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FACULTAD DE PSICOLOGÍA 
“CUERPO, PLACER Y SEXUALIDAD FEMENINA: ANÁLISIS DE LOS 
EMERGENTES EN EL PROCESO DE ENTREVISTA GRUPAL EN MUJERES 
UNIVERSITARIAS DE 20 A 25 AÑOS” 	
TESIS 
PARA OBTENER EL GRADO DE: 
LICENCIADA EN PSICOLOGÍA 
 
PRESENTAN: 
ROMERO GÓMEZ CINTHYA ARIADNA. 
VILLAFUERTE BANUET LAURA ALICIA. 
 
DIRECTOR DE TESIS: 
DRA. PATRICIA CORRES AYALA 
 
 
 Ciudad Universitaria, CD. MX. 2016 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
Restricciones de uso 
 
DERECHOS RESERVADOS © 
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL 
 
Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal 
del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). 
El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea 
objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para 
fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo 
mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
 
ÍNDICE 
	
A. Agradecimientos	………………………………………………………………………………………..…….	
B. Abstract	……………………………………………………………………………………………………..…….	
1. Introducción	……………………………………………………………………………………………………..……1	
2. Antecedentes	……………………………………………………………………………………………………..….4	
3. Cuerpo:	Representación	y	lenguaje	…………………………………………………………………..……5	
4. Placer:	Miradas	y	aproximaciones	……………………………………………………………….……….11	
4.1. Antecedentes	del	placer…………………………………………………………………………………11	
4.2. Psicología	y	placer………………………………………………………………………………………….17	
5. Sexualidad	……………………………………………………………………………………………………………21	
6. Cuerpo,	placer	y	sexualidad	…………………………………………………………………………………30	
7. Metodología	……………………………………………………………………………………………………..…37	
7.1. Justificación	……………………………………………………………………………………………….…37	
7.2. Pregunta	de	investigación	…………………………………………………………………….………38	
7.3. Objetivo	general	y	objetivos	específicos	…………………………………………………..…..38	
7.4. Tipo	de	estudio	…………………………………………………………………………………………….38	
7.5. Tipo	de	población	y	muestra	………………………………………………………………………..39	
7.6. Instrumento	de	medición	…………………………………………………………………………….39	
7.7. Procedimiento	……………………………………………………………………………………………..40	
7.7.1. Análisis	de	resultados	………………………………………………………………….…....40	
7.7.2. Análisis	de	emergentes	……………………………………………………………….……..41	
 
7.8. Limitaciones	de	la	investigación	……………………………………………..…………………..41	
8. Resultados	emergentes	………………………………………………………………………………………42	
9. Discusión	………………………………………………………………………………………………….………..59	
10. Conclusión	general	…………………………………………………………………………………………….72	
11. Bibliografía	………………………………………………………………………………………………………..75	
C. Anexos	………………………………………………………………………………………………………….	
 
	
	
	
	
	
	
 
	
	
	
	
	
	
	
	
	
 
A) Agradecimientos 
 
A la Universidad Nacional Autónoma de México, orgullosas de pertenecer a la máxima 
casa de estudios, por formarnos como una personas éticas y críticas. 
A la Facultad de Psicología, lugar donde nos formamos, crecimos, aprendimos donde 
con el paso de los años nuestra visión fue cambiando, muchas gracias a todas las 
personas que formaron parte de ésta etapa de nuestra vida. 
 A nuestra directora de Tesis la Doctora Norma Patricia Corres Ayala por brindarnos 
tiempo, aún en las circunstancias tan difíciles que coincidieron en el momento de la 
elaboración del presente trabajo dándonos un ejemplo de profesionalismo y 
dedicación. Gracias por su apoyo, su orientación, y sobre todo por compartir su 
conocimiento con nosotros. 
A nuestro revisor de tesis, el Maestro Sotero Moreno Camacho por confiar en nosotros 
y darnos palabras de aliento que nos motivara en este trabajo. 
A nuestro jurado, Dra. Patricia Bedolla, el Mtro. José Francisco Díaz y la Licenciada 
Ligia Colmenares por sus valiosos comentarios, por su entrega, tiempo y atención en la 
realización de esta investigación. 
A las valiosas mujeres que afectuosa y atentamente abrieron su corazón y su mente 
para ayudarnos a esta investigación, por darnos las herramientas necesarias para la 
elaboración de la misma. Gracias por su tiempo y sobre todo por su confianza. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
A Dios por la bendición de darme salud y fuerza para completar este ciclo. 
A mis padres, por formar a la persona que soy, por poner límites en mi vida, por 
siempre alentarme a dar lo mejor de mí para alcanzar mis objetivos y a nunca darme 
por vencida, por entender mi singular modo de ser, por apoyarme en cada decisión 
tomada sin importar las consecuencias, por darme valores sólidos, por demostrarme 
también que la vida en pareja y la vida en familia no es sencilla pero que teniendo la 
voluntad de salir adelante todo es posible. También por demostrarme que con esfuerzo 
y constancia todo en la vida es posible y por hacerme sentir que cuento con su apoyo y 
amor incondicional y enseñarme que la familia es ese lugar en donde la vida comienza 
y el amor nunca termina. 
A mi hermana Verónica por ser ese cómplice incondicional en mi vida, esa persona con 
la cual siempre cuento, la que ha estado en los momentos más felices de mi vida 
celebrando conmigo y en los momentos más difíciles brindándome su apoyo y dándome 
palabras de aliento que me motivan a nunca rendirme y seguir adelante en busca de 
mis metas. 
A mis amigas; Daniela, Mariel, Jesica y Brenda, quienes han estado conmigo en todo 
este recorrer de vida que llevo, por brindarme una amistad incondicional y mostrarme 
que siempre hay personas en las que puedes confiar y que te apoyaran. 
 
A mi compañera de Tesis Ariadna Romero porque además de haber emprendido esta 
aventura conmigo que fue la realización de la tesis, recorrimos juntas este camino de 
nuestra formación como psicólogas y además por ser una excelente persona y haberte 
convertido para mí en una amiga incondicional. Gracias por estar conmigo en toda 
esta travesía tan increíble y enriquecedora. 
v 
 
Dedico esta investigación a mis padres, por enseñarme el valor del equilibrio entre 
esfuerzo y perseverancia, gracias por estar conmigo siempre, por apoyarme y 
empujarme en momentos tan difíciles. 
 
A mi pequeño Pablito, por ser el motor de mis días. 
 
A mi esposo por hacerme tan feliz, por apoyarme, escucharme y tolerarme en días de 
tormenta. 
 
A mi hermosa Lau, que además de ser mi compañera de tesis, es una excelente amiga y 
persona, gracias por todo. 
 
Agradezco infinitamente a las personas que estuvieron a mi lado en la elaboración de 
la tesis, su apoyo y su confianza. 
 
Destino esta investigación a las mujeres que viven bajo la sombra de una sociedad 
estancada con ideas obsoletas, esperando sea una luz de entendimiento, aceptación de 
comportamientos y pensamientos, favoreciendo la armonía entre sentir, pensar y 
actuar. 
	
	
	
	
	
	
	
	
	
	
	
	
	
	
	
	
	
	
	
	
	
 
B)	Abstract 
El propósito de esta investigación es conocer los 
significados del cuerpo, placer y sexualidad que 
se expresan a través de un dispositivo de 
entrevista en un grupo de tres mujeres. 
Se trata de una investigación cualitativa en 
modalidad de estudio de caso, donde se tomó un 
grupo muestra cuya metodología está basada en 
lo que se conoce como análisis del discurso. 
Para abordar nuestro objeto de indagación se 
desarrollaron dos partes fundamentales. La 
primera, consistió en realizar una investigación 
documental donde se revisaron los conceptos de 
cuerpo, placer y sexualidad femenina. La segunda 
parte consistió en una investigación empírica 
compuesta por 1 entrevista a 4 mujeres 
universitarias, entre 20-25 años de edad, que se 
encontraban en los campos de conocimiento 
social y de salud. Como recurso metodológico 
que se empleó en el presente trabajo, fue la 
entrevista grupal con la modalidad de grupo 
operativo. El discurso se analizópor medio del 
análisis de emergentes que consistió en 
identificar las ideas subyacentes, latentes del 
discurso manifiesto, entre las mas importantes 
destacan: la liberación en el discurso sobre 
sexualidad y la represión en la acción de la 
misma y la construcción social de los significados 
que se le dan al placer, al cuerpo y a la sexualidad 
ahora en día. 
 1 
 
1) Introducción 
 
Esta investigación surge de una amplia reflexión basada tanto en nuestra experiencia 
formativa adquirida durante la carrera, especialmente en el área clínica, como de 
nuestra participación en un programa de servicio social llamado “sexualidad y género”. 
 
Las aportaciones de la perspectiva psicoanalítica y sobre todo la social, son el recurso 
mediante el cual, tanto los dispositivos de escucha como los recursos de análisis 
utilizados, nos permiten aproximarnos a las experiencias del grupo de personas 
entrevistadas. El conjunto de estas vivencias se cristalizan en un campo discursivo, 
representando a su vez, la materia prima definida en esta investigación como el 
imaginario social. 
 
El tema de sexualidad es de nuestro interés ya que, si bien estamos en una cultura que 
ahora es más abierta y explícita en cuanto al tema de sexualidad, hemos constatado 
que existen diversas formas de expresar los significados que cada individuo y grupos 
de personas vive respecto a la sexualidad, donde la relación placer, prohibición y deseo 
se matiza de diversas maneras por las regulaciones sociales que existen en una 
comunidad (Fernández Díaz, 2012). 
 
En cuanto a lo referido a la sexualidad, considerando la experiencia y el sentido teórico, 
ambos forman un tejido tan complejo por su entramado y matices que decidimos 
delimitar el proyecto en tres vectores: cuerpo, placer y sexualidad femenina. 
 
