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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE MEDICINA, DIVISiÓN DE ESTUDIOS DE POSGRADO , ' ~ , HOSPITAL PSIQUIATRICO "FRAY BERNARDINO ALVAREZ" I TESIS: Estilos de afrontamiento y su relación con la dependencia emocional en víctimas de violencia en la pareja. QUE PARA OBTENER EL DIPLOMA DE ESPECIALISTA EN PSIQUIATRíA Dra. María Rossana Castañeda Mendoza TUTORA: r si. Aurora Jaimes Medrano Dra. Rosal a O hoa Palacios As or Teórico Asesor M odológico CIUDAD DE MÉXICO, MARZO 2016 1 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 2 TITULO. ESTILOS DE AFRONTAMIENTO Y SU RELACIÓN CON LA DEPENDENCIA EMOCIONAL EN VICTIMAS DE VIOLENCIA EN LA PAREJA INDICE. 1. INTRODUCCIÓN ----------------------------------------------------------------------- 3 2. ANTECEDENTES ----------------------------------------------------------------------- 5 3. CRONOGRAMA ------------------------------------------------------------------------- 15 4. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA --------------------------------------------- 15 5. JUSTIFICACIÓN-------------------------------------------------------------------------- 15 6. OBJETIVOS ------------------------------------------------------------------------------- 16 7. HIPOTESIS ------------------------------------------------------------------------------- 16 8. METODOLOGÍA ------------------------------------------------------------------------ 16 a. POBLACIÓN b. VARIABLES c. RECURSOS d. LOGÍSTICA 9. ANÁLISIS ESTADÍSTICO ------------------------------------------------------------ 22 10. ASPECTOS ÉTICOS ------------------------------------------------------------------- 22 11. RESULTADOS --------------------------------------------------------------------------- 23 12. DISCUSIÓN ------------------------------------------------------------------------------ 27 13. CONCLUSIONES ---------------------------------------------------------------------- 29 14. BIBLIOGRAFÍA ------------------------------------------------------------------------ 30 15. ANEXOS ---------------------------------------------------------------------------------- 34 3 1. INTRODUCCIÓN. En el presente trabajo se estudiará la relación que existe entre la violencia de pareja, el grado de dependencia emocional y la forma de afrontamiento de las personas que se ven involucradas en éste tipo de relaciones, que en muchos de los casos se mantienen unidas por la codependencia que se genera en el círculo de violencia-agresor-víctima. Hasta el momento se conoce que el estrés puede generar acciones a nivel personal, que forman parte de un proceso denominado afrontamiento. El afrontamiento, es producto de un interjuego entre los recursos emocionales y cognitivos que poseen las personas y las estrategias que ponen en marcha para abordar aquellas situaciones que resultan estresantes. Es importante mencionar que los seres humanos tenemos la capacidad de adaptarnos a estas experiencias, utilizando todos los elementos que se van desarrollando a través de la experiencia de vida y que funcionan como defensa, para enfrentar, reducir el problema y tolerar las demandas internas y externas que genera una situación difícil o incluso psicopatológica. Existen periodos en la vida, como las crisis vitales, en donde los individuos frecuentemente logran salir adelante, utilizando nuevas técnicas o habilidades de afrontamiento que se han adquirido a través del tiempo, impactando positivamente en sus relaciones, haciéndolas más cercanas tanto a nivel familiar como social, generando así un espectro más amplio y jerárquico de prioridades y obteniendo al final una visión diferente de la vida. La gente en general responde de formas muy diversas a una situación estresante, sin embargo se sabe que aquellas que responden a las crisis buscando información o tomando acciones directas, frecuentemente, aprenden nuevas estrategias para solucionar los problemas. Además, cuando las personas aprenden nuevas habilidades, generalmente, aumenta su autoconfianza, comienzan a ser más independiente y logran manejar con éxito las tareas que inicialmente veían difíciles o imposibles de resolver. Dentro de las estrategias de afrontamiento existen diferencias marcadas en relación al género. Por ejemplo los hombres utilizan más la acción para modificar o manipular el problema y en cambio las mujeres tienden a presentar una respuesta emocional la cual matizará posteriormente la forma de enfrentar el mismo. La violencia en la pareja, se considera en la actualidad un problema de salud pública y representa una violación de los derechos humanos. Aunque la violencia a la mujer ejercida por su pareja varón es la más frecuente respecto a los distintos contextos de violencia, no puedo dejar de mencionar que en los últimos años se ha ido incrementando la violencia hacia el hombre, sin embargo su denuncia no se da por el proceso cultural en que estamos v inmersos y la falta de información hacia las víctimas. La conducta violenta en la pareja supone el uso de la fuerza para resolver conflictos interpersonales en un contexto de desequilibrio de poder. El círculo de violencia se produce en todos los países, en todas las culturas y en todos los niveles sociales sin excepción.Y se define como cualquier comportamiento que dentro de una relación íntima o de pareja causa daño físico, psíquico o sexual. 4 Otro aspecto importante que se describe detalladamente en éste trabajo es la dependencia emocional, la cual puede considerarse como un estado psicológico que puede desarrollarse en cualquier tipo de relación y que en la pareja desencadena comportamientos destructivos y paradójicos que afectan negativamente la dinámica y en muchos de los casos la autoestima, la confianza y el bienestar emocional y físico de los involucrados. La dependencia emocional, como se verá más adelante es la necesidad afectiva extrema que una persona siente hacia otra a lo largo de sus diferentes relaciones de pareja. No obstante, su carácter crónico no se basa en la sucesión de dichas relaciones sino en la personalidad de estos sujetos; es decir, el dependiente emocional lo es también cuando no tiene pareja, aunque esto no sea lo más habitual porque su patología provoca que busque otra desesperadamente. De hecho, una de sus características es que no soportan la soledad. En el presente estudio, se encontró una asociación positiva entre los tipos de afrontamiento y la dependencia emocional en víctimas de violencia en la pareja. Además de obtenerse resultados similares a lo reportado anteriormente en la literatura con relación a las diferencias significativas que existen entre hombres y mujeres y el tipo de afrontamiento que presentan. Una de las limitaciones del presente trabajo, es que no se describe el tipo de violencia (agresiones físicas y/o verbales) y su correlación con el estilo de afrontamiento que presentan las víctimas. Sin embargo puede ser en un futuro un nuevo proyecto de investigación, sobre todo en un país como México, en donde la violencia de pareja se ha convertido como se decía anteriormente en un problema de salud pública. Finalmente,de acuerdo a los resultados obtenidos, podemos afirmar que el complejo fenómeno de dependencia emocional que se produce en un sector de las mujeres y hombres víctimas de maltrato, puede explicar el comportamiento errático de estos sujetos, los cuales van a presentar la mayor parte de las veces estrategias de afrontamiento de tipo pasivo y desadaptativo. 5 2. ANTECEDENTES El estrés puede considerarse como un estado producido por una serie de demandas inusuales o excesivas que amenazan el bienestar o integridad de una persona (Cassaretto, Chanu, Oblitas y Valdez, 2003).6, 51 Actualmente el estrés resulta un tema de interés por la manera que afecta cada vez a más personas. En el concepto actual el estrés, el proceso de valoración psicológica se produce de dos formas (Lazarus y Folkman, 1986).51 1. Valoración primaria: es un patrón de respuesta inicial, en el cual la persona evalúa la situación en base a cuatro modalidades: a. valoración de amenaza, que se presenta cuando la persona anticipa un posible peligro; b. valoración de desafío, que se presenta ante una valoración de amenaza en la que además existe una posibilidad de ganancia, c. evaluación de pérdida, cuando ha habido algún perjuicio o daño como una enfermedad incapacitante, un deterioro a la estima propia o haber perdido a algún ser querido; d. valoración de beneficio, que no genera reacciones de estrés.51 2. Valoración secundaria: se busca determinar las acciones a realizar para enfrentar el estresor y la percepción de las habilidades de afrontamiento.51 La interacción entre la valoración primaria y secundaria determina el grado de estrés, la intensidad y la calidad de la respuesta emocional. Las reacciones de estrés se presentan agrupadas en tres bloques: fisiológicas, emocionales y cognitivas.51 a. Fisiológicas: Comprenden las respuestas neuroendocrinas y las asociadas al sistema nervioso autónomo como aumento de la presión sanguínea, incremento del movimiento peristáltico, dilatación de las pupilas, dolor de cabeza, incremento de la respiración, manos y pies fríos, sequedad de boca, entre otras (Sandin, 1995).51 b. Emocionales: Abarca las sensaciones subjetivas de malestar emocional como el temor, la ansiedad, la excitación, la