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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES ZARAGOZA “REVISIÓN, ANÁLISIS Y BÚSQUEDA DE LOS FÓSILES PRESENTES EN LA REVISTA LA NATURALEZA” T E S I S QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE: LICENCIADO EN BIOLOGÍA P R E S E N T A : OSCAR URIEL CISNEROS CORTÉS DIRECTOR DE TESIS: M. EN C. CARLOS PÉREZ MALVÁEZ Ciudad de México, 2016 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. “Yo siempre llego a donde quiero llegar, porque nunca me canso de caminar, y si me caigo me vuelvo a levantar y lo vuelvo a intentar una y otra vez”. Sergio Colombo “En todos los asuntos humanos hay esfuerzos, y hay resultados, y la fortaleza del esfuerzo es la medida del resultado”. James Allen “La búsqueda de la libertad es la única fuerza que yo conozco. Libertad de volar en ese infinito. Libertad de disolverse como la llama de una vela, que aun al enfrentarse a la luz de un billón de estrellas permanece intacta, porque nunca pretendió ser más que lo que es: la llama de una vela”. Carlos Castaneda Dedicatorias Todo el trabajo y esfuerzo que significan la consecución de esta tesis se los dedico con toda mi energía a los seres más especiales que existen en el mundo, mi familia. A mis padres, los señores Roberto Carlos Cisneros Vergara y Ruth Cortés López, por enseñarme con su constante ejemplo a ser un guerrero de la vida, por apoyarme en todos los aspectos de mi existencia, por todo el amor de padres que me han sabido dar, las palabras no alcanzarían para explicar que tan feliz y agradecido me encuentro de poder compartir este momento con ustedes. A mi esposa, María Guadalupe Vidal Díaz, por su inestimable amor, paciencia, comprensión y ayuda durante la realización de este trabajo. Amor sabes que eres lo mejor que me ha pasado en la vida, me siento infinitamente bendecido por tener una familia contigo, por poder gozar a diario tu inconmensurable amor. A mi hijo, Ángel Uriel Cisneros Vidal, por brindarle combustible a mi espíritu con la luz de su mirada, y al pequeño que está próximo a venir. No saben lo mucho que significan para este hombre, los amo. A mis hermanos Daniel y Aketzalli, que son también mis mejores amigos, les dedico este trabajo hermanos, gracias por todos los momentos que me han permitido pasar a su lado. Agradecimientos En primer término agradezco al Dr. Carlos Pérez Malváez, tutor principal de esta tesis, gracias por compartir conmigo su enorme experiencia, por apoyarme en cada detalle durante la realización del presente trabajo, por exhortarme a lograr las metas que me he propuesto y por ser más que un excelente profesor, por ser para mí, un amigo. A mis sinodales, Dra. Patricia Velasco de León, Dra. Erika Ortiz Martínez, Mtra. Fabiola Juárez Barrera y Mtra. Guadalupe Bribiesca Escutia, por sus valiosas observaciones, fundamentales para la mejora de este escrito. Al Dr. Jesús Alvarado Ortega, responsable de la colección paleontológica nacional, del Instituto de Geología de la UNAM, “María del Carmen Perrilliat M.”, por permitirme el acceso a esta invaluable colección, y por todas las facilidades otorgadas durante mi estancia en este recinto académico. A la Mtra. Violeta Amparo Romero Mayén, quien realiza una estupenda labor en la colección paleontológica nacional, por toda la ayuda que me brindo cuando requerí consultar materiales de esta Colección. Al Dr. José Rubén Guzmán Gutiérrez, por su excelente disposición para transmitirme información en extremo valiosa para los fines del presente trabajo, y por contactarme con la Universidad de Guanajuato, sin su ayuda no se hubieran podido conseguir los objetivos planteados en la medida de lo realizado. A la Mtra. Patricia Palafox Solís, encargada de la colección paleontológica del museo de Mineralogía “Eduardo Villaseñor Söhle” perteneciente a la Escuela de Minas de la Universidad de Guanajuato, por permitirme el acceso a los ejemplares fósiles de esta Colección, parte sustancial de esta investigación, y por el valioso tiempo que me dedico durante mi estancia en aquella ciudad, infinitas gracias. Al Dr. Rodney Feldmann del Departamento de Geología de la Universidad del Estado de Kentucky, por darse un momento para contestar mi correspondencia y brindarme valiosa información referente al Sphaeroma fósil de La Naturaleza. Al Biólogo. Néstor Quezadas por su amabilidad al proporcionarme la base de datos de la Colección Paleontológica del Museo “Alfredo Dugés” para su utilización durante el presente trabajo. A mis amigos, Ismael, Pablo, Ricardo, Oscar, Isaac, Raúl, Luis, por tantos momentos de risas y diversión que hicieron que el tiempo corriera más rápido de lo habitual, espero tener noticias pronto acerca de su titulación. A mis compañeros de trabajo, y en especial al joven Mariano Garay Perdigón gerente general de la empresa que me dio la enorme oportunidad de concluir mi licenciatura, gracias por el apoyo que me otorgaron siempre que lo necesité. A todos los trabajadores de la UNAM, por su silenciosa labor que permite que la Universidad Nacional se mantenga en pie cada día. Contenido Resumen __________________________________________________ 1 Capítulo I: Introducción ______________________________________ 2 Capítulo II: Marco Teórico ____________________________________ 4 II. I: La evolución del pensamiento paleontológico. _____________ 4 II. II: Breve historia del desarrollo de la Paleontología en México, hasta inicios del siglo XX. __________________________________ 8 Capítulo III: Justificación ____________________________________ 19 Capítulo IV: Objetivos ______________________________________ 20 Capítulo V: Método _________________________________________ 21 Capítulo VI: Resultados _____________________________________ 25 Capítulo VII: Análisis y Discusión_____________________________ 46 Capítulo VIII: Conclusiones _________________________________ 111 Bibliografía ______________________________________________ 113 1 Resumen La revista La Naturaleza fue una de las principales publicaciones científicas de carácter periódico en nuestro país desde mediados del siglo XIX y hasta inicios de siglo XX, en sus páginas se encuentran una enorme cantidad de artículos relacionados a la Historia Natural, disciplina que años más tarde se convertiría en la moderna Biología. En el presente trabajo se realizó la revisión de 13 de los 14 artículos de Paleontología presentes en esta publicación con la intención de generar una lista de las especies fósiles que aparecen en estos artículos, analizar la situación nomenclatural de los ejemplares en cuestión con el objetivo primario de establecer la ubicación física actual de estos especímenes estudiados hace más de un centenar de años por los iniciadoresde los estudios paleontológicos en nuestro país. Finalmente se elaboró una tabla general de los fósiles encontrados en la revista La Naturaleza, con la información actualizada. Se encontraron 26 referencias a especies fósiles en los artículos paleontológicos de La Naturaleza¸ este número se redujo a 23 especímenes por hallar en función de la información presente en cada uno de los artículos. Se registró un cambio en la situación nomenclatural de 21 de los 23 taxones. Fue posible realizar el hallazgo de 11 de los 23 ejemplares pretendidos. De esta manera se busca realizar un aporte al conocimiento de la historia y desarrollo de la Paleontología en nuestro país, un tema que aún no se encuentra del todo esclarecido. 2 Capítulo I: Introducción La historia de la Paleontología en México es un tema tan vasto e interesante como poco abordado, los orígenes de nuestra historia paleontológica se remontan a tiempos prehispánicos, sin embargo, recién comienza a esclarecerse el desarrollo histórico de esta disciplina científica. Uno de los objetivos del presente trabajo consiste en examinar parte de la evolución que la Paleontología mexicana experimentó durante el periodo comprendido entre 1868 y 1914, años en que la antigua Sociedad Mexicana de Historia Natural (SMHN por sus siglas) desarrolló sus actividades científicas, mediante la cuantificación de las aportaciones a esta disciplina realizadas por esta Institución. La ardua labor investigativa efectuada por la SMHN durante casi 50 años se refleja en su órgano de divulgación La Naturaleza, uno de los más importantes de la época, que en sus páginas contiene un total de 690 artículos, 14 de ellos de índole paleontológica, es mediante el análisis de estos artículos que se busca cuantificar las aportaciones realizadas por esta sociedad científica a la Paleontología. Sin embargo, más que la cuantificación de las aportaciones a la Paleontología hechas por la SMHN, el principal objetivo de este trabajo consiste en el redescubrimiento de los ejemplares fósiles publicados en La Naturaleza, estos especímenes estudiados hace más de un centenar de años son de enorme valor científico e histórico debido a su antigüedad y a que representan un periodo de tiempo fundamental en el desarrollo de la Biología en nuestro país. Hasta el momento no se ha realizado ninguna revisión de los artículos paleontológicos publicados en La Naturaleza, ni tampoco se ha realizado un listado de las especies fósiles presentes en esta publicación y mucho menos se ha pretendido relocalizar el conjunto de los especímenes correspondientes a estos registros. En este punto radica la importancia de este trabajo. 