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Las-casas-de-Picazo--Alonso-Picazo-de-Hinojosa-y-la-Inquisicion-en-el-siglo-XVII

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UNIVERSIDAD NACIONAL 
AUTÓNOMA DE MÉXICO. 
FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES 
ACATLÁN. 
 
Las Casas de Picazo: Alonso Picazo de Hinojosa y la 
Inquisición en el siglo XVII. 
 
TESIS 
PARA OBTENER EL TITULO DE 
Licenciado en Historia. 
PRESENTA 
Gustavo Adolfo Guerra Reynoso. 
Asesor: Dra. Alicia Gojman Goldberg. 
 
Estado de México. Agosto 2010. 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
 
 
 
En memoria de Ascensión Orihuela 
Arce, querida abuelita, eres tu quien se 
graduó con honores de esta vida, siempre 
estarás en mi corazón. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
AGRADECIMIENTOS. 
Esta gran aventura que fue esta tesis a llegado a su fin y muchas personas me 
acompañaron en esta travesía, personas que quiero y siempre están en mi 
corazón, que a pesar de lo arduo y difícil que fue el lograr esta gran victoria 
siempre estuvieron a mi lado, gracias por todo lo que han hecho por mí. 
Orgullo, admiración y un enorme amor es lo que siento por ti Mamá, las palabras 
que pueda emitir no alcanzan para agradecerte todo lo que has hecho por mí, 
gracias a tu esfuerzo y a tu sacrificio he logrado llegar al final de esta travesía que 
por mucho tiempo fue tan solo un sueño; sueño que con tu apoyo y consejos se ha 
llegado a volver una realidad. Muchas gracias madre querida, gracias por ser mi 
guía, este triunfo es para ti, te quiero mucho. 
Papá, muchas gracias por tu apoyo, por todos aquellos consejos y sacrificios, te 
agradezco por todos aquellos momentos en los cuales parecía que me encontraba 
perdido siempre me tendiste tu mano para poder salir y seguir adelante, para 
lograr este triunfo. 
Esfuerzo y dedicación lecciones muy valiosas que has dejado en mi Dianita, 
gracias por lo que me has enseñado, por mostrarme que lo imposible no existe y 
que si uno desea algo uno debe de esforzarse al máximo y sobretodo jamás 
desistir, intentarlo las veces que sean necesario para llegar al final; gracias 
hermanita por estar a mi lado, por escucharme y apoyarme te quiero mucho. 
Tía Cary gracias por todos los consejos que me han ayudado para seguir adelante 
en esta travesía que es el seguir buscando la verdad en esta pasión que es la 
Historia, un tesoro majestuoso del cual somos guardianes como historiadores. 
Memo, Gaby, gracias por todo el apoyo y cariño que me han brindado por sus 
palabras de aliento en verdad no tengo manera de agradecerles, Manolo, Carlos, 
gracias por estar conmigo en todo momento por todo lo que me han enseñado, y 
sobre todo por su apoyo gracias a todos primos 
Admiración, respeto y un enorme cariño, son tres cosas que puedo sentir por la 
Dra. Alicia Gojman de Backal, muchísimas gracias doctora por todas las 
enseñanzas que me ha brindado, por el apoyo y sobre todo el cariño que me a 
dado. Gracias por ser mi docente, mi profesora y mi guía en esta travesía, por 
alentarme a buscar siempre más y llegar lejos, para mí es un gran orgullo caminar 
a lado de una gran persona lo es como usted doctora, por todo muchísimas 
gracias. 
Gracias Dra. Rebeca López Mora por brindarme las herramientas para poder 
realizar este trabajo, por sus consejos y sobre todo por todas las enseñanzas que 
me ha transmitido muchas gracias, Dr. Arturo Torres Barreto agradezco todo el 
apoyo que me brindó y sus consejos, Profesor Julio Cesar Moran, gracias por sus 
enseñanzas y su apoyo, profesora Susana López Pozos gracias, por sus consejos 
y por su apoyo, profesora Irma Bolaños, amiga y consejera, le agradezco las 
enseñanzas que me brindo y su incondicional apoyo en toda esta aventura. 
Honor, valor y responsabilidad grandes lecciones que siempre guardo en mi 
corazón, lecciones que un gran hombre me ha transmitido. Gracias Sensei Noli 
Zaldívar, por ser no solo mi profesor sino también mi amigo y consejero por todas 
sus enseñanzas, por compartir conmigo aquel tesoro que es la filosofía de las 
artes marciales y mostrarme a jamás limitarme y siempre a luchar, gracias Sensei. 
Los sueños se pueden hacer realidad, y la felicidad siempre surge como el sol, 
gracias Dana por alentarme y enseñarme tantas cosas, por mostrarme que 
siempre se debe de fluir como agua y sonreír, a disfrutar todo lo bueno que existe 
en la vida y a mantenerme en pie de lucha y a mirar de cara hacia el futuro. 
Gracias al esfuerzo y sobre todo al cariño en verdad las palabras no alcanzan para 
agradecerte todo lo que has hecho por mí alegre Dana, ¡arriba arriba y muy lejos!!! 
Erik, amigo mío, gracias por estar a mi lado, te agradezco todos los años de 
amistad, consejos y sobre todo por tenderme tu mano; por las aventuras, las 
alegrías y tristezas que hemos vivido y principalmente por ser mi hermano de mil 
batallas, gracias por mostrarme tanto, por ser el amigo que has sido conmigo en 
todos estos años. 
Las batallas día a día se libran y no hay nada mejor que librarlas en compañía de 
una mano amiga, gracias Norman y Mauricio, por sus consejos y palabras de 
aliento, esto es una victoria pero aun faltan muchas más, siempre ha sido un 
honor caminar entre grandes personas como lo son ustedes, siempre recordando 
nuestro oficio como espartanos. 
Comenzamos juntos y terminamos juntos una carrera, gracias Karla y Mariana por 
ser mis amigas, por sus consejos, ayuda y sobretodo porque siempre han estado 
a mi lado. Abril, Mario, Marisol, Marcela, Sebastián, gracias por su incondicional 
amistad, por todas las alegrías y apoyo. Gisela, Francisco, les agradezco toda la 
ayuda que me han brindado, por sus críticas que me han ayudado a mejorar día a 
día, por las alegrías y buenos momentos que hemos pasado juntos. 
A todos ustedes muchas gracias por ser parte de mi vida y estar a mi lado, 
prometo nunca fallarles y siempre dar lo mejor de mí. 
 
Gustavo Adolfo Guerra Reynoso. 
ÍNDICE. 
Agradecimientos. 
Introducción 1 
 1. La Ciudad de México. 
 
6 
 2. La Inquisición en la Nueva España: 
 Orígenes, delitos, cárceles y penas. 
 
20 
 2.1 La Inquisición en España y Nueva España. 
 
20 
 2.2 Conformación del Tribunal de la Inquisición y sus 
Funciones. 
 
22 
 2.3 Los Orígenes de la Cárceles Inquisitoriales y Penas de 
Prisión. 
 
26 
 2.4 Tipos de encarcelamiento. 
 
29 
 2.5 Crímenes que causaban encarcelamiento por parte de la 
Inquisición. 
 
30 
 3. La personificación del poder en la Nueva España: 
 El Capitán Licenciado Alonso Picazo de Hinojosa. 
 
34 
 4. Las cárceles secretas de la Inquisición: 
 Las Casas de Picazo. 
 
53 
 4.1 Alcaides y Ayudantes de las cárceles secretas. 
 
72 
 5. Las casas de Alonso Picazo: 
 El pasado y el presente. 
 
78 
 Conclusiones. 
 
83 
 Apéndice documental. 
 
90 
 Apéndice de imágenes. 
 
157 
 Bibliografía. 
 
167 
 
 
1 
 
Introducción. 
 
Para hablar de la Inquisición hay que pensar en ella como un árbol, que tiene 
muchas ramas, una de ellas, en la cual está basada esta investigación; se refiere 
a las cárceles secretas, las cuales son nombradas para hacer mención al lugar en 
donde algún prisionero estuvo recluido yque fueron constituidas a partir de las 
casas de Picazo; personaje que será estudiado a través del presente trabajo. 
Diversos autores como Solange Alberro estudiosa de la Inquisición en su libro 
Inquisición y Sociedad en México 1571-17001, menciona la forma de vida dentro 
de las prisiones del tribunal, sin acercarse a las cárceles secretas; Miguel 
Betanzos, en su obra Las cárceles de la Inquisición2, explora superficialmente lo 
relacionado a las cárceles secretas del Santo Oficio; Richard E. Greenleaf en su 
libro La Inquisición en la Nueva España3, da mayor peso a la Inquisición que a las 
prisiones que administraban. Es por esta razón y gracias a la recomendación de la 
Dra. Alicia Gojman, lo que me motivó a investigar e indagar más sobre las 
cárceles secretas de la Inquisición, particularmente en la primera mitad del siglo 
XVII, donde se ubican las cárceles denominadas como cárceles de Picazo: Saber 
¿porqué eran secretas?, el dar a conocer ¿quién fue Picazo? y ¿cuáles fueron los 
motivos por los que la Inquisición usó estas cárceles?. 
 
1
 Solange Alberro, Inquisición y sociedad en México 1571-1700, México, Fondo de Cultura Económica, 1988. 
2
 Miguel Betanzos, Inquisición las cárceles del Santo Oficio, México, Fondo de Cultura Económica, 2005. 
3
 Richard E. Greenleaf, La Inquisición en la Nueva España, México, Fondo de Cultura Económica, 1981. 
 
