba fijo en alguna estructura, una casa por ejemplo, ahora es una extensión del cuerpo, mañana podrá estar implantado ser parte del mismo cuerpo. Sin embargo, el discurso social censura tajantemente, ―algunas de ellas, que no todas, como el ejercicio― bajo el argumento del cuerpo como un organismo inalterabley natural. Con estas reflexiones podemos redefinir el cuerpo como un artefacto, o un producto de la cultura, de tal manera que puede ser (re)interpretado y modificado no sólo en su estructura orgánica sino también desde su carácter simbólico, ideológico y sociocultural. Al hablar de modificaciones tecnológicas del cuerpo, reconocemos que también existen otras formas de lograr una modificación corporal sin hacer uso de las tecnologías. Aclarar esta distinción y hacerla visible para el análisis nos brinda un panorama claro con respecto a los procesos de la transexualidad. Las modificaciones que no requieren de tecnologías, como lo son, por ejemplo la postura, el modo en que se camina o la gestualidad, son configuraciones de la corporalidad que se establecen desde la socialización, las cuales marcan estándares entre lo que se considera femenino y lo que se considera masculino; éstas las definimos como performatividades de género, usando los planteamientos de Judith Butler (1990). Estas determinaciones sociales establecen una diferencia significativa ante los miembros de una sociedad para la distinción de las categorías de género, al grado que la interacción entre los sujetos se dificulta si estas características no son evidentes o son ambiguas.22 Por tecnologías corporales nos referimos a todas aquellas implementaciones tecnológicas que alteran el cuerpo de manera directa para lograr una apariencia deseada. Algunos ejemplos de este tipo de tecnologías son de carácter cotidiano y alteran al cuerpo de manera superficial y temporal, como pueden ser, la ropa, los lentes, las pestañas postizas, el maquillaje, etc.; otras, en cambio, son tecnologías que lo cambian de manera profunda y permanente, como las cirugías estéticas. Esta clasificación la desarrolla Téllez, 22 Una muestra clara de estas predeterminaciones genéricas se puede apreciar en algunas imágenes publicitarias que retratan hombres y mujeres, donde las mujeres se muestran con posturas ligeras y los hombres con posturas fuertes. Para una información más detallada véase el video documental The Codes of Gender de Sut Jhally. https://vimeo.com/83762524 [2 de mayo de 2016] https://vimeo.com/83762524%20%5b2 33 son dos elementos para entender las modificaciones corporales, la duración y la profundidad (Téllez, 2010, p: 8). Las tecnologías corporales de la transexualidad son provocadoras discusiones polémicas con puntos de vista enfrentados y profundamente contrarios, existen dos grandes posturas encontradas ―entre algunas otras más que fluctúan en el medio―, por un lado quienes las defienden como un camino elegido para la satisfacción de sus procesos de identidad, por el otro quienes las rechazan por considerarlas herramientas de control. Isabel Balza, considera que la particularidad de la transexualidad radica en la exigencia de recurrir a las herramientas tecnológicas para la modificación del cuerpo; pero también señala que existen expresiones de personas transexuales que a través de las aplicaciones tecnológicas reivindican su derecho identitario para acceder a roles normativos, que generalmente se expresan bajo estereotipos tajantes; como también, existen aquellas personas que se oponen como un acto de conciencia política23 a los tratamientos quirúrgicos ya que los consideran un camino controlado para acceder a una de las dos posibilidades de género, hombre o mujer, (Balza, 2009, Garaizabal, 1998) prefieren, en cambio, explorar nuevos caminos corporales y construcciones más amplias de género. Por lo tanto la autora agrega que: Se hace necesario reflexionar seriamente sobre la intervención quirúrgica de cambio de sexo con el fin de colocarla en un lugar más apropiado y despojarla de los mitos que hoy la envuelven. Operarse es una opción más dentro de los posibles desarrollos de la identidad de género y puede convertirse en una meta para aquellas personas que viven con especial angustia la inadecuación entre su género psicológico y su anatomía genital… Pero las operaciones no tienen por qué ser la meta de toda persona transexual (Garaizabal, 1998, p: 12). Una de las experiencias de vida de las personas entrevistadas da cuenta de esta discusión. Es un joven transexual activista, con una conciencia y autorreflexión profunda sobre sus propios procesos de construcción de identidad, nos comparte el sentimiento de conflicto al usar hormonas, en sus palabras: Pues en un principio pues me conflictuaba un poco, porque sí me enfocaba al discurso de, ok, mi cuerpo no es el que está mal, tu eres quien está leyendo o interpretando mal mi 23 Para comprender mejor esta polémica se tiene que tomar en cuenta que existen legislaciones, como la española, que tienen como proceso obligado para la modificación de los documentos oficiales para el cambio de sexo y nombre la modificación corporal con cirugías de reasignación sexual (CRS). En el caso mexicano esto no es así, desde la reforma a la ley de identidad de género. 34 cuerpo, ¿no? Entonces, sí fue como decir, o sea si mi discurso es así de radical porque tengo que adecuar mi cuerpo a lo que te dice la sociedad que es un hombre, y ahí si me causaba como conflicto conmigo… Entonces, más bien, vi que, o sea, era una cosa de lectura social y que lo estaba haciendo pues no por complacer a nadie, más que a sentirme bien, ¿no? Y creo que mientras yo me posicionara desde un punto de, no reproducir todo lo opresor de lo que la categoría hombre se significa, pues creo que no tendría por qué estarme cuestionando si me estaba yendo por el camino correcto.24 Una de las características de las dinámicas de modificación tecnológicas del cuerpo de las personas transexuales, es que están determinadas por los sistemas médicos; sin embargo, en respuesta se generan prácticas comunitarias de autogestión de la modificación. Otra característica que es importante no pasar de alto, es que existen riesgos significativos ―incluso mortales― en la salud según de la técnica empleada. Pero la característica que resalta, es que estas dinámicas se prestan para profundizar en las discusiones sobre la dicotomía entre naturaleza y artificialidad, y nos brinda las posibilidades para entender y describir las corporalidades tecnológicas. Como ya hemos esbozado, hace falta recalcar el hecho de que el cuerpo es profundamente artificial, una manera de argumentar a favor es si bajo el argumento que Téllez (2010) quien rescata de la línea de pensamiento de José Ortega y Gasset, desde donde señala que el cuerpo fue el primer elemento en ser modificado por la técnica; es decir qué la técnica aplicada sobre éste es la forma en la que el humano se disocia de su condición biológica para adaptarse culturalmente a su entorno. Bajo este argumento, se puede señalar que el cuerpo es una construcción social, no es únicamente un sistema orgánico, y por lo tanto es artificial. Otra manera de entender la artificialidad del cuerpo, es tomar en cuenta que, lo cultural se comprende como una construcción artificial, en tanto que es generado por el humano (Torras, 2007). El cuerpo resulta entonces en un entramado de artificialidad y naturalidad. Como vemos, el cuerpo puede ser pensado como un espacio modificable de manera cotidiana y constante, con la intención de satisfacer una corporalidad deseada, o como resultado de la integración social. Téllez refiere que: 24 Entrevista realizada a Diego por Jimena González el día 12 de octubre de 2014 en Ciudad de México. 35 … es posible hablar de un mecanismo de re-apropiación del cuerpo que efectúa el individuo para volverse sí mismo. De acuerdo con David Le Breton, esto puede lograrse a través de las modificaciones corporales. Y es durante este proceso de aceptación que el individuo se integra
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