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Mas-que-juego-o-esparcimiento--un-acercamiento-al-deporte-a-traves-de-la-prensa-porfiriana-1880-1911

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1 
 
 
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
Programa de Maestría y Doctorado en Historia 
 
 
 
 
Más que juego o esparcimiento. Un acercamiento al deporte a través de la 
prensa porfiriana (1880-1911). 
 
 
 
T E S I S 
 
QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE: 
MAESTRO EN HISTORIA 
 
 
P R E S E N T A: 
G E R SO N A L F R E D O Z A M O R A P E R U S Q U Í A 
 
 
TUTOR: 
Dr. JAVIER EUSEBIO SANCHÍZ RUIZ 
Instituto de Investigaciones Históricas 
 
 
 
 
Ciudad Universitaria, Cd. Mx. Octubre 2018 
 
 
 
 
 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
2 
 
Agradecimientos. 
 
 
 
A la Universidad Nacional Autónoma de México por el apoyo para concluir mis 
estudios de maestría. 
A mi asesor de tesis, el Doctor Javier Sanchíz Ruiz, con toda mi admiración y 
respeto por su paciencia, su dedicación y por impulsarme durante todo este 
proceso. A la Doctora María José Garrido Asperó, la Doctora Susana Sosenski 
Correa, la Doctora Laura Edith Bonilla de León y al Doctor Jesús Hernández 
Jaimes, por sus valiosos consejos y correcciones que, sin duda, han mejorado 
en mucho el resultado final de este trabajo. 
A mi madre, mi padre, mi hermano y toda mi familia, gracias por estar siempre 
presentes y por todo su cariño. Los quiero. Una vez más, gracias eternas a mi 
tía Silvia, por enseñarme a leer. A mi abuelo, donde ande y a mi sobrina y 
sobrino. 
A Israel, Ramón, Pedro, Ian, Vicente, Carlos, Joel, Enrique, Belén, Diana, Luz, 
Isa, Edgar y demás amigos que siempre están y ojalá sigan estando. Muy en 
especial a mi amiga la Doctora Paola Ugalde Andrade por su paciencia y sabios 
consejos. 
 
 
 
3 
 
Índice. 
 
 
Introducción. ....................................................................................................... 4 
I. Entre juegos y deportes................................................................................. 17 
1.1. La génesis del deporte moderno. ........................................................... 24 
1.2 Los deportes modernos a través del tiempo. .......................................... 26 
1.3 Deportes de conjunto. ............................................................................. 26 
1.4 Deportes individuales y mixtos. ............................................................... 33 
1.5 Deportes mecánicos. .............................................................................. 38 
1.6 Deportes atléticos. .................................................................................. 45 
II. El Porfiriato, su prensa y las actividades físicas. .......................................... 49 
2.1 Registro y propaganda. La prensa en el Porfiriato. ................................. 55 
2.2 Circunstancialidad y escasez. Influencia de la prensa en los inicios del 
deporte capitalino. ......................................................................................... 59 
2.3 Educación física o gimnasia. ................................................................... 61 
2.4 El hipismo o las carreras de caballo. ....................................................... 69 
2.5 Actividades físico-circenses. ................................................................... 78 
III. El camino hacia la robustez. Los inicios del deporte en la ciudad de México 
(1880-1911). ..................................................................................................... 80 
3.1 Deportes de conjunto en el Porfiriato. ..................................................... 88 
3.2. Deportes individuales y mixtos en el Porfiriato ..................................... 111 
3.3 Deportes Mecánicos en el Porfiriato. .................................................... 127 
3.4 Deportes Atléticos en el Porfiriato. ........................................................ 145 
IV. Conclusión. ............................................................................................... 158 
V. Bibliografía. ................................................................................................ 162 
4 
 
Introducción. 
 
Hace más de doscientos años que el deporte, al menos ya con esa 
denominación, irrumpió en la cultura occidental. Antes, actividades como el 
boxeo, las carreras y distintos juegos de pelota, por mencionar algunas, fueron 
consideradas sólo dentro del ámbito recreativo; sin embargo, en Inglaterra a 
partir del siglo XVIII éstas fueron llamadas “deporte” por primera vez.1 
Desde ese momento, las actividades “deportivas”, cada una con sus 
propias características en los diversos espacios geográficos, configuraron 
costumbres atléticas que se adecuaron a cada una de nuestras sociedades, 
llegando a establecer un nuevo orden, es decir, dispusieron una disciplina desde 
el ámbito educativo más elemental, pasando por las altas esferas castrenses y 
hasta la competencia más exigente. Además, con el paso del tiempo, también 
establecieron mercados de bienes y servicios en lo económico, de tradiciones y 
cultura en el aspecto social.2 
Hoy, es inevitable subrayar la importancia que el deporte tiene en el 
mundo que habitamos. No sólo en los medios de comunicación, en los que 
existen infinidad de diarios especializados, páginas de internet, programas de 
radio o canales de televisión que transmiten eventos deportivos en multitud de 
países, sino también en formas culturales y sociales más específicas, como 
pueden ser las conversaciones entre amigos y familiares sobre cualquier evento 
deportivo de moda, la articulación de identidades entre cientos de aficionados 
con un equipo, ya sea de su barrio, ciudad o país, o la violencia intrínsecamente 
ligada entre estos y los cambios sociales que ocurren en todas las metrópolis. Y 
ni qué decir de los millones de niños y jóvenes que día a día son bombardeados 
con infinidad de propaganda, incitándolos a comprar determinado producto, o a 
imitar alguna hazaña de sus ídolos. Incluso, para muchos, el deporte es un 
proceso alfabetizador por el cual deletrear con facilidad el nombre o nombres de 
 
1 Norbert Elias y Eric Dunning, Deporte y ocio en el proceso de la civilización occidental, México, 
Fondo de Cultura Económica, 1996, p.41. 
2 Miguel Ángel Esparza Ontiveros, “La nacionalización de los deportes en la Ciudad de México, 
1880-1928”, Doctorado en Historia Moderna y Contemporánea, Dr. José María Luis Mora, 2014, 
p.7 
5 
 
los deportistas que admiran es más común que el de algún héroe patriótico o la 
ciudad en la que viven.3 
Sin embargo, y a pesar de la relevancia e impacto que estos temas 
pueden tener en nuestra cotidianidad, en las ciencias sociales y la historia el 
deporte ha sido poco analizado. Es cierto que, en algunos países, los temas 
deportivos como campo de estudio crecen de manera sostenida, sobre todo en 
Europa y los Estados Unidos. En América Latina, los países que lideran la 
investigación son los del sur del continente: Argentina, Brasil o Uruguay, en 
donde los estudios tanto sociológicos como históricos, en especial sobre el 
fútbol, comenzaron en la década de los setenta del siglo XX y continúan 
haciéndose con éxito. Esto debido a la popularidad, furor y pasión con el que su 
población vive cada uno de
los éxitos o fracasos de sus distintos equipos. Y 
aunque desde el año 2002 se estableció un intento de afiliación continental 
(ALESDE, Asociación Latinoamericana de Estudios Socioculturales del 
Deporte),4 por desgracia, aun no existen estudios comparativos y las 
asociaciones o redes de académicos apenas están tomando fuerza.5 
En nuestro país, por desgracia, el estudio de los deportes, aunque avanza, 
aún está rezagado.6 Quizá, en buena medida a los prejuicios que muchos 
 
3 Pablo Alabarces, “Escribir el fútbol: objetivar, entender, criticar”, en Samuel Martínez (coord.) 
Fútbol-espectáculo, Cultura y sociedad, México, Afínita- Universidad Iberoamericana, 2010, p.27 
4 Pablo Alabarces en, Deporte y Ciencias Sociales: claves para pensar las sociedades 
contemporáneas, Juan Branz, José Garriga Zucal y Verónica Moreira (compiladores), Argentina, 
Editorial de la Universidad de La Plata, 2012, p.21 
5 Ana Laura de la Torre Saavedra, “La cultura física en la Ciudad de México: recreación, 
internacionalismos y nacionalismos, 1896-1939”, Tesis de Doctorado, El Colegio de México, 
2017, p. 22 
6 Sin embargo es gratificante encontrar en el panorama académico muy buenos y nuevos 
trabajos, como la Tesis de Licenciatura de Giovanni Alejandro Pérez Uriarte, “La nación en la 
cancha: los discursos nacionalistas en la prensa deportiva mexicana en los mundiales de futbol 
(1970-1986)”, Colegio de Estudios Latinoamericanos, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM 
2015, la Tesis de Maestría de Daniel Efraín Navarro Granados “Españoles contra mexicanos en 
el fútbol de la Ciudad de México (1920-1950), UNAM, Programa de Posgrado en Historia, 2017, 
la tesis de Ana Laura de la Torre Saavedra, “La cultura física en la Ciudad de México: recreación, 
internacionalismos y nacionalismos, 1896-1939”, Tesis de Doctorado, El Colegio de México, 
2017, la tesis de Miguel Ángel Esparza Ontiveros, “La nacionalización de los deportes en la 
Ciudad de México, 1880-1928”, Doctorado en Historia Moderna y Contemporánea, Dr. José 
María Luis Mora, 2014, la tesis de Hugo Alejandro Avendaño Santoyo, “Configuración de la 
afición al automovilismo deportivo en la Ciudad de México” Tesis de Licenciatura, Facultad de 
Ciencias Políticas y Sociales, UNAM, 2015 o la Tesis de Doctorado de Gerardo Tomás Álvarez 
Escalona “Espectáculo deportivo y formación de identidades en el fútbol: Lima, primera mitad del 
siglo XX”, El Colegio de México, Doctorado en Historia, 2013. Todos estos ejemplos se unen a 
los trabajos que he realizado, como fue mi Tesis de Licenciatura, “El equipo de fútbol Euzkadi en 
México 1937-1939” y el breve artículo “El deporte en la ciudad de México (1896-1911)” Históricas, 
6 
 
