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Universidad Nacional Autónoma de México 
 
Facultad de Estudios Superiores Iztacala 
 
 
 
 
 “Diseño de protocolo y algoritmos para el desarrollo de 
 estrategias psicogerontológicas de acompañamiento” 
 
 
 
 T E S I S 
QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE 
L I C E N C I A D A EN P S I C O L O G Í A 
 
P R E S E N T A (N) 
 
 
 Citlalli Daniela Pérez Martínez 
 
 
 
 
 
 Director: Dr. Fernando Quintanar Olguín 
 
Dictaminadores: Mtra. Carlota Josefina García Reyes-Lira 
 
 Lic. Mariano Antonio Gavaldón Rosas 
 
 
 
 
 
Los Reyes Iztacala, Edo de México, 2019 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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Las Campanas Doblan Por Ti 
John Donne (Londres 1572-1631) 
 
 ¿Quién no echa una mirada al sol cuando atardece? 
¿Quién quita sus ojos del cometa cuando estalla? 
¿Quién no presta oídos a una campana cuando por algún hecho tañe? 
¿Quién puede desoír esa campana cuya música lo traslada fuera de este 
mundo? 
 
Ningún hombre es una isla entera por sí mismo. 
Cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo. 
Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si 
fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia. 
 
Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta, porque me 
encuentro unido a toda la humanidad; por eso, nunca preguntes por quién doblan 
las campanas; doblan por ti. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
AGRADECIMIENTO 
 
 
 
Agradezco al Programa de Apoyo a Proyectos para la Innovación y 
Mejoramiento de la Enseñanza (PAPIME) por aceptar la línea de investigación 
“Propuestas de Atención Psicológica y Apoyo Tanatológico en Personas Afectadas 
por el Fallecimiento de Familiares o Riesgo de Muerte” como parte de los 
proyectos que impulsa, así como el apoyo económico de parte del programa 
durante el año 2018. A partir de ambas acciones fue posible desarrollar el 
presente trabajo que ha ampliado mi experiencia profesional y personal. 
 
 
 
ÍNDICE 
INTRODUCCIÓN 1 
CAPÍTULO 1. El abordaje del adulto mayor en salud 5 
1.1 ¿Quién es el adulto mayor? 5 
1.2 Proyecciones sobre envejecimiento 7 
1.3 La condición de enfermedad en el 
envejecimiento 
 10 
1.3.1 Principales enfermedades presentes en el 
envejecimiento actual 
 11 
1.4 Dinámicas familiares en el envejecimiento 12 
1.5 Atención a los adultos mayores en salud 14 
1.5.1 Geriatría y gerontología 15 
1.5.2 Psicogerontología 16 
 
CAPÍTULO 2. Tanatología 19 
2.1 El proceso de morir 22 
2.1.1 Actitud ante la muerte 26 
2.2 Proceso de duelo 29 
2.2.2 Formas de confrontación en el proceso de 
duelo 
 31 
 
CAPÍTULO 3. Cuidados Paliativos 34 
3.1 Definición y contexto de los Cuidados Paliativos 34 
3.1.1 Revisión histórica de los Cuidados 
Paliativos 
 35 
3.1.2 Conceptualización de Paciente Terminal 37 
3.1.3 Objetivos de los Cuidados Paliativos 38 
3.2 Concepciones de la muerte y el proceso al final 
de la vida desde los Cuidados Paliativos 
 39 
3.3 La obstinación terapéutica 42 
3.4 Voluntad anticipada 43 
3.5 Controversia acerca de los Cuidados Paliativos 44 
3.6 Equipos multidisciplinarios y transdisciplinarios 
en Cuidados Paliativos 
 46 
3.7 Cuidados Paliativos Psicológicos 48 
3.7.1 Rol del psicólogo en Cuidados Paliativos 49 
3.8 Acompañamiento psicogerontológico 57 
 
 
 
CAPÍTULO 4. Salud y Curso de Vida del adulto mayor 59 
4.1 Enfoque de Curso de Vida 59 
4.1.1 Principios del enfoque del Curso de Vida 60 
4.2 Momentos de quiebre en el Curso de Vida 63 
4.3 Construcción del envejecimiento 65 
4.3.1 Envejecimiento saludable 65 
4.3.2 Envejecimiento patológico 66 
4.4 Dinámica familiar en situaciones al final de la 
vida 
 69 
4.5 Dinámica institucional en situaciones al final de la 
vida 
 73 
 
CAPÍTULO 5. Desarrollo de documentos de 
sistematización en el área de la salud: protocolos y 
guías clínicas 
 76 
5.1 ¿Qué son los protocolos clínicos? 77 
5.1.1 Objetivos de los protocolos clínicos 79 
5.1.2 Situaciones a las que responden los 
protocolos clínicos 
 80 
5.1.3 Estructura de los protocolos de atención 80 
5.2 Principios para el desarrollo de protocolos de 
atención 
 83 
5.2.1 Alcances y limitaciones de los protocolos 85 
5.3 Protocolos de atención con algoritmos 87 
5.3.1 ¿Qué son los algoritmos? 87 
5.3.2 Objetivos de los algoritmos 89 
5.3.3 Desarrollo de los algoritmos 89 
5.3.4 Simbología empleada en los algoritmos 90 
5.3.5 Alcances y limitaciones de los algoritmos 92 
5.4 Protocolos de atención en psicología y salud 93 
5.4.1 Protocolos clínicos desarrollados desde 
psicología 
 94 
5.4.2 Características de los protocolos en 
psicología 
 98 
 
CAPÍTULO 6. Planteamiento del problema 101 
6.1 Justificación 101 
 
 
6.2 Objetivos 103 
 
CAPÍTULO 7. Metodología 105 
7.1 Participantes 105 
7.2 Instrumentos 106 
7.3 Procedimiento 106 
7.3.1 Descripción de las sesiones de 
 acompañamiento 
 106 
7.3.2 Fases generales para la construcción de 
 algoritmos 
 110 
7.3.3 Proceso de construcción de algoritmos 111 
7.3.4 Propuesta para prueba de protocolo y 
 algoritmos 
 121 
7.3.5 Propuesta de evaluación de protocolo y 
 algoritmos 
 123 
7.3.6 Propuesta para la formalización de 
 algoritmos y protocolo 
 124 
 
CAPÍTULO 8. Resultados 126 
8.1 Estructura del protocolo y algoritmos de 
 acompañamiento psicogerontológico 
 y psicotanatológico 
 127 
8.2 Esquema de algoritmos de acompañamiento 
psicogerontológico y psicotanatológico 
 128 
8.3 Lectura de algoritmos 129 
8.4 Criterios para el uso del protocolo de 
acompañamiento psicogerontológico y 
psicotanatológico 
 131 
8.5 Habilidades del profesional de la salud para 
realizar el acompañamiento psicogerontológico 
y psicotanatológico 
 133 
8.6 Descripción de algoritmos 137 
8.6.1 Matrices generales del acompañamiento 
 psicogerontológico y psicotanatológico 
 137 
8.6.2 Algoritmos relacionados a la identificación 
 y abordaje de necesidades reales 
 147 
8.6.3 Algoritmos relacionados a la identificación 
 y abordaje de necesidades sentidas 
 158 
8.6.4 Algoritmos relacionados a la identificación 
 y abordaje de necesidades anticipadas 
 188 
 
 
8.6.5 Algoritmos relacionados a estrategias 
 específicas empleadas en el 
acompañamiento psicogerontológico y 
 psicotanatológico al final de la vida 
 211 
 
CAPÍTULO 9. Conclusiones 239 
REFERENCIAS 245 
ANEXOS 
 
 
 
 
 
 
 
 
INTRODUCCIÓN 
 
El presente trabajo es parte del desarrollo de una línea de investigación sobre 
Propuestas de Atención Psicológica y Apoyo Tanatológico en Personas 
Afectadas por el Fallecimiento de Familiares o Riesgo de Muerte, que se lleva 
a cabo dentro del Programa de Investigación sobre Psicología del Envejecimiento, 
Tanatología y Suicidio de la FES Iztacala. Dicha línea de investigación se 
desarrolla gracias al apoyo brindado por el Programa de Apoyo a Proyectos para 
la Innovación y Mejoramiento de la Enseñanza (PAPIME) a partir del 2018. Es así 
como este documento es el resultado a partir de uno de los objetivos planteados 
como parte del proyecto de investigación, el cual corresponde ala elaboración de 
un protocolo dirigido a profesionales de la salud, en el cual se integran pautas y 
estrategias que sirvan de referencia en la atención a pacientes y familiares en 
situaciones de riesgo de muerte y final de la vida. La información integrada en el 
protocolo surge de la práctica hospitalaria, en específico del trabajo realizado en el 
piso de Geriatría del Hospital General Regional No. 72 del IMSS, ubicado en 
Tlalnepantla, en el cual se realizan sesiones de acompañamiento en situaciones 
críticas, dirigidas a pacientes y familiares como parte de un servicio 
complementario a la población sin fines de lucro. 
La idea de desarrollar un protocolo surge por una parte de la necesidad 
identificada sobre las formas en que se pueden atender situaciones al final de la 
vida en contextos hospitalarios, y de la tendencia reciente a desarrollar 
herramientas que guíen las prácticas clínicas. En este sentido se señalan tres 
puntos importantes en relación al surgimiento de este documento: a) debido a las 
condiciones en que se dan los procesos de final de la vida en hospitales, se ha 
identificado la necesidad de que distintos profesionales de la salud atiendan las 
demandas que se presentan (Bayés, 2001; Pastrana, Jünger, Ostgathe, Elsner y 
Radbruch, 2008, como se citan en Fernández, García, Pérez y Cruz, 2013; 
Barbero, 2014); b) aún en la actualidad, no se cuenta con la evidencia suficiente 
respecto al trabajo tanatológico y de cuidados paliativos en el área psicológica, por 
2 
 
