Logo Studenta

Efectos-de-una-intervencion-cognitivo-conductual-en-un-grupo-de-bebedoras-problema

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MÉXICO 
FACULTAD DE PSICOLOGÍA 
 
 
 
 
 
 
 
“EFECTOS DE UNA INTERVENCIÓN COGNITIVO CONDUCTUAL EN 
UN GRUPO DE BEBEDORAS PROBLEMA” 
 
 
 
T E S I S 
QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE: 
LICENCIADOS EN PSICOLOGIA 
P R E S E N T A N : 
M A R T Í N E Z P Á E Z M A R I O 
MORALES PORTILLO INGRID ATENAS 
 
 
 
 
 
 
DIRECTORA DE TESIS: 
DRA. MARÍA DE LOS ANGELES CRUZ ALMANZA 
REVISOR DE TESIS: 
DR. JUAN JOSÉ SÁNCHEZ SOSA 
 
 
 
 
MÉXICO D.F. 2011 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
Restricciones de uso 
 
DERECHOS RESERVADOS © 
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL 
 
Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal 
del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). 
El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea 
objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para 
fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo 
mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
2 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
J U R A D O 
 
DRA. MARÍA DE LOS ÁNGELES CRUZ ALMANZA 
DR. JUAN JOSÉ SÁNCHEZ SOSA 
DR. SAMUEL JURADO CARDENAS 
MTRA. REFUGIO DE MARÍA GÓNZALEZ DE LA VEGA Y AYALA 
LIC. MARÍA EUGENIA DÍAZ MARTÍN 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
3 
AGRADECIMIENTOS 
 
A la Dra. Ángeles Cruz Almanza por habernos brindado la oportunidad de trabajar con 
ella, y por su acompañamiento y comprensión al compartir su experiencia y 
conocimientos con nosotros para realizar éste recorrido teórico y práctico; nos impulsó y 
motivó, en todo momento. 
 
Al Dr. Juan José Sánchez Sosa quien está lleno de conocimientos y es un experto en 
compartirlos; por su escucha y sugerencias que en muchas ocasiones nos regresaron 
al camino de la investigación cuando nos sentíamos desbordados y no encontrábamos 
una correcta forma de llevar las cosas. 
 
Al Centro de Ayuda a Alcohólico y sus Familiares (CAAF) y a su personal por recibirnos 
con las puertas abiertas para la realización de este trabajo y permitirnos desarrollar en 
la práctica profesional. 
 
A cada una las usuarias del CAAF que nos obsequiaron su confianza para trabajar, 
además de darnos la posibilidad de caminar con ellas cuando pensaban que nada se 
podía hacer en su situación. 
 
A nuestros sinodales, el Dr. Samuel Jurado, la maestra Refugio de María González de 
la Vega, y a la Lic. María Eugenia Díaz, por el apoyo y acompañamiento que nos 
brindaron para la terminación de la tesis. 
 
 
 
 
 
 
Ingrid y Mario 
4 
Dedicatorias 
 
A mis padres por haberme brindado el apoyo y la paciencia que necesitaba, incluso 
más de la que se podría esperada. 
 
A mis amigas Caty, Dany y Yaya que me acompañaron durante toda la carrera, y con 
las que compartí grandes experiencias, anécdotas y momentos agradables. Quienes 
me enseñaron a no ser tan arrogante como antes y me abrieron sus corazones. 
 
A mis amigas y colegas Adriana, Ana, Luisa, Marta, y Mónica del cubo 12 que me 
escucharon, y acompañaron en la construcción de la tesis. 
 
A mi hermosa gorda que estuvo conmigo desde antes de empezar y que en ocasiones 
me soporto aún cuando la descuidé. 
 
A los primos Chato, Petro, Reno, Saúl, que estuvieron conmigo y que en ocasiones me 
sacaron del encierro en el que me metía. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Mario Martínez Páez 
5 
Dedicatorias 
Este trabajo es el resultado del esfuerzo arduo que viví junto a mi compañero, colega y amigo 
Mario, gracias por hacer un gran equipo, donde siempre existió el respeto y la tolerancia. 
A nivel personal me llena de satisfacción el tener una familia que a pesar de las circunstancias 
siempre está unida y pensando siempre en el futuro, teniendo presentes los valores del amor, la 
unión, el respeto, el equilibrio, la fortaleza, el apoyo, etc. Y al hablar de apoyo mis padres son 
los principales responsables, que en todo momento, han estado conmigo, han hecho todo por 
comprenderme cuando no quería ser comprendida, siempre impulsándome a salir adelante y 
haciendo de mí una mujer con gran fortaleza. 
A mi madre que a pesar de lo rebelde que he sido, siempre me apoya y me brinda todo lo 
necesario para salir adelante y me ha enseñado a ser una mujer fuerte con todo su ejemplo. 
Mamá necesito que te quede claro todo lo que te amo y especialmente todo lo que te admiro, 
eres una gran mujer y agradezco todo lo que me parezco a ti. 
A mi padre que me ha enseñado la gran parte de lo que sé. Me ha enseñado a sacar siempre lo 
mejor de mí, me ha hecho conocer lo que valgo. Que me ha enseñado el gusto por ser una 
exploradora de la vida. Papá eres un hombre sorprendente y no tienes idea lo grande que es mi 
amor por ti. 
Ahora les digo que lo que soy es por ustedes y este triunfo es de ustedes. 
A mi hermano Eliot, quien me ha enseñado tanto con su ejemplo, siempre ha estado conmigo y 
es en quien más puedo confiar, en especial sé que en cualquier circunstancia siempre está ahí, 
sosteniéndome, siempre sin querer recibir algo a cambio; que junto a sus hijos Dayron y Megan, 
suman una gran parte de mi corazón, a Dayron y a Megan les agradezco que con su sonrisa 
me den tanta energía para salir adelante y me permitan a veces ser niña otra vez y a Monse por 
dar a la vida a estas dos gotitas de amor y por dar a conocer lo feliz que la hacen los logros de 
la familia. Eliot para mi eres el hombre perfecto, tu inteligencia es sorprendente y tu experiencia 
en la vida es aun más. Agradezco todo lo que me has dado, te amo. 
Así mismo, le agradezco a Jonathan por su amor, apoyo y comprensión. Desde que te conocí 
sabía que algo grande pasaría en mí, y eso es la trasformación que da el estar enamorada de 
una gran persona. No puedo saber que pasará en la vida pero si sé que estos 5 años han sido 
de grandes experiencias a tu lado. John eres un gran hombre y me has sabido dar mucho, te 
amo. 
Estas personas son mi familia y sé que están orgullosos de este trabajo, que es la suma del 
esfuerzo de todos y por lo tanto yo estoy orgullosa de todos ellos, los amo, los amo, los amo. 
Ingrid Atenas Morales Portillo 
6 
ÍNDICE 
 
 
RESUMEN ……………………………………………………………………… 9 
 
CAPÍTULO I 
CONCEPTOS SOBRE ALCOHOL Y SU USO 
 1.1 ALCOHOL Y SU CONCEPCIÓN HISTÓRICA ………………………. 10 
 1.2 DEFINICIÓN DE ALCOHOLISMO ……………………………………… 12 
 1.3 TIPOS DE BEBEDORES ……………………………………………… 16 
 1.3.1 Abstinente ………………………………………………………...…… 17 
 1.3.2 Bebedor no problema ……………………………………………… 17 
 1.3.3 Bebedor problema ……………………………………………………… 18 
 1.3.3.1 Mujer ama de casa ……………………………………………… 20 
 1.3.3.2 Mujer trabajadora ………………………………………..…..... 20 
 1.3.4 Bebedor dependiente ……………………………………………… 20 
 
CAPÍTULO II 
ALCOHOL Y SUS EFECTOS 
 2.1 ABSORCIÓN DEL ALCOHOL ……………………………………… 21 
 2.1.1 Fases de intoxicación ……………………………………………… 22 
 2.2 CONSECUENCIAS ORGÁNICAS POR CONSUMO EXCESIVO ... 23 
 2.3 CONSECUENCIAS PSICOLÓGICAS POR CONSUMO EXCESIVO .. 29 
 2.3.1 Black outs o lagunas ……………………………………………………… 29 
 2.3.2 Síndrome de Wernicke-Korsakoff ……………………………………... 30 
 2.3.3 Deterioro cognitivo ……………………………………………………... 31 
 2.3.4 Abstinencia alcohólica ……………………………………………... 31 
 2.3.5 Delirium tremens ……………………………………………..….…… 31 
 2.3.6 Ansiedad ……………………………………………………………… 32 
 2.3.7 Depresión ....……………….………………………………….. 32 
 2.3.8 Culpa ……………………………………………………………..………. 33 
 2.3.9 Suicidio ……………………………………………………………… 33 
 2.3.10 Celotipias …………………………………………………...…………. 35 
 2.4 CONSECUENCIAS SOCIALES POR CONSUMO EXCESIVO ..……... 36 2.4.1 Familia ……………………………………………………………………… 36 
 2.4.2 Trabajo ……………………………………………………………… 38 
 2.4.3 Accidentes ……………………………………………………………… 39 
7 
 2.4.4 Delitos ……………………………………………………………………… 39 
 2.4.5 Actitudes sociales ante el consumo de alcohol en las mujeres......... 40 
 
CAPÍTULO III 
APROXIMACIONES AL FENOMENO DEL ALCOHOLISMO 
 3.1 MODELO DE REFORZAMIENTO COMUNITARIO (CRA) ……… 44 
 3.1.1 1973: La prueba inicial del CRA …………………………………….. 46 
 3.1.2 Estudio de 1976, redefiniendo la aproximación, mejoras hechas en 
el próximo estudio ……………………………………………………………. 49 
 3.1.3 Estudio de 1982 ……………………………………………………. 49 
 3.1.4 El CRA en la actualidad ……………………………………………. 50 
 3.2 COMPONENTES DEL TRATAMIENTO (CRA) …………………….. 51 
 3.2.1 Análisis funcional de la conducta de consumo y de la de no consumo 53 
 3.2.2 Muestra de no consumo ……………………………………………. 55 
 3.2.3 Metas de vida cotidiana ……………………………………………. 56 
 3.2.4 Entrenamiento en habilidades sociales ……..……………………... 56 
 3.2.5 Sistema de Colegas ……………………………………………………. 60 
 3.2.6 Solución de problemas ……………………………………………. 60 
 3.2.7 Búsqueda de empleo ……………………………………………. 61 
 3.2.8 Actividades sociales y recreativas ……………………………………. 62 
 3.2.9 Terapia marital conductual ……………………………………............ 62 
 3.2.10 Prevención de recaídas ……………………………………............ 63 
 3.2.11 Anticipándose al enojo ……………………………………............ 63 
 3.2.12 Autocontrol de tristezas ……………………………………............ 65 
 3.2.13 Desarrollo de conductas gratificantes …………………………….. 67 
 3.2.14 Autocontrol de ansiedad ……………………………………............. 68 
 3.2.15 Control del ansia de beber (“craving”) ……………………………... 72 
 3.2.16 Consejo motivacional ……………………………………............. 72 
 3.2.17 Visitas hogareñas ……………………………………......................... 73 
 3.3 MODELO DE PREVENCIÓN DE RECAÍDAS ……………………… 74 
 3.4 MOTIVACIÓN PARA EL TRATAMIENTO …………………………….. 77 
 3.4.1 Entrevista motivacional ……………………………………............. 80 
 
