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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO POSGRADO EN ESTUDIOS MESOAMERICANOS IIF-FFyL “LOS BRASEROS DE CULTO: INVESTIGACIÓN A PARTIR DE PISOS QUEMADOS EN UN SITIO DEL CLÁSICO EN EL CENTRO DE VERACRUZ” TESIS QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE: MAESTRA EN ESTUDIOS MESOAMERICANOS PRESENTA: ROCIO VELASCO FUENTES TUTORA: DRA. ANNICK JO ELVIRE DANEELS VERRIEST. IIA, UNAM COMITÉ TUTORAL: DR. LUIS BARBA PINGARRÓN. IIA, UNAM DRA. MARTHA CUEVAS GARCÍA. POSGRADO EN ESTUDIOS MESOAMERICANOS DRA. YAMILE LIRA LÓPEZ. POSGRADO EN ESTUDIOS MESOAMERICANOS DR. ARTURO PASCUAL SOTO. IIEs, UNAM MÉXICO, D. F., JUNIO 2014 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. Agradecimientos Hace siete años llegué por vez primera al sitio de La Joya, jamás imaginé lo fascinante y complejo que sería trabajar en edificios construidos a base de tierra apisonada. Afortunadamente siempre conté con las enseñanzas de la Dra. Annick Daneels, quien no sólo me abrió las puertas de su proyecto “Excavaciones en el Centro de Veracruz: temporalidad y función de la arquitectura de tierra”, en el año 2007, (aun sabiendo que el grupo de cuatro alumnos que nos incorporamos al trabajo nunca habíamos usado una cucharilla y toda aquella herramienta necesaria durante las excavaciones), sino también las puertas de su casa. Agradezco infinitamente a la Doctora Annick por ser un ejemplo de profesionalismo y sencillez en campo, en las aulas, en su cubículo y en casa, por compartir sin recelo algunos sus conocimientos, por la confianza, por su paciencia y por su sentido del humor que en innumerables ocasiones ha hecho el trabajo más divertido y ligero. Gracias por ser mi guía en este proceso. Con este trabajo recepcional culmino una etapa en mi vida profesional y ello no hubiera sido posible sin la ayuda de la Dra. Martha Cuevas García, la Dra. Yamile Lira López y los doctores Luis Barba Pingarrón y Arturo Pascual Soto. Agradezco a cada uno de ellos el haber aceptado leer este trabajo, por su tiempo y por su sencillez, así como las sugerencias, comentarios y los datos de sus propias experiencias en campo o en sus investigaciones que sin duda alguna enriquecieron y mejoraron mi tesis. Agradezco a los laboratorios de Paleobotánica y Fitolitos del Instituto de Investigaciones Antropológicas, especialmente al Mtro. Emilio Ibarra Morales y a la Mtra. Judith Zurita Noguera por los análisis de las muestras de polen y fitolitos, pero sobre todo por hacer un espacio en su agenda. Asimismo, agradezco al personal del laboratorio de Prospección arqueológica por las facilidades otorgadas para analizar las muestras de residuos químicos, especialmente a Agustín Ortiz Butrón, a Martín Terreros y a Rocío Hernández. El tiempo que estuve en el laboratorio me permitió conocer y convivir con dos excelentes personas de las que aprendí mucho, su amistad es sin duda mi mejor recompensa. Rocío, gracias por los consejos (profesionales y personales), por despejar las dudas, asesorarme cuando me sentía perdida y convertir el laboratorio en el espacio más agradable para trabajar. Gracias Martín por tu paciencia, tu tiempo, tu profesionalismo y tu sencillez, por compartir todos tus conocimientos y habilidades y principalmente por brindarme tu amistad. A lo largo de la maestría tuve la fortuna de tener como profesores a excelentes investigadores quienes a través de sus clases aportaron datos a esta investigación, además por supuesto de ser ejemplos a seguir, gracias a todos ellos: Dr. Alfredo López Austin, Dra. Linda Manzanilla, Dr. José Luis Ruvalcaba, Dra. Mercedes Montes de Oca y Mtra. María del Carmen Herrera. Además del académico, también conté con el apoyo de distintas personas que hicieron de la maestría y de mi estancia en el Distrito Federal más agradable. Gracias Beatriz y Laura, representan un ejemplo a seguir por su enorme calidad humana y por su profesionalismo. Margarita, no tengo palabras para agradecer a ti y a Federico la hospitalidad con la que siempre me recibieron en su hogar cada vez que lo necesité, son personas increíbles con un excelente sentido del humor. Beatriz, Laura y Margarita, siento que las conozco de toda la vida, gracias por todas aquellas tardes en las que compartimos experiencias e intercambiamos puntos de vista, admiro su tesón, su nobleza y sencillez. ¡Gracias por las risas! Martha y David, con ustedes también tuve la fortuna de congeniar inmediatamente, gracias por darme ánimos y consejos durante el tiempo que estuve en campo intentando con desesperación generar fuego. Muchas gracias por recibirme con tanta amabilidad y cariño en su hogar, son grandes amigos, tienen un corazón enorme. María José, siempre te preocupaste por mi bienestar, compartiste tus sueños y parte de tu vida conmigo, fuiste mi familia en el Distrito Federal, contar con tu apoyo, tus postres, tu peculiar sentido del humor y tu compañía hizo más fácil todo. Gabriel, Karla, Selene, Eduardo y Sandra, desde que inicié este proceso conté con su apoyo incondicional, aún en la distancia todos ustedes siempre se preocuparon por mí, tuvieron palabras de aliento para animarme cuando me sentía sola. Muchas gracias por permanecer en mi vida, seguimos creciendo juntos compartiendo cada etapa, no importa si no los veo pues sé que siempre están conmigo acompañando cada uno de mis pasos. Los quiero. Gracias a Don Ciriaco, Don Alejo, Don Feliciano, Alberto, Miguel, Daniel, Noel y Omar, las personas que conforman el equipo de trabajo en La Joya. Aprendí mucho de ustedes. A Alberto Vázquez Domínguez, Adriana Meza González y Elí Vázquez Bello, quienes fueron mis compañeros en campo y participaron en la excavación del cuarto de acceso a la Plataforma Norte en La Joya. A Ricardo Martínez Luna por la ayuda para la digitalización de los dibujos, todo el asesoramiento técnico y por su amistad. Agradezco a la Universidad Nacional Autónoma de México por darme la oportunidad, a través de sus diferentes dependencias (Facultad de Filosofía y Letras, Instituto de Investigaciones Filológicas e Instituto de Investigaciones Antropológicas), de cumplir una meta más en mi vida, es sin duda la institución más noble de este país. Agradezco el apoyo que recibí de la Coordinación del Posgrado en Estudios Mesoamericanos y al programa PAEP por la beca que me otorgaron. Finamente, dedico este trabajo a mi familia. Para mi Mamá: eres el mejor ser humano en el mundo, tu nobleza, caridad y fortaleza son algunas de las cualidades que me hacen admirarte, gracias por todo tu amor. Para mi Papá: gracias por creer en mí y ayudarme en todo momento a alcanzar mis metas. Eres mi ejemplo de constancia y disciplina. Para mis hermanos, Julián (mi protector), Araceli (mi segunda mamá) y María (mi cómplice). Gracias por las risas, las experiencias, los cuidados, las anécdotas, los juegos, los consejos y tantas cosas más. Los llevo conmigo a todos lados, los amo. Para mis sobrinas, Elisha y Yuliana. Escuchar su voz y verlas sonreír transforma el mundo. Para ti Omar, por tener palabras de aliento en los momentos críticos y por caminar conmigo a pesar de la distancia. Gracias por tu comprensión, paciencia y amor.1 Índice Índice ..................................................................................................................................... 1 Lista de figuras ..................................................................................................................... 3 Lista de tablas ....................................................................................................................... 6 Introducción .......................................................................................................................... 7 Objetivos .............................................................................................................................. 13 Capítulo 1. Planteamiento .................................................................................................. 14 1.1 Manchas de quemado como objeto de estudio. El caso del cuarto de acceso de la Plataforma Norte en el sitio de La Joya ............................................................................ 14 1.2 Comentarios .................................................................................................................... 26 Capítulo 2. Definición de conceptos .................................................................................. 29 2.1 Discusión de términos: brasero e incensario .................................................................. 29 2.2 Marcas asociadas al uso de braseros e incensarios ......................................................... 38 Capítulo 3. Los quemadores de incienso en Mesoamérica: usos y contextos ................ 42 3.1 Preclásico ........................................................................................................................ 43 3.2 Clásico ............................................................................................................................ 44 3.3 Posclásico ....................................................................................................................... 46 3.4 Fuentes históricas ........................................................................................................... 47 3.5 Braseros .......................................................................................................................... 48 3.5.1 Preclásico ..................................................................................................................... 