Logo Studenta

Los-braseros-de-culto--investigacion-a-partir-de-pisos-quemados-en-un-sitio-del-clasico-en-el-centro-de-Veracruz

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
POSGRADO EN ESTUDIOS MESOAMERICANOS 
IIF-FFyL 
 
 
“LOS BRASEROS DE CULTO: INVESTIGACIÓN A PARTIR DE PISOS QUEMADOS 
EN UN SITIO DEL CLÁSICO EN EL CENTRO DE VERACRUZ” 
 
 
TESIS 
QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE: 
MAESTRA EN ESTUDIOS MESOAMERICANOS 
 
 
PRESENTA: 
ROCIO VELASCO FUENTES 
 
 
TUTORA: 
DRA. ANNICK JO ELVIRE DANEELS VERRIEST. IIA, UNAM 
 
 
COMITÉ TUTORAL: 
DR. LUIS BARBA PINGARRÓN. IIA, UNAM 
DRA. MARTHA CUEVAS GARCÍA. 
POSGRADO EN ESTUDIOS MESOAMERICANOS 
DRA. YAMILE LIRA LÓPEZ. 
POSGRADO EN ESTUDIOS MESOAMERICANOS 
DR. ARTURO PASCUAL SOTO. IIEs, UNAM 
 
 
MÉXICO, D. F., JUNIO 2014 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
Restricciones de uso 
 
DERECHOS RESERVADOS © 
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL 
 
Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal 
del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). 
El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea 
objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para 
fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo 
mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
Agradecimientos 
Hace siete años llegué por vez primera al sitio de La Joya, jamás imaginé lo fascinante y 
complejo que sería trabajar en edificios construidos a base de tierra apisonada. 
Afortunadamente siempre conté con las enseñanzas de la Dra. Annick Daneels, quien no 
sólo me abrió las puertas de su proyecto “Excavaciones en el Centro de Veracruz: 
temporalidad y función de la arquitectura de tierra”, en el año 2007, (aun sabiendo que el 
grupo de cuatro alumnos que nos incorporamos al trabajo nunca habíamos usado una 
cucharilla y toda aquella herramienta necesaria durante las excavaciones), sino también las 
puertas de su casa. Agradezco infinitamente a la Doctora Annick por ser un ejemplo de 
profesionalismo y sencillez en campo, en las aulas, en su cubículo y en casa, por compartir 
sin recelo algunos sus conocimientos, por la confianza, por su paciencia y por su sentido 
del humor que en innumerables ocasiones ha hecho el trabajo más divertido y ligero. 
Gracias por ser mi guía en este proceso. 
Con este trabajo recepcional culmino una etapa en mi vida profesional y ello no hubiera 
sido posible sin la ayuda de la Dra. Martha Cuevas García, la Dra. Yamile Lira López y los 
doctores Luis Barba Pingarrón y Arturo Pascual Soto. Agradezco a cada uno de ellos el 
haber aceptado leer este trabajo, por su tiempo y por su sencillez, así como las sugerencias, 
comentarios y los datos de sus propias experiencias en campo o en sus investigaciones que 
sin duda alguna enriquecieron y mejoraron mi tesis. 
Agradezco a los laboratorios de Paleobotánica y Fitolitos del Instituto de Investigaciones 
Antropológicas, especialmente al Mtro. Emilio Ibarra Morales y a la Mtra. Judith Zurita 
Noguera por los análisis de las muestras de polen y fitolitos, pero sobre todo por hacer un 
espacio en su agenda. 
Asimismo, agradezco al personal del laboratorio de Prospección arqueológica por las 
facilidades otorgadas para analizar las muestras de residuos químicos, especialmente a 
Agustín Ortiz Butrón, a Martín Terreros y a Rocío Hernández. 
El tiempo que estuve en el laboratorio me permitió conocer y convivir con dos excelentes 
personas de las que aprendí mucho, su amistad es sin duda mi mejor recompensa. Rocío, 
gracias por los consejos (profesionales y personales), por despejar las dudas, asesorarme 
cuando me sentía perdida y convertir el laboratorio en el espacio más agradable para 
trabajar. Gracias Martín por tu paciencia, tu tiempo, tu profesionalismo y tu sencillez, por 
compartir todos tus conocimientos y habilidades y principalmente por brindarme tu 
amistad. 
A lo largo de la maestría tuve la fortuna de tener como profesores a excelentes 
investigadores quienes a través de sus clases aportaron datos a esta investigación, además 
por supuesto de ser ejemplos a seguir, gracias a todos ellos: Dr. Alfredo López Austin, Dra. 
Linda Manzanilla, Dr. José Luis Ruvalcaba, Dra. Mercedes Montes de Oca y Mtra. María 
del Carmen Herrera. 
Además del académico, también conté con el apoyo de distintas personas que hicieron de la 
maestría y de mi estancia en el Distrito Federal más agradable. Gracias Beatriz y Laura, 
representan un ejemplo a seguir por su enorme calidad humana y por su profesionalismo. 
Margarita, no tengo palabras para agradecer a ti y a Federico la hospitalidad con la que 
siempre me recibieron en su hogar cada vez que lo necesité, son personas increíbles con un 
excelente sentido del humor. Beatriz, Laura y Margarita, siento que las conozco de toda la 
vida, gracias por todas aquellas tardes en las que compartimos experiencias e 
intercambiamos puntos de vista, admiro su tesón, su nobleza y sencillez. ¡Gracias por las 
risas! 
Martha y David, con ustedes también tuve la fortuna de congeniar inmediatamente, gracias 
por darme ánimos y consejos durante el tiempo que estuve en campo intentando con 
desesperación generar fuego. Muchas gracias por recibirme con tanta amabilidad y cariño 
en su hogar, son grandes amigos, tienen un corazón enorme. 
María José, siempre te preocupaste por mi bienestar, compartiste tus sueños y parte de tu 
vida conmigo, fuiste mi familia en el Distrito Federal, contar con tu apoyo, tus postres, tu 
peculiar sentido del humor y tu compañía hizo más fácil todo. 
Gabriel, Karla, Selene, Eduardo y Sandra, desde que inicié este proceso conté con su apoyo 
incondicional, aún en la distancia todos ustedes siempre se preocuparon por mí, tuvieron 
palabras de aliento para animarme cuando me sentía sola. Muchas gracias por permanecer 
en mi vida, seguimos creciendo juntos compartiendo cada etapa, no importa si no los veo 
pues sé que siempre están conmigo acompañando cada uno de mis pasos. Los quiero. 
Gracias a Don Ciriaco, Don Alejo, Don Feliciano, Alberto, Miguel, Daniel, Noel y Omar, 
las personas que conforman el equipo de trabajo en La Joya. Aprendí mucho de ustedes. 
A Alberto Vázquez Domínguez, Adriana Meza González y Elí Vázquez Bello, quienes 
fueron mis compañeros en campo y participaron en la excavación del cuarto de acceso a la 
Plataforma Norte en La Joya. 
A Ricardo Martínez Luna por la ayuda para la digitalización de los dibujos, todo el 
asesoramiento técnico y por su amistad. 
Agradezco a la Universidad Nacional Autónoma de México por darme la oportunidad, a 
través de sus diferentes dependencias (Facultad de Filosofía y Letras, Instituto de 
Investigaciones Filológicas e Instituto de Investigaciones Antropológicas), de cumplir una 
meta más en mi vida, es sin duda la institución más noble de este país. Agradezco el apoyo 
que recibí de la Coordinación del Posgrado en Estudios Mesoamericanos y al programa 
PAEP por la beca que me otorgaron. 
Finamente, dedico este trabajo a mi familia. 
Para mi Mamá: eres el mejor ser humano en el mundo, tu nobleza, caridad y fortaleza son 
algunas de las cualidades que me hacen admirarte, gracias por todo tu amor. 
Para mi Papá: gracias por creer en mí y ayudarme en todo momento a alcanzar mis metas. 
Eres mi ejemplo de constancia y disciplina. 
Para mis hermanos, Julián (mi protector), Araceli (mi segunda mamá) y María (mi 
cómplice). Gracias por las risas, las experiencias, los cuidados, las anécdotas, los juegos, 
los consejos y tantas cosas más. Los llevo conmigo a todos lados, los amo. 
Para mis sobrinas, Elisha y Yuliana. Escuchar su voz y verlas sonreír transforma el mundo. 
Para ti Omar, por tener palabras de aliento en los momentos críticos y por caminar conmigo 
a pesar de la distancia. Gracias por tu comprensión, paciencia y amor.1 
 
Índice 
Índice ..................................................................................................................................... 1 
Lista de figuras ..................................................................................................................... 3 
Lista de tablas ....................................................................................................................... 6 
Introducción .......................................................................................................................... 7 
Objetivos .............................................................................................................................. 13 
 
Capítulo 1. Planteamiento .................................................................................................. 14 
1.1 Manchas de quemado como objeto de estudio. El caso del cuarto de acceso de la 
Plataforma Norte en el sitio de La Joya ............................................................................ 14 
1.2 Comentarios .................................................................................................................... 26 
 
Capítulo 2. Definición de conceptos .................................................................................. 29 
2.1 Discusión de términos: brasero e incensario .................................................................. 29 
2.2 Marcas asociadas al uso de braseros e incensarios ......................................................... 38 
 
Capítulo 3. Los quemadores de incienso en Mesoamérica: usos y contextos ................ 42 
3.1 Preclásico ........................................................................................................................ 43 
3.2 Clásico ............................................................................................................................ 44 
3.3 Posclásico ....................................................................................................................... 46 
3.4 Fuentes históricas ........................................................................................................... 47 
3.5 Braseros .......................................................................................................................... 48 
3.5.1 Preclásico ..................................................................................................................... 49 
3.5.2 Clásico ......................................................................................................................... 51 
3.5.3 Posclásico .................................................................................................................... 53 
3.6 Comentarios .................................................................................................................... 58 
 
