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Pedagoga-hospitalaria-con-un-enfoque-al-arte

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Universidad Nacional Autónoma de México 
Facultad de Filosofía y Letras 
Colegio de Pedagogía 
 
Pedagogía Hospitalaria con un enfoque al Arte. 
Tesis para obtener el título de licenciada en Pedagogía. 
 
Presenta: Georgina Alejandra Partida Córdova 
Asesora: Mtra. Laura Georgina Ortega Navarro 
 
México, D.F. junio 2014 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
Agradecimientos 
A mi familia, maestras y amigos 
Le agradezco profundamente a mi mamá Esther Carolina Córdova Quiroz (heroína) por haber llevado a término su 
embarazo, el haberme enseñado el significado de “querer es poder”, de la “terquedad” , a no rendirme ante la adversidad, 
por su apoyo en el lado artístico de este trabajo, y el contagiarme el gusto por el arte. A mi abuelita Alejandra Quiroz 
Núñez de Córdova (mamá 2) por siempre haber estado a mi lado, por brindarme sus sabios consejos, por enseñarme el 
significado de ser “responsable” y “agradecida”. A mi abuelito Flavio Córdova Córdova (papá ) por enseñarme a dar lo 
mejor de mí en cada proyecto que he emprendido y por enseñarme el significado de “caminar con la enfrente en alto” así 
como también “a levantarme del suelo cuando me he caído, sacudirme la tierra de las rodillas y seguir caminando”. 
Finalmente a mi tía Josefina Partida Maya (angelito de ojos verdes) por brindarme su apoyo y cariño en circunstancias 
muy difíciles de mi vida, por ser mi guía y mi consuelo en tiempos de felicidad y tristeza. 
Les agradezco profundamente a mis queridas maestras (guías) Laura G. Ortega Navarro por haber aceptado guiarme 
desde el principio en la elaboración de este trabajo hasta al final, por su ayuda y consejo en este proceso. Marcela Zorrilla 
Y Velázquez por su ayuda y consejo para darle alma de artista a este trabajo escrito. Infinitamente muchas gracias a 
las dos por su guía a lo largo de este proceso. 
Les agradezco a mis queridas amigas Perla Nallely Sevilla Arenas y Marysol Reyes Márquez por su consejo y apoyo en 
los momentos cruciales del inicio y termino de la tesis, sobre todo su amistad incondicional. 
Ing. Francisco Flavio Córdova Quiroz 
Por sus palabras de aliento 
Raquel Quiroz Núñez de Alvarez y familia 
Por su apoyo incondicional 
Esther Quiroz Núñez 
Consuelo Quiroz Núñez 
Rogelio Quiroz Núñez y demás familia 
Por su apoyo y amistad 
¡Gracias! 
 
 
ÍNDICE 
Capitulo I 
1.1 Pedagogía Hospitalaria 
1.1.1 ¿Qué es?..........................................................................................1 
1.1.1.1 Beneficios de un salón hospitalario………………………..12 
1.1.2 Origenes de la Pedagogía Hospitalaria ……………………………...14 
1.1.3 ¿A quién va dirigida?...........................................................................18 
1.1.4 ¿Cómo se hace?................................................................................22 
1.1.5 ¿Para qué se hace?............................................................................32 
 
Capitulo II 
2.1 Enfermedades que requieren hospitalización 
2.1.1 Diabetes…………………………………………………………...……34 
2.1.2 Hemofilia………………………………….……………………………..37 
2.1.3 Asma…………………………………………………………………....39 
2.1.4 Epilepsia…………………………………………………………………..41 
2.1.5 Insuficiencia renal crónica………………………………………………43 
2.1.6 Trastornos psicológicos a raíz de la enfermedad……………………46 
2.1.7 Estrés infantil en el ambiente hospitalario……………………………48 
2.2 Apoyo o abandono de la familia……………………………………….58 
2.3 Otra mirada sobre la enfermedad………………………………………..62 
 
Capitulo III 
3.1 ¿Para qué Arte? 
3.1.1 Antecedentes del arte en la educación mexicana…….……………..74 
3.1.2 La importancia del arte en el ambiente educativo…………………..87 
3.1.3 El arte como vínculo entre el niño hospitalizado y la libertad……...93 
 
Capitulo IV 
4.1 Taller de Arte en el ámbito hospitalario.......................................................103 
 
Conclusiones………………………………………………………………………...109 
Bibliografía 
 
 
 
(copyright, 2013) 
Introducción 
Hoy en día, la pedagogía ofrece muchos campos de interveción mas allá de la educación formal, lo que brinda al 
pedagógo la oportunidad de seleccionar entre una amplia gama de campos y de enfocar sus esfuerzos acorde a sus 
intereses. 
Dentro de dichos campos destaca el área hospitalaria, particularmente en lo que respecta a aquélla que atiende al 
paciente pediátrico, quien cuando es ingresado al hospital, por un tiempo determinado, detiene de manera abrupta su 
aprendizaje socio-cultural-académico, ya que por cuestiones de salud debe permanecer en el hospital. Una vez finalizado 
el proceso de recuperación que le permite regresar a su rutina diaria, pueden originarse problemas de adaptación si sólo 
recibió atención médica y no se le atendió en las otras áreas; es decir: escolar, social, cultural, emocional, etcétera, por lo 
que es relevante la participación del pedagogo en el ámbito hospitalario. 
El trabajo del pedagogo dentro del hospital debe ser flexible, esto debido a que los pacientes pediátricos sólo serán 
ingresados por un tiempo determinado, por lo que no es viable sujetarlo a una administración rígida que establezca un 
programa estructurado e inamovible; el trabajo que realice con el menor debe ser acorde con las características del 
paciente pediátrico. 
Para que el pedagogo pueda hacer su trabajo de manera adecuada con el niño, debe tener conocimiento del 
padecimiento del menor y de su estado emocional, de manera que pueda trabajar en equipo con el médico en pos de la 
recuperación del paciente. 
Es por ello que el profesional de la educación debe incentivar, dirigir y orientar las capacidades, formas y enseñanzas del 
niño durante su estancia en el hospital, generando en él predisposición a superar sus limitantes físicas, para lo que el 
pedagogo desarrollará actividades formativas y entretenidas para el niño durante su estancia en el hospital, de manera 
que se mantenga relajado y receptivo al tratamiento médico al ayudarlo a disminuir su nivel de ansiedad. 
Con lo anterior, el profesional de la educación contribuye a evitar el rezago educativo del niño, por lo que durante la 
estadía del infante en el hospital lo ayudará a regularizarse académicamente, al brindarle tiempo de calidad y dirigir 
actividades constructivas, que además constituyan momentos confortables para el paciente. 
Debido a la hospitalización el infante suele estar desanimado ya que los lineamientos del hospital estipulan horas de 
visita, por lo que los menores permanecen solos la mayor parte del tiempo; lo anterior, aunado al estrés de seguir las 
instrucciones del cuerpo de enfermeras y médicos, provoca en el niño un aislamiento de sus emociones que repercute en 
su recuperación. 
Para ayudar a la recuperación física y emocional del niño se debe de fomentar la expresión de sus emociones. Si bien en 
México se prioriza la estimulación del hemisferio izquierdo, y sus procesos lógico-matemáticos, en la hospitalización 
pediátrica cabe replantearnos la importancia de ejercitar el hemisferio derecho, encargado no sólo de las emociones, sino 
también de la creatividad. 
Para todo ser humano la etapa más crítica es la niñez, ya que el cuerpo físico no es lo único que está en crecimiento 
también la mente y espíritu, por lo que se le debede dar la misma importancia a la estimulación de los hemis ferios del 
cerebro, sin distinción alguna, para el desarrollo integral del niño. 
En beneficio de la salud del infante, durante la etapa de hospitalización, resulta preponderante proponer estrategias que 
lo inviten a desarrollar dicha creatividad, por lo que conducirlo a la exploración de su máxima expresión: el arte; resulta 
idóneo. A través de la experiencia estética el niño explora no sólo emociones sino que manifiesta su sentir libremente. 
El arte permite a los seres humanos expresar el cómo ven el mundo que los rodea; los niños no están excluidos de esto, 
pues las manifestaciones artísticas devienen en la libre expresión del pensamiento y de las emociones. 
 
 
Por lo anterior, la presente investigación plantea una perspectiva global, estructurada en tres capítulos, que permita 
comprender el objeto de estudio. En el primer capítulo se abordará de qué trata la pedagogía hospitalaria, las áreas en 
las que se desarrolla, para qué sirve, a quién va dirigida y sus primeros inicios. 
El segundo capítulo se centrará en las enfermedades crónicas que más aquejan a la población infantil en México; de 
cómo afecta emocionalmente al infante estar hospitalizado, qué es el estrés y cómo se desarrolla; así como conocer el 
por qué se originan algunas enfermedades como respuesta a un conflicto emocional no resuelto... 
El En el tercer capítulo se revisará la historia de la educación artística en México, de cómo se dio, por qué ha estado 
ligada a los conflictos políticos de nuestro país, cómo ha evolucionado y cómo se imparte hoy en día. De igual forma, se 
revisará la importancia de la enseñanza del arte en el aula escolar como la hospitalaria y en cómo el infante puede 
expresarse libremente a través de esa disciplina, así como el desarrollo de la creatividad mediante ésta. 
Finalmente, en el cuarto capítulo se tratará sobre la propuesta de intervención en el aula hospitalaria con una población 
determinada, que a través de la pintura, técnica artística, practicará diferentes tipos de actividades de representación 
gráfica para que el enfermo las conozca y desarrolle; lo que también permitirá introducirlo en el aprendizaje del arte a 
través de su experiencia diaria con él. 
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CAPÍTILO I 
 
