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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
POSGRADO EN HISTORIA DEL ARTE 
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS 
INSTITUTO DE INVESTIGACIONES ESTÉTICAS 
 
LA VESTIMENTA FEMENINA Y SU REPRESENTACIÓN EN MATERIAL 
ARQUEOLÓGICO 
TESIS PARA OPTAR EL GRADO DE: 
DOCTORA EN HISTORIA DEL ARTE 
 
Presenta: 
Ma. Mercedes Rojas Herrera 
 
TUTORA PRINCIPAL: 
 
DRA. DIANA MAGALONI KERPEL 
 
DIRECTORA DEL PROGRAMA PARA LAS AMÉRICAS ANTIGUAS 
MUSEO DE ARTE DEL CONDADO DE LOS ÁNGELES-LACMA 
 
 
 
TUTORES: 
 
MTRO. ARTURO GÓMEZ 
MUSEO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA 
 
MTRA. ROSARIO RAMÍREZ 
ASOCIACIÓN MEXICANA DE INVESTIGACIÓN TEXTIL TE`OM. 
 
MTRA. MARTA TUROK 
MUSEO FRANZ MAYER 
 
DRA. FRANCISCA ZALAQUETT 
CENTRO DE ESTUDIOS MAYA-UNAM 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
Restricciones de uso 
 
DERECHOS RESERVADOS © 
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL 
 
Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal 
del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). 
El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea 
objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para 
fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo 
mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
 
AGRADECIMIENTOS 
 
Quiero dar especial agradecimiento a mi familia sanguínea, a mi 
madre, padre, hermanos, cuñadas y sobrinos, que gracias a su amor 
y apoyo, este trabajo no hubiese concluido. También quisiera 
dedicar este estudio a la familia que elegimos y construimos con los 
amigos y amigas de distintas partes. Al hogar que consolidé con 
esfuerzo y que me dio el confort necesario para desarrollarme 
profesionalmente y fortalecerme emocionalmente. 
 
No puedo dejar de mencionar a las personas que han sido un pilar 
importante en mi vida, y que lamentablemente y por distintos motivos 
ya no están. Especialmente a mi prima y hermana Carolina 
Hernández Rojas. 
 
A lo largo de la Maestría y Doctorado en Historia del Arte tuve el 
privilegio de conocer y recibir la enseñanza de muchos maestros y 
maestras, por lo que quiero hacer un especial reconocimiento a 
todos ellos, a Diana Magaloni K, Francisca Zalaquett, a Marta Turok, 
Deborah Dorotinsky, Arturo Gómez, María del Rosario Ramírez, 
Julieta Pérez Monroy, Gustavo Curiel, Pablo Escalante y a todos y 
todas que han hecho posible mi formación y la de muchos 
estudiantes. 
 
Muchas gracias a la Universidad Nacional Autónoma de México por 
darme acceso al conocimiento y la oportunidad de formarme 
profesionalmente. Agradezco al Museo Nacional de Antropología, a 
Arturo Gómez Martínez y Marta Carmona por sus enseñanzas. 
Agradezco profundamente al Museo Etnológico de Berlín, 
especialmente a Manuela Fischer y María Gaida por facilitarme el 
acceso directo al material arqueológico a su cargo. Gracias a su 
amabilidad pude ampliar los alcances de mi investigación. 
 
No podría estar completo un reconocimiento, sin agradecer a todos 
mis amigos y amigas que me permitieron compartir muchos 
momentos agradables, dónde la amistad y el compañerismo se 
expresaron incondicionalmente, y a todos los que de una u otra 
manera me acompañaron en la Universidad. 
ÍNDICE 
 
INTRODUCCIÓN 11 
I. LA INDUMENTARIA PREHISPÁNICA Y SU ESTUDIO 25 
 
I.1. MARCO DE REFERENCIA 26 
¿Qué dice la arqueología sobre el textil prehispánico? 29 
Experiencia etnográfica 35 
Aproximación etnohistórica 41 
Estudios desde la historia del arte 46 
El objeto arqueológico como fuente de estudio 
para la arqueología y la historia del arte 48 
 
I.2. SÍNTESIS 52 
 
II. METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN 57 
 
II.1. ANTECEDENTES GENERALES DEL CORPUS 62 
II.2. METODOLOGÍA UTILIZADA PARA LA CONFORMACIÓN 
DE LA MUESTRA DE PIEZAS ARQUEOLÓGICAS 71 
II.3. METODOLOGÍA UTILIZADA PARA LA CONFORMACIÓN 
DE LAS FORMAS DE VESTIR Y SU USO POR CULTURAS Y PERÍODOS 75 
 
III. ANÁLISIS Y SISTEMATIZACIÓN DE LAS VESTIMENTAS 
PRESENTES EN EL MATERIAL ARQUEOLÓGICO 87 
 
III.1. CUERPO DESNUDO Y CUERPO VESTIDO 91 
III.2. El CUERPO FEMENINO Y SUS ATRIBUTOS 95 
III.3. PRENDAS DE VESTIR (TEXTILES) 104 
III.4. JOYAS Y ORNAMENTOS 115 
IV. LAS VESTIMENTAS FEMENINAS REPRESENTADAS EN 
ESCULTURAS DE DIFERENTES ÉPOCAS Y CULTURAS 129 
IV.1.PERÍODO PRECLÁSICO 135 
Centro de México 136 
Tlatilco 139 
Figuras femeninas desnudas 145 
Figuras vestidas 152 
Torso desnudo y cueitl 153 
Torso desnudo con calzón femenino 163 
Torso desnudo y pantalón sonoro 165 
Olmecas de la Costa del Golfo 171 
La Venta 178 
Cuerpo femenino desnudo 180 
 
Figuras vestidas 184 
IV.2 PERÍODO CLÁSICO 199 
Teotihuacan 200 
Culturas de la Costa del golfo 235 
Culturas del Centro de Veracruz 240 
Sitio Remojadas 240 
Sitio Isla Sacrificios 250 
Sitio El Zapotal 254 
Sitio La Mixtequilla 258 
Sitio Tlalixcoyan 264 
 
 
Culturas del Área Maya 275 
Isla de Jaina 276 
 
K’ub o huillipi con cuello cuadrado y escotado 279 
 
K’ ub largo atrás y corto por delante 282 
 
Ku’b largo y ancho con rombos 285 
K’ub corto y cuadrado con pik 289 
Quechquémitl triangular con pik 292 
Quechquémitl redondo con pik 296 
Quechquémitl redondo y trapezoidal superpuesto sobre K’ub 298 
IV.3. PERÍODO EPICLÁSICO 309 
 
Sitio Xochitécatl-Cacaxtla 312 
 
Tula 327 
 
IV.4. PERÍODO POSCLÁSICO 341 
Cultura mexica 342 
Figuras de torso desnudo con enredo y faja 349 
Figuras con quechquémitl y enredo 361 
Figuras con huipil y enredo 371 
Cultura huasteca 387 
 
IV.5. LÍNEA HISTÓRICA DE LAS INDUMENTARIAS FEMENINAS 
PREHISPÁNICAS 405 
 
VI. CONCLUSIONES 408 
 
VII. BIBLIOGRAFÍA 438 
 
VIII. ÍNDICE DE IMÁGENES 453 
INTRODUCCIÓN 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
12 
 
Diversos estudios han planteado que en el pasado contexto prehispánico 
mesoamericano, la vestimenta tuvo muchos significados, entre ellos, denotaba 
rangos sociales y étnicos. Hay ejemplos en que se observan deidades portando 
bellos trajes, cuyos atributos las designaban, tanto para diferenciarse entre los 
aldeanos, como para reforzar la cohesión social de su grupo. Es así como el 
vestuario ha servido para destacar entre otros, a gobernantes y deidades, castas 
sacerdotales, guerreros, danzantes, y eventos especiales, etc. En ese sentido, la 
vestimenta es entendida como un objeto ideotécnico.1, que es capaz de comunicar 
valores y conceptos de una sociedad. O, como lo plantea Claude Stresser-Peán, 
sirve para definir una sociedad, y ésta, a su vez, da vida a la indumentaria.2. Dicho 
de otra manera, la ropa viste el cuerpo, pero a la vez refleja lo que la sociedad 
piensa de el, cubriéndolo con sus ideaciones.3. 
Si bien, la vestimenta a lo largo de su historia, en diferentes épocas y 
culturas, ha cumplido la función de proteger el cuerpo, en este estudio también se 
la aborda desde una dimensión simbólica. La vestimenta es portadora de 
significados y conceptos relacionados con diversosaspectos de la sociedad que la 
produce a través de su forma, decoración y materialidad. 
 
 
1
 Definición desarrollada por el antropólogo Lewis Binford. Los objetos ideotécnicos son 
hechos esencialmente para comunicar entre personas o con los poderes del cosmos. Ver más en 
Esther Pasztory, “El arte”, en coords. Linda Manzanilla y Leonardo López Luján, Historia antigua de 
México, vol. IV: Aspectos fundamentales de la tradición cultural mesoamericana (México: UNAM-
INAH-PORRUA, 2001), 316. 
 
2
 Claude Stresser-Péan, De la indumentaria y los hombres, una perspectiva histórica de la 
indumentaria indígena en México (México: FCE-CEMCA-FAH-MAT, 2012). 
 
