Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES ZARAGOZA PSICOLOGÍA . T E S I S JURADO DE EXAMEN TUTORA: M EN C. MARLENE RODRÍGUEZ MARTÍNEZ COMITÉ: MEXICO, D.F. JUNIO 2012 AUTOCONCEPTO Y DESEMPEÑO DE ROLES EN UN GRUPO DE JÓVENES HOMOSEXUALES DE LA CIUDAD DE MÉXICO QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE: L I C E N C I A D A S E N P S I C O L O G Í A P R E S E N T A N: ESPINOSA PORRAGAS IVONNE JOYCE GARCÍA ZAMORA ANAYELY MTRO. EDGAR PÉREZ ORTEGA MTRA. MARÍA FELICITAS DOMÍNGUEZ ABOYTE MTRA. ALEJANDRA LUNA GARCÍA LIC. MARIO MANUEL AYALA GÓMEZ UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. Gracias Dios por darme el tiempo y las oportunidades necesarias para crecer como mujer, estudiante y compañera, a mi Familia por su confianza y darme las palabras de aliento necesarias para poder terminar este gran proyecto con responsabilidad, calidad y entusiasmo incluso en los peores momentos. A ti John por ser mi compañero, impulsarme y ayudarme incluso en la distancia, sin ti estos agradecimientos no los estaría escribiendo, al menos en este trabajo te amo. A la Mtra. Marlene Rodríguez Martínez que a través de su asesoría didáctica y milagrosa mejoró y superó el trabajo que con anterioridad se había realizado. A cada uno de mis sinodales por su paciencia y guía, y al Mtro. Xavier que siempre nos asesoró como profesor y amigo sin importar cuánto trabajo tuviera. Gracias a todos. Ivonne Joyce Gracias papas Fidelia y Salvador por haberme apoyado en cada momento de mi vida y hacer lo que estuvo en sus manos para que hoy concluya este trabajo, por todo el apoyo que me han brindado, por estar ahí cuando más los necesite, escucharme y darme ánimos cuando pensé que iba a caer, por enseñarme a levantarme y aprender de cada momento que viví, ustedes saben cuánto los Amo y lo importante que son para mí. Gracias Maestra Marlene Rodríguez Martínez por ayudarnos a rescatar este trabajo, apoyarnos y orientarnos en cada momento, estar cuando la necesite, hacerme ver más cosas de las que no tenía contempladas. Gracias también: Maestra Alejandra Luna García por revisar el trabajo y hacerme reflexionar en varios aspectos del mismo, porque de usted recibí una gran retroalimentación. Maestro Edgar Pérez Ortega por hacerme reflexionar en cada punto de la metodología, hacerme dudar en varios momentos y así propiciar en mí una reflexión más profunda y nuevos aprendizajes. Licenciado Mario Manuel Ayala Gómez por escucharme cuando más lo necesite, ponerme a analizar sobre muchos temas que están relacionados con la tesis y que en un momento dado los había dejado de lado. Maestra María Felicitas Domínguez Aboyte por revisar la tesis y brindarme puntos para pensar. Maestro Javier por orientarme en muchos momentos, escuchar los problemas a los cuales nos enfrentábamos al momento de realizar la tesis y proporcionarme en toda platica momentos de reflexión. Anayely NDICE RESUMEN ................................................................................................................................................... 1 INTRODUCCIÓN ........................................................................................................................................ 2 CAPÍTULO I AUTOCONCEPTO .............................................................................................................. 4 CAPÍTULO II SEXO, GÉNERO Y DESEMPEÑO DE ROLES GENÉRICOS ................................. 12 CAPÍTULO III SEXUALIDAD, ORIENTACIÓN SEXUAL E IDENTIDAD SEXUAL: EL CASO DE LA HOMOSEXUALIDAD ......................................................................................................................... 24 CAPÍTULO IV METOLODOGÍA ............................................................................................................. 34 CAPITULO V RESULTADOS ................................................................................................................. 43 CAPÍTULO VI DISCUSIÓN Y CONCLUSIÓN .................................................................................... 59 REFERENCIAS ........................................................................................................................................ 68 ANEXOS .................................................................................................................................................... 72 1 RESUMEN En el presente estudio se aplicó el “Inventario de Masculinidad- Feminidad” (IMAFE) de Lara, elaborado en 1996 y el instrumento “AF5” de García Gutiérrez & Musito elaborado en el 2002, a una muestra de 60 jóvenes homosexuales de la Ciudad de México, con el objetivo de determinar si su autoconcepto y los factores que conforman al constructo se asocian con el desempeño de sus roles sociales y sus factores. Los resultados mostraron que para el autoconcepto se hallaron diferencias estadísticamente significativas en las variables sexo, edad y escolaridad; para el desempeño de roles sociales sólo se encontraron diferencias estadísticamente significativas en las variables edad y escolaridad. Además de que no se encontró correlación entre el autoconcepto y el desempeño de roles sociales, pero sí entre factores de ambos constructos. Se discuten los resultados obtenidos y se incluyen consideraciones. Palabras clave: Autoconcepto y desempeño de roles sociales. 2 INTRODUCCIÓN En el transcurso de la vida, las personas tratan de descubrir quiénes son, cómo son en diversas circunstancias y que es lo que los demás piensan de ellas. A través de estos elementos se conforma su autoconcepto y su desempeño de roles sociales. La importancia de tales constructos radica en que estos son el núcleo de la personalidad y es por esta razón que se deben describir y estudiar a profundidad, para entender y comprender el comportamiento humano. Por tanto en el primer capítulo se desarrolla y describe desde sus orígenes al constructo autoconcepto partiendo de la distinción de este con la autoestima, posteriormente se mencionan las diferentes definiciones que a través del tiempo se han formulado por diversos autores, y se tomaron en cuenta algunos de sus componentes y elementos que interviene en la construcción tanto de manera individual y social, del constructo, para finalmente formular una definición propia y optima del autoconcepto. En el segundo capítulo se hace la distinción entre los conceptos de sexo y género, y se determina el vínculo que existe entre ambos, el cual se basa en el hecho de que es la naturaleza la que impone al dato biológico, pero es la cultura la que define las modalidades que la diferencia adopta, dando lugar a los roles sociales,los cuales determinan al mismo tiempo a los roles genéricos y el status de rol. Posteriormente, se hace mención de las diversas investigaciones realizadas por investigadores contemporáneos y los instrumentos que realizaron para el estudio de los roles genéricos, concluyendo que mediante la cultura algunas características marcan lo que es socialmente deseable en cada sexo; pero siendo vulnerables a las transformaciones sociales, en las cuales hombres y mujeres han ido permeando espacios y actividades tradicionalmente asignadas de manera diferente, en donde se puede ver hoy en día la transformación paulatina de lo atribuido y por tanto lo permitido para ambos sexos. 3 El tercer capítulo pretende dar respuesta a la pregunta ¿qué es la sexualidad?, tomando en cuenta diversas definiciones y enfoques que se han hecho de la misma, además de tratar de descubrir la relación que tiene con el autoconcepto y el desempeño de roles sociales, sin dejar de lado otros elementos que intervienen en ésta, tales como, la orientación sexual y la identidad sexual, enfocándose principalmente en las personas homosexuales. Por tal motivo, se hace un recuento de las hipótesis que fundamentan el origen de la homosexualidad, sin llegar a una explicación certera de dicha orientación. En el cuarto capítulo se describe el objetivo general y los objetivos específicos, se formula la pregunta de investigación así como la hipótesis, haciendo uso de las variables correspondientes, el tipo de estudio que se llevó a cabo fue correlacional y el diseño fue no experimental transeccional correlacional, en un grupo de jóvenes homosexuales de la ciudad de México, los instrumentos que se utilizaron fueron el Inventario de Masculinidad-Feminidad “IMAFE” de Lara (1996), y el AF5 elaborado por García Gutiérrez & Musito (2002). Por otra parte en el quinto capítulo se mencionan y describen los resultados en cuatro sub-apartados: características generales de la muestra, frecuencias y porcentajes de los factores del autoconcepto y del desempeño de roles sociales y su asociación con el sexo, edad, ocupacion y escolaridad de la muestra de estudio, y por último las correlaciones entre el autoconcepto y el desempeño de roles sociales. Finalmente en el capítulo sexto se discuten los resultados y su relación con el marco conceptual, y se hacen críticas y sugerencias para futuras investigaciones. Autoconcepto y Desempeño de Roles en un Grupo de Jóvenes Homosexuales de la Ciudad de México 4 CAPÍTULO I AUTOCONCEPTO Alguna vez se ha preguntado quién es esa persona que a través de los ojos del otro refleja una apariencia resistente a desafíos y críticas del exterior, que protege la vulnerabilidad y sensibilidad que la caracteriza, con deseos de ser perdurable y reconocida mediante su poliforme actuar en diversos contextos que le permiten destellar o permanecer bajo las sobras de la sociedad que le acongoja. Múltiples son las respuestas a esta