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respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
2 
 
Agradecimientos 
 
Principalmente doy gracias a la vida y a Dios por este nuevo logro, gracias a todas 
las personas que me apoyaron y creyeron en mí. 
 
A mi mamá, por todo su amor y apoyo incondicional además de su infinita 
paciencia para que yo pudiera llegar a esta meta. Este logro también es tuyo, eres 
mi mayor ejemplo y orgullo. Te amo. 
 
A mi hermano, por ser un gran amigo, por prestarme su laptop aunque él tenía 
mucha tarea, por la presión ejercida para que terminara esta tesina. Te amo mono. 
 
Al Dr. Ángel Corchado, por ser un gran ejemplo de profesional, dedicado y 
apasionado, por la paciencia, el tiempo y dedicación. Ha sido un privilegio poder 
contar con su guía y ayuda. 
 
 
3 
 
 Dedicatoria 
 
A las personas más importantes en mi vida, que siempre están dispuestas a 
brindarme toda la ayuda necesaria, por motivarme. Con todo mi cariño está tesina 
se las dedico a ustedes: 
 
Blanca (mi mamá) 
Alfredo (mi hermano mono) 
Vanessa (prima mono) 
Nancy y Juan (mis tíos) 
 
Y principalmente le dedico esta tesina a mi papá por el tiempo que estuviste 
conmigo compartiendo tus experiencias y consejos, por tu amor. Te extraño 
mucho, gracias. 
 
 
4 
 
ÍNDICE 
RESUMEN…………………………………………………………………………………1 
INTRODUCCIÓN………………………………………………………………………….2 
1. DIAGNÓSTICO MÉDICO SU EFECTIVIDAD Y SU PROBLEMA ACTUAL 
EN LA PSICOTERAPIA…........................ ..................................................6 
1.1 Diagnóstico y el diagnóstico 
médico…………………………………….............................................……6 
1.1.1 Diagnóstico diferencial ……………………………………………….11 
1.2 Modelo médico y sus variantes…………………………………………….11 
1.3 Diagnóstico de los Trastornos Mentales…………………………………..15 
1.3.1 Manuales de Diagnóstico DSM-V y CIE-10……………………….17 
1.4 Utilidad del diagnóstico de los Trastornos Mentales en 
psicoterapia….........................................................................................20 
2. NOCIONES GENERALES SOBRE LA FORMULACIÓN DE 
CASO………………....................................................................…………...25 
2.1 La Formulación de Caso…………………………………………………….25 
2.2 Componentes de la Formulación de Caso………………………………..27 
2.3 Origen de la Formulación de Caso………………………………………...28 
2.3.1 Formulación de Caso en la terapia psicoanalítica………………..28 
2.3.2 Formulación de caso en la terapia humanista……………………31 
2.3.3 Formulación de caso en las terapias cognitivo conductuales…..34 
2.4 Beneficios y desafíos de la Formulación de Caso……………………….36 
3. PROPUESTA: FORMULACIÓN DE CASO DESDE LAS TERAPIAS 
CONDUCTUALES CONTEXTUALES……………………...………………...40 
3.1 Terapias Conductuales Contextuales o Terapias de Conducta de 
Tercera Generación……………....…………………………………………40 
3.1.1 Beneficios y Desafíos………………………………………………..47 
3.2 Formulación de caso desde las Terapias Conductuales Contextuales..52 
3.2.1 Precauciones y Desafíos……………………………………………..59 
CONCLUSIONES……………………………………………………………………61 
5 
 
REFERENCIAS.......…………………………………………………………………67 
ANEXOS...……………………………………………………………………………73 
 
RESUMEN 
El diagnóstico médico ha tomado relevancia en la Psicología. Por lo que la 
presente investigación tuvo como objetivo analizar la utilidad del diagnóstico 
médico y la formulación de caso, principalmente el propuesto por las Terapias 
Conductuales Contextuales, para la psicoterapia. Para desarrollarlo se realizó la 
recopilación de material bibliográfico acerca del diagnóstico, la formulación de 
caso y otras herramientas. Se compararon la formulación de caso de tres 
enfoques de la Psicología y las terapias Conductuales Contextuales. El análisis 
arrojo que el diagnóstico médico tiene utilidad para la psicoterapia, aunque no 
exclusivamente para los fines esta; justificando la importancia de realizar la 
formulación de caso en la evaluación psicológica, su mayor funcionalidad y que 
inclusive es parte de la intervención en psicoterapia, además de otros beneficios. 
También se encontró que la formulación de caso propuesta por la terapias 
Conductuales Contextuales aún tiene desafíos al ser tan reciente pero al ser 
flexible se han encontrado alternativas. Se puede concluir que el correcto uso de 
la formulación de caso y el diagnóstico en psicoterapia trae como consecuencia 
beneficios para la salud integral de los consultantes, lo cual es objetivo principal de 
la Psicología. 
Palabras clave: Terapias, Conductuales Contextuales, Diagnóstico médico, 
Formulación de caso y Evaluación psicológica 
 
 
 
 
 
 
 
2 
 
INTRODUCCIÓN 
La Psicología ha adoptado al diagnóstico utilizado por el modelo médico para 
determinar la naturaleza de los trastornos de mentales; sin embargo, desde éste 
modelo, diagnosticar se ha reducido a realizar un checklist que saca al paciente 
del contexto sin tomar en cuenta la funcionalidad de los síntomas ni el cómo, ni el 
por qué, ni dónde los aprendió (Pérez-Álvarez, 2014). Este modelo en primera 
instancia se puede notar como funcional para la Medicina, pero no para la 
Psicología, aunque inclusive para el modelo médico a dejado de ser funcional 
debido al estigma que puede crear en los pacientes. La Psicología se vuelve 
reduccionista enfocándose únicamente en la eliminación o disminución de los 
síntomas listados en los manuales de diagnóstico como si estos fueran el 
problema. 
La condición biológica que implica una enfermedad mental da a considerar 
que los trastornos son imprevisibles y poco fiables, creando prejuicios que llevan a 
discriminación y exclusión social de las personas que padecen éstos, limitándolos 
a su diagnóstico, haciéndolos pasivos sin estimular y explotar sus posibilidades 
reales e ignorando todo el resto de su persona (Bach & Moran, 2008; Diez y 
Cotera, 2010). De estas consecuencias se derivan otras relevantes que en vez de 
beneficiar a la psicoterapia, la entorpecen. 
La razón por la que el diagnostico sigue vigente tiene muchos factores 
como la facilidad de reunir los criterios, la fácil accesibilidad a los manuales de 
diagnósticos, el modelo farmacológico, información en internet y fácil difusión, 
entre otros que son abordados en el desarrollo de la presente. 
Aun con todas las limitaciones encontradas para la psicoterapia, el 
diagnóstico psiquiátrico es útil para la comunicación entre profesionales de la 
salud, para saber cuáles son los síntomas que presenta el paciente, la 
clasificación de enfermedades o trastornos, y facilitar su estudio. 
3 
 
Sin embargo, con base en las limitaciones, es necesario que la Psicología 
utilice herramientas de mayor utilidad para la psicoterapia y tome sus 
precauciones al usar el diagnóstico médico ya que este busca otros fines. 
Existen diferentes formas de trabajar con los consultantes en psicoterapia, 
sin utilizar el diagnóstico como base. Diferentes enfoques de la Psicología Clínica 
han utilizado las formulaciones de caso como alternativa que suelen ser de mayor 
utilidad para la psicoterapia y han arrojado resultados prometedores. Éstas 
facilitan la organización de la información recolectada en un proceso terapéutico, 
con el fin de delimitar los problemas de relevancia clínica que presenta el 
consultante; establecer las variablesrelacionadas con la adquisición y 
mantenimiento del problema; y estructurar un plan de intervención que favorezca 
el cumplimiento de objetivos y metas de la psicoterapia logrando así el bienestar 
del consultante. 
El principal interés de esta investigación es mostrar la relevancia y utilidad 
la formulación de caso propuesta por el enfoque Conductual Contextual en 
psicoterapia. Este enfoque concibe a los trastornos psicológicos como 
dependientes de los contextos culturales, interpretaciones sociales y tratamientos 
clínicos, lo cual trae innovación en la Psicología clínica que refiere por un lado a la 
concepción psicopatológica y por otro al funcionamiento de la psicoterapia; y la 
recuperación de la perspectiva contextual y conductual. Esta manera de abordar a 
los trastornos mentales brinda una alternativa al diagnóstico tradicional que resulta 
más funcional para la psicoterapia. Además, la evaluación de los problemas 
psicológicos se toman como lo que son: problemas, dificultades, crisis, no 
estigmatizantes a los que todas las personas están expuestas. 
La formulación de caso, desde este enfoque, busca la integración de 
información de los comportamientos clínicamente relevantes obtenidos mediante 
entrevista y utilizando el análisis conductual aplicado, posteriormente se hace la 
identificación de valores del paciente para establecer objetivos y así desarrollar el 
tratamiento (Bach & Moran, 2008). Estos propósitos tienen gran utilidad, desde la 
formulación de caso, para la elección del tratamiento terapéutico e inclusive ayuda 
4 
 
para el pronóstico. Además muestra flexibilidad aun con otros enfoques 
psicológicos y permite desde su formulación la intervención mejorando la relación 
terapéutica, además de otros beneficios. 
Sin embargo, es necesario dejar claro que el trabajo multidisciplinario es útil 
y se reconocen los beneficios tanto de el diagnóstico médico (tomando 
precauciones) como de la formulación de caso de manera integrada lo cual es 
necesario para no caer en el reduccionismo. 
El correcto uso de la formulación de caso y el diagnóstico médico en 
psicoterapia trae como consecuencia beneficios para la salud integral de los 
consultantes, lo cual es un objetivo importante, sino es que el principal, en la 
Psicología. Es por esto que resulta relevante estudiar la utilidad, aplicación y 
complicaciones de ambos. 
Se encontrará en la presente investigación diferentes alternativas al 
diagnóstico médico, desde la Medicina y de otros enfoques de la Psicología que 
darán paso a la presentación de la Formulación de caso de las terapias 
Conductuales Contextuales. 
Para lograr conocer y apreciar la importancia de la Formulación de Caso, y 
en especial la propuesta por el enfoque Conductual Contextual, en el primer 
capítulo se define y describe el diagnóstico médico, su efectividad y su problema 
actual en la psicoterapia e inclusive en el área de la Medicina. Se describen las 
variantes principales del modelo médico y se realiza un análisis del porque no son 
viables para la psicoterapia. 
 En el segundo capítulo se da paso a conocer la formulación de caso de 
manera general y algunas propuestas por tres enfoques de la Psicología en el que 
se analizan sus beneficios y desafíos. De esto último da pie al origen de la 
formulación de caso que se propone. 
Finalmente, en el tercer capítulo se presenta el enfoque Conductual 
Contextual para comprender la propuesta de Formulación de Caso de éste y su 
utilidad. Se diferencia la utilidad de la formulación de caso y el diagnostico en la 
5 
 
psicoterapia para promover la correcta integración de la información que brinde 
mayores beneficios al consultante. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
6 
 
