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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MÉXICO FACULTAD DE PSICOLOGÍA “EFECTOS DE UNA INTERVENCIÓN COGNITIVO CONDUCTUAL EN UN GRUPO DE BEBEDORAS PROBLEMA” T E S I S QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE: LICENCIADOS EN PSICOLOGIA P R E S E N T A N : M A R T Í N E Z P Á E Z M A R I O MORALES PORTILLO INGRID ATENAS DIRECTORA DE TESIS: DRA. MARÍA DE LOS ANGELES CRUZ ALMANZA REVISOR DE TESIS: DR. JUAN JOSÉ SÁNCHEZ SOSA MÉXICO D.F. 2011 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 2 J U R A D O DRA. MARÍA DE LOS ÁNGELES CRUZ ALMANZA DR. JUAN JOSÉ SÁNCHEZ SOSA DR. SAMUEL JURADO CARDENAS MTRA. REFUGIO DE MARÍA GÓNZALEZ DE LA VEGA Y AYALA LIC. MARÍA EUGENIA DÍAZ MARTÍN 3 AGRADECIMIENTOS A la Dra. Ángeles Cruz Almanza por habernos brindado la oportunidad de trabajar con ella, y por su acompañamiento y comprensión al compartir su experiencia y conocimientos con nosotros para realizar éste recorrido teórico y práctico; nos impulsó y motivó, en todo momento. Al Dr. Juan José Sánchez Sosa quien está lleno de conocimientos y es un experto en compartirlos; por su escucha y sugerencias que en muchas ocasiones nos regresaron al camino de la investigación cuando nos sentíamos desbordados y no encontrábamos una correcta forma de llevar las cosas. Al Centro de Ayuda a Alcohólico y sus Familiares (CAAF) y a su personal por recibirnos con las puertas abiertas para la realización de este trabajo y permitirnos desarrollar en la práctica profesional. A cada una las usuarias del CAAF que nos obsequiaron su confianza para trabajar, además de darnos la posibilidad de caminar con ellas cuando pensaban que nada se podía hacer en su situación. A nuestros sinodales, el Dr. Samuel Jurado, la maestra Refugio de María González de la Vega, y a la Lic. María Eugenia Díaz, por el apoyo y acompañamiento que nos brindaron para la terminación de la tesis. Ingrid y Mario 4 Dedicatorias A mis padres por haberme brindado el apoyo y la paciencia que necesitaba, incluso más de la que se podría esperada. A mis amigas Caty, Dany y Yaya que me acompañaron durante toda la carrera, y con las que compartí grandes experiencias, anécdotas y momentos agradables. Quienes me enseñaron a no ser tan arrogante como antes y me abrieron sus corazones. A mis amigas y colegas Adriana, Ana, Luisa, Marta, y Mónica del cubo 12 que me escucharon, y acompañaron en la construcción de la tesis. A mi hermosa gorda que estuvo conmigo desde antes de empezar y que en ocasiones me soporto aún cuando la descuidé. A los primos Chato, Petro, Reno, Saúl, que estuvieron conmigo y que en ocasiones me sacaron del encierro en el que me metía. Mario Martínez Páez 5 Dedicatorias Este trabajo es el resultado del esfuerzo arduo que viví junto a mi compañero, colega y amigo Mario, gracias por hacer un gran equipo, donde siempre existió el respeto y la tolerancia. A nivel personal me llena de satisfacción el tener una familia que a pesar de las circunstancias siempre está unida y pensando siempre en el futuro, teniendo presentes los valores del amor, la unión, el respeto, el equilibrio, la fortaleza, el apoyo, etc. Y al hablar de apoyo mis padres son los principales responsables, que en todo momento, han estado conmigo, han hecho todo por comprenderme cuando no quería ser comprendida, siempre impulsándome a salir adelante y haciendo de mí una mujer con gran fortaleza. A mi madre que a pesar de lo rebelde que he sido, siempre me apoya y me brinda todo lo necesario para salir adelante y me ha enseñado a ser una mujer fuerte con todo su ejemplo. Mamá necesito que te quede claro todo lo que te amo y especialmente todo lo que te admiro, eres una gran mujer y agradezco todo lo que me parezco a ti. A mi padre que me ha enseñado la gran parte de lo que sé. Me ha enseñado a sacar siempre lo mejor de mí, me ha hecho conocer lo que valgo. Que me ha enseñado el gusto por ser una exploradora de la vida. Papá eres un hombre sorprendente y no tienes idea lo grande que es mi amor por ti. Ahora les digo que lo que soy es por ustedes y este triunfo es de ustedes. A mi hermano Eliot, quien me ha enseñado tanto con su ejemplo, siempre ha estado conmigo y es en quien más puedo confiar, en especial sé que en cualquier circunstancia siempre está ahí, sosteniéndome, siempre sin querer recibir algo a cambio; que junto a sus hijos Dayron y Megan, suman una gran parte de mi corazón, a Dayron y a Megan les agradezco que con su sonrisa me den tanta energía para salir adelante y me permitan a veces ser niña otra vez y a Monse por dar a la vida a estas dos gotitas de amor y por dar a conocer lo feliz que la hacen los logros de la familia. Eliot para mi eres el hombre perfecto, tu inteligencia es sorprendente y tu experiencia en la vida es aun más. Agradezco todo lo que me has dado, te amo. Así mismo, le agradezco a Jonathan por su amor, apoyo y comprensión. Desde que te conocí sabía que algo grande pasaría en mí, y eso es la trasformación que da el estar enamorada de una gran persona. No puedo saber que pasará en la vida pero si sé que estos 5 años han sido de grandes experiencias a tu lado. John eres un gran hombre y me has sabido dar mucho, te amo. Estas personas son mi familia y sé que están orgullosos de este trabajo, que es la suma del esfuerzo de todos y por lo tanto yo estoy orgullosa de todos ellos, los amo, los amo, los amo. Ingrid Atenas Morales Portillo 6 ÍNDICE RESUMEN ……………………………………………………………………… 9 CAPÍTULO I CONCEPTOS SOBRE ALCOHOL Y SU USO 1.1 ALCOHOL Y SU CONCEPCIÓN HISTÓRICA ………………………. 10 1.2 DEFINICIÓN DE ALCOHOLISMO ……………………………………… 12 1.3 TIPOS DE BEBEDORES ……………………………………………… 16 1.3.1 Abstinente ………………………………………………………...…… 17 1.3.2 Bebedor no problema ……………………………………………… 17 1.3.3 Bebedor problema ……………………………………………………… 18 1.3.3.1 Mujer ama de casa ……………………………………………… 20 1.3.3.2 Mujer trabajadora ………………………………………..…..... 20 1.3.4 Bebedor dependiente ……………………………………………… 20 CAPÍTULO II ALCOHOL Y SUS EFECTOS 2.1 ABSORCIÓN DEL ALCOHOL ……………………………………… 21 2.1.1 Fases de intoxicación ……………………………………………… 22 2.2 CONSECUENCIAS ORGÁNICAS POR CONSUMO EXCESIVO ... 23 2.3 CONSECUENCIAS PSICOLÓGICAS POR CONSUMO EXCESIVO .. 29 2.3.1 Black outs o lagunas ……………………………………………………… 29 2.3.2 Síndrome de Wernicke-Korsakoff ……………………………………... 30 2.3.3 Deterioro cognitivo ……………………………………………………... 31 2.3.4 Abstinencia alcohólica ……………………………………………... 31 2.3.5 Delirium tremens ……………………………………………..….…… 31 2.3.6 Ansiedad ……………………………………………………………… 32 2.3.7 Depresión ....……………….………………………………….. 32 2.3.8 Culpa ……………………………………………………………..………. 33 2.3.9 Suicidio ……………………………………………………………… 33 2.3.10 Celotipias …………………………………………………...…………. 35 2.4 CONSECUENCIAS SOCIALES POR CONSUMO EXCESIVO ..……... 36 2.4.1 Familia ……………………………………………………………………… 36 2.4.2 Trabajo ……………………………………………………………… 38 2.4.3 Accidentes ……………………………………………………………… 39 7 2.4.4 Delitos ……………………………………………………………………… 39 2.4.5 Actitudes sociales ante el consumo de alcohol en las mujeres......... 40 CAPÍTULO III APROXIMACIONES AL FENOMENO DEL ALCOHOLISMO 3.1 MODELO DE REFORZAMIENTO COMUNITARIO (CRA) ……… 44 3.1.1 1973: La prueba inicial del CRA …………………………………….. 46 3.1.2 Estudio de 1976, redefiniendo la aproximación, mejoras hechas en el próximo estudio ……………………………………………………………. 49 3.1.3 Estudio de 1982 ……………………………………………………. 49 3.1.4 El CRA en la actualidad ……………………………………………. 50 3.2 COMPONENTES DEL TRATAMIENTO (CRA) …………………….. 51 3.2.1 Análisis funcional de la conducta de consumo y de la de no consumo 53 3.2.2 Muestra de no consumo ……………………………………………. 55 3.2.3 Metas de vida cotidiana ……………………………………………. 56 3.2.4 Entrenamiento en habilidades sociales ……..……………………... 56 3.2.5 Sistema de Colegas ……………………………………………………. 60 3.2.6 Solución de problemas ……………………………………………. 60 3.2.7 Búsqueda de empleo ……………………………………………. 61 3.2.8 Actividades sociales y recreativas ……………………………………. 62 3.2.9 Terapia marital conductual ……………………………………............ 62 3.2.10 Prevención de recaídas ……………………………………............ 63 3.2.11 Anticipándose al enojo ……………………………………............ 63 3.2.12 Autocontrol de tristezas ……………………………………............ 65 3.2.13 Desarrollo de conductas gratificantes …………………………….. 67 3.2.14 Autocontrol de ansiedad ……………………………………............. 68 3.2.15 Control del ansia de beber (“craving”) ……………………………... 72 3.2.16 Consejo motivacional ……………………………………............. 72 3.2.17 Visitas hogareñas ……………………………………......................... 73 3.3 MODELO DE PREVENCIÓN DE RECAÍDAS ……………………… 74 3.4 MOTIVACIÓN PARA EL TRATAMIENTO …………………………….. 77 3.4.1 Entrevista motivacional ……………………………………............. 80 3.5 ESTRATEGIAS PARA PARTICIPANTES DE PROGRAMAS DE ABSTINENCIA Y BEBIDA CONTROLADA …………………………… 83 3.5.1 Recomendaciones terapéuticas hacia los pacientes en programas de bebida controlada ……………………………………..……………………… 85 8 3.6 TERAPIA DE GRUPO ……………………………………....................... 86 CAPÍTULO IV MÉTODO 4.1 PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA Y JUSTIFICACIÓN ……... 87 4.2 OBJETIVOS ……………………………………...…………………….. 92 4.2.1 Objetivo general ……………...…………………………………..... 92 4.2.2 Objetivos específicos ……………...……………………………. 92 4.3 HIPÓTESIS ……………...…………………………………...………. 93 4.4 VARIABLES ……………...…………………………………...………. 94 4.4.1 Variable Independiente ……………...……………………………. 94 4.4.2 Variable Dependiente ……………...……………………………. 94 4.5 CRITERIOS DE INCLUSIÓN ……………...……………………………. 96 4.6 CRITERIOS DE EXCLUSIÓN ……………...……………………. 97 4.7 SELECCIÓN DE PARTICIPÁNTES ……………...……………………. 