Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
8. Magnetización 1. Aspectos microscópicos: Modelo microscópico dipo- lar. Diamagnetismo y paramagnetismo. 2. Vector magnetización: Definición. Potencial vector y campo producido por un cuerpo magnetizado. Corrientes amperianas o de magnetización. Interpretación f́ısica. 3. Vector �H o intensidad magnética: Ley de Ampère para medios magnetizables. Definición de vector intensidad magnética. Discontinuidades sobre superficies. Formulación de problemas magnéticos en función de corrientes amperia- nas. Formulación en términos de cargas magnéticas. 4. Leyes constitutivas: Materiales lineales. Suscep- tibilidad magnética y permeabilidad. Materiales ferro- magnéticos. Ciclo de histéresis. 5. Enerǵıa y fuerzas en presencia de materiales mag- netizables: Trabajo elemental de formación de un sistema de corrientes. Condiciones para la definición de una enerǵıa magnética. Enerǵıa en medios lineales. Calor disipado en un ciclo de histéresis. Fuerzas a partir del principio de tra- bajos virtuales. 6. Circuitos magnéticos Toroide con núcleo ferro- magnético. Generalizaciones. Fuerza magnetomotriz y re- luctancia. Leyes de Kirchhoff para circuitos magnéticos. 8.1 Aspectos microscópicos En el tema anterior hemos analizado cómo un material pue- de responder a la acción de un campo eléctrico externo mo- dificando su estructura y dando lugar a nuevas distribucio- nes de carga. Algo análogo ocurre en muchos otros materia- les, esta vez sometidos a campos magnéticos, que responden modificando algún aspecto de su estructura microscópica y dan lugar a la aparición de nuevas corrientes, dependientes del valor del campo en cada punto del material. Las sustan- cias que manifiestan este comportamiento se califican como magnetizables. En las sustancias magnetizables, además de las corrien- tes libres, caracterizadas por ser un flujo de portadores de carga, y que llevan asociadas una disipación de enerǵıa en forma de calor por efecto Joule, debemos tener en cuenta la existencia de corrientes amperianas, de carácter mi- croscópico por estar asociadas a la estructura atómica del material, y que no van obligatoriamente acompañadas de efectos disipativos. El concepto clave que nos permitirá describir el compor- tamiento de las sustancias magnetizables es el de dipolo magnético, que se estudió en el tema 3. Los átomos cons- tituyentes de un material pueden presentar un momento dipolar magnético �m por dos motivos fundamentales: 1. Los electrones ligados poseen un cierto momento angular orbital. Clásicamente la visión seŕıa la de una part́ıcula con carga que gira alrededor del núcleo siguiendo una órbita o circuito. La descripción actualmente aceptada nos la ofrece la mecánica cuántica, aunque la analoǵıa clásica es útil. 2. Cada electrón posee un momento angular (y magnético) intŕınseco denominado spin. No existe análogo clásico a esta magnitud, que debe ser por tanto entendida como una cualidad del electrón tan básica como su carga eléctrica4. Los efectos macroscópicos del spin del electrón son mucho más importantes que los del momento angular orbital. El magnetismo de los materiales debe entenderse siempre como un fenómeno cuántico. En cualquier caso, a efectos de construir una teoŕıa macroscópica del magnetismo lo único que debemos tener en cuenta es que podemos caracterizar una sustancia magnetizable como un conjunto enorme de dipolos magnéticos. El momento �m resultante de un átomo puede o no ser nulo. En general, en ausencia de un campo externo, las sustan- cias cuyos átomos constituyentes tienen momento dipolar no nulo presentan dipolos orientados al azar, por lo que el momento dipolar asociado a un elemento de volumen ma- croscópico resulta nulo. En cambio, al aplicar un campo ex- terno los dipolos tienden a orientarse en la dirección del cam- po. Este comportamiento es análogo al de la polarización de sustancias polares en presencia de un campo eléctrico. Este fenómeno se conoce como paramagnetismo. Junto a este tipo de comportamiento tenemos otro me- canismo de magnetización de una sustancia, consistente en la modificación de los momentos dipolares por efecto de un campo externo. En efecto, si un electrón constituye una corriente debido a su movimiento orbital y a esta corriente se asocia un momento magnético I �S, donde I = qe/T (T , 4Como ya se dijo en el tema 2, realmente la acción de un campo magnético sobre un dipolo magnético debeŕıa incluirse en la fórmula de Lorentz por tratarse de una fuerza básica, pero un modelo de corrientes para los dipolos describe bien esta fuerza, y por ser la opción más sencilla se ha adoptado en este texto. En resumen, nosotros entenderemos siempre que un dipolo magnético se puede considerar una espira pequeña. 