Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
Universidad Nacional Autónoma de México Facultad de Estudios Superiores Iztacala “Diseño de protocolo y algoritmos para el desarrollo de estrategias psicogerontológicas de acompañamiento” T E S I S QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE L I C E N C I A D A EN P S I C O L O G Í A P R E S E N T A (N) Citlalli Daniela Pérez Martínez Director: Dr. Fernando Quintanar Olguín Dictaminadores: Mtra. Carlota Josefina García Reyes-Lira Lic. Mariano Antonio Gavaldón Rosas Los Reyes Iztacala, Edo de México, 2019 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. Las Campanas Doblan Por Ti John Donne (Londres 1572-1631) ¿Quién no echa una mirada al sol cuando atardece? ¿Quién quita sus ojos del cometa cuando estalla? ¿Quién no presta oídos a una campana cuando por algún hecho tañe? ¿Quién puede desoír esa campana cuya música lo traslada fuera de este mundo? Ningún hombre es una isla entera por sí mismo. Cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo. Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia. Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta, porque me encuentro unido a toda la humanidad; por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti. AGRADECIMIENTO Agradezco al Programa de Apoyo a Proyectos para la Innovación y Mejoramiento de la Enseñanza (PAPIME) por aceptar la línea de investigación “Propuestas de Atención Psicológica y Apoyo Tanatológico en Personas Afectadas por el Fallecimiento de Familiares o Riesgo de Muerte” como parte de los proyectos que impulsa, así como el apoyo económico de parte del programa durante el año 2018. A partir de ambas acciones fue posible desarrollar el presente trabajo que ha ampliado mi experiencia profesional y personal. ÍNDICE INTRODUCCIÓN 1 CAPÍTULO 1. El abordaje del adulto mayor en salud 5 1.1 ¿Quién es el adulto mayor? 5 1.2 Proyecciones sobre envejecimiento 7 1.3 La condición de enfermedad en el envejecimiento 10 1.3.1 Principales enfermedades presentes en el envejecimiento actual 11 1.4 Dinámicas familiares en el envejecimiento 12 1.5 Atención a los adultos mayores en salud 14 1.5.1 Geriatría y gerontología 15 1.5.2 Psicogerontología 16 CAPÍTULO 2. Tanatología 19 2.1 El proceso de morir 22 2.1.1 Actitud ante la muerte 26 2.2 Proceso de duelo 29 2.2.2 Formas de confrontación en el proceso de duelo 31 CAPÍTULO 3. Cuidados Paliativos 34 3.1 Definición y contexto de los Cuidados Paliativos 34 3.1.1 Revisión histórica de los Cuidados Paliativos 35 3.1.2 Conceptualización de Paciente Terminal 37 3.1.3 Objetivos de los Cuidados Paliativos 38 3.2 Concepciones de la muerte y el proceso al final de la vida desde los Cuidados Paliativos 39 3.3 La obstinación terapéutica 42 3.4 Voluntad anticipada 43 3.5 Controversia acerca de los Cuidados Paliativos 44 3.6 Equipos multidisciplinarios y transdisciplinarios en Cuidados Paliativos 46 3.7 Cuidados Paliativos Psicológicos 48 3.7.1 Rol del psicólogo en Cuidados Paliativos 49 3.8 Acompañamiento psicogerontológico 57 CAPÍTULO 4. Salud y Curso de Vida del adulto mayor 59 4.1 Enfoque de Curso de Vida 59 4.1.1 Principios del enfoque del Curso de Vida 60 4.2 Momentos de quiebre en el Curso de Vida 63 4.3 Construcción del envejecimiento 65 4.3.1 Envejecimiento saludable 65 4.3.2 Envejecimiento patológico 66 4.4 Dinámica familiar en situaciones al final de la vida 69 4.5 Dinámica institucional en situaciones al final de la vida 73 CAPÍTULO 5. Desarrollo de documentos de sistematización en el área de la salud: protocolos y guías clínicas 76 5.1 ¿Qué son los protocolos clínicos? 77 5.1.1 Objetivos de los protocolos clínicos 79 5.1.2 Situaciones a las que responden los protocolos clínicos 80 5.1.3 Estructura de los protocolos de atención 80 5.2 Principios para el desarrollo de protocolos de atención 83 5.2.1 Alcances y limitaciones de los protocolos 85 5.3 Protocolos de atención con algoritmos 87 5.3.1 ¿Qué son los algoritmos? 87 5.3.2 Objetivos de los algoritmos 89 5.3.3 Desarrollo de los algoritmos 89 5.3.4 Simbología empleada en los algoritmos 90 5.3.5 Alcances y limitaciones de los algoritmos 92 5.4 Protocolos de atención en psicología y salud 93 5.4.1 Protocolos clínicos desarrollados desde psicología 94 5.4.2 Características de los protocolos en psicología 98 CAPÍTULO 6. Planteamiento del problema 101 6.1 Justificación 101 6.2 Objetivos 103 CAPÍTULO 7. Metodología 105 7.1 Participantes 105 7.2 Instrumentos 106 7.3 Procedimiento 106 7.3.1 Descripción de las sesiones de acompañamiento 106 7.3.2 Fases generales para la construcción de algoritmos 110 7.3.3 Proceso de construcción de algoritmos 111 7.3.4 Propuesta para prueba de protocolo y algoritmos 121 7.3.5 Propuesta de evaluación de protocolo y algoritmos 123 7.3.6 Propuesta para la formalización de algoritmos y protocolo 124 CAPÍTULO 8. Resultados 126 8.1 Estructura del protocolo y algoritmos de acompañamiento psicogerontológico y psicotanatológico 127 8.2 Esquema de algoritmos de acompañamiento psicogerontológico y psicotanatológico 128 8.3 Lectura de algoritmos 129 8.4 Criterios para el uso del protocolo de acompañamiento psicogerontológico y psicotanatológico 131 8.5 Habilidades del profesional de la salud para realizar el acompañamiento psicogerontológico y psicotanatológico 133 8.6 Descripción de algoritmos 137 8.6.1 Matrices generales del acompañamiento psicogerontológico y psicotanatológico 137 8.6.2 Algoritmos relacionados a la identificación y abordaje de necesidades reales 147 8.6.3 Algoritmos relacionados a la identificación y abordaje de necesidades sentidas 158 8.6.4 Algoritmos relacionados a la identificación y abordaje de necesidades anticipadas 188 8.6.5 Algoritmos relacionados a estrategias específicas empleadas en el acompañamiento psicogerontológico y psicotanatológico al final de la vida 211 CAPÍTULO 9. Conclusiones 239 REFERENCIAS 245 ANEXOS INTRODUCCIÓN El presente trabajo es parte del desarrollo de una línea de investigación sobre Propuestas de Atención Psicológica y Apoyo Tanatológico en Personas Afectadas por el Fallecimiento de Familiares o Riesgo de Muerte, que se lleva a cabo dentro del Programa de Investigación sobre Psicología del Envejecimiento, Tanatología y Suicidio de la FES Iztacala. Dicha línea de investigación se desarrolla gracias al apoyo brindado por el Programa de Apoyo a Proyectos para la Innovación y Mejoramiento de la Enseñanza (PAPIME) a partir del 2018. Es así como este documento es el resultado a partir de uno de los objetivos planteados como parte del proyecto de investigación, el cual corresponde ala elaboración de un protocolo dirigido a profesionales de la salud, en el cual se integran pautas y estrategias que sirvan de referencia en la atención a pacientes y familiares en situaciones de riesgo de muerte y final de la vida. La información integrada en el protocolo surge de la práctica hospitalaria, en específico del trabajo realizado en el piso de Geriatría del Hospital General Regional No. 72 del IMSS, ubicado en Tlalnepantla, en el cual se realizan sesiones de acompañamiento en situaciones críticas, dirigidas a pacientes y familiares como parte de un servicio complementario a la población sin fines de lucro. La idea de desarrollar un protocolo surge por una parte de la necesidad identificada sobre las formas en que se pueden atender situaciones al final de la vida en contextos hospitalarios, y de la tendencia reciente a desarrollar herramientas que guíen las prácticas clínicas. En este sentido se señalan tres puntos importantes en relación al surgimiento de este documento: a) debido a las condiciones en que se dan los procesos de final de la vida en hospitales, se ha identificado la necesidad de que distintos profesionales de la salud atiendan las demandas que se presentan (Bayés, 2001; Pastrana, Jünger, Ostgathe, Elsner y Radbruch, 2008, como se citan en Fernández, García, Pérez y Cruz, 2013; Barbero, 2014); b) aún en la actualidad, no se cuenta con la evidencia suficiente respecto al trabajo tanatológico y de cuidados paliativos en el área psicológica, por 2 lo que es importante contribuir a la sistematización de estas prácticas (Kastenbum, 1984, 1986; Bayés, entrevistado por Ardila, 2002, como se citan en Quintanar y García, 2010); y c) en las últimas décadas el desarrollo de herramientas de sistematización de prácticas clínicas ha tenido un gran auge en distintas disciplinas, sobre todo en las cuestiones hospitalarias, esto se debe a las características de estos documentos que permiten la calidad de los proceso de atención, brindan un soporte al profesional en cuanto al trabajo que desarrolla y contribuye al desarrollo de evidencia en temas específicos (MEDLINE, como se cita en Garaizar, Rufo, Artigas, Arteaga, Martínez-Bermejo, Casas, 1999). Para esta propuesta se decidió manejar algoritmos, los cuales son diagramas de flujo que sistematizan las rutas de atención sugeridas en casos particulares; estos diagramas fueron seleccionados debido a que permiten manejar procesos complejos y señalar relaciones múltiples entre los elementos que componen una ruta de atención, a la vez que son herramientas gráficas y simplificadas (Román, 2012; Bermúdez, 2012). En lo relacionado a este documento, está compuesto por un marco de referencia teórica y la parte correspondiente al reporte de resultados. El marco de referencia teórica se compone por cinco capítulos, el primero de ellos sobre Abordaje del Adulto Mayor en Salud, que brinda un panorama general acerca del proceso de envejecimiento en la actualidad y algunas proyecciones nacionales al respecto. El