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1 UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO POSGRADO EN HISTORIA DEL ARTE FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS INSTITUTO DE INVESTIGACIONES ESTÉTICAS PATSY MI AMOR: ANÁLISIS HISTORICO Y ESTÉTICO DE UNA PELÍCULA INCOMPRENDIDA DEL REALIZADOR MANUEL MICHEL TESIS QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE: MAESTRA EN HISTORIA DEL ARTE PRESENTA: OLGA PAULINA MICHEL CONCHA TUTORA PRINCIPAL: DRA. REBECA MONROY NASR POSGRADO EN HISTORIA DEL ARTE MIEMBROS DEL COMITÉ TUTOR: DR. ÁLVARO VÁZQUEZ MANTECÓN POSGRADO EN HISTORIA DEL ARTE MTRO. ARIEL ARNAL LORENZO POSGRADO EN HISTORIA DEL ARTE DR. MAURICIO SÁNCHEZ MENCHERO CENTRO DE INVESTIGACIONES INTERDISCIPLINARIAS EN CIENCIAS Y HUMANIDADES MTRO. SAMUEL LUIS VILLELA FLORES POSGRADO EN HISTORIA DEL ARTE MÉXICO, D.F., NOVIEMBRE 2014 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 2 A la memoria de Manuel Michel. A mi papá, Moni, Dani, Héctor, Maguitos, Martín y Sofi, con amor y gratitud, por la vida compartida. 3 Agradecimientos El presente trabajo se ha visto enriquecido por el apoyo de varias personas e instituciones. En primer lugar, quiero agradecer la ayuda incondicional y generosa de la familia Michel, la cual me facilitó gran parte del material consultado como archivos personales, libros, fotografías, además de testimonios orales, especialmente a la maestra Erika Döring y al señor Carlos Michel. También fue invaluable el apoyo de mis profesores de la maestría, en particular de la doctora Julia Tuñón, por todas sus enseñanzas y por compartirme sus acertadas observaciones al principio de este trabajo, además de brindarme su ayuda para la localización de materiales hemerográficos que se encontraban en bibliotecas de Francia. Agradezco el apoyo generoso, cálido e incondicional de la doctora Rebeca Monroy, quien me recibió en su seminario “El sabor de la imagen”, en donde siempre encontré la retroalimentación de mis compañeros: Daniel Escorza, Yanira Álvarez, Salvador del Toro, Raquel Navarro, Liliana Nava, Abigaíl Pasillas y Joaquín Lozano. En la Filmoteca de la Universidad Nacional Autónoma de México, encontré la ayuda, desde hace varios años, del biólogo Iván Trujillo Bolio así como de Antonia Rojas, quienes me apoyaron en la localización, préstamo y proyección de materiales fílmicos para su consulta. Mi reconocimiento a la generosidad de la Cineteca Nacional, en particular a la Dirección de Acervos, la cual me dio acceso a la consulta de libros, documentos y fotografías. También tuve la fortuna de contar con los testimonios del maestro Leonardo García Tsao, del productor de cine Fernando Pérez Gavilán, de la señora Jeanine Doré, del artista plástico Felipe Ehrenberg, del fotógrafo Rodrigo Moya y de su hermana, la coreógrafa Colombia Moya. Agradezco también la invaluable ayuda y compañía de Héctor Zarauz, Pamen Rodríguez, Luis 4 Urquiaga, Leticia Medina, Xavier Pérez Grobet, Itzia Fernández, Rafael Aviña, Susana Pliego y Roberto Fiesco, por sus aportaciones en diferentes etapas de este trabajo así como a Oralia García, quien constantemente me brindó su apoyo profesional en la reproducción del material hemerográfico y fotográfico. Por último, quiero destacar el siempre cordial servicio del personal de la Biblioteca del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación de la UNAM, mi casa, quienes me brindaron su valiosa ayuda en el préstamo y localización de materiales en diferentes bibliotecas de la Universidad Nacional Autónoma de México, así como también la buena disposición del personal de la Hemeroteca y Biblioteca Nacionales, quienes me apoyaron siempre con su generosa y entusiasta colaboración. 5 Índice Introducción 6 Contexto histórico-cultural 11 Capítulo 1. Fotogramas de Manuel Michel: su contexto 24 histórico-cultural y laboral. Capítulo 2. Amor qué callado llegas: historia de una 55 pasión cinematográfica. Capítulo 3. La tristeza desploma: recepción y crítica. 74 Capítulo 4. Al final nada sigue igual. 85 Cronología 97 Fuentes 102 6 Introducción Aún son escasos los estudios sobre el cine mexicano de la segunda mitad del siglo XX. Más se ha escrito acerca de los inicios del cine en nuestro país, con las importantes investigaciones de un pionero como lo ha sido el doctor Aurelio de los Reyes con sus libros sobre el cine mudo, tales como Los orígenes del cine en México (1896-1900) y su ya clásico texto en dos volúmenes, Cine y sociedad en México, 1896-19201 y 1920-1924, que analizan el cine desde una perspectiva más amplia, contextualizándolo desde un punto de vista histórico, social y cultural, revisando su impacto en varios campos como lo fueron la política, la ciencia, la educación y la moda, entre otros. Por su parte, entre los años ochenta y lo que va de este siglo los investigadores Juan Felipe Leal2, Ángel Miquel3, Gabriel Ramírez4 y el crítico Gustavo García5 han abordado esta época inicial de nuestra cinematografía con gran acierto, revisando diferentes aspectos del mismo. Entre los pioneros, también hay que subrayar la labor del crítico de cine, escritor e investigador Emilio García Riera quien en 1969 emprendió una tarea titánica sobre el estudio de la historia del cine mexicano con la realización de la obra Historia documental del cine 1 Aurelio de los Reyes, Cine y sociedad en México, Vivir de sueños, 1896-1920, Volumen I, México, UNAM-IIE, 1996 y Cine y sociedad en México, Bajo el cielo de México, 1920-1924, Volumen II, México, UNAM-IIE, 1993. 2 Juan Felipe Leal, Eduardo Barraza y Carlos Flores, Anales del cine en México 1895-1911, México, 2002, 2003 y 2008, Ediciones Gráficas Eón/Voyeur, colección de 7 volúmenes. 3Ángel Miquel, Salvador Toscano, México, Universidad de Guadalajara/Universidad Veracruzana/Gobierno del Estado de Puebla/UNAM, 1997 y En tiempos de la Revolución. El cine en la Ciudad de México (1910-1916), México, UNAM, 2012. 4 Gabriel Ramírez, Crónica del cine mudo mexicano, México, Cineteca Nacional, 1ª edición, 1989. 5Gustavo García, El cine mudo mexicano. México, 1982, Cultura SEP/Martín Casillas Editores, colección Memoria y olvido: Imágenes de México, volumen IX. 7 mexicano6, que en su última edición, de 18 volúmenes, abarca desde el cine sonoro de 1929 hasta el año 1976. La época de oro del cine mexicano es probablemente una de las etapas más estudiadas y sobre la que más se ha escrito. Son relevantes los trabajos que ha realizado la doctora Julia Tuñón, quien se ha dado a la tarea de analizar el cine desde sus diferentes aspectos como lo es la industria del cine, en su libro Historia de un sueño. El Hollywood Tapatío, que habla de una cinematografía local o la representación de las mujeres en el cine de esta época tanto en su libro Mujeres de luz y sombra en el cine mexicano. La construcción de una imagen, 1939-1952, como en Los rostros de un mito. Personajes femeninos en las películas de Emilio Indio Fernández.7Todos ellos trabajos de gran rigor académico y pioneros en su género con temáticas poco tratadas en el pasado y, sobre todo, con un alto nivel de aportaciones y propuestas. Otros investigadores, como Francisco Peredo, han estudiado con profundidad esta época con libros como: Alejandro Galindo, un alma rebelde en el cine mexicano y Cine y propaganda para Latinoamérica: México y Estados Unidos en la encrucijada de los años cuarenta.8 Otros textos sobre cine de 6 Emilio García Riera, Historia documental del cine mexicano, México, Era, 1969-1978, 9 volúmenes; Historia documental del cine mexicano, Guadalajara, Universidad de Guadalajara/Consejo Nacional para la Cultura y las Artes-Instituto Mexicano de Cinematografía, 1992-1997, 18 volúmenes. 7Vid., Julia Tuñón, Historia de un sueño. El Hollywood tapatío, Guadalajara, Universidad de Guadalajara/UNAM-IIE, 1986; Mujeres de luz y sombra en el cine mexicano. La construcción de una imagen, 1939-1952, El Colegio de México/Instituto Mexicano de Cinematografía, 1998.; Los rostros de un mito. Personajes femeninos en las películas de Emilio Indio Fernández, México, Arte e Imagen/Consejo Nacional para la Cultura y las Artes-Instituto Mexicano de Cinematografía, 2000. 8 Vid., Francisco Peredo, Alejandro Galindo, un alma rebelde en el cine mexicano, México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes-Instituto Mexicano de Cinematografía, 2000 y Cine y propaganda para Latinoamérica: México y Estados Unidos en la encrucijada de los años cuarenta, México, UNAM, Centro Coordinador y Difusor de Estudios Latinoamericanos/Centro de Investigaciones sobre América del Norte, 2004. 8 la misma época de oro han sido publicados también como Miguel Zacarías9, creador de estrellas, de Rogelio Agrasánchez, Jr.; Los Bracho, tres generaciones de cine mexicano de Jesús Ibarra10; David Silva, un campeón de mil rostros11, escrito por Rafael Aviña; La fatalidad urbana. El cine de Roberto Gavaldón12, fue analizado por Fernando Mino Gracia y el libro Conversaciones con Gabriel Figueroa13 fue realizado por el director de cine Alberto Isaac. Todos estos textos son parte sustancial de la historiografía del cine nacional. Asimismo, se publicó el libro Época de oro del cine mexicano, en un formato más accesible y con fines de divulgación, escrito por los críticos de cine Gustavo García y Rafael Aviña.14 Uno de los proyectos pioneros también para el estudio del cine mexicano de la época de oro, lo realizó la doctora Eugenia Meyer en 1976 con entrevistas a personalidades del cine como Julián Soler, Jorge Stahl e Ismael Rodríguez, entre otros actores y directores, dentro del proyecto Archivo de la palabra, patrocinado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia.15 En relación a la historia del cine de las décadas posteriores a los años 50, poco ha sido trabajado. Se les debe desde luego esta labor al ya mencionado Emilio 9 Rogelio Agrasánchez, Jr., Miguel Zacarías, creador de estrellas, Guadalajara, Archivo Fílmico Agrasánchez/Universidad de Guadalajara, 2000. 