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Universidad Nacional Autónoma de México Facultad de Estudios Superiores Iztacala 6 UNAM IZTACALA EXPECTATIVAS Y CARACTERÍSTICAS DE GÉNERO EN LA VIDA DE PAREJA ACTIVIDAD DE INVESTIGACIÓN-REPORTE QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE L I C E N C I A D A E N P S I C O L O G Í A P R E S E N T A ( N ) VI RI D I AN A L I ZBE TH R EYES D I AZ Directora: Lic. Adriana Garrido Garduño Dictaminadores: Lic. Adriana Guadalupe Reyes Luna Dra. Laura Evelia Torres Velázquez Los Reyes Iztacala, Edo. de México 2010 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). 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Gracias por aceptarme en su vida y amarme como su hija. Cada palabra que me han dicho la he tomado en cuenta y me ha servido muchísimo, gracias a ello, hoy puedo terminar esta Tesis. GRACIAS POR ESTAR CONMIGO EN TODO MOMENTO. LAS AMO. Hermana Yamel: Gracias por ser mi hermanita mayor y compartir conmigo momentos felices, escucharme y estar conmigo. Sabes que gracias a ti, estudié Psicología, ahora las dos somos Psicólogas! Hermana Fabi: Eres mi hermanita pequeña, te agradezco escucharme y darme tú amor. LAS AMO, GRACIAS POR ESTAR EN MI VIDA. Tía Paquita y Vero: les agradezco mucho sus consejos que me ayudaron para seguir adelante y poder terminar esta carrera. Siempre creyeron en mí, y me alentaron para no caer. Gracias por hacerme ver que podía alcanzar mis sueños y ahora uno de ellos se cumple. LAS QUIERO MUCHO A mi familia tan extensa que tengo, entre ellos tías y primos: mi sobrino Orlando, Tía Cuca, Lineth, Brenda, Montse, Tía Chata, Víctor, Mari, Joselyn, Victor Jr, Said, Nancy, Iván, Lance, A todos ustedes porque han compartido momentos maravillosos conmigo, por su compañía y amor que me han dado, Gracias por ser parte de mi familia! Los Quiero Mucho!!! Gracias Profra. Adriana Garrido: La sabiduría que tiene es muy grande, GRACIAS por haberla compartido conmigo. Le agradezco también la paciencia, dedicación y tiempo que me brindó en cada momento. Gracias por su comprensión y por haberme ayudado a concluir esta Tesis, que como usted sabe me costó mucho, pero logramos terminarla. Profra. Adriana Reyes: Le agradezco su tiempo, dedicación, comprensión, para que pudiera completar esta tesis, puesto que sin su sabiduría y ayuda no hubiera sido posible completar con satisfacción este trabajo. AMIGAS: Mony, Edith, Marly, Gaby, Helena GRACIAS por haber compartido conmigo tantos preciosos momentos tan divertidos. Gracias por todas las veces que me han regañado, no saben cuanto bien me han hecho esos regaños, Gracias por que siempre que las necesite estuvieron para escucharme, ayudarme y consolarme. Son las mejores amigas del mundo. En especial quiero agradecerle a Mony y Marly, porque Gracias a ellas realicé este trabajo. Mony muchisimas Gracias por compartir tú Sabiduría, por haberme ayudado y apoyado en todo momento. Marly Gracias por haber sido mi compañera de Tesis, fue muy bonito haber trabajado contigo, porque eres genial. CHICAS LAS ADORO A TODAS!!!! Gracias por aceptar ser mis mejores amigas y brindarme su incondicional amistad. Ale: Gracias por haber llegado a mi Vida y por compartir conmigo las alegrías y tristezas que me ha traído la vida. Gracias porque descubrí contigo la ternura y niña que llevo dentro. Gracias por ser una parte muy importante de mi vida. TE AMO Y finalmente Gracias a todas las personas que se han ido, pero sé que están conmigo en todo momento: abuelitos, Primos, Allisson. Su presencia en este mundo me llenó de alegría y me enseñaron a valorar a cada una de las personas que mencioné. CONTENIDO Pág. Resumen I. INTRODUCCIÓN 1 CAPÍTULO 1. EVOLUCIÓN DE LA PAREJA 3 1.1 Antecedentes de la pareja 3 1.2 Definición de pareja 10 1.3 Etapas de la Pareja 12 1.3.1 Noviazgo 13 1.3.2 Matrimonio 14 1.3.3 Familia 18 CAPÍTULO 2. IDENTIDAD Y ROLES DE GÉNERO 22 2.1 Teoría del género 23 2.2 Asignación y Formación en la identidad de género 24 2.2.1 Feminidad 26 2.2.2 Masculinidad 28 2.3 Definición de Rol de Género 29 2.4 Roles de género en la vida de pareja 30 2.4.1 Roles Masculinos 32 2.4.2 Roles Femeninos 33 CAPÍTULO 3. COMUNICACIÓN Y EXPECTATIVAS 36 3.1 La comunicación en la Pareja 36 3.2 Expectativas en la relación de pareja 40 II. DESCRIPCIÓN DE LA INVESTIGACIÓN 47 A. Planteamiento del Problema 47 B. Método 49 III. ANÁLISIS DE RESULTADOS 51 IV. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES 76 V. REFERENCIAS 81 VI. ANEXOS 86 RESUMEN En la relación de pareja el mecanismo de idealización juega un papel muy importante, ya que es aquí en donde las expectativas iniciales contienen la idea de ser “absolutamente el uno para el otro”. Durante este período se pretende recalcar las características positivas que fungen como pilares de la elección haciendo de lado todo aspecto negativo que pudiera poner en riesgo la conservación del vínculo afectivo. De acuerdo con el tema de género, los conceptos de masculinidad y feminidad, determinan el comportamiento, las funciones, las oportunidades, la valoración y las relaciones entre mujeres y hombres. Es decir, el género responde a construcciones socioculturales susceptibles de modificarse dado que han sido aprendidas Respecto a los temas de expectativas, pareja y género, se basó la presente investigación teniendo como objetivo identificar, describir y comparar las expectativas que se tienen de acuerdo al género de cada miembro de la pareja. Se utilizó un cuestionario sobre la dinámica familiar, retomando su apartado de crianza, para parejas con hijos y sin hijos, realizado por Torres, Ortega, Garrido y Reyes (2007). Los resultados obtenidos mostraron que existen diferencias de acuerdo al género de cada miembro de la pareja en sus expectativas hacia las labores que se deben realizar en el hogar y en sus expectativas de acuerdo al rol de género de sus hijos. La mujer se sigue encargando de todas las labores domésticas y el hombre sólo ayuda en algunas, es decir, la responsabilidad sigue siendo de la mujer, aunque ella se encuentre también en un ambiente laboral, sus actividades del hogar aún son las mismas. 1. INTRODUCCIÓNEl estudio de la relación de pareja tiene gran importancia, ya que es en ésta donde se producen las relaciones diádicas entre sus miembros, donde compartirán las personalidades por espacios y tiempos indeterminados. Hombres y mujeres buscan esa persona ideal, es decir, ese príncipe ó princesa que los hará felices por el resto de sus días. Todos vivimos contemplando con esto “el sueño ideal” de la realización amorosa en una relación de pareja. Erich Fromm (1992) dice que independientemente de su origen o de su esencia, la pareja es la unión con otra persona, es la necesidad más profunda y el deseo más poderoso que abrigan los seres humanos. Así, lo que hace diferente a una relación de pareja de otras relaciones es que cada miembro desarrolla ciertas expectativas con respecto al otro. También existen expectativas de acuerdo a las actividades que cada miembro debe realizar, además de expectativas relacionadas con los hijos y las actividades de ellos de acuerdo a su género. Por lo tanto esta investigación tuvo como objetivo identificar, describir y comparar las expectativas que se tienen de acuerdo al género de cada miembro de la pareja. Para llevar a cabo esta investigación se hizo una revisión teórica, y en el primer capítulo se abordará la evolución de la pareja comenzando con sus antecedentes, definición y etapas en las que se desarrolla ésta (definiendo cada una de ellas). En el segundo capítulo se describe lo que es género, la formación de éste en la sociedad y los roles que debe desempeñar una mujer y un hombre en su vida de pareja. En el tercer capítulo se explica la importancia de la comunicación y las expectativas que existen dentro de una relación de pareja. Seguidamente se presenta el método con el cual se trabajó en esta investigación; en el que participaron 80 parejas quienes tienen más de un año viviendo juntos. Finalmente se presentan los resultados y conclusiones que se obtuvieron. CAPÍTULO 1. EVOLUCIÓN DE LA PAREJA Para comenzar este apartado se presentarán a continuación los antecedentes históricos de la relación en pareja, con lo que se podrá ver, que las relaciones de pareja de la antigüedad eran de pertenencia, debido a que al hombre le pertenecía la mujer ya que tenía el poder de decidir lo que ella debía hacer y lo que no; además de que no existía el amor verdadero como lo veremos más adelante; por consiguiente se habla de que hombres y mujeres no tenían los mismos derechos ni obligaciones, puesto que el poder ante todo lo tenía el hombre. Así, de acuerdo con Rage (2002) se describirán las principales culturas antiguas para poder analizar la influencia que tuvieron en la cultura occidental. 