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2 UIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO Facultad de Estudios Superiores Iztacala Una propuesta psicopedagógica para la enseñanza de valores en niños de educación básica T E S I N A Q U E P A R A O B T E N E R E L T I T U L O D E L I C E N C I A D A E N P S I C O L O GÍ A P R E S E N T A LUCÍA REZA ROJAS Directora: Dra. María Antonieta Covarrubias Terán Dictaminadores: Dr. Adrián Cuevas Jiménez Dr. José Trinidad Gómez Herrera Los Reyes Iztacala, Edo. De México 2018 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 3 4 AGRADECIMIENTOS GENERALES Quiero agradecer de forma muy especial a mi familia, a mis padres Lucia Rojas y Ricardo Reza, a mi hermana Dany por siempre estar conmigo, alentarme y apoyarme. También agradezco a Mario Figueroa por su apoyo, acompañamiento y constante motivación a lo largo de estos años, en los que por fin culmino esta etapa. Especialmente agradezco a la Dra. Tony por su gran apoyo, dedicación, consejos, opiniones, puntos de vista y orientación. Agradezco a todos los profesores que formaron parte de este proyecto, por su disponibilidad y apoyo, por compartir su conocimiento y experiencia. Con mucho cariño agradezco a la Facultad de Estudios Superiores Iztacala y a la Universidad Nacional Autónoma de México, por ser una institución respetable y ejemplar que me permitió aprender, crecer y madurar. 5 ÍNDICE: Introducción 1 Capítulo 1: La psicología educativa y el rol del psicólogo educativo 7 1.1 La psicología educativa y sus perspectivas 7 1.1.1 La psicología educativa en México 12 1.1.2 Plan de estudios de la SEP 2011 13 1.2 Objetivo de la psicología educativa 16 1.3 Rol del psicólogo educativo 17 1.4 Vínculo educación- psicología educativa 19 Capítulo 2: El desarrollo y el aprendizaje en la infancia 21 2.1 La infancia y la educación en valores 26 Capítulo 3: La formación de valores: Respeto y responsabilidad 28 3.1 Conceptualización de los valores 31 3.2 Desarrollo de los valores y su enseñanza 34 3.3 Formación de respeto y responsabilidad: historia y aplicación 39 3.3.1 Respeto 40 3.3.2 Responsabilidad 43 Capítulo 4: Una propuesta educativa para fomentar el respeto y la responsabilidad en la educación básica 48 4.1 Método 51 4.1.1 Población 51 4.1.2 Escenario 52 4.1.3 Materiales 52 4.1.4 Sesiones 52 6 4.1.5 Estrategias de evaluación 53 4.2 Estrategia didáctica: taller vivencial 53 4.2.1 Coordinadores 55 4.2.2 Estructura de las sesiones 57 4.2.3 Cartas descriptivas 60 Conclusiones 64 Referencias 69 Anexos 75 7 INTRODUCCIÓN En la actualidad se destaca la buena intención y la preocupación por incentivar y educar en valores, pero por la falta de conocimiento en los mismos, y por ser un conocimiento no concreto, se ven en la dificultad de aplicarlos prácticamente en la vida cotidiana del aula. El ser humano está destinado a transformarse en un ente social, por lo que las características del grupo social que se forman, transforman, evolucionan y actúan, podrán moldear su personalidad, sobre todo a través de un conjunto de valores que en determinado contexto se practiquen y se fomenten. De acuerdo con Salazar (2005), cuando el niño inicia su educación formal, generalmente al ingresar al jardín de niños, posee y práctica un conjunto de valores que han sido fomentados en el contexto hogareño y familiar, son los valores que practican los adultos; será entonces competencia del proceso educativo, fomentar esos valores y guiar al niño a la construcción y apropiación de valores nuevos que redunden en beneficio de éste. Desde hace años existe en psicólogos, sociólogos, pedagogos y otros profesionales, una preocupación por la manifestación de la falta de valores en la práctica cotidiana. Parecen ser más frecuentes, las muestras de agresividad, falta de espíritu de colaboración, desconocimiento de la autoridad, por mencionar algunas. La mayoría de las veces, estas conductas son un reflejo de la situación que priva en el hogar, es la respuesta que da un niño en ese ambiente y que por supuesto, va a chocar con el clima del trabajo en el aula y posiblemente en su entorno social infantil, lo que puede limitar su integración y adaptación (Villalva, 2010). Por ende, resulta favorecedor que la política educativa actual retoma el componente de los valores con la finalidad de desarrollar en el alumno las actitudes y los valores que lo doten de bases firmes para ser un ciudadano conocedor de sus derechos y los de los demás, responsable en el cumplimiento8 de sus obligaciones, libre, cooperativo y tolerante, es decir, un ciudadano capacitado para participar de forma proactiva en la sociedad (Díaz, 2011). Se puede decir que “la educación es un proceso en el cual se pueden utilizar diferentes métodos” (Arvilla, Palacio y Arango, 2011, pp. 259). Entonces hablar de educación dentro de un espacio y tiempo característico englobaría una sociedad que comparte aspectos en común y que, además, se ubica en un periodo de transición en donde lo antiguo se fusiona con lo nuevo dando como resultado una era posmodernista que no satisface las demandas de dicho periodo cultural y espaciotemporal. Ante los retos educativos que implican construir nuevos proyectos de convivencia en el marco de un contexto de crisis global, la educación en valores y ciudadanía adquiere una relevancia máxima, ya que debemos aprender a ser y a convivir en sociedades multiculturales, globales e interconectadas. La educación escolar en nuestra era tiene como función transmitir la cultura de una generación a otra, también es vista como una organización que está encargada de transmitir la herencia cultural y que habilita a nuevas generaciones a aprovechar las experiencias y descubrimientos realizados para integrarse como miembros útiles a la sociedad a su vez transmite un conjunto de normas, actitudes y valores que hacen a la persona social más compleja y la preparan para adaptarse a la vida en general, su organización se rige por reglamentos y disposiciones oficiales que poseen una clara jerarquía de autoridad. Por otra parte, es pertinente acotar que los valores, no deben ser contemplados como contenidos programáticos, en los que hay que comenzar enseñando definiciones, características teóricas, sino que se trata de propiciar ambientes favorables que permitan el desarrollo y aprendizaje vivencial del pequeño sobre los valores, su importancia y cómo se practican. Retomando también la importancia de que “el colectivo docente debe encontrar alternativas que contribuyan a mejorar su trabajo cotidiano a través de diversas propuestas, flexibles y prácticas, donde a partir de la reflexión colectiva en torno a 9 sus saberes, actitudes y razonamientos sobre los valores, tendrán la posibilidad de discutirlas, adecuarlas y reformularlas de acuerdo a las características y necesidades de sus alumnos” (Carrillo, López, Ramírez, Vargas, 2003, pp. 9). Y justo aquí se puede reflejar otra de las problemáticas de la no práctica de valores y es precisamente que en el aula puede ser muy difícil obtener resultados óptimos de los procesos educativos, que respondan o satisfagan las expectativas y requerimientos sociales, cuando de acuerdo con Salazar, el ambiente o clima de trabajo que enmarca el desarrollo de estos procesos como debería de ser, en realidad es un contexto donde se presentan manifestaciones agresivas, sin causa justificada, con abundantes expresiones lingüísticas ofensivas o altisonantes, o incluso agresiones físicas entre compañeros, burlas y notables faltas de respeto, o ya el conocido bullying. En un clima de trabajo así, sería de esperar que se rompa la secuencia de actividades y/o acciones, y que el interés por lo que se está haciendo se diluya y se dificulte, incluso, el proceso de integración grupal. Este trabajo surge en respuesta a una problemática que no sólo aqueja a escuelas primarias, sino a una población entera, tanto en relación entre alumnos, alumno – maestro, en tarea cotidianas, actitudes y acciones que se reflejan a causa de la desvalorización, de ignorancia acerca del tema y la falta de priorización en este aspecto, por lo que intentando dar respuesta y un nuevo panorama de cómo trabajar los valores y buscando propiciar que cada vez existan mayores y mejores propuestas que puedan brindar guías de prevención o en su caso solucionar las principales problemáticas actuales, el presente trabajo tiene como objetivo presentar una propuesta educativa que permita propiciar, ejercitar y fortalecer el respeto y la responsabilidad en niños de educación primaria utilizando un taller vivencial como estrategia, con el propósito de brindarles elementos que les ayuden a interiorizar los valores de acuerdo a sus vivencias propias y mejorar no solo su convivencia, sino su perspectiva respecto a ellos mismos y al mundo en general. Esta propuesta pedagógica pretende posibilitar una motivación diferente a los niños, ya que estará enriquecida en recursos pedagógicos para la aplicación 10 didáctica en las experiencias de aprendizaje de principios, valores y hábitos. La guía estará basada en la premisa del aprendizaje por el juego y el arte; también en el modelo pedagógico constructivista que es el que permite que el niño construya su propio aprendizaje en base a experiencias significativas. De esta manera se logrará