10 Jesús Ibarra, Los Bracho. Tres generaciones de cine mexicano. México, UNAM-Coordinación de Difusión Cultural, 2006. 11 Rafael Aviña, David Silva. Un campeón de mil rostros. México, UNAM-Coordinación de Difusión Cultural, 2007. 12 Fernando Mino Gracia, La fatalidad urbana. El cine de Roberto Gavaldón, México, UNAM- Coordinación de Difusión Cultural, 2007. 13 Alberto Isaac, Conversaciones con Gabriel Figueroa, Guadalajara, Universidad de Guadalajara/ Universidad de Colima, Centro de Investigación y Enseñanza Cinematográficas, 1993. 14 Gustavo García y Rafael Aviña, Época de oro del cine mexicano, México, Clío, 1997. 15 Vid Eugenia Meyer, Testimonios para la historia del cine mexicano, México, Fondo de Cultura Económica, 1976. Serie: Cuadernos de la Cineteca Nacional. También véase la serie de transcripciones originales de la entrevistas realizadas a directores y actores, por la doctora Eugenia Meyer , entre 1975 y 1980, que resguarda la Biblioteca del Instituto Mora/CONACYT. 9 García Riera y al crítico Jorge Ayala Blanco. Este último comenzó a escribir sobre el cine de sus contemporáneos desde los años 60, y publicó libros como La aventura del cine mexicano, La búsqueda del cine mexicano (1968-1972) y La condición del cine mexicano, 1973-1985, entre otros. De las escasas publicaciones que tratan, en algunos de sus artículos, sobre el cine de los años 60 se encuentran, en primer lugar, la obra colectiva El cine mexicano a través de la crítica16, coordinada por Gustavo García y David R. Maciel; Mexican Cinema17 editado por el historiador y periodista Paulo Antonio Paranaguá; Cine Mexperimental/ Mexperimental Cinema18, coordinado por Rita González y Jesse Lerner; sin olvidar Mexican National Cinema19 de la historiadora de origen inglés, Andrea Noble. También se han hecho algunos estudios biográficos como el de Felipe Cazals habla de su cine20, del crítico de cine Leonardo García Tsao; Arturo Ripstein21 del ya mencionado Paulo Antonio Paranaguá; Las imágenes de Carlos Velo22 de Miguel Anxo Fernández y más recientemente la misma historiadora Eugenia Meyer publicó el libro Gregorio Walerstein: hombre de cine23. 16Gustavo García y David R. Maciel, El cine mexicano a través de la crítica, México, UNAM/Instituto Mexicano de Cinematografía /Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, 2001. 17Mexican Cinema, editor: Paulo Antonio Paranaguá, London, British Film Institute/Instituto Mexicano de Cinematografía, 1995. 18 Rita González y Jesse Lerner, Cine Mexperimental/Mexperimental Cinema, México, Fideicomiso para la Cultura México-E.U., proyecto conjunto de la Rockefeller Foundation, Fundación Bancomer y el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, 1998. 19 Andrea Noble, Mexican National Cinema, Gran Bretaña, Routledge, 2005. 20 Leonardo García Tsao, Felipe Cazals: habla de su cine, Guadalajara, Universidad de Guadalajara- Centro de Investigación y Enseñanza Cinematográficas, 1994 21 Paulo Antonio Paranaguá, Arturo Ripstein: la espiral de la identidad, Madrid, Cátedra, 1997. 22 Miguel Anxo Fernández, Las imágenes de Carlos Velo, México, UNAM-Coordinación de Difusión Cultural, 2007. 23Eugenia Meyer, Gregorio Walerstein: hombre de cine, México, Fondo de Cultura Económica/UNAM-Facultad de Contaduría y Administración, 2013. 10 Una gran aportación a la historia del cine mexicano en general, y a la cinematografía de épocas más recientes, en lo particular, se le debe al realizador Alejandro Pelayo, autor de la serie de videos Los que hicieron nuestro cine (1984), producida por la antigua Unidad de Televisión Educativa y Cultural (UTEC) y la serie televisiva para canal 22, Los que hacen nuestro cine (1994-1996). En ambas series entrevista a actores, directores, guionistas, músicos, productores y técnicos del cine nacional que trabajaron entre Las décadas 40 a 70, en una primera etapa y a sus coetáneos y contemporáneos, a los que se les denominó “la generación de la crisis”, en la segunda etapa de la serie.24 El trabajo del historiador Álvaro Vázquez Mantecón, El cine súper 8 en México 1970-198925, de reciente publicación, aporta nuevos elementos que contribuyen para conocer el trabajo de los “superocheros”, quienes crearon un discurso diferente, innovador y trastocador del cine convencional, ya que fue producto de un movimiento social y estudiantil que cambió la manera de ver y de mostrar una realidad distinta a la de la generación anterior de directores de cine. En su estudio hace mención a personajes como Manuel Michel con quien los superocheros del Taller Experimental de Cine Independiente establecieron contacto.26 Fuera de algunos ensayos y críticas de la época en la que serealiza la cinta Patsy mi amor, no hay muchas investigaciones ni estudios que nos acerquen a Manuel Michel, más que de manera tangencial. Es por ello que para descifrar al 24 Héctor Rivera, “Las series ‘Memoria del cine mexicano’ y ‘Los que hacen nuestro cine’ de Alejandro Pelayo, cientos de horas de entrevistas con los protagonistas de la pantalla nacional”, en Proceso, México, D.F., 11 de abril de 1994, Año 17, número 910, pp.74-75. 25 Álvaro Vázquez Mantecón, El cine súper 8 en México (1970-1989), México, Coordinación de Difusión Cultural-UNAM, 2012. 26 Ibid, pp. 74-75 11 personaje que quedó en el olvido, tal vez por su muerte prematura, es necesario recuperar para este ensayo una parte de su biografía laboral, sus estudios cinematográficos y el entorno en el que se desarrolló, que lo llevaron a realizar su primer y único largometraje de ficción. Contexto histórico-cultural A finales la década de los años cincuenta el nacionalismo cultural dejaba ya de ser “método de cohesión y de estímulo imaginativo”, para convertirse en una “gastada fórmula de promoción oficialista”.27 Surgieron escritores de la talla de Juan Rulfo, Rosario Castellanos, José Emilio Pacheco, Jaime Sabines, Augusto Monterroso y Carlos Fuentes, Carlos Monsiváis y Elena Poniatowska, entre muchos otros, que dieron un aire nuevo a la vida cultural de nuestro país. Se publicaron suplementos culturales importantes, como México en la Cultura [más tarde La Cultura en México], dirigido por Fernando Benítez y la Revista Mexicana de Literatura, dirigida por Carlos Fuentes y Emmanuel Carballo; también en la pintura surgió un movimiento de ruptura con el muralismo y cobraron importancia pintores de la talla de Rufino Tamayo, Carlos Mérida, José Luis Cuevas, Manuel Felguérez, y Vicente Rojo, entre otros. La Revolución cubana de 1959 también trajo nuevas ideas a través de concursos literarios y repercutió también en la vida cultural de los países latinoamericanos, especialmente en lo que se llamó “literatura del boom”, representada por autores como Julio Cortázar, Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes y Mario Vargas Llosa, “quienes recibieron marcos de referencia, intereses 27Carlos Monsiváis, “Notas mexicanas sobre la cultura mexicana en el siglo XX” en Historia General de México, México, El Colegio de México, 1976, T. 4, p. 407. 12 vitales…y un público ávido” como lo explica Carlos Monsiváis: “En medio de transiciones de toda índole (…), los lectores se aferraron a estos libros como manera de desligarse no de una tradición cultural sino de la opresión del subdesarrollo”.28 Asimismo, el cine cubano post revolucionario también tuvo un gran impacto en ciertos cineastas, incluyendo a Manuel Michel, quien llegaría a decir que Se rompieron los esquemas del cine de consumo y se inventó el cine cubano, demostración visible, si las hay, de que el humanismo es la médula de la revolución y de que la inteligencia y la creatividad alcanzan sus más bellos logros al incorporarse plenamente el hombre a la Historia, al hacerse sujeto activo de los cambios.29 También es interesante señalar que José de la Colina, crítico de origen español, radicado en México y miembro fundador del grupo Nuevo Cine, realizaría posteriormente una estancia en Cuba entre 1962 y 1964 como guionista para el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) y colaboraría en publicaciones de ese país como escritor.30 Una de las características de este período consistió en que las clases medias fueron desechando los nacionalismos y adquiriendo ideas de las vanguardias extranjeras, del psicoanálisis y del rock, como atinadamente lo señala el escritor José Agustín, en su libro Tragicomedia mexicana.31 28 Ibid, p. 427 29 Manuel Michel, Cine y cambio social en América Latina [ensayo inédito], México, 26 de julio de 1979, p. 27 (mecanuscrito). 30 Aranzubia Asier, “Nuevo Cine (1961-1962) y el nacimiento de la cultura cinematográfica mexicana moderna”, en Dimensión Antropológica, México, INAH, volumen 52, mayo-agosto 2011, versión electrónica, p.11. Consultado el 7 de febrero de 2014. http://www.dimensionantropologica.inah.gob.mx/?author=356 31 Vid José Agustín Ramírez Gómez, “El final del sueño (1964-1970)” en Tragicomedia mexicana, México, Planeta, 2007, pp .227-267. 