1.1 ANTECEDENTES DE LA PAREJA Grecia. La civilización griega tenía en gran estima la belleza corpórea y la excelencia intelectual. En Grecia la atención se centraba en el varón, sin embargo, la mujer ocupaba un puesto alto en la civilización griega. Había dos clases de mujeres: la esposa-madre y la cortesana (ambas muy respetadas en su ámbito). Su expresión religiosa se centraba en el culto a Hermafrodito en Chipre, Dios barbudo, con órganos sexuales viriles, pero vestido de mujer. El matrimonio griego era monogámico y se realizaba después de un breve noviazgo. Además se esperaba fidelidad de la mujer y el esposo podía divorciarse por varias causas como el adulterio, incompatibilidad de caracteres y esterilidad. Por otra parte el ideal de belleza griego era masculino, el cuerpo humano desnudo se convirtió en norma de todo arte plástico. Grecia tuvo una vida erótica rica, variada y refinada. Existía la ausencia de represión sexual. Roma. Las diferencias entre Grecia y Roma fueron muy grandes. Aunque Roma conquistó a Grecia por las armas, ésta conquistó a Roma culturalmente, pero Roma siguió su camino en la línea del matrimonio. Así, el matrimonio Romano era Monógamo, y exigía fidelidad de parte de la mujer, el adulterio de la mujer era castigado severamente. El hombre tenía mucha más libertad, ya que tanto el soltero como el casado podían tener vida sexual propia, la única limitación que tenían era no seducir a la mujer de otro. China. La organización de la familia en China era monogámica, pero practicaban también la poligamia. Las mujeres estaban muy devaluadas, los padres vendían a sus hijas al mejor precio por medio de los intermediarios. La venta se hacía cinco o seis años antes del matrimonio para no tener que alimentar una boca más, y la novia se iba a vivir con los futuros suegros. La suegra era despiadada con la nuera. La mujer tenía que trabajar fuertemente con su marido, y le debía absoluta sumisión a los suegros. Si se rebelaba era castigada con dureza y en ocasiones condenada a muerte. Cuando una hija no se casaba era dedicada a la prostitución. Después de la revolución China del siglo XX hubo un cambio profundo en las costumbres familiares. Se implantó la igualdad entre el hombre y la mujer. Así en la actualidad está descartado el erotismo puro y es rechazada la noción de mujer-objeto. Muchas de las costumbres como el matrimonio precoz, sumisión absoluta a la familia y otras más han sido derogadas. Todas estas reformas suponen: igualdad de derechos, seriedad en el compromiso y solidez en los vínculos conyugales. La tradición familiar fue sustituida por la entrega a la causa, factor que crea una comunidad entre los esposos. India. En la India se presentaron problemas debido a la división tan marcada de las castas y religiones. No existió la dicotomía entre sexo y religión. No les preocupaban las relaciones sexuales prematrimoniales, pero debían ser dentro de la tribu, sino eran castigados. Uno de los valores más importantes era la descendencia. Por otro lado, en la India actual los padres pueden casar a dos niños antes de la pubertad, incluso sin conocerse. En la clase alta el matrimonio es monógamo, sólo cuando la mujer es estéril o no ha podido tener un hijo se le permite al hombre otra mujer. Pero poco a poco se ha empezado un proceso de revaluación en la mujer, puesto que ya no se le considera como una fábrica de tener hijos. Japón. Debido a que este país vivió muchos siglos aislado, conservó sus tradiciones ancestrales hasta después de la segunda guerra mundial. Y en la actualidad se ha desarrollado grandemente, puesto que ha tomado muchos elementos del occidente, pero se da una conjugación de tradición y modernismo. En la relación hombre-mujer los derechos son idénticos en teoría, pero en la práctica predominan las costumbres antiguas. La familia es monogámica pero la mujer permanece sometida al jefe de la familia, que no es necesariamente el esposo. El divorcio está legalmente aceptado, pero la mujer no se atreve a pedirlo. Se suele usar el repudio de la mujer, especialmente por los suegros, que se angustian por no tener nietos. Los kimonos son símbolo de las costumbres tradicionales, indican que la mujer se comportará como lo hizo su madre. Generalmente la mujer guarda silencio cuando habla su marido y en la provincia las mujeres caminan detrás de sus esposos. Países Árabes. Estos países por su situación geográfica, han recibido muchas influencias culturales, y la mayor influencia fue la de Mahoma; con él se empezó a perfilar una nueva cultura que fue la Islámica, ésta dejó su influencia a través del Corán que era su libro sagrado. El Corán dice que los hombres son superiores a las mujeres porque así lo ha dicho Alá. En algunos países Árabes aún se considera a la mujer como objeto de placer y la que trae a los hijos al mundo. Su virginidad es muy importante y por eso se le encierra desde su infancia, la mujer siempre permanecerá bajo el dominio del hombre. En la inmensa mayoría los padres deciden el matrimonio de las hijas y es frecuente que la mujer conozcaal que va a ser su marido hasta el momento de la boda, después de haber pagado por ella. Por otro lado, la poligamia está legalmente aceptada en muchos países árabes. El Corán permite cuatro mujeres legítimas y un número ilimitado de concubinas. La mujer es dueña absoluta dentro de sus paredes, pero no fuera de ellas, los hijos no le pertenecen. Y aunque ha habido algunos intentos de liberación de la mujer, en la realidad se ha logrado poco, especialmente dentro del islamismo. Y dentro de la religión cristiana predominan los valores del Evangelio y en este sentido son más europeos. Estas fueron las historias de algunas culturas en donde ha existido una evolución de la relación del hombre y la mujer. Y cómo se puede observar, el amor en el mundo antiguo griego estaba muy unido a la familia, sin embargo, la familia griega estaba fundada en la desigualdad de los sexos. Al casarse, la mujer abandonaba la casa de su padre, para sacrificarse a su esposo. Por tanto, la pareja no tenía como objetivo la felicidad, sino la procreación y más concretamente la de los varones. Así este criterio pasó al Cristianismo al hablar de que la pareja tenía como fin primario la procreación y educación de los hijos, y sólo como secundario la mutua ayuda (felicidad de la pareja). El valor de la mujer era sólo si podía ser madre, por eso la mujer estéril era repudiada. Con la llegada del Cristianismo a Grecia se reformaron muchos de los conceptos. El deber, la familia y la patria dejaron de confundirse, y las relaciones humanas se convirtieron en un trato de persona a persona. Dentro del Cristianismo la mujer logró iguales derechos que el hombre, al menos en teoría, ya no se le consideró como un ser de naturaleza inferior. Existen elementos importantes en la tradición Judeocristiana, en donde según Rage (2002) en el relato más antiguo, el “Yavista” aparecen diversos aspectos en la relación hombre-mujer: - La necesidad de la “relación interpersonal” en el hombre. Donde existe la idea de que el hombre no está llamado a vivir en soledad, sino en diálogo de amor interpersonal. - Este diálogo de amor supone “igualdad”. El hombre tiene que amar a otro semejante a él, que le convenga y complete, para que se pueda dar este diálogo amoroso. Por eso la mujer es de la misma naturaleza y dignidad que el hombre. - La integración de la pareja, que dice que la mujer es formada de una costilla de Adán, para dar a entender la necesidad de la complementariedad y totalidad del ser. - El diálogo de amor busca la unión y se realiza en la unidad, como se desprende del mandato: dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y vendrán a ser los dos una sola carne. Lo que hace que aparezca el matrimonio monogámico como situación perfecta del matrimonio conyugal. Así vemos, que las relaciones hombre-mujer han cambiado y este cambio no solo es en el matrimonio sino en todas las funciones. Casado (1991), menciona que existe un elemento básico que es la complementariedad, consecuencia de la división sexual del trabajo. Está desde la Era Paleolítica dónde se atribuía la caza al hombre y la recolección y el cuidado de los hijos a la mujer, esto produjo una dependencia mutua entre ambos, debida a la obtención de recursos distintos; esto hace claro la existencia de dos poderes: físico en el hombre y procreador en la mujer. En la Era del Neolítico sigue la complementariedad, aunque el mayor peso de la agricultura en detrimento de la caza, en el caso de los varones y revaloriza el papel de la mujer; en este período corresponde la proliferación de diosas-madres y la trascendencia que parece tenía la fertilidad mujer-tierra en la vida social. A partir del Neolítico Medio hace su aparición un nuevo fenómeno: la guerra y con ello el guerrero, papel que asume el hombre recobrando un predominio que no tenía desde los tiempos de la caza. En los últimos 3,000 – 4,000 años se acentúo el proceso de asimetría en la complementariedad que origina la aparición de un patriarcado que define las relaciones entre los hombres y las mujeres, especialmente desde la democracia ateniense hasta la Revolución Francesa. Aparece la idea del dios (masculino) todopoderoso que no se vio ensombrecido hasta la propuesta cristiana de la Virgen María, el hombre encarnó el bien, la mujer el mal; se establecen relaciones de poder basadas en la actividad masculina y la pasividad femenina. La institución matrimonial juegue un papel de primer orden. La mujer depende de su padre hasta que éste la cede al marido; las mujeres no tienen sólo un valor económico para los hombres que las intercambian, sino que constituyen un valor de paz y alianzas. Por tanto, el matrimonio era un acuerdo obligado por motivos ajenos a la pareja y que se establecía entre dos personas desconocidas. A partir del Siglo XII esto cambia ya que aparece la Iglesia como figura reguladora, la cual consideraba que el matrimonio se debía basar en el acuerdo mutuo, en contra de lo que practicaba la sociedad laica, que consideraba esencial el consentimiento de los padres. Se produce un enfrentamiento entre las costumbres civiles y