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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA 
 DE MÉXICO 
 
 FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES 
ZARAGOZA 
 
 
“REVISIÓN, ANÁLISIS Y BÚSQUEDA DE LOS 
FÓSILES PRESENTES EN LA REVISTA 
 LA NATURALEZA” 
 
 
 
 
 
 
 
 
T E S I S 
 
 
 QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE: 
 LICENCIADO EN BIOLOGÍA 
 P R E S E N T A : 
 
OSCAR URIEL CISNEROS CORTÉS 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
DIRECTOR DE TESIS: 
M. EN C. CARLOS PÉREZ MALVÁEZ 
 
 
Ciudad de México, 2016 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
 
 
 “Yo siempre llego a donde quiero llegar, porque nunca me canso de 
caminar, y si me caigo me vuelvo a levantar y lo vuelvo a intentar una y otra 
vez”. 
Sergio Colombo 
 
 
 
 
 
 
 
 “En todos los asuntos humanos hay esfuerzos, y hay resultados, y la 
fortaleza del esfuerzo es la medida del resultado”. 
James Allen 
 
 
 
 
 
 “La búsqueda de la libertad es la única fuerza que yo conozco. Libertad 
de volar en ese infinito. Libertad de disolverse como la llama de una vela, que 
aun al enfrentarse a la luz de un billón de estrellas permanece intacta, porque 
nunca pretendió ser más que lo que es: la llama de una vela”. 
 
Carlos Castaneda 
 
 
 
 
Dedicatorias 
 
 
 Todo el trabajo y esfuerzo que significan la consecución de esta tesis se los 
dedico con toda mi energía a los seres más especiales que existen en el mundo, mi 
familia. 
 
 A mis padres, los señores Roberto Carlos Cisneros Vergara y Ruth Cortés 
López, por enseñarme con su constante ejemplo a ser un guerrero de la vida, por 
apoyarme en todos los aspectos de mi existencia, por todo el amor de padres que 
me han sabido dar, las palabras no alcanzarían para explicar que tan feliz y 
agradecido me encuentro de poder compartir este momento con ustedes. 
 
 A mi esposa, María Guadalupe Vidal Díaz, por su inestimable amor, 
paciencia, comprensión y ayuda durante la realización de este trabajo. Amor sabes 
que eres lo mejor que me ha pasado en la vida, me siento infinitamente bendecido 
por tener una familia contigo, por poder gozar a diario tu inconmensurable amor. 
 
 A mi hijo, Ángel Uriel Cisneros Vidal, por brindarle combustible a mi espíritu 
con la luz de su mirada, y al pequeño que está próximo a venir. No saben lo mucho 
que significan para este hombre, los amo. 
 
 A mis hermanos Daniel y Aketzalli, que son también mis mejores amigos, les 
dedico este trabajo hermanos, gracias por todos los momentos que me han 
permitido pasar a su lado. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Agradecimientos 
 
 
 En primer término agradezco al Dr. Carlos Pérez Malváez, tutor principal de 
esta tesis, gracias por compartir conmigo su enorme experiencia, por apoyarme en 
cada detalle durante la realización del presente trabajo, por exhortarme a lograr las 
metas que me he propuesto y por ser más que un excelente profesor, por ser para 
mí, un amigo. 
 
 A mis sinodales, Dra. Patricia Velasco de León, Dra. Erika Ortiz Martínez, 
Mtra. Fabiola Juárez Barrera y Mtra. Guadalupe Bribiesca Escutia, por sus valiosas 
observaciones, fundamentales para la mejora de este escrito. 
 
 Al Dr. Jesús Alvarado Ortega, responsable de la colección paleontológica 
nacional, del Instituto de Geología de la UNAM, “María del Carmen Perrilliat M.”, por 
permitirme el acceso a esta invaluable colección, y por todas las facilidades 
otorgadas durante mi estancia en este recinto académico. 
 
 A la Mtra. Violeta Amparo Romero Mayén, quien realiza una estupenda labor 
en la colección paleontológica nacional, por toda la ayuda que me brindo cuando 
requerí consultar materiales de esta Colección. 
 
 Al Dr. José Rubén Guzmán Gutiérrez, por su excelente disposición para 
transmitirme información en extremo valiosa para los fines del presente trabajo, y 
por contactarme con la Universidad de Guanajuato, sin su ayuda no se hubieran 
podido conseguir los objetivos planteados en la medida de lo realizado. 
 
 A la Mtra. Patricia Palafox Solís, encargada de la colección paleontológica 
del museo de Mineralogía “Eduardo Villaseñor Söhle” perteneciente a la Escuela de 
Minas de la Universidad de Guanajuato, por permitirme el acceso a los ejemplares 
 
fósiles de esta Colección, parte sustancial de esta investigación, y por el valioso 
tiempo que me dedico durante mi estancia en aquella ciudad, infinitas gracias. 
 
 Al Dr. Rodney Feldmann del Departamento de Geología de la Universidad 
del Estado de Kentucky, por darse un momento para contestar mi correspondencia 
y brindarme valiosa información referente al Sphaeroma fósil de La Naturaleza. 
 
 Al Biólogo. Néstor Quezadas por su amabilidad al proporcionarme la base de 
datos de la Colección Paleontológica del Museo “Alfredo Dugés” para su utilización 
durante el presente trabajo. 
 
 A mis amigos, Ismael, Pablo, Ricardo, Oscar, Isaac, Raúl, Luis, por tantos 
momentos de risas y diversión que hicieron que el tiempo corriera más rápido de lo 
habitual, espero tener noticias pronto acerca de su titulación. 
 
 A mis compañeros de trabajo, y en especial al joven Mariano Garay Perdigón 
gerente general de la empresa que me dio la enorme oportunidad de concluir mi 
licenciatura, gracias por el apoyo que me otorgaron siempre que lo necesité. 
 
 A todos los trabajadores de la UNAM, por su silenciosa labor que permite que 
la Universidad Nacional se mantenga en pie cada día. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Contenido 
 
Resumen __________________________________________________ 1 
 
Capítulo I: Introducción ______________________________________ 2 
 
Capítulo II: Marco Teórico ____________________________________ 4 
 
II. I: La evolución del pensamiento paleontológico. _____________ 4 
 
II. II: Breve historia del desarrollo de la Paleontología en México, 
hasta inicios del siglo XX. __________________________________ 8 
 
Capítulo III: Justificación ____________________________________ 19 
 
Capítulo IV: Objetivos ______________________________________ 20 
 
Capítulo V: Método _________________________________________ 21 
 
Capítulo VI: Resultados _____________________________________ 25 
 
Capítulo VII: Análisis y Discusión_____________________________ 46 
 
Capítulo VIII: Conclusiones _________________________________ 111 
 
Bibliografía ______________________________________________ 113 
 
 
 1 
Resumen 
 
La revista La Naturaleza fue una de las principales publicaciones científicas de carácter 
periódico en nuestro país desde mediados del siglo XIX y hasta inicios de siglo XX, en 
sus páginas se encuentran una enorme cantidad de artículos relacionados a la Historia 
Natural, disciplina que años más tarde se convertiría en la moderna Biología. 
 
En el presente trabajo se realizó la revisión de 13 de los 14 artículos de 
Paleontología presentes en esta publicación con la intención de generar una lista de las 
especies fósiles que aparecen en estos artículos, analizar la situación nomenclatural de 
los ejemplares en cuestión con el objetivo primario de establecer la ubicación física actual 
de estos especímenes estudiados hace más de un centenar de años por los iniciadoresde los estudios paleontológicos en nuestro país. Finalmente se elaboró una tabla general 
de los fósiles encontrados en la revista La Naturaleza, con la información actualizada. 
 
Se encontraron 26 referencias a especies fósiles en los artículos paleontológicos 
de La Naturaleza¸ este número se redujo a 23 especímenes por hallar en función de la 
información presente en cada uno de los artículos. Se registró un cambio en la situación 
nomenclatural de 21 de los 23 taxones. Fue posible realizar el hallazgo de 11 de los 23 
ejemplares pretendidos. 
 
De esta manera se busca realizar un aporte al conocimiento de la historia y 
desarrollo de la Paleontología en nuestro país, un tema que aún no se encuentra del todo 
esclarecido. 
 
 
 
 
 
 
 
 2 
Capítulo I: Introducción 
 
La historia de la Paleontología en México es un tema tan vasto e interesante como poco 
abordado, los orígenes de nuestra historia paleontológica se remontan a tiempos 
prehispánicos, sin embargo, recién comienza a esclarecerse el desarrollo histórico de 
esta disciplina científica. 
 
Uno de los objetivos del presente trabajo consiste en examinar parte de la evolución 
que la Paleontología mexicana experimentó durante el periodo comprendido entre 1868 
y 1914, años en que la antigua Sociedad Mexicana de Historia Natural (SMHN por sus 
siglas) desarrolló sus actividades científicas, mediante la cuantificación de las 
aportaciones a esta disciplina realizadas por esta Institución. 
 
La ardua labor investigativa efectuada por la SMHN durante casi 50 años se refleja 
en su órgano de divulgación La Naturaleza, uno de los más importantes de la época, que 
en sus páginas contiene un total de 690 artículos, 14 de ellos de índole paleontológica, 
es mediante el análisis de estos artículos que se busca cuantificar las aportaciones 
realizadas por esta sociedad científica a la Paleontología. 
 
Sin embargo, más que la cuantificación de las aportaciones a la Paleontología 
hechas por la SMHN, el principal objetivo de este trabajo consiste en el redescubrimiento 
de los ejemplares fósiles publicados en La Naturaleza, estos especímenes estudiados 
hace más de un centenar de años son de enorme valor científico e histórico debido a su 
antigüedad y a que representan un periodo de tiempo fundamental en el desarrollo de la 
Biología en nuestro país. 
 
Hasta el momento no se ha realizado ninguna revisión de los artículos 
paleontológicos publicados en La Naturaleza, ni tampoco se ha realizado un listado de 
las especies fósiles presentes en esta publicación y mucho menos se ha pretendido 
relocalizar el conjunto de los especímenes correspondientes a estos registros. En este 
punto radica la importancia de este trabajo. 
 
