Logo Studenta

Relacion-entre-dignidad-y-catastrofizacion-ante-el-dolor-en-pacientes-con-dolor-cronico-no-oncologico

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

1 
 
 
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA 
 DE MÉXICO 
 
 
FACULTAD DE PSICOLOGÍA 
 
 
 
 
 
RELACIÓN ENTRE DIGNIDAD Y 
CATASTROFIZACIÓN ANTE EL DOLOR EN 
PACIENTES CON DOLOR CRÓNICO NO 
ONCOLÓGICO 
 
 
 
 
T E S I S 
 
 
 
 
 QUE PARA OBTENER EL GRADO DE: 
 LICENCIADA EN PSICOLOGÍA 
 
 
 
 P R E S E N T A : 
 
 
 
 
 
MARITZA AIDEÉ MECILLAS CRUZ 
 
DIRECTOR: DR. EDGAR LANDA RAMÍREZ 
 
REVISOR: DR. JUAN JOSÉ SÁNCHEZ 
SOSA 
 
SINODALES: 
MTRA. NANCY ELIZABETH RANGEL 
DOMÍNGUEZ 
MTRA. KARLA SUAREZ RODRÍGUEZ 
MTRA. LILIA JOYA LAUREANO 
CIUDAD UNIVERSITARIA, CD. MX , 2017 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
Restricciones de uso 
 
DERECHOS RESERVADOS © 
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL 
 
Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal 
del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). 
El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea 
objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para 
fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo 
mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
2 
 
Agradecimientos 
 
Con especial dedicatoria y respeto a las personas que cursan con una 
enfermedad crónica degenerativa. 
 
Agradezco ... 
A mis padres Margarita y José, a mi hermano Christian, por el apoyo 
incondicional que siempre me han brindado de diferentes formas a lo 
largo de mi trayectoria y motivarme para lograr mis metas. 
A la Mtra. Nancy Rangel, por su enseñanza y guía que me facilitó 
durante la investigación, así como en la práctica clínica, al Dr. Edgar 
Landa, por darme el impulso desde el inicio, por su tiempo, dedicación 
e interés en este proyecto. 
Al Dr. Juan José Sánchez Sosa, por el interés y la disposición que 
siempre mostró en el desarrollo de la investigación. A mis sinodales, 
Mtra. Karla Suarez y Mtra. Lilia Joya por apoyarme con la revisión así 
como su disposición que me brindaron. 
A Rogelio A. Romero De Anda, por el amor, la motivación, el apoyo 
incondicional y sobre todo por creer siempre en mí... Eres mi nebulosa 
en el cielo nocturno. 
A mis amigas Cynthia Díaz, Marlem Ortega, Pilar Espinosa, que me 
ayudaron a dar el último impulso, sobre todo a disfrutar este momento 
tan importante al final de un gran camino de aprendizaje y el comienzo 
de otro. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
3 
 
 
Índice 
 
Resumen…………………………………………………………..…...4 
Capítulo 1…………………………………………………..………….6 
Psicología y salud………………………………………......................6 
Capítulo 2………………………………………………………….…22 
Dolor y su clasificación……………………….……..........................24 
Epidemiología del dolor crónico……………………………...........25 
Variables psicológicas implicadas en el DCNO...………….….….26 
Catastrofización ante el dolor y DCNO…………………….……..31 
Dignidad y dolor crónico……………………...…….……………...38 
Fundamento del estudio y objetivos………....………………...….44 
Método……………………………………...…….……………….....47 
Diseño…………………………………..……….……….………...…47 
Participantes……………………………..……….…….………....….47 
Medición……………………………..…………….….…………...…50 
Procedimiento…………………………………...……….………......53 
Análisis de datos…………………………………...….………….....56 
Resultados………………………………………...…………...……..56 
Discusión………………………………………..………..………..…61 
Referencias……………………………………………....…………...69 
Anexos…………………………………………………....………..…80 
 
 
4 
 
 
Resumen 
 
Se reconoce el papel de la catastrofización en la presencia de malestar 
emocional y el descontrol de síntomas en el dolor crónico, así como el 
papel de la dignidad en la mejoría de los pacientes, sin embargo; poco 
se ha estudiado respecto a la relación entre ambas variables. Objetivo: 
Analizar la relación entre la percepción de la dignidad y la 
catastrofización ante el dolor en pacientes con dolor crónico no 
oncológico de la División Clínica de Dolor y Cuidados Paliativos del 
Hospital General “Dr. Manuel Gea González” de la Ciudad de México. 
Diseño de investigación: No experimental, correlacional transversal. 
Participantes: Se incluyeron 39 participantes, 71.8% mujeres y 28.2% 
hombres con diagnóstico de dolor crónico, a los cuales se les aplicaron 
el Inventario de dignidad del paciente (IDP) y la Escala de 
catastrofización ante el dolor (CAD). Resultados: Se obtuvo una 
correlación alta, positiva y estadísticamente significativa entre 
dignidad y catastrofización (rs= .82, p.<.01). Para los factores de CAD se 
obtuvo las siguientes relaciones: entre desesperanza y dignidad se 
obtuvo una correlación alta, positiva y significativa (rs= .82, p.<.01) para 
rumiación la correlación fue modesta, positiva y significativa (rs= .78, 
p.<.01). de igual manera que para magnificación (rs= .73, p.<.01). 
Conclusiones: Los pacientes evaluados perciben un deterioro en su 
dignidad, la cual se relaciona con los pensamientos catastróficos (o 
viceversa) que presentan cuando tienen un cuadro de dolor, lo que 
sugiere que ambas variables impactan de manera negativa en la 
calidad de vida del paciente, ocasionando un deterioro físico, cognitivo 
y espiritual en los pacientes que mantienen el dolor la mayor parte de 
sus vidas. 
 
Palabras clave: Dignidad, Catastrofización, Dolor crónico, no 
oncológico. 
 
 
 
 
 
 
5 
 
 
 
The role of catastrophization in the presence of emotional distress and 
the lack of control of symptoms in chronic pain, as well as the role of 
dignity in the improvement of patients, are recognized; A few has been 
studied regarding the relation between both variables. Objective: To 
analyze the relationship between the perception of dignity and pain 
catastrophization in patients with chronic non-oncologic pain of the 
Clinical Division of Pain and Palliative Care of General Hospital "Dr. 
Manuel Gea González "from Mexico City. Research design: Non-
experimental, cross-correlational. Participants: We included 39 
participants, 71.8% women and 28.2% men with a diagnosis of chronic 
pain, who were given the Patient Dignity Inventory (PID) and the 
Catastrophic Pain Scale (DAC). Results: A high, positive and 
statistically significant correlation between dignity and 
catastrophization was obtained (rs = .82, p <.01). For CAD factors, the 
following relationships were obtained: between despair and dignity a 
high, positive and significant correlation (rs = .82, p <.01) was obtained 
for rumination. The correlation was modest, positive and significant (rs 
=. 78, p .01). In the same way as for magnification (rs = .73, p <.01). 
Conclusions: The patients evaluated perceived a deterioration in their 
dignity, which is related to the catastrophic thoughts (or vice versa) 
they present when they have a pain picture, which suggests that both 
variables negatively impact on the patient's quality of life , causing 
physical, cognitive and spiritual deterioration in the patients who 
maintain the pain most of their lives. 
 
Key words: Dignity, Catastrophization, Chronic pain, non-oncologic. 
 
usuario
Texto escrito a máquina
Abstract
6 
 
Capítulo 1 
Psicología y Salud. 
 
La Organización Mundial de la Salud (OMS) en su declaración de 
Alma-Ata define a la salud como un estado completo de bienestar que 
engloba el estado físico, mental y social. Y no solamente es la ausencia 
de enfermedad, dolencia o padecimiento; además destaca que el acceso 
a la salud es un derecho universal y cada persona sin importar el nivel 
socioeconómico debe de contar con la atención primaria para cubrir las 
necesidades básicas que demanden, por lo tanto; al referirse a la salud, 
se involucran diferentes sectores sociales como el político, el 
económico y el de salud,para que se logre establecer como bienestar 
social a nivel mundial (Organización Mundial de la Salud [OMS], 
1978). 
 
Aunque dicha definición es ampliamente reconocida en este 
momento, diversos factores ocurrieron para poder llegar a la misma, 
Omran en 1971 es uno de los primeros autores que describe dichos 
cambios, en su teoría de la transición epidemiológica, en el que explica 
los patrones y modificaciones que provocaron los cambios en la salud 
y enfermedad así como las características demográficas, económicas y 
sociológicas de las poblaciones. Con base en su teoría, el autor sugiere 
cinco proposiciones para explicar el cambio de estas transiciones, 
siendo las siguientes: 
7 
 
 
Proposición Uno: En los ciclos poblacionales se observan aumentos 
y bajas del tamaño de la población que deben de tomarse en cuenta con 
el rango de la variación de la fecundidad y la mortalidad. En las 
sociedades pre-modernas, la tasa de fertilidad era alta por el desinterés 
en limitar los nacimientos y los ineficaces métodos anticonceptivos, la 
fertilidad era 30 a 50 nacimientos por cada 1.000 habitantes, aunque la 
fecundidad pudo haber estado en su máximo, las muertes de la 
población se debieron principalmente por las diversas hambrunas, 
desnutrición crónica, enfermedades endémicas además de los 
conflictos bélicos que provocaron los altos picos de mortalidad. 
 
Proposición Dos. En la transición epidemiológica, los patrones de 
mortalidad distinguen tres principales etapas sucesivas: 
1. La edad de la peste y la hambruna: Etapa en la cual la 
fluctuación de la mortalidad es muy alta, debido a que la 
esperanza de vida estuvo entre los 20 y 40 años por lo que el 
crecimiento de la población fue lento. 
2. La edad de pandemias en retroceso: La mortalidad va 
disminuyendo progresivamente, ya que las enfermedades 
endémicas se reducen o desaparece, por lo que la tasa de 
nacimiento aumenta de 30 a 40 años. 
3. La era de las enfermedades degenerativas y la acción del 
hombre: La mortalidad se disminuye y se logra a una 
estabilidad relativa debido a que se logra superar los 50 años y 
8 
 
en esta era la fertilidad se vuelve crucial para el aumento de la 
población. 
 
