Logo Studenta

El-cuidado-de-la-persona-en-el-Manicomio-General-La-Castaneda-como-modelo-vigente-en-la-atencion-de-enfermera-en-salud-mental

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
PROGRAMA DE MAESTRÍA EN ENFERMERÍA 
 
 
EL CUIDADO DE LA PERSONA EN EL MANICOMIO GENERAL LA 
CASTAÑEDA COMO MODELO VIGENTE EN LA ATENCIÓN DE 
ENFERMERÍA EN SALUD MENTAL 
 
 
MAESTRO EN ENFERMERÍA 
(EDUCACIÓN) 
 
 
PRESENTA: 
E.E.S.M. DAVID OJEDA HERRERA 
 
 
DIRECTOR DE TESIS 
MTRO. ALFREDO BERMÚDEZ GONZÁLEZ 
ESCUELA NACIONAL DE ENFERMERÍA Y OBSTETRICIA 
 
 
 
México, D.F. Enero del 2014 
Ricardo
Texto escrito a máquina
TESIS QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE:
Ricardo
Texto escrito a máquina
Ricardo
Texto escrito a máquina
Ricardo
Texto escrito a máquina
Ricardo
Texto escrito a máquina
Ricardo
Texto escrito a máquina
Ricardo
Texto escrito a máquina
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
Restricciones de uso 
 
DERECHOS RESERVADOS © 
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL 
 
Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal 
del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). 
El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea 
objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para 
fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo 
mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
MAESTRíA EN ENFERMERíA 
COORDINACiÓN 
VNIVI1('iDAD NAqONAL 
AVJ'>N'MA Dr 
Mrxlc,o 
DR. ISIDRO AVILA MARTíNEZ 
DIRECTOR GENERAL DE ADMINISTRACiÓN 
ESCOLAR, UNAM. 
P R E S E N T E: 
• 
Por medio de la presente me permito informar a usted que en la reunión ordinaria 
del Comité Académico de la Maestría en Enfermería, celebrada el día 09 de 
enero del 2014, se acordó poner a su consideración el siguiente jurado para el 
examen de grado de Maestría en Enfermería (Educación en Enfermería) del 
alumno DAVID OJEDA HERRERA con número de cuenta 511003350, con la 
tesis titulada: 
"EL CUIDADO DE LA PERSONA EN EL MANICOMIO GENERAL LA 
CASTAÑEDA COMO MODELO VIGENTE EN LA ATENCiÓN DE ENFERMERíA 
EN SALUD MENTAL." 
bajo la dirección del (a) Maestro Alfredo Bermúdez González 
Presidente 
Vocal 
Secretario 
Suplente 
Suplente 
Doctora Silvia Crespo Knopfler 
Maestro Alfredo Bermúdez González 
Doctora Xochitl Martínez Barbosa 
Mtra. Victoria Fernández García 
Maestra Rosa María Ostiguín Meléndez 
Sin otro particular, quedo de usted. 
A T EN I ",A::M'-E>'N T E 
"P<?R MI RAZA HABt'AIi'Á'EL EspíRITU" 
MEXICO D, F. a 13 de fébrero del 2014. 
-
MTRA. ROSA AR A OSTIGuílíl MELÉNDEZ 
COORD ÁDORA DEL PROGRAMA 
JEG-F6 
 
 
Agradecimientos 
A Dios: 
Por haberme dado la oportunidad de estudiar esta Maestría en la UNAM, por 
permitirme terminar con bien y por haber puesto en el camino a tanta gente tan 
maravillosa que me brindo sus sabios consejos y ayuda. 
A mi familia: 
Primeramente por darme la vida, gracias por el apoyo que me han brindado en 
todo este tiempo y por siempre estar a mi lado, por darme todos esos valores y 
educación que tanto me ayudaron en la Maestría. Por el apoyo para que estuviera 
en el DF estudiando, por esos consejos tan acertados que me han ayudado para 
ser la persona que soy. A mis papás Juan Ojeda y María de Jesús Herrera 
gracias por todo, sin su apoyo no lo hubiera logrado. A mis hermanos Neto Ojeda 
y Arturo Ojeda por todo su apoyo y por los todos los buenos momentos que 
hemos pasado en familia. A mis sobrinos Jared y Arturito que han iluminado mi 
vida con su presencia en este mundo y por hacerme reír tanto. A todos mis tíos 
que me han ayudado mucho, en especial a mi Tío Manuel Herrera Rochin por 
siempre habernos apoyado a mí y a mis hermanos y siempre estar al pendiente 
cuando más lo necesitábamos, por siempre iluminarnos las navidades y en 
muchos momentos, gracias por todas esas sonrisas y felicidad que nos provocó 
durante nuestra época de niños, en especial por siempre apoyar a mi mamá, lo 
quiero y lo aprecio mucho, es que como un segundo padre para mí. También a mi 
Prima Celia gracias por todo y por ser tu misma y por siempre hacerme sonreír. A 
mi Madrina Sara que ha sido como una madre para mí, por todo su apoyo y 
consejos tan sabios. También a mi Abuela Josefa (chepita) que Dios la tenga en 
su santa gloria, gracias por siempre cuidarme en todo momento. 
A mi novia: 
A mi novia Alejandra María Espinosa Martínez por estar siempre a mi lado 
durante todo este tiempo. Por acompañarme a los archivos históricos y ayudarme 
en todo momento, además por brindarme todo ese cariño, amor y por todo su 
 
 
apoyo durante la Maestría, además de animarme en todo momento. Gracias por 
cuidarme en los momentos de enfermedad durante este periodo, por mimarme y 
estar siempre al pendiente de mí y por escucharme, además por compartir cosas 
tan lindas a tu lado, te amo mucho. Y a ti que todavía no te conocemos, pero 
sabemos que ya estas ahí, gracias por ser esa inspiración de lucha y 
perseverancia. Te amamos. 
A mis amigos: 
Gracias a Dios he conocido verdaderos amigos en especial a María Magdalena, 
Pedro, Rodolfo, Liliana, Celina, Juan Carlos, Ricardo Jiménez, Chavín, 
Andrés Nani, que me han enseñado tanto y por todos esos momentos que hemos 
pasado, buenos como malos y brindarme todo su apoyo. 
A mis Profesores: 
Como siempre lo he hecho gracias a la Dra. Carmen Grave Osuna, por todos sus 
consejos tan sabios y por guiarme al camino de la salud mental y psiquiatría, 
simplemente por ser una de las mejores profesores que he tenido durante mi 
formación académica y por estas esas charlas tan amenas que hemos tenido. A la 
Profesora Silvia Serralde de Granados por enseñarme y formarme en todo lo 
relacionado con la enfermería en salud mental, ha sido una de las mejores 
profesoras que he tenido en mi formación académica, además de ser una gran 
amiga y por todas esas buenas charlas que hemos tenido. A la Dra. Jazmín Mora 
Ríos por enseñarme tantas cosas durante la especialidad en Salud Mental, que 
me facilitaron mucho la Maestría, sin su consejo de estudiar la Maestría en este 
momento no estuviera escribiendo esto, gracias de antemano se lo agradezco 
mucho. Estoy infinitamente agradecido por todo su apoyo brindado durante la 
especialidad. Además de ser una de las mejores docentes que he tenido en mi 
formación profesional, gracias por todo. A la Dra. Silvia Crespo por enseñarme 
como ser un profesional y un profesor diferente, simplemente gracias por darme la 
oportunidad de conocer a profesionales como usted con una mirada diferente de 
cómo debe ser la docencia, disfrute mucho cada clase que tuve con usted. A la 
 
 
Mtra. Rosa María Ostiguin Meléndez gracias por todo su apoyo durante toda la 
maestría y por esta gran oportunidad de estar aquí, además por siempre confiar 
en mi desde el primer momento. Creo que la vida es bella al permitir conocer a 
personas como usted con esta visión, pero además por esas buenas charlas de 
reflexión que hemos tenido, así como las horas de trabajo tan amenos y lo mejor 
de todo por su amistad. Simplemente gracias, no tengo como agradecerle todo. 
Al Mtro. Alfredo Bermúdez González, que le puedo decir a usted querido amigo, 
creo que muchas cosas ya se las dije en persona, todo lo que pienso de usted, 
pero igualmente quiero agradecerle esta oportunidad de permitirme estar aquí en 
la Maestría, considero que más que un profesor me llevo un mejor amigo, alguien 
en quien confiar, alguien que admiro mucho. Gracias por compartir toda su 
sabiduría y por tener esta visión diferente. Me llevo recuerdos y momentos muy 
amenos que hemos pasado durante las clases, las asesorías, comidas y durante 
los viajes a congresos, esto ya es pasado, ahora viene vivir el presente para ir 
creando el futuro. Además gracias por el apoyo en los momentosdifíciles y 
siempre por estrecharme su mano cuando más lo necesitaba. 
A Jonathan Zepeda León (Papirrin) gracias por todo mi hermano, además de un 
buen compañero encontré un mejor amigo en estos 2 años, te agradezco todas 
esas charlas y consejos tan acertados. Los buenos momentos en los viajes de 
congreso, así como todas esas comidas tan amenas que invadían una dosis de 
dopamina en cada momento. De antemano te aprecio mucho mi hermano. 
Quiero agradecer a los Archivos Históricos de la Secretaria de Salud, del 
Distrito Federal, de la Facultad de Medicina de la UNAM, Biblioteca Nacional 
de la UNAM y a la Fototeca Nacional por todas las facilidades para poder 
realizar esta tesis. 
A CONACYT por todo su apoyo durante la Maestría para poder realizar los viajes 
a Congresos Nacionales como Internacionales. Instituciones como ustedes que 
ayudan a formar profesionales con estudios de posgrado en México que tanto se 
necesitan. Gracias por todo el apoyo. 
 
 
Resumen 
Titulo: El cuidado de la persona en el Manicomio General la Castañeda 
como modelo vigente en la atención de enfermería en salud mental. 
 