49 3.5.2 Clásico ......................................................................................................................... 51 3.5.3 Posclásico .................................................................................................................... 53 3.6 Comentarios .................................................................................................................... 58 Capítulo 4. Datos de campo ............................................................................................... 60 4.1 Antecedentes del sitio ..................................................................................................... 60 4.2 Medio .............................................................................................................................. 63 4.3 Plataforma Norte. Hallazgos y excavación en el cuarto de acceso ................................ 63 4.3.1 Desmantelamiento de pisos ......................................................................................... 66 4.4 Marcas en la Plataforma Norte ....................................................................................... 69 4.5 Marcas en otros edificios: la Plataforma Este y Pirámide .............................................. 69 4.6 Toma de muestras ........................................................................................................... 70 Capítulo 5. Análisis de muestras de residuos químicos, polen y fitolitos ...................... 76 5.1 Fitolitos ........................................................................................................................... 78 5.2 Polen ............................................................................................................................... 81 5.3 Residuos químicos, carbonatos ...................................................................................... 85 5.4 Potencial de hidrógeno ................................................................................................... 87 2 5.5 Residuos proteicos .......................................................................................................... 90 5.6 Carbohidratos ................................................................................................................. 93 5.7 Residuos grasos .............................................................................................................. 96 5.8 Fosfatos ........................................................................................................................... 98 Capítulo 6. Discusión y conclusiones .............................................................................. 101 6. 1 Conclusión ................................................................................................................... 109 Bibliografía ........................................................................................................................ 114 ANEXOS ........................................................................................................................... 124 Apartado I. datos de la excavación en el cuarto de acceso a la Plataforma Norte ............ 124 Apartado II. Experimento de diciembre 2011 .................................................................. 133 Apartado III. Proceso de análisis de muestras: polen, fitolitos, residuos químicos ......... 143 3 Lista de figuras Figura 1. Ladrillos en proceso de secado en patio ubicado al lado norte de la Pirámide (edificio del sitio). La Joya, noviembre 2013. (Archivo personal de la autora)………………………………………………………...8 Figura 2. Incensario efigie de Palenque, (Rands y Rands, 1959: 231)………………………………………..32 Figura 3. Incensario sin efigie de Tikal, (Rice, 1999: 33)…………………………………………………….33 Figura 4. Anafre teotihuacano, (Sánchez, 2006: 276)………………………………………………………...37 Figura 5. Dibujo del piso 1, área quemada, (Medrano, 1994: 109)…………………………………………..38 Figura 6. Incensario de “Los Chatos”, (Medrano, 1994: 114). ………………………………………………39 Figura 7. Reconstrucción de la superposición de las estructuras 36, 35 y 13, (Marcus y Flannery, 1994: 67)……………………………………………………………………………………………………………...40 Figura 8. Reconstrucción de la estructura 35 de San José Mogote, (Marcus y Flannery, 1994: 68)…………40 Figuras 9, 10, 11 y 12. De izquierda a derecha. Estela 5 y estela 18 de Izapa. Estela 11 de Kaminaljuyú, (Rice, 1999: 29). Estela 24 de Izapa. (Garth, 1976: 131)……………………………………………………...44 Figura 13. Incensario tipo teatro. MNA, (Archivo personal de la autora)…………………………………....45 Figura 14. Sahumadores del Templo Mayor. MNA, (Archivo personal de la autora)……………………….45 Figura 15. Sahumadores de la Mixteca. MNA, (Archivo personal de la autora)…………………………….46 Figura 16. Sacerdotes sahumando y realizando autosacrificio, (Durán, 1995: lámina LXXXIII)…………46 Figura 17. Lacandón llevando los quemadores de incienso muertos al risco donde serán depositados, (Tozzer, 1982: lámina XXVII, figura 2)………………………………………………………………………………...47 Figura 18. Braseros de la fase Tezoquipan temprano. (García y Merino, 2006:639)……………………….48 Figura 19. Brasero Huehuetéotl de Cuicuilco. MNA, (Archivo personal de la autora)……………………...49 Figura 20. Formas de los braseros del Complejo Dili, (Clark y Cheetham, 2006: 351)……………………..50 Figura 21. Cuarto I de la Estructura 26 de San José Mogote y brasero encontrado en el cuarto,(Marcus y Flannery, 2001: 158-159)……………………………………………………………………………………...50 Figura 22. Brasero de Cerro de las Mesas. MNA, (Archivo personal de la autora)…………………………51 Figura 23. Brasero de Nopiloa. (Medellín, 1987: 161)……………………………………………………….51 Figura 24. Piezas de Zapotal: De izquierda a derecha. Brasero Huehuetéotl (Gutiérrez y Hamilton, 1997: lámina 39)……………………………………………………………………………………………………...52 Figuras 25 y 26. Brasero con figura femenina y hombre con brasero entre las piernas, (Archivo personal de la autora)……………………………………………………………………………………………………….52 4 Figura 27. Brasero de Matacapan. MNA, (Archivo personal de la autora)………………………………….53 Figura 28. Brasero de Cuauhtochco, (Medellín, 1952: 60)…………………………………………………...53 Figura 29. Brasero de Isla de Sacrificios, (Medellín, 1955:62)……………………………………………….53 Figura 30. Braseros con atributos de Tláloc y Huitzilopochtli, como se representan en los códices, (López y López, 2009: lámina 71)……………………………………………………………………………………….54 Figura 31. Brasero tipo Abra café burdo, (Cobean, 1990: 402)……………………………………………..56 Figuras 32 y 33. De arriba abajo. Brasero empotrado en el piso. Brasero restaurado, (Acosta, 1964: láminas V y VI)……………………………………………………………………………………………………………56 Figuras 34 y 35. De izquierda a derecha. Braseros tipo Extranjeras y brasero tipo Mumúl. (Rice, 2009: 286- 287)…………………………………………………………………………………………………………….57 Figura 36. Ubicación de La Joya, (Liberotti y Daneels, 2012: 82)…………………………………………...60 Figura 37. Plano compuesto del sitio, en el que se muestra el croquis realizado por Escalona en 1937 y en líneas negras el mapa hecho por Daneels en 1988, (Daneels, 2010: 5)……………………………………….61 Figura 38. Cuarto de acceso a la Plataforma Norte, (Daneels, 2011b: 131)…………………………………63 Figura 39. Manchas en el cuarto de acceso a la Plataforma Norte. La Joya, febrero 2007. (Archivo del proyecto ECV)…………………………………………………………………………………………………65 Figura 40. Dibujo de planta de cuarto de acceso a la Plataforma Norte. (Archivo del proyecto ECV)…….66 Figura 41. Puerta tapiada del cuarto de acceso. La Joya, febrero 2007. (Archivo del proyecto ECV)……..67 Figura 42. Piso 7, cuarto de acceso. La Joya, febrero 2007. (Archivo del proyecto ECV)………………….68 Figura 43. Piso 7, cuarto de acceso. La Joya, febrero 2007. (Archivo del proyecto ECV)…………………68 Figura 44. Reconstrucción de los edificios de la Plataforma Norte, (Liberotti, 2012)……………………….69 Figura 45. Reconstrucción de la sala de audiencia del cuarto de acceso mostrándose las áreas quemadas, (Daneels, 2009: 303)…………………………………………………………………………………………..70 Figura 46. Fragmentos de braseros, (Daneels, 2010: 16)……………………………………………………..70 Figura 47. Cuarto de acceso a la Plataforma Norte. Ubicación de las muestras tomadas en el año 2006. Dibujo de planta del cuarto de acceso, (Archivo del proyecto ECV)…………………………………………71 Figura 48. Cuarto de acceso a la Plataforma Norte. Ubicación de toma de muestras, enero 2007. Dibujo de planta del cuarto de acceso, (Archivo del proyecto ECV)……………………………………………………72 Figura 49. Cuarto de acceso a la Plataforma Norte. Muestras tomadas en febrero de 2007. Dibujo de planta del cuarto de acceso, (Archivo del proyecto ECV)………………………………………………………….73 Figura 50. Cuarto de acceso a la Plataforma Norte. Distribución de las muestras de polen y fitolitos. Dibujo de planta del cuarto de acceso, (Archivo del proyecto ECV)……………………………………………….74 5 Fig. 51. Mapa de distribución de carbonatos…………………………………………………………………..85 Fig. 52. Mapa de distribución de pH…………………………………………………………………………..89 Fig. 53. Mapa de distribución de residuos proteicos…………………………………………………………..92 Fig. 54. Mapa de distribución de carbohidratos……………………………………………………………….95 Fig. 55. Mapa de distribución de fosfatos……………………………………………………………………100 Anexos Fig. 1. Dibujo del piso 1. (Archivo del proyecto ECV)……………………………………………………...130 Fig. 2. Dibujo del piso 2. (Archivo del proyecto ECV)……………………………………………………..130 Fig. 3. Dibujo del piso 3. (Archivo del proyecto ECV)……………………………………………………..131 Fig. 4. Dibujo del piso 4. (Archivo del proyecto ECV)……………………………………………………..131 Fig. 5. Dibujo del piso 5. (Archivo del proyecto ECV)……………………………………………………..132 Fig. 6. Dibujo del piso 