Para darnos una idea de esta diversidad, diremos que el cuerpo, se considera como 
algo que permanece sin significado hasta que cada individuo de acuerdo a sus 
experiencias le da sentido, creando y modificando estas representaciones (Schilder. 
1986). 
 
Partiendo de ello, hacemos hincapié en la importancia de la percepción del cuerpo y 
cómo esta influye directamente en el comportamiento de las personas, por esta razón, 
conociendo la importancia del cuerpo se decidió indagar de qué manera se ve afectada 
por la sociedad la capacidad de sentir placer o disfrutar en las mujeres. 
 
La decisión de hacer esta investigación desde una perspectiva social está 
fundamentada, además del acercamiento anteriormente mencionado en este enfoque, 
es el conocimiento de que en las últimas décadas se han realizado en todos los 
campos del conocimiento revoluciones científicas, sociales, y por supuesto cambios en 
nuestra forma de percibir, de entender y de estar en el mundo.; modificando 
 2 
paradigmas y estableciendo nuevos puntos de vista. El psicoanálisis, no siendo ajeno a 
este movimiento ha demostrado sus alcances de crecimiento debido a su desarrollo 
interno y a su diálogo con disciplinas cercanas, incorporando estos descubrimientos 
para la comprensión del ser humano. 
 
Uno de los campos en donde este cambio de paradigma es claramente visible es el de 
la sexualidad femenina, la cual Freud (1905) calificó de “dark continent” justamente por 
el desconocimiento que él tenía sobre ciertos aspectos de lo femenino. A este 
argumento Freud agrega que la sexualidad del hombre permanece más abierta y 
menos misteriosa que la sexualidad de una mujer. Esta es una de las razones por las 
cuales se decidió hacer la presente investigación en mujeres exclusivamente, ya que 
como muchos autores han mencionado y retomando a Freud (1905), la sexualidad de 
la mujer es aquella incógnita que requiere de análisis y cuidado. De acuerdo con él se 
hace difícil su conocimiento por las referencias que existen alrededor de este tema, 
siendo la sexualidad femenina un tema cerrado aún para muchas mujeres. 
 
Respecto a lo anterior dicho autor menciona: “La importancia de la supervaloración 
sexual puede estudiarse fácilmente en el hombre, cuya vida erótica ha llegado a ser 
asequible a la investigación, mientras que la de la mujer, en parte por las limitaciones 
impuestas por la cultura y, en parte, por la represión convencional y la insinceridad de 
las mujeres, permanece aún envuelta en impenetrable oscuridad” (Pp,1181). 
 
Con esta idea se confirma la importancia de indagar sobre las consideraciones y 
significados que le dan las mujeres a la sexualidad, pues finalmente, como mujeres es 
inevitable cuestionar el origen de las definiciones que se le dan a las cosas. En el siglo 
XXI parece necesario retomar y actualizar que significados le dan las mujeres a temas 
como sexualidad, placer y cuerpo, ya que son palabras que se abordan de manera 
diferente de acuerdo al contexto, educación y cultura. 
 
Con esta investigación, se pretende conocer que significado se le da al cuerpo, al 
placer y a la sexualidad femenina ahora que la mujer ha tomado tanta fuerza, en rubros 
económicos, profesionales, sociales y personales. Por tanto este trabajo forma parte de 
un campo de fenómenos más amplios estrechamente vinculado a lo formulado por 
Cornelius Castoriadis (1975) donde expone que cada persona crea y le da sentido a 
sus acciones y pensamientos de acuerdo a sus experiencias particulares. 
 
No es secreto que las mujeres hoy en día tienden a expresar su sexualidad de manera 
distinta a la del hombre, sin embargo, es preciso entender los cambios por los que ha 
pasado la mujer, y reconocer que estos cambios han modificado la manera de percibir 
y expresar su sexualidad. 
 3 
Retomando la concepción del presente trabajo, se realizó una investigación empírica, 
ya que, como se mencionó anteriormente, es a través de la experiencia que las 
personas crean significados. Aunado a esto se eligió la entrevista como herramienta de 
investigación ya que permitió obtener información basta y profunda debido a que las 
respuestas no se encuentran condicionadas ni limitadas, permitiendo la espontaneidad, 
creatividad y la expresión de experiencias. 
 
Así mismo, se eligieron mujeres jóvenes ya que era una población a la que se tenía 
acceso además de considerar que son mujeres que crecieron junto con estos cambios 
socioculturales, cambios que se han dado en todas las culturas, donde la mexicana no 
es excepción. 
 
Se han hecho investigaciones en torno al tema de sexualidad, sin embargo, su enfoque 
principal es el biológico donde el fin es la reproducción, aunado a esto, el discurso que 
se obtiene de las mujeres mexicanas es vago y poco profundo, ya que, la cultura 
mexicana tiende a ser, por muchos factores como la religión, la represión, educación, 
creencias familiares políticas etcétera, hermética, en torno a estos temas. 
Por esta razón se torna interesante obtener información de mujeres en ambientes 
confiables y libres de juicio que permita la libre expresión y acercamiento más profundo 
sobre los significados de los temas en cuestión. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 4 
2) Antecedentes 
 
En este apartado resulta indispensable hacer una recuperación mínima de algunos 
trabajos recientes tanto en algunas tesis de grado y posgrado como de las 
investigaciones anteriores realizadas de acuerdo con el tema que se está trabajando. 
 
En cuanto a investigaciones, se encontró un trabajo realizado en una región del Norte 
de Chile en el cual se comparte la edición de Jimena Segovia Silva y Leyla Méndez 
Caro (2013), Cuerpos y Metáforas, obra que permite un análisis y reflexión sobre los 
resultados de un estudio de las definiciones socioculturales que se tienen del cuerpo en 
general y la sexualidad de jóvenes en la región mencionada. 
 
Por otro lado encontramos una investigación antropológica realizada por Roció 
Córdova Plaza (2003), titulada: "Los peligros del cuerpo o el ejercicio de la sexualidad 
femenina como estrategia de subsistencia"; en el cual se investigan las condiciones 
que han beneficiado la vivenciade la sexualidad femenina como vía para la 
procreación, aceptando a través de este medio la sexualidad y el cuerpo. 
 
Así mismo Margarita Baz (2011) en su libro "Metáforas del cuerpo", ofrece el resultado 
de una interesante investigación realizada con un grupo de bailarinas. Un trabajo donde 
se cuestiona la naturaleza de la subjetividad femenina enfocándose en lo que 
normalmente tiende evitarse; es decir, la problemática del cuerpo. 
 
El título "Metáforas del cuerpo" como la autora lo señala en la introducción, nos ubica 
de entrada en la concepción de que el cuerpo es sólo un conjunto de significantes. En 
otras palabras, que no se nace con un cuerpo sino que se construye una 
representación inconsciente del cuerpo a partir de experiencias significativas. 
 
Por otro lado Wilhem Reich, quien fue discípulo de Freud, llamado por algunos como el 
padre de la revolución sexual, hizo muchas aportaciones en el tema de la sexualidad. 
Su objetivo era liberar a las personas de la represión sexual, ya que en esa época 
existía una fuerte represión en torno al tema. 
 
Los trabajos de los autores anteriormente mencionados nos dan la pauta para 
investigar de manera más profunda y actualizada sobre estos temas que no son de fácil 
abordaje. 
 
A continuación se presentan los capítulos que ayudaron a darle estructura a la 
investigación, comenzando con uno de los ejes principales “Cuerpo”. 
 
 5 
3) Cuerpo: Representación y lenguaje 
 
El cuerpo es ese elemento con el que contamos los seres humanos para conocer el 
mundo exterior. La mayoría de los autores difieren en el concepto de cuerpo, sin 
embargo, coinciden en que la forma de ver y manejar el cuerpo son cuestiones muy 
importantes que forman la manera de expresarse de cada persona en la vida (Espinal, 
2009). 
 
El cuerpo, desde el enfoque de Bacca (1987; como se cita en Espinal, 2009), puede 
abordarse desde dos perspectivas: 
 
1) Como tema en donde el cuerpo es tomado como algo que ya se encuentra definido, 
es decir, estable y permanente. 
 
2) O bien, como problema donde el cuerpo es considerado como algo que se 
encuentra en constante cambio y movimiento, por tanto, es evolutivo. 
 
Se considera que en todo lo referido al cuerpo resulta imposible excluir cualquier 
perspectiva o información. Por esta razón “cuerpo” debe pensarse desde una 
perspectiva amplia y complementaria, que integre al cuerpo como tema y al mismo 
tiempo como problema. Es decir, como un concepción que ya cuenta con una definición 
establecida socioculturalmente, y también como algo que se encuentra en continua 
construcción. Para entender el concepto de cuerpo, se debe objetivar y tomar en 
cuenta que todo ser humano vive y se manifiesta con y a través de él, y que al hacer 
referencia a manifestación no se enfoca, únicamente a los movimientos reflejos, sino 
también a través de emociones y sentimientos (Espinal, 2009). 
 
Todos los individuos nacen con un cuerpo que se va transformando y se adapta para 
construir su corporeidad. Las experiencias que va teniendo en el medio en que se 
desarrolla el individuo y la forma en que las percibe, se adaptan y acomodan creando 
nuevas estructuras de referencia; de esta forma es como se va construyendo el o los 
significados del cuerpo (Espinal, 2009). 
 
Bernard (1985; como se cita en Espinal, 2009) es otro autor que hace referencia al 
problema sobre el cuerpo donde indica que nuestro cuerpo es el órgano de lo posible, 
pero de igual forma e inevitablemente lleva la marca de algo que no se puede describir, 
y es justo por ello que al referirse a cuerpo no se puede hacer de manera neutra. De 
manera que toda reflexión sobre el cuerpo alude a un valor, indica conducta y 
determina la realidad de esa conducta. 
 6 
Se determina, con todo esto, que el cuerpo como tema comienza desde el momento 
en el que se le otorga esa cualidad en el vientre materno (a los tres meses de la 
concepción) y llega a su fin con la muerte. El cuerpo como problema es todo el proceso 
de interacción y construcción que da paso a la corporeidad. En otras palabras, el 
cuerpo se limita a un principio y a un final; la corporeidad es la vida, es el proceso por 
medio del cual se llega a la definición. Reconocer al cuerpo significa reconocer el límite, 
lo que no se puede sobrepasar porque, si es así, se pierde la integridad propia y se 
amenaza la del otro (Espinal, 2009). 
 