Introducción: El Manicomio General La Castañeda, el establecimiento 
psiquiátrico más importante de México en el siglo XX, albergó alrededor de 
sesenta mil pacientes. Estuvo poblado de niños, delincuentes, ancianos, 
alcohólicos, drogadictos y prostitutas. Las recomendaciones para la creación de 
La Castañeda estuvieron basadas en los modelos hospitalarios de Francia, 
Inglaterra, Alemania y Bélgica en una tradición que fue desde la atención 
psiquiátrica de Pinel, pasando por modelos importantes como Esquirol en Francia 
y Tuke en Inglaterra. Por lo que se hizo necesario recuperar los cuidados 
brindados por el personal de enfermería de la Castañeda y constatar si estos 
mismos pudieran seguir aplicándose en la actualidad. 
Objetivo: Conocer los cuidados brindados a las personas con problemas 
mentales en el Manicomio General La Castañeda, como un modelo vigente en la 
enfermería en salud mental. 
Metodología: Estudio de corte cualitativo con metodología histórica que permite 
desde la heurística una abstracción de las fuentes consultadas y a partir de la 
hermenéutica, una reconstrucción de los acontecimientos pasados en beneficio 
de la salud mental presente. 
Resultados: Los cuidados brindados a las personas en La Castañeda estaban 
basados en los modelos europeos, donde la idea dominante era que los locos 
jugando y trabajando se curaban. Por lo que se empezaron a dar una serie de 
cuidados a partir de dicha premisa. Se pensaba que el enfermero debía estar 
siempre presente en todos los cuidados y tratamientos, para que el enfermo 
tuviera mayores beneficios en su recuperación. Los cuidados de enfermería en 
salud mental eran brindados bajo ciertas condiciones de horarios y espacios. 
 
 
Discusión y Conclusiones: La proyección que se pudo haber tenido sobre los 
cuidados que se brindaron en La Castañeda fueron un parteaguas importante para 
la continuidad de el modelo de cuidados en salud mental que actualmente se 
realiza, donde muchos de estos cuidados siguen vigentes por sus grandes 
beneficios que siguen proporcionando a las personas con problemas de alteración 
mental en México. 
Descriptores: Historia en enfermería, Cuidados de enfermería en salud mental, 
Manicomio La Castañeda 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Abstract 
Title: Caring for the person on Madhouse General La Castañeda as the current 
model of care in mental health nursing 
Introduction: The General Insane Asylum La Castañeda, the largest psychiatric 
institution in Mexico in the twentieth century, it housed about sixty thousand 
patients. Was populated with children, offenders, the elderly, alcoholics, drug 
addicts and prostitutes. Recommendations for the creation of La Castañeda were 
based on hospital models from France, England, Germany and Belgium in a 
tradition that was from Pinel psychiatric care, to important models as Esquirol in 
France and Tuke in England. As it became necessary to recover the care provided 
by the nursing staff of Castaneda and determine whether these risks may continue 
to apply today. 
Aim: To determine the care given to people with mental health problems in the 
General Insane Asylum La Castañeda as a current model in mental health nursing. 
. 
Methods: qualitative study with historical methodology that allows an abstraction 
from heuristic sources consulted and from hermeneutics, a reconstruction of past 
events for the benefit of present mental health. 
Results: The care provided to people in La Castañeda were based on European 
models , where the dominant idea was that crazy playing and working healed . As 
they began to give a series of care from that premise. It was thought that the nurse 
should always be present in all care and treatment for the sick had higher profits in 
their recovery. Nursing care in mental health were provided under certain times 
and spaces 
Discussion and Conclusions: The projection may have had about the care that is 
provided in La Castañeda were important for the continuity of the model of mental 
health care currently takes watershed , where many of these continue to care for 
 
 
their large numbers continue to provide benefits to people with mental disorder in 
Mexico 
Descriptors: History in nursing, Nursing in Mental Health, Asylum La Castañeda 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
CONTENIDO 
1.- INTRODUCCIÓN 
1.1.- Problematización 15 
1.2.- Importancia de la investigación 17 
1.3.- Propósito de la Investigación 19 
1.4.- Objetivo general 19 
 1.4.1.- Objetivos específicos 19 
1.5. Metodología 20 
1.6.- Tipo de estudio 20 
1.7.- Fuentes de información 22 
1.8.- Proceso para la obtención de resultados 23 
1.9.- Consideraciones éticas 23 
 
2.- MARCO TEORICO 
2.1.- Antecedentes Históricos 24 
2-2.-La creación de Hospitales para la locura 25 
2.3.- Cuidados y modelos 29 
2.4.- Tratamientos de los insensatos 34 
 2.4.1-El frenesí, la manía, la melancolía y la imbecilidad 35 
2.5.- La locura y el agua 37 
2.6.- La locura y la muerte en vida 39 
2.7.- Prisión y locura 41 
2.8.- La locura como diversión de la sociedad 47 
 
3.- HOSPITALES ANTECESORES DEL MANICOMIO LA CASTAÑEDA 
3.1.- Los Hitos de la locura en el México Colonial 50 
3.2.- Hospital de San Hipólito 51 
3.3.- Hospital la Canoa o Divino Salvador 55 
3.4.- Manicomio General La Castañeda 58 
 
 
 
 
4.- EL CUIDADO DE LA PERSONA EN EL MANICOMIO GENERAL LA 
CASTAÑEDA 
 
4.1.- Reclutamiento de los recursos de cuidado en el Manicomio La 
Castañeda 
75 
4.2.- Padecimientos en el Manicomio La Castañeda 78 
4.3.- La Escuela de Enfermería en La Castañeda 81 
4.4.- Obligaciones de enfermería en el Manicomio La Castañeda 89 
4.5.- Cuidados de enfermería en salud mental en el Manicomio La 
Castañeda 
94 
4.6.- Los cuidados de salud mental actuales 123 
 
5.- DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES 135 
 
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS 140 
 
 
 
 
 
 
 
 
12 
1.- INTRODUCCIÓN 
La presente tesis se plantea y orienta hacia la importancia de conocer los 
cuidados que se ofrecían en el Manicomio General de La Castañeda por parte de 
los profesionales de salud para con ello analizar si estos cuidados son parte de un 
modelo vigente en la enfermería en salud mental Mexicana. Todo esto se realizó a 
través del método hermenéutico, mediante la búsqueda de información en 
diferentes archivos históricos de la Ciudad de México con la intención de encontrar 
un nexo histórico con los cuidados de enfermería en salud mental durante el 
periodo que existió La Castañeda. Autores como Cristina Sacristán, Andrés Ríos, 
Cristina Rivera Garza, entre otros, han escrito acerca de la locura en el Manicomio 
La Castañeda, su historia, sus causas, internamientos injustos, pero poco o casi 
nadasobre los cuidados de enfermería que se brindaban ahí. La premisa que 
dirige la investigación se plantea en la idea de que es importante conocer si ha 
habido una evolución dentro de los cuidados de la enfermería en salud mental o 
ha existido un estancamiento dentro de esta área de la enfermería hacia la 
atención de las personas con una alteración mental. Por ello es necesaria la 
construcción de un fundamento epistemológico solido de los cuidados de 
enfermería en salud mental. A partir de formar una conciencia histórica, como 
forma de autoconocimiento que nos ayudará a entender mejor nuestra profesión, 
donde se necesita hacer un esfuerzo muy grande para liberarse del prejuicio que 
nos ha acompañado durante años de omitir los estudios históricos en la formación 
académica y como soporte filosófico de nuestros campos de estudios dentro del 
cuidado de la persona. Los estudios históricos deberían de formar parte de una 
tradición investigativa de enfermería y no solo como una experiencia vaga que 
pasa por las aulas, por lo que se debe formar un pensamiento histórico 
fundamentado en el cuidado de la persona con enfermedad mental. 
El desarrollo del trabajo se ha conformado de cinco capítulos que se vislumbran 
desde la siguiente perspectiva:
 
 
13 
En el primer capítulo se plantea la fundamentación del tema, donde se justifica 
porqué se realizó esta investigación, así como su importancia dentro de la 
enfermería en la salud mental mexicana. Además de los objetivos, la metodología 
utilizada para poder hacer esta tesis, los diferentes tipos de archivos históricos y la 
sistematización de intervenciones que se tuvieron que realizar para poder tener 
accesos a los expedientes, a los planos y las imágenes que se presentan en este 
trabajo. Así como el proceso utilizado para la obtención de los hallazgos, que va 
desde la revisión, tanto de los catálogos impresos como digitales hasta la 
interpretación de los textos, planos e imágenes. 
En el segundo capítulo se exponen los antecedentes históricos de la locura en la 
época clásica desde la mirada de Michael Foucault, como se inició la creación de 
los hospitales para la locura, los diferentes tratamientos utilizados para los locos. 
Así como las diferentes maneras en que se les llamaba a los locos, la relación con 
la locura y el agua, la locura y la muerte en vida, la prisión y locura, así como la 
locura como diversión para la sociedad. 
En el tercer capítulo se presentan los hitos de la locura en el México colonial, la 
forma en que eran vistos los locos, su internamiento, las creencias de la sociedad, 
como se convivía con el insensato, así como los hospitales antecesores al 
Manicomio de La Castañeda. Siendo el Hospital de San Hipólito el primer hospital 
creado para los locos en América Latina por Fray Bernandino Álvarez, exclusivo 
para hombres. Además del Hospital del Divino Salvador o la Canoa fundado por 
José Sáyago, exclusivo para mujeres. Se mencionan este tipo de hospitales ya 
que a su clausura los hombres y mujeres fueron traslados a La Castañeda en 
1910, año de su apertura por en su momento Presidente Porfirio Díaz. 
En el cuarto capítulo se muestran los hallazgos realizados en esta investigación, 
donde se da a conocer el cuidado de la persona en el Manicomio La Castañeda, 
sus intenciones, los diferentes cuidados basados en los modelos europeos, así 
como las diferentes obligaciones que tenía el personal de enfermería en la 
atención de las personas hospitalizadas. Dentro de este capítulo usted encontrará 
 