segundo capítulo se dirige al tema de la Tanatología, destacando dos aspectos importantes, el trabajo que se ha realizado en esta área dentro de contextos hospitalarios y el papel de la psicología al respecto. En una línea parecida, en el tercer capítulo teórico se aborda lo relacionado a Cuidados Paliativos, en donde se brinda un panorama general acerca de este tema, se señalan aspectos sobre los cuidados paliativos psicológicos y la importancia del trabajo interdisciplinario y transdisciplinario en situaciones de final de la vida y ante el riesgo de muerte. En el cuarto capítulo enfocado al tema de Salud y Curso de Vida del Adulto Mayor se mencionan conceptos importantes sobre el enfoque bajo el que se desarrolla esta investigación, el cual se relaciona con la psicogerontología y conceptos retomados por esta disciplina, tales como el 3 enfoque de curso de vida, las dinámicas familiares e institucionales, y los llamados momentos de quiebre. Por último, en el quinto capítulo, se hace una revisión bibliográfica acerca del Desarrollo de Documentos de Sistematización en el Área de la Salud: Protocolos y Guías Clínicas, donde se mencionan los objetivos, alcances y limitaciones tanto de los protocolos como de los algoritmos, así como algunos principios para el desarrollo de estas herramientas y la importancia de su desarrollo en disciplinas de la salud. La segunda parte del documento corresponde al reporte de resultados; ya que el objetivo principal de esta investigación es lo relacionado al desarrollo de un protocolo de acompañamiento psicogerontológico y psicotanatológico, como parte de la metodología se detalla el proceso de construcción de los algoritmos, los cuales son los esquemas que se elaboraron para señalar las rutas de atención propuestas en distintas condiciones presentes en procesos al final de la vida y ante el riesgo de muerte. En la parte de los resultados se encuentra la propuesta de protocolo de acompañamiento psicogerontológico y psicotanatológico, la cual se compone por cuatro partes principales: a) lectura de los algoritmos, b) criterios para el uso del protocolo, c) habilidades profesionales, y d) descripción de algoritmos. El apartado de lectura de algoritmos describe los elementos empleados para entender la función de la simbología que compone los esquemas, esto con la finalidad de entender los procesos que forman parte de las rutas de acompañamiento sugeridas. Posteriormente se incluye una sección sobre los criterios para el uso del protocolo, en la cual se mencionan las características de la población con la que se pueden llevar los procesos o se invalida. El siguiente apartado, habilidades profesionales, integra algunas sugerencias sobre lo que requiere el profesional de la salud que lleve a cabo el acompañamiento propuesto; más que una capacitación profesional específica, se sugieren elementos de sensibilización y habilidades de manejo del discurso, y se destacan algunas habilidades personales y profesionales que dan soporte al acompañamiento propuesto. La descripción de algoritmos contiene una primera parte en la que se señalan las temáticas que se contemplan en la propuesta de acompañamiento, tales como dinámica familiar, proceso de enfermedad, duelos no resueltos, 4 atención tras el alta, entre otras temáticas, y se explica la división que se hizo de estas de acuerdo con el tipo de necesidad que representan, ya sean reales, anticipadas o sentidas. Posteriormente en este mismo apartado se integran los catorce algoritmos, en los cuales se especifican las rutas sugeridas de acuerdo a las diferentes temáticas contempladas como parte de los procesos de final de la vida y en situaciones de riesgo de muerte; entre los algoritmos se encuentran los correspondientes a las necesidades reales, sentidas y anticipadas identificadas en el escenario hospitalario en situaciones críticas geríatricas, así como algunos esquemas relacionados a estrategias específicas empleadas en el acompañamiento psicogerontológico y psicotanatológico propuesto. La propuesta de protocolo de acompañamiento psicogerontológico y psicotanatológico fue desarrollada como parte de esta investigación, sin embargo, se sugiere que dicho documento sea probado a partir de la práctica y atención a casos similares, lo cual corresponde a una parte importante del desarrollo de herramientas de sistematización (Saura y Saturno, 1996). 1 EL ABORDAJE DEL ADULTO MAYOR EN SALUD El presente trabajo está dirigido a la atención a adultos mayores en condiciones de hospitalización, en particular, en situaciones al final de la vida y ante riesgo de muerte. La atención a estos procesos requiere considerar a otros en el abordaje brindado, familiares, cuidadores, profesionales de la salud, sin embargo, se consideraimportante definir de quién se habla cuando se hace referencia a los adultos mayores o a los pacientes geriátricos. En el presente capítulo se hace un breve repaso de dichos conceptos, y se brinda un panorama general de las condiciones actuales de los adultos mayores en México. Lo anterior permitirá visualizar la demanda de atenciones de dicha población en distintos niveles, esto con el objetivo de fundamentar la pertinencia del desarrollo de herramientas y estrategias de atención desde una perspectiva transdisciplinaria, dirigida a los adultos mayores. 1.1 ¿Quién es el adulto mayor? Al revisar literatura sobre la población denominada como adultos mayores, una de las condiciones que se denota es la controversia en torno a la definición de los conceptos empleados para referir a dicho sector poblacional. Existen distintos criterios a partir de los cuales considerar que una persona es adulta mayor, entre ellos están los criterios cronológicos, funcionales, biológicos, sociales, psicológicos y fenomenológicos (INAPAM, 2016). De acuerdo con la ONU se considera que una persona es adulta mayor al alcanzar los 60 años; este criterio es importante dentro de algunas instituciones y disciplinas como la demografía, sin embargo, es importante considerar otros aspectos para delimitar a qué referimos cuando hablamos de esta población. Al hablar de los adultos mayores se plantean conceptos como envejecimiento y vejez, los cuales están cargados de estereotipos culturales que marcan el lugar que se les da a las personas adultas mayores en distintos contextos. Respecto al 6 envejecimiento, es importante entenderlo como un proceso (Alvarado y Salazar, 2014) que se caracteriza por la acumulación de cambios producidos a lo largo del tiempo. El envejecimiento a nivel orgánico tiene que ver con cambios a nivel celular, mas no con la presencia de patologías, además, dicho proceso ocurre a lo largo de la vida, no solo en un momento determinado (Bazo, 1990, como se cita en Alvarado y Salazar, 2014). Desde distintas posturas se han hecho aportaciones para entender el proceso de envejecimiento. A continuación, se abordan brevemente algunas de las implicaciones de los distintos criterios: • Criterios biológicos: Se consideran distintas cuestiones a nivel orgánico, desde los cambios constantes en las células y en los órganos; estos cambios implican un desgaste que se considera natural y que repercute en los distintos sistemas corporales (Baltes, 2004, como se cita en Alvarado y Salazar, 2014). Además, se considera la incidencia del medo ambiente y la tendencia de los organismos a la adaptación (Birren y Schroots, 1996, como se cita en Alvarado y Salazar, 2014). En ocasiones se considera que existe una relación entre los cambios del organismo con la tendencia a la disminución de capacidades, partiendo del funcionamiento metabólico y la reparación a nivel celular. A partir de ello, el organismo experimenta cambios asociados al proceso de envejecimiento como la pérdida de fuerza muscular, disminución de las capacidades cognitivas, cambios en la elasticidad de la piel y en la pigmentación del cabello (Merriam-Webster, como se cita en Alvarado y Salazar, 2014). • Criterios psicológicos: Las teorías que explican el envejecimiento desde la psicología se centran en aspectos cognitivos, el manejo de estrategias, cuestiones de personalidad y desarrollo, y toman en cuenta factores individuales, culturales y, en algunos casos, cronológicos, por ejemplo, en aquellas teorías en que la vejez se plantea como una etapa de la vida que comienza a partir de los 65 años (Erikson, 1950, como se cita en Alvarado y Salazar, 2014). Varias de estas teorías retoman aspectos relacionados a la 7 experiencia y la sabiduría, en las que sobresale la importancia de los proyectos y los estilos de vida, partiendo de valores y la personalidad que se construyeron previamente, los cuales contribuyen a la adaptación a distintos escenarios a lo largo de la vida (Birren y Schroots, 1996, como se cita en Alvarado y Salazar, 2014). Para los fines del presente trabajo es importante mantener las diferencias conceptuales entre envejecimiento y vejez; a lo largo de este documento se hará referencia al envejecer como proceso, postura en la que se profundizará más adelante al hablar de las propuestas de la nueva gerontología. La vejez es entendida como la última etapa de la vida humana, antes de la muerte, por lo que puede considerarse un momento específico en el tiempo que se relaciona con la capacidad máxima de maduración, a partir de las experiencias adquiridas; en relación con el proceso de envejecimiento, podría decirse que la vejez es el momento en que se conjuntan de manera más evidente los distintos fenómenos que se adjudican al envejecer (Cardona y Agudelo, 2007 y Agar Corbinos, como se cita en Alvarado y Salazar, 20014). A lo largo del documento se hace uso del concepto de adulto mayor para referir a una parte de la población atendida. Partiendo de la población con que se trabajó para la presente investigación, también se refiere al adulto mayor como paciente geriátrico, recurriendo al lenguaje médico utilizado en el piso de geriatría en que se brindó el servicio de acompañamiento. Es importante tener una idea del concepto que se emplea para referir a la población con la que se trabaja, pues a partir de ello se describe un fenómeno y se identifican pautas para proponer estrategias de intervención que guíen la práctica en este sentido (Carvajal, 2009, como se cita en Alvarado y Salazar, 2014). 