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FACULTAD DE PSICOLOGÍA “CUERPO, PLACER Y SEXUALIDAD FEMENINA: ANÁLISIS DE LOS EMERGENTES EN EL PROCESO DE ENTREVISTA GRUPAL EN MUJERES UNIVERSITARIAS DE 20 A 25 AÑOS” TESIS PARA OBTENER EL GRADO DE: LICENCIADA EN PSICOLOGÍA PRESENTAN: ROMERO GÓMEZ CINTHYA ARIADNA. VILLAFUERTE BANUET LAURA ALICIA. DIRECTOR DE TESIS: DRA. PATRICIA CORRES AYALA Ciudad Universitaria, CD. MX. 2016 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. ÍNDICE A. Agradecimientos ………………………………………………………………………………………..……. B. Abstract ……………………………………………………………………………………………………..……. 1. Introducción ……………………………………………………………………………………………………..……1 2. Antecedentes ……………………………………………………………………………………………………..….4 3. Cuerpo: Representación y lenguaje …………………………………………………………………..……5 4. Placer: Miradas y aproximaciones ……………………………………………………………….……….11 4.1. Antecedentes del placer…………………………………………………………………………………11 4.2. Psicología y placer………………………………………………………………………………………….17 5. Sexualidad ……………………………………………………………………………………………………………21 6. Cuerpo, placer y sexualidad …………………………………………………………………………………30 7. Metodología ……………………………………………………………………………………………………..…37 7.1. Justificación ……………………………………………………………………………………………….…37 7.2. Pregunta de investigación …………………………………………………………………….………38 7.3. Objetivo general y objetivos específicos …………………………………………………..…..38 7.4. Tipo de estudio …………………………………………………………………………………………….38 7.5. Tipo de población y muestra ………………………………………………………………………..39 7.6. Instrumento de medición …………………………………………………………………………….39 7.7. Procedimiento ……………………………………………………………………………………………..40 7.7.1. Análisis de resultados ………………………………………………………………….…....40 7.7.2. Análisis de emergentes ……………………………………………………………….……..41 7.8. Limitaciones de la investigación ……………………………………………..…………………..41 8. Resultados emergentes ………………………………………………………………………………………42 9. Discusión ………………………………………………………………………………………………….………..59 10. Conclusión general …………………………………………………………………………………………….72 11. Bibliografía ………………………………………………………………………………………………………..75 C. Anexos …………………………………………………………………………………………………………. A) Agradecimientos A la Universidad Nacional Autónoma de México, orgullosas de pertenecer a la máxima casa de estudios, por formarnos como una personas éticas y críticas. A la Facultad de Psicología, lugar donde nos formamos, crecimos, aprendimos donde con el paso de los años nuestra visión fue cambiando, muchas gracias a todas las personas que formaron parte de ésta etapa de nuestra vida. A nuestra directora de Tesis la Doctora Norma Patricia Corres Ayala por brindarnos tiempo, aún en las circunstancias tan difíciles que coincidieron en el momento de la elaboración del presente trabajo dándonos un ejemplo de profesionalismo y dedicación. Gracias por su apoyo, su orientación, y sobre todo por compartir su conocimiento con nosotros. A nuestro revisor de tesis, el Maestro Sotero Moreno Camacho por confiar en nosotros y darnos palabras de aliento que nos motivara en este trabajo. A nuestro jurado, Dra. Patricia Bedolla, el Mtro. José Francisco Díaz y la Licenciada Ligia Colmenares por sus valiosos comentarios, por su entrega, tiempo y atención en la realización de esta investigación. A las valiosas mujeres que afectuosa y atentamente abrieron su corazón y su mente para ayudarnos a esta investigación, por darnos las herramientas necesarias para la elaboración de la misma. Gracias por su tiempo y sobre todo por su confianza. A Dios por la bendición de darme salud y fuerza para completar este ciclo. A mis padres, por formar a la persona que soy, por poner límites en mi vida, por siempre alentarme a dar lo mejor de mí para alcanzar mis objetivos y a nunca darme por vencida, por entender mi singular modo de ser, por apoyarme en cada decisión tomada sin importar las consecuencias, por darme valores sólidos, por demostrarme también que la vida en pareja y la vida en familia no es sencilla pero que teniendo la voluntad de salir adelante todo es posible. También por demostrarme que con esfuerzo y constancia todo en la vida es posible y por hacerme sentir que cuento con su apoyo y amor incondicional y enseñarme que la familia es ese lugar en donde la vida comienza y el amor nunca termina. A mi hermana Verónica por ser ese cómplice incondicional en mi vida, esa persona con la cual siempre cuento, la que ha estado en los momentos más felices de mi vida celebrando conmigo y en los momentos más difíciles brindándome su apoyo y dándome palabras de aliento que me motivan a nunca rendirme y seguir adelante en busca de mis metas. A mis amigas; Daniela, Mariel, Jesica y Brenda, quienes han estado conmigo en todo este recorrer de vida que llevo, por brindarme una amistad incondicional y mostrarme que siempre hay personas en las que puedes confiar y que te apoyaran. A mi compañera de Tesis Ariadna Romero porque además de haber emprendido esta aventura conmigo que fue la realización de la tesis, recorrimos juntas este camino de nuestra formación como psicólogas y además por ser una excelente persona y haberte convertido para mí en una amiga incondicional. Gracias por estar conmigo en toda esta travesía tan increíble y enriquecedora. v Dedico esta investigación a mis padres, por enseñarme el valor del equilibrio entre esfuerzo y perseverancia, gracias por estar conmigo siempre, por apoyarme y empujarme en momentos tan difíciles. A mi pequeño Pablito, por ser el motor de mis días. A mi esposo por hacerme tan feliz, por apoyarme, escucharme y tolerarme en días de tormenta. A mi hermosa Lau, que además de ser mi compañera de tesis, es una excelente amiga y persona, gracias por todo. Agradezco infinitamente a las personas que estuvieron a mi lado en la elaboración de la tesis, su apoyo y su confianza. Destino esta investigación a las mujeres que viven bajo la sombra de una sociedad estancada con ideas obsoletas, esperando sea una luz de entendimiento, aceptación de comportamientos y pensamientos, favoreciendo la armonía entre sentir, pensar y actuar. B) Abstract El propósito de esta investigación es conocer los significados del cuerpo, placer y sexualidad que se expresan a través de un dispositivo de entrevista en un grupo de tres mujeres. Se trata de una investigación cualitativa en modalidad de estudio de caso, donde se tomó un grupo muestra cuya metodología está basada en lo que se conoce como análisis del discurso. Para abordar nuestro objeto de indagación se desarrollaron dos partes fundamentales. La primera, consistió en realizar una investigación documental donde se revisaron los conceptos de cuerpo, placer y sexualidad femenina. La segunda parte consistió en una investigación empírica compuesta por 1 entrevista a 4 mujeres universitarias, entre 20-25 años de edad, que se encontraban en los campos de conocimiento social y de salud. Como recurso metodológico que se empleó en el presente trabajo, fue la entrevista grupal con la modalidad de grupo operativo. El discurso se analizópor medio del análisis de emergentes que consistió en identificar las ideas subyacentes, latentes del discurso manifiesto, entre las mas importantes destacan: la liberación en el discurso sobre sexualidad y la represión en la acción de la misma y la construcción social de los significados que se le dan al placer, al cuerpo y a la sexualidad ahora en día. 1 1) Introducción Esta investigación surge de una amplia reflexión basada tanto en nuestra experiencia formativa adquirida durante la carrera, especialmente en el área clínica, como de nuestra participación en un programa de servicio social llamado “sexualidad y género”. Las aportaciones de la perspectiva psicoanalítica y sobre todo la social, son el recurso mediante el cual, tanto los dispositivos de escucha como los recursos de análisis utilizados, nos permiten aproximarnos a las experiencias del grupo de personas entrevistadas. El conjunto de estas vivencias se cristalizan en un campo discursivo, representando a su vez, la materia prima definida en esta investigación como el imaginario social. El tema de sexualidad es de nuestro interés ya que, si bien estamos en una cultura que ahora es más abierta y explícita en cuanto al tema de sexualidad, hemos constatado que existen diversas formas de expresar los significados que cada individuo y grupos de personas vive respecto a la sexualidad, donde la relación placer, prohibición y deseo se matiza de diversas maneras por las regulaciones sociales que existen en una comunidad (Fernández Díaz, 2012). En cuanto a lo referido a la sexualidad, considerando la experiencia y el sentido teórico, ambos forman un tejido tan complejo por su entramado y matices que decidimos delimitar el proyecto en tres vectores: cuerpo, placer y sexualidad femenina. Para darnos una idea de esta diversidad, diremos que el cuerpo, se considera como algo que permanece sin significado hasta que cada individuo de acuerdo a sus experiencias le da sentido, creando y modificando estas representaciones (Schilder. 