 
14 
los cuidados actuales de enfermería en salud mental y de esta manera comprobar 
la vigencia o no de los cuidados utilizados en la Castañeda en la época actual. 
Por último, se presenta la discusión del trabajo y las conclusiones. Así como 
comentarios personales sobre lo que ésta tesis puede aportar a construir un 
fundamento epistemológico sólido de los cuidados de enfermería en salud mental. 
Para de esta manera conocer los inicios de los cuidados de la enfermería en salud 
mental mexicana, que ayudará a entender mejor la profesión desde la visión 
histórica al clarificar los paradigmas en que se está ubicado en esta dimensión en 
particular de su práctica. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
15 
1.1.- Problematización 
A partir de los estudios de posgrados se puede hacer una revisión histórica que 
permita realizar una recuperación de los antecedentes históricos de las prácticas y 
cuidados que se brindaban en el Manicomio General La Castañeda, en donde se 
guardan muchos secretos poco investigados. 
Desafortunadamente este tipo de investigaciones son muy difíciles de realizar 
debido a la falta de personal de enfermería en salud mental que tenga una mirada 
sustentada en el conocimiento epistémico y así como su nula preparación en este 
tipo de metodologías. Por lo que solo a partir de este grado de estudios se 
adquieren los elementos cognitivos, metodológicos necesarios para realizar estas 
investigaciones. 
Debido a que en nuestro país la enfermería en salud mental lleva muy poco 
tiempo de existir, a partir de las clases de los primeros profesores extranjeros 
provenientes de la OMS/OPS tales como: Silvina Malvarez, María Fila, Hugo 
Cohen, cuya labor era preparar docentes en la salud mental, para iniciar el 
proyecto de enfermería en salud mental en México. Todo esto debido al aumento 
de las enfermedades mentales en nuestro país y la falta de personal capacitado 
(Ojeda-Herrera, 2012). Mencionado este tipo de antecedentes, nos damos cuenta 
que hemos dependido de los modelos europeos de atención del cuidado a la 
persona con problemas mentales y no hemos generado investigaciones sobre 
nuestra propia historia del cuidado de la salud mental. Por lo que este estudio 
toma una gran relevancia para ir generando ese conocimiento epistemológico e 
histórico que tanto necesitamos. 
También son importantes estos tipo de estudios ante el aumento de las 
enfermedades mentales en el mundo y en México, donde se estima que 
aproximadamente 450 millones de personas padecen un trastorno mental en todo 
el mundo. Se calcula que los trastornos mentales representan el 12% de la carga 
de morbilidad en el mundo. Los trastornos mentales afectan en un momento dado 
al 10% de la población adulta aproximadamente (OMS, 2001). Los padecimientos 
más frecuentes son los trastornos depresivos, la esquizofrenia, la epilepsia, las 
adicciones, la enfermedad de Alzheimer, el retraso mental y los trastornos de la 
 
 
16 
infancia. La depresión es la causa principal de discapacidad a nivel mundial y la 
cuarta de las diez causas principales de la carga de morbilidad a nivel mundial. En 
caso de que las cifras no se muevan en pro de la salud mental, para el año 2020 
la depresión se convertirá en la segunda de causa de morbilidad a nivel mundial, 
solo detrás de las enfermedades cardiovasculares. 
Hoy en día hablar de salud mental es sumamente importante tanto a nivel mundial 
como nacional, debido a los incrementos de la pobreza, migración, guerras y 
víctimas del narcotráfico. Los aspectos de salud mental a pesar de su importancia 
no han sido una prioridad para los gobiernos, tanto que no se refleja en la 
designación del presupuesto destinado a este rubro. La Secretaría de Salud 
destina para la salud mental el 2% del presupuesto total asignado y de este 
porcentaje, el 80% se utiliza para los gastos de los hospitales en salud mental 
(OPS/OMS, 2011). 
A México, le falta mucho por hacer en la atención de la salud mental, ya que 
solamente un 30% de los hospitales de salud mental cuentan con protocolos de 
evaluación y tratamiento para condiciones claves de salud mental, además de una 
falta de personal capacitado para tratar este tipo de padecimientos (OPS/OMS, 
2011). No cabe duda que la esencia de la enfermería es el cuidado, por ello la 
importancia que los profesionales deenfermería estén bien capacitados y 
conozcan los antecedentes históricos del cuidado en la enfermería en salud 
mental y de esta manera brindar una atención de calidad a las personas que lo 
requieran. Con este tipo de investigaciones se va a establecer un precedente 
epistemológico en el cuidado de la salud mental, que es tan necesario para la 
disciplina en enfermería y de esta manera fundamentar nuestros cuidados en las 
personas con problemas mentales. Esto ayudará a que la enfermería tenga una 
identidad en el cuidado de la salud mental y de esta manera el profesional se 
sienta identificado durante su actuar disciplinar. 
 
 
 
 
 
17 
1.2. Importancia de la investigación 
El Manicomio General de La Castañeda fue abierto el 1 de septiembre de 1910 y 
clausurado el 28 de junio de 1968 en su momento fue considerado el hospital 
psiquiátrico más moderno, que estuvo poblado de niños, delincuentes, ancianos, 
alcohólicos, drogadictos y prostitutas. Los enfermos mentales estuvieron 
distribuidos en Pabellones para mujeres y para hombres. Existían pabellones para 
los distinguidos, donde se recibía a los enfermos con mayor poder adquisitivo, 
pabellón de observación que era destinado a indigentes que permanecían ahí el 
tiempo necesario para su clasificación y posteriormente asignarlos a un pabellón 
en especifico. También había un pabellón de toxicómanos y peligrosos donde 
estaban los locos más violentos, impulsivos o agitados. Además existían los 
pabellones de Epilépticos, de Imbéciles y de Infecciosos; en este último pabellón 
se hospitalizaban a las prostitutas. La Castañeda fue inaugurada con 350 hombres 
remitidos del Hospital para Dementes de San Hipólito y 429 mujeres provenientes 
del Hospital del Divino Salvador. Ambos establecimientos eran de origen colonial y 
fueron clausurados debido a la apertura de la Castañeda (Ríos-Molina, 2009). 
Durante los años de existencia del Manicomio se atendieron a más de 60.000 
pacientes procedentes de cualquier punto de la república (Sacristán, 2001). Las 
recomendaciones de la Comisión de médicos para la creación de un nuevo 
manicomio están basadas en los modelos hospitalarios de Francia, Inglaterra, 
Alemania y Bélgica en una tradición que va desde Philippe Pinel (Capetillo, 2001), 
pasando por nombres importantes como Jean-Étienne Dominique Esquirol en 
Francia, William Tuke en Inglaterra, Friedrich Heinrich Jacobi en Alemania, 
llegando hasta el gran Jean-Martin Charcot del Hospital Sainte-Anne de París. 
Este modelo consiste en la Implementación del método terapéutico conocido como 
Tratamiento moral (Libertad, evolución y equidad) que fuera propuesto por los 
alienistas europeos durante los siglos XVIII y XIX. 
El objetivo principal de la Castañeda fue desempeñarse como hospital y como 
asilo para la atención psiquiátrica de enfermos mentales de ambos sexos, de 
cualquier edad, nacionalidad y religión. Otro objetivo fue cooperar en la enseñanza 
 
 
18 
clínica médica mediante la impartición de las clínicas de enfermedades mentales, 
pero no sólo asistían los estudiantes de medicina sino también las alumnas de 
enfermería. 
Cabe mencionar que dentro de las instalaciones del manicomio se destinó una 
habitación para los practicantes, quienes acudían a sus diferentes pabellones de 
observación: distinguidos, tranquilos, imbéciles, epilépticos, toxicómanos y 
peligrosos, permitiéndoles hacer un estudio integrado sobre las enfermedades 
mentales. 
Las autoridades de la Castañeda definieron la locura como una enfermedad que 
distorsionaba el funcionamiento de la mente, quienes la padecían manifestaban 
incoherencia en el lenguaje y desórdenes físicos del cuerpo. Para reconocer la 
locura las autoridades se basaban en el funcionamiento mental y la forma de 
expresarse de los pacientes. Algo que caracterizó a todos los pacientes era la 
ausencia de razón. 
El manicomio, a diferencia de los antiguos hospitales, pretendía ser un espacio 
terapéutico y de contención social, e intentaba a través del tratamiento moral influir 
en el estado anímico del enfermo mediante una estrecha relación médico-paciente 
y paciente-enfermero, además de apoyarse en distractores del delirio como el 
teatro, la música o el trabajo, ocupaciones perfectas para evitar que las ideas fijas 
tomaran posesión de la mente. La relación paciente-enfermero tuvo mucha más 
importancia que la relación médico-paciente, debido al acercamiento y contacto 
que se tenían con las personas hospitalizadas, era tal el convivio que muchos 
enfermeros dormían en la misma habitación de las personas hospitalizadas 
(Martínez, 2001). Este tipo de relaciones pasa de igual manera en la época actual 
donde el personal de enfermería tiene más contacto y estrecha relación con las 
personas con un problema de salud, donde solamente el médico supervisa como 
va evolucionando el paciente con el tratamiento. 
Los tipos de cuidados que los profesionales de la salud brindaban en la época del 
Manicomio La Castañeda guardan muchos misterios, han sido poco estudiados 
 
 
19 
por los historiadores, por ende es importante recuperar las atenciones que se 
brindaban en los pabellones y verificar si realmente estas funcionaban en la 
atención de las personas hospitalizadas ahí. Por ello es necesario el rescate 
histórico de lo que se hacía en antaño en la Castañeda, para confirmar la 
evolución en el personal de salud y corroborar la trascendencia en los haceres 
disciplinares de la enfermería en salud mental. 
1.3.- Propósito de la investigación 
Indagar los tipos de cuidados que brindaba el personal de salud y confrontar si 
estos cuidados que se prodigaban siguen aplicándose en la actualidad. Para ello 
es necesario retomar el concepto de cultura imperante en la época y la necesidad 
de construir inmuebles para personas con padecimientos mentales, explorar las 
intenciones, objetivos, metas y congruencia con los tiempos modernos y 
reflexionar al respecto de lo que se ha ganado y se ha perdido. 
1.4.- Objetivo general 
 Conocer los cuidados brindados a las personas con problemas mentales en 
el Manicomio General la Castañeda, como un modelo vigente en la 
enfermería en salud mental. 
 
