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456789 FFAACCUULLTTAADD DDEE OODDOONNTTOOLLOOGGÍÍAA VIGOREXIA: UN TRASTORNO DE SALUD EN LA ACTUALIDAD. T E S I N A QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE C I R U J A N A D E N T I S T A P R E S E N T A: NORMA GABRIELA PÉREZ GARCÍA TUTORA: MTRA. LEONOR OCHOA GARCÍA MÉXICO, D.F. 2009 UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. En este trabajo se ve reflejado el esfuerzo de años; años en los que incondicionalmente siempre me acompañaron mis padres. Por ello, sin duda alguna esta tesina va dedicada a ellos con todo mi corazón. Muchas gracias por todo lo que me han ofrecido, los amo. Otra persona a la que le debo un profundo agradecimiento es a Diego E. Fernández Guerra, quien fue un gran apoyo para mí en la elaboración de este trabajo. Doy gracias al destino de que nos haya puesto en el mismo camino. También siento especial gratitud hacia la Mtra. Leonor Ochoa García, tutora de esta tesina, quien me brindó las herramientas necesarias y me alentó a terminar esta tesina con éxito. Asimismo otorgo un grande reconocimiento a la institución que me acogió por cinco años de mi vida, Facultad de Odontología UNAM. Finalmente, agradezco a mi familia consanguínea, la cual nunca ha dejado de compartir conmigo los momentos memorables de la vida y siempre me ha ofrecido su ayuda y cariño. Igualmente a la familia que la vida me ha concedido, mis amigos. íNDICE INTRODUCCIÓN 5 1. PROPÓSITO 7 2. ANTECEDENTES 8 3. DEFINICIÓN 10 4. ETIOLOGÍA 11 4.1. Factores predisponentes 11 4.1.1. Factores naturales 12 4.1.2. Género 13 4.1.3. Edad 14 4.1.4. Circunstancias ambientales 15 4.1.5. Tendencias biológico-genéticas 15 4.2. Factores desencadenantes y/o activadores 18 4.2.1. Trauma relacionado con la imagen corporal 18 4.2.2. Globalización 19 4.2.3. Medios de comunicación 21 4.3. Factores reforzadores y/o mantenedores 22 4.3.1. Refuerzo social 23 4.3.2. Reducción de la ansiedad 23 4.3.3. Subcultura del culturismo 24 5. CATEGORIZACIÓN DE LA VIGOREXIA Y SU RELACIÓN CON OTROS TRASTORNOS 25 6. MANIFESTACIONES CLÍNICAS 32 6.1. Manifestaciones conductuales 32 6.1.1. Largas e intensas sesiones de entrenamiento físico 32 6.1.2. Régimen alimenticio específico y estricto 33 6.1.3. Conductas de evitación a mostrar el cuerpo 34 6.1.4. Consumo de sustancias (esteroides, fármacos y suplementos alimenticios) 34 6.1.5. Cambio de círculo social 34 6.1.6. Problemas en el desempeño ocupacional y profesional 36 6.2. Manifestaciones físicas 36 6.2.1. Desarrollo muscular 36 6.2.2. Efectos secundarios relativos al uso de sustancias 37 7. EPIDEMIOLOGÍA 39 8. DIAGNÓSTICO: EVALUACIÓN DE TENDENCIAS VIGORÉXICAS 41 9. TRATAMIENTO 46 9.1. Aspectos psicológicos 46 9.2. Aspectos psiquiátricos 49 10. IMPORTANCIA DE LA VIGOREXIA PARA EL ODONTÓLOGO 51 11. CONCLUSIONES 56 12. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 59 13. BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA 64 14. REFERENCIAS VIDEOGRÁFICAS 67 5 INTRODUCCIÓN En esta tesina se presentará un tema de interés actual, la vigorexia. Si bien este tema ya ha sido identificado, resulta desconocido para la mayor parte de la sociedad. Esta condición pudiera tener explicación en la dificultad que tiene el ser humano para poder notar las obviedades; es decir, al girar este tema alrededor de acontecimientos habituales, sus causas y consecuencias no resultan llamativas y, por tanto, no se les da la importancia necesaria. Tan sólo forman parte de la rutina. La vigorexia es parte de la cotidianidad. Su desarrollo involucra factores que inciden multidireccionalmente y que dan como resultado una anormalidad con personalidad propia, es decir, un trastorno. Su manifestación es una versión desmedida de actividades ordinarias que se camuflan con la normalidad; es similar a un collage: muchas imágenes distractoras, pero un tema central y abrumador. La afección no se nos es revelada sino hasta que su franqueza la desenmascara y, entonces, es imposible no ver su rareza. Es hasta ese momento cuando se detecta un problema. A pesar de ya haber sido detectada la vigorexia como una aberración física y conductual, continua maquillada y su estudio sigue siendo pobre. El ensayo siguiente se dividirá en apartados delimitados que tendrán por propósito desmenuzar el tema; se dará una breve entrada para su conocimiento y futuro entendimiento. Al comienzo se presentarán como materias introductorias la definición y antecedentes del tema, lo cual permitirá que el lector se involucre directamente en materia. El cuerpo del ensayo ofrecerá información acerca de la etiología y epidemiología, y también se incluirá contenido referente a la evaluación, categorización, manifestaciones clínicas y posibilidades de tratamiento del trastorno presentado. Todo este 6 compendio facilitará el discernimiento temático. Así, por último, se dará el enfoque necesario al interés odontológico. Los temas referentes a la salud pública resultan ser importantes para todo profesional de la salud, sin discriminar el área. Ya que el ser humano resulta un ente completo, no seccionado, sus partes se interrelacionan y se desequilibran en tanto que cualquiera de éstas falle. Por tanto, no se debe obviar ningún campo. La vigorexia viene desencadenándose como un nuevo problema que podría convertirse en un asunto de salud pública del que hay que alertarse. En resumen, se puede decir que ningún tema resulta esencialmente atractivo hasta que no se plantea como perteneciente a la asignatura de interés, que, en este caso, es el rubro odontológico. Pero no es posible comprender la conexión existente entre el objeto de estudio de esta tesina y nuestra área si de primera instancia aquél es desconocido. Este trabajo no pretende ser absoluto, pues la vigorexia es un tema joven y dinámico, sujeto a diversos cambios. De esto se explica que haya mucha información aún oculta. 7 1. PROPÓSITO Esta tesina tiene como propósito dar a conocer a la vigorexia como un trastorno contemporáneo y exponer sus diversos aspectos para lograr la adecuada comprensión del problema, el cual envuelve aspectos de interés odontológico. De esta forma puede alertarse al odontólogo de su existencia y de todos los posibles problemas relativos al trastorno que pudieran presentarse en el consultorio dental. A su vez, se propone ofrecer cierta orientación, dar herramientas para que el odontólogo detecte indicadores de riesgo que pudieran guiar a la detección de un paciente que sufre de vigorexia y, así, tomar medidas preventivas. 8 2. ANTECEDENTES Durante todas las etapas de la historia universal han existido situaciones y fenómenos que han sobresalido a lo largo de éstas; tales acontecimientos se han visto enmarcados dentro de muy distintos campos de estudio, lo cual no significa que fueran abarcados por una sola área, sino queen su estudio han influido acciones multidisciplinarias. Así el siglo XXI, en el rubro psicológico, se ha visto envuelto por un gran número de afecciones conductuales, que se categorizan como ―nuevas‖ debido sólo a la actualización de recursos y materiales propios del momento histórico en que la afección se hace presente. Podemos ejemplificar la adicción a los videojuegos. Ésta surge a partir de la aparición de aquéllos; no obstante, la adicción al juego como tal —cualquier género de éste que sea— no surge junto con la aparición de los videojuegos, es anterior. Pero es éste sólo un ejemplo, ya que podríamos ahondar en una cantidad innumerable de otros trastornos actuales. Asimismo es pertinente hacer mención de la progresión que ha tenido este fenómeno, hoy denominado vigorexia, respecto a su reconocimiento. Desde el descubrimiento de la testosterona en 1935 por Ernest Laqueur, se han diseñado sustancias denominadas esteroides anabolizantes, que se caracterizan por su similitud con la testosterona y fueron creadas para tener un fin terapéutico medicinal. Por sus efectos androgénico y anabolizante se han utilizado para el tratamiento de trastornos tales como: déficit de crecimiento, disfunciones sexuales y anemias. Paralelamente, como menciona Baile (2005), al comprobar su viabilidad para el desarrollo muscular comenzaron a utilizarse en deportistas. 9 En 1993 H. G. Pope, profesor de psiquiatría de la Escuela de Medicina de Harvard, junto con su equipo de investigadores, al explorar los efectos secundarios del consumo de esteroides anabolizantes en personas que acudían a los gimnasios, encontró que se suscitaba un desorden relacionado con la imagen corporal al que nombró anorexia inversa. Encontraron apropiada tal denominación debido a que su sintomatología les resultaba homóloga a la anorexia nerviosa pero en un sentido invertido; es decir, en vez de que el trastorno se dirigiera a la pérdida de peso y volumen corporal, el sujeto buscaba inexorablemente el aumento de masa muscular y, con ello, un aumento de volumen. En trabajos posteriores el profesor Pope (1997) fue reconsiderando el término. Ahondando más en el objeto de estudio, conectó aspectos (tales como abuso de esteroides, estrés subjetivo, mal desempeño social y ocupacional) que se vinculaban y convergían recíprocamente para dar origen a un trastorno con una posible entidad propia. Así, pensó que se trataba de una forma de trastorno dismórfico corporal y le denominó dismorfia muscular. Lantz, Rhea y Mayhew (2000), también pioneros en la investigación de este trastorno, ya habían asimilado que existía una ―enfermedad‖ que afectaba a los fisicoculturistas, y, apoyados en los estudios del profesor Pope, continuaron con la búsqueda de este nuevo modelo. A partir de todos estos descubrimientos, más profesionales inquietos acerca del tema se han dado a la tarea de realizar estudios con el objeto de apoyar, descubrir y sustentar el origen de este nuevo modelo y sus derivaciones. 