Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
1 UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE PSICOLOGÍA RELACIÓN ENTRE DIGNIDAD Y CATASTROFIZACIÓN ANTE EL DOLOR EN PACIENTES CON DOLOR CRÓNICO NO ONCOLÓGICO T E S I S QUE PARA OBTENER EL GRADO DE: LICENCIADA EN PSICOLOGÍA P R E S E N T A : MARITZA AIDEÉ MECILLAS CRUZ DIRECTOR: DR. EDGAR LANDA RAMÍREZ REVISOR: DR. JUAN JOSÉ SÁNCHEZ SOSA SINODALES: MTRA. NANCY ELIZABETH RANGEL DOMÍNGUEZ MTRA. KARLA SUAREZ RODRÍGUEZ MTRA. LILIA JOYA LAUREANO CIUDAD UNIVERSITARIA, CD. MX , 2017 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 2 Agradecimientos Con especial dedicatoria y respeto a las personas que cursan con una enfermedad crónica degenerativa. Agradezco ... A mis padres Margarita y José, a mi hermano Christian, por el apoyo incondicional que siempre me han brindado de diferentes formas a lo largo de mi trayectoria y motivarme para lograr mis metas. A la Mtra. Nancy Rangel, por su enseñanza y guía que me facilitó durante la investigación, así como en la práctica clínica, al Dr. Edgar Landa, por darme el impulso desde el inicio, por su tiempo, dedicación e interés en este proyecto. Al Dr. Juan José Sánchez Sosa, por el interés y la disposición que siempre mostró en el desarrollo de la investigación. A mis sinodales, Mtra. Karla Suarez y Mtra. Lilia Joya por apoyarme con la revisión así como su disposición que me brindaron. A Rogelio A. Romero De Anda, por el amor, la motivación, el apoyo incondicional y sobre todo por creer siempre en mí... Eres mi nebulosa en el cielo nocturno. A mis amigas Cynthia Díaz, Marlem Ortega, Pilar Espinosa, que me ayudaron a dar el último impulso, sobre todo a disfrutar este momento tan importante al final de un gran camino de aprendizaje y el comienzo de otro. 3 Índice Resumen…………………………………………………………..…...4 Capítulo 1…………………………………………………..………….6 Psicología y salud………………………………………......................6 Capítulo 2………………………………………………………….…22 Dolor y su clasificación……………………….……..........................24 Epidemiología del dolor crónico……………………………...........25 Variables psicológicas implicadas en el DCNO...………….….….26 Catastrofización ante el dolor y DCNO…………………….……..31 Dignidad y dolor crónico……………………...…….……………...38 Fundamento del estudio y objetivos………....………………...….44 Método……………………………………...…….……………….....47 Diseño…………………………………..……….……….………...…47 Participantes……………………………..……….…….………....….47 Medición……………………………..…………….….…………...…50 Procedimiento…………………………………...……….………......53 Análisis de datos…………………………………...….………….....56 Resultados………………………………………...…………...……..56 Discusión………………………………………..………..………..…61 Referencias……………………………………………....…………...69 Anexos…………………………………………………....………..…80 4 Resumen Se reconoce el papel de la catastrofización en la presencia de malestar emocional y el descontrol de síntomas en el dolor crónico, así como el papel de la dignidad en la mejoría de los pacientes, sin embargo; poco se ha estudiado respecto a la relación entre ambas variables. Objetivo: Analizar la relación entre la percepción de la dignidad y la catastrofización ante el dolor en pacientes con dolor crónico no oncológico de la División Clínica de Dolor y Cuidados Paliativos del Hospital General “Dr. Manuel Gea González” de la Ciudad de México. Diseño de investigación: No experimental, correlacional transversal. Participantes: Se incluyeron 39 participantes, 71.8% mujeres y 28.2% hombres con diagnóstico de dolor crónico, a los cuales se les aplicaron el Inventario de dignidad del paciente (IDP) y la Escala de catastrofización ante el dolor (CAD). Resultados: Se obtuvo una correlación alta, positiva y estadísticamente significativa entre dignidad y catastrofización (rs= .82, p.<.01). Para los factores de CAD se obtuvo las siguientes relaciones: entre desesperanza y dignidad se obtuvo una correlación alta, positiva y significativa (rs= .82, p.<.01) para rumiación la correlación fue modesta, positiva y significativa (rs= .78, p.<.01). de igual manera que para magnificación (rs= .73, p.<.01). Conclusiones: Los pacientes evaluados perciben un deterioro en su dignidad, la cual se relaciona con los pensamientos catastróficos (o viceversa) que presentan cuando tienen un cuadro de dolor, lo que sugiere que ambas variables impactan de manera negativa en la calidad de vida del paciente, ocasionando un deterioro físico, cognitivo y espiritual en los pacientes que mantienen el dolor la mayor parte de sus vidas. Palabras clave: Dignidad, Catastrofización, Dolor crónico, no oncológico. 5 The role of catastrophization in the presence of emotional distress and the lack of control of symptoms in chronic pain, as well as the role of dignity in the improvement of patients, are recognized; A few has been studied regarding the relation between both variables. Objective: To analyze the relationship between the perception of dignity and pain catastrophization in patients with chronic non-oncologic pain of the Clinical Division of Pain and Palliative Care of General Hospital "Dr. Manuel Gea González "from Mexico City. Research design: Non- experimental, cross-correlational. Participants: We included 39 participants, 71.8% women and 28.2% men with a diagnosis of chronic pain, who were given the Patient Dignity Inventory (PID) and the Catastrophic Pain Scale (DAC). Results: A high, positive and statistically significant correlation between dignity and catastrophization was obtained (rs = .82, p <.01). For CAD factors, the following relationships were obtained: between despair and dignity a high, positive and significant correlation (rs = .82, p <.01) was obtained for rumination. The correlation was modest, positive and significant (rs =. 78, p .01). In the same way as for magnification (rs = .73, p <.01). Conclusions: The patients evaluated perceived a deterioration in their dignity, which is related to the catastrophic thoughts (or vice versa) they present when they have a pain picture, which suggests that both variables negatively impact on the patient's quality of life , causing physical, cognitive and spiritual deterioration in the patients who maintain the pain most of their lives. Key words: Dignity, Catastrophization, Chronic pain, non-oncologic. usuario Texto escrito a máquina Abstract 6 Capítulo 1 Psicología y Salud. La Organización Mundial de la Salud (OMS) en su declaración de Alma-Ata define a la salud como un estado completo de bienestar que engloba el estado físico, mental y social. Y no solamente es la ausencia de enfermedad, dolencia o padecimiento; además destaca que el acceso a la salud es un derecho universal y cada persona sin importar el nivel socioeconómico debe de contar con la atención primaria para cubrir las necesidades básicas que demanden, por lo tanto; al referirse a la salud, se involucran diferentes sectores sociales como el político, el económico y el de salud,para que se logre establecer como bienestar social a nivel mundial (Organización Mundial de la Salud [OMS], 1978). Aunque dicha definición es ampliamente reconocida en este momento, diversos factores ocurrieron para poder llegar a la misma, Omran en 1971 es uno de los primeros autores que describe dichos cambios, en su teoría de la transición epidemiológica, en el que explica los patrones y modificaciones que provocaron los cambios en la salud y enfermedad así como las características demográficas, económicas y sociológicas de las poblaciones. Con base en su teoría, el autor sugiere cinco proposiciones para explicar el cambio de estas transiciones, siendo las siguientes: 7 Proposición Uno: En los ciclos poblacionales se observan aumentos y bajas del tamaño de la población que deben de tomarse en cuenta con el rango de la variación de la fecundidad y la mortalidad. En las sociedades pre-modernas, la tasa de fertilidad era alta por el desinterés en limitar los nacimientos y los ineficaces métodos anticonceptivos, la fertilidad era 30 a 50 nacimientos por cada 1.000 habitantes, aunque la fecundidad pudo haber estado en su máximo, las muertes de la población se debieron principalmente por las diversas hambrunas, desnutrición crónica, enfermedades endémicas además de los conflictos bélicos que provocaron los altos picos de mortalidad. Proposición Dos. En la transición epidemiológica, los patrones de mortalidad distinguen tres principales etapas sucesivas: 1. La edad de la peste y la hambruna: Etapa en la cual la fluctuación de la mortalidad es muy alta, debido a que la esperanza de vida estuvo entre los 20 y 40 años por lo que el crecimiento de la población fue lento. 