1.4.1.- Objetivos específicos 
 Describir si los tipos de cuidados que se realizaban en la Castañeda eran 
benéficos para el tratamiento de las personas. 
 Recuperar los diferentes tipos de cuidados que se brindaban por el 
personal de enfermería. 
 Identificar si los tipos de cuidado que se realizaban siguen vigentes en la 
actualidad. 
 Identificar la influencia de los modelos europeos en los cuidados de 
enfermería en salud mental. 
 
 
20 
1.5.- METODOLOGÍA 
1.6.- Tipo de estudio 
Estudio de corte cualitativo con metodología histórica que permite desde la 
heurística una abstracción de las fuentes consultadas y a partir de la 
hermenéutica, una reconstrucción de los acontecimientos pasados en beneficio 
de la salud mental presente. 
Para Hans-Georg Gadamer la interpretación no es un acto complementario y 
posterior al de la compresión, sino que comprender es siempre interpretar, en 
consecuencia la interpretación es la forma explícita de la compresión (Verdad y 
método: 378). Para Gadamer la experiencia hermenéutica es una forma de 
diálogo, ya que hay que en entrar en conversación con el texto. Acercarse a un 
texto es reconstruir la historia de los hechos y realizar un rescate de los 
significados vistos en las palabras escritas. Este filósofo refiere que lo que se dice 
en el texto tiene que ser despojado y comprendido, para que de esta manera se 
resalte su valor (Gadamer, 2001:474). 
Por lo tanto es necesario recurrir a la hermenéutica, ya que es una interpretación 
que no solo se trata de la compresión de un hecho, de un dicho o de un escrito, 
sino de la existencia histórica del hombre y más en conjunto de la historia de una 
profesión (Ferraris, 2004:21). Se debe hacerconsciencia de que somos historia, 
de que cada uno de nuestros juicios aunque sean aparentemente objetivos, 
resultan guiados por las condiciones y prejuicios de los que no podrá deshacerse 
nunca totalmente, ya que necesitamos de la sensatez del análisis de los hechos 
históricos para una mejor compresión de la enfermería en salud mental (Ferraris, 
2004:39). Heidegger nos habla del mundo histórico como una necesidad, él asume 
que la historia ha determinado nuestros conceptos de objeto-sujeto (Heidegger, 
2009:46). Además menciona que toda nuestra existencia es hermenéutica, ya que 
formamos parte de la tradición histórica y lingüística de los hechos (Heidegger, 
2009:90). 
 
 
21 
El método hermenéutico da la oportunidad de comprender el mundo de diversos 
modos, donde son nuestras necesidades las que interpretan el mundo, nuestros 
sentidos. Todo instinto es una especie de sed de conocimiento, en pro de realizar 
aportaciones a nuestra profesión de enfermería. 
Dentro del desarrollo de métodos y técnicas para la recolección de la información 
se realizaron consultas a los diferentes archivos históricos de la Ciudad de México, 
además se exploró el catálogo digital en línea de la Fototeca Nacional del INAH, 
previo a ello se visitó la sede en la colonia Roma de esta misma institución. Se 
solicitó la autorización por medio de oficios para la consulta de los diferentes 
expedientes en los diversos archivos históricos, así como el permiso del INAH 
para poder incluir las imágenes que se muestran en la tesis. Se fue recogiendo la 
información necesaria para la realización de esta investigación y desarrollando 
campos hermenéuticos de los cuidados de enfermería que se brindaban en la 
Castañeda en donde a partir de ahí se fueron analizando los datos obtenidos para 
la reconstrucción de los hechos, así como el análisis semiótico de las imágenes 
que nos permitió realizar el análisis exhaustivo de cada imagen consultada. La 
información proviene de fuentes históricas primarias de las consultas realizadas en 
los diferentes acervos sobre el Manicomio General de La Castañeda. Además se 
revisaron y analizaron algunas fuentes provenientes de artículos y libros 
relacionados con el tema de investigación. Para corroborar la vigencia de los 
cuidados de enfermería en salud mental se realizó un análisis de una serie de 
libros sobre los cuidados que se brindan a las personas con alteraciones 
mentales. 
 
 
 
 
 
 
 
22 
1.7.- Fuentes de información 
La información obtenida en esta investigación se obtuvo de la consulta de los 
diferentes acervos de los Archivos Históricos y de la Fototeca Nacional del INAH. 
 
 
ARCHIVO HISTORICO DE LA SECRETARIA DE SALUD 
• Fondo: Manicomio La Castañeda, Sección: Administrativa 
• Fondo Beneficencia Pública, Sección: Establecimientos Hospitalarios, Serie: 
Manicomio General 
• Fondo: Beneficencia Pública, Sección: Establecimientos Hospitalarios, Serie: 
Hospital de San Hipólito 
 
ARCHIVO HISTORICO DEL DISTRITO FEDERAL 
• Fondo: Municipalidades Sección: Mixcoac: Serie: Salubridad, Hospitales y 
Beneficencia 
• Fondo: Municipalidades Sección: Mixcoac: Serie: Justicia 
• Fondo: Municipalidades Sección: San Ángel: Serie: Salubridad-Beneficencia 
• Fondo: Municipalidades Sección: Tacubaya: Serie: Policía 
• Fondo: Municipalidades Sección: Tacubaya: Serie: Salubridad 
• Fondo: Municipalidades Sección: Tlalpan: Serie: Beneficencia 
• Planoteca 
 
ARCHIVO HISTORICO DE LA FACULTAD DE MEDICINA DE LA UNAM 
• Fondo Escuela de Medicina y Alumnos (FEMyA) 
 
HEMEROTECA NACIONAL (UNAM) 
• Acervo Micrográfico 
 
FOTOTECA NACIONAL DEL INAH 
• Acervo de la Fototeca Nacional del Manicomio La Castañeda 
 
 
23 
1.8.- Proceso para la obtención de resultados 
 
1.6.3.- Consideraciones éticas. Al momento de realizar la solicitud para ingresar 
a los archivos históricos donde se realizó la consulta de los expedientes, se 
hicieron los trámites que corresponden al tipo de información consultada. Además 
de firmar oficios donde estábamos de acuerdo en omitir los nombres de las 
personas hospitalizadas que aparecían en los expedientes consultados. Por ende 
dentro de esta investigación se reservan los nombres de las personas internadas 
en el Manicomio General La Castañeda. Todo esto a partir de la Ley de 
Transparencia y del IFAI. 
 
 
 
 
 
Localización de las 
fuentes (Catálogos 
impresos, digitales, 
imágenes y planos) 
Revisión de 
expedientes, planos 
e imágenes 
Selección de la 
información 
Interpretación de los 
textos, imágenes 
(análisis semiótico) y 
planos 
Hallazgos 
 
 
24 
2.- MARCO TEÓRICO 
2.1. Antecedentes Históricos 
Hablar de la locura en la época clásica es remontarnos a Michel Foucault, él nos 
relata las historias de cómo se trataba, entendía y se miraba la locura. Donde se 
pretendía dar respuestas a las diferentes maneras de ver la locura por las 
personas de la época. Esta perspectiva entiende que la enfermedad mental 
siempre ha existido, pero los prejuicios religiosos, las concepciones mágicas y la 
forma de ver la locura por la sociedad habrían impedido su apertura a la 
observación, formas de tratamiento y comprensión de la locura. Además de 
Foucault se retomaron algunas lecturas de otros autores para comprender y 
analizar la locura a través de los años como: Philippe Pinel, Jean-Étienne 
Dominique Esquirol, William Tuke, Jean-Martin Charcot, Sebastián Brant, Josefina 
Muriel, Cristina Rivera Garza, Cristina Sacristán y Andrés Ríos. Este tipo de 
lecturas nos ayudo a comprender como ha sido vista la locura en diferentes 
periodos. 
 
No es indiferente el hecho de que los locos hayan quedado desterrados en el gran 
exilio que se les daba. Desde el principio, tendrán su lugar al lado de los pobres, 
buenos o malvados y de los ociosos. Como sus compañeros, los locos estaban 
sometidos a las reglas del trabajo obligatorio en donde adquirían su fisonomía 
peculiar bajo las obligaciones laborales. En los talleres donde los locos estaban 
laborando con otros alienados, algunos se distinguían por su incapacidad para el 
trabajo y para seguir los ritmos de la vida laboral. No fue preciso llegar al siglo XVII 
para encerrar a los locos, pero sí es en esta época cuando se les comienza a 
internar, mezclándolos con una población con la cual se les reconocía con ciertos 
rasgos de locura. 
 
Hasta el Renacimiento, la sensibilidad ante la locura estaba ligada a la presencia 
de trascendencias imaginarias. En la edad clásica, por vez primera, la locura es 
percibida a través de una condenación ética de la ociosidad y dentro de una 
inmanencia social garantizada por la comunidad del trabajo. Esta comunidad 
 
 
25 
adquiere un poder ético de reparto que le permite rechazar, como a un mundo 
distinto, todas las formas de inutilidad social. Es en este otro mundo, cercado por 
las potencias sagradas del trabajo, donde la locura va a adquirir el estatuto que le 
conocemos (Foucault, 1967: 116). 
A partir del siglo XVII el hombre sin razón era un personaje tomado del mundo 
social de la época, juzgado y condenado por la sociedad de la que formaba parte. 
He ahí, el punto esencial que la locura haya sido bruscamente investida en un 
mundo social, donde encuentra ahora su lugar privilegiado y casi exclusivo de 
aparición, que se le haya atribuido, casi de la mañana a la noche, un dominio 
limitado donde cualquiera podía reconocerla y denunciarla, en donde se le veía 
rondar por todos los linderos, habitar abiertamente los lugares más familiares, en 
donde los expulsaron, por medida de orden, seguridad de la sociedad a manos de 
la policía (Foucault, 1967: 164). 
 
