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1 UNIVERSIDAD OPARIN S. C. CLAVE DE INCORPORACIÓN UNAM 8794-25 ESTUDIO EXPLORATORIO SOBRE LA INFLUENCIA DEL INTERNET COMO UNA DE LAS TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN Y LA COMUNICACIÓN EN LAS ACTITUDES AL AFILIARSE LOS JÓVENES DE 15 A 22 AÑOS DEL MUNICIPIO DE ECATEPEC. T E S I S PARA OBTENER EL TITULO DE LICENCIADO EN PSICOLOGÍA P R E S E N T A : ABRIL DEYANIRA TÉLLEZ BUENDÍA ECATEPEC DE MORELOS SEPTIEMBRE 2011 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 2 DECICATORIAS A mis padres, que sin su ejemplo y amor, este trabajo y todos los aspectos importantes de mi vida no serían posibles. Por estar siempre a mi lado apoyándome en todas mis decisiones. A mis hermanos que siempre han estado ahí cuando los he necesitado y le dieron sentido a este proyecto. A mi esposo, que con amor y confianza ha compartido conmigo este proceso de aprendizaje. A mis amigos y amigas, quienes contribuyeron para ser quien soy y me han apoyado en los momentos de duda. Para mis colegas que me acompañaron en la carrera, con quienes compartí desvelos y sueños. A todos los profesores que me guiaron en mi formación profesional. Finalmente, de manera muy especial, a mi asesor por su paciencia, tiempo, complicidad y valiosa dirección. 3 ÍNDICE Pág. Introducción 5 Capítulo 1. Los jóvenes de 15 a 22 años. 8 1.1. Características psicológicas generales. 1.2. Desarrollo psicosocial. 1.2.1. Relaciones con la familia. 1.2.2. Relaciones con los pares. 1.2.2.1. Intereses y actividades. 1.2.2. Relaciones con la sociedad. Capítulo 2. La necesidad de afiliación. 55 2.1. La motivación. 2.1.1. Principales Teorías Motivacionales. 2.1.2. La Teoría de Henry Murray. 2.2. Los motivos de afiliación. 2.2.1. La afiliación como necesidad básica. 2.2.2. Conductas activadas por el motivo de afiliación. 2.2.3. Condiciones que activan la conducta afiliativa. Capítulo 3. La vida cotidiana y las Tecnologías de la Información y la Comunicación. 94 3.1. ¿Qué son las TICs? 3.2. Internet. 3.2.1. Comunicación en la red. 3.2.1.1. Salas de Chat y mensajería instantánea. 3.2.1.2. Comunidades cibernéticas. 3.2.1.3. Las redes sociales. 3.3. Nuevas formas de afiliarse por medio de las TICs. 4 Capítulo 4. La psicología social y sus instrumentos. 129 4.1. La psicología social. 4.1.1. Los grupos sociales. 4.1.2. Actitudes y creencias. 4.2. Los instrumentos de la psicología social. Capítulo 5. Metodología. 159 Capítulo 6. Resultados y análisis de resultados 175 Conclusiones. 188 Bibliografía. 193 Anexos. 200 5 INTRODUCCIÓN El presente trabajo tiene como objetivo general, investigar en que grado influye el uso del Internet como una Tecnología de la Información y la Comunicación en las actitudes afiliativas de los jóvenes de 15 a 22 del municipio de Ecatepec, Edo. de México. Se utilizó en diseño de investigación no experimental, transversal descriptiva. Para ello se planteó la pregunta: ¿En qué grado el Internet como una Tecnología de la Información y la Comunicación a cambiado la manera en que los jóvenes de 15 a 22 años se afilian?. A lo que se planteó la siguiente hipótesis de investigación: Si, los jóvenes de 15 a 22 años usan cotidianamente el Internet, entonces la forma de afiliarse de estos jóvenes estará relacionada con esta tecnología. Para llegar a ello, la investigación consta de cuatro capítulos teóricos, que sirven de base para la metodología, a continuación se explicará brevemente de que trata cada uno de ellos. En el primer capítulo se abordan las características generales de los jóvenes de 15 a 22 años, etapa la cual está marcada por los cambios, fisiológico, psicológicos, así como sociales y culturales; se revisa brevemente la Teoría psicosocial de Erik Erikson así como sus críticas. Se profundiza en el estadio V de esta teoría que corresponde a la edad de 13 a 21 años, esto porque es la etapa que más se acerca al rango de edad del estudio; se analizan las virtudes, las maladaptaciones y malignidades de esta etapa. 6 Además se profundiza en el desarrollo de la identidad del joven y como son las relaciones con su familia, se pone especial atención a las relaciones que entabla con sus pares y como son los grupos que forman con ello, así como las ventajas y habilidades sociales que consiguen de los mismos. También se trata el tema de la interacción que el joven tiene con su sociedad, lo que le parece injusto de ella, como coteja la sociedad con sus propias ideas y se revisa la forma en la que participa y da su opinión. En el segundo capítulo, se aborda la motivación, ¿Qué es?, ¿Cuándo surge?, ¿Por qué se presenta?, ¿Cuáles son?, entre otras cosas; además, se revisan las principales teorías motivacionales, entre ellas las de Alderfer, Herzberg, McClelland y la de Maslow. Principalmente se habla de la teoría de Henry Murray, la cual habla de la afiliación como una necesidad básica; explica a profundidad los motivos de la afiliación, cuáles son sus principales causas y como se activa; además explica que algunas personas tienen más alta esta necesidad que otras. Dentro del tercer capítulo se habla del Internet como una Tecnología de la Información y la Comunicación, la cual es una tecnología relativamente nueva y que ha evolucionado bastante rápido, así también ha entrado en la cotidianidad de nuestras vidas. En este mismo capítulo, se explica por medio de que herramientas se puede dar la interacción entre los cibernautas y como estas interacciones han ―cambiado‖ el lenguaje que se usa en las mismas. También se hace una diferenciación entre las relaciones presenciales y las virtuales. 7 Finalmente, se da un breve repaso por la psicología social y su objeto de estudio, asimismo se abarca los elementos que intervienen en el surgimiento de las actitudes; cómo podemos estudiar laconducta a través de ella y cuáles son los principales instrumentos que podemos utilizar para medirlas. Es así como se da paso a la metodología de esta investigación, para la cual se diseñó una escala Likert de 24 reactivos los cuales abarcaran actitudes relacionadas con la afiliación por medio del Internet. Esta escala Likert se aplicó a 50 sujetos de entre 15 y 22 años que fueran usuarios frecuentes del Internet (según los parámetros establecido s), todos estudiantes de nivel medio superior o superior de escuelas privadas del municipio de Ecatepec. Los resultados obtenidos fueron comparados con la teoría, arrojando así datos importantes para este estudio exploratorio, pero sobre todo dan la pauta para futuras investigaciones sobre este fenómeno que está avanzando a pasos agigantados y que seguramente seguirá siendo un tema de vanguardia. 8 CAPÍTULO I LOS JÓVENES DE 15 A 22 AÑOS 9 LOS JÓVENES DE 15 A 22 AÑOS En este primer capítulo, se indagará en las principales características anatomopsicosociales de los jóvenes que se encuentran entre los 15 y 22 años de edad, así como en la etapa en la que los categorizan algunos autores. 1.1. Características psicológicas generales Para comenzar este capítulo, resulta útil empezar por definir lo que es la juventud, sin embargo las definiciones varían tanto como el rango de edad en el que se maneja. Para muchos teóricos esta etapa de la vida, puede estar marcada por cambios fisiológicos, psicológicos, así como sociales y culturales. Antes del siglo XX, no existía el concepto de adolescencia, por lo que se podría decir que los niños entraban a la edad adulta cuando comenzaban a madurar físicamente y por lo general entraban al mundo laboral cuando esto sucedía; pero en la actualidad, el ingreso a la edad adulta lleva más tiempo, está menos definido y no ocurre igual para todos (Papalia, 2005). Hoy en día vemos mucha discrepancia entre las edades que se manejan, algunos autores lo llaman estadio juvenil y está comprendido entre los 18 y los 22 años (Moraleda, 1999); para otros es lo que se llama adolescencia y va de los 11 a los 20 años (Papalia, 2005). Sin embargo, hay dos características principales que, -omitiendo la edad- debemos tomar en cuenta para entender esta etapa y ubicar que es de lo que hablaremos en el resto del capítulo, estas son: a) En el joven el desarrollo físico propiamente ha terminado. En lo intelectual (salvo en casos especiales), la emotividad y sexualidad, una vez pasada la crisis puberal, alcanzan un estado de relativo equilibrio. Las transformaciones de orden fisiológico 10 son ya casi mínimas, tal y como se puede observar en la tabla 1.1. donde se encuentran estos cambios y la edad en la que suelen ocurrir. Tabla 1.1. Secuencia de los cambios fisiológicos en la adolescencia. Al llegar a la juventud los cambios fisiológicos que ocurren ya son mínimos. b) Además el contacto con la vida social es mucho más intenso, ya no sólo se encuentra con sus compañeros de escuela y familia como en la adolescencia. En dicho contacto, el joven va moldeando su carácter y formando sus ideales (Morelada, 1999). SECUENCIA DE LOS CAMBIOS FISIOLÓGICOS EN LA ADOLESCENCIA Características femeninas Edad de la primera parición Crecimiento de los senos 6-13 Crecimiento del vello púbico 6-14 Crecimiento corporal 10-16.5 Menarquia 10-16.5 Vello axilar Cerca de dos años después de la aparición del vello púbico Mayor producción de las glándulas sebáceas y sudoríparas Aproximadamente al mismo tiempo que la aparición del vello axilar. Características masculinas Edad de la primera aparición Crecimiento de los testículos, y el saco escrotal 10-13.5 Crecimiento del vello púbico 12-16 Crecimiento corporal 10.5-16 Crecimiento del pene, la próstata, y las vesículas seminales 11-14.5 Cambio de voz Aproximadamente al mismo tiempo que el crecimiento del pene Primera eyaculación de semen Aproximadamente un año después del inicio del crecimiento del pene Vello facial y axilar Cerca de dos años después de la aparición del vello púbico Mayor producción de las glándulas sebáceas y sudoríparas Aproximadamente al mismo tiempo que la aparición del vello axilar. 