13 En Francia se encontraba en auge la llamada Nueva Ola, en el cine, y surgieron decenas de nuevos autores como François Truffaut, Éric Rohmer, Claude Chabrol, Jean-Luc Godard, entre otros, que plantearon un cine “de autor” en el cual la libertad creadora se anteponía a las exigencias comerciales.32 También la Nueva Ola revaloró el cine estadounidense y algunos recursos del neorrealismo italiano33 como serían el rodaje en exteriores e interiores naturales, cámara en mano, iluminación con spots, o sea, una iluminación simple, casi mínima, y de imágenes o fotogramas de altos contrastes.34 En México, hacia 1961, surgió el ya citado grupo Nuevo Cine que a través de su revista inició una crítica de cine influida por la Nueva Ola de cine francés y por la teoría de autor planteada en Cahiers du Cinéma.35 Este esfuerzo tuvo eco en reconocidos artistas como Vicente Rojo y José Luis Cuevas; en escritores como Carlos Fuentes, Salvador Elizondo y Carlos Monsiváis, en cinéfilos y críticos como José de la Colina y Emilio García Riera, en el productor Manuel Barbachano Ponce y 32 Véase Nelson Carro en Nouvelle Vague, 50 años, una visión mexicana. México, Cineteca Nacional/Embajada de Francia en México, 2008, pp.15-16. 33 El neorrealismo fue un movimiento cinematográfico que surgió en Italia durante la Segunda Guerra Mundial, bajo la influencia de la escuela realista francesa (Jean Renoir, René Clair, Jean Grémillon) y más ampliamente europea, así como de la reflexión crítica sobre su país, del Centro Sperimentale di Cinematografia [escuela fundada en 1935] y de la revista Cinema (1936-1943). “Su principio fue inicialmente ´filmar con estilo una realidad no estilizada’ (Panofsky), y los primeros films que pueden vincularse con esta corriente fueron realizados durante la Guerra (Ossesione, Visconti, 1942; Quatre pas dans les nuages, Blasetti, 1942)”. Vid Jacques Aumont y Michel Marie, Diccionario teórico y crítico del cine, Buenos Aires, agosto 2006, p.158. 34 Según explica el cinefotógrafo mexicano Xavier Pérez Grobet, “el neorrealismo hizo uso de ángulos de cámara muy simples, tomas largas y uso de luz natural”, pero cuando fue necesario, “se utilizó luz muy simple también sin ningún tipo de manipulación. Era todo un estilo, el tratar de estar lo más cercano a la realidad; la idea es que la cámara fuera más como un testigo de la escena, en lugar de un recurso que impusiera su punto de vista”. Entrevista vía telefónica realizada por Paulina Michel, enero de 2014. 35 Cahiers du cinéma revista mensual, fundada en abril de 1951 por André Bazin, Jacques Doniol- Valcroze y Lo Duca. Vid, Jacques Aumont y Michel Marie, op. cit, p.37. 14 en los directores de origen español, como Luis Buñuel y Luis Alcoriza, por citar algunos, los cuales apoyaron estas iniciativas. La vida cultural en México giraba en gran parte en torno a este grupo de intelectuales, relacionados también con el mundo universitario, que encabezaba Jaime García Terrés y al cual pertenecían Juan García Ponce y Juan Vicente Melo, vinculados a su vez con el grupo de Fernando Benítez, quien dirigía el suplemento de Novedades36. Asimismo, tanto la Universidad Iberoamericana, como la Universidad Nacional Autónoma de México, promovieron la cultura cinematográfica en sus recintos, continuando así la labor iniciadapor el Instituto Francés de América Latina (IFAL), que contaba ya con un cineclub desde la década de los años cincuenta, dirigido por el cineasta José Luis González de León. Tal fue el auge del cine de arte en esos años que la Universidad Iberoamericana publicó la revista Séptimo Arte (1957-1962), la Universidad Nacional Autónoma de México destacó en su labor a favor del cine al crear la Dirección de Actividades Cinematográficas (1959); a su vez la Filmoteca de la UNAM (1960) promovió su labor al reunir películas de calidad y trascendentes para la historia filmográfica, y el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) abrió sus puertas de manera formal en 1963. En este contexto social y cultural se desarrolló la figura del cineasta Manuel Michel (1928-1983), quien fue uno de los pioneros mexicanos del cine que se formó profesionalmente en el extranjero, en una época en la que no existía la carrera de cinematografía en nuestro país. Sus años de actividad comprenden el período que 36 Vid., Marcela Fernández Violante, “Gabriel García Márquez: México, el cine y el CUEC”, en La docencia y el fenómeno fílmico. Memoria de los XXV años del CUEC, 1963-88, México, UNAM, 1ª edición, 1988, página 19. 15 va de la década de los sesenta a los años ochenta y perteneció a un grupo de renovación del cine mexicano, conformado por personajes como Alberto Isaac, Juan José Gurrola, Juan Ibáñez, Arturo Ripstein, Luis Alcoriza, Julián Pastor, Rubén Gámez, Sergio Véjar y Salomón Laiter, entre otros, quienes buscaban modificarlo con nuevas propuestas y hacer “cine de aliento”.37 En 1961 llegó a México el escritor Gabriel García Márquez, quien muy pronto se insertó en la vida cultural del país y participó activamente en este movimiento renovador. Escribió varios argumentos y guiones para películas que fueron luego dirigidas por algunos estos jóvenes talentos.38 La principal queja de esta generación de cineastas era que, a su parecer, el cine nacional se había estancado tanto en su temática obsoleta, su “fosilización” y su bajo nivel artístico; decían que el cine mexicano llevaba más de diez años en crisis.39 Fue precisamente Michel quien escribió en 1964 el suplemento de la revista Siempre!, en el cual pronunciaba la “defunción” del cine mexicano y la urgente necesidad de transformarlo.40 A su regreso al país, como veremos más adelante, después de su estancia de estudios en Europa a finales de los años cincuenta, Manuel Michel participó activamente en la enseñanza del arte cinematográfico ya que se dedicó a la formación de nuevos cuadros desde la academia, como profesor en 1963 del recién inaugurado Centro Universitario de Estudios Cinematográficos 37 Emilio García Riera. Historia documental del cine mexicano. Época sonora. Tomo IX 1964-1966, México, Ediciones Era, primera edición, 1978, página 7. 38 Vid., Eduardo García Aguilar, García Márquez: la tentación cinematográfica, México, Filmoteca UNAM, 1985. 39 Vid., Manuel Michel “Mexican cinema: A Panoramic View”, publicado en la revista norteamericana Film Quarterly (1965) y “El cine en el mundo”, del suplemento de Siempre! (abril 1964). 40 Manuel Michel, “El cine en el mundo” en La cultura en México de la revista Siempre!, México, 8 de abril de 1964. 16 (CUEC), en donde impartió el curso de elementos de edición junto con Gloria Schoemann41; también como maestro en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM (FCPyS), y por último, como miembro fundador del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC). Fue autor de tres libros teóricos sobre cine así como de varios ensayos, guiones, argumentos, artículos y crítica cinematográfica, que pueden ser hoy en día de gran interés para los estudiosos del cine moderno de nuestro país.42 Es importante señalar que Manuel Michel realizó varios documentales, programas de televisión, comerciales, dos cortos y un único largometraje, que fue reseñado duramente por la crítica de la época y que marcó el final de su carrera como cineasta de ficción. Todo ello ha quedado en el olvido, sin reconocimiento a la importante labor desarrollada en su tiempo y forma como cineasta e intelectual mexicano. Manuel Michel y sus coetáneos contribuyeron con sus ideas y su trabajo a la transformación del cine nacional. Es por ello importante recuperarlo, revisar sus aportaciones y encontrar los motivos de lo que no estuvo a su favor y del porqué de su olvido; forman parte de los objetivos de este ensayo inicial en torno a una de sus cintas y a su persona. La obra de Manuel Michel, así como sus aportaciones, merece un estudio más profundo que queda pendiente para otra investigación más amplia y de largo aliento, ya que las limitaciones de este trabajo solamente permiten abordar una parte de su producción. 41 Emilio García Riera, Historia documental del cine mexicano. Época sonora. Tomo IX 1964-1966, México, Ediciones Era, 1ª. edición, 1978, página 20. 42 Escribió los ensayos El cine y el hombre contemporáneo, El cine francés, Al pie de la imagen y entre los guiones más destacados, se encuentra El sol secreto (recomendado para filmación), Compadres hasta la muerte (en colaboración con Jorge Fons), Mañana no ha llegado, La cautiva y Niño Fidencio, entre otros. 