3 La base para lograr los objetivos planteados fue la revisión de los artículos paleontológicos publicados en La Naturaleza, una vez finalizada la fase de revisión y reconocidas a plenitud las especies fósiles encontradas en esta, se prosiguió a realizar una labor detectivesca para dar con el paradero de estos especímenes, no sin antes establecer el nombre vigente para cada taxón. Los frutos de esta investigación se presentan a continuación. 4 Capítulo II: Marco Teórico A continuación, se presenta una breve recapitulación del desarrollo de la ciencia paleontológica desde su nacimiento como tal y hasta mediados del siglo XIX, periodo de tiempo en el que comenzó la labor de investigación de la antigua SMHN, con el propósito de comprender un poco del entorno científico en el que se hallaban insertados los hombres de conocimiento miembros de esta sociedad científica. Este episodio se divide en dos secciones, la primera trata acerca de los principales eventos ocurridos universalmente que dieron forma a la Paleontología, y en segundo término se habla de los mismos eventos, pero sucedidos a nivel nacional. II. I: La evolución del pensamiento paleontológico. Desde tiempos inmemoriales el hombre ha conocido la existencia de los fósiles y ha estado en contacto con ellos, se estima que la evidencia más antigua del contacto de los seres humanos con estos remanentes de la vida pretérita, tiene una antigüedad aproximada de 80 mil años y consiste en una pequeña colección de gasterópodos y corales petrificados que fue formada por los ocupantes de la cueva Arcy-sur-Cure en Borgoña, Francia (Sour-Tovar y Quiroz-Barroso, 2004: 9). Indudablemente la visión de rocas en las que figuraban plantas y animales, su naturaleza pétrea y su origen desconocido debió haber estimulado la imaginación de los hombres primitivos, de manera que en un principio, los fósiles fueron apreciados como objetos ornamentales, pero con el paso del tiempo la naturaleza misma del ser humano les iría atribuyendo poderes mágicos llegando a convertirlos en amuletos de caza o sirviendo de apoyo para la realización de diversas prácticas religiosas (Liñán, 1998: 9). Para encontrar ideas claras sobre los fósiles y su origen fue necesario llegar a la antigüedad clásica; los primeros seres humanos en mostrar un interés significativo por los fósiles fueron los griegos, en concreto la escuela pitagórica, que llega a expresar la 5 naturaleza verdadera de los fósiles marinos (Gío-Argáez, 2003: 30). En contraste tenemos las ideas de la escuela aristotélica caracterizada por sus ideas erróneas sobre los restos fosilizados de organismos, aseverando que éstos podían producirse espontáneamente en la tierra (Meléndez, 1998: 37). Durante toda la edad media y hasta el siglo XVII siendo Aristóteles el maestro indiscutible de todas las Ciencias se desarrollaron sus planteamientos incorrectos sobre los fósiles, en este periodo predominó un pensamiento en el que se creía que estos eran simples curiosidades de origen inorgánico y existió un ambiente cultural que propició el nacimiento y mantenimiento de diferentes mitos que van desde la existencia de antiguas razas de gigantes y otros seres mitológicos, hasta la creencia universalmente extendida del diluvio bíblico, con los fósiles como prueba irrefutable de estos eventos (Sour-Tovar y Rivera, 1998: 18). En este lapso temporal se aceptaba de manera generalizada al Diluvio Universal como el único evento que había afectado la superficie de la Tierra desde su formación, hace unos 6 000 años según las estimaciones basadas en los relatos bíblicos realizadas por el arzobispo Usher y de acuerdo a las consideraciones de la época. (Duque, 2002: 151). No es sino hasta el siglo XVII en que el científico danés Nicolás Steno sienta los principios de la Estratigrafía con sus leyes de la superposición de los estratos y de la horizontalidad original; Steno también inició una nueva corriente de la Paleontología, al establecer con base en su comparación de las glossopetras o lenguas de piedra con los dientes del tiburón actual, que los fósiles son restos de seres vivos. (Meléndez, 1998:39). El siglo XVIII se caracterizó porque los fósiles comenzaron a estudiarse en un contexto geológico y biológico, en gran medida gracias a la labor de Steno quien sentó los fundamentos para que la comunidad científica en general aceptara el origen orgánico de los fósiles. Cuando Linneo publicó su Systema Naturae en 1735, los fósiles ya eran considerados y nombrados como cosas vivientes (Thackray, 2002: 13). 6 Según lo señalado por Duque (2002: 153) durante este periodo también comenzó a difundirse la idea de que la edad de la Tierra debía ser mucho mayor que los pocos miles de años indicados por la cronología bíblica tradicional. A finales de ese siglo el geólogo James Hutton postuló su teoría uniformitarista que permaneció prácticamente ignorada por sus contemporáneos, sin embargo, Sir Charles Lyell publicó entre 1830 y 1833 el libro Principles ofGeology (Lyell, 1990, 1991, 1992), considerado la raíz de la geología moderna; basándose principalmente en las ideas de Hutton y añadiendo el factor del gradualismo geológico al uniformitarismo establecido por este autor (Sour-Tovar y Rivera, 1998: 23). Las ideas uniformistas y gradualistas de Hutton y Lyell se insertan en un pasado geológico en el que no existe un principio o fin aparente, haciendo pensar que la edad de la Tierra es mucho mayor a la propuesta por las doctrinas religiosas, constituyendo de esta manera una de las ideas científicas más importantes del siglo XIX. Es bajo estas circunstancias que en este siglo inician los primeros trabajos estratigráficos en Inglaterra y Francia de las manos de William Smith y Georges Cuvier, respectivamente. Smith retomó las ideas de Steno y las traslado al estudio de la geología de Inglaterra, reconociendo que los estratos de la corteza terrestre se podían identificar y ordenar cronológicamente por su contenido fósil. (Sour-Tovar y Rivera, 1998: 24). Por su parte, Georges Cuvier demostró que las osamentas fósiles representaban especies ya extintas; postuló los principios de la anatomía comparada y el de la correlación orgánica, que le permitieron reconstruir en su totalidad especies fósiles tomando como punto de partida únicamente fragmentos de estas, razón por la cual se le considera el fundador de la Paleontología de vertebrados. La aparición de la teoría evolucionista de Darwin en 1859 permitió que se transformaran los fundamentos teóricos de la Paleontología, a la par de esta transformación, los hallazgos de fósiles continuaron rápidamente (Bowler, 2002: 20). La teoría de la evolución puso atención en los fósiles que podrían ser identificados como eslabones perdidos e influyó para que el estudio del registro fósil se extendiera hacia la 7 obtención de pruebas de los procesos evolutivos. De tal suerte que los aspectos evolutivos, aunados al estudio sistemático de los fósiles y su distribución estratigráfica, constituyeron la principal preocupación de los paleontólogos de finales del siglo XIX (Meléndez, 1998:41) y su objetivo primordial consistió en establecer catálogos de fósiles lo más completos posibles, en el que cada ejemplar tuviese asignada su edad geológica exacta. Es a mediados de este siglo que en nuestro país comienza la publicación de la revista La Naturaleza y es en el contexto anteriormente descrito en el que se insertan las labores realizadas por los hombres de Ciencia pertenecientes a la Sociedad Mexicana de Historia Natural, institución que tendría una amplia influencia en el desarrollo de las Ciencias Naturales en nuestro país, incluyendo a la Paleontología (Corona-M. et al., 2008: 183). 8 II. II: Breve historia del desarrollo de la Paleontología en México, hasta inicios del siglo XX. En nuestro continente son diversas las culturas que han estado en contacto con los fósiles desde épocas remotas, ocurriendo en América un proceso análogo al sucedido en Europa, en el cual, diferentes civilizaciones desarrollaron mitos y leyendas alrededor de restos fosilizados de plantas y animales (Sour-Tovar y Quiroz-Barroso, 2004: 14). Según las principales crónicas novohispanas como lo son las de Joseph de Acosta (2003), Francisco Hernández (1959), Bernal Díaz del Castillo (2003) y Fray Juan de Torquemada (1975), las culturas prehispánicas conocían la existencia de enormes restos fósiles a los que denominaban quinametzin, relacionándolos con una antigua raza de gigantes que, de acuerdo a su cosmovisión, había sido la pobladora de sus territorios antes de que el humano actual existiese; y su desaparición coincidía con el final de un ciclo según su perspectiva del universo. Son diversos los testimonios y relatos provenientes de la época de la conquista, donde restos fosilizados de vertebrados, principalmente proboscídeos (Corona-M., 2002: 355), son atribuidos a seres humanos gigantes: Joseph de Acosta en su Historia Natural y Moral de las Indias (2003: 273), refiere que en el año de 1590 él mismo observó un molar del tamaño de un puño que habría pertenecido a un gigante, considerando esta muela como prueba definitiva de la existencia de humanos de proporciones descomunales en la Nueva España. La crónica de Bernal Díaz del Castillo, Historia verdadera de la conquista de la Nueva España (2003: 40), relata que los tlaxcaltecas presentaron a Hernán Cortés un enorme hueso como prueba de la existencia de gigantes contra los que habían tenido que luchar sus ancestros para conquistar aquella zona, este ejemplar sería enviado a España por los conquistadores según lo documentado por este autor. 