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Medidas-de-prevencion-contra-la-depresion-adolescente--propuesta-psicoeducativa

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
 
 
 
FACULTAD DE PSICOLOGÍA 
 
 
 
MEDIDAS DE PREVENCIÓN CONTRA LA DEPRESIÓN 
ADOLESCENTE 
(PROPUESTA PSICOEDUCATIVA) 
 
 
T E S I N A 
 
QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE 
LICENCIADO EN PSICOLOGÍA 
 
 
 
P R E S E N T A: 
MARÍA MARTHA MÁRQUEZ ROJAS 
 
 
 
 
DIRECTORA DE LA TESINA: 
MTRA. MA. CRISTINA HEREDIA ANCONA 
 
 
 
 
 
 
Ciudad Universitaria, D.F. Septiembre, 2012 
 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
2 
 
INDICE 
 
 
Resumen 4 
 
Introducción 4 
 
 
 
I Adolescencia, características y riesgos 7 
I.1 Qué es la adolescencia 7 
I.2 Características de la adolescencia 9 
I.3 Fases de la adolescencia 13 
I.3.1 Adolescencia inicial o pubertad 13 
 Características 
I.3.2 Adolescencia media 24 
 Características 
I.3.3 Adolescencia tardía o superior 30 
 Características 
 
 
II El valor de la familia para el adolescente 34 
II.1 Familia y adolescencia 34 
II.2 Familia y educación en la adolescencia 40 
II.3 La familia y el adolescente deprimido 44 
 
 
III La depresión en el adolescente 59 
III.1 Qué es depresión 59 
III.1.2 Sintomatología de la depresión 63 
III.1.3 Síntomas físicos y psicoemocionales 67 
III.2 Tipos de depresión en general 70 
III.3 La depresión en el adolescente 72 
3 
 
III.4 Tipos de depresiones más frecuentes en el adolescente 79 
III.5 Tratamiento de la depresión en el adolescente 84 
III.6 La depresión, los padres y las medidas preventivas 86 
 
 
IV Propuesta psicoeducativa dirigida a padres de familia 
 con hijos adolescentes 88 
 
Justificación 88 
Objetivo general 89 
Objetivos específicos 89 
Población 90 
Cuestionario de pre evaluación 91 
Lugar 91 
Material 92 
Tiempos y contenidos 92 
Carta descriptiva 93 
Propuestas Educativas 95 
IV.1 Comunicación familiar efectiva y afectiva 95 
IV.2 Construcción de una sana autoestima en la adolescencia 100 
IV.2.1 La autoestima baja y su repercusión en la vida del adolescente 103 
IV.2.2 Los padres en la formación de la sana autoestima 105 
IV.3 Inteligencia Emocional y familia 108 
IV.3.1 Inteligencia emocional y sus aptitudes básicas 112 
IV.4 Educación en valores, inteligencia emocional y adolescencia 117 
 
REFLEXIONES FINALES 119 
BIBLIOGRAFÍA 122 
 
 
4 
 
 
RESUMEN 
 
 Mientras existan jóvenes adolescentes, el tema de la adolescencia siempre será de 
actualidad y de necesidad orientadora en sus formas de educarla. Esta etapa de la vida se 
percibe como un período tormentoso de comportamientos rebeldes y hasta agresivos que 
ocasionan preocupación y miedo a muchos padres de familia al no saber cómo educarla. 
 
 Adolescencia y rebeldía siempre van de la mano, es época de muchos cambios 
físicos, sociales y emocionales que forman parte del desarrollo del ser humano en la que 
surgen muchas dudas no sólo en los padres sino en psicólogos, educadores y hasta en 
los mismos adolescentes que durante este período de transición; pasan por varias crisis 
tanto externas como internas que le pueden provocar frustraciones, enojos fuertes y hasta 
depresión. 
 
 El objetivo principal de esta tesina es ofrecer una propuesta de plática 
psicoeducativa como guía para padres de familia con hijos adolescentes que deseen 
información de tipo preventivo en relación a las formas de educar esta etapa de la vida y 
evitar que pueda desencadenarse la enfermedad de la depresión. 
 