1. DIAGNÓSTICO MÉDICO SU EFECTIVIDAD Y SU 
PROBLEMA ACTUAL EN LA PSICOTERAPIA 
 
El diagnóstico médico puede funcionar como una manera de explicar. Éste es 
importante, útil para la comunicación con otros profesionales, y con frecuencia, útil 
cuando se relacionan con técnicas de tratamiento; pero la frase “Ella actúa así 
porque tiene un Trastorno Límite de la Personalidad” no suele proporcionar 
información útil en términos de causas o etiología y por lo tanto no es relevante 
para la psicoterapia. 
Para la Psiquiatría y Psicología el diagnóstico médico ha traído 
complicaciones ya que parece dejar de lado la complejidad del ser humano y la 
naturaleza de los problemas que atienden estas disciplinas. Es necesario conocer 
los fines del diagnóstico médico para tomar precauciones y utilizarlo de manera 
óptima en la psicoterapia. 
 
1.1 Diagnóstico y el Diagnóstico médico 
La etimología de la palabra diagnóstico viene del griego día: a través – 
gnignoskein: conocer (Diez y Cotera, 2010). Entonces, de acuerdo al origen de la 
palabra, su significado es conocer a través del análisis de datos problemáticas de 
diversa naturaleza. Este es usado en diferentes disciplinas como la Pedagogía, 
Sociología, Mercadotecnia, Medicina, Psicología, entre otras. 
Existen diversas definiciones del diagnóstico, sin embargo, el que se ha 
considerado como el más completo para este escrito es el propuesto por el 
diccionario conciso de Psicología de la American Psychological Association (APA): 
“El diagnóstico es el proceso de identificación y determinación de la naturaleza de 
una enfermedad o trastorno por sus signos y síntomas, mediante el uso de 
técnicas de evaluación y de otras evidencias disponibles” (APA, 2010, pp. 136). 
Aunque esta definición está orientada al modelo médico es bastante completa, ya 
que refiere la función del proceso y el cómo se realiza tomando en cuenta otros 
7 
 
criterios además de los signos y síntomas lo cual favorece para su uso en otras 
disciplinas. 
Una vez tomando en cuenta que hay distintos tipos de diagnósticos en 
diversas disciplinas es necesario determinar que el de interés para el presente 
capitulo es el Diagnóstico Médico, ya que la Psicología Clínica utiliza éste y los 
diagnósticos utilizados por los psicólogos han sido codificados de manera notable 
en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales quinta edición 
(DSM-V por sus siglas en inglés) el cual está basado en el modelo médico. La 
Psicología Clínica y la Psiquiatría (especialidad de la Medicina) comparten el 
campo de aplicación en el área de la salud y comparten varios conceptos, aunque 
trabajan de manera diferente. La Psiquiatría trabaja con la parte biológica y 
psicofarmacológica; mientras que la Psicología trabaja con la conducta y 
emociones directamente (esto puede variar dependiendo del enfoque). 
No se puede dejar de lado que aunque el diagnóstico no es exclusivo de la 
Medicina, la mayoría de la información que se encuentra de éste es desde el 
modelo médico. Esto se debe a que la Medicina es la ciencia que cuenta con más 
pruebas de haberlo utilizado desde el periodo neolítico y junto al tipo de práctica 
estricta que realiza ha llevado a que se especialice desde un método científico 
muy riguroso (Diez y Cotera, 2010). 
La Medicina tiene como objetivo el cuidado de la vida y de la salud humana 
desde una perspectiva biológica, y para lograrlo ha desarrollado diferentes 
maneras de evaluar las alteraciones del cuerpo y las ha ido perfeccionando, estas, 
se puede decir, son las primeras formas de diagnosticar. Sin embargo, es hasta 
que Hipócrates (459 a.C.) que muchos de los historiadores atribuyen el inicio del 
diagnóstico médico; este se apoyaba en tres principios básicos: observación, 
descripción y la interpretación de los síntomas y signos. El diagnóstico médico 
evoluciona con el tiempo y los avances del estudio del cuerpo humano, pero no es 
hasta el siglo XIX que Claude Bernard incluye el método experimental para 
verificar o descartar hipótesis acerca de una posible enfermedad (Llanio y 
8 
 
Persomo, 2003; y Diez y Cotera, 2010). Así es como adquieresu carácter 
científico la Medicina. 
A partir del siglo XX, principalmente en su segunda mitad, los avances en la 
Medicina y en el diagnóstico se han desarrollado a pasos agigantados ya que los 
medios para recolectar información han sido mejorados. Este es el caso de la 
imagenología, las pruebas de laboratorio, el estudio de las patologías y la inclusión 
del modelo biopsicosocial, entre otros. No cabe duda de que el diagnóstico médico 
tiene una larga historia en el que se ha perfeccionado y cuenta con altos 
estándares, como lo requiere la ciencia, para su aplicación. Sin embargo, Diez y 
Cotera (2010) y Pérez-Álvarez (2014) mencionan que todos estos avances serian 
en vano si no se integran y toman en cuenta otras disciplinas porque esto 
implicaría reducir al hombre en partes, dejando de lado su totalidad. 
La Real Academia Española (RAE, 2018) define el diagnóstico médico 
como: “Determinación de la naturaleza de una enfermedad mediante la 
observación de sus síntomas” o “Calificación que da el médico a la enfermedad 
según los signos que advierte”. Éste es utilizado tanto para enfermedades físicas 
como mentales. Su objetivo principal es clasificar los síntomas en enfermedades o 
trastornos, y a éstos agruparlos en familias, para facilitar su estudio y conseguir el 
tratamiento más adecuado. Es decir, el diagnóstico médico ayuda a determinar la 
naturaleza de una enfermedad o trastorno para ajustar un tratamiento. 
El diagnóstico debe tener utilidad práctica para que el medico u otro 
profesional de la salud mental pueda determinar un pronóstico posible, tratamiento 
y resultados de éste. Diez y Cotera (2010) mencionan las etapas del modelo 
clínico que se desprenden desde un método científico para realizar un diagnóstico 
integral de utilidad: 
1. Identificación y precisión del problema, que es el motivo de consulta o 
ingreso. El trastorno por el cual el paciente y/o sus familiares solicitan 
ayuda del especialista. 
2. Observación y búsqueda de información, lo cual se realiza mediante la 
entrevista inicial, la exploración física y la historia clínica del paciente, e 
9 
 
inclusive otro tipo de pruebas como las de laboratorio. Con relación a la 
exploración física, Llanio y Persomo (2003) indican que se realiza mediante: 
• Inspección, que es la apreciación con la vista desnuda de las 
características del cuerpo de manera externa y de algunas cavidades 
que sean accesibles al exterior. En esta siempre se deben 
considerar las invariantes de aspecto y/o simetría, color, forma, 
tamaño y movilidad. 
• Palpación, es la evaluación manual de la sensibilidad, la 
temperatura, la consistencia, la forma, el tamaño, la situación y los 
movimientos de la región explorada, esto mediante el tacto. 
• Percusión, consiste en la valoración del oído, de los fenómenos 
acústicos. 
• Auscultación, se realiza mediante el estetoscopio para apreciar 
mediante el oído, los fenómenos acústicos que se originan en el 
organismo. 
3. Formulación de la hipótesis el cual da un diagnóstico presuntivo. 
4. Contrastación de la hipótesis con ayuda de la evolución, exámenes 
complementarios, con visión integral del paciente. 
5. Diagnóstico final que es la confirmación o rechazo de la hipótesis, 
incluyendo tratamiento, pronóstico y comunicación de la enfermedad. 
Una vez recaba la información es necesario contextualizarla e integrarla 
logrando identificar y determinar el trastorno o problema que trae al paciente a 
consulta. Diagnosticar no es una tarea fácil por lo que es importante verificar la 
información y tomar precauciones. 
El diagnóstico ayuda a dar certidumbre a los pacientes reduciendo la ansiedad de 
no saber qué es lo que está pasando con ellos y si lo que tienen tiene solución o 
no. Por otra parte, esto puede resultar en todo lo contrario, es decir, en vez de 
generar tranquilidad y certidumbre puede causar miedo y limitaciones. Con 
relación a esto último, el error fundamental es creer que un diagnóstico dice lo que 
es y lo que no podrá llegar a ser la persona diagnosticada, marcando limitaciones. 
10 
 