9 Francisco Hernández en su Historia Natural de la Nueva España (1959: 315), describe la existencia de huesos de gigantes en Chalco, Texcoco y Toluca, algunos de los cuales serían enviados posteriormente a la corte española. Fray Juan de Torquemada describe en su Monarquía indiana (1975: 51-55) la existencia de gigantes prediluvianos, a los que el pueblo tolteca llamaba Quinametzin, pobladores de la región antes de la llegada del hombre actual y cuya desaparición se debía a la acción de un fuego divino que marcaba el final de un ciclo y el inicio de otro. Como prueba de la existencia de estos gigantes, los toltecas mostraban a los conquistadores españoles huesos fosilizados de grandes mamíferos. De los restos fósiles mencionados previamente no podremos conocer su identidad, ya que la mayoría de estos se desintegraron al no aplicarse método alguno que favoreciera la conservación de su estructura (Corona-M., 2002: 355). Si alguno de estos ejemplares permaneciera integro hasta nuestros días, aun así, seguramente se encontraría extraviado para la Ciencia; siendo la mejor ejemplificación de estas palabras los fósiles descritos o mencionados en la revista La Naturaleza que, a pesar de pertenecer a un periodo más reciente de la historia de la Paleontología en México, se encuentran sin localizar en su mayoría. Es a principios del siglo XVIII que la explicación gigantológica de los fósiles va perdiendo sustento (Corona-M., 2002: 356), tanto en Europa como en la Nueva España, en gran medida, debido a la influencia de Nicolás Steno quien inició una corriente del pensamiento que considera que los fósiles son de origen orgánico y que estos representan vestigios de especies extinguidas. De manera simultánea, durante la época de la conquista y la posterior etapa colonial, comenzó un monitoreo de los territorios de la Nueva España enfocado en el hallazgo de metales preciosos y recursos naturales para enriquecer a la corona española, de acuerdo a lo establecido por Morelos-Rodríguez (2012: 17). 10 Las principales expediciones científicas llegadas a la Nueva España con la intención de explorar el territorio nacional y que se relacionan con el estudio de fósiles son: la expedición científica encabezada por Malaspina (1789-1794) y la real expedición científica a la Nueva España (1787-1803), encabezada por Sessé y Mociño (Corona-M., 2002: 357). En concordancia a lo expresado por Corona-M. et al., (2008: 180) a lo largo del proceso general de exploración, restos de megafauna fueron reportados para ocho estados, sin embargo, no se realizó ningún análisis al respecto de los ejemplares mencionados. La última década del siglo XVIII fue sobresaliente por la incorporación de nuevos medios para difundir la actividad paleontológica en nuestro país, como el establecimiento del primer Gabinete de Historia Natural en 1790, por el naturalista español José Longinos Martínez y la fundación del Real Seminario de Minería, la primer casa de las Ciencias en México, en el año de 1792 (Izquierdo, 1958: 66). La importancia de estas instituciones radica en que representan las primeras negacionesde la teoría gigantológica de los fósiles en la Nueva España y muestran una caracterización moderna de estos restos como vestigios de seres orgánicos. En el Gabinete de Longinos fueron exhibidos ejemplares de minerales, plantas, animales y fósiles proporcionados por los naturalistas de la expedición científica liderada por Miguel Sessé y Mariano Mociño, entre los que destacaban 17 osamentas de proboscidios fósiles. Las muestras del Gabinete se hallaban dispuestas en un catálogo basado en el sistema clasificatorio de Linneo según lo señala Maldonado-Polo (1999: 55). La fundación del Gabinete de Longinos y el contenido de sus colecciones quedaron manifestados en la Gazeta de México (Anónimo, 1790: 68-71) una de las publicaciones periódicas donde se exponían las ideas científicas de la época. Por otra parte, con la fundación del Real Seminario de Minería comienza la formalización en nuestro país de varias ramas del conocimiento; y es este el primer antecedente directo de diversas instituciones científicas de gran trascendencia para el desarrollo de nuestro país, entre algunas vinculadas actualmente a la Universidad 11 Nacional Autónoma de México, se pueden mencionar; las Facultades de Ciencias, Química e Ingeniería y los Institutos de Física, Matemáticas, Química, Ingeniería y Geología. (Ramos-Lara, 2001: 191). El entonces rey Carlos III nombró a Andrés Manuel del Río profesor de Mineralogía en este centro de estudios y su catedra fue establecida el 27 de abril de 1795 según lo señalado por Aguilera (1905: 43), en la cual, utilizo la primera parte de su libro Elementos de Orictognosia, o del conocimiento de los fósiles dispuestos según los principios de A. G. Werner para el uso del Real Seminario de Minería en México, obra considerada por Morelos-Rodríguez (2012: 42) como el primer tratado de Geología hecho en América, mientras que Vernet (1976: 248) valora a del Rio como el primer catedrático de Geología del nuevo mundo; es decir, tanto Del Rio como su obra cumplen un rol fundamental en el desarrollo de la Ciencia paleontológica en nuestro país. El contenido de la catedra de Andrés Del Rio abarcaba “la orictognosia, encargada del conocimiento de los fósiles por sus carácteres exteriores; la geognosia, que enseñaba la relación y la posición de las sustancias minerales en la tierra y el arte de las minas, es decir, la explotación y beneficio de los minerales” (Flores-Clair, 2000: 69). La catedra de Andrés Manuel del Rio significó la llegada de las teorías neptunistas a nuestro país, lo cual implica una renovación en el marco teórico de los estudios relacionados a las Ciencias de la Tierra. Del Rio fungió como anfitrión en México de su contemporáneo y condiscípulo en la escuela de Freiberg, Alexander von Humboldt, quien a pesar de su breve estancia en la Nueva España (de abril de 1803 hasta enero de 1804), realizo diversas contribuciones al desarrollo de la geología en nuestro país (Cserna, 1990: 5); dictó clases de geología en el Real Seminario de Minería, colaboró con un capítulo de la segunda parte de los Elementos de Orictognosia, de Del Rio, publicada en 1805; y su célebre Ensayo político sobre los reinos de la Nueva España, obra sacada a la luz en 1808, que representó un verdadero redescubrimiento de la Nueva España tanto para los mexicanos como para 12 los europeos (de Gortari, 1980: 263), la lectura de esta obra fomentaría el paso de naturalistas y geógrafos extranjeros por nuestro país en los años venideros. A pesar del cambio en el pensamiento científico logrado durante este periodo un mayor desarrollo en este rubro se vio limitado debido a las revueltas políticas y sociales derivadas de la lucha independentista en México, sin embargo, tras la consumación de esta en 1821; y en gran medida como consecuencia de la obra de Humboldt, comenzó a incrementarse el tránsito de naturalistas extranjeros por el país con el fin de explorar las maravillas naturales halladas en los territorios mexicanos (Maldonado-Koerdell, 1952: 98). Para el año de 1825 se fundó el primer Museo Nacional de México (Corona-M. et al., 2008: 182), no obstante su actividad se vería restringida debido a las limitaciones económicas causadas por la crisis política en la cual el país se encontraba envuelto; tras una guerra de Independencia de diez años. Asimismo el siglo XIX estuvo plagado en general de una serie de conflictos de carácter político que harían que las condiciones fueran poco proclives para un desarrollo más acelerado de las Ciencias en México (Pérez-Malváez y Ruiz, 2002: 217; Uribe-Salas y Cortés-Zavala, 2006: 499). Estas cuestiones de índole social y política, también afectaron al Real Seminario de Minería que se transformó primero, en el Colegio de Minería, y más tarde se dividió en diversas instituciones educativas. Durante las primeras décadas del siglo XIX la investigación paleontológica a nivel nacional fue impulsada principalmente por esfuerzos individuales, mientras que el Museo Nacional seria reinaugurado con éxito entre los años de 1866 y 1867 (Corona-M., 2002: 358). Es en este contexto que el 2 de diciembre de 1867 el gobierno Juarista promulga la Ley Orgánica de Instrucción Pública, preparada por Gabino Barrera y Francisco Díaz Covarrubias, la cual favoreció la creación de una serie de instituciones como la Escuela Nacional Preparatoria, la Escuela de Naturalistas y el Observatorio Astronómico Nacional, entre otras. Estos avances, sumados a las ideas positivistas que iban tomando 13 fuerza en México, propiciaron la formación de las primeras sociedades científicas del país, como la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, la