lo que es importante contribuir a la sistematización de estas prácticas (Kastenbum, 
1984, 1986; Bayés, entrevistado por Ardila, 2002, como se citan en Quintanar y 
García, 2010); y c) en las últimas décadas el desarrollo de herramientas de 
sistematización de prácticas clínicas ha tenido un gran auge en distintas 
disciplinas, sobre todo en las cuestiones hospitalarias, esto se debe a las 
características de estos documentos que permiten la calidad de los proceso de 
atención, brindan un soporte al profesional en cuanto al trabajo que desarrolla y 
contribuye al desarrollo de evidencia en temas específicos (MEDLINE, como se 
cita en Garaizar, Rufo, Artigas, Arteaga, Martínez-Bermejo, Casas, 1999). Para 
esta propuesta se decidió manejar algoritmos, los cuales son diagramas de flujo 
que sistematizan las rutas de atención sugeridas en casos particulares; estos 
diagramas fueron seleccionados debido a que permiten manejar procesos 
complejos y señalar relaciones múltiples entre los elementos que componen una 
ruta de atención, a la vez que son herramientas gráficas y simplificadas (Román, 
2012; Bermúdez, 2012). 
En lo relacionado a este documento, está compuesto por un marco de 
referencia teórica y la parte correspondiente al reporte de resultados. El marco de 
referencia teórica se compone por cinco capítulos, el primero de ellos sobre 
Abordaje del Adulto Mayor en Salud, que brinda un panorama general acerca 
del proceso de envejecimiento en la actualidad y algunas proyecciones nacionales 
al respecto. El segundo capítulo se dirige al tema de la Tanatología, destacando 
dos aspectos importantes, el trabajo que se ha realizado en esta área dentro de 
contextos hospitalarios y el papel de la psicología al respecto. En una línea 
parecida, en el tercer capítulo teórico se aborda lo relacionado a Cuidados 
Paliativos, en donde se brinda un panorama general acerca de este tema, se 
señalan aspectos sobre los cuidados paliativos psicológicos y la importancia del 
trabajo interdisciplinario y transdisciplinario en situaciones de final de la vida y ante 
el riesgo de muerte. En el cuarto capítulo enfocado al tema de Salud y Curso de 
Vida del Adulto Mayor se mencionan conceptos importantes sobre el enfoque 
bajo el que se desarrolla esta investigación, el cual se relaciona con la 
psicogerontología y conceptos retomados por esta disciplina, tales como el 
3 
 
enfoque de curso de vida, las dinámicas familiares e institucionales, y los llamados 
momentos de quiebre. Por último, en el quinto capítulo, se hace una revisión 
bibliográfica acerca del Desarrollo de Documentos de Sistematización en el 
Área de la Salud: Protocolos y Guías Clínicas, donde se mencionan los 
objetivos, alcances y limitaciones tanto de los protocolos como de los algoritmos, 
así como algunos principios para el desarrollo de estas herramientas y la 
importancia de su desarrollo en disciplinas de la salud. 
La segunda parte del documento corresponde al reporte de resultados; ya 
que el objetivo principal de esta investigación es lo relacionado al desarrollo de un 
protocolo de acompañamiento psicogerontológico y psicotanatológico, como parte 
de la metodología se detalla el proceso de construcción de los algoritmos, los 
cuales son los esquemas que se elaboraron para señalar las rutas de atención 
propuestas en distintas condiciones presentes en procesos al final de la vida y 
ante el riesgo de muerte. En la parte de los resultados se encuentra la propuesta 
de protocolo de acompañamiento psicogerontológico y psicotanatológico, la cual 
se compone por cuatro partes principales: a) lectura de los algoritmos, b) criterios 
para el uso del protocolo, c) habilidades profesionales, y d) descripción de 
algoritmos. El apartado de lectura de algoritmos describe los elementos 
empleados para entender la función de la simbología que compone los esquemas, 
esto con la finalidad de entender los procesos que forman parte de las rutas de 
acompañamiento sugeridas. Posteriormente se incluye una sección sobre los 
criterios para el uso del protocolo, en la cual se mencionan las características 
de la población con la que se pueden llevar los procesos o se invalida. El siguiente 
apartado, habilidades profesionales, integra algunas sugerencias sobre lo que 
requiere el profesional de la salud que lleve a cabo el acompañamiento propuesto; 
más que una capacitación profesional específica, se sugieren elementos de 
sensibilización y habilidades de manejo del discurso, y se destacan algunas 
habilidades personales y profesionales que dan soporte al acompañamiento 
propuesto. La descripción de algoritmos contiene una primera parte en la que se 
señalan las temáticas que se contemplan en la propuesta de acompañamiento, 
tales como dinámica familiar, proceso de enfermedad, duelos no resueltos, 
4 
 
atención tras el alta, entre otras temáticas, y se explica la división que se hizo de 
estas de acuerdo con el tipo de necesidad que representan, ya sean reales, 
anticipadas o sentidas. Posteriormente en este mismo apartado se integran los 
catorce algoritmos, en los cuales se especifican las rutas sugeridas de acuerdo a 
las diferentes temáticas contempladas como parte de los procesos de final de la 
vida y en situaciones de riesgo de muerte; entre los algoritmos se encuentran los 
correspondientes a las necesidades reales, sentidas y anticipadas identificadas en 
el escenario hospitalario en situaciones críticas geríatricas, así como algunos 
esquemas relacionados a estrategias específicas empleadas en el 
acompañamiento psicogerontológico y psicotanatológico propuesto. 
La propuesta de protocolo de acompañamiento psicogerontológico y 
psicotanatológico fue desarrollada como parte de esta investigación, sin embargo, 
se sugiere que dicho documento sea probado a partir de la práctica y atención a 
casos similares, lo cual corresponde a una parte importante del desarrollo de 
herramientas de sistematización (Saura y Saturno, 1996). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
1 EL ABORDAJE DEL ADULTO MAYOR EN SALUD 
 
El presente trabajo está dirigido a la atención a adultos mayores en condiciones de 
hospitalización, en particular, en situaciones al final de la vida y ante riesgo de 
muerte. La atención a estos procesos requiere considerar a otros en el abordaje 
brindado, familiares, cuidadores, profesionales de la salud, sin embargo, se 
consideraimportante definir de quién se habla cuando se hace referencia a los 
adultos mayores o a los pacientes geriátricos. En el presente capítulo se hace 
un breve repaso de dichos conceptos, y se brinda un panorama general de las 
condiciones actuales de los adultos mayores en México. Lo anterior permitirá 
visualizar la demanda de atenciones de dicha población en distintos niveles, esto 
con el objetivo de fundamentar la pertinencia del desarrollo de herramientas y 
estrategias de atención desde una perspectiva transdisciplinaria, dirigida a los 
adultos mayores. 
 
1.1 ¿Quién es el adulto mayor? 
 
Al revisar literatura sobre la población denominada como adultos mayores, una 
de las condiciones que se denota es la controversia en torno a la definición de los 
conceptos empleados para referir a dicho sector poblacional. Existen distintos 
criterios a partir de los cuales considerar que una persona es adulta mayor, entre 
ellos están los criterios cronológicos, funcionales, biológicos, sociales, psicológicos 
y fenomenológicos (INAPAM, 2016). 
De acuerdo con la ONU se considera que una persona es adulta mayor al 
alcanzar los 60 años; este criterio es importante dentro de algunas instituciones y 
disciplinas como la demografía, sin embargo, es importante considerar otros 
aspectos para delimitar a qué referimos cuando hablamos de esta población. Al 
hablar de los adultos mayores se plantean conceptos como envejecimiento y 
vejez, los cuales están cargados de estereotipos culturales que marcan el lugar 
que se les da a las personas adultas mayores en distintos contextos. Respecto al 
6 
 
envejecimiento, es importante entenderlo como un proceso (Alvarado y Salazar, 
2014) que se caracteriza por la acumulación de cambios producidos a lo largo del 
tiempo. El envejecimiento a nivel orgánico tiene que ver con cambios a nivel 
celular, mas no con la presencia de patologías, además, dicho proceso ocurre a lo 
largo de la vida, no solo en un momento determinado (Bazo, 1990, como se cita 
en Alvarado y Salazar, 2014). 
Desde distintas posturas se han hecho aportaciones para entender el 
proceso de envejecimiento. A continuación, se abordan brevemente algunas de 
las implicaciones de los distintos criterios: 
• Criterios biológicos: Se consideran distintas cuestiones a nivel orgánico, 
desde los cambios constantes en las células y en los órganos; estos 
cambios implican un desgaste que se considera natural y que repercute en 
los distintos sistemas corporales (Baltes, 2004, como se cita en Alvarado y 
Salazar, 2014). Además, se considera la incidencia del medo ambiente y la 
tendencia de los organismos a la adaptación (Birren y Schroots, 1996, 
como se cita en Alvarado y Salazar, 2014). En ocasiones se considera que 
existe una relación entre los cambios del organismo con la tendencia a la 
disminución de capacidades, partiendo del funcionamiento metabólico y la 
reparación a nivel celular. A partir de ello, el organismo experimenta 
cambios asociados al proceso de envejecimiento como la pérdida de fuerza 
muscular, disminución de las capacidades cognitivas, cambios en la 
elasticidad de la piel y en la pigmentación del cabello (Merriam-Webster, 
como se cita en Alvarado y Salazar, 2014). 
• Criterios psicológicos: Las teorías que explican el envejecimiento desde la 
psicología se centran en aspectos cognitivos, el manejo de estrategias, 
cuestiones de personalidad y desarrollo, y toman en cuenta factores 
individuales, culturales y, en algunos casos, cronológicos, por ejemplo, en 
aquellas teorías en que la vejez se plantea como una etapa de la vida que 
comienza a partir de los 65 años (Erikson, 1950, como se cita en Alvarado y 
Salazar, 2014). Varias de estas teorías retoman aspectos relacionados a la 
7 
 