Capítulo 4. Datos de campo ............................................................................................... 60 
4.1 Antecedentes del sitio ..................................................................................................... 60 
4.2 Medio .............................................................................................................................. 63 
4.3 Plataforma Norte. Hallazgos y excavación en el cuarto de acceso ................................ 63 
4.3.1 Desmantelamiento de pisos ......................................................................................... 66 
4.4 Marcas en la Plataforma Norte ....................................................................................... 69 
4.5 Marcas en otros edificios: la Plataforma Este y Pirámide .............................................. 69 
4.6 Toma de muestras ........................................................................................................... 70 
 
Capítulo 5. Análisis de muestras de residuos químicos, polen y fitolitos ...................... 76 
5.1 Fitolitos ........................................................................................................................... 78 
5.2 Polen ............................................................................................................................... 81 
5.3 Residuos químicos, carbonatos ...................................................................................... 85 
5.4 Potencial de hidrógeno ................................................................................................... 87 
 
2 
 
5.5 Residuos proteicos .......................................................................................................... 90 
5.6 Carbohidratos ................................................................................................................. 93 
5.7 Residuos grasos .............................................................................................................. 96 
5.8 Fosfatos ........................................................................................................................... 98 
 
Capítulo 6. Discusión y conclusiones .............................................................................. 101 
6. 1 Conclusión ................................................................................................................... 109 
 
Bibliografía ........................................................................................................................ 114 
 
ANEXOS ........................................................................................................................... 124 
Apartado I. datos de la excavación en el cuarto de acceso a la Plataforma Norte ............ 124 
Apartado II. Experimento de diciembre 2011 .................................................................. 133 
Apartado III. Proceso de análisis de muestras: polen, fitolitos, residuos químicos ......... 143 
 
 
 
 
 
3 
 
Lista de figuras 
Figura 1. Ladrillos en proceso de secado en patio ubicado al lado norte de la Pirámide (edificio del sitio). La 
Joya, noviembre 2013. (Archivo personal de la autora)………………………………………………………...8 
Figura 2. Incensario efigie de Palenque, (Rands y Rands, 1959: 231)………………………………………..32 
Figura 3. Incensario sin efigie de Tikal, (Rice, 1999: 33)…………………………………………………….33 
Figura 4. Anafre teotihuacano, (Sánchez, 2006: 276)………………………………………………………...37 
Figura 5. Dibujo del piso 1, área quemada, (Medrano, 1994: 109)…………………………………………..38 
Figura 6. Incensario de “Los Chatos”, (Medrano, 1994: 114). ………………………………………………39 
Figura 7. Reconstrucción de la superposición de las estructuras 36, 35 y 13, (Marcus y Flannery, 1994: 
67)……………………………………………………………………………………………………………...40 
Figura 8. Reconstrucción de la estructura 35 de San José Mogote, (Marcus y Flannery, 1994: 68)…………40 
Figuras 9, 10, 11 y 12. De izquierda a derecha. Estela 5 y estela 18 de Izapa. Estela 11 de Kaminaljuyú, 
(Rice, 1999: 29). Estela 24 de Izapa. (Garth, 1976: 131)……………………………………………………...44 
Figura 13. Incensario tipo teatro. MNA, (Archivo personal de la autora)…………………………………....45 
Figura 14. Sahumadores del Templo Mayor. MNA, (Archivo personal de la autora)……………………….45 
Figura 15. Sahumadores de la Mixteca. MNA, (Archivo personal de la autora)…………………………….46 
Figura 16. Sacerdotes sahumando y realizando autosacrificio, (Durán, 1995: lámina LXXXIII)…………46 
Figura 17. Lacandón llevando los quemadores de incienso muertos al risco donde serán depositados, (Tozzer, 
1982: lámina XXVII, figura 2)………………………………………………………………………………...47 
Figura 18. Braseros de la fase Tezoquipan temprano. (García y Merino, 2006:639)……………………….48 
Figura 19. Brasero Huehuetéotl de Cuicuilco. MNA, (Archivo personal de la autora)……………………...49 
Figura 20. Formas de los braseros del Complejo Dili, (Clark y Cheetham, 2006: 351)……………………..50 
Figura 21. Cuarto I de la Estructura 26 de San José Mogote y brasero encontrado en el cuarto,(Marcus y 
Flannery, 2001: 158-159)……………………………………………………………………………………...50 
Figura 22. Brasero de Cerro de las Mesas. MNA, (Archivo personal de la autora)…………………………51 
Figura 23. Brasero de Nopiloa. (Medellín, 1987: 161)……………………………………………………….51 
Figura 24. Piezas de Zapotal: De izquierda a derecha. Brasero Huehuetéotl (Gutiérrez y Hamilton, 1997: 
lámina 39)……………………………………………………………………………………………………...52 
Figuras 25 y 26. Brasero con figura femenina y hombre con brasero entre las piernas, (Archivo personal de 
la autora)……………………………………………………………………………………………………….52 
 
4 
 
Figura 27. Brasero de Matacapan. MNA, (Archivo personal de la autora)………………………………….53 
Figura 28. Brasero de Cuauhtochco, (Medellín, 1952: 60)…………………………………………………...53 
Figura 29. Brasero de Isla de Sacrificios, (Medellín, 1955:62)……………………………………………….53 
Figura 30. Braseros con atributos de Tláloc y Huitzilopochtli, como se representan en los códices, (López y 
López, 2009: lámina 71)……………………………………………………………………………………….54 
Figura 31. Brasero tipo Abra café burdo, (Cobean, 1990: 402)……………………………………………..56 
Figuras 32 y 33. De arriba abajo. Brasero empotrado en el piso. Brasero restaurado, (Acosta, 1964: láminas V 
y VI)……………………………………………………………………………………………………………56 
Figuras 34 y 35. De izquierda a derecha. Braseros tipo Extranjeras y brasero tipo Mumúl. (Rice, 2009: 286-
287)…………………………………………………………………………………………………………….57 
Figura 36. Ubicación de La Joya, (Liberotti y Daneels, 2012: 82)…………………………………………...60 
Figura 37. Plano compuesto del sitio, en el que se muestra el croquis realizado por Escalona en 1937 y en 
líneas negras el mapa hecho por Daneels en 1988, (Daneels, 2010: 5)……………………………………….61 
Figura 38. Cuarto de acceso a la Plataforma Norte, (Daneels, 2011b: 131)…………………………………63 
Figura 39. Manchas en el cuarto de acceso a la Plataforma Norte. La Joya, febrero 2007. (Archivo del 
proyecto ECV)…………………………………………………………………………………………………65 
Figura 40. Dibujo de planta de cuarto de acceso a la Plataforma Norte. (Archivo del proyecto ECV)…….66 
Figura 41. Puerta tapiada del cuarto de acceso. La Joya, febrero 2007. (Archivo del proyecto ECV)……..67 
Figura 42. Piso 7, cuarto de acceso. La Joya, febrero 2007. (Archivo del proyecto ECV)………………….68 
Figura 43. Piso 7, cuarto de acceso. La Joya, febrero 2007. (Archivo del proyecto ECV)…………………68 
Figura 44. Reconstrucción de los edificios de la Plataforma Norte, (Liberotti, 2012)……………………….69 
Figura 45. Reconstrucción de la sala de audiencia del cuarto de acceso mostrándose las áreas quemadas, 
(Daneels, 2009: 303)…………………………………………………………………………………………..70 
Figura 46. Fragmentos de braseros, (Daneels, 2010: 16)……………………………………………………..70 
Figura 47. Cuarto de acceso a la Plataforma Norte. Ubicación de las muestras tomadas en el año 2006. 
Dibujo de planta del cuarto de acceso, (Archivo del proyecto ECV)…………………………………………71 
Figura 48. Cuarto de acceso a la Plataforma Norte. Ubicación de toma de muestras, enero 2007. Dibujo de 
planta del cuarto de acceso, (Archivo del proyecto ECV)……………………………………………………72 
Figura 49. Cuarto de acceso a la Plataforma Norte. Muestras tomadas en febrero de 2007. Dibujo de planta 
del cuarto de acceso, (Archivo del proyecto ECV)………………………………………………………….73 
Figura 50. Cuarto de acceso a la Plataforma Norte. Distribución de las muestras de polen y fitolitos. Dibujo 
de planta del cuarto de acceso, (Archivo del proyecto ECV)……………………………………………….74 
 