2.2.- La creación de Hospitales para la locura 
En 1525, Miguel Geismayer exige la transformación de todos los monasterios en 
hospitales, la Dieta de Espira recibe al año siguiente un cuaderno de quejas que 
pide la supresión de los conventos y la confiscación de sus bienes,que deberán 
servir para aliviar la miseria y la locura. En los antiguos conventos es donde se 
van a establecer los grandes asilos de Alemania y de Inglaterra. Uno de los 
primeros hospitales que un país protestante haya destinado a los locos (Arme 
Wahnsinnige und Presshafte) fue establecido por el landgrave Felipe de Hainau en 
1533, en un antiguo convento de monjes (Foucault, 1967: 93). En 1695 se había 
abierto en Aix (Francia) un hospital para los insensatos, con la condición de que 
los locos fuesen violentos y peligrosos, lo que indicaba bastante el carácter aún 
puramente represivo de esta institución. En el siglo XVIII empieza a practicarse 
regularmente el internamiento en casas reservadas estrictamente a los locos 
(Foucault, 1967: 70). Es en el Hospital de los locos incurables donde son 
exhibidas todas las formas de locura y enfermedades del espíritu, tanto de los 
hombres como de las mujeres. Cada forma de locura encontró ahí su lugar, sus 
insignias y su dios protector, la locura frenética, necia, simbolizada por un 
 
 
26 
insensato arriba de una silla, se agitaba bajo la mirada de Minerva (Diosa de la 
sabiduría, las artes, las técnicas de la guerra, además de la protectora de Roma y 
la patrona de los artesanos) los locos melancólicos que recorren el campo, lobos 
ávidos y solitarios tenían por dios a Júpiter (maestro en las metamorfosis 
animales), después vienen los locos borrachos, los locos desprovistos de memoria 
así como de entendimiento, los locos adormecidos y medio muertos, los locos 
atolondrados con la cabeza vacía. Todo este mundo de desorden, perfectamente 
ordenado, hace por turno el elogio de la razón. En este Hospital, el encierro ya ha 
desplazado al embarco de los insensatos (Foucault, 1967: 72). 
La locura ya no hallará hospitalidad sino entre las paredes del hospital, al lado de 
todos los pobres. Es allí donde se encontró a fines del siglo XVIII. Para esto nació 
una nueva forma de juzgar al loco, ya dejando de lado el juicio religioso y dando la 
bienvenida al juicio social. Si el loco aparece ordinariamente en el paisaje humano 
de la Edad Media, es como llegado de otro mundo. Antes se le recibía porque 
venía de otra parte, ahora se le va a excluir porque viene de aquí mismo y ocupa 
un lugar entre los pobres, los míseros, los vagabundos. La hospitalidad que lo 
acoge va a convertirse nuevo equívoco en la medida de saneamiento que lo pone 
fuera de circulación. En efecto, el loco vaga, pero ya no por el camino de una 
extraña peregrinación y no perturba el orden del espacio social. Despojada de los 
derechos de la miseria, robada de su gloria, la locura, con la pobreza y la 
holgazanería, aparece en adelante, secamente en la dialéctica inmanente de los 
estados (Foucault, 1967: 101). 
Desde la creación del Hospital Bedlam en Inglaterra y de las casas correccionales, 
hasta el fin del siglo XVIII, la época clásica practicó el encierro. Se encerró a los 
depravados, a los padres malgastadores, a los hijos pródigos, a los pecadores, a 
los libertinos. En Paris se efectuaban detenciones de insensatos, hombres 
dementes, gentes de espíritu alienado, personas que se han vuelto totalmente 
locas, donde posteriormente se les ingresaba al Hospital Aix (Foucault, 1967: 
174). El mundo de la locura no era uniforme en la época clásica. Los locos eran 
tratados pura y simplemente como prisioneros de la policía (Foucault, 1967: 176). 
 
 
27 
En Londres, Bedlam es un lugar reservado exclusivamente para los llamados 
lunáticos. El hospital había sido fundado a mediados del siglo XIII y en 1403 tenía 
allí la presencia de seis alienados que se mantenían con cadenas y hierros. En 
1598 hay veinte. Cuando las ampliaciones de 1642, se construyen doce cámaras 
nuevas, ocho de ellas expresamente destinadas a los insensatos. Después de la 
reconstrucción de 1676, el hospital puede contener entre 120 y 150 personas. No 
se aceptan allí lunáticos considerados como incurables y no es hasta 1773, 
cuando para ello se construirán, en el interior mismo del hospital, dos edificios 
especiales. Los internados recibían cuidados regulares o más exactamente de 
temporada. Las grandes medicaciones sólo son aplicadas una vez al año y para 
todos a la vez, durante la primavera. T. Monro, que era médico de Bedlam desde 
1783, estableció los grandes lineamientos de su práctica en el Comité de 
Averiguación de los Comunes. Los enfermos debían ser sangrados a más tardar a 
fines del mes de mayo, según el tiempo; después de la sangría, debían tomar 
vomitivos una vez por semana, durante cierto número de semanas. Después se 
purgaban y todo esto se practicó durante esta época (Foucault, 1967: 177). 
En la clínica de Edimburgo, la observación consistía en cuatro series de 
cuestiones, la primera sobre la edad, el sexo, el temperamento, la profesión del 
enfermo, la segunda sobre los síntomas que éste sentía, la tercera concernía al 
origen y al desarrollo de la enfermedad, la cuarta por último iba hasta las causas 
lejanas y los accidentes anteriores (Foucault, 2012: 154). Falso sería considerar 
que el internamiento de los insensatos en los siglos XVII y XVIII era una medida 
de policía que no presentará problemas o que manifestará por lo menos una 
insensibilidad uniforme al carácter patológico de la alienación. 
En los hospitales se empezaron a reservar salas para los insensatos, a principios 
del siglo XV se señaló la presencia de locos en el Hospital de Bedlam, que había 
sido fundado a mediados del siglo XIII y confiscado por la corona en 1373. En la 
misma época se señalaron en Alemania, locales especialmente destinados a los 
insensatos, primero el Narrhäuslern de Nuremberg, después en 1477 en el 
Hospital de Frankfurt, un edificio para los alienados y los Ungehorsame Kranke. 
 
 
28 
En Hamburgo se menciona en 1376 una cista stolidorum, que también se llama 
custodia fatuorum. 
Otra prueba más del estatuto singular que adquirió el loco, a fines de la Edad 
Media, es el extraño desarrollo de la colonia de Gheel: peregrinación frecuentada 
sin duda desde el siglo X, que constituye una aldea en que la tercera parte de la 
población estaba integrada por alienados (Foucault, 1967: 188). Por relación al 
loco de los Narrtürmer y de los primeros asilos de España, el loco de la época 
clásica, encerrado con los enfermos venéreos, los degenerados, los libertinos, los 
homosexuales, ha perdido los indicios de su individualidad; se disipa en una 
aprehensión general de la sinrazón (Foucault, 1967: 189). 
Durante el siglo XIX en el momento en que la jurisprudencia de la alienación se 
convierte en condición previa de todo internamiento es también el momento en 
que está naciendo una psiquiatría que pretende tratar por primera vez al loco 
como un ser humano. Esto quería decir que por primera vez el hombre alienado es 
reconocido como incapaz y como loco. Su extravagancia, percibida 
inmediatamente por la sociedad, limita su existencia jurídica, pero sin rebasarla. 
Por el hecho mismo, los dos usos de la medicina se reconcilian, el que trata de 
definir las estructuras finas de la responsabilidad y de la capacidad y el que sólo 
ayuda a desencadenar el decreto social del internamiento (Foucault, 1967: 206). 
En el Hospital de Nantes, el zoológico parece un conjunto de jaulas individuales 
para bestias feroces. Donde Jean-Étienne Dominique Esquirol nunca había visto 
tal abundancia de cerraduras, de candados, de barras de hierro para atrancar las 
puertas de los calabozos. Unas ventanillas a un lado de las puertas, tenían barras 
de hierro y postigos. Muy cerca de la abertura colgaba una cadena fija a la pared, 
que llevaba en el otro extremo un recipiente de hierro colado en el cual eran 
depositados los alimentos y pasados a través de los barrotes. Cuando Fodéré 
llega al Hospital de Estrasburgo en 1814, encuentra que está instalado, con 
mucho cuidado y habilidad, una especie deestablo humano, donde los trataban 
como animales siempre vigilados, mal alimentados y en condiciones insalubres. 
Este tipo de habitaciones hechas con tablas o fierros eran exclusivas para los 
 
 
29 
locos, donde las condiciones de higiene eran las peores, con malos olores, poca 
luz, además solo podía dar cabida a muy pocas personas, por lo que había 
hacinamiento de locos. Las jaulas tenían una especie de tragaluz donde les 
entraba poca luz en esa gran oscuridad ya vivida entre ellos, además este tipo de 
rejilla servía para pasarles sus alimentaos y pasaban agua a los locos. Sobre los 
tragaluz se les arrojaba un poco de paja, sobre la cual dormía el insensato, 
desnudo o semidesnudo y hacia sus necesidades fisiológicas, como los animales 
(Foucault, 1967: 233). 
Cuando la locura hacia nacer su desorden entre las nociones, podían presentarse 
bajo nueve aspectos distintos, ilusión, fantasma, extravagancia, impulsión, 
maquinación, exaltación, hipocondría, locura apetitiva y locura patética. Hasta ahí 
se había preservado la coherencia, pero existían 16 variedades de locuras; locura 
patética: locura amorosa, celosa, avara, misantrópica, arrogante, irascible, 
desconfiada, tímida, vergonzosa, triste, desesperada, supersticiosa, nostálgica, 
desafiante y entusiasta (Foucault, 1967: 306). 
2.3.- Cuidados y modelos 
Ahora bien, a propósito de las enfermedades mentales, las curas en el siglo XVIII 
han adquirido más modelos variados y se han reforzado como técnica privilegiada 
de la medicina. En esas curas, consideradas como fantásticas, nacía la posibilidad 
de una psiquiatría de observación, de un internamiento de índole hospitalaria y de 
ese diálogo del loco con el médico que, de Pinel a Leuret, a Charcot, a Freud, 
tomará vocabularios tan extraños. Se trataba de restituir alguna de las ideas 
terapéuticas que se tenían de siglos anteriores. 
 
