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1 
 
 
 
UNIVERSIDAD OPARIN S. C. 
 
 
CLAVE DE INCORPORACIÓN 
UNAM 8794-25 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
ESTUDIO EXPLORATORIO SOBRE LA INFLUENCIA DEL INTERNET 
COMO UNA DE LAS TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN Y LA 
COMUNICACIÓN EN LAS ACTITUDES AL AFILIARSE LOS JÓVENES 
DE 15 A 22 AÑOS DEL MUNICIPIO DE ECATEPEC. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 T E S I S 
PARA OBTENER EL TITULO DE 
LICENCIADO EN PSICOLOGÍA 
 P R E S E N T A : 
ABRIL DEYANIRA TÉLLEZ BUENDÍA 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
ECATEPEC DE MORELOS SEPTIEMBRE 2011 
 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
2 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
DECICATORIAS 
 
 
 
 
A mis padres, que sin su ejemplo y amor, este trabajo y 
todos los aspectos importantes de mi vida no serían 
posibles. Por estar siempre a mi lado apoyándome en 
todas mis decisiones. 
 
A mis hermanos que siempre han estado ahí cuando los he 
necesitado y le dieron sentido a este proyecto. 
 
A mi esposo, que con amor y confianza ha compartido 
conmigo este proceso de aprendizaje. 
 
A mis amigos y amigas, quienes contribuyeron para ser 
quien soy y me han apoyado en los momentos de duda. 
 
Para mis colegas que me acompañaron en la carrera, con 
quienes compartí desvelos y sueños. 
 
A todos los profesores que me guiaron en mi formación 
profesional. 
 
Finalmente, de manera muy especial, a mi asesor por su 
paciencia, tiempo, complicidad y valiosa dirección. 
 
 
 
 
 
 
3 
 
 
 
ÍNDICE 
 
 
Pág. 
Introducción 5 
 
Capítulo 1. Los jóvenes de 15 a 22 años. 8 
 1.1. Características psicológicas generales. 
 1.2. Desarrollo psicosocial. 
 1.2.1. Relaciones con la familia. 
 1.2.2. Relaciones con los pares. 
 1.2.2.1. Intereses y actividades. 
 1.2.2. Relaciones con la sociedad. 
 
Capítulo 2. La necesidad de afiliación. 55 
 2.1. La motivación. 
 2.1.1. Principales Teorías Motivacionales. 
 2.1.2. La Teoría de Henry Murray. 
 2.2. Los motivos de afiliación. 
 2.2.1. La afiliación como necesidad básica. 
 2.2.2. Conductas activadas por el motivo de afiliación. 
 2.2.3. Condiciones que activan la conducta afiliativa. 
 
Capítulo 3. La vida cotidiana y las Tecnologías de la Información y la 
Comunicación. 94 
 3.1. ¿Qué son las TICs? 
 3.2. Internet. 
 3.2.1. Comunicación en la red. 
 3.2.1.1. Salas de Chat y mensajería instantánea. 
 3.2.1.2. Comunidades cibernéticas. 
 3.2.1.3. Las redes sociales. 
 3.3. Nuevas formas de afiliarse por medio de las TICs. 
4 
 
 
 
Capítulo 4. La psicología social y sus instrumentos. 129 
4.1. La psicología social. 
 4.1.1. Los grupos sociales. 
 4.1.2. Actitudes y creencias. 
4.2. Los instrumentos de la psicología social. 
 
Capítulo 5. Metodología. 159 
 
Capítulo 6. Resultados y análisis de resultados 175 
 
 
Conclusiones. 188 
 
Bibliografía. 193 
 
Anexos. 200 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
5 
 
 
 
INTRODUCCIÓN 
 
El presente trabajo tiene como objetivo general, investigar en que grado 
influye el uso del Internet como una Tecnología de la Información y la Comunicación 
en las actitudes afiliativas de los jóvenes de 15 a 22 del municipio de Ecatepec, Edo. 
de México. Se utilizó en diseño de investigación no experimental, transversal 
descriptiva. 
 
Para ello se planteó la pregunta: ¿En qué grado el Internet como una 
Tecnología de la Información y la Comunicación a cambiado la manera en que los 
jóvenes de 15 a 22 años se afilian?. A lo que se planteó la siguiente hipótesis de 
investigación: 
 
Si, los jóvenes de 15 a 22 años usan cotidianamente el Internet, entonces la 
forma de afiliarse de estos jóvenes estará relacionada con esta tecnología. 
 
Para llegar a ello, la investigación consta de cuatro capítulos teóricos, que 
sirven de base para la metodología, a continuación se explicará brevemente de que trata 
cada uno de ellos. 
 
En el primer capítulo se abordan las características generales de los jóvenes de 
15 a 22 años, etapa la cual está marcada por los cambios, fisiológico, psicológicos, así 
como sociales y culturales; se revisa brevemente la Teoría psicosocial de Erik Erikson 
así como sus críticas. 
 
Se profundiza en el estadio V de esta teoría que corresponde a la edad de 13 a 
21 años, esto porque es la etapa que más se acerca al rango de edad del estudio; se 
analizan las virtudes, las maladaptaciones y malignidades de esta etapa. 
 
6 
 
 
 
Además se profundiza en el desarrollo de la identidad del joven y como son las 
relaciones con su familia, se pone especial atención a las relaciones que entabla con sus 
pares y como son los grupos que forman con ello, así como las ventajas y habilidades 
sociales que consiguen de los mismos. 
 
También se trata el tema de la interacción que el joven tiene con su sociedad, 
lo que le parece injusto de ella, como coteja la sociedad con sus propias ideas y se 
revisa la forma en la que participa y da su opinión. 
 
En el segundo capítulo, se aborda la motivación, ¿Qué es?, ¿Cuándo surge?, 
¿Por qué se presenta?, ¿Cuáles son?, entre otras cosas; además, se revisan las 
principales teorías motivacionales, entre ellas las de Alderfer, Herzberg, McClelland y 
la de Maslow. 
 
Principalmente se habla de la teoría de Henry Murray, la cual habla de la 
afiliación como una necesidad básica; explica a profundidad los motivos de la 
afiliación, cuáles son sus principales causas y como se activa; además explica que 
algunas personas tienen más alta esta necesidad que otras. 
 
Dentro del tercer capítulo se habla del Internet como una Tecnología de la 
Información y la Comunicación, la cual es una tecnología relativamente nueva y que ha 
evolucionado bastante rápido, así también ha entrado en la cotidianidad de nuestras 
vidas. 
 
En este mismo capítulo, se explica por medio de que herramientas se puede dar 
la interacción entre los cibernautas y como estas interacciones han ―cambiado‖ el 
lenguaje que se usa en las mismas. También se hace una diferenciación entre las 
relaciones presenciales y las virtuales. 
 
7 
 
 
 
Finalmente, se da un breve repaso por la psicología social y su objeto de 
estudio, asimismo se abarca los elementos que intervienen en el surgimiento de las 
actitudes; cómo podemos estudiar laconducta a través de ella y cuáles son los 
principales instrumentos que podemos utilizar para medirlas. 
 
Es así como se da paso a la metodología de esta investigación, para la cual se 
diseñó una escala Likert de 24 reactivos los cuales abarcaran actitudes relacionadas con 
la afiliación por medio del Internet. 
 
Esta escala Likert se aplicó a 50 sujetos de entre 15 y 22 años que fueran 
usuarios frecuentes del Internet (según los parámetros establecido s), todos estudiantes 
de nivel medio superior o superior de escuelas privadas del municipio de Ecatepec. 
 
Los resultados obtenidos fueron comparados con la teoría, arrojando así datos 
importantes para este estudio exploratorio, pero sobre todo dan la pauta para futuras 
investigaciones sobre este fenómeno que está avanzando a pasos agigantados y que 
seguramente seguirá siendo un tema de vanguardia. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
8 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
CAPÍTULO 
I 
 
LOS JÓVENES DE 15 A 22 AÑOS 
 
 
9 
 
 
 
LOS JÓVENES DE 15 A 22 AÑOS 
 
En este primer capítulo, se indagará en las principales características 
anatomopsicosociales de los jóvenes que se encuentran entre los 15 y 22 años de edad, así 
como en la etapa en la que los categorizan algunos autores. 
 
1.1. Características psicológicas generales 
 
Para comenzar este capítulo, resulta útil empezar por definir lo que es la juventud, sin 
embargo las definiciones varían tanto como el rango de edad en el que se maneja. Para 
muchos teóricos esta etapa de la vida, puede estar marcada por cambios fisiológicos, 
psicológicos, así como sociales y culturales. 
 
Antes del siglo XX, no existía el concepto de adolescencia, por lo que se podría decir 
que los niños entraban a la edad adulta cuando comenzaban a madurar físicamente y por lo 
general entraban al mundo laboral cuando esto sucedía; pero en la actualidad, el ingreso a la 
edad adulta lleva más tiempo, está menos definido y no ocurre igual para todos (Papalia, 
2005). 
 
Hoy en día vemos mucha discrepancia entre las edades que se manejan, algunos 
autores lo llaman estadio juvenil y está comprendido entre los 18 y los 22 años (Moraleda, 
1999); para otros es lo que se llama adolescencia y va de los 11 a los 20 años (Papalia, 2005). 
 
Sin embargo, hay dos características principales que, -omitiendo la edad- debemos 
tomar en cuenta para entender esta etapa y ubicar que es de lo que hablaremos en el resto del 
capítulo, estas son: 
 
a) En el joven el desarrollo físico propiamente ha terminado. En lo intelectual (salvo en 
casos especiales), la emotividad y sexualidad, una vez pasada la crisis puberal, 
alcanzan un estado de relativo equilibrio. Las transformaciones de orden fisiológico 
10 
 
 
 
son ya casi mínimas, tal y como se puede observar en la tabla 1.1. donde se encuentran 
estos cambios y la edad en la que suelen ocurrir. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Tabla 1.1. Secuencia de los cambios fisiológicos en la adolescencia. Al llegar a la juventud los 
cambios fisiológicos que ocurren ya son mínimos. 
 
b) Además el contacto con la vida social es mucho más intenso, ya no sólo se encuentra 
con sus compañeros de escuela y familia como en la adolescencia. En dicho contacto, 
el joven va moldeando su carácter y formando sus ideales (Morelada, 1999). 
 
