Logo Studenta

Vigorexia--un-trastorno-de-salud-en-la-actualidad

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

456789 
 
 
FFAACCUULLTTAADD DDEE OODDOONNTTOOLLOOGGÍÍAA 
 
 
VIGOREXIA: UN TRASTORNO DE SALUD EN LA 
ACTUALIDAD. 
 
 
T E S I N A 
 
 
QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE 
 
 
C I R U J A N A D E N T I S T A 
 
 
P R E S E N T A: 
 
 
NORMA GABRIELA PÉREZ GARCÍA 
 
 
TUTORA: MTRA. LEONOR OCHOA GARCÍA 
 
 
 
 
 
 
 
MÉXICO, D.F. 2009 
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
Restricciones de uso 
 
DERECHOS RESERVADOS © 
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL 
 
Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal 
del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). 
El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea 
objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para 
fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo 
mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
En este trabajo se ve reflejado el esfuerzo de años; años en los 
que incondicionalmente siempre me acompañaron mis padres. 
Por ello, sin duda alguna esta tesina va dedicada a ellos con todo 
mi corazón. Muchas gracias por todo lo que me han ofrecido, los 
amo. 
Otra persona a la que le debo un profundo agradecimiento es a 
Diego E. Fernández Guerra, quien fue un gran apoyo para mí en 
la elaboración de este trabajo. Doy gracias al destino de que nos 
haya puesto en el mismo camino. 
También siento especial gratitud hacia la Mtra. Leonor Ochoa 
García, tutora de esta tesina, quien me brindó las herramientas 
necesarias y me alentó a terminar esta tesina con éxito. 
Asimismo otorgo un grande reconocimiento a la institución que me 
acogió por cinco años de mi vida, Facultad de Odontología 
UNAM. 
Finalmente, agradezco a mi familia consanguínea, la cual nunca 
ha dejado de compartir conmigo los momentos memorables de la 
vida y siempre me ha ofrecido su ayuda y cariño. Igualmente a la 
familia que la vida me ha concedido, mis amigos. 
 
íNDICE 
 
INTRODUCCIÓN 5 
1. PROPÓSITO 7 
2. ANTECEDENTES 8 
3. DEFINICIÓN 10 
4. ETIOLOGÍA 11 
4.1. Factores predisponentes 11 
4.1.1. Factores naturales 12 
4.1.2. Género 13 
4.1.3. Edad 14 
4.1.4. Circunstancias ambientales 15 
4.1.5. Tendencias biológico-genéticas 15 
4.2. Factores desencadenantes y/o activadores 18 
4.2.1. Trauma relacionado con la imagen corporal 18 
4.2.2. Globalización 19 
4.2.3. Medios de comunicación 21 
4.3. Factores reforzadores y/o mantenedores 22 
4.3.1. Refuerzo social 23 
4.3.2. Reducción de la ansiedad 23 
4.3.3. Subcultura del culturismo 24 
5. CATEGORIZACIÓN DE LA VIGOREXIA Y SU RELACIÓN 
CON OTROS TRASTORNOS 25 
6. MANIFESTACIONES CLÍNICAS 32 
6.1. Manifestaciones conductuales 32 
6.1.1. Largas e intensas sesiones de entrenamiento físico 32 
6.1.2. Régimen alimenticio específico y estricto 33 
6.1.3. Conductas de evitación a mostrar el cuerpo 34 
6.1.4. Consumo de sustancias (esteroides, fármacos y suplementos 
alimenticios) 34 
6.1.5. Cambio de círculo social 34 
6.1.6. Problemas en el desempeño ocupacional y profesional 36 
6.2. Manifestaciones físicas 36 
6.2.1. Desarrollo muscular 36 
6.2.2. Efectos secundarios relativos al uso de sustancias 37 
7. EPIDEMIOLOGÍA 39 
8. DIAGNÓSTICO: EVALUACIÓN DE TENDENCIAS 
VIGORÉXICAS 41 
9. TRATAMIENTO 46 
9.1. Aspectos psicológicos 46 
9.2. Aspectos psiquiátricos 49 
10. IMPORTANCIA DE LA VIGOREXIA PARA EL 
ODONTÓLOGO 51 
11. CONCLUSIONES 56 
12. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 59 
13. BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA 64 
14. REFERENCIAS VIDEOGRÁFICAS 67
 
5 
 
INTRODUCCIÓN 
 
En esta tesina se presentará un tema de interés actual, la vigorexia. Si bien 
este tema ya ha sido identificado, resulta desconocido para la mayor parte de 
la sociedad. Esta condición pudiera tener explicación en la dificultad que 
tiene el ser humano para poder notar las obviedades; es decir, al girar este 
tema alrededor de acontecimientos habituales, sus causas y consecuencias 
no resultan llamativas y, por tanto, no se les da la importancia necesaria. Tan 
sólo forman parte de la rutina. 
 
La vigorexia es parte de la cotidianidad. Su desarrollo involucra factores que 
inciden multidireccionalmente y que dan como resultado una anormalidad 
con personalidad propia, es decir, un trastorno. Su manifestación es una 
versión desmedida de actividades ordinarias que se camuflan con la 
normalidad; es similar a un collage: muchas imágenes distractoras, pero un 
tema central y abrumador. La afección no se nos es revelada sino hasta que 
su franqueza la desenmascara y, entonces, es imposible no ver su rareza. Es 
hasta ese momento cuando se detecta un problema. A pesar de ya haber 
sido detectada la vigorexia como una aberración física y conductual, continua 
maquillada y su estudio sigue siendo pobre. 
 
El ensayo siguiente se dividirá en apartados delimitados que tendrán por 
propósito desmenuzar el tema; se dará una breve entrada para su 
conocimiento y futuro entendimiento. Al comienzo se presentarán como 
materias introductorias la definición y antecedentes del tema, lo cual permitirá 
que el lector se involucre directamente en materia. El cuerpo del ensayo 
ofrecerá información acerca de la etiología y epidemiología, y también se 
incluirá contenido referente a la evaluación, categorización, manifestaciones 
clínicas y posibilidades de tratamiento del trastorno presentado. Todo este 
 
6 
 
compendio facilitará el discernimiento temático. Así, por último, se dará el 
enfoque necesario al interés odontológico. 
 
Los temas referentes a la salud pública resultan ser importantes para todo 
profesional de la salud, sin discriminar el área. Ya que el ser humano resulta 
un ente completo, no seccionado, sus partes se interrelacionan y se 
desequilibran en tanto que cualquiera de éstas falle. Por tanto, no se debe 
obviar ningún campo. La vigorexia viene desencadenándose como un nuevo 
problema que podría convertirse en un asunto de salud pública del que hay 
que alertarse. 
 
En resumen, se puede decir que ningún tema resulta esencialmente atractivo 
hasta que no se plantea como perteneciente a la asignatura de interés, que, 
en este caso, es el rubro odontológico. Pero no es posible comprender la 
conexión existente entre el objeto de estudio de esta tesina y nuestra área si 
de primera instancia aquél es desconocido. 
 
Este trabajo no pretende ser absoluto, pues la vigorexia es un tema joven y 
dinámico, sujeto a diversos cambios. De esto se explica que haya mucha 
información aún oculta. 
 
7 
 
1. PROPÓSITO 
 
Esta tesina tiene como propósito dar a conocer a la vigorexia como un 
trastorno contemporáneo y exponer sus diversos aspectos para lograr la 
adecuada comprensión del problema, el cual envuelve aspectos de interés 
odontológico. De esta forma puede alertarse al odontólogo de su existencia y 
de todos los posibles problemas relativos al trastorno que pudieran 
presentarse en el consultorio dental. A su vez, se propone ofrecer cierta 
orientación, dar herramientas para que el odontólogo detecte indicadores de 
riesgo que pudieran guiar a la detección de un paciente que sufre de 
vigorexia y, así, tomar medidas preventivas. 
 
8 
 
2. ANTECEDENTES 
 
Durante todas las etapas de la historia universal han existido situaciones y 
fenómenos que han sobresalido a lo largo de éstas; tales acontecimientos se 
han visto enmarcados dentro de muy distintos campos de estudio, lo cual no 
significa que fueran abarcados por una sola área, sino queen su estudio han 
influido acciones multidisciplinarias. 
 
Así el siglo XXI, en el rubro psicológico, se ha visto envuelto por un gran 
número de afecciones conductuales, que se categorizan como ―nuevas‖ 
debido sólo a la actualización de recursos y materiales propios del momento 
histórico en que la afección se hace presente. Podemos ejemplificar la 
adicción a los videojuegos. Ésta surge a partir de la aparición de aquéllos; no 
obstante, la adicción al juego como tal —cualquier género de éste que sea— 
no surge junto con la aparición de los videojuegos, es anterior. Pero es éste 
sólo un ejemplo, ya que podríamos ahondar en una cantidad innumerable de 
otros trastornos actuales. 
 
Asimismo es pertinente hacer mención de la progresión que ha tenido este 
fenómeno, hoy denominado vigorexia, respecto a su reconocimiento. Desde 
el descubrimiento de la testosterona en 1935 por Ernest Laqueur, se han 
diseñado sustancias denominadas esteroides anabolizantes, que se 
caracterizan por su similitud con la testosterona y fueron creadas para tener 
un fin terapéutico medicinal. Por sus efectos androgénico y anabolizante se 
han utilizado para el tratamiento de trastornos tales como: déficit de 
crecimiento, disfunciones sexuales y anemias. Paralelamente, como 
menciona Baile (2005), al comprobar su viabilidad para el desarrollo 
muscular comenzaron a utilizarse en deportistas. 
 
 
9 
 
En 1993 H. G. Pope, profesor de psiquiatría de la Escuela de Medicina de 
Harvard, junto con su equipo de investigadores, al explorar los efectos 
secundarios del consumo de esteroides anabolizantes en personas que 
acudían a los gimnasios, encontró que se suscitaba un desorden relacionado 
con la imagen corporal al que nombró anorexia inversa. Encontraron 
apropiada tal denominación debido a que su sintomatología les resultaba 
homóloga a la anorexia nerviosa pero en un sentido invertido; es decir, en 
vez de que el trastorno se dirigiera a la pérdida de peso y volumen corporal, 
el sujeto buscaba inexorablemente el aumento de masa muscular y, con ello, 
un aumento de volumen. 
 