5 
 
Fig. 51. Mapa de distribución de carbonatos…………………………………………………………………..85 
Fig. 52. Mapa de distribución de pH…………………………………………………………………………..89 
Fig. 53. Mapa de distribución de residuos proteicos…………………………………………………………..92 
Fig. 54. Mapa de distribución de carbohidratos……………………………………………………………….95 
Fig. 55. Mapa de distribución de fosfatos……………………………………………………………………100 
Anexos 
Fig. 1. Dibujo del piso 1. (Archivo del proyecto ECV)……………………………………………………...130 
Fig. 2. Dibujo del piso 2. (Archivo del proyecto ECV)……………………………………………………..130 
Fig. 3. Dibujo del piso 3. (Archivo del proyecto ECV)……………………………………………………..131 
Fig. 4. Dibujo del piso 4. (Archivo del proyecto ECV)……………………………………………………..131 
Fig. 5. Dibujo del piso 5. (Archivo del proyecto ECV)……………………………………………………..132 
Fig. 6. Dibujo del piso 6. (Archivo del proyecto ECV)……………………………………………………..132 
Figura 7. Macetas utilizadas. La Joya. Diciembre 2011. (Archivo personal de la autora)…………………133 
Figura 8. Ubicación de las macetas en cada cuadro. De izquierda a derecha: cuadro 1, cuadro 2 y cuadro 3. 
La Joya. Diciembre 2011. (Archivo personal de la autora)…………………………………………………..134 
Figura 9. Macetas durante la combustión. La Joya. Diciembre 2011. (Archivo personal de la autora)…...134 
Figura 10. Multímetro y termopar. La Joya. Diciembre 2011. (Archivo personal de la autora)…………....135 
Figura 11. Brasas en la maceta del cuadros 2. La Joya. Diciembre 2011. (Archivo personal de la autora)...135 
Figura 12. Cuadro uno, piso quemado. La Joya. Diciembre 2011. (Archivo personal de la autora)……….136 
Figura 13. Cuadro dos, piso quemado. La Joya. Diciembre 2011. (Archivo personal de la autora)………..136 
Figura 14. Cuadro tres, piso quemado. La Joya. Diciembre 2011. (Archivo personal de la autora)……….137 
Figura 15. Humo blanco producido por la combustión de madera. La Joya. Diciembre 2011. (Archivo 
personal de la autora)…………………………………………………………………………………………137 
Fig. 16. Maceta utilizada durante el experimento de diciembre 2012. (Archivo personal de la autora)…….140 
Fig. 17. Yauhtli o pericón. La Joya. Diciembre 2012. (Archivo personal de la autora)……………………..140 
Fig. 18. Árbol de Mulato. La Joya. Diciembre 2012. (Archivo personal de la autora)……………………..141 
Fig. 19. Hojas de Mulato en proceso de combustión. La Joya. Diciembre 2012. (Archivo personal de la 
autora)………………………………………………………………………………………………………...141 
Fig. 20. Producción de humo al quemar madera del árbol Mulato. La Joya. Diciembre 2012. (Archivo 
personal de la autora)…………………………………………………………………………………………141 
 
6 
 
Fig. 21. Escobilla. La Joya. Diciembre 2012. (Archivo personal de la autora)……………………………..141 
Fig. 22. Producción de humo al quemar la escobilla. La Joya. Diciembre 2012. (Archivo personal de la 
autora)………………………………………………………………………………………………………..141 
Fig. 23. Análisis de fosfatos. (Archivo personal de la autora). ……………………………………………..148 
Fig. 24. Análisis de pH. (Archivo personal de la autora)……………………………………………………149 
Fig. 25. Análisis de carbohidratos. (Archivo personal de la autora)………………………………………..151 
 
Lista de tablas 
Tabla 1. Datos de las muestras tomadas en el cuarto de acceso en el año 2006………………………….71 
Tabla 2. Datos de las muestras tomadas en el cuarto de acceso en el mes de enero del año 2007………..72 
Tabla 3. Datos de las muestras tomadas en el cuarto de acceso en el mes de febrero del año 2007. …….73 
Tabla 4. Datos de las muestras 10 muestras analizadas en el laboratorio de polen del IIA y de las 10 muestras 
analizadas en el laboratorio de fitolitos del IIA……………………………………………………………..74 
Tabla 5. Datos de las 12 muestras tomadas de los pisos desmantelados…………………………………..75 
Tabla 6. Resultados de los análisis de fitolitos……………………………………………………………..79 
Tabla 7. Resultados de los análisis de polen………………………………………………………………..81 
Tabla 8. Resultados de los análisis de carbonatos………………………………………………………….86 
Tabla 9. Resultados de los análisis de pH…………………………………………………………………..87 
Tabla 10. Resultados de los análisis de residuos proteicos…………………………………………………90 
Tabla 11. Resultados de los análisis de carbohidratos……………………………………………………..93 
Tabla 12. Resultados de los análisis de residuos grasos…………………………………………………...96 
Tabla 13. Resultados de los análisis de fosfatos…………………………………………………………...98 
 
 
 
 
 
 
7 
 
Introducción 
A pesar de ser un área en la que se han llevado diversos proyectos de investigación 
arqueológica, la información concerniente a la Costa del Golfo de México se puedeconsultar, en su mayoría, sólo en archivos técnicos del INAH debido a la poca difusión que 
se le ha dado a los sitios arqueológicos de dicho territorio. 
De acuerdo con Alfonso Medellín Zenil (1960) los límites geográficos del Centro de 
Veracruz son los siguientes, al Norte el río Cazones y al sur el río Papaloapan “excluyendo 
Cosamaloapan; por el occidente abarcó Acatlán de Pérez Figueroa, Oax.; parte oriental del 
Estado de Puebla, desde las cercanías de Tehuacán pasando por Chalchicomula, 
ensanchándose por toda la sierra hasta Zacatlán, y posiblemente hasta cerca de Metlayuca, 
lindando así con la huasteca Meridional” (1960: 3). 
Es en el Centro de Veracruz donde se encuentra el sitio arqueológico de La Joya de San 
Martín Garabato, el médico francés Jean Baptiste Fuzier fue el primero en registrar el sitio 
con ese nombre, quizá porque así se llama la localidad en la que ubicó a los montículos 
arqueológicos que vio durante alguno de sus paseos dominicales por territorio veracruzano. 
De este lugar, La Joya de San Martín Garabato, es de donde se desprende la presente 
investigación. 
La Joya, como se le conoce comúnmente al lugar entre los pobladores, se ubica en el 
municipio de Medellín de Bravo en el estado de Veracruz. Se trata de un sitio arqueológico 
cuyos edificios, monumentales, fueron construidos a base de tierra apisonada. Podría 
pensarse que los habitantes desconocían las técnicas necesarias para el trabajo en piedra, sin 
embargo en uno de los edificios se localizó un muro en talud-tablero hecho de piedra de 
coral (Piña, 2010: 149). A pesar de contar con materia prima para elaborar muros de coral, 
los habitantes de La Joya construyeron columnas, muros y edificios a base de una mezcla 
de arena, limo, arcilla y paja picada (Liberotti y Daneels, 2012: 86), lo cual resulta 
sorprendente en una zona de trópico húmedo donde las condiciones climáticas resultan 
adversas para este tipo de construcciones. De alguna forma, los pobladores lograron 
desarrollar y dominar una tecnología capaz de soportar las temporadas de lluvias y 
 
8 
 
Fig. 1. Ladrillos en proceso de secado en patio ubicado al lado Norte de la Pirámide (edificio del 
sitio). La Joya, noviembre 2013. (Archivo personal de la autora). 
huracanes, sin embargo, con el paso del tiempo el sitio, ya en abandono, debió enfrentarse a 
otro factor de deterioro, la producción de tabique. 
Desde inicios del siglo XX (Daneels, 2010: 4), la producción de ladrillos para la 
construcción ha sido una fuente de empleo para la gente de la región, alrededor de las 
estructuras arqueológicas que aún perviven se localizan pizas o patios en donde se extrae y 
trabaja la tierra que al combinarla con agua y arena se obtiene una mezcla con la cual se 
elaboran los tabiques (figura 1). Los ladrilleros han utilizado la tierra de los edificios 
debido a su pureza, es decir, la tierra no tiene piedras, no es dura ni tiene una textura 
“chiclosa”: esas características permiten obtener una mezcla más resistente y homogénea. 
Es así como el sitio fue arrasado, aquellos majestuosos edificios fueron destruidos poco a 
poco por los ladrilleros. Dicha situación no se detuvo a mediados del año 2004 con el inicio 
de la primera temporada de campo dentro el proyecto “Excavaciones en el Centro de 
Veracruz: temporalidad y función de la arquitectura de tierra”, a cargo de la investigadora 
Annick Daneels, pero las intervenciones permitieron identificar el sitio como la capital de 
una entidad política al parecer desde el Protoclásico (100 a. C.-100 d. C.) hasta finales del 
 
9 
 
Clásico (1000 d. C.), que pudo haber funcionado con una forma de gobierno dual o alterno 
(Daneels, 2010: 3), por tener dos palacios que estuvieron en función al mismo tiempo, se 
trata de la Plataforma Norte y la Plataforma Este. 
En el año 2007 se realizaron trabajos de liberación en el ala Este del cuarto de acceso a la 
Plataforma Norte, uno de los tres edificios que en parte aún sobreviven en el sitio. Durante 
estos trabajos se encontraron manchas de quemado en el piso de barro de la entrada del 
cuarto de acceso, concentradas en la parte Norte, aunque también se identificó una mancha 
en la parte central y dos en la parte Sur; las manchas presentaron las mismas coloraciones, 
negro al centro y café o rojizo alrededor. Es importante señalar que durante esta fase de la 
excavación no se encontró material cerámico o lítico en el piso. 
Un grupo conformado por dos alumnas y por la encargada del proyecto, excavamos desde 
el corte de los ladrilleros una pequeña área de la entrada del cuarto, donde el vano de 
acceso fue tapiado
1
 en un momento tardío de la ocupación del edificio, para averiguar si la 
mancha quemada identificada era anterior o posterior al tapiado y para saber cuántos pisos 
existían en este cuarto, ya que en ese lugar era posible distinguir con claridad en el perfil 
del corte la forma en que corrían. De esta manera se identificaron siete pisos de barro. Esto 
llevó a formular la siguiente pregunta: ¿Las manchas de quemado presentes en los pisos del 
cuarto de acceso son evidencia del uso de braseros? 
Por excavaciones en otras estructuras de la Plataforma Norte, de la Plataforma Este y de la 
Pirámide se propone que las manchas de quemado son indicadores del uso de braseros, 
porque dichas marcas ocurren frente a las entradas o de manera simétrica frente a los vanos 
o las escalinatas de acceso. En el caso de la Plataforma Norte, dichas marcas también están 
asociadas a entradas, en uno de estos casos se localizó un brasero in situ empotrado en el 
piso, mientras que en la Plataforma Este se encontraron fragmentos de un brasero con 
decoración cónica (parecido a los de estilo teotihuacano) relacionado a manchas de 
quemado como se expondrá en uno de los capítulos de esta investigación. 
 