3
 Ibidem, 149. 
13 
 
El conocimiento sobre la indumentaria indígena de México, tanto antigüa 
como contemporánea, ha sido posible gracias a los estudios del material 
arqueológico, efectuados por la arqueología, la antropología y la etnografía. 
Si bien la historia del arte ha contribuido a ese conocimiento y ofrece 
importantes y significativos aportes, esta investigación profundiza desde esa 
perspectiva, en la representación escultórica de la indumentaria femenina, tanto 
en sus formas y estilos, a fin de aportar nuevos antecedentes acerca de las 
culturas prehispánicas de Mesoamérica. De esta manera se aborda como un 
importante recurso iconográfico del arte escultórico, que sus creadores utilizaron 
para representar y caracterizar a las mujeres de las culturas mesoamericanas. 
Gracias a que la producción escultórica Mesoamericana fue prolífica, para este 
estudio ha sido importante seleccionar material arqueológico de diferentes 
procedencias culturales y cronológicas, a fin de tener una mirada o un panorama 
general de la indumentaria indígena de diversas culturas y épocas, ya que la 
mayor parte de los antecedentes disponibles refieren a la indumentaria de culturas 
y épocas específicas. 
Por otra parte y tomando en cuenta que existen muchos estudios que se 
han enfocado en los atributos y características de los dioses varones, surge la 
inquietud de focalizar esta investigación en la representación de la mujer y su 
indumentaria. 
Debido a la naturaleza perecedera y fragmentaria de textiles arqueológicos 
físicos, para estudiar la indumentaria femenina ha sido necesario revisar y analizar 
otras fuentes de información, ya que además, existen poco estudios sobre la 
representación de la mujer en la escultura y pintura mural. 
14 
 
La mayor parte de los investigadores han utilizado la figuración pictórica 
colonial presente en manuscritos, como fuente de información principal para 
realizar estudios del pasado prehispánico. 
Lo anterior, ha llevado que en este estudio se aborde la indumentaria 
prehispánica femenina a partir de su representación escultórica, pretendiendo más 
específicamente indagar y ampliar el conocimiento acerca de la representación de 
la indumentaria femenina, en particular como operó en las culturas del Centro de 
México, Golfo de México y culturas del Área Maya en los diferentes horizontes 
temporales que van desde el Preclásico al Posclásico. 
Con la revisión de testimonios de vestimentas representadas en figurillas 
de barro y esculturas de piedra, se ha pretendido: 
Precisar con qué prendas vestían las mujeres, cómo eran sus formas de 
vestir y cómo eran los estilos locales por cultura y época. 
A través de una línea de tiempo, rastrear los testimonios más tempranos de 
representaciones de quechquémitl y huipil, establecer momentos de cambio, de 
algunas prendas y formas de vestir y, especificar los atuendos y prendas de vestir 
femeninos que tuvieron continuidad o desaparecieron en los períodos estudiados. 
Reconocer la identidad de las mujeres representadas, a través del análisis 
de las formas de uso y diseños de sus vestimentas y así identificar categorías 
religiosas, políticas, sociales o étnicas que los artistas expresaron por medio del 
estilo escultórico y el soporte material de representación. 
Esta investigación ha surgido de la revisión de estudios sobre la vestimenta 
prehispánica de Mesoamérica, que en forma más pormenorizada se presenta en 
el Capítulo I, ya que como se ha dicho la indumentaria y los adornos son 
15 
 
portadores de significados y conceptos relacionados con diversos aspectos de la 
sociedad que los produce. 
 En primer lugar es necesario señalar a Claude Stresser-Péan, quien 
sostiene que la indumentaria prehispánica de México, tiene una estrecha relación 
con el ámbito religioso y la estratificación social de un grupo. 
 
A través de su calidad y belleza, la vestimenta indicaba el rango y la clase social de 
cada individuo. Ese valor ceremonial estaba estrechamente ligado a la significación 
religiosa, pues los antiguos mexicanos convivían en todo momento con sus dioses, 
omnipresentes en la tierra como en el universo. Tanto la elección de cada prenda 
como la de sus accesorios obedecían al sentido divino.
4
. 
 
 En segundo término, a través de manuscritos del XVI y sus pinturas, 
especialmente del Centro de México, se ha podido constatar que la indumentaria y 
adornos otorgaban distinción y especificidad a las divinidades prehispánicas. 
Guilhem Olivier por ejemplo, sostiene que los atavíos constituyeron un verdadero 
lenguaje visual que transmite una gran información, tanto sobre la identidad de las 
deidades como sobre sus distintos ámbitos de acción.5. 
Al estudiar la figuración pictórica de las divinidades, el historiador identificó rasgos 
y atributos asociados a dioses específicos tales como los siguientes: 
 
 
 
 4 
Claude Stresser-Peán De la vestimenta y los hombres. Una perspectiva histórica de la 
indumentaria indígena en México (México: FCE-CEMCA-FAH-MAT, 2012), 244. 
 
5
 Guilhem Olivier “Los “2000 dioses” de los mexicas, politeísmo, iconografía y 
cosmovisión”, Arqueología Mexicana, vol. XVI, núm. 91 (México: CONACULTA-INAH, 2008), 46. 
16 
 
El cabello enmarañado caracteriza a las deidades de la tierra, Tlaltecuihtli, y al dios 
del inframundo, Mictlantecuhtli; las rayas verticales blancas y rojas sobre el cuerpo 
son propias de Mixcóatl, dios de la cacería, y de Tlahuizcalpantecuhtli, dios del 
planeta Venus; Huitzilopochtli y Tezcatlipoca ostentan una flecha como nariguera; la 
diosa Xochiquétzal hace gala de un magnifico quechquémitl, en tanto que Xipe-Tótec 
reviste la piel de un desollado.
6
. 
 
Sin embargo, si se confronta la figuración pictórica colonial de las divinidades, con 
la representación escultórica prehispánica se aprecia que sus características no 
son fijas e incluso, en algunos casos, la indumentaria, adornos y atributos de una 
misma deidad cambian significativamente entre un lenguaje artístico y otro y, una 
época y otra. 
 Es sabido que durante el período prehispánico la representación del cuerpo 
se fue transformando y cubriendo con vestimentas y adornos, es así como 
también los especialistas coinciden en que la vestimenta a lo largo de su historia, 
en diferentes épocas y culturas, ha cumplido una función simbólica, social y 
cultural. También se ha reconocido que tuvo una estrecha significación religiosa; 
sin embargo poco se sabe cómo operaron estas distinciones en el contexto 
Mesoamericano, especialmente entre las mujeres. 
 Por otra parte, gracias a los estudios etnohistóricos y etnográficos se ha 
podido tener una mejor aproximación al lenguaje textil. A través de las formas de 
confección y de uso de las prenda de vestir, así como su materialidad e 
iconografía, se ha podido identificar, como a través del vestido se configuran 
categorías sociales, culturales y religiosas. 
 
 6 Ídem. 
17 
 
También, diversas investigaciones han contribuido al conocimiento sobre las 
vestimentas antigüas en general y, sobreel quechquémitl y el huipil en particular; 
es así como se observa que entre los especialistas no hay consenso acerca del 
estatus de estas prendas. 
 Respecto a la correspondencia cultural y geográfica de estas vestimentas 
femeninas, tampoco hay consenso entre los especialistas y disciplinas; al 
confrontar registros escritos en fuentes coloniales del siglo XVI, con testimonios de 
indumentarias representados en esculturas prehispánicas, se observa que entre 
ellos no hay correspondencia. Por ejemplo, Claude Stresser- Péan describe 
claramente las áreas donde se usó el huipil: 
 
Los cronistas dan fe de que a la llegada de los españoles el huipil era usado en casi 
todo México meridional, excepto en Yucatán. Ciertos testimonios arqueológicos 
contradicen, sin embargo, las afirmaciones de los cronistas del siglo XVI. Así, el 
mural descubierto en Calakmul, Campeche, en 2004, muestra a mujeres mayas 
ataviadas con un huipil probablemente ceremonial. Por otra parte, las figurillas 
femeninas de Jaina parecen lucir huipiles muy amplios.
7
. 
 
 
De la antigua Mesoamérica se conocen poco las formas de vestir. Se ha 
asumido por ejemplo, que el huipil o huipilli en su acepción en náhuatl, fue una 
prenda por excelencia indígena que usaron las mujeres del Centro de México, tal 
como se retrata en el Códice Florentino. 
 
 
7 
Claude Stresser-Péan. De la vestimenta y los hombres. Una perspectiva histórica de la 
indumentaria indígena en México. (México: FCE-CEMCA-FAH-MAT, 2012), 69. 
18 
 
 Uno de los hallazgos más importantes de mi tesis de maestría.8, fue 
constatar que el huipil no fue una prenda representativa de la mujer precortesiana 
del Centro de México, ya que se encontraron representaciones más tempranas en 
figurillas de las culturas de la Costa del Golfo y culturas del Área Maya de la época 
Clásica. 
Estos antecedentes han sido relevantes para esta investigación; como se dijo 
anteriormente, a partir de la observación y confrontación de la representación 
escultórica prehispánica, surgió la necesidad de examinar y esclarecer cómo se 
materializan los rasgos femeninos y la indumentaria en la escultura antropomorfa 
femenina prehispánica, tomando en consideración elementos tales como el 
soporte material de la representación (piedra, barro), el estilo artístico de cada 
cultura, época y región, bajo el supuesto que estos y otros parámetros de análisis, 
permiten alcanzar un mayor conocimiento y una mejor aproximación a los 
significados presentes en las representaciones escultóricas de mujeres y diosas 
prehispánicas de diferentes culturas y épocas de Mesoamérica. 
 Si bien, variados manuscritos coloniales aluden al pasado prehispánico, se 
ha tenido en cuenta la posición de algunos especialistas.9, que sostienen que este 
habría sido recreado según la visión y el momento histórico imperantes; por tal 
motivo estimé pertinente estudiar la vestimenta femenina prehispánica testificada 
 
 8 Mercedes Rojas Herrera. El huipil y su representación en el Códice Florentino. Tesis para 
obtener el grado de maestra en Historia del Arte (México: UNAM-FFyL, 2008). 
 