pregunta, puesto que, depende de diversos factores tales como: el estado de ánimo, las personas con las que uno se relaciona, el contexto histórico-social y demás elementos que se presentan en la vida de los seres humanos, algunas veces se resolverá con facilidad, en otras, la vida no será suficiente para hacerlo, sin embargo la incógnita que constantemente angustia, intriga e inquieta, determina al autoconcepto. El autoconcepto es un constructo teórico que necesita ser abordado desde sus orígenes para tener una idea clara y concisa de lo que representa este término psicológico. Sin embargo ésta no es una tarea fácil, puesto que, la definición del autoconcepto depende en gran medida del enfoque teórico con que se aborde. Su estudio obedece a múltiples aportaciones de autores tales como: Willian James (1952), Cooley (1902), Mead (1934/1993), entre otros, dónde enfatizan su naturaleza, desarrollo y/o función. Por tanto, el autoconcepto asume diferentes formas y nombres según la corriente psicológica que lo estudie, Doménech (2003), indica que no es difícil confundirse al escuchar y utilizar como sinónimos los siguientes términos: sí mismo, self, “Hay tres cosas extremadamente duras, el acero, el diamante y conocerse a uno mismo” Benjamín Franklin Autoconcepto y Desempeño de Roles en un Grupo de Jóvenes Homosexuales de la Ciudad de México 5 autorrealización, yo, y mí; Díaz (2007), agrega los términos: imagen corporal, autoimagen, autoconciencia, autoconocimiento, autorrepresentaciones, auto-identidad y autoestima como sinónimos y a su vez menciona que estos términos sólo difieren en su manejo semántico. Es importante indicar que los términos autoconcepto y autoestima, con el tiempo se usan indistintamente y crean controversia. Pérez (1997), asume que la similitud entre ambos constructos parece indicar que están íntimamente relacionados, no obstante la autoestima refiere a las evaluaciones en grado en cuanto a cómo la persona se acepta o aprueba así misma y/o que tan valiosa se considera, por ejemplo Coopersmith (1977, citado en Pérez, 1997), define al autoestima como, el juicio de valor personal, que se expresa en las actitudes que el individuo hace de sí mismo. En cambio el autoconcepto es un constructo complejo y varias son las definiciones que se han formulado acerca de él, una de las principales es el conjunto de respuestas a la pregunta ¿Quién soy? El primer acercamiento teórico al término lo hace William James (1952), al decir que el autoconcepto o sí mismo de un individuo, es la suma total de cuanto un individuo puede llamar suyo, como su cuerpo, familia, posesiones, estados de conciencia y reconocimiento social, tratándose de un fenómeno consciente. James (1952), fue el primer psicólogo en hacer la distinción entre el sí mismo como sujeto o conocedor yo y el sí mismo como objeto o conocido mi. Gross (2004), ejemplifica la distinción con un hecho rutinario que posiblemente la mayoría de las personas han hecho desde temprana edad, esto es, observarse a través de un espejo, el autor alude que, cuando una persona ve su rostro en el espejo es tanto la que se mira como la que es mirada. De manera similar, cuando se razona acerca del tipo de persona que se es o acerca de lo que se ha hecho, se es tanto la persona que piensa como aquello sobre lo que se piensa. En otras palabras, la persona es tanto el sujeto (el pensador u observador), como el objeto (lo que se observa o aquello en lo que se Autoconcepto y Desempeño de Roles en un Grupo de Jóvenes Homosexuales de la Ciudad de México 6 piensa), se utiliza el pronombre personal yo para referirse a uno mismo como sujeto y mi para referirse a uno como objeto. A partir de la distinción que James hace, cabe preguntar qué tan imparcial u objetivos llegan a ser los juicios o evaluaciones emitidos por uno mismo para sí, sin tratar de justificar lo que verdaderamente se es. Es complicado dar una respuesta a esta pregunta, debido a que la honestidad algunas veces es dolorosa y las actitudes llegan a ser incongruentes, sobre todo cuando se trata de uno mismo en los diversos aspectos que lo constituyen; pues James además, clasificó al autoconcepto o sí mismo en tres constituyentes: 1) material, que se representa por el cuerpo, esto es, la experiencia propia del individuo con las corrientes de sensaciones que surgen en el interior del organismo, 2) social, que refiere a las opiniones que los demás tienen de uno mismo, y 3) espiritual, que simboliza el conjunto de habilidades, capacidades y procesos psíquicos; estos componentes complejizan al constructo aún más. Así el yo y el mí representan una relación especial que origina al autoconcepto; el yo significa la forma principal del autoconcepto que reside en la conciencia, y en cuanto al mi pueden existir tantos mies como relaciones sociales establecidas y el conocimientode lo que se es en este momento, además de lo que se anhela ser, por tanto, el autoconcepto llega a ser multifacético (Groos, 2004). Hazel & Markus (1995, citados en Baron & Byrne 2005), agregan otro factor que contribuye en la formación de otros mies, el cual es, el autoconcepto o sí mismo que se teme ser, y añaden que el conjunto de mies motivan con metas específicas para la imagen de la vida que se desea o no tener. Otro autor que favorece el estudio del autoconcepto es Cooley (1902), quien es conocido por la teoría The looking glassself o sí mismo reflejado, en la cual sostiene que el autoconcepto se refleja en las percepciones, reacciones, juicios y evaluaciones de la conducta y apariencia de uno y que otras personas manifiestan hacia él, puesto que éstas son el espejo para uno mismo, es decir, a fin de comprenderse cómo persona se necesita saber cómo los demás la ven. Desde esta perspectiva el autoconcepto es Autoconcepto y Desempeño de Roles en un Grupo de Jóvenes Homosexuales de la Ciudad de México 7 múltiple y por tanto se aprende a través de la relación que un individuo tiene con su medio social. Así, mediante el autoconcepto múltiple cada persona es lo que cree que los demás creen que es, por tanto, el autoconcepto queda conformado por las respuestas, o mejor, por las interpretaciones subjetivas de las respuestas recibidas de otras personas (Oñate, 1989). La metáfora del espejo propuesta por Cooley capta algo fundamental acerca de la formación del autoconcepto pero no lo capta todo, puesto que no hace mención de la interpretación que el sujeto hace ante las interpretaciones de los otros, ésta interpretación de interpretaciones es factor esencial en la estructuración del autoconcepto, según el autor; los individuos infieren sus actitudes y estados inferiores de la observación que hacen los demás de su conducta y dependiendo de los contextos en los cuales ella se manifiesta. Al respecto, Felson (1981, citado en Vander, 1986), puntualiza que los sujetos infieren su conducta a partir de las percepciones que los otros hacen en relación a ellos sobre sus estados emocionales, habilidades, preferencias sexuales y demás características que el ser humano posee y/o desarrolla, por ello señala el autor que es por eso que los sujetos deben poseer patrones o criterios ideales de conducta que se desarrollan durante el curso de la socialización, que sirven para interpretar y guiar el comportamiento a partir de lo que se observa. Dicho brevemente, la concepción del autoconcepto, entraña con frecuencia la aplicación de patrones culturales a uno mismo. Por vía de ejemplo, en el caso de las personas con inclinaciones homosexuales que ocultan sus preferencias a los demás, al hacerlo, evitan la realimentación negativa (evaluación refleja), y deducen de la cultura determinadas definiciones y juicios de valor generalmente negativos en cuanto a lo que constituye la homosexualidad. Mediante estos elementos, es probable que las personas homosexuales puedan desarrollar o formar un autoconcepto desfavorable, sin recibir Autoconcepto y Desempeño de Roles en un Grupo de Jóvenes Homosexuales de la Ciudad de México 8 comunicación directa alguna de los demás en cuanto a su preferencia sexual (Vander, 1986). A partir de lo antes mencionado, cabe preguntar, ¿El autoconcepto realmente se aprende o sólo se moldea mediante el conjunto de acciones, actitudes y exigencias que se manifiestan en un momento dado por la sociedad a la que se pertenece? Desde la perspectiva de Cooley, ¿No hay opciones para ser auténticos y salir de la norma establecida sin ser juzgados? Pareciera que así es, puesto que desde esta perspectiva algunas personas dotan de gran valor el conjunto de creencias que otros hacen de ellas, permitiendo que éstas constituyan parte de su autoconcepto. Sin embargo, ¿Es posible valorizar en menor grado las creencias que otros hacen de uno y valorar más las propias?, ¿A caso el sujeto no es dueño de lo que lo constituye? Mead (1934/1993), quien recibió influencia de las primeras teorías tanto de James, como de Cooley, responde a las preguntas antes formuladas, al aludir que el autoconcepto no es mentalista (algo que ocurre de forma privada dentro del individuo) sino como la mente, es un proceso cognitivo aposentado en el mundo social en actividad, puesto que, para Mead, la determinación del autoconcepto depende de la interacción social, porque el autoconcepto y la sociedad representan un todo común y ninguno puede existir sin el otro. El ser humano es un organismo que se convierte en un tipo especial de actor que transforma y a la vez es transformado mediante su relación con el mundo, y da a sus acciones un carácter único al ser objeto para sí, es decir, se puede percibir a