que los niños interioricen los valores y formen hábitos, además de tener una perspectiva diferente de los valores en sus vidas, y los padres tendrán un mayor apoyo en los fundamentos de principios en la vida de sus hijos. Además se espera que los profesores no perciban los valores como un componente distinto a la escolarización, aislado de los conocimientos, habilidades y destrezas que se busca desarrollar con el resto de las asignaturas, ni que se le dedique un espacio exclusivo a su promoción, ya que éstos están presentes en la relación entre compañeros; en la relación entre el maestro, el alumno y el grupo; en el modo de resolver los conflictos cotidianos; en la importancia que se le da a la participación de alumnos en la clase, el juego; en suma, toda la actividad escolar y la que se realiza fuera de la escuela son espacios para la formación de valores, aunado a esto se ha encontrado que el diseño de estrategias de formación en valores dentro del salón de clases de escuelas principalmente de educación primaria a través del uso de dinámicas y formación de situaciones vivenciales que los niños experimenten con la finalidad de lograr que se impriman en las prácticas cotidianas que tienen. Así se logrará fomentar valores tan importantes como son el respeto, responsabilidad, la solidaridad, la igualdad y la empatía en cada uno de los alumnos. Es sumamente importante conocer y estar informados acerca de la formación de valores desde una perspectiva microscópica con la que se detecta una preocupación generalizada por la denominada “crisis de valores” como desde una perspectiva macroscópica, nos encontramos ante una problemática, tan antigua como renovada, que reclama la atención de la investigación socioeducativa y de la acción de los profesionales de la educación y es aquí donde encontramos el papel del psicólogo en la educación, debido a que éste se encarga de entender el 11 proceso de aprendizaje y estrategias instruccionales que lo faciliten (Ramos, 2001). En este sentido, la estructura del trabajo, estará organizada de la siguiente forma: en el primer capítulo se plantea la importancia de la psicología educativa y el rol del psicólogo educativo desde un panorama que permita recordar las perspectivas bajo las que la psicología educativa ha evolucionado, las teorías del aprendizaje, los principales principios pedagógicos, las diversas corrientes y sus exponentes y como el psicólogo debe inmiscuirse en estos quehaceres y las demandas educativas actuales. El segundo capítulo vincula el desarrollo del niño con su aprendizaje y las formas en las que éste se lleva a cabo; asimismo describe los procesos cognitivos que aparecen en las diferentes etapas de la infancia, como por ejemplo la etapa escolar, que involucra nuevas formas de actuar, pensar, aprender y socializar. Este capítulo apoya la premisa de que la niñez es la mejor etapa para enseñar valores, ya que, en ésta, los niños comienzan a aprender formas de pensar y sentir que poco a pocose convertirán en hábitos, también comienzan a tener ideas sobre el mundo en general, valorar las cosas buenas y malas y de acuerdo a todo esto y a la misma educación que obtengan de sus padres se irán forjando sus personalidades, creencias y actitudes frente al mundo. El tercer capítulo profundizará propiamente en los valores, su relevancia, justificación, formación, definiciones por diversos autores, su práctica y enseñanza, posteriormente se ahondará en respeto y responsabilidad que son los valores en los que este trabajo se basará. Aquí mismo se desarrolla la idea que la forma de enseñanza debe ser vivencial, práctica y no teórica como la educación tradicional de repetición y memorización. Y finalmente, el último capítulo que consiste en la propuesta o programa como tal, se incluye la definición de taller vivencial, una pequeña justificación del porqué utilizar esta estrategia educativa, seguido del método, donde se plantea el escenario, materiales, estrategias de evaluación, descripción de los guías. 12 Posteriormente se explicará la estrategia psicopedagógica a través del diseño y descripción del taller vivencial, utilizando cartas descriptivas, donde se señalan los personajes que interactúan en el taller y la finalidad de cada sesión. De esta manera se apoya la idea de que los valores deben ser practicados y no segregados a las ilustraciones hipotéticas y teóricas, lo cual se opone con la moderna forma de educar orientada al constructivismo, lo que significa que el niño construya su conocimiento a base de experiencias. 13 1 LA PSICOLOGÍA EDUCATIVA Y EL ROL DEL PSICÓLOGO EDUCATIVO El objetivo del presente capítulo es establecer la importancia de la psicología educativa por medio de una revisión de sus diferentes perspectivas y evolución a través del tiempo, la revisión de su objetivo y el vínculo que tiene la psicología educativa con la educación. Por otra parte, revisaremos el rol del psicólogo educativo, sus funciones, áreas de ejercicio profesional y algunas de las problemáticas que presentan los psicólogos educativos. Además, se valorarán los planes educativos re-estructurados por la Secretaría de Educación Pública (SEP) y lo que involucra en cuanto a las demandas educativas y al psicólogo educativo, ya que “tradicionalmente la Psicología se ha colocado al servicio de los intereses de reproducción social de la educación, colaborando con su mantención por medio de estrategias de validación, derivadas de las formas de investigación científica” (Carrasco, 2010, pp. 154). 1.1 La psicología educativa y sus perspectivas Los primeros registros que se tienen de la psicología educativa nos remontan hasta Platón y Aristóteles, al ser los primeros en tratar temas como el papel del profesor, la relación entre el maestro y el discípulo, los métodos de enseñanza, la naturaleza y orden del aprendizaje y el papel del afecto en el aprendizaje, temas que aún en la actualidad son objeto de estudio de la psicología educativa (Woolfolk, 2006). A pesar de lo revisado anteriormente, los orígenes de la Psicología Educativa como tal, se remonta a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. El evento que da pie por primera vez a la psicología educativa como profesión, fue tener que 14 reclutar profesionales que ejercieran la función de evaluadores y como participes del trabajo con niños de educación especial, se lo debemos a Alfred Binet y a la elaboración de la prueba de inteligencia Binet-Simon. En esos primeros momentos, se destacaba la centralización en las diferencias individuales, la evaluación y el tratamiento de niños problema (Fernández, 2011 y Farrell, 2009). Posteriormente, en las décadas de 1960 y 1970 se realizaron investigaciones enfocadas en el estudio del desarrollo cognoscitivo y el aprendizaje, específicamente en la manera en que los estudiantes aprenden conceptos y los recuerdan. En fechas más recientes, el enfoque de los psicólogos educativos ha sido la investigación de la forma en que la cultura y los factores sociales afectan el aprendizaje y el desarrollo (Pressley y Roehrig, 2003 citado en: Woolfolk, 2006). De dichas investigaciones se han generado diferentes teorías a lo largo del tiempo para explicar el desarrollo humano, el aprendizaje, la motivación y la enseñanza. A grandes rasgos, y considerando las más relevantes en el campo de la psicología, estas teorías se han dividido en tres: las teorías del desarrollo, las del aprendizaje y las teorías contextuales. En la tabla no. 1 se presenta de forma preliminar de qué hablan estas teorías y cómo se clasifican las cuales serán explicadas un poco más a fondo posteriormente. 15 Teorías del desarrollo planteadas por etapas Algo que caracteriza a los tres teóricos siguientes (Jean Piaget (1896-1980), Sigmund Freud (1856-1939) y Erik Erikson (1902-1994) citado en Woolfolk, 2006) es que le dieron explicación a los cambios de la infancia a la adultez a través de la transición de diferentes etapas en las cuales se iban consolidando diferentes procesos psicológicos. Como se expone en la tabla no. 1, la teoría de Piaget se caracteriza en que, de una etapa a la siguiente, el pensamiento del niño pasa por cambios que implican algo más que la suma de conocimientos y habilidades y, según Piaget (1970a, 1970b, 1971; citado en: Woolfolk, 2006) todas las explicaciones y la práctica del mundo no servirían para que el niño que se encuentra en una etapa entienda el tipo de pensamiento característico de una etapa más avanzada. Por su parte, Freud planteó la existencia de cinco etapas del desarrollo psicosexual; 5 etapas que eran iguales para todos los seres humanos y se presentaban siempre en el mismo orden. La aportación de la teoría de Freud radica en la sugerencia de que, si los conflictos de una etapa no se resuelven, el individuo podía quedar fijado en esa etapa. Otra teoría planteada por etapas es la teoría psicosocial de Erikson, donde se considera el desarrollo como el paso a través de una serie de etapas las cuales tienen cada una sus metas, preocupaciones, logros y riesgos específicos y sugirió que en cada etapa el individuo enfrenta una crisis del desarrollo; un conflicto entre una alternativa positiva y una alternativa potencialmente dañina. Erikson establece que la manera en que el individuo resuelve cada crisis tendrá un efecto perdurable en su autoimagen y en su perspectiva de la sociedad (Díaz-Barriga y Hernández 2002). 