2. La edad de pandemias en retroceso: La mortalidad va disminuyendo progresivamente, ya que las enfermedades endémicas se reducen o desaparece, por lo que la tasa de nacimiento aumenta de 30 a 40 años. 3. La era de las enfermedades degenerativas y la acción del hombre: La mortalidad se disminuye y se logra a una estabilidad relativa debido a que se logra superar los 50 años y 8 en esta era la fertilidad se vuelve crucial para el aumento de la población. A medida que se reducían las pandemias, disminuía la mortalidad, sin embargo incrementaron las enfermedades crónicas degenerativas principalmente enfermedades cardiovasculares y cáncer. Así que la era de las enfermedades degenerativas comenzó, por lo que se mencionan tres categorías principales que influyen en su desarrollo: a) El determinante eco biológico, caracterizado por el grado de complejidad de los agentes patógenos, la resistencia del huésped y el nivel de hostilidad que puede presentar en el medio ambiente. b) El nivel socioeconómico, político y cultural determinará los hábitos de salud, así como los patrones de higiene y nutrición que se lleven a cabo. c) La salud pública y el ámbito médico, debido a que ambos actúan como medidas preventivas además de tratamientos curativos en caso de que ya esté presente la enfermedad. Proposición Tres: En esta etapa ocurre una recesión de las pandemias por ende incrementa la tasa de natalidad beneficiando principalmente a los niños y adolescentes que se encontraban en etapas reproductivas marcando el comienzo de la mejora progresiva en la supervivencia en edades infantiles, para las mujeres el riesgo de morir es menor que para los hombres, específicamente durante las etapas de 9 la adolescencia y reproductiva, sin embargo las enfermedades que se vuelven predominantes son infecciosas y crónico degenerativas, no obstante; los riesgos de morir disminuyen progresivamente con el tiempo, como en los países de Inglaterra, Japón y Chile. Esta mejora se acompaña de un crecimiento en las medidas sanitarias de cada país, así como los avances en nutrición incrementando la esperanza de vida. Proposición Cuatro: Los cambios en la fertilidad se debieron a factores económicos y culturales, situación que llevó al aumento de sobrevivencia. A continuación se mencionan tres factores a los que se les atribuye dicha transición: 1. Factores bio-fisiológicos: El aumento de la sobrevivencia de neonatos, cada vez es mayor debido a la lactancia más prolongada, brindando un ajuste al tiempo de vida en la niñez temprana, situaciones que emergen de una mejoría en el control de salud pública. 2. Factores Socioeconómicos: Se incrementa la tecnología y el control natal, por lo que se disminuye el número de hijos en las familias, debido al cambio económico y el sistema social en el cuál se restructuran las normas que comprenden el número de integrantes en una familia, ya que un hijo implicaría mayores gastos. Por otro lado; al sobrevivir mayor tiempo y llegar a una madurez, los sujetos se convertirán en miembros productivos de 10 una sociedad en la cual ayudaran al incremento de una producción económica. 3. Factores psicológicos y emocionales: Cuando las parejas tienen la certeza que tendrán una descendencia, incrementan las conductas de cuidado y protección, por ende; el número de hijos se limita ya que permite focalizar la energía y emociones en la crianza del niño. Proposición Cinco: Los cambios en la población se pueden describir en tres modelos de la transición epidemiológica: Modelo Clásico u Oeste: El modelo describe las fluctuaciones que tuvo la población en los cambios de mortalidad y fecundidad, en esta etapa aún prevalece la pestilencia durante el periodo pre moderno, sin embargo se comienza a observar un decline gradualmente en la mortalidad desde el siglo XIX. Los factores determinantes de la transición fueron los aspectos socioeconómicos, haciendo hincapié en el desarrollo demográfico de los países industrializados provocando el inicio de una revolución en el progreso de la salud pública. Modelo acelerado: Menciona la rapidez que tuvo la mortalidad, dicho cambio fue más notable en Japón, las fluctuaciones en los años de las pandemias fue similar a la transición, sin embargo lo que la caracteriza, son sus tasas de mortalidad (10 personas por cada 1000 11 habitantes) estableciendo un aumento en los años de sobrevivencia de los niños y las mujeres, por otro lado, fue un cambio muy notorio, en el que se pasa de las enfermedades infecciosas a las enfermedades degenerativas (esto en periodos muy cortos de tiempo) y las enfermedades fabricadas por los hombres, sin embargo diferentes ciudades comienzan los procesos de modernización, así que; se beneficia con avances médicos y medidas sanitarias, además de favorecer las aspiraciones en los individuos para un control de fecundidad. Modelo tardío: A partir del decline de las tasas de mortalidad, que se observó desde la segunda guerra mundial, el significado de salud pública resulta un componente relevante e internacionalmente comienza una apertura a los avances médicos, situación que fue decisiva para el crecimiento de las sociedades, implementando programas de control en la población, es decir, los avances fueron satisfactorios ya que hubo un control en la fecundidad y control de natalidad, también en países de Latino América, África y Asia comienzan los programas, sin embargo se deben de adaptar a las condiciones socioeconómicas de cada país para desarrollarlos, ya que la mayor característica del modelo se distingue por el avance médico. No obstante; las cinco proposiciones no son suficientes para contextualizar y entender los diferentes procesos que ocurrieron a lo largo de la historia, los autores Amerlagos, Brown y Turner (2005) 12 retoman aspectos importantes de la transición de Omran e incorporan más información para obtener un modelo más integrado, proponen el modelo de transición epidemiológica desde una perspectiva evolutiva, marcando con énfasis las desigualdadessociales, las enfermedades reemergentes crónico degenerativas no transmisibles, ocasionadas principalmente por la fabricación del hombre. A continuación se describen las transiciones del modelo: Primera Transición: Desde el Paleolítico y el sedentarismo comenzó un crecimiento exponencial de urbanización, situación que trae consigo grandes asentamientos así como el inicio de la domesticación y la agricultura, acciones que favorecieron las transmisiones de enfermedades infecciosas por el contacto directo con los animales, el regadío de las plantas y la fertilización incrementando el contacto con diferentes tipos de parásitos y agua contaminada, lo cual derivó en tuberculosis y fiebre amarilla. Segunda Transición: Comienza la modernización y los alcances de la medicina con la prevención y las vacunas, permitiendo un control de las infecciones hasta alcanzar una erradicación (como la viruela). Los avances contribuyeron al aumento en la esperanza de vida y de forma paralela se incrementaron las enfermedades crónicas y degenerativas, sin embargo; la sobrepoblación y las rápidas urbanizaciones dejan en desventaja a países del tercer mundo, 13 derivado de su nivel socioeconómico bajo y el acceso limitado a la salud pública. Tercera Transición: Se considera que en la contemporaneidad la población se encuentra sumergida en esta transición, ya que no, se elimina la existencia total de las enfermedades infectocontagiosas y se continúan en el proceso de las enfermedades crónico degenerativas. Los factores que se involucraron en el cambio radical en las enfermedades, estuvo relacionado con los cambios ecológicos resultado de los avances de la agricultura, la tecnología, deforestación, inundaciones o sequias que contribuyeron para el resurgimiento de las enfermedades (como paso en Argentina con la fiebre hemorrágica o en Korea con el Hantavirus del síndrome pulmonar) pero uno de los factores más importante que contribuyó al resurgimiento de las enfermedades infecciosas y las crónico degenerativas, fue la resistencia microbiana hacia los antibióticos. Actualmente la ineficacia de los antibióticos continua siendo un problema de salud, se identificó que las prescripciones médicas fueron innecesarias por parte de los profesionales de la salud, también gran parte de la población toma medicamentos sin prescripción médica, así que utilizan antibióticos cuando no es necesario como en el caso de las infecciones virales o gripe, ocasionando una resistencia al patógeno, tomando como ejemplo el surgimiento del virus H1N1 en el 2009 , que 14 generó una pandemia en la población así como la infección por el virus del zika y sus diversas complicaciones(OMS, 2016). Otro de los factores que influyeron, fueron los cambios climatológicos, problema que sigue vigente, el Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI, 2015) menciona que el 23% de todos los fallecimientos pueden atribuirse a los factores ambientales, tomando en cuenta que en México 87 millones vive en entornos urbanos y se emiten 40.5 millones de toneladas de contaminantes hacia la atmósfera lo que genera enfermedades en las vías respiratorias, resultando en 20 mil 496 muertes anuales atribuidas a la contaminación del aire. Con base en los ejemplos anteriores, es de notar que se continua en la tercera transición, con enfermedades no transmisibles crónico degenerativas, en su mayoría provocadas por la globalización (cambios ambientales) y los patrones conductuales (higiene, alimentación, ejercicio, automedicación) es decir; debido al estilo de vida y el nivel socioeconómico de la población (Amerlagos y colaboradores, 2005). Ante la versatilidad que hubo en las transiciones epidemiológicas y los cambios que generó estar en enfermedades infectocontagiosas a crónico degenerativas, el panorama en el ámbito de la salud tuvo que cambiar, específicamente en el ámbito médico, ya que el modelo biomédico tuvo su fundamento doctrinal en el dualismo mente- 15 cuerpo, su visión de la enfermedad se debía a cambios físicos y químicos en el organismo, que se atribuyeron a variables somáticas además, las enfermedades solo se explicaban por procesos bioquímicos o neuropsicológicos, siguiendo el dualismo entre mente y cuerpo separaban las enfermedades orgánicas (diabetes) de las mentales (esquizofrenia) por lo tanto; indicaban que la psiquiatría debería de estar fuera de la medicina por que