académicos conservan. Es todavía muy común escuchar opiniones de 
menosprecio por considerarlo un tema poco serio, o como dice Eric Dunning, “el 
deporte es catalogado como una actividad trivial, recreativa, orientada hacia el 
placer, que emplea el cuerpo más que la mente y que carece de valor 
económico”.7 En ocasiones, a los que nos hemos inclinado por la investigación 
del deporte, o que llevamos ya algunos años considerándolo como parte 
sustancial de nuestras vidas y sin lugar a dudas, un tema del que se pueden 
sacar valiosas reflexiones para el estudio de la historia y la vida cotidiana, todavía 
se nos complica presentarlo como tema académico. No obstante, como dije 
antes, poco a poco las investigaciones avanzan y las trabas intelectuales, al 
menos eso parece, se presentan menos difíciles de rebasar. 
Por lo general, en México, hay hasta ahora dos categorías de análisis 
respecto al deporte: por un lado, están los pocos trabajos académicos que han 
llevado a cabo tanto historiadores como sociólogos, antropólogos o 
comunicadores. Y por otro, en mayor cantidad, están los textos de difusión o 
apologéticos que exaltan a fundadores, atletas, futbolistas o equipos que han 
sido realizados por periodistas, escritores, exjugadores de algún deporte o los 
simples aficionados.8 Estos, presentan inconsistencias, fallos en la estructura, o 
falsedades debido a la exigua investigación. También, en este ramo, puede 
haber anecdotarios, memorias, o simples compilaciones estadísticas. No 
englobo aquí, por supuesto, a la literatura deportiva, pues ésta persigue distintos 
propósitos. 
Como parte de los primeros, han sido de gran ayuda para la consecución 
de este estudio, los trabajos de Aníbal Santiago Fridman,9 Miguel Ángel Esparza 
Ontiveros,10 y Ana Laura de la Torre Saavedra. Del primero, su tesis de 
licenciatura en ciencias de la comunicación y de los segundos sus tesis de 
doctorado en Historia. Aunque algunas de las afirmaciones que hacen los dos 
 
No.91 (2011). Aunque siempre me ha parecido fastidioso hablar acerca de mis propios trabajos, 
creo que éstos, al ser de los primeros estudios acerca de deportes, cumplieron con el propósito 
de ser innovadores y ampliaron, al menos un poco, el panorama sobre deportes e Historia. 
7 Norbert Elias y Eric Dunning, op.cit., p.14 
8 Ana Laura de la Torre Saavedra, op.cit, p.22 
9 Aníbal Pablo Santiago Fridman, “El nacimiento del periodismo deportivo en México (1882-
1897)” Tesis de Licenciatura, UNAM, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, 2001. 
10 Miguel Ángel Esparza Ontiveros, op.cit. 
7 
 
primeros no sean del todo compartidas por mí, también es cierto que sus trabajos 
valen mucho la pena y aportan luces dignas de tomarse en cuenta. Con el 
primero, la principal diferencia es sobre su aseveración o el afán de tomar en 
cuenta como deportes algunas disciplinas que, para la época, no corresponden 
con el mismo. A saber, la educación física, las carreras de caballos, o 
espectáculos que tienen más relación con actividades circenses. En mi opinión, 
estas actividades no cumplían con los requisitos mínimos para llamarles 
deportes. Ya en el cuerpo principal de este trabajo, se analizarán de manera más 
abundante las diferencias. Sin embargo, su tesis me fue de gran ayuda a la hora 
de rastrear los orígenes de la prensa deportiva en nuestro país. 
En contraparte, Miguel Ángel Esparza Ontiveros hace un análisis mucho 
más exhaustivo de los deportes que estudia, como son el béisbol, el boxeo y el 
atletismo y cómo fueron adoptados por la sociedad mexicana con más facilidad 
que otros, o al menos, con más premura convirtiéndose, además, en 
representaciones sociales. Sin embargo, aunque también basa la elección de 
estos deportes en la clasificación de Allen Guttman que veremos más adelante 
y existen muchos más puntos de acuerdo que diferencias, deja fuera de su 
clasificación al jai-alai, por considerar que no tenía estandarización en sus reglas 
o un espacio propio para jugarlo, aunque como se verá en el presente trabajo, 
no fue así. En la misma sintonía con mis aseveraciones, el trabajo de María José 
Garrido Asperó, Peloteros, aficionados y chambones. Historia del juego de pelota 
de San Camilo y de la educación física en la ciudad de México, 1758-1823 que, 
aunque estudia una época más temprana que la que aquí se expone, ha servido 
para fortalecer mi opinión después de la investigación realizada.11 
Por último, la tesis de Ana Laura de la Torre Saavedra me ha ayudado 
muchísimo para entender la importancia y los entresijos ideológicos que han 
tenido instituciones católicas como el Instituto Científico de la Ciudad de México 
y las protestantes como la YMCA, teniendo ambas como telón de fondo los 
ideales del olimpismo para aproximarse a una población que se adhería a la 
modernidad de los deportes. También, porque se acerca de manera lúcida a las 
 
11 María José Garrido Asperó, Peloteros, aficionados y chambones. Historia del juego de pelota 
de San Camilo y de la educación física en la ciudad de México, 1758-1823, México, Instituto 
Mora, 2014
8 
 
distintas corrientes físico-gimnásticas que arribaron a nuestro país durante el 
siglo XIX. En cualquier caso, la investigación que presento se ha enriquecido 
notablemente gracias a estos tres aportes. 
También, es necesario mencionar que han sido de gran ayuda el artículo 
de María José Garrido Asperó12 sobre automovilismo en el Porfiriato y el libro de 
la misma autora sobre la Historia de la Gimnasia en la ciudad de México.13 Otros 
de los libros de los que me he valido, han sido los de Gabriel Angelotti Pasteur, 
Chivas y Tuzos. Íconos de México14 y la compilación sobre Fútbol-espectáculo, 
Cultura y sociedad, editado por la Universidad Iberoamericana,15 aunque estos 
últimos, mucho más orientados a la sociología y temas de actualidad social. 
En cuanto a bibliografía proveniente de Europa, Estados Unidos y 
Sudamérica, a la primera la he aprovechado sobre todo en lo que concierne a la 
historia de los deportes del capítulo número uno. A la segunda con autores que 
se han especializado en el deporte en México y en Latinoamérica, como son 
Joseph Arbena16 seguidor de la teoría de Allen Guttman, autor que veremos más 
adelante, y que en sus escritos ha calificado a América Latina como una región 
receptora o sin oposición de los deportes de países más desarrollados17, y 
William Schell, en su artículo sobre el coronel Pate, hombre fundamental en la 
promoción del deporte durante el Porfiriato.18 Sobre bibliografía latinoamericana, 
han sido imprescindibles los ya citados trabajos del sociólogo argentino Pablo 
Alabarces y las compilaciones del mismo autor para situar la realidad académica 
y social del deporte en la región y el excelente libro de Julio Frydenberg,19 en 
 
12 María José Garrido Asperó, “El automovilismo deportivo en México. Sus primeros clubes y 
competencias (siglo XX). Historia Crítica, Universidad de los Andes, julio-septiembre de 2016. 
13 María José Garrido Asperó, Para sanar, fortalecer y embellecer los cuerpos. Historia de la 
gimnasia en la ciudad de México, 1824-1876, México, Instituto Mora, 2016. 
14 Gabriel Angelotti Pasteur, Chivas y tuzos. Íconos de México. Identidades colectivas y 
capitalismo de compadres en el fútbol nacional. México, El colegio de Michoacán, 2010. 
15 Samuel Martínez (coord.) Fútbol –espectáculo, Cultura y sociedad. México, Afínita-Universidad 
Iberoamericana, 2010. 
16 Joseph Arbena, “Sport, Development and Mexican Nationalism, 1920-70”, en Journal of Sport 
History, Vol, 18, No.3, 1991, pp.350-64 y Joseph Arbena “The Later Evolution of Modern Sport in 
Latin America: The North American Influence”, en J.A. Mangan and Lamartine P. Da Costa, ed., 
Sport in Latin America Society. Past and Present, London, Frank Cass Publishers, 2002, pp. 43-
58. 
17 Ana Laura de la Torre Saavedra, op.cit, p.24 
18 William Schell, “Lions, Bulls, and baseball: Colonel R.C. Pate and modern sports promotion in 
Mexico”, Journal of Sport History, Vol.20, No.3, 1993 
19 Julio Frydenberg, Historia Social del Fútbol. Del amateurismo a la profesionalización. Buenos 
Aires, Siglo XXI, 2001. 
9 
 
que explica un poco sobre la historia de algunos deportes en la Argentina del 
siglo XIX, enfocándose en el popular fútbol. 
En lo que respecta a los trabajos de difusión, como ejemplo, los libros 
publicados por editorial Clío20 relativos a deportes como son el fútbol, boxeo, o 
béisbol, sólo están pensados para una distribución masiva y mucho más 
comercial, por lo que han optado por eliminar el aparato crítico, ocasionando que 
el lector no pueda identificar las fuentes. En su gran mayoría, son escritos por 
periodistas, aunque en el caso de algunos de los libros sobre fútbol, el autor tiene 
la formación de historiador, como es el de Crónica del fútbol mexicano, Por amor 
a la camiseta (1933-1950), de Carlos Calderón Cardoso.21 En definitiva, son 
documentos que sólo pueden servir como una primera referencia, de muy poco 
rigor y no como investigaciones académicas. En este trabajo, por lo tanto, he 
intentado utilizarlos al mínimo y siempre contrastando esa información con 
recursos hemerográficos. 
Es necesario mencionar también los trabajos que llevó a cabo William 
Beezley, historiador norteamericano, en la década de los ochenta y noventa del 
siglo pasado, pues han influido y servido a muchos de los que nos interesan los 
temas de diversiones o cotidianidades en la ciudad de México. Por mencionar 
algunos, el libro Judas at the Jockey Club and other episodes of Porfirian 
Mexico,22 y el artículo “El estilo porfiriano: deportes y diversiones de fin de 
siglo”.23 Entre otras cosas, han sido muy importantes porque en ellos, Beezley 
acuñó el término de “persuasión porfiriana” para referirse a todas estas nuevas 
diversiones y entretenimientos que llegaron al país durante los sucesivos 
períodos presidenciales de Porfirio Díaz, entre ellos los deportes, y cómo la 
sociedad mexicana los asimiló y aceptó. A grandes rasgos, Beezley asevera que 
después de la pacificación del país por parte del general Díaz y del 
restablecimiento de relaciones diplomáticas y reconocimiento gubernamental 
 