16 Teorías del aprendizaje Otra forma de visualizar los procesos educativos son las teorías del aprendizaje y, la mayoría de éstas, se basan en que los cambios en el desarrollo cognoscitivo, emocional y social y el desarrollo de habilidades son consecuencia del aprendizaje. Probablemente la mayor defensora de dicha afirmación sea la teoría conductista ya que, como se señala en la tabla no. 1, el conductismo se basa en un análisis sistemático de las influencias ambientales que anteceden y que prosiguen a la conducta. Las teorías conductuales analizan de manera cuidadosa las relaciones antecedente-conducta-consecuencia, estableciendo que las consecuencias de una conducta pueden aumentar o disminuir las posibilidades de que esta conducta vuelva a ocurrir. Sin embargo, existen muchos procesos psicológicos que no se pueden evaluar meramente con conductas como lo son la atención, la memoria, la forma en que los conocimientos se representan y almacenan, el olvido, entre otras, fenómenos que el conductismo no podía explicar dando pie a las teorías cognoscitivas o del procesamiento de la información donde, además de estudiar los temas ya señalados, también dan explicaciones a cómo se da el aprendizaje, el desarrollo y la motivación. El conductismo posicionó a la Psicología Educativa en elmapa gracias al éxito que representaban dichas técnicas en el ámbito educativo (particularmente el escolar) aunque también mantuvo la línea de la aplicación de test que favorecieran el diagnóstico de necesidades educativas especiales. Pero, como ya se mencionó, el conductismo no es suficiente para dar respuesta a todos los fenómenos psicológicos por lo que el conductismo entra en un periodo de crisis en el año de 1950. Es entonces cuando la Psicología Educativa adopta nuevos enfoques, como el cognoscitivo, sin descartar las técnicas conductistas más eficientes (Fernández, 2011). 17 Por su parte, la teoría cognoscitiva social, expuesta por Albert Bandura en 1925 también se desarrolló al encontrar huecos en las explicaciones conductistas. “Los conceptos básicos de la teoría cognoscitiva social son las interacciones entre la conducta, el ambiente y las características personales, las creencias acerca de las capacidades personales; el aprendizaje por medio de la observación y los modelos; y la guía del propio aprendizaje a través de la autorregulación” (Woolfolk, 2006, pp. 17). Teorías contextuales Una de las críticas que se ha hecho la mayoría de las teorías descritas anteriormente es que ignoran los importantes efectos de la cultura o el contexto social. “Dos teorías que toman en cuenta el papel fundamental de los contextos cultural y social son la teoría sociocultural del aprendizaje de Vygotsky y el modelo bioecológico del desarrollo de Bronfenbrenner” (Woolfolk, 2006, pp. 18). Urie Bronfenbrenner (1917-2005) desarrolló un modelo de referencia para identificar la gran cantidad de contextos sociales interactivos que afectan el desarrollo y lo denominó ‘modelo bioecológico del desarrollo’, lo llamó así porque su modelo contempla tanto la parte biológica como la ecológica del desarrollo de un individuo. El aspecto biológico del modelo reconoce que las personas incorporan su yo biológico al proceso de desarrollo. La parte ecológica reconoce que los contextos sociales en los que nos desarrollamos son ecosistemas porque interactúan constantemente e influyen unos en otros. Además de lo ya establecido en la tabla no. 1, Lev Vygotsky (1896-1934) creía que las actividades humanas ocurren en ambientes culturales y que no es posible entenderlas separadas de esos ambientes. Una de sus principales ideas fue que nuestras estructuras y procesos mentales específicos pueden rastrearse en nuestras interacciones con los demás, además de conceptualizar al ser humano como un agente activo de su propio desarrollo. Cabe aclarar que la perspectiva teórica de Vygotsky es la que se recupera para este trabajo ya que se considera al niño como un agente activo, que la cultura es 18 un elemento central para poder entender y desarrollar ésta propuesta y que el papel que tiene el psicólogo o docente que pondrá en práctica la propuesta desarrollada en este trabajo es el de un facilitador. La importancia del desarrollo de dichas teorías para un psicólogo educativo se puede valorar claramente en la siguiente cita: A comienzos del siglo XXI contamos con suficientes conocimientos derivados de la psicología del desarrollo cognitivo y del desarrollo social y de la personalidad para que el psicólogo educativo pueda ser de gran ayuda a la hora de orientar a cada alumno ante las dudas y problemas típicos y atípicos de sus etapas evolutivas (Fernández, 2013, pp. 118). Después de haber señalado la importancia de la psicología educativa y las diversas perspectivas y teorías que ella tiene, se dará paso a explicar cómo es y ha sido la psicología educativa en México, esto permitirá tener un mayor panorama y mejor contexto para posteriormente conocer cuál es el papel de la psicología y que espera de la sociedad de ella y por lo tanto de los psicólogos. 1.1.1 La psicología educativa en México En México, el desarrollo de la psicología (y por ende de la psicología educativa) tuvo un desarrollo diferente que en otros países. La psicología tuvo un reconocimiento tardío en el país si lo comparamos con otras profesiones. En 1974 se obtuvo el derecho de los estudiantes a obtener cédula profesional de psicólogos, dándole por fin el reconocimiento oficial a la carrera ya que, desde 1959, se les proporcionaba el título profesional a los egresados, pero sin cédula (Colín y Camarena, 2012). Particularmente hablando de la psicología educativa, no fue hasta 1970 que la Facultad de Psicología de la UNAM incluye dentro de sus especialidades al área educativa ya que, en sus inicios, solo existía la clínica. Junto con el área 19 educativa, se daba la oportunidad de especializarse en otras áreas como la clínica, la laboral y la social. Este plan de estudios fue replicado por muchas universidades privadas dentro del país y se mantuvo hasta la década de los 90’s (Colín y Camarena, 2012). En ese lapso temporal, hubo mucha disparidad en el establecimiento del programa de estudios de la carrera de psicología, situación que por ende afectó a la especialidad de la psicología educativa de tal forma que se generó durante años un debate respecto a qué es la psicología educativa y cuál es su objeto de estudio. En el establecimiento de los planes de estudio de la carrera, se retomó mucho de lo instruido en Estados Unidos lo que provocó que el conductismo tuviera un auge dentro del desempeño profesional de los psicólogos mexicanos hasta su ya mencionada decaída. Esto abre las puertas a otras teorías, dando mayor diversidad y consolidación a la carrera hasta que, en el 2000, se establece la representación profesional del psicólogo (Colín y Camarena, 2012). Desde 1970 que se establece la psicología educativa como una especialidad en el plan de estudios, la psicología educativa estuvo delimitando su objetivo, objeto de estudio y áreas de ejercicio profesional, aspectos que revisaremos después de abordar brevemente como están organizados los planes de estudio de la SEP. 1.1.2 Plan de estudios de la SEP 2011 En México, la Secretaría de Educación Pública (SEP) tiene la obligación de realizar actualizaciones a los planes de estudio para que mejor se adapten a las exigencias educativas tanto en cuestión de demanda como en cuestión de calidad. “La transformación social, demográfica, económica, política y cultural del país en los últimos años del siglo XX y los primeros años del XXI marcó, entre otros cambios importantes, el agotamiento de un modelo educativo que dejó de responder a las condiciones presentes y futuras de México” (SEP, 2011, pp. 11). Ante las limitaciones que presentaba el modelo educativo anterior, la SEP promulga la Reforma Integral de la Educación Básica (RIEB), en el año 2011 con el objetivo de establecer “una política pública integral capaz de responder, con 20 oportunidad y pertinencia, a las transformaciones, responsabilidades, necesidades y aspiraciones de maestros, niñas, niños y jóvenes, y de la sociedad en su conjunto, con una perspectiva abierta durante los próximos 20 años” (SEP, 2011, pp. 13). Los principios pedagógicos que sustentan el plan de estudios son: a) Centrar la atención en los estudiantes y sus procesos de aprendizaje b) Planificar para potenciar el aprendizaje c) Generar ambientes de aprendizaje d) Trabajar en colaboración para construir el aprendizaje e) Poner énfasis en el desarrollo de competencias, el logro de los estándares curriculares y los aprendizajes esperados f) Usar materiales educativos para favorecer el aprendizaje g) Evaluar para aprender h) Favorecer la inclusión para atender a la diversidad i) Incorporar temas de relevancia social j) Renovar el pacto entre el estudiante, el docente, la familia y la escuela k) Reorientar el liderazgo l) La tutoría y asesoría académica a la escuela Es seguro que todos los incisos deberían de ser de interés de todas las personasrelacionadas con la educación, sin embargo, este trabajo se enfocará solo en algunos puntos particulares de dichos planteamientos pedagógicos, como centrar la atención en estudiantes y sus procesos de aprendizaje, el generar ambientes de aprendizaje, favorecer la inclusión, ello porque se parte de la premisa de que la planificación debe ir enfocada a las necesidades de cada alumno, generando diversas estrategias que propicien y faciliten no sólo la integración e inclusión sino un mejor aprendizaje y una puesta en práctica de lo aprendido e interiorizado. 