1.2 Proyecciones sobre envejecimiento Siguiendo con el panorama sobre el fenómeno del envejecimiento, es importante conocer la prevalencia de estas condiciones, pues esto indica la pertinencia de realizar propuestas de intervención. Respecto al envejecimiento, un primer 8 acercamiento al fenómeno se plantea desde la demografía y otras disciplinas similares que se han enfocado en explicar y describir el panorama a nivel mundial y nacional. Hablar de envejecimiento como un proceso implica tener presentes fenómenos que impactan en grandes niveles, entre ellos está el cambio en las tasas de mortalidad, natalidad, fecundidad y migración interna y externa, así como considerar la prolongación de la esperanza de vida para las nuevas generaciones (Consejo Nacional de Población, 2014). Dicho fenómeno se propone como envejecimiento demográfico y se centra en el incremento de la proporción de adultos mayores de 60 años y más respecto al total de la población (Chesnais, 1990, como se cita en González, 2015). Recientemente en México se habla más sobre el cambio que se está presentando en la población, marcado por las cohortes generacionales y el proceso de envejecimiento. Si bien dicho cambio se construye de manera paulatina al ser un proceso, en los últimos años se ha popularizado el tema del cambio en la población y la necesidad de plantear modos de atención para dicho sector, el cual representa el 10.4% de la población nacional, y que se proyecta llegará a los 14.6% para el 2030 (INEGI, 2015, como se cita en SEDESOL, 2017). Otros aspectos que configuran el proceso del envejecimiento, son las cuestiones demográficas y ambientales, tales como la urbanización y los procesos de migración, sobre lo que se señala que la mayor parte de adultos mayores para 2030 se concentrará en la Ciudad de México, con un 20.4% del total, de las cuales 57 de cada 100 serán mujeres (CONAPO, como se cita en SEDESOL, 2017). Estas cifras son parecidas para otros estados de la zona metropolitana, pues tan solo en 2010, en el Estado de México el 65.5% de la población estatal tenía una edad entre 15 y 64 años, y un 5% de personas eran adultas mayores de 65 años (Consejo Nacional de Población, 2014). Uno de los factores más importantes en el proceso de envejecimientoes la mortalidad, la cual ha descendido en relación a las tasas de decesos del siglo XX. En la actualidad hay mayores posibilidades para vivir vidas largas y considerablemente saludables, esto a partir del cambio epidemiológico y el 9 desarrollo en cuestiones de salud. Para 2017 se consideraba que el promedio de esperanza de vida era de 77.9, favoreciendo a las mujeres, mientras que los hombres vivirían 72.9 años, cifras a nivel nacional (INEGI, 2017). Estos datos son parecidos a los planteados en el 2010 para la población del Estado de México, donde la esperanza de vida para las mujeres era de 77.2 y para los hombres de 71.9; algo parecido se proyecta para años posteriores, considerando 76 años en promedio para el 2020, y 77.2 para 2030 (Consejo Nacional de Población, 2014). Otro aspecto que ha cambiado es lo relacionado a las tasas de fecundidad, las cuales eran elevadas en años anteriores y han ido cambiando a lo largo del tiempo, a partir del acceso a servicios de salud pública que permiten la planificación familiar, principalmente en relación al número de hijos por familia. Así, mientras que en años anteriores se encontraban familias más numerosas, en la actualidad se calcula que las personas lleguen a tener entre 2.11 hijos, y para 2030 2.07 a nivel nacional, y entre 1.79 hijos para 2020-2030 en la zona metropolitana (Consejo Nacional de Población, 2014). De acuerdo con la literatura, en el proceso de envejecimiento prevalece el sexo femenino; en 2010 se consideraba que por cada 100 hombres de 60 a 74 años había 112 mujeres del mismo rango de edad. Sin embargo, las condiciones no favorecen a este sector, ya que son las mujeres quienes tienen un mayor porcentaje de analfabetismo, con un 28.7% de esta población contra un 19.9% de los varones. Además, se considera que existen diferencias en la prevalencia de enfermedades por sexo, mientras que los hombres presentan enfermedades agudas con mayor incidencia, las mujeres son quienes presentan mayores condiciones crónicas, altamente relacionadas con la discapacidad, lo que contrasta con un menor acceso a servicios de salud para la población femenina (Casado y Guillén, 2001, como se cita en González, 2015). Además, las condiciones de recursos y empleos desfavorecen a los adultos mayores; hasta una tercera parte de esta población trabaja, la mayoría en empleos informales, sin acceso a la seguridad social, a ciertos servicios de salud y a pensiones que cubran sus gastos (Ramírez, B., 2006, como se cita en González, 2015). 10 1.3 La condición de enfermedad en el envejecimiento El cambio demográfico sugiere contemplar las condiciones en las que viven los adultos mayores en la actualidad y lo que esperado para años posteriores. Conocer estas condiciones posibilita tomar medidas de acuerdo con las necesidades de la población en diferentes niveles, partiendo de las acciones políticas y los cambios sociales lo cuales deben caracterizarse por ser incluyentes, contemplar distintas áreas de desarrollo social, y por contemplar impactos a corto, mediano y largo plazo. Partiendo de las condiciones actuales en el proceso de envejecimiento, es importante plantear acciones en cuanto a cobertura de servicios básicos, servicios de salud, desarrollo económico y apoyo para las familias e instituciones que conforman la red de apoyo de este sector poblacional (Consejo Nacional de Población, 2014). A partir de las observaciones al proceso de envejecimiento actual, en los siguientes años se espera que se mantenga la prevalencia de enfermedades crónicas y algunas transmisibles, así como afectaciones que limitan a nivel funcional a los adultos mayores. Este tipo de condiciones tienen repercusiones en el desarrollo cotidiano de actividades vitales y demanda servicios de salud por largos periodos de tiempo. Esta dinámica repercute en la distribución de actividades laborales y de recursos en relación con el resto de la población (Consejo Nacional de Población, 2014). Entre los aspectos a cubrir se encuentra el desarrollo de sistemas de salud que brinden atención especializada a las condiciones de los adultos mayores, esto no solo sugiere contar con las especialidades médicas relacionadas a distintos padecimientos, se requiere también de personal capacitado en geriatría y gerontología. Además, es importante ampliar la atención a cuestiones relacionadas a los cuidados a largo plazo requeridos por los adultos, así como el tratamiento de condiciones prevalentes, difíciles de identificar, como la demencia y a la ampliación de oportunidades de desarrollo social y personal (González, 2015). 11 1.3.1 Principales enfermedades presentes en el envejecimiento actual De acuerdo con la teoría y las proyecciones, las cuestiones de salud son importantes en la construcción del envejecimiento, esto partiendo de los cambios estructurales, funcionales y psicológicos, así como los estilos de vida actuales que mantienen la relación entre vejez y enfermedad (Lehr, 1980, como se cita en Alvarado y Salazar, 2014). Según las estadísticas, en México hasta el 84% del total de las muertes se deben a enfermedades no transmisibles y a lesiones. De este porcentaje de decesos, hasta el 53% corresponde a adultos mayores de 65 (Secretaría de Salud, Programa Nacional de Salud 2007, como se cita en González, 2015). Esto es un indicador de la prevalencia de enfermedades crónicas de larga duración que ponen a las cuestiones de salud como una prioridad para la atención, ya que esta condición mantiene la concepción del deterioro de la salud relacionada con el avance de la edad. En ocasiones se presentan padecimientos múltiples, enfermedades crónicas con alto riesgo de incapacidad, lo que se relaciona con cuestiones de dependencia, pérdida de roles y altos costos asociados a los cuidados necesarios (González, 2015). Uno de los padecimientos con más prevalencia en la actualidad es la diabetes, no solo en adultos mayores, sino en distintos sectores de la población. Esta condición en particular se ha relacionado con el avance del envejecimiento demográfico, el aumento de la esperanza de vida y cambios en el estilo de vida, principalmente en los asociados a la urbanización y a la alimentación. El análisis de las estadísticas y el proceso de construcción de la diabetes sugiere un aumento en la morbilidad y la discapacidad, y se asocia a la diabetes con el aumento de la mortalidad y la presencia de padecimientos asociados a esta enfermedad (Andrade, 2009, como se cita en González, 2015). Además de la diabetes, entre las principales causas de muerte en la actualidad se consideran enfermedades crónicas como las isquémicas del corazón, las cerebro-vasculares y las enfermedades pulmonares, como la obstructiva crónica (Secretaría de Salud, 2001 como se cita en González, 2015). 