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UIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
 
Facultad de Estudios Superiores Iztacala 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Una propuesta psicopedagógica para la enseñanza de 
valores en niños de educación básica 
 
T E S I N A 
Q U E P A R A O B T E N E R E L T I T U L O D E 
L I C E N C I A D A E N P S I C O L O GÍ A 
P R E S E N T A 
LUCÍA REZA ROJAS 
 
 Directora: Dra. María Antonieta Covarrubias Terán 
Dictaminadores: Dr. Adrián Cuevas Jiménez 
 Dr. José Trinidad Gómez Herrera 
 
 Los Reyes Iztacala, Edo. De México 2018 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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AGRADECIMIENTOS GENERALES 
 
 
Quiero agradecer de forma muy especial a mi familia, a mis padres Lucia Rojas y 
Ricardo Reza, a mi hermana Dany por siempre estar conmigo, alentarme y 
apoyarme. 
 
También agradezco a Mario Figueroa por su apoyo, acompañamiento y constante 
motivación a lo largo de estos años, en los que por fin culmino esta etapa. 
 
Especialmente agradezco a la Dra. Tony por su gran apoyo, dedicación, consejos, 
opiniones, puntos de vista y orientación. 
 
Agradezco a todos los profesores que formaron parte de este proyecto, por su 
disponibilidad y apoyo, por compartir su conocimiento y experiencia. 
 
Con mucho cariño agradezco a la Facultad de Estudios Superiores Iztacala y a la 
Universidad Nacional Autónoma de México, por ser una institución respetable y 
ejemplar que me permitió aprender, crecer y madurar. 
 
 
 
 
 
 
 
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ÍNDICE: 
Introducción 1 
Capítulo 1: La psicología educativa y el rol del psicólogo educativo 7 
1.1 La psicología educativa y sus perspectivas 7 
1.1.1 La psicología educativa en México 12 
1.1.2 Plan de estudios de la SEP 2011 13 
1.2 Objetivo de la psicología educativa 16 
1.3 Rol del psicólogo educativo 17 
1.4 Vínculo educación- psicología educativa 19 
Capítulo 2: El desarrollo y el aprendizaje en la infancia 21 
2.1 La infancia y la educación en valores 26 
Capítulo 3: La formación de valores: Respeto y responsabilidad 28 
3.1 Conceptualización de los valores 31 
3.2 Desarrollo de los valores y su enseñanza 34 
3.3 Formación de respeto y responsabilidad: historia y aplicación 39 
 3.3.1 Respeto 40 
 3.3.2 Responsabilidad 43 
Capítulo 4: Una propuesta educativa para fomentar el respeto y la 
responsabilidad en la educación básica 48 
4.1 Método 51 
 4.1.1 Población 51 
 4.1.2 Escenario 52 
 4.1.3 Materiales 52 
 4.1.4 Sesiones 52 
6 
 
 
 
 4.1.5 Estrategias de evaluación 53 
4.2 Estrategia didáctica: taller vivencial 53 
 4.2.1 Coordinadores 55 
 4.2.2 Estructura de las sesiones 57 
 4.2.3 Cartas descriptivas 60 
Conclusiones 64 
Referencias 69 
Anexos 75 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
7 
 
 
 
INTRODUCCIÓN 
 
En la actualidad se destaca la buena intención y la preocupación por incentivar y 
educar en valores, pero por la falta de conocimiento en los mismos, y por ser un 
conocimiento no concreto, se ven en la dificultad de aplicarlos prácticamente en la 
vida cotidiana del aula. 
El ser humano está destinado a transformarse en un ente social, por lo que las 
características del grupo social que se forman, transforman, evolucionan y actúan, 
podrán moldear su personalidad, sobre todo a través de un conjunto de valores 
que en determinado contexto se practiquen y se fomenten. 
De acuerdo con Salazar (2005), cuando el niño inicia su educación formal, 
generalmente al ingresar al jardín de niños, posee y práctica un conjunto de 
valores que han sido fomentados en el contexto hogareño y familiar, son los 
valores que practican los adultos; será entonces competencia del proceso 
educativo, fomentar esos valores y guiar al niño a la construcción y apropiación de 
valores nuevos que redunden en beneficio de éste. 
Desde hace años existe en psicólogos, sociólogos, pedagogos y otros 
profesionales, una preocupación por la manifestación de la falta de valores en la 
práctica cotidiana. Parecen ser más frecuentes, las muestras de agresividad, falta 
de espíritu de colaboración, desconocimiento de la autoridad, por mencionar 
algunas. 
La mayoría de las veces, estas conductas son un reflejo de la situación que priva 
en el hogar, es la respuesta que da un niño en ese ambiente y que por supuesto, 
va a chocar con el clima del trabajo en el aula y posiblemente en su entorno social 
infantil, lo que puede limitar su integración y adaptación (Villalva, 2010). 
Por ende, resulta favorecedor que la política educativa actual retoma el 
componente de los valores con la finalidad de desarrollar en el alumno las 
actitudes y los valores que lo doten de bases firmes para ser un ciudadano 
conocedor de sus derechos y los de los demás, responsable en el cumplimiento8 
 
 
 
de sus obligaciones, libre, cooperativo y tolerante, es decir, un ciudadano 
capacitado para participar de forma proactiva en la sociedad (Díaz, 2011). 
Se puede decir que “la educación es un proceso en el cual se pueden utilizar 
diferentes métodos” (Arvilla, Palacio y Arango, 2011, pp. 259). Entonces hablar de 
educación dentro de un espacio y tiempo característico englobaría una sociedad 
que comparte aspectos en común y que, además, se ubica en un periodo de 
transición en donde lo antiguo se fusiona con lo nuevo dando como resultado una 
era posmodernista que no satisface las demandas de dicho periodo cultural y 
espaciotemporal. 
Ante los retos educativos que implican construir nuevos proyectos de convivencia 
en el marco de un contexto de crisis global, la educación en valores y ciudadanía 
adquiere una relevancia máxima, ya que debemos aprender a ser y a convivir en 
sociedades multiculturales, globales e interconectadas. 
La educación escolar en nuestra era tiene como función transmitir la cultura de 
una generación a otra, también es vista como una organización que está 
encargada de transmitir la herencia cultural y que habilita a nuevas generaciones a 
aprovechar las experiencias y descubrimientos realizados para integrarse como 
miembros útiles a la sociedad a su vez transmite un conjunto de normas, actitudes 
y valores que hacen a la persona social más compleja y la preparan para 
adaptarse a la vida en general, su organización se rige por reglamentos y 
disposiciones oficiales que poseen una clara jerarquía de autoridad. 
Por otra parte, es pertinente acotar que los valores, no deben ser contemplados 
como contenidos programáticos, en los que hay que comenzar enseñando 
definiciones, características teóricas, sino que se trata de propiciar ambientes 
favorables que permitan el desarrollo y aprendizaje vivencial del pequeño sobre 
los valores, su importancia y cómo se practican. 
Retomando también la importancia de que “el colectivo docente debe encontrar 
alternativas que contribuyan a mejorar su trabajo cotidiano a través de diversas 
propuestas, flexibles y prácticas, donde a partir de la reflexión colectiva en torno a 
9 
 
 
 
sus saberes, actitudes y razonamientos sobre los valores, tendrán la posibilidad de 
discutirlas, adecuarlas y reformularlas de acuerdo a las características y 
necesidades de sus alumnos” (Carrillo, López, Ramírez, Vargas, 2003, pp. 9). 
Y justo aquí se puede reflejar otra de las problemáticas de la no práctica de 
valores y es precisamente que en el aula puede ser muy difícil obtener resultados 
óptimos de los procesos educativos, que respondan o satisfagan las expectativas 
y requerimientos sociales, cuando de acuerdo con Salazar, el ambiente o clima de 
trabajo que enmarca el desarrollo de estos procesos como debería de ser, en 
realidad es un contexto donde se presentan manifestaciones agresivas, sin causa 
justificada, con abundantes expresiones lingüísticas ofensivas o altisonantes, o 
incluso agresiones físicas entre compañeros, burlas y notables faltas de respeto, o 
ya el conocido bullying. En un clima de trabajo así, sería de esperar que se rompa 
la secuencia de actividades y/o acciones, y que el interés por lo que se está 
haciendo se diluya y se dificulte, incluso, el proceso de integración grupal. 
Este trabajo surge en respuesta a una problemática que no sólo aqueja a escuelas 
primarias, sino a una población entera, tanto en relación entre alumnos, alumno –
maestro, en tarea cotidianas, actitudes y acciones que se reflejan a causa de la 
desvalorización, de ignorancia acerca del tema y la falta de priorización en este 
aspecto, por lo que intentando dar respuesta y un nuevo panorama de cómo 
trabajar los valores y buscando propiciar que cada vez existan mayores y mejores 
propuestas que puedan brindar guías de prevención o en su caso solucionar las 
principales problemáticas actuales, el presente trabajo tiene como objetivo 
presentar una propuesta educativa que permita propiciar, ejercitar y fortalecer el 
respeto y la responsabilidad en niños de educación primaria utilizando un taller 
vivencial como estrategia, con el propósito de brindarles elementos que les 
ayuden a interiorizar los valores de acuerdo a sus vivencias propias y mejorar no 
solo su convivencia, sino su perspectiva respecto a ellos mismos y al mundo en 
general. 
Esta propuesta pedagógica pretende posibilitar una motivación diferente a los 
niños, ya que estará enriquecida en recursos pedagógicos para la aplicación 
10 
 