17 Para lograr el propósito de este ensayo se parte del uso de los horizontes que propone el filósofo Hans-Georg Gadamer, es decir, la lectura en diferentes niveles y tiempos. El primero en su momento de gestación y su referente histórico, social y cultural, por lo que se han analizado las fuentes primarias como el guión original, sus anotaciones, los dibujos y descripciones que en él aparecen; es decir, analizar la realización y producción de la película en su momento histórico. El otro horizonte es el de la recepción en su momento, haciendo el seguimiento de la crítica de la época y evaluando los discursos emanados de su exhibición en aquel tiempo; de igual manera, enmarcados en su contexto socio-cultural. Finalmente, el análisis a la distancia de 46 años de creación y algunos de los comentarios y críticas desde este horizonte del presente, que es factible lejos de la figura de su creador, al analizar y evaluar su trabajo con las nuevas generaciones. Con todo ello, se espera poder recolocar la cinta en un ámbito de una evaluación más imparcial, menos visceral y con una distancia histórica que pueda establecer los elementos que intervinieron en la incomprensión y dislocamiento de la época. Es decir, que para comprender un acontecimiento será necesario verlo no sólo desde nuestro presente sino desde la perspectiva histórica en la que dicho acontecimiento fue producido: Es también interesante hablar de horizonte en el marco de la comprensión histórica, sobre todo cuando nos referimos a la pretensión de la conciencia histórica de ver el pasado en su propio ser, no desde nuestros patrones y prejuicios contemporáneos sino desde su propio horizonte histórico. La tarea de la comprensión histórica incluye la exigencia de ganar en cada caso el horizonte histórico, y representarse así lo que uno quiere comprender en sus verdaderas medidas. El que omita este desplazarse al horizonte histórico desde el que habla la tradición estará abocado a malentendidos respecto al significado de los contenidos de aquélla.43 43 Hans-Georg Gadamer, Verdad y método. Fundamentos de una hermenéutica filosófica. Salamanca, Ediciones Sígueme, 1991, p. 373. 18 La presente investigación busca enmarcar esa parte sustancial de su producción fílmica, bajo la lupa de la mirada de la historia cultural de México, aunada a una historia social que recupere el contextoen el que se desarrolló la creación, adaptación y filmación de la obra lo cual nos permitirá acercarnos a ese momento histórico, social y político y, en lo específico, poder comprender algunos elementos que intervinieron en el rechazo contundente de su ópera prima y, por ende, última: Patsy mi amor. Para ello, considero que es importante la aproximación a la figura de Michel, del cual no existe prácticamente ningún estudio formal sobre su obra, a pesar de haber pertenecido a una generación destacada de intelectuales y cineastas; como uno de los profesores fundadores de dos de las escuelas más importantes de cine en nuestro país, además de impulsor de cine documental en su papel de coordinador del Centro de Producción de Cortometraje del Banco Nacional Cinematográfico (1974-76) y como director de Cine Difusión de la Secretaría de Educación Pública (1977-78).44 Sus ideas y sus textos no han sido estudiados ni difundidos salvo en obras generales, breves semblanzas de su vida, la reseña y crítica de sus películas45, así como en artículos periodísticos de la época. El 44 En abril de 1961, publicó en El Día una propuesta sobre la creación del “Instituto mexicano de Cine Documental”. Archivo personal de Manuel Michel (mecanuscrito). Véase currículm vitae de Manuel Michel, archivo personal. 45 Véase Perla Ciuk, Diccionario de Directores (México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes/Cineteca Nacional, 2000), Emilio García Riera, Historia documental del cine mexicano (México, Universidad de Guadalajara/Consejo Nacional para la Cultura y las Artes/Gobierno de Jalisco/Instituto Mexicano de Cinematografía, tomo 14, 1994), Escritores del cine mexicano sonoro (CD-ROM, UNAM, 2003), Cien años del cine mexicano 1896-1996 (CD-ROM, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes/Instituo Mexicano de Cinematografía, Universidad de Colima, 1999), Rafael Aviña, Filmoteca UNAM 50 años (México, UNAM, 2010), Centro de Capacitación 19 realizador Sergio García Michel lo mencionó como personaje importante en la vida cultural de principios de los años 70, cuando Manuel Michel creó una Corporación Artística en la que se apoyaba la elaboración de películas experimentales en 8 mm.46 Michel también elaboró algunos documentales, previos a la realización de su largometraje y participó con el fragmento Tarde de agosto, un cuento de José Emilio Pacheco, de la cinta Viento distante, en el I Concurso de Cine Experimental (1964- 1965) convocado por la Sección de Técnicos y Manuales del Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica. El trabajo presentado ahí por Michel tuvo una muy buena recepción por parte de la la crítica de la época e incluso obtuvo, junto con los otros dos cortos, un premio en el Festival de cine de Locarno. Todo parecía apuntar a que la próxima cinta, su largometraje, también tendría buena acogida, dados los antecedentes de Manuel Michel como crítico, docente, realizador y teórico del cine. Sin embargo, con todos los elementos a su favor, su carrera como director de películas de ficción no obtuvo los frutos deseados. La cinta Patsy mi amor, es una película que en su época fue muy criticada por los especialistas aunque hoy en día, a la distancia, desde otro horizonte, tiene mejor acogida por el público y la crítica especializada. En lo que respecta a la parte técnica, ha sido más reconocida ahora, a decir del propio crítico García Riera, quien Cinematográfica 1975-2000 (México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes/CCC, 2001), Jorge Ayala Blanco, La aventura del cine mexicano en la época de oro y después (México, Grijalbo, 1993) y La búsqueda del cine mexicano 1968-1972 (México, UNAM, 1974). 46Vid., Álvaro Vázquez Mantecón, op. cit., p. 75 20 afirmó lo siguiente: “En efecto, los encuadres y los movimientos de cámara son lo mejor de una película que no fue elogiada en absoluto por eso”.47 Se puede observar en Patsy mi amor una cinta con una temática tratada de forma diferente a las películas de la época, con un tono liberal que trataba de evitar los prejuicios y que reflejaba un tipo de pensamiento más cercano a lo cosmopolita, a lo intelectual, propio de cierto sector “ilustrado” de esos años, y que fue manejada desde una perspectiva más bien de tintes psicoanalistas, muy en boga en esos momentos, aunque en un círculo social limitado. Como bien lo explica Rubén Gallo en su libro Freud en México. Historia de un delirio: “en poco menos de cuatro décadas, el psicoanálisis dejó de ser una teoría de vanguardia y se transformó en un modelo de pensamiento capaz de atraer a estudiantes, activistas, intelectuales e incluso monjes benedictinos”. Es decir, el psicoanálisis fue adoptado por varios sectores sociales; por un lado al que pertenecía el personaje de Patsy, joven de la burguesía mexicana y, por el otro, al “mundo radical de los movimientos estudiantiles, la revolución sexual, las luchas por la justicia social y la búsqueda freudiana del autoconocimiento”.48 En lo que respecta a la teoría y estética del cine, me apoyé en los textos de Jacques Aumont y Michel Marie. Este es un estudio enmarcado en la historia cultural propuesta por Roger Chartier, pues considero que la inserción de Patsy mi amor en su contexto cultural y social permitirá comprender mejor su recepción, su falta de 47 Emilio García Riera, Historia Documental del cine mexicano 1968-1969, México, Universidad de Guadalajara/Consejo Nacional para la Cultura y las Artes/Gobierno de Jalisco/Instituto Mexicano de Cinematografía, 1994, Volumen 14, p. 97. 48 Véase Rubén Gallo, Freud en México. Historia de un delirio, México, Fondo de Cultura Económica, 2013, pp. 158-161. 21 impacto y los motivos que llevaron a Michel a no hacer una cinta de ficción nunca más. La realización de esta investigación se llevó a cabo de manera multidisciplinaria; la historia social y cultural trabajada a partir de los documentos de primera fuente como los archivos particulares e institucionales; lo gráfico (fotografías, impresos, folletos), lo fílmico (películas y documentales), con historia oral (entrevistas), literatura, hemerografía, crítica de cine y recepción de la obra (a partir de testimonios orales y escritos). Todo ello ha sido necesario para llegar al objetivo del trabajo: conocer con este episodio prototípico una parte de la intensa aunque breve producción de Manuel Michel. Lo que es importante aclarar con este trabajo es por qué tuvo tan mala recepción la película, a pesar de tener un escritor, director y actores de primera. Sorprendió que no tuviera un mejor recibimiento con el público y la crítica, cuando el argumento fue realizado por el escritor Gabriel García Márquez; la adaptación y el guión elaborados por el propio Manuel Michel, quien tenía una sólida formación, y los actores principales, Julio Alemán y Joaquín Cordero, eran ya muy reconocidos; además contaba con la actuación estelar de una muy joven y atractiva Ofelia Medina. A modo de hipótesis, pienso que las razones para las opiniones desfavorables hacia la cinta fueron multifactoriales. Por un lado, la cinta fue realizada (verano 1968) y estrenada a destiempo (noviembre 1968 y octubre 1969), fuera del contexto tanto de las Olimpiadas como del movimiento estudiantil de 1968, por lo cual quedó totalmente rebasada por la realidad social y política del momento. Durante la filmación, aún no surgían los brotes de violencia que desencadenarían el conflicto estudiantil y tampoco se reflejó ningún aspecto de los Juegos Olímpicos que estaban 22 por suceder.49 De todas formas, estos doseventos podrían haber repercutido en la recepción de la misma al momento de su exhibición, además de la escasa distribución (en sólo tres salas), la probable inexperiencia de los jóvenes productores, la mala publicidad con tintes amarillistas (“¿Tiene usted una hija como Patsy? ¡Cuídela!”) y la clasificación C, “sólo para adultos”, impuesta desde el gobierno. También la película trataba temas desde un ángulo diferente, ya en el contexto de una supuesta liberación sexual y desde la perspectiva de una relación más horizontal entre padres e hijos, así como el acercamiento a la vida interior y la psique de la protagonista, lo cual quizá la hizo parecer adelantada a su tiempo y poco comprendida para la mayoría de los espectadores. Por otro lado el realizador, quien ya contaba con 40 años de edad, parecía identificarse más con el papel del padre de Patsy y muy probablemente no logró el acercamiento a un público joven, además de que el tono de la cinta, tan plagado de referencias intelectuales, guiños al psicoanálisis y situaciones inverosímiles como la ‘no existencia’ de un conflicto generacional, hicieron que la cinta no tuviera una buena acogida ni por sus contemporáneos y colegas y mucho menos por los jóvenes, quienes ya para el momento del estreno de Patsy mi amor, vivían el auge del movimiento estudiantil. 