1.1 Pedagogía Hospitalaria 
1.1.1 ¿Qué es? 
La pedagogía, en su acepción más general, es la ciencia encargada de estudiar a la educación desde todos sus ámbitos; 
es decir: formal, informal, no formal, etcétera, y con un enfoque humanístico con el cual su misión es, formar al hombre 
como un ser individual integrado a su colectividad. 
Destacando que la educación no es sólo la transmisión de saberes que va de generación en generación, sino también es 
el medio por el cual el hombre recibe una formación integral (académica, social y personal) a lo largo de toda su vida, por 
lo que su impartición no está limitada al aula escolar. 
Por consiguiente, la educación es un ejercicio que todo ser humano lleva a cabo, desde el momento en que nace hasta 
que muere. Durante toda su vida el hombre está en constante aprendizaje, desde lo más elemental hasta lo más 
complejo, que atañe en lo escolar, emocional y espiritual, con el fin de lograr su autorrealización. Lo cual permite que el 
campo laboral del pedagogo sea extenso y que no esté centrado exclusivamente en la educación formal, por lo que 
puede enfocarse en poblaciones vulnerables de diferentes contextos educativos, como: centros penitenciarios, 
poblaciones indígenas, hospitales, entre otros. 
En cuanto a los hospitales se consideran como contextos educativos debido a que albergan diferentes tipos de población, 
desde la infantil hasta los adultos de la tercera edad; sin embargo, en la presente investigación se hará hincapié en la 
2 
 
población del área pediátrica, cuyos pacientes están aún en edad escolar, y necesitan de una intervención pedagógica 
dentro de este ambiente, dicha intervención se conoce como pedagogía hospitalaria. 
La pedagogía hospitalaria es una de las ramas de la pedagogía que tiene por objeto de estudio al alumno hospitalario y 
como fin la continuidad de su aprendizaje (académico, social, cultural, entre otros) para que el paciente sepa hacer frente 
a su enfermedad; así como inculcar la adquisición de la cultura del autocuidado y prevención de otras enfermedades. 
La persona hospitalizada recuperará su autonomía a través de una educación personalizada, con la ayuda que reciba de 
los maestros, pedagogos y psicopedagogos, de acuerdo al papel que cada uno deba desempeñar dentro del ámbito 
hospitalario; de manera tal, que el paciente continuará en la constante búsqueda de la autorrealización como ser humano. 
 La Pedagogía Hospitalaria tiene el propósito de utilizar aquellos principios, criterios y contextos generales a los que se 
deben adecuar las acciones pedagógicas, sin necesidad de renunciar a sus propósitos educativos; no obstante dichas 
acciones deben estar adaptadas al medio en que se van a llevar a cabo, es decir, dentro de aulas hospitalarias, espacios 
que tiene como objetivo específico ayudar al paciente hospitalario a sobrellevar su padecimiento, sin importar la edad, 
sexo y estrato social al que pertenezca. 
Considerando el hecho de que la educación, y el desarrollo integral del ser humano es un derecho para todos, sin 
excepción alguna también debe hacerse cumplir entre las personas convalecientes, quienes de igual manera tienen 
derecho a una educación sin fronteras o limitaciones. El hecho de tener una enfermedad o estar hospitalizado no quiere 
decir que el enfermo conozca a fondo sus padecimientos y pueda enfrentarse a la convalecencia de su enfermedad, y por 
lo tanto sea capaz de enfrentarse al sufrimiento o secuelas de ésta, necesita la ayuda adecuada para lograrlo, aparte del 
apoyo médico y la familiar. 
3 
 
Desde el marco jurídico, el artículo 3° de la Constitución Mexicana hace referencia al derecho de que todos los 
individuos nacidos en México tienen de recibir educación, y que el Estado está obligado a of recer la educación 
básica (preescolar, primaria y secundaria) y de nivel medio superior, con carácter obligatorio. Así mismo, en el 
párrafo V estipula: 
“Además de impartir la educación preescolar, primaria, secundaria y media superior, señaladas en el primer 
párrafo, el Estado promoverá y atenderá todos los tipos y modalidades educativos –incluyendo la educación 
inicial y la educación superior– necesarios para el desarrollo de la nación, apoyará la investigación científica y 
tecnológica, y alentará el fortalecimiento y difusión de nuestra cultura;” (Constitución Política de los Estados 
Unidos Mexicanos, 2012). 
Así mismo, México se sumó a la Convención sobre los Derechos del Niño, que compromete a las partes a promover y 
garantizar el desarrollo integral del infante: 
Artículo 3º: “Los Estados Partes se asegurarán de que las instituciones, servicios y establecimientos 
encargados del cuidado o la protección de los niños cumplan las normas establecidas por las autoridades 
competentes, especialmente en materia de seguridad, sanidad, número y competencia de su personal, así 
como en relación con la existencia de una supervisión adecuada” (Convención sobre los Derechos del Niño, 
1991). 
 
Artículo 24º: “Los Estados Partes reconocen el derecho del niño al disfrute del más alto nivel posible de salud 
y a servicios para el tratamiento de las enfermedades y la rehabilitación de la salud. Los Estados Partes se 
esforzarán por asegurar que ningún niño sea privado de su derecho al disfrute de esos servicios sanitarios.” 
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(Convención sobre los Derechos del Niño, 1991). 
 
En el caso de los infantes, tanto la Constitución Mexicana como la Convención sobre los Derechos del Niño estipulan que 
los menores de edad tienen derecho a recibir educación, servicio médico; así como a tener una vivienda limpia, un 
entorno adecuadopara su desarrollo pues el día de mañana se convertirán en ciudadanos con derechos y obligaciones, 
dentro de una sociedad en la cual deben saber desenvolverse a lo largo de su existencia como seres humano. Visto así, 
la educación no es sólo un derecho constitucional, sino una necesidad primaria en la vida cotidiana de cada individuo 
puesto que le permite desarrollarse y formarse en cada etapa que atraviese a lo largo de su vida. 
 
Y es así que cuando el niño es hospitalizado por cuestiones de salud, ve interrumpido de forma abrupta su aprendizaje a 
nivel escolar, social, cultural, etcétera, de tal forma que cuando se vuelve a incorporar a su cotidianidad le es difícil volver 
a ella si sólo se le atendió desde el ámbito de la medicina, y sin tener en cuenta una atención adecuada en las otras 
áreas: afectiva, social, cultural, académica, entre otras; por esta razón es importante la intervención del pedagogo desde 
que los menores son ingresados, durante su periodo de hospitalización y hasta que es dado de alta del hospital, ya que el 
pedagogo es el profesionista especializado para en cargarse de los ámbitos anteriormente mencionados. 
 