 
 
didáctica en las experiencias de aprendizaje de principios, valores y hábitos. La 
guía estará basada en la premisa del aprendizaje por el juego y el arte; también en 
el modelo pedagógico constructivista que es el que permite que el niño construya 
su propio aprendizaje en base a experiencias significativas. 
De esta manera se logrará que los niños interioricen los valores y formen hábitos, 
además de tener una perspectiva diferente de los valores en sus vidas, y los 
padres tendrán un mayor apoyo en los fundamentos de principios en la vida de 
sus hijos. 
Además se espera que los profesores no perciban los valores como un 
componente distinto a la escolarización, aislado de los conocimientos, habilidades 
y destrezas que se busca desarrollar con el resto de las asignaturas, ni que se le 
dedique un espacio exclusivo a su promoción, ya que éstos están presentes en la 
relación entre compañeros; en la relación entre el maestro, el alumno y el grupo; 
en el modo de resolver los conflictos cotidianos; en la importancia que se le da a la 
participación de alumnos en la clase, el juego; en suma, toda la actividad escolar y 
la que se realiza fuera de la escuela son espacios para la formación de valores, 
aunado a esto se ha encontrado que el diseño de estrategias de formación en 
valores dentro del salón de clases de escuelas principalmente de educación 
primaria a través del uso de dinámicas y formación de situaciones vivenciales que 
los niños experimenten con la finalidad de lograr que se impriman en las prácticas 
cotidianas que tienen. Así se logrará fomentar valores tan importantes como son el 
respeto, responsabilidad, la solidaridad, la igualdad y la empatía en cada uno de 
los alumnos. 
Es sumamente importante conocer y estar informados acerca de la formación de 
valores desde una perspectiva microscópica con la que se detecta una 
preocupación generalizada por la denominada “crisis de valores” como desde una 
perspectiva macroscópica, nos encontramos ante una problemática, tan antigua 
como renovada, que reclama la atención de la investigación socioeducativa y de la 
acción de los profesionales de la educación y es aquí donde encontramos el papel 
del psicólogo en la educación, debido a que éste se encarga de entender el 
11 
 
 
 
proceso de aprendizaje y estrategias instruccionales que lo faciliten (Ramos, 
2001). 
En este sentido, la estructura del trabajo, estará organizada de la siguiente forma: 
en el primer capítulo se plantea la importancia de la psicología educativa y el rol 
del psicólogo educativo desde un panorama que permita recordar las perspectivas 
bajo las que la psicología educativa ha evolucionado, las teorías del aprendizaje, 
los principales principios pedagógicos, las diversas corrientes y sus exponentes y 
como el psicólogo debe inmiscuirse en estos quehaceres y las demandas 
educativas actuales. 
El segundo capítulo vincula el desarrollo del niño con su aprendizaje y las formas 
en las que éste se lleva a cabo; asimismo describe los procesos cognitivos que 
aparecen en las diferentes etapas de la infancia, como por ejemplo la etapa 
escolar, que involucra nuevas formas de actuar, pensar, aprender y socializar. 
Este capítulo apoya la premisa de que la niñez es la mejor etapa para enseñar 
valores, ya que, en ésta, los niños comienzan a aprender formas de pensar y 
sentir que poco a pocose convertirán en hábitos, también comienzan a tener 
ideas sobre el mundo en general, valorar las cosas buenas y malas y de acuerdo a 
todo esto y a la misma educación que obtengan de sus padres se irán forjando sus 
personalidades, creencias y actitudes frente al mundo. 
El tercer capítulo profundizará propiamente en los valores, su relevancia, 
justificación, formación, definiciones por diversos autores, su práctica y 
enseñanza, posteriormente se ahondará en respeto y responsabilidad que son los 
valores en los que este trabajo se basará. Aquí mismo se desarrolla la idea que la 
forma de enseñanza debe ser vivencial, práctica y no teórica como la educación 
tradicional de repetición y memorización. 
Y finalmente, el último capítulo que consiste en la propuesta o programa como tal, 
se incluye la definición de taller vivencial, una pequeña justificación del porqué 
utilizar esta estrategia educativa, seguido del método, donde se plantea el 
escenario, materiales, estrategias de evaluación, descripción de los guías. 
12 
 
 
 
Posteriormente se explicará la estrategia psicopedagógica a través del diseño y 
descripción del taller vivencial, utilizando cartas descriptivas, donde se señalan los 
personajes que interactúan en el taller y la finalidad de cada sesión. 
De esta manera se apoya la idea de que los valores deben ser practicados y no 
segregados a las ilustraciones hipotéticas y teóricas, lo cual se opone con la 
moderna forma de educar orientada al constructivismo, lo que significa que el niño 
construya su conocimiento a base de experiencias. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
13 
 
 
 
1 
LA PSICOLOGÍA EDUCATIVA Y EL ROL DEL PSICÓLOGO 
EDUCATIVO 
 
El objetivo del presente capítulo es establecer la importancia de la psicología 
educativa por medio de una revisión de sus diferentes perspectivas y evolución a 
través del tiempo, la revisión de su objetivo y el vínculo que tiene la psicología 
educativa con la educación. 
Por otra parte, revisaremos el rol del psicólogo educativo, sus funciones, áreas de 
ejercicio profesional y algunas de las problemáticas que presentan los psicólogos 
educativos. 
Además, se valorarán los planes educativos re-estructurados por la Secretaría de 
Educación Pública (SEP) y lo que involucra en cuanto a las demandas educativas 
y al psicólogo educativo, ya que “tradicionalmente la Psicología se ha colocado al 
servicio de los intereses de reproducción social de la educación, colaborando con 
su mantención por medio de estrategias de validación, derivadas de las formas de 
investigación científica” (Carrasco, 2010, pp. 154). 
1.1 La psicología educativa y sus perspectivas 
Los primeros registros que se tienen de la psicología educativa nos remontan 
hasta Platón y Aristóteles, al ser los primeros en tratar temas como el papel del 
profesor, la relación entre el maestro y el discípulo, los métodos de enseñanza, la 
naturaleza y orden del aprendizaje y el papel del afecto en el aprendizaje, temas 
que aún en la actualidad son objeto de estudio de la psicología educativa 
(Woolfolk, 2006). 
A pesar de lo revisado anteriormente, los orígenes de la Psicología Educativa 
como tal, se remonta a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. El evento que 
da pie por primera vez a la psicología educativa como profesión, fue tener que 
14 
 
 
 
reclutar profesionales que ejercieran la función de evaluadores y como participes 
del trabajo con niños de educación especial, se lo debemos a Alfred Binet y a la 
elaboración de la prueba de inteligencia Binet-Simon. En esos primeros 
momentos, se destacaba la centralización en las diferencias individuales, la 
evaluación y el tratamiento de niños problema (Fernández, 2011 y Farrell, 2009). 
Posteriormente, en las décadas de 1960 y 1970 se realizaron investigaciones 
enfocadas en el estudio del desarrollo cognoscitivo y el aprendizaje, 
específicamente en la manera en que los estudiantes aprenden conceptos y los 
recuerdan. En fechas más recientes, el enfoque de los psicólogos educativos ha 
sido la investigación de la forma en que la cultura y los factores sociales afectan el 
aprendizaje y el desarrollo (Pressley y Roehrig, 2003 citado en: Woolfolk, 2006). 
De dichas investigaciones se han generado diferentes teorías a lo largo del tiempo 
para explicar el desarrollo humano, el aprendizaje, la motivación y la enseñanza. A 
grandes rasgos, y considerando las más relevantes en el campo de la psicología, 
estas teorías se han dividido en tres: las teorías del desarrollo, las del aprendizaje 
y las teorías contextuales. 
En la tabla no. 1 se presenta de forma preliminar de qué hablan estas teorías y 
cómo se clasifican las cuales serán explicadas un poco más a fondo 
posteriormente. 
 
15 
 
 
 
 
Teorías del desarrollo planteadas por etapas 
Algo que caracteriza a los tres teóricos siguientes (Jean Piaget (1896-1980), 
Sigmund Freud (1856-1939) y Erik Erikson (1902-1994) citado en Woolfolk, 2006) 
es que le dieron explicación a los cambios de la infancia a la adultez a través de la 
transición de diferentes etapas en las cuales se iban consolidando diferentes 
procesos psicológicos. 
Como se expone en la tabla no. 1, la teoría de Piaget se caracteriza en que, de 
una etapa a la siguiente, el pensamiento del niño pasa por cambios que implican 
algo más que la suma de conocimientos y habilidades y, según Piaget (1970a, 
1970b, 1971; citado en: Woolfolk, 2006) todas las explicaciones y la práctica del 
mundo no servirían para que el niño que se encuentra en una etapa entienda el 
tipo de pensamiento característico de una etapa más avanzada. 
Por su parte, Freud planteó la existencia de cinco etapas del desarrollo 
psicosexual; 5 etapas que eran iguales para todos los seres humanos y se 
presentaban siempre en el mismo orden. La aportación de la teoría de Freud 
radica en la sugerencia de que, si los conflictos de una etapa no se resuelven, el 
individuo podía quedar fijado en esa etapa. 
Otra teoría planteada por etapas es la teoría psicosocial de Erikson, donde se 
considera el desarrollo como el paso a través de una serie de etapas las cuales 
tienen cada una sus metas, preocupaciones, logros y riesgos específicos y sugirió 
que en cada etapa el individuo enfrenta una crisis del desarrollo; un conflicto entre 
una alternativa positiva y una alternativa potencialmente dañina. Erikson establece 
que la manera en que el individuo resuelve cada crisis tendrá un efecto perdurable 
en su autoimagen y en su perspectiva de la sociedad (Díaz-Barriga y Hernández 
2002). 
 