6. (Archivo del proyecto ECV)……………………………………………………..132 Figura 7. Macetas utilizadas. La Joya. Diciembre 2011. (Archivo personal de la autora)…………………133 Figura 8. Ubicación de las macetas en cada cuadro. De izquierda a derecha: cuadro 1, cuadro 2 y cuadro 3. La Joya. Diciembre 2011. (Archivo personal de la autora)…………………………………………………..134 Figura 9. Macetas durante la combustión. La Joya. Diciembre 2011. (Archivo personal de la autora)…...134 Figura 10. Multímetro y termopar. La Joya. Diciembre 2011. (Archivo personal de la autora)…………....135 Figura 11. Brasas en la maceta del cuadros 2. La Joya. Diciembre 2011. (Archivo personal de la autora)...135 Figura 12. Cuadro uno, piso quemado. La Joya. Diciembre 2011. (Archivo personal de la autora)……….136 Figura 13. Cuadro dos, piso quemado. La Joya. Diciembre 2011. (Archivo personal de la autora)………..136 Figura 14. Cuadro tres, piso quemado. La Joya. Diciembre 2011. (Archivo personal de la autora)……….137 Figura 15. Humo blanco producido por la combustión de madera. La Joya. Diciembre 2011. (Archivo personal de la autora)…………………………………………………………………………………………137 Fig. 16. Maceta utilizada durante el experimento de diciembre 2012. (Archivo personal de la autora)…….140 Fig. 17. Yauhtli o pericón. La Joya. Diciembre 2012. (Archivo personal de la autora)……………………..140 Fig. 18. Árbol de Mulato. La Joya. Diciembre 2012. (Archivo personal de la autora)……………………..141 Fig. 19. Hojas de Mulato en proceso de combustión. La Joya. Diciembre 2012. (Archivo personal de la autora)………………………………………………………………………………………………………...141 Fig. 20. Producción de humo al quemar madera del árbol Mulato. La Joya. Diciembre 2012. (Archivo personal de la autora)…………………………………………………………………………………………141 6 Fig. 21. Escobilla. La Joya. Diciembre 2012. (Archivo personal de la autora)……………………………..141 Fig. 22. Producción de humo al quemar la escobilla. La Joya. Diciembre 2012. (Archivo personal de la autora)………………………………………………………………………………………………………..141 Fig. 23. Análisis de fosfatos. (Archivo personal de la autora). ……………………………………………..148 Fig. 24. Análisis de pH. (Archivo personal de la autora)……………………………………………………149 Fig. 25. Análisis de carbohidratos. (Archivo personal de la autora)………………………………………..151 Lista de tablas Tabla 1. Datos de las muestras tomadas en el cuarto de acceso en el año 2006………………………….71 Tabla 2. Datos de las muestras tomadas en el cuarto de acceso en el mes de enero del año 2007………..72 Tabla 3. Datos de las muestras tomadas en el cuarto de acceso en el mes de febrero del año 2007. …….73 Tabla 4. Datos de las muestras 10 muestras analizadas en el laboratorio de polen del IIA y de las 10 muestras analizadas en el laboratorio de fitolitos del IIA……………………………………………………………..74 Tabla 5. Datos de las 12 muestras tomadas de los pisos desmantelados…………………………………..75 Tabla 6. Resultados de los análisis de fitolitos……………………………………………………………..79 Tabla 7. Resultados de los análisis de polen………………………………………………………………..81 Tabla 8. Resultados de los análisis de carbonatos………………………………………………………….86 Tabla 9. Resultados de los análisis de pH…………………………………………………………………..87 Tabla 10. Resultados de los análisis de residuos proteicos…………………………………………………90 Tabla 11. Resultados de los análisis de carbohidratos……………………………………………………..93 Tabla 12. Resultados de los análisis de residuos grasos…………………………………………………...96 Tabla 13. Resultados de los análisis de fosfatos…………………………………………………………...98 7 Introducción A pesar de ser un área en la que se han llevado diversos proyectos de investigación arqueológica, la información concerniente a la Costa del Golfo de México se puedeconsultar, en su mayoría, sólo en archivos técnicos del INAH debido a la poca difusión que se le ha dado a los sitios arqueológicos de dicho territorio. De acuerdo con Alfonso Medellín Zenil (1960) los límites geográficos del Centro de Veracruz son los siguientes, al Norte el río Cazones y al sur el río Papaloapan “excluyendo Cosamaloapan; por el occidente abarcó Acatlán de Pérez Figueroa, Oax.; parte oriental del Estado de Puebla, desde las cercanías de Tehuacán pasando por Chalchicomula, ensanchándose por toda la sierra hasta Zacatlán, y posiblemente hasta cerca de Metlayuca, lindando así con la huasteca Meridional” (1960: 3). Es en el Centro de Veracruz donde se encuentra el sitio arqueológico de La Joya de San Martín Garabato, el médico francés Jean Baptiste Fuzier fue el primero en registrar el sitio con ese nombre, quizá porque así se llama la localidad en la que ubicó a los montículos arqueológicos que vio durante alguno de sus paseos dominicales por territorio veracruzano. De este lugar, La Joya de San Martín Garabato, es de donde se desprende la presente investigación. La Joya, como se le conoce comúnmente al lugar entre los pobladores, se ubica en el municipio de Medellín de Bravo en el estado de Veracruz. Se trata de un sitio arqueológico cuyos edificios, monumentales, fueron construidos a base de tierra apisonada. Podría pensarse que los habitantes desconocían las técnicas necesarias para el trabajo en piedra, sin embargo en uno de los edificios se localizó un muro en talud-tablero hecho de piedra de coral (Piña, 2010: 149). A pesar de contar con materia prima para elaborar muros de coral, los habitantes de La Joya construyeron columnas, muros y edificios a base de una mezcla de arena, limo, arcilla y paja picada (Liberotti y Daneels, 2012: 86), lo cual resulta sorprendente en una zona de trópico húmedo donde las condiciones climáticas resultan adversas para este tipo de construcciones. De alguna forma, los pobladores lograron desarrollar y dominar una tecnología capaz de soportar las temporadas de lluvias y 8 Fig. 1. Ladrillos en proceso de secado en patio ubicado al lado Norte de la Pirámide (edificio del sitio). La Joya, noviembre 2013. (Archivo personal de la autora). huracanes, sin embargo, con el paso del tiempo el sitio, ya en abandono, debió enfrentarse a otro factor de deterioro, la producción de tabique. Desde inicios del siglo XX (Daneels, 2010: 4), la producción de ladrillos para la construcción ha sido una fuente de empleo para la gente de la región, alrededor de las estructuras arqueológicas que aún perviven se localizan pizas o patios en donde se extrae y trabaja la tierra que al combinarla con agua y arena se obtiene una mezcla con la cual se elaboran los tabiques (figura 1). Los ladrilleros han utilizado la tierra de los edificios debido a su pureza, es decir, la tierra no tiene piedras, no es dura ni tiene una textura “chiclosa”: esas características permiten obtener una mezcla más resistente y homogénea. Es así como el sitio fue arrasado, aquellos majestuosos edificios fueron destruidos poco a poco por los ladrilleros. Dicha situación no se detuvo a mediados del año 2004 con el inicio de la primera temporada de campo dentro el proyecto “Excavaciones en el Centro de Veracruz: temporalidad y función de la arquitectura de tierra”, a cargo de la investigadora Annick Daneels, pero las intervenciones permitieron identificar el sitio como la capital de una entidad política al parecer desde el Protoclásico (100 a. C.-100 d. C.) hasta finales del 9 Clásico (1000 d. C.), que pudo haber funcionado con una forma de gobierno dual o alterno (Daneels, 2010: 3), por tener dos palacios que estuvieron en función al mismo tiempo, se trata de la Plataforma Norte y la Plataforma Este. En el año 2007 se realizaron trabajos de liberación en el ala Este del cuarto de acceso a la Plataforma Norte, uno de los tres edificios que en parte aún sobreviven en el sitio. Durante estos trabajos se encontraron manchas de quemado en el piso de barro de la entrada del cuarto de acceso, concentradas en la parte Norte, aunque también se identificó una mancha en la parte central y dos en la parte Sur; las manchas presentaron las mismas coloraciones, negro al centro y café o rojizo alrededor. Es importante señalar que durante esta fase de la excavación no se encontró material cerámico o lítico en el piso. Un grupo conformado por dos alumnas y por la encargada del proyecto, excavamos desde el corte de los ladrilleros una pequeña área de la entrada del cuarto, donde el vano de acceso fue tapiado 1 en un momento tardío de la ocupación del edificio, para averiguar si la mancha quemada identificada era anterior o posterior al tapiado y para saber cuántos pisos existían en este cuarto, ya que en ese lugar era posible distinguir con claridad en el perfil del corte la forma en que corrían. De esta manera se identificaron siete pisos de barro. Esto llevó a formular la siguiente pregunta: ¿Las manchas de quemado presentes en los pisos del cuarto de acceso son evidencia del uso de braseros? Por excavaciones en otras estructuras de la Plataforma Norte, de la Plataforma Este y de la Pirámide se propone que las manchas de quemado son indicadores del uso de braseros, porque dichas marcas ocurren frente a las entradas o de manera simétrica frente a los vanos o las escalinatas de acceso. En el caso de la Plataforma Norte, dichas marcas también están asociadas a entradas, en uno de estos casos se localizó un brasero in situ empotrado en el piso, mientras que en la Plataforma Este se encontraron fragmentos de un brasero con decoración cónica (parecido a los de estilo teotihuacano) relacionado a manchas de quemado como se expondrá en uno de los capítulos de esta investigación. 1 De acuerdo con Daneels, el cuarto de acceso a la Plataforma Norte contaba con dos entradas más, “por su posición con respecto a la traza final del edificio, es posible que ésta sea la entrada oriental en una serie de tres accesos a lo largo de la fachada sur” (Daneels, 2011a: 460). Es probable que las entradas laterales se hayan tapiado al mismo tiempo, quedando en función sólo la del centro para lograr un mayor control en el acceso al palacio. 