10 3. DEFINICIÓN La vigorexia podría definirse como una condición patológica de naturaleza bio-psicosocial cuyo eje central radica en la insatisfacción de la imagen corporal respecto a la falta de desarrollo muscular. Se caracteriza por tener una distorsión en la percepción de la propia imagen, captándola siempre con un desarrollo muscular insuficiente. Se manifiesta con pensamientos y conductas de carácter obsesivo relacionadas con una gran preocupación por la apariencia. Esta situación suele desencadenar síntomas que participan en otras alteraciones e incluso cormobilidad con otros trastornos, así como también un desajuste en las relaciones sociales. 11 4. ETIOLOGÍA Dios mueve al jugador y éste a la pieza. ¿Qué dios detrás de Dios la trama empieza? JORGE LUIS BORGES Cada vez que se reconoce un nuevo modelo patológico, una de las necesidades primordiales para comenzar su estudio es identificar causas y vínculos potenciales de éste con diversas especialidades, sobre todo refiriéndonos a un trastorno conductual, ya que, al ser de tal naturaleza, no es posible explicarlo mediante una causa única. Su desarrollo tiene explicación en la interacción de diversos factores que convergen simultáneamente. Lo anterior se refiere a que tiene un origen multifactorial que, por su carácter, exige una explicación vasta acerca de sus posibles causas, debido a que el ―agente patológico‖ no es claro. Se identifica a la dependencia entre variables como el motivo de existencia de este tipo de trastornos, en particular de la vigorexia. No obstante, los factores a explicar adquieren una categoría según la influencia que ésta tenga sobre el objeto de estudio. Así, se ha considerado pertinente dividirlos en tres grupos principales: factores predisponentes, factores desencadenantes o activadores y factores reforzadores o mantenedores. 4.1. Factores predisponentes En éstos se incluirán todos aquéllos que faciliten o favorezcan el desarrollo del trastorno, no necesariamente impulsando su manifestación. Podrían actuar como un ―caldo de cultivo‖, mas no como activadores. 12 4.1.1. Factores naturales Entiéndase como factor natural información genética de naturaleza no patológica que todos los seres humanos compartimos y que pudiera guiarnos a un ―darwinismo-social‖, es decir, selección natural y social. Se trata de nuestra forma instintiva de rechazo hacia ciertos modelos morfológicos y aceptación de otros con base en códigos de origen visual. Es un método de comunicación instintiva que nos informa acerca de ciertos atributos del sujeto en observación. Se podría decir, entonces, que el cuerpo del ser humano, en sí, es una figura codificada que lleva implícita una cantidad innumerable de mensajes. Se ha estudiado la ciencia de la atracción física, tal y como se presenta en el documental La Ciencia del Sex Appeal, se ha llegado a la conclusión de que hay ciertos aspectos de la figura humana, dependientes de cada género (masculino o femenino), que tienen gran influencia en lo referente a la selección de pareja y/o sujetos por los que se opta para relacionarse. A continuación, algunas características de selección: En la mujer se busca una cadera amplia, lo cual retrata un símbolo de fertilidad y menos complicaciones para parir. La búsqueda de glándulas mamarias grandes se debe a que éstas y su tamaño reflejan buena capacidad para amamantar a la descendencia. En cuanto a la figura varonil, se busca una espalda amplia en comparación con la cintura. Esta forma de triángulo invertido —lograda por las características mencionadas—, aunada a una condición muscular bien desarrollada, transmite un mensaje de fortaleza y refleja un buen sistema inmunológico. La decodificación de este mensaje da origen, 13 subsecuentemente, a otro: si el hombre es fuerte, entonces será un buen proveedor, y si su sistema inmunológico no es deficiente, entonces los genes que transmitirá a su descendencia serán apropiados, lo cual, en primera instancia, asegurará su supervivencia. Estos rasgos nos remiten a los caracteres sexuales secundarios, los cuales son desarrollados por la segregación de ciertas hormonas que están presentes en los dos géneros, pero que se encuentran con una disimilitud cuantitativa originadora de las diferencias de carácter sexual. Por tanto, no es accidente que el ser humano busque tener una imagen corporal determinada, ya que ésta es primordial para satisfacer una o varias de sus necesidades fundamentales. Tal vez esto explique la utilización de esteroides anabolizantes con la intención de enfatizar caracteres sexuales secundarios masculinos. 4.1.2. Género Como ya se explicó anteriormente, en el gusto estético respecto al cuerpo masculino se incluye cierto grado dedesarrollo muscular. Es más, primitivamente era una exigencia, y lo era porque la naturaleza educativa e instintiva del hombre es la de proveedor: anteriormente sus actividades dirigidas hacia el suministro de recursos implicaban el uso de fuerza física. Entonces a lo largo de su educación iba desarrollando su fuerza y, por ende, sus músculos. Para cuando alcanzaba la edad reproductiva, el hombre debía tener ya una constitución corporal suficientemente desarrollada que lo facultara para desempeñar todas las actividades concernientes al papel de abastecedor. La imagen corporal terminaba por reflejar experiencia y aptitud. 14 Siguiendo a Baile (2005), podemos pensar tanto en la época Clásica como en el Renacimiento, etapas durante las cuales un cuerpo estético era el resultado de una proporción y un desarrollo muscular adecuado obtenido a través de una buena dieta y la práctica deportiva como elemento sano de la vida diaria, mas no como trastorno conductual. Ahora puede comprenderse mucho mejor y con mayor claridad por qué todos los trabajos de investigación relacionados con la vigorexia lo especifican como un trastorno masculino. Por ejemplo, Hitzeroth (2001), investigando una población africana, obtuvo como resultado que 80% de los casos afectados por dicho trastorno eran hombres. Si bien hoy en día esta cualidad de ―proveer‖ está simbolizada por el dinero, y pudiera decirse que sutilmente está suplantando al instinto, dicha sustitución está lejos de ser un hecho, ya que los rasgos corporales antes mencionados no sólo obedecen al reflejo de la capacidad de garantizar dicha cualidad, sino a otras necesidades fundamentales. 4.1.3. Edad Baile (2005) menciona que los resultados de las investigaciones han mostrado que el rango de edad de personas afectadas comprende entre los 15 y 30 años. Esto nos remite a la adolescencia tardía, juventud y primera edad adulta. Vinculando este rango con las etapas biológicas, se puede hacer hincapié en que dentro de éste están comprendidas tanto la etapa reproductiva como el auge de las relaciones sociales. Por las razones antes mencionadas asociadas con la selección de pareja, en estas edades surge la necesidad de poseer los atributos adecuados para ser elegido. 15 4.1.4. Circunstancias ambientales No siendo suficiente la competencia resultante de selección natural respecto a la imagen corporal, la sociedad se ha dado a la tarea de sobrevalorar este elemento y darle un énfasis inapropiado. Esta sociedad de culto al cuerpo ha derivado en constantes pensamientos y representaciones que aluden a la ―buena imagen corporal‖. Un ejemplo simple, tomado del libro de Toro (1996): los muñecos dirigidos a los niños ya obedecen este modelo corporal ideal. Refiriéndose a la imagen de los juguetes, llegó a la conclusión de que las medidas representadas en Ken, el modelo femenino de Barbie, trasladadas a tamaño humano, sólo son poseídas por 2% de la población masculina. Es decir, la sociedad propone un modelo de belleza prácticamente inalcanzable, el cual incluye también la aspiración de obtener una masa muscular hiper-desarrollada. Estos modelos exagerados están retratados en la mayoría de los ―ídolos juveniles‖ y representaciones públicas del ―bien lucir‖, y se encuentran como mensajes subliminales, incluso, en productos cuyo objetivo no es promover la idea estética de la imagen corporal —los juguetes infantiles ya mencionados, cuyo fin es entretener, mas no fomentar la necesidad de la apariencia ―perfecta‖, se adaptan totalmente como ejemplo. 