21 Es importante resaltar la vinculación particular del alumno-aprendizaje: “Los alumnos cuentan con conocimientos, creencias y suposiciones sobre lo que se espera que aprendan, acerca del mundo que les rodea, las relaciones entre las personas y las expectativas sobre su comportamiento. En este sentido, es necesario reconocer la diversidad social, cultural, lingüística, de capacidades, estilos y ritmos de aprendizaje que tienen; es decir, desde la particularidad de situaciones y contextos, comprender cómo aprende el que aprende y, desde esta diversidad, generar un ambiente que acerque a estudiantes y docentes al conocimiento significativo y con interés” (SEP, 2011, pp. 27). Las nuevas generaciones demandan ambientes educativos en los que el aprendizaje no sea memorístico y se vuelva algo que posteriormente puedan replicar. Es por ello que la RIEB del 2011 favorece el desarrollo de competencias para la vida más que la repetición de conceptos no internalizados como se hacía anteriormente. Una competencia es la capacidad de responder a diferentes situaciones, e implica un saber hacer (habilidades) con saber (conocimiento), así como la valoración de las consecuencias de ese hacer (valores y actitudes) (SEP, 2011, pp. 29). Estos dos puntos son cruciales para el desarrollo de la propuesta que se presenta en este documento, ya que el psicólogo debe ser consciente de a quién va dirigida su propuesta y adaptarla para dicho público. Como se establece en la última cita, se requiere una valoración adecuada de las situaciones, procedimientos y consecuencias para lograr crear competencias, y esto se logra a través de objetivos precisos y específicos de hacia dónde se debe llegar, por ello la importancia de darle un apartado al tema del objetivo de la psicología educativa. 22 1.2 Objetivo de la psicología educativa En la actualidad, se define el objetivo a la psicología educativa como “la disciplina que se encarga de los procesos de enseñanza y aprendizaje; amplía los métodos y teorías de la psicología en general y también fundamenta sus propias teorías en el ámbito educativo” (Arvilla, Palacio, y Arango, 2011 pp. 259). Además, la piscología educativa se puede delimitar con respecto de las otras ramas de la psicología porque su objetivo principal es la comprensión y el mejoramiento de la educación. Castañeda (1989) señala que la psicología educativa cubre cuatro dimensiones: • Dimensión explicativa Hace referencia a las variables de naturaleza psicológica que intervienen en el proceso educativo y en el comportamiento del alumno en función de las condiciones de la práctica educativa. • Dimensión instrumental Como su nombre lo dice, se encarga del procedimiento para construir y validar instrumentos para los diseños de la práctica educativa. • Dimensión interventiva Hace referencia a la aplicación de instrumentos o técnicas que ayudan a la intervención directa para mejorar las prácticas educativas • Dimensión prospectiva A partir de las dimensiones anteriores, prevé los futuros posibles de la educación para influir en la evolución del proceso educativo. Dichas dimensiones abren la posibilidad de que el psicólogo educativo pueda desempeñar diferentes funciones en las diferentes áreas profesionales que abarca su ejercicio, las cuales se revisarán en el siguiente apartado. 23 1.3 Rol del psicólogo educativo Castañeda (1989) menciona que las áreas profesionales que abarca el ejercicio del psicólogo educativo son: a) Psicología escolar: sistemas educacionales, planificación y evaluación educativa, métodos educativos, proceso de enseñanza-aprendizaje, procesos cognoscitivos y afectivos, hábitos de estudios y estrategias de aprendizaje, formación de personal educativo, consejo y orientación profesional. b) Tecnología educativa: comunicación educativa, software y hardware educativo, textos instruccionales, materiales educativos, paquetes instruccionales, sistemas de educación abierta, diseño curricular y análisis y estructuración de contenido. c) Educación especial: perturbaciones emocionales, detección de atipicidades, deficiencia mental, problemas de aprendizaje, comunicación y lenguaje, neuromotores y sensoriales. d) Investigación educativa: métodos y técnicas de investigación psicoeducativa, técnicas de estadística y análisis de datos Por su parte, Arvilla, Palacio y Arango (2011), nos señalan que las funciones principales que realiza un psicólogo educativo, entre otras, son las siguientes: • Participa en la búsqueda de soluciones a los problemas tanto académicos como conductuales que se presentan en los niños, adolescentes y adultos. • Guía a los docentes y directivos de la escuela sobre las estrategias de las que se puede tomar mano para solucionar los problemas que se presentan en las instituciones educativas y en el proceso de enseñanza-aprendizaje. • A través de técnicas motivacionales estimula la creatividad, el interés hacia los aspectos académicos, tanto de los docentes como de los estudiantes. • Junto con la directiva escolar, busca soluciones a los problemas de respeto, tolerancia, y colabora con la elaboración de proyectos educativos 24 orientados hacia los alumnos que posibilitan la intervención en las instituciones educativas. • Ofrece una formación constante y colectiva a manera de talleres tanto para agentes educativos, entre ellos a los padres de familia. • Interactúa con el personal docente, directivo y padres de familia para el abordaje de estudiantes con necesidades educativas especiales, mediante la proposición de estrategias para el desarrollo de sus potencialidades. • Realiza investigaciones educativas, sociales, profesionales y laborales para ampliar el desarrollo del conocimiento. • Diagnostica y proporciona tratamiento adecuado a aquellos niños que presenten dificultades en su desarrollo psico-afectivo, cognoscitivo, físico y sociocultural, entre otros. Según Fernández (2013) tres de los principales núcleos de interés de un psicólogo educativo son: los profesores, los alumnos y la curricula, y tres de las funciones más básicas que han de ejercer: las evaluaciones, los asesoramientos y las intervenciones. Además, manifiesta que el psicólogo educativo debe enfocarse a los núcleos y las funciones anteriormente señaladas a pesar de las limitantes y fallas que se encuentren fuera de estos. El valor agregado de los psicólogos se encuentra en las intervenciones y Fernández (2013) establece que las intervenciones deben abarcar los tres tipos más conocidos: el correctivo, el preventivo (prevención primaria, secundaria y terciaria) y el optimizador, dentro de los diversos niveles de actuación: personal, grupal, comunitario y social (Brock, Lazarus y Jimerson, 2002; Christenson, 2004; Luiselli, Putnam, Handler y Feinberg, 2005; Nelson, Martella y Marchand- Martella, 2002; citado en Fernández, 2013) siendo éste el campo de acción del psicólogo educativo. Y precisamente, este trabajo está orientado a la prevención en primaria, incluso optimización a nivel grupal en valores que permitan mejorar las interrelaciones, actitudes y comportamientos de tal comunidad. Uno de los mayores problemas que presentan los psicólogos escolares en su campo de trabajo es el señalado porJimerson, Oakland y Farrell, 2006 (citado en 25 Farrell, 2009) quien indica que “los psicólogos escolares creen que su papel es a menudo malinterpretado, que los contratantes les hacen demandas poco razonables, que los padres y profesores tienen expectativas irrealistas con respecto a lo que los psicólogos escolares pueden conseguir y que sus aportaciones no son tan valoradas como las de otros profesionales, como por ejemplo las de psiquiatras y psicólogos clínicos” (pp. 74). En los apartados anteriores se ha señalado los aspectos particulares de la psicología educativa; sus antecedentes, teorías, objetivo, dimensiones y áreas de práctica profesional, pero no podemos limitarnos a contemplar la psicología educativa en aislado ya que, es una especialidad que va de la mano de la educación por lo que, a continuación, revisaremos el vínculo psicología educativa- educación. 