sí mismo, tiene concepciones sobre sí mismo y se comunica consigo mismo, en suma, puede interactuar consigo mismo y esta auto-interacción influye en su desempeño con él y con otras personas en particular, por tanto a través de esta auto-interacción, el sujeto es dueño de lo que lo constituye (Gross, 2004). La empatía, para Mead, juega un papel clave en este proceso debido a que al colocarse en la posición de los demás las personas pueden examinarse a sí mismas y asumirse Autoconcepto y Desempeño de Roles en un Grupo de Jóvenes Homosexuales de la Ciudad de México 9 tal cual son, de esta manera uno se convierte en persona en la medida en que puede adoptar la actitud de otro y actuar hacia sí mismo como actúan otros. El autoconcepto, por tanto, sólo se puede desarrollar si un individuo puede salir fuera de sí (en términos experienciales), de tal forma que se vuelva objeto para sí, y verse desde la perspectiva de los demás o en la de los demás y convertirse así esencialmente en una estructura social que surge de la experiencia social. Por ello Hall & Lindzey (1984, citados en Cabral & Cruz, 2001), mencionan que Mead (1993), aborda al autoconcepto como un constructo socialmente estructurado, que sólo puede aparecer en un ámbito en el que exista comunicación social; además, señalan al igual que Cooley, que existe la posibilidad de desarrollar diversos autoconceptos los cuales surgen de la empatía y la posibilidad que tiene la persona para volverse objeto, además de un conjunto más o menos separado de respuestas adquiridas a partir de diferentes grupos sociales, y proyecciones del pasado, presente y futuro. Por ejemplo, el individuo puede desarrollar un autoconcepto familiar, representativo de la estructura de actitudes expresadas por los miembros de su familia, uno laboral, y cualquier otro, el cual dependerá de la participación del sujeto en algún grupo de pertenencia. Por tanto, el autoconcepto es en gran medida una actualización a nivel individual de cierto número de componentes sociales; ello implica una definición de sí por los otros y de los otros por sí mismos, es decir, se trata de descubrir quién es uno para sí mismo y para los otros y quiénes son los otros para sí (Laing, 1971). Además, Deutsch & Kraus (1984), & Oropeza (1995, citado en Cabral & Cruz, 2001), al respecto mencionan que el desarrollo del autoconcepto y varios autoconceptos influye en la personalidad, porque al ser producto de características físicas, biológicas, psicológicas y sociales, las cuales explican, predicen y controlan el comportamiento adaptativo, y dan estabilidad emocional, confirman y desarrollan la personalidad; no obstante si los diversos autoconceptos llegan a ser contradictorios entre sí, los autores Autoconcepto y Desempeño de Roles en un Grupo de Jóvenes Homosexuales de la Ciudad de México 10 consideran que difícilmente existirá estabilidad en la persona, y por ende la conformación y desarrollo de la personalidad se verá afectada. Por ello, Lecky, Hurlock, Benneth, Byrne, Rivera, & Sarafino (1945, 1980, 1984, 1984,1985, 1988, citados en Pérez, 1997), identifican al autoconcepto como el núcleo de la personalidad, puesto que conforma percepciones, interpretaciones y conceptos organizados conscientes e inconscientes, relacionados con el aspecto físico, el género al cual se pertenece, el sexo, la preferencia sexual, capacidades e incapacidades, relación y aceptación con los demás, disposición emocional, intereses, objetivos, habilidades y opinión de otros, que surgen de la asimilación de valores al interactuar con otras personas significativas para el sujeto, ya sea en la sociedad o núcleo familiar; donde cualquier modificación de los elementos transformará el sistema total del autoconcepto. Para los autores mencionados, el autoconcepto es por tanto, un proceso de selección y evaluación mediante el cual, se asimilan nuevas patrones o criterios provenientes de la experiencia. Debido a lo expuesto, se puede mostrar que el estudio del autoconcepto se aborda, desde dos perspectivas distintas pero no excluyentes; la primera privilegia las características individuales y define las modalidades de constitución del autoconcepto a partir de una absorción de lo social por lo individual y; la segunda privilegia las características colectivas y define al individuo a partir de las modalidades de pertenecía a un grupo o categoría social en su integración a un sistema dado (Fisher, 1999). Como puede observarse el autoconcepto desde la primer perspectiva responde a la pregunta ¿Quién soy? y se asume de manera individual, pero la segunda perspectiva define al autoconcepto mediante el sistema de normas que se expresan a través del conjunto de roles sociales que el individuo se adjudica para satisfacer las expectativas de los otros, de un grupo social o de una situación dada. Por ello cuando las interacciones y roles sociales se consideran en relación al autoconcepto es necesario Autoconcepto y Desempeño de Roles en un Grupo de Jóvenes Homosexuales de la Ciudad de México 11 tomar en cuenta el contexto y cabe preguntar "¿Quién soy... cuando...?" (Baron & Byrne, 2005). Las dos perspectivas, por consiguiente son fruto de la socialización, pero la segunda tiene como función insertar la personalidad en un contexto social, es decir, se construye al autoconcepto por medio de una combinación de esfuerzos del individuo y la sociedad por integrar a aquél de la mejor manera posible en los papeles que le sean asignados. La cuestión del autoconcepto abordada desde este ángulo, pone de relieve el valor positivo de su función integradora, porque el individuo tendrá un sentimiento de bienestar, si acepta y hace suyos los valores que se le proponen. Si bien, en este enfoque, la integración se define como un valor estructurante del autoconcepto, aunque éste se construye igualmente, a través de las tensiones inherentes a todo proceso social, en otras palabras si los sujetos no están de acuerdo con los roles que se les impone, estos tendrán conflictos en el desarrollo o constitución de su autoconcepto, y por tanto habrá un fracaso en la socialización y disfunción en los procesos de integración (Fisher, 1999). Mediante lo mencionado se concluye que, el análisis que se hacer respecto a uno es dinámico y se percibe en grados de conocimiento sobre los aspectos físicos, biológicos, sexuales, psicológicos y sociales, los cuales dependen del contexto en donde se desenvuelve el sujeto, sin embargo todos estos elementos o fenómenos se incorporan a la personalidad para construir el núcleo de lo que el individuo piensa, la manera en que se representa a los otros y de cómo se evalúa la propia posición, mediante las preguntas ¿Quién soy? y ¿Quién soy…cuando…?, que se examinan de manera individual al convertirse en objeto para sí; y social, a través de la empatía y mediante la interpretación del conjunto de repuestas y evaluaciones que la sociedad hace hacia uno, basadas en patrones culturales que permite la transformación, asimilación o modelación personal y social, por tanto el autoconcepto es producto de los procesos interactivos en marcha entre el individuo y el campo social, y no solamente un elemento de las características individuales. Autoconcepto y Desempeño de Roles en un Grupo de Jóvenes Homosexuales de la Ciudad de México 12 CAPÍTULO II SEXO, GÉNERO Y DESEMPEÑO DE ROLES GENÉRICOS Alguna vez se ha preguntado, en qué momento el ser humano crea redes dotadas de significado, que en muchas ocasiones restringen y limitan tanto su comportamiento, como su desarrollo psicológico, y que por ser arquitecto de dichas redes no lo excluyen del conjunto de ideas y costumbres que él mismo elaboró. Estas respuestas variarán según el momento socio-histórico-cultural y desarrollo físico y/o psicológico en el que se encuentre, pero de alguna u otra forma éstas lo determinarán como sujeto y guiarán de manera consciente e inconsciente sus relaciones sociales. Es por ello, que con el paso del tiempo se han transformado numerosas prácticas y concepciones que son consecuencia de la evolución de las sociedades y por tanto de la re-significación del propio ser humano. A pesar de estos avances ideológicos o conjunto más o menos sistemático de creencias que intentan explicar al hombre, además de orientar su conducta a partir de ciertos valores aceptados como correctos, aún persisten costumbres en algunos lugares que refuerzan el arraigo cultural mediante su transmisión y que originan en los sujetos contradicciones sobre su entorno. Las redes dotadas de significado son en gran medida el conjunto de conceptos y constructos que determinan, como ya se mencionó, a los individuos, antes de que estos nazcan y durante su desarrollo. Los conceptos más representativos para establecer los límites del comportamiento humano son los conceptos, sexo y género. “El hombre es un animal inserto en tramas de significación que él mismo ha tejido y que esa urdimbre, es su propia cultura” Clifford Greerz Autoconcepto y Desempeño de Roles en un Grupo de Jóvenes Homosexuales de la Ciudad de México 13 Es por esta razón el presente capítulo inicia con la distinción de los términos, pues, es común utilizados como sinónimos, pues, la relación que se establece convierte al primero en un clon del segundo, y con frecuencia, este proceso consigue confundir los términos, aunque, de hecho, teóricamente, son cuestiones diferentes (Mancilas-Todd, Person & Turner, 1993). El sexo por una parte, constituye una categoría biológica, determinada por la presencia del cromosoma sexual XX en las mujeres y XY en los hombres. Estos