cólera, la depresión, el miedo y la ira, entre otros (Taylor, 1999).51 c. Cognitivas: Existen tres tipos de respuestas cognitivas de estrés principales: la preocupación, la negación y la pérdida del control, las mismas que se presentan acompañadas de bloqueos mentales, pérdida de memoria, sensación de irrealidad, procesos disociativos de la mente, entre otros (Sandin, 1995). Estos síntomas afectan el rendimiento de la persona y su relación que establezca con los demás. (Cassaretto et, al 2003).51 Las fuentes generadoras de estrés son diversas, pueden ser una demanda ambiental, social o interna. Asimismo pueden ser hechos positivos o negativos. Sin embargo el grado de la reacción de estrés más que depender de estos eventos, dependerá del tipo de pensamientos evolutivos que tenga la persona. Un evento negativo no siempre ocasionará malestar, éste se origina cuando las demandas impuestas por la situación son valoradas como excedentes a las habilidades para afrontarlas (Lazarus y Folkman, 1986).42, 43 El término afrontamiento se basa en el modelo animal que agrupa todos los actos que intentan controlar las condiciones adversas del entorno y que disminuyen el grado de perturbación psicofisiológica producida por estas condiciones (Lazarus y Folkman, 1984).20 6 El afrontamiento es entendido como un esfuerzo cognitivo conductual orientado a manejar las demandas externas e internas que aparecen y generan estrés. Los estresores presentan como características básicas el ser intensos, provocar tendencias incompatibles y ser incontrolables (Cassaretto et al., 2003).17, 19, 42 El afrontamiento ayuda a identificar los elementos que intervienen en la relación dada entre situaciones de la vida estresantes y síntomas de enfermedad. El afrontamiento actúa como regulador de la perturbación emocional. Si es efectivo, no se presentará dicho malestar, en caso contrario, podría verse afectada la salud de forma negativa, aumentado el riesgo de mortalidad y morbilidad (Cassaretto et al, 2003).17 Existen varios instrumentos generales para medir afrontamiento; no obstante, las investigaciones en áreas concretas del comportamiento obtienen mejores resultados en la medida que manejan instrumentos más específicos al objeto de investigación. En un estudio de las relaciones de pareja (México), se desarrolló un instrumento para medir el afrontamiento denominado Escala de Estrategias de Manejo de Conflictos. Arnaldo (2001). Este instrumento fue validado en relación con los estilos de comunicación y satisfacción en la pareja (Carrillo, 2004), así como el apoyo social y la violencia (Cienfuegos 2011)5, 38 Así mismo, Endler y Parker (1990) plantearon que existen preferencias en el uso de determinadas estrategias, independientemente del estresor y a través del análisis factorial de las estrategias de afrontamiento medidas por su “inventario multidimensional de afrontamiento” identificaron tres dimensiones básicas el “afrontamiento orientado a la tarea, el “afrontamiento orientado a la emoción” y el “afrontamiento orientado a la evitación”. Posteriormente en un estudio realizado por Roger, Jarvis y Najarian (1993) al modelo anterior le añadieron una cuarta dimensión, denominada “separación o independencia afectiva respecto al estresor”.5 Además, si se dirige a modificar la evaluación inicial de la situación, la estrategia de afrontamiento tiende a reevaluar el problema. Los esfuerzos cognitivos o comportamentales pueden darse de manera activa, pasiva o evitativas: a) activa, al movilizar esfuerzos para los distintos tipos de solución de la situación; b) pasiva, al basarse en no hacer nada directamente sobre la situación y esperar que cambien las condiciones; y c) evitativas, intentando evitar o huir de la situación y/o de las consecuencias (Fernández-Abascal y Palmero, 1999).5 En relación con las estrategias de afrontamiento, su delimitación conceptual es menos precisa debido a las diferentes etiquetas verbales utilizadas, ya que su definición ha estado unida al desarrollo de instrumentos de medida de la misma. Revisadas las principales estrategias de afrontamiento, la tipología de Meichenbaum y Turk (1982); el” Inventario multidimensional de afrontamiento” de Endler y Parker (1990); el “Inventario de tipo de afrontamiento” de Folkman, Lazarus, Dunkel-Schetter, de Longis y Gruen (1986); el “Catálogo de afrontamiento” de Schreurs, Wilige, Tellegen y Brosschot (1987); el cope o “Estimación de afrontamiento” de Carver, Scheier y Weintraub (1989); el “Inventario de estrategias de afrontamiento” de Holroyd y Reynolds (1982); y el “Inventario breve de propensión a la enfermedad” de Eysenck (1991).5, 34 Fernández-Abascal (1997) realizó un listado exhaustivo de las diferentes estrategias de afrontamiento que han sido definidas en la literatura científica. Se identificaron como tales 18 estrategias diferentes y se construyó la “Escala de estilos y estrategias de afrontamiento”. Presentó en primer lugar los datos descriptivos de las escalas que componen la prueba, las estrategias y estilos de afrontamiento.18, 34 7 Otros autores que han trabajado los estilos de afrontamiento son Feuerstein, Labbé & Kuczmierczyk (1986). Estos autores ordenan las posibles categorías de afrontamiento con base en dos conceptos: el método usado y la focalización de las respuestas.Según el método empleado las respuestas pueden ser activas o evitativas. En función de la focalización pueden orientarse hacia el problema o bien hacia el control de las emociones. A su vez cada una de estas respuestas puede ser de carácter conductual o cognoscitivo dando lugar a la combinación de estos tres criterios, formando un total de ocho categorías de afrontamiento. Además se afirma que otra variable a tener en cuenta son las diferencias culturales, estas se consideran en gran medida como un factor determinante en el tipo de estrategia de afrontamiento que el individuo empleará.5, 18, 34 Mechanic (1974), refiere que parte de la perspectiva sociopsicológica suscita también tres funciones: enfrentar las demandas sociales del entorno, crear el grado de motivación necesario para hacer frente a las demandas y mantener un estado de equilibrio psicológico para poder dirigir la energía y los recursos a las demandas externas. Es de gran importancia resaltar la existencia de variables que pueden influir en las estrategias de afrontamiento utilizadas por las personas en situaciones de estrés. Estas variables se denominan recursos para el afrontamiento, en los que se encuentran la salud y la energía, las técnicas para la resolución de problemas, las habilidades sociales, las condiciones personales y los recursos materiales (Lazarus &Folkman, 1986).19 2.1 Estilos de afrontamiento en la pareja Los conflictos en la pareja constituyen una fuente importante de estrés en adultos. Como elementos presentes en el afrontamiento eficaz de un conflicto de pareja, siguiendo a (Goldring, 2004), se podrían señalar: a). Analizar el conflicto, llegando a la raíz de los desacuerdos e identificando el problema clave, b). Comunicación abierta para clarificar las diferentes perspectivas y comprender el punto de vista del otro, c). Buscar o generar salidas que permitan lograr un acuerdo entre las partes en conflicto, y que no sólo lo resuelvan sino que restauren y mejoren la relación, d). Negociar la solución, su evaluación conjunta y vías alternativas en caso de dificultades, e). Comprometerse en su implementación y f). Ejecutar el plan de acción con las evaluaciones y correcciones planeadas.34 Por el contrario la evitación, falta de comunicación y desconsideración hacia la pareja agudiza los conflictos y suele llevar a situaciones de violencia (Díaz y Sánchez, 2002).Un conflicto de pareja afrontado de forma inadecuada se cronifica y usualmente lleva a peleas, violencia, distanciamiento y desamor. Precisamente la violencia puede definirse como una forma de imponerse en situaciones de conflictos vulnerando los derechos o voluntades de la otra parte. Por el contrario un afrontamiento eficaz, basado en el diálogo y la negociación, previenen los problemas de violencia y preserva el amor (Díaz y Sánchez, 2002).34 Thomas y Kilmann (2009) describen 5 estrategias básicas para manejar los conflictos, incluidos los de pareja: colaborar, comprometerse, competir, evitar y acomodarse. Las dos primeras estrategias se asocian con cohesión y desarrollo, y las tres últimas con violencia y cronificación de conflictos. Hay propuestas teóricas que hablan de los círculos de violencia ante los problemas de cohesión y convivencia (estresores) que enfrentados de forma inadecuada conducen a dinámicas negativas. 