94 periodo de la órbita electrónica) y �S es el área de la órbita, la aplicación de un campo magnético sobre el electrón debe modificar su movimiento puesto que actúa la fuerza de Lo- rentz qe�v × �B. Esta fuerza actúa radialmente de tal modo que incrementa la fuerza centŕıpeta sobre el electrón si �B va en la dirección y sentido del momento angular orbital y la disminuye si la orientación es opuesta. Esto acarrea un aumento de la velocidad angular en el primer caso y una disminución en el segundo. Como el electrón es negativo, los momentos angular y magnético son opuestos, el resulta- do es que la variación en el momento magnético es opuesta al campo aplicado. Este efecto es el origen del diamagne- tismo, que podemos entender como una reacción general de toda sustancia ante un campo externo, que da lugar a la formación de un dipolo opuesto al campo. El diamagnetismo es un efecto débil y sólo queda de mani- fiesto macroscópicamente si las moléculas de la sustancia no presentan además un comportamiento paramagnético. Vol- veremos sobre estas cuestiones en la sección 8.4. Al igual que en el tema anterior, partimos de la descripción de las sustan- cias magnetizadas como un conjunto de dipolos magnéticos, y esto nos basta para construir la teoŕıa macroscópica de la magnetización. 8.2 Vector magnetización Se define el vector magnetización o imanación �M , co- mo la densidad de momento dipolar magnético por unidad de volumen. Si en un material consideramos un elemento de volumen ∆τ centrado en �r, en el que existen N moléculas con momentos dipolares �mi se tendrá �M(�r) = lim ∆τ→0 1 ∆τ N∑ i=1 �mi. El potencial vector que crea un dipolo magnético situado en el origen es (ver tema 3) �A(�r) = µ0 4π �m× �r r3 . El potencial vector que crea en un punto �r una distribución �M(�r1) definida en cada punto �r1 del cuerpo magnetizado, situado en una región del espacio τ , se obtendrá sumando para cada elemento de volumen en que descomponemos τ : �A(�r) = µ0 4π ∫ τ �M(�r1)× (�r − �r1) |�r − �r1|3 dτ1. Teniendo en cuenta que �r − �r1 |�r − �r1|3 = �∇1 ( 1 |�r − �r1| ) , y usando el desarrollo del rotacional de una función escalar por una vectorial resulta �M(�r1)× (�r − �r1) |�r − �r1|3 = − �∇1 × ( �M(�r1) |�r − �r1| ) + �∇1 × �M(�r1) |�r − �r1| . El integrando original da lugar a dos términos, donde uno de ellos es un rotacional, que integrado en el volumen τ se puede transformar en una integral de superficie definida en la frontera Sτ (teorema del rotacional, en el tema 1): �A(�r) = µ0 4π ∮ Sτ �M(�r1)× d�S |�r − �r1| + µ0 4π ∫ τ �∇1 × �M(�r1) |�r − �r1| dτ1. Comparando esta expresión con la que proporciona el po- tencial vector de una distribución volumétrica de corriente más otra superficial podemos interpretar que la magnetiza- ción del material da lugar a una distribución volumétrica de corriente en τ y una superficial en Sτ , definidas por las expresiones � (M) = �∇× �M, � (M)S = �M × �n, donde �n es el vector normal saliente definido en cada punto de la superficie del cuerpo magnetizado. Dada la distri- bución de momentos dipolares �M , podemos sustituirla por distribuciones decorrientes amperianas o de magneti- zación en volumen, � (M), y superficie, � (M)S . Es posible dar un argumento que muestra la realidad f́ısica de corrientes macroscópicas asociadas a la magnetización. Es importante señalar que estas corrientes no están asocia- das a portadores de carga libre. Para ver esto consideremos una capa de cierto espesor de un material, magnetizado uni- formemente en una dirección tangente a sus superficies pa- ralelas (ver figura). M0 M(x) M (x)z I(x) I(x+ x)∆ ∆x jS(M) jS(M) El vector �M apunta en la dirección perpendicular al papel y en sentido hacia el lector. Cada dipolo puede considerar- se una pequeña espira con el sentido indicado en el dibujo. La corriente neta en el interior tiende a cancelarse al com- binar tramos izquierdos y derechos de espiras consecutivas, siempre y cuando el momento magnético sea el mismo para todas. Sin embargo, las espiras adyacentes a la superficie izquierda ven compensadas las corrientes de sus mitades iz- quierdas, lo cual produce una corriente superficial neta ha- cia abajo. Análogamente se tiene una corriente neta hacia arriba en la superficie derecha del material. Este resultado cualitativo está de acuerdo con la fórmula � (M)S = �M × �n, aplicada a cada cara del material. Si el material no está uniformemente imanado aparecen corrientes en volumen. Esto puede verse en el esquema de 95 la derecha del mismo dibujo, donde dos espiras consecutivas se han agrandado. Podemos estimar la intensidad asociada a cada dipolo magnético teniendo en cuenta que, según los ejes coordenados elegidos, ∆mz = Mz∆τ = I∆S. Por tan- to la relación entre Mz e I es Mz∆x∆y∆z = I∆x∆y, esto es, Mz∆z = I. La corriente neta que va en la dirección OY es la diferencia entre la que sube por la izquierda y la que baja por la derecha, es decir, I(x)−I(x+∆x) = jy∆x∆z = [Mz(x) − Mz(x + ∆x)]∆z. Esto da, tomando incrementos cada vez menores, una corriente jy = −∂Mz/∂x, que es uno de los dos términos que encontramos en el desarrollo de la componente y de �∇ × �M . El otro término, ∂Mx/∂z, tam- bién aparece al considerar una posible magnetización en la dirección OX . En definitiva, vemos que la sustitución de la magnetización por las corrientes amperianas está justifica- da. Dado que en un cuerpo magnetizado las corrientes equi- valentes encontradas no producen un flujo neto de carga (se trata de circuitos microscópicos), es lógico encontrar el resultado siguiente: la intensidad de corriente de magne- tización que atraviesa cualquier sección considerada en un cuerpo imanado es nula. Esto se deja como ejercicio. 