12 Esto se traduce en índices reportados principalmente por la Ensanut (2006) y la Enasem (como se cita en González, 2015) donde se calcula que del total de población mayor de 60 años, 52% viven con alguna enfermedad crónica, mientras que 20% de ellos presentan dos padecimientos de este mismo tipo. En relación a la discapacidad, hasta un 20.7% de las personas presentaban algún tipo para 2010. Como ya se ha mencionado, la presencia de enfermedades crónicas se relaciona con los estilos de vida, por lo que es importante conocer que cerca del 15% de personas mayores fuman en la actualidad, 24.8% consumen alcohol de manera ocasional y hasta el 72.6% de ellos no realizan ejercicio (González, 2015). La prevalencia de este tipo de padecimientos demanda que gran cantidad de recursos se destinen a la atención de ellos, por lo que los registros hospitalarios dan una idea de las necesidades en cuanto a salud. Para 2008 se calculaba que hasta el 43.6% del total de egresos hospitalarios correspondían a hospitalizaciones por enfermedadesno transmisibles de la población en general, mientras que del total de egresos de hospitalizaciones de adultos mayores de 65 años, 79.2% se debieron a enfermedades de este mismo tipo. En cuanto a la mortalidad, en ese mismo año se registró que el 47.7% de las muertes de adultos mayores de 65 años, ocurridas en hospital, se debieron a enfermedades crónicas, 16.3% de ellas se relacionaron con la diabetes mellitus (García y González, 2015). Además, la hospitalización y los cuidados relacionados a la atención a enfermedades crónicas tienen repercusiones en las condiciones familiares y económicas. De acuerdo con la Secretaría de Salud (2007, como se cita en García y González, 2015) cerca de tres millones de hogares realizan altos gastos a partir de la atención a cuestiones de salud, que en ocasiones les colocan en situación de pobreza. 1.4 Dinámicas familiares en el envejecimiento Las condiciones actuales y las proyecciones acerca del envejecimiento implican demandas en cuanto a formas de atención, no solo a nivel público e institucional, también dentro de las cuestiones familiares y en la vida cotidiana. Dichas 13 condiciones de envejecimiento y salud presentan retos en cuanto a economía, roles, dinámica familiar y participación social, ante los que las personas deben responder con estrategias de resolución y reorganización (Alvarado y Moreno, 2007, como se cita en Alvarado y Salazar, 2014). Entre los principales retos se encuentran los relacionados a la reorganización y adaptación de espacios, relacionados con las cuestiones de movilidad y condiciones de discapacidad, mientras que en los roles se observa que la jerarquía familiar se ve movilizada ya que el adulto mayor es relegado de sus funciones, pasando estas a ser ocupadas por otro miembro de la familia. Es en estos cambios en los que se denota la incidencia de la familia a lo largo del proceso de enfermedad, y de ahí se identifica la necesidad de pensar en la atención a condiciones de salud integral. Los adultos mayores de la actualidad cuentan con redes de apoyo a nivel familiar más extensas que las esperadas para las décadas siguientes, lo que tiene que ver con la tasa de fecundidad; mientras que los adultos mayores actuales tienen entre 6 y 7 hijos, se espera que esta tasa disminuya de manera considerable para las futuras generaciones. Estos cambios en la composición familiar plantea otras condiciones, no solo en cuanto al apoyo en cuestiones económicas, de cuidados y red familiar, también en cuanto a los arreglos residenciales, las estructuras urbanas y los nuevos estilos de vida en el proceso de envejecer. Tanto los reacomodos en el hogar como la presencia de condiciones crónicas reconfiguran la dinámica familiar, pues se ven involucradas cuestiones relativas a la convivencia, ya sea por cambios de domicilio o en la distribución de los integrantes de la familia, por el apoyo brindado en cuanto a cuidados y a nivel económico, dentro de lo que hay constantes intercambios afectivos (González, 2015). Además, también deben considerarse las dinámicas relativas a las situaciones de soledad en las que vive una gran cantidad de personas adultas mayores. Para 2017 se consideraba que hasta el 20% de la población adulta mayor vivía en condición de abandono de distintos tipos, institucional, social y a nivel familiar (Maass Moreno, 2017). Al respecto, también es importante 14 preguntarse cómo se está construyendo la vejez y la soledad para llegar a situaciones de aislamiento extremo. Las condiciones de dependencia, discapacidad, padecimientos crónicos, procesos de hospitalización prolongada y los tratamientos de salud presentes en el envejecimiento actual y el proyectado para los siguientes años, sugieren una carga mayor para las generaciones futuras. Por una parte, se incrementa la demanda de cuidados en los que se espera el apoyo directo de las generaciones futuras, mientras que los costos de mantenimiento y atenciones son financiados a partir de la contribución pública, por lo que hay una participación de las generaciones jóvenes de manera indirecta (González-González, C., et al, 2011, como se cita en González, 2015). Respecto al apoyo que brindan las nuevas generaciones se menciona que en muchas ocasiones los gastos relacionados a servicios de salud son cubiertos por los hijos, esto hasta en un 30%, mientras que en el 67% de los casos encuestados los gastos son llevados por los adultos mayores atendidos o sus cónyuges, lo que señala el impacto a nivel económico vinculado con condiciones de pobreza (Águila, Díaz, Manqing Fu, Kapteyn y Pierson, 2011, como se cita en García y González, 2015). 1.5 Atención a los adultos mayores en salud A partir las demandas respecto al proceso de envejecimiento, distintas disciplinas han contribuido en la atención a las condiciones presentes. En algunos casos se parte de las teorías y conocimientos ya establecidos, adaptando estos a las necesidades y características de las personas mayores. Además de esto han surgido áreas de estudio referentes específicamente al desarrollo de alternativas particulares para el proceso de envejecimiento, entre ellas la gerontología y la geriatría, disciplinas de las que se habla a continuación. 15 1.5.1 Geriatría y gerontología La geriatría y la gerontología son dos disciplinas desarrolladas para dar respuesta a las condiciones presentes en el envejecimiento. En ocasiones ambos términos se usan de manera indistinta, sin embargo, es importante saber la diferencia entre ambos conceptos para tener una idea del impacto y posibilidades de dichas áreas en cuestiones del envejecer (Brossoie, 2015; Quintanar, 2011). La geriatría es un área de especialización médica que tiene por objeto de estudio la atención a condiciones de salud en la población adulta mayor. A partir de ello se realizan las acciones características de la disciplina médica tales como el diagnostico y el tratamiento de problemas de salud presentes de manera específica en esta población. Es por ello que los geriatras son siempre personal capacitado en medicina con una especialización en geriatría (Brossoie, 2015). En los últimos años la formación de los médicos geriatras ha cambiado, de solo considerar los aspectos biológicos y siguiendo un enfoque mecanicista, en la actualidad estos especialistas reconocen la incidencia de factores sociales y psicológicos, además de los orgánicos, en la construcción de las condiciones de salud que atienden (Brossoie, 2015). Mientras que la geriatría se considera como una rama de la medicina, la gerontología es una disciplina más amplia, que incluye y toma en cuenta para su desarrollo a las distintas áreas que atienden el proceso de envejecer, entre ellas la geriatría. La gerontología es definida como el área de estudio sobre el envejecer que considera los factores biológicos, sociales y psicológicos en la construcción del envejecer en distintos niveles. Así, se consideran desde los aspectos genéticos y físicos, los cognitivos y emocionales, hasta aquellos referentes a la forma en que se relacionan los sujetos, las cuestiones familiares, culturales, políticas y de estructura social (Brossoie, 2015). Uno de los aspectos que caracterizan mejor a la gerontología es su enfoque interdisciplinario, tanto para su concepción como para sus propuestas de intervención. La gerontología se fundamenta a partir de enfoques y propuestas desarrolladas en disciplinas sociales como la demografía, la sociología, la antropología y se mantiene al tanto 16 de los avances en cuestiones médicas (Quintanar, 2011; Trujillo, Becerra y Rivas, 2007; Vivaldo–Martínez, 2008, como se citan en Montes de Oca 2010). Respecto a la intervención propone la participación de especialistas de distintas disciplinas en los diferentes niveles de atención, clínicos, preventivos, derehabilitación, entre otros, por lo que se propone la creación de equipos interdisciplinarios con enfoques gerontológicos que cubran y consideren la complejidad de los fenómenos atendidos (Zarebski, 2009). En México, aún no se cuenta con una formalización concreta acerca de la gerontología, sin embargo, se han abierto espacios de discusión profesional que contribuyen a consolidar propuestas desde esta disciplina (Montes de Oca, 2010). Aún con ello, es importante considerar la ampliación en los enfoques de otras disciplinas, tales como la especialización de los médicos geriatras, quienes son formados para desarrollar su trabajo en equipos multidisciplinarios, ya que se les plantea la atención a los adultos mayores en su cotidianidad, y en los distintos niveles biopsicosociales (Durán, García, García y Ordieres, 2015). 