experiencia y la sabiduría, en las que sobresale la importancia de los 
proyectos y los estilos de vida, partiendo de valores y la personalidad que 
se construyeron previamente, los cuales contribuyen a la adaptación a 
distintos escenarios a lo largo de la vida (Birren y Schroots, 1996, como se 
cita en Alvarado y Salazar, 2014). 
Para los fines del presente trabajo es importante mantener las diferencias 
conceptuales entre envejecimiento y vejez; a lo largo de este documento se hará 
referencia al envejecer como proceso, postura en la que se profundizará más 
adelante al hablar de las propuestas de la nueva gerontología. La vejez es 
entendida como la última etapa de la vida humana, antes de la muerte, por lo que 
puede considerarse un momento específico en el tiempo que se relaciona con la 
capacidad máxima de maduración, a partir de las experiencias adquiridas; en 
relación con el proceso de envejecimiento, podría decirse que la vejez es el 
momento en que se conjuntan de manera más evidente los distintos fenómenos 
que se adjudican al envejecer (Cardona y Agudelo, 2007 y Agar Corbinos, como 
se cita en Alvarado y Salazar, 20014). A lo largo del documento se hace uso del 
concepto de adulto mayor para referir a una parte de la población atendida. 
Partiendo de la población con que se trabajó para la presente investigación, 
también se refiere al adulto mayor como paciente geriátrico, recurriendo al 
lenguaje médico utilizado en el piso de geriatría en que se brindó el servicio de 
acompañamiento. Es importante tener una idea del concepto que se emplea para 
referir a la población con la que se trabaja, pues a partir de ello se describe un 
fenómeno y se identifican pautas para proponer estrategias de intervención que 
guíen la práctica en este sentido (Carvajal, 2009, como se cita en Alvarado y 
Salazar, 2014). 
 
1.2 Proyecciones sobre envejecimiento 
 
Siguiendo con el panorama sobre el fenómeno del envejecimiento, es importante 
conocer la prevalencia de estas condiciones, pues esto indica la pertinencia de 
realizar propuestas de intervención. Respecto al envejecimiento, un primer 
8 
 
acercamiento al fenómeno se plantea desde la demografía y otras disciplinas 
similares que se han enfocado en explicar y describir el panorama a nivel mundial 
y nacional. Hablar de envejecimiento como un proceso implica tener presentes 
fenómenos que impactan en grandes niveles, entre ellos está el cambio en las 
tasas de mortalidad, natalidad, fecundidad y migración interna y externa, así como 
considerar la prolongación de la esperanza de vida para las nuevas generaciones 
(Consejo Nacional de Población, 2014). Dicho fenómeno se propone como 
envejecimiento demográfico y se centra en el incremento de la proporción de 
adultos mayores de 60 años y más respecto al total de la población (Chesnais, 
1990, como se cita en González, 2015). 
Recientemente en México se habla más sobre el cambio que se está 
presentando en la población, marcado por las cohortes generacionales y el 
proceso de envejecimiento. Si bien dicho cambio se construye de manera 
paulatina al ser un proceso, en los últimos años se ha popularizado el tema del 
cambio en la población y la necesidad de plantear modos de atención para dicho 
sector, el cual representa el 10.4% de la población nacional, y que se proyecta 
llegará a los 14.6% para el 2030 (INEGI, 2015, como se cita en SEDESOL, 2017). 
Otros aspectos que configuran el proceso del envejecimiento, son las 
cuestiones demográficas y ambientales, tales como la urbanización y los procesos 
de migración, sobre lo que se señala que la mayor parte de adultos mayores para 
2030 se concentrará en la Ciudad de México, con un 20.4% del total, de las cuales 
57 de cada 100 serán mujeres (CONAPO, como se cita en SEDESOL, 2017). 
Estas cifras son parecidas para otros estados de la zona metropolitana, pues tan 
solo en 2010, en el Estado de México el 65.5% de la población estatal tenía una 
edad entre 15 y 64 años, y un 5% de personas eran adultas mayores de 65 años 
(Consejo Nacional de Población, 2014). 
Uno de los factores más importantes en el proceso de envejecimientoes la 
mortalidad, la cual ha descendido en relación a las tasas de decesos del siglo XX. 
En la actualidad hay mayores posibilidades para vivir vidas largas y 
considerablemente saludables, esto a partir del cambio epidemiológico y el 
9 
 
desarrollo en cuestiones de salud. Para 2017 se consideraba que el promedio de 
esperanza de vida era de 77.9, favoreciendo a las mujeres, mientras que los 
hombres vivirían 72.9 años, cifras a nivel nacional (INEGI, 2017). Estos datos son 
parecidos a los planteados en el 2010 para la población del Estado de México, 
donde la esperanza de vida para las mujeres era de 77.2 y para los hombres de 
71.9; algo parecido se proyecta para años posteriores, considerando 76 años en 
promedio para el 2020, y 77.2 para 2030 (Consejo Nacional de Población, 2014). 
Otro aspecto que ha cambiado es lo relacionado a las tasas de fecundidad, 
las cuales eran elevadas en años anteriores y han ido cambiando a lo largo del 
tiempo, a partir del acceso a servicios de salud pública que permiten la 
planificación familiar, principalmente en relación al número de hijos por familia. 
Así, mientras que en años anteriores se encontraban familias más numerosas, en 
la actualidad se calcula que las personas lleguen a tener entre 2.11 hijos, y para 
2030 2.07 a nivel nacional, y entre 1.79 hijos para 2020-2030 en la zona 
metropolitana (Consejo Nacional de Población, 2014). 
De acuerdo con la literatura, en el proceso de envejecimiento prevalece el 
sexo femenino; en 2010 se consideraba que por cada 100 hombres de 60 a 74 
años había 112 mujeres del mismo rango de edad. Sin embargo, las condiciones 
no favorecen a este sector, ya que son las mujeres quienes tienen un mayor 
porcentaje de analfabetismo, con un 28.7% de esta población contra un 19.9% de 
los varones. Además, se considera que existen diferencias en la prevalencia de 
enfermedades por sexo, mientras que los hombres presentan enfermedades 
agudas con mayor incidencia, las mujeres son quienes presentan mayores 
condiciones crónicas, altamente relacionadas con la discapacidad, lo que 
contrasta con un menor acceso a servicios de salud para la población femenina 
(Casado y Guillén, 2001, como se cita en González, 2015). Además, las 
condiciones de recursos y empleos desfavorecen a los adultos mayores; hasta 
una tercera parte de esta población trabaja, la mayoría en empleos informales, sin 
acceso a la seguridad social, a ciertos servicios de salud y a pensiones que 
cubran sus gastos (Ramírez, B., 2006, como se cita en González, 2015). 
10 
 
1.3 La condición de enfermedad en el envejecimiento 
 
El cambio demográfico sugiere contemplar las condiciones en las que viven los 
adultos mayores en la actualidad y lo que esperado para años posteriores. 
Conocer estas condiciones posibilita tomar medidas de acuerdo con las 
necesidades de la población en diferentes niveles, partiendo de las acciones 
políticas y los cambios sociales lo cuales deben caracterizarse por ser incluyentes, 
contemplar distintas áreas de desarrollo social, y por contemplar impactos a corto, 
mediano y largo plazo. Partiendo de las condiciones actuales en el proceso de 
envejecimiento, es importante plantear acciones en cuanto a cobertura de 
servicios básicos, servicios de salud, desarrollo económico y apoyo para las 
familias e instituciones que conforman la red de apoyo de este sector poblacional 
(Consejo Nacional de Población, 2014). A partir de las observaciones al proceso 
de envejecimiento actual, en los siguientes años se espera que se mantenga la 
prevalencia de enfermedades crónicas y algunas transmisibles, así como 
afectaciones que limitan a nivel funcional a los adultos mayores. Este tipo de 
condiciones tienen repercusiones en el desarrollo cotidiano de actividades vitales y 
demanda servicios de salud por largos periodos de tiempo. Esta dinámica 
repercute en la distribución de actividades laborales y de recursos en relación con 
el resto de la población (Consejo Nacional de Población, 2014). 
Entre los aspectos a cubrir se encuentra el desarrollo de sistemas de salud 
que brinden atención especializada a las condiciones de los adultos mayores, esto 
no solo sugiere contar con las especialidades médicas relacionadas a distintos 
padecimientos, se requiere también de personal capacitado en geriatría y 
gerontología. Además, es importante ampliar la atención a cuestiones 
relacionadas a los cuidados a largo plazo requeridos por los adultos, así como el 
tratamiento de condiciones prevalentes, difíciles de identificar, como la demencia y 
a la ampliación de oportunidades de desarrollo social y personal (González, 2015). 
 