En trabajos posteriores el profesor Pope (1997) fue reconsiderando el 
término. Ahondando más en el objeto de estudio, conectó aspectos (tales 
como abuso de esteroides, estrés subjetivo, mal desempeño social y 
ocupacional) que se vinculaban y convergían recíprocamente para dar origen 
a un trastorno con una posible entidad propia. Así, pensó que se trataba de 
una forma de trastorno dismórfico corporal y le denominó dismorfia muscular. 
Lantz, Rhea y Mayhew (2000), también pioneros en la investigación de este 
trastorno, ya habían asimilado que existía una ―enfermedad‖ que afectaba a 
los fisicoculturistas, y, apoyados en los estudios del profesor Pope, 
continuaron con la búsqueda de este nuevo modelo. 
 
A partir de todos estos descubrimientos, más profesionales inquietos acerca 
del tema se han dado a la tarea de realizar estudios con el objeto de apoyar, 
descubrir y sustentar el origen de este nuevo modelo y sus derivaciones. 
 
10 
 
3. DEFINICIÓN 
 
La vigorexia podría definirse como una condición patológica de naturaleza 
bio-psicosocial cuyo eje central radica en la insatisfacción de la imagen 
corporal respecto a la falta de desarrollo muscular. Se caracteriza por tener 
una distorsión en la percepción de la propia imagen, captándola siempre con 
un desarrollo muscular insuficiente. Se manifiesta con pensamientos y 
conductas de carácter obsesivo relacionadas con una gran preocupación por 
la apariencia. Esta situación suele desencadenar síntomas que participan en 
otras alteraciones e incluso cormobilidad con otros trastornos, así como 
también un desajuste en las relaciones sociales. 
 
 
11 
 
4. ETIOLOGÍA 
 
Dios mueve al jugador y éste a la pieza. ¿Qué dios detrás de 
Dios la trama empieza? 
 
JORGE LUIS BORGES 
 
Cada vez que se reconoce un nuevo modelo patológico, una de las 
necesidades primordiales para comenzar su estudio es identificar causas y 
vínculos potenciales de éste con diversas especialidades, sobre todo 
refiriéndonos a un trastorno conductual, ya que, al ser de tal naturaleza, no 
es posible explicarlo mediante una causa única. Su desarrollo tiene 
explicación en la interacción de diversos factores que convergen 
simultáneamente. 
 
Lo anterior se refiere a que tiene un origen multifactorial que, por su carácter, 
exige una explicación vasta acerca de sus posibles causas, debido a que el 
―agente patológico‖ no es claro. Se identifica a la dependencia entre 
variables como el motivo de existencia de este tipo de trastornos, en 
particular de la vigorexia. No obstante, los factores a explicar adquieren una 
categoría según la influencia que ésta tenga sobre el objeto de estudio. Así, 
se ha considerado pertinente dividirlos en tres grupos principales: factores 
predisponentes, factores desencadenantes o activadores y factores 
reforzadores o mantenedores. 
 
4.1. Factores predisponentes 
 
En éstos se incluirán todos aquéllos que faciliten o favorezcan el desarrollo 
del trastorno, no necesariamente impulsando su manifestación. Podrían 
actuar como un ―caldo de cultivo‖, mas no como activadores. 
 
12 
 
 
4.1.1. Factores naturales 
 
Entiéndase como factor natural información genética de naturaleza no 
patológica que todos los seres humanos compartimos y que pudiera guiarnos 
a un ―darwinismo-social‖, es decir, selección natural y social. Se trata de 
nuestra forma instintiva de rechazo hacia ciertos modelos morfológicos y 
aceptación de otros con base en códigos de origen visual. Es un método de 
comunicación instintiva que nos informa acerca de ciertos atributos del sujeto 
en observación. Se podría decir, entonces, que el cuerpo del ser humano, en 
sí, es una figura codificada que lleva implícita una cantidad innumerable de 
mensajes. 
 
Se ha estudiado la ciencia de la atracción física, tal y como se presenta en el 
documental La Ciencia del Sex Appeal, se ha llegado a la conclusión de que 
hay ciertos aspectos de la figura humana, dependientes de cada género 
(masculino o femenino), que tienen gran influencia en lo referente a la 
selección de pareja y/o sujetos por los que se opta para relacionarse. A 
continuación, algunas características de selección: 
 
En la mujer se busca una cadera amplia, lo cual retrata un símbolo de 
fertilidad y menos complicaciones para parir. La búsqueda de glándulas 
mamarias grandes se debe a que éstas y su tamaño reflejan buena 
capacidad para amamantar a la descendencia. 
 
En cuanto a la figura varonil, se busca una espalda amplia en comparación 
con la cintura. Esta forma de triángulo invertido —lograda por las 
características mencionadas—, aunada a una condición muscular bien 
desarrollada, transmite un mensaje de fortaleza y refleja un buen sistema 
inmunológico. La decodificación de este mensaje da origen, 
 
13 
 
subsecuentemente, a otro: si el hombre es fuerte, entonces será un buen 
proveedor, y si su sistema inmunológico no es deficiente, entonces los genes 
que transmitirá a su descendencia serán apropiados, lo cual, en primera 
instancia, asegurará su supervivencia. 
 
Estos rasgos nos remiten a los caracteres sexuales secundarios, los cuales 
son desarrollados por la segregación de ciertas hormonas que están 
presentes en los dos géneros, pero que se encuentran con una disimilitud 
cuantitativa originadora de las diferencias de carácter sexual. Por tanto, no 
es accidente que el ser humano busque tener una imagen corporal 
determinada, ya que ésta es primordial para satisfacer una o varias de sus 
necesidades fundamentales. 
 
Tal vez esto explique la utilización de esteroides anabolizantes con la 
intención de enfatizar caracteres sexuales secundarios masculinos. 
 
4.1.2. Género 
 
Como ya se explicó anteriormente, en el gusto estético respecto al cuerpo 
masculino se incluye cierto grado dedesarrollo muscular. Es más, 
primitivamente era una exigencia, y lo era porque la naturaleza educativa e 
instintiva del hombre es la de proveedor: anteriormente sus actividades 
dirigidas hacia el suministro de recursos implicaban el uso de fuerza física. 
Entonces a lo largo de su educación iba desarrollando su fuerza y, por ende, 
sus músculos. Para cuando alcanzaba la edad reproductiva, el hombre debía 
tener ya una constitución corporal suficientemente desarrollada que lo 
facultara para desempeñar todas las actividades concernientes al papel de 
abastecedor. La imagen corporal terminaba por reflejar experiencia y aptitud. 
 
 
14 
 
Siguiendo a Baile (2005), podemos pensar tanto en la época Clásica como 
en el Renacimiento, etapas durante las cuales un cuerpo estético era el 
resultado de una proporción y un desarrollo muscular adecuado obtenido a 
través de una buena dieta y la práctica deportiva como elemento sano de la 
vida diaria, mas no como trastorno conductual. 
 
Ahora puede comprenderse mucho mejor y con mayor claridad por qué todos 
los trabajos de investigación relacionados con la vigorexia lo especifican 
como un trastorno masculino. Por ejemplo, Hitzeroth (2001), investigando 
una población africana, obtuvo como resultado que 80% de los casos 
afectados por dicho trastorno eran hombres. 
 
Si bien hoy en día esta cualidad de ―proveer‖ está simbolizada por el dinero, 
y pudiera decirse que sutilmente está suplantando al instinto, dicha 
sustitución está lejos de ser un hecho, ya que los rasgos corporales antes 
mencionados no sólo obedecen al reflejo de la capacidad de garantizar dicha 
cualidad, sino a otras necesidades fundamentales. 
 
4.1.3. Edad 
 
Baile (2005) menciona que los resultados de las investigaciones han 
mostrado que el rango de edad de personas afectadas comprende entre los 
15 y 30 años. Esto nos remite a la adolescencia tardía, juventud y primera 
edad adulta. Vinculando este rango con las etapas biológicas, se puede 
hacer hincapié en que dentro de éste están comprendidas tanto la etapa 
reproductiva como el auge de las relaciones sociales. Por las razones antes 
mencionadas asociadas con la selección de pareja, en estas edades surge la 
necesidad de poseer los atributos adecuados para ser elegido. 
 
 
 
15 
 
 
 
4.1.4. Circunstancias ambientales 
 
No siendo suficiente la competencia resultante de selección natural respecto 
a la imagen corporal, la sociedad se ha dado a la tarea de sobrevalorar este 
elemento y darle un énfasis inapropiado. Esta sociedad de culto al cuerpo ha 
derivado en constantes pensamientos y representaciones que aluden a la 
―buena imagen corporal‖. 
 
Un ejemplo simple, tomado del libro de Toro (1996): los muñecos dirigidos a 
los niños ya obedecen este modelo corporal ideal. Refiriéndose a la imagen 
de los juguetes, llegó a la conclusión de que las medidas representadas en 
Ken, el modelo femenino de Barbie, trasladadas a tamaño humano, sólo son 
poseídas por 2% de la población masculina. Es decir, la sociedad propone un 
modelo de belleza prácticamente inalcanzable, el cual incluye también la 
aspiración de obtener una masa muscular hiper-desarrollada. Estos modelos 
exagerados están retratados en la mayoría de los ―ídolos juveniles‖ y 
representaciones públicas del ―bien lucir‖, y se encuentran como mensajes 
subliminales, incluso, en productos cuyo objetivo no es promover la idea 
estética de la imagen corporal —los juguetes infantiles ya mencionados, cuyo 
fin es entretener, mas no fomentar la necesidad de la apariencia ―perfecta‖, 
se adaptan totalmente como ejemplo. 
 
