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Expectativas-y-caractersticas-de-genero-en-la-vida-de-pareja

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Universidad Nacional Autónoma de México 
 
Facultad de Estudios Superiores Iztacala 
 
 
6 
 
 
 
UNAM 
IZTACALA 
 
EXPECTATIVAS Y CARACTERÍSTICAS DE GÉNERO 
EN LA VIDA DE PAREJA 
 
 
 
 
 
ACTIVIDAD DE INVESTIGACIÓN-REPORTE 
QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE 
L I C E N C I A D A E N P S I C O L O G Í A 
P R E S E N T A ( N ) 
VI RI D I AN A L I ZBE TH R EYES D I AZ 
 
 
 
 
Directora: Lic. Adriana Garrido Garduño 
Dictaminadores: Lic. Adriana Guadalupe Reyes Luna 
Dra. Laura Evelia Torres Velázquez 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Los Reyes Iztacala, Edo. de México 2010
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
AGRADECIMIENTOS 
 
Mami, te doy Gracias primero por darme la vida; segundo, por haberme apoyado 
siempre en mis estudios. Gracias a todo lo que hiciste por mi logré terminar la 
carrera y seguir adelante. Gracias por tú ejemplo, de ser una mujer fuerte que 
lucha por encima de todo y logra sus propósitos, por no dejarse derrotar por nada 
y que es emprendedora en su vida. GRACIAS MAMI. TE AMO 
 
Tía Flor y Ale: les doy gracias por su gran apoyo y amor que siempre me han 
brindado, un amor incondicional, que ha hecho que siga adelante, que pueda 
confiar en lo que soy capaz de hacer y obtener. Gracias por aceptarme en su vida 
y amarme como su hija. Cada palabra que me han dicho la he tomado en cuenta y 
me ha servido muchísimo, gracias a ello, hoy puedo terminar esta Tesis. 
GRACIAS POR ESTAR CONMIGO EN TODO MOMENTO. LAS AMO. 
 
Hermana Yamel: Gracias por ser mi hermanita mayor y compartir conmigo 
momentos felices, escucharme y estar conmigo. Sabes que gracias a ti, estudié 
Psicología, ahora las dos somos Psicólogas! Hermana Fabi: Eres mi hermanita 
pequeña, te agradezco escucharme y darme tú amor. LAS AMO, GRACIAS POR 
ESTAR EN MI VIDA. 
 
Tía Paquita y Vero: les agradezco mucho sus consejos que me ayudaron para 
seguir adelante y poder terminar esta carrera. Siempre creyeron en mí, y me 
alentaron para no caer. Gracias por hacerme ver que podía alcanzar mis sueños y 
ahora uno de ellos se cumple. LAS QUIERO MUCHO 
 
A mi familia tan extensa que tengo, entre ellos tías y primos: mi sobrino Orlando, 
Tía Cuca, Lineth, Brenda, Montse, Tía Chata, Víctor, Mari, Joselyn, Victor Jr, Said, 
Nancy, Iván, Lance, A todos ustedes porque han compartido momentos 
maravillosos conmigo, por su compañía y amor que me han dado, Gracias por ser 
parte de mi familia! Los Quiero Mucho!!! 
 
 
Gracias Profra. Adriana Garrido: La sabiduría que tiene es muy grande, GRACIAS 
por haberla compartido conmigo. Le agradezco también la paciencia, dedicación y 
tiempo que me brindó en cada momento. Gracias por su comprensión y por 
haberme ayudado a concluir esta Tesis, que como usted sabe me costó mucho, 
pero logramos terminarla. 
 
Profra. Adriana Reyes: Le agradezco su tiempo, dedicación, comprensión, para 
que pudiera completar esta tesis, puesto que sin su sabiduría y ayuda no hubiera 
sido posible completar con satisfacción este trabajo. 
 
AMIGAS: Mony, Edith, Marly, Gaby, Helena GRACIAS por haber compartido 
conmigo tantos preciosos momentos tan divertidos. Gracias por todas las veces 
que me han regañado, no saben cuanto bien me han hecho esos regaños, Gracias 
por que siempre que las necesite estuvieron para escucharme, ayudarme y 
consolarme. Son las mejores amigas del mundo. En especial quiero agradecerle a 
Mony y Marly, porque Gracias a ellas realicé este trabajo. Mony muchisimas 
Gracias por compartir tú Sabiduría, por haberme ayudado y apoyado en todo 
momento. Marly Gracias por haber sido mi compañera de Tesis, fue muy bonito 
haber trabajado contigo, porque eres genial. CHICAS LAS ADORO A TODAS!!!! 
Gracias por aceptar ser mis mejores amigas y brindarme su incondicional amistad. 
 
Ale: Gracias por haber llegado a mi Vida y por compartir conmigo las alegrías y 
tristezas que me ha traído la vida. Gracias porque descubrí contigo la ternura y 
niña que llevo dentro. Gracias por ser una parte muy importante de mi vida. 
TE AMO 
 
Y finalmente Gracias a todas las personas que se han ido, pero sé que están 
conmigo en todo momento: abuelitos, Primos, Allisson. Su presencia en este 
mundo me llenó de alegría y me enseñaron a valorar a cada una de las personas 
que mencioné. 
 
CONTENIDO 
 Pág. 
Resumen 
I. INTRODUCCIÓN 1 
CAPÍTULO 1. EVOLUCIÓN DE LA PAREJA 3 
1.1 Antecedentes de la pareja 3 
 1.2 Definición de pareja 10 
 1.3 Etapas de la Pareja 12 
1.3.1 Noviazgo 13 
1.3.2 Matrimonio 14 
1.3.3 Familia 18 
CAPÍTULO 2. IDENTIDAD Y ROLES DE GÉNERO 22 
2.1 Teoría del género 23 
2.2 Asignación y Formación en la identidad de género 24 
2.2.1 Feminidad 26 
 2.2.2 Masculinidad 28 
2.3 Definición de Rol de Género 29 
2.4 Roles de género en la vida de pareja 30 
2.4.1 Roles Masculinos 32 
2.4.2 Roles Femeninos 33 
CAPÍTULO 3. COMUNICACIÓN Y EXPECTATIVAS 36 
3.1 La comunicación en la Pareja 36 
3.2 Expectativas en la relación de pareja 40 
II. DESCRIPCIÓN DE LA INVESTIGACIÓN 47 
A. Planteamiento del Problema 47 
B. Método 49 
III. ANÁLISIS DE RESULTADOS 51 
IV. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES 76 
V. REFERENCIAS 81 
VI. ANEXOS 86 
RESUMEN 
 
En la relación de pareja el mecanismo de idealización juega un papel muy 
importante, ya que es aquí en donde las expectativas iniciales contienen la idea de 
ser “absolutamente el uno para el otro”. Durante este período se pretende recalcar 
las características positivas que fungen como pilares de la elección haciendo de 
lado todo aspecto negativo que pudiera poner en riesgo la conservación del 
vínculo afectivo. 
 
De acuerdo con el tema de género, los conceptos de masculinidad y feminidad, 
determinan el comportamiento, las funciones, las oportunidades, la valoración y 
las relaciones entre mujeres y hombres. Es decir, el género responde a 
construcciones socioculturales susceptibles de modificarse dado que han sido 
aprendidas 
 
Respecto a los temas de expectativas, pareja y género, se basó la presente 
investigación teniendo como objetivo identificar, describir y comparar las 
expectativas que se tienen de acuerdo al género de cada miembro de la pareja. 
Se utilizó un cuestionario sobre la dinámica familiar, retomando su apartado de 
crianza, para parejas con hijos y sin hijos, realizado por Torres, Ortega, Garrido y 
Reyes (2007). 
 
Los resultados obtenidos mostraron que existen diferencias de acuerdo al género 
de cada miembro de la pareja en sus expectativas hacia las labores que se deben 
realizar en el hogar y en sus expectativas de acuerdo al rol de género de sus hijos. 
La mujer se sigue encargando de todas las labores domésticas y el hombre sólo 
ayuda en algunas, es decir, la responsabilidad sigue siendo de la mujer, aunque 
ella se encuentre también en un ambiente laboral, sus actividades del hogar aún 
son las mismas. 
1. INTRODUCCIÓNEl estudio de la relación de pareja tiene gran importancia, ya que es en ésta donde 
se producen las relaciones diádicas entre sus miembros, donde compartirán las 
personalidades por espacios y tiempos indeterminados. Hombres y mujeres 
buscan esa persona ideal, es decir, ese príncipe ó princesa que los hará felices 
por el resto de sus días. Todos vivimos contemplando con esto “el sueño ideal” de 
la realización amorosa en una relación de pareja. 
 
Erich Fromm (1992) dice que independientemente de su origen o de su esencia, la 
pareja es la unión con otra persona, es la necesidad más profunda y el deseo más 
poderoso que abrigan los seres humanos. 
 
Así, lo que hace diferente a una relación de pareja de otras relaciones es que cada 
miembro desarrolla ciertas expectativas con respecto al otro. También existen 
expectativas de acuerdo a las actividades que cada miembro debe realizar, 
además de expectativas relacionadas con los hijos y las actividades de ellos de 
acuerdo a su género. 
 
Por lo tanto esta investigación tuvo como objetivo identificar, describir y comparar 
las expectativas que se tienen de acuerdo al género de cada miembro de la 
pareja. 
 
Para llevar a cabo esta investigación se hizo una revisión teórica, y en el primer 
capítulo se abordará la evolución de la pareja comenzando con sus antecedentes, 
definición y etapas en las que se desarrolla ésta (definiendo cada una de ellas). 
 
En el segundo capítulo se describe lo que es género, la formación de éste en la 
sociedad y los roles que debe desempeñar una mujer y un hombre en su vida de 
pareja. 
 