 3.5 ESTRATEGIAS PARA PARTICIPANTES DE PROGRAMAS DE 
ABSTINENCIA Y BEBIDA CONTROLADA …………………………… 83 
 3.5.1 Recomendaciones terapéuticas hacia los pacientes en programas de 
bebida controlada ……………………………………..……………………… 85 
8 
 3.6 TERAPIA DE GRUPO ……………………………………....................... 86 
 
 
CAPÍTULO IV 
MÉTODO 
 4.1 PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA Y JUSTIFICACIÓN ……... 87 
 4.2 OBJETIVOS ……………………………………...…………………….. 92 
 4.2.1 Objetivo general ……………...…………………………………..... 92 
 4.2.2 Objetivos específicos ……………...……………………………. 92 
 4.3 HIPÓTESIS ……………...…………………………………...………. 93 
 4.4 VARIABLES ……………...…………………………………...………. 94 
 4.4.1 Variable Independiente ……………...……………………………. 94 
 4.4.2 Variable Dependiente ……………...……………………………. 94 
 4.5 CRITERIOS DE INCLUSIÓN ……………...……………………………. 96 
 4.6 CRITERIOS DE EXCLUSIÓN ……………...……………………. 97 
 4.7 SELECCIÓN DE PARTICIPÁNTES ……………...……………………. 97 
 4.8 DATOS SOCIODEMOGRAFICOS ……………...……………………. 98 
 4.9 ESCENARIO ……………...………………………………..………….. 100 
 4.10 TIPO DE ESTUDIO ……………...……………………………………. 100 
 4.11 DISEÑO ……………...………………………………..………….. 101 
 4.12 DESCRIPCIÓN DE LOS INSTRUMENTOS ……..……………... 101 
 4.13 PROCEDIMIENTO ……..……………...………………..…………... 105 
 
CAPÍTULO V 
 5.1Resultados ……..……………...………………..……………......... 114 
 5.2Resultados cualitativos ..…………...………………..……………. 137 
 5.3Conclusiones ……..……………...……………….………...……….. 140 
 5.4 Sugerencias ……..……………...………………..……………......... 145 
 
REFERENCIAS ….....………………..……………..………..……………...…. 146 
 
 
 
 
 
 
 
 
9 
RESUMEN 
 
La bebedora problema es considerada como aquella persona que tiene una 
historia de consumo que fluctúa entre periodos problemáticos, y periodos de 
abstinencia, se refiere a aquellas personas que tienen problemas asociados al 
consumo de alcohol. Dichos problemas pueden ser vistos como consecuencias a nivel 
físico, psicológico, o social. Cabe mencionar que según la Encuesta Nacional de 
Adicciones (2008) en cuatro años el consumo de drogas legales como alcohol y tabaco 
aumentó de 5.03% a 6% en la población general. Estas cifras constituyen el consumo 
en un problema de salud pública. Por lo que es importante establecer medidas que 
permitan adquirir herramientas a las bebedoras problema que les permitan mantenerse 
sin consumo. De esta forma se aplicó un programa de intervención cognitivo 
conductual con un grupo de bebedoras problema en el CAAF para medir su efecto en 
los instrumentos: Inventario Situacional de Consumo de Alcohol (ISCA), Cuestionario 
de Confianza Situacional (CCS), Inventario de Depresión de Beck (BDI), Inventario de 
Ansiedad de Beck (BAI), Inventario de Autoestima de Coopersmith (CAI), Escala 
Multidimensional de Asertividad (EMA). Los resultados se compararon con el 
estadístico de Wilcoxon, los cuales fueron significativos en las escalas y subescalas: 
del ISCA, emociones desagradables, malestar físico, emociones agradables, presión 
social, y probando el autocontrol. En el CCS, emociones desagradables, emociones 
agradables, necesidad física, presión social y momentos agradables con otros. En la 
EMA: la significancia fue en asertividad indirecta y no asertividad. También en el 
autoestima y en los síntomas de ansiedad y depresión. En general, se puede concluir 
que renunciar al consumo de alcohol, implica no solo el desistir a la sustancia, sino que 
involucra la integración y modificación de patrones de conducta, de la percepción de la 
historia personal, identificación de factores emocionales, así como la restructuración de 
las relaciones sociales de las participantes 
 
Palabras Clave: Alcoholismo, CRA, entrevista motivacional 
 
10 
CAPÍTULO I 
 
CONCEPTOS SOBRE EL ALCOHOL Y SU USO. 
A manera de iniciar el sustento teórico del presente estudio, se pretende hacer un 
recorrido histórico del uso de alcohol, de la definición de alcoholismo, así como de los 
tipos de bebedores en relación a la cantidad y frecuencia de consumo. 
 
 
1.1 ALCOHOL Y SU CONCEPCIÓN HISTÓRICA 
Para fines de la presente investigación, utilizaremos el término alcohol para designar 
a toda bebida que contenga alcohol etílico (etanol, CH3-CH2-OH). La palabra 
“alcohol” es de origen árabe (alkohl) y significa polvillo, pues se creía que su efecto se 
debía a un polvo impalpable que se desprendía de las bebidas (Lorenzo, Laredo, Leza, 
Lizasoain, 2009). 
 
Sabemos que el alcohol ha estado presente en civilizaciones y culturas muy 
antiguas, ya que hay documentos que datan del año 4000 a.C., que señalan la 
existencia de bebidas que contenían alcohol y que se utilizaban en el Próximo 
Oriente (Cunillera, 2006). 
 
Parece, que el hombre ha bebido alcohol desde hace por lo menos 5,000 años, y no 
existe ninguna razón para suponer que lo ingería sólo para degustarlo. El alcohol es 
una sustancia derivada de la descomposición de carbohidratos vegetales, que puede 
ser espontáneo, pero que se ve acelerado por la acción catalítica de una levadura 
(Saccharomyces cerevisiae) (Lorenzo et al., 2009). 
 
Tal vez el más viejo producto vegetal que se hizo fermentar fue la miel, e igualmente 
existen datos que inducen a creer que el aguamiel de algunas plantas sirvió para hacer 
los primeros destilados. Si bien los Irlandeses reclaman para sí el conocimiento inicial 
11 
de la destilación, los árabes se consideran los inventores, aun 200 años antes que los 
Irlandeses (Velasco, 1990). 
 
También, sabemos que los antiguos egipcios y las civilizaciones de la islade Creta 
bebían alcohol. El uso de bebidas con alcohol pasó a Grecia y de allí se difundió por 
todo el Mediterráneo, llegando a Italia. Más tarde se extendería hacia el interior de 
Europa (Cunillera, 2006). 
 
Desde el principio hubo la tendencia a relacionar las bebidas alcohólicas con el 
sentimiento religioso. Fue así como los egipcios dieron crédito a Osiris por haberles 
permitido conocer el vino, así mismo, los hebreos a Noé. En cambio, para los griegos y 
los romanos de la antigüedad beber vino era una costumbre popular, pero también se 
relacionaba íntimamente con sus prácticas religiosas. Los griegos celebraban fiestas 
en honor al Dios Dionisio y los romanos en honor al Dios Baco, con grandes festejos 
que podían terminar en orgías espectaculares (Cunillera, 2006). 
 
En el México prehispánico, el alcohol, fue representado por el octli o pulque, la bebida 
típica entre los indígenas del altiplano mexicano, producto de la fermentación del 
aguamiel del maguey. Su papel sobre la religión está relacionado con la Diosa 
Mayahuel, a quien se representa vestida de blanco que es el color del pulque, sentada 
sobre un maguey. Alguna versión señala al pulque como una bebida sagrada sólo 
permisible a sacerdotes y guerreros que iban a morir, en tanto que el resto de la 
población podría consumirlo una vez al año, pero sin llegar a la embriaguez. No 
obstante, con la llegada de los españoles, se introdujeron nuevas clases de bebidas 
alcohólicas a México, como el vino (Velasco, 1990). 
 
Ya en 1889, se propusieron en París las primeras medidas de orden judicial con 
respecto a la distribución y abuso de alcohol, algunas de las cuales fueron adoptadas 
de inmediato por México. El tratamiento médico para el alcoholismo era individual y se 
dirigía a la desintoxicación o alivio de los síntomas provocados por el consumo crónico 
12 
de alcohol. De tal modo, que el alcoholismo estaba dividido en tres grados, que 
consideraban la cronicidad y la repercusión en el organismo. El alcoholismo de primer 
grado no era considerado como una enfermedad peligrosa ni molesta. Para alcoholismo 
de segundo grado, el tratamiento estaba dirigido a impedir una mayor intoxicación con 
alcohol, cuya consecuencia inmediata era la congestión cerebral o pulmonar. No 
obstante, no había un tratamiento único para el alcoholismo de tercer grado, que era 
considerado como el más grave. Las diferentes formas de su presentación estaban 
clasificadas en una complicada nosología. Por otra parte, el tratamiento profiláctico del 
alcoholismo consistía en influir sobre los familiares, y recomendarle al enfermo que se 
distrajera y disminuirle progresiva o bruscamente la bebida (Ramos & Flores, 1999). 
 