9
 Serge Gruzinski, La colonización de lo imaginario. Sociedades indígenas y 
occidentalización en el México español. Siglos XVI-XVIII. (México: FCE, 1991). 
19 
 
en la escultura de la época, creada por los mismos artífices y portadores de su 
cultura. 
En términos generales la pregunta que interesa responder en esta 
investigación es ¿a través del análisis de la representación escultórica, es posible 
ampliar el conocimiento sobre la vestimenta femenina Mesoamericana y aportar 
cómo operó en las culturas del Centro de México, Golfo de México y cultura maya 
de la Península de Yucatán, que se desarrollaron entre el Preclásico y Posclásico? 
¿Cómo los artistas representaron las prendas, formas de vestir femeninas y 
formas de uso, en las piezas de barro y piedra? 
Como interés más específico también se busca responder algunas de las 
siguientes interrogantes sobre el huipil y quechquémitl prehispánico: 
¿Es posible a través de la representación escultórica rastrear testimonios más 
tempranos del huipil y quechquémitl de los que actualmente se conocen? 
¿Es posible identificar momentos de cambio de algunas prendas y formas de 
vestir y su uso, en las épocas y culturas señaladas? 
¿Qué atuendos y prendas de vestir femeninos, tuvieron continuidad o 
desaparecieron en las épocas estudiadas? 
¿Cómo los artistas a través de la escultura, representaron las identidades de las 
mujeres del México antiguo? 
La metodología desarrollada en este estudio es de tipo cuantitativo y 
cualitativo. El objeto de estudio se circunscribió a material arqueológico disponible 
en el Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de México y la colección de 
Ethnologisches Museum der Staatlichen Museen de Berlin-Preußischer 
Kulturbesitz, Alemania. 
20 
 
En una primera fase se realizó una observación minuciosa de la 
indumentaria, las características físicas de su representación y del objeto, cuyos 
datos se cuantificaron, analizaron, sistematizaron y ordenaron de acuerdo a su 
procedencia cultural y cronológica, obteniendo una visión analítica y comparativa 
de las prendas de vestir. 
En una segunda fase se analizó y sistematizó el corpus seleccionado 
respecto de las características formales de los atuendos, las formas de vestir 
femeninas y las representaciones de quechquémitl y huipil, a fin de configurar una 
línea de tiempo, establecer momentos de cambio, de algunos atuendos y 
vestimentas y, su continuidad o desaparición en el tiempo. Del mismo modo, se 
efectuó el análisis de las formas de uso y diseños de las indumentarias, el estilo 
escultórico y el soporte material de representación. 
Con este enfoque metodológico, se ha pretendido investigar figuras 
antropomorfas femeninas de barro y piedra, correspondientes al Centro de 
México, Golfo de México y Área Maya, provenientes de diferentes horizontes 
temporales; período Preclásico (2500 a.C-200 d.C), Clásico (200-900 d.C), 
Epiclásico (650-850 d.C.) y Posclásico (900-1521 d.C), muestra que alcanza un 
total de 432 figuras antropomorfas: 247 provenientes del Museo Nacional de 
Antropología y 185 del Ethnologisches Museum der Staatlichen Museen zu Berlin-
Preußischer Kulturbesitz. 
En el primer capítulo, titulado La indumentaria prehispánica y su estudio se 
exponen las investigaciones más relevantes sobre indumentaria prehispánica de 
Mesoamérica, que se han desarrollado desde diferentes disciplinas a partir de los 
años 60 hasta nuestros días. Se revisan de manera general las fuentes de 
21 
 
información provenientes de la arqueología, la etnografía, etnohistoria, historia del 
arte y sobre el objeto arqueológico como fuente de estudio. Así mismo, se propone 
una discusión sobre aspectos metodológicos para el estudio de la vestimenta 
indígena de México. 
Con base a los antecedentes derivados de estudios especializados en el 
tema, se plantea una discusión acerca del o los significados que pudieron tener el 
huipil y el quechquémitl y otros atuendos femeninos, en las sociedades 
prehispánicas. 
En el segundo capítulo, titulado Metodología de investigación, se presentan 
los antecedentes generales del corpus de las piezas arqueológicas y conformación 
de la muestra de estudio; se exponen los criterios de selección y clasificación de 
las piezas del corpus y se explica cómo se definieron los criterios de selección, 
orden y análisis de las indumentarias presentes en las colecciones de piezas de 
ambos museos. Así mismo se describe la metodología utilizada para el análisis de 
las formas de vestir y su uso, por épocas y culturas. 
En el tercer capítulo, titulado: Análisis y sistematización de las vestimentas 
presentes en las esculturas, se muestran losprimeros hallazgos cuantitativos 
sobre las prendas de vestir representadas y algunas tendencias de cómo se 
vestían las mujeres mesoamericanas de las regiones y períodos estudiados, lo 
que se describe en el siguiente capítulo. 
En el cuarto capítulo, Vestimentas femeninas representadas en diferentes 
épocas y culturas se exponen los principales hallazgos sobre los atavíos, se 
describen las formas de vestir, su uso, los primeros testimonios de huipil y 
22 
 
quechquémitl y como la indumentaria otorga identidad a las mujeres 
representadas en las esculturas de las diferentes épocas y culturas. 
Con los hallazgos de este estudio, es posible constatar que los escultores 
de las sociedades prehispánicas representaron modos de vestir y atuendos 
femeninos, que fueron cambiando, según las épocas y la ubicación geográfica. A 
la luz de los testimonios que han llegado a nuestros días, se encontró que en las 
culturas mesoamericanas existió un limitado número de atuendos femeninos 
(básicamente se identificaron cuatro prendas), y que esa reducida variedad de 
prendas se representó de diversas formas y combinaciones, lo que se aprecia 
especialmente en las esculturas del horizonte Clásico, probablemente debido a los 
intercambios comerciales, culturales y sociales que ocurrieron entre esas 
sociedades mesoamericanas. Por lo tanto, se observa que la indumentaria 
femenina prehispánica fue una expresión cultural variable y cambiante. 
 Dicho lo anterior, con la revisión pormenorizada de las representaciones 
escultóricas, se logró observar que las vestimentas femeninas oscilaron entre lo 
transitorio y lo perdurable y desempeñaron el papel de dar identidad a las mujeres 
representadas. Por otra parte tanto el huipil como el quechquémitl son prendas 
que se testificaron a partir del Clásico. 
Si bien se sabe que los artistas a través de la representación escultórica de 
las vestimentas antigüas configuraron una serie de categorías sociales, étnicas y 
religiosas a las mujeres, les otorgaron identidad. 
 
 
23 
 
Dado que el material de este estudio ha sido recogido de dos fuentes 
arqueológicas de gran valor artístico, estimo que los alcances de esta 
investigación pueden contribuir a un mayor conocimiento y desarrollo de nuevos 
estudios de mayor profundidad que se interesen en abordar la indumentaria 
femenina prehispánica de Mesoamérica. 
24 
 
 
C A P I T U L O 
L a indumentaria 
prehispanica y su estudio. 
26 
 
I.1. MARCO DE REFERENCIA 
 
Para la realización de esta investigación ha sido indispensable revisar 
estudios especializados en indumentaria indígena de la época prehispánica de 
México, los cuales han jugado un rol importante en la difusión de esta tradición 
cultural ancestral que se resiste a desaparecer. 
 Con la revisión de diferentes autores y disciplinas, se ha pretendido 
componer un panorama general del estudio de la vestimenta indígena y, plantear 
nuevas preguntas para avanzar hacia un mejor conocimiento sobre la 
representación femenina y su indumentaria. 
 En términos generales, y con base en la revisión bibliográfica incluida en el 
presente capítulo, el conocimiento acumulado sobre los atavíos mesoamericanos 
es escaso. Como por ejemplo, se ha asumido que el huipil (huipilli, en su acepción 
en náhuatl) fue una prenda indígena que por excelencia usaron las mujeres del 
centro de México, tal como se retrata en el Códice Florentino. Sin embargo, esta 
constatación sigue abierta a nuevas indagaciones y hallazgos arqueológicos. 
 Por otra parte, existen muchos análisis locales que describen la 
singularidad de una determinada cultura mesoamericana y son escasos los 
estudios que abordan los puntos de contacto histórico que hubo entre los 
diferentes grupos y sociedades de Mesoamérica. 
Además, con el desarrollo de esta investigación, ha sido posible constatar que 
existen pocos estudios especializados en indumentaria femenina que nos aporten 
cómo a través de ésta se materializaron algunas categorías sociales y culturales 
en la escultura y otras manifestaciones artísticas prehispánicas. 
27 
 
 Como se sabe, la naturaleza perecedera y fragmentaria de textiles 
arqueológicos ha obstaculizado el análisis minucioso de las técnicas textiles y su 
desarrollo en el tiempo. Por este motivo, se ha elegido estudiar la escultura 
antropomorfa como una vía de aproximación más concreta de los vestidos 
precortesianos, ya que tanto la escultura como la pintura mural, los códices 
prehispánicos y coloniales, las fuentes escritas del siglo XVI y la indumentaria 
indígena contemporánea, dan cuenta que los estilos y formas de uso cambiaron 
de acuerdo a la época, la cultura y el soporte material de representación. 
 Al examinar las vestimentas representadas en creaciones artísticas 
prehispánicas y coloniales, queda demostrado que existieron diferentes 
tradiciones artísticas y que la representación plástica de vestimentas es muy 
vasta. Además he podido constatar que existen grandes diferencias entre la 
figuración pictórica y la representación escultórica prehispánica; en algunos casos, 
la indumentaria, los adornos y los atributos de una misma deidad cambia 
significativamente entre un lenguaje artístico y otro, y de una época a otra. Por 
esta razón, considero que en la búsqueda de significados en estas 
representaciones, es importante tener en cuenta tanto el soporte material de 
representación, como la procedencia cultural y la cronología de los objetos. 
 Con esta revisión bibliográfica se ha pretendido responder al menos dos 
preguntas: ¿el material arqueológico es una fuente idónea para establecer una 
sucesión cronológica de los atavíos antigüos, así como para conocer sus 
orígenes, usos y significados? y ¿cuáles han sido las herramientas metodológicas 
28 
 
más adecuadas para reconstruir la historia de la indumentaria femenina 
prehispánica? 
 Si bien la historia del arte ha contribuido al conocimiento del arte indígena 
prehispánico y dispone de importantes y significativos aportes, considero que la 
indumentaria mesoamericana no ha sido una materia estudiada en profundidad. 
Como se verá a continuación, la arqueología, la antropología y la etnografía son 
las disciplinas que más han enriquecido el conocimiento sobre la indumentaria 
indígena, a partir de la combinación de datos derivados de fuentes históricas, la 
observación etnográfica y el estudio del material arqueológico. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
29 
 
¿QUÉ DICE LA ARQUEOLOGÍA SOBRE EL TEXTIL PREHISPÁNICO? 
 