Diferentes autores han opinado respecto al cuerpo, sobre si este pertenece a una 
esfera social- individual si es influenciado por la cultura, si se nace o si se construye 
etcétera. Como se aprecia, el conocimiento que se tiene respecto al cuerpo genera 
una gama bastante amplia para construir este concepto. 
 
Brohm (1968; como se cita en Espinal, 2009) acentúa que en todas las esferas de la 
vida social el cuerpo es considerado como objeto, sin embargo al abordar al cuerpo 
desde esta perspectiva tan limitante se niega la capacidad y potencialidad de este ya 
que solo se observan aquellas conductas esperadas y mayormente conocidas dejando 
de lado la gran capacidad que tiene el cuerpo para hablar, pensar, percibir y sentir. 
 
Denis (1980 como se cita en Espinal, 2009) por su lado, resalta este argumento 
agregando que retomar el concepto de cuerpo desde lo que se conoce o lo que se ha 
enseñado desde la institución, ya sea familia, escuela, iglesia, etcétera no quiere decir 
que se entienda o se comprenda la fuerza que tiene, siendo imposible definirlo a través 
de una perspectiva socialmente establecida ya lo que se muestra es solo el reflejo de 
patrones aceptados de conductas. 
 
Bernard (1985; como se cita en Espinal, 2009) también contribuye sobre lo 
anteriormente señalado, argumentando que tanto la educación que se tiene sobre el 
cuerpo, como lo que se conoce de él, no es más que el resultado de algo 
preestablecido, algo que ha construido la sociedad y decretado acerca de él. 
 
En base a los argumentos de los autores anteriores, se vuelve indispensable 
complementar que contrario a lo que la sociedad impone acerca del cuerpo y del 
conocimiento de este, los seres humanos viven y se expresan con y a través de él, por 
tanto el cuerpo se torna parte fundamental en la existencia de un ser humano por lo 
que resulta vedado verlo únicamente como objeto. A este respecto Rey & Trigo 
(2000), mencionan que la persona no solo tiene un cuerpo que existe y que hace, sino 
que las funciones que realiza como pensar, sentir, conocer, desear, percibir, razonar 
son parte de la definición que se le da a este complejo concepto, dando como fruto la 
 7 
vivencia plena de una corporeidad. Con base en argumentos de Espinal (2009), la 
corporeidad es aquella fuerza que permite que las personas vivan, sientan, actúen y se 
expresen a través del cuerpo, ya que esta permite integrar lo físico, lo emocional, lo 
intelectual y espiritual. 
 
Por otro lado, argumenta el sociólogo Le Breton (2002; como se cita en Espinal, 2009), 
que, es a través de la corporeidad que el sujeto aprende a comprender el mundo, solo 
a través de la experiencia logra interiorizar, analizar y dar sentido a lo que sucede a su 
alrededor, haciendo accesibles los conocimientos para su comprensión y permitiendo 
que estos puedan interactuar, dando como resultado la modificación y recreación de 
significados para posteriormente ser insertados en el contexto en el que el individuo se 
desenvuelve. 
 
Finalmente la corporeidad es el punto de partida para una vida plena, tomando como 
principal argumento que el ser humano es sociable por naturaleza y, que como se 
mencionó anteriormente, se expresa, se vive y se relaciona con y a través del cuerpo, 
de tal manera que es indispensable conocer como este se ve influenciado por la 
sociedad en la cual se encuentra inmerso Gidenns (1999; como se cita en Espinal 
2009). 
 
Conociendo el papel tan valioso del cuerpo en la vida de cada individuo se torna 
indispensable mencionar como se ha ido creando y transformando la concepción de 
este a travésdel tiempo y contexto social en el que una persona se desenvuelve, pues 
esto permitirá comprender de una mejor manera cómo se ha llegado a la concepción 
actual. Con estas ideas hasta aquí expuestas se inicia el recorrido histórico en relación 
al cuerpo. 
 
En Grecia el cuerpo era visto como la máxima expresión de arte a la que se podía 
aspirar, dicho de otra manera se preocupaban y esforzaban por mantener el cuerpo 
impecable, cultivando y desarrollando la perfección del mismo (Fernández Díaz, 2012). 
 
Lo que se conocía sobre el arte se reducía únicamente a lo perfecto y a lo bello siendo 
una preocupación física, mental y moral el mantener una impecable apariencia externa. 
Dicho de otra manera era más importante mantener una inmejorable apariencia externa 
aunque esta distara de la interna. Fue con los griegos que se comenzó a racionalizar el 
pensamiento, permitiendo un auténtico juicio que dio lugar al cuestionamiento del 
dualismo cuerpo-alma, viendo al cuerpo como objeto de análisis. Con esto, el hombre 
empezó a cuestionar su existencia, preguntándose acerca del origen de las 
sensaciones, las percepciones, los sentimientos etcétera, que concluyó en la siembra 
de dudas y por consecuencia la reacción de búsqueda de respuestas (Lowe, 1986). 
 8 
En la antigua Grecia existía una visión muy delimitada acerca de las cosas, donde las 
cosas eran buenas o eran malas, el cuerpo era lo visible y el alma lo invisible, fue en 
estos tiempos donde se consideraba que la mujer no era única sino que era una parte 
del hombre, donde la mujer no tenía alma y se hacía acreedora a realizar actividades 
dedicadas al varón. La idea de cuerpo no distaba mucho de los griegos en esta época 
pues el cuerpo era tomado desde un punto físico y puramente somero (Adorni, 2012) 
 
Por otro lado, en la edad media el cuerpo era visto como el punto perfecto para torturar, 
desde mutilaciones hasta descuartizamientos; crueldad que estaba comandada por la 
iglesia y el clero con el único fin de que promover la moralidad y condenando a 
cualquier persona que exhibiera el cuerpo en cualquier situación. El cuerpo era símbolo 
de dolor, sometido a reglas, ayunos, control de pasiones, abstinencia etcétera, todo lo 
anterior impuesto por la iglesia, que, de ser desobedecida pagarían con su vida. 
Resulta importante mencionar que en el medievo, fuera de las pautas establecidas por 
la iglesia, el cuerpo era visto como algo grotesco, sin límites, sin inhibiciones (Corres 
Ayala, 2011). 
 
La concepción de cuerpo en el medievo era sumamente rígido, el sexo era sinónimo de 
pecado por estar relacionado al placer, la única manera de tener relaciones era para la 
procreación excluyendo cualquier manifestación de erotismo. (Fernández Díaz, 2012). 
Fue hasta el renacimiento que cambia por completo la visión y misión del cuerpo, este 
adquiere un valor estético y sobre todo productivo, es también en el renacimiento 
donde surge la idea de la vida después de la muerte (Corres Ayala, 2011). 
 
Durante el renacimiento el cuerpo se resalta desde el punto estético, la concepción de 
este gira de tal modo que el desnudo en pinturas es admirado y enaltecido, dando pie a 
la visión, sensación y percepción del cuerpo sin vergüenza y sin morbo (Hertz,1976). 
 
Como se puede ver el cuerpo cambiaba de concepción y se adaptaba a las 
necesidades de la época y a la situación que se vivía; tal es el caso de la Revolución 
Industrial donde el cuerpo era un instrumento y una herramienta de trabajo, donde el 
cuidado y mantenimiento de este era únicamente para aumentar la eficacia y eficiencia 
en la producción manufacturera (Keijzer; 2003) 
 
Hoy en día el cuerpo es valorado, en el sentido que adquiere un significado o 
significados positivos (Candia, 2003) 
Sin embargo todos los cambios que existen en la actualidad llevan a la restitución de 
varios simbolismos, creando y recreando el cuerpo de todas las formas posibles; la 
medicina ha acercado a los individuos a la posibilidad de crear cuerpos ideales y 
esperados, donde el ser humano no es juzgado por ignorar leyes sociales o biológicas 
 9 
simplemente decide sobre su cuerpo y lo modifica de acuerdo a las exigencias del 
medio en el que se desenvuelve (Martínez, 2004). 
 
De acuerdo con lo anterior, el individuo pierde la razón de su existencia modificando y 
recreando su existencia por la aspiración de estar bien y en superioridad a su contexto 
(Martínez, 2004). 
 
Por otro lado se presenta el cuerpo postmoderno, un elemento que existe y vive para la 
sociedad, destinado a vivir a prisa, bajo las mismas rutinas, sin reflexión ni análisis 
dando como resultado un cuerpo quebrantado ausente de objetividad e integración al 
ser (Le Breton, 2002; como se cita en Espinal 2009). Entonces podría decirse que el 
cuerpo es colocado como objeto y se le elimina toda capacidad de expresar, sentir, 
etcétera. 
 
Aunado a esto, el cuerpo se encuentra en una liberación sexual, donde el cuerpo es 
expuesto y exhibido como el más precioso y rentable símbolo, dejando de lado lo 
realmente esencial del cuerpo. Dejo de ser ese elemento natural digno de admiración 
para convertirse en un signo rentable y desarrollado para agradar a los medios 
(Baudrillard 1974). 
 
Es en la posmodernidad donde se exalta al cuerpo pretendiendo cautivar y atraer a la 
audiencia enalteciendo un cuerpo artificial y una imagen creada e idealizada con el 
único fin de consumo, de manera que prácticamente el cuerpo se inclinara a las 
tendencias de los cuerpos que representan perfección, desde imagen hasta 
representaciones, perdiendo completamente el camino de un cuerpo natural y ajeno a 
estructuras sociales preestablecidas (Candia, 2003). 
 