Por otra parte, la condición social de la mujer y las costumbres del Siglo XIX, 
provocaban que ciertos padecimientos en los que se veía involucrada la moral y la 
intimidad fueran sólo abordados en los estadios avanzados; este es el caso de la sífilis 
y el alcoholismo. Durante ese siglo fue patente la difusión de conductas ejemplares y 
normas de vida que rechazan los excesos. De tal modo, la mujer era el reflejo de la 
educación impartida en el hogar o en sitios especializados. Es evidente, que la 
represión social las obligaba a emborracharse en forma oculta, tal parece que es así 
como se instauraron ciertos rituales de consumo en las mujeres (véase actitudes 
sociales ante el consumo de alcohol en mujeres). Conviene señalar que, cuando el 
alcoholismo se convertía en un problema psiquiátrico se le reducía a sus formas 
histérica y epiléptica, que finalmente eran las expresiones femeninas de la patología 
mental de la época (Ramos, 2001). 
 
 
1.2 DEFINICIÓN DE ALCOHOLISMO. 
Alcoholismo es un término genérico que ha servido durante años para generalizar y 
englobar muchas matizaciones que, de no describirlas, llevarían a confusiones y 
malentendidos. Por tal motivo, en este apartado se mencionarán algunas 
concepciones que se han hecho respecto a la definición de alcoholismo. 
13 
El término alcoholismo fue acuñado originariamente por un médico sueco llamado 
Magnus Huss en 1849 para unificar diversas patologías físicas, psíquicas, problemas 
familiares y sociales, cuyo factor etiopatogénico era el alcohol, este término fue 
utilizado hasta 1940 (Cunillera, 2006; Lorenzo et al., 2009). 
 
En 1952, los expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) definían a 
los alcohólicos como: 
“Bebedores excesivos cuya dependencia del alcohol es suficiente para 
afectar su salud física y mental, así como sus relaciones con los demás y su 
comportamiento social y en el trabajo, o bien que ya presentan los inicios de tales 
manifestaciones" (Velasco, 1990). 
 
Por otra parte, una definición que se acepta por los más destacados especialistas, 
es la que el Doctor Keller del Centro de Estudios sobre el Alcohol de la 
Universidad de Rutgers expresó desde 1958: 
“El alcoholismo es una enfermedad crónica, un desorden de la conducta 
caracterizado por la ingestión repetida de bebidas alcohólicas hasta el punto de que 
excede a lo que está socialmente aceptado y que interfiere con la salud del bebedor, 
así como con sus relaciones interpersonales o con su capacidad para el trabajo" 
(Velasco, 1990). 
 
Se puede ver que por lo común en las definiciones hay aspectos conductuales, 
sociales, de salud y niveles de consumo de alcohol por parte del sujeto, y que por lo 
anterior definir alcoholismo no ha sido una tarea fácil, sobretodo en culturas donde se 
acostumbra consumir alcohol de manera regular, y que diferenciar la línea entre un 
alcohólico y un no-alcohólico pide a los especialistas contextualizar al sujeto en los 
aspectos anteriormente mencionados. 
 
14 
Dos décadas después, la OMS (1975) sugirió que se reemplazara el término 
«alcoholismo» por dependencia de drogas de tipo alcohol, con la siguiente 
definición: 
“La dependencia de drogas de tipo alcohol existe cuando el consumo de alcohol 
por un individuo excede los límites aceptados por su medio cultural, sí consume alcohol 
en momentos considerados como inapropiados dentro de dicho medio o sí el consumo 
de alcohol llega a ser tan elevado que daña su salud o menoscaba sus relaciones 
sociales” (Cunillera, 2006). 
 
La variabilidad del término alcoholismo llevó al Comité de Expertos de la OMS en 
1979 a no utilizarlo. Y es a partir de ese año que se prefirió formularlo en términos de 
una visión más amplia de los problemas relacionados con el alcohol como Síndrome de 
Dependencia Alcohólica. 
 
En el manual sobre los trastornos mentales de la American Psychiatric Association 
(APA), Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM) en su III versión, en 
1980, ya se incorporaron factores fisiológicos y conductuales concomitantes al uso 
excesivo de alcohol, y se estableció la diferenciación entre abuso de alcohol y 
dependencia del alcohol. Se considera abuso cuando da una pauta de uso patológico 
de por lo menos un mes de duración que produce deterioro del funcionamiento social 
y está más relacionada con el deseo de beber alcohol por parte del sujeto y asociada 
a problemas conductuales derivados del consumo. La dependencia es una pauta de 
uso patológico del alcohol o de deterioro del funcionamiento social u ocupacional a 
causa del alcohol que produce incapacidad de realizar las actividades de la vida 
cotidiana si antes no se ha bebido y aparece la necesidad de beber cada vez más 
para conseguir el mismo efecto y así evitar el síndrome de abstinencia. 
 
Con la revisión del DSM-III-R (1987) se introduce una nueva definición, con independencia 
de la sustancia: la dependencia de una sustancia psicoactiva (cualquier sustancia que 
actúa sobre el cerebro modificando su funcionamiento), y cuya característica esencial es 
15 
«una agrupación de síntomas de cognición, conductuales y fisiológicos que indican que la 
persona tiene un control deterioradodel uso de una sustancia psicoactiva y continúa 
utilizándola a pesar de las consecuencias adversas». 
 
Es importante señalar que el DSM-III-R considera que lo esencial de esta patología, 
como cualquier otra drogodependencia, es la pérdida de control sobre la ingesta 
(Lorenzo et al., 2009). 
 
Así, el DSM-IV-TR hace la siguiente descripción de la dependencia de sustancias 
psicoactivas, extensivo al alcohol. Señalando como “un patrón desadaptativo de 
consumo que conlleva a un deterioro o malestar clínicamente significativos, expresado 
por tres (o más) de los ítems siguientes en algún momento de un período continuado 
de 12 meses”. 
 
1. Tolerancia definida por cualquiera de los siguientes apartados: 
a) Una necesidad de cantidades gradualmente crecientes de alcohol para conseguir 
la intoxicación o el efecto deseado. 
b) El efecto de las mismas cantidades de alcohol disminuye claramente con su 
consumo continuado. 
2. Abstinencia definida por cualquiera de los siguientes apartados: 
a) El síndrome de abstinencia característico para el alcohol, que conlleva síntomas 
después de haber interrumpido el consumo, y aparecen entre 4 y 12 horas 
después. Algunos de estos síntomas son sudoración, temblor distal de manos, 
insomnio, nauseas o vómitos, alucinaciones o incluso crisis epilépticas. 
b) Se toma la misma sustancia (o una muy parecida) para aliviar o evitar los 
síntomas de la abstinencia. 
3. El alcohol se toma con frecuencia en cantidades mayores o durante un periodo más 
largo de lo que inicialmente se pretendía. 
4. Existe un deseo persistente o esfuerzos infructuosos para controlar o interrumpir el 
consumo de alcohol. 
16 
5. Se emplea mucho tiempo en actividades relacionadas con la obtención de bebidas 
alcohólicas, en el consumo de alcohol, o en la recuperación de los efectos del alcohol. 
6. Reducción de importantes actividades sociales, laborales o recreativas, debido al 
consumo de alcohol. 
7. Se continúa tomando alcohol a pesar de tener conciencia de los problemas 
psicológicos o físicos recidivantes o persistentes que parecen causados o exacerbados. 
En el sistema DSM-IV-TR, además, se indica la conveniencia de especificar la 
existencia o no de dependencia fisiológica, de manera que habría dos grupos de 
dependientes (Lorenzo et al., 2009). 
a) Con dependencia fisiológica: aquellos que presentan signos de tolerancia o 
abstinencia. 
b) Sin dependencia fisiológica: aquellos que no presentan signos de tolerancia o 
abstinencia. 
 
 
1.3 TIPOS DE BEBEDORES. 
Se sabe que no se puede hablar de alcoholismo sin hablar de los sujetos que están 
implicados en este fenómeno, pues, desde que comenzó la era científica en el estudio 
del alcoholismo, existió la conciencia de la gran heterogeneidad en los tipos de 
bebedores y su relación al nivel de consumo. Por tal motivo, en este apartado se 
mencionarán algunas clasificaciones en relación a los tipos de bebedores, estos se 
diferencian en la motivación de beber, la intensidad del consumo, el patrón de ingesta y 
las manifestaciones clínicas y psicosociales. En los últimos años y atendiendo a los 
efectos de consumo de alcohol, se ha impuesto una tipología que destaca su carácter 
práctico, señalando tres grupos (sin contar a los abstinentes): bebedor no problemático, 
bebedor problemático y bebedor dependiente. 
 
 
 
 
17 
1.3.1 Abstinente. 
Es el sujeto cuya ingestión de bebidas alcohólicas es muy moderada (el equivalente a 
uno o dos tragos estándar1), sólo en situaciones excepcionales, nunca más de 5 veces 
al año y sin llegar en ningún caso al estado de ebriedad. 
También puede ser definido como el consumo nulo de alcohol, aproximadamente del 60 
al 70% de los adultos mayores (70 a 80% de mujeres mayores) de EUA, se abstienen 
de consumir alcohol. Las razones de esta abstinencia pueden incluir creencias 
religiosas, enfermedades padecidas, o problemas previos con el uso de alcohol 
(Velasco, 1990). 
 
1.3.2 Bebedor no problema (bebedor habitual no excesivo). 
La gran mayoría de las personas que han decidido no ser abstinentes, pero que 
tampoco son alcohólicos (o que aún no los son) quedan dentro de esta designación. 
Afortunadamente el mayor porcentaje de ellas no pasa al nivel siguiente, pero ninguna 
queda a salvo de esa posibilidad. De hecho, el bebedor habitual no excesivo también se 
denomina bebedor social. 
 
Es necesario señalar que hay quienes beben cantidades excesivas de alcohol y no son 
alcohólicos, sino que en su medio cultural su consumo se considera socialmente 
aceptable. Sin embargo, la etiqueta de “bebedor social”, trata de justificar aquí un 
consumo excesivo habitual de alcohol y que por las circunstancias sociales o laborales, 
oculta, muchas veces, una auténtica dependencia alcohólica. 
 
Es por eso que se plantea siempre la difícil distinción entre el bebedor social que 
mantiene su libertad con relación al consumo de alcohol frente aquel otro que la pierde. 
El bebedor no problema, no depende del alcohol para sentirse más alegre o para 
poderse comunicar más fácilmente, no presenta problemas de conducta, ni en la 
 
1 El Instituto Nacional de Abuso de Alcohol y Alcoholismo (NIAAA) define un trago estándar como 11-14 
gr de alcohol. Esto corresponde aproximadamente a 40 ml de algún destilado como tequila, brandy, ron, 
vodka, etc. (cerca de 14 gr), 140 ml de vino (11 g), o 355 ml de cerveza (12.8 g). 
18 
familia, ni en el trabajo. Son aproximadamente el 55% de la población en total en el 
mundo. El segundo, aquel que pierde su libertad pertenece al grupo de “bebedores 
problema” (Lorenzo et al., 2009). 
 
