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Asociacion-entre-anorexia-y-fragilidad-en-pacientes-mayores-de-70-anos-hospitalizados-en-el-Servicio-de-Geriatra-del-HGR--72

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
FACULTAD DE MEDICINA 
DIVISIÓN DE ESTUDIOS DE POSGRADO E INVESTIGACIÓN 
 
INSTITUTO MEXICANO DEL SEGURO SOCIAL 
HOSPITAL GENERAL REGIONAL 72 
SERVICIO DE GERIATRÍA 
 
“Asociación entre anorexia y fragilidad en pacientes mayores de 70 años 
hospitalizados en el servicio de Geriatría del HGR # 72” 
 
 
 
PROYECTO DE TESIS. 
PARA OBTENER ESPECIALIDAD EN GERIATRÍA. 
 
PRESENTA: Dra. Sandra Adela Mejía Pineda 
Residente de cuarto Año de la Especialidad de Geriatría 
Servicio de Geriatría del Hospital General Regional # 72 del IMSS 
Tel: 5518159593 Matricula: 98352544 
Correo electrónico: sampi4@hotmail.com 
 
DIRECTOR DE TESIS: Especialista en Geriatría Juan Adolfo Basaldúa Mayr. 
 
 
 
 
Filiberto Gómez sin número Colonia Industrial CP 54000. Tlalnepantla de Baz, Estado de 
México. 
 
 
 
 
 
Margarita
Texto escrito a máquina
Ciudad de México 2019
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
 
 
 
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
FACULTAD DE MEDICINA 
DIVISIÓN DE ESTUDIOS DE POSGRADO E INVESTIGACIÓN 
 
INSTITUTO MEXICANO DEL SEGURO SOCIAL 
HOSPITAL GENERAL REGIONAL 72 
SERVICIO DE GERIATRÍA 
 
“Asociación entre anorexia y fragilidad en pacientes mayores de 70 años 
hospitalizados en el servicio de Geriatría del HGR # 72” 
 
 
 
PROYECTO DE TESIS. 
PARA OBTENER ESPECIALIDAD EN GERIATRÍA. 
 
INVESTIGADOR RESPONSABLE: 
Especialista en Geriatría Juan Adolfo Basaldúa Mayr: Categoría: Médico no Familiar. 
Profesor Adjunto en el curso de especialidad en Geriatría HGR # 72 IMSS Delegación 
Matricula: 97152035. Tel: 5537025950 
Correo electrónico: vejezexitosa@hotmail.com 
 
INVESTIGADOR ASOCIADO: 
Asesor metodológico: Dr. Ismael Aguilar Salas Categoría: Médico no Familiar. 
Médico División Institucional de Cuadros Básicos de Insumos para la Salud 
Matrícula 10835393. Tel: 5515918867 
Correo electrónico: Ismael.aguilar@imss.gob,mx 
 
PRESENTA: Dra. Sandra Adela Mejía Pineda 
Residente de cuarto Año de la Especialidad de Geriatría 
Servicio de Geriatría del Hospital General Regional # 72 del IMSS 
Tel: 5518159593 Matricula: 98352544 
Correo electrónico: sampi4@hotmail.com 
 
Filiberto Gómez sin número Colonia Industrial CP 54000. Tlalnepantla de Baz, Estado de 
México. 
 
mailto:Ismael.aguilar@imss.gob,mx
 
 
 
 
 
 
 
“ASOCIACIÓN ENTRE ANOREXIA Y FRAGILIDAD 
EN PACIENTES MAYORES DE 70 AÑOS 
HOSPITALIZADOS EN EL SERVICIO DE GERIATRÍA 
DEL HGR # 72” 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
INSTITUTO MEXICANO DEL SEGURO SOCIAL 
DIRECCIÓN DE PRESTACIONES MÉDICAS 
 
 
UNIDAD DE EDUCACIÓN, INVESTIGACIÓN Y POLÍTICAS DE SALUD 
COORDINACIÓN DE INVESTIGACIÓN EN SALUD 
 
 
 
 
 
_____________________________________ 
DR. RAMÓN ARMANDO SÁNCHEZ TAMAYO 
DIRECTOR DE EDUCACIÓN E INVESTIGACIÓN EN SALUD 
HOSPITAL GENERAL REGIONAL # 72 “LIC. VICENTE SANTOS GUAJARDO” 
 
 
 
 
___________________________________ 
DR. FRANCISCO MEDRANO LÓPEZ 
COORDINACIÓN CLÍNICA DE EDUCACIÓN EN SALUD DEL HOSPITAL GENERAL 
REGIONAL # 72. 72 “LIC. VICENTE SANTOS GUAJARDO” 
 
 
 
 
_____________________________________ 
DR. JOSÉ ANTONIO ESPINDOLA LIRA 
PROFESOR TITULAR DEL CURSO DE ESPECIALIZACIÓN EN GERIATRÍA 
HOSPITAL GENERAL REGIONAL # 72 “LIC. VICENTE SANTOS GUAJARDO” 
 
 
 
 
_____________________________________ 
DR. JUAN ADOLFO BASALDÚA MAYR 
MÉDICO DE BASE DEL SERVICIO DE GERIATRÍA 
 HOSPITAL GENERAL REGIONAL # 72 “LIC. VICENTE SANTOS GUAJARDO” 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
AGRADECIMIENTOS 
Agradezco a mis papás, a mi hermano Rucho por acompañarme en este camino de 
la medicina, por estar en todo momento a mi lado y brindarme palabras de aliento y 
apoyo en los momentos difíciles, sin su gran apoyo esto nunca hubiera sido posible. 
Los quiero infinito. 
Le doy gracias a mi madrina, mi padrino, Tía Rosita, Chavita, Aida, Paty y Rocío por 
estar siempre al pendiente de mi vida a lo largo de estos cuatro años, gracias por 
estar siempre dispuestos a escucharme y a exhortarme a seguir adelante. 
A mis compañeros y hermanos de vida, a aquellos que han crecido en la residencia 
conmigo, en especial a Yetna quien ha estado conmigo desde el primer día en la 
Geriatría, gracias por tu apoyo incondicional, por tu gran sentido del humor, por 
dejarme entrar en tu vida y regalarme tu amistad. 
A mis residentes pequeños y mayores que creyeron en mí y que me enseñaron que 
sólo si se comparte el conocimiento se engrandece el corazón. 
A todos mis profesores, Dr. Espíndola, Dr. Sánchez, Dra. León, Dr. Morales, Dr. 
Basaldúa, Dr. Corona, Dra. Villagrán, Dr. Helguera; por estar siempre dispuestos a 
compartir su conocimiento, experiencia, por enseñarme el compromiso con los 
pacientes, la dignificación del anciano, de la vida y la muerte, por ser guías en el 
camino de la Medicina y la Geriatría. 
Al Hospital Regional 72 y a todo el servicio de Geriatría por dar una luz en mi vida 
al recibirme con los brazos abiertos y darme la oportunidad de integrarme a esta 
hermosa familia. 
Y finalmente a mis asesores de tesis, Dr. Juan Adolfo Basaldúa y Dr. Ismael Aguilar, 
que sin su apoyo, tiempo y conocimientos no hubiera sido posible concluir este 
trabajo. 
 
 
 
 
 
Sandy 
 
 
 
INDICE GENERAL 
Resumen………………………………………………………………………………... 1 
Objetivos………………………………………………………………………………… 2 
Marco teórico…………………………………………………………………………… 3 
Antecedentes…………………………………………………………………………… 27 
Planteamiento del problema………………………………………………………….. 33 
Justificación…………………………………………………………………………….. 35 
Hipótesis………………………………………………………………………………… 36 
Material y métodos…………………………………………………………………….. 37 
Aspectos éticos………………………………………………………………………… 49 
Resultados……………………………………………………………………………… 52 
Discusión………………………………………………………………………………... 57 
Conclusiones………………………………………………………………………….... 59 
Referencias……………………………………………………………………………… 60 
Anexos…………………………………………………………………………………… 65
 
1 
 
RESUMEN ESTRUCTURADO 
Título. “Asociación entre anorexia y fragilidad en pacientes mayores de 70 años hospitalizados 
en el servicio de geriatría del HGR # 72” 
Antecedentes. La anorexia se refiere a la disminución multifactorial del apetito, se encuentra 
caracterizada por ingesta de menos del 50% del consumo habitual de alimentos, por al menos 
3 días. En un estudio observacional transversal realizado en Tokio por Tsutsumimoto, se 
evaluó la relación que existe entre la anorexia del envejecimiento y el estado de fragilidad, en 
el cual encontraron que la asociación en los pacientes no frágiles fue de 7.9%, en los pacientes 
pre-frágiles 14.8%, y en los pacientes frágiles 21.2%. 
Objetivos. Evaluar la asociación entre anorexia y fragilidad en pacientes mayores de 70 años 
hospitalizados en el Servicio de Geriatría del HGR # 72. 
Material y métodos. Es un estudio observacional, prolectivo, transversal, descriptivo. Se 
incluirán a los pacientes hospitalizados mayores de 70 años del servicio de Geriatría que se 
detecten con anorexia. Se excluirán a los pacientes con demencia moderada a severa, 
pacientes con delirium, enfermedades terminales y cáncer en cualquier estadio. El tamaño de 
la muestra se calculará a través de la fórmula de Spiegel & Stephens. El análisis de los datos 
se realizará pormedio de estadística descriptiva, para la comprobación de la hipótesis se 
utilizará la prueba estadística de SPEARMAN. 
Recursos e infraestructura: Se llevará a cabo en el Servicio de Geriatría del HGR #72, en 
pacientes mayores de 70 años hospitalizados. 
Experiencia de grupo y tiempo a desarrollarse: El grupo de investigación cuenta con 
experiencia referente a investigación y evaluación de anorexia, estado nutricional y fragilidad 
para la realización de investigación. Esta investigación se realizará del 01 de diciembre al 15 
de enero de 2019. 
 
 
 
 
2 
 
OBJETIVO GENERAL 
Evaluar la asociación entre anorexia y fragilidad en pacientes mayores de 70 años 
hospitalizados en el Servicio de Geriatría del HGR # 72. 
 
