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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
 
Especialidades Médicas 
 
Comparación entre el estado nutricional en pacientes 
ancianos con deterioro cognitivo y aquellos sin 
deterioro cognitivo residentes del asilo del Hospital 
Español de México 
 
Titulación por tesis 
 Que para obtener el título en especialidad de Geriatría. 
 
Presenta: 
Dra. Magdalena Patricia Chamlati Kemps 
Hospital Español de México 
 
 Asesor de tesis: 
Dr. Julio Sergio Urrutia Guerrero 
Adscrito al servicio de geriatría del Hospital Español. 
Ciudad de México, Julio 2017 
tesis
Texto escrito a máquina
FACULTAD DE MEDICINA
tesis
Texto escrito a máquina
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
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Índice: 
 
Nutrición en el anciano……………………………………....... 1 
 
Deterioro cognitivo y demencia……………………………… 13 
 
Deterioro cognitivo y desnutrición en el paciente 
anciano……………………………...…………………………... 17 
 
Protocolo………………………………………………………… 19 
 
Resultados……………………………………………………… .21 
 
Análisis de resultados…………………………………………. .24 
 
Conclusión………………………………………………………. 25 
 
Bibliografía………………………………………………………..26 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Nutrición en el anciano: 
 
El estado nutricional es fundamental para la calidad de vida del anciano y se 
asocia con la funcionalidad y la habilidad para permanecer independiente. La 
identificación temprana de las deficiencias nutricionales pueden mejorar la calidad y 
prospectiva de vida del anciano. Además el mantenimiento de una nutrición adecuada 
durante el proceso del envejecimiento, previniendo tanto la obesidad como la desnutrición 
puede reducir los síntomas de condiciones crónicas y puede tener un efecto protector en 
contra de la mortalidad. 
 
Durante el envejecimiento, ocurren una serie de cambios fisiológicos inevitables, 
que pueden conllevar a la reducción del apetito y la ingesta, pérdida de peso, 
desnutrición, y compromiso del sistema inmunológico 
 
En cuanto al tracto gastrointestinal, el efecto del envejecimiento altera la respuesta 
sensorial y motilidad gastrointestinal, disminuye la fuerza muscular y la secreción de 
enzimas digestivas, lo que disminuye la absorción de micro y macronutrientes. 
La disminución de la agudeza visual, la olfacción y el sentido del gusto llevan 
frecuentemente a déficit de consumo de energía. 
 
Además de las alteraciones en el sentido del gusto, las alteraciones en encías y 
dentición llevan a que la masticación del alimento sea más difícil lo que limita la lección de 
los alimentos. 
Frecuentemente se eliminan los alimentos como frutas y verduras y son sustituidos por 
alimentos fáciles para masticar, lo que frecuentemente lleva a esta población a 
deficiencias de vitaminas y minerales y a mayor riesgo de constipación. 
 
La dificultad para la deglución en el anciano puede resultar del proceso normal del 
envejecimiento y es también altamente prevalente en aquellos con trastornos 
neuromusculares y anormalidades estructurales del esófago. La disfagia ocurre en el 
16% a 22% de las personas mayores de 50 años, 60% en residentes de asilos, y se 
estima un 45% en pacientes institucionalizados con demencia. La disfagia también se 
asocia con incremento de riesgo de ahogo, neumonía, diminución de ingesta de micro y 
macronutrientes, deshidratación y muerte. 
 
En el envejecimiento también hay cambio en la composición corporal, es común 
ver que los ancianos pierdan masa muscular (sarcopenia) y ganen grasa corporal, incluso 
en quienes mantuvieron un peso corporal constante durante su vida adulta. Hay también 
disminución de líquido intracelular y cambios en la distribución de los almacenes de grasa. 
Clínicamente los ancianos están más predispuestos a deshidratación, disminución del 
metabolismo basal, caídas, y aumento de peso. 
 
La pérdida no intencional de peso está asociada a un incremento en morbi- 
mortalidad, la poca ingesta de comida combinada con poco apetito y problemas para la 
masticación se asocian al desarrollo de desnutrición, la prevalencia de desnutrición en el 
adulto mayor esta entre un 5% y un 85%, dependiendo del sitio del estudio, con mayores 
rangos en asilos . 
 
La anorexia del envejecimiento incrementa el riesgo para los ancianos para el 
desarrollo de anorexia severa y pérdida de peso al momento de la enfermedad. 
1 
 
 
En pacientes con Alzheimer por ejemplo, la pérdida de peso correlaciona con la 
progresión de la enfermedad y una pérdida de peso de al menos de 5%, es un predictor 
significante de muerte. 
Existen también algunos factores sociales y culturales que pueden influenciar en el 
desarrollo de desnutrición como pobreza, soledad, aislamiento social. También de manera 
muy importante la depresión, la cual es una de las causas más frecuente y reversibles de 
pérdida de peso. Enfermedades relacionadas al deterioro cognitivo pueden exacerbar la 
desnutrición. 1 
 
En una revisión sistemática de 2016 de la sociedad americana de nutrición, Nádia 
Cristina Fávaro-Moreira y col., examinaron literatura científica de los factores de riesgo 
para desnutrición en el adulto mayor de 65 años. Realizaron una búsqueda sistemática 
en MEDLINE, revisando referencias desde el 2000 hasta Marzo de 2015. Los 2499 
artículos encontrados se sometieron a criterios de inclusión que evaluaron la calidad de 
los estudios de acuerdo a información de guías validadas. Solo se incluyeron artículos con 
información sobre el desarrollo de desnutrición. 
Se incluyeron 6 estudios y reportaron los siguientes factores de riesgo de desnutrición: 
edad 
(OR: 1.038; P = 0.045), fragilidad en paciente institucionalizado(b: 0.22; P = 0.036), 
polifarmacia (b:20.62; P = 0.001), deterioro en general de la salud y de la función (OR: 
1.793; P = 0.008), enfermedad de Parkinson (OR: 2.450; P = 0.047), constipación (OR: 
2.490; P = 0.015), pobre (OR: 3.30; sin valor deP ) o moderada (b: 20.27; P = 0.016) 
autoreferencia de salud, deterioro cognitivo (OR: 1.844; P = 0.001), demencia (OR: 2.139; 
P = 0.001), dependencia para comer (OR: 2.257; P = 0.001), pérdida de interés para vivir 
(b: 20.58; P = 0.017), pobre apetito (b: 21.52; P = 0.000), disfagia (OR: 2.72; P = 0.010), 
signs pobre eficiencia para deglutir (OR: 2.73; P = 0.015), e institucionalización (b: 21.89; 
P < 0.001). 2 
 
 
Recomendaciones nutricionales para el anciano: 
 
Las Guías de Dietas para los Americanos de 2005 enfatizaron en una dieta rica en futas y 
verduras, agua, granos, leche dietética, y comida alta en potasio. 
Otras recomendaciones incluyeron disminución de la i gesta de sodio, incrementar 
comida con contenido de vitamina D y B12. 
También se actualizo la pirámide alimenticia, para lograr coincidir con las necesidades 
alimenticias del adulto mayo, esta fue desarrollada por la universidad de Tufts. 
 