1.3.3 Bebedores problema (bebedores excesivos regulares e irregulares). 
Se considera a aquella persona que tiene una historia de consumo que fluctúa entre 
periodos problemáticos por el alcohol, con consecuencias variadas, y periodos de 
abstinencia o consumo limitado en el que no se presentan problemas. En general, las 
de personas que tienen problemas asociados a su consumo de alcohol pero que 
permanecen intactos en las demás aéreas de su vida, han sido llamadas bebedores 
problema (Ayala, Cárdenas, Echeverría, Gutiérrez, 1998). 
 
Se tipifica el grupo de bebedores problema porque no tienen historia de sintomatología 
de abstinencia importante, se mantienen todavía en una cierta estabilidad sociofamiliar 
y económica, mantienen su autoestima y no aceptan identificarse como adictos, 
reconocen que por el camino que van, pueden llegar a pérdidas importantes de todo 
tipo, consideran que las condiciones actuales no son tan malas como para justificar 
medidas excepcionales y asumir los esfuerzos y sacrificios que conlleva el dejar de 
beber para someterse a asistencia o tratamiento. 
 
Este bebedor comienza a ingerir cantidades excesivas, con frecuencia regulares o 
irregulares, pero con progresivas consecuencias en los ámbitos familiar, académico o 
laboral, y legal. Por tanto, estos consumidores de alcohol hacen un uso inadecuado por 
cuantía o finalidad de la bebida, un abuso del alcohol en términos del DSM-IV-TR 
(Véase abuso en definición de alcoholismo). 
 
Los bebedores problema son un grupo heterogéneo que incluye aquellos cuyas 
características varían en relación con: la forma de consumo, la causalidad o motivación, 
la intensidad de marginación y degradación social. 
 
19 
Dan lugar a una extensa gama de bebedores de riesgo cuyos perfiles se relacionan 
haciendo muy difícil su definición clara bajo un solo punto de vista. 
 
Derivado de la clasificación de bebedor problema, o bebedor excesivo, de acuerdo con 
Ayala et al. (1998), puede darse la definición de bebedores excesivos regulares e 
irregulares, teniendo así: 
 
Los bebedores excesivos regulares, se caracteriza por que el sujeto no es capaz de 
interrumpir su consumo durante ningún periodo, aunque usualmente nunca llega a la 
embriaguez,de modo que puede llegar a consumir varias copas en el día, por ejemplo, 
1 o 2 copas de licor en el desayuno, 2 copas de vino a media mañana, 3 cervezas al 
final de la comida, y 2 copas de vino en la noche; habiendo bebido 8 o 9 copas durante 
el día. 
 
En tanto que, los bebedores excesivos irregulares son caracterizados por la pérdida de 
control en los consumos, es decir la incapacidad de dejar de beber una vez que se ha 
comenzado. La irregularidad de consumo la constituye el hábito, puede ser los fines de 
semana, en reuniones, fiestas, etc. Usualmente se superan los consumos de 10 o más 
copas de bebidas. Se considera que el sujeto tiene como objetivo la evasión de una 
realidad insoportable. Cabe mencionar que muchos trabajadores se caracterizan por un 
consumo intenso y recurrente, como suele ser los fines de semana. 
 
Así mismo, al hablar del consumo de las mujeres, de acuerdo con Lorenzo, et al. (2009) 
se puede dar una subdivisión de mujer “ama de casa”, relacionada al bebedor excesivo 
regular y mujer “trabajadora”, relacionada con el bebedor excesivo irregular, todo en 
relación con la motivación para consumir, no siendo así una definición concluyente, sino 
que está relacionado a las situaciones en las que se puede llegar a consumir: 
 
 
 
20 
1.3.3.1 Mujer ama de casa. 
Este tipo de bebedora se caracteriza por una pauta de ingesta que cambia 
relativamente tarde. Su incremento de consumo se hace en relación con 
acontecimientos o crisis vitales que se ve incapaz de superar. Suele tener un consumo 
excesivo regular. Es característico que sus familiares no tengan conciencia de su 
elevado consumo de alcohol (véase actitudes sociales hacia el consumo de alcohol en 
mujeres). 
 
1.3.3.2 Mujer trabajadora. 
Su tipo de consumo se acerca de modo evidente a las formas de consumo de los 
hombres que realizan actividades laborales homólogas. Sus consumos elevados no se 
relacionan directamente con circunstancias o crisis personales, sino que, más bien, se 
consideran un símbolo de status y de estilo de vida. Suelen tener un consumo excesivo 
irregular, que puede intercalarse con periodos de consumo excesivo regular. La 
cantidad de consumo se acerca mucho a la de los hombres, usualmente superan las 5-
7 copas. 
 
1.3.4 Bebedor dependiente. 
El bebedor es la expresión final de un consumo crónico de alcohol. En donde los 
fenómenos de tolerancia y el síndrome de abstinencia están presentes de manera 
característica, además de que cumple con los criterios del DSM-IV para el diagnostico 
de síndrome de dependencia alcohólica (véase definición de alcoholismo) 
 
 
 
 
 
 
 
 
21 
CAPÍTULO II 
 
ALCOHOL Y SUS EFECTOS. 
Si bien, se sabe que el alcohol produce diversos efectos y consecuencias, en este 
capítulo se pretende abordar de manera breve la forma en la que lo hace desde su 
absorción al organismo, hasta consecuencias biológicas, psicológicas y sociales de un 
consumo excesivo. 
 
 
2.1 Absorción del alcohol. 
En general, el consumo de alcohol puede causar efectos inmediatos, que varían 
progresivamente desde la intoxicación, hasta las consecuencias derivadas de un 
consumo elevado y constante. De tal modo, se tiene entendido que después de la 
ingestión puede detectarse a los 5 minutos de esta, un determinado nivel de 
alcoholemia (mensuración del contenido de alcohol etílico en un litro de sangre, 
expresada en gramos), alcanzando la máxima concentración a los 30 minutos. Después 
la proporción de alcohol se equilibra discretamente y los tejidos con mayor proporción 
de fluidos (agua) mantienen la proporción más alta. Los órganos con particularidades 
en su circulación fundamental como el hígado y el cerebro, mantienen una proporción 
prácticamente idéntica a la alcoholemia. Cabe señalar que, sólo, del 5 al 10% del etanol 
absorbido se elimina por el aire espirado, la orina y el sudor. Sin embargo, el resto se 
metaboliza en los órganos internos, especialmente en el hígado. Por otra parte, las 
enzimas que intervienen en la transformación del etanol en acetato cuando el consumo 
de alcohol se mantiene en los límites moderados pertenece a las familias de las alcohol 
deshidrogenasa (ADH) y del aldehído deshidrogenasa (ALDH), el cual metaboliza 
alrededor de 100mg por hora y kilo de peso del sujeto (Freixa, 1999). 
 
Cabe mencionar, que en ayunas, la absorción es rápida en duodeno u yeyuno proximal; 
las bebidas de alta graduación de alcohol permanecen más de tiempo en el estómago. 
Una vez absorbido, el alcohol atraviesa el hígado y se detecta a los pocos minutos en la 
22 
circulación sistémica alcanzando su máximo a la media hora. Cuando el alcohol se 
ingiere con alimentos o con el estómago ya lleno, permanece en él mucho más tiempo y 
se absorbe preferentemente a través de la mucosa gástrica, pues las comidas grasas 
retrasan aún más el vaciamiento gástrico (Lorenzo et al., 2009). 
 
2.1.1 Fases de intoxicación. 
Cuando el consumo de alcohol supera la absorción que puede realizar el organismo, da 
lugar a una intoxicación. De acuerdo a Lorenzo et al. (2009), la intoxicación alcohólica 
se constituye en tres fases una vez que se ha establecido cierta alcoholemia: 
 
Fase de excitación: 
Alcoholemia menor 50 mg/100 ml: habitualmente no hay alteraciones detectables, pero 
puede haber ligera incoordinación motora. Muchas personas notan cambios en su 
estado psíquico y emocional que consiguen no exteriorizar. 
 
Alcoholemia entre 50 y 75 mg/100 ml: efecto ansiolítico, sensación de relajación. Hay 
una ligera pero evidente incoordinación motora y alteraciones sensoriales incipientes. 
La conducción puede ser peligrosa. 
 
Alcoholemia entre 75 y 100 mg/ 100 ml: tendencia a la comunicación con los demás. La 
conducción de un vehículo es decididamente peligrosa. 
 
Alcoholemia entre 100 y 150 mg/ 100 ml: cambio evidente del estado de ánimo, y de la 
conducta. Se produce un descenso de la autocrítica, ataxia incipiente, nistagmus. 
 
Alcoholemia entre 150 y 200 mg/ 100 ml: desinhibición, manifestación de los rasgos 
más profundos de personalidad: sociabilidad jocosa, agresividad, inhibición del control. 
Se observa disartria, ataxia, y alteraciones en el curso del pensamiento. 
 
23 
Generalmente, el consumidor de alcohol busca esta fase de intoxicación, aunque un 
consumo rápido de varias bebidas puede conducir a la siguiente. Conviene mencionar 
que el alcohol es considerado como droga de la sociabilidad, aparentemente facilita el 
diálogo y las relaciones interpersonales. Sin embargo, el sujeto intoxicado por alcohol 
tiende a dar más importancia a la manifestación de sus propias vivencias que al análisis 
de las de los demás. 
 
Fase de embriaguez: 
Se alcanza con alcoholemias entre 200 y 300 mg/ dl. Se presenta disartria, con habla 
incoherente y entrecortada, ataxia con incapacidad para caminar, la cual es muy 
intensa y el sujeto es incapaz de orientar su conducta a un objetivo. Hay una intensa 
sensación vertiginosa, nauseas u vómitos frecuentes. 
 
Fase comatosa: 
Se alcanza con alcoholemias que rebasan los 300 mg/ dl. Hay estupor creciente, 
incapacidad para bipedestación, habla inteligible y evolución hacia el coma, con 
hipotermia, bradicardia e hipotensión. En esta fase puede producirse la muerte por paro 
respiratorio. Su duración no suele exceder las 12 horas, en función de la velocidad 
individual con que se elimine el alcohol, por lo que, si se prolonga más tiempo, habría 
que insistir en la detección de otros trastornos tóxicos o neurológicos subyacentes. Un 
paciente alcohólico en coma constituye una urgencia médica, es aquí donde la 
determinación de la alcoholemia puede ser útil en casos de intoxicación muy intensa 
(>500 mg/100 ml), (Lorenzo et al., 2009). 
 