 
11 
 
1.3.1 Principales enfermedades presentes en el envejecimiento actual 
 
De acuerdo con la teoría y las proyecciones, las cuestiones de salud son 
importantes en la construcción del envejecimiento, esto partiendo de los cambios 
estructurales, funcionales y psicológicos, así como los estilos de vida actuales que 
mantienen la relación entre vejez y enfermedad (Lehr, 1980, como se cita en 
Alvarado y Salazar, 2014). Según las estadísticas, en México hasta el 84% del 
total de las muertes se deben a enfermedades no transmisibles y a lesiones. De 
este porcentaje de decesos, hasta el 53% corresponde a adultos mayores de 65 
(Secretaría de Salud, Programa Nacional de Salud 2007, como se cita en 
González, 2015). Esto es un indicador de la prevalencia de enfermedades 
crónicas de larga duración que ponen a las cuestiones de salud como una 
prioridad para la atención, ya que esta condición mantiene la concepción del 
deterioro de la salud relacionada con el avance de la edad. En ocasiones se 
presentan padecimientos múltiples, enfermedades crónicas con alto riesgo de 
incapacidad, lo que se relaciona con cuestiones de dependencia, pérdida de roles 
y altos costos asociados a los cuidados necesarios (González, 2015). 
Uno de los padecimientos con más prevalencia en la actualidad es la 
diabetes, no solo en adultos mayores, sino en distintos sectores de la población. 
Esta condición en particular se ha relacionado con el avance del envejecimiento 
demográfico, el aumento de la esperanza de vida y cambios en el estilo de vida, 
principalmente en los asociados a la urbanización y a la alimentación. El análisis 
de las estadísticas y el proceso de construcción de la diabetes sugiere un aumento 
en la morbilidad y la discapacidad, y se asocia a la diabetes con el aumento de la 
mortalidad y la presencia de padecimientos asociados a esta enfermedad 
(Andrade, 2009, como se cita en González, 2015). 
Además de la diabetes, entre las principales causas de muerte en la 
actualidad se consideran enfermedades crónicas como las isquémicas del 
corazón, las cerebro-vasculares y las enfermedades pulmonares, como la 
obstructiva crónica (Secretaría de Salud, 2001 como se cita en González, 2015). 
12 
 
Esto se traduce en índices reportados principalmente por la Ensanut (2006) y la 
Enasem (como se cita en González, 2015) donde se calcula que del total de 
población mayor de 60 años, 52% viven con alguna enfermedad crónica, mientras 
que 20% de ellos presentan dos padecimientos de este mismo tipo. En relación a 
la discapacidad, hasta un 20.7% de las personas presentaban algún tipo para 
2010. Como ya se ha mencionado, la presencia de enfermedades crónicas se 
relaciona con los estilos de vida, por lo que es importante conocer que cerca del 
15% de personas mayores fuman en la actualidad, 24.8% consumen alcohol de 
manera ocasional y hasta el 72.6% de ellos no realizan ejercicio (González, 2015). 
La prevalencia de este tipo de padecimientos demanda que gran cantidad 
de recursos se destinen a la atención de ellos, por lo que los registros 
hospitalarios dan una idea de las necesidades en cuanto a salud. Para 2008 se 
calculaba que hasta el 43.6% del total de egresos hospitalarios correspondían a 
hospitalizaciones por enfermedadesno transmisibles de la población en general, 
mientras que del total de egresos de hospitalizaciones de adultos mayores de 65 
años, 79.2% se debieron a enfermedades de este mismo tipo. En cuanto a la 
mortalidad, en ese mismo año se registró que el 47.7% de las muertes de adultos 
mayores de 65 años, ocurridas en hospital, se debieron a enfermedades crónicas, 
16.3% de ellas se relacionaron con la diabetes mellitus (García y González, 2015). 
Además, la hospitalización y los cuidados relacionados a la atención a 
enfermedades crónicas tienen repercusiones en las condiciones familiares y 
económicas. De acuerdo con la Secretaría de Salud (2007, como se cita en García 
y González, 2015) cerca de tres millones de hogares realizan altos gastos a partir 
de la atención a cuestiones de salud, que en ocasiones les colocan en situación 
de pobreza. 
 
1.4 Dinámicas familiares en el envejecimiento 
 
Las condiciones actuales y las proyecciones acerca del envejecimiento implican 
demandas en cuanto a formas de atención, no solo a nivel público e institucional, 
también dentro de las cuestiones familiares y en la vida cotidiana. Dichas 
13 
 
condiciones de envejecimiento y salud presentan retos en cuanto a economía, 
roles, dinámica familiar y participación social, ante los que las personas deben 
responder con estrategias de resolución y reorganización (Alvarado y Moreno, 
2007, como se cita en Alvarado y Salazar, 2014). 
Entre los principales retos se encuentran los relacionados a la 
reorganización y adaptación de espacios, relacionados con las cuestiones de 
movilidad y condiciones de discapacidad, mientras que en los roles se observa 
que la jerarquía familiar se ve movilizada ya que el adulto mayor es relegado de 
sus funciones, pasando estas a ser ocupadas por otro miembro de la familia. Es 
en estos cambios en los que se denota la incidencia de la familia a lo largo del 
proceso de enfermedad, y de ahí se identifica la necesidad de pensar en la 
atención a condiciones de salud integral. Los adultos mayores de la actualidad 
cuentan con redes de apoyo a nivel familiar más extensas que las esperadas para 
las décadas siguientes, lo que tiene que ver con la tasa de fecundidad; mientras 
que los adultos mayores actuales tienen entre 6 y 7 hijos, se espera que esta tasa 
disminuya de manera considerable para las futuras generaciones. Estos cambios 
en la composición familiar plantea otras condiciones, no solo en cuanto al apoyo 
en cuestiones económicas, de cuidados y red familiar, también en cuanto a los 
arreglos residenciales, las estructuras urbanas y los nuevos estilos de vida en el 
proceso de envejecer. Tanto los reacomodos en el hogar como la presencia de 
condiciones crónicas reconfiguran la dinámica familiar, pues se ven involucradas 
cuestiones relativas a la convivencia, ya sea por cambios de domicilio o en la 
distribución de los integrantes de la familia, por el apoyo brindado en cuanto a 
cuidados y a nivel económico, dentro de lo que hay constantes intercambios 
afectivos (González, 2015). 
Además, también deben considerarse las dinámicas relativas a las 
situaciones de soledad en las que vive una gran cantidad de personas adultas 
mayores. Para 2017 se consideraba que hasta el 20% de la población adulta 
mayor vivía en condición de abandono de distintos tipos, institucional, social y a 
nivel familiar (Maass Moreno, 2017). Al respecto, también es importante 
14 
 
preguntarse cómo se está construyendo la vejez y la soledad para llegar a 
situaciones de aislamiento extremo. 
Las condiciones de dependencia, discapacidad, padecimientos crónicos, 
procesos de hospitalización prolongada y los tratamientos de salud presentes en 
el envejecimiento actual y el proyectado para los siguientes años, sugieren una 
carga mayor para las generaciones futuras. Por una parte, se incrementa la 
demanda de cuidados en los que se espera el apoyo directo de las generaciones 
futuras, mientras que los costos de mantenimiento y atenciones son financiados a 
partir de la contribución pública, por lo que hay una participación de las 
generaciones jóvenes de manera indirecta (González-González, C., et al, 2011, 
como se cita en González, 2015). Respecto al apoyo que brindan las nuevas 
generaciones se menciona que en muchas ocasiones los gastos relacionados a 
servicios de salud son cubiertos por los hijos, esto hasta en un 30%, mientras que 
en el 67% de los casos encuestados los gastos son llevados por los adultos 
mayores atendidos o sus cónyuges, lo que señala el impacto a nivel económico 
vinculado con condiciones de pobreza (Águila, Díaz, Manqing Fu, Kapteyn y 
Pierson, 2011, como se cita en García y González, 2015). 
 
 1.5 Atención a los adultos mayores en salud 
 
A partir las demandas respecto al proceso de envejecimiento, distintas disciplinas 
han contribuido en la atención a las condiciones presentes. En algunos casos se 
parte de las teorías y conocimientos ya establecidos, adaptando estos a las 
necesidades y características de las personas mayores. Además de esto han 
surgido áreas de estudio referentes específicamente al desarrollo de alternativas 
particulares para el proceso de envejecimiento, entre ellas la gerontología y la 
geriatría, disciplinas de las que se habla a continuación. 
 
 
 
 
15 
 
1.5.1 Geriatría y gerontología 
 
La geriatría y la gerontología son dos disciplinas desarrolladas para dar respuesta 
a las condiciones presentes en el envejecimiento. En ocasiones ambos términos 
se usan de manera indistinta, sin embargo, es importante saber la diferencia entre 
ambos conceptos para tener una idea del impacto y posibilidades de dichas áreas 
en cuestiones del envejecer (Brossoie, 2015; Quintanar, 2011). 
La geriatría es un área de especialización médica que tiene por objeto de 
estudio la atención a condiciones de salud en la población adulta mayor. A partir 
de ello se realizan las acciones características de la disciplina médica tales como 
el diagnostico y el tratamiento de problemas de salud presentes de manera 
específica en esta población. Es por ello que los geriatras son siempre personal 
capacitado en medicina con una especialización en geriatría (Brossoie, 2015). En 
los últimos años la formación de los médicos geriatras ha cambiado, de solo 
considerar los aspectos biológicos y siguiendo un enfoque mecanicista, en la 
actualidad estos especialistas reconocen la incidencia de factores sociales y 
psicológicos, además de los orgánicos, en la construcción de las condiciones de 
salud que atienden (Brossoie, 2015). 
Mientras que la geriatría se considera como una rama de la medicina, la 
gerontología es una disciplina más amplia, que incluye y toma en cuenta para su 
desarrollo a las distintas áreas que atienden el proceso de envejecer, entre ellas la 
geriatría. La gerontología es definida como el área de estudio sobre el envejecer 
que considera los factores biológicos, sociales y psicológicos en la construcción 
del envejecer en distintos niveles. Así, se consideran desde los aspectos 
genéticos y físicos, los cognitivos y emocionales, hasta aquellos referentes a la 
forma en que se relacionan los sujetos, las cuestiones familiares, culturales, 
políticas y de estructura social (Brossoie, 2015). Uno de los aspectos que 
caracterizan mejor a la gerontología es su enfoque interdisciplinario, tanto para su 
concepción como para sus propuestas de intervención. La gerontología se 
fundamenta a partir de enfoques y propuestas desarrolladas en disciplinas 
sociales como la demografía, la sociología, la antropología y se mantiene al tanto 
16 
 
de los avances en cuestiones médicas (Quintanar, 2011; Trujillo, Becerra y Rivas, 
2007; Vivaldo–Martínez, 2008, como se citan en Montes de Oca 2010). Respecto 
a la intervención propone la participación de especialistas de distintas disciplinas 
en los diferentes niveles de atención, clínicos, preventivos, derehabilitación, entre 
otros, por lo que se propone la creación de equipos interdisciplinarios con 
enfoques gerontológicos que cubran y consideren la complejidad de los 
fenómenos atendidos (Zarebski, 2009). 
En México, aún no se cuenta con una formalización concreta acerca de la 
gerontología, sin embargo, se han abierto espacios de discusión profesional que 
contribuyen a consolidar propuestas desde esta disciplina (Montes de Oca, 2010). 
Aún con ello, es importante considerar la ampliación en los enfoques de otras 
disciplinas, tales como la especialización de los médicos geriatras, quienes son 
formados para desarrollar su trabajo en equipos multidisciplinarios, ya que se les 
plantea la atención a los adultos mayores en su cotidianidad, y en los distintos 
niveles biopsicosociales (Durán, García, García y Ordieres, 2015). 
 