11 Keniston (1970, citado por Coleman, 1989) trata de definir a la juventud como un fase situada entre la adolescencia y la edad adulta, en donde al igual que el adolescente se debate con el problema de su identidad, pero con un relativo equilibrio emocional y con mayor participación social. En cambio para Castillo (1991) la juventud no es simplemente una etapa del desarrollo bio-psicológico de una persona, para él, ser joven es un valor, por lo cual no lo sitúa en un rango de tiempo, sino de ideas. Para este autor esta etapa es caracterizada por: Tener ideales, los cuales invitan a la persona a olvidarse de sí mismo, a sacrificar algunos de sus deseos en beneficio de otra persona. El ser fiel a sí misma y a sus ideales y luchar por ellos. Tener esperanza, que es vivir anticipadamente algo que es bueno y que no se tiene todavía. Es anticipar algo sabiendo, al mismo tiempo, que se corre el riesgo de no tenerlo. El arriesgarse, tanto por sus ideales, que son algo que valga la pena, como por una causa que a su parecer es justa. Cuando se derrocha energía en algo que para el joven valga la pena y poner todo su empeño en ello, así como tener la capacidad para entusiasmarse y para entusiasmar a los demás; este autor lo llama tener “corazón”. Tener afán de saber, lo que se llama coloquialmente el ―querer comerse al mundo‖, es decir, siempre estar dispuesto a aprender algo del entorno en que vive. Con base a sus ideales el joven es rebelde, no sólo en función de los propios derechos, sino también con sus deberes. Rebelde frente a lo que él cree que está mal, para cambiarlo. Tener proyectos, es evitar la polarización en el presente inmediato o en el pasado que se fue. Es seguir siendo coautor de la propia vida; querer vivir de una determinada manera, sin dejarse llevar por la vida. 12 Muy relacionado con este último punto, Naegale (1963: 107) exponía que la juventud está “suspendida entre un «ya no» y un «todavía no» en donde se ve obligada a equilibrar la continuidad y la discontinuidad” es decir ya no son niños y todavía no son adultos, lo que los coloca en una línea en donde el pasado queda irrevocablemente atrás y el futuro es todavía muy distante, por lo cual el presente es lo único real para ellos. Este presente es nuevo para el joven, el cual cuanta con nuevas herramientas para socializar con el mundo, sin embargo al ser inexperto con ellas, de acuerdo con el psicólogo David Elkind (1984, citado en Papalia, 2005) refleja ciertas características de inmadurez del pensamiento, las cuales se manifiestan en al menos seis formas: 1. Idealismo y carácter crítico. A menudo los jóvenes se imaginan en un mundo ideal y al darse cuenta que el mundo real no es así, se vuelven críticos y responsabilizan a los adultos por ello; haciendo sátira y parodia de figuras públicas. Están convencidos que saben mejor que los adultos cómo funciona el mundo y con frecuencia encuentran defectos en sus padres. 2. Tendencia a discutir. Ya que el joven cuenta con habilidades de razonamiento formal éste, constantemente busca poner a prueba estas habilidades, reuniendo argumentos con cierta lógica para construir un juicio y exponiéndolo a los demás. 3. Indecisión. A partir de unproblema determinado, el joven puede tener muchas alternativas en su mente y visualizar las posibles consecuencias; pero debido a su inexperiencia les cuesta elegir entre ellas. Ésta es una característica típica de este periodo. 4. Hipocresía aparente. Con frecuencia los jóvenes no reconocen la diferencia entre la expresión de una idea y los sacrificios que es necesario hacer para cumplir estos ideales. Pueden tener un ideal genuino y quieren defenderlo, pero su conducta inconsciente puede contradecirlo. Elkind menciona un ejemplo, donde un grupo de jóvenes se manifestó Las personas en la etapa de las operaciones formales de Piaget pueden realizar razonamiento hipotético- deductivo, además de pensar en términos de posibilidades, manejara los problemas con flexibilidad y poner hipótesis a prueba. 13 frente a una tienda de productos de piel, pero esperó hasta la primavera para no tener que exhibirse con abrigos en el invierno. 5. Autoconciencia. Las habilidades del joven lo lleva a razonar acerca de su pensamiento y el de otras personas. Pero en su preocupación, el joven a menudo supone que todos los demás están pensado en lo mismo en lo que él piensa: él mismo. Elkind se refiere a esta autoconciencia como la audiencia imaginaria, es decir, un ―observador‖ conceptualizado que está tan preocupado por los pensamientos y conductas del joven como él mismo. 6. Suposición de ser especial e invulnerable. Elkind (1984) usa el termino fábula personal para denotar las creencias de que son especiales, que su experiencia es única y que no están sujetos a las reglas que gobiernan al resto del mundo. Al igual que la audiencia imaginaria, la fábula personal continúa en la edad adulta; ya que sin ellas, las personas se podrían convertir en ermitaños, protegiéndose constantemente de los peligros reales de la vida contemporánea. Pero no sólo el pensamiento de los jóvenes va cambiando, Kohlberg (1969, citado en Papalia, 2005) propone una teoría sobre el razonamiento moral y como va evolucionando éste, describiendo así tres niveles de razonamiento moral, cada uno dividido en dos etapas, como se muestra en la tabla 1.2. 14 ETAPAS DEL RAZONAMIENTO MORAL DE KOHLBERG Niveles Descripción Etapas de razonamiento Nivel I Moralidad Preconvencional (de 4 a 10 años) Las personas actúan bajo controles externos. Obedecen reglas para evitar el castigo o recibir recompensas, o actúan por interés propio. Etapa 1: Orientación hacia el castigo y la obediencia. Los niños obedecen reglas para evitar el castigo. Ignoran los motivos de un acto y se centran en su forma física (como el tamaño de una mentira) o sus consecuencias (por ejemplo, la cantidad de daño físico). Etapa 2: Propósito instrumental e intercambio. Los niños se conforman a las reglas por interés propio y en consideración a lo que otros pueden hacer por ellos. Consideran un acto en términos de las necesidades humanas que satisface y distinguen ante valor de la forma física y las consecuencias del acto. Nivel II Moralidad Convencional (10 a 13 años o más) Las personas han interiorizado los estándares de las figuras de autoridad. Están preocupadas por ser ―buenas‖, agradar a los demás y mantener el orden social. Este nivel se alcanza por lo general después de los 10 años; muchas personas nunca avanzan más allá, ni siquiera en la edad adulta. Etapa 3: Mantenimiento de las relaciones mutuas, aprobación de los demás, la regla dorada. Los niños desean agradar y ayudar a otros, pueden juzgar las intensiones de los demás y desarrollar sus propias ideas de lo que es una buena persona. Evalúan un acto de acuerdo con el motivo subyacente o el desempeño de la persona y toman en consideración las circunstancias. Etapa 4: Preocupación y conciencia social. Las personas están preocupadas por cumplir sus deberes, mostrando respeto por la autoridad superior y manteniendo el orden social. Consideran que un acto siempre es erróneo, independientemente del motivo o circunstancias, si viola una regla o daña a otros. Nivel III Moralidad Posconvencional (adolescencia temprana, en la edad adulta temprana o nunca) Las personas reconocen conflicto entre los estándares morales y hacen sus propios juicios con base a los principios del bien, la imparcialidad y la justicia. Por lo general, las personas no alcanzan este nivel de razonamiento moral al menos hasta la adolescencia o de manera más común en la edad adulta, si es que lo alcanzan. Etapa 5: moralidad de contrato, de derechos individuales y de leyes aceptadas democráticamente. La gente piensa en términos racionales, valorando la voluntad de la mayoría y el bienestar de la sociedad. Por lo general creen que esos valores están mejor apoyados si se adhieren a la ley. Aunque reconocen que hay ocasiones en que la necesidad humana y la ley entran en conflicto, creen que a la larga es mejor para la sociedad si se obedece la ley. Etapa 6: Moralidad de principios éticos universales. Las personas hacen lo que creen correcto como individuos, independientemente de las restricciones legales o las opiniones de otros. Actúan de acuerdo con normas interiorizadas, sabiendo que se condenarían a sí mismos si no lo hicieran. Tabla 1.2. Etapas del razonamiento moral de Kohlberg. Se muestran los niveles y las etapas del razonamiento de cada una. 15 De acuerdo a la tabla anterior, el desarrollo moral que Kohlberg propone, los jóvenes se situarían en el nivel III, sin embargo muy pocos