4.1.5. Tendencias biológico-genéticas La hipótesis acerca de la etiología de diversos trastornos de origen mental obedece al modelo bio-psicosocial. Se ha propuesto que existe una estrecha relación entre distintos trastornos mentales que comparten ciertos aspectos sintomáticos; se dice que pertenecen al mismo espectro. Dentro del espectro 16 de trastornos obsesivos, evidentemente se halla el trastorno obsesivo- compulsivo (TOC) y el trastorno dismórfico corporal (TDC); éste último adquiere una gran importancia respecto al estudio de la vigorexia ya que es la categoría de trastorno a la que parece pertenecer. Phillips (1995) propone que trastornos tales como TOC, TDC (entre éstos incluida la dismorfia muscular, otra denominación para la vigorexia) y el Síndrome de Tourette responden al mismo tratamiento farmacológico debido a que sus características biológicas y genéticas se asemejan; posteriormente Stangier (2000) coincide con dicha afirmación aseverando que, en efecto, es posible que se comparta una base genética entre dichos trastornos. Mundo (2006) declara que a pesar de que la etiología precisa para los trastornos de espectro obsesivo aún permanece incierta, ya se tienen investigaciones preliminares que apoyan las hipótesis mencionadas anteriormente. En primera instancia menciona que un estudio sobre los factores hereditarios confirma que se adquiere 8.8% de probabilidad de riesgo de padecer TOC cuando existen familiares en primer grado que lo padecen, en contraste con 3.4% de probabilidad de riesgo cuando esta condición no existe. Mundo (2006) cita también que en otros estudios se muestran fluctuaciones de proporción desde 3:1 hasta 12:1 (donde el 3 y 12 representan la proporción de los sujetos que tienen parientes en primer grado que padecen TOC). Otros estudios que se han realizado para el estudio de estos aspectos genéticos han sido con hermanos gemelos (monocigóticos) y hermanos mellizos (dicigóticos); a pesar de que entre hermanos gemelos no se alcanza una tasa de 100% de probabilidades de que ambos hermanos padezcan TOC, la prevalencia de que ambos desarrollen el mismo trastorno ha mostrado ser mucho mayor a que suceda así entre hermanos mellizos. 17 Según Mundo (2006), respecto a los aspectos genéticos de la biología, molecular estudios preliminares han considerado que defectos genéticos en los sistemas de serotonina y dopamina pudieran estar involucrados, debido principalmente a un polimorfismo genético; es decir, sustitución de una base nitrogenada por otra en un loci determinado. Una teoría biológica que presenta Tomàs (2004) está basada en una disfunción en los ganglios basales. Los ganglios basales se asocian con los movimientos voluntarios que se realizan normalmente de forma inconsciente, es decir, aquellas tareas ya rutinarias que involucran al cuerpo entero. Por ejemplo, en personas con alteraciones en los ganglios basales, como pacientes que sufren Parkinson postencefálico se encuentra en un porcentaje elevado la presencia de TOC. Asimismo, se plantea la hipótesis: que las conductas ritualísticas del TOC obedecen a una pérdida de control de la voluntad originada por la destrucción de las estructuras primarias en los ganglios basales, tal y como se observa en los tics motores de tipo compulsivo. Otro aspecto biológico que refiere Jenike (2004) es que en pacientes con TOC se ha detectado una cantidad significativamente mayor de materia gris y menor cantidad de materia blanca en relación con los grupos control, reflejando una posible anormalidad en el desarrollo. Así también, estudios en neuro-imagen han documentado diferencias consistentes de actividad cerebral en ciertas regiones entre personas que padecen TOC y grupos control; esta actividad cerebral fuera de la normalidad ha mostrado regresar a niveles normales después de tratamiento con inhibidores de la recaptación de serotonina y una efectiva terapia cognito-conductual. En consecuencia, todas las manifestaciones conductuales psicológicas tienen una equivalencia a nivel biológico y orgánico. Se puede decir que la 18 conducta es el reflejo material de lo que no podemos ver. Se tienen que desglosar una gran cantidad de aspectos para llegar a respuestasconcluyentes acerca de la etiología del comportamiento humano y sus patologías, hasta pudiera decirse que su estudio encaja en un marco médico- filosófico, dentro del cual siempre se intenta encontrar las primeras causas. Por eso el camino que queda por recorrer para encontrar dictámenes certeros acerca del origen de los trastornos mentales sigue siendo largo, respecto a la vigorexia aún más. Cabe destacar que para llegar a una breve y aun incierta explicación acerca de los aspectos biológico-genéticos fue necesario abordarlos desde otros trastornos y después analizar la conexión que sucede entre ellos para llegar a una deducción pertinente. Se están logrando, en sentido progresivo, aproximaciones hacia el entendimiento de la materia, pero habrá que ser pacientes. 4.2. Factores desencadenantes y/o activadores Estos factores son los que participan en la detonación del trastorno, tomando en cuenta la existencia a priori de factores predisponentes. 4.2.1. Trauma relacionado con la imagen corporal Baile (2005) propone que haber estado sometido alguien a estímulos estresantes derivados de la apariencia corporal puede ser factor para desencadenar conductas intensas en una búsqueda por cambiar la apariencia. Dentro de estos factores pudieran incluirse burlas y rechazos referentes a la imagen corporal. 19 4.2.2. Globalización Juárez Núñez (2000) concibe la globalización como un fenómeno económico y político derivado del capitalismo cuyo propósito sugiere la convergencia de mercados en el mundo, los cuales, sin embargo, no están aislados y lesionan entidades referentes tanto a lo social como a lo cultural, entre otras. Es menester mencionar que este fenómeno ha sido progresivo, y su principal aliado ha sido la Historia. La sucesión de eventos históricos tales como las colonizaciones, las guerras y la Revolución Industrial, dieron lugar a su desarrollo. Como bien dice Aguilar (2002), a partir de la Revolución Industrial se obtuvo un gran desarrollo en los medios de comunicación y la tecnología de la información, fenómeno que favoreció el intercambio comercial y cultural. La siguiente idea de Juárez Núñez (2000) complementa perfectamente todo lo anterior: las condiciones de desigualdad surgieron a partir de la colonización de los países latinoamericanos, que en su mayoría terminaron por ser periféricos, dependientes y subdesarrollados industrialmente. La facilidad de difusión de la información trajo como consecuencia no solamente un dominio económico de quienes se encuentran a la cabeza de los imperios difusivo e industrial, sino también un dominio cultural, entendiéndose a la cultura, dentro de los parámetros de Juárez Núñez (2000), como el elemento de cohesión y diferenciación social mediante signos. Este fenómeno internacional no dejó más que la supervivencia de la idiosincrasia de las potencias vencedoras. Paralelamente, en la intimidad de los países conquistados, se dio una corriente de xenofilia hacia los países opresores que pareció surgir como forma natural de un darwinismo-social. Estos factores contribuyeron a una estandarización de criterios en distintos rubros. 20 La imagen del ―cuerpo perfecto‖ no fue una excepción. La unificación de criterios llevó a una gran desventaja y frustración de los países que no tenían origen étnico europeo, pues el patrón de belleza contemporáneo obedece a las características físicas del modelo europeo; algunas de éstas son la estatura, las medidas, el color de piel, entre otras. Por eso actualmente al ver un concurso de belleza universal podemos detectar que, a pesar de las distintas procedencias culturales de los participantes, las características físicas generales de todos coinciden y encajan en el arquetipo deseado por la mayoría de los residentes mundiales. Es evidente que la desigualdad suscitada entre los países conquistadores y conquistados lleva a un estado de frustración generalizado entre los habitantes de estos últimos, ya que para sus pobladores no resulta posible, en gran medida, alcanzar características alejadas de su condición pero que, sin embargo, imperan en la actualidad. Y es evidente que esto conduce a la activación de trastornos emocionales y conductuales. Así bien, la globalización actual es el producto de las ideas derivadas de los modelos históricamente predominantes: europeizante y americanizante. La colonización cultural llevada a cabo no reconoce ni respeta valores culturales autóctonos; es puesta en práctica —por unos— y sufrida —por otros— a través de los medios de comunicación, la publicidad y otras expresiones culturales. Se trata del darwinismo-social mencionado por Juárez Núñez (2000), el cual ahora impacta a toda la humanidad. 21 4.2.3. Medios de comunicación Determinar el límite de nuestros deseos racionales en relación con las posesiones. ARTHUR SCHOPENHAUER Estos medios permiten el suministro de información, ya sea individual o masivamente. En este apartado se le pondrá atención, principalmente, a los últimos mencionados, los medios de comunicación masiva. Éstos se encargan de distribuir mensajes ya sean de carácter informativo, de entretenimiento o, bien, publicitarios. Adentrándose en materia de publicidad es pertinente aclarar los objetivos de ésta. Como ya se mencionó anteriormente, el ser humano posee dentro de su naturaleza una gama amplia de necesidades fundamentales. Ferrer (2002) lo reafirma al decir que la publicidad toma estas necesidades como ingrediente para darles relieve y hacerlas aun más deseables, pero no las inventa. Es un constante reforzador de los sentimientos del público. Debido a que la realidad es el producto más importante de la publicidad, ésta descubre las tendencias del comportamiento humano, identifica las necesidades para satisfacerlas, y fomenta, de esta manera, la acción y elección respecto a los hábitos y convencionalismos sociales. Una vez aclarados los objetivos de la publicidad, se puede decir que ésta ha sido una herramienta para fomentar las necesidades de origen estético- corporales. Porque, aunque ya se mencionó que el deseo de tener una imagen corporal determinada es una cuestión de índole instintiva e, igualmente, una preocupación común, esta situación ha sido aprovechada como objeto de estudio con fines económicos, siendo éstos los fines últimos a los que obedece la publicidad; es decir, la vendimia de productos que 22 prometen beneficios relativos a la satisfacción de dicha o dichas necesidades fundamentales. Es oportuno mencionar todo esto ya que la preocupación por el ―bien lucir‖ ha sido alimentada por la publicidad, lo que ha promovido un descontento mayor respecto a la imagen corporal. Y si hablamos de la vigorexia como un trastorno basado en el desagrado de la condición corporal, se puede inferir acerca de la gran influencia que la acción publicitaria ejerce para desencadenar el padecimiento. Muchas veces la gente ha sido expuesta a este estímulo publicitario de manera involuntaria. Aunado a todo lo anterior y aludiendo al apartado referente a la globalización, se recordará que las fuentes de información que actualmente nutren a las diferentes culturas tienen un origen común, lo cual fortifica la difusión idiosincrática de los países predominantes. Debemos comprender que no sólo se compite con las características físico- corporales relativas a la cultura de origen, sino que la estandarización de los modelos marca una preferencia por el arquetipo europeo que a muchos, por sus condiciones étnicas, no les es posible ambicionar. Y como dice Schopenhauer (2007:46): ―Un hombre no echará de menos a lo que jamás aspiro.