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1 UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO Programa de Maestría y Doctorado en Historia Más que juego o esparcimiento. Un acercamiento al deporte a través de la prensa porfiriana (1880-1911). T E S I S QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE: MAESTRO EN HISTORIA P R E S E N T A: G E R SO N A L F R E D O Z A M O R A P E R U S Q U Í A TUTOR: Dr. JAVIER EUSEBIO SANCHÍZ RUIZ Instituto de Investigaciones Históricas Ciudad Universitaria, Cd. Mx. Octubre 2018 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 2 Agradecimientos. A la Universidad Nacional Autónoma de México por el apoyo para concluir mis estudios de maestría. A mi asesor de tesis, el Doctor Javier Sanchíz Ruiz, con toda mi admiración y respeto por su paciencia, su dedicación y por impulsarme durante todo este proceso. A la Doctora María José Garrido Asperó, la Doctora Susana Sosenski Correa, la Doctora Laura Edith Bonilla de León y al Doctor Jesús Hernández Jaimes, por sus valiosos consejos y correcciones que, sin duda, han mejorado en mucho el resultado final de este trabajo. A mi madre, mi padre, mi hermano y toda mi familia, gracias por estar siempre presentes y por todo su cariño. Los quiero. Una vez más, gracias eternas a mi tía Silvia, por enseñarme a leer. A mi abuelo, donde ande y a mi sobrina y sobrino. A Israel, Ramón, Pedro, Ian, Vicente, Carlos, Joel, Enrique, Belén, Diana, Luz, Isa, Edgar y demás amigos que siempre están y ojalá sigan estando. Muy en especial a mi amiga la Doctora Paola Ugalde Andrade por su paciencia y sabios consejos. 3 Índice. Introducción. ....................................................................................................... 4 I. Entre juegos y deportes................................................................................. 17 1.1. La génesis del deporte moderno. ........................................................... 24 1.2 Los deportes modernos a través del tiempo. .......................................... 26 1.3 Deportes de conjunto. ............................................................................. 26 1.4 Deportes individuales y mixtos. ............................................................... 33 1.5 Deportes mecánicos. .............................................................................. 38 1.6 Deportes atléticos. .................................................................................. 45 II. El Porfiriato, su prensa y las actividades físicas. .......................................... 49 2.1 Registro y propaganda. La prensa en el Porfiriato. ................................. 55 2.2 Circunstancialidad y escasez. Influencia de la prensa en los inicios del deporte capitalino. ......................................................................................... 59 2.3 Educación física o gimnasia. ................................................................... 61 2.4 El hipismo o las carreras de caballo. ....................................................... 69 2.5 Actividades físico-circenses. ................................................................... 78 III. El camino hacia la robustez. Los inicios del deporte en la ciudad de México (1880-1911). ..................................................................................................... 80 3.1 Deportes de conjunto en el Porfiriato. ..................................................... 88 3.2. Deportes individuales y mixtos en el Porfiriato ..................................... 111 3.3 Deportes Mecánicos en el Porfiriato. .................................................... 127 3.4 Deportes Atléticos en el Porfiriato. ........................................................ 145 IV. Conclusión. ............................................................................................... 158 V. Bibliografía. ................................................................................................ 162 4 Introducción. Hace más de doscientos años que el deporte, al menos ya con esa denominación, irrumpió en la cultura occidental. Antes, actividades como el boxeo, las carreras y distintos juegos de pelota, por mencionar algunas, fueron consideradas sólo dentro del ámbito recreativo; sin embargo, en Inglaterra a partir del siglo XVIII éstas fueron llamadas “deporte” por primera vez.1 Desde ese momento, las actividades “deportivas”, cada una con sus propias características en los diversos espacios geográficos, configuraron costumbres atléticas que se adecuaron a cada una de nuestras sociedades, llegando a establecer un nuevo orden, es decir, dispusieron una disciplina desde el ámbito educativo más elemental, pasando por las altas esferas castrenses y hasta la competencia más exigente. Además, con el paso del tiempo, también establecieron mercados de bienes y servicios en lo económico, de tradiciones y cultura en el aspecto social.2 Hoy, es inevitable subrayar la importancia que el deporte tiene en el mundo que habitamos. No sólo en los medios de comunicación, en los que existen infinidad de diarios especializados, páginas de internet, programas de radio o canales de televisión que transmiten eventos deportivos en multitud de países, sino también en formas culturales y sociales más específicas, como pueden ser las conversaciones entre amigos y familiares sobre cualquier evento deportivo de moda, la articulación de identidades entre cientos de aficionados con un equipo, ya sea de su barrio, ciudad o país, o la violencia intrínsecamente ligada entre estos y los cambios sociales que ocurren en todas las metrópolis. Y ni qué decir de los millones de niños y jóvenes que día a día son bombardeados con infinidad de propaganda, incitándolos a comprar determinado producto, o a imitar alguna hazaña de sus ídolos. Incluso, para muchos, el deporte es un proceso alfabetizador por el cual deletrear con facilidad el nombre o nombres de 1 Norbert Elias y Eric Dunning, Deporte y ocio en el proceso de la civilización occidental, México, Fondo de Cultura Económica, 1996, p.41. 2 Miguel Ángel Esparza Ontiveros, “La nacionalización de los deportes en la Ciudad de México, 1880-1928”, Doctorado en Historia Moderna y Contemporánea, Dr. José María Luis Mora, 2014, p.7 5 los deportistas que admiran es más común que el de algún héroe patriótico o la ciudad en la que viven.3 Sin embargo, y a pesar de la relevancia e impacto que estos temas pueden tener en nuestra cotidianidad, en las ciencias sociales y la historia el deporte ha sido poco analizado. Es cierto que, en algunos países, los temas deportivos como campo de estudio crecen de manera sostenida, sobre todo en Europa y los Estados Unidos. En América Latina, los países que lideran la investigación son los del sur del continente: Argentina, Brasil o Uruguay, en donde los estudios tanto sociológicos como históricos, en especial sobre el fútbol, comenzaron en la década de los setenta del siglo XX y continúan haciéndose con éxito. Esto debido a la popularidad, furor y pasión con el que su población vive cada uno de los éxitos o fracasos de sus distintos equipos. Y aunque desde el año 2002 se estableció un intento de afiliación continental (ALESDE, Asociación Latinoamericana de Estudios Socioculturales del Deporte),4 por desgracia, aun no existen estudios comparativos y las asociaciones o redes de académicos apenas están tomando fuerza.5 En nuestro país, por desgracia, el estudio de los deportes, aunque avanza, aún está rezagado.6 Quizá, en buena medida a los prejuicios que muchos 3 Pablo Alabarces, “Escribir el fútbol: objetivar, entender, criticar”, en Samuel Martínez (coord.) Fútbol-espectáculo, Cultura y sociedad, México, Afínita- Universidad Iberoamericana, 2010, p.27 4 Pablo Alabarces en, Deporte y Ciencias Sociales: claves para pensar las sociedades contemporáneas, Juan Branz, José Garriga Zucal y Verónica Moreira (compiladores), Argentina, Editorial de la Universidad de La Plata, 2012, p.21 5 Ana Laura de la Torre Saavedra, “La cultura física en la Ciudad de México: recreación, internacionalismos y nacionalismos, 1896-1939”, Tesis de Doctorado, El Colegio de México, 2017, p. 22 6 Sin embargo es gratificante encontrar en el panorama académico muy buenos y nuevos trabajos, como la Tesis de Licenciatura de Giovanni Alejandro Pérez Uriarte, “La nación en la cancha: los discursos nacionalistas en la prensa deportiva mexicana en los mundiales de futbol (1970-1986)”, Colegio de Estudios Latinoamericanos, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM 2015, la Tesis de Maestría de Daniel Efraín Navarro Granados “Españoles contra mexicanos en el fútbol de la Ciudad de México (1920-1950), UNAM, Programa de Posgrado en Historia, 2017, la tesis de Ana Laura de la Torre Saavedra, “La cultura física en la Ciudad de México: recreación, internacionalismos y nacionalismos, 1896-1939”, Tesis de Doctorado, El Colegio de México, 2017, la tesis de Miguel Ángel Esparza Ontiveros, “La nacionalización de los deportes en la Ciudad de México, 1880-1928”, Doctorado en Historia Moderna y Contemporánea, Dr. José María Luis Mora, 2014, la tesis de Hugo Alejandro Avendaño Santoyo, “Configuración de la afición al automovilismo deportivo en la Ciudad de México” Tesis de Licenciatura, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM, 2015 o la Tesis de Doctorado de Gerardo Tomás Álvarez Escalona “Espectáculo deportivo y formación de identidades en el fútbol: Lima, primera mitad