 3 
 
La base para lograr los objetivos planteados fue la revisión de los artículos 
paleontológicos publicados en La Naturaleza, una vez finalizada la fase de revisión y 
reconocidas a plenitud las especies fósiles encontradas en esta, se prosiguió a realizar 
una labor detectivesca para dar con el paradero de estos especímenes, no sin antes 
establecer el nombre vigente para cada taxón. Los frutos de esta investigación se 
presentan a continuación. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 4 
Capítulo II: Marco Teórico 
A continuación, se presenta una breve recapitulación del desarrollo de la ciencia 
paleontológica desde su nacimiento como tal y hasta mediados del siglo XIX, periodo de 
tiempo en el que comenzó la labor de investigación de la antigua SMHN, con el propósito 
de comprender un poco del entorno científico en el que se hallaban insertados los 
hombres de conocimiento miembros de esta sociedad científica. 
 
Este episodio se divide en dos secciones, la primera trata acerca de los principales 
eventos ocurridos universalmente que dieron forma a la Paleontología, y en segundo 
término se habla de los mismos eventos, pero sucedidos a nivel nacional. 
 
II. I: La evolución del pensamiento paleontológico. 
Desde tiempos inmemoriales el hombre ha conocido la existencia de los fósiles y 
ha estado en contacto con ellos, se estima que la evidencia más antigua del contacto de 
los seres humanos con estos remanentes de la vida pretérita, tiene una antigüedad 
aproximada de 80 mil años y consiste en una pequeña colección de gasterópodos y 
corales petrificados que fue formada por los ocupantes de la cueva Arcy-sur-Cure en 
Borgoña, Francia (Sour-Tovar y Quiroz-Barroso, 2004: 9). 
 
Indudablemente la visión de rocas en las que figuraban plantas y animales, su 
naturaleza pétrea y su origen desconocido debió haber estimulado la imaginación de los 
hombres primitivos, de manera que en un principio, los fósiles fueron apreciados como 
objetos ornamentales, pero con el paso del tiempo la naturaleza misma del ser humano 
les iría atribuyendo poderes mágicos llegando a convertirlos en amuletos de caza o 
sirviendo de apoyo para la realización de diversas prácticas religiosas (Liñán, 1998: 9). 
 
Para encontrar ideas claras sobre los fósiles y su origen fue necesario llegar a la 
antigüedad clásica; los primeros seres humanos en mostrar un interés significativo por 
los fósiles fueron los griegos, en concreto la escuela pitagórica, que llega a expresar la 
 
 5 
naturaleza verdadera de los fósiles marinos (Gío-Argáez, 2003: 30). En contraste 
tenemos las ideas de la escuela aristotélica caracterizada por sus ideas erróneas sobre 
los restos fosilizados de organismos, aseverando que éstos podían producirse 
espontáneamente en la tierra (Meléndez, 1998: 37). 
 
Durante toda la edad media y hasta el siglo XVII siendo Aristóteles el maestro 
indiscutible de todas las Ciencias se desarrollaron sus planteamientos incorrectos sobre 
los fósiles, en este periodo predominó un pensamiento en el que se creía que estos eran 
simples curiosidades de origen inorgánico y existió un ambiente cultural que propició el 
nacimiento y mantenimiento de diferentes mitos que van desde la existencia de antiguas 
razas de gigantes y otros seres mitológicos, hasta la creencia universalmente extendida 
del diluvio bíblico, con los fósiles como prueba irrefutable de estos eventos (Sour-Tovar 
y Rivera, 1998: 18). 
 
En este lapso temporal se aceptaba de manera generalizada al Diluvio Universal 
como el único evento que había afectado la superficie de la Tierra desde su formación, 
hace unos 6 000 años según las estimaciones basadas en los relatos bíblicos realizadas 
por el arzobispo Usher y de acuerdo a las consideraciones de la época. (Duque, 2002: 
151). 
 
No es sino hasta el siglo XVII en que el científico danés Nicolás Steno sienta los 
principios de la Estratigrafía con sus leyes de la superposición de los estratos y de la 
horizontalidad original; Steno también inició una nueva corriente de la Paleontología, al 
establecer con base en su comparación de las glossopetras o lenguas de piedra con los 
dientes del tiburón actual, que los fósiles son restos de seres vivos. (Meléndez, 1998:39). 
 
El siglo XVIII se caracterizó porque los fósiles comenzaron a estudiarse en un 
contexto geológico y biológico, en gran medida gracias a la labor de Steno quien sentó 
los fundamentos para que la comunidad científica en general aceptara el origen orgánico 
de los fósiles. Cuando Linneo publicó su Systema Naturae en 1735, los fósiles ya eran 
considerados y nombrados como cosas vivientes (Thackray, 2002: 13). 
 
 6 
Según lo señalado por Duque (2002: 153) durante este periodo también comenzó 
a difundirse la idea de que la edad de la Tierra debía ser mucho mayor que los pocos 
miles de años indicados por la cronología bíblica tradicional. 
 
A finales de ese siglo el geólogo James Hutton postuló su teoría uniformitarista que 
permaneció prácticamente ignorada por sus contemporáneos, sin embargo, Sir Charles 
Lyell publicó entre 1830 y 1833 el libro Principles ofGeology (Lyell, 1990, 1991, 1992), 
considerado la raíz de la geología moderna; basándose principalmente en las ideas de 
Hutton y añadiendo el factor del gradualismo geológico al uniformitarismo establecido 
por este autor (Sour-Tovar y Rivera, 1998: 23). Las ideas uniformistas y gradualistas de 
Hutton y Lyell se insertan en un pasado geológico en el que no existe un principio o fin 
aparente, haciendo pensar que la edad de la Tierra es mucho mayor a la propuesta por 
las doctrinas religiosas, constituyendo de esta manera una de las ideas científicas más 
importantes del siglo XIX. 
 
Es bajo estas circunstancias que en este siglo inician los primeros trabajos 
estratigráficos en Inglaterra y Francia de las manos de William Smith y Georges Cuvier, 
respectivamente. Smith retomó las ideas de Steno y las traslado al estudio de la geología 
de Inglaterra, reconociendo que los estratos de la corteza terrestre se podían identificar 
y ordenar cronológicamente por su contenido fósil. (Sour-Tovar y Rivera, 1998: 24). Por 
su parte, Georges Cuvier demostró que las osamentas fósiles representaban especies 
ya extintas; postuló los principios de la anatomía comparada y el de la correlación 
orgánica, que le permitieron reconstruir en su totalidad especies fósiles tomando como 
punto de partida únicamente fragmentos de estas, razón por la cual se le considera el 
fundador de la Paleontología de vertebrados. 
 
La aparición de la teoría evolucionista de Darwin en 1859 permitió que se 
transformaran los fundamentos teóricos de la Paleontología, a la par de esta 
transformación, los hallazgos de fósiles continuaron rápidamente (Bowler, 2002: 20). La 
teoría de la evolución puso atención en los fósiles que podrían ser identificados como 
eslabones perdidos e influyó para que el estudio del registro fósil se extendiera hacia la 
 
 7 
obtención de pruebas de los procesos evolutivos. De tal suerte que los aspectos 
evolutivos, aunados al estudio sistemático de los fósiles y su distribución estratigráfica, 
constituyeron la principal preocupación de los paleontólogos de finales del siglo XIX 
(Meléndez, 1998:41) y su objetivo primordial consistió en establecer catálogos de fósiles 
lo más completos posibles, en el que cada ejemplar tuviese asignada su edad geológica 
exacta. 
 
Es a mediados de este siglo que en nuestro país comienza la publicación de la 
revista La Naturaleza y es en el contexto anteriormente descrito en el que se insertan las 
labores realizadas por los hombres de Ciencia pertenecientes a la Sociedad Mexicana 
de Historia Natural, institución que tendría una amplia influencia en el desarrollo de las 
Ciencias Naturales en nuestro país, incluyendo a la Paleontología (Corona-M. et al., 
2008: 183). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 8 
II. II: Breve historia del desarrollo de la Paleontología en México, hasta inicios 
del siglo XX. 
En nuestro continente son diversas las culturas que han estado en contacto con los 
fósiles desde épocas remotas, ocurriendo en América un proceso análogo al sucedido 
en Europa, en el cual, diferentes civilizaciones desarrollaron mitos y leyendas alrededor 
de restos fosilizados de plantas y animales (Sour-Tovar y Quiroz-Barroso, 2004: 14). 
 
Según las principales crónicas novohispanas como lo son las de Joseph de Acosta 
(2003), Francisco Hernández (1959), Bernal Díaz del Castillo (2003) y Fray Juan de 
Torquemada (1975), las culturas prehispánicas conocían la existencia de enormes restos 
fósiles a los que denominaban quinametzin, relacionándolos con una antigua raza de 
gigantes que, de acuerdo a su cosmovisión, había sido la pobladora de sus territorios 
antes de que el humano actual existiese; y su desaparición coincidía con el final de un 
ciclo según su perspectiva del universo. 
 
Son diversos los testimonios y relatos provenientes de la época de la conquista, 
donde restos fosilizados de vertebrados, principalmente proboscídeos (Corona-M., 2002: 
355), son atribuidos a seres humanos gigantes: 
 
Joseph de Acosta en su Historia Natural y Moral de las Indias (2003: 273), refiere 
que en el año de 1590 él mismo observó un molar del tamaño de un puño que habría 
pertenecido a un gigante, considerando esta muela como prueba definitiva de la 
existencia de humanos de proporciones descomunales en la Nueva España. 
 
La crónica de Bernal Díaz del Castillo, Historia verdadera de la conquista de la 
Nueva España (2003: 40), relata que los tlaxcaltecas presentaron a Hernán Cortés un 
enorme hueso como prueba de la existencia de gigantes contra los que habían tenido 
que luchar sus ancestros para conquistar aquella zona, este ejemplar sería enviado a 
España por los conquistadores según lo documentado por este autor. 
 
 
 9 
Francisco Hernández en su Historia Natural de la Nueva España (1959: 315), 
describe la existencia de huesos de gigantes en Chalco, Texcoco y Toluca, algunos de 
los cuales serían enviados posteriormente a la corte española. 
 
Fray Juan de Torquemada describe en su Monarquía indiana (1975: 51-55) la 
existencia de gigantes prediluvianos, a los que el pueblo tolteca llamaba Quinametzin, 
pobladores de la región antes de la llegada del hombre actual y cuya desaparición se 
debía a la acción de un fuego divino que marcaba el final de un ciclo y el inicio de otro. 
Como prueba de la existencia de estos gigantes, los toltecas mostraban a los 
conquistadores españoles huesos fosilizados de grandes mamíferos. 
 