A medida que se reducían las pandemias, disminuía la 
mortalidad, sin embargo incrementaron las enfermedades crónicas 
degenerativas principalmente enfermedades cardiovasculares y cáncer. 
Así que la era de las enfermedades degenerativas comenzó, por lo que 
se mencionan tres categorías principales que influyen en su desarrollo: 
a) El determinante eco biológico, caracterizado por el grado 
de complejidad de los agentes patógenos, la resistencia del 
huésped y el nivel de hostilidad que puede presentar en el medio 
ambiente. 
b) El nivel socioeconómico, político y cultural determinará 
los hábitos de salud, así como los patrones de higiene y nutrición 
que se lleven a cabo. 
c) La salud pública y el ámbito médico, debido a que ambos 
actúan como medidas preventivas además de tratamientos 
curativos en caso de que ya esté presente la enfermedad. 
 
Proposición Tres: En esta etapa ocurre una recesión de las 
pandemias por ende incrementa la tasa de natalidad beneficiando 
principalmente a los niños y adolescentes que se encontraban en etapas 
reproductivas marcando el comienzo de la mejora progresiva en la 
supervivencia en edades infantiles, para las mujeres el riesgo de morir 
es menor que para los hombres, específicamente durante las etapas de 
9 
 
la adolescencia y reproductiva, sin embargo las enfermedades que se 
vuelven predominantes son infecciosas y crónico degenerativas, no 
obstante; los riesgos de morir disminuyen progresivamente con el 
tiempo, como en los países de Inglaterra, Japón y Chile. Esta mejora se 
acompaña de un crecimiento en las medidas sanitarias de cada país, así 
como los avances en nutrición incrementando la esperanza de vida. 
 
Proposición Cuatro: Los cambios en la fertilidad se debieron a 
factores económicos y culturales, situación que llevó al aumento de 
sobrevivencia. A continuación se mencionan tres factores a los que se 
les atribuye dicha transición: 
 
1. Factores bio-fisiológicos: El aumento de la sobrevivencia 
de neonatos, cada vez es mayor debido a la lactancia más 
prolongada, brindando un ajuste al tiempo de vida en la niñez 
temprana, situaciones que emergen de una mejoría en el control 
de salud pública. 
 
2. Factores Socioeconómicos: Se incrementa la tecnología y 
el control natal, por lo que se disminuye el número de hijos en las 
familias, debido al cambio económico y el sistema social en el 
cuál se restructuran las normas que comprenden el número de 
integrantes en una familia, ya que un hijo implicaría mayores 
gastos. Por otro lado; al sobrevivir mayor tiempo y llegar a una 
madurez, los sujetos se convertirán en miembros productivos de 
10 
 
una sociedad en la cual ayudaran al incremento de una 
producción económica. 
 
3. Factores psicológicos y emocionales: Cuando las parejas 
tienen la certeza que tendrán una descendencia, incrementan las 
conductas de cuidado y protección, por ende; el número de 
hijos se limita ya que permite focalizar la energía y emociones en 
la crianza del niño. 
 
Proposición Cinco: Los cambios en la población se pueden 
describir en tres modelos de la transición epidemiológica: 
 
Modelo Clásico u Oeste: El modelo describe las fluctuaciones que 
tuvo la población en los cambios de mortalidad y fecundidad, en esta 
etapa aún prevalece la pestilencia durante el periodo pre moderno, sin 
embargo se comienza a observar un decline gradualmente en la 
mortalidad desde el siglo XIX. Los factores determinantes de la 
transición fueron los aspectos socioeconómicos, haciendo hincapié en 
el desarrollo demográfico de los países industrializados provocando el 
inicio de una revolución en el progreso de la salud pública. 
 
Modelo acelerado: Menciona la rapidez que tuvo la mortalidad, 
dicho cambio fue más notable en Japón, las fluctuaciones en los años 
de las pandemias fue similar a la transición, sin embargo lo que la 
caracteriza, son sus tasas de mortalidad (10 personas por cada 1000 
11 
 
habitantes) estableciendo un aumento en los años de sobrevivencia de 
los niños y las mujeres, por otro lado, fue un cambio muy notorio, en el 
que se pasa de las enfermedades infecciosas a las enfermedades 
degenerativas (esto en periodos muy cortos de tiempo) y las 
enfermedades fabricadas por los hombres, sin embargo diferentes 
ciudades comienzan los procesos de modernización, así que; se 
beneficia con avances médicos y medidas sanitarias, además de 
favorecer las aspiraciones en los individuos para un control de 
fecundidad. 
 
Modelo tardío: A partir del decline de las tasas de mortalidad, que 
se observó desde la segunda guerra mundial, el significado de salud 
pública resulta un componente relevante e internacionalmente 
comienza una apertura a los avances médicos, situación que fue 
decisiva para el crecimiento de las sociedades, implementando 
programas de control en la población, es decir, los avances fueron 
satisfactorios ya que hubo un control en la fecundidad y control de 
natalidad, también en países de Latino América, África y Asia 
comienzan los programas, sin embargo se deben de adaptar a las 
condiciones socioeconómicas de cada país para desarrollarlos, ya que 
la mayor característica del modelo se distingue por el avance médico. 
 
No obstante; las cinco proposiciones no son suficientes para 
contextualizar y entender los diferentes procesos que ocurrieron a lo 
largo de la historia, los autores Amerlagos, Brown y Turner (2005) 
12 
 
retoman aspectos importantes de la transición de Omran e incorporan 
más información para obtener un modelo más integrado, proponen el 
modelo de transición epidemiológica desde una perspectiva evolutiva, 
marcando con énfasis las desigualdadessociales, las enfermedades 
reemergentes crónico degenerativas no transmisibles, ocasionadas 
principalmente por la fabricación del hombre. A continuación se 
describen las transiciones del modelo: 
 
Primera Transición: Desde el Paleolítico y el sedentarismo 
comenzó un crecimiento exponencial de urbanización, situación que 
trae consigo grandes asentamientos así como el inicio de la 
domesticación y la agricultura, acciones que favorecieron las 
transmisiones de enfermedades infecciosas por el contacto directo con 
los animales, el regadío de las plantas y la fertilización incrementando 
el contacto con diferentes tipos de parásitos y agua contaminada, lo 
cual derivó en tuberculosis y fiebre amarilla. 
 
Segunda Transición: Comienza la modernización y los alcances de 
la medicina con la prevención y las vacunas, permitiendo un control de 
las infecciones hasta alcanzar una erradicación (como la viruela). 
 
 Los avances contribuyeron al aumento en la esperanza de vida y 
de forma paralela se incrementaron las enfermedades crónicas y 
degenerativas, sin embargo; la sobrepoblación y las rápidas 
urbanizaciones dejan en desventaja a países del tercer mundo, 
13 
 
derivado de su nivel socioeconómico bajo y el acceso limitado a la 
salud pública. 
 
Tercera Transición: Se considera que en la contemporaneidad la 
población se encuentra sumergida en esta transición, ya que no, se 
elimina la existencia total de las enfermedades infectocontagiosas y se 
continúan en el proceso de las enfermedades crónico degenerativas. 
Los factores que se involucraron en el cambio radical en las 
enfermedades, estuvo relacionado con los cambios ecológicos 
resultado de los avances de la agricultura, la tecnología, deforestación, 
inundaciones o sequias que contribuyeron para el resurgimiento de 
las enfermedades (como paso en Argentina con la fiebre hemorrágica 
o en Korea con el Hantavirus del síndrome pulmonar) pero uno de los 
factores más importante que contribuyó al resurgimiento de las 
enfermedades infecciosas y las crónico degenerativas, fue la resistencia 
microbiana hacia los antibióticos. 
 
Actualmente la ineficacia de los antibióticos continua siendo un 
problema de salud, se identificó que las prescripciones médicas fueron 
innecesarias por parte de los profesionales de la salud, también gran 
parte de la población toma medicamentos sin prescripción médica, así 
que utilizan antibióticos cuando no es necesario como en el caso de las 
infecciones virales o gripe, ocasionando una resistencia al patógeno, 
tomando como ejemplo el surgimiento del virus H1N1 en el 2009 , que 
14 
 
generó una pandemia en la población así como la infección por el virus 
del zika y sus diversas complicaciones(OMS, 2016). 
 
Otro de los factores que influyeron, fueron los cambios 
climatológicos, problema que sigue vigente, el Instituto Nacional de 
Estadística Geografía e Informática (INEGI, 2015) menciona que el 23% 
de todos los fallecimientos pueden atribuirse a los factores 
ambientales, tomando en cuenta que en México 87 millones vive en 
entornos urbanos y se emiten 40.5 millones de toneladas de 
contaminantes hacia la atmósfera lo que genera enfermedades en las 
vías respiratorias, resultando en 20 mil 496 muertes anuales atribuidas 
a la contaminación del aire. 
 
Con base en los ejemplos anteriores, es de notar que se continua 
en la tercera transición, con enfermedades no transmisibles crónico 
degenerativas, en su mayoría provocadas por la globalización (cambios 
ambientales) y los patrones conductuales (higiene, alimentación, 
ejercicio, automedicación) es decir; debido al estilo de vida y el nivel 
socioeconómico de la población (Amerlagos y colaboradores, 2005). 
 
Ante la versatilidad que hubo en las transiciones epidemiológicas 
y los cambios que generó estar en enfermedades infectocontagiosas a 
crónico degenerativas, el panorama en el ámbito de la salud tuvo que 
cambiar, específicamente en el ámbito médico, ya que el modelo 
biomédico tuvo su fundamento doctrinal en el dualismo mente-
15 
 
cuerpo, su visión de la enfermedad se debía a cambios físicos y 
químicos en el organismo, que se atribuyeron a variables somáticas 
además, las enfermedades solo se explicaban por procesos 
bioquímicos o neuropsicológicos, siguiendo el dualismo entre mente y 
cuerpo separaban las enfermedades orgánicas (diabetes) de las 
mentales (esquizofrenia) por lo tanto; indicaban que la psiquiatría 
debería de estar fuera de la medicina por que no reconocía las causas 
biológicas, razón por la cual, Engel en 1977 emite una crítica al modelo 
y menciona sus principales limitaciones: 
 
 El criterio principal para diagnosticar depende de la 
existencia de una anormalidad bioquímica y como ya está 
documentado no es suficiente el criterio para emitir un 
diagnóstico. 
 El diagnóstico para el estado físico no solo depende 
de las pruebas de laboratorio para identificar la enfermedad, 
gran parte de la información depende de la que el paciente es 
capaz de comunicar al profesional de la salud. 
 