alcanzan este nivel donde pueden elegir entre dos estándares socialmente aceptados. Algunos adolescentes e incluso algunos adultos, permanecen en el nivel I. La mayoría de los adolescentes y adultos se encuentran en el nivel II, se conforman a las convenciones sociales, apoyan a la mayoría y hacen lo «correcto» para agradar a otros o cumplir con la ley. Además de estas etapas del razonamiento moral, Moraleda (1999) propone la existencia de algunos factores psicológicos que intervienen en el desarrollo moral del joven, esto en relación al estadio de desarrollo anterior, estos son: La experiencia de la complejidad de la conducta moral y aplicación individual de los principios éticos. En la adolescencia el sujeto llegaba a una cierta comprensión de la aplicación de estos principios éticos, gracias al progreso del pensamiento abstracto. Al llegar a la juventud, con el pensamiento abstracto más desarrollado se obtiene una mayor objetividad en el pensar y un mayor realismo crítico. Los valores éticos en el proceso de la integración del yo. Como ya hemos mencionado antes, la juventud se caracteriza por la definitiva estabilización de la personalidad, cuando se unifican todas las conductas dándole un significado, formando un proyecto de sí. Dentro de este proyecto, los valores éticos personales del joven ocupan un lugar muy importante, cuando estos valores marcan la dirección fundamental en la estructura de su personalidad, éstas se convierten en esquemas esenciales dándole una coherencia a la conducta. Intentos de reconstruir desde dentro su propia moral. El pensamiento crítico del joven lo hace ver la diferencia entre los grupos sociales y las personas que hasta ahora habían sido su modelo moral; además que lo lleva a observar entre lo que estos grupos exigen o predican y lo que realmente hacen, lo que lo lleva a concluir que no existe una moral completa, en consecuencia se separa de estos grupo y le produce caer en un 16 escepticismo que lo lleva a encerrarse en sí mismo. Pero al mismo tiempo experimenta una necesidad de ser él mismo y elegir lo más conveniente para sí. Esta búsqueda de una nueva éticaconduce a los jóvenes al rechazo de la norma social, buscando su propia manera de expresar lo que sienten y lo que piensan, importándoles poco que no se encuentre en las normas convencionales de la sociedad. Con respecto a lo anterior, al joven se le obliga constantemente a ponerse de acuerdo consigo mismo y al mismo tiempo con la sociedad. Sin embargo, la personalidad del individuo se forma y se adapta, de acuerdo con el molde del ambiente social. A partir de este principio, Mays (1968: 77) afirma que “Los impulsos instintivos y las tendencias hereditarias son desarrollados y torcidos por el ambiente en el que el individuo se ve obligado a crecer”, es decir, que a pasar de la intensión de desarrollarse como una persona de bien, la sociedad va a modificar su forma de ser, ideas y pensamiento; de lo cual Erik Erikson propuso la teoría de desarrollo psicosocial, la cual revisaremos a continuación. 1.2. Desarrollo psicosocial En este apartado se verá principalmente la teoría del psicólogo estadounidense de origen alemán, Erik Erikson quien se destaca por sus aportaciones a la psicología evolutiva. Siendo este psicólogo discípulo de Freud, la base de su teoría es el psicoanálisis, sin embargo él tomo dos aspectos básicos para su teoría: 1. Que las personas son seres activos buscando adaptarse a su ambiente, más que pasivos esclavos de impulsos. 2. Da mayor importancia a los aspectos culturales (Papalia, 2001). Elaboró una teoría del desarrollo de la personalidad a la que denominó Teoría psicosocial (Hernández, 1998). En ella aporta al psicoanálisis una visión totalizadora del desarrollo humano que no se centra en las primeras etapas de la vida, sino que alcanza al 17 conjunto del curso de la vida; describe ocho etapas del ciclo vital o estadios psicosociales (ver tabla 1.3; Fadiman, 2002); estas etapas son presentadas como un ciclo que tiene una evolución de acuerdo a la edad de la persona, y va de acuerdo a su maduración. Tabla 1.3. Etapas psicosociales de Erikson. En la tabla se muestra las etapas psicosociales que marco Erikson, así como lo que se desarrolla en cada una. Estas etapas, según su autor, son epigenéticas -de la palabra griega epi, ―sobre‖ y génesis, ―surgimiento‖-: cada una de las etapas se desarrolla sobre la anterior en un patrón secuencial y jerárquico. En cada nivel sucesivo la personalidad humana se vuelve más compleja (Engler, 1996). ETAPAS PSICOSOCIALES DE ERIKSON Estadio (edad) Crisis psicosocial Relaciones significativas Modalidades psicosociales Virtudes psicosociales Maladaptaciones y Malignidades I (0-18 meses) Confianza vs. desconfianza Madre Coger y dar en respuesta Esperanza, fé Distorsión sensorial y Desvanecimiento II (18 meses-3 años) Autonomía vs. vergüenza y duda Padres Mantener y dejar ir Voluntad, determinación Impulsividad y Compulsión III (3-5) Iniciativa vs. culpa Familia Ir más allá jugar Propósito, coraje Crueldad e Inhibición IV (5-13) Laboriosidad vs. inferioridad Vecindario y escuela Completar Hacer cosas juntos Competencia Virtuosidad Unilateral e Inercia V (13-21 o más) Identidad vs. confusión de roles Grupos, Modelos de roles Ser uno mismo. Compartir ser uno mismo Fidelidad, lealtad Fanatismo y Repudio VI (21-40 aprox.) Intimidad vs. aislamiento Colegas, amigos Perderse y hallarse a uno mismo en otro Amor Promiscuidad y Exclusividad VII (40- 60 aprox.) Generabilidad vs. autoabsorción Hogar, Compañeros de trabajo Lograr ser Cuidar de Cuidado Sobrextensión y Rechazo VIII (60’…) Integridad vs. desesperación Los humanos o los ―míos‖ Ser, a través de haber sido. Enfrentar el no ser Sabiduría Presunción y Desesperanza 18 Las etapas psicosociales creadas por Erikson no ocurren dentro de un marco de referencia cronológico estricto; ya que cada persona tiene su propio ritmo. Sin embargo, cada aspecto del desarrollo psicosocial tiene un periodo crítico en el cual, si no surge, es probable que se complique. Además, las etapas son acumulativas, es decir, las conductas de una etapa no desaparecen con la sucesiva. En las etapas psicosociales encontramos una serie gradual de encuentros decisivos con el ambiente, donde vemos la interacción entre el desarrollo biológico, las capacidades psicológicas propias de cada individuo, así como los avances cognitivos y también las influencias de la sociedad en la que se desarrolla. Cada una de las ocho etapas incluye su propia crisis vital, el cual es un periodo crucial en el que en el individuo no puede evitar darle un giro a su vida en un sentido o en otro. Cada etapa proporciona también una nueva oportunidad de que se desarrollen virtudes básicas o fuerzas psicosociales que nos ayudarán en el resto de los estadios de nuestra vida. Por el contrario, si no se desarrolla la virtud, podremos encontrarnos con maladaptaciones y malignidades, así como poner en peligro nuestro desarrollo faltante. De las dos, la malignidad es la peor, ya que comprende mucho de los aspectos negativos de la tarea o función y muy poco de los aspectos positivos de la misma, tal y como presentan las personas desconfiadas. La maladaptación no es tan mala y comprende más aspectos positivos que negativos de la tarea, como las personas que confían demasiado (Santrock, 2004). Las primeras cuatro etapas constituyen la base del sentimiento de identidad del niño que posteriormente se combinará con un sentimiento de estar "muy bien; de ser él mismo y de llegar a ser lo que otras personas esperen que llegue a ser" (Erikson, 1989: 43). Según la teoría, la terminación exitosa de cada etapa da lugar a una personalidad sana y a interacciones acertadas con los demás. El fracaso a la hora de completar con éxito una etapa 19 puede dar lugar a una capacidad reducida para terminar las otras etapas y, por lo tanto, a una personalidad y un sentido de identidad personal menos sanos. La teoría psicosocial está pensada para ser universal, que pueda aplicarse a ambos géneros y a todas las sociedades, pero Erikson asume que las diferencias culturales van influyendo en el modo en que se lleva a cabo las tareas del desarrollo en cada etapa (Hoffman, 1996). Sin embargo, a través de estudios longitudinales se cree que esta teoría del desarrollo, haciendo referencia a una persona sana, sólo puede aplicarse en culturas en las que se tiene el concepto de individualidad en gran estima y los roles de los individuos no están estrechamente controlados por la sociedad. Por su parte Gilligan (1985), a diferencia de Erikson, cree que las tareas del desarrollo también son muy diferentes para el hombre y la mujer, debido a las distintas practicas de socialización. Por ejemplo muchas mujeres trabajan en la identidad e intimidad simultáneamente; en cambio para los hombres, la intimidad exige que cambien su identidad de adolescentes. A pesar de las críticas que se han hecho a la teoría de Erikson, es una de las más válidas y utilizadas en este ámbito. Ahora bien, la etapa en la que nos enfocaremos de esta teoría es el estadio V, la cual equivaldría a la adolescencia; como ya se había mencionado antes, durante esta etapa, la transición de la niñez a la edad adulta es sumamente importante. Los niños se están volviendo más