la iglesia, ó entre la instrumentalización del matrimonio y la voluntariedad. Siguiendo con la evolución de la pareja, Satir (1991), nos explica que en el año 1900 existían dos mundos distintos: uno era de hombres y el otro de mujeres. El mundo masculino se consideraba superior y fuera del alcance de las mujeres, era un mundo de competencia, resistencia física, proezas sexuales, hambre intelectual, dominio, dureza, poder, fortaleza y protección de los débiles. Para cumplir con esta imagen, los hombres tenían que suprimir sus emociones y exagerar su capacidad intelectual y física. El mundo femenino era de corrección, suavidad, dulzura, maternidad, atención de los niños, servicio a los maridos y buenas cocineras y amas de casa. La mujer reprimía su aspecto intelectual para tener posibilidades de casarse, debido a que la sociedad sostenía que los hombres no querían unirse a mujeres intelectuales. También las mujeres debían permanecer vírgenes hasta el matrimonio, y los hombres no eran considerados como tales si no adquirían experiencia sexual antes del matrimonio. La mujer aceptable de 1900 debía salir de la casa de sus padres para entrar en el lecho del marido, tenía que aceptar el hecho de que su esposo se haría cargo de la familia, que sería la autoridad suprema. Por tanto se puede decir que, en 1900, los hombres estaban en situación dominante, las mujeres eran serviles, dependientes y tratadas como inferiores. La relación más común era de dominación y sometimiento. Aunque las mujeres eran la esencia misma de la familia, este papel se consideraba inferior al de los hombres, porque se creía que el trabajo fuera del hogar era más importante que el que se hacía dentro del hogar. Por su parte, Caratozzolo (2002) nos explica que el padre era el encargado de velar por la buena conducta de los miembros del grupo familiar (mujeres y niños) y frente a la sociedad era el único responsable de sus actos; de modo que su poder se manifestaba a través del derecho absoluto de juzgar y castigar. También el padre ostentaba el derecho sobre la vida y la muerte del hijo, era dueño de su descendencia y disponía de ella. Los roles estaban claramente definidos: el hombre debía prestar protección a su mujer y la mujer obediencia a su marido. Por tanto, la esposa le debía a éste obediencia y respeto, puesto que era el hombre quien tenía que educarla en su papel de mujer y teniendo en cuenta la fragilidad o debilidad de su físico y de su carácter, le confiaba sólo algunas responsabilidades menores del manejo de la casa; el marido tenía la obligación de corregir a su mujer, y una buena paliza de vez en cuando le recordaba quién era el amo a la vez queeducaba su carácter. La mujer ahora es la “compañera” del hombre que comparte los esfuerzos para sostener el hogar y educar a los hijos. Nos comenta Caratozzolo (2002) que el aparato productivo capitalista incorpora a la mujer al trabajo y que esta verdadera revolución comporta un cambio de actitudes, normas y costumbres. Por lo que si el trabajo va más allá de las puertas del hogar es intercambiable, el trabajo hogareño tiene la misma tendencia. Entonces lavar, planchar, cocinar, hacer las compras, cuidar de los niños, deja de ser una tarea exclusiva de la mujer y comienza a ser una tarea compartida. Aunque no necesariamente por el varón, ya que su inmersión en el hogar ha sido poca, sino por otras mujeres que apoyan en esta labor, como las suegras o las ayudas domésticas. Así, el nuevo papel de la mujer y la participación de la sociedad en la educación y protección de los hijos remueve la estructura conyugal. Antes la división social del trabajo acentuaba la dependencia entre los sexos, estimulando las uniones y su continuidad, lo que en la actualidad, los cambios en los roles femenino y masculino y la creciente autonomía de ambos, acarrean transformaciones profundas en la cualidad de la alianza matrimonial; las más notables son las referentes a la redistribución del poder en la pareja, la posibilidad de disolución del vínculo y la separación entre procreación y sexualidad. Al iniciar el siglo XX los hombres eran dueños de sus mujeres e hijos, incluso los votos matrimoniales expresaban esta posesión. La mujer debía amar, respetar y obedecer a su marido; él sólo prometía amarla y cuidarla. En la actualidad las mujeres y los niños ya no son una propiedad legal. Sin embargo, los papeles de hombres y mujeres también han cambiado de manera importante en lo concerniente a la igualdad de poder y valor. Los estereotipos de varones dominantes y mujeres sumisas comienzan a ser desplazados por relaciones de equidad. De acuerdo con todo lo anterior se puede ver una gran evolución de lo que es la relación de pareja, en lo que se refiere a la equidad entre hombres y mujeres. A continuación se presentarán las diferentes definiciones que podemos encontrar sobre pareja. 1.2 DEFINICIÓN DE PAREJA Para Musito (1988) la formación del concepto de pareja en cada individuo, es el que crea la expectativa que se tiene con respecto a un caso particular de pareja. Dice el autor que incluso los integrantes de una relación de pareja estable y sin reportar ninguna especie de molestia con su relación, tienen un concepto muy diferente de lo que es “la pareja”, aún después de haber estado juntos mucho tiempo. Esto comprueba que la construcción del concepto de pareja, que por ende determinará la forma en la que se establezcan los lazos afectivos entre el compañero(a), se da en el individuo antes de que se sostenga una relación de pareja. Casado (1991) habla de pareja como la relación entre dos personas basada en la percepción del vínculo que tienen ambas, caracterizada por la aparición del nosotros, bajo la regulación social que sea. Para él, la complementariedad se establece en un nivel psicológico entre dos personas incompletas que buscan en el otro su complemento; así lo que la pareja debe saber es qué ofrece cada uno y qué busca en el otro. Además, la relación de pareja es un intercambio permanente de emociones, pensamientos, proyectos, tiempo, reconocimiento, fantasías, recuerdos, cuidados, etc. “La construcción del concepto de Relación de Pareja, es asumida de diversas maneras por cada ser humano. Para la construcción de una relación de pareja se necesita más que conseguir a otro individuo para la realización de un intercambio en los patrones conductuales” (Rivas 2002, pág. 66). Por otro lado, para Salles (1996) el espacio de la pareja es una tensión dialéctica entre ser y pertenecer o pertenecer siendo, lo cual posibilita tanto la unión como la desunión. En este espacio pueden desarrollarse el amor, los proyectos, el crecimiento personal y del otro; pero también la violencia, el desamparo, el rencor y el odio. Durante la época de noviazgo se dan en parte las condiciones para que la pareja se enamore, al llegar al matrimonio, una vez “conquistados”, se descuidan elementos que un día permitieron que se fijaran el uno en el otro. Cabe mencionar que existe un ciclo en el que la pareja se desarrolla, por lo que Dym y Goleen (1993, en Chávez, 2006) hacen una propuesta del desarrollo de parejas (comunes y corrientes, es decir, que no presentan ninguna problemática y que logran conservarse unidos): � EXPANSIÓN Y PROMESA: Se trata de un tiempo de optimismo, excitación y esperanza; que es interpretado por la pareja como un contrato de promesas, con el cual se mide la experiencia futura. Para algunos es el enamoramiento con un tinte romántico, mientras que para otros es más pasional. Predomina la vivencia de bienestar y felicidad, sé es más flexible. El deseo y la experiencia sexual están en su punto más alto. � CONTRACCIÓN Y TRAICIÓN: En esta etapa surgen limitaciones y problemas, puesto que la persona amada resulta ser una persona con mucho defectos. Se tienen vivencias de desilusión, culpa, coraje, confusión y duda de si son sobresalientes, se tiene un deseo de cambiar al otro para regresar a ser lo que se era antes; predomina la sensación de traición a las promesas de intimidad. Y puede manejarse de tres formas: la pareja puede permanecer en esta fase, puede separarse ó moverse a la etapa de resolución. � RESOLUCIÓN: En esta etapa predomina la racionalidad, el compromiso, una cooperación, la negociación y por esto las parejas resuelven sus problemas. El bienestar que se logra en la resolución puede llevar a la pareja de nuevo a la etapa de expansión. Finalmente, definir a la pareja no es fácil, pero se puede decir que la pareja se forma por dos personas que parten desde el mismo punto, son dos seres individuales, con sus necesidades, sus alegrías y tristezas, las cuales irán complementándose día a día, para dar así el siguiente paso. Debido a que la vida en pareja es todo un proceso, se desarrollará en seguida cada una de sus etapas. 