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Correlatos-del-amor--estilos-de-comunicacion-y-calidad-de-la-relacion-en-el-noviazgo-y-el-matrimonio

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Universidad Nacional Autónoma de México 
Facultad de Psicología 
 
 
“Correlatos del amor: estilos de comunicación y calidad de la relación en el noviazgo y el 
matrimonio” 
 
TESIS 
 
Que para obtener el título de Licenciada en Psicología presenta 
 
Iliana Noemí Peralta Cervantes 
 
DIRECTOR: Dr. Rolando Díaz-Loving 
REVISORA: Mtra. Miriam Camacho Valladares 
SINODALES: Dra. Tania Esmeralda Rocha Sánchez 
 Dra. Lucina Isabel Reyes Lagunes 
 Dr. Samuel Jurado Cárdenas 
 
 
Ciudad Universitaria, Cd. Mx. 2018 
 
 
 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo 
mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
Agradecimientos. 
Agradezco a la máxima casa de estudios, la Universidad Nacional Autónoma de México y al 
lugar dónde me formé profesionalmente, la Facultad de Psicología. 
Así mismo, agradezco a todos los profesores que estuvieron presentes durante mi camino y 
que me dieron las bases para llegar hasta este momento. 
Agradezco al Dr. Rolando Díaz- Loving por aceptar ser parte de este proyecto, por su 
disposición, por guiarme durante el mismo, brindarme sus consejos y apoyo y, por compartirme 
su conocimiento. 
A mi revisora, la Mtra. Miriam Camacho Valladares, y a mi honorable jurado, la Dra. Tania 
Rocha, la Dra. Isabel Reyes Lagunes y al Dr. Samuel Jurado por sus valiosos comentarios y 
conocimiento compartido. 
A Lalo, porque además de brindarme su amistad y apoyo, fue una guía importante en este 
proyecto. 
A Fabi y Fer por aparecer en este camino y brindarme su apoyo, sugerencias, aportaciones, 
recomendaciones y sobre todo, a Ale porque no sólo me guió sino que me acompañó de la 
manera más amable, atenta y siempre estuvo pendiente de que todo fluyera y estuviera bien. 
 
 
Dedicatorias. 
A mis padres por amarme desde el primer momento, por su enseñanza, consejos, motivación, 
por enseñarnos valores sólidos, por guiarme, por apoyarme en cada decisión tomada, por confiar 
en mí, por estar presentes en cada logro y también en cada momento difícil de mi vida. 
A mis hermanas, Tania, gracias por ser mi compañera de vida, por la confianza que siempre 
has tenido en mí, porque a pesar de las diferencias siempre hemos estado juntas apoyándonos en 
cada momento. 
A mis abuelos por su cariño, apoyo, consejos, enseñanza, alegrías y muchas otras cosas 
compartidas. 
Ernesto, gracias por acompañarme en este camino, por ser un soporte durante el mismo, por 
apoyarme, por compartir conmigo alegrías y tristezas, por escucharme y alentarme a perseguir 
mis sueños, pero sobre todo, por amarme tal y como soy. A tu familia, que es como si fuera mía 
también, por su cariño, apoyo, consejos y motivación. 
A Carla por ser incondicional. A mis amigas por escucharme, motivarme y alentarme a seguir 
adelante. 
A las personas que estuvieron presentes durante mi formación profesional. 
 
 
Índice. 
 
 
Resumen. 1 
Introducción. 2 
Capítulo 1. El Amor. 5 
 
1.1. Antecedentes históricos y filosóficos. 5 
1.2. Definición. 9 
1.3. Modelos teóricos. 11 
1.4. Teoría Triangular del amor. 13 
1.5. Evaluación. 21 
Capítulo 2. Relaciones de pareja. 23 
 
2.1. Definición de pareja 23 
2.2. Importancia de la elección y formación de la pareja. 25 
2.3. ¿Cómo se da la elección de pareja? 26 
2.4. Curso temporal de las relaciones de pareja. 30 
Capítulo 3. El amor en relación con otros constructos. 38 
Calidad de la relación y estilos de comunicación. 
 
Capítulo 4. Método. 47 
 
Capítulo 5. Resultados 59 
 
Capítulo 6. Discusión y Conclusión. 65 
 
Referencias. 74 
Anexos. 83 
 
1 
 
Resumen. 
El objetivo principal de esta investigación fue identificar los estilos de comunicación que se 
relacionan con el amor y la calidad de la relación en el noviazgo y el matrimonio, así como las 
diferencias por sexo y estatus de la relación. Se trabajó con una muestra no probabilística por 
cuotas que se conformó con 200 sujetos mexicanos, 100 hombres, de los cuales 50% estaban en 
una relación de noviazgo y el otro 50% en una relación de matrimonio y 100 mujeres de las 
cuales 50% estaban en una relación de noviazgo y el otro 50% en una relación de matrimonio con 
las siguientes características: que se encontraran en una relación de noviazgo o matrimonio 
heterosexuales, en edades entre 17 y 73 años y que vivieran en la Ciudad de México. Se les 
aplicó el Inventario de estilos de comunicación de la pareja de Díaz & Sánchez (2003), el 
Inventario Tridimensional del amor de Sánchez (1995) y la Escala de Calidad Relacional 
(Mocteuma et al, 2015): Escala Aquarela-R de Andrade y García (2012). Para conocer si existían 
diferencias estadísticamente significativas entre estatus de pareja con respecto a las variables 
estilos de comunicación, amor y calidad de la relación, así como para conocer las diferencias 
estadísticamente significativas entre el sexo de los participantes y las mismas variables se realizó 
una prueba t-student. Finalmente, para conocer de qué manera se asociaban éstas de acuerdo al 
estatus de pareja en la que se encontraban los participantes, se realizó un análisis de correlación 
producto-momento de Pearson. Los resultados muestran que el estatus de noviazgo tuvo medias 
superiores en las variables estilos de comunicación y calidad de la relación, con respecto a la 
variable amor el estatus de matrimonio obtuvo una media superior; no se encontraron diferencias 
significativas en ninguna de las tres variables del estudio en cuanto si se es hombre o mujer. Se 
observa de qué manera se asociaban las variables estilos de comunicación, amor y calidad de la 
relación, de acuerdo al estatus de pareja en la que se encontraban (matrimonio, noviazgo). 
 
2 
 
Introducción. 
 El amor es generalmente considerado como el más profundo y el más significativo de los 
sentimientos. Ha ocupado una posición preeminente en el arte y la literatura de todas las edades, 
y es presumiblemente experimentado, al menos ocasionalmente, por la gran mayoría de la gente 
(Rubin, 1970). A pesar de esto, en épocas muy antiguas el amor no era considerado para la 
formación de parejas debido a que éstas se formaban obedeciendo a lo que el grupo o la tribu 
dictaban especialmente basados en la supervivencia o el poder económico. Sin embargo, con el 
paso del tiempo se comenzaron a desarrollar términos para referirse al amor y así la historia de 
éste pasó por un largo proceso para que finalmente las relaciones de pareja pudieran establecerse 
gracias al fenómeno amoroso. Debido a estos sucesos y cambios a lo largo de la historia en torno 
al amor, actualmente, este término no sólo es objeto de estudio de poetas y artistas si no que a su 
estudio se sumaron filósofos, científicos, entre otros quiénes han aportado diversas definiciones 
del mismo (Díaz- Loving & Sánchez, 2004). A su vez, existen diversas teorías que hablan de éste 
fenómeno y que en muchas ocasiones suelen complementarse. Una de ellas es la Teoría 
Triangular del amor de Robert Sternberg (1989) en la que el autor señala que los tres 
componentes principales de esta teoría (intimidad, pasión y compromiso) juegan un papel 
sumamente importante en el amor. 
 Así mismo, en la actualidad, las relaciones amorosasy los factores que las componen son 
relevantes en la vida cotidiana por lo que muchos investigadores se encargan y orientan sus 
investigaciones hacia este tipo de relaciones interpersonales y hacia el tema del amor (Carreño & 
Serrano, 1993) ya que éste ya constituye un objeto de estudio no sólo en las ciencias sociales y la 
única manera en la cual se puede conocer cómo los grupos sociales están individualizando sus 
concepciones y prácticas amorosas es mediante la investigación empírica, por lo que en la 
 
3 
 
literatura se puede encontrar diversas investigaciones en las que se relaciona al amor con 
diferentes variables o constructos (Rodríguez, 2012). 
La presente investigación pretende identificar la relación que existe entre el amor, los estilos 
de comunicación, la auto-divulgación y la calidad de la relación en el noviazgo y el matrimonio, 
mediante la evaluación del nivel de estos constructos en ambos procesos así como de determinar 
si existen posibles diferencias en el nivel de los mismos en ambas etapas de la relación de pareja 
heterosexual. 
 Este trabajo está compuesto por tres capítulos teóricos, el primero hace referencia a todo lo 
relacionado con el amor desde sus antecedentes históricos y filosóficos dando una visión de éstos 
desde la antigüedad hasta la época actual, hablando simultáneamente de su definición, desde la 
perspectiva de distintos autores, abarcando de igual manera los diversos modelos teóricos que 
hablan del fenómeno amoroso, siguiendo con la explicación puntual de la Teoría Triangular del 
Amor de Sternberg ya que esta investigación se encuentra basada en los tres componentes 
principales del amor descritos por este autor: pasión intimidad y compromiso. Finalizando con la 
evaluación del amor y su curso temporal. El segundo capítulo describe las relaciones de pareja, el 
concepto de pareja desde distintas perspectivas, la importancia de la elección y formación de ésta, 
cómo se da la elección en hombres y mujeres, concluyendo con la definición de noviazgo y 
matrimonio y las diferencias que existen entre ambas etapas de la relación. Por último, el tercer 
capítulo habla del amor en relación con otros constructos, es decir, da una descripción de diversas 
investigaciones en las que el amor se encuentra estudiado en relación a variables diferentes a las 
que atañe a esta investigación, así mismo, da una descripción de lo que son y cómo se definen los 
constructos del presente estudio para finalmente, describir otras investigaciones en las que éstos 
mismos constructos se relacionan con el amor. 
 