10 La presente tesis plantea la hipótesis de que, a pesar de no haber encontrado braseros in situ o restos de ellos en el cuarto, las marcas de quemado en el piso del edificio de acceso, fueron hechas por braseros sin pedestal, como en los otros edificios del sitio. Si las manchas son evidencia del uso de braseros, la siguiente pregunta a contestar fue ¿cuál pudo ser la función del cuarto para concentrar tantos braseros en un solo espacio?, por la distribución de las marcas es factible que hubieran siete braseros en la mitad oriental del cuarto por lo tanto posiblemente catorce en todo el cuarto, ¿su presencia podría estar ligada al culto de una o varias deidades? O bien ¿podría tratarse de un culto ancestral? Como se verá en el capitulado de esta investigación, en el área maya los incensarios pueden estar ligados a un culto ancestral o a un culto divino, de deidades asociadas al sol y al inframundo, es decir, los incensarios representan la imagen de una deidad o de un ancestro. En La Joya no tenemos fragmentos de incensarios pero sí de braseros, aunque no encontramos esculturas de barro, no sería descabellado pensar en la idea de la presencia de imágenes de deidades en barro u otros materiales como semillas y madera, que cumplieran la función de representar deidades o ancestros a quienes se les rendía culto a través de la quema de resinas, animales u ofrendas producto del autosacrificio, entre otros. Por ello se realizaron análisis de polen, fitolitos y residuos químicos, en los laboratorios del Instituto de Investigaciones Antropológicasde la UNAM, a 32 muestras tomadas en el cuarto de acceso, buscando restos de plantas, semillas o sustancias que pudieron regarse en el piso, las cuales indicarían el tipo de actividad desempeñada en ese espacio. Los resultados de estos se compararon con otros estudios efectuados en muestras obtenidas de sitios arqueológicos que están fuera de nuestra área de estudio, esto dado a que en el Centro de Veracruz 2 este tipo de trabajos son escasos. Asimismo se echó mano de la arqueología experimental con el objetivo de verificar si un brasero podría provocar el tipo de manchas observadas en los pisos del cuarto de acceso. Durante el mes de diciembre del año 2011 y 2012 realicé un experimento con la ayuda de tres macetas que simularon braseros con y sin pedestal, en ellos deposité carbón y madera 2 Barbara Stark (2001: 25, 26) realizó análisis de fosfatos en la zona de la Mixtequilla pero en rellenos de montículos en zonas agrícolas donde se usaron fertilizantes que pudieron haber afectado los niveles de fosfato en el suelo. 11 para generar la combustión, después de algunos días retiramos las macetas y verificamos si las macetas habían logrado quemar el piso. Asimismo coloqué copal y yauhtli registrando cómo el humo producido era de distinto color, recordemos que el color del humo también tenía un significado. Realizar este tipo de investigaciones en un asentamiento arqueológico con las características de La Joya resulta de gran importancia debido a la escasa información que se tiene de sitios con arquitectura de tierra. Además es necesario concientizar a cerca del valor que tienen estos sitios, por no ser considerados monumentales terminan siendo arrasados para construir unidades habitacionales o autopistas. Con cada sitio destruido se pierde la oportunidad de entender y profundizar en los patrones arquitectónicos y en la complejidad de la arquitectura de tierra en el Centro de Veracruz. Asimismo se demuestra que en pisos de adobe también pueden recuperarse datos químicos, aun cuando estos hayan estado expuestos a condiciones de intemperismo en una región tropical. En la zona del Centro de Veracruz no se han realizado estudios sistemáticos enfocados al análisis de residuos químicos en pisos de aplanados de barro, por ello este trabajo puede servir como parámetro para futuras investigaciones. Por otra parte, a diferencia del área maya donde se han realizado diversos trabajos sobre los quemadores de incienso, en la Costa del Golfo no contamos con este tipo de estudios, por lo tanto esta investigación pretende ser un punto de partida en dicho tema, en el cual me gustaría abundar en un futuro cercano. En el capítulo 1 presento las razones que permiten creer que las manchas de quemado en los pisos son marcas del uso de braseros en el cuarto de acceso, además de cómo se puede comprobar dicha aseveración: a través del contexto de hallazgo, análisis de residuos químicos, polen, fitolitos y de la arqueología experimental. También se establece cuál fue la importancia de los quemadores de incienso en la vida de las sociedades mesoamericanas. En el capítulo 2 se definen los diferentes conceptos que han sido utilizados en el gremio arqueológico para hacer referencia a los quemadores de incienso: incensario, brasero, sahumador, etc., con el objetivo de explicar por qué en esta investigación se usará el 12 término “brasero”. Asimismo se presentan casos de otros sitios arqueológicos de Mesoamérica, en donde marcas de quemado en pisos o altares se asocian al uso de braseros. En el capítulo 3 son mencionados los contextos de hallazgo de los quemadores de incienso en Mesoamérica, desde el Preclásico hasta la época actual, poniendo especial énfasis en los braseros, con el objetivo de analizar que formas se usaron en los distintos periodos, cuáles permanecieron y cuáles desaparecieron, además de identificar cuáles son las formas típicas en nuestra zona de estudio durante el Clásico. Otro punto importante a identificar es el tipo de formas usadas en templos, adoratorios y palacios, etc. Sin duda muchos datos de innumerables hallazgos de quemadores de incienso fueron omitidos en este capítulo, debido principalmente a problemas con el número de cuartillas con los que debe contar este trabajo recepcional. En el capítulo 4 se presentan los datos de campo referentes a los antecedentes del sitio arqueológico, así como los datos de la excavación realizada en el cuarto de acceso a la Plataforma Norte en el año 2007. Asimismo, se exponen los lugares en donde se tomaron muestras para análisis de residuos químicos, polen, fitolitos y se explica cómo se hizo la distribución de las treinta y dos muestras en los laboratorios del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM. En el capítulo 5 se dan a conocer los resultados obtenidos a través del análisis de las muestras, las familias de polen arbóreo y no arbóreo, así como los valores de los residuos químicos: carbonatos, potencial de hidrógeno, residuos proteicos, carbohidratos, residuos grasos y fosfatos. Finalmente, en el capítulo 6, se exponen las conclusiones a las que llego con esta investigación: las marcas de quemado en el piso del cuarto de acceso fueron hechas por braseros sin pedestal. Los resultados de fosfatos, residuos proteicos, potencial de hidrógeno y carbohidratos sugieren que el cuarto de acceso probablemente fue un espacio ritual. Los quemadores de incienso resultan un mundo desconocido para quienes nos aventuramos a investigar los sitios arqueológicos del actual territorio veracruzano. De ahí la importancia de continuar en el estudio de este fascinante tema. 13 A continuación presentamos el primer capítulo de los seis que componen esta investigación, además de un apartado de anexos en dónde se detallan los experimentos realizados en el mes de diciembre en los años 2011 y 2012, así como el proceso de análisis de las muestras de polen, fitolitos y residuos químicos. Objetivos El objetivo particular de esta investigación es determinar si las manchas de quemado identificadas en los pisos del cuarto de acceso a la Plataforma Norte, en el sitio arqueológico de La Joya, fueron hechas por braseros. Uno de los objetivos específicos es determinar a través de análisis de polen, fitolitos y residuos químicos, el tipo de actividad que se realizó en el cuarto de acceso para intentar explicar por qué se usaron braseros en ese espacio. Otro objetivo es contribuir a un mejor conocimiento de la sociedad que habitó el sitio de La Joya. 14 Capítulo 1. Planteamiento 1.1 Manchas de quemado como objeto de estudio. El caso del cuarto de acceso de la Plataforma Norte en el sitio de La Joya En la décima temporada de campo, en el año 2007, en el sitio de La Joya de San Martín Garabato, se liberó un muro y el piso del cuarto de acceso a la Plataforma Norte 3 , de esta manera quedaron expuestas manchas de quemado en ambos elementos, aunque fue en el piso donde podían apreciarse en mayor cantidad e intensidad. La distribución de las manchas hizo pensar que las marcas de quemado en el muro y en el piso fueron ocasionadas por la presencia de braseros, a partir de ese momento las manchas de quemado se convirtieron en mi objeto de estudio. ¿Por qué se pienso que las manchas de quemado del cuarto de acceso fueron ocasionadas por braseros si no se encontraron fragmentos de estos? En la Plataforma Norte y en otras estructuras del sitio (Plataforma Este y Pirámide), también se han encontrado manchas de quemado, generalmente en las entradas de los edificios, en algunos casos se localizaron braseros in situ y en otros, restos de braseros tipo teotihuacano cerca de las manchas. Descartamos la posibilidad de un incendio en dicho cuarto debido a lo delimitado de las marcas, el piso no presentaun quemado uniforme, como en el caso del incendio identificado en la Plataforma Este (Daneels, 2011a: 465, Daneels, 2011b: 128). Además de la información etnográfica. Los frailes, a través de sus obras, dejaron constancia del uso de los braseros en templos y en ciertos rituales, algunos permanecían fijos y otros eran “movibles”. En la descripción hecha por Bernardino de Sahagún en el libro dos dedicado a las fiestas mexicas, se relata como en diversos rituales llevados a cabo durante algunas de las fiestas realizadas en honor a ciertas deidades, se utilizaban braseros con diversos fines, para quemar resinas, obtener brasas que eran colocadas en los sahumadores y después regresadas al brasero que permanecía fijo o para danzar alrededor del fuego contenido en dichos artefactos (Limón, 2001: 215). 