4.1.5. Tendencias biológico-genéticas 
 
La hipótesis acerca de la etiología de diversos trastornos de origen mental 
obedece al modelo bio-psicosocial. Se ha propuesto que existe una estrecha 
relación entre distintos trastornos mentales que comparten ciertos aspectos 
sintomáticos; se dice que pertenecen al mismo espectro. Dentro del espectro 
 
16 
 
de trastornos obsesivos, evidentemente se halla el trastorno obsesivo-
compulsivo (TOC) y el trastorno dismórfico corporal (TDC); éste último 
adquiere una gran importancia respecto al estudio de la vigorexia ya que es 
la categoría de trastorno a la que parece pertenecer. Phillips (1995) propone 
que trastornos tales como TOC, TDC (entre éstos incluida la dismorfia 
muscular, otra denominación para la vigorexia) y el Síndrome de Tourette 
responden al mismo tratamiento farmacológico debido a que sus 
características biológicas y genéticas se asemejan; posteriormente Stangier 
(2000) coincide con dicha afirmación aseverando que, en efecto, es posible 
que se comparta una base genética entre dichos trastornos. 
 
Mundo (2006) declara que a pesar de que la etiología precisa para los 
trastornos de espectro obsesivo aún permanece incierta, ya se tienen 
investigaciones preliminares que apoyan las hipótesis mencionadas 
anteriormente. En primera instancia menciona que un estudio sobre los 
factores hereditarios confirma que se adquiere 8.8% de probabilidad de 
riesgo de padecer TOC cuando existen familiares en primer grado que lo 
padecen, en contraste con 3.4% de probabilidad de riesgo cuando esta 
condición no existe. Mundo (2006) cita también que en otros estudios se 
muestran fluctuaciones de proporción desde 3:1 hasta 12:1 (donde el 3 y 12 
representan la proporción de los sujetos que tienen parientes en primer 
grado que padecen TOC). Otros estudios que se han realizado para el estudio 
de estos aspectos genéticos han sido con hermanos gemelos 
(monocigóticos) y hermanos mellizos (dicigóticos); a pesar de que entre 
hermanos gemelos no se alcanza una tasa de 100% de probabilidades de 
que ambos hermanos padezcan TOC, la prevalencia de que ambos 
desarrollen el mismo trastorno ha mostrado ser mucho mayor a que suceda 
así entre hermanos mellizos. 
 
 
17 
 
Según Mundo (2006), respecto a los aspectos genéticos de la biología, 
molecular estudios preliminares han considerado que defectos genéticos en 
los sistemas de serotonina y dopamina pudieran estar involucrados, debido 
principalmente a un polimorfismo genético; es decir, sustitución de una base 
nitrogenada por otra en un loci determinado. 
 
Una teoría biológica que presenta Tomàs (2004) está basada en una 
disfunción en los ganglios basales. Los ganglios basales se asocian con los 
movimientos voluntarios que se realizan normalmente de forma inconsciente, 
es decir, aquellas tareas ya rutinarias que involucran al cuerpo entero. Por 
ejemplo, en personas con alteraciones en los ganglios basales, como 
pacientes que sufren Parkinson postencefálico se encuentra en un 
porcentaje elevado la presencia de TOC. Asimismo, se plantea la hipótesis: 
que las conductas ritualísticas del TOC obedecen a una pérdida de control de 
la voluntad originada por la destrucción de las estructuras primarias en los 
ganglios basales, tal y como se observa en los tics motores de tipo 
compulsivo. 
 
Otro aspecto biológico que refiere Jenike (2004) es que en pacientes con TOC 
se ha detectado una cantidad significativamente mayor de materia gris y 
menor cantidad de materia blanca en relación con los grupos control, 
reflejando una posible anormalidad en el desarrollo. Así también, estudios en 
neuro-imagen han documentado diferencias consistentes de actividad 
cerebral en ciertas regiones entre personas que padecen TOC y grupos 
control; esta actividad cerebral fuera de la normalidad ha mostrado regresar 
a niveles normales después de tratamiento con inhibidores de la recaptación 
de serotonina y una efectiva terapia cognito-conductual. 
 
En consecuencia, todas las manifestaciones conductuales psicológicas 
tienen una equivalencia a nivel biológico y orgánico. Se puede decir que la 
 
18 
 
conducta es el reflejo material de lo que no podemos ver. Se tienen que 
desglosar una gran cantidad de aspectos para llegar a respuestasconcluyentes acerca de la etiología del comportamiento humano y sus 
patologías, hasta pudiera decirse que su estudio encaja en un marco médico-
filosófico, dentro del cual siempre se intenta encontrar las primeras causas. 
Por eso el camino que queda por recorrer para encontrar dictámenes 
certeros acerca del origen de los trastornos mentales sigue siendo largo, 
respecto a la vigorexia aún más. Cabe destacar que para llegar a una breve 
y aun incierta explicación acerca de los aspectos biológico-genéticos fue 
necesario abordarlos desde otros trastornos y después analizar la conexión 
que sucede entre ellos para llegar a una deducción pertinente. Se están 
logrando, en sentido progresivo, aproximaciones hacia el entendimiento de la 
materia, pero habrá que ser pacientes. 
 
4.2. Factores desencadenantes y/o activadores 
 
Estos factores son los que participan en la detonación del trastorno, tomando 
en cuenta la existencia a priori de factores predisponentes. 
 
4.2.1. Trauma relacionado con la imagen corporal 
 
Baile (2005) propone que haber estado sometido alguien a estímulos 
estresantes derivados de la apariencia corporal puede ser factor para 
desencadenar conductas intensas en una búsqueda por cambiar la 
apariencia. Dentro de estos factores pudieran incluirse burlas y rechazos 
referentes a la imagen corporal. 
 
 
 
 
 
19 
 
4.2.2. Globalización 
 
Juárez Núñez (2000) concibe la globalización como un fenómeno económico 
y político derivado del capitalismo cuyo propósito sugiere la convergencia de 
mercados en el mundo, los cuales, sin embargo, no están aislados y lesionan 
entidades referentes tanto a lo social como a lo cultural, entre otras. Es 
menester mencionar que este fenómeno ha sido progresivo, y su principal 
aliado ha sido la Historia. La sucesión de eventos históricos tales como las 
colonizaciones, las guerras y la Revolución Industrial, dieron lugar a su 
desarrollo. 
 
Como bien dice Aguilar (2002), a partir de la Revolución Industrial se obtuvo 
un gran desarrollo en los medios de comunicación y la tecnología de la 
información, fenómeno que favoreció el intercambio comercial y cultural. La 
siguiente idea de Juárez Núñez (2000) complementa perfectamente todo lo 
anterior: las condiciones de desigualdad surgieron a partir de la colonización 
de los países latinoamericanos, que en su mayoría terminaron por ser 
periféricos, dependientes y subdesarrollados industrialmente. 
 
La facilidad de difusión de la información trajo como consecuencia no 
solamente un dominio económico de quienes se encuentran a la cabeza de 
los imperios difusivo e industrial, sino también un dominio cultural, 
entendiéndose a la cultura, dentro de los parámetros de Juárez Núñez 
(2000), como el elemento de cohesión y diferenciación social mediante 
signos. Este fenómeno internacional no dejó más que la supervivencia de la 
idiosincrasia de las potencias vencedoras. Paralelamente, en la intimidad de 
los países conquistados, se dio una corriente de xenofilia hacia los países 
opresores que pareció surgir como forma natural de un darwinismo-social. 
Estos factores contribuyeron a una estandarización de criterios en distintos 
rubros. 
 
20 
 
 
La imagen del ―cuerpo perfecto‖ no fue una excepción. La unificación de 
criterios llevó a una gran desventaja y frustración de los países que no tenían 
origen étnico europeo, pues el patrón de belleza contemporáneo obedece a 
las características físicas del modelo europeo; algunas de éstas son la 
estatura, las medidas, el color de piel, entre otras. Por eso actualmente al ver 
un concurso de belleza universal podemos detectar que, a pesar de las 
distintas procedencias culturales de los participantes, las características 
físicas generales de todos coinciden y encajan en el arquetipo deseado por 
la mayoría de los residentes mundiales. 
 
Es evidente que la desigualdad suscitada entre los países conquistadores y 
conquistados lleva a un estado de frustración generalizado entre los 
habitantes de estos últimos, ya que para sus pobladores no resulta posible, 
en gran medida, alcanzar características alejadas de su condición pero que, 
sin embargo, imperan en la actualidad. Y es evidente que esto conduce a la 
activación de trastornos emocionales y conductuales. 
 
Así bien, la globalización actual es el producto de las ideas derivadas de los 
modelos históricamente predominantes: europeizante y americanizante. La 
colonización cultural llevada a cabo no reconoce ni respeta valores culturales 
autóctonos; es puesta en práctica —por unos— y sufrida —por otros— a 
través de los medios de comunicación, la publicidad y otras expresiones 
culturales. Se trata del darwinismo-social mencionado por Juárez Núñez 
(2000), el cual ahora impacta a toda la humanidad. 
 
 
 
 
 
 
21 
 
4.2.3. Medios de comunicación 
 
Determinar el límite de nuestros deseos racionales en 
relación con las posesiones. 
 
ARTHUR SCHOPENHAUER 
 
Estos medios permiten el suministro de información, ya sea individual o 
masivamente. En este apartado se le pondrá atención, principalmente, a los 
últimos mencionados, los medios de comunicación masiva. Éstos se 
encargan de distribuir mensajes ya sean de carácter informativo, de 
entretenimiento o, bien, publicitarios. Adentrándose en materia de publicidad 
es pertinente aclarar los objetivos de ésta. 
 
Como ya se mencionó anteriormente, el ser humano posee dentro de su 
naturaleza una gama amplia de necesidades fundamentales. Ferrer (2002) lo 
reafirma al decir que la publicidad toma estas necesidades como ingrediente 
para darles relieve y hacerlas aun más deseables, pero no las inventa. Es un 
constante reforzador de los sentimientos del público. Debido a que la 
realidad es el producto más importante de la publicidad, ésta descubre las 
tendencias del comportamiento humano, identifica las necesidades para 
satisfacerlas, y fomenta, de esta manera, la acción y elección respecto a los 
hábitos y convencionalismos sociales. 
 