En el tercer capítulo se explica la importancia de la comunicación y las 
expectativas que existen dentro de una relación de pareja. Seguidamente se 
presenta el método con el cual se trabajó en esta investigación; en el que 
participaron 80 parejas quienes tienen más de un año viviendo juntos. Finalmente 
se presentan los resultados y conclusiones que se obtuvieron. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
CAPÍTULO 1. EVOLUCIÓN DE LA PAREJA 
 
Para comenzar este apartado se presentarán a continuación los antecedentes 
históricos de la relación en pareja, con lo que se podrá ver, que las relaciones de 
pareja de la antigüedad eran de pertenencia, debido a que al hombre le pertenecía 
la mujer ya que tenía el poder de decidir lo que ella debía hacer y lo que no; 
además de que no existía el amor verdadero como lo veremos más adelante; por 
consiguiente se habla de que hombres y mujeres no tenían los mismos derechos 
ni obligaciones, puesto que el poder ante todo lo tenía el hombre. Así, de acuerdo 
con Rage (2002) se describirán las principales culturas antiguas para poder 
analizar la influencia que tuvieron en la cultura occidental. 
 
1.1 ANTECEDENTES DE LA PAREJA 
 
Grecia. La civilización griega tenía en gran estima la belleza corpórea y la 
excelencia intelectual. En Grecia la atención se centraba en el varón, sin embargo, 
la mujer ocupaba un puesto alto en la civilización griega. Había dos clases de 
mujeres: la esposa-madre y la cortesana (ambas muy respetadas en su ámbito). 
Su expresión religiosa se centraba en el culto a Hermafrodito en Chipre, Dios 
barbudo, con órganos sexuales viriles, pero vestido de mujer. El matrimonio griego 
era monogámico y se realizaba después de un breve noviazgo. Además se 
esperaba fidelidad de la mujer y el esposo podía divorciarse por varias causas 
como el adulterio, incompatibilidad de caracteres y esterilidad. Por otra parte el 
ideal de belleza griego era masculino, el cuerpo humano desnudo se convirtió en 
norma de todo arte plástico. Grecia tuvo una vida erótica rica, variada y refinada. 
Existía la ausencia de represión sexual. 
 
Roma. Las diferencias entre Grecia y Roma fueron muy grandes. Aunque Roma 
conquistó a Grecia por las armas, ésta conquistó a Roma culturalmente, pero 
Roma siguió su camino en la línea del matrimonio. Así, el matrimonio Romano era 
 
Monógamo, y exigía fidelidad de parte de la mujer, el adulterio de la mujer era 
castigado severamente. El hombre tenía mucha más libertad, ya que tanto el 
soltero como el casado podían tener vida sexual propia, la única limitación que 
tenían era no seducir a la mujer de otro. 
 
China. La organización de la familia en China era monogámica, pero practicaban 
también la poligamia. Las mujeres estaban muy devaluadas, los padres vendían a 
sus hijas al mejor precio por medio de los intermediarios. La venta se hacía cinco 
o seis años antes del matrimonio para no tener que alimentar una boca más, y la 
novia se iba a vivir con los futuros suegros. La suegra era despiadada con la 
nuera. La mujer tenía que trabajar fuertemente con su marido, y le debía absoluta 
sumisión a los suegros. Si se rebelaba era castigada con dureza y en ocasiones 
condenada a muerte. Cuando una hija no se casaba era dedicada a la 
prostitución. Después de la revolución China del siglo XX hubo un cambio 
profundo en las costumbres familiares. Se implantó la igualdad entre el hombre y 
la mujer. Así en la actualidad está descartado el erotismo puro y es rechazada la 
noción de mujer-objeto. Muchas de las costumbres como el matrimonio precoz, 
sumisión absoluta a la familia y otras más han sido derogadas. Todas estas 
reformas suponen: igualdad de derechos, seriedad en el compromiso y solidez en 
los vínculos conyugales. La tradición familiar fue sustituida por la entrega a la 
causa, factor que crea una comunidad entre los esposos. 
 
India. En la India se presentaron problemas debido a la división tan marcada de 
las castas y religiones. No existió la dicotomía entre sexo y religión. No les 
preocupaban las relaciones sexuales prematrimoniales, pero debían ser dentro de 
la tribu, sino eran castigados. Uno de los valores más importantes era la 
descendencia. Por otro lado, en la India actual los padres pueden casar a dos 
niños antes de la pubertad, incluso sin conocerse. En la clase alta el matrimonio 
es monógamo, sólo cuando la mujer es estéril o no ha podido tener un hijo se le 
permite al hombre otra mujer. Pero poco a poco se ha empezado un proceso de 
 
revaluación en la mujer, puesto que ya no se le considera como una fábrica de 
tener hijos. 
Japón. Debido a que este país vivió muchos siglos aislado, conservó sus 
tradiciones ancestrales hasta después de la segunda guerra mundial. Y en la 
actualidad se ha desarrollado grandemente, puesto que ha tomado muchos 
elementos del occidente, pero se da una conjugación de tradición y modernismo. 
En la relación hombre-mujer los derechos son idénticos en teoría, pero en la 
práctica predominan las costumbres antiguas. La familia es monogámica pero la 
mujer permanece sometida al jefe de la familia, que no es necesariamente el 
esposo. El divorcio está legalmente aceptado, pero la mujer no se atreve a pedirlo. 
Se suele usar el repudio de la mujer, especialmente por los suegros, que se 
angustian por no tener nietos. Los kimonos son símbolo de las costumbres 
tradicionales, indican que la mujer se comportará como lo hizo su madre. 
Generalmente la mujer guarda silencio cuando habla su marido y en la provincia 
las mujeres caminan detrás de sus esposos. 
 
Países Árabes. Estos países por su situación geográfica, han recibido muchas 
influencias culturales, y la mayor influencia fue la de Mahoma; con él se empezó a 
perfilar una nueva cultura que fue la Islámica, ésta dejó su influencia a través del 
Corán que era su libro sagrado. El Corán dice que los hombres son superiores a 
las mujeres porque así lo ha dicho Alá. En algunos países Árabes aún se 
considera a la mujer como objeto de placer y la que trae a los hijos al mundo. Su 
virginidad es muy importante y por eso se le encierra desde su infancia, la mujer 
siempre permanecerá bajo el dominio del hombre. En la inmensa mayoría los 
padres deciden el matrimonio de las hijas y es frecuente que la mujer conozcaal 
que va a ser su marido hasta el momento de la boda, después de haber pagado 
por ella. Por otro lado, la poligamia está legalmente aceptada en muchos países 
árabes. El Corán permite cuatro mujeres legítimas y un número ilimitado de 
concubinas. La mujer es dueña absoluta dentro de sus paredes, pero no fuera de 
ellas, los hijos no le pertenecen. Y aunque ha habido algunos intentos de 
liberación de la mujer, en la realidad se ha logrado poco, especialmente dentro del 
 
islamismo. Y dentro de la religión cristiana predominan los valores del Evangelio y 
en este sentido son más europeos. 
Estas fueron las historias de algunas culturas en donde ha existido una evolución 
de la relación del hombre y la mujer. Y cómo se puede observar, el amor en el 
mundo antiguo griego estaba muy unido a la familia, sin embargo, la familia griega 
estaba fundada en la desigualdad de los sexos. Al casarse, la mujer abandonaba 
la casa de su padre, para sacrificarse a su esposo. Por tanto, la pareja no tenía 
como objetivo la felicidad, sino la procreación y más concretamente la de los 
varones. Así este criterio pasó al Cristianismo al hablar de que la pareja tenía 
como fin primario la procreación y educación de los hijos, y sólo como secundario 
la mutua ayuda (felicidad de la pareja). El valor de la mujer era sólo si podía ser 
madre, por eso la mujer estéril era repudiada. 
 
Con la llegada del Cristianismo a Grecia se reformaron muchos de los conceptos. 
El deber, la familia y la patria dejaron de confundirse, y las relaciones humanas se 
convirtieron en un trato de persona a persona. Dentro del Cristianismo la mujer 
logró iguales derechos que el hombre, al menos en teoría, ya no se le consideró 
como un ser de naturaleza inferior. Existen elementos importantes en la tradición 
Judeocristiana, en donde según Rage (2002) en el relato más antiguo, el “Yavista” 
aparecen diversos aspectos en la relación hombre-mujer: - La necesidad de la “relación interpersonal” en el hombre. Donde existe la 
idea de que el hombre no está llamado a vivir en soledad, sino en diálogo 
de amor interpersonal. - Este diálogo de amor supone “igualdad”. El hombre tiene que amar a otro 
semejante a él, que le convenga y complete, para que se pueda dar este 
diálogo amoroso. Por eso la mujer es de la misma naturaleza y dignidad 
que el hombre. - La integración de la pareja, que dice que la mujer es formada de una 
costilla de Adán, para dar a entender la necesidad de la 
complementariedad y totalidad del ser. 
 
- El diálogo de amor busca la unión y se realiza en la unidad, como se 
desprende del mandato: dejará el hombre a su padre y a su madre, se 
unirá a su mujer y vendrán a ser los dos una sola carne. Lo que hace que 
aparezca el matrimonio monogámico como situación perfecta del 
matrimonio conyugal. 
 
Así vemos, que las relaciones hombre-mujer han cambiado y este cambio no solo 
es en el matrimonio sino en todas las funciones. 
 
Casado (1991), menciona que existe un elemento básico que es la 
complementariedad, consecuencia de la división sexual del trabajo. Está desde la 
Era Paleolítica dónde se atribuía la caza al hombre y la recolección y el cuidado de 
los hijos a la mujer, esto produjo una dependencia mutua entre ambos, debida a la 
obtención de recursos distintos; esto hace claro la existencia de dos poderes: 
físico en el hombre y procreador en la mujer. 
 
En la Era del Neolítico sigue la complementariedad, aunque el mayor peso de la 
agricultura en detrimento de la caza, en el caso de los varones y revaloriza el 
papel de la mujer; en este período corresponde la proliferación de diosas-madres y 
la trascendencia que parece tenía la fertilidad mujer-tierra en la vida social. A partir 
del Neolítico Medio hace su aparición un nuevo fenómeno: la guerra y con ello el 
guerrero, papel que asume el hombre recobrando un predominio que no tenía 
desde los tiempos de la caza. 
 