OBJETIVOS SECUNDARIOS 
Describir las características sociodemográficas y clínicas de los pacientes mayores de 70 años 
hospitalizados en el Servicio de Geriatría del HGR # 72. 
 
Determinar la presencia de anorexia en los pacientes mayores de 70 años hospitalizados en 
el Servicio de Geriatría del HGR # 72. 
 
Examinar la presencia de fragilidad en los pacientes mayores de 70 años hospitalizados en el 
Servicio de Geriatría del HGR # 72. 
 
Identificar la gravedad de la anorexia en los pacientes mayores de 70 años hospitalizados en 
el Servicio de Geriatría del HGR # 72. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
3 
 
MARCO TEÓRICO. 
El envejecimiento poblacional es reconocido ya como uno de los grandes temas 
nacionales.1 El envejecimiento humano es un fenómeno de suma complejidad, cuya naturaleza 
multifactorial es objeto de análisis por una variedad de disciplinas a lo largo de un espectro de 
tópicos que oscilan desde los aspectos moleculares y evolutivos hasta sus implicaciones 
socioeconómicas, políticas y de derechos humanos. 
En México se estima que, en 15 años, la población de 60 años y más aumentará 50 por 
ciento en términos relativos, pasando del 10 por ciento en 2015 al 15 por ciento en 2030. El 
grupo que más crecerá será el de 85 años y más. La vejez dura ya más que la infancia, y en 
México las personas con 60 y más años son más numerosas que los infantes menores de 5 
años.2 
En el plano biológico, el envejecimiento está asociado con la acumulación de una gran 
variedad de daños moleculares y celulares. Con el tiempo, estos daños reducen gradualmente 
las reservas fisiológicas, aumentan el riesgo de muchas enfermedades y disminuyen en 
general la capacidad del individuo. A la larga, sobreviene la muerte. Pero estos cambios no 
son ni lineales ni uniformes, y solo se asocian vagamente con la edad de una persona en años. 
Así, mientras que algunas personas de 70 años gozan de un buen funcionamiento físico y 
mental, otras tienen fragilidad o requieren apoyo considerable para satisfacer sus necesidades 
básicas.3 
En concepto de envejecimiento como dependencia se genera en razón de la aparición 
y acumulación de padecimientos crónicos, incurables y progresivos, dentro de una 
pluripatología que no es inmediatamente fatal, sino que tiene serios efectos no letales con 
consecuencias de deterioro funcional, mala calidad de vida, demanda de atención médica y 
necesidad de cuidados de largo plazo. Debido a enfermedad e incapacidad a partir de la vejez, 
se originan dependencias que significan cargas sociales, económicas y emocionales para la 
persona, la familia y la sociedad.4 
 
 
 
 
4 
 
ANOREXIA EN EL ANCIANO, CONCEPTOS GENERALES. 
La desnutrición en la población mayor es un peligro común para la salud que hace que 
los adultos mayores sean más vulnerables a múltiples consecuencias de salud que ponen en 
riesgo su independencia.5 
La ingesta de alimentos sufre cambios sustanciales durante el curso de la vida, lo que 
implica variaciones en los depósitos de la energía del cuerpo. Dicha energía es esencial para 
la ejecución de cualquier actividad, la preservación del estado de energía corporal general es 
crítica para el envejecimiento exitoso. De hecho, una violación en el estado nutricional hace 
que los adultos mayores sean más vulnerables a los estresores internos y / o externos, lo que 
puede afectar gravemente la salud general y la calidad de vida.6 
El término "anorexia del envejecimiento" se ha acuñado para indicar la disminución 
multifactorial del apetito y / o la ingesta de alimentos que se produce en la vida tardía.7 
La simple descripción de la anorexia del envejecimiento, que ocurre hasta en un 20% 
de los ancianos, la define como una disminución de la ingesta de calorías relacionada con la 
edad, que gradualmente lleva a pérdida de la masa muscular. La disminución de la ingesta de 
alimentos relacionada con la edad, también observada en animales de laboratorio, puede 
considerarse como una reacción normal al gasto de energía disminuido observado en los 
ancianos, y por lo tanto puede denominarse anorexia fisiológica del envejecimiento.8 
Esta disminución en la ingesta de alimentos con el envejecimiento tiene múltiples 
causas, incluyendo un aumento en la actividad del sistema de saciedad periférica y una 
disminución en la actividad del sistema de alimentación central. La disminución de la ingesta 
de alimentos junto con una disminución en el ejercicio conduce a una disminución de la masa 
muscular (sarcopenia). Esta anorexia fisiológica del envejecimiento también hace que las 
personas mayores sean más vulnerables a desarrollar anorexia severa y desgaste muscular 
cuando desarrollan una enfermedad. Esta afección se conoce como caquexia, del griego kakos 
'mal', hexis “tener o habitar” e ia “cualidad'. Sin embargo, el patrón de pérdida de peso 
observado con la caquexia difiere del observado con la deficiencia pura de nutrientes, lo que 
sugiere que otros factores también están involucrados en la producción de catabolismo 
proteico y pérdida de masa muscular.9 
 
5 
 
FACTORES DE RIESGO PARA ANOREXIA. 
El desarrollo de la anorexia del envejecimiento está influenciado por condiciones 
comórbidas que interfieren directa o indirectamente con el estado nutricional.5 La anorexia es 
una condición de salud multifactorial correlacionada con múltiples causalidades que ocurre 
cuando los efectos acumulados de las deficiencias en los sistemas múltiples hacen que una 
persona mayor sea más vulnerable. El deterioro funcional, las condiciones sociales y 
ambientales, las enfermedades agudas y crónicas y los tratamientos representan solo algunos 
factores de riesgo asociados con la pérdida de peso relacionada con la edad. En particular, las 
limitaciones físicas que conducen a problemas de movilidad inducen deficiencias funcionales 
en las actividades de la vida diaria que fácilmente provocan una ingesta reducida de alimentos 
y desnutrición.9 
Los posibles factores causantes de esta reducción se han descrito en las mnemotecnia 
“MEALS ON WHEELS” propuesta por Morley (M: Medicamentos, E: Emocione, depresión, A: 
Alcoholismo, L: Late life Paranoia, S: Swallowing problems o problemas para deglutir, O: 
Problemas Orales, N: No money o pobreza, W: Vagabundeo u otros problemas de demencia, 
H: Hipertiroidismo, E: Problemas entéricos o mala absorción, E: Eating problems o problemas 
para comer, L: Low salt: Dieta baja en sal o en colesterol, S: Problemas para la compra y la 
preparación de alimentos; y en las" 9 D de pérdida de peso "de Robbins; (Drugs, depression, 
dysphagia, dentition, dementia, Disease, diarrea, Dysegeusia, disfuntion). Estos factores se 
pueden dividir en varios grupos: disminución en la apreciación hedónica de los alimentos, las 
circunstancias sociales y ambientales, las causas psicológicas y las causas fisiológicas y 
médicas.10 
En este contexto, también el deterioro sensorial (audición y visión) puede afectar la 
capacidad de las personas mayores para realizar actividades cotidianas estándar como hacer 
compras, preparar y consumir alimentos. Otros factores físicos, como una dentición deficiente, 
prótesis mal ajustadas o estadosinflamatorios de la cavidad oral; pueden limitar el tipo y la 
cantidad de ingesta de alimentos. Los problemas para masticar y tragar se relacionan 
directamente con una ingesta deficiente de nutrientes como proteínas, fibras, vitaminas y 
calcio, a la vez que favorecen una mayor ingesta de grasas y colesterol.11 
 
6 
 
La mala salud oral puede tener un impacto negativo en la calidad de vida general 
secundaria a la pérdida de los dientes, el dolor y las molestias, y puede evitar que algunos 
adultos mayores mastiquen los alimentos correctamente. La mala salud oral también puede 
conducir a una nutrición deficiente. La xerostomía, o boca seca, es uno de los problemas más 
comunes que afecta negativamente el consumo de alimentos en los adultos mayores. Las 
personas con xerostomía tienen dificultad para formar un bolo alimenticio o tragar, y tienen una 
capacidad reducida para probar los alimentos. La xerostomía puede causar mucositis, caries 
dental, labios agrietados y lengua fisurada. Los síntomas de la xerostomía son temporales 
(terapia farmacológica a corto plazo, deshidratación, ansiedad) o de larga duración. Las causas 
de la xerostomía de larga duración incluyen enfermedades de las glándulas salivales (es decir, 
síndrome de Sjögren, hepatitis C y diabetes) y causas iatrogénicas (medicamentos, radiación 
local, quimioterapia). Los adultos mayores corren un mayor riesgo de caries dental secundaria 
a una mayor recesión de las encías gingivales que expone las superficies radiculares y la 
xerostomía. Alrededor del 50% de las personas de 75 años o más tienen caries dentales que 
afectan al menos un diente.12 
Varias enfermedades comunes relacionadas con la edad alteran el apetito y producen 
malabsorción o aumento en el gasto de energía. Por ejemplo, síndromes de malabsorción, 
enfermedades gastrointestinales, infecciones agudas y crónicas e hipermetabolismo como 
hipertiroidismo, que representan los principales candidatos para deficiencias de 
micronutrientes, pérdida de apetito, reducción de la ingesta de alimentos y, en última instancia, 
anorexia. 
Otras afecciones crónicas como el cáncer y las enfermedades inflamatorias, como la 
artritis reumatoide, que son altamente prevalentes a finales de la vida, inducen efectos 
anoréxicos a través de la señalización proinflamatoria. Tanto la anorexia como la malabsorción 
de grasa, así como la enteropatía perdedora de grasa son comunes en la insuficiencia cardíaca 
avanzada. Además, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica causa anorexia como 
consecuencia de la privación de oxígeno y el metabolismo aumentado debido a la actividad 
aumentada de los músculos respiratorios.13 
Medicamentos como la digoxina y los antibióticos pueden causar náuseas, vómitos y 
pérdida del apetito. La penicilamina, al inducir la disminución de zinc, puede llevar a la pérdida 
 