1.4 Vínculo educación- psicología educativa La educación es un fenómeno complejo que no puede ser entendido sin una aproximación multidisciplinar donde se aplican simultánea y coordinadamente los instrumentos teóricos y metodológicos que proporcionan las distintas disciplinas educativas (Echeveste, 2012). Como ya se mencionó, una las disciplinas necesarias en el ámbito de la educación es la psicología, ya que representa el destacado papel de auxiliar en la elaboración de propuestas pedagógicas y en la configuración del ser humano. El estrecho vínculo entre la psicología y la educación ha sido lo que ha dado pie a la psicología educativa, la cual puede ser definida de la siguiente manera: Es el estudio sistemático del desarrollo del individuo dentro del contexto educativo y, como disciplina aplicada, se preocupa por una parte de la actividad científica y de la actuación profesional que contribuya al progreso de la educación y a fundamentar una práctica pedagógica de acuerdo con ella y, asimismo, del progreso de ciertos valores sociales y principios que puedan aplicarse para promover el desarrollo del estudiante para convertirlo en un ciudadano 26 responsable y activo, en un ser humano reflexivo y sensible y en una persona productiva y creadora (Echeveste, 2012, pp. 73). Históricamente, parte de la importancia y el peso que tiene la psicología educativa en la educación es que la psicología educativa, le permitió a la pedagogía adquirir un estatus científico (Wall, 1979; citado en: Echeveste, 2012), estableciendo desde entonces una relación bidireccional en la que la psicología apoyada de sus métodos y conceptos puede realizar aportaciones originales y sustanciales tanto al conocimiento psicológico como a la práctica educativa. “La expansión profesional del psicólogo educativo abarca pues todos aquellos terrenos, campos, sectores o lugares de trabajo donde tenga lugar un proceso educativo” (Castañeda, 1989, pp. 303). Por ende, el psicólogo educativo, como cualquier otro profesional de la educación, debe siempre estar actualizado con las reformas educativas y las necesidades y demandas de las nuevas generaciones para poder favorecer la creación de currículos, establecer estrategias para los docentes y lograr mejores aproximaciones hacia el aprendizaje por parte de los alumnos. Se entiende entonces que así como él psicólogo debe inmiscuirse en el ámbito de la educación con sus reformas, planes de estudio, nuevas estrategias y exigencias también deberá considerar y reflexionar sobre el ámbito cognitivo del niño, como el desarrollo y aprendizaje, que le llevarán a utilizar las estrategias y metodologías adecuadas con respecto a la edad y/o etapa en la que este se encuentre, considerando también la forma en la que aprenden y cómo lo hacen, por ello la importancia de hablar sobre estos aspectos en el siguiente capítulo retomando a algunos autores de quienes ya se ha hablado como Piaget y Vigotsky. 27 2 EL DESARROLLO Y EL APRENDIZAJE EN LA INFANCIA Para comenzar a desarrollar este capítulo, será interesante retomar acerca de la teoría Piagetiana, la cual señala que el ámbito cognitivo del niño de seis años, entra en la etapa que el autor ha denominado operaciones concretas, esto significa que es capaz de utilizar el pensamiento para resolver problemas, puede usar la representación mental del hecho y no requiere operar sobre la realidad universal sino a través de sus experiencias y vivencias; así, las operaciones concretas están estructuradas y organizadas en función de fenómenos concretos, sucesos que suelen darse en el presente inmediato; no se puede operar sobre enunciados verbales que no tengan su correlato en la realidad y menos en algo totalmente ajeno y desconocido a ellos, como conceptos, definiciones, etc. Guerrero, (s/a) considera que de la potencialidad (la manera que los sucesos podrían darse) o la referencia a sucesos o situaciones futuros, son destrezas que el individuo logrará al llegar a la pre- adolescencia, al tiempo de llegar a las operaciones formales. El período de desarrollo que va de los seis a los doce años, tiene como experiencia central el ingreso al colegio, a esta edad el niño debe salir de su casa y entrar a un mundo desconocido, donde aquellas personas que forman su familia y su mundo hasta ese momento, quedan fuera. Su éxito o fracaso en este período va a depender en parte de las habilidades que haya desarrollado en sus seis años de vida anteriores; este hecho marca el inicio del contacto del niño con la sociedad a la que pertenece, la cual hace exigencias que requieren de nuevas habilidades y destrezas para su superación exitosa, y es, a través del colegio, que se le van a entregar las herramientas necesarias para desenvolverse en el mundo adulto. Guerrero (s/a), menciona que el colegio puede ser una prueba severa de si se han logrado o no las tareas del desarrollo de las etapas anteriores, ya que el período 28 escolar trae a la superficie problemas que son el resultado de dificultades previas no resueltas. La entrada al colegio o conocida como la edad escolar implica que el niño debe enfrentar y adecuarse a un ambiente nuevo en el cual deberá lidiar con demandas desconocidas hasta ese momento para él, aprender las expectativas del colegio y de sus profesores y lograr la aceptación de su grupo de pares. La adaptación y ajuste que el niño logre a este nuevo ambiente, como veremos posteriormente, tiene una importancia que trasciende lo inmediato. Por otro lado, la relación con los padres cambia, iniciándose un proceso gradual de independencia y autonomía, y aparece el grupo de pares como un referente importante y que se va a constituir en uno de los ejes centrales del desarrollo del niño en esta etapa. A medida que los niños avanzan de la infancia a la adultez, su pensamiento y lógica va modificándose al dotarse de habilidades cognitivas que le permiten, por un lado, relacionarse con el medio en el que se desenvuelven, y por el otro, adquirir conocimiento de las experiencias que van teniendo cotidianamente. Paoli (2007), confirma que los niños juegan para divertirse, pero el juego también es un aspecto importante de su aprendizaje y su desarrollo, el juego ayuda al niño a ampliar sus conocimientos y experiencias y a desarrollar su curiosidad y su confianza. Los niños aprenden intentando hacer cosas, comparando los resultados, haciendo preguntas, fijándose nuevas metas y buscando la manera de alcanzarlas; el juego también favorece el desarrollo del dominio del lenguaje y de la capacidad de razonamiento, planificación, organización y toma de decisiones. También Piaget afirma, que el juego es uno de los principales recursos junto con las actividades que implican algún aspecto lúdico, ya que coadyuvan a que el niño vaya construyendo y aplicando el concepto de regla y conformando su propia perspectiva de necesidad, ya que, de una u otra manera, explícitao implícitamente su vida está y estará condicionada por un conjunto de reglas o normas impuestas 29 y determinadas por los diferentes contextos en donde se desenvuelva (Salazar, 2005). La edad escolar en Rusia, en el tiempo de Vygotsy, comprendía entre los tres y los ocho años y se define en función de los cambios sistémicos que tienen lugar en la estructura de los procesos mentales del niño y de sus principales logros evolutivos, que son resultado del crecimiento del niño en una “situación social de desarrollo” concreta. En este periodo el uso del lenguaje que adquieren los niños transforma su percepción, su atención, su memoria, su imaginación y su pensamiento; el niño adquiere un control creciente de su comportamiento. Al final de este periodo el niño supera la dependencia de los estímulos del entorno y adquiere la capacidad de comportarse intencionalmente, siguiendo una autorregulación basada en el habla interna y en el juego simbólico. En el desarrollo del niño en edad escolar las emociones y los pensamientos actúan como una unidad y se afectan entre sí. Para Vygotsky, el contexto social influye en el aprendizaje más que las actitudes y las creencias; tiene una profunda influencia en cómo se piensa y en lo que se piensa. El contexto forma parte del proceso de desarrollo y, en tanto tal, moldea los procesos cognitivos, por lo tanto, el contexto social debe ser considerado en diversos niveles: 1.- El nivel interactivo inmediato, constituido por el (los) individuos con quien (es) el niño interactúa en esos momentos. 2.- El nivel estructural, constituido por las estructuras sociales que influyen en el niño, tales como la familia y la escuela. 3.- El nivel cultural o social general, constituido por la sociedad en general, como el lenguaje, el sistema numérico y la tecnología. Vygotsky explica que es necesario aportar al desarrollo integral del niño a través de la estructuración de experiencias de aprendizaje que, ubicándose en la zona de desarrollo próximo, apunten al logro de aprendizajes esperados propuestos; para 30 realizar las actividades propuestas debe integrar los diversos aprendizajes generados en los otros espacios educativos, aprovechando las situaciones de la vida cotidiana que se generan en el hogar, como un espacio natural de convivencia. De esta manera los otros constituyen en el desarrollo psicológico del niño, agentes que le compartirán una cultura que le permitirá socializar y tener conciencia propia; gracias a ello el individuo va co-construyendo afectos, extendiendo habilidades bajo la supervisión o guía del otro como un compañero experto o con más habilidades que él. Entonces cuando el niño amplia las habilidades que puede realizar bajo la guía o supervisión del otro, el niño se encuentra dentro de lo que Vygotski denomina Zona de Desarrollo Próximo (ZDP). Vygotski, 1979 (citado en Covarrubias 2002) define la ZDP como “la distancia ente el nivel real de desarrollo, determinado por la capacidad de resolver independientemente un problema , y el nivel de desarrollo potencial, determinado a través de la resolución de un problema bajo la guía de un adulto o en colaboración con otro compañero más capaz. La zona de desarrollo próximo comprende los siguientes postulados: 1.