1986). Partiendo de ello, hacemos hincapié en la importancia de la percepción del cuerpo y cómo esta influye directamente en el comportamiento de las personas, por esta razón, conociendo la importancia del cuerpo se decidió indagar de qué manera se ve afectada por la sociedad la capacidad de sentir placer o disfrutar en las mujeres. La decisión de hacer esta investigación desde una perspectiva social está fundamentada, además del acercamiento anteriormente mencionado en este enfoque, es el conocimiento de que en las últimas décadas se han realizado en todos los campos del conocimiento revoluciones científicas, sociales, y por supuesto cambios en nuestra forma de percibir, de entender y de estar en el mundo.; modificando 2 paradigmas y estableciendo nuevos puntos de vista. El psicoanálisis, no siendo ajeno a este movimiento ha demostrado sus alcances de crecimiento debido a su desarrollo interno y a su diálogo con disciplinas cercanas, incorporando estos descubrimientos para la comprensión del ser humano. Uno de los campos en donde este cambio de paradigma es claramente visible es el de la sexualidad femenina, la cual Freud (1905) calificó de “dark continent” justamente por el desconocimiento que él tenía sobre ciertos aspectos de lo femenino. A este argumento Freud agrega que la sexualidad del hombre permanece más abierta y menos misteriosa que la sexualidad de una mujer. Esta es una de las razones por las cuales se decidió hacer la presente investigación en mujeres exclusivamente, ya que como muchos autores han mencionado y retomando a Freud (1905), la sexualidad de la mujer es aquella incógnita que requiere de análisis y cuidado. De acuerdo con él se hace difícil su conocimiento por las referencias que existen alrededor de este tema, siendo la sexualidad femenina un tema cerrado aún para muchas mujeres. Respecto a lo anterior dicho autor menciona: “La importancia de la supervaloración sexual puede estudiarse fácilmente en el hombre, cuya vida erótica ha llegado a ser asequible a la investigación, mientras que la de la mujer, en parte por las limitaciones impuestas por la cultura y, en parte, por la represión convencional y la insinceridad de las mujeres, permanece aún envuelta en impenetrable oscuridad” (Pp,1181). Con esta idea se confirma la importancia de indagar sobre las consideraciones y significados que le dan las mujeres a la sexualidad, pues finalmente, como mujeres es inevitable cuestionar el origen de las definiciones que se le dan a las cosas. En el siglo XXI parece necesario retomar y actualizar que significados le dan las mujeres a temas como sexualidad, placer y cuerpo, ya que son palabras que se abordan de manera diferente de acuerdo al contexto, educación y cultura. Con esta investigación, se pretende conocer que significado se le da al cuerpo, al placer y a la sexualidad femenina ahora que la mujer ha tomado tanta fuerza, en rubros económicos, profesionales, sociales y personales. Por tanto este trabajo forma parte de un campo de fenómenos más amplios estrechamente vinculado a lo formulado por Cornelius Castoriadis (1975) donde expone que cada persona crea y le da sentido a sus acciones y pensamientos de acuerdo a sus experiencias particulares. No es secreto que las mujeres hoy en día tienden a expresar su sexualidad de manera distinta a la del hombre, sin embargo, es preciso entender los cambios por los que ha pasado la mujer, y reconocer que estos cambios han modificado la manera de percibir y expresar su sexualidad. 3 Retomando la concepción del presente trabajo, se realizó una investigación empírica, ya que, como se mencionó anteriormente, es a través de la experiencia que las personas crean significados. Aunado a esto se eligió la entrevista como herramienta de investigación ya que permitió obtener información basta y profunda debido a que las respuestas no se encuentran condicionadas ni limitadas, permitiendo la espontaneidad, creatividad y la expresión de experiencias. Así mismo, se eligieron mujeres jóvenes ya que era una población a la que se tenía acceso además de considerar que son mujeres que crecieron junto con estos cambios socioculturales, cambios que se han dado en todas las culturas, donde la mexicana no es excepción. Se han hecho investigaciones en torno al tema de sexualidad, sin embargo, su enfoque principal es el biológico donde el fin es la reproducción, aunado a esto, el discurso que se obtiene de las mujeres mexicanas es vago y poco profundo, ya que, la cultura mexicana tiende a ser, por muchos factores como la religión, la represión, educación, creencias familiares políticas etcétera, hermética, en torno a estos temas. Por esta razón se torna interesante obtener información de mujeres en ambientes confiables y libres de juicio que permita la libre expresión y acercamiento más profundo sobre los significados de los temas en cuestión. 4 2) Antecedentes En este apartado resulta indispensable hacer una recuperación mínima de algunos trabajos recientes tanto en algunas tesis de grado y posgrado como de las investigaciones anteriores realizadas de acuerdo con el tema que se está trabajando. En cuanto a investigaciones, se encontró un trabajo realizado en una región del Norte de Chile en el cual se comparte la edición de Jimena Segovia Silva y Leyla Méndez Caro (2013), Cuerpos y Metáforas, obra que permite un análisis y reflexión sobre los resultados de un estudio de las definiciones socioculturales que se tienen del cuerpo en general y la sexualidad de jóvenes en la región mencionada. Por otro lado encontramos una investigación antropológica realizada por Roció Córdova Plaza (2003), titulada: "Los peligros del cuerpo o el ejercicio de la sexualidad femenina como estrategia de subsistencia"; en el cual se investigan las condiciones que han beneficiado la vivenciade la sexualidad femenina como vía para la procreación, aceptando a través de este medio la sexualidad y el cuerpo. Así mismo Margarita Baz (2011) en su libro "Metáforas del cuerpo", ofrece el resultado de una interesante investigación realizada con un grupo de bailarinas. Un trabajo donde se cuestiona la naturaleza de la subjetividad femenina enfocándose en lo que normalmente tiende evitarse; es decir, la problemática del cuerpo. El título "Metáforas del cuerpo" como la autora lo señala en la introducción, nos ubica de entrada en la concepción de que el cuerpo es sólo un conjunto de significantes. En otras palabras, que no se nace con un cuerpo sino que se construye una representación inconsciente del cuerpo a partir de experiencias significativas. Por otro lado Wilhem Reich, quien fue discípulo de Freud, llamado por algunos como el padre de la revolución sexual, hizo muchas aportaciones en el tema de la sexualidad. Su objetivo era liberar a las personas de la represión sexual, ya que en esa época existía una fuerte represión en torno al tema. Los trabajos de los autores anteriormente mencionados nos dan la pauta para investigar de manera más profunda y actualizada sobre estos temas que no son de fácil abordaje. A continuación se presentan los capítulos que ayudaron a darle estructura a la investigación, comenzando con uno de los ejes principales “Cuerpo”. 5 3) Cuerpo: Representación y lenguaje El cuerpo es ese elemento con el que contamos los seres humanos para conocer el mundo exterior. La mayoría de los autores difieren en el concepto de cuerpo, sin embargo, coinciden en que la forma de ver y manejar el cuerpo son cuestiones muy importantes que forman la manera de expresarse de cada persona en la vida (Espinal, 2009). El cuerpo, desde el enfoque de Bacca (1987; como se cita en Espinal, 2009), puede abordarse desde dos perspectivas: 1) Como tema en donde el cuerpo es tomado como algo que ya se encuentra definido, es decir, estable y permanente. 2) O bien, como problema donde el cuerpo es considerado como algo que se encuentra en constante cambio y movimiento, por tanto, es evolutivo. Se considera que en todo lo referido al cuerpo resulta imposible excluir cualquier perspectiva o información. Por esta razón “cuerpo” debe pensarse desde una perspectiva amplia y complementaria, que integre al cuerpo como tema y al mismo tiempo como problema. Es decir, como un concepción que ya cuenta con una definición establecida socioculturalmente, y también como algo que se encuentra en continua construcción. Para entender el concepto de cuerpo, se debe objetivar y tomar en cuenta que todo ser humano vive y se manifiesta con y a través de él, y que al hacer referencia a manifestación no se enfoca, únicamente a los movimientos reflejos, sino también a través de emociones y sentimientos (Espinal, 2009). Todos los individuos nacen con un cuerpo que se va transformando y se adapta para construir su corporeidad. Las experiencias que va teniendo en el medio en que se desarrolla el individuo y la forma en que las percibe, se adaptan y acomodan creando nuevas estructuras de referencia; de esta forma es como se va construyendo el o los significados del cuerpo (Espinal, 2009). Bernard (1985; como se cita en Espinal, 2009) es otro autor que hace referencia al problema sobre el cuerpo donde indica que nuestro cuerpo es el órgano de lo posible, pero de igual forma e inevitablemente lleva la marca de algo que no se puede describir, y es justo por ello que al referirse a cuerpo no se puede hacer de manera neutra. De manera que toda reflexión sobre el cuerpo alude a un valor, indica conducta y determina la realidad de esa conducta. 