20 Entre ellos, están los tomos de Crónicas del Fútbol Mexicano, sobre Historia de la Selección 
Mexicana de fútbol, sobre la Historia del Estadio Azteca, los tomos de Pasión por los guantes, 
una Historia del boxeo, los que se refieren al béisbol o a la historia de equipos de fútbol como 
Chivas o Tigres. 
21 Carlos Calderón Cardoso, Por amor a la camiseta (1933-1950), México, Clío, 1998. 
22 William Beezley, Judas at the Jockey Club and other episodes of Porfirian Mexico, Lincoln and 
London, University of Nebraska, 1987. 
23 William Beezley, “El estilo porfiriano. Deportes y diversiones de fin de siglo”. Historia Mexicana 
XXXIII, no.2, 1985: 265-284 
10 
 
con potencias como Gran Bretaña y Estados Unidos, se crearon las condiciones 
necesarias para que México entrara, con banderas levantadas, a la economía 
mundial. Esto trajo como consecuencia, el establecimiento en México de muchos 
extranjeros para hacer negocios que, sintiéndose protegidos por la pax porfiriana 
y con los privilegios propios de su clase, comenzaron a importar los distintos 
entretenimientos de sus lugares de origen. Los mexicanos, al ver estas nuevas 
costumbres provenientes de naciones más adelantadas, terminaron por copiar y 
asimilar, las distracciones de la burguesía internacional. 
Es cierto, entonces, que esta “persuasión porfiriana” puede aplicarse para 
explicar generalidades de la sociedad mexicana de finales del siglo XIX, pero 
hay que interpretarla con cuidado cuando se refiere al desarrollo de los deportes, 
pues aunque es cierto que las condiciones para hacer de ellos una costumbre 
cotidiana y competitiva se dieron durante la última década del siglo XIX, tampoco 
debemos creer que los mexicanos aceptaron todas las prácticas deportivas que 
aparecieron en el panorama citadino simplemente por copiar a los extranjeros. 
Concretamente, basta mencionar la reticencia y mala publicidad que la misma 
prensa contemporánea hizo de actividades —el rugby, el fútbol americano, y en 
un principio, al boxeo— a las que consideró violentas o poco dignas de un pueblo 
que asumía el discurso del “orden y la paz” porfiriano.24 En definitiva, si bien es 
cierto que las condiciones establecidas desde el gobierno propiciaron el 
desarrollo deportivo, tampoco todos los deportes fueron asimilados por los 
mexicanos, pues hubo un constante aprendizaje y elección entre lo que se 
ofrecía y lo que gustaba. Al respecto, con razón, dice Miguel Ángel Esparza: 
 
El surgimiento y eventual nacionalización de los deportes, no fue un proceso 
natural tal y como refiere Beezley, sino que fue necesario configurar las 
actividades deportivas según la idea y visión de la sociedad mexicana para 
adaptarlas a la realidad social del país y practicarlas
conforme a la complexión y 
cualidades físicas de los individuos y así romper con las barreras culturales y 
encontrar un momento y lugar en la sociedad para que pudieran compaginar con 
los patrones de entretenimiento ya arraigados y acordes a la idiosincrasia, horarios 
y costumbres del pueblo mexicano. 
 
24 La Patria de México, 3 de enero de 1897, p.1 y Chester Urbina Gaitán, “Prensa, deporte y 
sociabilidad urbana en México D.F. (1851-1910)” Revista Ciencias Sociales. Universidad de 
Costa Rica, no.149, 2015 
11 
 
Asimismo, fue necesario desarrollar un sistema deportivo conformado por una 
comunidad donde deportistas, equipos, entrenadores, clubes, periodistas, 
empresarios y aficionados participaran como practicantes o espectadores de una 
dinámica de competencias reguladas por organismos autónomos que estarían 
encargados de administrar los recursos humanos y financieros de cada deporte y 
que facilitar la formación de nuevos deportistas y sobre todo de los récords.25 
 
De ahí que, en momentos, la “persuasión porfiriana” de Beezley, podría 
parecer una teoría determinista, que no se puede aplicar a este tema, al menos, 
no como una ley. A pesar de esto, sigue siendo una valiosa fuente de estudio, y 
una referencia indiscutible. 
Puedo asegurar con total certeza, al igual que Beezley que, en nuestro país 
como en tantas otras naciones del mundo, la gran mayoría de los deportes 
modernos arribaron de Inglaterra y de los Estados Unidos, en las últimas 
décadas del siglo XIX. Y que fue durante el largo gobierno de Porfirio Díaz, 
cuando se crearon las condiciones mínimas para que cada uno de éstos fueran 
encontrando acomodo entre la población mexicana, en un primer momento 
dentro de las élites y más tarde, entre las otras clases sociales. También, que 
estas prácticas venían a unirse a la modernidad que el régimen pregonaba, ya 
fuera en los adelantos tecnológicos propios de la época, como el cine, el teléfono 
y el telégrafo o los eventos sociales de etiqueta y lujo cada vez más visibles que 
se celebraban en la capital del país. 
Es indudable, además, que una gran cantidad de deportes que aún se 
juegan encontraron, durante el Porfiriato, un gusto entre una parte de la 
población y que éste fue creciendo, casi sin contratiempos. A las cada vez más 
constantes prácticas cotidianas, se fueron sumando características que lo 
llevaron al desarrollo sostenido, pero de todas ellas, dos fueron las más 
importantes: la unidad de socios y simpatizantes en los clubes sociales y la 
prensa. 
De los primeros, es innegable que sólo en ellos, al menos durante la época 
más primigenia, se encontraron las particularidades necesarias para dar el salto 
de simple diversión a competencia regulada. A partir de la instauración de los 
 
25 Miguel Ángel Esparza Ontiveros, op.cit. p.17-18. 
12 
 
distintos clubes en México, como el Reforma Athletic Club, el Churubusco 
Athletic Club, el Mexican Athletic Club o incluso el “Colegio de Mascarones” o la 
YMCA, se comenzó a buscar terrenos idóneos para las prácticas, mejores 
jugadores, competencia entre los miembros o entre otros equipos y, en definitiva, 
a llevar un récord de los resultados y juegos, lo que consiguió una racionalización 
total del deporte. Fue en los clubes, donde además de desarrollarse valores 
como la igualdad entre los practicantes, el prestigio social y un elitismo 
aristocrático, también se forman la institucionalización y reproducción entre el 
deporte y el ejecutante.26 
Sobre la prensa, aportación historiográfica de la investigación que aquí 
presento, sostengo como pregunta fundamental que fue la principal impulsora 
del incipiente deporte mexicano ya que ofreció la inmediatez del día a día 
convirtiéndose en la gran catalizadora de muchas de las pulsiones más 
inminentes de todo tipo de acontecimientos, en este caso, los deportes. 
A través de la lectura y el riguroso análisis de las páginas de las 
publicaciones periódicas porfirianas, busqué responder la siguiente hipótesis de 
trabajo: ¿la prensa fue la gran impulsora del deporte en la Ciudad de México? 
En ese sentido, como objetivos secundarios, tratar de esclarecer ¿cuáles fueron 
los deportes que más se difundieron?, ¿cuáles gozaron de más popularidad 
durante el período? y ¿por qué llegaron a establecerse en la cotidianidad 
citadina? 
La prensa es la principal fuente y objeto de estudio de esta investigación, 
razón por la que, para lograr esta encomienda, los libros, tesis y artículos que 
me han servido como una valiosa guía son los de México 1900. Percepciones y 
valores en la gran prensa capitalina27, de Nora Pérez-Rayón Elizundia, Escenario 
de la prensa en el Porfiriato28, de Florence Toussaint Alcaraz, El periodismo en 
México, 450 años de Historia de María del Carmen Ruiz Castañeda,29 de Clara 
 
26 Xavier Pujadas y Carles Santacana, “El club deportivo como marco de sociabilidad en España. 
Una visión histórica (1830-1975)”, Hispania, Vol.63, No.214, 2003, p.507 
27 Nora Pérez-Rayón Elizundia, México 1900. Percepciones y valores en la gran prensa 
capitalina, México, Universidad Autónoma Metropolitana, 2001. 
28 Florence Toussaint Alcaraz, Escenario de la prensa en el Porfiriato, México, Fundación Miguel 
Buendía, 1989. 
29 Maria del Carmen Ruiz Castañeda, Luis Reed Torres y Enrique Cordero y Torres, El periodismo 
en México. 450 años de Historia. Universidad Nacional Autónoma de México, 1980. 
13 
 
Guadalupe García, El periódico El Imparcial. Primer diario Moderno de México,30 
de Laura Navarrete Maya y Blanca Aguilar Planta, La prensa en México (1810-
1915),31 la tesis de Doctorado y artículos de Laura Edith Bonilla de León, “El 
periodismo, un espacio público moderno en la pluma de Manuel Caballero”,32 “La 
función social del periodismo en el Porfiriato”33 “La imagen política de un 
gobierno: Porfirio Díaz y su relación con la prensa”34 de Alberto del Castillo 
Troncoso, “El surgimiento de la prensa moderna en México”35 y muy especial la 
tesis de maestría de Imelda Paola Ugalde Andrade, “Arte y Letras o la 
construcción del imaginario social de la élite porfiriana, 1904-1912”,36 porque 
además tuve la fortuna de escuchar los consejos y opiniones de la autora. 
En lo que respecta a diarios y publicaciones periódicas, he tratado para 
esta investigación, basarme en los que informaban en español, esto porque me 
interesa, de manera muy especial, comprender cómo llegaba la información a 
una gran cantidad de personas que, obvio, tenían este idioma como su lenguaje 
cotidiano. He utilizado una gran cantidad de diarios y publicaciones periódicas, 
por nombrar sólo algunos: Álbum de Damas, Arte y Letras, El Colmillo Público, 
El Contemporáneo, Gaceta de Policía, El Imparcial, La Voz de México, The 
Mexican Sportsman, El Monitor Republicano, El Mundo, El Mundo Ilustrado, El 
Nacional, El Siglo Diez y Nueve, El Tiempo, El Tiempo Ilustrado y El Universal. 
Sé que algunos de estos diarios presentaron diferencias durante la época, como 
el periódico pro-católico El Tiempo con uno de tendencia más liberal como El 
Monitor Republicano, pero en este caso no he privilegiado a ninguno por 
ideología o tendencia, sólo me he basado en la información que alguno de ellos 
 