En los últimos 3,000 – 4,000 años se acentúo el proceso de asimetría en la 
complementariedad que origina la aparición de un patriarcado que define las 
relaciones entre los hombres y las mujeres, especialmente desde la democracia 
ateniense hasta la Revolución Francesa. Aparece la idea del dios (masculino) 
todopoderoso que no se vio ensombrecido hasta la propuesta cristiana de la 
Virgen María, el hombre encarnó el bien, la mujer el mal; se establecen relaciones 
de poder basadas en la actividad masculina y la pasividad femenina. 
 
 
La institución matrimonial juegue un papel de primer orden. La mujer depende de 
su padre hasta que éste la cede al marido; las mujeres no tienen sólo un valor 
económico para los hombres que las intercambian, sino que constituyen un valor 
de paz y alianzas. Por tanto, el matrimonio era un acuerdo obligado por motivos 
ajenos a la pareja y que se establecía entre dos personas desconocidas. A partir 
del Siglo XII esto cambia ya que aparece la Iglesia como figura reguladora, la cual 
consideraba que el matrimonio se debía basar en el acuerdo mutuo, en contra de 
lo que practicaba la sociedad laica, que consideraba esencial el consentimiento de 
los padres. Se produce un enfrentamiento entre las costumbres civiles y la iglesia, 
ó entre la instrumentalización del matrimonio y la voluntariedad. 
 
Siguiendo con la evolución de la pareja, Satir (1991), nos explica que en el año 
1900 existían dos mundos distintos: uno era de hombres y el otro de mujeres. El 
mundo masculino se consideraba superior y fuera del alcance de las mujeres, era 
un mundo de competencia, resistencia física, proezas sexuales, hambre 
intelectual, dominio, dureza, poder, fortaleza y protección de los débiles. Para 
cumplir con esta imagen, los hombres tenían que suprimir sus emociones y 
exagerar su capacidad intelectual y física. El mundo femenino era de corrección, 
suavidad, dulzura, maternidad, atención de los niños, servicio a los maridos y 
buenas cocineras y amas de casa. La mujer reprimía su aspecto intelectual para 
tener posibilidades de casarse, debido a que la sociedad sostenía que los 
hombres no querían unirse a mujeres intelectuales. 
 
También las mujeres debían permanecer vírgenes hasta el matrimonio, y los 
hombres no eran considerados como tales si no adquirían experiencia sexual 
antes del matrimonio. La mujer aceptable de 1900 debía salir de la casa de sus 
padres para entrar en el lecho del marido, tenía que aceptar el hecho de que su 
esposo se haría cargo de la familia, que sería la autoridad suprema. Por tanto se 
puede decir que, en 1900, los hombres estaban en situación dominante, las 
mujeres eran serviles, dependientes y tratadas como inferiores. La relación más 
 
común era de dominación y sometimiento. Aunque las mujeres eran la esencia 
misma de la familia, este papel se consideraba inferior al de los hombres, porque 
se creía que el trabajo fuera del hogar era más importante que el que se hacía 
dentro del hogar. 
 
Por su parte, Caratozzolo (2002) nos explica que el padre era el encargado de 
velar por la buena conducta de los miembros del grupo familiar (mujeres y niños) y 
frente a la sociedad era el único responsable de sus actos; de modo que su poder 
se manifestaba a través del derecho absoluto de juzgar y castigar. También el 
padre ostentaba el derecho sobre la vida y la muerte del hijo, era dueño de su 
descendencia y disponía de ella. Los roles estaban claramente definidos: el 
hombre debía prestar protección a su mujer y la mujer obediencia a su marido. Por 
tanto, la esposa le debía a éste obediencia y respeto, puesto que era el hombre 
quien tenía que educarla en su papel de mujer y teniendo en cuenta la fragilidad o 
debilidad de su físico y de su carácter, le confiaba sólo algunas responsabilidades 
menores del manejo de la casa; el marido tenía la obligación de corregir a su 
mujer, y una buena paliza de vez en cuando le recordaba quién era el amo a la 
vez queeducaba su carácter. 
 
La mujer ahora es la “compañera” del hombre que comparte los esfuerzos para 
sostener el hogar y educar a los hijos. Nos comenta Caratozzolo (2002) que el 
aparato productivo capitalista incorpora a la mujer al trabajo y que esta verdadera 
revolución comporta un cambio de actitudes, normas y costumbres. Por lo que si 
el trabajo va más allá de las puertas del hogar es intercambiable, el trabajo 
hogareño tiene la misma tendencia. Entonces lavar, planchar, cocinar, hacer las 
compras, cuidar de los niños, deja de ser una tarea exclusiva de la mujer y 
comienza a ser una tarea compartida. Aunque no necesariamente por el varón, ya 
que su inmersión en el hogar ha sido poca, sino por otras mujeres que apoyan en 
esta labor, como las suegras o las ayudas domésticas. 
 
 
 
Así, el nuevo papel de la mujer y la participación de la sociedad en la educación y 
protección de los hijos remueve la estructura conyugal. Antes la división social del 
trabajo acentuaba la dependencia entre los sexos, estimulando las uniones y su 
continuidad, lo que en la actualidad, los cambios en los roles femenino y 
masculino y la creciente autonomía de ambos, acarrean transformaciones 
profundas en la cualidad de la alianza matrimonial; las más notables son las 
referentes a la redistribución del poder en la pareja, la posibilidad de disolución del 
vínculo y la separación entre procreación y sexualidad. 
 
Al iniciar el siglo XX los hombres eran dueños de sus mujeres e hijos, incluso los 
votos matrimoniales expresaban esta posesión. La mujer debía amar, respetar y 
obedecer a su marido; él sólo prometía amarla y cuidarla. En la actualidad las 
mujeres y los niños ya no son una propiedad legal. Sin embargo, los papeles de 
hombres y mujeres también han cambiado de manera importante en lo 
concerniente a la igualdad de poder y valor. Los estereotipos de varones 
dominantes y mujeres sumisas comienzan a ser desplazados por relaciones de 
equidad. 
 
De acuerdo con todo lo anterior se puede ver una gran evolución de lo que es la 
relación de pareja, en lo que se refiere a la equidad entre hombres y mujeres. A 
continuación se presentarán las diferentes definiciones que podemos encontrar 
sobre pareja. 
 
1.2 DEFINICIÓN DE PAREJA 
 
Para Musito (1988) la formación del concepto de pareja en cada individuo, es el 
que crea la expectativa que se tiene con respecto a un caso particular de pareja. 
Dice el autor que incluso los integrantes de una relación de pareja estable y sin 
reportar ninguna especie de molestia con su relación, tienen un concepto muy 
diferente de lo que es “la pareja”, aún después de haber estado juntos mucho 
tiempo. Esto comprueba que la construcción del concepto de pareja, que por ende 
 
determinará la forma en la que se establezcan los lazos afectivos entre el 
compañero(a), se da en el individuo antes de que se sostenga una relación de 
pareja. 
 
Casado (1991) habla de pareja como la relación entre dos personas basada en la 
percepción del vínculo que tienen ambas, caracterizada por la aparición del 
nosotros, bajo la regulación social que sea. Para él, la complementariedad se 
establece en un nivel psicológico entre dos personas incompletas que buscan en 
el otro su complemento; así lo que la pareja debe saber es qué ofrece cada uno y 
qué busca en el otro. Además, la relación de pareja es un intercambio permanente 
de emociones, pensamientos, proyectos, tiempo, reconocimiento, fantasías, 
recuerdos, cuidados, etc. 
 
“La construcción del concepto de Relación de Pareja, es asumida de diversas 
maneras por cada ser humano. Para la construcción de una relación de pareja se 
necesita más que conseguir a otro individuo para la realización de un intercambio 
en los patrones conductuales” (Rivas 2002, pág. 66). 
 
Por otro lado, para Salles (1996) el espacio de la pareja es una tensión dialéctica 
entre ser y pertenecer o pertenecer siendo, lo cual posibilita tanto la unión como la 
desunión. En este espacio pueden desarrollarse el amor, los proyectos, el 
crecimiento personal y del otro; pero también la violencia, el desamparo, el rencor 
y el odio. Durante la época de noviazgo se dan en parte las condiciones para que 
la pareja se enamore, al llegar al matrimonio, una vez “conquistados”, se 
descuidan elementos que un día permitieron que se fijaran el uno en el otro. 
 
Cabe mencionar que existe un ciclo en el que la pareja se desarrolla, por lo que 
Dym y Goleen (1993, en Chávez, 2006) hacen una propuesta del desarrollo de 
parejas (comunes y corrientes, es decir, que no presentan ninguna problemática y 
que logran conservarse unidos): 
 
� EXPANSIÓN Y PROMESA: Se trata de un tiempo de optimismo, excitación 
y esperanza; que es interpretado por la pareja como un contrato de 
promesas, con el cual se mide la experiencia futura. Para algunos es el 
enamoramiento con un tinte romántico, mientras que para otros es más 
pasional. Predomina la vivencia de bienestar y felicidad, sé es más flexible. 
El deseo y la experiencia sexual están en su punto más alto. 
� CONTRACCIÓN Y TRAICIÓN: En esta etapa surgen limitaciones y 
problemas, puesto que la persona amada resulta ser una persona con 
mucho defectos. Se tienen vivencias de desilusión, culpa, coraje, confusión 
y duda de si son sobresalientes, se tiene un deseo de cambiar al otro para 
regresar a ser lo que se era antes; predomina la sensación de traición a las 
promesas de intimidad. Y puede manejarse de tres formas: la pareja puede 
permanecer en esta fase, puede separarse ó moverse a la etapa de 
resolución. 
� RESOLUCIÓN: En esta etapa predomina la racionalidad, el compromiso, 
una cooperación, la negociación y por esto las parejas resuelven sus 
problemas. El bienestar que se logra en la resolución puede llevar a la 
pareja de nuevo a la etapa de expansión. 
 