2 
 
El presente trabajo servirá para documentar acerca de las cárceles y el porqué de 
nombrarlas secretas, así como, la actividad de la Inquisición en contra de la 
comunidad criptojudía en la Ciudad de México. 
Esta investigación, se fundamenta en documentos de primera mano, ubicados en 
el Archivo General de la Nación, en los ramos de Inquisición, Regio Patronato 
Indiano, Hospital de Jesús e Indiferente Virreinal, donde se menciona a Picazo o 
gente relacionada con este personaje. Se utilizó también información encontrada 
en el Archivo General de Notarías, donde se obtuvo información complementaria 
de la investigación, sin la posibilidad de utilizar el testamento de Picazo ya que se 
encontró totalmente destruido. 
Un documento que proveyó información importante fueron los planos de una de 
las casas y el destino final de las mismas, obtenidos del Archivo de Monumentos 
Históricos del Distrito Federal. 
Es en el Archivo General de la Nación donde se encontró la información pertinente 
para conocer más sobre las cárceles de Picazo, ya que se encuentra ahí el libro 
de prisioneros, además del registro en los boletines de este archivo sobre los 
alcaides y ayudantes que trabajaron en estas cárceles. 
Realizar esta investigación no fue una tarea fácil, ya que estos documentos se han 
encontrado muy deteriorados o en su defecto, sólo se han podido consultar por 
línea. 
La vasta información bibliográfica referente a la Inquisición, ayudó para poder 
conocer, comprender y analizar las funciones y orígenes de dicho tribunal. 
 
3 
 
El presente trabajo se enfocará a dar los datos más importantes sobre el Sr. 
Alonso Picazo, quién proporcionó las casas para crear las cárceles secretas, que 
son referidas en los documentos como “Cárceles de Picazo”, así como, su 
actividad, analizando la labor Inquisitorial durante los años de 1642 a 1649. 
Estableciendo como hipótesis que Picazo fue un hombre acaudalado , que logró 
negociar con la Inquisición la renta de algunas de sus casas debido a la 
sobrepoblación de reos que tenía el Tribunal del Santo Oficio; dichas casas se 
volvieron las más importantes y funcionales por su ubicación, y albergaban presos 
acusados de judaizantes en el periodo que va de 1642 a 1649. A pesar de ser 
nombradas cárceles secretas, la sociedad conocía su existencia. 
 
Los objetivos generales del presente trabajo son: 
 Mostrar quién fue Alonso Picazo y qué relaciones mantenía con diversos 
individuos y corporaciones del siglo XVII 
 Presentar la riqueza de Alonso Picazo reflejada en las propiedades 
negociadas con particulares y la Inquisición 
 Analizar la actividad inquisitorial en la persecución de judaizantes y la 
función que tuvieron las cárceles de Picazo 
 Analizar la actividad dentro de las cárceles secretas 
 
 
 
 
 
4 
 
El objetivo específico de este trabajo es: 
 Analizar la importancia que tuvieron las Casas de Picazo en el periodo en 
que la Inquisición tuvo su mayor actividad en el siglo XVII, además de 
exponer los ingresos y las condiciones en que se vivían. 
Este trabajo se encuentra dividido en 5 capítulos: 
 El primer capítulo hace referencia a la Ciudad de México del siglo XVII, la 
ciudad en la que Alonso Picazo vivió y se desarrolló al igual que la 
Inquisición 
 El segundo capítulo muestra a la Inquisición desde sus orígenes en España 
y en la Nueva España; la conformación del Tribunal del Santo Oficio, el 
origen de las cárceles; así como las penas y delitos que propiciaban 
terminar en una celda del Santo Oficio 
 El tercer capítulo se enfoca en la vida de Alonso Picazo de Hinojosa, y los 
diversos negocios que desarrolló. 
 El cuarto capítulo está dirigido a las casas de Picazo, donde se presenta la 
actividad que tuvieron las cárceles hechas en estas casas, asi como los 
reos que ingresaron a éstas, las causas de ingreso y sentencia e 
información sobre el personal encargado del servicio. 
 Finalmente el quinto capítulo se enfoca en mostrar parte del pasado de las 
casas de Picazo, así como, el destino final que siguieron en la actualidad 
dichos lugares. 
 
 
5 
 
El presente trabajo es punta de lanza en la documentación de las cárceles 
secretas, porque si bien, son mencionadas por algunos autores estudiosos del 
tema de la Inquisición, aún no han sido objeto de investigación. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
6 
 
1. La Ciudad de México en el siglo XVII. 
 
La Ciudad de México, una de las más grandes del mundo, fue la capital de la 
Nueva España, mucho se sabe de ella en los siglos XVI y XVIII, sin embargo, poco 
se conoce a ciencia cierta sobre el siglo XVII. Se creé que éste fue el siglo en el 
que el obscurantismo fue una determinante, y por lo tanto esta misma situación 
provocó que se mantuviera oculto este periodo en México. 
La realidad es más brillante que aquella vaga afirmación, podemos decir que el 
siglo XVII en México es un siglo de mucho esplendor y abre este periodo 
mexicano con un hermoso poema, “La Grandeza mexicana” de Bernardo 
Balbuena, que en labios del autor nos deja ver cuán maravillado ha quedado. 
 
Todo en ella en llamas de belleza se arde 
Y se va, como fénix, renovado, 
Que es ver, sobre las nubes, ir volando 
Con bellos lazos, las techumbres de oro 
De ricos tiempos que se van labrando… 4 
 
Aquel arte tan dorado como el autor lo menciona, sólo se puede encontrar en 
lugares específicos, las iglesias que se encuentran por toda la ciudad, 
deslumbrando a todo aquél que entra en contacto con ella, es tal la grandeza y 
 
4
 Bernardo de Balbuena, La Grandeza Mexicana y Fragmentos del siglo de Oro , México, UNAM, 1975, p 2. 
 
7 
 
riqueza que se puede apreciar que resulta ocioso decir que este siglo fue de 
obscurantismo. 
Acerca de cómo lucía la Ciudad de México en el siglo XVII, lo podemos saber 
gracias a dos excelentes documentos gráficos, uno de principios del siglo y otro de 
fines del mismo. El primero, es un plano realizado de 1629, hecho por el arquitecto 
Juan Gómez de Trasmonte. El segundo, es un panorama al oleo, del pintor Diego 
Correa, de 1695 y fue un biombo de los condes de Moctezuma.5 
Durante este siglo y en cuestiones de arquitectura de la ciudad, todo se enfocó en 
obras de reconstrucción de muchos edificios, la arquitectura mejoró bastante. Sin 
embargo, todavía muchos edificios ofrecían un aspecto de tosquedad y falta de 
esbeltez. 
Pruebade esta arquitectura que se empezó a desarrollar para lograr acabados, 
son los diversos edificios en donde manos virtuosas lograron crear joyas que 
marcaron este siglo, podemos mencionar, el Palacio de los Virreyes, la Casa del 
Cabildo, Casa del Márquez del Valle, la Inquisición, el Arzobispado y la Casa de 
Moneda. Cada una de estas edificaciones tuvieron mejoras o en algunos casos 
reconstrucciones como sucedió con el Palacio Virreinal en 1697, ampliando su 
construcción y remodelando los daños padecidos en el tumulto de 1692. 
La Ciudad de México para ese momento todavía conservaba los vestigios de los 
inicios de la Nueva España, ya que aún se contaba con acequias o calles de agua, 
 
5
 Francisco de la Maza, La Ciudad de México en el siglo XVII, México, Fondo de Cultura Económica, 1968, p. 
15. 
 
8 
 
eran cuatro principales y varias docenas menores. Las primeras eran las que 
venían del canal de la Viga de Sur a Norte, luego de Oriente a Poniente a un lado 
de Palacio, pasaba por la plaza, frente al Ayuntamiento y corría por la actual calle 
16 de septiembre6. 
Otras de las acequias con la que contaba la Ciudad de México era la que corría 
por la actual San Juan de Letrán, la que formaba la actual calle de Perú y otra, 
también de Oriente a Poniente, que pasaba por detrás de la Merced y proseguía 
entre Regina y San Jerónimo7. 
En el centro de la Ciudad de México se encontraba la Plaza Mayor que, no sólo 
era el corazón de la ciudad, sino también el centro simbólico de la Nueva España. 
Tenía la forma de un enorme rectángulo, limitado al norte por la muy antigua 
calzada de Tacuba, al oriente por la calzada Tepeyac- Ixtapalapa, al sur por el 
brazo de la laguna que formaba la acequia y al poniente por la calle conocida 
como Empedradillo8. El centro de la Nueva España aún conservaba los vestigios 
de la antigua ciudad mexica conquistada por Hernán Cortes, hace ya casi un siglo 
atrás, cuando se derrumbó el antiguo sistema político y religioso indígena y en su 
lugar se erigió el impuesto por los españoles. 
 
6
 Ibídem, p. 17. 
7
 Ibídem. 
8
María del Carmen León García, “La convivencia en plazas y calles”, en Historia de la vida cotidiana en 
México: La ciudad Barroca, Antonio Rubial García (Coord.) , México, Fondo de Cultura Económica, Tomo II, 
2005, p 20. 
 
9 
 
En el costado oriente de la Plaza Mayor dominaba el Palacio Virreinal residencia 
del representante directo del soberano y asiento de la Real Audiencia, máximo 
Tribunal de Justicia del Reino de México.9 
No todo eran plazas y edificios, también se podía encontrar una pieza importante 
para muchos, el elemento que da vida, en la mitad sur de la plaza destacaba la 
edificación de mayor utilidad pública: la Fuente 10, esta fuente lograba proporcionar 
agua a los aguadores ambulantes y a los vecinos cuyas viviendas o negocios 
carecían de cañerías o se encontraban lejos de algunas piletas. 
Para poder ingresar a lo que era la Plaza Mayor, se utilizaban diversos accesos, 
recordemos que aunque la Ciudad de México poco a poco iba olvidando ese 
pasado de la antigua ciudad prehispánica, aún se podían ver rastros del antiguo 
lago. Existían cuatro puentes que permitían el cruce de la acequia; los dos 
situados en los extremos eran conocidos como Pregoneros, porque era aquí en 
dónde se leían edictos, previo toque de tambor o de corneta y en alta voz; los 
bandos reales o de Cabildo y el de Palacio que comunicaba con la plaza del 
Volador, llamada así por el rito o juego de raíz prehispánica que se realizaba por 
los naturales en un alto poste clavado en el suelo, logrando el asombro de los 
compradores que acudían al mercado.11 
La Plaza del Volador no era el único lugar donde los comerciantes podían 
encontrarse, podemos decir que esta plaza era para los comerciantes informales, 
 