1.5.2 Psicogerontología Los cambios de enfoque y el desarrollo de conocimiento en temas del envejecimiento han permitido que se hagan propuestas desde otras perspectivas, tal es el caso del surgimiento de la psicogerontología, la cual es un planteamiento distinto a una psicología de la vejez. La psicogerontología tiene por objeto de estudio el fenómeno del envejecimiento en su complejidad, en los niveles biopsicosociales y comprende al envejecer como un proceso; en este sentido, aborda lo relacionado al desarrollo y funcionamiento de la psique en todos sus niveles a lo largo de la vida (Pérez, Oropeza, López y Colunga, 2014; Quintanar, 2011). La psicogerontología no corresponde a una teoría específica de la psicología moderna, en su lugar, retoma aspectos fundamentados para articular sus diferentes niveles de acción, al tiempo que desarrolla su propio conocimiento y 17 teoría acerca del envejecer, partiendo de su propio enfoque (Zarebski, 2011). La psicogerontología considera la subjetividad como aspecto fundamental de la construcción del envejecimiento, por lo que desde esta perspectiva se abordan las cuestiones inconscientes y las imágenes compartidas en un contexto sobre el envejecer. Entre los temas que abarca la psicogerontología se encuentran algunos que antes eran evitados por las teorías sobre la vejez, en las que prevalece la imagen del adulto mayor estereotipada. Esta disciplina propone abordar temas como la construcción de las demencias, el impacto de procesos como la jubilación, el duelo y la muerte, así como la sexualidad en el adulto mayor, la cual en ocasiones es omitida de las áreas a abordar cuando se trabaja con personas mayores. Una de las finalidades de la psicogerontología es proponer conocimiento que permita tener incidencia en distintos escenarios, como las cuestiones clínicas, hospitalarias, sociales, organizacionales, entre otras, así como cubrir los distintos niveles de atención, prevención, tratamiento, rehabilitación entre otros, por medio de estrategias y dispositivos desarrollados específicamente desde esta área y con un enfoque integrador y complejo (Pérez, Oropeza, López y Colunga, 2014). Uno de los aspectos que más caracterizan a la psicogerontología es que integra principios propuestos por las teorías de la complejidad, en las cuales se propone entender a los fenómenos como sistemas en los cuales existen diferentes niveles de interdependencia, lo que da a los fenómenos su singularidad e impacto multinivel (Pérez, Oropeza, López y Colunga, 2014; Zarebski, 2009). Zarebski (2009) identifica algunos fenómenos que han dado sustento a la psicogerontología, entre los que se encuentran a) el traslado que se ha hecho de las teorías de la complejidad a otras ciencias, tales como las disciplinas sociales, lo que ha revolucionado la visión que se tiene de los problemas de estudio; b) la necesidad de crear equipos interdisciplinarios para dar respuesta a los distintos fenómenos presentes en la sociedad; c) el aporte de nuevos enfoques y propuestas de atención desde distintas disciplinas, a partir del desarrollo de áreas de especialización; d) el cambio de visión de los conceptos de vejez y envejecimiento, tomando este último como un proceso de construcción continua; 18 y e) el desarrollo de teorías que dan sustento a la psicogerontología, tales como el enfoque del curso de vida que se aborda más adelante en esta revisión teórica. 2 TANATOLOGÍA La tanatología es una ciencia multidisciplinar sobre la muerte y el morir. Las disciplinas que se considera han aportado más a la tanatología son la psicología, la sociología y la psiquiatría, y en años más recientes ha sido importante la contribución desde la medicina, filosofía y las ciencias jurídicas (Gómez, 2007). Al abordar la muerte, no solo refiere al hecho concreto del fallecimiento, sino a las distintas circunstancias alrededor del proceso de muerte humana, centrándose en la muerte con dignidad y la calidad de vida, principalmente de los enfermos. Es por ello que la tanatología incluye en sus propuestas la atención tanto al enfermo, como a su familia y al personal que les atiende, en condiciones que favorecen la “muerte adecuada” y la evitación de la prolongación innecesaria de la vida (Domínguez, 2009, como se cita en Quintanar y García, 2010). De acuerdo con la literatura los objetivos de la tanatología están relacionados con la atención y con la práctica de esta disciplina, algunos de los cuales se mencionan a continuación (Domínguez, 2009, como se cita en Quintanar y García, 2010; Frausto, Medina y González, 2014): • Ayudar a los pacientes en situaciones de pérdidas de distinto tipo, por ejemplo, en condiciones relacionadas a la pérdida de la salud desde la noticia del diagnóstico, amputaciones, trasplantes, tratamientos agresivos, entre otros; en cambios en la dinámica familiar, como la viudez, cambios de roles, nido vacío, infidelidad; o en situaciones personales como el intento de suicidio, la perdida de autoestima, infertilidad, trastornos alimenticios, pérdida de trabajo y situaciones parecidas. • Brindar atención en procesos de duelo donde las personas sufren dolor, estrés y confrontación a partir de la muerte de un ser querido en cualquier etapa de la vida. • Ayudar en muertes repentinas a partir de la intervención en crisis. • Contribuir en el proceso de muerte del paciente en fase terminal o con padecimientos crónicos. 20 • Favorecer la aceptación de la muerte y la pérdida, incluyendo a pacientes, familiares y otras personas del entorno. • Facilitar las despedidas dignas y el procesamiento de “asuntos pendientes”. Al relacionarse de manera directa con las personas afectadas por situaciones de perdidas, los especialistas plantean la importancia de contar con educación tanatológica para pacientes y familiares que permita abordar temas relacionados a la muerte, así como para los profesionales que les atienden para sensibilizarlos acerca de las perdidas por muerte y capacitarlos para abordar este tipo de situaciones (Quintanar y García, 2010). Uno de los aspectos más importantes para cualquier disciplina que realiza propuestas de intervención es la metodología, sin embargo, en tanatología muchas veces se desconoce a partir de qué fundamentos se plantean sus supuestos y estrategias, esto se debe en parte a las múltiples disciplinas que inciden en la tanatología, así como a la carencia de metodologías específicas y acordadas por los distintos profesionales (Gómez, 2007). Gran parte de la literatura formal sobre tanatología es de tipo cualitativo en niveles básicos, también se han desarrollado reflexiones sobre la literatura planteada hasta el momento y reportes sobre la experiencia de los profesionales en esta área, sin embargo, los planteamientos teóricos y metodológicos no son claros y son poco concisos. Una de las inconsistencias en tanatología es que los reportes se centran en hablar sobre el tema de la muerte a partirde reflexiones o posturas variadas, se reportan las actitudes e implicaciones alrededor de la muerte, y se mencionan algunos conceptos, sin embargo, pocas veces se citan casos reales al final de la vida que hayan sido atendidos, así como tampoco se especifica el proceso que se llevó a cabo en situaciones cercanas a la muerte (Gómez, 2007), lo cual puede considerarse una limitación de esta disciplina. En los últimos años se han desarrollado formas de investigación para contribuir al trabajo sobre la muerte y el morir, partiendo de principios metodológicos específicos, lo que a su vez nutre los planteamientos teóricos y genera conocimiento para la intervención en distintos niveles. Una de las 21 contribuciones más importantes en esta línea es la realizada por la psicología, a partir de un cambio de paradigma hacia la Psicología Basada en Evidencias (PBE). Plantear la investigación desde un enfoque que permita discernir los distintos elementos y dar sustento en cuestiones tanatológicas acercaría a esta disciplina a los criterios científicos tan importantes en la actualidad, ya que de ello depende la aplicabilidad de los hallazgos desde cada disciplina, sobre todo en relación a un tema tan complejo como el de la muerte. La investigación científica, más que el método científico tradicional, debe plantearse como un proceso en el cual lo fundamentar es la conceptualización y la delimitación del objeto de estudio (Vázquez y Nieto, 2005; Granero, Doménech y Ezpeleta, 2002, Kastenbum, 1984- 1986, como se citan en Quintanar y García, 2010). Además, se plantea la necesidad de integrar el conocimiento en psicología a la investigación sobre el proceso del morir, así como realizar estudios que permitan redefinir y plantear nuevas estrategias utilizadas en intervención tanatológica. Incluir metodologías concretas y la importancia de la conceptualización en investigación, sugiere que la necesidad de un cambio de la realización de documentos de caso o reportes sobre encuestas, y prepondera los estudios de campo y de laboratorio de distintos tipos (Kastenbum, 1984, 1986, como se cita en Quintanar y García, 2010). En este sentido se plantea la psicotanatología, la cual se centra en el desarrollo de investigación a partir de la psicología en temas relacionados al proceso de morir. A partir del trabajo realizado en orientación psicotanatológica y, en particular, en atención a casos gerontológicos, Quintanar y García (2010) proponen algunos indicadores que guían el trabajo práctico en situaciones relacionadas al proceso de muerte, partiendo de la metodología de la PBE. Dichos indicadores se mencionan a continuación ya que son algunas de las premisas que guían el presente trabajo y antecedentes del mismo. En casos gerontológicos en procesos de final de la vida algunos de los indicadores psicotanatológicos son (Quintanar y García, 2010): • Las personas adultas mayores lloran la muerte de seres queridos, independientemente del tiempo transcurrido. 