8 La violencia ejercida contra la mujer se refiere todo acto, acción o conducta de maltrato basado en su género, que tiene como resultado posible, un daño físico, sexual o psicológico. Esto adopta numerosas dimensiones y busca someterla en todos los aspectos de su vida; afecta su libertad, dignidad, seguridad y su intimidad; es multiforme, pues tiene diferentes características y se manifiesta con diversos matices, unas veces interrelacionados y otras recurrentes, ya sea en situaciones cotidianas o extraordinarias, y afecta además a personas con quienes ellas mantienen ciertos vínculos afectivos.38 Sus manifestaciones en el ámbito de la pareja no se reducen únicamente a los golpes. Comprende toda una gama de actos psicológicos, físicos y sexualmente coercitivos, en unas ocasiones exclusivos y en otras combinados e intencionales, así como el control, explotación y abuso económico practicados por su pareja actual o la de una relación previa. En primer término, está la violencia física, la cual entraña el uso intencional de la fuerza o de un arma para perjudicar la integridad corporal, en un intento de intimidar y controlar a la mujer; se produce en diferentes magnitudes, todas potencialmente peligrosas porque pueden ir desde una bofetada o empujones hasta lesiones que causan la muerte de la víctima. Según datos de la ENDIREG 2011, las casadas o unidas del país agredidas físicamente por su pareja a lo largo de su relación ascienden a 2 842 309, es decir, 25.8% de todas las violentadas; aunque cabe destacar que este grupo también pudo ser blanco de otro tipo de agresión.3 En el ámbito privado también se cometen agresiones sexuales, sin lugar a dudas una de las prácticas más habituales de la violencia de género, y de las menos denunciadas. Este tipo de afectación busca el sometimiento de las mujeres a través de la utilización de su cuerpo, atentando contra su libertad sexual, y comprenden el contacto abusivo, la presión para que participe en un acto sexual en contra de su voluntad y la tentativa o consumación de tales actos. Aunque esta modalidad de violencia es la menos reportada en la encuesta de 2011, llama la atención la cantidad de casadas o unidas que han sufrido estas experiencias en México, 1 288 793 en total, que representan 11.7% de todas las maltratadas a lo largo de su relación conyugal, cifra no excluyente de otros tipos de violencia. Una forma más de violencia es la económica, que como un medio de dominación entraña negar a las mujeres el acceso o control de los recursos monetarios básicos, el chantaje o manipulación económica, limitar su capacidad para trabajar, o apropiarse y despojarla de sus bienes. En este aspecto, de acuerdo con los datos de la ENDIREG 2011, en el país 56.4% de las casadas o unidas han vivido algún episodio de violencia económica, son 6 215 767 quienes probablemente también han sido víctimas de otros tipos de agresiones.28, 29 Y, finalmente, la violencia psicológica o emocional en muchas ocasiones más devastadora que la física, y consiste en todas aquellas formas insidiosas de tratar a la mujer con el fin de controlarla o aislarla, de negarle sus derechos y menoscabar su dignidad, tales como los insultos, menosprecios, intimidaciones, imposición de tareas serviles y limitaciones para comunicarse con amigos, conocidos y familiares. Las estadísticas muestran que de los cuatro tipos de violencia captadas por la ENDIREG 2011, la más representativa es la emocional, pues a nivel nacional son un total de 9 826 235 las casadas o unidas víctimas de estos abusos por parte de su pareja en el transcurso de su relación, es decir, 89.2%, pudiendo estas mismas mujeres haber reportado otros tipos de agresiones. La violencia más frecuente contra las mujeres ocurridas en ámbitos privados es la proveniente del esposo o pareja. Los datos de la ENDIREG 2011 revelan que en el ámbito nacional la violencia familiar afecta a 6.5% de las casadas. Los principales modelos teóricos asumen que la violencia hacia las mujeres debido a su pertenencia genérica es una situación de relaciones de poder entre sexos manejado desde una perspectiva de sometimiento, y como tal, las normas, costumbres, valores y asignación de jerarquías a los roles de género que la sustentan, se refuerzanen todos los 9 ámbitos, pero es dentro del seno familiar donde se reproducen y se adquieren durante la infancia. De tal manera, los antecedentes al respecto experimentados por la pareja en sus familias de origen sí representan un factor de probabilidad para reproducir estructuras similares en los hogares que forman.28 Dentro de las múltiples consecuencias negativas derivadas de la violencia se encuentran las posibles alteraciones de la estabilidad emocional de la mujer, que, además de obstaculizar su desarrollo personal, también agudizan su vulnerabilidad. Comúnmente las víctimas de agresiones infligidas por su pareja tienen problemas de salud mental, angustia, cuadros de estrés, tristeza o depresión que minan su autoestima y las orillan al aislamiento, incluso, esto en ocasiones culmina en comportamientos suicidas como una forma de liberarse ante el sufrimiento padecido. Según la información de la ENDIREG 2011, en el país, de las mujeres casadas o unidas violentadas por su pareja, 8.1% han pensado en quitarse la vida, y de ellas 38.8% lo han intentado por lo menos en una ocasión.26, 28, 29 Se ha intentado clarificar el comportamiento de un grupo determinado de personas víctimas de violencia doméstica y de otro grupo de maltratadores, que no necesariamente tiene que coincidir en una misma relación. Para ello se ha utilizado un modelo novedoso que recibe el nombre de "dependencia emocional", y que se ha propuesto como un trastorno de la personalidad. Se espera que la utilización de dicho modelo aporte algo, de luz a fenómenos como la violencia doméstica que día a día no dejan de desconcertarnos.7, 8, 9 La dependencia emocional es la necesidad afectiva extrema que una persona siente hacia otra a lo largo de sus diferentes relaciones de pareja. No obstante, su carácter crónico no se basa en la sucesión de dichas relaciones sino en la personalidad de estos sujetos; es decir, el dependiente emocional lo es también cuando no tiene pareja, aunque esto no sea lo más habitual porque su patología provoca que busque otra desesperadamente. De hecho, una de sus características es que no soportan la soledad.7, 8, 9 Dos aspectos característicos emergen de la definición: en primer lugar, que la necesidad es excesiva y que por tanto no se reduce a la propia de una relación amorosa; en segundo lugar, que dicha necesidad es de carácter afectivo y no de otro tipo (pensemos en el clásico "trastorno de la personalidad por dependencia", en el que la indecisión y la sensación de inutilidad o desvalimiento personal es lo que une a la persona de la cual se depende).33 Dividiremos estas características en tres áreas: relaciones interpersonales (con especial hincapié en las de pareja), autoestima y estado anímico: 1) Relaciones interpersonales: Tendencia a la exclusividad en las relaciones. Esto se da tanto en las relaciones de pareja como en las amistades de estas personas. Esta exclusividad, dentro ya de las relaciones de pareja, da a entender que más que cariño hay necesidad hacia el otro, implica una cierta falta de construcción personal. Necesitan un acceso constante hacia la persona de la cual dependen emocionalmente. Esto se traduce en un agobio asfixiante hacia él o ella con continuas llamadas, mensajes al móvil, aferramiento excesivo, deseo de hacer con él o ella cualquier actividad, etc. La motivación de este acceso constante es por un lado la necesidad emocional y por otro la ansiedad por una posible pérdida del otro. 10 Necesitan excesivamente la aprobación de los demás. De hecho, sondeando en los antecedentes patológicos de estos pacientes aparecen en muchas ocasiones historia de trastornos de la alimentación. Esto indica el desequilibrio emocional subyacente, su autorrechazo y también los deseos de agradar. Ilusión al principio de una relación o cuando conocen a una persona "interesante". Esta ilusión tiene mucho de autoengaño. Subordinación en las relaciones de pareja. Es un medio para preservar la relación a toda costa, algo que hacen muy bien y que es atrayente para sus parejas por el suministro narcisista que les proporciona. Las relaciones de pareja de los dependientes emocionales son marcadamente asimétricas, desequilibradas. Uno de sus componentes es el que domina claramente en la pareja y el otro (en este caso, el dependiente emocional) sólo se preocupa de su bienestar, de hacer lo que su pareja desee, de magnificar y alabar todo lo que hace, de ser el objeto de su desprecio narcisista e incluso a veces de su rabia, tanto psíquica como física. Idealizan a sus parejas y las escogen con unas características determinadas: ególatras, con gran seguridad en sí mismas, frías emocionalmente, etc. El narcisismo de estas personas es la contrapartida de la baja autoestima de los dependientes emocionales, por eso se produce esta idealización y fascinación. Las relaciones de pareja atenúan su necesidad, pero siguen sin ser felices. De todas maneras tampoco esperan serlo porque su existencia es una sucesión de desengaños y no tienen el componente esencial del bienestar: quererse a sí mismos. Este componente, por otra parte, es fundamental para poder llevar a cabo relaciones de pareja sanas, equilibradas y mutuamente gratificantes. Pánico ante la ruptura y gran posibilidad de padecer trastornos mentales en caso de que se produzca. De hecho, uno de los dos motivos principales de consulta de los dependientes emocionales es el padecimiento de una psicopatología (generalmente, un episodio depresivo mayor) tras una ruptura. Este sufrimiento se puede producir con una persona que ha hecho la vida imposible o que incluso ha maltratado al dependiente emocional. Tienen un miedo e intolerancia terribles a la soledad, base de su comportamiento ante las rupturas, de su necesidad de otra persona, del apego y parasitismo que tienen hacia ella u otras personas, etc. Esta intolerancia a la soledad se debe a que