4 
 
Posteriormente, en un cuarto capítulo, se encuentra desarrollada la descripción práctica de la 
investigación en la que se explica a detalle la metodología de ésta. Se compone por la descripción 
de los participantes, el diseño de investigación, una descripción de cada uno de los instrumentos 
utilizados en este estudio, el procedimiento que se siguió durante el proceso y cómo se realizó el 
análisis estadístico para el análisis de los resultados. 
Finalmente, aparece la descripción de los resultados obtenidos, la discusión, las conclusiones, 
las limitaciones, recomendaciones, los anexos y las referencias. 
 
 
5 
 
Capítulo 1 
El Amor. 
1.1. Antecedentes históricos y filosóficos. 
En la prehistoria en casi todas las sociedades que se dedicaban a la caza y la recolección se 
resaltaba la importancia del grupo sobre el individuo; el cual se subordinaba a las necesidades y 
reglas de vida dictadas por la tribu (Díaz & Sánchez, 2004) por lo que el término de amor no era 
necesario para la formación de parejas sexuales ya que la unión entre personas se generaba 
gracias a la economía y la sobrevivencia (Sánchez, 2007). Posteriormente, ya en la Edad Antigua, 
en las civilizaciones no occidentales tales como India, Mesopotamia, Egipto y China se 
encontraron poemas, canciones y fábulas que se referían a este término (Yela, 2000), 
principalmente en Egipto en el año 3500 a. C. se desarrollaron términos para referirse al amor y 
con ello se inició la descripción a través de metáforas que comparaban al amor con una forma de 
malestar físico o enfermedad (Sánchez, 2007) y cuyos estados sólo podían ser curados por la 
presencia del ser amado (Díaz & Sánchez, 2004). En lo que respecta a las civilizaciones en 
Occidente, dentro de la cultura Griega Antigua el concepto de amor era un valor determinado por 
los dioses, que se refería a un apego espiritual y pasional basado en una admiración mutua 
(Sánchez, 2007) contrario a la Grecia Clásica en dónde las relaciones amorosas estaban 
estrechamente ligadas con las relaciones sexuales y separadas de las matrimoniales, y dentro de 
éste sólo la esposa debía fidelidad sexual al marido (Yela, 2000). Esta cultura postulaba que el ser 
humano se edificaba sobre dos elementos dispares: uno relativo a la carne, la naturaleza, la 
biología; y el otro, referente al espíritu y alma de éste (Sánchez, 2007). 
En comparación, la filosofía Romana retoma de la prehistoria al amor, en especial al 
matrimonio, como una cuestión de orden político y económico ya que la pasión y el 
 
6 
 
involucramiento eran vistos como una amenaza para el cumplimiento de los valores humanos 
(Sánchez, 2007). Sin embargo, en la civilización romana se reivindicó el papel de las mujeres, lo 
que permitió la posibilidad de formar relaciones basadas en el amor romántico, así, el cambio de 
estatus de la mujer aumentó la existencia de epitafios, cartas y dedicatorias entre esposos y 
esposas romanos y el vínculo matrimonial y la existencia de relaciones largas, armoniosas y 
afectuosas se volvió aceptable (Sánchez, 2007). Durante esta época el amor heterosexual, 
contrariamente a la Grecia Clásica en dónde las relaciones eran fundamentalmente homosexuales, 
podía ser expresado de una manera libre y desinhibida basado en la reciprocidad y en el cual se 
aceptaba que las mujeres se apasionaran y tuvieran iniciativa sexual (Sánchez, 2007). 
Con el paso del tiempo la Iglesia Católica comenzó a regir las relaciones de pareja, fueran 
amorosas o sexuales. Ésta condenó las relaciones sexuales pre- maritales y extra- conyugales 
(Yela, 2000) por lo que se promovió un amor asexual y altruista y, apareció una separación del 
amor y el sexo los cuales fueron considerados como antagónicos ya que la fuente de amor era 
Dios y la del sexo era el Diablo (Sánchez, 2007). Con el avance de esta ideología las mujeres 
perdieron todos los derechos que habían obtenido en el tiempo de los romanos ya que se 
volvieron totalmente subordinadas al hombre, al igual que los hombres hacia Dios. De esta 
manera, la Iglesia distinguía entre dos tipos de amor: el carnal y el espiritual. El primero era 
enfermizo, alimentado por la lujuria, equivalente al adulterio y se suponía que arrastraba a la 
persona a los celos y la locura; mientras que el segundo, llamado amor conyugal, era el ideal y 
consideraba a un hombre mesurado en sus afectos, que no sintiera pasión por su esposa, y una 
esposa ciegamente apasionada por su marido (Sánchez, 2007). Aun en este contexto histórico, 
social y religioso, en los siglos XI y XII se desarrolló en el sur de Francia el amor cortés 
impulsado por poetas y trovadores de la corte de la nobleza dentro del cual era percibida la pasión 
 
7 
 
exaltada como un ideal entre el hombre y la mujer y, aunque se mantenía la postura de dominio 
del hombre, se inició un reconocimiento de las cualidades intelectuales de la mujer, así como su 
potencial sexual. Posteriormente, cuando apareció la época del Renacimiento en el sur de Europa 
aparecieron ideas más ambiguas y contrastantes respecto al amor ya que por un lado se creía que 
las cosas y las personas debían ser amadas por su belleza espiritual, pero por el otro se aceptaba 
que lo bello sólo se apreciaba si se amaban sus manifestaciones materiales; por lo que a partir de 
esto, los pensadores de laépoca trataron de armonizar al amor religioso con el humano, y después 
al amor conyugal con el amor sexual (Sánchez, 2007). 
Más tarde surgió una extraordinaria producción de la literatura amorosa y llegó un siglo 
(Romanticismo) en el que comenzó una exaltación de la pasión romántica y trágica con una 
sociedad que insistió en el valor que tenía la persona para desarrollar sus potencialidades, en las 
que se demandaban los derechos individuales, incluyendo el de casarse con y por amor viendo de 
esta manera al amor romántico como la base del matrimonio y el aceptar la expectativa social de 
mantener la pasión (erótica y romántica) por una misma persona durante toda la vida teniendo de 
la misma manera una estricta fidelidad sexual (Yela, 2000) aunque las biografías femenina y 
masculina tuvieron procesos diferentes (Rodríguez, 2013). Así, el amor romántico propició la 
caída de las barreras sociales, morales y biológicas entre los individuos, reconsiderando a la 
mujer capaz de amar y despertar el amor de un hombre asignándole la capacidad de buscarse un 
buen esposo (en lo cual influía notablemente la posición social), y ser una buena esposa y una 
buena madre (Sánchez, 2007). En esta misma época surgió un primer autor (Stendhal) quién 
distinguió cuatro tipos de amor entre hombres y mujeres clasificándolos de la siguiente manera: 
- Amor físico: denota atracción sexual hacia alguien. 
 
8 
 
- Amor gusto y amor vanidad: se dirigen a alguien admirado por los demás y se satisfacen 
al poseer lo que los demás aprecian. 
- Amor pasión: se le considera como el único que es verdadero, pero que interactúa 
dinámicamente con los demás. Este tipo transforma al objeto de deseo, haciéndolo más hermoso 
y admirable y se refiere al proceso de enamoramiento y se desarrolla en siete etapas: 
1. Admiración y atracción física. 
2. Fantasías amorosas. 
3. Esperanza. 
4. Nacimiento del amor. 
5. Primera cristalización (las cualidades y defectos de la persona amada se ven como 
perfecciones). 
6. Duda. 
7. Segunda cristalización (descubrimiento de nuevas cualidades y anhelo de ser 
correspondido). 
Asimismo, dentro de esta misma línea de pensamiento se desarrollaron dos corrientes 
distintas: la primera llamada optimista o romanticismo benigno, el cual consideraba al amor 
como un modo de eliminar de uno mismo lo destructivo, con el fin de alcanzar el goce máximo 
de la vida y, la segunda, llamada pesimista y la cual cuestionaba la naturaleza y posibilidad del 
amor feliz entre el hombre y la mujer ya que sostenía que el amor incluía la necesidad de herir y 
 
9 
 
de ser herido, por lo que aceptaba el dolor y el sufrimiento como una condición ideal del amor 
(Sánchez, 2007). 
Finalmente, durante el siglo XX, con el paso del tiempo las relaciones amorosas y sexuales 
coincidieron con los cambios sobre el valor de la mujer y su liberación económica y psicológica; 
de la misma manera, surgió una revolución sexual en dónde se dio apertura a las actitudes y 
conductas amorosas y sexuales gracias a la reducción de la presión que ejercía la Iglesia Católica 
sobre estas cuestiones y, hubo una mayor accesibilidad a métodos anticonceptivos así como una 
menor preocupación al temor de contagio del sida (Sánchez, 2007). Estos y otros cambios 
sociales produjeron la segunda gran revolución del comportamiento amoroso (Ortega, 1952): la 
vinculación de los conceptos de amor romántico, matrimonio y sexualidad, apareciendo así el 
matrimonio por elección libre basado en el enamoramiento, y dejando de ser el amor romántico 
un fenómeno socialmente minoritario (condición que cambia en cada cultura) (Rodríguez, 2013) 
ya que la noción de amor en una cultura no se puede aplicar de manera precisa y unívoca a otras 
matrices culturales o históricos, el amor puede implicar para una cultura relaciones románticas o 
sexuales, pero no necesariamente se encuentra s un solo término análogo en otras culturas 
(Castro, 2008). 
1.2. Definición. 
A lo largo de la historia el amor ha sido objeto de estudio de poetas, filósofos, artistas, 
científicos, entre otros, y ha sido objeto de lucha entre todos ellos por definirlo, sin embargo, en 
la actualidad no hay una sola definición que lo describa por completo ya que es una construcción 
cultural y cada período histórico ha desarrollado una concepción diferente sobre este constructo. 
En términos generales, el amor es definido como una fuerte inclinación emocional hacia otra 
persona (Brenlla, Brizzio & Carreras, 2003). Otros autores se han encargado de detallar y 
 