De los restos fósiles mencionados previamente no podremos conocer su identidad, 
ya que la mayoría de estos se desintegraron al no aplicarse método alguno que 
favoreciera la conservación de su estructura (Corona-M., 2002: 355). Si alguno de estos 
ejemplares permaneciera integro hasta nuestros días, aun así, seguramente se 
encontraría extraviado para la Ciencia; siendo la mejor ejemplificación de estas palabras 
los fósiles descritos o mencionados en la revista La Naturaleza que, a pesar de 
pertenecer a un periodo más reciente de la historia de la Paleontología en México, se 
encuentran sin localizar en su mayoría. 
 
Es a principios del siglo XVIII que la explicación gigantológica de los fósiles va 
perdiendo sustento (Corona-M., 2002: 356), tanto en Europa como en la Nueva España, 
en gran medida, debido a la influencia de Nicolás Steno quien inició una corriente del 
pensamiento que considera que los fósiles son de origen orgánico y que estos 
representan vestigios de especies extinguidas. De manera simultánea, durante la época 
de la conquista y la posterior etapa colonial, comenzó un monitoreo de los territorios de 
la Nueva España enfocado en el hallazgo de metales preciosos y recursos naturales para 
enriquecer a la corona española, de acuerdo a lo establecido por Morelos-Rodríguez 
(2012: 17). 
 
 
 10 
Las principales expediciones científicas llegadas a la Nueva España con la 
intención de explorar el territorio nacional y que se relacionan con el estudio de fósiles 
son: la expedición científica encabezada por Malaspina (1789-1794) y la real expedición 
científica a la Nueva España (1787-1803), encabezada por Sessé y Mociño (Corona-M., 
2002: 357). En concordancia a lo expresado por Corona-M. et al., (2008: 180) a lo largo 
del proceso general de exploración, restos de megafauna fueron reportados para ocho 
estados, sin embargo, no se realizó ningún análisis al respecto de los ejemplares 
mencionados. 
 
La última década del siglo XVIII fue sobresaliente por la incorporación de nuevos 
medios para difundir la actividad paleontológica en nuestro país, como el establecimiento 
del primer Gabinete de Historia Natural en 1790, por el naturalista español José Longinos 
Martínez y la fundación del Real Seminario de Minería, la primer casa de las Ciencias en 
México, en el año de 1792 (Izquierdo, 1958: 66). La importancia de estas instituciones 
radica en que representan las primeras negacionesde la teoría gigantológica de los 
fósiles en la Nueva España y muestran una caracterización moderna de estos restos 
como vestigios de seres orgánicos. 
 
En el Gabinete de Longinos fueron exhibidos ejemplares de minerales, plantas, 
animales y fósiles proporcionados por los naturalistas de la expedición científica liderada 
por Miguel Sessé y Mariano Mociño, entre los que destacaban 17 osamentas de 
proboscidios fósiles. Las muestras del Gabinete se hallaban dispuestas en un catálogo 
basado en el sistema clasificatorio de Linneo según lo señala Maldonado-Polo (1999: 
55). La fundación del Gabinete de Longinos y el contenido de sus colecciones quedaron 
manifestados en la Gazeta de México (Anónimo, 1790: 68-71) una de las publicaciones 
periódicas donde se exponían las ideas científicas de la época. 
 
Por otra parte, con la fundación del Real Seminario de Minería comienza la 
formalización en nuestro país de varias ramas del conocimiento; y es este el primer 
antecedente directo de diversas instituciones científicas de gran trascendencia para el 
desarrollo de nuestro país, entre algunas vinculadas actualmente a la Universidad 
 
 11 
Nacional Autónoma de México, se pueden mencionar; las Facultades de Ciencias, 
Química e Ingeniería y los Institutos de Física, Matemáticas, Química, Ingeniería y 
Geología. (Ramos-Lara, 2001: 191). 
 
El entonces rey Carlos III nombró a Andrés Manuel del Río profesor de Mineralogía 
en este centro de estudios y su catedra fue establecida el 27 de abril de 1795 según lo 
señalado por Aguilera (1905: 43), en la cual, utilizo la primera parte de su libro Elementos 
de Orictognosia, o del conocimiento de los fósiles dispuestos según los principios de A. 
G. Werner para el uso del Real Seminario de Minería en México, obra considerada por 
Morelos-Rodríguez (2012: 42) como el primer tratado de Geología hecho en América, 
mientras que Vernet (1976: 248) valora a del Rio como el primer catedrático de Geología 
del nuevo mundo; es decir, tanto Del Rio como su obra cumplen un rol fundamental en 
el desarrollo de la Ciencia paleontológica en nuestro país. 
 
El contenido de la catedra de Andrés Del Rio abarcaba “la orictognosia, encargada 
del conocimiento de los fósiles por sus carácteres exteriores; la geognosia, que 
enseñaba la relación y la posición de las sustancias minerales en la tierra y el arte de las 
minas, es decir, la explotación y beneficio de los minerales” (Flores-Clair, 2000: 69). La 
catedra de Andrés Manuel del Rio significó la llegada de las teorías neptunistas a nuestro 
país, lo cual implica una renovación en el marco teórico de los estudios relacionados a 
las Ciencias de la Tierra. 
 
Del Rio fungió como anfitrión en México de su contemporáneo y condiscípulo en la 
escuela de Freiberg, Alexander von Humboldt, quien a pesar de su breve estancia en la 
Nueva España (de abril de 1803 hasta enero de 1804), realizo diversas contribuciones 
al desarrollo de la geología en nuestro país (Cserna, 1990: 5); dictó clases de geología 
en el Real Seminario de Minería, colaboró con un capítulo de la segunda parte de los 
Elementos de Orictognosia, de Del Rio, publicada en 1805; y su célebre Ensayo político 
sobre los reinos de la Nueva España, obra sacada a la luz en 1808, que representó un 
verdadero redescubrimiento de la Nueva España tanto para los mexicanos como para 
 
 12 
los europeos (de Gortari, 1980: 263), la lectura de esta obra fomentaría el paso de 
naturalistas y geógrafos extranjeros por nuestro país en los años venideros. 
 
A pesar del cambio en el pensamiento científico logrado durante este periodo un 
mayor desarrollo en este rubro se vio limitado debido a las revueltas políticas y sociales 
derivadas de la lucha independentista en México, sin embargo, tras la consumación de 
esta en 1821; y en gran medida como consecuencia de la obra de Humboldt, comenzó 
a incrementarse el tránsito de naturalistas extranjeros por el país con el fin de explorar 
las maravillas naturales halladas en los territorios mexicanos (Maldonado-Koerdell, 1952: 
98). 
 
Para el año de 1825 se fundó el primer Museo Nacional de México (Corona-M. et 
al., 2008: 182), no obstante su actividad se vería restringida debido a las limitaciones 
económicas causadas por la crisis política en la cual el país se encontraba envuelto; tras 
una guerra de Independencia de diez años. Asimismo el siglo XIX estuvo plagado en 
general de una serie de conflictos de carácter político que harían que las condiciones 
fueran poco proclives para un desarrollo más acelerado de las Ciencias en México 
(Pérez-Malváez y Ruiz, 2002: 217; Uribe-Salas y Cortés-Zavala, 2006: 499). 
 
Estas cuestiones de índole social y política, también afectaron al Real Seminario 
de Minería que se transformó primero, en el Colegio de Minería, y más tarde se dividió 
en diversas instituciones educativas. Durante las primeras décadas del siglo XIX la 
investigación paleontológica a nivel nacional fue impulsada principalmente por esfuerzos 
individuales, mientras que el Museo Nacional seria reinaugurado con éxito entre los años 
de 1866 y 1867 (Corona-M., 2002: 358). 
 
Es en este contexto que el 2 de diciembre de 1867 el gobierno Juarista promulga 
la Ley Orgánica de Instrucción Pública, preparada por Gabino Barrera y Francisco Díaz 
Covarrubias, la cual favoreció la creación de una serie de instituciones como la Escuela 
Nacional Preparatoria, la Escuela de Naturalistas y el Observatorio Astronómico 
Nacional, entre otras. Estos avances, sumados a las ideas positivistas que iban tomando 
 
 13 
fuerza en México, propiciaron la formación de las primeras sociedades científicas del 
país, como la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, la Sociedad Mexicana de 
Medicina y la Sociedad Mexicana de Historia Natural, entre otras (Gío-Argáez y Rivas, 
1993: 39). 
 
Durante este periodo un grupo de naturalistas nacionales dieron comienzo a las 
investigaciones geológicas y paleontológicas en nuestro país realizadas por científicos 
locales (Corona-M. et al., 2008:183), siendo las obras Datos para el estudio de las rocas 
Mesozoicas de México y sus fósiles característicos, escrita por Mariano Bárcena de 
manera conjunta con Antonio del Castillo en el año de 1875 y Materiales para la 
formación de una obra de Paleontología mexicana escrita por Bárcena en 1877, las 
publicaciones que constituyen el comienzo de las investigaciones estratigráficas y 
paleontológicas en México hechas por mexicanos, de acuerdo a lo señalado por Cserna 
(1990:10). 
 
Es a partir de los trabajos de Bárcena y del Castillo, que se da un incremento en 
las labores de investigación paleontológica que se verían sustentadas y aumentadas por 
la fundación de la Sociedad Mexicana de Historia Natural en 1868, constituida 
principalmente por los investigadores adscritos al recientemente reinaugurado Museo 
Nacional. 
 
La Sociedad Mexicana de Historia Natural, se fundó el 29 de agosto de 1868 por 
un grupo de 10 eminentes naturalistas mexicanos, quienes celebraron la primera sesión 
el 6 de septiembre de 1868, en la cual, se eligió al Ingeniero Antonio del Castillo como 
primer Presidente de la recién formada sociedad. 
 
Una de las principales contribuciones de la SMHN fue el establecimiento de un 
espacio para la difusión de sus labores, lo cual dio lugar a la creación en 1869 de la 
Revista intitulada “La Naturaleza, Periódico científico de la Sociedad Mexicana de 
Historia Natural”, siendo Don Manuel M. Villada director y editor de La Naturaleza durante 
todos los años en que esta existió. 
 
 14 
Esta revista consta de tres series: 
 
 La primera con siete tomos, de 1869 a 1887 
 La segunda con tres tomos de 1887 a 1899 
 Y la tercera con un solo tomo con cinco fascículos, que aparecieron de 1910 a 
1914 y de los cuales el último prácticamente no circuló, por lo que falta en la 
mayoría de las colecciones. 
SegúnGío-Argáez y Rivas (1993: 42), en “La Naturaleza” se dieron a conocer los 
primeros listados faunísticos y florísticos de México, lo cual significa un antecedente 
importante sobre los estudios de Biodiversidad en nuestro país; estos estudios han 
servido como base para las líneas de investigación de la Biología actual. 
 