Las recomendaciones alimenticias incluyen: 
1. Productos lácteos bajos en grasa o sin grasa, incrementando la ingesta de calcio. 
2. Iconos de comida para vegetales y frutas, alentar a la población para la ingesta 
de vitamina E, K y potasio. 
3. Comida alta en fibra. 
4. Aplicar indicadores de necesidad de suplementación o comida fortificada que 
contenga calcio, vitamina D o B12. 1 
 
Existe además evidencia de que optimización en el estilo de vida así como una dieta 
mediterránea,tiene un importante impacto en la prevención de deterioro cognitivo. 3, 4, 5. 
2 
 
 
Referencia de requerimientos de macronutrientes de adultos de 51 años y más. 
Guías de Dieta para los Americanos 2005. 6 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Género y 
edad 
Proteína 
(gr) 
Carbohidratos 
(gr) 
Fibra 
(gr) 
Ácido 
linoléico 
Ácido alfa 
linoléico 
Masculin
o 51- 70 
56 130 30 14 1.6 
Masculin
o > 70 
56 130 30 14 1.6 
Femenino 
51-70 
46 130 21 11 1.1 
Femenino 
> 70 
46 130 21 11 1.1 
Kathryn E. Brogan, K-L. Catherine Jen, 2010, Nutrition in the Elderly, 2010, Handbook of Assessment in Clinical 
Gerontology , segunda edición, Peter A. Lichtenberg, Pp 357 – 361. 1 
3 
 
 
Valoración nutricional en el anciano: 
Los objetivos de la valoración nutricional son: 
1. Determinar situaciones de riesgo. 
2. Diagnosticar el estado de desnutrición evidente o de curso subclínico que puede 
pasar inadvertido. 
3. Identificar las causas de los posibles déficits nutricionales. 
4. Diseñar el plan de actuación para mejorar el estado nutricional y evaluar la 
efectividad de las intervenciones nutricionales. 
El primer escalón del tratamiento de la malnutrición en el anciano es la valoración del 
estado nutricional. 
 
Interrogatorio: 
 
La historia clínica debe recoger tanto los antecedentes personales como los 
síntomas que hagan sospechar deficiencias nutricionales; es decir, todos los datos 
relacionados con los factores de riesgo de desnutrición. 
Normalmente, no existe una causa única para la desnutrición, sino que esta es 
consecuencia de la asociación de una serie de factores que se pueden resumir como 
todas las circunstancias que generan dificultad para comer, pérdida de apetito y/o 
aumento de las necesidades. 
Entre estos, hay que interrogar la presencia de enfermedades crónicas, cirugías u 
hospitalizaciones recientes, hábitos tóxicos, consumo de fármacos, el grado de actividad 
física y los cambios fisiológicos propios del envejecimiento. 
Asimismo, debe incluirse una valoración de la situación social, funcional y cognitiva, así 
como su estado afectivo, que pueden condicionar un estado de malnutrición 
 
Pérdidas de peso mayores de un 2% semanal, de un 5% mensual o un 10% 
semestral se consideran indicativas de malnutrición. 
Se debe prestar especial atención en la historia alimentaria, intentando recoger toda la 
información relativa a los hábitos dietéticos de los pacientes. 
 
Se debe valorar también la proporción de comida que habitualmente el paciente 
deja en el plato, pues es un factor de riesgo de desnutrición cuando es superior o igual al 
25%. 
 
Exploración física: 
 
Los signos que deben hacer sospechar presencia de malnutrición son muy 
inespecíficos y no son frecuentes en la práctica clínica, porque solo son evidentes en 
situaciones de carencia extrema, por lo que deben integrarse con el resto de la valoración 
para que tengan interés. Es importante realizar un examen físico completo, que debe 
incluir desde la exploración del estado general (palidez, bradicardia, hipotensión, atrofia 
muscular, etc.) hasta la de las alteraciones cognitivas, de los órganos de los sentidos, del 
sistema nervioso y de la movilidad. También es preciso explorar la piel en busca de 
xerosis, dermatitis, hiperqueratosis folicular, fragilidad capilar con petequias y equimosis, 
retraso en la cicatrización de las heridas y úlceras de decúbito, cabello despigmentado y 
quebradizo, coiloniquia, líneas transversales en las uñas, edema, etc. 
4 
 
 
La exploración del aparato digestivo incluye la de la boca y los dientes (para 
descartar, entre otros procesos, glositis, gingivitis o estomatitis angular), y la exploración 
abdominal debe realizarse en busca de posibles hepatopatías, tumores, etc. 
 
Escalas de valoración nutricional: 
 
Ante la dificultad para el diagnóstico de desnutrición en fases iniciales, se han 
desarrollado cuestionarios de cribado nutricional con el objetivo de facilitar su 
reconocimiento. A pesar de que son muy útiles en la actividad asistencial diaria, es 
preciso que vayan acompañadas de una valoración nutricional convencional (encuesta 
dietética, parámetros antropométricos, marcadores bioquímicos). 
 
Entre las escalas que no requieren parámetros bioquímicos para su valoración se 
encuentran: 
1. Mini-Nutritional Assessment (MNA). 
2. Nutrition Screening Initiative (DETERMINE Checklist 
3. Nutrition Risk Assessment Scale. 
4. Valoración Global Subjetiva (VGS) 
5. Malnutrition Universal Screening Tool (MUST). 
 
Mini- Nutritional Assessment (MNA): 
Es uno de los instrumentos más utilizados. 
Su objetivo va más allá de la detección de desnutrición, pues también permite 
identificar a los pacientes en riesgo y, así, orientar la intervención nutricional. Se trata de 
una herramienta diseñada de forma especial para la población anciana, en concreto, para 
la detección del riesgo en ancianos frágiles. Está validado en diferentes niveles 
asistenciales: domicilios, residencias y hospitales. 
Tiene buena correlación con los parámetros antropométricos y bioquímicos más 
utilizados, y ha demostrado ser eficaz en el pronóstico de pacientes hospitalizados, al 
predecir mortalidad y complicaciones, así como para valorar los cambios producidos en el 
estado nutricional. En pacientes institucionalizados en centros geriátricos de larga 
estancia tiene una alta reproducibilidad interobservador y una elevada efectividad, lo que 
refuerza también su utilidad como instrumento de valoración nutricional, que podría ser 
incluido en la valoración geriátrica integral en nuestro entorno. Ha demostrado tener unas 
elevadas sensibilidad (96%) y especificidad (98%). 
 