‖ El problema es que la población mundial hoy en día se propone, en muchas ocasiones, horizontes fuera de su alcance, y de ahí que venganfrustraciones que deriven en conductas patológicas. 4.3. Factores reforzadores y/o mantenedores Estos factores se encargan de preservar y/o robustecer las manifestaciones que el trastorno trae consigo. 23 4.3.1. Refuerzo social Baile (2005) identifica que las manifestaciones iniciales del trastorno pudieran sugerir cambios de conducta positivos, tales como: preocupación por una alimentación más saludable y la consideración del deporte dentro de la vida rutinaria. En consecuencia, testigos de estas actitudes comenzarán a aplaudir los cambios de conducta, fortaleciendo de esta manera la motivación para que el individuo continúe con el comportamiento. Posiblemente comiencen, a su vez, los comentarios alabadores acerca de su ―nueva y mejor apariencia‖, acción que por la naturaleza del trastorno invitará notablemente a seguir con tales conductas. No obstante, estos cambios se encuentran subordinados a la influencia de un patrón conductual patológico. Así que eventualmente saldrá a la luz la anormalidad que éstos acarrean per se. 4.3.2. Reducción de la ansiedad Al ser un trastorno que se manifiesta con exteriorizaciones compulsivas, dice Baile (2005), lleva a pensar que este patrón de conductas repetitivas es la respuesta para mitigar la ansiedad; la cual, a su vez, lleva en sí misma un móvil. Este móvil, en el caso de la vigorexia, es el disgusto con el aspecto físico, con el desarrollo muscular, para ser más específicos. Entonces, al tener la necesidad de aliviar la ansiedad se ponen en marcha, de forma intensa, ―conductas de escape‖ que son relativas al móvil de la ansiedad. Sirven como modo de descarga energética encausada a despachar de manera paliativa y transitoria la primera causa de la ansiedad. Al sentir desahogo de su zozobra por medio de estas prácticas, el afectado por la vigorexia estará condenado a repetirlas. 24 4.3.3. Subcultura del culturismo El mismo círculo culturista funciona como una red de apoyo. Para el vigoréxico, poder compartir sus pensamientos, sentimientos y ser bien aceptado, sustituye cualquier crítica externa. Más aun, se siente identificado con personas cercanas, lo que lo lleva a descontrolarse y alejarse de la posibilidad de aceptar su condición como enfermedad: al no ser el único que se comporta de esa forma no considera su conducta como anormal. Constantemente los participantes de esta subcultura se refuerzan, motivan y aconsejan para lograr una musculatura superior. 25 5. CATEGORIZACIÓN DE LA VIGOREXIA Y SU RELACIÓN CON OTROS TRASTORNOS ¿Quién decide cuando los médicos no están de acuerdo? ALEXANDER POPE Es complicado establecer clasificaciones para trastornos de origen mental ya que, en primera instancia, éstos se reflejan en el comportamiento del sujeto, y en muchas ocasiones comparten ciertos patrones de conducta con trastornos de otra agrupación. Constantemente se presenta más de un trastorno simultáneamente, o bien, un trastorno secundario en cormobilidad con el primario, por lo cual resulta complicada la separación de síntomas. Por ello, al detectar la emersión de un nuevo trastorno psicológico, resulta difícil otorgarle una categoría, ya sea dentro de las previamente instauradas o dentro de una nueva. La aparición de la vigorexia no resulta ser la excepción, y ha surgido un gran debate respecto a su naturaleza. De acuerdo con los aspectos que singularizan a la vigorexia, Baile (2005) la ha asociado con los siguientes desórdenes: trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), trastorno de la conducta alimentaria (TAC), y trastorno dismórfico corporal (TDC). A pesar de la existencia de este debate la mayoría de los investigadores en la materia —Leone et al. (2005), Baile (2005), Olivardia (2005), Pope et al. (1997), Hitzeroth et al. (2001), Rhea et al. (2000), Vallejo et al. (2006) y Cía (2006)— coinciden en que el dominio más adecuado para este trastorno es el TDC; en algunas publicaciones incluso la nombran dismorfia muscular. No obstante, este término no es definitivo y está sujeto a cambios derivados de futuras investigaciones. 26 Es oportuno ahondar en los trastornos que se han vinculado con la vigorexia para así entender a qué obedece su ilación con éstos. En principio, habrá que recordar que la vigorexia resulta ser un trastorno caracterizado por la insatisfacción muscular, donde el individuo tiene una distorsión acerca de su propia imagen y realiza conductas específicas (intensas sesiones de entrenamiento físico, régimen alimenticio estricto, evitación a mostrar el cuerpo, cambio de círculo social, consumo de sustancias) que alivian sus niveles de ansiedad y le proporcionan cierto estado de seguridad transitorio. Vallejo (2006) define el TOC como un síndrome que engloba una o varias ideas intrusivas (obsesiones) orientadas a un tema central, éstas dan origen a conductas repetitivas (compulsiones) que ocurren de forma relativamente estereotipada donde la voluntad de la persona se ve comprometida. La vigorexia contiene en su rango de signos y síntomas conductas ritualísticas que obedecen a ideas intrusivas, por tanto se puede decir que tiene una estrecha relación con el TOC. No obstante, los sujetos que padecen TOC tienen un nivel de insight elevado. Por insight se entiende la ―realidad interior‖, es decir, la capacidad que tiene el sujeto de relacionar la conducta y el pensamiento con su origen. Por consiguiente, un sujeto con un alto nivel de insight es capaz de reconocer que sus síntomas tienen una etiología psicológico-psiquiátrica y que, por tanto, resultan patológicas. Estas ideas obsesivas son de carácter egodistònico; el sujeto lucha por eliminarlas, pero su voluntad está lesionada. Cuando se detectan ideas delirantes en un paciente con TOC, se considera el TOC simplemente como un síntoma preliminar a la esquizofrenia o a otro trastorno psicótico. Si bien, como cita Vallejo (2006), las preocupaciones por la imagen corporal resultan ser universales, en todas las culturas y épocas, en la vigorexia el sujeto no sólo refiere una preocupación excesiva por su aspecto, sino que 27 manifiesta una distorsión respecto a su propia imagen corporal. Es ahí donde entra la posibilidad de un TDC, el cual es un trastorno somatomorfo de espectro obsesivo caracterizado por la preocupación exagerada de un defecto físico, ya sea mínimo o ilusorio. Estas preocupaciones causan un elevado nivel de distress que ocasiona alteraciones conductuales y problemas en las relaciones sociales. Los sujetos con TDC, en comparación con personas que padecen TOC, tienen un nivel de insight pobre, lo cual no les permite aceptar su condición patológica fácilmente. En un artículo escrito por Phillips (2004), se expone que el TDC tiene dos variantes: delirante y no delirante, y que a pesar de estar citadas actualmente en el Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM-IV) en distintas categorías — trastorno somatomorfo y trastorno delirante—, en realidad podrían pertenecer al mismo trastorno. También es mencionado en esta publicación que anteriormente, en 1950, hubo autores que suponían que el TDC era una variante de esquizofrenia, esta hipótesis fue refutada más tarde. Así bien, dice Phillips que sin importar que las variantes de TDC se encuentren en clasificaciones separadas, evidencia contundente indica que pertenecen al mismo trastorno. El TDC contiene per se, en su sintomatología, ideas sobrevaloradas, es decir, creencias irracionales que se imponen a la consciencia; éstas resultan molestas y a veces, aunque no siempre, le resultan al sujeto absurdas y lucha por eliminarlas. Las ideas sobrevaluadas refieren un nivel pobre de insight. Cuando se habla de la variante TDC delirante se refiere a que dentro de la sintomatología se revelan ideas delirantes.Vallejo (2006) define a las ideas delirantes como falsas creencias que son mantenidas con una convicción inusual a pesar de que el entorno social las considere absurdas, no respetan las reglas de la lógica, son egosistónicas, pueden atenuarse pero el sujeto nunca las reconoce como falsas (a diferencia de las ideas 28 obsesivas y sobrevaloradas); la presencia de éstas señala un nivel de insight sumamente pobre. Los hallazgos sugieren que ambas variantes de TDC propuestas por