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1 Universidad Nacional Autónoma de México Facultad de Filosofía y Letras Colegio de Historia LA MORADA DE LA FELICIDAD. SACRIFICIO Y REPRODUCCIÓN EN EL HAREM IMPERIAL OTOMANO TESIS QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE LICENCIADO EN HISTORIA PRESENTA OSCAR AGUIRRE MANDUJANO ASESORA: DRA. MARÍA ALBA PASTOR LLANEZA Ciudad de México, 2009. Neevia docConverter 5.1 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 2 Ella me dijo: Éste es el paraíso de Dios, no un jardín. Yo dije: Éste es un jardín, bendito como el paraíso de Dios. Pero aquél no es visible, éste lo es, Aquél es crédito, éste es efectivo, Aquél está oculto, éste revelado, Aquél se gana por la oración, éste por el elogio, Aquél es la gracia de Dios, éste el favor del rey. Rudagi Neevia docConverter 5.1 3 Dedico este trabajo a: José Luis López Habib † , que estuvo conmigo hasta el final. Neevia docConverter 5.1 4 Esto es: Por mí, por mis padres –Ofelia y José- y mi hermano Octavio. Gracias: A mi cómplice, Valeria. A Yucef, amigo y luz con alif. Gracias también a la Dra. María Alba Pastor, por su confianza y apoyo. A quien siempre supo estar conmigo, mi amigo Emanuel Juárez Cruz A Jonathan, que escuchó interminables veces este proyecto. A quienes me pusieron en este camino, sin dudar de mí, Sergio Chabolla y Cecilia Sandoval. A aquéllos que me acompañaron, Jesús y Diana. Gracias a: Dr. Manuel Ruiz, Dr. Hernán Taboada Mtro. Alfredo Ruiz Islas y Dr. Iván Valdez por su lectura y comentarios. Y a quienes me escucharon hablar acerca de los otomanos… No hay en el mundo más bello exceso que el de la gratitud. La Brûyere Neevia docConverter 5.1 5 Sobre los nombres y su pronunciación Algunos nombres propios de personas, lugares o incluso instituciones a las que me referiré a lo largo de la siguiente investigación, tienen múltiples transliteraciones o bien no tienen ninguna. Por ello, me ha parecido necesario hacer algunas aclaraciones previas sobre los criterios que utilicé para estos nombres y cuál sería su pronunciación. 1. Para los nombres propios de personajes como Genghis Khan y Tamerlán he dejado la traducción más común. Así, si bien se encuentra la tendencia de poner Xinxis Jan para el primero en algunos textos especializados, no he querido dificultar la lectura. En cualquier caso he puesto una nota la primera vez que aparecen estos nombres para apuntar las otras posibles formas en las que podrían encontrarse. 2. Los nombres de personajes otomanos los he escrito en turco con el alfabeto moderno. El turco otomano solía escribirse hasta antes de la revolución de Atatürk con caracteres árabes. Sin embargo la historiografía los trata con el alfabeto latino que se usa en Turquía, y así han sido utilizados. 3. En los casos específicos de Kanuni Sultan Süleyman y Fatih Sultan Mehmet he decidido mantener la grafía y fonética turca. El primero es conocido en Occidente como Solimán el Magnífico, apelativo dado por sus grandes conquistas, empero el adjetivo otomano para este sultán es Kanuni, es decir, el legislador, y me ha parecido importante conservar la carga simbólica dada a éste por cómo fue reconocido en su propio tiempo. Lo mismo para Fatih Sultan Mehmet, traducido en ocasiones como Muhammed el Conquistador. Neevia docConverter 5.1 6 Sobre las palabras que he utilizado en otros idiomas, pueden encontrarse en turco o árabe, con los siguientes criterios. 1. En turco: como ya mencioné las palabras turcas se han mantenido con su grafía moderna, en caracteres latinos. Su pronunciación no cambia a la del español salvo por las siguientes letras: • Ğ ğ :Generalmente esta letra no tiene sónido y alarga la vocal precedente. Por ejemplo, sağ se pronunciaría saa. • Ş ş: Suena como sh, como en el inglés shake. • Çç: Equivale a ch como en chico. • C c: Se pronuncia como la j inglesa en Jane. • J j: Parecida a la j francesa en Jacques o a la s inglesa en pleasure. • İ i: Igual a la i en español. Nótese que en mayúscula también lleva punto. • I ı: Esta letra suena como una e cerrada, aunque en realidad tiene una pequeña mutación dependiendo de la vocal que le precede. • Ö ö: Equivale a la ö/ oe del aléman, como en Göethe. Se forma pronunciando una e con la boca formando una o. • Üü: como la ü alemana. Se logra pronunciando una i formando con la boca una u. 2. En árabe: Para las palabras en árabe he utilizado dos formas. La primera es la grafía árabe, y para la segunda he utilizado la tabla de transliteración empleada en The Oxford Journal of Islamic Studies. Ver Apéndice I. Neevia docConverter 5.1 7 Índice de Ilustraciones Portada. Mujeres del harem alimentando palomas en la corte. Jean-Léon Gérôme. Tomada de http://www.artrenewal.org/asp/database/image.asp?id.=13528 . Página consultda el 8 de enero de 2009. 1. Retrato de Osman Ghazi. Tomado de İlhan Akşin. The mystery of the Ottoman Harem. Istambul, Akşit Kültür ve Turzim Yayıncılık, 2000. 180p. Ilus. Maps. p. 9. 2. Portada de la Historia general del Serrallo y la de la corte del gran señor emperador de los turcos de Michel Baudier. Tomada de Leslie Peirce. The Imperial Harem. Women and Sovereignty in the Ottoman Empire. Nueva York, Oxford, 1993. p. 4. 3. Retrato Fatih Sultan Mehmet por Sinan Bey. Tomado de Markus Hattstein y Almut von Gladiß. “Imperio Otomano” en Markus Hattstein (Ed.). Islam. Arte y Arquitectura. Barcelona, Könemman, 2004. p. 567. 4. Grabado europeo de la antigua Bab i humayún en Giuilio Ferrario. Il costume antico e moderno. Milan, 1828. Venecia, Biblioteca Nazionale Marciana. Tomado de Carla Coco. The Secrets of the Harem. Nueva York, Vendome, 1997. p. 30 Neevia docConverter 5.1 8 5. La iglesia de Santa Irene en la primera corte. Fotografía tomada por el autor. Enero, 2006. 6. La shadda o profesión de fe en la sala del Diwán. Fotografía tomada por el autor. Enero, 2008. 7. La sala del trono vista desde la tercera corte. Fotografía tomada por el autor. Enero, 2008. 8. Yıldırım Bayezid se rinde ante Tamerlán tras haber sido derrotado en Ankara. Tomada de Henri Stierlin. Arte Islámico. La influencia de la arquitectura persa desde Ispahán al Taj Mahal. México, Océano, 2003. Ilus. Maps. p. 59. Detalle de una miniatura persa de un Zafar Nameh o Vida de Timur. Shiraz. s. XVII. Neevia docConverter 5.1 9 Índice de Mapas 1. Línea de fractura entre Oriente y Occidente . Tomado de Samuel Huntington. ¿Choque de civilizaciones? Madrid, Tecnos, 2006. 2. Estambul hacia 1500. Tomado de Godfrey Goodwind. “Topkapı Sarayı” en Hamilton Alexander Rosskeen Gibb et al. Encyclopaedia of Islam. New Edition. Prepared by a numbrer of leading Orientalist. Volumen X. Facículos 173-174, Toktamish-Turan. Leiden, Brill, 1999. p. 566-569. 3. Plano del Palacio según Norman Mosley Penzer. Tomado de Norman Mosley Penzer. The Harem. Inside the Grand Seraglio of the Turkish Sultans. Nueva York, Dover Publication, 2005.Entre las páginas 260-261. 4. Conquistas de Osman y Orkhan en la Península de Anatolia durante el siglo XIV. Detalle tomado del Mapa VIII en Donald Edgard Pitcher. An Historical Geography of the Ottoman Empire from earliest times to the end of the sixteenth century. Leiden, E. J. Brill, 1972. Lámina 3. Neevia docConverter 5.1 10 Introducción Dominio y Predestinación La premonición del dominio Serán suyas la fuerza, las espadas y el honor, Batallas y banquetes llenarán sus días. Ferdowsi Una noche Osman, hijo de Ertoğrul, descansaba en su tienda. Grandes conquistas le precedían, y otras más grandes aun estaban por venir. El sueño lo reconfortaba cada noche y le regresaba las fuerzas: el valiente e incansable ghazi –guerrero de la frontera- avanzaba con determinación hasta más allá del río, cabalgando desde el centro de la península para llegar a Nicea. Sin embargo, aquella velada el sueño no sólo trajo Neevia docConverter 5.1 11 tranquilidad al guerrero, sino que llevó, entre símbolos e imágenes, un secreto para Osman. Preocupado por el significado de su sueño, Osman ghazi preguntó a su líder espiritual por respuestas: Un árbol crecía en la montaña -dijo Osman al sheik- y se hacía cada vez más y más grande; del árbol nacían hojas y de esas hojas caía una miel que alimentaba primero a las montañas, y después, al mundo entero. -Dominio, aseguró el hombre, dominio para ti y para tu casa. El mundo entero será tuyo y todos te llamarán señor en nombre de la fe.1 Lo más probable es que el sueño de Osman haya sido solamente una invención muy posterior a las primeras conquistas de los otomanos, posiblemente fue tan sólo una fábula que poco a poco se fue construyendo como el mito fundacional del Imperio Otomano. Sin embargo, quizá esta pequeña historia retrata la seguridad con que los sultanes otomanos fueron conquistando tierras y ciudades, haciendo crecer las fronteras del Imperio hasta Viena -en Europa- y hasta Bagdad -en Asia. Dominio y predestinación: esa seguridad respaldó por seiscientos años a un Estado que no se cansó de crecer, que con ambición miró hacia Oriente y hacia Occidente, y guió su espada hasta dominar gran parte del mundo conocido. 1 De esta leyenda existen varias versiones: ésta ha sido recreada tomando en cuenta la que se narra en Cemal Kafadar. Between Two Worlds. The Construction of the Ottoman State. Berkeley, University of California Press, 1996. 