En varias ocasiones se ha mostrado que el curso y pronóstico de una enfermedad 
o trastorno depende de varios factores como el del apoyo de la familia, la 
disciplina del paciente para apegarse a un nuevo estilo de vida, el tiempo de 
detección, entre otros, y que un diagnóstico no reduce las posibilidades del 
involucrado por sí mismo (Gonzáles y Pérez, 2008; y Frances & Widiger, 2012). 
Un aspecto relevante del diagnóstico es que es una herramienta 
imprescindible para la comunicación entre profesionales de la salud e inclusive 
para la sociedad en general. Es necesario que los profesionales de la salud 
conozcan diagnósticos previos de enfermedades y su impacto en el ánimo y 
conducta de las personas. Por ejemplo, HAS está contraindicada para aplicar 
Terapia de Exposición, la cual es utilizada en Trastorno de Estrés Postraumático 
(TEPT), porque ésta implica cambios fisiológicos que pueden alterar el ritmo 
cardiaco y podría tener consecuencias graves para la salud del paciente (Vargas, 
2012). Otro ejemplo es el caso de la Diabetes Mellitus (DM), ya que una posible 
depresión se puede explicar de manera biológica en los pacientes que la padecen 
por lo que es necesario saber si este está regulado en sus niveles de glucosa e 
insulina. Si no se toma en cuenta esto, la aplicación de una terapia seria infértil ya 
que los síntomas obedecen a una desregulación química. Estos ejemplos 
muestran la relevancia del diagnóstico a la hora de comunicarse entre 
profesionales, ya sea para elegir o descartar tratamientos. 
Además, el diagnóstico ha sido de gran utilidad para el estudio de las 
enfermedades y trastornos mediante su clasificación ya que da orientación acerca 
de estos. Otro punto a favor de esto es que para la docencia es parte fundamental 
para introducir a los nuevos profesionales de la salud en la investigación. 
En resumen, diagnosticar es una tarea compleja que debe ser reafirmada 
en cada etapa de manera integral para prevenir errores y aprovechar su utilidad. 
En definitiva, se puede asegurar que el diagnóstico es de gran utilidad para 
atender problemáticas de diversa naturaleza, y que es fundamental para la 
práctica médica la cual es muy rigurosa. Es necesario aclarar que el método 
científico desde el modelo médico es muy confiable en su campo de aplicación. Si 
11 
 
entendemos el diagnóstico como una fuente más de información, entre otros, se 
conseguirá que sea una herramienta que sume y no que reste. 
1.1.1 Diagnóstico diferencial 
Ocasionalmente aparece más de una enfermedad o trastorno identificado y 
estos pueden coexistir. No obstante, cabe la posibilidad de que no se trate de dos 
enfermedades o trastornos al mismo tiempo, sino de un inadecuado proceso de 
identificación y determinación de la problemática por lo que es necesario 
determinar cuál de estos es el efectivo, esto es conocido como Diagnóstico 
Diferencial (APA, 2010). 
El diagnóstico diferencial toma relevancia debido a que si no se identifica la 
enfermedad o trastorno de manera adecuada, el tratamiento no será el indicado 
para la solución de la problemática lo cual trae consecuencias de diversa 
naturaleza (Sandoya, 2009). Este tipo de errores no solo dificulta la resolución si 
no que al no ser el tratamiento adecuado este puede tener consecuencias 
aversivas o contraindicaciones. Por ejemplo, si se confunde un Trastorno de 
Estrés Postraumático (TEPT) con un Duelo normal puede ser que el consultante 
interprete que su manera de reaccionar fue mala y no podrá terminar un proceso 
que es completamente natural. 
1.2 Modelo médico y sus variantes 
El modelo médico es el enfoque tradicional del diagnóstico y tratamiento de 
una enfermedad en el que el médico se centra en el defecto o disfunción del 
paciente. La historia médica y la exploración física junto con las pruebasdiagnósticas proporcionan la base para identificar y tratar una enfermedad 
especifica (Diccionario Mosby Pocket, 2010). Tomando en cuenta que es el más 
estudiado y riguroso, es el predominante en las concepciones y en las prácticas 
clínicas en el área de la salud. Esto implica al modelo médico como idioma común 
en Psiquiatría y Psicología, esto es, que los problemas mentales y emocionales 
son similares a los problemas biológicos, es decir, que tienen causas fisiológicas 
específicas que pueden detectarse y tratarse con un tratamiento específico. 
12 
 
Existe variedad del modelo médico y es que no existe un único modelo de 
enfermedad, si no varios. Pérez-Álvarez (2014) expone algunos de los modelos y 
además señalan su repercusión en la Psiquiatría y la Psicología: 
Infeccioso. Refiere a la alteración de los tejidos de los órganos local o 
generalizada, con respuesta inmunológica que es causada por microorganismos 
patógenos externos. Su presencia en Psiquiatría y Psicología se da como analogía 
de un agente o influencia externa que entra en la mente, psique o cerebro, y su 
presencia más sutil se encuentra en relación con la teoría de la vulnerabilidad-
estrés. Esto quiere decir que el estrés funciona como agente externo cuya 
influencia patógena o no dependerá de la resiliencia de la persona. 
Traumática. Esta indica una lesión por un golpe que deja consecuencias 
importantes en el paciente. Su presencia psiquiátrica y psicológica se hace más 
notorio en TEPT ya que una experiencia traumática da lugar a experiencias 
emocionales posteriores indicativas de lesiones, daños o alteraciones perdurables. 
Orgánica. Este refiere un órgano alterado sin importar cuál es la causa 
(infecciosa, traumática, tumoral, genéticas o epigenética). El órgano representativo 
y afectado por las enfermedades Psiquiatría y la Psicología es el cerebro, aunque 
es necesario hacer notar que la especialidad médica que trabaja con éste órgano 
es la Neurología. Esto trae complicaciones para la Psiquiatría ya que esta dejaría 
de existir para disolverse en la Neurología. En cuanto a la Neurología cada vez se 
sabe más del cerebro, pero no por ello se sabe más de los trastornos 
psiquiátricos. 
Sistémico. Refiere a la alteración de todo un sistema, por ejemplo, del sistema 
inmunitario cuando se vuelve contra el propio cuerpo como es el caso de la artritis 
reumatoide y del lupus. Respecto a la Psiquiatría y Psicología este modelo tiene 
presencia en el trastorno bipolar considerado como una enfermedad inflamatoria 
autoinmunitaria. 
Modelo biopsicosocial. Es la alternativa que integra aspectos que quedan fuera 
de los otros modelos de enfermedad, es decir, busca incluir los factores 
13 
 
psicológicos y sociales para complementar la evaluación y lograr mayor impacto 
en el tratamiento. Tanto en la Psiquiatría como en la Psicología también se busca 
la salud integral del paciente. Sin embargo, este modelo parece que predomina la 
parte biológica y no ha logrado la integración de los factores psicológicos y 
sociales. 
Diez y Cotera (2010) y Pérez-Álvarez (2014) refieren que el modelo 
biomédico, disfrazado de biopsicosocial ha impactado con gran fuerza en la 
Psiquiatría y Psicología olvidando la complejidad del ser humano y la naturaleza 
de los problemas que atienden estas disciplinas. Con relación a esto es necesario 
abordar el modelo psicofarmacológico psiquiátrico el cual tiene gran impacto en la 
Psicología y, en gran parte, mantiene el modelo biomédico vigente. Este se 
describe a través de cuatro dimensiones, de acuerdo con Pérez-Álvarez (2014): 
Primero es la explicación la cual se da desde términos neurobiológicos que refiere 
estructuras neuronales, conexiones y procesos químicos; en segundo lugar está el 
mecanismo causal, que implica circuitos defectuosos y desequilibrios químicos 
explicados por las variantes del modelo médico; la tercer dimensión consiste en la 
medicación que es supuestamente específica para el trastorno y estos pueden ser: 
antidepresivos, antipsicótico, ansiolítico y/o estabilizador del humor; y finalmente 
eficacia que implica la reducción de los síntomas. 
Es necesario retomar las últimas dos dimensiones por las que se describe 
el modelo psicofarmacológico debido al impacto que tienen en la Psicología. La 
medicación supuestamente específica que presenta este razonamiento es similar 
a decir que el dolor de cabeza que alivia la aspirina se debe a la falta de ácido 
acetilsalicílico. Cierto es que los medicamentos utilizados en la psicofarmacología 
tienen una explicación, sin embargo, cuando se utilizan también es conocido que 
no son específicos, ni selectivos y que medicar a una persona con estos y que 
haga el efecto esperado es azar. No existen en la actualidad estudios que afirmen 
la efectividad en la recaptación de serotonina después del consumo de algún 
estabilizador del humor o antidepresivo (Pérez-Álvarez, 2014). Por el contrario, 
como se explica en el caso de la regulación de la glucosa, en otras especialidades 
14 
 