la relación del dependiente consigo mismo es muy negativa; con otras palabras podemos afirmar que "no se soportan". Presentan cierto déficit de habilidades sociales, como falta de asertividad. También destaca el egoísmo, fruto de la necesidad patológica que tienen hacia otras personas. La exclusividad y el agobio que pueden llevar a cabo también hacia amistades denota precisamente ese egoísmo.7, 8, 9 2) Autoestima: Autoestima y autoconcepto muy bajos. No esperan ni echan a faltar el cariño de sus parejas porque tampoco lo sienten hacia sí mismos, y generalmente tampoco lo han tenido de sus personas más significativas a lo largo de sus vidas. Podemos afirmar sin temor a equivocarnos que así como el miedo a la soledad es uno de los rasgos distintivos de los dependientes emocionales, la falta de autoestima es el fundamento de dicho rasgo. El autoconcepto es también bajo por simple coherencia con la autoestima, aunque esto en 11 ocasiones no es así en tanto pueden desarrollar habilidades a lo largo de su vida en las cuales adquieran confianza y seguridad (por ejemplo en el área laboral).7, 8, 9 3) Estado de ánimo y comorbilidad: Manifiestan estar tristes y preocupados. Antes hemos hablado sobre la sensación de tristeza e infelicidad que planea sobre las vidas de los dependientes emocionales; el estado de ánimo es por tanto disfórico y con tendencia a las rumiaciones sobre posibles abandonos, sobre el futuro de la relación, el miedo a la soledad y qué podrían hacer para mitigarlo, etc. En consecuencia, la sintomatología ansiosa también es relevante. Las comorbilidades más frecuentes son, por tanto, con trastornos depresivos y ansiosos, y hay que considerar la posibilidad de antecedentes de trastornos de la alimentación como la anorexia o la bulimia. Como síntesis de estas características podemos extraer las que consideramos básicas para la dependencia emocional, que deben estar presentes necesariamente para que una persona merezcaeste diagnóstico. Son las siguientes: a. Miedo e intolerancia a la soledad. b. Historia de relaciones de pareja gravemente desequilibradas, o una única relación que por su duración ha ocupado la mayor parte de la vida adulta del sujeto. c. Baja autoestima.7, 8, 9 Cabe señalar que además, “la dependencia emocional genera relaciones destructivas” (Echeverría, 2008, p. 101), y de igual manera “es la responsable del comportamiento del grupo de personas víctimas de malos tratos que continúa amando a su pareja” (Castelló 2003; 2009).7, 8, 9 Las investigaciones sobre violencia en la pareja con muestras en las que participan ambos sexos, ya sean procedentes de población abierta o de estudiantes universitarios, reportan que la diferencia por sexos de violencia en la pareja no es significativa o los promedios de victimización son mayores en los hombres, (González y Santana, 2001); Rathus y Feindle, 2004. Precisamente algunos investigadores sugieren que las estadísticas oficiales de violencia contra los hombres frecuentemente infravaloran el fenómeno social (Álvarez, 2009; Thompson et al., 2006).33 En una sociedad patriarcal, como la latina, la violencia contra el varón es despreciada y de pocos países se conocen estudios sobre la violencia especifica de mujeres contra varones, aunque si existen. Un estudio realizado en Lima concluyó que, dentro del orden de las emociones y vivencias, ambos sexos cuentan con importantes capacidades de agresión, pues la necesidad femenina por compensar su desigualdad física frente al varón, las conduce a aumentar su destreza en violencia psicológica, asimismo el ser mujer aumenta la probabilidad de usar objetos contundentes o punzantes contra la pareja en los casos de violencia (Becerra, Flores y Vázquez, 2009).33 La idea de que el varón podría ser víctima de abuso y violencia doméstica es tan increíble para la mayoría de las personas, que muchos hombres ni siquiera intentan divulgar su condición. Si se da a conocer la situación, más de uno lo comenta como una novedad o con cinismo y burla, tanto por sus pares como por los que investigan la situación. Aún en nuestros días, los mitos y prejuicios prevalecen dentro de la sociedad. Se siguen adjudicando características y roles que tanto el hombre como la mujer deben desempeñar dentro de las relaciones de pareja: la mujer es el “sexo débil” dada a la ternura y la emocionalidad, es vulnerable y necesitada de amparo y protección. El hombre es el “sexo fuerte”, el “macho” enérgico, valiente, competitivo, callado, invulnerable a la ternura y 12 la emocionalidad, proveedor y protector del más débil. Sin embargo, el hombre también puede ser agredido física, psicológica, emocional, económica y hasta sexualmente. Esta problemática que sí existe aunque no en el mismo porcentaje alarmante de la víctima mujer, no es nueva, pero en los últimos años se está haciendo más evidente. Sin embargo aún no se ha logrado precisar en su real magnitud y su intervención como fenómeno social ha sido limitada consciente o inconscientemente, por ribetes culturales, religiosos, políticos, económicos. Es además, desconocida por legisladores y por la sociedad en su conjunto. La realidad es que en la práctica, no se le considera como violencia, se minimiza o se ridiculiza.27, 35 Observamos una escena en la que el marido maltrata a la mujer: sentimos indignación, nos incomoda, lo desaprobamos y criticamos. Observamos otra escena en donde la mujer es la que maltrata al marido: nos causa gracia, nos reímos y lo aprobamos porque pensamos que el “débil” está venciendo al “fuerte”. Sin embargo, no nos damos cuenta de que en ambas escenas, se está ejerciendo violencia. Los factores comunes para que el varón víctima no se separe o haga la denuncia, son culturales, sociales e individuales y están en estrecha relación con las causas que originan este fenómeno.53 Los estereotipos rígidos del varón con lo que se espera de él como “macho” o el temor a las burlas hacen que trate de esconder el problema. En ese “esquema social” de proveedor, jefe de familia y protector, una denuncia de agresión significaría trastocar los roles establecidos, donde se supone que el varón es el que “lleva las pantalones” y en último de los casos el que maltrata es el. Para muchos es inadmisible reconocer ante sí mismo y ante los demás la caída de su superioridad. No denuncian porque el maltrato de sus esposas o hijos es un duro golpe a su autoestima. Hay sentimientos comunes en el hombre maltratado: soledad, sufrimiento, vergüenza, pobre autoestima, culpa, inhibición, propensión a la humillación o temor a tomar una decisión. .La soledad que sienten es el denominador común, callan, sufren en silencio pues no hablan sobre su situación ni con el familiar más cercano ni el amigo de confianza. Su respuesta ante la violencia es quedarse callado y aceptar el hecho con resignación o huir momentáneamente de la situación. No es frecuente que un hombre exprese sus sentimientos y debilidades y le diga a alguien que está siendo maltratado. “No está bien” ver a los hombres lloriqueando o quejándose. Se le ha educado para que reprima sus emociones y se comporte como “todo un hombrecito” desde pequeño. Debe ser capaz entonces, de soportar y controlar el maltrato si es que se reconoce, pues no existe creencia de que la mujer violenta pudiera entrañar peligros potenciales, a pesar de los casos que se reseñan en la prensa mundial. La violencia, provenga del hombre o de la mujer, tiene el mismo origen: poder y control sobre la relación. Las motivaciones sin embargo pueden ser algo distintas, esposa, concubina, amante, pareja ocasional, madre, la violencia puede surgir con el fin de mantener control sobre la relación y la vida de la pareja, obtener algún tipo de beneficio económico, cuando se rompe la relación, cuando uno de los dos tiene una relación extramarital o cuando la relación extramarital pretende la formalidad de la relación.53 Algunos varones piensan que el maltrato emocional y psicológico no es violencia. La violencia emocional o psicológica es tanta o más dañina que la violencia física o sexual. Una de las características que más resaltan de la violencia o abuso emocional es la sugestión o alienación o el “lavado de cerebro” de la víctima. Al igual que las mujeres maltratadas, ellos caen en una relación de la que no salen por muchas razones. No es que sean masoquistas. Es que se dan circunstancias emocionales que, si no buscan ayuda no pueden salir. Un ejemplo típico es la mujer que amedrenta al hombre con no dejarle ver a los hijos, que los esconde o les arruina las visitas. El maltrato muchas veces viene acompañado de chantaje y amenazas. Pueden utilizar la justicia de diferentes formas. Atacan por todos los frentes difaman, amenazan o inventan el maltrato. Algunas mujeres, al no lograr sus objetivos, al enterarse de que el ex marido o la ex pareja tiene novia o en el caso de la amante que no logra el objetivo de formalizar su situación o cuando el hombre participa su decisión 13 de separarse, lo acusan falsamente y piden una orden de protección. Inclusive hay casos que llegan al punto de autoinflingirse daño físico o psicológico, manipulan autoridades, amenazan o “molestan” a familiares cercanos, además de otras argucias, con el objeto de lograr sus propósitos. Muchas de las características y consecuencias del maltrato, son las mismas que la víctima mujer. Sin embargo, a diferencia de