cromosomas son portadores de información genética, la cual a su vez, proporciona diferentes caracteres sexuales a los individuos, tales como el pene y el escroto al hombre, y el clítoris y la vagina a las mujeres, estos caracteres sexuales permiten asignar un sexo a los individuos. En tanto que el género, habitualmente, se considera como el producto de la construcción socio-cultural del hecho de ser hombre o mujer. Por ejemplo, en la cultura occidental, se instruye a los hombres sobre el ideal de masculinidad, mientras que a las mujeres, se les india cual es el ideal femenino (Alterman, 2008). El vínculo que existe entre los conceptos se basa en el hecho de que es la naturaleza la que impone al dato biológico, pero es la cultura la que define las modalidades que la diferencia adopta, puesto que, la cultura es el conjunto de saberes implícitos que guían el comportamiento y determinan la orientación del individuo en el mundo. Los saberes implícitos de los cuales se habla son el conjunto de concepciones constituidas por creencias, tradiciones, ideas, valores, normas, modos de vida, mitos, estrategias, manifestaciones artísticas y espirituales, en general, formas de organización que no son objeto de ninguna enseñanza específica, pero quese trasmiten de generación en generación y se reproducen en cada individuo para controlar su conducta y existencia en la propia sociedad, de tal forma que los individuos saben “sin saber” lo que se tiene que hacer (Gallegos, 2008). Mediante la cultura, como se puede observar, se construye el sistema ideológico de género, en torno a una noción de diferencia fundamental, establecida en términos de oposición entre los sexos (Flores, 2001), y llega a ser una herramienta analítica que Autoconcepto y Desempeño de Roles en un Grupo de Jóvenes Homosexuales de la Ciudad de México 14 pone de relieve las diferencias y especificidades sociales y culturales de los procesos por los cuales se llegan a nombrar y organizar las categorías sexuadas (masculinidad, feminidad), de acuerdo con las relaciones de poder que estructuran la existencia social de los sujetos. Por ende, la relación que existe entre los conceptos de sexo y género se deriva de una multiplicidad de procesos sociales y simbólicos mediante los cuales, se incorporan determinados patrones y formas de pensamiento que permiten conocer cómo está y se organiza el mundo social, y por supuesto, los roles que cada individuo debe desempeñar (Bourdieu, 1998). Los roles sociales son comportamientos y actitudes adecuadas y esperadas por la sociedad en función de las circunstancias típicas en las que se encuentra el individuo y las relaciones que mantenga éste con su grupo y/o grupos de pertenencia, es decir, existirán tantos roles como contextos sociales en los que se desenvuelva el individuo. Por ejemplo, se determinan roles que son asignados en función del sexo, el género, los grupos de pertenencia y cualquier desempeño que el individuo tenga en un contexto social determinado. También, mediante los roles sociales se determina el status de rol, que refiere al lugar o posición ocupada por un individuo en el interior de una estructura social, la cual determina los grados de interiorización de los roles y al autoconcepto; esto es, al situar al individuo en su contexto, se describe igualmente sus relaciones con los demás y por tanto, las conductas que se esperan de él. Por ejemplo, una mujer no puede ser madre, sino tiene hijos, le hace falta un hijo que le confiera el estatus de madre y por tanto los roles que debe desempeñar como madre (Fischer, 1999). Pero los roles más representativos y determinantes se derivan de la relación existente entre los conceptos, sexo y género, y son llamados, roles genéricos, los cuales refieren al conjunto de conductas y actitudes estereotipadas para mujeres y hombres; desde el punto de vista psicológico, este tipo de roles son de suma importancia, porque, se asocian con la construcción del autoconcepto y muchos otros aspectos fundamentales de la vida, tales como, las actividades ocupacionales, académicas, de ocio, Autoconcepto y Desempeño de Roles en un Grupo de Jóvenes Homosexuales de la Ciudad de México 15 interacciones entre hombres y mujeres y las relaciones sociales en general (Matud & Aguilera, 2009). Los individuos al construir su autoconcepto asumen, perciben y experimentan características que la cultura adjudicada tanto a hombres como mujeres en un momento histórico y en un contexto social determinado, mediante este proceso, se interiorizan los roles o patrones de comportamiento sobre lo que se debe hacer y sobre todo cómo se debe actuar en función del sexo y el género, como se observa, estos patrones no se determinan mecánicamente, pues, son un sistema abierto de disposiciones o libertades reguladas que son perturbables, pero no eternas e inmutables, que se construyen bajo formas específicas de adaptación o resistencia ante lo que socialmente se impone (Gallegos, 2008; Rodríguez, 2003), en otras palabras, la cultura permite la producción libre de conductas y comportamientos, aunque siempre dentro de los límites que ésta impone. Así, los roles sociales y el estatus de rol deben comprenderse como un conjunto de mecanismos que permiten al ser humano sentirse orientado en el mundo que vive, saber quién es y cómo es la realidad en la que se ha de desenvolver, lo que conduce a pensar que, mediante dichos elementos también se puede comprender el proceso de cómo llegar a ser (Rodríguez, 2009). Por ejemplo, los roles genéricos o la masculinidad o feminidad se convierten en el núcleo de la conciencia que es esencialmente constitutivo del autoconcepto, pues, al nacer sexuado el sujeto es referido y rotulado como niño-masculino o niña-femenina, es decir, el sexo y el género se implican mutuamente y se desarrollan paralelamente, puesto que, a una asignación de sexo le corresponde una asignación de género, y esta asignación tendrá un carácter de referencia en el aprendizaje y desarrollo del niño (a), facultándole conocimientos específicos que orientarán la construcción del autoconcepto, a partir de la oposición, a saber soy niño y por lo tanto no soy niña, o soy niña por lo cual no soy niño, una vez creada la convicción de partencia a un sexo y no al otro, este hecho es inalterable culturalmente, tal como es inalterable la inevitabilidad Autoconcepto y Desempeño de Roles en un Grupo de Jóvenes Homosexuales de la Ciudad de México 16 del sexo biológico, puesto que, de forma natural no se metamorfosea ni está sujeta a elección la biología del sexo (Stoller,1968, citado en Flores, 2001). Al respecto Flores (2001), argumenta que si se decide reclamar el derecho y la libertad de decidir en un tipo de rol que no corresponde al rol genérico establecido, implica también defender el derecho a reconocer que ciertas imposibilidades, inadecuaciones y perturbaciones de género son también construcciones ideológicas, provenientes de un sistema resistente a las transformaciones evidentes. Por tanto, es importante mencionar que los roles genéricos específicamente son sistemáticos y aplicados idénticamente en relación al género que se pertenezca. En el caso de los hombres, según Myers (2003), el rol genérico masculino, reside en la idea de poder y virilidad, entendida ésta como, una especie de miedo a lo femenino, debido a que el conjunto de disposiciones e ideales culturales sobre la masculinidad se fundamentan en el autocontrol de las emociones y la evitación de la vulnerabilidad, se destaca la rudeza y la auto-eficiencia, se fomenta un autoconcepto individualizado, que tiene que ver con el control material del destino histórico del grupo, y sobre todo con el ejercicio del poder. Dicho ejercicio dota al hombre de un progresivo desarrollo de éxito en el ámbito público, pues, se otorgan y permiten cualidades tales como, la organización, mando, liderazgo, competitividad, audacia, tenacidad, objetividad y racionalidad, además la conducta ha de estar sujeta a normas inflexibles, destinadas a garantizar la permanencia del orden parcial. Su ubicación ha de estar situada en una posición de superioridad sobre otro grupo y el cumplimiento de las normas establecidas están indisolublemente vinculadas con su prestigio, honor, dignidad masculina y eficacia en la ejecución de las funciones asignadas a él (Myers, 2003). Pearson & Bales (1965, citados en Díaz-Loving, Rivera & Sánchez, 2001), identifican los roles genéricos masculinos de manera consistente con un papel instrumental y de agencia, centrados en la acción, la producción, la sabiduría, el dominio, la racionalidad Autoconcepto y Desempeño de Roles en un Grupo de Jóvenes Homosexuales de la Ciudad de México 17 y la violencia; en cambio, distinguen en los roles genéricos femeninos aspectos expresivos, afiliativos y el cuidado de los demás. Generalmente el rol genérico femenino se configura por la falta de poder, así como la posición subordinada que ocupa en sus relaciones sociales. Esta disposición sumisa ha orientado la percepción del mundo de las féminas, así como lasconductas que han generado y la actitud ante el mundo que las rodea. En este sentido, la abnegación, la resignación, el silencio, la abstención, la docilidad o la entrega, se definen como virtudes típicamente femeninas. Sears, Peplau & Taylor (1991, citados en Rodríguez, 2009), asumen que la disposición sumisa del género femenino ha provocado que las mujeres demuestren culpabilidad relacionada con la agresividad de su propia conducta o de otras personas, si ésta es injusta, debido a que, algunas mujeres solamente manifiestan