independientes y comienzan a mirar el futuro en términos de carrera, relaciones, familias, vivienda, etc. Durante este período, exploran las posibilidades y comienzan a formar su propia identidad basándose en el resultado de sus exploraciones. Erikson (1971: 89-90) habla así de este periodo: 20 "La mente adolescente es(...) una etapa psicosocial entre la infancia y la adultez y entre la moral aprendida por el niño y la ética que ha de desarrollar el adulto. Es una mente ideológica y, de hecho es la visión ideológica de la sociedad la que habla más claramente al adolescente (...) Por lo tanto, al buscar los valores sociales que guían la identidad, uno enfrenta los problemas de la ideología y la aristocracia, ambos en su sentido más amplio posible, según el cual, dentro de una imagen definida del mundo y un curso predestinado de la Historia, los mejores individuos llegarán al poder y éste desarrolla lo mejor que hay en la gente. Para no caer en el cinismo o en la apatía, los jóvenes deben ser capaces de convencerse de que quienes triunfan en su mundo adulto anticipado tienen así la obligación de ser los mejores". Erikson habla de la crisis a la que los jóvenes se enfrentan, en donde tienen que dejar un mundo infantil para poderse enfrentar a una sociedad adulta, teniendo que desarrollar nuevas habilidades para poder llegar a tener una identidad y compartirla con la sociedad. El crecimiento físico acelerado, la nueva madurez sexual y los cambios cognitivos, muestran a los jóvenes la inminencia de la llegada de la edad adulta y empiezan a preguntarse cuáles serán sus roles en la sociedad de los adultos y como podrán desempeñarlos (Papalia, 1997). Estos cambios fisiológicos tan acelerados, hacen que cambie el concepto de sí mismo o autoconcepto que el joven tenía en etapas anteriores. El autoconcepto es el conjunto de representaciones que el individuo elabora sobre sí mismo y que incluye aspectos corporales, psicológicos, sociales y morales. El autoconcepto en esta etapa es mucho más complejo que en las anteriores, ya que es el producto de las aspiraciones propias y de la imagen que devuelven los demás. Esa imagen que es reflejada es esencial, pero no siempre exacta y pueden llegar a producirse deformaciones gigantescas. Los adolescente quieren ser los mejores, aunque sea en un ámbito, ya sea en lo académico, deportivo, social, etc.; pero siempre con la necesidad de destacar y que los otros los aprecien. En esta etapa se experimentan sensaciones extremas, que van desde sentirse excepcional, a considerarse por debajo de los demás. 21 Es una etapa donde se busca definir su autoconcepto, así como su identidad, pero en el transcurso de esta búsqueda existe un gran miedo al ridículo y el no ser apreciado por los demás. Aquí podemos ver claramente esa audiencia imaginaria, de la que habla Elkind, la cual atormenta al adolescente y le hace sentirse juzgado por los demás (Delval, 1996). Para Erikson la identidad consiste en un proceso simultáneo de observación y de reflexión que tiene lugar en todos los niveles de funcionamiento mental y es en gran parte inconsciente. Sin embargo, a veces este sentimiento de identidad parece ser demasiado consciente; el joven que se encuentra entre sus necesidades internas y las exigencias externas puede experimentar una momentánea y extremada conciencia de identidad, que es el principio de la ―conciencia de sí‖ típica de esta etapa. De tal modo que el joven tiene más conciencia de su identidad cuando está a punto de obtenerla y cuando se da cuenta de ésta, se sorprende; y puede no gustarle lo que ve, por lo que nuevamente puede entrar a una crisis que lo lleve a una confusión de la identidad que estaba por adquirir. Un estado agudo de confusión de identidad generalmente se manifiesta en el que el joven se encuentra expuesto a una combinación de experiencias que requieren su compromiso simultáneo con una intimidad física, con una elección ocupacional decisiva, con una competencia enérgica y con una autodefinición psicosocial (Erikson, 1971). En esta crisis de identidad se reavivan los conflictos no resueltos de cada una de las etapas anteriores, llevando al yo a establecer una nueva síntesis de sí mismo con un renovado sentimiento de continuidad, de cohesión interior, integrando los aspectos antes disociados. A través de sus investigaciones, Erikson concluyó que uno de los aspectos importantes en la búsqueda de identidad es la elección de una carrera, ya que en la etapa anterior los niños desarrollaron las habilidades necesarias para interactuar en la sociedad, ahora es necesario que encuentren como usarlas. 22 En realidad, para Erikson (1995: 159) ―la experiencia de la crisis de identidad, (…) se presenta cuando el mundo de la infancia da paso al de un universo ideológico que coexiste durante algún tiempo con el conocimiento acumulativo de la «realidad»”. Siendo la confusión en la identidad un grave peligro en esta etapa, pues hace que el joven necesite bastante tiempo para alcanzar la edad adulta (después de los 30 años). Es normal cierta confusión en la identidad, lo que explica el comportamiento caótico en esta etapa y la dificultad de que muchos de los jóvenes tomen conciencia de cómo se ven. Este autor sostiene que el pandillismo y la no aceptación de las diferencias, lo cual es característico de esta etapa, son defensas contra la confusión de identidad. La regresión a comportamientos infantiles o la indecisión puede ser una muestra de que no se desea enfrentar y resolver los conflictos que se presentan (Papalia, 2001). La ―virtud‖ principal que surge es esta crisis de identidad es la virtud de la fidelidad, lo cual es la lealtad a toda prueba, confianza o sentimiento de entrega al ser amado, a los amigos o a los compañeros; así como la fidelidad a sí mismo y a sus propios ideales y principios, incluyendo su vocación laboral. Sin un firme sentido de identidad la persona no puede ser leal a nada ni a nadie La fidelidad también significa el identificarse con una serie de valores, una ideología una religión, un movimiento político, una búsqueda creativa o un grupo étnico. La autoidentificación se logra cuando los jóvenes escogen valores o personas para serles leales, antes que aceptar los que vienen de sus padres. Esta virtud implica un sentido de confianza ampliamente desarrollado, en donde los jóvenes transfieren esta confianza que tenían cuando niños a sus padres a otras personas, como son los mentores o seres amados, quienes pueden ayudar a guiarlos en la vida y en la sociedad (Villanueva, 1995). 23 Erikson afirma que el amor forma parte muy importante en el camino hacia la identidad. El intimar con otra persona y compartir maneras de pensar y sentir permite que el joven exponga su propia tentativa de identidad, que ve reflejado en el ser amado y le ayuda a clarificar el yo (Castillo, 1991). Sin embargo la intimidad del joven, es diferente a la intimidad verdadera que sólo se logra cuando ya se tiene una identidad estable; pero esto sólo es válido para el desarrollo masculino, ya que según Erikson, el desarrollo de las mujeres es una desviación de la normal masculina ya que ellas logran la identidad y la intimidad al mismo tiempo. Una joven deja a un lado el problema de la identidad a medida que se prepara para identificarse con el hombre que contraerá matrimonio. Esta orientación de la teoría al desarrollo masculino ha sido la causa de críticas a la teoría como ya se mencionaron anteriormente (Papalia, 1997). Sin fidelidad, la persona joven tendrá un yo débil y sufrirá de una ―confusión de valores‖ o buscará un grupo desviado para serle fiel; y puede caer en una maladaptación como el fanatismo; o en el peor de los casos en la malignidad del repudio, en donde evitara a toda costa el contacto social (Engler, 1996). Por otra parte, a partir de la teoría de Erikson, James Marcia (1964, en Côté y Levine, 2002), a través de investigaciones amplió y describió cuatro niveles de identidad a partir de la presencia o ausencia de crisis y compromiso durante la adolescencia. Según lateoría de Marcia, la identidad se consolida cuando luego de haber considerado varias opciones durante un período de crisis el individuo se compromete con una alternativa (compuesta por valores, roles, etc.). A diferencia de las etapas de Erikson, los niveles de identidad descritos por Marcia no son secuenciales y se caracterizan por la elección de un conjunto de valores e ideales, una 24 orientación sexual y una dirección vocacional; a demás de la elección y el compromiso los cuales son conceptos centrales de la teoría de Marcia. En esta teoría, la crisis es un periodo de toma de decisiones conscientes, y el compromiso es una inversión personal en una ocupación o sistema de creencias (ideología). En la tabla 1.4 podemos ver los niveles de identidad que describe Marcia a partir de cómo el joven lleva el compromiso y la crisis que se da en esta etapa. NIVELES DE IDENTIDAD Niveles de identidad Características Exclusión Compromiso sin crisis: el individuo no ha experimentado ninguna crisis de identidad, sin embargo se conforma con las expectativas de otros respecto a su futuro y se compromete con algunos roles y valores sin explorar distintas opciones. Moratoria Crisis sin compromiso: el individuo considera varias alternativas pero no se atreve a comprometerse con ninguna de ellas. Logro de la identidad Crisis que lleva al compromiso: el individuo evalúa distintas opciones y finalmente se compromete con una identidad. Difusión de la identidad Sin compromiso, sin crisis: el individuo no percibe ni evalúa opciones y por lo tanto carece de compromiso. Tabla 1.4. Niveles de identidad. Tabla en la que se muestra los niveles de identidad que marco Marcia. Por su parte, Craig (2009) toma en cuenta otros aspectos del desarrollo del joven y propone siete características a considerar sobre la identidad: 1. La perspectiva temporal, orientación en el tiempo y en el espacio, asimilación de la experiencia con un aprovechamiento adecuado de los aspectos del intercambio interpersonal y de la sensibilidad (experiencia emocional). 