Phillips (2004) tienen más similitudes que diferencias, sólo que los pacientes con la variante delirante refieren síntomas más severos. Las observaciones clínicas muestran también que el nivel de insight en pacientes con TDC puede fluctuar debido a cambios en el entorno social o al estrés, y pudiera parecer que el mismo paciente manifieste TDC delirante en un momento y TDC no delirante en otro. Por tanto, resultaría ser el mismo desorden mental pero con un espectro diferente de insight. Es decir, el trastorno pareciera obedecer a un modelo dimensional más que a un modelo de ―todo o nada‖. Es difícil medir el nivel de delirio, así como también determinar si un paciente es psicótico o no, y por ello resulta más fácil categorizar que dimensionar, es decir, resulta más práctico mencionar la variante de un trastorno en una categoría distinta que como un subtipo del trastorno central mismo. Otro aspecto importante es la respuesta al tratamiento farmacológico: hay evidencia de que los inhibidores de recaptación de serotonina (IRS) son eficaces en el tratamiento de TDC; esta eficacia se da tanto en la variante delirante como en la no delirante; se esperaría que en la variante delirante algún antipsicótico debiera incluirse en el tratamiento, no obstante, los antipsicóticos han resultado ser ineficaces mientras que los IRS, por sí solos, muy efectivos. En la esquizofrenia, por ejemplo, los antidepresivos resultarían inútiles sin la administración de un antipsicótico. Aunque toda esta información muestre evidencia determinante para sacar verdaderas conclusiones, la disputa acerca del TDC sigue vigente y aún se necesita mayor investigación. Acerca de la vigorexia se puede decir que ésta encaja acertadamente en el modelo delirante de TDC. El delirio consiste en las falsas creencias que tiene el sujeto acerca de su propia imagen corporal, creando de esta forma un 29 espejismo que engaña al sujeto de la misma forma que sucede en la anorexia nerviosa; sin embargo el DSM no ha mencionado nada respecto al nivel de insight que reporta un paciente con anorexia nerviosa. En adición, el TDC es un trastorno de espectro obsesivo, por tanto tiene sintomatología similar a la del TOC, como ideas permanentes que derivan en patrones de conducta ritualísticos dirigidos a aliviar la ansiedad, síntomas que comparte también con la vigorexia; pero las semejanzas no van más allá, y por tanto se descarta la posibilidad de que esta última pertenezca a la clasificación del TOC; se acerca más a las características del TDC ya que comparten tanto los síntomas mencionados como algunos más. Otra diferencia entre la vigorexia y el TOC es que en éste las ideas permanentes son de carácter obsesivo- intrusivo, es decir, egodistónicas, mientras que en la vigorexia las ideas están en relación con el sistema de creencias del paciente, son egosistónicas, por lo tanto el sujeto no pone resistencia ante ellas o lo hace muy rara vez. Complementando, Cía (2006) señala que de 34 a 78% de sujetos diagnosticados con TDC desarrollan posteriormente cormobilidad con TOC. Ya se había mencionado que se ha detectado un régimen alimenticio específico y estricto en personas que padecen vigorexia, por tanto no resulta absurdo pensar que la vigorexia pudiera pertenecer a un trastorno de la conducta alimentaria. Conforme a Cía (2006), el TCA también resulta ser un trastorno de espectro obsesivo, y algunos trastornos de la alimentación, tales como anorexia nerviosa y bulimia, presentan sintomatología homóloga con el TDC (distorsión de la propia imagen corporal, ideas sobrevaloradas o delirantes y conductas ritualísticas). Sin embargo, los trastornos de la alimentación se manifiestan principalmente a través de la conducta alimentaria, mientras que en la vigorexia la manifestación que la distingue es la práctica excesiva de ejercicio físico relacionada con el desarrollo muscular. Si bien el vigoréxico modifica su dieta con el fin de incrementar su masa 30 muscular, éste resulta ser un síntoma secundario; se podría decir incluso que posteriormente la vigorexia desarrolla cormobilidad con un TCA, pero en sí no lo es. Otra propuesta acerca de la vigorexia es considerarla como una adicción. Tanto Adams (2003) como Martell (2006) tocan la posibilidad de que la respuesta bioquímica del cuerpo en relación con actividades físicas enérgicas pudiera derivar en comportamientos de dependencia. En su artículo, Adams (2003) menciona que el ejercicio intenso ocasionaba la activación del sistema opioide endógeno, induciendo un incremento significativo en el nivel de β-endorfina (sustancia de tipo opiáceo producida en el propio organismo). Por tanto, es de esperarse que si los opiáceos exógenos proporcionan efectos placenteros similares a una ―subida‖ (bienestar), el ejercicio ocasione un efecto similar y, por tanto, sea estimulada la repetición del ejercicio. También se menciona la hipótesis de la ―estimulación de hormonas simpáticas‖, mencionada por primera vez en 1987 por Thompson y Blanton, la cual propone que con el tiempo el ejercicio físico pudiera ocasionar tolerancia a la liberación de catecolaminas (adrenalina y noradrenalina), así que el buen estado físico lleva a una mayor tasa metabólica y, por tanto, a una menor liberación simpática de catecolaminas, lo que lleva al sujeto a un estado de cansancio crónico; para combatir este estado necesitará elevar el nivel de actividad con mayor frecuencia para lograr niveles de catecolaminas similares a los del estado de ejercitación. Asimismo se sugirió que otra posible adaptación neurológica originada por el exceso de ejercicio pudiera aumentar los niveles de liberación de dopamina, lo que produciría un estado de bienestar. Como explicación a lo anterior, los opioides endógenos son liberados durante la actividad física para mantener la homeostasis hormonal de catecolaminas. 31 A pesar de todas las hipótesis elocuentemente mencionadas, no hay aún evidencia concluyente que las apoye. Además, es entendido que la práctica del ejercicio está recompensada psicológicamente de diversas maneras, entonces, al realizar una actividad deportiva los cambios obtenidos relacionados con un nivel de bienestar pudieran ser el reflejo de un cambio en el estado psicológico más que una respuesta fisiológica. La vigorexia tiene poco que ver con estas teorías, pues en ellas se propone una adicción como resultado de la realización de intensa actividad física, mientras que en la vigorexia primero se presenta el motivo (la insatisfacción de desarrollo muscular), y después la acción (la práctica de ejercicio intenso). En resumen, la vigorexia aún no pertenece oficialmente a ninguna categoría, pero revisando todas sus posibles conexiones con otros trastornos queda asentado que, en definitiva, el cuadro clínico que mejor encaja en ella es el del TDC. 32 6. MANIFESTACIONES CLÍNICAS Entiéndanse como manifestaciones clínicas al conjunto de expresiones físicas y conductuales asociadas con la vigorexia. Es necesario dejar claro que las manifestaciones que se mencionarán a continuación son una síntesis, producto de una amplia revisión en literatura y artículos relativos al tema de la insatisfacción muscular. Se denomina de tal manera porque la vigorexia aún no es considerada como un trastorno con entidad propia y, portanto, no es posible encontrar información enteramente específica del tema. La información utilizada se ha encontrado bajo nomenclaturas diversas; sin embargo, no por ello la consulta debe ser desacreditada, ya que los estudios y textos revisados tienen el propósito de explicar y estudiar el mismo fenómeno, la insatisfacción muscular, la vigorexia. Las manifestaciones relativas a este trastorno se pudieran dividir en dos categorías: conductuales (acciones desempeñadas por el afectado relativas al trastorno) y físicas (apariencia física típica del vigoréxico dada como resultado de sus manifestaciones conductuales). 6.1. Manifestaciones conductuales Esta preocupación del vigoréxico por su imagen corporal concerniente a la musculatura deriva en una serie de acciones extremas destinadas a aliviar su zozobra. A continuación se enlistarán las conductas ya identificadas pertenecientes al trastorno. 6.1.1. Largas e intensas sesiones de entrenamiento físico Las personas afectadas por la vigorexia, al tener una preocupación crónica por su desarrollo muscular, encuentran en el ejercicio una forma real de liberar transitoriamente su ansiedad, al mismo tiempo que efectúan una 33 acción que los acerca a su ―situación corporal deseada‖. En un estudio realizado por Pope (1997) se calculó el índice de masa corporal libre de grasa. El resultado mostró que los participantes que obtenían una figura mayor a 25 kg/m2 sugería una posible ingesta de anabólicos y la realización de rutinas de entrenamiento muscular superiores a las del resto. Es característico de los vigoréxicos tener prolongadas sesiones de entrenamiento; de hecho, gran parte de ellos entran al círculo fisicoculturista. Progresivamente intensifican su rutina, con la adición de nuevos ejercicios y el incremento de la carga en sus pesas; todo esto sin darle importancia a las consecuencias negativas que pudieran derivarse del exceso de estas maniobras. Por otra parte, Baile (2005) hace referencia acerca de una posible adicción al ejercicio, la ausencia del cual puede ocasionar un típico síndrome de abstinencia que da lugar a un comportamiento violento y a repentinos cambios del estado anímico. 