 
SECUENCIA DE LOS CAMBIOS FISIOLÓGICOS EN LA ADOLESCENCIA 
 
 
Características femeninas 
 
Edad de la primera parición 
 
Crecimiento de los senos 
 
6-13 
 
Crecimiento del vello púbico 
 
6-14 
 
Crecimiento corporal 
 
10-16.5 
 
Menarquia 
 
10-16.5 
Vello axilar 
 
Cerca de dos años después de la 
aparición del vello púbico 
 
Mayor producción de las glándulas 
sebáceas y sudoríparas 
 
Aproximadamente al mismo tiempo que 
la aparición del vello axilar. 
 
 
Características masculinas 
 
Edad de la primera aparición 
 
Crecimiento de los testículos, y el saco 
escrotal 
 
10-13.5 
 
Crecimiento del vello púbico 
 
12-16 
 
Crecimiento corporal 
 
10.5-16 
 
Crecimiento del pene, la próstata, y las 
vesículas seminales 
 
11-14.5 
Cambio de voz 
 
Aproximadamente al mismo tiempo que 
el crecimiento del pene 
 
Primera eyaculación de semen 
 
Aproximadamente un año después del 
inicio del crecimiento del pene 
 
Vello facial y axilar 
Cerca de dos años después de la 
aparición del vello púbico 
 
Mayor producción de las glándulas 
sebáceas y sudoríparas 
 
Aproximadamente al mismo tiempo que 
la aparición del vello axilar. 
 
11 
 
 
 
Keniston (1970, citado por Coleman, 1989) trata de definir a la juventud como un fase 
situada entre la adolescencia y la edad adulta, en donde al igual que el adolescente se debate 
con el problema de su identidad, pero con un relativo equilibrio emocional y con mayor 
participación social. 
 
En cambio para Castillo (1991) la juventud no es simplemente una etapa del desarrollo 
bio-psicológico de una persona, para él, ser joven es un valor, por lo cual no lo sitúa en un 
rango de tiempo, sino de ideas. Para este autor esta etapa es caracterizada por: 
 
 Tener ideales, los cuales invitan a la persona a olvidarse de sí mismo, a sacrificar algunos 
de sus deseos en beneficio de otra persona. El ser fiel a sí misma y a sus ideales y luchar 
por ellos. 
 Tener esperanza, que es vivir anticipadamente algo que es bueno y que no se tiene todavía. 
Es anticipar algo sabiendo, al mismo tiempo, que se corre el riesgo de no tenerlo. 
 El arriesgarse, tanto por sus ideales, que son algo que valga la pena, como por una causa 
que a su parecer es justa. 
 Cuando se derrocha energía en algo que para el joven valga la pena y poner todo su 
empeño en ello, así como tener la capacidad para entusiasmarse y para entusiasmar a los 
demás; este autor lo llama tener “corazón”. 
 Tener afán de saber, lo que se llama coloquialmente el ―querer comerse al mundo‖, es 
decir, siempre estar dispuesto a aprender algo del entorno en que vive. 
 Con base a sus ideales el joven es rebelde, no sólo en función de los propios derechos, sino 
también con sus deberes. Rebelde frente a lo que él cree que está mal, para cambiarlo. 
 Tener proyectos, es evitar la polarización en el presente inmediato o en el pasado que se 
fue. Es seguir siendo coautor de la propia vida; querer vivir de una determinada manera, 
sin dejarse llevar por la vida. 
 
12 
 
 
 
Muy relacionado con este último punto, Naegale (1963: 107) exponía que la juventud 
está “suspendida entre un «ya no» y un «todavía no» en donde se ve obligada a equilibrar la 
continuidad y la discontinuidad” es decir ya no son niños y todavía no son adultos, lo que los 
coloca en una línea en donde el pasado queda irrevocablemente atrás y el futuro es todavía 
muy distante, por lo cual el presente es lo único real para ellos. 
 
Este presente es nuevo para el joven, el cual cuanta con nuevas herramientas para 
socializar con el mundo, sin embargo al ser inexperto con ellas, de acuerdo con el psicólogo 
David Elkind (1984, citado en Papalia, 2005) refleja ciertas características de inmadurez del 
pensamiento, las cuales se manifiestan en al menos seis formas: 
 
1. Idealismo y carácter crítico. A menudo los jóvenes se imaginan en un mundo ideal y al 
darse cuenta que el mundo real no es así, se vuelven críticos y responsabilizan a los adultos 
por ello; haciendo sátira y parodia de figuras públicas. Están convencidos que saben mejor 
que los adultos cómo funciona el mundo y con frecuencia encuentran defectos en sus 
padres. 
2. Tendencia a discutir. Ya que el joven cuenta con habilidades de razonamiento formal 
éste, constantemente busca poner a prueba estas habilidades, reuniendo argumentos con 
cierta lógica para construir un juicio y exponiéndolo a los demás. 
3. Indecisión. A partir de unproblema determinado, el joven puede tener muchas alternativas 
en su mente y visualizar las posibles consecuencias; pero debido a su inexperiencia les 
cuesta elegir entre ellas. Ésta es una característica típica de este periodo. 
4. Hipocresía aparente. Con frecuencia los jóvenes no reconocen la diferencia entre la 
expresión de una idea y los sacrificios que es necesario hacer para cumplir estos ideales. 
Pueden tener un ideal genuino y quieren defenderlo, pero su conducta inconsciente puede 
contradecirlo. Elkind menciona un ejemplo, donde un grupo de jóvenes se manifestó 
 
 Las personas en la etapa de las operaciones formales de Piaget pueden realizar razonamiento hipotético-
deductivo, además de pensar en términos de posibilidades, manejara los problemas con flexibilidad y poner 
hipótesis a prueba. 
13 
 
 
 
frente a una tienda de productos de piel, pero esperó hasta la primavera para no tener que 
exhibirse con abrigos en el invierno. 
5. Autoconciencia. Las habilidades del joven lo lleva a razonar acerca de su pensamiento y 
el de otras personas. Pero en su preocupación, el joven a menudo supone que todos los 
demás están pensado en lo mismo en lo que él piensa: él mismo. Elkind se refiere a esta 
autoconciencia como la audiencia imaginaria, es decir, un ―observador‖ conceptualizado 
que está tan preocupado por los pensamientos y conductas del joven como él mismo. 
6. Suposición de ser especial e invulnerable. Elkind (1984) usa el termino fábula personal 
para denotar las creencias de que son especiales, que su experiencia es única y que no 
están sujetos a las reglas que gobiernan al resto del mundo. Al igual que la audiencia 
imaginaria, la fábula personal continúa en la edad adulta; ya que sin ellas, las personas se 
podrían convertir en ermitaños, protegiéndose constantemente de los peligros reales de la 
vida contemporánea. 
 
Pero no sólo el pensamiento de los jóvenes va cambiando, Kohlberg (1969, citado en 
Papalia, 2005) propone una teoría sobre el razonamiento moral y como va evolucionando 
éste, describiendo así tres niveles de razonamiento moral, cada uno dividido en dos etapas, 
como se muestra en la tabla 1.2. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
14 
 
 
 
 
ETAPAS DEL RAZONAMIENTO MORAL DE KOHLBERG 
 
 
Niveles 
 
Descripción Etapas de razonamiento 
Nivel I 
 
Moralidad 
Preconvencional 
 
(de 4 a 10 años) 
Las personas actúan 
bajo controles externos. 
Obedecen reglas para 
evitar el castigo o 
recibir recompensas, o 
actúan por interés 
propio. 
Etapa 1: Orientación hacia el castigo y la 
obediencia. Los niños obedecen reglas para evitar el 
castigo. Ignoran los motivos de un acto y se centran 
en su forma física (como el tamaño de una mentira) 
o sus consecuencias (por ejemplo, la cantidad de 
daño físico). 
Etapa 2: Propósito instrumental e intercambio. Los 
niños se conforman a las reglas por interés propio y 
en consideración a lo que otros pueden hacer por 
ellos. Consideran un acto en términos de las 
necesidades humanas que satisface y distinguen ante 
valor de la forma física y las consecuencias del acto. 
Nivel II 
 
Moralidad 
Convencional 
 
(10 a 13 años o 
más) 
Las personas han 
interiorizado los 
estándares de las figuras 
de autoridad. Están 
preocupadas por ser 
―buenas‖, agradar a los 
demás y mantener el 
orden social. Este nivel 
se alcanza por lo 
general después de los 
10 años; muchas 
personas nunca avanzan 
más allá, ni siquiera en 
la edad adulta. 
Etapa 3: Mantenimiento de las relaciones mutuas, 
aprobación de los demás, la regla dorada. Los 
niños desean agradar y ayudar a otros, pueden 
juzgar las intensiones de los demás y desarrollar sus 
propias ideas de lo que es una buena persona. 
Evalúan un acto de acuerdo con el motivo 
subyacente o el desempeño de la persona y toman 
en consideración las circunstancias. 
Etapa 4: Preocupación y conciencia social. Las 
personas están preocupadas por cumplir sus deberes, 
mostrando respeto por la autoridad superior y 
manteniendo el orden social. Consideran que un 
acto siempre es erróneo, independientemente del 
motivo o circunstancias, si viola una regla o daña a 
otros. 
Nivel III 
 
Moralidad 
Posconvencional 
 
(adolescencia 
temprana, en la 
edad adulta 
temprana o 
nunca) 
Las personas reconocen 
conflicto entre los 
estándares morales y 
hacen sus propios 
juicios con base a los 
principios del bien, la 
imparcialidad y la 
justicia. Por lo general, 
las personas no 
alcanzan este nivel de 
razonamiento moral al 
menos hasta la 
adolescencia o de 
manera más común en 
la edad adulta, si es que 
lo alcanzan. 
Etapa 5: moralidad de contrato, de derechos 
individuales y de leyes aceptadas 
democráticamente. La gente piensa en términos 
racionales, valorando la voluntad de la mayoría y el 
bienestar de la sociedad. Por lo general creen que 
esos valores están mejor apoyados si se adhieren a 
la ley. Aunque reconocen que hay ocasiones en que 
la necesidad humana y la ley entran en conflicto, 
creen que a la larga es mejor para la sociedad si se 
obedece la ley. 
Etapa 6: Moralidad de principios éticos 
universales. Las personas hacen lo que creen 
correcto como individuos, independientemente de 
las restricciones legales o las opiniones de otros. 
Actúan de acuerdo con normas interiorizadas, 
sabiendo que se condenarían a sí mismos si no lo 
hicieran. 
 