1
 De acuerdo con Daneels, el cuarto de acceso a la Plataforma Norte contaba con dos entradas más, “por su 
posición con respecto a la traza final del edificio, es posible que ésta sea la entrada oriental en una serie de 
tres accesos a lo largo de la fachada sur” (Daneels, 2011a: 460). Es probable que las entradas laterales se 
hayan tapiado al mismo tiempo, quedando en función sólo la del centro para lograr un mayor control en el 
acceso al palacio. 
 
10 
 
La presente tesis plantea la hipótesis de que, a pesar de no haber encontrado braseros in situ 
o restos de ellos en el cuarto, las marcas de quemado en el piso del edificio de acceso, 
fueron hechas por braseros sin pedestal, como en los otros edificios del sitio. 
Si las manchas son evidencia del uso de braseros, la siguiente pregunta a contestar fue 
¿cuál pudo ser la función del cuarto para concentrar tantos braseros en un solo espacio?, por 
la distribución de las marcas es factible que hubieran siete braseros en la mitad oriental del 
cuarto por lo tanto posiblemente catorce en todo el cuarto, ¿su presencia podría estar ligada 
al culto de una o varias deidades? O bien ¿podría tratarse de un culto ancestral? 
Como se verá en el capitulado de esta investigación, en el área maya los incensarios pueden 
estar ligados a un culto ancestral o a un culto divino, de deidades asociadas al sol y al 
inframundo, es decir, los incensarios representan la imagen de una deidad o de un ancestro. 
En La Joya no tenemos fragmentos de incensarios pero sí de braseros, aunque no 
encontramos esculturas de barro, no sería descabellado pensar en la idea de la presencia de 
imágenes de deidades en barro u otros materiales como semillas y madera, que cumplieran 
la función de representar deidades o ancestros a quienes se les rendía culto a través de la 
quema de resinas, animales u ofrendas producto del autosacrificio, entre otros. 
Por ello se realizaron análisis de polen, fitolitos y residuos químicos, en los laboratorios del 
Instituto de Investigaciones Antropológicasde la UNAM, a 32 muestras tomadas en el 
cuarto de acceso, buscando restos de plantas, semillas o sustancias que pudieron regarse en 
el piso, las cuales indicarían el tipo de actividad desempeñada en ese espacio. Los 
resultados de estos se compararon con otros estudios efectuados en muestras obtenidas de 
sitios arqueológicos que están fuera de nuestra área de estudio, esto dado a que en el Centro 
de Veracruz
2
 este tipo de trabajos son escasos. Asimismo se echó mano de la arqueología 
experimental con el objetivo de verificar si un brasero podría provocar el tipo de manchas 
observadas en los pisos del cuarto de acceso. 
Durante el mes de diciembre del año 2011 y 2012 realicé un experimento con la ayuda de 
tres macetas que simularon braseros con y sin pedestal, en ellos deposité carbón y madera 
 
2
 Barbara Stark (2001: 25, 26) realizó análisis de fosfatos en la zona de la Mixtequilla pero en rellenos de 
montículos en zonas agrícolas donde se usaron fertilizantes que pudieron haber afectado los niveles de fosfato 
en el suelo. 
 
11 
 
para generar la combustión, después de algunos días retiramos las macetas y verificamos si 
las macetas habían logrado quemar el piso. Asimismo coloqué copal y yauhtli registrando 
cómo el humo producido era de distinto color, recordemos que el color del humo también 
tenía un significado. 
Realizar este tipo de investigaciones en un asentamiento arqueológico con las 
características de La Joya resulta de gran importancia debido a la escasa información que se 
tiene de sitios con arquitectura de tierra. Además es necesario concientizar a cerca del valor 
que tienen estos sitios, por no ser considerados monumentales terminan siendo arrasados 
para construir unidades habitacionales o autopistas. Con cada sitio destruido se pierde la 
oportunidad de entender y profundizar en los patrones arquitectónicos y en la complejidad 
de la arquitectura de tierra en el Centro de Veracruz. 
Asimismo se demuestra que en pisos de adobe también pueden recuperarse datos químicos, 
aun cuando estos hayan estado expuestos a condiciones de intemperismo en una región 
tropical. En la zona del Centro de Veracruz no se han realizado estudios sistemáticos 
enfocados al análisis de residuos químicos en pisos de aplanados de barro, por ello este 
trabajo puede servir como parámetro para futuras investigaciones. 
Por otra parte, a diferencia del área maya donde se han realizado diversos trabajos sobre 
los quemadores de incienso, en la Costa del Golfo no contamos con este tipo de estudios, 
por lo tanto esta investigación pretende ser un punto de partida en dicho tema, en el cual me 
gustaría abundar en un futuro cercano. 
En el capítulo 1 presento las razones que permiten creer que las manchas de quemado en 
los pisos son marcas del uso de braseros en el cuarto de acceso, además de cómo se puede 
comprobar dicha aseveración: a través del contexto de hallazgo, análisis de residuos 
químicos, polen, fitolitos y de la arqueología experimental. También se establece cuál fue la 
importancia de los quemadores de incienso en la vida de las sociedades mesoamericanas. 
En el capítulo 2 se definen los diferentes conceptos que han sido utilizados en el gremio 
arqueológico para hacer referencia a los quemadores de incienso: incensario, brasero, 
sahumador, etc., con el objetivo de explicar por qué en esta investigación se usará el 
 
12 
 
término “brasero”. Asimismo se presentan casos de otros sitios arqueológicos de 
Mesoamérica, en donde marcas de quemado en pisos o altares se asocian al uso de braseros. 
En el capítulo 3 son mencionados los contextos de hallazgo de los quemadores de incienso 
en Mesoamérica, desde el Preclásico hasta la época actual, poniendo especial énfasis en los 
braseros, con el objetivo de analizar que formas se usaron en los distintos periodos, cuáles 
permanecieron y cuáles desaparecieron, además de identificar cuáles son las formas típicas 
en nuestra zona de estudio durante el Clásico. Otro punto importante a identificar es el tipo 
de formas usadas en templos, adoratorios y palacios, etc. Sin duda muchos datos de 
innumerables hallazgos de quemadores de incienso fueron omitidos en este capítulo, debido 
principalmente a problemas con el número de cuartillas con los que debe contar este trabajo 
recepcional. 
En el capítulo 4 se presentan los datos de campo referentes a los antecedentes del sitio 
arqueológico, así como los datos de la excavación realizada en el cuarto de acceso a la 
Plataforma Norte en el año 2007. Asimismo, se exponen los lugares en donde se tomaron 
muestras para análisis de residuos químicos, polen, fitolitos y se explica cómo se hizo la 
distribución de las treinta y dos muestras en los laboratorios del Instituto de Investigaciones 
Antropológicas de la UNAM. 
En el capítulo 5 se dan a conocer los resultados obtenidos a través del análisis de las 
muestras, las familias de polen arbóreo y no arbóreo, así como los valores de los residuos 
químicos: carbonatos, potencial de hidrógeno, residuos proteicos, carbohidratos, residuos 
grasos y fosfatos. 
Finalmente, en el capítulo 6, se exponen las conclusiones a las que llego con esta 
investigación: las marcas de quemado en el piso del cuarto de acceso fueron hechas por 
braseros sin pedestal. Los resultados de fosfatos, residuos proteicos, potencial de hidrógeno 
y carbohidratos sugieren que el cuarto de acceso probablemente fue un espacio ritual. 
Los quemadores de incienso resultan un mundo desconocido para quienes nos aventuramos 
a investigar los sitios arqueológicos del actual territorio veracruzano. De ahí la importancia 
de continuar en el estudio de este fascinante tema. 
 
13 
 
A continuación presentamos el primer capítulo de los seis que componen esta 
investigación, además de un apartado de anexos en dónde se detallan los experimentos 
realizados en el mes de diciembre en los años 2011 y 2012, así como el proceso de análisis 
de las muestras de polen, fitolitos y residuos químicos. 
 
 
Objetivos 
El objetivo particular de esta investigación es determinar si las manchas de quemado 
identificadas en los pisos del cuarto de acceso a la Plataforma Norte, en el sitio 
arqueológico de La Joya, fueron hechas por braseros. 
Uno de los objetivos específicos es determinar a través de análisis de polen, fitolitos y 
residuos químicos, el tipo de actividad que se realizó en el cuarto de acceso para intentar 
explicar por qué se usaron braseros en ese espacio. 
Otro objetivo es contribuir a un mejor conocimiento de la sociedad que habitó el sitio de La 
Joya. 
 
 
14 
 
Capítulo 1. Planteamiento 
1.1 Manchas de quemado como objeto de estudio. El caso del cuarto de acceso de la 
Plataforma Norte en el sitio de La Joya 
En la décima temporada de campo, en el año 2007, en el sitio de La Joya de San Martín 
Garabato, se liberó un muro y el piso del cuarto de acceso a la Plataforma Norte
3
, de esta 
manera quedaron expuestas manchas de quemado en ambos elementos, aunque fue en el 
piso donde podían apreciarse en mayor cantidad e intensidad. La distribución de las 
manchas hizo pensar que las marcas de quemado en el muro y en el piso fueron 
ocasionadas por la presencia de braseros, a partir de ese momento las manchas de quemado 
se convirtieron en mi objeto de estudio. 
¿Por qué se pienso que las manchas de quemado del cuarto de acceso fueron ocasionadas 
por braseros si no se encontraron fragmentos de estos? En la Plataforma Norte y en otras 
estructuras del sitio (Plataforma Este y Pirámide), también se han encontrado manchas de 
quemado, generalmente en las entradas de los edificios, en algunos casos se localizaron 
braseros in situ y en otros, restos de braseros tipo teotihuacano cerca de las manchas. 
Descartamos la posibilidad de un incendio en dicho cuarto debido a lo delimitado de las 
marcas, el piso no presentaun quemado uniforme, como en el caso del incendio 
identificado en la Plataforma Este (Daneels, 2011a: 465, Daneels, 2011b: 128). 
Además de la información etnográfica. Los frailes, a través de sus obras, dejaron constancia 
del uso de los braseros en templos y en ciertos rituales, algunos permanecían fijos y otros 
eran “movibles”. En la descripción hecha por Bernardino de Sahagún en el libro dos 
dedicado a las fiestas mexicas, se relata como en diversos rituales llevados a cabo durante 
algunas de las fiestas realizadas en honor a ciertas deidades, se utilizaban braseros con 
diversos fines, para quemar resinas, obtener brasas que eran colocadas en los sahumadores 
y después regresadas al brasero que permanecía fijo o para danzar alrededor del fuego 
contenido en dichos artefactos (Limón, 2001: 215). 
 