3 Para conocer los detalles de la excavación, consultar capítulo IV y el apartado 1 de los anexos. 15 Asimismo Silvia Limón afirma que la gran cantidad de braseros encendidos en el patio de los templos se debe a que este era “el sitio de reunión de todos los grupos sociales en las ceremonias comunitarias promovidas por el estado mexica” (2001: 55). ¿Cómo comprobar que las marcas fueron hechas por braseros? ¿Cómo explicar su ausencia? En primer lugar por el contexto. El descubrimiento de las áreas quemadas nos llevó a investigar si en otros sitios de Mesoamérica existen casos similares al de La Joya, (el cual es un caso contextualizado en tiempo y espacio: la Plataforma Norte se ha identificado como un palacio, correspondiente a la segunda etapa constructiva del sitio, entre 200 y 300 d. C.), es decir, manchas de quemado asociadas a fragmentos de braseros, o la ausencia de estos pero que los autores consideran fueron ocasionadas por el uso de dichos artefactos. De esta manera pudimos identificar tres sitios con características análogas a las manchas del cuarto de acceso: Escuintla, San José Mogote y la Cueva de los Andasolos, en el siguiente capítulo se presentará la información. En Veracruz, no se ha reportado otro caso como el nuestro, marcas de quemado en un palacio, por lo cual podemos decir que es un caso único reportado hasta el momento en el Centro de Veracruz. De ahí que tengamos que recurrir a otros sitios de Mesoamérica para buscar casos similares. Además es importante recordar que las diferentes sociedades mesoamericanas compartieron elementos comunes como lo asevera López Austin: “ resulta sorprendente que la historia compartida por estos pueblos haya producido desde épocas muy tempranas una base cultural común, sobre la cual se desarrolló la diversidad” (2008: 20), se trata de un núcleo duro, al cual define como “un complejo articulado de elementos culturales sumamente resistentes al cambio aunque no inmunes a él, que actuaron como estructurantes del acervo tradicional y que permitían que los nuevos elementos se incorporaran a dicho acervo con un sentido congruente en el contexto cultural” (2001: 98). Por lo tanto es factible hablar de una continuidad en cuanto a las prácticas rituales realizadas por los grupos mesoamericanos, se podría pensar que los mexicas o mayas fueron los únicos en celebrar cierto tipo de rituales y que los grupos de otras áreas, como la Costa del Golfo, las incorporaron a su acervo cultural en el momento en el que fueron 16 dominados por el poderío mexica o cuando tuvieron contacto con grupos mayas, pero bien pudo ocurrir lo contrario y que hayan sido los mexicas quienes retomaran ciertas tradiciones de otros grupos, pero sólo realizando más investigaciones podrán comprobarse dichas hipótesis, la realidad es que no podemos negar la influencia y la continuidad cultural que se dio en Mesoamérica. Según la bibliografía consultada, los contextos en los cuales es común encontrar braseros in situ, son los templos, las unidades domésticas y las cuevas. Es importante señalar que, para la presente investigación, el contexto de mayor interés será el palacio por lo expresado en líneas anteriores. Otra forma de comprobar que las manchas fueran hechas por braseros es a través del análisis de residuos químicos, polen y fitolitos. Con ellos se puede establecer el tipo de función que tuvo el cuarto, derivada de la actividad realizada. Durante la excavación se tomaron muestras de las áreas quemadas y no quemadas, además de los pisos desmantelados 4 , con el objetivo de buscar información para explicar el tipo de actividad que se pudo desempeñar en ese espacio. La premisa es que si se practicaron rituales en el cuarto de acceso, en el piso debieron fijarse sustancias cuya información podría recuperarse a través de pruebas químicas. El objetivo de los análisis de polen y fitolitos fue buscar residuos de resinas de la que existe evidencia histórico y etnográfica de su utilización en rituales, tal es el caso del copal, o bien de semillas, flores u otras plantas que pudieron servir como ofrendas. Partimos del supuesto de la presencia de braseros en el cuarto de acceso por las manchas de quemado identificadas en ese espacio, por lo tanto definir una actividad en dicho lugar podría ayudarme a determinar si hubo o no braseros y cuál pudo ser su función. El primer paso es ver al cuarto de acceso como un área de actividad. De acuerdo con Manzanilla, un área de actividad “es la concentración y asociación de materias primas, instrumentos o desechos en superficie o volúmenes específicos, que reflejen actividades particulares. Generalmente estas áreas se encuentran delimitadas espacialmente por elementos constructivos” (Manzanilla, 1986: 11). Para Manzanilla las áreas de actividad pueden dividirse en cuatro categorías susceptibles de análisis arqueológico: la producción, el uso o 4 Información en el capítulo IV y V, y en el apartado 1 y 3 de los anexos. 17 consumo, el almacenamiento y la evacuación (Ibídem). Debido a las características de mi objeto de estudio tomaremos en cuenta sólo el tipo de área de actividad de uso y consumo, que a- su vez se divide por un lado en la esfera de subsistencia familiar, relacionada con las zonas de preparación y/o consumo de alimentos, con áreas de destazamiento de animales, entre otras (Manzanilla, 1986: 12)-, y por el otro en la esfera política y la esfera ideológica, el primer contexto “no solo abarcan las construcciones características de tipo palacio o fortaleza, sino el uso de objetos como armas y símbolos de mando” (Manzanilla, 1986: 13), mientras que el segundo es identificable en la forma de santuarios, tumbas y templos (Ibídem). Tomo en cuenta sólo el área de actividad de uso y consumo por el siguiente motivo: parto del supuesto de que el cuarto de acceso a la Plataforma Norte ha sido interpretado como la entrada a un palacio-; por las características de este espacio, descarto la posibilidad de que se tratara de un lugar para la producción artesanal, un área de almacenamiento, de evacuación o deshecho. Asimismo también debo descartar un área de descanso, de consumo y/o de preparación de alimentos. Por lo tanto considero que el cuarto de acceso fue un espacio ritual, en el cual se ofrendaron resinas, sangre, semillas, entre otros. Ahora bien, sin artefactos que nos ayuden a identificar la actividad que se realizó, ya que el espacio fue vaciado de todos sus artefactos cuando se desmanteló al iniciarse una nueva etapa constructiva, recurro entonces al análisis de residuos químicos. Alejandra Pecci, considera a los residuos químicos como “un tipo específico de restos arqueológico que puede ayudar en la determinación de la existencia de áreas de actividad” (2000: 12), debido a que las actividades humanas, además de dejar artefactos y ecofactos, también dejan residuos químicos en las superficies donde se realizaron (2000: 12). ParaLuis Barba (1986), los análisis de residuos químicos proporcionan información “[…] sólo de aquellas actividades arqueológicamente importantes que por ser cotidianas o intensas aportaron suficiente material al piso, para formar concentraciones importantes y perdurables al paso del tiempo” (Barba, 1986: 36). Dependiendo de la concentración de los valores químicos en las áreas quemadas y no quemadas, lograré determinar el tipo de actividad realizada en el cuarto y responder a mi 18 pregunta de si las manchas fueron hechas o no por braseros. Los valores químicos presentarán uniformidad o variabilidad en áreas quemadas y no quemadas según la actividad realizada. De acuerdo con Pecci (2000: 23), un área de culto debe contar con un enriquecimiento de fosfatos, residuos proteicos y residuos grasos, por lo tanto, si el cuarto de acceso fue un área de culto los valores químicos deberán ser altos en estas pruebas. Y, finalmente, para la información obtenida a través de la arqueología experimental, parto del supuesto de Adrián Velázquez: La arqueología experimental parte del supuesto de que […] los artefactos son usados o producidos a esquemas determinados, que les proporcionan características específicas. Esto implica que al elaborar o utilizar objetos similares, siguiendo los patrones antiguos, deben presentarse las mismas características encontradas en los objetos arqueológicos. Así pues, se supone que el empleo de una herramienta particular, hecha de un determinado material, usada de una manera específica y bajo ciertas condiciones, dejará rasgos definidos y diferenciables. Ello da la posibilidad de acercarse a las tecnologías antiguas imitando las transformaciones hechas antaño […] Las similitudes o diferencias entre los rasgos de las modificaciones experimentales y los del material arqueológico son las evidencias que ayudarán a descartar algunas hipótesis y a proponer otras (2006: 45). Por ello, durante una semana del mes de diciembre del año 2011, realizamos un