8.3 Vector �H o intensidad magnética Si escribimos la ley de Ampère distinguiendo los tipos de densidades de corriente que conocemos resulta �∇× �B = µ0(� (f) + � (M)), donde � (f) es la densidad de corriente libre y � (f) la de magnetización. Usando la definición de esta última queda �∇× �B = µ0 ( � (f) + �∇× �M ) . Dividiendo todo por µ0 y pasando el término de rotacional del segundo al primer miembro podemos escribir �∇× ( �B/µ0 − �M) = � (f). Si definimos un nuevo campo vectorial, �H según la fórmula �B = µ0( �H + �M) la ley de Ampère se reescribe sencillamente �∇× �H = � (f). Al vector �H se le denomina intensidad magnética. El nuevo aspecto de la ley de Ampère no debe llevar a la conclusión de que la magnetización no interviene en las fuentes del campo �H . De hecho, de la ecuación �∇· �B = 0 se deduce que �∇ · �H = −�∇ · �M , con lo que �M produce fuentes escalares. Más adelante comentaremos este hecho. La ley de Ampère en presencia de medios magnetizables en forma integral queda ∮ γ �H · d�r = I donde I es la intensidad de corriente libre encerrada por el circuito amperiano γ. La ley integral anterior permite establecer la condición de salto en las componentes tangenciales de �H al atravesar una corriente libre superficial. El método es totalmente análogo al empleado en el tema 2 para el salto en �B, y el resultado es �n× [ �H ] = � (f)S De la definición de �H y � (M)S , junto con la condición de salto para las componentes tangenciales de �B vista en el tema 2 se deduce de forma alternativa la condición anterior. Por otra parte, la condición de continuidad de la componente normal de �B vista en dicho tema sigue siendo válida y ne- cesaria para conectar las soluciones a un problema definido en subregiones con distintas propiedades magnéticas. Cualquier problema magnetostático en presencia de ma- teriales cuya magnetización �M es conocida se puede plan- tear de dos formas: mediante el cálculo de �B o mediante el cálculo de �H . • Planteamiento con cálculo de �B: �∇ · �B = 0. �∇× �B = µ0(� (f) + � (M)); con � (M) = �∇× �M. En este planteamiento las corrientes libres y las amperianas juegan el mismo papel, y ambas aparecen en las fórmulas integrales que nos dan el potencial vector �A o directamente el campo �B en función de las corrientes superficiales y/o en volumen. En particular las corrientes amperianas superfi- ciales vienen dadas por la fórmula ya vista � (M)S = �M × �n. • Planteamiento con cálculo de �H: Partiendo de la definición �B = µ0( �H + �M), buscamos las fuentes escalares y vectoriales de �H : �∇ · �B = 0. ⇒ �∇ · �H = −�∇ · �M. �∇× �H = � (f). Ahora el vector magnetización interviene en la definición de las fuentes escalares de �H , mientras que desaparece en la definición de las fuentes vectoriales. En problemas en los que sólo existen materiales con mag- netización permanente (imanes) y no hay corrientes libres el campo �H resulta ser irrotacional, y el problema es totalmen- te análogo a uno electrostático. De hecho podemos definir cargas magnéticas en volumen mediante la fórmula ρ (M) = −�∇ · �M, 96 que es muy similar a la que define las cargas de polarización. Según esta analoǵıa en la frontera de un material imanado deben existir en general densidades superficiales de carga magnética, que vendrán dadas por la fórmula ρ (M) S = �M · �n, Las cargas magnéticas no tienen realidad f́ısica; se trata de una herramienta muy útil para el cálculo de campos produ- cidos por imanes. En concreto obtenemos �H a partir de un potencial escalar ϕM análogo a un potencial electrostático: �H = −�∇ϕM ; ϕM (�r) = 1 4π ∫ τ ρ (M)(�r1)dτ1 |�r − �r1| + 1 4π ∮ Sτ ρ (M) S (�r1)dS1 |�r − �r1| . El campo �B se obtiene aplicando la fórmula �B = µ0( �H+ �M), teniendo en cuenta que fuera del imán �M = 0. Ejemplo: Para ilustrar los dos planteamientos vistos vamos a considerar el pro- blema de una esfera de radio R con magnetización uniforme �M0. Según el primer planteamiento, las corrientes amperianas que surgen son su- perficiales. En efecto, si la magnetización es un vector constante su rotacional es nulo; en cambio las corrientes superficiales son � (M) S = �M × �n = M0�uz × �ur = M0senθ�uφ. A priori no es fácil realizar la integral que da el campo en cualquier punto del espacio, �B(�r) = µ0 4π ∫ S(R) � (M) S (�r1) × (�r − �r1)|�r − �r1|3 dS1. En cambio el segundo planteamiento resulta más cómodo. No hay carga magnética en volumen, puesto que ρ (M) = −�∇ · �M0 = 0. La carga superficial es ρ (M) S = �M · �n = M0�uz · �ur = M0 cos θ. El potencial magnético quedaŕıa ϕM (�r) = 1 4π ∫ S(R) ρ (M) S (�r1) |�r − �r1| dS1, que puede ser calculado en todo el espacio, aunque de manera no tri- vial. corrientes amperianas equivalentes cargas magnéticas equivalentes M 0 M 0 + +++ ++ +++ - -- - ----- ---- - - - ++++ ++ + Pero existe aún una posibilidad más, que lleva la analoǵıa con la polarización hasta sus últimas consecuencias. En lugar de expresar el potencial en función de las cargas magnéticas podemos usar la fórmula de la cual surgen las cargas de polarización en electrostática, y escribir ϕM (�r) = 1 4π ∫ τ �M(�r1) · (�r − �r1) |�r − �r1|3 dτ1. En nuestro caso, al ser la magnetización un vector constante, puede salir de la integral, ϕM (�r) = �M0 · [ 1 4π∫ τ (�r − �r1) |�r − �r1|3 dτ1 ] . La integral entre corchetes no es otra cosa que el campo eléctrico de una distribución de carga uniforme sobre una esfera de radio R, con valor ρ = �0. Este problema, por su simetŕıa radial, puede resolver- se muy fácilmente aplicando la ley de Gauss en