comportamientos agresivos cuando creen que una tercera persona ha sido tratada injustamente o cuando observan que existe una cuestión de principios de por medio; por tanto, los autores arriba mencionados aluden que las mujeres tienden a ser más directas en sus estilos conversacionales, lo que indica la predisposición a evitar la confrontación, así desde temprana edad se inculca a las féminas que la inhibición de la agresividad es fundamental para la adquisición del papel propio de su género. Otra propiedad que caracteriza a los roles genéricos femeninos es su carácter codependiente, resultado de la sumisión, esto es, la orientación de las mujeres a buscar la protección y dependencia del hombre, por extensión de la familia. Esta característica codependiente del rol crea en las féminas un sentimiento afectivo de adhesión al grupo familiar y a sus intereses, lo que genera una serie de conductas y comportamientos relacionados con el mantenimiento y la cohesión de las relaciones que se establecen en el seno de ese grupo, así como la reproducción de esta unidad social elemental que es la familia. Como afirma Subirats (1993, citada en Rodríguez, 2009), muchas de las actividades domésticas tienen que ver con el trabajo reproductivo que supone ocuparse de las Autoconcepto y Desempeño de Roles en un Grupo de Jóvenes Homosexuales de la Ciudad de México 18 necesidades físicas de los miembros del hogar, aunque también incluye la atención a necesidades de carácter psíquico, intelectual, emocional, afectivo, sensual y sexual. De tal manera que, el rol genérico femenino se fortalece y logra en la mujer la realización personal, puesto que, la familia es el eje básico de su vida, cualquier otro aspecto, según el autor, es secundario como la inserción laboral. Subirats (1993), considera que se puede afirmar que este énfasis en la labor de cuidado y atención ha orientado la incursión de la mujer en el mundo laboral, por cuanto el tipo de profesiones elegidas han sido, con muchísima frecuencia, aquellas que tienen por objeto ayudar, educar y cuidar a los demás, como si de una prolongación de sus tareas domésticas se tratase, y aclara que, la dependencia no es una debilidad de los roles femeninos, puesto que únicamente forman parte de los ideales que la cultura estableció al respecto. Los roles genéricos establecidos, son como se menciona anteriormente, resultado de una visión diferencial entre los sexos, generada por el amplio y cambiante proceso de socialización y endoculturalización que establece los lineamientos, contenidos, significados y expectativas que conforman estas dimensiones, manifestándose intensiva e indistintamente en ambos sexos y presentando variaciones en función de cada cultura. Por tanto, cualquier cambio o transformación en las distintas sociedades puede conllevar a un cambio en el significado funcional de estas dimensiones. Lo cual implica, que si los acuerdos sociales entre los géneros llegan a ser poco adaptativos, o entran en conflicto con el sistema de valores vigente, dentro de una sociedad en particular; pueden producir variaciones significativas en su contenido y asignación a través de las distintas culturas (Robinson, Shaver & Wrighstsman, 1991, citados en Díaz-Loving et al., 2001). Por otra parte, la conceptualización y definición de los roles genéricos, ha desembocado en diversas operacionalizaciones, inventarios o instrumentos construidos Autoconcepto y Desempeño de Roles en un Grupo de Jóvenes Homosexuales de la Ciudad de México 19 con el afán de medir los rasgos duraderos que diferencian a hombres y mujeres en apariencia, actitudes y conductas. Uno de los trabajos determinantes, fue el desarrollado por Bem (1974, 1975), el cual evalúa estas dimensiones en el Bem Sex Role Inventory. Con su trabajo apoyó la idea de que la androginia psicología implica la posibilidad de que los individuos sean firmes y a la vez compasivos, tanto instrumentales como expresivos, tanto masculinos como femeninos dependiendo de la ideoneidad de la situación contextual, e implica además, que este tipo de individuos puedan incluso cambiar su contexto (Bem, 1977). Los individuos andróginos en México corresponden a lo que Díaz-Guerrero (1994), llamó control interno-activo, según el autor, estas son personas exitosas, dado que, actúan, modifican e influyen sobre su medio sin descuidar sus relaciones sociales, están orientadas a metas y logros y, al mismo tiempo, son afectivos y expresan sus sentimientos y simpatía por los demás, esto es, son afiliativos, educados, corteses, etc., en algunas ocasiones, es decir, estos individuos desde la perspectiva de Díaz-Guerrero han introyectado lo mejor de la cultura mexicana, llegan a ser personas que piensan antes de actuar, progresan en la vida, son más cautelosos que audaces, son obedientes y respetuosos, sin caer en la sumisión. Los andróginos, en consecuencia, no están limitados por las prescripciones culturales impuestas por los roles genéricos, y son capaces de mostrar características y conductas que consideran ser las más efectivas de acuerdo a la situación, independientemente de si las normas sociales establecen que son apropiadas sólo para algunos de los sexos. De hecho se asume que los andróginos son más saludables mentalmente, puesto que, presentan flexibilidad y adaptabilidad en el medio socio- político-cultural en el que se encuentran (Aguíñiga, Moreno & Sebastián, s.f). Braza, Braza, Carreras & Muñoz, (2006), refiere que los sujetos que presentan esta capacidad para comportarse androgínicamente tienden a ser psicológicamente más Autoconcepto y Desempeño de Roles en un Grupo de Jóvenes Homosexuales de la Ciudad de México 20 saludables y desarrollan un mejor autoconcepto, a diferencia de los individuos tipificados e identificados como masculinos y femeninos, por su limitante en cuanto al rango de comportamientos que se les permite llevar a cabo, el autor indica que llegan a reprimir cualquier comportamiento que pueda ser considerado como no deseable o inapropiado para el sexo y género asignado (Kagan, 1964; Kohlberg, 1966, citados en Aguíñiga. et al., s. f.), como consecuencia, es posible que tengan conflictos para expresar sus sentimientos, emociones, conductas, y se les dificulte relacionarse con otras personas, en general, es probable que también posean un autoconcepto desfavorable. Por ejemplo, Parrott (2009), examinó que los prejuicios sexuales, la ira y la agresión hacia hombres homosexuales son producto de papeles estresantes que se derivan de la adhesión a normas prescritas sobre la masculinidad, particularmente experimentados por hombres heterosexuales estrictamente tipificados por las normas de género masculinas establecidas por la cultura; además, argumenta que la actitud anti-gay es motivada con la finalidad de hacer que los homosexuales hombres cumplan el rol establecido, con el propósito de apoyar las creencias tradicionales, sobre la masculinidad. Por otra parte Bem (1975), incluyó otra categoría genérica, la cual denomina como indiferenciado, la autora describe que las personas que se ubican dentro de esta categoría genérica poco asimilan el rol genérico femenino o masculino, se ven a sí mismos como ni triunfadores ni perdedores, ni ineficientes ni eficientes, ni corruptos ni incorruptos,no están deprimidos pero tampoco contentos (Acuña & De los Ángeles, 1991). Para Díaz-Guerrero (1994), los sujetos indiferenciados corresponden al tipo de personalidad que el autor denominó “personalidad de tipo de control externo pasivo” cuyas cualidades son las de ser poco exitosos, rebeldes, cínicos y principalmente, oportunistas, que actúan con forme a las circunstancias para obtener el mayor beneficio Autoconcepto y Desempeño de Roles en un Grupo de Jóvenes Homosexuales de la Ciudad de México 21 posible, esto es, que son amorosos, corruptos, amigables, o sus opuestos, según les convenga. Además, las investigaciones de Bem, fueron parte aguas de numerosos trabajos que estudian los aspectos antes mencionados, y para muestra de ello, existen hoy en día numerosas escalas tales como: el PAQ (Personal Attributes Questionnaire), elaborado por Spence & Helmreich en 1974, el ACL (Adjective Checklist), elaborado por Heilbrun en 1976, la ANDRO (Personality Research Form), elaborada por Berzins, Wellin y Wetter en 1978, el IMAFE (Inventario de Masculinidad-Feminidad), elaborado por Lara en 1993, entre otros; que se construyen bajo diferentes perspectivas y definiciones de los roles genéricos o la masculinidad y feminidad, y la relación que guardan en función de otras variables, sin embargo, sus hallazgos propician el desarrollo de nuevos instrumentos para comprender y explicar el comportamiento y personalidad de los individuos (Bem, 1979). Por ejemplo, Díaz-Loving et al. (2001), concluyen en su trabajo titulado Elaboración, validación y estandarización de un inventario para evaluar las dimensiones atributivas de instrumentalidad y expresividad, que las mujeres son típicamente más trabajadoras, responsables y ordenadas, y tienen atributos instrumentales deseables e indeseables. Dichos autores argumentan que, de alguna manera, el perfil denota la lucha entre las necesidades biopsiquicas de desarrollo personal y el reflejo de las imposiciones sociales que oprimen al género femenino mediante las normas que exigen abnegación y sumisión, que sí por una parte han dado paso a la transformación de la mujer abriéndole un espacio fuera del ámbito hogareño, favorecen la aparición de aspectos tales como la agresividad, la manipulación, etc. De hecho, parece ser que la doble y hasta la