1.3 ETAPAS DE LA PAREJA La pareja se consolida en etapas, la primera de ellas es el noviazgo, ésta es una etapa clave en la constitución de la pareja, ya que las vivencias que se tengan en el mismo, al dar el paso al matrimonio, serán la base para comenzar a construir la nueva familia (Willi, 1975). Por lo anterior, se describirá con detalle lo que es noviazgo, el matrimonio y la familia: 1.3.1 Noviazgo El noviazgo es una época de intenso romance que indudablemente favorece la comunicación tanto verbal como no verbal. Los enamorados se manifiestan continuamente que se aman, comparten sueños, esperanzas, ilusiones, se ponen metas, comparten también preocupaciones, tristezas y frustraciones. La pareja en esta etapa es un proceso dinámico de interrelación, que desde el primer momento de atracción y seducción, se establece una forma de comunicación en el cual las dos personas intercambian mensajes que explican cómo son y qué esperan del otro, estos mensajes son en parte, no verbales. Los mensajes no verbales se intercambian durante el galanteo y parecen constituir una señal de aprobación por parte de las dos personas, un permiso, y al mismo tiempo un deseo de intimidar más. Por consiguiente, existen dos fases en el coqueteo: en la primera ambos galanteadores exhiben su sexualidad (femineidad y masculinidad) para atraer al otro; en la segunda fase ambos adoptan posturas menos agresivas, más infantiles y blandas, para tranquilizar al otro. Desde los primeros intercambios las dos personas, además del contenido de los mensajes, están mostrando al otro su verdadero yo; si estos resultan complementarios a los del otro, leempezará a resultar atractivo a un nivel más profundo que el atractivo físico. Durante la época de noviazgo, la pareja en potencia ve al otro de acuerdo a un plan, organizan sus vidas con el fin de disfrutar de tiempo libre para el otro; cada uno sabe que para el compañero estar juntos es prioridad, esto les brinda la sensación de que el otro lo considere una persona muy importante. Cuando la relación tiene una cierta estabilidad empiezan a definirse las reglas que regirán a la pareja. Esta definición es implícita, se acuerda mediante la aceptación de la forma de relación. La pareja con la idea de vivir juntos pacta explícitamente algunos aspectos de su vida en común (reparto de tareas domésticas, números de hijos, fidelidad, administración económica, etc.). Pero difícilmente son conscientes de otros pactos realizados inconscientemente y que empiezan a gestarse el día en que se conocieron, fundamentalmente respecto al rol que cada uno ocupará en la relación, que se va estableciendo a través de hechos cotidianos como la puntualidad en las citas, las decisiones sobre donde ir de vacaciones o la disponibilidad de tiempo libre del otro. El origen de estos pactos da origen a un verdadero contrato implícito de relación. En resumen se puede definir al noviazgo como: el periodo en el cual se inicia, establece e intenta mantener una relación amorosa, con la finalidad, por un lado, de un conocimiento mutuo y cada vez más profundo, con expectativa de un futuro matrimonio; y por otro lado es la elección de la persona con la cual se pretende conformar una familia. Esta etapa de la relación de pareja, es de preparación para el matrimonio, donde él y ella deciden si la relación se prolonga hasta casarse ó llega a su fin. 1.3.2 Matrimonio Auping (1995) dice que para él es una relación donde el compromiso y la intimidad llegan a su plenitud e integración óptima. Además explica al matrimonio como una relación duradera, total, exclusiva y fecunda. Duradera, porque no termina sino con la muerte de uno de los dos; total, porque abarca al ser humano entero: cuerpo, afecto, voluntad y razón; exclusiva, porque no hay lugar para otro hombre u otra mujer con el mismo grado de participación, fecunda, porque ayuda a la maduración del amor y a la procreación de nueva vida. Es para Falicouty (1991), en esta etapa, donde la pareja aprende su papel de cónyuge, porque se realizan cambios muy importantes en el estilo de vida y en el sistema de seguridad emocional de cada quien, a fin de lograr un acoplamiento entre ambos; además éste es el momento en que se convive en mayor cantidad con la pareja y comienza el conocimiento más profundo sobre estilos de vida y costumbres. La pareja es una institución en evolución permanente, cada una es un proceso dinámico. Así el matrimonio no es un estado sino un proceso, por lo que se van sucediendo unos acontecimientos y se van superando las etapas. A la primera fase del enamoramiento y las ilusiones del futuro, seguirán otras en las que la presencia de los hijos o la valoración de lo conseguido en relación a lo proyectado tendrán más peso. Más tarde la marcha de los hijos del hogar abrirá una nueva etapa en la que se deberá reestructurar la relación o la jubilación, con sus repercusiones psicológicas y económicas. Shostrom (1989, en Rage 2002), plantea que existe una secuencia de etapas en el matrimonio: I. DIMENSIÓN DEL EROS: es la forma romántica del amor. Incluye curiosidad, celos, exclusividad, deseos sexuales y carnales. Esta etapa está muy presente en los primeros años del matrimonio. El sexo es primordial. El fin de Eros es lograr la unión entre el amante y el amado. Los celos juegan un papel muy importante, ya que los recién casados están muy preocupados por las atenciones que los miembros del otro sexo puedan brindar a su pareja. Las parejas deben superar esta etapa para que su vida marital madure. El matrimonio actualmente supone percatarse de las propias necesidades, sin plasmar las proyecciones tempranas de dependencia y actitudes defensivas hacia la pareja. Un matrimonio así estimula a trabajar consigo mismo, más que a tener expectativas demasiado altas. (Se da entre los primeros 6 años de casados). II. DIMENSIÓN DE LA EMPATÍA: esta etapa comprende una mayor madurez, puesto que aparece la empatía y comprende compasión, aprecio y tolerancia por la personalidad del otro. (Se da entre los 6 y 12 años de casados). III. DIMENSIÓN DE LA AMISTAD: busca incrementar los intereses comunes, con más tiempo para realizar actividades juntos, ya que quieren un compañero, no sólo un amante. La parte manipulativa de la amistad es buscar absorber a su pareja para la satisfacción de sus necesidades. Uno de los signos de madurez es el “profundizar en la identidad de cada uno” mientras se mantiene la intimidad. Lo que supone la búsqueda activa de nuevos intereses con los cuales puedan compenetrarse. (Se da entre los 13 y 20 años de casados). IV. DIMENSIÓN DEL ÁGAPE: es un amor que no requiere motivación, es decir, es altamente altruista. Busca llenar el vacío del otro más que el propio. Es un amor que ayuda, alimenta y que es propio de las personas maduras en su relación, que en las menos maduras. En el matrimonio actual se entiende el ágape como el amor que sienten uno por el otro en su relación de pareja, a la identificación que tienen por los logros y fracasos de sus hijos, así al aceptar y alentar los intereses propios de cada uno. Es una relación cooperativa. (Se da después de los 20 años de casados). Existen cuatro tipos de matrimonio según Lederer y Jackson (1968, en Rage 2002): A. Matrimonio estable e insatisfactorio: se sienten insatisfechos dentro de su matrimonio, pero al mismo tiempo, sus intereses en común hacen que su relación se encuentre estable. a. Los gemelos angelicales: idénticos desde antes, hechos el uno para el otro. b. Los genios colaborativos: en los primeros años de vida marital establecen códigos muy comunes, eficientes, que promueven la confianza de modo que les permite funcionar casi como los anteriores. B. Matrimonio satisfactorio inestable: lo negativo del matrimonio es visto por la pareja dentro del contexto de todo matrimonio, pero lo que predomina son las partes positivas, algunas formas son: a. Los guerrilleros de tiempo libre: hay desilusión, resentimiento, competencia que lleva a la inestabilidad. Esta pareja no esperaba esto del matrimonio y concentran la atención en los hijos, el dinero, la seguridad. En épocas de problemas esperan simplemente que las cosas mejoren, es gente que no se cuestiona mucho el matrimonio, puesto que lo viven como “se manda”. b. Los prestamistas: ambos saben que no están enamorados, casi siempre se casan porque se está obteniendo algo altamente deseado como el dinero, estatus, compañerismo. C. Matrimonio inestable e insatisfactorio: las parejas dentro de esta categoría tienden a usar el mecanismo de la negación. Generalmente culpan al otro por los fracasos en la relación ó en la vida personal. Son altamente competitivos y gran parte de su actitud en el matrimonio es vencer al otro y cobrarle a futuro todas las que lleva. a. Disputadores cansados: experimentan gozo al ver sufrir al otro. Hay mucho manejo de culpa, ansiedad y frustración, no les interesa la resolución del conflicto ya que lo importante es ganar. Pelean y se agitan entre ellos abiertamente. b. Evitadores psicosomáticos: son disputadores que se cansan a tal grado que empiezan a maniobrar encubiertamente de maneras sutiles, por ejemplo, con sarcasmos, frigidez, dolores de cabeza. Se establecen patrones internos de víctimas y victimizador. D. Matrimonio estable y satisfactorio: son matrimonios muy estables a costa del desarrollo personal de los integrantes ydefinen su relación como la ideal. Son personas que no manejan el enojo y a quienes amenaza mucho la diferencia de opinión: a. La pareja horrenda: quien vive en casa de vidrio y no tira pedradas. b. Los predadores paranoides: sospechan de todos los demás, esto es lo que les da suficiente cohesión para mantener unido el matrimonio. Después de haber visto lo que es el matrimonio y los diferentes tipos de matrimonio que existen, se continuará a describir la Familia. 