22 • Las personas en procesos cercanos a la muerte o en condiciones de soledad se acercan a la idea de dios. • Dicho reencuentro con dios (o la idea de esto) da sensaciones de integración e identidad. • La cercanía con la muerte confronta a las personas acerca de su trato hacia los otros, principalmente los seres cercanos. • Se pueden observar relaciones entre el estilo de vida que han llevado las personas, incluyendo los aspectos sexuales, y su reacción ante la posibilidad de muerte propia o de otros. • Se asocia el miedo a morir con el sentido que se da a la vida, con los asuntos inconclusos y con vivir con rencores. • Algunas personas reportan haber sido avisados por seres cercanos sobre la cercanía de su muerte; dicha comunicación se da de distintas maneras y en ocasiones las personas no se sienten escuchadas al respecto. • El psicólogo debe tener claridad en cuanto a su definición profesional y asumir su compromiso en este tipo de intervención, sin importar si el paciente comparte su postura. • La muerte debe ser considerada como un proceso presente en distintos momentos, no como un suceso aislado. • Hay que comprender las fases del duelo, su surgimiento e integración, y en caso necesario, repensarlas y replantearlas. 2.1 El proceso de morir Uno de los aspectos más importantes de las disciplinas son los conceptos con los que se manejan, así, dentro de la tanatología lo fundamental es la concepción que se tiene acerca la muerte. Esta se considera como un proceso que forma parte de la vida y se plantea que los esfuerzos de atención deben centrarse en dar una calidad de muerte, más que en prolongar la vida cuando ya no hay alivio suficiente para el enfermo (Quintanar y García, 2010). Si bien, la concepción de muerte no solo implica lo planteado por las disciplinas, es importante contar con un marco de 23 referencia fundamentado en reflexiones filosóficas, éticas y en la experiencia directa durante la práctica (Vázquez y Nieto, 2005, como se cita en Quintanar y García, 2010). Existe relación entre la forma en que se significa la muerte y las formas de morir; mientras que en épocas anteriores las personas morían principalmente a causa de enfermedades infecciosas y el proceso de final de la vida duraba aproximadamente cinco días, en la actualidad se deben considerar los largos procesos de enfermedad por el que pasan muchas personas antes del fallecimiento, debido a la prevalencia de enfermedades crónico-degenerativas, los avances en cuanto a salud y la alta en la esperanza de vida (Gómez, 2007; Vicensi, 2016). La muerte como proceso implica momentos personales, aspectos del entorno y sociales, así como el tipo y el curso de la enfermedad como factores importantes, sin embargo, las formas en que puede presentarse son diversas (Kruse, 1988, como se cita en Gómez, 2007). En la literatura se menciona que hay poca bibliografía que reporte el seguimiento directo en el proceso de morir, el cual es estudiado con limitaciones debido a la naturaleza e implicaciones de la propia temática, sin embargo, se han realizado algunos seguimientos a partir de los cuales se han identificado cambios en algunos componentes psicológicos en lo que se considera un síndrome prefinal, previo al fallecimiento. Dichos compontes son: a) debilitamiento del rendimiento cognitivo, b) fortalecimiento de mecanismos de defensa, c) oscilaciones en el estado anímico que en ocasiones llegan a ser extremas, y d) fijación con temas personales (Gómez, 2007). Además de estas condiciones, se menciona un aumento de imágenes depresivas que pueden favorecer o evitar cuadros depresivos, y las personas reportan tener un sentimiento de agobio (Kruse, 1988, como se cita en Gómez, 2007). Ante estos cambios, las personas llevan a cabo procesos de adaptación, principalmente al entorno en el que se lleva a cabo el proceso de final de la vida. Dentro de esta adaptación se destaca el deseo de las personas por formar parte de la vida propia, 24 ejerciendo el rol que les corresponde y realizando decisiones respecto a diversos temas (Gómez, 2007). Dentro de las condiciones relacionadas con el final de la vida se presentan cuestionamientos existenciales relacionados al sentido de la vida y de la enfermedad. Es por ello que Kübler-Ross (2016) plantea formas de abordar las preguntas y dudas sobre el sentido de la muerte a nivel existencial, y a cómo tratar el tema de la muerte entre pacientes, familiares y con el personal de salud. Entre las preguntas que le fueron planteadas a esta autora están las relacionadas a lo que se denomina eventos no convencionales y experiencias al borde de la muerte, los cuales también son parte del proceso de morir y la aceptación de la muerte. Dichas experiencias refieren a aquellas situaciones en las que los pacientes tienen posibles alucinaciones visualescon contenidos particulares, en las que refieren haber recibido la visita de un familiar que murió tiempo atrás y hacer comentarios que llaman la atención, por ejemplo, mencionar que pronto se irán a casa o que se reunirán con dichos seres queridos. Es importante señalar cómo se han tratado este tipo de experiencias y cómo son abordadas, pues por lo regular en la narrativa las personas que reportan la situación, así como quien la escucha (en este caso, un profesional), manejan mensajes implícitos relacionados al anuncio sobre la muerte del paciente. Los reportes y la forma de plantear estas experiencias sugieren que son aspectos clave del proceso de final de la vida; entorno a ello se hacen comentarios acerca de “estar listo”, “estar esperando”, entre otros que apuntan al próximo desenlace del paciente con cierta aceptación. En su libro de preguntas y respuestas sobre la muerte y los moribundos (2016), Kübler-Ross menciona que en muchas ocasiones los pacientes son capaces de transmitir cuándo van a morir, pues saben que están en dicho proceso. Además plantea que la experiencia con estas visiones es una posible muestra de desapego de las cuestiones relacionadas a este mundo (como lo conocemos) y un posible indicador de que el paciente está listo para su muerte. Es por ello que sugiere que el profesional aborde estas experiencias, sin caer en posturas con poco fundamento; debe partir de la evidencia antes de seguir la 25 interpretación popular. Así como ocurren estas situaciones en procesos de muerte más prolongados, algunos pacientes también mencionan tener consciencia de cuándo ocurrirá su muerte inminente. Sobre ello, la misma autora señala que está relacionado con claves parapsicológicas que captan los pacientes, y sugiere prestar atención a esos anuncios, escuchando sin subestimar al paciente, sin intentar imponer de algún tipo de explicación, y respetando lo que comparten. En este mismo sentido, se ha propuesto trabajar con otros posibles elementos que sugieren aspectos importantes de la construcción de la experiencia de final de la vida, tales como las muertes asociadas a fechas significativas y el trabajo con sueños. La propuesta de abordar las muertes asociadas a fechas significativas parte de las observaciones que sugieren que la muerte no solo es una construcción biológica, sino que existen aspectos psicológicos que configuran la experiencia de la muerte incluso para determinar el momento de su ocurrencia. Al respecto se han realizado investigaciones para determinar algunos patrones de relación entre el momento de fallecimiento, particularmente de adultos mayores, con fechas que se consideran significativas tales como cumpleaños, navidad, el fin de año y otras fechas importantes a nivel cultural (Quintanar y García, 2010). En relación a estas propuestas se ha identificado un patrón denominado muertes en serie, el cual describe aquellas ocasiones en las que se presentan fallecimientos consecutivos en un lapso de un semana aproximadamente dentro de un contexto delimitado, como pueden ser las casas hogares u hospitales, aunque más recientemente se sugiere que este mismo efecto ocurre en comunidades y grupos de distinta índole (Quintanar, 2007; Quintanar y García, 2010). De acuerdo con lo observado en la práctica se ha ampliado el tiempo de consideración para relacionar la muerte con un evento significativo, hasta tres a cuatro semanas antes o después del evento. Además se ha planteado que uno de los aspectos psicológicos que juegan un papel importante en esta serialidad son los relacionados a los vínculos afectivos y las implicaciones a nivel inconsciente de este tipo de eventos, pues estos juegan aspectos importantes en la vivencia de distintas experiencias a lo largo del curso de vida. 26 Por otro lado, desde la psicología es una tradición abordar los sueños como parte de los procesos psicoterapéuticos; en la perspectiva psicotanatológica se parte de la consideración de los sueños como elemento integrador y configurante de la experiencia psíquica, por lo que el trabajo con los sueños puede contribuir en la identificación de la estructura del sueño, su función, efectos, afectos, metáforas, y otros elementos que dan cuenta de las elaboraciones psíquicas en diferentes momentos de la vida (Álvarez, 2014). Al respecto, se considera que los sueños tienen la misma función a lo largo de la vida, sin embargo, en momentos específicos o momentos de transición los sueños juegan un papel importante por su función en relación a la trascendencia, y las elaboraciones simbólicas pueden sugerir mensajes expresados en los sueños (Jung, 1995). Si bien hay distintas perspectivas para abordar los sueños, en el presente trabajo se retoman principios y estrategias propuestas desde la psicoterapia Gestalt, así como el enfoque de la teoría junguiana (Martín, 2006; Álvarez, 2014; Jung 1995). Las experiencias al borde de la muerte y los eventos no convencionales se relacionan en gran medida con un aspecto en el que se hace énfasis en el proceso de morir, que es la aceptación de la muerte. Respecto a ello se plantea que hay una importante relación entre aceptar la vida como ha sido llevada para así aceptar el final; esta forma de aceptación ha sido observada principalmente en situaciones en las que la muerte se percibe como una amenaza para la persona y para su vida, aunque hay muchas otras formas en que las personas llevan a cabo procesos de aceptación de la muerte cercana (Munnichs, 1966, como se cita en Gómez, 2007). 