 
16 
 
 
 
Teorías del aprendizaje 
Otra forma de visualizar los procesos educativos son las teorías del aprendizaje y, 
la mayoría de éstas, se basan en que los cambios en el desarrollo cognoscitivo, 
emocional y social y el desarrollo de habilidades son consecuencia del 
aprendizaje. 
Probablemente la mayor defensora de dicha afirmación sea la teoría conductista 
ya que, como se señala en la tabla no. 1, el conductismo se basa en un análisis 
sistemático de las influencias ambientales que anteceden y que prosiguen a la 
conducta. Las teorías conductuales analizan de manera cuidadosa las relaciones 
antecedente-conducta-consecuencia, estableciendo que las consecuencias de una 
conducta pueden aumentar o disminuir las posibilidades de que esta conducta 
vuelva a ocurrir. 
Sin embargo, existen muchos procesos psicológicos que no se pueden evaluar 
meramente con conductas como lo son la atención, la memoria, la forma en que 
los conocimientos se representan y almacenan, el olvido, entre otras, fenómenos 
que el conductismo no podía explicar dando pie a las teorías cognoscitivas o del 
procesamiento de la información donde, además de estudiar los temas ya 
señalados, también dan explicaciones a cómo se da el aprendizaje, el desarrollo y 
la motivación. 
El conductismo posicionó a la Psicología Educativa en elmapa gracias al éxito 
que representaban dichas técnicas en el ámbito educativo (particularmente el 
escolar) aunque también mantuvo la línea de la aplicación de test que favorecieran 
el diagnóstico de necesidades educativas especiales. Pero, como ya se mencionó, 
el conductismo no es suficiente para dar respuesta a todos los fenómenos 
psicológicos por lo que el conductismo entra en un periodo de crisis en el año de 
1950. Es entonces cuando la Psicología Educativa adopta nuevos enfoques, como 
el cognoscitivo, sin descartar las técnicas conductistas más eficientes (Fernández, 
2011). 
17 
 
 
 
Por su parte, la teoría cognoscitiva social, expuesta por Albert Bandura en 1925 
también se desarrolló al encontrar huecos en las explicaciones conductistas. “Los 
conceptos básicos de la teoría cognoscitiva social son las interacciones entre la 
conducta, el ambiente y las características personales, las creencias acerca de las 
capacidades personales; el aprendizaje por medio de la observación y los 
modelos; y la guía del propio aprendizaje a través de la autorregulación” (Woolfolk, 
2006, pp. 17). 
Teorías contextuales 
Una de las críticas que se ha hecho la mayoría de las teorías descritas 
anteriormente es que ignoran los importantes efectos de la cultura o el contexto 
social. “Dos teorías que toman en cuenta el papel fundamental de los contextos 
cultural y social son la teoría sociocultural del aprendizaje de Vygotsky y el modelo 
bioecológico del desarrollo de Bronfenbrenner” (Woolfolk, 2006, pp. 18). 
Urie Bronfenbrenner (1917-2005) desarrolló un modelo de referencia para 
identificar la gran cantidad de contextos sociales interactivos que afectan el 
desarrollo y lo denominó ‘modelo bioecológico del desarrollo’, lo llamó así porque 
su modelo contempla tanto la parte biológica como la ecológica del desarrollo de 
un individuo. El aspecto biológico del modelo reconoce que las personas 
incorporan su yo biológico al proceso de desarrollo. La parte ecológica reconoce 
que los contextos sociales en los que nos desarrollamos son ecosistemas porque 
interactúan constantemente e influyen unos en otros. 
Además de lo ya establecido en la tabla no. 1, Lev Vygotsky (1896-1934) creía 
que las actividades humanas ocurren en ambientes culturales y que no es posible 
entenderlas separadas de esos ambientes. Una de sus principales ideas fue que 
nuestras estructuras y procesos mentales específicos pueden rastrearse en 
nuestras interacciones con los demás, además de conceptualizar al ser humano 
como un agente activo de su propio desarrollo. 
Cabe aclarar que la perspectiva teórica de Vygotsky es la que se recupera para 
este trabajo ya que se considera al niño como un agente activo, que la cultura es 
18 
 
 
 
un elemento central para poder entender y desarrollar ésta propuesta y que el 
papel que tiene el psicólogo o docente que pondrá en práctica la propuesta 
desarrollada en este trabajo es el de un facilitador. 
La importancia del desarrollo de dichas teorías para un psicólogo educativo se 
puede valorar claramente en la siguiente cita: 
A comienzos del siglo XXI contamos con suficientes conocimientos 
derivados de la psicología del desarrollo cognitivo y del desarrollo 
social y de la personalidad para que el psicólogo educativo pueda ser 
de gran ayuda a la hora de orientar a cada alumno ante las dudas y 
problemas típicos y atípicos de sus etapas evolutivas (Fernández, 
2013, pp. 118). 
Después de haber señalado la importancia de la psicología educativa y las 
diversas perspectivas y teorías que ella tiene, se dará paso a explicar cómo 
es y ha sido la psicología educativa en México, esto permitirá tener un 
mayor panorama y mejor contexto para posteriormente conocer cuál es el 
papel de la psicología y que espera de la sociedad de ella y por lo tanto de 
los psicólogos. 
1.1.1 La psicología educativa en México 
En México, el desarrollo de la psicología (y por ende de la psicología educativa) 
tuvo un desarrollo diferente que en otros países. La psicología tuvo un 
reconocimiento tardío en el país si lo comparamos con otras profesiones. En 1974 
se obtuvo el derecho de los estudiantes a obtener cédula profesional de 
psicólogos, dándole por fin el reconocimiento oficial a la carrera ya que, desde 
1959, se les proporcionaba el título profesional a los egresados, pero sin cédula 
(Colín y Camarena, 2012). 
Particularmente hablando de la psicología educativa, no fue hasta 1970 que la 
Facultad de Psicología de la UNAM incluye dentro de sus especialidades al área 
educativa ya que, en sus inicios, solo existía la clínica. Junto con el área 
19 
 
 
 
educativa, se daba la oportunidad de especializarse en otras áreas como la 
clínica, la laboral y la social. Este plan de estudios fue replicado por muchas 
universidades privadas dentro del país y se mantuvo hasta la década de los 90’s 
(Colín y Camarena, 2012). En ese lapso temporal, hubo mucha disparidad en el 
establecimiento del programa de estudios de la carrera de psicología, situación 
que por ende afectó a la especialidad de la psicología educativa de tal forma que 
se generó durante años un debate respecto a qué es la psicología educativa y cuál 
es su objeto de estudio. 
En el establecimiento de los planes de estudio de la carrera, se retomó mucho de 
lo instruido en Estados Unidos lo que provocó que el conductismo tuviera un auge 
dentro del desempeño profesional de los psicólogos mexicanos hasta su ya 
mencionada decaída. Esto abre las puertas a otras teorías, dando mayor 
diversidad y consolidación a la carrera hasta que, en el 2000, se establece la 
representación profesional del psicólogo (Colín y Camarena, 2012). 
Desde 1970 que se establece la psicología educativa como una especialidad en el 
plan de estudios, la psicología educativa estuvo delimitando su objetivo, objeto de 
estudio y áreas de ejercicio profesional, aspectos que revisaremos después de 
abordar brevemente como están organizados los planes de estudio de la SEP. 
1.1.2 Plan de estudios de la SEP 2011 
En México, la Secretaría de Educación Pública (SEP) tiene la obligación de 
realizar actualizaciones a los planes de estudio para que mejor se adapten a las 
exigencias educativas tanto en cuestión de demanda como en cuestión de calidad. 
“La transformación social, demográfica, económica, política y cultural del país en 
los últimos años del siglo XX y los primeros años del XXI marcó, entre otros 
cambios importantes, el agotamiento de un modelo educativo que dejó de 
responder a las condiciones presentes y futuras de México” (SEP, 2011, pp. 11). 
Ante las limitaciones que presentaba el modelo educativo anterior, la SEP 
promulga la Reforma Integral de la Educación Básica (RIEB), en el año 2011 con 
el objetivo de establecer “una política pública integral capaz de responder, con 
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oportunidad y pertinencia, a las transformaciones, responsabilidades, necesidades 
y aspiraciones de maestros, niñas, niños y jóvenes, y de la sociedad en su 
conjunto, con una perspectiva abierta durante los próximos 20 años” (SEP, 2011, 
pp. 13). 
Los principios pedagógicos que sustentan el plan de estudios son: 
a) Centrar la atención en los estudiantes y sus procesos de aprendizaje 
b) Planificar para potenciar el aprendizaje 
c) Generar ambientes de aprendizaje 
d) Trabajar en colaboración para construir el aprendizaje 
e) Poner énfasis en el desarrollo de competencias, el logro de los estándares 
curriculares y los aprendizajes esperados 
f) Usar materiales educativos para favorecer el aprendizaje 
g) Evaluar para aprender 
h) Favorecer la inclusión para atender a la diversidad 
i) Incorporar temas de relevancia social 
j) Renovar el pacto entre el estudiante, el docente, la familia y la escuela 
k) Reorientar el liderazgo 
l) La tutoría y asesoría académica a la escuela 
Es seguro que todos los incisos deberían de ser de interés de todas las personasrelacionadas con la educación, sin embargo, este trabajo se enfocará solo en 
algunos puntos particulares de dichos planteamientos pedagógicos, como centrar 
la atención en estudiantes y sus procesos de aprendizaje, el generar ambientes de 
aprendizaje, favorecer la inclusión, ello porque se parte de la premisa de que la 
planificación debe ir enfocada a las necesidades de cada alumno, generando 
diversas estrategias que propicien y faciliten no sólo la integración e inclusión sino 
un mejor aprendizaje y una puesta en práctica de lo aprendido e interiorizado. 
 