Finalmente, definir a la pareja no es fácil, pero se puede decir que la pareja se 
forma por dos personas que parten desde el mismo punto, son dos seres 
individuales, con sus necesidades, sus alegrías y tristezas, las cuales irán 
complementándose día a día, para dar así el siguiente paso. Debido a que la vida 
en pareja es todo un proceso, se desarrollará en seguida cada una de sus etapas. 
 
1.3 ETAPAS DE LA PAREJA 
 
La pareja se consolida en etapas, la primera de ellas es el noviazgo, ésta es una 
etapa clave en la constitución de la pareja, ya que las vivencias que se tengan en 
el mismo, al dar el paso al matrimonio, serán la base para comenzar a construir 
 
la nueva familia (Willi, 1975). Por lo anterior, se describirá con detalle lo que es 
noviazgo, el matrimonio y la familia: 
1.3.1 Noviazgo 
 
El noviazgo es una época de intenso romance que indudablemente favorece la 
comunicación tanto verbal como no verbal. Los enamorados se manifiestan 
continuamente que se aman, comparten sueños, esperanzas, ilusiones, se ponen 
metas, comparten también preocupaciones, tristezas y frustraciones. 
 
La pareja en esta etapa es un proceso dinámico de interrelación, que desde el 
primer momento de atracción y seducción, se establece una forma de 
comunicación en el cual las dos personas intercambian mensajes que explican 
cómo son y qué esperan del otro, estos mensajes son en parte, no verbales. Los 
mensajes no verbales se intercambian durante el galanteo y parecen constituir una 
señal de aprobación por parte de las dos personas, un permiso, y al mismo tiempo 
un deseo de intimidar más. Por consiguiente, existen dos fases en el coqueteo: en 
la primera ambos galanteadores exhiben su sexualidad (femineidad y 
masculinidad) para atraer al otro; en la segunda fase ambos adoptan posturas 
menos agresivas, más infantiles y blandas, para tranquilizar al otro. Desde los 
primeros intercambios las dos personas, además del contenido de los mensajes, 
están mostrando al otro su verdadero yo; si estos resultan complementarios a los 
del otro, leempezará a resultar atractivo a un nivel más profundo que el atractivo 
físico. 
 
Durante la época de noviazgo, la pareja en potencia ve al otro de acuerdo a un 
plan, organizan sus vidas con el fin de disfrutar de tiempo libre para el otro; cada 
uno sabe que para el compañero estar juntos es prioridad, esto les brinda la 
sensación de que el otro lo considere una persona muy importante. 
Cuando la relación tiene una cierta estabilidad empiezan a definirse las reglas que 
regirán a la pareja. Esta definición es implícita, se acuerda mediante la aceptación 
de la forma de relación. La pareja con la idea de vivir juntos pacta explícitamente 
 
algunos aspectos de su vida en común (reparto de tareas domésticas, números 
de hijos, fidelidad, administración económica, etc.). Pero difícilmente son 
conscientes de otros pactos realizados inconscientemente y que empiezan a 
gestarse el día en que se conocieron, fundamentalmente respecto al rol que cada 
uno ocupará en la relación, que se va estableciendo a través de hechos cotidianos 
como la puntualidad en las citas, las decisiones sobre donde ir de vacaciones o la 
disponibilidad de tiempo libre del otro. El origen de estos pactos da origen a un 
verdadero contrato implícito de relación. 
 
En resumen se puede definir al noviazgo como: el periodo en el cual se inicia, 
establece e intenta mantener una relación amorosa, con la finalidad, por un lado, 
de un conocimiento mutuo y cada vez más profundo, con expectativa de un futuro 
matrimonio; y por otro lado es la elección de la persona con la cual se pretende 
conformar una familia. Esta etapa de la relación de pareja, es de preparación para 
el matrimonio, donde él y ella deciden si la relación se prolonga hasta casarse ó 
llega a su fin. 
 
1.3.2 Matrimonio 
 
Auping (1995) dice que para él es una relación donde el compromiso y la intimidad 
llegan a su plenitud e integración óptima. Además explica al matrimonio como una 
relación duradera, total, exclusiva y fecunda. Duradera, porque no termina sino 
con la muerte de uno de los dos; total, porque abarca al ser humano entero: 
cuerpo, afecto, voluntad y razón; exclusiva, porque no hay lugar para otro hombre 
u otra mujer con el mismo grado de participación, fecunda, porque ayuda a la 
maduración del amor y a la procreación de nueva vida. 
 
Es para Falicouty (1991), en esta etapa, donde la pareja aprende su papel de 
cónyuge, porque se realizan cambios muy importantes en el estilo de vida y en el 
sistema de seguridad emocional de cada quien, a fin de lograr un acoplamiento 
entre ambos; además éste es el momento en que se convive en mayor cantidad 
 
con la pareja y comienza el conocimiento más profundo sobre estilos de vida y 
costumbres. 
 
La pareja es una institución en evolución permanente, cada una es un proceso 
dinámico. Así el matrimonio no es un estado sino un proceso, por lo que se van 
sucediendo unos acontecimientos y se van superando las etapas. A la primera 
fase del enamoramiento y las ilusiones del futuro, seguirán otras en las que la 
presencia de los hijos o la valoración de lo conseguido en relación a lo proyectado 
tendrán más peso. Más tarde la marcha de los hijos del hogar abrirá una nueva 
etapa en la que se deberá reestructurar la relación o la jubilación, con sus 
repercusiones psicológicas y económicas. 
 
Shostrom (1989, en Rage 2002), plantea que existe una secuencia de etapas en 
el matrimonio: 
 
I. DIMENSIÓN DEL EROS: es la forma romántica del amor. Incluye 
curiosidad, celos, exclusividad, deseos sexuales y carnales. Esta etapa 
está muy presente en los primeros años del matrimonio. El sexo es 
primordial. El fin de Eros es lograr la unión entre el amante y el amado. 
Los celos juegan un papel muy importante, ya que los recién casados 
están muy preocupados por las atenciones que los miembros del otro 
sexo puedan brindar a su pareja. Las parejas deben superar esta etapa 
para que su vida marital madure. El matrimonio actualmente supone 
percatarse de las propias necesidades, sin plasmar las proyecciones 
tempranas de dependencia y actitudes defensivas hacia la pareja. Un 
matrimonio así estimula a trabajar consigo mismo, más que a tener 
expectativas demasiado altas. (Se da entre los primeros 6 años de 
casados). 
II. DIMENSIÓN DE LA EMPATÍA: esta etapa comprende una mayor 
madurez, puesto que aparece la empatía y comprende compasión, 
 
aprecio y tolerancia por la personalidad del otro. (Se da entre los 6 y 12 
años de casados). 
III. DIMENSIÓN DE LA AMISTAD: busca incrementar los intereses 
comunes, con más tiempo para realizar actividades juntos, ya que 
quieren un compañero, no sólo un amante. La parte manipulativa de la 
amistad es buscar absorber a su pareja para la satisfacción de sus 
necesidades. Uno de los signos de madurez es el “profundizar en la 
identidad de cada uno” mientras se mantiene la intimidad. Lo que supone 
la búsqueda activa de nuevos intereses con los cuales puedan 
compenetrarse. (Se da entre los 13 y 20 años de casados). 
IV. DIMENSIÓN DEL ÁGAPE: es un amor que no requiere motivación, es 
decir, es altamente altruista. Busca llenar el vacío del otro más que el 
propio. Es un amor que ayuda, alimenta y que es propio de las personas 
maduras en su relación, que en las menos maduras. En el matrimonio 
actual se entiende el ágape como el amor que sienten uno por el otro en 
su relación de pareja, a la identificación que tienen por los logros y 
fracasos de sus hijos, así al aceptar y alentar los intereses propios de 
cada uno. Es una relación cooperativa. (Se da después de los 20 años de 
casados). 
 
Existen cuatro tipos de matrimonio según Lederer y Jackson (1968, en Rage 
2002): 
A. Matrimonio estable e insatisfactorio: se sienten insatisfechos 
dentro de su matrimonio, pero al mismo tiempo, sus intereses en 
común hacen que su relación se encuentre estable. 
a. Los gemelos angelicales: idénticos desde antes, 
hechos el uno para el otro. 
b. Los genios colaborativos: en los primeros años de vida 
marital establecen códigos muy comunes, eficientes, que 
promueven la confianza de modo que les permite funcionar 
casi como los anteriores. 
 
B. Matrimonio satisfactorio inestable: lo negativo del matrimonio es 
visto por la pareja dentro del contexto de todo matrimonio, pero lo 
que predomina son las partes positivas, algunas formas son: 
a. Los guerrilleros de tiempo libre: hay desilusión, 
resentimiento, competencia que lleva a la inestabilidad. Esta 
pareja no esperaba esto del matrimonio y concentran la 
atención en los hijos, el dinero, la seguridad. En épocas de 
problemas esperan simplemente que las cosas mejoren, es 
gente que no se cuestiona mucho el matrimonio, puesto que lo 
viven como “se manda”. 
b. Los prestamistas: ambos saben que no están 
enamorados, casi siempre se casan porque se está 
obteniendo algo altamente deseado como el dinero, estatus, 
compañerismo. 
 
C. Matrimonio inestable e insatisfactorio: las parejas dentro de esta 
categoría tienden a usar el mecanismo de la negación. 
Generalmente culpan al otro por los fracasos en la relación ó en 
la vida personal. Son altamente competitivos y gran parte de su 
actitud en el matrimonio es vencer al otro y cobrarle a futuro 
todas las que lleva. 
a. Disputadores cansados: experimentan gozo al ver sufrir 
al otro. Hay mucho manejo de culpa, ansiedad y frustración, 
no les interesa la resolución del conflicto ya que lo importante 
es ganar. Pelean y se agitan entre ellos abiertamente. 
b. Evitadores psicosomáticos: son disputadores que se 
cansan a tal grado que empiezan a maniobrar 
encubiertamente de maneras sutiles, por ejemplo, con 
sarcasmos, frigidez, dolores de cabeza. Se establecen 
patrones internos de víctimas y victimizador. 
 