Una vez aclarados los objetivos de la publicidad, se puede decir que ésta ha 
sido una herramienta para fomentar las necesidades de origen estético-
corporales. Porque, aunque ya se mencionó que el deseo de tener una 
imagen corporal determinada es una cuestión de índole instintiva e, 
igualmente, una preocupación común, esta situación ha sido aprovechada 
como objeto de estudio con fines económicos, siendo éstos los fines últimos 
a los que obedece la publicidad; es decir, la vendimia de productos que 
 
22 
 
prometen beneficios relativos a la satisfacción de dicha o dichas necesidades 
fundamentales. 
 
Es oportuno mencionar todo esto ya que la preocupación por el ―bien lucir‖ 
ha sido alimentada por la publicidad, lo que ha promovido un descontento 
mayor respecto a la imagen corporal. Y si hablamos de la vigorexia como un 
trastorno basado en el desagrado de la condición corporal, se puede inferir 
acerca de la gran influencia que la acción publicitaria ejerce para 
desencadenar el padecimiento. Muchas veces la gente ha sido expuesta a 
este estímulo publicitario de manera involuntaria. 
 
Aunado a todo lo anterior y aludiendo al apartado referente a la globalización, 
se recordará que las fuentes de información que actualmente nutren a las 
diferentes culturas tienen un origen común, lo cual fortifica la difusión 
idiosincrática de los países predominantes. 
 
Debemos comprender que no sólo se compite con las características físico-
corporales relativas a la cultura de origen, sino que la estandarización de los 
modelos marca una preferencia por el arquetipo europeo que a muchos, por 
sus condiciones étnicas, no les es posible ambicionar. Y como dice 
Schopenhauer (2007:46): ―Un hombre no echará de menos a lo que jamás 
aspiro.‖ El problema es que la población mundial hoy en día se propone, en 
muchas ocasiones, horizontes fuera de su alcance, y de ahí que venganfrustraciones que deriven en conductas patológicas. 
 
4.3. Factores reforzadores y/o mantenedores 
 
Estos factores se encargan de preservar y/o robustecer las manifestaciones 
que el trastorno trae consigo. 
 
 
23 
 
4.3.1. Refuerzo social 
 
Baile (2005) identifica que las manifestaciones iniciales del trastorno 
pudieran sugerir cambios de conducta positivos, tales como: preocupación 
por una alimentación más saludable y la consideración del deporte dentro de 
la vida rutinaria. En consecuencia, testigos de estas actitudes comenzarán a 
aplaudir los cambios de conducta, fortaleciendo de esta manera la 
motivación para que el individuo continúe con el comportamiento. 
Posiblemente comiencen, a su vez, los comentarios alabadores acerca de su 
―nueva y mejor apariencia‖, acción que por la naturaleza del trastorno invitará 
notablemente a seguir con tales conductas. No obstante, estos cambios se 
encuentran subordinados a la influencia de un patrón conductual patológico. 
Así que eventualmente saldrá a la luz la anormalidad que éstos acarrean per 
se. 
 
4.3.2. Reducción de la ansiedad 
 
Al ser un trastorno que se manifiesta con exteriorizaciones compulsivas, dice 
Baile (2005), lleva a pensar que este patrón de conductas repetitivas es la 
respuesta para mitigar la ansiedad; la cual, a su vez, lleva en sí misma un 
móvil. Este móvil, en el caso de la vigorexia, es el disgusto con el aspecto 
físico, con el desarrollo muscular, para ser más específicos. 
 
Entonces, al tener la necesidad de aliviar la ansiedad se ponen en marcha, 
de forma intensa, ―conductas de escape‖ que son relativas al móvil de la 
ansiedad. Sirven como modo de descarga energética encausada a 
despachar de manera paliativa y transitoria la primera causa de la ansiedad. 
Al sentir desahogo de su zozobra por medio de estas prácticas, el afectado 
por la vigorexia estará condenado a repetirlas. 
 
 
24 
 
4.3.3. Subcultura del culturismo 
 
El mismo círculo culturista funciona como una red de apoyo. Para el 
vigoréxico, poder compartir sus pensamientos, sentimientos y ser bien 
aceptado, sustituye cualquier crítica externa. Más aun, se siente identificado 
con personas cercanas, lo que lo lleva a descontrolarse y alejarse de la 
posibilidad de aceptar su condición como enfermedad: al no ser el único que 
se comporta de esa forma no considera su conducta como anormal. 
Constantemente los participantes de esta subcultura se refuerzan, motivan y 
aconsejan para lograr una musculatura superior. 
 
25 
 
5. CATEGORIZACIÓN DE LA VIGOREXIA Y SU RELACIÓN 
CON OTROS TRASTORNOS 
 
¿Quién decide cuando los médicos no están de acuerdo? 
 
ALEXANDER POPE 
 
Es complicado establecer clasificaciones para trastornos de origen mental ya 
que, en primera instancia, éstos se reflejan en el comportamiento del sujeto, 
y en muchas ocasiones comparten ciertos patrones de conducta con 
trastornos de otra agrupación. Constantemente se presenta más de un 
trastorno simultáneamente, o bien, un trastorno secundario en cormobilidad 
con el primario, por lo cual resulta complicada la separación de síntomas. Por 
ello, al detectar la emersión de un nuevo trastorno psicológico, resulta difícil 
otorgarle una categoría, ya sea dentro de las previamente instauradas o 
dentro de una nueva. 
 
La aparición de la vigorexia no resulta ser la excepción, y ha surgido un gran 
debate respecto a su naturaleza. De acuerdo con los aspectos que 
singularizan a la vigorexia, Baile (2005) la ha asociado con los siguientes 
desórdenes: trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), trastorno de la conducta 
alimentaria (TAC), y trastorno dismórfico corporal (TDC). 
 
A pesar de la existencia de este debate la mayoría de los investigadores en 
la materia —Leone et al. (2005), Baile (2005), Olivardia (2005), Pope et al. 
(1997), Hitzeroth et al. (2001), Rhea et al. (2000), Vallejo et al. (2006) y Cía 
(2006)— coinciden en que el dominio más adecuado para este trastorno es 
el TDC; en algunas publicaciones incluso la nombran dismorfia muscular. No 
obstante, este término no es definitivo y está sujeto a cambios derivados de 
futuras investigaciones. 
 
26 
 
 
Es oportuno ahondar en los trastornos que se han vinculado con la vigorexia 
para así entender a qué obedece su ilación con éstos. En principio, habrá 
que recordar que la vigorexia resulta ser un trastorno caracterizado por la 
insatisfacción muscular, donde el individuo tiene una distorsión acerca de su 
propia imagen y realiza conductas específicas (intensas sesiones de 
entrenamiento físico, régimen alimenticio estricto, evitación a mostrar el 
cuerpo, cambio de círculo social, consumo de sustancias) que alivian sus 
niveles de ansiedad y le proporcionan cierto estado de seguridad transitorio. 
 
Vallejo (2006) define el TOC como un síndrome que engloba una o varias 
ideas intrusivas (obsesiones) orientadas a un tema central, éstas dan origen 
a conductas repetitivas (compulsiones) que ocurren de forma relativamente 
estereotipada donde la voluntad de la persona se ve comprometida. La 
vigorexia contiene en su rango de signos y síntomas conductas ritualísticas 
que obedecen a ideas intrusivas, por tanto se puede decir que tiene una 
estrecha relación con el TOC. No obstante, los sujetos que padecen TOC 
tienen un nivel de insight elevado. Por insight se entiende la ―realidad 
interior‖, es decir, la capacidad que tiene el sujeto de relacionar la conducta y 
el pensamiento con su origen. Por consiguiente, un sujeto con un alto nivel 
de insight es capaz de reconocer que sus síntomas tienen una etiología 
psicológico-psiquiátrica y que, por tanto, resultan patológicas. Estas ideas 
obsesivas son de carácter egodistònico; el sujeto lucha por eliminarlas, pero 
su voluntad está lesionada. Cuando se detectan ideas delirantes en un 
paciente con TOC, se considera el TOC simplemente como un síntoma 
preliminar a la esquizofrenia o a otro trastorno psicótico. 
 
Si bien, como cita Vallejo (2006), las preocupaciones por la imagen corporal 
resultan ser universales, en todas las culturas y épocas, en la vigorexia el 
sujeto no sólo refiere una preocupación excesiva por su aspecto, sino que 
 
27 
 
manifiesta una distorsión respecto a su propia imagen corporal. Es ahí donde 
entra la posibilidad de un TDC, el cual es un trastorno somatomorfo de 
espectro obsesivo caracterizado por la preocupación exagerada de un 
defecto físico, ya sea mínimo o ilusorio. Estas preocupaciones causan un 
elevado nivel de distress que ocasiona alteraciones conductuales y 
problemas en las relaciones sociales. Los sujetos con TDC, en comparación 
con personas que padecen TOC, tienen un nivel de insight pobre, lo cual no 
les permite aceptar su condición patológica fácilmente. En un artículo escrito 
por Phillips (2004), se expone que el TDC tiene dos variantes: delirante y no 
delirante, y que a pesar de estar citadas actualmente en el Diagnostic and 
Statistical Manual of Mental Disorders (DSM-IV) en distintas categorías —
trastorno somatomorfo y trastorno delirante—, en realidad podrían pertenecer 
al mismo trastorno. También es mencionado en esta publicación que 
anteriormente, en 1950, hubo autores que suponían que el TDC era una 
variante de esquizofrenia, esta hipótesis fue refutada más tarde. Así bien, 
dice Phillips que sin importar que las variantes de TDC se encuentren en 
clasificaciones separadas, evidencia contundente indica que pertenecen al 
mismo trastorno. 
 
El TDC contiene per se, en su sintomatología, ideas sobrevaloradas, es decir, 
creencias irracionales que se imponen a la consciencia; éstas resultan 
molestas y a veces, aunque no siempre, le resultan al sujeto absurdas y 
lucha por eliminarlas. Las ideas sobrevaluadas refieren un nivel pobre de 
insight. Cuando se habla de la variante TDC delirante se refiere a que dentro 
de la sintomatología se revelan ideas delirantes.Vallejo (2006) define a las 
ideas delirantes como falsas creencias que son mantenidas con una 
convicción inusual a pesar de que el entorno social las considere absurdas, 
no respetan las reglas de la lógica, son egosistónicas, pueden atenuarse 
pero el sujeto nunca las reconoce como falsas (a diferencia de las ideas 
 
28 
 
obsesivas y sobrevaloradas); la presencia de éstas señala un nivel de insight 
sumamente pobre. 
 