6 Se determina, con todo esto, que el cuerpo como tema comienza desde el momento en el que se le otorga esa cualidad en el vientre materno (a los tres meses de la concepción) y llega a su fin con la muerte. El cuerpo como problema es todo el proceso de interacción y construcción que da paso a la corporeidad. En otras palabras, el cuerpo se limita a un principio y a un final; la corporeidad es la vida, es el proceso por medio del cual se llega a la definición. Reconocer al cuerpo significa reconocer el límite, lo que no se puede sobrepasar porque, si es así, se pierde la integridad propia y se amenaza la del otro (Espinal, 2009). Diferentes autores han opinado respecto al cuerpo, sobre si este pertenece a una esfera social- individual si es influenciado por la cultura, si se nace o si se construye etcétera. Como se aprecia, el conocimiento que se tiene respecto al cuerpo genera una gama bastante amplia para construir este concepto. Brohm (1968; como se cita en Espinal, 2009) acentúa que en todas las esferas de la vida social el cuerpo es considerado como objeto, sin embargo al abordar al cuerpo desde esta perspectiva tan limitante se niega la capacidad y potencialidad de este ya que solo se observan aquellas conductas esperadas y mayormente conocidas dejando de lado la gran capacidad que tiene el cuerpo para hablar, pensar, percibir y sentir. Denis (1980 como se cita en Espinal, 2009) por su lado, resalta este argumento agregando que retomar el concepto de cuerpo desde lo que se conoce o lo que se ha enseñado desde la institución, ya sea familia, escuela, iglesia, etcétera no quiere decir que se entienda o se comprenda la fuerza que tiene, siendo imposible definirlo a través de una perspectiva socialmente establecida ya lo que se muestra es solo el reflejo de patrones aceptados de conductas. Bernard (1985; como se cita en Espinal, 2009) también contribuye sobre lo anteriormente señalado, argumentando que tanto la educación que se tiene sobre el cuerpo, como lo que se conoce de él, no es más que el resultado de algo preestablecido, algo que ha construido la sociedad y decretado acerca de él. En base a los argumentos de los autores anteriores, se vuelve indispensable complementar que contrario a lo que la sociedad impone acerca del cuerpo y del conocimiento de este, los seres humanos viven y se expresan con y a través de él, por tanto el cuerpo se torna parte fundamental en la existencia de un ser humano por lo que resulta vedado verlo únicamente como objeto. A este respecto Rey & Trigo (2000), mencionan que la persona no solo tiene un cuerpo que existe y que hace, sino que las funciones que realiza como pensar, sentir, conocer, desear, percibir, razonar son parte de la definición que se le da a este complejo concepto, dando como fruto la 7 vivencia plena de una corporeidad. Con base en argumentos de Espinal (2009), la corporeidad es aquella fuerza que permite que las personas vivan, sientan, actúen y se expresen a través del cuerpo, ya que esta permite integrar lo físico, lo emocional, lo intelectual y espiritual. Por otro lado, argumenta el sociólogo Le Breton (2002; como se cita en Espinal, 2009), que, es a través de la corporeidad que el sujeto aprende a comprender el mundo, solo a través de la experiencia logra interiorizar, analizar y dar sentido a lo que sucede a su alrededor, haciendo accesibles los conocimientos para su comprensión y permitiendo que estos puedan interactuar, dando como resultado la modificación y recreación de significados para posteriormente ser insertados en el contexto en el que el individuo se desenvuelve. Finalmente la corporeidad es el punto de partida para una vida plena, tomando como principal argumento que el ser humano es sociable por naturaleza y, que como se mencionó anteriormente, se expresa, se vive y se relaciona con y a través del cuerpo, de tal manera que es indispensable conocer como este se ve influenciado por la sociedad en la cual se encuentra inmerso Gidenns (1999; como se cita en Espinal 2009). Conociendo el papel tan valioso del cuerpo en la vida de cada individuo se torna indispensable mencionar como se ha ido creando y transformando la concepción de este a travésdel tiempo y contexto social en el que una persona se desenvuelve, pues esto permitirá comprender de una mejor manera cómo se ha llegado a la concepción actual. Con estas ideas hasta aquí expuestas se inicia el recorrido histórico en relación al cuerpo. En Grecia el cuerpo era visto como la máxima expresión de arte a la que se podía aspirar, dicho de otra manera se preocupaban y esforzaban por mantener el cuerpo impecable, cultivando y desarrollando la perfección del mismo (Fernández Díaz, 2012). Lo que se conocía sobre el arte se reducía únicamente a lo perfecto y a lo bello siendo una preocupación física, mental y moral el mantener una impecable apariencia externa. Dicho de otra manera era más importante mantener una inmejorable apariencia externa aunque esta distara de la interna. Fue con los griegos que se comenzó a racionalizar el pensamiento, permitiendo un auténtico juicio que dio lugar al cuestionamiento del dualismo cuerpo-alma, viendo al cuerpo como objeto de análisis. Con esto, el hombre empezó a cuestionar su existencia, preguntándose acerca del origen de las sensaciones, las percepciones, los sentimientos etcétera, que concluyó en la siembra de dudas y por consecuencia la reacción de búsqueda de respuestas (Lowe, 1986). 8 En la antigua Grecia existía una visión muy delimitada acerca de las cosas, donde las cosas eran buenas o eran malas, el cuerpo era lo visible y el alma lo invisible, fue en estos tiempos donde se consideraba que la mujer no era única sino que era una parte del hombre, donde la mujer no tenía alma y se hacía acreedora a realizar actividades dedicadas al varón. La idea de cuerpo no distaba mucho de los griegos en esta época pues el cuerpo era tomado desde un punto físico y puramente somero (Adorni, 2012) Por otro lado, en la edad media el cuerpo era visto como el punto perfecto para torturar, desde mutilaciones hasta descuartizamientos; crueldad que estaba comandada por la iglesia y el clero con el único fin de que promover la moralidad y condenando a cualquier persona que exhibiera el cuerpo en cualquier situación. El cuerpo era símbolo de dolor, sometido a reglas, ayunos, control de pasiones, abstinencia etcétera, todo lo anterior impuesto por la iglesia, que, de ser desobedecida pagarían con su vida. Resulta importante mencionar que en el medievo, fuera de las pautas establecidas por la iglesia, el cuerpo era visto como algo grotesco, sin límites, sin inhibiciones (Corres Ayala, 2011). La concepción de cuerpo en el medievo era sumamente rígido, el sexo era sinónimo de pecado por estar relacionado al placer, la única manera de tener relaciones era para la procreación excluyendo cualquier manifestación de erotismo. (Fernández Díaz, 2012). Fue hasta el renacimiento que cambia por completo la visión y misión del cuerpo, este adquiere un valor estético y sobre todo productivo, es también en el renacimiento donde surge la idea de la vida después de la muerte (Corres Ayala, 2011). Durante el renacimiento el cuerpo se resalta desde el punto estético, la concepción de este gira de tal modo que el desnudo en pinturas es admirado y enaltecido, dando pie a la visión, sensación y percepción del cuerpo sin vergüenza y sin morbo (Hertz,1976). Como se puede ver el cuerpo cambiaba de concepción y se adaptaba a las necesidades de la época y a la situación que se vivía; tal es el caso de la Revolución Industrial donde el cuerpo era un instrumento y una herramienta de trabajo, donde el cuidado y mantenimiento de este era únicamente para aumentar la eficacia y eficiencia en la producción manufacturera (Keijzer; 2003) Hoy en día el cuerpo es valorado, en el sentido que adquiere un significado o significados positivos (Candia, 2003) Sin embargo todos los cambios que existen en la actualidad llevan a la restitución de varios simbolismos, creando y recreando el cuerpo de todas las formas posibles; la medicina ha acercado a los individuos a la posibilidad de crear cuerpos ideales y esperados, donde el ser humano no es juzgado por ignorar leyes sociales o biológicas 9 simplemente decide sobre su cuerpo y lo modifica de acuerdo a las exigencias del medio en el que se desenvuelve (Martínez, 2004). De acuerdo con lo anterior, el individuo pierde la razón de su existencia modificando y recreando su existencia por la aspiración de estar bien y en superioridad a su contexto (Martínez, 2004). Por otro lado se presenta el cuerpo postmoderno, un elemento que existe y vive para la sociedad, destinado a vivir a prisa, bajo las mismas rutinas, sin reflexión ni análisis dando como resultado un cuerpo quebrantado ausente de objetividad e integración al ser (Le Breton, 2002; como se cita en Espinal 2009). Entonces podría decirse que el cuerpo es colocado como objeto y se le elimina toda capacidad de expresar, sentir, etcétera. Aunado a esto, el cuerpo se encuentra en una liberación sexual, donde el cuerpo es expuesto y exhibido como el más precioso y rentable símbolo, dejando de lado lo realmente esencial del cuerpo. Dejo de ser ese elemento natural digno de admiración para convertirse en un signo rentable y desarrollado para agradar a los medios (Baudrillard 1974). Es en la posmodernidad donde se exalta al cuerpo pretendiendo cautivar y atraer a la audiencia enalteciendo un cuerpo artificial y una imagen creada e idealizada con el único fin de consumo, de manera que prácticamente el cuerpo se inclinara a las tendencias de los cuerpos que representan perfección, desde imagen hasta representaciones, perdiendo completamente el camino de un cuerpo natural y ajeno a estructuras sociales preestablecidas (Candia, 2003). A este respecto Kellner (2011), asegura que la falta de profundidad y consideración al cuerpo no es más que la influencia de un medio consumista y una administración centrada en objetos superficiales y poco significativos. Es difícil aceptar una realidad donde los cuerpos que se admiran en televisión no son cien por ciento reales, sino el producto de mercadotecnia y de la explotación de cuerpos ficticios con la finalidad de promover y establecer patrones de belleza alejados de la salud y de la objetividad. Actualmente es común ver a mujeres luchando día a día con los cambios que suceden con el tiempo, arrugas, estrías, celulitis, etcétera para responder acorde a los someros modelos de perfección. De esta manera el cuerpo y todo lo que conlleva esta palabra pierde sentido, ya que no es un elemento autentico, es un elemento contaminado por la sociedad construido por factores ajenos a él, descuidando el cariño y el respeto del ser autentico (Zanardo & Malfi, 2011). 