3
 Para conocer los detalles de la excavación, consultar capítulo IV y el apartado 1 de los anexos. 
 
15 
 
Asimismo Silvia Limón afirma que la gran cantidad de braseros encendidos en el patio de 
los templos se debe a que este era “el sitio de reunión de todos los grupos sociales en las 
ceremonias comunitarias promovidas por el estado mexica” (2001: 55). 
¿Cómo comprobar que las marcas fueron hechas por braseros? ¿Cómo explicar su 
ausencia? 
En primer lugar por el contexto. El descubrimiento de las áreas quemadas nos llevó a 
investigar si en otros sitios de Mesoamérica existen casos similares al de La Joya, (el cual 
es un caso contextualizado en tiempo y espacio: la Plataforma Norte se ha identificado 
como un palacio, correspondiente a la segunda etapa constructiva del sitio, entre 200 y 300 
d. C.), es decir, manchas de quemado asociadas a fragmentos de braseros, o la ausencia de 
estos pero que los autores consideran fueron ocasionadas por el uso de dichos artefactos. 
De esta manera pudimos identificar tres sitios con características análogas a las manchas 
del cuarto de acceso: Escuintla, San José Mogote y la Cueva de los Andasolos, en el 
siguiente capítulo se presentará la información. 
En Veracruz, no se ha reportado otro caso como el nuestro, marcas de quemado en un 
palacio, por lo cual podemos decir que es un caso único reportado hasta el momento en el 
Centro de Veracruz. De ahí que tengamos que recurrir a otros sitios de Mesoamérica para 
buscar casos similares. Además es importante recordar que las diferentes sociedades 
mesoamericanas compartieron elementos comunes como lo asevera López Austin: “ resulta 
sorprendente que la historia compartida por estos pueblos haya producido desde épocas 
muy tempranas una base cultural común, sobre la cual se desarrolló la diversidad” (2008: 
20), se trata de un núcleo duro, al cual define como “un complejo articulado de elementos 
culturales sumamente resistentes al cambio aunque no inmunes a él, que actuaron como 
estructurantes del acervo tradicional y que permitían que los nuevos elementos se 
incorporaran a dicho acervo con un sentido congruente en el contexto cultural” (2001: 98). 
Por lo tanto es factible hablar de una continuidad en cuanto a las prácticas rituales 
realizadas por los grupos mesoamericanos, se podría pensar que los mexicas o mayas 
fueron los únicos en celebrar cierto tipo de rituales y que los grupos de otras áreas, como la 
Costa del Golfo, las incorporaron a su acervo cultural en el momento en el que fueron 
 
16 
 
dominados por el poderío mexica o cuando tuvieron contacto con grupos mayas, pero bien 
pudo ocurrir lo contrario y que hayan sido los mexicas quienes retomaran ciertas 
tradiciones de otros grupos, pero sólo realizando más investigaciones podrán comprobarse 
dichas hipótesis, la realidad es que no podemos negar la influencia y la continuidad cultural 
que se dio en Mesoamérica. 
Según la bibliografía consultada, los contextos en los cuales es común encontrar braseros in 
situ, son los templos, las unidades domésticas y las cuevas. Es importante señalar que, para 
la presente investigación, el contexto de mayor interés será el palacio por lo expresado en 
líneas anteriores. 
Otra forma de comprobar que las manchas fueran hechas por braseros es a través del 
análisis de residuos químicos, polen y fitolitos. Con ellos se puede establecer el tipo de 
función que tuvo el cuarto, derivada de la actividad realizada. Durante la excavación se 
tomaron muestras de las áreas quemadas y no quemadas, además de los pisos 
desmantelados
4
, con el objetivo de buscar información para explicar el tipo de actividad 
que se pudo desempeñar en ese espacio. La premisa es que si se practicaron rituales en el 
cuarto de acceso, en el piso debieron fijarse sustancias cuya información podría recuperarse 
a través de pruebas químicas. El objetivo de los análisis de polen y fitolitos fue buscar 
residuos de resinas de la que existe evidencia histórico y etnográfica de su utilización en 
rituales, tal es el caso del copal, o bien de semillas, flores u otras plantas que pudieron 
servir como ofrendas. 
Partimos del supuesto de la presencia de braseros en el cuarto de acceso por las manchas de 
quemado identificadas en ese espacio, por lo tanto definir una actividad en dicho lugar 
podría ayudarme a determinar si hubo o no braseros y cuál pudo ser su función. El primer 
paso es ver al cuarto de acceso como un área de actividad. De acuerdo con Manzanilla, un 
área de actividad “es la concentración y asociación de materias primas, instrumentos o 
desechos en superficie o volúmenes específicos, que reflejen actividades particulares. 
Generalmente estas áreas se encuentran delimitadas espacialmente por elementos 
constructivos” (Manzanilla, 1986: 11). Para Manzanilla las áreas de actividad pueden 
dividirse en cuatro categorías susceptibles de análisis arqueológico: la producción, el uso o 
 
4
 Información en el capítulo IV y V, y en el apartado 1 y 3 de los anexos. 
 
17 
 
consumo, el almacenamiento y la evacuación (Ibídem). Debido a las características de mi 
objeto de estudio tomaremos en cuenta sólo el tipo de área de actividad de uso y consumo, 
que a- su vez se divide por un lado en la esfera de subsistencia familiar, relacionada con las 
zonas de preparación y/o consumo de alimentos, con áreas de destazamiento de animales, 
entre otras (Manzanilla, 1986: 12)-, y por el otro en la esfera política y la esfera ideológica, 
el primer contexto “no solo abarcan las construcciones características de tipo palacio o 
fortaleza, sino el uso de objetos como armas y símbolos de mando” (Manzanilla, 1986: 13), 
mientras que el segundo es identificable en la forma de santuarios, tumbas y templos 
(Ibídem). 
Tomo en cuenta sólo el área de actividad de uso y consumo por el siguiente motivo: parto 
del supuesto de que el cuarto de acceso a la Plataforma Norte ha sido interpretado como la 
entrada a un palacio-; por las características de este espacio, descarto la posibilidad de que 
se tratara de un lugar para la producción artesanal, un área de almacenamiento, de 
evacuación o deshecho. Asimismo también debo descartar un área de descanso, de 
consumo y/o de preparación de alimentos. Por lo tanto considero que el cuarto de acceso 
fue un espacio ritual, en el cual se ofrendaron resinas, sangre, semillas, entre otros. 
Ahora bien, sin artefactos que nos ayuden a identificar la actividad que se realizó, ya que el 
espacio fue vaciado de todos sus artefactos cuando se desmanteló al iniciarse una nueva 
etapa constructiva, recurro entonces al análisis de residuos químicos. Alejandra Pecci, 
considera a los residuos químicos como “un tipo específico de restos arqueológico que 
puede ayudar en la determinación de la existencia de áreas de actividad” (2000: 12), debido 
a que las actividades humanas, además de dejar artefactos y ecofactos, también dejan 
residuos químicos en las superficies donde se realizaron (2000: 12). 
ParaLuis Barba (1986), los análisis de residuos químicos proporcionan información “[…] 
sólo de aquellas actividades arqueológicamente importantes que por ser cotidianas o 
intensas aportaron suficiente material al piso, para formar concentraciones importantes y 
perdurables al paso del tiempo” (Barba, 1986: 36). 
Dependiendo de la concentración de los valores químicos en las áreas quemadas y no 
quemadas, lograré determinar el tipo de actividad realizada en el cuarto y responder a mi 
 
18 
 
pregunta de si las manchas fueron hechas o no por braseros. Los valores químicos 
presentarán uniformidad o variabilidad en áreas quemadas y no quemadas según la 
actividad realizada. De acuerdo con Pecci (2000: 23), un área de culto debe contar con un 
enriquecimiento de fosfatos, residuos proteicos y residuos grasos, por lo tanto, si el cuarto 
de acceso fue un área de culto los valores químicos deberán ser altos en estas pruebas. 
Y, finalmente, para la información obtenida a través de la arqueología experimental, parto 
del supuesto de Adrián Velázquez: 
La arqueología experimental parte del supuesto de que […] los artefactos son usados o 
producidos a esquemas determinados, que les proporcionan características específicas. Esto 
implica que al elaborar o utilizar objetos similares, siguiendo los patrones antiguos, deben 
presentarse las mismas características encontradas en los objetos arqueológicos. Así pues, 
se supone que el empleo de una herramienta particular, hecha de un determinado material, 
usada de una manera específica y bajo ciertas condiciones, dejará rasgos definidos y 
diferenciables. Ello da la posibilidad de acercarse a las tecnologías antiguas imitando las 
transformaciones hechas antaño […] Las similitudes o diferencias entre los rasgos de las 
modificaciones experimentales y los del material arqueológico son las evidencias que 
ayudarán a descartar algunas hipótesis y a proponer otras (2006: 45). 
Por ello, durante una semana del mes de diciembre del año 2011, realizamos un 
experimento en el sitio de La Joya. Se hicieron tres cuadros con una serie de pisos frente a 
la Pirámide, otra estructura del sitio, con tierra obtenida durante las excavaciones. Se 
colocaron tres macetas en cada cuadro simulando braseros, con el objetivo de indagar si 
alguna de ellas podría dejar marcas de quemado, midiendo siempre la temperatura 
alcanzada en cada una. Con el experimento se puedo distinguir como la forma de las 
macetas condiciona la intensidad de la marca dejada en el piso y la temperatura en el 
interior de estas. La descripción de dichos experimentos puede revisarse en el aparatado II 
de los anexos. 
Ahora bien, ¿por qué los braseros no están en el lugar de uso? Para intentar responder a 
dicha cuestión se toma como referencia lo propuesto por Michael Schiffer acerca de los 
procesos de formación arqueológica, a los cuales define como “todos los eventos, 
actividades y procesos que afectan a los artefactos después de su uso inicial en un tipo 
 