del siglo XX”, El Colegio de México, Doctorado en Historia, 2013. Todos estos ejemplos se unen a los trabajos que he realizado, como fue mi Tesis de Licenciatura, “El equipo de fútbol Euzkadi en México 1937-1939” y el breve artículo “El deporte en la ciudad de México (1896-1911)” Históricas, 6 académicos conservan. Es todavía muy común escuchar opiniones de menosprecio por considerarlo un tema poco serio, o como dice Eric Dunning, “el deporte es catalogado como una actividad trivial, recreativa, orientada hacia el placer, que emplea el cuerpo más que la mente y que carece de valor económico”.7 En ocasiones, a los que nos hemos inclinado por la investigación del deporte, o que llevamos ya algunos años considerándolo como parte sustancial de nuestras vidas y sin lugar a dudas, un tema del que se pueden sacar valiosas reflexiones para el estudio de la historia y la vida cotidiana, todavía se nos complica presentarlo como tema académico. No obstante, como dije antes, poco a poco las investigaciones avanzan y las trabas intelectuales, al menos eso parece, se presentan menos difíciles de rebasar. Por lo general, en México, hay hasta ahora dos categorías de análisis respecto al deporte: por un lado, están los pocos trabajos académicos que han llevado a cabo tanto historiadores como sociólogos, antropólogos o comunicadores. Y por otro, en mayor cantidad, están los textos de difusión o apologéticos que exaltan a fundadores, atletas, futbolistas o equipos que han sido realizados por periodistas, escritores, exjugadores de algún deporte o los simples aficionados.8 Estos, presentan inconsistencias, fallos en la estructura, o falsedades debido a la exigua investigación. También, en este ramo, puede haber anecdotarios, memorias, o simples compilaciones estadísticas. No englobo aquí, por supuesto, a la literatura deportiva, pues ésta persigue distintos propósitos. Como parte de los primeros, han sido de gran ayuda para la consecución de este estudio, los trabajos de Aníbal Santiago Fridman,9 Miguel Ángel Esparza Ontiveros,10 y Ana Laura de la Torre Saavedra. Del primero, su tesis de licenciatura en ciencias de la comunicación y de los segundos sus tesis de doctorado en Historia. Aunque algunas de las afirmaciones que hacen los dos No.91 (2011). Aunque siempre me ha parecido fastidioso hablar acerca de mis propios trabajos, creo que éstos, al ser de los primeros estudios acerca de deportes, cumplieron con el propósito de ser innovadores y ampliaron, al menos un poco, el panorama sobre deportes e Historia. 7 Norbert Elias y Eric Dunning, op.cit., p.14 8 Ana Laura de la Torre Saavedra, op.cit, p.22 9 Aníbal Pablo Santiago Fridman, “El nacimiento del periodismo deportivo en México (1882- 1897)” Tesis de Licenciatura, UNAM, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, 2001. 10 Miguel Ángel Esparza Ontiveros, op.cit. 7 primeros no sean del todo compartidas por mí, también es cierto que sus trabajos valen mucho la pena y aportan luces dignas de tomarse en cuenta. Con el primero, la principal diferencia es sobre su aseveración o el afán de tomar en cuenta como deportes algunas disciplinas que, para la época, no corresponden con el mismo. A saber, la educación física, las carreras de caballos, o espectáculos que tienen más relación con actividades circenses. En mi opinión, estas actividades no cumplían con los requisitos mínimos para llamarles deportes. Ya en el cuerpo principal de este trabajo, se analizarán de manera más abundante las diferencias. Sin embargo, su tesis me fue de gran ayuda a la hora de rastrear los orígenes de la prensa deportiva en nuestro país. En contraparte, Miguel Ángel Esparza Ontiveros hace un análisis mucho más exhaustivo de los deportes que estudia, como son el béisbol, el boxeo y el atletismo y cómo fueron adoptados por la sociedad mexicana con más facilidad que otros, o al menos, con más premura convirtiéndose, además, en representaciones sociales. Sin embargo, aunque también basa la elección de estos deportes en la clasificación de Allen Guttman que veremos más adelante y existen muchos más puntos de acuerdo que diferencias, deja fuera de su clasificación al jai-alai, por considerar que no tenía estandarización en sus reglas o un espacio propio para jugarlo, aunque como se verá en el presente trabajo, no fue así. En la misma sintonía con mis aseveraciones, el trabajo de María José Garrido Asperó, Peloteros, aficionados y chambones. Historia del juego de pelota de San Camilo y de la educación física en la ciudad de México, 1758-1823 que, aunque estudia una época más temprana que la que aquí se expone, ha servido para fortalecer mi opinión después de la investigación realizada.11 Por último, la tesis de Ana Laura de la Torre Saavedra me ha ayudado muchísimo para entender la importancia y los entresijos ideológicos que han tenido instituciones católicas como el Instituto Científico de la Ciudad de México y las protestantes como la YMCA, teniendo ambas como telón de fondo los ideales del olimpismo para aproximarse a una población que se adhería a la modernidad de los deportes. También, porque se acerca de manera lúcida a las 11 María José Garrido Asperó, Peloteros, aficionados y chambones. Historia del juego de pelota de San Camilo y de la educación física en la ciudad de México, 1758-1823, México, Instituto Mora, 2014 8 distintas corrientes físico-gimnásticas que arribaron a nuestro país durante el siglo XIX. En cualquier caso, la investigación que presento se ha enriquecido notablemente gracias a estos tres aportes. También, es necesario mencionar que han sido de gran ayuda el artículo de María José Garrido Asperó12 sobre automovilismo en el Porfiriato y el libro de la misma autora sobre la Historia de la Gimnasia en la ciudad de México.13 Otros de los libros de los que me he valido, han sido los de Gabriel Angelotti Pasteur, Chivas y Tuzos. Íconos de México14 y la compilación sobre Fútbol-espectáculo, Cultura y sociedad, editado por la Universidad Iberoamericana,15 aunque estos últimos, mucho más orientados a la sociología y temas de actualidad social. En cuanto a bibliografía proveniente de Europa, Estados Unidos y Sudamérica, a la primera la he aprovechado sobre todo en lo que concierne a la historia de los deportes del capítulo número uno. A la segunda con autores que se han especializado en el deporte en México y en Latinoamérica, como son Joseph Arbena16 seguidor de la teoría de Allen Guttman, autor que veremos más adelante, y que en sus escritos ha calificado a América Latina como una región receptora o sin oposición de los deportes de países más desarrollados17, y William Schell, en su artículo sobre el coronel Pate, hombre fundamental en la promoción del deporte durante el Porfiriato.18 Sobre bibliografía latinoamericana, han sido imprescindibles los ya citados trabajos del sociólogo argentino Pablo Alabarces y las compilaciones del mismo autor para situar la realidad académica y social del deporte en la región y el excelente libro de Julio Frydenberg,19 en 12 María José Garrido Asperó, “El automovilismo deportivo en México. Sus primeros clubes y competencias (siglo XX). Historia Crítica, Universidad de los Andes, julio-septiembre de 2016. 13 María José Garrido Asperó, Para sanar, fortalecer y embellecer los cuerpos. Historia de la gimnasia en la ciudad de México, 1824-1876, México, Instituto Mora, 2016. 14 Gabriel Angelotti Pasteur, Chivas y tuzos. Íconos de México. Identidades colectivas y capitalismo de compadres en el fútbol nacional. México, El colegio de Michoacán, 2010. 15 Samuel Martínez (coord.) Fútbol –espectáculo, Cultura y sociedad. México, Afínita-Universidad Iberoamericana, 2010. 16 Joseph Arbena, “Sport, Development and Mexican Nationalism, 1920-70”, en Journal of Sport History, Vol, 18, No.3, 1991, pp.350-64 y Joseph Arbena “The Later Evolution of Modern Sport in Latin America: The North American Influence”, en J.A. Mangan and Lamartine P. Da Costa, ed., Sport in Latin America Society. Past and Present, London, Frank Cass Publishers, 2002, pp. 43- 58. 17 Ana Laura de la Torre Saavedra, op.cit, p.24 18 William Schell, “Lions, Bulls, and baseball: Colonel R.C. Pate and modern sports promotion in Mexico”, Journal of Sport History, Vol.20, No.3, 1993 19 Julio Frydenberg, Historia Social del Fútbol. Del amateurismo a la profesionalización. Buenos Aires, Siglo XXI, 2001. 