Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
1 Universidad Nacional Autónoma de México Posgrado en Ciencias Médicas, Odontológicas y de la Salud Maestría en Ciencias de la Salud Campo de Estudio Principal en Epidemiología Clínica “Construcción y validación de un instrumento para evaluar las preferencias alimentarias en pacientes con síndrome metabólico” Que para optar por el grado de Mestra en Ciencias de la Salud Presenta: Sophia Eugenia Martínez Vázquez Tutora: Dra. Laura Moreno Altamirano. Profesora titular C TC, Departamento de Salud Pública, Facultad de Medicina UNAM. Ciudad de México, junio del 2017. UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 2 Agradecimientos A mis hijos Regina y Diego, mis fieles compañeros, maestros, inspiración y mi más grande esperanza. A mi madre, la mujer fuerte y suave con quien que he marchado toda mi vida. A mi amado y leal compañero, quien con sus caricias en mi aspereza me enseñó a llevar un número sensiblemente a la realidad. A mi padre quien no necesita caminar si puede volar. A mi amiga Gaby, siempre alrededor motivándome y sonriendo para no claudicar, tus brazos amiga, son un refugio para mi alma. A mi admirable tutora Laura, quien con su paciencia y elegancia me enseñó a madurar y pensar antes de hablar. A mi jefe el Dr. Uscanga quien me ha dado la confianza y credibilidad en mi quehacer cotidiano. A aquellos que fueron mis amigos por que de ellos aprendí que nada es para siempre pero sobretodo, las más grandes lecciones de mi vida. A todas esas personas con quienes cruzo sonrisas, miradas y palabras diariamente y nunca nadie las pronuncia, esas personas, fueron la fuerza para culminar esta tesis. Pero mi más profundo agradecimiento es a la vida! Página 3 Resumen 4 Antecedentes 6 Panorama mundial del síndrome metabólico 6 Prevalencia del síndrome metabólico en México 9 El síndrome metabólico como problema clínico 10 Preferencias alimentarias 11 Instrumentos que evalúan las preferencias alimentarias 15 Validación de cuestionarios clínicos 18 Plantemiento del problema 20 Justificación 21 Pregunta de investigación 21 Objetivos General y específicos 21 Metodología Diseño del estudio 22 Descripción general del estudio 22 Fase 1: Construcción del instrumento 22 Fase 2: Validación de apariencia y contenido 22 Variables 23 Fase 3: Evaluación de la fiabilidad del instrumento 24 Fase 4: Análisis de asociación 24 Criterios de selección para la población de estudio 25 Criterios de selección para la población control 25 Proceso de obtención de la información 26 Fase 5: Validación de constructo y elaboración de la escala 27 Análisis estadístico 29 Consideraciones éticas 30 Resultados 32 Validación de apariencia y contenido 32 Validación de constructo y de la escala 37 Fiabilidad 36 Validación de constructo 37 Análisis de asociación 43 Validación de la escala 47 Discusión 48 Conclusiones 52 Referencias bibliográficas 53 Anexos 1 al 10 59- 82 4 RESUMEN Antecedentes: Las preferencias alimentarias han sido objeto de estudio para conocer la relación que tienen con el síndrome metabólico. Pocos estudios han explorado algunas dimensiones sin embargo, ninguno ha considerando la información básica sobre nutrición que posee la población ni la elección de alimentos que puede hacer guiada por emociones, impulsos o información nutrimental por lo que no existe un instrumento validado que incluya esas dimensiones en la población adulta mexicana. Objetivo: Construir y validar un instrumento para identificar las preferencias alimentarias en adultos mexicanos con síndrome metabólico. Metodología: En un estudio de validación de instrumentos de medición, analítico, transversal se construyó el cuestionario PREFIERO para obtener la validez de apariencia, contenido, constructo y criterio además de la confiabilidad de las dimensiones propuestas como son la frecuencia de comidas al día, el gusto y selección de alimentos mediado por emociones, la selección de alimentos por su información y el número de porciones que consume en una comida. Se conformó un panel de expertos para la validación de contenido. Se calcularon tamaños de muestra para las validaciones de constructo y criterio bajo criterios de selección para personas con síndrome metabólico y sin éste con el fin de discriminar de acuerdo a las dimensiones y preguntas propuestas. Se utilizaron análisis de reproducibilidad para la confiabilidad del instrumento, análisis de validez de contenido, análisis de componentes principales para la validez de constructo y análisis de asociación de los ítems con el síndrome metabólico. Resultados: La construcción del instrumento se basó en la literatura de instrumentos enfocados al constructo. La validez de apariencia se consideró adecuada por los expertos, así como la validez de contenido que obtuvo un IVC= 0.88. La confiabilidad que se obtuvo fue de 0.76. La validez de constructo entregó una nueva estructura quedando las colaciones matutina, vespertina y la selección por emociones agrupadas en un primer componente; la revisión de etiquetas, la selección de alimentos fuera de casa, procurar alimentos sin grasa y el número de platos que se consumen en una comida agrupadas en un segundo componente; desayunar, comer, seleccionar alimentos altos en energía cuando se tiene mucha hambre así como que los predilectos tengan esta característica agrupadas en un tercer componente y finalmente cenar y comer entre comidas alimentos con alto contenido energético quedaron en un cuarto componente. La validez de la escala resultó en una alfa de Cronbach de 0.58 sin mostrar diferencias significativas entre las medianas de los grupos. La regresión logística señaló a la edad mayor a 50 años (p= 0.035 IC 95% 1.05- 4.57), el nivel socioecómico bajo y medio (p= 0.020 IC 95% 1.31- 24.6 y p=0.009 IC 95% 1.42- 11.7 respectivamente) así como la revisión de etiquetas con información nutrimental (p= 0.008 IC 95% 0.136- 0.739) asociadas al síndrome metabólico. Conclusión: El instrumento PREFIERO cuenta con validez de apariencia, contenido, confiabilidad y constructo, sin embargo se sugiere hacer ajustes a algunas preguntas ya que al buscar asociaciones sólo la edad mayor a 50 años, los niveles socioeconómicos bajo y medio y la revisión de etiquetado nutrimental se asociaron con el síndrome metabólico, el resto de las variables no. Es 5 necesario aplicar el cuestionario en diferentes poblaciones para conocer las aplicaciones clínicas que podría tener. 6 ANTECEDENTES Panorama mundial del síndrome metabólico La carga de enfermedades crónicas está aumentando rápidamente en todo el mundo. En el año 2000 se estimó que el 29% de las muertes se debieron a enfermedades no transmisibles en países desarrollados, mientras que en los países en vías de desarrollo la mortalidad atribuible a enfermedades crónicas fue del 80% (1). En 2012, representó el 67.8% del total de muertes (incluyendo neoplasias malignas, diabetes mellitus, enfermedades cardiovasculares, autoinmunes,endócrinas, hematológicas, trastornos mentales, enfermedades neurológicas) (2) las que constituyen casi tres cuartas partes de las muertes totales (3). En 2012 la carga de morbilidad era de 55.1% para un total de 1 512 578 000 años de vida perdidos debido a discapacidad (4). Tal vez el factor más preocupante es la obesidad, ya que muchas de estas enfermedades son consecuencia de ésta y de una serie de manifestaciones clínicas como lo es el síndrome metabólico. El síndrome metabólico (SM) es una entidad, que si bien ha sido criticada, se caracterizó en la década de 1970 aunque existen registros de inicios del siglo pasado de su presencia en personas con una moderada acumulación de grasa a nivel abdominal y disminución de colesterol de alta densidad que los predisponía a padecer diabetes, ateroesclerosis, cálculos renales y demás enfermedades relacionadas a la obesidad. Dicha entidad ha sido motivo de controversia ya que en el transcurso de los años, se consideró que había confusión entre el origen del síndrome; algunos autores concluyeron incluso que el SM no debía contemplarse como una entidad de riesgo porque los mismos factores desencadenantes eran parte del constructo. La controversia continua hasta esta época, sin embargo se ha visto que la presencia de los factores de riesgo, permite distinguir a individuos con mayor predisposición a padecer enfermedades crónicas derivadas de la obesidad y el mismo SM tiene una buena capacidad predictiva para enfermedades cardiovasculares. Las últimas cifras estiman que alrededor del 40% de la población mundial padece el síndrome metabólico por lo que su diagnóstico y atención han cobrado un interés peculiar (1, 4). El origen de este problema de salud es multifactorial. Se ha visto que uno de los factores asociados que más se presentan en las poblaciones que padecen las enfermedades no transmisibles, es la obesidad y de manera más específica la acumulación de grasa a nivel abdominal o central (5), lo cual desencadena una serie de reacciones metabólicas que promueven la presencia del síndrome (6) entre otras enfermedades. Tanto la definición como los criterios que se emplean para establecer dicho síndrome han sufrido diversas modificaciones, por lo que la prevalencia depende de la definición que se emplee para su detección. Para el diagnóstico del problema se ha evaluado la validez entre dos definiciones y se ha encontrado que en la población mexicana de la zona norte del país tanto la definición de la IDF 2005 como la de NCEP-ATPIII ofrecen una capacidad alta de diagnosticar el SM. La definición de la IDF 2005 tuvouna sensibilidad del 92.4% y una especificidad del 94.8% donde probablemente la capacidad de identificar la obesidad central con puntos de corte de la circunferencia de cintura adecuados al grupo étnico, es la que la convierte en la forma diagnóstica más acertada en esta población en México (7). 