De acuerdo con González (1990): la preparación y mediación para la acogida, y la adaptación del paciente pediátrico al 
entorno hospitalario, debería ser (es) responsabilidad del pedagogo, así como también la evaluación de su aprendizaje, y 
cambio de conducta; entre otras tareas específicas que debe llevar a cabo dentro de la escuela hospitalaria, por lo que 
dichas tareas deben ser diseñadas y planeadas de acuerdo a las características de cada niño y a las necesidades de sus 
padecimientos. 
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Dependiendo del tipo de padecimiento que tenga el menor de edad, y en qué etapa de desarrollo se encuentre, se debe 
adecuar el programa de intervención a las necesidades del niño, de forma tal que sea flexible en caso de que requiera 
cambios, según el avance o retroceso del infante. 
Para poder brindar una atención pedagógica adecuada al niño, es de vital importancia la comunicación y el diálogo con el 
paciente pediátrico, ya que con ello se pretende ayudar a que el enfermo que atraviesa esta situación difícil no trunque su 
desarrollo escolar, emocional, social y afectivo; por el contrario, que pueda continuar su proceso de formación con relativa 
normalidad. Se trata de que el infante no vea a la enfermedad como una limitante en su vida, sino que aprenda a vivir con 
ella y a seguir adelante. 
De acuerdo con González (1990): dentro de las tareas de la pedagogía hospitalaria, están la impartición de los 
contenidos académicos al paciente pediátrico de acuerdo a su escolaridad, ya que también es importante tomar en 
cuenta esta variable; sin embargo, dado la situación por la que atraviesa el niño, el enfoque médico hospitalario de esta 
pedagogía está más centrado a la salud y la vida, que a la instrucción o el adiestramiento. 
La pedagogía hospitalaria en lugar de aplicar de forma rígida el modelo formal y sistemático de la educación 
escolarizada, en la cual el niño debe adaptarse al currículum previamente diseñado, lo emplea de manera flexible para 
que los contenidos académicos se adapten al estado biológico y psicosocial del infante, con el fin de que responda 
favorablemente sin llegar a presionarlo. 
Por lo tanto, y en palabras de González (1990): La pedagogía hospitalaria es una pedagogía de la vida y para la vida, 
siendo un proceso perpetuo que se compone de una comunicación constante que se da a través de la convivencia entre 
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el niño y el pedagogo, que surge de los temas de: la vida, la muerte, del sufrimiento, el placer, la tristeza y la felicidad, 
experiencias que no tienen fin hasta que uno muere. 
Dadas las características enunciadas, esta pedagogía no puede estar institucionalizada de manera rígida; por 
consiguiente la impartición de sus contenidos de aprendizaje (académico, social y recreativo) no debe estar bajo el yugo 
del sistema burocrático de manera rigurosa, ya que esta pedagogía se presta para un trabajo flexible y humanístico, 
debido al tipo de ambiente en el que se está trabajando. 
La pedagogía hospitalaria debe ser flexible debido al tipo de población que atiende: en el caso de mi investigación, la 
población de estudio son los enfermos pediátricos, quienes en la mayoría de los casos sólo estarán hospitalizados por un 
periodo corto de tiempo; por lo que el trabajo que se desempeñe con el menor debe estar planeado de acuerdo al 
padecimiento y edad del niño. 
Haciendo referencia nuevamente a González (1990): El pedagogo que trabaje en el área hospitalaria ha de ser una 
persona creativa, en el sentido que pueda actuar de manera improvisada ante cualquier eventualidad que se presente en 
ese ámbito de trabajo; de igual manera, debe tener carácter para enfrentarse a cualquier situación que pueda suscitarse. 
De acuerdo al tipo de especialidad elegida por el profesional de la educación, el pedagogo debe estar consiente que en 
determinados casos, si no es que en todos, ha de sacrificar la eficacia del rendimiento académico del niño en pro de su 
adaptación al ambiente hospitalario, al aprendizaje del cuidado de su cuerpo, a la recuperación gradual de su libertad y 
su autonomía; ello en estrecha cooperación con el médico encargado del caso. 
El trabajo del pedagogo va más allá de regularizar al niño en materia académica, es ayudarlo a que se adecue a su 
estancia en el hospital, a que recupere parte de su independencia, logrando con ello que el infante coopere con el cuerpo 
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médico para que de ésta manera recupere su salud. 
El profesional de la educación para realizar su labor con el niño debe tener conocimiento pleno de la enfermedad del 
paciente pediátrico, así como su estado emocional para que pueda trabajar de manera conjunta con el médico en pro del 
bienestar y el restablecimiento del niño, tanto físico como emocionalmente. 
En ese sentido González (1990) señala que: el pedagogo que se dedique a la labor hospitalaria debe cumplir con las 
siguientes características personales y profesionales: 
● Tener una idea de lo que es el dolor, la enfermedad y la muerte, de manera que pueda ser empático con el 
paciente. 
● Tener temple ante el sufrimiento del niño, fomentar en él su independencia y autonomía a través de la 
comunicación. 
● Tener una actitud de amabilidad y confianza hacia el niño, para generar en él confianza hacia el pedagogo. 
● Tener la capacidad de ser sensible, mostrar comprensión hacia el niño en momentos de dificultad que éste 
experimente, sin olvidar exigirle cuando la situación lo amerite, pero habrá de hacerlo de forma serena y amable. 
● Tener carácter para enfrentarse ante situaciones duras y delicadas que conlleva su trabajo, es decir, que debe 
comprender los estadios emocionales del niño, de manera que no le genere frustración ni ira, que lo tome con 
serenidad y paciencia no quiere decir que deba ser pasivo con el infante, al contrario, debe ser activo, de manera 
que su actitud sea imitada por el niño. 
● Estar disponible en caso de necesidad y mostrarse generoso. 
● Capacidad para actuar como mediador entre los padres y el niño enfermo, de manera que el infante reciba el 
apoyo emocional que necesita de su familia. 
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● Actuar de manera diplomática con el equipo médico para la recuperación integral (física, emocional y afectiva) del 
niño enfermo. 
● Crear un ambiente de relativa normalidad para el enfermo pediátrico, para que no pierda por completo su conexión 
con la escuela, familia y amigos. 
● Atenuar la apatía hospitalaria a través de múltiples actividades (escolares, recreativas, artísticas, etcétera.) 
● Ser promotor de la sociabilización del niño hospitalizado con otros niños que estén en su misma situación. 
De acuerdo con González (1990) en lo que respecta al perfil profesional el pedagogo debe: 
● Conocer las necesidades intelectuales, afectivas y sociales delniño hospitalizado, para que de esa manera pueda 
satisfacerlas de acuerdo a sus posibilidades. 
● Aprender a estar de una manera educativa con niños enfermos (y en su caso, con adultos), por medio del diálogo y 
la compañía, comprendiendo la realidad del paciente a través de la empatía. 
● El pedagogo debe contar con un conocimiento amplio de técnicas didácticas, actividades recreativas (dibujo, 
pintura, juegos lúdicos, juegos de entretenimiento, festejos, etcétera.) y metodologías que puedan adecuarse al 
trabajo, de manera que pueda integrarse: aprendizaje, diversión y técnica, en una actuación humana con el 
enfermo pediátrico. 
● Ser capaz de organizar y dirigir el trabajo pedagógico dentro del área hospitalaria. 
El hecho de padecer una enfermedad que conlleva a la hospitalización, implica que el enfermo deberá lidiar no sólo con 
un padecimiento físico, sino también emocional y psicológico; por lo que es un error creer que el paciente sabe 
instintivamente cómo sobrellevar la enfermedad con inteligencia emocional, de ahí la importancia de la pedagogía 
hospitalaria. 
La práctica pedagógica en el ámbito hospitalario se divide en tres áreas de trabajo: 1) escolar, 2) recreativa y, 3) 
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orientación, en cada una de las cuales se trabaja con el niño hospitalizado de forma individual y flexible, la mayoría de 
las veces acorde con el caso, y si aplica o no trabajo en grupo. 
Las consideraciones que se deben tener en cuenta para el desarrollo de estas áreas de trabajo, de acuerdo con 
González (1990), son: 
1) Área escolar: 
● Evitar la pérdida (o en su defecto recuperación) del hábito de estudio. (Fase de estancia) 
● Mantener el hábito de esfuerzo personal. (Fase de estancia) 
● Fortalecer la conciencia de responsabilidad. (Fase de estancia) 
● Evitar retraso escolar. (Fase de estancia) 
● Ayudar al niño en la adaptación en el aula hospitalaria. (Fase de estancia) 
● Mantener activo al niño mediante actividades que favorezcan su desempeño académico. (Fase de estancia) 
● Favorecer la readaptación del niño cuando regrese a la escuela. (Fase de alta) 
 
2) Área recreativa 
Tiene como fin promover la diversión, la alegría, la distracción, la cooperación, la convivencia sana entre los pacientes y 
familiares junto con los pedagogos, a través de la celebración de fechas festivas, de actividades recreativas que pueden 
hacerse entre varias personas o de forma individual, ya que esta área tiene como objetivo evitar el aburrimiento en el 
paciente pediátrico, que a la larga puede repercutir en su salud. 
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En esta área el pedagogo deberá: 
● Tener paciencia. 
● Tener una actitud positiva. 
● Ser propositivo. 
● Tener creatividad para idear actividades atractivas. 
● Mostrar una actitud cálida al niño. 
● Idear actividades que impliquen psicomotricidad. 
 
3) Área de orientación 
De acuerdo con González (1990): Dentro del trabajo de esta área está incluida la relación de persona a persona, en 
donde la relación entre pedagogo y paciente pediátrico se centra en los problemas personales, su autoconcepto, s us 
sentimientos, el estado emocional del niño, que pueden afectar la intimidad personal. Es por ello que la relación de ayuda 
que se desarrolla entre el profesional de la educación con el niño debe estar vinculada con el diálogo y acompañamiento, 
de manera que el pedagogo pueda trabajar de manera adecuada con el infante. 
En esta área el pedagogo desarrolla el aprendizaje guiado, desempeñando la función de guía u experto con el niño, a 
través del diálogo y la compañía, para darle al enfermo pediátrico la ayuda que necesita para hacer frente a la 
enfermedad y su adaptación al aula hospitalaria. 
Es importante para que el pedagogo pueda ayudar al niño a sobrellevar su estancia en el hospital dé la guía adecuada a 
los padres sobre el comportamiento que deben observar mientras el infante esté hospitalizado, de manera tal que el niño 
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pueda adaptarse con facilidad al nuevo entorno que lo rodea, para ello el pedagogo debe facilitarle a los padres la 
información con referente a la enfermedad del niño, es decir, darles las herramientas necesarias para sobrellevar el 
padecimiento del niño y de esta forma darle la atención adecuada. 
En este ámbito es deseable que el pedagogo considere: 
● Tener inteligencia emocional para tratar con los padres y el menor, de manera que pueda proporcionar la ayuda 
adecuada. 
● Tener una buena comunicación con el niño y los padres de manera que las tres partes puedan trabajar en equipo 
en pos de la recuperación del menor. 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Beneficios de un salón hospitalario 
A través de este espacio es posible proporcionar a los niños en situación de hospitalización una mejor estabilidad 
emocional por medio de actividades recreativas en su tiempo libre, y de igual manera se busca evitar el retraso escolar; 
se le motiva a tener una actitud positiva hacia su recuperación, con lo que se logran contrarrestar los efectos de la 
ansiedad y el estrés que le produce el estar internado en un hospital. 
Las funciones del salón, o el lugar donde lleve a cabo su labor el pedagogo, son las siguientes: 
● Evitar el retraso escolar. 
● Mantener al niño ocupado en alguna actividad. 
● Suscitar en el enfermo pediátrico su autonomía y confianza en sí mismo. 
● Crear en el niño un ambiente de confianza que le permita expresar sus sentimientos, preocupaciones y problemas, 
para de esta forma poder animarlo a que tenga una actitud positiva hacia su padecimiento. 
● Darle la estabilidad emocional que necesita el niño ante situaciones que puedan generarle ansiedad, como las 
pruebas de laboratorio que pueden ser dolorosas, la incertidumbre de su estancia en el hospital, y en sus 
momentos de soledad cuando sus padres no están con él. 
● Proporcionarles a los padres del niño apoyo emocional. 
Los contenidos educativos contemplados dentro del salón escolar son: actividades divertidas, académicas (comprensión 
de lectura, expresión oral, expresión escrita, lectura oral y temas con relación al grado escolar del niño), manualidades y 
educación del autocuidado, llevando a cabo una metodología que tenga contemplada actividades grupales, recreativas, 
manuales, de sociabilización, que permita crear un ambiente para que el niño pueda sobrellevar su estancia en el recinto 
hospitalario, logrando con ello que olvide su enfermedad. 
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Los materiales didácticos dentro de un salón hospitalario, o que el pedagogo provea, son: 
● Libros de lectura infantil 
● Plan de estudios (educación básica) 
● Juegos lúdicos 
● Juegos de mesa, peluches y juguetes. 
● Material para teatro guiñol y manualidades 
● Materiales de dibujo 
● Medios electrónicos (música, audiovisual e informática) 
 
Los objetivos del salón hospitalario son: 
● Ayudar al desarrollo integral del niño. 
● Evitar la discriminación escolar y social. 
● Mitigar las secuelas de la enfermedad. 
● Reducir el sentimiento de ansiedad en el niño. 
● Preparar la inserción al aula escolar. 
 