 
21 
 
 
 
Es importante resaltar la vinculación particular del alumno-aprendizaje: 
“Los alumnos cuentan con conocimientos, creencias y suposiciones 
sobre lo que se espera que aprendan, acerca del mundo que les 
rodea, las relaciones entre las personas y las expectativas sobre su 
comportamiento. En este sentido, es necesario reconocer la 
diversidad social, cultural, lingüística, de capacidades, estilos y ritmos 
de aprendizaje que tienen; es decir, desde la particularidad de 
situaciones y contextos, comprender cómo aprende el que aprende y, 
desde esta diversidad, generar un ambiente que acerque a 
estudiantes y docentes al conocimiento significativo y con interés” 
(SEP, 2011, pp. 27). 
Las nuevas generaciones demandan ambientes educativos en los que el 
aprendizaje no sea memorístico y se vuelva algo que posteriormente puedan 
replicar. Es por ello que la RIEB del 2011 favorece el desarrollo de competencias 
para la vida más que la repetición de conceptos no internalizados como se hacía 
anteriormente. 
Una competencia es la capacidad de responder a diferentes 
situaciones, e implica un saber hacer (habilidades) con saber 
(conocimiento), así como la valoración de las consecuencias de ese 
hacer (valores y actitudes) (SEP, 2011, pp. 29). 
Estos dos puntos son cruciales para el desarrollo de la propuesta que se presenta 
en este documento, ya que el psicólogo debe ser consciente de a quién va dirigida 
su propuesta y adaptarla para dicho público. 
Como se establece en la última cita, se requiere una valoración adecuada de las 
situaciones, procedimientos y consecuencias para lograr crear competencias, y 
esto se logra a través de objetivos precisos y específicos de hacia dónde se debe 
llegar, por ello la importancia de darle un apartado al tema del objetivo de la 
psicología educativa. 
22 
 
 
 
1.2 Objetivo de la psicología educativa 
En la actualidad, se define el objetivo a la psicología educativa como “la disciplina 
que se encarga de los procesos de enseñanza y aprendizaje; amplía los métodos 
y teorías de la psicología en general y también fundamenta sus propias teorías en 
el ámbito educativo” (Arvilla, Palacio, y Arango, 2011 pp. 259). Además, la 
piscología educativa se puede delimitar con respecto de las otras ramas de la 
psicología porque su objetivo principal es la comprensión y el mejoramiento de la 
educación. 
Castañeda (1989) señala que la psicología educativa cubre cuatro dimensiones: 
• Dimensión explicativa 
Hace referencia a las variables de naturaleza psicológica que intervienen en 
el proceso educativo y en el comportamiento del alumno en función de las 
condiciones de la práctica educativa. 
• Dimensión instrumental 
Como su nombre lo dice, se encarga del procedimiento para construir y 
validar instrumentos para los diseños de la práctica educativa. 
• Dimensión interventiva 
Hace referencia a la aplicación de instrumentos o técnicas que ayudan a la 
intervención directa para mejorar las prácticas educativas 
• Dimensión prospectiva 
A partir de las dimensiones anteriores, prevé los futuros posibles de la 
educación para influir en la evolución del proceso educativo. 
Dichas dimensiones abren la posibilidad de que el psicólogo educativo pueda 
desempeñar diferentes funciones en las diferentes áreas profesionales que abarca 
su ejercicio, las cuales se revisarán en el siguiente apartado. 
 
 
23 
 
 
 
1.3 Rol del psicólogo educativo 
Castañeda (1989) menciona que las áreas profesionales que abarca el ejercicio 
del psicólogo educativo son: 
a) Psicología escolar: sistemas educacionales, planificación y evaluación 
educativa, métodos educativos, proceso de enseñanza-aprendizaje, 
procesos cognoscitivos y afectivos, hábitos de estudios y estrategias de 
aprendizaje, formación de personal educativo, consejo y orientación 
profesional. 
b) Tecnología educativa: comunicación educativa, software y hardware 
educativo, textos instruccionales, materiales educativos, paquetes 
instruccionales, sistemas de educación abierta, diseño curricular y análisis y 
estructuración de contenido. 
c) Educación especial: perturbaciones emocionales, detección de atipicidades, 
deficiencia mental, problemas de aprendizaje, comunicación y lenguaje, 
neuromotores y sensoriales. 
d) Investigación educativa: métodos y técnicas de investigación 
psicoeducativa, técnicas de estadística y análisis de datos 
Por su parte, Arvilla, Palacio y Arango (2011), nos señalan que las funciones 
principales que realiza un psicólogo educativo, entre otras, son las siguientes: 
• Participa en la búsqueda de soluciones a los problemas tanto académicos 
como conductuales que se presentan en los niños, adolescentes y adultos. 
• Guía a los docentes y directivos de la escuela sobre las estrategias de las 
que se puede tomar mano para solucionar los problemas que se presentan 
en las instituciones educativas y en el proceso de enseñanza-aprendizaje. 
• A través de técnicas motivacionales estimula la creatividad, el interés hacia 
los aspectos académicos, tanto de los docentes como de los estudiantes. 
• Junto con la directiva escolar, busca soluciones a los problemas de respeto, 
tolerancia, y colabora con la elaboración de proyectos educativos 
24 
 
 
 
orientados hacia los alumnos que posibilitan la intervención en las 
instituciones educativas. 
• Ofrece una formación constante y colectiva a manera de talleres tanto para 
agentes educativos, entre ellos a los padres de familia. 
• Interactúa con el personal docente, directivo y padres de familia para el 
abordaje de estudiantes con necesidades educativas especiales, mediante 
la proposición de estrategias para el desarrollo de sus potencialidades. 
• Realiza investigaciones educativas, sociales, profesionales y laborales para 
ampliar el desarrollo del conocimiento. 
• Diagnostica y proporciona tratamiento adecuado a aquellos niños que 
presenten dificultades en su desarrollo psico-afectivo, cognoscitivo, físico y 
sociocultural, entre otros. 
Según Fernández (2013) tres de los principales núcleos de interés de un psicólogo 
educativo son: los profesores, los alumnos y la curricula, y tres de las funciones 
más básicas que han de ejercer: las evaluaciones, los asesoramientos y las 
intervenciones. Además, manifiesta que el psicólogo educativo debe enfocarse a 
los núcleos y las funciones anteriormente señaladas a pesar de las limitantes y 
fallas que se encuentren fuera de estos. El valor agregado de los psicólogos se 
encuentra en las intervenciones y Fernández (2013) establece que las 
intervenciones deben abarcar los tres tipos más conocidos: el correctivo, el 
preventivo (prevención primaria, secundaria y terciaria) y el optimizador, dentro de 
los diversos niveles de actuación: personal, grupal, comunitario y social (Brock, 
Lazarus y Jimerson, 2002; Christenson, 2004; Luiselli, Putnam, Handler y 
Feinberg, 2005; Nelson, Martella y Marchand- Martella, 2002; citado en 
Fernández, 2013) siendo éste el campo de acción del psicólogo educativo. 
Y precisamente, este trabajo está orientado a la prevención en primaria, incluso 
optimización a nivel grupal en valores que permitan mejorar las interrelaciones, 
actitudes y comportamientos de tal comunidad. 
Uno de los mayores problemas que presentan los psicólogos escolares en su 
campo de trabajo es el señalado porJimerson, Oakland y Farrell, 2006 (citado en 
25 
 
 
 
Farrell, 2009) quien indica que “los psicólogos escolares creen que su papel es a 
menudo malinterpretado, que los contratantes les hacen demandas poco 
razonables, que los padres y profesores tienen expectativas irrealistas con 
respecto a lo que los psicólogos escolares pueden conseguir y que sus 
aportaciones no son tan valoradas como las de otros profesionales, como por 
ejemplo las de psiquiatras y psicólogos clínicos” (pp. 74). 
En los apartados anteriores se ha señalado los aspectos particulares de la 
psicología educativa; sus antecedentes, teorías, objetivo, dimensiones y áreas de 
práctica profesional, pero no podemos limitarnos a contemplar la psicología 
educativa en aislado ya que, es una especialidad que va de la mano de la 
educación por lo que, a continuación, revisaremos el vínculo psicología educativa-
educación. 
1.4 Vínculo educación- psicología educativa 
La educación es un fenómeno complejo que no puede ser entendido sin una 
aproximación multidisciplinar donde se aplican simultánea y coordinadamente los 
instrumentos teóricos y metodológicos que proporcionan las distintas disciplinas 
educativas (Echeveste, 2012). Como ya se mencionó, una las disciplinas 
necesarias en el ámbito de la educación es la psicología, ya que representa el 
destacado papel de auxiliar en la elaboración de propuestas pedagógicas y en la 
configuración del ser humano. 
El estrecho vínculo entre la psicología y la educación ha sido lo que ha dado pie a 
la psicología educativa, la cual puede ser definida de la siguiente manera: 
Es el estudio sistemático del desarrollo del individuo dentro del 
contexto educativo y, como disciplina aplicada, se preocupa por una 
parte de la actividad científica y de la actuación profesional que 
contribuya al progreso de la educación y a fundamentar una práctica 
pedagógica de acuerdo con ella y, asimismo, del progreso de ciertos 
valores sociales y principios que puedan aplicarse para promover el 
desarrollo del estudiante para convertirlo en un ciudadano 
26 
 