9
 Ibídem. 
10
 Ibídem, p. 22. 
11
 Ibídem, p 23. 
 
10 
 
aquéllos que debían instalarse desde un día antes o pernoctar para lograr tomar 
un buen lugar para obtener sus ganancias. Los comerciantes establecidos se 
podían encontrar en un solo lugar, en el Portal de Mercaderes. Las tiendas de los 
comerciantes establecidos más importantes de la ciudad abrían también sus 
puertas a la Plaza Mayor.12 
Es un hecho que la actividad mercantil en la Nueva España del siglo XVII jugaba 
un papel importante, ya fuera de manera informal o establecida prueba de esto, es 
que cada gremio tenía una sección, por llamarlo así, en donde se podían 
encontrar a los especialistas en algún campo artesanal, por ejemplo: en Tacuba 
podemos destacar a los herreros y talabareteros e incluso algunas calles fueron 
nombradas según el artículo que en sus establecimientos se manufacturaban.13 
Los habitantes de esta ciudad del siglo XVII eran de lo más heterogéneos y 
pintorescos, había españoles peninsulares y los españoles criollos, los indios, los 
mestizos, los negros, algunos extranjeros (vascos, portugueses); y algunos 
asiáticos14 . 
Entre los peninsulares y criollos siempre existió una tensión que se debió a que los 
españoles originarios de la península tenían ideas muy fantasiosas acerca de los 
criollos, cuando estos todavía significaban una novedad, a la vez que esto se 
combinaba con la ignorancia hacia el criollo. 15 Esta forma de pensamiento del 
 
12
 Ibídem. 
13
 Ibídem. 
14
 Antonio de la Maza, op.cit. p. 19. 
15
 Jonathan I. Israel, Razas, clases sociales y vida política en el México colonial 1610-1670, México, Fondo de 
Cultura Económica, 1981, p. 95. 
 
11 
 
peninsular respecto del criollo derivó en una discriminación que se vio reflejada 
sobre todo en lo que corresponde al adquirir cargos políticos o religiosos de gran 
importancia, ya que solo los peninsulares ocupaban estos puestos altos. 
Los criollos, sin embargo, no esperaban que se les asignaran los cargos más altos 
pues prácticamente ningún virrey ni arzobispo del siglo XVII nació en el territorio 
novohispano. A pesar de esto esperaban y exigían una mayor participación en lo 
que a reparto de empleos burocráticos y eclesiásticos se refiere, la porción de 
empleos que les correspondía a los criollos era pequeña y por tal motivo la 
consideraban insultante.16 
Este conflicto perduraría por los dos siglos restantes que duraría la Nueva España 
ya que lo único que marcaba la diferencia entre el peninsular y el criollo seria el 
lugar donde se había nacido. 
En lo que respecta a la población indígena en el México colonial siempre fue 
usada por las empresas españolas ya que dependían totalmente de esa mano de 
obra, una razón de esto es que la mano de obra indígena salía más barata, por 
ejemplo, los esclavos negros costaban muy caros, 300 pesos o mas y casi nunca 
se empleaban en trabajos manuales senci llos en donde los más idóneos para 
dichos trabajos eran los indígenas17. 
Sin embargo la población indígena se vio reducida durante este siglo ya que un 
periodo de epidemias que fue de 1629-1634 afecto considerablemente a este 
 
16
 Ibídem, p. 90. 
17
 Ibídem, p. 35. 
 
12 
 
sector de la población de la Nueva España, provocando con esto que la mano de 
obra escaseara, y los patronos de todo el virreinato se quejaran debido a que no 
existía la mano de obra necesaria18. 
Es durante este el siglo XVII que entre los españoles surgiera una fuerte 
preocupación ya que se dio un oleaje de delincuencia entre los indios, a principios 
del decenio de 1620-1630 hubo una enorme cantidad de robos atribuidos a 
ladrones indígenas a las casas de los españoles de la Ciudad de México, lo que 
llevó al Marqués de Gelves a imponer el toque de queda del crepúsculoal alba, a 
los indios del sector “español” de la capital, medida que fue tomada en 1626 por el 
virrey Marqués de Cerralvo.19 
La población mestiza constituía el segundo grupo más cuantioso después de los 
indios, estos mestizos eran producto de la unión entre españoles e indígenas, en 
un principio vivían como españoles o como indios. Los hijos legítimos y los 
ilegítimos de madres procedentes de la aristocracia indígena o que estaban 
reconocidos por sus padres, fueron absorbidos por la primera generación de 
criollos los cuales en muchos casos eran mestizos.20 
Sin embargo los hi jos mestizos de clase baja de relaciones ocasionales, crecían 
en los pueblos y las aldeas indígenas crecían como indios a lado de sus madres 
sin aprender el español esto con la finalidad de poderse integrar al grupo indígena. 
Fue en este siglo XVII en donde a los españoles les surgió la opinión si los 
 
18
 Ibídem, p. 37. 
19
 Ibídem, p. 66. 
20
 Ibídem, p. 70. 
 
13 
 
mestizos eran “gente de razón” o “gente vil” y por tal motivo los españoles no 
sabían dónde colocarlos dentro de la jerarquía social y esto se vio reflejado en la 
en la variabilidad estatutaria de los gremios de artesanos de la Ciudad de México. 
En algunos oficios se les dio una categoría claramente superior a la de todos los 
demás que tampoco eran blancos pero en otros no fue así en 1605 aunque los 
mestizos no podían alcanzar el grado de maestros tenían la posibilidad de subir al 
segundo grado y abrir su propio taller21. 
Respecto a los negros podemos decir que el esclavo negro tuvo una enorme 
demanda dentro de los conquistadores debido a dos cuestiones: la primera de 
ellas es que otorgaba un prestigio social a quien lo poseía y la segunda fue que 
siempre fue utilizado por su fuerza en labores más pesadas que el indígena no 
podía realizar, además de hacerse temer entre los indígenas para que estos 
realizaran otras labores. 
Los negros nacidos y criados en México llamados negros criollos por lo general 
eran menos sumisos que los recién llegados de África los “bozales”, y hacia 1600 
una fuerte proporción de la población negra de la Nueva España era criolla. 
Muchos de estos negros y por la cuestión de hacerse temer y su fuerza se 
dedicaban a robar en los caminos, esperaban en las afueras de México y Puebla a 
las mujeres y muchachos indígenas que llevaban frutas y verduras al mercado, 
 
21
 Ibídem, p. 72. 
 
14 
 
para después robarles sus productos y venderlos ellos mismos en su propio 
beneficio. 22 
Además de los españoles ya fueran peninsulares o criollos, los extranjeros que se 
encontraban dentro de la Ciudad México jugaban un papel importante. Dichos 
extranjeros podían ser portugueses o vascos. 
En lo que respecta a los vascos en la Ciudad de México, la hidalguía de estos era 
una gran ventaja, así como su experiencia económica, sin embargo los criollos 
consideraban a los vascos como “archigachupines”, es decir los europeos más 
arrogantes y presuntuosos. Por otra parte los vascos que residían en la Ciudad de 
México mostraron cierta hostilidad al ayuntamiento de la ciudad y una decidida 
simpatía por los virreyes más impopulares.23 
En lo que corresponde a los portugueses, la gran mayoría de ellos que vivieron en 
la Ciudad de México llegaron ilícitamente a la colonia, sobornando a los oficiales 
de las naves que componían las flotas del Atlántico. De cualquier manera, estos 
pasajeros sin licencia corrían un riesgo relativamente pequeño de que los 
descubrieran y arrestaran, a menos que se pusieran en evidencia24; cabe decir 
que estos portugueses lograron que se les abrieran las puertas de México ya que 
aprovecharon la corrupción burocrática, de hecho ellos no gozaban de simpatías 
en la Nueva España y muchos de ellos eran criptojudíos por lo que ocultaban muy 
 
22
 Ibídem, p. 75. 
23
 Ibídem, p. 122. 
24
 Ibídem, p. 124. 
 
15 
 
bien su judaísmo para evitar ser perseguidos por la Inquisición y así ir subiendo en 
la escala social. 
La forma en que estos portugueses iban subiendo en la escala social fue gracias a 
que muchos de ellos se dedicaron al comercio, por dar un ejemplo alg unos 
buscaron los poblados plateros, ya que consideraban estos lugares como 
mercados de importancia y fuentes de metales preciosos.25 
Dentro de todos estos grupos se podían encontrar asiáticos que eran los menos, 
algunos orientales residentes en la Nueva España llegaron en calidad de esclavos 
de españoles. En una época de escasez crónica de mano de obra, los esclavos 
filipinos constituían un complemento de la fuerza de trabajo, y por ello eran 
recibidos de muy buena gana, no se les estimaba como a los negros, por razones 
sociales, pero se apreciaba su rapidez y sus aptitudes para ciertos trabajos 
artesanales y para los oficios humildes, los asiáticos libres vivían en México 
divididos entre la republica de españoles y la de indios, de manera muy semejante 
a los indígenas y ello se explica debido a que los españoles concebían o definían 
a los asiáticos como ”indios chinos”.26 
Como vemos, la diversidad en la Nueva España era muy amplia en el siglo XVII, 
en lo que respecta a la vida religiosa y las buenas costumbres era importante que 
se mantuvieran intactas, puras y sin manchas, por esta razón, el Tribunal de la 
Santa Inquisición jugó un papel importante en la vida de los novohispanos. 
 
25
 Ibídem, p. 126. 
26
 Ibídem, p. 83. 
 
16 
 
El grado de severidad de la Inquisición varió según el carácter de los 
administradores, además, su poder estuvo siempre mermado por conflictos 
jurisdiccionales y de otros tipos con las autoridades del Estado.27 
Es verdad que la Inquisición durante el siglo XVII mostró una fuerza abrumadora, 
principalmente aquellos hombres que dirigieron el tribunal y sentían una obligación 
y un deber de mantener su fe y la del su pueblo, y así lo hacían saber cada vez 
que podían: “Defender, proteger y mantener la pureza de la santa fe y las buenas 
costumbres”28, éste era el estandarte que portaba el Santo Oficio para justificar su 
existencia. 
La Nueva España se mostró como una gran oportunidad de lograr grandes cosas 
para aquellos hombres que llegaron de la península a estas tierras, en lo que 
respecta a la Inquisición, fue una de las instituciones que tenían en común los dos 
reinos, con su severidad muy disminuida, pasó a las tierras ultramarinas de 
América, donde los naturales claramente considerados como niños en la fe, 
quedaron expresamente excluidos de su jurisdicción.29 Cuando la Santa 
Inquisición efectuaba los tan afamados autos de fe, se adueñaba de las calles y 
plazas, mandaba construir tarimas altas para el paso de la procesión que conducía 
a los penitenciados desde la cárcel, hasta un gran escenario en la plaza dónde 
 
27
 Irving A. Leonard, La época barroca en el México colonial, México, Fondo de Cultura Económica, 1974, p 
151. 
28
 Ibídem. 
29
 Ibídem, p 152. 
 