no reconocía las causas biológicas, razón por la cual, Engel en 1977 emite una crítica al modelo y menciona sus principales limitaciones: El criterio principal para diagnosticar depende de la existencia de una anormalidad bioquímica y como ya está documentado no es suficiente el criterio para emitir un diagnóstico. El diagnóstico para el estado físico no solo depende de las pruebas de laboratorio para identificar la enfermedad, gran parte de la información depende de la que el paciente es capaz de comunicar al profesional de la salud. La focalización de la enfermedad centrada en problemas fisiológicos, ignora la influencia de situaciones vitales que pueden perjudicar la salud, tales como situaciones estresantes que se pueden aprender a lo largo de la vida. 16 El resultado terapéutico será influido por la relación médico-paciente, ésta será decisiva para el apego a los tratamientos y la cooperación del paciente, a su vez; la percepción de la comunicación podrá influir en cambios psicofisiológicos cuando se requiera algún examen de laboratorio. Ante las deficiencias del modelo, tuvo sentido cambiar el modelo dominante en el área de la salud (el biomédico) ya que era muy pertinente cuando las enfermedades eran infecciosas, pero al volverse crónicas, queda muy reducido el mismo, por lo tanto; surge la necesidad de formalizar una nueva conceptualización que permita integrar y comprender mejor el funcionamiento de la enfermedad así que Engel en 1977 propone el modelo biopsicosocial el cual sostiene que es un conjunto de factores que van a determinar el proceso de salud y enfermedad entre ellos, los sociales, psicológicos y biológicos, lo cual implica que en el dominio de la salud y enfermedad se tendrá que tener en cuenta las tres variables mencionadas para tomar en cuenta los diferentes procesos implicados en el organismo, al que se le atribuye un comportamiento mayormente psicosocial. Por ejemplo, en el caso de la diabetes, es un problema de salud mundial y nacional, en México el pasado 14 de Noviembre del 2016, la Secretaría de Salud emitió una emergencia epidemiológica por diabetes mellitus y obesidad ante la magnitud de todos los casos en el territorio, 17 siendo la primera vez que se declara una alerta epidemiológica en México por una enfermedad no infecciosa (Secretaría de Salud, 2016). Y algo muy determinante, en la diabetes no solo influye la etiología o la deficiencia de insulina, también se deben considerar los hábitos conductuales, alimenticios, psicológicos y la actividad física de los individuos, demostrando así, la importancia (del modelo biopsicosocial) para atender otras variables que no son únicamente biológicas durante el proceso de salud y enfermedad para abordarlo desde una perspectiva multidisciplinar (Engel, 1977). Así que, gracias a la aportación de Engel y un contexto interesado por la salud, fue pertinente para una apertura de la psicología de la salud, principalmente por el cambio en las transiciones de las enfermedades y su etiología ligada al estilo de vida de las sociedades, así como el crecimiento en las enfermedades crónicas y los diferentes procesos de adaptación a la enfermedad por la que deben pasar los pacientes, razones por las cuales, la Asociación Americana de Psicología (APA) creó 1978, unade sus divisiones, la 38, como la división de psicología de la salud, la que un año después pública su primer manual y con esta se reconoce la importancia de los factores psicológicos en el área de la salud (Vázquez, 2014). Entre sus diferentes aportaciones, dio sentido para que el papel del psicólogo se desarrollará en el ámbito de la salud, por lo que se le consideró como una profesión sanitaria, al demostrarse que los hábitos 18 conductuales que mantienen los pacientes pueden ser cruciales para el mantenimiento de la salud, así como su origen y evolución de la enfermedad. Implementando nuevas sub-disciplinas de investigación como psicología de la salud, medicina conductual o la psicosociología; entre sus diversas intervenciones se encuentran: la promoción y el mantenimiento de la salud, prevención y tratamiento de la enfermedad ligada a variables psicofisiológicas en padecimientos como EPOC, cáncer, diabetes entre otros (Vázquez, 2014). Una de las sub-disciplinas que se ha investigado mucho en los últimos años es la psicología del dolor crónico. Dolor entendido como “una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada con el daño tisular actual o potencial, o descrito en términos de dicho daño”. (Asociación Internacional para el Estudio del Dolor, por sus siglas en inglés [IASP], 2010). Y tiene sentido una intervención multidisciplinaria (psicológica) en el dolor, desde la aparición de la teoría de la compuerta de Melzack y Wall en 1965, la teoría explica el papel esencial que desarrolla la mente en la experiencia del dolor, se sugiere que existe una compuerta, que bloquea a nivel de sistema nervioso central y posibilita la entrada y cierre de las vías relacionadas con el dolor. Al abrirse la compuerta permite la transmisión de las fibras aferentes y eferentes hacia el cerebro y al cerrarse, bloquea la transmisión, pero las fibras eferentes pueden verse afectadas por variables psicológicas, así que el mensaje 19 de transmisión de dolor enviado hacia el cerebro por vías eferentes pueden ser moduladas por la mente. Es decir, la interpretación del dolor crónico puede modificarse por las emociones y las experiencias previas del dolor, a partir de esto el modelo integra los componentes fisiológicos, psicológicos, cognitivos y emocionales que regulan la percepción del dolor, las cuales se integra en tres dimensiones: la dimensión sensorial- discriminativa, se relaciona con las propiedades físicas del estímulo nociceptivo; la dimensión motivacional-afectiva, se asocia al dolor como algo desagradable generando atributos emocionales y la última, la dimensión cognitivo-evaluativa, haciendo referencia a los pensamientos, creencias, valores (Moretti, 2010). Una vez establecida la relación entre los procesos psicológicos y los somáticos en una enfermedad, el dolor se ha evaluado en padecimientos como fibromialgia, lumbalgia, herpes zoster, entre otros, así como sus contribuciones dirigidas al tratamiento y el control del mismo; por lo que resulta imperativo que la investigación y la práctica en la psicología clínica, tiene que progresar de forma paralela con los avances médicos, por lo que se tiene que garantizar que debe de estar basado en la evidencia para incrementar el desarrollo de la disciplina, así como la confiabilidad en su intervención (Castelnuevo, 2010). 20 Sin embargo; a pesar de todas las aportaciones que se han hecho, aún hay varias áreas de oportunidad de trabajo, entre ellas, la dignidad del paciente, que se conforma de la percepción ante las preocupaciones de la enfermedad, su funcionalidad física y cognitiva, su autonomía, la aceptación y su espiritualidad así como la percepción de su privacidad y el apoyo social, entre otros aspectos, que se han estudiado con mayor frecuencia en pacientes terminales (Chochinov et al. 2002). Por otra parte, la catastrofización ante el dolor que se define como “una orientación emocional y cognitiva excesivamente negativa hacia el dolor ya sea real o anticipado”, cuya variable se ha evaluado ampliamente en el dolor crónico, debido a que tiene un papel crucial en éste, ya que puede ocasionar un aumento en la percepción del dolor así como en su intensidad, debido a esto los tratamientos médicos y farmacológicos incrementan cuando está presente la distorsión cognitiva (Ruscheweyh et al. 2011). Por consiguiente, ambas variables están estudiadas con mayor frecuencia en diferentes poblaciones, dignidad enfocada en pacientes terminales y catastrofización ante el dolor en padecimientos crónicos. Por ende, aún queda una línea de investigación muy amplia entre ambas variables así como en la población específica de dolor crónico no oncológico, siendo que en la literatura especializada aún no se explora ampliamente el deterioro de la dignidad y la relación entre los diferentes procesos psicológicos que pueden estar influyendo en el padecimiento del dolor crónico. En el siguiente capítulo se describe la 21 literatura especializada, así como la metodología y el desarrollo de la investigación. 