7 
 
de la agudeza del gusto, y altas dosis de antiácidos que contienen hidróxido de aluminio o 
magnesio reducen el almacenamiento de fosfato y potasio. Fármacos: Dentro de los que 
propician náusea o vómito se encuentran antibióticos, opioides, digoxina, teofilina, AINES), 
hipogeusia (metronidazol, bloqueadores de los canales de calcio, inhibidores de la ECA, 
metformina), saciedad temprana (anticolinérgicos, simpaticomiméticos), los que afectan la 
capacidad de alimentarse (sedantes, opioides, psicotrópicos), disfagia (suplementos de 
potasio, AINES, bifosfonatos, prednisolona), estreñimiento (opioides, suplementos de hierro, 
diuréticos), diarrea (laxantes, antibióticos), hipermetabolismo (tiroxina, efedrina). La 
polifarmacia, que es muy común entre las personas mayores, aumenta aún más el riesgo de 
anorexia inducida por fármacos, debido a las altas probabilidades de interacciones fármaco-
fármaco y problemas gastrointestinales.14 
Otra condición relevante se asocia con la depresión, uno de los trastornos psicológicos 
más relacionados con el comportamiento. Los ancianos deprimidos, especialmente los 
residentes de hogares de ancianos tienen numerosos síntomas y signos que pueden contribuir 
a la anorexia y la pérdida de peso, incluyendo debilidad, dolor de estómago, náuseas y diarrea. 
El deterioro cognitivo se asocia con la pérdida de apetito y la ingesta reducida de 
alimentos. Hasta el 50% de las personas mayores institucionalizadas con algún tipo de 
demencia muestran desnutrición proteico-energética. La aparición de anorexia en adultos 
mayores con demencia se relaciona principalmente con la disfagia y trastornos del 
comportamiento, como la deambulación y la resistencia al cuidado. Aunque algunos ancianos 
con demencia aumentan su gasto energético al continuar caminando, la pérdida de peso 
involuntaria y significativa se atribuye principalmente a ingesta alimentaria irregular.15 
Varios factores sociales también pueden poner a las personas mayores en riesgo de 
desnutrición. La desigualdad económica representa un factor relevante. Las personas mayores 
con recursos financieros inadecuados a menudo experimentan problemas para obtener 
alimentos de buena calidad, lo que afecta la ingesta de nutrientes en términos de variedad y 
macronutrientes y composición de micronutrientes. El aislamiento social es otro factor 
importante que contribuye al desarrollo de la anorexia del envejecimiento. Vivir solo per se 
asocia con una disminución del apetito y la ingesta de energía, y las personas mayores tienden 
a ingerir más alimentos (hasta 50%) y energía durante una comida cuando comen en compañía 
 
8 
 
de otros. También puede resultar deficiente la educación sobre las necesidades nutricionales 
adecuadas en una ingesta dietética insuficiente con una variedad insuficiente de elecciones de 
alimentos.15 
 
FISIOPATOLOGÍA DE LA ANOREXIA DEL ENVEJECIMIENTO 
La fisiopatología compleja de la anorexia del envejecimiento reside en su origen 
multifactorial que implica trastornos de los sistemas reguladores periféricos y centrales.6 
Existen numerosos factores que intervienen en la anorexia del envejecimiento, a continuación, 
se describen las causas de la anorexia del envejecimiento.16 
1) Alteraciones en el sistema sensorial: Los alimentos representan un gran placer 
sensorial para los humanos. El disfrute de los alimentos implica presentación visual, olor y 
sabor, así como su capacidad para aliviar el hambre. La función olfativa disminuye más 
dramáticamente con la edad. Esto se debe a una reducción en la secreción de moco, 
adelgazamiento del epitelio y una disminución en la regeneración de las células receptoras 
olfativas.16 El número de papilas gustativas también disminuye durante el proceso de 
envejecimiento y las restantes comienzan a ser atróficas. Las enfermedades, los 
medicamentos, el tabaco y algunas exposiciones ambientales pueden empeorar los cambios 
observados en la cantidad y funcionalidad de las papilas gustativas. Las personas mayores 
con frecuencia pierden primero sabores salados y dulces. Por lo tanto, algunos alimentos 
carecen del sabor para satisfacer el apetito, con la consecuencia de que las personas mayores 
pueden elegir una dieta más sabrosa pero no saludable.17 
Finalmente, la disminución de la secreción de saliva puede reducir la capacidad de 
disolver los alimentos y limitar su interacción con las células receptoras del gusto en la lengua. 
Los medicamentos son particularmente propensos a aumentar la disgeusia cuando hay 
inhibición del sistema de metabolismo del citocromo P450 y del transportador de salida P-
glicoproteína. Los médicos alteran el sabor a través del sistema de sabor intravascular. La 
discapacidad visual ocurre tanto por la disminución de la visión relacionada con la edad como 
por enfermedades como las cataratas y la degeneración macular relacionada con la edad. Los 
cambios globales en la función sensorial resultan en una disminución relativamente pequeña 
en la ingesta de alimentos, pero durante varios años esto puede resultar enuna pérdida de 
 
9 
 
peso apreciable.18 Se ha demostrado que la mejora del comedor y la presentación de alimentos 
mejora la ingesta de alimentos en los hogares de ancianos, lo que demuestra la importancia 
de la visión como una sensación que desempeña un papel en el apetito. Con el envejecimiento, 
los cambios en las preferencias y elecciones de los alimentos parecen estar más influenciados 
por las fuerzas sociales que por los cambios sensoriales.19 
2) Alteraciones en el tracto gastrointestinal: La implicación del tracto gastrointestinal en 
la producción de saciedad implica el estiramiento antral, la tasa de vaciado gástrico, la 
liberación de hormonas gastrointestinales y la retroalimentación al sistema nervioso central, a 
través de las fibras ascendentes del sistema nervioso central. Las personas mayores tienen 
un retraso en el vaciamiento gástrico cuando ingieren comidas grandes. Este retraso en el 
vaciamiento gástrico se asocia con un aumento de la saciedad en las personas mayores en 
comparación con las personas más jóvenes. Además, el envejecimiento se asocia con un 
llenado antral más rápido y un mayor estiramiento central. La gastritis crónica y algunos 
medicamentos (p. Ej., Inhibidores de protones) pueden causar hipoclorhidria, lo que retrasa 
aún más el vaciamiento gástrico. Un vaciamiento gástrico más lento puede disminuir el apetito 
y la ingesta de alimentos mediante la mejora y la prolongación de la distensión antral, así como 
la modificación de las señales de saciedad del intestino delgado. La sensación de saciedad 
que determina el final de la alimentación se debe principalmente a mecanismos 
gastrointestinales. Cuando los alimentos abandonan el estómago y entran en el intestino 
delgado, los mecano y quimiorreceptores envían señales al hipotálamo y al tronco del encéfalo, 
lo que provoca el cese de la ingesta de alimentos. Estas señales son proporcionadas por 
hormonas gastrointestinales: CCK, GLP-1 y PYY; que actúan sobre el hipotálamo y los nervios 
aferentes, proporcionando información principalmente al STN en el tronco encefálico. 
3) Adipoquinas, inflamación y apetito: Con el envejecimiento, tiende a haber un aumento 
en la adiposidad. Esto conduce a un aumento en el factor de necrosis tumoral alfa y otras 
citocinas proinflamatorias. Las citocinas conducen a la anorexia. La inflamación crónica de bajo 
grado en las personas mayores aumenta los niveles de triptófano. Esto conduce a un aumento 
de la anorexia a través de la activación de la serotonina. La leptina es una hormona producida 
a partir de adipocitos. La leptina disminuye la ingesta de alimentos. Los niveles de leptina en 
ayunas son más altos en personas mayores que en personas más jóvenes. Los niveles 
elevados de leptina están asociados con la pérdida de peso en las personas mayores. Los 
 
10 
 
hombres mayores tienden a tener una reducción en los niveles de testosterona. La 
testosterona reduce los niveles de leptina, lo que explica los niveles elevados de leptina y la 
mayor anorexia del envejecimiento presente en hombres mayores. La elevación de la leptina 
y las citoquinas en las personas mayores se asocian con un aumento de la adiposidad y 
desempeñan un papel en el desarrollo de la anorexia del envejecimiento. La inflamación 
crónica de grado bajo, un sello distintivo del proceso de envejecimiento; puede modificar la 
respuesta de las áreas del cerebro objetivo a los estímulos periféricos. Los niveles circulantes 
de interleucina IL1, IL6 y factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α) son típicamente más altos en 
adultos mayores, independientemente de enfermedades específicas o multimorbilidad. Dichas 
citoquinas reducen la ingesta de alimentos y, por lo tanto, el peso corporal por varios medios, 
lo que contribuye a retrasar el vaciamiento gástrico y la disminución de la motilidad del intestino 
delgado. Estas citocinas directamente estimulan la expresión de ARN de la proteína plasmática 
y aumentan el nivel circulatorio. Además de sus efectos directos sobre la leptina, las citocinas 
proinflamatorias también estimulan la producción de factor liberador de corticotropina 
hipotalámica (CRF), un mediador del efecto anorexígeno de la leptina.20 
4) Regulación central del apetito: Dentro del sistema nervioso central, el apetito está 
controlado por la interacción de varios núcleos hipotalámicos, núcleo hipotalámico 
ventromedial (centro de saciedad), el área hipotalámica lateral (centro de hambre) y el núcleo 
arcuato. Estos núcleos hipotalámicos interactúan con otras áreas del cerebro, como la 
amígdala y el núcleo del tracto solitario (STN). Más de 50 neurotransmisores interactúan dentro 
de estos núcleos para modular el impulso de alimentación. Estos neurotransmisores aumentan 
la ingesta de alimentos (orexigénicos) o disminuyen la ingesta de alimentos (anoréxicos). Estas 
áreas cerebrales incluyen el núcleo del tracto solitario en el tronco cerebral caudal, donde tiene 
lugar la integración de señales de saciedad periférica con información hipotalámica y 
suprahipotalámica. Además del núcleo hipotalámico ventromedial y el área hipotalámica 
lateral, otros núcleos hipotalámicos estan involucrados en el control del apetito. Se ha 
demostrado que las neuronas hipotalámicas expresan receptores no solo de neuropéptidos y 
neurotransmisores, sino también de muchas hormonas y metabolitos liberados de los tejidos 
periféricos.21 Estas interacciones tienen lugar predominantemente a nivel de dos tipos de 
neuronas del núcleo arqueado hipotalámico, las neuronas Orexigénicas de "primer orden" 
coexpresan NPY y AgRP (proteína relacionada con Agouti), mientras que las neuronas 
 