1.3.3 Familia Desde que nacemos estamos rodeados de grupos sociales, el más cercano de ellos es la familia. Dentro de este grupo recibimos los primeros modelos de aprendizaje, entre los que se encuentran los valores, reglas, normas, etc., que nos permitirán relacionarnos en sociedad a lo largo de nuestra vida. Así, la familia es el primer marco de referencia en el que se inicia la socialización y por lo tanto, la personalidad del individuo. La familia como socializador primario del niño enseña como someterse a la sociedad, al tiempo que deposita en éste un elaborado sistema de restricciones y permisiones. Pineda (2005) considera que la familia es sin duda, la unidad básica de la sociedad. Considera que su origen es biológico, como algunas de sus funciones esenciales, pero ante todo es un escenario de trascendental importancia para la vida del hombre, desde el punto de vista social, como de su personalidad, sobre la cual ejerce una perdurable influencia. Rodrigo y Palacios (1998), definen Familia como “la unión de personas que comparten un proyecto vital de existencia en común, que se quiere duradero, en el que se generan fuertes sentimientos de pertenencia ha dicho grupo, existiendo un compromiso personal entre sus miembros y donde se establecen intensas relaciones de intimidad, reciprocidad y dependencia” (pág. 33). Podemos ver a la familia como un organismo vivo que tiene un ciclo que cumplir: nacer, crecer, reproducirse y finalmente morir. Al unirse una nueva pareja inicia nuevamente éste nuevo ciclo que con el tiempo se verá modificado por la llegada de nuevos integrantes (hijos). Así, la llegada del primer bebé aunque sea deseado, requiere de importantes adaptaciones en la vida de pareja. Quienes ya han alcanzado un sano equilibrio en su relación, pueden resolver con más facilidad los problemas de esta adaptación, pero para los padres que no se hallan en este punto, los cambios podrían parecer defectos de adaptación y adoptar la forma de tensiones físicas o emocionales. Por su parte, Blanco y García (1998), explican las funciones de la familia de la siguiente manera: • Procreación. Para que una sociedad tenga continuidad generacional debe procrear nuevos miembros. También obedece a la necesidad de que los adultos jóvenes se entrenen para tomar el lugar de los que envejecen, se incapacitan o mueren. Además de que garantiza la supervivencia de la especie humana. • Proveer la satisfacción de las necesidades biológicas y de subsistencia. La familia como núcleo de convivencia provee la satisfacción de necesidades como las de alimentación, techo, abrigo y protección. • Facilita el desarrollo de identidad individual, ligada a la identidad familiar. Esto inicia con la asignación del nombre propio al hijo y se va reforzando en la medida en que se le de un trato personal individualizado e incorporando su identidad. Todos aquellos elementos que sirvan para identificarlo dentro del grupo familiar y dentro de los grupos más amplios de pertenencia: escuela, amigos, etc. • Provee los primeros modelos de identificación. Frecuentemente los primeros modelos del niño(a) son papá y mamá, los cuales promueve en los niños modelos de identificación. • Inicia el entrenamiento de los roles sexuales y la socialización de los hijos. El individuo tiene que ser capaz de participar en las actividades de la sociedad; este proceso recibe el nombre de socialización, a través del cual se adquieren las características, valores, actitudes y comportamientos. También deben ser instruidos sobre cómo comportarse, hablar y actuar en sociedad. La familia crea una estructura jerárquica en cuanto a la toma de decisiones y las responsabilidades que le son asignadas a cada quien según su edad y estilos de la familia. • La familia es la transmisora de valores, ideologías y cultura. El marco de referencia de valores, reglas y normas de conducta que rigen el sistema familiar, así como su ideología y concepción del mundo, las costumbres y los ritos que conforman sus estilos de vida son transmitidos a los nuevos miembros como parte del proceso de socialización, de aceptación y de pertenencia al grupo. De acuerdo con lo anterior Rodrigo y Palacios (1998) dividen las funciones familiares, propiamente de la persona y con relación a los hijos: � La familia es un escenario donde se construyen personas adultas con una determinada autoestima y un sentido de si mismos, que experimentan un cierto nivel de bienestar psicológico haciendo frente a conflictos y situaciones estresantes. � En la familia se aprende a afrontar retos, así como asumir responsabilidades y compromisos. Aquí se da la oportunidad de madurar y desarrollar recursos personales. � La familia permite un encuentro intergeneracional donde los adultos crean un puente entre el pasado (abuelos) y el futuro (hijos). � La familia es una red de apoyo social para las diversas transiciones vitales de la persona: búsqueda de pareja, trabajo, vivienda, jubilación, vejez; apoyo en caso de necesidades económicas, enfermedades ó problemas laborales. � La familia es una importante red de apoyo personal y social. Como se puede observar la familia es de suma importancia para cualquier persona, ya que desde el nacimiento los seres humanos formamos parte de esta institución social. Caratozzolo (2002) dice que familia viene del latín <famulus>, que quiere decir sirviente, eslavo y además que así se designaba originalmente a un conjunto de esclavos y criados. Para el autor cada integrante de la nueva familia trae a la misma, nuevos valores, normas, costumbres, gustos, preferencias, que son el fruto de su identificación con la familia de origen. Y este encuentro tendrá como resultado una nueva identidad, producto de la integración de ambos ó será fuente de conflictos. Este capítulo se finaliza diciendo que la pareja se encuentra en un proceso, en el cual avanzar quiere decir esforzarse en conocerse a sí mismo para saber que se está buscando realmente en el otro y para uno mismo. Además de aceptar sin vergüenza la forma en que buscamos la complementariedad. A partir de este paso se puede empezar a definir una nueva forma de relación, de común acuerdo, sin falsos optimismos y de forma realista según lo que cada uno puede hacer en cada momento. La pareja es un proceso que se va construyendo paso a paso y lo importante es que nosotros podamos ser los rectores del proceso escuchando nuestras necesidades y conociendo nuestros recursos y limitaciones. Daremos paso al segundo capítulo donde se hablará sobre género y roles sexuales. CAPÍTULO 2. GÉNERO Y ROLES SEXUALES Lamas (1996), dice que el género es el resultado del establecimiento de distinciones a partir de la diferencia sexual, adjudica tributos y potencialidades, así como prohibiciones a uno y otro sexo. La construcción cultural de una idea masculina y de otra femenina define aspectos individuales no relacionados con la biología, el intelecto, la moral, la psicología y la efectividad así, como con aspectos sociales, la división del trabajo, las prácticas y el ejercicio de poder. Lamas considera que el género es una categoría en la que se articulan tres instancias básicas: I. La asignación de género: ésta se asigna en el momento en que nace el bebé a partir de la apariencia externa de sus genitales.II. La identidad de género: desde esta identidad, el niño estructura su experiencia vital, el género al que pertenece lo hace identificarse en todas sus manifestaciones: sentimiento o actitudes de “niño” ó “niña”, comportamiento, juegos, etc. III. El rol de género: éste se forma con el conjunto de normas y prescripciones que dictan la sociedad y la cultura sobre el comportamiento femenino o masculino. Basándonos en Lamas este capítulo se desarrollará según sus instancias básicas. Se comenzará definiendo lo que es género, conceptualizando lo que es feminidad y masculinidad, así como la formación de éstos, los cuales se dan en la educación de los niños empezando desde el nacimiento y durante todo su desarrollo. Además se describirán los roles que se ejercen dentro de la relación de pareja que han sido impuestos por la sociedad. Por tanto comenzaremos con varias definiciones de lo que es Género. 2.1 TEORÍA DEL GÉNERO Ramos (1990), explica género como el conjunto de relaciones que, con base en las características biológicas regula, establece y reproduce las diferencias entre hombres y mujeres; además considera que se trata de una construcción social, de un conjunto de relaciones con intensidades específicas en tiempos y espacios diversos. Para Hernández y Espino (2000), el enfoque de género es una corriente social, que se basa en el estudio del ejercicio de poder entre géneros. Este es determinado por la influencia de varios factores como la relación de poderes, doble moral para hombres y mujeres, la aceptación de los roles sexuales tradicionales y contrapuestos, los mitos sobre la violencia y la sexualidad, y los medios masivos de difusión que mantienen y promueven los anteriores factores. Según Barberá (1998) el género representa una dimensión esencial de la psicología que condiciona la conducta humana e influye sobre los modos de comportarse, de vestir, hablar, de las expectativas que se tienen, deseos, normas y valores, los cuales intervienen sobre la manera de razonar, enjuiciar y en la construcción del mismo autoconcepto de relaciones interpersonales: pareja, familiares, laborales o amistosas. Por lo que los factores sociales, políticos, económicos y culturales son fundamentales para determinar el género en sí y por tanto las diferencias entre varón y mujer. Por otro lado, para Giberti (2005), género corresponde tanto a la categoría masculino-femenino, como al sistema que organiza los avatares de las diferencias sexuales. Así, género lo define como la red de creencias, rasgos de personalidad, actitudes, sentimientos, valores, conductas y actividades que diferencian a mujeres y varones. Esta diferenciación, es producto de un largo proceso histórico de construcción social que no sólo genera diferencias entre los géneros femenino y masculino, sino que a la vez, esas diferencias implican desigualdades y jerarquías entre ambos. Género también se refiere a los roles y responsabilidades que son determinadas socialmente para hombres y mujeres. Para terminar nos quedamos con la definición de Género que nos da Flores (2001), la cual dice que es un sistema ideológico cuyos distintos procesos orientan el modelaje de la representación social diferenciada de los sexos, determinando formas específicas de conducta asignadas en función del sexo biológico. A partir de esto, el género es un sistema de regulación social que orienta una estructuración cognitiva específica, construida a partir de un dato biológico que normativiza las nociones de masculino y femenino. 