9 que explica un poco sobre la historia de algunos deportes en la Argentina del siglo XIX, enfocándose en el popular fútbol. En lo que respecta a los trabajos de difusión, como ejemplo, los libros publicados por editorial Clío20 relativos a deportes como son el fútbol, boxeo, o béisbol, sólo están pensados para una distribución masiva y mucho más comercial, por lo que han optado por eliminar el aparato crítico, ocasionando que el lector no pueda identificar las fuentes. En su gran mayoría, son escritos por periodistas, aunque en el caso de algunos de los libros sobre fútbol, el autor tiene la formación de historiador, como es el de Crónica del fútbol mexicano, Por amor a la camiseta (1933-1950), de Carlos Calderón Cardoso.21 En definitiva, son documentos que sólo pueden servir como una primera referencia, de muy poco rigor y no como investigaciones académicas. En este trabajo, por lo tanto, he intentado utilizarlos al mínimo y siempre contrastando esa información con recursos hemerográficos. Es necesario mencionar también los trabajos que llevó a cabo William Beezley, historiador norteamericano, en la década de los ochenta y noventa del siglo pasado, pues han influido y servido a muchos de los que nos interesan los temas de diversiones o cotidianidades en la ciudad de México. Por mencionar algunos, el libro Judas at the Jockey Club and other episodes of Porfirian Mexico,22 y el artículo “El estilo porfiriano: deportes y diversiones de fin de siglo”.23 Entre otras cosas, han sido muy importantes porque en ellos, Beezley acuñó el término de “persuasión porfiriana” para referirse a todas estas nuevas diversiones y entretenimientos que llegaron al país durante los sucesivos períodos presidenciales de Porfirio Díaz, entre ellos los deportes, y cómo la sociedad mexicana los asimiló y aceptó. A grandes rasgos, Beezley asevera que después de la pacificación del país por parte del general Díaz y del restablecimiento de relaciones diplomáticas y reconocimiento gubernamental 20 Entre ellos, están los tomos de Crónicas del Fútbol Mexicano, sobre Historia de la Selección Mexicana de fútbol, sobre la Historia del Estadio Azteca, los tomos de Pasión por los guantes, una Historia del boxeo, los que se refieren al béisbol o a la historia de equipos de fútbol como Chivas o Tigres. 21 Carlos Calderón Cardoso, Por amor a la camiseta (1933-1950), México, Clío, 1998. 22 William Beezley, Judas at the Jockey Club and other episodes of Porfirian Mexico, Lincoln and London, University of Nebraska, 1987. 23 William Beezley, “El estilo porfiriano. Deportes y diversiones de fin de siglo”. Historia Mexicana XXXIII, no.2, 1985: 265-284 10 con potencias como Gran Bretaña y Estados Unidos, se crearon las condiciones necesarias para que México entrara, con banderas levantadas, a la economía mundial. Esto trajo como consecuencia, el establecimiento en México de muchos extranjeros para hacer negocios que, sintiéndose protegidos por la pax porfiriana y con los privilegios propios de su clase, comenzaron a importar los distintos entretenimientos de sus lugares de origen. Los mexicanos, al ver estas nuevas costumbres provenientes de naciones más adelantadas, terminaron por copiar y asimilar, las distracciones de la burguesía internacional. Es cierto, entonces, que esta “persuasión porfiriana” puede aplicarse para explicar generalidades de la sociedad mexicana de finales del siglo XIX, pero hay que interpretarla con cuidado cuando se refiere al desarrollo de los deportes, pues aunque es cierto que las condiciones para hacer de ellos una costumbre cotidiana y competitiva se dieron durante la última década del siglo XIX, tampoco debemos creer que los mexicanos aceptaron todas las prácticas deportivas que aparecieron en el panorama citadino simplemente por copiar a los extranjeros. Concretamente, basta mencionar la reticencia y mala publicidad que la misma prensa contemporánea hizo de actividades —el rugby, el fútbol americano, y en un principio, al boxeo— a las que consideró violentas o poco dignas de un pueblo que asumía el discurso del “orden y la paz” porfiriano.24 En definitiva, si bien es cierto que las condiciones establecidas desde el gobierno propiciaron el desarrollo deportivo, tampoco todos los deportes fueron asimilados por los mexicanos, pues hubo un constante aprendizaje y elección entre lo que se ofrecía y lo que gustaba. Al respecto, con razón, dice Miguel Ángel Esparza: El surgimiento y eventual nacionalización de los deportes, no fue un proceso natural tal y como refiere Beezley, sino que fue necesario configurar las actividades deportivas según la idea y visión de la sociedad mexicana para adaptarlas a la realidad social del país y practicarlas conforme a la complexión y cualidades físicas de los individuos y así romper con las barreras culturales y encontrar un momento y lugar en la sociedad para que pudieran compaginar con los patrones de entretenimiento ya arraigados y acordes a la idiosincrasia, horarios y costumbres del pueblo mexicano. 24 La Patria de México, 3 de enero de 1897, p.1 y Chester Urbina Gaitán, “Prensa, deporte y sociabilidad urbana en México D.F. (1851-1910)” Revista Ciencias Sociales. Universidad de Costa Rica, no.149, 2015 11 Asimismo, fue necesario desarrollar un sistema deportivo conformado por una comunidad donde deportistas, equipos, entrenadores, clubes, periodistas, empresarios y aficionados participaran como practicantes o espectadores de una dinámica de competencias reguladas por organismos autónomos que estarían encargados de administrar los recursos humanos y financieros de cada deporte y que facilitar la formación de nuevos deportistas y sobre todo de los récords.25 De ahí que, en momentos, la “persuasión porfiriana” de Beezley, podría parecer una teoría determinista, que no se puede aplicar a este tema, al menos, no como una ley. A pesar de esto, sigue siendo una valiosa fuente de estudio, y una referencia indiscutible. Puedo asegurar con total certeza, al igual que Beezley que, en nuestro país como en tantas otras naciones del mundo, la gran mayoría de los deportes modernos arribaron de Inglaterra y de los Estados Unidos, en las últimas décadas del siglo XIX. Y que fue durante el largo gobierno de Porfirio Díaz, cuando se crearon las condiciones mínimas para que cada uno de éstos fueran encontrando acomodo entre la población mexicana, en un primer momento dentro de las élites y más tarde, entre las otras clases sociales. También, que estas prácticas venían a unirse a la modernidad que el régimen pregonaba, ya fuera en los adelantos tecnológicos propios de la época, como el cine, el teléfono y el telégrafo o los eventos sociales de etiqueta y lujo cada vez más visibles que se celebraban en la capital del país. Es indudable, además, que una gran cantidad de deportes que aún se juegan encontraron, durante el Porfiriato, un gusto entre una parte de la población y que éste fue creciendo, casi sin contratiempos. A las cada vez más constantes prácticas cotidianas, se fueron sumando características que lo llevaron al desarrollo sostenido, pero de todas ellas, dos fueron las más importantes: la unidad de socios y simpatizantes en los clubes sociales y la prensa. De los primeros, es innegable que sólo en ellos, al menos durante la época más primigenia, se encontraron las particularidades necesarias para dar el salto de simple diversión a competencia regulada. A partir de la instauración de los 25 Miguel Ángel Esparza Ontiveros, op.cit. p.17-18. 12 distintos clubes en México, como el Reforma Athletic Club, el Churubusco Athletic Club, el Mexican Athletic Club o incluso el “Colegio de Mascarones” o la YMCA, se comenzó a buscar terrenos idóneos para las prácticas, mejores jugadores, competencia entre los miembros o entre otros equipos y, en definitiva, a llevar un récord de los resultados y juegos, lo que consiguió una racionalización total del deporte. Fue en los clubes, donde además de desarrollarse valores como la igualdad entre los practicantes, el prestigio social y un elitismo aristocrático, también se forman la institucionalización y reproducción entre el deporte y el ejecutante.26 Sobre la prensa, aportación historiográfica de la investigación que aquí presento, sostengo como pregunta fundamental que fue la principal impulsora del incipiente deporte mexicano ya que ofreció la inmediatez del día a día convirtiéndose en la gran catalizadora de muchas de las pulsiones más inminentes de todo tipo de acontecimientos, en este caso, los deportes. A través de la lectura y el riguroso análisis de las páginas de las publicaciones periódicas porfirianas, busqué responder la siguiente hipótesis de trabajo: ¿la prensa fue la gran impulsora del deporte en la Ciudad de México? En ese sentido, como objetivos secundarios, tratar de esclarecer ¿cuáles fueron los deportes que más se difundieron?, ¿cuáles gozaron de más popularidad durante el período? y ¿por qué llegaron a establecerse en la cotidianidad citadina? La prensa es la principal fuente y objeto de estudio de esta investigación, razón por la que, para lograr esta encomienda, los libros, tesis y artículos que me han servido como una valiosa guía son los de México 1900. Percepciones y valores en la gran prensa capitalina27, de Nora Pérez-Rayón Elizundia, Escenario de la prensa en el Porfiriato28, de Florence Toussaint Alcaraz, El periodismo en México, 450 años de Historia de María del Carmen Ruiz Castañeda,29 de Clara 26 Xavier Pujadas y Carles Santacana, “El club deportivo como marco de sociabilidad en España. Una visión histórica (1830-1975)”, Hispania, Vol.63, No.214, 2003, p.507 27 Nora Pérez-Rayón Elizundia, México 1900. Percepciones y valores en la gran prensa capitalina, México, Universidad Autónoma Metropolitana, 2001. 28 Florence Toussaint Alcaraz, Escenario de la prensa en el Porfiriato, México, Fundación Miguel Buendía, 1989. 29 Maria del Carmen Ruiz Castañeda, Luis Reed Torres y Enrique Cordero y Torres, El periodismo en México. 450 años de Historia. Universidad Nacional Autónoma de México, 1980. 