11 
 
anorexígenas de primer orden coexpresan el péptido anorexígeno de melanocortina (MSH, 
hormona estimuladora de melanocitos) y su propéptido precursor (POMC, 
proopiomelanocortina). Las neuronas NPY / AgRP y POMC y MSH no solo proyectan a otros 
núcleos hipotalámicos y del SNC involucrados en el control de la ingesta de alimentos y el 
comportamiento alimentario, sino que también inhiben recíprocamente sus propias actividades 
dependiendo de las señales centrales o periféricas que interactúan con sus respectivos 
receptores. La hormona anorexígena estimulante de los melanocitos alfa (alfa-MSH) es uno 
de los productos genéticos del gen propiomelanocortina (POMC). Es un agonista endógeno 
para los receptores de melanocortina más importantes, principalmente para MC4R, implicados 
en el equilibrio energético. El sistema de melanocortina parece ser el sistema anorexígeno 
dominante y probablemente un regulador principal de la ingesta de alimentos (FI) y el peso 
corporal.22 
La leptina, la insulina, la glucosa y la colecistoquinina (CCK) pertenecen a las principales 
señales periféricas liberadas en el cuerpo en respuesta a la ingestión de alimentos, mientras 
que los niveles de grelina aumentan en respuesta al ayuno.23 
5) Efectos del envejecimiento sobre la actividad de las hormonas: La colecistoquinina 
(CCK) se encuentra tanto en el tracto gastrointestinal (GI) como en el cerebro y actúa tanto 
central como periféricamente. CCK se libera de las células endocrinas del duodeno y el yeyuno 
en respuesta a las grasas y los aminoácidos de ingestión. La CCK estimula la contracción de 
la vesícula biliar y la secreción de la enzima exocrina pancreática, provoca un retraso en el 
vaciado gástrico e inhibe la ingesta de alimentos. El último efecto es probablemente fisiológico, 
ya que se ha demostrado que la administración de antagonistas del receptor CCK-A aumenta 
la ingesta de alimentos. Las concentraciones circulantes de CCK aumentan con el 
envejecimiento saludable, tanto en ayunas como en respuesta a estímulos de nutrientes, pero 
son comparables en personas mayores desnutridas y bien alimentadas. Los niveles más altos 
de CCK circulante y la mayor sensibilidad a los efectos saciantes de CCK en las personas 
mayores en conjunto aumentanel CCK.24 
El péptido-1 similar al glucagón (GLP-1) es un péptido de 30 aminoácidos producido y 
secretado por las células L de la mucosa intestinal en la circulación después de la ingesta de 
alimentos. La glucosa oral es un potente estimulante de la secreción de GLP-1. Se ha 
 
12 
 
demostrado que GLP-1 estimula la biosíntesis de insulina, suprime la liberación de glucagón, 
retrasa el vaciamiento gástrico y mejora la eliminación periférica de glucosa. En humanos, 
GLP-1 ralentiza el vaciado gástrico líquido y sólidos. Existe evidencia de que el GLP-1 juega 
un papel en el control del apetito y la energía ingesta en sujetos con peso normal y obesos. 
Poco se sabe sobre los efectos del GLP-1 en las sensaciones del apetito y la ingesta de 
alimentos en hombres y mujeres mayores. Sin embargo, las concentraciones plasmáticas de 
GLP-1 no difieren entre sujetos jóvenes y mayores.25 
La grelina es una hormona peptídica, es producida principalmente por células 
enteroendocrinas dentro de la capa epitelial de la mucosa del estómago, así como en otros 
sitios, incluido el hipotálamo. Actúa para estimular la alimentación y la liberación de la hormona 
del crecimiento.26 Las concentraciones circulantes de grelina aumentan con el ayuno y con la 
pérdida de peso inducida en sujetos obesos, son elevadas en niños desnutridos, niños con 
bajo peso y sujetos mayores, probablemente debido a una combinación de peso corporal 
reducido y consumo de energía. Dado que la grelina es el único agente periférico orexígeno 
que contrarresta la señal de saciedad de la leptina, su contribución al control de la ingesta de 
alimentos en los ancianos se investigó poco después de su descubrimiento. Los niveles de 
grelina en plasma están regulados por estados de alimentación aguda. Se elevan durante el 
ayuno y se suprimen rápidamente después de la alimentación. Aparentemente, el 
envejecimiento se acompaña de una alteración en la regulación de la función secretora y 
sensorial de la grelina que produce células neuroendocrinas tipo 'A-X' de las glándulas 
oxínticas del estómago. Además, la reacción de las células secretoras de grelina a una comida 
de prueba rica en carbohidratos se vio afectada en los humanos viejos, ya que los niveles 
hormonales no cambiaron postprandialmente, mientras que la disminución fue sustancial en 
individuos de mediana edad. Por lo tanto, se puede concluir que la disminución de los niveles 
séricos de grelina y la respuesta orexigénica inadecuada a la ghrelina pueden contribuir al 
deterioro relacionado con la edad de la ingesta de alimentos y, posiblemente, a la anorexia del 
envejecimiento.27 
Las orexinas son péptidos estimulantes del apetito, se clasifican en orexina-A y orexina-
B, estos neuropéptidos son ligandos endógenos para un receptor huérfano acoplado a proteína 
G. Los péptidos de orexina-A (33 aminoácidos) y la orexina-B (28 aminoácidos) se producen 
mediante un único polipéptido precursor, la preproorexina. Se han identificado dos subtipos de 
 
13 
 
receptores de orexina: el receptor de orexina 1 (OX1R) es selectivo para orexina-A, mientras 
que el receptor de orexina 2 (OX2R) es un receptor no selectivo para ambos agonistas de 
neuropéptidos. Las orexinas se expresan casi exclusivamente en el área hipotalámica lateral.28 
La leptina juega un rol clave en la regulación a largo plazo del peso corporal; por lo 
tanto, muchos autores han investigado los efectos del envejecimiento en las concentraciones 
séricas de leptina, la presencia de sus receptores en el hipotálamo y otras estructuras 
cerebrales y la señalización en el SNC. Después de una década de investigación, se hizo 
evidente que el envejecimiento se asocia con resistencia a la leptina central (y periférica). El 
mecanismo de resistencia de la leptina central durante el envejecimiento puede ser causado 
por varios factores. Una posibilidad que no se ha investigado en los estudios de envejecimiento 
podría ser la producción local disminuida de leptina, ya que se encontró ARNm de leptina en 
ARC, y su expresión se reguló mediante el ayuno y la realimentación. Otra causa de la 
resistencia a la leptina central relacionada con la edad puede verse afectada el transporte de 
leptina a través de la barrera hematoencefálica, ya que se cree ampliamente que la leptina 
puede cruzar la barrera hemato-encefálica uniéndose al receptor de leptina, en la pared de un 
vaso utilizando un sistema de transporte parcialmente saturable. Actualmente se demostró que 
la adiposidad desempeña un papel clave en el desarrollo de la resistencia a la leptina asociada 
al envejecimiento, ya que la restricción alimenticia recuperó la respuesta de la leptina y 
aumentó la expresión de receptores de leptina en el hipotálamo. La supresión asociada al 
envejecimiento de la acción de la leptina a nivel del SNC también puede ser causada por 
alteraciones a nivel de las vías de transducción de señales en las neuronas hipotalámicas. 
La acción central de la insulina disminuye en el envejecimiento. Se ha demostrado la 
expresión de receptores de insulina y diferentes elementos de la vía de transducción de 
señales de insulina en núcleos hipotalámicos, activación de señalización de insulina en 
neuronas hipotalámicas y efectos de la administración central de insulina en la ingesta de 
alimentos y peso corporal. La resistencia a la insulina central está acompañada por la 
sensibilidad a la insulina disminuida dependiente de la edad de los tejidos periféricos (con 
concentraciones de insulina sérica inalteradas en ratas jóvenes, adultas y viejas) que se ha 
relacionado principalmente con el aumento del contenido de grasa retroperitoneal en animales 
viejos. Si la acción anoréxica de la leptina depende de la señalización de la insulina normal, la 
resistencia a la insulina también se presentaría como resistencia a la leptina.29 
 
14 
 
La resistina es un factor secretado por adipocitos, es una proteína rica en cisteína de 
12.5 kDa que se expresa específicamente en el tejido adiposo blanco y cuando se libera en la 
circulación reduce la ingesta de energía por un mecanismo central que afecta al NPY neuronas 
en animales y humanos y suprime la absorción de glucosa estimulada por la insulina en los 
adipocitos. La restricción energética reduce la expresión del gen de resistina y la resistencia a 
la insulina. 
El glucagon es producido por las células α en los islotes pancreáticos de Langerhans. 
El glucagón disminuye la ingesta de energía al reducir el tamaño de la comida a través de un 
mecanismo que causa aumentos en la oxidación de la glucosa como energía. Melanson et al 
compararon a mujeres mayores (N = 8, edad = 72 ± 2 años) y las mujeres jóvenes (N = 8, edad 
= 25 ± 2 años) en su capacidad para mantener la homeostasis de glucosa en sangre normal 
después de un consumo de comida. Aunque las mujeres jóvenes y mayores no difirieron en 
sus respuestas hormonales y metabólicas al ayuno y al consumo de una comida pequeña 
(refrigerios), después del consumo de comidas grandes (2092 y 4148 KJ), las personas 
mayores mostraron niveles más altos de glucagón en sangre.30 
La amilina se produce en las células β dentro de los islotes pancreáticos de Langerhans 
en respuesta a los niveles de glucosa en sangre. La amilina inhibe el metabolismo de la glucosa 
estimulado por la insulina y la síntesis de glucógeno muscular. Disminuye el vaciado gástrico 
y reduce la ingesta de energía a través de los efectos sobre el hipotálamo. Cuando se 
administra como un agente antiobesidad, la amilina reduce la ingesta de alimentos y conduce 
a la pérdida de peso en pacientes obesos. Sin embargo, hay pruebas de que el envejecimiento 
altera la secreción o el efecto de la amilina. Sin embargo, en base a los cambios en la 
sensibilidad a la insulina en los ancianos, la amilina puede ser simplemente un marcador del 
deterioro del metabolismo de la glucosa. 
El polipéptido pancreático (PP) esun péptido de 36 aminoácidos. Es sintetizado por las 
células F endocrinas de los islotes pancreáticos y secretada por el páncreas de manera 
postprandial en proporción a la cantidad de calorías ingeridas. Reduce el consumo de energía 
y el peso corporal al ralentizar el vaciamiento gástrico. Además, PP se expresa en un número 
escaso de células endocrinas en el intestino delgado y grueso. Proporciona una señal de 
saciedad que se libera 10-20 minutos después de una comida que aumenta la saciedad. El PP 
 