experimento en el sitio de La Joya. Se hicieron tres cuadros con una serie de pisos frente a la Pirámide, otra estructura del sitio, con tierra obtenida durante las excavaciones. Se colocaron tres macetas en cada cuadro simulando braseros, con el objetivo de indagar si alguna de ellas podría dejar marcas de quemado, midiendo siempre la temperatura alcanzada en cada una. Con el experimento se puedo distinguir como la forma de las macetas condiciona la intensidad de la marca dejada en el piso y la temperatura en el interior de estas. La descripción de dichos experimentos puede revisarse en el aparatado II de los anexos. Ahora bien, ¿por qué los braseros no están en el lugar de uso? Para intentar responder a dicha cuestión se toma como referencia lo propuesto por Michael Schiffer acerca de los procesos de formación arqueológica, a los cuales define como “todos los eventos, actividades y procesos que afectan a los artefactos después de su uso inicial en un tipo 19 particular de actividad, y estos pueden ser tanto culturales como no culturales […] Contribuyen a la variabilidad que se observa en el registro arqueológico” (1991: 40). Asimismo, menciona que los procesos culturales de formación son: el reuso, el depósito cultural y la reclamación (Schiffer, 1991: 40), mientras que los procesos de formación no culturales son el deterioro de artefactos, la alteración de sitios y procesos regionales (Ibídem). De los procesos mencionados, consideramos que el depósito cultural es el que podría explicar la ausencia de los braseros en el cuarto de acceso y en los otros edificios del sitio. El depósito cultural se refiere al desecho, la pérdida accidental de los artefactos, la disposición de los muertos y el abandono de objetos aun útiles (Ibídem). A su vez, los desechos 5 pueden dividirse en tres: primarios, lo cuales se desechan en el lugar donde se usan; secundarios, los que se desechan en lugares diferentes al lugar original donde se utilizan; y de facto, los artefactos que aun siendo utilizables son dejados cuando un sitio se abandona (Ibídem). De esta manera suponemos que, probablemente los braseros fueron concebido como basura secundaria, y como refiere Schiffer, su depósito se hizo en otra parte del sitio o fuera de este, aunque no sea una práctica registrada para el Centro de Veracruz, quizá los braseros fueron objeto de una ceremonia ritual, al cumplir su tiempo de vida fueron sustituidos y removidos de su lugar original, o fueron reutilizados y convertidos en otro tipo de materiales, veremos otros sitios de Mesoamérica en los cuales también se reportan manchas pero no se encontraron los objetos que las produjeron, por lo tanto sabemos que las manchas identificadas en el cuarto de acceso en La Joya no son un caso único. O bien, quizá durante un abandono gradual del sitio los pobladores se llevaron los braseros para usarlos en su nueva morada; los braseros y otros quemadores de incienso, tenían una función vital en la vida de las sociedades mesoamericanas. Cuando se menciona el término “quemadores de incienso” se piensa que, dichos utensilios, desempeñaron únicamente esa función, la de quemar incienso. Sin embargo, como veremos a continuación, los quemadores tuvieron un papel más complejo, por lo menos así lo mencionan Stephan Borhegyi y Prudence Rice para los mayas de las tierras bajas. Aunque 5 La basura o desecho “se refiere a la condición posterior al desecho de un elemento, es decir la condición de que ya no participa en un sistema conductual” (Schiffer, 1990: 84). 20 los braseros están presentes, según varios autores, desde el Preclásico Temprano en diversas áreas de Mesoamérica, estos tomaron mayor importancia durante el Preclásico Tardío y el Clásico Temprano. Los quemadores de incienso pueden ser contenedores de fuego con la representación de una deidad o de un ancestro, como lo mencionan Rice (1999) y Cuevas (2011), este punto será retomado más adelante. Por otra parte, el fuego contenido en los quemadores podía tener distintas funciones. El fuego es un elemento vital en el mito de la creación azteca del Sol y la Luna, es probable que a partir de ese mito se le haya conferido un poder transformador y creador (López Austin, 1985: 269). Nanahuatzin y Tecuciztecatl 6 (Sahagún, 2006: 414), se lanzaron al fuego y a través de él cambiaron su condición, de seres humanos se convirtieron en astros: el Sol y la Luna. De esta manera todo lo que entra en contacto con el fuego se transforma, como dice Alfredo López Austin: “El dios del fuego es el fuego mismo como señor de las transformaciones, que ejecuta el más duro de los trabajos […]” (1985: 272). Así las resinas y plantas al ser quemadas se transforman en humo aromático y, al igual que la sangre, en alimento para los dioses. El fuego también sacraliza espacios, por el elemento en sí y por el humo producido por la quema de diversas sustancias. El humo ha sido identificado por diversos autores como un vehículo de comunicación entre deidades y hombres. A través del humo los hombres establecen un vínculo con los dioses, los llaman, por lo tanto es un medio de comunicación y de ahí la importancia de su presencia en los rituales, también es el alimento de los dioses (López, 2008: 119). El humo posee otras características: purifica y sacraliza espacios, personas e imágenes (Limón, 2001: 237), tal vez por ello se sahumaba, en algunas ocasiones, a aquellos que serían sacrificados. 6 Alfonso Caso, al describir este mito menciona la presencia de un gran brasero: “[…] Y al quinto todas las deidades se colocaron en dos filas, al final de las cuales se encontraba el brasero sagrado, en el ardía un gran fuego […]” (2003: 29), a lo que Fray Bernardino llama un “horno divino”“[…] Y llegada la media noche, todos los dioses se pusieron en rededor del hogar que se llama teotexcalli: En este lugar ardió el fuego cuatro días” (2006: 414). 21 Para Baudez, entre los mayas, el quemar incienso además de producir olores agradables […] genera un humo que va subiendo hacia el cielo para disolverse en él paulatinamente […] este movimiento ascendente hacia un mundo que no es el nuestro permite establecer con él cierta comunicación […] el humo ascendente puede conllevar, además de su olor, un mensaje, una oración o incluso una ofrenda […] El humo del incienso es la materialización del aliento vital […] el humo del incienso purifica a los enfermos, las víctimas del sacrificio, los lugares y también, en ocasiones las imágenes […] (2004: 207). María del Carmen Herrera, comenta que el humo Es la ofrenda que preside, guía y permite la comunicación entre los hombres y los dioses, que señala el camino, y por su movimiento ascendente refuerza la idea de que es una sustancia que vincula la tierra –piedras, madera, plantas- con el hombre, y a éste con el cielo […] de modo que el “humo” es una materia que vincula los diversos planos cósmicos y sirve de signo que da coherencia a las concepciones cosmogónicas de los antiguos nahuas. (2004: 113). Asimismo, la producción del humo dependía de los materiales incinerados 7 , la autora comenta la existencia de maderas que al ser quemadas producían mucho humo y por lo tanto impedían la visibilidad, como el poccuahuitl, por otro lado, maderas que producían poco humo, lo cual permitía el esparcimiento de la luz, y finalmente, maderas no productoras de humo pero sí de aromas agradables, como el teocotl, cuyo uso estaba restringido a los tlatoque (Herrera, 2004: 108-109). Rice menciona que el humo negro producido por la quema de copal o hule podría interpretarse como la representación simbólica de las nubes oscuras que anuncian la lluvia, por lo tanto el humo negro intenta llamar la atención de los dioses y atraer de esa manera la lluvia (1999: 28). Por la información aportada por diversos investigadores se puede deducir que el tipo de humo producido también era controlado a través de los materiales usados durante la combustión (tanto maderas como inciensos); las sociedades mesoamericanas tenían conocimiento de cuáles plantas, maderas, resinas, etc., eran indicadas para la realización de 7 A través de experimento que realicé en diciembre de 2012, pude comprobar cómo al quemar distintos materiales se producía humo de diversos colores. 22 determinados rituales, celebraciones, actos políticos, sociales, etc., si se quería producir mucho humo, si se buscaba obtener un olor específico, impedir la visibilidad, sahumar a las deidades, a los enfermos, a los gobernantes, se sabía a qué resina, planta, madera, semilla, etc., recurrir. Y en todo caso, cuál utensilio sería el indicado para distribuir de forma “correcta” el humo según el caso, quizá a ello se deba la variedad en las formas de los quemadores de incienso. De esta manera, su uso pudo estar destinado y restringido a ciertas actividades y/o lugares. En los quemadores de incienso también se depositaban ofrendas producto del autosacrificio 8 , como espinas de maguey y papel goteado con sangre, principalmente. También se depositan navajillas de obsidiana, “[…] tabaco, las primicias de las cosechas, los perfumes de las flores, el aroma de las viandas y los cuerpos de codornices, guajolotes, serpientes, mariposas y otros animales” (López, 2008: 119), espinas de erizo de mar y aguijones de raya (Baudez, 2004: 203). El fogón y el anafre, otro tipo de quemadores, cumplieron otras funciones. Al parecer el anafre sólo estuvo destinado a la preparación de alimentos y el fogón representó un elemento aglutinante para la sociedad (mexica), como veremos en el siguiente capítulo. Así, los quemadores de incienso se usaron por todos los integrantes de la sociedad, las actividades descritas párrafos anteriores no eran desempeñadas únicamente por la élite, esto lo confirman los materiales recuperados en algunos sitios 9 tanto en las unidades domésticas como en los templos o palacios. A continuación revisaremos los casos de los “quemadores de incienso”, que no fueron usados precisamente para dicha actividad o para contener fuego, y han sido identificados como “objetos de poder”, representaciones de ancestros y/o deidades. Como se verá en el siguiente capítulo, Rice distingue dos tipos de incensarios, con efigie y sin efigie, los primeros se utilizan a partir del Preclásico Tardío hasta el Posclásico, mientras que los segundos están presentes en las tierras bajas desde el Preclásico Medio hasta el Posclásico. Rice refiere que el uso de los incensarios en el área maya está ligado a 8 Al parecer los candeleros teotihuacanos fueron los quemadores en los que se depositaban dichas ofrendas. (Ver capítulo III). 