1.5.2 Psicogerontología 
 
Los cambios de enfoque y el desarrollo de conocimiento en temas del 
envejecimiento han permitido que se hagan propuestas desde otras perspectivas, 
tal es el caso del surgimiento de la psicogerontología, la cual es un 
planteamiento distinto a una psicología de la vejez. La psicogerontología tiene por 
objeto de estudio el fenómeno del envejecimiento en su complejidad, en los 
niveles biopsicosociales y comprende al envejecer como un proceso; en este 
sentido, aborda lo relacionado al desarrollo y funcionamiento de la psique en todos 
sus niveles a lo largo de la vida (Pérez, Oropeza, López y Colunga, 2014; 
Quintanar, 2011). 
La psicogerontología no corresponde a una teoría específica de la 
psicología moderna, en su lugar, retoma aspectos fundamentados para articular 
sus diferentes niveles de acción, al tiempo que desarrolla su propio conocimiento y 
17 
 
teoría acerca del envejecer, partiendo de su propio enfoque (Zarebski, 2011). La 
psicogerontología considera la subjetividad como aspecto fundamental de la 
construcción del envejecimiento, por lo que desde esta perspectiva se abordan las 
cuestiones inconscientes y las imágenes compartidas en un contexto sobre el 
envejecer. Entre los temas que abarca la psicogerontología se encuentran algunos 
que antes eran evitados por las teorías sobre la vejez, en las que prevalece la 
imagen del adulto mayor estereotipada. Esta disciplina propone abordar temas 
como la construcción de las demencias, el impacto de procesos como la jubilación, 
el duelo y la muerte, así como la sexualidad en el adulto mayor, la cual en 
ocasiones es omitida de las áreas a abordar cuando se trabaja con personas 
mayores. Una de las finalidades de la psicogerontología es proponer conocimiento 
que permita tener incidencia en distintos escenarios, como las cuestiones clínicas, 
hospitalarias, sociales, organizacionales, entre otras, así como cubrir los distintos 
niveles de atención, prevención, tratamiento, rehabilitación entre otros, por medio 
de estrategias y dispositivos desarrollados específicamente desde esta área y con 
un enfoque integrador y complejo (Pérez, Oropeza, López y Colunga, 2014). 
Uno de los aspectos que más caracterizan a la psicogerontología es que 
integra principios propuestos por las teorías de la complejidad, en las cuales se 
propone entender a los fenómenos como sistemas en los cuales existen diferentes 
niveles de interdependencia, lo que da a los fenómenos su singularidad e impacto 
multinivel (Pérez, Oropeza, López y Colunga, 2014; Zarebski, 2009). 
Zarebski (2009) identifica algunos fenómenos que han dado sustento a la 
psicogerontología, entre los que se encuentran a) el traslado que se ha hecho de 
las teorías de la complejidad a otras ciencias, tales como las disciplinas sociales, 
lo que ha revolucionado la visión que se tiene de los problemas de estudio; b) la 
necesidad de crear equipos interdisciplinarios para dar respuesta a los distintos 
fenómenos presentes en la sociedad; c) el aporte de nuevos enfoques y 
propuestas de atención desde distintas disciplinas, a partir del desarrollo de áreas 
de especialización; d) el cambio de visión de los conceptos de vejez y 
envejecimiento, tomando este último como un proceso de construcción continua; 
18 
 
y e) el desarrollo de teorías que dan sustento a la psicogerontología, tales como el 
enfoque del curso de vida que se aborda más adelante en esta revisión teórica. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
2 TANATOLOGÍA 
 
 
La tanatología es una ciencia multidisciplinar sobre la muerte y el morir. Las 
disciplinas que se considera han aportado más a la tanatología son la psicología, 
la sociología y la psiquiatría, y en años más recientes ha sido importante la 
contribución desde la medicina, filosofía y las ciencias jurídicas (Gómez, 2007). Al 
abordar la muerte, no solo refiere al hecho concreto del fallecimiento, sino a las 
distintas circunstancias alrededor del proceso de muerte humana, centrándose en 
la muerte con dignidad y la calidad de vida, principalmente de los enfermos. Es por 
ello que la tanatología incluye en sus propuestas la atención tanto al enfermo, 
como a su familia y al personal que les atiende, en condiciones que favorecen la 
“muerte adecuada” y la evitación de la prolongación innecesaria de la vida 
(Domínguez, 2009, como se cita en Quintanar y García, 2010). 
De acuerdo con la literatura los objetivos de la tanatología están 
relacionados con la atención y con la práctica de esta disciplina, algunos de los 
cuales se mencionan a continuación (Domínguez, 2009, como se cita en 
Quintanar y García, 2010; Frausto, Medina y González, 2014): 
• Ayudar a los pacientes en situaciones de pérdidas de distinto tipo, por 
ejemplo, en condiciones relacionadas a la pérdida de la salud desde la 
noticia del diagnóstico, amputaciones, trasplantes, tratamientos agresivos, 
entre otros; en cambios en la dinámica familiar, como la viudez, cambios de 
roles, nido vacío, infidelidad; o en situaciones personales como el intento de 
suicidio, la perdida de autoestima, infertilidad, trastornos alimenticios, 
pérdida de trabajo y situaciones parecidas. 
• Brindar atención en procesos de duelo donde las personas sufren dolor, 
estrés y confrontación a partir de la muerte de un ser querido en cualquier 
etapa de la vida. 
• Ayudar en muertes repentinas a partir de la intervención en crisis. 
• Contribuir en el proceso de muerte del paciente en fase terminal o con 
padecimientos crónicos. 
20 
 
• Favorecer la aceptación de la muerte y la pérdida, incluyendo a pacientes, 
familiares y otras personas del entorno. 
• Facilitar las despedidas dignas y el procesamiento de “asuntos pendientes”. 
Al relacionarse de manera directa con las personas afectadas por 
situaciones de perdidas, los especialistas plantean la importancia de contar con 
educación tanatológica para pacientes y familiares que permita abordar temas 
relacionados a la muerte, así como para los profesionales que les atienden para 
sensibilizarlos acerca de las perdidas por muerte y capacitarlos para abordar este 
tipo de situaciones (Quintanar y García, 2010). 
Uno de los aspectos más importantes para cualquier disciplina que realiza 
propuestas de intervención es la metodología, sin embargo, en tanatología 
muchas veces se desconoce a partir de qué fundamentos se plantean sus 
supuestos y estrategias, esto se debe en parte a las múltiples disciplinas que 
inciden en la tanatología, así como a la carencia de metodologías específicas y 
acordadas por los distintos profesionales (Gómez, 2007). Gran parte de la 
literatura formal sobre tanatología es de tipo cualitativo en niveles básicos, 
también se han desarrollado reflexiones sobre la literatura planteada hasta el 
momento y reportes sobre la experiencia de los profesionales en esta área, sin 
embargo, los planteamientos teóricos y metodológicos no son claros y son poco 
concisos. Una de las inconsistencias en tanatología es que los reportes se centran 
en hablar sobre el tema de la muerte a partirde reflexiones o posturas variadas, 
se reportan las actitudes e implicaciones alrededor de la muerte, y se mencionan 
algunos conceptos, sin embargo, pocas veces se citan casos reales al final de la 
vida que hayan sido atendidos, así como tampoco se especifica el proceso que se 
llevó a cabo en situaciones cercanas a la muerte (Gómez, 2007), lo cual puede 
considerarse una limitación de esta disciplina. 
En los últimos años se han desarrollado formas de investigación para 
contribuir al trabajo sobre la muerte y el morir, partiendo de principios 
metodológicos específicos, lo que a su vez nutre los planteamientos teóricos y 
genera conocimiento para la intervención en distintos niveles. Una de las 
21 
 
contribuciones más importantes en esta línea es la realizada por la psicología, a 
partir de un cambio de paradigma hacia la Psicología Basada en Evidencias 
(PBE). Plantear la investigación desde un enfoque que permita discernir los 
distintos elementos y dar sustento en cuestiones tanatológicas acercaría a esta 
disciplina a los criterios científicos tan importantes en la actualidad, ya que de ello 
depende la aplicabilidad de los hallazgos desde cada disciplina, sobre todo en 
relación a un tema tan complejo como el de la muerte. La investigación científica, 
más que el método científico tradicional, debe plantearse como un proceso en el 
cual lo fundamentar es la conceptualización y la delimitación del objeto de estudio 
(Vázquez y Nieto, 2005; Granero, Doménech y Ezpeleta, 2002, Kastenbum, 1984-
1986, como se citan en Quintanar y García, 2010). 
Además, se plantea la necesidad de integrar el conocimiento en psicología 
a la investigación sobre el proceso del morir, así como realizar estudios que 
permitan redefinir y plantear nuevas estrategias utilizadas en intervención 
tanatológica. Incluir metodologías concretas y la importancia de la 
conceptualización en investigación, sugiere que la necesidad de un cambio de la 
realización de documentos de caso o reportes sobre encuestas, y prepondera los 
estudios de campo y de laboratorio de distintos tipos (Kastenbum, 1984, 1986, 
como se cita en Quintanar y García, 2010). En este sentido se plantea la 
psicotanatología, la cual se centra en el desarrollo de investigación a partir de la 
psicología en temas relacionados al proceso de morir. A partir del trabajo realizado 
en orientación psicotanatológica y, en particular, en atención a casos 
gerontológicos, Quintanar y García (2010) proponen algunos indicadores que 
guían el trabajo práctico en situaciones relacionadas al proceso de muerte, 
partiendo de la metodología de la PBE. Dichos indicadores se mencionan a 
continuación ya que son algunas de las premisas que guían el presente trabajo y 
antecedentes del mismo. En casos gerontológicos en procesos de final de la vida 
algunos de los indicadores psicotanatológicos son (Quintanar y García, 2010): 
• Las personas adultas mayores lloran la muerte de seres queridos, 
independientemente del tiempo transcurrido. 
22 
 