221p. Neevia docConverter 5.1 12 La investigación Cada sociedad humana, compleja y creativa […] está amenazada de muerte, o en constante peligro de aniquilarse [a sí misma] María Rosa Palazón Mayoral El dominio suele representar el control de algo, lo mismo que el derecho de propiedad que se ejerce a partir de una autoridad. Esta autoridad debe estar respaldada, debe tener un sustento: la fuerza, la represión o la promesa de un bien común pueden constituir la base de las autoridades; la necesidad de un gobierno para garantizar la estabilidad social. La dominación legítima se establece como una relación de obediencia entre el súbdito y el gobernante, una relación donde, según Max Weber, se precisa de “un mínimo de voluntad de obedecer, es decir, un interés […]”2 Y ese interés puede ser, incluso, la vida misma, pues el grupo para su supervivencia requiere de una autoridad, de una organización del poder.3 Ibn Jaldún reconocía en el siglo XIV que es necesario que los hombres se reúnan en sociedad para sobrevivir, y que esta sociedad necesita de un jefe que les organice, pues de lo contrario los instintos nos llevarían a la aniquilación de la especie misma4; esta jefatura precisa de un elemento que lo justifique, que explique por qué está ahí. El elemento justificante no es necesariamente del agrado de aquellos que obedecen, y he ahí la diferencia entre un ejercicio del poder legítimo y uno impuesto unilateralmente. 2 Max Weber.. Sociología del Poder. Los tipos de dominación. Trad. Joaquín Abellán. Madrid, Alianza, 2007. p. 59. 3 Max Horkheimmer. Autoridad y familia. Trad. Román G. Cuartango. Barcelona, Paidós, 2001. p. 160 4 Ibn Jaldún. Introducción a la Historia Universal (Al- Muqadimmah). Trad. Juan Feres. México, FCE, 1997. pp. 374-375. Su obra fue escrita entre 1374-1378. Neevia docConverter 5.1 13 La autoridad, es decir, aquel individuo o institución que ejerce el dominio, tiene por fuerza que poseer el poder efectivo, capaz de perpetuarlo en su situación privilegiada, en su carácter de autoridad, y prevenir posibles rebeliones. Lógica por demás significativa para el Islam suní5, que siguiendo al muryiismo, consideró que lo más importante era reconocer como autoridad a quien posee el poder efectivo, capaz de imponer el orden y prevenir el caos.6 Albert Hourani dice al respecto que: Hubo siempre ‘ulama7 que estuvieron ansiosos de servir a sus gobernantes como jueces u oficiales y para justificar sus actos. Si su poder fallaba, en cambio, la ciudad no hacía nada para salvarlos, y transfería su lealtad a un nuevo gobernante que tuviera el poder efectivo.8 Ahora bien: como había dicho, una autoridad está legitimada si aquellos a quienes manda aceptan de buen grado su soberanía, en una relación por la cual, a cambio de algún beneficio, se someten a la autoridad.9 En este sentido, una autoridad ilegítima sería aquella que se hubiese impuesto sobre sus súbditos no por un consenso10, sino por 5 La sunna y la shía son corrientes de pensamiento que derivaron del conflicto de autoridad surgido tras la muerte del profeta Muhammad. Los primeros cuatro sucesores o califas rectos fueron más o menos aceptados por la comunidad. Sin embargo, la sucesión del poder político-religioso del naciente impero del Islam se fragmentó después de Ali, el cuarto califa. Surgieron corrientes como el jariyiismo, el shiisimo muryiismo -que sentaría las bases para el sunismo- , etc., que proponían diferentes formas de elegir al sucesor del profeta Muhammad. Todas ellas respondían a inquietudes prácticas: ¿Quién es el más adecuado para gobernarnos? ¿Cómo definir quién guía al Islam? ¿Es la sucesión un asunto dinástico o una elección con base en los principios religiosos?, etc. Con la institución del Califato Omeya tras la muerte de Ali, la sunnah se convirtió en la ortodoxia. Hubo, empero, grandes territorios que nunca se adhirieron a ésta, como Irán y en algún tiempo Egipto. Los otomanos siguieron la postura sunnah. 6 Manuel Ruiz Figueroa. La religión islámica. Una introducción. México, El Colegio de México, 2002. p. 88. 7 ‘ulama: Plural de ‘alim. En árabe, aquellos sabios de la religión, teólogos o juristas del Islam. 8 Albert Hourani A History of the Arab People. New York, Warner Books, 1992. p. 209. 9 Rodney Barker. Political legitimacy and the State. Nueva York, Oxford University, 1990. p. 2. 10 Vid. Bernard Lewis. El lenguaje político del Islam. Madrid, Taurus, 1990. pp. 101-102.; Ibn Jaldún. Op. cit. p. 407. Es importante reconocer, como me ha señalado Manuel Ruiz Figueroa, que esta interpretación contractualista de la bay’a ha sido discutida por la historiografía contemporánea, empero si bien en muchas ocasiones dicho contrato no tenía un impacto directo en las relaciones gobernante-gobernado, me parece que su carácter nominal sigue teniendo importancia en cuanto a la construcción del discurso legitimador de los gobernantes musulmanes. Neevia docConverter 5.1 14 la fuerza: en el Islam este consenso era explícito, se llama bay’a, del verbo ba’a, vender; y era utilizado como parte de la ceremonia de ascensión de un gobernante, este era un contrato entre gobernante y gobernado. De otra forma, el gobierno no respaldado por sus súbditosse convierte en una especie de tiranía, en la cual la autoridad se ha designado a sí misma como tal con el uso de la fuerza y un aparato represor. Esto, que pareciera sencillo, se complica en cada caso particular, pues no es siempre una sola persona la que posee el poder efectivo y la capacidad de reprimir la oposición, ni tampoco es una sino son varias las formas de legitimar un gobierno. Quizá, en algún caso hipotético, un gobernante no deba preocuparse tanto por el pueblo en general como por un consejo de notables o por las fuerzas militares. Y su legitimación estará enfocada a aquéllos que puedan impedirle el mando: donde el soberano era, por ejemplo, designado por la divinidad, la legitimidad nominal estaba dirigida a los grupos de poder, como altos mandos del ejército o de la institución religiosa; las clases inferiores eran simplemente sometidas.11 Surge entonces la pregunta, ¿gobierno legítimo según quién? Los caminos que toma una autoridad para mantenerse en el poder no son siempre los mismos ni tienen las mismas apariencias. Estos no serán necesariamente beneficios materiales, sino incluso espirituales, codificados en largos rituales de legitimación que simbólicamente hacen de la autoridad, si bien no la única posible, sí la más adecuada.12 La legitimación del poder, de la autoridad y del gobierno, las formas de represión y mando, constituyen una importante problemática en la historia. Este conflicto ayuda a explicar no sólo la rebelión sino el sometimiento, pero más aún, la cultura misma y la civilización. Pues es a través de autoridades que el hombre se va constituyendo como un 11 Bertrand Russell. Autoridad e Individuo. Trad. Márgara Villegas. México, FCE, 2005. p. 27. (Breviarios, 15) 12 Hakan Karateke. “Legitimazing the Ottoman Sultanate: A framework for Historical Analysis.” en Hakan Karateke y Maurus Reinkowski (Ed.) Legitimazing the Order. The Ottoman Rethoric of State Power. Leiden, Brill, 2005. p. 35. Neevia docConverter 5.1 15 ser social, a partir de restricciones personales13 y de agrupaciones sociales que le permiten sobrevivir en la eterna lucha del dominio de la naturaleza. Las técnicas de dominio, de represión y sublimación, no sólo sirven para dominar los elementos externos que amenazan a la sociedad, también controlan aquéllos peligros internos que pudieran disolver la cohesión social: el hombre mismo.14 El Imperio Otomano dominó gran parte del mundo conocido y su fuerza naval controló por largos años el Mediterráneo. Durante seis siglos, la dinastía otomana fue la indiscutible autoridad del Imperio. Un sultán era tan legítimo como cualquier otro, siempre y cuando fuese de la misma ascendencia. Nunca, en todos esos años, una familia ajena a la dinastía intentó usurpar el poder. Si bien apoyaban la sucesión de uno u otro heredero, y si bien las intrigas palaciegas esperaban entronizar a quien más les favorecía, nunca se pretendió que alguien que no fuese otomano ocupara el trono del Imperio. Esta legitimidad incuestionable de los otomanos representa, sin duda, la posibilidad de un análisis profundo que explique las formas de autoridad y dominio. Pues estos justificaron la existencia de una sola casa reinante por largos años en tan extensos territorios. Más allá que explicar cómo se mantuvo la paz en tal o cual provincia, o cuáles fueron los mecanismos utilizados para someter lo mismo a Hungría que a Egipto, esto revela cómo los otomanos desarrollaron un Imperio que, más que territorial, fue familiar. Es decir, no fue un Imperio de Turquía, o un Imperio de Egipto, tampoco fue 13 Vid. María Rosa Palazón Mayoral. ¿Fraternidad o dominio? Aproximación filosófica a los nacionalismos. México, UNAM, 2006. p. 36. 