La consolidación. La locura, incluso en sus formas más agitadas, es un compuesto 
de debilidades. Si los espíritus estaban sometidos a movimientos irregulares, es 
porque no poseían bastante fuerza y peso para seguir su curso natural. Si se 
encontraban espasmos y convulsiones en los males de los nervios, se debía a que 
la fibra era demasiado móvil, irritable o sensible a las vibraciones, de todas 
maneras, se pensaba que carecían de vigor. Bajo la violencia de la locura, que a 
 
 
30 
veces parecía multiplicar la fuerza de los maniacos en proporciones considerables, 
se escondía siempre una secreta debilidad, una falta esencial de resistencia. Se 
buscaba entonces, un sistema de curación que debía dar a los espíritus y a las 
fibras un vigor, pero un vigor apacible, una fuerza que ningún desorden podría 
desencadenar, pues desde el principio estaba colocado bajo las leyes naturales. 
Más que la imagen de la vivacidad, el vigor, es la imagen de la robustez la que se 
imponía, una elasticidad juvenil, pero ya sumisa y domesticada. 
 
Era preciso encontrar una fuerza que prevaleciera sobre la naturaleza, para 
reforzar a la misma naturaleza. Se imaginaban que tomando el partido de los 
espíritus, era luchar contra la vana agitación a la cual estaban sometidos, era 
permitirles también el escape de todas las alteraciones químicas que los 
calentaban y los perturbaban. Era finalmente, darles bastante solidez para que 
resistieran los vapores que intentan sofocarlos, hacerlos inertes y arrastrarlos 
hacia su remolino. Contra los vapores se reforzaba a los espíritus con los olores 
más fétidos; la sensación desagradable vivifica a los espíritus que se trasladaban 
vigorizados y donde se buscaba atacar al mal del loco. Con este fin se usaba el 
asa fétida, el aceite de ámbar, los cueros y las plumas quemadas, todo aquello 
que podía dar al alma sentimientos vivos y desagradables. 
 
Contra la fermentación, era preciso darle al paciente, un preparado de teriaca (era 
un preparado poli fármaco compuesto por varios ingredientes distintos de origen 
vegetal, mineral o animal, incluyendo opio y en ocasiones carne de víbora), el 
espíritu antiepiléptico de Charras y sobre todo, la famosa agua de la reina de 
Hungría (es un extracto aromático destilando la flor de romero con aguardiente); 
las acideces desaparecían y los espíritus recobran su peso exacto. Finalmente 
para instituirlos a su exacta movilidad, se recomendaba que se sometieran a los 
espíritus a sensaciones y a movimientos que son a la vez agradables, medidos y 
regulares. Cuando los espíritus animales estaban separados y desunidos, les 
hacían falta remedios para calmar su movimiento y que los devuelvan a su 
situación natural. Estos remedios eran aquellos objetos que daban al alma un 
 
 
31 
sentimiento de placer dulce y moderado, tales como los olores agradables, los 
paseos por sitios deliciosos, la presencia de personas que se trataban con gusto, 
la música. Esta forma de dulzura, una gravedad conveniente, una vivacidad que 
estaba destinada a proteger el cuerpo, por ello que se utilizaron varios medios 
para consolidar en el organismo los elementos frágiles que comunican al alma con 
el cuerpo (Foucault, 1967: 480). 
 
La purificación. Amontonamiento de vísceras, agitación de ideas falsas, 
fermentación de vapores y de violencias, corrupción de los líquidos y de los 
espíritus; todas estas manifestaciones de la locura requerían diversas 
terapéuticas, que podían unirse en una misma operación de purificación. 
Se soñaba con una especie de purificación total, que es la más simple, pero 
también la más imposible de las curaciones para los locos. La operación consistía 
en sustituir la sangre sobrecargada y llena de humores acres de los melancólicos, 
por una sangre clara y ligera cuya circulación disiparía el delirio. En 1662, Moritz 
Hoffmann había sugerido la transfusión sanguínea como remedio de la 
melancolía. Algunos años más tarde, la idea había tenido el éxito suficiente para 
lograr que la Sociedad de Filosofía de Londres donde se proyectaba realizar una 
serie de experimentos en los sujetos encerrados en Bedlam. Alien, el médico 
encargado de la empresa, se negó. Pero Denis lo realizó con uno de sus enfermos 
que padecía de melancolía amorosa. Le extrajo 10 onzas de sangre, que remplazó 
por una cantidad ligeramente menor extraída de la arteria femoral de un ternero, al 
día siguiente vuelve hacer lo mismo, pero esta vez se extrajo una menor cantidad. 
El enfermo se calmó. Al día siguiente su espíritu se había esclarecido y en breve 
estaba totalmente curado. Todos los profesores de la escuela de cirugía lo 
confirmaron. Sin embargo, la técnica fue abandonada rápidamente, a pesar de 
algunas tentativas posteriores. Pero las quemaduras y cauterizaciones en el 
cuerpo producían el mismo efecto. Se suponía incluso, que las enfermedades de 
la piel, como la sarna, el eczema, la viruela, podían dar fin a la locura (Foucault, 
1967: 483). 
 
 
32 
Entre los métodos internos de disolución y las técnicas externas de derivación, se 
encontraban una serie de prácticas, entre las cuales las más frecuentes eran las 
aplicaciones de vinagre. En su calidad de ácido, el vinagre disipaba las 
obstrucciones y destruía los cuerpos en el momento de fermentar. Pero al 
aplicarse externamente, podía servir como revulsivo y atraía hacia el exterior los 
humores y los líquidos nocivos del loco. Era una cosa curiosa, pero característica 
del pensamiento terapéutico de la época, que no se observaban como 
contradictorias estas dos modalidades de acción. Se creía que el vinagre ejercía 
una acción curativa, directamente, sin intermediario. Por este motivo se 
recomendaba la fricción con vinagre en la cabeza, de preferencia afeitado. La 
Gazntle de Médecine cita el caso de un médico empírico, que había curado una 
gran cantidad de locos, con un método muy rápido y muy simple. Su secreto 
consistía que después de haberlos purificado por arriba y por abajo, hacia que 
sumergieran lospies y las manos en vinagre, los deja en esa posición hasta que 
se dormían, y en su mayor parte, se curaban al despertar. También era necesario 
aplicar sobre la cabeza afeitada del loco unas hojas trituradas de Dipsacus, o 
cardos (Planta diurética, sudoríficas y depurativa) y de esta manera se curaba por 
completo (Foucault, 1967: 487). 
 
El uso de la inmersión tenía remotos antecedentes en la historia de la locura, los 
baños en Epidauro son un buen testimonio. Era necesario aceptar que las 
aplicaciones frías de toda clase eran comunes en la antigüedad. En la Edad 
Media, cuando se trataba de curar a un maniaco, era tradicional sumergirlo varias 
veces en el agua, hasta que hubiera perdido su fuerza y olvidado su furor. Se 
recomendaba las impregnaciones de agua en los casos de melancolía y de 
frenesí. Era una nueva interpretación del tema, la historia admitida en el siglo XVIII 
de un descubrimiento súbito de la utilidad de los baños, lo que en La Castañeda 
se le nombro como Hidroterapia. Este descubrimiento que dataría de mediados del 
siglo XVII, sería el feliz resultado del azar. Un demente, sólidamente atado, era 
transportado sobre una carreta, sin embargo el loco consiguió deshacerse de sus 
cadenas, saltó a un lago, intentó nadar y se desmayó. Cuando lo rescataron, lo 
 
 
33 
creyeron muerto, pero se recuperó, con sus espíritus súbitamente restablecidos 
dentro del orden natural y vivió mucho tiempo sin volver a ser víctima de la locura. 
Esta anécdota iluminó a Van Helmont, quien comenzó a sumergir a los alienados 
en el mar o en el agua dulce; el único cuidado que se debe tener, era el de 
sumergirlos rápidamente y de improviso a los enfermos en el agua y hacerlos que 
permanezcan allí largo tiempo (Foucault, 1967: 489). 
Los viajes y el contacto con la naturaleza tenían el propósito de actuar 
directamente sobre el curso de las ideas y aliviar la locura. La variedad del paisaje 
disipa la obstinación del melancólico. Viejo remedio usado desde la antigüedad, 
pero que el siglo XVIII prescribe con una insistencia nueva y con grandes 
variaciones, que van desde el desplazamiento real hasta los viajes imaginarios a 
través de la literatura y el teatro. Le Camus prescribía que para relajar el cerebro 
en todos los casos de afecciones vaporosas, los paseos, los viajes, la equitación, 
el ejercicio al aire libre, la danza, los espectáculos, las lecturas divertidas, las 
ocupaciones de la mente. El campo, por la dulzura y variedad de sus paisajes, 
arrancaba a los melancólicos de su único cuidado al alejarlos de lo que podría 
recordarles el origen de sus dolores. Se debía permitir al espíritu captar el exterior 
de la naturaleza y permitirle que se escape de sí mismo en la vibración de su 
movimiento interior (Foucault, 1967: 498). 
En realidad, lo que parecía como un principio de tratamiento psicológico, no era tal 
para los médicos clásicos que lo aplicaban. Desde el Renacimiento, la música 
había recobrado todas las virtudes terapéuticas que le había conferido la 
antigüedad. Sus efectos eran notables, principalmente sobre la locura. Con este 
tipo de alternativas terapéuticas se curó a un hombre que había caído en una 
melancolía profunda haciéndolo escuchar unos conciertos de instrumentos 
musicales que le gustaban particularmente. De igual manera se curaban a las 
personas delirantes, haciéndolos cantar una pequeña canción que despertaba al 
enfermo, causándole placer, haciéndolo reír y desapareciendo para siempre el 
paroxismo (Exaltación extrema de los afectos y pasiones). Se citan igualmente 
casos de Frenesí (Violenta exaltación y perturbación del ánimo) curados por la 
música. Ahora bien, las observaciones no se refieren a una interpretación 
 
 
34 
psicológica. Si la música aliviaba, es porque actuaba sobre todo el ser humano, 
porque penetraba en el cuerpo tan directa y eficazmente como en la propia alma 
(Foucault, 1967: 503). 
 