forma integral a una superficie gaussiana esférica de radio r arbitrario. El resultado es 1 4π ∫ τ (�r − �r1) |�r − �r1|3 dτ1 = �r 3 0 < r < R R3�ur 3r2 r > R. Con todo ello, el potencial resulta ϕM (�r) = M0r cos θ 3 0 < r < R R3M0 cos θ 3r2 r > R, es decir, el campo �H es uniforme en el interior, �H = −�∇(M0 3 r cos θ) = −M0 3 �∇z = −M0 3 �uz = − �M0 3 , y dipolar en el exterior, puesto que deriva de un potencial de tipo dipolar, con momento dipolar dado por �m = 4 3 πR3M0, que por otra parte resulta previsible. El campo �H va de las cargas magnéticas positivas a las negativas, tanto por dentro como por fuera, sufriendo una discontinuidad en la superficie de la esfera imanada. En cambio el campo �B se obtiene del anterior sumando la cantidad �M0 en el interior, con lo que queda �B = 2 3 µ0 �M0. Las ĺıneas de campo son cerradas. líneas de B líneas de H M0 M0 8.4 Leyes constitutivas Las relaciones constitutivas que caracterizan a un material magnetizable suelen presentarse como relación entre la mag- netización �M y la intensidad magnética �H (a diferencia de lo que ocurre en medios dieléctricos, donde la polarización �P se suele relacionar con �E). Aqúı son aplicables todos los comentarios que se hicieron en el tema anterior: hay materiales lineales y no lineales, isótropos y anisótropos, homogéneos y con propiedades dependientes de la posición. En el caso de los materiales lineales, el medio está ca- racterizado por su susceptibilidad magnética χm, de tal forma que �M = χm �H. 97 En virtud de la relación �B = µ0( �H + �M) se define la per- meabilidad µ del material mediante la fórmula �B = µ0(1 + χm) �H = µ �H. Se suele usar también la permeabilidad relativa µr = µ/µ0 = 1 + χm. Dentro del comportamiento lineal debemos distinguir en- tre los materiales paramagnéticos y los diamagnéticos. En los primeros los átomos constituyentes presentan un mo- mento magnético neto, lo cual hace que, a pesar del efecto de formación de dipolo por diamagnetismo (siempre presen- te), el comportamiento global sea el de un alineamiento con los dipolos orientados según la dirección y sentido del cam- po externo. En cambio, en las sustancias diamagnéticas, la inexistencia de momento magnético atómico en ausencia de campo aplicado hace que este débil efecto sea percepti- ble macroscópicamente como un alineamiento en el sentido opuesto al campo aplicado. Por ello, las sustancias para- magnéticas poseen una susceptibilidad positiva y las dia- magnéticas negativa. En cualquier caso su valor es pequeño y la permeabilidad relativa no difiere mucho de la unidad. A continuación se incluye una tabla con las susceptibilidades de algunos materiales: Diamagnéticos Paramagnéticos Material χm Material χm Bismuto −1.6× 10−4 Ox́ıgeno 1.9× 10−6 Oro −3.4× 10−5 Sodio 8.5× 10−6 Plata −2.4× 10−5 Aluminio 2.1× 10−5 Cobre −9.7× 10−6 Tungsteno 7.8× 10−5 Agua −9.0× 10−6 Platino 2.8× 10−4 CO2 −1.2× 10−8 O2 (l) -200o 3.9× 10−3 Hidrógeno −2.2× 10−9 Gadolinio 4.8× 10−1 Frente a la débil magnetización de los medios lineales (rara vez χm es un orden mayor que 10−5), los materiales ferro- magnéticos poseen la capacidad de magnetizarse especta- cularmente, lo cual los hace muy útiles desde un punto de vista tecnológico. El mecanismo de magnetización no difiere en su fundamento del correspondiente al paramagnetismo: dipolos preexistentes son orientados por un campo externo. Sin embargo hay que tener en cuenta que lo que orienta al dipolo es el campo local, de naturaleza cuántica, que incluye no sólo el campo externo aplicado, sino el de los dipolos veci- nos. Si el campo producido por estos últimos es apreciable, puede tener lugar un fenómeno cooperativo que dispare el proceso de alineamiento hasta conseguir que casi todos los dipolos estén orientados en la misma dirección y sentido. El campo dipolar es mucho mayor que el campo externo que sirvió para comenzar el proceso; no es extraño por tanto que si retiramos el campo externo el material quede con magne- tización no nula, dando lugar a imanes permanentes. Es interesante describir en detalle qué ocurre cuando apli- camos un campo magnético a una sustancia ferromagnética. El montaje experimental puede consistir en un toroide de hierro sobre el que se arrolla en N vueltas un hilo conduc- tor alimentado por un generador, de tal forma que podamos controlar la intensidad que pasa por el circuito. I M G H La corriente produce un campo �H cuyo valor depende exclusivamente de la intensidad que pasa por el hilo. Es- to es aśı porque si en ausencia de un núcleo de hierro se tiene �H = H(r, z)�uφ, con H(r, z) = NI/(2πr) (tomando un circuito amperiano interior al toroide), la magnetización será de la forma �M = M(r, z)�uφ, y por tanto �∇ · �M = 0 (compruébese) y no actúa como fuente escalar de campo �H . Tampoco existen cargas magnéticas en la superficie del to- roide por la perpendicularidad entre �M y �n. En definitiva, la simetŕıa del sistema elegido permite controlar el valor de �H exclusivamente a partir del valor de la intensidad que alimenta el circuito. M Ms -Ms H B Br µ0 HHc Supongamos que inicialmente I = 0 y M = 0. Al au- mentar I comprobaremos que aumenta M puesto que los dipolos del material empiezan a alinearse con el campo ex- terno. Si seguimos aumentando la intensidad la imanación crece de manera no lineal, hasta que se llega a la