30 Clara Guadalupe García, El periódico El Imparcial. Primer diario moderno de México. (1896-
1914). México, Centro de Estudios Históricos del Porfiriato, 2003 
31 Laura Navarrete Maya y Blanca Aguilar Planta, (coordinadoras), La prensa en México (1810-
1915), México, Addison Wesley Longman, 1998. 
32 Laura Edith Bonilla de León, “El periodismo, un espacio público moderno en la pluma de 
Manuel Caballero”, Tesis de Doctorado, Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de 
Filosofía y Letras,
2011. 
33 Laura Edith Bonilla de León, “La función social del periodismo en el Porfiriato” en Itinerario de 
las miradas, Vol. III, año III, No.71, 30 nov. 2004, 
34 Laura Edith Bonilla de León, “La imagen política de un gobierno: Porfirio Díaz y su relación con 
la prensa”, en Nuestra Historia, T.IV, No.45, feb.2001 
35 Alberto del Castillo Troncoso, “El surgimiento de la prensa moderna en México”, en Belem 
Clark de Lara y Elisa Speckman (coordinadoras) La República de las letras. Asomos a la cultura 
escrita del México decimonónico, Vol. II, México, UNAM, 2005 
36 Imelda Paola Ugalde Andrade, “Arte y Letras o la construcción del imaginario social de la élite 
porfiriana, 1904-1912”. Tesis de Maestría, Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad 
de Filosofía y Letras, 2012. 
14 
 
pudiera dar sobre los deportes que aquí expongo. En los casos de revistas como 
Arte y Letras y Álbum de Damas mi interés por revisarlas ha sido porque la 
primera fue una de las revistas, a mi consideración, que ilustraron muy bien las 
distracciones de la vida social en las élites porfirianas,37 y la segunda porque al 
estar enfocada en los asuntos de las mujeres y estas al ser partícipes en algunos 
deportes que se practicaron durante el Porfiriato, tuve interés por seguirla y 
observar la forma en la que trataban el tema, como fueron los consejos de la 
publicación hacia las damas, moda femenina y otras cosas más, porque al final, 
el deporte comenzaba a ser una incipiente industria. 
Es cierto que, en diarios de la época, como Daily Anglo American, Mexican 
Herald o Two Republics, que se publicaban en inglés, podremos encontrar 
muchas más noticias referentes al deporte, por la sencilla razón que muchos de 
los primeros jugadores fueron de la colonia inglesa o norteamericana y trataban 
de encontrar una difusión más amplia del deporte que ellos practicaban. Sin 
embargo, he intentado limitar el uso de estos diarios para localizar fechas 
exactas relativas al origen de los primeros encuentros, confirmar eventos o en 
casos específicos en los que la prensa en español no documenta el hecho. Por 
lo demás, me ha enriquecido también encontrar diferentes opiniones sobre el 
mismo acontecimiento, en los que podemos observar las diferencias culturales. 
Realizar una investigación teniendo a la prensa como fuente primordial implica 
un arduo trabajo, aunque también muy satisfactorio. A través de sus páginas, 
encontramos hábitos, costumbres, rutinas, ideologías, y todo un entramado o 
espejo social en donde se refleja, en este caso, la vida diaria de la sociedad 
porfiriana. Para los historiadores, también, por medio de un análisis crítico puede 
abrir nuevas vías de estudio hacia la historia social o historia de las 
mentalidades. 
El trabajo está dividido en tres capítulos. El primero hace un breve recuento 
sobre los estudios del deporte a través de los años y cómo estos han influido en 
las nuevas investigaciones. Este apartado nos permite entender cómo se formuló 
el concepto de “deporte” en la historia; razón por la que, pongo especial énfasis 
en las diferencias entre juego y sport y el desarrollo de ambos durante el siglo 
 
37 Imelda Paola Ugalde Andrade, op.cit, p.11 
15 
 
XIX. Es importante mencionar que no todo lo que se consideró en la prensa como 
“sport” corresponde a actividades deportivas. También se hace un recorrido por 
la historia de cada uno de los deportes que se practicaron de manera más 
frecuente durante el Porfiriato. 
El segundo capítulo, contiene el marco histórico del período que estudio y 
de la prensa porfiriana; así como, un análisis de las diversiones y actividades 
físicas que aparecieron durante todos esos años y que en algún momento se les 
confundió o se les dio el trato de deportes. Vale la pena insistir en este punto y 
dejar muy clara la diferencia entre un simple ejercicio físico y lo que se puede 
denominar como sport a toda regla. 
En el tercer capítulo, se aborda el análisis acerca del origen de los deportes 
en México, cómo fueron desarrollándose y estableciéndose en el gusto de los 
habitantes de nuestro país. Como fuente principal, como dije con anterioridad, 
me basé en las noticias publicadas por la prensa, haciendo hincapié en su 
trascendencia para la consolidación de cada una de las prácticas deportivas. 
He tomado el lapso que abarca de 1880 a 1910, porque estoy convencido 
de que es justamente ahí donde se encuentran los orígenes y fortalecimiento de 
cada uno de los deportes en México. Si bien es cierto que el jai-alai y el cricket 
tienen una peculiaridad en su desarrollo que arrastra su historia, en el caso del 
primero hasta la época colonial y en el segundo a los primeros años de vida 
independiente, considero que estas dos actividades se fortalecieron y llegaron a 
su apoteosis en el período correspondiente. Sé además que, a partir de 1911, el 
conflicto social revolucionario que atravesó el país propició que muchos de los 
deportes que aquí analizo trastocaran su cotidianidad, aunque la Revolución no 
los detuvo. Fue hasta mediados de la segunda década del siglo XX cuando se 
frenó, en muchas ocasiones, su ascenso y práctica. 
También, he recurrido al uso de imágenes para escenificar la importancia 
que este nuevo recurso tecnológico tuvo en la época porfiriana. Pues a través de 
éstas, se puede encontrar gran parte del modelo de vida y percepción idealizada 
de lo que los dirigentes del país buscaban transmitir. Esto es, modernidad, 
adelanto y status quo. Por desgracia, y aunque he tratado de utilizar fotos que 
sean del lapso de estudio correspondiente, no lo he conseguido en todos los 
16 
 
casos y algunas de ellas son de la segunda década del siglo XX. De cualquier 
modo, creo que cumplen con el cometido. 
Todo trabajo histórico tiene limitaciones y carencias y éste no es la 
excepción. Aunque, confío en que, por ser un campo de estudio relativamente 
nuevo, aporte algunas luces a investigaciones futuras, o incluso, continuarlo. La 
importancia y riqueza del sport porfiriano, que abrió una nueva mentalidad, una 
manera de experimentar sensaciones y sentimientos es un tema que puede 
enriquecer nuestra visión de historia relacionada al ocio y a la cotidianidad. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
17 
 
I. Entre juegos y deportes. 
Desde tiempos inmemoriales, el hombre ha utilizado el juego como modo de 
convivencia y para relacionarse con sus semejantes. En algunas de las 
civilizaciones más antiguas, como la griega, la china, la egipcia, e incluso en las 
antiguas culturas americanas, el juego, de distintas maneras, estuvo presente. 
Sin embargo, estas expresiones lúdicas nada tienen que ver con lo que hoy 
denominamos juego o deporte. 
El tipo de juego, la actitud con que se juega, la manera en que se juega, hacen 
del juego un símbolo de una determinada cultura y de su cosmovisión. Es claro 
que el juego de pelota azteca no puede ser jugado por nosotros. Alguien dirá que 
sí, que incluso hoy todavía se juega, pero, ¿estamos realmente jugando lo mismo? 
Y fijémonos en la ambivalencia con la que se carga a la palabra jugando en la 
última pregunta, precisamente en razón de este principio antropológico-cultural. 
Este principio marca un abismo entre las Olimpiadas de los griegos y las nuestras, 
pues lo que se está jugando no es lo mismo y lo que se juega es parte de la 
totalidad del fenómeno que llamamos juego.38 
Conforme los siglos fueron avanzando y paralelo al avance tecnológico y 
científico, el estudio de las ciencias sociales y humanísticas, también se fue 
incrementando. Algunos hombres, deseosos de responder algunas de las 
preguntas acerca de los orígenes del juego, se dedicaron a discernir sobre el 
comportamiento que el hombre, en su desarrollo como ser social, ha tenido para 
éste. Así, a mediados del siglo XIX, se dan los primeros acercamientos al
fenómeno deportivo desde el ámbito de las ciencias sociales.39 
La génesis en el estudio de los juegos y los deportes, como podría llamarse 
a este período, fue obra de tres autores muy reconocidos hasta nuestros días: 
Herbert Spencer, Edward B. Taylor y Thorstein Vebler. 
El primero, en su obra Educación, de 1860, propuso, muy al contrario de 
las ideas de su época, basadas en la educación integral y los ejercicios 
mecánicos impartidos en las escuelas, que la gimnasia no era del todo buena en 
los niños, puesto que era una actividad artificial y de movimientos poco variados, 
 