14 Me refiero al hombre que es vencido por su propia naturaleza, que no logra reprimir las pulsiones y amenaza la vida comunitaria y la reproducción social. Es aquél que pone en peligro el orden y la cohesión de su grupo: la victoria sobre la naturaleza y la supervivencia. Cfr. Horst Kurtnitzky. Edipo. Un héroe del mundo occidental. Trad. Celia Bulit. México, S. XXI, 1992. pp. 103-124 Neevia docConverter 5.1 16 un Imperio de los turcos, sino que fue un Imperio de la familia otomana y de todo lo que ella era capaz de dominar. A lo largo de la siguiente investigación intentaré explicar cómo parte de este gran aparato de legitimación y dominio que construyó la dinastía otomana estaba constituido por el harem. Y que éste no era tan sólo una parte más, sino su centro; era el punto desde el cual el poder del sultán emanaba hacia todo el Imperio. Para ello desmitificaré las imágenes erróneas, románticas y feministas15 más recurrentes en la pintura y la historiografía occidental, y presentaré una imagen más cercana a la institución familiar, social y religiosa que representa el harem en el Imperio Otomano. Realizaré una revisión crítica del papel que se le ha dado al harem imperial otomano en algunas de las obras más importantes de la historiografía contemporánea. Y plantearé una nueva posibilidad de análisis de esta institución tomando en cuenta el valor simbólico de lo sagrado en la reproducción de la sangre del sultán en un nuevo ser, así como en la perpetuación y protección del poder dinástico en este acto reproductivo. Considerando que los documentos que pudo generar el harem imperial otomano estarán casi forzosamente en Estambul, y que de ser accesibles estarían escritos en otomano –una lengua cortesana mezcla del persa, árabe y turco-, y en una caligrafía estilizada y de difícil lectura –diwany; debo reconocer la imposibilidad de acercarme a dichos documentos. Por ello, el análisis que realizaré a lo largo de este trabajo será básicamente historiográfico. Revisaré los trabajos más reconocidos académicamente sobre el Imperio Otomano y el harem, producidos principalmente en inglés. También revisaré algunos 15 Al referirme a imágenes románticas, me refiero a aquéllas representaciones europeas de un Oriente místico y maravilloso, lleno de secretos y fórmulas mágicas. Por otro lado con el término feminista apunto a aquellos trabajos recientes que intentan resaltar el valor de la mujer y reivindicarla, generalmente historias que destacan el papel de las mujeres en la vida política con una visión muy occidental y contemporánea de representar a la mujer. Neevia docConverter 5.1 17 libros editados en inglés y español en Turquía. Realizaré una breve revisión historiográfica de estos libros, ponderando siempre cómo representan el harem y cómo explican la legitimidad imperial de los otomanos. En este análisis consideraré las fuentes y las influencias europeas, así como sus escuelas y corrientes historiográficas. Con ello intentaré poner en perspectiva el papel que la historiografía contemporánea ha dado al harem y cómo lo ha vinculado con el poder de la dinastía; cuáles han sido sus preguntas e inquietudes, lo mismo que cuáles son las explicaciones que comparten y en qué difieren. Para la representación europea del harem utilizaré las imágenes más recurrentes en lo que llamamos Occidente sobre Oriente y sobre el harem para identificar el concepto que se ha tenido de éste. Para vincular esto con el Imperio Otomano y la reproducción del poder, pondré en perspectiva la importancia de esta institución –el harem- en la construcción de la legitimidad imperial. Analizaré también el espacio designado al harem en la arquitectura del palacio, la importancia de la prohibición, las ceremonias y las personas que tenían acceso a él. Por último, haré una valoración de las obras historiográficas revisadas con especial atención en los elementos ya mencionados: poder y reproducción, para intentar relacionarlos, sin necesidad de ponerlospor separado y de obviar la forma en la que operaban de forma conjunta. El trabajo está dividido en tres partes. La primera de ellas es la presente introducción. En la segunda parte me dedicaré al harem: será el centro de éste trabajo y estará dividida, a su vez, en tres capítulos. En el primero me enfocaré en una revisión crítica de la historiografía contemporánea y la forma como se ha tratado el problema. En el segundo, explicaré cómo el harem ha sido representado, y cómo se ha subestimado su importancia en la perpetuación de la autoridad dinástica. Por último, Neevia docConverter 5.1 18 abordaré mi propuesta, explicando cómo a través de una muerte simbólica de la concubina era justificada la pureza de sangre de los futuros herederos al trono, todos ellos con igualdad de derechos de sucesión. Considero que el problema de la sucesión en el Imperio Otomano no ha sido percibido adecuadamente, pues siempre ha sido referido de forma superficial, atendiendo solamente a conflictos concretos sin explicar el valor simbólico de este proceso de legitimación del poder. La más importante limitación de este proyecto es la imposibilidad de acceder a fuentes primarias. Por ello, mi hipótesis es una nueva propuesta de interpretación, cuyo sustento es este trabajo, así como posibles temas a investigar en el futuro. 1. Retrato de Osman Ghazi Neevia docConverter 5.1 19 La Morada de la Felicidad Neevia docConverter 5.1 20 El harem: estudios e interpretaciones Interpretaciones académicas El realismo orientalista estaba selectivamente codificado para mantener una noción del Oriente exótico. Mary Roberts En un pequeño manual de introducción a las fuentes de la historia otomana, Suraiya Faroqhi advierte al lector sobre los peligros más comunes al emprender un estudio que trate del Imperio Otomano, pues afirma que Aparte de las dudosas afirmaciones que resultan del nacionalismo, el orientalismo constituye la mayor trampa en la cual, dados los supuestos culturales existentes, muchos historiadores otomanistas1 suelen caer.2 1 He traducido aquí literalmente la frase “many Ottomanist historians”, hispanizando la palabra inglesa para diferenciar a los historiadores otomanos de los historiadores que se dedican a estudiar el Imperio Otomano, parecida a la diferenciación entre orientales –oriundos de Oriente- y orientalistas –que estudian el Oriente-. Pues es el justo matiz que la palabra inglesa Ottomanist expresa y que es difícil emular en español. Neevia docConverter 5.1 21 De esta forma, pone sobre la mesa dos problemáticas comunes en las interpretaciones históricas: los proyectos nacionalistas, como filtros de dicha interpretación en pos de los intereses nacionales –políticos, económicos, educativos, etc.- y la lectura orientalista de la realidad, es decir, […] la persistente tendencia de definir el mundo islámico como el eterno “otro” y una voluntad contraria a conceder que las sociedades de Medio Oriente tienen una historia y dinámica propias. En algunos casos, esta dinámica puede ser concedida, pero entonces se asume que la historia de Medio Oriente es algo sui generis e incompatible con la comparación histórica […]3 Sumado a esto, el harem presenta además algunos problemas específicos. Entre ellos me gustaría destacar la notoria carencia de documentos primarios, sobre todo hasta principios del siglo XX, pues si bien existen trabajos previos que tratan del harem, no es sino hasta 1912 que el Palacio de Topkapı fue abierto al público. Sin contar las dificultades que esto supone para los estudios académicos, marcos interpretativos ciñen la representación del harem, según he podido identificar, a tres grandes tendencias. Por un lado es revisado como parte del Palacio de Topkapı, es decir, como un elemento arquitectónico inserto en un complejo palacial, dejando fuera la importancia social y política que tuvo. Un segundo enfoque y quizá el más prolijo, es el novelesco, es decir, la ficción del harem como un lugar de fantasías inspiradas en la mirada romántica del arte orientalista. Y por último y más recientemente, ha servido como un espacio de reivindicación de género, es decir, utilizado para explicar los 2Suraiya Faroqhi. Approaching Ottoman History. An Introduction to the Sources. Nueva York, Cambridge University Press, 1999. p. 15. 3 Ibidem. He citado la idea completa de Faroqhi sobre el Orientalismo porque me parece que resume adecuadamente los conflictos señalados en la crítica realizada por Edward Said. Neevia docConverter 5.1 22 secretos poderes de las mujeres detrás del trono o bien denunciar la violación a los derechos humanos que la reclusión implica. Sobra decir que esto es completamente anacrónico y que responde más a posturas ideológicas y políticas que a un verdadero intento por comprender el funcionamiento del harem. Sería injusto, sin embargo, no mencionar que algunas obras, sobre todo a partir del siglo XX, han hecho honrosos avances para esclarecer el misterio del harem otomano, abordando las implicaciones políticas y sociales del problema. Por ello, este apartado pretende situar el presente trabajo en el espacio académico, explicando cuáles han sido las fallas más comunes y en virtud de qué crítica surge la hipótesis planteada en este ensayo. El secreto guardado No conozco a nadie que realmente reclame [el honor de] haberlo visto [el interior del Palacio]. Chevalier de Bauffremont La rigurosa separación entre el mundo exterior y el interior del Palacio de Topkapı provocaron que hasta el s. XIX las noticias sobre el harem fueran mera fantasía y especulación. Desde los siglos XV, XVI y XVII, viajeros y estudiosos mencionaron la magnificencia del Palacio vista desde el Bósforo o desde algún punto privilegiado, como la Torre de Gálata. Algunos embajadores lograron ingresar en visitas oficiales a algunas pequeñísimas secciones de la tercera y cuarta corte, pero nunca lo suficiente Neevia docConverter 5.1 23 como para hacerse una idea, aunque fuera vaga, del funcionamiento interno del misterioso palacio. Las pintorescas imágenes del folclor europeo obtenidas por las imaginaciones aventuradas de algunos artistas y viajeros, permitieron junto al celoso retiro de los habitantes del Palacio, la formación de muchos y diversos mitos en rededor del Serrallo del Sultán. Sin embargo, algunos prisioneros que lograron escapar o liberarse de su cautiverio, contaron en sus historias la vida cotidiana de los otomanos, como Gio Maria Angiollello, prisionero de Mehmet II; otros tres europeos al servicio del Palacio, redactaron posteriormente algunas versiones sobre la mecánica interna del Topkapı: Luigi Bassano da Zara, el genovés Menavino y el constructor de órganos Thomas Dalam.4 Empero, estas historias deben tratarse con cuidado, pues fueron escritas por prisioneros libertos que cuentan sus memorias desde una supuesta5 posición que les dio el privilegio de haber visto el santo sanctórum de la Sublime Puerta y que al mismo tiempo hizo de sus recuerdos una valuable mercancía para los curiosos por la vida y las costumbres de los turcos (Título de la obra de Menavino: Tratado de las costumbres y la vida de los turcos 6). Por lo que no debe olvidarse que la narración de sus vivencias pasadas les dio la oportunidad de hacerse acreedores de aquello que ningún otro había logrado. 