97 4.8 DATOS SOCIODEMOGRAFICOS ……………...……………………. 98 4.9 ESCENARIO ……………...………………………………..………….. 100 4.10 TIPO DE ESTUDIO ……………...……………………………………. 100 4.11 DISEÑO ……………...………………………………..………….. 101 4.12 DESCRIPCIÓN DE LOS INSTRUMENTOS ……..……………... 101 4.13 PROCEDIMIENTO ……..……………...………………..…………... 105 CAPÍTULO V 5.1Resultados ……..……………...………………..……………......... 114 5.2Resultados cualitativos ..…………...………………..……………. 137 5.3Conclusiones ……..……………...……………….………...……….. 140 5.4 Sugerencias ……..……………...………………..……………......... 145 REFERENCIAS ….....………………..……………..………..……………...…. 146 9 RESUMEN La bebedora problema es considerada como aquella persona que tiene una historia de consumo que fluctúa entre periodos problemáticos, y periodos de abstinencia, se refiere a aquellas personas que tienen problemas asociados al consumo de alcohol. Dichos problemas pueden ser vistos como consecuencias a nivel físico, psicológico, o social. Cabe mencionar que según la Encuesta Nacional de Adicciones (2008) en cuatro años el consumo de drogas legales como alcohol y tabaco aumentó de 5.03% a 6% en la población general. Estas cifras constituyen el consumo en un problema de salud pública. Por lo que es importante establecer medidas que permitan adquirir herramientas a las bebedoras problema que les permitan mantenerse sin consumo. De esta forma se aplicó un programa de intervención cognitivo conductual con un grupo de bebedoras problema en el CAAF para medir su efecto en los instrumentos: Inventario Situacional de Consumo de Alcohol (ISCA), Cuestionario de Confianza Situacional (CCS), Inventario de Depresión de Beck (BDI), Inventario de Ansiedad de Beck (BAI), Inventario de Autoestima de Coopersmith (CAI), Escala Multidimensional de Asertividad (EMA). Los resultados se compararon con el estadístico de Wilcoxon, los cuales fueron significativos en las escalas y subescalas: del ISCA, emociones desagradables, malestar físico, emociones agradables, presión social, y probando el autocontrol. En el CCS, emociones desagradables, emociones agradables, necesidad física, presión social y momentos agradables con otros. En la EMA: la significancia fue en asertividad indirecta y no asertividad. También en el autoestima y en los síntomas de ansiedad y depresión. En general, se puede concluir que renunciar al consumo de alcohol, implica no solo el desistir a la sustancia, sino que involucra la integración y modificación de patrones de conducta, de la percepción de la historia personal, identificación de factores emocionales, así como la restructuración de las relaciones sociales de las participantes Palabras Clave: Alcoholismo, CRA, entrevista motivacional 10 CAPÍTULO I CONCEPTOS SOBRE EL ALCOHOL Y SU USO. A manera de iniciar el sustento teórico del presente estudio, se pretende hacer un recorrido histórico del uso de alcohol, de la definición de alcoholismo, así como de los tipos de bebedores en relación a la cantidad y frecuencia de consumo. 1.1 ALCOHOL Y SU CONCEPCIÓN HISTÓRICA Para fines de la presente investigación, utilizaremos el término alcohol para designar a toda bebida que contenga alcohol etílico (etanol, CH3-CH2-OH). La palabra “alcohol” es de origen árabe (alkohl) y significa polvillo, pues se creía que su efecto se debía a un polvo impalpable que se desprendía de las bebidas (Lorenzo, Laredo, Leza, Lizasoain, 2009). Sabemos que el alcohol ha estado presente en civilizaciones y culturas muy antiguas, ya que hay documentos que datan del año 4000 a.C., que señalan la existencia de bebidas que contenían alcohol y que se utilizaban en el Próximo Oriente (Cunillera, 2006). Parece, que el hombre ha bebido alcohol desde hace por lo menos 5,000 años, y no existe ninguna razón para suponer que lo ingería sólo para degustarlo. El alcohol es una sustancia derivada de la descomposición de carbohidratos vegetales, que puede ser espontáneo, pero que se ve acelerado por la acción catalítica de una levadura (Saccharomyces cerevisiae) (Lorenzo et al., 2009). Tal vez el más viejo producto vegetal que se hizo fermentar fue la miel, e igualmente existen datos que inducen a creer que el aguamiel de algunas plantas sirvió para hacer los primeros destilados. Si bien los Irlandeses reclaman para sí el conocimiento inicial 11 de la destilación, los árabes se consideran los inventores, aun 200 años antes que los Irlandeses (Velasco, 1990). También, sabemos que los antiguos egipcios y las civilizaciones de la islade Creta bebían alcohol. El uso de bebidas con alcohol pasó a Grecia y de allí se difundió por todo el Mediterráneo, llegando a Italia. Más tarde se extendería hacia el interior de Europa (Cunillera, 2006). Desde el principio hubo la tendencia a relacionar las bebidas alcohólicas con el sentimiento religioso. Fue así como los egipcios dieron crédito a Osiris por haberles permitido conocer el vino, así mismo, los hebreos a Noé. En cambio, para los griegos y los romanos de la antigüedad beber vino era una costumbre popular, pero también se relacionaba íntimamente con sus prácticas religiosas. Los griegos celebraban fiestas en honor al Dios Dionisio y los romanos en honor al Dios Baco, con grandes festejos que podían terminar en orgías espectaculares (Cunillera, 2006). En el México prehispánico, el alcohol, fue representado por el octli o pulque, la bebida típica entre los indígenas del altiplano mexicano, producto de la fermentación del aguamiel del maguey. Su papel sobre la religión está relacionado con la Diosa Mayahuel, a quien se representa vestida de blanco que es el color del pulque, sentada sobre un maguey. Alguna versión señala al pulque como una bebida sagrada sólo permisible a sacerdotes y guerreros que iban a morir, en tanto que el resto de la población podría consumirlo una vez al año, pero sin llegar a la embriaguez. No obstante, con la llegada de los españoles, se introdujeron nuevas clases de bebidas alcohólicas a México, como el vino (Velasco, 1990). Ya en 1889, se propusieron en París las primeras medidas de orden judicial con respecto a la distribución y abuso de alcohol, algunas de las cuales fueron adoptadas de inmediato por México. El tratamiento médico para el alcoholismo era individual y se dirigía a la desintoxicación o alivio de los síntomas provocados por el consumo crónico 12 de alcohol. De tal modo, que el alcoholismo estaba dividido en tres grados, que consideraban la cronicidad y la repercusión en el organismo. El alcoholismo de primer grado no era considerado como una enfermedad peligrosa ni molesta. Para alcoholismo de segundo grado, el tratamiento estaba dirigido a impedir una mayor intoxicación con alcohol, cuya consecuencia inmediata era la congestión cerebral o pulmonar. No obstante, no había un tratamiento único para el alcoholismo de tercer grado, que era considerado como el más grave. Las diferentes formas de su presentación estaban clasificadas en una complicada nosología. Por otra parte, el tratamiento profiláctico del alcoholismo consistía en influir sobre los familiares, y recomendarle al enfermo que se distrajera y disminuirle progresiva o bruscamente la bebida (Ramos & Flores, 1999). Por otra parte, la condición social de la mujer y las costumbres del Siglo XIX, provocaban que ciertos padecimientos en los que se veía involucrada la moral y la intimidad fueran sólo abordados en los estadios avanzados; este es el caso de la sífilis y el alcoholismo. Durante ese siglo fue patente la difusión de conductas ejemplares y normas de vida que rechazan los excesos. De tal modo, la mujer era el reflejo de la educación impartida en el hogar o en sitios especializados. Es evidente, que la represión social las obligaba a emborracharse en forma oculta, tal parece que es así como se instauraron ciertos rituales de consumo en las mujeres (véase actitudes sociales ante el consumo de alcohol en mujeres). Conviene señalar que, cuando el alcoholismo se convertía en un problema psiquiátrico se le reducía a sus formas histérica y epiléptica, que finalmente eran las expresiones femeninas de la patología mental de la época (Ramos, 2001). 1.2 DEFINICIÓN DE ALCOHOLISMO. Alcoholismo es un término genérico que ha servido durante años para generalizar y englobar muchas matizaciones que, de no describirlas, llevarían a confusiones y malentendidos. Por tal motivo, en este apartado se mencionarán algunas concepciones que se han hecho respecto a la definición de alcoholismo. 13 El término alcoholismo fue acuñado originariamente por un médico sueco llamado Magnus Huss en 1849 para unificar diversas patologías físicas, psíquicas, problemas familiares y sociales, cuyo factor etiopatogénico era el alcohol, este término fue utilizado hasta 1940 (Cunillera, 2006; Lorenzo et al., 2009). En 1952, los expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) definían a los alcohólicos como: “Bebedores excesivos cuya dependencia del alcohol es suficiente para afectar su salud física y mental, así como sus relaciones con los demás y su comportamiento social y en el trabajo, o bien que ya presentan los inicios de tales manifestaciones" (Velasco, 1990). Por otra parte, una definición que se acepta por los más destacados especialistas, es la que el Doctor Keller del Centro de Estudios sobre el Alcohol de la Universidad de Rutgers expresó desde 1958: “El alcoholismo es una enfermedad crónica, un desorden de la conducta caracterizado por la ingestión repetida de bebidas alcohólicas hasta el punto de que excede a lo que está socialmente aceptado y que interfiere con la salud del bebedor, así como con sus relaciones interpersonales o con su capacidad para el trabajo" (Velasco, 1990). Se puede ver que por lo común en las definiciones hay aspectos conductuales, sociales, de salud y niveles de consumo de alcohol por parte del sujeto, y que por lo anterior definir alcoholismo no ha sido una tarea fácil, sobretodo en culturas donde se acostumbra consumir alcohol de manera regular, y que diferenciar la línea entre un alcohólico y un no-alcohólico pide a los especialistas contextualizar al sujeto en los aspectos anteriormente mencionados. 