 
 
 
(Commons, 2013) 
14 
 
1.1.2 Orígenes de la Pedagogía Hospitalaria 
Toda ciencia tiene su origen, así como toda rama de está, el inicio de la pedagogía hospitalaria se remonta desde el 
pabellón infantil de un hospital psiquiátrico. 
De acuerdo con Grau y Carmen (2001): En Francia durante el siglo XIX, llamado también el siglo de las luces, 
comenzaron a diferenciarse entre los deficientes mentales y los enfermos mentales, quienes por mucho tiempo fueron 
recluidos en los mismos manicomios y sometidos a los mismos tratamientos. Una vez aceptadas las diferencias, gracias 
al desarrollo de un diagnóstico especializado que comenzó a gestarse en ese siglo, se sentaron las bases de la 
educación especial. 
Refiriendo a Grau y Carmen (2001): Cuando el psiquiatra Esquirol comprendió la diferencia entre retraso mental y la 
identificación de formas clínicas asociadas, pudo también diferenciarla demencia de la pérdida de memoria, por lo que 
mejoró el tratamiento médico hacia los enfermos mentales; aunado con una intervención educativa que permitiera una 
mejor calidad de vida hacia los pacientes. 
El trabajo que desempeñó Itard en el Instituto para Sordomudos y Ciegos, en donde dedicó su vida a la educación de 
estas personas que devino en la invención e implementación del sistema braille, le valió convertirse en uno de los 
pioneros de la educación especial. 
Gracias a que el trabajo de Itard tuvo influencia en el pedagogo Seguin, quien también estudió medicina, realizó la 
reforma de las instituciones para personas con retraso mental. También concibió la primer consulta medicopedagógica 
junto con el psiquiatra Esquirol y elaboró el método fisiológico, que dio lugar al primer prototipo de diagnóstico y 
tratamiento para este tipo de pacientes. 
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Más adelante, gracias a la influencia de Seguin sobre Bourneville, médico y pedagogo, éste transformó al Bicétre en el 
primer instituto medicopedagógico, en el que se daba la misma importancia tanto en la atención médica como educativa, 
sin hacer distinción entre ambas. 
De acuerdo con Grau y Carmen (2001): la situación del niño hospitalizado en edad escolar fue tomada en cuenta en el 
siglo XIX, cuando en 1802 se crea el primer hospital infantil en Francia y en el año de 1876 se crea el Hospital del Niño 
Jesús en España. 
En México se construyó el primer hospital infantil en 1922 que llevó por nombre Eduardo Liceaga, quien fue el precursor 
de la atención especializada hacia la población infantil antes de la caída de Maximiliano. 
De acuerdo con Grau y Carmen (2001): la transición del siglo XIX al XX fue marcada por la publicación de 1905, en la 
que se destaca la primera escala para la evaluación de la inteligencia en Francia, en este proyecto se le encargó a Binet 
elaborar un instrumento que diferenciara entre los niños propensos a recibir educación y los que no, logrando con ello el 
estudio serio y científico de la psique del niño en psicología que, aunado a la psiquiatría, dieron las bases a la Pedagogía. 
Una de las exponentes más importantes del movimiento medicopedagógico del siglo XX fue María Montessori, médico 
psiquiatra quien radicaba en la unidad de psiquiatría en la Universidad de Roma. Su acercamiento a niños deficientes fue 
mediante visitas realizadas a instituciones, asilos y manicomios donde aún eran atendidos. Después de sus 
observaciones concluyó que la recuperación de los menores no sería a través de la medicina si no de la educación, por lo 
que organizó la escuela ortofrénica para su tratamiento, de acuerdo a su Manual Práctico del Método. 
Por otra parte, Ovidio Decroly médico y pedagogo, que en 1901 creo una escuela para personas con retraso mental en 
Bruselas, dedicó su vida al estudio de esa población, específicamente infantes, lo que le permitió desarrollar un método 
16 
 
de enseñanza globalizada. Con ello nació formalmente la Escuela de Educación Especial, cuyo enfoque es la enseñanza 
individual, la estimulación corporal, el adiestramiento sensorial y el uso del juego. 
De acuerdo con Grau y Carmen (2001): durante la primera mitad del siglo XX surgió la pedagogía terapéutica cuya base 
radica en la medicina, la pedagogía, la psicología y las ciencias sociales; que tiene un matiz curativo, terapéutico, 
correctivo, dirigida a los niños con alguna discapacidad o enfermedad. 
Por otro lado, el médico Strauss, quien poseía conocimientos en psiquiatría, neurología y pedagogía, hizo una gran 
aportación en la pedagogía terapéutica al proponer una metodología y diagnóstico previo al tratamiento en su obra: 
Introducción a la Pedagogía Terapéutica, publicada en Alemania en 1936, momento en que el campo de acción se 
enfocaba de forma más profesional hacia los niños con algún tipo de discapacidad. 
De acuerdo con Grau y Carmen (2001): la visión de la pedagogía terapéutica considera no sólo el déficit de la persona 
como tal, sino también la forma en que le ha afectado dicho déficit o enfermedad: en lo emocional, familiar, la repercusión 
escolar, social, etcétera; lo que determinará en un principio el tipo de atención que se le va a dar al niño, que será de 
manera interdisciplinaria y multiprofesional para su recuperación emocional y adaptación social. 
El fin de la Pedagogía Terapéutica es la de formar la personalidad, así como darles las herramientas adecuadas para su 
integración social, con lo que pretende ayudar a sobrellevar la enfermedad o discapacidad a través del desarrollo de 
habilidades secundarias. 
Los enfoques de intervención de esta pedagogía están dirigidos al desarrollo de la autonomía, sociabilización, 
comunicación y trabajo en equipo, que favorecen, a la larga, el proceso de formación de la personalidad de manera 
integral. 
17 
 
De acuerdo a lo que dice Grau y Carmen (2001): en España durante la década de los sesenta y los setenta se abrió al 
público en general el Instituto Nacional de Pedagogía Terapéutica con una doble dirección: médica y pedagógica, y que 
fue centro de formación, educación, reeducación, rehabilitación, investigación y atención familiar y social. 
Esta pedagogía sentó las bases para estructurar, como tal, la Pedagogía Hospitalaria, y a su vez separarla de la 
Educación Especial, que aunque forma parte de esta pedagogía no tiene dentro de su perspectiva a los niños con 
enfermedades crónicas y problemas ortopédicos ya que su enfoque va dirigido a los menores que tengan alguna 
discapacidad o síndrome desde el nacimiento. 
En México se inauguró la primera escuela especial en el siglo XIX: Escuela Nacional de Sordos, en 1867, durante el 
gobierno del presidente Benito Juárez García. 
La pedagogía hospitalaria toma algunas bases de la pedagogía terapéutica para su ejercicio profesional, de las cuales 
destacan darle la misma importancia a los problemas de salud como al aprendizaje, tomando en cuenta las 
consecuencias personales y sociales del individuo a lo largo de su estadía en el ámbito hospitalario. 
 
 
 
 
 
18 
 
1.1.3 ¿A quién va dirigida? 
En cada persona el estadio de la enfermedad pende de una línea muy delgada del período de salud al período de 
enfermedad, es decir, es una etapa por la cual el ser humano pasa en algún momento de su vida, ya sea corto o 
prolongado, que depende muchas veces del organismo de cada persona. Durante ese periodo de enfermedad el paciente 
no sólo cambia física sino también personalmente, este tipo de cambio involucra varios matices: cambios físicos, 
psicológicos y emocionales, que afectan la perspectiva de la persona para ver y estar en el mundo. 
A pesar que la enfermedad se presenta en todos los seres vivos sin excepción, es el ser humano quien sufre más 
profundamente con ella, ya que de alguna u otra forma queda afectado durante el proceso de padecimiento de dicha 
enfermedad, que a la larga puede dejarle secuelas. 
El ser humano puede reaccionar de distintas formas al estar enfermo, puede apropiarse de su padecimiento, aceptarlo o 
no, es decir, estar en fase de negación; pero también puede verlo como un aprendizaje de vida, con ello le puede dar 
sentido a su enfermedad. Las posibilidades anteriormente mencionadas son las que regulan el modo de estar y sentirse 
enfermo en el hombre. 
Entre las limitantes que sufre el hombre al estar enfermo se encuentran: el no continuar con su vida cotidiana, el dejar 
varados proyectos, ya sea laborales, familiares o sociales, el no poder valerse por sí mismo, el tener que depender de 
otra persona que haga las tareas que comúnmente hace, el aislamiento social, la soledad; sin olvidar la pérdida de la 
libertad y en consecuencia la pérdida de la autonomía. Aunado al dolor físico que padece durante la enfermedad, que no 
sólo afecta a nivel biológico sino también psicológico. 
De acuerdo con González (1990): El ser humano pasa por tres estados de ánimo al estarenfermo: 
19 
 