 
2.2 CONSECUENCIAS ORGÁNICAS POR CONSUMO EXCESIVO. 
Los daños por uso y abuso del alcohol se pueden ver desde diferentes perspectivas, 
por un lado están los dañosal organismo y por otra parte están las consecuencias a 
nivel psicológico, social y familiar. Dentro de este apartado se revisarán los daños o 
alteraciones provocados al organismo el consumo, en particular en el de las mujeres. 
24 
Las consecuencias del consumo de alcohol se pueden apreciar mayormente con un 
consumo excesivo y crónico, siendo el aparato digestivo uno de los más afectados. 
 
En concreto, las patologías del aparato digestivo se manifiestan especialmente en el 
hígado y el tracto gastrointestinal. Las alteraciones hepáticas dependen directamente 
de la cantidad ingerida y del tiempo durante el que se ha mantenido el abuso de 
alcohol, incluso, el riesgo de hepatopatía (esteatosis, hepatitis alcohólica y cirrosis 
hepática, especialmente) en un bebedor es seis veces superior al de una persona 
abstemia o de consumo bajo (Echeburúa, 2001). 
 
Las manifestaciones de la pérdida de la capacidad funcional del hígado pueden 
presentarse en una serie de síntomas graves: mal estado general, pérdida de apetito, 
adelgazamiento, hemorragias digestivas y alteraciones del nivel de conciencia, otro 
síntoma es que a medida que aumenta la inflamación del hígado la orina se hace más 
oscura (Echeburúa, 2001). 
 
La gran mayoría de los bebedores excesivos habituales tienen hígado graso, que 
aparece a las pocas semanas de iniciarse el consumo, lo cual, es una esteatosis, 
reversible si el sujeto deja de beber, sin embargo, conviene señalar que la mayor parte 
de las veces es asintomática (Lorenzo, 2009). 
 
La cirrosis hepática es la consecuencia más frecuente del consumo crónico excesivo de 
alcohol. Es indudable que las mujeres son más sensibles al efecto hepatotóxico del 
etanol, y que en ellas la evolución de la hepatopatía alcohólica a sus formas más 
graves es más rápida (Lorenzo et al., 2009). Esto es debido a que con la misma 
cantidad de alcohol ingerido/kg de peso las mujeres tienden a presentar 
concentraciones de alcohol en la sangre más altas que los varones, a consecuencia del 
menor porcentaje de agua en su organismo, al mayor porcentaje de ácidos grasos y al 
hecho de que tienden a metabolizar el alcohol más lentamente, pues presentan 
menores niveles de alcohol deshidrogenasa en la mucosa del estomago (APA, 2002). 
25 
México está entre los primeros países de mortandad por cirrosis hepática. La gravedad 
de consecuencias asociadas la constituyen en una problemática de salud pública 
(Barragán, 2005). De hecho, la cirrosis alcohólica es una enfermedad de mal 
pronóstico, con una mortalidad global superior al 50% a los 4 años de haber sido 
diagnosticada si el consumo no se detiene (Lorenzo et al., 2009). 
 
Conviene tomar en cuenta a la malnutrición, la cual es un fenómeno frecuente entre los 
bebedores, puesto que el alcohol altera la capacidad y absorción del tubo digestivo. El 
alcoholismo, además de disminuir el apetito, afecta la capacidad del hígado para 
almacenar y producir determinadas sustancias que son indispensables para la salud. 
De este modo, surgen las enfermedades carenciales (avitaminosis), derivadas de la falta 
de aporte de alimentos o de la dificultad del organismo para absorber y poder utilizar lo 
que uno come, principalmente complejo B, además de que con frecuencia se presentan 
déficit de acido fólico, piridoxal, tiamina, potasio, magnesio, y fosforo. Añadiendo a esto, 
es necesario señalar que el alcohol actúa sobre los riñones como un diurético: se 
produce más orina y se elimina, por tanto, agua necesaria para el organismo 
(Echeburúa, 2001). 
 
Por otra parte, la ingestión de una dosis moderada de bebidas obtenidas por 
fermentación (vino, cerveza) estimula la secreción acida gástrica de forma evidente, 
mientras que la de una bebida destilada carece de este efecto. Un consumo masivo 
ocasional puede producir alteraciones de la mucosa gástrica de tipo inflamatorio 
(hiperemia, erosiones e incluso hemorragia de la mucosa), rápidamente irreversibles, 
incluso, cabe señalar que la úlcera gastroduodenal está en relación con el aumento de 
secreción acida del estómago producido por el alcohol (Lorenzo et al., 2009). 
 
Otro trastorno relacionado con el consumo de alcohol es la pancreatitis crónica 
alcohólica que se manifiesta clínicamente por episodios repetidos de pancreatitis aguda 
separados por periodos de normalidad clínica que se van haciendo más breves hasta 
dar paso a un cuadro persistente de dolor abdominal, insuficiencia pancreática exocrina 
26 
y, eventualmente, diabetes. De hecho, el riesgo de desarrollar cáncer de páncreas es 
15 veces mayor en pacientes con pancreatitis crónica alcohólica que en la población 
general (Lorenzo et al., 2009). 
 
Por otro lado, aunque la mayor parte de los alcohólicos crónicos no desarrollan 
miocardiopatía (arritmias, cardiopatía isquémica, hipertensión arterial) clínicamente 
manifiesta, hay que aceptar una predisposición en los que sí la padecen. De hecho, la 
hipertensión es tres veces más frecuente en los alcohólicos, que en las personas que no 
consumen, independientemente de la edad, del sexo, del consumo de sal o de tabaco 
(Echeburúa, 2001). La cardiopatía isquémica (infarto de miocardio y angina de pecho) 
son menos frecuentes en sujetos que consumen regularmente alcohol que en los 
abstemios, sin embargo, la reducción de la incidencia de eventos clínicos secundarios a 
la cardiopatía isquémica se compensa sobradamente por la aparición de otras causas 
de muerte relacionadas con el abuso de alcohol. 
 
En conclusión, el consumo moderado de etanol posiblemente puede reducir el riesgo de 
cardiopatía isquémica por mecanismos aun no esclarecidos por completo y que, 
probablemente, dependan, sobre todo, del propio etanol, sin descartar otros 
componentes de algunas bebidas, especialmente el vino tinto. Esto no justifica en modo 
alguno que se aconseje a un abstemio a que beba, ni que se hagan recomendaciones 
indiscriminadas en este sentido a través de los medios de comunicación, ya que el 
beneficio obtenido, se vería neutralizado por el riesgo de desarrollar una conducta 
adictiva. Hay que mencionar que el músculo no metaboliza el etanol, lo que permite 
descartar que el acetaldehído o el acetato colaboren a la acción miopática del etanol 
(Lorenzo et al., 2009). 
 
Sin embargo, las mujeres parecen ser más sensibles al efecto cardiotóxico del etanol y, 
en algunos casos pueden existir factores nutricionales, pero, en gran medida, se 
desconocen cuáles son estos factores predisponentes (Lorenzo et al., 2009). 
 
27 
Así mismo, el consumo excesivo y prolongado de alcohol está relacionado con la 
osteoporosis, cuyas posibles causas son múltiples: deficiencia nutricional, y mal 
absorción de Calcio y vitamina D secundaria a hepatopatía o pancreopatía. Sin 
embargo, el consumo moderado de alcohol parece incrementar ligeramente la masa 
ósea (Lorenzo et al., 2009). 
 
No se tiene claramente indicado si la osteoporosis en personas que consumen alcohol 
fue causada por el alcohol mismo o por deficiencias nutricionales; cabe señalar que el 
alcohol mismo disminuye el apetito como se menciona arriba. Sin embargo, en 
experimentos bien controlados, se ha demostrado que el alcohol por si mismo puede 
causar osteoporosis en animales adultos y en crecimiento (Hogan, Argueta, Moe, 
2001). 
 
Por otra parte, hay un acuerdo general de que el consumo de alcohol reduce la 
formación ósea a través de un decremento en el número de células responsables de la 
formación ósea (e.g. osteoblastos). Es así como el riesgo de osteoporosis está 
relacionado con la baja masa de la cresta ósea, pues, a menor masa de la cresta ósea, 
mayor es el riesgo de osteoporosis (Hogan et al,, 2001). 
 
La osteoporosis en personas que consumen alcohol hace que estas presenten una 
mayor vulnerabilidad a fracturas, las cuales se pueden llegar inmovilizar y 
subsecuentemente causar depresión marcando una disminución enla calidad de vida, 
pérdida de productividad laboral e insomnio (Lorenzo et al., 2009). 
 
Por otro lado la ingesta de esta sustancia contribuye a la reducción de inhibiciones y, 
por lo tanto, al aumento del deseo sexual, pero al mismo tiempo, al tratarse de una 
droga depresora del sistema nervioso central, produce episodios de impotencia. Es 
más, el deseo mismo puede verse afectado con la ingesta excesiva. Si es verdad que 
una copa libera el deseo, varias lo agotan. La razón es que el alcohol reduce los 
niveles de testosterona en la sangre, que es la hormona que mantiene, y regula el 
28 
apetito sexual. Por otra parte, los fallos episódicos en la erección pueden generar en el 
hombre una sensación de malestar, percibida como fracaso, que facilita, a su vez, el 
desarrollo de un sentimiento de ansiedad respecto al funcionamiento sexual adecuado 
(Echeburúa, 2001). El consumo de cantidades de alcohol elevadas deteriora la 
capacidad de excitación, llegando a la impotencia en el caso del varón y la anorgasmia 
para el caso de ambos (Lorenzo et al., 2009). 
 
En la mujer alcohólica es más frecuente la menopausia precoz y, hasta que llega la 
misma pueden presentarse alteraciones del ritmo menstrual con frecuentes ciclos 
anovulatorios (Lorenzo et al., 2009). 
 
Relacionado con lo anterior, el consumo de alcohol puede dar lugar a irregularidades 
menstruales, puesto que el alcohol es conocido como un supresor de la unidad 
hipotalámica-pituitaria, que puede por lo tanto perturbar el ciclo normal en la mujer 
(Ryback, 1977, Sarkola, 2001). 
 