9 Ver capítulo III. 23 la transformación en la forma de gobierno en dicho espacio geográfico, es decir el uso y surgimiento de los tipos de incensarios está ligado con los cambios sociopolíticos. De acuerdo con Stephan Borhegyi los incensarios de tres protuberancias formaron parte de un culto popular en el Formativo Temprano y en el Clásico Tardío (1956: 345, 350), de esta manera su presencia o ausencia estuvo ligada al desarrollo de la estratificación social en el Sur del área maya 10 , a la influencia teotihuacana y a la introducción del culto a Quetzalcóatl. Para Rice la manufactura y uso de estos incensarios, con efigie, está ligado a una serie de dramáticas transformaciones ocurridas en las tierras bajas mayas durante el Preclásico Tardío-Clásico Temprano “changes in the institution of kingship, in calendrics (including the completion of the ninth b’ak’tun), in iconographic programs (building facades vs. carved stelae; introduction of palace structures), in external contacts, and so forth” (1999: 40). De esta manera Rice explica que los cambios sociopolíticos originaron transformaciones en las ceremonias rituales practicadas por la élite maya, por ello fue necesario elaborar objetos “de poder”, uno de estos fue el incensario efigie “these vessels were instruments used by “kings”/ajaws as living representations of the ancestors and conduits of divine inspiration” (1999: 41). Aunque ambos fueron importantes en la vida ritual de los mayas, los incensarios con efigie representan el culto a las deidades y los ancestros por lo tanto se asocian a una representación del “señor” como el dios solar, a un culto funerario real (Rice, 1999: 43) y a un ciclo cosmológico de vida/muerte y regeneración (Rice, 1999: 45), de ahí que se hayan encontrado principalmente en tumbas y templos. Mientras tanto los incensarios sin efigie se asocian con ciclos terrenales y temporales, con el nacimiento y la fertilidad, con la lluvia y con el árbol como axis mundi (Ibídem), por ello en estos es común la decoración con púas o espigas, las cuales estarían representando la ceiba o bien, el monstruo de la tierra 11 . La propuesta de Rice, parece tener sustento con los resultados de las investigaciones hechas por Martha Cuevas en Palenque. Para Cuevas los incensarios con efigie recuperados en el 10 Que incluye el estado de Chiapas, Guatemala y la parte oriental de el Salvador y Honduras (Borhegyi, 1956: 345). 11 Ver capítulo III. 24 Grupo de las Cruces en Palenque, eran imágenes de culto al estar representando deidades y antepasados (2011: 340). Cuevas divide a los incensarios recuperados en el Grupo de las Cruces en dos contextos rituales: el primero el culto a los dioses de la Tríada, dioses tutelares de Palenque, GI, que representael nivel celeste, GII deidad vinculada al linaje gobernante y a la fertilidad agrícola y GIII, deidad asociada al astro solar durante su tránsito por el inframundo. Este primer grupo correspondería a los incensarios recuperados en los Templos de la Cruz, de la Cruz Foliada y del Sol, debido a que el 85% de los incensarios tienen representaciones de los dioses GI y GIII (Cuevas, 2007: 291-293). Los incensarios con efigies antropomorfas de mascarones superpuestos (Cuevas, 2011: 347) hallados en los Templos XIV y XV están asociados a un contexto de veneración a los ancestros y a un ámbito religioso organizado por la clase gobernante (2011: 347); Cuevas menciona que el Templo XIV fue localizado […] un tablero que mandó a labrar el gobernante K’anJoyChitam II, en el cual se rememora al gobernante Kan BalamII y a su madre. Este monumento póstumo y los incensarios antropomorfos con representaciones de antepasados que provienen del mismo edificio, también pueden indicar la costumbre de venerar a los antepasados ilustres, en este caso, miembros fallecidos del linaje gobernante (Cuevas, 2007: 294). El Templo XV es un edificio funerario de dos niveles, “en torno a este templo se construyeron una serie de estructuras donde fueron localizados números entierros, además de enseres de tipo doméstico. Por ello puede reconocerse una correlación entre prácticas funerarias e incensarios con representaciones de antepasados” (Ibídem). En cuanto a los incensarios encontrados enterrados intencionalmente en los Templos de la Cruz, Cruz Foliada y del Sol, Cuevas propone que se trata de una ceremonia de renovación. Para ella el hecho del enterramiento de los incensarios en los basamentos escalonados de los Templos “[…] denota un cambio radical en cuanto al uso que los incensarios habían tenido con anterioridad. El entierro marca una condición distinta, su muerte ritual, la conclusión de su ciclo de vida, de su ciclo de utilidad” (2007: 309). 25 Además de los incensarios de ancestros recuperados en los templos XIV y XV, en las unidades residenciales Grupo B, Grupo IV, Murciélagos y Grupo C, también se encontraron este tipo de incensarios, “todas estas esculturas presentan rostros humanos naturalistas, en los mascarones centrales, de ahí que se identifiquen como antepasados”, pero, “a diferencia de los recuperados en el Grupo de las Cruces, no muestran una superposición de mascarones sino la representación de una figura humana de cuerpo completo, ya sea en posición sentada o de pie. El tamaño de las piezas varía de un conjunto a otro, así como el estilo y la composición iconográfica […]” (Cuevas, 2011: 345-346). Cuevas interpreta esas diferencias como una forma de expresar la individualidad del culto familiar, es decir, los incensarios fueron usados con el objetivo de venerar a los antepasados de cada unidad “[…] quizá se emplearon para el culto de personas que ocuparon en vida una posición relevante dentro del gobierno central y que, al mismo tiempo, quizá fueron dirigentes de los grupos asentados en las unidades residenciales” (2011: 347-348). De esta manera Cuevas propone que la coexistencia de tres tipos de incensarios 12 usados para rendir culto de los antepasados, en ciertas épocas se llevó a cabo de manera simultánea, así explica que “la práctica ritual de veneración a los ancestros no fue centralizada por la clase gobernante, ni exclusiva de ellos” (2011: 347). Sin embargo, aunque no fuera una práctica exclusiva de los gobernantes, pudo ser una práctica impuesta por la élite. Por lo tanto, los incensarios en Palenque cumplían la función de rendir culto a las deidades de la Tríada y a los antepasados a través de la quema de resinas. La investigadora María Dolores Tobías (2011), después de analizar quemadores de incienso provenientes de proyectos arqueológicos 13 de sitios guatemaltecos, considera que el cambio en el uso y la manufactura de los quemadores de incienso en el Sur de las tierras bajas mayas fue gradual y no repentino, además de que no necesariamente se relacionan con cambios abruptos al final del Clásico, algunas formas coexistieron y no se reemplazaron unas por otras como sugirieron Borhegyi y Rice, quienes asociaron dichos cambios a transformaciones en la organización sociopolítica de los mayas y por ende en los rituales. 12 De barro con mascarones superpuestos, de barro con figura humana de cuerpo completo y de piedra. 13 Atlas Arqueológico de Guatemala, Proyecto Arqueológico Regional Petexbatun, Proyecto Yaxhá-Nakum- Naranjo, Proyecto La Joyanca- Petén Noroccidente, Tikal Project, Proyecto Nacional Tikal, Proyecto Templo V, Proyecto Piedras Negras, Proyecto Aguateca y Altar de Sacrificios (Tobías, 2011: 23). 26 Ejemplo de ello son los sahumadores 14 , las vasijas con picos y base de pedestal así como los incensarios cilíndricos huecos con representaciones de Jaguar/Sol y aletas o pestañas 15 . El estudio de Tobías reveló que, durante el Clásico Tardío, los incensarios cilíndricos con representaciones de Jaguar/Sol, o GIII, coexistieron con los sahumadores y las vasijas con base de pedestal y picos (2011: 90), contrario a lo que otros autores habían sugerido. Para la autora, el hecho de que estos tipos de quemadores de incienso se utilizaran en un mismo periodo sugiere que los procesos de transformación en la organización sociopolítica y en los rituales entre los mayas no fueron abruptos como se había pensado. Así, la introducción de nuevas formas de quemadores de incienso no implica un cambio radical en las formas de culto o en los rituales. Finalmente, Tobías considera que los incensarios cilíndricos huecos, por su contexto de hallazgo, cuevas, templos, plataformas y estructuras piramidales (Tobías, 2011: 61, 62), pueden estar asociados solo a la élite, tal como lo manifestaron Prudence Rice y Martha cuevas, y a pesar de que estos no hayan sido usados en el Posclásico no significa que la élite gobernante haya colapsado intempestivamente, aunque tampoco descarta la posibilidad de un debilitamiento gradual así como la interrupción de las actividades rituales en las que se usaron (2011: 137). 