10 Como se puede observar a través de este capítulo al cuerpo se le ha visto, percibido y manejado de manera pertinente a su contexto, sin embargo existe un común denominador y es la influencia que hay de la sociedad tan fuerte e importante en la definición del mismo (Keijzer; 2003). Nuevamente mencionamos que a pesar de los impetuosos intentos de la sociedad por definir al individuo cada uno es responsable sobre su construcción de cuerpo, donde parte puede ser tomada de patrones dictados por la sociedad y parte es tomada de representaciones, percepciones y sentimientos que aprehendemos a través de nuestros sentidos (Jardines, 2004). No se debe perder de vista que el cuerpo debe ser considerado un todo, contexto, tiempo, dimensión y vida, de esta manera se reitera el párrafo anterior argumentando que el cuerpo es la unión de las representaciones y simbolismos sociales e individuales. El momento en que nace una persona su individualidad y autenticidad está en su máximo esplendor, es a través del tiempo que adquiere significados de diferentes fuentes contextuales tendiendo a limitar o extender su objetividad (Corres Ayala, 2006). Cuerpo es un todo, es la herramienta más ventajosa y sabía que existe, es el medio para sentir, percibir, aprehender y actuar. Es a través del cuerpoque el ser humano es capaz de sentir placer o displacer, de conocer que sabores le gustan, que sensaciones le son cómodas y cuáles no, lo más importante es que por medio del cuerpo el ser humano es capaz de expresarse (Corres Ayala, 2006). Este recorrido histórico demuestra que el cuerpo sigue siendo un objeto de dominación para los diferentes contextos y momentos históricos en los que los sujetos se encuentran, porque es con este que garantizamos el cumplimiento de las necesidades básicas. En la presente investigación se estudian y exponen los diferentes acontecimientos sociales que han dado pie a las diferentes representaciones y simbología que ha adquirido “el cuerpo” a través del tiempo y a través de los movimientos sociales en los que se ha visto inmerso, para posteriormente expresarse y definirse de manera que sea capaz de comunicar. Respecto a esto, se recalca la idea de que el posmodernismo expone al cuerpo, clasificándolo como perfecto e ideal solo bajo condiciones decretadas por la sociedad (Candia, 2003). Después de un breve recorrido sobre el cuerpo y conociendo el vínculo tan fuerte que tiene con el placer, continuamos con los antecedentes, los autores, y los diferentes enfoques que se le han dado al placer en diferentes momentos históricos. 11 4) Placer: Miradas y Aproximaciones 4.1 Antecedentes del placer Desde la filosofía antigua del Occidente europeo aparece el placer como bien destacado de la ética hedonista, identificando el bien con el placer. Los sofistas fueron los primeros hedonistas. Apareciendo en la historia del pensamiento griego, cuando las cosmovisiones religiosas y míticas fueron adentrándose por las filosóficas y racionales. Así mismo, el impulso de la democracia en Grecia y la posibilidad de establecer contacto con otros pueblos, hizo posible una verificación de ideas religiosas, morales y políticas (Corres Ayala, 1996). Protágoras fue el primer sofista reconocido; el sostenía la importancia de estar siempre preparado para defender y sostener los puntos de vista propios. Es a este filósofo a quién se le atribuye el principio: “el hombre es la medida de todas las cosas”, el cual, al ser utilizado en las diferentes áreas de conocimiento da como resultado el relativismo en las creencias (Corres Ayala, 2011). Por otro lado encontramos a Gorgias, otro representante de la filosofía sofista y en relación a la moralidad, este filósofo creía que era un acuerdo útil, y esto era precisamente por lo que el griego conservador consideraba al sofista como una gran amenaza para la autoridad. Posterior a este filósofo aparece la escuela de los Cirenaicos, seguidores de Aristipo de Cirene, ellos consideraban que el saber filosófico se encontraba enfocado en la conducta humana, la cual busca como finalidad de la vida el placer corporal momentáneo, entendido como movimiento débil o dulce, en contraste con la violencia del dolor, y diferente del placer estático presente en la doctrina epicúrea (Corres Ayala, 2011). Por su lado la escuela de Aristipo establecía que el conocimiento se generaba a través de la certeza sensible, esta comprende nuestras sensaciones, impresiones y emociones. Aquí es donde está presente la influencia de Heráclito y de la escuela de los sofistas, principalmente de Protágoras, en cuanto al placer y su relación con el tiempo, en este sentido Aristipo, señala que se encuentra en el presente, debido a que su origen es sensorial. Por lo tanto sostenía que no debía permitírsele al pensamiento que con las experiencias o preocupaciones sobre el futuro, inhibieran el deleite del momento. Por tanto, sostenían que el placer se genera en el mundo sensible y que la reflexión solo provoca la disminución de dicha experiencia (Corres Ayala, 1996). En la misma tradición se ubica la ética de Epicuro; aunque aquí encontramos diferencias importantes a la tesis inicial de Aristipo y su escuela. Epicuro tomaba en 12 cuenta la contribución del pensamiento en la experiencia placentera. Pues para él, los fines del comportamiento humano no se limitan únicamente a lo que los sentidos nos reportan en cada momento, ni se restringen a lo práctico, pues aunque su fin sigue siendo el placer, este se busca o debería buscarse también con la razón, pues al ser seres sociales existen pautas establecidas para llegar a él además de que al utilizar la razón también se procura el cuidado de sí mismo. Para Epicuro, las acciones humanas no están regidas por divinidades o la necesidad natural, sino por las pasiones y el libre arbitrio que, para ser usado en forma debida, requiere de un dominio interior (Arrighetti, 1978). Epicuro, sugiere la necesidad del conocimiento de sí mismo para acceder a una vida virtuosa. El al igual que Aristóteles, resalta la importancia que tiene la mesura para experimentar el placer autentico, y no solamente el goce sensorial (Arrighetti, 1978). Por otro lado, al proponer como meta el placer, Epicuro desafía la tradición idealista rechazando al cuerpo como fuente de las sensaciones que son engañosas y particulares. Para Epicuro el placer no es únicamente sensorial, sino también tiene un componente espiritual. La búsqueda de placer propuesta por Epicuro se encuentra más allá de la vida material y de los sentidos que proporcionan solamente el placer momentáneo (Corres Ayala, 2011). La importancia de tomar en consideración al cuerpo y sus sensaciones de dolor y placer se debe, a que gracias a estas se esta en contacto con el mundo. El placer y el dolor son dones de la naturaleza, y con estos se ayuda el ser humano para protegerse del peligro, de poder perder la vida. Sin embargo, además de estos dones naturales, también la razón o el intelecto, nos capacitan y ayudan a un uso mesurado y sensato de los placeres. Ahora bien, el escepticismo en la política y en el conocimiento, además de la exacerbación de los sentidos, considerados como únicos referentes sociales, epistemológicos y morales, no han sido rasgos exclusivos de los filósofos griegos (Corres Ayala, 2011). Estas son características que constituyen una perspectiva que ha ido desarrollándose a lo largo de la historia en las diferentes culturas; se manifiestan ocultas algunas veces o bien de manera más evidente, según el grado de tolerancia del poder, y brotan significativamente en etapas críticas, cuando los sistemas sociales, científico-filosófico y morales hasta entonces regulados, muestran su incapacidad para explicar situaciones nuevas y debido a esto empiezan a ser fuertemente cuestionados. Es decir, que en las épocas de transición que van de un sistema absolutista a otro, se resalta el valor de las concepciones relativas de la realidad, como una actitud de búsqueda hacia nuevos horizontes. Dicho de otra forma aun dentro de las estructuras establecidas, se 13 manifiesta ese espíritu que tiende hacia la defensa de otras opciones de vida (Corres Ayala, 1996). Tanto Nietzsche como Foucault, son vistos en esta perspectiva, desde el escepticismo, en tanto que cuestionan el orden en sus tres formas: política, científica y moral. Cada uno según su estilo, de acuerdo a las situaciones y los recursos de su contexto histórico-social (Corres Ayala, 2012). Al contrario de Kant, quien consideraba que el placer no se puede acompañar de la moralidad, Nietzsche sostiene que las experiencias placenteras representan un valor para el desarrollo armónico del individuo. En la filosofía de Nietzsche, el concepto de virtud se encuentra ligado a la posibilidad de ser (Corres Ayala, 1996). En su filosofía, Nietzsche da una nueva dirección al valor del arte, dotándole de una mayor extensión que abarca los campos de la ética y la estética. En la cual él lo concibe como un gusto por la vida, reconociendo en ésta última la creatividad. De esta forma, el significado de la frase “conócete a ti mismo” hace alusión a investigar y conocer nuestros gustos, posibilidades de ser, crecer,de sentir, con el otro, perfeccionando la versión, lo cual permite al individuo crear una extensión que lo ubique en el todo. Con respecto a la moral, Nietzsche insiste en que se trata de actos de obediencia, y esto impide pensar y reconocer la opinión propia. Es por esto que insiste en el autodescubrimiento, cuando se inhibe el pensamiento se suele imposibilitar el desarrollo personal (Corres Ayala, 1996). A este respecto, la espiritualidad que nos ofrece el cristianismo, es de tipo ascético; como ya se mencionó