13 Guadalupe García, El periódico El Imparcial. Primer diario Moderno de México,30 de Laura Navarrete Maya y Blanca Aguilar Planta, La prensa en México (1810- 1915),31 la tesis de Doctorado y artículos de Laura Edith Bonilla de León, “El periodismo, un espacio público moderno en la pluma de Manuel Caballero”,32 “La función social del periodismo en el Porfiriato”33 “La imagen política de un gobierno: Porfirio Díaz y su relación con la prensa”34 de Alberto del Castillo Troncoso, “El surgimiento de la prensa moderna en México”35 y muy especial la tesis de maestría de Imelda Paola Ugalde Andrade, “Arte y Letras o la construcción del imaginario social de la élite porfiriana, 1904-1912”,36 porque además tuve la fortuna de escuchar los consejos y opiniones de la autora. En lo que respecta a diarios y publicaciones periódicas, he tratado para esta investigación, basarme en los que informaban en español, esto porque me interesa, de manera muy especial, comprender cómo llegaba la información a una gran cantidad de personas que, obvio, tenían este idioma como su lenguaje cotidiano. He utilizado una gran cantidad de diarios y publicaciones periódicas, por nombrar sólo algunos: Álbum de Damas, Arte y Letras, El Colmillo Público, El Contemporáneo, Gaceta de Policía, El Imparcial, La Voz de México, The Mexican Sportsman, El Monitor Republicano, El Mundo, El Mundo Ilustrado, El Nacional, El Siglo Diez y Nueve, El Tiempo, El Tiempo Ilustrado y El Universal. Sé que algunos de estos diarios presentaron diferencias durante la época, como el periódico pro-católico El Tiempo con uno de tendencia más liberal como El Monitor Republicano, pero en este caso no he privilegiado a ninguno por ideología o tendencia, sólo me he basado en la información que alguno de ellos 30 Clara Guadalupe García, El periódico El Imparcial. Primer diario moderno de México. (1896- 1914). México, Centro de Estudios Históricos del Porfiriato, 2003 31 Laura Navarrete Maya y Blanca Aguilar Planta, (coordinadoras), La prensa en México (1810- 1915), México, Addison Wesley Longman, 1998. 32 Laura Edith Bonilla de León, “El periodismo, un espacio público moderno en la pluma de Manuel Caballero”, Tesis de Doctorado, Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Filosofía y Letras, 2011. 33 Laura Edith Bonilla de León, “La función social del periodismo en el Porfiriato” en Itinerario de las miradas, Vol. III, año III, No.71, 30 nov. 2004, 34 Laura Edith Bonilla de León, “La imagen política de un gobierno: Porfirio Díaz y su relación con la prensa”, en Nuestra Historia, T.IV, No.45, feb.2001 35 Alberto del Castillo Troncoso, “El surgimiento de la prensa moderna en México”, en Belem Clark de Lara y Elisa Speckman (coordinadoras) La República de las letras. Asomos a la cultura escrita del México decimonónico, Vol. II, México, UNAM, 2005 36 Imelda Paola Ugalde Andrade, “Arte y Letras o la construcción del imaginario social de la élite porfiriana, 1904-1912”. Tesis de Maestría, Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de Filosofía y Letras, 2012. 14 pudiera dar sobre los deportes que aquí expongo. En los casos de revistas como Arte y Letras y Álbum de Damas mi interés por revisarlas ha sido porque la primera fue una de las revistas, a mi consideración, que ilustraron muy bien las distracciones de la vida social en las élites porfirianas,37 y la segunda porque al estar enfocada en los asuntos de las mujeres y estas al ser partícipes en algunos deportes que se practicaron durante el Porfiriato, tuve interés por seguirla y observar la forma en la que trataban el tema, como fueron los consejos de la publicación hacia las damas, moda femenina y otras cosas más, porque al final, el deporte comenzaba a ser una incipiente industria. Es cierto que, en diarios de la época, como Daily Anglo American, Mexican Herald o Two Republics, que se publicaban en inglés, podremos encontrar muchas más noticias referentes al deporte, por la sencilla razón que muchos de los primeros jugadores fueron de la colonia inglesa o norteamericana y trataban de encontrar una difusión más amplia del deporte que ellos practicaban. Sin embargo, he intentado limitar el uso de estos diarios para localizar fechas exactas relativas al origen de los primeros encuentros, confirmar eventos o en casos específicos en los que la prensa en español no documenta el hecho. Por lo demás, me ha enriquecido también encontrar diferentes opiniones sobre el mismo acontecimiento, en los que podemos observar las diferencias culturales. Realizar una investigación teniendo a la prensa como fuente primordial implica un arduo trabajo, aunque también muy satisfactorio. A través de sus páginas, encontramos hábitos, costumbres, rutinas, ideologías, y todo un entramado o espejo social en donde se refleja, en este caso, la vida diaria de la sociedad porfiriana. Para los historiadores, también, por medio de un análisis crítico puede abrir nuevas vías de estudio hacia la historia social o historia de las mentalidades. El trabajo está dividido en tres capítulos. El primero hace un breve recuento sobre los estudios del deporte a través de los años y cómo estos han influido en las nuevas investigaciones. Este apartado nos permite entender cómo se formuló el concepto de “deporte” en la historia; razón por la que, pongo especial énfasis en las diferencias entre juego y sport y el desarrollo de ambos durante el siglo 37 Imelda Paola Ugalde Andrade, op.cit, p.11 15 XIX. Es importante mencionar que no todo lo que se consideró en la prensa como “sport” corresponde a actividades deportivas. También se hace un recorrido por la historia de cada uno de los deportes que se practicaron de manera más frecuente durante el Porfiriato. El segundo capítulo, contiene el marco histórico del período que estudio y de la prensa porfiriana; así como, un análisis de las diversiones y actividades físicas que aparecieron durante todos esos años y que en algún momento se les confundió o se les dio el trato de deportes. Vale la pena insistir en este punto y dejar muy clara la diferencia entre un simple ejercicio físico y lo que se puede denominar como sport a toda regla. En el tercer capítulo, se aborda el análisis acerca del origen de los deportes en México, cómo fueron desarrollándose y estableciéndose en el gusto de los habitantes de nuestro país. Como fuente principal, como dije con anterioridad, me basé en las noticias publicadas por la prensa, haciendo hincapié en su trascendencia para la consolidación de cada una de las prácticas deportivas. He tomado el lapso que abarca de 1880 a 1910, porque estoy convencido de que es justamente ahí donde se encuentran los orígenes y fortalecimiento de cada uno de los deportes en México. Si bien es cierto que el jai-alai y el cricket tienen una peculiaridad en su desarrollo que arrastra su historia, en el caso del primero hasta la época colonial y en el segundo a los primeros años de vida independiente, considero que estas dos actividades se fortalecieron y llegaron a su apoteosis en el período correspondiente. Sé además que, a partir de 1911, el conflicto social revolucionario que atravesó el país propició que muchos de los deportes que aquí analizo trastocaran su cotidianidad, aunque la Revolución no los detuvo. Fue hasta mediados de la segunda década del siglo XX cuando se frenó, en muchas ocasiones, su ascenso y práctica. También, he recurrido al uso de imágenes para escenificar la importancia que este nuevo recurso tecnológico tuvo en la época porfiriana. Pues a través de éstas, se puede encontrar gran parte del modelo de vida y percepción idealizada de lo que los dirigentes del país buscaban transmitir. Esto es, modernidad, adelanto y status quo. Por desgracia, y aunque he tratado de utilizar fotos que sean del lapso de estudio correspondiente, no lo he conseguido en todos los 16 casos y algunas de ellas son de la segunda década del siglo XX. De cualquier modo, creo que cumplen con el cometido. Todo trabajo histórico tiene limitaciones y carencias y éste no es la excepción. Aunque, confío en que, por ser un campo de estudio relativamente nuevo, aporte algunas luces a investigaciones futuras, o incluso, continuarlo. La importancia y riqueza del sport porfiriano, que abrió una nueva mentalidad, una manera de experimentar sensaciones y sentimientos es un tema que puede enriquecer nuestra visión de historia relacionada al ocio y a la cotidianidad. 17 I. Entre juegos y deportes. Desde tiempos inmemoriales, el hombre ha utilizado el juego como modo de convivencia y para relacionarse con sus semejantes. En algunas de las civilizaciones más antiguas, como la griega, la china, la egipcia, e incluso en las antiguas culturas americanas, el juego, de distintas maneras, estuvo presente. Sin embargo, estas expresiones lúdicas nada tienen que ver con lo que hoy denominamos juego o deporte. El tipo de juego, la actitud con que se juega, la manera en que se juega, hacen del juego un símbolo de una determinada cultura y de su cosmovisión. Es claro que el juego de pelota azteca no puede ser jugado por nosotros. Alguien dirá que sí, que incluso hoy todavía se juega, pero, ¿estamos realmente jugando lo mismo? Y fijémonos en la ambivalencia con la que se carga a la palabra jugando en la última pregunta, precisamente en razón de este principio antropológico-cultural. Este principio marca un abismo entre las Olimpiadas de los griegos y las nuestras, pues lo que se está jugando no es lo mismo y lo que se juega es parte de la totalidad del fenómeno que llamamos juego.38 Conforme los siglos fueron avanzando y paralelo al avance tecnológico y científico, el estudio de las ciencias sociales y humanísticas, también se fue incrementando. Algunos hombres, deseosos de responder algunas de las preguntas acerca de los orígenes del juego, se dedicaron a discernir sobre el comportamiento que el hombre, en su desarrollo como ser social, ha tenido para éste. Así, a mediados del siglo XIX, se dan los primeros acercamientos al fenómeno deportivo desde el ámbito de las ciencias sociales.39 La génesis en el estudio de los juegos y los deportes, como podría llamarse a este período, fue obra de tres autores muy reconocidos hasta nuestros días: Herbert Spencer, Edward B. Taylor y Thorstein Vebler. El primero, en su obra Educación, de 1860, propuso, muy al contrario de las ideas de su época, basadas en la educación integral y los ejercicios mecánicos impartidos en las escuelas, que la gimnasia no era del todo buena en los niños, puesto que era una actividad artificial y de movimientos poco variados, 38 Francisco Vicente Galán Vélez, “Apuntes para una filosofía del juego” en Samuel Martínez, (coord.), Fútbol-espectáculo, Cultura y Sociedad. México, Afínita, Universidad Iberoamericana, 2010, p. 39. 