triple jornada, no solo impulsan al crecimiento personal constructivo, sino que también, parecen estar creando inestabilidades e incongruencias por la dificultad de cumplir adecuada y satisfactoriamente todas las demandas, el reflejo extendido de estas tendencias a Autoconcepto y Desempeño de Roles en un Grupo de Jóvenes Homosexuales de la Ciudad de México 22 formas extremas de control es claro en las mujeres rebeldes que dejan de lado el romanticismo y la idealización. Empero, Díaz-Loving et al., señalan que no sólo las mujeres son víctimas de necesidades personales y sociales aparentemente incompatibles, puesto que, otro de los patrones que se hace manifiesto y que refleja la complejidad de la cultura mexicana, es la relación entre los aspectos expresivos, tanto negativos como positivos, con la Instrumentalidad. De hecho, existen hombres con rasgos de machismo que a su vez son soñadores, idealistas, emotivos, sensibles, etc. Al respecto Díaz Guerrero, alude que la posible fuente de neurosis emana de hombres que deben ser duros con el medio y protectores y sensibles en la familia. En ambos géneros, los estereotipos tradicionales asociados a lo masculino y lo femenino se ven transformados, manifestando por parte de las mujeres una absorción de características instrumentales, pero no solo positivas, sino también negativas, y en el caso de los varones, una absorción de características expresivas, no solo positivas, sino también negativas. Como puede observarse éstos autores concuerdan con lo que se menciona al inicio de este trabajo al indicar que, bajo la cobija de la cultura, algunas características marcan lo que es socialmente deseable en cada sexo; pero siendo vulnerables a las transformaciones sociales, en las cuales hombres y mujeres han ido permeando espacios y actividades tradicionalmente asignadas de manera diferente, y se puede ver hoy en día una transformación paulatina de lo atribuido y por tanto lo permitido para ambos sexos. Empero, la transformación significativa es más evidente en las mujeres, los hallazgos del trabajos realizados (Díaz-Loving et al.,2001) muestran que los factores instrumentales de cooperación y orientación al logro, característicos tradicionalmente y frecuentes en hombres que en mujeres, en los estereotipos femeninos ya aparecen características instrumentales descritas como más típicas e ideales en mujeres; en el Autoconcepto y Desempeño de Roles en un Grupo de Jóvenes Homosexuales de la Ciudad de México 23 caso de los hombres, en el campo de los factores de expresividad, específicamente los rasgos afiliativos y romantico-soñador, los autores encuentran interesante que, aunque estas características se asignan tradicionalmente más en mujeres que en hombres, parece que en ambos se presenta esta caracterización. De manera general se puede observar que ambos sexos optan por características mucho más funcionales en el contexto de los cambios socioculturales y las necesidades individuales. Finalmente se reconoce que, indudablemente con el paso del tiempo los individuos poco apoco han transformado sus redes significativas y por consiguiente, han modificado a la vez el conjunto de estereotipos y roles sociales impuestos culturalmente, se espera que mediante esta lenta transformación también el autoconcepto sea más positivo, autosuficiente, exitoso y sano, sin importar las preferencias políticas, sociales, deportivas y sobre todo las sexuales, al reconocer que antes de ser hombre o mujer se es humano. Autoconcepto y Desempeño de Roles en un Grupo de Jóvenes Homosexuales de la Ciudad de México 24 CAPÍTULO III SEXUALIDAD, ORIENTACIÓN SEXUAL E IDENTIDAD SEXUAL: EL CASO DE LA HOMOSEXUALIDAD La tarea de ofrecer una respuesta a la pregunta ¿Qué es la sexualidad?, es sumamente compleja, porque como muchos otros aspectos de la experiencia humana, se muestra como una realidad oscura y tan diversa, que resulta absolutamente imposible acotar todo lo que puede representar bajo una perspectiva única (Fuentes & López 1997). La sexualidad al ser parte orgánica del lenguaje de la vida y estar ligada al placer, al descubrimiento, al renacimiento personal, a lo interaccional, a lo lúdico, a lo comunicacional, a la belleza, a la naturaleza, al amor, a la salud, ser fuente permanente de goce erótico que sobrepasa las fronteras del fenómeno reproductivo y el ámbito de lo privado, y ser potenciadora del desarrollo del autoconcepto, entre otros aspectos psíquicos (Weeks, 1998), hacen que ésta sea mucho más compleja de entender y abordar, y en ninguno de los casos se puede reducir a éstos; una prueba de ello es la multiplicidad de disciplinas tales como, la medicina, antropología, sociología, filosofía, historia y psicología, que han desarrollado teorías y modelos, que se acercan a su estudio, centrándose en mayor o menor medida en unos y otros aspectos o dimensiones vinculadas a ésta. Por ello, en algunas ocasiones su estudio se convierte en un terreno movedizo, donde todo aquello que se sabe sobre ella está influido por discursos morales y culturales, que con frecuencia dicen lo que se debe ser o hacer con los cuerpos, utilizando a veces … no existen ni opinión ni preferencia reales donde una forma de sexualidad es precisamente definida y sostenida como obligatoria. Las otras formas de sexualidad deben ser comprendidas como vivencias fruto de una lucha abierta y dolorosa contra formas fundamentales de opresión sexual y social. Rich,A Autoconcepto y Desempeño de Roles en un Grupo de Jóvenes Homosexuales de la Ciudad de México 25 parámetros entre “normal o anormal” lo que en ocasiones puede conducir a una sensación de “extravío personal” al grado de perderse en territorios ideológicos aparentemente ajenos o desconocidos, a pesar de que la vivencia de la sexualidad parte del propio cuerpo (Sánchez, 2011). Al respecto Michel Foucault (1982), alude que la sexualidad ha estado históricamente ligada a los valores morales, éticos, políticos y económicos de cada época, es decir, en cada momento histórico ha existido una construcción socio-cultural de la sexualidad, rodeada de apreciaciones y diversas valoraciones. Por tanto, la sexualidad requiere ser vista desde múltiples formas y tomar en cuenta que los seres humanos son (independientemente de sus deseos) parte de esa diversidad, y para estudiarla es útil conocer de dónde surge, qué se sabe o qué se ha dicho sobre el tema y qué relación tiene con lo que cada sujeto experimenta. Foucault (1982), al respecto, mostró que a partir del siglo XIX apareció en Europa el concepto “sexualidad”, bajo una marcada preocupación por los comportamientos sexuales y una proliferación de discursos en torno a ésta, señala que no es que antes, no existiera la sexualidad, pero es desde ese momento histórico que ésta cobró fuerza a tal punto de creer que en ella se deposita la verdad de la existencia humana, es decir, la esencia de lo que se es, dejando de ser sólo un aspecto moral y religioso. Desde entonces, la sexualidad ha sido objeto de estudio para distintas disciplinas científicas como parte de un invento reciente en la historia de las sociedades occidentales. Desde la perspectiva de Sánchez (2011), han existido dos enfoques teóricos contrapuestos que proponen mayor comprensión acerca de la sexualidad: el esencialismo y el construccionismo social. El sociólogo Jeffrey Weeks (1998), expresa que el esencialismo es un método que pretende explicar las propiedades de la sexualidad remitiéndola a una supuesta verdad o esencia interior, en cambio el construccionismo social, explica el mismo autor, intenta mostrar que la comprensión de las actitudes hacia el cuerpo y la sexualidad debe partir de su contexto social específico, en donde se deben descubrir las diversas relaciones de poder que Autoconcepto y Desempeño de Roles en un Grupo de Jóvenes Homosexuales de la Ciudad de México 26 conforman y hacen ver la conducta como algo normal o anormal, aceptable o inaceptable, se puede deducir entonces que, la sexualidad se encuentra configurada en la intersección de dos elementos: la subjetividad (qué y quién se es) y la sociedad, las cuales se encuentran íntimamente vinculadas. Partiendo de estos dos elementos y mediante la revisión de la literatura se descubrió que ésta compleja y rica manifestación vital se construye, vivencia, crece, comparte, proyecta y expresa en al menos tres dimensiones existenciales del ser humano, tales como, la dimensión sociocultural, la dimensión interpersonal y la dimensión individual o personal (Castellanos & González 1996; Cruz, 1998). La dimensión sociocultural se determina a partir del proceso de socialización, de esta forma el individuo aprende y asimila ciertas habilidades, motivaciones, normas, actitudes, valores, y comportamientos relacionados con la sexualidad, es importante mencionar que no todas las sociedades son iguales y por tanto las culturas, pues, cada sociedad modela, estructura y controla el desarrollo y la expresión de la sexualidad en cada uno de sus miembros, se puede decir que, existen culturas del sexo que son extremadamente variables en términos de ideologías y valores contenidos en ellas. Por esta razón, si se decide hacer un análisis de la sexualidad es necesario tomar en cuenta el lugar y el significado que la sexualidad ocupa en la vida social de una cultura o sociedad determinada (Fuentes & López, 1997). La dimensión interpersonal, íntimamente relacionada con la dimensión sociocultural, se fundamenta a partir de la capacidad de los individuos para relacionarse con otras personas, es decir, la necesidad de encontrarse y establecer