- El reconocimiento de lo que un sujeto ya puede realizar por sí mismo, lo cual implica que previamente lo haya apropiado o internalizado. 2.- El conjunto de aquellas habilidades que lleven a un proceso de formación, caracterizado como aquellas actividades que se pueden realizar sólo con ayuda de otros, necesariamente más capaces que él. Vygotsky retoma otro concepto de vital importancia, llamado autorregulación, que de acuerdo con Covarrubias (2002), se entiende como la capacidad del niño para planear, guiar y monitorear su conducta flexiblemente de acuerdo a las circunstancias del cambio; en la autorregulación la conducta del niño es seguida por un plan o meta formulado por él mismo, en el que va percatándose y 31 organizando sus acciones e incluso actitudes en función del contexto en el que se encuentre. Para Vygotsky la autorregulación se desarrolla a partir de la interacción social e implica la transformación de la relación que establecemos con otros y que posteriormente se internaliza. La internalización es el proceso donde aspectos de la estructura de la actividad que se ha realizado en un plano externo pasan a ejecutarse en un plano interno (Wertsch 1988, citado en Covarrubias 2002). Díaz, Neal y Williams (1990, citados en Covarrubias 2002) señalan que es posible evaluar hasta cierto punto la capacidad de autorregulación del niño, pues se mediría en función del éxito que se obtenga de la disciplina y socialización, y la relativa ausencia de supervisión del adulto o de estructuras de apoyo externas. Resulta evidente destacar aquí, el papel que el otro tiene en nuestro aprendizaje, ya que se nos brindan una serie de símbolos, signos, herramientas e instrumentos de los que nos iremos apropiando para ir co-construyendo nuestro conocimiento. El desarrollo de la autorregulación según Vygotsky puede verse como un proceso social de: 1) en un principio, en forma total, el otro le proporciona los signos y símbolos al niño, los cuales controlan, dirigen y regulan su conducta; 2) la actividad del niño empieza por el uso compartido de signos o símbolos para influir a otras personas; y 3) por sí mismo el niño utiliza activamente signos, símbolos y herramientas para controlar, dirigir y finalmente regular su propia conducta o la de otros. (Diaz, Neal y Williams (1990, citados en Covarrubias 2002, pp. 53). Se recupera la importancia de otras personas y de su medio como elementos que contribuyen al desarrollo psicológico del niño, siendo un proceso de co- construcción, resultado de la apropiación de actividades prácticas, cognoscitivas y afectivas, inicialmente vivenciadas en compañía y asesoría de otro, donde se reconoce que la participación activa del individuo es un elemento vital junto con esa influencia de otros para la formación de los procesos psicológicos. 32 Dicho lo anterior, es de entenderse la importancia que tiene la infancia para poder conseguir toda esa apropiación de signos y símbolos, que llevará después a que el infante pueda ponerlos en práctica sin la necesidad de que haya un adulto presente; por lo tanto es la mejor etapa para la enseñanza en valores. 2.1 La infancia y la educación en valores Un aspecto importante (entre otros) a desarrollar y fomentar en este periodo es la educación en valores, incluso las investigaciones confirman la importancia de los primeros años para influir de manera positiva y de manera duradera en los niños, las orientaciones en valores de los niños ya se han determinado para cuando alcanzan la edad escolar. En la Guía para educadores de Chile se menciona que los primeros pasos hacia una vida de actividades pacíficas, no-violentas, de respeto por sí mismo y los demás y de aprecio a la diversidad se deben tomar durante la primera infancia, cuando los niños empiezan a madurar y a construir sus marcos de referencia cognitivos y afectivos (S/A, 2005). La discusión sobre una posible educación en valores para los niños pequeños se ha centrado alrededor de varios temas, por ejemplo: respeto a sí mismo y a los demás, apoyando la cooperación y las habilidades para resolver conflictos; aprecio a la diversidad, conciencia global y educación multicultural; puesta en práctica de la Convención de Derechos del Niño, como los valores universalmente aceptados como esenciales para que los niños puedan conseguir su pleno potencial; el rol de la penetrante violencia cultural, incluyendo la televisión, cine y las representaciones dramáticas estimuladas por los juguetes; amor y respeto por la naturaleza; estimulación de la imaginación delniño a través de la creatividad; establecer programas multiculturales que ayuden a los niños pequeños a integrar el aprendizaje espiritual, religioso y vivencial, y a llenar la falta de experiencia que se encuentra a menudo en grupo multiculturales que no les permiten el acercamiento a la puesta en práctica de estos valores. Lo fundamental es comprender que los niños y niñas deben ser efectivamente los protagonistas de sus aprendizajes, a través de diversos procesos. Ello implica 33 considerar que los niños aprenden actuando, sintiendo y pensando, siempre en un ambiente de afecto y con los apoyos pedagógicos necesarios, donde es clave seleccionar aprendizajes relevantes, pertinentes y oportunosber A la vez que reafirmamos la dignidad y el valor de cada individuo, creemos que el cuidado y la educación infantil temprana, en su sentido más amplio, son parte de la educación básica y son esenciales para que todos los niños puedan maximizar su potencial de aprendizaje, estamos de acuerdo en que un método basado en valores para el cuidado y el desarrollo de todos los niños es fundamental. (Woolfolk, 2010) Incluso se reafirma sobre la concepción que Piaget tiene al respecto de los valores “la educación moral tiene como objetivo prioritario construir personalidades autónomas” (Salazar, pp. 32). Lo que significaría que fomentar los valores esta ciertamente vinculado a como comenta Vigotsky, una autorregulación de la propia conducta; este sería uno de los máximos logros de educar en valores porque como Salazar comenta “la educación moral como construcción es una tarea que piensa en cada individuo, pero que no puede olvidar tampoco su contribución a la reconstrucción de las formas de vida social” (Pp.32). 34 3 LA FORMACIÓN DE VALORES: RESPETO Y RESPONSABILIDAD Como sabemos el ser humano es social por naturaleza, necesita de los demás desde su nacimiento hasta el final de su vida, su dimensión grupal es básica para desarrollarse completa y armónicamente, esta convivencia se complementa con el fortalecimiento de los valores en cada individuo, mismos que son fomentados a los niños/as desde edad temprana para mejorar las relaciones con los demás en todos los ambientes: social, escolar y familiar. Todos los valores son imprescindibles para la vida y están relacionados unos con otros. Sin embargo, con fines de ahondar sobre algunos, en este trabajo se plantearán el respeto y responsabilidad, por ser valores que comprenden a más valores. Por lo que en este capítulo se pretende ampliar el panorama acerca de los valores, es decir destacar la importancia que tiene para su enseñanza y puesta en práctica, evidenciando la necesidad que la sociedad presenta por una cultura más concientizada, que sea capaz de reconocer los valores, la importancia que tienen y lo necesarios que son para la vida cotidiana en todos los ámbitos en los que nos desarrollamos. El principal objetivo de la educación en valores, es crear conciencia en los niños y adolescentes de la importancia de estos y la puesta en práctica de los mismos para comprender la relación que guardan con la sociedad en la que vivimos; los valores se interiorizan si las personas tienen la oportunidad de escogerlos, compararlos, comprenderlos, practicarlos y analizar sus consecuencias. Para Sañudo (1998), detrás de cada conducta que tenemos y de cada decisión que tomamos, encontramos una convicción interior, propia de cada ser humano, 35 de que algo importa o no, si algo vale o no vale, a esta realidad interior, previa a cada acto cotidiano, se le llama actitud, creencia, valor. “El valor es la convicción razonada y firme de que es bueno o malo, correcto e incorrecto, sería decir que los valores son guías o caminos que nos orientan en la vida” (pp.3). (Se ampliará la noción de valor en el siguiente apartado). Educar en valores entonces, consiste en la transmisión de creencias y principios que orientan a los jóvenes en la práctica de conductas sanas que ayuden a su desarrollo y crecimiento personal; el objetivo es doble, por una parte, persiguen la prevención y solución de conductas antisociales provocadas por la falta de valores; y en segundo lugar la educación en valores es el cultivo de una actitud mental positiva. Por todo lo anterior se realizará una descripción breve acerca del por qué surge está necesidad de enseñar en valores, se retomarán diversos conceptos de diferentes autores para posteriormente analizar cada valor por separado. El siglo XXI hereda una sociedad marcada por profundas contradicciones donde las desigualdades se profundizan cada vez más en la medida que se transnacionaliza la economía en un proceso globalizador que va más allá del fenómeno económico trascendiendo al plano ideológico cultural, mediatizado por la informatización de la