7 A continuación se presentan algunas de las definiciones más aceptadas para establecer el diagnóstico del SM. La última definición parte de la circunferencia de cintura (acumulación de grasa a nivel abdominal) con los puntos de corte que en cada grupo étnico se establezcan como factor de riesgo para enfermedades relacionadas a la obesidad (Cuadro 1). Cuadro 1. Componentes diagnósticos de las clasificaciones aceptadas para la caracterización del síndrome metabólico. Componente OMS EGIR NCEP- ATPIII AACE IDF AHA/NHLBI IDF 2005 Resistencia a la insulina (RI) Presente Presente ND ND ND ND ND Intolerancia a la glucosa (IG, 2h) o disglucemia en ayuno (DA) ≥ 6.1 mmol/L o ≥ 7.8 mmol/L o DM2 ≥ 6.1 mmol/L ≥ 6.1 mmol/l ≥ 6.1 mmol/L o ≥ 7.8 mmol/L (no DM2) ≥ 5.6 o con tratamiento ≥ 5.6 mmol/L o con tratamiento ≥ 100 mg/dl o DM Cintura (cm) o índice cintura- cadera (ICC) ICC > 9 C ≥ 94 >102 cm ND ≥ 94 cm en hombres y ≥ 80 cm en mujeres ≥ 120 cm en hombres y ≥ 88 cm en mujeres Con especificida d por grupos étnicos IMC (kg/m2) >30 ND ND >25 ND ND ND Presión arterial PA (mmHg) ≥140/90 ≥140/90 ≥130/85 ≥130/85 ≥130/85 o con tratamiento ≥130/85 o con tratamiento ≥130/85 o con tratamiento Triglicéridos séricos TG (mmol/L) ≥ 1.7 >2.0 ≥1.7 ≥1.7 ≥1.7 o con tratamiento ≥1.7 o con tratamiento ≥ 150 mg/dl o con tratamiento Colesterol HDL (mmol/L) <0.9 en hombres y <1.0 en mujeres <1.0 <1.04 en hombres y <1.29 en mujeres <1.04 en hombres y <1.29 en mujeres ≤1.03 en hombres y ≤1.29 en mujeres o con tratamiento ≤0.9 en hombres y ≤1.1 en mujeres o con tratamiento ≤40 mg/dl en hombres y ≤50 mg/dl en mujeres o con tratamiento Número de componentes para el diagnóstico RI o IG o DA más ≥2 componentes de obesidad central (ICCo IMC) PA, dislipidemia o microalbumin uria RI más ≥2 componen tes de obesidad (CC), IG, PA, dislipidemi a ≥ 3 componen tes Dependient e del juicio clínico basado en factores de riesgo/ característic as de RI Obesidad central (CC) más otros 2 componente s. La CC varía de acuerdo al grupo étnico ≥3 component es Obesidad central más 2 component es Tomado de 8 y 9 IMC= índice de masa corporal, OMS= Organización Mundial de la Salud, EGIR= European Group for the Study of the Insulin Resistance, NCEP= National Colesterol Education Program, AACE= American Association of Clinical Endocrinologists, IDF= International Diabetes federation, AHA/NHLBI= American Heart Association/ National Heart Lung and Blood Institute. En el cuadro 2 se muestra la diferencia en la prevalencia de algunas poblaciones a nivel mundial en los últimos 10 años, de acuerdo a las diferentes definiciones más usadas en donde se puede apreciar que la frecuencia depende del área geográfica (y seguramente dictada por factores ambientales como el estilo de vida) y del año de estudio de cada población (año tras año, va en aumento). 8 Cuadro 2. Estudios de prevalencia del síndrome metabólico definido por los criterios NCEP, OMS e IDF en diferentes poblaciones alrededor del mundo. Estudio (ref.) Población (n) [edad] NCEP- ATP III H M T OMS H M T IDF H M T Jorgensen et al. 2004 (10) Nativos de Groenlandia (917) [adultos] - - 17.9% - - 20.7% - - - Rosenbaum et al. 2005 (11) Brasilo- Japonenes (1166) [x= 57.4] - - 47.4% - - 55.4% - - - Ford 2005 (12) EUA, NHANES (3601) [> 20] 33.7% 35.4% 34.5% - - - 39.9% 38.1% 39.0% DECODE y Qiao 2006 (13) Cohortes de europeos (10269) [30- 89] 32.2% 28.5% - 27.0% 19.7% - 35.0% 34.1% - Lao et al. 2006 (14) Chinos (10326) [50- 85] - - 15.5% - - - - - 25.8% Lawlor et al. 2006 (15) Inglesas (3589) [60-79] - 21.0% - - 29.0% - - 48% - Assman et al. 2007 (16) Alemanes (7131) [16-65] 25.3% 17.6% - - - - 31.5% 22.8% - Wang- hong et al. 2010 (17) Chinos (5584) [20-79] 28.4% 35.1% - 20.2% 18.7% - 15.9% 26.7% - NHANES 2010 Estadouniden ses Akintnde et al. 2011 (18) Nigerianos (210) [40-70] - - 35.0% - - 34.5% - - 42% Hari P et al. 2012 (19) Estadouniden ses (6770) [45-84] 29.23% 36.56% 33.1% 34.13% 29.3% 31.58% 39.58% 42.68% 41.22% de Carvalho VF et al. 2013 (20) Brasileños (8505) [19-64] - - 29.6% (14.9- 65.3%) - - - - - - López- Jaramillo et al. 2014 (21) Latinoamerica nos (23578) [50 ± 10] 23.3% 25.3% 24.9% (18.8- 43.3%) - - - - - 25% Yung- Feng Y et al. 2015 (22) Taiwanenses (73547) [>65] 17.2% 25.3% 42.5% - - - - - - NCEP- ATP III: National Cholesterol Education Program- Adult Treatment Program III, OMS= Organización Mundial de la Salud, IDF= International Diabetes Federation 2005 definition. 9 Prevalencia del síndrome metabólico en México La prevalencia nacional en la población general se estimó en el 2007 desde el 3.7% en estadoscomo Veracruz (29) hasta el 41.2% en el estado de Oaxaca (31). En los últimos reportes acerca de este problema en el año 2012, se menciona una prevalencia estimada del 15.8% a nivel nacional a partir de un IMC de 24.1 kg/m2 y el 39% a partir de un IMC de 25 kg/m2 principalmente en los estados de Yucatán y Sonora (34). Los estudios que han evaluado la prevalencia de dicho fenómeno en México del 2004 al 2015 se resumen en el cuadro 3, utilizando las clasificaciones con mayor aceptación a nivel internacional. Cuadro 3. Prevalencia del síndrome metabólico en México en los últimos 10 años Estudio Localidad (n) [edad] OMS H M T IDF H M T NCEP- ATP III H M T Rodríguez- Morán 2004 (23) Cd. México (965) [10-18] - - 4.5% - - - - - 6.5% Aguilar- Salinas 2004 (24) Cd. México (2158) [20-64] - - 9.2% - - - - - 21.4% Guerrero- Romero 2005 (25) Durango (700) [30-64] - - 22.6% - - 15.4% - - 22.3% Lorenzo et al. 2006 (26) Cd. México (1990) [35-64] 3.5% 0.4% - - - - 26.1% 5.1% - Lorenzo et al. 2006 (27) México- americanos SAHS (1150) [35-64] 2.3% 1.5% - - - - 16.2% 5.7% - Lizardi- Cervera 2006 (28) Cd. México (2503) [36-56] - - - - - - - - 22.8% Rojas R et al. 2006 (29) Nacional (6613) [<20] 34.7%+ 47.7%+ 41.6%+ 46.4% 52.7% 49.8% 30.3% 42.2% 36.8% González- Deschamps 2007 (30) Veracruz (402) [20-29] - - - - - - - - 3.7% Lorenzo et al. 2007 (31) México- americanos SAHS (2013) [25-64] 29.6% 30.9% - 28.3% 27.3% - 40.4% 38.5% - Ramírez Vargas et al. 2007 (32) Oaxaca (325) [35-65] - - - - - - 41.2% - - Méndez- Hernández et al. 2009 (33) Edo. México Cuernavaca (5118) [20-70] - - - - - - 25.3% 21.8% 24.4% Isordia- Salas et al. 2012 (34) Cd. México (854) [35-65] - - - - - 68.7% - - 59.7%* Murguía- Romero et al. 2012 (35) México (3176) [17-24] - - - - - - - - 15.8- 39.0%* Goodman D et al. 2013 (36) Baja California (107) [18-74] 40.4%+ 41.7%+ 41.1%+ - - - - - - 10 Salas R et al. 2014 (37) Nuevo León (1200) [<16] - - - - - - 48.9% 60.4% 54.8% OMS= criterios de la Organización Mundial de la Salud, IDF= criterios de la Federación Internacional de Diabetes 2005 (IDF por sus siglas en inglés), NCEP= criterios del programa Nacional de Educación en Colesterol- Panel de Tratamiento en Adultos (NCEP- ATP III, por sus siglas en inglés). H= hombres, M= mujeres, T= total. *La clasificación original es la AHA pero se colocó ahí por su similitud. +=Criterios de la AHA/NHLBI. En el cuadro 2 se puede apreciar la modificación que sufre la prevalencia de acuerdo a la definición que se emplee para su identificación, sin embargo, también es notable que en la población mexicana en general, la presencia de la enfermedad se acentúa con el aumento de la edad tal como se ha reportado en la literatura internacional (8, 9, 14- 16), la prevalencia se dispara a partir de los 45 años de edad, según un estudio en la Ciudad de México (34). Es de llamar la atención que, a partir del año 2006 hubo un incremento importante en la prevalencia general del síndrome como se puede observar en el cuadro anterior, independientemente de la definición empleada para reconocerlo. El impacto de este problema de salud es su repercusión no solo en el ámbito clínico sino también a nivel poblacional. En la Encuesta de Salud y Nutrición de medio camino del 2016, la prevalencia de algunos componentes del síndrome metabólico como diabetes mellitus (9.4% general), hipertensión arterial (25.5%), hipercolesterolemia (28%), sobrepeso y obesidad an adultos (72.5%) y obesidad abdominal (76.6%) continúan altos en la población mexicana (38). El síndrome metabólico como problema clínico La información anterior permite conocer que las enfermedades relacionadas a la obesidad y entre ellas el SM, están en claro aumento en México por lo que es importante identificar a individuos con mayor susceptibilidad a padecerlas tanto desde el punto de vista genético como por factores ambientales, en especial la actividad física y la alimentación. Si bien, la obesidad es un problema de salud nacional, muchas veces es en el ámbito clínico de atención personalizada donde se trata como padecimiento y es ahí donde se debe realizar desde un buen diagnóstico hasta un tratamiento adecuado e individualizado. La alimentación es un hecho complejo que va desde la producción, la disponibilidad de alimentos, su almacenamiento y distribución, el procesamiento de éstos, el conocimiento que se tiene sobre los hábitos adecuados y los gustos o preferencias, el consumo, la digestión, metabolismo y excreción. En este hecho se involucran diversos procesos entre los que se encuentran las decisiones personales, pero más allá de las prácticas y las conductas, es fundamental comprender que el comportamiento alimentario que cada persona ejerce en su alimentación cotidiana es producto del ámbito sociocultural en el que se vive. Por otro lado, la actividad física está compuesta por una parte cognitiva y una conductual, así, la alimentación y la actividad física son conductas mediadas por la cultura, el ambiente social y el económico (39- 41). Lo que un individuo prefiere comer o su predisposición a realizar o no ejercicio, a pesar de saber que le conviene hacerlo, permite conocer por qué se vuelve más vulnerable a padecer obesidad y sus consecuencias (39, 41). 