vínculos con los otros o con el otro; estas interacciones se convierten en el contexto más importante, puesto que, en ellas se desarrolla el proceso de socialización, y por tanto, la socialización sexual. La familia, los grupos de pares, la pareja y la necesidad de establecer relaciones íntimas, se convierten en el núcleo central de aprendizaje y ensayo del comportamiento sexual, empero, las relaciones interpersonales más relevantes o significativas, serán Autoconcepto y Desempeño de Roles en un Grupo de Jóvenes Homosexuales de la Ciudad de México 27 centrales y mediadoras a lo largo del ciclo vital y de la forma en que el individuo vive su propia sexualidad. No hay que olvidar que del mismo modo las relaciones interpersonales condicionan el modo de estar y de ser de los individuos, y éstos, a su vez, son los que con sus características personales desarrollan dichas relaciones (Fuertes & López, 1997). La dimensión individual o personal, se relaciona con una serie de procesos fisiológicos (activación y deseo sexual), afectivos (emociones y sentimientos) y cognitivos (creencias, expectativas, fantasías e intereses) que mediatizan, condicionan y desarrollan de forma particular el comportamiento sexual del propio sujeto, además, la sexualidad se expresa de forma activa en el contexto dinámico de la totalidad psíquica del sujeto, es decir, la personalidad. Se comprende entonces que existe un indisoluble vínculo entre la personalidad y la sexualidad, y desde esta perspectiva la personalidad es siempre sexuada y la sexualidad es de carácter personalizado (Castellanos & González, 1996). La personalidad es un sistema de organizaciones, procesos, propiedades, fenómenos, elementos psíquicos activos, integrales y reguladores, de carácter irrepetible que proyectan a la sexualidad. Por tanto, resulta determinante para establecer un enfoque de la sexualidad como expresión de ésta. Castellanos & González (1996), mencionan que el sujeto deviene psicológicamente y socialmente sexuado a través de un proceso ontogenético de la personalidad que conduce a la construcción activa del autoconcepto y los roles genéricos, desde esta perspectiva, estos elementos o componentes desempeñan un papel fundamental en la sexualidad de los individuos. Pero el autoconcepto y los roles genéricos no son los únicos elementos que intervienen en la sexualidad humana, la orientación sexual y la identidad sexual, también juegan un papel fundamental en la sexualidad humana. La orientación sexual refiere a la dirección preferente de los impulsos, deseos, fantasías y sueños sexuales hacia una o varias personas, en general la orientación sexual es una Autoconcepto y Desempeño de Roles en un Grupo de Jóvenes Homosexuales de la Ciudad de México 28 atracción constante hacia otra persona en el plano emotivo, romántico, sexual o afectivo (APA, 2012). En cambio la identidad sexual es un elemento del autoconcepto y responde a la pregunta ¿Quién soy?; en función de la respuesta se determina la identificación a cualquiera de las cinco categorías sexuales que se mencionan a continuación: la heterosexual o buga, la homosexual, la bisexual, la transexual o la transgénero. Las personas que se identifican como heterosexuales experimentan atracción erótico- afectiva, incluyendo sueños y fantasías persistentes por personas de sexo diferente al propio (si soy hombre me atraerán mujeres, y viceversa), en cambio las personas que se reconocen como homosexuales sienten atracción erótico-afectiva por personas del mismo sexo, por otra parte las personas que se perciben como bisexuales se inclinan eróticamente por cualquier sexo (Delamate & Shibley, 2006).Los transexuales, en cambio, son personas que creen que han nacido con el cuerpo del otro sexo, generalmente son candidatos para el proceso de reasignación de sexo y el término transexual puede utilizarse para referirse a la persona tanto antes como después de la cirugía. En cambio el término transgénero es más amplio e incluye a transexuales al igual que a las personas cuya identidad de género no se equipara con su rol genérico, este tipo de personas no buscan una cirugía de reasignación de sexo y, en su lugar prefieren sólo tratamientos hormonales, se interesan principalmente en percibirse y desarrollar actitudes, conductas y comportamientos sistemáticos y aplicados idénticamente en relación al género que no corresponden (Delamate & Shibley, 2006). En otras palabras, a pesar de que al nacer sexuado las personas transgenéro fueron identificados y rotulados como niño o niña a partir de su sexo biológico, durante su desarrollo se identificaron y desarrollaron una identidad genérica que no parte de la oposición “soy niño y por tanto no soy niña, o soy niña por lo cual no soy niño”, y crearon una convicción de pertenecía a un género que de acuerdo a la cultura no les corresponde. Autoconcepto y Desempeño de Roles en un Grupo de Jóvenes Homosexuales de la Ciudad de México 29 La homosexualidad, tema central de éste capítulo, según Delamate & Shibley (2006), se deriva de la raíz griega homo que significa “igual”, por tanto, este término se puede aplicar de manera general a los homosexuales de ambos sexos. El término lesbiana, en cambio, se utiliza para hacer referencia a las mujeres homosexuales, tiene su origen en la gran poetisa griega Sappho, que vivía en las Islas Lesbos (de aquí el término lesbiana) alrededor del año 600 A.C. Harper & Schneider (2003, citados en Briseño, 2008), aluden que el término homosexualidad se forma a partir del prefijo griego homo que significa mismo, y sexus, vocablo latino para sexo, lo cual designa en un principio un deseo sexual orientado hacia personas del mismo sexo, y este término se imprime por primera vez en alemán (Homosexualität) en 1869 y lo acuña un escritor y traductor austro-húngaro, Karl María Kertbeny. Al respecto, múltiples son los estudios que se han realizado para explicar la homosexualidad, y los primeros en hacerlo son los médicos Casper y Tardieu, de nacionalidad alemana y francesa, respectivamente, quienes a mediados del siglo XIX, formularon por primera vez la hipótesis de que la homosexualidad se trataba de algo congénito, esta tesis gozó de enorme popularidad y todavía prevalece en los planteamientos tanto científicos como populares (Linnhoff, 1976). Dichas hipótesis se fundamentan en que la homosexualidad es producto de lesiones hereditarias manifestadas en forma de neuropatía y que puede agravarse a través de la masturbación, otra hipótesis del mismo corte se basa en la no superación del estadio bisexual del embrión y por tanto este no alcanzaba la madurez heterosexual. Otra respuesta de la ciencia médica a la hipótesis de que, la homosexualidad es determinada constitucionalmente, es debido a un desequilibrio hormonal, en este sentido se parte de la suposición de que existen hormonas sexuales masculinas y femeninas (andrógenos y estrógenos) y por consiguiente, la homosexualidad debe atribuirse a un desequilibrio entre estos tipos de hormonas. Sin embargo, se demostró posteriormente que las hormonas, no modifican la elección del objeto sexual en los homosexuales masculinos y femeninos incluso en personas heterosexuales, pero si se Autoconcepto y Desempeño de Roles en un Grupo de Jóvenes Homosexuales de la Ciudad de México 30 producen modificaciones en el sentido de que tanto en las mujeres como en los hombres la actividad sexual aumenta (Linnhoff, 1976). Puede entenderse entonces que desde la perspectiva médica y psiquiátrica la homosexualidad es considerada como un estigma de alguna enfermedad degenerativa del sistema nervioso central por lo que fue incluida como variante sexual bajo el amplio epígrafe de “Trastornos de personalidad y otras alteraciones mentales no psiquiátricas” en la segunda edición del Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM), de la American Pyschiatric Association (Asociación Psiquiátrica Americana APA). La cuestión de si la homosexualidad pertenecía a la categoría de trastornos mentales se debatió hasta que en el año de 1973 se quitó de las enfermedades mentales del DSM- III y se eliminó todo diagnóstico psiquiátrico que podría ser usado para discriminar a la gente homosexual (Maya, 1998). Esta despatologización de la homosexualidad al parecer ha sido el resultado, entre otras razones, de los cambios socioeconómicos en la sociedad occidental; la liberación sexual que la segunda guerra mundial originó, las múltiples rebeliones de los 60s, los movimientos Gay y Feminista, la transformación de la conducta sexual, la familia y el desarrollo de los intereses científicos en la conducta sexual (Herdt, 1988, citado en Cruz, 1998). Pero el merito de haber desarrollado una serie de teorías totalmente originales sobre la homosexualidad es de Sigmund Freud, quien señaló que, en general los seres humanos tienen una bisexualidad psíquica normal, es decir, la visión de Freud era que todas las personas pasaban por una fase homoerótica en la infancia en el transcurso regular de su desarrollo, si la homosexualidad se manifestaba, ello sería debido a una detención del desarrollo normal o a una regresión como resultado de la angustia de castración movilizada por las relaciones familiares patológicas. Incluso si el desarrollo transcurriría normalmente, algunos vestigios de la fase homoerótica podían permanecer como aspectos perennes de la personalidad. Desde esta perspectiva las tendencias homosexuales latentes son universales y se reflejan en los sublimados patrones de Autoconcepto y Desempeño de Roles en un Grupo de Jóvenes Homosexuales de la Ciudad