Sociedad Mexicana de Medicina y la Sociedad Mexicana de Historia Natural, entre otras (Gío-Argáez y Rivas, 1993: 39). Durante este periodo un grupo de naturalistas nacionales dieron comienzo a las investigaciones geológicas y paleontológicas en nuestro país realizadas por científicos locales (Corona-M. et al., 2008:183), siendo las obras Datos para el estudio de las rocas Mesozoicas de México y sus fósiles característicos, escrita por Mariano Bárcena de manera conjunta con Antonio del Castillo en el año de 1875 y Materiales para la formación de una obra de Paleontología mexicana escrita por Bárcena en 1877, las publicaciones que constituyen el comienzo de las investigaciones estratigráficas y paleontológicas en México hechas por mexicanos, de acuerdo a lo señalado por Cserna (1990:10). Es a partir de los trabajos de Bárcena y del Castillo, que se da un incremento en las labores de investigación paleontológica que se verían sustentadas y aumentadas por la fundación de la Sociedad Mexicana de Historia Natural en 1868, constituida principalmente por los investigadores adscritos al recientemente reinaugurado Museo Nacional. La Sociedad Mexicana de Historia Natural, se fundó el 29 de agosto de 1868 por un grupo de 10 eminentes naturalistas mexicanos, quienes celebraron la primera sesión el 6 de septiembre de 1868, en la cual, se eligió al Ingeniero Antonio del Castillo como primer Presidente de la recién formada sociedad. Una de las principales contribuciones de la SMHN fue el establecimiento de un espacio para la difusión de sus labores, lo cual dio lugar a la creación en 1869 de la Revista intitulada “La Naturaleza, Periódico científico de la Sociedad Mexicana de Historia Natural”, siendo Don Manuel M. Villada director y editor de La Naturaleza durante todos los años en que esta existió. 14 Esta revista consta de tres series: La primera con siete tomos, de 1869 a 1887 La segunda con tres tomos de 1887 a 1899 Y la tercera con un solo tomo con cinco fascículos, que aparecieron de 1910 a 1914 y de los cuales el último prácticamente no circuló, por lo que falta en la mayoría de las colecciones. SegúnGío-Argáez y Rivas (1993: 42), en “La Naturaleza” se dieron a conocer los primeros listados faunísticos y florísticos de México, lo cual significa un antecedente importante sobre los estudios de Biodiversidad en nuestro país; estos estudios han servido como base para las líneas de investigación de la Biología actual. De acuerdo a Cuevas (2002: 80) La Naturaleza llegó a ser reconocida en el extranjero como una de las revistas científicas más importantes del nuevo mundo. Este órgano de difusión publicó en total 690 artículos relacionados con la Historia Natural de nuestro país (Azuela, 1996: 69). La Naturaleza, se dividió originalmente en 5 secciones: I. Zoología, II. Botánica, III. Mineralogía, IV. Geología y Paleontología, y V. Ciencias Auxiliares. Posteriormente, Beltrán (1948: 145-174) establecería por vez primera un índice bibliográfico para esta publicación consistente de tres partes, con la finalidad de facilitar el estudio de su contenido; la primera parte de este índice la constituye el “Índice alfabético de autores” en donde se consigna el autor, fecha, nombre completo del artículo y la respectiva referencia bibliográfica de todos los artículos publicados en esta revista. Las dos partes restantes consisten en un “Índice Geográfico” en el cual se agrupan los artículos según la entidad federativa de nuestro país a la que se refieren, y un “Índice clasificado” en el cual deriva una modificación de las secciones originales de La Naturaleza, pues las cinco secciones originales de esta publicación son aumentadas a ocho (I. Mineralogía y Geología, II. Paleontología, III. Botánica, IV. Zoología, V. Viajes, VI. Historia, biografías y necrologías, VII. Vida de la Sociedad y VIII. Miscelánea) según el enfoque de este historiador de la Biología en México. 15 Desde la década de 1860 y hasta principios del siglo XX, se dio un notable incremento en la documentación científica de fósiles en nuestro país en comparación con la literatura establecida antes de este periodo (Corona-M., 2002: 359). La Naturaleza contiene en sus páginas algunos de estos trabajos. Este aumento en la producción paleontológica puede relacionarse con la fundación de la SMHN, que además establecería fuertes conexiones con los principales museos europeos y norteamericanos y sus respectivos naturalistas, quienes colaboraron activamente con científicos mexicanos, como Antonio del Castillo, Mariano Bárcena, Manuel María Villada y Alfredo Dugés; por su parte los principales naturalistas extranjeros que destacaron por su participación en el desarrollo de la Paleontología de nuestro país durante este periodo son los ingleses Falconer (1863: 43-114) y Richard Owen (1869: 559-573, 1870: 65-77); el paleontólogo y herpetólogo estadounidense Edward D. Cope (1884: 1-21, 1890: 393-397); los naturalistas alemanes Herbert von Meyer (1840: 576-587) y Félix y Lenk (con sus tres volúmenes de la Paleontología y geología de México publicados entre 1889 y 1899). Dentro del terreno de las contribuciones a la taxonomía, en este periodo se designaron en nuestro país 36 ejemplares como tipos nomenclaturales fósiles (Corona- M., 2002: 360), en estos trabajos de descripción de especies nuevas se nota de manera clara el grado de colaboración alcanzado entre los naturalistas mexicanos y los extranjeros; como lo es el caso de la descripción y denominación de la especie Protohippus castilli por el paleontólogo norteamericano E. D. Cope (Cope, 1890: 396) durante su vista a los criaderos de carbón de Zacualtipán, Hgo, usando el epíteto específico castilli en este équido fósil en honor al Ing. Mexicano Don Antonio del Castillo quien proporciono a Cope la localización del sitio fosilífero en cuestión. Otros ejemplos de estas palabras son proporcionados por la obra del paleontólogo inglés Richard Owen quien describe a los équidos fósiles Equus conversidens y Equus 16 tau (1869: 563, 565) y un año después hace lo propio con la especie Palauchenia magna (1870: 68) con base en materiales enviados a Inglaterra por el mismo Antonio del Castillo. Otras publicaciones importantes para el desarrollo de la Paleontología en nuestro país durante esta etapa son: la síntesis sobre los descubrimientos en la Cuenca del Valle de México realizada por Antonio del Castillo (Castillo, 1869: 479-482), considerado por investigadores como Maldonado-Koerdell (1948: 2) y Corona-M. (2002: 361) el primer listado científico de fósiles en nuestro país; la publicación realizada por Cuatáparo y Ramírez (1875: 354-362), quienes describen una nueva especie fósil de Glyptodonte de la cuenca de México; las investigaciones hechas por Alfredo Dugés, quien trabajó particularmente en el Estado de Guanajuato, donde describió una nueva especie fósil de perezoso gigante que nombró Scelidotherium guanajuatensis (1882: 233-235) y un pecarí extinto que denominó Platygonus alemanii (1887: 16-18); asimismo Dugés realizó el primer registro de paleoicnitas en nuestro país (Dugés, 1892: 421-423), mientras que Manuel Villada contribuiría con su Catálogo de Fósiles del Museo Nacional (Villada, 1897), primer catálogo paleontológico de nuestro país . Según lo considera Maldonado-Koerdell (1948: 8), la contribución más importante en cuestión paleontológica realizada por un extranjero hacia el final de la centuria decimonónica, es la revisión hecha por Cope (1884: 1-21) de diversos ejemplares de fósiles depositados en el Museo Nacional y en la Escuela de Ingenieros, en la cual nombra y describe diversas especies (Dibelodon tropicus, Equus crenidens, E. barcenaei, Eschatius conidens y E. Iongirostris) e incluso géneros fósiles nuevos (Dibelodon Holomeniscus y Eschatius); y que significaría una ampliación de la lista realizada por del Castillo. Asimismo la información vertida por Cope serviría como fundamento para el primer catálogo paleontológico de nuestro país consumado por Villada en 1897 Uno de los descubrimientos paleontológicos más importantes de este periodo, y que atrajo en gran medida la atención de los naturalistas mexicanos, fue el hallazgo del llamado Sacro de Tequixquiac, cuyo descubrimiento y posterior estudio significa el 17 comienzo de los trabajos arqueozoológicos relacionados con la prehistoria en nuestro país. El ejemplar en cuestión consiste en un hueso sacro perteneciente a un camélido que fue tallado con el propósito de que representara una cabeza animal; este fósil constituye la primera evidencia del uso de animales por los pobladores iniciales del Valle de México (Corona-M. et al., 2008: 183). Para finales del siglo XIX la cobertura geográfica de los estudios paleontológicos en México abarcaba 14 estados; la localidad paleontológica más importante durante este periodo fue el yacimiento de Tequixquiac, en el Estado de México según lo establecen Corona-M. et al., (2008: 183). Este periodo se distinguió por las investigaciones que de manera progresiva comenzaron a identificar unidades estratigráficas con base en su contenido de fósiles característicos. (Cserna, 1990: 10). Dicha localidad fosilífera, fue encontrada casualmente mientras se ampliaba la red de alcantarillado de la Ciudad de México, las excavaciones realizadas con tal propósito dejaron al descubierto los sedimentos de uno de los paleolagos de la cuenca de México, permitiendo la investigación y adquisición de un gran número de especímenes fósiles, incluyendo camellos, caballos, proboscídeos, glyptodontes, entre otros (Corona-M., 2002: 361), mejorando de esta forma las colecciones paleontológicas mexicanas. Muchos de estos ejemplares fueron estudiados por investigadores adscritos al Museo Nacional o pertenecientes a la SMHN. La SMHN tuvo una gran actividad hasta 1914, año en que entró en receso y marcó el fin de su primera época que abarcó casi un lustro de labores (1868-1914), los motivosprincipales de su decaimiento fueron, según lo expresado por Pérez-Malváez y Ruiz (2002: 221), por una parte, la muerte de los fundadores y por otra, el movimiento Revolucionario de aquella época. La presencia de la SMHN es una de las etapas más interesantes del desarrollo de las Ciencias Naturales en México, las labores realizadas por esta Institución son esenciales en cualquier intento de explicar el desarrollo de las Ciencias biológicas en México (Guevara-Fefer, 2002: 22). 