A este respecto Kellner (2011), asegura que la falta de profundidad y consideración al 
cuerpo no es más que la influencia de un medio consumista y una administración 
centrada en objetos superficiales y poco significativos. 
 
Es difícil aceptar una realidad donde los cuerpos que se admiran en televisión no son 
cien por ciento reales, sino el producto de mercadotecnia y de la explotación de 
cuerpos ficticios con la finalidad de promover y establecer patrones de belleza alejados 
de la salud y de la objetividad. Actualmente es común ver a mujeres luchando día a día 
con los cambios que suceden con el tiempo, arrugas, estrías, celulitis, etcétera para 
responder acorde a los someros modelos de perfección. De esta manera el cuerpo y 
todo lo que conlleva esta palabra pierde sentido, ya que no es un elemento autentico, 
es un elemento contaminado por la sociedad construido por factores ajenos a él, 
descuidando el cariño y el respeto del ser autentico (Zanardo & Malfi, 2011). 
 10 
 
Como se puede observar a través de este capítulo al cuerpo se le ha visto, percibido y 
manejado de manera pertinente a su contexto, sin embargo existe un común 
denominador y es la influencia que hay de la sociedad tan fuerte e importante en la 
definición del mismo (Keijzer; 2003). 
 
Nuevamente mencionamos que a pesar de los impetuosos intentos de la sociedad por 
definir al individuo cada uno es responsable sobre su construcción de cuerpo, donde 
parte puede ser tomada de patrones dictados por la sociedad y parte es tomada de 
representaciones, percepciones y sentimientos que aprehendemos a través de 
nuestros sentidos (Jardines, 2004). 
 
No se debe perder de vista que el cuerpo debe ser considerado un todo, contexto, 
tiempo, dimensión y vida, de esta manera se reitera el párrafo anterior argumentando 
que el cuerpo es la unión de las representaciones y simbolismos sociales e 
individuales. El momento en que nace una persona su individualidad y autenticidad 
está en su máximo esplendor, es a través del tiempo que adquiere significados de 
diferentes fuentes contextuales tendiendo a limitar o extender su objetividad (Corres 
Ayala, 2006). 
 
Cuerpo es un todo, es la herramienta más ventajosa y sabía que existe, es el medio 
para sentir, percibir, aprehender y actuar. Es a través del cuerpoque el ser humano es 
capaz de sentir placer o displacer, de conocer que sabores le gustan, que sensaciones 
le son cómodas y cuáles no, lo más importante es que por medio del cuerpo el ser 
humano es capaz de expresarse (Corres Ayala, 2006). 
 
Este recorrido histórico demuestra que el cuerpo sigue siendo un objeto de dominación 
para los diferentes contextos y momentos históricos en los que los sujetos se 
encuentran, porque es con este que garantizamos el cumplimiento de las necesidades 
básicas. En la presente investigación se estudian y exponen los diferentes 
acontecimientos sociales que han dado pie a las diferentes representaciones y 
simbología que ha adquirido “el cuerpo” a través del tiempo y a través de los 
movimientos sociales en los que se ha visto inmerso, para posteriormente expresarse y 
definirse de manera que sea capaz de comunicar. Respecto a esto, se recalca la idea 
de que el posmodernismo expone al cuerpo, clasificándolo como perfecto e ideal solo 
bajo condiciones decretadas por la sociedad (Candia, 2003). 
 
Después de un breve recorrido sobre el cuerpo y conociendo el vínculo tan fuerte que 
tiene con el placer, continuamos con los antecedentes, los autores, y los diferentes 
enfoques que se le han dado al placer en diferentes momentos históricos. 
 11 
4) Placer: Miradas y Aproximaciones 
 
4.1 Antecedentes del placer 
 
Desde la filosofía antigua del Occidente europeo aparece el placer como bien 
destacado de la ética hedonista, identificando el bien con el placer. Los sofistas fueron 
los primeros hedonistas. Apareciendo en la historia del pensamiento griego, cuando las 
cosmovisiones religiosas y míticas fueron adentrándose por las filosóficas y racionales. 
Así mismo, el impulso de la democracia en Grecia y la posibilidad de establecer 
contacto con otros pueblos, hizo posible una verificación de ideas religiosas, morales y 
políticas (Corres Ayala, 1996). 
 
Protágoras fue el primer sofista reconocido; el sostenía la importancia de estar siempre 
preparado para defender y sostener los puntos de vista propios. Es a este filósofo a 
quién se le atribuye el principio: “el hombre es la medida de todas las cosas”, el cual, al 
ser utilizado en las diferentes áreas de conocimiento da como resultado el relativismo 
en las creencias (Corres Ayala, 2011). 
 
Por otro lado encontramos a Gorgias, otro representante de la filosofía sofista y en 
relación a la moralidad, este filósofo creía que era un acuerdo útil, y esto era 
precisamente por lo que el griego conservador consideraba al sofista como una gran 
amenaza para la autoridad. Posterior a este filósofo aparece la escuela de los 
Cirenaicos, seguidores de Aristipo de Cirene, ellos consideraban que el saber filosófico 
se encontraba enfocado en la conducta humana, la cual busca como finalidad de la 
vida el placer corporal momentáneo, entendido como movimiento débil o dulce, en 
contraste con la violencia del dolor, y diferente del placer estático presente en la 
doctrina epicúrea (Corres Ayala, 2011). 
 
Por su lado la escuela de Aristipo establecía que el conocimiento se generaba a través 
de la certeza sensible, esta comprende nuestras sensaciones, impresiones y 
emociones. Aquí es donde está presente la influencia de Heráclito y de la escuela de 
los sofistas, principalmente de Protágoras, en cuanto al placer y su relación con el 
tiempo, en este sentido Aristipo, señala que se encuentra en el presente, debido a que 
su origen es sensorial. Por lo tanto sostenía que no debía permitírsele al pensamiento 
que con las experiencias o preocupaciones sobre el futuro, inhibieran el deleite del 
momento. Por tanto, sostenían que el placer se genera en el mundo sensible y que la 
reflexión solo provoca la disminución de dicha experiencia (Corres Ayala, 1996). 
 
En la misma tradición se ubica la ética de Epicuro; aunque aquí encontramos 
diferencias importantes a la tesis inicial de Aristipo y su escuela. Epicuro tomaba en 
 12 
cuenta la contribución del pensamiento en la experiencia placentera. Pues para él, los 
fines del comportamiento humano no se limitan únicamente a lo que los sentidos nos 
reportan en cada momento, ni se restringen a lo práctico, pues aunque su fin sigue 
siendo el placer, este se busca o debería buscarse también con la razón, pues al ser 
seres sociales existen pautas establecidas para llegar a él además de que al utilizar la 
razón también se procura el cuidado de sí mismo. Para Epicuro, las acciones humanas 
no están regidas por divinidades o la necesidad natural, sino por las pasiones y el libre 
arbitrio que, para ser usado en forma debida, requiere de un dominio interior (Arrighetti, 
1978). 
 
Epicuro, sugiere la necesidad del conocimiento de sí mismo para acceder a una vida 
virtuosa. El al igual que Aristóteles, resalta la importancia que tiene la mesura para 
experimentar el placer autentico, y no solamente el goce sensorial (Arrighetti, 1978). 
 
Por otro lado, al proponer como meta el placer, Epicuro desafía la tradición idealista 
rechazando al cuerpo como fuente de las sensaciones que son engañosas y 
particulares. Para Epicuro el placer no es únicamente sensorial, sino también tiene un 
componente espiritual. La búsqueda de placer propuesta por Epicuro se encuentra más 
allá de la vida material y de los sentidos que proporcionan solamente el placer 
momentáneo (Corres Ayala, 2011). 
 
La importancia de tomar en consideración al cuerpo y sus sensaciones de dolor y 
placer se debe, a que gracias a estas se esta en contacto con el mundo. El placer y el 
dolor son dones de la naturaleza, y con estos se ayuda el ser humano para protegerse 
del peligro, de poder perder la vida. Sin embargo, además de estos dones naturales, 
también la razón o el intelecto, nos capacitan y ayudan a un uso mesurado y sensato 
de los placeres. Ahora bien, el escepticismo en la política y en el conocimiento, además 
de la exacerbación de los sentidos, considerados como únicos referentes sociales, 
epistemológicos y morales, no han sido rasgos exclusivos de los filósofos griegos 
(Corres Ayala, 2011). 
 
Estas son características que constituyen una perspectiva que ha ido desarrollándose a 
lo largo de la historia en las diferentes culturas; se manifiestan ocultas algunas veces o 
bien de manera más evidente, según el grado de tolerancia del poder, y brotan 
significativamente en etapas críticas, cuando los sistemas sociales, científico-filosófico 
y morales hasta entonces regulados, muestran su incapacidad para explicar 
situaciones nuevas y debido a esto empiezan a ser fuertemente cuestionados. Es decir, 
que en las épocas de transición que van de un sistema absolutista a otro, se resalta el 
valor de las concepciones relativas de la realidad, como una actitud de búsqueda hacia 
nuevos horizontes. Dicho de otra forma aun dentro de las estructuras establecidas, se 
 13 
manifiesta ese espíritu que tiende hacia la defensa de otras opciones de vida (Corres 
Ayala, 1996). 
 
Tanto Nietzsche como Foucault, son vistos en esta perspectiva, desde el escepticismo, 
en tanto que cuestionan el orden en sus tres formas: política, científica y moral. Cada 
uno según su estilo, de acuerdo a las situaciones y los recursos de su contexto 
histórico-social (Corres Ayala, 2012). 
 
Al contrario de Kant, quien consideraba que el placer no se puede acompañar de la 
moralidad, Nietzsche sostiene que las experiencias placenteras representan un valor 
para el desarrollo armónico del individuo. En la filosofía de Nietzsche, el concepto de 
virtud se encuentra ligado a la posibilidad de ser (Corres Ayala, 1996). 
 
