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PROGRAMA DE MAESTRÍA Y DOCTORADO EN FILOSOFÍA FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOSÓFICAS Poder y voluntad: Entre la dominación y un mundo moral UNIVERSIDAD NACIONAL AUT NOMA DE MÉXICO Ó T E S I S QUE PARA OBTENER EL GRADO DE: DOCTOR EN FILOSOFÍA PRESENTA: LUTZ ALEXANDER KEFERSTEIN CABALLERO MÉXICO, D.F. 2010 ASESOR: DR. ENRIQUE DUSSEL AMBROSINI UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. A Enrique. A Esperanza, Lutz Teja y Laura Rocío. A todos aquellos que sepan amar, rigiendo su vida en consecuencia. Índice Agradecimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . 4 Consideraciones preliminares . . . . . . . . . . . . . 6 I. El trono vacío o ¿qué es la verdad? . . . . . . . . . . 6 II a. Ratio Imperatrix mundi. . . . . . . . . . . . 24 II b. El cetro de la reina o ¿Verdad para qué? . . . . . . . 34 Capítulo I Discurso de Poder . . . . . . . . . . . . . . . 43 Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . 43 I. Dos discursos pre-contemporáneos imprescindibles de poder. . . . . 46 I a. Hobbes o el poder como mediación para la autoconservación . . 46 II b. Nietzsche o los instintos de poder. . . . . . . . . . 55 II Poder en el siglo XX. . . . . . . . . . . . . . . . 64 II a. Hannah Arendt o el poder y los equívocos. . . . . . . . 66 II b. Michael Foucault o el ubicuo poder que da el saber y sus mecanismos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71 II c. Niklas Luhman o el poder como transmisor de selecciones . . . 78 III. Concusiones o ¿qué es el poder? . . . . . . . . . . . . 84 Capítulo II Discursos de Voluntad . . . . . . . . . . . . . . 103 Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . 103 I. Kant o la voluntad de la razón . . . . . . . . . . . . . 105 II. Schopenhauer o la voluntad de vida . . . . . . . . . . . 117 III. Nietzsche o la voluntad de poder. . . . . . . . . . . . 125 IV Levinas o la voluntad de reencuentro. . . . . . . . . . . 133 V. Conclusiones o ¿qué es la voluntad? . . . . . . . . . . . 143 Capítulo III Discursos de moral y ética . . . . . . . . . . . . . .163 Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . .163 I. Tres discursos modernos sobre moral. . . . . . . . . . . .166 I a. Kant o la moral incomprendida. . . . . . . . . . . . . 166 I b. Schopenhauer o la extraña moral compasiva . . . . . . . . . 182 I c. Nietzsche o la impostura moral . . . . . . . . . . . .192 II. Dos discursos sobre ética del siglo XX . . . . . . . . . 201 II a. Enrique Dussel o la moral trinitaria. . . . . . . . . . 202 II b. Levinas o la moral que da el paso siguiente. . . . . . . . . 214 III. Conclusiones o la moral entre líneas. . . . . . . . . . . 220 Conclusiones finales 1. Poder y Voluntad, entre la dominación y un mundo moral. . . . . . 250 Bibliografía. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 260 4 Agradecimientos Cada trabajo de investigación hasta el momento realizado por quien ahora escribe ha comenzado reconociendo la ayuda recibida. Esta tesis doctoral no podría ser la excepción, no únicamente como un deber moral que refleje los principios de la humildad y del agradecimiento, sino porque mostrarle a las personas explícitamente que se les tiene en el pensamiento y en el corazón es una de las prácticas más intensas y bellas de la existencia humana. He sido afortunado, pues grandes personas han estado incondicionalmente allí, escuchando mis palabras y atendiendo mis peticiones muchas veces caprichosas. Así pues, quiero agradecer con el corazón abierto, expuesto, al Dr. Enrique Dussel Ambrosini sin cuyo apoyo siempre presente mi vida sería diferente y sin duda menos rica. Su prestancia a respaldar y ayudar los proyectos y las ideas de este joven ingenuo es claro reflejo de un ser humano digno y dignificante. Nuestras distintas posturas y entendimientos de la vida, a veces tan divergentes, siempre se han unido, no obstante, en el horizonte rector que ambos compartimos como deseo: un mundo de justicia, equidad e inclusión. Continuemos pues firmes, desde nuestras trincheras, Dr. Dussel, en el arduo proceso de progresión de este mundo para bien. Aunadamente, otras dos personas han participado activamente no sólo en el desarrollo del proyecto académico que tiene Usted en sus manos, sino en la transformación personal de quien ahora escribe: las Dras. Dulce María Granja Castro y Silvana Rabinovich. Gracias a ellas he salido al mundo tanto en el más literal sentido de la palabra, como en el más poético. Haberlas conocido es una especie de tautología a la afirmación y promesa de que las llevaré siempre en mi corazón. Quiero agradecer a su vez al Dr. Volker Gerhardt de la Humboldt Universität zu Berlin, por el apoyo y orientación recibidas durante mi estancia en esa universidad. 5 También de Berlín, quiero hacer mención de y agradecer a mi colega Sascha Freyberg por su amistad y por la corrección de estilo en el trabajo presentado al Dr. Gerhardt en el seminario de investigación doctoral en que tuve la fortuna de participar. También en ese lado del charco, debo mencionar a Linda Treude. La mejor amiga que haya podido tener quien ahora escribe. Su lealtad, franqueza y solidaridad hacen de ella una persona ejemplar. Gracias por darme siempre asilo, por los oídos prestos, por las risas, por las extraordinarias y a veces en apariencia interminables cervezas alemanas y por las visitas al Olympia Stadion. Regresando a este continente, quiero agradecer personalmente al Dr. Ricardo Salles, coordinador de la división de posgrado en Filosofía, al igual que a IvetteSarmiento, Teresa Rodríguez, Norma Pimentel y Jasmín Casado, quienes día a día trabajan en favor de nosotros, comunidad universitaria, con ahínco y amabilidad. Su labor facilita nuestro andar y acrecienta nuestra vida académica. No podría estar completo este segmento de agradecimientos si no mencionara a la más noble institución que he tenido el privilegio de conocer: La Universidad Nacional Autónoma de México, que se ha mantenido firme y en pie a pesar de muchas situaciones e intereses adversos y egoístas con que se enfrenta día a día. La UNAM, presta a respaldar la investigación, la cultura y el desarrollo no sólo de quienes somos cobijados por ella de manera directa, sino in extenso de nuestro bello y en ocasiones sufrido país, no deja de sorprenderme por su magnificencia y amor. 6 Consideraciones Preliminares I. El trono vacío o ¿qué es la verdad? ¿Qué es la verdad? Pontius Pilatos Juan 18:381. I am my own self-ruler I need not any ministry I see our music scares you Can’t you see that… There’s no truth? Kelly Shaefer2 Quien no lea esta sección de consideraciones y aborde el cuerpo de la investigación de manera directa, se las verá en figurillas para entender la intención de quien ahora escribe, sus conceptos, propuestas, motivadores y justificaciones. Son estas consideraciones, pues, cruciales pues fungen a un tiempo como justificación del tema y ésta como el núcleo de su pretensión de relevancia. Me interesa de primera cuenta, amigo lector, aunque, claro, sobra decirlo, aclarar que el texto en sus manos no buscará encontrar y revelar LA verdad de LA realidad (así con mayúsculas3), pues quien ahora escribe no encuentra la manera a través de la cual pueda cualquier pensador humano honesto afirmar la posibilidad de acceder a algo que comprenda dichas categorías más allá de 1 Evangelio de Juan, La Sagrada Biblia, traducción autorizada por la Conferencia Episcopal de Colombia, 2 de marzo de 1992. 2 No truth, canción popular incluida en el album Piece of Time, Atheist, Relapse Records, Tampa, Fl. USA, 1989. 3 Con ello me refiero a lo que se conoce en términos kantianos como realidad y verdad trascendentales. 7 afirmaciones de cualquier forma limitadas y hasta tautológicas que se formulan palabras más, palabras menos de manera similar a: “no podemos saber que es así, pero sí podemos saber que es de una manera tal que la percibimos así”. Enunciados que finalmente nos dejan en el mismo punto de partida. Los razonamientos pre-hegelianos de finales del siglo XVIII me parecen a mí contundentes, aunque Hegel y los hegelianos pretendan hacer malabares para afirmar lo contrario. El humano se encuentra limitado –o facultado exclusivamente– por sus propias formas cognitivas, tanto aquellas racionales como aquellas sensoriales. Innecesario debería resultar decir que un ser vivo con antenas percibe el mundo de una manera distinta a la nuestra; que un ser vivo cuyo ojo sea compuesto por cientos o miles de omatidios no ve lo mismo que nosotros4; que los contenidos de los sueños de un invidente no son iguales a los de una persona cuya capacidad visual es plena, y que el mismo contenido de un concepto tal (plenitud visual) es bastante discutible. Así que ¿qué es la verdad? Kant se plantea esta misma cuestión y se contesta inmediatamente de manera coloquial: “la definición nominal de verdad, a saber, [es] la conformidad del conocimiento con su objeto”5. Mas esta respuesta a todas luces defectiva 4 Para una interesante descripción de los diferentes dispositivos oculares y cómo éstos operan y representan de una forma distinta en comparación con los demás se recomienda dirigirse al capítulo X del claro y ameno libro de divulgación del Dr. Javier Sampedro. Vid. SAMPEDRO, Javier, Deconstruyendo a Darwin, Edit. Crítica, Barcelona, 2002, pp.151-168. 