39 Gabriel Angelotti Pasteur, op.cit., p.33. 18 comparada con los movimientos libres que los infantes acostumbran, lo que ocasionaría una desigual distribución de fuerzas en el cuerpo.40 Sin embargo, aceptaba que como no se tenía una mejor opción para el desarrollo físico hasta ese momento, la gimnástica funcionaría. Por su parte, Edward B. Tylor, antropólogo inglés, en su manual titulado Anthropology, publicado en 1881, estudió, entre otras cosas, las “artes útiles” y las “artes recreativas” de los pueblos. Las primeras, consideró, eran todas esas actividades y técnicas empleadas para la subsistencia y las labores de defensa, y las segundas las concernientes al entretenimiento y solaz de los individuos, tales como la poesía, el baile, la escultura, la pintura, y los juegos de todo tipo.41 Para el autor, los juegos fueron manifestaciones que tenían “un fin en sí mismo”, es decir, que se hacían sin ningún propósito. Vio en ellos, además, reminiscencias de actividades del pasado que sólo se han ido modificando con el paso del tiempo. Años después, Johan Huizinga retomó algunas de sus ideas para formular sus tesis sobre los juegos. Finalmente, Thorstein Vebler, economista y sociólogo de los Estados Unidos, escribió, en 1899, La teoría de la clase ociosa, libro en el que retrató de forma un tanto irónica a la clase más favorecida económicamente de los Estados Unidos. Según Vebler en su estudio, las clases altas eran las que se ocupan de las labores dignas, esas que acarrean hazañas y proezas; y las clases bajas, eran aquellas que se ocupan de las labores relacionadas con el mantenimiento, la industria y la subsistencia, es decir, las labores menos gratificantes.42 Uno de los símbolos de status que Vebler veía en la clase privilegiada era el derroche de tiempo en actividades “inútiles”, tales como los deportes, tan de moda en el ocaso del siglo XIX. Ese gasto inútil de tiempo en cosas improductivas, propia de la visión del liberalismo económico del siglo XIX, significaba poner en evidencia la diferencia entre clases y capacidad monetaria. 40 Herbert Spencer, Educacion intelectual, moral y física, Buenos Aires, Albatros, 1946. 41 Gabriel Angelotti Pasteur, op. cit. p.38. 42 Thorstein Vebler, La teoría de la clase ociosa, Madrid, Alianza Editorial, 2004 19 Ya en el siglo XX, los estudios del filósofo e historiador holandés Johan Huizinga43 y del sociólogo francés Roger Caillois44 fueron imprescindibles para acercarnos al estudio del deporte, además de que prefiguraron nuevas investigaciones. El primero, nos acercó la tesis de que el juego es una actividad humana ejemplar, que está en la base de toda formación cultural. Sin embargo, el ingrediente lúdico propio del juego, por pasar desapercibido, era visto tan sólo como un fenómeno generativo de un tipo de actitud cultural y no como lo que realmente significa, es decir, un anticipo a la cultura.45 Roger Callois continuó la tesis de Huizinga, y para mostrar la vinculación entre cultura y juego, estableció una división de los juegos. Lo hace de la forma siguiente: Luego del examen de las diferentes posibilidades, propongo con ese fin una división en cuatro secciones principales según que, en los juegos considerados, predomine el papel de la competencia, del azar, del simulacro o del vértigo. Las llamo respectivamente Agon, Alea, Mimicry e Ilinx. Las cuatro pertenecen claramente al terreno de los juegos; se juega al fútbol, a las canicas o al ajedrez (agon), se juega a la ruleta o a la lotería (alea), se juega al pirata como se interpreta (francés: on joue) a Nerón o a Hamlet (mimicry) y, mediante un movimiento rápido de rotación o de caída, se juega a provocar en sí mismo un estado orgánico de confusión y de desconcierto (Ilinx).46 En algunos juegos, estas divisiones pueden mezclarse o pueden contener, en su práctica dos o más de estas características. Como ejemplo, un partido de fútbol, que corresponde según Caillois al Agon, al incrementarse con los uniformes, la solemne inauguración, el desarrollo reglamentado y el aliento de los espectadores, hacen que el espectáculo se transforme también en parte de la Mimicry. Estas clasificaciones de Caillois, en estudios más recientes, sobre todo norteamericanos, como veremos más adelante, se han expresado de distinta manera, pero con la misma o, al menos, parecida esencia: el play, el game y el sport. En ésta última, es decir, el deporte, Johan Huizinga dejó de ver cultura y comenzó a ver sólo una falsificación del juego. Cuando existe la seriedad, la 43 Johan Huizinga, Homo Ludens, España, Alianza Editorial, 2000. 44 Roger Caillois, Teoría de los juegos, Barcelona, Seix Barral. 45 Francisco Vicente Galán Vélez, op. cit. p.9 46 Roger Caillois, op. cit. p.41. 20 productividad y reglas muy restringidas, el juego deja de ser divertido, se vuelve pesado, y se convierte, para él en una urgencia, en una degeneración. Estamos ya cerca del fin: una cultura auténtica no puede subsistir sin cierto contenido lúdico, porque la cultura supone cierta autolimitación y autodominio, cierta capacidad de no ver en las propias tendencias lo más excelso, en una palabra, el reconocer que se halla encerrada dentro de ciertos límites libremente reconocidos. La cultura exige siempre, en cierto sentido, “ser jugada” en un convenio recíproco sobre las reglas. La cultura verdadera exige siempre y en todos los aspectos el fair play. El aguafiestas rompe con la cultura. Para que en este contenido lúdico sea culturalmente creador tiene que presentarse puro. No consistirá en la ofuscación o negación de las normas prescritas por la razón, la humanidad o la religión; no debe ser la falsa apariencia tras cuya máscara se esconda el propósito de realizar ciertos fines mediante ciertas formas de juego cultivadas expresamente a este propósito. El juego auténtico rechaza toda propaganda. Tiene su fin en sí mismo. Su espíritu y su tono son de alegre entusiasmo y no de excitación histérica. La propaganda actual, que quiere apoderarse de todos los rincones de la vida, trabaja con recursos adecuados para producir histéricas reacciones de masas, y por consiguiente, a pesar de las formas lúdicas que adopta tan a gusto, no puede ser considerada como una manifestación moderna del espíritu del juego, sino como una falsificación.47 Tiene razón Huizinga al observar que entre más obligatoriedad existe en un juego, por ende, menos divertido se vuelve, pero no por eso, a mi entender, es una degeneración pues, ¿cómo saber qué el deportista profesional no se sigue divirtiendo como un niño a la hora de ejercer su deporte?, incluso cuando sienta la enorme necesidad de ganar debido a los compromisos económicos y sociales que en la actualidad los deportistas adquieren. Sin embargo, sus tesis fueron de gran provecho y acarrearon nuevas investigaciones en los años venideros. Los años sesenta del siglo XX, se convirtieron en un período de importantes transformaciones políticas, económicas y sociales en todo el mundo. El estudio de los deportes no fue la excepción y a partir de esa década comenzaron los “estudios o teorías críticas del deporte”, con hombres como Jean-Marie Brohm, George Vinnai, Luigi Volpiccelli y P. Laguillaumie, entre otros. Todos ellos de pensamiento marxista relacionados con la Escuela de Frankfurt.48 La mayoría de estos pensadores, aunque con algunas diferencias, veían al deporte moderno como un engranaje más de los procesos capitalistas. Algunas de las similitudes 47 Johan Huizinga, en Francisco Vicente Galán Vélez op. cit, p. 41. 48 Gabriel Angelotti Pasteur, op.cit, p. 58. 21 que señalaron fueron los principios de rendimiento, productividad y eficacia, propios de la sociedad industrializada. Además, claro, de la burocratización, jerarquización y mecanización de los atletas. A grandes rasgos, señalaron al deportista como una mercancía y al deporte como una distracción para el proletariado mundial. Aunque algunos de sus enunciados han sido correctos y siguen vigentes, sobre todo en lo concerniente a la transformación de los clubes en empresas privadas o la mercantilización de los deportistas, también han sido criticados por hombres como Eric Dunning o Alan Tomlinson49 que los consideran reduccionistas. Para finalizar este brevísimo recorrido, es necesario hablar sobre el libro From ritual to record, del historiador Allen Guttmann, pues en él se establecen claras diferencias entre juego y deporte. Esta clasificación, además, ayudará a distinguir los lineamientos acerca de la mayoría de los deportes que se practicaban en la ciudad de México, a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Allen Guttmann, historiador norteamericano, después de observar un partido de fútbol en Alemania, quedó sorprendido por la pasión que ese deporte, desconocido para la mayoría del pueblo estadounidense, despertaba en la gente alemana. En ese momento, dijo,50 decidió hacer una comparación entre los deportes más populares en Europa y los de su país, sin embargo, al comenzar la investigación y las lecturas, se dio cuenta que las verdaderas diferencias no estaban entre los Estados Unidos y Europa, sino cómo se practicaron los deportes en el pasado y cómo se practican en el presente. Por lo que se dedicó a establecer las características de los deportes modernos y sus diferencias con los juegos de antaño. Englobó los resultados que arrojó su investigación en siete cualidades distintivas propias del deporte que lo diferencian del juego: secularismo, igualdad, especialización, racionalización, organización burocrática, cuantificación y búsqueda de récord. Y lo complementa, también, 49 Ibíd., p. 61-62. 