saturación del material, es decir, hasta que ya no es posible alinear más dipolos en la dirección azimutal. La curva descrita en el plano M−H se llama curva de magnetización, y el va- lor máximo que alcanza la magnetización, Ms se denomina magnetización de saturación. Podemos seguir aumen- tando la intensidad y por tanto el valor de H , pero M no aumenta ya. Si en este punto empezamos a disminuir el valor de I comprobaremos que una vez que alcanzamos el valor que produce la saturación de M , la curva descrita en el diagra- ma M −H no coincide con la curva de magnetización y M disminuye más lentamente de lo que aumentó en el proceso inverso. Para I = 0 no se alcanza M = 0, sino un valor Mr llamado magnetización remanente. Debemos disminuir aún más el valor de la intensidad, haciéndola negativa, para conseguir que la magnetización tome valor nulo. Intensi- dades aún más negativas consiguen cambiar el sentido de la magnetización, hasta llegar a la saturación en el sentido opuesto. A partir de aqúı el comportamiento del material es análogo al descrito a partir de la saturación positiva. Un ci- clo completo de saturación en los dos sentidos se representa 98 en la figura, y se denomina ciclo de histéresis del mate- rial. Este ciclo es caracteŕıstico de cada sustancia. También se puede construir a partir del diagramaM−H el diagrama B−H , que también se representa a la derecha; en él, además del campo remanente Br = µ0Mr, se define una magnitud más, la coercitividad o campo coercitivo, como el valor H = Hc para el cual conseguimos anular el campo B dentro del material. Si en un proceso de este tipo no se llega a la saturación, el material sigue una curva en el diagrama que no corresponde al ciclo de histéresis. De hecho, con un proceso adecuado, podemos alcanzar cualquier punto interior al ciclo. Por ello no se puede dar una relación uńıvoca entre M y H para un material ferromagnético, puesto que la magnetización de- pende de su historia. Los ciclos pueden ser estrechos o anchos. En el primer caso, si es suficientemente estrecho, existe una zona en el diagrama para la cual a un incremento de H le corresponde un incremento en B bastante bien definido, independiente- mente de la historia anterior de la muestra.El comporta- miento es entonces similar al de los medios lineales, y de hecho podemos definir una permeabilidad incremental según la fórmula µincr = ∆B ∆H , que suele tener un elevado valor. Por ejemplo cuando deci- mos que cierta aleación en la que interviene el hierro tiene una permeabilidad relativa de 1000 nos estamos refiriendo a una permeabilidad incremental relativa a la del vaćıo. Por ello no debe extrañarnos ver asignado un valor µ a ciertos materiales ferromagnéticos. El comportamiento macroscópico de los materiales ferro- magnéticos se explica satisfactoriamente mediante la teoŕıa de dominios. Según esta teoŕıa, el proceso de alineamien- to de dipolos tiene lugar localmente en distintas direccio- nes, creando zonas (dominios) en las que todos los dipolos apuntan en una dirección. Son estos dominios los que son reorientados cuando un campo externo actúa, lo cual conlle- va un trabajo que se emplea en modificar las fronteras entre dominios, generando calor. Las sustancias ferromagnéticas muestran el comporta- miento descrito para temperaturas inferiores a una dada, llamada temperatura de Curie o temperatura cŕıtica; por encima de ella el comportamiento es paramagnético. Su valor vaŕıa de una sustancia a otra. 8.5 Enerǵıa y fuerzas en presencia de ma- teriales magnetizables En el tema 2 se asignó el papel de densidad de enerǵıa magnética a la cantidad B2/(2µ0). Integrada a todo el espacio nos proporcionaba la enerǵıa magnética total del sistema. Este resultado deja de ser aplicable cuando es- tamos en presencia de medios magnetizables. Los motivos son los mismos que los que se vieron al calcular la enerǵıa de un sistema eléctrico en presencia de medios polarizables: el trabajo invertido en establecer el régimen de corrientes en el sistema no se corresponde ni con la integral propuesta, ni con el trabajo que podemos esperar que el sistema nos devuelva mediante algún proceso. Las corrientes amperianas surgen de un cambio en la es- tructura del material (reorientación de dipolos, por ejem- plo) como respuesta al establecimiento de un régimen de corrientes libres. Dado que sólo podemos controlar directa- mente estas últimas, vamos a considerar el trabajo necesario para incrementar las corrientes libres de un sistema, y pos- teriormente nos cuestionaremos la posibilidad de redefinir la enerǵıa de un sistemas de corrientes para que sea útil en presencia de medios magnetizables. Si en un medio material tenemos un régimen de corrien- tes libres � (f)(�r), debe existir un conjunto de generadores que mantengan esa distribución mediante fuerzas de origen externo al propio sistema de cargas en movimiento, y que caracterizaremos mediante el campo �E′(�r) (fuerza por uni- dad de carga de los portadores). Dicho campo, junto con el eléctrico, es el responsable del movimiento de las cargas. Si el medio es óhmico se tendrá � (f) = σ( �E′ + �E). El campo eléctrico no sólo incluye el debido a las distri- buciones de carga, sino también el producido por posibles campos magnéticos variables. La potencia desarrollada por los generadores es P = ∫ esp