de México 31 afecto hacia miembros del mismo sexo o en las tendencias pasivas de los hombres y en las tendencias agresivas de las mujeres (Maya, 1998). Por otra parte desde la disciplina sociológica Linnhoff (1976), alude que el comportamiento homosexual no es una deviación en sí, puesto que es causa de la apreciación y la relación de los miembros de la sociedad, por lo que concluye que las diversas explicaciones sobre la homosexualidad muchas veces servirían para reducir sentimientos de culpa o de vergüenza y que lo único que podían revelar es el origen y no el desarrollo. Campo (2005), sugiere que para explicar la génesis de la homosexualidad, es preciso tener presente que el desarrollo psicosexual involucra una compleja interacción de experiencias individuales, de aprendizaje y potencialidades innatas, alude además que las bases para la identidad sexual se establecen en la infancia; pero, la orientación sexual se consolida posteriormente. Desde esta perspectiva el autor asume que es inobjetable el papel de la socialización en el proceso de formación de la identidad sexual, pero son cuestionables las influencias de las actitudes y las prácticas de crianza de los padres en el proceso de determinación de la orientación sexual. Pardo (1995), explica que la homosexualidad debe ser entendida como una conducta humana conformada de aspectos intelectuales, físicos y psicoafectivos, es decir, se debe comprender como una conducta que puede ser fruto de una decisión personal, una dotación genética o neuroanatómica peculiar, consecuencia de factores culturales, educativos o de los condicionantes psicoafectivos. Para el autor, cada una de estas tres interpretaciones valora al homosexual de modo distinto, en el primer caso, el homosexual es sólo culpable, en el segundo, es un títere inocente de sus tendencias alteradas y en el tercero, ha sufrido de influenciasinconscientes y conscientes negativa o positivas. Sin embargo, cualquiera de estas interpretaciones resultan simplistas, puesto que, la conducta del hombre no es resultado sólo de decisiones, ni sólo de pulsiones innatas, ni de estilos de crianza o hábitos inculcados, sino que es resultado de una interacción Autoconcepto y Desempeño de Roles en un Grupo de Jóvenes Homosexuales de la Ciudad de México 32 compleja de estos factores; y toda consideración de la homosexualidad que deje fuera alguna de estas facetas está en condiciones de enfrentarse inadecuadamente a hechos malinterpretados. Además, la consolidación y aceptación de la identidad homosexual de manera positiva ha sido asociada con un buen autoconcepto y de satisfacción general de la vida en hombres y mujeres homosexuales. Sin embargo, el proceso de crear una identidad positiva y de aceptar la propia homosexualidad, depende múltiples factores y experiencias individuales y sociales que se desarrollan durante la vida. Una identidad homosexual negativa, aún para alguien que ya la ha aceptado y externado, puede provocar problemas como culpa, vergüenza, problemas en la intimidad, disfunción sexual y abuso de sustancias, entre otros aspectos (Luhtanen, 2003, citado en Briseño, 2008). En resumen, se puede decir que los estudios acerca de la homosexualidad vienen fundamentalmente determinados por la hipótesis a) de que se trata de un fenómeno congénito, y b) de que se trata de un fenómeno adquirido. La hipótesis a) es la que adopta principalmente los médicos y psiquiatras al admitir que la homosexualidad se atribuye a condicionamientos genéticos, o que debe relacionarse con desequilibrios hormonales y/o mentales. La hipótesis b), revela a la homosexualidad como fenómeno adquirido, y es adoptada sobre todo por psicólogos, psicoanalistas y sociólogos (Foucault 1982). La sexualidad, como puede observarse se ejerce y entiende desde sus diversos componentes y elementos, por tanto, no es esencia o aspecto de la naturaleza corporal, es mucho más compleja que eso, es una construcción que hace la sociedad de ella, y también depende en gran medida de la propia subjetividad que el ser humano haga sobre ésta, por lo tanto, se sugiere que para estudiarla y entenderla se debe abordar de la manera más objetiva posible (Córdova, 2003). Cabe preguntar, si la sexualidad es una construcción social, ¿La orientación sexual y la identidad sexual se puede cambiar o reconstruir a voluntad? La respuesta argumenta Autoconcepto y Desempeño de Roles en un Grupo de Jóvenes Homosexuales de la Ciudad de México 33 que ni la heterosexualidad es natural ni la homosexualidad, bisexualidad, transexualidad y la identidad transgénero son antinaturales; la identidad y la orientación sexual son resultado de los procesos de estructuración psíquica que, de manera inconsciente, posicionan o guían el deseo de los seres humanos y de las normas culturales que permiten o prohíben ese tipo de prácticas, pero que no las determinan pues, desde una perspectiva psicoanalítica, la libido es polimorfa y perversa, y esta clásica expresión freudiana quiere decir que el deseo, se dispara y extiende psíquicamente en mil formas y direcciones, vertiéndose fuera de los cauces previstos para la reproducción, sin más límites que el que la cultura logra imponer mediante la existencia básica de dos cuerpos en donde se encauza la pasión (Sánchez, 2011). Así el deseo hacia el otro no se elige, se siente y contra ello ni la cultura ni la voluntad propia se pueden interponer. Pero a pesar de lo antes mencionado las personas homosexuales, bisexuales y transexuales son, constantemente víctimas de la discriminación y opresión a pesar de todos los intentos sociales, legales y políticos que se han hecho para garantizar sus derechos humanos. Debido a esta marginación de las relaciones románticas entre personas del mismo sexo, las minorías sexuales se ven obligadas a enfrentar el reto de encontrar formas de adaptarse a su condición estigmatizada (Briseño, 2008). Autoconcepto y Desempeño de Roles en un Grupo de Jóvenes Homosexuales de la Ciudad de México 34 CAPÍTULO IV METOLODOGÍA Objetivo de Investigación Determinar si el autoconcepto y sus factores en un grupo de jóvenes homosexuales de la Ciudad de México se asocia con el desempeño de sus roles sociales. Objetivos Específicos Clasificar el autoconcepto de la muestra de estudio. Determinar si hay diferencias en el autoconcepto de la muestra de estudio considerando su sexo, edad, escolaridad y ocupación. Clasificar los roles desempeñados por la muestra de estudio. Determinar si hay diferencias en el desempeño de roles de la muestra de estudio considerando su sexo, edad, escolaridad y ocupación. Analizar si el autoconcepto de un grupo de jóvenes homosexuales de la ciudad de México se asocia con su desempeño de roles sociales. Pregunta de Investigación ¿El autoconcepto de un grupo de jóvenes homosexuales está asociado a su desempeño de roles sociales en la Ciudad de México? Hipótesis Si el autoconcepto de un grupo de jóvenes homosexuales de la Ciudad de México es desfavorable entonces tendrán un inadecuado desempeño de roles sociales. Autoconcepto y Desempeño de Roles en un Grupo de Jóvenes Homosexuales de la Ciudad de México 35 Variables Demográficas Edad Definición conceptual: Tiempo en años transcurridos a partir del nacimiento de un individuo (Diccionario de la Real Academia Española). Definición operacional: Conjunto de sujetos aglutinados por edad en intervalos. Escolaridad Definición conceptual: Conjunto de conocimientos determinados por grados adquiridos en instituciones de educación formal (Diccionario de la Real Academia Española). Definición operacional: Último grado escolar cursado por los participantes Sexo Definición conceptual: Categoría biológica, determinada por la presencia del cromosoma sexual XX en las mujeres y XY en los hombres. Estos cromosomas son portadores de información genética, que proporciona diferentes caracteres sexuales a los individuos, tales como el pene y el escroto al hombre, y el clítoris y la vagina a las mujeres, los cuales permiten asignar un sexo (Alterman, 2008). Definición operacional: Ser hombre o Ser mujer Ocupación Definición conceptual: Actividad a la que una persona se dedica en un determinado tiempo (Diccionario de la Real Academia Española). Definición operacional: Status de Estudiante o No estudiantes Autoconcepto y Desempeño de Roles en un Grupo de Jóvenes Homosexuales de la Ciudad de México 36 Dependiente Desempeño de Roles Sociales Definición conceptual: Mediante la literatura revisada se concluye que el desempeño de roles es el conjunto de comportamientos y actitudes adecuadas y esperadas por la sociedad en función de las circunstancias típicas en las que se encuentra el individuo y las relaciones que mantenga éste con su grupo y/o grupos de pertenencia (Fischer, 1999). Definición operacional: Factores y puntajes obtenidos para un grupo de personas homosexuales de la ciudad de México mediante la factorización del instrumento “AF5”, elaborado por García Gutiérrez & Musito en el año 2002. Independiente Autoconcepto Definición conceptual: Tomando en cuenta el análisis de los elementos teóricos de autores tales como James (1890), Cooley (1902), Mead (1934/1993), entre otros, se concluye para este trabajo de tesis que el autoconcepto es, el análisis que se llega a hacer respecto a uno, el cual se realiza de manera individual y social, basándose en patrones culturales de los aspectos físicos, biológicos, sexuales, psicológicos y sociales. Definición operacional: Factores y puntajes que se obtuvieron para la muestra de un grupo de personas homosexuales de la Ciudad de México
Compartir