22 Capítulo 2 Dolor, dignidad y catastrofización en dolor crónico no oncológico. Dolor y su clasificación. Se define al dolor como “una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada con el daño tisular actual o potencial, o descrito en términos de dicho daño”. (Asociación Internacional para el Estudio del Dolor, por sus siglas en inglés [IASP], 2010, p.9). Para el concepto dolor, pueden existir diferentes clasificaciones, según lo que se desee describir. Wayne y Goucke (2011) mencionan los siguientes tipos de dolor según su duración: Dolor agudo. Se caracteriza porque su duración puede ser menor a 3 meses. Dolor crónico. Se mantiene mayor a 6 meses o se vuelve persistente después de que una lesión ya ha cicatrizado. Además de que hay evidencia en la cual, describen que un dolor agudo con un tratamiento inadecuado puede ocasionar y terminar en dolor crónico. Asimismo, Díaz (2005) define los siguientes tipos dolor según su fisiopatología: Neuropático. Es producido por un estímulo del sistema nervioso central o por lesiones de las vías nerviosas periféricas; los pacientes pueden describirlo como quemante o 23 punzante y se acompaña por parestesia, disestesia, hiperalgesia, hiperestesia y alodinia. Nociceptivo. Los nociceptores son terminales nerviosas que convierten una variedad de estímulos en impulsos nerviosos que son enviados al cerebro, el cual lo interpreta y lo expresa en la sensación del dolor. Este se puede dividir en dos: Somático. Es producido por una excitación anormal de los nociceptores somáticos superficiales o profundos (piel, músculo esquelético, vasos). Es un dolor localizado y se irradia siguiendo trayectos nerviosos, el más frecuente de estos es el dolor óseo producido por metástasis. Visceral. Es provocado por la excitación anormal de los nociceptores viscerales, su localización no es exacta debido a que se irradia lejos de las zonas de origen, es continuo y profundo y puede acompañarse de síntomas neurovegetativos, el ejemplo de este tipo de dolor es el tipo cólico o el que está presente en el cáncer de páncreas. Por consiguiente, existen diversas causas que originan dolor, en el caso de dolor oncológico puede ser ocasionado por la presencia de tumores, lesiones adyacentes, metástasis o por el tratamiento administrado, por otra parte; las causas del dolor crónico no oncológico 24 pueden ser por diferentes causas, dentro de las cuales se pueden incluir: cirugías, enfermedades degenerativas, trastornos musculo esqueléticos (su prevalencia es más común en la edad adulta) neuropatías, diabetes, herpes zoster, cirugía o lesión, enfermedadesdegenerativas y dolor psicogénico, entre otras. Incluso existen casos en los cuales no se logra identificar que lo ocasiona ( Carrington, Eccleston & Pillermer, 2015; Wayne & Gouck, 2011). No obstante; el dolor no sólo se define en términos del daño físico, debido a que se acompaña por experiencias emocionales relacionadas con el aprendizaje previo, dado que los pacientes describen su dolor en palabras que mantiene una connotación sentimental o emocional según su interpretación subjetiva ligado con las creencias culturales a las que pertenezcan (IASP, 2010). En otras palabras el dolor integra diferentes factores multidimensionales, dentro de los cuales se consideran los biológicos, psicológicos y sociales y con base en los tres, se puede obtener un mejor entendimiento para su tratamiento moldeado a las características de cada paciente (Gatchel, Peng, Peters, Fuchs & Turk 2007). 25 Epidemiología del dolor crónico. Harstall y Ospina (2003) mencionan en una revisión sistemática sobre el dolor crónico y sus cifras a nivel internacional, en la que incluyeron estudios de europeos, australianos y norteamericanos, del cual obtuvieron, una prevalencia del 35% de personas que reportaron tener dolor crónico. Por otra parte, Hoy et al. (2012) publicaron en una revisión sistemática sobre la prevalencia global del dolor lumbar crónico, en la que se incluyeron 165 estudios de 54 países, la prevalencia fue de 23.2% y la población de mujeres fue mayor entre las edades de 40 a 80 años. Así mismo, los autores refieren que aproximadamente 38.9% de las personas con el padecimiento mantuvieron el dolor a lo largo de toda su vida. Sin embargo, en nuestro país el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS, 2003) refiere un estudio en el periodo que corresponde entre los años 1991 a 2002, en los cuales se sugiere que un 5% de la población que acudió a las Unidades de Medicina Familiar, reportaron una enfermedad dolorosa crónica dentro las cuales se encuentra la dorsalgia en un 2%, artrosis en 2% y enfermedad inflamatoria pélvica 1%. En cambio, en el ámbito de anestesiología Covarrubias-Gómez (2008) menciona que en México se puede calcular aproximadamente cerca de 28 millones de mexicanos padecen dolor crónico (dicho 26 cálculo se realizó con base en el porcentaje internacional que existe sobre el dolor para calcular la de México). Aunque en nuestro país, hay pocos estudios epidemiológicos que reporten una cifra exacta, se retoma la aproximación del porcentaje internacional para realizar nuestro cálculo. Por lo tanto; el Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI, 2015) refiere que la población actual es de 120 millones por lo que se calcula que aproximadamente 32 millones de mexicanos padecen dolor crónico. Variables psicológicas implicadas en el dolor crónico no oncológico. El modelo cognitivo-conductual en el dolor crónico, expresa las diferencias que existen entre las personas que lo padecen así como las respuestas que tienen ante éste. Ya que dependen de las atribuciones, creencias e interpretaciones que las personas generan ante dicha enfermedad, o incluso; el aprendizaje previo que hayan tenido, para determinar la auto-percepción de sus limitaciones físicas. Sin embargo, los componentes psicosociales resultan de gran importancia dentro del enfoque multidimensional en el dolor crónico, por lo que se debe contemplar las variables fisiológicas, emocionales, conductuales, cognitivas y sociales; entre estas variables destacan las psicológicas debido a la estrecha relación que mantiene con la experiencia del dolor (Moretti, 2010). 27 Por lo tanto; los factores psicológicos tienen un papel determinante en el proceso del dolor e incluso, pueden ser clave para el resultado del tratamiento farmacológico y médico, debido a que intervienen las creencias de los pacientes sobre la enfermedad y en su evaluación se puede contar con información esencial que indique el nivel de adaptación, comportamiento, así como de diferente sintomatología (ansiedad o depresión) que ayude a planificar los objetivos del tratamiento. Por consiguiente; es importante la evaluación psicológica en pacientes con dolor crónico ya que requieren de una adaptación con un cambio radical e inclusive permanente en su vida diaria (Galli, Ettlin, Palla, Ehlert, & Gaab, 2010). De igual forma, Maganto, Mingote y López en el 2015, mencionan algunos aspectos psicológicos que se ven implicados en el dolor crónico, entre éstos, se encuentra la desesperanza hacia el tratamiento por las creencias dirigidas a la ineficacia del mismo, ya que no disminuye el dolor o conduce a su contraparte; el abuso o dependencia a los narcóticos y psicofármacos. Estas conductas se relacionan con las distorsiones cognitivas, como la catastrofización ya que uno de sus componentes (la desesperanza) puede incidir en el aumento o el abandono del medicamento. Por otra parte; cuando los pacientes tienen enfermedades como artrosis, diabetes o el síndrome de fatiga crónica presentan emociones como tristeza, ira, irritabilidad, depresión y ansiedad, las padecen con mayor frecuencia cuando se encuentran en fases de recaídas o en crisis, 28 estás pueden ser provocadas por constantes hospitalizaciones, cambios en la apreciación de su deterioro, aparición de nueva sintomatología o de síntomas que ya estaban controlados. Por lo tanto; estás situaciones ocasionan incertidumbre y desesperanza vinculada al curso impredecible de la enfermedad en los pacientes con dolor crónico (Grau & Scull, 2013; Barile, Thompson, Zack, Krahn, Horner & Haffer, 2012; Moitra, Mongold, Sperry & Kyle, 2011). Asimismo; en el caso específico de la depresión, los pacientes que presentan ésta sintomatología tienen afectaciones en la motivación, atención o alteración del sueño, así como cambios en el estado de ánimo y en la energía que se necesita emplear para realizar diariamente su auto-cuidado (toma de medicamentos, higiene y actividad física) por lo tanto; se incrementa la discapacidad y la inasistencia a los servicios de salud (Janevic, Rosland, Wiitala, Connell & Piette, 2012). Además, en el dolor también influye el miedo y se caracteriza por un temor excesivo o por una vulnerabilidad al mismo. Los pacientes que presentan ésta emoción son propensos a evitar diferentes actividades, por la creencia de que un mínimo esfuerzo o no hacer actividad física no les provocará dolor, así que llevan a cabo un estilo de vida bastante limitado, que genera un ciclo vicioso en evitación lo que conlleva a las limitaciones físicas, sin embargo; es paradójico y contradictorio, ya que la actividad física puede ser un regulador para su control (Sullivan & Adams, 2010). 