Si es mayor de 23,5 puntos, el estado nutricional es satisfactorio y se aconseja 
repetir cada 3 meses en ancianos frágiles y con una periodicidad variable según el 
paciente, así como comenzar educación nutricional para seguir una dieta equilibrada. Si 
puntúa entre 17-23,5, existe riesgo de malnutrición, por lo que habrá que analizar los 
diferentes apartados para identificar las causas, realizar una historia dietética detallada e 
implementar medidas para mejorar el estado nutricional (aumentar la ingesta de energía, 
suplementar las comidas con lácteos, asegurar una adecuada ingesta hídrica, uso de 
suplementos nutricionales, etc.), así como plantear la derivación a un dietista. Cuando es 
de menor de 17 puntos, hay malnutrición, por lo que, además de las medidas anteriores, 
5 
 
 
habrá que investigar otras causas de malnutrición (aumento de las necesidades 
metabólicas, enfermedad, etc.) e iniciar una intervención nutricional de forma inmediata. 7 
 
Serrano Urrea y col. En el estudio desnutrición en el paciente anciano sin deterioro 
cognitivo residente de asilos en España: un estudio de prevalencia usando MNA. 
Encontró que de acuerdo al MNA la prevalencia de desnutrición en el anciano fue de 
2.8% y la prevalencia de riesgo fue de 37.3%. Concluyendo que la prevalencia de 
desnutrición y riesgo de desnutrición fue de 40.1%. Y que las preguntas del MNA que 
mejor ayudaron a predecir el estado nutricional fueron aquellas relacionados a la 
autoevaluación y las medidas antropométricas. 8 
 
Nutrition Screening Initiative (DETERMINE Checklist): 
 
Es un método de autoevaluación para detectar el riesgo de malnutrición en 
ancianos sanos no institucionalizados. 
Se recomiendan su reevaluación a los 6 meses si la puntuación es inferior a 3, la 
modificación de los hábitos dietéticos si está entre 3-6 y la evaluación médica si la 
puntuación es mayor a 6. 
 
 
Valoración global subjetiva: 
 
Aunque se desarrolló para la detección de malnutrición en pacientes 
hospitalizados, posteriormente se validó para ancianos tanto hospitalizados como 
ambulatorios. Se basa en aspectos de la historia clínica (cambios ponderales, ingesta, 
capacidad funcional y síntomas gastrointestinales con alteración nutricional) y en 
hallazgos de exploración física (pérdida de tejido celularsubcutáneo, atrofia muscular y 
presencia de edema). Permite la autoevaluación del enfermo y se utiliza, sobre todo, en 
oncología y nefrología (de elección en pacientes con insuficiencia renal en fase 
avanzada). 
 
También se ha demostrado su utilidad en sujetos con enfermedad severa, en los 
que puede ser complicado obtener datos antropométricos y valorar parámetros 
bioquímicos, por su sencillez, pero exige cierta experiencia para su uso correcto. 
 
Diferencia entre normonutrición (A), malnutrición moderada (B; pérdida de peso del 
5-10% en 6 meses, reducción de ingesta en las últimas 2 semanas y pérdida de tejido 
subcutáneo) y malnutrición severa (C; pérdida > 10% en 6 meses, con edema y pérdida 
severa de tejido subcutáneo y muscular). 
 
Cuanto más elevada sea la puntuación obtenida, mayor será el riesgo de 
desnutrición. Está recomendada por la American Society for Parenteral and Enteral 
Nutrition (ASPEN) para pacientes ingresados. 
 
 
Malnutrition Universal Screening Tool: 
 
Aunque fue desarrollado para utilizarse en pacientes de la comunidad, su uso se 
ha extendido al medio hospitalario, donde se ha demostrado buena reproductibilidad y 
validez predictiva (estancia media, mortalidad y ubicación al alta), y a sujetos 
institucionalizados. Su objetivo fundamental 
6 
 
 
es identificar a personas en riesgo de desnutrición; por tanto, es una herramienta de 
cribado. Engloba datos como el IMC, la pérdida de peso en los últimos 3-6 meses y el 
efecto de la enfermedad aguda, e incluye, además, unas guías de actuación sobre el 
tratamiento nutricional. Se establecen tres categorías de riesgo: bajo, medio y alto, que 
conllevan una serie de recomendaciones en función del contexto en el que se utilizan. 
Entre sus limitaciones están que no incorpora ninguna medida de funcionalidad y que se 
centra en exceso sobre la enfermedad aguda. Fue desarrollado por la British Association 
for Parenteral and Enteral Nutrition (BAPEN). 
 
 
Nutritional Risk Screening: 
 
El Nutritional Risk Screening de 2002 (NRS 2002) evalúa la presencia de 
desnutrición en pacientes hospitalizados. Considera el grado de severidad de la 
enfermedad subyacente como causa del incremento de requerimientos. Se basa en la 
descripción de dos apartados. 
 
Por una parte, estima la nutrición a partir de tres variables: IMC, pérdida ponderal 
reciente y cambios en la ingesta alimentaria. Por otra, establece una graduación en 
función de la severidad de la enfermedad subyacente, que se clasifica desde ausente 
hasta severa. Se decidió ajustar el valor total de esta herramienta en función de la edad 
añadiendo 1 punto al total obtenido por encima de los 70 años. 
 
 
Geriatric Nutrition Risk Index: 
 
Es un instrumento sencillo y preciso para predecir el riesgo de morbimortalidad en 
pacientes hospitalizados ancianos. Se aconseja su administración sistemática en el 
momento del ingreso en los casos en los que la MNA no sea aplicable o utilizarlo como un 
complemento a la MNA en pacientes ancianos hospitalizados. 
 
Además de las citadas, existen otras herramientas de cribado empleadas en 
ancianos como: herramienta de cribado nutricional en enfermería (Nursing Nutritional 
Screening Tool), Nutritional Risk Assessment Scale Nursing, escala de valoración de 
riesgo nutricional (Nutrition Screening Assessment Scale), valoración y cribado de 
nutrición para enfermería (Nursing Nutrition Screening Assessment), Payette Nutrition 
Screening Scale y Nutritional Risk Assessment Scale (NuRAS). 
 
 
Valoración antropométrica: 
 
Los datos antropométricos, a pesar de su importancia, al igual que el resto de los 
componentes de la valoración nutricional, de forma aislada no son suficientes para hacer 
el diagnóstico de desnutrición ni deben considerarse de manera categórica, ya que 
detectan signos tardíos, por lo que no son buenos indicadores precoces. 
 
Se recomienda la determinación del parámetro a través de la media aritmética de tres 
mediciones sucesivas, realizadas con instrumentos de medida calibrados correctamente. 
Dentro de los parámetros antropométricos incluimos el peso, la talla, el IMC, los pliegues 
cutáneos (masa grasa) y las circunferencias musculares (masa magra). 
 
7 
 
 
Su principal inconveniente es que, en ocasiones, el propio envejecimiento y/o el 
desarrollo de ciertas patologías generan mediciones antropométricas alteradas que nada 
tienen que ver con el estado de malnutrición. 
 
A partir de los 65 años disminuye la masa magra (6,3% por cada década) a 
expensas del componente proteico, con pérdida de masa muscular (40%) y con un 
aumento de la grasa total corporal, y una disminución del agua corporal y de la masa ósea 
(12% en hombres, 25% en mujeres), lo que conlleva una disminución de peso y talla. 
 
A pesar de que con frecuencia es el primer el síntoma referido que nos hace 
sospechar la existencia de desnutrición, es un dato poco relevante como índice aislado. 
Se recomienda registrar el peso en las visitas de control que se realizan al anciano y 
detectar los cambios ponderales producidos en el tiempo, aunque el paciente no los 
refiera. No es útil en el anciano ingresado con patología aguda, dada la alteración de la 
cantidad total de agua corporal (deshidratación, edema, sueroterapia, etc.), y es difícil 
técnicamente la determinación en el paciente encamado. Se considera significativa una 
pérdida de peso superior al 2% semanal, del 5% mensual o mayor del 10% semestral. 
 