En su filosofía, Nietzsche da una nueva dirección al valor del arte, dotándole de una 
mayor extensión que abarca los campos de la ética y la estética. En la cual él lo 
concibe como un gusto por la vida, reconociendo en ésta última la creatividad. De esta 
forma, el significado de la frase “conócete a ti mismo” hace alusión a investigar y 
conocer nuestros gustos, posibilidades de ser, crecer,de sentir, con el otro, 
perfeccionando la versión, lo cual permite al individuo crear una extensión que lo 
ubique en el todo. Con respecto a la moral, Nietzsche insiste en que se trata de actos 
de obediencia, y esto impide pensar y reconocer la opinión propia. Es por esto que 
insiste en el autodescubrimiento, cuando se inhibe el pensamiento se suele 
imposibilitar el desarrollo personal (Corres Ayala, 1996). 
 
A este respecto, la espiritualidad que nos ofrece el cristianismo, es de tipo ascético; 
como ya se mencionó anteriormente, se caracteriza por un desprecio al cuerpo, el cual 
se traduce en un descuido al mismo, en el tormento, el autocastigo, la estigmatización 
de los instintos, y esto provoca la enfermedad, por la negación al placer. Nietzsche, en 
su libro Aurora (1880) señala al respecto: la característica de los “espíritus virtuosos 
puros” es un gran nerviosismo general y crónico ya que no conocen el placer más que 
bajo la forma de éxtasis y otras aproximaciones a la demencia (Corres Ayala, 2012). 
 
Entonces con base en la perspectiva de Nietzsche el placer se encuentra en las 
sensaciones y en la ilusión; ambos presentes en el artista. Por lo que la experiencia 
sexual puede registrarse en el conjunto de los actos creativos, pues en ella damos y 
recibimos placer, al mismo tiempo que a través de esta forma de relación humana, se 
reproduce la especie (Corres Ayala, 1996). 
 
La vivencia sexual, en el contexto del amor, es irreverente, - señala Nietzsche- porque 
para el amor no hay jerarquías; no existe la superioridad ni la inferioridad, sino que los 
 14 
individuos son tomados como iguales y de esta forma es como puede generarse la 
creación; de cada individuo y entre ellos. Debido a que cuando se encuentran 
sometidos o jerarquizados no se puede crecer y de esta forma se encuentra 
imposibilitado el amar o el ser amado (Corres Ayala, 1996). 
 
Tomando este enfoque como base podría decirse que no solamente la experiencia 
sensible, sino también el pensamiento y su capacidad ilimitada de simbolizar al mundo 
a partir de las experiencias individuales, producen placer. Y partiendo de esto se puede 
deducir que no existen universales o bien referentes únicos, pues aunque los individuos 
concuerden en la búsqueda de bienestar, la percepción que cada quien tiene de este 
es diferente entre ellos. Cada sujeto es una elección de vida; de ahí que las 
comparaciones resulten absurdas e inútiles pues las metas, los deseos y las cosas 
que provocan placer difieren de individuo a individuo (Corres Ayala, 1996). 
 
Considerando los argumentos anteriores, se puede decir que la moral al pretender 
serlo, cae en lo inmoral, pues inhibe la expresión individual, al tomar como base la 
obediencia como eje principal cae en la inmoralidad ya que no permite la expresión ni 
la aventura en el viaje que cada individuo debe emprender para encontrarse a sí mismo 
(Corres Ayala, 2012). 
 
Viendo las diferentes perspectivas, se resalta como en cada momento histórico se 
sustenta la moral e instrumentaliza el cumplimiento de la misma. Esto se debe a que 
en cada período se establece un orden; por medio del cual se expresa el deseo de 
poder de unos cuantos, sobre la mayoría. Nietzsche explica esto como una tendencia 
característica del ser humano, que en la menor oportunidad se manifiesta. Con 
respecto a esto Nietzsche señala en su libro “La genealogía de la moral” (1887), que la 
especie humana tiene su origen en el grupo de homínidos más agresivos. Esto dificulta 
dominar al demonio del poder sobre los demás; pues aunque lo tengamos todo el 
individuo se siente aburrido e insatisfecho. El instinto de poder siempre se encuentra al 
asecho y busca salir a la menor oportunidad; ciega, inhibe e impide encontrar el placer 
en la entrega y recepción del otro, en la intimidad y la vulnerabilidad; obsesiona con el 
ansia de conseguirlo a través de la jerarquización. Entonces el placer es visto por 
Nietzsche no como una experiencia que excluya al otro sino todo lo contrario: el ser se 
encuentra a sí mismo en el placer y en el gusto que pueda proporcionarle al otro, pues 
como seres sociales por naturaleza es en parte a través del otro como el individuo se 
reafirma (Corres Ayala, 2012). 
 
Igualmente, hay que enfatizar el carácter intrigante de toda reflexión en torno a la 
subjetividad cimentada a partir de la intimidad, de lo individual, que es donde se 
inscribe el placer. Esto debido a que se origina en la individualidad y no en lo 
 15 
homogéneo, lo que pone en riesgo cualquier orden, y aún más cuando se trata de un 
sistema intolerante, absolutista, que se encuentra diseñado perfectamente para 
controlar hasta lo más cotidiano de cada individuo que se encuentra dentro de él 
(Corres Ayala, 2012). 
 
De esto último precisamente, se trata la filosofía de M. Foucault quien, en su extensa 
obra al respecto de la constitución del sujeto moderno, analiza la cuestión del poder y 
las estrategias que se han desarrollado para llegar al control de la sexualidad, 
expresión íntima y personal, que a su vez es determinante en la vida humana. Al igual 
que Nietzsche, Foucault integra los tres elementos que sirven de eje, desde el análisis 
que se ha hecho de los sofistas: la dimensión socio-política, la de los sistemas de 
verdad y la de las prácticas individuales. En su obra, no solo deja entrever “la otra cara” 
de los sistemas, sino que su principal objetivo es dar a notar todo lo que ellos 
pretenden ocultar, negar. Su problema central es el sujeto, categoría fundada desde 
los discursos políticos, científicos y éticos que le proveen realidad, para así responder a 
la pregunta ¿Quiénes somos? (Corres Ayala, 1996). 
 
En lo que respecta al sujeto moderno, los relatos que han de analizarse, serán aquellos 
inscritos es sus dos temáticas principales: el poder y la sexualidad. Ya que como se 
mencionó estos son los principales temas que afectan al placer. En esto coincide 
Foucault quien toma como ejes estos grandes definidores para que desde estos se 
pueda tener una perspectiva del saber y quehacer humano, en la dimensión macro-
social y la micro-individual. Él enfoca y analiza las respuestas dadas en nuestro tiempo, 
al respecto de: ¿cómo hemos de pensar al mundo y a nosotros?: ¿Cómo hemos de 
conducirnos individual y socialmente? (Corres Ayala, 1996). 
 
Si se desea encontrar un desarrollo integrado del nivel político-social con el privado-
individual, a la vez que obtener la dimensión que Foucault le da al placer, ha de 
referirse al análisis que ofrece, de los antiguos preceptos griegos: conocimiento de sí 
mismo y cuidado de sí mismo. Estos, aplicados a la política, lleva a la idea de que un 
buen ciudadano es aquél que se sabe gobernar a sí mismo y al lograr esto pueda 
volverse un buen gobernante para los demás (Foucault, 1988). 
 
Al respecto Foucault señala, evocando a los griegos: que el otro resulta impredecible 
en la formación y reafirmación de uno mismo ya que la relación con el otro posibilita la 
formación del yo (Corres Ayala, 1996). 
 
En cuanto a las miramientos que hace respecto al poder este autor, está la de señalar, 
que donde el poder aparece, existe una resistencia, pues todo aquello que no se 
encuentra en la norma, se encuentra en la resistencia; es decir, todo aquello que no 
 16 
cae dentro de lo establecido por la sociedad en dónde se encuentra inmerso el 
individuo es una oposición. Esto podría verse como una búsqueda personal del placer, 
formas posibles de gobernarse, un cuestionamiento del estereotipo de los placeres 
humanos, que vendría a relacionarse con una modalidad del placer: el placer de la 
verdad (Corres Ayala, 1996). 
 
El poder a su vez tiene su lado positivo, relacionado con el control de sí mismo, lo que 
nos hace experimentar placer, pues no existe mayor satisfacción que la de llevar a 
cabo un permanente cuestionamiento sobre el propio quehacer y de esta forma los 
individuos permanecen en un continuo crecimiento y autoconocimientoque se 
relaciona en el cuidado y dominio de sí mismos el cual va íntimamente relacionado con 
la experiencia del placer (Corres Ayala, 1996). 
 
A este respecto cuando se practica el cuidado de sí, cada individuo vigila 3 aspectos; 
el aspecto dietético referido al régimen alimenticio, el económico relacionado con el 
cuidado de uno mismo y por último la actividad social y el erótico que se refiere a la 
relación entre el cuidado de uno y la relación amorosa. Y es en estos tres aspectos que 
encontramos las principales fuentes de placer: el alimento, el descanso, el ejercicio; la 
vida social, el contacto verbal y representacional; el encuentro con el otro que deriva en 
su receptividad y su confianza hacia uno (Corres Ayala 1996). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 17 
4.2 Psicología y placer 
 
Ahora bien, en el recorrido anterior se observa como se ha ido formando la concepción 
que se tiene de placer. Por su lado Freud también habla del placer y retoma, en su 
escrito "Más allá del principio del placer" (1920), del pensamiento griego antiguo, la 
idea de lucha entre fuerzas opuestas que forman la psique humana, las cuales tienen la 
finalidad de llegar al equilibrio, el cual hace posible que el individuo se relacione con la 
realidad, sin embargo, si alguna de las pulsiones llegase a lograr una satisfacción plena 
esto resultaría destructivo para el yo. Entonces podría decirse que lo que es placentero 
para unas, es displacentero para las otras y viceversa (Corres Ayala, 1996). 
 