 
D. Matrimonio estable y satisfactorio: son matrimonios muy estables 
a costa del desarrollo personal de los integrantes ydefinen su 
relación como la ideal. Son personas que no manejan el enojo y 
a quienes amenaza mucho la diferencia de opinión: 
a. La pareja horrenda: quien vive en casa de vidrio y no 
tira pedradas. 
b. Los predadores paranoides: sospechan de todos los 
demás, esto es lo que les da suficiente cohesión para 
mantener unido el matrimonio. 
 
Después de haber visto lo que es el matrimonio y los diferentes tipos de 
matrimonio que existen, se continuará a describir la Familia. 
 
1.3.3 Familia 
 
Desde que nacemos estamos rodeados de grupos sociales, el más cercano de 
ellos es la familia. Dentro de este grupo recibimos los primeros modelos de 
aprendizaje, entre los que se encuentran los valores, reglas, normas, etc., que nos 
permitirán relacionarnos en sociedad a lo largo de nuestra vida. Así, la familia es el 
primer marco de referencia en el que se inicia la socialización y por lo tanto, la 
personalidad del individuo. La familia como socializador primario del niño enseña 
como someterse a la sociedad, al tiempo que deposita en éste un elaborado 
sistema de restricciones y permisiones. 
 
Pineda (2005) considera que la familia es sin duda, la unidad básica de la 
sociedad. Considera que su origen es biológico, como algunas de sus funciones 
esenciales, pero ante todo es un escenario de trascendental importancia para la 
vida del hombre, desde el punto de vista social, como de su personalidad, sobre la 
cual ejerce una perdurable influencia. 
 
 
Rodrigo y Palacios (1998), definen Familia como “la unión de personas que 
comparten un proyecto vital de existencia en común, que se quiere duradero, en el 
que se generan fuertes sentimientos de pertenencia ha dicho grupo, existiendo un 
compromiso personal entre sus miembros y donde se establecen intensas 
relaciones de intimidad, reciprocidad y dependencia” (pág. 33). 
 
Podemos ver a la familia como un organismo vivo que tiene un ciclo que cumplir: 
nacer, crecer, reproducirse y finalmente morir. Al unirse una nueva pareja inicia 
nuevamente éste nuevo ciclo que con el tiempo se verá modificado por la llegada 
de nuevos integrantes (hijos). 
 
Así, la llegada del primer bebé aunque sea deseado, requiere de importantes 
adaptaciones en la vida de pareja. Quienes ya han alcanzado un sano equilibrio 
en su relación, pueden resolver con más facilidad los problemas de esta 
adaptación, pero para los padres que no se hallan en este punto, los cambios 
podrían parecer defectos de adaptación y adoptar la forma de tensiones físicas o 
emocionales. 
 
Por su parte, Blanco y García (1998), explican las funciones de la familia de la 
siguiente manera: 
• Procreación. Para que una sociedad tenga continuidad generacional debe 
procrear nuevos miembros. También obedece a la necesidad de que los 
adultos jóvenes se entrenen para tomar el lugar de los que envejecen, se 
incapacitan o mueren. Además de que garantiza la supervivencia de la 
especie humana. 
• Proveer la satisfacción de las necesidades biológicas y de subsistencia. La 
familia como núcleo de convivencia provee la satisfacción de necesidades 
como las de alimentación, techo, abrigo y protección. 
• Facilita el desarrollo de identidad individual, ligada a la identidad familiar. 
Esto inicia con la asignación del nombre propio al hijo y se va reforzando en 
la medida en que se le de un trato personal individualizado e incorporando 
 
su identidad. Todos aquellos elementos que sirvan para identificarlo dentro 
del grupo familiar y dentro de los grupos más amplios de pertenencia: 
escuela, amigos, etc. 
• Provee los primeros modelos de identificación. Frecuentemente los 
primeros modelos del niño(a) son papá y mamá, los cuales promueve en 
los niños modelos de identificación. 
• Inicia el entrenamiento de los roles sexuales y la socialización de los hijos. 
El individuo tiene que ser capaz de participar en las actividades de la 
sociedad; este proceso recibe el nombre de socialización, a través del cual 
se adquieren las características, valores, actitudes y comportamientos. 
También deben ser instruidos sobre cómo comportarse, hablar y actuar en 
sociedad. La familia crea una estructura jerárquica en cuanto a la toma de 
decisiones y las responsabilidades que le son asignadas a cada quien 
según su edad y estilos de la familia. 
• La familia es la transmisora de valores, ideologías y cultura. El marco de 
referencia de valores, reglas y normas de conducta que rigen el sistema 
familiar, así como su ideología y concepción del mundo, las costumbres y 
los ritos que conforman sus estilos de vida son transmitidos a los nuevos 
miembros como parte del proceso de socialización, de aceptación y de 
pertenencia al grupo. 
 
De acuerdo con lo anterior Rodrigo y Palacios (1998) dividen las funciones 
familiares, propiamente de la persona y con relación a los hijos: 
� La familia es un escenario donde se construyen personas adultas con una 
determinada autoestima y un sentido de si mismos, que experimentan un 
cierto nivel de bienestar psicológico haciendo frente a conflictos y 
situaciones estresantes. 
� En la familia se aprende a afrontar retos, así como asumir 
responsabilidades y compromisos. Aquí se da la oportunidad de madurar y 
desarrollar recursos personales. 
 
� La familia permite un encuentro intergeneracional donde los adultos crean 
un puente entre el pasado (abuelos) y el futuro (hijos). 
� La familia es una red de apoyo social para las diversas transiciones vitales 
de la persona: búsqueda de pareja, trabajo, vivienda, jubilación, vejez; 
apoyo en caso de necesidades económicas, enfermedades ó problemas 
laborales. 
� La familia es una importante red de apoyo personal y social. 
 
Como se puede observar la familia es de suma importancia para cualquier 
persona, ya que desde el nacimiento los seres humanos formamos parte de esta 
institución social. 
 
Caratozzolo (2002) dice que familia viene del latín <famulus>, que quiere decir 
sirviente, eslavo y además que así se designaba originalmente a un conjunto de 
esclavos y criados. Para el autor cada integrante de la nueva familia trae a la 
misma, nuevos valores, normas, costumbres, gustos, preferencias, que son el 
fruto de su identificación con la familia de origen. Y este encuentro tendrá como 
resultado una nueva identidad, producto de la integración de ambos ó será fuente 
de conflictos. 
 
Este capítulo se finaliza diciendo que la pareja se encuentra en un proceso, en el 
cual avanzar quiere decir esforzarse en conocerse a sí mismo para saber que se 
está buscando realmente en el otro y para uno mismo. Además de aceptar sin 
vergüenza la forma en que buscamos la complementariedad. A partir de este paso 
se puede empezar a definir una nueva forma de relación, de común acuerdo, sin 
falsos optimismos y de forma realista según lo que cada uno puede hacer en cada 
momento. La pareja es un proceso que se va construyendo paso a paso y lo 
importante es que nosotros podamos ser los rectores del proceso escuchando 
nuestras necesidades y conociendo nuestros recursos y limitaciones. 
Daremos paso al segundo capítulo donde se hablará sobre género y roles 
sexuales. 
CAPÍTULO 2. GÉNERO Y ROLES SEXUALES 
 
Lamas (1996), dice que el género es el resultado del establecimiento de 
distinciones a partir de la diferencia sexual, adjudica tributos y potencialidades, así 
como prohibiciones a uno y otro sexo. La construcción cultural de una idea 
masculina y de otra femenina define aspectos individuales no relacionados con la 
biología, el intelecto, la moral, la psicología y la efectividad así, como con aspectos 
sociales, la división del trabajo, las prácticas y el ejercicio de poder. Lamas 
considera que el género es una categoría en la que se articulan tres instancias 
básicas: 
 
I. La asignación de género: ésta se asigna en el momento en que nace el 
bebé a partir de la apariencia externa de sus genitales.II. La identidad de género: desde esta identidad, el niño estructura su 
experiencia vital, el género al que pertenece lo hace identificarse en todas 
sus manifestaciones: sentimiento o actitudes de “niño” ó “niña”, 
comportamiento, juegos, etc. 
III. El rol de género: éste se forma con el conjunto de normas y prescripciones 
que dictan la sociedad y la cultura sobre el comportamiento femenino o 
masculino. 
 
Basándonos en Lamas este capítulo se desarrollará según sus instancias básicas. 
Se comenzará definiendo lo que es género, conceptualizando lo que es feminidad 
y masculinidad, así como la formación de éstos, los cuales se dan en la educación 
de los niños empezando desde el nacimiento y durante todo su desarrollo. 
Además se describirán los roles que se ejercen dentro de la relación de pareja que 
han sido impuestos por la sociedad. Por tanto comenzaremos con varias 
definiciones de lo que es Género. 
 
 
 
2.1 TEORÍA DEL GÉNERO 
 
Ramos (1990), explica género como el conjunto de relaciones que, con base en 
las características biológicas regula, establece y reproduce las diferencias entre 
hombres y mujeres; además considera que se trata de una construcción social, de 
un conjunto de relaciones con intensidades específicas en tiempos y espacios 
diversos. 
 
Para Hernández y Espino (2000), el enfoque de género es una corriente social, 
que se basa en el estudio del ejercicio de poder entre géneros. Este es 
determinado por la influencia de varios factores como la relación de poderes, 
doble moral para hombres y mujeres, la aceptación de los roles sexuales 
tradicionales y contrapuestos, los mitos sobre la violencia y la sexualidad, y los 
medios masivos de difusión que mantienen y promueven los anteriores factores. 
 