anteriormente, se caracteriza por un desprecio al cuerpo, el cual se traduce en un descuido al mismo, en el tormento, el autocastigo, la estigmatización de los instintos, y esto provoca la enfermedad, por la negación al placer. Nietzsche, en su libro Aurora (1880) señala al respecto: la característica de los “espíritus virtuosos puros” es un gran nerviosismo general y crónico ya que no conocen el placer más que bajo la forma de éxtasis y otras aproximaciones a la demencia (Corres Ayala, 2012). Entonces con base en la perspectiva de Nietzsche el placer se encuentra en las sensaciones y en la ilusión; ambos presentes en el artista. Por lo que la experiencia sexual puede registrarse en el conjunto de los actos creativos, pues en ella damos y recibimos placer, al mismo tiempo que a través de esta forma de relación humana, se reproduce la especie (Corres Ayala, 1996). La vivencia sexual, en el contexto del amor, es irreverente, - señala Nietzsche- porque para el amor no hay jerarquías; no existe la superioridad ni la inferioridad, sino que los 14 individuos son tomados como iguales y de esta forma es como puede generarse la creación; de cada individuo y entre ellos. Debido a que cuando se encuentran sometidos o jerarquizados no se puede crecer y de esta forma se encuentra imposibilitado el amar o el ser amado (Corres Ayala, 1996). Tomando este enfoque como base podría decirse que no solamente la experiencia sensible, sino también el pensamiento y su capacidad ilimitada de simbolizar al mundo a partir de las experiencias individuales, producen placer. Y partiendo de esto se puede deducir que no existen universales o bien referentes únicos, pues aunque los individuos concuerden en la búsqueda de bienestar, la percepción que cada quien tiene de este es diferente entre ellos. Cada sujeto es una elección de vida; de ahí que las comparaciones resulten absurdas e inútiles pues las metas, los deseos y las cosas que provocan placer difieren de individuo a individuo (Corres Ayala, 1996). Considerando los argumentos anteriores, se puede decir que la moral al pretender serlo, cae en lo inmoral, pues inhibe la expresión individual, al tomar como base la obediencia como eje principal cae en la inmoralidad ya que no permite la expresión ni la aventura en el viaje que cada individuo debe emprender para encontrarse a sí mismo (Corres Ayala, 2012). Viendo las diferentes perspectivas, se resalta como en cada momento histórico se sustenta la moral e instrumentaliza el cumplimiento de la misma. Esto se debe a que en cada período se establece un orden; por medio del cual se expresa el deseo de poder de unos cuantos, sobre la mayoría. Nietzsche explica esto como una tendencia característica del ser humano, que en la menor oportunidad se manifiesta. Con respecto a esto Nietzsche señala en su libro “La genealogía de la moral” (1887), que la especie humana tiene su origen en el grupo de homínidos más agresivos. Esto dificulta dominar al demonio del poder sobre los demás; pues aunque lo tengamos todo el individuo se siente aburrido e insatisfecho. El instinto de poder siempre se encuentra al asecho y busca salir a la menor oportunidad; ciega, inhibe e impide encontrar el placer en la entrega y recepción del otro, en la intimidad y la vulnerabilidad; obsesiona con el ansia de conseguirlo a través de la jerarquización. Entonces el placer es visto por Nietzsche no como una experiencia que excluya al otro sino todo lo contrario: el ser se encuentra a sí mismo en el placer y en el gusto que pueda proporcionarle al otro, pues como seres sociales por naturaleza es en parte a través del otro como el individuo se reafirma (Corres Ayala, 2012). Igualmente, hay que enfatizar el carácter intrigante de toda reflexión en torno a la subjetividad cimentada a partir de la intimidad, de lo individual, que es donde se inscribe el placer. Esto debido a que se origina en la individualidad y no en lo 15 homogéneo, lo que pone en riesgo cualquier orden, y aún más cuando se trata de un sistema intolerante, absolutista, que se encuentra diseñado perfectamente para controlar hasta lo más cotidiano de cada individuo que se encuentra dentro de él (Corres Ayala, 2012). De esto último precisamente, se trata la filosofía de M. Foucault quien, en su extensa obra al respecto de la constitución del sujeto moderno, analiza la cuestión del poder y las estrategias que se han desarrollado para llegar al control de la sexualidad, expresión íntima y personal, que a su vez es determinante en la vida humana. Al igual que Nietzsche, Foucault integra los tres elementos que sirven de eje, desde el análisis que se ha hecho de los sofistas: la dimensión socio-política, la de los sistemas de verdad y la de las prácticas individuales. En su obra, no solo deja entrever “la otra cara” de los sistemas, sino que su principal objetivo es dar a notar todo lo que ellos pretenden ocultar, negar. Su problema central es el sujeto, categoría fundada desde los discursos políticos, científicos y éticos que le proveen realidad, para así responder a la pregunta ¿Quiénes somos? (Corres Ayala, 1996). En lo que respecta al sujeto moderno, los relatos que han de analizarse, serán aquellos inscritos es sus dos temáticas principales: el poder y la sexualidad. Ya que como se mencionó estos son los principales temas que afectan al placer. En esto coincide Foucault quien toma como ejes estos grandes definidores para que desde estos se pueda tener una perspectiva del saber y quehacer humano, en la dimensión macro- social y la micro-individual. Él enfoca y analiza las respuestas dadas en nuestro tiempo, al respecto de: ¿cómo hemos de pensar al mundo y a nosotros?: ¿Cómo hemos de conducirnos individual y socialmente? (Corres Ayala, 1996). Si se desea encontrar un desarrollo integrado del nivel político-social con el privado- individual, a la vez que obtener la dimensión que Foucault le da al placer, ha de referirse al análisis que ofrece, de los antiguos preceptos griegos: conocimiento de sí mismo y cuidado de sí mismo. Estos, aplicados a la política, lleva a la idea de que un buen ciudadano es aquél que se sabe gobernar a sí mismo y al lograr esto pueda volverse un buen gobernante para los demás (Foucault, 1988). Al respecto Foucault señala, evocando a los griegos: que el otro resulta impredecible en la formación y reafirmación de uno mismo ya que la relación con el otro posibilita la formación del yo (Corres Ayala, 1996). En cuanto a las miramientos que hace respecto al poder este autor, está la de señalar, que donde el poder aparece, existe una resistencia, pues todo aquello que no se encuentra en la norma, se encuentra en la resistencia; es decir, todo aquello que no 16 cae dentro de lo establecido por la sociedad en dónde se encuentra inmerso el individuo es una oposición. Esto podría verse como una búsqueda personal del placer, formas posibles de gobernarse, un cuestionamiento del estereotipo de los placeres humanos, que vendría a relacionarse con una modalidad del placer: el placer de la verdad (Corres Ayala, 1996). El poder a su vez tiene su lado positivo, relacionado con el control de sí mismo, lo que nos hace experimentar placer, pues no existe mayor satisfacción que la de llevar a cabo un permanente cuestionamiento sobre el propio quehacer y de esta forma los individuos permanecen en un continuo crecimiento y autoconocimientoque se relaciona en el cuidado y dominio de sí mismos el cual va íntimamente relacionado con la experiencia del placer (Corres Ayala, 1996). A este respecto cuando se practica el cuidado de sí, cada individuo vigila 3 aspectos; el aspecto dietético referido al régimen alimenticio, el económico relacionado con el cuidado de uno mismo y por último la actividad social y el erótico que se refiere a la relación entre el cuidado de uno y la relación amorosa. Y es en estos tres aspectos que encontramos las principales fuentes de placer: el alimento, el descanso, el ejercicio; la vida social, el contacto verbal y representacional; el encuentro con el otro que deriva en su receptividad y su confianza hacia uno (Corres Ayala 1996). 17 4.2 Psicología y placer Ahora bien, en el recorrido anterior se observa como se ha ido formando la concepción que se tiene de placer. Por su lado Freud también habla del placer y retoma, en su escrito "Más allá del principio del placer" (1920), del pensamiento griego antiguo, la idea de lucha entre fuerzas opuestas que forman la psique humana, las cuales tienen la finalidad de llegar al equilibrio, el cual hace posible que el individuo se relacione con la realidad, sin embargo, si alguna de las pulsiones llegase a lograr una satisfacción plena esto resultaría destructivo para el yo. Entonces podría decirse que lo que es placentero para unas, es displacentero para las otras y viceversa (Corres Ayala, 1996). Sigmund Freud (1920) en su escrito “Más allá del principio del placer”, sostiene que es uno de los principios, que rigen el funcionamiento mental. El cual es tomado como el conjunto de la actividad psíquica que tiene como objetivo evitar lo displacentero y procurar el placer, y puesto que el displacer va ligado al aumento de las cantidades de excitación, y el placer con la disminución de la tensión, el principio de placer constituye un principio económico. El psicoanálisis, (Freud 1920) se centra en la observación, análisis, revelación y explicación de los procesos inconscientes. Tales procesos se organizan sobre la base de los mecanismos psíquicos más primarios. Esto puede constatarse justamente porque responden y obedecen a la tendencia denominada como “principio de placer”. El decir que la vida psíquica es mediada por el principio del placer, es viable debido a que una predisposición del aparato anímico es la de conservar lo más baja posible o por lo menos constante la cantidad de excitación en él existente. Esto hace pensar que aquello que eleva la excitación o la desequilibra, es percibido como displacer. Entonces se entendería que el principio del placer busca la estabilidad. Sin embargo resulta difícil decir que el principio del placer sea el que ejerce dominio absoluto sobre el aparato psíquico ya que esto supondría que todo lo que el ser humano hiciera tendría como resultado el placer y esto no es así pues existen numerosas y poderosas fuerzas que se contraponen al principio de placer (Freud, 1920). La experiencia lo constata; Freud (1920) indicó que en la psique humana hay una propensión al principio del placer pero que a esta tendencia se le oponen otras fuerzas o estados determinados de tal manera que el resultado final no puede corresponder siempre a ella, pues esta tendencia hacia el fin no supone todavía el alcance del mismo dado que el fin no es, en realidad, alcanzable sino aproximado. Esto constataría que existe alguna circunstancia que frustre la victoria del principio del placer. 