14 Dos décadas después, la OMS (1975) sugirió que se reemplazara el término «alcoholismo» por dependencia de drogas de tipo alcohol, con la siguiente definición: “La dependencia de drogas de tipo alcohol existe cuando el consumo de alcohol por un individuo excede los límites aceptados por su medio cultural, sí consume alcohol en momentos considerados como inapropiados dentro de dicho medio o sí el consumo de alcohol llega a ser tan elevado que daña su salud o menoscaba sus relaciones sociales” (Cunillera, 2006). La variabilidad del término alcoholismo llevó al Comité de Expertos de la OMS en 1979 a no utilizarlo. Y es a partir de ese año que se prefirió formularlo en términos de una visión más amplia de los problemas relacionados con el alcohol como Síndrome de Dependencia Alcohólica. En el manual sobre los trastornos mentales de la American Psychiatric Association (APA), Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM) en su III versión, en 1980, ya se incorporaron factores fisiológicos y conductuales concomitantes al uso excesivo de alcohol, y se estableció la diferenciación entre abuso de alcohol y dependencia del alcohol. Se considera abuso cuando da una pauta de uso patológico de por lo menos un mes de duración que produce deterioro del funcionamiento social y está más relacionada con el deseo de beber alcohol por parte del sujeto y asociada a problemas conductuales derivados del consumo. La dependencia es una pauta de uso patológico del alcohol o de deterioro del funcionamiento social u ocupacional a causa del alcohol que produce incapacidad de realizar las actividades de la vida cotidiana si antes no se ha bebido y aparece la necesidad de beber cada vez más para conseguir el mismo efecto y así evitar el síndrome de abstinencia. Con la revisión del DSM-III-R (1987) se introduce una nueva definición, con independencia de la sustancia: la dependencia de una sustancia psicoactiva (cualquier sustancia que actúa sobre el cerebro modificando su funcionamiento), y cuya característica esencial es 15 «una agrupación de síntomas de cognición, conductuales y fisiológicos que indican que la persona tiene un control deterioradodel uso de una sustancia psicoactiva y continúa utilizándola a pesar de las consecuencias adversas». Es importante señalar que el DSM-III-R considera que lo esencial de esta patología, como cualquier otra drogodependencia, es la pérdida de control sobre la ingesta (Lorenzo et al., 2009). Así, el DSM-IV-TR hace la siguiente descripción de la dependencia de sustancias psicoactivas, extensivo al alcohol. Señalando como “un patrón desadaptativo de consumo que conlleva a un deterioro o malestar clínicamente significativos, expresado por tres (o más) de los ítems siguientes en algún momento de un período continuado de 12 meses”. 1. Tolerancia definida por cualquiera de los siguientes apartados: a) Una necesidad de cantidades gradualmente crecientes de alcohol para conseguir la intoxicación o el efecto deseado. b) El efecto de las mismas cantidades de alcohol disminuye claramente con su consumo continuado. 2. Abstinencia definida por cualquiera de los siguientes apartados: a) El síndrome de abstinencia característico para el alcohol, que conlleva síntomas después de haber interrumpido el consumo, y aparecen entre 4 y 12 horas después. Algunos de estos síntomas son sudoración, temblor distal de manos, insomnio, nauseas o vómitos, alucinaciones o incluso crisis epilépticas. b) Se toma la misma sustancia (o una muy parecida) para aliviar o evitar los síntomas de la abstinencia. 3. El alcohol se toma con frecuencia en cantidades mayores o durante un periodo más largo de lo que inicialmente se pretendía. 4. Existe un deseo persistente o esfuerzos infructuosos para controlar o interrumpir el consumo de alcohol. 16 5. Se emplea mucho tiempo en actividades relacionadas con la obtención de bebidas alcohólicas, en el consumo de alcohol, o en la recuperación de los efectos del alcohol. 6. Reducción de importantes actividades sociales, laborales o recreativas, debido al consumo de alcohol. 7. Se continúa tomando alcohol a pesar de tener conciencia de los problemas psicológicos o físicos recidivantes o persistentes que parecen causados o exacerbados. En el sistema DSM-IV-TR, además, se indica la conveniencia de especificar la existencia o no de dependencia fisiológica, de manera que habría dos grupos de dependientes (Lorenzo et al., 2009). a) Con dependencia fisiológica: aquellos que presentan signos de tolerancia o abstinencia. b) Sin dependencia fisiológica: aquellos que no presentan signos de tolerancia o abstinencia. 1.3 TIPOS DE BEBEDORES. Se sabe que no se puede hablar de alcoholismo sin hablar de los sujetos que están implicados en este fenómeno, pues, desde que comenzó la era científica en el estudio del alcoholismo, existió la conciencia de la gran heterogeneidad en los tipos de bebedores y su relación al nivel de consumo. Por tal motivo, en este apartado se mencionarán algunas clasificaciones en relación a los tipos de bebedores, estos se diferencian en la motivación de beber, la intensidad del consumo, el patrón de ingesta y las manifestaciones clínicas y psicosociales. En los últimos años y atendiendo a los efectos de consumo de alcohol, se ha impuesto una tipología que destaca su carácter práctico, señalando tres grupos (sin contar a los abstinentes): bebedor no problemático, bebedor problemático y bebedor dependiente. 17 1.3.1 Abstinente. Es el sujeto cuya ingestión de bebidas alcohólicas es muy moderada (el equivalente a uno o dos tragos estándar1), sólo en situaciones excepcionales, nunca más de 5 veces al año y sin llegar en ningún caso al estado de ebriedad. También puede ser definido como el consumo nulo de alcohol, aproximadamente del 60 al 70% de los adultos mayores (70 a 80% de mujeres mayores) de EUA, se abstienen de consumir alcohol. Las razones de esta abstinencia pueden incluir creencias religiosas, enfermedades padecidas, o problemas previos con el uso de alcohol (Velasco, 1990). 1.3.2 Bebedor no problema (bebedor habitual no excesivo). La gran mayoría de las personas que han decidido no ser abstinentes, pero que tampoco son alcohólicos (o que aún no los son) quedan dentro de esta designación. Afortunadamente el mayor porcentaje de ellas no pasa al nivel siguiente, pero ninguna queda a salvo de esa posibilidad. De hecho, el bebedor habitual no excesivo también se denomina bebedor social. Es necesario señalar que hay quienes beben cantidades excesivas de alcohol y no son alcohólicos, sino que en su medio cultural su consumo se considera socialmente aceptable. Sin embargo, la etiqueta de “bebedor social”, trata de justificar aquí un consumo excesivo habitual de alcohol y que por las circunstancias sociales o laborales, oculta, muchas veces, una auténtica dependencia alcohólica. Es por eso que se plantea siempre la difícil distinción entre el bebedor social que mantiene su libertad con relación al consumo de alcohol frente aquel otro que la pierde. El bebedor no problema, no depende del alcohol para sentirse más alegre o para poderse comunicar más fácilmente, no presenta problemas de conducta, ni en la 1 El Instituto Nacional de Abuso de Alcohol y Alcoholismo (NIAAA) define un trago estándar como 11-14 gr de alcohol. Esto corresponde aproximadamente a 40 ml de algún destilado como tequila, brandy, ron, vodka, etc. (cerca de 14 gr), 140 ml de vino (11 g), o 355 ml de cerveza (12.8 g). 18 familia, ni en el trabajo. Son aproximadamente el 55% de la población en total en el mundo. El segundo, aquel que pierde su libertad pertenece al grupo de “bebedores problema” (Lorenzo et al., 2009). 1.3.3 Bebedores problema (bebedores excesivos regulares e irregulares). Se considera a aquella persona que tiene una historia de consumo que fluctúa entre periodos problemáticos por el alcohol, con consecuencias variadas, y periodos de abstinencia o consumo limitado en el que no se presentan problemas. En general, las de personas que tienen problemas asociados a su consumo de alcohol pero que permanecen intactos en las demás aéreas de su vida, han sido llamadas bebedores problema (Ayala, Cárdenas, Echeverría, Gutiérrez, 1998). Se tipifica el grupo de bebedores problema porque no tienen historia de sintomatología de abstinencia importante, se mantienen todavía en una cierta estabilidad sociofamiliar y económica, mantienen su autoestima y no aceptan identificarse como adictos, reconocen que por el camino que van, pueden llegar a pérdidas importantes de todo tipo, consideran que las condiciones actuales no son tan malas como para justificar medidas excepcionales y asumir los esfuerzos y sacrificios que conlleva el dejar de beber para someterse a asistencia o tratamiento. Este bebedor comienza a ingerir cantidades excesivas, con frecuencia regulares o irregulares, pero con progresivas consecuencias en los ámbitos familiar, académico o laboral, y legal. Por tanto, estos consumidores de alcohol hacen un uso inadecuado por cuantía o finalidad de la bebida, un abuso del alcohol en términos del DSM-IV-TR (Véase abuso en definición de alcoholismo). Los bebedores problema son un grupo heterogéneo que incluye aquellos cuyas características varían en relación con: la forma de consumo, la causalidad o motivación, la intensidad de marginación y degradación social. 