50 Interview by Caroline J. Hanna, “My life: Allen Guttman”, Amherst College, 2010, https://www.amherst.edu/amherst-story/magazine/issues/2010winter/guttmann, (consultada el 11 de agosto de 2017). https://www.amherst.edu/amherst-story/magazine/issues/2010winter/guttmann 22 con la clasificación entre play, games, contests y sport. Estas siete características y su significado son: El carácter secular se refiere a que los deportes modernos no se realizan con fines religiosos o místicos ni con la esperanza de que provoquen algún cambio en la naturaleza como muchas actividades físicas del pasado. La condición de igualdad, por su parte se manifiesta de dos maneras: en la oportunidad que todos tenemos de participar en una competencia y en la seguridad de que las condiciones imperantes en la misma serán las mismas (en el tiempo y el espacio). La especialización queda patente en la existencia de niveles en las competencias basadas en categorías tangibles entre los deportistas, tales como la edad, el peso, o la habilidad. El cuarto de los enunciados, la racionalización, representa el acto y efecto de hacer las técnicas y organizaciones más adecuadas a sus fines, más eficientes en su funcionamiento. La burocratización da cuenta del grado de organización y complejidad que poseen los deportes, integrado por clubes, asociaciones y federaciones nacionales e internacionales. La cuantificación y la búsqueda del récord están relacionadas con la imperiosa necesidad de lograr mejores resultados en todos los renglones deportivos. 51 Tabla de comparación de los deportes siguiendo la clasificación de Guttmann.52 Deporte primitivo Deporte griego Deporte romano Deporte medieval Deporte moderno Secularización Si/ no Sí/no Sí/no Sí/no Sí Igualdad No Sí/no Sí/no No Sí Especialización No Sí Sí No Sí Racionalización No Sí Sí No Sí Burocracia No Sí/no Sí No Sí Cuantificación No No Sí/no No Sí Récord No No No No Sí 51 Gabriel Angelotti Pasteur, op.cit, p. 64. 52 Tabla tomada de Allen Gutmann en Gabriel Angelotti Pasteur, op.cit, p. 65 23 Tabla 1. “Diferencia entre juego y sport” Juego (play) Juego espontáneo Juego organizado (games) Juegos no competitivos Juegos competitivos (contests) Concursos intelectuales Concursos o competiciones físicas, deportes (sports) Fuente: Tabla tomada de Allen Gutmann en Gabriel Angelotti Pasteur, op.cit, p. 63. Esta clasificación, aquí estructurada, me permitirá hablar sobre los deportes que, a mí parecer, ya cumplían con todas estas características desde la última década del siglo XIX mexicano y en cómo la prensa se encargó de difundirlos y promoverlos, haciendo de ellos también una parte importante para la cotidianidad y diversión de los habitantes de la ciudad de México. Los deportes de los que me ocupo son aquellos que iniciaron, en su mayoría, en la Europa de mediados del siglo XIX, que llegaron a México a finales del mismo y que hoy se han convertido, sin lugar a dudas, en uno de los negocios más lucrativos del siglo XXI. 24 1.1. La génesis del deporte moderno. La génesis del deporte moderno tiene su cuna en la Inglaterra de mediados del siglo XIX. Según Norbert Elías y Eric Dunning, la razón por la que el país isleño se convirtió en el creador de la mayoría de los deportes que hoy conocemos, es que fue la primera nación europea en lograr una pacificación auto impuesta, lograda no por un príncipe y sus ministros, sino por los miembros de una oligarquía autónoma sobre sí mismos y unos sobre los otros en el siglo XVIII.53 A partir de ahí, los miembros de las clases altas comenzaron un proceso de civilización y de sensibilidad que no alcanzó ninguna otra nación europea. Con el paso de los años, esa pacificación se convirtió en la búsqueda de emociones que antaño daban las batallas. El riesgo de la muerte y del desafío físico provocaron las “batallas sin consecuencias” que los deportes otorgaban. Y he descubierto que los humanos […] aparte totalmente de la placentera emoción-excitación del sexo, necesitan otras clases de excitación agradables, que la emoción de la batalla es una de ellas y que, en nuestra sociedad, una vez establecido un alto nivel de pacificación, ese problema lo han resuelto en cierta medida las batallas miméticas, las cuales, representadas a modo de juego en un contexto imaginario, son capaces de producir esa agradable emoción de los combates reales con un mínimo de daño para los seres humanos.54 Como podemos leer, la fiebre emocional y el placer que desataban antiguamente las victorias o derrotas en las batallas bélicas, que tantas vidas causaron en el campo de combate, podían ser suplantadas, sin riesgo, o al menos con un riesgo mínimo, gracias a los deportes. Este proceso de sensibilización y de civilidad del que habla Dunning ocasionó, tal vez, que los antiguos juegos que se practicaban en Europa, fueran objeto de una revisión con afán de reglamentarlos para evitar lesiones o vulgarizaciones. Y aquí entran en escena los clubes sociales que empiezan a proliferar por todo el viejo continente. Los primeros clubs deportivos fueron creados en Gran Bretaña en el siglo XVIII por aristócratas deseosos de fijar las reglas de juegos que practicaban, 53 Norbert Elias y Eric Dunnig, op. cit. p.76. 54 Ibíd., p. 77-78 25 además de controlar la procedencia social de los jugadores.55 Fue claro que el deporte era un juego de estatus y jerarquías, en el que la gente podía disfrutar de sus momentos de ocio y relacionarse con sus “iguales”. En una primera etapa, los clubes sirven para institucionalizar el deporte y reglamentarlo. Nacieron los clubes de canotaje, los de fútbol, los de atletismo, tenis, etc. Las Public Schools, copian la organización de los primeros clubs y comienzan a propagar los juegos, llevándolos, a otros lugares, sobre todo a las universidades. Uno de los ejemplos más nítidos de esta relación fue lo que pasó con el fútbol. La Public School de Rugby, por los años 40 del siglo XIX, llegó a democratizar el juego de tal forma, y le dio tanto realce y pasión, que 30 años después, había en la Gran Bretaña unos 1000 clubs del juego de rugby. De este juego deriva el fútbol association, que se separó del rugby por la tendencia violenta de éste.56 Los deportes se expandieron rápidamente por Inglaterra, incluso llegaron a los círculos obreros, como es el caso del equipo de fútbol Arsenal, fundado en 1886 por los obreros del arsenal londinense de Woolwich.57 Inglaterra, al ser la nación más desarrollada industrialmente y al tener colonias y negocios en prácticamente todo el mundo, exportó su modelo y como un virus, los clubes proliferaron. El deporte moderno, hijo de la apatía de una clase privilegiada, según nos dicen Elías y Dunning, fue también un producto del capitalismo que se expandía.58 Los relojes para medir los récords, las pelotas de caucho, las llantas de las bicicletas, los equipos deportivos y demás accesorios, no hubieran podido existir y tener un mercado si no hubiera un mundo cada vez más global. 55 R.Thomas, A.Haumont, J.L.Levet, Sociología del deporte, Barcelona, Bellatierra, 1988. 56 Jean Le Floc`hmoan, La génesis de los deportes, Barcelona, Editorial Labor, p. 103 57 History, Dial square to north London”, Arsenal F.C. mayo de 2017, https://www.arsenal.com/history/laying-the-foundations/laying-the-foundations-overview, (consultada el 10 de agosto de 2017). 58 Norbert Elias y Eric Dunnig, op.cit, p.85 https://www.arsenal.com/history/laying-the-foundations/laying-the-foundations-overview 26 1.2 Los deportes modernos a través del tiempo. Desde su nacimiento, los deportes han tenido características propias que los han hecho únicos en cuanto a su especificidad. A pesar de que todos tienen su origen en diferentes circunstancias y lugares, casi todos encontraron su nivel óptimo, en cuanto a reglas y dinamismo, en el siglo antepasado. Como he mencionado líneas arriba, fue en los lugares de mayor industrialización dónde se expandieron de mejor forma y también fue ahí, dónde se encargaron de darles sus características finales. Para entenderlos mejor, hablaré un poco de la génesis de cada uno y, para eso, los clasificaré de la siguiente forma: deportes de conjunto, deportes individuales, deportes mixtos, deportes mecánicos y deportes atléticos. Aunque entiendo que cada uno cuenta con una historia propia, éste no es el lugar para ser tratada con más detalles, pero sí es interesante ofrecer un repaso breve, ya que es importante entender cómo las actividades en cuestión fueron perdiendo su espacio lúdico y al mismo tiempo ganando terreno en la competencia. He elegido estos deportes porque por ser los publicitados por la prensa porfiriana, fueron los que encontraron un rápido crecimiento en México. 