18 El ser humano en la vida pretende alcanzar la dicha, conseguir la felicidad y mantenerla, evadiéndose el dolor y displacer, buscando placeres intensos, al respecto de esto, retomando a Freud en su texto de Más allá del principio del placer (1920) se cuestiona si ciertamente todo el quehacer humano puede explicarse mediante el principio del placer como móvil principal. Pues este establece que el aparato anímico tiende a la estabilidad, a la menor tensión, a la constancia del fluido de las excitaciones presentes en él, de forma tal que un equilibrio de las tensiones evitaría el displacer y generaría indudablemente la ganancia de placer en el sujeto, esto lleva rápidamente a Freud a eliminar esta ilusión introduciendo la noción de tendencia. Pues el principio del placer es sólo una tendencia, y su propósito puede alcanzarse solo de manera parcial. Es decir, que el placer no está garantizado (Freud, 1920). Entonces podría decirse que estos procesos persiguen la obtención de placer y su actividad psíquica se aparta de aquellos actos que puedan generar displacer, lo cual en psicoanálisis se conoce como represión. Dentro del principio de placer se encuentran los sueños nocturnos y la tendencia humana de apartarse de las impresiones dificultosas. Pero el principio del placer al ser una categoría esencialmente económica, desde el punto de vista tópico (es decir respecto de dónde ocurren los fenómenos) responde sustancialmente a las demandas del ello (Freud, 1920). Lo anterior resaltaría los problemas o limitaciones que este principio tiene: Por un lado el principio del placer podría resultar inútil y, altamente peligroso, para la autoafirmación del organismo frente a las dificultades del mundo exterior. Y es justamente por esto que debido al instinto de conservación del yo, el principio de placer queda remplazado por otro principio el cual no abandona el objetivo de conseguir el placer, sin embargo, este permite el aplazamiento de la satisfacción y nos fuerza a aceptar el displacer en lo que se llega al objetivo, ya que este no toma únicamente como referencia la inmediatez requerida para satisfacer la necesidad y así obtener placer, sino que también toma en cuenta las situaciones y el contexto externo en el cual se encuentra el individuo. Por otro lado, casi toda la energía que se encuentra en el aparato anímico proviene de las pulsiones, aunque algunos demuestran ser incompatibles con el resto por sus fines. Dichos instintos incompatibles son separados por el proceso de la represión y son privados al principio de la posibilidad de satisfacción (Freud, 1920). Estas limitaciones del principio del placer y la dificultad para alcanzarlo se encuentran relacionadas con el otro proceso por el cual se rige el funcionamiento mental. Con las interrogantes, acerca de la obtención del placer en el quehacer humano y las 19 limitaciones anteriormente mencionadas dentro de este principio, Freud (1920) plantea un principio que se le contrapone al principio del placer; el principio de realidad. Así como el primero tiende a la satisfacción inmediata, el de realidad toma en cuenta la realidad externa y la experiencia personal, obteniendo el equilibrio por diferentes caminos a la satisfacción inmediata. De esta forma, un individuo puede exigir la satisfacción inmediata de una necesidad (principio del placer) pero si este se encuentra en un contexto o situación que no permite la inmediatez de su satisfacción buscara satisfacerla de otra manera aceptable eliminando o al menos disminuyendo sustancialmente la tensión surgida (Freud 1920). Por lo tanto, el principio de placer interviene principalmente en la teoría psicoanalítica en conexión con el principio de realidad. Pues en principio las pulsiones sólo buscarían descargarse, satisfacerse por los caminos más cortos y progresivamente efectuarían el aprendizaje de la realidad, que es el único que posibilita, a través de los rodeos y aplazamientos necesarios, alcanzar la satisfacción buscada (Freud 1920). Al plantear las tesis del principio de placer y el de realidad, Freud (1920) señala el conflicto irrevocable y constante entre ambos resaltando de esta manera el carácter ambivalente del placer mismo, pues la vida psíquica está conformada por elementos constructivos y destructivos, que además son percibidos de diferente manera para cada individuo según elcontexto y su experiencia. Para poder concebir el modo como se revela el placer se debe considerar la tensión que se genera en la interacción entre el modo de funcionamiento del aparato psíquico y la formación social. A este respecto Marcuse (1984) señala que “El impulso biológico llega a ser un impulso cultural. El principio del placer revela su propia dialéctica. La aspiración erótica de mantener todo el cuerpo como sujeto-objeto del placer pide el refinamiento continuo del organismo, la intensificación de su receptividad, el crecimiento de su sensualidad” (1984: 197). Entonces podría decirse que lo que distingue al placer, de la satisfacción ciega de las necesidades es la resistencia de los instintos a agotarse a sí mismos en la satisfacción inmediata, así como su capacidad para construir y utilizar barreras que intensifiquen la realización. Aunque esta negativa instintiva ha hecho posible el funcionamiento de la dominación, también puede servir a la función inversa: erotizando las relaciones no libidinales, transformando así la tensión biológica y la compensación en libre felicidad. Marcuse (1985) menciona al respecto que “Al dejar de ser empleados estos procesos como instrumento para retener al hombre en su conducta enajenada, las barreras contra la gratificación absoluta llegarán a ser elementos de la libertad humana; 20 protegerán esa otra enajenación del hombre no de sí mismo, sino de la mera naturaleza: su libre autorrealización” (Marcuse, 1984: 210). Por lo tanto, el interés que existe en el presente trabajo acerca del modo como la categoría psicológica del placer llega a ser una categoría social, parte del reconocimiento de que el placer tiene un contenido social, pues como se mencionó anteriormente también existen excitaciones exteriores además de que para la obtención del placer el mundo exterior es un componente de suma importancia. Se trata de una configuración muchas veces antagónica donde se expresan conflictos. En este sentido, la categoría psicológica establecida a partir de la psiquis privada individual llega a ser una categoría social porque el individuo no es para sí mismo sino para las fuerzas sociales que definen la psique. Lo social pone de manifiesto un conjunto de aspiraciones, satisfacciones, sentimientos e impulsos socialmente establecidos y permitidos. Por otro lado al ser el principio de realidad parte de lo que rige el funcionamiento psíquico el cual, como se mencionó anteriormente se basa en la realidad la cual viene impuesta por el exterior, hace del placer una formación social. (Magallanes, 2014). Freud (1920) menciona que una de las áreas donde más se vio afectada la satisfacción pulsional, fue justamente el área de la vida sexual. Al respecto este autor dice que el «hombre moderno», neurótico, desistió en exceso a la satisfacción pulsional. En este sentido pudiera parecer que existe algo en la evolución del hombre que lo imposibilita de proporcionarse la satisfacción en el campo de la sexualidad. Y es justo a propósito de este enigma que el presente trabajo pretende indagar; el placer en la vida sexual humana y más precisamente en la sexualidad femenina ya que, como se verá a lo largo de los capítulos, la sexualidad se manifiesta en todo lo que hacemos de tal manera que se ve afectada por la cultura y la sociedad en la que se encuentra inmerso el individuo estando el placer inmerso en ella donde pasa lo mismo, al ser una categoría de índole social. Las incógnitas al respecto de esto en el área femenina son aún más, pues si bien es cierto que hoy en día nos encontramos en una sociedad más abierta en estos temas, aún no existe la suficiente aceptación para hablar de estos temas. 