17 
 
destacaba el estrado de los jueces y había tribunas que se alquilaban para los 
asistentes.30 
La Ciudad de México, no sólo enfrentaba los típicos problemas de cualquier 
ciudad, tenía robos, gente vagando, basura, situaciones que iba resolviendo poco 
a poco sin embargo, es hasta el año de 1629 en que debió encarar su problema 
más serio: la “gran inundación”, catástrofe provocada por las lluvias torrenciales 
que afectó a la Ciudad de México.31 Para precisar más sobre esta gran 
inundación que la devastó, podemos decir que el 20 de septiembre se desató una 
tormenta que duró casi dos días, hubo miles de muertos, heridos y damnificados, 
las casas de adobese derrumbaron y a muchas otras se les arruinaron los techos 
y cimientos. El virrey, el cabildo y las órdenes mendicantes acudieron en auxi lio de 
la población, pero fue el arzobispo Don Francisco Manso y Zúñiga quien se 
destacó por su prontitud, diligencia y eficacia; en una canoa partiendo de catedral, 
recorrió los barrios repartiendo provisiones, improvisó hospitales y albergó en su 
palacio cantidad de gente que quedó a la intemperie.32 
Hemos visto que el siglo XVII en la Ciudad México, fue un siglo donde la ciudad 
creció en varios aspectos, donde las artes se impulsaron y las catástrofes y autos 
de fe fueron los hechos más impresionantes que se suscitaron en este periodo, el 
cual perteneció a un hombre que por increíble que parezca figuró en cada uno de 
los aspectos importantes de la ciudad, desde sus catástrofes hasta su política y 
 
30
María del Carmen León García, op.cit, p 33. 
31
Ibídem, p 34. 
32
 Ibídem, p 35. 
 
18 
 
comercio, un hombre que alcanzó las más altas esferas de la ciudad, un hombre 
que en vida se llamó Alonso Picazo de Hinojosa y es a través de la presente 
investigación donde analizaremos su participación en cada uno de los hechos más 
representativos del siglo. 
Por ello, podemos concluir que el siglo XVII, en la Nueva España contrario a lo 
que se ha escrito o dicho, no fue un siglo donde el retroceso y el “obscurantismo” 
fue lo que predominó como se ha creído, ya que a pesar de ser un siglo difícil para 
la Ciudad de México y para las autoridades novohispanas, por su falta de 
preparación ante la catástrofe natural “la gran inundación”. Podemos decir que, en 
este siglo el desarrollo económico, artesanal y arquitectónico fue impulsado, ya 
que se llevaron a cabo obras en estos campos, en lo que respecta al régimen 
político y religioso español todavía estaba en proceso de consolidarse. Aún 
quedaban rastros de aquella ciudad mexica, debido a que aún conservaba las 
acequias, y la formación de la ciudad recordaba a la antigua Tenochtitlán. 
La sociedad de esta ciudad se caracterizó por encontrarse dividida en diversos 
grupos siempre a la cabeza los españoles siguiéndole los criollos, indígenas los 
negros, los extranjeros y asiáticos, grupos que interactuaron entre si y fueron los 
que le dieron vida a la Ciudad de México en este siglo XVII. 
Fue en este siglo, donde la Inquisición tomó gran fuerza, y movió los hilos de la 
ideología de la sociedad novohispana, y donde los inquisidores adquirieron mayor 
capacidad para perseguir delitos, provocando así, que la severidad con la que se 
 
 
19 
 
movió se viera reflejada en cada auto de fe, que más que una forma de mostrar al 
pueblo lo que no debían de hacer por ser pecaminoso, era más bien un 
espectáculo de morbo y crueldad, que justificaba la existencia del Tribunal del 
Santo Oficio en la Nueva España. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
20 
 
2. La Inquisición en la Nueva España: 
Origen, delitos, cárceles y condenas. 
 
33..11 LLAA IINNQQUUIISSIICCIIÓÓNN EENN EESSPPAAÑÑ AA YY NNUUEEVVAA EESSPPAAÑÑ AA.. 
Para poder hablar de lo que fue la Inquisición en la Nueva España es necesario 
poder comprender el porqué esta institución surge en España y posteriormente 
fuera trasladada hacia los territorios conquistados por el Imperio Español en 
América. 
La Inquisición Española empezó durante el reinado de los Reyes Católicos 
Fernando e Isabel, periodo que se podría considerar como la etapa final de la 
reconquista española33, hay que recordar que por muchos años, España se 
encontró dominada por los pueblos musulmanes que impusieron su orden e 
ideologías en diversos campos como fueron los humanísticos, la medicina y las 
ciencias. 
A pesar de que la conquista militar estaba llegando a su fin dentro de la península, 
aun quedaba una guerra por librar: la espiritual. Si se pretendía tener una España 
homogénea, había que unificarla por las dos vías más importantes que eran la 
política y la espiritual, pero la Inquisición no entró inmediatamente en 
funcionamiento después del matrimonio entre ambos monarcas, sino hasta el 1 de 
noviembre de 1478 cuando el papa Sixto IV autorizó a Isabel establecer una 
 
33
Miguel Betanzos, Inquisición las cárceles del Santo Oficio, México, Fondo de Cultura Económica, 2005. p. 6. 
 
21 
 
 Inquisición nacional en España, y el 17 de septiembre de 1480 los inquisidores 
dominicos empezaron a “extirpar” la herejía. La Inquisición española se fundó para 
hacer frente a dos elementos de la población, los marranos o judíos conversos y 
los moriscos o moros conversos.34 
Estos dos grupos fueron los que se mantuvieron en la mira de la Inquisición por 
considerárseles como los más grandes males que podía tener España, ya que 
iban en contra de la doctrina católica que se buscaba implantar en toda la 
península para conseguir la tan ansiada unificación que deseaban. 
El Tribunal de la Inquisición fue una de las instituciones que tardó en llegar a la 
Nueva España, y no fue hasta que se expidió la real cédula para que se llevara a 
cabo la instauración del tribunal en el reino de la Nueva España. 
La cédula real fue expedida por orden de Felipe II, el 25 de enero de 1569 en la 
que se establecía la fundación de dos Tribunales del Santo Oficio, uno en la 
Nueva España y otro en Perú.35 Esto se debió según José Toribio Medina a que 
“El monarca español no quiso dilatar por más tiempo y concederle a sus católicos 
vasallos que residían en la Nueva España lo que le pedían con tanta insistencia” 36. 
Sin embargo, más que por petición de los mismos pobladores la Inquisición fue 
instalada para mantener un cierto control en la Nueva España, y al igual que el 
 
34
Richard E .Greenleaf, Zumárraga y la Inquisición mexicana 1536-1543, México, Fondo de Cultura 
Económica, 1988, p. 12. 
35
 Richard E. Greenleaf, La Inquisición en la Nueva España, México, Fondo de Cultura Económica, 1981, 
p. 168. 
36
José Toribio Medina , Historia del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición en México, México, Porrúa, 
1987, p. 15. 
 
22 
 
Tribunal del Santo Oficio en la península este velara para que se respetaran y se 
cumplieran los sacramentos. 
Para el año de 1570 se expidió otra cédula fechada el 16 de agosto, la cual 
determinaba la jurisdicción territorial del tribunal novohispano y el 4 de noviembre 
de 1571 fue instaurado. A través de las Audiencias de México, Guatemala, Nueva 
Galicia y Manila, todos los habitantes de la Nueva España estaban sujetos al 
Tribunal del Santo Oficio. El tribunal no fue bien recibido debido a que causó 
algunas perturbaciones políticas, y muchos civiles, clérigos entre otros temieron 
perder sus privilegios.37 
 
22..22 CCOONNFFOORRMMAACCIIÓÓNN DDEELL TT RRIIBBUUNNAALL DDEE LLAA IINNQQUUIISSIICCIIÓÓNN YY SSUUSS FFUUNNCCIIOONNEESS 
La Inquisición fue como una enorme y compleja maquinaria, muy bien organizada 
y eficaz para combatir los males que el Santo Oficio intentaba corregir o evitar. El 
tribunal inquisitorial se encontraba conformado por diversas autoridades con 
funciones muy específicas, donde podemos encontrar desde clérigos hasta 
médicos cirujanos y carceleros, entre otros miembros de su personal. 
A la cabeza del tribunal se encontraban los Inquisidores que, debían pertenecer a 
alguna orden monástica, (dominicos, jesuitas, agustinos, franciscanos etc.) Debían 
de cubrir un cierto perfil para poder cumplir con este cargo: estudios universitarios, 
tal vez en Salamanca -la gran Universidad- pocas veces en uno de los seis 
prestigiosos -Colegios Mayores-, pero las más veces en Osuna, Sevilla, Córdoba, 
 
37
 Richard E. Greenleaf, op.cit, pp.168-169. 
 
23 
 
Granada y, sobre todo, en Lima y México, con el título final de doctor o 
licenciado.38 Debían de estar bien preparados intelectualmente para poder actuar 
competentemente. 
Cuando se iniciaba un proceso contra alguien se citaba en cada documento el día 
y quienes conformaban el cuerpo de Inquisidores en ese momento, para lo cual un 
secretario asentaba en acta lo que se declaraba tanto por la parte acusada como 
por las autoridades y testigos presentes durante la ejecución39, de esta manera 
era más fácil poder llevar un control y registro de todo lo que se dijera en 
presencia de los Inquisidores y los acusados. 
Para que la voz de los Inquisidores fuese escuchada dentro de todo el reino y 
demás provincias, los Inquisidores hacían uso de los servicios de los Comisarios 
de la Inquisición, estos representantes del tribunal en la provincia tenían por 
misión proceder a la lectura de los edictos de fe, realizar visitas de distrito y recibir 
las denuncias y las testificaciones.40 Se puede decir que estos Comisarios se 
encontraban dispersos entre poblaciones de Nuevo México y Nicaragua, sin 
olvidar las Filipinas, estos Comisarios al igual que los Inquisidores eran miembros 
de órdenes monásticas41 
Los individuos que se dispersaron por el territorio de la Nueva España, fueron los 
familiares, estos oficiales representaron el más numeroso personal al servicio del 
 
38
 Solange Alberro, Inquisición y sociedad en México 1571-1700, México, Fondo de Cultura Económica, 
1988, p. 31. 
39
 Álvaro Huerga, Los Inquisidores , España, Editorial Besaide, 1993, p. 365. 
40
 Solange Alberro, op.cit. p. 50. 
41
 Ibídem. 
 