5 En el original: “Die Namenerklärung der Wahrheit [ist nähmlich] die Übereinstimmung der Erkenntniß mit ihrem Gegenstande” KANT, Immanuel, Kritik der reinen Vernunft (K.r.V.), Akademische Ausgabe (AA) III., edición. de Preußischen, bzw. Deutschen Akademie der Wissenschaften, Berlin, bearbeitet von Katharina Holger, et al., Verlag Walter de Gruyter & Co., Berlin 1969, p. 79. Nota: Todas las citas de Hobbes, Kant, Schopenhauer y Nietzsche conforme a los textos publicados por sus respectivas academias. La paginación mencionada en este trabajo, por su estricto apego a los textos académicos puede no corresponder a aquella de las versiones traducidas publicadas por otras editoriales incluso si estas tienen alguna versión de paginación con pretensiones académicas. Ejemplo: cfr. KANT, I., Crítica de la razón pura, trad. Pedro Ribas, 8 sólo es provisional en el proyecto de Kant, pues en sus mismas palabras la presenta problemática e insuficiente, aunque utilizable para fines prácticos y coloquiales: “Si la verdad consiste en la conformidad de un conocimiento con su objeto, éste tiene que ser distinguido de otros en virtud de tal situación. (…) Un criterio universal de verdad sería aquel que tuviera validez para todos los conocimientos, independientemente de la universalidad de sus objetos. Ahora bien, dado que ese criterio hace abstracción de todo contenido del conocimiento (de la relación con su objeto) y dado que la verdad se refiere precisamente a tal contenido, es evidente lo absolutamente imposible y lo absurdo de preguntar por un distintivo de la verdad que sea, a la vez, suficiente y universal. (…) por lo que a la materia concierne, no puede exigirse ningún criterio general sobre la verdad del conocimiento, puesto que tal criterio es en sí mismo contradictorio”6. Al escribir estas líneas, Kant sabía ya que concluiría decenas de páginas después, una distinción entre aquello que el humano puede pensar y aquello que puede conocer, aquello que puede concebir y aquello que puede sensibilizar explicándolo con la muy famosa distinción entre el objeto real (ontológicamente Edit. Alfaguara, p. 97, la cual señala la cita de la presente nota al pie como siendo localizada en las ediciones A58 y B 82 de la academia. 6 En el original: “Wenn Wahrheit in der Übereinstimmung einer Erkenntniß mit ihrem Gegenstande besteht, so muß dadurch dieser Gegenstand von andern unterschieden werden;(...) ein allgemeines Kriterium der Wahrheit dasjenige sein, welches von allen Erkenntnissen ohne Unterschied ihrer Gegenstände gültig wäre. Es ist aber klar, daß, da man bei demselben von allem Inhalt der Erkenntniß (Beziehung auf ihr Object) abstrahirt, und Wahrheit gerade diesen Inhalt angeht, es ganz unmöglich und ungereimt sei, nach einem Merkmale der Wahrheit dieses Inhalts der Erkenntnisse zu fragen, und daß also ein hinreichendes und doch zugleich allgemeines Kennzeichen der Wahrheit unmöglich angegeben werden könne. Da wir oben schon den Inhalt einer Erkenntniß die Materie derselben genannt haben, so wird man sagen müssen: von der Wahrheit der Erkenntniß der Materie nach läßt sich kein allgemeines Kennzeichen verlangen, weil es in sich selbst widersprechend ist”, Idem, p. 79. 9 hablando) –noumeno-, y la representación y entendimiento que de éste tiene el sujeto cognoscente –fenómeno-. Así pues, toda afirmación que de cualquier cosa se haga no es al final sino una consideración. Qué tan cercana esté alguna de estas consideraciones a LA realidad, es algo que, por los mismos principios de la filosofía de Kant, no se puede determinar con certeza. Si hay una real identidad entre concepto y objeto será sólo mera coincidencia en el más puro de los sentidos. Todo esto se podría resumir en un simple principio: la perfección de una idea nadanos dice sobre el contenido de la misma en LA realidad de manera necesaria, o en palabras del mismo filósofo de Könnigsberg: “ni la verdad ni la ilusión se hallan en el objeto en cuanto intuido, sino en el juicio sobre éste en cuanto pensado”7. Es claro entonces, una cosa es lo epistemológico y otra lo ontológico. Nada podemos afirmar del contenido de una aseveración completamente lógica en sí misma sino su posibilidad. Resulta por consiguiente que de lo único que podemos hablar en términos absolutos es de las negaciones de LA realidad, esto es, sólo cuando de imposibilidades se trata. Si una aseveración es ilógica –contradictoria en sí misma– se puede afirmar sin temor su inexistencia. Esto queda bien ilustrado por el bello escolio a la demostración de la proposición XXXIII de la Ética del gran Baruch de Spinoza8. Ejemplificando, no sé puede saber si la forma de un 7 En el original: “Daher sind Wahrheit sowohl als Irrthum, mithin auch der Schein als die Verleitung zum letzteren nur im Urtheile, d. i. nur in dem Verhältnisse des Gegenstandes zu unserm Verstande anzutreffen“. KANT, I. idem. 297. 8 En el escolio I de la proposición XXXIII de su Ética, Spinoza afirma: “se llama ‘imposible’ a una cosa: o porque su esencia –o sea, su definición – implica contradicción, o por que no hay causa externa alguna determinada a producir tal cosa”. SPINOZA, Baruch de, Ética demostrada según el orden geométrico, Editora Nacional, Madrid, 1980, p.82. De esto se siguen dos tipos de imposibilidades, la absoluta en el primer caso descrito por Spinoza, y relativa, en el segundo. 10 cuerpo es esférica, pero sí se puede saber que en caso de serlo es imposible que sea cúbica: si esto es así, no puede bajo ninguna circunstancia ser de otra manera… al menos al mismo tiempo. ¿Qué tanto hemos avanzado entonces? Nada. No obstante lo bello de dichos planteamientos lógicos y el placer que sienta el cerebro al acordar con ellos, permanecen tautológicos. Nada se ha dicho del objeto que nos remita fuera de lo que ya sabemos de él y lo que sabemos de él nos regresa a nuestras formas cognitivas, tanto sensibles como intelectuales. Hamlet levanta su brazo, mira el cráneo en su mano y continúa preguntándose si ha de ser o no. Tal vez Shakespeare nos quisiera insinuar que no le era insospechado que los objetos no son lo que son por nuestras concepciones de ellos y que a su vez estas concepciones nuestras están determinadas no por ellos, sino por nuestras propias facultades inherentes. Nada, entonces, se puede decir salvo que no sabemos nada, como se dice insinuara otro sabio muchos siglos antes que Shakespeare y su príncipe danés. Aunque tal vez ni eso. Así pues, ¿qué es LA verdad? Desde el siglo XVIII, buscarla en la esfera ontológica –lugar dónde se podría ubicar – me parece se ha mostrado pueril pues no podemos acceder a ella (a menos que se crea en verdades reveladas a la Hegel9), al tiempo que buscarla en la esfera metafísica sólo puede dar como 9 Vid: HEGEL, Georg W. F., El concepto de religión, FCE, pp. 240 y ss. En estas páginas, Hegel afirma: “Dios en esta indeterminabilidad en general es objeto de la conciencia. Sólo aquí tenemos dos realidades, Dios y la conciencia para la que existe Él. Al tener así estas dos realidades, podemos partir de la representación tanto de la una como de la otra. (…) Crear, la creación del mundo es automanifestación, la autorrevelación de Dios (…) Dios consiste en hacerse manifiesto al espíritu y el revelarse es a la vez producción del espíritu. Crear no significa otra cosa sino que Dios se revela”. A esto respondo, que finalmente, toda “revelación” o „verdad revelada”, si ha de ser un objeto del entendimiento, se traduce por medio de las formas de cognición pertenecientes a quien tuvo la experiencia, en nuestro caso particular, un humano. Por 11 resultado simples hipótesis, mientras que, por su parte, buscarla en la lógico- cognitiva –única esfera cuya llave de entrada nos pertenece inherentemente – es un absurdo infructuoso pues allí no se encuentra nada que pueda llegar más lejos que unos cuantos axiomas –en sí mismos defectivos, como lo probó Göddel a principios del siglo pasado–, tautologías y enunciados vacíos limitados por nuestras formas racionales. El camino alterno, el que nos lleva al campo de la mera y llana experiencia se vuelve un círculo vicioso, pues es ella contenida la que está en juicio. Todo esto nos convierte en el muhaddín quien buscaba su moneda perdida fuera de la mezquita donde se le había caído, ya que la luz solar alumbrando el patio le permitía ver mejor que la luz de las velas del templo. Es necesario entonces escudriñar por algo que nos acerque a la ‘perdida moneda’ en otro lugar. Posturas más contemporáneas –pero inescapablemente vigiladas por los espectros de sus antecesores clásicos– parecieran dar un vuelco a los métodos de búsqueda y planteamiento epistemológico y sugerir que el camino a seguir nos debe de guiar al campo de la comunicación humana, este sólo hecho es un absurdo pretender se pueda entender lo que está más allá de las capacidades racionales humanas por medio de facultades no humanas de cognición. Quienes afirman la verdad de las experiencias de revelación colocan la carga de la verdad en el transmisor del conocimiento y no en su receptor. Aunque los hechos reveladores hubieran ocurrido en realidad, esa misma situación la vuelve automáticamente intransmisible, a menos que se adscriba al lenguaje, el cual, como se verá más tarde no puede alcanzar ninguna otra pretensión de verdad que no sea el llano producto de acuerdos (el lenguaje en sí mismo es ya uno). Por todo lo anterior, cualquier tipo de afirmación con respecto a la “verdad revelada” que pretenda ser independiente tanto del sujeto de la experiencia compartida como del escucha de la misma es vacía. Toda revelación de verdad, de ocurrir, es en sí misma una experiencia única e irrepetible, lo que la vuelve inmediatamente objeto de conocimiento empírico y por tanto un a posteriori nunca factible de ser universal. Con ello se anula la posibilidad de considerarla “verdad absoluta”. No hay libro sagrado o experiencia mística, ni para el caso, reducción fenomenológica que no se traduzca en palabras humanas, remita a imágenes humanas y al ser transmitido requiera de la buena voluntad –tal vez ingenuidad- del lector o escucha para ser elevada al grado de verdad, lo cual la relativiza, o al menos subjetiviza, acabando con la posibilidad de considerarla conocimiento inmediato. De haber ocurrido la experiencia reveladora, si no al principio, al menos sí al final, todo es filtrado y traducido por el sujeto cognoscente mismo y más aún por su escucha. 