15 
 
también inhibe el vaciamiento gástrico a través de un mecanismo mediado centralmente que 
involucra los nervios vagales que también pueden ser parte de los contribuyentes a su función 
de reducción del apetito. El PP plasmático se secreta en un patrón diurno y se muestra que es 
más alto en los adultos mayores de 35 años. También se ha demostrado que, en el epitelio 
intestinal, el PP también puede inhibir la secreción de agua y electrolitos intestinales, lo que 
puede ser un mecanismo que puede explicar el estreñimiento que se observa en los ancianos. 
Por lo tanto, se puede especular que PP puede contribuir a la pérdida de peso involuntaria o 
involuntaria en personas mayores debido a sus efectos anoréxicos.31 
 
CONSECUENCIA DE LA ANOREXIA DEL ENVEJECIMIENTO 
Debido a que la desnutrición representa el punto final de la falta de adecuación entre la 
ingesta dietética y las demandas de energía, este trastorno ha sido reconocido como síndrome 
geriátrico específico que puede conducir a desnutrición si no se diagnostica y trata 
adecuadamente. Además de las alteraciones del estado nutricional, otras correlaciones 
clínicas relevantes de la anorexia del envejecimiento incluyen caquexia y sarcopenia, 
resistencia deficiente, reducción del rendimiento físico, disminución de la velocidad de marcha 
y la movilidad deficiente.32 
La anorexia se asocia con un mayor riesgo de desnutrición cuantitativa (por ejemplo, 
malnutrición proteico-energética) debido a una ingesta inadecuada de nutrientes en general. 
Particularmente en las etapas tempranas, la anorexia aumenta el riesgo de una desnutrición 
crónica, debido al consumo excesivo de nutrientes, como proteínas y vitaminas. Los estudios 
han demostrado que la malnutrición selectiva también está relacionada con el desarrollo de 
sarcopenia y otros muchos resultados negativos de salud, que comprenden morbilidad y 
mortalidad. Esta asociación puede ofrecer una explicación plausible para la frecuente 
asociación de anorexia con poca resistencia, marcha lenta y movilidad reducida. 
La ingesta inadecuada de alimentos frecuentemente resulta en una actividad física 
reducida y una disminución de la masa muscular y la fuerza. Los estudios realizados en 
personas mayores que viven en la comunidad han demostrado que la anorexia se asoció con 
un deterioro del rendimiento físico y aumentó significativamente el riesgo de discapacidad 
incidente, después de controlar los posibles factores de confusión. La velocidad de marcha de 
 
16 
 
cuatro metros, la batería de rendimiento físico corto (SPPB), la fuerza de la empuñadura y la 
puntuación ADL fueron peores entre los adultos mayores que presentaban anorexia y pérdida 
de peso. Esto indica que la anorexia del envejecimiento está directamente implicada en el 
desarrollo de la fragilidad. Cabe destacar que el consumo insuficiente de leucina y / o Vitamina 
D, que puede ocurrir durante la anorexia, parece estar relacionado con el desarrollo de la 
sarcopenia y la fragilidad.33 
La anorexia relacionada con la edad disminuye la masa muscular, y esto puede verse 
agravado por la producción de citoquinas inflamatorias de bajo grado en pacientes con 
enfermedades crónicas. Las personas con la anorexia del envejecimiento corren el riesgo de 
desarrollar anorexia severa cuando se exponen a niveles elevados de citoquinas inflamatorias, 
como ocurre en el síndrome de anorexia-caquexia. Las personas con enfermedades son 
propensas a desarrollar depresión con un aumento los neurotransmisores anoréxicos, la 
serotonina y el factor liberador de corticotropina. 
La anorexia puede ser un factor de riesgo directo para la pérdida de peso y el posterior 
desarrollo de sarcopenia. La fragilidad es un síndrome geriátrico caracterizado por una 
reducción general de la reserva fisiológica, movilidad alterada, inactividad, debilidad y mayor 
vulnerabilidad a los factores estresantes ambientales y biológico. La pérdida de peso es uno 
de los cinco componentes principales del fenotipo físico de fragilidad. Con frecuencia, los 
términos "anorexia del envejecimiento", "sarcopenia" y "fragilidad" se usan indistintamente en 
la práctica clínica, pero cada uno de estos es de hecho una entidad distinta y requiere 
diferentes enfoques clínicos. Además, cada uno de estos solos y en combinación puede causar 
la pérdida de la función y la discapacidad, junto con una disminución general de la sensación 
de bienestar en ancianos más vulnerables. La anorexia del envejecimiento y la fragilidad 
subsiguiente no deberían aceptarse como una consecuencia normal del envejecimiento, sino 
más bien como enfermedades susceptibles de tratamiento principalmente con modificaciones 
en el estilo de vida y, en ocasiones, terapia farmacológica.34 
Un enfoque popular para identificar la fragilidad es el fenotipo de fragilidad física descrito 
por primera vez por Fried et al. Esto se desarrolló a partir de los datos del Estudio de Salud 
Cardiovascular y definió la fragilidad como tener 3 o más de las siguientes características: 1.- 
pérdida de peso involuntaria (10 libras o 4.5 kg en el año anterior); 2.- agotamiento 
 
17 
 
autoinformado, 3.- disminución en la fuerza de prensión; 4.- velocidad de marcha lenta y 5.- 
baja actividad física. Mientras que la desnutrición (pérdida de peso) es solo un componente de 
la escala del fenotipo físico, también es una causa de los otros 4 componentes. La depresión 
es una causa común de anorexia / pérdida de peso y fatiga en las personas mayores, lo que 
proporciona una conexión importante entre estos síntomas. La depresión es una causa 
importante de fragilidad en las personas mayores. La pérdida de masa muscular está asociada 
con la fatiga. La pérdida de peso no solo conduce a la pérdida de grasa sino también a la 
pérdida de masa muscular y hueso. Cuando coexisten la fragilidad y la malnutrición, son 
altamente predictivos de la mortalidad en personas con discapacidad funcional. En general, 
parece que la anorexia del envejecimiento y la pérdida de peso asociada representan un papel 
importante en la fisiopatología de la fragilidad.35 
La fisiopatología de la fragilidad es tan compleja como la fisiopatología de la anorexia 
del envejecimiento, y existe cierta superposición de los mecanismos subyacentes entre los 
dos. Existe un debate sobre si la fragilidad es un fenotipo real o un estado general del ser. 
Aquellos que ven la fragilidad como un fenotipo sienten que la fragilidad es el resultado de 
cualquiera de los siguientes: historial de pérdida de peso, disminución en el nivel de actividad 
y / o disminución objetiva de la velocidad de la marcha o fuerza de prensión debilitada. 
El marco fisiológico subyacente responsable del fenotipo de la fragilidad es la elevación de las 
citoquinas inflamatorias, la capacidad regenerativa reducida, las hormonas desequilibradas, el 
estrés oxidativo aditivo y la disfunción mitocondrial, lo que lleva a una desregulación general 
del ciclo energética. Aquellos que creen que la fragilidad es un estado de ser argumentado que 
la fragilidad resulta de la acumulación de déficits de salud a medida que uno envejece y que 
hay diferentes grados de fragilidad. Ambas líneas de pensamiento abarcan la idea de que la 
fragilidad es el resultado de anomalías en muchos sistemas o procesos de enfermedad, en 
lugar de la participación de un solo sistema o una sola enfermedad. La anorexia del 
envejecimiento,con sus consecuencias negativas para el peso y la masa muscular, es un 
factor de riesgo directo para el desarrollo de la fragilidad.36 El objetivo de la detección tanto de 
la anorexia del envejecimiento como de la fragilidad es identificar a aquellos que están en 
riesgo de perder peso para que las intervenciones se puedan implementar, idealmente, antes 
de que ocurra la pérdida de peso. Existen varios instrumentos que se pueden usar para 
detectar la fragilidad. Una de las escalas más simples y exhaustivas es la escala FRAIL, que 
 
18 
 
es un cuestionario de cinco ítems que evalúa las características principales de la fragilidad: 
presencia de fatiga, disminución de la resistencia, dificultad para caminar, pérdida de peso y 
presencia de más de cinco enfermedades. La escala FRAIL-NH fue creada para residentes de 
hogares de ancianos. Hace hincapié en la importancia de la ingesta de alimentos y la pérdida 
de peso en el desarrollo de la fragilidad en esta población. Se ha validado como una 
herramienta de fragilidad útil en el cuidado a largo plazo. Mejorar la ingesta de alimentos en el 
cuidado a largo plazo sigue siendo un componente principal de la mejora de los resultados en 
estos individuos frágiles.37 
Existe acuerdo en que la anorexia es más prevalente en la vejez y que tiende a ocurrir 
en personas con discapacidad y dependencia para las actividades de la vida diaria, así como 
en personas con un índice de comorbilidad más alto. Las personas mayores anoréxicas en 
general parecen tener un peor desarrollo cognitivo, peor salud bucal y más depresión.38 
 