49 El famoso bazucazo del Ejército, que derribó la puerta de San Ildefonso, sede de la Escuela Nacional Preparatoria 1 y 3, sucedió en la última semana de julio de 1968. Luego vendrían las protestas del rector de La UNAM, ingeniero Javier Barros Sierra, condenando la violación a la autonomía universitaria, el surgimiento del Consejo Nacional de Huelga, las marchas estudiantiles, las represiones, la Manifestación del silencio en el mes de septiembre, así como la ocupación militar de Ciudad Universitaria y, por último, la matanza del 2 de octubre del mismo año, en Tlatelolco. Vid., Ensayo sobre el movimiento estudiantil de 1968. La fotografía y la construcción de un imaginario del doctor Alberto del Castillo Troncoso, pp. 13-16. Vid tesis de licenciatura de Oralia García Cárdenas, "Una mirada desde el poder: El Movimiento Estudiantil de 1968 en la lente de Manuel Gutiérrez Paredes", México, Escuela Nacional de Antropología e Historia. Enero 2014. 23 Inclusive, las jóvenes universitarias como Patsy, según el testimonio de una estudiante de la época, participaban de alguna forma con el movimiento: La mayoría de las niñas que van a Filosofía y Letras pertenecen a la pequeña burguesía…Es gente que nunca ha tenido problemas económicos y estudia una carrera así como podría tomar clases de pintura o historia del arte. Para ellas la cultura es una monada. Pero durante el Movimiento muchas de las que viven en el Pedregal, en las Lomas, en Polanco, daban dinero, iban a las manifestaciones, “volantearon” en las calles, y había una gran cantidad de niñas popis y niños popis --porque la Facultad de Filosofía y Letras es una de las más popis de la Universidad—que pintaron paredes y jalaron muy parejo. 50 Por último, no le debe haber favorecido el ser tan crítico con el cine nacional, ya que seguramente se esperaban de él grandes resultados, a la altura de sus propuestas teóricas. De todas formas, Michel intentó llevar a cabo su propuesta de nuevo cine, alejado de los esquemas que él criticaba, aunque no con los resultados deseados. Desentrañar el momento, la realización y recepción es la intención del presente ensayo. Para la realización del presente texto recurrí a los autores contemporáneos a Manuel Michel, tanto a los del grupo Nuevo Cine como Salvador Elizondo, José de la Colina, Manuel González Casanova, Carlos Fuentes, Emilio García Riera y Carlos Monsiváis, así como a los críticos de cine Tomás Pérez Turrent, José de la Colina, Jorge Ayala Blanco, Gustavo García y Rafael Aviña y a algunos textos de realizadores de la Nueva Ola, como Claude Chabrol. También fue importante revisar la historia del cine de ese momento a través de autores como Román Gubern, Pierre Sorlin, y Michèle Lagny, así como del historiador mexicano, doctor Aurelio de 50 Vid., Elena Poniatowska, La noche de Tlatelolco, México, Era, 2001, p. 96. 24 los Reyes y del investigador estadounidense Jesse Lerner; se contextualizó la época con libros de referencia general y específicos, como la investigación del movimiento estudiantil de 1968, del doctor Alberto del Castillo, aunado a una historia social e intelectual de la época. Por otro lado, también se trabajaron las fuentes orales tanto de charlas informales con personas allegadas a Michel, principalmente su familia, así como también con el maestro Leonardo García Tsao --quien fuera profesor adjunto con el realizador, en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM-- , el fotógrafo Rodrigo Moya, su hermana Colombia Moya, así como de entrevistas al productor de la película, licenciado Fernando Pérez Gavilán; a la que fuera su esposa y colaboradora, Jeanine Doré, y a uno de los actores de la película, el artista plástico Felipe Ehrenberg.51 Fotografías escolares de los certificados de secundaria y preparatoria. Archivo Histórico de la UNAM, Fondo Universidad Nacional, serie expedientes de alumnos, número Z-11523 51 En cuanto a los demás actores, o fallecieron durante el curso del presente trabajo o no fue posible conseguir entrevista con ellos. 25 Capítulo 1 Fotogramas de Manuel Michel: su contexto histórico-cultural y laboral El entonces joven escritor Carlos Monsiváis se preguntaba, con gran sorpresa, como se verá más adelante, después del estreno de Patsy mi amor en la Reseña de Acapulco (1968), qué es lo que le había pasado a Manuel Michel. No podía creer que la película no hubiera dado un giro de 180° a la cinematografía nacional; se lamentaba que con todo el potencial y preparación que tenía el realizador, hubiera desperdiciado esa gran oportunidad en la que parecía que todo estaba a su favor. 52 Pero para poder entender esta cinta “fallida” de Michel, es importante revisar los antecedentes biográficos, de vida y laborales, del director y ver cómo influyeron en su obra y qué fue lo que impidió que su carrera como realizador se viera de alguna forma interrumpida. A modo de primeros rushes Manuel Michel nació en la ciudad de Chihuahua el 23 de diciembre de 1928. Fue el segundo de siete hermanos y pasó su primera infancia y niñez en la pequeña ciudad minera de Parral (Chihuahua), en donde su padre era abogado y su madre estaba dedicada al hogar. Algunos de estos recuerdos de infancia los plasmó en su cuento “La ventana vacía” publicado por la revista Universidad de México.53 Más tarde, toda la familia se trasladó a la ciudad de Guadalajara en donde su padre había recibido como herencia una propiedad en el área rural, que finalmente decidió vender. Ahí Michel estudió la secundaria en el Colegio Cervantes, fundado por los hermanos 52Véase Carlos Monsiváis, “Diario de la Reseña” en Revista de la Universidad de México, Diciembre 1968, suplemento especial, sin paginación. 53 Revista Universidad de México, México, Mayo, 1956, UNAM, p. 6 26 maristas y ya para el bachillerato, regresó a Chihuahua, en donde asistió al Instituto Regional de Chihuahua, escuela de jesuitas. Desde muy joven tuvo gran facilidad para los idiomas y un gran gusto por la literatura y la música. Al terminar el bachillerato ingresó por dos años (1947-1949) al seminario jesuita en el Instituto Libre de Estudios Superiores, en Calpulhuac, Estado de México. Finalmente, renunció al seminario y se trasladó a la ciudad de México en donde trabajóen diversos lugares, para después solicitar su ingreso a la UNAM, a la carrera de filosofía, en 1954, a la edad de 26 años.54 Ya como estudiante de la Facultad de Filosofía y Letras, continuó trabajando como reportero, agente de seguros, redactor y escritor de notas cinematográficas y colaboró como redactor para revistas y el periódico El Nacional, e impartió cursos de Historia del Arte en la Escuela Normal Superior, en ese mismo año.55 En 1955 comenzó a trabajar en la Universidad Nacional Autónoma de México como ayudante en el Departamento de Relaciones de la Rectoría y al año siguiente dio un curso de Literatura en la Escuela de Verano de la UNAM56 y fue redactor de notas cinematográficas en Teleproducciones, S. A., bajo la dirección de Manuel Barbachano. Entre los años 1955 y 1956, publicó los siguientes artículos en la Revista Universidad de México: “El cine”, “Lupe Serrano”57 y “Cómo escuchar música”; además, revisó la traducción de “El poeta y la fantasía” de Sigmund Freud y 54 Véase expediente Z-11523, del Fondo Universidad Nacional de México, sección expedientes de alumnos, que se encuentra en el Archivo Histórico de la UNAM. 55Curriculum vitae que integra el expediente número 89/131/13114 de Manuel Michel como trabajador universitario, en la Dirección General de Personal Académico y Administrativo de la Universidad Nacional Autónoma de México. 56 Actualmente es el Centro de Estudios para Extranjeros, CEPE. 57 Entrevista de Michel a la bailarina de origen chileno, Lupe Serrano, integrante del Ballet Theatre de Nueva York, sobre su presentación en el Palacio de Bellas Artes. 