18 El estado del conocimiento paleontológico alcanzado durante la existencia de la antigua SMHN, puede verse reflejado en las obras realizadas por Manuel M. Villada, uno de los autores más prolíficos de La Naturaleza. En 1903 (441-451), Villada publica sus Apuntes acerca de la fauna fósil del Valle de México¸ en la cual se encarga de resumir los conocimientos de la época sobre la fauna fósil; sin embargo, el punto culminante y que se puede considerar como el punto de partida de la Paleontología moderna en México es la primer síntesis completa de los datos paleobiológicos de esta región, presentada en el último tomo de La Naturaleza (Villada, 1910a: 7-13), en la cual el autor sugiere con base en las datos paleontológicos obtenidos hasta entonces, la primera reconstrucción paleobiológica del Valle de México y sugiere hipótesis para explicar los eventos globales de la gran extinción del Cuaternario.. En síntesis, el periodo de existencia de la SMHN (de 1868 a 1914) representa en nuestro país un periodo de transición de la Paleontología que va de las labores sistemáticas, descriptivas y estratigráficas generales hacia las investigaciones paleontológicas con valor explicativo y descriptivo de carácter especialista. 19 Capítulo III: Justificación La historia de la Paleontología en México es un tema que resulta vasto e interesante, vasto porque sus orígenes se remontan a tiempos prehispánicos, e interesante por ser un rubro poco estudiado en el desarrollo de las Ciencias en nuestro país, pues los trabajos que profundizan al respecto son contados. El presente trabajo pretende develar parte de esta historia paleontológica mexicana tan poco conocida, en particular el periodo comprendido entre los años de 1868 y 1914, estos límites temporales se encuentran en función de los años de inicio y culminación de las labores desempeñadas por la antigua Sociedad Mexicana de Historia Natural (SMHN). Es conocido que desde mediados del siglo XIX y hasta inicios del siglo XX y en gran medida por la transición de un enfoque generalista a uno especialista en el estudio de las ciencias, se dio un notable incremento en la documentación de fósiles a nivel nacional, la SMHN cuyo periodo de actividad es coincidente con este aumento, contribuyó a esta labor mediante la entrega de diversos trabajos de Paleontología en las páginas de su órgano de difusión La Naturaleza. En ese sentido, la revisión de estos trabajos, tiene el propósito de rescatar y elaborar una lista de los fósiles que se encuentren descritos o referidos en las páginas de esta publicación, la idea es comprender las contribuciones realizadas por la SMHN durante este periodo mediante el recuento de las especies fósiles estudiadas por esta sociedad científica. Además de enlistar los fósiles contenidos en la revista La Naturaleza, se pretende relocalizar los ejemplares fósiles referidos en esta publicación, pues además de tratarse de un trabajo inédito, estos especímenes estudiados hace más de 100 años por los miembros de la SMHN, se encuentran extraviados para la Ciencia en su mayoría. Aunque algunos de estos ejemplares ya han sido redescubiertos (Carranza- Castañeda & Miller, 1987: 335-341), (Rod.-de la Rosa & Guzmán-Gutiérrez, 2012: 147: 20 158), el hallazgo de los restantes y la actualización de la información relativa a todos ellos representa el objeto principal del presente trabajo. Capítulo IV: Objetivos Revisar los artículos de la sección Paleontología de la revista La Naturaleza (1868-1914) y elaborar una lista preliminar de las especies fósiles encontradas Analizar la situación nomenclatural de los ejemplares en cuestión Establecer la ubicación física actual de los ejemplares fósiles descritos Elaborar una tabla general de los fósiles encontrados en la revista La Naturaleza, con la información actualizada. 21 Capítulo V: Método Se realizó una revisión de los trabajos publicados en la sección de Paleontología de la revista La Naturaleza, según lo dispuesto en el “Índice clasificado” sugerido por Beltrán en 1948; esto se hizo a partir de la versión digital de La Naturaleza¸ la cual se encuentra disponible en formato .pdf a través de la página web de la Biodiversity and Heritage Library. Además de los artículos encontrados en el índice clasificado de Beltrán, se inspeccionó a detalle el título de cada uno de los 690 trabajos consignados en el “Índice alfabético de autores” sugerido por el mencionado autor, con la finalidad de identificar algún artículo relacionado a la Paleontología que por alguna causa no aparezca en el “índice clasificado” de esta revista, y en caso de así serlo se añadió el articulo identificado para su revisión. La revisión de los artículos consistió en la examinación minuciosa de cada uno de ellos, posteriormente se realizó una síntesis de su contenido paleontológico que incluye los siguientes aspectos: nombre específico de las especies descritas o mencionadas, sitio del hallazgo, características del ejemplar y tiempo geológico estimado por el autor. Esta acción permitió que la información destacada fuera más accesible para facilitar la consecuente localización de estos ejemplares y el análisis nomenclatural previsto para cada taxón. Una vez teniendo a disposición la información de cada artículo, se realizó una lista preliminar del total de fósiles referidos en La Naturaleza. El análisis nomenclatural de cada taxón se llevó a cabo en función de la información proporcionada por la base de datos del proyecto denominado Paleobiology Database (Base de datos de Paleobiología) y otras fuentes como revistas y publicaciones científicas especializadas, se procedió a realizar un breve análisis de la historia nomenclatural de cada taxón de la lista, con el motivo de establecer si el nombre científico empleado en La Naturaleza continua siendo válido o no, y en caso de no serlo establecer el nombre actual de cada uno de los taxones referidos en esta publicación. 22 En el caso del artículo de M. Villada “Breves apuntes de la paleobiología del Valle de México” (1910: 45-51), la información presente en este trabajo fue complementada por un artículo previo del mismo autor (Villada, 1903), en el cual profundiza al respecto de las especies fósiles del Valle de México y proporciona ilustraciones de algunas de ellas, que si bien no fue publicado en La Naturaleza podría tratarse de un precedente directo del trabajo en cuestión. La síntesis de la información de estos artículos y el establecimiento de los nombres válidos fueron el fundamento que permitió la localización de los fósiles de La Naturaleza. Con este motivo, se procedió en primer término a inquirir información en publicaciones especializadas relacionada a los ejemplares en cuestión que proporcionase indicios de su posible ubicación, o en el mejor de los casos que señalase el lugar en donde se encuentran alojados; en el caso de encontrarlos mediante esta búsqueda bibliográfica se marcaron en la lista preliminar como encontrados, se anotó su ubicación y se prosiguió con la búsqueda de los ejemplares restantes. Aquellos fósiles cuya ubicación no pudo ser precisada mediante la búsqueda bibliográfica previamente descrita,fueron buscados en la base de datos disponible en la Unidad informática para la Paleontología (UNIPALEO), que es una página web proporcionada y construida por los investigadores del Instituto de Geología (IGL) de la Universidad Nacional Autónoma de México, que permite buscar mediante su nombre científico, género, o categorías taxonómicas superiores los ejemplares fósiles resguardados en la colección paleontológica nacional “María del Carmen Perrilliat M.” contenida en el referido Instituto. Los fósiles requeridos para la realización de este trabajo, encontrados mediante la búsqueda en UNIPALEO, se marcaron en la lista como encontrados. 