19 Dan lugar a una extensa gama de bebedores de riesgo cuyos perfiles se relacionan haciendo muy difícil su definición clara bajo un solo punto de vista. Derivado de la clasificación de bebedor problema, o bebedor excesivo, de acuerdo con Ayala et al. (1998), puede darse la definición de bebedores excesivos regulares e irregulares, teniendo así: Los bebedores excesivos regulares, se caracteriza por que el sujeto no es capaz de interrumpir su consumo durante ningún periodo, aunque usualmente nunca llega a la embriaguez,de modo que puede llegar a consumir varias copas en el día, por ejemplo, 1 o 2 copas de licor en el desayuno, 2 copas de vino a media mañana, 3 cervezas al final de la comida, y 2 copas de vino en la noche; habiendo bebido 8 o 9 copas durante el día. En tanto que, los bebedores excesivos irregulares son caracterizados por la pérdida de control en los consumos, es decir la incapacidad de dejar de beber una vez que se ha comenzado. La irregularidad de consumo la constituye el hábito, puede ser los fines de semana, en reuniones, fiestas, etc. Usualmente se superan los consumos de 10 o más copas de bebidas. Se considera que el sujeto tiene como objetivo la evasión de una realidad insoportable. Cabe mencionar que muchos trabajadores se caracterizan por un consumo intenso y recurrente, como suele ser los fines de semana. Así mismo, al hablar del consumo de las mujeres, de acuerdo con Lorenzo, et al. (2009) se puede dar una subdivisión de mujer “ama de casa”, relacionada al bebedor excesivo regular y mujer “trabajadora”, relacionada con el bebedor excesivo irregular, todo en relación con la motivación para consumir, no siendo así una definición concluyente, sino que está relacionado a las situaciones en las que se puede llegar a consumir: 20 1.3.3.1 Mujer ama de casa. Este tipo de bebedora se caracteriza por una pauta de ingesta que cambia relativamente tarde. Su incremento de consumo se hace en relación con acontecimientos o crisis vitales que se ve incapaz de superar. Suele tener un consumo excesivo regular. Es característico que sus familiares no tengan conciencia de su elevado consumo de alcohol (véase actitudes sociales hacia el consumo de alcohol en mujeres). 1.3.3.2 Mujer trabajadora. Su tipo de consumo se acerca de modo evidente a las formas de consumo de los hombres que realizan actividades laborales homólogas. Sus consumos elevados no se relacionan directamente con circunstancias o crisis personales, sino que, más bien, se consideran un símbolo de status y de estilo de vida. Suelen tener un consumo excesivo irregular, que puede intercalarse con periodos de consumo excesivo regular. La cantidad de consumo se acerca mucho a la de los hombres, usualmente superan las 5- 7 copas. 1.3.4 Bebedor dependiente. El bebedor es la expresión final de un consumo crónico de alcohol. En donde los fenómenos de tolerancia y el síndrome de abstinencia están presentes de manera característica, además de que cumple con los criterios del DSM-IV para el diagnostico de síndrome de dependencia alcohólica (véase definición de alcoholismo) 21 CAPÍTULO II ALCOHOL Y SUS EFECTOS. Si bien, se sabe que el alcohol produce diversos efectos y consecuencias, en este capítulo se pretende abordar de manera breve la forma en la que lo hace desde su absorción al organismo, hasta consecuencias biológicas, psicológicas y sociales de un consumo excesivo. 2.1 Absorción del alcohol. En general, el consumo de alcohol puede causar efectos inmediatos, que varían progresivamente desde la intoxicación, hasta las consecuencias derivadas de un consumo elevado y constante. De tal modo, se tiene entendido que después de la ingestión puede detectarse a los 5 minutos de esta, un determinado nivel de alcoholemia (mensuración del contenido de alcohol etílico en un litro de sangre, expresada en gramos), alcanzando la máxima concentración a los 30 minutos. Después la proporción de alcohol se equilibra discretamente y los tejidos con mayor proporción de fluidos (agua) mantienen la proporción más alta. Los órganos con particularidades en su circulación fundamental como el hígado y el cerebro, mantienen una proporción prácticamente idéntica a la alcoholemia. Cabe señalar que, sólo, del 5 al 10% del etanol absorbido se elimina por el aire espirado, la orina y el sudor. Sin embargo, el resto se metaboliza en los órganos internos, especialmente en el hígado. Por otra parte, las enzimas que intervienen en la transformación del etanol en acetato cuando el consumo de alcohol se mantiene en los límites moderados pertenece a las familias de las alcohol deshidrogenasa (ADH) y del aldehído deshidrogenasa (ALDH), el cual metaboliza alrededor de 100mg por hora y kilo de peso del sujeto (Freixa, 1999). Cabe mencionar, que en ayunas, la absorción es rápida en duodeno u yeyuno proximal; las bebidas de alta graduación de alcohol permanecen más de tiempo en el estómago. Una vez absorbido, el alcohol atraviesa el hígado y se detecta a los pocos minutos en la 22 circulación sistémica alcanzando su máximo a la media hora. Cuando el alcohol se ingiere con alimentos o con el estómago ya lleno, permanece en él mucho más tiempo y se absorbe preferentemente a través de la mucosa gástrica, pues las comidas grasas retrasan aún más el vaciamiento gástrico (Lorenzo et al., 2009). 2.1.1 Fases de intoxicación. Cuando el consumo de alcohol supera la absorción que puede realizar el organismo, da lugar a una intoxicación. De acuerdo a Lorenzo et al. (2009), la intoxicación alcohólica se constituye en tres fases una vez que se ha establecido cierta alcoholemia: Fase de excitación: Alcoholemia menor 50 mg/100 ml: habitualmente no hay alteraciones detectables, pero puede haber ligera incoordinación motora. Muchas personas notan cambios en su estado psíquico y emocional que consiguen no exteriorizar. Alcoholemia entre 50 y 75 mg/100 ml: efecto ansiolítico, sensación de relajación. Hay una ligera pero evidente incoordinación motora y alteraciones sensoriales incipientes. La conducción puede ser peligrosa. Alcoholemia entre 75 y 100 mg/ 100 ml: tendencia a la comunicación con los demás. La conducción de un vehículo es decididamente peligrosa. Alcoholemia entre 100 y 150 mg/ 100 ml: cambio evidente del estado de ánimo, y de la conducta. Se produce un descenso de la autocrítica, ataxia incipiente, nistagmus. Alcoholemia entre 150 y 200 mg/ 100 ml: desinhibición, manifestación de los rasgos más profundos de personalidad: sociabilidad jocosa, agresividad, inhibición del control. Se observa disartria, ataxia, y alteraciones en el curso del pensamiento. 23 Generalmente, el consumidor de alcohol busca esta fase de intoxicación, aunque un consumo rápido de varias bebidas puede conducir a la siguiente. Conviene mencionar que el alcohol es considerado como droga de la sociabilidad, aparentemente facilita el diálogo y las relaciones interpersonales. Sin embargo, el sujeto intoxicado por alcohol tiende a dar más importancia a la manifestación de sus propias vivencias que al análisis de las de los demás. Fase de embriaguez: Se alcanza con alcoholemias entre 200 y 300 mg/ dl. Se presenta disartria, con habla incoherente y entrecortada, ataxia con incapacidad para caminar, la cual es muy intensa y el sujeto es incapaz de orientar su conducta a un objetivo. Hay una intensa sensación vertiginosa, nauseas u vómitos frecuentes. Fase comatosa: Se alcanza con alcoholemias que rebasan los 300 mg/ dl. Hay estupor creciente, incapacidad para bipedestación, habla inteligible y evolución hacia el coma, con hipotermia, bradicardia e hipotensión. En esta fase puede producirse la muerte por paro respiratorio. Su duración no suele exceder las 12 horas, en función de la velocidad individual con que se elimine el alcohol, por lo que, si se prolonga más tiempo, habría que insistir en la detección de otros trastornos tóxicos o neurológicos subyacentes. Un paciente alcohólico en coma constituye una urgencia médica, es aquí donde la determinación de la alcoholemia puede ser útil en casos de intoxicación muy intensa (>500 mg/100 ml), (Lorenzo et al., 2009). 2.2 CONSECUENCIAS ORGÁNICAS POR CONSUMO EXCESIVO. Los daños por uso y abuso del alcohol se pueden ver desde diferentes perspectivas, por un lado están los dañosal organismo y por otra parte están las consecuencias a nivel psicológico, social y familiar. Dentro de este apartado se revisarán los daños o alteraciones provocados al organismo el consumo, en particular en el de las mujeres. 