11 Preferencias alimentarias En los últimos 15 años se ha señalado que el ambiente en el que nacen viven y se desarrollan las personas tiene influencia sobre las enfermedades degenerativas, en especial se ha estudiado al ambiente obesogénico relacionado con la presencia del sobrepeso y obesidad. Al respecto, es necesario considerar que las preferencias y conductas alimentarias son distintas a habitos o prácticas que en conjunto constituyen patrones de alimentación. En la figura 1 se puede propone que interrrelacionan estos conceptos. Figura 1. Interrelación de conceptos alrededor del proceso social de alimentación. Se considera que conducta y comportamiento son sinónimos así como hábitos y prácticas. Según el Consejo Europeo de Información sobre la Alimentación (EUFIC), las preferencias alimentarias se conforman desde la fase embrionaria (a partir de la semana 8 de gestación) y a principios de la fase fetal, se ha descrito que el líquido amniótico puede estar impregnado de compuestos aromáticos los cuales estimulan los receptores del gusto del feto en cuanto éste empieza tragar (alrededor de la semana 12 de gestación). Los impulsos del gusto se transmiten a varios núcleos del tronco cerebral los cuales inducen los reflejos relacionados con el flujo salival y los movimientos de la lengua (42). La mayoría de las preferencias en cuanto a sabores, no están predeterminadas biológicamente, sino que suelen estar relacionadas con algún tipo de experiencia. Aunque existen factores genéticos que hacen la diferencia en la percepción de sabores, la conformación de las preferencias gustativas comienza en el útero – los sabores de glucosa y fructosa, ácidos grasos, aminoácidos, proteínas y sales de la dieta materna llegan al fluido amniótico; así los bebés experimentan patrones culturales de la alimentación mucho antes de tener contacto directo con los alimentos- mismos que continúan el resto de sus vidas. Para los recién nacidos, el sentido del gusto es el más importante de todos y el más desarrollado; la preferencia por el sabor dulce tiene sentido a nivel evolutivo (“sabor de seguridad”) y puede explicarse por el hecho de que se indica una fuente de energía que no es tóxica y su consumo es seguro. Una vez que se acepta un sabor o alimento, también puede influir en la preferencia y 12 aceptación de otros nuevos, esto se conoce como “aprendizaje sabor- sabor” e implica que se acepten nuevosalimentos si se combinan con platillos conocidos que se consumen solos. Cuando el efecto es negativo que causa aversión esto se llama “fenómeno de la salsa bearnesa” y puede persistir por el resto de la vida relacionándose con síntomas como la nausea o el vómito (42). En todo caso, las sensaciones positivas también pueden modelar la preferencia por un alimento, parece ser que en general algunos organismos mayores, entre ellos los humanos, prefieren alimentos con mayor densidad calórica o la versión energéticamente más densa de un alimento ya que se experimentan reacciones positivas con estos, como cuando se reservan los alimentos suculentos al momento de recibir visitas o en celebraciones. Con otros alimentos se da el fenómeno del “efecto de la exposición” en los que se aprende a disfrutar el sabor a través de varias exposiciones a éste, como es el caso del café y de otros alimentos con sabores fuertes. Un fenómeno más que se une para completar la esfera de las preferencias es el conocido como “saciedad sensorial específica” que evita que la alimentación sea monótona pero también es un regulador cuando se está expuesto a varios platillos y que permite que se puedan consumir de ellos pero con cantidades específicas, lo anterior opera principalmente en niños y no en adultos donde el mecanismo regulador puede alterarse bajo el mínimo pretexto (siempre queda espacio para repetir el mejor platillo o un postre). Las preferencias y aversiones son muy personales, pero muestran claras conexiones familiares, culturales y sociales (42). Así, las preferencias están mediadas también por el acceso (económico, geográfico, etc), es decir la disponibilidad de alimentos, la cual no existe en muchas regiones de los distintos países. Con esto anterior, se puede decir que las preferencias alimentarias son las selecciones que se hacen de cierto tipo de alimentos mediadas por sensaciones, emociones, tradiciones, aspectos culturales, sociales, el acceso económico y geográfico, el medio ambiente y que se pueden clasificar de diversas maneras, ya sea por su adecuación al estado de salud, etapa de la vida o situación social aunque también se pueden clasificar por su contenido nutrimental. Al respecto, es pertinente señalar que la conducta alimentaria es el resultado manifiesto de la interacción de diversos factores que tienen que ver con la saciedad del hambre o con todo aquellas acciones que hacen los organismos para alimentarse previos a dicha manifestación (43), es decir, la serie de actos que puede ir desde seleccionar, comprar, preparar, consumir un alimento. Las prácticas o hábitos y la conducta o comportamiento constituyen los hábitos alimentarios los cuales pueden ser definidos, de acuerdo con la norma oficial mexicana 043 de la secretaria de salud de México, como el “conjunto de conductas adquiridas por un individuo, por la repetición de actos en cuanto a la selección, la preparación y el consumo de alimentos” (44). Los hábitos alimentarios están relacionados con la identidad cultural: cómo, dónde y qué se come, así como los sentimientos que genera el acto de comer, son elementos de la identidad cultural (44). Son el producto de la interacción entre la cultura y el medio ambiente, están reforzados por normas y presiones sociales y es común que se transmitan de una generación a otra, aunque pueden cambiar a lo largo de la vida; así los hábitos alimentarios se relacionan con el número de comidas al día, los horarios, el alimento que se consume con más frecuencia, los hábitos de compra, el almacenamiento y manejo del alimento, los acompañantes que se seleccionan, la 13 forma en que se decide cuánto come cada miembro de un grupo, las técnicas y tipos de preparación culinaria y el orden en el que se sirven los alimentos (45). Para caracterizar un hábito es necesario analizar sus componentes, uno de ellos es la repetición de actos, otro es la secuencia de dichos actos y el tercer componente es la periodicidad de los actos. Una vez que se establecen sus componentes se pueden identificar diferentes tipos de patrones los cuales pueden ser gobernados por las reglas o bien moldeados y mantenidos por sus consecuencias; es evidente que cada una de las posibles conductas emitidas constituye una forma específica de ajuste a su medio ambiente particular (43). Ahora bien, se puede considerar que el concepto de conducta o comportamiento alimentario está estructurado por una gran cantidad de tipos de conductas, entendiendo como comportamiento alimentario “absolutamente todo aquello que hacen las personas para alimentarse” (43). La conducta o comportamiento alimentario no suele limitarse a la ingestión de alimentos si no que va ligada a emociones, aspectos sociales y procesos digestivos. El origen étnico de las personas a menudo determina las preferencias alimentarias; la comida tradicional es parte de la cultura alimentaria de cada grupo, prevalece tiempo después de otras costumbres que son abandonadas, aunque las preferencias de alimentos difieran entre individuos de una misma tradición cultural, siempre existe un elemento común denominador. Las creencias y modas acerca de los efectos de los alimentos sobre la salud y el bienestar, pueden afectar la elección de alimentos. Las personas desarrollan gustos o rechazos sobre la base de asociaciones con una comida típica y la familiaridad que guarden con ella, lo cual continua hasta la edad adulta, así los gustos, olores, sabores, temperaturas, colores, formas, tamaños, texturas y las combinatorias que de ellos se deriven, están relacionados con la preferencia a ciertos alimentos (46). Con toda esta información, se puede inferir un constructo de preferencias alimentarias en los que se incluyan variables como: la densidad energética, la monotonía de la dieta, comer entre comidas, el sabor predominante, las emociones alrededor de la alimentación, los platillos tradicionales, los procesos digestivos, la etnicidad, las creencias, las modas, los gustos, los olores, la temperatura, los colores, las formas, los tamaños y las texturas. Así entonces las preferencias alimentarias o elecciones pueden estar supeditadas o mediadas por las variables citadas. Para conocer algunos hábitos alimentarios se llevó a cabo un estudio en una cohorte de 304 adolescentes entre 13 y 16 años de 10 países europeos (47). En dicho estudio se evaluó la influencia en el consumo de alimentos mediados por las percepciones y actitudes relacionadas con la nutrición y la salud así como las elecciones y preferencias alimentarias a través de 44 grupos que se dividieron por edad (13- 14 años y 15- 