4 Sobre estos primeros acercamientos al Palacio de Topkapı, Norman Mosley Penzer hace una breve reseña de los testimonios y autores más fiables previos al siglo XX. Vid. Penzer. “ChapterII. Previous accounts of the Seraglio” en Op. Cit. pp. 27-52. 5 Considero poco probable que estos prisioneros tuvieran acceso a las secciones más íntimas y cerradas del Palacio. Por ello, sus relatos son, quizá, principalmente producto de su propia imaginación y de rumores. Es importante destacar que, además, no existía la preocupación moderna por la verdad objetiva, y que la forma de relacionarse con el pasado narrado era distinta; en esa época la frontera entre realidad y ficción no está establecida, y los escritores carecían de un criterio de verdad científica o exigencia de apego a la realidad. 6 Gio Antonio Menavino. Tratatto de costumi et vita de Turchi. Florencia, 1548. (Citado por Barnette Miller en Op. Cit. ) Neevia docConverter 5.1 24 Con el avance de los siglos XVIII y XIX, el estudio de los turcos se hizo más sistemático, y los relatos, observaciones y trabajos versados en el comercio, instituciones y vida en general de los otomanos, fue cada vez mayor. Estudios sociales sobre la trata de esclavas, los eunucos y otros temas relacionados al Imperio Otomano, fueron incluidos en espacios y revistas especializadas, como el Royal Anthropological Institute of Great Britain and Ireland. Pero no fue sino hasta el s. XX que en verdad se insertó el tema del harem en las publicaciones de estudiosos que intentaban ser serios. Quizá el primer y más reconocido estudio que rompe con la tradición de tratar el problema desde fuera, es el de la profesora Bernette Miller (1931): Beyond the Sublime Porte 7; quien reclama haber sido la primera en basar su estudio no sólo en planos y documentos originales sino en haber estado dentro del Palacio y del Harem. Presenta además una particularidad: las láminas y mapas incluidos en el estudio no son solamente copias de trabajos previos, sino que la autora se dio a la tarea de trazar por ella misma un plano del Palacio y complementarlo con las facilidades otorgadas por el gobierno turco. Sin embargo, su rasgo distintivo radica más en que el argumento central no solamente es arquitectónico sino político. De esta suerte, la investigación responde a la estructura general de la corte otomana como un espacio de dominio político y formación de funcionarios leales al Imperio. La obra misma surge de un proyecto mucho más amplio, que al identificar la escasez de estudios centrados en el harem imperial como institución política, pretendió allanar estos vacíos en la producción académica. Miller, después del volumen dedicado al harem, emprendió una segunda investigación para explicar el funcionamiento de la academia del Palacio, donde los altos funcionarios de la corte 7 La edición consultada ha sido la reimpresión realizada por AMS PRESS, INC. de 1970, según la edición original de 1931. Neevia docConverter 5.1 25 (diwan) y del ejército regular (yeni çeri) eran educados según las necesidades del Imperio.8 Empero, pese al gran avance que un estudio serio como éste significó dentro de los estudios otomanos, el trabajo de Miller todavía requería ser mejorado, pues, si bien atiende a las relaciones políticas internas del harem, no termina por articular una explicación cabal de la mecánica interna de la institución real. Un segundo estudio digno de mención es el de Norman Mosley Penzer: The Harem: An account of the Institution as it existed in the Palace of the Turkish Sultans with a History of the Grand Seraglio 9 from its foundations to the present times, publicado en 1936.10 Esta rigurosa investigación de N. M. Penzer retrata con maestría y minuciosidad no sólo el Harem sino el Palacio de Topkapı desde su construcción. Por desgracia, incluso cuando hace un detallado recuento de las múltiples relaciones de poder al interior de la corte otomana, el texto no termina por dejar de ser un excelente inventario arquitectónico, articulado por la cronología detallada de cada parte del Palacio, ya del plano original ya de las modificaciones posteriores. Es interesante ver cómo ambos trabajos reclaman veracidad sobre la entrada a un lugar secreto, de haber sido capaces –los autores- de ingresar al Palacio y al harem, de haber penetrado donde nadie y por ende, capaces de poseer un conocimiento más profundo de aquel oscuro y laberíntico lugar por tanto tiempo imaginado. Así, cuatro años después de que Miller se enorgulleciera de haber sido la primera persona en contar 8 Vid. Barnette Miller. The Palace School of Muhammad the Conqueror. Cambridge, Harvard University Press, 1941. 221 p. 9 Sobre el término seraglio, vid Penzer. Op. Cit. pp. 17-19. 10 La edición utilizada en el presente trabajo ha sido una reedición publicada por Dover Publications en 2005 según la edición original de 1936 publicada por J. B. Lippincott. La edición de 2005 no presenta variaciones de aquélla de 1936, salvo por el título. Neevia docConverter 5.1 26 con tal privilegio, Penzer se anuncia como aquélla que sin duda ha conocido con mayor profundidad y exactitud el Palacio al confesar lo siguiente: Y aquí quizá podría decir, sin intento alguno de alardear, que hasta este momento en el que escribo, no sé de ninguna persona que haya visto más del Seraglio de lo que yo mismo he visto.11 Por lo que debe tomarse en cuenta que ambos trabajos, bastante cercanos, presentan como un argumento no de verosimilitud sino de validez el haber estado –los autores- físicamente en el interior del Palacio. Pues justamente, con ello resaltan que su virtud radica más que en la explicación del problema, en haber descubierto ese secreto guardado en el Palacio de los sultanes otomanos. Ficción y Revaloración Cuando el hecho extraño no se puede explicar según las leyes del mundo conocido por nosotros, del mundo real, sino que obedece a otras leyes, a reglas que son las de otro sistema diferente al nuestro, nos encontramos dentro del mundo de lo maravilloso. Flora Botton Burlá Pareciera que el harem, en ocasiones, pertenece a un universo diferente, donde las reglas de la moral y el pudor se entretejen inexplicablemente con las fantasías más 11 Cfs. Penzer. Op. cit. p. 25-26. Neevia docConverter 5.1 27 insólitas y atrevidas, desdibujando con el vapor del hammam la delgada línea entre el arte y la pornografía. Así, junto a estos trabajos, el harem todavía hoy es un tema de ficción y revaloración. La impronta romántica en el imaginario popular permiten al novelista recrear un mundo basado en la interpretación europea de un secreto de estado: la reproducción de la dinastía. La fantasía no sólo se posa sobre la narrativa de ficción, sino que en algunos estudios poco rigurosos se reproduce la imagen orientalista del harem. Un ejemplo de dicha tendencia se encuentra en el libro que Alev Lytle Croutier, cineasta educada en Estados Unidos y al mismo tiempo novelista, publicó en 1989 sobre el harem intitulado The Harem: The World Behind the Veil. 12 En esta obra, la autora entretejió datos históricos ya probados de la institución otomana -aunque sin aparato crítico alguno ni referencias- , con las fantasías pintorescas del arte europeo decimonónico y algunos recuerdos familiares. Pues Croutier es nieta de un bajá turco, heredera de la tradición oral de su familia, especialmente de los relatos de su abuela acerca de la misteriosa vida del harem, los eunucos y las prohibiciones del hogar. Con esto agrega un cierto encanto literario a su investigación, pero sacrifica la seriedad de su trabajo, y estimula la reproducción de un estereotipo occidental bien aprendido sobre el harem. Con problemas similares se encuentra el trabajo de John Freely: En el Serrallo13; y el de Fatema Mernissi: El harén en Occidente14. Este último es un ensayo en el cual la autora ponderala visión romántica del harem y más que realizar un análisis, incluye vivencias personales, donde la mujer es juzgada desde el mundo occidental del s. XX. es decir, a partir de valores ajenos al Islam, con lo que se pretende reivindicar el papel 12 Harem: The World Behind the Veil. Nueva York, Abbe Ville, 1989. 