Tabla 1.2. Etapas del razonamiento moral de Kohlberg. Se muestran los niveles y las etapas del 
razonamiento de cada una. 
15 
 
 
 
 De acuerdo a la tabla anterior, el desarrollo moral que Kohlberg propone, los jóvenes 
se situarían en el nivel III, sin embargo muy pocos alcanzan este nivel donde pueden elegir 
entre dos estándares socialmente aceptados. Algunos adolescentes e incluso algunos adultos, 
permanecen en el nivel I. La mayoría de los adolescentes y adultos se encuentran en el nivel 
II, se conforman a las convenciones sociales, apoyan a la mayoría y hacen lo «correcto» para 
agradar a otros o cumplir con la ley. 
 
Además de estas etapas del razonamiento moral, Moraleda (1999) propone la 
existencia de algunos factores psicológicos que intervienen en el desarrollo moral del joven, 
esto en relación al estadio de desarrollo anterior, estos son: 
 
La experiencia de la complejidad de la conducta moral y aplicación individual de los 
principios éticos. En la adolescencia el sujeto llegaba a una cierta comprensión de la 
aplicación de estos principios éticos, gracias al progreso del pensamiento abstracto. Al 
llegar a la juventud, con el pensamiento abstracto más desarrollado se obtiene una 
mayor objetividad en el pensar y un mayor realismo crítico. 
 
Los valores éticos en el proceso de la integración del yo. Como ya hemos mencionado 
antes, la juventud se caracteriza por la definitiva estabilización de la personalidad, 
cuando se unifican todas las conductas dándole un significado, formando un proyecto 
de sí. Dentro de este proyecto, los valores éticos personales del joven ocupan un lugar 
muy importante, cuando estos valores marcan la dirección fundamental en la estructura 
de su personalidad, éstas se convierten en esquemas esenciales dándole una coherencia 
a la conducta. 
 
Intentos de reconstruir desde dentro su propia moral. El pensamiento crítico del joven lo 
hace ver la diferencia entre los grupos sociales y las personas que hasta ahora habían 
sido su modelo moral; además que lo lleva a observar entre lo que estos grupos exigen 
o predican y lo que realmente hacen, lo que lo lleva a concluir que no existe una moral 
completa, en consecuencia se separa de estos grupo y le produce caer en un 
16 
 
 
 
escepticismo que lo lleva a encerrarse en sí mismo. Pero al mismo tiempo experimenta 
una necesidad de ser él mismo y elegir lo más conveniente para sí. Esta búsqueda de 
una nueva éticaconduce a los jóvenes al rechazo de la norma social, buscando su 
propia manera de expresar lo que sienten y lo que piensan, importándoles poco que no 
se encuentre en las normas convencionales de la sociedad. 
 
Con respecto a lo anterior, al joven se le obliga constantemente a ponerse de acuerdo 
consigo mismo y al mismo tiempo con la sociedad. Sin embargo, la personalidad del individuo 
se forma y se adapta, de acuerdo con el molde del ambiente social. 
 
A partir de este principio, Mays (1968: 77) afirma que “Los impulsos instintivos y las 
tendencias hereditarias son desarrollados y torcidos por el ambiente en el que el individuo se 
ve obligado a crecer”, es decir, que a pasar de la intensión de desarrollarse como una persona 
de bien, la sociedad va a modificar su forma de ser, ideas y pensamiento; de lo cual Erik 
Erikson propuso la teoría de desarrollo psicosocial, la cual revisaremos a continuación. 
 
 
1.2. Desarrollo psicosocial 
 
En este apartado se verá principalmente la teoría del psicólogo estadounidense de 
origen alemán, Erik Erikson quien se destaca por sus aportaciones a la psicología evolutiva. 
Siendo este psicólogo discípulo de Freud, la base de su teoría es el psicoanálisis, sin embargo 
él tomo dos aspectos básicos para su teoría: 
1. Que las personas son seres activos buscando adaptarse a su ambiente, más que pasivos 
esclavos de impulsos. 
2. Da mayor importancia a los aspectos culturales (Papalia, 2001). 
 
Elaboró una teoría del desarrollo de la personalidad a la que denominó Teoría 
psicosocial (Hernández, 1998). En ella aporta al psicoanálisis una visión totalizadora del 
desarrollo humano que no se centra en las primeras etapas de la vida, sino que alcanza al 
17 
 
 
 
conjunto del curso de la vida; describe ocho etapas del ciclo vital o estadios psicosociales (ver 
tabla 1.3; Fadiman, 2002); estas etapas son presentadas como un ciclo que tiene una evolución 
de acuerdo a la edad de la persona, y va de acuerdo a su maduración. 
 
 
Tabla 1.3. Etapas psicosociales de Erikson. En la tabla se muestra las etapas psicosociales que marco 
Erikson, así como lo que se desarrolla en cada una. 
 
Estas etapas, según su autor, son epigenéticas -de la palabra griega epi, ―sobre‖ y 
génesis, ―surgimiento‖-: cada una de las etapas se desarrolla sobre la anterior en un patrón 
secuencial y jerárquico. En cada nivel sucesivo la personalidad humana se vuelve más 
compleja (Engler, 1996). 
 
 
ETAPAS PSICOSOCIALES DE ERIKSON 
 
 
Estadio 
(edad) 
 
Crisis 
psicosocial 
Relaciones 
significativas 
Modalidades 
psicosociales 
Virtudes 
psicosociales 
Maladaptaciones y 
Malignidades 
I 
(0-18 
meses) 
Confianza vs. 
desconfianza 
Madre 
Coger y dar en 
respuesta 
Esperanza, 
fé 
Distorsión sensorial y 
Desvanecimiento 
II 
(18 
meses-3 
años) 
 
Autonomía 
vs. vergüenza 
y duda 
Padres 
Mantener y 
dejar ir 
Voluntad, 
determinación 
Impulsividad y 
Compulsión 
III 
(3-5) 
Iniciativa vs. 
culpa 
Familia 
Ir más allá 
jugar 
Propósito, 
coraje 
Crueldad e 
Inhibición 
IV 
(5-13) 
Laboriosidad 
vs. 
inferioridad 
Vecindario y 
escuela 
Completar 
Hacer cosas 
juntos 
Competencia 
Virtuosidad 
Unilateral e 
Inercia 
 
V 
(13-21 o 
más) 
Identidad 
vs. confusión 
de roles 
Grupos, 
Modelos de 
roles 
Ser uno 
mismo. 
Compartir ser 
uno mismo 
Fidelidad, 
lealtad 
Fanatismo y 
Repudio 
VI (21-40 
aprox.) 
Intimidad vs. 
aislamiento 
Colegas, 
amigos 
Perderse y 
hallarse a uno 
mismo en otro 
Amor 
Promiscuidad y 
Exclusividad 
VII (40-
60 aprox.) 
Generabilidad 
vs. 
autoabsorción 
Hogar, 
Compañeros 
de trabajo 
Lograr ser 
Cuidar de 
Cuidado 
Sobrextensión y 
Rechazo 
VIII 
(60’…) 
Integridad vs. 
desesperación 
Los humanos 
o los ―míos‖ 
Ser, a través de 
haber sido. 
Enfrentar el no 
ser 
Sabiduría 
Presunción y 
Desesperanza 
18 
 
 
 
Las etapas psicosociales creadas por Erikson no ocurren dentro de un marco de 
referencia cronológico estricto; ya que cada persona tiene su propio ritmo. Sin embargo, cada 
aspecto del desarrollo psicosocial tiene un periodo crítico en el cual, si no surge, es probable 
que se complique. Además, las etapas son acumulativas, es decir, las conductas de una etapa 
no desaparecen con la sucesiva. 
 
En las etapas psicosociales encontramos una serie gradual de encuentros decisivos con 
el ambiente, donde vemos la interacción entre el desarrollo biológico, las capacidades 
psicológicas propias de cada individuo, así como los avances cognitivos y también las 
influencias de la sociedad en la que se desarrolla. 
 
Cada una de las ocho etapas incluye su propia crisis vital, el cual es un periodo crucial 
en el que en el individuo no puede evitar darle un giro a su vida en un sentido o en otro. Cada 
etapa proporciona también una nueva oportunidad de que se desarrollen virtudes básicas o 
fuerzas psicosociales que nos ayudarán en el resto de los estadios de nuestra vida. 
 
Por el contrario, si no se desarrolla la virtud, podremos encontrarnos con 
maladaptaciones y malignidades, así como poner en peligro nuestro desarrollo faltante. De 
las dos, la malignidad es la peor, ya que comprende mucho de los aspectos negativos de la 
tarea o función y muy poco de los aspectos positivos de la misma, tal y como presentan las 
personas desconfiadas. La maladaptación no es tan mala y comprende más aspectos positivos 
que negativos de la tarea, como las personas que confían demasiado (Santrock, 2004). 
 
Las primeras cuatro etapas constituyen la base del sentimiento de identidad del niño 
que posteriormente se combinará con un sentimiento de estar "muy bien; de ser él mismo y de 
llegar a ser lo que otras personas esperen que llegue a ser" (Erikson, 1989: 43). 
 