Sigmund Freud (1920) en su escrito “Más allá del principio del placer”, sostiene que es 
uno de los principios, que rigen el funcionamiento mental. El cual es tomado como el 
conjunto de la actividad psíquica que tiene como objetivo evitar lo displacentero y 
procurar el placer, y puesto que el displacer va ligado al aumento de las cantidades de 
excitación, y el placer con la disminución de la tensión, el principio de placer constituye 
un principio económico. 
 
El psicoanálisis, (Freud 1920) se centra en la observación, análisis, revelación y 
explicación de los procesos inconscientes. Tales procesos se organizan sobre la base 
de los mecanismos psíquicos más primarios. Esto puede constatarse justamente 
porque responden y obedecen a la tendencia denominada como “principio de placer”. 
 
El decir que la vida psíquica es mediada por el principio del placer, es viable debido a 
que una predisposición del aparato anímico es la de conservar lo más baja posible o 
por lo menos constante la cantidad de excitación en él existente. Esto hace pensar que 
aquello que eleva la excitación o la desequilibra, es percibido como displacer. Entonces 
se entendería que el principio del placer busca la estabilidad. Sin embargo resulta difícil 
decir que el principio del placer sea el que ejerce dominio absoluto sobre el aparato 
psíquico ya que esto supondría que todo lo que el ser humano hiciera tendría como 
resultado el placer y esto no es así pues existen numerosas y poderosas fuerzas que 
se contraponen al principio de placer (Freud, 1920). 
 
La experiencia lo constata; Freud (1920) indicó que en la psique humana hay una 
propensión al principio del placer pero que a esta tendencia se le oponen otras fuerzas 
o estados determinados de tal manera que el resultado final no puede corresponder 
siempre a ella, pues esta tendencia hacia el fin no supone todavía el alcance del 
mismo dado que el fin no es, en realidad, alcanzable sino aproximado. Esto constataría 
que existe alguna circunstancia que frustre la victoria del principio del placer. 
 18 
El ser humano en la vida pretende alcanzar la dicha, conseguir la felicidad y 
mantenerla, evadiéndose el dolor y displacer, buscando placeres intensos, al respecto 
de esto, retomando a Freud en su texto de Más allá del principio del placer (1920) se 
cuestiona si ciertamente todo el quehacer humano puede explicarse mediante el 
principio del placer como móvil principal. Pues este establece que el aparato anímico 
tiende a la estabilidad, a la menor tensión, a la constancia del fluido de las excitaciones 
presentes en él, de forma tal que un equilibrio de las tensiones evitaría el displacer y 
generaría indudablemente la ganancia de placer en el sujeto, esto lleva rápidamente a 
Freud a eliminar esta ilusión introduciendo la noción de tendencia. Pues el principio del 
placer es sólo una tendencia, y su propósito puede alcanzarse solo de manera parcial. 
Es decir, que el placer no está garantizado (Freud, 1920). 
 
Entonces podría decirse que estos procesos persiguen la obtención de placer y su 
actividad psíquica se aparta de aquellos actos que puedan generar displacer, lo cual en 
psicoanálisis se conoce como represión. Dentro del principio de placer se encuentran 
los sueños nocturnos y la tendencia humana de apartarse de las impresiones 
dificultosas. Pero el principio del placer al ser una categoría esencialmente 
económica, desde el punto de vista tópico (es decir respecto de dónde ocurren los 
fenómenos) responde sustancialmente a las demandas del ello (Freud, 1920). 
 
Lo anterior resaltaría los problemas o limitaciones que este principio tiene: 
 
Por un lado el principio del placer podría resultar inútil y, altamente peligroso, para la 
autoafirmación del organismo frente a las dificultades del mundo exterior. Y es 
justamente por esto que debido al instinto de conservación del yo, el principio de placer 
queda remplazado por otro principio el cual no abandona el objetivo de conseguir el 
placer, sin embargo, este permite el aplazamiento de la satisfacción y nos fuerza a 
aceptar el displacer en lo que se llega al objetivo, ya que este no toma únicamente 
como referencia la inmediatez requerida para satisfacer la necesidad y así obtener 
placer, sino que también toma en cuenta las situaciones y el contexto externo en el cual 
se encuentra el individuo. 
 
Por otro lado, casi toda la energía que se encuentra en el aparato anímico proviene de 
las pulsiones, aunque algunos demuestran ser incompatibles con el resto por sus fines. 
Dichos instintos incompatibles son separados por el proceso de la represión y son 
privados al principio de la posibilidad de satisfacción (Freud, 1920). 
 
Estas limitaciones del principio del placer y la dificultad para alcanzarlo se encuentran 
relacionadas con el otro proceso por el cual se rige el funcionamiento mental. Con las 
interrogantes, acerca de la obtención del placer en el quehacer humano y las 
 19 
limitaciones anteriormente mencionadas dentro de este principio, Freud (1920) plantea 
un principio que se le contrapone al principio del placer; el principio de realidad. 
 
Así como el primero tiende a la satisfacción inmediata, el de realidad toma en cuenta la 
realidad externa y la experiencia personal, obteniendo el equilibrio por diferentes 
caminos a la satisfacción inmediata. De esta forma, un individuo puede exigir la 
satisfacción inmediata de una necesidad (principio del placer) pero si este se encuentra 
en un contexto o situación que no permite la inmediatez de su satisfacción buscara 
satisfacerla de otra manera aceptable eliminando o al menos disminuyendo 
sustancialmente la tensión surgida (Freud 1920). 
 
Por lo tanto, el principio de placer interviene principalmente en la teoría psicoanalítica 
en conexión con el principio de realidad. Pues en principio las pulsiones sólo buscarían 
descargarse, satisfacerse por los caminos más cortos y progresivamente efectuarían el 
aprendizaje de la realidad, que es el único que posibilita, a través de los rodeos y 
aplazamientos necesarios, alcanzar la satisfacción buscada (Freud 1920). 
 
 Al plantear las tesis del principio de placer y el de realidad, Freud (1920) señala el 
conflicto irrevocable y constante entre ambos resaltando de esta manera el carácter 
ambivalente del placer mismo, pues la vida psíquica está conformada por elementos 
constructivos y destructivos, que además son percibidos de diferente manera para cada 
individuo según elcontexto y su experiencia. 
 
Para poder concebir el modo como se revela el placer se debe considerar la tensión 
que se genera en la interacción entre el modo de funcionamiento del aparato psíquico y 
la formación social. A este respecto Marcuse (1984) señala que “El impulso biológico 
llega a ser un impulso cultural. El principio del placer revela su propia dialéctica. La 
aspiración erótica de mantener todo el cuerpo como sujeto-objeto del placer pide el 
refinamiento continuo del organismo, la intensificación de su receptividad, el 
crecimiento de su sensualidad” (1984: 197). 
 
Entonces podría decirse que lo que distingue al placer, de la satisfacción ciega de las 
necesidades es la resistencia de los instintos a agotarse a sí mismos en la satisfacción 
inmediata, así como su capacidad para construir y utilizar barreras que intensifiquen la 
realización. Aunque esta negativa instintiva ha hecho posible el funcionamiento de la 
dominación, también puede servir a la función inversa: erotizando las relaciones no 
libidinales, transformando así la tensión biológica y la compensación en libre felicidad. 
Marcuse (1985) menciona al respecto que “Al dejar de ser empleados estos procesos 
como instrumento para retener al hombre en su conducta enajenada, las barreras 
contra la gratificación absoluta llegarán a ser elementos de la libertad humana; 
 20 
protegerán esa otra enajenación del hombre no de sí mismo, sino de la mera 
naturaleza: su libre autorrealización” (Marcuse, 1984: 210). 
 
Por lo tanto, el interés que existe en el presente trabajo acerca del modo como la 
categoría psicológica del placer llega a ser una categoría social, parte del 
reconocimiento de que el placer tiene un contenido social, pues como se mencionó 
anteriormente también existen excitaciones exteriores además de que para la 
obtención del placer el mundo exterior es un componente de suma importancia. Se 
trata de una configuración muchas veces antagónica donde se expresan conflictos. 
 
En este sentido, la categoría psicológica establecida a partir de la psiquis privada 
individual llega a ser una categoría social porque el individuo no es para sí mismo sino 
para las fuerzas sociales que definen la psique. Lo social pone de manifiesto un 
conjunto de aspiraciones, satisfacciones, sentimientos e impulsos socialmente 
establecidos y permitidos. Por otro lado al ser el principio de realidad parte de lo que 
rige el funcionamiento psíquico el cual, como se mencionó anteriormente se basa en la 
realidad la cual viene impuesta por el exterior, hace del placer una formación social. 
(Magallanes, 2014). 
 
Freud (1920) menciona que una de las áreas donde más se vio afectada la satisfacción 
pulsional, fue justamente el área de la vida sexual. Al respecto este autor dice que el 
«hombre moderno», neurótico, desistió en exceso a la satisfacción pulsional. En este 
sentido pudiera parecer que existe algo en la evolución del hombre que lo imposibilita 
de proporcionarse la satisfacción en el campo de la sexualidad. 
 
Y es justo a propósito de este enigma que el presente trabajo pretende indagar; el 
placer en la vida sexual humana y más precisamente en la sexualidad femenina ya 
que, como se verá a lo largo de los capítulos, la sexualidad se manifiesta en todo lo 
que hacemos de tal manera que se ve afectada por la cultura y la sociedad en la que 
se encuentra inmerso el individuo estando el placer inmerso en ella donde pasa lo 
mismo, al ser una categoría de índole social. Las incógnitas al respecto de esto en el 
área femenina son aún más, pues si bien es cierto que hoy en día nos encontramos en 
una sociedad más abierta en estos temas, aún no existe la suficiente aceptación para 
hablar de estos temas. 
 
 
 
 
 
 
 21 
5) Sexualidad 
 
Como se ha visto en los capítulos anteriores es de suma importancia el contexto social 
en el cual se encuentra inmerso el individuo, ya que de este depende el significado que 
se le da a cada concepto y el sentido que se le da al comportamiento. Cuando se habla 
de temas tan sensibles como lo es la sexualidad resulta aún más difícil pues existen 
diversas definiciones y aproximaciones a dicho concepto, sin embargo, en el presente 
capítulo se intentará acercarse los más posible a dicho concepto. 
 