27 reseñó el libro Los demonios y los días del poeta de Rubén Bonifaz Nuño, todo ello en un entorno cultural de primera línea. También escribió su cuento “Las Inesitas”, que apareció publicado en la antología Cuentistas mexicanos modernos, de Emmanuel Carballo58, con lo cual se puede observar su amplio rango de intereses. En septiembre de 1956 solicitó licencia sin sueldo en su trabajo de la UNAM y abandonó la carrera de Filosofía, al obtener una beca del gobierno de Francia para estudiar cine en el Institut des Hautes Études Cinématographiques (IDHEC), en París, escuela fundada y dirigida por el director y teórico Marcel L´Herbier, en 1943, en plena Segunda Guerra Mundial, y con profesores como el historiador de cine, Georges Sadoul y el teórico, crítico y realizador Jean Mitry, cofundador de la primera asociación de cine de Francia y de la Cinemateca Francesa.59 Ahí también realizaron sus estudios algunos realizadores contemporáneos a Michel como el brasileño Ruy Guerra, que perteneció al Cinema Novo de Brasil; el documentalista español José María Berzosa; Antonio da Cunha Telles, del Novo Cinema portugués; el director de origen griego Constantin Costa-Gavras, quien realizaría dos cintas en Latinoamérica y, posteriormente, los mexicanos Felipe Cazals y Paul Leduc, entre otros reconocidos directores. Al finalizar su estancia de dos años en esa institución educativa, escribió su tesis Aperçu sur l’emploi du film dans l’education.60 En esa 58 Emmanuel Carballo. Cuentistas mexicanos modernos Tomo II, México, 1956, Biblioteca mínima mexicana, volumen 27, pp. 223-229. 59 El IDHEC funcionó como la escuela más importante de cine en Francia entre 1944 y 1985, cuando fue reestructurada y dio lugar a la creación, en 1986, de La Fémis, École nationale supérieure des métiers de l'image et du son, la cual depende del Ministerio de Cultura de Francia. http://www.lafemis.fr/ (consultado el 10 de mayo de 2013). 60 Traducción del título al español por Manuel Michel: Ensayo sobre el cine y la educación. En este trabajo final (Memoria de fin de cursos), presentado en Francia en 1958, se resalta la importancia de valorar al cine en tanto vehículo de cultura y de enseñanza, debido a su flexibilidad, su potencia y sus cualidades profundamente educativas. Se habla también del poder del cine en tanto medio de http://www.lafemis.fr/ 28 época, impartió conferencias sobre cine mexicano en la Casa de México en París y realizó un curso de tres meses sobre teoría y técnicas del cine educativo y documental en Londres. En 1959 laboró en la Radiodifusión y Televisión Francesa como asistente de realizador; filmó su cortometraje en 16 mm, para televisión, Carta de París61, e impartió otra conferencia en la Casa de México, La connaissance par l’image, sobre la función educativa del cine. En 1960 ingresó a la Fedération Nationale du Spectacle y publicó una entrevista a Luis Buñuel en la revista comunista que dirigía el escritor Louis Aragón, Les Lettres Françaises. Es importante subrayar que la estancia de Manuel Michel en Francia coincidió precisamente con el surgimiento de la Nueva Ola, movimiento que revolucionó el cine en el país galo y que, de algún modo, se volvería un modelo a seguir por la generación de cineastas del entonces joven realizador, lo cual se denotaría a través de innovaciones técnicas como “el rodaje en exteriores e interiores naturales, estilo de reportaje, iluminación con spots y cámara llevada en mano”.62 Aunado al concepto de un cine de autor que se caracterizó por “películas muy personales, incluso autobiográficas, llenas de citas y referencias, rupturas formales y propuestas novedosas”.63 comunicación y propaganda, con una breve reseña histórica y se hace después una breve alusión al documental, como un medio para acercarse al mundo de forma científica. Archivo personal de Manuel Michel. 61 Carta de París, filmado en 16 mm, en blanco y negro, para la televisión francesa, París, 1959-1960. Guión, fotografía y dirección de su autoría. No hay mayores datos respecto a la temática y se desconoce, hasta el momento, si existe alguna copia. 62 Román Gubern, Historia del cine, Barcelona, Lumen, 2003, 4ª edición, p. 372. 63 Nelson Carro en Nouvelle Vague 50 años, una visión mexicana. México, Cineteca Nacional/Embajada de Francia en México, 2008, pp. 15-16 29 Manuel Michel, retratado por Ricardo Salazar, ca. 1956 Además, los seguidores de este nuevo movimiento mostraban su admiración hacia el cine norteamericano, particularmente “los westerns y las comedias musicales”64 y el reconocimiento al neorrealismo italiano y “sus técnicas veristas, que descubren y retratan un París inédito en el viejo cine francés (…)”.65 La Nueva Ola, o “Nouvelle Vague, es igualmente la culminación de una reflexión teórico-crítica 64 Román Gubern, op. cit., p. 368. 65 Ibid., p. 372. 30 que durante casi una década estuvo atrincherada en la revista Cahiers du cinéma”66, fundada por el crítico André Bazin, en donde se habían desempeñado como guionistas o críticos Claude Chabrol, Jean-Luc Godard, François Truffaut, Eric Rohmer, Alain Resnais y Jean-Pierre Melville, entre los más destacados.67 Pero antes de ser críticos o guionistas, esta joven generación se había formado en la “mítica Cinématheque Française, creada, cuidada y dominada por el igualmente mítico Henri Langlois” y dirigieron sus críticas a la generación que les precedió, por considerar su cine “académico y anquilosado”.68 El reconocimiento a la obra de este grupo viene con el Festival de Cannes en 1959, en el que resultó premiado como mejor director François Truffaut por Los cuatrocientos golpes y fue exhibida con gran éxito, Hiroshima mon amour, de Alain Resnais.69 En 1960, Michel dirigió el corto Evocación de Frida, escrito por el periodista de origen español Luis Suárez y producido para el programa La hora de BellasArtes, el cual fue narrado por el actor Claudio Obregón. En este documental, se incluyeron fragmentos filmados, probablemente en la década de los años cincuenta, por la fotógrafa Lola Álvarez Bravo70; al año siguiente, retornó a la UNAM y colaboró en la Dirección General de Difusión Cultural, como fundador de la Sección de Producción de Filmes Universitarios.71 Al mismo tiempo, y como una repercusión local de la Nouvelle Vague, se crearía en enero de 1961 el grupo Nuevo Cine, a raíz de la 66 Nelson Carro, op. cit., pp. 14-15. 67 Manuel Michel, “Nazarín o el hombre rechazado” en Afal. Foto cine, Almería, julio-agosto 1959. 68 Nelson Carro, op. cit. pp. 14-15. También Michel, en su libro El cine francés, aborda ampliamente esta situación generacional en el cine galo. 69 Véase Manuel Michel, “Nazarín o el hombre rechazado” en Afal. Foto cine, Almería, julio-agosto 1959. 70 Alejandro Salazar, “Imágenes que evocan a Frida Kahlo” en El Nacional, México, D.F., 4 de septiembre de 1997, p. 50. 71 Curriculum vitae [1977], Archivo Personal de Manuel Michel. 31 asistencia de varios cineastas y escritores a unas conferencias en Cuba72; este estuvo conformado por los intelectuales José de la Colina, Rafael Corkidi, Salvador Elizondo, Jomi García Ascot, Emilio García Riera, José Luis González de León, Heriberto Lafranchi, Carlos Monsiváis, Julio Pliego, Gabriel Ramírez, José María Sbert y Luis Vicens, entre otros. Manuel Michel firmó el manifiesto del grupo pero no escribió en la revista del grupo.73 También en 1961, con base a sus reflexiones y preocupaciones por la difusión de la cultura, Michel publicó un artículo en el periódico El Día, en el cual proponía la creación de un organismo dedicado a la realización y distribución de cine documental, que se le llamaría Instituto Nacional de Cine Documental cuya finalidad sería “contribuir a la divulgación de la cultura, al conocimiento de los problemas nacionales, a la solución de los mismos, al esclarecimiento de nuestros valores históricos y su vigencia, a la maduración de la conciencia nacional”, así como también a difundir en el extranjero “nuestras riquezas y herencia culturales”.74 Entre los años 1961-1965 Michel trabajó nuevamente con el productor Manuel Barbachano Ponce como director y jefe de departamento de edición del Noticiero Cinematográfico Telerevista, S.A.75, como colaborador del noticiero cultural Cine 72 Rita González y Jesse Lerner, Cine Mexperimental. 60 years of avant-garde from Mexico. México, 1998, Cultura México/USA- Smart Art Press, pp. 44-46. 73 Véase archivo personal de Manuel Michel. 74 Archivo personal de Manuel Michel. Mecanuscrito fechado en 1960 y publicado en El Día, abril de 1961. 75 Teresa Velo, “Vieiros: los senderos de Carlos Velo” en Los Universitarios, México, UNAM, enero 2001, nueva época, núm. 4., p. 51. La autora explica que Telerevista era un “cortometraje semanal, con notas y reportajes de crítica social y política, mezclados con chistes populares y cápsulas sobre ciencia y arte”, producido por el cineasta Carlos Velo y patrocinado por Manuel Barbachano Ponce. 