23 La búsqueda de los ejemplares faltantes hasta este punto y la resolución de las posibles dificultades durante el análisis nomenclatural, se realizaron por medio de la visita a la colección paleontológica nacional “Ma. del Carmen Perrilliat M.”, a museos de la especialidad como el museo de Geología IGL-UNAM, el museo de Mineralogía “Eduardo Villaseñor Söhle” de la Escuela de Minas de la Universidad de Guanajuato, el museo de Historia Natural “Alfredo Dugés”, y mediante el establecimiento de contacto con diversos especialistas según el caso lo requiriera. Dado que la búsqueda de estos ejemplares podría haberse extendido de manera indefinida, se establecieron cuatro meses como tiempo máximo para la realización de esta actividad, al final de esta etapa se señaló que fósiles sí pudieron ser encontrados y cuáles no. Una vez conociendo la localización de los ejemplares que sí pudieron ser hallados, se procedió, en la medida de las posibilidades a visitar las colecciones o museos paleontológicos que los alojan, con la finalidad de conocer su situación actual de primera mano, poder añadir fotografías al presente trabajo y contrastarlas con las ilustraciones de La Naturaleza en caso de que estas se encuentren presentes en sus páginas. La información conseguida con este trabajo se sintetizó en la tabla general de fósiles de La Naturaleza (tabla 3), que contiene la siguiente información: nombre específico presente en la revista La Naturaleza, nombre específico actual, ilustración de la Naturaleza u otra publicación de la época, imagen actual del ejemplar, ubicación física actual y fuente de referencia. De esta manera se pretende aportar a la Investigación de la Historia de la Paleontología de nuestro país, y difundir la información concerniente a los fósiles de la revista La Naturaleza, los cuales sin lugar a dudas poseen un enorme valor científico e histórico debido a que los trabajos de Paleontología contenidos en esta publicación, primeros de su tipo en México, aparecieron en su totalidad hace más de un centenar de años, razón por la cual algunos de ellos permanecen en el olvido, mientras que los 24 especímenes fósiles en cuestión, en su conjunto representan un episodio de tiempo fundamental en el desarrollo de la Biología en nuestro país, es decir, el periodo comprendido entre mediados del siglo XIX e inicios del siglo XX. 25 Capítulo VI: Resultados Se realizó la revisión de 13 de los 14 artículos paleontológicos publicados en La Naturaleza; 11 de los trabajos analizados en el presente trabajo se encuentran consignados en la sección de Paleontología del índice de Beltrán (Beltrán, 1948: 148), uno más (Cope, 1890: 393-397) en el cual se describen dos nuevas especies de caballos fósiles y por lo tanto se consideró para su revisión, se encuentra clasificado en la sección de Mineralogía y Geología del mismo autor; y un último artículo (Dugés, 1887: 16-18), el cual no se encontró en ninguna de las secciones del “índice clasificado” de Beltrán, pero si en el “Índice alfabético de autores” del mismo autor, en el cual se describe una nueva especie de pecarí fósil, razón por la cual se incluyó dentro de esta revisión. El artículo titulado “Dos especies fósiles del litoral del Golfo” de Villada, publicado en la última entrega de La Naturaleza correspondiente al año de 1914, no pudo ser consultado para la realización del presente trabajo dada la escasa distribución del último ejemplar de esta revista científica mexicana. Tras la revisión de los mencionados artículos se obtuvieron un total de 26 registros de especies fósiles consignados en las páginas de esta publicación. De estos 26 registros obtenidos, cinco corresponden a descripciones de especies fósiles nuevas, dos adicionales consisten en descripciones de lajas con huellas fósiles, pero sin la designación de nuevas especies; un registro más corresponde a restos fósiles de Homo sapiens, y los últimos 18 registros son referencias de especies fósiles mexicanas hechas por M. Villada en dos trabajos distintos dentro de esta publicación; 17 de estos 18 registros aparecen en forma de listado en su publicación acerca de la paleobiología del Valle de México y el restante corresponde a restos de mamut estudiados in situ. 26 Una síntesis del contenido de los artículos paleontológicos analizados en el presente trabajo se muestra en (tabla 1), elaborada con base en la información obtenida tras la revisión de los 13 trabajos mencionados previamente, se incluye: nombre del articulo revisado, autor y fecha, referencia bibliográfica, nombre específico del fósil o los fósiles presentes en la publicación, sitio del hallazgo, y características del ejemplar o los ejemplares en cuestión, en esta última columna “características del ejemplar” se detalla si la especie o especies fósiles consignadas en cada artículo son descripciones de nuevas especies o si estas solo se encuentran referidas en la publicación, y se precisa si el trabajo analizado aparece en la sección de Paleontología del índice clasificado de Beltrán o no, y de no ser así se indica en que parte del índice de La Naturaleza se encuentra el trabajo. La información de cada artículo revisado se presenta ordenada cronológicamente, de acuerdo a la fecha de publicación de cada trabajo. Tabla 1: Muestra la información más relevante de los artículos de Paleontología de “La Naturaleza”. Nombre del Artículo Autor y Año Referencia bibliográfica Fósil o fósiles presentes en el artículo (nombre específico) Sitio del Hallazgo Características del ejemplar o ejemplares. Descripción de un crustáceo fósil del género Spheroma (Spheroma burkartii) y reseña Geológica del Valle de Ameca en Jalisco Bárcena, M. 1875 Serie 1, 3: (355- 361) Spheroma burkartii Valle de Ameca, Jalisco. Descripción de especie fósil nueva. Índice clasificado, sección Paleontología. Sobre el origen de algunas rocas Bárcena, M. 1882 Serie 1, 6: (6-9) No presenta fósiles. X En este artículo el autor explica los procesos de formación de rocas, recurriendo a ejemplos mexicanos para explicar sus palabras. Índice clasificado, sección Paleontología. Nombre del Artículo Autor y Año Referencia bibliográfica Fósil o fósiles presentes en el artículo (nombre específico) Sitio del Hallazgo Características del ejemplar o ejemplares. Descripción de un gran fósil gasterópodo del Edo. de Puebla (México) White C. A. 1883 Serie 1, 6: (219- 221) Tylostoma princeps Zapotitlán de Salinas, Puebla Descripción de especie fósil nueva. Índice clasificado, sección Paleontología. Observaciones sobre la distribución geográfica y geológica de los helechos en México Martens, M. y Galeotti, H. G. 1884 Serie 1, 7: (29- 37) No presenta fósiles. X Este trabajo aborda cuestiones biogeográficas principalmente. Índice clasificado, sección Paleontología.Noticias acerca del hallazgo de restos humanos prehistóricos en el Valle de México” Bárcena, M. y del Castillo, A. 1886. Serie 1, 7: (257- 264) Homo sapiens Cerro del Peñón de los Baños, México. Descripción de restos humanos fósiles. Índice clasificado, sección Paleontología. Nombre del Artículo Autor y Año Referencia bibliográfica Fósil o fósiles presentes en el artículo (nombre específico) Sitio del Hallazgo Características del ejemplar o ejemplares. Nuevos datos acerca de la antigüedad del hombre en el valle de México Bárcena, M. 1886. Serie 1, 7: (265- 270) Vestigios de la actividad del Homo sapiens. Restos de cerámica antigua. Pedregal de San Ángel, México. Descripción de vestigios de actividad humana prehistórica. Índice clasificado, sección Paleontología. Discusiones acerca del hombre del Peñón Newberr y, J. 1886. Serie 1: 7: (284- 285) Homo sapiens Cerro del Peñón de los Baños El autor polemiza con la edad estimada para el hombre del Peñón, indicando que se trata de restos recientes. Índice clasificado, sección Paleontología. Nombre del Artículo Autor y Año Referencia bibliográfica Fósil o fósiles presentes en el artículo (nombre específico) Sitio del Hallazgo Características del ejemplar o ejemplares. Contestación a las Discusiones acerca del hombre del peñón Bárcena, M. 1886. Serie 1, 7: (286- 288) Homo sapiens Cerro del Peñón de los Baños El autor sugiere que el Hombre del Peñón fue contemporáneo del Mammuth. Índice clasificado, sección Paleontología. Platygonus alemanii, Nobis. Fósil Cuaternario. Dugés, A. 1887. Serie 2, 1: (16- 18) Platygonus alemanii Moroleón, Guanajuato Descripción de especie fósil nueva. Índice general de autores. Nombre del Artículo Autor y Año Referencia bibliográfica Fósil o fósiles presentes en el artículo (nombre específico) Sitio del Hallazgo Características del ejemplar o ejemplares. Informe acerca de los criaderos de carbón de piedra de Zacualtipán, Edo. de Hidalgo, y descripción de fósiles Cope, E. D. 1890. Serie 2, 1: (393- 397) Hippotherium peninsulatum Protohippus castilli Tehuichila, Veracruz Descripción de dos especies fósiles nuevas. Índice clasificado, sección Mineralogía y Geología Felis fósil de San Juan de los Lagos Dugés, A. 1892. Serie 2, 2: (421- 423) Paleoicnites probablemente de Felis concolor y Oxyechus vociferas San Juan de los Lagos, Jalisco. Descripción de lajas con huellas fósiles de al menos dos especies, un ave y un félido. Índice clasificado, sección Paleontología Nombre del Artículo Autor y Año Referencia bibliográfica Fósil o fósiles presentes en el artículo (nombre específico) Sitio del Hallazgo Características del ejemplar o ejemplares. Breves apuntes de la paleobiología del Valle de México Villada, M. 1910a. Serie 3, 1: (7-13) Listado de 17 especies fósiles, ver apéndice 1. Valle de México Listado de las especies fósiles conocidas hasta entonces para el Valle de México. Índice clasificado, sección Mineralogía y Geología Pretendido hallazgo de huesos humanos fósiles en cierto lugar del Edo. de Coahuila Villada, M. 1910b. Serie 3, 1: (45- 51) Defensas de elefante Ramos Arizpe, Coahuila Estudio in situ de las defensas de un proboscídeo fósil Índice clasificado, sección Paleontología. Dos especies fósiles del litoral del Golfo Villada, M. 1914. Serie 3, 1: (166- 167) Sin consultar Apéndice 1: Glyptodon mexicanus, Equus crenidens, E. tau, E. occidentale, E. barcenaei, E. platystilus, Aphelops fossiger, Holomeniscus hesternus, Eschatius conidens, Palauchenia magna, Auchenia minima, A. castilli, Bos latifrons, Platygonus compressus, Elephas primigenius, E, columbi, Dibelodon shepardii. 