dτ� (f) · �E′ = ∫ esp dτ� (f) · ( � (f) σ − �E ) . Aparecen dos términos al desarrollar el integrando. El pri- mero no es otra cosa que la potencia disipada por efecto Joule, PJ = ∫ dτj2f/σ. Este término da cuenta de un tra- bajo que no se almacena, sino que se transforma en calor, y por tanto nos interesaremos sólo por el término restante. Si consideramos un proceso cuasimagnetostático, es decir, uno en el que los campos magnéticos son producidos por las corrientes libres (y no por posibles variaciones de campos eléctricos), podemos escribir P − PJ = − ∫ esp dτ� (f) · �E = − ∫ esp dτ(�∇× �H) · �E = = − ∫ esp dτ(�∇× �E) · �H + ∫ esp dτ �∇ · ( �E × �H), donde hemos hecho uso de la ley de Ampère (es decir, omi- tiendo la corriente de desplazamiento). También hemos em- pleado el desarrollo de la divergencia de un producto vecto- rial (repásese el tema 1). En el primer término resultante se puede sustituir el rotacional del campo eléctrico mediante la ley de Faraday, mientras que el segundo término se trans- forma en una integral de superficie mediante el teorema de la divergencia: P − PJ = ∫ esp dτ �H · ∂ �B ∂t + lim R→∞ ∮ S(R) d�S · ( �E × �H). La integral de superficie, que es el flujo del vector de Poyn- ting, tiende a cero en el ĺımite R → ∞ si las fuentes no lle- gan al infinito. Esto es también consecuencia directa de que 99 estamos considerando una situación cuasimagnetostática y por tanto son despreciables las pérdidas de enerǵıa por ra- diación. El término que queda se debe interpretar como la parte de la potencia suministrada por los generadores que se emplea en incrementar el campo magnético en todos los puntos del espacio. En un intervalo δt el trabajo empleado por los generadores en este fin es δW = (P − PJ)δt = ∫ esp dτ �H · ∂ �B ∂t δt = ∫ esp dτ �H · δ �B, y el trabajo total en un proceso de formación de los campos es W = ∫ esp dτ [∫ [ �B(�r), �H(�r)] [�0,�0],γ(�r) �H · δ �B ] , que es muy similar a la que se obtuvo para el trabajo en presencia de medios polarizables en el tema anterior. De hecho la interpretación de la integral (incluyendo la curva γ(�r)) es la misma: una integral de ĺınea en el espacio de las componentes cartesianas de �B. Este trabajo represen- tará una enerǵıa almacenada si la integral realizada en cada punto del espacio es independiente del proceso de formación de los campos. Dos ejemplos ilustran respectivamente un caso en que el trabajo se interpreta como enerǵıa almacenada y uno en que no. El primero es el de los medios lineales; el segundo el de los medios ferromagnéticos. 1. Medios lineales.- Si �B = µ �H la integral es indepen- diente del camino y resulta UM = 1 2 ∫ esp �B · �Hdτ. incluso si el material es anisótropo, admitiendo que el tensor permeabilidad es simétrico. 2. Materiales ferromagnéticos.- La integral es depen- diente del camino, lo cual es particularmente evidente si partimos de una muestra saturada y realizamos el ciclo de histéresis completo para volver al estado inicial de satura- ción. El trabajo realizado es no nulo, como debeŕıamos exi- gir para poder interpretar la integral como una densidad de enerǵıa; el trabajo por unidad de volumen realizado duran- te dicho ciclo es el área encerrada por el ciclo de histéresis en el diagrama bidimensional B −H . El trabajo realizado sobre el material se emplea en la modificación de los domi- nios ferromagnéticos durante el ciclo, que por ser un proce- so disipativo se transforma en calor. Esta es la explicación de por qué no se emplean materiales de ciclo ancho en la confección de transformadores, en los cuales el material se ve sometido a campos de corrientes variables que suponen muchos ciclos por segundo. En base a la anchura del ciclo de histéresis se suele dar una clasificación de los materiales ferromagnéticos en duros (ciclo ancho) y blandos (ciclo estrecho). Los últimos son usados en transformadores y los primeros son usados como imanes permanentes. • Fuerzas a partir del principio de trabajos virtuales Al igual que en ausencia de medios materiales, si para un sistema es posible definir una enerǵıa magnética UM , el principio de los trabajos virtuales nos permite obtener la fuerza sobre partes móviles. Si la coordenada que puede variar es x, la fuerza generalizada será Fx = dUM dx ∣∣∣∣ I = − dUM dx ∣∣∣∣ φ , donde las dos posibilidades de cálculo se refieren respecti- vamente a procesos a intensidad o a flujo constante. Ejemplo: Un cilindro de radio R hecho de un material magnetizable se encuentra uniformemente magnetizado con imanación �M en la dirección del eje de simetŕıa. Supuesto el imán muy largo, se divide en dos mediante un corte perpendicular al eje. ¿Con qué fuerza debemos tirar para separar ambas partes? Un desplazamiento virtual de separación, δx modifica la enerǵıa delsistema al aparecer una región δτ = πR2δx de vaćıo entre ambas par- tes. Las cargas magnéticas que surgen en las superficies separadas son iguales y de signo contrario, de valor ρ (M) S = ±M . Usando la ana- loǵıa electrostática de un condensador plano, se establece en la región un campo H = ρ (M) S = M y B = µ0H = µ0M . En este cálculo no se tienen en cuenta los efectos de borde ni la influencia de las cargas magnéticas que existen en los otros extremos de ambas piezas. La enerǵıa añadida al sistema es δUB = ∫ δτ dτ B2 2µ0 = δτ (µ0M)2 2µ0 = µ0M2 2 πR2 δx. Por tanto la fuerza magnética es, por tratarse de un proceso en ausen- cia de generadores, F = −dUB dx = −πR2 µ0M 2 2 , es decir, una fuerza atractiva. Efectivamente nos cuesta separar ambas partes. 