ésta, la violencia en el hombre no es tan prolongada ni extrema. A pesar de que en ocasiones la mujer puede ejercer algún tipo de violencia física, el hombre no siente peligro de daño físico ni temor por su propia seguridad. Tiene además, independencia social y económica, que lo hace pensar en que puede encontrar algún tipo de solución. El maltrato más común que sufren los hombres es psicológico y sutil, basado en la humillación y la manipulación y el económico, a través del engaño,el chantaje, el robo, el endeudarse para que pague el las cuentas, etc.3, 27 Las víctimas de violencia psicológica pueden mostrar ansiedad y desasosiego permanente, depresión y descontrol emocional, deterioro de la autoestima, dificultades para establecer relaciones interpersonales duraderas, disminución de sus posibilidades intelectuales y de su capacidad de trabajo e incapacidad para asumirlos cambios de vida de manera apropiada y/o pérdida de deseos e interés. Y esto es igual en hombres y mujeres. Aquellas parejas que han construido su mundo familiar en base a desigualdades nocivas, suelen vivir rupturas muy traumáticas y dolorosas. El daño perdura en el tiempo y potencialmente afecta futuras relaciones, tanto en las víctimas como en los hijos. Se “usa” al hijo como instrumento de agresión contra el otro, convirtiéndolo en una de las víctimas de los acontecimientos pero no al único dañado, ya que en la privación del rol paternal los hombres se ven fuertemente perjudicados. Si algún varón se atreve a denunciar, es probable que retire los cargos pues no cuenta con soporte, ni siquiera de su propia familia, ni tampoco con redes sociales de apoyo en la comunidad. Existe la presunción de que “No existe mayor afecto que el de una madre”, “no hay cuidados más excepcionales que los de la madre”, “nadie quiere a su hijo tanto como una madre”, “madre es una sola, padres pueden haber muchos”; exaltando el rol de la mujer como madre, a pesar de que en algunos casos no hay concordancia con esta concepción; asimismo, se menosprecia y se limita el rol del hombre como padre, al considerarlo solo como un simple proveedor. Sin tomar en cuenta los sentimientos del hombre y el amor y la dedicación que el padre pueda darle a los hijos. Los hijos parecen ser propiedad natural e indiscutible de la madre. En la separación, es a ella a la que le corresponde la potestad todopoderosa de permitir al padre seguir siéndolo o convertirse en visita de sus hijos. Comienza entonces una suerte de desautorización y supresión de la imagen paterna. Se ahuyenta al padre, se lo elimina del rol y de los afectos de los hijos y una vez que desaparece, entonces a menudo se les acusa de estar ausente, de no “visitar” a sus hijos y que “los hijos no le importan”.27 Algunos dicen que la mujer se rebeló y reacciona con violencia como respuesta a las agresiones recibidas desde hace mucho tiempo. Sin embargo, los estudiosos han informado sobre características típicas de mujeres que suelen ejercer violencia en la relación de pareja. Las más resaltantes son las siguientes: Abuso del alcohol El abuso del alcohol es la mayor causa de la violencia doméstica, tanto en el hombre como en la mujer. Las personas bajo los efectos del alcohol, tienen poco control sobre sus impulsos, fácilmente se frustran, malinterpretan cualquier problema. Es muy frecuente que mujeres alcohólicas sean violentas en la relación de pareja. Desórdenes psicológicos Existen algunos trastornos, especialmente de la personalidad, en que la mujer tiene como característica ser abusiva y violenta con el hombre. El trastorno de la personalidad borderline, por 14 ejemplo, está asociado a un alto porcentaje de mujeres que ejercen violencia doméstica contra los hombres. Este desorden también se asocia con comportamiento suicida, cambios de humor severos, mitomanía, problemas sexuales y también puede relacionarse con abuso de alcohol y otras sustancias. Expectativas, presunciones y conclusiones no realistas Mujeres abusivas y manipuladoras que con frecuencia tienen falsas expectativas y hacen demandas no realistas al hombre. Estas mujeres reiteradamente, tienden a experimentar episodios depresivos, ansiedad, frustración e irritabilidad que atribuyen al comportamiento del varón. Culpan al hombre, lo hacen responsables de cómo viven su vida o los culpan de hacer que su vida sea miserable, antes de admitir su responsabilidad por sus actos y sus propios problemas. Por lo general se niegan a entrar a algún tipo de tratamiento y pueden insistir que es la pareja el que lo necesita. En lugar de ayudarse a sí mismas, culpan a éste de cómo se sienten y creen que es el quien tiene que hacer algo para que ella se sienta mejor. Cuando el hombre no puede hacerlas sentir mejor, se frustran y asumen que lo está haciendo a propósito y se quejan del “daño” que le están haciendo A pesar de una aparente independencia social y económica, el hombre se queda en la relación violenta, por los siguientes motivos, según algunos estudios realizados sobre este fenómeno: Protección de los hijos El hombre teme dejar a los hijos con una mujer violenta, pues piensa que de alguna u otra forma pueden estar en peligro. Por mitos y prejuicios, el hombre por lo general no cuenta con apoyo ni siquiera de su propia familia. Puede pensar que con la separación no volverán a ver a los hijos o que la mujer le diga a los éstos que es un mal padre o que no los quiere. Asumen la culpa Muchos hombres creen que son culpables o que merecen el trato que reciben. Se culpan de eventos que otras personas no asumirían. Se sienten responsables y tienen la idea irracional de que pueden y que harán algo que mejore la situación. Dependencia o temor a la independencia El hombre mental, emocional o económicamente dependiente de la mujer abusadora. Hay otros que la idea de dejar la relación crea sentimientos de depresión o ansiedad. Son “adictos” el uno hacia el otro.4 Poco se sabe acerca de cómo afrontan su situación las mujeres que sufren de violencia familiar. Entender su afrontamiento puede darnos la clave de cómo guiarlas y apoyarlas en su esfuerzo ante esta situación. Considerando lo anterior, surge un gran interés por estudiar y profundizar la relación que existe entre el hecho de ser mujer víctima de violencia familiar y el estilo de afrontamiento utilizado, así como comparar entre las estrategias de afrontamiento al estrés elegidos por mujeres que permanecen en su relación y mujeres que la terminaron. En México es definida en el Articulo tercer de la Ley Asistencia y Prevención de la Violencia Intrafamiliar (LAPVI) para el Distrito Federal expedida el 9 de julio de 1996 como: Aquel acto de poder u omisión intencional, recurrente, cíclico, dirigido a dominar, someter, controlar o agredir física, verbal, psico-emocional o sexualmente a cualquier miembro de la familia dentro o fuera del domicilio familiar, que tengan parentesco o que lo hayan tenido por afinidad civil, matrimonio, concubinato o mantengan una relación de hecho, y que tiene por efecto causar daño (Cruz, 2006). Sin embargo los datos muestran que la violencia la ejerce con más frecuencia el varón de la familia, 15 siendo las principales víctimas las mujeres y los niños. En el 75% de los casos son las mujeres las víctimas, en el 23% de los casos se presenta violencia entre ambos cónyuges y el 2% hacia los varones (Velázquez, 2003).26, 28 En México, según datos del Instituto de Estadística Geografía e Informática, avalados por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) el 30.4% de los hogares de nuestro país sufre de alguna forma de violencia familiar (Cruz, 2006).29 3. CRONOGRAMA Febrero Marzo Abril Mayo Junio Anteproyecto XXX Selección de pacientes XXX XXX Aplicación de cuestionario e inventario XXX Evaluación de los resultados XXX Análisis estadístico XXX Interpretación XXX XXX Discusión XXX Conclusiones XXX 4. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA ¿Cuáles son los estilos de afrontamiento que utilizan las víctimas de violencia y su relación con la dependencia emocional? Surge un gran interés por estudiar y profundizar la relación que existe entre el hecho de ser víctima de violencia familiar, el estilo de afrontamiento utilizado, así como comparar entre las estrategias de afrontamiento al estrés y la dependencia emocional tanto en hombres comoen mujeres. Sin embargo, en México poco se sabe de las estrategias de afrontamiento que utilizan las mujeres mexicanas y si existe esta relación entre utilizar un afrontamiento enfocado en el problema utilizando más recursos de ayuda o bien abandonar a su pareja por esta situación puede estar afrontando positivamente el problema. 5.- JUSTIFICACIÓN: Considerando estos antecedentes la presente investigación en violencia doméstica se ha centrado mucho en el aspecto del ser víctima y en concreto en la mujer golpeada. Cuando se sabe que no es un fenómeno unidireccional y la asimetría de poder de género cuentan con apoyo empírico, aunque éstos no dejan de ser determinante y relevante. Hay propuestas teóricas que hablan de los círculos 16 de violencia ante los problemas de cohesión y convivencia (estresores) que enfrentados de forma inadecuada conducen a dinámicas negativas. Por otro lado, el estudio de los estilos y estrategias de afrontamiento ante situaciones de estrés interpersonal es un área de interés fundamental en la salud mental. En este sentido, los estilos y estrategias de afrontamiento de los que dispone la persona y que utiliza de forma habitual, pueden suponer un facilitador, o un obstáculo, para la interacción con los otros, es decir, para relacionarnos de forma efectiva con los demás Las relaciones de pareja corresponden a una de las relaciones más intensas que se pueden establecer entre seres humanos, corresponde al vínculo de mayor significación fuera de la familia de origen. Por lo anterior es importante realizar una investigación en donde se contemple la relación estrés- afrontamiento- emoción y su correlación con la dependencia emocional, situación que podría agravar el fenómeno de maltrato. 