32 Verdad76 y en la productora Teleproducciones, S. A., como director y editor. Además Manuel Michel impartió el seminario “El cine y la comunicación social y política” en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales y realizó el documental intitulado Un millón de niños77, que a decir de su hermano Guillermo, “se trata de un bello corto ampliamente difundido en ese entonces, (…). La narración estuvo a cargo de Ignacio López Tarso y trataba el problema de la infraestructura que se requería para atender a ese millón de niños que se calculaba entonces como incremento poblacional anual”. Este trabajo recibió el premio al mejor corto cultural en el II Festival Internacional de Cortometraje, que otorgaba la Asociación de Industriales de Cortos Cinematográficos.78 En 1962 la Universidad Veracruzana publicó el primer libro teórico de Michel, El cine y el hombre contemporáneo, en claro homenaje al filósofo y sociólogo de origen francés, Edgar Morin79, con prólogo del escritor Carlos Fuentes. En junio de 1963, ante la necesidad de sistematizar en México la enseñanza profesional en las artes cinematográficas, y como parte también del impacto que tuvo en nuestro país el movimiento francés de la Nouvelle Vague, así como el auge de los cineclubes universitarios, la UNAM creó el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC), el cual sería dirigido por Manuel González Casanova80, también miembro 76 Idem, la autora también explica que Cine Verdad fue otro proyecto iniciado en 1953 por Carlos Velo, producido por Manuel Barbachano Ponce, que consistía en “un cortometraje cultural, con tres reportajes de temas diferentes (…)”. 77 Vid., Guillermo Michel. Manuel Michel. Cineasta, escritor, educador 1928-1983. Texto inédito, 2 de abril de 1984. Archivo personal de la familia Michel. 78 Véase Curriculum vitae [1977], Archivo personal de Manuel Michel. 79 Edgar Morin escribió El cine o el hombre imaginario [Le cinéma ou l’homme imaginaire, Paris, 1956, Les Éditions de Minuit] 80 Vid., Gabriel Rodríguez Álvarez. Manuel González Casanova, pionero del cine universitario, México, Universidad de Guadalajara/Centro Universitario de Ciencias Sociales y 33 del grupo Nuevo Cine, quien a su vez invitó a Michel para impartir el curso de montaje el cual iniciaría a principios de 1964.81 Su amplio conocimiento sobre el cine, así como su admiración por la cultura francesa, llevó al realizador Manuel Michel nuevamente a escribir en ese año un libro que intituló El cine francés, el cual fue editado por la UNAM, en la colección Cuadernos de Cine, dirigida por Manuel González Casanova. En este texto Michel presentó un panorama muy bien documentado de la historia del cine de aquel país. En abril del mismo año, el realizador fue el encargado de coordinar el suplemento especial de La Cultura en México, de la revista Siempre!, dedicado al cine mexicano e ilustrado con caricaturas de Eduardo del Río, mejor conocido como Rius.82 Ahí se analizaba la difícil situación por la que atravesaba el cine nacional, y se planteaba el desgaste de las temáticas, se hablaba sobre el abuso del folklore, de la vulgaridad, de la imitación de los géneros extranjeros, entre otros y, para no ir más lejos, puso a una de las notas el nombre de “Arqueología del cine mexicano”, en la cual Manuel Michel afirmaba lo siguiente: Hace ya diez años —sí señores, diez años— que en los medios cinematográficos se habla de ‘crisis’. Nuestra industria debe haber sido fuerte para resistir una agonía tan larga. Pero algunos dirán ¿y Nazarín? ¿y El ángel exterminador? ¿y Raíces?, Torero, María Candelaria, La perla. A lo cual podríamos añadir Memorias de un mexicano, El compadre Mendoza, El prisionero trece, La banda del automóvil gris…y algunas otras. Arqueología pura. Búsqueda en las Humanidades/Patronato del Festival Internacional de Cine en Gualajara, A.C., página 53. Ahí se narra que Manuel González Casanova dirigió el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) desde su fundación, en junio de 1963 hasta su renuncia en 1978, fecha en la que comienza a desarrollar la Filmoteca de la UNAM. 81 Aurelio de los Reyes, La Enseñanza del Arte en México, México, Instituto de Investigaciones Estéticas-UNAM, 2010, pp.370-373 y Gaceta UNAM, Lunes 17 de febrero de 1964, página 2, vol. XI, núm. 6, núm. 484. 82 Manuel Michel, “El cine en el mundo” en La cultura en México, suplementode Siempre!, México, 8 de abril de 1964. 34 pirámides, examen de códices, descubrimiento de tumbas. Es imposible vivir eternamente amamantado por las glorias pretéritas, algunas de ellas de dudoso prestigio. No se puede estar en perpetua exhibición de las ‘joyas de la familia’.83 Y concluía el suplemento con un “Acta de Defunción del Cine Mexicano”, en la cual se mostraba el anquilosamiento, la falta de propuestas y el estado de “fosilización perfecta” del cine nacional.84 Al año siguiente, el crítico de cine José de la Colina apuntaba que los nuevos directores “se preocupaban por realizar un cine mejor y tenían dones, vocación y pasión para hacerlo”, sin embargo, “se hallaban impedidos por esa estructura comercial alérgica a la inteligencia, y sobre todo por legislaciones gremiales y hábitos de distribución que impedían el acceso de los nuevos al quehacer cinematográfico profesional o a la divulgación de su obra. Pero se percibía en el aire que algo tenía que ocurrir… y ocurrió”.85 En medio de este panorama de tintes desoladores para el cine experimental o propositivo, a finales de 1964 surgió la convocatoria del Primer Concurso de Cine Experimental de Largometraje, un acontecimiento sin duda relevante para el medio, convocado por la Sección de Técnicos y Manuales del Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica (STPC); el cual, por cierto, era el único sindicato autorizado para hacer largometrajes.86 De esta manera, el poderoso sindicato87 83 Ibid., p. XV. 84 Ibid., p. XVI. 85 José de la Colina, “Sobre el Concurso de Cine Experimental” en revista Universidad de México, México, Vol. XIX, número 12, agosto, 1965, p. 29. 86Jaime García Mendoza y Omar Alí Salazar Blas, Inventario del Archivo del Sindicato de Trabajadores de la Industria Cinematográfica, Sección 1, Facultad de Humanidades, Universidad Autónoma de Morelos, Cuernavaca, Morelos. México, ADABI de México, A.C./Universidad Autónoma de Morelos, 2010, p. 12: “En 1945, mediante un laudo de Manuel Ávila Camacho, presidente de México, la sección de los trabajadores técnicos, artistas, directores y productores formó el Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica (STPC). Como resultado, la Sección 1 del STIC quedó integrada únicamente por los trabajadores técnicos de las salas de cine: taquilleras, 35 brindaba la “oportunidad a un considerable número de artistas (…) de utilizar los medios materiales, los equipos técnicos y humanos del cine, exentos de las trabas tradicionales del sistema para intentar la realización de unos cuantos films concebidos según el criterio y la voluntad artística de sus autores”.88 El jurado estuvo conformado por personalidades de la talla de: Efraín Huerta (por Pecime), Francisco de P. Cabrera (por el Banco Cinematográfico), Jorge Ayala Blanco (por Técnicos y Manuales), Luis Spota (por la Sociedad de Escritores), José de la Colina (por la UNAM), Adolfo Torres Portillo (por Autores y Adaptadores), Rolando Aguilar (por Directores), Manuel Esperón (por Compositores), Huberto Batis (por el INBA), Fernando Macotela (por la Dirección General de guarda casas, mozos, revisadores y proyeccionistas, entre otros, situación que se ha mantenido sin cambios hasta hoy”. 87 Isis Saavedra Luna, Entre la ficción y la realidad. Fin de la industria cinematográfica mexicana 1989-1994, México, Universidad Autónoma Metropolitana, primera edición, 2007, pp. 18-20. En los antecedentes, la historiadora explica la conformación de los dos sindicatos del cine mexicano y explica cómo en 1939 se liquida la Federación de Trabajadores de la Industria Cinematográfica para formar el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria Cinematográfica (STIC), el cual durante años “aspiró a ser el único organismo nacional de los sindicatos de la industria cinematográfica. En sus inicios el STIC estuvo integrado por secciones”, que con el tiempo cambiarían según sus intereses. Explica también que en 1944 los directores de cine surgen como una sección, uniéndose con los actores, por lo cual “la producción, distribución y exhibición tomaron rumbos diferentes”. Posteriormente vino el conflicto, en 1944, “entre la sección 2, dirigida por Gabriel Figueroa y los actores (sección 7), contra el afán del dominio de los líderes sindicales”. Este enfrentamiento provocó la separación de las secciones y dio pie “al surgimiento del Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica (STPC) en 1945”, el cual “agrupó a las secciones disidentes” y así, ambos bandos en conflicto “tuvieron que acogerse al laudo presidencial del general Manuel Ávila Camacho, dictado el 3 de septiembre de 1945, que aceptó a ambas como agrupaciones autónomas con todos sus derechos y dentro de la Confederación de Trabajadores Mexicanos (CTM). El STPC controlaría la producción de películas de largometraje en estudios y el STIC, que conservó el resto de sus secciones, se dedicaría al cortometraje, la distribución, la exhibición y elaboración de noticieros. Algunos años después, fueron puestos en marcha los Estudios América, fuente laboral de los trabajadores del STIC, quienes durante un largo periodo manipularon el cortometraje haciendo películas divididas sólo con títulos intermedios. Este sindicato, aunque monopolizó la producción de películas en dichos estudios, permitió la entrada de debutantes; al contrario que el STPC, que cerró sus puertas a nuevos realizadores que no hicieran carrera sindical dentro de su sede: los Estudios Churubusco”. 88 Ibid. 36 Cinematografía), Carlos Estrada Lang (por la Ampec) y Andrés Soler (por la ANDA), este último fungió como presidente del jurado. 