• Las personas en procesos cercanos a la muerte o en condiciones de 
soledad se acercan a la idea de dios. 
• Dicho reencuentro con dios (o la idea de esto) da sensaciones de 
integración e identidad. 
• La cercanía con la muerte confronta a las personas acerca de su trato hacia 
los otros, principalmente los seres cercanos. 
• Se pueden observar relaciones entre el estilo de vida que han llevado las 
personas, incluyendo los aspectos sexuales, y su reacción ante la 
posibilidad de muerte propia o de otros. 
• Se asocia el miedo a morir con el sentido que se da a la vida, con los 
asuntos inconclusos y con vivir con rencores. 
• Algunas personas reportan haber sido avisados por seres cercanos sobre la 
cercanía de su muerte; dicha comunicación se da de distintas maneras y en 
ocasiones las personas no se sienten escuchadas al respecto. 
• El psicólogo debe tener claridad en cuanto a su definición profesional y 
asumir su compromiso en este tipo de intervención, sin importar si el 
paciente comparte su postura. 
• La muerte debe ser considerada como un proceso presente en distintos 
momentos, no como un suceso aislado. 
• Hay que comprender las fases del duelo, su surgimiento e integración, y en 
caso necesario, repensarlas y replantearlas. 
 
2.1 El proceso de morir 
 
Uno de los aspectos más importantes de las disciplinas son los conceptos con los 
que se manejan, así, dentro de la tanatología lo fundamental es la concepción que 
se tiene acerca la muerte. Esta se considera como un proceso que forma parte de 
la vida y se plantea que los esfuerzos de atención deben centrarse en dar una 
calidad de muerte, más que en prolongar la vida cuando ya no hay alivio suficiente 
para el enfermo (Quintanar y García, 2010). Si bien, la concepción de muerte no 
solo implica lo planteado por las disciplinas, es importante contar con un marco de 
23 
 
referencia fundamentado en reflexiones filosóficas, éticas y en la experiencia 
directa durante la práctica (Vázquez y Nieto, 2005, como se cita en Quintanar y 
García, 2010). 
Existe relación entre la forma en que se significa la muerte y las formas de 
morir; mientras que en épocas anteriores las personas morían principalmente a 
causa de enfermedades infecciosas y el proceso de final de la vida duraba 
aproximadamente cinco días, en la actualidad se deben considerar los largos 
procesos de enfermedad por el que pasan muchas personas antes del 
fallecimiento, debido a la prevalencia de enfermedades crónico-degenerativas, los 
avances en cuanto a salud y la alta en la esperanza de vida (Gómez, 2007; 
Vicensi, 2016). 
La muerte como proceso implica momentos personales, aspectos del 
entorno y sociales, así como el tipo y el curso de la enfermedad como factores 
importantes, sin embargo, las formas en que puede presentarse son diversas 
(Kruse, 1988, como se cita en Gómez, 2007). En la literatura se menciona que hay 
poca bibliografía que reporte el seguimiento directo en el proceso de morir, el cual 
es estudiado con limitaciones debido a la naturaleza e implicaciones de la propia 
temática, sin embargo, se han realizado algunos seguimientos a partir de los 
cuales se han identificado cambios en algunos componentes psicológicos en lo 
que se considera un síndrome prefinal, previo al fallecimiento. Dichos compontes 
son: a) debilitamiento del rendimiento cognitivo, b) fortalecimiento de mecanismos 
de defensa, c) oscilaciones en el estado anímico que en ocasiones llegan a ser 
extremas, y d) fijación con temas personales (Gómez, 2007). Además de estas 
condiciones, se menciona un aumento de imágenes depresivas que pueden 
favorecer o evitar cuadros depresivos, y las personas reportan tener un 
sentimiento de agobio (Kruse, 1988, como se cita en Gómez, 2007). Ante estos 
cambios, las personas llevan a cabo procesos de adaptación, principalmente al 
entorno en el que se lleva a cabo el proceso de final de la vida. Dentro de esta 
adaptación se destaca el deseo de las personas por formar parte de la vida propia, 
24 
 
ejerciendo el rol que les corresponde y realizando decisiones respecto a diversos 
temas (Gómez, 2007). 
Dentro de las condiciones relacionadas con el final de la vida se presentan 
cuestionamientos existenciales relacionados al sentido de la vida y de la 
enfermedad. Es por ello que Kübler-Ross (2016) plantea formas de abordar las 
preguntas y dudas sobre el sentido de la muerte a nivel existencial, y a cómo tratar 
el tema de la muerte entre pacientes, familiares y con el personal de salud. Entre 
las preguntas que le fueron planteadas a esta autora están las relacionadas a lo 
que se denomina eventos no convencionales y experiencias al borde de la 
muerte, los cuales también son parte del proceso de morir y la aceptación de la 
muerte. Dichas experiencias refieren a aquellas situaciones en las que los 
pacientes tienen posibles alucinaciones visualescon contenidos particulares, en 
las que refieren haber recibido la visita de un familiar que murió tiempo atrás y 
hacer comentarios que llaman la atención, por ejemplo, mencionar que pronto se 
irán a casa o que se reunirán con dichos seres queridos. Es importante señalar 
cómo se han tratado este tipo de experiencias y cómo son abordadas, pues por lo 
regular en la narrativa las personas que reportan la situación, así como quien la 
escucha (en este caso, un profesional), manejan mensajes implícitos relacionados 
al anuncio sobre la muerte del paciente. Los reportes y la forma de plantear estas 
experiencias sugieren que son aspectos clave del proceso de final de la vida; 
entorno a ello se hacen comentarios acerca de “estar listo”, “estar esperando”, 
entre otros que apuntan al próximo desenlace del paciente con cierta aceptación. 
En su libro de preguntas y respuestas sobre la muerte y los moribundos 
(2016), Kübler-Ross menciona que en muchas ocasiones los pacientes son 
capaces de transmitir cuándo van a morir, pues saben que están en dicho 
proceso. Además plantea que la experiencia con estas visiones es una posible 
muestra de desapego de las cuestiones relacionadas a este mundo (como lo 
conocemos) y un posible indicador de que el paciente está listo para su muerte. Es 
por ello que sugiere que el profesional aborde estas experiencias, sin caer en 
posturas con poco fundamento; debe partir de la evidencia antes de seguir la 
25 
 
interpretación popular. Así como ocurren estas situaciones en procesos de muerte 
más prolongados, algunos pacientes también mencionan tener consciencia de 
cuándo ocurrirá su muerte inminente. Sobre ello, la misma autora señala que está 
relacionado con claves parapsicológicas que captan los pacientes, y sugiere 
prestar atención a esos anuncios, escuchando sin subestimar al paciente, sin 
intentar imponer de algún tipo de explicación, y respetando lo que comparten. 
En este mismo sentido, se ha propuesto trabajar con otros posibles 
elementos que sugieren aspectos importantes de la construcción de la experiencia 
de final de la vida, tales como las muertes asociadas a fechas significativas y el 
trabajo con sueños. La propuesta de abordar las muertes asociadas a fechas 
significativas parte de las observaciones que sugieren que la muerte no solo es 
una construcción biológica, sino que existen aspectos psicológicos que configuran 
la experiencia de la muerte incluso para determinar el momento de su ocurrencia. 
Al respecto se han realizado investigaciones para determinar algunos patrones de 
relación entre el momento de fallecimiento, particularmente de adultos mayores, 
con fechas que se consideran significativas tales como cumpleaños, navidad, el fin 
de año y otras fechas importantes a nivel cultural (Quintanar y García, 2010). En 
relación a estas propuestas se ha identificado un patrón denominado muertes en 
serie, el cual describe aquellas ocasiones en las que se presentan fallecimientos 
consecutivos en un lapso de un semana aproximadamente dentro de un contexto 
delimitado, como pueden ser las casas hogares u hospitales, aunque más 
recientemente se sugiere que este mismo efecto ocurre en comunidades y grupos 
de distinta índole (Quintanar, 2007; Quintanar y García, 2010). De acuerdo con lo 
observado en la práctica se ha ampliado el tiempo de consideración para 
relacionar la muerte con un evento significativo, hasta tres a cuatro semanas antes 
o después del evento. Además se ha planteado que uno de los aspectos 
psicológicos que juegan un papel importante en esta serialidad son los 
relacionados a los vínculos afectivos y las implicaciones a nivel inconsciente de 
este tipo de eventos, pues estos juegan aspectos importantes en la vivencia de 
distintas experiencias a lo largo del curso de vida. 
26 
 