12 derivada formalmente de la interacción de nuestras facultades de concebir y nuestras capacidades lingüísticas, pues es ella – la comunicación – lo que nos permite acordar y con ello formar estructuras de interacción de todo tipo. Finalmente, si no fuera para interactuar, de nada serviría tener o pretender tener LA verdad, mientras que su búsqueda sería hasta inconcebible, pues dicha empresa comienza en el preciso instante en que hay desacuerdo entre dos sujetos que interactúan comunicativamente. En un mundo donde no hubiera desacuerdo, donde todas las conclusiones de sus sujetos conformantes fueran idénticas, no podría siquiera haber concepción de verdad o mentira, realidad o irrealidad. Pero el día a día nos confronta con algo distinto. Siendo el humano consciente de la grandeza y complejidad del mundo, es el desacuerdo lo que le ha impulsado a intentar corroborar su entendimiento de aquel, y convertir esta confirmación en la piedra de donde se aferrajunto con otros náufragos para no ahogarse en un mar que pudiera ser de locura. Pensarse poseedor de la verdad es una garantía de sanidad mental, de cordura, de sentido de la vida… y aún más. Profundizando en estas implicaciones, se vislumbra entonces que, tal vez, se hallaría la solución a nuestro enigma si en lugar de buscar LA verdad se buscara reconocer los resultados del accionar comunicativo humano al consensuar. Ya desde tiempos inmediatos posteriores a la Guerra de Treinta Años, Hobbes10 –influenciado por el nominalismo tan de moda en ese momento– llamaba la atención en esta dirección al afirmar que “verdad y falsedad son productos del lenguaje, no de las cosas. Y donde no hay lenguaje no existe ni 10 Vid infra, capítulo I, p. 48. 13 verdad ni falsedad. (…) La verdad consiste en la correcta ordenación de los nombres en nuestras afirmaciones (…)11” Con toda la ambigüedad que se pudiera encontrar en su decir, es claro que Hobbes separa el atributo de ser verdadero del mundo de la ontología, dejándolo en una especie de neutralidad, de ser de hecho en una simismidad, y posa la carga epistémica en el humano y su pensamiento lingüístico. La verdad, pues, es una mera ordenación correcta de nombres al construir una oración. Mas ¿qué quiere decir eso? Hobbes falla en explicar claramente cuál es esa correcta ordenación, finalizando con afirmaciones que padecen de petitio principii: para definir verdad necesita del concepto de correcto, consciente de ello se adelanta a la pregunta del lector y define éste como “colocarlos (en referencia a los nombres) adecuadamente”12. Pregunto de nuevo ¿qué significa adecuadamente? Es algo que Hobbes ya no contesta más, convirtiendo su argumento en una aportación filosófica fútil prontamente olvidada. No obstante, debe rescatarse su intento por emigrar el lugar de búsqueda de la verdad al plano lingüístico y las implicaciones en cuanto al proceso intelectual de la palabras y su significado, mismo que no podría nunca ser solipsista. Toda oración emitida, si es que pretende tener significado, necesita un oyente. 11 En el original: “True and false are attributes of Speech, not of Things (…) truth consisteth in the right ordering of names in our affirmations”. HOBBES, Thomas, Leviathan, Penguin Books, London, England, 1985, p. 105. 12 Idem. 14 Kant por su parte, se refiere al tema de la siguiente manera: “El criterio para saber si el tener por verdadero es convicción o mera persuasión es (...) externo, y consiste en la posibilidad de comunicarlo y en comprobar su validez para toda razón humana. En este último caso parece al menos que la causa de concordancia de todos los juicios residirá, a pesar de la diversidad de sujetos entre sí, en la comunidad de fundamento, es decir, en el objeto.”13 Con esto se hace evidente que el pretendido solipsismo del que en reiteradas ocasiones se le acusa, no es tal en Kant, quien era consciente de que no es la determinación que el sujeto, en la aproximación personal a este término14, hace de las cosas la que lleva a la verdad, sino el acuerdo encontrado por miembros en una comunidad de seres comunicantes e inter- actuantes acerca de determinaciones que se realizan sobre los objetos, teniendo como condición de posibilidad el lenguaje, el cual, si bien no es mencionado explícitamente por Kant sí lo es implícitamente al hacer referencia a la 13 En el original: “Der Probirstein des Fürwahrhaltens, ob es Überzeugung oder bloße Überredung sei, ist also äußerlich die Möglichkeit, dasselbe mitzutheilen, und das Fürwahrhalten für jedes Menschen Vernunft gültig zu befinden; denn alsdann ist wenigstens eine Vermuthung, der Grund der Einstimmung aller Urtheile ungeachtet der Verschiedenheit der Subjecte unter einander werde auf dem gemeinschaftlichen Grunde, nämlich dem Objecte, beruhen“. KANT, I., idem. p. 532. 14 La aclaración se torna necesaria, pues, al existir lo que nombramos sujeto colectivo, resulta claro que no todo sujeto es necesariamente una persona. Esta aproximación conceptual al sujeto –la colectiva- no queda excluida en Kant. Vid. KANT, I. idem, p. 109, donde define al sujeto. De esta definición no se desprende de manera necesaria, la de individuo, pues el sujeto es presentado por el prusiano sólo como el resultado de la consciencia de sintetizar la multiplicidad de representaciones de la apercepción. Conciencia, por otra parte, reflexiva. El sujeto es, pues, la consciencia de un unificador de la variedad de los objetos que se entienden externos. Vid. infra. Cap. III, pp. 178 – 180; rel. estas mismas consideraciones preliminares, p. 37 y cfr. LENKERSDORF, Carlos, Filosofar en clave tojolabal, Porrúa, México, 2002, con sus afirmaciones respecto de la consciencia –tik de las comunidades tojolabales. 15 comunicación, misma que –como afirmaría el neo-kantiano Jürgen Habermas siglos más tarde– tiene siempre, sea cual sea su manera de llevarse a cabo, que ser migrable a códigos lingüísticos. Posteriormente y apropiándose –aunque como ya se ve, imprecisamente– en la mente de sus abundantes e incondicionales seguidores de la primicia de la idea sobre la relación existente entre la determinación colectiva de las cosas y el lenguaje común de seres inter-actuantes, aparece Nietzsche con su proyecto genealógico, buscando revelar la verdad como algo subjetivo –lo cual evidentemente ya estaba dicho– mas con la característica de que la determinación de las cosas y su orden le es impuesta al sujeto desde el exterior, esto es, desde la comunidad lingüísticamente unificada y no necesariamente producto de un acuerdo15. Audaz conclusión con la que es sencillo acordar al mirar el estado de las cosas en materia social y política. Tras Hobbes, Kant y Nietzsche, el tema de la relación verdad-lenguaje se toca de una manera más seria y ya como objeto específico de estudio filosófico hasta el siglo XX con la filosofía analítica y algunos de sus postulantes, quienes sin embargo caen en el error ya antes mencionado de llevar al individuo a encerrarse en sistemas lógicos que nada pueden decir sobre la verdad más allá de fórmulas cuasi-matemáticas, la posibilidad del encierro en el sí mismo16: 15 NIETZSCHE, Friederich, Menschliches allzu Menschliches I (MazM I), Kritische Gesamtausgabe (KGW) IV, Band 2 y Zur Genealogie der Moral (GM), KGW VI, Band 2, edición de Giorgio Colli y Mazzino Montri, Edit. Walter Greyter, Berlín-N.Y., 1972. Para mayor ahondamiento vid infra los subcapítulos correspondientes: pp. 55- 63, 125 – 133 y 192 – 200, así como las conclusiones de cada capítulo del presente trabajo. 16 Podría argumentarse, sin embargo, que filósofos analíticos como Gottlob Frege, Peter F. Strawson, Donald Davidson y Michael Dummett han intentado de manera más o menos fructuosa romper con éste encierro. Sin embargo, por el objetivo y las claras delimitaciones de este trabajo no es mi intención adentrarme en una discusión filosófica al respecto. 