Otro grave problema es el consumo de alcohol durante el embarazo, ya que el alcohol, 
como otras drogas, atraviesa la placenta y se incorpora directamente al flujo sanguíneo 
del feto, provocándole intoxicación. La mujer embarazada que consume alcohol tiene 
alto riesgo de abortos espontáneos, de partos prematuros, de tener bebés con bajo 
peso en el momento de nacer y complicaciones peligrosas en el parto, por el lado de los 
bebés, estos tienen más alto riesgo de presentar anormalidades físicas y psíquicas 
relacionadas directamente con el efecto del alcohol sobre el feto, lo que se le llama 
“síndrome alcohólico fetal” (Cormillot & Lombardini, 1992). 
 
En relación al cáncer, en muchas bebidas alcohólicas se han identificado sustancias 
cancerígenas (nitrosaminas, hidrocarburos policíclicos, etc.), aún cuando sus 
concentraciones son muy bajas y, salvo algunos casos concretos (dietilnitrosamina), no 
parece que estas sustancias guarden una relación importante con el riesgo 
incrementado de cáncer que conlleva el consumo de alcohol (Lorenzo et al., 2009). 
29 
Siguiendo esta línea, parece haber un ligero aumento del riesgo relativo con consumos 
moderados y el cáncer de mama; aunque, el incremento de riesgo es escaso, la 
elevada incidencia de este cáncer hace que el número de casos atribuibles al consumo 
de alcohol sea mayor que el de otros cánceres (Lorenzo et al., 2009). 
 
Ahora bien, aunque la mayor parte de los bebedores excesivos no desarrollan cirrosis ni 
pancreatitis crónica, por poner dos ejemplos de enfermedades claramente relacionadas 
con al abuso de alcohol; el consumo de solo dos bebidas alcohólicas (unos 20 gr) se 
muestra como factor de riego para el desarrollo de cáncer de mama en la mujer 
(Lorenzo et al., 2009). 
 
Por último, y a medida que la dependencia del alcohol se hace más intensa, pueden 
aparecer algunos signos externos reveladores de la misma, como el enrojecimiento de 
la cara y de las zonas expuestas a la luz (mejillas, nariz y manos), el temblor de 
manos, especialmente por las mañanas, la lengua sucia (blanca) y el enrojecimiento de 
las conjuntivas de los ojos (Echeburúa, 2001). 
 
 
2.3 CONSECUENCIAS PSICOLÓGICAS POR CONSUMO EXCESIVO. 
 
Como ya se menciono, el alcohol puede causar diversos efectos y consecuencias 
orgánicas, no obstante, las manifestaciones psicológicas no quedan aisladas del 
consumo excesivo de alcohol, de hecho, muchas de ellas ocurren antes de consumo y 
se intensifican con éste. Por tal motivo, en este apartado se mencionaran algunas de 
las consecuencias psicológicas más frecuentes del consumo de alcohol. 
 
2.3.1 Black out o lagunas. 
Una de las consecuencias más comunes e inmediatas del consumo excesivo de alcohol 
suele suceder en aspectos amnésicos, llamados “black outs”. Estos episodios 
(apagones, o lagunas) son cuadros de amnesia anterógrada que tienen lugar cuando la 
30 
persona bebe en exceso, y que permanece aparentemente despierta y con conductas 
motoras “correctas”. Así el sujeto ha podido llevar a cabo complejas conversaciones y 
actividades durante varias horas; sin embargo, no recuerda nada de lo ocurrido o sólo 
fragmentos aislados de ese tiempo pese a su aspecto de lucidez. Sólo quienes conocen 
bien a la persona, le notan ligeros cambios, que indican el comienzo y la terminación 
del “Black out”. Esta amnesia a veces total, comienza y desaparece bruscamente; su 
duración se suele extender desde varios minutos después de haber comenzado a 
beber, si el consumo es acelerado hasta 8-10 horas después de haber dejado de beber. 
Son episodios especialmente preocupantes para quien los padece, pues queda la duda 
de si en ese período de tiempo se actuó de una forma incorrecta o imprudente 
(Gradillas, 2001; Lorenzo et al., 2009). 
 
2.3.2 Síndrome de Wernicke-Korsakoff. 
Este síndrome está relacionado a la deficiencia de tiamina (vitamina B1), ya sea debido 
a carencias en la dieta, alteraciones de la absorción intestinal, o disminución de las 
reservas hepáticas y utilización deficiente. Esto explica la deficiencia en el 
aprovechamiento cerebral de la glucosa y las alteraciones que de ello se derivan. 
Dicho síndrome es muy frecuente en alcohólicos crónicos, aunque no es exclusivo de 
ellos. Cabe mencionar que además, los bebedores excesivos suelen sufrir deficiencias 
de otras vitaminas, especialmente vitamina B6 y B12. 
 
El síndrome de Korsakoff presenta típicamente un cuadro de cuatro signos: amnesia 
anterógrada, desorientación temporoespacial, fabulación y falsos reconocimientos. 
La amnesia anterógrada implica un olvido progresivo, lo que altera el aprendizaje, 
"borrando" los hechos de la memoria explícita en unas decenas de segundos. Las 
fabulaciones son narraciones de riqueza variable que reemplazan a los recuerdos 
(Jiménez, Monasor, Rodríguez-Jiménez, 2003). 
 
 
 
31 
2.3.3 Deterioro cognitivo. 
La pérdida de la capacidad de las funciones cognitivas por el alcohol varía desde una 
ligera afectación hasta la demencia intensa. A medida que el consumo excesivo 
persiste, la probabilidad del deterioro crece, incluso en los casos avanzados, las 
alteraciones de juicio y del raciocinio pueden impedir el funcionamiento social y laboral 
(Gradillas, 2001). 
Como evidencia, las pruebas psicométricas señalan una disminución de la capacidad 
intelectual en un elevado porcentaje de alcohólicos crónicos. En ellas se aprecian 
déficits en memoria, aprendizaje verbal y no verbal, coordinación viso-motora, 
resolución de problemas, y abstracción. Todas estas áreas pueden estar afectadas de 
forma unitaria o plural y en mayor o menor grado en cada persona (Jiménez et al., 
2003). 
 
Es importante mencionar que el efecto neurotóxico directo del alcohol no parece ser el 
único mecanismo patogénico, pues la desnutrición, las alteraciones del hígado, 
traumatismos cráneo-encefálicos, o cierta vulnerabilidad del sistema nervioso podrían 
contribuir a la atrofia cerebral, y de este modo perturbar la capacidad de las funciones 
cognitivas (Gradillas, 2001). 
 
2.3.4 Abstinencia alcohólica. 
Este cuadro se presenta en personas que consumen alcohol de manera intensa y/o 
prolongada, se caracteriza por temblor, náuseas y ansiedad, sintomatología que cesa 
cuando se vuelve a beber alcohol (ver definición de alcoholismo). Cerca del 80% de los 
alcohólicospresentan episodios de angustia graves cuando disminuye la ingesta de 
alcohol (Lorenzo et al., 2009). 
 
2.3.5 Delirium tremens 
Es el máximo exponente del síndrome de abstinencia alcohólica, puede aparecer al 
cabo de 48-72 horas tras la última ingesta de alcohol. El delirium, desde un punto de 
vista clínico, es un estado confusional con obnubilación de la conciencia, alteraciones 
32 
sensoperceptivas y psicomotoras, e hiperactividad del sistema autónomo (taquicardia, 
sudoración profusa, hipertensión, fiebre y midriasis) (Lorenzo et al., 2009). 
 
Los trastornos sensoperceptivos más frecuentes dentro de este síndrome son las 
alucinaciones visuales y las táctiles. La descripción del entorno que realiza el paciente 
suele ser terrorífica; ven caras siniestras por doquier, reptiles e insectos que recorren 
las sábanas y su cuerpo, paredes que se deforman, etc. (Lorenzo et al., 2009). 
 
2.3.6 Ansiedad. 
La ansiedad guarda estrecha relación con la ingesta de alcohol y es fuente de confusión 
entre las causas y las consecuencias del consumo. Parece ser, que el alcohol suele ser 
utilizado por los bebedores como un ansiolítico, sin embargo, tiene efectos agudos que 
al finalizar provocan un efecto ansiógeno de rebote, más prolongado e intenso. 
 
Además, la repetición regular de estos episodios de ansiedad, junto con la tolerancia al 
alcohol y a los efectos relajantes del mismo, favorece más los síntomas de abstinencia 
que son continuos y provocados por las oscilaciones de la concentración de alcohol en la 
sangre y acaba causando una ansiedad permanente. 
A lo anterior, hay que agregar otros factores que pueden ser agotadores y altamente 
estresantes para la persona que los vive como: el esfuerzo psicológico de estar alerta ante 
la posible falta de alcohol, vigilar el no ser descubierto, evitar posibles abstinencias, 
mentir y justificarse para poder seguir bebiendo, etc. (Monras, 2003). 
 
2.3.7 Depresión 
El alcohol causa un efecto depresor sobre el SNC, pudiendo llegar a la sedación 
(confusión) y anestesia (disminución de la sensibilidad a los estímulos externos). Por 
ello no combate la depresión, sino que la agrava, perturba la coordinación y la 
respuesta motora espontánea y refleja, con una alta peligrosidad para la conducción o 
la toma de decisiones (deterioro de funciones ejecutivas). Siguiendo esta línea, se sabe 
que a veces, la ingestión de alcohol puede originar o agravar un estado depresivo, con 
33 
pérdida de la inhibición, que puede terminar al suicidio. Incluso, muchos suicidios se 
cometen bajo la influencia del alcohol (Lorenzo et al., 2009). 
 
En estados de depresión, algunos síntomas acompañantes (tristeza, aburrimiento, 
pérdida de interés por las cosas, sensación de inutilidad, autoacusaciones, etc.), 
pueden predisponer al consumo abusivo de alcohol, otras veces, algunas 
consecuencias pueden ser producidas por la ingesta excesiva como: el deterioro físico, 
la pérdida de la familia, problemas laborales, aislamiento social, sentimientos de culpa, 
etc., las cuales, a su vez, pueden generar en la persona afectada, un estado depresivo, 
y una sensación general de desánimo. Es por esto que la presencia de depresión es una 
de las características más frecuentes y asociadas con el consumo de alcohol (Monras, 
2003). 
 