 Es una investigación bibliográfica que contiene tres temas principales: la 
adolescencia con sus características fases y riesgos, la familia como valor primordial para 
el adolescente y la depresión en la adolescencia con sintomatología, tipos, múltiples 
causas, tratamiento y medidas preventivas. 
 
 Se hacen propuestas de estrategias educativas de fácil acceso por medio de 
herramientas al alcance de los padres que les ayuden a evitar formas represivas al educar 
que puedan desencadenar una depresión en sus hijos adolescentes. 
 
 
 
5 
 
 
INTRODUCCIÓN 
 
La idea principal de la presente investigación documental es ofrecer a los padres de 
familia, educadores y psicólogos de adolescentes, algunas herramientas y estrategias 
educativas eficaces que les permitan transitar con más comodidad esta etapa de riesgos y 
transformaciones que termina por involucrar a toda la familia en especial evitar o prevenir 
la depresión en esta etapa de la vida. 
 
Con frecuencia en mi práctica privada he visto a la depresión muy presente en los 
adolescentes, y sus padres o educadores le otorgan muy poca o nula importancia. La 
catalogan de manera equivocada o le atribuyen características conductuales tales como: 
flojera, desgano, falta de interés o tristeza pasajera y, cuando ya se manifiesta con 
reacciones de enojo o irritabilidad; culpan a los chicos de mala educación o mala crianza 
sin percatarse o reconocer que la educación buena o mala, la han recibido precisamente 
de ellos. Estas equivocaciones provocan menosprecio a la enfermedad o errores en la 
forma de atenderla pudiendo así desencadenar el riesgo más fuerte para quienes padecen 
depresión; el suicidio. 
 
 Los adolescentes por su impulsividad son población de alto riesgo ante la 
depresión; se suicidan casi sin vacilación. De ahí mi interés por concientizar en esta tesina 
de dicho riesgo a las personas involucradas en la atención psicológica y educación de 
adolescentes y brindarles Propuestas psicoeducativas que favorezcan la salud 
emocional en el adolescente deprimido 
 
 
Esta tesina es una investigación fundamentada en la educación viéndola como 
proceso continuo de perfeccionamiento de la persona humana. Educación no es sólo el 
hecho de aprender datos o tener más conquistas académicas sino que significa también 
6 
 
un tiempo permanente de superación personal e involucra métodos para conocer, saber 
tomar decisiones y poder elegir en libertad responsable. 
 
El adolescente por medio de acciones educativas como las que ofrece este trabajo, 
se verá influenciado positivamente y motivado a desarrollar su proceso formativo como la 
persona libre y responsable que debe ser sin padecer la imposición adulta. Sus padres 
habrán aprendido métodos diferentes para guiarlo en su perfeccionamiento sin presión y 
sin sobre exigencia, con comunicación afectiva y efectiva, empática, un buen manejo de 
sus emociones que le proveerán de una sana autoestima y comportamientos apoyados en 
valores que le darán herramientas de seguridad personal, evitar así la depresión. 
 
 
La metodología de esta tesina es descriptiva documental, basada en el análisis y 
estudio de fuentes bibliográficas que apoyan lo que aquí se describe. En cada capítulo se 
parte del marco teórico indispensable para conocer los conceptos. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
7 
 
 
CAPITULO I 
 
ADOLESCENCIA CARACTERÍSTICAS Y RIESGOS 
 
 La adolescencia es etapa de transicióncon riesgos constantes y cambiantes, es 
tema inacabable, permanente y siempre en tiempo presente. Los chicos en esta etapa reciben 
influencia continua de novedades sociales y ambientales en su forma de vestir o de hablar y 
dependen en gran medida del avance tecnológico. La música es otro de sus elementos 
inseparables que también está en cambio constante y así es todo su mundo. Esto hace de los 
adolescentes seres inestables, de cambios frecuentes, sensibles a las influencias externas y punto 
central de manejos comerciales. 
 