10 
 
operacionalizar este concepto, por ejemplo, Rubin (1970) lo define como una actitud que posee 
una persona hacia otra en particular, involucrando predisposiciones a pensar, sentir y comportarse 
para con esa persona que incluye sentimientos de atracción física, idealización, predisposición a 
ayudar, deseos de compartir emociones y experiencias, sentimientos de exclusividad, sentimiento 
de afiliación, entre otras. 
Por su parte Sangrador (1993) menciona que el amor puede entenderse como actitud (positiva 
o atracción hacia otra persona, que incluye una predisposición a pensar, sentir y comportarse de 
un cierto modo hacia esa persona), como una emoción (sentimiento o pasión que incluye, 
además, ciertas reacciones fisiológicas) o como una conducta (cuidar de la otra persona, estar con 
ella, atender sus necesidades). Sánchez (1995) define el amor de una manera similar como algo 
que puede reflejar una conducta, un juicio, una actitud o un sentimiento. 
Desde otro punto de vista este constructo también ha sido definido como una emoción que 
surge por la estimulación de diversas zonas del cerebro relacionadas con el placer, en especial los 
núcleos del hipotálamo y en el que se encuentran involucradas sustancias químicas como 
neurotransmisores y hormonas, entre las que destacan las feromonas (Crews, 1998). 
La Real Academia Española propone varias acepciones para la palabra amor entre las que 
destacan principalmente: 1. Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia 
insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser. 2. Sentimiento hacia otra 
persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos 
completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear. 3. Sentimiento de afecto, 
inclinación y entrega a alguien o algo. 4. Tendencia a la unión sexual. (Diccionario de la lengua 
española, 2014). 
 
11 
 
Como se menciona existen muy diferentes tipos de definiciones, sin embargo, el hecho de que 
los rasgos se acentúen en unas y otras depende de la orientación teórica de su autor. Finalmente, 
del curso de la relación, por lo que su definición variará en función del estado de ésta (Yela, 
2000). Éstas contribuyen a mostrar que los seres humanos disponemos de una variedad, más o 
menos regulada, de pensar y vivir el amor y otras experiencias asociadas, acordes con el contexto 
social en que se vive. No obstante, todas las definiciones indican que en la vida cotidiana, la 
palabra "amor" se usa de múltiples maneras, no hay consensos en su definición, algunos incluso 
niegan la posibilidad o necesidad de definirlo (Rodríguez, 2012). 
1.3. Modelos teóricos. 
Las teorías que hablan del fenómeno amoroso no son necesariamente incompatibles o 
mutuamente excluyentes, sino que en muchas ocasiones pueden complementarse. De hecho, tanto 
el enamoramiento como el posterior desarrollo de una relación amorosa estable, va a depender 
tanto de factores provenientes del sujeto amante (necesidades, deseos, actitudes, preferencias, 
proceso de socialización, creencias románticas, niveles hormonales, factores genéticos, atractivo 
físico propio, historia de aprendizaje asociativo de estímulos desencadenantes de la atracción 
sexual…), como del amado (atractivo físico, características personal y socialmente deseables…), 
de la interacción entre ambos (similaridadde características sociodemográficas, de atractivo 
físico, de valores, actitudes, gustos, opiniones, adecuación entre las variables de la personalidad 
de ambos, reciprocidad de atracción, equilibrio y equidad en el balance costes- recompensas…), 
y del propio contexto en el que se desarrolla la interacción (situación de activación, normas 
grupales, normas socio- culturales- implícitas y explícitas…) (Yela, 2000). 
Yela (2000) propone hacer una clasificación del numeroso conjunto de propuestas teóricas 
respecto al fenómeno amoroso seleccionando como criterio fundamental el factor tiempo, 
 
12 
 
diferenciando entre los enfoques centrados en el origen de la relación amorosa (por qué surge), 
los centrados en la evolución de la relación (qué etapas pasa, y por qué se mantiene), y los 
centrados en su deterioro (por qué y cómo desaparece) ordenándolos cronológicamente. 
Las teorías centradas en el origen de la relación se dividen primeramente en las Teorías 
Clínicas o del Déficit en dónde habla de las teorías de autores como Freud (1921) tales como la 
Teoría de la Sublimación, la Teoría de la proyección y la del modelo interior, así como de Reik 
(1944) con su teoría del vacío existencial. Del mismo modo, en esta categoría son importantes 
autores como Maslow (1954, Teoría de las necesidades; Fromm (1956 Teoría Existencial), Hazan 
y Shaver (1969, Teoría del Apego), Peele (1975, Teoría de la Adicción) y Tennov (1979, Teoría 
del Embeleso o Idealización). 
Posteriormente dentro de este tipo de teorías también cabe mencionar a las Teorías 
Meliorativas de las que hablan May en 1953, Montagu en 1975, las Teorías Conductuales y 
Cognitivas de la Atracción; Teoría Bifactorial; Teoría de la Construcción Social y las Teorías 
Evolutivas o Sociobiológicas de Buss (1986). 
Continuando con lo que Yela (2000) propone las Teorías centradas en la evolución de la 
relación se dividen en dos grandes categorías siendo la primera las teorías sobre el curso o las 
etapas de la relación y la segunda las teorías sobre el mantenimiento de la misma. Dentro de las 
teorías sobre el curso o las etapas de la relación se sitúan teorías como la Teoría de los Filtros de 
Kerchkoff y Davis (1962); Teoría de la interdependencia; Teoría de la Penetración Social 
desarrollada por Altman y Taylor (1973); Teoría Estímulo- Valor- Rol; Teoría Triangular de 
Sternberg de 1986 y la cual es la base de esta investigación y, la Teoría Tetrangular de Yela 
(1995). Por otro lado, en la segunda categoría se habla sobre teorías tales como la Teoría 
 
13 
 
económica de Homans (1950); Teoría de Nivel de comparación de Thibaut y Kelley de 1959; 
Teoría cognitiva de la atracción; Teoría de la equidad y la Teoría de la incertidumbre. 
Finalmente, se habla de las teorías sobre el deterioro de la relación o teorías sobre el desamor 
las cuales están basadas en explicar el proceso de desamor y disolución de la relación amorosa. 
Se habla de distintas teorías ya que no existe una teoría integradora. Tal es el caso de la teoría de 
Aronson y Linder (1965) y a la que llamaron Ley del cambio o de la Ganancia- Pérdida; Teoría 
del Guión de Weiss (1975); Teoría de la Tensión Compromiso- Independencia o del Cambio de 
Estatus de Hart (1976); Teoría del Intercambio social; Teoría del Secreto de Vaughan (1986); en 
1987 se desarrollan dos teorías: la primera en la que se trata de aunar las teorías que se 
consideran más relevantes, en un complejo modelo en el que la ruptura va a depender 
fundamentalmente de las demandas sociales, los recursos personales, las estrategias de 
afrontamiento y solución de problemas, las redes de apoyo, los estresores ambientales, los roles 
normativos y asumidos, entre otras y la cual no ofrece evidencia empírica y, la segunda llamada 
Teoría de la Respuesta a los Conflictos de Rusbult; y, por último, Teoría Cíclica de Fisher 
(1992). 
Ni los factores ni cada una de las teorías antes mencionadas son mutuamente excluyentes sino 
que unas y otras conjuntas nos ayudan a comprender de una mejor manera el fenómeno estudiado 
debido a que como lo menciona Yela (2000) las propuestas teóricas respecto a este fenómeno 
dependen del factor tiempo y no todas se centran en la misma etapa de la relación amorosa. 
1.4. Teoría Triangular del amor. 
Robert Sternberg (1989) define al amor como una de las emociones humanas más deseables e 
intensas, que puede abrumar a cualquier persona a cualquier edad. Comenzó sus estudios sobre 
este constructo aplicando conceptos del estudio de la inteligencia al estudio del amor haciendo 
 
14 
 
una conexión estructural entre ambos y en 1986 desarrolló su Teoría Triangular del Amor en un 
intento por abarcar tanto los aspectos estructurales como la dinámica de los mismos y en la que 
tuvieran cabida las distintas expresiones o tipos de amor. 
Este autor señala que su teoría está compuesta de tres componentes principales: intimidad, 
pasión y compromiso; y que el amor puede ser entendido como un triángulo dentro del cual cada 
vértice representa uno de estos tres componentes: intimidad (vértice superior), pasión (vértice 
izquierdo) y decisión/ compromiso (vértice derecho) (Sternberg, 1989). El área del triángulo 
indicará la cantidad de amor sentida por un sujeto; su forma geométrica dada por las 
interrelaciones de los elementos, expresa el equilibrio o el nivel de carga de cada uno de los 
componentes (Serrano & Carreño, 1993). 
 