6. OBJETIVOS: General: a) Asociar los estilos de afrontamiento en las víctimas de violencia de pareja y su relación con la dependencia emocional. Específicos: a) Describir los tipos de afrontamiento en hombres y mujeres víctimas de violencia en la pareja. b) Describir los tipos de dependencia emocional, en hombres y mujeres víctimas de violencia en la pareja. 7. HIPOTESIS Se espera que los pacientes que tienen estilos de afrontamiento pasivo o de evitación presenten con mayor frecuencia dependencia emocional hacia su agresor, en comparación con aquellos que tiene estilos de afrontamiento activo o de tipo resolutivo. 8. METODOLOGIA El presente estudio es transversal descriptivo, comparativo, cuantitativo, no experimental. a. POBLACIÓN b. VARIABLES c. RECURSOS d. LOGÍSTICA MATERIAL Y MÉTODOS: DISEÑO: observacional, transversal, el tipo de muestreo es aleatorio no probabilístico tipo incidental. 17 POBLACION. Los participantes son adultos de 18 a 70 años de edad, de ambos sexos que acudieron a la consulta al Centro de Salud Urbano TIII-A Jurisdicción Iztacalco DDF a Consulta Externa de Psiquiatría y al Servicio Preventivo a la Atención de la Violencia de Género (SEPAVIGE) de la Ciudad de México. Criterios de inclusión: - Hombres o mujeres de 18 a 70 años de edad - Ser víctimas de violencia de género - Que sepan leer y escribir y que acepten participar previa información del estudio y consentimiento informado. Criterios de exclusión: - Presentar patología psiquiátrica ya diagnosticada previamente que interfiera con la compresión y respuesta de los instrumentos (retraso mental, demencia, intoxicación por sustancias) PROCEDIMIENTO. Los sujetos de éste estudio se evaluaron en el servicio de la consulta externa de psiquiatría posterior a la primera entrevista de captación en el Servicio Preventivo a la Atención de la Violencia de Género. A todos los participantes se les aplicaron una historia clínica estructurada, el Inventario de Estrategias de afrontamiento (CSI) y el Cuestionario de Dependencia Emocional (CDE). a. VARIABLES. Variable Definición conceptual Definición operacional Escala de medición Indicador Unidades de medida Edad Tiempo transcurrido a partir del nacimiento de un individuo Años cumplidos Cuantitativa continua Cuantitativa continua Años, meses Sexo Se refiere a las características biológicas que definen a un ser humano como hombre o mujer Sexo Cualitativa nominal dicotómica Fenotipo Femenino Masculino Escolaridad Grados o niveles que se han aprobado en una institución educativa Nivel escolar Cualitativa ordinal Grado escolar referido Analfabeta Primaria Secundaria Preparatoria Licenciatura Posgrado Nivel socio- económico Es una medida total y sociológica combinada de la preparación laboral de una persona Posición económica y social individual o familiar basada en sus ingresos Cualitativa ordinal Estatus socio- económico -alto -medio -bajo Dinero (moneda) Lugar de nacimiento La entidad federal, país o territorio donde nació la País o Entidad Federativa Cualitativa Edad reportada Lugar geográfico 18 persona, empadronada Nominal Lugar de residencia Es el lugar geográfico donde la persona además de residir desarrolla sus actividades familiares, sociales y económicas País o Entidad Federativa Cualitativa nominal Área urbana Dirección Estado civil Es la situación de la persona física determinada por sus relaciones de familia, provenientes del matrimonio o del parentesco que establece ciertos derechos y deberes Hacer vínculos personales con otro individuo de otro sexo. Si tiene o no tiene pareja Cualitativa nominal Si tiene pareja o no tiene pareja Soltero (a) Casado (a) Unión libre Divorciado (a) Viudo (a) Ocupación La acción o función que se desempeña para ganar el sustento que generalmente requiere conocimientos especializados Trabajo asalariado al servicio de un empleador Cualitativa nominal A que se dedica Obrero Burócrata Trabaja por su cuenta, etc. Violencia Es un comportamiento deliberado, que provoca, o puede provocar, daño físico o psicológico a otros seres, y se asocia, aunque no necesariamente con la agresión física Violencia Cualitativa nominal Si se presenta o no Física Sexual Económica Psicológica o Emocional Violencia física Se refiere a todo acto de agresión intencional en que se utiliza alguna parte del cuerpo, algún objeto, arma o sustancia para sujetar, inmovilizar o causar daño, permanente o temporal, de parte del agresor Cualitativa nominal Presente Ausente Violencia sexual Toda forma de conducta, consistente en un acto u omisión, ocasionales o reiterados y cuya forma de expresión incluye, inducir a la realización de la práctica sexual no deseada. Cualitativa nominal Presente Ausente Violencia Económica Forma de agresión con el fin de controlar tanto el Cualitativa nominal Presente 19 flujo de recursos monetarios que ingresan al hogar, o bien la forma en que dicho ingreso se gasta Ausente Violencia emocional y/o psicológica Se refiere a formas de agresión reiterada que no inciden directamente en el cuerpo, pero si en su psique (comparaciones ofensivas, humillaciones, encierros, prohibiciones, coacciones, insultos, etc.) Cualitativa nominal Presente Ausente Resolución de problemas Estrategias cognitivas y conductuales encaminadas a eliminar el estrés modificando la situación que lo produce Recursos para el afrontamiento en los que se encuentran la salud y la energía, las técnicas para la resolución de problemas, las habilidades sociales, las condiciones personales Cualitativa nominal Presente Ausente Restructuración cognitiva Estrategias cognitivas que modifican el significado de la situación estresante Recursos para el afrontamiento en los que se encuentran la salud y la energía, las técnicas para la resolución de problemas, lashabilidades sociales y las condiciones personales Cualitativa nominal Presente Ausente Apoyo social Estrategias referidas a la búsqueda de apoyo emocional Recursos para el afrontamiento en los que se encuentran la salud y la energía, las técnicas para la resolución de problemas, las habilidades sociales y las condiciones personales Cualitativa nominal Presente Ausente Expresión emocional Estrategias encaminadas a liberar las emociones que acontecen en los procesos de estrés Recursos para el afrontamiento en los que se encuentran la salud y la energía, las técnicas para la resolución de problemas, las habilidades sociales y las condiciones personales Cualitativa nominal Presente Ausente 20 Es de gran importancia resaltar la existencia de variables que puedan influir en las estrategias de afrontamiento utilizadas por las personas en situación de estrés. Estas variables se denominan recursos para el afrontamiento en los que se encuentran la salud y la energía, las técnicas para la resolución de problemas, las habilidades sociales, las condiciones personales y los recursos materiales. La salud y la energía se hallan entre los recursos más generalizados de los relevantes en el afrontamiento de muchas, si no de todas, las situaciones estresantes. Una persona frágil, enferma, cansada o débil tiene menos energía que aportar al proceso de afrontamiento que otra saludable. El importante papel desempeñado por el bienestar físico se hace particularmente relevante cuando hay que resistir problemas e interacciones estresantes que exigen una movilización importante. Verse a uno mismo positivamente puede considerarse también un importante recurso psicológico de afrontamiento. Evitación de problemas Estrategias que incluyen la negación y evitación de pensamientos o actos relacionados con el acontecimiento estresante Recursos para el afrontamiento en los que se encuentran la salud y la energía, las técnicas para la resolución de problemas, las habilidades sociales y las condiciones personales Cualitativa nominal Presente Ausente Pensamiento desiderativo Estrategias cognitivas que refuerzan el deseo de que la realidad no fuera estresante Recursos para el afrontamiento en los que se encuentran la salud y la energía, las técnicas para la resolución de problemas, las habilidades sociales, y las condiciones personales Cualitativa nominal Presente Ausente Retirada social Estrategias de retirada de amigos, familiares, compañeros y personas significativas asociadas con la reacción emocional en el proceso estresante. Recursos para el afrontamiento en los que se encuentran la salud y la energía, las técnicas para la resolución de problemas, las habilidades sociales y las condiciones personales Cualitativa nominal Presente Ausente Autocrítica Estrategias basadas en la autoinculpación y la autocrítica por la ocurrencia de la situación estresante o su inadecuado manejo Recursos para el afrontamiento en los que se encuentran la