33 Tras analizar el contenido de los 13 artículos revisados, se desestimó el contenido de 6 de estos trabajos, pues a pesar de hallarse consignados en la sección de Paleontología del índice de Beltrán en sus páginas no contienen información referente a especies fósiles; cuatro de estos seis trabajos no se toman en cuenta porque tratan principalmente asuntos antropológicos, como lo es el hallazgo del Hombre del Peñón y las discusiones que este descubrimiento acarreó, mientras que los otros dos artículos tratan temas diferentes a la Paleontología, uno abarcando cuestiones biogeográficas y uno más que profundiza al respecto de los procesos formadores de rocas. Por otra parte, se restaron tres registros de los 26 obtenidos originalmente, se trata de los registros correspondientes a: 1. Homo sapiens, cuyo registro se desestimó por considerarse como se mencionó previamente que el hallazgo de restos humanos implica cuestiones antropológicas, más que paleontológicas. 2. Las defensas de proboscidio estudiadas por Villada in situ en el Estado de Coahuila, no fueron consideradas para su reubicación física dado que el ejemplar estudiado por este naturalista mexicano, jamás fue extraído de su matriz de roca, imposibilitando su estudio actual. 3. Debido a la ambigüedad del listado de Villada, se considera a E. primigenius y E. columbi como pertenecientes a una misma especie, por lo cual estos dos registros se consideran como uno solo. De esta manera los 26 registros de fósiles presentes en 13 artículos publicados en La Naturaleza, se redujeron a 23 registros contenidos en solo siete artículos. Tras este recorte en el número de registros, se prosiguió a indagar el nombre válido en la actualidad para cada una de los taxones resultantes y elaborar la lista preliminar de los fósiles de La Naturaleza (tabla 2), que contiene el registro original, su nombre actual y la fuente de consulta o referencia para cada caso particular. 34 Para establecer el nombre vigente para cada especie, se realizó un análisis nomenclatural, información adicional al respecto de este análisis puede encontrarse en el Capítulo VII “Análisis y Discusión”. Estos 23 registros y su nombre actual corresponden a los ejemplares que se pretendió relocalizar en el presente trabajo, la información vertida en la tabla 2 sirvió como fundamento para comenzar a rastrear los especímenes consignados en las páginas de La Naturaleza. Tabla 2: Lista preliminar de fósiles de “La Naturaleza”, contiene al registro original, su nombre específico aceptado actualmente y la fuente de referencia de la cual se obtuvo el nombre actual. Nombre específico (Revista La Naturaleza) Nombre específico (Actual) Fuente de Referencia Spheroma burkartii Sphaeroma burkartii Bárcena, 1875 Feldmann (2016: comunicación personal) Tylostoma princeps Tylostoma princeps White, 1880 UNIPALEO, 2016 Platygonus alemanii Platygonus compressus alemanii Dugés, 1887 Slaughter (1966: 489), Barrios- Rivera (1985: 244) Hippotherium peninsulatum Nannippus peninsulatus Cope, 1885 MacFadden (1998: 549) Protohippus castilli Calippus castilli Cope, 1886 Carranza-Castañeda y Espinosa- Arrubarrena (1994: 186) Paleoicnites de Oxyechus vociferas Clase Avipedia Vialov,1966 Rod.-de la Rosa y Guzmán- Gutiérrez (2012, 150) 35 Nombre específico (Revista La Naturaleza) Nombre específico (Actual) Fuente de ReferenciaPaleoicnites de Felis concolor Mitsupes diesi Rod.-de la Rosa & Guzmán, 2012 Rod.-de la Rosa y Guzmán- Gutiérrez (2012, 151-155) Glyptodon mexicanus Glyptotherium mexicanum Cuat. y Ram., 1875 McDonald y Naples (2008: 152) Equus crenidens Equus (Plessipus) crenidens Cope, 1884 Hibbard (1955: 62) Equus tau Equus conversidens Owen, 1869 Hibbard, 1955: 56-59 ; Reynoso- Rosales y Montellano-Ballesteros (1994: 102) Equus occidentale Equus (Hesperohippus) mexicanus Hibbard, 1955 Carranza-Castañeda y Miller (1987: 338) Equus barcenaei Equus conversidens Owen, 1869 Hibbard (1955: 56) Equus platystilus Nomen dubium Barrios-Rivera (1985: 225) Aphelops fossiger Teleoceras fossiger Cope, 1892 Prothero (2005: 113) Holomeniscus hesternus Camelops hesternus Leidy, 1873 UNIPALEO, 2016 Eschatius conidens Nomen dubium Webb (1965: 33-34) 36 Nombre específico (Revista La Naturaleza) Nombre específico (Actual) Fuente de Referencia Palauchenia magna Palauchenia mexicana del Castillo, 1869 Mooser y Dalquest (1975: 344) Auchenia minima Hemiauchenia minima Leidy, 1886 Honey et al. (1998: 454) Auchenia castilli Protohippus castilli (=Calippus castilli) Cope, 1886 Barrios-Rivera (1985: 237) Bos latifrons Bison antiquus antiquus Leidy, 1852 Carranza-Castañeda y Miller (1987: 341); Sanders (2002: 123- 124) Platygonus compressus Platygonus compressus alemanii Dugés, 1887 Slaughter (1966: 489); Barrios- Rivera (1985: 244) Elephas primigenius y Elephas columbi Mammuthus columbi Falconer, 1857 Arroyo-Cabrales et al. (2003b: 21) Dibelodon shepardii Cuvieronius tropicus Cope, 1884 Cisneros (2005: 249) Como se puede observar en la tabla 2 únicamente dos especies conservan el nombre que les fue asignado originalmente se trata de Sphaeroma burkartii y Tylostoma princeps, mientras que las especies restantes han sufrido cambios en su nomenclatura; la mayor parte de estas, es decir 10 de las 23 especies incluidas en la lista preliminar, han sufrido cambios a nivel de género (Hippotherium peninsulatum, Protohippus castilli, Glyptodon mexicanus, Aphelops fossiger, Holomeniscus hesternus, Auchenia minima, 37 Auchenia castilli, Bos latifrons, Elephas columbii y Dibelodon shepardii), otras cinco especies han variado en lo referente al nivel de especie (Felis concolor, Equus tau, Equus occidentale, Equus barcenai y Palauchenia magna), tres especies más han sido reasignadas al nivel de subespecie (Platygonus alemanii, Platygonus compressus y Equus crenidens), dos adicionales se consideran Nomen dubium (Equus platystilus y Eschatius conidens) y una especie más, de la cual solo se han podido establecer sus relaciones taxonómicas a nivel de Clase (Paleoicnites de Oxyechus vociferus). En total 21 de las 23 especies consignadas en la tabla 2, han sufrido cambios en su nomenclatura, de manera que hubiese resultado imposible relocalizar los ejemplares en cuestión si se hubieran buscado por su nombre original, es por esta razón que antes de rastrear los especímenes a reubicar se estableció el nombre vigente para cada uno de ellos. Una vez contando con el nombre actual para cada una de estas especies fósiles, se comenzó a rastrear la ubicación actual de cada uno de estos fósiles, para facilitar esta tarea se compararon los especímenes estudiados en distintos museos y colecciones paleontológicas, con las ilustraciones presentes en La Naturaleza o en alguna otra publicación de la época, de esta forma se pudo determinar con certeza si el ejemplar en cuestión se trataba del requerido o no, para cada ejemplar encontrado se estableció su ubicación física actual y se proporcionó una fotografía del espécimen. En cuanto a los ejemplares que no pudieron ser hallados, en los casos en que fue posible se consultó un ejemplar de la misma especie, mientras que los especímenes restantes fueron considerados como no ubicados. En la lista general (actualizada) de los fósiles de La Naturaleza (tabla 3) se muestra cuales especies fósiles fueron encontradas mediante la realización del presente trabajo, se indica también el nombre originalmente consignado en La Naturaleza para cada uno de estos taxa, el nombre específico y la ubicación física actual de los ejemplares en cuestión y la fuente consultada para su relocalización; asimismo se citan tanto las 38 imágenes referenciales como las fotografías de los ejemplares tomadas personalmente, las imágenes e información adicional respectiva a la búsqueda de los ejemplares puede hallarse en el capítulo Análisis y Discusión. Tabla 3: Lista general (actualizada) de los fósiles de La Naturaleza. Los superíndices indican: 1. La ilustración de referencia se encuentra en La Naturaleza, 2. La ilustración de referencia se encuentra en otra publicación de la época, 3. El ejemplar fósil se trata del referido en La Naturaleza, 4. El ejemplar fósil se trata de uno distinto al referido en La Naturaleza, pero de la misma especie. Nombre específico (Revista La Naturaleza) Nombre específico (Actual) Ilustración en la Revista La Naturaleza1 o en otra publicación de la época2. Imagen Actual del ejemplar referido