24 Las consecuencias del consumo de alcohol se pueden apreciar mayormente con un consumo excesivo y crónico, siendo el aparato digestivo uno de los más afectados. En concreto, las patologías del aparato digestivo se manifiestan especialmente en el hígado y el tracto gastrointestinal. Las alteraciones hepáticas dependen directamente de la cantidad ingerida y del tiempo durante el que se ha mantenido el abuso de alcohol, incluso, el riesgo de hepatopatía (esteatosis, hepatitis alcohólica y cirrosis hepática, especialmente) en un bebedor es seis veces superior al de una persona abstemia o de consumo bajo (Echeburúa, 2001). Las manifestaciones de la pérdida de la capacidad funcional del hígado pueden presentarse en una serie de síntomas graves: mal estado general, pérdida de apetito, adelgazamiento, hemorragias digestivas y alteraciones del nivel de conciencia, otro síntoma es que a medida que aumenta la inflamación del hígado la orina se hace más oscura (Echeburúa, 2001). La gran mayoría de los bebedores excesivos habituales tienen hígado graso, que aparece a las pocas semanas de iniciarse el consumo, lo cual, es una esteatosis, reversible si el sujeto deja de beber, sin embargo, conviene señalar que la mayor parte de las veces es asintomática (Lorenzo, 2009). La cirrosis hepática es la consecuencia más frecuente del consumo crónico excesivo de alcohol. Es indudable que las mujeres son más sensibles al efecto hepatotóxico del etanol, y que en ellas la evolución de la hepatopatía alcohólica a sus formas más graves es más rápida (Lorenzo et al., 2009). Esto es debido a que con la misma cantidad de alcohol ingerido/kg de peso las mujeres tienden a presentar concentraciones de alcohol en la sangre más altas que los varones, a consecuencia del menor porcentaje de agua en su organismo, al mayor porcentaje de ácidos grasos y al hecho de que tienden a metabolizar el alcohol más lentamente, pues presentan menores niveles de alcohol deshidrogenasa en la mucosa del estomago (APA, 2002). 25 México está entre los primeros países de mortandad por cirrosis hepática. La gravedad de consecuencias asociadas la constituyen en una problemática de salud pública (Barragán, 2005). De hecho, la cirrosis alcohólica es una enfermedad de mal pronóstico, con una mortalidad global superior al 50% a los 4 años de haber sido diagnosticada si el consumo no se detiene (Lorenzo et al., 2009). Conviene tomar en cuenta a la malnutrición, la cual es un fenómeno frecuente entre los bebedores, puesto que el alcohol altera la capacidad y absorción del tubo digestivo. El alcoholismo, además de disminuir el apetito, afecta la capacidad del hígado para almacenar y producir determinadas sustancias que son indispensables para la salud. De este modo, surgen las enfermedades carenciales (avitaminosis), derivadas de la falta de aporte de alimentos o de la dificultad del organismo para absorber y poder utilizar lo que uno come, principalmente complejo B, además de que con frecuencia se presentan déficit de acido fólico, piridoxal, tiamina, potasio, magnesio, y fosforo. Añadiendo a esto, es necesario señalar que el alcohol actúa sobre los riñones como un diurético: se produce más orina y se elimina, por tanto, agua necesaria para el organismo (Echeburúa, 2001). Por otra parte, la ingestión de una dosis moderada de bebidas obtenidas por fermentación (vino, cerveza) estimula la secreción acida gástrica de forma evidente, mientras que la de una bebida destilada carece de este efecto. Un consumo masivo ocasional puede producir alteraciones de la mucosa gástrica de tipo inflamatorio (hiperemia, erosiones e incluso hemorragia de la mucosa), rápidamente irreversibles, incluso, cabe señalar que la úlcera gastroduodenal está en relación con el aumento de secreción acida del estómago producido por el alcohol (Lorenzo et al., 2009). Otro trastorno relacionado con el consumo de alcohol es la pancreatitis crónica alcohólica que se manifiesta clínicamente por episodios repetidos de pancreatitis aguda separados por periodos de normalidad clínica que se van haciendo más breves hasta dar paso a un cuadro persistente de dolor abdominal, insuficiencia pancreática exocrina 26 y, eventualmente, diabetes. De hecho, el riesgo de desarrollar cáncer de páncreas es 15 veces mayor en pacientes con pancreatitis crónica alcohólica que en la población general (Lorenzo et al., 2009). Por otro lado, aunque la mayor parte de los alcohólicos crónicos no desarrollan miocardiopatía (arritmias, cardiopatía isquémica, hipertensión arterial) clínicamente manifiesta, hay que aceptar una predisposición en los que sí la padecen. De hecho, la hipertensión es tres veces más frecuente en los alcohólicos, que en las personas que no consumen, independientemente de la edad, del sexo, del consumo de sal o de tabaco (Echeburúa, 2001). La cardiopatía isquémica (infarto de miocardio y angina de pecho) son menos frecuentes en sujetos que consumen regularmente alcohol que en los abstemios, sin embargo, la reducción de la incidencia de eventos clínicos secundarios a la cardiopatía isquémica se compensa sobradamente por la aparición de otras causas de muerte relacionadas con el abuso de alcohol. En conclusión, el consumo moderado de etanol posiblemente puede reducir el riesgo de cardiopatía isquémica por mecanismos aun no esclarecidos por completo y que, probablemente, dependan, sobre todo, del propio etanol, sin descartar otros componentes de algunas bebidas, especialmente el vino tinto. Esto no justifica en modo alguno que se aconseje a un abstemio a que beba, ni que se hagan recomendaciones indiscriminadas en este sentido a través de los medios de comunicación, ya que el beneficio obtenido, se vería neutralizado por el riesgo de desarrollar una conducta adictiva. Hay que mencionar que el músculo no metaboliza el etanol, lo que permite descartar que el acetaldehído o el acetato colaboren a la acción miopática del etanol (Lorenzo et al., 2009). Sin embargo, las mujeres parecen ser más sensibles al efecto cardiotóxico del etanol y, en algunos casos pueden existir factores nutricionales, pero, en gran medida, se desconocen cuáles son estos factores predisponentes (Lorenzo et al., 2009). 27 Así mismo, el consumo excesivo y prolongado de alcohol está relacionado con la osteoporosis, cuyas posibles causas son múltiples: deficiencia nutricional, y mal absorción de Calcio y vitamina D secundaria a hepatopatía o pancreopatía. Sin embargo, el consumo moderado de alcohol parece incrementar ligeramente la masa ósea (Lorenzo et al., 2009). No se tiene claramente indicado si la osteoporosis en personas que consumen alcohol fue causada por el alcohol mismo o por deficiencias nutricionales; cabe señalar que el alcohol mismo disminuye el apetito como se menciona arriba. Sin embargo, en experimentos bien controlados, se ha demostrado que el alcohol por si mismo puede causar osteoporosis en animales adultos y en crecimiento (Hogan, Argueta, Moe, 2001). Por otra parte, hay un acuerdo general de que el consumo de alcohol reduce la formación ósea a través de un decremento en el número de células responsables de la formación ósea (e.g. osteoblastos). Es así como el riesgo de osteoporosis está relacionado con la baja masa de la cresta ósea, pues, a menor masa de la cresta ósea, mayor es el riesgo de osteoporosis (Hogan et al,, 2001). La osteoporosis en personas que consumen alcohol hace que estas presenten una mayor vulnerabilidad a fracturas, las cuales se pueden llegar inmovilizar y subsecuentemente causar depresión marcando una disminución enla calidad de vida, pérdida de productividad laboral e insomnio (Lorenzo et al., 2009). Por otro lado la ingesta de esta sustancia contribuye a la reducción de inhibiciones y, por lo tanto, al aumento del deseo sexual, pero al mismo tiempo, al tratarse de una droga depresora del sistema nervioso central, produce episodios de impotencia. Es más, el deseo mismo puede verse afectado con la ingesta excesiva. Si es verdad que una copa libera el deseo, varias lo agotan. La razón es que el alcohol reduce los niveles de testosterona en la sangre, que es la hormona que mantiene, y regula el 28 apetito sexual. Por otra parte, los fallos episódicos en la erección pueden generar en el hombre una sensación de malestar, percibida como fracaso, que facilita, a su vez, el desarrollo de un sentimiento de ansiedad respecto al funcionamiento sexual adecuado (Echeburúa, 2001). El consumo de cantidades de alcohol elevadas deteriora la capacidad de excitación, llegando a la impotencia en el caso del varón y la anorgasmia para el caso de ambos (Lorenzo et al., 2009). En la mujer alcohólica es más frecuente la menopausia precoz y, hasta que llega la misma pueden presentarse alteraciones del ritmo menstrual con frecuentes ciclos anovulatorios (Lorenzo et al., 2009). Relacionado con lo anterior, el consumo de alcohol puede dar lugar a irregularidades menstruales, puesto que el alcohol es conocido como un supresor de la unidad hipotalámica-pituitaria, que puede por lo tanto perturbar el ciclo normal en la mujer (Ryback, 1977, Sarkola, 2001). Otro grave problema es el consumo de alcohol durante el embarazo, ya que el alcohol, como otras drogas, atraviesa la placenta y se incorpora directamente al flujo sanguíneo del feto, provocándole intoxicación. La mujer embarazada que consume alcohol tiene alto riesgo de abortos espontáneos, de partos prematuros, de tener bebés con bajo peso en el momento de nacer y complicaciones peligrosas en el parto, por el lado de los bebés, estos tienen más alto riesgo de presentar anormalidades físicas y psíquicas relacionadas directamente con el efecto del alcohol sobre el feto, lo que se le llama “síndrome alcohólico fetal” (Cormillot & Lombardini, 1992). En relación al cáncer, en muchas bebidas alcohólicas se han identificado sustancias cancerígenas (nitrosaminas, hidrocarburos policíclicos, etc.), aún cuando sus concentraciones son muy bajas y, salvo algunos casos concretos (dietilnitrosamina), no parece que estas sustancias guarden una relación importante con el riesgo incrementado de cáncer que conlleva el consumo de alcohol (Lorenzo et al., 2009). 