Por otro lado, desde la psicología es una tradición abordar los sueños como 
parte de los procesos psicoterapéuticos; en la perspectiva psicotanatológica se 
parte de la consideración de los sueños como elemento integrador y configurante 
de la experiencia psíquica, por lo que el trabajo con los sueños puede contribuir en 
la identificación de la estructura del sueño, su función, efectos, afectos, metáforas, 
y otros elementos que dan cuenta de las elaboraciones psíquicas en diferentes 
momentos de la vida (Álvarez, 2014). Al respecto, se considera que los sueños 
tienen la misma función a lo largo de la vida, sin embargo, en momentos 
específicos o momentos de transición los sueños juegan un papel importante por 
su función en relación a la trascendencia, y las elaboraciones simbólicas pueden 
sugerir mensajes expresados en los sueños (Jung, 1995). Si bien hay distintas 
perspectivas para abordar los sueños, en el presente trabajo se retoman principios 
y estrategias propuestas desde la psicoterapia Gestalt, así como el enfoque de la 
teoría junguiana (Martín, 2006; Álvarez, 2014; Jung 1995). 
Las experiencias al borde de la muerte y los eventos no convencionales se 
relacionan en gran medida con un aspecto en el que se hace énfasis en el proceso 
de morir, que es la aceptación de la muerte. Respecto a ello se plantea que hay 
una importante relación entre aceptar la vida como ha sido llevada para así 
aceptar el final; esta forma de aceptación ha sido observada principalmente en 
situaciones en las que la muerte se percibe como una amenaza para la persona y 
para su vida, aunque hay muchas otras formas en que las personas llevan a cabo 
procesos de aceptación de la muerte cercana (Munnichs, 1966, como se cita en 
Gómez, 2007). 
 
2.1.1 Actitud ante la muerte 
 
Otro de los aspectos que se vinculan con la aceptación de la muerte es la actitud 
que se tiene ante esta. En la cultura occidental la muerte se asocia en gran 
medida al miedo, la angustia, la ira y la tristeza por la pérdida de los seres 
queridos; por ello es importante reconocer que los significados que se dan al 
27 
 
proceso de morir y a la muerte están cargados de aspectos culturales variados, 
tales como la religiosidad y constructos sociodemográficos (Gómez, 2007). En 
este sentido, es importante reconocer que el tema de la muerte está cargado de 
emociones, vínculos, historias y vivencias muy diversas. En particular respecto al 
miedo como actitud ante la muerte se menciona que en el proceso de final de la 
vida, no solo está presente el temor a la muerte propia, también hay situaciones 
en las que el temor incluye aspectos psicológicos, biológicos y culturales como en 
situaciones en las que a) hay miedo a la muerte dolorosa, b) se teme a la perdida 
de personas queridas, c) el miedo se relaciona a cuestionamientos sobre qué 
habrá más allá de la muerte, y d) el miedo está relacionado a la aniquilación del 
cuerpo (Gómez, 2007). En ocasiones, el miedo parte de concebir a la muerte 
como una amenaza personal a la existencia, lo que tiene implicaciones 
psicológicas y a nivel fisiológico, pues el organismo se prepara tal y como hace en 
una situación de amenaza (Erlemeier, 1976, como se cita en Gómez, 2007). 
En ocasiones se ha considerado que la actitud ante la muerte se relaciona 
con los estratos de edad, sin embargo, se menciona que no hay diferencias en 
cuanto a que las personas más jóvenes tengan una concepción sobre la muerte 
con cargas negativas o positivas en comparación con los adultos mayores, ya que 
lo importante son las formas de afrontamiento que se emplean en los distintos 
casos. Así mismo un proceso de enfermedad largo no se considera como un 
determinante para pensar más sobre la muerte, ya que ambos procesos, 
enfermedad y muerte, se elaboran de forma compleja a nivel subjetivo, lo que 
puede implicar miedo, desesperación o incluso una actitud de esperanza, de 
acuerdo con la situación actual y la historia de vida de quien lo experimenta 
(Gómez, 2007). En lo referente a las cuestiones existenciales, se menciona la 
importancia de la percepciónindividual sobre la muerte, lo que puede darle 
distintos significados como los relacionados a la finitud, la eternidad o a la 
ausencia (Vicensi, 2016). 
Como ya se ha mencionado, el proceso de muerte no solo involucra al 
paciente terminal, también impacta en las personas que le acompañan, en muchos 
28 
 
casos, en unidades hospitalarias donde los pacientes viven procesos amplios y 
profundos relacionados al final de la vida (Vicensi, 2016). Por ello es importante 
conocer la actitud ante la muerte de familiares y el personal de salud. Sobre estos 
últimos, Kübler-Ross (2016) ya planteaba, desde su propuesta del duelo por 
etapas, que en muchas ocasiones son las posturas asistencialistas principalmente 
de algunos profesionales de la salud, las que no permiten que el paciente pase a 
las fases de aceptación de la muerte y que, en su lugar, vuelvan constantemente a 
las fases de depresión e ira. Esto parte de la postura de evitar la muerte y los 
esfuerzos por prolongar la vida, muchas veces de manera innecesaria. En años 
recientes se ha visto un gran interés acerca de la vivencia de los profesionales de 
la salud, incluyendo el conocer cuál es la postura de ellos ante la muerte. Los 
estudios que se han realizado son de tipo descriptivo, recuperando la experiencia 
de los profesionales que viven de cerca las experiencias relacionadas con la 
muerte y el morir (Fernández, García, Pérez y Cruz, 2013; Vasquez, 2017). Sin 
embargo, esto no es suficiente en la atención integral, pues se requiere plantear 
propuestas para atender las necesidades del personal de la salud que también se 
ve afectado en distintos niveles por las condiciones a las que se enfrenta en su 
labor diaria. 
En cuanto a los familiares, se plantea que hay formas en las que se 
relacionan los integrantes que muestran la actitud que se tiene ante el proceso de 
muerte, así como la historia y dinámica familiar. Son diversas las formas de 
relación, sin embargo, en la literatura se mencionan algunas situaciones acerca de 
la comunicación sobre cuestiones relacionadas a los pronósticos y el final de la 
vida, entre las que se encuentran las siguientes (Gómez, 2007): 
• Situaciones en las que otros (familia, por ejemplo) saben explícitamente de 
la muerte cercana, pero el paciente no. 
• Situaciones en las que el paciente supone aspectos de su situación y busca 
verificarlos, mientras que sus allegados lo impiden. 
• Los implicados (familia, paciente, etc.) saben del proceso de muerte actual, 
pero se relacionan como si no lo supieran. 
29 
 
• Todos los implicados tienen conocimiento del proceso de muerte y hablan 
directamente sobre el tema (Gómez, 2007). 
Mucho se habla sobre comunicar o no al paciente la situación respecto a su 
proceso de muerte, por ejemplo, cuando se prevé que el diagnostico no será 
favorable ya que hará cambios relevantes en el estilo de vida del paciente, o 
cuando se considera que la muerte se aproxima en un periodo de tiempo breve. 
En la literatura, se encuentran distintas posiciones respecto a este tema tan 
controversial, que se relaciona con los aspectos éticos, legales y personales 
considerados en la creación de documentos y normas respecto a la muerte digna, 
y que acarrea factores culturales de diversa índole. Por un lado se encuentran 
quienes sugieren que la mejor posición es mantener informado al paciente de los 
detalles del proceso al final de la vida. Por el contrario, no se encuentra 
explícitamente a quienes mencionan que lo mejor es mentirles a las personas 
respecto a su situación, sin embargo, hay propuestas que sugieren que en ciertos 
casos es adecuado recurrir a “mentiras de emergencia” en favor de la estabilidad 
del paciente, por ejemplo, en situaciones en las que decir los detalles del proceso 
puede derivar en “patologías psíquicas” (Gómez, 2007; Kübler Ross, 2016). 
 
2.2 Proceso de duelo 
 
El duelo se define como “la reacción a una pérdida”, es un proceso en el que se 
implican situaciones personales y sociales, y evoca reacciones corporales, 
fisiológicas y psicológicas (Gómez, 2007). Se considera como un proceso natural 
ante las situaciones de pérdida, por ello se relaciona a las temáticas sobre el fin de 
la vida y la muerte. El duelo debe entenderse como un proceso de adaptación ya 
que la pérdida implica un cambio en el que se involucran aspectos emocionales, 
por ello al duelo se le asocia con estados de frustración, tristeza, temor, miedo, 
enojo, entre otras posibles respuestas. A partir de ello, se menciona la posibilidad 
de experimentar situaciones relacionadas con reacciones psicosomáticas y 
psíquicas, así como la reducción de las actividades (las laborales, por ejemplo), 
30 
 
falta de decisión, nerviosismo indiferenciado, temblores, entre otros. Si bien el 
duelo no debe patologizarse al ser un proceso natural, en ocasiones se asocia con 
la búsqueda de consumo de medicamentos o con el consumo de sustancias 
adictivas (Gómez, 2007; Frausto, Medina y González, 2014). 
Se han planteado varias formas para explicar el duelo, entre ellas las 
teorías por etapas (Kübler-Ross, 1969, Kavanaugh, 1972, como se citan en 
Quintanar y García, 2011); en la planteada por Kübler-Ross (1973, como se cita 
en Frausto, Medina y González, 2014) se menciona que el proceso de duelo por 
pérdida de un ser querido dura entre uno y dos años aproximadamente, sin 
embargo, en la literatura se señala que la duración y la intensidad de este proceso 
no es específico. En relación a este proceso deben considerarse algunos factores 
como el tipo de la pérdida, la forma en que ocurre la muerte en caso de un duelo 
por fallecimiento, los vínculos con la persona fallecida, la edad y el momento de la 
pérdida (García, 2010, como se cita en Frausto, Medina y González, 2014). Desde 
algunas perspectivas no solo se consideran duelos por pérdida los relacionados al 
fallecimiento de un ser querido, también se asocian a este proceso el término de 
una relación, la pérdida del empleo, la pérdida de la salud, entre otros, por ello el 
proceso de duelo debe tomarse en cuenta en la atención a adultos mayores en 
condición de hospitalización, así como a los familiares y profesionales de la salud. 
Frausto, Medina y González (2014) realizaron un estudio en el que reportan 
el proceso de duelo de jóvenes con enfermedad crónica, en el cual contemplaron 
a los padres y se centraron en la intervención psicológica; la información obtenida 
en este estudio fue usada para desarrollar un manual de atención en duelo. En 
este estudio, se mencionan aspectos relacionados a la pérdida de los hijos, ya que 
los padres comentan que el dolor relacionado a esta situación es uno de los más 
difíciles de superar; los factores asociados a la intensidad de esta experiencia son 
principalmente los concernientes a la forma de relacionarse entre la familia, los 
vínculos, los conflictos y asuntos pendientes, así como el proceso de la 
enfermedad. En relación al proceso de enfermedad, la cual era crónica-
degenerativa en la población de estudio, se considera que tienen importancia las 
31 
 