16 finalmente, toda fórmula es a priori y lo a priori no requiere de más que aquel quien lo piensa. Sientan sin embargo las bases para que posteriores filósofos aborden el tema intentando dar un paso más allá que pueda romper la cárcel lógico-cognitiva en la que el sujeto parecía continuar. Una insinuación de este paso la hace Horkheimer en el tratamiento que realiza de la filosofía platónico- socrática cuando afirma que en Sócrates “el concepto de razón objetiva17 muestra (…) una esencia propia, una estructura inherente a la realidad, que requiere, llevada por su propia lógica, (…) un determinado modo de comportamiento teórico o práctico. Esta estructura resulta accesible a todo aquel que asuma el esfuerzo del pensamientodialéctico [en sentido platónico] (…)18”. Para Sócrates, implica Horkheimer en su exposición, lo objetivo parte de aquello que todos podríamos corroborar: “(en referencia a la razón objetiva) Todos están familiarizados con situaciones que por su propia esencia y con total independencia de los intereses del sujeto prescriben una determinada línea directriz de acción”19. Así, gracias a la propia experiencia y la de los demás que se consideran compartidas e idénticas dentro de los límites y posibilidades que 17 La ‘razón objetiva’ de Horkheimer, como se sigue de su definición, se puede entender como la facultad humana que le lleva a concluir un específico tipo de conceptos, unificadores de la variedad del todo y que serán condiciones de posibilidad para la construcción de discursos teleológicos –en Horkheimer fuertemente acompañados de una carga ética–. Esta construcción se lleva a cabo de tal modo que se pueden afirmar sus conclusiones como gozando de extrema similitud, como se desprenderá de las líneas siguientes con aquello que en el presente texto se denomina, al menos provisionalmente, la verdad (en minúsculas), pero se diferencia de ésta, pues la verdad no puede ser considerada sin más preámbulos relacionada con la ética. Sería loable que lo fuera –y por las condiciones de la humanidad y su devenir inmediato, hasta urgente y necesario; temible parece ser el camino de inexorable autodestrucción en el que nos encontramos los caminantes de esta vida–. 18 HORKHEIMER, Max, Crítica de la Razón Instrumental, Edit. Trotta, Madrid, España 2002, p. 51. Texto entre corchetes agregado por el autor. 19 Idem. 17 su sujetidad20 establece y permite, por medio del diálogo, se acuerda en conjunto lo objetivo. Quienes hemos disfrutado los Diálogos, podemos ver la lógica en dominio de Horkheimer al hacer estas afirmaciones. Después de todo Sócrates negaba la posesión de LA verdad y dialogaba interminablemente, sentando, tras cada uno de sus ires y venires, principios inquebrantables para quienes los habían acordado a partir de la redefinición del concepto cuestionado vuelto ahora ya postulado, ya fundamento. Sería, pese a todo, un par de décadas más tarde cuando Jürgen Habermas diera un tratamiento profundo y extenso, aunque con conclusiones similares a las de Horkheimer, al problema de la verdad y el consenso. De acuerdo a lo establecido por él, todo accionar humano no es sino una mediación –y siguiendo a Dussel, se podría completar diciendo que no es sino una mediación cuyo origen se encuentra en la intención innata de fomentar la vida con base en acciones que el sujeto especula encaminan a ello21, precisión que el filósofo argentino-mexicano hace a la teoría habermasiana. Volviendo al tema, hay que aclarar, sin embargo, que al igual que las percepciones, ideas y conceptos, el lenguaje mismo es una construcción humana derivada de sus facultades y limitaciones, sólo que tal vez más alejada de LA realidad y LA verdad, pues en un momento perdido de la memoria de la humanidad, el del proceso proto-originario del lenguaje, los fonemas que lo 20 Diferénciese la sujetidad de la subjetividad en tanto que la primera es la cualidad de ser sujeto, mientras que la subjetividad es el resultado de los procesos intelectuales, sensibles, emocionales, etc. de un sujeto. 21 Vid DUSSEL, Enrique, Ética de la liberación en la edad de la globalización y de la exclusión, capítulo 1, edit. Trotta, Madrid, España, 1998, pp. 91-143. Este principio de vida afirma Dussel, como se tratará más tarde en la presente investigación (rompe con el círculo lógico-cognitivo y fundamenta toda acción humana en la conservación y fomento de la vida, postulado universal. 18 conformaron eran producto, podríamos llamarles, de conceptos previos. El lenguaje se presentaba en ese entonces como una derivación secundaria resultante de una derivación primaria (pues todo concepto es una derivación)22. Si esto continúa siendo así y aún los conceptos determinan el lenguaje o viceversa, es algo que por el momento no resulta crucial en la construcción del presente argumento, por lo que dejaré este posible cuestionamiento de largo para retomarlo en algún otro lugar de la presente investigación23. Sea como sea, el problema de la concordancia entre las cosas, tangibles y sensibles, esto es, lo fáctico24, y el lenguaje, abstracto y con grandes posibilidades de ser contra-fáctico25, se presenta análogo al planteado en el título de este subcapítulo: no es tan sencillo saber lo que la verdad es, pues “la tensión entre la idea y la realidad irrumpe en la propia facticidad de las formas de vida lingüísticamente estructuradas. La práctica comunicativa cotidiana se exige demasiado a sí misma con sus propias presuposiciones idealizadoras, pero sólo a la luz de esa trascendencia intramundana pueden producirse procesos de aprendizaje”26, afirmación de Habermas que uso en este momento 22 Kant expone una excepción a este principio cuando se refiere a los conceptos puros del entendimiento, esto es a las categorías, pero estas no son finalmente sino las formas de la razón, son mediaciones pertenecientes a la razón de manera innata y que generan, entre otras cosas, nociones. Fuera de las categorías, que como ya se dijo son en realidad formas cognitivas, podríamos afirmar hasta biológicamente pertenecientes al cerebro, todo concepto nos refiere a un objeto y es por tanto posterior a la experiencia sensible. KANT, I., op. cit., pp. 249 y 250. 23 Vid. conclusiones finales, donde se subraya la capacidad del sistema de adoptar y desechar discursos independientemente de su coherencia o contradicción formal y material en aras de su prolongación espacio-temporal, pp. 252 y ss. 24 Expresión precisa tienen los angloparlantes para lo que intento expresar cuando usan la fórmula conceptual ‘matters of fact’. Con esto se entiende aquello que es parte de LA realidad. 25 Esto es, no encontrarse como un reflejo idéntico de lo fáctico. 26 En el original: „Damit bricht die Spannung zwischen Idee und Wirklichkeit in die Faktizität sprachlich strukturierter Lebensformen selber ein. Die kommunikative Alltagspraxis überfordert sich mit ihren Idealisierungen Voraussetzungen; aber nur im Lichte dieser innerweltlichen Transzendenz können sich Kernprozesse vollziehen“. HABERMAS, Jürgen, Faktizität und 19 para ilustrar mi planteamiento. Si comprendemos lo que el resultado de esos procesos de aprendizaje a los que se refiere Habermas es, daremos un paso importante en nuestro actual camino: la comunicación práctica se vuelve, de súbito, el campo de realización de un proceso de co-operación constructiva de una verdad. Tristemente y por todo lo anterior ésta ya no irá escrita en mayúsculas. Cabe resaltar que el simple acto de hablar con un interlocutor, lo que Habermas llama práctica de la comunicación27 (Verständigungspraxis), presupone ciertos factores subjetivos frente al hecho mismo del habla, los cuales al ser confrontados con LA realidad (esa sí todavía en mayúsculas) –lo fáctico que le llamaría Habermas– nos obligan a aceptar que aunque no despegamos del punto de partida original (aquel que buscaba la concordancia necesaria entre el objeto externo y los pensamientos del sujeto referidos a este), poco a poco mediante la Verständigungspraxis nos ayudan a alcanzar cierto grado de objetividad resultante de la comunicación, la cual ha devenido la nave que intentará a llevar a todos sus tripulantes a buen puerto tras la tormenta que nos había dejado flotando entre las olas de incertidumbre en el mar de la posible locura. Por otra parte y tomando el anterior planteamiento como base de fundamentación, resulta que la comunicación coherente sólo es posible a partirGeltung, Beiträge zur Diskurstheorie der Rechts und das demokratischen Rechtstaats (FuG). Suhrkamp, Frankfurt am Main, 1988, p. 19. 27 Conforme a la traducción de Manuel Jiménez Redondo, comunicación práctica. El autor del presente trabajo considera, sin embargo, la traducción “práctica de la comunicación” ya no la más acercada al concepto alemán Verständigunspraxis usado por Habermas, sino la única correcta pues se apega completamente a las reglas gramaticales del idioma alemán al momento del empleo de las llamadas Wurmwörter. 