ANOREXIA DEL ENVEJECIMIENTO COMO SÍNDROME GERIÁTRICO 
Los síndromes geriátricos se consideran un punto de inflexión en el camino hacia la 
discapacidad y otros resultados deficientes. Estos síndromes se identifican por un síntoma, por 
ejemplo, caídas, incontinencia o deterioro cognitivo, pero tienen una causalidad multifactorial. 
La anorexia del envejecimiento cumple claramente estos criterios y, como tal, puede 
considerarse un verdadero síndrome geriátrico. Como la anorexia conduce a la pérdida de 
peso, es una de las principales causas del síndrome de fragilidad.39 
La expresión "síndrome geriátrico" se ha utilizado para describir afecciones clínicas 
complejas que afectan a personas mayores y no se ajustan a categorías específicas de 
enfermedades o síndromes. Por lo general, el deterioro cognitivo, el delirio, la depresión, los 
mareos, la desnutrición y las caídas se han considerado como "síndromes geriátricos". Son 
altamente prevalentes, multifactoriales y se asocian con múltiples comorbilidades y resultados 
deficientes, como el aumento discapacidades y disminución de la calidad de vida. La anorexia 
del envejecimiento cumple la descripción del síndrome geriátrico de acuerdo con la definición 
aceptada actualmente. La anorexia es definitivamente una condición de salud multifactorial 
correlacionada con causalidades múltiples que ocurre cuando los efectos acumulados de las 
deficiencias en sistemas múltiples hacen que un adulto mayor sea más vulnerable. En la 
 
19 
 
mayoría de los casos, la anorexia se asocia con caquexia, sarcopenia, resistencia deficiente, 
disminución del rendimiento físico, disminución de la velocidad de la marcha y disminución de 
la movilidad. Finalmente, la anorexia es altamente predictiva de la discapacidad incidental, la 
mala calidad de vida y la mortalidad por todas las causas. En este sentido, se deben realizar 
esfuerzos para aumentar la conciencia de problemas nutricionales y anorexia, especialmente 
entre sujetos ancianos frágiles con mayor riesgo, como los que viven en hogares de ancianos. 
Se ha hecho evidente que, aparte de los 4 dominios "clásicos" de la evaluación geriátrica 
integral, la evaluación nutricional y los apoyos nutricionales deben convertirse en un 
componente rutinario de la evaluación geriátrica integral.40 
 
EVALUACIÓN DE LA ANOREXIA DEL ENVEJECIMIENTO 
Teniendo en cuenta los resultados de salud negativos asociados con la anorexia del 
envejecimiento, la evaluación del estado nutricional y la identificación de los factores de riesgo 
para la malnutrición siempre deben incluirse como parte de la evaluación de los pacientes 
mayores. Hasta la fecha, existen herramientas de detección validadas que están disponibles 
para identificar la anorexia en personas mayores o en riesgo de padecerla. Entre ellos, el 
Cuestionario de Evaluación Nutricional Simplificada (SNAQ) es una herramienta de evaluación 
nutricional de autoevaluación que permite identificar a las personas mayores con riesgo de 
desnutrición o que están desnutridas. El cuestionario abreviado de 12 preguntas de anorexia 
y caquexia (FAACT) puede usarse para identificar los síntomas relacionados con la anorexia 
y clasificar su gravedad. Los programas de evaluación / selección de múltiples pasos 
destinados a identificar y abordar los factores de riesgo para la anorexia del envejecimiento 
son particularmente útiles para el tratamiento de la anorexia.41 
El primer paso implica la identificación de sujetos en riesgo de desarrollar la enfermedad 
mediante el uso de herramientas de evaluación geriátrica. El paquete de evaluación de 
conjunto de datos interinstitucional representa un conjunto potente de instrumentos de 
evaluación geriátrica integral que cubren un amplio espectro de factores clínicos, psicológicos, 
socioeconómicos y ambientales en diferentes entornos de atención médica.42 
 Existen diversas herramientas validadas para el screening del estado nutricional y del 
apetito en el adulto mayor como los que se describen a continuación: 
 
20 
 
Mini Nutritional Assessment (MNA) es un instrumento validado y confiable diseñado 
específicamente para su uso en adultos mayores y debe incluirse en una evaluación geriátrica 
integral. Usando el MNA, Kaiser y colegas encontraron una alta prevalencia de desnutrición en 
un grupo selecto de ancianos, debido al enfoque geriátrico de la herramienta, se recomienda 
como "la base para la evaluación nutricional en personas mayores". También se ha 
demostrado que el MNA ayuda a predecir el riesgo de mortalidad. La prueba de 
aproximadamente 15 minutos contiene 18 elementos, que incluyen altura, peso, movilidad, 
estilo de vida, circunferencia del brazo y pantorrilla, pérdida de peso durante los 3 meses 
anteriores, hábitos alimenticios y de consumo, uso de medicamentos, presencia de úlceras por 
presión, capacidad de alimentar uno mismo y la percepción del paciente sobre su estado de 
salud y nutrición. Es posible un máximo de 14 puntos, con un puntaje de 12 a 14 puntos que 
indican "estado nutricional normal", de 8 a 11 puntos que indican "riesgo de desnutrición", "Y 
de 0 a 7 puntos que indican que un paciente está desnutrido. (27). Dicha prueba cuenta con 
una sensibilidad de 96% y especificidad del 98%.43 
Otra herramienta de evaluación confiable para el riesgo de desnutrición es la prueba de 
Tristeza, Colesterol, Albúmina, Pérdida de Peso, Comer y Comprar (SCALES). SCALES fue 
diseñado para exámenes ambulatorios y combina una evaluación subjetiva con resultados de 
laboratorio para determinar el riesgo de desnutrición. Las variables consideradas incluyen una 
puntuación > 15/30 en la escala de depresión geriátrica (GDS), concentración de colesterol 
<4.14 mmol / l, una concentración de albúmina <4 g / l, una pérdida de 2 lb de peso corporal 
en 1 mes o 5 lb en 6 meses, dificultad para alimentarse y la capacidad de comprar y preparar 
comidas. Un puntaje de 3 o más es una indicación de malnutrición.44 
El cuestionario abreviado de 12 preguntas de anorexia y caquexia (FAACT), evalúa las 
siguientes preguntas: La cantidad que como es suficiente para satisfacer mis necesidades, 
Tengo buen apetito, Me preocupa mi peso, La mayoría de los alimentos me desagradan, Me 
preocupa lo delgada (o) que me veo, Muestro interés por los alimentos, Trato de comer en 
cuanto presentohambre, Tengo dificultades comer alimentos ricos o "pesados", Mi familia o 
amigos me están presionando para comer, He estado vomitando posterior a la ingesta de 
alimentos, parece que me lleno rápidamente, Tengo dolor en el área de mi estómago, Mi salud 
general está mejorando. Esta herramienta se basa en el siguiente sistema de puntuación: 0= 
 
21 
 
No, en absoluto; 1= Un poco; 2= Algo; 3= bastante; 4= Mucho. Una puntuación de 24 indica la 
presencia de anorexia.45 
El Cuestionario de Apetito, Hambre y Percepción Sensorial (AHSPQ) fue desarrollado 
por de Jong et. al y consiste en 29 preguntas sobre el apetito, el hambre y los dominios de 
percepción sensorial (gusto y olfato). Aunque AHSPQ tiene una alta validez interna, buena 
fiabilidad y proporciona datos descriptivos correctos sobre la autoevaluación del apetito entre 
las personas mayores en los Países Bajos, es menos adecuado para ser utilizado en 
comunidades con alta prevalencia de desnutrición. adecuado para ser utilizado en 
comunidades con alta prevalencia de desnutrición. Particularmente, en el ámbito hospitalario, 
el cuestionario de 29 ítems consume mucho tiempo y resulta difícil administrarlo. El 
Cuestionario sobre el Apetito del Consejo de Nutrición (CNAQ) y el Cuestionario de Apetito 
Nutricional Simplificado (SNAQ), que constan de ocho y cuatro ítems, respectivamente, se han 
derivado de AHSPQ para detectar el apetito deficiente entre los ancianos. 
La capacidad del SNAQ para identificar a los pacientes con anorexia que están en riesgo 
de pérdida de peso posterior hace que sea una herramienta valiosa en el manejo nutricional 
de una variedad de pacientes, incluidos los adultos mayores. El manejo efectivo de la nutrición 
exige una detección selectiva de los trastornos nutricionales y una intervención duradera. La 
incorporación del SNAQ en la evaluación geriátrica de rutina facilita la identificación de 
ancianos que viven en la comunidad e institucionalizados con el riesgo de perder peso.5,53 El 
Cuestionario de evaluación nutricional simplificada (SNAQ), incluye cuatro ítems, los cuales se 
califican de la siguiente manera: Mi apetito es: a) Muy pobre, b) pobre, c) promedio, d) bueno, 
e) muy bueno; Cuando como: a) Me siento lleno después de comer sólo algunos bocados, b) 
Me siento lleno después de comer aproximadamente un tercio de la comida, c) Me siento lleno 
después de comer más de la mitad de la comida, d) Me siento lleno después de comer la mayor 
parte de la comida, e) casi nunca me siento satisfecho); La comida me sabe: a) muy fea, b) 
fea, c) promedio, d) rica, e) muy rica); Normalmente como: a) menos de una comida por día, 
b) 1 comida al día, c) 2 comidas al día, d) 3 comidas al día, e) más de tres comidas al día). 
Esto se basa en el siguiente sistema de puntuación: a=1; b=2; c=3; d=4; e=5. Puntuación de 
SNAQ de 14 puntos o menos indican anorexia y un riesgo significativo de al menos 5% de 
pérdida de peso dentro de los 6 meses. 
 