acciones realizadas por la familia a lo largo de la enfermedad en la construcción 
de la experiencia del duelo, por lo que es común encontrar cuestionamientos 
acerca de la efectividad y alcances de dichas acciones, lo que se asocia con 
sentimientos de culpa por parte de los padres. Por ello, se menciona que en los 
casos en los que hay una enfermedad de este tipo, el proceso comienza con un 
duelo anticipado, el que se da en cuando se recibe la noticia sobre la 
enfermedad y se extiende al relacionado con el fallecimiento del paciente. 
En el trabajo con adultos mayores es importante tomar en cuenta estas 
consideraciones, pues como ya se ha mencionado, en muchas ocasiones se 
atienden casos vinculados al proceso de enfermedad crónico-degenerativa del 
adulto mayor; además, es importante considerar que estos pacientestambién 
tienen situaciones de duelos inconclusos a partir de la muerte de sus seres 
queridos, como es la muerte prematura de los hijos, asociada o no a procesos de 
enfermedad. Es decir, los adultos mayores pueden encontrarse en situaciones de 
vivir su propio proceso de final de la vida y asociar a ello experiencias propias 
sobre la pérdida de seres cercanos. Además, en los casos de fallecimiento de 
adultos mayores, también se presenta en los familiares una confrontación en 
cuanto a lo que pudieron hacer por el paciente y su salud, sin embargo, en estos 
casos también llega a plantearse la muerte como parte natural del proceso de 
vida, o una forma de descanso para el paciente y para la familia después de haber 
llevado las distintas etapas de la vida del adulto mayor, o después de haber vivido 
ciertas condiciones de salud o incluso de pérdidas, como la de los hijos o el 
cónyuge (IPBS Córdoba, 2009; Blanco y Antequera, 1994, como se cita en Montes 
de Oca y Hebrero, 2006). 
 
2.2.2 Formas de confrontación en el proceso de duelo 
 
Ante el proceso de duelo es importante considerar las formas de confrontación, las 
cuales son variables. En ocasiones el duelo se asocia con cuadros de depresión o 
algunas otras condiciones parecidas como es el temor profundo, por lo que es 
importante observar los momentos en los que el proceso se torne desbordante 
32 
 
para la persona, ya que esto podría indicar que no hay una conclusión adecuada 
del duelo (Gómez, 2007). Al duelo también se le asocia con situaciones de 
sobrecarga y se considera que la muerte de los familiares son momentos de 
quiebre en el curso de vida, ya que este suceso tiene implicaciones afectivas, 
familiares, en los roles sociales, entre otros aspectos que requieren de la 
activación de recursos sociales para afrontarlo (Thomae, 1968, Lehr, 1983, como 
se cita en Gómez, 2007; Montes de Oca y Hebrero, 2006). El proceso de final de 
la vida tiene implicaciones en la elaboración personal sobre la muerte, ya sea en 
una situación personal o cuando se acompaña a alguien en este proceso, por lo 
que se considera que a partir de esta experiencia se activan y fortalecen recursos 
para la aceptación del proceso de muerte propio (Caruso, 1988, como se cita en 
Gómez, 2007). 
En procesos de enfermedad de larga duración el duelo comienza desde 
antes del fallecimiento, y a partir de entonces se construye la experiencia 
relacionada a la muerte y al final de la vida. En ocasiones los pacientes mencionan 
tener miedo a la muerte a partir de su preocupación sobre aspectos pendientes 
con seres queridos, lo que marca la experiencia tanto del paciente, como del 
familiar. Al respecto se señala la importancia de resolver los asuntos pendientes, 
como los relacionados a testamentos, asuntos financieros y algunos otros que 
puedan ser atendidos aún por el paciente. En estos casos el papel del profesional 
es el de mostrar empatía, preguntar qué se puede hacer para facilitar las tareas de 
resolución y sugerir acompañamiento adicional en los casos necesarios, además, 
es importante ayudar a la familia y al personal de salud a aceptar los procesos 
relacionados con la muerte ya que mediante ello estaremos contribuyendo a que 
el paciente lleve su proceso con aceptación y el menor dolor posible. (Kubler-
Ross, 1974). 
A partir de tener en cuenta las diferentes implicaciones del proceso de 
muerte, se considera importante plantear algunos aspectos en relación a cómo 
nos confrontamos con la muerte y el morir, entre ellos se señala que es importante 
plantear las experiencias de sobrecarga como situaciones vitales ante las cuales 
33 
 
hay que confrontarse de modo activo, tomando una posición (Havighurst, 1963, 
como se cita en Gómez, 2007), así como reconocer que la confrontación con la 
muerte y el morir permiten afirmar la vida, la existencia y tomar posición ante la 
experiencia de la muerte propia y de los demás, dentro de la búsqueda del sentido 
de la vida (Erikson, 1989, Kruse, 1988, como se cita en Gómez, 2007). Es 
importante reconocer que la experiencia de muerte es un punto de quiebre ya que 
a partir de un fallecimiento las personas tienen opciones de cambio en sus vidas, 
en cuanto al proyecto de vida, los cambios sociales, laborales, de redes e incluso 
de espacios (Montes de Oca y Hebrero 2006). 
 
 
 
 
3 CUIDADOS PALIATIVOS 
 
En la actualidad, las investigaciones que se llevan a cabo sobre el tema de la 
muerte y el proceso de morir en condiciones de enfermedad crónica y 
hospitalización, se han centrado en la calidad de vida del paciente y el respeto a 
su proceso hasta el desenlace. En este sentido comienzan a predominar las 
intervenciones con un enfoque de cuidados paliativos, sin explicitar en estos 
trabajos la importancia de la tanatología dentro de las acciones propuestas. Los 
alcances de los cuidados paliativos se están ampliando, ya no solo se centran en 
las cuestiones médicas y el manejo del dolor a nivel orgánico, ahora se ve la 
incidencia de disciplinas como la psicología, la cual aporta en cuestiones relativas 
al manejo del dolor emocional y el sufrimiento relacionado al proceso de muerte. 
Algunas de las propuestas de intervención planteadas desde la psicología están 
relacionadas con la tanatología, y más directamente con la psicotanatología. Por 
ello el panorama sobre la atención a procesos al final de la vida continúa con un 
enfoque centrado en el desarrollo de estrategias de cuidados paliativos, 
incluyendo las relativas al nivel psicológico. 
 
3.1 Definición y contexto de los Cuidados Paliativos 
 
Los cuidados paliativos son un tema de interés social e institucional; en los últimos 
años se desarrolla un amplio trabajo con la intención de definir las prácticas 
relacionadas con el final de la vida de las personas. Diferentes instituciones han 
contribuido en el desarrollo de propuestas para definir qué son los cuidados 
paliativos. De acuerdo con la OMS (2002, como se cita en IPBS Córdoba, 2009, 
pp.37), los cuidados paliativos son “un método que mejora la calidad de vida de 
los pacientes y de sus familias, afrontando los problemas asociados con 
enfermedades graves a través de la prevención y el alivio del sufrimiento, por 
medio de la pronta identificación y correcta valoración y tratamiento del dolor y de 
otros problemas, físicos, psicológicos y espirituales. Los Cuidados Paliativos 
proporcionan el alivio del dolor y de otros síntomas penosos, afirman la vida y 
35 
 
considera la agonía como un proceso normal, sin pretender alargar la vida a toda 
costa, ni tampoco acelerar la muerte. Los Cuidados Paliativos integran los 
aspectos psicológicos y espirituales del cuidado del paciente, y ofrecen un sistema 
de ayuda a los pacientes para vivir lo más activamente posible hasta la muerte. 
También ofrecen un sistema de apoyo para que la familia pueda sobrellevar la 
enfermedad del paciente y su propio sufrimiento”. 
Varios países han desarrollado sus propios parámetros acerca de los 
Cuidados Paliativos. España es uno de los países más avanzados en el tema, 
cuenta con la Sociedad Española de Cuidados Paliativos que también contribuye 
con su definición, agregando que “son los cuidados activos, totales e integrales 
que se proporcionan a los pacientes con una enfermedad en fase avanzada y 
progresiva, potencialmente mortal a corto plazo y que ya no responde al 
tratamiento curativo” (2000, como se cita en IPBS Córdoba, 2009, pp. 34). En 
México se ha desarrollado trabajo en este tema, se han propuesto leyes 
relacionadas a proceso de final de la vida. En la Gaceta Oficial del Distrito Federal 
(2008) se menciona una breve definición de los cuidados paliativos, la cual señala 
la importancia del cuidado activo en situaciones en las que no hay respuesta al 
tratamiento curativo, centrándose en el control del dolor y la atención psicológica. 
 
3.1.1 Revisión histórica de los Cuidados

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