sociedad y el desarrollo de los medios masivos con las nuevas tecnologías (Ramonet Ignacio 2006, citado en Díaz, 2011). En el mundo actual podemos visualizar que la sociedad mantiene una gran necesidad de educación en el aspecto moral, constantemente las estadísticas de robos, violencia, delincuencia aumentan, lo que nos lleva a pensar en alternativas que ayuden a mejorar, buscar estrategias de enseñanza que permitan el progreso de la sociedad. Además, y de acuerdo con Latapi (2001), la escuela mexicana por el peso de su formación positivista casi no se ha ocupado de la formación integral de la persona, los planes de estudio están centrados en el conocimiento más que en el 36 aprendizaje mismo, el desarrollo humano y moral; por ello la necesidad de retomar propuestas que se enfoquen en este tipo de aprendizaje y desarrollo. Los valores son necesarios en una cultura porque marcan las pautas de comportamiento, dirigen nuestros estilos de vida, de cierta forma nos hacen distinguir entre lo que está bien y lo que no. Por ello, la educación puede contribuir en gran medida a la solución de estas problemáticas por la función social que tiene como encargo; la formación del hombre. Como argumento a favor de la necesidad de los valores, Sañudo (1998), señala que la tendencia de darle cada vez mayor importancia a este tipo de educación se debe a la alarma creada en la sociedad por la degradación de valores que se observa en un sector creciente de la juventud actual. Este fenómeno se refleja en una serie de conductas antisociales que dejan traslucir la complicación existencial de una parte de la juventud ante un conjunto de circunstancias que dificulta su realización personal, que claramente se evidencia en: indisciplina, amoralidad, fracaso escolar, adicciones de todo tipo, conductas violentas. Las causas de este fenómeno son complejas, pero hay que buscar en la raíz, en primer lugar, en las transformaciones frecuentemente negativas que ha sufrido el núcleo familiar, la primera instancia educativa del ser humano, y precisamente aquella que tiene la mayor responsabilidad en la transmisión de valores. Formar valores sólidos y perdurables en la nueva generación presupone indudablemente su participación consciente en el proceso de conformación de los valores; así como la estimulación de actitudes crítico-reflexivas en torno a la realidad a partir del conocimiento del entorno social en que se forman, de manera que en un determinado momento de sus vidas éstos pueden ser capaces de valorar y actuar por sí mismos que se conecta con el papel que tanto la sociedad como sus instituciones jueguen en la integración y consolidación de los eslabones que deben garantizar tales propósitos, teniendo en cuenta, por sobre todas las cosas, a los sujetos que se forman, sus intereses y necesidades. 37 Para Sedal (2001) es pertinente destacar que dentro de este proceso un aspecto importante lo constituye el conocimiento, la enseñanza y la divulgación de los principios,las normas, los valores y reglas morales, así como los métodos y las vías que en el mismo se utilicen teniendo en cuenta el papel que juegan la persuasión, el ejemplo personal, el conocimiento de las tradiciones y la cultura; así como la fuerza que entraña la autoridad moral de diferentes personalidades, organizaciones e instituciones. Giniebra, (2002) admite que hablar de valores es común pero difícil, sobre todo porque es un tema que despierta debates y controversias, que va de lo más popular o lo académico y científico e involucra desde el más pequeño hasta el más grande de los seres humanos. En otro sentido y continuando con dicho autor, las propias representaciones que tienen los jóvenes, mismo que han sufrido variaciones y se abren espacios donde se preguntan qué cualidades deben poseer, cuáles son los fenómenos de la realidad que deben ser considerados valiosos y cuáles no. Estas transformaciones en el contexto de cambio acelerado que se vive en la humanidad y ante fenómeno negativos como guerra, violencia, pobreza, despreocupación creciente por el cuidado del medio ambiente y demás factores que ponen en riesgo la capacidad del hombre para conducirse y dirigirse hacia fines que promuevan la humanidad. 3.1 Conceptualización de los valores De acuerdo con algunos autores, (Campaña s/a), los valores se definen como “metas u objetivos de carácter general que permanecen estables a través de las distintas situaciones, guían la conducta de los seres humanos y se ordenan según su importancia subjetiva” (pp. 4). Para Schwartz (1992, citado en Campaña s/a) “los valores son elementos muy centrales en el sistema de creencia de las personas y están relacionados con estados ideales de vida que responden a nuestras necesidades como seres humanos, proporcionándonos criterios para evaluar a las personas, a los sucesos y a nosotros mismos” (pp.4). 38 Siguiendo en esa línea, Rokeach (1973; citado en Campaña s/a) los define como “el resultado de una construcción que implica lo individual y lo social y se relacionan con otras estructuras también vinculadas a la acción social las que juntas se relacionan con las normas, actitudes y la ideología” (pp. 18). Latapi (2001), entiende por valor, “lo que es digno de aprecio, que se tiende a considerar como cualidades existentes ajenas a nosotros, es decir que existen independientemente de nosotros pero que debemos hacer nuestras” (pp.60). También afirma que hay tres órdenes desde los que se pueden apreciar los valores: el psicológico, el sociológico y el moral. El primero los valores son propiedades de la personalidad, preferencias, orientaciones de las cuales nos apropiamos e interiorizamos como actitudes, sentimientos, convicciones o rasgos de carácter. En el segundo, los valores son preferencias colectivas, compartidas por un grupo que implican sentimientos, modos de reaccionar o conductas determinantes y por último el orden moral en el que significa una toma de posición que se percibe como obligatoria para nosotros mismos, estos valores vienen a significar normas de conducta que sentimos debemos cumplir. El filósofo marxista Fabelo (1989) plantea: “se entiende por valor la capacidad que poseen determinados objetos y fenómenos de la realidad objetiva de satisfacer alguna necesidad humana, es decir la determinación social de estos objetos y fenómenos, consistente en su función de servir a la actividad práctica del hombre, o sea, desempeña un papel positivo en el desarrollo de los objetos cuya relevancia no determina su ser natural, sino las funciones que en la práctica social cumplen dichos objetos” (pp. 12). Continuando con las definiciones de valor, la autora Díaz (2011), comprende por valor “las significaciones positivas que alcanzan para los individuos, grupos y clases sociales, los objetos, fenómenos, procesos, relaciones, normas, teorías e ideales en la práctica social. Constituyen una compleja formación psicológica de la personalidad donde intervienen componentes cognitivos, afectivos, volitivos y 39 comportamentales convirtiéndose en necesidad para el individuo. Son integrantes de la conciencia social con carácter orientador de la conducta contribuyendo al desarrollo humano” (pp. 7). La mayoría de los autores, sino es que todos, en sus definiciones abarcan o consideran dentro de los valores las actitudes, creencias e ideologías que cada individuo posee respecto a algún marco de referencia y estilo de conducta que se verán reflejados en acciones y comportamientos, en algunos casos se asocia con las normas, los hábitos y la conducta moral. Las distintas definiciones aportadas contribuyen a enriquecer el concepto que se tiene de los valores en sentido general, pues desde ellas se abordan diferentes aristas de un mismo fenómeno, que sólo puede ser comprendido si se mira de forma integrada contemplando todos los enfoques y alternativas metodológicas. En este trabajo, valor será considerado como toda creencia o apreciación positiva o negativa que se tiene sobre algo o alguien, que estará influenciada por cuestiones sociales, culturales, familiares y personales que de acuerdo a lo enseñado, aprendido y vivenciado se verá reflejado en acciones, actitudes, pensamientos y formas de relacionarse con el entorno. Giniebra, (2002) resalta la postura de Fabelo y la posibilidad de estudiar los valores o analizarlos en tres planos: El primer plano de análisis es considerar los valores como una parte constitutiva de la realidad social, en el marco de una relación significativa entre procesos y acontecimiento de la vida social y de las necesidades e intereses de la sociedad en su conjunto. El segundo plano de análisis se refiere a la forma en la que esa significación social, que constituye el valor objetivo, es reflejada de la consciencia individual o colectiva. De aquí se deriva la conformación por parte de cada sujeto de un sistema subjetivo de valores que es propio, lo cual se produce como resultado de un proceso de valoración activa de los sucesos y fenómenos de la realidad social. 