20 de reconocimientos tácitos –previos al acto; dados normalmente en el mundo de la vida cotidiana– o explícitos –al momento del acto; sobre todo en las negociaciones formales– entre los inter-actuantes en situaciones ilocucionarias. Paso a explicar esto con mayor profundidad: cada acto comunicativo requiere de por lo menos dos participantes que presentarán sus concepciones al otro. Es posible, y aquí retomamos a Habermas, que esta comunicación sea no verbal, mas, como condición de posibilidad, el acto comunicativo debe de poder ser convertido en mediaciones lingüísticamente estructuralizables (vid figura 1). Los actores parten, pues, como ya se dijo, de ciertas pre-concesiones o reconocimientos previos (intersubjektive Anerkennungen) –entendidas necesariamente como condiciones de posibilidad (Möglichkeitsbedingungen) a la comunicación– que se hacen mutuamente, tanto pasiva como activamente, según sea el caso y dependiendo del papel –hablante u oyente– que estén cumpliendo en el acto ilocucionario. Dentro de estas condiciones –exigencias (Herausforderungen), diría Apel28– encontramos lo que es llamado pretensiones de validez (Geltungsansprüchen), mismas que son: a) pretensión de verdad (Wahrheitsanspruch) –aunque considero sería mucho más consecuente y propio llamarle de objetividad–29: b) de veracidad (Richtigkeitsanspruch): y c) de 28 APEL, Karl-Otto, conferencia: La situación del hombre como problema ético, presentada durante el Congreso de Filosofía, Ética y Religión en Donostia/ San Sebastián del 28 de septiembre al 3 de octubre de 1987 dentro del II Congreso Mundial Vasco, publicada en APEL, Karl-Otto et al, Razón, Ética y Política, el conflicto de las sociedades modernas, Edit. Anthropos, Barcelona, España, 1989, p. 44. Ponencia leída a manera de resuman de Vorlesung: Die Situation des Menschen als ethisches Problem, incluida en APEL, K. O. y NIQUET, Marcel, Diskursethik und Diskursanthropologie, Aachener Vorlesungen, Die Klaus Hemnerle Gesellschaft, Freiburg/ München, 2002, pp. 13-36. 29 Es importante destacar que parto de que Habermas entiende para esta pretensión un actuante consciente de que la congruencia entre su decir y lo fáctico es sólo una potencialidad. ¿Caben otras posibilidades? Sin duda: 1) Si el actor partiera del convencimiento total de que su decir es 21 sinceridad (Wahrhaftigkeitsanspruch)30. La primera pretensión, como ya se insinúa en la acotación que le sigue, es la afirmación de co-relatividad entre el discurso externado y los hechos y situaciones de facto; la segunda, es la pretensión de que lo afirmado se relaciona a un contexto socio-normativo correcto –y está por tanto relacionado con las costumbres y tradiciones de su cultura, con su mundo antropológico31–, es una pretensión de justicia; y finalmente, la tercera pretensión apela a la sinceridad del actuante y parte de que su discurso corresponde exactamente a su forma de pensar –y se encuentra por tanto relacionado al mundo subjetivo–. Sin estas pretensiones, se entiende en Habermas, ningún acuerdo ulterior legítimo cristalizable –o hasta conceptual32 – en el mundo sería posible33. Prohibición Vuelta a la derecha continua Fig. 1 absolutamente congruente con LA realidad (lo fáctico), hablar de acción comunicativa como mediación de búsqueda de verdad sería un absurdo y una tautología, el sistema de Habermas no sería sino parafernalia, toda acción ilocucionaria iría entonces encaminada a la imposición y no al acuerdo lo que daría como resultado: 1a) la razón dirigida al éxito personal (selbsterfolggerrichtete Vernünft). 30 HABERMAS, J. Theorie des kommunikativen Handelns I, Suhrkamp, Frankfurt am Main, 1988, p. 411. 31 Vid infra, p. 38, en relación al círculo de determinación antropológico-cognitiva. 32 Ídem. 33 HABERMAS, J.,FuG, Suhrkamp, Frankfurt am Main, 1988, pp. 33 -34. 22 Encuentro claro entonces que el resultado del accionar comunicativamente, cuando se traduce en acuerdos entre los participantes sin importar si son explícitos o implícitos, es precisamente lo que permite la eventual existencia de aquello que llamamos objetividad (muy similar sino idéntica a la verdad con minúsculas), mientras que previo al acuerdo, cuando las afirmaciones o negaciones son externadas lingüísticamente –y aún antes– éstas sólo gozan de dos posibilidades: 1) de identidad con LA realidad y 2) de que su interlocutor concuerde con ella; por el otro lado, el escucha debe aportar al menos una condición de posibilidad a la comunicación: el otorgamiento de que el discurso del hablante goza de sinceridad, esto es, concede que existe una congruencia entre el decir del hablante y su pensar. El resultado, se veía venir, es que LA verdad (con mayúsculas) es adjetivamente inalcanzable y sustantivamente sólo una posibilidad azarosa, mientras que la verdad (con minúsculas) sólo es el contenido conceptual conformado en su conjunto por sistemas de comunicación construidos a partir de acuerdos inter-subjetivos en una comunidad de habla: simplemente, no es sino el efecto de la unificación de la multiplicidad de concepciones sobre algo. A la verdad, por lo tanto, debemos entenderla como una mera determinación-objetivo-consensual. (vid. Figura 2). Cabe, sin embargo, preguntar si se podrán concluir verdades excluyentes y, si es así, proponer una manera de presentarlas problemáticas, primero, y proponer, seguidamente, una puerta de salida a dicha situación. 23 Ahora, ¿Por qué introducir todo lo anterior si la presente investigación no es sobre metafísica ni epistemología, sino sobre ética? Si usted, amigo lector, se ha formulado ya este cuestionamiento, espero quede aclarado esto en los subcapítulos que siguen. * * * X X Enunciado verídico con pretensión de validez Sujeto interlocutor A X Sujeto interlocutor B Determinación objetiva consensual (verdad con minúsculas) 1 2 3 4 Fig. 2. 24 II a. Ratio imperatrix mundi “La experiencia mística es una verdad subjetiva, no objetiva –prosiguió él –. Las aguas no se dividirán”. “El mar se abrirá a la orden del ángel”. Repondió Ayesha. “Tú llevas a esta gente al desastre seguro”. “Los llevo al seno de Dios”. Diálogo entre Saeed y Ayesha en Los Versos Satánicos.34 Altering goals Aim at perfection Absorb all there is To achieve satisfaction Subjected to obsessions Avoiding each choice The truth given to you proclaims through your voice Marco Foddis35 God save the Queen! Anónimo36 Con miras a contestar la pregunta que cerró el sub-capítulo anterior y andar seguros el camino, trazándolo poco a poco, se me presenta como necesario hacer un pequeño paréntesis en las explicaciones referentes a la verdad y su relevancia a la presente investigación y referirme momentáneamente a otro tema crucial en el devenir filosófico. El paso que dio el hombre desde su condición de animalidad a la, al menos así reconocida, condición de humanidad se muestra misterioso. Cualquier propuesta tanto filosófica como biologicistausada para responder a la pregunta de lo que Marx llamaría la transformación del mono en hombre 34 RUSHDIE, Salman, Los versos satánicos, Edit. Seix Barral, Barcelona, España, 1988, p. 232. 35 Changing perspectives, canción popular incluida en el album Spheres, Pestilence, Neatherlands, 1993. 36 Canción patriótica usada en el Reino Unido como himno nacional (cuando el reino está bajo la potestad de un varón se cambia el sustantivo por King). 25 resultarán siempre y finalmente simples acercamientos, propuestas, consideraciones al proceso que en realidad37 nos llevó a dar ese salto cualitativo, el cual nunca podremos conocer empíricamente. Algunas consideraciones al respecto se presentan ahora. La esencia de algo es la característica o características necesaria(s) inherente(s) a todos los individuos cuando son considerados como todos juntos conformando un género determinado. Esto es axiomático y no requiere mayor prueba. Por lo tanto, si una de o todas esas características –en caso de que su existencia simultanea en el individuo sea considerada como necesaria – no se encuentra(n) presente(s) y debido a ello todos los individuos dejan de ser lo que eran, esa característica o características deberá(n) ser entendidas como la esencia de ese género. Así, encontrándose la esencia se puede especular por el momento de la diferenciación. Dicho lo anterior, permítaseme hacer un breve acercamiento a la respuesta kantiana y las implicaciones que, se podría pensar, ésta ha tenido no sólo para las posteriores doctrinas filosóficas, sino en la transformación misma de las bases del pensamiento occidental y moderno que han dado como resultado precisamente la sociedad occidental, occidentalizante y moderna como se nos presenta hoy en día. Kant propone un determinado acercamiento al momento en que el hombre se identifica de la animalidad que al menos ha logrado el consenso suficiente para hacerlo objetivo. El discurso predominante es el que afirma la razón como la distinción fundamental entre los animales y el humano. Hago 37 En el sentido mencionado de matters of fact, vid supra, nota al pie, p. 18. 