Podría parecer a simple vista que el sentido coloquial que se le da al concepto de 
“sexualidad” aún hoy en día se encuentra fuertemente ligado a lo indecente, es decir, a 
aquello que o está permitido; aquello que no debería hacerse (Freud, 1905). 
 
Resulta complicado delimitar con exactitud el contenido del concepto de “lo sexual”. Por 
un lado podría decirse que incluye todo aquello concerniente a las diferencias que 
separan los sexos; sin embargo, esta definición no permitiría un acercamiento real, 
pues es tan imprecisa como limitada y excesivamente comprensible además de que 
deja fuera muchos elementos que lo componen. Por otro lado, tomando como eje 
central el acto sexual en sí mismo, podría clasificarse como sexual todo lo relacionado 
con la obtención de un goce por medio del cuerpo y, más precisamente, de los órganos 
genitales, es decir, todo aquello que tiende a conseguir la unión de los órganos 
genitales y la realización del acto sexual. Pero surge el mismo problema en esta 
definición resultando igualmente limitada ya que genera el apoyar a aquellos que 
equiparan lo sexual con lo biológico y por tanto se estaría aceptando las misma 
creencias en las cuales por ejemplo el parto no tendría nada de sexual. Así mismo, 
considerando la procreación como el eje central de la sexualidad, se cae en la 
exclusión del concepto ignorando o eliminado de él una gran cantidad de actos, como 
lo son la masturbación o el mismo beso, que, muestran un innegable carácter sexual, y 
sin embargo no tienen la procreación como fin (Freud, 1905). 
 
Por lo tanto la sexualidad vista desde el punto biológico (instintivo) o bien limitándolo al 
acto sexual resulta sumamente reduccionista y no permite el correcto acercamiento al 
objeto de estudio del presente trabajo. 
 
Igualmente es común que al hablar de sexualidad, el imaginario colectivo piense 
inmediata y únicamente en relaciones sexuales genitales; ésta es una idea que se ha 
transmitido de generación a generación (Torres de Mila, Vargas & Vargas 1996). 
 
Y es debido a esto que resulta importante aclarar en este apartado algunos conceptos 
relacionados. Cuando se habla de las características físicas y biológicas que han sido 
 22 
determinadas genéticamente, es decir, que identifican a hombres y mujeres, se está 
haciendo referencia al sexo, el cual es cierto que corresponde a un aspecto de la 
sexualidad pero no es el todo que la define; Por otro lado, cuando se habla de la 
identidad masculina y/o femenina, se hace referencia al género, el cual está 
relacionado con la dimensión social y la construcción del “ser hombre” y “ser mujer” que 
cambia de cultura a cultura y también depende de cada momento histórico. Cada uno 
de estos son elementos que se encuentran dentro de la sexualidad pero no son lo 
único que lo conforma, por ello cuando se habla de sexualidad debe existir un 
reconocimiento de que en este concepto se encuentran incluidas diferentes 
dimensiones fundamentales e inherentes de los seres humanos (Boswell, 1980). 
 
Si bien las definiciones de sexualidad han ido cambiando con el tiempo y cada vez 
aportan una mayor comprensión de este tema, el hablar de sexualidad resulta 
complicado pues las definiciones que aportan los diferentes estudiosos de la 
sexualidad difieren entre sí. Por ejemplo, las autoras Torres de Mila, Vargas y Vargas 
(1996) definen su propio concepto de la siguiente manera: “La sexualidad va mucho 
más allá de ese simple hecho biológico de ser hombre o ser mujer; no es algo que solo 
se expresa a través de la satisfacción de un impulso sexual, de la genitalidad, de la 
relación sexual genital, de la reproducción. La sexualidad es parte integral del ser 
humano y se expresa en todo lo quehacemos” (1996: 16). 
 
La autora Rosalía Camacho (1999) quien se interesa por destacar las diferentes 
manifestaciones del concepto de sexualidad en los ámbitos fisiológico, psicológico, 
social y jurídico, reconoce que el concepto no se delimita a la genitalidad o a la 
reproducción, pues también incluye los sentimientos, las emociones, las relaciones 
interpersonales, la posibilidad de satisfacer necesidades espirituales; ser feliz, sentir 
placer, protegerse y sentirse bien. 
 
En las definiciones anteriores se puede observar que el referirnos a la sexualidad no 
se limita únicamente a lo genital o a las diferencias biológicas y sociales del ser mujer 
u hombre, sin embargo, aún siguen difiriendo en la dimensión que abarca este 
concepto o son poco claras al respecto. 
 
Siguiendo con estos enfoques donde la sexualidad es parte integral del ser humano, 
desde el enfoque psicoanalítico y retomando a Freud (1905), la sexualidad es la fuente 
motivadora de la conducta. Se encuentra enraizada en lo biológico, y es vivida como 
necesidad de búsqueda de placer, resultando inevitable escapar de su dominio y puede 
ser satisfecha de múltiples formas. 
 
 23 
Uno de los principales problemas que Freud (1905) plantea sobre la sexualidad 
humana reside en que para revelar las necesidades sexuales del hombre supone la 
biología la existencia de una energía; una "pulsión sexual”, del mismo modo que lo 
hace para manifestar el hambre de un instinto de nutrición. Sin embargo, el lenguaje 
popular no cuenta con un término que haga referencia al del “hambre” en lo relativo a lo 
sexual. Por lo tanto, el psicoanálisis utiliza en este sentido la palabra libido. 
 
Ahora bien, se mencionó anteriormente que la opinión popular tiene cantidad de 
creencias en torno a lo sexual, por lo que al referirse a instinto sexual sucede lo mismo 
pues el colectivo social tiene una bien definida imagen de la naturaleza y caracteres de 
este, donde no se admite que se encuentra presente en la infancia; sino que cree que 
se establece y desarrolla en el proceso de maduración de la pubertad, y en relación 
con él, se manifiesta en el fenómeno de atracción que un sexo ejerce hacia el otro, el 
cual tiene por objetivo la cópula sexual o bien aquellos actos que a ella conducen. Con 
respecto a esto Freud(1905) menciona; que existen poderosas razones para no ver en 
estas ideas y creencias más que un acercamiento bastante infiel de la realidad, ya que 
si se analizan de manera detenida y meticulosa, se exhiben en ellos gran cantidad de 
errores, inexactitudes e inadvertencias. En los infantes se han observado conductas 
que no pueden ser catalogadas de diferente forma más que como expresiones 
sexuales, un ejemplo de ella serían la masturbación, las erecciones o el chupeteo 
entre otras, y es precisamente en estas conductas donde se comprueba que la 
sexualidad es algo con lo que nacemos y que se va desarrollando conforme el individuo 
va creciendo (Freud 1905). 
 
En torno a lo anterior Freud (1905), en sus trabajos sobre la sexualidad infantil 
menciona que la concepción popular del instinto sexual forma parte de la creencia de 
que esta no se encuentra presente durante la infancia, apareciendo hasta el periodo de 
la pubertad, por tanto estas creencias provocan un gran error con consecuencias 
graves pues es debido a ellas principalmente que aun hoy en día existe un gran 
desconocimiento de las circunstancias fundamentales de la vida sexual del ser 
humano. Esto debido a que como este tema siempre ha sido un tema muy sensible en 
las sociedades como se vio anteriormente existe un muy delimitado significado para 
este concepto, así como también se encuentran muy delimitadas las conductas que 
están y no permitidas relacionadas a este tema. 
 
Ahora bien, es justo de estas delimitaciones impuestas socialmente, que el estudio de 
las mismas también se vea condicionado. A este respecto, la experiencia científica 
dentro del campo psicoanalítico muestra que tanto en relación al objeto sexual 
(persona de la cual parte de atracción sexual) como al fin sexual (acto al cual se incita 
la pulsión) existen múltiples desviaciones, y es por ello que resulta imprescindible una 
 24 
profunda investigación que permita establecer las relaciones que dichas 
“anormalidades” tienen con lo considerado como normal, pues estas pudieran revelar 
mucha información sobre la sexualidad humana, ya que precisamente es de estas 
desviaciones de donde el psicoanálisis ha obtenido bastante información que permite la 
comprensión de la sexualidad humana de una mejor manera. En la clínica 
psicoanalítica se ha demostrado que la valoración psíquica que recae en el objeto 
sexual como fin del instinto sexual no es más que rarísimos caso, enfocada a los 
genitales, pues por el contrario se propaga por todo el cuerpo y tiene una tendencia a 
incluir todas las sensaciones provenientes del objeto. De igual forma, esta 
sobrestimación se presenta en el campo psíquico (Freud, 1905). 
 
Esta sobrevaloración sexual lleva al cuestionamiento de la limitación del fin sexual a la 
unión de los genitales y a su vez genera una elevación de la categoría de fin sexual 
introduciendo en esta, actos en el cual entran en juego otras partes del cuerpo. Al 
respecto de esto Freud (1905) en sus tres ensayos sobre una teoría sexual, menciona 
que la importancia de la supervaloración sexual puede ser investigada con mayor 
facilidad en hombres, pues su vida erótica y sexual es más accesible, sin embargo en 
las mujeres, en parte por las limitaciones impuestas por la cultura y, en parte, por la 
omisión convencional y la insinceridad de las mujeres, permanece aún envuelta en una 
oscuridad impenetrable (Freud 1905). 
 
Para la presente investigación se tomará como sexualidad el impulso o fuerza (libido) 
que impulsa las conductas o manifestaciones sexuales que tienen como objetivo la 
obtención del placer (considerando como placer la satisfacción del impulso) y pueden 
ser cubiertas de distintas maneras además de que dichas conductas no tienen 
forzosamente como fin la procreación, y son moldeadas a partir del contexto social en 
el que se encuentra inmerso la persona. 
 