38 Francisco Vicente Galán Vélez, “Apuntes para una filosofía del juego” en Samuel Martínez, 
(coord.), Fútbol-espectáculo, Cultura y Sociedad. México, Afínita, Universidad Iberoamericana, 
2010, p. 39. 
39 Gabriel Angelotti Pasteur, op.cit., p.33. 
18 
 
comparada con los movimientos libres que los infantes acostumbran, lo que 
ocasionaría una desigual distribución de fuerzas en el cuerpo.40 Sin embargo, 
aceptaba que como no se tenía una mejor opción para el desarrollo físico hasta 
ese momento, la gimnástica funcionaría. 
Por su parte, Edward B. Tylor, antropólogo inglés, en su manual titulado 
Anthropology, publicado en 1881, estudió, entre otras cosas, las “artes útiles” y 
las “artes recreativas” de los pueblos. Las primeras, consideró, eran todas esas 
actividades y técnicas empleadas para la subsistencia y las labores de defensa, 
y las segundas las concernientes al entretenimiento y solaz de los individuos, 
tales como la poesía, el baile, la escultura, la pintura, y los juegos de todo tipo.41 
Para el autor, los juegos fueron manifestaciones que tenían “un fin en sí mismo”, 
es decir, que se hacían sin ningún propósito. Vio en ellos, además, 
reminiscencias de actividades del pasado que sólo se han ido modificando con 
el paso del tiempo. Años después, Johan Huizinga retomó algunas de sus ideas 
para formular sus tesis sobre los juegos. 
Finalmente, Thorstein Vebler, economista y sociólogo de los Estados 
Unidos, escribió, en 1899, La teoría de la clase ociosa, libro en el que retrató de 
forma un tanto irónica a la clase más favorecida económicamente de los Estados 
Unidos. Según Vebler en su estudio, las clases altas eran las que se ocupan de 
las labores dignas, esas que acarrean hazañas y proezas; y las clases bajas, 
eran aquellas que se ocupan de las labores relacionadas con el mantenimiento, 
la industria y la subsistencia, es decir, las labores menos gratificantes.42 Uno de 
los símbolos de status que Vebler veía en la clase privilegiada era el derroche 
de tiempo en actividades “inútiles”, tales como los deportes, tan de moda en el 
ocaso del siglo XIX. Ese gasto inútil de tiempo en cosas improductivas, propia 
de la visión del liberalismo económico del siglo XIX, significaba poner en 
evidencia la diferencia entre clases y capacidad monetaria. 
 
40 Herbert Spencer, Educacion intelectual, moral y física, Buenos Aires, Albatros, 1946. 
41 Gabriel Angelotti Pasteur, op. cit. p.38. 
42 Thorstein Vebler, La teoría de la clase ociosa, Madrid, Alianza Editorial, 2004 
19 
 
Ya en el siglo XX, los estudios del filósofo e historiador holandés Johan 
Huizinga43 y del sociólogo francés Roger Caillois44 fueron imprescindibles para 
acercarnos al estudio del deporte, además de que prefiguraron nuevas 
investigaciones. El primero, nos acercó la tesis de que el juego es una actividad 
humana ejemplar, que está en la base de toda formación cultural. Sin embargo, 
el ingrediente lúdico propio del juego, por pasar desapercibido, era visto tan sólo 
como un fenómeno generativo de un tipo de actitud cultural y no como lo que 
realmente significa, es decir, un anticipo a la cultura.45 Roger Callois continuó la 
tesis de Huizinga, y para mostrar la vinculación entre cultura y juego, estableció 
una división de los juegos. Lo hace de la forma siguiente: 
Luego del examen de las diferentes posibilidades, propongo con ese fin una 
división en cuatro secciones principales según que, en los juegos considerados, 
predomine el papel de la competencia, del azar, del simulacro o del vértigo. Las 
llamo respectivamente Agon, Alea, Mimicry e Ilinx. Las cuatro pertenecen 
claramente al terreno de los juegos; se juega al fútbol, a las canicas o al ajedrez 
(agon), se juega a la ruleta o a la lotería (alea), se juega al pirata como se interpreta 
(francés: on joue) a Nerón o a Hamlet (mimicry) y, mediante un movimiento rápido 
de rotación o de caída, se juega a provocar en sí mismo un estado orgánico de 
confusión y de desconcierto (Ilinx).46 
En algunos juegos, estas divisiones pueden mezclarse o pueden contener, 
en su práctica dos o más de estas características. Como ejemplo, un partido de 
fútbol, que corresponde según Caillois al Agon, al incrementarse con los 
uniformes, la solemne inauguración, el desarrollo reglamentado y el aliento de 
los espectadores, hacen que el espectáculo se transforme también en parte de 
la Mimicry. 
Estas clasificaciones de Caillois, en estudios más recientes, sobre todo 
norteamericanos, como veremos más adelante, se han expresado de distinta 
manera, pero con la misma o, al menos, parecida esencia: el play, el game y el 
sport. En ésta última, es decir, el deporte, Johan Huizinga dejó de ver cultura y 
comenzó a ver sólo una falsificación del juego. Cuando existe la seriedad, la 
 
43 Johan Huizinga, Homo Ludens, España, Alianza Editorial, 2000. 
44 Roger Caillois, Teoría de los juegos, Barcelona, Seix Barral. 
45 Francisco Vicente Galán Vélez, op. cit. p.9 
46 Roger Caillois, op. cit. p.41. 
20 
 
productividad y reglas muy restringidas, el juego deja de ser divertido, se vuelve 
pesado, y se convierte, para él en una urgencia, en una degeneración. 
Estamos ya cerca del fin: una cultura auténtica no puede subsistir sin cierto 
contenido lúdico, porque la cultura supone cierta autolimitación y autodominio, 
cierta capacidad de no ver en las propias tendencias lo más excelso, en una 
palabra, el reconocer que se halla encerrada dentro de ciertos límites libremente 
reconocidos. La cultura exige siempre, en cierto sentido, “ser jugada” en un 
convenio recíproco sobre las reglas. La cultura verdadera exige siempre y en todos 
los aspectos el fair play. El aguafiestas rompe con la cultura. Para que en este 
contenido lúdico sea culturalmente creador tiene que presentarse puro. No 
consistirá en la ofuscación o negación de las normas prescritas por la razón, la 
humanidad o la religión; no debe ser la falsa apariencia tras cuya máscara se 
esconda el propósito de realizar ciertos fines mediante ciertas formas de juego 
cultivadas expresamente a este propósito. El juego auténtico rechaza toda 
propaganda. Tiene su fin en sí mismo. Su espíritu y su tono son de alegre 
entusiasmo y no de excitación histérica. La propaganda actual, que quiere 
apoderarse de todos los rincones de la vida, trabaja con recursos adecuados para 
producir histéricas reacciones de masas, y por consiguiente, a pesar de las formas 
lúdicas que adopta tan a gusto, no puede ser considerada como una manifestación 
moderna del espíritu del juego, sino como una falsificación.47 
Tiene razón Huizinga al observar que entre más obligatoriedad existe en 
un juego, por ende, menos divertido se vuelve, pero no por eso, a mi entender, 
es una degeneración pues, ¿cómo saber qué el deportista profesional no se 
sigue divirtiendo como un niño a la hora de ejercer su deporte?, incluso cuando 
sienta la enorme necesidad de ganar debido a los compromisos económicos y 
sociales que en la actualidad los deportistas adquieren. Sin embargo, sus tesis 
fueron de gran provecho y acarrearon nuevas investigaciones en los años 
venideros. 
Los años sesenta del siglo XX, se convirtieron en un período de importantes
transformaciones políticas, económicas y sociales en todo el mundo. El estudio 
de los deportes no fue la excepción y a partir de esa década comenzaron los 
“estudios o teorías críticas del deporte”, con hombres como Jean-Marie Brohm, 
George Vinnai, Luigi Volpiccelli y P. Laguillaumie, entre otros. Todos ellos de 
pensamiento marxista relacionados con la Escuela de Frankfurt.48 La mayoría de 
estos pensadores, aunque con algunas diferencias, veían al deporte moderno 
como un engranaje más de los procesos capitalistas. Algunas de las similitudes 
 
47 Johan Huizinga, en Francisco Vicente Galán Vélez op. cit, p. 41. 
48 Gabriel Angelotti Pasteur, op.cit, p. 58. 
21 
 
que señalaron fueron los principios de rendimiento, productividad y eficacia, 
propios de la sociedad industrializada. Además, claro, de la burocratización, 
jerarquización y mecanización de los atletas. A grandes rasgos, señalaron al 
deportista como una mercancía y al deporte como una distracción para el 
proletariado mundial. Aunque algunos de sus enunciados han sido correctos y 
siguen vigentes, sobre todo en lo concerniente a la transformación de los clubes 
en empresas privadas o la mercantilización de los deportistas, también han sido 
criticados por hombres como Eric Dunning o Alan Tomlinson49 que los 
consideran reduccionistas. 
Para finalizar este brevísimo recorrido, es necesario hablar sobre el libro 
From ritual to record, del historiador Allen Guttmann, pues en él se establecen 
claras diferencias entre juego y deporte. Esta clasificación, además, ayudará a 
distinguir los lineamientos acerca de la mayoría de los deportes que se 
practicaban en la ciudad de México, a finales del siglo XIX y principios del siglo 
XX. 
Allen Guttmann, historiador norteamericano, después de observar un 
partido de fútbol en Alemania, quedó sorprendido por la pasión que ese deporte, 
desconocido para la mayoría del pueblo estadounidense, despertaba en la gente 
alemana. En ese momento, dijo,50 decidió hacer una comparación entre los 
deportes más populares en Europa y los de su país, sin embargo, al comenzar 
la investigación y las lecturas, se dio cuenta que las verdaderas diferencias no 
estaban entre los Estados Unidos y Europa, sino cómo se practicaron los 
deportes en el pasado y cómo se practican en el presente. Por lo que se dedicó 
a establecer las características de los deportes modernos y sus diferencias con 
los juegos de antaño. Englobó los resultados que arrojó su investigación en siete 
cualidades distintivas propias del deporte que lo diferencian del juego: 
secularismo, igualdad, especialización, racionalización, organización 
burocrática, cuantificación y búsqueda de récord. Y lo complementa, también, 
 