La pérdida de peso se calcula por la siguiente fórmula: 
Pérdida de peso (%) = − (peso habitual peso actual)/peso habitual ×100 
 
El aumento de peso es un buen indicador de renutrición, aunque ganancias mayores de 
250 g/día o 1 kg/semana suelen deberse a sobrecarga hídrica. 
 
Para los pacientes con patologías invalidantes o encamados existen fórmulas para 
estimar el peso y se aplica la fórmula de Chumlea, que varía según el sexo: 
 
Peso mujer= (circunferencia brazo 0. 98)+ (circunferencia pantorrilla 1. 27)+ (pliegue 
subescapular 0. 4)+ (altura rodilla 0.87)- 62. 35 
 
 Peso hombre = (circunferencia brazo 1. 73)+ (circunferencia pantorrilla 0.98)+ (pliegue 
subescapular 0. 37)+ (altura rodilla 1. 16)- 81. 6 
Talla: 
 
La altura decrece con la edad de 1 a 2.5 cm por década después de la madurez 
debido a los cambios propios del esqueleto y el compromiso en la reparación y en la 
renovación tisular que se produce durante el envejecimiento (adelgazamiento vertebral, 
compresión de los discos 
vertebrales, cifosis, osteomalacia y osteoporosis). 
 
 El descenso de la altura conlleva una elevación del IMC, por lo que, en ancianos 
con bajo peso, esta determinación puede sobreestimar su valor real. 
 
Al igual que con el peso, para estimar la talla en pacientes con patologías 
invalidantes o encamados, se puede aplicar la fórmula de Chumlea, deduciéndose a partir 
de la altura de la rodilla: 
 
• Talla mujer: (1.83 × altura talón rodilla) – (0.24 × edad) + 84.88 
• Talla hombre: (2.02 × altura talón rodilla) – (0. 04 × edad) + 64.19 
 
 
8 
 
 
Índice de masa corporal o índice de Quetelet: IMC =peso (kg)/talla (m 2) 
 
Es uno de los datos más estables entre diferentes poblaciones. Puede ser utilizado 
como referencia, pues expresa una relación entre peso y altura de cualquier individuo, 
similar en todas las poblaciones, con unos valores parecidos. Es el más importante de 
todos los parámetros antropométricos, pues es un buen marcador pronóstico en ancianos; 
así, se objetiva una 
mayor mortalidad con un IMC bajo. 
El rango deseable establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en mayores 
de 65 años es 24-30 kg/m2, porque los valores fuera de este rango aumentan la 
morbimortalidad. 
 
 
Pliegues cutáneos: 
 
Se correlacionan con la grasa corporal total. El más usado es el pliegue tricipital 
(PT) por simpleza e idoneidad en la valoración nutricional. 
 
También se puede determinar en los pliegues bicipital, suprailíaco y abdominal. En 
el anciano pueden aportar una estimación inadecuadapor varias causas: la redistribución 
del tejido graso que se produce desde el compartimento subcutáneo al profundo 
(disminuye el espesor de los pliegues en brazos y piernas, y aumenta en el abdomen), 
aumenta la compresibilidad de los pliegues, disminuye la elasticidad de la piel y se altera 
el grosor cutáneo. Por todo ello, debe considerarse más fiable la pérdida de pliegue graso 
que la presencia aislada de valores por debajo de los percentiles normales. 
 
 
Circunferencias: 
 
La circunferencia del brazo (CB) no dominante, la circunferencia muscular del 
brazo no dominante y la circunferencia de la pantorrilla (CP) reflejan la reserva proteica en 
el músculo. 
De ellas, la CB es el parámetro más utilizado. 
 
 Existen varios parámetros nutricionales relacionados con la medición de la circunferencia 
braquial: 
 
• Circunferencia muscular del brazo (CMB) (perímetro braquial). 
Se calcula a partir de la CB y del PT del brazo no dominante mediante la siguiente 
fórmula: 
CMB (cm) C= − B [π × PT] 
 
• Área muscular del brazo (MAMA). 
Indicadores de la reserva proteica muscular del organismo. 
 El MAMA aporta datos más evidentes de los cambios mínimos del PT que se producen 
con la edad. 
Se obtiene a través de la fórmula: 
CB – [ π x PT]2/4 π 
 
Se han propuesto correcciones en el cálculo del MAMA (CAMA) para no sobrevalorarlo en 
su deducción del PT y de la CB: 
9 
 
 
CAMA = MAMA- 10 en hombres 
CAMA = MAMA- 6, 5 en mujeres 
 
• Área del brazo (MAA). Estiman la cantidad grasa del organismo: 
MAA [ = CB(brazo no dominante; en ) χ ) ]2/4 π 
 
El área grasa del brazo (MAFA) se recomienda para estudiar la evolución del porcentaje 
de grasa corporal con la edad. 
MAFA= MAA- MAMA 
 
Sin embargo, en la valoración nutricional individual es mejor la medición de pliegues 
cutáneos. 
• Circunferencia de la pantorrilla (CP). Es una medida antropométrica directa que 
guarda relación con la reserva de masa muscular en ancianos. 
 
Es, junto a la CB, indispensable para la valoración antropométrica que se incluye en la 
MNA. También es un parámetro relevante en la ecuación de Chumlea para calcular el 
peso en ancianos encamados. 
 
• Índice adiposo muscular. Relaciona de forma global la cantidad de grasa y 
muscular de la extremidad estudiada. Mantiene un valor constante en mujeres hasta los 
69 años y en los hombres en todas las edades. Resulta útil para no sobreestimar la masa 
muscular en función de la medida del PT en un tejido subcutáneo con compresibilidad 
aumentada. Es un buen parámetro para definir la obesidad pero no la desnutrición (falsos 
negativos por pérdida conjunta de grasa y músculo). Su fórmula es MAFA/MAMA. 
 
• Circunferencia abdominal. Es un método sencillo que consiste en la medición de 
la circunferencia de la cintura por encima de las crestas ilíacas. Previamente se había 
empleado el índice cintura/ cadera, pero cayó en desuso a favor de la medida de la 
circunferencia abdominal, que mostró mejor correlación con la masa grasa abdominal y 
con la coexistencia de las alteraciones metabólicas que incrementan el riesgo 
cardiovascular. Está especialmente indicado en la valoración de pacientes con obesidad y 
es un predictor independiente de riesgo de diabetes de tipo 2, enfermedad coronaria e 
hipertensión arterial en ancianos, con puntos de corte específicos para cada sexo. 
 
 
Impedancia bioeléctrica: 
 
Es un método de cálculo de la composición corporal que se basa en la resistencia 
que un cuerpo opone al paso de una corriente. La grasa es un muy mal conductor de la 
corriente eléctrica, a diferencia de la masa magra, que, por encontrarse en una solución 
hidroelectrolítica, se comporta como un buen conductor. A pesar de que no es exacto 
para evaluar cambios bruscos de peso corporal, tiene utilidad en población obesa y se 
usa cada vez más en investigación clínica. 
 