Según la teoría, la terminación exitosa de cada etapa da lugar a una personalidad sana y 
a interacciones acertadas con los demás. El fracaso a la hora de completar con éxito una etapa 
19 
 
 
 
puede dar lugar a una capacidad reducida para terminar las otras etapas y, por lo tanto, a una 
personalidad y un sentido de identidad personal menos sanos. 
 
La teoría psicosocial está pensada para ser universal, que pueda aplicarse a ambos 
géneros y a todas las sociedades, pero Erikson asume que las diferencias culturales van 
influyendo en el modo en que se lleva a cabo las tareas del desarrollo en cada etapa (Hoffman, 
1996). 
 
Sin embargo, a través de estudios longitudinales se cree que esta teoría del desarrollo, 
haciendo referencia a una persona sana, sólo puede aplicarse en culturas en las que se tiene el 
concepto de individualidad en gran estima y los roles de los individuos no están estrechamente 
controlados por la sociedad. 
 
Por su parte Gilligan (1985), a diferencia de Erikson, cree que las tareas del desarrollo 
también son muy diferentes para el hombre y la mujer, debido a las distintas practicas de 
socialización. Por ejemplo muchas mujeres trabajan en la identidad e intimidad 
simultáneamente; en cambio para los hombres, la intimidad exige que cambien su identidad de 
adolescentes. 
 
A pesar de las críticas que se han hecho a la teoría de Erikson, es una de las más 
válidas y utilizadas en este ámbito. Ahora bien, la etapa en la que nos enfocaremos de esta 
teoría es el estadio V, la cual equivaldría a la adolescencia; como ya se había mencionado 
antes, durante esta etapa, la transición de la niñez a la edad adulta es sumamente importante. 
 
Los niños se están volviendo más independientes y comienzan a mirar el futuro en 
términos de carrera, relaciones, familias, vivienda, etc. Durante este período, exploran las 
posibilidades y comienzan a formar su propia identidad basándose en el resultado de sus 
exploraciones. Erikson (1971: 89-90) habla así de este periodo: 
 
 
20 
 
 
 
"La mente adolescente es(...) una etapa psicosocial entre la infancia y la adultez y 
entre la moral aprendida por el niño y la ética que ha de desarrollar el adulto. Es una mente 
ideológica y, de hecho es la visión ideológica de la sociedad la que habla más claramente al 
adolescente (...) Por lo tanto, al buscar los valores sociales que guían la identidad, uno 
enfrenta los problemas de la ideología y la aristocracia, ambos en su sentido más amplio 
posible, según el cual, dentro de una imagen definida del mundo y un curso predestinado de 
la Historia, los mejores individuos llegarán al poder y éste desarrolla lo mejor que hay en la 
gente. Para no caer en el cinismo o en la apatía, los jóvenes deben ser capaces de 
convencerse de que quienes triunfan en su mundo adulto anticipado tienen así la obligación 
de ser los mejores". 
 
Erikson habla de la crisis a la que los jóvenes se enfrentan, en donde tienen que dejar 
un mundo infantil para poderse enfrentar a una sociedad adulta, teniendo que desarrollar 
nuevas habilidades para poder llegar a tener una identidad y compartirla con la sociedad. 
 
El crecimiento físico acelerado, la nueva madurez sexual y los cambios cognitivos, 
muestran a los jóvenes la inminencia de la llegada de la edad adulta y empiezan a preguntarse 
cuáles serán sus roles en la sociedad de los adultos y como podrán desempeñarlos (Papalia, 
1997). 
 
Estos cambios fisiológicos tan acelerados, hacen que cambie el concepto de sí mismo 
o autoconcepto que el joven tenía en etapas anteriores. El autoconcepto es el conjunto de 
representaciones que el individuo elabora sobre sí mismo y que incluye aspectos corporales, 
psicológicos, sociales y morales. 
 
El autoconcepto en esta etapa es mucho más complejo que en las anteriores, ya que es 
el producto de las aspiraciones propias y de la imagen que devuelven los demás. Esa imagen 
que es reflejada es esencial, pero no siempre exacta y pueden llegar a producirse 
deformaciones gigantescas. 
 
Los adolescente quieren ser los mejores, aunque sea en un ámbito, ya sea en lo 
académico, deportivo, social, etc.; pero siempre con la necesidad de destacar y que los otros 
los aprecien. En esta etapa se experimentan sensaciones extremas, que van desde sentirse 
excepcional, a considerarse por debajo de los demás. 
 
21 
 
 
 
Es una etapa donde se busca definir su autoconcepto, así como su identidad, pero en el 
transcurso de esta búsqueda existe un gran miedo al ridículo y el no ser apreciado por los 
demás. Aquí podemos ver claramente esa audiencia imaginaria, de la que habla Elkind, la 
cual atormenta al adolescente y le hace sentirse juzgado por los demás (Delval, 1996). 
 
Para Erikson la identidad consiste en un proceso simultáneo de observación y de 
reflexión que tiene lugar en todos los niveles de funcionamiento mental y es en gran parte 
inconsciente. Sin embargo, a veces este sentimiento de identidad parece ser demasiado 
consciente; el joven que se encuentra entre sus necesidades internas y las exigencias externas 
puede experimentar una momentánea y extremada conciencia de identidad, que es el principio 
de la ―conciencia de sí‖ típica de esta etapa. 
 
De tal modo que el joven tiene más conciencia de su identidad cuando está a punto de 
obtenerla y cuando se da cuenta de ésta, se sorprende; y puede no gustarle lo que ve, por lo 
que nuevamente puede entrar a una crisis que lo lleve a una confusión de la identidad que 
estaba por adquirir. 
 
Un estado agudo de confusión de identidad generalmente se manifiesta en el que el 
joven se encuentra expuesto a una combinación de experiencias que requieren su compromiso 
simultáneo con una intimidad física, con una elección ocupacional decisiva, con una 
competencia enérgica y con una autodefinición psicosocial (Erikson, 1971). 
 
En esta crisis de identidad se reavivan los conflictos no resueltos de cada una de las 
etapas anteriores, llevando al yo a establecer una nueva síntesis de sí mismo con un renovado 
sentimiento de continuidad, de cohesión interior, integrando los aspectos antes disociados. 
 
A través de sus investigaciones, Erikson concluyó que uno de los aspectos importantes 
en la búsqueda de identidad es la elección de una carrera, ya que en la etapa anterior los niños 
desarrollaron las habilidades necesarias para interactuar en la sociedad, ahora es necesario que 
encuentren como usarlas. 
22 
 
 
 
En realidad, para Erikson (1995: 159) ―la experiencia de la crisis de identidad, (…) se 
presenta cuando el mundo de la infancia da paso al de un universo ideológico que coexiste 
durante algún tiempo con el conocimiento acumulativo de la «realidad»”. 
 
Siendo la confusión en la identidad un grave peligro en esta etapa, pues hace que el 
joven necesite bastante tiempo para alcanzar la edad adulta (después de los 30 años). Es 
normal cierta confusión en la identidad, lo que explica el comportamiento caótico en esta 
etapa y la dificultad de que muchos de los jóvenes tomen conciencia de cómo se ven. 
 
Este autor sostiene que el pandillismo y la no aceptación de las diferencias, lo cual es 
característico de esta etapa, son defensas contra la confusión de identidad. La regresión a 
comportamientos infantiles o la indecisión puede ser una muestra de que no se desea enfrentar 
y resolver los conflictos que se presentan (Papalia, 2001). 
 
La ―virtud‖ principal que surge es esta crisis de identidad es la virtud de la fidelidad, 
lo cual es la lealtad a toda prueba, confianza o sentimiento de entrega al ser amado, a los 
amigos o a los compañeros; así como la fidelidad a sí mismo y a sus propios ideales y 
principios, incluyendo su vocación laboral. Sin un firme sentido de identidad la persona no 
puede ser leal a nada ni a nadie 
 
La fidelidad también significa el identificarse con una serie de valores, una ideología 
una religión, un movimiento político, una búsqueda creativa o un grupo étnico. La 
autoidentificación se logra cuando los jóvenes escogen valores o personas para serles leales, 
antes que aceptar los que vienen de sus padres. 
 
Esta virtud implica un sentido de confianza ampliamente desarrollado, en donde los 
jóvenes transfieren esta confianza que tenían cuando niños a sus padres a otras personas, como 
son los mentores o seres amados, quienes pueden ayudar a guiarlos en la vida y en la sociedad 
(Villanueva, 1995). 
 
23 
 
 
 
Erikson afirma que el amor forma parte muy importante en el camino hacia la 
identidad. El intimar con otra persona y compartir maneras de pensar y sentir permite que el 
joven exponga su propia tentativa de identidad, que ve reflejado en el ser amado y le ayuda a 
clarificar el yo (Castillo, 1991). 
 
Sin embargo la intimidad del joven, es diferente a la intimidad verdadera que sólo se 
logra cuando ya se tiene una identidad estable; pero esto sólo es válido para el desarrollo 
masculino, ya que según Erikson, el desarrollo de las mujeres es una desviación de la normal 
masculina ya que ellas logran la identidad y la intimidad al mismo tiempo. 
 
Una joven deja a un lado el problema de la identidad a medida que se prepara para 
identificarse con el hombre que contraerá matrimonio. Esta orientación de la teoría al 
desarrollo masculino ha sido la causa de críticas a la teoría como ya se mencionaron 
anteriormente (Papalia, 1997). 
 
Sin fidelidad, la persona joven tendrá un yo débil y sufrirá de una ―confusión de 
valores‖ o buscará un grupo desviado para serle fiel; y puede caer en una maladaptación como 
el fanatismo; o en el peor de los casos en la malignidad del repudio, en donde evitara a toda 
costa el contacto social (Engler, 1996). 
 
Por otra parte, a partir de la teoría de Erikson, James Marcia (1964, en Côté y Levine, 
2002), a través de investigaciones amplió y describió cuatro niveles de identidad a partir de la 
presencia o ausencia de crisis y compromiso durante la adolescencia. Según lateoría de 
Marcia, la identidad se consolida cuando luego de haber considerado varias opciones durante 
un período de crisis el individuo se compromete con una alternativa (compuesta por valores, 
roles, etc.). 
 