16 años). Los investigadores concluyeron que la práctica de “picar entre horas” es universal, que el sabor es determinante en la elección de alimentos aunque también influyen variables como lo saludable, cómodo o práctico y las modas. Los jóvenes consideran que la comida “sana” es aburrida, poco apetitosa, no les llena y supone demasiado esfuerzo además de ser cara. 14 Existen pocos estudios que han relacionado las preferencias alimentarias, y básicamente señalando la variable sabor, con el síndrome metabólico. En el estudio de Turner- McGrievy et al. (48) que tuvo com objetivo evaluar la relación entre la percepción del sabor y la frecuencia del SM así como explorar la relación de la percepción del sabor con la ingestión de ciertos nutrimentos. Se conformaron 3 grupos: agua natural, bebida no calórica y bebidas saludables (considerando aquellas preparadas con frutas y verduras naturales). Se evaluaron de manera transversal a 196 individuos entre 18 y 65 años con un IMC entre 25 y 49.9 kg/m2 a quienes se les realizaron pruebas de sabor tanto de bebidas como de sustancias con sabores ligeramente amargos presentes en papeles impregnados para evitar confusores en alimentos por apariencia, textura, olores, etc. Se caracterizaron los siguientes gruposde acuerdo a la sensiblidad al gusto: los súpergustadores (afinidad por sabores amargos), no súpergustadores, gustadores dulces y no gustadores dulces. Del total de la población estudiada el 83% fueron mujeres, el 38% tuvo SM de acuerdo a los criterios modificados para glucosa de ATP III, 43% fueron súpergustadores, el 35% fueron gustadores dulces. Los investigadores encontraron que las personas con obesidad muestran mayor preferencia a los alimentos altos en azúcar y grasa, mientras que los súpergustadores tienden a comer menos verdura y fruta así como más sodio. Los no súpergustadores tienden a consumir mayores cantidades de energía a a expensas de grasa cuando están frente a una cantidad ilimitada de alimentos. Encontraron una asociación del SM con ser no súpergustador y no gustador dulce probablemente explicada por la cantidad de fibra en sus dietas (p= 0.04). Los participantes que fueron solo súpergustadores o gustadores dulces parecen tener menor riesgo de tener SM comparados con aquellos que son súpergustadores y gustadores dulces, no súpergustadores o no gustadores dulces (p= 0.047). En este estudio se concluye que la interacción de los perfiles de sabores puede ayudar a determinar las intervenciones dietéticas para la prevención y tratamiento del SM y que la adherencia a la dieta es un fuerte predictor de pérdida de peso (48). El perfil de sabores puede relacionarse con la enfermedad cardiovascular según las conclusiones de un estudio de Duffy et al. (49) en el cual parece que las personas que tienen menor percepción al sabor PROP (propiltiouracilo, es decir a sabores amargos) tienen mayor nivel de ingestión de alcohol y de alimentos altos en azucares y grasas. Dichos resultados se repiten consistentemente con el estudio del mismo grupo de trabajo dirigido por Duffy (50) en el cual se analizan cuestionarios de preferencias de alimentos como herramientas como valorar el riesgo cardiovascular donde se concluye que la medición de las preferencias alimentarias puede mejorar la evaluación de los factores de riesgo. Una conclusión importante a destacar son los resultados del estudio clásico de Drewnoswky en donde menciona que las preferencias alimentarias pueden ser un buen predictor del consumo habitual de un persona (51), es decir, tiene una aproximación adecuada a los cuestionarios de frecuencia de alimentos, los cuales, por naturaleza deben ser amplios para que puedan ser válidos (situación que en ocasiones distrae la atención de los encuestados y no se logra completar). La correlación encontrada por este grupo de investigación para los instrumento de preferencias y de 15 frecuencias de consumo es de 0.40 (0.04- 0.62) la más alta es la que identifica el consumo de grasas en la dieta. Instrumentos que evalúan las preferencias alimentarias A pesar de ser un tema central para comprender la conducta o el comportamiento alimentario, pocos instrumentos se han validado para evaluar las preferencias alimentarias. Entre los más destacados por su aplicación en la clínica se encuentran el cuestionario The Food Preference Questionnaire el cual evalúa las preferencias a varios tipos de macronutrimentos: grasas, hidratos de carbono y proteínas ya sean simples o mezcladas (52). Este contiene 72 alimentos comunes los cuales se califican utilizando una escala de Likert (frecuentemente, algunas veces, rara vez) para obtener las preferencias a cada nutrimento; al analizar la repetibilidad del instrumento aplicado en un grupo de hombres con 4 semanas de diferencia, se reportó una confiabilidad test- retest de 0.91, las dimensiones de hambre y saciedad tuvieron una validez de r= 0.91, este instrumento mostró una capacidad importante para identificar el consumo de grasas (r= 0.80) así como de detectar cambios en el consumo preferente de éstas y ha sido utilizado en algunos estudios en los cuales los individuos eligen su dieta para perder peso de acuerdo a sus preferencias (baja en grasa, baja en azucares) y han encontrado que explorar las preferencias a la dieta, puede aumentar la adherencia a ésta y por consecuencia la pérdida de peso puede ser mayor y con mejor sostenimiento. En dicho estudio, se utilizó un grupo control al cual se le asignó una dieta restrictiva sin posibilidad de elección por preferencias, imitando lo que habitualmente se hace con los pacientes en la clínica (53). Una de las limitaciones de este instrumento es que mide de manera semincuantitativa las preferencias sin considerar variables descritas anteriormente y que pudieran confundir la selección de alimentos. The Dutch Eating Behaviour Questionnaire (DEBQ) evalúa 3 dimensiones (subescalas): comer emocional, estímulos externos y restricción dietética. En la primera dimensión se mide el grado con el cual se favorece por estados emocionales como el estrés, la preocupación, etc, más que con el hambre). Este cuestionario ha mostrado buena validez interna y de constructo lo cual le ha permitido detectar patrones de alimentación en diferentes grupos de edad y de enfermedades (54). Otro de los instrumentos que se han utilizado para evaluar las preferencias es el Three Factor Eating Questionnaire-Eating Inventory) el cual es un instrumento que permite conocer la conducta alimentaria desde las siguientes dimensiones: autodominio cognitivo, desinhibición de la ingestión y la susceptibilidad al hambre; este instrumento se probó en población de personas con obesidad originarios de Suiza y la dimensión de autodominio tuvo suficiente validez discriminante, éste cuestionario ha mostrado baja reproducibilidad probablemente porque las otras dos dimensiones han mostrado baja validez convergente y en la prueba de validez se fusionaron en una sola dimensión identificada como comer sin control por lo que requiere someterse nuevamente a prueba (55). Este cuestionario tiene a su favor que permite distinguir diferentes patrones alimentarios en la población general, por lo que se considera una herramienta aislada o en conjunto con otras herramientas que permite explorar los patrones de alimentación, sin embargo las subescalas mencionadas anteriormente muestran una correlación baja al aplicarlo en mujeres con obesidad. 16 Por su parte el cuestionario de Valoración y Cuantificación de los hábitos de vida, que fue diseñado para conocer los hábitos de alimentación de individuos con obesidad, está compuesto en esencia por 22 preguntas con los siguientes dominios: contenido calórico de la dieta, comer por bienestar psicológico, ejercicio físico, preocupación por una alimentación saludable y consumo de bebidas alcohólicas, demostrando tener una confiabilidad del 0.75 en una población de individuos con obesidad, excepto para el consumo de bebidas alcohólicas, con una estabilidad test-retest superior al 0.90 en todas las dimensiones, excepto en el consumo de bebidas alcohólicas, así los análisis de validez fueron aceptables, sin embargo en las dimensiones de ejercicio físico y consumo de bebidas alcohólicas, ha sido donde más baja validez discriminativa se encontró (56). Este también sugiere que las preferencias alimentarias deben explorarse desde los conocimientos básicos de nutrición y las emociones o impulsos (motivaciones o emociones) que tiene la gente en un momento dado. Existe un instrumento que fue diseñado para evaluar la adherencia a una terapéutica dietética propuesta por la American Heart Association, el cuestionario MEDFICTS permite conocer a través de los dominios de frecuencia y tamaño de las porciones, el consumo de alimentos altos en grasas saturadas y colesterol dietético; y aunque no fue construido expresamente para conocer las preferencias alimentarias sí permite conocer la selección de consumo semanal y el tamaño de las porciones a través de sus dimensiones de frecuencia de consumo semanal, a la par que se señala el tamaño de las porciones que se consumen locual puede ser parte del concepto de preferencias alimentarias. Este instrumento ha demostrado tener la capacidad suficiente para detectar los extremos de ingestión de grasa dietética, es decir, la correlación que tuvo contra una frecuencia de alimentos fue de r=0.52 para grasas saturadas, r=0.31 para grasas totales y r=0. 