21 5) Sexualidad Como se ha visto en los capítulos anteriores es de suma importancia el contexto social en el cual se encuentra inmerso el individuo, ya que de este depende el significado que se le da a cada concepto y el sentido que se le da al comportamiento. Cuando se habla de temas tan sensibles como lo es la sexualidad resulta aún más difícil pues existen diversas definiciones y aproximaciones a dicho concepto, sin embargo, en el presente capítulo se intentará acercarse los más posible a dicho concepto. Podría parecer a simple vista que el sentido coloquial que se le da al concepto de “sexualidad” aún hoy en día se encuentra fuertemente ligado a lo indecente, es decir, a aquello que o está permitido; aquello que no debería hacerse (Freud, 1905). Resulta complicado delimitar con exactitud el contenido del concepto de “lo sexual”. Por un lado podría decirse que incluye todo aquello concerniente a las diferencias que separan los sexos; sin embargo, esta definición no permitiría un acercamiento real, pues es tan imprecisa como limitada y excesivamente comprensible además de que deja fuera muchos elementos que lo componen. Por otro lado, tomando como eje central el acto sexual en sí mismo, podría clasificarse como sexual todo lo relacionado con la obtención de un goce por medio del cuerpo y, más precisamente, de los órganos genitales, es decir, todo aquello que tiende a conseguir la unión de los órganos genitales y la realización del acto sexual. Pero surge el mismo problema en esta definición resultando igualmente limitada ya que genera el apoyar a aquellos que equiparan lo sexual con lo biológico y por tanto se estaría aceptando las misma creencias en las cuales por ejemplo el parto no tendría nada de sexual. Así mismo, considerando la procreación como el eje central de la sexualidad, se cae en la exclusión del concepto ignorando o eliminado de él una gran cantidad de actos, como lo son la masturbación o el mismo beso, que, muestran un innegable carácter sexual, y sin embargo no tienen la procreación como fin (Freud, 1905). Por lo tanto la sexualidad vista desde el punto biológico (instintivo) o bien limitándolo al acto sexual resulta sumamente reduccionista y no permite el correcto acercamiento al objeto de estudio del presente trabajo. Igualmente es común que al hablar de sexualidad, el imaginario colectivo piense inmediata y únicamente en relaciones sexuales genitales; ésta es una idea que se ha transmitido de generación a generación (Torres de Mila, Vargas & Vargas 1996). Y es debido a esto que resulta importante aclarar en este apartado algunos conceptos relacionados. Cuando se habla de las características físicas y biológicas que han sido 22 determinadas genéticamente, es decir, que identifican a hombres y mujeres, se está haciendo referencia al sexo, el cual es cierto que corresponde a un aspecto de la sexualidad pero no es el todo que la define; Por otro lado, cuando se habla de la identidad masculina y/o femenina, se hace referencia al género, el cual está relacionado con la dimensión social y la construcción del “ser hombre” y “ser mujer” que cambia de cultura a cultura y también depende de cada momento histórico. Cada uno de estos son elementos que se encuentran dentro de la sexualidad pero no son lo único que lo conforma, por ello cuando se habla de sexualidad debe existir un reconocimiento de que en este concepto se encuentran incluidas diferentes dimensiones fundamentales e inherentes de los seres humanos (Boswell, 1980). Si bien las definiciones de sexualidad han ido cambiando con el tiempo y cada vez aportan una mayor comprensión de este tema, el hablar de sexualidad resulta complicado pues las definiciones que aportan los diferentes estudiosos de la sexualidad difieren entre sí. Por ejemplo, las autoras Torres de Mila, Vargas y Vargas (1996) definen su propio concepto de la siguiente manera: “La sexualidad va mucho más allá de ese simple hecho biológico de ser hombre o ser mujer; no es algo que solo se expresa a través de la satisfacción de un impulso sexual, de la genitalidad, de la relación sexual genital, de la reproducción. La sexualidad es parte integral del ser humano y se expresa en todo lo quehacemos” (1996: 16). La autora Rosalía Camacho (1999) quien se interesa por destacar las diferentes manifestaciones del concepto de sexualidad en los ámbitos fisiológico, psicológico, social y jurídico, reconoce que el concepto no se delimita a la genitalidad o a la reproducción, pues también incluye los sentimientos, las emociones, las relaciones interpersonales, la posibilidad de satisfacer necesidades espirituales; ser feliz, sentir placer, protegerse y sentirse bien. En las definiciones anteriores se puede observar que el referirnos a la sexualidad no se limita únicamente a lo genital o a las diferencias biológicas y sociales del ser mujer u hombre, sin embargo, aún siguen difiriendo en la dimensión que abarca este concepto o son poco claras al respecto. Siguiendo con estos enfoques donde la sexualidad es parte integral del ser humano, desde el enfoque psicoanalítico y retomando a Freud (1905), la sexualidad es la fuente motivadora de la conducta. Se encuentra enraizada en lo biológico, y es vivida como necesidad de búsqueda de placer, resultando inevitable escapar de su dominio y puede ser satisfecha de múltiples formas. 23 Uno de los principales problemas que Freud (1905) plantea sobre la sexualidad humana reside en que para revelar las necesidades sexuales del hombre supone la biología la existencia de una energía; una "pulsión sexual”, del mismo modo que lo hace para manifestar el hambre de un instinto de nutrición. Sin embargo, el lenguaje popular no cuenta con un término que haga referencia al del “hambre” en lo relativo a lo sexual. Por lo tanto, el psicoanálisis utiliza en este sentido la palabra libido. Ahora bien, se mencionó anteriormente que la opinión popular tiene cantidad de creencias en torno a lo sexual, por lo que al referirse a instinto sexual sucede lo mismo pues el colectivo social tiene una bien definida imagen de la naturaleza y caracteres de este, donde no se admite que se encuentra presente en la infancia; sino que cree que se establece y desarrolla en el proceso de maduración de la pubertad, y en relación con él, se manifiesta en el fenómeno de atracción que un sexo ejerce hacia el otro, el cual tiene por objetivo la cópula sexual o bien aquellos actos que a ella conducen. Con respecto a esto Freud(1905) menciona; que existen poderosas razones para no ver en estas ideas y creencias más que un acercamiento bastante infiel de la realidad, ya que si se analizan de manera detenida y meticulosa, se exhiben en ellos gran cantidad de errores, inexactitudes e inadvertencias. En los infantes se han observado conductas que no pueden ser catalogadas de diferente forma más que como expresiones sexuales, un ejemplo de ella serían la masturbación, las erecciones o el chupeteo entre otras, y es precisamente en estas conductas donde se comprueba que la sexualidad es algo con lo que nacemos y que se va desarrollando conforme el individuo va creciendo (Freud 1905). En torno a lo anterior Freud (1905), en sus trabajos sobre la sexualidad infantil menciona que la concepción popular del instinto sexual forma parte de la creencia de que esta no se encuentra presente durante la infancia, apareciendo hasta el periodo de la pubertad, por tanto estas creencias provocan un gran error con consecuencias graves pues es debido a ellas principalmente que aun hoy en día existe un gran desconocimiento de las circunstancias fundamentales de la vida sexual del ser humano. Esto debido a que como este tema siempre ha sido un tema muy sensible en las sociedades como se vio anteriormente existe un muy delimitado significado para este concepto, así como también se encuentran muy delimitadas las conductas que están y no permitidas relacionadas a este tema. Ahora bien, es justo de estas delimitaciones impuestas socialmente, que el estudio de las mismas también se vea condicionado. A este respecto, la experiencia científica dentro del campo psicoanalítico muestra que tanto en relación al objeto sexual (persona de la cual parte de atracción sexual) como al fin sexual (acto al cual se incita la pulsión) existen múltiples desviaciones, y es por ello que resulta imprescindible una 24 profunda investigación que permita establecer las relaciones que dichas “anormalidades” tienen con lo considerado como normal, pues estas pudieran revelar mucha información sobre la sexualidad humana, ya que precisamente es de estas desviaciones de donde el psicoanálisis ha obtenido bastante información que permite la comprensión de la sexualidad humana de una mejor manera. En la clínica psicoanalítica se ha demostrado que la valoración psíquica que recae en el objeto sexual como fin del instinto sexual no es más que rarísimos caso, enfocada a los genitales, pues por el contrario se propaga por todo el cuerpo y tiene una tendencia a incluir todas las sensaciones provenientes del objeto. De igual forma, esta sobrestimación se presenta en el campo psíquico (Freud, 1905). Esta sobrevaloración sexual lleva al cuestionamiento de la limitación del fin sexual a la unión de los genitales y a su vez genera una elevación de la categoría de fin sexual introduciendo en esta, actos en el cual entran en juego otras partes del cuerpo. Al respecto de esto Freud (1905) en sus tres ensayos sobre una teoría sexual, menciona que la importancia de la supervaloración sexual puede ser investigada con mayor facilidad en hombres, pues su vida erótica y sexual es más accesible, sin embargo en las mujeres, en parte por las limitaciones impuestas por la cultura y, en parte, por la omisión convencional y la insinceridad de las mujeres, permanece aún envuelta en una oscuridad impenetrable (Freud 1905). Para la presente investigación se tomará como sexualidad el impulso o fuerza (libido) que impulsa las conductas o manifestaciones sexuales que tienen como objetivo la obtención del placer (considerando como placer la satisfacción del impulso) y pueden ser cubiertas de distintas maneras además de que dichas conductas no tienen forzosamente como fin la procreación, y son moldeadas a partir del contexto social en el que se encuentra inmerso la persona. Nuria Sorli, (2002) menciona que la sexualidad es una de las áreas de la vida social más interesantes pero compleja a su vez para el estudio de la plasticidad de la conducta humana pues esta tiene expresiones tan variadas que pone en evidencia la existencia de complejos simbólicos que refuerzan y dan relativa coherencia a una serie de conductas o prácticas que , para el individuo, resultan ser la única manera posible de satisfacer una necesidad que se provoca de manera natural. A este respecto, Gagnon (1973), menciona que la diversidad de expresiones culturales sobre el hecho innegable de que la sociedad necesita reproducirse físicamente provoca que se añadan múltiples dimensiones a la esfera de la sexualidad las cuales exceden por mucho las condiciones biológicas. Debido a tanta diversidad de manifestaciones culturales así como la manera en la que los individuos hacen uso de sus cuerpos es que ha sido una esfera de particular interés para la ciencia en general. 