salud y la energía, las técnicas para la resolución de problemas, las habilidades sociales y las condiciones personales Cualitativa nominal Presente Ausente 21 Instrumentos: Se emplearán en el estudio instrumentos, un cuestionario de Datos Sociodemográficos elaborado específicamente para el estudio en el que se preguntara a los participantes edad, sexo, grado de estudios, lugar de nacimiento y residencia, estado civil, ocupación, si cohabitan con las familiares de origen, cuánto tiempo lleva con su actual pareja, nivel socioeconómico. Inventario de Estrategias de Afrontamiento. (CSI): En la versión española de Otero, Luengo, Romero, Gómez y Castro (1998), instrumento diseñado a partir del inventario de Folkman y Lazarus (1980), como un cuestionario de 40 ítems que mide el grado de utilización de estrategias de afrontamiento, diferenciando entre estrategias de afrontamiento activo o dirigidas a la acción (resolución de problemas, reestructuración cognitiva, expresión de emociones y apoyo social), y estrategias de afrontamiento pasivo o no dirigidas a la acción (evitación de problemas, pensamientos ansiosos, autocrítica y retirada social), con un formato de respuesta tipo Likert de cinco intervalos (desde “nunca utilizada” a “siempre utilizada”). Se aplicó un nuevo análisis factorial y de esta forma se consiguió menor número y mayor representatividad de los ítems, así como mayor homogeneidad en los factores. Se factorizo los 40 ítems resultantes, obteniendo la definitiva solución de ocho factores, que consiguió una explicación del 61% de la varianza. Y los coeficientes de fiabilidad alfa de Cronbach, todos ellos son muy elevados. Análisis factorial (componentes principales y rotación varimax9 y se solicitaron 8 factores. Las alfas fluctuaron .70 y .86, siendo el promedio de .8125 Se muestra en la siguiente tabla: Comparativa de datos psicométricos del CSI Estudio actual Tobin et al. Ítems Var. Alfa Ítems Var. Alfa Cuestionario de Dependencia Emocional. (CDE): Aplicado en población mexicana y elaborado por Méndez, A. Favila, M., Valencia, A. & Díaz- Loving (2010). El cuestionario está conformado por 10 reactivos agrupados en 2 factores: ansiedad por separación y expresiones límite respectivamente, cuya varianza explicada fue de 62.58%, con Resolución de problemas 5 9% 0,86 9 5% 0,82 Luché para resolver el problema Autocrítica 5 9% 0,89 9 12% 0,94 Me culpé a mí mismo Expresión emocional 5 8% 0,84 9 6% 0,89 Dejé salir mis sentimientos para reducir el estrés Pensamiento desiderativo 5 8% 0,78 9 4% 0,78 Deseé que la situación nunca hubiera empezado Apoyo social 5 8% 0,80 9 6% 0,89 Encontré a alguien que escucho mi problema Restructuración cognitiva 5 7% 0,80 9 3% 0,83 Repasé el problema una y otra vez en mi mente y al final vi las cosas de una forma diferente Evitación de problemas 5 6% 0,63 9 7% 0,72 No dejé que me afectara; evité pensar en ello demasiado Retirada social 5 5% 0,65 9 4% 0,81 Pasé algún tiempo solo Total 40 60% 72 47% 22 una confiabilidad interna de 0,90 y un indicador de autoestima con 2 reactivos y un reactivo suelto de búsqueda de atención. El CDE es autoaplicable, cada reactivo fue valorado bajo una escala de tipo Likert de seis puntos que va desde uno (completamente falso de mi) hasta seis (me describe perfectamente). La adaptación y el análisis de las propiedades psicométricas del CDE permiten a los profesionales de la salud mental contar con un instrumento confiable en nuestro país para detectar a individuos que presentan dependencia emocional. 9. ANÁLISIS ESTADÍSTICO Se realizó un análisis descriptivo de todos los datos sociodemográficos y de las estrategias de afrontamiento, en forma de porcentajes para variables nominales y medidas de tendencia central y de dispersión para las variables cuantitativas. Para comparar las variables cuantitativas entre hombres y mujeres (factores de las estrategias de afrontamiento) se utilizó la prueba T de student para muestras independientes, previo análisis de normalidad. Para buscar asociación entre las estrategias de afrontamiento y los factores de dependencia emocional se utilizó la correlación de Pearson, el cual es un índice que mide la relación lineal entre dos variables aleatorias cuantitativas. El análisis se llevó a cabo con el programa SPSS versión 17. 10. ASPECTOS ÉTICOS De acuerdo al Artículo 17, Título II Capítulo I del Reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Investigación para la Salud, de los Aspectos Éticos de la Investigación en Seres Humanos, se considera un estudio de sin riesgo, debido a que sólo se aplicaran dos cuestionarios y no se realizará ningún otro procedimiento.Es probable que no haya un beneficio directo para el participante, pero los resultados permitirán realizar una intervención oportuna para un mejor tratamiento que impacte directamente en intervenciones terapéuticas en los pacientes que son víctimas de violencia. Confidencialidad En el estudio todos los datos que se obtengan durante la participación de los sujetos de estudio se mantendrán como confidenciales de acuerdo a lo que dictan las buenas prácticas clínicas. Sólo el personal autorizado, y que participe en el proyecto tendrá acceso a los datos, así como autoridades de los Comités de Ética, Investigación, docencia ;para la captura y procesamiento de la información, nadie más podrá tener acceso a ellos a menos de que el paciente decida lo contario. Los datos obtenidos se utilizarán sin indicar nombre, teléfono o dirección (se asignará un número) y se emplearán para evaluar el estudio, o para la participación en Congresos o cuando los datos sean publicados, pero nunca se dará información que pueda revelar su identidad. El número asignado es el que se utilizará en lugar del nombre en nuestra base de datos. Si el paciente tuviera alguna pregunta o duda relacionada con el estudio, podrá ponerse en contacto con la investigadora principal Dra. María Rossana Castañeda Mendoza (Servicio de Psiquiatría) del Centro de Salud TIII-A, tel. 56579690 de 8 a 14 hrs de lunes a viernes o al teléfono cell 044 55 27611477 23 11. RESULTADOS Características descriptivas Tabla 1. Características sociodemográficas (n= 225) ___________________________________________________ Sexo Masculino 49 (21.7%) Femenino 176 (77.9%) Edad Masculino 41.02 ± 16.738 Femenino 40.57 ± 16.311 Estado civil Solteros 73 (32.3%) Casados 68 (30.1%) Divorciados 13 (5.8%) Viudos 14 (6.2%) Unión libre 39 (17.3%) Escolaridad Primaria 33 (14.6%) Secundaria 70 (31.1%) Licenciatura 49 (21.8%) Posgrado 3 (0.9%) Ocupación Estudiantes 24 (10.6%) Trabajadores 53 (23.5%) Estudiantes y trabajadores 15 (6.6% ) Desempleados 11 (4.9% ) Dedicados al hogar 55 (24.3%) Dedicados al hogar y Empleados 67 (29.6%) De la muestra total, el 73% habían tenido una pareja anterior y en la actualidad, sólo el 60.6 % tenía pareja. Se encontró que los hombres tenían mayor número de parejas anteriores 2.06 ± 1.91, con respecto a las mujeres es 1.61± 2.209, sin embargo la diferencia no fue significativa (p=.847). En relación a la presencia de violencia en relaciones anteriores de pareja 198 (87.6%) reportaron haber sido víctimas de violencia. 24 Tabla 2. Estrategias de afrontamiento en hombres y mujeres víctimas de violencia Análisis comparativo entre hombres y mujeres Dentro de los resultados del CSI, se encontraron diferencias significativas en el factor 3 (expresión emocional) p= 0.003 y en el factor 5 (apoyo social). En la tabla 3 se muestran los resultados. Factores Primarios Media n Riesgo Factor 1 Resolución de problemas 2.09 ± .99 20 8.8% Factor 2 Autocrítica 2.38 ± 1.08 25 11.1% Factor 3 Expresión emocional 1.81 ± .873 49 21.7% Factor 4 Pensamiento desiderativo 2.85 ±1.054 70 31.1% Factor 5 Apoyo social 1.34 ± .887 6 2.6% Factor 6 Restructuración cognitiva 1.53 ± .977 6 2.6% Factor 7 Evitación del problema 1.46± .876 6 2.6% Factor 8 Retirada social 1.80 ± .838 8 3.6% Factores secundarios Manejo inadecuado centrado en el problema 4.33 ± 1.261 36 16% Manejo adecuado centrado en el problema 3.68 ± 1.531 8 3.5% Manejo adecuado centrado en la emoción 3.15 ± 1.506 20 8.8% Manejo inadecuado centrado en la emoción 4.11 ± 1.472 7 3.1% Factor terciario Afrontamiento pasivo y desadaptativo Manejo inadecuado de la situación estresante 7.2 ± 1.24 160 71% 25 Tabla 3. Descripción de los tipos de afrontamiento de hombres y mujeres víctimas de violencia *p<0.05 DS= desviación estándar Dependencia emocional Con respecto a la dependencia emocional (CDE) la media fue 24.43 ± 7.285, con un puntaje máximo de 36 y un mínimo de 9. Treinta y nueve sujetos (17.3%) obtuvieron una puntuación total que los pone en riesgo de desarrollar relaciones desequilibradas o destructivas. En relación a la presencia de los factores se obtuvo: Factores Media % Ansiedad por separación 2.88 ± .928 19.5 Expresiones límite 2.24 ± .878 8.4 En cuanto a la interpretación de los datos de los instrumentos aplicados se encontró que en la muestra más de la mitad de los sujetos presentaban estrategias de afrontamiento inadecuado (71%), con presencia de autocrítica, autoinculpándose por la situación estresante y su forma de contender con dicha situación y pensamiento desiderativo, realizando estrategias cognitivas que reflejan el deseo de que la realidad no sea estresante. De acuerdo a lo encontrado en el CDE una quinta parte de la muestra total presenta ansiedad por separación, es