Según Barberá (1998) el género representa una dimensión esencial de la 
psicología que condiciona la conducta humana e influye sobre los modos de 
comportarse, de vestir, hablar, de las expectativas que se tienen, deseos, normas 
y valores, los cuales intervienen sobre la manera de razonar, enjuiciar y en la 
construcción del mismo autoconcepto de relaciones interpersonales: pareja, 
familiares, laborales o amistosas. Por lo que los factores sociales, políticos, 
económicos y culturales son fundamentales para determinar el género en sí y por 
tanto las diferencias entre varón y mujer. 
 
Por otro lado, para Giberti (2005), género corresponde tanto a la categoría 
masculino-femenino, como al sistema que organiza los avatares de las diferencias 
sexuales. Así, género lo define como la red de creencias, rasgos de personalidad, 
actitudes, sentimientos, valores, conductas y actividades que diferencian a 
mujeres y varones. Esta diferenciación, es producto de un largo proceso histórico 
de construcción social que no sólo genera diferencias entre los géneros femenino 
y masculino, sino que a la vez, esas diferencias implican desigualdades y 
jerarquías entre ambos. Género también se refiere a los roles y responsabilidades 
que son determinadas socialmente para hombres y mujeres. 
 
Para terminar nos quedamos con la definición de Género que nos da Flores 
(2001), la cual dice que es un sistema ideológico cuyos distintos procesos orientan 
el modelaje de la representación social diferenciada de los sexos, determinando 
formas específicas de conducta asignadas en función del sexo biológico. A partir 
de esto, el género es un sistema de regulación social que orienta una 
estructuración cognitiva específica, construida a partir de un dato biológico que 
normativiza las nociones de masculino y femenino. 
 
2.2 ASIGNACIÓN Y FORMACIÓN EN LA IDENTIDAD DE GÉNERO 
 
Cuando nace un bebé y se pregunta ¿qué es?, en ese momento se le designa su 
papel dentro de la sociedad y comienza a recibir el bebé un trato de acuerdo a su 
género, el cual será moldeado por los padres. Nuestra comprensión de lo que 
significa ser una mujer o un hombre evoluciona durante el curso de la vida; no 
hemos nacido sabiendo lo que se espera de nuestro sexo: lo hemos aprendido en 
nuestra familia y en nuestra comunidad a través de padres-madres, hijos-hijas. Por 
tanto, esos significados variarán de acuerdo con la cultura, la comunidad, la 
familia, las relaciones interpersonales, las relaciones grupales y normativas, con 
cada generación y en el curso del tiempo. 
 
De acuerdo con Lamas (1996), la diferencia biológica se interpreta culturalmente 
como una diferencia sustantiva que marcará el destino de las personas como una 
moral diferenciada para cada sexo. Por ejemplo, cuando nace el bebé, se lleva a 
cabo la asignación del género, se parte de la apariencia externa de los genitales; 
si tiene un pene es hombre, si tiene vagina es mujer. Y es que los seres humanos 
tendemos a simbolizar la diferencia corporal, específicamente con el sexo. Con 
atributos diferenciados entre masculinos y femeninos como lo son: el nombre, el 
color, tipo de ropa, los juguetes, su conducta, estudios, etc. Por otra parte, según 
el autor, desde el punto de vista antropológico el hablar de hombres y mujeres 
significa dos cosas distintas: la posición de la mujer, sus actividades, sus 
limitaciones, que varían de cultura a cultura; y lo que es constante es la diferencia 
entre lo considerado masculino y lo considerado femenino. Por ejemplo, en una 
cultura hacer canastas es una labor femenina, y en otra cultura ése trabajo es de 
los varones, por lo que, hacer canastas no lo determina lo biológico, sino lo que 
culturalmente se define como lo propio para ése género. Así los antropólogos han 
enfocado el concepto de género al sistema de parentesco, como la casa, la 
familia, etc., que son bases de la organización social. Sin embargo, no sólo se 
debe concentrar en la familia, sino también en el trabajo, la educación y la política, 
etc., como factores que forman parte del proceso de construcción de la categoría 
de género. 
 
El rol sexual se le enseña al individuo desde que nace y son los padres, la familia 
y la sociedad en general quien se encarga de transmitirle las conductas 
apropiadas a su género. Para Rage (2002) a medida que el niño crece y se hace 
consciente de su sexo biológico y de las diferencias con el otro sexo, buscará 
identificarse con él y reconocer las normas establecidas en su grupo. Estos roles 
varían de una cultura a otra, y en los países latinoamericanos se dan 
tradicionalmente diferencias marcadas. Ya que durante siglos se dijo que ser 
“femenina” significaba ser cálida, afectuosa, tierna, temperamental, ilógica, 
quejosa, débil, sumisa; en cambio ser “masculino” significaba ser fuerte, estable, 
lógico, competitivo, agresivo, independiente, autosuficiente, severo, arrogante. Por 
consiguiente, estos conceptos trajeron muchas consecuencias y desigualdades ya 
que existía una división muy estereotipada. 
 
“Las definiciones de los papeles masculino y femenino son, desde su 
primer día de vida, adaptadas al medio social de los niños y éstas 
definiciones son constantemente reforzadas en el transcurso de 
nuestra vida. Se supone que un hombre debe ser racional, productivo 
y trabajador, pero se supone que no debe ser emotivo, estar en 
contacto con sus sentimientos, o excesivamente cariñoso. Por otra 
parte, se cree que la mujer no debe pensar racionalmente, ni ser 
capaz de equilibrar la chequera, ni de ser fuerte. Ella puede 
suministrar al hombre con quien se relacione, el funcionamiento 
sensible y emocional del que carece, y él puede cuidar de los 
negocios a favor de ella” (Wyckoff 1974, en Casado 1991, pág. 62). 
 
Para finalizar este punto se puede decir que estas características teóricas no son 
exactas para las personas concretas, pero existe la tendencia en cualquier cultura 
hacia esta división de roles. Esta división de roles crea el mito de lo masculino y lo 
femenino y se convierte en un impedimento básico para conseguir una relación de 
persona a persona. Así, sedescribirá en seguida, lo que se considera es la 
feminidad y masculinidad. 
 
2.2.1 Feminidad 
 
A las niñas se les enseña a que jueguen a ser madres, esposas, hacer la comida, 
asear la casa, cuidar a los niños y llevarlos a la escuela; dándoles implementos 
necesarios que les permiten desempeñar el papel que se les asigna para beneficio 
de la comunidad. Desde niñas se les exalta la ternura, el dolor y el sufrimiento, es 
así como se construye a la mujer como víctima, sufrida, abnegada. Durante su 
niñez, interactúa con su familia, dentro de la cuál se irá filtrando el mensaje social 
de identificarse con el rol que desempeñe la madre; a las niñas desde temprana 
edad se les inculca que lleguen a formar una familia: dónde serán esposas, 
madres, amas de casa. 
 
Bedolla, Bustos, Flores, García, (2000), dicen que la feminidad se construye con 
base en el conjunto de normas y prescripciones que dicta la sociedad y la cultura 
sobre el comportamiento femenino o masculino. La feminidad y la masculinidad 
son estatus instituidos que se vuelven identidades psicológicas para cada 
persona. 
Describe González (1998), que la niña adquiere cualidades femeninas para ser 
sometida, sacrificada, la desconfianza del padre, compadece a la madre, porque 
se identifica con las agresiones que ambas reciben. Las hijas se convierten en un 
consuelo para la madre, quienes quieren para sus hijas el cumplimiento de sus 
anhelos. Además la hija ayuda al cuidado de sus hermanos, es como la madre 
sustituta para los hermanos menores. En tanto las madres insisten en que las hijas 
deben someterse a sus hermanos, para cuidarlos y para consentirlos; más tarde 
se someterán a su esposo, al mismo tiempo que se les enseña la maldad del 
hombre y también a sentirse mala e incapaz de defender su integridad afectiva, 
sexual e incapaz de valerse por sí misma. Se le enseña que sólo ella, como 
madre, es digna de valerse por sí misma y tenerse confianza. 
 
Por otra parte, “la diferencia sexual se piensa en términos de complementariedad 
y la mujer se convierte en un alter ego del hombre, con quien comparte un placer 
carnal y un rol social; o bien, se interioriza y la mujer se incluye en una especie de 
tipo zoológico: monstruo, andrógino, lesbiana, prostituta; o bien, se idealiza y la 
mujer se convierte en un suplemento heterogéneo al orden simbólico: la loca, la 
mística, la virgen. En la primera representación, la femineidad de la mujer siempre 
se asocia a la maternidad, mientras que en las otras dos lo femenino y lo maternal 
se disocian, y la mujer es incapaz de cumplir la tarea procreativa que le imponen 
la naturaleza y la cultura.” (Roudinesco, 2006, pág. 125). 
 
Finalmente a las mujeres se les inculcan ideas de que deben entregarse a los 
demás, dejando de lado su propia felicidad, además de que no deben estudiar una 
carrera sea corta o profesional, puesto que ello amenazaría su vida familiar. Así 
que el rol de la mujer ha de ser en la casa. Por consiguiente, se considera que la 
formación de la feminidad se inicia en el hogar, mediante la socialización y otros 
factores circunstanciales en el medio, así como los propios intereses de la mujer, 
los cuales van formando su feminidad. 
 
 
2.2.2 Masculinidad 
 
A los niños durante su infancia se les fomenta que jueguen siempre a demostrar 
quién es el más fuerte y audaz, el más hábil y valiente, el más capaz de desafiar 
las normas establecidas y salirse con la suya, se le enseña en todo momento a ser 
competente y agresivo para así confrontarse al mundo; negándoles como ya se 
mencionó, la posibilidad de la ternura, la expresión de los sentimientos y la 
capacidad de la crianza. La masculinidad que se les enseña a los hombres tiene 
que ver con el herir y humillar, ya que siendo ellos los que poseen el conocimiento, 
deben tratar que las masas ignorantes (mujeres) entiendan un poco de lo que ellos 
conocen, aunque con ciertos límites, ya que él siempre debe estar por arriba de la 
mujer y de ser posible de sus congéneres, pues de no ser así su imagen social se 
vería dañada. Se puede decir que detrás de cada hombre se encuentra aquel niño 
que busca se le cuide, apoye y quiera, ya que de un modo u otro, la mayoría de 
ellos ha crecido bajo este modelo, pues viviendo bajo el literal regazo de mamá 
siempre buscan una mujer que los acoja bajo su protección, aquella que se 
desviva por atenderlo y servirlo; los hombres bajo este supuesto buscan siempre 
la superioridad más que la igualdad (Resendiz, 2001). 
 