1) Estado de privación de la salud. El hombre está acostumbrado a estar activo porque goza de buena salud, lo que le 
genera un sentimiento de bienestar; al estar enfermo se le priva de esa sensación de sentirse bien y le genera malestar. 
2) Estado de frustración (impedimento e imposición). El hombre al hallarse limitado físicamente por la enfermedad pierde 
su libertad puesto que no puede hacer las tareas a las que está acostumbrado, sin olvidar que debe guardar reposo y 
quedarse recluido en un recinto. 
3) Estado de dolor. Debido a las molestias físicas que sufre el ser humano, su estado de ánimo tiende a la depresión, a la 
sensación de soledad, al enojo; y en algunos casos, incluso, un miedo irracional hacia la hospitalización. 
Los niños como seres humanos no están exentos de tener este tipo de estados al estar hospitalizados, ya que los viven 
de acuerdo a su edad y desarrollo evolutivo. 
Cada niño es un caso particular que la mayoría de las veces se trata de forma individual, acorde con las características 
de su perfil clínico, por lo que debe idearse el plan de trabajo que se llevará a cabo con el pequeño, esto mediante una 
entrevista. 
De acuerdo con González (1990): El tipo de entrevista que debe de hacerse al menor de edad es de tipo interna, por lo 
que debe tomarse en cuenta los siguientes puntos: 
● Tipo de personalidad del menor. 
● La edad del niño. 
● El tipo de género. 
● Indagar si hay experiencias previas a la hospitalización y a la enfermedad. 
20 
 
● Preguntar si el menor tiene una idea clara de su padecimiento. 
● Indagar su tipo de aprendizaje, las materias que se le dificultan. 
● Investigar sus intereses personales y pasatiempos. 
La entrevista de tipo externa se aplica a los padres y al cuerpo médico con el fin de conocer el tipo de padecimiento del 
niño, para poder proporcionarle la atención adecuada; por lo que debe tomarse en cuenta los siguientes puntos en este 
tipo de entrevista: 
● El tipo de enfermedad y tratamiento que se lleva a cabo. 
● El tiempo que dura su hospitalización. 
● Si hay una preparación previa a la hospitalización del niño por parte de los padres, en la que se hable de la 
enfermedad del menor y el tratamiento que debe de seguir. 
● Indagar el tipo de reacción que tienen los padres hacia esta situación. 
● En qué fase de la enfermedad se encuentra el niño al momento de ingresar al hospital. 
● Grado de escolaridad del niño. 
● El idioma que habla. 
● Indagar si estudia un segundo idioma. 
● Contexto social del que procede. 
● Tipo de familia a la que pertenece. 
 
Respecto a la clasificación de los pacientes pediátricos, Grau y Carmen (2001) proponen la siguiente: 
● Pediátricos. Ingresan al hospital niños de 2 a 15 años de edad con las siguientes patologías: hematología 
21 
 
pediátrica general, neurología, digestivo, nefrología, cardiología, endocrinología, diabéticos y enfermedades 
crónicas del riñón (hospitalización de 15 a 20 días). 
● Trasplante. Los trasplantes que se hacen con mayor frecuencia son los de médula y renales. 
● Hemodiálisis. Los niños acuden tres veces por semana, de tres a cuatro horas, en donde deben permanecer semi-
acostados o en su defecto acostados para recibir el tratamiento. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
22 
 
1.1.4 ¿Cómo se hace? 
La persona que padece algún tipo de enfermedad no debe dejar que su padecimiento se apropie de ella, es decir, no 
debe caer en el error de sentir autocompasión por sí misma o pensar que ya no es útil; estos tipos de argumentos pueden 
utilizarse al momento de trabajar con el paciente, con un plan de trabajo previamente diseñado. 
La recuperación del enfermo va a depender en gran medida de su voluntad, el manejo de sus emociones y de la 
recuperación de su libertad y autonomía que perdió al ser hospitalizado por su padecimiento; es por ello que el plan de 
trabajo que se vaya a realizar con el paciente debe tener como principal objetivo recobrar su autonomía, a través de la 
realización de pequeños trabajos que haga el enfermo, ya que con ello se está reforzando la autoestima de éste. Se 
trabaja para que recupere la confianza en sí mismo, para que paulatinamente deje de lado su codependencia hacia las 
demás personas y vuelva a ser responsable de sí mismo. Es a través de la reconquista de su independencia, que se 
perdió por consecuencia de la enfermedad, como se podrá lograr la total recuperación del enfermo. 
En ese sentido es necesario que el pedagogo motive, oriente y guíe las actitudes, aptitudes y aprendizajes de los niños 
que estén a su cargo, es decir, que genere en ellos actitudes de: responsabilidad, autocuidado, autosuperación personal 
e independencia, que a la larga se convertirán de hábitos a formas de pensar que les servirá a lo largo de su vida. Por lo 
anterior necesita de una comunicación personalizada, que sea llevada de manera objetiva para que permita el 
entendimiento mutuo entre el educador y el educando. 
La persona que ejerza la función de hablante, también debe percibirse como un oyente, ya que con ello se da el diálogo 
que es el elemento principal de la comunicación, la cual debe existir entre pedagogo y el paciente. 
La comunicación de tipo interpersonal se da a través del encuentro de persona a persona, es dec ir, conocer la esencia de 
23 
 
la persona con la que uno se está comunicando mediante la convivencia constante. 
El pedagogo al desempeñar su labor dentro del recinto hospitalario debe procurar desarrollar una comunicación personal 
y objetiva, ya que cada niño es un ser individual con características específicas; además, debe considerarse el tipo de 
padecimiento que tenga por lo que no se le puede homogeneizar como en la educación formal. Acorde con las 
especificidades de la personalidad y el padecimiento del niño es que el pedagogo podrá diseñar su plan de trabajo de 
manera que pueda cubrir las necesidades académicas, sociales, físicas y emocionales; es por ello que la pedagogía 
hospitalaria tiene un encuentro cercano con el quehacer médico, sin embargo, no coincide con todos los objetivos de 
éste, ya que tiene sus propios objetivos. 
 Para lograr los objetivos que se planteen el pedagogo elaborará programas de intervención que van dirigidos a pacientes 
del área de pediatría, para lo que debe tener en cuenta: ayudar al paciente pediátrico a disminuir su estrés y ansiedad 
hacia la idea de ser hospitalizado, así como también a que acepte el tratamiento médico recomendado por el 
especialista. Dentro de lo posible debe evitarse que el infante tenga ataques de ansiedad y que se ajuste, a la brevedad 
posible, a la hospitalización y a la enfermedad. 
El pedagogo también debe tomar en cuenta los aspectos del desarrollo de la personalidad del niño que se deben llevar a 
cabo a través de la orientación. 
De acuerdo con González (1990): 
● Debe establecer una relación de empatía con el menor de edad. 
● Darle el apoyo emocional que necesita. 
● Que el niño desarrolle a través de la ayuda del pedagogo un autoconcepto positivo. 
24 
 
● Ayudarlo a que recupere la confianza de sí mismo. 
● Proporcionarle la seguridad que necesita, dentro de lo razonable. 
● Motivarlo a que recupere su independencia. 
● Estimular sus habilidades sociales con otros niños dentro del recinto. 
● Prestar atención tanto al niño como a la familia de éste. 
● Ayudar al niño y a su familia a reducir sus niveles de estrés, dentro de sus posibilidades. 
● Orientar a los padres a ejercer sus funciones de manera adecuada, en torno a la enfermedad del niño. 
● Promover y suscitar relaciones de calidad entre los padres y el niño. 
● Promover un ambiente familiar sano, es decir, suscitar unión familiar que a la larga será beneficioso para el infante. 
Respecto a las tareas de tipo formal que el pedagogo debe desempeñar con los niños hospitalizados, González (1990) 
señala: 
● Promover el aprendizaje de los valores éticos.● Desarrollar en el niño habilidades sociales y de convivencia. 
● Promover el desarrollo de hábitos de autocuidado. 
● Dar la información necesaria al niño y a sus padres. 
● Proporcionar actividades de ocio para el niño durante el receso. 
● Realizar el diseño curricular del niño conforme al grado escolar que tiene en la escuela, con el fin de regularizarlo 
de acuerdo al currículo de la SEP y que de esa manera el niño continúe con su aprendizaje académico. 
● Promover el diálogo entre el niño y el cuerpo médico a cargo de su caso. 
● Diseñar programas de trabajo individuales para cada niño, de acuerdo a sus características específicas. 
En su desempeño laboral el pedagogo debe involucrar tanto la investigación como la práctica de la evaluación de las 
25 
 
necesidades individuales, capacidades particulares y logros del menor para su desarrollo integral. Esto puede elaborarlo 
a través de distintos enfoques de la pedagogía hospitalaria: 
a) Enfoque personal 
Tiene como objetivo el ayudar al niño en su autodesarrollo, en él se involucran los siguientes aspectos: el que recupere 
su autoconfianza, su independencia, su sentido de responsabilidad, que va aunado con la recuperación de su autonomía. 
La libertad es una de las bisagras de la educación que va unida al ser humano ya que es derecho de todo hombre, 
desde elegir qué comer hasta lo que va a estudiar, es por ello que la intervención pedagógica, ya sea en general o 
particular, va dirigida hacia todo ser humano, que incluye a la persona enferma y hospitalizada. 
La autonomía y el ejercicio de la libertad, entendidas más allá de la toma de decisiones, considera también el poder llevar 
a cabo proyectos de vida, laborales, sociales e incluso sentimentales; a las cuales el ser humano no debe renunciar, sin 
importar en las circunstancias en las que se encuentre, incluso estando convaleciente por alguna enfermedad, pues de lo 
contrario perdería su libre albedrío y la capacidad de decidir por sí mismo. 
En este enfoque se debe de utilizar la comunicación de tipo interpersonal, ya que permite al paciente pediátrico expresar 
de manera cómoda y confiada su sentir respecto a su enfermedad y a la hospitalización a causa de ésta, que puede ir 
desde el miedo a la incertidumbre, la frustración, preocupación, tensión, ansiedad, incluso enojo hacia los padres y 
médicos. Para lograr la comunicación interpersonal es necesario que el pedagogo pase de hablante a oyente y viceversa, 
ya que con ello se genera un ambiente de confianza con el niño. 
Este tipo de comunicación permite la intervención adecuada del pedagogo, con ello posibilita ayudar al paciente 
26 
 