De acuerdo a Cuevas (2002: 80) La Naturaleza llegó a ser reconocida en el 
extranjero como una de las revistas científicas más importantes del nuevo mundo. Este 
órgano de difusión publicó en total 690 artículos relacionados con la Historia Natural de 
nuestro país (Azuela, 1996: 69). 
 
La Naturaleza, se dividió originalmente en 5 secciones: I. Zoología, II. Botánica, III. 
Mineralogía, IV. Geología y Paleontología, y V. Ciencias Auxiliares. Posteriormente, 
Beltrán (1948: 145-174) establecería por vez primera un índice bibliográfico para esta 
publicación consistente de tres partes, con la finalidad de facilitar el estudio de su 
contenido; la primera parte de este índice la constituye el “Índice alfabético de autores” 
en donde se consigna el autor, fecha, nombre completo del artículo y la respectiva 
referencia bibliográfica de todos los artículos publicados en esta revista. Las dos partes 
restantes consisten en un “Índice Geográfico” en el cual se agrupan los artículos según 
la entidad federativa de nuestro país a la que se refieren, y un “Índice clasificado” en el 
cual deriva una modificación de las secciones originales de La Naturaleza, pues las cinco 
secciones originales de esta publicación son aumentadas a ocho (I. Mineralogía y 
Geología, II. Paleontología, III. Botánica, IV. Zoología, V. Viajes, VI. Historia, biografías 
y necrologías, VII. Vida de la Sociedad y VIII. Miscelánea) según el enfoque de este 
historiador de la Biología en México. 
 
 15 
 
Desde la década de 1860 y hasta principios del siglo XX, se dio un notable 
incremento en la documentación científica de fósiles en nuestro país en comparación con 
la literatura establecida antes de este periodo (Corona-M., 2002: 359). La Naturaleza 
contiene en sus páginas algunos de estos trabajos. 
 
Este aumento en la producción paleontológica puede relacionarse con la fundación 
de la SMHN, que además establecería fuertes conexiones con los principales museos 
europeos y norteamericanos y sus respectivos naturalistas, quienes colaboraron 
activamente con científicos mexicanos, como Antonio del Castillo, Mariano Bárcena, 
Manuel María Villada y Alfredo Dugés; por su parte los principales naturalistas 
extranjeros que destacaron por su participación en el desarrollo de la Paleontología de 
nuestro país durante este periodo son los ingleses Falconer (1863: 43-114) y Richard 
Owen (1869: 559-573, 1870: 65-77); el paleontólogo y herpetólogo estadounidense 
Edward D. Cope (1884: 1-21, 1890: 393-397); los naturalistas alemanes Herbert von 
Meyer (1840: 576-587) y Félix y Lenk (con sus tres volúmenes de la Paleontología y 
geología de México publicados entre 1889 y 1899). 
 
Dentro del terreno de las contribuciones a la taxonomía, en este periodo se 
designaron en nuestro país 36 ejemplares como tipos nomenclaturales fósiles (Corona-
M., 2002: 360), en estos trabajos de descripción de especies nuevas se nota de manera 
clara el grado de colaboración alcanzado entre los naturalistas mexicanos y los 
extranjeros; como lo es el caso de la descripción y denominación de la especie 
Protohippus castilli por el paleontólogo norteamericano E. D. Cope (Cope, 1890: 396) 
durante su vista a los criaderos de carbón de Zacualtipán, Hgo, usando el epíteto 
específico castilli en este équido fósil en honor al Ing. Mexicano Don Antonio del Castillo 
quien proporciono a Cope la localización del sitio fosilífero en cuestión. 
 
Otros ejemplos de estas palabras son proporcionados por la obra del paleontólogo 
inglés Richard Owen quien describe a los équidos fósiles Equus conversidens y Equus 
 
 16 
tau (1869: 563, 565) y un año después hace lo propio con la especie Palauchenia magna 
(1870: 68) con base en materiales enviados a Inglaterra por el mismo Antonio del Castillo. 
 
Otras publicaciones importantes para el desarrollo de la Paleontología en nuestro 
país durante esta etapa son: la síntesis sobre los descubrimientos en la Cuenca del Valle 
de México realizada por Antonio del Castillo (Castillo, 1869: 479-482), considerado por 
investigadores como Maldonado-Koerdell (1948: 2) y Corona-M. (2002: 361) el primer 
listado científico de fósiles en nuestro país; la publicación realizada por Cuatáparo y 
Ramírez (1875: 354-362), quienes describen una nueva especie fósil de Glyptodonte de 
la cuenca de México; las investigaciones hechas por Alfredo Dugés, quien trabajó 
particularmente en el Estado de Guanajuato, donde describió una nueva especie fósil de 
perezoso gigante que nombró Scelidotherium guanajuatensis (1882: 233-235) y un 
pecarí extinto que denominó Platygonus alemanii (1887: 16-18); asimismo Dugés realizó 
el primer registro de paleoicnitas en nuestro país (Dugés, 1892: 421-423), mientras que 
Manuel Villada contribuiría con su Catálogo de Fósiles del Museo Nacional (Villada, 
1897), primer catálogo paleontológico de nuestro país . 
 
Según lo considera Maldonado-Koerdell (1948: 8), la contribución más importante 
en cuestión paleontológica realizada por un extranjero hacia el final de la centuria 
decimonónica, es la revisión hecha por Cope (1884: 1-21) de diversos ejemplares de 
fósiles depositados en el Museo Nacional y en la Escuela de Ingenieros, en la cual 
nombra y describe diversas especies (Dibelodon tropicus, Equus crenidens, E. 
barcenaei, Eschatius conidens y E. Iongirostris) e incluso géneros fósiles nuevos 
(Dibelodon Holomeniscus y Eschatius); y que significaría una ampliación de la lista 
realizada por del Castillo. Asimismo la información vertida por Cope serviría como 
fundamento para el primer catálogo paleontológico de nuestro país consumado por 
Villada en 1897 
 
Uno de los descubrimientos paleontológicos más importantes de este periodo, y 
que atrajo en gran medida la atención de los naturalistas mexicanos, fue el hallazgo del 
llamado Sacro de Tequixquiac, cuyo descubrimiento y posterior estudio significa el 
 
 17 
comienzo de los trabajos arqueozoológicos relacionados con la prehistoria en nuestro 
país. El ejemplar en cuestión consiste en un hueso sacro perteneciente a un camélido 
que fue tallado con el propósito de que representara una cabeza animal; este fósil 
constituye la primera evidencia del uso de animales por los pobladores iniciales del Valle 
de México (Corona-M. et al., 2008: 183). 
 
Para finales del siglo XIX la cobertura geográfica de los estudios paleontológicos 
en México abarcaba 14 estados; la localidad paleontológica más importante durante este 
periodo fue el yacimiento de Tequixquiac, en el Estado de México según lo establecen 
Corona-M. et al., (2008: 183). Este periodo se distinguió por las investigaciones que de 
manera progresiva comenzaron a identificar unidades estratigráficas con base en su 
contenido de fósiles característicos. (Cserna, 1990: 10). 
 
Dicha localidad fosilífera, fue encontrada casualmente mientras se ampliaba la red 
de alcantarillado de la Ciudad de México, las excavaciones realizadas con tal propósito 
dejaron al descubierto los sedimentos de uno de los paleolagos de la cuenca de México, 
permitiendo la investigación y adquisición de un gran número de especímenes fósiles, 
incluyendo camellos, caballos, proboscídeos, glyptodontes, entre otros (Corona-M., 
2002: 361), mejorando de esta forma las colecciones paleontológicas mexicanas. 
 
Muchos de estos ejemplares fueron estudiados por investigadores adscritos al 
Museo Nacional o pertenecientes a la SMHN. 
 
La SMHN tuvo una gran actividad hasta 1914, año en que entró en receso y marcó 
el fin de su primera época que abarcó casi un lustro de labores (1868-1914), los motivosprincipales de su decaimiento fueron, según lo expresado por Pérez-Malváez y Ruiz 
(2002: 221), por una parte, la muerte de los fundadores y por otra, el movimiento 
Revolucionario de aquella época. La presencia de la SMHN es una de las etapas más 
interesantes del desarrollo de las Ciencias Naturales en México, las labores realizadas 
por esta Institución son esenciales en cualquier intento de explicar el desarrollo de las 
Ciencias biológicas en México (Guevara-Fefer, 2002: 22). 
 
 18 
 
El estado del conocimiento paleontológico alcanzado durante la existencia de la 
antigua SMHN, puede verse reflejado en las obras realizadas por Manuel M. Villada, uno 
de los autores más prolíficos de La Naturaleza. En 1903 (441-451), Villada publica sus 
Apuntes acerca de la fauna fósil del Valle de México¸ en la cual se encarga de resumir 
los conocimientos de la época sobre la fauna fósil; sin embargo, el punto culminante y 
que se puede considerar como el punto de partida de la Paleontología moderna en 
México es la primer síntesis completa de los datos paleobiológicos de esta región, 
presentada en el último tomo de La Naturaleza (Villada, 1910a: 7-13), en la cual el autor 
sugiere con base en las datos paleontológicos obtenidos hasta entonces, la primera 
reconstrucción paleobiológica del Valle de México y sugiere hipótesis para explicar los 
eventos globales de la gran extinción del Cuaternario.. 
 
En síntesis, el periodo de existencia de la SMHN (de 1868 a 1914) representa en 
nuestro país un periodo de transición de la Paleontología que va de las labores 
sistemáticas, descriptivas y estratigráficas generales hacia las investigaciones 
paleontológicas con valor explicativo y descriptivo de carácter especialista. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 19 
Capítulo III: Justificación 
 
La historia de la Paleontología en México es un tema que resulta vasto e interesante, 
vasto porque sus orígenes se remontan a tiempos prehispánicos, e interesante por ser 
un rubro poco estudiado en el desarrollo de las Ciencias en nuestro país, pues los 
trabajos que profundizan al respecto son contados. 
 
El presente trabajo pretende develar parte de esta historia paleontológica mexicana 
tan poco conocida, en particular el periodo comprendido entre los años de 1868 y 1914, 
estos límites temporales se encuentran en función de los años de inicio y culminación de 
las labores desempeñadas por la antigua Sociedad Mexicana de Historia Natural 
(SMHN). 
 