A los niños se les impide expresar ternura, cariño, tristeza o dolor, puesto que se 
les permite expresar solamente la ira, la agresividad, la audacia, el placer. Se 
podría decir que así es como se construye al “macho mexicano”, castrando su 
sensibilidad y cargado de agresividad. Decir masculinidad se refiere a los hombres 
que dominan a los débiles sean niños, mujeres, ancianos, es un rol que se le 
impuso al hombre. 
 
Masculinidad se refiere a lo que hace el hombre para sentir el control, sentirse 
fuerte, importante, con el poder, y además se asocia con la conducta típica de los 
hombres en una determinada sociedad y cultura. Por lo tanto, el niño aprende a 
rechazar la dependencia y negar los vínculos de apego, a reprimir las cualidades 
que crea femeninas, y a rechazar y devaluar a las mujeres para afirmar así su 
masculinidad. 
 
Sin embargo estos estereotipos están cambiando y ya no son tan rígidos, ya que 
son aprendidos culturalmente. Además los movimientos feministas dieron pie a los 
estudios de género, que han abierto un campo de desarrollo para la mujer y el 
varón permitiéndoles nuevas formas de comportarse y ser. 
 
2.3 DEFINICIÓN DE ROL DE GÉNERO 
 
Rol es un concepto proveniente de la sociología y se refiere al conjunto de 
prescripciones para una conducta dada, las expectativas acerca de cuáles son los 
comportamientos apropiados para una persona que sostiene una posición 
particular dentro de cierto contexto. Por lo que el Rol de Género es el conjunto de 
expectativas acerca de los comportamientos sociales apropiados para las 
personas que poseen un sexo determinado (Oropeza, 2006). 
 
Feldman (1982, en Rage 2002), define los roles sexuales como las expectativas o 
normas culturalmente definidas que describen un patrón de actitudes y conductas 
apropiadas (proscritas o deseables) e inapropiadas (prohibidas o indeseables) 
para los hombres y las mujeres. 
 
Sin embargo, en nuestros días se está produciendo una profunda transformación 
en la definición cultural de los roles sexuales. La recuperación de las 
características masculinas por parte de la mujer significa ejercitar su capacidad de 
autonomía, decisión, responsabilidad, es decir, de ejercer un papel activo, lejos de 
la dependencia y sumisión. Desde la esfera más pública (mujeres que ocupan 
lugares laborales y políticos de alta responsabilidad) hasta la más íntima (la 
relación sexual, en la que la mujer es una parte activa desde la decisión de tener o 
no la relación, hasta su participación en la misma), se evidencia este cambio. Por 
parte del hombre los aspectos a recuperar son su emocionalidad, su pasividad, su 
visión estética y lúdica de la vida; en cierta forma el hombre vive una pérdida de 
estatus y de poder, debido a estos cambios en su rol de género. Por su parte, la 
mujer vive las limitaciones de su rol cultural y ello explica una mayor tendencia al 
cambio, porque necesita modificar algo que le hace sentir mal. 
 
Es la sociedad la responsable de asignar ciertos roles que se desempeñarán a lo 
largo de la vida, influenciada por la idea naturalista, que defiende al sexo de cada 
persona; idea que ha sido heredada desde el surgimiento del sistema patriarcal y 
que ha sido la base de la discriminación para la mujer. 
 
Para finalizar, se puede decir que los roles de género son papeles que les toca 
desempeñar a cada individuo en la sociedadsexuada y que son actuados 
teniendo como base los estereotipos sociales; puesto que se crean normas y 
prescripciones sociales y sexuales en donde las personas interiorizan estas 
normas masculinas y femeninas además de desarrollar una identidad social, 
biológica y genérica. Por todo lo anterior, Rol de Género son aquellas tareas o 
actividades que se espera que desempeñe una persona según el sexo al que 
pertenece. 
 
2.4 ROLES DE GÉNERO EN LA VIDA DE PAREJA 
 
Anteriormente al hombre se le exigía ser un “súper hombre” con una serie de 
prerrogativas que los hacían sentirse que llevaban al mundo sobre sus hombros, 
puesto que tenían que ser la “cabeza del hogar”. Se esperaba que estuviera 
orientado hacia el establecimiento y logro de metas, a ser independientes y a 
valerse por sí mismos. Además, no se le permitía sentir miedo, ni debilidad, ni 
expresar sentimientos, porque esto era propio de la mujer. No tenía la capacidad 
(porque así fue entrenado) de expresar sus sentimientos y menos a su esposa. 
Debía aprender un oficio o profesión para poder manejar y mandar en su casa. En 
cambio, a la mujer se le pedía que fuera el corazón del hogar, puesto que para los 
hijos y el esposo tenía que ser el consuelo y ayuda en sus aspectos afectivos. Se 
les enseñó a ser obedientes, tiernas, dulces. Su rol era atender a otros y expresar 
afecto y ser dependientes. Y dada su misión propia de su rol, tenía muy pocos 
estudios y muy centrados en su labor de esposa y madre. 
 
Actualmente, para algunas mujeres el matrimonio es una meta, tener una familia, 
un hogar, hijos, un esposo que las cuide y las proteja, y en el mejor de los casos 
que las mantenga. Con estas metas e ideas muchas mujeres están conformes. 
Por su parte, los hombres también buscan una pareja con quien quieran unirse y 
casarse, teniendo ciertas expectativas, para que los complazcan y los traten como 
los atendía su madre, ellos tendrán un trabajo fuera de casa, serán la autoridad de 
la familia, se dedicarán a divertirse con sus amigos, porque ellos dicen “la casada 
es la mujer”. Siendo que la última palabra la tiene el hombre por ser la máxima 
autoridad, la abnegada esposa tendrá que sacrificar su bienestar y realización 
para buscar el bienestar de su hijo, enseñándole a elegir su futuro que ella misma 
no tiene, llegando a ser incongruente (Rivas, 2002). 
 
En consecuencia, este cambio en los roles hace imposible mantener inmutables 
las relaciones de poder y complementariedad. En este contexto, el contrato 
matrimonial que cumplía una función de protección para la mujer (económica y 
social) y permitía al hombre organizar una vida privada en uso de su poder es 
cada vez menos necesario. En la relación de pareja es posible que exista la no 
aceptación de los roles y expectativas familiares, sociales, religiosas. Cada 
persona puede escoger cuál va a ser su rol en la pareja, es decir, sustituir sus 
roles externos por roles internos. 
 
Rage (2002), habla de que ambos sexos tienen las mismas capacidades, sólo que 
la diferencia está en el rol sexual-social el cual tienen que vivir. Con frecuencia el 
sexo de una persona tiene más que ver con la carrera que eventualmente siga, 
que a las habilidades, interés o personalidad del individuo. Ya que muchas 
mujeres han dedicado gran parte de sus vidas de trabajo al manejo del hogar, al 
cuidado de los hijos y a la familia, lo cual ya no se considera con frecuencia como 
una “elección vocacional”, pero es algo que han hecho las mujeres por siglos. Sin 
embargo, en la actualidad muchas mujeres han trabajado fuera del hogar, esto es 
para obtener reconocimiento y para satisfacer necesidades de realización 
personal. Las leyes destacan que ambos sexos deben ser considerados con 
imparcialidad en los trabajos, referente a la igualdad en el sueldo y promociones. 
 
2.4.1 Roles masculinos 
 
El estereotipo general del hombre masculino es frío, objetivo, racional competitivo 
y fuerte, se presentará una lista de características de éste que algunos hombres 
aceptan: 
♂- Emociones inadaptables: no debe mostrar su parte femenina. 
♂- Independencia: siente que debería ser capaz de hacer o resolver 
cualquier necesidad por sí mismo y demostrárselo a todos. 
♂- Agresivo: cree que debe ser constantemente activo, agresivo y asertivo. 
♂- Negar el miedo: ocultar sus miedos, tanto a sí mismo como a los demás. 
♂- Protegerse internamente: considerar que los otros hombres pueden ser 
competitivos ó enemigos potenciales. 
♂- Invulnerables: para autoprotegerse tienen que ocultar sus emociones en 
insultos y enmascarar sus sentimientos. 
♂- No cuidar su cuerpo: ver su cuerpo como una máquina que no se rompe. 
♂- Distanciarse de otros hombres: no ser demasiado confidencial con otros 
hombres. 
♂- Exitoso: ser el mejor. 
♂- Negar sus cualidades “femeninas” 
♂- Evitar el contacto físico: sólo tocar a las mujeres a nivel sexual y no tocar 
a los hombres, puesto que esto los convertiría en homosexuales. 
♂- Percepciones rígidas: categorizar rígidamente a los hombres y a las 
mujeres. 
♂- Devoción al trabajo: dar todo por su esposa e hijos. 
 
Aún cuando son responsables por la tarea de proveer el apoyo económico de la 
familia, la mayor parte de los maridos son libres de buscar los trabajos e intereses 
que desean, de ejercer poder y autoridad sobre sus familias, esperar 
razonablemente ser alimentados, albergados, atendidos, sexualmente satisfechos, 
alentados y complacidos por una esposa que “sabe cuál es su deber”. 
 
Un rol al que se le ha excluido al varón es el del cuidado de los hijos, puesto que a 
partir del nacimiento de su hijo, el ejercicio de su paternidad está determinada por 
los roles masculinos aceptados por la sociedad que es el de proveedor 
económico. De acuerdo con esto, Hernández y Martínez (1997), creen que la 
actitud que el hombre tome en primer lugar hacia la masculinidad va a determinar 
su actitud hacia la paternidad, esto es en los casos en que el hombre se perciba 
como capaz de compartir aspectos afectivos, emocionales recreativos y estimular 
el desarrollo de sus hijos, su papel como padre podría modificarse de manera 
positiva involucrándose activamente en la formación de éstos. 
 