8.6 Circuitos magnéticos El bobinado toroidal con núcleo de material ferromagnético que hemos usado para discutir un ciclo de histéresis t́ıpico es un ejemplo de sistemas que son denominados circuitos magnéticos, y que se caracterizan por su capacidad de ca- nalizar el flujo magnético, Φ = ∫ �B ·d�S, casi exclusivamente a través de conductos materiales. En dicho ejemplo el cam- po magnético es toroidal (debido a que tanto las corrientes libres como de magnetización resultan ser poloidales). En el exterior el campo es nulo, mientras que en el interior vimos que �H viene determinado por las corrientes libres engarzadas por un circuito amperiano circular, resultando �H = NI/(2πr)�uφ. La magnetización sólo se obtiene en ge- neral conociendo todo el proceso seguido por el material, pero si se trata de un material ”blando”, es decir, con un ci- clo estrecho, podemos caracterizarlo por una permeabilidad µ (permeabilidad incremental), que para ciertos materiales suele ser muy elevada (µr > 1000). 100 Si la máxima anchura en la sección del toroide es pequeña en comparación con su radio medio el campo magnético no vaŕıa apreciablemente (r es casi constante) y se suele apro- ximar por H = NI/L, con L el peŕımetro medio. El flu- jo magnético a través de la sección S se calcula entonces fácilmente: Φ = ∫ S �B · d�S µHS = NISµ/L. Esta cantidad permanece constante a lo largo del circuito. Bajo las condiciones anteriores la canalización del flujo magnético a través del material ferromagnético permite cier- ta relajación en las condiciones geométricas del sistema: (i) El bobinado no tiene por qué ser uniforme. Puede restringirse a una pequeña región, aunque siempre ro- deando al circuito material. (ii) La forma del circuito material no tiene por qué ser es- trictamente toroidal. Tampoco la sección transversal tiene que ser la misma en todo el recorrido. (iii) El material puede ser inhomogéneo, siempre que el valor de la permeabilidad sea grande en todo punto. Sin embargo si se practica un corte transversal de pe- queño espesor (entrehierro) en el circuito, la capacidad de canalización de la mayor parte del flujo magnético permanece. La razón de todo ello está en la alta permeabilidad de estos sistemas, que hace que el flujo que va por el exte- rior resulte despreciable. En efecto, en la superficie del material, en una zona sin bobinado, se cumple la condi- ción Hin,t = Hex,t (salto nulo de la componente tangen- cial del vector �H si no hay corriente superficial libre); co- mo �Bin = µ �Hin y �Bex = µ0 �Hex se tiene que la densidad de flujo Bin,t Φin/S a través de la sección S cumple Bin,t/Bex,t = µ/µ0 >> 1 y el flujo externo o fuga puede ser despreciado. H=M H 0 -+ -- + + Con respecto a la existencia de un entrehierro la justifica- ción de que el flujo siga siendo canalizado reside en que las ĺıneas del campo �B no se abren excesivamente en la zona vaćıa (siempre a condición de que su grosor d sea pequeño en relación a la anchura t́ıpica de la sección transversal del circuito). De hecho el campo H en el entrehierro se asemeja al campo electrostático de un condensador plano, tal y co- mo ya se ha visto en un ejemplo anterior, puesto que en las caras enfrentadas tendremos cargas magnéticas superficiales ρ (M) S = M y −M respectivamente, que producen un valor casi uniforme H = M , salvo efectos de borde que podemos despreciar si d es pequeño. Por tanto tenemos: en el mate- rial, magnetización M y H 0 (igual que ocurre fuera de un condensador con el campo eléctrico); en el entrehierro, ausencia de magnetización por tratarse de aire y H = M , con lo cual B = µ0(H +M) = µ0M en ambas regiones y se respeta la continuidad de Bn (ver figura). El material ferromagnético actúa como un verdadero tubo del campo �B, puesto que sus ĺıneas son prácticamente tan- gentes. Aunque la permeabilidad o la sección cambien de un punto a otro del circuito, el flujo Φ es constante. Admi- tiendo este hecho se puede construir una teoŕıa de circuitos para estos sistemas. Si consideramos el circuito toroidal de partida podemos escribir, según se vio, NI = ΦRm, con Rm = l µS . Con las generalizaciones indicadas posteriormente podemos hacer un cálculo análogo. Tomando una ĺınea amperiana γ que recorra el interior del circuito obtenemos NI = ∮ γ �H · d�r = ∫ γ B(l) µ(l) dl, donde dl = |d�r| es el elemento de arco en la dirección del campo, y por tanto perpendicular a la sección en cada pun- to, que denominaremos S(l). Según esto también podemos escribir B(l) = Φ/S(l) donde el flujo es constante. Sustitu- yendo, NI = Φ ∫ L 0 dl µ(l)S(l) = ΦRm. La magnitud Rm se denomina reluctancia magnética del circuito, y el producto NI, fuerza magnetomotriz (f.m.m.). Es evidente la analoǵıa entre la fórmula anterior y la fórmula que nos da la intensidad de corriente en un circui- to eléctrico constituido por un generador y una resistencia, ε = IR. Podemos establecer esta analoǵıa mediante la si- guiente tabla Circuito eléctrico Circuito magnético I Φ f.e.m.: ε f.m.m.: NI R = ∫ dl/(σS) Rm = ∫ dl/(µS) Podemos incluso ir más lejos y establecer la validez de la teoŕıa de circuitos para circuitos magnéticos