 
 
De esta manera, las relaciones amorosas estarán definidas tanto por la intensidad como por el 
equilibrio de los elementos y los triángulos de amor variarán en tamaño y forma y ambos 
aspectos definirán cuánto y cómo siente una persona hacia otra (Serrano & Carreño, 1993). 
Figura 1. El triángulo del amor. 
Sternberg, R. J. (1989). El triángulo del amor. Intimidad, amor y 
compromiso. México. Editorial Paidós. 
 
 
15 
 
Así mismo, sugiere que estos tres componentes juegan un papel clave en el amor, por encima 
de otros atributos ya que los aspectos restantes demuestran ser parte de éstos además de que están 
generalmente más allá de la época y del lugar ya que aunque no tienen el mismo peso en todas las 
culturas, cada uno tiene algún peso de forma manifiesta en cualquier época o lugar y, finalmente, 
aunque parezcan ser distintos están relacionados y cualquiera de los tres está presente en ausencia 
de uno o de los otros dos (Sternberg, 1989). 
En el contexto de esta teoría, la intimidad se refiere a aquellos sentimientos que promueven el 
acercamiento, el vínculo y la conexión dentro de la relación amorosa (Sternberg, 1989) 
entendidos como el deseo por promover el bienestar de la persona amada, sentimientos de 
felicidad junto a la misma, la existencia de gran respeto, entendimiento, apoyo y comunicación 
con la pareja (Cooper & Pinto, 2008). Este concepto incluye diez elementos (Sternberg, 1989): 
- Deseo de promover el bienestar de la persona amada. La persona procura promover el 
bienestar de su pareja y tiene la expectativa que cuando llegue el momento su pareja 
actuará de la misma manera. 
- Sentimiento de felicidad junto a la persona amada. El amante disfruta estando junto a su 
pareja ya que juntos la pasan bien y acumulan recuerdos con los que pueden contar en 
tiempos difíciles. Posteriormente, estos buenos tiempos compartidos invadirán la relación 
y la mejorarán. 
- Gran respeto por el ser amado. La persona estima y respeta a su pareja aún reconociendo 
sus defectos. 
- Capacidad de contar con la persona amada en momentos de necesidad. El amante siente 
que su pareja está presente cuando la necesita, incluso en los momentos difíciles sabe que 
puede recurrir a ella y esperar que ésta esté. 
 
16 
 
- Entendimiento mutuo con la persona amada. Ambos integrantes de la pareja se entienden, 
conocen sus fortalezas y debilidades y saben cómo responder al otro de un modo que 
demuestre genuina simpatía por los estados emocionales dela persona amada. 
- Entrega de uno mismo y de sus posesiones a la persona amada. La persona desea 
entregarse, y entregar su tiempo y sus posesiones a la pareja. 
- Recepción de apoyo emocional por parte de la persona amada. El amante se siente 
apoyado y renovado por su pareja, principalmente en momentos de necesidad. 
- Entrega de apoyo emocional a la persona amada. La persona apoya a su pareja 
simpatizando con ella, principalmente en los momentos de necesidad. 
- Comunicación íntima con la persona amada. El amante es capaz de comunicarse profunda 
y honestamente con su pareja compartiendo sus sentimientos más íntimos. 
- Valoración de la persona amada. La persona siente la gran importancia de su pareja en el 
esquema de su vida. 
No es necesario experimentar todos los sentimientos anteriores para experimentar la intimidad 
ya que de acuerdo a Sternberg (1989) ésta se siente cuando una persona demuestra la cantidad 
suficiente de estos sentimientos, siendo esta cantidad variable de una persona a otra y en 
diferentes situaciones y estos se experimentan como un sentimiento global y no de forma 
independiente. Así mismo, este autor hace énfasis en que la intimidad se inicia con la 
autoexposición ya que para intimar con alguien, es necesario derribar los muros que separan a 
una persona de otra; así ésta es un fundamento del amor que se desarrolla lentamente y que es 
difícil de lograr y es un factor muy importante para poder establecer vínculos con otros (Cooper 
& Pinto, 2008). Además, una vez que comienza a afirmarse puede comenzar a diluirse debido a la 
amenaza que constituye en cuanto los peligros que una persona puede comenzar a sentir con 
 
17 
 
respecto a su existencia como alguien autónomo e independiente ya que pocas personas quieren 
ser “consumidas” por una relación. El resultado es un balance entre la intimidad y la autonomía 
que continúa a lo largo de la vida de muchas parejas, un balance en el cual nunca se logra un 
equilibrio completamente estable (Sternberg, 1989). 
La pasión se conceptúa como aquel estado de intenso deseo de unión con el otro (Mazadiego 
& Garcés, 2011), es el componente responsable por la atracción física y sexual, por el romance y 
el antojo de estar juntos y por la excitación (Cassepp & Maycoln, 2009) e incluye la expresión de 
deseos y necesidades tales como de autoestima, entrega y satisfacción sexual variando la fuerza 
de éstas de acuerdo a las personas, situaciones y los tipos de relaciones amorosas. Este 
componente tiende a interactuar fuertemente con la intimidad y ambas se alimentan entre sí ya 
que esta última en una relación puede ser en gran medida una función del grado en que la 
relación satisface la necesidad de pasión de una persona o inversamente ésta puede ser evocada 
por la intimidad. En algunas relaciones íntimas con miembros del sexo opuesto el componente 
pasional se desarrolla casi inmediatamente; y la intimidad, sólo después de un tiempo, es decir, la 
pasión puede haber acercado a los miembros de esta relación en un primer momento, pero la 
intimidad ayuda a mantener la proximidad dentro de la relación. Sin embargo, en otras relaciones 
íntimas la pasión (referida a atracción física) se desarrolla solamente después de la intimidad. 
Finalmente, esto quiere decir que estos dos componentes del amor casi siempre interactúan de 
una manera u otra en las relaciones íntimas independientemente de que ésta interacción cambie 
de acuerdo con la persona o la situación (Sternberg, 1989). 
Por último, el componente decisión- compromiso del amor consiste en dos aspectos, uno a 
corto y otro a largo plazo y éstos no necesariamente tienen lugar simultáneamente. El aspecto a 
corto plazo se refiere a la decisión de amar a otra persona (Sternberg, 1989), esto es, la decisión 
 
18 
 
consciente de amar, compartir su cotidianidad, estar juntos en pensamiento (Mazadiego & 
Garcés, 2011); mientras que el de largo plazo es el compromiso por mantener ese amor (Sternber, 
1989) e implica la decisión de cultivar y mantener la relación amorosa (Mazadiego & Garcés, 
2011). Cuando las relaciones amorosas presentan altibajos, en última instancia lo que mantiene 
una relación es este componente y puede resultar esencial para atravesar períodos difíciles y 
volver a otros mejores (Sternberg, 1989). 
El componente decisión- compromiso interactúa con la intimidad y con la pasión. Para la 
mayoría de la gente, este componente resulta de la combinación de la relación íntima y el 
despertar pasional; sin embargo, la relación íntima o el despertar pasional pueden surgir del 
compromiso y en estas relaciones cualquiera que sea el grado de intimidad o de pasión, éste 
resulta del compromiso consciente con la relación, más que en sentido inverso y es así que el 
amor puede comenzar como una decisión (Sternberg, 1989). 
De acuerdo a Sternberg (1989) estos tres componentes del amor tienen diferentes propiedades. 
Menciona que las personas tenemos cierto grado de control consciente sobre nuestros 
sentimientos íntimos, un alto grado de control sobre el compromiso del componente decisión- 
compromiso que invertimos en la relación, pero poco control sobre la fuerza del despertar 
pasional que experimentamos como resultado de estar con otra persona o de considerar a otra 
persona, es decir, generalmente somos conscientes de la pasión, pero la consciencia respecto a los 
otros dos componentes puede ser altamente variable. De igual modo, la importancia de cada uno 
de los tres componentes del amor varía de acuerdo a si una relación amorosa es de larga o de 
corta duración así, en las relaciones de corta duración la pasión juega un gran papel, mientras que 
la intimidad puede jugar un papel moderado, y la decisión- compromiso puede no existir. En 
contraste, en una relación de larga duración, la intimidad y la decisión- compromiso desempeñan 
 
19 
 
papeles importantes; sin embargo, la pasión juega un papel moderado que puede declinar en 
cierto grado a través del tiempo. De modo similar los tres componentes también difieren en su 
presencia en diferentes relaciones amorosas ya que aunque la intimidad está en el centro de 
muchas (mientras esa relación sea con un padre, hermano, amante o amigo íntimo), la pasión 
tiende a ser limitada en ciertos tipos, especialmente las románticas; y la decisión- compromiso 
puede ser altamente variable. También difieren en la cantidad de compromiso psicofisiológico 
que ofrecen de manera que la pasión depende en gran medida de éste, mientras que la decisión- 
compromiso parece implicar poca respuesta psicofisiológica y la intimidad requiere una cantidad 
intermedia. 
En suma, los tres componentes del amor tienen propiedades diferentes que reflejan algunas de 
las maneras en que funcionan dentro de las experiencias amorosas ya que se encuentran presentes 
en distintas relaciones (Sternberg, 1989). 
De igual forma la teoría triangular abarca diversas formas de amor que se representan en el 
siguiente esquema (Sternberg, 1989): 
 
20 
 
 
 
 
Finalmente, como se mencionó con anterioridad la geometría del triángulo del amor dependerá 
de la cantidad de amor y del equilibrio del mismo así cuanto más grande sea el triángulo, mayor 
será la cantidad de amor experimentada. Por lo tanto, un triángulo equilátero representa el amor 
equilibrado, en el cual los tres componentes del amor están igualmente combinados; un triángulo 
escaleno representa una relación en la cual la pasión está enfatizada sobre el resto de los 
componentes del amor; un triángulo isósceles representa una relación en la cual la intimidad tiene 
el papel más importante y, por último, un triángulo escaleno representa una relación en la cual la 
decisión- compromiso predomina sobre la intimidad y la pasión. De esta manera, modificando el 
área y la forma del triángulo del amor se puede representar una amplia variedad de relaciones y, 
particularmente, el curso de unarelación íntima a través del tiempo (Sternberg, 1989). 
Figura 2. Tipos de amor. 
Sternberg, R. J. (1989). El triángulo del amor. Intimidad, amor y 
compromiso. México. Editorial Paidós. 
 