Los hallazgos sugieren que ambas variantes de TDC propuestas por Phillips 
(2004) tienen más similitudes que diferencias, sólo que los pacientes con la 
variante delirante refieren síntomas más severos. Las observaciones clínicas 
muestran también que el nivel de insight en pacientes con TDC puede fluctuar 
debido a cambios en el entorno social o al estrés, y pudiera parecer que el 
mismo paciente manifieste TDC delirante en un momento y TDC no delirante 
en otro. Por tanto, resultaría ser el mismo desorden mental pero con un 
espectro diferente de insight. Es decir, el trastorno pareciera obedecer a un 
modelo dimensional más que a un modelo de ―todo o nada‖. Es difícil medir 
el nivel de delirio, así como también determinar si un paciente es psicótico o 
no, y por ello resulta más fácil categorizar que dimensionar, es decir, resulta 
más práctico mencionar la variante de un trastorno en una categoría distinta 
que como un subtipo del trastorno central mismo. Otro aspecto importante es 
la respuesta al tratamiento farmacológico: hay evidencia de que los 
inhibidores de recaptación de serotonina (IRS) son eficaces en el tratamiento 
de TDC; esta eficacia se da tanto en la variante delirante como en la no 
delirante; se esperaría que en la variante delirante algún antipsicótico debiera 
incluirse en el tratamiento, no obstante, los antipsicóticos han resultado ser 
ineficaces mientras que los IRS, por sí solos, muy efectivos. En la 
esquizofrenia, por ejemplo, los antidepresivos resultarían inútiles sin la 
administración de un antipsicótico. Aunque toda esta información muestre 
evidencia determinante para sacar verdaderas conclusiones, la disputa 
acerca del TDC sigue vigente y aún se necesita mayor investigación. 
 
Acerca de la vigorexia se puede decir que ésta encaja acertadamente en el 
modelo delirante de TDC. El delirio consiste en las falsas creencias que tiene 
el sujeto acerca de su propia imagen corporal, creando de esta forma un 
 
29 
 
espejismo que engaña al sujeto de la misma forma que sucede en la 
anorexia nerviosa; sin embargo el DSM no ha mencionado nada respecto al 
nivel de insight que reporta un paciente con anorexia nerviosa. En adición, el 
TDC es un trastorno de espectro obsesivo, por tanto tiene sintomatología 
similar a la del TOC, como ideas permanentes que derivan en patrones de 
conducta ritualísticos dirigidos a aliviar la ansiedad, síntomas que comparte 
también con la vigorexia; pero las semejanzas no van más allá, y por tanto se 
descarta la posibilidad de que esta última pertenezca a la clasificación del 
TOC; se acerca más a las características del TDC ya que comparten tanto los 
síntomas mencionados como algunos más. Otra diferencia entre la vigorexia 
y el TOC es que en éste las ideas permanentes son de carácter obsesivo-
intrusivo, es decir, egodistónicas, mientras que en la vigorexia las ideas 
están en relación con el sistema de creencias del paciente, son 
egosistónicas, por lo tanto el sujeto no pone resistencia ante ellas o lo hace 
muy rara vez. Complementando, Cía (2006) señala que de 34 a 78% de 
sujetos diagnosticados con TDC desarrollan posteriormente cormobilidad con 
TOC. 
 
Ya se había mencionado que se ha detectado un régimen alimenticio 
específico y estricto en personas que padecen vigorexia, por tanto no resulta 
absurdo pensar que la vigorexia pudiera pertenecer a un trastorno de la 
conducta alimentaria. Conforme a Cía (2006), el TCA también resulta ser un 
trastorno de espectro obsesivo, y algunos trastornos de la alimentación, tales 
como anorexia nerviosa y bulimia, presentan sintomatología homóloga con el 
TDC (distorsión de la propia imagen corporal, ideas sobrevaloradas o 
delirantes y conductas ritualísticas). Sin embargo, los trastornos de la 
alimentación se manifiestan principalmente a través de la conducta 
alimentaria, mientras que en la vigorexia la manifestación que la distingue es 
la práctica excesiva de ejercicio físico relacionada con el desarrollo muscular. 
Si bien el vigoréxico modifica su dieta con el fin de incrementar su masa 
 
30 
 
muscular, éste resulta ser un síntoma secundario; se podría decir incluso que 
posteriormente la vigorexia desarrolla cormobilidad con un TCA, pero en sí no 
lo es. 
 
Otra propuesta acerca de la vigorexia es considerarla como una adicción. 
Tanto Adams (2003) como Martell (2006) tocan la posibilidad de que la 
respuesta bioquímica del cuerpo en relación con actividades físicas 
enérgicas pudiera derivar en comportamientos de dependencia. En su 
artículo, Adams (2003) menciona que el ejercicio intenso ocasionaba la 
activación del sistema opioide endógeno, induciendo un incremento 
significativo en el nivel de β-endorfina (sustancia de tipo opiáceo producida 
en el propio organismo). Por tanto, es de esperarse que si los opiáceos 
exógenos proporcionan efectos placenteros similares a una ―subida‖ 
(bienestar), el ejercicio ocasione un efecto similar y, por tanto, sea estimulada 
la repetición del ejercicio. También se menciona la hipótesis de la 
―estimulación de hormonas simpáticas‖, mencionada por primera vez en 1987 
por Thompson y Blanton, la cual propone que con el tiempo el ejercicio físico 
pudiera ocasionar tolerancia a la liberación de catecolaminas (adrenalina y 
noradrenalina), así que el buen estado físico lleva a una mayor tasa 
metabólica y, por tanto, a una menor liberación simpática de catecolaminas, 
lo que lleva al sujeto a un estado de cansancio crónico; para combatir este 
estado necesitará elevar el nivel de actividad con mayor frecuencia para 
lograr niveles de catecolaminas similares a los del estado de ejercitación. 
Asimismo se sugirió que otra posible adaptación neurológica originada por el 
exceso de ejercicio pudiera aumentar los niveles de liberación de dopamina, 
lo que produciría un estado de bienestar. Como explicación a lo anterior, los 
opioides endógenos son liberados durante la actividad física para mantener 
la homeostasis hormonal de catecolaminas. 
 
 
31 
 
A pesar de todas las hipótesis elocuentemente mencionadas, no hay aún 
evidencia concluyente que las apoye. Además, es entendido que la práctica 
del ejercicio está recompensada psicológicamente de diversas maneras, 
entonces, al realizar una actividad deportiva los cambios obtenidos 
relacionados con un nivel de bienestar pudieran ser el reflejo de un cambio 
en el estado psicológico más que una respuesta fisiológica. La vigorexia 
tiene poco que ver con estas teorías, pues en ellas se propone una adicción 
como resultado de la realización de intensa actividad física, mientras que en 
la vigorexia primero se presenta el motivo (la insatisfacción de desarrollo 
muscular), y después la acción (la práctica de ejercicio intenso). 
 
En resumen, la vigorexia aún no pertenece oficialmente a ninguna categoría, 
pero revisando todas sus posibles conexiones con otros trastornos queda 
asentado que, en definitiva, el cuadro clínico que mejor encaja en ella es el 
del TDC. 
 
32 
 
6. MANIFESTACIONES CLÍNICAS 
 
Entiéndanse como manifestaciones clínicas al conjunto de expresiones 
físicas y conductuales asociadas con la vigorexia. Es necesario dejar claro 
que las manifestaciones que se mencionarán a continuación son una 
síntesis, producto de una amplia revisión en literatura y artículos relativos al 
tema de la insatisfacción muscular. Se denomina de tal manera porque la 
vigorexia aún no es considerada como un trastorno con entidad propia y, portanto, no es posible encontrar información enteramente específica del tema. 
La información utilizada se ha encontrado bajo nomenclaturas diversas; sin 
embargo, no por ello la consulta debe ser desacreditada, ya que los estudios 
y textos revisados tienen el propósito de explicar y estudiar el mismo 
fenómeno, la insatisfacción muscular, la vigorexia. 
Las manifestaciones relativas a este trastorno se pudieran dividir en dos 
categorías: conductuales (acciones desempeñadas por el afectado relativas 
al trastorno) y físicas (apariencia física típica del vigoréxico dada como 
resultado de sus manifestaciones conductuales). 
 
6.1. Manifestaciones conductuales 
 
Esta preocupación del vigoréxico por su imagen corporal concerniente a la 
musculatura deriva en una serie de acciones extremas destinadas a aliviar su 
zozobra. A continuación se enlistarán las conductas ya identificadas 
pertenecientes al trastorno. 
 
6.1.1. Largas e intensas sesiones de entrenamiento físico 
 
Las personas afectadas por la vigorexia, al tener una preocupación crónica 
por su desarrollo muscular, encuentran en el ejercicio una forma real de 
liberar transitoriamente su ansiedad, al mismo tiempo que efectúan una 
 
33 
 
acción que los acerca a su ―situación corporal deseada‖. En un estudio 
realizado por Pope (1997) se calculó el índice de masa corporal libre de 
grasa. El resultado mostró que los participantes que obtenían una figura 
mayor a 25 kg/m2 sugería una posible ingesta de anabólicos y la realización 
de rutinas de entrenamiento muscular superiores a las del resto. 
 
Es característico de los vigoréxicos tener prolongadas sesiones de 
entrenamiento; de hecho, gran parte de ellos entran al círculo fisicoculturista. 
Progresivamente intensifican su rutina, con la adición de nuevos ejercicios y 
el incremento de la carga en sus pesas; todo esto sin darle importancia a las 
consecuencias negativas que pudieran derivarse del exceso de estas 
maniobras. 
 
Por otra parte, Baile (2005) hace referencia acerca de una posible adicción al 
ejercicio, la ausencia del cual puede ocasionar un típico síndrome de 
abstinencia que da lugar a un comportamiento violento y a repentinos 
cambios del estado anímico. 
 