Como se ha dicho, la naturaleza perecedera y fragmentaria de los 
materiales textiles ha dificultado el desarrollo de estudios arqueológicos 
diacrónicos, que aborden la génesis y el desarrollo de prendas prehispánicas 
tejidas, atendiendo a su desarrollo histórico y sucesión cronológica, tema que es 
especialmente de interés para esta investigación. 
 Una de las principales dificultades que se ha presentado para estudiar las 
prendas de vestir es que buena parte de los fragmentos textiles que se encuentran 
disponibles no cuentan con fechamiento, y en la mayoría de los casos sólo ha sido 
posible conocer el tipo de fibra, las técnicas y los materiales usados para su 
confección. 
 Las únicas telas completas conocidas son unos mantos tejidos en fibras 
vegetales, que provienen de sitios arqueológicos de Chihuahua, Coahuila y del 
Valle de Tehuacán, estudiados por Irmgard W. Johnson.10. 
 Hasta el momento también se conoce la existencia de un huipil infantil 
encontrado en la Cueva de la Garrafa, Chiapas; de un xicolli, o chaleco, mexica 
rescatado de una excavación realizada en el Templo Mayor de la ciudad de 
México; del huipil o xicolli de Chilapa, Guerrero, y del desaparecido xicolli 
encontrado en la cueva de Malinaltenango, Municipio de Ixtapan de la Sal en el 
Estado de México, confeccionado con fibra de agave, que estuvo en posesión del10 
Irmgard W. Johnson, “Un huipilli precolombino de Chilapa, Guerrero”, en Revista 
Mexicana de Estudios Antropológicos, tomo XXI (México: SMA-Fondo Boch-Gimpera, 1967). 
30 
 
Museum für Volkerkunde de Berlín hasta 1945, cuando se perdió en un 
incendio.11. 
 A pesar de estas limitaciones, los fragmentos textiles de algodón y fibras 
vegetales, así como algunas ofrendas textiles encontradas en contextos 
funerarios, han sido un campo fértil para estudios arqueológicos comparativos de 
técnicas, así como para la identificación de materias primas y el estudio de 
técnicas de ornamentación textil. 
 La antropóloga Irmgard W. Johnson y la arqueóloga Alba G. Mastache 
dedicaron muchos años de trabajo al estudio de tecnologías textiles prehispánicas, 
a través del análisis de telas rescatadas en cuevas secas ubicadas en el norte de 
México.12, en el Valle de Tehuacán, en partes de la Mixteca Alta y Guerrero.13. 
Las condiciones climáticas de las cuevas favorecieron la conservación de un 
número importante de piezas tejidas con técnicas bien desarrolladas.14. Irmgard 
W. Johnson rescató fragmentos de telas elaboradas con “tejido básico”, 
ornamentadas con la combinación de brocado y gasa. También identificó un estilo 
de ornamentación confeccionado con material sumamente delicado como lo es el 
pelo de conejo o liebre. A esta técnica se le conoce como tochomitl, y sobrevivió 
hasta los siglos XVI y XVII. 
 
11 
Irmgard W. Johnson y Alba G. Mastache, “Tejidos prehispánicos de Guerrero”, en coords. 
Rosa Ma. Reyna Robles y Christine Niederberger, El pasado arqueológico de Guerrero (México: 
CFEMC-INAH, 2002), 446. 
12
 De cuya investigación pública: Los textiles de la Cueva de la Candelaria, Coahuila 
(México: Departamento de Estudios Prehispánicos 51-Colección Científica Arqueológica, 1977). 
13
 Irmgard W. Johnson, “Un huipilli precolombino de Chilapa, Guerrero”, en Revista 
Mexicana de Estudios Antropológicos, tomo XXI (México: SMA-Fondo Boch-Gimpera, 1967), 150. 
14
 Op. cit., 149. 
31 
 
Alba Mastache realizó en 1971 un estudio que consistió en el análisis de 69 
fragmentos textiles asociados a objetos de cobre encontrados en la cueva de 
Campo Morado y distribuidos en cuatro sitios que se localizan en la parte media 
de la cuenca del Río Balsas, en Guerrero-Michoacán. 
En el marco de esta investigación desarrolló su tesis de maestría y publicó 
Técnicas prehispánicas del tejido.15, asesorada por Irmgard W. Johnson. 
Este libro ofrece información detallada de fibras textiles, colorantes y 
pigmentos, e informa sobre la existencia de 14 tipos de entrelazamientos que 
identificó tras un examen minucioso de esos fragmentos textiles. También describe 
los implementos y procesos de la elaboración de un tejido. 
 Por su parte, Irmgard W. Johnson, también dedicada a estudiar estructuras 
textiles procedentes del Campo Morado, encontró varios fragmentos de lo que 
sería un huipil.16. A partir de este y otros vestigios de indumentaria textil, desarrolló 
una línea de investigación centrada en la manufactura y aspectos estéticos de la 
técnica de ornamentación elaborada con pelo de conejo o liebre. En su estudio, la 
antropóloga menciona que, aunque sabemos que se utilizó pelo de conejo en 
tiempos precolombinos, ésta es la primera evidencia positiva que muestra cómo 
se entretejía entre las telas.17. 
 
 
 
15 
Alba G. Mastache, Técnicas prehispánicas del tejido. (México: SEP-INAH, 1971). 
16
 Irmgard W. Johnson, “El Huipilli Precolombino de Chilapa, Guerrero”, en Revista 
Mexicana de Estudios Antropológicos, tomo XXI. (México: SMA-Fondo Boch-Gimpera, 1967). 
17 
Ibímen, 163. 
32 
 
 Tanto Alba G. Mastache como Irmgard W. Johnson son reconocidas por sus 
valiosos aportes y conocimiento de las tecnologías textiles y la estética de los 
tejidos del México prehispánico, pues han recopilado un nutrido léxico de técnicas 
de entrelazados y ornamentaciones y un amplio repertorio de elementos 
iconográficos. 
 Con la examinación de textiles arqueológicos, Irmgard W. Johnson llevó a 
cabo un importante análisis comparativo entre las técnicas de tejido de los 
fragmentos arqueológicos y las que se emplean actualmente en la manufactura de 
indumentarias contemporáneas de chinantecos, cuicatecos, mazatecos y 
zapotecos del estado de Oaxaca, disponibles y pertenecientes a colecciones 
públicas y privadas. En la revista Artes de México, la antropóloga publicó Trama 
interna, anatomía de una tradición textil.18, y dio a conocer la existencia de algunos 
huipiles de Oaxaca elaborados con una técnica antigua de tejido con tramas 
envolventes y gasa, así como también el estudio de algunos colorantes antiguos 
tales como, caracol púrpura y grana cochinilla. También señalaba la presencia de 
algunos de diseños textiles antigüos que sobreviven en textiles modernos, tales 
como la mariposa mazateca (símbolo del alma que sale del cuerpo), la greca 
escalonada o xicalcolliuhqui y el motivo “S espiral” o “espiral doble”, conocido 
como ílhuitl. 
Tras rastrear y recopilar diversas técnicas textiles y corroborar su larga 
duración, también enfocó su estudio en indumentarias con telas emplumadas, una 
técnica de origen prehispánico que fue reutilizada en la sociedad colonial para 
 
18
 Irmgard W. Johnson, “Trama interna, anatomía de una tradición textil”, en Revista Artes 
de México. Textiles de Oaxaca, N. 35 (México: CONACULTA, 1996). 
33 
 
elaborar prendas de lujo. Es así como también en el año 1993 Johnson publicó 
Telas emplumadas en la época virreinal.19, manifestando lo mucho que se conoce 
sobre tesoros plumarios prehispánicos y lo poco que se sabe sobre procesos de 
manufactura de esas telas. Para la realización de su estudio, la antropóloga 
examinó minuciosamente diversas telas y, a través de un método comparativo, 
estudió el “Huipil atribuido a la Malinche” y otros fragmentos, aparentemente de 
diferentes procedencias; el manto de San Miguel Zinacantepec, Valle de Toluca, 
que data del siglo XVIII y se encuentra en el Museo Mexiquense de las Culturas, 
Toluca, y un textil conocido como Tlamachayatl, que pertenece a la colección Luigi 
Pigorini, exhibida en el Museo Etnográfico y Prehistórico de Roma.20. Por medio 
del análisis de la morfología, el color de los hilos, el número de lienzos, sus 
medidas, la identificación de los elementos empleados para los diseños, el tipo de 
ligamento del tejido, las técnicas de tejido y teñido y la distribución de los motivos 
ornamentales, estableció que los textiles estudiados eran parte de una misma 
clase y de un mismo entorno cultural, expresaban un mismo estilo, eran 
provenientes de una misma región y fueron manufacturados en un mismo período. 
Sus hallazgos han contribuido a conocer tradiciones textiles de manufactura 
indígena que siguen vivas en diferentes estados de México, especialmente en 
Oaxaca, Puebla y Guerrero. 
 