6.1.2. Régimen alimenticio específico y estricto Se ha llegado a pensar que la vigorexia puede encajar en un trastorno correspondiente a desordenes alimenticios, tales como la anorexia y la bulimia; no por nada Pope (1993) le dio como primera nomenclatura anorexia inversa. Actualmente, con estudios mucho más profundos sobre el tema, se considera que los cambios en la alimentación pueden ser consecuencias secundarias o auxiliares de la materia medular del trastorno, la insatisfacción en el desarrollo muscular. Esto se debe, en primer lugar, a que la alimentación se ve reflejada en la constitución corporal, y, en segundo lugar, a que es ya del conocimiento popular cuáles son las propiedades de los 34 macro-nutrientes y micro-nutrientes. Valiéndose de esta información, los dedicados al ejercicio muscular modifican su dieta de forma especializada. Una gran variedad de artículos referentes al tema —Pope et al. (1997), Leone et al. (2005), Pope, Jr. et al. (2006), y Arbinaga (2008)— mencionan varias peculiaridades de la dieta del vigoréxico. En primera instancia se indica el consumo de cantidades desorbitadas de proteínas. También el control estricto en su ingesta de grasas y carbohidratos. Los vigoréxicos se definen un consumo calórico específico y se obstinan a no comprometerlo bajo ninguna circunstancia. La dieta del vigoréxico es desequilibrada y puede acarrear grandes descompensaciones alimenticias. 6.1.3. Conductas de evitación a mostrar el cuerpo La insatisfacción corporal resulta en un comportamiento de evasión referente a las actividades que impliquen mostrar el cuerpo, ya que el vigoréxico se avergüenza de su apariencia. Esta aflicción acerca de exhibir su cuerpo en público se ve reflejada, según Klein (1993), en la vida cotidiana con el uso de ropa amplia y sencilla que no permita ver con claridad la silueta corporal, así como el uso de colores discretos para evitar llamar la atención. Pope (1997) menciona que dentro de estas conductas evasivas, el vigoréxico evita lugares como playas, piscinas públicas, y vestidores compartidos; todo con el fin de no exponer su cuerpo a la crítica de los demás. 6.1.4. Consumo de sustancias (esteroides, fármacos y suplementos alimenticios) El consumo de sustancias asociadas al crecimiento muscular se vuelve una rutina para las personas afectadas por este trastorno. El grupo de sustancias más consumido es el de los esteroides anabolizantes. Éstos, por ser 35 derivados de la testosterona, tienen funciones anabólicas y androgénicas. Por lo tanto al circular una mayor cantidad de testosterona en la sangre se incrementan conductas relacionadas al carácter masculino. El consumo de esteroides puede derivar también en una agresividad excesiva y en el incremento del deseo sexual. En ocasiones estos efectos pueden desencadenar en conductas criminales tales como peleas callejeras y asaltos sexuales. También pueden generar adicción, lo cual dirige hacia un síndrome de abstinencia en el momento en que no es posible el consumo de dicha sustancia. Aparte del comportamiento antes mencionado referente al síndrome, se pueden presentar otro tipo de manifestaciones, como pensamientos suicidas y, en remotas ocasiones, psicosis. Otros suplementos alimenticios, como las bebidas energéticas y complementos vitamínicos, pueden causar hiperactividad. 6.1.5. Cambio de círculo social En el afán por hacer girar su vida en torno a su imagen corporal, el vigoréxico tiende a aislarse de su familia y amistades para evitar críticas, además de que esas acciones le garantizan tener siempre disponibilidad de tiempo para ejecutar sus rutinas de entrenamiento físico sin las distracciones que acarrean las relaciones mencionadas. Paralelamente va encontrándose con personas afectadas por el mismo trastorno y puede compartir, así, intereses comunes y aceptación recíproca en un grupo social. De esta forma va suplantando antiguos grupos de amistades por otros nuevos, generalmente formados por fisicoculturistas. 36 Dentro de este grupo se refuerzan y alientan unos a otros para seguir ejercitándose de manera cada vez más brutal. 6.1.6. Problemas en el desempeño ocupacional y profesional Mantener un trastorno como éste implica mucho tiempo y sacrificio. Muchas veces la insuficiencia de tiempo para realizar las actividades competentes al trastorno, tiene como resultado el descuido de ocupaciones tales como actividades laborales o escolares. En ocasiones los vigoréxicos se encuentran tan sumergidos en el gimnasio que olvidan, progresivamente y sin notarlo, sus demás actividades, o le dan prioridad a su entrenamiento. Todo esto trae como consecuencia un déficit en el desempeño laboral y/o escolar que puede llegar a ocasionar el abandono mismo de estas actividades. 6.2. Manifestaciones físicas 6.2.1. Desarrollo muscular Es evidente que como resultado de las manifestaciones conductuales antes mencionadas (entrenamientos extremos, dieta y consumo de sustancias), el vigoréxico mostrará un grado de desarrollo muscular excesivo, un índice de masa corporal libre de grasa fuera de la norma, así como un aumento de peso subordinado a la hipertrofia muscular. Los músculos terminan agrandados en una proporción excesiva respecto a su tamaño original. Las articulaciones darán un efecto a la vista de cuello de botella en comparación con los músculos circundantes. Plexos venosos exaltados, piel adherida directamente al músculo sin tejido adiposo intermedio, severa tonicidad muscular, extrema definición muscular: estas 37 características darán una aparienciafísica anormal, un hombre con cuerpo de ―bestia‖, una silueta deforme que, inclusive en algunos casos, debido a la condición de musculatura hipertrófica la persona quede limitada motrizmente. 6.2.2. Efectos secundarios relativos al uso de sustancias El uso de esteroides anabolizantes se ha hecho demasiado popular en la actualidad. La venta de sustancias con estas características es lícita y se encuentra al alcance de la mayor parte de la gente. Para su adquisición no se requiere receta médica y tampoco se limita su venta a una cantidad máxima. El consumo indiscriminado de los esteroides anabólicos lleva consigo diversos efectos secundarios. Kuipers (1998) cita que el uso prolongado de esteroides anabolizantes lleva a un decrecimiento de la función excretora- hepática, lo que lleva a alcanzar alarmantes niveles de hepato-toxicidad. Igualmente Kuipers (1998) dice en su artículo que los esteroides anabolizantes, al ser derivados de la testosterona, logran efectos hipogonadotrópicos, lo que produce en los varones atrofia de testículos, disminución en la formación de esperma y ginecomastias. En mujeres los efectos son generalmente irreversibles y se expresan con irregularidades en el ciclo menstrual, hipertrofia del clítoris, acné, voz grave, crecimiento de vello facial y atrofia de glándulas mamarias. Se producen también afecciones en el sistema cardiovascular, incremento de la presión arterial, producción de una leve hipertrofia en el ventrículo izquierdo, y aterogénesis. Otras sustancias a las recurren constantemente los afectados por la vigorexia, y de las cuales se hacen consumidores asiduos, son las bebidas energéticas, que contienen elementos como taurina y cafeína, sustancias 38 que aceleran el ritmo cardiaco. Su abuso puede ocasionar un paro cardiaco. Como lo marca Kanayama (2006), el consumo de estas sustancias representa un problema importante de salud pública en la actualidad. Las consecuencias en el abuso de su consumo llegan a resultar, en ocasiones, fatales. 39 7. EPIDEMIOLOGÍA De acuerdo a las últimas cifras oficiales, 43% de todas las estadísticas son totalmente inválidas. Anónimo La vigorexia ha resultado ser un trastorno que a últimas fechas se ha destacado por su popularidad. Si bien esta situación ha despertado el interés en su estudio, cabe destacar que resulta ser un trastorno joven. Luego, el campo de investigación sigue siendo amplio, pero las conclusiones acerca de los estudios ya realizados resultan insuficientes para determinarlas como absolutas. Por eso los datos que han sido presentados no resultan ser definitivos; no obstante, nos guían para calcular aproximaciones acerca de cuántas personas pudieran encontrarse afectadas. Recordando que la vigorexia trata de una insatisfacción corporal, se la ha relacionado de forma estrecha con el trastorno dismórfico corporal. Es adecuado citar los datos dados por Castle (2006), donde se refiere un margen de prevalencia de 0.7-2.3% de la población en general para el trastorno dismórfico corporal; asimismo lo hace Jongh (2009), dándole un margen de 1-2%. Ahora bien, Pope (1997) encontró que 9.3% de los sujetos en su estudio que sufrían de trastorno dismórfico corporal revelaban padecer vigorexia. Posteriormente Pope (2002) confirmó que 10% de los usuarios habituales de gimnasios estadounidenses padecían de este trastorno. El mismo porcentaje fue reportado por Baile (2005) en México. Leone (2005), se aventura a estimar alrededor de cien mil personas a nivel mundial que pudieran encajar en un cuadro vigoréxico. 40 Olivardia (2001:254) menciona el siguiente silogismo: ―asumiendo que 5% de los usuarios de gimnasios padecieran vigorexia, cuando hay alrededor de cinco millones de varones que acuden a un gimnasio, se estimaría que 500 000 hombres padecen de este trastorno. Adicionando que 9% de los hombres con ―trastorno dismórfico corporal‖ padecen de vigorexia y por lo menos un millón de hombres tienen este desorden, resultarían 90 000 hombres más‖. Es decir, para lograr estimar una prevalencia de oscilación definida y constante se requiere mayor estudio de la materia. Pero estas cifras revelan un número alarmante y que seguramente se encuentra en ascenso. Por tanto, no se debe tomar este trastorno como un fenómeno pasajero que esté por pasar de moda, simplemente estamos presenciando su inicio. 