de la Medicina sí hay pruebas de cómo la medicación es efectiva para la 
enfermedad diagnosticada ya que el modelo médico puede ser empleado de 
manera satisfactoria debido a que la entidad con la que trabajan está confirmada. 
La pregunta ahora sería ¿Por qué para la Psiquiatría y la Psicología no es 
el mismo caso? En primer lugar, la psicofarmacología parece estar al orden del 
marketing lanzando nuevas categorías diagnósticas y relanzando otras, aunado a 
esto parece que estos medicamentos dan resultados (Pérez-Álvarez, 2014). Da 
Silva et al (2014) y Pinafi (2013) realizaron una revisión de los estudios acerca de 
los psicofármacos y su eficacia en donde encontraron que éstos no acaban con el 
número de recaídas e ingresos de los trastornos mentales e inclusive los síntomas 
se acentúan al reinsertarse el paciente en su contexto, además de que éstos 
tienden a hacer uso irregular de sus medicinas, ya sea su abuso o abandono. Se 
entiende que los psicofármacos necesitan ser encarados como una de las partes o 
posibilidades del tratamiento y no como la única. 
Da Silva et al (2014) encontraron que a favor del uso de psicofármacos está 
la posibilidad de reinserción familiar/social ya que los familiares y amigos dan 
apoyo al darles esperanza y el regreso de la confianza, y para el paciente crea 
consciencia a los afectados de los daños a los otros, por lo que contribuyen al 
proceso de rehabilitación psicosocial, ayudando a los individuos a convivir 
socialmente. Mientras que en contra están las reacciones adversas que tiene gran 
peso y estuvieron presente la mayor parte de las declaraciones representando un 
aspecto que causa extrañamiento y dificulta la utilización de los psicofármacos (Da 
Silva et al, 2014). Estos tienen que ver con la sedación, disminución de la 
coordinación psicomotora, rigidez muscular, temblores, dolor epigástrico y 
somnolencia excesiva, y aunque los pacientes que reportaron éstos refieren que 
es cosa de adaptación, la mejoría es del 70%. 
Se deduce que los psicofármacos sí cumplen con su función de reducir los 
síntomas ¡Sí hay eficacia! pero es también el principal error ya que la naturaleza 
de las problemáticas, es decir, enfermedades y trastornos psiquiátricos 
(psicológicos o mentales) son multifactorial. No se logran explicar por el modelo 
15 
 
médico y sus variantes. Pérez-Álvarez (2014) refiere que la realidad es que los 
trastornos psiquiátricos no son propiamente enfermedades ya que sus causas no 
son fisiológicas específicas; sus causas son multifactoriales. No obstante, las 
enfermedades estudiadas y tratadas desde otras especialidades de la Medicina sí 
cumplen con las características que requiere el modelo médico para su eficacia 
(Pérez-Álvarez, 2014). Se puede decir que el modelo médico es eficaz pero no 
para la Psiquiatría (a pesar de que es una especialidad médica) y la Psicología.Pérez-Álvarez (2014), Da Silva et al (2014), Diez y Cotera (2010) 
mencionan que la participación de los individuos en su tratamiento se da de forma 
pasiva, lo cual está lejos de ser un modelo biopsicosocial. Por este motivo que la 
psicoterapia posee relevancia al crear, potenciar y mantener habilidades para el 
contexto donde se creó la problemática o trastorno mental. Es necesario que se de 
Psicoeducación acerca de su diagnóstico, posible pronostico y tratamientos para 
incentivar a los pacientes, contribuyendo a su mejor adaptación y adhesión a la 
psicoterapia y medicación (Da Silva et al, 2014). 
En suma, el modelo médico y la enfermedad con sus variantes supone una 
condición etiológica interna de origen externo o interno que es más o menos 
conocido para el cual existen tratamientos que pueden ser verificados con base en 
la reducción o aumento de los síntomas, logrando así su resolución, es decir, 
diagnóstico, tratamiento y pronóstico. 
1.3 Diagnóstico de los Trastornos Mentales 
El diccionario conciso de Psicología de la APA define a los trastornos 
mentales como: 
“Trastorno que se caracteriza por síntomas 
psicológicos, conductas anormales, deterioro del 
funcionamiento o cualquier combinación de los 
anteriores. Dichos trastornos pueden causar malestar 
clínicamente significativo y daño en una variedad de 
dominios de funcionamiento, y pueden deberse a 
16 
 
factores orgánicos, sociales, genéticos, químicos o 
psicológicos” (APA, 2010, pp. 547). 
Esta definición integra los posibles factores causantes de las problemáticas 
abordadas por la Psicología y la Psiquiatría por lo que se puede tomar como 
funcional para hallar un tratamiento. O sea que la definición de los trastornos 
mentales toma en cuenta los comportamientos problema y sus posibles causas en 
diferentes contextos lo cual facilita la identificación de las variables a modificar en 
sus contextos para que el consultante alcance sus metas terapéuticas. 
Por lo que se refiere a los trastornos mentales, psicológicos o psiquiátricos 
(como se les llame) ha quedado claro que no son enfermedades porque no 
cumplen con los requerimientos de las variantes del modelo médico. En 
consecuencia, se esperaría que su proceso de identificación y determinación de 
una problemática sea diferente al que utiliza el modelo médico, pero la realidad es 
que la Psiquiatría y la Psicología utilizan el diagnóstico médico para esto. 
Al usar este modelo la Psicología se vuelve reduccionista, al igual que la 
Psiquiatría, y se enfoca únicamente en la eliminación o disminución de los 
síntomas listados en los manuales de diagnóstico como si estos fueran el 
problema (Pérez-Álvarez, 2014; Frances & Widiger, 2012). Se deja de tomar en 
cuenta la naturaleza y función de los síntomas de los trastornos mentales. 
Aunado a esto, socialmente la palabra trastorno tiene otras repercusiones 
ya que al igual que el concepto de enfermedad, están asociadas al modelo 
médico. Frances & Widiger (2012) encontraron que el modelo médico en un inicio 
consideró a los trastornos mentales como enfermedades buscando la reducción 
de la estigmatización; sin embargo, impresiona que el efecto fue el contrario. La 
condición biológica que implica una enfermedad mental da a considerar que los 
trastornos son imprevisibles y poco fiables. Se crean estereotipos y prejuicios 
acerca de los trastornos mentales, lo que lleva a discriminación y exclusión social 
de las personas que padecen éstos. En consecuencia, se limita a los pacientes a 
su diagnóstico haciéndolos pasivos, sin estimular y explotar sus posibilidades 
reales, ignorando todo el resto de su persona (Pérez-Álvarez, 2014). 
17 
 
Sin embargo, el diagnóstico de los trastornos mentales también cuenta con 
otras funciones como la comunicación entre profesionales de la salud para 
consideraciones de los tratamientos y pronóstico de éstos; además facilitan el 
estudio de los trastornos mentales debido a que su proceso se basa en un modelo 
científico de gran utilidad, esto siempre y cuando se integre la información de 
manera adecuada. 
1.3.1 Manuales de Diagnostico DSM-V y CIE-10 
Al encontrar algunos beneficios en el diagnóstico médico para la Psiquiatría 
y la Psicología es importante mencionar cómo se realiza este. Para facilitar esta 
tarea a los profesionales de la salud mental existen dos manuales de diagnóstico 
psiquiátrico mundialmente reconocidos: Manual Diagnóstico y Estadístico de los 
Trastornos Mentales quinta edición (DSM-V por sus siglas en ingles) y la 
Clasificación Internacional de Enfermedades décima edición (CIE-10). El primero 
es publicado por la APA y es un sistema de clasificación de los trastornos 
mentales que tiene como objetivo proporcionar descripciones claras y precisas de 
las categorías diagnósticas para que los profesionales de la salud puedan 
estudiar, diagnosticar e intercambiar información respecto de las mismas. El CIE-
10, fue producido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y es un sistema 
oficial de códigos, documentos e instrumentos relacionados con la clínica y la 
investigación. Aunque sus propósitos parecieran diferentes, ambos listan los 
síntomas de los trastornos mentales, logrando así identificarlos de manera más 
sencilla. 
Tanto el CIE-10 (OMS, 1992) como el DMS-V (2013) refieren que su 
objetivo es ayudar a los profesionales de la salud en el diagnóstico de los 
trastornos mentales de los pacientes como parte de la valoración de un caso que 
permita elaborar un plan de tratamiento perfectamente documentado para cada 
individuo. Además dejan claro que es necesario tomar precauciones iniciando con 
que el profesional de la salud que utilice las pautas diagnósticas debe decidir si el 
criterio es válido en la persona que está siendo diagnosticada, lo cual muestra una 
flexibilidad bastante confusa; esto se justifica argumentando que estos criterios 
18 
 
son únicamente un conjunto de síntomas y descripciones consensuadas por un 
gran número de investigadores del área pero que estas se modifican 
constantemente por nuevas investigaciones, las circunstancias, la cultura y la 
historia personal del individuo. Más específicamente, el CIE-10 menciona que los 
trastornos mentales definidos en este no incluyen disfunciones o conflictos 
sociales por si mismos en ausencia de trastornos individuales (OMS, 1992). 
Inclusive el DSM-V (2013) reconoce que los criterios de diagnóstico actuales para 
cada trastorno concreto no identifican necesariamente un grupo homogéneo de 
pacientes; y que ninguna definición, incluyendo la que propone, de trastorno 
mental puede abarcar todos los aspectos de todos los trastornos que contiene 
este manual. 
Tanto el CIE-10 como el DMS-V mencionan sus precauciones en la 
introducción. Sin embargo, los profesionales de la salud mental han usado de 
manera simplista los manuales de diagnóstico dejando de integrar la información 
de otras esferas importantes de la vida de los consultantes (Pérez-Álvarez, 2014). 
Diagnosticar se redujo a realizar un checklist en el cual se saca al paciente de su 
contexto sin tomar en cuenta la funcionalidad de los síntomas ni el cómo ni dónde 
los aprendió. Ejemplo de esto son los niños diagnosticados con Trastorno por 
Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH). Este diagnóstico tiene como base 
una explicación biológica; sin embargo, si se toma en cuenta el contexto de estos 
niños, en muchos casos (González, Bakker y Rubiales, 2014; y Colomer, 
Mercader, Presentación y Miranda, 2014): no hay límites establecidos y es por 
esto que el niño no sabe obedecer, que además no le prestan atención y la única 
manera de obtener ésta es siendo inquieto. El TDAH puede ser mejor explicado 
por el contexto que por su carácter biológico. Éste es el caso de muchos otros 
trastornos. 
Además, Pérez-Álvarez (2014) menciona que los manuales de diagnóstico 
psiquiátrico puede que tenga fiabilidad,pero no por ello utilidad al menos para la 
Psicología, que sería lo relevante. La falta de validez a la que se refiere es a los 
siguientes tres aspectos: 
19 
 