 
 
 
 
 
 
10 
 
 
Parámetros analíticos: 
 
Son determinaciones útiles para completar el estudio nutricional en aquellos 
pacientes diagnosticados de malnutrición y, en ocasiones, para evaluar la respuesta a una 
intervención nutricional. A pesar de ser los primeros parámetros en alterarse, no se 
consideran una buena herramienta de cribado, ya que, como ocurre con el resto de 
parámetros ya descritos, sus resultados pueden alterarse en el envejecimiento u otras 
situaciones (enfermedades crónicas, deshidratación, etc.). 
 
Entre ellos, por su interés en el anciano, destaca: 
 
1. Albúmina: Es una proteína de semivida larga (18-20días) y, por tanto, poco 
sensible a modificaciones recientes del estado nutricional. Se comporta como 
marcador de reserva proteica visceral. La concentración de albúmina puede 
disminuir con la edad entre el 3 y el 8% por década después de los 70 años. 
 
Valores inferiores a 3 g/dl son un factor de riesgo independiente de 
morbimortalidad en mayores de 70 años. Los niveles menores de 3,5 g/dl en 
ausencia de estrés son indicativos de desnutrición (entre 3,5 y 3,9 g/dl ya se 
considera de riesgo) y de menos de 2,1 g/dl reflejan una desnutrición grave. 
 
2. Prealbúmina. Marcador precoz de reserva proteica visceral. Tiene una vida media 
corta (48 h), por lo que se utiliza para valorar tanto cambios recientes en el estado 
nutricional como la respuesta al tratamiento, y es posible obtener aumentos de 1 
mg/ml/día durante la intervención nutricional. Sin embargo, disminuye en 
situaciones de inflamación-estrés-catabolismo, hepatopatía y ferropenia, y 
aumenta en caso de insuficiencia renal y en sujetos tratados con corticoides. 
 
3. Colesterol. Es un buen predictor de morbimortalidad, cuya reducción refleja una 
depleción severa de proteína visceral. El 9% de los ancianos hospitalizados tienen 
hipocolesterolemia y en ellos la estancia media, las complicaciones y la mortalidad 
son superiores. Los niveles menores de 160 mg/dl se han asociado a un peor 
estado de salud en las personas mayores con desnutrición proteico-energética e 
incluso son predictores de muerte inminente. Se considera que la desnutrición es 
leve cuando los valores de colesterol se encuentran entre 180 y 140 g/dl, 
moderada si están en el intervalo 140-100 g/dl y grave si son menores de 100 
mg/dl. 
 
4. Transferrina. Tiene una vida media corta (8-9 días), por lo que es sensible para 
detectar los cambios recientes en el estado nutricional. Su inconveniente principal 
es la dependencia del hierro; también puede estar disminuida en presencia de 
hepatopatías e infecciones. Valores menores de 175 mg/dl indican desnutrición, 
que es grave cuando aquellos son menores de 100 mg/dl. 
 
 
5. Linfocitos. Se considera que la desnutrición es leve cuando el número de 
linfocitos se encuentra entre 1.200 y 1.600, moderada si los valores están por 
debajo de 1.200 células/ml y grave cuando el recuento es inferior a 800 células/ml. 
 
11 
 
 
6. Proteína fijadora de retinol. También tiene una vida media muy corta, lo que hace 
que sea considerada útil para valorar cambios recientes en el estado nutricional. 
 
7. Índice creatinina-altura. Es otra determinación menos utilizada. Es un marcador 
de reserva proteica muscular, de poca utilidad en ancianos. 
Otros parámetros como la fibronectina plasmática, la proteína C reactiva, la metilhistidina 
urinaria y el balance nitrogenado no son considerados específicos para ancianos. 
 
Función muscular: 
 
Existe gran variedad de estudios que describen el impacto de la desnutrición sobre 
la morfología y la función del músculo. Esta última se afecta de forma temprana en 
situaciones de restricción calórica, lo que hace que pueda ser considerada un marcador 
precoz de desnutrición. 
 
 
Dinamometría: 
 
El uso del dinamómetro permite determinar la fuerza máxima isométrica en 
distintos grupos musculares. Entre ellos tiene especial importancia la medición de la 
fuerza prensora de la mano dominante, dado que se trata de un marcador simple y no 
invasivo de fuerza muscular de las extremidades superiores. Numerosos estudios han 
demostrado lacapacidad predictora de la fuerza de prensión en cuanto a la mortalidad a 
corto y a largo plazo y a la morbilidad. Sin embargo, en los estudios realizados con 
intervención nutricional, no existe consenso sobre el beneficio del aporte nutricional 
respecto al aumento de la fuerza de prensión, es decir, de la fuerza muscular. 
 
 
Otros métodos de valoración nutricional: 
 
Aunque algunos autores proponen su utilización en la valoración nutricional, la 
prueba de sensibilidad cutánea tardía y la determinación de factores del complemento y 
de interleucinas, por su baja especificidad la ausencia de trabajos en ancianos y el 
elevado coste, respectivamente, hacen que no puedan ser consideradas, a día de hoy, 
elementos importantes en este sentido. 
A pesar de la existencia de múltiples herramientas y parámetros para la valoración de 
malnutrición, sería recomendable el desarrollo de documentos de consenso o guías de 
actuación estandarizados que permitan su generalización y comparación. 7 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
12 
 
 
Deterioro cognitivo y demencia: 
 
Cuando el paciente anciano y sus familiares reportan síntomas de pérdida de la 
memoria, el clínico experimentado sabe que estas molestias se refieren a un rango de 
habilidades cognitivas o a un deterioro cognitivo en general, no únicamente de la 
memoria. Sin embargo algún grado de enlentecimiento cognitivo es esperado con la edad. 
La demencia es diagnosticada luego de adquirir deterioro cognitivo el cual se 
convierte lo suficiente mente severo como para comprometer el funcionamiento 
ocupacional y o social. 
El deterioro cognitivo leve es un estado intermedio entre la cognición normal y la 
demencia, con habilidades funcionales conservadas. 
Los criterios diagnósticos del DSM – 5 para trastorno neurocognitivo mayor que 
corresponde a demencia, requiere la presencia de un deterioro substancial en uno o más 
dominios cognitivos. El deterioro debe ser suficiente para interferir con la independencia 
de las actividades de la vida diaria. El diagnóstico de deterioro cognitivo leve se hace 
cuando hay discapacidad moderada en uno o más dominios cognitivos. El individuo aun 
es independiente para las actividades de la vida diaria. La discapacidad debe representar 
un deterioro de un nivel previo mayor y debe ser documentado por historia clínica y una 
evaluación objetiva. Además, los déficits cognitivos, no deben ocurrir exclusivamente en 
el contexto de un delirium o ser explicados por otro desorden mental. El segundo reto 
para el clínico es determinar la causa del deterioro cognitivo. DSM- 5 provee criterios 
diagnósticos para los subtipos más comunes. 9 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
13 
 