24 
 
tribunal, que cubrían una extensa red del territorio.42 Cuando la Inquisición tuvo su 
mayor actividad en territorio novohispano, que abarcó los años de 1571 y 1646, 
por cerca de setenta y cinco años, un total de 314 familiares- incluyendo los 20 de 
América central y los 24 de Filipinas- se encontraban dispersos en 64 
poblaciones.43 
Estos familiares debían ser personas muy bien colocadas en niveles 
socioeconómicos y poder relacionarse bien con la gente de los poblados y 
ciudades. 
Otro grupo numeroso, era el de los Auxiliares, estos podían ser laicos y 
eclesiásticos, que en una forma u otra participaron en el quehacer inquisitorial: 
alguaciles, notarios, “honestas personas”, alcaides, médicos, boticarios, barberos, 
proveedores, interpretes- de lenguas indígenas, alemán, flamenco, francés, inglés 
y escocés, lo que dicho sea de paso indica claramente a qué tipo de individuos 
había que escuchar y vigilar, ya que eran originarios de naciones automáticamente 
sospechosas(Portugal, Alemania e Inglaterra).44 
Entre los Auxiliares, se encuentran los Calificadores, teólogos encargados de 
censurar los dichos y hechos de un proceso, ayudando así a los inquisidores a 
dictar sentencia. Provienen esencialmente del clero regular- (63 franciscanos, 47 
dominicos, 25 agustinos, 25 jesuitas, 7 mercedarios o sea 167 regulares mientras 
 
42
 Solange Alberro, op.cit. p. 53. 
43
 Ibídem. 
44
 Ibídem, p. 60. 
 
25 
 
que 11 seculares aparecen en la lista de Calificadores que abarcan el periodo de 
1571- 1699.)45 
Un grupo que era muy importante para dar conclusión a un proceso inquisitorial 
eran los Consultores, se les llamaba para que dieran su opinión en distintas 
etapas del proceso y, especialmente, cuando se trata de dictar sentencia. Para 
poder pertenecer a este grupo era necesario que los candidatos, fueran doctores o 
licenciados, esencialmente laicos, y que desempeñaran funciones públicas, 
ejemplos de esto son los numerosos oidores de las Audiencias de México, 
Guadalajara, Guatemala, incluso se encuentran entre ellos dos presidentes, 
alcaldes de corte y del crimen, fiscales, corregidores, aparte de dos canónigos de 
México y Puebla.46 
Como hemos visto, estos grupos funcionaban coordinadamente para perseguir 
delitos que atentaran contra la fe católica, ya que prácticamente tenían ojos, oídos 
y voz en todos los rincones de lo que comprendía el territorio de la Nueva España. 
Además de estos grupos, también encontramos a los carceleros, carpinteros, 
albañiles, alcaides de cárceles, porteros, médicos cirujanos y barberos. 
Las personas que eran aprehendidas y juzgadas por el Tribunal de la Inquisición 
eran aquellas que habían sido denunciadas, por actuar en contra de los “edictos 
de fe” o bien delatados por otras personas que se encontraban en un proceso. Los 
edictos de fe, funcionaban de la siguiente manera: los inquisidores mandaban 
 
45
 Ibídem, p. 61. 
46
 Ibídem, p. 63. 
 
26 
 
 colocar edictos con prohibiciones referente a algún tema, posteriormente se 
colocaba un buzón a las puertas del edificio de la Inquisición donde las personas 
escribían sus pecados para descargar su conciencia o delataban casos o cosas 
que habían escuchado o visto47. Así como, la Inquisición vigilaba que no se 
rompieran leyes y creencias de la fe católica, también vigilaba la vida de la 
sociedad novohispana llevando edictos o prohibiciones que eran firmadas por los 
Inquisidores, que se extendían desde libros, hasta vestimentas que alteraran el 
orden, es por estas publicaciones que si alguna persona poseía algún libro o 
violara cualquiera de las normas que establecía el Santo Oficio, sin más preguntas 
eran arrestadas y llevadas ante el tribunal. 
Existe una leyenda negra sobre la Inquisición, sobre que todo hombre o mujer que 
terminaba ante el tribunal era quemado en un “Auto de Fe”, esta creencia es falsa 
ya que no todos los que llegaban a un proceso inquisitorial eran condenados a la 
hoguera, sólo se aplicaba esta condena en casos que eran considerados por las 
autoridades inquisitoriales como muy graves y que violaran las normas de la fe 
católica en grados más severos. 
 
22..33 LLOOSS OORRÍÍGGEENNEESS DDEE LLAASS CCÁÁRRCCEELLEESS IINNQQUUIISSIITTOORRIIAALLEESS YY PPEENNAASS DDEE PPRRIISSIIÓÓNN.. 
La consideración de cárceles como pena por parte del Santo Tribunal ya fuera en 
carácter perpetuo o por un tiempo limitado fue tomado del derecho canónico por la 
legislación penal ordinaria, pues aquél preveía la reclusión en monasterios para 
 
47
 Álvaro Huerga, op.cit, p. 365. 
 
27 
 
clérigos autores de ciertos delitos48, y posteriormente seria retomada esta práctica 
para que se crearan cárceles para uso exclusivo del Santo Oficio. Este 
procedimiento data desde la época medieval y es de este periodo de donde se 
conocen dos tipos de regímenes a lo que a pena de prisión se refiere; el llamado 
murus strictus, que es muy severo, ya que implicaba la inmovilización del reo con 
grilletes y el llamado murus largus menos gravoso que era la reclusión del 
prisionero en las cárceles o mazmorras del tribunal, pero quedando libre de 
cadenas por considerarse los delitos cometidos como menores.49 
 En lo que respecta a la Inquisición en México tardó algún tiempo en erigir una 
cárcel de penitencia, como disponían las instrucciones, ya que hasta el año de 
1598 no contó el tribunal novohispano con ese establecimiento, lo que motivó 
quejas de los priores de los monasterios en donde el Santo Oficio recluía a los 
condenados.50 
Los reos o prisioneros no siempre eran conducidos a estos conventos o 
monasterios, en algunas ocasiones eran conducidos a cárceles secretas. Estos 
lugares en algún momento fueron casas que alojaron a los primeros inquisidores y 
después cualquier habitación pudo servir como cárcel, las cuales tenían separos o 
 
48
 Antonio Molina García , El régimen de penas y penitencias del Tribunalde la Inquisición de México, México 
UNAM, 1999, p. 290. 
49
 Ibídem, p. 291. 
50
 Ibídem, p. 291-292. 
 
28 
 
 recintos para ese propósito51, como fue el caso de Alonso Picazo quien rentó sus 
casas para dicho fin durante la primera mitad del siglo XVII. 
 Hay que mencionar que no todos los delitos eran motivos de reclusión en 
cárceles, si había una privación de la libertad en delitos de menor grado, pero las 
sentencias eran purgadas ya fuera en hospitales, monasterios u otro lugar donde 
el individuo quedaba recluido y podía ser por cerca de 10 años. 
La práctica de encarcelamiento sufrió una baja a principios del siglo XVII debido a 
que se les otorgaba perdón general a los reos que en su mayoría eran 
judaizantes, debido a que éstos se retractaban de sus prácticas, pero a partir de 
1640 por el enorme número de sentencias dictadas por encontrárseles a algunas 
personas complicidad en actos volvieron a llenarse, pero al reducirse la comisión 
de los delitos castigados con pena de cárcel, tal establecimiento llevó una 
existencia lánguida llegando a limitarse el personal para evitar gastos 52. Esto nos 
habla que a partir de 1640 y aproximadamente hasta 1649 la Inquisición sostuvo 
una fuerte persecución en contra de la población judaizante de la Nueva España, 
lo que llevó a una sobrepoblación de reos, lo que a la larga no sólo repercutió en 
no tener espacio para recluir a los prisioneros, sino también en tener enormes 
gastos como pagos de sueldos a custodios, manutención de algunos servicios y 
sobre todo pagar la renta de los lugares que servían como cárceles secretas. 
 
 
51
Francisco Santos Zertuche, Señorío , dinero, arquitectura: el Palacio de la Inquisición de México 1571-1820, 
Colegio de México, México, 2000, p. 44. 
52
 Antonio Molina García, op.cit, p. 293. 
 
29 
 
 Prueba de esto es el testimonio que podemos encontrar en el libro Historia de la 
Iglesia en México de Mariano Cuevas. 
 
Llenáronse las cárceles de reos. En este Santo Oficio, no cabía la 
muchedumbre de que ocasionó valerse de unas hermosas casas, 
capaces y fuertes casas que están frente a la iglesia de la Encarnación, 
observante convento de religiosas en donde con sumo silencio se 
dispusieron y labraron cárceles 53. 
 
Unas casas de las cuales hablaremos más adelante ya que son ellas los testigos 
mudos de muchas historias que hay que contar. 
 