26 referencia, obviamente, sólo a los discursos seculares. Para Kant, la esencia del hombre es la razón pura, la cual es tanto especulativa como práctica. Dada la definición anterior de esencia, en el caso del hombre, se considera que la única característica que no puede cesar de permearle es una razón que tiene que tener la capacidad de saber a priori y nos otorgue al mismo tiempo la capacidad de transformar la realidad de manera consciente38. Es, no obstante, evidente que todo hombre tiene deseos, emociones, sentimientos, necesidades físicas y una larga lista de otras facultades innegablemente necesarias a su condición de ser vivo existente. Es entonces que dichas facultades no son exclusivas del hombre sino de aquellos animales con un sistema nervioso-central y neuronal más desarrollado. Kant reafirmará por eso mismo que la única particularidad que distingue a nuestra clase es una razón pura que sea al mismo tiempo especulativa y práctica. Esto es cierto pues aunque los animales tienen razón pura, lo cual es obvio toda vez que ellos concluyen rudimentariamente tanto como pueden, no dirigen sus acciones de acuerdo a leyes y reglas prácticas –principios morales o imperativos hipotéticos– dadas por ellos mismos, principal característica del lado práctico de la razón humana. Así, el hombre es naturalmente emotivo e impulsivo y esencialmente racional. Es importante marcar la diferencia entre estos dos términos por más sutil que se pudiera encontrar. De acuerdo a Kant, la naturaleza está constituida de tal manera que la materia de nuestra facultad de anhelar 38 Vid infra Capítulo III. pp. 166 - 183. De esta capacidad esencial, resulta claro, se derivan –o al menos constituye la condición de posibilidad de– las facultades ética y estética del humano. 27 (Begehrungsvermögen39) es primordial –pues ésta garantiza hasta cierto punto la auto-conservación–40, y estamos, por consiguiente y como se mencionó, determinados patológicamente por inclinaciones, miedo, ira, alegría, etc.41. Esto ocurre en Kant, sin embargo, sólo cuando somos considerados meramente como seres sensibles, esto es, llanamente reactivos. Caso contrario es el de nuestra esencia, la cual, conforme a su definición, no puede ser nada más que la razón pura y práctica, pues si bien la posibilidad para la existencia de otros seres racionales está dada, su realidad ni es necesaria, ni ha sido comprobada indiscutiblemente. La única cosa necesaria a este respecto es nuestra idea de su existencia, pero ésta subiste independientemente de la realidad de su contenido. Las ideas son nuestro producto42. Kant es finalmente determinante cuando afirma: “(…) el hombre encuentra en sí mismo una facultad por medio de la cual se distingue de todo lo demás, inclusive de sí mismo como afectado por objetos, y esa es la razón43. Ahora bien, ¿por qué es que tal distinción kantiana ha repercutido notablemente en la forma de ser (Seinsart) del mundo moderno? Con el exquisito estilo que le caracterizaba, Max Horkheimer identifica en la historia de la filosofía dos momentos en la definición de lo que la razón es. En primer término, afirma, en la antigüedad la razón se entendía como “la capacidad de percibir y asumir como propias ideas eternas llamadas a servir al hombre como 39 Vid. Infra, cap. III, loc cit. ant. 40 KANT, I., Mutmaßlicher Anfang der Menschengeschichte (MAMG), AA. VIII p. 111 41 KANT, I., Cf. Kritik der praktischen Verunft (K.p.V)., AA V, p. 74. 42 Vid supra, nota 22, p. 18. 43 En el original: “Nun findet der Mensch in sich wirklich ein Vermögen, dadurch er sich von allen andern Dingen, ja von sich selbst, so fern er durch Gegenstände afficirt wird, unterscheidet, und das ist die Vernunft”. KANT, I., Grundlegung zur Metaphysic der Sitten (GMS), AA IV, p. 452. 28 fines”44. A este entendimiento de razón, Horkheimer la llama ‘objetiva’. La razón era entendida por los pensadores antiguos como la facultad que le permitía al hombre encontrar y comprender las verdades eternas –LA verdad– para después asimilarlas a su vida propia, identificándose así el sujeto con el todo45. El sujeto y su entorno eran una suerte de organismos simbióticos que, como tales, se conformaban y brindaban existencia mutuamente. Al menos así lo entendería todo sujeto en caso de ser racional –léase irónicamente–. Sin embargo, la crisis que experimentó el pensamiento hasta entonces tradicional a partir del renacimiento por encontrarse el hombre con el desencantamiento del mundo –en el sentido mágico del término–, la secularización de sus axiomas dadores de base firme y sentido, y que llegara a su pináculo en la Ilustración, clavo fundamental –que no final– del ataúd de la necesidad de la verdad trascendental como explicación del todo, sacudió a los pensadores durante las siguientes generaciones filosóficas, quienes emprendieron una especie de cruzada por redefinir la razón y sus atributos. La filosofía se rehacía partiendo de premisas que no podían –de buscar cierto grado de verosimilitud– basarse exclusivamente en oníricos conceptos ni en determinaciones de revelaciones místicas. Es entonces que llega el segundo momento en la definición de razón. Es una transición que se pudiera percibir gradual y generada por el pensamiento de muchos filósofos concatenados y sedimentarios. De tener Horkheimer razón, la suprema facultad humana se ha transformado al acercarnos a ella desde entonces y hasta nuestros días en una vulgar dadora de “los medios idóneos 44 HORKHEIMER,M., op. cit., p.39. 45 También y más al respecto vid. FOUCAULT, Michel, Las palabras y las cosas, S. XXI editores, México, 1999, p. 26 y ss. 29 (…) para fines previamente estipulados”46. Esta función, dice Horkheimer, se presenta a los ojos del mundo como su esencia, ergo, como su identidad. Tempranas definiciones como la de Hobbes, quien encuentra la razón como una facultad humana de cómputo, cuya correcta utilización evita errores de cálculo que por la naturaleza humana misma van siempre dirigidos a la consecución de un continuo progreso de los deseos47, fortalecen el decir de Horkheimer. La transformación última con todas sus consecuencias no es tan obvia como pudiera parecer, pues no todas las definiciones de razón dadas por los subsecuentes al escocés del Leviatán son tan directamente instrumentales como la suya, sin embargo en todas se puede encontrar ese elemento al menos como facultad, ya que finalmente, es innegable que la transformación de la realidad por parte del hombre ha garantizado que situaciones que antes le eran adversas, poniendo en peligro su supervivencia, estén hoy sujetas al servicio del hombre o al menos se mantengan ya en una posición neutral y poco amenazadora cuando se encuentran frente a frente: “[la] razón es la agencia del pensamiento calculador que ordena el mundo con motivo de la auto- conservación y no reconoce función alternativa alguna que la de operar sobre el objeto como un simple material de los sentidos para transformarlo en el material de la subyugación”48. La razón instrumental funciona como un garante de vida. Inherentemente, el hombre la reconoce como salvadora y le da un lugar 46 HORKHEIMER, M., op. cit., p.39. 47 HOBBES, T., op. cit., p. 33 rel. 79. 48 En el original: “(…) Vernunft [bildet] die Instanz des kalkulierenden Denkens, das die Welt für die Zwecke der Selbsterhaltung zurichtet und keine anderen Funktionen kennt als die Präparierung des Gegenständes aus bloβem Sinnenmaterial zum Material der Unterjochung“. HORKHEIMER, M y ADORNO, Theodor W., Dialektik der Aufklärung, Reklam, Frankfurt, 1989, p. 100. 30 privilegiado en sus autoconstrucciones: “El sistema al que la ilustración aspira es la forma de aquel conocimiento que (…) asista más efectivamente al sujeto para dominar la naturaleza.”49. A lo largo de su Crítica de la razón instrumental, también llamada Eclipse de la razón, Horkheimer, sin mencionarlo directamente, puntualiza las consecuencias de la erección del pensamiento kantiano, subjetivista, como principio del acercamiento a la razón descrito, pues, finalmente, la estructura kantiana se presenta tan sólida que disuelve los últimos lazos de cohesión de un todo existencial y, afirma Horkheimer, más precisamente social, debido a que “la formalización de la razón la preservó de cualquier posible ataque serio por parte de la metafísica o de las teorías filosóficas, y esta seguridad parece hacer de ello un instrumento social extremadamente práctico”50. Después de todo fue Kant quien afirmó que “la razón práctica se ocupa del sujeto, es decir, de la facultad de anhelar, según cuya especial constitución puede la regla dirigirse en muy diversos modos. La regla práctica es siempre un producto de la razón, porque prescribe la acción como medio para el efecto”51. La razón, pues, nos puede llevar a especular los caminos que nos lleven al fin deseado, cuando sus preceptos prácticos –y esto 49 Ibid. En el original: “Das System, das der Aufklärung im Sinne liegt, ist die Gestalt der Erkenntnis, die mit den Tatsachen am besten fertig wird, das Subjekt am wirksamsten bei der Naturbeherrschung unterstützt“. Idem. Cabe aclarar que en la traducción al castellano comúnmente aceptada, la fórmula usada para traducir Begehrungsvermögen es “facultad de desear” (vid. v. g. Crítica de la razón práctica, trad. de MIÑANA y Villagrasa, E. (sic) y GARCÍA- MORENTE, Manuel, Ediciones Sígueme, Salamanca, España, 2002). Esto es desde la perspectiva de quien escribe un grave error que ha traído como consecuencias las en ocasiones disparatadas interpretaciones e injustas críticas a la teoría moral de Kant. Vid infra, cap. III y sus conclusiones. 50 HORKHEIMER, M., op. cit. 57. 51 En el original: “die Vernunft im Praktischen es mit dem Subjecte zu thun hat, nämlich dem Begehrungsvermögen, nach dessen besonderer Beschaffenheit sich die Regel vielfältig richten kann. - Die praktische Regel ist jederzeit ein Product der Vernunft, weil sie Handlung als Mittel zur Wirkung als Absicht vorschreibt.