224 pp. Ilus. Maps. 13 En el Serrallo. La vida privada de los sultanes en Estambul. Barcelona, Paidós, 2000. 381 pp. Ilus. Maps. 14 El Harén en Occidente. Barcelona, Espasa, 2005. 251 pp. Ilus Neevia docConverter 5.1 28 de la mujer subyugada y apelar al horror que causan las violaciones a los derechos humanos por las sociedades menos “civilizadas”. Un tercer, y quizá el más importante error de esta producción de ensayos, de la cual he citado tan sólo tres ejemplos, es no distinguir el harem imperial de aquel doméstico. El harem otomano fue una institución no sólo familiar –o con mayor precisión, dinástica- sino estatal, y por ello con regulaciones, funcionamiento y simbolismos diferentes a aquéllos del harem doméstico. Pretender que corrían paralelos y que en uno se puede observar el otro, supone un mal entendimiento de sus particularidades y de sus funciones, pues obviar las diferencias sería obligar a un símil, algo que no permite la comparación. Esto nos lleva aun tercer ámbito: el harem en la historia del arte. Arte y literatura En los últimos años, y sobre todo tras la publicación de Orientalismo de Edward Saíd, una cantidad de los libros publicados se ha centrado en el estudio del arte orientalista, es decir, de aquellas representaciones europeas, principalmente decimonónicas, que ofrecen una imagen sensual y romántica de un Oriente imaginado por los viajeros europeos. Estos trabajos más que centrarse en el harem como institución, se enfocan en la producción artística europea, y analizan con cuidado las obras producidas por los más reconocidos orientalistas, v.g. Jean-Léon Gérôme, John Frederick Lewis, Henriette Brown. Estos trabajos, por ello mismo, suelen caer en una trampa parecida a aquélla de los textos de ficción y reivindicación de género: establecer un símil entre el harem otomano y el harem doméstico. Error que ya presentaban los autores orientalistas, como Neevia docConverter 5.1 29 Elisabeth Jerichau-Bauman, pintora inglesa que tras haber tenido acceso al hogar de algunos bajás turcos y los jedives de Egipto, estableció un vínculo entre el harem imperial y aquéllos que había visitado. Y esta es justo la principal confusión que presenta el novedoso trabajo de Mary Roberts, profesora de Arte Británico en la Universidad de Sidney: Intimate Outsiders. The harem in Ottoman and Orientalist Art and Travel Literature. 15 La tesis principal del texto consiste en proponer una dialéctica entre el arte orientalista y el arte otomano que resultó en una reconstrucción interna del harem mismo como institución familiar y política. Así, aun cuando la intención de la autora es demostrar el papel activo de la mujer otomana en la producción artística como herramienta política, no se podría afirmar que su trabajo es un intento de reivindicar el rol social de la mujer en la sociedad islámica, sino un estudio crítico que logra revalorar las relaciones entre las mujeres otomanas –entiéndase aquí, aquéllas que pertenecían a familias dentro de la élite del gobierno- y los artistas europeos que visitaban el interior de sus hogares, como vías alternas de acción política. De tal suerte, demuestra cómo la proyección política no siempre se desarrolla en la esfera pública, sino que puede maquinarse y llevarse a cabo desde lo privado. Su trabajo, sin embargo, está centrado en el s. XIX y el harem del que trata es uno modernizado, una institución ya muchas veces modificada y por tanto con un funcionamiento interno completamente diferente a aquél presentado en este ensayo. Es importante mencionar de nuevo que pese a la innovadora tesis de su trabajo, Mary Roberts no termina por establecer o reconocer una diferencia entre el harem imperial del sultán otomano, el de los jedives egipcios –dinastía vasalla del sultán- y el de las élites militares y políticas del Imperio. 15 Intimate Outsiders. The harem in Ottoman and Orientalist Art and Travel Literature. Durham, Duke University Press, 2007. pp. 1-16. Neevia docConverter 5.1 30 Sobre otros trabajos menos propositivos enfocados a la representación artística principalmente decimonónica, podrían citarse Images of the Ottoman Empire de Charles Newton, un detallado inventario de las principales pinturas y grabados que recrean el exótico paisaje atribuido al Imperio Otomano16; y The Orient in Western Art de Gerard-George Lamaire, quien no sólo se enfoca en el Imperio Otomano, sino que hace un compendio de las visiones europeas del Oriente desde el Renacimiento europeo hasta el arte contemporáneo del siglo XX .17 Por último sería importante hacer una breve mención en este mismo apartado de las obras que tratan del harem otomano como un espacio arquitectónico: entre ellas, las más comunes son sin duda las que abordan ya la arquitectura islámica en general ya la arquitectura otomana específicamente. Estos estudios dedican generalmente un breve capítulo al harem del Palacio de Topkapı, destacando las características formales de su arquitectura y vinculándolas con los datos históricos y algunas especificaciones sobre la corte otomana. En este sentido podrían revisarse los libros de Markus Hattstein: Islam. Arte y Arquitectura 18; y Stéphane Yeraşımos: Constantinople. Istambul´s Historical Heritage.19 Quizá el libro que más resalte en este tratamiento, sea el análisis de la arquitectura del Palacio de Topkapı de Gürlu Necipoğlu, Architecture, Ceremonial and Power. The Topkapı Palace in the Fifteenth and Sixteenth Centuries. Un extenso, minucioso y muy recomendable trabajo que conjuga la arquitectura como aparato de legitimidad con el ceremonial de la corte otomana, presentando así la conciencia de los sultanes otomanos 16 Charles Newton. Images of the Ottoman Empire. Londres, Victoria and Albert Museum, 2007. 128 pp. 17Gerard-George Lamaire. The Orient in Western Art. Paris, Könemann, 2005. 360 pp. 18 Vid. Markus Hattstein y Almut von Gladiß. “Imperio Otomano” en Markus Hattstein (Ed.). Islam. Arte y Arquitectura. Barcelona, Könemman, 2004. pp. 535-576. Maps. Ilus. 19 Stéphane Yeraşımos. Constantinople. Istambul´s Historical Heritage. Paris, Könemann, 2002. 400 pp. Neevia docConverter 5.1 31 en el momento de idear la morada imperial como un espacio de la representación del poder otomano.20 Un segundo en seis siglos En la justificación de su trabajo, Barnette Miller, ya reconocía en 1936 la carencia de estudios serios y profundos del harem imperial, apuntando con exactitud que “las exposiciones acerca del Palacio por historiadores recientes en inglés y otras lenguas europeas han estado limitadas a no más de unas cuantas páginas.”21 Casi setenta años después, esta afirmación sigue siendo pertinente: si bien es cierto que ya ha habido un aumento considerable de trabajos especializados, también es cierto que el harem sigue destinado en la mayoría de las ocasiones a un breve capítulo inserto en obras generales del Imperio Otomano. Más aún, si consideramos otras lenguas diferentes al inglés, francés e italiano, la producción historiográfica del harem es prácticamente nula, y completamente inexistente en estudios para especialistas. De los compendios más reconocidos del Imperio Otomano, realizados por reconocidos otomanistas, Halil İnalcık, Carolin Finkel y Colin İmber22, sólo este último se encuentra traducido al español, El Imperio Otomano. 1300-165023, en el cual el harem es tratadosolamente en dos apartados, uno dedicado a la dinastía, con 53 20 Gürlu Necipoğlu. Architecture, Ceremonial and Power. The Topkapı Palace in the Fifteenth and Sixteenth Centuries. Nueva York, The Architectural History Foundation Inc.-The Massachusetts Institute of Technology, 1991. 336 pp. 21 Miller, Beyond the… p. xi. 22 Halil İnalcık. The Ottoman Empire: The Classical Age. 1300-1600. Londres, Phonenix Press, 2001. 272 pp; Caroline Finkel. Osman’s Dream. The History of the Ottoman Empire. Nueva York, Basic Books, 2005. 660p.; Colin Imber. The Ottoman Empire. 1300-1650: The Structure of Power. Nueva York, Palgrave Macmillan, 2002. 405 pp. 23 Colin Imber. El Imperio Otomano. 1350-1650. Trad. Jordi Vidal. Barcelona, Ediciones B, 2002. 