pediátrico al motivarlo a que no decaiga por las circunstancias que atraviesa, a que ponga su empeño por salir de esta 
situación, a través del entendimiento, la comprensión de lo que le está pasando y la aceptación de su enfermedad; 
logrando con ello la recuperación de su independencia. 
La comunicación interpersonal permite al paciente pediátrico no decaer y no ser codependiente, ni a que caiga en la 
apatía, con este tipo de comunicación se refuerza su autonomía e independencia a través del plan de trabajo personal 
que se realice con el infante, el cual se diseña de acuerdo a sus necesidades (académicas, afectivas y sociales). 
Dicho plan de trabajo debe contemplar que el niño realice tareas, que aunque sean sencillas le ayudarán a mantener una 
actitud de perseverancia, confianza en sí mismo, competitividad; a mantener la esperanza de tener un futuro más 
agradable, el cual deberá alcanzar a través de su esfuerzo constante. 
Al mantener al paciente pediátrico ocupado con actividades formativas y útiles, que le sirven no sólo para pasar el tiempo 
y que no esté pensando constantemente en su enfermedad y en su hospitalización, se propicia que el niño esté más 
relajado ante la situación por la que está pasando; estas tareas también cumplen con el objetivo de ayudarlo en su 
formación integral como ser humano. 
De acuerdo con González (1990): El educador debe comprender los siguientes conceptos para el ejercicio de su 
profesión dentro de esta rama de la pedagogía: qué es el ser humano, en qué consiste su educación, el autodesarrollo, 
para qué le sirve ese autodesarrollo como ser humano y cuál es la finalidad última de la educación en este sentido. 
Por otro lado, las actividades de ocio son un conjunto de actividades lúdicas que tienen como objetivo la diversión, el 
relajamiento, la festividad, el acompañamiento, la cooperación, la convivencia, la alegría, el juego, para evitar el 
aburrimiento en los pacientes. 
27 
 
Si el niño se mantiene aburrido por un tiempo extenso, su ánimo irá decayendo con el tiempo, lo que le generará 
desilusión hacia la vida, por lo cual estará en un estado constante de apatía, se obsesionará con su enfermedad, que a la 
larga le repercutirá en su estado de salud ya que no se esforzará por mejorarse, haciendo caso omiso de las indicaciones 
médicas; además su estado anímico afecta también su estado físico, por lo que es importante mantenerlo ocupado 
mientras esté hospitalizado. 
De acuerdo con González (1990): Las actividades recreativas que deben realizarse dentro de un hospital, y que podrían 
aplicarse en México, son las siguientes: 
● Poesía y dibujo: Consiste en la lectura de comprensión de alguna obra literaria que describa la belleza exterior o 
los sentimientos humanos en forma de prosa, para posteriormente hacer el copiado de ésta; el niño dibujará lo que 
haya entendido de dicha lectura. 
● Lecturas recreativas: Lectura individual o en grupo, según sea el caso, de diferentes géneros como son: cuentos, 
historias, leyendas, mitos, novelas, poesía, etcétera; dirigidos al público infantil y juvenil con el fin de fomentar en el 
niño el gusto por la lectura y, a que la vea también como entretenimiento. 
● Fiesta de cumpleaños: Es importante festejar el cumpleaños de el niño ya que con ello se le está motivando a que 
la vida sigue y que debe vivirla con alegría. 
● Trabajos manuales: Este tipo de actividad fomenta no sólo el desarrollo de habilidades plásticas y artísticas, sino 
también el trabajo en grupo; dentro de las manualidades contempladas están: murales, construcción de juguetes, 
adornos para cualquier festividad, pasta de sal, repujado, elaboración de tarjetas, pintar sobre cerámica, etcétera. 
● Otras actividades: Juegos de mesa de todo tipo, concurso de manualidades, pintura, redacción, dramatizaciones, 
por mencionar algunas. 
28 
 
b) Enfoque escolar 
El paciente pediátrico no debe interrumpir, en la medida de lo posible, su proceso de formación académico ya que el 
principal objetivo de este enfoque es que el niño o adolescente continúe preparándose académicamente, que no pierdan 
el ritmo de trabajo pues no soló retrasa su aprendizaje escolar, si no que al volver a la escuela se les dificulta mucho 
recuperar los hábitos de estudio, disciplina y de trabajo, de lo contrario podría repetir año. 
Este enfoque tiene dos principios de aplicación: el individual (armar el plan de trabajo con el niño de manera personal y 
específica) y, el social (su principal objetivo es que el niño no pierda el contacto con el mundo que lo rodea, que continué 
sociabilizando con otros niños y adultos mayores). 
No obstante, no debe olvidarse el principio de autonomía de la educación, que se debe dar a través de la cooperación 
voluntaria, activa y participativa del niño hacia las actividades educativas y de entretenimiento, diseñadas exclusivamente 
para él, con el fin de reforzar la continuidad de su aprendizaje escolar y formativo. 
El fin de este enfoque es que el niño continúe con su proceso escolar, es decir, que no pierda el ritmo de trabajo al que 
está acostumbrado en la escuela, por lo que es necesario que el pedagogo obtenga la información a través de los padres 
y del niño sobre las materias que lleva, en qué tema va, cómo es el ritmode trabajo de su profesor , para poder darle 
continuidad al trabajo realizado hasta ahora, de manera que el niño no se atrase y no tenga dificultades al volver a la 
escuela. 
En este caso lo que debe de hacerse con el niño es trabajar de manera paulatina de manera que vaya recuperando poco 
a poco su ritmo de trabajo, que se vaya habituando nuevamente al estudio constante y al esfuerzo, a través del repaso 
general de todas sus materias, con el fin que vaya recordando poco a poco lo aprendido hasta ahora. 
29 
 
De acuerdo con González (1990): El pedagogo debe tener en cuenta los objetivos de este enfoque al momento de 
diseñar su plan de trabajo, los cuales son: 
1-.Recabar información sobre la situación académica del menor a través de los padres, profesor y de el niño. 
2-.En caso de que no hubiera ningún problema de aprendizaje, lo que debe hacerse es trabajar paulatinamente con el 
niño para que recupere el ritmo de trabajo. 
3-.El profesional de la educación debe poner especial cuidado en la recuperación del ritmo de trabajo con el niño: 
● La recuperación gradual del hábito de estudio y de esfuerzo. 
● La regularización de materias 
● Resolver problemas de aprendizaje con alguna materia en particular. 
 
C) Enfoque psicopedagógico 
La actuación pedagógica debe ser coherente con el objetivo educativo que se busca, es por ello que puede hacerse uso 
de la tecnología y la técnica para el uso del ser humano en el sentido de promover las relaciones interpersonales, sin caer 
en los excesos; de lo que se trata es de abrir caminos para la comunicación personal con el fin de crear un ambiente de 
confianza entre el paciente pediátrico y el pedagogo, para que este último pueda realizar su labor con más desenvoltura. 
El fin de este enfoque es el de acompañar al enfermo pediátrico pues dentro de las funciones del pedagogo no es sólo 
está el compartir el mismo espacio que el niño, sino estar con él, acompañarlo, escucharlo en el momento que lo 
requiera, compartir actividades en conjunto, el promover un ambiente agradable y de confianza que permita al niño 
30 
 
olvidar su situación actual. 
Para aclarar un poco más el sentido de acompañamiento, que deberá llevar a cabo el pedagogo dentro del ambiente 
hospitalario, en el área de pediatría, se retomó el siguiente concepto: 
“el acompañamiento es un elemento indirecto de control sobre las acciones de trabajo de las personas. En lo referente a 
actitudes y procesos de relación interpersonal, hace énfasis en el desarrollo de seguridad, confianza y mejoramiento de la 
autoestima del acompañado. Aquí se pone en práctica, la enseñanza de los métodos de empatía y comunicación para 
que, tanto el acompañante como el acompañado aprendan a conocer con mayor precisión, las interacciones personales 
más adecuadas para desarrollar su trabajo.” (VigotskyRodríguez & Sáchez Marisol, 2008). 
El conversar, oír, abrazar, mirar, mostrar calidez hacia el niño, son los aspectos que conforman el acompañamiento, pero 
la mayoría de las veces esa compañía se centra en la conversación ya que se trata que el niño vaya confiando 
gradualmente en la persona que va a visitarlo cada día, en este caso el pedagogo, que de acuerdo a sus capacidades 
desempeñara su papel en este enfoque. 
Al ir adquiriendo confianza el menor será más abierto en su conversación, es decir, hablará más sobre su familia, amigos, 
la escuela, anécdotas. Al tener más confianza el niño empezará a hablar de sí mismo, sobre lo que le gusta, sus sueños, 
sobre lo que quiere ser de grande, sus inquietudes, preocupaciones, miedos, ilusiones y esperanzas; por lo que podría ir 
desarrollando una amistad con el pedagogo o con los otros niños con los cuales tenga que compartir habitación. Este 
enfoque tiene como fin el acompañar y darle seguridad al niño en su estadía en el hospital. 
El pedagogo, consciente desde un principio que el niño padece una enfermedad, conduce al paciente a una toma de 
conciencia de su situación actual, por lo que le dará la pauta para poder actuar con serenidad y aceptación, sin ningún 
31 
 
tipo de prejuicio de por medio; es decir, que, conforme a sus posibilidades, tratará al niño con normalidad, se podrá 
mostrar empático con él, pero sin caer en el error de verlo como una muñeca de porcelana que puede romperse en 
cualquier momento, lo que lejos de ayudarlo lo perjudica. 
Una de la vertientes de este enfoque va dirigido a pacientes terminales, con el fin de ayudarlos a aprender vivir y morir 
con dignidad, así como a sus padres a quienes brinda una orientación adecuada acerca del tema, de manera que ellos le 
puedan dar el apoyo necesario a sus hijos; así, el actuar del pedagogo, en estos casos, será de manera orientadora. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
32 
 