6.1.2. Régimen alimenticio específico y estricto 
 
Se ha llegado a pensar que la vigorexia puede encajar en un trastorno 
correspondiente a desordenes alimenticios, tales como la anorexia y la 
bulimia; no por nada Pope (1993) le dio como primera nomenclatura anorexia 
inversa. Actualmente, con estudios mucho más profundos sobre el tema, se 
considera que los cambios en la alimentación pueden ser consecuencias 
secundarias o auxiliares de la materia medular del trastorno, la insatisfacción 
en el desarrollo muscular. Esto se debe, en primer lugar, a que la 
alimentación se ve reflejada en la constitución corporal, y, en segundo lugar, 
a que es ya del conocimiento popular cuáles son las propiedades de los 
 
34 
 
macro-nutrientes y micro-nutrientes. Valiéndose de esta información, los 
dedicados al ejercicio muscular modifican su dieta de forma especializada. 
 
Una gran variedad de artículos referentes al tema —Pope et al. (1997), 
Leone et al. (2005), Pope, Jr. et al. (2006), y Arbinaga (2008)— mencionan 
varias peculiaridades de la dieta del vigoréxico. En primera instancia se 
indica el consumo de cantidades desorbitadas de proteínas. También el 
control estricto en su ingesta de grasas y carbohidratos. Los vigoréxicos se 
definen un consumo calórico específico y se obstinan a no comprometerlo 
bajo ninguna circunstancia. La dieta del vigoréxico es desequilibrada y puede 
acarrear grandes descompensaciones alimenticias. 
 
6.1.3. Conductas de evitación a mostrar el cuerpo 
 
La insatisfacción corporal resulta en un comportamiento de evasión referente 
a las actividades que impliquen mostrar el cuerpo, ya que el vigoréxico se 
avergüenza de su apariencia. Esta aflicción acerca de exhibir su cuerpo en 
público se ve reflejada, según Klein (1993), en la vida cotidiana con el uso de 
ropa amplia y sencilla que no permita ver con claridad la silueta corporal, así 
como el uso de colores discretos para evitar llamar la atención. Pope (1997) 
menciona que dentro de estas conductas evasivas, el vigoréxico evita 
lugares como playas, piscinas públicas, y vestidores compartidos; todo con el 
fin de no exponer su cuerpo a la crítica de los demás. 
 
6.1.4. Consumo de sustancias (esteroides, fármacos y suplementos 
alimenticios) 
 
El consumo de sustancias asociadas al crecimiento muscular se vuelve una 
rutina para las personas afectadas por este trastorno. El grupo de sustancias 
más consumido es el de los esteroides anabolizantes. Éstos, por ser 
 
35 
 
derivados de la testosterona, tienen funciones anabólicas y androgénicas. 
Por lo tanto al circular una mayor cantidad de testosterona en la sangre se 
incrementan conductas relacionadas al carácter masculino. El consumo de 
esteroides puede derivar también en una agresividad excesiva y en el 
incremento del deseo sexual. En ocasiones estos efectos pueden 
desencadenar en conductas criminales tales como peleas callejeras y asaltos 
sexuales. 
 
También pueden generar adicción, lo cual dirige hacia un síndrome de 
abstinencia en el momento en que no es posible el consumo de dicha 
sustancia. Aparte del comportamiento antes mencionado referente al 
síndrome, se pueden presentar otro tipo de manifestaciones, como 
pensamientos suicidas y, en remotas ocasiones, psicosis. 
 
Otros suplementos alimenticios, como las bebidas energéticas y 
complementos vitamínicos, pueden causar hiperactividad. 
 
6.1.5. Cambio de círculo social 
 
En el afán por hacer girar su vida en torno a su imagen corporal, el vigoréxico 
tiende a aislarse de su familia y amistades para evitar críticas, además de 
que esas acciones le garantizan tener siempre disponibilidad de tiempo para 
ejecutar sus rutinas de entrenamiento físico sin las distracciones que 
acarrean las relaciones mencionadas. 
 
Paralelamente va encontrándose con personas afectadas por el mismo 
trastorno y puede compartir, así, intereses comunes y aceptación recíproca 
en un grupo social. De esta forma va suplantando antiguos grupos de 
amistades por otros nuevos, generalmente formados por fisicoculturistas. 
 
36 
 
Dentro de este grupo se refuerzan y alientan unos a otros para seguir 
ejercitándose de manera cada vez más brutal. 
 
6.1.6. Problemas en el desempeño ocupacional y profesional 
 
Mantener un trastorno como éste implica mucho tiempo y sacrificio. Muchas 
veces la insuficiencia de tiempo para realizar las actividades competentes al 
trastorno, tiene como resultado el descuido de ocupaciones tales como 
actividades laborales o escolares. En ocasiones los vigoréxicos se 
encuentran tan sumergidos en el gimnasio que olvidan, progresivamente y 
sin notarlo, sus demás actividades, o le dan prioridad a su entrenamiento. 
Todo esto trae como consecuencia un déficit en el desempeño laboral y/o 
escolar que puede llegar a ocasionar el abandono mismo de estas 
actividades. 
 
6.2. Manifestaciones físicas 
 
6.2.1. Desarrollo muscular 
 
Es evidente que como resultado de las manifestaciones conductuales antes 
mencionadas (entrenamientos extremos, dieta y consumo de sustancias), el 
vigoréxico mostrará un grado de desarrollo muscular excesivo, un índice de 
masa corporal libre de grasa fuera de la norma, así como un aumento de 
peso subordinado a la hipertrofia muscular. 
 
Los músculos terminan agrandados en una proporción excesiva respecto a 
su tamaño original. Las articulaciones darán un efecto a la vista de cuello de 
botella en comparación con los músculos circundantes. Plexos venosos 
exaltados, piel adherida directamente al músculo sin tejido adiposo 
intermedio, severa tonicidad muscular, extrema definición muscular: estas 
 
37 
 
características darán una aparienciafísica anormal, un hombre con cuerpo 
de ―bestia‖, una silueta deforme que, inclusive en algunos casos, debido a la 
condición de musculatura hipertrófica la persona quede limitada motrizmente. 
 
6.2.2. Efectos secundarios relativos al uso de sustancias 
 
El uso de esteroides anabolizantes se ha hecho demasiado popular en la 
actualidad. La venta de sustancias con estas características es lícita y se 
encuentra al alcance de la mayor parte de la gente. Para su adquisición no 
se requiere receta médica y tampoco se limita su venta a una cantidad 
máxima. 
 
El consumo indiscriminado de los esteroides anabólicos lleva consigo 
diversos efectos secundarios. Kuipers (1998) cita que el uso prolongado de 
esteroides anabolizantes lleva a un decrecimiento de la función excretora-
hepática, lo que lleva a alcanzar alarmantes niveles de hepato-toxicidad. 
 
Igualmente Kuipers (1998) dice en su artículo que los esteroides 
anabolizantes, al ser derivados de la testosterona, logran efectos 
hipogonadotrópicos, lo que produce en los varones atrofia de testículos, 
disminución en la formación de esperma y ginecomastias. En mujeres los 
efectos son generalmente irreversibles y se expresan con irregularidades en 
el ciclo menstrual, hipertrofia del clítoris, acné, voz grave, crecimiento de 
vello facial y atrofia de glándulas mamarias. Se producen también afecciones 
en el sistema cardiovascular, incremento de la presión arterial, producción de 
una leve hipertrofia en el ventrículo izquierdo, y aterogénesis. 
 
Otras sustancias a las recurren constantemente los afectados por la 
vigorexia, y de las cuales se hacen consumidores asiduos, son las bebidas 
energéticas, que contienen elementos como taurina y cafeína, sustancias 
 
38 
 
que aceleran el ritmo cardiaco. Su abuso puede ocasionar un paro cardiaco. 
Como lo marca Kanayama (2006), el consumo de estas sustancias 
representa un problema importante de salud pública en la actualidad. Las 
consecuencias en el abuso de su consumo llegan a resultar, en ocasiones, 
fatales. 
 
39 
 
7. EPIDEMIOLOGÍA 
 
De acuerdo a las últimas cifras oficiales, 43% de todas las 
estadísticas son totalmente inválidas. 
 
Anónimo 
 
La vigorexia ha resultado ser un trastorno que a últimas fechas se ha 
destacado por su popularidad. Si bien esta situación ha despertado el interés 
en su estudio, cabe destacar que resulta ser un trastorno joven. Luego, el 
campo de investigación sigue siendo amplio, pero las conclusiones acerca de 
los estudios ya realizados resultan insuficientes para determinarlas como 
absolutas. Por eso los datos que han sido presentados no resultan ser 
definitivos; no obstante, nos guían para calcular aproximaciones acerca de 
cuántas personas pudieran encontrarse afectadas. 
 
Recordando que la vigorexia trata de una insatisfacción corporal, se la ha 
relacionado de forma estrecha con el trastorno dismórfico corporal. Es 
adecuado citar los datos dados por Castle (2006), donde se refiere un 
margen de prevalencia de 0.7-2.3% de la población en general para el 
trastorno dismórfico corporal; asimismo lo hace Jongh (2009), dándole un 
margen de 1-2%. 
 
Ahora bien, Pope (1997) encontró que 9.3% de los sujetos en su estudio que 
sufrían de trastorno dismórfico corporal revelaban padecer vigorexia. 
Posteriormente Pope (2002) confirmó que 10% de los usuarios habituales de 
gimnasios estadounidenses padecían de este trastorno. El mismo porcentaje 
fue reportado por Baile (2005) en México. Leone (2005), se aventura a 
estimar alrededor de cien mil personas a nivel mundial que pudieran encajar 
en un cuadro vigoréxico. 
 