2.4.- Tratamientos de los insensatos 
Es interesante lo que menciona Philippe Pinel, respecto a cómo pueden ser 
tratadas las enfermedades mentales, tengo la convicción de que si los alienados 
son tan intratables, es porque se les priva de aire y de libertad (Foucault, 1967: 
191). El ejercicio de aire libre, los paseos regulares, el trabajo en el jardín y en el 
huerto siempre tienen un efecto benéfico y son favorables en la curación de los 
locos. Hay que practicar paseos que les procuren la dulzura y la libertad de 
respirar aire libre (Foucault, 1967: 319). Incluso algunas personas con 
enfermedades mentales en la época clásica quedaban curadas por el hecho de 
viajar y descansar en los primeros días de reposo que había tenido la oportunidad 
de disfrutar (Foucault, 1967: 203). Todas las virtudes que da el estar en un día de 
relajación en el campo y estar en contacto con la naturaleza, son convocadas para 
presidir la curación de la locura. Y es que la locura, según las ideas del siglo XVIII, 
era una enfermedad no de la naturaleza ni del hombre mismo, sino de la sociedad, 
emociones, incertidumbre, agitación, alimentación artificial, otras tantas causas de 
locura admitidas por Tuke y Pinel, como por sus contemporáneos (Foucault, 1967: 
203). Los médicos de la época clásica creían que los baños y las duchas 
ayudaban en el tratamiento de los alienados, debido a las ideas de los médicos 
sobre la naturaleza del sistema nervioso, se trataba de refrescar al organismo, de 
distender las fibras ardientes y desecadas, es verdad que se contaban también 
entre las felices consecuencias de la ducha fría, el efecto psicológico de la 
sorpresa desagradable que interrumpe el curso de las ideas y cambia la 
naturaleza de los sentimientos (Foucault, 1967: 248). En el siglo XVIII, la 
búsqueda del placer pasaba por la imaginación, se iba al teatro, se leían novelas, 
se exaltaban en las conversaciones, se velaba de noche, se dormía de día, de ahí 
las apariciones de las histerias, las hipocondrías, las enfermedades nerviosas 
(Foucault, 2012: 60). 
 
 
35 
Existían cuatro clases de enfermedades del espíritu (Foucault, 1967: 317) 
Diseñado por: E.E.S.M. Ojeda Herrera David 
Las medicaciones recomendadas en las diversas enfermedades del espíritu 
(Foucault, 1967: 320). 
 
Diseñado por: E.E.S.M. Ojeda Herrera David 
Frenesi (Delirio furioso) 
•Fiebre 
•Estado de excitación 
•Conmoción del animo 
•Producido por una 
sección primitiva del 
cerebro 
 
Mania 
•Tipo de delirio sin 
fiebre 
•Fuerza sorprendente 
•Podian soportar el 
hambre, la vigilia y el 
frio 
•Miradas amenazantes, 
rostro sombrio 
•Acciones 
desordenadas 
•Con ciertos periodos 
tranquilos 
•cerebro era seco, duro 
y quebradizo 
•Vasos sanguineos 
inflamados de sangre 
negra 
Melancolia 
•Delirio melancolico 
(punto melancolico) 
•Delirio pacifico (alegre 
o serio) 
•Se ponian volver 
maniacos 
Imbecibilidad 
•Menos terrible y 
peligrosa de los tipos 
de locura 
•Estado de espiritu 
moleto 
•Rostro estupidamente 
alegre 
•No se sabia si gozaban 
o sufrian la vida 
•No se comportaban 
tan agitados, ni 
furiosos 
Frenesi (Delirio 
furioso) 
•La más facil de curar 
de todas del 
cerebro 
•Bebidas abundantes 
y frias 
•Lavados purgativos 
•Se les afeitaba la 
cabeza 
•Vendaje de bonete 
de Hipocrates 
•Tener a la personas 
siempre mojada 
•Humedecerlo con 
esponjas 
empapadas de agua 
y vinagre frio 
Mania 
•Administración de 
purgantes para 
atenuar y expulsar 
los humores 
pegajosos y espesos 
•Purgar un dia y 
bañarse al siguiente 
Melancolia 
•Administración de 
purgantes las veces 
que fuese necesario 
•Antes de purgar, 
era necesario 
relajar, destemplar 
y empezar a fundir 
el humor viscoso 
•Infusiones ligeras 
como la crema de 
tartara 
•Baños tibios 
Imbecibilidad 
•Buena alimentación 
•Hidratación con 
aguas termales 
•Purgas con con raiz 
de brionia y jalapa, 
disulta en 
aguardiente 
•Baños frios 
 
 
 
36 
Para proporcionarlea cada uno de los locos un tratamiento para tratar de curarlo 
de la locura, se trataba de tener una idea objetiva y completa de su enfermedad, 
se recogía en un expediente personal (su observación) la totalidad de las 
informaciones que se disponían sobre él. Se observaba de la misma manera en 
que se miraban los astros o un experimento de laboratorio (Foucault, 2012: 16). 
En la enfermedad se reconocía la vida, ya que se conocía mejor a los individuos 
en este tipo de etapas por la que pasaba (Foucault, 2012: 29). Se creía que el 
conocimiento de las enfermedades era la brújula del médico, el éxito de la 
curación depende de un exacto conocimiento de la enfermedad (Foucault, 2012: 
30). 
En el siglo XVIII se definía a la melancolía como un largo delirio, tenaz y sin fiebre, 
durante el cual el enfermo estaba siempre discurriendo sobre un solo y mismo 
pensamiento. Se sabía que los melancólicos amaban la soledad y huían de la 
compañía (Foucault, 1967: 401). Los momentos de la cura debían articularse, 
sobre los elementos constitutivos de la enfermedad. Y es que a partir de esta 
época se empezaba a percibir la enfermedad de la locura en una unidad natural 
que prescribe a la medicación su orden lógico y la determina con su propio 
movimiento. Las etapas de los tratamientos, las fases por las cuales pasa y los 
momentos que la constituyen deben articularse sobre la naturaleza visible de la 
enfermedad, abarcar sus contradicciones y perseguir cada una de sus causas. 
Más aún, debían regularse sobre sus propios efectos, corregirse, compensar 
progresivamente las etapas por las cuales pasaba la curación. Toda cura era al 
mismo tiempo una práctica, una reflexión espontánea sobre sí mismo y sobre la 
enfermedad. El resultado era una simple verificación, experiencia y teoría médica 
cobraba vida en una tentativa de la solución de la locura. Sufrimiento y saber se 
ajustaban el uno al otro en la unidad de una experiencia concreta. Y ésta exigía un 
lenguaje común, una comunicación, al menos imaginaria, entre médico y loco 
(Foucault, 1967: 477). 
 
 
 
 
37 
2.5.- La locura y el agua 
Desde la época clásica la locura ya era un tema del que se hablaba, en donde los 
antiguos leprosarios eran ocupados por los locos y los incurables (Foucault, 1967: 
16). En Lipplingen Alemania el leprosorio era ocupado por incurables y por locos. 
Bajo la influencia del mundo del internamiento tal como se ha constituido en el 
siglo XVII, la enfermedad venérea se había separado en cierta medida, de su 
contexto médico y se había integrado al lado de la locura, en un espacio moral de 
exclusión de los locos. Donde los insensatos eran vistos como un estorbo para la 
sociedad y de esta manera nace la relación lepra-locos. De esta manera convivían 
juntos en su misma prisión lejos de la sociedad. 
Desde una manera simbólica el agua y la locura fueron identificadas como 
atributos de las enfermedades mentales, así como una alternativa de tratamiento 
para sanar la locura. Lamentablemente enviaban a los locos a lugares 
desconocidos para deshacerse de ellos y en busca de la ansiosa sanación. 
Durante la época clásica los locos eran expulsados de las ciudades en navíos 
como el Narrenschiff (ver imagen 1), que los transportaba de una ciudad a otra. 
Los locos de entonces vivían ordinariamente una existencia errante (Foucault, 
1967: 22). Algo para caracterizar a los locos en el navío, es que les ponían un 
sombrero de Bufón y de esta manera eran acreedores a la locura que padecían. 
Las ciudades los expulsaban con gusto de su recinto; se les dejaba recorrer los 
campos apartados, cuando no se les podía confiar a un grupo de mercaderes o de 
peregrinos. Esta costumbre era muy frecuente sobre todo en Alemania; en 
Nuremberg, durante la primera mitad del siglo XV, se registró la presencia de 62 
locos; 31 fueron expulsados; en los cincuenta años siguientes, constan otras 21 
partidas obligatorias (Foucault, 1967: 22); ahora bien, todas estas cifras se refieren 
sólo a locos detenidos por las autoridades municipales. Sucedía frecuentemente 
que fueran confiados a barqueros en Frankfurt, en 1399, se les encargó a unos 
marineros que se llevaran a un loco que se paseaba desnudo, en los primeros 
años del siglo XV, un loco criminal es remitido de la misma manera a la ciudad de 
Maguncia. En ocasiones los marineros los dejaban en tierra, mucho antes de lo 
 
 
38 
prometido, estos incómodos pasajeros eran un estorbo, como por ejemplo el 
Herrero de Frankfurt, que partió y regresó dos veces antes de ser devuelto 
definitivamente a la ciudad de Kreuznach. A menudo, las ciudades de Europa 
debieron ver llegar estas naves de locos. En ocasiones los locos, no eran 
expulsados, la sociedad solo expulsaba a los locos extraños, ya que cada ciudad 
se tenía que hacer cargo exclusivamente de sus locos que se encontraban entre 
sus ciudadanos. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Imagen 1. La nave de los locos. Fuente: Google imágenes 
 
En realidad el problema no era tan simple, pues existieron sitios de concentración 
donde los locos, más numerosos no eran nativos de la ciudad. En primer lugar, se 
mencionaban los lugares de peregrinación: Saint- Mathurin de Larchant, Saint-
Hildevert de Gournay, Besançon, Gheel; estas peregrinaciones eran organizadas y 
a veces subvencionadas por los hospitales o las ciudades. Era posible que las 
naves de locos que enardecieron tanto la imaginación del primer Renacimiento, 
hayan sido navíos de peregrinación, navíos altamente simbólicos, que conducían 
locos en busca de la razón; unos descendían los ríos de Renania, en dirección de 
Bélgica y de Gheel; otros remontaban el Rin hacia el Jura y Besançon. Pero hay 
otras ciudades, como Nuremberg, que no eran ciertamente, sitios de peregrinación 
y que reunieron un gran número de locos. Estos locos eran alojados y mantenidos 
por el presupuesto de la ciudad y sin embargo, no fueron tratados de buena 
 
 
39 
manera, sino simplemente arrojados a las prisiones. Se puede creer que en ciertas 
ciudades importantes de paso o de mercado, los locos eran llevados en número 
considerable por marineros y mercaderes, y que allí se perdían, librando así de su 
presencia a la ciudad de donde venían (Foucault, 1967: 23). Cuando desembarcan 
los locos del navío el acceso a las iglesias estaba prohibido a los locos aunque el 
derecho eclesiástico no les vedaba de los sacramentos. 
 