Es conocido que desde mediados del siglo XIX y hasta inicios del siglo XX y en 
gran medida por la transición de un enfoque generalista a uno especialista en el estudio 
de las ciencias, se dio un notable incremento en la documentación de fósiles a nivel 
nacional, la SMHN cuyo periodo de actividad es coincidente con este aumento, 
contribuyó a esta labor mediante la entrega de diversos trabajos de Paleontología en las 
páginas de su órgano de difusión La Naturaleza. 
 
En ese sentido, la revisión de estos trabajos, tiene el propósito de rescatar y 
elaborar una lista de los fósiles que se encuentren descritos o referidos en las páginas 
de esta publicación, la idea es comprender las contribuciones realizadas por la SMHN 
durante este periodo mediante el recuento de las especies fósiles estudiadas por esta 
sociedad científica. Además de enlistar los fósiles contenidos en la revista La Naturaleza, 
se pretende relocalizar los ejemplares fósiles referidos en esta publicación, pues además 
de tratarse de un trabajo inédito, estos especímenes estudiados hace más de 100 años 
por los miembros de la SMHN, se encuentran extraviados para la Ciencia en su mayoría. 
 
Aunque algunos de estos ejemplares ya han sido redescubiertos (Carranza-
Castañeda & Miller, 1987: 335-341), (Rod.-de la Rosa & Guzmán-Gutiérrez, 2012: 147: 
 
 20 
158), el hallazgo de los restantes y la actualización de la información relativa a todos 
ellos representa el objeto principal del presente trabajo. 
 
 
Capítulo IV: Objetivos 
 
 
 Revisar los artículos de la sección Paleontología de la revista La Naturaleza (1868-1914) 
y elaborar una lista preliminar de las especies fósiles encontradas 
 
 
 Analizar la situación nomenclatural de los ejemplares en cuestión 
 
 
 Establecer la ubicación física actual de los ejemplares fósiles descritos 
 
 
 Elaborar una tabla general de los fósiles encontrados en la revista La Naturaleza, con la 
información actualizada. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 21 
Capítulo V: Método 
 
Se realizó una revisión de los trabajos publicados en la sección de Paleontología de la 
revista La Naturaleza, según lo dispuesto en el “Índice clasificado” sugerido por Beltrán 
en 1948; esto se hizo a partir de la versión digital de La Naturaleza¸ la cual se encuentra 
disponible en formato .pdf a través de la página web de la Biodiversity and Heritage 
Library. 
 
Además de los artículos encontrados en el índice clasificado de Beltrán, se 
inspeccionó a detalle el título de cada uno de los 690 trabajos consignados en el “Índice 
alfabético de autores” sugerido por el mencionado autor, con la finalidad de identificar 
algún artículo relacionado a la Paleontología que por alguna causa no aparezca en el 
“índice clasificado” de esta revista, y en caso de así serlo se añadió el articulo identificado 
para su revisión. 
 
La revisión de los artículos consistió en la examinación minuciosa de cada uno de 
ellos, posteriormente se realizó una síntesis de su contenido paleontológico que incluye 
los siguientes aspectos: nombre específico de las especies descritas o mencionadas, 
sitio del hallazgo, características del ejemplar y tiempo geológico estimado por el autor. 
Esta acción permitió que la información destacada fuera más accesible para facilitar la 
consecuente localización de estos ejemplares y el análisis nomenclatural previsto para 
cada taxón. Una vez teniendo a disposición la información de cada artículo, se realizó 
una lista preliminar del total de fósiles referidos en La Naturaleza. 
 
El análisis nomenclatural de cada taxón se llevó a cabo en función de la información 
proporcionada por la base de datos del proyecto denominado Paleobiology Database 
(Base de datos de Paleobiología) y otras fuentes como revistas y publicaciones 
científicas especializadas, se procedió a realizar un breve análisis de la historia 
nomenclatural de cada taxón de la lista, con el motivo de establecer si el nombre científico 
empleado en La Naturaleza continua siendo válido o no, y en caso de no serlo establecer 
el nombre actual de cada uno de los taxones referidos en esta publicación. 
 
 22 
 
En el caso del artículo de M. Villada “Breves apuntes de la paleobiología del Valle 
de México” (1910: 45-51), la información presente en este trabajo fue complementada 
por un artículo previo del mismo autor (Villada, 1903), en el cual profundiza al respecto 
de las especies fósiles del Valle de México y proporciona ilustraciones de algunas de 
ellas, que si bien no fue publicado en La Naturaleza podría tratarse de un precedente 
directo del trabajo en cuestión. 
 
La síntesis de la información de estos artículos y el establecimiento de los nombres 
válidos fueron el fundamento que permitió la localización de los fósiles de La Naturaleza. 
 
Con este motivo, se procedió en primer término a inquirir información en 
publicaciones especializadas relacionada a los ejemplares en cuestión que 
proporcionase indicios de su posible ubicación, o en el mejor de los casos que señalase 
el lugar en donde se encuentran alojados; en el caso de encontrarlos mediante esta 
búsqueda bibliográfica se marcaron en la lista preliminar como encontrados, se anotó su 
ubicación y se prosiguió con la búsqueda de los ejemplares restantes. 
 
Aquellos fósiles cuya ubicación no pudo ser precisada mediante la búsqueda 
bibliográfica previamente descrita,fueron buscados en la base de datos disponible en la 
Unidad informática para la Paleontología (UNIPALEO), que es una página web 
proporcionada y construida por los investigadores del Instituto de Geología (IGL) de la 
Universidad Nacional Autónoma de México, que permite buscar mediante su nombre 
científico, género, o categorías taxonómicas superiores los ejemplares fósiles 
resguardados en la colección paleontológica nacional “María del Carmen Perrilliat M.” 
contenida en el referido Instituto. 
 
Los fósiles requeridos para la realización de este trabajo, encontrados mediante la 
búsqueda en UNIPALEO, se marcaron en la lista como encontrados. 
 
 
 23 
La búsqueda de los ejemplares faltantes hasta este punto y la resolución de las 
posibles dificultades durante el análisis nomenclatural, se realizaron por medio de la 
visita a la colección paleontológica nacional “Ma. del Carmen Perrilliat M.”, a museos de 
la especialidad como el museo de Geología IGL-UNAM, el museo de Mineralogía 
“Eduardo Villaseñor Söhle” de la Escuela de Minas de la Universidad de Guanajuato, el 
museo de Historia Natural “Alfredo Dugés”, y mediante el establecimiento de contacto 
con diversos especialistas según el caso lo requiriera. 
 
Dado que la búsqueda de estos ejemplares podría haberse extendido de manera 
indefinida, se establecieron cuatro meses como tiempo máximo para la realización de 
esta actividad, al final de esta etapa se señaló que fósiles sí pudieron ser encontrados y 
cuáles no. 
 
Una vez conociendo la localización de los ejemplares que sí pudieron ser hallados, 
se procedió, en la medida de las posibilidades a visitar las colecciones o museos 
paleontológicos que los alojan, con la finalidad de conocer su situación actual de primera 
mano, poder añadir fotografías al presente trabajo y contrastarlas con las ilustraciones 
de La Naturaleza en caso de que estas se encuentren presentes en sus páginas. 
 
La información conseguida con este trabajo se sintetizó en la tabla general de 
fósiles de La Naturaleza (tabla 3), que contiene la siguiente información: nombre 
específico presente en la revista La Naturaleza, nombre específico actual, ilustración de 
la Naturaleza u otra publicación de la época, imagen actual del ejemplar, ubicación física 
actual y fuente de referencia. 
 
De esta manera se pretende aportar a la Investigación de la Historia de la 
Paleontología de nuestro país, y difundir la información concerniente a los fósiles de la 
revista La Naturaleza, los cuales sin lugar a dudas poseen un enorme valor científico e 
histórico debido a que los trabajos de Paleontología contenidos en esta publicación, 
primeros de su tipo en México, aparecieron en su totalidad hace más de un centenar de 
años, razón por la cual algunos de ellos permanecen en el olvido, mientras que los 
 
 24 
especímenes fósiles en cuestión, en su conjunto representan un episodio de tiempo 
fundamental en el desarrollo de la Biología en nuestro país, es decir, el periodo 
comprendido entre mediados del siglo XIX e inicios del siglo XX. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 25 
Capítulo VI: Resultados 
 
Se realizó la revisión de 13 de los 14 artículos paleontológicos publicados en La 
Naturaleza; 11 de los trabajos analizados en el presente trabajo se encuentran 
consignados en la sección de Paleontología del índice de Beltrán (Beltrán, 1948: 148), 
uno más (Cope, 1890: 393-397) en el cual se describen dos nuevas especies de caballos 
fósiles y por lo tanto se consideró para su revisión, se encuentra clasificado en la sección 
de Mineralogía y Geología del mismo autor; y un último artículo (Dugés, 1887: 16-18), el 
cual no se encontró en ninguna de las secciones del “índice clasificado” de Beltrán, pero 
si en el “Índice alfabético de autores” del mismo autor, en el cual se describe una nueva 
especie de pecarí fósil, razón por la cual se incluyó dentro de esta revisión. 
 
El artículo titulado “Dos especies fósiles del litoral del Golfo” de Villada, publicado 
en la última entrega de La Naturaleza correspondiente al año de 1914, no pudo ser 
consultado para la realización del presente trabajo dada la escasa distribución del último 
ejemplar de esta revista científica mexicana. 
 
Tras la revisión de los mencionados artículos se obtuvieron un total de 26 registros 
de especies fósiles consignados en las páginas de esta publicación. 
 
De estos 26 registros obtenidos, cinco corresponden a descripciones de especies 
fósiles nuevas, dos adicionales consisten en descripciones de lajas con huellas fósiles, 
pero sin la designación de nuevas especies; un registro más corresponde a restos fósiles 
de Homo sapiens, y los últimos 18 registros son referencias de especies fósiles 
mexicanas hechas por M. Villada en dos trabajos distintos dentro de esta publicación; 17 
de estos 18 registros aparecen en forma de listado en su publicación acerca de la 
paleobiología del Valle de México y el restante corresponde a restos de mamut 
estudiados in situ. 
 