Nuria Sorli, (2002) menciona que la sexualidad es una de las áreas de la vida social 
más interesantes pero compleja a su vez para el estudio de la plasticidad de la 
conducta humana pues esta tiene expresiones tan variadas que pone en evidencia la 
existencia de complejos simbólicos que refuerzan y dan relativa coherencia a una serie 
de conductas o prácticas que , para el individuo, resultan ser la única manera posible 
de satisfacer una necesidad que se provoca de manera natural. A este respecto, 
Gagnon (1973), menciona que la diversidad de expresiones culturales sobre el hecho 
innegable de que la sociedad necesita reproducirse físicamente provoca que se 
añadan múltiples dimensiones a la esfera de la sexualidad las cuales exceden por 
mucho las condiciones biológicas. Debido a tanta diversidad de manifestaciones 
culturales así como la manera en la que los individuos hacen uso de sus cuerpos es 
que ha sido una esfera de particular interés para la ciencia en general. 
 25 
Debido a esto, se hará una breve reseña a través del tiempo de cómo era vista y 
permitida o bien reprimida la sexualidad en las diferentes sociedades y momentos de la 
humanidad. 
 
La sexualidad ha ido evolucionando junto con la mentalidad del ser humano. En la 
prehistoria era una simple satisfacción del impulso reproductivo. Y es probable que la 
preocupación por la sexualidad no fuera muy tomada en cuenta en las primeras 
comunidades cavernarias pues la vida de los primeros hombres era totalmente 
insegura debido a la persecución de la caza y la búsqueda de frutos que obligaban a 
las comunidades a un constante cambio de refugios (Foucault. 1984). 
 
Es con el descubrimiento de la agricultura que la sexualidad pasa a ocupar un lugar 
importante en la civilización, pues permitió a las comunidades establecersepor 
períodos prolongados en territorios fijos, posibilitando que hombres y mujeres pudieran 
por fin conocer el placer de reproducirse. En ese momento, la humanidad identifica a la 
mujer que da vida con la tierra que da frutos. Esto ocasiona que nazca un culto a la 
sexualidad femenina que sólo otorgarían, las religiones judaica, cristiana e islámica 
(Foucault, 1988 & Boswell, 1980). 
 
En las culturas helénica y latina el acto sexual llegó a ser una manifestación religiosa. 
Por ejemplo las orgías dedicadas a Dionisio o Baco, que era divinidad masculina de la 
sexualidad, fueron al principio verdaderos rituales del amor. En ellos se ofrecía a los 
dioses un presente para propiciar sus favores, en forma de fertilidad femenina y 
terrestre (Malinowski, 1929). 
 
Con el correr del tiempo esta creencia perdió su base religiosa y se transformó en 
exceso hedonista. Es especialmente famoso el caso de las orgías romanas, que 
llegaron a tener una gran dimensión durante ciertos períodos de su historia imperial. 
En este período se consolidó también la exacerbación del potencial sexual masculino, a 
través de las imágenes divinas como Zeus y, especialmente Apolo. La mitología 
grecolatina está llena de las aventuras eróticas de estos personajes, el primero padre 
de los dioses y el segundo, su hijo predilecto. Las personas adoraban a Apolo como un 
dios pleno de belleza física y espiritual (era, en cierto modo, el protector de las artes), 
así como de fortaleza y valor. De su imagen surgió el concepto de belleza apolínea, 
que establece hasta la actualidad, el prototipo del hombre viril y sensual (Foucault, 
2008). 
 
Otra costumbre presente en esos tiempos, era la prostitución sagrada. Con ella las 
mujeres atraían favores de las diosas protectoras de su pueblo (Paul Veyne, 1984). La 
mujer debía ofrecer su virginidad y fertilidad a la diosa Venus o a algún de sus 
 26 
equivalentes, a través de la unión con un sacerdote o un extranjero; el foráneo, en este 
caso, debía pagar a su vez con una ofrenda en especie o en metálico para cubrir o 
ayudar con algunos de los cuidados del templo de la diosa. Esa costumbre fue 
degenerándose con el tiempo en la simple venta del cuerpo femenino. Tales excesos 
en las sociedades helénicas y latinas eran comunes cuando las guerras o el desgaste 
de la sociedad alteraban las costumbres y causaban una profunda ansiedad por 
disfrutar placeres (Foucault, 1984). 
 
Entre los múltiples descubrimientos e invenciones de estas culturas no podía faltar la 
educación sexual. Los griegos y latinos conocían la importancia de desarrollar una 
sexualidad plena y buscaban, por lo tanto, cumplir el ideal de la vida sexual. Para ello 
educaban a sus niños en el conocimiento de las funciones sexuales. En sus ideales 
ellos procuraban exaltar el erotismo. Asimismo, las creencias grecolatinas sobre la 
sexualidad permitían, conductas que otras culturas condenarían y perseguirían; como 
por ejemplo, la noción de hombría que se manejaba en la época grecolatina donde en 
no se excluían las conductas homosexuales ya que estas conductas no provocaban 
ninguna disminución para la virilidad. En la cultura grecolatina se pueden encontrar 
fácilmente ejemplos de homosexualismo desde los dioses mitológicos, como Zeus, 
hasta los grandes guerreros, como Alejandro Magno (Foucault, 1984). 
 
Siguiendo en este recorrido, llegamos a la religión judía la cual fue de las primeras en 
reprimir la sexualidad, en especial la de las mujeres, pues eran consideradas como 
objetos. En el antiguo testamento, la función de la mujer se encontraba relacionada con 
la procreación, el perpetuar y servir a los hijos (Vera-Gamboa, 1998). El cristianismo 
modifico un poco esta visión pero al colocarse como religión oficial del imperio romano 
se convirtió en una fuerza política y represiva, en donde, el cristianismo catalogo la 
sexualidad como algo indebido e impuro (Brown, 1993). 
 
En Occidente, la represión político-religiosa de la sexualidad y sus expresiones se 
mantuvieron hasta bien entrado el siglo XX. Sin embargo, entre el siglo XVIII y el actual 
se dieron diferentes cambios en la mentalidad social. Algunos fueron enormes y otros 
poco perceptibles. Pero todos ellos dieron paso a la revolución sexual, que ocurrió en 
la década de 1960 y llevó a las actuales concepciones sobre este tema. Por ejemplo, a 
finales del siglo XVIII el Marqués de Sade introdujo en Francia, entre otras cosas, una 
nueva visión del placer sexual; la cual en su tiempo fue presa de varios malentendidos, 
ya que fue tomada como mera incitación a la perversión y al crimen. Inclusive en la 
actualidad recibe aún interpretaciones equivocadas (Aries, 1991). 
 
Durante el siglo XIX, la sexualidad comenzó a estudiarse con mayor entereza, la 
represión de sociedades puritanas, como la de Inglaterra en la época de la reina 
 27 
Victoria, continuó. La sociedad victoriana manifestaba varias contradicciones morales. 
Por ejemplo, por un lado obligaba a la contención sexual a las mujeres para que fueran 
catalogadas como "decentes", y al mismo tiempo aprobaba la prostitución como una 
salida inevitable de las necesidades "sucias" de los hombres (Fernández Díaz, 2012). 
 
En la época victoriana, conductas sexuales como la masturbación, eran consideradas 
inapropiadas y se le culpaba de desórdenes como la epilepsia. En 1882 aparece el 
trabajo de Richard Kraft-Ebing “Psychopatia Sexualis”, donde describe diferentes tipos 
de comportamiento sexual a los cuales etiqueta como patológicos y debido a esto es 
que surge el término de desviación sexual. En estos tiempo, cualquier conducta sexual 
que no tuviera como fin la reproducción se consideraba “anormal”. En los escritos de 
este autor se encontraban ligadas las conductas sexuales sin fines reproductivos con el 
concepto de enfermedad sexual y esto en algunas ocasiones sigue siendo así. 
(Caruso, 1993). 
 
Durante esta época, para las mujeres el sexo era algo que debía soportarse, lo que 
provoco que se generaran mitos que llevaban al miedo o la culpa sobre este tema. Por 
ejemplo se decía que el exceso de relaciones sexuales reducía la vida del hombre. 
Otro ejemplo es el de que si las mujeres disfrutaban de la relación sexual estaban 
destinadas a morir a una edad joven (Matsers W, Johnson V, Kolodny R. 1998). Podría 
decirse que esta fue una de las épocas de mayor represión sexual. Lo más grave fue 
que el concepto victoriano sobre sexualidad marcó los años posteriores con una serie 
de creencias equivocadas. 
 
El inicio del siglo XX es importante pues en este tiempo se dio una liberación femenina, 
que tenía como objetivo situar a la mujer en un plano de igualdad con el hombre. Así se 
comenzaron a eliminar los tabúes y mitos sobre el cuerpo y su capacidad sexual. Esto 
permitió que se comenzara a hacer una mayor indagación sobre el tema y justo por la 
misma época, el psicoanalista Sigmund Freud dio a conocer sus revolucionarias teorías 
sobre la sexualidad humana, que provocaron a una verdadera revolución sexual, pues 
en ellas comprobó y resaltó la importancia que la sexualidad tiene para el ser humano. 
Este autor desarrolló su teoría de la personalidad, la cual tiene como eje principal el 
desarrollo sexual. Introdujo el término de “libido” tomando este concepto para referirse 
a la energía de la que emanan todas las actividades de los hombres. Con este 
concepto se escandalizó a la sociedad burguesa de Viena al afirmar que la mayoría de 
las fobias y miedos se encuentran íntimamente ligadas con las frustraciones sexuales 
(Caruso, 1993). En este contexto, hombres y mujeres comenzaron a preocuparse por 
entender mejor el desarrollo de sus capacidades y habilidades sexuales. 
 
 28 
Poco después se dieron a conocer las investigaciones modernas que permitieron el 
nacimiento de la sexología como ciencia. Entre estos estudios destacan, por sus 
revelaciones y su popularización mundial, los que realizaron los doctores William H. 
Masters y Virginia Jonson, Helen

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