2.2 ASIGNACIÓN Y FORMACIÓN EN LA IDENTIDAD DE GÉNERO Cuando nace un bebé y se pregunta ¿qué es?, en ese momento se le designa su papel dentro de la sociedad y comienza a recibir el bebé un trato de acuerdo a su género, el cual será moldeado por los padres. Nuestra comprensión de lo que significa ser una mujer o un hombre evoluciona durante el curso de la vida; no hemos nacido sabiendo lo que se espera de nuestro sexo: lo hemos aprendido en nuestra familia y en nuestra comunidad a través de padres-madres, hijos-hijas. Por tanto, esos significados variarán de acuerdo con la cultura, la comunidad, la familia, las relaciones interpersonales, las relaciones grupales y normativas, con cada generación y en el curso del tiempo. De acuerdo con Lamas (1996), la diferencia biológica se interpreta culturalmente como una diferencia sustantiva que marcará el destino de las personas como una moral diferenciada para cada sexo. Por ejemplo, cuando nace el bebé, se lleva a cabo la asignación del género, se parte de la apariencia externa de los genitales; si tiene un pene es hombre, si tiene vagina es mujer. Y es que los seres humanos tendemos a simbolizar la diferencia corporal, específicamente con el sexo. Con atributos diferenciados entre masculinos y femeninos como lo son: el nombre, el color, tipo de ropa, los juguetes, su conducta, estudios, etc. Por otra parte, según el autor, desde el punto de vista antropológico el hablar de hombres y mujeres significa dos cosas distintas: la posición de la mujer, sus actividades, sus limitaciones, que varían de cultura a cultura; y lo que es constante es la diferencia entre lo considerado masculino y lo considerado femenino. Por ejemplo, en una cultura hacer canastas es una labor femenina, y en otra cultura ése trabajo es de los varones, por lo que, hacer canastas no lo determina lo biológico, sino lo que culturalmente se define como lo propio para ése género. Así los antropólogos han enfocado el concepto de género al sistema de parentesco, como la casa, la familia, etc., que son bases de la organización social. Sin embargo, no sólo se debe concentrar en la familia, sino también en el trabajo, la educación y la política, etc., como factores que forman parte del proceso de construcción de la categoría de género. El rol sexual se le enseña al individuo desde que nace y son los padres, la familia y la sociedad en general quien se encarga de transmitirle las conductas apropiadas a su género. Para Rage (2002) a medida que el niño crece y se hace consciente de su sexo biológico y de las diferencias con el otro sexo, buscará identificarse con él y reconocer las normas establecidas en su grupo. Estos roles varían de una cultura a otra, y en los países latinoamericanos se dan tradicionalmente diferencias marcadas. Ya que durante siglos se dijo que ser “femenina” significaba ser cálida, afectuosa, tierna, temperamental, ilógica, quejosa, débil, sumisa; en cambio ser “masculino” significaba ser fuerte, estable, lógico, competitivo, agresivo, independiente, autosuficiente, severo, arrogante. Por consiguiente, estos conceptos trajeron muchas consecuencias y desigualdades ya que existía una división muy estereotipada. “Las definiciones de los papeles masculino y femenino son, desde su primer día de vida, adaptadas al medio social de los niños y éstas definiciones son constantemente reforzadas en el transcurso de nuestra vida. Se supone que un hombre debe ser racional, productivo y trabajador, pero se supone que no debe ser emotivo, estar en contacto con sus sentimientos, o excesivamente cariñoso. Por otra parte, se cree que la mujer no debe pensar racionalmente, ni ser capaz de equilibrar la chequera, ni de ser fuerte. Ella puede suministrar al hombre con quien se relacione, el funcionamiento sensible y emocional del que carece, y él puede cuidar de los negocios a favor de ella” (Wyckoff 1974, en Casado 1991, pág. 62). Para finalizar este punto se puede decir que estas características teóricas no son exactas para las personas concretas, pero existe la tendencia en cualquier cultura hacia esta división de roles. Esta división de roles crea el mito de lo masculino y lo femenino y se convierte en un impedimento básico para conseguir una relación de persona a persona. Así, sedescribirá en seguida, lo que se considera es la feminidad y masculinidad. 2.2.1 Feminidad A las niñas se les enseña a que jueguen a ser madres, esposas, hacer la comida, asear la casa, cuidar a los niños y llevarlos a la escuela; dándoles implementos necesarios que les permiten desempeñar el papel que se les asigna para beneficio de la comunidad. Desde niñas se les exalta la ternura, el dolor y el sufrimiento, es así como se construye a la mujer como víctima, sufrida, abnegada. Durante su niñez, interactúa con su familia, dentro de la cuál se irá filtrando el mensaje social de identificarse con el rol que desempeñe la madre; a las niñas desde temprana edad se les inculca que lleguen a formar una familia: dónde serán esposas, madres, amas de casa. Bedolla, Bustos, Flores, García, (2000), dicen que la feminidad se construye con base en el conjunto de normas y prescripciones que dicta la sociedad y la cultura sobre el comportamiento femenino o masculino. La feminidad y la masculinidad son estatus instituidos que se vuelven identidades psicológicas para cada persona. Describe González (1998), que la niña adquiere cualidades femeninas para ser sometida, sacrificada, la desconfianza del padre, compadece a la madre, porque se identifica con las agresiones que ambas reciben. Las hijas se convierten en un consuelo para la madre, quienes quieren para sus hijas el cumplimiento de sus anhelos. Además la hija ayuda al cuidado de sus hermanos, es como la madre sustituta para los hermanos menores. En tanto las madres insisten en que las hijas deben someterse a sus hermanos, para cuidarlos y para consentirlos; más tarde se someterán a su esposo, al mismo tiempo que se les enseña la maldad del hombre y también a sentirse mala e incapaz de defender su integridad afectiva, sexual e incapaz de valerse por sí misma. Se le enseña que sólo ella, como madre, es digna de valerse por sí misma y tenerse confianza. Por otra parte, “la diferencia sexual se piensa en términos de complementariedad y la mujer se convierte en un alter ego del hombre, con quien comparte un placer carnal y un rol social; o bien, se interioriza y la mujer se incluye en una especie de tipo zoológico: monstruo, andrógino, lesbiana, prostituta; o bien, se idealiza y la mujer se convierte en un suplemento heterogéneo al orden simbólico: la loca, la mística, la virgen. En la primera representación, la femineidad de la mujer siempre se asocia a la maternidad, mientras que en las otras dos lo femenino y lo maternal se disocian, y la mujer es incapaz de cumplir la tarea procreativa que le imponen la naturaleza y la cultura.” (Roudinesco, 2006, pág. 125). Finalmente a las mujeres se les inculcan ideas de que deben entregarse a los demás, dejando de lado su propia felicidad, además de que no deben estudiar una carrera sea corta o profesional, puesto que ello amenazaría su vida familiar. Así que el rol de la mujer ha de ser en la casa. Por consiguiente, se considera que la formación de la feminidad se inicia en el hogar, mediante la socialización y otros factores circunstanciales en el medio, así como los propios intereses de la mujer, los cuales van formando su feminidad. 