22..44 TT IIPPOOSS DDEE EENNCCAARRCCEELLAAMMIIEENNTTOO.. 
La Inquisición en lo que respecta a las sentencias de encarcelamiento tomaba en 
cuenta el delito por el cual el procesado se encontraba ante tan solemne tribunal, 
así como, cuánto tiempo le tomaba al acusado reconocer su culpa, las sentencias 
de prisión se clasificaban en tres: irremisible, perpetua o temporal, y son estos tres 
grados los que se utilizó el Santo Oficio al dictar sentencia. 
La cárcel perpetua irremisible, como el propio término lo expresa, era aquélla 
impuesta al reconciliado que por la gravedad de su delito y lo tardío de su 
arrepentimiento, se hacía merecedor a una privación de la libertad en teoría 
vitalicia. La cárcel perpetua, se imponía sin fijar límite temporal alguno, la 
 
53
 Mariano Cuevas, Historia de la Iglesia en México , México, Porrúa, Tomo III, 2003, p 164. 
 
30 
 
 imposición de esta pena venía condicionada, normalmente por el hecho de que el 
reo hubiera realizado la confesión en un estado intermedio del procedimiento, esto 
es un lapso anterior a la presentación de testigos. 
La cárcel por tiempo determinado, se puede considerar el grado mínimo de pena 
de cárcel y sólo se lograba si el acusado se declaraba culpable, solo así, sería 
acreedor a esta benigna condena que oscilaba entre unos meses y los seis 
años.54 
 
22..55 CCRRÍÍMMEENNEESS QQUUEE CCAAUUSSAABB AANN EENNCCAARRCCEELLAAMMIIEENNTTOO PPOORR PPAARRTTEE DDEE LLAA 
IINNQQUUIISSIICCIIÓÓNN.. 
La condena a cárceles sólo era para aquellas personas que cometían algún delito 
religioso, en este apartado se mencionará los principales delitos que ameritaban 
encarcelamiento por parte del Tribunal de la Inquisición. 
Entre los crímenes se encontraban la bigamia, este delito siempre fue una 
constante en el Tribunal del Santo Oficio novohispano, esto se debía a que la 
gran mayoría de los procesados por este delito eran hombres, ya que eran 
acusados de estar casados con dos mujeres a la vez. 
La blasfemia, este delito nutría las estadísticas y justificaba la existencia del 
Tribunal del Santo Oficio, este delito consistía en decir o alegar palabras en contra 
de Dios y de los santos. 
 
54
 Antonio Molina, op.cit, pp. 297-298. 
 
31 
 
La solicitación también era una de las mayores razones de encarcelamiento, este 
delito está enfocado sólo a los clérigos que solicitaban ciertos favores de carácter 
sexual a sus feligreses en el acto de confesión. 
Conculcación de imágenes; muy relacionado con la blasfemia ya que eran ofensas 
escritas o de palabra contra Dios, la Virgen o los Santos 55. 
Pero sin duda alguna, los delitos más perseguidos eran aquellos relacionados con 
judaizantes, o seguidores de la religión de Mahoma o luteranos, estos delitos para 
la Inquisición eran los más graves y debido a esto y conforme a la participación o 
lejanía que habían llegado en los delitos, el Santo Oficio dictaminaba la sentencia 
en prisión en cualquiera de los tres niveles mencionados con ayuda de los 
calificadores. 
Se cree que la Inquisición llevaba a cabo procesos individuales, pero esto es una 
verdad a medias, debido a que cuando una persona era llevada ante el tribunal 
inquisitorial no sólo se abría un proceso en contra de esta persona, sino también a 
la familia, como fueron los procesos contra los miembros de las familias de los 
Carvajal y las Ribera por mencionar algunos ejemplos. Esta práctica que llevaba a 
cabo la Inquisición la realizaba con el fin de llevar una investigación muy profunda 
sobre las actividades de cada individuo y sobre todo para saber qué tanta 
participación o relación tuvo en el delito por el cual se le juzgaba, en el caso de los 
Carvajal y las Ribera fueron juicios sumarios ya que fueron denunciados y 
acusados de prácticas judaizantes. 
 
55
Ibídem, pp. 47-53. 
 
32 
 
Como conclusión podemos decir que el Tribunal de la Santa Inquisición, siempre 
buscó que se mantuviera intacta y pura la fe católica, una creencia que en su 
momento pudo funcionar en una España que venía saliendo de una guerra 
religiosa, ideológica y de poderes, pero en la Nueva España, más que un medio 
para continuar con esta labor, fue un elemento para mantener un control sobre los 
pobladores de esta nueva colonia. 
Contrario a lo que se cree, la Inquisición no fue una institución que se regía solo 
por las ordenes de los Inquisidores, ya que dicho tribunal, era formado por un 
cuerpo muy completo, con funciones muy especificas para que de esta manera se 
pudiera lograr una perfecta coordinación para perseguir a los individuos que 
habían roto los paradigmas de la fe católica. Dicho cuerpo no solo era formado por 
gente del clero; también había gente que no estaba ligada a la iglesia y gracias a 
su preparación académica, brindaron un servicio muy importante para el tribunal. 
Las redes que extendió el Santo Oficio por todo lo que comprendió la Nueva 
España sólo se pudieron hacer gracias a la perfecta coordinación y apoyo de la 
gente que prestó sus servicios, para que de esta manera lograra mantener una 
constante vigilancia, aunque la sede del tribunal se encontrara en la Ciudad de 
México. 
Las penas de cárcel por parte de la Inquisición en un principio solo se enfocaron a 
miembros del cuerpo eclesiásticoy conforme fue adquiriendo mayor poder el 
tribunal extendió esta práctica para gente civil que fuera juzgada por éste, las 
cárceles más comunes en un principio fueron monasterios y hospitales, y en 
 
33 
 
cualquiera de estos se aplicaban las dos formas en las que el prisionero llevaría a 
cabo su estancia que sería murus largus o murus estrictus. 
Las sentencias en cárceles derivadas en sus tres niveles que se analizaron en 
esta investigación, siempre fueron ocupadas por el Santo Oficio para dictaminar 
una sentencia que privara de la libertad al individuo, sólo algunos delitos como se 
observó ameritaban la privación de la libertad por parte del Santo Oficio, delitos 
que iban desde religiosos hasta religiosos civiles. 
Es verdad que la Inquisición en México trabajó al igual que su homóloga en la 
península para perseguir delitos y crímenes que pusieran en riesgo la fe católica o 
lo que ella consideraba como tales y fue esta obsesión por terminar con los delitos 
y con los individuos causantes de éstos, lo que derivó en una sobresaturación de 
sus cárceles, llevándola a tener que buscar soluciones que se vieron reflejadas en 
tener que adquirir propiedades en renta de particulares para poder solucionar un 
problema que ella misma se había causado. 
 
 
 
34 
 
3. La personificación del poder en la Nueva España del siglo XVII: 
El Capitán Licenciado Alonso Picazo de Hinojosa. 
 
Un personaje que fue muy emblemático en la Nueva España del siglo XVII fue 
Picazo, un hombre que haciendo uso de una gran astucia en los negocios y 
relaciones interpersonales, logró alcanzar una gran importancia en diversos 
campos como fueron religión, economía, trata de esclavos, y el gobierno virreinal; 
así como, logró brindar una ayuda importante a la Inquisición que durante los 
primeros años del siglo XVII, emprendió una fuerte persecución contra aquellos 
hombres, mujeres y ancianos que fueron acusados de ser judaizantes. 
¿Pero quién fue este individuo? De sus orígenes poco se conoce, en vida fue 
conocido como Alonso Picazo de Hinojosa originario de Jerez de la Frontera en 
España, fue bautizado el 25 de Noviembre de 1568 en la parroquia de San Marcos 
y testó en México el 28 de Marzo de 1636 ante Martín Sariñana.56 De sus padres 
no se conoce dato alguno, pero sí de dos parientes que probablemente fueron 
hermanos y miembros de la casa de los Picazo, Diego y Francisco Picazo 
hijosdalgo de Jerez en 148357. 
 Respecto a cuándo o cómo ingresó a territorio novohispano, no existe referencia 
alguna o de algún pariente en los libros de pasajeros rumbo a las Indias, lo que sí 
 
56
 Guillermo Lohman Villena, Los americanos en las O rdenes Nobiliarias 1529-1900., Madrid, Editorial 
Gonzalo Fernández de Oviedo, Consejo Superior de Investigaciones Científicos Institucional, 1970, p. 204 
57
 Vicente de Cadenas y Vincent. Caballeros de la Orden de Alcántara que efectuaron sus pruebas de ingreso 
durante el siglo XVIII, Madrid, Editorial Instituto Salazar y Castro, Tomo II, 1992 ,p. 77 
 
35 
 
sabemos, es que en algún momento recibió el grado de Capitán y el título de 
Licenciado; ya estando en la Nueva España se desarrolló en diversos campos, 
uno de los más importantes fue el de mercader de plata 58 oficio que le permitió 
relacionarse con diversas personas, así como acumular una cuantiosa fortuna con 
lo que logró hacerse de diversas propiedades como casas, haciendas y tierras; 
algunas de éstas dentro de la Ciudad de México y otras fuera de ella. Sabemos 
que se hizo dueño de unas tierras y una huerta, en 1612 en San Agustín de las 
Cuevas y cuyos títulos de compraventa fueron aprobados por el Marqués del 
Valle59. Cabe mencionar una cuestión muy importante en lo que respecta a esta 
compra de tierras, que el Marqués del Valle de ese momento fue el último hombre 
que se encontraba emparentado con quien fuera el Conquistador de México 
Hernán Cortés, este último Marqués respondió al nombre de Pedro Cortés. 
Otras de las propiedades de las que se tiene referencia y que entraron en poder 
de Alonso Picazo, fueron unas casas que se encontraban en la calle que iba del 
convento de San Gerónimo para el barrio que llamaban Necaulitlán60. Después, 
adquirió otras tres en 1632, que jugarían un papel muy importante para la historia 
de la Inquisición en México, en 1632 la calle donde se encontraban estas casas se 
llamo Picazo en honor al Capitán Licenciado Alonso Picazo de Hinojosa que fue 
 
58
 AGN, Indiferente Virreinal, Caja 5392, exp. 058 .petición a vuestra merced que solicita el doctor bachiller 
Francisco de Urieta sobre que se le dé declaración, acerca del perdimiento de censuras relativo a saber del 
contrato que hizo con Alonso Picazo. 
59
 AGN, Hospital de Jesús, Volumen 355, exp. 9 , Títulos de huerta y tierras de Alonso Picazo de Hinojosa en 
el pueblo de San Agustín de las Cuevas, aprobados por el Marqués del Valle. 
60
 AGN, Regio patronato Indiano, Capellanías, Volumen 271, exp. 83, Capellanía que fundaron Alonso Picazo 
de Ynojosa y Agustina Hurtado con dote de 3000 pesos y 130 de Renta quedando como Capellán propietario 
Juan de Monte Capelo. 
 