19 
 
particular de actividad, y estos pueden ser tanto culturales como no culturales […] 
Contribuyen a la variabilidad que se observa en el registro arqueológico” (1991: 40). 
Asimismo, menciona que los procesos culturales de formación son: el reuso, el depósito 
cultural y la reclamación (Schiffer, 1991: 40), mientras que los procesos de formación no 
culturales son el deterioro de artefactos, la alteración de sitios y procesos regionales 
(Ibídem). De los procesos mencionados, consideramos que el depósito cultural es el que 
podría explicar la ausencia de los braseros en el cuarto de acceso y en los otros edificios del 
sitio. El depósito cultural se refiere al desecho, la pérdida accidental de los artefactos, la 
disposición de los muertos y el abandono de objetos aun útiles (Ibídem). A su vez, los 
desechos
5
 pueden dividirse en tres: primarios, lo cuales se desechan en el lugar donde se 
usan; secundarios, los que se desechan en lugares diferentes al lugar original donde se 
utilizan; y de facto, los artefactos que aun siendo utilizables son dejados cuando un sitio se 
abandona (Ibídem). 
De esta manera suponemos que, probablemente los braseros fueron concebido como basura 
secundaria, y como refiere Schiffer, su depósito se hizo en otra parte del sitio o fuera de 
este, aunque no sea una práctica registrada para el Centro de Veracruz, quizá los braseros 
fueron objeto de una ceremonia ritual, al cumplir su tiempo de vida fueron sustituidos y 
removidos de su lugar original, o fueron reutilizados y convertidos en otro tipo de 
materiales, veremos otros sitios de Mesoamérica en los cuales también se reportan manchas 
pero no se encontraron los objetos que las produjeron, por lo tanto sabemos que las 
manchas identificadas en el cuarto de acceso en La Joya no son un caso único. O bien, 
quizá durante un abandono gradual del sitio los pobladores se llevaron los braseros para 
usarlos en su nueva morada; los braseros y otros quemadores de incienso, tenían una 
función vital en la vida de las sociedades mesoamericanas. 
Cuando se menciona el término “quemadores de incienso” se piensa que, dichos utensilios, 
desempeñaron únicamente esa función, la de quemar incienso. Sin embargo, como veremos 
a continuación, los quemadores tuvieron un papel más complejo, por lo menos así lo 
mencionan Stephan Borhegyi y Prudence Rice para los mayas de las tierras bajas. Aunque 
 
5
 La basura o desecho “se refiere a la condición posterior al desecho de un elemento, es decir la condición de 
que ya no participa en un sistema conductual” (Schiffer, 1990: 84). 
 
20 
 
los braseros están presentes, según varios autores, desde el Preclásico Temprano en 
diversas áreas de Mesoamérica, estos tomaron mayor importancia durante el Preclásico 
Tardío y el Clásico Temprano. 
Los quemadores de incienso pueden ser contenedores de fuego con la representación de una 
deidad o de un ancestro, como lo mencionan Rice (1999) y Cuevas (2011), este punto será 
retomado más adelante. 
Por otra parte, el fuego contenido en los quemadores podía tener distintas funciones. El 
fuego es un elemento vital en el mito de la creación azteca del Sol y la Luna, es probable 
que a partir de ese mito se le haya conferido un poder transformador y creador (López 
Austin, 1985: 269). Nanahuatzin y Tecuciztecatl
6
 (Sahagún, 2006: 414), se lanzaron al 
fuego y a través de él cambiaron su condición, de seres humanos se convirtieron en astros: 
el Sol y la Luna. De esta manera todo lo que entra en contacto con el fuego se transforma, 
como dice Alfredo López Austin: “El dios del fuego es el fuego mismo como señor de las 
transformaciones, que ejecuta el más duro de los trabajos […]” (1985: 272). Así las resinas 
y plantas al ser quemadas se transforman en humo aromático y, al igual que la sangre, en 
alimento para los dioses. 
El fuego también sacraliza espacios, por el elemento en sí y por el humo producido por la 
quema de diversas sustancias. 
El humo ha sido identificado por diversos autores como un vehículo de comunicación entre 
deidades y hombres. A través del humo los hombres establecen un vínculo con los dioses, 
los llaman, por lo tanto es un medio de comunicación y de ahí la importancia de su 
presencia en los rituales, también es el alimento de los dioses (López, 2008: 119). El humo 
posee otras características: purifica y sacraliza espacios, personas e imágenes (Limón, 
2001: 237), tal vez por ello se sahumaba, en algunas ocasiones, a aquellos que serían 
sacrificados. 
 
6
 Alfonso Caso, al describir este mito menciona la presencia de un gran brasero: “[…] Y al quinto todas las 
deidades se colocaron en dos filas, al final de las cuales se encontraba el brasero sagrado, en el ardía un gran 
fuego […]” (2003: 29), a lo que Fray Bernardino llama un “horno divino”“[…] Y llegada la media noche, 
todos los dioses se pusieron en rededor del hogar que se llama teotexcalli: En este lugar ardió el fuego cuatro 
días” (2006: 414). 
 
21 
 
Para Baudez, entre los mayas, el quemar incienso además de producir olores agradables 
[…] genera un humo que va subiendo hacia el cielo para disolverse en él paulatinamente 
[…] este movimiento ascendente hacia un mundo que no es el nuestro permite establecer 
con él cierta comunicación […] el humo ascendente puede conllevar, además de su olor, un 
mensaje, una oración o incluso una ofrenda […] El humo del incienso es la materialización 
del aliento vital […] el humo del incienso purifica a los enfermos, las víctimas del 
sacrificio, los lugares y también, en ocasiones las imágenes […] (2004: 207). 
María del Carmen Herrera, comenta que el humo 
Es la ofrenda que preside, guía y permite la comunicación entre los hombres y los dioses, 
que señala el camino, y por su movimiento ascendente refuerza la idea de que es una 
sustancia que vincula la tierra –piedras, madera, plantas- con el hombre, y a éste con el 
cielo […] de modo que el “humo” es una materia que vincula los diversos planos cósmicos 
y sirve de signo que da coherencia a las concepciones cosmogónicas de los antiguos nahuas. 
(2004: 113). 
Asimismo, la producción del humo dependía de los materiales incinerados
7
, la autora 
comenta la existencia de maderas que al ser quemadas producían mucho humo y por lo 
tanto impedían la visibilidad, como el poccuahuitl, por otro lado, maderas que producían 
poco humo, lo cual permitía el esparcimiento de la luz, y finalmente, maderas no 
productoras de humo pero sí de aromas agradables, como el teocotl, cuyo uso estaba 
restringido a los tlatoque (Herrera, 2004: 108-109). 
Rice menciona que el humo negro producido por la quema de copal o hule podría 
interpretarse como la representación simbólica de las nubes oscuras que anuncian la lluvia, 
por lo tanto el humo negro intenta llamar la atención de los dioses y atraer de esa manera la 
lluvia (1999: 28). 
Por la información aportada por diversos investigadores se puede deducir que el tipo de 
humo producido también era controlado a través de los materiales usados durante la 
combustión (tanto maderas como inciensos); las sociedades mesoamericanas tenían 
conocimiento de cuáles plantas, maderas, resinas, etc., eran indicadas para la realización de 
 
7
 A través de experimento que realicé en diciembre de 2012, pude comprobar cómo al quemar distintos 
materiales se producía humo de diversos colores. 
 
22 
 
determinados rituales, celebraciones, actos políticos, sociales, etc., si se quería producir 
mucho humo, si se buscaba obtener un olor específico, impedir la visibilidad, sahumar a las 
deidades, a los enfermos, a los gobernantes, se sabía a qué resina, planta, madera, semilla, 
etc., recurrir. Y en todo caso, cuál utensilio sería el indicado para distribuir de forma 
“correcta” el humo según el caso, quizá a ello se deba la variedad en las formas de los 
quemadores de incienso. De esta manera, su uso pudo estar destinado y restringido a ciertas 
actividades y/o lugares. 
En los quemadores de incienso también se depositaban ofrendas producto del 
autosacrificio
8
, como espinas de maguey y papel goteado con sangre, principalmente. 
También se depositan navajillas de obsidiana, “[…] tabaco, las primicias de las cosechas, 
los perfumes de las flores, el aroma de las viandas y los cuerpos de codornices, guajolotes, 
serpientes, mariposas y otros animales” (López, 2008: 119), espinas de erizo de mar y 
aguijones de raya (Baudez, 2004: 203). 
El fogón y el anafre, otro tipo de quemadores, cumplieron otras funciones. Al parecer el 
anafre sólo estuvo destinado a la preparación de alimentos y el fogón representó un 
elemento aglutinante para la sociedad (mexica), como veremos en el siguiente capítulo. 
Así, los quemadores de incienso se usaron por todos los integrantes de la sociedad, las 
actividades descritas párrafos anteriores no eran desempeñadas únicamente por la élite, esto 
lo confirman los materiales recuperados en algunos sitios
9
 tanto en las unidades domésticas 
como en los templos o palacios. 
A continuación revisaremos los casos de los “quemadores de incienso”, que no fueron 
usados precisamente para dicha actividad o para contener fuego, y han sido identificados 
como “objetos de poder”, representaciones de ancestros y/o deidades. 
Como se verá en el siguiente capítulo, Rice distingue dos tipos de incensarios, con efigie y 
sin efigie, los primeros se utilizan a partir del Preclásico Tardío hasta el Posclásico, 
mientras que los segundos están presentes en las tierras bajas desde el Preclásico Medio 
hasta el Posclásico. Rice refiere que el uso de los incensarios en el área maya está ligado a 
 
8
 Al parecer los candeleros teotihuacanos fueron los quemadores en los que se depositaban dichas ofrendas. 
(Ver capítulo III). 
9
 Ver capítulo III. 
 