A diferencia de las etapas de Erikson, los niveles de identidad descritos por Marcia no 
son secuenciales y se caracterizan por la elección de un conjunto de valores e ideales, una 
24 
 
 
 
orientación sexual y una dirección vocacional; a demás de la elección y el compromiso los 
cuales son conceptos centrales de la teoría de Marcia. 
 
En esta teoría, la crisis es un periodo de toma de decisiones conscientes, y el 
compromiso es una inversión personal en una ocupación o sistema de creencias (ideología). 
En la tabla 1.4 podemos ver los niveles de identidad que describe Marcia a partir de cómo el 
joven lleva el compromiso y la crisis que se da en esta etapa. 
 
 
 
NIVELES DE IDENTIDAD 
 
 
Niveles de identidad 
 
Características 
 
Exclusión 
 
Compromiso sin crisis: el individuo no ha experimentado 
ninguna crisis de identidad, sin embargo se conforma con 
las expectativas de otros respecto a su futuro y se 
compromete con algunos roles y valores sin explorar 
distintas opciones. 
 
 
Moratoria 
 
Crisis sin compromiso: el individuo considera varias 
alternativas pero no se atreve a comprometerse con 
ninguna de ellas. 
 
 
Logro de la 
identidad 
 
Crisis que lleva al compromiso: el individuo evalúa 
distintas opciones y finalmente se compromete con una 
identidad. 
 
 
Difusión de la 
identidad 
 
Sin compromiso, sin crisis: el individuo no percibe ni 
evalúa opciones y por lo tanto carece de compromiso. 
 
 
 
Tabla 1.4. Niveles de identidad. Tabla en la que se muestra los niveles de identidad que marco 
Marcia. 
 
 
Por su parte, Craig (2009) toma en cuenta otros aspectos del desarrollo del joven y 
propone siete características a considerar sobre la identidad: 
 
1. La perspectiva temporal, orientación en el tiempo y en el espacio, asimilación de la 
experiencia con un aprovechamiento adecuado de los aspectos del intercambio 
interpersonal y de la sensibilidad (experiencia emocional). 
25 
 
 
 
2. La seguridad en sí mismo, que es el sentimiento de la propia confiabilidad, el sentido de 
la adecuación y la organización de la vida personal. 
3. La experimentación con el rol, da énfasis en la acción; el enfrentamiento del joven en 
diversas situaciones; y el ejercicio de anticipación de metas. 
4. El aprendizaje, significa principalmente interés por el contacto con el medio ambiente y 
una estrategia del aprendizaje vital. 
5. Polarización Sexual, es el adecuado grado de desarrollo del propio interés sexual. 
6. Liderazgo y adhesión, adecuada integración al grupo de «pares», -lo cual se verá en el 
apartado 1.2.2. 
7. El compromiso ideológico, orientación valorativa y participación en el ambiente. 
La juventud es una etapa donde se da la consolidación de muchos cambios y existen 
seis puntos principales que el Comité de Adolescencia del Grupo para el Progreso de 
Psiquiatría de Latinoamérica instaurado en Argentina (1994), toma en cuenta para reconocer 
cuando esta etapa está concluida, estos puntos son: 
 
1. La separación y la independencia de los padres. 
2. El establecimiento de la identidad sexual. 
3. La aceptación del trabajo. 
4. La elaboración de un sistema personal de valores éticos. 
5. La capacidad de mantener relaciones duraderas y de unir el amor sexual genital con las 
emociones de ternura y afecto. 
6. El retorno a los padres en una nueva relación fundada en una relativa igualdad. 
 
Se podría decir que “El proceso de socialización se halla tan adelantado que el joven 
desearía ser dueño de su propia destino”, (Oerter, 1975: 73) por lo que las relaciones con su 
entorno (familia, amigos y sociedad en general) cambian, lo cual veremos más ampliamente 
en el siguiente apartado. 
 
 
26 
 
 
 
1.2.1. Relaciones con la familia 
 
La familia es la primera sociedad natural en la que surge la vida humana y se 
desarrollan las personas, los padres proveen de la vida; para los niños ellos son su modelo a 
seguir y sus protectores, pero tal vez una de sus funciones más importantes y difíciles, es 
dirigirlos a desarrollar un mundo interior que les servirá en su incursión en la sociedad 
(Ituarte, 1997). 
 
Sin embargo, todos los cambios físicos y psicológicos de los que ya hablamos por los 
que pasan los jóvenes, toda esa incertidumbre no sólo les afecta a ellos sino también en gran 
medida su familia y en especial a sus padres por que estos tienen que dejar que sus hijos sean 
más independientes, lo cual puede a llegar ser difícil. 
 
Antes se creía que era inevitable que existieran conflictos entre los padres y los 
adolescentes; el psicólogo Stanley Hall (1904) postulaba que los jóvenes se esforzaban por 
adaptarse a los cambios corporales y a las exigencias de la edad adulta, lo que ocasionaba 
angustia y arrebatos de furia, provocando así un enfrentamiento entre las generaciones. 
 
También Freud y posteriormente su hija Anna, pensaban que el conflicto con los 
padres era inevitable y que surgía de la necesidad de independencia de los jóvenes. Sin 
embargo la antropóloga Margaret Mead, estudió a la adolescencia en otras culturas, y 
concluyó que cuando la transición de la niñez a la edad adulta es gradual y segura, la rebelión 
no se presenta; es más probable que esto ocurra en culturas donde los cambios sociales son 
mínimos (Papalia, 2001). 
 
No obstante, no podemos pasar por alto que, como ya mencionamos antes que el 
problema central y agudo del joven es definir su identidad, por lo que experimenta una tensión 
entre querer alejarse de sus padres e independizarse de ellos y darse cuenta de que en realidad 
cuánto es lo que depende de ellos. 
 
27 
 
 
 
Tienen que abandonar la identidad de ―el hijo de alguien‖ y establecer su propia 
identidad, al mismo tiempo que mantiene vínculos paternos y familiares. Esta identidad tiene 
que ser independiente de la autoridad y el apoyo de sus padres; por lo que el joven tendrá que 
romper con innumerables lazos con su familia, lazos de autoridad, afecto, responsabilidades, 
respeto, trato íntimo, dinero y la fuerza del hábito (Stone, 1995). 
 
En el afán del joven en la búsqueda de identidad, éste generalmente se aleja de su 
familia, tanto espiritual como físicamente, hasta que el hogar a veces sólo le parece una 
pensión donde come, duerme, mira televisión y recibe llamadas. Además es probable que 
cumpla con sus tareas domésticas -si es que las cumple- más por fuerza que por convicción. 
 
De hecho, son las cosas cotidianas como las tareas domésticas, tareas escolares, 
vestido, dinero, toque de queda, citas y amigos, por lo que se origina la mayoría de las 
discusiones entre los jóvenes y sus padres, sin embargo estos temas tan «simples» pueden ser 
la puerta para situaciones más serias, como el consumo de drogas y el sexo (Murduchowicz, 
2004). 
 
Estas disputas pueden reflejar el ansia de independencia, por lo que conforme pasan los 
años va cambiando, se ve agudizada al inicio de la adolescencia, se estabilizan un poco en la 
mitad de ella y disminuyen cuando los jóvenes tienen ya cerca de 18 años (Papalia, 2001). 
 
El adolescente de más edad se parece mucho a un adulto y a veces se comporta como 
tal, pero sus ocasionales deslices y desatinos traicionan al niño que todavía hay en él. Esto le 
provoca un problema de ambivalencia, por un lado tiene la necesidad de dar el paso para 
entrar en la edad adulta, pero a la vez el dejar el seno familiar le provoca miedo. 
 
Esta ambivalencia es compartida por los padres, por lo cual padres e hijos están en 
conflicto respecto a la posición de éste, y todos están en conflicto consigo mismo. Una fuente 
de la ambivalencia del crecimiento que siente el joven es el temor al fracaso; otra fuente de28 
 
 
 
ambivalencia son los privilegios adultos los cuales tienen aspectos temibles, a medias 
percibidos. 
 
Por ello, aunque el joven a menudo se muestre en desacuerdo con las exigencias de los 
padres por las tareas escolares o la hora en la que tiene que llegar a casa, a veces siente un 
secreto alivio cuando los padres añaden el peso de su autoridad a sus propios e inciertos actos, 
dándoles así cierta seguridad, la cual es muy necesaria en esos momentos. 
 
Como resultado de lo anterior, si los padres ejercen control, a los jóvenes les parecerán 
entrometidos y dominantes; por el contrario si dejan que el joven decida por sí mismo, les 
parecerán negligentes, despreocupados y malos padres; ocasionando en cualquiera de los dos 
casos algún conflicto (Stone, 1995). 
 
Por lo regular, padres e hijos resuelven sus conflictos llegando a acuerdo que beneficie 
a las dos partes, así los padres continúan ejerciendo influencia considerable en valores básicos 
para el joven. Sin embargo cuando los conflictos familiares no pueden resolverse, existe el 
riesgo de que los adolescentes tengan problemas serios (Papalia, 2001). 
 
Si bien los conflictos que se ocasionan entre padres e hijos, por lo regular son por el 
bienestar de estos últimos y su inserción adecuada en la sociedad adulta, a menudo los padres 
puede ser que de forma no deliberada retrasan este acontecimiento por no querer perder a sus 
hijos. 
Por lo que Stone (1995: 262-263,) habla de este periodo así: “Suele decirse que un 
joven está preparado para entrar en la edad adulta unos dos años después de lo que el mismo 
pretende, y unos dos años antes de lo que están dispuestos a admitir sus padres”. 
 