“ KANT, I., K.p.V., AA V, p. 20. 31 implica directamente la transformación de la realidad– sean resultado de un apetencia subjetiva –naturaleza humana–, la cual para ser satisfecha pretende generar efectos en el mundo52. El problema se presenta cuando por la fetichización53 de esta facultad práctica instrumental de la razón, al ser exaltada en el discurso y la educación mediante sutiles mecanismos por así convenir al pensamiento moderno, termina convirtiéndose en la emperatriz de lo racional54, pero al servicio de la naturaleza instintivamente auto-conservadora ya no del hombre sino ahora del sujeto que se ha separado de la comunidad, del todo. El sujeto entonces se transforma en individuo y este a su vez en el núcleo y la consecuencia del discurso moderno. Lo especulativo-trascendental es desplazado por lo especulativo-pragmático. El todo cesa de ser un rector o al menos un postulado unificador, y se metamorfosea en un medio. Las propias facultades alternas de la razón sucumben ante la fuerza de la práctica que se somete a los deseos del individuo y eso se refleja en la sociedad moderna, tan ceñida a lo industrial, pues aunque la tendencia a la fetichización del todo pudiera haber hallado su comienzo en el momento mismo de la toma de conciencia humana de su capacidad de transformar lo exterior para modelarlo a sus deseos por medio de la formación de sociedades organizadas y el uso de 52 Idem. 53 En el sentido dusseliano de la palabra. Esto es, aquella situación en que una particularidad se arroga, ilegítimamente, propiedades de totalidad. 54 Debe, no obstante, hacerse un paréntesis y aclarar que filtrar el decir y el pensar de Kant en cuestiones de razón práctica depurándola de todo tipo de idea moral sería un absurdo, como se verá en el capítulo correspondiente en esta misma investigación. El sistema de Kant, me atrevo a afirmar, gira en su totalidad alrededor de lo moral. La utilización de los avances del gran filósofo en materia de explicación de la forma operacional de la razón para justificar actos de explotación capitalista a todas luces inmorales, por poner un ejemplo usual, podría muy bien considerarse un abuso y un insulto a las intenciones de Kant. Es por eso que Horkheimer critica las consecuencias de su bien elaborado sistema –que sin duda son criticables, hermenéuticamente– mas no el sistema mismo. 32 herramientas (las cuales por lógica tendrían que ser ya en sí mismas un producto de esa capacidad de transformar), la cosificación total del mundo alcanza su máximo rigor al tiempo del surgimiento de la sociedad industrial55. “Para ella (la sociedad del siglo XX) sólo hay un modo de alcanzar sentido [para cualquier suceso en el mundo]: servir a un fin”56. La crítica de Horkheimer al pensamiento ilustrado–sin afán de destruirlo nihilistamente – debe entonces entenderse más como una crítica a la interpretación y uso que se hace de los conceptos del mismo junto a su, en el mejor de los casos ingenua, complicidad en el entendimiento moderno del mundo donde el núcleo es el yo y lo periférico (o sea todo lo demás existente) una mera herramienta utilizable. Su crítica es una crítica al pragmatismo filosófico –e in extenso cotidiano–, donde se entiendeque “una idea, o concepto o teoría no son otra cosa que un esquema o plan para la acción, de tal modo que la verdad no es otra cosa que el éxito de la idea”57. Horkheimer no es el único filósofo que aborda la razón instrumental y el uso del orden de ideas –necesariamente presentables mediante toma de posiciones externadas discursivamente– como objeto de estudio. Siempre en apego a su Teoría de la Acción Comunicativa (Kommunikative Handlung), Habermas trata sobre la existencia de un thelos de entendimiento en el lenguaje, lo que significa que el participante de un acto ilocucionario o comunicativo, llevado a cabo necesariamente en el mundo exterior y con co-participantes racionales en un mundo de vida (Lebenswelt) experimenta al mismo tiempo un 55 HORKHEIMER, M., op. cit., p. 74. 56 Idem, p. 72 en rel. a 71. 57 HORKHEIMER, M., op. cit. P. 75. 33 proceso interno de razonamientos subjetivos. La razón subjetiva en la comunicación, según sea su thelos, puede clasificarse en dos formas distintas de posiciones ilocucionarias. Primeramente, aquella en la que el hablante toma una posición estratégica, en la cual el discurso es un mecanismo para convencer e imponer su visión subjetiva de lo fáctico con un thelos que encuentra su origen en los deseos egoístas, propios de la naturaleza humana. Su decir no refleja entonces su pensar, si no que por medio de formulaciones sutiles, eufemísticas, sofismas y otras formas posibles de uso viciado del lenguaje, sin cumplir por lo tanto con ninguna de las pretensiones de validez que se esperan del hablante, busca alejar al co-actuante ilocucionario de su propio entendimiento de las cosas aún en contra de lo que su voluntad determinaría de llevarse a cabo el acto ilocucionario bajo condiciones comunicativas ideales. Así, el error es inducido mediante una comunicación viciada y ésta se torna una mera herramienta de cosificación del escuchante. La segunda forma de razón es la posición comunicativa, misma que como se explicó en el primer subcapítulo, cumple con las pretensiones de validez, esto es, se presenta veraz y sincero en búsqueda de generar consensos que determinen aquello a que llamaremos, a partir de ese momento, objetivo. La comunión entre sujetos es entonces, para Habermas tanto como para Horkheimer, uno de los ingredientes de la objetividad. Mientras que esta última es bautizada por Habermas razón comunicativa, la anterior la razón estratégica o instrumental de Horkheimer es rebautizada como razón dirigida al éxito personal (Selbsterfolggerrichtete Vernunft). 34 Ante todo esto, y volteando a ver el actual orden de las cosas58, se corrobora la respuesta a la pregunta: ¿quién es la reina del mundo? Respuesta: La razón subjetiva, instrumental. II b. El cetro de la reina o ¿Verdad para qué? Diese Stunde der Idiotie. Hätte ich gesagt, sie sollen aus dem dritten Stock des Columbus-Hauses springen, sie hätten es auch getan. Joseph Goebbels59 You can’t say California without Marlon Brandon’s eyes Slipknot60 Y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres. Jeshua ben Joseph Juan 8:3261 Con miras a trazar un poco la línea argumentativa que continúa, comienzo por el siguiente silogismo, uniendo las premisas fundamentales del primer subcapítulo 58 Al momento de escribir estas líneas, amigo lector, lo último en noticias es que Israel ha desatado una guerra más en el Medio Oriente –sólo en días 153 muertos según cifras dadas- cfr. Robert Fisk, periódico La Jornada, 17 de julio 2006; que en México se presume un fraude electoral de proporciones ridículas fraguado desde el gobierno y su partido conservador en materia de costumbres, pero neoliberal en materia económica; y –para ejemplificar en todos los niveles del existir humano y pidiendo disculpas por usar algo que pudiera parecer pueril a simple vista– Materazzi, defensa de la selección italiana de fútbol, logró provocar mediante insultos que Zinadine Zidane, delantero de la selección francesa, le golpeara y fuera expulsado del partido final del campeonato. A la larga, Italia resultó campeón del mundo. 59 Posteriormente al discurso del 18 de febrero de 1943 en el Berliner Sportpalast donde preguntó a los miles de asistentes si deseaban llevar la guerra hasta sus últimas consecuencias. El discurso es conocido históricamente como el Totaler Krieg. Göbbles, Joseph, Die Tagebücher von Joseph Göbbels, Institut der Zeitgeschichte, Deutschland, 1992, datación correspondiente al 20er April 1943. 60 Eyel E SS, canción popular incluida en el album Slipknot, Slipknot, Deaf Records, USA, 1999. 61 Evangelio de Juan, La Sagrada Biblia, traducción autorizada por la Conferencia Episcopal de Colombia, 2 de marzo de 1992. 35 1) Si la verdad a la que los humanos podemos acceder es lo determinado mediante un acuerdo entre discursos, 2) Y los acuerdos son resultado del convencimiento de las partes tras un diálogo, 3) El que tenga el discurso más convincente es finalmente quien determina la verdad. No es una novedad el afirmar que el nexo existente entre la conceptualización, el entendimiento y el lenguaje es irreductible. Lo que la vida es para nosotros está primordialmente determinado por la manera en que estas tres capacidades se combinan, se afectan e interactúan. Concebimos como entendemos, entendemos como hablamos y hablamos como concebimos. Agréguele, amigo lector, el resto de las combinaciones posibles. Partiendo de esto, y por el orden en que se ha desarrollado la humanidad en términos materiales62, es obvio el cambio inmediato de escenario con el que el sujeto se puede encontrar en su propia vida cuando es el proto-emisor del discurso concluyente de la verdad, esto es, el que, sin importar si lo hace mediante mecanismos generados por una mentalidad egoísta –la selbsterfolggerrichtete Vernunft, de Habermas- o de buena fe, impone los lineamientos del consenso que objetiva la realidad en una comunidad de habla. Explico: la realización de toda acción ilocucionaria tendiente a determinar la objetividad consensualmente va por definición y en un principio a implicar la tensión entre dos o más posiciones en colisión sobre el contenido de lo fáctico. Los actores ilocucionarios pueden aproximarse al diálogo con dos actitudes 62 En el sentido que Dussel le da a la palabra material. Vid infra, cap. III, pp. 202 – 213. 