431 pp. (Existen otras ediciones) Neevia docConverter 5.1 32 páginas, y un segundo sobre la familia imperial de siete páginas.24 Junto al trabajo de Colin Imber, podrían mencionarse dos obras más que abarcan la totalidad del Imperio y que han sido traducidas al español: Los señores del Horizonte. Una historia del Imperio Otomano, de Jason Goodwin, donde no hay siquiera un apartado dedicado al harem. Este texto además carece de aparato crítico, y resulta más novelesco que historiográfico. El segundo trabajo que acompaña a la historia de Imber, es el de Lütfü Tokatlıoğlu. Introducción a la Historia del Imperio Otomano. Un manual para estudiantes de historia que pretende introducir –como indica el título- los problemas y generalidades de la historia del Imperio Otomano. Sin embargo, el enfoque de Tokatlıoğlu es en ocasiones demasiado patriótico, resaltando las virtudes de lo que él llama la raza turca, con afirmaciones nacionalistas que entorpecen las explicaciones de los conflictos. Además, el autor atribuye valores occidentales y modernos a las instituciones otomanas, como ya he demostrado en el primer capítulo de este trabajo. Es importante apuntar que así como en español existe una fuerte carencia de estudios otomanos, no es diferente en otras lenguas. En países que pertenecieron al Imperio Otomano, según he podido constatar, no es mayor la producción historiográfica referente al harem y al Imperio mismo. Así, en los países que surgieron tras la caída del Imperio Otomano en 1909 –Siria, Egipto, Palestina, Jordania y Líbano-, la historia del Imperio Otomano está destinada a obras generales, donde el harem no figura como una institución fundamental de la reproducción política de la dinastía. Dos textos pude revisar en lengua árabe y que resultan importantes de mención por su distribución son 24 Vid. Ibid. pp. 127-181; 207-214. Neevia docConverter 5.1 33 los de Muhammad ‘alī ‘āmī, El Estado Otomano. Historia y documentos25 y ‘Alī Muhammad al-Salābī. El Estado Otomano26. En ninguno de los dos se aborda el problema del harem.27 El Harem Imperial Pierce ha brindado su detallado conocimiento de las políticas del harem otomano para revisar una pregunta fundamental de la historiografía otomana. Carl Petry Este último apartado, y quizá el más breve, me gustaría dedicarlo a la reciente investigación de Leslie Pierce: The Imperial Harem. Women and Sovereignity in the Ottoman Empire publicado por la Universidad de Oxford en 1993. Este ensayo constituye el acercamiento más acertado al harem otomano como un espacio de dominio, poder y control político. En este trabajo, Leslie Pierce, investigadora de la Universidad de Princeton, desarrolla con maestría tres importantes aspectos del Harem Imperial en los siglos XIV, XV y XVI. Por un lado, desmitifica la imagen romántica del harem tanto como las representaciones de éste como un espacio de depravación y lujuria. Después, se centra en las políticas de reproducción imperiales y por último analiza la institucionalización del harem durante el periodo conocido como “el sultanato de las mujeres”.28 Este momento, que da inicio con Hürrem Sultan o 25 �� �� �� ��� � ر�� وو� ��. ����.م ٢٠٠١د�%�، دار ال#ح ب ، . ال ول� ال 26 ال,+*���� �� .��� ���. �١٤٢٩- م ٢٠٠٨د�%�، ال�/.-� ال�,#�� ،. ال ول� ال 27 Sobre otras obras al respecto, podrían revisarse las bibliografías de las dos obras citadas, entre las que destaca la traducción egipcia de Ahmad al-saīd Sulaīmān de la obra de Fuat Köprülü, publicada en 1967 en Egipto. 28 Este periodo es traducido de diferentes maneras, pero siempre conservando la misma carga simbólica. Tokatlıoğlu le llama “Reinado de las Mujeres” o “Reinado del harén”, vid. op. cit. p. 157; mientras que Neevia docConverter 5.1 34 Roxelana, es generalmente tratado como la semilla de decadencia que destruyó al Imperio Otomano, interpretación común ya desde el s. XVI. Leslie Pierce prueba, justamente, cómo este ejercicio de soberanía de las mujeres otomanas en el poder imperial y el gobierno, más que significar un momento de decadencia significó un periodo de fortalecimiento de las instituciones políticas, y un control de la reproducción como fuente de poder. Justo sobre esta tesis es sobre la cual mi hipótesis se desarrolla: el sacrificio simbólico era ya una institución imperial incluso antes del advenimiento de las reinas madres, y su injerencia en el poder político no significó, a mí parecer, un acción personal de monopolio del poder, sino una adaptación de los mecanismos de reproducción simbólica del poder para la supervivencia de la dinastía otomana. Es por ello que, para esta investigación, el trabajo de Leslie Pierce significa un gran avance, pues no sólo explicita las formas políticas de soberanía al interior del harem, sino que permite observar cómo la legitimidad simbólica de la dinastía otomana continua sin ser explicada a cabalidad. Leslie Pierce conserva el nombre particular de los gobernantes otomanos, “sultanate of woman”, vid. Op. Cit. p. vii. La frase fue acuñada en turco por Ahmed Refik ya en el s. XX, kadınlar sultanatı. Neevia docConverter 5.1 35 El harem desde fuera La formación de Oriente/Occidente La formación de los reinos bárbaros añadió la ruptura política a los fosos lingüístico, cultural, económico y religioso que desde hacía mucho tiempo se habían abierto entre un Oriente griego, poblado, urbano y cultivado, y un Occidente latino, rural, menos rico y mucho menos poblado. Jean Flori Hubo un momento extraordinario1 en la historia mundial en el cual, en menos de un siglo, un ejército surgió de la nada y asestó un fuerte golpe a los poderes establecidos del Mediterráneo y de Asia Central: las huestes de la nueva religión islámica pronto conquistaron el norte de África y amenazaron el poderío de los imperios bizantino y 1 Digo extraordinario en el sentido más literal, extra-ordinario, es decir, no ordinario. Neevia docConverter 5.1 36 sasánida, se apoderaron de ciudades y puestos comerciales y se hicieron, de pronto, visibles.2 Este momento crucial en que los musulmanes aparecen en la escena mundial, en que los europeos y los persas, los africanos y los mismos árabes de la Península se dieron cuenta de la existencia de un nuevo poder, significó un cambio en las representaciones del mundo, en las diferencias que determinaron lo ajeno y lo propio, lo malo y lo bueno, lo correcto y lo erróneo. Y no es que antes de esto no hubiese un Oriente, o tampoco es que no hubiese un grupo ajeno, sino que, precisamente cuando surge un nuevo imperio y se opone a aquéllos que existen, los que ya estaban enfrentan una crisis de sus propias formas de clasificar el mundo y deben hacer un espacio para dar nombre a eso nuevoque surge y que amenaza lo que hasta entonces conocían. A lo largo del siguiente apartado intentaré dar una visión de las diferentes percepciones que se han tenido al representar lo que se llamó “Oriente” y cómo, en ocasiones, estas representaciones han generado malentendidos en el proceso de comprensión entre diferentes sociedades. Para ello he dividido el apartado en dos: la primera parte es una breve reseña de estas representaciones en diferentes momentos de la historia europea. Y la segunda parte pretende poner de manifiesto algunos errores alarmantes y bastante comunes al referirse a Oriente. Con esto no quiero sino marcar lineamientos que ya han sido anotados por otros autores, pero que guardan un sentido dentro de este trabajo, el cual es precisamente poner en claro porqué considero que el harem ha sido tratado bajo estas ópticas, presentando en la mayoría de los casos, como ya mencioné, una imagen parcial del harem como institución. Estoy consciente que en esta breve reseña he dejado 2 El llamado advenimiento del Islam se dio en la segunda mitad del siglo VII y principios del siglo VIII. Neevia docConverter 5.1 37 fuera muchos elementos importantes, otros tantos ejemplos claros y discusiones académicas actuales. Empero, mi intención aquí no es presentar una imagen exhaustiva, sino sólo reconocer algunos problemas que han afectado el conocimiento y la comprensión del Oriente y por ende de sus elementos, entre ellos, el harem. Sociedades en contacto Han sido siglos de una relación variada y multifacética […] En resumen, se trata de una historia de relaciones que hasta hoy siguen siendo complicadas, pero que deben valorarse dentro de su propio contexto […] Manuel Ruiz Figueroa Al intentar trazar algunas de las imágenes más recurrentes del Oriente, me encontré con la seductora idea de hacerlo cronológicamente, intentando referirme a los primeros contactos del llamado Oriente con Occidente, e ir avanzando conforme a los siglos. Sin embargo, me pareció mucho más interesante y adecuado para este trabajo partir de una idea más actual y empezar a rastrear, al menos como método expositivo, estas imágenes. Esta idea la encontré en una tesis del polémico ensayo que Samuel Huntington, consejero en múltiples ocasiones del gobierno estadounidense en materia de política exterior3, publicó en la reconocida revista Foreign Affairs con el título ¿Choque de 3 Samuel Huntington también ha sido profesor de Ciencia Política en el Eaton Collage y director del Centro John M. Olin de Estudios Estratégicos de la Universidad de Harvard. Neevia docConverter 5.1 38 Línea de fractura entre Oriente y Occidente. Mapa que reproduce Huntington en su artículo y más tarde en su libro. Neevia docConverter 5.1 39 civilizaciones? 4 En este artículo Huntington pretendió –según afirma- dar una respuesta posible a los conflictos actuales de la comunidad internacional.5 En dicho artículo, Huntington asegura que el escenario mundial estará dominado, en un futuro muy próximo, por conflictos de civilizaciones; más que políticos, ideológicos y económicos, serán étnicos y culturales. Samuel Huntington hace la separación de la civilización occidental de aquella civilización oriental en el este de Europa. Marca una línea bien clara que divide a Oriente y a Occidente; esta frontera que Huntington apunta no se da entre Europa y Asia, sino al interior mismo de Europa; un continente dividido por dos civilizaciones, una de cristianos occidentales (católicos apostólicos y romanos) y protestantes, y otra de cristianos orientales y musulmanes. ¿Es errónea la llamada línea de fractura que observa Huntington? ¿Es acaso una invención suya o tiene un fundamento histórico? Quizá la primera división entre Occidente y Oriente6 se dio por las permanentes luchas entre los pueblos griegos y los persas. Europa era Occidente y Oriente era Asia. La península asiática que ofrece la costa oriental al Mar Egeo recibió el nombre de άνατολή -Anatolia, el cual conserva todavía-, que se deriva del verbo άνατέλλω, a saber, levantarse sobre el horizonte.7 Este nombre aparece en textos clásicos como Odisea de Homero y Fenicias de Eurípides.8 El adjetivo que se deriva de este nombre es oriental u orientales: aquéllos que viven hacia donde el sol se levanta sobre el horizonte, 4 Samuel Huntington. “The Clash of Civilizations?” en Foreign Affairs. Nueva York, verano de 1993. Para este trabajo he utilizado también la traducción de Carmen García Trevijano, publicada en Samuel Huntington. ¿Choque de civilizaciones? Madrid, Tecnos, 2006. 