Esta renuencia o miedo que tienen los padres a dejar que su hijo crezca y se vayan de 
su lado, parece tener diversas fuentes, de las cuales Stone (1995) habla de las principales y 
más comunes, las cuales son: 
 
29 
 
 
 
 Los padres conocen demasiado bien las debilidades e insuficiencias de sus hijos, por lo 
que son excesivamente conscientes de los peligros que les espera en el mundo exterior. 
 El crecimiento del joven puede resultar amenazante para los padres; ya que se puede 
dar un proceso de identificación inversa de los padres con el hijo, puede reavivar los 
temores y conflictos no resueltos de su propio pasado como adolescente. 
 La inserción del joven en el mundo adulto, implica el fin de la utilidad de los padres, el 
cumplimiento de su misión en la vida, y anuncian una vida solitaria así como la pérdida 
de la autoridad que han tenido durante todos esos años. 
 Otro factor que influye es del número de hijos del que se trata, en el caso del 
primogénito, les es más difícil porque no saben que esperar. 
 
Los padres, como todo el mundo, se resisten al cambio, son reacios a abandonar viejos 
hábitos y adoptar otros nuevos. Sin embargo, si el joven no está bien preparado para la edad 
adulta -como debería estarlo-, eso puede deberse a un sabotaje de su autonomía, de manera 
intermitente y bien intencionado, que los padres han llevado a cabo a lo largo de los años 
(Melgoza, 2002). 
 
De la misma forma que existen cambios en la relación de los jóvenes con sus padres, 
también ocurren en la relación con sus hermanos, pero siempre en pro de la búsqueda de su 
identidad. Al igual que con sus padres el tiempo que pasa con sus hermanos disminuye 
bastante. 
 
Buhrmester y Furman (1990, citados en Papalia, 1997) realizaron un estudio con 363 
adolescentes, donde concluyeron que cuando los niños crecían, sus relaciones con los 
hermanos se hacían más igualitarias pero también más distantes. Los jóvenes todavía muestran 
afecto, intimidad y admiración por sus hermanos, aunque pasan menos tiempo con ellos. 
 
Los hermanos mayores tienen menos poder sobre los menores que están en búsqueda 
de otro modelo o ya lo tienen, por lo que disputan menos con ellos, es menos probable que 
30 
 
 
 
busquen su compañía y al igual que con los padres no se encuentran muy ligados 
emocionalmente a ellos. 
 
El cambio en las relaciones entre los hermanos mayores y menores es de la misma 
clase que el cambio experimentado entre los jóvenes y sus padres en busca ser tratados con 
mayor igualdad, ser más independientes y que se ejerza menos autoridad de las personas 
mayores sobre las más jóvenes. 
 
Sin embargo, todos estos cambios que ocurren en las relaciones entre los hermanos, ya 
sea para bien o para mal, son diferentes de una familia a otra, lo cual se debe principalmente a 
tres factores: 
 
1. El lugar que el hijo ocupe en la familia. El hermano o hermana mayor, ahora tiene 
una posición de autoridad y responsabilidad que no tienen con sus padres o 
compañeros; pero a medida que los hermanos menores crecen, los mayores deben 
ceder algo de poder. 
2. La diferencia de edad entre los hermanos. Los hermanos que se llevan varios años 
tienden a ser más afectuosos y a congeniar entre sí, que aquellos cuyas edades 
están bastante cercanas. 
3. El género. Los hermanos del mismo género con frecuencia desarrollan vínculos 
más estrechos, porque comparten más cosas que los de diferente sexo (Hoffman, 
1996). 
 
Todas las desavenencias que el joven tiene con sus padres y hermanos, tienen como 
consecuencias que las relaciones del joven con su familia sean más conscientes y distantes, 
será entonces cuando la realidad social aparecerá ante el joven y se dará cuenta que es 
inminente su interacción con ella (Pepin, 1975). 
 
Esta apreciación de su familia, progresivamente más equilibrada, hace que el joven vea 
su propio valor y el de aquellas personas que le rodean, lo que ocasiona en muchos jóvenes un 
31 
 
 
 
cambio en sus sentimientos y en las relaciones que ahora en adelante entablará con su primer 
núcleo social. 
 
En este cambio de los sentimientos y relaciones con las personas que le rodean 
contribuyen al desarrollo de la reflexión y el juicio que les permite ver a dichas personas con 
más perspectiva y desapego, desprendiéndose afectivamente de lo que antes podía irritarles y 
herirles profundamente. 
 
Entonces surgirá, una cierta serenidad, mezclada a veces con resignación o concesiones 
indulgentes, les hace aceptar a los otros y a sí mismo como seres no perfectos, -lo cual no le es 
fácil- con sus defectos a los que es necesario acomodarse y poder así vivir con ellos 
(Moraleda, 1999). 
 
A medida de que el joven va desarrollando su identidad, inevitablemente se separa de 
la familia, y a pesar de que pasa mucho tiempo solo, también pasa mucho tiempo con sus 
amigos cercanos y con las personas con quien mantiene relaciones amorosas; y de estas 
relaciones hablaremos a continuación. 
 
 
1.2.2. Relaciones con los pares 
 
A medida que el joven empieza a separarse de su familia, necesita acercarse más a sus 
amigos quienes son una creciente fuente de apoyo emocional durante todos los cambios que 
experimenta en camino a su inserción del mundo de los adultos; pero no sólo interactuará con 
sus amigos, sino también deberá aprender a convivir con sus demás pares, es decir con todos 
los demás jóvenes, lo cual puede llegar a ser difícil para él (Papalia, 2005). 
 
El joven tiene la necesidad de pertenecer a un grupo; por ello, los compañeros de clase, 
vecinos y todos los jóvenes de su edad, se vuelven tan importantes para ellos, compartiendo 
32 
 
 
 
con ellos actividades en común, así como sus experiencias con los cambios físicos y 
psicológicos (Ituarte, 1997). 
 
Este nuevo grupo con el que se desarrolla, ya no es como el de los niños de edad 
intermedia, como una sociedad infantil; sino como un nuevo tipo de sociedad adulta, es como 
experimentar con la sociedad adulta a la que tendrá que enfrentarse en un futuro no muy 
lejano. (Stone, 1995) Zazzo (citado en Pepin, pág. 107, 1975) se expresa así del tipo de 
amistad que se busca en este periodo: 
 
―El amigo buscado ya noes el compañero de juegos de la infancia, ni el compañero 
de edad ya más madura: es ante todo el «espejo» en el cual uno se reconoce, un espejo que 
tiene a fijar su propia realidad. Es también el compañero, mensajero del mundo exterior, 
pero del que no se teme la mirada, puesto que forma un bloque con nosotros contra los 
otros. Deseado porque es parecido y porque es diferente, es el medio de definirse mejor y 
conocerse mejor.‖ 
 
La búsqueda del compañero al que Zazzo se refiere es aquel en que el joven puede ver 
sus igualdades con las personas de su misma edad, los cambios fisiológicos por lo que está 
pasando, la redefinición de sus valores, el distanciamiento con su familia y la búsqueda de 
identidad; pero al mismo tiempo también pude ver en él las diferencias que lo hacen único, las 
cuales le servían para definir su identidad. 
 
El joven busca a otros para mostrar lo que ha avanzado en esta etapa sin temor a las 
burlas de los adultos; teniendo ese «espejo» donde puede ver quién es él en contraste con los 
demás y que tanto le falta por avanzar, para por fin poder entrar en esa sociedad que lo 
atemoriza tanto. 
 
Además de que el grupo de compañeros es una fuente de afecto, simpatía y 
compresión; es también un lugar para experimentar y un punto de apoyo para lograr la 
autonomía e independizarse de los padres. También son la base para establecer relaciones 
estrechas, que son la base para la intimidad adulta (Coleman, 1989). 
 
33 
 
 
 
Para entablar estas relaciones, el adolescente entra a veces en conflicto con la familia, 
pues es una de las libertades más demandadas, sin embargo siente que el afecto de la familia 
es él más seguro y lo manifiesta como original y fundamental sin ni siquiera reflexionar sobre 
ese afecto (Pepin, 1975). 
 
Como ya mencionamos el joven pasa cada vez menos tiempo en su hogar y en 
comunicación con su familia; tal vez hasta haga sus tareas escolares en casa de un amigo o se 
quede más tiempo en la escuela, o en algún lugar donde pueda fumar o charlar con sus amigos. 
 
Para muchos adolescentes el estar en la escuela es el precio que tienen que pagar por 
estar fuera de casa y pasar un rato con sus compañeros; sin embargo, el estar en la escuela 
también le puede causar angustia, ya que en ella es donde se forman los principales grupos y 
necesita pertenecer a uno de ellos (Ituarte, 1997). 
 
El joven quiere ser popular, y tiende a cortejar a las figuras más importantes, se está 
volviendo más selectivo en diversos aspectos. En la mayoría de las escuelas se cuenta con un 
alumnado más o menos variado lo que permite que se manifieste una estratificación social. 
 
La principal división social es la que se da entre diversos «círculos», que son los 
grandes grupos entre los que se distribuyen los estudiantes. Estos círculos pueden formarse 
respecto a su orientación hacia el futuro, en la extracción social, en el origen étnico, en los 
tipos de personalidad o en una combinación de esos factores. 
 
Los círculos se forman espontáneamente y no por decreto; pero lo importante es que 
son psicológicamente reales y los adolescentes saben a qué círculo pertenecen ellos y los 
demás. Sin embargo, los miembros de un círculo pueden no tener otra cosa en común que el 
haber sido rechazados por todos los otros, de modo que estos parias se unen formando un 
grupo marginado. 
 
34 
 
 
 
Técnicamente aunque el individuo esté clasificado para pertenecer a diversos círculos, 
se le ubica en el círculo que parece más adecuado y generalmente éste acepta su ubicación. Sin 
embargo dentro de cualquier círculo pueden formarse grupos de amigos bastante exclusivos 
(«barras» o «camarillas»), habitualmente sobre la base de gustos, intereses y estilos comunes 
(Stone, 1995). 
 
Los grupos de pares dominan el mundo social del joven y constituyen la fuerza social 
más importante en su vida. Ya se mencionaron los círculos, pero existen otros grupos o 
subgrupo que afectan su socialización de manera diferente dependiendo como se adapte a ellos 
y a cuales pertenezca. 
 