 
21 
 
 
 
 
1.5. Evaluación. 
El amor se puede medir del mismo modo que se evalúa cualquier otro constructo psicológico 
ya que se pueden evaluar desde las conductas externas amorosas (verbales y no verbales) 
mediante autoinforme o mediante observación sistemática y registros conductuales; los 
sentimientos y pensamientos mediante autoinforme o análisis de documentos hasta las respuestas 
psicofisiológicas del comportamiento amoroso mediante registros psicofisiológicos. Aun cuando 
este constructo puede evaluarse de esta manera, la intención del psicólogo, en especial del 
psicólogo social, es analizar el comportamiento general de la población estudiada, por lo cual 
suele recurrir al uso del cuestionario como técnica fundamental de evaluación, lo que va a 
facilitar la obtención de datos en una muestra representativa de la población estudiada. Sin 
embargo, a pesar de que es la técnica utilizada por excelencia, la evaluación del comportamiento 
Figura 3. Forma del triángulo en función del tipo de amor. 
Sternberg, R. J. (1989). El triángulo del amor. Intimidad, 
amor y compromiso. México. Editorial Paidós. 
 
 
22 
 
humano mediante cuestionarios supone un conjunto de riesgos en forma de sesgos de respuesta 
ya que puede ocurrir que el evaluado no entienda bien la pregunta (o no entienda lo mismo que el 
investigador ha pretendido preguntar), que no sea suficientemente analítico, o suficientemente 
sincero consigo mismo, y, que tenga una incierta relación entre respuestas, actitudes y conductas. 
Por otra parte, los cuestionarios presentan la ventaja de poder evaluar cuestiones inaccesibles a la 
observación, además de poder recoger información sobre muchas personas (y sobre muchos 
aspectos de esas personas) en menor cantidad de tiempo. En consecuencia lo ideal es utilizar una 
estrategia multimetodológica, es decir, utilizar diferentes técnicas para evaluar un mismo 
fenómeno (Yela, 2000). 
Finalmente, como se describió en este capítulo al amor en las relaciones de pareja, es 
importante definir qué es una relación de pareja, cómo se dan estas relaciones y por qué son 
importantes así cómo relacionar como los tres componentes del amor (intimidad, pasión y 
compromiso) van cambiando con el paso del tiempo y debido a otras circunstancias en este tipo 
de relaciones interpersonales. 
 
 
 
 
23 
 
Capítulo 2. 
Relaciones de pareja. 
El ser humano no es sólo un ser individual sino también, y sobre todo, un ser relacional (Belart 
& Ferrer, 1998), es decir, es un ser social; ya que desde antes de su nacimiento está en contacto 
con otras personas, las cuales influirán en el desarrollo de su vida (Garrido, Reyes, Torres & 
Ortega, 2008). Por lo tanto, necesita establecerse en grupos para realizar un intercambio social 
que le permita sobrevivir, desarrollarse personalmente y cubrir sus necesidades fisiológicas, 
afectivas y de protección (Homans, 1977). Estos grupos se refieren a los amigos, la familia, los 
compañeros y la pareja (Torres et al., 2015). El primer grupo y la principal institución social en la 
que un individuo se desarrolla es la familia en la cual aprenderá los valores, pautas de 
comportamiento y relaciones afectivas socialmente aceptados, además de desempeñar en ésta los 
roles que determinarán su relación con los demás y en el que surge una de las relaciones afectivas 
más importantes que da la pauta para el desarrollo y evolución de la subsecuente generación, la 
pareja (Garrido et al., 2008). 
2.1. Definición de pareja 
En psicología social la pareja es una entidad social basada en la relación entre dos personas. 
Es vista como una unidad o sistema en dónde se producen relaciones diádicas entre sus miembros 
y en la cual estas relaciones respetan el marco de las leyes, los usos y las costumbres del contexto 
social más amplio, sin embargo, los intercambios de cada diada marcan y definen características 
básicas de cada pareja (Wainstein & Wittner, 2004). 
De acuerdo a Estrada (2003) una pareja puede definirse como la unión de dos personas que 
comparten un mismo proyecto de vida, en el que se generan fuertes sentimientos de pertenencia y 
 
24 
 
un compromiso personal caracterizado por intensas relaciones de intimidad, reciprocidad y 
dependencia. 
En la misma dirección, Maureira (2011) la define como una dinámica relacional humana que 
va a estar compuesta por diferentes parámetros dependiendo de la sociedad donde esa relación se 
dé. Este autor menciona que para poder estudiar el fenómeno de ser pareja se debe conocer el 
contexto cultural en donde ambos individuos han sido formados y donde se desenvuelven, ya que 
esto influirá directamente en la forma en que ambos actuarán dentro de una relación. 
El objetivo por el que una persona se incorpora a una pareja es el de hacer más feliz y plena la 
vida del otro esperando un trato análogo, predominando cierto encuentro emocional o 
enamoramiento del cual va a desprenderse un deseo de compartir conductas, actividades, hijos, 
situaciones, bienes, objetos, entre otros; resaltando el apoyo mutuo viendo al otro como el 
principal sostén antes las dificultades personales y las amenazas de la vida. Otro factor que puede 
encontrase en una relación de pareja son las relaciones de poder ya que las parejas conviven en 
una lucha continua de poder e influencia para definir objetivos, en la cual se van compaginando 
los intereses personales a través de competir y compartir (Wainstein & Wittner, 2004). Desde la 
constitución de la pareja cada miembro persigue los propios objetivos que quiere obtener dentro 
de la relación, los cuales a lo largo de la vida en común cambian su importancia dependiendo del 
desarrollo personal y de la etapa del ciclo vital en el que se encuentre la relación, por lo tanto, los 
objetivos de ambos tienen que conjugarse y coordinarse en todo momento para que la pareja 
pueda funcionar. Así mismo, como cualquier institución o sistema social que actúa como unidad, 
la pareja debe decidir una conducta única para afrontar situaciones ya que la toma de decisiones 
se sustenta en una comunicación que permite el reconocimiento y evaluación de los objetivos, 
pensamientos y necesidades de cada miembro de forma conjunta (Wainstein & Wittner, 2004). 
 
25 
 
El concepto de pareja ha cambiado a lo largo de los años ya que hasta hace poco la mayoría de 
las parejas estaba constituida por dos personas de distinto sexo y actualmente se encuentran 
parejas formadas por personas del mismo, de igual manera, en épocas anteriores la pareja era un 
tipo de matrimonio formal que tenía como objeto social la creación de la familia y plasmaba sus 
intenciones legalmente en un contrato matrimonial (Gracia & Ochoa, 2000); en la actualidad 
muchas parejas no tienen intención de formar una familia y no plasman su relación por medio de 
un contrato explícito. Por lo tanto, es entendido que el concepto de pareja se ha hecho más amplio 
debido a diversos cambios culturales (Esteinou, 2010). 
2.2. Importancia de la elección y formación de la pareja. 
Desde la visión de Colín, Valdés, González, Fuentes & González (2014) la elección y 
formación de la pareja es importante dado que es a través de ésta que se forman los núcleos 
familiares, así pues, es la forma de asegurar la continuidad de la especie y el progreso de la 
civilización. Por otro lado la formación de la familia no solamente es importante desde la función 
estratégica en el proceso productivo donde juega un lugar privilegiado en la endoaculturación y 
en el aprendizaje del comportamiento adecuado de los roles sociales y de los valores morales e 
ideológicos sino que también existen dentro sentimientos, normas, símbolos como el amor, el 
respeto, la solidaridad ademásde ser un lugar en dónde surge cierto tipo de creación, 
reproducción y transformación cultural generando así leyendas, mitos, cuentos y otros saberes 
prácticos (Giraud, 1982). Formar una pareja implica llevar a la relación lo que se ha vivido y 
aprendido en la familia de origen. Así, la forma en que el ser humano se desarrollará como pareja 
se ve influida por los roles que se han asimilado desde la infancia en el contexto familiar, por la 
cultura en la cual viven y por las propias cogniciones (Garrido et al., 2008). En resumen, la pareja 
 
26 
 
cumple funciones biológicas, psicológicas y sociales importantes en la existencia de la especie 
humana (Colín et al.,2014). 
2.3. ¿Cómo se da la elección de pareja? 
El poder elegir a la persona con la que se desea compartir la vida es un proceso que ha ido 
cambando con el tiempo y a través del desarrollo de las distintas culturas y sociedades. En la 
antigüedad, como ya se mencionó, la pareja se elegía en base en los recursos económicos, étnicos 
o por el interés político de las familias, por el contrario, en la actualidad, se escoge a la pareja con 
base en los gustos, metas, habilidades, u objetivos que se comparten, es decir, por 
complementariedad o afinidad, de tal forma que el hombre y la mujer pueden decidir a quién 
desean como compañero. Aunque esta es la forma más común en la actualidad, también existen 
algunas variantes de formación de pareja (Garrido et al., 2008). 
Esta elección se va a dar en primera instancia por la atracción física de dos personas la cual 
involucra factores similares como el atractivo facial, los atributos físicos, el tono de voz, la buena 
postura (Puma, 2012) y posteriormente intervendrán una serie de factores que facilitarán o 
entorpecerán el establecimiento de esa relación (Padilla & Díaz, 2012). Todas las personas 
pueden encontrar el amor cuando menos y en dónde menos lo esperan por casualidad. Como lo 
menciona Helen Fisher (1992) las personas que se encuentran emocionalmente intranquilas, 
tienen más probabilidades de resultar vulnerables al amor debido a que los estados de agitación 
mental están asociados con mecanismos de excitación cerebral, así como con niveles elevados de 
hormonas del estrés por lo que ambos sistemas elevan los niveles de dopamina, generando así la 
química del amor. De acuerdo a la autora, hay fuerzas que son importantes al momento de elegir 
a una persona, por ejemplo, el misterio ya que tanto hombres como mujeres se sienten atraídos 
por personas que les parecen misteriosas dado que resultan novedosas, así mismo, las personas 
 