49 Ibíd., p. 61-62. 
50 Interview by Caroline J. Hanna, “My life: Allen Guttman”, Amherst College, 2010, 
https://www.amherst.edu/amherst-story/magazine/issues/2010winter/guttmann, (consultada el 
11 de agosto de 2017). 
https://www.amherst.edu/amherst-story/magazine/issues/2010winter/guttmann
22 
 
con la clasificación entre play, games, contests y sport. Estas siete 
características y su significado son: 
El carácter secular se refiere a que los deportes modernos no se realizan con fines 
religiosos o místicos ni con la esperanza de que provoquen algún cambio en la 
naturaleza como muchas actividades físicas del pasado. La condición de igualdad, 
por su parte se manifiesta de dos maneras: en la oportunidad que todos tenemos 
de participar en una competencia y en la seguridad de que las condiciones 
imperantes en la misma serán las mismas (en el tiempo y el espacio). La 
especialización queda patente en la existencia de niveles en las competencias 
basadas en categorías tangibles entre los deportistas, tales como la edad, el peso, 
o la habilidad. El cuarto de los enunciados, la racionalización, representa el acto y 
efecto de hacer las técnicas y organizaciones más adecuadas a sus fines, más 
eficientes en su funcionamiento. La burocratización da cuenta del grado de 
organización y complejidad que poseen los deportes, integrado por clubes, 
asociaciones y federaciones nacionales e internacionales. La cuantificación y la 
búsqueda del récord están relacionadas con la imperiosa necesidad de lograr 
mejores resultados en todos los renglones deportivos. 51 
Tabla de comparación de los deportes siguiendo la clasificación de Guttmann.52 
 Deporte 
primitivo 
Deporte 
griego 
Deporte 
romano 
Deporte 
medieval 
Deporte 
moderno 
Secularización Si/ no Sí/no Sí/no Sí/no Sí 
Igualdad No Sí/no Sí/no No Sí 
Especialización No Sí Sí No Sí 
Racionalización No Sí Sí No Sí 
Burocracia No Sí/no Sí No Sí 
Cuantificación No No Sí/no No Sí 
Récord No No No No Sí 
 
 
51 Gabriel Angelotti Pasteur, op.cit, p. 64. 
52 Tabla tomada de Allen Gutmann en Gabriel Angelotti Pasteur, op.cit, p. 65 
23 
 
Tabla 1. “Diferencia entre juego y sport” 
 Juego (play) 
 
 Juego espontáneo Juego organizado (games) 
 
Juegos no competitivos Juegos competitivos (contests) 
 
Concursos intelectuales Concursos o competiciones físicas, deportes 
(sports) 
 
Fuente: Tabla tomada de Allen Gutmann en Gabriel Angelotti Pasteur, op.cit, p. 63. 
 
Esta clasificación, aquí estructurada, me permitirá hablar sobre los deportes 
que, a mí parecer, ya cumplían con todas estas características desde la última 
década del siglo XIX mexicano y en cómo la prensa se encargó de difundirlos y 
promoverlos, haciendo de ellos también una parte importante para la 
cotidianidad y diversión de los habitantes de la ciudad de México. 
Los deportes de los que me ocupo son aquellos que iniciaron, en su 
mayoría, en la Europa de mediados del siglo XIX, que llegaron a México a finales 
del mismo y que hoy se han convertido, sin lugar a dudas, en uno de los negocios 
más lucrativos del siglo XXI. 
 
 
 
 
24 
 
1.1. La génesis del deporte moderno. 
La génesis del deporte moderno tiene su cuna en la Inglaterra de mediados del 
siglo XIX. Según Norbert Elías y Eric Dunning, la razón por la que el país isleño 
se convirtió en el creador de la mayoría de los deportes que hoy conocemos, es 
que fue la primera nación europea en lograr una pacificación auto impuesta, 
lograda no por un príncipe y sus ministros, sino por los miembros de una 
oligarquía autónoma sobre sí mismos y unos sobre los otros en el siglo XVIII.53 
A partir de ahí, los miembros de las clases altas comenzaron un proceso de 
civilización y de sensibilidad que no alcanzó ninguna otra nación europea. Con 
el paso de los años, esa pacificación se convirtió en la búsqueda de emociones 
que antaño daban las batallas. El riesgo de la muerte y del desafío físico 
provocaron las “batallas sin consecuencias” que los deportes otorgaban. 
Y he descubierto que los humanos […] aparte totalmente de la placentera 
emoción-excitación del sexo, necesitan otras clases de excitación agradables, que 
la emoción de la batalla es una de ellas y que, en nuestra sociedad, una vez 
establecido un alto nivel de pacificación, ese problema lo han resuelto en cierta 
medida las batallas miméticas, las cuales, representadas a modo de juego en un 
contexto imaginario, son capaces de producir esa agradable emoción de los 
combates reales con un mínimo de daño para los seres humanos.54 
Como podemos leer, la fiebre emocional y el placer que desataban 
antiguamente las victorias o derrotas en las batallas bélicas, que tantas vidas 
causaron en el campo de combate, podían ser suplantadas, sin riesgo, o al 
menos con un riesgo mínimo, gracias a los deportes. 
Este proceso de sensibilización y de civilidad del que habla Dunning 
ocasionó, tal vez, que los antiguos
juegos que se practicaban en Europa, fueran 
objeto de una revisión con afán de reglamentarlos para evitar lesiones o 
vulgarizaciones. Y aquí entran en escena los clubes sociales que empiezan a 
proliferar por todo el viejo continente. 
Los primeros clubs deportivos fueron creados en Gran Bretaña en el siglo 
XVIII por aristócratas deseosos de fijar las reglas de juegos que practicaban, 
 
53 Norbert Elias y Eric Dunnig, op. cit. p.76. 
54 Ibíd., p. 77-78 
25 
 
además de controlar la procedencia social de los jugadores.55 Fue claro que el 
deporte era un juego de estatus y jerarquías, en el que la gente podía disfrutar 
de sus momentos de ocio y relacionarse con sus “iguales”. En una primera etapa, 
los clubes sirven para institucionalizar el deporte y reglamentarlo. Nacieron los 
clubes de canotaje, los de fútbol, los de atletismo, tenis, etc. Las Public Schools, 
copian la organización de los primeros clubs y comienzan a propagar los juegos, 
llevándolos, a otros lugares, sobre todo a las universidades. Uno de los ejemplos 
más nítidos de esta relación fue lo que pasó con el fútbol. La Public School de 
Rugby, por los años 40 del siglo XIX, llegó a democratizar el juego de tal forma, 
y le dio tanto realce y pasión, que 30 años después, había en la Gran Bretaña 
unos 1000 clubs del juego de rugby. De este juego deriva el fútbol association, 
que se separó del rugby por la tendencia violenta de éste.56 
Los deportes se expandieron rápidamente por Inglaterra, incluso llegaron a 
los círculos obreros, como es el caso del equipo de fútbol Arsenal, fundado en 
1886 por los obreros del arsenal londinense de Woolwich.57 Inglaterra, al ser la 
nación más desarrollada industrialmente y al tener colonias y negocios en 
prácticamente todo el mundo, exportó su modelo y como un virus, los clubes 
proliferaron. 
El deporte moderno, hijo de la apatía de una clase privilegiada, según nos 
dicen Elías y Dunning, fue también un producto del capitalismo que se 
expandía.58 Los relojes para medir los récords, las pelotas de caucho, las llantas 
de las bicicletas, los equipos deportivos y demás accesorios, no hubieran podido 
existir y tener un mercado si no hubiera un mundo cada vez más global. 
 
 
 
 
55 R.Thomas, A.Haumont, J.L.Levet, Sociología del deporte, Barcelona, Bellatierra, 1988. 
56 Jean Le Floc`hmoan, La génesis de los deportes, Barcelona, Editorial Labor, p. 103 
57 History, Dial square to north London”, Arsenal F.C. mayo de 2017, 
https://www.arsenal.com/history/laying-the-foundations/laying-the-foundations-overview, 
(consultada el 10 de agosto de 2017). 
58 Norbert Elias y Eric Dunnig, op.cit, p.85 
https://www.arsenal.com/history/laying-the-foundations/laying-the-foundations-overview
26 
 
1.2 Los deportes modernos a través del tiempo. 
Desde su nacimiento, los deportes han tenido características propias que los han 
hecho únicos en cuanto a su especificidad. A pesar de que todos tienen su origen 
en diferentes circunstancias y lugares, casi todos encontraron su nivel óptimo, 
en cuanto a reglas y dinamismo, en el siglo antepasado. Como he mencionado 
líneas arriba, fue en los lugares de mayor industrialización dónde se expandieron 
de mejor forma y también fue ahí, dónde se encargaron de darles sus 
características finales. Para entenderlos mejor, hablaré un poco de la génesis de 
cada uno y, para eso, los clasificaré de la siguiente forma: deportes de conjunto, 
deportes individuales, deportes mixtos, deportes mecánicos y deportes atléticos. 
Aunque entiendo que cada uno cuenta con una historia propia, éste no es el lugar 
para ser tratada con más detalles, pero sí es interesante ofrecer un repaso breve, 
ya que es importante entender cómo las actividades en cuestión fueron 
perdiendo su espacio lúdico y al mismo tiempo ganando terreno en la 
competencia. He elegido estos deportes porque por ser los publicitados por la 
prensa porfiriana, fueron los que encontraron un rápido crecimiento en México. 
 