2.2.2 Masculinidad A los niños durante su infancia se les fomenta que jueguen siempre a demostrar quién es el más fuerte y audaz, el más hábil y valiente, el más capaz de desafiar las normas establecidas y salirse con la suya, se le enseña en todo momento a ser competente y agresivo para así confrontarse al mundo; negándoles como ya se mencionó, la posibilidad de la ternura, la expresión de los sentimientos y la capacidad de la crianza. La masculinidad que se les enseña a los hombres tiene que ver con el herir y humillar, ya que siendo ellos los que poseen el conocimiento, deben tratar que las masas ignorantes (mujeres) entiendan un poco de lo que ellos conocen, aunque con ciertos límites, ya que él siempre debe estar por arriba de la mujer y de ser posible de sus congéneres, pues de no ser así su imagen social se vería dañada. Se puede decir que detrás de cada hombre se encuentra aquel niño que busca se le cuide, apoye y quiera, ya que de un modo u otro, la mayoría de ellos ha crecido bajo este modelo, pues viviendo bajo el literal regazo de mamá siempre buscan una mujer que los acoja bajo su protección, aquella que se desviva por atenderlo y servirlo; los hombres bajo este supuesto buscan siempre la superioridad más que la igualdad (Resendiz, 2001). A los niños se les impide expresar ternura, cariño, tristeza o dolor, puesto que se les permite expresar solamente la ira, la agresividad, la audacia, el placer. Se podría decir que así es como se construye al “macho mexicano”, castrando su sensibilidad y cargado de agresividad. Decir masculinidad se refiere a los hombres que dominan a los débiles sean niños, mujeres, ancianos, es un rol que se le impuso al hombre. Masculinidad se refiere a lo que hace el hombre para sentir el control, sentirse fuerte, importante, con el poder, y además se asocia con la conducta típica de los hombres en una determinada sociedad y cultura. Por lo tanto, el niño aprende a rechazar la dependencia y negar los vínculos de apego, a reprimir las cualidades que crea femeninas, y a rechazar y devaluar a las mujeres para afirmar así su masculinidad. Sin embargo estos estereotipos están cambiando y ya no son tan rígidos, ya que son aprendidos culturalmente. Además los movimientos feministas dieron pie a los estudios de género, que han abierto un campo de desarrollo para la mujer y el varón permitiéndoles nuevas formas de comportarse y ser. 2.3 DEFINICIÓN DE ROL DE GÉNERO Rol es un concepto proveniente de la sociología y se refiere al conjunto de prescripciones para una conducta dada, las expectativas acerca de cuáles son los comportamientos apropiados para una persona que sostiene una posición particular dentro de cierto contexto. Por lo que el Rol de Género es el conjunto de expectativas acerca de los comportamientos sociales apropiados para las personas que poseen un sexo determinado (Oropeza, 2006). Feldman (1982, en Rage 2002), define los roles sexuales como las expectativas o normas culturalmente definidas que describen un patrón de actitudes y conductas apropiadas (proscritas o deseables) e inapropiadas (prohibidas o indeseables) para los hombres y las mujeres. Sin embargo, en nuestros días se está produciendo una profunda transformación en la definición cultural de los roles sexuales. La recuperación de las características masculinas por parte de la mujer significa ejercitar su capacidad de autonomía, decisión, responsabilidad, es decir, de ejercer un papel activo, lejos de la dependencia y sumisión. Desde la esfera más pública (mujeres que ocupan lugares laborales y políticos de alta responsabilidad) hasta la más íntima (la relación sexual, en la que la mujer es una parte activa desde la decisión de tener o no la relación, hasta su participación en la misma), se evidencia este cambio. Por parte del hombre los aspectos a recuperar son su emocionalidad, su pasividad, su visión estética y lúdica de la vida; en cierta forma el hombre vive una pérdida de estatus y de poder, debido a estos cambios en su rol de género. Por su parte, la mujer vive las limitaciones de su rol cultural y ello explica una mayor tendencia al cambio, porque necesita modificar algo que le hace sentir mal. Es la sociedad la responsable de asignar ciertos roles que se desempeñarán a lo largo de la vida, influenciada por la idea naturalista, que defiende al sexo de cada persona; idea que ha sido heredada desde el surgimiento del sistema patriarcal y que ha sido la base de la discriminación para la mujer. Para finalizar, se puede decir que los roles de género son papeles que les toca desempeñar a cada individuo en la sociedadsexuada y que son actuados teniendo como base los estereotipos sociales; puesto que se crean normas y prescripciones sociales y sexuales en donde las personas interiorizan estas normas masculinas y femeninas además de desarrollar una identidad social, biológica y genérica. Por todo lo anterior, Rol de Género son aquellas tareas o actividades que se espera que desempeñe una persona según el sexo al que pertenece. 2.4 ROLES DE GÉNERO EN LA VIDA DE PAREJA Anteriormente al hombre se le exigía ser un “súper hombre” con una serie de prerrogativas que los hacían sentirse que llevaban al mundo sobre sus hombros, puesto que tenían que ser la “cabeza del hogar”. Se esperaba que estuviera orientado hacia el establecimiento y logro de metas, a ser independientes y a valerse por sí mismos. Además, no se le permitía sentir miedo, ni debilidad, ni expresar sentimientos, porque esto era propio de la mujer. No tenía la capacidad (porque así fue entrenado) de expresar sus sentimientos y menos a su esposa. Debía aprender un oficio o profesión para poder manejar y mandar en su casa. En cambio, a la mujer se le pedía que fuera el corazón del hogar, puesto que para los hijos y el esposo tenía que ser el consuelo y ayuda en sus aspectos afectivos. Se les enseñó a ser obedientes, tiernas, dulces. Su rol era atender a otros y expresar afecto y ser dependientes. Y dada su misión propia de su rol, tenía muy pocos estudios y muy centrados en su labor de esposa y madre. Actualmente, para algunas mujeres el matrimonio es una meta, tener una familia, un hogar, hijos, un esposo que las cuide y las proteja, y en el mejor de los casos que las mantenga. Con estas metas e ideas muchas mujeres están conformes. Por su parte, los hombres también buscan una pareja con quien quieran unirse y casarse, teniendo ciertas expectativas, para que los complazcan y los traten como los atendía su madre, ellos tendrán un trabajo fuera de casa, serán la autoridad de la familia, se dedicarán a divertirse con sus amigos, porque ellos dicen “la casada es la mujer”. Siendo que la última palabra la tiene el hombre por ser la máxima autoridad, la abnegada esposa tendrá que sacrificar su bienestar y realización para buscar el bienestar de su hijo, enseñándole a elegir su futuro que ella misma no tiene, llegando a ser incongruente (Rivas, 2002). En consecuencia, este cambio en los roles hace imposible mantener inmutables las relaciones de poder y complementariedad. En este contexto, el contrato matrimonial que cumplía una función de protección para la mujer (económica y social) y permitía al hombre organizar una vida privada en uso de su poder es cada vez menos necesario. En la relación de pareja es posible que exista la no aceptación de los roles y expectativas familiares, sociales, religiosas. Cada persona puede escoger cuál va a ser su rol en la pareja, es decir, sustituir sus roles externos por roles internos. Rage (2002), habla de que ambos sexos tienen las mismas capacidades, sólo que la diferencia está en el rol sexual-social el cual tienen que vivir. Con frecuencia el sexo de una persona tiene más que ver con la carrera que eventualmente siga, que a las habilidades, interés o personalidad del individuo. Ya que muchas mujeres han dedicado gran parte de sus vidas de trabajo al manejo del hogar, al cuidado de los hijos y a la familia, lo cual ya no se considera con frecuencia como una “elección vocacional”, pero es algo que han hecho las mujeres por siglos. Sin embargo, en la actualidad muchas mujeres han trabajado fuera del hogar, esto es para obtener reconocimiento y para satisfacer necesidades de realización personal. Las leyes destacan que ambos sexos deben ser considerados con imparcialidad en los trabajos, referente a la igualdad en el sueldo y promociones. 2.4.1 Roles masculinos El estereotipo general del hombre masculino es frío, objetivo, racional competitivo y fuerte, se presentará una lista de características de éste que algunos hombres aceptan: ♂- Emociones inadaptables: no debe mostrar su parte femenina. ♂- Independencia: siente que debería ser capaz de hacer o resolver cualquier necesidad por sí mismo y demostrárselo a todos. ♂- Agresivo: cree que debe ser constantemente activo, agresivo y asertivo. ♂- Negar el miedo: ocultar sus miedos, tanto a sí mismo como a los demás. ♂- Protegerse internamente: considerar que los otros hombres pueden ser competitivos ó enemigos potenciales. ♂- Invulnerables: para autoprotegerse tienen que ocultar sus emociones en insultos y enmascarar sus sentimientos. ♂- No cuidar su cuerpo: ver su cuerpo como una máquina que no se rompe. ♂- Distanciarse de otros hombres: no ser demasiado confidencial con otros hombres. ♂- Exitoso: ser el mejor. ♂- Negar sus cualidades “femeninas” ♂- Evitar el contacto físico: sólo tocar a las mujeres a nivel sexual y no tocar a los hombres, puesto que esto los convertiría en homosexuales. ♂- Percepciones rígidas: categorizar rígidamente a los hombres y a las mujeres. ♂- Devoción al trabajo: dar todo por su esposa e hijos. Aún cuando son responsables por la tarea de proveer el apoyo económico de la familia, la mayor parte de los maridos son libres de buscar los trabajos e intereses que desean, de ejercer poder y autoridad sobre sus familias, esperar razonablemente ser alimentados, albergados, atendidos, sexualmente satisfechos, alentados y complacidos por una esposa que “sabe cuál es su deber”. Un rol al que se le ha excluido al varón es el del cuidado de los hijos, puesto que a partir del nacimiento de su hijo, el ejercicio de su paternidad está determinada por los roles masculinos aceptados por la sociedad que es el de proveedor económico. De acuerdo con esto, Hernández y Martínez (1997), creen que la actitud que el hombre tome en primer lugar hacia la masculinidad va a determinar su actitud hacia la paternidad, esto es en los casos en que el hombre se perciba como capaz de compartir aspectos afectivos, emocionales recreativos y estimular el desarrollo de sus hijos, su papel como padre podría modificarse de manera positiva involucrándose activamente en la formación de éstos. 