25 2. La seguridad en sí mismo, que es el sentimiento de la propia confiabilidad, el sentido de la adecuación y la organización de la vida personal. 3. La experimentación con el rol, da énfasis en la acción; el enfrentamiento del joven en diversas situaciones; y el ejercicio de anticipación de metas. 4. El aprendizaje, significa principalmente interés por el contacto con el medio ambiente y una estrategia del aprendizaje vital. 5. Polarización Sexual, es el adecuado grado de desarrollo del propio interés sexual. 6. Liderazgo y adhesión, adecuada integración al grupo de «pares», -lo cual se verá en el apartado 1.2.2. 7. El compromiso ideológico, orientación valorativa y participación en el ambiente. La juventud es una etapa donde se da la consolidación de muchos cambios y existen seis puntos principales que el Comité de Adolescencia del Grupo para el Progreso de Psiquiatría de Latinoamérica instaurado en Argentina (1994), toma en cuenta para reconocer cuando esta etapa está concluida, estos puntos son: 1. La separación y la independencia de los padres. 2. El establecimiento de la identidad sexual. 3. La aceptación del trabajo. 4. La elaboración de un sistema personal de valores éticos. 5. La capacidad de mantener relaciones duraderas y de unir el amor sexual genital con las emociones de ternura y afecto. 6. El retorno a los padres en una nueva relación fundada en una relativa igualdad. Se podría decir que “El proceso de socialización se halla tan adelantado que el joven desearía ser dueño de su propia destino”, (Oerter, 1975: 73) por lo que las relaciones con su entorno (familia, amigos y sociedad en general) cambian, lo cual veremos más ampliamente en el siguiente apartado. 26 1.2.1. Relaciones con la familia La familia es la primera sociedad natural en la que surge la vida humana y se desarrollan las personas, los padres proveen de la vida; para los niños ellos son su modelo a seguir y sus protectores, pero tal vez una de sus funciones más importantes y difíciles, es dirigirlos a desarrollar un mundo interior que les servirá en su incursión en la sociedad (Ituarte, 1997). Sin embargo, todos los cambios físicos y psicológicos de los que ya hablamos por los que pasan los jóvenes, toda esa incertidumbre no sólo les afecta a ellos sino también en gran medida su familia y en especial a sus padres por que estos tienen que dejar que sus hijos sean más independientes, lo cual puede a llegar ser difícil. Antes se creía que era inevitable que existieran conflictos entre los padres y los adolescentes; el psicólogo Stanley Hall (1904) postulaba que los jóvenes se esforzaban por adaptarse a los cambios corporales y a las exigencias de la edad adulta, lo que ocasionaba angustia y arrebatos de furia, provocando así un enfrentamiento entre las generaciones. También Freud y posteriormente su hija Anna, pensaban que el conflicto con los padres era inevitable y que surgía de la necesidad de independencia de los jóvenes. Sin embargo la antropóloga Margaret Mead, estudió a la adolescencia en otras culturas, y concluyó que cuando la transición de la niñez a la edad adulta es gradual y segura, la rebelión no se presenta; es más probable que esto ocurra en culturas donde los cambios sociales son mínimos (Papalia, 2001). No obstante, no podemos pasar por alto que, como ya mencionamos antes que el problema central y agudo del joven es definir su identidad, por lo que experimenta una tensión entre querer alejarse de sus padres e independizarse de ellos y darse cuenta de que en realidad cuánto es lo que depende de ellos. 27 Tienen que abandonar la identidad de ―el hijo de alguien‖ y establecer su propia identidad, al mismo tiempo que mantiene vínculos paternos y familiares. Esta identidad tiene que ser independiente de la autoridad y el apoyo de sus padres; por lo que el joven tendrá que romper con innumerables lazos con su familia, lazos de autoridad, afecto, responsabilidades, respeto, trato íntimo, dinero y la fuerza del hábito (Stone, 1995). En el afán del joven en la búsqueda de identidad, éste generalmente se aleja de su familia, tanto espiritual como físicamente, hasta que el hogar a veces sólo le parece una pensión donde come, duerme, mira televisión y recibe llamadas. Además es probable que cumpla con sus tareas domésticas -si es que las cumple- más por fuerza que por convicción. De hecho, son las cosas cotidianas como las tareas domésticas, tareas escolares, vestido, dinero, toque de queda, citas y amigos, por lo que se origina la mayoría de las discusiones entre los jóvenes y sus padres, sin embargo estos temas tan «simples» pueden ser la puerta para situaciones más serias, como el consumo de drogas y el sexo (Murduchowicz, 2004). Estas disputas pueden reflejar el ansia de independencia, por lo que conforme pasan los años va cambiando, se ve agudizada al inicio de la adolescencia, se estabilizan un poco en la mitad de ella y disminuyen cuando los jóvenes tienen ya cerca de 18 años (Papalia, 2001). El adolescente de más edad se parece mucho a un adulto y a veces se comporta como tal, pero sus ocasionales deslices y desatinos traicionan al niño que todavía hay en él. Esto le provoca un problema de ambivalencia, por un lado tiene la necesidad de dar el paso para entrar en la edad adulta, pero a la vez el dejar el seno familiar le provoca miedo. Esta ambivalencia es compartida por los padres, por lo cual padres e hijos están en conflicto respecto a la posición de éste, y todos están en conflicto consigo mismo. Una fuente de la ambivalencia del crecimiento que siente el joven es el temor al fracaso; otra fuente de28 ambivalencia son los privilegios adultos los cuales tienen aspectos temibles, a medias percibidos. Por ello, aunque el joven a menudo se muestre en desacuerdo con las exigencias de los padres por las tareas escolares o la hora en la que tiene que llegar a casa, a veces siente un secreto alivio cuando los padres añaden el peso de su autoridad a sus propios e inciertos actos, dándoles así cierta seguridad, la cual es muy necesaria en esos momentos. Como resultado de lo anterior, si los padres ejercen control, a los jóvenes les parecerán entrometidos y dominantes; por el contrario si dejan que el joven decida por sí mismo, les parecerán negligentes, despreocupados y malos padres; ocasionando en cualquiera de los dos casos algún conflicto (Stone, 1995). Por lo regular, padres e hijos resuelven sus conflictos llegando a acuerdo que beneficie a las dos partes, así los padres continúan ejerciendo influencia considerable en valores básicos para el joven. Sin embargo cuando los conflictos familiares no pueden resolverse, existe el riesgo de que los adolescentes tengan problemas serios (Papalia, 2001). Si bien los conflictos que se ocasionan entre padres e hijos, por lo regular son por el bienestar de estos últimos y su inserción adecuada en la sociedad adulta, a menudo los padres puede ser que de forma no deliberada retrasan este acontecimiento por no querer perder a sus hijos. Por lo que Stone (1995: 262-263,) habla de este periodo así: “Suele decirse que un joven está preparado para entrar en la edad adulta unos dos años después de lo que el mismo pretende, y unos dos años antes de lo que están dispuestos a admitir sus padres”. Esta renuencia o miedo que tienen los padres a dejar que su hijo crezca y se vayan de su lado, parece tener diversas fuentes, de las cuales Stone (1995) habla de las principales y más comunes, las cuales son: 29 Los padres conocen demasiado bien las debilidades e insuficiencias de sus hijos, por lo que son excesivamente conscientes de los peligros que les espera en el mundo exterior. El crecimiento del joven puede resultar amenazante para los padres; ya que se puede dar un proceso de identificación inversa de los padres con el hijo, puede reavivar los temores y conflictos no resueltos de su propio pasado como adolescente. La inserción del joven en el mundo adulto, implica el fin de la utilidad de los padres, el cumplimiento de su misión en la vida, y anuncian una vida solitaria así como la pérdida de la autoridad que han tenido durante todos esos años. Otro factor que influye es del número de hijos del que se trata, en el caso del primogénito, les es más difícil porque no saben que esperar. Los padres, como todo el mundo, se resisten al cambio, son reacios a abandonar viejos hábitos y adoptar otros nuevos. Sin embargo, si el joven no está bien preparado para la edad adulta -como debería estarlo-, eso