 
Criterio 
diagnóstico 
Trastorno neurocognitivo mayor/ 
Demencia 
Trastorno neurocognitivo 
leve 
A Declive cognitivo significativo e uno o más 
dominios cognitivos, basado en: 
1. Preocupación por el deterioro 
cognitivo significativo expresado por 
el individuo o un informante 
confiable u observado por el clínico. 
2. Deterioro sustancial, documentado 
por evaluación cognitiva objetiva 
Deterioro cognitivo modesto 
e uno o más dominios 
cognitivos, basándose en : 
1. Preocupación por el 
deterioro cognitivo 
leve expresado por el 
individuo o un 
informante confiable u 
observado por el 
clínico 
2. Deterioro leve 
documentado 
objetivamente 
mediante evaluación 
cognitiva. 
B Interferencia con la independencia de las 
actividades de la vida diaria. 
No interfiere con la 
independencia de las 
actividades de la vida diaria, 
aunque estas actividades 
pueden requerir más tiempo 
y esfuerzo, acomodación y 
estrategias compensatorias. 
C No ocurre exclusivamente durante el delirium. 
D No se puede explicar por otro trastorno mental. 
E Especificar uno o más subtipos causales: 
 Enfermedad de Alzheimer 
 Enfermedad cerebrovascular ( trastorno neurocognitivo vascular) 
 Degeneración frontotemporal lobar (trastorno neurocognitivo 
frontotemporal) 
 Demencia de cuerpos de Lewy ( trastorno neurocognitivo con 
cuerpos de Lewy) 
 Enfermedad de Parkinson 
 Enfermedad de Huntington 
 Traumática 
 Infección por VIH 
 Enfermedad por Priones 
 Otra condición médica 
 Múltiples causas 
 
 
 
 
 
 
Adaptado del American Psychiatric Association. Diagnostic and statistical manual of mental disorders.5th edition. Arlington 
(VA): American Psychiatric Association; 2013. 10 
14 
 
 
La prevalencia de demencia incrementa de manera exponencial con el incremento 
de la edad y se duplica cada 5 años, luego de los 65 años. En países desarrollados, la 
prevalencia va del 5% a 10% en aquellos de 65 años y más y habitualmente es mayo ene 
mujeres que en hombres. 
Algunas revisiones globales sistemática y meta – análisis sugieren que la 
prevalencia de demencia es menor en África sub- Sahariana e mayor en América Latina 
que en el resto del mundo. 
La incidencia de demencia incrementa hasta los 85 a 90 años, y continúa 
incrementando pero de manera menos rápida. Los rangos anuales específicos para la 
edad van de 0.1%ma la edad de 60 a 64 años a 8.6% para los 95 años. 
Existen factores de riesgo demográficos, se ha observado mayor prevalencia en 
Afro Americanos y Latinos, algunos investigadores atribuyen esto hallazgos a una menor 
educación y mayor morbilidad cardiovascular en estas poblaciones. Existen también 
factores genéticos , con en el caso del polimorfismo de la apolipoproteina E (APOE) en el 
cromosoma 19, ya que se asocia mayor riesgo de hipercolesterolemia, y enfermedad 
cardiaca así como demencia tipo Alzheimer, enfermedad de Parkinson, demencia de 
cuerpos de Lewy, demencia vascular y frontotemporal en hombres. Los factores de 
riesgo médicos como la enfermedad cardiovascular, síndrome metabólico y diabetes 
mellitus, también incrementan el riesgo de demencia, así como factores psiquiátricos 
como depresión. Se observado también que las lesiones cerebrales traumáticas son 
factores de riesgo. 
Evaluación clínica: 
La evaluación es más fácil para el médico cuando el paciente y los miembros de la 
familia u otros cuidadores expresan preocupación por las dificultades cognitivas. 
La evaluación subjetiva a partir de la historia clínica obtenida a partir de un 
informante confiable o del mismo paciente es importante. Los déficits tempranos son 
notados habitualmente en el manejo de finanzas o mediacamentos. 
La evaluación objetiva requiere del uso de escalas estandarizadas. La evaluación 
neuropsicológica de los dominios cognitivos específicos es preferible para la detección de 
deterioro leve y para la realización de diagnóstico diferencial. Si no es posible una 
evaluación neuropsicológica la evaluación objetiva se puede realizar a y través de mini- 
mental o Montreal Cognitive Assessment (MoCA) o con un Mini Cog. Lo habitual es que 
dichas pruebas son los suficientemente sensibles para detectar demencia pero no 
necesariamente en el deterioro cognitivo leve. 9 
 
 
 
 
 
 
15 
 
 
 
Prueba Tiempo 
(minutos) 
Ventajas Limitaciones 
Mini- Mental Status 
Examination 
(MMSE) 
7- 10 Es el más usado y 
estudidado 
mundialemte. 
Frecuentemente usado 
como referencia para 
evaluaciones 
comparativas y otras 
pruebas. 
Nivel educativo, 
edad, lenguaje. 
Efecto de techo ( 
personas con alto 
nivel educativo 
pasan la prueba) 
 
Montreal Cognitive 
Assessment ( 
MoCA) 
10- 15 Diseñado para evaluar 
deterior cognitivo leve. 
Accesible en varios 
idiomas. 
Uso limitado en la 
práctica en general. 
Uso y evidencia 
limitados. 
St Luis University 
Mental Status 
Examinatión 
(SLUMS) 
7 Sin limitación 
educativa. 
Uso limitado en la 
práctica en general. 
Uso y evidencia 
limitados. 
Mini- Cog 2- 4 Desarrollado y 
validado para la 
práctica de primer nivel 
de atención, en varios 
idiomas y para varias 
culturas. 
 
Uso de distintos 
grupos de palabras 
puede incrementar 
fallas. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Adaptado de Cordell CB, Borson S, BoustaniM, et al. Alzheimer’s Association recommendationsfor operationalizing the 
detection of cognitive impairment during the Medicare Annual WellnessVisit in a primary care setting. Alzheimers Dement 
2013;9(2):147. 11 
16 
 
 
Deterioro cognitivo y desnutrición en el paciente anciano 
La pérdida de peso y desnutrición son complicaciones frecuentes en el anciano y 
se convierte en un serio problema en pacientes con deterioro cognitivo y demencia, sobre 
todo si estos están institucionalizados. En un estudio en donde se incluyeron más de 10, 
000 ancianos, la media de prevalencia de desnutrición fe de 1% en pacientes en 
comunidad, 4% en pacientes que recibieron cuidados en su domicilio, 5% en pacientes 
con Alzheimer viviendo en su casa, 20% en pacientes en pacientes hospitalizados y 37 
% en pacientes institucionalizados (Guigoz et al., 2002). 
 