2.3.8 Culpa 
Monras (2003) menciona que los sentimientos de culpa se acompañan de un sentimiento 
de impotencia ante el alcohol que genera el pensamiento obsesivo de intentar no beber. 
Estos sentimientos acostumbran acompañarse de sintomatología depresivo-ansiosa y si 
son graves también de intentos de suicidio, pero para ellos es necesaria también cierta 
dosis de impulsividad. Es por eso que ante esta tesitura la persona que consume alcohol 
prefiere creerse tonto, loco o masoquista, antes que alcohólico y necesita proyectar la 
culpa en alguien, racionalizar sus problemas ("nervios", trabajo, depresión, cansancio) y 
negar la existencia de culpa. 
 
Este mismo autor señala que los sentimientos de culpa son más frecuentes en las 
mujeres, que al mismo tiempo también tienen más intentos suicidas. 
 
2.3.9 Suicidio 
Los sujetos que consumen alcohol en exceso presentan un alto riesgo de suicidio. Las 
estadísticas varían de unos autores a otros (entre un tercio y un cuarto de los varones 
34 
que consumaron un suicidio bebían en exceso), pero en todas ellas los porcentajes son 
superiores en relación con la población en general. 
 
Por otro lado, se considera que algunas muertes (de personas intoxicadas) en 
accidentes, principalmente las de tráfico, son deliberadas. En estas personas subyace 
el deseo de matarse, y el accidente fue el método escogido para materializarlo. 
 
Gradillas (2001) expone distintos aspectos que pueden contribuir a la acción 
autodestructiva del alcoholismo y terminar en suicidio: 
1. Algunos alcohólicos sufren un cuadro depresivo, por lo que la bebida no es sino 
un intento de aliviar las vivencias molestas, si bien, no lleva al suicidio, 
posteriormente se puede establecer una intensa dependencia alcohólica. 
2. Tras el estímulo inicial, el alcohol tiene generalmente un efecto depresor sobre el 
sistema nervioso central. Por consiguiente, si bien en un principio calma el 
malestar psíquico, luego lo acentúa. A veces incluso, el efecto depresor aparece 
desde el comienzo. 
3. Uno de los efectos del alcohol consiste en disminuir la capacidad de control que 
uno tiene sobre sí mismo. De esta forma se facilita la expresión de impulsos 
suicidas que con anterioridad estaban inhibidos. 
4. A veces el alcohólico tiene fuertes deseos de autodestrucción, sin embargo le 
falta valor para llevarlos a cabo. El efecto de la intoxicación alcohólica puede 
propiciar suficiente atrevimiento para quitarse la vida al decrecer el miedo a la 
muerte. 
5. El deterioro intelectual del alcoholismo crónico, y la obnubilación de la 
intoxicación aguda, producen alteraciones cognitivas que pueden deformar la 
realidad y, con ello, favorecer el suicidio, aunque a veces estas conductas, como 
se ha señalado, sean sólo accidentes. 
6. El deterioro físico del consumo crónico de alcohol suele ser notable: el temblor 
resulta engorroso, los trastornos digestivos producen continuas molestias y los 
35 
malos hábitos trasmiten una imagen negativa de sí mismo. Todo este cuadro 
refuerza el componente depresivo que el sujeto pudiera tener. 
7. Los apoyos sociales que tanto ayudan a contrarrestar los deseos de muerte le 
suelen faltar a las personas alcohólicas; la actividad laboral, la familia, las 
relaciones sociales no le satisfacen. Y las deficiencias de su personalidad le 
impiden conservar las ayudas y simpatías anteriores. 
 
2.3.10 Celotipia 
Las convicciones firmes de infidelidad por parte del cónyuge o pareja, sin datos que 
apoyen estas ideas, sin que cuenten con una argumentación lógica, con pruebas en su 
contra o sentido común, son frecuentes en los alcohólicos. Algunas veces estas 
convicciones sólo se manifiestan durante la embriaguez, en otras son fijas. Sin 
embargo, las acusaciones se repiten todo el tiempo, así como la búsqueda de indicios 
del supuesto engaño. 
 
Si bien, la paranoia alcohólica por excelencia el delirio de celos o celotipia alcohólica, 
suele ser una patología particularmente descrita para el bebedor varón, también puede 
darse en la mujer (Lorenzo et al., 2009). 
 
Se desconoce el mecanismo de formación de ideas delirantes de celos; la impotencia 
parcial o completa, la aversión de la mujer, y también la predisposición del sujeto 
parecen ser los factores en juego que determinan su presentación (Gradillas, 2001). 
 
Por otro lado, la desinhibición que produce el alcohol conlleva la liberación de un 
material psíquico hasta entonces reprimido: sentimientos de desconfianza y celos con 
relación a la pareja y que son expuestos abiertamente por el bebedor, dada la 
existencia de una alteraciónde la conciencia por la intoxicación (Lorenzo et al., 2009). 
 
 
 
36 
2.4 CONSECUENCIAS SOCIALES POR CONSUMO EXCESIVO 
En general el alcoholismo no es visto como un proceso, sino como una entidad, como 
un cambio cualitativo que ocurre en un determinado momento de las mediciones en los 
estudios. Es por eso que en este apartado se revisaran diversas áreas sociales, de las 
que pueden resultar algunas consecuencias por el abuso de alcohol, así como algunos 
procesos en los que se va desarrollando el problema. 
 
2.4.1 Familia. 
El alcoholismo no es un problema exclusivo de quien lo padece, sino que tiene un 
impacto en diversas áreas sociales de la persona, como el trabajo, y sobre todo en la 
familia, la cual se ve afectada en mayor o menor grado cuando un miembro de esta, 
consume alcohol en exceso. De hecho, los hogares con algún miembro con problemas 
de alcohol se caracterizan, habitualmente, por la existencia de conflictos entre padres y 
entre padres e hijos, propiciando un mal funcionamiento de la familia en todos los 
órdenes (Benítez & León, 2003). 
 
Esta situación se agudiza, pues la inversión de una cantidad importante de dinero en la 
ingesta de alcohol, así como la reducción o pérdida de ingresos como consecuencia de 
la falta de rendimiento laboral (o incluso la pérdida del empleo), constituyen una 
fuente de apuros económicos, amenazando la seguridad material, y creando 
dificultades para sacar la familia adelante (Echeburúa, 2001; Lorenzo et al., 2001). 
 
Benítez y León (2003), señalan que los conflictos en la familia, pueden ser 
mencionados como un proceso compuesto por 3 fases: 
 
Fase prodrómica. 
La familia intenta ocultar el consumo por temor al rechazo social, “negando” la 
existencia de un problema e incluso justificándolo, explicando que el consumo de 
alcohol es por culpa de los amigos, por los problemas en el trabajo, etc. 
 
37 
Fase crítica: 
La persona con problemas por el consumo de alcohol pierde su posición de autoridad, 
credibilidad y respeto ante los demás miembros de la familia. Ya que debido a la 
ingesta, no se encuentra en condiciones de asumir sus funciones que anteriormente 
había desempeñado. Cabe mencionar que al avanzar la fase crítica progresa también el 
distanciamiento afectivo de los familiares en relación al miembro que consume alcohol. 
 
Fase crónica: 
La transformación e intercambio de papeles se completan. Además, la separación de 
los miembros llega a concluirse. 
 
Si quien consume es el hombre, frecuentemente hay una posición fluctuante por parte 
del cónyuge, oponiéndose frontalmente a las borracheras y sus consecuencias en 
ciertos momentos junto con otros en que esta actitud de “persecución” es sustituida por 
un comportamiento resignado o de aislamiento (Lorenzo et al., 2009) 
 
No obstante, en las familias donde la mujer consume alcohol, es frecuente que el 
disgusto y el enfado del marido y de los hijos sea tan desproporcionado que incluya 
conductas violentas hacia ellas. Por su parte, los varones tienden a actuar 
violentamente cuando su pareja acude bebida a casa, como consecuencia de sentir o 
pensar que ellas les han podido ser infieles durante los periodos de intoxicación 
(Benítez & León, 2003). 
En lo que respecta a la familia de origen, ésta puede presentar una información e 
ideología que produce un consumo controlado, y transmitir este patrón de consumo a 
sus hijos. Como dato, en un estudio realizado por Casco & Natera (1993) en el 91.5% 
de las mujeres a las que entrevistó, existía alcoholismo en sus padres, crecieron en un 
contexto de privaciones afectivas y violencia familiar, además de que su primer 
consumo de alcohol se dio en la infancia tardía, adolescencia temprana o media. 
 
38 
Cabe mencionar que también está el peso de elementos simbólicos que se unen al 
alcohol, particularmente, al vino (de amistad, negociación, solidaridad), de la tolerancia 
social, de la demanda que se manifiesta por la frecuencia con la que se acude a bares, 
bodegas, etc., y la condescendencia, cuando la no admiración hacia los excesos de 
consumo (Lorenzo et al., 2009). 
 
2.4.2 Trabajo 
La ingesta abusiva de bebidas alcohólicas va a desencadenar una serie de 
consecuencias en varias dimensiones asociadas al trabajo como: deterioro de la 
autoestima; sensación de fracaso, o inutilidad, fatiga, estrés; insatisfacción y/o 
desmotivación, ya que el trabajo deja de importar al sujeto en sus diferentes facetas, se 
relaciona menos con los compañeros, aumenta la conflictividad con ellos y/o con jefes, 
llevándolo a desesperación, aislamiento, incapacidad para responsabilizarse de 
determinadas tareas encomendadas, y realizando mal los trabajos, pues no está 
pendiente de su cometido, impuntualidad o inasistencias; pérdida de reputación social, 
pues una vez que el problema etílico se conoce, a veces alcanza niveles de escándalo. 
De forma paralela estos conflictos trascienden a la familia (Benítez & León, 2003). 
 
Estas manifestaciones son reconocidas por los familiares más directos y por aquellos 
con los que comparte su medio laboral, antes que por el propio alcohólico (Lorenzo, 
2009). Dando a conocer el problema en un deterioro progresivo de las relaciones 
interpersonales con los compañeros con tendencia frecuente a disputas y roces por 
peticiones de dinero, robos, estafas, etc. (Benítez & León, 2003). 
 
Conforme se agrava el problema, el sujeto hará ingestas más rápidas en cortos 
espacios de tiempo, tratando de esconderse, cambiando continuamente la zona 
geográfica (siempre próxima al trabajo), hasta que sea conocido en todo el núcleo 
geográfico laboral donde desempeña su actividad, estas ingestas rápidas tienen la 
finalidad de ganar tiempo y en ocasiones puede llegar a cambiar los recipientes 
39 
facilitadores de consumo (disfrazando el resto con refresco). Sin embargo, tienden a ser 
descubiertos por los compañeros (Benítez & León, 2003). 
 