puede deberse a un sabotaje de su autonomía, de manera intermitente y bien intencionado, que los padres han llevado a cabo a lo largo de los años (Melgoza, 2002). De la misma forma que existen cambios en la relación de los jóvenes con sus padres, también ocurren en la relación con sus hermanos, pero siempre en pro de la búsqueda de su identidad. Al igual que con sus padres el tiempo que pasa con sus hermanos disminuye bastante. Buhrmester y Furman (1990, citados en Papalia, 1997) realizaron un estudio con 363 adolescentes, donde concluyeron que cuando los niños crecían, sus relaciones con los hermanos se hacían más igualitarias pero también más distantes. Los jóvenes todavía muestran afecto, intimidad y admiración por sus hermanos, aunque pasan menos tiempo con ellos. Los hermanos mayores tienen menos poder sobre los menores que están en búsqueda de otro modelo o ya lo tienen, por lo que disputan menos con ellos, es menos probable que 30 busquen su compañía y al igual que con los padres no se encuentran muy ligados emocionalmente a ellos. El cambio en las relaciones entre los hermanos mayores y menores es de la misma clase que el cambio experimentado entre los jóvenes y sus padres en busca ser tratados con mayor igualdad, ser más independientes y que se ejerza menos autoridad de las personas mayores sobre las más jóvenes. Sin embargo, todos estos cambios que ocurren en las relaciones entre los hermanos, ya sea para bien o para mal, son diferentes de una familia a otra, lo cual se debe principalmente a tres factores: 1. El lugar que el hijo ocupe en la familia. El hermano o hermana mayor, ahora tiene una posición de autoridad y responsabilidad que no tienen con sus padres o compañeros; pero a medida que los hermanos menores crecen, los mayores deben ceder algo de poder. 2. La diferencia de edad entre los hermanos. Los hermanos que se llevan varios años tienden a ser más afectuosos y a congeniar entre sí, que aquellos cuyas edades están bastante cercanas. 3. El género. Los hermanos del mismo género con frecuencia desarrollan vínculos más estrechos, porque comparten más cosas que los de diferente sexo (Hoffman, 1996). Todas las desavenencias que el joven tiene con sus padres y hermanos, tienen como consecuencias que las relaciones del joven con su familia sean más conscientes y distantes, será entonces cuando la realidad social aparecerá ante el joven y se dará cuenta que es inminente su interacción con ella (Pepin, 1975). Esta apreciación de su familia, progresivamente más equilibrada, hace que el joven vea su propio valor y el de aquellas personas que le rodean, lo que ocasiona en muchos jóvenes un 31 cambio en sus sentimientos y en las relaciones que ahora en adelante entablará con su primer núcleo social. En este cambio de los sentimientos y relaciones con las personas que le rodean contribuyen al desarrollo de la reflexión y el juicio que les permite ver a dichas personas con más perspectiva y desapego, desprendiéndose afectivamente de lo que antes podía irritarles y herirles profundamente. Entonces surgirá, una cierta serenidad, mezclada a veces con resignación o concesiones indulgentes, les hace aceptar a los otros y a sí mismo como seres no perfectos, -lo cual no le es fácil- con sus defectos a los que es necesario acomodarse y poder así vivir con ellos (Moraleda, 1999). A medida de que el joven va desarrollando su identidad, inevitablemente se separa de la familia, y a pesar de que pasa mucho tiempo solo, también pasa mucho tiempo con sus amigos cercanos y con las personas con quien mantiene relaciones amorosas; y de estas relaciones hablaremos a continuación. 1.2.2. Relaciones con los pares A medida que el joven empieza a separarse de su familia, necesita acercarse más a sus amigos quienes son una creciente fuente de apoyo emocional durante todos los cambios que experimenta en camino a su inserción del mundo de los adultos; pero no sólo interactuará con sus amigos, sino también deberá aprender a convivir con sus demás pares, es decir con todos los demás jóvenes, lo cual puede llegar a ser difícil para él (Papalia, 2005). El joven tiene la necesidad de pertenecer a un grupo; por ello, los compañeros de clase, vecinos y todos los jóvenes de su edad, se vuelven tan importantes para ellos, compartiendo 32 con ellos actividades en común, así como sus experiencias con los cambios físicos y psicológicos (Ituarte, 1997). Este nuevo grupo con el que se desarrolla, ya no es como el de los niños de edad intermedia, como una sociedad infantil; sino como un nuevo tipo de sociedad adulta, es como experimentar con la sociedad adulta a la que tendrá que enfrentarse en un futuro no muy lejano. (Stone, 1995) Zazzo (citado en Pepin, pág. 107, 1975) se expresa así del tipo de amistad que se busca en este periodo: ―El amigo buscado ya noes el compañero de juegos de la infancia, ni el compañero de edad ya más madura: es ante todo el «espejo» en el cual uno se reconoce, un espejo que tiene a fijar su propia realidad. Es también el compañero, mensajero del mundo exterior, pero del que no se teme la mirada, puesto que forma un bloque con nosotros contra los otros. Deseado porque es parecido y porque es diferente, es el medio de definirse mejor y conocerse mejor.‖ La búsqueda del compañero al que Zazzo se refiere es aquel en que el joven puede ver sus igualdades con las personas de su misma edad, los cambios fisiológicos por lo que está pasando, la redefinición de sus valores, el distanciamiento con su familia y la búsqueda de identidad; pero al mismo tiempo también pude ver en él las diferencias que lo hacen único, las cuales le servían para definir su identidad. El joven busca a otros para mostrar lo que ha avanzado en esta etapa sin temor a las burlas de los adultos; teniendo ese «espejo» donde puede ver quién es él en contraste con los demás y que tanto le falta por avanzar, para por fin poder entrar en esa sociedad que lo atemoriza tanto. Además de que el grupo de compañeros es una fuente de afecto, simpatía y compresión; es también un lugar para experimentar y un punto de apoyo para lograr la autonomía e independizarse de los padres. También son la base para establecer relaciones estrechas, que son la base para la intimidad adulta (Coleman, 1989). 33 Para entablar estas relaciones, el adolescente entra a veces en conflicto con la familia, pues es una de las libertades más demandadas, sin embargo siente que el afecto de la familia es él más seguro y lo manifiesta como original y fundamental sin ni siquiera reflexionar sobre ese afecto (Pepin, 1975). Como ya mencionamos el joven pasa cada vez menos tiempo en su hogar y en comunicación con su familia; tal vez hasta haga sus tareas escolares en casa de un amigo o se quede más tiempo en la escuela, o en algún lugar donde pueda fumar o charlar con sus amigos. Para muchos adolescentes el estar en la escuela es el precio que tienen que pagar por estar fuera de casa y pasar un rato con sus compañeros; sin embargo, el estar en la escuela también le puede causar angustia, ya que en ella es donde se forman los principales grupos y necesita pertenecer a uno de ellos (Ituarte, 1997). El joven quiere ser popular, y tiende a cortejar a las figuras más importantes, se está volviendo más selectivo en diversos aspectos. En la mayoría de las escuelas se cuenta con un alumnado más o menos variado lo que permite que se manifieste una estratificación social. La principal división social es la que se da entre diversos «círculos», que son los grandes grupos entre los que se distribuyen los estudiantes. Estos círculos pueden formarse respecto a su orientación hacia el futuro, en la extracción social, en el origen étnico, en los tipos de personalidad o en una combinación de esos factores. Los círculos se forman espontáneamente y no por decreto; pero lo importante es que son psicológicamente reales y los adolescentes saben a qué círculo pertenecen ellos y los demás. Sin embargo, los miembros de un círculo pueden no tener otra cosa en común que el haber sido rechazados por todos los otros, de modo que estos parias se unen formando un grupo marginado. 34 Técnicamente aunque el individuo esté clasificado para pertenecer a diversos círculos, se le ubica en el círculo que parece más adecuado y generalmente éste acepta su ubicación. Sin embargo dentro de cualquier círculo pueden formarse grupos de amigos bastante exclusivos («barras» o «camarillas»), habitualmente sobre la base de gustos, intereses y estilos comunes (Stone, 1995). Los grupos de pares dominan el mundo social del joven y constituyen la fuerza social más importante en su vida. Ya se mencionaron los círculos, pero existen otros grupos o subgrupo que afectan su socialización de manera diferente dependiendo como se adapte a ellos y a cuales pertenezca. Comenzaremos por el agrupamiento social más pequeño en esta etapa, este es la camaradería, los camaradas son compañeros y confidentes inseparables; prácticamente representa al hermano ideal del joven, con pocas de las rivalidades y amenazas que representaría un hermano real. A menudo son personas que se conocieron en la infancia y descubrieron que tienen intereses mutuos y por lo general se imitan entre sí en lo que concierne a gustos, vestimenta, sentimientos, etc. Es probable que estas sean las razones por las que esta sea la relación más duradera. En general el joven sólo tiene dos o tres camaradas, los cuales pertenecen a su mismo sexo. Sin embargo el adolescente que no tiene un camarada quizás esté en desventaja para aprender a realizar buenas relaciones sociales. Tal vez la peor consecuencia de la falta de un confidente sea que ello lo priva de la ocasión de pertenecer a una camarilla (Aguirre, 1996). Las camarillas son pequeños conjuntos exclusivos compuestos de varios grupos de camaradas, lo que los lleva a los miembros de una camarilla a pensar y actuar de manera semejante es un sentimiento de ―nosotros‖. La adherencia emocional de sus integrantes se expresa de dos maneras: 35 1. Entre sus miembros. Se despiertan fuertes sentimientos de amistad y de responsabilidad que se manifiesta prestando auxilio en los momentos de necesidad del grupo. 