generales 101 admitiendo que (1) la suma de flujos que confluyen en un nodo (punto de bifurcación) es cero, y (2) la suma de pro- ductos ΦiRm,i calculados a lo largo de un camino cerrado dentro del circuito es igual a la fuerza magnetomotriz neta engarzada. Estas dos leyes se deducen respectivamente del carácter solenoidal de �B y de la ley de Ampère. Se dejan como ejercicio. Ejemplo: En la figura se muestra un núcleo de material ferromagnético alimen- tado por una bobina de 100 vueltas por la que pasa una corriente de 1 A. La sección es de 6 cm2 y el material tiene una permeabilidad relativa de 5000. Despreciando la fuga, calcúlese el flujo magnético a través de la barra central y de la barra de la derecha. I N 10 cm 20 cm A� �� �� El circuito magnético puede ser puesto en correspondencia con el siguiente circuito eléctrico: R 1 R 2 R 3 � I 1 I 2 I El flujo Φ que atraviesa el bobinado se bifurca en el punto A para dar lugar a dos flujos, Φ1 y Φ2. Las reluctancias que debemos con- siderar se calculan a partir de la fórmula Rm = l/(µS), siendo, a la vista del dibujo, l = (10 + 10 + 10) cm para Rm1 y Rm3 y l = 10 cm para Rm2. La fuerza magnetomotriz es NI. La resolución del circuito es muy sencilla y el resultado que se pide es Φ1 = 7.54 · 10−4 Wb y Φ2 = 2.51 · 10−4 Wb. Ejemplo: El transformador Un dispositivo que hace uso de la canalización del campo magnético mediante un circuito magnético es el transformador. La figura esque- matiza el sistema, aunque el diseño real suele ser otro. I 1 N 1 Z 2 I 2 N 2 � � 1 Se observan dos circuitos eléctricos, uno primario alimentado por un generador de f.e.m. ε e impedancia interna ZG, y uno secunda- rio con impedancia de carga Z2. Existe inducción mutua a través de sendos devanados de N1 y N2 vueltas sobre un núcleo de material ferromagnético, de permeabilidad µ, longitud l y sección S. Se pre- tende analizar los reǵımenes de corriente que se establecen en ambos circuitos.Los circuitos primario y secundario están acoplados mediante induc- ción magnética, es decir, las variaciones temporales de la corriente en un circuito inducen una f.e.m. de origen electromagnético en el otro. De hecho el núcleo de material ferromagnético tiene por misión opti- mizar dicho acoplo. Si sólo se consideran las resistencias asociadas a los bobinados, R1 y R2, las ecuaciones de evolución de las intensidades I1 e I2 seŕıan, según se vio en el tema 6, ε1(t) = I1R1 + L11 dI1 dt + L12 dI2 dt , 0 = I2R2 + L12 dI1 dt + L22 dI2 dt , Si lo que nos interesa es el régimen permanente cuando la f.e.m. del circuito primario es una señal sinusoidal de frecuencia ω, podemos generalizar la situación y añadir las impedancias asociadas al genera- dor, ZG y al elemento que se conecta en el secundario (un aparato eléctrico por ejemplo), que denotarmos por Z2 . Si además llamamos L1 = L11, L2 = L22 y ±M = L12 (coeficiente de inducción mutua, con signo dependiente del sentido de bobinado relativo y del sentido positivo asignado a cada intensidad), escribimos lo anterior como la siguiente relación entre fasores: ε1 = Î1(R1 + ZG) + iωL1Î1 ± iωMÎ2, 0 = Î2(R2 + Z2)± iωMÎ1 + iωL2Î2, Los fasores intensidad que surgen de la resolución de las ecuaciones anteriores son Î1 = (R2 + Z2 + iωL2)ε1/U ; Î2 = ∓iωMε1/U, donde U = (R1 + ZG + iωL1)(R2 + Z2 + iωL2) + ω 2M2. En este caso general las intensidades dependen de un gran número de parámetros y el comportamiento pude ser muy distinto para distintas impedancias de carga Z2. En la práctica los transformadores se di- señan con el requerimiento básico de transferir al circuito secundario la mayor fracción posible de la potencia que suministra el generador al circuito primario, con cierta independencia del aparato que se conecte. Una primera simplificación fácil de conseguir en la práctica es des- preciar las resistencias R1, RG y R2 frente a las impedancias iωL1 e iωL2, puesto que los bobinados constan de un gran número de vueltas, N1 y N2. Bajo estas condiciones se tiene Î1 (Z2 + iωL2)ε1/U ; U iωL1Z2 + ω2(M2 − L1L2). Pero si el circuito magnético tiene fugas despreciables (comportamien- to ideal) resulta L1L2 = M2. En efecto, el flujo magnético verifica la ecuación N1I1 +N2I2 = l µS Φ, y la enerǵıa magnética almacenada resulta UB = ∫ τ B2 2µ dτ = (Φ/S)2 2µ Sl = µS 2l (N1I1 +N2I2) 2. Por otra parte dicha enerǵıa se puede expresar también en función de los coeficientes de inducción: UB = 1 2 L1I 2 1 + 1 2 L2I 2 2 +MI1I2. Identificando coeficientes en ambas expresiones se tiene L1 = µS l N21 ; L2 = µS l N22 ; M = µS l N1N2, con lo cual se verifica la relación L1L2 = M2 y además L2/M = M/L1 = N2/N1. Con todo lo anterior se llega a Î1 = Z2 + iωL2 iωL1Z2 ε1; Î2 = iωM iωL1Z2 ε1. Si ahora calculamos la diferencia de potencial a los extremos de la carga Z2 resulta V̂2 = Î2Z2 = MZ2 L1Z2 ε1 = N2 N1 ε1, con lo cual el transformador modifica la tensión que alimenta nues- tro aparato en proporción a la razón entre los números de vueltas, independientemente de la impedancia de carga. Conseguimos una transferencia óptima de potencia si además la impedancia de carga es pequeña en comparación con la impedan- cia inductiva en el secundario, |Z2| << ωL2. En tal caso se tiene Î1 = ∓(L2/M)Î2 = ∓(N2/N1)Î2 y la potencia disipada en la carga es P = V2I2 = I1ε1, es decir, la potencia suministrada por el generador. 102 103
Compartir