36 
 
dueño de las casas numeradas ahora con los números 17, 19, 21,61 lo que nos 
habla del gran estatus que tuvo dentro de la sociedad novohispana. 
Pero las propiedades de Alonso Picazo no terminan en unas cuantas casas, entre 
sus propiedades encontramos algunas haciendas como la de Texcoco de la cual 
se hizo dueño después de ser el mayordomo, en donde le prestó 4,262 pesos a 
Juan de la Torre el propietario, sin poder pagar la deuda; Picazo compró por 9,500 
pesos las dos haciendas irrigadas, los pastizales de ganado menor y dos predios 
en Tlaxcala que Torre rentaba.62 
Realmente Alonso Picazo de Hinojosa no era un hombre con el que se jugara, ya 
que de no cumplirse el plazo cobraba la deuda fuera como fuera y esto fue lo que 
le pasó a Juan de la Torre. 
Casas, tierras y haciendas son propiedades que para su momento requerían de 
cuidado y es por esa razón que Alonso Picazo se hizo de esclavos, para que 
trabajaran las tierras y le dieran mantenimiento y vigilaran dichas propiedades, sin 
embargo Picazo no aceptaba perder a alguno de sus esclavos, tal fue el caso que 
uno de ellos solicitó a las autoridades intervinieran para que le dejase en libertad. 
 
“Para que la justicia de cuya justificación es Juan Graviel, indio no 
conciento que nadie se sirva de el en contra de su libertad. 
Don Rodrigo Pacheco etc. Por cuanto Juan Graviel, natural del pueblo de 
Sant Juan Tiguacan, me hizo relación que ha estado en servicio de 
Alonso Picaço y no le debe nada, y que aunque se le ha dado 
 
61
 Luis González Obregón, Las Calles de México , México, Editorial Botas, 1947, p 221. 
62
 Louisa Shell Hoberman, México´s Merchant Elite 1590-1660. USA, Editorial Duke University , 1991, p.113. 
 
37 
 
mandamiento de amparo para gozar de su libertad, no se le guarda, y 
me pidió mandase que el dicho Alonso Picaço lo deje vivir en libertad, 
con pena que se le ponga, y por mi visto el presente mando a vos la 
justicia de cuya jurisdicción es el dicho Juan Gavriel no consintáis que 
nadie se sirva de el contra su voluntad. Hecho en México a 6 del mes de 
octubre de mil y seiscientos y treinta y t res años. El marqués por 
mandado de su excelencia Joan Méndez de Mora. 63” 
 
Así como se hizo de esclavos por deuda también se hizo de esclavos por cuestión 
de otorgamiento testamentario como le hiciese Doña Catalina Huerta. 
 
Otorgo al Capitán Alonso Picaço de Hinoxosa un chino esclavo del dicho 
mi hijo llamado Rodrigo Casta Chingola de hedad de diez y seis años 
que el dicho mi hijo hubo y compro de Pedro Bello buço de la nao 
almiranta que elaño pasado de seiscientos treinta y cinco le dio Pedro 
Ponce como consta en la escriptura de venta. 64 
 
En el momento que se le entregó este esclavo, el mismo Alonso declaró por 
escrito que había recibido a este individuo de raza china: 
Alonso Picaço quien presente soy aviendo oy doy entendido esta 
escriptura otorgo que la acepto como en ella se entiende y me doy por 
entregado del dicho chino llamado Rodrigo y de sus cosas sobre que 
(dañado) las leyes de entrega y su prueba hecha en México a diez y 
siete de mil y seiscientos y treinta y siete años y lo firmo. 
 Alonso Picaço de Hinojosa65 
 
 
 
63
 Silvio Zavala, Fuentes para la historia del Trabajo en Nueva España 1633- 1635 y 1638- 1645, México, 
Editado por el Centro de Estudios Históricos del Movimiento Obrero Mexicano, Tomo VII, p. 46. 
64
 Archivo Histórico de Notarias, Notaria 629, Sariñana Martín Años 1630 – 1660 Volumen 4360, México. 
65
 Ibídem. 
 
38 
 
Como el mercader que recibe un producto, así mismo, realizó esta transacción con 
un esclavo que no era más que un objeto que brindaba además de servicios un 
estatus, ya que no cualquiera podría hacerse de un esclavo y mucho menos uno 
de raza china. 
El ser de oficio mercader no sólo le permitió acumular riquezas sino también el 
ocupar un lugar importante dentro de la Universidad de Mercaderes de la Ciudad 
de México, prueba de ello, es la escritura que otorgó el Consulado y Universidad 
de Mercaderes de la Ciudad de México, para la prórroga del 3° cabezón de las 
reales alcabalas por el tiempo y espacio de 15 años 1632-1646 en dicho 
documento figura entre otros nombres Alonso Picazo de Hinojosa como consejero. 
 
Notorio sea a los que la presente vieren como nos el Prior y Cónsules 
Diputados y Consejeros del Consulado y Universidad de Mercaderes de 
esta Nueva España, juntos y congregados en la sala del comercio que 
está en las casas reales, conviene saber el Capitán Santi Federique, Pior 
, Don Juan de Montemayor y Domingo del Puerto, Cónsules, y Alonso 
Picazo de Hinojosa, Consejero, y Antonio de Burgos, Juan Castillete, 
Pedro de la Madrid y Francisco de Esquivel Castañeda, Pedro de Soto 
López, Diputados …..66 
 
En dicho documento se tratan diversos asuntos de gran importancia para la 
corona española. 
 
…… la entrada de un millón cuatrocientos y cuarenta y ocho mil 
doscientos pesos de oro común en reales, porque su majestad, por sus 
 
66
 Ricardo Torres Gaitán, Documentos relativos al arrendamiento del impuesto o renta de alcabalas de la 
Ciudad de México editado por la Secretaria de Hacienda y Crédito Público (SHCP) , México, 1945, pp. 10- 26. 
 
39 
 
reales cédulas, deseando el seguro de los mares y que las flotas tengan 
la seguridad de conveniente para poder poner ocho galeones y dos 
pataches que la guarden67….. 
 
 Además de este millón también se estipula en dicho documento la utilización de 
una misma cantidad de dinero para el encabezonamiento y administración de 
armas. 
 
.… se debe de dar ot ro millón cuatrocientos y cuarenta y ocho mil y 
doscientos pesos de oro común, con lo cual quedo a su cargo el dicho 
encabezonamiento y administración de Unión de Armas 68…. 
 
 
 
 Así como se mencionan asuntos referentes a navegación y Armas, se estipulan 
órdenes para las mercancías de la Nao de China, que deberán de pagar un cuatro 
por ciento, sólo si los individuos no son mercaderes de la Ciudad de México. 
Cabe mencionar que además, las leyes se extienden a la Vecindad de 
Mercaderes, en donde el dicho Consulado, diputados y consejeros de alcabala y 
Unión de Armas, deben de otorgar pagos al gremio de Vecindad de Mercaderes69 
así entre otras leyes que se encuentran dichas en el documento referente al tercer 
encabezonamiento. 
 
 
67
Ibídem, p. 9 
 Encabezonamiento: este término se aplica a la acción en que los particulares con autorización del rey o por 
la compra de un puesto, se hacen cargo de la cobranza de las alcabalas, entregan una renta fi ja al rey y el 
sobrante pasa a ser propiedad de ellos. 
68
 Ibídem. 
69
Ibídem, p. 13. 
 
40 
 
Su posición como mercader le permitió relacionarse con gente influyente del clero 
principalmente, como fue con Don Diego Nájera Yanguas que desde 1592 y hasta 
1635 año de su muerte, fue párroco de Jocotitlan, en 1590 obtuvo la licencia para 
dar misas.70 Pero no fue hasta el año de de 1592 que obtuvo el nombramiento de 
párroco de Jocotitlan a título de beneficiado perpetuo la categoría más alta para 
los sacerdotes de las parroquias y con ese nombramiento recibió el de Comisario 
del Santo Oficio de la Inquisición.71 
El porqué entró en negocios Don Diego con Alonso Picazo, que no fue el único 
mercader con el que hizo tratos, se debió a que en 1609 Don Diego pudo hacerse 
de una estancia de ganado menor y dos caballerías de tierra, en el pueblo de 
Ixtlahuaca pagando por ella 40 pesos de oro común72, en vista de que se involucró 
en la compraventa de ganado el cura párroco debía manejar dinero. En este 
sentido, Don Diego intervino en operaciones de préstamo bajo una modalidad que 
pudiéramos llamar “Monetización del crédito”. Es decir, el párroco daba poder a un 
mercader en la Ciudad de México para que éste hiciera efectivo, en dinero líquido, 
una parte o el total de una deuda que alguna persona tenía con Don Diego. Con el 
dinero cobrado el cura otorgaba también poder a su agente para que comprara 
castellanos de oro y plata, los cuales eran vendidos, para obtener una cantidad 
específica de pesos en oro común73. 
 