2. Con otros grupos. Se excede en la exclusividad y preferencia por los valores de la camarilla, incluso por encima de los de las familias de sus miembros. Las camarillas, al principio se constituyen como grupos unisexuales, aunque más tarde, con el interés que despiertan las citas, los miembros de ambos sexos combinan sus respectivas camarillas. Las actividades que realizan son principalmente sociales y ocupa todo el tiempo de los miembros tanto dentro como fuera de la escuela. Este grupo ejerce una poderosa influencia sobre las actitudes, los pensamientos, y la conducta de cada miembro; esta influencia tiene ventajas y desventajas en lo que concierne a la socialización y las habilidades que se pueden desarrollar, estas se enumeran en la tabla 1.5. (Castillo, 1991). Otro grupo que encontramos en la asociación de los adolescentes son las barras, estos son grupos más numerosos, por lo general se componen de varias camarillas unidas por intereses y valores similares; se reúnen para dedicarse a actividades específicas, y no debido a una atracción mutua. Las ventajas para la vida social de pertenecer a una barra son tan numerosas que todo joven debería en algún momento ser integrante de alguna. Algunas de estas ventajas son: Proporciona un sentimiento de seguridad, en especial cuando las relaciones en el hogar son insatisfactorias. Da la experiencia de mantenimiento de buenas relaciones con diferentes clases de personas y con miembros de ambos sexos. 36 Ayuda a comprender a personas cuyos antecedentes y experiencias hogareñas son diferentes. Ofrecen la oportunidad de adquirir aptitudes sociales y experiencias para conducir al noviazgo. Brinda el aprender a formarse una opinión rápida y precisa de los demás. Los valores establecidos por la barra estimulan el desarrollo de la lealtad. INFLUENCIA DE LAS CAMARILLAS SOBRE LA SOCIALIZACIÓN Ventajas Desventajas Ser miembro de una camarilla y tener prestigio ante los demás genera un sentimiento de seguridad y de importancia personal. En la camarilla se puede dar rienda suelta a la corriente emocional expresando libremente sus temores, preocupaciones y disgustos. Establece normas y pautas de conducta, las cuales los motivan para conducirse de un modo socialmente maduro. El sentimiento de seguridad proveniente de la aceptación de sus pares lollevan a independizarse de padres y profesores. Ayuda que el adolescente realice la adaptación en el tránsito por esta etapa. Alienta a la discriminación contra el individuo que no pertenece a ella. Desde el momento que alienta la conformidad del integrante, ahoga la individualidad. Estimula la envidia de los miembros cuyas familias no les proporcionan lo que otros tienen. La lealtad a la camarilla y a sus valores, aumenta con frecuencia la tensión entre el adolescente y sus padres. Rebaja la moral de los que no son miembros de la camarilla. Son unidades herméticamente estructuradas que los recién llegados no ven manera de pertenecer a ellas. Privan de la oportunidad de aprender a adaptarse a otros individuos. Tabla 1.5. Influencia de las camarillas sobre la socialización. Ventajas y desventajas de las camarillas en la socialización. Sin embargo, las barras presentan ciertos inconvenientes por el hecho de que pueden hacer más difícil la transición hacia la socialización adulta. (Hurlock, 1999) Por ejemplo: 37 Ser integrante de una barra es tan satisfactorio que alienta a que se desatiendan las responsabilidades en el hogar y en la escuela. El carácter exclusivo de la barra estimula a la presunción, la arrogancia e incluso la fanfarronería. Hace que quienes no son miembros se sientan solitarios y despreciados. Los valores imperantes en las barras, promueven fricciones con los padres en lo que concierne a los gastos, las reglas y los privilegios. Existen otros grupos los cuales son creados por las escuelas, las iglesias y la comunidad; a esto se les conoce como grupos formalmente organizados. La principal finalidad de estos grupos es proporcionarles actividades sociales a los jóvenes, en particular para los que no son miembros de camarillas ni de barras. Los participantes no son elegidos por sus pares, pero se congregan debido a intereses comunes. En general estos grupos pueden dividirse en tres categorías: grupos de intereses especiales, que se dedican a una sola actividad (futbol, teatro, etc.); clubes, cuyos programas comprende muchas clases de actividades; y grupos reunidos con un objetivo, que se consagran a una intensión idealista o altruista (Malmierca, 2008). Ahora bien, si el joven no se puede integrar a ninguno de los grupos antes mencionados, entonces es probable que se integre a una pandilla –que según Erikson es una desviación-, en ellas encuentran el compañerismo y el sentimiento de seguridad e integración que necesitas. Estas pandillas de adolescentes se caracterizan por: a) Están compuestas de individuos despreciados o rechazados por camarillas o barras. b) Con frecuencia participan personas de ambos sexos. 38 c) Predomina en sus actividades el tono perturbador a manera de venganza por la repulsa de sus pares. ―Los miembros de la pandilla están más unidos entre sí por sus propias incapacidades compartidas que por sus objetivos mutuos (…) insatisfechos, excluidos, sacan el mejor partido posible de una situación infeliz, y son «atraídos» hacia al grapo (…) El miembro de la pandilla es arrojado al grupo. Está frustrado, inseguro y atrapado en su ambiente. No se divierte mucho, aunque aprovecha las oportunidades de diversión que se le presentan‖ (Klem, citado en Hurlock, pág. 129, 1999) Según estas condiciones, se llenan algunos de los requisitos esenciales de la socialización, como el recibir ciertas satisfacciones de la integración y la conducta social con miembros de la pandilla. Sin embargo, quienes integran este tipo de grupo no llenan dos criterios esenciales para convertirse en una persona social: 1. La adquisición de conductas sociales que llevan a la conducta aprobada en el grupo social más grande. 2. El aprendizaje de la conducta funcional adecuada. En general, aunque la pandilla sea un grupo alterno para los jóvenes rechazados, este no le da todas las herramientas que los otros grupos, generalmente forma más adolescentes con conductas antisociales que con habilidades para socializar, por lo que su comportamiento se considera inadecuado (Ponce, 1953). Las amistades adolescentes van cambiando con los años. Según Douvan y Adelson (1966, citado en Delval, 1996), en un estudio basado en niñas; en la adolescencia temprana (entre 11 y 13 años) las amistades se centran en la actividad, en hacer cosas juntos. En la adolescencia media (14-16 años) lo más importante es la seguridad y la lealtad se convierte en un valor central; en este momento las chicas comienzan a salir con muchachos y necesita alguien en que confiar y a quien pedirle consejo y apoyo. 39 Finalmente en la adolescencia avanzada, a partir de los 17 años aproximadamente, la ansiedad ante la amistad disminuye, las amistades se vuelven más relajadas y seguras, por lo que las jóvenes tienen menos miedo a ser abandonadas o traicionadas. Se valora sobre todo la personalidad de la amiga y la posibilidad de compartir puntos de vista. Como ya se mencionó, en esta etapa se suelen empezar las primeras relaciones amorosas. Los cambios en las relaciones con el otro sexo son muy notables; el interés se desarrolla muy rápidamente lo que está muy ligado a los cambios hormonales y a la influencia social (Deval, 1996). Es estas primeras relaciones que el joven entabla, experimenta diferentes tipos de amor y le dan la base para las relaciones adultas que entablará en un futuro. Sternberg (citado en Huerta, 2001), por medio de un cuestionario que mide el amor de manera general a partir de los tres vértices de un triangulo amoroso, realizó una clasificación del amor. En los vértices de este triángulo se encuentran los componentes básicos del amor: La intimidad: en donde se agolpan los sentimientos de cercanía, de afecto, de proximidad emocional, un cierto sentimiento de unión, de apoyo y de comprensión mutua. Su expresión más común es la confidencialidad, la compañía y la ayuda. La pasión: que significa excitación mental y física, un alto nivel de agitación sexual y corporal. Su expresión siempre busca de una manera u otra algún contacto carnal. El compromiso: que implica una decisión, una voluntad de que permanezca la relación afectiva. Su expresión más típica es el mantenimiento del noviazgo y/o el matrimonio. Estos tres componentes, situados en el triángulo da en total 8 combinaciones distintas como se puede observar en la figura 1.1., cada una de estas composiciones de estos tres elementos da como resultado un tipo distinto de afecto: 40 TRIÁNGULO CON LAS COMBINACIONES DISTINTAS DE AMOR Figura 1.1. Triángulo con las combinaciones distintas de amor. Son 8 combinaciones distintas del amor representadas en el triángulo 1. No amor: ninguno de los componentes del amor está presente. Se trata de los momentos más o menos frecuentes, se da comúnmente en personas con tendencias sociofóbicas, en que las relaciones interpersonales que tienen son por casualidad, el trabajo o el poder. 