 
 
 26 
Una síntesis del contenido de los artículos paleontológicos analizados en el 
presente trabajo se muestra en (tabla 1), elaborada con base en la información obtenida 
tras la revisión de los 13 trabajos mencionados previamente, se incluye: nombre del 
articulo revisado, autor y fecha, referencia bibliográfica, nombre específico del fósil o los 
fósiles presentes en la publicación, sitio del hallazgo, y características del ejemplar o los 
ejemplares en cuestión, en esta última columna “características del ejemplar” se detalla 
si la especie o especies fósiles consignadas en cada artículo son descripciones de 
nuevas especies o si estas solo se encuentran referidas en la publicación, y se precisa 
si el trabajo analizado aparece en la sección de Paleontología del índice clasificado de 
Beltrán o no, y de no ser así se indica en que parte del índice de La Naturaleza se 
encuentra el trabajo. La información de cada artículo revisado se presenta ordenada 
cronológicamente, de acuerdo a la fecha de publicación de cada trabajo.
 
 
 
Tabla 1: Muestra la información más relevante de los artículos de Paleontología de “La Naturaleza”. 
 
Nombre del 
Artículo 
Autor y 
Año 
Referencia 
bibliográfica 
Fósil o fósiles 
presentes en 
el artículo 
(nombre 
específico) 
Sitio del 
Hallazgo 
Características del ejemplar o 
ejemplares. 
 
Descripción de un 
crustáceo fósil del 
género Spheroma 
(Spheroma burkartii) 
y reseña Geológica 
del Valle de Ameca 
en Jalisco 
 
Bárcena, 
M. 1875 
 
Serie 1, 3: (355-
361) 
 
Spheroma 
burkartii 
 
Valle de 
Ameca, 
Jalisco. 
 
 Descripción de especie fósil nueva. 
 
 Índice clasificado, sección 
Paleontología. 
 
Sobre el origen de 
algunas rocas 
 
Bárcena, 
M. 1882 
 
Serie 1, 6: (6-9) 
 
No presenta 
fósiles. 
 
X 
 
 En este artículo el autor explica los 
procesos de formación de rocas, 
recurriendo a ejemplos mexicanos 
para explicar sus palabras. 
 
 Índice clasificado, sección 
Paleontología. 
 
 
 
Nombre del 
Artículo 
Autor y 
Año 
Referencia 
bibliográfica 
Fósil o fósiles 
presentes en 
el artículo 
(nombre 
específico) 
Sitio del 
Hallazgo 
Características del ejemplar o 
ejemplares. 
 
Descripción de un 
gran fósil 
gasterópodo del 
Edo. de Puebla 
(México) 
 
White C. 
A. 1883 
 
Serie 1, 6: (219-
221) 
 
Tylostoma 
princeps 
 
Zapotitlán 
de Salinas, 
Puebla 
 
 Descripción de especie fósil nueva. 
 
 Índice clasificado, sección 
Paleontología. 
 
Observaciones 
sobre la distribución 
geográfica y 
geológica de los 
helechos en México 
 
Martens, 
M. y 
Galeotti, 
H. G. 
1884 
 
Serie 1, 7: (29-
37) 
 
No presenta 
fósiles. 
 
X 
 
 Este trabajo aborda cuestiones 
biogeográficas principalmente. 
 
 Índice clasificado, sección 
Paleontología.Noticias acerca del 
hallazgo de restos 
humanos 
prehistóricos en el 
Valle de México” 
 
 
 
Bárcena, 
M. y del 
Castillo, 
A. 1886. 
 
Serie 1, 7: (257-
264) 
 
Homo sapiens 
 
Cerro del 
Peñón de los 
Baños, 
México. 
 
 Descripción de restos humanos 
fósiles. 
 
 Índice clasificado, sección 
Paleontología. 
 
 
Nombre del 
Artículo 
Autor y 
Año 
Referencia 
bibliográfica 
Fósil o fósiles 
presentes en 
el artículo 
(nombre 
específico) 
Sitio del 
Hallazgo 
Características del ejemplar o 
ejemplares. 
 
Nuevos datos acerca 
de la antigüedad del 
hombre en el valle 
de México 
 
Bárcena, 
M. 1886. 
 
Serie 1, 7: (265-
270) 
 
Vestigios de la 
actividad del 
Homo sapiens. 
Restos de 
cerámica 
antigua. 
 
 
Pedregal de 
San Ángel, 
México. 
 
 Descripción de vestigios de actividad 
humana prehistórica. 
 
 Índice clasificado, sección 
Paleontología. 
 
Discusiones acerca 
del hombre del 
Peñón 
 
Newberr
y, J. 
1886. 
 
 
Serie 1: 7: (284-
285) 
 
Homo sapiens 
 
Cerro del 
Peñón de los 
Baños 
 
 El autor polemiza con la edad 
estimada para el hombre del Peñón, 
indicando que se trata de restos 
recientes. 
 
 Índice clasificado, sección 
Paleontología. 
 
 
 
 
 
Nombre del 
Artículo 
Autor y 
Año 
Referencia 
bibliográfica 
Fósil o fósiles 
presentes en 
el artículo 
(nombre 
específico) 
Sitio del 
Hallazgo 
Características del ejemplar o 
ejemplares. 
 
Contestación a las 
Discusiones acerca 
del hombre del 
peñón 
 
Bárcena, 
M. 1886. 
 
Serie 1, 7: (286-
288) 
 
Homo sapiens 
 
Cerro del 
Peñón de los 
Baños 
 
 El autor sugiere que el Hombre del 
Peñón fue contemporáneo del 
Mammuth. 
 
 Índice clasificado, sección 
Paleontología. 
 
 
 
Platygonus 
alemanii, Nobis. 
Fósil Cuaternario. 
 
Dugés, 
A. 1887. 
 
Serie 2, 1: (16-
18) 
 
Platygonus 
alemanii 
 
Moroleón, 
Guanajuato 
 
 Descripción de especie fósil nueva. 
 
 Índice general de autores. 
 
 
 
 
 
 
 
 
Nombre del 
Artículo 
Autor y 
Año 
Referencia 
bibliográfica 
Fósil o fósiles 
presentes en 
el artículo 
(nombre 
específico) 
Sitio del 
Hallazgo 
Características del ejemplar o 
ejemplares. 
 
 
Informe acerca de 
los criaderos de 
carbón de piedra de 
Zacualtipán, Edo. de 
Hidalgo, y 
descripción de 
fósiles 
 
 
 
Cope, E. 
D. 1890. 
 
 
Serie 2, 1: (393-
397) 
 
 
Hippotherium 
peninsulatum 
 
Protohippus 
castilli 
 
 
Tehuichila, 
Veracruz 
 
 
 Descripción de dos especies fósiles 
nuevas. 
 
 Índice clasificado, sección Mineralogía 
y Geología 
 
 
 
 
Felis fósil de San 
Juan de los Lagos 
 
 
Dugés, 
A. 1892. 
 
 
 
Serie 2, 2: (421-
423) 
 
 
Paleoicnites 
probablemente 
de 
Felis concolor 
y Oxyechus 
vociferas 
 
 
 
San Juan de 
los Lagos, 
Jalisco. 
 
 
 Descripción de lajas con huellas 
fósiles de al menos dos especies, un 
ave y un félido. 
 
 Índice clasificado, sección 
Paleontología 
 
 
 
 
Nombre del 
Artículo 
Autor y 
Año 
Referencia 
bibliográfica 
Fósil o fósiles 
presentes en 
el artículo 
(nombre 
específico) 
Sitio del 
Hallazgo 
Características del ejemplar o 
ejemplares. 
 
Breves apuntes de la 
paleobiología del 
Valle de México 
 
Villada, 
M. 
1910a. 
 
Serie 3, 1: (7-13) 
 
Listado de 17 
especies fósiles, 
ver apéndice 1. 
 
Valle de 
México 
 
 Listado de las especies fósiles 
conocidas hasta entonces para el 
Valle de México. 
 
 Índice clasificado, sección Mineralogía 
y Geología 
 
Pretendido hallazgo 
de huesos humanos 
fósiles en cierto 
lugar del Edo. de 
Coahuila 
 
Villada, 
M. 
1910b. 
 
Serie 3, 1: (45-
51) 
 
Defensas de 
elefante 
 
Ramos 
Arizpe, 
Coahuila 
 
 Estudio in situ de las defensas de un 
proboscídeo fósil 
 
 Índice clasificado, sección 
Paleontología. 
 
Dos especies fósiles 
del litoral del Golfo 
 
Villada, 
M. 1914. 
 
Serie 3, 1: (166-
167) 
 
Sin consultar 
 
Apéndice 1: Glyptodon mexicanus, Equus crenidens, E. tau, E. occidentale, E. barcenaei, E. platystilus, Aphelops fossiger, Holomeniscus hesternus, 
Eschatius conidens, Palauchenia magna, Auchenia minima, A. castilli, Bos latifrons, Platygonus compressus, Elephas primigenius, E, columbi, Dibelodon 
shepardii.
 
 33 
Tras analizar el contenido de los 13 artículos revisados, se desestimó el contenido 
de 6 de estos trabajos, pues a pesar de hallarse consignados en la sección de 
Paleontología del índice de Beltrán en sus páginas no contienen información referente a 
especies fósiles; cuatro de estos seis trabajos no se toman en cuenta porque tratan 
principalmente asuntos antropológicos, como lo es el hallazgo del Hombre del Peñón y 
las discusiones que este descubrimiento acarreó, mientras que los otros dos artículos 
tratan temas diferentes a la Paleontología, uno abarcando cuestiones biogeográficas y 
uno más que profundiza al respecto de los procesos formadores de rocas. 
 
Por otra parte, se restaron tres registros de los 26 obtenidos originalmente, se trata 
de los registros correspondientes a: 
1. Homo sapiens, cuyo registro se desestimó por considerarse como se 
mencionó previamente que el hallazgo de restos humanos implica cuestiones 
antropológicas, más que paleontológicas. 
 
2. Las defensas de proboscidio estudiadas por Villada in situ en el Estado 
de Coahuila, no fueron consideradas para su reubicación física dado que el ejemplar 
estudiado por este naturalista mexicano, jamás fue extraído de su matriz de roca, 
imposibilitando su estudio actual. 
 
3. Debido a la ambigüedad del listado de Villada, se considera a E. 
primigenius y E. columbi como pertenecientes a una misma especie, por lo cual estos 
dos registros se consideran como uno solo. 
De esta manera los 26 registros de fósiles presentes en 13 artículos publicados en 
La Naturaleza, se redujeron a 23 registros contenidos en solo siete artículos. 
Tras este recorte en el número de registros, se prosiguió a indagar el nombre válido 
en la actualidad para cada una de los taxones resultantes y elaborar la lista preliminar de 
los fósiles de La Naturaleza (tabla 2), que contiene el registro original, su nombre actual 
y la fuente de consulta o referencia para cada caso particular. 
 