29 Siguiendo esta línea, parece haber un ligero aumento del riesgo relativo con consumos moderados y el cáncer de mama; aunque, el incremento de riesgo es escaso, la elevada incidencia de este cáncer hace que el número de casos atribuibles al consumo de alcohol sea mayor que el de otros cánceres (Lorenzo et al., 2009). Ahora bien, aunque la mayor parte de los bebedores excesivos no desarrollan cirrosis ni pancreatitis crónica, por poner dos ejemplos de enfermedades claramente relacionadas con al abuso de alcohol; el consumo de solo dos bebidas alcohólicas (unos 20 gr) se muestra como factor de riego para el desarrollo de cáncer de mama en la mujer (Lorenzo et al., 2009). Por último, y a medida que la dependencia del alcohol se hace más intensa, pueden aparecer algunos signos externos reveladores de la misma, como el enrojecimiento de la cara y de las zonas expuestas a la luz (mejillas, nariz y manos), el temblor de manos, especialmente por las mañanas, la lengua sucia (blanca) y el enrojecimiento de las conjuntivas de los ojos (Echeburúa, 2001). 2.3 CONSECUENCIAS PSICOLÓGICAS POR CONSUMO EXCESIVO. Como ya se menciono, el alcohol puede causar diversos efectos y consecuencias orgánicas, no obstante, las manifestaciones psicológicas no quedan aisladas del consumo excesivo de alcohol, de hecho, muchas de ellas ocurren antes de consumo y se intensifican con éste. Por tal motivo, en este apartado se mencionaran algunas de las consecuencias psicológicas más frecuentes del consumo de alcohol. 2.3.1 Black out o lagunas. Una de las consecuencias más comunes e inmediatas del consumo excesivo de alcohol suele suceder en aspectos amnésicos, llamados “black outs”. Estos episodios (apagones, o lagunas) son cuadros de amnesia anterógrada que tienen lugar cuando la 30 persona bebe en exceso, y que permanece aparentemente despierta y con conductas motoras “correctas”. Así el sujeto ha podido llevar a cabo complejas conversaciones y actividades durante varias horas; sin embargo, no recuerda nada de lo ocurrido o sólo fragmentos aislados de ese tiempo pese a su aspecto de lucidez. Sólo quienes conocen bien a la persona, le notan ligeros cambios, que indican el comienzo y la terminación del “Black out”. Esta amnesia a veces total, comienza y desaparece bruscamente; su duración se suele extender desde varios minutos después de haber comenzado a beber, si el consumo es acelerado hasta 8-10 horas después de haber dejado de beber. Son episodios especialmente preocupantes para quien los padece, pues queda la duda de si en ese período de tiempo se actuó de una forma incorrecta o imprudente (Gradillas, 2001; Lorenzo et al., 2009). 2.3.2 Síndrome de Wernicke-Korsakoff. Este síndrome está relacionado a la deficiencia de tiamina (vitamina B1), ya sea debido a carencias en la dieta, alteraciones de la absorción intestinal, o disminución de las reservas hepáticas y utilización deficiente. Esto explica la deficiencia en el aprovechamiento cerebral de la glucosa y las alteraciones que de ello se derivan. Dicho síndrome es muy frecuente en alcohólicos crónicos, aunque no es exclusivo de ellos. Cabe mencionar que además, los bebedores excesivos suelen sufrir deficiencias de otras vitaminas, especialmente vitamina B6 y B12. El síndrome de Korsakoff presenta típicamente un cuadro de cuatro signos: amnesia anterógrada, desorientación temporoespacial, fabulación y falsos reconocimientos. La amnesia anterógrada implica un olvido progresivo, lo que altera el aprendizaje, "borrando" los hechos de la memoria explícita en unas decenas de segundos. Las fabulaciones son narraciones de riqueza variable que reemplazan a los recuerdos (Jiménez, Monasor, Rodríguez-Jiménez, 2003). 31 2.3.3 Deterioro cognitivo. La pérdida de la capacidad de las funciones cognitivas por el alcohol varía desde una ligera afectación hasta la demencia intensa. A medida que el consumo excesivo persiste, la probabilidad del deterioro crece, incluso en los casos avanzados, las alteraciones de juicio y del raciocinio pueden impedir el funcionamiento social y laboral (Gradillas, 2001). Como evidencia, las pruebas psicométricas señalan una disminución de la capacidad intelectual en un elevado porcentaje de alcohólicos crónicos. En ellas se aprecian déficits en memoria, aprendizaje verbal y no verbal, coordinación viso-motora, resolución de problemas, y abstracción. Todas estas áreas pueden estar afectadas de forma unitaria o plural y en mayor o menor grado en cada persona (Jiménez et al., 2003). Es importante mencionar que el efecto neurotóxico directo del alcohol no parece ser el único mecanismo patogénico, pues la desnutrición, las alteraciones del hígado, traumatismos cráneo-encefálicos, o cierta vulnerabilidad del sistema nervioso podrían contribuir a la atrofia cerebral, y de este modo perturbar la capacidad de las funciones cognitivas (Gradillas, 2001). 2.3.4 Abstinencia alcohólica. Este cuadro se presenta en personas que consumen alcohol de manera intensa y/o prolongada, se caracteriza por temblor, náuseas y ansiedad, sintomatología que cesa cuando se vuelve a beber alcohol (ver definición de alcoholismo). Cerca del 80% de los alcohólicospresentan episodios de angustia graves cuando disminuye la ingesta de alcohol (Lorenzo et al., 2009). 2.3.5 Delirium tremens Es el máximo exponente del síndrome de abstinencia alcohólica, puede aparecer al cabo de 48-72 horas tras la última ingesta de alcohol. El delirium, desde un punto de vista clínico, es un estado confusional con obnubilación de la conciencia, alteraciones 32 sensoperceptivas y psicomotoras, e hiperactividad del sistema autónomo (taquicardia, sudoración profusa, hipertensión, fiebre y midriasis) (Lorenzo et al., 2009). Los trastornos sensoperceptivos más frecuentes dentro de este síndrome son las alucinaciones visuales y las táctiles. La descripción del entorno que realiza el paciente suele ser terrorífica; ven caras siniestras por doquier, reptiles e insectos que recorren las sábanas y su cuerpo, paredes que se deforman, etc. (Lorenzo et al., 2009). 2.3.6 Ansiedad. La ansiedad guarda estrecha relación con la ingesta de alcohol y es fuente de confusión entre las causas y las consecuencias del consumo. Parece ser, que el alcohol suele ser utilizado por los bebedores como un ansiolítico, sin embargo, tiene efectos agudos que al finalizar provocan un efecto ansiógeno de rebote, más prolongado e intenso. Además, la repetición regular de estos episodios de ansiedad, junto con la tolerancia al alcohol y a los efectos relajantes del mismo, favorece más los síntomas de abstinencia que son continuos y provocados por las oscilaciones de la concentración de alcohol en la sangre y acaba causando una ansiedad permanente. A lo anterior, hay que agregar otros factores que pueden ser agotadores y altamente estresantes para la persona que los vive como: el esfuerzo psicológico de estar alerta ante la posible falta de alcohol, vigilar el no ser descubierto, evitar posibles abstinencias, mentir y justificarse para poder seguir bebiendo, etc. (Monras, 2003). 2.3.7 Depresión El alcohol causa un efecto depresor sobre el SNC, pudiendo llegar a la sedación (confusión) y anestesia (disminución de la sensibilidad a los estímulos externos). Por ello no combate la depresión, sino que la agrava, perturba la coordinación y la respuesta motora espontánea y refleja, con una alta peligrosidad para la conducción o la toma de decisiones (deterioro de funciones ejecutivas). Siguiendo esta línea, se sabe que a veces, la ingestión de alcohol puede originar o agravar un estado depresivo, con 33 pérdida de la inhibición, que puede terminar al suicidio. Incluso, muchos suicidios se cometen bajo la influencia del alcohol (Lorenzo et al., 2009). En estados de depresión, algunos síntomas acompañantes (tristeza, aburrimiento, pérdida de interés por las cosas, sensación de inutilidad, autoacusaciones, etc.), pueden predisponer al consumo abusivo de alcohol, otras veces, algunas consecuencias pueden ser producidas por la ingesta excesiva como: el deterioro físico, la pérdida de la familia, problemas laborales, aislamiento social, sentimientos de culpa, etc., las cuales, a su vez, pueden generar en la persona afectada, un estado depresivo, y una sensación general de desánimo. Es por esto que la presencia de depresión es una de las características más frecuentes y asociadas con el consumo de alcohol (Monras, 2003). 2.3.8 Culpa Monras (2003) menciona que los sentimientos de culpa se acompañan de un sentimiento de impotencia ante el alcohol que genera el pensamiento obsesivo de intentar no beber. Estos sentimientos acostumbran acompañarse de sintomatología depresivo-ansiosa y si son graves también de intentos de suicidio, pero para ellos es necesaria también cierta dosis de impulsividad. Es por eso que ante esta tesitura la persona que consume alcohol prefiere creerse tonto, loco o masoquista, antes que alcohólico y necesita proyectar la culpa en alguien, racionalizar sus problemas ("nervios", trabajo, depresión, cansancio) y negar la existencia de culpa. Este mismo autor señala que los sentimientos de culpa son más frecuentes en las mujeres, que al mismo tiempo también tienen más intentos suicidas. 