Finalmente, el trabajador con problemas alcohólicos no se promociona, sino desciende 
de categoría o se le despide, pasando al desempleo o a realizar labores temporales por 
medio de contratos precarios (Gradillas, 2001). 
 
Cabe mencionar que el trabajo ofrece un importante medio de apoyo y auxilio, sobre 
todo en la detección temprana del problema por parte de los compañeros, y también en 
la educación sanitaria, además de poder ofrecer mayores oportunidades de tratamiento 
y rehabilitación si se permanece ligado al mundo del trabajo (Benítez & León, 2003). 
 
2.4.3 Accidentes 
Las estadísticas indican que el consumo abusivo de alcohol está presente en el 30%-
50% de todos los accidentes de tránsito y que el alcohol en el conductor o en el peatón 
está presente aproximadamente en el 50% de las muertes. Esto es debido a que la 
capacidad de manejar un vehículo se altera a menudo con valores tan bajos como 15 
mg/dl que viene a corresponder a poco más de un trago estándar (véase fases de 
intoxicación). Los accidentes de circulación aumentan exponencialmente conforme lo 
hace la concentración de alcohol en la sangre. Por otra parte, en el peatón, la 
intoxicación da lugar a caídas, al tropezar o al perder el equilibrio en la calle 
(Echeburúa, 2001; Gradillas, 2001). 
 
2.4.4 Delitos 
En el alcohólico, se observan todo tipo de vulneraciones a la ley, como atentados a la 
libertad sexual, escándalos callejeros, agresiones físicas, y a veces, crímenes violentos. 
Estas acciones delictivas se facilitan por el efecto desinhibidor, la agitación y las ganas 
de peleas durante la embriaguez. Asimismo, el alcohólico puede llevar a cabo 
falsificaciones, desfalcos y pequeños hurtos, intentando de este modo compensar la 
precariedad económica y las deudas que ocasiona la bebida excesiva. No obstante, la 
40 
coincidencia de ingestión alcohólica y delito no significa una relación causa-efecto en 
todos los casos (Gradillas, 2001). 
 
De los delitosque se cometen bajo los efectos del alcohol, la mayoría son infracciones 
menores (infracción de reglas de transito). Sin embargo, los delitos más graves son 
cometidos con mayor probabilidad por los dependientes de alcohol más jóvenes, con 
antecedentes de conducta antisocial, en la infancia y adolescencia, y consumo de 
drogas, con un comienzo de dependencia anterior a los 25 años (Benítez & León, 
2003). 
 
Por otro lado, la embriaguez aumenta la probabilidad de involucrarse en conductas de 
riesgo, y conlleva la posibilidad de ser víctima de distintos delitos, como la sustracción 
de pertenencias (dinero, joyas, etc.), de atentados a su libertad sexual, y de agresiones 
que pueden terminar en homicidio pues la persona de este modo, no puede defenderse 
(Gradillas, 2001). 
 
 
2.4.5 Actitudes sociales ante el consumo del alcohol en las mujeres. 
Al tradicional problema del abuso de bebidas alcohólicas entre los varones de edad 
media, ahora se han sumado las mujeres y los adolescentes que copian los modelos 
adultos asociados con frecuencia al consumo y la embriaguez (Medina-Mora et al, 
2001). 
 
El alcoholismo en la mujer es muy similar al del hombre; no obstante, a veces presenta 
notables diferencias en algunos aspectos como las actitudes sociales. Dichas actitudes 
hacia el consumo moderado apenas varían respecto al hombre y la mujer, sin embargo, 
la actitud ante el abuso difiere considerablemente. En este sentido, un hombre 
“mareado” no dará lugar a comentarios que no sean jocosos; mientras que una mujer 
“mareada” no se considerará algo gracioso, sino que su reputación se resentirá, y se 
verá en juego. Por otro lado, la presión social que incita a beber es menor en la mujer, 
41 
pues no existe un compromiso moral de “tener que beber alcohol” como sucede en el 
hombre, donde rechazar una copa es visto como señal de poca masculinidad, mientras 
que la mujer no precisa probar su feminidad consumiendo alcohol (Gradillas, 2001). 
 
Desde la perspectiva de la historia; las costumbres en las que interviene la moral han 
dado como resultado que algunos padecimientos como las enfermedades de 
transmisión sexual y el alcoholismo lleguen a ser consideradas vergonzosas (Ramos, 
2001). 
 
Existe, por consiguiente una propensión a inculpar más a la mujer alcohólica que al 
hombre. Aunado a esto, el sentimiento de culpa y de vergüenza suelen ser muy 
profundos en ella, debido especialmente a estas actitudes de rechazo social que ha 
interiorizado (Gradillas, 2001). 
 
En la actualidad la mujer puede consumir alcohol en reuniones y hacerlo público, sin 
embargo, al haberse percatado la mujer del fuerte rechazo social que suscita el 
consumo abusivo de alcohol, es que suele beber en solitario y en casa, por ejemplo, en 
su recámara cuando se retira a descansar, o en lo que realiza la limpieza, la comida, o 
en lo que espera a que los niños regresen de la escuela, en concreto a horas del día en 
que el marido y los hijos están fuera del hogar (Echeburúa, 2001). El fin de esto, es 
encubrir la bebida, negándola o disimulando el consumo. Esto significa que se mantiene 
mucho tiempo “escondida”, no reconociendo la magnitud de su consumo, y en 
consecuencia, no aceptando la oportuna ayuda terapéutica (Gradillas, 2001; Lorenzo et 
al., 2009). 
 
Cabe mencionar que la mujer no llega tarde al trabajo ni lo pierde por causa del 
alcoholismo, ya que, si no se presenta a trabajar; tendrá pocas posibilidades de que la 
arresten por embriagarse en la vía pública, y si se limita a beber en su casa; no estará 
propensa a cometer delitos relacionados con el alcohol. Es por ello que las escalas de 
42 
evaluación referidas, sobre todo, a los hombres, son de menor utilidad para valorar 
gravedad de problemas con el alcohol en las mujeres (Edwards, 1986). 
 
La gravedad del problema radica en que el alcoholismo de la mujer suele ser 
descubierto más tardíamente que en el hombre, pues tiende a ocultarlo. Incluso 
sorprende a veces el enorme tiempo que transcurre desde que el consumo excesivo se 
instaura, hasta que lo descubren los familiares o compañeros de trabajo (Gradillas, 
2001). 
 
Si bien, pueden haber diversos motivos para que se dé el consumo, en el caso de 
los hombres el consumo está motivado frecuentemente por una afirmación social, 
mientras que en las mujeres suele estarlo por una reducción de estados negativos 
(físicos o psíquicos); dolores, problemas de pareja, soledad, aburrimiento, etc. 
(Echeburúa, 2001). 
 
En este sentido, un estudio hecho por Casco & Natera (1993), encontró que las mujeres 
manifestaron que el alcohol les ayuda, a algunas a hablar más libremente, a otras a 
relacionarse con facilidad, o a no tener miedo, a diferencia de cuando no consumen; o 
también, porque no se sienten capaces de enfrentarse a sus sentimientos, ya sean 
positivos o negativos, lo que generalmente les provoca sentimientos desagradables. En 
resumen, lo que busca una mujer que bebe demasiado es “llenar la intimidad de su 
propia vida emocional”. Pues, paradójicamente, el consumo de alcohol en las mujeres 
les provoca muchos problemas con lo que sienten y piensan respecto a su cuerpo, y a 
su vida; dando como resultado sentimientos de miedo, inseguridad y soledad, 
metiéndolas a un circulo vicioso en donde consumen para llenar esos espacios vacíos y 
que de alguna manera al consumir alcohol los llena aunque sea momentáneamente; sin 
embargo, esto después se convierte en un sentimiento de vergüenza. En el caso en el 
que la madre era la alcohólica, las mujeres expresaron sentir un profundo 
resentimiento y coraje e incluso odio por el abandono afectivo al que estuvieron sujetas 
43 
durante su infancia. Sin embargo, en general este afecto negativo predominó hacia la 
figura materna. 
 
Por otra lado, en relación a la edad, en particular durante la menopausia concurren 
múltiples factores estresantes: desequilibrios hormonales, circunstancias familiares (los 
hijos se van emancipando poco a poco). Y que como resultado, habrá mujeres que 
superen esta situación, pero otras no sabrán sobreponerse de estas circunstancias, e 
intentarán cambiar vivencias dolorosas de soledad, aburrimiento, etc. con el consumo 
de alcohol. Tal vez, por esta misma razón, es probable que las mujeres tiendan a ser 
alcohólicas a mayor edad (Gradillas, 2001). 
 
Finalmente, los hombres refieren acudir en primer lugar a Alcohólicos Anónimos y 
después a los servicios de atención médica privada. En las mujeres estas preferencias 
se invierten, pues reportan como primera instancia a los servicios médicos privados, 
continuados con AA. La utilización más frecuente de los servicios médicos privados por 
parte de las mujeres podría indicar que la mujer busca servicios más individualizados y 
confidenciales (Mariño, Berenzon, Medina-Mora, 2005). Conviene mencionar que una 
vez detectado el problema de alcohol, el intervalo entre el consumo excesivo y el 
comienzo del tratamiento es más corto en la mujer, debido en parte a su mayor 
propensión a buscar ayuda ante los problemas de salud (Gradillas, 2001). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
44 
CAPÍTULO III 
 
APROXIMACIONES AL FENOMENO DEL ALCOHOLISMO. 
Si bien es cierto que existen muchas teorías que plantean una aproximación al 
alcoholismo, las teorías cognitivo –conductuales se caracterizan por el énfasis en los 
procesos cognitivos (creencias, atribuciones y, sobretodo expectativas de autoeficacia2) 
para explicar el desarrollo y mantenimiento de la adicción (Secades y Fernández, 
2003). 
 
Por tal motivo, en este capítulo se abordarán algunos modelos que se han utilizado bajo 
dichas teorías, en resumen, nos referimos al Reforzamiento comunitario (CRA), el cual 
probó su eficacia desde 1973 con los estudios de Hunt y Azrin, y el de Prevención de 
Recaídas (Marlatt & Gordon, 1985). 
 
 
3.1 MODELO DE REFORZAMIENTO COMUNITARIO (CRA). 
El CRA (Community Reinforcement

Continuar navegando