1.1.5 ¿Para qué se hace? 
La integración de la pedagogía hospitalaria al aula hospitalaria puede facilitar el tratamiento integral del paciente 
pediátrico, no sólo al ayudarlo en su proceso de formación académica, social y emocional para el cuidado de su 
enfermedad, sino para que pueda lidiar con el mundo que le rodea, sin importar en las circunstancias en las que esté. 
La pedagogía hospitalaria está centrada en la adaptación del niño y de sus padres a la hospitalización del menor, por lo 
que se puede conseguir resultados positivos, tales como: reducir el estrés del niño y familia, una mejor adaptación de 
éste en el medio hospitalario, una actitud más cooperativa por parte del niño con el cuerpo médico, que a la larga su 
recuperación será en el menor tiempo posible de estancia, la regularización escolar del menor, así como una mejor 
preparación para su inserción a la escuela después de la hospitalización. 
Para el enfermo pediátrico y su familia puede haber un sinnúmero de factores que les genere estrés y que podrían 
evitarse, por ejemplo: que el niño no esté al tanto de la enfermedad que padece, que los padres desconozcan el 
tratamiento que le darán a su hijo, que el niño se muestre renuente para seguir las reglas y rutinas del hospital. 
El niño hospitalizado necesita de su familia, amigos, juegos, de la educación y, dadas las circunstancias en las que se 
encuentra, de atención personalizada para evitar el retraso escolar, o una interrupción en su desarrollo personal e 
integral; por ello es necesario procurarle un ambiente relativamente normal dentro del aula hospitalaria con el fin de 
ayudarle en su desarrollo integral. 
El objetivo de las estrategias implementadas en el trabajo pedagógico dentro del contexto hospitalario consiste en la 
adaptación del niño y su familia a la hospitalización de éste, que se pretende hacer a través de la comunicación personal 
y afectiva. Los padres del paciente deben estar informados sobre la enfermedad de su hijo, es decir, saber todas las 
33 
 
posibles complicaciones que pueden suscitarse durante la hospitalización de el niño, así como los posibles tratamientos 
que recibirá, de manera que puedan integrarse de acuerdo a sus posibilidades al procedimiento médico y proporcionarle 
el apoyo afectivo que necesite el niño. 
Debido a las ventajas que se pueden obtener con los programas de intervención pedagógica en el contexto hospitalario: 
reducir el estrés generado al momento de ser hospitalizado y que repercute en la recuperación del paciente, reducir el 
tiempo de hospitalización, los gastos médicos del tratamiento y por supuesto de la estadía en el hospital; es necesario 
tener este tipo de intervención en ese contexto aunque requiera de recursos materiales, económicos y humanos, sobre 
todo este último puesto que se están atendiendo a seres humanos que están pasando por una situación muy delicada, y 
que tienen derecho a recibir todo el apoyo que se les pueda dar. 
Los hospitales atienden diferentes tipos de población con distintos tipos de padecimientos, dentro de la población infantil 
se atienden diferentes tipos de casos y de acuerdo a sus característicasse les asigna al especialista correspondiente, 
debido a la diversidad de casos infantiles que existen, nos centraremos en las enfermedades crónicas. 
Las enfermedades crónicas a diferencia de otros padecimientos son enfermedades cuyas características permiten una 
intervención flexible y sistematizada por parte del pedagogo, debido a que tienen una sintomatología específica, en la 
mayoría de los casos se pueden detectar en los primeros años de la infancia. 
En México, de acuerdo a las estadísticas (INEGI, 2010), en la población infantil hay un alto índice que padece alguna 
enfermedad crónica, por lo que en el siguiente capítulo se hablará de las enfermedades más recurrentes y que requieren 
hospitalización, así como también de los posibles problemas emocionales que enfrenta el niño hospitalizado. 
 
34 
 
Capítulo II 
Enfermedades que requieren hospitalización 
2.1.1 Diabetes 
“La Diabetes Mellitus es una enfermedad en la que se produce una mala utilización de los azucares (hidratos de 
carbono), como consecuencia de una falta de insulina, hormona fabricada por el páncreas, que es necesaria para 
normalizar el nivel de azúcar (glucosa) en la sangre. Los hidratos de carbono se convierten en glucosa, mediante la 
digestión, y pasan a la sangre, momento en que actúa la insulina, la cual es necesaria para que la glucosa entre en las 
células y así pueda ser utilizada como fuente de energía” (Grau & Carmen, La Pedagogía Hospitalaria en el marco de una 
educación inclusiva, 2001, p.62). 
Sintomatología: polifagia (pérdida constante de peso, sin importar la cantidad de alimento consumida), poliuria (el niño 
orina muchas veces al día y en grandes cantidades), polidipsia (consumo exagerado de líquidos), astenia (exceso de 
fatiga), irritabilidad, hiperglucemia (elevación de la glucosa en la sangre), glucosuria (presencia de glucosa en la orina) y 
cetonuria (cuerpos cetónicos que se eliminan por la orina). 
Tratamiento: El menor debe tener una dieta balanceada, en la cual esté controlada la ingesta de azúcar, recibir 
inyecciones diarias de insulina, que está sujeta la dosificación de acuerdo al nivel de azúcar y de los cuerpos cetónicos 
en la orina; también hacer ejercicio de baja resistencia (footing, bicicleta, esquí, saltar la cuerda, fútbol, correr, etc.) que 
dure 45 a 90 minutos, evitar ejercicios de alto rendimiento como levantamiento de pesas, culturismo, etcétera, debido a la 
poca oxigenación que reciben los órganos y que como consecuencia aumenta la tensión arterial. 
35 
 
Ante este riguroso tratamiento el niño puede sentir temor, a las inyecciones puesto que son dolorosas y deben aplicarse 
constantemente, también miedo a sufrir un coma o shock insulínico, o que pueda complicarse la enfermedad a largo 
plazo, estas situaciones se pueden dar debido a la ansiedad que sienta el menor si no se tiene una comunicación 
adecuada con él. 
Complicaciones de la diabetes: 
Cetosis: Insuficiencia de la insulina que trae como consecuencia el nivel alto de glucemia (hiperglucemia). Al no obtener 
energía de los carbohidratos el cuerpo humano quema las grasas, al utilizarse estas grasas aparecen por consiguiente 
los cuerpo cetónicos, entre estos está la acetona que al acumularse en la sangre se eliminara a través de la orina, si se 
prolonga este cuadro aparecerá la cetosis. 
De acuerdo con Grau y Carmen (2001): los síntomas son mucha sed, necesidad de orinar con frecuencia, falta de apetito, 
náuseas o vómitos, dolor abdominal, dificultad para respirar, estado de ánimo decaído, aliento con olor a manzana; 
finalmente aparece la somnolencia profunda en caso de más gravedad. El tratamiento a seguir es la aplicación de 
insulina en dosis más alta de la habitual y hacer un control más riguroso en la dieta. 
Hipoglucemia: Es el bajo nivel de glucemia, es decir, por debajo de 50mg, se da cuando la insulina está por arriba de lo 
normal, esto es debido a que no hay una alimentación adecuada (falta de alimento), exceso de ejercicio, por lo que el 
cuerpo pone en acción mecanismos de defensa para poder auxiliar al cerebro que al estar escaso de azúcar no puede 
funcionar correctamente, por lo que se liberan varias hormonas (glucagón, adrenalina, hormona del crecimiento…), 
logrando con ello la salida de la glucosa de los depósitos de reserva, en caso de proseguir esta situación se dará un 
coma hipoglucémico o coma diabético. 
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De acuerdo con Grau y Carmen (2001): los síntomas son intranquilidad, sensación de hambre, hormigueo en los dedos y 
labios, sudoración fría, terrores nocturnos, llanto inexplicable y palpitaciones. Si no se atiende de forma adecuada el 
paciente puede padecer: habla confusa, palidez intensa, gestos y frases extrañas, aparición de la somnolencia que puede 
convertirse en inconsciencia, pueden aparecer convulsiones y coma. 
 El tratamiento que se debe seguir en primera fase es el consumo de azúcar, refresco o agua de frutas; y en una segunda 
fase ingesta de carbohidratos de absorción lenta (pan). En caso de que se presentara de forma rápida los síntomas de 
hipoglucemia se debe inyectar glucagón, una vez se haya producido la recuperación, se aplican la primera y segunda 
fase que se mencionaron con anterioridad. 
De acuerdo a las estadísticas presentadas por “el Instituto Mexicano de Seguro Social (IMSS), 400 mil jóvenes (menores 
de 15 años), sufren de diabetes “Tipo 1” o “Tipo 2”, y las principales causantes de ello son: una inadecuada nutrición, falta 
de actividad física y sedentarismo. 
La diabetes Tipo 2, encuentra su causal en la obesidad, problema muy recurrente en México, sobre todo en niños de 
entre 6 y 7 años de edad, lo que genera una serie de deficiencias en la vida de éstos y propicia un futuro poco 
alentador”(Kentterer, 2010). 
 