90 pp. 5 Tras la controversia causada por el artículo, Samuel Huntington publicó un libro con el mismo título, en el cual desarrolló los puntos tratados en el artículo y así –según comenta él mismo- evitar malos entendidos. Es al artículo al que me refiero con más frecuencia, por tener más evidentes las imágenes que quiero rescatar. Puede verse: Samuel Huntington. El choque de civilizaciones y la reconfiguración del orden mundial. Barcelona, Paidós, 2005. 485 pp. 6 Más allá de la opinión de que todo puede ser Oriente y Occidente si se cambia el centro. 7 Henry George Liddell y Robert Scout (Comp.) A Greek English Lexicon. Claredan Press, Oxford, 1996. p. 123. Sobre este respecto quisiera agradecer a Irving Pérez, por su ayuda y guía con al griego y el nombre de Anatolia. 8 Según el mismo diccionario, esto aparece en el canto 12 de La Odisea y en el verso 150 de Fenicias. Ibidem. Neevia docConverter 5.1 40 άνατοικός. 9 Y los pueblos que habitan al Este son los persas, un mundo bárbaro que está más allá del dominio griego y que además tiene conciencia de ello, pues Europa es de los griegos y Asia de los persas. Ya en el s. V a. C. Heródoto menciona que los persas reivindican como algo propio a Asia y los pueblos bárbaros que la habitan, y consideran que Europa y el mundo griego es algo aparte.10 Según él, entre los dos pueblos había ya una rivalidad desde tiempos antiguos debido a los diversos raptos de mujeres que se hicieron entre ellos en la antigüedad11, y aunque éste se separa un poco de tal explicación por no dar crédito ni a las historias griegas ni a las persas, manifiesta ya unas hostilidades entre los griegos de Europa y los pueblos bárbaros del Asia.12 Un segundo hito en esta separación se dio en relación al Imperio Romano y su capital, la ciudad de Roma. Y tal vez ésta se hizo del todo patente cuando Teodosio separó para sus hijos -Arcadio y Honorio- el Imperio en dos partes, la oriental y la occidental13, “las cuales marcharían, en la práctica, por caminos que iban a ser divergentes desde entonces.” 14 Teodosio hizo además del cristianismo la religión única del Imperio. Dos decisiones tomadas por el emperador romano en el siglo IV que jugaron un papel central en la configuración de las ideas de Oriente y Occidente. Esta importante ruptura se irá acrecentando con las diferencias religiosas surgidas en el momento en que se comenzaba a definir lo que era un cristiano, diferencias que 9 Aunque sin duda, el origen mismo de la palabra Anatolia es más complejo. 10 Heródoto. Historia. Libros I-II. Madrid, Gredos, 1984. p. 88. 11 Ibid. pp. 85-89 12 Dicha rivalidad ya era consignada en la Iliada de Homero, lo mismo que los raptos de mujeres, entre ellos el de Helena de Troya. 13 Sin duda en este momento ya existía una separación entre las provincias del Imperio Romano, aunque siempre con un intento de unificación. Empero, si bien no lo menciono, quizá sería importante tener en cuenta que para este siglo una parte de las provincias orientales, la Palestina, había sido considerada como una provincia ingobernable, sobretodo tras las revueltas judías alrededor del 70 d. C. 14 Emilio Cabrera. Historia de Bizancio. Barcelona, Ariel, 1988. p. 13. Neevia docConverter 5.1 41 aumentarán con la supervivencia del Imperio Romano en Oriente y su desarticulación de las provincias occidentales. Tomemos dos pistas o dos autores que nos den una pista. Primero, Le Goff se pregunta cuándo surge Europa y su respuesta apunta a las invasiones bárbaras al Imperio Romano15, pues si bien estas comenzaron en Oriente, los emperadores romanos de Constantinopla -también llamados bizantinos- lograron desviar estas oleadas de bárbaros hacia las provincias orientales. Segunda pista: Este hecho le parece crucial a Lucien Febvre, quien considera a Europa como la fusión de la cultura nórdica y la mediterránea.16 El sincretismo entre estas dos culturas modificó los valores romanos y cristianos y agregó otros: el honor, la habilidad guerrera, etc.17 Ahora bien: como Derrida apunta, “para saber quién es” europeo, “hay que saber qué es” ser europeo y “qué quiere decir” ser europeo. Pero en el otro sentido [...] para determinar, a la inversa, qué es ser [europeo], habría que saber quién lo es, y sobre todo [...] quién es el más [...] El ente por excelencia, para llegar a pensar el ser de lo que es en general.18 Si bien en esto Derrida reflexiona sobre el problema de qué es ser franco-maghrebí, me pareció que podían rescatarse sus palabras para anotar el complicado proceso de la construcción de una imagen ideal, de un modelo de aquello que debe ser, es decir, lo que defina –en este caso- a un europeo ideal, y lo que caracterizaría al otro, a ese que no soy yo y que por tanto difiere en gran medida de ese europeo típico. Huntington ve 15 Jacques Le Goff. The Birth of Europe. Oxford, Blackwell, 2007. 16 Lucien Febvre. Europa. Génesis de una civilización. Barcelona, Crítica, 1999. p. 31. Vid. Infra. 17 Jean Flori. Guerra santa, yihad, cruzada. Violencia y religión en el cristianismo y el islam. Granada, Universidad de Granada-Universidad de Valencia, 2004. pp. 51-53. 18 Jaques Derrida. El monolingüismo del otro. Buenos Aires, Manantial, 1997. p. 23. Neevia docConverter 5.1 42 en este proceso el más alto grupo de identificación, al que llama civilización19, el cual se da con “las interacciones entre pueblos y gentes de diferentes civilizaciones […] que intensifican con la conciencia de civilización de los individuos”, lo que yo llamaría más que conciencia, sentido de pertenencia a un grupo social determinado. Es interesante ver cómo para Lucien Febvre el europeo ideal es el francés, tras disertar sobre la formación de Europa por la interacción de las culturas nórdica y mediterránea, reflexiona que Francia está justo en esta intersección, por lo cual “ningún país puede decir tanto como Francia que la historia de esta Europa y sus vicisitudes es suya.” 20 Y si bien esto debería analizarse con más cuidado, no parece erróneo creer que esta fusión ayudó a crear una Europa y al mismo tiempo una cristiandad occidental. Sobre todo si pensamos que los héroes de la cristiandad saldrán, precisamente, de la exaltación de estos valores, como en la figura de Carlomagno y más tarde del caballero cristiano. Pero sigamos: Con el traslado del poder temporal del Imperio Romano a Constantinopla -llamada la Nueva Roma- y tras la deposición del último emperador romano de Occidente en 47621, la rivalidad entre los orientales y los occidentales, tanto política como religiosa, fue cada vez mayor. Durante los primeros años de la separación algunos exarcas romanos intentaron independizarse del control de Constantinopla, y salvo por las conquistas de Justiniano, en Occidente se comenzaron a formar monarquías independientes, mientras que en Oriente el Imperio Romano permaneció aglutinado en la nueva capital. Agravando las disputas entre los líderes religiosos, el Concilio de Calcedonia dotó al patriarca de Constantinopla en el año 451 d. C. de las diócesis de Tracia, de Asia y del Ponto, con lo cual fue igualado nominalmente en poder y autoridad al Papa de Roma. 19 Huntington. Op. Cit. p. 21. 20 Febvre. Loc. Cit. 21 Cabrera. Op. Cit. p. 30. Neevia docConverter 5.1 43 Más tarde, tras una clara tendencia a la separación entre Oriente y Occidente, el papa Félix II excomulgó a los patriarcas de Constantinopla y de Alejandría, generando la primera ruptura oficial entre las dos Iglesias.22 Durante estos años, los difíciles conflictos por definir un dogma cristiano, aunados al desmembramiento del Imperio Romano, fueron formando una rivalidad entre las dos partes del antiguo imperio, al menos en la élite político-religiosa. Así, con los bárbaros en Occidente y la desaparición del Imperio Romano como poder temporal en Roma –pues existía la Roma papal-, comenzó el definitivo distanciamiento entre Oriente y Occidente. Las luchas y diferencias generadas en los primeros años de lo que llamamos Edad Media, generó una interesante bifurcación de la población europea. Las provincias occidentales del Imperio se constituyeron en nuevos pequeños reinos, independientes de la autoridad romana, pues “como resultado de la implosión de romanos y bárbaros, nuevas entidades culturales y sociales se formaron ahí” 23; mientras que en Oriente, el Imperio Romano intentaba subsistir, considerándose ininterrumpido desde su fundación. Tanto así que Constantinopla permaneció intacta hasta el siglo XIII con el saqueo de los cruzados, mientras que Roma fue asaltada por los visigodos en el siglo IV. A los bizantinos les pareció obvio que Constantinopla era la ciudad indicada para la nueva capital del Imperio Romano: la decadente Roma había sido la capital pagana, Constantinopla era la próspera capital cristiana.24 En cambio, “en el caso de la Cristiandad occidental, el ‘Otro’ hostil era doble. Primero estaba Bizancio” 25 y después el conflicto con el Islam. Es interesante ver que la línea de fractura que Huntington apunta responde, justamente, a una escisión de la cristiandad formada en el siglo IV, 22 Ibid. p. 34. 