19 
Irmgard W. Johnson, “Telas emplumadas en la época virreinal”, coord. Cándida 
Fernández de Calderón y Alberto Sarmiento, El arte plumaria en México (México: Fondo de Cultura 
Banamex, 1993). 
20 
Este manto fue estudiado por Carlota Mapelli Mozzi. 
34 
 
 Como se dijo anteriormente, los especialistas en el estudio de muestras 
físicas de textiles, han contribuido con valiosos hallazgos y se ha podido componer 
con estos fragmentos un panorama general de las técnicas textiles. Sin embargo, 
aún falta por avanzar en el conocimiento de la indumentaria, en cuanto a sus 
características y formas de uso. En este sentido, Patricia Anawalt sostiene que, 
por medio del estudio comparativo de las partes o fragmentos, se podría 
establecer relaciones entre el uso de técnicas textiles paraelaborar prendas 
específicas. No obstante, debido a que no han sobrevivido muchos ejemplares de 
textiles arqueológicos, no se han podido establecer correlaciones entre 
determinadas técnicas y prendas específicas.21. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
21 
Patricia Anawalt, “Atuendos del México antiguo”, en Arqueología de Mexicana: 
Indumentaria Prehispánica, vol. III., núm. 17 (México: CONACULTA-INAH, 1996). 
35 
 
EXPERIENCIA ETNOGRÁFICA 
 
A la luz de la revisión bibliográfica de diversos estudios sobre el atuendo 
antiguo, se constata que el método más explorado ha sido la etnografía. 
Especialistas con diferentes formaciones profesionales.22, han hecho uso de esta 
herramienta metodológica. Marta Turok señala que 
La aproximación más usual es la etnográfica, que dentro de la antropología es una 
rama en la que predomina la observación, la descripción y el análisis de la cultura de 
grupos específicos. En el ámbito textil, describe la producción y el uso de la 
indumentaria y diversas telas realizadas por diversos grupos étnicos y populares. De 
manera consecutiva se aborda las materias primas utilizadas, las herramientas de 
trabajo, la técnica de tejido, las técnicas decorativas, y los motivos y diseños, así 
como los tipos de prendas que se elaboran.
23
. 
 
 En México, a partir de la década de los años 40, una generación de 
antropólogos comenzó a realizar trabajos de campo en comunidades indígenas, 
surgiendo estudios como el efectuado por el matrimonio Donald y Dorothy Cordy. 
En el año 1939 iniciaron sus estudios que concluyeron alrededor del 1963-64. En 
1968, publicaron Mexican Indian Costumes, dando a conocer valiosos registros 
fotográficos de indumentarias y tejidos contemporáneos de diferentes etnias 
indígenas como seris y mayos de Sonora, otomíes de Hidalgo, pueblos de habla 
nahua de Veracruz, Puebla, Morelos, pueblos zapotecos, mixtecos, trique y huave 
de Oaxaca y algunas etnias zoque y tzotzil de Chiapas. 
 
22 
Irmgard W. Johnson, Ruth Lechuga, Alejandro de Ávila, Marta Turok, Donald y Dorothy 
Cordry, Claude Stresser-Péan, Miguel Alberto Bartolomé, entre otros. 
23
 Marta Turok, “Color y símbolo en el textil mexicano”, en coord. George Roque, El color 
en el arte mexicano (México: UNAM-IIE, 2003). 
36 
 
Para los estudiosos del tema, esta publicación constituye una referencia 
obligada para indagar sobre la indumentaria étnica actual y sus variantes 
regionales. 
En esta misma línea de investigación, la antropóloga Marta Turok, en el año 
1972, inició sus estudios en la comunidad de la Magdalena, en el municipio de 
Chenalhó, Chiapas, para estudiar el significado de los diseños y símbolos del 
huipil ceremonial de la virgen de la Magdalena, investigación que publicó un año 
más tarde con el título Diseño y símbolo en el huipil de Magdalena Chiapas. 
En esta monografía abordó el valor simbólico del huipil indígena dentro de un 
marco cultural específico y mestizo, a través de la observación y descripción 
etnográfica. Su aproximación directa con las tejedoras, le permitió dimensionar el 
valor y significado de la tradición textil para la comunidad; las mujeres tejían para 
su familia y para la virgen de la Magdalena. Marta Turok observó que año tras año 
elaboraban huipiles y fajas ceremoniales con la técnica de brocado y bordado, 
plasmando en estas prendas símbolos que transmitían las prerrogativas de la 
comunidad. Para comprender el significado de los símbolos presentes en el huipil 
ceremonial, la antropóloga aplicó algunos conceptos derivados del campo de la 
semántica, la semiótica y la lingüística, que en su conjunto contribuyeron a 
descifrar, interpretar y definir los símbolos bordados como un lenguaje o un texto 
susceptible de ser interpretado y “leído”.24. Además, a través de informantes 
indígenas y documentos etnohistóricos de la región maya, recopiló algunas 
creencias, mitos, ritos y prácticas religiosas de los habitantes de la Magdalena. 
 
24
 Ídem, 128. 
37 
 
Con la correlación de datos y a través de la observación directa de la ceremonia 
de la virgen de la Magdalena vestida con huipil, Marta Turok propone que esta 
prenda chiapaneca ancestral, es portadora de conceptos y mensajes relacionados 
con el antiguo calendario agrícola y el culto al maíz, puestos de manifiesto a través 
de símbolos bordados y brocados que representan a ese vegetal en sus diferentes 
estados de maduración y animales como el sapo, que según la tradición se 
encarga de anticipar las lluvias. 
 Otro estudio etnográfico efectuado por Miguel Alberto Bartolomé, es el del 
antropólogo argentino que ha investigado, entre otros temas, el vestido indígena; 
plantea como éste interviene en la construcción de la identidad de los “seres 
colectivos” y aporta una manera de entender la identidad indígena tanto en el 
contexto mesoamericano como en la época contemporánea, sosteniendo que es 
fundamental el estudio del cuerpo humano y la “noción de persona”, ya que son 
categorías que permiten aproximarse a la cultura y a la naturaleza, así como 
también a la identidad corporal y a la proyección de dicha identidad a la sociedad y 
el cosmos.25. 
Si bien la categoría de corporalidad indígena es un tema central que el autor 
aborda en su estudio, en sus planteamientos específicos sobre la indumentaria 
sostiene que, a través de ésta, se proyectan y materializan “representaciones 
 
25
 Miguel Alberto Bartolomé, “La construcción de persona en las etnias mesoamericanas”, 
Gente de costumbre y gente de razón. Las identidades étnicas en México (México: Siglo XXI, 
2006), 148. 
38 
 
colectivas”. Es decir, la ropa viste el cuerpo y a la vez refleja lo que la sociedad 
piensa de él, cubriéndolo con sus ideaciones.26. 
 A la luz de las ideas de Miguel A. Bartolomé, se puede plantear que la 
indumentaria indígena en el contexto mesoamericano no sólo habría operado 
como marcador étnico, sino que también habría sido una máscara social o, como 
lo sugiere el autor, una “máscara textil”, con la que la persona se reconoce y forma 
parte de una cultura y cosmovisión. 
El valor intrínseco de los vestidos indígenas antiguos y contemporáneos, a 
diferencia del vestido moderno, no recae en su exclusividad y originalidad, sino 
que más bien, en su función aglutinante que interviene en la construcción de una 
identidad colectiva. Por lo tanto, si la vestimenta es una máscara textil a partir de 
la cual se configuran las identidades colectivas, a través de su estudio es posible 
establecer algunas tipologías del vestir local por épocas, culturas y regiones. 
 Otros estudios con aproximación etnográfica, han recopilado algunos 
motivos textiles brocados o bordados en diversas prendas de vestir provenientes 
de diferentes etnias indígenas del México contemporáneo. Por ejemplo Chloe 
Sayer.27, no sólo estudió diseños de raigambre prehispánica, sino que también 
recogió motivos foráneos que llegaron a México a partir de 1521 y que poco a 
poco permearon las costumbres del vestir indígena. 
 
26 Ibidem, 149. 
27 
Chloe Sayer, Diseño mexicano: arte y decoración (Madrid: Studio Editions, 1990). 
39 
 
 Otra investigación corresponde al etnólogo Arturo Gómez.28, dedicado a 
estudiar el trabajo textil de una organización de tejedores nahuas de San Mateo 
Tlacoxcalco, Puebla, cuyas mujeres bordan lienzos para la confección de blusas, 
camisas, servilletas, etc., con la técnica que implica contar o seleccionar puntos 
llamada tlapehpenal.29, y a la que localmente se le conoce como “estilo 
pepenado”. Esta investigación derivó en la publicación de un catálogo iconográfico 
de diseños textiles, en laque Arturo Gómez explica que en el pueblo existe un 
estilo de tejido común, aunque cada familia agrega elementos que les permite 
identificarse.30. Gracias a este trabajo es posible disponer de un vasto corpus de 
diseños inspirados en la vida social, el mito, flora y fauna local, tales como 
animales cuadrúpedos, aves, flores, cruces, quincunces, templos, figuras 
antropomorfas, mariposas, arcángeles, etcétera. 
 Por otra parte, existen otras investigaciones académicas desarrolladas en el 
posgrado de Estudios Mesoamericanos, entre las que se destacan la de Julieta 
León Romero.31, y la de Débora Manchón.32, quienes han centrado sus esfuerzos 
en el reconocimiento y la puesta en valor de mujeres tejedoras, que reproduciendo 
 