1.3 Deportes de conjunto. Béisbol. El béisbol tiene sus más lejanos antecedentes en un juego infantil practicado en Inglaterra, de nombre rounders, del que existen noticias desde 1744.59 Este juego, al llegar al nuevo mundo con los colonos ingleses, se le conoció como town ball, the Massachusetts game, one cald cat, y aún baseball.60 Durante los primeros años de vida en los Estados Unidos, cada una de estas variaciones tenía sus seguidores. En 1820, el club The Rochester Baseball Club, ya se dedicaba a jugar alguna de sus variantes, pero todavía no existía un consenso en sus reglas. Fue hasta 1845, cuando los miembros del club 59 Alfredo Michel, EUA y los deportes: una historia paralela, México. Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, 1994, p.101. 60 Ídem. 27 Knickerbocker Base Ball Club en Nueva York ─sus miembros eran pequeños propietarios, empleados, banqueros─, decidieron encomendarle a Alexander Joy Cartwright61 que definiera las reglas, aunque estas, es justo mencionar, aún no eran como las que hoy conocemos. Esto contradice la leyenda más difundida de que fue Abner Doubleday, un héroe de la guerra civil, en ese estado de Nueva York, el inventor del juego, en 1839. Con las reglas ya establecidas, al siguiente año, 1846, se dio el primer encuentro entre dos clubes, el Knickerbocker, y el Nine, en Hoboken, Nueva Jersey.62 En un principio, el juego se publicitó como el “juego nacional”, jugado solamente por miembros de clubes, “personas honorables” que fomentaban el uso de uniformes de franela y las “buenas costumbres”. Además de que se veía como un juego perfecto para promover una buena salud física, la sobriedad, la fraternidad y la rivalidad a un tiempo, así como el sentido de la democracia y la vida simple del estadounidense original.63 Tan sólo unos años más tarde, en 1858, se fundó la primera liga de béisbol, la National Association of Baseball Players que tuvo a su cargo la elaboración de las reglas que hicieran falta y de conservar la fraternidad del juego.64 La guerra civil estadounidense, ocurrida entre 1861 y 1865, no detuvo la fuerza del béisbol. Tan sólo en 1861, al menos 200 equipos jugaban en Brooklyn, Queens, Manhattan, Westchester y New Jersey.65 Para el final de la década de 1860, ya existían jugadores que cobraban por sus servicios y también se cobraba admisión para los partidos. Era tanta la atracción por ver los encuentros, que en 1869 se formó el primer club abiertamente profesional, los Medias Rojas de Cincinnati, que se encargó de fijar un salario para cada uno de los jugadores y dejar de dar “premios” por su rendimiento. La fuerza del deporte se volvió imparable y ante una profesionalidad aceptada nació, dos años después, la primera liga profesional de béisbol, la 61 Benjamin B. Rader, “Baseball: a history of America’s game”, University of Illinois Press, 3rd ed. 2008, p.7 62 Alfredo Michel, op.cit., p.103. 63 Ídem. 64 Benjamin B.Rader, op.cit., p.6 65 Ibid, p.10 28 National Asssociation of Professional Baseball Players (NAPBP). Esta liga aceptaba a todo equipo que pudiera pagar una cuota de diez dólares, y a cambio pedía que jugaran contra cada uno de los participantes. Entre sus novedades, permitía que al final de cada temporada los jugadores se contrataran con el equipo que más les conviniera. Después de cinco años de funcionamiento, los empresarios dueños de algunas escuadras idearon una liga que acabara con la NAPBP y que estuviera a la altura del “capitalismo estadounidense”.66 De esta manera, en 1876, nació la National League of Professional Baseball Clubs, la actual liga nacional.67 Su objetivo era acabar con las libertades de los jugadores, por lo que suspendieron la oportunidad de que negociaran con equipos diferentes a los suyos al finalizar la temporada, además de que los dueños se reservaban a los cinco jugadores que ellos creyeran sus “activos” más importantes. Por último, la nueva liga se reservó el derecho de aceptar a nuevos clubes. Todo parecía ir viento en popa, pero los enemigos de la nueva liga eran los mismos dueños y sus ansias por la ganancia. Tan sólo dos años después, el equipo de Cincinnati fue expulsado de la liga por vender cerveza en los estadios,68 uniéndose así a Louisville, expulsado por aceptar sobornos y a Nueva York y Filadelfia, acusados de no querer viajar a otros estados para cumplir sus compromisos. Con esta ruptura se creó, paralela, la American Association of Baseball Clubs,69 mejor conocida como “la liga de la cerveza” pues en ésta los dueños aceptaron que se vendiera el líquido en los estadios a cambio de apoyo económico. La desunión duró un poco más de una década, ya que en 1891 volvieron a ser una sola liga, uniéndose más por sus problemas que por sus acuerdos. En 1885, los jugadores, hartos de los abusos, se fueron a la huelga porque la liga fijó el tope salarial en 2500 dólares al año. De esta manera, crearon su propia liga durante todo un año. Después de ser acusados de “terroristas”,70 y con todo en contra, los jugadores y la Liga 66 Alfredo Michel, op.cit, p.107. 67 Larry R. Gerlach, “Not quite ready for prime time: Baseball history, 1983-1993”, Journal of Sport History, Vol.21, No.2 (summer 1994), p.109. (http://www.jstor.org/action/doBasicSearch?si=1&Query=au%3A%22Larry+R.+Gerlach%22&ref reqid=search%3A9aa1d69846a43ffe83fd57fcd91f7933) 68 David Nemec, Daniel Okrent y Harris Lewine, The ultimate baseball book. The classic illustrated history of the world´s greatest game, Houghton Company, 1988, p.15. 69 Ibid., p.16 70 Alfredo Michel, op.cit, p. 109. 29 Nacional limaron sus asperezas y continuaron la relación, no sin antes ganarse una “reducción” en el sueldo, y también que algunos deportistas fueran separados de por vida de su club. Durante más de 10 años la Liga Nacional fue dueña de los destinos del béisbol en los Estados Unidos hasta que, en 1901, la antigua Western League, dirigida por Bancroft Johnson se autonombró “Liga Mayor”, pues había tenido gran éxito convocando a que se abrieran más franquicias en diferentes ciudades.71 En 1903, la liga Nacional no tuvo más remedio que aceptar a la nueva “liga mayor”, ahora Liga Americana, y juntas administrar el deporte más popular en los Estados Unidos. Así, a partir de la primera década del siglo XX, el béisbol se convierte en un espectáculo de masas, donde se podían encontrar jugadores con sueldos de más de 20,000 dólares anuales.72 Como colofón, pero sin restarle importancia, es preciso mencionar que paralela a las llamadas “Ligas Mayores”, durante mucho tiempo, y acorde con las políticas segregacionistas de los Estados Unidos, hubo algunas ligas amateurs o semi-profesionales que agrupaban a los jugadores de color. A pesar de que los jugadores afroamericanos demostraban su talento en partidos de exhibición y en algunos aislados casos llegaron a jugar en algún equipo integrado por jugadores blancos, fue hasta 194773 cuando un equipo de las Ligas Mayores permitió a un negro tener una oportunidad en la liga más importante. Fútbol. El origen de este deporte, hasta hoy, el más popular del mundo, se encuentra en los campos de juego de las Public-School inglesas, principalmente en la escuela del pueblo de Rugby. A principios del siglo XIX, muchos de los jovencitos que asistían a clases, aprovechaban las horas de asueto para jugar con una pelota. Durante muchos años, el juego fue desorganizado, sólo se trataba de pasarse el balón, principalmente con las manos y correr tras él, impidiendo que el rival 71 Ibíd., p.117. 72 Ibíd., p.119. 73 Larry Powell, “Jackie Robinson and Dixie Walker, Myths of the southern baseball player” Southern Cultures, Vol.8, No.2. (summer 2002), pp. 56-71. 30 llegara a una meta prefijada. Sin embargo, las lesiones eran frecuentes, pues las caídas y la rudeza eran la norma. Para evitar los accidentes, que ya preocupaban a la dirección escolar, el juego se fue dulcificando.74 Algunos alumnos prefirieron jugar la pelota con los pies, lo que se le llamó “dribbling game” y otros, despreocupados, siguieron el juego rudo, llamado simplemente rugby.75 Al salir de las Public-School y entrar en la Universidad, el juego los acompañó. Así, un antiguo alumno de Rugby, Albert Pell, fundó el club de Cambridge en 1843, dedicado a jugar el dribbling game.76 Sin embargo, a pesar de que el juego se extendió por todo el país, las reglas aún eran difusas. Fue hasta el año de 1861, cuando algunos estudiantes de Cambridge, deseosos por organizar encuentros entre estudiantes de otras escuelas, redactaron las primeras e incipientes reglas para el juego. Ya con las reglas redactadas, dos años después, se organizó un encuentro entre seis Public-Schools para armonizar los diferentes puntos de vista que cada una tuviera sobre las reglas recién creadas. Rugby, Malborough, Harrow, Eton, Westminster y Shrewsbury fueron las escuelas que pasaron lista de presente.77 Por desgracia, en ese primer encuentro, las diferencias fueron tantas que fue imposible llegar a un acuerdo. Poco tiempo después, y ya con la asistencia de algunos clubes privados, también practicantes entusiastas del juego, se intentó, por unanimidad, aceptar las normas. Tratando de limar todas las asperezas, llegaron a un acuerdo que imponía un juego con algunas reglas de Rugby y otras del dribbling game, es decir un juego mixto, formándose la F.A (Football Association).78 A pesar de que todos aceptaron, ninguna de las dos partes quedó totalmente satisfecha, y tan sólo un mes después, por influencia de los estudiantes de Cambridge, se buscó imponer las reglas del dribbling, 74 Jean Le Floc`hmoan, op. cit, p. 104. 