El adulto mayor con deterioro cognitivo, con frecuencia no tiene la habilidad para 
iniciar o continuar alimentándose de manera efectiva (Chang & Roberts, 2008), y se 
expone a desnutrición incluso aunque viva con cuidador. Los pacientes desnutridos son 
el tema de varias publicaciones en reportadas de asilos, hospitales, pacientes de la 
comunidad e inclusive sin deterioro cognitivo. 12 
 
Peng LN y col. en un estudio realizado en Taiwán en donde relacionaron la 
cognición y los factores psicosociales asociados con desnutrición en pacientes adultos 
mayores hospitalizados en donde aplicaronlas escalas Mini Nutritional Assessmen (MNA) 
y Mini-Mental State Examination (MMSE) a 401 pacientes, encontraron una edad media 
de 85 años, 73.6% hombres, una media de Mini – Mental 91.1 + 8 y un MNA promedio 
de 20.2 + 5.2. Dos tercios de los pacientes en riesgo de desnutrición (67.1%), y 22.7% 
con desnutrición. Un tercio de ellos con deterior cognitivo leve (33.1.%) y 32.2% con 
deterioro severo. Concluyendo que el estado cognitivo, las morbilidades concomitantes, y 
estado de salud son predictores significantes de desnutrición. 13 
Chelsea Sandresa y col. En el estudio Nutritional Status is Associated with Faster 
Cognitive Decline and Worse Functional Impairment in the Progression of Dementia: The 
Cache County Dementia Progression Study, afirma que el estado nutricional puede ser un 
factor modificable en la progresión de la demencia. 14 
Marco Canevelli y col., en su publicación Nutrition and Dementia: Evidence for 
Preventive Approaches? En una revisión sistemática de la literatura, en donde se 
identificaron 11 estudios de interés. Se observó que la mayoría de las intervenciones 
nutricionales fueron estadísticamente significativas para proveer beneficios cognitivos 
significativos, sin embargo la utilidad clínica no fue discutida. 15 
 
Irving GF y col., en el artículo Nutritional and cognitive status in elderly subjects 
living in service flats, and the effect of nutrition education on personnel. Realizo un 
seguimiento a 6 meses para investigar el estado nutricional y su relación con la función 
cognitiva en ancianos viviendo en sus departamentos y el efecto de programas 
educativos, concluyendo que del 15 a 20 % de los individuos estudiados mostraron signos 
de posible desnutrición .La función cognitiva correlaciono con el índice de masa corporal, 
la pérdida de peso y la edad, el programa educativo mejor la conciencia sobre 
desnutrición y en el seguimiento a 6 meses no se deterioró el estado nutricional. 16 
Meyes S. y col. en su estudio Nutritional status of care-dependent people with 
dementia in shared-housing arrangements—a one-year follow-up, encontraron que la 
evaluación frecuente del estado nutricionalla cua es facial de hacer gracias a las escalas 
17 
 
 
existentes debe implementarse en los residentes de que comparten vivienda para evitar 
desnutrición y otros problemas de salud.17 
Droogsma E.y col en , Nutritional status of community-dwelling elderly with newly 
diagnosed Alzheimer's disease: prevalence of malnutrition and the relation of various 
factors to nutritional status, encontraron que pacientes con diagnostico reciente de 
Alzheimer se encontraron en riesgo de desnutrición. 18 
F. J. Tarazona Santabalbina y col. en su artículo Validez de la escala MNA como 
factor de riesgo nutricional en pacientes geriátricos institucionalizados con deterioro 
cognitivo moderado y severo Reportaron los valores de sensibilidad, especificidad y valor 
predictivo positivo son 60%, 94,7% y 93,8% respectivamente. Existe una correlación 
significativa (p < 0,001) ente la puntuación obtenida en la escala MNA y la escala de 
riesgo de caídas Tinneti (r = 0,577), de función Barthel (r = 0,742), de valoración cognitiva 
(r = 0,651) y los niveles de creatinina (r = 0,402). Más del 50% de la muestra presentó al 
menos un parámetro de malnutrición alterado. 
Concluyendo que la escala MNA presenta una menor sensibilidad y especificidad en estos 
pacientes. El diseño de una escala de valoración nutricional sin valoraciones subjetivas y 
sólo con parámetros objetivos podría mejorar la eficacia de la misma en ancianos 
institucionalizados con deterioro cognitivo moderado y severo. 19 
 
Carlos Fernandez- Viadero y col. realizaron una evaluación nutricional longitudinal, 
debido a sus frecuentes alteraciones, es especial-mente relevante en al anciano con 
deterioro cognitivo. Se encontró que los ancianos con demencia presentan, en todos los 
parámetros estudiados, valores inferiores respecto a los ancianos sin demencia. En los 
pacientes con deterioro cognitivo los valores medios de los parámetros nutricionales 
permanecen estables y sin diferencias significativas tras 2 años de seguimiento: índice de 
masa corporal 24,5 ± 4,9 vs 24,2 ± 4,1; pliegue tricipital 15,0 ± 6,0 vs 14,7 ± 6,9; 
circunferencia braquial 25,9 ± 3,3 vs 25,7 ± 3,5, y albúmina 3,7 ± 0,3 vs 3,7 ± 0,3. En los 
pacientes sin deterioro cognitivo los valores al final del estudio han descendido respecto a 
los valores basales, excepto el pliegue bicipital y los triglicéridos. Tras 2 años de 
seguimiento no se observa descenso de los parámetros nutricionales estudiados en los 
ancianos con demencia; sin embargo, sí aparece un descenso en los ancianos sin 
deterioro cognitivo. Las causas de estas diferencias pueden ser múltiples. Son necesarios 
más estudios, con mayor número de ancianos y un mayor periodo de seguimiento, para 
validar estos hallazgos. 20 
 
Kang Soo Lee y col en Difference in nutritional risk between mild cognitive 
impairment group and normal cognitive function elderly group. Sus resultados sugieren 
que el deterioro cognitivo leve se asocia a un riesgo nutriconal, por lo tanto se debe 
evaluar el riesgo nutricional en cualquier evaluación geriátrica. El mismo investigador 
publicó también Nutritional risk and cognitive impairment in the elderly, sugiriendo los 
mismos resultados. 21 
 
Gianluca Isaia y col. Malnutrition in an elderly demented population living at home, 
concluyo que una evaluación apropiada en el paciente con deterioro cognitivo puede 
ayudar a prevenir y tratar problemas de nutrición en este tipo de pacientes. 12 
 
 
 
18 
 
 
Protocolo: 
Justificación: 
La desnutrición en el anciano es un problema de importante impacto en esta 
población que puede potencialmente empeorar el pronóstico asociado a diversos 
procesos patológicos, como el deterioro cognitivo, condición con alta prevalencia también 
en esta población. La desnutrición proteico- calórica conduce a una pérdida de masa 
muscular, lo que favorece un deterioro funcional, mayor probabilidad de ingresos 
hospitalarios así como fallecimientos. Aunque la población anciana institucionalizada en 
residencias presenta una elevada prevalencia de déficits nutricionales, son pocos los 
estudios realizados en ella, para así lograr generar estrategias de prevención en esta 
población en particular. 
Objetivo: 
Comparar el estado nutricional entre pacientes ancianos con deterioro cognitivo 
y aquellos sin deterioro cognitivo residentes del asilo del HospitalEspañol de México 
Hipótesis alterna: 
 Habrá mayor riesgo de desnutrición y desnutrición en pacientes con deterioro 
cognitivo comparado con aquellos sin deterioro cognitivo. 
Hipótesis nula: 
 No habrá mayor riesgo de desnutrición y desnutrición en pacientes con deterioro 
cognitivo comparado con aquellos sin deterioro cognitivo. 
Criterios de inclusión: 
Todo paciente residente del asilo del Hospital Español de México mayor de 65 años 
Criterios de exclusión: 
Pacientes hospitalizados al momento de la realización del estudio. 
Pacientes con procesos infecciosos o exacerbación de enfermedad de base al momento 
del estudio. 
Pacientes con trastorno del desarrollo intelectual. 
 