 La focalización de la enfermedad centrada en 
problemas fisiológicos, ignora la influencia de situaciones vitales 
que pueden perjudicar la salud, tales como situaciones 
estresantes que se pueden aprender a lo largo de la vida. 
 
16 
 
 El resultado terapéutico será influido por la relación 
médico-paciente, ésta será decisiva para el apego a los 
tratamientos y la cooperación del paciente, a su vez; la 
percepción de la comunicación podrá influir en cambios 
psicofisiológicos cuando se requiera algún examen de 
laboratorio. 
 
Ante las deficiencias del modelo, tuvo sentido cambiar el modelo 
dominante en el área de la salud (el biomédico) ya que era muy 
pertinente cuando las enfermedades eran infecciosas, pero al volverse 
crónicas, queda muy reducido el mismo, por lo tanto; surge la 
necesidad de formalizar una nueva conceptualización que permita 
integrar y comprender mejor el funcionamiento de la enfermedad así 
que Engel en 1977 propone el modelo biopsicosocial el cual sostiene 
que es un conjunto de factores que van a determinar el proceso de 
salud y enfermedad entre ellos, los sociales, psicológicos y biológicos, 
lo cual implica que en el dominio de la salud y enfermedad se tendrá 
que tener en cuenta las tres variables mencionadas para tomar en 
cuenta los diferentes procesos implicados en el organismo, al que se le 
atribuye un comportamiento mayormente psicosocial. 
 
 Por ejemplo, en el caso de la diabetes, es un problema de salud 
mundial y nacional, en México el pasado 14 de Noviembre del 2016, la 
Secretaría de Salud emitió una emergencia epidemiológica por diabetes 
mellitus y obesidad ante la magnitud de todos los casos en el territorio, 
17 
 
siendo la primera vez que se declara una alerta epidemiológica en 
México por una enfermedad no infecciosa (Secretaría de Salud, 2016). 
Y algo muy determinante, en la diabetes no solo influye la etiología o 
la deficiencia de insulina, también se deben considerar los hábitos 
conductuales, alimenticios, psicológicos y la actividad física de los 
individuos, demostrando así, la importancia (del modelo 
biopsicosocial) para atender otras variables que no son únicamente 
biológicas durante el proceso de salud y enfermedad para abordarlo 
desde una perspectiva multidisciplinar (Engel, 1977). 
 
Así que, gracias a la aportación de Engel y un contexto 
interesado por la salud, fue pertinente para una apertura de la 
psicología de la salud, principalmente por el cambio en las transiciones 
de las enfermedades y su etiología ligada al estilo de vida de las 
sociedades, así como el crecimiento en las enfermedades crónicas y los 
diferentes procesos de adaptación a la enfermedad por la que deben 
pasar los pacientes, razones por las cuales, la Asociación Americana de 
Psicología (APA) creó 1978, unade sus divisiones, la 38, como la 
división de psicología de la salud, la que un año después pública su 
primer manual y con esta se reconoce la importancia de los factores 
psicológicos en el área de la salud (Vázquez, 2014). 
 
Entre sus diferentes aportaciones, dio sentido para que el papel 
del psicólogo se desarrollará en el ámbito de la salud, por lo que se le 
consideró como una profesión sanitaria, al demostrarse que los hábitos 
18 
 
conductuales que mantienen los pacientes pueden ser cruciales para el 
mantenimiento de la salud, así como su origen y evolución de la 
enfermedad. Implementando nuevas sub-disciplinas de investigación 
como psicología de la salud, medicina conductual o la psicosociología; 
entre sus diversas intervenciones se encuentran: la promoción y el 
mantenimiento de la salud, prevención y tratamiento de la 
enfermedad ligada a variables psicofisiológicas en padecimientos como 
EPOC, cáncer, diabetes entre otros (Vázquez, 2014). 
 
Una de las sub-disciplinas que se ha investigado mucho en los 
últimos años es la psicología del dolor crónico. Dolor entendido como 
“una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada con el 
daño tisular actual o potencial, o descrito en términos de dicho daño”. 
(Asociación Internacional para el Estudio del Dolor, por sus siglas en 
inglés [IASP], 2010). 
 
 Y tiene sentido una intervención multidisciplinaria (psicológica) 
en el dolor, desde la aparición de la teoría de la compuerta de Melzack 
y Wall en 1965, la teoría explica el papel esencial que desarrolla la 
mente en la experiencia del dolor, se sugiere que existe una compuerta, 
que bloquea a nivel de sistema nervioso central y posibilita la entrada y 
cierre de las vías relacionadas con el dolor. Al abrirse la compuerta 
permite la transmisión de las fibras aferentes y eferentes hacia el 
cerebro y al cerrarse, bloquea la transmisión, pero las fibras eferentes 
pueden verse afectadas por variables psicológicas, así que el mensaje 
19 
 
de transmisión de dolor enviado hacia el cerebro por vías eferentes 
pueden ser moduladas por la mente. 
 
Es decir, la interpretación del dolor crónico puede modificarse 
por las emociones y las experiencias previas del dolor, a partir de esto 
el modelo integra los componentes fisiológicos, psicológicos, 
cognitivos y emocionales que regulan la percepción del dolor, las 
cuales se integra en tres dimensiones: la dimensión sensorial-
discriminativa, se relaciona con las propiedades físicas del estímulo 
nociceptivo; la dimensión motivacional-afectiva, se asocia al dolor 
como algo desagradable generando atributos emocionales y la última, 
la dimensión cognitivo-evaluativa, haciendo referencia a los 
pensamientos, creencias, valores (Moretti, 2010). 
 
Una vez establecida la relación entre los procesos psicológicos y 
los somáticos en una enfermedad, el dolor se ha evaluado en 
padecimientos como fibromialgia, lumbalgia, herpes zoster, entre 
otros, así como sus contribuciones dirigidas al tratamiento y el control 
del mismo; por lo que resulta imperativo que la investigación y la 
práctica en la psicología clínica, tiene que progresar de forma paralela 
con los avances médicos, por lo que se tiene que garantizar que debe 
de estar basado en la evidencia para incrementar el desarrollo de la 
disciplina, así como la confiabilidad en su intervención 
(Castelnuevo, 2010). 
 
20 
 
Sin embargo; a pesar de todas las aportaciones que se han hecho, 
aún hay varias áreas de oportunidad de trabajo, entre ellas, la dignidad 
del paciente, que se conforma de la percepción ante las preocupaciones 
de la enfermedad, su funcionalidad física y cognitiva, su autonomía, la 
aceptación y su espiritualidad así como la percepción de su privacidad 
y el apoyo social, entre otros aspectos, que se han estudiado con mayor 
frecuencia en pacientes terminales (Chochinov et al. 2002). Por otra 
parte, la catastrofización ante el dolor que se define como “una 
orientación emocional y cognitiva excesivamente negativa hacia el 
dolor ya sea real o anticipado”, cuya variable se ha evaluado 
ampliamente en el dolor crónico, debido a que tiene un papel crucial 
en éste, ya que puede ocasionar un aumento en la percepción del dolor 
así como en su intensidad, debido a esto los tratamientos médicos y 
farmacológicos incrementan cuando está presente la distorsión 
cognitiva (Ruscheweyh et al. 2011). 
 
Por consiguiente, ambas variables están estudiadas con mayor 
frecuencia en diferentes poblaciones, dignidad enfocada en pacientes 
terminales y catastrofización ante el dolor en padecimientos crónicos. 
Por ende, aún queda una línea de investigación muy amplia entre 
ambas variables así como en la población específica de dolor crónico 
no oncológico, siendo que en la literatura especializada aún no se 
explora ampliamente el deterioro de la dignidad y la relación entre los 
diferentes procesos psicológicos que pueden estar influyendo en el 
padecimiento del dolor crónico. En el siguiente capítulo se describe la 
21 
 
literatura especializada, así como la metodología y el desarrollo de la 
investigación. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
22 
 
Capítulo 2 
Dolor, dignidad y catastrofización en dolor crónico no oncológico. 
 
Dolor y su clasificación. 
Se define al dolor como “una experiencia sensorial y emocional 
desagradable asociada con el daño tisular actual o potencial, o descrito 
en términos de dicho daño”. (Asociación Internacional para el Estudio 
del Dolor, por sus siglas en inglés [IASP], 2010, p.9). Para el concepto 
dolor, pueden existir diferentes clasificaciones, según lo que se desee 
describir. Wayne y Goucke (2011) mencionan los siguientes tipos de 
dolor según su duración: 
 Dolor agudo. Se caracteriza porque su duración 
puede ser menor a 3 meses. 
 Dolor crónico. Se mantiene mayor a 6 meses o se 
vuelve persistente después de que una lesión ya ha cicatrizado. 
Además de que hay evidencia en la cual, describen que un dolor 
agudo con un tratamiento inadecuado puede ocasionar y 
terminar en dolor crónico. 
Asimismo, Díaz (2005) define los siguientes tipos dolor según su 
fisiopatología: 
 Neuropático. Es producido por un estímulo del 
sistema nervioso central o por lesiones de las vías nerviosas 
periféricas; los pacientes pueden describirlo como quemante o 
23 
 