1. Discriminante, que denuncia poca claridad en la delimitación entre 
diagnósticos y de estos respecto de la normalidad. Esto quiere decir que los 
criterios de los diagnósticos pueden ser muy parecidos, este es el caso del 
Trastorno Límite de Personalidad (TLP) y los Trastornos de la Conducta 
Alimenticia (TCA) y los Trastornos por Uso de Sustancias (TUS), los cuales 
se encuentran casi siempre en comorbilidad o caen el tan abusado 
Trastorno No Especificado. Aunado a esto, los limites respecto a la 
normalidad tampoco están claro ya que no se toma en cuenta el contexto, 
solo el listado de síntomas. 
2. Predictiva, ya que los diagnósticos no sirven para predecir la evolución y 
mucho menos la respuesta al tratamiento. Esta es muy importante para 
poder realizar las modificaciones necesarias en el tratamiento y poner 
mayor atención a las problemáticas que pongan en riesgo a los 
consultantes. La salida que proponen es el sonado Pronóstico a reserva de 
adherencia al tratamiento o Resistencia al tratamiento. 
3. Conceptual, es que los diagnósticos se establecen sin saber qué son los 
fenómenos clínicos diagnosticados. Ejemplo de esto es la esquizofrenia ya 
que no se sabe si es una entidad, varias o ninguna. Este es el caso otros 
trastornos. 
Aun con esta falta de validez estudiada tanto por Psiquiatras como 
Psicólogos, se siguen utilizando estos manuales por la facilidad de reunir criterios 
y diagnosticar (Rodríguez, Senín y Perona, 2014). Parte de esto es debido a que 
realmente facilitan su estudio mediante su clasificación y ayudan a la 
comunicación entre los profesionales de la salud. 
Ciertamente, estos manuales se han ido modificando de acuerdo a las 
demandas actuales. En representación de esto se encuentra el artículo publicado 
por Rodríguez, Senín y Perona (2014) en donde se abren numerosos 
interrogantes acerca de la validez que se pretende mejorar en el diagnóstico. Ellos 
mismo refieren que se busca incluir dimensionalidad desde un planteamiento más 
cercano a la neurología y la genética que a la Psicología Clínica. De acuerdo a las 
20 
 
variantes del modelo médico esto puede significar mejorías. Por otro lado, ha 
quedado expuesto que este planteamiento no es funcional para la Psicología, 
mientras que para la Psiquiatría representa su eliminación ya que la Neurología 
toma su lugar. 
1.4 Utilidad del diagnóstico de los Trastornos Mentales en psicoterapia. 
Se ha reafirmado a lo largo de este capítulo que el diagnóstico médico es 
bastante funcional para la Medicina ya que sus técnicas sirven para el tipo de 
entidades con las que trabajan. Sin embargo, para la Psiquiatría y la Psicología no 
tiene la misma utilidad. Los resultados arrojan y reafirman que las personas que 
sufren un trastorno mental en una sociedad que camina lentamente a la inclusión, 
consiste en una experiencia permanentemente desafiante (Da Silva et al, 2014). 
El problema del modelo médico, en cualquiera de sus variantes, para la 
Psiquiatría y la Psicología es que los trastornos psiquiátricos no cumplen con las 
características de enfermedad propuesta por estos. Y por el contrario se crean 
limitaciones tanto para la propuesta de intervención como para el consultante. 
Al limitar la formulación de un diagnóstico a una checklist, se deja de lado la 
totalidad de la persona. Así, los diagnósticos son fácilmente cosificados y tomados 
como verdades inflexibles, en cuanto esto ocurre, los mismos pierden su 
funcionalidad original de encontrar soluciones a las problemáticas y 
enfermedades, generando estigma. Si esto sucede en las enfermedades con 
carácter biológico que tiene tratamientos específicos, en los trastornos mentales 
implica más dificultades. Por esto es importante recordar que los diagnósticos son 
aproximaciones que deben ser constantemente revisadas, que las mismas 
cambian no solo en cada persona a nivel individual, sino que estos modificados 
continuamente por la comunidad científica, la cultura y la sociedad. 
Es preciso que se identifique claramente los beneficios y complicaciones del 
diagnóstico médico en la psicoterapia que se han revisado en el presente capitulo. 
Para esto se han realizado las siguientes listas con base en la información 
encontrada por Bach y Moran (2010): 
21 
 
Beneficios del diagnóstico médico para la Psicoterapia son: 
1. La comunicación entre profesionales de la salud e inclusive en la sociedad. 
2. Evaluar la funcionalidad y gravedad de un paciente que indica cuando hay 
necesidad de derivar a otro especialista para integrar o descartar causas de 
las problemáticas. 
3. Orientación y normalización de los trastornos mentales a los pacientes, sus 
familias y a la sociedad en general. 
4. Estudio y clasificación de los trastornos mentales. 
Complicaciones del diagnóstico médico para la Psicoterapia son las 
siguientes según lo propuesto por Bach y Moran (2010) en la formulación de caso 
desde la Terapia de Aceptación y Compromiso: 
1. Rotular personas, crea estigma. Ejemplo de esto cuando en vez de 
referirse a alguien como una persona, se le habla como si fuera el 
diagnóstico “Él es obsesivo compulsivo”. Esto limita, ante los demás, al 
paciente. 
2. Yo concepto vs yo contexto. La persona se convierte en el diagnóstico, 
ya no es “tengo características de personalidad limítrofe”(yo contexto), es 
“Soy límite o TLP”(yo concepto). Al igual que los otros lo rotulan, el paciente 
se limita el mismo, ya que justifica sus problemáticas como condición de su 
trastorno, como si se tratara de una limitación biológica incontrolable. 
3. Crea conformidad. Consecuencia de los dos previos es explicar los 
hechos, respuestas o situaciones mediante el diagnóstico o trastorno. 
Ejemplo de esto es cuando se justifica a un adicto o ansioso por que está 
enfermo y no puede hacer más, esto es una manera de reforzar las 
problemáticas. 
4. Descontextualización. El diagnóstico se forma solo tomando en cuenta la 
lista de síntomas y criterios, dejando de lado la totalidad de la persona. Es 
necesario identificar bajo qué circunstancias se está creando y para qué se 
está manteniendo la problemática. 
22 
 
5. Modelo médico. Este resulta funcional bajo la definición de enfermedad de 
este modelo. Sin embargo, el tipo de causas de los trastornos mentales o 
psicológicos es diferente y no se ajusta al modelo médico tan rígido. 
6. Falta de funcionalidad. La lista de síntomas que listan los manuales no 
dan información útil para la elección y pronóstico de la intervención 
psicoterapéutica. 
Estas listas ayudan a notar que el diagnóstico trae más complicaciones que 
beneficios para la psicoterapia. La Psicología es afectada por el mal uso de los 
profesionales de la salud respecto a los manuales y el diagnóstico. 
Con base en lo previo, es necesario que la Psicología utilice herramientas 
de mayor funcionalidad para la psicoterapia y tome precauciones al usar los 
manuales y el diagnóstico ya que estos buscan otros fines comprensibles al 
modelo médico. 
Dentro de las alternativas al diagnóstico, diferentes enfoques de la 
Psicología Clínica han utilizado las formulaciones de caso que han resultado de 
mayor utilidad para la psicoterapia y han arrojado resultados prometedores. La 
formulación de caso es considerada una estrategia que facilita la organización de 
la información recolectada en un proceso terapéutico, con el fin de delimitar los 
problemas de relevancia clínica que presenta el consultante; establecer las 
variables relacionadas con la adquisición y mantenimiento del problema; y 
estructurar un plan de intervención que favorezca el cumplimiento de objetivos y 
metas de la psicoterapia logrando así el bienestar del consultante. 
Es necesario dejar claro que en variosartículos como los de Benito (2013) y 
Da Silva et al. (2014) se apoya el trabajo multidisciplinario y se reconocen los 
beneficios tanto del diagnóstico psiquiátrico, los manuales de diagnóstico, como 
de la formulación de caso de manera integrada lo cual es necesario para no caer 
en el reduccionismo. Benito (2013) menciona que aunque parece ser que los 
objetivos de la Medicina junto con su diagnóstico son diferente al de la Psicología, 
es necesaria la comprensión desde ambas perspectivas. Sin embargo, por el lado 
de la Psicología es más relevante un cambio que vaya más allá del diagnóstico y 
23 
 
refuerce la búsqueda de su función para el abordaje psicológico sin limitarse a lo 
biológico. 
Benito (2013) lista supuestos conceptuales y propuestas operativas para el 
uso del DSM-V planteadas en el simposio organizado por el APA en su 
convención anual del 2012, titulado DSM-5 Controversy (Controversia del DSM-5): 
-Un enfoque diagnóstico basado en la biología, así como en los síntomas, no debe 
ser limitado por las categorías del DSM actuales. 
-Cada nivel de análisis tiene que ser entendido a través de una dimensión de la 
función. 
-Tomar en cuenta lo cognitivo, lo conductual, lo contextual, lo biológico y lo 
genético de los trastornos mentales dará nuevos y mejores objetivos para el 
tratamiento. 
En respuesta lo propuesto, en Europa, la Sociedad Psicológica Británica 
(BPS), a través de su división de Psicología Clínica refiere la necesidad de un 
cambio de paradigma donde se abandone los criterios diagnósticos y se tome una 
evaluación clínica contextual (Benito, 2013). Sin embargo, se puede deducir que 
esto no es una tarea fácil ya que el DSM-V y el CIE 10 se han posicionado 
fuertemente en las prácticas clínicas durante muchos años, además del apoyo que 
recibe de la psicofarmacología. 
La información biológica para los trastornos mentales es relevante aun para 
la Psicología, pero en el contexto actual de la salud mental parece mucho más 
importante una reformulación del sistema y del rol del psicólogo clínico. Benito 
(2013) refiere que independientemente de si el diagnóstico psiquiátrico se refiere a 
una condición biológica, existe claramente un rol de los psicólogos que es 
identificar, formular y ofrecer intervenciones relacionadas con los factores 
biopsicosociales que pueden predisponer a la enfermedad física y que influirán 
significativamente en su curso, resultado e impacto. Para lograr esto es necesario 
una evaluación clínica contextual. 
24 
 