75 Javier Arranz Albó, “La reforma pedagógica de Thomas Arnold y el papel de la iglesia anglicana en la creación de los primeros clubs de fútbol en Inglaterra”, Materiales para la Historia del deporte, Universidad Ramón Llul, No. 13, 2015, p.12. 76 Jean Le Floc`hmoan, op. cit, p.104 77 Ibid p.105 78 Metthew Taylor, The association game: a history of British football, Routledge, 2013, p.24 31 ocasionando así una escisión. Los partidarios del dribbling, hoy fútbol, siguieron en la F.A y los que no estaban de acuerdo, con la escuela de Rugby a la cabeza, desertaron. Más tarde, en 1871, los practicantes de lo que hoy se conoce como rugby, definieron las reglas que rigen su juego.79 El fútbol, ya con reglas establecidas, una liga y practicantes deseosos, comenzó a jugarse por todo el país, democratizando lo que en un momento era sólo un pasatiempo escolar. Hacia 1880, ya existían más de 1000 clubes que se agrupaban en círculos obreros, estudiantiles, o bajo el auspicio de iglesias o capillas.80 A mediados de esa década, en 1885, se aceptó sin tapujos el profesionalismo y tres años después, en 1888 se creó la primera liga profesional de fútbol del mundo, la F.L. (Football League). Esta primera época de auge del fútbol y de casi todos los deportes, coincide a la perfección con el auge mercantil de Inglaterra. Por medio de los empresarios ingleses que llegaban a prácticamente todo el mundo, el fútbol se popularizó a nivel mundial, pues ya para esas mismas fechas, en casi toda Europa había clubes que lo jugaban y para finales de siglo, el “nuevo mundo” se había contagiado de esa fiebre. Fue tanta la euforia que el fútbol ocasionó, que tan sólo unos años después, en 1904, Bélgica, Dinamarca, Francia, Holanda, España, Suecia, y Suiza fundaron la FIFA (Federation International de Football Association), organización que rige los destinos del deporte a nivel mundial, aunque fue hasta 1930 cuando se pudo llevar a cabo un torneo “mundial”.81 Cricket. Uno de los deportes más antiguos es, sin lugar a dudas, el cricket. Según algunos datos, el primer partido realizado entre 11 jugadores por bando, tal como se hace ahora, se llevó a cabo en el condado de Sussex en 1696, en el que, 79 Jean Le Floc`hmoan, op.cit, p. 105. 80 R.Thomas, A. Haumont, J.L.Levet, op.cit, p. 71. 81 Florencia Faccio, “El primer campeonato mundial de fútbol, Uruguay 1930, en el contexto de la globalización”, en Cuaderno de Historia No. 8, 2012, pp. 49-56 32 además, los jugadores se llevaron cada uno, 15 guineas.82 Para 1709, hay registros de un partido inter-condal entre Kent y Surrey. Cuarenta años más tarde, en 1744, se publicó el primer reglamento de este deporte, lo que provocó mayor cohesión entre sus jugadores y los clubes que lo practicaban.83 Fue tal el impacto que tuvo en sus inicios, que en 1748 los tribunales ingleses le quitaron la categoría de deporte ilícito que le había impuesto atrás el rey Eduardo IV, aunque continuó la prohibición de apostar en los encuentros, pues se sabía que se perdían grandes sumas de dinero en los juegos.84 A pesar de la efervescencia por el deporte, la gente que lo jugaba estaba concentrada en la parte sur de Inglaterra, sobre todo en el Hambledon Club,85 institución de la cual saldrían los mejores jugadores y con el paso del tiempo, los encargados de difundir el deporte por todo el país. Ya en la segunda mitad del siglo XVIII, al disolverse el Hambledon Club, los jugadores más representativos fundaron, en 1787, el Marylebone Cricket Club en Londres, y encargaron al ex jugador Thomas Lord que acondicionara una cancha en la cual pudieran jugar.86 La encontró en la plaza Dorset, al norte de Londres, y se le llamó Lord’s Cricket ground, sede que hoy en día sigue siendo la más emblemática de este deporte. Ya en el siglo XIX, la expansión fue notable. En 1836 comenzaron los partidos entre los condados del Norte y los condados del Sur, ocasionando un notable interés en la gente común por presenciar los partidos. En 1859, George Parr, de Nottinghamshire formó una selección inglesa que iría a demostrar su nivel en partidos de exhibición en los Estados Unidos y Canadá.87 En 1862, con empresarios patrocinadores, la selección viajó a Australia en donde el deporte echó raíces profundas, pues Australia es uno de los países en los que se juega con mayor regularidad. 82 Derek Birley, A social History of English Cricket, Aurum Press Ltd, 2013, p.5 83 Rob Light, “Cricket in the eighteenth century”, Cambridge University press, Cambridge, p.26 84 Derek Birley, op.cit, p. 85 Rob Light, op.cit., p.27 86 Ibid, p.26 87 Dean Allen, “South African Cricket, Imperial Cricketers and Imperial Expansion, 1850–1910”, The International Journal of the History of Sport, 25:4, pp. 449 33 En 1877 se jugó el primer encuentro internacional entre estas dos naciones y ya en las postrimerías del siglo XIX, lo que se conoce como la “Golden age” del cricket, aparecieron los primeros clubes en Sudáfrica y Nueva Zelanda.88 1.4 Deportes individuales y mixtos. Golf. A pesar de que algunos afirman que el golf tiene sus orígenes en Holanda, debido a que la palabra holandesa “kolf” significa palo,89 y que hay evidencias de la existencia de un juego primigenio parecido a éste, en aquel país del continente europeo, se acepta por unanimidad a Escocia como el verdadero padre e impulsor de este deporte. Tal vez la primera referencia se encuentra en 1457, cuando el rey James II prohibió su práctica, debido que la gente se dedicaba más a entretenerse con él, descuidando las prácticas de arquería, necesarias para la defensa del reino.90 Durante todo el siglo XV se extendieron este tipo de censuras por toda Escocia evidenciando así su popularidad.91 Se sabe que María Estuardo era una aficionada al juego y que su hijo Jacobo I lo introdujo en la parte sur de la isla británica en dónde también tuvo éxito. En el año de 1608 se fundó el primer club especializado en golf, el Black Heat Golf Club en el condado de Kent.92 A partir del siglo XVIII, las sociedades de golf empezaron a crecer, teniendo como principales a la Edinburgh Burgess Golfing Society, fundada en 1735 y el Club de Saint Andrews en 1754. Éste último, por un decreto de Guillermo IV, tuvo el derecho de llamarse The Royal and Ancient Golf Club de Saint Andrews en 1834. Como uno de los deportes más antiguos y mejor estructurados, también fue uno de los primeros en tener su propio reglamento, redactado en el siglo XVIII por los miembros del club de Saint 88 Idem. 89 Le Floc’hmoan, op.cit, p.81. 90 Virginia Serrano Gómez, “Evolución de la práctica del Golf, características y dimensión económica”, Revista española de educación física y deportes, No.403, 4º trimestre, 2013, p.65. 91 Le Floc’hmoan, op.cit, p.83. 92 Virginia Serrano Gómez, op.cit., p.66 34 Andrews. Aunque estas reglas, hay que decirlo, también funcionaron para excluir a las clases medias y bajas de la práctica del deporte, pues se impusieron uniformes obligatorios para jugar y unas reglas de vestimenta bastante estrictas.93 En el siglo XIX, específicamente en el año de 1860, se organizó en Escocia el primer “open” de golf, llamado así porque todo el que quisiera podía inscribirse en el torneo; desde profesionales hasta los amateurs de algún club de alta sociedad. Después de 14 años, en 1874, los dirigentes del club de Saint Andrews decidieron trasladar el torneo a la ciudad inglesa de Sandwich, año en el que por primera vez salió de su país de origen, al menos de forma simbólica.94 A partir del siglo XX, el deporte se extendió por todo el mundo, con torneos cada vez más frecuentes y con altas expectativas en cada región que se juega. Tenis. El juego del tenis tiene sus raíces en un antiguo juego medieval francés llamado “paume”, que a su vez se dividía en paume larga, cuando se jugaba al aire libre, y paume corta, cuando se jugaba en lugares cerrados. El juego consistía en pegarle a una pelota con la palma de la mano, parecido a lo que hoy se conoce como frontón. Nos dice Jean Le Floc’moan: El juego de paume existía en Inglaterra desde hacía mucho tiempo. En la tragedia shakesperiana Enrique V, escrita en 1600, los embajadores del Delfín de Francia ofrecen al rey de Inglaterra un cofre con tesoros y Enrique pregunta: What`s treasure, uncle? Y Exeter responde: Tennis-balls my liege. Más adelante, Enrique dice: “When we have match’d our rackets to these balls, we will in France, by God’s grace, play a set…” ¿Se conocía ya la raqueta en tiempos de Enrique V, vencedor de la batalla de Azincourt, que reinó desde 1413 hasta 1422? El texto de Shakespeare es formal, pero las crónicas del siglo XV no dicen nada a este respecto. Digamos además que en Inglaterra las pelotas de paume se hacían generalmente con crin recubierto con piel de carnero, y que una canción popular del siglo XVII decía: “My mistress is a tennis ball composed of cotton fine”.95 93 Hugo Cerón Anaya, “An Approach to the History of Golf: Business, Symbolic Capital, and Technologies of the Self”, Jornal of Sports and Social Issues, p.344. 94 Le Floc’hmoan, op.cit, p.100. 95 Ibíd., p.111. 35 Se haya conocido la raqueta desde tiempos tan tempranos o no,96 hay dos certezas que no se deben dejar pasar, la primera es que fue durante muchos años el juego preferido por los aristócratas franceses97 e ingleses, y la segunda es que era
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