40 
 
 
Olivardia (2001:254) menciona el siguiente silogismo: ―asumiendo que 5% de 
los usuarios de gimnasios padecieran vigorexia, cuando hay alrededor de 
cinco millones de varones que acuden a un gimnasio, se estimaría que 500 
000 hombres padecen de este trastorno. Adicionando que 9% de los 
hombres con ―trastorno dismórfico corporal‖ padecen de vigorexia y por lo 
menos un millón de hombres tienen este desorden, resultarían 90 000 
hombres más‖. Es decir, para lograr estimar una prevalencia de oscilación 
definida y constante se requiere mayor estudio de la materia. Pero estas 
cifras revelan un número alarmante y que seguramente se encuentra en 
ascenso. Por tanto, no se debe tomar este trastorno como un fenómeno 
pasajero que esté por pasar de moda, simplemente estamos presenciando 
su inicio. 
 
41 
 
8. DIAGNÓSTICO: EVALUACIÓN DE TENDENCIAS 
VIGORÉXICAS 
 
Como bien dice Baile (2005), el diagnóstico de una enfermedad requiere de 
un protocolo, es decir, cumplir con signos y síntomas característicos del 
padecimiento. Por tanto, cuando alguien es evaluado y se dictamina como 
portador de una enfermedad es porque cumple con los criterios de 
diagnóstico propios de ésta. Por ello alguien diagnosticado en México 
cumplirá con sintomatología idéntica que alguien diagnosticado en Francia o 
en cualquier otro lugar geográfico. 
 
Dentro de la salud mental, la entidad que se encarga de categorizar y marcar 
criterios de diagnóstico es la Asociación Americana de Psiquiatría. El manual 
de enfermedades mentales que esta asociación expide se denomina 
Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (DSM-IV-TR). En la 
última edición de este manual aún no se acopla a la vigorexia como 
trastorno, por tanto, carece de reconocimiento científico. No obstante, desde 
hace más de diez años se han identificado alteraciones referentes a la 
vigorexia, y por eso resulta ser una materia de estudio actual. Además debe 
tomarse en cuenta que el DSM requiere de tiempo y mucha investigación 
contundente acerca de nuevos trastornos para considerar incorporarlos; y la 
vigorexia resulta ser un trastorno aún con bases tiernas. Considerando que la 
vigorexia pudiera resultar una variante de trastornos ya incluidos en el DSM, 
no sería incluida como un trastorno con entidad específica. 
 
Los investigadores que se han ocupado del estudio de la vigorexia a lo largo 
del tiempo han propuesto más de un modelo de diagnóstico; por supuesto, 
estos modelos han ido evolucionando. El pionero en la descripción de la 
sintomatología fue Pope (1993) al descubrir un nuevo grupo de alteraciones 
que afectaban a los culturistas, al conjunto de las cuales denominó anorexia 
 
42 
 
inversa, como ya se había mencionado anteriormente en otro apartado. 
Posteriormente, en 1997, Pope y su equipo de científicos ampliaron dichas 
descripciones. 
 
Se han sugerido diversas pruebas psicológicas para evaluar la vigorexia. 
Apoyándose en la compilación que realizó Baile (2005), se mencionarán los 
distintos modelos de test psicológicos que han surgido. En la Universidad del 
Estado de Truman y la Universidad del Estado de Iowa elaboraron una 
escala denominada Muscle Dysmorphia Scale (MDS), orientada a evaluar de 
manera específica la dismorfia muscular, es decir, la vigorexia. Esta escala 
consta de 46 preguntas en relación con los siguientes rubros: insatisfacción 
corporal, dependencia del ejercicio, deseo de tamaño corporal, 
comportamiento alimentario, tendencia a ocultar/disimular el cuerpo y uso 
farmacológico. Ulteriormente, Lantz (2002) dió la última versión de MDS. 
Ésta consta de 40 preguntas y se le nombró Muscle Dysmorphia Inventory. 
 
Al mismo tiempo, en la Universidad del Estado de Luisiana (2002) se realizó 
una escala de satisfacción con la apariencia muscular denominada Muscle 
Appearance Satisfaction Scale (MASS). Esta escala consta de 19 preguntas 
en relación con las siguientes materias: dependencia del culturismo, auto-
observación, uso de sustancias, sufrimiento, satisfacción muscular. 
 
Por último, Baile (2005) en su compilación incluye una propuesta propia de 
evaluación. La denomina Test Breve de Vigorexia, la cual consta de 10 
preguntas orientadas a valorar el riesgo de sufrir vigorexia. Él sugiereno sólo 
realizarle el test al sujeto a quien se evaluará, sino complementarlo con las 
respuestas que una persona colaboradora (persona con íntima relación con 
el sujeto a evaluar) dé en función de lo que cree que haría, sentiría o 
pensaría el sujeto a quien se evalúa. Así presupone que la sumatoria de 
ambas puntuaciones dará un resultado más acorde con la realidad. 
 
43 
 
 
Ya se citaron múltiples pruebas basadas en preguntas para la identificación 
de tendencias vigoréxicas. Pero finalmente, como menciona Pope (1997), el 
rasgo esencial de la vigorexia es la preocupación crónica de tener una masa 
muscular insuficiente. Por tanto, es indispensable evaluar cómo se considera 
el sujeto respecto a su imagen corporal. 
 
Un método empleado para medir la idea que se tiene respecto a la imagen 
corporal actual y el deseo de tener una imagen diferente, es la escala de 
siluetas. A continuación se mostrará una versión de esta escala utilizada en 
la Universidad de Florida por Thompson et al. 
 
 
 
 
Para evaluar el grado de insatisfacción corporal se le pide a la persona que 
coloque un punto debajo de la figura que considere se ajusta a su imagen 
corporal actual, y lo mismo con la figura que considera ideal. Pudiendo estar 
esos puntos entre dos figuras intermedias. Luego, la distancia entre ambos 
puntos indica el grado de insatisfacción corporal. (Ver Figura 1.) Como se 
Figura 1. (Thompson et al., 1992) 
 
44 
 
mencionó en el capítulo ―Factores Naturales‖, para los hombres la escala se 
basa en la relación torso-cintura (triángulo invertido), entre mayor sea ésta, 
mayor imagen atlética muestra la apariencia física. La escala para mujeres 
se basa en el aumento del tamaño de glándulas mamarias y la relación 
cintura-cadera. Thompson (1992) obtuvo como resultado en su investigación 
que tanto mujeres como hombres desean tener una figura mayor a la que 
actualmente tienen. 
 
Baile et al. (2004), propusieron una escala de siluetas específicas para 
usuarios de gimnasio, ya que la escala antes presentada pudiera resultar 
insuficiente. (Ver Figura 2.) 
 
 
 
Baile et al. (2005) realizaron su primera investigación con este nuevo modelo 
de siluetas en usuarios de gimnasios en México. Obtuvieron como resultado 
que la mayoría se categorizaban en un número 4 (siendo el número 1 la 
figura con menos desarrollo muscular) y en general la medida que les 
gustaría alcanzar es la número 7 (Ver Figura 2.). También se observó que 
cuanta más masa muscular se considera como ideal, existe una tendencia 
mayor a desviar al extremo conductas relativas al ejercicio y a la 
alimentación. 
 
Figura 2. (Baile et al., 2004) 
 
45 
 
Para llegar a una adecuada evaluación de la vigorexia todavía falta un amplio 
estudio referente a todos los aspectos del tema. No obstante, estas pruebas 
parecen ya haberse afinado y cada vez se acercan más a comprender con 
exactitud las distintas vertientes del trastorno. Los investigadores no cesan 
en el estudio de este padecimiento a pesar de que aún no se reconoce como 
un trastorno formal. 
 
46 
 
9. TRATAMIENTO 
 
Es difícil precisar aún un tratamiento específico y exclusivo para la vigorexia, 
ya que en primera instancia es un trastorno cuya clasificación sigue en 
debate. No obstante, la información reunida actualmente acerca de este 
desorden ofrece ya un marco teórico suficiente para que los expertos en la 
materia emitan propuestas de tratamiento. 
 
A pesar de la controversia relativa a su categorización, no cabe duda de que 
pertenece a un trastorno de espectro obsesivo. Dentro de este espectro 
tienen cabida todos los trastornos con los que la vigorexia es asociada. Por 
tanto, no es casualidad que se busque respuesta en tratamientos 
correspondientes a trastornos oficialmente identificados dentro de este 
espectro. Diversos autores —Olivardia (2001), Castle et al. (2006), Muñoz et 
al. (2007), Leone et al. (2005)— coinciden en que la terapéutica para la 
vigorexia es psicológica-psiquiátrica. Así bien, la terapéutica utilizada para 
tratar el trastorno dismórfico corporal ha servido como un modelo principal 
preliminar para el tratamiento de la vigorexia, seguido del tratamiento para el 
trastorno obsesivo-compulsivo. Tanto el tratamiento para el trastorno 
dismórfico corporal (TDC) como para el trastorno obsesivo-compulsivo son 
psicológico-psiquiátricos. 
 
9.1 Aspectos psicológicos 
 
Como lo marca Cía (2006), la parte psicológica del tratamiento consta de una 
terapia cognitivo-conductual (TCC). El sector conductual en esta terapia se 
concentra en lo que respecta al condicionamiento (estímulos que provocan 
conductas y efectos reforzadores de dichas conductas), y tiene por objeto 
cambiar las conductas inadecuadas (conductas que no permiten una correcta 
adaptación del sujeto). 
 
47 
 
 
Estas conductas inadecuadas también se pueden denominar conductas 
ritualísticas, y pueden ser de exceso o de evitación. El sujeto busca disminuir 
mediante éstas el distress emocional que provocan las ideas irracionales del 
defecto en su apariencia, sin embargo es frecuente observar en sufrientes 
del trastorno dismórfico corporal que los rituales tienen efectos opuestos a 
los deseados, es decir, elevan los niveles de ansiedad y hacen los 
pensamientos intrusivos más recurrentes. Por tanto, el sufriente aprende a 
anticipar la ansiedad con rituales ―preventivos‖ en vez de ―neutralizarla‖ una 
vez que ésta se manifiesta. 
 