28
 Arturo Gómez, Arte textil poblano, San Mateo Tlacoxcalco: catálogo iconográfico 
(México: Instituto de Artesanías en Industrias Populares del Estado de Puebla, 2010). 
29
 Ídem, 5. 
30
 Ídem, 6. 
31
 Julieta León Romero, Urdiendo significados: técnicas, diseños, y mitos en textiles de 
Santiago Jamiltepec, Oaxaca. Tradición oral y organización de mujeres tejedoras y bordadoras 
mixtecas (México: ENAH, 2004). 
32 
Débora Manchón, IXKEEM, la abuela del tejido tz´utujil y sus nietas en tiempos de 
globalización (México: UNAM, 2004). 
40 
 
pasos técnicos y patrones decorativos trasmitidos de generación en generación 
durante siglos, han mantenido viva la tradición textil y la indumentaria regional. 
 Dicho lo anterior, es posible proponer que los datos derivados del análisis 
de la indumentaria y su representación en la escultura, y otros soportes y 
materiales, han sido confirmados a través del estudio de la indumentaria indígena 
contemporánea. Si bien el vestido ha experimentado muchas transformaciones a 
lo largo de su historia, a la luz del análisis de la indumentaria indígena 
contemporánea, es posible tener un mejor acercamiento a las dimensiones 
sociales, culturales y étnicas de la indumentaria indígena de Mesoamérica, así 
como constatar la contribución de las mujeres tejedoras como portadoras de 
valiosos códigos propios de su cultura.33. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
33
 Miguel Alberto Bartolomé, “La construcción de la persona en las étnicas 
mesoamericanas”, Gente de costumbre y gente de razón. Las identidades étnicas en México 
(México: Siglo XXI, 2006), 150. 
41 
 
APROXIMACIÓN ETNOHISTÓRICA 
 
Tal como explica Marta Turok: 
Los estudios desarrollados desde la perspectiva etnohistórica e historiográfica 
entrelazan los datos documentales, las evidencias físicas y elementos visuales a 
través de códices, murales, fragmentos y restos textiles prehispánicos y coloniales, 
litografías, cronistas, viajeros, con el fin de reconstruir la información sobre 
materiales, técnicas, prendas, objetos, colorantes y diseños de siglos y épocas 
anteriores al siglo XX.34. 
 
En esta línea de investigación, destacan los valiosos aportes de la coleccionista de 
piezas de arte popular Ruth Lechuga, quién, en 1992, publicó El traje de los 
Indígenas de México, considerado uno de los pocos libros que conforma un mapa 
general del pasado y presente de la indumentaria indígena prehispánica y 
contemporánea. Desde una perspectiva etnohistórica, y con apoyo de fuentes 
históricas, figurillas de barro y otros materiales, la autora brinda una descripción de 
los vestidos indígenas de hombres y mujeres. 
En mi opinión, las referencias arqueológicas que cita en su estudio, adolece 
de ciertos antecedentes, ya que las piezas no fueron analizadas en su contexto 
cultural y cronológico, cuestión que se intenta subsanar con este estudio, dado 
que uno de los objetivos principales es establecer algunas las tipologías del vestir 
femenino a partir de su representación en figurillas y esculturas representativas 
por cultura y por período histórico, y que pretende contribuir al futuro desarrollo de 
estudios comparativos más precisos y específicos. En este sentido, el libro escrito 
 
34 
Marta Turok, “Color y símbolo en el textil mexicano”, en coord. George Roque, El color 
en el arte mexicano (México: UNAM-IIE, 2003), 125. 
42 
 
recientemente por Claude Stresser-Péan, De la indumentaria y los hombres, sobre 
una perspectiva histórica de la indumentaria indígena en México.35, si bien 
propone un método de investigación similar al desarrollado por Ruth Lechuga y el 
objeto arqueológico sigue siendo una fuente de información secundaria, aporta 
una importante documentación y logra establecer algunas analogías entre los 
vestidos representados en figurillas y esculturas y ciertos ejemplares de 
indumentaria etnográfica contemporánea. Además del tratamiento que dio a las 
piezas, se orientó al análisis del quechquémitl de puntas redondeadas, 
representado en figurillas de Xochitécatl, Tlaxcala. A partir de ello, menciona que 
esa vestimenta de apariencia curva es un “tejido en curva”, cuya tecnología textil 
fue utilizada exclusivamente en el México prehispánico y que actualmente la 
practican las mujeres otomíes de Santa Ana Hueytlalpan en Tulancingo, Hidalgo, y 
San Pablito Pahuatlán, Xolotla, Cuetzalan, para elaborar sus quechquémitl. 
 El estudio de Claude Stresser-Péan, realizado con un enfoque etnohistórico, 
posee referencias etnográficas muy relevantes y no sólo retoma conocimientos de 
Donald y Dorothy Cordry y la maestra Irmgard W. Johnson, sino que los enriquece 
con nuevas referencias etnográficas obtenidas en los trabajos de campo que la 
investigadora realizó entre 1970 y 1980 junto a su esposo y arqueólogo Guy 
Stresser-Péan y la antropóloga Irmgard W. Johnson. 
Es importante mencionar que la obra de Claude Stresser-Péan es uno de 
los pocos escritos que aborda la distribución geográfica del huipil y el 
 
35
 Claude Stresser-Péan, De la indumentaria y los hombres, una perspectiva histórica de la 
indumentaria indígena en México (México: FCE-CEMCA-FAH-MAT, 2012). 
 
43 
 
quechquémitl, tema que se retomará más adelante y que es de principal interés 
para esta investigación. 
 Otro estudio con enfoque etnohistórico y que ha contribuido al conocimiento 
de la vestimenta indígena precortesiana corresponde a la especialista en cultura 
mexica y doctora en antropología Patricia Anawalt. Una de sus publicaciones más 
destacadas es Indian Clothing Before Cortés: Costumes From the Códices.36, 
escrita el año 1981, y que, tal como refiere el título, es un estudio sistemático de 
las indumentarias mesoamericanas representadas en códices prehispánicos y 
coloniales de diferentes tradiciones estilísticas. En él, Anawalt reunió un 
interesante repertorio de vestimentas de seis grupos étnicos: mexicas, 
tlaxcaltecas, tarascos de Michoacán, mixtecas de Oaxaca y mayas de las tierras 
bajas de Yucatán. Para organizar el vasto corpus de representaciones 
pictográficas, la antropóloga retomó el postulado desarrollado por Homer G. 
Barnett quien sostiene que todo objeto material tiene tres propiedades: 
fundamento o principio, forma y función. A partir de estos conceptos, Patricia 
Anawalt analizó las indumentarias prehispánicas a partir de los procesos técnicos 
que intervienen en la elaboración de las prendas, estudió sus formas esenciales, 
cómo se colocan en el cuerpo y qué parte del cuerpo cubren. Adicionalmente 
adaptó las tipologías desarrolladas por el historiador francés François Boucher, 
autor del la Historia del traje en occidente, desde los orígenes hasta la actualidad 
que, a través del estudio del traje y la moda de occidente, identificó básicamente 
 
36
 Patricia Anawalt, Indian Clothing Before Cortés: Costumes From the Códices (U.S.A: 
University of OklahomaPress, Publishing Division of the University, 1981). 
44 
 
cinco arquetipos de vestimentas. A partir de estos modelos, Anawalt clasificó los 
vestidos pintados en los códices prehispánicos y coloniales y estableció algunas 
categorías del vestir nativas. 
 Dicho lo anterior, para el estudio de la indumentaria prehispánica, tanto 
Patricia Anawalt como otros investigadores han reconstruido parte de la historia de 
los atavíos prehispánicos y sus significados con base a la combinación de datos 
arqueológicos y etnohistóricos.37. 
 Como se ha visto a lo largo de este capítulo, los hallazgos obtenidos y el 
significado que se desprende de las imágenes en estudio, están determinados por 
varios factores: la naturaleza de las fuentes y su cronología, la visión y cultura de 
sus creadores, su particular forma de retratar el pasado y el soporte material de 
representación. 
 Sin embargo, es necesario señalar que los estudios realizados sobre el 
pasado prehispánico han tenido que ceñirse al material disponible. Por este motivo 
existe una gran tradición de estudios sobre los nahuas del centro de México, por 
ser una de las culturas y etapas mejor documentadas por medio de registros 
escritos y pictográficos que se elaboraron en el momento de contacto o período 
colonial temprano. Lamentablemente, los testimonios de otros grupos étnicos 
desaparecieron y gran parte de la diversidad cultural y étnica que caracterizó a 
Mesoamérica no se ve reflejada en esos documentos. 
 Por otro lado, no es descartable que las fuentes históricas y sus imágenes 
no hayan registrado las realidades sociales y cotidianas de los indígenas, en ellas 
 
37
 Patricia Anawalt, Claude Stresser-Péan. 
45 
 
más bien se reflejan interpretaciones o representaciones idealizadas del pasado. 
Esto es sugerido por Serge Gruzinski.38, y otros especialistas, y se demuestra en 
la tesis de maestría titulada El huipil y su representación en el Códice Florentino.39, 
en la que se comprueba que las imágenes presentes en este manuscrito aluden a 
un pasado recreado por sus pintores según la realidad imperante. Un claro 
ejemplo, es el caso del huipil o huipilli, vestimenta de origen mesoamericano que 
fue prolíficamente representado en este manuscrito para retratar a la mujer nahua; 
pero que, al confrontar estas imágenes con testimonios de mujeres presentes en 
obras prehispánicas provenientes de la misma área cultural donde se elaboró el 
Códice, se pudo comprobar que la mujer nahua vestía quechquémitl con enredo y, 
o torso desnudo. Por lo tanto el huipil, antes de la conquista española, no era un 
atuendo típico de la mujer nahua, más bien se trataba de una prenda de prestigio 
maya que data del Clásico y que se integró al centro de México con posterioridad. 
Pero aún no se ha podido establecer cómo el huipil se integró al centro de México 
ni qué circunstancias lo hicieron posible. 
De esta manera, es posible pensar que los huipiles pintados en el Códice 
Florentino fueron prendas de prestigio maya, incorporadas al manuscrito por los 
tlahcuilos o pintores, para representar a la mujer nahua noble del siglo XVI y así 
honrar su pasado. 
 