 
 
 
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2.1.2 Hemofilia 
 De acuerdo a lo que dice Grau y Carmen (2001): es una enfermedad hereditaria que está ligada al cromosoma X, (las 
mujeres son las transmisoras pero son los hombres quienes la padecen), y se manifiesta por la incapacidad de coagular 
con la rapidez necesaria cuando la persona sufre un daño externo o interno. 
“Existen varios tipos de hemofilia: a)en función del factor que es deficitario: hemofilia A (déficit del factor VIII), hemofilia B 
(déficit en el factor IX), y hemofilia Von Willebrand (disminución del factor Von Willebrand); y b) de la cantidad de factor 
existente: severa (la cantidad de factor en la sangre es inferior al 1%), moderada (la cantidad está entre 1 y el 5%), y el 
leve (la cantidad esta entre el 5 y el 25%)” (Grau & Carmen, La Pedagogía Hospitalaria en el marco de una educación 
inclusiva, 2001, p. 64). 
El tratamiento que se da es a través de una inyección, la cual contiene el factor deficitario que necesita el paciente con 
hemofilia para que de esa manera pueda coagular de forma correcta su sangre. 
De acuerdo a lo que dice Grau y Carmen (2001): las consecuencias graves de la hemofilia son las hemorragias internas 
ya que causan inflamaciones, dolores y daños permanentes en las articulaciones, en los tejidos y los órganos internos, 
por lo que se requiere de hospitalización para recibir transfusiones de sangre. 
Los niños que tienen hemofilia no necesitan cuidados excesivos, lo único que deben evitar son lesiones y traumatismos. 
Para fortalecer sus músculos deben realizar deportes de fortalecimiento como natación, también deben evitar deportes de 
contacto físico como: karate, fútbol, baloncesto y otros. Al sufrir un periodo de crisis deben trasladarse en silla de ruedas 
hasta que se recupere. 
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En México existen aproximadamente 6 mil hemofílicos, de los cuales son atendidos por dos grandes asociaciones: la 
Federación de Hemofilia de la República Mexicana y Hemofilia XXI. El tratamiento básico consiste en la aplicación de 
anticoagulantes, que “dados los altos costos del producto, se requiere de la participación gubernamental para 
conseguirlo. El IMSS, ISSSTEy Secretaria de Salud se encargan de ello” (Almazán, 2012). 
El factor de coagulación se aplica a los hemofílicos varias veces por semana según sea el grado de la enfermedad, de 
manera que el paciente pueda hacer sus actividades diarias con normalidad; sin embargo, por lo costoso que implica no 
se aplica en México, en su lugar se utiliza el denominado: tratamiento oportuno, que consiste en que la persona que 
padece la enfermedad debe dirigirse a su unidad o institución de salud en cuanto empiece a sentirse mal. Por la falta de 
recursos muchas veces en las unidades de salud no tienen el tratamiento (oportuno) y el paciente sufre las 
consecuencias. 
 
 
 
 
 
 
 
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2.1.3 Asma 
“El asma es una enfermedad crónica de los pulmones caracterizada por brotes episódicos de respiración silbante y 
dificultosa, y tos. Los ataques de asma están producidos normalmente por alérgenos (como el polen o ciertos alimentos o 
animales domésticos o aserrín), sustancias irritantes (como el humo de tabaco o la contaminación ambiental), ejercicio 
físico y tensión nerviosa” (Grau & Carmen, La Pedagogía Hospitalaria en el marco de una educación inclusiva, 2001, p. 
65). 
El tipo de sintomatología de la enfermedad varía de acuerdo a la gravedad de ésta, que puede ser desde una tos leve 
hasta dificultad para respirar, ésta última requiere de tratamiento de urgencia. Los síntomas pueden presentarse durante 
la edad escolar o la adolescencia; la enfermedad puede controlarse a través de medicamentos y exposición limitada a los 
alérgenos conocidos. 
“El asma es la enfermedad crónica más común de la infancia; representa la primera causa de ausentismo escolar, 
consultas urgentes al pediatra o al servicio de urgencias y hospitalización. 
Es más prevalente en niños con historia familiar de alergia, y los síntomas y exacerbaciones son provocados por una 
gran variedad de disparadores como infecciones virales, alérgenos y extradomiciliarios, humo de cigarro y contaminación 
del aire ambiente” (Rio, Hidalgo & Sierra, 2009). 
Tratamiento: Al menor de edad se le debe estar medicando constantemente con medicamentos antialérgicos, 
broncodilatadores, corticosteroides y el inhalador, que debe tener a su alcance en caso de ser necesario (cuando tenga 
un ataque de asma). 
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Debido a los ataques de asma que sufre el niño, puede sentir temor a la sofocación y asfixia, puesto que este tipo de 
ataques son involuntarios por lo que pueden causar inseguridad, ya que podría afectarlo en sus relaciones sociales y en 
la imposibilidad de hacer actividades físicas que sean de alto rendimiento como: pesas, acupuntura, etcétera. 
En México la población más expuesta a esta enfermedad es la femenina, que presenta los síntomas entre los 6 y 7 años 
de edad. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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2.1.4 Epilepsia 
“La epilepsia es una afección crónica, de etiología diversa, que se caracteriza por crisis recurrentes que producen una 
perturbación en los movimientos, sensaciones, conducta y conciencia, ocasionados por una actividad eléctrica anormal 
del cerebro. Los trastornos convulsivos pueden aparecer en cualquier etapa de la vida, pero casi siempre comienzan en 
la infancia. Durante los ataques, la disfunción de la actividad electroquímica del cerebro hace que el individuo pierda 
temporalmente el control de los músculos, pero, entre los ataques, el cerebro funciona normalmente” (Grau & Carmen, La 
Pedagogía Hospitalaria en el marco de una educación inclusiva, 2001, p. 66). 
De acuerdo a lo que dice Grau y Carmen (2001) existen diferentes tipos de ataques epilépticos: 
● El ataque tónico-clónico generalizado (gran mal). Se caracteriza por la rigidez de los músculos, pérdida de 
conciencia, convulsiones que duran 30 segundos, la boca expulsa saliva, los brazos y las piernas se sacuden, 
vacían su contenido vejiga e intestinos, por último, una fase post-ictal, recuperación lenta de la conciencia, puede 
presentarse varias veces al día como una vez al año, se produce regularmente durante el día. 
● El ataque de ausencia (pequeño mal).Trastorno de la conciencia que dura de 5 a 15 segundos. Los niños se 
quedan con la mirada en blanco, pestañean o agitan los párpados, palidecen y dejan caer lo que tienen en la 
mano, dan la impresión de estar distraídos, puede ocurrir 100 veces al día. 
● El ataque complejo parcial (ataque psicomotor).Los niños empiezan a hacer actividades totalmente ajenas a su 
personalidad, como por ejemplo: empezar a gritar sin motivo aparente o a moverse sin control en un espacio 
determinado, suele durar de 2 a 5 minutos, después de los cuales se produce una amnesia total. 
Sintomatología: La mayoría de los niños tienen una sensación premonitoria llamada aura, que se produce antes del 
ataque epiléptico, que puede ser visiones, sonidos, sensaciones gustativas y hasta olores particulares, por lo que permite 
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al menor tomar las medidas necesarias. 
Los ataques de epilepsia pueden controlarse mediante la toma de medicamento, sin embargo, dependiendo del caso la 
dosis puede ser graduada como alta, lo que en ese último caso puede afectar el aprendizaje del niño, también pueden 
manifestarse trastornos de conducta, somnolencia, náuseas, aumento de peso e hinchazón en las encías. 
El niño puede sufrir ansiedad y miedo a perder la conciencia durante un ataque epiléptico, debido a que los ataques son 
involuntarios y poco predecibles, por lo que el menor puede sentirse angustiado y también estresado en caso de que 
haya una sobreprotección por parte de los padres; además puede sufrir una estigmatización social en la escuela por parte 
de sus compañeros de clases, que puede perjudicarlo en su autoestima. 
 
 
 
 
 
 
 
 
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2.1.5 Insuficiencia renal crónica 
De acuerdo a lo que dice Grau y Carmen (2001): Es la disminución progresiva del filtrado glomerular que es irreversible 
por lo general, y que se manifiesta a través de la de la somatología de la uremia. 
Síntomas y signos de la uremia: 
● Generales: Debilidad y fatiga. 
● Gastrointestinales: Anorexia, nauseas, vómitos, hipo y trastornos del gusto. 
● Cutáneos: Prurito, palidez e hiperpigmentación. 
● Genitourinarios: Poliuria, polidipsia y nicturia. 
● Cardiovasculares: Edemas, movimiento involuntario de extremidades, parestesias, calambres y contracciones 
musculares. 
 Los riñones pierden su capacidad para eliminar desechos, concentrar la orina y conservar los electrolitos en la sangre. 
“Cuando la insuficiencia renal es crónica se precisa de la diálisis o trasplante de riñón. La diálisis es el proceso de 
eliminar toxinas directamente de la sangre (hemodiálisis) o de forma indirecta a través del líquido peritoneal (diálisis 
peritoneal) mediante difusión a través de una membrana semipermeable o ultra filtrante” (Grau & Carmen, La pedagogía 
hospitalaria en el marco de una educación inclusiva, 2001, p. 68). 
Las personas que padecen esta enfermedad necesitan de hemodiálisis tres veces a la semana, este proceso en los niños 
suele durar de tres a cuatro horas. 
Los menores que tienen esta enfermedad se ven afectados tanto en su crecimiento físico como emocional, debido a las 
http://es.wikipedia.org/wiki/Orina
http://es.wikipedia.org/wiki/Electrolito
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molestias físicas que sufren (vómitos, calambres, dolor de cabeza, entre otros), es por eso que la recuperación del niño 
dependen tanto de la máquina, del médico y de las enfermeras, como del apoyo de la familia. 
Debido a la complejidad de la enfermedad se debe llevar un control riguroso de ésta, que implica de ciertos cuidados, por 
ejemplo: 
● Control de las actividades diarias (evitar ejercicio de alto rendimiento, descanso nocturno de 9 horas). 
● Control de la alimentación (al presentarse la uremia debe eliminarse el consumo de proteínas controlar el consumo de 
sodio, potasio, líquidos y fósforo e ingerir vitaminas). 
● Control estricto de medicamentos que tengan un alto grado

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