2.3.9 Suicidio Los sujetos que consumen alcohol en exceso presentan un alto riesgo de suicidio. Las estadísticas varían de unos autores a otros (entre un tercio y un cuarto de los varones 34 que consumaron un suicidio bebían en exceso), pero en todas ellas los porcentajes son superiores en relación con la población en general. Por otro lado, se considera que algunas muertes (de personas intoxicadas) en accidentes, principalmente las de tráfico, son deliberadas. En estas personas subyace el deseo de matarse, y el accidente fue el método escogido para materializarlo. Gradillas (2001) expone distintos aspectos que pueden contribuir a la acción autodestructiva del alcoholismo y terminar en suicidio: 1. Algunos alcohólicos sufren un cuadro depresivo, por lo que la bebida no es sino un intento de aliviar las vivencias molestas, si bien, no lleva al suicidio, posteriormente se puede establecer una intensa dependencia alcohólica. 2. Tras el estímulo inicial, el alcohol tiene generalmente un efecto depresor sobre el sistema nervioso central. Por consiguiente, si bien en un principio calma el malestar psíquico, luego lo acentúa. A veces incluso, el efecto depresor aparece desde el comienzo. 3. Uno de los efectos del alcohol consiste en disminuir la capacidad de control que uno tiene sobre sí mismo. De esta forma se facilita la expresión de impulsos suicidas que con anterioridad estaban inhibidos. 4. A veces el alcohólico tiene fuertes deseos de autodestrucción, sin embargo le falta valor para llevarlos a cabo. El efecto de la intoxicación alcohólica puede propiciar suficiente atrevimiento para quitarse la vida al decrecer el miedo a la muerte. 5. El deterioro intelectual del alcoholismo crónico, y la obnubilación de la intoxicación aguda, producen alteraciones cognitivas que pueden deformar la realidad y, con ello, favorecer el suicidio, aunque a veces estas conductas, como se ha señalado, sean sólo accidentes. 6. El deterioro físico del consumo crónico de alcohol suele ser notable: el temblor resulta engorroso, los trastornos digestivos producen continuas molestias y los 35 malos hábitos trasmiten una imagen negativa de sí mismo. Todo este cuadro refuerza el componente depresivo que el sujeto pudiera tener. 7. Los apoyos sociales que tanto ayudan a contrarrestar los deseos de muerte le suelen faltar a las personas alcohólicas; la actividad laboral, la familia, las relaciones sociales no le satisfacen. Y las deficiencias de su personalidad le impiden conservar las ayudas y simpatías anteriores. 2.3.10 Celotipia Las convicciones firmes de infidelidad por parte del cónyuge o pareja, sin datos que apoyen estas ideas, sin que cuenten con una argumentación lógica, con pruebas en su contra o sentido común, son frecuentes en los alcohólicos. Algunas veces estas convicciones sólo se manifiestan durante la embriaguez, en otras son fijas. Sin embargo, las acusaciones se repiten todo el tiempo, así como la búsqueda de indicios del supuesto engaño. Si bien, la paranoia alcohólica por excelencia el delirio de celos o celotipia alcohólica, suele ser una patología particularmente descrita para el bebedor varón, también puede darse en la mujer (Lorenzo et al., 2009). Se desconoce el mecanismo de formación de ideas delirantes de celos; la impotencia parcial o completa, la aversión de la mujer, y también la predisposición del sujeto parecen ser los factores en juego que determinan su presentación (Gradillas, 2001). Por otro lado, la desinhibición que produce el alcohol conlleva la liberación de un material psíquico hasta entonces reprimido: sentimientos de desconfianza y celos con relación a la pareja y que son expuestos abiertamente por el bebedor, dada la existencia de una alteraciónde la conciencia por la intoxicación (Lorenzo et al., 2009). 36 2.4 CONSECUENCIAS SOCIALES POR CONSUMO EXCESIVO En general el alcoholismo no es visto como un proceso, sino como una entidad, como un cambio cualitativo que ocurre en un determinado momento de las mediciones en los estudios. Es por eso que en este apartado se revisaran diversas áreas sociales, de las que pueden resultar algunas consecuencias por el abuso de alcohol, así como algunos procesos en los que se va desarrollando el problema. 2.4.1 Familia. El alcoholismo no es un problema exclusivo de quien lo padece, sino que tiene un impacto en diversas áreas sociales de la persona, como el trabajo, y sobre todo en la familia, la cual se ve afectada en mayor o menor grado cuando un miembro de esta, consume alcohol en exceso. De hecho, los hogares con algún miembro con problemas de alcohol se caracterizan, habitualmente, por la existencia de conflictos entre padres y entre padres e hijos, propiciando un mal funcionamiento de la familia en todos los órdenes (Benítez & León, 2003). Esta situación se agudiza, pues la inversión de una cantidad importante de dinero en la ingesta de alcohol, así como la reducción o pérdida de ingresos como consecuencia de la falta de rendimiento laboral (o incluso la pérdida del empleo), constituyen una fuente de apuros económicos, amenazando la seguridad material, y creando dificultades para sacar la familia adelante (Echeburúa, 2001; Lorenzo et al., 2001). Benítez y León (2003), señalan que los conflictos en la familia, pueden ser mencionados como un proceso compuesto por 3 fases: Fase prodrómica. La familia intenta ocultar el consumo por temor al rechazo social, “negando” la existencia de un problema e incluso justificándolo, explicando que el consumo de alcohol es por culpa de los amigos, por los problemas en el trabajo, etc. 37 Fase crítica: La persona con problemas por el consumo de alcohol pierde su posición de autoridad, credibilidad y respeto ante los demás miembros de la familia. Ya que debido a la ingesta, no se encuentra en condiciones de asumir sus funciones que anteriormente había desempeñado. Cabe mencionar que al avanzar la fase crítica progresa también el distanciamiento afectivo de los familiares en relación al miembro que consume alcohol. Fase crónica: La transformación e intercambio de papeles se completan. Además, la separación de los miembros llega a concluirse. Si quien consume es el hombre, frecuentemente hay una posición fluctuante por parte del cónyuge, oponiéndose frontalmente a las borracheras y sus consecuencias en ciertos momentos junto con otros en que esta actitud de “persecución” es sustituida por un comportamiento resignado o de aislamiento (Lorenzo et al., 2009) No obstante, en las familias donde la mujer consume alcohol, es frecuente que el disgusto y el enfado del marido y de los hijos sea tan desproporcionado que incluya conductas violentas hacia ellas. Por su parte, los varones tienden a actuar violentamente cuando su pareja acude bebida a casa, como consecuencia de sentir o pensar que ellas les han podido ser infieles durante los periodos de intoxicación (Benítez & León, 2003). En lo que respecta a la familia de origen, ésta puede presentar una información e ideología que produce un consumo controlado, y transmitir este patrón de consumo a sus hijos. Como dato, en un estudio realizado por Casco & Natera (1993) en el 91.5% de las mujeres a las que entrevistó, existía alcoholismo en sus padres, crecieron en un contexto de privaciones afectivas y violencia familiar, además de que su primer consumo de alcohol se dio en la infancia tardía, adolescencia temprana o media. 38 Cabe mencionar que también está el peso de elementos simbólicos que se unen al alcohol, particularmente, al vino (de amistad, negociación, solidaridad), de la tolerancia social, de la demanda que se manifiesta por la frecuencia con la que se acude a bares, bodegas, etc., y la condescendencia, cuando la no admiración hacia los excesos de consumo (Lorenzo et al., 2009). 2.4.2 Trabajo La ingesta abusiva de bebidas alcohólicas va a desencadenar una serie de consecuencias en varias dimensiones asociadas al trabajo como: deterioro de la autoestima; sensación de fracaso, o inutilidad, fatiga, estrés; insatisfacción y/o desmotivación, ya que el trabajo deja de importar al sujeto en sus diferentes facetas, se relaciona menos con los compañeros, aumenta la conflictividad con ellos y/o con jefes, llevándolo a desesperación, aislamiento, incapacidad para responsabilizarse de determinadas tareas encomendadas, y realizando mal los trabajos, pues no está pendiente de su cometido, impuntualidad o inasistencias; pérdida de reputación social, pues una vez que el problema etílico se conoce, a veces alcanza niveles de escándalo. De forma paralela estos conflictos trascienden a la familia (Benítez & León, 2003). Estas manifestaciones son reconocidas por los familiares más directos y por aquellos con los que comparte su medio laboral, antes que por el propio alcohólico (Lorenzo, 2009). Dando a conocer el problema en un deterioro progresivo de las relaciones interpersonales con los compañeros con tendencia frecuente a disputas y roces por peticiones de dinero, robos, estafas, etc. (Benítez & León, 2003). Conforme se agrava el problema, el sujeto hará ingestas más rápidas en cortos espacios de tiempo, tratando de esconderse, cambiando continuamente la zona geográfica (siempre próxima al trabajo), hasta que sea conocido en todo el núcleo geográfico laboral donde desempeña su actividad, estas ingestas rápidas tienen la finalidad de ganar tiempo y en ocasiones puede llegar a cambiar los recipientes 39 facilitadores de consumo (disfrazando el resto con refresco). Sin embargo, tienden a ser descubiertos por los compañeros (Benítez & León, 2003). Finalmente, el trabajador con problemas alcohólicos no se promociona, sino desciende de categoría o se le despide, pasando al desempleo o a realizar labores temporales por medio de contratos precarios (Gradillas, 2001). Cabe mencionar que el trabajo ofrece un importante medio de apoyo y auxilio, sobre todo en la detección temprana del problema por parte de los compañeros, y también en la educación sanitaria, además de poder ofrecer mayores oportunidades de tratamiento y rehabilitación si se permanece ligado al mundo del trabajo (Benítez & León, 2003). 