2.1.1 Actitud ante la muerte Otro de los aspectos que se vinculan con la aceptación de la muerte es la actitud que se tiene ante esta. En la cultura occidental la muerte se asocia en gran medida al miedo, la angustia, la ira y la tristeza por la pérdida de los seres queridos; por ello es importante reconocer que los significados que se dan al 27 proceso de morir y a la muerte están cargados de aspectos culturales variados, tales como la religiosidad y constructos sociodemográficos (Gómez, 2007). En este sentido, es importante reconocer que el tema de la muerte está cargado de emociones, vínculos, historias y vivencias muy diversas. En particular respecto al miedo como actitud ante la muerte se menciona que en el proceso de final de la vida, no solo está presente el temor a la muerte propia, también hay situaciones en las que el temor incluye aspectos psicológicos, biológicos y culturales como en situaciones en las que a) hay miedo a la muerte dolorosa, b) se teme a la perdida de personas queridas, c) el miedo se relaciona a cuestionamientos sobre qué habrá más allá de la muerte, y d) el miedo está relacionado a la aniquilación del cuerpo (Gómez, 2007). En ocasiones, el miedo parte de concebir a la muerte como una amenaza personal a la existencia, lo que tiene implicaciones psicológicas y a nivel fisiológico, pues el organismo se prepara tal y como hace en una situación de amenaza (Erlemeier, 1976, como se cita en Gómez, 2007). En ocasiones se ha considerado que la actitud ante la muerte se relaciona con los estratos de edad, sin embargo, se menciona que no hay diferencias en cuanto a que las personas más jóvenes tengan una concepción sobre la muerte con cargas negativas o positivas en comparación con los adultos mayores, ya que lo importante son las formas de afrontamiento que se emplean en los distintos casos. Así mismo un proceso de enfermedad largo no se considera como un determinante para pensar más sobre la muerte, ya que ambos procesos, enfermedad y muerte, se elaboran de forma compleja a nivel subjetivo, lo que puede implicar miedo, desesperación o incluso una actitud de esperanza, de acuerdo con la situación actual y la historia de vida de quien lo experimenta (Gómez, 2007). En lo referente a las cuestiones existenciales, se menciona la importancia de la percepciónindividual sobre la muerte, lo que puede darle distintos significados como los relacionados a la finitud, la eternidad o a la ausencia (Vicensi, 2016). Como ya se ha mencionado, el proceso de muerte no solo involucra al paciente terminal, también impacta en las personas que le acompañan, en muchos 28 casos, en unidades hospitalarias donde los pacientes viven procesos amplios y profundos relacionados al final de la vida (Vicensi, 2016). Por ello es importante conocer la actitud ante la muerte de familiares y el personal de salud. Sobre estos últimos, Kübler-Ross (2016) ya planteaba, desde su propuesta del duelo por etapas, que en muchas ocasiones son las posturas asistencialistas principalmente de algunos profesionales de la salud, las que no permiten que el paciente pase a las fases de aceptación de la muerte y que, en su lugar, vuelvan constantemente a las fases de depresión e ira. Esto parte de la postura de evitar la muerte y los esfuerzos por prolongar la vida, muchas veces de manera innecesaria. En años recientes se ha visto un gran interés acerca de la vivencia de los profesionales de la salud, incluyendo el conocer cuál es la postura de ellos ante la muerte. Los estudios que se han realizado son de tipo descriptivo, recuperando la experiencia de los profesionales que viven de cerca las experiencias relacionadas con la muerte y el morir (Fernández, García, Pérez y Cruz, 2013; Vasquez, 2017). Sin embargo, esto no es suficiente en la atención integral, pues se requiere plantear propuestas para atender las necesidades del personal de la salud que también se ve afectado en distintos niveles por las condiciones a las que se enfrenta en su labor diaria. En cuanto a los familiares, se plantea que hay formas en las que se relacionan los integrantes que muestran la actitud que se tiene ante el proceso de muerte, así como la historia y dinámica familiar. Son diversas las formas de relación, sin embargo, en la literatura se mencionan algunas situaciones acerca de la comunicación sobre cuestiones relacionadas a los pronósticos y el final de la vida, entre las que se encuentran las siguientes (Gómez, 2007): • Situaciones en las que otros (familia, por ejemplo) saben explícitamente de la muerte cercana, pero el paciente no. • Situaciones en las que el paciente supone aspectos de su situación y busca verificarlos, mientras que sus allegados lo impiden. • Los implicados (familia, paciente, etc.) saben del proceso de muerte actual, pero se relacionan como si no lo supieran. 29 • Todos los implicados tienen conocimiento del proceso de muerte y hablan directamente sobre el tema (Gómez, 2007). Mucho se habla sobre comunicar o no al paciente la situación respecto a su proceso de muerte, por ejemplo, cuando se prevé que el diagnostico no será favorable ya que hará cambios relevantes en el estilo de vida del paciente, o cuando se considera que la muerte se aproxima en un periodo de tiempo breve. En la literatura, se encuentran distintas posiciones respecto a este tema tan controversial, que se relaciona con los aspectos éticos, legales y personales considerados en la creación de documentos y normas respecto a la muerte digna, y que acarrea factores culturales de diversa índole. Por un lado se encuentran quienes sugieren que la mejor posición es mantener informado al paciente de los detalles del proceso al final de la vida. Por el contrario, no se encuentra explícitamente a quienes mencionan que lo mejor es mentirles a las personas respecto a su situación, sin embargo, hay propuestas que sugieren que en ciertos casos es adecuado recurrir a “mentiras de emergencia” en favor de la estabilidad del paciente, por ejemplo, en situaciones en las que decir los detalles del proceso puede derivar en “patologías psíquicas” (Gómez, 2007; Kübler Ross, 2016). 2.2 Proceso de duelo El duelo se define como “la reacción a una pérdida”, es un proceso en el que se implican situaciones personales y sociales, y evoca reacciones corporales, fisiológicas y psicológicas (Gómez, 2007). Se considera como un proceso natural ante las situaciones de pérdida, por ello se relaciona a las temáticas sobre el fin de la vida y la muerte. El duelo debe entenderse como un proceso de adaptación ya que la pérdida implica un cambio en el que se involucran aspectos emocionales, por ello al duelo se le asocia con estados de frustración, tristeza, temor, miedo, enojo, entre otras posibles respuestas. A partir de ello, se menciona la posibilidad de experimentar situaciones relacionadas con reacciones psicosomáticas y psíquicas, así como la reducción de las actividades (las laborales, por ejemplo), 30 falta de decisión, nerviosismo indiferenciado, temblores, entre otros. Si bien el duelo no debe patologizarse al ser un proceso natural, en ocasiones se asocia con la búsqueda de consumo de medicamentos o con el consumo de sustancias adictivas (Gómez, 2007; Frausto, Medina y González, 2014). Se han planteado varias formas para explicar el duelo, entre ellas las teorías por etapas (Kübler-Ross, 1969, Kavanaugh, 1972, como se citan en Quintanar y García, 2011); en la planteada por Kübler-Ross (1973, como se cita en Frausto, Medina y González, 2014) se menciona que el proceso de duelo por pérdida de un ser querido dura entre uno y dos años aproximadamente, sin embargo, en la literatura se señala que la duración y la intensidad de este proceso no es específico. En relación a este proceso deben considerarse algunos factores como el tipo de la pérdida, la forma en que ocurre la muerte en caso de un duelo por fallecimiento, los vínculos con la persona fallecida, la edad y el momento de la pérdida (García, 2010, como se cita en Frausto, Medina y González, 2014). Desde algunas perspectivas no solo se consideran duelos por pérdida los relacionados al fallecimiento de un ser querido, también se asocian a este proceso el término de una relación, la pérdida del empleo, la pérdida de la salud, entre otros, por ello el proceso de duelo debe tomarse en cuenta en la atención a adultos