27 
 
que son conocidas disminuyen los pensamientos de amor con esa persona puesto que de acuerdo 
a la psicología evolutiva este rechazo hacia alguien que nos resulta familiar es común en todos 
los mamíferos, repulsión que se desarrolló para evitar la endogamia (acto destructivo de mezclar 
el ADN propio con el de un pariente cercano). En consecuencia, somos más proclives a sentirnos 
atraídos por extraños ajenos a la familia o al grupo en el que hemos crecido. 
Sin embargo, la primera atracción se dirige por lo general hacia alguien muy parecido. La 
mayoría de las personas produce una reacción química, amorosa ante individuos del mismo 
entorno étnico, social, religioso, educativo y económico, que tengan un grado de atractivo físico 
similar al suyo, una inteligencia comparable y unas actitudes, expectativas, valores, intereses y 
habilidades sociales y comunicativas parecidas. Por otra parte, desde el punto de vista químico se 
elige a un compañero ligeramente distinto, es decir, inconscientemente, las personas se sienten 
atraídas por individuos que potencialmente les pueden ayudar a producir una descendencia 
genéticamente más variada. Por tanto, los opuestos se atraen, dentro de los límites de la propia 
esfera étnica, social e intelectual (Fisher, 1992). 
De acuerdo a la literatura existen diferentes teorías que describen cómo hombres y mujeres 
eligen a su pareja (Rodríguez, 2012). Una de ellas se refiere a lo biológico en donde se elegía 
pareja única y exclusivamente para reproducirse, razón por la cual tal elección dependía de 
manera importante del aspecto físico o el atractivo de la persona elegida, de la simetría del cuerpo 
en general y especialmente de la cara, además de las feromonas que despide el cuerpo, que se 
perciben de forma olfativa y provocan la excitación sexual de la posible pareja (Valdez, Fuentes, 
González & Sánchez, 2005). 
 
28 
 
Por otro lado, teorías psicoanalíticas como la de Erick Fromm (1956) hablan de que el hombre 
busca la parte femenina que ha perdido a fin de unirse con ella o dentro de la teoría de Sigmund 
Freud (1921) acerca de que la atracción amorosa que el niño siente por el progenitor del sexo 
opuesto se transferirá más tarde a un objeto socialmente aceptable, y finalmente la de Erick 
Erickson (1968) quien dice que después de resolver la crisis de identidad los adultos jóvenes 
experimentan frente al aislamiento la crisis de la intimidad, que surge a partir de un fuerte 
impulso para compartir la vida personal con alguien más, todas ellas dirigiéndose a la búsqueda 
de la pareja (Valdez et al., 2005). 
Así mismo, existen otras teorías como la de la complementariedad (Winch, 1958) que indica 
que se selecciona a una persona porque le es complementaria, es decir, la persona elegida destaca 
o es capaz de hacer algo en lo que el otro miembro no destaca ni es capaz de hacer; la teoría 
instrumental de la selección de pareja (Centers, 1975) en dónde se establece que los individuos se 
sienten más atraídos hacia aquellos que tienen necesidades semejantes o complementarias a las 
propias, o, la teoría de estímulo-valor-rol, que dice que una persona se une a aquella cuyos 
activos y pasivos (puntos fuertes y puntos débiles) parecen augurar una probable adaptación a sus 
propias características (Murstein, 1970). 
Sin embargo, de acuerdo con Padilla y Díaz-Loving (2002), la elección de la pareja no sólo 
depende de las variables antes mencionadas, sino que también a lo largo de todas las épocas las 
características socioeconómicas, políticas, sociológicas, religiosas y psicológicas de aquellos a 
los que se elige han sido tomadas en cuenta en el momento de la elección. 
Independientemente de los cambios culturales e ideológicos que han ocurrido a través de los 
años orientados a la igualdad entre los sexos, desde una perspectiva evolucionista, los hombres y 
 
29 
 
las mujeres desean cosas diferentes al momento de elegir a la pareja. Las mujeres consideran más 
importantes los aspectos emocionales en la elección de su pareja, así como el humor, la 
intimidad, la personalidad y los valores de la persona a quien eligen y por término medio, desean 
un varón con capacidad económica, estatus social, edad, ambición, laboriosidad, formalidad, 
estabilidad, inteligencia, compatibilidad, estatura, fuerza, buena salud, amor y compromiso dado 
que desde la perspectiva evolucionista las mujeres se enamoran de los más aptos biológicamente 
para el resguardo y protección de las crías y de ellas mismas, en comparación, los hombres, 
prefieren una mujer joven, físicamente hermosa, con un cuerpo atractivo, casta y fiel (Valdez et 
al., 2005); de igual manera la perspectiva evolucionista plantea que, como un mecanismo de 
adaptación, la mayoría de los varones tienden a seleccionar mujeres con estas características 
porque eso muestra que son mujeres que gozan de buena salud (Buss, 1999), juventud y fertilidad 
(Padilla & Díaz, 2012). Del mismo modo, los hombres también toman en cuenta la forma de ser 
de la mujer a la que eligen como pareja; así, la intimidad que puedan establecer con ella es 
conveniente; buscan una mujer comprensiva y que además sea su amiga ya que al igual que las 
mujeres, desean cubrir sus necesidades de afiliación y tener una relación emocionalmente 
cercana, porque para todos los seres humanos lasnecesidades de afecto y apego son 
especialmente importantes (Díaz-Loving y Sánchez, 2002). Así para ambos sexos son de gran 
importancia el afecto, el apego, el cuidado, el cariño, la utilidad que representa el uno para el 
otro, el interés que se tiene para el otro, la interdependencia, el cariño, la compañía y el amor que 
hay entre los involucrados, lo cual es básico para que la relación perdure (Valdez et al., 2005). 
Además de los factores anteriores que están involucrados en la elección de pareja existen 
premisas y patrones conductuales derivados de lo que la sociocultura establece como adecuado 
para relacionarse. De esta forma, aunque la sociedad se transforma continuamente a través del 
 
30 
 
tiempo, las relaciones interpersonales suelen mantener los matices tradicionales derivados de lo 
que las familias de origen y las familias extensas dictaminan qué es lo adecuado en la elección de 
pareja y, por ende, en el emparejamiento. Así, un aspecto inherente a la búsqueda y elección del 
compañero de vida, es la influencia que la familia refleja en las ideas y actitudes de la pareja 
moderna, debido a que cada miembro proviene de un núcleo familiar único y en un futuro la 
nueva pareja tomará algunos aspectos de la familia origen o se constituirá de manera totalmente 
diferente (Padilla & Díaz, 2012) y aunque todas las características que mujeres y hombres desean 
en una pareja sean buscadas desde un punto de vista biológico también provienen de una serie de 
constructos socioculturales emanadas de procesos de socialización ya que tanto a mujeres y a 
hombres se les educa para que busquen en una pareja las características ya mencionadas. 
Con lo mencionado anteriormente, se advierte que el proceso de elección de pareja, tanto de 
hombres como de mujeres, tiene diversos factores implicados que comprenden las variables 
históricas, culturales, biológicas y psicosociales que se encuentran íntimamente relacionadas pero 
que tienen una finalidad común: satisfacer sus necesidades propias de afiliación. 
2.4. Curso temporal de las relaciones de pareja. 
Uno de los aspectos cruciales para la comprensión del comportamiento amoroso es el factor 
tiempo, ya que el amor no es un estado estático, sino un proceso dinámico a lo largo del cual se 
producen una serie de cambios en los sentimientos y conductas de los integrantes de la relación 
amorosa. En este proceso interactivo se desarrollan ciertas maneras de convivencia las cuales 
están conformadas, además del tiempo, por las experiencias y los espacios compartidos (Sánchez, 
1995). 
La dinámica y los cambios complejos, progresivos y regresivos, estáticos y cambiantes de una 
relación interpersonal conforma un proceso dentro de un vaivén entre periodos de cercanía y 
 