 
 
responsable y activo, en un ser humano reflexivo y sensible y en una 
persona productiva y creadora (Echeveste, 2012, pp. 73). 
Históricamente, parte de la importancia y el peso que tiene la psicología educativa 
en la educación es que la psicología educativa, le permitió a la pedagogía adquirir 
un estatus científico (Wall, 1979; citado en: Echeveste, 2012), estableciendo 
desde entonces una relación bidireccional en la que la psicología apoyada de sus 
métodos y conceptos puede realizar aportaciones originales y sustanciales tanto al 
conocimiento psicológico como a la práctica educativa. 
“La expansión profesional del psicólogo educativo abarca pues todos aquellos 
terrenos, campos, sectores o lugares de trabajo donde tenga lugar un proceso 
educativo” (Castañeda, 1989, pp. 303). 
Por ende, el psicólogo educativo, como cualquier otro profesional de la educación, 
debe siempre estar actualizado con las reformas educativas y las necesidades y 
demandas de las nuevas generaciones para poder favorecer la creación de 
currículos, establecer estrategias para los docentes y lograr mejores 
aproximaciones hacia el aprendizaje por parte de los alumnos. 
Se entiende entonces que así como él psicólogo debe inmiscuirse en el ámbito de 
la educación con sus reformas, planes de estudio, nuevas estrategias y exigencias 
también deberá considerar y reflexionar sobre el ámbito cognitivo del niño, como el 
desarrollo y aprendizaje, que le llevarán a utilizar las estrategias y metodologías 
adecuadas con respecto a la edad y/o etapa en la que este se encuentre, 
considerando también la forma en la que aprenden y cómo lo hacen, por ello la 
importancia de hablar sobre estos aspectos en el siguiente capítulo retomando a 
algunos autores de quienes ya se ha hablado como Piaget y Vigotsky. 
 
 
 
27 
 
 
 
 
2 
EL DESARROLLO Y EL APRENDIZAJE EN LA INFANCIA 
Para comenzar a desarrollar este capítulo, será interesante retomar acerca de la 
teoría Piagetiana, la cual señala que el ámbito cognitivo del niño de seis años, 
entra en la etapa que el autor ha denominado operaciones concretas, esto 
significa que es capaz de utilizar el pensamiento para resolver problemas, puede 
usar la representación mental del hecho y no requiere operar sobre la realidad 
universal sino a través de sus experiencias y vivencias; así, las operaciones 
concretas están estructuradas y organizadas en función de fenómenos concretos, 
sucesos que suelen darse en el presente inmediato; no se puede operar sobre 
enunciados verbales que no tengan su correlato en la realidad y menos en algo 
totalmente ajeno y desconocido a ellos, como conceptos, definiciones, etc. 
Guerrero, (s/a) considera que de la potencialidad (la manera que los sucesos 
podrían darse) o la referencia a sucesos o situaciones futuros, son destrezas que 
el individuo logrará al llegar a la pre- adolescencia, al tiempo de llegar a las 
operaciones formales. 
El período de desarrollo que va de los seis a los doce años, tiene como 
experiencia central el ingreso al colegio, a esta edad el niño debe salir de su casa 
y entrar a un mundo desconocido, donde aquellas personas que forman su familia 
y su mundo hasta ese momento, quedan fuera. Su éxito o fracaso en este período 
va a depender en parte de las habilidades que haya desarrollado en sus seis años 
de vida anteriores; este hecho marca el inicio del contacto del niño con la sociedad 
a la que pertenece, la cual hace exigencias que requieren de nuevas habilidades y 
destrezas para su superación exitosa, y es, a través del colegio, que se le van a 
entregar las herramientas necesarias para desenvolverse en el mundo adulto. 
Guerrero (s/a), menciona que el colegio puede ser una prueba severa de si se han 
logrado o no las tareas del desarrollo de las etapas anteriores, ya que el período 
28 
 
 
 
escolar trae a la superficie problemas que son el resultado de dificultades previas 
no resueltas. 
La entrada al colegio o conocida como la edad escolar implica que el niño debe 
enfrentar y adecuarse a un ambiente nuevo en el cual deberá lidiar con demandas 
desconocidas hasta ese momento para él, aprender las expectativas del colegio y 
de sus profesores y lograr la aceptación de su grupo de pares. La adaptación y 
ajuste que el niño logre a este nuevo ambiente, como veremos posteriormente, 
tiene una importancia que trasciende lo inmediato. 
Por otro lado, la relación con los padres cambia, iniciándose un proceso gradual 
de independencia y autonomía, y aparece el grupo de pares como un referente 
importante y que se va a constituir en uno de los ejes centrales del desarrollo del 
niño en esta etapa. 
A medida que los niños avanzan de la infancia a la adultez, su pensamiento y 
lógica va modificándose al dotarse de habilidades cognitivas que le permiten, por 
un lado, relacionarse con el medio en el que se desenvuelven, y por el otro, 
adquirir conocimiento de las experiencias que van teniendo cotidianamente. 
Paoli (2007), confirma que los niños juegan para divertirse, pero el juego también 
es un aspecto importante de su aprendizaje y su desarrollo, el juego ayuda al niño 
a ampliar sus conocimientos y experiencias y a desarrollar su curiosidad y su 
confianza. Los niños aprenden intentando hacer cosas, comparando los 
resultados, haciendo preguntas, fijándose nuevas metas y buscando la manera de 
alcanzarlas; el juego también favorece el desarrollo del dominio del lenguaje y de 
la capacidad de razonamiento, planificación, organización y toma de decisiones. 
También Piaget afirma, que el juego es uno de los principales recursos junto con 
las actividades que implican algún aspecto lúdico, ya que coadyuvan a que el niño 
vaya construyendo y aplicando el concepto de regla y conformando su propia 
perspectiva de necesidad, ya que, de una u otra manera, explícitao implícitamente 
su vida está y estará condicionada por un conjunto de reglas o normas impuestas 
29 
 
 
 
y determinadas por los diferentes contextos en donde se desenvuelva (Salazar, 
2005). 
La edad escolar en Rusia, en el tiempo de Vygotsy, comprendía entre los tres y los 
ocho años y se define en función de los cambios sistémicos que tienen lugar en la 
estructura de los procesos mentales del niño y de sus principales logros 
evolutivos, que son resultado del crecimiento del niño en una “situación social de 
desarrollo” concreta. En este periodo el uso del lenguaje que adquieren los niños 
transforma su percepción, su atención, su memoria, su imaginación y su 
pensamiento; el niño adquiere un control creciente de su comportamiento. 
Al final de este periodo el niño supera la dependencia de los estímulos del entorno 
y adquiere la capacidad de comportarse intencionalmente, siguiendo una 
autorregulación basada en el habla interna y en el juego simbólico. En el 
desarrollo del niño en edad escolar las emociones y los pensamientos actúan 
como una unidad y se afectan entre sí. 
Para Vygotsky, el contexto social influye en el aprendizaje más que las actitudes y 
las creencias; tiene una profunda influencia en cómo se piensa y en lo que se 
piensa. El contexto forma parte del proceso de desarrollo y, en tanto tal, moldea 
los procesos cognitivos, por lo tanto, el contexto social debe ser considerado en 
diversos niveles: 
1.- El nivel interactivo inmediato, constituido por el (los) individuos con quien (es) 
el niño interactúa en esos momentos. 
2.- El nivel estructural, constituido por las estructuras sociales que influyen en el 
niño, tales como la familia y la escuela. 
3.- El nivel cultural o social general, constituido por la sociedad en general, como 
el lenguaje, el sistema numérico y la tecnología. 
Vygotsky explica que es necesario aportar al desarrollo integral del niño a través 
de la estructuración de experiencias de aprendizaje que, ubicándose en la zona de 
desarrollo próximo, apunten al logro de aprendizajes esperados propuestos; para 
30 
 