22 
 
Reconociendo la importancia de la evaluación del apetito, se realizó un estudio 
transversal para determinar la validez de las herramientas de detección del apetito, el CNAQ 
y el Cuestionario de Apetito Nutricional Simplificado (SNAQ) contra el Apetito, el Hambre y la 
Percepción Sensorial. Cuestionario (AHSPQ), medidas del estado nutricional y la ingesta de 
alimentos entre pacientes geriátricos en el hospital general principal en Malasia. En dónde se 
encontró que SNAQ tuvo una sensibilidad de 81.3%, especificidad del 88.2%, valor predictivo 
positivo 74.7% (50), Alfa de Cronbach de 0.72. Se concluyó que la desnutrición y el escaso 
apetito prevalecieron entre los pacientes geriátricos ambulatorios e internos. SNAQ fue más 
confiable y válida como una herramienta de detección del apetito en este grupo especial de 
población.50 El SNAQ presentó sensibilidades y especificidades para pérdidas de peso de 5% 
y 10% de 81.3 y 76.4 y 88.2 y 83.5, respectivamente.46 
 
TRATAMIENTO DE LA ANOREXIA DEL ENVEJECIMIENTO 
Durante las últimas décadas, la malnutrición y la anorexia han atraído una creciente 
atención científica y ahora se les considera verdaderos síndromes geriátricos caracterizados 
por una causalidad multifactorial, identificada por los síntomas y acompañada de fragilidad, 
discapacidad y resultado deficiente. Los cambios relacionados con la edad en el complejo 
sistema de regulación del apetito, que dan lugar a la llamada anorexia del envejecimiento, 
predisponen a los adultos mayores a una disminución en la ingesta de alimentos que puede 
conducir a desnutrición, si se producen factores de riesgo adicionales como problemas 
sociales o de salud. A pesar de que existen intervenciones efectivas, la prevención y el 
tratamiento de la malnutrición no reciben actualmente la atención adecuada. Como un primer 
paso importante hacia una mejor conciencia, la detección de la anorexia y malnutrición deben 
convertirse en una parte integral obligatoria de la evaluación geriátrica integral y la eliminación 
preliminar de todos los factores contribuyentes potencialmente reversibles. Además, se deben 
implementar guías locales prácticas en todos los pabellones geriátricos y hogares de ancianos 
con el fin de mejorar la atención nutricional en la rutina diaria. 
Existe evidencia limitada para respaldar el uso de cualquier forma de tratamiento 
farmacológico de forma rutinaria para tratar la anorexia en personas mayores. Los 
medicamentos probados hasta la fecha, como el acetato de megesterol, dronabinol y la 
 
23 
 
hormona de crecimiento recombinante humana tienen efectos secundarios graves, 
especialmente en personas mayores frágiles en quienes se observa pérdida de peso y, por lo 
tanto, no pueden recomendarse para uso clínico de rutina en esta etapa. En cambio, el uso de 
un enfoque integral cuando se manejan personas mayores probablemente conduzca a 
resultados deseables de atención médica, que promuevan la independencia y la calidad de 
vida. 
Los efectos beneficiosos de las medidas para mejorar la situación nutricional de las 
personas mayores como medidas en la mejoría de alimentación, mejor ambiente de la comida, 
suficiente tiempo para comer y apoyo emocional, hasta la modificación de alimentos, comidas 
y refrigerios, nutrición oral con suplementos, están bien documentados. Debe garantizarse una 
ingesta suficiente de energía y nutrientes; por otro lado, las necesidades y deseos individuales 
deben ser respetados y, al final de la vida, su curso natural, es decir, un deseo decreciente de 
comer debe ser aceptado. Un estudio reciente encontró que la intensificación del sabor no 
alteró la saciedad sensorial específica. Sin embargo, otros estudios han encontrado que la 
adición de potenciadores del sabor, como la salsa a los alimentos o el glutamato, puede ser 
beneficioso en términos de ingesta nutricional y por lo tanto tales estrategias vale la pena 
intentarlo. 
La manipulación de los alimentos, la corrección de los factores de riesgo ambientales y 
farmacológicos y el tratamiento de las comorbilidades se encuentran entre las acciones que 
se deben seguir. En particular, la manipulación de alimentos implica la optimización de la 
textura y palatabilidad de los alimentos, la mejora del sabor, la variedad dietética y la 
alimentación asistencia según sea necesario, mientras que las intervenciones ambientales se 
basan en la promoción de la convivencia. Se puede ayudar a los pacientes con la boca seca 
ofreciéndoles sorbos regulares de agua, evitando los alimentos duros secos y el uso de 
productos de reemplazo de saliva. Se debe verificar que el paciente tenga dentaduras postizas 
si es necesario y que calcen cómodamente, y posiblemente sean candidatos a que les 
administren alimentos blandos. Se debe tratar el estreñimiento si está presente. Las 
infecciones agudas se deben tratar según corresponda y se deben tratar las enfermedades 
crónicas, prestando especialatención a los síntomas, como las náuseas y el dolor. Si un 
paciente tiene hiposmia, disgeusia o ageusia, se puede mejorar el apetito al mejorar el sabor 
de los alimentos. Los pacientes también pueden ser alentados a comer una gran variedad de 
 
24 
 
alimentos en cada comida para ayudar a mantener el apetito durante la comida. Si hay una 
discapacidad visual, se debe de asegurar que el paciente tenga las gafas correctas y se la 
envíe para una investigación adicional si es necesario. Otras medidas a utilizar son valerse de 
platos de un color que contrasta con el color de los alimentos, una buena iluminación también 
ayudará al paciente con discapacidad visual, y los costados de las placas y las alfombras 
antideslizantes promoverán la independencia, lo que debería mejorar el apetito. Servir 
porciones más pequeñas puede tentar el apetito, pero puede causar una reducción en la 
ingesta de alimentos, esto se puede evitar asegurándose de que la porción más pequeña se 
enriquezca, por ejemplo, agregando crema, mantequilla o queso.47 
El ambiente en el que se sirven los alimentos juega un papel importante en el apetito y, 
por lo tanto, la mejora de este ambiente debería ayudar a mejorar el apetito. No se han 
realizado estudios que midan el efecto de mejorar el apetito en las comidas, pero una revisión 
sistemática de las intervenciones a la hora de comer en los hogares encontró que la mejora 
del ambiente de comedor tendía a mejorar el peso y el consumo de alimentos y calorías de los 
residentes. Las mejoras incluyeron manteles, vajillas bonitas, horarios de comidas protegidas, 
mejores opciones y acceso a alimentos y asistencia a la hora de comer. Cuando sea apropiado, 
se debe alentar a los pacientes a caminar o fortalecer las relaciones con amigos y familiares 
para que no se sientan aislados. Dentro de los factores ambientales y sociales se deberá 
corregir el vivir solo, aislamiento social, la falta de ayuda para comer, horarios de comida 
inapropiados, optando por comer con la familiar, dando motivación, aliento y ayuda de los 
cuidadores, propiciando un ambiente agradable para comer.48 
La única evidencia sólida en apoyo de la suplementación nutricional en adultos mayores 
se refiere a la suplementación de proteínas. En particular, se ha propuesto una ingesta diaria 
de 1.0 a 1.2 g de proteína por kilogramo de peso corporal para evitar la pérdida de masa 
muscular y fuerza. En particular, los estudios observacionales en ancianos, incluido el estudio 
Health ABC, mostraron que una mayor ingesta proteica se asoció con una mayor masa 
muscular y una menor pérdida de masa magra a lo largo del tiempo.10 Los suplementos de 
aminoácidos esenciales (EAA), que incluyen alrededor de 2,5 g de leucina, y los suplementos 
de HMB mostraron algunos efectos en la mejora de la masa muscular y los parámetros 
funcionales. En pacientes frágiles se puede proponer una dieta equilibrada; adherirse a una 
dieta de estilo mediterráneo ya que se asocia con un riesgo significativamente menor de 
 
25 
 
fragilidad incidente, principalmente debido a una mejor actividad física y velocidad de marcha. 
Es importante destacar que, en aquellos individuos que ya son frágiles, la suplementación de 
proteína y energía puede reducir la progresión del deterioro funcional.49 
Se ha demostrado que la suplementación nutricional mejora la ingesta calórica en 
personas con anorexia del envejecimiento, reduciendo el riesgo de malnutrición. Payette y sus 
colaboradores descubrieron que el suministro de suplementos líquidos con alto contenido de 
proteínas y energía a las personas mayores frágiles que estaban desnutridas y perdían peso 
mejoraba significativamente. El momento de la suplementación nutricional es importante, ya 
que puede hacer que el paciente coma menos durante la comida. Los estudios indican que el 
consumo de suplementos nutricionales entre las comidas, en lugar de con las comidas, se 
asocia con una mayor mejora en la ingesta calórica. También puede ayudar a administrar 
suplementos nutricionales en el momento en que se administran los medicamentos.50 
La administración de la hormona del crecimiento también favorece el aumento de peso 
en personas mayores desnutridas, pero sin mejoras funcionales, además de encontrarse 
asociado con artralgias, mialgias, síndrome del túnel carpiano y descontrol glucémico. El 
aumento de la mortalidad se ha asociado con altas dosis de hormona de crecimiento en 
estudios nutricionales en pacientes críticamente enfermos. La administración de esteroides 
anabólicos (p. Ej., Testosterona y oxandrolona) ha mostrado algunos efectos beneficiosos, 
pero los efectos secundarios (p. Ej., Eventos cardiovasculares y disfunción hepática, gastritis, 
hiperglucemia, supresión inmune, debilidad muscular) compensan los beneficios. Los 
corticoesteroides en ensayos controlados con placebo y aleatorizados han mejorado el apetito, 
pero no han reportado aumento de peso corporal. Las mismas limitaciones afectan a la 
metoclopramida que, aunque reduce la saciedad temprana en algunos pacientes, asociado 
con signos y síntomas extrapiramidales con uso a largo plazo. Otros fármacos estimulantes 
del apetito (p. Ej., Megestrol, moclobemida, tetrahidrocannabinol, crioheptadina, antagonistas 
de CCK) se han asociado con efectos secundarios relevantes, como el delirio y los síntomas 
abdominales. 
 El acetato de megestrol es un agente progestacional que aumenta el apetito y se 
ha demostrado que produce aumento de peso en la anorexia relacionada con el cáncer, VIH / 
SIDA y otras afecciones que se caracterizan por una mayor actividad de las citoquinas, aunque 
 