punzante y se acompaña por parestesia, disestesia, hiperalgesia, 
hiperestesia y alodinia. 
 Nociceptivo. Los nociceptores son terminales 
nerviosas que convierten una variedad de estímulos en impulsos 
nerviosos que son enviados al cerebro, el cual lo interpreta y lo 
expresa en la sensación del dolor. Este se puede dividir en dos: 
 Somático. Es producido por una excitación 
anormal de los nociceptores somáticos superficiales o 
profundos (piel, músculo esquelético, vasos). Es un dolor 
localizado y se irradia siguiendo trayectos nerviosos, el 
más frecuente de estos es el dolor óseo producido por 
metástasis. 
 Visceral. Es provocado por la excitación 
anormal de los nociceptores viscerales, su localización no 
es exacta debido a que se irradia lejos de las zonas de 
origen, es continuo y profundo y puede acompañarse de 
síntomas neurovegetativos, el ejemplo de este tipo de 
dolor es el tipo cólico o el que está presente en el cáncer de 
páncreas. 
Por consiguiente, existen diversas causas que originan dolor, en 
el caso de dolor oncológico puede ser ocasionado por la presencia de 
tumores, lesiones adyacentes, metástasis o por el tratamiento 
administrado, por otra parte; las causas del dolor crónico no oncológico 
24 
 
pueden ser por diferentes causas, dentro de las cuales se pueden 
incluir: cirugías, enfermedades degenerativas, trastornos musculo 
esqueléticos (su prevalencia es más común en la edad adulta) 
neuropatías, diabetes, herpes zoster, cirugía o lesión, enfermedadesdegenerativas y dolor psicogénico, entre otras. Incluso existen casos en 
los cuales no se logra identificar que lo ocasiona ( Carrington, Eccleston 
& Pillermer, 2015; Wayne & Gouck, 2011). 
No obstante; el dolor no sólo se define en términos del daño 
físico, debido a que se acompaña por experiencias emocionales 
relacionadas con el aprendizaje previo, dado que los pacientes 
describen su dolor en palabras que mantiene una connotación 
sentimental o emocional según su interpretación subjetiva ligado con 
las creencias culturales a las que pertenezcan (IASP, 2010). 
En otras palabras el dolor integra diferentes factores 
multidimensionales, dentro de los cuales se consideran los biológicos, 
psicológicos y sociales y con base en los tres, se puede obtener un 
mejor entendimiento para su tratamiento moldeado a las 
características de cada paciente (Gatchel, Peng, Peters, Fuchs & Turk 
2007). 
 
 
 
 
 
25 
 
Epidemiología del dolor crónico. 
Harstall y Ospina (2003) mencionan en una revisión sistemática 
sobre el dolor crónico y sus cifras a nivel internacional, en la que 
incluyeron estudios de europeos, australianos y norteamericanos, del 
cual obtuvieron, una prevalencia del 35% de personas que reportaron 
tener dolor crónico. 
Por otra parte, Hoy et al. (2012) publicaron en una revisión 
sistemática sobre la prevalencia global del dolor lumbar crónico, en la 
que se incluyeron 165 estudios de 54 países, la prevalencia fue de 
23.2% y la población de mujeres fue mayor entre las edades de 40 a 80 
años. Así mismo, los autores refieren que aproximadamente 38.9% de 
las personas con el padecimiento mantuvieron el dolor a lo largo de 
toda su vida. 
Sin embargo, en nuestro país el Instituto Mexicano del Seguro 
Social (IMSS, 2003) refiere un estudio en el periodo que corresponde 
entre los años 1991 a 2002, en los cuales se sugiere que un 5% de la 
población que acudió a las Unidades de Medicina Familiar, reportaron 
una enfermedad dolorosa crónica dentro las cuales se encuentra la 
dorsalgia en un 2%, artrosis en 2% y enfermedad inflamatoria pélvica 
1%. 
En cambio, en el ámbito de anestesiología Covarrubias-Gómez 
(2008) menciona que en México se puede calcular aproximadamente 
cerca de 28 millones de mexicanos padecen dolor crónico (dicho 
26 
 
cálculo se realizó con base en el porcentaje internacional que existe 
sobre el dolor para calcular la de México). 
Aunque en nuestro país, hay pocos estudios epidemiológicos que 
reporten una cifra exacta, se retoma la aproximación del porcentaje 
internacional para realizar nuestro cálculo. Por lo tanto; el Instituto 
Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI, 2015) refiere 
que la población actual es de 120 millones por lo que se calcula que 
aproximadamente 32 millones de mexicanos padecen dolor crónico. 
 
Variables psicológicas implicadas en el dolor crónico no 
oncológico. 
El modelo cognitivo-conductual en el dolor crónico, expresa las 
diferencias que existen entre las personas que lo padecen así como las 
respuestas que tienen ante éste. Ya que dependen de las atribuciones, 
creencias e interpretaciones que las personas generan ante dicha 
enfermedad, o incluso; el aprendizaje previo que hayan tenido, para 
determinar la auto-percepción de sus limitaciones físicas. Sin embargo, 
los componentes psicosociales resultan de gran importancia dentro del 
enfoque multidimensional en el dolor crónico, por lo que se debe 
contemplar las variables fisiológicas, emocionales, conductuales, 
cognitivas y sociales; entre estas variables destacan las psicológicas 
debido a la estrecha relación que mantiene con la experiencia del dolor 
(Moretti, 2010). 
27 
 
Por lo tanto; los factores psicológicos tienen un papel 
determinante en el proceso del dolor e incluso, pueden ser clave para 
el resultado del tratamiento farmacológico y médico, debido a que 
intervienen las creencias de los pacientes sobre la enfermedad y en su 
evaluación se puede contar con información esencial que indique el 
nivel de adaptación, comportamiento, así como de diferente 
sintomatología (ansiedad o depresión) que ayude a planificar los 
objetivos del tratamiento. Por consiguiente; es importante la 
evaluación psicológica en pacientes con dolor crónico ya que 
requieren de una adaptación con un cambio radical e inclusive 
permanente en su vida diaria (Galli, Ettlin, Palla, Ehlert, & Gaab, 2010). 
De igual forma, Maganto, Mingote y López en el 2015, 
mencionan algunos aspectos psicológicos que se ven implicados en el 
dolor crónico, entre éstos, se encuentra la desesperanza hacia el 
tratamiento por las creencias dirigidas a la ineficacia del mismo, ya que 
no disminuye el dolor o conduce a su contraparte; el abuso o 
dependencia a los narcóticos y psicofármacos. Estas conductas se 
relacionan con las distorsiones cognitivas, como la catastrofización ya 
que uno de sus componentes (la desesperanza) puede incidir en el 
aumento o el abandono del medicamento. 
Por otra parte; cuando los pacientes tienen enfermedades como 
artrosis, diabetes o el síndrome de fatiga crónica presentan emociones 
como tristeza, ira, irritabilidad, depresión y ansiedad, las padecen con 
mayor frecuencia cuando se encuentran en fases de recaídas o en crisis, 
28 
 
estás pueden ser provocadas por constantes hospitalizaciones, cambios 
en la apreciación de su deterioro, aparición de nueva sintomatología o 
de síntomas que ya estaban controlados. Por lo tanto; estás situaciones 
ocasionan incertidumbre y desesperanza vinculada al curso 
impredecible de la enfermedad en los pacientes con dolor crónico 
(Grau & Scull, 2013; Barile, Thompson, Zack, Krahn, Horner & Haffer, 
2012; Moitra, Mongold, Sperry & Kyle, 2011). 
Asimismo; en el caso específico de la depresión, los pacientes que 
presentan ésta sintomatología tienen afectaciones en la motivación, 
atención o alteración del sueño, así como cambios en el estado de 
ánimo y en la energía que se necesita emplear para realizar 
diariamente su auto-cuidado (toma de medicamentos, higiene y 
actividad física) por lo tanto; se incrementa la discapacidad y la 
inasistencia a los servicios de salud (Janevic, Rosland, Wiitala, Connell 
& Piette, 2012). 
Además, en el dolor también influye el miedo y se caracteriza 
por un temor excesivo o por una vulnerabilidad al mismo. Los 
pacientes que presentan ésta emoción son propensos a evitar 
diferentes actividades, por la creencia de que un mínimo esfuerzo o no 
hacer actividad física no les provocará dolor, así que llevan a cabo un 
estilo de vida bastante limitado, que genera un ciclo vicioso en 
evitación lo que conlleva a las limitaciones físicas, sin embargo; es 
paradójico y contradictorio, ya que la actividad física puede ser un 
regulador para su control (Sullivan & Adams, 2010). 
29 
 
Por otra parte; Llorca, Muriel, González-Tablas y Diez (2007) 
mencionan que no es el tiempo (en meses o años) con el dolor lo que 
empeora a los pacientes debido a que cuando hay mayor número de 
años con dolor, la sintomatología de depresión o ansiedad se 
estabilizan. Dicha situación sugiere que el sufrimiento de los pacientes 
se incrementa cuando el dolor impide o provoca un abandono total en 
sus actividades (área laboral, actividad física o rol en la familia) es 
decir; el problema radica en cómo se percibían y comportaban antes 
del diagnóstico de la enfermedad. 
Igualmente, en el área laboral hay una pérdida del empleo, 
ocasionado por la intensidad del dolor y las limitaciones corporales, 
aunado a esto; tienen dificultad en la expresión de las necesidades, 
ocasionando un deterioro de las habilidades interpersonales y sociales, 
lo que conlleva a más cuidados (higiene personal o ayuda para 
moverse) afectando directamente en la pérdida de la autonomía, 
además de una transformación en el ámbito familiar, ya que las 
relaciones se basaránen la asistencia médica y los cuidados que 
requiera el paciente (Montes et al., 2010). 
Con respecto al ámbito familiar, tiene que tomarse en cuenta 
cuando hay una enfermedad como el dolor crónico, debido a que es 
una situación repentina que genera cambios en su estructura y 
dinámica, es decir; modifica las interacciones y el rol que se tiene con 
la pareja, hijos y el resto de las personas que conforman la unidad 
familiar, se adquieren nuevos roles (quienes se encargarán de los 
30 
 
cuidados o de los gastos económicos). Este cambio, se asocia con la 
presencia de tensiones e incertidumbre en el paciente, incidiendo en el 
aumento en los síntomas físicos, emocionales y la apreciación de 
dependencia por las limitaciones funcionales y sobre todo la falta de 
productividad que causa el dolor (Grau, Chancón & Reyes, 2012). 
Por otra parte; la relación médico-paciente o la comunicación que 
llevan a cabo los profesionales de la salud (enfermeros, nutriólogos o 
fisioterapeutas) también influye en la sintomatología de los pacientes, 
el tipo de comunicación que ejerzan y el apoyo que brinden, incidirá en 
la reducción o aumento de la ansiedad, miedo e incertidumbre que 
perciba el paciente acerca de la situación que está sobrellevando 
(Araña-Suárez, Wishik, Nijs & Van Wilgen, 2011). 
Por consiguiente; el objetivo principal del tratamiento en el dolor 
crónico, es el control del mismo (ya que en pocas ocasiones se consigue 
el alivio total y las diversas terapias van dirigidas a la mejora de la 
funcionalidad del paciente tanto física como psicológica), así como la 
organización en la familia o en los cuidadores primarios que realizan 
los cuidados, debido a que estos factores impactan directamente en la 
modulación del dolor (Montes et al., 2010). 
 