en La Naturaleza3 o de un espécimen de la misma especie4. Ubicación Actual Fuente de referencia Spheroma burkartii Sphaeroma burkartii Bárcena, 1875 Figura 11 No obtenida Sin determinar Feldmann (2016, com. pers.) Tylostoma princeps Tylostoma princeps White, 1880 Figura 21 Figura 34 Smithsonian Instititution National Museum of Natural History, Washington, D. C., con el Numero de catálogo USNM 8864 Perrilliat-M. (1989: 174) Platygonus alemanii Platygonus compressus alemanii Dugés, 1887 Figura 41 Figuras 5 y 63 Una parte se encuentra en el museo Eduardo Villaseñor Söhle de la Escuela de Minas de la Universidad de Guanajuato. El complemento se encuentra en el Smithsonian Instititution National Museum of Natural History, Washington, D. C., con el Numero de catálogo USNM V791 Guzmán-Gutiérrez y Palafox-Solís (2016, com. pers.) Nombre específico (Revista La Naturaleza) Nombre específico (Actual) Ilustración en la Revista La Naturaleza1 o en otra publicación de la época2. Imagen Actual del ejemplar referido en La Naturaleza3 o de un espécimen de la misma especie4. Ubicación Actual Fuente de referencia Hippotherium peninsulatum Nannippus peninsulatus Cope, 1885 Figura 71 No obtenida American Museum of Natural History, New York, con el Numero de catálogo FM 8345 Base de datos de la División de Paleontología del AMNH. Protohippus castilli Calippus castilli Cope 1885 Figura 81 No obtenida American Museum of Natural History, New York, con el Número de catálogo FM 8345. Base de datos de la División de Paleontología del AMNH. Probablemente Oxyechus vociferas Clase Avipedia Vialov, 1966 Figura 91 Figura 103 Museo Eduardo Villaseñor Söhle de la Escuela de Minas de la Universidad de Guanajuato sin número de catálogo. Guzmán-Gutiérrez y Palafox-Solís (2016, com. pers.) Probablemente Felis concolor Mitsupes dugesii Rod.-de la Rosa et Guzmán-Gutiérrez, 2012 Figura 111 Figura 124 Sin determinar Guzmán-Gutiérrez y Palafox-Solís (2016, com. pers.) Glyptodon mexicanus Glyptotherium mexicanum Cuat. et Ram., 1875 Figura 132 Figura 143 Museo de Geología IGL- UNAM,con el número de catálogo IGM 4006 Carranza-Castañeda y Miller (1987: 335). Base de Datos UNIPALEO Nombre específico (Revista La Naturaleza) Nombre específico (Actual) Ilustración en la Revista La Naturaleza1 o en otra publicación de la época2. Imagen Actual del ejemplar referido en La Naturaleza3 o de un espécimen de la misma especie4. Ubicación Actual Fuente de referencia Equus crenidens Equus (Plessipus) crenidens Cope, 1884 No encontrada Figura 154 Sin determinar Hibbard (1955: 62) Equus tau Equus conversidens Owen, 1869 Figura 162 No obtenida Sin determinar Hibbard (1955: 56- 59) Equus occidentale Equus (Hesperohippus) mexicanus Hibbard, 1955 Figura 172 Figura 183 Colección paleontológica nacional del Instituto de Geología, con el número de catálogo IGM 4009 Carranza-Castañeda y Miller (1987: 338). Base de Datos UNIPALEO Equus barcenai Equus conversidens (Owen, 1869) No encontrada Figura 193 El holotipo de E. conversidens se encuentra alojado en la colección paleontológica nacional del Instituto de Geología, con el número de catálogo IGM 4008 Base de Datos UNIPALEO Equus platystilus Nomen dubium No encontrada No obtenida Sin determinar Barrios-Rivera (1985: 225) Aphelops fossiger Teleoceras fossiger Cope, 1878 Figura 202 Figura 213 Museo de Geología IGL- UNAM, sin número de catálogo Carbot-Chanona (2009: 278) Nombre específico (Revista La Naturaleza) Nombre específico (Actual) Ilustración en la Revista La Naturaleza1 o en otra publicación de la época2. Imagen Actual del ejemplar referido en La Naturaleza3 o de un espécimen de la misma especie4. Ubicación Actual Fuente de referencia Holomeniscus hesternus Camelops hesternus Leidy, 1873) Figura 222 Figura 234 Sin determinar Villada (1903: 447) Eschatius conidens Nomen dubium No encontrada No obtenida Sin determinar Webb (1965: 33-34) Palauchenia magna Palauchenia mexicana, del Castillo, 1869 Figura 242 Figura 254 Sin determinar Guzmán-Gutiérrez y Palafox-Solís (2013: 6) Auchenia minima Hemiauchenia minima Leidy, 1886 No encontrada No obtenida Sin determinar Auchenia castilli Calippus castilli Cope, 1885 o Palauchenia mexicana del Castillo, 1869 No encontrada No obtenida Sin determinar Nombre específico (Revista La Naturaleza) Nombre específico (Actual) Ilustración en la Revista La Naturaleza1 o en otra publicación de la época2. Imagen Actual del ejemplar referido en La Naturaleza3 o de un espécimen de la misma especie4. Ubicación Actual Fuente de referencia Bos latifrons Bison antiquus antiquus Leidy, 1852 Figura 262 Figura 274 Sin determinar Carranza-Castañeda y Miller (1987: 341) Platygonus compressus Platygonus compressus alemanii Dugés, 1887 Figura 282 Figuras 5 y 63 Una parte se encuentra en el museo Eduardo Villaseñor Söhle de la Escuela de Minas de la Universidad de Guanajuato. El complemento se encuentra en el Smithsonian Instititution National Museum of Natural History, Washington, D. C., con el Numero de catálogo USNM V791 Guzmán-Gutiérrez y Palafox-Solís (2016, com. pers.) Elephas primigenius y Elephas columbii Mammuthus columbi Falconer, 1857 Figura 292 Figura 304 Sin determinar Villada (1903: 451) Dibelodon shepardii Cuvieronius tropicus Cope, 1884 Figura 312 Figura 323 Colección paleontológica nacional del Instituto de Geología, con el número de catálogo IGM 4007 Carranza-Castañeda y Miller (1987: 337). Base de Datos UNIPALEO 44 Como se puede apreciar en la tabla 3, se relocalizaron 11 de los 23 especímenes fósiles listados para tal propósito, mientras que no se pudo determinar la ubicación física actual de los 12 ejemplares restantes. En cuanto a los fósiles encontrados, ocho de ellos fueron estudiados de primera mano, es decir los ejemplares fueron consultados personalmente en las colecciones que los resguardan, estos son (según el nombre específico consignado en La Naturaleza): Platygonus alemanii, Oxyechus vociferas, y Platygonus compressus, resguardadas en la colección paleontológica del museo de Mineralogía Eduardo Villaseñor Söhle de la Universidad de Guanajuato; y Glyptodon mexicanus, Equus occidentale, Equus barcenai, Aphelops fossiger, y Dibelodon shepardii, incorporados a las colecciones paleontológicas del Instituto de Geología de la UNAM y del museo de Geología IGL-UNAM. Los tres fósiles restantes, fueron encontrados únicamente mediante vía bibliográfica, se tratan de las especies: Tylostoma princeps, Protohippus castilli, Hippotherium peninsulatum, de estas especies fue imposible consultar personalmente los ejemplares requeridos por hallarse en museos extranjeros, T. princeps en el United States National Museum, Washinton, D. C., y P. castilli e H. peninsulatum en el American Museum of Natural History, New York. De Tylostoma princeps se consultó un ejemplar de la misma especie que se encuentra en las colecciones del Instituto de Geología. De los 12 fósiles cuya ubicación no se pudo precisar, se consultó en la medida de lo posible otros ejemplares de la misma especie, para tal efecto, se encontraron especímenes correspondientes a seis de estas 12 especies; dos de ellos se encuentran resguardados en el museo de Mineralogía “Eduardo Villaseñor Söhle” de la Universidad de Guanajuato, estos son; el último molar inferior de Palauchenia magna, cuyos restos se han encontrado en una sola ocasión y su holotipo se considera extraviado; y una réplica del icnofósil asignado a Felis concolor por Dugés. Mientras que los otros cuatro fósiles que se consultaron se encuentran alojados en la colección paleontológica nacional María del Carmen Perrilliat M., del Instituto de 45 Geología de la UNAM y su correspondiente museo, y son: el neotipo de Equus crenidens, un ejemplar asignado a Holomeniscus hesternus, cráneos de bisontes fósiles y defensas de mamuts. De las ultimas 6 especies, no se pudo consultar el ejemplar referido originalmente en La Naturaleza, ni algún otro espécimen asignado a la misma especie, dos de estas son consideradas Nomen dubium en el presente trabajo: Equus platystilus, y Eschatius conidens, de tres más no pudo hallarse ningún ejemplar referible a estas, que son: Equus tau, Auchenia minima y Sphaeroma burkartii, y de las cuales la única que se considera valida es S. burkartii; y una última especie cuya verdadera identidad no pudo ser precisada; Auchenia castilli. 46 Capítulo VII: Análisis y Discusión En el presente capítulo se aborda principalmente la historia nomenclatural de cada taxón analizado, se precisan detalles acerca de la ubicación actual de los ejemplares que pudieron ser ubicados y se muestran las imágenes que por motivos de formato solo se encuentran referidas en el Capítulo VI “Resultados”. La historia nomenclatural de cada una de las especies fósiles estudiadas en este trabajo se fue entretejiendo de manera paulatina mediante la comparación del nombre específico publicado originalmente en La Naturaleza con los nombres sugeridos por distintos autores para la misma especie a través del tiempo, en cada caso se establece el nombre que se considera vigente con base en la revisión bibliográfica mencionada. Se respeta el orden cronológico del listado de especies generado tras la revisión de los
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