 
38
 Serge Gruzinski, La colonización de lo imaginario. Sociedades indígenas y 
occidentalización en el México español. Siglos XVI-XVIII (FCE, 1991). 
39
 M. Mercedes Rojas H., El huipil y su representación en el Códice Florentino (México: 
UNAM, 2008). 
46 
 
ESTUDIOS DESDE LA HISTORIA DEL ARTE 
 
En México son escasos los estudios especializados en indumentaria 
mexicana. Se cuenta con algunas tesis.40, desarrolladas en el campo de la historia 
y la historia del arte, que abordan la historia de la indumentaria y la moda en la 
sociedad novohispana de los siglos XVIII y XIX. 
Los estudios especializados en indumentaria prehispánica de Mesoamérica, 
sustentados en el análisis de objetos artísticos prehispánicos, son más escasos 
aún. Esta ausencia podría deberse a las dificultades que presenta el estudio del 
legado de culturas antiguas, anónimas y no occidentales en general. Además, 
desde el punto de vista occidental, la cultura material de los pueblos indígenas, 
como por ejemplo, los textiles y vestimentas, se reconocen más bien como objetos 
artesanales y no se les otorga el estatus de objetos de arte. Pese a este dilema, 
con este estudio se intenta superar esta dicotomía y darle una puesta en valor a la 
tradición textil ancestral, incorporándola a la discusión que se desarrolla en el 
campo de la historia del arte. 
 Las herramientas que provee la historia del arte son fundamentales para el 
estudio del arte prehispánico en general y el análisis de la indumentaria en 
particular. Existe una tradición en el uso de la iconología y la iconografía 
desarrollada por Erwin Panofsky.41, que ha sido retomada por otros investigadores 
para describir y analizar imágenes de las culturas precolombinas. El método 
iconográfico postulado por Erwin Panofsky ha sido de mucha utilidad para explorar 
 
40 
Martha Sandoval Villegas, Julieta Pérez Monroy, Guillermina Solé Peñalosa. 
41 
Erwin Panofsky, El significado en las artes visuales (Madrid: Alianza Forma S.A., 1979). 
47 
 
y abordar el significado de las creaciones artísticas prehispánicas en general y las 
esculturas prehispánicas en específico, método que ha permitido tener una mejor 
aproximación a estos materiales.42. 
 Otra herramienta fundamental que ha sido utilizada para estudiar imágenes, 
objetos y sus creadores y que ha aportado interesantes resultados, es el análisis 
estilístico, línea de estudio que permite conocer una obra específica ya sea porque 
pertenece a un grupo, cultura o época. 
 Para el estudio de la indumentaria representada en material arqueológico 
se sostiene que es de vital importancia incorporar la noción de estilo, entendiendo 
a éste como un conjunto de características y soluciones formales que relacionan a 
varias obras de arte entre sí, elaboradas con diferentes técnicas y materiales. 
Es una herramienta que permite analizar y establecer algunos patrones de 
representación, comunes o no, entre diferentes culturas, regiones y épocas. 
De esta manera, las tipologías del vestir que se proponen en este estudio, desde 
la perspectiva de la historia del arte, surgen de un análisis estilístico. 
Es así como, por medio del estudio de las formas de las indumentarias y 
diseños, es posible no sólo reconocer distinciones sociales por edad, género y 
profesiones, sino también es posible definir estilos locales y distinguir tanto su 
procedencia cultural y época específica como rasgos de carácter intercultural, 
asociados a varios grupos de diferentes filiaciones culturales de distintas épocas y 
áreas de Mesoamérica. 
 
 
42 
Erwin Panofsky, Estudios sobre iconología (Alianza Editorial S.A., Madrid, 1971). 
48 
 
EL OBJETO ARQUEOLÓGICO COMO FUENTE DE ESTUDIO PARA LA 
ARQUEOLOGÍA Y LA HISTORIA DEL ARTE 
 
Como se ha dicho antes, una vía de aproximación al conocimiento de las 
vestimentas prehispánicas son los estudios de su representación en piezas 
arqueológicas (figurillas, esculturas, dinteles, etc.), las cuales, en su mayoría, se 
han desarrollado en el campo de la arqueología, siendo escasas las 
investigaciones que provienen de la historia del arte. 
Los estudios arqueológicos sustentados en el análisis de figurillas y 
esculturas se han interesado más en conformar familias tipológicas, prestando 
atención a su distribución espacial y cronológica. Estos análisis se han centrado 
en una cultura y época específica, dando poca cabida al desarrollo de estudios 
comparativos. Un claro ejemplo son los estudios del arqueólogo Felipe Solís y de 
la historiadoradel arte Maite Garbayo. 
Felipe Solís, en El Estado azteca y sus manifestaciones escultóricas: análisis 
de la escultura antropomorfa.43, analizó, por medio del método iconográfico de 
Panofsky, un conjunto de 790 esculturas completas o semicompletas de la cultura 
mexica. Dichas piezas corresponden al período Posclásico y se encontraban, en el 
momento del estudio, depositadas en distintos museos y colecciones, tanto en 
México como en otros países. Durante la investigación, el arqueólogo intentó 
entender el entramado ideológico que les dio el Estado azteca y reconstruir la 
 
43
 Felipe Solís, El Estado azteca y sus manifestaciones escultóricas: análisis de la 
escultura antropomorfa, tesis para optar por el título de arqueólogo en la Escuela Nacional de 
Antropología e Historia y al grado de Maestro en Ciencias Antropológicas de la Universidad 
Nacional Autónoma de México, 1982. 
49 
 
ideología dominante en esa época tanto en Tenochtitlán como en algunos 
territorios dominados por este pueblo.44. 
El arqueólogo tomó algunas ideas de Panofsky sobre el sistema iconográfico, 
que también fueron retomadas y perfeccionadas por H.B. Nicholson.45, y Esther 
Pasztory.46. Solís, a diferencia de H. B. Nicholson y Esther Pasztory, ideó su propio 
repertorio e incluyó en el análisis iconográfico las indumentarias y otros 
elementos.47, que se encontraban representados en las esculturas en forma 
constante y variable. De este modo, Solís presentó una serie de categorías para 
agrupar y ordenar las esculturas de acuerdo a un patrón formal, llegando a 
conclusiones importantes sobre la manera en que la ideología dominante del 
grupo mexica se proyecta en las imágenes de piedra estudiadas. Al respecto, 
plantea que: 
 
 
 
 
44
 Ídem, 14. 
45
 H.B. Nicholson establece ocho elementos representativos: pintura facial, nariguera, 
máscaras, tocado y ornamentos para el pelo, objetos que llevan en las manos (maíz, bastones, 
etc.), ornamentos en el cuerpo y extremidades (collares, placas, colgantes, etc., otros símbolos que 
presentan las imágenes, como rayos de sol, etc. Ver más en Felipe Solís, El estado Azteca, 14. 
46
 La historiadora del arte Esther Pasztory se centra en las posturas corporales: la 
frontalidad, la simetría bilateral y la posición del cuerpo y extremidades. Ver más en Felipe Solís, El 
estado Azteca, 14. 
47
 Felipe Solís organiza las esculturas a través de doce categorías: escena, sexo, edad, 
postura, actitud, peculiaridades, atavíos, ornamentos, tocados, peinado, simetría bilateral y otros 
elementos. 
50 
 
Estas manifestaciones plásticas en piedra no solo constituyen un reflejo de la 
realidad, también fueron creaciones en las cuales la actividad estética, actitudes 
prácticas y dinámicas fueron proyectadas por el hombre frente a su universo natural 
y social.48. 
 
 En el marco del estudio de Felipe Solís, la indumentaria es un elemento 
iconográfico que, junto con un repertorio de elementos, contribuye al análisis de la 
escultura mexica y su estilo. 
 Otra monografía muy interesante corresponde a la historiadora del arte 
Maite Garbayo, titulada Las figurillas femeninas de Tlatilco.49, en la que analiza un 
vasto corpus de 994 figurillas de barro correspondientes al período Preclásico, 
rescatadas de la excavación de la temporada IV y que forman parte de la 
colección de piezas que se encuentra en la bodega del Museo Nacional de 
Antropología en México. 
A través de la observación de las figuras y del análisis del contexto 
arqueológico de las mismas, Maite Garbayo indagó la vestimenta y analizó de qué 
manera los atuendos y adornos presentes en las figuras de Tlatilco fijan jerarquías 
y proyectan un ideal de belleza. En el estudio, la investigadora señala que: 
 
 
 
 
 
48
 Felipe Solís, El Estado azteca y sus manifestaciones escultóricas: análisis de la 
escultura antropomorfa (México: UNAM, 1982), 15. 
49
 Maite Garbayo Maeztu, Las figurillas femeninas de Tlatilco (México: UNAM, 2006). 
51 
 
El atuendo es considerado como un elemento diagnóstico del canon de belleza de la 
sociedad del Preclásico de la Cuenca de México. Por otra parte también es vía útil 
para identificar jerarquías entre los individuos de una aldea específica. Es decir, 
mientras más parafernálicos son los atuendos más alto será el rango del 
personaje.50. 
 