El tratamiento conductual consiste en la exposición y prevención de la 
respuesta (EPR). En principio, se debe identificar qué estímulos llevan al 
sujeto a realizar conductas ritualísticas respectivas a la insatisfacción 
corporal correspondiente al trastorno; se debe registrar en qué consiste el 
comportamiento y la función de éste. Posteriormente se expone al paciente, 
de manera deliberada, a estímulos que provoquen dichas conductas, pero 
induciendo una respuesta que sea diferente a la habitual. Se recomienda que 
en las primeras sesiones de exposición se trabaje con un distress medio 
utilizando técnicas como la imaginación emotiva. En sesiones más 
avanzadas se puede trabajar in vivo, incluyendo en la terapia situaciones 
sociales típicas y significativas para el sujeto. Así gradualmente, hasta lograr 
una exposición total del ―defecto‖ que causa la insatisfacción respecto a la 
imagen. En este sector de la terapia se busca una desensibilización 
sistemática, debilitando el vínculo aprendido-condicionado entre estímulo y 
respuesta ansiosa. Los resultados no son predecibles ya que el compromiso 
afectivo es muy fuerte. 
 
La terapia cognitiva trabaja con las alteraciones que se pueden tener en lo 
que respecta al procesamiento de la información; este proceso se da a partir 
 
48 
 
de la percepción, conocimiento adquirido y características subjetivas que 
permiten valorar y decodificar la información. Baile (2005) menciona algunos 
errores cognitivos habituales tales como: 
 
 ―Bella o bestia‖: es un error que consiste en pensar con base en la ley 
de ―todo o nada‖. Es decir, se es totalmente atractivo (en el caso de la 
vigorexia totalmente musculoso) o se es horrible (completamente 
raquítico). 
 ―Ideal imposible‖: la figura corporal ideal que se pretende no es posible 
alcanzarla mediantes conductas normales, sólo excesivas. 
 ―Comparación selectiva‖: sólo se compara el cuerpo con otros que 
tengan mayor volumen o mayor belleza, de lo cual resulta que el 
propio es siempre menor. 
 ―La lupa‖: se centra la evaluación del aspecto corporal únicamente en 
un elemento, en el caso de la vigorexia es el desarrollo muscular. 
 ―Mente ciega‖: no se es capaz de reconocer aspectos positivos de la 
propia imagen corporal. 
 ―Generalización excesiva‖: se concentra la totalidad de las virtudes 
relativas a la imagen corporal en un solo elemento; en el caso de la 
vigorexia se trata del grado de musculatura.Como indica Cía (2006), la terapia cognitiva pretende reconocer los 
pensamientos irreales y automáticos y reconocer las creencias que estimulan 
los síntomas del TDC. Una vez identificados dichos elementos se procede a 
una reestructuración cognitiva, mediante ésta se busca la identificación de 
errores cognitivos y procesos viciados, y su posterior rectificación. Es 
importante mencionar que para que la terapia cognitiva resulte efectiva, el 
tratamiento no debe basarse en una dialéctica intelectual, se deben tocar las 
emociones del paciente y de este modo despertar el interés en la auto-
aceptación. 
 
49 
 
 
9.2 Aspectos psiquiátricos 
 
Psiquiatría se refiere a la especialidad médica que se encarga de 
diagnosticar y rehabilitar a personas con trastornos mentales. A diferencia de 
la psicología, la psiquiatría actúa a nivel bioquímico en el cerebro del 
paciente, no obstante, se puede apoyar en tratamientos psicológicos para un 
tratamiento integral. Por tanto, el psiquiatra se encarga del tratamiento 
farmacológico de las enfermedades mentales. Cía (2006) marca que en 
cuanto a los trastornos de espectro obsesivo únicamente se indica el 
tratamiento farmacológico en casos de severo dolor emocional o 
condicionamiento importante de la conducta. 
 
Los fármacos utilizados para tratar trastornos de espectro obsesivo son los 
inhibidores de la recaptación de serotonina (IRS). Éstos actúan en el sistema 
nervioso central, en las uniones de células nerviosas, alterando la cantidad 
de serotonina disponible. La serotonina es un neurotransmisor que participa 
en la regulación del ánimo y conductas obsesivas. Los fármacos 
mencionados ayudan a controlar los síntomas obsesivo-repetitivos así como 
la depresión. Igualmente menciona Cía (2006) que en las personas que 
padecen de TDC y son tratadas con IRS se han notado las siguientes 
mejorías: 
 
 Menor preocupación por su aspecto. 
 Mayor habilidad para resistir pensamientos obsesivos y perturbadores. 
 El dolor emocional disminuye. 
 Las conductas ritualísticas tienden a desaparecer. 
 Los síntomas depresivos y ansiosos mejoran. 
 Los pacientes mejoran su insight, percibiendo que su insatisfacción 
tenía fundamentos en una percepción distorsionada. 
 
50 
 
 El funcionamiento general de la persona tiende a mejorar. 
 
En el caso de la vigorexia hay otros dos aspectos que requieren atención: el 
uso y abuso de fármacos, esteroides anabolizantes y la dieta inadecuada. 
Olivardia (2001) propone que un tratamiento respectivo al abuso de drogas o 
sustancias pudiera resultar efectivo, y Baile (2005) propone analizar y 
reeducar la dieta; si es necesario, se debe tratar este aspecto como un 
desorden alimenticio y en definitiva como una conducta ritualística. 
 
Cabe destacar que el tratamiento para la vigorexia per se no ha sido 
exhaustivamente estudiado, por tanto, todas las propuestas son de carácter 
sugestivo y preliminar a un tratamiento específico y efectivo para dicho 
trastorno. 
 
51 
 
10. IMPORTANCIA DE LA VIGOREXIA PARA EL 
ODONTÓLOGO 
 
El repaso de toda la información anterior dio pie al entendimiento global del 
padecimiento actual denominado como vigorexia. Si bien esta afección no 
entra directamente en el rubro odontológico, tiene una incidencia evidente en 
el estado general del paciente, lo cual implica una relación estrecha con todo 
lo concerniente a su salud y funcionamiento como ente. Precisamente, como 
ya se llegó a la comprensión de que el ser humano trabaja como unidad y no 
en sectores separados, se ha considerado oportuno realizar una historia 
clínica completa que involucre diferentes aparatos y sistemas relacionados 
con la función orgánica del paciente tratado, pues se ha demostrado que al 
haber diversas interrelaciones entre aquéllos, el mal funcionamiento de 
alguno pudiera derivar en transgresiones a otro, lo que podría complicar o 
comprometer el éxito del tratamiento. No obstante, dentro de este documento 
se ha dejado a un lado la relevancia que pudieran adquirir otros trastornos 
que parecieran a simple vista no ser significativos para el correcto 
desenvolvimiento del tratamiento odontológico. 
 
Actualmente el ejercicio odontológico ha tenido un gran enfoque en los 
tratamientos de naturaleza cosmética y, ciertamente, este hecho tiene 
relación directa con las exigencias actuales. Por tanto, las prácticas 
referentes a la cosmetología se han vuelto muy populares en el consultorio 
dental. 
 
Jongh (2009) cita en un artículo reciente que los procedimientos dentales de 
índole cosmética se encuentran entre los procedimientos cosméticos no 
quirúrgicos de mayor prevalencia. También propone como posible que un 
gran porcentaje de las personas que consideran importante un cambio 
relativo a su apariencia pudieran tener antecedentes psicológicos 
 
52 
 
patológicos. En apartados posteriores de su artículo se alude a que entre 
mayor insatisfacción de la apariencia física general haya, mayor probabilidad 
existirá de desencadenar disgustos concretamente relacionados con la 
apariencia facial y dental. Esto podría derivar en una motivación en el 
paciente para modificar su aspecto dental y, por tanto, asistir al odontólogo 
con ese objetivo. 
 
Como ya se explicó, la vigorexia tiene su origen en la insatisfacción de la 
apariencia, específicamente correspondiente al desarrollo de la musculatura. 
Así también, la categoría de desorden mental con la que más se ha 
relacionado por su sintomatología homóloga ha sido con el trastorno 
dismórfico corporal (TDC), singularizado por la preocupación insistente de una 
pequeña o, en todo caso, ilusoria imperfección relativa a la apariencia física. 
 
Jongh (2009) narra que la gente que ha reportado preocupación por algún 
desperfecto en su apariencia física fue nueve veces más susceptible a 
considerar blanqueamientos dentales y seis veces más susceptible a 
considerar tratamientos ortodónticos que personas sin dicha preocupación. A 
su vez, Veale (1996), menciona que 86% de sus pacientes afectados por el 
trastorno dismórfico corporal refieren preocupación por imperfecciones 
relacionadas con el aspecto de sus rostros. Todo lo anterior sugiere que 
auxiliares de la salud a quienes concierne el área facial —tales como 
cirujanos dentistas, cirujanos plásticos, cirujanos maxilofaciales y 
dermatólogos— serán los primeros especialistas que se involucrarán con 
estos pacientes. 
 
A pesar de que se demostró en el artículo de Jongh (2009) que el trastorno 
dismórfico corporal era sólo parcialmente responsable del deseo de asistir al 
odontólogo por fines cosméticos —ya que otras razones como el deterioro 
natural referente a caries o disfunción ortognática por otras causas eran 
 
53 
 
motivos suficientes para que el paciente se sometiera a dichos 
tratamientos—, es un hecho que la insatisfacción en la apariencia puede 
funcionar como móvil único para que un paciente busque atención 
odontológica cosmética. 
 
Asimismo, es probable que el odontólogo tenga a lo largo de su práctica 
profesional contacto con un número considerable de pacientes que insinúen 
síntomas pertenecientes al trastorno dismórfico corporal, dentro del cual se 
pudiera ubicar la vigorexia, y si bien esta última no resulta encontrarse en 
esa misma categoría, comparte una gran diversidad de síntomas análogos 
con el trastorno ya mencionado. Por tanto, su manejo será similar. 
 
Es necesario que el odontólogo se advierta acerca de la existencia de 
desordenes mentales que pudieran afectar a sus pacientes, así como de su 
sintomatología y repercusiones negativas que pudiera traer consigo 
relacionadas a su práctica profesional. 
 
En concordancia con la vigorexia es adecuado evocarse a la introducción del 
artículo publicado por Hepburn y Cunningham (2006), donde se sugiere la 
hipótesis, apoyada también en estudios anteriores, de que personas 
afectadas por

Continuar navegando