Comenzaremos por el agrupamiento social más pequeño en esta etapa, este es la 
camaradería, los camaradas son compañeros y confidentes inseparables; prácticamente 
representa al hermano ideal del joven, con pocas de las rivalidades y amenazas que 
representaría un hermano real. 
 
A menudo son personas que se conocieron en la infancia y descubrieron que tienen 
intereses mutuos y por lo general se imitan entre sí en lo que concierne a gustos, vestimenta, 
sentimientos, etc. Es probable que estas sean las razones por las que esta sea la relación más 
duradera. 
 
En general el joven sólo tiene dos o tres camaradas, los cuales pertenecen a su mismo 
sexo. Sin embargo el adolescente que no tiene un camarada quizás esté en desventaja para 
aprender a realizar buenas relaciones sociales. Tal vez la peor consecuencia de la falta de un 
confidente sea que ello lo priva de la ocasión de pertenecer a una camarilla (Aguirre, 1996). 
 
Las camarillas son pequeños conjuntos exclusivos compuestos de varios grupos de 
camaradas, lo que los lleva a los miembros de una camarilla a pensar y actuar de manera 
semejante es un sentimiento de ―nosotros‖. La adherencia emocional de sus integrantes se 
expresa de dos maneras: 
35 
 
 
 
1. Entre sus miembros. Se despiertan fuertes sentimientos de amistad y de 
responsabilidad que se manifiesta prestando auxilio en los momentos de necesidad del 
grupo. 
2. Con otros grupos. Se excede en la exclusividad y preferencia por los valores de la 
camarilla, incluso por encima de los de las familias de sus miembros. 
 
Las camarillas, al principio se constituyen como grupos unisexuales, aunque más tarde, 
con el interés que despiertan las citas, los miembros de ambos sexos combinan sus respectivas 
camarillas. Las actividades que realizan son principalmente sociales y ocupa todo el tiempo de 
los miembros tanto dentro como fuera de la escuela. 
 
Este grupo ejerce una poderosa influencia sobre las actitudes, los pensamientos, y la 
conducta de cada miembro; esta influencia tiene ventajas y desventajas en lo que concierne a 
la socialización y las habilidades que se pueden desarrollar, estas se enumeran en la tabla 1.5. 
(Castillo, 1991). 
 
Otro grupo que encontramos en la asociación de los adolescentes son las barras, estos 
son grupos más numerosos, por lo general se componen de varias camarillas unidas por 
intereses y valores similares; se reúnen para dedicarse a actividades específicas, y no debido a 
una atracción mutua. 
 
Las ventajas para la vida social de pertenecer a una barra son tan numerosas que todo 
joven debería en algún momento ser integrante de alguna. Algunas de estas ventajas son: 
 
 Proporciona un sentimiento de seguridad, en especial cuando las relaciones en el hogar 
son insatisfactorias. 
 Da la experiencia de mantenimiento de buenas relaciones con diferentes clases de 
personas y con miembros de ambos sexos. 
36 
 
 
 
 Ayuda a comprender a personas cuyos antecedentes y experiencias hogareñas son 
diferentes. 
 Ofrecen la oportunidad de adquirir aptitudes sociales y experiencias para conducir al 
noviazgo. 
 Brinda el aprender a formarse una opinión rápida y precisa de los demás. 
 Los valores establecidos por la barra estimulan el desarrollo de la lealtad. 
 
 
INFLUENCIA DE LAS CAMARILLAS SOBRE LA SOCIALIZACIÓN 
 
 
Ventajas 
 
Desventajas 
 
 Ser miembro de una camarilla y 
tener prestigio ante los demás genera 
un sentimiento de seguridad y de 
importancia personal. 
 
 En la camarilla se puede dar rienda 
suelta a la corriente emocional 
expresando libremente sus temores, 
preocupaciones y disgustos. 
 
 Establece normas y pautas de 
conducta, las cuales los motivan 
para conducirse de un modo 
socialmente maduro. 
 
 El sentimiento de seguridad 
proveniente de la aceptación de sus 
pares lollevan a independizarse de 
padres y profesores. 
 
 
 
 Ayuda que el adolescente realice la 
adaptación en el tránsito por esta 
etapa. 
 
 
 Alienta a la discriminación contra el 
individuo que no pertenece a ella. 
 
 Desde el momento que alienta la 
conformidad del integrante, ahoga la 
individualidad. 
 
 Estimula la envidia de los miembros 
cuyas familias no les proporcionan lo 
que otros tienen. 
 
 La lealtad a la camarilla y a sus 
valores, aumenta con frecuencia la 
tensión entre el adolescente y sus 
padres. 
 
 Rebaja la moral de los que no son 
miembros de la camarilla. 
 
 Son unidades herméticamente 
estructuradas que los recién llegados 
no ven manera de pertenecer a ellas. 
 
 Privan de la oportunidad de aprender a 
adaptarse a otros individuos. 
 
 
Tabla 1.5. Influencia de las camarillas sobre la socialización. Ventajas y desventajas de las 
camarillas en la socialización. 
 
 Sin embargo, las barras presentan ciertos inconvenientes por el hecho de que pueden 
hacer más difícil la transición hacia la socialización adulta. (Hurlock, 1999) Por ejemplo: 
37 
 
 
 
 Ser integrante de una barra es tan satisfactorio que alienta a que se desatiendan las 
responsabilidades en el hogar y en la escuela. 
 El carácter exclusivo de la barra estimula a la presunción, la arrogancia e incluso la 
fanfarronería. 
 Hace que quienes no son miembros se sientan solitarios y despreciados. 
 Los valores imperantes en las barras, promueven fricciones con los padres en lo que 
concierne a los gastos, las reglas y los privilegios. 
 
Existen otros grupos los cuales son creados por las escuelas, las iglesias y la 
comunidad; a esto se les conoce como grupos formalmente organizados. La principal 
finalidad de estos grupos es proporcionarles actividades sociales a los jóvenes, en particular 
para los que no son miembros de camarillas ni de barras. 
 
Los participantes no son elegidos por sus pares, pero se congregan debido a intereses 
comunes. En general estos grupos pueden dividirse en tres categorías: grupos de intereses 
especiales, que se dedican a una sola actividad (futbol, teatro, etc.); clubes, cuyos programas 
comprende muchas clases de actividades; y grupos reunidos con un objetivo, que se consagran 
a una intensión idealista o altruista (Malmierca, 2008). 
 
Ahora bien, si el joven no se puede integrar a ninguno de los grupos antes 
mencionados, entonces es probable que se integre a una pandilla –que según Erikson es una 
desviación-, en ellas encuentran el compañerismo y el sentimiento de seguridad e integración 
que necesitas. 
 
Estas pandillas de adolescentes se caracterizan por: 
 
a) Están compuestas de individuos despreciados o rechazados por camarillas o barras. 
b) Con frecuencia participan personas de ambos sexos. 
38 
 
 
 
c) Predomina en sus actividades el tono perturbador a manera de venganza por la repulsa 
de sus pares. 
 
 ―Los miembros de la pandilla están más unidos entre sí por sus propias 
incapacidades compartidas que por sus objetivos mutuos (…) insatisfechos, excluidos, sacan 
el mejor partido posible de una situación infeliz, y son «atraídos» hacia al grapo (…) El 
miembro de la pandilla es arrojado al grupo. Está frustrado, inseguro y atrapado en su 
ambiente. No se divierte mucho, aunque aprovecha las oportunidades de diversión que se le 
presentan‖ (Klem, citado en Hurlock, pág. 129, 1999) 
 
Según estas condiciones, se llenan algunos de los requisitos esenciales de la 
socialización, como el recibir ciertas satisfacciones de la integración y la conducta social con 
miembros de la pandilla. Sin embargo, quienes integran este tipo de grupo no llenan dos 
criterios esenciales para convertirse en una persona social: 
 
1. La adquisición de conductas sociales que llevan a la conducta aprobada en el 
grupo social más grande. 
2. El aprendizaje de la conducta funcional adecuada. 
 
En general, aunque la pandilla sea un grupo alterno para los jóvenes rechazados, este 
no le da todas las herramientas que los otros grupos, generalmente forma más adolescentes 
con conductas antisociales que con habilidades para socializar, por lo que su comportamiento 
se considera inadecuado (Ponce, 1953). 
 
Las amistades adolescentes van cambiando con los años. Según Douvan y Adelson 
(1966, citado en Delval, 1996), en un estudio basado en niñas; en la adolescencia temprana 
(entre 11 y 13 años) las amistades se centran en la actividad, en hacer cosas juntos. En la 
adolescencia media (14-16 años) lo más importante es la seguridad y la lealtad se convierte en 
un valor central; en este momento las chicas comienzan a salir con muchachos y necesita 
alguien en que confiar y a quien pedirle consejo y apoyo. 
 
39 
 
 
 
Finalmente en la adolescencia avanzada, a partir de los 17 años aproximadamente, la 
ansiedad ante la amistad disminuye, las amistades se vuelven más relajadas y seguras, por lo 
que las jóvenes tienen menos miedo a ser abandonadas o traicionadas. Se valora sobre todo la 
personalidad de la amiga y la posibilidad de compartir puntos de vista. 
 
Como ya se mencionó, en esta etapa se suelen empezar las primeras relaciones 
amorosas. Los cambios en las relaciones con el otro sexo son muy notables; el interés se 
desarrolla muy rápidamente lo que está muy ligado a los cambios hormonales y a la influencia 
social (Deval, 1996). 
 
Es estas primeras relaciones que el joven entabla, experimenta diferentes tipos de amor 
y le dan la base para las relaciones adultas que entablará en un futuro. Sternberg (citado en 
Huerta, 2001), por medio de un cuestionario que mide el amor de manera general a partir de 
los tres vértices de un triangulo amoroso, realizó una clasificación del amor. En los vértices 
de este triángulo se encuentran los componentes básicos del amor: 
 
La intimidad: en donde se agolpan los sentimientos de cercanía, de afecto, de proximidad 
emocional, un cierto sentimiento de unión, de apoyo y de comprensión mutua. Su 
expresión más común es la confidencialidad, la compañía y la ayuda. 
 