mayores en condición de hospitalización, así como a los familiares y profesionales de la salud. Frausto, Medina y González (2014) realizaron un estudio en el que reportan el proceso de duelo de jóvenes con enfermedad crónica, en el cual contemplaron a los padres y se centraron en la intervención psicológica; la información obtenida en este estudio fue usada para desarrollar un manual de atención en duelo. En este estudio, se mencionan aspectos relacionados a la pérdida de los hijos, ya que los padres comentan que el dolor relacionado a esta situación es uno de los más difíciles de superar; los factores asociados a la intensidad de esta experiencia son principalmente los concernientes a la forma de relacionarse entre la familia, los vínculos, los conflictos y asuntos pendientes, así como el proceso de la enfermedad. En relación al proceso de enfermedad, la cual era crónica- degenerativa en la población de estudio, se considera que tienen importancia las 31 acciones realizadas por la familia a lo largo de la enfermedad en la construcción de la experiencia del duelo, por lo que es común encontrar cuestionamientos acerca de la efectividad y alcances de dichas acciones, lo que se asocia con sentimientos de culpa por parte de los padres. Por ello, se menciona que en los casos en los que hay una enfermedad de este tipo, el proceso comienza con un duelo anticipado, el que se da en cuando se recibe la noticia sobre la enfermedad y se extiende al relacionado con el fallecimiento del paciente. En el trabajo con adultos mayores es importante tomar en cuenta estas consideraciones, pues como ya se ha mencionado, en muchas ocasiones se atienden casos vinculados al proceso de enfermedad crónico-degenerativa del adulto mayor; además, es importante considerar que estos pacientestambién tienen situaciones de duelos inconclusos a partir de la muerte de sus seres queridos, como es la muerte prematura de los hijos, asociada o no a procesos de enfermedad. Es decir, los adultos mayores pueden encontrarse en situaciones de vivir su propio proceso de final de la vida y asociar a ello experiencias propias sobre la pérdida de seres cercanos. Además, en los casos de fallecimiento de adultos mayores, también se presenta en los familiares una confrontación en cuanto a lo que pudieron hacer por el paciente y su salud, sin embargo, en estos casos también llega a plantearse la muerte como parte natural del proceso de vida, o una forma de descanso para el paciente y para la familia después de haber llevado las distintas etapas de la vida del adulto mayor, o después de haber vivido ciertas condiciones de salud o incluso de pérdidas, como la de los hijos o el cónyuge (IPBS Córdoba, 2009; Blanco y Antequera, 1994, como se cita en Montes de Oca y Hebrero, 2006). 2.2.2 Formas de confrontación en el proceso de duelo Ante el proceso de duelo es importante considerar las formas de confrontación, las cuales son variables. En ocasiones el duelo se asocia con cuadros de depresión o algunas otras condiciones parecidas como es el temor profundo, por lo que es importante observar los momentos en los que el proceso se torne desbordante 32 para la persona, ya que esto podría indicar que no hay una conclusión adecuada del duelo (Gómez, 2007). Al duelo también se le asocia con situaciones de sobrecarga y se considera que la muerte de los familiares son momentos de quiebre en el curso de vida, ya que este suceso tiene implicaciones afectivas, familiares, en los roles sociales, entre otros aspectos que requieren de la activación de recursos sociales para afrontarlo (Thomae, 1968, Lehr, 1983, como se cita en Gómez, 2007; Montes de Oca y Hebrero, 2006). El proceso de final de la vida tiene implicaciones en la elaboración personal sobre la muerte, ya sea en una situación personal o cuando se acompaña a alguien en este proceso, por lo que se considera que a partir de esta experiencia se activan y fortalecen recursos para la aceptación del proceso de muerte propio (Caruso, 1988, como se cita en Gómez, 2007). En procesos de enfermedad de larga duración el duelo comienza desde antes del fallecimiento, y a partir de entonces se construye la experiencia relacionada a la muerte y al final de la vida. En ocasiones los pacientes mencionan tener miedo a la muerte a partir de su preocupación sobre aspectos pendientes con seres queridos, lo que marca la experiencia tanto del paciente, como del familiar. Al respecto se señala la importancia de resolver los asuntos pendientes, como los relacionados a testamentos, asuntos financieros y algunos otros que puedan ser atendidos aún por el paciente. En estos casos el papel del profesional es el de mostrar empatía, preguntar qué se puede hacer para facilitar las tareas de resolución y sugerir acompañamiento adicional en los casos necesarios, además, es importante ayudar a la familia y al personal de salud a aceptar los procesos relacionados con la muerte ya que mediante ello estaremos contribuyendo a que el paciente lleve su proceso con aceptación y el menor dolor posible. (Kubler- Ross, 1974). A partir de tener en cuenta las diferentes implicaciones del proceso de muerte, se considera importante plantear algunos aspectos en relación a cómo nos confrontamos con la muerte y el morir, entre ellos se señala que es importante plantear las experiencias de sobrecarga como situaciones vitales ante las cuales 33 hay que confrontarse de modo activo, tomando una posición (Havighurst, 1963, como se cita en Gómez, 2007), así como reconocer que la confrontación con la muerte y el morir permiten afirmar la vida, la existencia y tomar posición ante la experiencia de la muerte propia y de los demás, dentro de la búsqueda del sentido de la vida (Erikson, 1989, Kruse, 1988, como se cita en Gómez, 2007). Es importante reconocer que la experiencia de muerte es un punto de quiebre ya que a partir de un fallecimiento las personas tienen opciones de cambio en sus vidas, en cuanto al proyecto de vida, los cambios sociales, laborales, de redes e incluso de espacios (Montes de Oca y Hebrero 2006). 3 CUIDADOS PALIATIVOS En la actualidad, las investigaciones que se llevan a cabo sobre el tema de la muerte y el proceso de morir en condiciones de enfermedad crónica y hospitalización, se han centrado en la calidad de vida del paciente y el respeto a su proceso hasta el desenlace. En este sentido comienzan a predominar las intervenciones con un enfoque de cuidados paliativos, sin explicitar en estos trabajos la importancia de la tanatología dentro de las acciones propuestas. Los alcances de los cuidados paliativos se están ampliando, ya no solo se centran en las cuestiones médicas y el manejo del dolor a nivel orgánico, ahora se ve la incidencia de disciplinas como la psicología, la cual aporta en cuestiones relativas al manejo del dolor emocional y el sufrimiento relacionado al proceso de muerte. Algunas de las propuestas de intervención planteadas desde la psicología están relacionadas con la tanatología, y más directamente con la psicotanatología. Por ello el panorama sobre la atención a procesos al final de la vida continúa con un enfoque centrado en el desarrollo de estrategias de cuidados paliativos, incluyendo las relativas al nivel psicológico. 3.1 Definición y contexto de los Cuidados Paliativos Los cuidados paliativos son un tema de interés social e institucional; en los últimos años se desarrolla un amplio trabajo con la intención de definir las prácticas relacionadas con el final de la vida de las personas. Diferentes instituciones han contribuido en el desarrollo de propuestas para definir qué son los cuidados paliativos. De acuerdo con la OMS (2002, como se cita en IPBS Córdoba, 2009, pp.37), los cuidados paliativos son “un método que mejora la calidad de vida de los pacientes y de sus familias, afrontando los problemas asociados con enfermedades graves a través de la prevención y el alivio del sufrimiento, por medio de la pronta identificación y correcta valoración y tratamiento del dolor y de otros problemas, físicos, psicológicos y espirituales. Los Cuidados Paliativos proporcionan el alivio del dolor y de otros síntomas penosos, afirman la vida y 35 considera la agonía como un proceso normal, sin pretender alargar la vida a toda costa, ni tampoco acelerar la muerte. Los Cuidados Paliativos integran los aspectos psicológicos y espirituales del cuidado del paciente, y ofrecen un sistema de ayuda a los pacientes para vivir lo más activamente posible hasta la muerte. También ofrecen un sistema de apoyo para que la familia pueda sobrellevar la enfermedad del paciente y su propio sufrimiento”. Varios países han desarrollado sus propios parámetros acerca de los Cuidados Paliativos. España es uno de los países más avanzados en el tema, cuenta con la Sociedad Española de Cuidados Paliativos que también contribuye con su definición, agregando que “son los cuidados activos, totales e integrales que se proporcionan a los pacientes con una enfermedad en fase avanzada y progresiva, potencialmente mortal a corto plazo y que ya no responde al tratamiento curativo” (2000, como se cita en IPBS Córdoba, 2009, pp. 34). En México se ha desarrollado trabajo en este tema, se han propuesto leyes relacionadas a proceso de final de la vida. En la Gaceta Oficial del Distrito Federal (2008) se menciona una breve definición de los cuidados paliativos, la cual señala la importancia del cuidado activo en situaciones en las que no hay respuesta al tratamiento curativo, centrándose en el control del dolor y la atención psicológica. 3.1.1 Revisión histórica de los Cuidados
Compartir