1.3 Deportes de conjunto. 
Béisbol. 
El béisbol tiene sus más lejanos antecedentes en un juego infantil practicado en 
Inglaterra, de nombre rounders, del que existen noticias desde 1744.59 Este 
juego, al llegar al nuevo mundo con los colonos ingleses, se le conoció como 
town ball, the Massachusetts game, one cald cat, y aún baseball.60 
Durante los primeros años de vida en los Estados Unidos, cada una de 
estas variaciones tenía sus seguidores. En 1820, el club The Rochester Baseball 
Club, ya se dedicaba a jugar alguna de sus variantes, pero todavía no existía un 
consenso en sus reglas. Fue hasta 1845, cuando los miembros del club 
 
59 Alfredo Michel, EUA y los deportes: una historia paralela, México. Instituto de Investigaciones 
Dr. José María Luis Mora, 1994, p.101. 
60 Ídem. 
27 
 
Knickerbocker Base Ball Club en Nueva York ─sus miembros eran pequeños 
propietarios, empleados, banqueros─, decidieron encomendarle a Alexander Joy 
Cartwright61 que definiera las reglas, aunque estas, es justo mencionar, aún no 
eran como las que hoy conocemos. Esto contradice la leyenda más difundida de 
que fue Abner Doubleday, un héroe de la guerra civil, en ese estado de Nueva 
York, el inventor del juego, en 1839. 
Con las reglas ya establecidas, al siguiente año, 1846, se dio el primer 
encuentro entre dos clubes, el Knickerbocker, y el Nine, en Hoboken, Nueva 
Jersey.62 En un principio, el juego se publicitó como el “juego nacional”, jugado 
solamente por miembros de clubes, “personas honorables” que fomentaban el 
uso de uniformes de franela y las “buenas costumbres”. Además de que se veía 
como un juego perfecto para promover una buena salud física, la sobriedad, la 
fraternidad y la rivalidad a un tiempo, así como el sentido de la democracia y la 
vida simple del estadounidense original.63 
Tan sólo unos años más tarde, en 1858, se fundó la primera liga de 
béisbol, la National Association of Baseball Players que tuvo a su cargo la 
elaboración de las reglas que hicieran falta y de conservar la fraternidad del 
juego.64 La guerra civil estadounidense, ocurrida entre 1861 y 1865, no detuvo 
la fuerza del béisbol. Tan sólo en 1861, al menos 200 equipos jugaban en 
Brooklyn, Queens, Manhattan, Westchester y New Jersey.65 Para el final de la 
década de 1860, ya existían jugadores que cobraban por sus servicios y también 
se cobraba admisión para los partidos. Era tanta la atracción por ver los 
encuentros, que en 1869 se formó el primer club abiertamente profesional, los 
Medias Rojas de Cincinnati, que se encargó de fijar un salario para cada uno de 
los jugadores y dejar de dar “premios” por su rendimiento. 
La fuerza del deporte se volvió imparable y ante una profesionalidad 
aceptada nació, dos años después, la primera liga profesional de béisbol, la 
 
61 Benjamin B. Rader, “Baseball: a history of America’s game”, University of Illinois Press, 3rd ed. 
2008, p.7 
62 Alfredo Michel, op.cit., p.103. 
63 Ídem. 
64 Benjamin B.Rader, op.cit., p.6 
65 Ibid, p.10 
28 
 
National Asssociation of Professional Baseball Players (NAPBP). Esta liga 
aceptaba a todo equipo que pudiera pagar una cuota de diez dólares, y a cambio 
pedía que jugaran contra cada uno de los participantes. Entre sus novedades, 
permitía que al final de cada temporada los jugadores se contrataran con el 
equipo que más les conviniera. 
Después de cinco años de funcionamiento, los empresarios dueños de 
algunas escuadras idearon una liga que acabara con la NAPBP y que estuviera 
a la altura del “capitalismo estadounidense”.66 De esta manera, en 1876, nació 
la National League of Professional Baseball Clubs, la actual liga nacional.67 Su 
objetivo era acabar con las libertades de los jugadores,
por lo que suspendieron 
la oportunidad de que negociaran con equipos diferentes a los suyos al finalizar 
la temporada, además de que los dueños se reservaban a los cinco jugadores 
que ellos creyeran sus “activos” más importantes. Por último, la nueva liga se 
reservó el derecho de aceptar a nuevos clubes. Todo parecía ir viento en popa, 
pero los enemigos de la nueva liga eran los mismos dueños y sus ansias por la 
ganancia. Tan sólo dos años después, el equipo de Cincinnati fue expulsado de 
la liga por vender cerveza en los estadios,68 uniéndose así a Louisville, expulsado 
por aceptar sobornos y a Nueva York y Filadelfia, acusados de no querer viajar 
a otros estados para cumplir sus compromisos. Con esta ruptura se creó, 
paralela, la American Association of Baseball Clubs,69 mejor conocida como “la 
liga de la cerveza” pues en ésta los dueños aceptaron que se vendiera el líquido 
en los estadios a cambio de apoyo económico. La desunión duró un poco más 
de una década, ya que en 1891 volvieron a ser una sola liga, uniéndose más por 
sus problemas que por sus acuerdos. En 1885, los jugadores, hartos de los 
abusos, se fueron a la huelga porque la liga fijó el tope salarial en 2500 dólares 
al año. De esta manera, crearon su propia liga durante todo un año. Después de 
ser acusados de “terroristas”,70 y con todo en contra, los jugadores y la Liga 
 
66 Alfredo Michel, op.cit, p.107. 
67 Larry R. Gerlach, “Not quite ready for prime time: Baseball history, 1983-1993”, Journal of Sport 
History, Vol.21, No.2 (summer 1994), p.109. 
(http://www.jstor.org/action/doBasicSearch?si=1&Query=au%3A%22Larry+R.+Gerlach%22&ref
reqid=search%3A9aa1d69846a43ffe83fd57fcd91f7933) 
68 David Nemec, Daniel Okrent y Harris Lewine, The ultimate baseball book. The classic illustrated 
history of the world´s greatest game, Houghton Company, 1988, p.15. 
69 Ibid., p.16 
70 Alfredo Michel, op.cit, p. 109. 
29 
 
Nacional limaron sus asperezas y continuaron la relación, no sin antes ganarse 
una “reducción” en el sueldo, y también que algunos deportistas fueran 
separados de por vida de su club. 
Durante más de 10 años la Liga Nacional fue dueña de los destinos del 
béisbol en los Estados Unidos hasta que, en 1901, la antigua Western League, 
dirigida por Bancroft Johnson se autonombró “Liga Mayor”, pues había tenido 
gran éxito convocando a que se abrieran más franquicias en diferentes 
ciudades.71 En 1903, la liga Nacional no tuvo más remedio que aceptar a la 
nueva “liga mayor”, ahora Liga Americana, y juntas administrar el deporte más 
popular en los Estados Unidos. Así, a partir de la primera década del siglo XX, el 
béisbol se convierte en un espectáculo de masas, donde se podían encontrar 
jugadores con sueldos de más de 20,000 dólares anuales.72 
Como colofón, pero sin restarle importancia, es preciso mencionar que 
paralela a las llamadas “Ligas Mayores”, durante mucho tiempo, y acorde con 
las políticas segregacionistas de los Estados Unidos, hubo algunas ligas 
amateurs o semi-profesionales que agrupaban a los jugadores de color. A pesar 
de que los jugadores afroamericanos demostraban su talento en partidos de 
exhibición y en algunos aislados casos llegaron a jugar en algún equipo integrado 
por jugadores blancos, fue hasta 194773 cuando un equipo de las Ligas Mayores 
permitió a un negro tener una oportunidad en la liga más importante. 
Fútbol. 
El origen de este deporte, hasta hoy, el más popular del mundo, se encuentra en 
los campos de juego de las Public-School inglesas, principalmente en la escuela 
del pueblo de Rugby. A principios del siglo XIX, muchos de los jovencitos que 
asistían a clases, aprovechaban las horas de asueto para jugar con una pelota. 
Durante muchos años, el juego fue desorganizado, sólo se trataba de pasarse el 
balón, principalmente con las manos y correr tras él, impidiendo que el rival 
 
71 Ibíd., p.117. 
72 Ibíd., p.119. 
73 Larry Powell, “Jackie Robinson and Dixie Walker, Myths of the southern baseball player” 
Southern Cultures, Vol.8, No.2. (summer 2002), pp. 56-71. 
30 
 
llegara a una meta prefijada. Sin embargo, las lesiones eran frecuentes, pues las 
caídas y la rudeza eran la norma. Para evitar los accidentes, que ya preocupaban 
a la dirección escolar, el juego se fue dulcificando.74 Algunos alumnos prefirieron 
jugar la pelota con los pies, lo que se le llamó “dribbling game” y otros, 
despreocupados, siguieron el juego rudo, llamado simplemente rugby.75 
Al salir de las Public-School y entrar en la Universidad, el juego los 
acompañó. Así, un antiguo alumno de Rugby, Albert Pell, fundó el club de 
Cambridge en 1843, dedicado a jugar el dribbling game.76 Sin embargo, a pesar 
de que el juego se extendió por todo el país, las reglas aún eran difusas. Fue 
hasta el año de 1861, cuando algunos estudiantes de Cambridge, deseosos por 
organizar encuentros entre estudiantes de otras escuelas, redactaron las 
primeras e incipientes reglas para el juego. 
Ya con las reglas redactadas, dos años después, se organizó un 
encuentro entre seis Public-Schools para armonizar los diferentes puntos de 
vista que cada una tuviera sobre las reglas recién creadas. Rugby, Malborough, 
Harrow, Eton, Westminster y Shrewsbury fueron las escuelas que pasaron lista 
de presente.77 Por desgracia, en ese primer encuentro, las diferencias fueron 
tantas que fue imposible llegar a un acuerdo. Poco tiempo después, y ya con la 
asistencia de algunos clubes privados, también practicantes entusiastas del 
juego, se intentó, por unanimidad, aceptar las normas. Tratando de limar todas 
las asperezas, llegaron a un acuerdo que imponía un juego con algunas reglas 
de Rugby y otras del dribbling game, es decir un juego mixto, formándose la F.A 
(Football Association).78 
A pesar de que todos aceptaron, ninguna de las dos partes quedó 
totalmente satisfecha, y tan sólo un mes después, por influencia de los 
estudiantes de Cambridge, se buscó imponer las reglas del dribbling, 
 