89 Atendieron a la convocatoria más de 30 aspirantes, pero al cerrarse el plazo establecido solamente se presentaron al jurado 13 propuestas, divididas en dos grupos diferentes de autores; por un lado los cineastas con preparación universitaria, entre los que se encontraba Manuel Michel y, por el otro, los que provenían de la radio, la televisión y la propia industria fílmica. Había cuatro premios principales y 18 premios individuales para diferentes categorías, que fueron entregados en 1965.90 El primer lugar del certamen se lo llevó Rubén Gámez, por La fórmula secreta, en segundo lugar estaría Alberto Isaac con En este pueblo no hay ladrones; el tercero fue para Amor, amor, amor, cinco cuentos realizados por Juan José Gurrola, José Luis Ibáñez, Miguel Barbachano, Héctor Mendoza y Juan Ibáñez. En cuarto lugar estuvo Viento distante, que eran tres cuentos de José Emilio Pacheco, como ya se mencionó, filmados por Salomón Laiter, Sergio Véjar y Manuel Michel. Sobre La fórmula secreta, Michel escribiría una reseña en la prensa, como crítico, en la que manifestó su gran admiración por esta cinta, a la cual calificó como “…una obra apasionante, generosa y única en la historia de nuestro cine”.91 De Viento distante, Michel dirigió el segmento Tarde de agosto92, como ya se dijo, que en 89 Emilio García Riera, Historia Documental del Cine Mexicano, México, Era, 1978, Vol IX, p.153. 90 Ibid., p.167 91 Manuel Michel, “La fórmula secreta: La enajenación nacional” en la columna El Cine, México, 25 de julio de 1965. Recorte de prensa sin título. Archivo personal de Manuel Michel. 92 Vid., Jorge Ayala Blanco, La aventura del cine mexicano, en la época de oro y después. México, Grijalbo, 1993, 1ª. edición, pp. 234-235. Tarde de agosto está basado en el cuento de José Emilio Pacheco, el cual narra en primera persona (y voz en off) la historia de un niño de 14 años, huérfano de padre, que pasa las tardesen casa de su prima, de la cual está enamorado en secreto, al mismo tiempo que lee ávidamente novelas bélicas en las cuales se siente reflejado. La prima cumple 20 años y lo invita, en compañía de su novio, a un paseo al convento del Desierto de los Leones. El novio de la prima le juega una broma cruel y lo deja encerrado en el sótano del convento, Finalmente es rescatado 37 opinión de Ayala Blanco tendría influencia, en cuanto al ambiente, del cine soviético pero sobre todo del nuevo cine francés: “en especial de Los cuatrocientos golpes, de François Truffaut”.93 Acerca del concurso y su experiencia, el Manuel Michel dijo: “Lo más importante para mí fue el trabajo en libertad. Era una prueba, no tanto frente a la opinión de los demás, cuanto con respecto a mí mismo. Aprendí mucho” .94 También expresaría en el reportaje de Luis Suárez, titulado “Algo nuevo en el cine mexicano. Jóvenes contra viejos”, para la Revista de América lo siguiente: Es sobre todo un intento saludable por poner al día nuestra expresión cinematográfica en todos sus aspectos: técnico, temático, formal, ideológico; es el primer ensayo para recuperar el retraso de varios lustros en que está petrificado nuestro cine; y es sobre todo, el primer paso en firme hacia la libertad de la expresión fílmica en nuestro país.95 Fotografías de Héctor García para el artículo de Luis Suárez “Algo nuevo en el cine mexicano, jóvenes contra viejos”, publicado en la Revista de América, julio de 1965. De izquierda a derecha: Juan José Gurrola, Rubén Gámez, Manuel Michel, Claudio Isaac y Miguel Barbachano Ponce. pero el protagonista se siente terriblemente humillado. Al día siguiente, prende fuego a su colección de novelas. 93 Ibid. 94 Emilio García Riera, Historia Documental del Cine Mexicano, México, Editorial Era, 1978. Vol. IX, p. 162. 95 Luis Suárez, “Algo nuevo en el cine mexicano. Jóvenes contra viejos” en Revista de América, México, 31 de julio de 1965, núm. 1023. 38 Este mediometraje96 fue muy bien recibido por la prensa escrita, incluyendo al crítico Jorge Ayala Blanco, quien dijo: Manuel Michel es quizá el más profesional de los realizadores que participan en el Primer Concurso de Cine Experimental. La factura (…) es impecable. (…) Cineasta fascinado por la belleza calculada de sus imágenes, Manuel Michel consigue crear un clima intensamente lírico. Todos los factores del filme, desde la iluminación anti convencional del fotógrafo Carrillo hasta las sutiles elipses del montaje, han sido orquestados con habilidad e inmejorable buen gusto. Se experimenta a todo lo largo de Tarde de agosto la presencia de un estilo seguro y acabado; la continuidad de una frase melódica no admite ninguna nota discordante.97 En agosto de 1965, Viento distante y En este pueblo no hay ladrones, de Alberto Isaac, ganaron dos de las seis las Velas de Plata en el Festival de Locarno, Suiza.98 En el folleto del Festival, se promocionaba la cinta con el siguiente texto: “En Viento distante nos llamó la atención en primer lugar el amor de un adolescente con la misma ternura y amargura que incluso impregna la obra de François Truffaut en El amor a los veinte años”.99 Un hecho importante es que las películas premiadas en el Concurso se exhibieron comercialmente en el Cine Regis100 y Viento distante se mantuvo, 96 Un mediometraje tiene una duración entre 30 y 60 minutos, de acuerdo a los estándares establecidos por el Instituto Americano de Cine (AFI) , Instituto Británico de Cine (BFI) y la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas (Academy of Motion Picture Arts and Sciences). 97 Vid., Jorge Ayala Blanco, La aventura del cine mexicano, en la época de oro y después, México, Grijalbo, 1993, p. 234. 98 Vid., Emilio García Riera, op. cit., p. 168. 99 Manuscrito del archivo personal de Manuel Michel. 100 El Cine Regis fue inaugurado en 1924 y formaba parte del elegante hotel, del mismo nombre. Fue muy famoso en la época del cine de oro mexicano y se dice que en la cafetería aledaña escribió gran parte de los guiones de sus cintas más importantes Emilio Fernández y era su lugar de reunión con el famoso cinefotógrafo Gabriel Figueroa. Siguió funcionando hasta su colapso, con el terremoto de 1985, como explica el maestro Luis Mario Moncada en su Diccionario del Teatro en México, 1900- 1950, citado en http://cinesilentemexicano.wordpress.com/2012/06/28/cine-regis/ (consultado el 10 de mayo de 2013). http://cinesilentemexicano.wordpress.com/2012/06/28/cine-regis/ 39 para sorpresa de sus realizadores, veintiún semanas en cartelera, rompiendo para entonces con los récords de permanencia en dicha sala101 ; en los cines de la época la exhibición de las películas nacionales duraba102 entre dos y siete semanas, aproximadamente. En el ya mencionado reportaje de Luis Suárez acompañado de fotografías de Héctor García, algunos de los ganadores del Concurso de Cine Experimental opinaron acerca del conflicto generacional entre los directores de la vieja guardia y los nuevos realizadores que surgieron a partir de este evento. Por un lado, el director Alejandro Galindo, Secretario general del sindicato de directores, decía que: …es una lucha por la supervivencia: si al año hay 50 películas y son 65 los directores, no vamos a permitir que algún otro, por más ilusiones, preparación, entusiasmo que tenga, venga a quitarnos nuestro modus vivendi que ya de por sí es difícil entre nosotros. Y más aun cuando las leyes nos han dado una situación de privilegio, protegiéndonos.103 101 Manuel Michel, “Dos años de cine mexicano”. Copia al carbón de un artículo que publicado en la prensa nacional, ca.1967, pág. 3. Archivo personal del autor. 102 Vid., María Luisa Amador y Jorge Ayala Blanco. Cartelera cinematográfica 1960-1969, México, UNAM/CUEC, 1986. Por ejemplo, en 1965, La fórmula secreta de Rubén Gámez, película ganadora del I Concurso de cine experimental, permaneció en cartelera solamente cinco semanas y En este pueblo no hay ladrones, de Alberto Isaac, estuvo 9 semanas, Los cuervos están de luto, 8 semanas. La excepción para una cinta nacional fue Viento Negro, de Servando González, que permaneció 22 semanas en cartelera. En cuanto a las películas extranjeras del año, como ejemplo, se exhibió La novicia rebelde durante 65 semanas; Mary Poppins, 19 semanas y Zorba el griego, 13 semanas. 103 Luis Suárez, op. cit., p. 4. 40 Artículo de Luis Suárez para Revista de América, con fotografías de Héctor García, julio de 1965. Por otra parte, Manuel Michel comentaba que no se trataba de de una lucha “contra los viejos sino contra lo viejo, lo anticuado, lo que ha perdido su vigencia, lo que no tiene relación con la vida actual y real. Pero estamos sobre todo por lo que es una representación adecuada de los problemas vigentes, por un cine vital”.104 Desde esta perspectiva, el Concurso había sido un éxito, sin embargo, los nuevos realizadores no podían entrar al sindicato por los obstáculos impuestos por la sección de directores para que se diera un 104 Ibid., p. 6. 41 “relevo generacional”.105 El Concurso no se realizaría nuevamente; en su lugar, la Dirección de Cinematografía convocaría a un Primer Concurso Nacional de Guiones y Argumentos. Aunque el nivel medio de los guiones concursantes fue decepcionante, se lograron sin embargo unas quince buenas historias. Así, a los tres trabajos que originalmente se intentó premiar, debieron añadirse otros once destacados que se recomendaron para su filmación.
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