23 
 
la transformación en la forma de gobierno en dicho espacio geográfico, es decir el uso y 
surgimiento de los tipos de incensarios está ligado con los cambios sociopolíticos. 
De acuerdo con Stephan Borhegyi los incensarios de tres protuberancias formaron parte de 
un culto popular en el Formativo Temprano y en el Clásico Tardío (1956: 345, 350), de 
esta manera su presencia o ausencia estuvo ligada al desarrollo de la estratificación social 
en el Sur del área maya
10
, a la influencia teotihuacana y a la introducción del culto a 
Quetzalcóatl. 
Para Rice la manufactura y uso de estos incensarios, con efigie, está ligado a una serie de 
dramáticas transformaciones ocurridas en las tierras bajas mayas durante el Preclásico 
Tardío-Clásico Temprano “changes in the institution of kingship, in calendrics (including 
the completion of the ninth b’ak’tun), in iconographic programs (building facades vs. 
carved stelae; introduction of palace structures), in external contacts, and so forth” (1999: 
40). De esta manera Rice explica que los cambios sociopolíticos originaron 
transformaciones en las ceremonias rituales practicadas por la élite maya, por ello fue 
necesario elaborar objetos “de poder”, uno de estos fue el incensario efigie “these vessels 
were instruments used by “kings”/ajaws as living representations of the ancestors and 
conduits of divine inspiration” (1999: 41). 
Aunque ambos fueron importantes en la vida ritual de los mayas, los incensarios con efigie 
representan el culto a las deidades y los ancestros por lo tanto se asocian a una 
representación del “señor” como el dios solar, a un culto funerario real (Rice, 1999: 43) y a 
un ciclo cosmológico de vida/muerte y regeneración (Rice, 1999: 45), de ahí que se hayan 
encontrado principalmente en tumbas y templos. Mientras tanto los incensarios sin efigie se 
asocian con ciclos terrenales y temporales, con el nacimiento y la fertilidad, con la lluvia y 
con el árbol como axis mundi (Ibídem), por ello en estos es común la decoración con púas o 
espigas, las cuales estarían representando la ceiba o bien, el monstruo de la tierra
11
. 
La propuesta de Rice, parece tener sustento con los resultados de las investigaciones hechas 
por Martha Cuevas en Palenque. Para Cuevas los incensarios con efigie recuperados en el 
 
10
 Que incluye el estado de Chiapas, Guatemala y la parte oriental de el Salvador y Honduras (Borhegyi, 
1956: 345). 
11
 Ver capítulo III. 
 
24 
 
Grupo de las Cruces en Palenque, eran imágenes de culto al estar representando deidades y 
antepasados (2011: 340). 
Cuevas divide a los incensarios recuperados en el Grupo de las Cruces en dos contextos 
rituales: el primero el culto a los dioses de la Tríada, dioses tutelares de Palenque, GI, que 
representael nivel celeste, GII deidad vinculada al linaje gobernante y a la fertilidad 
agrícola y GIII, deidad asociada al astro solar durante su tránsito por el inframundo. Este 
primer grupo correspondería a los incensarios recuperados en los Templos de la Cruz, de la 
Cruz Foliada y del Sol, debido a que el 85% de los incensarios tienen representaciones de 
los dioses GI y GIII (Cuevas, 2007: 291-293). 
Los incensarios con efigies antropomorfas de mascarones superpuestos (Cuevas, 2011: 
347) hallados en los Templos XIV y XV están asociados a un contexto de veneración a los 
ancestros y a un ámbito religioso organizado por la clase gobernante (2011: 347); Cuevas 
menciona que el Templo XIV fue localizado 
[…] un tablero que mandó a labrar el gobernante K’anJoyChitam II, en el cual se rememora 
al gobernante Kan BalamII y a su madre. Este monumento póstumo y los incensarios 
antropomorfos con representaciones de antepasados que provienen del mismo edificio, 
también pueden indicar la costumbre de venerar a los antepasados ilustres, en este caso, 
miembros fallecidos del linaje gobernante (Cuevas, 2007: 294). 
El Templo XV es un edificio funerario de dos niveles, “en torno a este templo se 
construyeron una serie de estructuras donde fueron localizados números entierros, además 
de enseres de tipo doméstico. Por ello puede reconocerse una correlación entre prácticas 
funerarias e incensarios con representaciones de antepasados” (Ibídem). 
En cuanto a los incensarios encontrados enterrados intencionalmente en los Templos de la 
Cruz, Cruz Foliada y del Sol, Cuevas propone que se trata de una ceremonia de renovación. 
Para ella el hecho del enterramiento de los incensarios en los basamentos escalonados de 
los Templos “[…] denota un cambio radical en cuanto al uso que los incensarios habían 
tenido con anterioridad. El entierro marca una condición distinta, su muerte ritual, la 
conclusión de su ciclo de vida, de su ciclo de utilidad” (2007: 309). 
 
25 
 
Además de los incensarios de ancestros recuperados en los templos XIV y XV, en las 
unidades residenciales Grupo B, Grupo IV, Murciélagos y Grupo C, también se 
encontraron este tipo de incensarios, “todas estas esculturas presentan rostros humanos 
naturalistas, en los mascarones centrales, de ahí que se identifiquen como antepasados”, 
pero, “a diferencia de los recuperados en el Grupo de las Cruces, no muestran una 
superposición de mascarones sino la representación de una figura humana de cuerpo 
completo, ya sea en posición sentada o de pie. El tamaño de las piezas varía de un conjunto 
a otro, así como el estilo y la composición iconográfica […]” (Cuevas, 2011: 345-346). 
Cuevas interpreta esas diferencias como una forma de expresar la individualidad del culto 
familiar, es decir, los incensarios fueron usados con el objetivo de venerar a los antepasados 
de cada unidad “[…] quizá se emplearon para el culto de personas que ocuparon en vida 
una posición relevante dentro del gobierno central y que, al mismo tiempo, quizá fueron 
dirigentes de los grupos asentados en las unidades residenciales” (2011: 347-348). 
De esta manera Cuevas propone que la coexistencia de tres tipos de incensarios
12
 usados 
para rendir culto de los antepasados, en ciertas épocas se llevó a cabo de manera 
simultánea, así explica que “la práctica ritual de veneración a los ancestros no fue 
centralizada por la clase gobernante, ni exclusiva de ellos” (2011: 347). Sin embargo, 
aunque no fuera una práctica exclusiva de los gobernantes, pudo ser una práctica impuesta 
por la élite. Por lo tanto, los incensarios en Palenque cumplían la función de rendir culto a 
las deidades de la Tríada y a los antepasados a través de la quema de resinas. 
La investigadora María Dolores Tobías (2011), después de analizar quemadores de incienso 
provenientes de proyectos arqueológicos
13
 de sitios guatemaltecos, considera que el cambio 
en el uso y la manufactura de los quemadores de incienso en el Sur de las tierras bajas 
mayas fue gradual y no repentino, además de que no necesariamente se relacionan con 
cambios abruptos al final del Clásico, algunas formas coexistieron y no se reemplazaron 
unas por otras como sugirieron Borhegyi y Rice, quienes asociaron dichos cambios a 
transformaciones en la organización sociopolítica de los mayas y por ende en los rituales. 
 
12
 De barro con mascarones superpuestos, de barro con figura humana de cuerpo completo y de piedra. 
13
 Atlas Arqueológico de Guatemala, Proyecto Arqueológico Regional Petexbatun, Proyecto Yaxhá-Nakum-
Naranjo, Proyecto La Joyanca- Petén Noroccidente, Tikal Project, Proyecto Nacional Tikal, Proyecto Templo 
V, Proyecto Piedras Negras, Proyecto Aguateca y Altar de Sacrificios (Tobías, 2011: 23). 
 