 
 
 
 
31 
 
Catastrofización ante el dolor y dolor crónico no oncológico. 
Existen diversas variables psicológicas que interactúan con el 
dolor, la que se reporta ampliamente en la literatura es la 
catastrofización ante el dolor, Ruscheweyh y colaboradores, por 
ejemplo, la definen como una orientación emocional y cognitiva 
excesivamente negativa hacia el dolor ya sea real o anticipado” (2011, 
p.578). 
Por otra parte; Wade, Riddle, Price y Dumenci (2011) mencionan 
que la catastrofización se compone de tres factores: 
 Rumiación, se considera una preocupación que tiende 
a enfocarse hacia el dolor, se acompaña de pensamientos que 
pueden generar miedo o ansiedad, estos a su vez son constantes 
y se repiten a lo largo del día por lo que se caracteriza por la 
incapacidad de inhibir o parar estos pensamientos relacionados 
con el dolor que vayan surgiendo con la presencia de este. 
 Amplificación o magnificación, su característica es 
aumentar, intensificar o exagerar la relevancia de la percepción 
ocasionada por el dolor, así como la intensidad con la que lo 
están padeciendo, de tal manera que llega a repercutir en la salud 
en general. 
 Desesperanza, es decir; la angustia o desesperación 
que se acompaña por la incapacidad de no controlar y de no 
lograr poder hacer algo para la disminución de la propia 
experiencia del dolor. 
32 
 
 
En la literatura especializada se menciona, una revisión 
sistemática con metaanálisis, cuyo objetivo fue identificar que variables 
fungen como predictores en la persistencia del dolor en la artroplastia 
total de rodilla, incluyeron 32 estudios, con un total de 29,993 
participantes, la media de edad fue de 69 años (rango, 56-77) con una 
participación de mujeres del 58%. Los autores concluyen, que la 
catastrofización es el predictor más claro en la gravedad del dolor, 
tanto agudo como crónico, además, altera el procesamiento 
nociceptivo central (por ejemplo; en la modulación del dolor, ya que 
todo el tiempo perciben un dolor intenso). Como consecuencia, los 
pacientes presentan angustia por los síntomas, lo que incidirá en 
conductas de uso exagerado de la asistencia sanitaria, por lo tanto; 
tienen constantes exámenes, consultas de diferentes especialidades y 
todo su entorno girará en función de la enfermedad, de la discapacidad 
y de la ayuda constante que necesitan de las personas que los rodean 
(Lewis, Rice, McNair & Kluger, 2015). 
 
Por otro parte; Schütze, Rees, Preece y Schütze (2010) realizaron 
un estudio transversal en Australia con el objetivo más específico de 
conocer la relación entre la intensidad del dolor y la catastrofización. 
Se incluyó a 104 pacientes con diagnóstico de dolor crónico, la mayoría 
de los participantes eran mujeres (68.3%) y su rango de edad fue de 26 
a 94 años (M=54.5, DE= 16.1). Los autores concluyeron que los 
pacientes con características de catastrofización presentaron 
33 
 
rumiaciones repetitivas y expectativas de que ocurriría lo peor con 
respecto al dolor (“el dolor aumentará, nunca se quitará y no puedo 
hacer nada al respecto”) estas ideas se caracterizan por la desesperanza 
hacia el tratamiento y la incapacidad del paciente para afrontar las 
situaciones relacionadas con el dolor, provocando preocupaciones 
excesivas además de incertidumbre de no saber el curso de la 
enfermedad, aunado a esto, presentan inquietud sobre las actividades 
que han abandonado a causa del dolor o por las asistencias médicas 
que requieren. 
De igual manera, se percataron que el miedo también puede ser 
una variable que influye en el padecimiento, por lo tanto; en España, 
Ramírez, Esteve, Ruiz, Gómez y López (2016) realizaron un estudio 
transversal correlacional, con el objetivo de identificar si existe una 
relación entre catastrofización, predisposición del miedo y la 
intensidad del dolor en las limitaciones funcionales del paciente. 
Incluyeron 232 pacientes (157 mujeres y 75 hombres, D.E= 16.20) con 
dolor de espalda mayor a 6 meses. Los autores concluyen que la 
relación entre las creencias del miedo, la evitación, la intensidad del 
dolor y las limitaciones en sus actividades atribuidas a la intensidad 
del dolor están moderadas por la catastrofización. 
 
 Es decir; ésta puede fungir como antecedente, así que es 
determinante su medición y tratamiento ya que puede generar una 
percepción moderada o intensa del dolor. Por lo tanto; es importante 
34 
 
una intervención psicológica dirigida a la disminución de los aspectos 
cognitivos (rumiación, magnificación y desesperanza) ya que puede 
reducir la gravedad, intensidad e incluso el miedo que se asocia a la 
dificultad en el auto cuidado o en las diversas actividades de los 
pacientes con dolor crónico (Ramírez et al., 2016). 
 
En cuanto a la relación de dolor y catastrofización, en un estudio 
cuyo objetivo era conocer de qué manera influye el miedo relacionado 
con el dolor y los pensamientos catastróficos. Obtuvieron un total de 
75 participantes (46 mujeres y 29 hombres) con diagnóstico de 
osteoartritis de rodilla. Sullivan, Tanzer y Stanish (2009), concluyeron 
que la catastrofización es un punto relevante para la presencia del 
dolor crónico. Debido a que existe una relación entre la percepción del 
dolor y las tendencias a pensar negativamente respecto a éste, además 
el miedo se relaciona con los procesos de dolor provocando conductas 
de evitación en sus diversas actividades. Por lo tanto; ambas variables 
pueden incidir directamente en la gravedad de la intensidad y la 
duración del dolor percibido por los pacientes, lo que afecta 
directamente en la funcionalidad, ocasionando discapacidad para 
poder llevar acabo su actividades cotidianas, lo que implica que 
necesitan asistencia para realizarlas o de cuidadores primarios 
(Sullivan et al., 2009). 
 
Por otra parte; en un estudio retrospectivo, que se llevó a cabo en 
Irlanda, con el objetivo de identificar si existe una relación entre 
35 
 
catastrofización (ECD), injusticia percibida (IP) y la intensidad del 
dolor, mediante un muestreo probabilístico se obtuvo una muestrade 
80 pacientes con dolor crónico no oncológico, la media de edad fue de 
49 años (D.E=15.7) con 59% de mujeres y 41% de hombres. El análisis 
de datos reportó una relación positiva en la correlación total de IP y 
ECD. Por lo tanto; los autores concluyen que la catastrofización es un 
mecanismo que impacta de manera negativa en el dolor, pero provoca 
mayor afectación cuando se relaciona con la injusticia percibida, 
específicamente en la severidad/irreparable. Tomando en cuenta que 
éste factor mide aquellas situaciones de pérdida por las que pasan los 
pacientes después de una lesión, como pueden ser: pérdida de la salud, 
del empleo, de la seguridad financiera, de la independencia o la 
pérdida del sentido de identidad. Por consiguiente, es de importancia 
la intervención en la catastrofización para que no magnifique el dolor, 
así como las percepciones de pérdida de los pacientes ya pueden 
generar mayor angustia y sufrimiento en la enfermedad (Margiotta, 
Hannigan, Imran & Colman, 2016). 
 
 Asimismo, en al ámbito familiar un estudio cuyo objetivo fue 
evaluar el contexto familiar con relación a la catastrofización ante el 
dolor, miedo al movimiento y depresión, emplearon tres modelos de 
análisis diferentes. Se incluyeron 142 pacientes que reportaron estar 
casados, 96 mujeres (67.6%) y 46 hombres (46.4%) con dolor músculo 
esquelético y la duración media del dolor fue de 46,33 meses (D.E= 
65.69). Utilizaron ecuaciones estructurales para analizar los modelos y 
36 
 
el resultado que obtuvo la bondad de ajuste más aceptable fue el 
modelo 3, que considera la función de la familia como el precedente a 
un pensamiento catastrófico. Por lo tanto; concluyen que cuando hay 
disfunción familiar, ésta dificulta los roles, la comunicación y la 
resolución de problemas, aunado a esto, cuando los pacientes no 
pueden realizar sus funciones, otros miembros se hacen cargo de ellas 
(de manera positiva o negativa), por lo tanto; este cambio puede 
aumentar la percepción de minusvalía y percibirse como una carga 
para los demás, por ende; los pacientes focalizan su atención en 
pensamientos catastróficos, lo que resulta en un círculo vicioso de 
comunicación disfuncional y conflictos familiares que magnifican la 
angustia, el miedo y la depresión en los pacientes, provocando mayor 
discapacidad (Akbari, Dehghani, khatibi & Vervoort, 2016). 
 
Además, Racine et al. (2016) Realizaron un estudio con el objetivo 
de identificar si existe una relación entre las variables psicológicas 
(entre ellas, la catastrofización) y la ideación suicida en pacientes con 
dolor crónico no oncológico, incluyeron 728 pacientes; con el estudio 
concluyen que la catastrofización se relaciona con la presencia de la 
ideación suicida en los pacientes que tienen dolor crónico no oncológico y se 
presenta con mayor frecuencia en los hombres. Puesto que la 
catastrofización tiene diferentes afectaciones en los pacientes que 
presentan la distorsión cognitiva y estás pueden relacionarse con la 
presencia de la ideación suicida, es de importancia brindar el 
37 
 
tratamiento adecuado y multidisciplinario para lograr un alivio de los 
síntomas y del sufrimiento. 
 