41 8. DIAGNÓSTICO: EVALUACIÓN DE TENDENCIAS VIGORÉXICAS Como bien dice Baile (2005), el diagnóstico de una enfermedad requiere de un protocolo, es decir, cumplir con signos y síntomas característicos del padecimiento. Por tanto, cuando alguien es evaluado y se dictamina como portador de una enfermedad es porque cumple con los criterios de diagnóstico propios de ésta. Por ello alguien diagnosticado en México cumplirá con sintomatología idéntica que alguien diagnosticado en Francia o en cualquier otro lugar geográfico. Dentro de la salud mental, la entidad que se encarga de categorizar y marcar criterios de diagnóstico es la Asociación Americana de Psiquiatría. El manual de enfermedades mentales que esta asociación expide se denomina Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM-IV-TR). En la última edición de este manual aún no se acopla a la vigorexia como trastorno, por tanto, carece de reconocimiento científico. No obstante, desde hace más de diez años se han identificado alteraciones referentes a la vigorexia, y por eso resulta ser una materia de estudio actual. Además debe tomarse en cuenta que el DSM requiere de tiempo y mucha investigación contundente acerca de nuevos trastornos para considerar incorporarlos; y la vigorexia resulta ser un trastorno aún con bases tiernas. Considerando que la vigorexia pudiera resultar una variante de trastornos ya incluidos en el DSM, no sería incluida como un trastorno con entidad específica. Los investigadores que se han ocupado del estudio de la vigorexia a lo largo del tiempo han propuesto más de un modelo de diagnóstico; por supuesto, estos modelos han ido evolucionando. El pionero en la descripción de la sintomatología fue Pope (1993) al descubrir un nuevo grupo de alteraciones que afectaban a los culturistas, al conjunto de las cuales denominó anorexia 42 inversa, como ya se había mencionado anteriormente en otro apartado. Posteriormente, en 1997, Pope y su equipo de científicos ampliaron dichas descripciones. Se han sugerido diversas pruebas psicológicas para evaluar la vigorexia. Apoyándose en la compilación que realizó Baile (2005), se mencionarán los distintos modelos de test psicológicos que han surgido. En la Universidad del Estado de Truman y la Universidad del Estado de Iowa elaboraron una escala denominada Muscle Dysmorphia Scale (MDS), orientada a evaluar de manera específica la dismorfia muscular, es decir, la vigorexia. Esta escala consta de 46 preguntas en relación con los siguientes rubros: insatisfacción corporal, dependencia del ejercicio, deseo de tamaño corporal, comportamiento alimentario, tendencia a ocultar/disimular el cuerpo y uso farmacológico. Ulteriormente, Lantz (2002) dió la última versión de MDS. Ésta consta de 40 preguntas y se le nombró Muscle Dysmorphia Inventory. Al mismo tiempo, en la Universidad del Estado de Luisiana (2002) se realizó una escala de satisfacción con la apariencia muscular denominada Muscle Appearance Satisfaction Scale (MASS). Esta escala consta de 19 preguntas en relación con las siguientes materias: dependencia del culturismo, auto- observación, uso de sustancias, sufrimiento, satisfacción muscular. Por último, Baile (2005) en su compilación incluye una propuesta propia de evaluación. La denomina Test Breve de Vigorexia, la cual consta de 10 preguntas orientadas a valorar el riesgo de sufrir vigorexia. Él sugiereno sólo realizarle el test al sujeto a quien se evaluará, sino complementarlo con las respuestas que una persona colaboradora (persona con íntima relación con el sujeto a evaluar) dé en función de lo que cree que haría, sentiría o pensaría el sujeto a quien se evalúa. Así presupone que la sumatoria de ambas puntuaciones dará un resultado más acorde con la realidad. 43 Ya se citaron múltiples pruebas basadas en preguntas para la identificación de tendencias vigoréxicas. Pero finalmente, como menciona Pope (1997), el rasgo esencial de la vigorexia es la preocupación crónica de tener una masa muscular insuficiente. Por tanto, es indispensable evaluar cómo se considera el sujeto respecto a su imagen corporal. Un método empleado para medir la idea que se tiene respecto a la imagen corporal actual y el deseo de tener una imagen diferente, es la escala de siluetas. A continuación se mostrará una versión de esta escala utilizada en la Universidad de Florida por Thompson et al. Para evaluar el grado de insatisfacción corporal se le pide a la persona que coloque un punto debajo de la figura que considere se ajusta a su imagen corporal actual, y lo mismo con la figura que considera ideal. Pudiendo estar esos puntos entre dos figuras intermedias. Luego, la distancia entre ambos puntos indica el grado de insatisfacción corporal. (Ver Figura 1.) Como se Figura 1. (Thompson et al., 1992) 44 mencionó en el capítulo ―Factores Naturales‖, para los hombres la escala se basa en la relación torso-cintura (triángulo invertido), entre mayor sea ésta, mayor imagen atlética muestra la apariencia física. La escala para mujeres se basa en el aumento del tamaño de glándulas mamarias y la relación cintura-cadera. Thompson (1992) obtuvo como resultado en su investigación que tanto mujeres como hombres desean tener una figura mayor a la que actualmente tienen. Baile et al. (2004), propusieron una escala de siluetas específicas para usuarios de gimnasio, ya que la escala antes presentada pudiera resultar insuficiente. (Ver Figura 2.) Baile et al. (2005) realizaron su primera investigación con este nuevo modelo de siluetas en usuarios de gimnasios en México. Obtuvieron como resultado que la mayoría se categorizaban en un número 4 (siendo el número 1 la figura con menos desarrollo muscular) y en general la medida que les gustaría alcanzar es la número 7 (Ver Figura 2.). También se observó que cuanta más masa muscular se considera como ideal, existe una tendencia mayor a desviar al extremo conductas relativas al ejercicio y a la alimentación. Figura 2. (Baile et al., 2004) 45 Para llegar a una adecuada evaluación de la vigorexia todavía falta un amplio estudio referente a todos los aspectos del tema. No obstante, estas pruebas parecen ya haberse afinado y cada vez se acercan más a comprender con exactitud las distintas vertientes del trastorno. Los investigadores no cesan en el estudio de este padecimiento a pesar de que aún no se reconoce como un trastorno formal. 46 9. TRATAMIENTO Es difícil precisar aún un tratamiento específico y exclusivo para la vigorexia, ya que en primera instancia es un trastorno cuya clasificación sigue en debate. No obstante, la información reunida actualmente acerca de este desorden ofrece ya un marco teórico suficiente para que los expertos en la materia emitan propuestas de tratamiento. A pesar de la controversia relativa a su categorización, no cabe duda de que pertenece a un trastorno de espectro obsesivo. Dentro de este espectro tienen cabida todos los trastornos con los que la vigorexia es asociada. Por tanto, no es casualidad que se busque respuesta en tratamientos correspondientes a trastornos oficialmente identificados dentro de este espectro. Diversos autores —Olivardia (2001), Castle et al. (2006), Muñoz et al. (2007), Leone et al. (2005)— coinciden en que la terapéutica para la vigorexia es psicológica-psiquiátrica. Así bien, la terapéutica utilizada para tratar el trastorno dismórfico corporal ha servido como un modelo principal preliminar para el tratamiento de la vigorexia, seguido del tratamiento para el trastorno obsesivo-compulsivo. Tanto el tratamiento para el trastorno dismórfico corporal (TDC) como para el trastorno obsesivo-compulsivo son psicológico-psiquiátricos. 9.1 Aspectos psicológicos Como lo marca Cía (2006), la parte psicológica del tratamiento consta de una terapia cognitivo-conductual (TCC). El sector conductual en esta terapia se concentra en lo que respecta al condicionamiento (estímulos que provocan conductas y efectos reforzadores de dichas conductas), y tiene por objeto cambiar las conductas inadecuadas (conductas que no permiten una correcta adaptación del sujeto). 