74 Jean Le Floc`hmoan, op. cit, p. 104. 
75 Javier Arranz Albó, “La reforma pedagógica de Thomas Arnold y el papel de la iglesia anglicana 
en la creación de los primeros clubs de fútbol en Inglaterra”, Materiales para la Historia del 
deporte, Universidad Ramón Llul, No. 13, 2015, p.12. 
76 Jean Le Floc`hmoan, op. cit, p.104 
77 Ibid p.105 
78 Metthew Taylor, The association game: a history of British football, Routledge, 2013, p.24 
31 
 
ocasionando así una escisión. Los partidarios del dribbling, hoy fútbol, siguieron 
en la F.A y los que no estaban de acuerdo, con la escuela de Rugby a la cabeza, 
desertaron. Más tarde, en 1871, los practicantes de lo que hoy se conoce como 
rugby, definieron las reglas que rigen su juego.79 
El fútbol, ya con reglas establecidas, una liga y practicantes deseosos, 
comenzó a jugarse por todo el país, democratizando lo que en un momento era 
sólo un pasatiempo escolar. Hacia 1880, ya existían más de 1000 clubes que se 
agrupaban en círculos obreros, estudiantiles, o bajo el auspicio de iglesias o 
capillas.80 A mediados de esa década, en 1885, se aceptó sin tapujos el 
profesionalismo y tres años después, en 1888 se creó la primera liga profesional 
de fútbol del mundo, la F.L. (Football League). 
Esta primera época de auge del fútbol y de casi todos los deportes, 
coincide a la perfección con el auge mercantil de Inglaterra. Por medio de los 
empresarios ingleses que llegaban a prácticamente todo el mundo, el fútbol se 
popularizó a nivel mundial, pues ya para esas mismas fechas, en casi toda 
Europa había clubes que lo jugaban y para finales de siglo, el “nuevo mundo” se 
había contagiado de esa fiebre. 
Fue tanta la euforia que el fútbol ocasionó, que tan sólo unos años 
después, en 1904, Bélgica, Dinamarca, Francia, Holanda,
España, Suecia, y 
Suiza fundaron la FIFA (Federation International de Football Association), 
organización que rige los destinos del deporte a nivel mundial, aunque fue hasta 
1930 cuando se pudo llevar a cabo un torneo “mundial”.81 
Cricket. 
Uno de los deportes más antiguos es, sin lugar a dudas, el cricket. Según 
algunos datos, el primer partido realizado entre 11 jugadores por bando, tal como 
se hace ahora, se llevó a cabo en el condado de Sussex en 1696, en el que, 
 
79 Jean Le Floc`hmoan, op.cit, p. 105. 
80 R.Thomas, A. Haumont, J.L.Levet, op.cit, p. 71. 
81 Florencia Faccio, “El primer campeonato mundial de fútbol, Uruguay 1930, en el contexto de 
la globalización”, en Cuaderno de Historia No. 8, 2012, pp. 49-56 
32 
 
además, los jugadores se llevaron cada uno, 15 guineas.82 Para 1709, hay 
registros de un partido inter-condal entre Kent y Surrey. Cuarenta años más 
tarde, en 1744, se publicó el primer reglamento de este deporte, lo que provocó 
mayor cohesión entre sus jugadores y los clubes que lo practicaban.83 Fue tal el 
impacto que tuvo en sus inicios, que en 1748 los tribunales ingleses le quitaron 
la categoría de deporte ilícito que le había impuesto atrás el rey Eduardo IV, 
aunque continuó la prohibición de apostar en los encuentros, pues se sabía que 
se perdían grandes sumas de dinero en los juegos.84 
A pesar de la efervescencia por el deporte, la gente que lo jugaba estaba 
concentrada en la parte sur de Inglaterra, sobre todo en el Hambledon Club,85 
institución de la cual saldrían los mejores jugadores y con el paso del tiempo, los 
encargados de difundir el deporte por todo el país. Ya en la segunda mitad del 
siglo XVIII, al disolverse el Hambledon Club, los jugadores más representativos 
fundaron, en 1787, el Marylebone Cricket Club en Londres, y encargaron al ex 
jugador Thomas Lord que acondicionara una cancha en la cual pudieran jugar.86 
La encontró en la plaza Dorset, al norte de Londres, y se le llamó Lord’s Cricket 
ground, sede que hoy en día sigue siendo la más emblemática de este deporte. 
Ya en el siglo XIX, la expansión fue notable. En 1836 comenzaron los 
partidos entre los condados del Norte y los condados del Sur, ocasionando un 
notable interés en la gente común por presenciar los partidos. En 1859, George 
Parr, de Nottinghamshire formó una selección inglesa que iría a demostrar su 
nivel en partidos de exhibición en los Estados Unidos y Canadá.87 En 1862, con 
empresarios patrocinadores, la selección viajó a Australia en donde el deporte 
echó raíces profundas, pues Australia es uno de los países en los que se juega 
con mayor regularidad. 
 
82 Derek Birley, A social History of English Cricket, Aurum Press Ltd, 2013, p.5 
83 Rob Light, “Cricket in the eighteenth century”, Cambridge University press, Cambridge, p.26 
84 Derek Birley, op.cit, p. 
85 Rob Light, op.cit., p.27 
86 Ibid, p.26 
87 Dean Allen, “South African Cricket, Imperial Cricketers and Imperial Expansion, 1850–1910”, 
The International Journal of the History of Sport, 25:4, pp. 449 
33 
 
En 1877 se jugó el primer encuentro internacional entre estas dos 
naciones y ya en las postrimerías del siglo XIX, lo que se conoce como la “Golden 
age” del cricket, aparecieron los primeros clubes en Sudáfrica y Nueva 
Zelanda.88 
 
1.4 Deportes individuales y mixtos. 
Golf. 
A pesar de que algunos afirman que el golf tiene sus orígenes en Holanda, 
debido a que la palabra holandesa “kolf” significa palo,89 y que hay evidencias 
de la existencia de un juego primigenio parecido a éste, en aquel país del 
continente europeo, se acepta por unanimidad a Escocia como el verdadero 
padre e impulsor de este deporte. Tal vez la primera referencia se encuentra en 
1457, cuando el rey James II prohibió su práctica, debido que la gente se 
dedicaba más a entretenerse con él, descuidando las prácticas de arquería, 
necesarias para la defensa del reino.90 Durante todo el siglo XV se extendieron 
este tipo de censuras por toda Escocia evidenciando así su popularidad.91 
Se sabe que María Estuardo era una aficionada al juego y que su hijo 
Jacobo I lo introdujo en la parte sur de la isla británica en dónde también tuvo 
éxito. En el año de 1608 se fundó el primer club especializado en golf, el Black 
Heat Golf Club en el condado de Kent.92 A partir del siglo XVIII, las sociedades 
de golf empezaron a crecer, teniendo como principales a la Edinburgh Burgess 
Golfing Society, fundada en 1735 y el Club de Saint Andrews en 1754. Éste 
último, por un decreto de Guillermo IV, tuvo el derecho de llamarse The Royal 
and Ancient Golf Club de Saint Andrews en 1834. Como uno de los deportes más 
antiguos y mejor estructurados, también fue uno de los primeros en tener su 
propio reglamento, redactado en el siglo XVIII por los miembros del club de Saint 
 
88 Idem. 
89 Le Floc’hmoan, op.cit, p.81. 
90 Virginia Serrano Gómez, “Evolución de la práctica del Golf, características y dimensión 
económica”, Revista española de educación física y deportes, No.403, 4º trimestre, 2013, p.65. 
91 Le Floc’hmoan, op.cit, p.83. 
92 Virginia Serrano Gómez, op.cit., p.66 
34 
 
Andrews. Aunque estas reglas, hay que decirlo, también funcionaron para excluir 
a las clases medias y bajas de la práctica del deporte, pues se impusieron 
uniformes obligatorios para jugar y unas reglas de vestimenta bastante 
estrictas.93 
En el siglo XIX, específicamente en el año de 1860, se organizó en 
Escocia el primer “open” de golf, llamado así porque todo el que quisiera podía 
inscribirse en el torneo; desde profesionales hasta los amateurs de algún club de 
alta sociedad. Después de 14 años, en 1874, los dirigentes del club de Saint 
Andrews decidieron trasladar el torneo a la ciudad inglesa de Sandwich, año en 
el que por primera vez salió de su país de origen, al menos de forma simbólica.94 
A partir del siglo XX, el deporte se extendió por todo el mundo, con torneos cada 
vez más frecuentes y con altas expectativas en cada región que se juega. 
Tenis. 
El juego del tenis tiene sus raíces en un antiguo juego medieval francés llamado 
“paume”, que a su vez se dividía en paume larga, cuando se jugaba al aire libre, 
y paume corta, cuando se jugaba en lugares cerrados. El juego consistía en 
pegarle a una pelota con la palma de la mano, parecido a lo que hoy se conoce 
como frontón. Nos dice Jean Le Floc’moan: 
El juego de paume existía en Inglaterra desde hacía mucho tiempo. En la tragedia 
shakesperiana Enrique V, escrita en 1600, los embajadores del Delfín de Francia 
ofrecen al rey de Inglaterra un cofre con tesoros y Enrique pregunta: What`s 
treasure, uncle? Y Exeter responde: Tennis-balls my liege. Más adelante, Enrique 
dice: “When we have match’d our rackets to these balls, we will in France, by God’s 
grace, play a set…” ¿Se conocía ya la raqueta en tiempos de Enrique V, vencedor 
de la batalla de Azincourt, que reinó desde 1413 hasta 1422? El texto de 
Shakespeare es formal, pero las crónicas del siglo XV no dicen nada a este 
respecto. Digamos además que en Inglaterra las pelotas de paume se hacían 
generalmente con crin recubierto con piel de carnero, y que una canción popular 
del siglo XVII decía: “My mistress is a tennis ball composed of cotton fine”.95 
 
93 Hugo Cerón Anaya, “An Approach to the History of Golf: Business, Symbolic Capital, and 
Technologies of the Self”, Jornal of Sports and Social Issues, p.344. 
94 Le Floc’hmoan, op.cit, p.100. 
95 Ibíd., p.111. 
35 
 
Se haya conocido la raqueta desde tiempos tan tempranos o no,96 hay dos 
certezas que no se deben dejar pasar, la primera es que fue durante muchos 
años el juego preferido por los aristócratas franceses97 e ingleses, y la segunda 
es que era

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