En conclusión, los diagnósticos deben ser usados con precauciones en la 
Psiquiatría y la Psicología, ya que, como cualquier herramienta puede tener 
buenos o malos usos y que no se puede culpar del todo al diagnóstico médico y a 
los manuales. Conviene subrayar que es necesario realizar diagnósticos 
funcionales y recordar que no hay trastornos o diagnósticos, sino personas con 
problemas, recordando cuando estamos ante una persona que es importante verla 
en su totalidad, y claro que el diagnóstico es una herramienta que facilitará esta 
tarea. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
25 
 
2. NOCIONES GENERALES SOBRE 
LA FORMULACIÓN DE CASO 
 
La Psicología es afectada por los diagnósticos reduccionistas como consecuencia 
del mal uso de los manuales de diagnóstico, y esto trae consecuencias 
desfavorables para la psicoterapia en vez de información de utilidad para la 
intervención. Aun con todas las limitaciones encontradas para la psicoterapia se 
ha mencionado el diagnóstico psiquiátrico es útil para la comunicación entre 
profesionales de la salud, para saber cuáles son los síntomas que presenta el 
paciente, la clasificación de enfermedades o trastornos facilitando su estudio. 
Sin embargo, es necesario que la Psicología utilice herramientas de mayor 
utilidad para la psicoterapia y tome sus precauciones al usar el diagnóstico médico 
ya que éste busca otros fines. 
2.1 La Formulación de Caso 
Actualmente existen diferentes formas de trabajar con los consultantes en 
psicoterapia sin recurrir al diagnóstico médico como base. Diferentes enfoques de 
la Psicología Clínica han utilizado las formulaciones de caso como alternativa, 
éstas suelen ser de mayor utilidad para la psicoterapia y han arrojado resultados 
prometedores (Bach & Moran, 2008; Diez y Cotera, 2010; González, 2009; Pérez-
Álvarez, 2014; Varela et al. 2014). 
La formulación de caso es considerada una estrategia que facilita la 
organización de la información recolectada en un proceso terapéutico, con el fin de 
delimitar los problemas de relevancia clínica que presenta el consultante; 
establecer las variables relacionadas con la adquisición y mantenimiento del 
problema; y estructurar un plan de intervención que favorezca el cumplimiento de 
objetivos y metas de la psicoterapia logrando así el bienestar del consultante 
(Bernardi, 2014; Quant, 2013; González, 2009). Todo esto basándose en la 
funcionalidad de las conductas problema y quitándole peso a lo patológico, 
26 
 
haciendo notar que las problemáticas son parte de ser humano y su contexto 
(Pérez-Álvarez, 2014). 
Bach y Moran (2008) refieren que una formulación de caso útil consiste de 
información descriptiva recopilada a través de una evaluación diagnóstica y una 
entrevista que incluya la historia familiar y personal, padecimientos anteriores o 
actuales, medicación, etcétera., y tiene beneficio para la elección del plan de 
intervención. Inclusive en el proceso de realización de ésta se puede formar una 
alianza terapéutica entre psicoterapeuta y consultante lo cual ha demostrado en 
estudios (Bach y Moran, 2008) ser un beneficio para la psicoterapia. 
Por otra parte, la investigación y generación de apoyo teórico y empírico 
para realizar una formulación de caso puede proveer a los psicólogos clínicos de 
una retroalimentación acerca de su trabajo y contribuir a generar entrenamientos 
clínicos más específicos, mejorando la calidad en la supervisión de los aprendices 
a terapeutas (González, 2009), por lo que se puede decir que sirve como 
monitoreo de la evolución del consultante, del terapeuta y del tratamiento. 
Mientras más complejo es un método de formulación de caso, más difícil es 
demostrar su confiabilidad y validez ya que debe saber conservar un balance entre 
complejidad y simplicidad y además se busca que la teoría y el tratamiento se 
ajuste al consultante. (González, 2009). Esto quiere decir que una formulación de 
caso debe tener un balance entre la singularidad del individuo y la generalidad de 
algunos enunciados teóricos, sin forzar el caso a un modelo teórico, esto de 
manera simple. 
Es necesario mencionar que la mayoría de las formulaciones de caso 
perciben los problemas psicológicos, las características personales disfuncionales 
y los orígenes de éstas como el resultado mismo de ser humanos en diferentes 
contextos, sin patologizarlos (Pérez-Álvarez, 2014). 
En resumen, una buena formulación de caso integra de manera óptima la 
información en la medida que resume aspectos relevantes de un caso en torno a 
ideas centrales; explicativos de manera que provee perspectiva acerca de los 
27 
 
aspectos intrapersonales e interpersonales del problema, así como de la evolución 
del problema; además facilita el diseño de intervención y metas adecuadas; 
predictiva, en la medida que provee una línea base con la cual ir comparando los 
avances, que ayude en la identificación de facilitadores y obstaculizadores del 
proceso y; por último, es también una guía para la relación terapéutica que trae 
beneficios a la terapia ya que finalmente también es experiencia que sirve al 
consultante (Bach & Moran, 2008; González, 2009; Pérez-Álvarez, 2014; Varela et 
al, 2014). 
2.2 Componentes de la Formulación de Caso. 
Los componentes que se presentarán se eligieron de acuerdo a los más 
comunes en las diferentes formulaciones decaso. No se puede dejar de lado que 
la Psicología tiene diversos enfoques y que éstos difieren en su objeto de estudio, 
por lo que la formulación de caso es diferente para cada uno de éstos. Morris 
(2003, como se citó en González, 2009) plantea, de manera general, como 
elementos para la formulación de un caso los siguientes: 
1. Identificar los problemas psicológicos específicos del consultante. 
2. Desarrollar las hipótesis acerca de las características personales disfuncionales 
del consultante. 
3. Desarrollar un modelo de trabajo fundamentado en la teoría del enfoque del 
psicoterapeuta, que describa cómo se producen y mantienen los problemas del 
consultante. 
4. Identificar el origen de las características personales disfuncionales del 
consultante, es decir, la historia familiar. 
5. Negociar los objetivos del tratamiento (resultados finales). 
6. Exponer los resultados de pruebas o instrumentos utilizados, en caso de haber 
aplicado. Esta depende del enfoque. 
7. Seleccionar las intervenciones a trabajar que sean más óptimas para la 
problemática, basado en el trabajo fundamentado. 
28 
 
Tomando en cuenta todos estos, se puede formar una visión que permita 
generar intervenciones terapéuticas efectivas fundamentadas en la utilidad y teoría 
desde los diferentes enfoques psicológicos, que responden a las necesidades y 
funciones de la Psicología, en vez de ajustarse al modelo médico. Esta condición, 
es la principal ventaja de la formulación de caso, por sobre el diagnóstico médico. 
Bach y Moran (2008) y González (2009) reiteran que en el contexto de la 
Psicología Clínica, lo ideal es generar formulaciones de caso que permitan 
implementar planes de tratamiento ajustados al paciente, que proporcionen un 
análisis que transforma el diagnóstico médico de una checklist clasificado a una 
pieza más rica de información descriptiva acerca de la problemática e historia 
personal del consultante. 
En conclusión, la formulación de caso es vital en psicoterapia porque la 
selección de un tratamiento apropiado exige un conocimiento de lo que está 
causando y manteniendo los problemas de un consultante lo cual facilita el diseño 
de intervención y metas adecuadas para el consultante que deben ser predictivas 
en la medida de que permitan ir midiendo los avances y notar obstáculos en el 
proceso. Se puede decir que es la brújula del tratamiento que orienta al terapeuta 
en la comprensión e intervención sobre el caso, y permite llenar el vacío que 
existe entre diagnóstico y tratamiento. 
2.3 Origen de la Formulación de Caso 
Existen diferentes formulaciones de caso dependiendo del enfoque. A pesar 
de que existen algunas sutiles diferencias entre estas propuestas parecieran 
conservar algunos elementos comunes que han sido mencionados. No obstante 
es necesario para el presente escrito el conocer las diversas formulaciones de 
caso propuestas por los diferentes enfoques de la Psicología para mostrar las 
contribuciones que reflejen avances actuales del conocimiento sostenido por una 
fuerte evidencia clínica y empírica. González (2009) menciona que sin importar el 
enfoque de la Psicología desde el que se formule el caso, estos se basan en una 
teoría guía que muestra cómo usar los conceptos y principios de dichas teorías 
para la elaboración de éstos a partir de la información clínica. 
29 
 