47 Estas conductas inadecuadas también se pueden denominar conductas ritualísticas, y pueden ser de exceso o de evitación. El sujeto busca disminuir mediante éstas el distress emocional que provocan las ideas irracionales del defecto en su apariencia, sin embargo es frecuente observar en sufrientes del trastorno dismórfico corporal que los rituales tienen efectos opuestos a los deseados, es decir, elevan los niveles de ansiedad y hacen los pensamientos intrusivos más recurrentes. Por tanto, el sufriente aprende a anticipar la ansiedad con rituales ―preventivos‖ en vez de ―neutralizarla‖ una vez que ésta se manifiesta. El tratamiento conductual consiste en la exposición y prevención de la respuesta (EPR). En principio, se debe identificar qué estímulos llevan al sujeto a realizar conductas ritualísticas respectivas a la insatisfacción corporal correspondiente al trastorno; se debe registrar en qué consiste el comportamiento y la función de éste. Posteriormente se expone al paciente, de manera deliberada, a estímulos que provoquen dichas conductas, pero induciendo una respuesta que sea diferente a la habitual. Se recomienda que en las primeras sesiones de exposición se trabaje con un distress medio utilizando técnicas como la imaginación emotiva. En sesiones más avanzadas se puede trabajar in vivo, incluyendo en la terapia situaciones sociales típicas y significativas para el sujeto. Así gradualmente, hasta lograr una exposición total del ―defecto‖ que causa la insatisfacción respecto a la imagen. En este sector de la terapia se busca una desensibilización sistemática, debilitando el vínculo aprendido-condicionado entre estímulo y respuesta ansiosa. Los resultados no son predecibles ya que el compromiso afectivo es muy fuerte. La terapia cognitiva trabaja con las alteraciones que se pueden tener en lo que respecta al procesamiento de la información; este proceso se da a partir 48 de la percepción, conocimiento adquirido y características subjetivas que permiten valorar y decodificar la información. Baile (2005) menciona algunos errores cognitivos habituales tales como: ―Bella o bestia‖: es un error que consiste en pensar con base en la ley de ―todo o nada‖. Es decir, se es totalmente atractivo (en el caso de la vigorexia totalmente musculoso) o se es horrible (completamente raquítico). ―Ideal imposible‖: la figura corporal ideal que se pretende no es posible alcanzarla mediantes conductas normales, sólo excesivas. ―Comparación selectiva‖: sólo se compara el cuerpo con otros que tengan mayor volumen o mayor belleza, de lo cual resulta que el propio es siempre menor. ―La lupa‖: se centra la evaluación del aspecto corporal únicamente en un elemento, en el caso de la vigorexia es el desarrollo muscular. ―Mente ciega‖: no se es capaz de reconocer aspectos positivos de la propia imagen corporal. ―Generalización excesiva‖: se concentra la totalidad de las virtudes relativas a la imagen corporal en un solo elemento; en el caso de la vigorexia se trata del grado de musculatura.Como indica Cía (2006), la terapia cognitiva pretende reconocer los pensamientos irreales y automáticos y reconocer las creencias que estimulan los síntomas del TDC. Una vez identificados dichos elementos se procede a una reestructuración cognitiva, mediante ésta se busca la identificación de errores cognitivos y procesos viciados, y su posterior rectificación. Es importante mencionar que para que la terapia cognitiva resulte efectiva, el tratamiento no debe basarse en una dialéctica intelectual, se deben tocar las emociones del paciente y de este modo despertar el interés en la auto- aceptación. 49 9.2 Aspectos psiquiátricos Psiquiatría se refiere a la especialidad médica que se encarga de diagnosticar y rehabilitar a personas con trastornos mentales. A diferencia de la psicología, la psiquiatría actúa a nivel bioquímico en el cerebro del paciente, no obstante, se puede apoyar en tratamientos psicológicos para un tratamiento integral. Por tanto, el psiquiatra se encarga del tratamiento farmacológico de las enfermedades mentales. Cía (2006) marca que en cuanto a los trastornos de espectro obsesivo únicamente se indica el tratamiento farmacológico en casos de severo dolor emocional o condicionamiento importante de la conducta. Los fármacos utilizados para tratar trastornos de espectro obsesivo son los inhibidores de la recaptación de serotonina (IRS). Éstos actúan en el sistema nervioso central, en las uniones de células nerviosas, alterando la cantidad de serotonina disponible. La serotonina es un neurotransmisor que participa en la regulación del ánimo y conductas obsesivas. Los fármacos mencionados ayudan a controlar los síntomas obsesivo-repetitivos así como la depresión. Igualmente menciona Cía (2006) que en las personas que padecen de TDC y son tratadas con IRS se han notado las siguientes mejorías: Menor preocupación por su aspecto. Mayor habilidad para resistir pensamientos obsesivos y perturbadores. El dolor emocional disminuye. Las conductas ritualísticas tienden a desaparecer. Los síntomas depresivos y ansiosos mejoran. Los pacientes mejoran su insight, percibiendo que su insatisfacción tenía fundamentos en una percepción distorsionada. 50 El funcionamiento general de la persona tiende a mejorar. En el caso de la vigorexia hay otros dos aspectos que requieren atención: el uso y abuso de fármacos, esteroides anabolizantes y la dieta inadecuada. Olivardia (2001) propone que un tratamiento respectivo al abuso de drogas o sustancias pudiera resultar efectivo, y Baile (2005) propone analizar y reeducar la dieta; si es necesario, se debe tratar este aspecto como un desorden alimenticio y en definitiva como una conducta ritualística. Cabe destacar que el tratamiento para la vigorexia per se no ha sido exhaustivamente estudiado, por tanto, todas las propuestas son de carácter sugestivo y preliminar a un tratamiento específico y efectivo para dicho trastorno. 51 10. IMPORTANCIA DE LA VIGOREXIA PARA EL ODONTÓLOGO El repaso de toda la información anterior dio pie al entendimiento global del padecimiento actual denominado como vigorexia. Si bien esta afección no entra directamente en el rubro odontológico, tiene una incidencia evidente en el estado general del paciente, lo cual implica una relación estrecha con todo lo concerniente a su salud y funcionamiento como ente. Precisamente, como ya se llegó a la comprensión de que el ser humano trabaja como unidad y no en sectores separados, se ha considerado oportuno realizar una historia clínica completa que involucre diferentes aparatos y sistemas relacionados con la función orgánica del paciente tratado, pues se ha demostrado que al haber diversas interrelaciones entre aquéllos, el mal funcionamiento de alguno pudiera derivar en transgresiones a otro, lo que podría complicar o comprometer el éxito del tratamiento. No obstante, dentro de este documento se ha dejado a un lado la relevancia que pudieran adquirir otros trastornos que parecieran a simple vista no ser significativos para el correcto desenvolvimiento del tratamiento odontológico. Actualmente el ejercicio odontológico ha tenido un gran enfoque en los tratamientos de naturaleza cosmética y, ciertamente, este hecho tiene relación directa con las exigencias actuales. Por tanto, las prácticas referentes a la cosmetología se han vuelto muy populares en el consultorio dental. Jongh (2009) cita en un artículo reciente que los procedimientos dentales de índole cosmética se encuentran entre los procedimientos cosméticos no quirúrgicos de mayor prevalencia. También propone como posible que un gran porcentaje de las personas que consideran importante un cambio relativo a su apariencia pudieran tener antecedentes psicológicos 52 patológicos. En apartados posteriores de su artículo se alude a que entre mayor insatisfacción de la apariencia física general haya, mayor probabilidad existirá de desencadenar disgustos concretamente relacionados con la apariencia facial y dental. Esto podría derivar en una motivación en el paciente para modificar su aspecto dental y, por tanto, asistir al odontólogo con ese objetivo. Como ya se explicó, la vigorexia tiene su origen en la insatisfacción de la apariencia, específicamente correspondiente al desarrollo de la musculatura. Así también, la categoría de desorden mental con la que más se ha relacionado por su sintomatología homóloga ha sido con el trastorno dismórfico corporal (TDC), singularizado por la preocupación insistente de una pequeña o, en todo caso, ilusoria imperfección relativa a la apariencia física. Jongh (2009) narra que la gente que ha reportado preocupación por algún desperfecto en su apariencia física fue nueve veces más susceptible a considerar blanqueamientos dentales y seis veces más susceptible a considerar tratamientos ortodónticos que personas sin dicha preocupación. A su vez, Veale (1996), menciona que 86% de sus pacientes afectados por el trastorno dismórfico corporal refieren preocupación por imperfecciones relacionadas con el aspecto de sus rostros. Todo lo anterior sugiere que auxiliares de la salud a quienes concierne el área facial —tales como cirujanos dentistas, cirujanos plásticos, cirujanos maxilofaciales y dermatólogos— serán los primeros especialistas que se involucrarán con estos pacientes. A pesar de que se demostró en el artículo de Jongh (2009) que el trastorno dismórfico corporal era sólo parcialmente responsable del deseo de asistir al odontólogo por fines cosméticos —ya que otras razones como el deterioro natural referente a caries o disfunción ortognática por otras causas eran 53 motivos suficientes para que el paciente se sometiera a dichos tratamientos—, es un hecho que la insatisfacción en la apariencia puede funcionar como móvil único para que un paciente busque atención odontológica cosmética. Asimismo, es probable que el odontólogo tenga a lo largo de su práctica profesional contacto con un número considerable de pacientes que insinúen síntomas pertenecientes al trastorno dismórfico corporal, dentro del cual se pudiera ubicar la vigorexia, y si bien esta última no resulta encontrarse en esa misma categoría, comparte una gran diversidad de síntomas análogos con el trastorno ya mencionado. Por tanto, su manejo será similar. Es necesario que el odontólogo se advierta acerca de la existencia de desordenes mentales que pudieran afectar a sus pacientes, así como de su sintomatología y repercusiones negativas que pudiera traer consigo relacionadas a su práctica profesional. En concordancia con la vigorexia es adecuado evocarse a la introducción del artículo publicado por Hepburn y Cunningham (2006), donde se sugiere la hipótesis, apoyada también en estudios anteriores, de que personas afectadas por
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