decir una fuerte relación con el apego ansioso, lo que genera y refuerza las pautas interpersonales de dependencia. Y menos del 10% de los sujetos presentó expresiones límite, en donde se evidencian los impulsos de autoagresión, siendo estrategias de aferramiento que presentan uno o ambos miembros de una relación para evitar la pérdida. En el CDE se encontraron diferencias significativas entre hombres y mujeres en el factor 1 (ansiedad por separación) p= 0.002, y en el puntaje total p=0.001, siendo los hombres los que presentaron mayor ansiedad por separación hacia sus parejas y obtuvieron una calificación mayor en el instrumento realizado; sin embargo en el factor 2 (expresiones límite) no se observaron diferencias entre los grupos p=0.185 (Gráfico 1) Resultados en instrumentos de evaluación Hombres Mujeres Media DS Media DS P Factor 1 Resolución de problemas 2.02 ±1.145 2.11 ±.953 0.62 Factor 2 Autocrítica 2.49 ±1.023 2.35 ±1.01 0.41 Factor 3 Expresión emocional 1.49 ±.794 1.90 ±.876 0.003* Factor 4 Pensamiento desiderativo 2.65 ±1.032 2.90 ±1.057 0.13 Factor 5 Apoyo social 1.14 ±.764 1.39 ±.913 0.05* Factor 6 Restructuración cognitiva 1.55 ±1.001 1.53 ±.974 0.88 Factor 7 Evitación de problemas 1.45 ±.818 1.47 ±.894 0.90 Factor 8 Retirada social 1.78 ±.771 1.81 ±.858 0.77 26 0 20 40 60 80 Factor 1 Ansiedad por separación Factor 2 Expresiones al límite Puntaje total ẋ Mujeres 75 21 23.65 Hombres 31 17 27.22 N ú m e ro d e s u je to s Gráfico 1. Tipos de dependencia emocional en hombres y mujeres víctimas de violencia de pareja Tiposde afrontamiento y dependencia emocional entre hombres y mujeres. Se encontraron diferencias significativas entre hombres y mujeres en relación al puntaje total de CSI y el CDE; en el CSI los hombres presentaron un promedio de 273.08 ± 21.269 y en las mujeres 164.10± 53.36 (p=.001) y en el CDE los hombres obtuvieron una media de 27.22± 6.101 y las mujeres 23.65± 7.41 (p=.000). Esto sugiere que aquellos hombres que son víctimas de violencia de género tendrán estrategias de afrontamiento de tipo desadaptativo, además de presentar un mayor grado de dependencia emocional hacia sus parejas, generando relaciones de tipo autodestructivo con excesivas demandas afectivas, la necesidad imperiosa de tener al otro y el miedo intenso al abandono. Tabla 4. Asociación entre las estrategias de afrontamiento y la dependencia emocional en relación al género *p=0.05 En relación a lo anterior se puede observar que los pacientes que presentaron un manejo inadecuado del estrés, con presencia de autocrítica tienen una correlación positiva con la presencia de ansiedad por separación, es decir a mayor grado de autocrítica los pacientes tienen mayor ansiedad ante la ausencia de la pareja (r=.133,p=0.47), y aquellos pacientes que presentaron evitación de problemas, que se traducen en estrategias que incluyen la negación y la evitación de pensamientos o actos relacionados con el acontecimiento estresante, tuvieron una correlación directa con las expresiones límite (r=.165, p=0.013). (tabla 4) Se encontró en un análisis de regresión lineal, diferencias estadísticamente significativas entre el manejo adecuado y el puntaje total del CDE (t= -2.304, p=0.22), y el manejo inadecuado y el mismo puntaje (t=2.706, p=.007), lo que sugiere que aquellos pacientes que presentan un afrontamiento pasivo y desadaptativo de la situación estresante, es decir que son víctimas de Resolución de problemas Autocrítica Expresión emocional Pensamiento desiderativo Apoyo social Restructuración cognitiva Evitación de problemas Retirada social Ansiedad por separación -.114 .133 * -.099 .073 -1.10 .049 .082 .011 Expresiones límite -.085 .069 -.081 -.014 .041 .118 .165* .075 27 violencia en la pareja, tendrán un mayor grado de dependencia emocional en sus relaciones que aquellos que presentan esfuerzos activos y adaptativos que buscan compensar la situación generadora de estrés. 12. DISCUSIÓN. En éste estudio se encontró una asociación positiva entre los tipos de afrontamiento y la dependencia emocional en víctimas de violencia en la pareja. En los hombres se encontró que la autocrítica, estrategia basada en autoinculparse, el manejo inadecuado de expresiones, la baja autoestima y la realización de acciones temerarias en donde se pone en riesgo la vida o la autodestrucción ante el abandono; son el tipo de estrategias utilizadas en ésta población. Por otro lado, en las mujeres se encontró presencia de pensamiento desiderativo, miedo excesivo al abandono, soledad y tendencia a aferrarse a la pareja, con gran dependencia emocional hacia la misma generando relaciones destructivas así como un inadecuado manejo centrado en las emociones. Otros factores a nivel sociodemográfico que demostraron tener una asociación importante en las víctimas de violencia en la pareja fueron: baja escolaridad, falta de un compromiso establecido, problemas económicos, desempleo, tener responsabilidades duplicadas tanto en el hogar como a nivel laboral, uniones anteriores fallidas y el antecedente de violencia con parejas anteriores. Estos resultados son consistentes con lo que plantean Cohen, Sherrod y Clark (1986) y Folkman, Lazarus, Dunkel- Schetter, Delongis, y Gruen, (1986). Los autores afirman que los hombres se caracterizan por usar más frecuentemente que las mujeres dos tipos de estrategias de afrontamiento como son ignorar el problema y la distracción física; lo que concuerda con los resultados obtenidos en esta investigación. Esto indica que los varones tienden a negar la existencia de los problemas y buscan sentirse mejor y distraerse realizando actividades deportivas. El apoyo espiritual, estrategia utilizada tanto en hombres como en mujeres resulta coincidente con los hallazgos de Compas, Malcarne y Fondacaro (1988), refiriéndose que las mujeres suelen acudir a la religión cuando experimentan conflictos y utilizan afrontamientos centrados en regular las emociones en relación con los demás. En términos generales, la mayoría de los factores obtenidos son consistentes con las dimensiones que se han venido señalando en la literatura sobre las estrategias de afrontamiento. Siendo los factores 3 (Expresión emocional, dejé salir mis sentimientos para reducir el estrés), factor 4 (Pensamiento desiderativo, deseé que la situación nunca hubiera empezado) y factor 2 (Autocrítica, me culpé a mí mismo) los que predominaron en la muestra de éste estudio. Dentro de los factores secundarios o escalas secundarias se encontró que el factor que presentó mayor riesgo en la población total fue el (manejo inadecuado centrado en el problema); y el factor secundario (manejo inadecuado centrado en la emoción) presentó una puntuación de riesgo. En relación a los factores terciarios, presentaron un manejo inadecuado de la situación estresante, que sugiere un afrontamiento pasivo y desadaptativo 28 Los resultados obtenidos han mostrado diferencias en las estrategias de afrontamiento utilizadas por los sujetos en cada una de las condiciones de evaluación (situación de estrés general e interpersonal) propuestas, que han resultado significativas en las escalas primarias, pero no para las escalas secundarias o terciarias. Estos resultados suponen un apoyo a la propuesta de considerar los conceptos de estrategias y estilos de afrontamiento como complementarios, (Pelechano, 2000), en el sentido de que los sujetos modifican sus estrategias en función de la situación. En cuanto a la interpretación de los datos de los instrumentos aplicados se encontró que en la muestra más de la mitad de los sujetos presentaban estrategias de afrontamiento inadecuado, con presencia de autocrítica, autoinculpándose por la situación estresante y su forma de contender con dicha situación y pensamiento desiderativo, realizando estrategias cognitivas que reflejan el deseo de que la realidad no sea estresante. Con respecto a la dependencia emocional (CDE), se obtuvieron puntuaciones totales que los ponen en riesgo de desarrollar relaciones desequilibradas o destructivas. Así mismo, se encontró que en el (CDE), una quinta parte de la muestra total presentó ansiedad por separación, es decir una fuerte relación con el apego ansioso, lo que genera y refuerza las pautas interpersonales de dependencia. Y menos de los sujetos presentó expresiones límite, en donde se evidencian los impulsos de autoagresión, siendo estrategias de aferramiento que presentan uno o ambos miembros de una relación para evitar la pérdida. De acuerdo a los resultados obtenidos en la presente investigación, los datos indican que existen diferencias significativas entre varones y mujeres en relación a la utilización de las estrategias de afrontamiento buscar apoyo social y preocuparse. Las mujeres tienden a compartir sus problemas, a buscar más apoyo en la resolución de los mismos, a preocuparse y a temer por el futuro en mayor medida que los varones. Buscar soporte en personas e instituciones cuando se experimentan situaciones de tensión se ha considerado una forma positiva y adaptativa de afrontar los problemas, puesto que esto implica el manejo directo del problema a través de la orientación que otros puedan proveer, y el control de las emociones negativas generadas por éste (Cohen y Wills, 1985). En general, puede considerarse que el apoyo social está relacionado con la salud y el
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