54 para colesterol dietético todas las correlaciones con p< 0.0001. La sensibilidad del MEDFICTS para identificar adherencia a la dieta propuesta por la AHA fue de 85.7% en uno de los reportes y no se modificó dicha capacidad por la edad, sexo o grupo étnico. La especificidad (no adherencia) fue del 56.9%, fue menor en las mujeres (48.4%) pero no se modificó por edad o grupo étnico (57, 58). Hasta donde se pudo saber, existen pocos estudios que haya reportado la distribución de los tiempos de comida desde el punto de vista de las preferencias los cuales pueden marcar los momentos en el día de mayor consumo energético de acuerdo a ciertos contextos. El estudio de Lyu et al (59) mide de forma cuantitativa el porcentaje de consumo de nutrimentos de acuerdo a los tiempos de comida que se realiza en Taiwan; en dicho estudio se identificó que independientemente de la herramienta para evaluar el consumo dietético que se use en dicha población la mayor ingestión calórica se realiza entre el desayuno y la comida. Un estudio que puso a prueba un modelo integrando varias partes de algunos de los instrumentos descritos es el realizado por Davis et al (60) en el cual se relacionaron conductas mediadas por la sensibilidad a la recompensa que contribuyen al exceso de peso en un grupo de mujeres sanas premenopáusicas entre 25 y 50 años de edad (n=151); se les aplicaron varios cuestionarios indagando las siguientes dimensiones: 17 Sensibilidad a la recompensa. A través de la subescala sensivity to reward del cuestionario el cual mide la relación de olores y sabores con eventos placenteros. Dicha escala tiene buena consistencia interna, sensibilidad temporal, estabilidad y validez concurrente mostrando un coeficiente alfa de 0.77. Sobreconsumo. A través de las subescalas de comer emocional y estímulos externos del cuestionario holandés de conducta alimentaria (DEBQ), en la primera sección se mide si el consumo de alimentos está mediado por emociones como la tensión o la preocupación así como en la segunda sección se mide el grado en el que una persona tiende al sobreconsumo por la apariencia física y el olor que se desprende de ésta. Otra de los cuestionarios que se usaron para medir esta dimensión es el Binge Eating Questionnaire en el cual se evalúa la frecuencia de la severidad de los síntomas asociados con atracones. Preferencias alimentarias. A través del cuestionario The Food Preference Questionnaire que mide la preferencia hacia el consumo de grasas, hidratos de carbono y proteína (descrito a detalle anteriormente). Los autores de este estudio, pudieron demostrar que el modelo propuesto permite predecir la tendencia en el consumo excesivo aún en la ausencia de hambre con alimentos altos en energía (dulces y grasosos) lo que contribuye directamente a la ganancia de peso; sin embargo uno de los inconvenientes de este estudio es que se aplica una batería de pruebas que requieren tiempo de las participantes y los resultados sólo se pueden extrapolar a mujeres sanas con los criterios de inclusión señalados. El aprendizaje basado en información que se encuentra disponible en medios de comunicación masivos y en la trasmisión de conocimientos de manera empírica también merece atención. El aprendizaje vicario ha logrado penetrar a los individuos otorgándoles cierto poder de decisión. Una de las formas comunes actualmente de transmitir este conocimiento es a través del etiquetado nutrimental sin embargo no toda la población revisa dicha información, la frecuencia de lectura entre personas pertenecientes a un nivel socioeconómico bajo es menor. Un estudio mencionó que parece asociarse inversamente la frecuencia del SM con la lectura de etiquetas (61). Los medios de comunicación masivos utilizan el aprendizaje por observación proponiendo un modelo social “ideal” lleno de salud que le otorga el consumo de algún producto. Muy probablemente la población no sepa el mecanismo por el cual actúa dicho alimento pero tan solo con el hecho de asociar la imagen con el producto se puede sugerir que dicho alimento produce un beneficio. Dados los beneficios que ofrece conocer las preferencias alimentarias y los resultados que se han obtenido de las dimensiones estudiadas y expuestas previamente – faltan estudios que aborden el resto de las dimensiones mencionadas al inicio de esta sección, es necesario contar con un instrumento clínico, práctico y válido que permita distinguir conductas alimentarias en un contexto semejante a lo cotidiano para realizar intervenciones nutricionales con una alta adherencia y con ello, disminuir el riesgo de enfermedades relacionadas a consumo de dietas con alta densidad energética. 18 Validación de cuestionarios clínicos La validez hace referencia al grado en que un instrumento realmente mide lo que pretender medir. Para la obtención de datos confiables es necesario evitar los sesgos o errores sistemáticos (62). En este rubro, los instrumentos de medición tipo cuestionarios deben contar con la suficiente validez en la mayor parte de sus facetas como son la validez de apariencia, contenido, criterio y constructo para posteriormente ser aplicados en la clínica o en la investigación y se enuncia con la siguiente fórmula Validez total= validez de apariencia+ validez de contenido + confiabilidad + validez de cronstructo + validez de criterio (si se cuenta con estándar de referencia) Por tanto, para probar la validez de los instrumentos se tienen que utilizar al menos tres de los criterios anteriormente mencionados. Existe toda una metodología para validar instrumentos la cual se describe en los textos (63, 64), se inicia con la validación de apariencia, contenido, confiabilidad, constructo y criterio. Cada una de ellas, se describe a continuación. Validación de apariencia. El proceso de esta validación implica la revisión del formato por personas expertas que han tenido contacto con la construcción o validación de cuestionarios aunque también los usuarios del instrumento pueden darle un juicio de valor. Conlleva algo de sentido común y conocimiento razonado sobre una enfermedad y su realidad clínica. Este tipo de evaluación se resuelve con juicio cualitativo en donde se valora la representatividad de los ítems en la apariencia del cuestionario, es decir, si considera que los ítems son suficientes y exhaustivos para conocer el fenómeno a estudiarse. Validación de contenido. Pretende evaluar qué preguntas de las que incluyen en el instrumento son indicadores claros de lo que se pretende medir, las preguntas incluidas en el instrumento deben abarcar la mayor parte de las dimensiones del constructo o entidad a evaluar. Para ello hay que someter el cuestionario a la valoración de investigadores y expertos que deben juzgar la capacidad de éste para evaluar todas las dimensiones que se desean medir. Se utiliza el criterio de expertos para realizar este tipo de análisis. Existen varias soluciones para obtenerla, pero en todas coincide que se debe emplear un tamaño de muestra representativo. Una de las maneras es con el juicio de un grupo de expertos, sin embargo la metodología es diferente a la simple observación de los ítems; de este tipo de validación, se puede desprender la escala de puntuación de las respuestas a través de la calificación numérica que le da cada experto a cada pregunta como esencial y no esencial. En esta metodología se contabilizan las respuestas marcadas como “esencial” que tuvieron los expertos reunidos y se dividen entre el total de las respuestas para obtener la razónde validez de contenido (CVR por sus siglas en inglés) utilizando la siguiente fórmula CVR= ne/ N 19 Donde ne= número de expertos que tienen acuerdo en la categoría “esencial” y N es el número total de respuestas. De acuerdo a los criterios modificados de Lawshe (65), un CVR de 0.67 con dos expertos es apropiado. Luego el CVR se sustituye en la fórmula que da el valor a la validación de contenido con la fórmula: IVC= CVRi M Donde CVRi= promedio de CVR M= total de ítems aceptables de la prueba. En síntesis la validez de contenido implica que los ítems de un instrumento de medición deben ser relevantes, representativos y concordantes entre si para un proceso evaluativo particular, así se califica la suficiencia, la coherencia, la relevancia y la claridad de dicho instrumento. Fiabilidad o consistencia. Como medida de calidad de una prueba, se exige que tenga confiabilidad, la cual se refiere a que en mediciones repetidas, se tengan resultados similares o que la medición se realice con la mayor precisión posible. La consistencia interna busca determinar si las respuestas de los sujetos son consistentes a lo largo de la prueba y el coeficiente alfa de Cronbach se enfoca en la consistencia interna de las respuestas de los sujetos, es decir, evalúa la precisión con la que los ítems de la escala miden el constructo en estudio. Los cuestionarios miden varias dimensiones, aquellos que miden diferentes aspectos, caras o dominios de un constructo, están formadas por subpruebas y tienden a presentar coeficientes de confiabilidad de consistencia interna de magnitud moderada, indicando que son totalmente homogéneas; sin embargo, sus respectivas pruebas pueden no serlo. Lo ideal es que tanto la validez de criterio como la confiabilidad guarden un equilibrio, sin embargo, cuando la entidad que se está midiendo es heterogénea, se pone en riesgo la consistencia interna del instrumento, lo cual podría solucionarse incluyendo dimensiones que se presenten con mayor frecuencia de la entidad (síntomas, rasgos, etc.) pero con la posibilidad de perder validez de contenido puesto que no abarcarían el espectro real de la enfermedad afectando la escala. Cuando se presenta este desequilibrio, es mejor sacrificar la confiabilidad para preservar la validez de contenido aunque de poco servirá una escala válida pero no confiable. Validación de constructo. Cuando se construye un instrumento clínico, es necesario evaluar si el orden de las preguntas o la estructura factorial miden lo que deben medir, para ello se utiliza un análisis factorial exploratorio que reside en explorar el grado en que los ítems definidos miden adecuadamente el concepto (constructo) que se quiere medir, es decir, si existe significado en las puntuaciones para otorgarles el carácter de útiles y válidos. Generalmente se utiliza el análisis factorial o de componentes principales, el coeficiente de Kaiser- Mayer- Olkin (KMO) y la prueba de esfericidad de Barlett para evaluar la calidad del análisis de los factores. El tamaño de la muestra para la validez de constructo se determina después de realizar la validez de apariencia y de contenido y que se establece para el cálculo de la confiabilidad definido como cinco participantes por el número de ítems del cuestionario validado. Cinco es el mínimo de sujetos por ítem recomendado para establecer la validez de constructo de un cuestionario (62-64). 