Metodología: 
Estudio analítico transversal descriptivo, incluyendo todo paciente mayor de 65 
años residente del asilo del Hospital Español, siendo divididos por edad y género. Se 
excluyó un paciente menor de 65 años y dos con retraso del desarrollo intelectual. Todos 
con un Mini- Mental Test realizado por alguno de los médicos del asilo y con un una 
escala de MNA realizada por el servicio de nutrición del Hospital. Los pacientes fueron 
clasificados de acuerdo a la escala MNA en pacientes sin desnutrición aquellos con 
puntaje entre 12 y 14 puntos en tamizaje, riesgo de desnutrición aquello con puntaje de 17 
a 23.5 y finalmente desnutrición aquellos con un puntaje por debajo de 17. En cuanto al 
19 
 
 
Mini- Mental Test, aquellos con un puntaje arriba de 24/30 fueron clasificados como 
pacientes sin deterioro, aquello con puntaje entre 24/30 y 10/ 30 con deterioro cognitivo y 
aquello con puntaje por debajo de 10/30 con demencia. De un total de 66 pacientes 
divididos en las categorías previamente comentadas. Se realizó una comparación de 
pacientes sin deterioro cognitivo contra aquellos con deterioro y su estado nutricional, así 
como pacientes sin deterioro contra aquellos con demencia y su estado nutricional y 
finalmente aquellos con deterioro cognitivo contra aquellos con demencia y su estado 
nutricional. Se utilizó el estadístico chi cuadrado con la hipótesis nula p1=p2 la cual se 
acepta si p< .05. En caso de que no se cumpliera la condición de frecuencias mayores a 5 
se utilizó el estadístico Chi cuadrado corregido (corrección de Yates). El alpha tomado es 
.05=5%, para el análisis estadístico se utilizó el programa Matlab.. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
20 
 
 
Resultados: 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Del total de 66 pacientes seleccionados para el presente protocolo, se encontró que el 
76% (50 residentes) fueron mujeres y 24% (16 residentes) fueron hombres. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
De la población de este protocolo, la media de edad fue de 87.6, con un mínimo de 68 y 
un máximo de 103 años, con una mediana de 88 años. 
21 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
De los 66 residentes, 36 de ellos sin deterioro cognitivo, 19 de ellos con deterioro 
cognitivo, y 11 de ellos con demencia. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Del total de la muestra, 9 pacientes se encontraron en rangos de desnutrición, 19 de 
ellos en rangos de riesgo de desnutrición y el resto de ellos sin desnutrición. 
 
 
22 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
De los 66 pacientes de este estudio, se encontró que de los 36 pacientes sin deterioro 
cognitivo, 27 de ellos sin desnutrición, 7 ello en rangos de riesgo de desnutrición, y 2 de 
ellos en rangos de desnutrición. De los 19 pacientes con deterioro cognitivo, 10 de ellos 
sin desnutrición, 6 de ellos en rangos de riesgo de desnutrición y 3 de ellos en criterios de 
desnutrición. En cuanto a los 11 pacientes con demencia, solo un paciente se encontró 
sin desnutrición, 6 de ellos en rangos de riesgo de desnutrición y 4 de ellos con 
desnutrición. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 Sin deterioro cognitivo 
 Deterioro cognitivo 
 Demencia 
23 
 
 
Análisis de resultados: 
 
 
 
 
De los 66 pacientes estudiados se realizó una prueba de chi cuadrada, por ser una 
población con distribución no paramétrica heterogénea, comparando los pacientes con 
demencia, deterioro cognitivo y sin deterioro cognitivo con un análisis comparativo con 
los pacientes que presentaron rangos de estado nutricional normal, riesgo de 
desnutrición y desnutrición. 
Los pacientes que presentaron desnutrición y demencia (4) 6 %, en comparación con 3 
(4%) en rangos de deterioro cognitivo y 2 (3%), sin deterioro cognitivo. 
Los pacientes que presentaron riesgo de desnutrición y demencia (6) 9%, en 
comparación con 6 (9%), en rangos de deterioro cognitivo y 7(10.6%) sin deterioro 
cognitivo. 
Los pacientes que no presentaron desnutrición y demencia (1) 1.5 % , en comparación 
con 10 (15.1%) en rangos de deterioro cognitivo y 27 (40.9%) sin deterioro cognitivo 
 
Se muestra una diferencia estadísticamente significativa con una P = 0.0074 en el grupo 
con desnutrición y demencia comparado con el grupo de pacientes sin deterioro cognitivo 
y sin desnutrición con una p = 9.6, sin significancia estadística. 
El grupo que presente una mayor frecuencia y prevalencia de desnutrición por MNA es 
aquel con pacientes con demencia asociado a menor puntaje de escala de MMSE; 
inversamente el paciente sin deterioro cognitivo, presento un estado nutricional normal 
con mayor frecuencia, asociando mayor puntaje de MMSE a mayor puntaje de MNA 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
24 
 
 
 
Conclusiones: 
 
 
La presencia de desnutrición en pacientes con demencia es ampliamente aceptado en la 
literatura, y en el presente estudio no es la excepción ya que se pudo observar una 
relación estadísticamente significativa entre pacientes con demencia y desnutrición. 
Vale la pena mencionar que en el presente estudio, tres de las pacientes clasificadas 
como pacientes con demencia contaban con sonda de gastrostomía, a pesar de esto, dos 
de ellas en rangos de desnutrición y una en rangos de riesgo de desnutrición. 
Se debe también tomar en cuenta que el presente estudio únicamente se basó en escalas 
como MNA y MMSE, que a pesar de ser las escalas más utilizadas en protocolos de 
estudio, hay aún ciertas fallas para estandarización de las mismas como en caso de 
MMSE y grado de escolaridad. 
 En el caso de MNA, falto complementación para la evaluación nutricional con parámetros 
bioquímicos, que no fueron tomados en cuenta para el presente estudio. 
Es importante mencionar que no se tomaron en cuenta el resto de comorbilidades de los 
pacientes, así como el estado de funcionalidad de los pacientes, lo que puede influir de 
manera importante en su estado nutricional, más adelante se podrían incluir estas 
variables en un estudio prospectivo longitudinal. 
Sin embargo y aunque únicamente se trata de un estudio transversal, el presente da pie 
para que más adelante se pueda realizar un estudio longitudinal prospectivo y así poder 
seguir a los pacientes con deterioro cognitivo, en los cuales no se encontró una relación 
estadísticamente significativa con desnutrición o riesgo de desnutrición, y así elaborar 
estrategias preventivas nutricionales durante el seguimiento de estos pacientes ya que 
podría tratarse de una población vulnerable, pues dichos pacientes ya cuentan con 
deterioro cognitivo que podría progresar a demencia. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
25 
 
 
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