 
El adolescente es per se vulnerable, manipulable, fácil de convencer en especial por sus 
iguales, la influencia social que recibe es muy alta, el chico acepta comportamientos 
estereotipados por el sólo hecho de estar de moda. No filtra ni pone en tela de juicio actitudes, 
formas de ser o de actuar. Acepta casi todo lo nuevo por ser precisamente nuevo, lo percibe y lo 
califica como “normal” pues para él son formas de moda cotidiana y usual de convivir y eso a sus 
ojos es “normal”. 
 
Todo esto significa riesgo es cierto pero no aceptar las modas, costumbres y formas de 
relación del mundo de los adolescentes por parte de los adultos con los que convive sólo porque 
padres o educadores no están de acuerdo con ello o porque salen de las normas educativas 
tradicionales a las cuales no están acostumbrados; es negar la realidad en la que viven los 
jóvenes. La labor formativa de sus educadores y entre ellos están sus padres, se verá disminuida 
poco atinada y no acorde a las circunstancias y al contexto real que vive el adolescente. 
 
 
I.1 Qué es adolescencia 
 
Adolescencia procede del verbo latino “adolescere” que significa crecimiento. Es un período 
de transición, transformación y necesidad de adaptación que involucra a toda la familia no sólo al 
8 
 
chico que la vive. En esta etapa se construye la personalidad y se hacen más evidentes los rasgos 
del carácter para encaminarse a la madurez personal. 
 
Es la adolescencia un tiempo de cambios constantes que generan inestabilidad, 
inseguridad, incertidumbre y por lo tanto miedos. El adolescente no sabe bien a bien lo que le 
sucede sólo siente y lo que siente; no lo identifica plenamente. 
 
Todo esto empieza alrededor de los 11 ó 12 años aproximadamente de manera general 
porque cada niño tiene su propio ritmo de crecimiento para lograr su identidad y autonomía con 
distintos tiempos de inicio y terminación de esta etapa. 
 
También el adolescente tiene particularidades al actuar y en sus formas de relación y una 
de las más difíciles de lidiar y a la vez necesaria para su desarrollo psicoemocional, es la rebeldía. 
 
Carreras y Carreras (2008) señalan que: 
 
Comienza la terrible adolescencia y lo primero que se advierte es que desaparece todo lo 
que se había logrado durante 12 años de trabajo: la persona se vuelve rebelde, 
cuestionadora, desobediente y sobre todo retadora de la autoridad, en especial de la 
autoridad de los padres: la hija se lanza contra la madre y el hijo contra el padre y ambos, 
padre y madre, son los culpables de todo lo que les pasa. En la sociedad urbana se 
complementa con una actitud de los jóvenes en la que asumen una posición de “yo 
merezco todo y tú, padre o madre, tienes la obligación de dármelo, incluido el desayuno en 
la cama o la cena frente al televisor”. (p. 89) 
 
 
El adolescente se cree merecedor de todo sin obligación a nada, la obligación le 
corresponde a sus mayores, es rebelde, desobediente y retador con sus padres, maestros o 
adultos con los que convive. Las normas en general, ahora las cuestiona y las reta convirtiéndose 
en una persona difícil de educar. Para los padres es complicado ponerle límites, no los acepta 
9 
 
fácilmente, es retador de las reglas, las traspasa o no las respeta y sobreviene entonces el 
descontrol educativo. 
 
Importantes razones por las que se recomienda a los padres empezar a educar la 
adolescencia desde la niñez y conocer sobre sus variadas características que involucran muchos 
cambios de diversos tipos: bioquímicos, físicos, sociales y psicoemocionales que integran en 
conjunto el proceso de crecimiento. 
 
 
I.2 Características de la adolescencia 
 
Para comprender la adolescencia es necesario conocer sus múltiples características que 
involucran el proceso de transformación del niño en adulto, sus cambios físicos y biológicos que 
afectan el comportamiento en casi todo su entorno de vida y que van desde su rendimiento 
escolar, relaciones familiares, relaciones sociales, nuevas responsabilidades; hasta su sistema de 
valores. A pesar de todo no es recomendable dar como definitivas la universalidad de 
características para cada uno de los adolescentes porque cada persona es única e irrepetible y no 
todos los seres humanos presentan las mismas conductas ni todas las particularidades en su 
proceso de hacerse mayores, de ahí lo importante de conocer sus diferentes particularidades y 
características de desarrollo. 
 