En resumen, los pacientes que padecen dolor crónico y presentan 
pensamientos catastróficos, presentarán mayor impacto negativo en los 
síntomas, mayor duración del dolor, así como dificultad para realizar 
las diferentes actividades en las áreas de su vida (autonomía, 
privacidad, área laboral, familiar o en la asistencia médica). Por ende; 
la asociación entre ambas variables incide en un círculo vicioso de 
dolor, de pensamientos catastróficos y de discapacidad en las 
diferentes actividades en las áreas de su vida (personal, familiar, social 
o económica) por lo tanto; es importante brindar intervenciones 
interdisciplinarias e integrales de los diferentes profesionales de la 
salud (Ramírez et al., 2016; Hannigan et al., 2016; Lewis et al., 2015). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
38 
 
 
Dignidad y dolor crónico. 
La Organización Mundial de la Salud, (OMS) define dignidad 
como “el mérito y valor inherentes de una persona que está 
estrechamente vinculados con el respeto, el reconocimiento, la 
autoestima y la posibilidad de tomar sus propias decisiones”. 
Constructo, que se ha vuelto relevante en los últimos años, 
específicamente en el ámbito de cuidados paliativos (Organización 
Mundial de la Salud [OMS], 2015, p.1). 
Sin embargo; para Chochinov, quien es uno de los pioneros en la 
investigación de dignidad en los pacientes en fase terminal, refiere que 
la dignidad está conformada por componentes intrínsecos y 
extrínsecos, en el que influyen factores físicos, psicológicos, espirituales 
y existenciales. No obstante; en su medición, también se involucra a 
otras personas, como pueden ser los amigos, familiares o los 
proveedores del cuidado de la salud (médicos o enfermeros). Con la 
finalidad de contemplar y evaluar en un conjunto aquellos aspectos 
que los pacientes consideraban que afectaba en el deterioro de su 
dignidad (Chochinov, 2012). 
Por consiguiente; con base en los auto-reportes de los pacientes, 
surge el modelo de dignidad en la enfermedad terminal, el cual brinda 
una visión general de la conceptualización de dignidad relacionada 
con diferentes ámbitos de la vida diaria, los cuales son considerados 
importantes por los pacientes que presentan una enfermedad terminal. 
39 
 
Este modelo está compuesto por tres categorías principales 
(Chochinov, 2012): 
1) Las preocupaciones relacionadas con la enfermedad, ésta categoría 
hace mención al nivel de independencia y la forma en la que los 
pacientes sobrellevan la sensación del depender de los demás. Como 
consecuencia de la enfermedad, el sistema nervioso central se deteriora 
y deja de realizar las funciones básicas lo que provoca un deterioro 
físico y cognitivo, además; del subconjunto de otros síntomas como el 
dolor, el delirio o la fatiga provocarán que las diversas actividades 
cotidianas como limpieza del hogar, ir a la escuela, el trabajo, realizar 
los hobbies favoritos (que brindan de un sentido y forman parte de lo 
que nos define) se vuelvan muy complicadas para realizarlas, por 
ende; aumenta su grado de dependencia para llevarlas a cabo o 
abandonan sus actividades por completo. Estás situaciones generan un 
impacto negativo en el nivel de independencia y de sentido en los 
pacientes, siendo este el punto esencial de la categoría. 
2) La conservación del repertorio de la dignidad, cuando hay una 
enfermedad, la manera de responder de cada paciente será diferente, 
ya que cada persona tiene sus características propias, sus aspiraciones, 
las definiciones de lo que son y la forma en la cual le dan sentido a su 
vida, por esta razón existen diferentes formas en las cuales las personas 
reaccionan ante la atención médica. Debido a esto, la categoría hace 
referencia a la manera en la que los pacientes le hacen frente a la 
realidad por la que están pasando, como es que están sobrellevando la 
40 
 
enfermedad y como están reaccionando ante las circunstancias 
adversas de su vida, en este repertorio de la conservación de la 
dignidad se contempla la espiritualidad, el aspecto psicológico, así 
como las prácticas que pueden proveer la disminución del sufrimiento 
en los pacientes. 
 3) El inventario de la dignidad social, está categoría hace alusión a 
las dinámicas o las relaciones interpersonales que mantienen los 
pacientes durante el proceso de la enfermedad, ya que dependerá de 
su entorno social la disminución o la mejoría de su sentido de la 
dignidad. Es decir, este apartado toma en cuenta los componentes 
extrínsecos de la dignidad, la forma (la interacción, el tono de voz, el 
tipo de cuidado) con el que se dirigen las personas, los familiares, los 
amigos y los profesionales de la salud hacia el paciente, debido a queéstos se involucran con la privacidad, el apoyo social y el cuidado de 
los pacientes. 
 Para complementar la información (ver Tabla 1) se mencionan 
los temas y subtemas que influyen en el deterioro de la dignidad. 
Además, por medio de este modelo, es como surge la elaboración del 
inventario de dignidad del paciente (Chochinov, 2008; Chochinov 
2012). 
 
 
 
41 
 
Tabla 1 
Modelo de Dignidad y Bases del Inventario de Dignidad del Paciente 
Categorías principales de la dignidad, temas y subtemas 
 
 
Nota: Los números entre paréntesis corresponden al número del inventario del 
PDI que deriva de cada tema y subtema individual (Chochinov, 2008). 
 
En el dolor crónico, interactúan variables psicológicas que 
interfieren en su modulación (como la catastrofización) por lo tanto; al 
no brindar un tratamiento integral puede generar afectaciones en 
diferentes áreas, una de éstas, es la dignidad del paciente, debido a 
que presentan la necesidad de mayores cuidados, lo que con lleva a 
Preocupaciones relacionadas 
con la enfermedad 
Conservación del repertorio de 
dignidad 
Inventario de dignidad 
social 
 
 
Nivel de independencia (1,2) 
Agudeza cognitiva (9) 
Capacidad funcional (8) 
 
Síntomas de angustia 
 
Malestar físico (3) 
Problemas psicológicos (5,6) 
Incertidumbre médica (7) 
Ansiedad por la muerte (8) 
 
Perspectivas de la conservación de 
la dignidad 
 
Continuidad del yo (4,11) 
Preservación de las funciones 
(13) 
Generatividad/legado (15,16) 
Mantenimiento del orgullo(12) 
Esperanza (14) 
Autonomía/ control (19) 
Aceptación (24) 
Resistencia/ espíritu de lucha 
(23) 
 
Prácticas de la conservación 
de la dignidad 
 
Vivir en el momento (10) 
Mantenimiento de la 
normalidad(10) 
Búsqueda de consuelo 
espiritual (17) 
 
Límites de privacidad (20) 
Apoyo social (21,22) 
El tono del cuidado (25) 
Ser una carga para los 
demás (18) 
Preocupaciones posteriores 
42 
 
una pérdida de privacidad y de autonomía, también pueden sentirse 
como una carga para los demás, provocando síntomas de depresión o 
ansiedad. La conjunción de estos síntomas, aumenta la incertidumbre 
hacia la enfermedad y quebrantan su dignidad (Hall, Davies, Gao & 
Higginson, 2014). 
En una revisión sistemática, Pringle, Johnston y Buchanan (2015) 
examinaron la literatura de dignidad y el cuidado centrado en el 
paciente para personas en cuidados paliativos, con base en 33 estudios, 
los autores concluyeron que en el ámbito de la salud, la dignidad juega 
un papel relevante en la preservación de la autonomía y los derechos 
humanos, por lo que; se ha convertido en una necesidad de atención en 
todos los pacientes que viven una enfermedad crónica, como en los 
padecimientos asociados al dolor. 
Por otro parte; Oechsle, Wais, Vehling, Bokemeyer y Mehnert 
(2014) en un estudio transversal, evaluaron la relación entre los 
síntomas de distrés y la percepción de dignidad en 61 pacientes con 
cáncer terminal, en fase III. Los análisis reportaron correlaciones más 
consistentes entre dignidad y síntomas psicológicos, ansiedad y 
tristeza. Por lo tanto, los autores concluyeron que el sentido de 
dignidad (no sentirse valorados o considerarse como una carga para 
los demás) y el bienestar psicológico se relacionan entre sí, por ende; se 
deben considerar ambas variables para incorporarlas a los modelos de 
intervención en los cuidados paliativos para contribuir a la mejora de 
la calidad de vida. 
43 
 
En otro estudio, el objetivo fue evaluar el distrés relacionado con 
dignidad y su relación con calidad de vida, discapacidad y depresión. 
Se incluyeron 45 pacientes con cáncer avanzado y 60 residentes en 
hogares de atención. Los análisis reportaron, correlaciones 
significativas asociadas con el estado de su rendimiento, su 
funcionalidad, la calidad de vida y la depresión como los factores con 
mayor nivel de problemática. Los autores concluyen que cuando no se 
logra controlar el dolor crónico o mantenerlo en niveles bajos, los 
pacientes experimentan síntomas físicos muy molestos, ya que la 
intensidad del dolor genera limitaciones funcionales, por ejemplo: la 
incapacidad de poder continuar con sus actividades del diario, desde 
no poder hacer su limpieza personal, hasta la incapacidad para 
trabajar, en su conjunto puede reflejar frustración por la pérdida de la 
autonomía y afectar en la percepción de dignidad, generando mayor 
angustia (Hall et al., 2014). 
 
En síntesis, la dignidad es un concepto que se ha vuelto 
importante en el área de cuidados paliativos, enfocado en los pacientes 
que se encuentran al final de la vida y en la percepción que tienen de 
su dignidad (sentirse como una carga para los demás, perder la 
autonomía o la privacidad) en sus últimos días de vida. Además, se 
han encontrado asociaciones con variables psicológicas que pueden 
incidir y aumentar el deterioro de la dignidad, los síntomas y el 
pronóstico de la enfermedad. Sin embargo; la investigación que hay 
sobre la dignidad del paciente, se ha explorado y enfocado con mayor 
44 
 
frecuencia en los pacientes que tienen enfermedades terminales o están 
cursando en la etapa final de su vida (Chochinov et al., 2002; Oechsle et 
al., 2014). 
 