1.2 Comentarios Se ha revisado como los quemadores de incienso en casos particulares, como los del área maya, pueden estar relacionados con los cambios en la organización sociopolítica, en este sentido se convierten en instrumentos de poder, a través de los cuales se representa el ciclo de vida de los gobernantes: la muerte y renacimiento del rey simboliza la muerte y renacimiento del sol, de ahí que los incensarios de Palenque se hayan encontrado enterrados en los templos. Los incensarios al ser la representación de las deidades o de los ancestros, están simulando el ciclo de muerte y renacimiento, por lo tanto los incensarios pueden ser parte de un culto real funerario (Rice, 1999: 43), aunque no siempre están asociados a este. Asimismo los quemadores de incienso también pueden estar ligados a un culto popular hacia lo sobrenatural, surgido cuando las personas no tenían intermediarios para 14 Para la autora “incensarios de cucharón”. 15 Prudence Rice y Martha Cuevas llaman a este tipo de quemador de incienso “incensarios efigie”. 27 comunicarse con las fuerzas o espíritus encargados de otorgar favores para el funcionamiento de la agricultura, base de subsistencia de las sociedades. Así, los quemadores de incienso pueden formar parte de un culto real o un culto popular, aunque otros autores identifican estos tipos de cultos con otros términos. Claude Baudez distingue dos tipos de culto entre los mayas, uno oficial y uno doméstico. En el primero los gobernantes y sacerdotes realizaban sacrificios humanos y autosacrificios, veneraban a los ancestros y algunas deidades, esteera público y se realizaba en el centro de la ciudad (2004: 352). En el culto doméstico, se adoraban tanto ancestros como dioses, pero a diferencia del primero, parece que en este tipo de culto no se realizaban sacrificios humanos; el lugar donde se realizaba el culto podía estar dentro de las viviendas o en algún espacio independiente (2004: 352, 353). En el culto doméstico podían participar las mujeres, de esta manera Baudez explica que la incensación es un acto privado pero también público en el que participan todos los miembros de la sociedad (2004: 360). Para Alfredo López Austin (2008), entre los mexicas existieron distintas esferas de culto. Una íntima, la que establecía una persona con seres imperceptibles (2008: 117), una familiar “giraba en torno a los altares de la casa, el campo de cultivo y el taller” (Ibídem), una de comunidades gentilicias, en la cual se realizaban fiestas al dios patrono de la comunidad (Ibídem) y la última de los gobernantes, en la que el poder divino descansaba en estos. Los gobernantes y las distintas unidades políticas celebraban “grandes ceremonias en las que participaban ritualmente los distintos sectores de la población, con los recursos tributarios y oblatorios generales” (Ibídem). En la Costa del Golfo de México hasta ahora no existen este tipo de investigaciones, desconocemos los tipos de culto que existieron en este territorio, si se usaron incensarios o sólo se usaron braseros, cuáles son las formas típicas de cada periodo, los cambios y/o continuidades en las formas y decoración, entre otros aspectos. Por lo tanto también desconocemos si estos objetos pueden relacionarse con la estratificación social, con los cambios sociopolíticos o con el culto a una determinada deidad o a los fenómenos de la naturaleza. 28 Por otro lado, después de revisar la literatura sobre los quemadores de incienso, pude notar el uso indistinto de los términos incensario, brasero, incensario de cucharón, sahumador, fogón, etc. Considero necesario establecer una diferencia entre todos esos, partiendo del supuesto de que desempeñan distintas funciones y eran usados en distintos contextos. A continuación presento mi definición de conceptos. 29 Capítulo 2. Definición de conceptos Encontrar marcas de quemado en el piso del cuarto de acceso a la Plataforma Norte llevó a pensar en la posibilidad de que estas hubieran sido producidas por braseros, sin embargo al hacer una revisión bibliográfica sobre el uso de estos, se pudo notar como los autores utilizan los términos de incensario, brasero e incluso sahumador, al cual le llaman incensario de cucharón o incensario de mango (Baudez, 2004: 209), como sinónimos, por ello fue necesario establecer una distinción entre ambos, incensario y brasero, ya que, como vimos en el capítulo anterior, estos objetos tuvieron usos y funciones diferenciadas. Se hará un breve resumen retomando a aquellos autores que han abordado el tema y han utilizado los conceptos como sinónimos, además de las diferencias que establece Jesús Sánchez para ambos objetos, basándose en materiales teotihuacanos. Posteriormente se presentarás nuestras categorías de diferenciación. Finalmente haremos una revisión de los hallazgos de manchas quemadas producidas por braseros o incensarios, reportadas por algunos autores. 2.1 Discusión de términos: brasero e incensario Para este apartado me baso, principalmente, en los trabajos que se han llevado a cabo en el área maya, quizá debido a su abundancia o a su riqueza iconográfica los quemadores de incienso han sido objeto de estudio de autores que realizan investigaciones en dicho territorio, lo que ha permitido conocer el contexto de hallazgo y proponer la temporalidad de su manufactura y uso tanto en tierras altas como en tierras bajas, así como el significado de la compleja iconografía o decoración de algunos ejemplares. Uno de los trabajos enfocados al análisis de los incensarios, es el que Martha Cuevas realizó en Palenque. En su trabajo Cuevas utiliza el término de brasero como sinónimo de incensario, “los incensarios también llamados braseros constituyen uno de los principales componentes de las ceremonias religiosas, tanto en el área maya como en Mesoamérica” (2007: 23). Sin embargo, en el caso de los materiales de Palenque, establece una subdivisión Se conocen tanto incensarios en vasijas individuales con fondo donde se depositaban las resinas, como a otros a los que se sostenía por medio de un pedestal. A estos últimos se les ha denominado incensarios compuestos (2007: 28). 30 De los cuales expresa: Se les conoce como incensarios compuestos porque están formados por dos elementos: el pedestal y un cajete-brasero, que se colocaba en la parte superior. Este último es de forma cónica y en él se depositaban las resinas vegetales y la sangre que se quemaban durante los rituales. El pedestal o portaincensario es un cilindro hueco al que se le adosan dos secciones laterales de forma rectangular, conocidas como “aletas” […] (2000: 55). Y finalmente, sobre la función de los incensarios, menciona que […] fueron objetos rituales a los que se les atribuían propiedades simbólicas especiales que los diferenciaban de los enseres utilitarios ya que cumplían con una función fundamental ser los depositarios de las deidades, cualidad propiciatoria para lograr la comunicación con los humanos. El uso de tales objetos rituales fue regulado por un ciclo de vida, como el de cualquier ser vivo; al cumplir con la secuencia de nacimiento-vida-muerte y renacimiento, se evoca al ciclo solar y al agrícola, parámetros de conducta ejemplar en el cosmos” (2007: 298). Otros autores estudiosos de los incensarios de Palenque son Robert y Bárbara Rands quienes identificaron un complejo incensario en dicho sitio, el cual comprende principalmente, tres formas: 1.- base de pedestal, 2.- forma de cucharón y 3.- cilíndrica (1959: 225). 1.- Base de pedestal, los incensarios tienen en la base de pedestal rejillas para la ventilación que tienden a ser circulares, el interior suele estar ennegrecido por el fuego. Algunos tienen espigas en la vasija exterior (1959: 225, 226). 2.- El incensario de cucharón (sahumador) tiene un mango que remata, comúnmente, en la cabeza de un animal: serpiente, cocodrilos o aves, etc. (1959: 225, 226 y 227). 3.- Los incensarios cilíndricos son los más elaborados. El incensario es hueco con pestañas verticales 16 (1959: 225). Los autores creen que estos grandes cilindros pudieron haber servido como chimeneas que se colocaban sobre un plato o vasija e incluso sobre el piso, sin embargo a diferencia de los dos tipos de incensarios mencionados líneas arriba y de 16 Aletas para otros autores. 31 otros de la misma forma encontrados en diferentes sitios del área maya, estos incensario no muestran marcas de combustión (1959: 230). En cuanto al contexto de uso, los autores mencionan que los incensarios cilíndricos se encuentran en la base de templos o cerca de estos pero nunca asociados a palacios 17 (1959: 233). Robert y Barbara Rands utilizan el término incensario para referirse a tres diferentes formas, como veremos más adelante, otros estudiosos del área maya utilizan el mismo sistema. Baudez también utiliza los términos de brasero, incensario como sinónimos, de la misma manera que Robert y Barbara Rands, llama al sahumador incensario de cucharón. Sin embargo parece hacer una distinción, menciona que los incensarios mayas son toscos objetos de barro, con paredes gruesas, de superficies raspadas, adornadas con elementos modelados a mano y posteriormente aplicados, y en ocasiones realzados con pintura: un encalado blanco y pintura ˂˂azul maya˃˃, principalmente. Los cuencos abiertos o globulares tienen a menudo una base acampanada,
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