31 
 
distanciamiento, en el cual la pareja nace, se desarrolla y muere (Sánchez, 1995). Sin embargo, la 
percepción individual sobre el nivel de cercanía o lejanía de la pareja es subjetiva y no 
necesariamente concuerda entre sus miembros (Díaz- Loving & Sánchez, 2004). 
La descripción los cambios en este proceso ha llevado a varios científicos, especialmente 
sociales, a desarrollar distintos modelos y ciclos de la manera en que van evolucionando las 
interacciones de pareja a lo largo del tiempo. En este periodo de evolución de este tipo de 
relación interpersonal existen distintas propuestas teóricas sobre el ciclo de vida de la pareja 
(Díaz- Loving & Sánchez, 2004). 
Una de estas propuestas teóricas es la propuesta por Yela (2000) quien menciona que en las 
relaciones amorosas existen ciertas pautas amorosas que se repiten con regularidad divididas en 
una fase de enamoramiento, una fase o desarrollo de la relación y finalmente el proceso de 
desamor. 
Según este autor la etapa del enamoramiento implica características tales como: 
grandilocuencia, intenso deseo de intimidad y unión con el otro, aparición súbita, intenso deseo 
de reciprocidad e intenso temor al rechazo, pensamientos frecuentes e intrusivos por el otro, 
pérdida de concentración, fuerte activación fisiológica ante la presencia del otro, 
hipersensibilidad a los deseos y necesidades del otro, vulnerabilidad psicológica, sentimientos 
ambivalentes, atención selectiva, idealización del otro y ausencia de control voluntario sobre tales 
sentimientos. Así el enamoramiento comienza con una atracción física hacia otra persona, es 
decir, el atractivo físico percibido, la atracción fisiológica del perceptor y las pautas de seducción 
entre ambos; aumenta con una atracción personal hacia el otro (la posesión de características 
deseables y la similaridad entre ambos individuos); y llega a su apogeo cuando existe un 
 
32 
 
conocimiento o una sospecha fundada de que existe reciprocidad de atracción. Para que esta etapa 
pueda darse se necesita una proximidad espacial e interpersonal. 
Una vez que la persona se encuentra en esta etapa debe existir reciprocidad de enamoramiento 
para que pueda iniciar una relación romántica y cuando ésta se establece lo primero que va a 
surgir es un desarrollo paulatino de una fuerte intimidad de pareja y que en su evolución habrá 
procesos como la reciprocidad de autorrelevaciones (confesión de un aspecto importante y 
reservado de nuestra intimidad), la complementariedad de necesidades y la similaridad no sólo de 
actitudes, intereses y opiniones sino también de valores y, variables de personalidad. Durante esta 
fase comienza el desarrollo progresivo de un compromiso de pareja y llega a su momento 
culminante cuando la intimidad alcanza su máximo nivel al tiempo que la pasión inicial se 
conserva. Sin embargo, ese amor pasional irá cambiando a un amor compañero debido a la 
disminución progresiva de la pasión alrededor del cuarto año (Fisher, 1992) debido a que después 
de meses o años de convivir con la misma persona, el ser humano ya no siente los mismos 
sentimientos pasionales que en las fases anteriores gracias a diversos procesos fisiológicos y 
psicológicos. Otros de los factores que aumentan con el paso del tiempo, además de la intimidad 
y el compromiso (Sternberg, 1988), son la interdependencia entre ambos miembros de la pareja, 
la comunicación abierta, el cuidado mutuo, la confianza en la disponibilidad del otro, la ayuda 
mutua, el apoyo emocional, la valoración realista del otro, la compenetración, el entendimiento 
de pareja, el conocimiento del otro y la experiencia de compartir (Yela, 2000). 
Así como aumentan los factores que contribuyen al mantenimiento de la relación amorosa, 
también aumentan factores contrarios que propician la insatisfacción amorosa y el desamor. 
Dentro de estos problemas pueden existir los relacionados con aspectos previos a la relación 
como el desconocimiento real del amado en el momento de la unión estable, la inmadurez 
 
33 
 
afectiva, las expectativas estereotipadas, una confusión entre enamoramiento y amor o escasa 
experiencia previa en relaciones amorosas y sexuales. Otros son los relacionados con las 
constricciones sociales dentro de los cuales puede mencionarse una contradicción entre los 
valores que la sociedad fomenta y los valores o creencias personales, la contradicción entre las 
presiones biológicas y sociales; problemas de convivencia tales como la rutina, la habituación y 
el aumento en la frecuencia e intensidad de las discusiones de pareja; los relacionados con las 
diferencias entre los miembros de la pareja en cuanto a intereses, actitud hacia temas importantes, 
en los valores fundamentales, en la percepción de problemas, en el estilo y sentimientos 
amorosos y el grado de compromiso e independencia deseados; los relacionados con la falta de 
habilidades en la solución de problemas, reciprocidad de autorrelevaciones, apoyo emocional y/o 
profesional, colaboración doméstica; los problemas en donde existe una percepción de falta de 
equidad o la tendencia a considerar las causas de las conductas propias quedisgustan al otro 
como situacionales (motivadas por las circunstancias )y las causas de las conductas del otro que 
nos disgustan como disposicionales (motivadas por la clase de persona que el otro es); los que se 
encuentran relacionados con los cambios drásticos, los cambios en las necesidades de uno o 
ambos, el descuido del atractivo físico y la reducción de la pasión; los problemas de celos, 
promiscuidad sexual e infidelidad; los que están en relación con la sexualidad tales como la 
disminución en la frecuencia y variedad de las relaciones sexuales y la ansiedad ante el 
desempeño sexual y; finalmente los problemas de comunicación o los que surgen con los hijos 
(Yela, 2000). 
Otra propuesta teórica es la del ciclo de acercamiento alejamiento (Díaz- Loving & Sánchez, 
2004) la cual permite establecer y categorizar el tipo de relación e información que los miembros 
de la pareja están atendiendo y procesando, así como la manera de codificar e interpretar al otro 
 
34 
 
como un estímulo así dependiendo del grado de acercamiento – alejamiento en que se encuentre 
la relación los miembros de la pareja van a evaluar cognoscitiva y afectivamente las conductas 
del otro de manera distinta. 
De manera semejante a la teoría anterior, ésta desarrolla diferentes etapas que se dan dentro de 
la relación amorosa. La primer etapa es la de extraño/ desconocido en dónde la presencia de un 
desconocido es el primer paso de una relación, en este contexto se percibe y se reconoce al otro, 
no se realizan conductas o cogniciones dirigidas al fomento de algún tipo de relación o 
acercamiento y la información sobre el otro sólo implica aspecto físicos, externos y descriptivos. 
En la siguiente etapa llamada etapa de conocido el sujeto evalúa al estímulo y categoriza a la 
otra persona como alguien que podría convertirse en conocido o mantenerse como extraño al 
evaluar los encuentros casuales con esta persona, así como sus rasgos externos más 
sobresalientes. Esta etapa está caracterizada por un grado de familiaridad y por conductas 
superficiales de reconocimiento. 
Al decidir la persona internarse en la relación se pasa a una etapa de amistad la cual implica 
una motivación afectiva común a la amistad, o en algunos casos una motivación instrumental, en 
la que la persona piensa que la interacción podrá secundar la solución de una serie de necesidades 
así mismo se da una definición de las normas y alcances de la relación. Esta etapa incluye 
sentimientos de cercanía e intimidad profundos, pero no aspectos románticos, pasionales o 
sexuales (Díaz- Loving & Sánchez, 2004). 
De modo que cuando las parejas inician la construcción de cogniciones infundidas en intereses 
románticos empieza una etapa de atracción en la cual aparece la unión como motivo, el 
acercamiento afectivo hacia el otro sujeto, se acentúa el interés por conocer e interactuar con el 
 
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otro, así como la búsqueda de formas y momentos de hacerse más interdependientes (Díaz- 
Loving & Sánchez, 2004). 
De esta manera al combinarse la etapa anterior con alguna forma de satisfacción o excitación 
el sujeto pasa a la etapa de amor romántico vinculada al afecto e ilusión, romanticismo y 
devoción o amor pasional en dónde existe una respuesta fisiológica que implica deseo, entrega, 
desesperación (Díaz- Loving & Sánchez, 2004). 
Enseguida surge una etapa de compromiso referida a las situaciones en las cuales los sujetos 
están de acuerdo en continuar dentro de su relación a largo plazo y cuando éste se consolida 
requiere de procesos dirigidos al mantenimiento (etapa llamada de esta manera) la cual permea la 
convivencia diaria (Díaz- Loving & Sánchez, 2004). 
Sumado a lo placentero existen situaciones en las relaciones de pareja en las que la 
convivencia diaria está repleta de tensiones y con las que las personas pueden sentirse frustradas, 
enojadas, irritadas o temerosas y al no resolver estas problemáticas a corto plazo se puede crear 
una relación en donde esté presente el conflicto y cuando éste es recurrente el mantenimiento ya 
no resulta placentero o funcional para uno o los dos miembros de la pareja se desarrolla la etapa 
de conflicto y poco a poco desaparece el gusto por interactuar y se opta por evitar el cotidiano 
contacto con la pareja. Al mismo tiempo, la evaluación de la interacción se presenta sin aspectos 
positivos y atractivos y se fortalecen los aspectos negativos por lo que los miembros de la pareja 
consideran que existe el desamor (etapa de alejamiento y desamor) y finalmente, en el momento 
en que la relación se torna insoportable, se vuelven atractivas otras opciones y tal descontento 
hace evidente que lo más adecuado sería separarse más aún el compromiso ya no es con la 
relación sino es lograr la separación y con el paso del tiempo la absorción en las actividades de la 
 