20 Análisis de asociación. El análisis de asociación se puede realizar en caso de no contar con un estándar de referencia o de oro para conocer si las variables que se miden tienen alguna relación con la variable dependiente que en este caso es el síndrome metabólico. Como se describe donde sea, primero se evalúa con pruebas de normalildad el comportamiento de las variables utilizando diferentes estadísticos de acuerdo a su naturaleza; posterior a ello se evalua si existe diferencias estadísticas significativas y finalmente si hay algún grado de asociación con regresión logística. Escala de puntuación. En este momento y cuando se tiene la validez de contenido se puede establecer la puntuación de la escala con la que se otorga calificación a los ítems del cuestionario de acuerdo al valor que los expertos le hayan dado a cada ítem o bien que da a criterio del investigador de acuerdo a lo que los modelos teóricos previos que expliquen el constructo. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA El síndrome metabólico, resultado de la ganancia de peso y de acumulación de grasa corporal, sobre todo a nivel abdominal que detona una serie de marcadores aterogénicos, protrombóticos, proinflamatorios y metabólicos expresados como dislipidemia, hiperglucemia e hipertensión arterial, los cuales asociados, constituyen factores de riesgo cardiovascular (66). Estos factores interactúan con una frecuencia más elevada de la esperada por el efecto del azar (67) ya que su principal factor, la obesidad, tiene un fuerte componente genético (67-69) que interactúa con la exposición ambiental (70-72). Dentro del ambiente, se encuentra la alimentación como gran rubro de estudio y derivado de dicho proceso, el comportamiento humano alrededor, en específico en el momento de la toma de decisión de qué, cuánto y cómo consumir los alimentos. El comportamiento alimentario cobra importancia al ser un factor ambiental que contribuye a la elección de alimentos a través de las preferencias alimentarias. Las preferencias alimentarias parece ser que se forman desde el primer contacto que se tiene con los alimentos, es decir, desde que la madre consume ciertos alimentos y partes de éstos (aromas, moléculas de sabor) atraviesan la placenta. Existen pocos estudios que describan y midan las preferencias alimentarias las cuales son un constructo compuesto por la elección para consumir alimentos con cierta densidad energética, la monotonía o variedad de la dieta, comer entre comidas o no hacerlo, el sabor predominante de los alimentos, las emociones alrededor de la alimentación, los platillos tradicionales, la cultura, las creencias, las modas, los gustos, los olores, la temperatura, los colores, las formas, los tamaños y las texturas. Los estudios que existen hasta el momento describen y miden solo una de las dimensiones (o dominios) de las preferencias considerando dicha dimensión como el eje central al momento de elegir un alimento. Varios autores proponen al sabor como un modulador importante en la decisión del consumo de alimentos sin embargo, es necesario considerar otras variables y su interrelación así como interacción de factores como la elección de alimentos con alta densidad energética, comer entre comidas, emociones alrededor del acto de comer, los gustos, el número de veces y frecuencia en horario de comidas al día así como la selección de alimentos cuando se come fuera del hogar. En este estudio se propone medir y validar un cuestionario que permita distinguir las preferencias alimentarias a través de las últimas dimensiones señaladas. 21 JUSTIFICACIÓN Conocer las preferencias alimentarias evaluadas desde el contenido nutrimental, pero sobre todo si están dirigidas al consumo de alimentos (de alta densidad energética) grasas saturadas y azucares, los cuales son factores de riesgo para desarrollar obesidad y por ende síndrome metabólico, permitirá en la práctica clínica distinguir a individuos que tengan mayor susceptibilidad a desarrollar estos padecimientos. Para la nutriología clínica, identificar dicha susceptibilidad, ofrece evidencias sobre la conducta alimentaria de los pacientes y permite diseñar acciones terapéuticas, búsqueda de nuevas alternativas y estrategias dietéticas en esta población. El conocimiento de las preferencias alimentarias, permitirá planear estrategias asertivas de cambio. Hasta el momento no se conoce un instrumento clínico que explore los componentes antes descritos sobre las preferencias alimentarias, quepermita identificar y discriminar de manera válida las preferencias alimentarias que guardan los individuos con síndrome metabólico. PREGUNTA DE INVESTIGACIÓN ¿Cuál es la validez y confiabilidad del cuestionario PREFIERO para evaluar las preferencias alimentarias en individuos con síndrome metabólico? OBJETIVOS General Construir y validar un instrumento clínico para identificar preferencias alimentarias en adultos mexicanos con síndrome metabólico. Específicos 1. Diseñar un instrumento que permita medir preferencias alimentarias a través de las dimensiones de: frecuencia de comidas, gusto por alimentos con alta densidad energética, comer entre comidas, emociones alrededor del comer, selección de alimentos fuera del hogar y tamaño de las porciones. 2. Evaluar la validez de apariencia, de contenido, de fiabilidad y de constructo del instrumento PREFIERO. 22 METODOLOGIA Diseño del estudio Estudio de validación de instrumentos de medición, analítico, transversal. Descripción general del estudio El proyecto de validez constó de 5 fases: 1. Construcción del instrumento 2. Validación de apariencia y contenido 3. Fiabilidad del instrumento 4. Análisis de asociación 5. Validación de constructo y escala de puntuación Fase 1: Construcción del instrumento a) Se revisaron los ítems que han explorado de alguna forma las preferencias alimentarias en los instrumentos descritos anteriormente, se diseñaron algunos otros ítems con base en lo que la literatura sugiere se deba explorar. Así, algunos ítems de los cuestionario, “Valoración y cuantificación de hábitos de vida”, “ Dutch Eating Behaviour Questionaire” y “Three Factor Eating Questionaire”, sirvieron como ejemplos para construir un instrumento en una versión piloto (anexo 1) el cual constó de 20 preguntas, 5 secciones (datos generales, selección de alimentos por impulsos primarios, selección de alimentos fuera de casa, tamaño de las porciones, distribución de tiempos de comida) y 4 dimensiones del constructo, que se aplicó a una población piloto. b) Reconstrucción del cuestionario. Este primer instrumento conformado de preguntas abiertas, se aplicó a una población de 10 individuos, la mitad con obesidad y la mitad sin ésta con el fin de conocer si había diferencias en las respuestas de acuerdo a su estado nutricional. Una vez que se obtuvieron las respuestas se calcularon sus frecuencias (anexo 2) y se agruparon en categorías para conformar las opciones de respuesta de cada pregunta. Posteriormente se elaboró una versión cerrada del instrumento para ser evaluada por un grupo de expertos. Los ítems que no fueron comprensibles en su totalidad o que provocaron confusión, se revisaron nuevamente, se mejoró la redacción y se replantearon las preguntas. El instrumento derivado de la reconstrucción, conservó las mismas secciones y la misma cantidad de ítems que la versión piloto. Fase 2: Validación de apariencia y contenido En esta fase y para obtener las validaciones correspondientes se consideraron los siguientes puntos a evaluar: 1. El formato general del instrumento 2. La claridad del objetivo del instrumento 23 3. La claridad de las instrucciones 4. La comprensibilidad de las preguntas 5. La calidad de las preguntas 6. El número de preguntas 7. Las categorías de respuesta 8. La amplitud del contenido del instrumento 9. La facilidad de auto- administración del instrumento. Se conformó un panel de 6 expertos en factores sociales de la alimentación, síndrome metabólico y validación de instrumentos con el objetivo de evaluar los 9 puntos antes señalados que incluyen la coherencia, relevancia, claridad y suficiencia del cuestionario. Los expertos evaluaron el cuestionario y emitieron recomendaciones (anexo 4) las cuales se aplicaron en una nueva versión del instrumento, ésta nueva versión (anexo 3) se envió nuevamente para una segunda