 34 
Para establecer el nombre vigente para cada especie, se realizó un análisis 
nomenclatural, información adicional al respecto de este análisis puede encontrarse en 
el Capítulo VII “Análisis y Discusión”. 
Estos 23 registros y su nombre actual corresponden a los ejemplares que se 
pretendió relocalizar en el presente trabajo, la información vertida en la tabla 2 sirvió 
como fundamento para comenzar a rastrear los especímenes consignados en las 
páginas de La Naturaleza. 
 
Tabla 2: Lista preliminar de fósiles de “La Naturaleza”, contiene al registro original, su nombre 
específico aceptado actualmente y la fuente de referencia de la cual se obtuvo el nombre actual. 
Nombre específico (Revista 
La Naturaleza) 
Nombre específico (Actual) Fuente de Referencia 
 
Spheroma burkartii 
 
 
Sphaeroma burkartii Bárcena, 1875 
 
Feldmann (2016: comunicación 
personal) 
 
Tylostoma princeps 
 
Tylostoma princeps White, 1880 
 
 
UNIPALEO, 2016 
 
Platygonus alemanii 
 
 
Platygonus compressus alemanii Dugés, 
1887 
 
Slaughter (1966: 489), Barrios-
Rivera (1985: 244) 
 
Hippotherium peninsulatum 
 
Nannippus peninsulatus Cope, 1885 
 
MacFadden (1998: 549) 
 
Protohippus castilli 
 
Calippus castilli Cope, 1886 
 
 
Carranza-Castañeda y Espinosa-
Arrubarrena (1994: 186) 
 
Paleoicnites de Oxyechus 
vociferas 
 
 
Clase Avipedia Vialov,1966 
 
Rod.-de la Rosa y Guzmán-
Gutiérrez (2012, 150) 
 
 35 
Nombre específico (Revista 
La Naturaleza) 
Nombre específico (Actual) Fuente de ReferenciaPaleoicnites de Felis concolor 
 
Mitsupes diesi Rod.-de la Rosa & 
Guzmán, 2012 
 
 
Rod.-de la Rosa y Guzmán-
Gutiérrez (2012, 151-155) 
 
 
Glyptodon mexicanus 
 
Glyptotherium mexicanum Cuat. y Ram., 
1875 
 
 
McDonald y Naples (2008: 152) 
 
Equus crenidens 
 
 
Equus (Plessipus) crenidens Cope, 1884 
 
 
Hibbard (1955: 62) 
 
Equus tau 
 
 
Equus conversidens Owen, 1869 
 
Hibbard, 1955: 56-59 ; Reynoso-
Rosales y Montellano-Ballesteros 
(1994: 102) 
 
 
Equus occidentale 
 
 
Equus (Hesperohippus) mexicanus 
Hibbard, 1955 
 
Carranza-Castañeda y Miller 
(1987: 338) 
 
Equus barcenaei 
 
Equus conversidens Owen, 1869 
 
 
Hibbard (1955: 56) 
 
Equus platystilus 
 
Nomen dubium 
 
Barrios-Rivera (1985: 225) 
 
Aphelops fossiger 
 
Teleoceras fossiger Cope, 1892 
 
Prothero (2005: 113) 
 
Holomeniscus hesternus 
 
Camelops hesternus Leidy, 1873 
 
 
UNIPALEO, 2016 
 
Eschatius conidens 
 
Nomen dubium 
 
 
Webb (1965: 33-34) 
 
 36 
Nombre específico (Revista 
La Naturaleza) 
Nombre específico (Actual) Fuente de Referencia 
 
Palauchenia magna 
 
Palauchenia mexicana del Castillo, 1869 
 
Mooser y Dalquest (1975: 344) 
 
Auchenia minima 
 
Hemiauchenia minima Leidy, 1886 
 
Honey et al. (1998: 454) 
 
Auchenia castilli 
 
Protohippus castilli (=Calippus castilli) 
Cope, 1886 
 
 
Barrios-Rivera (1985: 237) 
 
Bos latifrons 
 
Bison antiquus antiquus Leidy, 1852 
 
 
Carranza-Castañeda y Miller 
(1987: 341); Sanders (2002: 123-
124) 
 
 
Platygonus compressus 
 
Platygonus compressus alemanii Dugés, 
1887 
 
 
Slaughter (1966: 489); Barrios-
Rivera (1985: 244) 
 
Elephas primigenius y Elephas 
columbi 
 
 
Mammuthus columbi Falconer, 1857 
 
Arroyo-Cabrales et al. (2003b: 21) 
 
Dibelodon shepardii 
 
 
Cuvieronius tropicus Cope, 1884 
 
 
Cisneros (2005: 249) 
 
 
Como se puede observar en la tabla 2 únicamente dos especies conservan el 
nombre que les fue asignado originalmente se trata de Sphaeroma burkartii y Tylostoma 
princeps, mientras que las especies restantes han sufrido cambios en su nomenclatura; 
la mayor parte de estas, es decir 10 de las 23 especies incluidas en la lista preliminar, 
han sufrido cambios a nivel de género (Hippotherium peninsulatum, Protohippus castilli, 
Glyptodon mexicanus, Aphelops fossiger, Holomeniscus hesternus, Auchenia minima, 
 
 37 
Auchenia castilli, Bos latifrons, Elephas columbii y Dibelodon shepardii), otras cinco 
especies han variado en lo referente al nivel de especie (Felis concolor, Equus tau, Equus 
occidentale, Equus barcenai y Palauchenia magna), tres especies más han sido 
reasignadas al nivel de subespecie (Platygonus alemanii, Platygonus compressus y 
Equus crenidens), dos adicionales se consideran Nomen dubium (Equus platystilus y 
Eschatius conidens) y una especie más, de la cual solo se han podido establecer sus 
relaciones taxonómicas a nivel de Clase (Paleoicnites de Oxyechus vociferus). 
 
En total 21 de las 23 especies consignadas en la tabla 2, han sufrido cambios en 
su nomenclatura, de manera que hubiese resultado imposible relocalizar los ejemplares 
en cuestión si se hubieran buscado por su nombre original, es por esta razón que antes 
de rastrear los especímenes a reubicar se estableció el nombre vigente para cada uno 
de ellos. 
 
Una vez contando con el nombre actual para cada una de estas especies fósiles, 
se comenzó a rastrear la ubicación actual de cada uno de estos fósiles, para facilitar esta 
tarea se compararon los especímenes estudiados en distintos museos y colecciones 
paleontológicas, con las ilustraciones presentes en La Naturaleza o en alguna otra 
publicación de la época, de esta forma se pudo determinar con certeza si el ejemplar en 
cuestión se trataba del requerido o no, para cada ejemplar encontrado se estableció su 
ubicación física actual y se proporcionó una fotografía del espécimen. 
 
En cuanto a los ejemplares que no pudieron ser hallados, en los casos en que fue 
posible se consultó un ejemplar de la misma especie, mientras que los especímenes 
restantes fueron considerados como no ubicados. 
 
En la lista general (actualizada) de los fósiles de La Naturaleza (tabla 3) se muestra 
cuales especies fósiles fueron encontradas mediante la realización del presente trabajo, 
se indica también el nombre originalmente consignado en La Naturaleza para cada uno 
de estos taxa, el nombre específico y la ubicación física actual de los ejemplares en 
cuestión y la fuente consultada para su relocalización; asimismo se citan tanto las 
 
 38 
imágenes referenciales como las fotografías de los ejemplares tomadas personalmente, 
las imágenes e información adicional respectiva a la búsqueda de los ejemplares puede 
hallarse en el capítulo Análisis y Discusión.
 
 
Tabla 3: Lista general (actualizada) de los fósiles de La Naturaleza. 
 
Los superíndices indican: 
1. La ilustración de referencia se encuentra en La Naturaleza, 2. La ilustración de referencia se encuentra en otra publicación de la 
época, 3. El ejemplar fósil se trata del referido en La Naturaleza, 4. El ejemplar fósil se trata de uno distinto al referido en La 
Naturaleza, pero de la misma especie. 
 
Nombre 
específico 
(Revista La 
Naturaleza) 
Nombre específico 
(Actual) 
Ilustración en la 
Revista La Naturaleza1 
o en otra publicación 
de la época2. 
Imagen Actual del 
ejemplar referido en 
La Naturaleza3 o de 
un espécimen de la 
misma especie4. 
Ubicación Actual Fuente de 
referencia 
 
Spheroma 
burkartii 
 
Sphaeroma burkartii 
Bárcena, 1875 
 
Figura 11 
 
No obtenida 
 
 
 
Sin determinar 
 
Feldmann (2016, 
com. pers.) 
 
 
Tylostoma 
princeps 
 
 
Tylostoma princeps 
White, 1880 
 
 
Figura 21 
 
 
Figura 34 
 
 
Smithsonian Instititution National 
Museum of Natural History, 
Washington, D. C., con el 
Numero de catálogo USNM 8864 
 
 
Perrilliat-M. (1989: 
174) 
 
 
 
Platygonus 
alemanii 
 
 
 
Platygonus compressus 
alemanii Dugés, 1887 
 
 
 
 
Figura 41 
 
 
 
 
Figuras 5 y 63 
 
 
 
 
 
Una parte se encuentra en el 
museo Eduardo Villaseñor Söhle 
de la Escuela de Minas de la 
Universidad de Guanajuato. 
 
El complemento se encuentra en 
el Smithsonian Instititution 
National Museum of Natural 
History, Washington, D. C., con el 
Numero de catálogo USNM V791 
 
 
 
Guzmán-Gutiérrez y 
Palafox-Solís (2016, 
com. pers.) 
 
 
 
 
Nombre 
específico 
(Revista La 
Naturaleza) 
Nombre específico 
(Actual) 
Ilustración en la 
Revista La Naturaleza1 
o en otra publicación 
de la época2. 
Imagen Actual del 
ejemplar referido en 
La Naturaleza3 o de 
un espécimen de la 
misma especie4. 
Ubicación Actual Fuente de 
referencia 
 
Hippotherium 
peninsulatum 
 
Nannippus 
peninsulatus 
Cope, 1885 
 
 
Figura 71 
 
 
No obtenida 
 
 
 
American Museum of Natural 
History, New York, con el 
Numero de catálogo FM 8345 
 
Base de datos de la 
División de 
Paleontología del 
AMNH. 
 
 
 
Protohippus 
castilli 
 
 
Calippus castilli Cope 
1885 
 
 
Figura 81 
 
 
No obtenida 
 
 
 
American Museum of Natural 
History, New York, con el 
Número de catálogo FM 8345. 
 