29 Por otra parte; Llorca, Muriel, González-Tablas y Diez (2007) mencionan que no es el tiempo (en meses o años) con el dolor lo que empeora a los pacientes debido a que cuando hay mayor número de años con dolor, la sintomatología de depresión o ansiedad se estabilizan. Dicha situación sugiere que el sufrimiento de los pacientes se incrementa cuando el dolor impide o provoca un abandono total en sus actividades (área laboral, actividad física o rol en la familia) es decir; el problema radica en cómo se percibían y comportaban antes del diagnóstico de la enfermedad. Igualmente, en el área laboral hay una pérdida del empleo, ocasionado por la intensidad del dolor y las limitaciones corporales, aunado a esto; tienen dificultad en la expresión de las necesidades, ocasionando un deterioro de las habilidades interpersonales y sociales, lo que conlleva a más cuidados (higiene personal o ayuda para moverse) afectando directamente en la pérdida de la autonomía, además de una transformación en el ámbito familiar, ya que las relaciones se basaránen la asistencia médica y los cuidados que requiera el paciente (Montes et al., 2010). Con respecto al ámbito familiar, tiene que tomarse en cuenta cuando hay una enfermedad como el dolor crónico, debido a que es una situación repentina que genera cambios en su estructura y dinámica, es decir; modifica las interacciones y el rol que se tiene con la pareja, hijos y el resto de las personas que conforman la unidad familiar, se adquieren nuevos roles (quienes se encargarán de los 30 cuidados o de los gastos económicos). Este cambio, se asocia con la presencia de tensiones e incertidumbre en el paciente, incidiendo en el aumento en los síntomas físicos, emocionales y la apreciación de dependencia por las limitaciones funcionales y sobre todo la falta de productividad que causa el dolor (Grau, Chancón & Reyes, 2012). Por otra parte; la relación médico-paciente o la comunicación que llevan a cabo los profesionales de la salud (enfermeros, nutriólogos o fisioterapeutas) también influye en la sintomatología de los pacientes, el tipo de comunicación que ejerzan y el apoyo que brinden, incidirá en la reducción o aumento de la ansiedad, miedo e incertidumbre que perciba el paciente acerca de la situación que está sobrellevando (Araña-Suárez, Wishik, Nijs & Van Wilgen, 2011). Por consiguiente; el objetivo principal del tratamiento en el dolor crónico, es el control del mismo (ya que en pocas ocasiones se consigue el alivio total y las diversas terapias van dirigidas a la mejora de la funcionalidad del paciente tanto física como psicológica), así como la organización en la familia o en los cuidadores primarios que realizan los cuidados, debido a que estos factores impactan directamente en la modulación del dolor (Montes et al., 2010). 31 Catastrofización ante el dolor y dolor crónico no oncológico. Existen diversas variables psicológicas que interactúan con el dolor, la que se reporta ampliamente en la literatura es la catastrofización ante el dolor, Ruscheweyh y colaboradores, por ejemplo, la definen como una orientación emocional y cognitiva excesivamente negativa hacia el dolor ya sea real o anticipado” (2011, p.578). Por otra parte; Wade, Riddle, Price y Dumenci (2011) mencionan que la catastrofización se compone de tres factores: Rumiación, se considera una preocupación que tiende a enfocarse hacia el dolor, se acompaña de pensamientos que pueden generar miedo o ansiedad, estos a su vez son constantes y se repiten a lo largo del día por lo que se caracteriza por la incapacidad de inhibir o parar estos pensamientos relacionados con el dolor que vayan surgiendo con la presencia de este. Amplificación o magnificación, su característica es aumentar, intensificar o exagerar la relevancia de la percepción ocasionada por el dolor, así como la intensidad con la que lo están padeciendo, de tal manera que llega a repercutir en la salud en general. Desesperanza, es decir; la angustia o desesperación que se acompaña por la incapacidad de no controlar y de no lograr poder hacer algo para la disminución de la propia experiencia del dolor. 32 En la literatura especializada se menciona, una revisión sistemática con metaanálisis, cuyo objetivo fue identificar que variables fungen como predictores en la persistencia del dolor en la artroplastia total de rodilla, incluyeron 32 estudios, con un total de 29,993 participantes, la media de edad fue de 69 años (rango, 56-77) con una participación de mujeres del 58%. Los autores concluyen, que la catastrofización es el predictor más claro en la gravedad del dolor, tanto agudo como crónico, además, altera el procesamiento nociceptivo central (por ejemplo; en la modulación del dolor, ya que todo el tiempo perciben un dolor intenso). Como consecuencia, los pacientes presentan angustia por los síntomas, lo que incidirá en conductas de uso exagerado de la asistencia sanitaria, por lo tanto; tienen constantes exámenes, consultas de diferentes especialidades y todo su entorno girará en función de la enfermedad, de la discapacidad y de la ayuda constante que necesitan de las personas que los rodean (Lewis, Rice, McNair & Kluger, 2015). Por otro parte; Schütze, Rees, Preece y Schütze (2010) realizaron un estudio transversal en Australia con el objetivo más específico de conocer la relación entre la intensidad del dolor y la catastrofización. Se incluyó a 104 pacientes con diagnóstico de dolor crónico, la mayoría de los participantes eran mujeres (68.3%) y su rango de edad fue de 26 a 94 años (M=54.5, DE= 16.1). Los autores concluyeron que los pacientes con características de catastrofización presentaron 33 rumiaciones repetitivas y expectativas de que ocurriría lo peor con respecto al dolor (“el dolor aumentará, nunca se quitará y no puedo hacer nada al respecto”) estas ideas se caracterizan por la desesperanza hacia el tratamiento y la incapacidad del paciente para afrontar las situaciones relacionadas con el dolor, provocando preocupaciones excesivas además de incertidumbre de no saber el curso de la enfermedad, aunado a esto, presentan inquietud sobre las actividades que han abandonado a causa del dolor o por las asistencias médicas que requieren. De igual manera, se percataron que el miedo también puede ser una variable que influye en el padecimiento, por lo tanto; en España, Ramírez, Esteve, Ruiz, Gómez y López (2016) realizaron un estudio transversal correlacional, con el objetivo de identificar si existe una relación entre catastrofización, predisposición del miedo y la intensidad del dolor en las limitaciones funcionales del paciente. Incluyeron 232 pacientes (157 mujeres y 75 hombres, D.E= 16.20) con dolor de espalda mayor a 6 meses. Los autores concluyen que la relación entre las creencias del miedo, la evitación, la intensidad del dolor y las limitaciones en sus actividades atribuidas a la intensidad del dolor están moderadas por la catastrofización. Es decir; ésta puede fungir como antecedente, así que es determinante su medición y tratamiento ya que puede generar una percepción moderada o intensa del dolor. Por lo tanto; es importante 34 una intervención psicológica dirigida a la disminución de los aspectos cognitivos (rumiación, magnificación y desesperanza) ya que puede reducir la gravedad, intensidad e incluso el miedo que se asocia a la dificultad en el auto cuidado o en las diversas actividades de los pacientes con dolor crónico (Ramírez et al., 2016). En cuanto a la relación de dolor y catastrofización, en un estudio cuyo objetivo era conocer de qué manera influye el miedo relacionado con el dolor y los pensamientos catastróficos. Obtuvieron un total de 75 participantes (46 mujeres y 29 hombres) con diagnóstico de osteoartritis de rodilla. Sullivan, Tanzer y Stanish (2009), concluyeron que la catastrofización es un punto relevante para la presencia del dolor crónico. Debido a que existe una relación entre la percepción del dolor y las tendencias a pensar negativamente respecto a éste, además el miedo se relaciona con los procesos de dolor provocando conductas de evitación en sus diversas actividades. Por lo tanto; ambas variables pueden incidir directamente en la gravedad de la intensidad y la duración del dolor percibido por los pacientes, lo que afecta directamente en la funcionalidad, ocasionando discapacidad para poder llevar acabo su actividades cotidianas, lo que implica que necesitan asistencia para realizarlas o de cuidadores primarios (Sullivan et al., 2009). Por otra parte; en un estudio retrospectivo, que se llevó a cabo en Irlanda, con el objetivo de identificar si existe una relación entre 35 catastrofización (ECD), injusticia percibida (IP) y la intensidad del dolor, mediante un muestreo probabilístico se obtuvo una muestrade 80 pacientes con dolor crónico no oncológico, la media de edad fue de 49 años (D.E=15.7) con 59% de mujeres y 41% de hombres. El análisis de datos reportó una relación positiva en la correlación total de IP y ECD. Por lo tanto; los autores concluyen que la catastrofización es un mecanismo que impacta de manera negativa en el dolor, pero provoca mayor afectación cuando se relaciona con la injusticia percibida, específicamente en la severidad/irreparable. Tomando en cuenta que éste factor mide aquellas situaciones de pérdida por las que pasan los pacientes después de una lesión, como pueden ser: pérdida de la salud, del empleo, de la seguridad financiera, de la independencia o la pérdida del sentido de identidad. Por consiguiente, es de importancia la intervención en la catastrofización para que no magnifique el dolor, así como las percepciones de pérdida de los pacientes ya pueden generar mayor angustia y sufrimiento en la enfermedad (Margiotta, Hannigan, Imran & Colman, 2016). Asimismo, en al ámbito familiar un estudio cuyo objetivo fue evaluar el contexto familiar con relación a la catastrofización ante el dolor, miedo al movimiento y depresión, emplearon tres modelos de análisis diferentes. Se incluyeron 142 pacientes que reportaron estar casados, 96 mujeres (67.6%) y 46 hombres (46.4%) con dolor músculo esquelético y la duración media del dolor fue de 46,33 meses (D.E= 65.69). Utilizaron ecuaciones estructurales para analizar los modelos y 36 el resultado que obtuvo la bondad de ajuste más aceptable fue el modelo 3, que considera la función de la familia como el precedente a un pensamiento catastrófico. Por lo tanto; concluyen que cuando hay disfunción familiar, ésta dificulta los roles, la comunicación y la resolución de problemas, aunado a esto, cuando los pacientes no pueden realizar sus funciones, otros miembros se hacen cargo de ellas (de manera positiva o negativa), por lo tanto; este cambio puede aumentar la percepción de minusvalía y percibirse como una carga para los demás, por ende; los pacientes focalizan su atención en