 
 
realizar las actividades propuestas debe integrar los diversos aprendizajes 
generados en los otros espacios educativos, aprovechando las situaciones de la 
vida cotidiana que se generan en el hogar, como un espacio natural de 
convivencia. 
De esta manera los otros constituyen en el desarrollo psicológico del niño, agentes 
que le compartirán una cultura que le permitirá socializar y tener conciencia propia; 
gracias a ello el individuo va co-construyendo afectos, extendiendo habilidades 
bajo la supervisión o guía del otro como un compañero experto o con más 
habilidades que él. Entonces cuando el niño amplia las habilidades que puede 
realizar bajo la guía o supervisión del otro, el niño se encuentra dentro de lo que 
Vygotski denomina Zona de Desarrollo Próximo (ZDP). 
Vygotski, 1979 (citado en Covarrubias 2002) define la ZDP como “la distancia ente 
el nivel real de desarrollo, determinado por la capacidad de resolver 
independientemente un problema , y el nivel de desarrollo potencial, determinado 
a través de la resolución de un problema bajo la guía de un adulto o en 
colaboración con otro compañero más capaz. 
La zona de desarrollo próximo comprende los siguientes postulados: 
1.- El reconocimiento de lo que un sujeto ya puede realizar por sí mismo, lo cual 
implica que previamente lo haya apropiado o internalizado. 
2.- El conjunto de aquellas habilidades que lleven a un proceso de formación, 
caracterizado como aquellas actividades que se pueden realizar sólo con ayuda 
de otros, necesariamente más capaces que él. 
Vygotsky retoma otro concepto de vital importancia, llamado autorregulación, que 
de acuerdo con Covarrubias (2002), se entiende como la capacidad del niño para 
planear, guiar y monitorear su conducta flexiblemente de acuerdo a las 
circunstancias del cambio; en la autorregulación la conducta del niño es seguida 
por un plan o meta formulado por él mismo, en el que va percatándose y 
31 
 
 
 
organizando sus acciones e incluso actitudes en función del contexto en el que se 
encuentre. 
Para Vygotsky la autorregulación se desarrolla a partir de la interacción social e 
implica la transformación de la relación que establecemos con otros y que 
posteriormente se internaliza. La internalización es el proceso donde aspectos de 
la estructura de la actividad que se ha realizado en un plano externo pasan a 
ejecutarse en un plano interno (Wertsch 1988, citado en Covarrubias 2002). 
Díaz, Neal y Williams (1990, citados en Covarrubias 2002) señalan que es posible 
evaluar hasta cierto punto la capacidad de autorregulación del niño, pues se 
mediría en función del éxito que se obtenga de la disciplina y socialización, y la 
relativa ausencia de supervisión del adulto o de estructuras de apoyo externas. 
Resulta evidente destacar aquí, el papel que el otro tiene en nuestro aprendizaje, 
ya que se nos brindan una serie de símbolos, signos, herramientas e instrumentos 
de los que nos iremos apropiando para ir co-construyendo nuestro conocimiento. 
El desarrollo de la autorregulación según Vygotsky puede verse como un proceso 
social de: 1) en un principio, en forma total, el otro le proporciona los signos y 
símbolos al niño, los cuales controlan, dirigen y regulan su conducta; 2) la 
actividad del niño empieza por el uso compartido de signos o símbolos para influir 
a otras personas; y 3) por sí mismo el niño utiliza activamente signos, símbolos y 
herramientas para controlar, dirigir y finalmente regular su propia conducta o la de 
otros. (Diaz, Neal y Williams (1990, citados en Covarrubias 2002, pp. 53). 
Se recupera la importancia de otras personas y de su medio como elementos que 
contribuyen al desarrollo psicológico del niño, siendo un proceso de co-
construcción, resultado de la apropiación de actividades prácticas, cognoscitivas y 
afectivas, inicialmente vivenciadas en compañía y asesoría de otro, donde se 
reconoce que la participación activa del individuo es un elemento vital junto con 
esa influencia de otros para la formación de los procesos psicológicos. 
32 
 
 
 
Dicho lo anterior, es de entenderse la importancia que tiene la infancia para poder 
conseguir toda esa apropiación de signos y símbolos, que llevará después a que 
el infante pueda ponerlos en práctica sin la necesidad de que haya un adulto 
presente; por lo tanto es la mejor etapa para la enseñanza en valores. 
2.1 La infancia y la educación en valores 
Un aspecto importante (entre otros) a desarrollar y fomentar en este periodo es la 
educación en valores, incluso las investigaciones confirman la importancia de los 
primeros años para influir de manera positiva y de manera duradera en los niños, 
las orientaciones en valores de los niños ya se han determinado para cuando 
alcanzan la edad escolar. En la Guía para educadores de Chile se menciona que 
los primeros pasos hacia una vida de actividades pacíficas, no-violentas, de 
respeto por sí mismo y los demás y de aprecio a la diversidad se deben tomar 
durante la primera infancia, cuando los niños empiezan a madurar y a construir 
sus marcos de referencia cognitivos y afectivos (S/A, 2005). 
La discusión sobre una posible educación en valores para los niños pequeños se 
ha centrado alrededor de varios temas, por ejemplo: respeto a sí mismo y a los 
demás, apoyando la cooperación y las habilidades para resolver conflictos; aprecio 
a la diversidad, conciencia global y educación multicultural; puesta en práctica de 
la Convención de Derechos del Niño, como los valores universalmente aceptados 
como esenciales para que los niños puedan conseguir su pleno potencial; el rol de 
la penetrante violencia cultural, incluyendo la televisión, cine y las 
representaciones dramáticas estimuladas por los juguetes; amor y respeto por la 
naturaleza; estimulación de la imaginación delniño a través de la creatividad; 
establecer programas multiculturales que ayuden a los niños pequeños a integrar 
el aprendizaje espiritual, religioso y vivencial, y a llenar la falta de experiencia que 
se encuentra a menudo en grupo multiculturales que no les permiten el 
acercamiento a la puesta en práctica de estos valores. 
Lo fundamental es comprender que los niños y niñas deben ser efectivamente los 
protagonistas de sus aprendizajes, a través de diversos procesos. Ello implica 
33 
 
 
 
considerar que los niños aprenden actuando, sintiendo y pensando, siempre en un 
ambiente de afecto y con los apoyos pedagógicos necesarios, donde es clave 
seleccionar aprendizajes relevantes, pertinentes y oportunosber 
A la vez que reafirmamos la dignidad y el valor de cada individuo, creemos que el 
cuidado y la educación infantil temprana, en su sentido más amplio, son parte de 
la educación básica y son esenciales para que todos los niños puedan maximizar 
su potencial de aprendizaje, estamos de acuerdo en que un método basado en 
valores para el cuidado y el desarrollo de todos los niños es fundamental. 
(Woolfolk, 2010) 
Incluso se reafirma sobre la concepción que Piaget tiene al respecto de los valores 
“la educación moral tiene como objetivo prioritario construir personalidades 
autónomas” (Salazar, pp. 32). Lo que significaría que fomentar los valores esta 
ciertamente vinculado a como comenta Vigotsky, una autorregulación de la propia 
conducta; este sería uno de los máximos logros de educar en valores porque 
como Salazar comenta “la educación moral como construcción es una tarea que 
piensa en cada individuo, pero que no puede olvidar tampoco su contribución a la 
reconstrucción de las formas de vida social” (Pp.32). 
 
 
 
 
 
 
 
34 
 
 
 
3 
LA FORMACIÓN DE VALORES: RESPETO Y 
RESPONSABILIDAD 
 
Como sabemos el ser humano es social por naturaleza, necesita de los demás 
desde su nacimiento hasta el final de su vida, su dimensión grupal es básica para 
desarrollarse completa y armónicamente, esta convivencia se complementa con el 
fortalecimiento de los valores en cada individuo, mismos que son fomentados a los 
niños/as desde edad temprana para mejorar las relaciones con los demás en 
todos los ambientes: social, escolar y familiar. 
Todos los valores son imprescindibles para la vida y están relacionados unos con 
otros. Sin embargo, con fines de ahondar sobre algunos, en este trabajo se 
plantearán el respeto y responsabilidad, por ser valores que comprenden a más 
valores. 
Por lo que en este capítulo se pretende ampliar el panorama acerca de los 
valores, es decir destacar la importancia que tiene para su enseñanza y puesta en 
práctica, evidenciando la necesidad que la sociedad presenta por una cultura más 
concientizada, que sea capaz de reconocer los valores, la importancia que tienen 
y lo necesarios que son para la vida cotidiana en todos los ámbitos en los que nos 
desarrollamos. 
El principal objetivo de la educación en valores, es crear conciencia en los niños y 
adolescentes de la importancia de estos y la puesta en práctica de los mismos 
para comprender la relación que guardan con la sociedad en la que vivimos; los 
valores se interiorizan si las personas tienen la oportunidad de escogerlos, 
compararlos, comprenderlos, practicarlos y analizar sus consecuencias. 
Para Sañudo (1998), detrás de cada conducta que tenemos y de cada decisión 
que tomamos, encontramos una convicción interior, propia de cada ser humano, 
35 
 