La pasión: que significa excitación mental y física, un alto nivel de agitación sexual y 
corporal. Su expresión siempre busca de una manera u otra algún contacto carnal. 
 
El compromiso: que implica una decisión, una voluntad de que permanezca la relación 
afectiva. Su expresión más típica es el mantenimiento del noviazgo y/o el matrimonio. 
 
Estos tres componentes, situados en el triángulo da en total 8 combinaciones distintas 
como se puede observar en la figura 1.1., cada una de estas composiciones de estos tres 
elementos da como resultado un tipo distinto de afecto: 
 
40 
 
 
 
TRIÁNGULO CON LAS COMBINACIONES DISTINTAS DE AMOR 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Figura 1.1. Triángulo con las combinaciones distintas de amor. Son 8 combinaciones 
distintas del amor representadas en el triángulo 
 
 
1. No amor: ninguno de los componentes del amor está presente. Se trata de los momentos 
más o menos frecuentes, se da comúnmente en personas con tendencias sociofóbicas, en 
que las relaciones interpersonales que tienen son por casualidad, el trabajo o el poder. 
2. Gustar (cariño): sólo intimidad. Sentimientos cálidos, de cercanía a otra persona, sin 
pasión ni compromiso. 
3. El capricho: sólo pasión voluptuosa, deseo voraz y carnal. 
4. Amor vacio: sólo compromiso, es el afecto más despegado, altruista, casi religioso. Este 
tipo de amor también se da cuando con el tiempo se acaba el amor romántico. 
5. Amor romántico: intimidad + pasión. Idealización del otro con una fuerte carga sexual, 
el compromiso es muy pequeño o inexistente. 
6. Amor de compañeros: intimidad + compromiso. Un amor sin fuerte deseo carnal, el 
placer está en el contacto mutuo, en el compartir. 
7. Amor fatuo: pasión + compromiso. El amor a primera vista, como el que vemos en las 
películas hollywoodenses, que terminan como matrimonios rápidos.INTIMIDAD 
COMPROMISO PASIÓN 
1 2 
3 4 
5 
6 
7 
8 
41 
 
 
 
8. Amor pleno: utopía que engloban los tres componentes básicos. Siempre prevalecerá un 
componente sobre los demás pero no habrá ninguno ausente o disminuido. Cuando 
alguien consigue esta mezcla proporcionada de pasión, compromiso e intimidad genera 
en los demás envidias e incredulidad. 
 
El noviazgo durante la adolescencia es una de las alternativas que tiene el joven para 
disminuir el proceso de separación-individualización que se presenta en este periodo. El joven 
lucha por separarse de sus padres y obtener su propia identidad, lo cual abre camino para la 
relaciones adultas (Melgoza, 2002). 
 
Una característica básica en estas relaciones del joven, es la búsqueda incesante, es 
decir, estar enamorados de una persona y al día siguiente de otra. En esto influye tanto el 
estilo de vida de los amigos, como las presiones del grupo. Al buscar lo nuevo, los 
adolescentes experimentan ávidamente con la sexualidad. 
 
Los cambios frecuentes de pareja pueden expresar el temor a intimar demasiado con 
una persona y quedarse atado a ella; puede ser la necesidad de sentir que controlan a los 
demás, que pueden cambiar de pareja cuando ellos quieran y no cuando el compañero lo 
decida (Apter, 2004). 
 
Lo más frecuente después del enamoramiento es que no se progrese hacia una 
situación de amor, sino que al desaparecer este sentimiento se mantenga una relación 
amistosa. Este proceso se trasforma a medida que el individuo madura, pues la estabilidad y 
proyección del futuro facilitan el paso del enamoramiento al amor, aunque esto no quiere 
decir que los adolescentes no puedan amar. 
 
También ocurre que se enamore de alguien inaccesible, ya sea por inseguridad o 
timidez, aunque lo viven tan intensamente como un amor real. En otros casos, se da un primer 
enamoramiento correspondido que implica cierta estabilidad en la relación (Pick y Givaudan, 
2004). 
42 
 
 
 
Pero el enamoramiento y noviazgos entre adolescentes también pueden generar 
frustraciones, resentimientos y dolor. Dado que el noviazgo tiende a ser fugaz, es frecuente 
que se experimenten desilusiones ya que su inestabilidad emocional lo hace sumamente 
vulnerable ante los cambios, quien un día puede parecerle «el príncipe azul» al otro puede ser 
visto como «un tipo nefasto, odioso y molesto». 
 
De igual manera el muchacho puede idealizar a la mujer, pero de manera más carnal y 
no con tanto sentimiento, él sueña con una «mujer perfecta», que a demás de debe tener un 
cuerpo como el de las mujeres que salen en las revistas que lee, debe comprenderlo y 
experimentar la sexualidad con él; y al ver que la mayoría de las chicas de su edad no cuentan 
con estas cualidades se desilusiona. 
 
 Además cuando termina el noviazgo se experimentan sentimientos dolorosos que los 
desequilibra y causa mucho daño. Los sentimientos que pueden aflorar cuando se sufre una 
ruptura amorosa son: tristeza, soledad, ira y cólera, que llevan a sentimientos de venganza, 
daños hacia uno mismo o a la otra persona, tomar la determinación de no volver a enamorarse, 
etcétera. 
 
Para muchos adolescentes el fin de la pasión lleva a el fin de la relación; debido a que 
el enamoramiento es tan intensamente placentero, sienten una gran pérdida cuando se disipa, 
llegando a crear defensas contra las desilusiones y fracasos en el amor, anteponiendo una 
barrera emocional que terminan relaciones fugaces y carentes de compromiso; es el típico caso 
de los jóvenes que pasan de una relación a otra sin tomar en cuenta los sentimientos de la 
pareja (Aguirre, 1996). 
 
Este proceso de conocimiento con el otro sexo es tan importante, que no tener novio 
puede convertirse en una catástrofe. Cuando esto sucede afecta la autoestima y es la causa de 
que se salga con el primero o primera que se presente, ya sea para tratar de aminorar los 
efectos de la «soledad» y frustración o para cubrir apariencias con los amigos, ya que la 
imagen que proyecta ante sus pares es vital para su desarrollo. 
43 
 
 
 
Por lo tanto, los adolescentes se enamoran con facilidad, están en la edad más propicia, 
pero así como se enamoran se desilusionan. Al hacerlo varias veces experimentan el deseo en 
distintas formas y con diferente trascendencia, a la vez que les da la oportunidad de conocer 
diversas experiencias afectivas. 
 
Todas estas relaciones, desde las camarillas y las barras hasta el noviazgo, les 
proporcionan conocimiento de sí mismo, como se desarrollan con los demás a si como el 
comportamiento y actitudes de los otros, lo que constituye una experiencia invaluable para su 
futura conducta afectiva (Santrock, 2004). 
 
Todos estos cambios sociales, llevan a que el joven cambie sus intereses, así como las 
actividades que realiza para poder interactuar con su grupo o tratar de unirse a uno. Como ya 
mencionamos esta etapa es de experimentación y el explorar nuevas actividades es atractivo 
para el joven y de ello hablaremos a continuación. 
 
 
1.2.2.1 Intereses y actividades 
 
Los jóvenes a medida que van reconociéndose a sí mismos y al mundo exterior, 
además se dan todas las interacciones antes mencionadas con sus semejantes, se van dando 
cuenta de que hay muchas actividades en las que pueden incursionar, mismas que le pueden 
ayudar a interactuar con sus semejantes. 
 
Aunque son muchas las opciones en las actividades, por lo general el joven se decide 
por un pequeño grupo de ellas; esto se debe a diversos factores que influyen en que los 
jóvenes prefieran ciertas actividades sobre otras, de los cuales mencionaremos los más 
sobresalientes a continuación: 
 
 Intereses personales: la mayoría de los jóvenes ya han descubierto las actividades que son de 
su interés y las que les aburre y en mayor medida las eligen con respecto a su 
44 
 
 
 
personalidad. Por ejemplo, un joven introvertido preferirá actividades las cuales pueda 
realizar solo o con un grupo muy reducido de amigos íntimos; a diferencia de alguien 
extrovertido quien buscará actividades en las cuales pueda relacionarse con las 
personas. 
 
Desarrollo físico: las actividades que realizan los jóvenes están más determinadas por la edad 
física que por la cronológica; un joven con el físico poco desarrollado, le atraerá poco 
los deportes a diferencia de aquellos cuyo cuerpo les permite un buen rendir deportivo. 
 
Inteligencia: los jóvenes intelectualmente brillantes participan en mayor variedad y cantidad 
de actividades recreativas que por lo general son pasatiempos solitarios y están más 
capacitados para hallar satisfacción con sus propios recursos. Es común que las 
lecturas y los programas de radio y televisión preferidos por los adolescentes 
inteligentes sean similares a los que interesan a personas bastante mayores que ellos. 
 
Sexo: las diferencias entre las actividades que realizan hombres y mujeres, radica 
principalmente en las influencias culturales que en factores innatos. Por ejemplo, un 
muchacho podría preferir actividades como el dibujo, la pintura o la danza; pero como 
se consideran «femeninos», decide emplear su tiempo en actividades que consideran 
apropiadas para varones, como los deportes o la lectura de revistas con temas 
deportivos y científicos. 
 
Ambiente: el ambiente que rodea al adolescente, puede influir de dos maneras; primero, la 
cantidad y edad de las personas que le rodean, las condiciones climáticas, si hay o no 
instalaciones para actividades que lo requiere. Y en segundo lugar las presiones 
culturales, por ejemplo si el joven vive cerca de una costa, puede ser visto como raro si 
no le interesa la pesca o la natación. 
 
45 
 
 
 
Status socioeconómico de la familia: este factor se ve más marcado cuando el joven quiere 
practicar alguna actividad que requiera equipo o alguna cuota que la familia no pueda 
costear. Algunos deportes pueden ser

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