40 Esta vertiente de análisis representa un punto de intersección importante de la tendencia sociológica con la psicológica, pues esta última trata de explicar cómo se produce el proceso de subjetividad del valor, así como las regularidades que tienen lugar al participar estas formaciones en la regulación presente y futura del comportamiento humano. El tercer y último plano de análisis descrito por Fabelo hace mención a la necesidad de que la sociedad se organice y funcione en la órbita de un sistema de valores instituido y reconocido oficialmente; el cual puede corresponderse en menor o mayor medida con el sistema objetivo de valores existentes. 3.2 Desarrollo de los valores y su enseñanza La educación en valores, de acuerdo con (Sánchez 1997, citado en Ramos, 2001), posibilita la transversalidad que incluye conceptos y procedimientos, los valores actúan de filtro de los conceptos, impregnan las actitudes previas al conocimiento, están en la base de la autoestima, de la identidad de las personas y de los mecanismos que las movilizan. Se pretende dar respuestas a los desafíos que demanda el país, reconstruir la cohesión de nuestra sociedad alrededor de nuevos ejes sociales y culturales, a partir de actitudes y prácticas de responsabilidad solidaria, como base de la formación de una nueva conciencia ciudadana. En este proceso un papel importante lo desempeña la familia, que entre otras funciones tiene la responsabilidad de lograr la inserción adecuada del niño en la sociedad a través de la socialización; que en esencia es brindar seguridad, confianza, para que los jóvenes aprendan a descubrir el mundo que les rodea. A partir del concepto de que, "la educación es tarea de todos", tanto la familia como los centros docentes, es importante que mantenganestrechas relaciones para que pueda lograrse una influencia efectiva en la formación de la nueva generación y la labor educativa cumpla su objetivo apelando la adquisición de valores. 41 Woolfolk (2010) menciona que el individuo en desarrollo se ve afectado por efectos contextuales externos, por ejemplo, crecen en familias y son miembros de comunidades étnicas, religiosas, económicas y lingüísticas específicas; viven en vecindarios, asisten a escuelas y forman parte de grupos, equipos o coros. Los programas sociales y educativos, así como las políticas de gobierno, afectan sus vidas. Esos contextos influyen en el desarrollo de conductas, creencias y conocimientos al brindar recursos, apoyos, incentivos y castigos, expectativas, profesores, modelos, herramientas, es decir, todos los bloques de construcción del aprendizaje y el desarrollo. Algunos enfoques desde los que se ha abordado el tema es el filosófico, el sociológico abordado por el filósofo José Ramón Fabelo quien asume que los valores surgen en la relación práctico – objetal, y no en el simple conocimiento de las cosas o conceptos por el hombre. Estos son el resultado de la actividad práctica del hombre, es decir se aprende a través de las acciones de la vida cotidiana, del mismo modo se demuestran en los comportamientos que tenemos día a día y asimismo reflejan pautas actitudinales y estilos de vida de cada individuo. Por ello, es importante resaltar que los valores no son algo que se aprenda escuchando, leyendo o en la teoría, sino que es algo que se practica diariamente y que está vinculado a la educación, principios y marco de referencia con el que cada uno de nosotros nos desarrollemos. Asimismo, Sedal (2001), también habla al respecto de este tema, argumentando que el enfoque para la formación de valores debe ser participativo, que se trata de reconocer que la autenticidad de esta formación está en la vida cotidiana, en la enseñanza diaria, y permanente de la cultura, la historia, el patrimonio cultural y natural que rodea al hombre y la utilización de todo el caudal de experiencia y conocimiento de las distintas generaciones en función de enriquecer el proceso, pues son indudablemente más formadoras que la enseñanza dogmática, la reiteración fría que en ninguna medida contribuye a una asimilación consciente, crítica y creativa de los mismos. 42 Lo dicho anteriormente posibilita que en las circunstancias actuales se insista en hacer más vivencial el proceso de formación de valores a través del contacto directo con la historia, la cultura, el arte, y sus actores. En ello los centros de estudios han jugado un papel fundamental, ya que deben esforzarse por enriquecer la concepción valorativa del mundo de los niños, todo lo cual exige entre otros elementos el conocimiento, reconocimiento, la interpretación de los valores en todas y más diversas dimensiones que apunten hacia una asimilación, y asunción de los mismos sin dobleces ni ambigüedad en la conducta; ya que no es suficiente con la existencia de la norma, los principios y los valores en sí, es necesario además, que éstos sean aceptados y asimilados por los sujetos provocando el interés de actuar conforme a un sistema interno de convicciones que le permita autorregular su comportamiento en función de dichos valores que ha interiorizado. Los niños también desarrollan ideas acerca de lo correcto y de lo incorrecto, es decir, el razonamiento moral de los niños, lo cual implica en lo que piensan acerca de lo bueno y lo malo, así como en su construcción activa de juicios morales. Lo anterior tiene estrecha relación con el desarrollo moral, que se refiere a la comprensión de reglas; conforme los niños interactúan entre sí y con sus mayores se dan cuenta que existen reglas diferentes y comienzan a entender que las personas elaboran las reglas y que ellas mismas pueden cambiarlas. Otro enfoque de los valores según Latapi (2001), es el propuesto por Piaget, y continuado por Kohlberg, esta teoría sostiene que el desarrollo moral en un principio depende de las leyes externas y posteriormente de la autonomía de la persona madura. Kohlberg hizo ver que había una correspondencia entre la manera como el niño va desarrollando sus estructuras cognitivas y los pasos por los que va formando su juicio moral y avanzando hacia su autonomía. 43 Kohlberg (1963) propuso una secuencia detallada de etapas del razonamiento moral, o juicios acerca de lo correcto y lo incorrecto. Dividió el desarrollo moral en tres niveles: 1. Preconvencional, donde el juicio se basa tan sólo en las propias necesidades y percepciones de un individuo. 2. Convencional, en el que se toman en cuenta las expectativas de la sociedad y de la ley. 3. Posconvencional, donde los juicios se basan en principios de justicia abstractos y más personales, que no necesariamente están definidos por las leyes de la sociedad. Tres importantes influencias sobre la conducta moral son el modelamiento, la internalización y el autoconcepto. Primero, los niños que han estado expuestos de manera continúan a modelos adultos interesados por los demás y generosos tienden a mostrarse más preocupados por los derechos y sentimientos de los demás lo que podría reflejarse en valores como cooperación, solidaridad, respeto (Cook y Cook, 2005; Eisenberg y Fabes, 1998, citados en Woolfolk 2010). Algunas teorías suponen que la conducta moral de los niños pequeños primero está controlada por otras personas a través de la instrucción directa, la supervisión, las recompensas, los castigos y la corrección. Pero con el tiempo, los niños internalizan las reglas y los principios morales de las figuras de autoridad que los han guiado. Si a los niños se les dan razones, pueden entender cuando se les corrige (especialmente razones que subrayan los efectos de sus actos sobre los demás); así, serán más propensos a internalizar los principios morales aprendiendo a comportarse de forma moral incluso cuando no estén en presencia de algún adulto. De acuerdo nuevamente con Latapi (2001), se distinguen varios niveles del juicio moral que pone énfasis en el elemento cognitivo que se entrelaza con el curriculum y el desarrollo del conocimiento. 44 Uno de los niveles es mediante la discusión de los llamados “dilemas morales, discusión de situaciones de conflicto moral que sirve a los niños para esclarecer sus propios valores; se propone a los alumnos un dilema de la vida escolar o extraescolar, y ellos discuten cuales son los valores que están en juego y cómo les parece que debe resolverse el dilema, así cada alumno va identificando los valores que van normando su comportamiento. Otra manera es organizar cursos especiales que estimulen la sensibilidad a los valores, aspectos morales y su formación, donde se vivan determinados valores, se promuevan y se practiquen, esta idea fue de Kohlberg en el experimento que llamo “la comunidad justa”. Es importante fomentar valores debido a que de esta manera podremos posibilitar en los niños hábitos correctos que formen su carácter y personalidad y los lleve a ser gente que tome decisiones en base a principios, gente de un espíritu superior que muestre un interés real por el bien común y un mundo mejor. Principalmente, tenemos que saber que los valores no se encuentran ubicados entre las cosas materiales, mucho menos en las normas éticas; se localizan íntimamente ligados a nuestra vida. Desde el momento en el que cobramos vida necesitamos reconocerlos, rehabilitarlos y cultivarlos para que gradualmente se manifiesten en nuestra vida externa porque cuando empezamos a rehabilitarlos y a cultivarlos, definitivamente cambia nuestra conducta y nuestros comportamientos. De igual forma y dando seguimiento al párrafo anterior, para educar en valores no puede utilizarse la misma metodología que para
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