2.4.2 Roles femeninos ♀ De la misma manera que los hombres, las mujeres también sufren de estereotipos femeninos. Se ha conocido a la mujer como “el sexo débil”, por consiguiente las mujeres deben ser percibidas como dependientes, sumisas, pasivas, ilógicas, frágiles, sin ambiciones, ayudadoras, poco inteligentes, diseñadas por la naturaleza o para ser amas de casa y madres. Lott (1987, en Rage, 2002) da una nueva definición de mujer “ser mujer es ser biológicamente complementaria a un hombre y compartir con él un estereotipo igual de conductas e ideas que se observarán sólo con el tiempo, limitaciones físicas y circunstanciales, pero no por imaginación, autoestima o poder” (pág. 247). Díaz (1996), dice que los hombres en el matrimonio buscan a la mujer ideal, la cuál deberá ser: casta, delicada, hogareña, dulce, maternal, soñadora, religiosa, angelical, virtuosa, que no debe fumar ni cruzar las piernas. Y una vez que la encuentran, las otras mujeres se convierten en objetos sexuales, sujetos de seducción. A la mujer se le adjudica ser esposa y madre; como esposa se espera que sea el apoyo y guía de la familia, que vigile el cumplimiento de las normas y disposiciones dictadas por el esposo, que sea la compañera sexual y social de su marido. Y en el papel de madre que sea la que tenga y atienda a los niños como la naturaleza y las formas de familia se lo permitan, que sea la educadora, la socializadora y la que forme la personalidad de los niños. También a la mujer se le ha relegado en su rol de esposa el trabajo doméstico, el cual las mujeres lo ven como una obligación más que una convicción, llegando a veces, a sentirseculpable por no tener un hogar limpio y digno de admirar, y aún cuando sienta y piense que es un trabajo desagradable lo debe realizar. La maternidad es un rol que la mujer debe ejercer en el matrimonio y ésta es un conjunto de responsabilidades y amor que debe ser ejercida por la madre, así como cuidado y cariño hacia los hijos. Dentro de nuestra sociedad el ser esposa y madre tienen un gran significado para la vida de una mujer, y se cree que ninguna mujer es un ser completo hasta que no concibe un hijo. Esto produce que la maternidad se vea más que como una elección y decisión de la mujer y su pareja, como una obligación, generando así conflictos entre un querer y un deber ser. Para Burin y Meler (1998), la esposa deriva su estatus y posición de clase principalmente de su marido y así se le valora socialmente, aunque ella sea parte también activa de la fuerza laboral y contribuya al mantenimiento de la familia. Por tanto, los roles de esposa y madre tienen una calidad imprecisa y consisten en obligaciones bastante difusas. Por ejemplo, se ha caracterizado la función materna como aquella que debe satisfacer las siguientes capacidades: a) nutricias (que son de alimentación); b) de sostén emocional (contención); y c) de cuidados personales; lo cual esto caracterizaría a una madre suficientemente buena. Se dice que la mujer en el matrimonio debe ser la chica buena, hermosa, abnegada, serena, sonriente, buena cocinera, costurera y ama de casa; debe cuidar, procurar y dar todo por los demás a cambio de su propia felicidad. Además de que debe ayudar al hombre y estar a su servicio. En cambio, la mujer de hoy actúa bajo la idea de la doble moral, ya que no solo juega a ser la mujer abnegada, sino también a ser la mujer independiente, capaz de decidir lo que quiere hacer de su vida y de su cuerpo, ya que es ella ahora quién decide cuándo es que desea ser madre. Para cerrar este capítulo, se puede decir que desde que los hombres son el típico sexo “dominante”, con el mayor poder, es difícil para ellos repartir el poder con las mujeres. Estos esposos se ven a sí mismos como liberales y esperan asumir e incrementar una responsabilidad compartida. Por lo tanto, tiende a surgir un nuevo modelo de paternidad, en donde tanto el padre como la madre tienen igual parte en el cuidado de los hijos. Sin embargo, no hay que olvidar que todos estos cambios producen ansiedad. Es algo nuevo y desconocido a lo cual, finalmente se le puede temer. Así la liberación de la mujer ha incrementado de alguna forma la liberación del hombre. Esta busca hacer de ambos una persona completa y producir cambios en la sociedad, que tengan un reflejo en la humanidad. Ya que el incremento de la liberación femenina requiere de una liberación masculina. Ambos sexos necesitan mantenerse abiertos uno al otro y cambiar sus actitudes, si están interesados en realizarse por sí mismos desde su estereotipo de rol sexual. CAPÍTULO 3. COMUNICACIÓN Y EXPECTATIVAS La comunicación es una actitud de apertura al otro, que implica disponibilidad generosa para compartir, es decir, para dar y recibir. Pero no es fácil; es un arte que se debe practicar continuamente para desarrollarlo en toda su plenitud. La comunicación en la pareja es de suma importancia, ya que es la base de la estructura del matrimonio como se verá a continuación. 3.1 LA COMUNICACIÓN EN LA PAREJA El proceso de la comunicación incluye recibir, procesar y transmitir información y requiere la existencia de tres elementos: el emisor, el receptor y el mensaje. La comunicación es ineficaz cuando falta cualquiera de estos tres elementos. En sí, comunicarse es tomar a alguien en consideración; no es hacer esto y aquello, hablar o callar, sino una actitud, un proceso básico que actúa continuamente en nosotros. Nos dicen Liberman, Wheeler, Visser, Kuehnel, y Kuehnel (1987), que el proceso de comunicación se conceptualiza incluyendo lo siguiente: • Al recibir el mensaje: escuchar correctamente y determinar los sentimientos y la intención del otro. • Al procesar el mensaje: situar el mensaje dentro del contexto, pensar en las opciones de respuesta y sopesar las consecuencias respectivas de cada opción. • Al devolver el mensaje: escoger el momento de la respuesta y utilizar habilidades verbales y no verbales. Así, una buena comunicación tiene lugar cuando los efectos reales sobre el receptor coinciden con los efectos deseados por el emisor. Puesto que no es suficiente con que el emisor tenga una buena intención, sino que el receptor tiene que recibir el mensaje tal y como fue pensado por el emisor. La forma de enviar el mensaje es importante en el significado de la comunicación, además el aspecto emocional de un mensaje juega un papel muy importante y no puede suponerse sólo por el contenido. Existe en la comunicación diferentes elementos a los que se les debe prestar atención como: el contacto visual, los aspectos de la voz, expresión facial, gestos y usos de las manos, postura corporal, fluidez y pausa del habla. Algunos de estos elementos se encuentran dentro de la comunicación no verbal. Por lo tanto, la base de una buena relación de pareja reside en la comunicación clara y abierta, expresando lo que le gusta, como lo que le disgusta. No debe haber temor de decir lo que se siente; por lo tanto, frecuentemente por temor o vergüenza se oculta lo que molesta, y se reacciona con enojo, frialdad, manipulación, chantaje, amenaza y otras formas coercitivas de comunicación que llevan a conflictos y a un distanciamiento. Esto es una comunicación mal interpretada, puesto que el mensaje enviado por una de las partes no es con frecuencia idéntico al recibido por la otra. Sin embargo Mandel (1977), dice que una introducción en la vía de la comprensión puede ser conseguida así: o Comunicando a la pareja la forma en que ha interpretado su mensaje. o Expresando los sentimientos positivos que han provocado sus palabras o Manifestando las molestias, repulsas, que no habrán de callarse ni reprimirse. Se puede entonces lograr la unidad en la pareja siempre y cuando exista una buena comunicación entre ellos. La comunicación no consiste simplemente en decir o en oír algo. La palabra comunicación en su sentido más profundo significa “comunión”, compartir ideas, sentimientos, etc., en un clima de reciprocidad. La comunicación es la acción de compartir; de dar a otro una parte de lo que tenemos, y dentro de una relación es dar lo mejor que poseemos. De acuerdo con lo anterior, Hernández (2000) dice que escuchar de forma deficiente es la causa de numerosos problemas en la comunicación de parejas. Por lo que, la comunicación es el lazo de unión entre las personas, y con mayor razón entre la pareja, porque disuelve las barreras, favorece la comprensión recíproca, facilita la solución de conflictos e inclusive contribuye a prevenirlos; posibilita la cooperación para el logro del bien de los dos y hace que la convivencia no sólo sea tolerable sino agradable y no sólo agradable sino también fructífera y enriquecedora. La comunicación que puede existir en una pareja se puede ver reflejada en un contrato verbalizado, consciente, explícito e incluso escrito, en el que las dos personas se comprometen consigo mismas y con el otro a entender y participar de determinada forma en la relación. Desde la distribución de las tareas domésticas hasta la administración del dinero, de la estructuración del tiempo por separado y en común hasta la elección del lugar de vacaciones, desde cómo relacionarse con las familias y amigos respectivos hasta el concepto de fidelidad, desde el cuidado de los hijos al cómo y cuándo de la relación sexual. Además las cosas inmediatas y las de futuro, las trascendentes y las superficiales, las complejas y las simples,