pensamientos catastróficos, lo que resulta en un círculo vicioso de comunicación disfuncional y conflictos familiares que magnifican la angustia, el miedo y la depresión en los pacientes, provocando mayor discapacidad (Akbari, Dehghani, khatibi & Vervoort, 2016). Además, Racine et al. (2016) Realizaron un estudio con el objetivo de identificar si existe una relación entre las variables psicológicas (entre ellas, la catastrofización) y la ideación suicida en pacientes con dolor crónico no oncológico, incluyeron 728 pacientes; con el estudio concluyen que la catastrofización se relaciona con la presencia de la ideación suicida en los pacientes que tienen dolor crónico no oncológico y se presenta con mayor frecuencia en los hombres. Puesto que la catastrofización tiene diferentes afectaciones en los pacientes que presentan la distorsión cognitiva y estás pueden relacionarse con la presencia de la ideación suicida, es de importancia brindar el 37 tratamiento adecuado y multidisciplinario para lograr un alivio de los síntomas y del sufrimiento. En resumen, los pacientes que padecen dolor crónico y presentan pensamientos catastróficos, presentarán mayor impacto negativo en los síntomas, mayor duración del dolor, así como dificultad para realizar las diferentes actividades en las áreas de su vida (autonomía, privacidad, área laboral, familiar o en la asistencia médica). Por ende; la asociación entre ambas variables incide en un círculo vicioso de dolor, de pensamientos catastróficos y de discapacidad en las diferentes actividades en las áreas de su vida (personal, familiar, social o económica) por lo tanto; es importante brindar intervenciones interdisciplinarias e integrales de los diferentes profesionales de la salud (Ramírez et al., 2016; Hannigan et al., 2016; Lewis et al., 2015). 38 Dignidad y dolor crónico. La Organización Mundial de la Salud, (OMS) define dignidad como “el mérito y valor inherentes de una persona que está estrechamente vinculados con el respeto, el reconocimiento, la autoestima y la posibilidad de tomar sus propias decisiones”. Constructo, que se ha vuelto relevante en los últimos años, específicamente en el ámbito de cuidados paliativos (Organización Mundial de la Salud [OMS], 2015, p.1). Sin embargo; para Chochinov, quien es uno de los pioneros en la investigación de dignidad en los pacientes en fase terminal, refiere que la dignidad está conformada por componentes intrínsecos y extrínsecos, en el que influyen factores físicos, psicológicos, espirituales y existenciales. No obstante; en su medición, también se involucra a otras personas, como pueden ser los amigos, familiares o los proveedores del cuidado de la salud (médicos o enfermeros). Con la finalidad de contemplar y evaluar en un conjunto aquellos aspectos que los pacientes consideraban que afectaba en el deterioro de su dignidad (Chochinov, 2012). Por consiguiente; con base en los auto-reportes de los pacientes, surge el modelo de dignidad en la enfermedad terminal, el cual brinda una visión general de la conceptualización de dignidad relacionada con diferentes ámbitos de la vida diaria, los cuales son considerados importantes por los pacientes que presentan una enfermedad terminal. 39 Este modelo está compuesto por tres categorías principales (Chochinov, 2012): 1) Las preocupaciones relacionadas con la enfermedad, ésta categoría hace mención al nivel de independencia y la forma en la que los pacientes sobrellevan la sensación del depender de los demás. Como consecuencia de la enfermedad, el sistema nervioso central se deteriora y deja de realizar las funciones básicas lo que provoca un deterioro físico y cognitivo, además; del subconjunto de otros síntomas como el dolor, el delirio o la fatiga provocarán que las diversas actividades cotidianas como limpieza del hogar, ir a la escuela, el trabajo, realizar los hobbies favoritos (que brindan de un sentido y forman parte de lo que nos define) se vuelvan muy complicadas para realizarlas, por ende; aumenta su grado de dependencia para llevarlas a cabo o abandonan sus actividades por completo. Estás situaciones generan un impacto negativo en el nivel de independencia y de sentido en los pacientes, siendo este el punto esencial de la categoría. 2) La conservación del repertorio de la dignidad, cuando hay una enfermedad, la manera de responder de cada paciente será diferente, ya que cada persona tiene sus características propias, sus aspiraciones, las definiciones de lo que son y la forma en la cual le dan sentido a su vida, por esta razón existen diferentes formas en las cuales las personas reaccionan ante la atención médica. Debido a esto, la categoría hace referencia a la manera en la que los pacientes le hacen frente a la realidad por la que están pasando, como es que están sobrellevando la 40 enfermedad y como están reaccionando ante las circunstancias adversas de su vida, en este repertorio de la conservación de la dignidad se contempla la espiritualidad, el aspecto psicológico, así como las prácticas que pueden proveer la disminución del sufrimiento en los pacientes. 3) El inventario de la dignidad social, está categoría hace alusión a las dinámicas o las relaciones interpersonales que mantienen los pacientes durante el proceso de la enfermedad, ya que dependerá de su entorno social la disminución o la mejoría de su sentido de la dignidad. Es decir, este apartado toma en cuenta los componentes extrínsecos de la dignidad, la forma (la interacción, el tono de voz, el tipo de cuidado) con el que se dirigen las personas, los familiares, los amigos y los profesionales de la salud hacia el paciente, debido a queéstos se involucran con la privacidad, el apoyo social y el cuidado de los pacientes. Para complementar la información (ver Tabla 1) se mencionan los temas y subtemas que influyen en el deterioro de la dignidad. Además, por medio de este modelo, es como surge la elaboración del inventario de dignidad del paciente (Chochinov, 2008; Chochinov 2012). 41 Tabla 1 Modelo de Dignidad y Bases del Inventario de Dignidad del Paciente Categorías principales de la dignidad, temas y subtemas Nota: Los números entre paréntesis corresponden al número del inventario del PDI que deriva de cada tema y subtema individual (Chochinov, 2008). En el dolor crónico, interactúan variables psicológicas que interfieren en su modulación (como la catastrofización) por lo tanto; al no brindar un tratamiento integral puede generar afectaciones en diferentes áreas, una de éstas, es la dignidad del paciente, debido a que presentan la necesidad de mayores cuidados, lo que con lleva a Preocupaciones relacionadas con la enfermedad Conservación del repertorio de dignidad Inventario de dignidad social Nivel de independencia (1,2) Agudeza cognitiva (9) Capacidad funcional (8) Síntomas de angustia Malestar físico (3) Problemas psicológicos (5,6) Incertidumbre médica (7) Ansiedad por la muerte (8) Perspectivas de la conservación de la dignidad Continuidad del yo (4,11) Preservación de las funciones (13) Generatividad/legado (15,16) Mantenimiento del orgullo(12) Esperanza (14) Autonomía/ control (19) Aceptación (24) Resistencia/ espíritu de lucha (23) Prácticas de la conservación de la dignidad Vivir en el momento (10) Mantenimiento de la normalidad(10) Búsqueda de consuelo espiritual (17) Límites de privacidad (20) Apoyo social (21,22) El tono del cuidado (25) Ser una carga para los demás (18) Preocupaciones posteriores 42 una pérdida de privacidad y de autonomía, también pueden sentirse como una carga para los demás, provocando síntomas de depresión o ansiedad. La conjunción de estos síntomas, aumenta la incertidumbre hacia la enfermedad y quebrantan su dignidad (Hall, Davies, Gao & Higginson, 2014). En una revisión sistemática, Pringle, Johnston y Buchanan (2015) examinaron la literatura de dignidad y el cuidado centrado en el paciente para personas en cuidados paliativos, con base en 33 estudios, los autores concluyeron que en el ámbito de la salud, la dignidad juega un papel relevante en la preservación de la autonomía y los derechos humanos, por lo que; se ha convertido en una necesidad de atención en todos los pacientes que viven una enfermedad crónica, como en los padecimientos asociados al dolor. Por otro parte; Oechsle, Wais, Vehling, Bokemeyer y Mehnert (2014) en un estudio transversal, evaluaron la relación entre los síntomas de distrés y la percepción de dignidad en 61 pacientes con cáncer terminal, en fase III. Los análisis reportaron correlaciones más consistentes entre dignidad y síntomas psicológicos, ansiedad y tristeza. Por lo tanto, los autores concluyeron que el sentido de dignidad (no sentirse valorados o considerarse como una carga para los demás) y el bienestar psicológico se relacionan entre sí, por ende; se deben considerar ambas variables para incorporarlas a los modelos de intervención en los cuidados paliativos para contribuir a la mejora de la calidad de vida. 43 En otro estudio, el objetivo fue evaluar el distrés relacionado con dignidad y su relación con calidad de vida, discapacidad y depresión. Se incluyeron 45 pacientes con cáncer avanzado y 60 residentes en hogares de atención. Los análisis reportaron, correlaciones significativas asociadas con el estado de su rendimiento, su funcionalidad, la calidad de vida y la depresión como los factores con mayor nivel de problemática. Los autores concluyen que cuando no se logra controlar el dolor crónico o mantenerlo en niveles bajos, los