Base de datos de la 
División de 
Paleontología del 
AMNH. 
 
 
Probablemente 
Oxyechus 
vociferas 
 
Clase Avipedia Vialov, 1966 
 
Figura 91 
 
Figura 103 
 
Museo Eduardo Villaseñor Söhle 
de la Escuela de Minas de la 
Universidad de Guanajuato sin 
número de catálogo. 
 
Guzmán-Gutiérrez y 
Palafox-Solís (2016, 
com. pers.) 
 
 
Probablemente 
Felis concolor 
 
Mitsupes dugesii Rod.-de la 
Rosa et Guzmán-Gutiérrez, 
2012 
 
 
Figura 111 
 
 
Figura 124 
 
 
Sin determinar 
 
Guzmán-Gutiérrez y 
Palafox-Solís (2016, 
com. pers.) 
 
 
Glyptodon 
mexicanus 
 
Glyptotherium 
mexicanum Cuat. et 
Ram., 1875 
 
 
 
Figura 132 
 
 
 
 
Figura 143 
 
 
Museo de Geología IGL- UNAM,con el número de catálogo IGM 
4006 
 
Carranza-Castañeda 
y Miller (1987: 335). 
 
Base de Datos 
UNIPALEO 
 
 
 
Nombre 
específico 
(Revista La 
Naturaleza) 
Nombre específico 
(Actual) 
Ilustración en la 
Revista La Naturaleza1 
o en otra publicación 
de la época2. 
Imagen Actual del 
ejemplar referido en 
La Naturaleza3 o de 
un espécimen de la 
misma especie4. 
Ubicación Actual Fuente de 
referencia 
 
Equus crenidens 
 
Equus (Plessipus) 
crenidens Cope, 1884 
 
 
No encontrada 
 
Figura 154 
 
 
Sin determinar 
 
 
Hibbard (1955: 62) 
 
Equus tau 
 
Equus conversidens 
Owen, 1869 
 
Figura 162 
 
No obtenida 
 
 
Sin determinar 
 
Hibbard (1955: 56-
59) 
 
Equus 
occidentale 
 
Equus (Hesperohippus) 
mexicanus Hibbard, 
1955 
 
Figura 172 
 
Figura 183 
 
Colección paleontológica 
nacional del Instituto de 
Geología, con el número de 
catálogo IGM 4009 
 
Carranza-Castañeda 
y Miller (1987: 338). 
 
Base de Datos 
UNIPALEO 
 
 
Equus barcenai 
 
Equus conversidens 
(Owen, 1869) 
 
 
No encontrada 
 
 
Figura 193 
 
 
El holotipo de E. conversidens se 
encuentra alojado en la 
colección paleontológica 
nacional del Instituto de 
Geología, con el número de 
catálogo IGM 4008 
 
Base de Datos 
UNIPALEO 
 
 
Equus platystilus 
 
Nomen dubium 
 
No encontrada 
 
No obtenida 
 
 
 
 
Sin determinar 
 
Barrios-Rivera (1985: 
225) 
 
Aphelops 
fossiger 
 
Teleoceras fossiger 
Cope, 1878 
 
Figura 202 
 
Figura 213 
 
Museo de Geología IGL- UNAM, 
sin número de catálogo 
 
 
Carbot-Chanona 
(2009: 278) 
 
 
Nombre 
específico 
(Revista La 
Naturaleza) 
Nombre específico 
(Actual) 
Ilustración en la 
Revista La Naturaleza1 
o en otra publicación 
de la época2. 
Imagen Actual del 
ejemplar referido en 
La Naturaleza3 o de 
un espécimen de la 
misma especie4. 
Ubicación Actual Fuente de 
referencia 
 
Holomeniscus 
hesternus 
 
Camelops hesternus 
Leidy, 1873) 
 
 
Figura 222 
 
Figura 234 
 
Sin determinar 
 
Villada (1903: 447) 
 
Eschatius 
conidens 
 
Nomen dubium 
 
No encontrada 
 
No obtenida 
 
 
Sin determinar 
 
 
 
 
 
Webb (1965: 33-34) 
 
Palauchenia 
magna 
 
Palauchenia mexicana, 
del Castillo, 1869 
 
Figura 242 
 
Figura 254 
 
Sin determinar 
 
 
 
 
 
 
Guzmán-Gutiérrez y 
Palafox-Solís 
(2013: 6) 
 
 
Auchenia minima 
 
Hemiauchenia minima 
Leidy, 1886 
 
 
No encontrada 
 
No obtenida 
 
 
Sin determinar 
 
 
 
 
 
 
 
Auchenia castilli 
 
Calippus castilli Cope, 
1885 o Palauchenia 
mexicana del Castillo, 
1869 
 
No encontrada 
 
No obtenida 
 
 
Sin determinar 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Nombre 
específico 
(Revista La 
Naturaleza) 
Nombre específico 
(Actual) 
Ilustración en la 
Revista La Naturaleza1 
o en otra publicación 
de la época2. 
Imagen Actual del 
ejemplar referido en 
La Naturaleza3 o de 
un espécimen de la 
misma especie4. 
Ubicación Actual Fuente de 
referencia 
 
Bos latifrons 
 
Bison antiquus 
antiquus Leidy, 1852 
 
Figura 262 
 
Figura 274 
 
Sin determinar 
 
Carranza-Castañeda 
y Miller (1987: 341) 
 
 
 
 
 
 
Platygonus 
compressus 
 
Platygonus compressus 
alemanii Dugés, 1887 
 
Figura 282 
 
 
Figuras 5 y 63 
 
 
 
 
 
Una parte se encuentra en el 
museo Eduardo Villaseñor Söhle 
de la Escuela de Minas de la 
Universidad de Guanajuato. 
 
El complemento se encuentra en 
el Smithsonian Instititution 
National Museum of Natural 
History, Washington, D. C., con el 
Numero de catálogo USNM V791 
 
 
Guzmán-Gutiérrez y 
Palafox-Solís (2016, 
com. pers.) 
 
 
Elephas 
primigenius y 
Elephas columbii 
 
Mammuthus columbi 
Falconer, 1857 
 
Figura 292 
 
 
 
Figura 304 
 
 
Sin determinar 
 
Villada (1903: 451) 
 
Dibelodon 
shepardii 
 
Cuvieronius tropicus 
Cope, 1884 
 
 
Figura 312 
 
 
Figura 323 
 
Colección paleontológica 
nacional del Instituto de 
Geología, con el número de 
catálogo IGM 4007 
 
 
Carranza-Castañeda 
y Miller (1987: 337). 
 
Base de Datos 
UNIPALEO 
 
 
 44 
Como se puede apreciar en la tabla 3, se relocalizaron 11 de los 23 especímenes 
fósiles listados para tal propósito, mientras que no se pudo determinar la ubicación física 
actual de los 12 ejemplares restantes. 
 
En cuanto a los fósiles encontrados, ocho de ellos fueron estudiados de primera 
mano, es decir los ejemplares fueron consultados personalmente en las colecciones que 
los resguardan, estos son (según el nombre específico consignado en La Naturaleza): 
Platygonus alemanii, Oxyechus vociferas, y Platygonus compressus, resguardadas en la 
colección paleontológica del museo de Mineralogía Eduardo Villaseñor Söhle de la 
Universidad de Guanajuato; y Glyptodon mexicanus, Equus occidentale, Equus barcenai, 
Aphelops fossiger, y Dibelodon shepardii, incorporados a las colecciones paleontológicas 
del Instituto de Geología de la UNAM y del museo de Geología IGL-UNAM. 
 
Los tres fósiles restantes, fueron encontrados únicamente mediante vía 
bibliográfica, se tratan de las especies: Tylostoma princeps, Protohippus castilli, 
Hippotherium peninsulatum, de estas especies fue imposible consultar personalmente 
los ejemplares requeridos por hallarse en museos extranjeros, T. princeps en el United 
States National Museum, Washinton, D. C., y P. castilli e H. peninsulatum en el American 
Museum of Natural History, New York. De Tylostoma princeps se consultó un ejemplar 
de la misma especie que se encuentra en las colecciones del Instituto de Geología. 
 
De los 12 fósiles cuya ubicación no se pudo precisar, se consultó en la medida de 
lo posible otros ejemplares de la misma especie, para tal efecto, se encontraron 
especímenes correspondientes a seis de estas 12 especies; dos de ellos se encuentran 
resguardados en el museo de Mineralogía “Eduardo Villaseñor Söhle” de la Universidad 
de Guanajuato, estos son; el último molar inferior de Palauchenia magna, cuyos restos 
se han encontrado en una sola ocasión y su holotipo se considera extraviado; y una 
réplica del icnofósil asignado a Felis concolor por Dugés. 
 
Mientras que los otros cuatro fósiles que se consultaron se encuentran alojados en 
la colección paleontológica nacional María del Carmen Perrilliat M., del Instituto de 
 
 45 
Geología de la UNAM y su correspondiente museo, y son: el neotipo de Equus crenidens, 
un ejemplar asignado a Holomeniscus hesternus, cráneos de bisontes fósiles y defensas 
de mamuts. 
 
De las ultimas 6 especies, no se pudo consultar el ejemplar referido originalmente 
en La Naturaleza, ni algún otro espécimen asignado a la misma especie, dos de estas 
son consideradas Nomen dubium en el presente trabajo: Equus platystilus, y Eschatius 
conidens, de tres más no pudo hallarse ningún ejemplar referible a estas, que son: 
Equus tau, Auchenia minima y Sphaeroma burkartii, y de las cuales la única que se 
considera valida es S. burkartii; y una última especie cuya verdadera identidad no pudo 
ser precisada; Auchenia castilli. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 46 
Capítulo VII: Análisis y Discusión 
 
En el presente capítulo se aborda principalmente la historia nomenclatural de cada taxón 
analizado, se precisan detalles acerca de la ubicación actual de los ejemplares que 
pudieron ser ubicados y se muestran las imágenes que por motivos de formato solo se 
encuentran referidas en el Capítulo VI “Resultados”. 
 
La historia nomenclatural de cada una de las especies fósiles estudiadas en este 
trabajo se fue entretejiendo de manera paulatina mediante la comparación del nombre 
específico publicado originalmente en La Naturaleza con los nombres sugeridos por 
distintos autores para la misma especie a través del tiempo, en cada caso se establece 
el nombre que se considera vigente con base en la revisión bibliográfica mencionada. 
 
Se respeta el orden cronológico del listado de especies generado tras la revisión 
de los

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