evaluación con el mismo formato. De nueva cuenta, se realizaron los ajustes recomendados y se obtuvo una segunda versión del instrumento la cual conservó las mismas 5 secciones: datos generales, selección de alimentos por impulsos primarios, selección de alimentos fuera de casa, tamaño de las porciones, distribución de tiempos de comida, con algunas modificaciones en el título de cada una de ellas para describir de mejor manera la sección. En este momento se aplicaron los formatos de evaluación de juicio de expertos y se obtuvo el CVR e IVC de cada vuelta del cuestionario. Variables Las variables que se estudiaron quedaron como se describe a continuación en el siguiente cuadro. Las variables están organizadas de acuerdo a la dimensión que se evaluó del constructo total considerado como “preferencias alimentarias”, en la sección 1 aunque no son propiamente del constructo si se considera que pueden modificar las preferencias alimentarias, por ello fueron medidas. El resto de las variables de las secciones 2 a la 5 son parte del constructo. Las definiciones de cad una se encuentran en el anexo 7. Cuadro 5. Variables medidas en el instrumento PREFIERO de acuerdo a la dimensión propuesta del constructo de preferencias alimentarias. Sección 1: datos generales Edad Sexo Nivel socioeconómico Sección 2, dimensión: frecuencia de comidas Desayuno Colación matutina o almuerzo Comida Colación vespertina o merienda Cena Sección 3, dimensión: gusto y selección mediado por emociones Alimentos predilectos en distintas hora del día Lo que mas disfruta comer entre comidas 24 Lo primero que piensa en comer cuando tiene mucha hambre Lo que busca comer cuando se tiene tristeza o enojo Sección 4, dimensión: selección de alimentos por su composición. Buscar comidas bajas en grasa fuera de casa Procurar comer alimentos bajos en grasa Revisar etiquetas de contenido nutrimental para seleccionar alimentos Sección 5, número de porciones Comer varias porciones de alimentos preferidos Fase 3: Fiabilidad Los cuestionarios en esa misma y última versión 3, se aplicaron por segunda vez en la misma población con una diferencia de 2 a 4 semanas (de acuerdo a la disponibilidad y asistencia de los pacientes a sus consultas en el INCMNSZ). Una vez que se obtuvieron las respuestas se evaluó con alfa de Cronbach la precisión del instrumento para medir en dos momentos diferentes el mismo fenómeno y con ello obtener la confiabilidad que se califica como mayor cuando se obtienen resultados cercanos a 1 aunque se acepta que valores de 0.7 o 0.8 son suficientes para garantizar la fiabilidad de la escala. Es importante mencionar que el alfa de Cronbach se utiliza cuando las variables de una escala son aditivas y se obtiene una puntuación global, en ese caso lo que se analiza es la varianza donde se considera el número de preguntas por la varianza de cada ítem entre la varianza de los valores totales observados y que otro de los supuestos para utilizar dicha prueba es que las variables sean categóricas. Fase 4: Análisis de asociación Debido a la falta de estándar de referencia para contrastar la validez de criterio pero con el fin de conocer si existe asociación y el grado de éstas de las variables estudiadas con el síndrome metabólico, el cuestionario en su tercera versión, se aplicó en una población con síndrome metabólico y sin éste. La presencia del síndrome metabólico se utilizó para establecer las diferencias así como las posibles asociaciones en las cuales se consideraron significativos aquellos con valor de p= 0.05. En este sentido se calculó un tamaño de muestra para un estudio de pruebas diagnósticas utilizando el paquete estadístico Epidat 3.1 en donde, con una sensibilidad del 80%, una especificidad del 50%, una precisión del 10% y una razón de 1 sano por 1 enfermo, se obtuvo un total de 195 personas (98 enfermos y 97 sanos). Con dicho tamaño muestraly considerando pérdidas (cuestionarios no completados) se seleccionaron 205 personas de la consulta externa del INCMNSZ. En el estudio de Yancy et al. (52) se encuestaron a 216 individuos que cumplían con los criterios de selección para probar la hipótesis que suponía que las preferencias del tipo de dieta por parte de las personas, mejoraba la adherencia y por consecuencia la disminución del peso de manera 25 exitosa, más que imponiendo una dieta. Aunque éste es un estudio de intervención sirvió para tener una aproximación al número de individuos a quienes se debía aplicar el instrumento objeto de este trabajo para la validación de criterio. Para la aplicación del cuestionario en esta fase se seleccionó a la población de acuerdo a los siguientes criterios: Población Pacientes con y sin síndrome metabólico del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán. Criterios de selección para la población de estudio Criterios de inclusión 1. Individuos mayores de 18 años de cualquier sexo y nivel socioeconómico 2. Individuos con síndrome metabólico diagnosticado sustentado en el expediente clínico. 3. Individuos que acepten participar en el estudio por medio de consentimiento informado (anexo 7). Criterios de exclusión 1. Individuos con cualquiera de las siguientes enfermedades: cáncer; VIH y/o SIDA; infarto agudo del miocardio; estadios avanzados de enfermedades renales; estadios avanzados de enfermedades hepáticas; trastornos digestivos que alteren la masticación, deglución y la absorción; Alzheimer; trastornos de la memoria; síndromes monogénicos. 2. Sujetos analfabetas. 3. Mujeres embarazadas o en periodo de lactancia. 4. Mujeres con síndrome de ovarios poliquísticos. 5. Individuos que se encuentren participando en algún otro proyecto (de investigación, curso, dieta) que les modifique la conducta alimentaria. Criterios de selección para la población control (sin síndrome metabólico) Criterios de inclusión 26 1. Individuos mayores de 18 años, de cualquier sexo y NSE semejantes a la población de estudio. 2. Sujetos sin síndrome metabólico (sustentado por la ausencia de diagnóstico de SM en el expediente) 3. Que acudan para ser tratados por alguna otra enfermedad en el Instituto como lupus eritematoso sistémico, artritis reumatoide, enfermedades tiroideas, problemas dermatológicos, estadios iniciales de enfermedades renales, estadios iniciales de enfermedades hepáticas, cirugías no relacionadas con el tracto digestivo ni cardiacas. Criterios de exclusión 1. Individuos con cualquiera de las siguientes enfermedades: cáncer; VIH y/o SIDA; infarto agudo de miocardio; estadios avanzados de enfermedades renales; estadios avanzados de enfermedades hepáticas; trastornos digestivos que alteren la masticación, deglución y la absorción; Alzheimer; trastornos de la memoria; síndromes monogénicos. 2. Sujetos analfabetas. 3. Mujeres embarazadas o en periodo de lactancia. 4. Mujeres con síndrome de ovarios poliquísticos. 5. Individuos que se encuentren participando en algún otro proyecto (de investigación, curso de alimentación, dieta) que les modifique la conducta alimentaria. Proceso de obtención de la información Figura 3. Proceso de captura de pacientes para la aplicación del instrumento Obtención de listas de registro semanal (por número de expediente) de los pacientes programados para la consulta externa de reumatología, oftalmología, ortopedia, otorrinolaingología, ginecología, cardiología, neurología, medicina interna, nutriología clínica por parte del departamento de consulta externa. Revisión de expedientes en el departamento de archivo clínico Selección de los expedientes de pacientes con diagnóstico de síndrome metabólico que cumplan con los criterios de selección del grupo de estudio. Selección de los expedientes de pacientes sin diagnóstico de síndrome metabólico que cumplan con los criterios de selección del grupo control. 27 *No se interrumpió el proceso de atención de su consulta ya sea que cuesitonario se aplicó al final de ésta. Fase 5: Validación de constructo y elaboración de la escala de puntuación. De acuerdo a lo recomendado por Argimón- Pallás y Feinstein para la validación de contenido y constructo se requieren 5 individuos por ítem (62, 64). Este cuestionario contiene 15 ítems lo que implica que se requieren 75 individuos con el diagnóstico confirmado de síndrome metabólico a quienes aplicar el instrumento. Es importante señalar que en los estudios de validación, no es necesario tener un tamaño de muestra debido a que, 1) los estudios de validación no tienen hipótesis y 2) lo que se está evaluando es el instrumento y no el producto de una exposición o intervención en una población, es suficiente que la población en la que se aplica un instrumento para validación forme parte de la población objetivo. La escala de puntuación se realizó con la lógica de valores (categorías) mutuamente excluyentes que permitieran tener un efecto aditivo, así la máxima puntuación del cuestionario fue 37 y la mínima 11. Las categorías de los ítems para su análisis se agruparon en dos categorías en la sección 2; sólo debía indicarse si lo realizaba o no otorgándose un punto si lo realizaba, en esa sección el máximo de puntos fue 5. En la sección de selección de acuerdo a emociones, la opción a) tuvo un valor de 5, la opción b) tuvo un valor de 4, la opción c) tuvo un valor de 3, la opción d) tuvo un valor de 2 y la opción e) tuvo un valor de 1 punto; así la mínima y la máxima puntuación en dicha sección fue 20 y 4 respectivamente dado que son 4 preguntas. En la sección 4 que contiene 3 preguntas, cada una recibió puntos con la misma lógica de la sección anterior, así la Llenado con el número de registro del expediente clínico en el cuestionario. Localización física del paciente el día y en el lugar de la consulta que le corresponda Invitación verbal a participar Si acepta No acepta Se entrega carta de consentimiento informado, se pide llene el cuestionario (10 min aprox), se recaban datos de siguiente visita al instituto (2- 4 semanas) Se agradece y pasa a su consulta en cuanto sea llamado.