Así que es indispensable mencionar que los pacientes 
oncológicos, también comparten afectaciones similares con los que 
tiene dolor crónico no oncológico, siendo que está población padece 
dolor durante meses e incluso hasta años, por lo tanto; también son 
vulnerables al deterioro de la dignidad. Por lo que; la dignidad 
también debe de evaluarse en pacientes que viven con enfermedades 
crónicas no transmisibles ya que estos pacientes vivirán con la 
enfermedad y con el sufrimiento la mayor parte de su vida (Chochinov 
et al., 2002; Chochinov, 2008; Chochinov, 2012; Oechsle et al., 2014). 
 
Fundamento del estudio. 
Dado que, el objetivo de la presente investigación fue identificar 
si había una relación entre catastrofización y dignidad. Se realizó la 
revisión de la literatura en las siguientes bases de datos: Cochrane, 
PubMed, PsycINFO, CINAHL y Redalyc con las palabras clave Dignity 
AND pain catastrophizing, catastrophizing AND dignity, chronic pain 
AND dignity, chronic pain AND catastrophizing. 
Con base en la revisión de la literatura especializada, se encontraron las 
siguientes limitaciones: 
 
45 
 
1. El concepto de dignidad está ampliamente evaluado en los 
pacientes terminales, no obstante; no se encontraron estudios en donde 
refieran el deterioro de dignidad en pacientes con dolor crónico no 
oncológico (Chochinov et al., 2002; Hall et al., 2014; Oechsle et al., 2016; 
Pringle et al., 2014) siendo que en ambas poblaciones (oncológicos y no 
oncológicos) comparten afectaciones y las mismas disfunciones en las 
diversas áreas de su vida ocasionadas por el dolor (Araña-Suárez et al., 
2011; Grau et al., 2012 & Llorca et al., 2007). Lo que sugiere que en 
poblaciones con dolor crónico no oncológico, el deterioro de la 
dignidad también es un aspecto relevante a evaluar, así como su 
asociación con los pensamientos catastróficos (Margiotta et al., 2016). 
 
2. Se tiene amplia evidencia sobre los efectos que ocasiona la 
catastrofización en pacientes con dolor crónico y cómo puede 
desencadenar diferentes problemas de salud, dentro de los cuales se 
destacan: limitaciones funcionales, de dependencia o de privacidad. 
Así como las situaciones de pérdida, lo que en un subconjunto 
generan efectos negativos en la calidad de vida (Margiotta et al., 2016). 
Estas situaciones se evalúan cuando se indaga dignidad, sin embargo; 
en las bases de datos, no se encontraron estudios sobre la asociación 
entre dignidad y catastrofización (Lewis et al., Ramírez-Maestre et al., 
2016). 
 
 
 
46 
 
Por lo que, se necesita implementar el conocimiento en esta línea 
de investigación, dirigida a los pacientes que tendrán dolor crónico la 
mayor partede su vida, ya que el padecimiento es socialmente 
relevante porque se calcula que cerca de 32 millones de mexicanos 
viven con dolor crónico (Covarrubias-Gómez, 2008; INEGI, 2015). 
 
Con base en lo anterior, y debido a las grandes aportaciones 
clínicas que se podrían obtener es que se propone la presente 
investigación que evalúa el concepto de dignidad y su relación con 
catastrofización en pacientes mexicanos. Partiendo de la idea de que no 
se necesita estar en una etapa terminal para percibir un deterioro de la 
dignidad. 
 
Pregunta de Investigación 
¿Existe una relación entre dignidad y catastrofización ante el 
dolor en pacientes con dolor crónico no oncológico? 
Objetivo General 
Analizar la relación entre la percepción de la dignidad y la 
catastrofización ante el dolor en pacientes con dolor crónico no 
oncológico de la División Clínica de Dolor y Cuidados Paliativos del 
Hospital General “Dr. Manuel Gea González”, de la Ciudad de México. 
Objetivos específicos: Identificar las posibles relaciones entre los 
componentes de la dignidad y los componentes de la catastrofización. 
 
47 
 
Método 
Diseño 
La investigación pretende describir si hay una posible relación entre 
dignidad y catastrofización ante el dolor, por lo tanto; se hizo por 
medio de observación, la cual sólo se midió en un determinado tiempo, 
sin realizar ninguna intervención, por ende; el tipo de diseño es no 
experimental, correlacional transversal (Hernández, Fernández & 
Baptista, 2010). 
Participantes 
Se seleccionaron de forma no probabilística, mediante un 
muestreo intencional que consta de 39 participantes pertenecientes a la 
División de Clínica del Dolor y Cuidados Paliativos del Hospital 
General “Dr. Manuel Gea González” de la Ciudad de México. La 
muestra se obtuvo en 9 meses en el periodo que corresponde de enero 
a noviembre del 2016. 
Criterios de inclusión: Pacientes de ambos sexos, cualquier edad, 
con evaluación psicológica inicial de primera vez, con diagnóstico de 
dolor crónico no oncológico. Criterios de exclusión: Pacientes que 
presentaban alta intensidad de dolor (en un rango de 6-10, según el 
ESAS), dolor oncológico, dolor agudo, diagnóstico de fibromialgia (ya 
que pertenecía a otro protocolo de investigación). Criterios de 
eliminación: Pacientes que no hayan terminado el instrumento o con 
48 
 
alteración del estado mental. En la Figura 1 se muestra detalladamente 
el número de casos que fueron excluidos de la investigación. 
Figura 1. Diagrama de exclusión 
 
 
Las principales características de los 39 pacientes fueron: la media de 
edad fue de 58 años (desviación estándar [DE]= 17.287), el 71.8% 
fueron mujeres (28 participantes) y el 28.2% hombres (11 
participantes). Las evaluaciones realizadas en consulta externa 
correspondió al 89.7% (35 participantes) y en hospitalización al 10.3% 
(4 participantes). Así mismo, el 47.4% refirió estar soltero y el 52.2% 
casado (véase la Tabla 2). 
79 pacientes de la División de Clínica de 
Dolor y Cuidados Paliativos del Hospital 
General Dr. Manuel Gea González, en el 
periodo de enero a noviembre del 2016. 
1 
Tienen diagnóstico 
médico de cáncer. 
No quiso participar 
en la investigación. 
Instrumentos 
incompletos. 
11 
14 
14 
Tienen dolor 
agudo. 
39 pacientes en el análisis 
estadístico. 
49 
 
Tabla 2 
Principales características sociodemográficas de los participantes. 
 
M (DE) 
 
Edad 58 (17.281) 
 
 n (%) 
Sexo 
Mujeres 28 (71.8%) 
Hombres 11 (28.2%) 
 
Estado civil 
Soltero 18 (47.4%) 
Casado 20 (52.6%) 
 
Escolaridad 
Sin educación 6 (16.7%) 
Primaria 13 (36.1%) 
Secundaria 4 (11.1%) 
Preparatoria 3 (8.3%) 
Licenciatura 10 (27.8 %) 
 
Ocupación 
Desempleado 5 (13.9%) 
Se dedica al hogar 19 (52.8%) 
Empleado 12 (33.3%) 
 
Creencias religiosas 
Católico 36 (94.7%) 
Cristiano 1 (2.6%) 
Sin religión 1 (2.6%) 
 
Cuidador primario del paciente 
Esposo/a 10 (34.5%) 
Hijo/a 9 (31%) 
Hermano/a 2 (6.9%) 
Madre 5 (17.2%) 
Padre 1 (3.4%) 
Otro 2 (6.9%) 
 
50 
 
Primer contacto del paciente 
Consulta externa 35 (89.7%) 
Hospitalización 4 (10.3%) 
 
 
Medición 
Instrumentos 
Inventario de Dignidad del Paciente (IDP) 
El inventario permite evaluar el deterioro de dignidad en 
relación con la perdida de la autonomía, las limitaciones funcionales o 
las preocupaciones existenciales de los pacientes mexicanos que se 
encuentran en cuidados paliativos. Está compuesto de 25 reactivos, con 
5 opciones de respuesta con su valor asignado“0: Nunca lo he sentido” 
“1: “Sí, pero no es un problema” “2: Es un problema leve” “3: Es un 
problema moderado” “4: Es un problema grave”. Además, tiene 5 
factores: síntomas de distrés, distrés existencial, dependencia, paz 
mental y apoyo social. Para la presente investigación se utilizó la 
versión previa adaptada para la población Mexicana, la cual se aplicó 
en pacientes en etapa terminal y que cuenta con un alfa de Cronbach 
α= 0.92 por ende, cuenta con una confiabilidad de consistencia interna 
excelente (Chochinov, 2008; Leo & Galán, 2016). Debido a que el 
instrumento se encuentra en la segunda fase de validación, se contactó 
a las autoras y por medio de comunicación personal se obtuvieron los 
rangos de calificación de la versión adaptaba en población mexicana 
del IDP (Tabla 3). 
 
51 
 
 
 
Tabla 3 
Rangos de calificación del Inventario de Dignidad del Paciente (IDP) (Leo, 
2016) 
 
Rango 
 
Puntuación 
 
Sin deterioro 
 
0 al 11 
Deterioro leve 
 
12 al 26 
Deterioro moderado 
 
27 al 39 
Deterioro grave Más de 40 
 
Considerando que el inventario de dignidad del paciente se encuentra 
en la segunda fase de validación (Leo & Galán, 2016), no se usaron los 
factores debido a que no se han establecido los reactivos, así como el 
alfa de Cronbach que le corresponde a cada uno de los factores. Por lo 
tanto; únicamente se utilizaron los rangos y el puntaje total para 
realizar los coeficientes de correlación. 
 
Es importante mencionar que durante la aplicación de este inventario 
se cometió un error en la impresión de los instrumentos, motivo por el 
cual se omitió incluir dos reactivos (21 y 25) de los veinticinco 
originales, así que el instrumento solo se presentó con veintitrés 
reactivos. Debido a ello; se realizó un análisis de confiabilidad por alfa 
de Cronbach y se obtuvo un coeficiente α= .75 para este instrumento 
52 
 
considerando los datos obtenidos de ésta población, lo que indicó que 
aún era adecuado utilizar el inventario. 
 