2.6.- La locura y la muerte en vida 
Los locos, fraccionaban la fastidiosa uniformidad que se había introducido en la 
educación, las convenciones de la sociedad, las buenas maneras de conducta. Si 
se sacudía, agitaba y se hacía aprobar o censurar, hacia salir la verdad, denotaba 
y desenmascara ante la gente su verdadero yo (Foucault, 1967: 14). En la locura 
ya se encuentra la muerte. Por lo que había en la risa del loco es que se reía por 
adelantado, por lo que se le consideraba la risa de la muerte (Foucault, 1967: 31). 
La sustitución del tema de la muerte por el de la locura era señal de una ruptura 
con la realidad que debían de vivir los locos. Se trata aún de la nada de la 
existencia, pero esta nada no era considerada como un término externo y final, a 
la vez amenazaba la conclusión de la vida. En tanto en otro tiempo la locura de los 
hombres consistía en no ver que el termino de la vida se aproximaba, mientras 
que antiguamente había que atraerlos a la prudencia mediante el espectáculo de 
la muerte, la prudencia consistía en denunciar la locura por doquier, en enseñar a 
los humanos que no son ya más que muertos, y que si el termino estaba próximo 
era porque en la locura ya se encontraba la muerte (Foucault, 1967: 32). La locura 
se convirtió en una forma relativa de la razón o antes bien locura y razón entran en 
una relación perpetuamente reversible que hace que toda locura tenga su razón, 
la cual la juzgaba y la dominaba, en la cual se encontraba su verdad estrafalaria.Cada una era medida de la otra y en ese movimiento de referencia recíproca 
ambas se recusaban, pero se fundían la una por la otra (Foucault, 1967: 53). 
Locura significaba la renuncia al mundo, locura el abandono total a la voluntad 
oscura de Dios, locura esta búsqueda de la que se desconoce el fin de la vida 
 
 
40 
(Foucault, 1967: 55). Por ejemplo Bethnal Green, era una mujer padecía violentas 
crisis de excitación, la colocaban en una porqueriza, atada de pies y manos, 
cuando la crisis pasaba, la ataban a su cama, cubierta sólo por una manta. 
Cuando le permitían dar unos pasos, le ajustaban entre las piernas una barra de 
hierro, fija con anillos a los tobillos y unida a unas esposas por una corta cadena, 
para de esta manera tenerla controlada, ya que la consideraban una persona 
muerta en vida. Tuke, en su informe sobre la situación de los alienados indigentes, 
detalla el laborioso sistema instalado en Bethlehem para contener a un loco 
considerado furioso, estaba sujeto con una larga cadena que atravesaba la pared, 
lo que permitía al guardián dirigirlo, tenerlo sujeto, por así decirlo, desde el 
exterior, en el cuello le habían puesto una argolla de hierro, que mediante una 
corta cadena se unía a otra argolla; ésta resbalaba por una gruesa barra de hierro, 
vertical, sujeta por los extremos al suelo y al techo de la celda. Cuando se inició la 
reforma de Bethlehem, se halló a un hombre que llevaba doce años en la celda, 
sometido al sistema descrito (Foucault, 1967: 232). La locura cubría los rostros 
con la máscara de la bestia y la muerte. Los que estaban encadenados a los 
muros de las celdas no eran hombres que habían perdido la razón, sino bestias 
movidas por una rabia natural, era como si la locura, en este extremo, liberaba la 
sinrazón moral cuyas formas más atenuadas eran contenidas, con la violencia 
inmediata de la animalidad y la muerte en vida. El modelo de animalidad se 
impone en los asilos y les da su aspecto de jaula y de zoológico. A finales del 
siglo XVIII, las locas atacadas por excesos de furor eran encadenadas como 
perros a la puerta de su cuarto y separadas de los guardianes, de los visitantes 
por un largo corredor defendido por una verja de hierro, se les pasaban entre los 
barrotes la comida y la paja, sobre la cual se acostaban, por medio de rastrillos se 
les retiraban las suciedades que las rodean y daban el olor a muerte. 
 
 
 
 
 
 
41 
2.7.- Prisión y locura 
Desde Pinel, Tuke y Wagnitz se sabe que los locos durante un siglo y medio, han 
sufrido el régimen de los internados, hasta el día en que se les descubrió en los 
hospitales generales, casas de trabajo o Workhouses, Zuchthäusern o hôpitaux 
généraux (los cuales tenían como finalidad separar todas aquellas personas que 
se suponía podían tener un comportamiento más holgazán y rebelde, 
especialmente mendigos, vagabundos, locos, disciplinarles mediante un estricto 
régimen de trabajo y prescripciones morales, para convertirles en mano de obra 
dócil y productiva). Pero casi nunca se precisó cual su estatus de condena que 
purgarían por la locura, ni qué sentido tenía que estuviesen encerrados ahí, que 
parecía asignar una misma patria a los pobres, a los desocupados, a los mozos de 
correccional y a los insensatos (Foucault, 1967: 79). Entre los muros de los 
internados es donde Pinel y la Psiquiatría del siglo XIX volvieron a encontrarse a 
los locos, es allí donde los liberaron de ese encierro como animales peligrosos. 
Desde la mitad del siglo XVII, la locura ha estado ligada a la tierra de los 
internados y al ademán que indicaba que era aquél su sitio natural (Foucault, 
1967: 80). Tomemos los hechos en su formulación más sencilla, ya que el 
internamiento de los alienados era la estructura más visible en la experiencia 
clásica de la locura, ya que era la piedra de escándalo cuando esta práctica llego 
a desaparecer en la cultura europea. 
A los locos los han visto desnudos, cubiertos de harapos, no teniendo más que 
paja para librarse de la fría humedad, del empedrado en que están tendidos. 
También están mal alimentados, privados de aire que respirar, de agua para 
calmar su sed y de las cosas más necesarias de la vida. Así como olvidados en 
estas prisiones, abandonados a su brutal vigilancia, en recintos estrechos, sucios, 
infectos, sin aire, sin luz, encerrados en cavernas donde ni se enjaulaba a los 
animales feroces. Aún en la práctica monótona del internamiento, la locura tiene 
una función variada. Se encuentra ya en falso en el interior de ese mundo de la 
sinrazón que la envuelve en sus muros y la obsesiona con su universalidad; pues 
si bien es cierto que en algunos hospitales los locos tenían un lugar reservado que 
les asegura un ambiente cálido para tratar la locura, la mayor parte de ellos residía 
 
 
42 
en casas de internamiento y lleva allí una existencia parecida a la de los detenidos 
(Foucault, 1967: 178). Los locos son juzgados incurables cuando llegan a Bicêtre y 
no reciben ningún tratamiento, pese a la nulidad del tratamiento para los locos, 
varios de ellos aún cuando no se realizaba ningún tratamiento, se llegó a observar 
que recuperaban la razón, lo que da a entender que realmente no estaban tan 
locos. De hecho, esta ausencia de cuidados médicos, con la sola excepción de la 
visita prescrita, pone al Hospital General poco más o menos en la misma situación 
de toda cárcel (Foucault, 1967: 179). No es de sorprender que las casas de 
internamiento tengan el aspecto de prisiones, que a menudo las dos instituciones 
hayan sido confundidas, hasta el punto de que se repartían locos en unas y otras. 
En 1806 se encargó a un comité estudiar la situación de los pobres lunáticos de 
Inglaterra, el comité enumera 1765 locos en las Workhouses, en las casas 
correccionales. Había, sin duda, bastantes más locos, en el curso del siglo XVIII, 
puesto que Howard evoca, como un hecho que no es raro, esas prisiones en que 
se encierra a los idiotas, los insensatos, porque no se sabe dónde confinarlos, por 
lo que era necesario tenernos lejos de la sociedad la que entristecían o 
perturbaban. A menudo, inquietaban y atemorizaban quienes estaban encerrados 
con ellos. No se les prestaba la menor atención. En Francia, era igualmente 
frecuente encontrar locos en las prisiones, primero en la Bastilla (ver imagen 2), 
después en provincia, se les encuentra en Burdeos, en el fuerte de Ha, en el 
manicomio de Rennes, en las prisiones de Amiens, de Angers, de Caen, de 
Poitiers. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Imagen 2, La Bastilla. Fuente: Hubert Robert (Museo Carnavalet, París) 
 
 
43 
 
En la mayor parte de los hospitales generales, los insensatos estaban mezclados 
sin distinción alguna con todos los demás pensionados o internados, sólo los más 
agitados van iban parar a calabozos reservados a ellos: en todos los hospicios u 
hospitales, se dejaban a los locos en los edificios viejos, deslucidos, húmedos, mal 
distribuidos, no construidos para ellos, con excepción de algunas mazmorras 
construidas expresamente. Los locos furiosos habitaban en esos pabellones 
separados, los alienados tranquilos, los alienados llamados incurables se 
confunden con los indigentes, los pobres. En un pequeño número de hospicios se 
encierra a los presos en el ala llamada ala de fuerza, esos internados habitaban 
con los presos y eran sometidos al mismo régimen (Foucault, 1967: 182). 
Sin embargo, había un hecho irreductible, en ciertos establecimientos no se 
recibían locos más que en la medida en que eran teóricamente curables, por lo 
que antes se creía que con el encierro y la prisión iban hallar la cura de la locura. 
No se les recibía más que para librarse de ellos o para enmendarlos. Habia al 
menos 80 locos en el Hôtel-Dieu; había varios cientos, quizás un millar, en el 
Hospital General. Pero por muy desequilibradas que puedan estar en su extensión 
y su importancia

Otros materiales