* Se agradece y pasa a su consulta en cuanto sea llamado.* 28 opción a) tuvo un valor de 1, la opción b) tuvo un valor de 2 y la opción c) tuvo un valor de 3; quedando la máxima puntuación de esa sección en 9 y la mínima en 3. La última sección de sólo 1 item recibió una puntuación de 1 para la opción a), una puntuación de 2 para la opción b) y 3 puntos para la opción c). , entonces la máxima puntuación fue de 3 y la mínima de 1. En el cuadro 4 se observan las puntuaciones que se otorgaron a cada pregunta y sección. Cuadro 4. Puntuaciones propuestas para la validación de contenido y constructo del instrumento PREFIERO Sección Ítem Puntuación Puntuación máxima total de la sección Frecuencia de comidas Desayunar 1) si, 0) no Colación matutina 1) si, 0) no Comida 1) si, 0) no Colación vespertina 1) si, 0) no Cena 1) si, 0) no 5 Gusto y selección de alimentos mediado emociones Sus alimentos predilectos a cualquier hora del día son a) alimentos altos en grasa y azucares, b) alimentos altos en grasa, c) alimentos altos en azucares, d) alimentos bajos en azucares, e) alimentos sin kilocalorías Cuando come entre comidas, lo que mas disfruta comer es a) alimentos altos en grasa y azucares, b) alimentos altos en grasa, c) alimentos altos en azucares, d) alimentos bajos en azucares, e) alimentos sin kilocalorías Cuando tiene mucha hambre en lo primero piensa comer es a) alimentos altos en grasa y azucares, b) alimentos altos en grasa, c) alimentos altos en azucares, d) alimentos bajos en azucares, e) alimentos sin kilocaloríasCuando se siente triste o con enojo, busca comer o tomar a) alimentos altos en grasa y azucares, b) alimentos altos en grasa, c) alimentos altos en azucares, d) alimentos bajos en azucares, e) alimentos sin kilocalorías 20 29 Selección de alimentos por su información Al comer fuera de casa, busca un lugar donde la comida sea poco grasosa a) siempre, b) a veces, c) nunca Procura comer alimentos bajos en grasa a) siempre, b) a veces, c) nunca Al comprar los alimentos, revisa en las etiquetas que tengan pocas calorías a) siempre, b) a veces, c) nunca 9 Número de las porciones Cuando le gusta un alimento o platillo, se come hasta a) 1 a 2 platos, b) 3 a 4 platos, c) más de 4 platos 3 Puntuación total del cuestionario 37 Para llevar a cabo la validación de constructo, este instrumento se aplicó en una muestra de 75 individuos con diagnóstico de SM de acuerdo a los criterios de ATPIII, que son los que se usan en el INCMNSZ, lugar donde se aplicaron los cuestionarios, es decir, 5 individuos por pregunta de acuerdo a lo recomendado por la literatura (62- 64). Se realizó análisis de componentes principales con gráficas de sedimentación para determinar los componentes o modelo que mejor explicara la interrelación entre los ítems que identificaran el constructo de preferencias alimentarias y se obtuvo al menos una función para someterla en un estudio de aplicación del instrumento. Una vez que se realizaron estas validaciones, se elaboró el manual operativo para contestar el cuestionario. Análisis estadístico Se llevaron a cabo diversos análisis de acuerdo a cada fase de la validación ya que cada uno requiere de diversos tratamientos de los datos para obtener la capacidad del instrumento de medir lo que debe medir. Sin embargo, se empezará describiendo a la población estudiada. Análisis descriptivo Se realizó la descripción de las variables dependiendo de su tipo. Las variables cualitativas como sexo y las dimensiones que se exploraron con el cuestionario acerca de preferencias alimentarias (tiempos de comida, alimentos predilectos, tamaño de las porciones) que se encuentran se resumieron como números absolutos y frecuencias (84). Sobre las variables cuantitativas discretas, inicialmente se exploró el tipo de distribución usando, métodos mentales, sesgo y curtosis y pruebas de hipótesis de normalidad de Kolmogórov- Smirnov. A partir del tipo de distribución se resumieron en el caso de tener distribución normal 30 (DN) con medias y DS y en el caso de ser de libre distribución (LD) con medianas y rangos intercuatílicos. Las variables cualitativas se exploraron con pruebas no paramétricas para una muestra las pruebas de hipótesis con Chi2 de Pearson donde el nivel de significancia aceptado fue <0.05 (84). Se realizaron modelos de regresión logística múltiple usando como variable dependiente la presencia o ausencia de SM. El modelo utilizado fue el método de introducir (85, 86). Análisis bivariado Mediante el estadístico t- Student para grupos independientes, se evaluaron las diferencias de variables cuantitativas con distribución normal entre los grupos de acuerdo a los componentes del SM (83, 84). Se compararon los grupos con síndrome metabólico (SM) vs sin SM a través del estadístico de Chi2 de Pearson o prueba exacta de Fisher para las variables cualitativas nominales de acuerdo a los valores esperados, considerando una diferencia significativa cuando el valor de p<0.05. Para las variables cualitativas ordinales de libre distribución de muestras no relacionadas se realizó la prueba U Mann-Whitney para demostrar la diferencia entre grupos. La concordancia de las respuestas entre test y re-test se evaluó con la alfa de Cronbach. Análisis Multivariado También se utilizó al análisis de componentes principales para conocer el modelo que permitió describir la validación de constructo considerando un valor de KMO de 0.8 y la solución inicial que planteó el programa estadístico SPSS v20 (87). Consideraciones éticas El presente estudio se sometió a evaluación por el comité de ética y el comité de investigación del INCMNSZ con número de registro NCL- 251- 10-10-1, lugar donde fue aplicado el instrumento. La propuesta y el plan de su ejecución se apegan a la Ley General de Salud de los Estados Unidos Mexicanos en materia de investigación para la salud. No viola ningún principio básico para la investigación en seres humanos, establecidos por la declaración de la Asamblea Mundial del tratado de Helsinki, Finlandia, ni sus revisores de Tokio, Hong-Kong y Venecia (Escañedo 1987). La identidad de los pacientes y el personal que participó en el estudio fue confidencial. De acuerdo a la Ley General de Salud en materia de investigación para la Salud en el Titulo Segundo, Capítulo I, articulo 17, este protocolo tiene categoría I, que es investigación sin riesgo. Sin embargo se solicitó consentimiento informado (anexo 6) a los pacientes de la población blanco para la participación en este proyecto con el fin de presevar la confidencialidad de sus datos personales. Facilidades En el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán se contó con todos los recursos necesarios como fueron las áreas físicas aisladas (consultorios y aulas, sillas cómodas, bolígrafos) para que los participantes se sintieran con la confianza y seguridad para contestar el 31 cuestionario y realizar las preguntas necesarias para aclarar sus dudas. El personal de la consulta externa, colaboró adecuadamente para llevar a cabo la aplicación del cuestionario. 32 Resultados Validación de apariencia y contenido Resumen de la evaluación del instrumento versión 2 por el consenso de expertos. Primera vuelta Del instrumento en su versión 1 (anexo 3) se obtuvieron los siguientes resultados e índices de validez de contenido propuestos por Lawshe. Cuadro 5. Evaluación por expertos en la primera vuelta de la versión 2 del instrumento. Datos generales, selección de alimentos, tamaño de las porciones, frecuencia de comidas. Ítem Esencial Util No necesario CVR Aceptable 1. Edad 6 0 0 1 Si 2. Sexo 6 0 0 1 Si 3. Sus alimentos predilectos a cualquier hora del día son 6 0 0 1 Si 4. Cuando come entre comidas, lo que más disfruta comer es 6 0 0 1 Si 5. Cuando tiene mucha hambre, en lo primero que piensa comer es 6 0 0 1 Si 6. Cuando se siente triste o con enojo, busca comer o tomar 3 2 1 0.5 No 7. Al comer fuera de casa, busca un lugar donde la comida sea poco grasosa: 5 1 0 0.83 Si 8.Procura comer alimentos bajos en grasa 6 0 0 1 Si 9. Al comprar los alimentos, revisa en las etiquetas que tengan pocas calorías 3 2 1 0.5 No 10. De los alimentos que más le gustan, se come hasta 5 1 0 0.83 Si 11. Cuando le gusta un alimento o platillo, ¿se sirve hasta 2 veces? 0 0 0 0 No 12. ¿De qué tamaño son los platos, vasos, cucharas que usa para comer? 2 2 2 0.33 no 13. Considera una ración de arroz a la siguiente cantidad: 0 2 4 0 No 33 14. Considera una cantidad moderada de tortillas: 0 2 4 0 No 15. Si se sirve 300 g de carne, piensa que es una cantidad: 0 2 4 0 No 16. Desayunar 6 2 0 1 Si 17. Almuerzo o colación matutina 6 0 0 1 Si 18. Comer 6 0 0 1 Si 19. Merienda o colación vespertina 6 0 0 1 Si 20. Cena 6 0 0 1 Si La suma de valores resultado de los CVR fue de 13.99 dividido entre 20 respuestas que son el total de ítems del cuestionario, arroja un resultado de IVC= 0.70 lo que queda por arriba del valor mínimo aceptado y se considera un instrumento con validez de contenido (eliminando o adecuando algunas preguntas). Se decidió adecuar las preguntas 6, 9, 11. Cuadro 6. Resumen de la puntuación al instrumento por el consenso de expertos
Compartir