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nueva elección se pasa a la última etapa, etapa de separación y olvido, que cierra el círculo de la 
relación y del acercamiento- alejamiento (Díaz- Loving & Sánchez, 2004). 
Es importante mencionar que cada miembro de la pareja puede pasar con un orden distinto a 
través de las diferentes etapas de este ciclo. 
Así como se mencionó con anterioridad en diferentes momentos y circunstancias de sus vidas, 
las personas deciden elegir a otra persona para iniciar una relación amorosa que en primera 
instancia sería una relación de noviazgo definida como una relación diádica preparatoria al 
matrimonio que involucra interacción social y actividades conjuntas en donde existe cortejo y 
seducción amorosa, representa una oportunidad de conocer a la otra persona y reafirmar la propia 
identidad y autoestima así como la satisfacción de diversas funciones socio-afectivas como 
conocerse, pasarla bien, disfrutar, impresionar a los amigos, reafirmar la identidad femenina o 
masculina, explorar o reforzar la preferencia sexual, enamorarse, platicar, compartir alegrías y 
sufrimientos (Solís & Flores, 2013) caracterizada por sentimientos de amor y aspectos 
románticos de la relación, lo cual fomenta el desarrollo de fuertes lazos que se mantienen a través 
del tiempo. La dimensión del compromiso juega un papel importante en esta etapa de la relación 
ya que puede determinar los siguientes pasos de la relación y su estabilidad (Houston, 2000) con 
el objetivo implícito o explícito de continuar la relación hasta que una de las partes la termine o 
se establezca otro tipo de relación como la cohabitación o matrimonio (Straus, 2004). Finalmente 
si la relación prospera se llegará a formar una institución en la que un hombre y una mujer se 
unen legalmente con la intención de formar un hogar y una familia propia, es decir, el 
matrimonio. Una tarea fundamental de esta etapa es establecer un compromiso permanente, lo 
que implica el logro de la intimidad. Para ingresar adecuadamente a ésta, es necesario haberse 
independizado emocionalmente de la familia de origen y se requiere reciprocidad, contribución al 
 
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equilibrio personal, desempeño conyugal en tanto roles dados por el contexto social al hombre y 
la mujer en pareja y madurez (emocional, económica e interpersonal) (Moratto, Zapata, Jazmín 
& Messager, 2015). 
De modo que como se revisó a lo largo de este apartado las relaciones de pareja pasan por 
distintas etapas o ciclos a lo largo del tiempo, ya que el amor no es un fenómeno que se mantenga 
estático a lo largo de una relación de pareja, sino, es un fenómeno dinámico que atraviesa por una 
serie de cambios en los integrantes de la misma por lo tanto, se mencionaron modelos diferentes 
que no son excluyentes si no que hablan sobre los mismos cambios en este tipo de relación 
interpersonal; las distintas etapas son procesos diferentes por los que atraviesa cada pareja de 
manera distinta debido al tiempo, hábitos, experiencias, espacios, comportamientos de cada 
pareja. 
Una vez descrito el amor y las relaciones amorosas es tiempode explicar que la investigación 
social ha encontrado diversos factores vinculados con el comportamiento amoroso dentro de las 
relaciones de pareja. 
 
38 
 
Capítulo 3. 
El amor en relación con otros constructos. 
Calidad de la relación y estilos de comunicación. 
Al hacer una revisión de la literatura se encuentra que el amor se relaciona con diversas 
variables entre las que se encuentran la satisfacción sexual y la felicidad ya que como factores de 
una relación de pareja constituyen los ejes sobre los cuales se cimentan las relaciones exitosas. 
En relación a una de estas variables, Martínez y Rodas (2011) realizaron un estudio de tipo 
descriptivo, con un corte transversal, y un muestreo por criterios con el objetivo principal de 
determinar si existe relación entre los estilos de amor y la satisfacción sexual en una muestra de 
101 hombres entre 22 y 47 años. Se realizó el análisis exploratorio y descriptivo de los 
componentes de la Satisfacción Sexual relacionados con las etapas de la respuesta sexual humana 
(RSH), y los que Sternberg estipula como componentes del amor. Para la medición y evaluación 
utilizaron como instrumentos la Escala Triangular del Amor (ETA) de Sternberg, y el 
Cuestionario de Satisfacción Sexual (CASS) de Britos, sin embargo, no se pudo establecer la 
relación entre la Satisfacción Sexual y los Estilos de Amor lo que sugirió que las relaciones de 
los participantes ya habían sido afectados por el curso temporal de los componentes del amor y a 
que la mayoría de los participantes del estudio tenían una relación caracterizada como amistad, 
representada por un conjunto de sentimientos de proximidad, unión, calidez hacia el otro, sin 
sentimientos de intensa pasión o de compromiso de larga duración con sus parejas amorosas. 
Asimismo, Albornoz (2009) realizó un estudio para identificar las diferencias existentes entre 
hombres y mujeres heterosexuales y hombres homosexuales en relación a la vivencia del amor, y 
describir cómo esta vivencia se relaciona con la felicidad. La muestra que utilizó para realizar el 
estudio fueron hombres heterosexuales (N=35), mujeres heterosexuales (N=34) y hombres 
 
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homosexuales (N=32) en una relación de pareja. Para medir los componentes del amor, se aplicó 
la escala triangular del amor de Sternberg y para evaluar los niveles de felicidad, se aplicó la 
Escala de Felicidad de Oxford. Los resultados de esta investigación sugieren que no existe 
relación entre los componentes del amor y la felicidad para hombres homosexuales y mujeres 
heterosexuales en una relación de pareja lo que muestra la independencia de ambos conceptos 
generales, amor y felicidad, de tal manera que no necesariamente el estar en una relación de 
pareja o presentar niveles altos en algunos de los componentes del amor determina la presencia 
de altos niveles de felicidad, excepto en la relación del componente Intimidad con la felicidad 
para hombres heterosexuales, donde se pudo ver una relación positiva y significativa. 
De igual manera, el amor y sus componentes se han relacionado con constructos importantes 
en el ámbito de la relación de pareja y los cuales son los principales en este estudio: satisfacción 
marital (calidad de la relación) y estilos de comunicación. 
Un constructo de singular importancia es la Satisfacción Marital la que representa la 
evaluación subjetiva de la relación en una pareja de casados; la relación subjetiva experimentada 
al matrimonio de uno o; la actividad hacia la interacción marital y aspectos del cónyuge. 
Finalmente, este constructo ha sido conceptualizado como la forma en la cual cada miembro de la 
pareja percibe y siente a su relación y a su pareja (Cortés, Reyes, Díaz-Loving, Rivera & 
Monjaraz, 1994; Vera, Laborín & Domínguez, 2000). Diversos autores indican que la 
satisfacción marital define la calidad de la relación en gran medida, donde se estima tanto la 
estabilidad como la felicidad de la pareja, lo que les brinda la capacidad de desarrollarse como 
una familia ante la sociedad. Se ha determinado que las diferentes dimensiones que se han 
evaluado de la satisfacción marital son características que se consideran para la evaluación de la 
calidad marital, por lo que es relevante retomar la evaluación global de la relación. Este tipo de 
 
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evaluación global parte de la visión que se tiene de la pareja, en este caso, es una visión 
unidimensional, es decir, el individuo hace una evaluación integral de su relación, la percibe 
como un todo y no por componentes por lo que, aunque se puede evaluar la calidad marital con 
estas dimensiones, se han elaborado diferentes instrumentos con el propósito de evaluar la 
satisfacción marital (Oropeza, Armenta, García, Padilla & Díaz-Loving, 2010). 
Otro constructo de igual importancia que el anterior son los patrones y estilos de 
comunicación, a la que se le ha considerado como un proceso simbólico y transaccional, es decir, 
un trayecto en donde la conducta verbal y la no verbal funcionan como símbolos creados, los 
cuales permiten compartir significados, interactuar, al mismo tiempo que profundizar en el 
conocimiento propio y de otras personas (Díaz-Loving & Sánchez, 2003). Así, la comunicación 
abarca una amplia gama de signos que representan cosas, sentimientos e ideas. Durante la 
comunicación cada uno de los miembros de la díada impacta en el otro al compartirle 
información de índole personal o no personal, lo que crea una realidad particular a cada pareja. 
De esta manera, la comunicación representa el medio idóneo para que una persona exprese 
apertura y obtenga a la vez retroalimentación acerca de sí misma, apoyo, aceptación y 
confirmación de que es un individuo digno para establecer una relación íntima exitosa. Este 
mecanismo, actúa como una entidad facilitadora en la emisión de ciertos comportamientos 
dirigidos a organizar la relación (toma de decisiones, manejo de conflicto), pues a través de ella, 
se asignan funciones y papeles y con ello se crea una visión conjunta del mundo (Díaz-Loving & 
Sánchez, 2003). 
Armenta & Díaz-Loving (2008) mencionan que está establecido que la comunicación dentro 
de la pareja es fundamental para el funcionamiento de la misma en cualquier etapa que ésta se 
encuentre, ya que es el medio con el que se expresan sentimientos, pensamientos, temores, 
 
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percepción de la pareja, negociación y solución de problemas. Estos autores hacen referencia a 
que la comunicación en general incorpora dos grandes elementos, la información en sí misma y la 
forma en que se comunica. De manera particular, al proceso a través del cual las personas 
transmiten información personal se le identifica como auto-divulgación, definida como la 
apertura para proporcionar información propia o personal a otro individuo. 
En cuanto a la manera en que se transmite la información (y que es objeto de estudio de esta 
investigación), se han postulado una serie de estilos de comunicación (Armenta & Díaz-Loving, 
2008). En la población mexicana, Nina (1991) identificó estilos de comunicación positivo, 
negativo, reservado y violento. Recientemente Sánchez y Díaz-Loving (2003) identificaron en 
México que el individuo incorpora al análisis de su relación la percepción de los estilos propios y 
los de la pareja. Asimismo, encontraron que estos dos estilos de comunicación tienen dos 
dimensiones, una positiva y una negativa, mismos que en conjunción con los de Nina (1991) dan 
26 estilos diferentes de comunicación. 
Dentro de la literatura se encuentra que se han hecho investigaciones en México relacionando 
las variables descritas. Armenta & Díaz-Loving (2008) realizaron un estudio en el que hablaron 
de satisfacción y comunicación, un elemento que consideran central en las relaciones humanas, 
ya que es el intercambio de información que permite conocer a las personas. Su objetivo principal 
fue identificar cómo esta dimensión afecta a la

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