25 Debido a esto, se hará una breve reseña a través del tiempo de cómo era vista y permitida o bien reprimida la sexualidad en las diferentes sociedades y momentos de la humanidad. La sexualidad ha ido evolucionando junto con la mentalidad del ser humano. En la prehistoria era una simple satisfacción del impulso reproductivo. Y es probable que la preocupación por la sexualidad no fuera muy tomada en cuenta en las primeras comunidades cavernarias pues la vida de los primeros hombres era totalmente insegura debido a la persecución de la caza y la búsqueda de frutos que obligaban a las comunidades a un constante cambio de refugios (Foucault. 1984). Es con el descubrimiento de la agricultura que la sexualidad pasa a ocupar un lugar importante en la civilización, pues permitió a las comunidades establecersepor períodos prolongados en territorios fijos, posibilitando que hombres y mujeres pudieran por fin conocer el placer de reproducirse. En ese momento, la humanidad identifica a la mujer que da vida con la tierra que da frutos. Esto ocasiona que nazca un culto a la sexualidad femenina que sólo otorgarían, las religiones judaica, cristiana e islámica (Foucault, 1988 & Boswell, 1980). En las culturas helénica y latina el acto sexual llegó a ser una manifestación religiosa. Por ejemplo las orgías dedicadas a Dionisio o Baco, que era divinidad masculina de la sexualidad, fueron al principio verdaderos rituales del amor. En ellos se ofrecía a los dioses un presente para propiciar sus favores, en forma de fertilidad femenina y terrestre (Malinowski, 1929). Con el correr del tiempo esta creencia perdió su base religiosa y se transformó en exceso hedonista. Es especialmente famoso el caso de las orgías romanas, que llegaron a tener una gran dimensión durante ciertos períodos de su historia imperial. En este período se consolidó también la exacerbación del potencial sexual masculino, a través de las imágenes divinas como Zeus y, especialmente Apolo. La mitología grecolatina está llena de las aventuras eróticas de estos personajes, el primero padre de los dioses y el segundo, su hijo predilecto. Las personas adoraban a Apolo como un dios pleno de belleza física y espiritual (era, en cierto modo, el protector de las artes), así como de fortaleza y valor. De su imagen surgió el concepto de belleza apolínea, que establece hasta la actualidad, el prototipo del hombre viril y sensual (Foucault, 2008). Otra costumbre presente en esos tiempos, era la prostitución sagrada. Con ella las mujeres atraían favores de las diosas protectoras de su pueblo (Paul Veyne, 1984). La mujer debía ofrecer su virginidad y fertilidad a la diosa Venus o a algún de sus 26 equivalentes, a través de la unión con un sacerdote o un extranjero; el foráneo, en este caso, debía pagar a su vez con una ofrenda en especie o en metálico para cubrir o ayudar con algunos de los cuidados del templo de la diosa. Esa costumbre fue degenerándose con el tiempo en la simple venta del cuerpo femenino. Tales excesos en las sociedades helénicas y latinas eran comunes cuando las guerras o el desgaste de la sociedad alteraban las costumbres y causaban una profunda ansiedad por disfrutar placeres (Foucault, 1984). Entre los múltiples descubrimientos e invenciones de estas culturas no podía faltar la educación sexual. Los griegos y latinos conocían la importancia de desarrollar una sexualidad plena y buscaban, por lo tanto, cumplir el ideal de la vida sexual. Para ello educaban a sus niños en el conocimiento de las funciones sexuales. En sus ideales ellos procuraban exaltar el erotismo. Asimismo, las creencias grecolatinas sobre la sexualidad permitían, conductas que otras culturas condenarían y perseguirían; como por ejemplo, la noción de hombría que se manejaba en la época grecolatina donde en no se excluían las conductas homosexuales ya que estas conductas no provocaban ninguna disminución para la virilidad. En la cultura grecolatina se pueden encontrar fácilmente ejemplos de homosexualismo desde los dioses mitológicos, como Zeus, hasta los grandes guerreros, como Alejandro Magno (Foucault, 1984). Siguiendo en este recorrido, llegamos a la religión judía la cual fue de las primeras en reprimir la sexualidad, en especial la de las mujeres, pues eran consideradas como objetos. En el antiguo testamento, la función de la mujer se encontraba relacionada con la procreación, el perpetuar y servir a los hijos (Vera-Gamboa, 1998). El cristianismo modifico un poco esta visión pero al colocarse como religión oficial del imperio romano se convirtió en una fuerza política y represiva, en donde, el cristianismo catalogo la sexualidad como algo indebido e impuro (Brown, 1993). En Occidente, la represión político-religiosa de la sexualidad y sus expresiones se mantuvieron hasta bien entrado el siglo XX. Sin embargo, entre el siglo XVIII y el actual se dieron diferentes cambios en la mentalidad social. Algunos fueron enormes y otros poco perceptibles. Pero todos ellos dieron paso a la revolución sexual, que ocurrió en la década de 1960 y llevó a las actuales concepciones sobre este tema. Por ejemplo, a finales del siglo XVIII el Marqués de Sade introdujo en Francia, entre otras cosas, una nueva visión del placer sexual; la cual en su tiempo fue presa de varios malentendidos, ya que fue tomada como mera incitación a la perversión y al crimen. Inclusive en la actualidad recibe aún interpretaciones equivocadas (Aries, 1991). Durante el siglo XIX, la sexualidad comenzó a estudiarse con mayor entereza, la represión de sociedades puritanas, como la de Inglaterra en la época de la reina 27 Victoria, continuó. La sociedad victoriana manifestaba varias contradicciones morales. Por ejemplo, por un lado obligaba a la contención sexual a las mujeres para que fueran catalogadas como "decentes", y al mismo tiempo aprobaba la prostitución como una salida inevitable de las necesidades "sucias" de los hombres (Fernández Díaz, 2012). En la época victoriana, conductas sexuales como la masturbación, eran consideradas inapropiadas y se le culpaba de desórdenes como la epilepsia. En 1882 aparece el trabajo de Richard Kraft-Ebing “Psychopatia Sexualis”, donde describe diferentes tipos de comportamiento sexual a los cuales etiqueta como patológicos y debido a esto es que surge el término de desviación sexual. En estos tiempo, cualquier conducta sexual que no tuviera como fin la reproducción se consideraba “anormal”. En los escritos de este autor se encontraban ligadas las conductas sexuales sin fines reproductivos con el concepto de enfermedad sexual y esto en algunas ocasiones sigue siendo así. (Caruso, 1993). Durante esta época, para las mujeres el sexo era algo que debía soportarse, lo que provoco que se generaran mitos que llevaban al miedo o la culpa sobre este tema. Por ejemplo se decía que el exceso de relaciones sexuales reducía la vida del hombre. Otro ejemplo es el de que si las mujeres disfrutaban de la relación sexual estaban destinadas a morir a una edad joven (Matsers W, Johnson V, Kolodny R. 1998). Podría decirse que esta fue una de las épocas de mayor represión sexual. Lo más grave fue que el concepto victoriano sobre sexualidad marcó los años posteriores con una serie de creencias equivocadas. El inicio del siglo XX es importante pues en este tiempo se dio una liberación femenina, que tenía como objetivo situar a la mujer en un plano de igualdad con el hombre. Así se comenzaron a eliminar los tabúes y mitos sobre el cuerpo y su capacidad sexual. Esto permitió que se comenzara a hacer una mayor indagación sobre el tema y justo por la misma época, el psicoanalista Sigmund Freud dio a conocer sus revolucionarias teorías sobre la sexualidad humana, que provocaron a una verdadera revolución sexual, pues en ellas comprobó y resaltó la importancia que la sexualidad tiene para el ser humano. Este autor desarrolló su teoría de la personalidad, la cual tiene como eje principal el desarrollo sexual. Introdujo el término de “libido” tomando este concepto para referirse a la energía de la que emanan todas las actividades de los hombres. Con este concepto se escandalizó a la sociedad burguesa de Viena al afirmar que la mayoría de las fobias y miedos se encuentran íntimamente ligadas con las frustraciones sexuales (Caruso, 1993). En este contexto, hombres y mujeres comenzaron a preocuparse por entender mejor el desarrollo de sus capacidades y habilidades sexuales. 28 Poco después se dieron a conocer las investigaciones modernas que permitieron el nacimiento de la sexología como ciencia. Entre estos estudios destacan, por sus revelaciones y su popularización mundial, los que realizaron los doctores William H. Masters y Virginia Jonson, Helen
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