Varela et al (2014) mencionan que un mismo enfoque psicoterapéutico puede dar 
cabida a distintas formas de formular un caso dado que dentro de un mismo 
enfoque coexisten distintas orientaciones. 
Existen en la literatura hoy más de 15 esquemas diferentes para 
formulaciones de caso desde distintos enfoques (González y Pérez, 2008). El 
contenido y estructura de una formulación de caso dependerá del enfoque del 
psicoterapeuta y de la etiología de los problemas emocionales éste, por lo que es 
importante revisar los tres enfoques más fuertes en la Psicología y su aportación a 
ésta. 
2.3.1 Formulación de Caso en la terapia Psicoanalítica 
El psicoanálisis tiene una larga tradición durante el siglo pasado que se ha 
enriquecido con aportes desde distintas orientaciones. En medio de estas distintas 
tradiciones, Perry et al (1987, como se citó en Sim, Gwee & Bateman, 2005) 
exponen, partiendo del supuesto de que la conceptualización clínica es una 
estructura narrativa más que una aseveración de una realidad, una estructura y 
componentes básicos de la formulación psicoanalista (como se citó en González y 
Pérez, 2008): 
1) Aspectos estructurales de la personalidad, que denuncia aquellos 
aspectos relativamente estables y permanentes. Incluye: a) Funciones autónomas 
del ego, que implica disrupciones biológicas, perceptuales, motoras, etcétera, 
donde es muy importante el juicio de realidad; b) Afectos, impulsos y defensas, 
refiere a las formas características que tiene la persona de experienciar éstos, 
incluyendo los mecanismos de defensa; c) Funciones relacionadas con los 
objetos, que alude la manera en que la persona se relaciona con otros; d) 
Funciones relacionadas con el self, que muestra la habilidad de la persona para 
mantener coherencia, estabilidad y una evaluación positiva del self. 
2) Aspectos dinámicos de la personalidad, explora en profundidad los temas 
con que se relacionan los deseos, instintos, necesidades, temores, del paciente, y 
sus correspondientes conflictos, significados, motivaciones. 
30 
 
3) Antecedentes evolutivos, incluye cómo la persona ha ido enfrentando las 
diferentes etapas del desarrollo en sus diferentes contextos: familiar, escolar, 
cuerpo, la sexualidad y la autonomía, poniendo principalmente atención en la 
infancia y la adolescencia. 
4) Aspectos adaptativos, fortalezas y debilidades, que permitirán hacer un 
pronóstico acerca de su adaptación y desenvolvimiento futuro, tanto en la terapia 
como fuera de ella. 
En resumen, en esta formulación de caso, las preguntas básicas a las que 
se debe responder según Varela et al. (2014) son: 1. ¿Qué le pasa al paciente? 
(dimensión diagnóstica); 2. ¿A qué se debe? (dimensión etiopatogénica); 3. 
¿Cómo se trata? (dimensión terapéutica); y 4. ¿Con qué resultados? (dimensión 
evolutiva). 
El psicoanálisis tiene tres grandes contribuciones para la elaboración de 
formulaciones de caso. La principal contribución de Freud y su teoría 
psicoanalista, es haber desarrollado un modelo para poder explicar el 
comportamiento humano y psicopatología, la conducta normal y anormal (Pérez-
Álvarez, 2014). Una segunda contribución es la entrevista, ya que no solamente es 
orientada a la identificación de síntomas sino también a la experiencia que influye 
en la problemática. Inclusive, sus contrarios más efusivos le dan crédito por su 
contribución histórica acerca de la formulación y la influencia en la vida de una 
persona como explicaciones para la psicopatología, ya que es el primer clínico en 
haber discutido la influencia del aprendizaje en la infancia y los factores 
interpersonales en las problemáticas de las personas (Bach & Moran, 2008). Un 
tercer aporte es su énfasis en el estudio de caso, favoreciendo claramente al 
enfoque ideográfico de la psicopatología. El estudio del caso de Freud es 
compartido entre distintos grupos que se oponían al psicoanálisis, más 
notablemente en la terapia de comportamiento y en el campo del análisis del 
comportamiento aplicado, en donde los diseños son primordiales (González, 
2009). 
31 
 
Además, la formulación de caso se caracteriza por apoyarse en la teoría 
psicoanalista ya que se puede considerar como un proceso subjetivo, 
especulativo, individualizado y comprensivo (Varela et al, 2014). Esto refiere a que 
se necesita leer entre líneas tomando en cuenta la historia de vida y la experiencia 
personal del consultante para poder estar en contacto con en el mundo privado 
éste, logrando así encontrar la función de la problemática, el qué y cómose 
mantienen ésta en donde también influye la formación del psicoterapeuta. 
Tomando en cuenta esto, la Sociedad Británica de Psicología (2011) recomienda, 
desde el enfoque psicoanalista, el prestar atención a los aspectos transferenciales 
y contra-transferenciales durante la formulación de caso debido a que puede 
interferir en la información obtenida. En otras palabras, es necesario notar los 
juicios personales del terapeuta al momento de manejar la información obtenida. 
Dentro de las limitaciones que se pueden encontrar en este tipo de formulación de 
caso es que debe ser conciso, breve y no debe exceder las 1000 palabras, lo cual 
no favorece la flexibilidad en el tratamiento que este enfoque promueve, y es que 
en el psicoanálisis se va modificando el tratamiento a medida que avanza la 
terapia. 
Es importante hacer notar que el psicoanálisis no ha incorporado el 
diagnóstico en sus formulaciones clínicas, ni en sus inicios ni actualmente. 
2.3.2 Formulación de Caso en la terapia Humanista 
La Psicología humanista aparece en las décadas de los cincuenta y 
sesenta, como tercera fuerza frente al psicoanálisis y el conductismo. Este 
enfoque toma como centro a la persona; se vuelve contra la exigencia científica 
clásica de objetividad, construyendo su propio modelo de ciencia humana basado 
en la experiencia, dándole más importancia al sentido y a la significación que a los 
procedimientos metodológicos, ya que parte de que todo conocimiento es relativo, 
por lo tanto se invita a la experiencia, aprovechando las infinitas posibilidades 
humanas de representación mental y creatividad para ampliar el conocer; 
finalmente coincide con el paradigma denominado Holístico (Rosso y Lebl, 2006). 
32 
 
El trabajo de Kalawski (S/A), propone como camino el concepto de mapa 
psicológico para desarrollar formulaciones de caso desde el enfoque humanista 
(González, 2009). Este está compuesto de cuatro preguntas: a) ¿Quién es el (la) 
consultante?, la cual contempla una descripción de características de la persona 
que permiten ubicarla en categoría sociales y una descripción de características 
externas peculiares; b) ¿Qué le pasa?, describe el problema de la persona junto 
con una consideración del marco de referencia desde donde esto se evalúa como 
problema, es decir el contexto. Se incluye una consideración acerca de lo que 
sería esperable para esa persona y que no está ocurriendo; c) ¿Cómo es la 
persona?, busca entender de qué manera la persona se percibe a sí misma y a los 
aspectos relevantes de su entorno; d) ¿Qué hacer?, se busca un plan de acción 
incluyendo ciertas estrategias y técnicas para ayudar a la persona a determinar los 
caminos alternativos que puede tomar, considerando las dificultades que le pueda 
traer hacer uso de alguno de ellos. 
Es necesario hacer notar que en este enfoque consideran tanto los recursos 
y necesidades del psicoterapeuta, como los del paciente, por lo que una de las 
principales aportaciones a la formulación de caso desde el humanismo se basa en 
la cualidad de la relación entre terapeuta y consultante, ya que el cambio y el 
desarrollo individual surgen de la experiencia adquirida en las relaciones. Hay tres 
condiciones o actitudes que constituyen el clima causante de este desarrollo 
(Rosso y Lebl, 2006): 
1. Autenticidad o congruencia, esto significa que la persona debe tener 
presentes sus propios sentimientos, y no ofrecer una fachada externa, 
adoptando una actitud distinta de la que surge de un nivel más profundo o 
inconsciente. 
2. Aceptación positiva incondicional que se experimenta hacia un individuo, es 
decir un cálido respeto hacia él como persona distinta y valiosa, 
independientemente de su condición, conducta o sentimientos. 
3. Comprensión empática de cada uno de los sentimientos y expresiones tal y 
como se presentan en el momento. 
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Rogers (1951) advierte la posibilidad de “la perdida de personalidad cuando 
el individuo cree que únicamente un experto puede evaluarlo correctamente” (pp. 
224) (como se citó en Bach & Moran, 2008). Para esto se reconoce la prevalencia 
del sufrimiento y la vulnerabilidad de todas las personas, incluyendo a los que se 
dicen expertos, a problemas en la vida cotidiana, ya que considera que el 
sufrimiento humano es omnipresente, y considerando que se puede caer en las 
trampas del lenguaje, el terapeuta acepta radicalmente las preocupaciones del 
paciente. Además, busca reducir el desequilibrio de poder entre psicoterapeuta y 
consultante, con la intención de que la terapia de desenvuelva como un proceso 
colaborativo. 
Dentro de las dificultades para la formulación de caso desde el enfoque 
humanista, es que la información no es registrada inmediatamente, e incluso 
puede borrar algunas reglas del compromiso terapéutico. También podríamos 
considerar que una relación colaborativa puede prosperar solo y cuando el 
terapeuta y consultante lo permiten. 
Al igual que el psicoanálisis, Pérez-Álvarez (2014) menciona que el enfoque 
humanista rechaza los diagnósticos sin utilidad debido a que los diagnósticos 
psicológicos son innecesarios y podrían ser perjudiciales en el proceso 
terapéutico. Los autores humanísticos Goldman y Greenberg (1992) están de 
acuerdo que “el conocimiento de ciertas categorías nosológicas puede ser de 
mucha utilidad para los terapistas experimentales, pero que ellos se conciben 
mejor como descripciones de patrones de funcionamiento que como tipos de 
personas (como se citó en Bach & Moran, 2008). Esto se considera otra 
aportación para la formulación de caso debido a que ya no toman el diagnóstico 
médico como base debido a la manera en cómo conceptualizan las problemáticas. 
La terapia humanista, con su énfasis en la empatía, también puede influir el 
proceso de formulación del caso con valor. Algunos autores (Eells, 1997; Kuyken, 
2006) sugieren que el proceso de formulación del caso normaliza la preocupación 
clínica del consultante y puede conducir a una mayor empatía por parte del 
terapeuta (como se citó en González, 2009). Discutir la normalidad genera 
34 
 