70
 Rosaura Hernández Rodríguez, Jocotitlan, México, Colegio Mexiquense, 2000, pp. 73 – 74. 
71
Ibídem, p. 77. 
72
Ibídem, p. 85 
73
 Ibídem, p. 86 
 
41 
 
A continuación presento un cuadro de las transacciones y agentes con los que 
tuvo relación de negocios Don Diego, donde en dos ocasiones solicitó los servicios 
de Alonso Picazo. 
Cuadro1: Actividades comerciales que sostuvo Diego de Nájera con diversos mercaderes. 
Año 
Otorgante 
del poder 
Depositario del 
poder 
Concepto 
1621 
Diego de 
Nájera 
Alonso Picazo 
de Hinojosa 
Para que Picazo tome la cantidad necesaria del 
crédito de Don Diego y obtenga 200 pesos líquidos 
de oro común o plata. 
1623 
Diego de 
Nájera 
Francisco de 
León Inestrosa 
Para que con el crédito de Don Diego saque la 
cantidad necesaria para obtener líquidos 300 
pesos de oro común. 
1625 
Diego de 
Nájera 
Pedro de 
Armentia 
Para que compre la cantidad necesaria de 
castellanos de oro o marcos de plata para 
venderlos y obtener 1300 pesos de oro común. 
1625 
Diego de 
Nájera 
Pedro de 
Armentia 
Para que compre la cantidad de castellanos de oro 
o marcos de plata necesarios para venderlos y 
obtener 1200 pesos de oro común. 
1626 
Diego de 
Nájera 
Alonso Picazo 
de Hinojosa 
Para que compre a nombre de Don Diego 
castellanos o marcos de plata para obtener de su 
venta 1500 pesos de oro común. 
Fuente: Rosaura Hernández Rodríguez, Jocotitlan, México, El Colegio Mexiquense, 2000. 
Hemos visto que como hombre de negocios era infalible y siempre obtenía lo que 
quería, pero el alcance de su poder no sólo se vio reflejado en las propiedades 
que logró juntar o las cantidades de dinero que obtuvo por sus negocios, también 
 
42 
 
contribuyó en una obra, que aunque no ha quedado algún vestigio de su 
presencia, sabemos que ayudó a su edificación ya que actualmente es un lugar 
muy visitado por aquéllos que buscan un milagro, la Iglesia de los Remedios. 
La ermita de los Remedios se encontraba en deplorables condiciones por lo que 
se buscó erigir un templo digno para resguardar la imagende la Virgen de los 
Remedios, por tal motivo se nombró como nuevo rector de esta Cofradía a Don 
Melchor de Vera quien sería acompañado por los miembros que la conformaban, 
Andrés de Tapia Ferrer, Alcalde Ordinario, Don Fernando de Acevedo y el 
escribano mayor de Cabildo, Fernando Carrillo, con Alonso de Cobián, Alonso 
Picazo y Miguel López Arencho, quedando como tesorero Juan Fernández Riofrío. 
Los nuevos diputados habían sido aprobados por el Cabildo, lo que les permitió 
lucir en la inauguración de la obra y al mismo tiempo prepararse a salir adelante 
con los trabajos urgentes de la ermita74. 
Tan ilustre cuerpo se dedicó a remediar los daños causados en el resto del edificio 
por la obra de sus antecesores. El 5 de septiembre de ese 1625, sin dejar correr 
más el tiempo se proyecta el siguiente trabajo que los riesgos del desplome 
apresuran: 
 
Que por cuanto la capilla mayor de la iglesia de Nuestra Señora de los 
Remedios, cuyo patronazgo le compete y tiene, se acabó y mudó a ella 
la imagen y porque el cuerpo de dicha iglesia es tan viejo y deteriorado 
que se teme caerse y llevarse partes de la nueva obra y conviene así por 
 
74
 Francisco Miranda Godínez, Dos cultos fundantes: Los Remedios y Guadalupe (1521-1649), Michoacán, 
Colegio de Michoacán, 2001 pp. 187-188. 
 
43 
 
esta causa como por decencia autoridad de la dicha ermita el que el 
cuerpo de la iglesia se haga, correspondiendo a la capilla mayor. 
Y para tratar y disponer en esto lo que convenga se acuerda que el 
señor don Melchor de Vera, rector y don Fernando Carrillo vean que 
bienes tiene la ermita de que poderse valer para esta fábrica y de los 
propios de esta ciudad, de suerte que ambas partes de la una se saque 
cantidad suficiente para reedificar el cuerpo de dicha ermita y en esta 
parte como en todo lo dependiente a ella lo informen. 75 
 
Para poder lograr definir la cuestión económica y ver si se podía cumplir con la 
construcción de la nueva iglesia que albergaría a la Virgen de los Remedios, tuvo 
lugar una reunión el 5 de marzo de 1626. La información pedida por el cabildo al 
rector Melchor de Vera , ayudado por Don Fernando Carrillo, tomó un tiempo largo 
que corrió del 5 de septiembre de 1625 al 5 de marzo de 1626, exactamente seis 
meses.76 
Se encontraban en una situación un poco compleja, fue por eso que, el 2 de 
marzo anterior, vieron que sólo podían reunir ocho mil pesos para reiniciar las 
obras. Además de los dos señalados concurrieron Alonso Picazo de Hinojosa, 
también diputado, y el mayordomo Juan Fernández de Riofrío. El escrito firmado 
por ellos iba avalado por el escribano Pérez, reforzaba la necesidad y urgencia de 
la obra “por cuanto con el edificio nuevo que se fecho de la capilla mayor el cuerpo 
de la iglesia ha quedado tan indecente que ha obligado a apuntalarle por ser tan 
 
75
 Ibídem. p. 188. 
76
Ibídem. 
 
44 
 
viejo le va trayendo tras sí y conforme al advenimiento de maestros manifiestan 
tener mucho el riesgo el nuevo edificio callendose el viejo”77. 
Advierten que al asumir ellos el compromiso del trabajo, quedaba claro que la 
última responsabilidad era el Cabildo como patrono, pero que las posibilidades de 
la Cofradía alcanzaban los ya mencionados ocho mil pesos, dos mil se podían dar 
de inmediato por el mayordomo, 3000 quedarían en término de dos años, de 
cuatro en cuatro meses, calculando poder cumplir de limosna y réditos. Sugieren 
que si la ciudad apoya, aportando de sus propios, se podría ir llevando la obra, 
pero siempre que el virrey conceda el socorro de indios que a su señoría se sirva 
de dar. Creen que dando la ciudad seguridad con su respaldo, el maestro a cargo 
de la obra la tomará. Concluyen que la devoción de los fieles “a aquel santuario ha 
de ayudar a que se concluya con muchas limosnas lo cual tendrá efecto dándose 
principio esta obra”78 
No solo en negocios aplicaba esa visión única que poseía para administrar el 
dinero y dar una solución, lo vemos en la solución que brindó para lograr llevar a 
término la Iglesia de los Remedios. 
Gracias a la fortuna que logró reunir, su poder se fue incrementando a tal grado 
que el mismo gobierno virreinal le solicitó su ayuda: Uno de los más grandes 
problemas con los que se enfrentaron los virreyes de la Nueva España durante su 
 
77
 Ibídem. 
78
 Ibídem, p. 189. 
 
45 
 
gobierno en la Ciudad de México, fue la obra del desagüe 79, fue tal el caos que se 
dio y provocó grandes inundaciones durante el gobierno del marqués de Cerralbo 
en 1629 ya que se vino un verdadero diluvio. Comenzó muy temprano la 
temporada pluviosa con tal fuerza y continuación que españoles e indios antiguos 
no se acordaban de haber visto nada semejante.80 
Pero ellos no sabían que lo peor estaba por venir, ya que las lluvia azotaron la 
Ciudad de México con más fuerza, el 21 de septiembre ya que no cesó el copioso 
aguacero hasta después de treinta y seis horas continuas con increíble fuerza 81, 
lo que provocó muchas muertes, edificios inundados y claro está una escasez de 
alimentos. Fue entonces cuando el gobierno solicitó un préstamo monetario a 
diversas personas, entre ellas a Alonso Picazo, al que se le solicitaron 500 pesos 
para que se les entregasen a los corregidores y éstos fuesen por sus barrios 
dando el dinero a los necesitados para que comprasen alimentos, ropas y demás 
cosas que necesitaran.82 
Además de Capitán y mercader, su última incursión fue ser clérigo diácono y 
quererse ordenar como lo solicita en una carta que escribió fechada el 20 de 
noviembre de 1640: 
 
Alonso Picazo de Ynojosa clérigo diacono domiciliario de este 
arzobispado, digo que mediante la gracia de vuestra señoría me 
 
79
José Ignacio Rubio, Mañe. El Virreinato IV Obras públicas y Universidad, México, Fondo de Cultura 
Económica, 1963 p. 13. 
80
 Ibídem, p. 65. 
81
Ibídem, p. 66. 
82
 Ibídem pp. 67-68. 
 
46 
 
pretendo hordenar de la orden Santa de Presbítero dispensándome los 
investicios para que io pueda recibir el dicho horden y concediéndome 
licencia para que io pueda hacer mis diligencias conforme al Santo 
Concilio tridentino y siendo suficiente. Se me despachen reverendos con 
la dicha dispensación para que qualquiera de los señores obispos de 
esta Nueva España me hordene del dicho Orden. 
A vuestra señoría pido y suplico sea servido de concederme las dichas 
reverendas según y cómo tiene pedido con dispensación y licencia para 
que yo pueda hacer las dichas diligencias con que viere merecer. 
Alonso Picazo de Ynojosa. 83 
 
No sabemos si se logró ordenar, ya que no se encontró respuesta alguna, pero lo 
que sí sabemos es que contrajo matrimonio con Agustina Hurtado de Peñaloza, 
quien fue bautizada el 4 de septiembre de 1591 en la Catedral de México y es en 
este mismo lugar donde ambos, Alonso y Agustina contrajeron nupcias en abril de 
1609. 84 
Doña Agustina Hurtado de Peñaloza provenía de una acaudalada familia, de 
origen española, fue hi ja legítima de Diego Hurtado de Peñaloza natural de Sevilla 
y de Doña Catalina de León (o Doña Concepción López de León) quien fue hija de 
Don Pedro López y de Doña Juana León. 85 
Cabe mencionar que los Peñaloza y los Picazo se encuentran muy ligados con el 
Hospital de San Lázaro a raíz del matrimonio entre Don Diego y Doña Catalina, 
así como, entre Agustina y Alonso, es de hecho José María Marroquí quien nos 
 
83
 AGN, Indiferente Virreinal, Caja 2394, exp. 015, Petición de ordenación de Alonso Picaço de Ynojosa como 
clérigo diacono. 
84
 Vicente de Cadenas y Vincent de. op.cit, p. 77. 
85
Thomas Hillerkus, Diccionario

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