26 
 
Ejemplo de ello son los sahumadores
14
, las vasijas con picos y base de pedestal así como 
los incensarios cilíndricos huecos con representaciones de Jaguar/Sol y aletas o pestañas
15
. 
El estudio de Tobías reveló que, durante el Clásico Tardío, los incensarios cilíndricos con 
representaciones de Jaguar/Sol, o GIII, coexistieron con los sahumadores y las vasijas con 
base de pedestal y picos (2011: 90), contrario a lo que otros autores habían sugerido. Para la 
autora, el hecho de que estos tipos de quemadores de incienso se utilizaran en un mismo 
periodo sugiere que los procesos de transformación en la organización sociopolítica y en 
los rituales entre los mayas no fueron abruptos como se había pensado. Así, la introducción 
de nuevas formas de quemadores de incienso no implica un cambio radical en las formas de 
culto o en los rituales. 
Finalmente, Tobías considera que los incensarios cilíndricos huecos, por su contexto de 
hallazgo, cuevas, templos, plataformas y estructuras piramidales (Tobías, 2011: 61, 62), 
pueden estar asociados solo a la élite, tal como lo manifestaron Prudence Rice y Martha 
cuevas, y a pesar de que estos no hayan sido usados en el Posclásico no significa que la 
élite gobernante haya colapsado intempestivamente, aunque tampoco descarta la 
posibilidad de un debilitamiento gradual así como la interrupción de las actividades rituales 
en las que se usaron (2011: 137). 
1.2 Comentarios 
Se ha revisado como los quemadores de incienso en casos particulares, como los del área 
maya, pueden estar relacionados con los cambios en la organización sociopolítica, en este 
sentido se convierten en instrumentos de poder, a través de los cuales se representa el ciclo 
de vida de los gobernantes: la muerte y renacimiento del rey simboliza la muerte y 
renacimiento del sol, de ahí que los incensarios de Palenque se hayan encontrado enterrados 
en los templos. Los incensarios al ser la representación de las deidades o de los ancestros, 
están simulando el ciclo de muerte y renacimiento, por lo tanto los incensarios pueden ser 
parte de un culto real funerario (Rice, 1999: 43), aunque no siempre están asociados a este. 
Asimismo los quemadores de incienso también pueden estar ligados a un culto popular 
hacia lo sobrenatural, surgido cuando las personas no tenían intermediarios para 
 
14
 Para la autora “incensarios de cucharón”. 
15
 Prudence Rice y Martha Cuevas llaman a este tipo de quemador de incienso “incensarios efigie”. 
 
27 
 
comunicarse con las fuerzas o espíritus encargados de otorgar favores para el 
funcionamiento de la agricultura, base de subsistencia de las sociedades. 
Así, los quemadores de incienso pueden formar parte de un culto real o un culto popular, 
aunque otros autores identifican estos tipos de cultos con otros términos. 
Claude Baudez distingue dos tipos de culto entre los mayas, uno oficial y uno doméstico. 
En el primero los gobernantes y sacerdotes realizaban sacrificios humanos y autosacrificios, 
veneraban a los ancestros y algunas deidades, esteera público y se realizaba en el centro de 
la ciudad (2004: 352). En el culto doméstico, se adoraban tanto ancestros como dioses, 
pero a diferencia del primero, parece que en este tipo de culto no se realizaban sacrificios 
humanos; el lugar donde se realizaba el culto podía estar dentro de las viviendas o en algún 
espacio independiente (2004: 352, 353). En el culto doméstico podían participar las 
mujeres, de esta manera Baudez explica que la incensación es un acto privado pero también 
público en el que participan todos los miembros de la sociedad (2004: 360). 
Para Alfredo López Austin (2008), entre los mexicas existieron distintas esferas de culto. 
Una íntima, la que establecía una persona con seres imperceptibles (2008: 117), una 
familiar “giraba en torno a los altares de la casa, el campo de cultivo y el taller” (Ibídem), 
una de comunidades gentilicias, en la cual se realizaban fiestas al dios patrono de la 
comunidad (Ibídem) y la última de los gobernantes, en la que el poder divino descansaba en 
estos. Los gobernantes y las distintas unidades políticas celebraban “grandes ceremonias en 
las que participaban ritualmente los distintos sectores de la población, con los recursos 
tributarios y oblatorios generales” (Ibídem). 
 En la Costa del Golfo de México hasta ahora no existen este tipo de investigaciones, 
desconocemos los tipos de culto que existieron en este territorio, si se usaron incensarios o 
sólo se usaron braseros, cuáles son las formas típicas de cada periodo, los cambios y/o 
continuidades en las formas y decoración, entre otros aspectos. Por lo tanto también 
desconocemos si estos objetos pueden relacionarse con la estratificación social, con los 
cambios sociopolíticos o con el culto a una determinada deidad o a los fenómenos de la 
naturaleza. 
 
28 
 
Por otro lado, después de revisar la literatura sobre los quemadores de incienso, pude notar 
el uso indistinto de los términos incensario, brasero, incensario de cucharón, sahumador, 
fogón, etc. Considero necesario establecer una diferencia entre todos esos, partiendo del 
supuesto de que desempeñan distintas funciones y eran usados en distintos contextos. 
A continuación presento mi definición de conceptos. 
 
 
 
 
 
 
 
 
29 
 
Capítulo 2. Definición de conceptos 
Encontrar marcas de quemado en el piso del cuarto de acceso a la Plataforma Norte llevó a 
pensar en la posibilidad de que estas hubieran sido producidas por braseros, sin embargo al 
hacer una revisión bibliográfica sobre el uso de estos, se pudo notar como los autores 
utilizan los términos de incensario, brasero e incluso sahumador, al cual le llaman 
incensario de cucharón o incensario de mango (Baudez, 2004: 209), como sinónimos, por 
ello fue necesario establecer una distinción entre ambos, incensario y brasero, ya que, como 
vimos en el capítulo anterior, estos objetos tuvieron usos y funciones diferenciadas. 
Se hará un breve resumen retomando a aquellos autores que han abordado el tema y han 
utilizado los conceptos como sinónimos, además de las diferencias que establece Jesús 
Sánchez para ambos objetos, basándose en materiales teotihuacanos. Posteriormente se 
presentarás nuestras categorías de diferenciación. Finalmente haremos una revisión de los 
hallazgos de manchas quemadas producidas por braseros o incensarios, reportadas por 
algunos autores. 
2.1 Discusión de términos: brasero e incensario 
Para este apartado me baso, principalmente, en los trabajos que se han llevado a cabo en el 
área maya, quizá debido a su abundancia o a su riqueza iconográfica los quemadores de 
incienso han sido objeto de estudio de autores que realizan investigaciones en dicho 
territorio, lo que ha permitido conocer el contexto de hallazgo y proponer la temporalidad 
de su manufactura y uso tanto en tierras altas como en tierras bajas, así como el significado 
de la compleja iconografía o decoración de algunos ejemplares. Uno de los trabajos 
enfocados al análisis de los incensarios, es el que Martha Cuevas realizó en Palenque. 
En su trabajo Cuevas utiliza el término de brasero como sinónimo de incensario, “los 
incensarios también llamados braseros constituyen uno de los principales componentes de 
las ceremonias religiosas, tanto en el área maya como en Mesoamérica” (2007: 23). Sin 
embargo, en el caso de los materiales de Palenque, establece una subdivisión 
Se conocen tanto incensarios en vasijas individuales con fondo donde se depositaban las 
resinas, como a otros a los que se sostenía por medio de un pedestal. A estos últimos se les 
ha denominado incensarios compuestos (2007: 28). 
 
30 
 
De los cuales expresa: 
Se les conoce como incensarios compuestos porque están formados por dos elementos: el 
pedestal y un cajete-brasero, que se colocaba en la parte superior. Este último es de forma 
cónica y en él se depositaban las resinas vegetales y la sangre que se quemaban durante los 
rituales. El pedestal o portaincensario es un cilindro hueco al que se le adosan dos secciones 
laterales de forma rectangular, conocidas como “aletas” […] (2000: 55). 
Y finalmente, sobre la función de los incensarios, menciona que 
[…] fueron objetos rituales a los que se les atribuían propiedades simbólicas especiales que 
los diferenciaban de los enseres utilitarios ya que cumplían con una función fundamental 
ser los depositarios de las deidades, cualidad propiciatoria para lograr la comunicación con 
los humanos. El uso de tales objetos rituales fue regulado por un ciclo de vida, como el de 
cualquier ser vivo; al cumplir con la secuencia de nacimiento-vida-muerte y renacimiento, 
se evoca al ciclo solar y al agrícola, parámetros de conducta ejemplar en el cosmos” (2007: 
298). 
Otros autores estudiosos de los incensarios de Palenque son Robert y Bárbara Rands 
quienes identificaron un complejo incensario en dicho sitio, el cual comprende 
principalmente, tres formas: 1.- base de pedestal, 2.- forma de cucharón y 3.- cilíndrica 
(1959: 225). 
1.- Base de pedestal, los incensarios tienen en la base de pedestal rejillas para la ventilación 
que tienden a ser circulares, el interior suele estar ennegrecido por el fuego. Algunos tienen 
espigas en la vasija exterior (1959: 225, 226). 
2.- El incensario de cucharón (sahumador) tiene un mango que remata, comúnmente, en la 
cabeza de un animal: serpiente, cocodrilos o aves, etc. (1959: 225, 226 y 227). 
3.- Los incensarios cilíndricos son los más elaborados. El incensario es hueco con pestañas 
verticales
16
 (1959: 225). Los autores creen que estos grandes cilindros pudieron haber 
servido como chimeneas que se colocaban sobre un plato o vasija e incluso sobre el piso, 
sin embargo a diferencia de los dos tipos de incensarios mencionados líneas arriba y de 
 
16
 Aletas para otros autores. 
 
31 
 
otros de la misma forma encontrados en diferentes sitios del área maya, estos incensario no 
muestran marcas de combustión (1959: 230). 
En cuanto al contexto de uso, los autores mencionan que los incensarios cilíndricos se 
encuentran en la base de templos o cerca de estos pero nunca asociados a palacios
17
 (1959: 
233). Robert y Barbara Rands utilizan el término incensario para referirse a tres diferentes 
formas, como veremos más adelante, otros estudiosos del área maya utilizan el mismo 
sistema. 
Baudez también utiliza los términos de brasero, incensario como sinónimos, de la misma 
manera que Robert y Barbara Rands, llama al sahumador incensario de cucharón. Sin 
embargo parece hacer una distinción, menciona que los incensarios mayas 
son toscos objetos de barro, con paredes gruesas, de superficies raspadas, adornadas con 
elementos modelados a mano y posteriormente aplicados, y en ocasiones realzados con 
pintura: un encalado blanco y pintura ˂˂azul maya˃˃, principalmente. Los cuencos abiertos 
o globulares tienen a menudo una base acampanada,

Continuar navegando