pacientes experimentan síntomas físicos muy molestos, ya que la intensidad del dolor genera limitaciones funcionales, por ejemplo: la incapacidad de poder continuar con sus actividades del diario, desde no poder hacer su limpieza personal, hasta la incapacidad para trabajar, en su conjunto puede reflejar frustración por la pérdida de la autonomía y afectar en la percepción de dignidad, generando mayor angustia (Hall et al., 2014). En síntesis, la dignidad es un concepto que se ha vuelto importante en el área de cuidados paliativos, enfocado en los pacientes que se encuentran al final de la vida y en la percepción que tienen de su dignidad (sentirse como una carga para los demás, perder la autonomía o la privacidad) en sus últimos días de vida. Además, se han encontrado asociaciones con variables psicológicas que pueden incidir y aumentar el deterioro de la dignidad, los síntomas y el pronóstico de la enfermedad. Sin embargo; la investigación que hay sobre la dignidad del paciente, se ha explorado y enfocado con mayor 44 frecuencia en los pacientes que tienen enfermedades terminales o están cursando en la etapa final de su vida (Chochinov et al., 2002; Oechsle et al., 2014). Así que es indispensable mencionar que los pacientes oncológicos, también comparten afectaciones similares con los que tiene dolor crónico no oncológico, siendo que está población padece dolor durante meses e incluso hasta años, por lo tanto; también son vulnerables al deterioro de la dignidad. Por lo que; la dignidad también debe de evaluarse en pacientes que viven con enfermedades crónicas no transmisibles ya que estos pacientes vivirán con la enfermedad y con el sufrimiento la mayor parte de su vida (Chochinov et al., 2002; Chochinov, 2008; Chochinov, 2012; Oechsle et al., 2014). Fundamento del estudio. Dado que, el objetivo de la presente investigación fue identificar si había una relación entre catastrofización y dignidad. Se realizó la revisión de la literatura en las siguientes bases de datos: Cochrane, PubMed, PsycINFO, CINAHL y Redalyc con las palabras clave Dignity AND pain catastrophizing, catastrophizing AND dignity, chronic pain AND dignity, chronic pain AND catastrophizing. Con base en la revisión de la literatura especializada, se encontraron las siguientes limitaciones: 45 1. El concepto de dignidad está ampliamente evaluado en los pacientes terminales, no obstante; no se encontraron estudios en donde refieran el deterioro de dignidad en pacientes con dolor crónico no oncológico (Chochinov et al., 2002; Hall et al., 2014; Oechsle et al., 2016; Pringle et al., 2014) siendo que en ambas poblaciones (oncológicos y no oncológicos) comparten afectaciones y las mismas disfunciones en las diversas áreas de su vida ocasionadas por el dolor (Araña-Suárez et al., 2011; Grau et al., 2012 & Llorca et al., 2007). Lo que sugiere que en poblaciones con dolor crónico no oncológico, el deterioro de la dignidad también es un aspecto relevante a evaluar, así como su asociación con los pensamientos catastróficos (Margiotta et al., 2016). 2. Se tiene amplia evidencia sobre los efectos que ocasiona la catastrofización en pacientes con dolor crónico y cómo puede desencadenar diferentes problemas de salud, dentro de los cuales se destacan: limitaciones funcionales, de dependencia o de privacidad. Así como las situaciones de pérdida, lo que en un subconjunto generan efectos negativos en la calidad de vida (Margiotta et al., 2016). Estas situaciones se evalúan cuando se indaga dignidad, sin embargo; en las bases de datos, no se encontraron estudios sobre la asociación entre dignidad y catastrofización (Lewis et al., Ramírez-Maestre et al., 2016). 46 Por lo que, se necesita implementar el conocimiento en esta línea de investigación, dirigida a los pacientes que tendrán dolor crónico la mayor partede su vida, ya que el padecimiento es socialmente relevante porque se calcula que cerca de 32 millones de mexicanos viven con dolor crónico (Covarrubias-Gómez, 2008; INEGI, 2015). Con base en lo anterior, y debido a las grandes aportaciones clínicas que se podrían obtener es que se propone la presente investigación que evalúa el concepto de dignidad y su relación con catastrofización en pacientes mexicanos. Partiendo de la idea de que no se necesita estar en una etapa terminal para percibir un deterioro de la dignidad. Pregunta de Investigación ¿Existe una relación entre dignidad y catastrofización ante el dolor en pacientes con dolor crónico no oncológico? Objetivo General Analizar la relación entre la percepción de la dignidad y la catastrofización ante el dolor en pacientes con dolor crónico no oncológico de la División Clínica de Dolor y Cuidados Paliativos del Hospital General “Dr. Manuel Gea González”, de la Ciudad de México. Objetivos específicos: Identificar las posibles relaciones entre los componentes de la dignidad y los componentes de la catastrofización. 47 Método Diseño La investigación pretende describir si hay una posible relación entre dignidad y catastrofización ante el dolor, por lo tanto; se hizo por medio de observación, la cual sólo se midió en un determinado tiempo, sin realizar ninguna intervención, por ende; el tipo de diseño es no experimental, correlacional transversal (Hernández, Fernández & Baptista, 2010). Participantes Se seleccionaron de forma no probabilística, mediante un muestreo intencional que consta de 39 participantes pertenecientes a la División de Clínica del Dolor y Cuidados Paliativos del Hospital General “Dr. Manuel Gea González” de la Ciudad de México. La muestra se obtuvo en 9 meses en el periodo que corresponde de enero a noviembre del 2016. Criterios de inclusión: Pacientes de ambos sexos, cualquier edad, con evaluación psicológica inicial de primera vez, con diagnóstico de dolor crónico no oncológico. Criterios de exclusión: Pacientes que presentaban alta intensidad de dolor (en un rango de 6-10, según el ESAS), dolor oncológico, dolor agudo, diagnóstico de fibromialgia (ya que pertenecía a otro protocolo de investigación). Criterios de eliminación: Pacientes que no hayan terminado el instrumento o con 48 alteración del estado mental. En la Figura 1 se muestra detalladamente el número de casos que fueron excluidos de la investigación. Figura 1. Diagrama de exclusión Las principales características de los 39 pacientes fueron: la media de edad fue de 58 años (desviación estándar [DE]= 17.287), el 71.8% fueron mujeres (28 participantes) y el 28.2% hombres (11 participantes). Las evaluaciones realizadas en consulta externa correspondió al 89.7% (35 participantes) y en hospitalización al 10.3% (4 participantes). Así mismo, el 47.4% refirió estar soltero y el 52.2% casado (véase la Tabla 2). 79 pacientes de la División de Clínica de Dolor y Cuidados Paliativos del Hospital General Dr. Manuel Gea González, en el periodo de enero a noviembre del 2016. 1 Tienen diagnóstico médico de cáncer. No quiso participar en la investigación. Instrumentos incompletos. 11 14 14 Tienen dolor agudo. 39 pacientes en el análisis estadístico. 49 Tabla 2 Principales características sociodemográficas de los participantes. M (DE) Edad 58 (17.281) n (%) Sexo Mujeres 28 (71.8%) Hombres 11 (28.2%) Estado civil Soltero 18 (47.4%) Casado 20 (52.6%) Escolaridad Sin educación 6 (16.7%) Primaria 13 (36.1%) Secundaria 4 (11.1%) Preparatoria 3 (8.3%) Licenciatura 10 (27.8 %) Ocupación Desempleado 5 (13.9%) Se dedica al hogar 19 (52.8%) Empleado 12 (33.3%) Creencias religiosas Católico 36 (94.7%) Cristiano 1 (2.6%) Sin religión 1 (2.6%) Cuidador primario del paciente Esposo/a 10 (34.5%) Hijo/a 9 (31%) Hermano/a 2 (6.9%) Madre 5 (17.2%) Padre 1 (3.4%) Otro 2 (6.9%) 50 Primer contacto del paciente Consulta externa 35 (89.7%) Hospitalización 4 (10.3%) Medición Instrumentos Inventario de Dignidad del Paciente (IDP) El inventario permite evaluar el deterioro de dignidad en relación con la perdida de la autonomía, las limitaciones funcionales o las preocupaciones existenciales de los pacientes mexicanos que se encuentran en cuidados paliativos. Está compuesto de 25 reactivos, con 5 opciones de respuesta con su valor asignado“0: Nunca lo he sentido” “1: “Sí, pero no es un problema” “2: Es un problema leve” “3: Es un problema moderado” “4: Es un problema grave”. Además, tiene 5 factores: síntomas de distrés, distrés existencial, dependencia, paz mental y apoyo social. Para la presente investigación se utilizó la versión previa adaptada para la población Mexicana, la cual se aplicó en pacientes en etapa terminal y que cuenta con un alfa de Cronbach α= 0.92 por ende, cuenta con una confiabilidad de consistencia interna excelente (Chochinov, 2008; Leo & Galán, 2016). Debido a que el instrumento se encuentra en la segunda fase de validación, se contactó a las autoras y por medio de comunicación personal se obtuvieron los rangos de calificación de la versión adaptaba en población mexicana del IDP (Tabla 3). 