36 distintas: comunicativa o estratégica, dirigidos en sus acciones por una de las dos formas de aproximación de la razón según el filósofo de Frankfurt, como se mencionó en el sub-capítulo anterior. La primera está dispuesta a acordar y ceder. La segunda es motivada por sus anhelos de imponer arbitraria e intransigentemente su visión de lo fáctico, sin importar, en este momento, las razones para ello. Cuando esto ocurre y mediante la maquinación de estrategias de convencimiento, la fetichización del medio-fin se lleva a cabo: la comunicación se vuelve una mediación no ya para alcanzar determinaciones objetivo-consensuales, sino para imponer conceptos subjetivos: la transformación del entendimiento de la verdad ajena por medios discursivos y, por ser un proceso viciado, contra su voluntad. No le es desconocido a Habermas que muy probablemente todo humano llegue en principio a un diálogo fuertemente dirigido por una racionalidad estratégica, instrumental o pragmática, pero también acepta que esta actitud puede gozar de una metamorfosis y terminar siendo puramente la razón comunicativa la que dirija ahora un diálogo no viciado y neutral. Mas ¿qué tan frecuentemente se da esta metamorfosis? ¿qué pasa cuando el sujeto se encuentra siempre armado por su razón dirigida hacia el éxito personal? Poniéndonos los anteojos de filósofos contemporáneos aHabermas, y en específico de Michel Foucault, este sujeto, ahora determinante del discurso, obtiene, por un lado, una influencia inmediata sobre la manera en que la comunidad de habla en la que se haya estado desenvolviendo como sujeto actuante al momento de cualquiera de sus actos ilocucionarios reconstruya lo 37 que especule que es la realidad trascendental para transformarla en una accesible, o al menos utilizable, para cualquiera otro de los miembros que la conforman. Esta especulación de lo que la realidad es, al dejar el plano de lo abstracto y transformarse en actos concretos en el mundo de lo fáctico, por su parte y como efecto necesario, va a conformar o alterar de nueva cuenta en lo abstracto la verdad de la comunidad y posteriormente podría hacerlo, por lo definido en párrafos anteriores, hasta con el conjunto de usos, tradiciones y costumbres de dicha comunidad. “Lo que pertenece propiamente a una formación discursiva y lo que permite delimitar el grupo de conceptos (…) es la relación en que diferentes elementos se hallan en relación los unos con los otros: la manera, (…) en que el campo de la memoria está ligado a las formas de jerarquía y de subordinación que rigen los enunciados y los modos de crítica, de comentarios, de interpretación de enunciados, ya formulados, etc. Este haz de relaciones es lo que constituye un sistema de formación conceptual”63. Si concedemos a otros notorios pensadores e investigadores contemporáneos como Carlos Lenkersdorf64 -y el mismo Foucault- que el 63 FOUCAULT, M., La arquelogía del saber, edit. Siglo XXI, México, 2001, p. 97 64 LENKERSDORF, Carlos, idem. El Capítulo 6 de su obra, comienza con el siguiente epígrafe tomado de un texto de Wilhelm von Humboldt: “Por la dependencia recíproca de la palabra, se hace evidente que las lenguas, propiamente dichas, no son medios para presentar la verdad ya conocida, sino que son mucho más, a saber (existen) para descubrir la verdad antes desconocida. La diferencia de los idiomas no es la de sonidos y señales, sino que es la diferencia de visiones del mundo mismo. En esto llegamos al fondo y propósito de todas las 38 humano opera como concibe (de lo cognoscitivo a lo antropológico –al momento proto-creador de costumbres y tradiciones-), pero que al mismo tiempo y en la actualidad concibe como opera (de lo antropológico a lo cognoscitivo –al momento de aprender a concebir el mundo en conformidad con lo que nos enseña nuestra comunidad por medio de las tradiciones y costumbres) podremos aceptar también que quien determine el discurso que los demás adopten será, en términos coloquiales, quien marque pautas: las ajenas y por una especie de efecto boomerang, al pertenecer a esa (y otras) comunidades de habla, hasta cierto grado, también las suyas propias. A esta situación le llamaré círculo de determinación antropológico-cognitiva. Debido a lo anterior, se podría pensar que el sujeto determinante alcanza cierto grado de autonomía con respecto a las influencias culturales de su entorno –o sea los mencionados usos y costumbres– al momento de entender y concebir, pues es él quien ha dictado ahora el patrón a seguir. Concebirá así, hasta cierto punto, conforme a sus propias determinaciones. Foucault por su parte, es enfático y recurrente en su obra al señalar implícitamente este círculo, en relación al cambio de discurso que trae como consecuencia enunciados que pudieran valer como conceptos: “es la disposición general de los enunciados y su colocación en serie en conjuntos determinados; es la manera de transcribir lo que se observa y de restituir, al hilo de los enunciados, un investigaciones lingüísticas”. Así, son muchos los investigadores quienes presentan el lenguaje no sólo como una mediación a la comunicación de ideas, sino que en un giro co-determinador, es el lenguaje a su vez también una mediación para la formación de ideas. 39 recorrido perceptivo; es la relación y el juego de subordinaciones entre describir, articular en rasgos distintivos, caracterizar y clasificar; es la posición recíproca de las observaciones particulares y de los principios generales; es el sistema de dependencia entre lo que se ha aprendido, lo que se ha visto, lo que se ha deducido, lo que se admite como probable, lo que se postula”65. Debe ponerse especial atención en esta afirmación de Foucault a las relaciones, observación-transcripción, observaciones particulares-principios generales y ‘lo aprendido’-‘lo visto’-‘lo postulado’, pues ellas corroboran, también en el entendimiento de Foucault, la existencia de la co-determinación antropológica-cognitiva. Ilustrativo al respecto, Foucault comenta: “Durante mucho tiempo, el intelectual (…) tomó la palabra y vio que se le reconocía el derecho a hablar en tanto que maestro de la verdad y de la justicia. Se le escuchaba, o él pretendía que se lo escuchase como representante de lo universal. Ser intelectual era, en cierto modo, ser la conciencia de todos”66. Regresando en el tiempo, previo a Lenkersdorf y Foucault, aunque también menos preciso y argumentativo, no puede uno substraerse de los apuntes que sobre la relación discurso-realidad hace Nietzsche, pues “la trama de la episteme occidental comenzó forzosamente a deshebrarse en el momento que Nietzsche comprendió que no había para nosotros respuesta alguna a la 65 FOUCAULT, M.,idem, p. 93. 66 FOUCAULT, M., Verdad y Poder en Estrategias de Poder, Edit. Paidós, Barcelona, España, 1999, p.49. 40 pregunta (…) ¿quién habla detrás de los signos del discurso?”67. Como filólogo y pensador, ya en 1881 en su Morgenröte rondaba en la mente consciente de Nietzsche la idea general arriba explicada –la del círculo de determinación antropológico-cognitivo–, planteada en él, a diferencia de los contemporáneos, más como una diatriba que como una simple descripción. A quien le sea familiar la abundante obra del llamado –no sin razón- ‘filósofo de la juventud', le resultará fácil concluir el desagrado ocasionado en su persona por tener que aceptarse como sujeto determinado exteriormente, motivo por el cual emprende su mortal cruzada contra la moral –al identificarla con las costumbres– no sin que su pluma, ligera, bella y estética, desplegara majestuosamente la ambigüedad y gran capacidad de contradicción que caracterizaban al filósofo de Röcken: “El hombre libre es inmoral, pues él quiere depender de él (mismo) y no de una tradición: en todos los estadios originales de la humanidad ‘malo’ significaba tanto como ‘individual’, ‘libre’, ‘con albedrío’, ‘fuera de la costumbre’,’imprevisto’, ‘impredecible’ (…) Originalmente todo era costumbre y quien se quisiera alzar sobre ello debía convertirse en legislador, en curandero y en una especie de semi-dios: esto es, ¡tenía él (mismo) que crear costumbres!68“. 67 SINI, Carlo, La desestructuración del discurso, ensayo incluido en APEL, Karl-Otto et al, op. cit., p. 134. 68 En el original: “Der freie Mensch ist unsittlich, weil er in allem von sich und nicht von einem Herkommen abhängen will: in allen ursprünglichen Zuständen der Menschheit bedeutet „böse“ soviel wie „individuell“, „frei“, „willkürlich“, „ungewöhnt“, „unvorhergesehen“, „unberechenbar“ (…) Ursprünglich also war alles Sitte, und wer sich über sie heben wollte, mußte Gesetzgeber und Medizinmann und eine Art Halbgott werden: das heißt, er mußte Sitten machen!” NIETZSCHE, Friederich W. Morgenröte, Gedanken über die moralischen Vorurteile (MR), (KGW), A V, Band 1, § 9, p. 18. 41 Así, Nietzsche, como el gran genio que fue, conspicuamente
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