23 Le Goff. Op. Cit. p. 20. 24 Cabrera. Op. Cit. p. 14. 25 Le Goff. Loc. Cit. Neevia docConverter 5.1 44 que se siguió desarrollando durante la Edad Media, y que tendrá su punto más claro con el saqueo de Constantinopla en 1024 por cruzados.26 En el siglo VII, Occidente tendrá como enemigos a reinos no cristianos como los búlgaros, de origen turco y organización bastante parecida a aquellas tribus de las que surgieron los otomanos; y más tarde a los ejércitos del Islam.27 Bizancio quedará, por así decirlo, con un pie en Oriente y otro en Occidente. Un imperio con constantes luchas en Asia, contra los sasánidas y los árabes, pero siempre receloso de la autoridad papal y los reinos de la Europa occidental. En el siglo VI, según Le Goff, ya había una conciencia de pertenecer a un lugar llamado Europa. Un lugar que estaba, por cierto, trasladando su centro político-cultural del Mediterráneo –ahora una frontera con el Islam- al norte de los Alpes.28 Conciencia que podemos ver ya afianzada en un escritor inglés del siglo XIV, al referirse a los ídolos religiosos de la India, quien dice: “cuánto hemos de agradecer al Dios supremo los de Europa, por habernos dado conocimiento tan verdadero” 29, a saber, la religión cristiana. Siguiendo a Le Goff, en el siglo VI, el uso de este término Europa significa un cierto sentido de comunidad […pero] aun cuando el sentimiento de una identidad colectiva persistía e 26 Hasta entonces Constantinopla se consideraba una ciudad infranqueable. Antes de convertirse en la ciudad imperial de Constantino, Bizancio sólo había sido tomada por el emperador romanoSeptimio Severo. Sin embargo, esta derrota estaba casi olvidada, y la fama de Constantinopla y sus murallas era la de una ciudad imposible de someter por las armas. Los cruzados lograron saquearla no a partir de un sitio, sino debido a que el emperador bizantino les recibió como aliados contra los turcos de Anatolia. Es por ello que el insulto fue grandísimo, y que la victoria de Fatih Sultán Mehmet en 1453, haya sido considerada en un principio como un hecho inverosímil, pues él había logrado lo que no se creía posible: derrocar al último emperador bizantino y apoderarse de la ciudad. 27 Cabrera. Op. Cit. pp. 77-82. 28 Le Goff. Op. Cit. p. 21. 29 Jehan de Mandeville. “El libro de las maravillas del mundo” en Benedeit y Jehan de Mandeville. Libros de Maravillas. Madrid, Siruela, 2002. p. 21. Neevia docConverter 5.1 45 incluso se fortalecía entre los “europeos”, una nueva palabra era más ocupada para referirse a esto, la palabra cristiandad.30 Términos que siglos después, al menos en el caso de Jehan de Mandeville –el escritor citado-, ya no están disociados, pues la cristiandad parece dar sentido a la unión de los llamados europeos. Este proceso de identidad, aparentemente articulado en un principio por las diferencias religiosas entre las partes occidental y oriental del Imperio Romano y acrecentadas por la divergencia política entre éstas, podría responder justamente a la definición de lo propio -lo europeo y lo occidental-, a la construcción de un ser común que hiciera frente a esos otros que son, en primera instancia los bizantinos, y después los musulmanes. Considero que hasta aquí podría mencionar tres puntos de la rivalidad surgida entre Oriente y Occidente como parte de este proceso, a saber, los conflictos religiosos, los anhelos de independencia de las provincias romanas de Occidente, y el surgimiento del Islam como un peligro. Las amenazas bárbaras, como los godos y los hunos, también ayudaron a formar la idea de un Oriente hostil, quienes – afirma Ammiano Marcelino- : “exceden en ferocidad y barbarie cuanto es posible imaginar de bárbaro y de feroz”.31 El mismo escritor inglés menciona a los tártaros como “gente sucia, que apesta y tiene muy mal genio”.32 Pues –siguiendo esta idea- los pueblos del Oriente musulmán y de las estepas del Asia central eran guerreros bárbaros y peligrosos, que se abrieron camino en la historia por sus correrías de saqueo y pillaje. Unos años antes, en el siglo XIII el famoso veneciano Marco Polo - que dijo haber hecho varios viajes a la corte de Kublai Khan33- también consignó algunas impresiones sobre los musulmanes no muy 30 Le Goff. Op. Cit. p. 48. 31 Citado por Cabrera. Op. Cit. p. 29. 32 Mandeville. Op. Cit. p. 163. 33 Sobre este punto, existe una discusión en torno a la veracidad de los relatos de Marco Polo. Neevia docConverter 5.1 46 dispares a aquéllas de Jehan de Mandeville. Durante sus viajes, Marco Polo se encuentra con diversos pueblos musulmanes, a los que se refiere en varias ocasiones como “muy mala gente, traidores e salteadores e matadores”. 34 Y si bien una vez, al referirse a los hombres de Hotan35, los adjetivos son favorables36, en general el juicio de Marco Polo hacia los musulmanes es el contrario. Al tratar en su libro de los árabes señala que “todos siguen a Mohamad” y los que no, son cristianos heréticos y “todos corsarios e salteadores de mercaderes”.37 Lo mismo que los turcos que “biven [sic] en los montes o en los campos según que hallan la yerva para sus ganados”.38 Sin embargo, quizá el relato que más represente la visión que éste tenía sobre los gobernantes musulmanes y su rivalidad con los cristianos, sea aquél en el que Marco Polo menciona a un califa que sólo vivía para herir y lastimar a los cristianos. En Mosul, ciudad de Baldach [Baghdad] estava un Califo grande enemigo de cristianos, el cual nunca día ni noche pensava salvo cómo los destruiría o haría que renegasen la fe de Cristo; e sobre esto fazía consejo muchas veces con sus sabios.39 No he mencionado a las criaturas fantásticas ni las cosas maravillosas que Marco Polo relata sobre sus viajes por sólo interesarme, en este trabajo, la descripción que realiza de los pueblos musulmanes; a los cuales, por cierto, siempre hermana con los cristianos heréticos, principalmente los nestorianos. Este texto si bien no tuvo una fuerte 34 Marco Polo. Libro de las cosas maravillosas. Barcelona, José J. de Olañeta, 2002. p. 45. 35 Ciudad ubicada en China, en el desierto de Taklamakan. También puede encontrarse como Chotan, Khotan, Cotan o Kotan. 36 Ibid. p. 65. En la edición de José J. de Olañeta, que presenta la traducción de Rodrigo de Santaella, realizada en el siglo XVI, las palabras a las que me refiero son las siguientes: En esta tierra ay ricos mercaderes, buenos hombres e valientes en armas.” Sin embargo, en la edición de Porrúa esto varía considerablemente: “Se mantienen [en Hotan] también mediante el comercio y las industrias, pero no son, en cambio, buenos soldados.” Marco Polo. Viajes. México, Editorial Porrúa, 2005. p. 56. 37 Ibid. p. 43. 38 Ibid. p. 40. 39 Ibid. p. 46. Neevia docConverter 5.1 47 influencia entre sus contemporáneos40, al parecer influyó a la mucho más reconocida obra de Jehan de Mandeville41 y a otras posteriores.42 ¿Por qué eran todos estos seguidores de Mohamad43 hombres malvados y asesinos? Quizá habría aquí que recordar dos cosas: los musulmanes eran, primero, infieles y después los enemigos de Europa. Para el tiempo en que Mandeville escribe, lo mismo que Marco Polo, ya habían comenzado las cruzadas y sin duda los reinos musulmanes representaban un enemigo político para Europa. Sin embargo, regresaré más adelante a ello. Por el momento pensemos en dos palabras: enemigo e infiel. El infiel, aquél que no había adoptado la verdadera fe, quien permanecía en la ignorancia y en el pecado, era justamente un enemigo de Cristo. Tal vez la primera explicación que podamos retomar nos la de Umberto Eco al citar a Hegel: Los enemigos nos son presentados como interiormente malvados porque se sitúan a sí mismos en oposición a Dios, condenándolo, burlándolo, torturándolo, crucificándolo, y la idea de un mal interior y una enemistad con Dios conlleva un lado externo, fealdad, crudeza, barbarie, ira y distorsión de su apariencia exterior.44 Los musulmanes fueron, sobre todo a partir de las cruzadas y quizá de las conquistas en la Península Ibérica, considerados enemigos de Dios y de la cristiandad occidental. En algún tiempo también fueron una amenaza para los cristianos orientales, y sin embargo estos estaban siempre más cercanos a los musulmanes que a los católicos. 40 Vid. Marco Polo. Viajes… p. 1. 41 Vid. Supra. 42 Vid. Rafael Benítez Claros. “Prólogo” en Marco Polo. Libro de las… p. xxi. 43 Uso la trascripción del libro de Marco Polo. 44 Umberto Eco (ed.). On Ugliness. Nueva York, Rizzoli, 2007. p. 54. Neevia docConverter 5.1 48 Este comentario de Hegel, este resumen de la representación del enemigo es bastante útil aquí: pues explica un poco por qué lo mismo judíos, musulmanes o sarracenos, negros y todos aquéllos otros enemigos de la cristiandad occidental eran representados como malvados o inclusive feos.45 Pues estos eran viles, tenían en sí mismo algo que los hacía seres despreciables, y si su alma estaba corrupta y llena de pecado, su cuerpo por tanto debería verse en conformidad con su interior. Vistos desde fuera, todos eran negros, porque el negro representaba la noche, lo desconocido, el peligro: turcos, sarracenos y mongoles tenían la piel negra.46 Es interesante esta afirmación, porque efectivamente años después, en una de las tragedias más conocidas por el mundo
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