2.4.3 Accidentes Las estadísticas indican que el consumo abusivo de alcohol está presente en el 30%- 50% de todos los accidentes de tránsito y que el alcohol en el conductor o en el peatón está presente aproximadamente en el 50% de las muertes. Esto es debido a que la capacidad de manejar un vehículo se altera a menudo con valores tan bajos como 15 mg/dl que viene a corresponder a poco más de un trago estándar (véase fases de intoxicación). Los accidentes de circulación aumentan exponencialmente conforme lo hace la concentración de alcohol en la sangre. Por otra parte, en el peatón, la intoxicación da lugar a caídas, al tropezar o al perder el equilibrio en la calle (Echeburúa, 2001; Gradillas, 2001). 2.4.4 Delitos En el alcohólico, se observan todo tipo de vulneraciones a la ley, como atentados a la libertad sexual, escándalos callejeros, agresiones físicas, y a veces, crímenes violentos. Estas acciones delictivas se facilitan por el efecto desinhibidor, la agitación y las ganas de peleas durante la embriaguez. Asimismo, el alcohólico puede llevar a cabo falsificaciones, desfalcos y pequeños hurtos, intentando de este modo compensar la precariedad económica y las deudas que ocasiona la bebida excesiva. No obstante, la 40 coincidencia de ingestión alcohólica y delito no significa una relación causa-efecto en todos los casos (Gradillas, 2001). De los delitosque se cometen bajo los efectos del alcohol, la mayoría son infracciones menores (infracción de reglas de transito). Sin embargo, los delitos más graves son cometidos con mayor probabilidad por los dependientes de alcohol más jóvenes, con antecedentes de conducta antisocial, en la infancia y adolescencia, y consumo de drogas, con un comienzo de dependencia anterior a los 25 años (Benítez & León, 2003). Por otro lado, la embriaguez aumenta la probabilidad de involucrarse en conductas de riesgo, y conlleva la posibilidad de ser víctima de distintos delitos, como la sustracción de pertenencias (dinero, joyas, etc.), de atentados a su libertad sexual, y de agresiones que pueden terminar en homicidio pues la persona de este modo, no puede defenderse (Gradillas, 2001). 2.4.5 Actitudes sociales ante el consumo del alcohol en las mujeres. Al tradicional problema del abuso de bebidas alcohólicas entre los varones de edad media, ahora se han sumado las mujeres y los adolescentes que copian los modelos adultos asociados con frecuencia al consumo y la embriaguez (Medina-Mora et al, 2001). El alcoholismo en la mujer es muy similar al del hombre; no obstante, a veces presenta notables diferencias en algunos aspectos como las actitudes sociales. Dichas actitudes hacia el consumo moderado apenas varían respecto al hombre y la mujer, sin embargo, la actitud ante el abuso difiere considerablemente. En este sentido, un hombre “mareado” no dará lugar a comentarios que no sean jocosos; mientras que una mujer “mareada” no se considerará algo gracioso, sino que su reputación se resentirá, y se verá en juego. Por otro lado, la presión social que incita a beber es menor en la mujer, 41 pues no existe un compromiso moral de “tener que beber alcohol” como sucede en el hombre, donde rechazar una copa es visto como señal de poca masculinidad, mientras que la mujer no precisa probar su feminidad consumiendo alcohol (Gradillas, 2001). Desde la perspectiva de la historia; las costumbres en las que interviene la moral han dado como resultado que algunos padecimientos como las enfermedades de transmisión sexual y el alcoholismo lleguen a ser consideradas vergonzosas (Ramos, 2001). Existe, por consiguiente una propensión a inculpar más a la mujer alcohólica que al hombre. Aunado a esto, el sentimiento de culpa y de vergüenza suelen ser muy profundos en ella, debido especialmente a estas actitudes de rechazo social que ha interiorizado (Gradillas, 2001). En la actualidad la mujer puede consumir alcohol en reuniones y hacerlo público, sin embargo, al haberse percatado la mujer del fuerte rechazo social que suscita el consumo abusivo de alcohol, es que suele beber en solitario y en casa, por ejemplo, en su recámara cuando se retira a descansar, o en lo que realiza la limpieza, la comida, o en lo que espera a que los niños regresen de la escuela, en concreto a horas del día en que el marido y los hijos están fuera del hogar (Echeburúa, 2001). El fin de esto, es encubrir la bebida, negándola o disimulando el consumo. Esto significa que se mantiene mucho tiempo “escondida”, no reconociendo la magnitud de su consumo, y en consecuencia, no aceptando la oportuna ayuda terapéutica (Gradillas, 2001; Lorenzo et al., 2009). Cabe mencionar que la mujer no llega tarde al trabajo ni lo pierde por causa del alcoholismo, ya que, si no se presenta a trabajar; tendrá pocas posibilidades de que la arresten por embriagarse en la vía pública, y si se limita a beber en su casa; no estará propensa a cometer delitos relacionados con el alcohol. Es por ello que las escalas de 42 evaluación referidas, sobre todo, a los hombres, son de menor utilidad para valorar gravedad de problemas con el alcohol en las mujeres (Edwards, 1986). La gravedad del problema radica en que el alcoholismo de la mujer suele ser descubierto más tardíamente que en el hombre, pues tiende a ocultarlo. Incluso sorprende a veces el enorme tiempo que transcurre desde que el consumo excesivo se instaura, hasta que lo descubren los familiares o compañeros de trabajo (Gradillas, 2001). Si bien, pueden haber diversos motivos para que se dé el consumo, en el caso de los hombres el consumo está motivado frecuentemente por una afirmación social, mientras que en las mujeres suele estarlo por una reducción de estados negativos (físicos o psíquicos); dolores, problemas de pareja, soledad, aburrimiento, etc. (Echeburúa, 2001). En este sentido, un estudio hecho por Casco & Natera (1993), encontró que las mujeres manifestaron que el alcohol les ayuda, a algunas a hablar más libremente, a otras a relacionarse con facilidad, o a no tener miedo, a diferencia de cuando no consumen; o también, porque no se sienten capaces de enfrentarse a sus sentimientos, ya sean positivos o negativos, lo que generalmente les provoca sentimientos desagradables. En resumen, lo que busca una mujer que bebe demasiado es “llenar la intimidad de su propia vida emocional”. Pues, paradójicamente, el consumo de alcohol en las mujeres les provoca muchos problemas con lo que sienten y piensan respecto a su cuerpo, y a su vida; dando como resultado sentimientos de miedo, inseguridad y soledad, metiéndolas a un circulo vicioso en donde consumen para llenar esos espacios vacíos y que de alguna manera al consumir alcohol los llena aunque sea momentáneamente; sin embargo, esto después se convierte en un sentimiento de vergüenza. En el caso en el que la madre era la alcohólica, las mujeres expresaron sentir un profundo resentimiento y coraje e incluso odio por el abandono afectivo al que estuvieron sujetas 43 durante su infancia. Sin embargo, en general este afecto negativo predominó hacia la figura materna. Por otra lado, en relación a la edad, en particular durante la menopausia concurren múltiples factores estresantes: desequilibrios hormonales, circunstancias familiares (los hijos se van emancipando poco a poco). Y que como resultado, habrá mujeres que superen esta situación, pero otras no sabrán sobreponerse de estas circunstancias, e intentarán cambiar vivencias dolorosas de soledad, aburrimiento, etc. con el consumo de alcohol. Tal vez, por esta misma razón, es probable que las mujeres tiendan a ser alcohólicas a mayor edad (Gradillas, 2001). Finalmente, los hombres refieren acudir en primer lugar a Alcohólicos Anónimos y después a los servicios de atención médica privada. En las mujeres estas preferencias se invierten, pues reportan como primera instancia a los servicios médicos privados, continuados con AA. La utilización más frecuente de los servicios médicos privados por parte de las mujeres podría indicar que la mujer busca servicios más individualizados y confidenciales (Mariño, Berenzon, Medina-Mora, 2005). Conviene mencionar que una vez detectado el problema de alcohol, el intervalo entre el consumo excesivo y el comienzo del tratamiento es más corto en la mujer, debido en parte a su mayor propensión a buscar ayuda ante los problemas de salud (Gradillas, 2001). 44 CAPÍTULO III APROXIMACIONES AL FENOMENO DEL ALCOHOLISMO. Si bien es cierto que existen muchas teorías que plantean una aproximación al alcoholismo, las teorías cognitivo –conductuales se caracterizan por el énfasis en los procesos cognitivos (creencias, atribuciones y, sobretodo expectativas de autoeficacia2) para explicar el desarrollo y mantenimiento de la adicción (Secades y Fernández, 2003). Por tal motivo, en este capítulo se abordarán algunos modelos que se han utilizado bajo dichas teorías, en resumen, nos referimos al Reforzamiento comunitario (CRA), el cual probó su eficacia desde 1973 con los estudios de Hunt y Azrin, y el de Prevención de Recaídas (Marlatt & Gordon, 1985). 3.1 MODELO DE REFORZAMIENTO COMUNITARIO (CRA). El CRA (Community Reinforcement
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