Para la investigadora, las vestimentas femeninas también son portadoras de 
significados y conceptos relacionados con el mundo femenino, la fertilidad, la tierra 
y el mundo agrícola mesoamericano. De esta manera, y en el contexto de este 
estudio, es posible apreciar que el análisis de los atuendos en figuras 
arqueológicas aporta información muy útil en cuanto a que estos son signos 
diacríticos de identidad cultural.51, y a través de los cuales es posible conocer 
diferentes aspectos de una sociedad, identificar cánones estilísticos y definir el 
estatus de los individuos representados. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
50
 Ídem, 24. 
51
 Miguel Alberto Bartolomé, “La construcción de la persona en las étnicas 
mesoamericanas”, en Gente de costumbre y gente de razón. Las identidades étnicas en México 
(México: Siglo XXI, 2006) ,149. 
52 
 
I.2.SÍNTESIS 
 
Tras examinar estos interesantes estudios especializados en indumentaria 
prehispánica de México, se ha podido estimar en términos generales el estado de 
la cuestión y entender de qué manera estas investigaciones han contribuido en la 
reconstrucción histórica de los atavíos antiguos de México. 
A la luz de esta revisión ha sido posible recabar y conocer relevantes 
hallazgos, además de comprender las dificultades y limitantes que han implicado 
su desarrollo y cómo es que ha sido necesario explorar distintos caminos 
metodológicos para aportar nuevos conocimientos. 
 Entre las dificultades metodológicas, para el estudio de la vestimenta, cabe 
mencionar que, dada la fragilidad y fragmentación de algunas evidencias físicas 
de textiles, ha sido difícil realizar estudios sistemáticos. 
Como se ha dicho antes, de los fragmentos textiles disponibles y estudiados, sólo 
a unos pocos se les ha podido estimar fechamiento, y en la mayoría de los casos 
no ha sido posible establecer con certeza su forma y uso original, aunque sí se ha 
podido avanzar en el conocimiento de fibras y técnicas textiles específicas. 
 Los especialistas que han investigado las técnicas textiles por medio del 
análisis comparativo de fragmentos han dado a conocer algunas técnicas de 
entrelazamiento y ornamentación; sin embargo, al no contar con suficiente 
material, no ha sido posible trazar una línea del tiempo de las técnicas ni 
establecer una correlación entre ellas y prendas específicas. 
 
53 
 
 Por otra parte, de todo el conocimiento que se tiene sobre la manufactura 
indígena mesoamericana, poco se sabe del origen de las prendas de vestir, es 
decir, desde cuándo se usaron, cuál fue su distribución geográfica y cómo el 
sistema colonial, entre otros fenómenos sociales y culturales, modificó el modo de 
vestir de los nativos. Por ello, es necesario generar nuevos conocimientos sobre la 
indumentaria y reformular nuevas preguntas sobre su origen y filiación cultural y 
cronología. 
 Si bien muchos de los hallazgos derivados del análisis de la indumentaria 
indígena contemporánea han sido confrontados y corroborados a través del 
material arqueológico, muchas técnicas, diseños y formas de uso han 
desaparecido y no se cuenta con evidencias físicas que las confirmen. Por esta 
razón se ha estimado indispensable formular un análisis sistemático de las 
vestimentas y su representación en el material arqueológico a fin de ampliar y 
confrontar estos materialesy establecer analogías más precisas entre ejemplares 
de indumentaria etnográfica y prehispánica, representadas tanto en figurillas, 
esculturas y códices prehispánicos y coloniales. 
No obstante y como se ha dicho antes, para analizar estos materiales es 
importante considerar el soporte material de representación, el estilo, la 
procedencia o filiación cultural y la cronología del objeto artístico, ya que existe 
una variedad de tradiciones estilísticas y formas para representar las 
indumentarias indígena prehispánica. 
Por ejemplo, los atavíos modelados en figurillas de barro y las vestimentas talladas 
en esculturas de piedra no siempre se corresponden con las vestimentas pintadas 
54 
 
en las imágenes de los códices. Este caso muestra que para tener una mejor 
aproximación a estas imágenes y materiales es importante situarlas y analizarlas 
en función del lenguaje mismo de su representación. 
Este problema se hizo más evidente al desarrollar mi tesis de maestría, en la que, 
tras establecer una correspondencia entre la vestimenta de la mujer indígena 
testificada en las imágenes del Códice Florentino, con las indumentarias presentes 
en esculturas y figurillas del mismo grupo cultural, pude constatar que no existe 
una correlación formal entre ellas. Se determinó que aun cuando las imágenes del 
Códice Florentino y otros manuscritos pictográficos coloniales pretenden aludir al 
pasado indígena, sólo lo recrean según la realidad y la visión imperante del 
momento histórico en las que fueron creados. 
 Por otra parte, también es necesario considerar que, al estudiar la 
indumentaria y sus significados a partir de fuentes o documentos coloniales, se 
presenta otra limitante: gran parte de estos documentos son de filiación náhuatl, 
por lo tanto, muchos grupos, de diferentes filiaciones étnicas, no están 
representados en estas fuentes, lo cual obliga a buscar otras fuentes y materiales 
para su estudio. Por ejemplo, poco se conoce sobre cómo vestían las mujeres en 
la antigua Mesoamérica en el Preclásico y Epiclásico. 
 Es así como se puede concluir que las investigaciones antes descritas 
ofrecen importantes y valiosos aportes, tanto desde el punto de vista conceptual 
como metodológico, para el desarrollo de esta investigación; sin embargo, aún 
falta por responder algunas preguntas, por ejemplo, ¿las sociedades que 
conformaban Mesoamérica vestían de la misma forma? ¿Las vestimentas 
55 
 
indígenas que se conocen actualmente existieron antes del proceso de 
colonización o son posteriores? ¿Las mismas vestimentas se usaron en diferentes 
regiones y culturas y en los mismos horizontes temporales? ¿Las vestimentas 
representadas y conocidas pueden ser atribuibles a ciertos grupos étnicos? 
 Estas y otras interrogantes han surgido al revisar dichos estudios, y hacen 
una interesante invitación a indagar más sobre las vestimentas prehispánicas 
femeninas y adentrarse en un mejor conocimiento de esas culturas, considerando 
que, si bien la vestimenta cumple una función práctica de proteger el cuerpo, en 
todas las culturas y épocas, el vestirse ha tenido una implicación simbólica. 
 Se ha dicho que en el contexto mesoamericano la vestimenta tuvo muchos 
significados: denotaba rangos sociales y profesiones. Hay ejemplos en que se 
observan deidades portando bellos trajes, cuyos atributos las designaban, tanto 
para diferenciarse entre los aldeanos, como para reforzar la cohesión social de su 
grupo. En ese sentido, la vestimenta es un objeto ideotécnico.52, que es capaz de 
comunicar valores y conceptos de una sociedad. O, como lo plantea Claude 
Stresser-Peán, sirve para definir una sociedad, y ésta, a su vez, da vida a la 
 
52
 Definición desarrollada por el antropólogo Lewis Binford. Los objetos ideotécnicos son 
hechos esencialmente para comunicar entre personas o con los poderes del cosmos. Ver más en 
Esther Pasztory, “El arte”, en coords. Linda Manzanilla y Leonardo López Luján, Historia antigua de 
México, vol. IV: aspectos fundamentales de la tradición cultural mesoamericana (México: UNAM-
INAH-PORRUA), 316. 
56 
 
indumentaria.53. Dicho de otra manera, la ropa viste el cuerpo, pero a la vez refleja 
lo que la sociedad piensa de él, cubriéndolo con sus ideaciones.54. 
 El conjunto de estas ideas permite entender que la indumentaria es una 
estructura tejida que no sólo cubre al cuerpo, sino que también crea y organiza los 
cuerpos culturales o, como lo plantea Miguel Alberto Bartolomé, interviene en la 
construcción de la identidad de los “seres colectivos”. 
 
53
 Claude Stresser-Péan, De la indumentaria y los hombres, una perspectiva histórica de la 
indumentaria indígena en México (México: FCE-CEMCA-FAH-MAT, 2012). 
54 Ibidem, 149. 
C A P I T U L O 
I 1 
Metodologfa 
de la investigacidn. 
58 
 
 En el presente capítulo se presenta, cómo se realizó esta investigación, es 
decir, se dan a conocer las preguntas que la guiaron, las hipótesis que se 
plantearon y los objetivos propuestos. Así también se entregan los antecedentes 
cuantitativos del corpus de figuras seleccionadas, se describen los criterios 
empleados para la conformación de dicho corpus, la metodología utilizada para 
conformar la muestra de las piezas estudiadas, como también la metodología 
utilizada para el análisis de las vestimentas femeninas representadas en las 
esculturas de diferentes culturas y períodos. 
En términos generales la pregunta que interesa responder en esta 
investigación es si, a través del análisis de la representación escultórica, ¿es 
posible ampliar el conocimiento sobre la vestimenta femenina y cómo operó en las 
culturas del centro de México, Golfo de México y maya de la Península de 
Yucatán, que se desarrollaron entre el Preclásico y Posclásico? 
¿Cómo los artistas representaron las prendas, formas de vestir femeninas y 
formas de uso, en las piezas de barro y piedra? 
Como interés más especifico también se busca esclarecer algunas interrogantes 
que aún persisten sobre el huipil y quechquémitl prehispánico. Es así como se 
pretende responder ¿Es posible a través de la representación escultórica rastrear 
testimonios más tempranos del huipil y quechquémitl de lo que actualmente se 
conocen? 
¿Es posible identificar momentos de cambio, de algunas prendas y formas de 
vestir y su uso, en las épocas y culturas señaladas? 
¿Qué atuendos y prendas de vestir femeninos, tuvieron continuidad o 
desaparecieron en las épocas estudiadas? 
59 
 
¿Como los artistas a través de la escultura, representaron las identidades de las 
mujeres del México antiguo? 
 Como se sabe, al confrontar la figuración pictórica colonial de divinidades 
con la representación escultórica prehispánica, se ha comprobado que sus 
características no son fijas e incluso, en algunos casos, la indumentaria, adornos y 
atributos de una misma deidad cambian significativamente entre un lenguaje 
artístico y otro y, una época y otra. De esta manera, el análisis de la escultura 
prehispánica, puede aportar nuevos antecedentes de cómo vestían las mujeres, y 
cómo eran los estilos locales por cultura y época en el contexto mesoamericano. 
Por otra parte, diversas investigaciones señalan que el huipil y el quechquémitl 
son prendas de vestir indígenas originarias de Mesoamérica y se cuenta con 
prolíficos estudios que analizan estos vestidos. Sin embargo se ha podido 
observar que no existe una clara visión respecto de si estas prendas operaron de 
la misma forma en los diferentes grupos, culturas y épocas del México 
prehispánico, cuestión que es posible observar en las esculturas estudiadas. 
A través de distintas fuentes y materiales, se ha podido constatar como el 
vestuario ha servido para dar lugar a gobernantes, ya que entre otras, existieron 
vestimentas de mando, atuendos

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