empatía y reduce las consecuencias perjudiciales de patologizar las 
problemáticas. La normalización de los síntomas no sólo es una parte de la 
formulación del caso, también puede servir como una intervención psicoeducativa 
por sí misma, ya que a menudo disminuye el estrés del cliente. Las 
preocupaciones del cliente son vistas como resultado natural de eventos 
históricos, sociales y externos y no como algo malo con la persona. 
2.3.3 Formulación de Caso en las Terapias Cognitivo Conductuales 
El enfoque cognitivo conductual tiene como objeto de estudio las creencias 
irracionales en calidad de exigencias en los trastornos psicológicos, ya que desde 
esta lógica los sentimientos y acciones disfuncionales son generados por éstos. 
Utiliza el diseño ABC, propuesto por Ellis, el cual explica cómo las creencias 
irracionales conducen a problemas psicológicos (Pérez-Álvarez, 2014). La 
intervención, basándose en el diseño, proporciona un alivio sintomático cuando 
corrige o elimina la creencia disfuncional. 
 Persons y Tompkins (1997) proponen los componentes que formarían la 
formulación de caso del enfoque cognitivo conductual (como se citó en González, 
2009): 
 1) Listado de problemas, que son expresados en términos concretos, 
simples y descriptivos. 
2) Creencias centrales, donde el terapeuta ofrece una hipótesis acerca de la 
visión que tiene el consultante de él, de otros y del mundo, y que origina y 
mantiene los problemas del consultante. 
3) Factores que predisponen la problemática del consultante, en donde se 
especifican eventos externos y situaciones que activan creencias centrales que 
producen síntomas y problemas o que sirven como estímulos reforzadores en un 
análisis funcional. 
4) Hipótesis de trabajo, el terapeuta vincula los problemas listados, las 
creenciascentrales y los eventos activantes y situaciones. 
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5) Orígenes, el terapeuta describe uno o algunos incidentes o 
circunstancias de la historia temprana del consultante, que explican cómo este 
podría haber aprendido las creencias y a identificadas. 
6) Plan de tratamiento, se fijan las metas e intervenciones derivadas de los 
puntos anteriores. 
7) Obstáculos predichos para el tratamiento, donde se buscan alternativas y 
la eliminación las creencias irracionales problemáticas. 
La integración de la evaluación de datos, la evaluación de las influencias 
ambientales, el desarrollo de objetivos de tratamiento y la elaboración de un plan 
de tratamiento son el objetivo principal de las terapias cognitivo-conductuales 
durante las primeras etapas de la intervención. Este enfoque tiene tres fases para 
esto: evaluación-intervención-modificación del tratamiento es valorado por la 
mayoría de los terapeutas conductuales (Spigler & Guevremont, 2003, Cooper et 
al., (1987) como se citó en González, 2009). 
Dentro de las aportaciones del enfoque cognitivo conductual a las 
formulaciones de caso se encuentra su abierto compromiso con la comprobación 
empírica de sus postulados y de la relevancia de usar éstas (Bach & Moran, 
2009). El análisis funcional de la conducta propone la generación de hipótesis 
explicativas para la conducta problemática actual, reconociendo sus antecedentes 
históricos y elementos ambientales presentes. Estas hipótesis son contrastadas y 
revisadas, y buscan ser una guía para la intervención. 
Otra aportación relevante desde el enfoque cognitivo conductual a la 
formulación de caso es que los terapeutas pueden dar prioridad a cuáles son las 
preocupaciones clínicas que deben dirigirse primero y cómo relacionar mejor la 
intervención con el problema (Bach & Moran, 2008). Esto se debe a la estructura 
desde el listado de problemas que es bastante clara como lo exige una ciencia. 
Dentro de las dificultades para la formulación de caso desde el enfoque 
cognitivo conductual se encuentra la eliminación de las creencias irracionales 
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problemáticas, lo cual es bastante rígido y patologiza ya que éstas se toman como 
malas, dejando de lado el contexto. Pérez-Álvarez (2014) mencionan, con base en 
principios conductistas, que en realidad no se puede eliminar algo aprendido, sino 
que se suma conocimiento modificándolo y que ésta deficiencia del enfoque 
cognitivo conductual se puede deber a que algunos de sus principales exponentes 
son psiquiatras que se basan en el modelo médico, tal es el caso de Aaron T. 
Beck. 
2.4 Beneficios y desafíos de la Formulación de Caso 
La formulación de caso en los diferentes enfoques muestra que es una 
herramienta de utilidad para la psicoterapia que facilita la identificación de la 
problemática, la elección de intervención, pronóstico y que además permite 
monitorear la intervención. Por otra parte, también es bastante útil para la 
formación de psicólogos debido a que ejemplifica la aplicación de las teorías en el 
comportamiento y problemáticas de los consultantes (Bernardi, 2014; Bach & 
Moran, 2008). Esto último se puede notar en la descripción de los enfoques 
revisados en este capítulo, en donde se toman los principios de éstos para la 
realización de la formulación de caso. 
Para una óptima formulación de caso, en todos los enfoques revisados, es 
considerado que la relación terapéutica clara es necesaria ya que ésta debe 
facilitar la comprensión del caso y no entorpecerla. Por lo tanto, la formulación de 
caso debe reflejar la experiencia del consultante y la que se ha dado en la 
relación terapéutica, ya que ayuda a verificar si lo que ahí está puesto 
corresponde a la vivencia que el terapeuta tuvo del paciente en la sesión (Quant, 
2013). 
El primer desafío es no forzar el caso para que se ajuste a la formulación de 
caso. Respecto a esto, González (2009) destaca la idea de que la formulación de 
caso útil debe ser capaz de proveer lineamientos generales para la intervención 
clínica, y asimismo, debe tenerse siempre presente que es tentativa y que, por lo 
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tanto, debe estar abierta a revisiones a partir de la nueva información que vaya 
surgiendo durante la terapia. 
Otro desafío a considerar es el hecho de que no siempre las formulaciones 
de caso en torno a un solo tema central son posibles de realizar ya que el motivo 
de consulta puede ser multifactorial (Bernardi, 2014). En pacientes 
multiproblemáticos, en determinadas familias y/o en algunos casos más crónicos, 
el encontrar uno o dos temas centrales muchas veces es muy dificultoso e 
inclusive imposible, por lo que debe ser revisada y reformulada permitiendo tomar 
en cuenta la mayor cantidad posible de temas. El poder llegar a hacer eso con las 
formulaciones clínicas proveerá de herramientas conceptuales para la práctica 
clínica que necesitan de flexibilidad, basadas en el conocimiento empírico. 
Irónicamente, un desafío aparente para la formulación generalizada de caso 
en la psicoterapia proviene de la mayor fuerza de la terapia de la conducta: 
tratamientos empíricos. Los tratamientos empíricos son prácticas desarrolladas en 
la evidencia de las experiencias, los cuales se establecen a través de la 
investigación de resultado de la psicoterapia y este apoyo científico ha ayudado, 
principalmente, a la terapia cognitiva conductual a crecer en eficacia y popularidad 
(Bach & Moran, 2008). Si bien éstos estudios de resultados son heurísticos para la 
eficacia de la aplicación de principios de comportamiento y para apuntar hacia 
futuras direcciones de investigación, los estudios de resultados controlados 
requieren normalización del tratamiento en lugar de la individualización del 
tratamiento (Pérez-Álvarez, 2014). Esto plantea un dilema para el psicólogo clínico 
ya que los resultados de los estudios con evidencia empírica en la formulación 
caso individualizado, sugiere hacer el trabajo de una manera particular para todos 
los clientes que se presentan con un problema particular; sin embargo, el 
tratamiento individualizado necesita una mayor flexibilidad y apela a las fortalezas 
y debilidades del individuo. 
Tomando en cuenta lo previo aún hay dos desafíos importantes para los 
psicoterapeutas que aplican la formulación del caso. En primer lugar, hay una 
escasez de evidencia de que la formulación del caso es un factor importante en 
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los resultados del tratamiento, aunque los resultados son prometedores; y la 
segunda consideración es, que la formulación de los casos puede conducir a 
decisiones poco confiables, juicios personales y sesgos clínicos (Pérez-Álvarez, 
2014). Tversky y Kahneman (1974) demuestran, respecto a la segunda 
consideración, que cuando la información es ambigua e incompleta, los psicólogos 
clínicos usarán una regla general, para hacer inferencias sobre los datos que 
faltan (como se citó en Pérez-Álvarez, 2014). No obstante, a menudo estas 
inferencias son adaptativas y son lo suficientemente buenas como soluciones, 
incluso si son subóptimos ya que son problemáticas con las cuales trabaja en vivo 
en sesión. 
El problema con la heurística de las decisiones clínicas importantes sin 
todos los datos es que algunas situaciones pueden influir en que el psicólogo 
clínico se adhiera rígidamente a la formulación del caso y, por tanto, pueda 
presentar el mismo problema que su cliente: creer demasiado en sus palabras y 
no ser lo suficientemente flexible para ayudar adecuadamente al cliente (Bach & 
Moran, 2008; Pérez-Álvarez, 2014). El terapeuta necesita generar varias hipótesis 
para la formulación del caso, y debe ser flexible cuando el comportamiento del 
consultante no se ajusta a la hipótesis mediante el uso de toma de perspectiva 
(Barraca, 2009). 
Tomando en cuenta los desafíos descritos es importante reconocer que la 
formulación de un caso es un producto creativo del psicólogo clínico y que se

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