Reactivos perdidos. 
21. He sentido poco apoyo de mi familia y amigos. 
25. He sentido que soy tratado sin respeto y comprensión por parte de los 
demás. 
 
Escala de Catastrofización ante el dolor (CAD). 
 
El instrumento permite evaluar y medir los pensamientos 
catastróficos con sus tres componentes (rumiación, magnificación y 
desesperanza) que presentan los pacientes cuando tienen un cuadro de 
dolor. La escala está compuesta por 13 reactivos con 5 opciones de 
respuesta con su valor asignado, 0: “Nada en absoluto” 1:“Un poco” 
2:“Moderadamente” 3:“Mucho” y 4: “Todo el tiempo“. Se utilizó la 
versión adaptada para México realizado por Seyler, Hernández-
Guzmán y Freyre en el 2014, la adaptación se llevó a cabo con el 
objetivo de corroborar si era replicable el instrumento original 
(Sullivan, 2008) en la población mexicana. La población de la 
adaptación se hizo constar de sobrevivientes de una amputación por 
cualquier causa, excepto congénita, atendidos en el Servicio de 
Rehabilitación de Amputados del Instituto Nacional de Rehabilitación 
“Luis Guillermo Ibarra Ibarra”, de la Cuidad de México. 
 
53 
 
Tiene un alfa de Cronbach α= 0.94 y sus tres factores: rumiación 
con un α=.92, magnificación con α= .74 y el coeficiente de desesperanza 
con un α=.90 (Seyler et al., 2014). Para la población de esta 
investigación se obtuvo el alfa total de Cronbachα=.77. Para su 
calificación se utiliza el puntaje por medio de la mediana según los 
valores de mayor y menor (Sullivan, 2008). La mediana obtenida en 
esta población fue de Mdn= 20, por lo tanto es el punto de corte para 
determinar los puntajes bajos y altos (Véase, Tabla 4). 
 
Tabla 4 
Rangos de calificación de la Escala de Catastrofización ante el dolor. 
 
Rango 
 
Puntuación 
 
Baja catastrofización < 20 
 
Alta catastrofización >21 
 
 
 
 
 
 
Procedimiento 
En primera instancia, los pacientes acudieron a su cita médica, en 
la cual, les brindaron el tratamiento así como las indicaciones médicas 
para controlar la enfermedad, además de recibir un diagnóstico formal 
de dolor crónico no oncológico. 
 
54 
 
Posteriormente los pacientes que llegaban de primera vez, ya sea 
por Consulta Externa o en Hospitalización de la División de Clínica de 
Dolor y Cuidados Paliativos del Hospital General Dr. Manuel Gea 
González, en la Ciudad de México, acudieron al Área de Psicología en 
un cubículo especializado dentro de la clínica para realizar la 
evaluación psicológica inicial, donde 9 psicólogos capacitados (6 eran 
pasantes, 2 pertenecían al programa de maestría y 1 cursando el 
doctorado) aplicaron la batería de evaluación inicial que incluye los 
siguientes instrumentos: Minimental, Hospital Anxiety and Depression 
Scale (HADS), Escala de Depresión de Edimburgo, Escala Numérica 
Verbal, Escala Descriptiva Verbal, Escala Visual Análoga, Inventario 
de Dignidad del Paciente y Escala de Catastrofización ante el Dolor. Es 
importante resaltar que los resultados de los instrumentos no 
reportados en esta investigación, son parte de otros protocolos. 
 
 Al inicio de cada evaluación se mencionó a los pacientes lo siguiente: 
 
“Es importante conocer su estado de ánimo y el impacto que tiene el 
dolor en su vida diaria, ya que el dolor puede influir en su estado de ánimo y 
puede sentirse triste o preocupado, provocando que se intensifique la 
percepción de su dolor, así que es muy importante evaluar sus emociones y el 
dolor que ha estado experimentando en las últimas semanas, por lo tanto; le 
haremos preguntas relacionadas con su estado de ánimo y con el dolor 
percibido, si desea participar los datos que nos brinde y la información que nos 
55 
 
mencione serán confidenciales y únicamente se usarán con fines de 
investigación”. 
 
Debido a que la obtención de la información correspondía a una 
evaluación rutinaria de la clínica, se mencionó el consentimiento 
informado de manera verbal, el psicólogo evaluador leyó cada reactivo 
de los instrumentos en voz alta y sus opciones de respuesta 
correspondientes, con el fin de estandarizar las instrucciones y por las 
características de los pacientes (problemas de visión, dificultad para 
escribir, edad avanzada o por el dolor). Al finalizar la evaluación se 
brindó una breve interpretación al paciente de la puntuación obtenida 
en cada instrumento acompañado de algunas recomendaciones para el 
manejo del dolor de acuerdo a los puntajes que hayan obtenido en los 
diferentes instrumentos. 
 
En caso de requerir intervención psicológica, se les brindó 
seguimiento terapéutico por los psicólogos pertenecientes al programa 
de maestría de medicina conductual y se les programaron las sesiones 
en 15 días o un mes de acuerdo al caso. Se dejó cita abierta en caso de 
que el paciente no reportara afectaciones o por si solicitaba el servicio 
posteriormente. Cada evaluación duró aproximadamente entre 30 a 60 
minutos. 
 
 
 
56 
 
Análisis de datos. 
Se realizó la prueba de normalidad de Kolmogorov Smirnov para 
explorar la distribución de la muestra y determinar el tipo de 
estadística que se emplearía. Así mismo; se utilizaron las medidas de 
tendencia central para identificar las características de la muestra. 
 
Posteriormente, dado que el objetivo principal del estudio fue 
identificar si existía una relación entre dignidad y catastrofización, se 
utilizó el coeficiente de correlación rs de Spearman debido a la 
distribución libre de la muestra y el nivel ordinal de ambas escalas, ya 
que el tipo de respuesta que se empleo fue en formato tipo “Likert”. De 
la misma manera, se computaron las correlaciones entre los factores de 
cada una, para identificar el grado de asociación entre estás, 
adoptando el nivel de significancia de p<0.05. Por último; se 
analizaron las frecuencias de respuestas de ambas variables utilizando 
la versión 20 del programa de SPSS para la elaboración de la base de 
datos y la obtención de los análisis estadísticos para los resultados. 
 
Resultados. 
Se encontraron correlaciones positivas, moderadas y altas 
estadísticamente significativas entre las escalas de CAD y PDI. Para los 
puntajes totales de catastrofización ante el dolor y el deterioro de dignidad se 
identificó una asociación positiva, alta y significativa (rs= .82; p<.01). 
Para los factores de catastrofización ante el dolor, como Desesperanza 
57 
 
con el puntaje total de dignidad se obtuvo una correlación positiva, alta y 
estadísticamente significativa (rs = .82; p<.01), para el factor de 
Rumiación y el puntaje total de dignidad mostró una asociación positiva, 
moderada y significativa (rs = .78; p<.01). Y finalmente, para el factor 
de Magnificación y el puntaje total de dignidad se obtuvo una correlación 
positiva, moderada y significativa (rs = .73; p<.01); (véase tabla 5) 
 
Tabla 5. Coeficientes de correlación de Spearman entre las escalas 
PDI y CAD y sus factores correspondientes. 
 
Puntaje total 
CAD 
 
 
Magnificación 
 
Rumiación 
 
Desesperanza 
Puntaje total 
 IDP 
 
 
.823** 
 
.739** 
 
.783** 
 
.821** 
Nota= **p. <.01; Inventario de Dignidad del Paciente (IDP), Escala de 
Catastrofización ante el dolor (CAD) 
 
 
En los análisis descriptivos, se computaron las frecuencias con los 
puntajes totales del IDP Y CAD, así como en los factores 
correspondientes al CAD. En las figuras 2 y 3 se describen los 
porcentajes de los diferentes niveles de las escalas. 
 
En el caso de dignidad, el porcentaje que se mostró más alto fue 
de 41% que corresponde a una dignidad sin deterioro, seguido por el 
58 
 
25.6% como deterioro grave y un 23.1% como leve, por último un 
10.3% como moderado (véase figura 2). 
 
 
Figura 2. Percepción del deterioro de dignidad reportado por los pacientes con 
dolor crónico no oncológico. 
 
En los pensamientos catastróficos, el porcentaje más alto fue de 
51.3% que corresponden a niveles bajos de catastrofización y un 48.7% 
a niveles altos (véase figura 3). 
16 (41%) 
9 (23.1%) 
4 (10.3%) 
10 (25.6%) 
0
5
10
15
20
25
30
35
Sin deterioro Deterioro leve Deterioro moderado Deterioro grave
Fr
e
cu
en
ci
as
 
Niveles 
Dignidad del paciente 
N= 39 
59 
 
 
Figura 3. Percepción de los pensamientos catastróficos hacia el dolor reportado por 
los pacientes con dolor crónico no oncológico. 
 El análisis de frecuencias que corresponde a los factores de 
catastrofización, mostraron los siguientes porcentajes: para rumiación, 
el porcentaje más alto fue de 53.8% que corresponde niveles bajos y un 
46.2% para los niveles más altos (véase figura 4). 
 
Figura 4. Niveles de calificación correspondientes al factor de Rumiación de la 
escala de CAD en pacientes con dolor crónico no oncológico. 
 
20 (51.3%) 19 (48.7%) 
0
10
20
30
Niveles bajos Niveles altos
Fr
e
cu
en
ci
as
 
Niveles de catastrofización 
Catastrofización ante el dolor 
 N= 39 
21 (53.8%) 
18 (46.2%) 
0
5
10
15
20
25
30
35
Niveles bajos Niveles altos
Fr
e
cu
en
ci
as
 
Niveles de catastrofización 
Rumiación 
N= 39 
60 
 
Para el factor de magnificación, el porcentaje más alto fue de 56.4% 
para niveles bajos y un 43.6% para los más altos (véase figura 5). 
 
Figura 5. Rangos de calificación para el factor de magnificación

Continuar navegando