2.4.2 Roles femeninos 
 
♀ De la misma manera que los hombres, las mujeres también sufren de 
estereotipos femeninos. Se ha conocido a la mujer como “el sexo débil”, por 
consiguiente las mujeres deben ser percibidas como dependientes, sumisas, 
pasivas, ilógicas, frágiles, sin ambiciones, ayudadoras, poco inteligentes, 
diseñadas por la naturaleza o para ser amas de casa y madres. 
 
Lott (1987, en Rage, 2002) da una nueva definición de mujer “ser mujer es ser 
biológicamente complementaria a un hombre y compartir con él un estereotipo 
igual de conductas e ideas que se observarán sólo con el tiempo, limitaciones 
físicas y circunstanciales, pero no por imaginación, autoestima o poder” (pág. 
247). 
 
Díaz (1996), dice que los hombres en el matrimonio buscan a la mujer ideal, la 
cuál deberá ser: casta, delicada, hogareña, dulce, maternal, soñadora, religiosa, 
angelical, virtuosa, que no debe fumar ni cruzar las piernas. Y una vez que la 
encuentran, las otras mujeres se convierten en objetos sexuales, sujetos de 
seducción. 
 
A la mujer se le adjudica ser esposa y madre; como esposa se espera que sea el 
apoyo y guía de la familia, que vigile el cumplimiento de las normas y 
disposiciones dictadas por el esposo, que sea la compañera sexual y social de su 
marido. Y en el papel de madre que sea la que tenga y atienda a los niños como la 
naturaleza y las formas de familia se lo permitan, que sea la educadora, la 
socializadora y la que forme la personalidad de los niños. 
 
También a la mujer se le ha relegado en su rol de esposa el trabajo doméstico, el 
cual las mujeres lo ven como una obligación más que una convicción, llegando a 
veces, a sentirseculpable por no tener un hogar limpio y digno de admirar, y aún 
cuando sienta y piense que es un trabajo desagradable lo debe realizar. 
 
La maternidad es un rol que la mujer debe ejercer en el matrimonio y ésta es un 
conjunto de responsabilidades y amor que debe ser ejercida por la madre, así 
como cuidado y cariño hacia los hijos. Dentro de nuestra sociedad el ser esposa y 
madre tienen un gran significado para la vida de una mujer, y se cree que ninguna 
mujer es un ser completo hasta que no concibe un hijo. Esto produce que la 
maternidad se vea más que como una elección y decisión de la mujer y su pareja, 
como una obligación, generando así conflictos entre un querer y un deber ser. 
Para Burin y Meler (1998), la esposa deriva su estatus y posición de clase 
principalmente de su marido y así se le valora socialmente, aunque ella sea parte 
también activa de la fuerza laboral y contribuya al mantenimiento de la familia. Por 
tanto, los roles de esposa y madre tienen una calidad imprecisa y consisten en 
obligaciones bastante difusas. Por ejemplo, se ha caracterizado la función materna 
como aquella que debe satisfacer las siguientes capacidades: a) nutricias (que son 
de alimentación); b) de sostén emocional (contención); y c) de cuidados 
personales; lo cual esto caracterizaría a una madre suficientemente buena. 
 
Se dice que la mujer en el matrimonio debe ser la chica buena, hermosa, 
abnegada, serena, sonriente, buena cocinera, costurera y ama de casa; debe 
cuidar, procurar y dar todo por los demás a cambio de su propia felicidad. Además 
de que debe ayudar al hombre y estar a su servicio. 
 
En cambio, la mujer de hoy actúa bajo la idea de la doble moral, ya que no solo 
juega a ser la mujer abnegada, sino también a ser la mujer independiente, capaz 
de decidir lo que quiere hacer de su vida y de su cuerpo, ya que es ella ahora 
quién decide cuándo es que desea ser madre. 
 
Para cerrar este capítulo, se puede decir que desde que los hombres son el típico 
sexo “dominante”, con el mayor poder, es difícil para ellos repartir el poder con las 
mujeres. Estos esposos se ven a sí mismos como liberales y esperan asumir e 
incrementar una responsabilidad compartida. Por lo tanto, tiende a surgir un nuevo 
modelo de paternidad, en donde tanto el padre como la madre tienen igual parte 
en el cuidado de los hijos. Sin embargo, no hay que olvidar que todos estos 
cambios producen ansiedad. Es algo nuevo y desconocido a lo cual, finalmente se 
le puede temer. Así la liberación de la mujer ha incrementado de alguna forma la 
liberación del hombre. Esta busca hacer de ambos una persona completa y 
producir cambios en la sociedad, que tengan un reflejo en la humanidad. Ya que el 
incremento de la liberación femenina requiere de una liberación masculina. Ambos 
sexos necesitan mantenerse abiertos uno al otro y cambiar sus actitudes, si están 
interesados en realizarse por sí mismos desde su estereotipo de rol sexual. 
 
 
 
 
CAPÍTULO 3. COMUNICACIÓN Y EXPECTATIVAS 
 
La comunicación es una actitud de apertura al otro, que implica disponibilidad 
generosa para compartir, es decir, para dar y recibir. Pero no es fácil; es un arte 
que se debe practicar continuamente para desarrollarlo en toda su plenitud. La 
comunicación en la pareja es de suma importancia, ya que es la base de la 
estructura del matrimonio como se verá a continuación. 
 
3.1 LA COMUNICACIÓN EN LA PAREJA 
 
El proceso de la comunicación incluye recibir, procesar y transmitir información y 
requiere la existencia de tres elementos: el emisor, el receptor y el mensaje. La 
comunicación es ineficaz cuando falta cualquiera de estos tres elementos. En sí, 
comunicarse es tomar a alguien en consideración; no es hacer esto y aquello, 
hablar o callar, sino una actitud, un proceso básico que actúa continuamente en 
nosotros. 
 
Nos dicen Liberman, Wheeler, Visser, Kuehnel, y Kuehnel (1987), que el proceso 
de comunicación se conceptualiza incluyendo lo siguiente: 
• Al recibir el mensaje: escuchar correctamente y determinar los 
sentimientos y la intención del otro. 
• Al procesar el mensaje: situar el mensaje dentro del contexto, pensar 
en las opciones de respuesta y sopesar las consecuencias 
respectivas de cada opción. 
• Al devolver el mensaje: escoger el momento de la respuesta y utilizar 
habilidades verbales y no verbales. 
 
Así, una buena comunicación tiene lugar cuando los efectos reales sobre el 
receptor coinciden con los efectos deseados por el emisor. Puesto que no es 
suficiente con que el emisor tenga una buena intención, sino que el receptor tiene 
que recibir el mensaje tal y como fue pensado por el emisor. La forma de enviar el 
mensaje es importante en el significado de la comunicación, además el aspecto 
emocional de un mensaje juega un papel muy importante y no puede suponerse 
sólo por el contenido. 
 
Existe en la comunicación diferentes elementos a los que se les debe prestar 
atención como: el contacto visual, los aspectos de la voz, expresión facial, gestos 
y usos de las manos, postura corporal, fluidez y pausa del habla. Algunos de estos 
elementos se encuentran dentro de la comunicación no verbal. 
 
Por lo tanto, la base de una buena relación de pareja reside en la comunicación 
clara y abierta, expresando lo que le gusta, como lo que le disgusta. No debe 
haber temor de decir lo que se siente; por lo tanto, frecuentemente por temor o 
vergüenza se oculta lo que molesta, y se reacciona con enojo, frialdad, 
manipulación, chantaje, amenaza y otras formas coercitivas de comunicación que 
llevan a conflictos y a un distanciamiento. Esto es una comunicación mal 
interpretada, puesto que el mensaje enviado por una de las partes no es con 
frecuencia idéntico al recibido por la otra. Sin embargo Mandel (1977), dice que 
una introducción en la vía de la comprensión puede ser conseguida así: 
o Comunicando a la pareja la forma en que ha interpretado su 
mensaje. 
o Expresando los sentimientos positivos que han provocado sus 
palabras 
o Manifestando las molestias, repulsas, que no habrán de callarse ni 
reprimirse. 
 
Se puede entonces lograr la unidad en la pareja siempre y cuando exista una 
buena comunicación entre ellos. La comunicación no consiste simplemente en 
decir o en oír algo. La palabra comunicación en su sentido más profundo significa 
“comunión”, compartir ideas, sentimientos, etc., en un clima de reciprocidad. La 
comunicación es la acción de compartir; de dar a otro una parte de lo que 
tenemos, y dentro de una relación es dar lo mejor que poseemos. 
De acuerdo con lo anterior, Hernández (2000) dice que escuchar de forma 
deficiente es la causa de numerosos problemas en la comunicación de parejas. 
Por lo que, la comunicación es el lazo de unión entre las personas, y con mayor 
razón entre la pareja, porque disuelve las barreras, favorece la comprensión 
recíproca, facilita la solución de conflictos e inclusive contribuye a prevenirlos; 
posibilita la cooperación para el logro del bien de los dos y hace que la 
convivencia no sólo sea tolerable sino agradable y no sólo agradable sino también 
fructífera y enriquecedora. 
 
La comunicación que puede existir en una pareja se puede ver reflejada en un 
contrato verbalizado, consciente, explícito e incluso escrito, en el que las dos 
personas se comprometen consigo mismas y con el otro a entender y participar de 
determinada forma en la relación. Desde la distribución de las tareas domésticas 
hasta la administración del dinero, de la estructuración del tiempo por separado y 
en común hasta la elección del lugar de vacaciones, desde cómo relacionarse con 
las familias y amigos respectivos hasta el concepto de fidelidad, desde el cuidado 
de los hijos al cómo y cuándo de la relación sexual. Además las cosas 
inmediatas y las de futuro, las trascendentes y las superficiales, las complejas y 
las simples,