 
 
de que algo importa o no, si algo vale o no vale, a esta realidad interior, previa a 
cada acto cotidiano, se le llama actitud, creencia, valor. “El valor es la convicción 
razonada y firme de que es bueno o malo, correcto e incorrecto, sería decir que 
los valores son guías o caminos que nos orientan en la vida” (pp.3). (Se ampliará 
la noción de valor en el siguiente apartado). 
Educar en valores entonces, consiste en la transmisión de creencias y principios 
que orientan a los jóvenes en la práctica de conductas sanas que ayuden a su 
desarrollo y crecimiento personal; el objetivo es doble, por una parte, persiguen la 
prevención y solución de conductas antisociales provocadas por la falta de 
valores; y en segundo lugar la educación en valores es el cultivo de una actitud 
mental positiva. 
Por todo lo anterior se realizará una descripción breve acerca del por qué surge 
está necesidad de enseñar en valores, se retomarán diversos conceptos de 
diferentes autores para posteriormente analizar cada valor por separado. 
El siglo XXI hereda una sociedad marcada por profundas contradicciones donde 
las desigualdades se profundizan cada vez más en la medida que se 
transnacionaliza la economía en un proceso globalizador que va más allá del 
fenómeno económico trascendiendo al plano ideológico cultural, mediatizado por 
la informatización de la sociedad y el desarrollo de los medios masivos con las 
nuevas tecnologías (Ramonet Ignacio 2006, citado en Díaz, 2011). 
En el mundo actual podemos visualizar que la sociedad mantiene una gran 
necesidad de educación en el aspecto moral, constantemente las estadísticas de 
robos, violencia, delincuencia aumentan, lo que nos lleva a pensar en alternativas 
que ayuden a mejorar, buscar estrategias de enseñanza que permitan el progreso 
de la sociedad. 
Además, y de acuerdo con Latapi (2001), la escuela mexicana por el peso de su 
formación positivista casi no se ha ocupado de la formación integral de la persona, 
los planes de estudio están centrados en el conocimiento más que en el 
36 
 
 
 
aprendizaje mismo, el desarrollo humano y moral; por ello la necesidad de retomar 
propuestas que se enfoquen en este tipo de aprendizaje y desarrollo. 
Los valores son necesarios en una cultura porque marcan las pautas de 
comportamiento, dirigen nuestros estilos de vida, de cierta forma nos hacen 
distinguir entre lo que está bien y lo que no. Por ello, la educación puede contribuir 
en gran medida a la solución de estas problemáticas por la función social que 
tiene como encargo; la formación del hombre. 
Como argumento a favor de la necesidad de los valores, Sañudo (1998), señala 
que la tendencia de darle cada vez mayor importancia a este tipo de educación se 
debe a la alarma creada en la sociedad por la degradación de valores que se 
observa en un sector creciente de la juventud actual. Este fenómeno se refleja en 
una serie de conductas antisociales que dejan traslucir la complicación existencial 
de una parte de la juventud ante un conjunto de circunstancias que dificulta su 
realización personal, que claramente se evidencia en: indisciplina, amoralidad, 
fracaso escolar, adicciones de todo tipo, conductas violentas. 
Las causas de este fenómeno son complejas, pero hay que buscar en la raíz, en 
primer lugar, en las transformaciones frecuentemente negativas que ha sufrido el 
núcleo familiar, la primera instancia educativa del ser humano, y precisamente 
aquella que tiene la mayor responsabilidad en la transmisión de valores. 
Formar valores sólidos y perdurables en la nueva generación presupone 
indudablemente su participación consciente en el proceso de conformación de los 
valores; así como la estimulación de actitudes crítico-reflexivas en torno a la 
realidad a partir del conocimiento del entorno social en que se forman, de manera 
que en un determinado momento de sus vidas éstos pueden ser capaces de 
valorar y actuar por sí mismos que se conecta con el papel que tanto la sociedad 
como sus instituciones jueguen en la integración y consolidación de los eslabones 
que deben garantizar tales propósitos, teniendo en cuenta, por sobre todas las 
cosas, a los sujetos que se forman, sus intereses y necesidades. 
37 
 
 
 
Para Sedal (2001) es pertinente destacar que dentro de este proceso un aspecto 
importante lo constituye el conocimiento, la enseñanza y la divulgación de los 
principios,las normas, los valores y reglas morales, así como los métodos y las 
vías que en el mismo se utilicen teniendo en cuenta el papel que juegan la 
persuasión, el ejemplo personal, el conocimiento de las tradiciones y la cultura; así 
como la fuerza que entraña la autoridad moral de diferentes personalidades, 
organizaciones e instituciones. 
Giniebra, (2002) admite que hablar de valores es común pero difícil, sobre todo 
porque es un tema que despierta debates y controversias, que va de lo más 
popular o lo académico y científico e involucra desde el más pequeño hasta el más 
grande de los seres humanos. 
En otro sentido y continuando con dicho autor, las propias representaciones que 
tienen los jóvenes, mismo que han sufrido variaciones y se abren espacios donde 
se preguntan qué cualidades deben poseer, cuáles son los fenómenos de la 
realidad que deben ser considerados valiosos y cuáles no. Estas transformaciones 
en el contexto de cambio acelerado que se vive en la humanidad y ante fenómeno 
negativos como guerra, violencia, pobreza, despreocupación creciente por el 
cuidado del medio ambiente y demás factores que ponen en riesgo la capacidad 
del hombre para conducirse y dirigirse hacia fines que promuevan la humanidad. 
3.1 Conceptualización de los valores 
De acuerdo con algunos autores, (Campaña s/a), los valores se definen como 
“metas u objetivos de carácter general que permanecen estables a través de las 
distintas situaciones, guían la conducta de los seres humanos y se ordenan según 
su importancia subjetiva” (pp. 4). 
Para Schwartz (1992, citado en Campaña s/a) “los valores son elementos muy 
centrales en el sistema de creencia de las personas y están relacionados con 
estados ideales de vida que responden a nuestras necesidades como seres 
humanos, proporcionándonos criterios para evaluar a las personas, a los sucesos 
y a nosotros mismos” (pp.4). 
38 
 
 
 