2. Gustar (cariño): sólo intimidad. Sentimientos cálidos, de cercanía a otra persona, sin pasión ni compromiso. 3. El capricho: sólo pasión voluptuosa, deseo voraz y carnal. 4. Amor vacio: sólo compromiso, es el afecto más despegado, altruista, casi religioso. Este tipo de amor también se da cuando con el tiempo se acaba el amor romántico. 5. Amor romántico: intimidad + pasión. Idealización del otro con una fuerte carga sexual, el compromiso es muy pequeño o inexistente. 6. Amor de compañeros: intimidad + compromiso. Un amor sin fuerte deseo carnal, el placer está en el contacto mutuo, en el compartir. 7. Amor fatuo: pasión + compromiso. El amor a primera vista, como el que vemos en las películas hollywoodenses, que terminan como matrimonios rápidos.INTIMIDAD COMPROMISO PASIÓN 1 2 3 4 5 6 7 8 41 8. Amor pleno: utopía que engloban los tres componentes básicos. Siempre prevalecerá un componente sobre los demás pero no habrá ninguno ausente o disminuido. Cuando alguien consigue esta mezcla proporcionada de pasión, compromiso e intimidad genera en los demás envidias e incredulidad. El noviazgo durante la adolescencia es una de las alternativas que tiene el joven para disminuir el proceso de separación-individualización que se presenta en este periodo. El joven lucha por separarse de sus padres y obtener su propia identidad, lo cual abre camino para la relaciones adultas (Melgoza, 2002). Una característica básica en estas relaciones del joven, es la búsqueda incesante, es decir, estar enamorados de una persona y al día siguiente de otra. En esto influye tanto el estilo de vida de los amigos, como las presiones del grupo. Al buscar lo nuevo, los adolescentes experimentan ávidamente con la sexualidad. Los cambios frecuentes de pareja pueden expresar el temor a intimar demasiado con una persona y quedarse atado a ella; puede ser la necesidad de sentir que controlan a los demás, que pueden cambiar de pareja cuando ellos quieran y no cuando el compañero lo decida (Apter, 2004). Lo más frecuente después del enamoramiento es que no se progrese hacia una situación de amor, sino que al desaparecer este sentimiento se mantenga una relación amistosa. Este proceso se trasforma a medida que el individuo madura, pues la estabilidad y proyección del futuro facilitan el paso del enamoramiento al amor, aunque esto no quiere decir que los adolescentes no puedan amar. También ocurre que se enamore de alguien inaccesible, ya sea por inseguridad o timidez, aunque lo viven tan intensamente como un amor real. En otros casos, se da un primer enamoramiento correspondido que implica cierta estabilidad en la relación (Pick y Givaudan, 2004). 42 Pero el enamoramiento y noviazgos entre adolescentes también pueden generar frustraciones, resentimientos y dolor. Dado que el noviazgo tiende a ser fugaz, es frecuente que se experimenten desilusiones ya que su inestabilidad emocional lo hace sumamente vulnerable ante los cambios, quien un día puede parecerle «el príncipe azul» al otro puede ser visto como «un tipo nefasto, odioso y molesto». De igual manera el muchacho puede idealizar a la mujer, pero de manera más carnal y no con tanto sentimiento, él sueña con una «mujer perfecta», que a demás de debe tener un cuerpo como el de las mujeres que salen en las revistas que lee, debe comprenderlo y experimentar la sexualidad con él; y al ver que la mayoría de las chicas de su edad no cuentan con estas cualidades se desilusiona. Además cuando termina el noviazgo se experimentan sentimientos dolorosos que los desequilibra y causa mucho daño. Los sentimientos que pueden aflorar cuando se sufre una ruptura amorosa son: tristeza, soledad, ira y cólera, que llevan a sentimientos de venganza, daños hacia uno mismo o a la otra persona, tomar la determinación de no volver a enamorarse, etcétera. Para muchos adolescentes el fin de la pasión lleva a el fin de la relación; debido a que el enamoramiento es tan intensamente placentero, sienten una gran pérdida cuando se disipa, llegando a crear defensas contra las desilusiones y fracasos en el amor, anteponiendo una barrera emocional que terminan relaciones fugaces y carentes de compromiso; es el típico caso de los jóvenes que pasan de una relación a otra sin tomar en cuenta los sentimientos de la pareja (Aguirre, 1996). Este proceso de conocimiento con el otro sexo es tan importante, que no tener novio puede convertirse en una catástrofe. Cuando esto sucede afecta la autoestima y es la causa de que se salga con el primero o primera que se presente, ya sea para tratar de aminorar los efectos de la «soledad» y frustración o para cubrir apariencias con los amigos, ya que la imagen que proyecta ante sus pares es vital para su desarrollo. 43 Por lo tanto, los adolescentes se enamoran con facilidad, están en la edad más propicia, pero así como se enamoran se desilusionan. Al hacerlo varias veces experimentan el deseo en distintas formas y con diferente trascendencia, a la vez que les da la oportunidad de conocer diversas experiencias afectivas. Todas estas relaciones, desde las camarillas y las barras hasta el noviazgo, les proporcionan conocimiento de sí mismo, como se desarrollan con los demás a si como el comportamiento y actitudes de los otros, lo que constituye una experiencia invaluable para su futura conducta afectiva (Santrock, 2004). Todos estos cambios sociales, llevan a que el joven cambie sus intereses, así como las actividades que realiza para poder interactuar con su grupo o tratar de unirse a uno. Como ya mencionamos esta etapa es de experimentación y el explorar nuevas actividades es atractivo para el joven y de ello hablaremos a continuación. 1.2.2.1 Intereses y actividades Los jóvenes a medida que van reconociéndose a sí mismos y al mundo exterior, además se dan todas las interacciones antes mencionadas con sus semejantes, se van dando cuenta de que hay muchas actividades en las que pueden incursionar, mismas que le pueden ayudar a interactuar con sus semejantes. Aunque son muchas las opciones en las actividades, por lo general el joven se decide por un pequeño grupo de ellas; esto se debe a diversos factores que influyen en que los jóvenes prefieran ciertas actividades sobre otras, de los cuales mencionaremos los más sobresalientes a continuación: Intereses personales: la mayoría de los jóvenes ya han descubierto las actividades que son de su interés y las que les aburre y en mayor medida las eligen con respecto a su 44 personalidad. Por ejemplo, un joven introvertido preferirá actividades las cuales pueda realizar solo o con un grupo muy reducido de amigos íntimos; a diferencia de alguien extrovertido quien buscará actividades en las cuales pueda relacionarse con las personas. Desarrollo físico: las actividades que realizan los jóvenes están más determinadas por la edad física que por la cronológica; un joven con el físico poco desarrollado, le atraerá poco los deportes a diferencia de aquellos cuyo cuerpo les permite un buen rendir deportivo. Inteligencia: los jóvenes intelectualmente brillantes participan en mayor variedad y cantidad de actividades recreativas que por lo general son pasatiempos solitarios y están más capacitados para hallar satisfacción con sus propios recursos. Es común que las lecturas y los programas de radio y televisión preferidos por los adolescentes inteligentes sean similares a los que interesan a personas bastante mayores que ellos. Sexo: las diferencias entre las actividades que realizan hombres y mujeres, radica principalmente en las influencias culturales que en factores innatos. Por ejemplo, un muchacho podría preferir actividades como el dibujo, la pintura o la danza; pero como se consideran «femeninos», decide emplear su tiempo en actividades que consideran apropiadas para varones, como los deportes o la lectura de revistas con temas deportivos y científicos. Ambiente: el ambiente que rodea al adolescente, puede influir de dos maneras; primero, la cantidad y edad de las personas que le rodean, las condiciones climáticas, si hay o no instalaciones para actividades que lo requiere. Y en segundo lugar las presiones culturales, por ejemplo si el joven vive cerca de una costa, puede ser visto como raro si no le interesa la pesca o la natación. 45 Status socioeconómico de la familia: este factor se ve más marcado cuando el joven quiere practicar alguna actividad que requiera equipo o alguna cuota que la familia no pueda costear. Algunos deportes pueden ser
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