51 Tabla 3 Rangos de calificación del Inventario de Dignidad del Paciente (IDP) (Leo, 2016) Rango Puntuación Sin deterioro 0 al 11 Deterioro leve 12 al 26 Deterioro moderado 27 al 39 Deterioro grave Más de 40 Considerando que el inventario de dignidad del paciente se encuentra en la segunda fase de validación (Leo & Galán, 2016), no se usaron los factores debido a que no se han establecido los reactivos, así como el alfa de Cronbach que le corresponde a cada uno de los factores. Por lo tanto; únicamente se utilizaron los rangos y el puntaje total para realizar los coeficientes de correlación. Es importante mencionar que durante la aplicación de este inventario se cometió un error en la impresión de los instrumentos, motivo por el cual se omitió incluir dos reactivos (21 y 25) de los veinticinco originales, así que el instrumento solo se presentó con veintitrés reactivos. Debido a ello; se realizó un análisis de confiabilidad por alfa de Cronbach y se obtuvo un coeficiente α= .75 para este instrumento 52 considerando los datos obtenidos de ésta población, lo que indicó que aún era adecuado utilizar el inventario. Reactivos perdidos. 21. He sentido poco apoyo de mi familia y amigos. 25. He sentido que soy tratado sin respeto y comprensión por parte de los demás. Escala de Catastrofización ante el dolor (CAD). El instrumento permite evaluar y medir los pensamientos catastróficos con sus tres componentes (rumiación, magnificación y desesperanza) que presentan los pacientes cuando tienen un cuadro de dolor. La escala está compuesta por 13 reactivos con 5 opciones de respuesta con su valor asignado, 0: “Nada en absoluto” 1:“Un poco” 2:“Moderadamente” 3:“Mucho” y 4: “Todo el tiempo“. Se utilizó la versión adaptada para México realizado por Seyler, Hernández- Guzmán y Freyre en el 2014, la adaptación se llevó a cabo con el objetivo de corroborar si era replicable el instrumento original (Sullivan, 2008) en la población mexicana. La población de la adaptación se hizo constar de sobrevivientes de una amputación por cualquier causa, excepto congénita, atendidos en el Servicio de Rehabilitación de Amputados del Instituto Nacional de Rehabilitación “Luis Guillermo Ibarra Ibarra”, de la Cuidad de México. 53 Tiene un alfa de Cronbach α= 0.94 y sus tres factores: rumiación con un α=.92, magnificación con α= .74 y el coeficiente de desesperanza con un α=.90 (Seyler et al., 2014). Para la población de esta investigación se obtuvo el alfa total de Cronbachα=.77. Para su calificación se utiliza el puntaje por medio de la mediana según los valores de mayor y menor (Sullivan, 2008). La mediana obtenida en esta población fue de Mdn= 20, por lo tanto es el punto de corte para determinar los puntajes bajos y altos (Véase, Tabla 4). Tabla 4 Rangos de calificación de la Escala de Catastrofización ante el dolor. Rango Puntuación Baja catastrofización < 20 Alta catastrofización >21 Procedimiento En primera instancia, los pacientes acudieron a su cita médica, en la cual, les brindaron el tratamiento así como las indicaciones médicas para controlar la enfermedad, además de recibir un diagnóstico formal de dolor crónico no oncológico. 54 Posteriormente los pacientes que llegaban de primera vez, ya sea por Consulta Externa o en Hospitalización de la División de Clínica de Dolor y Cuidados Paliativos del Hospital General Dr. Manuel Gea González, en la Ciudad de México, acudieron al Área de Psicología en un cubículo especializado dentro de la clínica para realizar la evaluación psicológica inicial, donde 9 psicólogos capacitados (6 eran pasantes, 2 pertenecían al programa de maestría y 1 cursando el doctorado) aplicaron la batería de evaluación inicial que incluye los siguientes instrumentos: Minimental, Hospital Anxiety and Depression Scale (HADS), Escala de Depresión de Edimburgo, Escala Numérica Verbal, Escala Descriptiva Verbal, Escala Visual Análoga, Inventario de Dignidad del Paciente y Escala de Catastrofización ante el Dolor. Es importante resaltar que los resultados de los instrumentos no reportados en esta investigación, son parte de otros protocolos. Al inicio de cada evaluación se mencionó a los pacientes lo siguiente: “Es importante conocer su estado de ánimo y el impacto que tiene el dolor en su vida diaria, ya que el dolor puede influir en su estado de ánimo y puede sentirse triste o preocupado, provocando que se intensifique la percepción de su dolor, así que es muy importante evaluar sus emociones y el dolor que ha estado experimentando en las últimas semanas, por lo tanto; le haremos preguntas relacionadas con su estado de ánimo y con el dolor percibido, si desea participar los datos que nos brinde y la información que nos 55 mencione serán confidenciales y únicamente se usarán con fines de investigación”. Debido a que la obtención de la información correspondía a una evaluación rutinaria de la clínica, se mencionó el consentimiento informado de manera verbal, el psicólogo evaluador leyó cada reactivo de los instrumentos en voz alta y sus opciones de respuesta correspondientes, con el fin de estandarizar las instrucciones y por las características de los pacientes (problemas de visión, dificultad para escribir, edad avanzada o por el dolor). Al finalizar la evaluación se brindó una breve interpretación al paciente de la puntuación obtenida en cada instrumento acompañado de algunas recomendaciones para el manejo del dolor de acuerdo a los puntajes que hayan obtenido en los diferentes instrumentos. En caso de requerir intervención psicológica, se les brindó seguimiento terapéutico por los psicólogos pertenecientes al programa de maestría de medicina conductual y se les programaron las sesiones en 15 días o un mes de acuerdo al caso. Se dejó cita abierta en caso de que el paciente no reportara afectaciones o por si solicitaba el servicio posteriormente. Cada evaluación duró aproximadamente entre 30 a 60 minutos. 56 Análisis de datos. Se realizó la prueba de normalidad de Kolmogorov Smirnov para explorar la distribución de la muestra y determinar el tipo de estadística que se emplearía. Así mismo; se utilizaron las medidas de tendencia central para identificar las características de la muestra. Posteriormente, dado que el objetivo principal del estudio fue identificar si existía una relación entre dignidad y catastrofización, se utilizó el coeficiente de correlación rs de Spearman debido a la distribución libre de la muestra y el nivel ordinal de ambas escalas, ya que el tipo de respuesta que se empleo fue en formato tipo “Likert”. De la misma manera, se computaron las correlaciones entre los factores de cada una, para identificar el grado de asociación entre estás, adoptando el nivel de significancia de p<0.05. Por último; se analizaron las frecuencias de respuestas de ambas variables utilizando la versión 20 del programa de SPSS para la elaboración de la base de datos y la obtención de los análisis estadísticos para los resultados. Resultados. Se encontraron correlaciones positivas, moderadas y altas estadísticamente significativas entre las escalas de CAD y PDI. Para los puntajes totales de catastrofización ante el dolor y el deterioro de dignidad se identificó una asociación positiva, alta y significativa (rs= .82; p<.01). Para los factores de catastrofización ante el dolor, como Desesperanza 57 con el puntaje total de dignidad se obtuvo una correlación positiva, alta y estadísticamente significativa (rs = .82; p<.01), para el factor de Rumiación y el puntaje total de dignidad mostró una asociación positiva, moderada y significativa (rs = .78; p<.01). Y finalmente, para el factor de Magnificación y el puntaje total de dignidad se obtuvo una correlación positiva, moderada y significativa (rs = .73; p<.01); (véase tabla 5) Tabla 5. Coeficientes de correlación de Spearman entre las escalas PDI y CAD y sus factores correspondientes. Puntaje total CAD Magnificación Rumiación Desesperanza Puntaje total IDP .823** .739** .783** .821** Nota= **p. <.01; Inventario de Dignidad del Paciente (IDP), Escala de Catastrofización ante el dolor (CAD) En los análisis descriptivos, se computaron las frecuencias con los puntajes totales del IDP Y CAD, así como en los factores correspondientes al CAD. En las figuras 2 y 3 se describen los porcentajes de los diferentes niveles de las escalas. En el caso de dignidad, el porcentaje que se mostró más alto fue de 41% que corresponde a una dignidad sin deterioro, seguido por el 58 25.6% como deterioro grave y un 23.1% como leve, por último un 10.3% como moderado (véase figura 2). Figura 2. Percepción del deterioro de dignidad reportado por los pacientes con dolor crónico no oncológico. En los pensamientos catastróficos, el porcentaje más alto fue de 51.3% que corresponden a niveles bajos de catastrofización y un 48.7% a niveles altos (véase figura 3). 16 (41%) 9 (23.1%) 4 (10.3%) 10 (25.6%) 0 5 10 15 20 25 30 35 Sin deterioro Deterioro leve Deterioro moderado Deterioro grave Fr e cu en ci as Niveles Dignidad del paciente N= 39 59 Figura 3. Percepción de los pensamientos catastróficos hacia el dolor reportado por los pacientes con dolor crónico no oncológico. El análisis de frecuencias que corresponde a los factores de catastrofización, mostraron los siguientes porcentajes: para rumiación, el porcentaje más alto fue de 53.8% que corresponde niveles bajos y un 46.2% para los niveles más altos (véase figura 4). Figura 4. Niveles de calificación correspondientes al factor de Rumiación de la escala de CAD en pacientes con dolor crónico no oncológico. 20 (51.3%) 19 (48.7%) 0 10 20 30 Niveles bajos Niveles altos Fr e cu en ci as Niveles de catastrofización Catastrofización ante el dolor N= 39 21 (53.8%) 18 (46.2%) 0 5 10 15 20 25 30 35 Niveles bajos Niveles altos Fr e cu en ci as Niveles de catastrofización Rumiación N= 39 60 Para el factor de magnificación, el porcentaje más alto fue de 56.4% para niveles bajos y un 43.6% para los más altos (véase figura 5). Figura 5. Rangos de calificación para el factor de magnificación
Compartir