26 
 
el peso se gana desproporcionadamente como grasa. Cuando megestrol, 800 mg por día se 
administró durante 12 semanas a residentes de asilos de ancianos desnutridos en un ensayo 
controlado con placebo, no hubo un aumento de peso significativo durante ese tiempo; sin 
embargo, hubo un aumento significativo en el peso en las 12 semanas, posteriores al cese. 
Aunque generalmente se tolera bien, el megestrol puede producir retención de líquidos, 
irritación, insuficiencia suprarrenal y una mayor tasa de trombosis venosas profundas. 
Debido a que se han sugerido varios cambios en la regulación peptídica para contribuir 
al envejecimiento de la anorexia, se cree que la intervención en este nivel es útil, por ejemplo, 
la administración de grelina, CCK antagonistas o antagonista de MC4R. Desafortunadamente, 
tales enfoques terapéuticos tienen un uso limitado, en parte porque no hay suficiente 
experiencia clínico-farmacológica, incluida la seguridad a largo plazo. 
El dronabinol es un derivado del cannabis, que puede estimular el apetito, mejorar el 
estado de ánimo y ayudar a aliviar el dolor. Sus efectos en personas mayores desnutridas no 
están bien caracterizados, y su uso se asocia con delirium y náuseas ocasionales.51 
La anorexia del envejecimiento parece ser básicamente un proceso fisiológico; sin 
embargo, en etapas posteriores, se vuelve patológico con graves consecuencias. Aunque en 
la actualidad no parece ser aplicable una intervención farmacológica segura, y no existen 
métodos fiables y simples para alterar los mecanismos reguladores homeostáticos, otros 
métodos son importantes para prevenir o al menos ralentizar la progresión de la anorexia de 
envejecimiento. Incluyen la preparación y presentación de alimentos, el entorno social, la 
actividad física y, probablemente, el estilo de vida, así como el mantenimiento del peso corporal 
normal y la composición corporal desde las primeras etapas hasta las últimas etapas de la 
vida.52 
 
 
 
 
 
 
27 
 
ANTECEDENTES 
 En el estudio italiano “Anorexia and eating patterns in the elderly”, realizado por Donini 
en el año 2013, se investigó la prevalencia de la anorexia en una muestra aleatoria de sujetos 
mayores de 65 años y más que viven en la comunidad (n 5 217), en hogares de ancianos(n 5 
213), en rehabilitación y salas agudas (n 5 93). En este estudio, la anorexia se definió como 
una reducción en la ingesta de alimentos, igual o superior al 50% de la ingesta diaria 
recomendada en Italia durante un período de 3 días, y no atribuible a trastornos secundarios 
de la masticación, como disfagia o dolor oral. Se encontró que la prevalencia de la anorexia es 
de aproximadamente el 30% en salas de rehabilitación, cuidados intensivos y hogares de 
ancianos. Es menos común en la comunidad, y aproximadamente el 11% de los hombres y el 
3% de las mujeres consumen muy pocas calorías.53 
En el estudio transversal “Association between anorexia of aging and disability in older 
community‐dwelling Mexicans”, que se realizó en México en el Instituto Nacional de Nutrición 
Salvador Zubirán por Vázquez‐Valdez O, Aguilar‐Navarro S, Ávila‐Funes J, se incluyeron 1247 
personas de 60 años o más en la Ciudad de México, se informó que la anorexia del 
envejecimiento estaba presente en el 30% de la población estudiada y se relacionó con 
movilidad reducida e incapacidad. La anorexia del envejecimiento en este estudio se consideró 
un problema cuando los participantes informaron haber comido menos en los 12 meses 
anteriores debido a una pérdida de apetito.54 
El estudio “Appetite predicts mortality in free-living older adults in association with dietary 
diversity (NAHSIT)”, realizado en Taiwán en 2014 por Yi-Chen Huang y colaboradores, en 
dónde se incluyeron un total de 1856 de 65 años y más, se evaluó el potencial predictivo del 
apetito, diversidad dietética y asociación con la mortalidad entre los adultos mayores 
taiwaneses de la comunidad y considerar si el patrón dietético puede modular dicho resultado, 
donde se concluyó que aquellos que tenían apetito pobre tenían mayores riesgos de mortalidad 
en comparación con aquellos con buenos apetitos; determinando que el apetito escaso se 
asocia con una ingesta de alimentos menor, menor ingestas de nutrientes y un riesgo 
independiente de mortalidad en adultos mayores.55 
En un estudio realizado en la Ciudad de México por Ávila-Funes en el año 2012, se 
incluyeron a 1108 individuos de 60 años y más; se usó una sola pregunta para detectar la 
 
28 
 
anorexia del envejecimiento: "¿Ha estado comiendo menos en los últimos 12 meses debido a 
la pérdida de apetito? '' Se investigaron tres medidas de discapacidad como resultados: 
movilidad (escala de Rosow-Breslau), actividades instrumentales de la vida diaria (IADL, 
escala de Lawton) y actividades de la vida diaria (AVD; escala de Katz). Para cada dominio de 
discapacidad, si los participantes indicaron que no podían realizar una o más actividades sin 
ayuda, se consideró que tenían la discapacidad respectiva. La prevalencia de anorexia del 
envejecimiento fue 30.1%, se encontró que los participantes con anorexia del envejecimiento 
eran mayores, el sexo predominante fue el femenino, eran portadores de más enfermedades 
y un peor estado socio económico. Además, aquellos con anorexia del envejecimiento tuvieron 
peor rendimiento cognitivo, peor salud oral y más síntomas depresivos que los que no tenían. 
Los síntomas depresivos fue la única interacción estadísticamente significativa. Sin embargo, 
la interacción fue significativa solo en los modelos que incluyeron la movilidad y la discapacidad 
de la IADL como variables dependientes, pero no para el modelo que incluye la discapacidad 
ADL.56 
El impacto de la anorexia en la mortalidad también se ha establecido por los resultados 
del proyecto "Un Link Informático sui Servizi Sanitari Esistenti perl'anziano-acomputerized 
network on services of health people for elderly people" (ULISSE) publicado en 2013, el cual 
fue diseñado para evaluar la calidad de la atención en residentes de hogares de ancianos. En 
este estudio, se determinó una asociación directa entre la mortalidad y la anorexia en 1904 
ancianos residentes de ambos sexos. En particular, los sujetos con anorexia tenían un riesgo 
casi dos veces mayor de muerte por todas las causas en comparación con los sujetos sin 
anorexia, además se encontró que más del 12% (240 participantes) de la muestra del estudio 
sufrió de anorexia. Aquellos pacientes con deterioro funcional, deterioro, demencia, problemas 
de conducta, problemas de masticación, insuficiencia renal, estreñimiento y depresión, así 
como participantes tratados con inhibidores de la bomba de protones y opioides tuvieron un 
riesgo casi 2 veces mayor de presentar anorexia en comparación con los participantes no 
afectados por estos síndromes. Además, los participantes con anorexia tuvieron un mayor 
riesgo de muerte por todas las causas en comparación con los participantes no anoréxicos 
(OR 2,26, IC del 95%). 57 
En el estudio doble ciego, aleatorizado Weight Change, and Death in Older Adults: The 
Systolic Hypertension in the Elderly Program (SHEP)”, realizado en el año 2002 por Somes 
 
29 
 
G, que incluyó a 4.736 pacientes (edad media 72 años) con hipertensión sistólica aislada, se 
encontró que los sujetos que tuvieron una pérdida de peso de 1,6 kg por año experimentaron 
una tasa de mortalidad 4.9 veces mayor (IC del 95% 3.5e6.8) que aquellos sin pérdida de peso 
significativa. Los sujetos con un bajo peso inicial (IMC <23,6 kg / m2) que perdieron más de 
1,6 kg por año tuvieron una tasa de mortalidad del 22,6%, casi 20 veces mayor que la tasa de 
mortalidad de aquellos con un IMC inicial de 23,6 a 28 kg / m2 cuyo peso se mantuvo estable. 
Por lo tanto, la combinación de pérdida de peso y peso corporal inicialmente baja es de mal 
pronóstico para las personas mayores.58 
En un estudio “Frailty Severity and Dietary Variety in Japanese Older Persons: A Cross-
Sectional Study” que se realizó en el año 201 en Japón por Motokawa, se evaluó la asociación 
entre la fragilidad y la variedad dietética entre las personas mayores. La fragilidad se determinó 
utilizando la lista de comprobación de Kihon (25 preguntas), y se evaluó su función física, 
cognitiva y social. Los números y porcentajes de personas mayores frágiles, pre-frágiles y 
robustas fueron de 77 (11.6%), 182 (27.4%) y 406 (61.0%) respectivamente. Se observaron 
diferencias significativas entre los sujetos robustos, pre-frágiles y débiles en términos de edad, 
nivel de albúmina sérica, consumo de alcohol, tabaquismo e historial de diabetes. Entre los 
índices relacionados con la nutrición, solo la variedad dietética mostró una diferencia 
significativa. La variedad dietética se asoció significativamente con la progresión de la 
fragilidad entre las personas mayores en la comunidad.59 
En el estudio observacional transversal “The association between anorexia of aging and 
physical frailty: Results from the national center for geriatrics and gerontology’s study of 
geriatric syndromes” realizado en Tokio por Tsutsumimoto en el 2017; se incluyeron a 4417 
pacientes mayores de 70 años de la comunidad, se evaluó la relación que existe entre la 
anorexia del envejecimiento y el estado de fragilidad, en el cual encontraron que la asociación 
en los pacientes no frágiles fue de 7.9%, en los pacientes pre frágiles 14.8%, y en los pacientes 
frágiles 21.2%. Ajustando para todas las covariables, las asociaciones que se identificaron 
fueron: lentitud (O 1.42, 95% IC: 1.14-1.7; P 0.002), agotamiento (O 1.39, 95% IC: 1.11-1.74, 
P 0.004), pérdida de peso (O 1.37, 95% IC: 1.05-1.79, P 0.019), pero no en disminución de 
nivel de energía, concluyendo que la anorexia del envejecimiento se asocia de manera 
importante con la fragilidad y los siguientes componentes de fragilidad: lentitud, agotamiento y 
peso pérdida. 60 
 
30 
 
En el estudio “Senile anorexia in different geriatric settings in Italy, realizado en Italia por 
Donini en el año 2010, se incluyeron 526 adultos mayores de 65 años y más, se estimó la 
prevalencia y factores asociados a la anorexia del envejecimiento, en adultos

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