 
Siguiendo en esa línea, Rokeach (1973; citado en Campaña s/a) los define como 
“el resultado de una construcción que implica lo individual y lo social y se 
relacionan con otras estructuras también vinculadas a la acción social las que 
juntas se relacionan con las normas, actitudes y la ideología” (pp. 18). 
Latapi (2001), entiende por valor, “lo que es digno de aprecio, que se tiende a 
considerar como cualidades existentes ajenas a nosotros, es decir que existen 
independientemente de nosotros pero que debemos hacer nuestras” (pp.60). 
También afirma que hay tres órdenes desde los que se pueden apreciar los 
valores: el psicológico, el sociológico y el moral. El primero los valores son 
propiedades de la personalidad, preferencias, orientaciones de las cuales nos 
apropiamos e interiorizamos como actitudes, sentimientos, convicciones o rasgos 
de carácter. En el segundo, los valores son preferencias colectivas, compartidas 
por un grupo que implican sentimientos, modos de reaccionar o conductas 
determinantes y por último el orden moral en el que significa una toma de posición 
que se percibe como obligatoria para nosotros mismos, estos valores vienen a 
significar normas de conducta que sentimos debemos cumplir. 
El filósofo marxista Fabelo (1989) plantea: “se entiende por valor la capacidad que 
poseen determinados objetos y fenómenos de la realidad objetiva de satisfacer 
alguna necesidad humana, es decir la determinación social de estos objetos y 
fenómenos, consistente en su función de servir a la actividad práctica del hombre, 
o sea, desempeña un papel positivo en el desarrollo de los objetos cuya relevancia 
no determina su ser natural, sino las funciones que en la práctica social cumplen 
dichos objetos” (pp. 12). 
Continuando con las definiciones de valor, la autora Díaz (2011), comprende por 
valor “las significaciones positivas que alcanzan para los individuos, grupos y 
clases sociales, los objetos, fenómenos, procesos, relaciones, normas, teorías e 
ideales en la práctica social. Constituyen una compleja formación psicológica de la 
personalidad donde intervienen componentes cognitivos, afectivos, volitivos y 
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comportamentales convirtiéndose en necesidad para el individuo. Son integrantes 
de la conciencia social con carácter orientador de la conducta contribuyendo al 
desarrollo humano” (pp. 7). 
La mayoría de los autores, sino es que todos, en sus definiciones abarcan o 
consideran dentro de los valores las actitudes, creencias e ideologías que cada 
individuo posee respecto a algún marco de referencia y estilo de conducta que se 
verán reflejados en acciones y comportamientos, en algunos casos se asocia con 
las normas, los hábitos y la conducta moral. 
Las distintas definiciones aportadas contribuyen a enriquecer el concepto que se 
tiene de los valores en sentido general, pues desde ellas se abordan diferentes 
aristas de un mismo fenómeno, que sólo puede ser comprendido si se mira de 
forma integrada contemplando todos los enfoques y alternativas metodológicas. 
En este trabajo, valor será considerado como toda creencia o apreciación positiva 
o negativa que se tiene sobre algo o alguien, que estará influenciada por 
cuestiones sociales, culturales, familiares y personales que de acuerdo a lo 
enseñado, aprendido y vivenciado se verá reflejado en acciones, actitudes, 
pensamientos y formas de relacionarse con el entorno. 
Giniebra, (2002) resalta la postura de Fabelo y la posibilidad de estudiar los 
valores o analizarlos en tres planos: 
El primer plano de análisis es considerar los valores como una parte constitutiva 
de la realidad social, en el marco de una relación significativa entre procesos y 
acontecimiento de la vida social y de las necesidades e intereses de la sociedad 
en su conjunto. 
El segundo plano de análisis se refiere a la forma en la que esa significación 
social, que constituye el valor objetivo, es reflejada de la consciencia individual o 
colectiva. De aquí se deriva la conformación por parte de cada sujeto de un 
sistema subjetivo de valores que es propio, lo cual se produce como resultado de 
un proceso de valoración activa de los sucesos y fenómenos de la realidad social. 
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Esta vertiente de análisis representa un punto de intersección importante de la 
tendencia sociológica con la psicológica, pues esta última trata de explicar cómo 
se produce el proceso de subjetividad del valor, así como las regularidades que 
tienen lugar al participar estas formaciones en la regulación presente y futura del 
comportamiento humano. 
El tercer y último plano de análisis descrito por Fabelo hace mención a la 
necesidad de que la sociedad se organice y funcione en la órbita de un sistema de 
valores instituido y reconocido oficialmente; el cual puede corresponderse en 
menor o mayor medida con el sistema objetivo de valores existentes. 
3.2 Desarrollo de los valores y su enseñanza 
La educación en valores, de acuerdo con (Sánchez 1997, citado en Ramos, 2001), 
posibilita la transversalidad que incluye conceptos y procedimientos, los valores 
actúan de filtro de los conceptos, impregnan las actitudes previas al conocimiento, 
están en la base de la autoestima, de la identidad de las personas y de los 
mecanismos que las movilizan. 
Se pretende dar respuestas a los desafíos que demanda el país, reconstruir la 
cohesión de nuestra sociedad alrededor de nuevos ejes sociales y culturales, a 
partir de actitudes y prácticas de responsabilidad solidaria, como base de la 
formación de una nueva conciencia ciudadana. 
En este proceso un papel importante lo desempeña la familia, que entre otras 
funciones tiene la responsabilidad de lograr la inserción adecuada del niño en la 
sociedad a través de la socialización; que en esencia es brindar seguridad, 
confianza, para que los jóvenes aprendan a descubrir el mundo que les rodea. A 
partir del concepto de que, "la educación es tarea de todos", tanto la familia como 
los centros docentes, es importante que mantenganestrechas relaciones para que 
pueda lograrse una influencia efectiva en la formación de la nueva generación y la 
labor educativa cumpla su objetivo apelando la adquisición de valores. 
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Woolfolk (2010) menciona que el individuo en desarrollo se ve afectado por 
efectos contextuales externos, por ejemplo, crecen en familias y son miembros de 
comunidades étnicas, religiosas, económicas y lingüísticas específicas; viven en 
vecindarios, asisten a escuelas y forman parte de grupos, equipos o coros. Los 
programas sociales y educativos, así como las políticas de gobierno, afectan sus 
vidas. Esos contextos influyen en el desarrollo de conductas, creencias y 
conocimientos al brindar recursos, apoyos, incentivos y castigos, expectativas, 
profesores, modelos, herramientas, es decir, todos los bloques de construcción del 
aprendizaje y el desarrollo. 
Algunos enfoques desde los que se ha abordado el tema es el filosófico, el 
sociológico abordado por el filósofo José Ramón Fabelo quien asume que los 
valores surgen en la relación práctico – objetal, y no en el simple conocimiento de 
las cosas o conceptos por el hombre. Estos son el resultado de la actividad 
práctica del hombre, es decir se aprende a través de las acciones de la vida 
cotidiana, del mismo modo se demuestran en los comportamientos que tenemos 
día a día y asimismo reflejan pautas actitudinales y estilos de vida de cada 
individuo. Por ello, es importante resaltar que los valores no son algo que se 
aprenda escuchando, leyendo o en la teoría, sino que es algo que se practica 
diariamente y que está vinculado a la educación, principios y marco de referencia 
con el que cada uno de nosotros nos desarrollemos. 
Asimismo, Sedal (2001), también habla al respecto de este tema, argumentando 
que el enfoque para la formación de valores debe ser participativo, que se trata de 
reconocer que la autenticidad de esta formación está en la vida cotidiana, en la 
enseñanza diaria, y permanente de la cultura, la historia, el patrimonio cultural y 
natural que rodea al hombre y la utilización de todo el caudal de experiencia y 
conocimiento de las distintas generaciones en función de enriquecer el proceso, 
pues son indudablemente más formadoras que la enseñanza dogmática, la 
reiteración fría que en ninguna medida contribuye a una asimilación consciente, 
crítica y creativa de los mismos. 
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Lo dicho anteriormente posibilita que en las circunstancias actuales se insista en 
hacer más vivencial el proceso de formación de valores a través del contacto 
directo con la historia, la cultura, el arte, y sus actores. En ello los centros de 
estudios han jugado un papel fundamental, ya que deben esforzarse por 
enriquecer la concepción valorativa del mundo de los niños, todo lo cual exige 
entre otros elementos el conocimiento, reconocimiento, la interpretación de los 
valores en todas y más diversas dimensiones que apunten hacia una asimilación, 
y asunción de los mismos sin dobleces ni ambigüedad en la conducta; ya que no 
es suficiente con la existencia de la norma, los principios y los valores en sí, es 
necesario además, que éstos sean aceptados y asimilados por los sujetos 
provocando el interés de actuar conforme a un sistema interno de convicciones 
que le permita autorregular su comportamiento en función de dichos valores que 
ha interiorizado. 
Los niños también desarrollan ideas acerca de lo correcto y de lo incorrecto, es 
decir, el razonamiento moral de los niños, lo cual implica en lo que piensan acerca 
de lo bueno y lo malo, así como en su construcción activa de juicios morales. 
Lo anterior tiene estrecha relación con el desarrollo moral, que se refiere a la 
comprensión de reglas; conforme los niños interactúan entre sí y con sus mayores 
se dan cuenta que existen reglas diferentes y comienzan a entender que las 
personas elaboran las reglas y que ellas mismas pueden cambiarlas. 
Otro enfoque de los valores según Latapi (2001), es el propuesto por Piaget, y 
continuado por Kohlberg, esta teoría sostiene que el desarrollo moral en un 
principio depende de las leyes externas y posteriormente de la autonomía de la 
persona madura. Kohlberg hizo ver que había una correspondencia entre la 
manera como el niño va desarrollando sus estructuras cognitivas y los pasos por 
los que va formando su juicio moral y avanzando hacia su autonomía. 
 
43 
 
 
 
Kohlberg (1963) propuso una secuencia detallada de etapas del razonamiento 
moral, o juicios acerca de lo correcto y lo incorrecto. Dividió el desarrollo moral en 
tres niveles: 
1. Preconvencional, donde el juicio se basa tan sólo en las propias necesidades y 
percepciones de un individuo. 
2. Convencional, en el que se toman en cuenta las expectativas de la sociedad y 
de la ley. 
3. Posconvencional, donde los juicios se basan en principios de justicia abstractos 
y más personales, que no necesariamente están definidos por las leyes de la 
sociedad. 
Tres importantes influencias sobre la conducta moral son el modelamiento, la 
internalización y el autoconcepto. Primero, los niños que han estado expuestos de 
manera continúan a modelos adultos interesados por los demás y generosos 
tienden a mostrarse más preocupados por los derechos y sentimientos de los 
demás lo que podría reflejarse en valores como cooperación, solidaridad, respeto 
(Cook y Cook, 2005; Eisenberg y Fabes, 1998, citados en Woolfolk 2010). 
Algunas teorías suponen que la conducta moral de los niños pequeños primero 
está controlada por otras personas a través de la instrucción directa, la 
supervisión, las recompensas, los castigos y la corrección. Pero con el tiempo, los 
niños internalizan las reglas y los principios morales de las figuras de autoridad 
que los han guiado. Si a los niños se les dan razones, pueden entender cuando se 
les corrige (especialmente razones que subrayan los efectos de sus actos sobre 
los demás); así, serán más propensos a internalizar los principios morales 
aprendiendo a comportarse de forma moral incluso cuando no estén en presencia 
de algún adulto. 
De acuerdo nuevamente con Latapi (2001), se distinguen varios niveles del juicio 
moral que pone énfasis en el elemento cognitivo que se entrelaza con el 
curriculum y el desarrollo del conocimiento. 
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Uno de los niveles es mediante la discusión de los llamados “dilemas morales, 
discusión de situaciones de conflicto moral que sirve a los niños para esclarecer 
sus propios valores; se propone a los alumnos un dilema de la vida escolar o 
extraescolar, y ellos discuten cuales son los valores que están en juego y cómo les 
parece que debe resolverse el dilema, así cada alumno va identificando los 
valores que van normando su comportamiento. 
Otra manera es organizar cursos especiales que estimulen la sensibilidad a los 
valores, aspectos morales y su formación, donde se vivan determinados valores, 
se promuevan y se practiquen, esta idea fue de Kohlberg en el experimento que 
llamo “la comunidad justa”. 
Es importante fomentar valores debido a que de esta manera podremos posibilitar 
en los niños hábitos correctos que formen su carácter y personalidad y los lleve a 
ser gente que tome decisiones en base a principios, gente de un espíritu superior 
que muestre un interés real por el bien común y un mundo mejor. 
Principalmente, tenemos que saber que los valores no se encuentran ubicados 
entre las cosas materiales, mucho menos en las normas éticas; se localizan 
íntimamente ligados a nuestra vida. Desde el momento en el que cobramos vida 
necesitamos reconocerlos, rehabilitarlos y cultivarlos para que gradualmente se 
manifiesten en nuestra vida externa porque cuando empezamos a rehabilitarlos y 
a cultivarlos, definitivamente cambia nuestra conducta y nuestros 
comportamientos. 
De igual forma y dando seguimiento al párrafo anterior, para educar en valores no 
puede utilizarse la misma metodología que para

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