 Desarrollo Psicoemocional del Adolescente 
 
Los autores también señalan diferentes características, tiempos de inicio y terminación de 
esta larga etapa de la vida del ser humano pero la realidad es que los chicos empiezan a vivir un 
tiempo de cambios constantes y no saben bien lo que les está pasando, sólo sienten y lo que 
sienten no lo saben identificar del todo. Es una transformación constante que les conlleva a una 
transición de niño a adulto y que les afecta en su comportamiento. El desarrollo psicoemocional es 
complejo y con el desarrollo del pensamiento y el desarrollo emocional en la infancia, se puede 
decir que el niño está dejando de serlo y esto se da aproximadamente entre los 7 u 8 años de 
edad. Según Jean Piaget existen tres puntos en particular para identificarlo de los que habla 
Castillo (1994) 
 
10 
 
- La Moralidad 
- La Temporalidad y 
- La Sexualidad 
 
La Moralidad 
 
Tiene que ver con el sentido de intencionalidad del que habla el mismo Psicólogo Jean 
Piaget. Comienza con la comprensión de lo que es bueno y es malo; aún sin experimentarlo. 
Aparece el sentimiento de culpa y empiezan los juicios a las acciones personales reconociendo 
quién es el responsable y porque. 
 
La Temporalidad 
 
Tiene que ver con el manejo del significado del tiempo, empieza en el adolescente un 
proceso mental para entender conceptos como: nunca, jamás, eternidad, siempre, etc. 
 
La Sexualidad 
 
Los niños empiezan a captar mensajes de tipo sexual, aparece la identidad de sexo y se dan 
cuenta perfectamente si son hombres o mujeres sin que esto tenga que ver con su orientación 
sexual. Aparece la atracción por el sexo opuesto el niño sabe bien a esta edad quién le gusta o 
por quién se siente atraído. Para comprender mejor lo anterior es importante tener en cuenta las 
edades de acuerdo a las etapas que abarca la adolescencia. 
 
Castillo (1994) señala al respecto de estas etapas que su inicio y terminación es de la 
siguiente manera: 
 
Pubertad; (Adolescencia inicial) De los 11 a los 13 años en las mujeres y 
 De los 12 a los 14 años en los hombres 
Adolescencia media De los 13 a los 16 años en las mujeres y
 De los 14 a los 18 en los hombres 
11 
 
Adolescencia superior De los 16 a los 20 años en las mujeres 
 De los 17 a los 21 en los hombres 
(Actualmente se ha prolongado la adolescencia superior hasta 
los 23 años o más sin que esto sea en todos los casos). 
También algunos aspectos se han adelantado debido al 
exceso de información indiscriminada. 
Estas edades pueden variar de persona a persona, solamente 
son orientadoras de las etapas. Las mujeres inician un año 
antes y terminan también primero la adolescencia, que los 
hombres. (p.27 y 28). 
 
Como expresa el autor estas etapas no son determinantes ni exactas para todo 
adolescente pues cada persona tiene su propia individualidad. Cuando los niños comienzanla 
etapa de la adolescencia aparecen cambios en su forma del pensamiento y en sus estructuras 
cerebrales. La psiquiatría infantil explica los periodos del desarrollo de la persona de la siguiente 
manera: 
 
A los dos años aproximadamente aparece el pensamiento propiamente dicho, a los siete el 
pensamiento concreto y a los once el pensamiento formal y con este, se inicia la primera fase de la 
adolescencia la pubertad; que cristaliza la autoconciencia. 
 
Se inicia con lo anterior el autodescubrimiento y la manifestación de las características 
personales. El púber empieza a conocerse, a reconocerse y a aceptarse. Y así empieza la 
formación de su identidad. 
 
El descubrimiento del yo se va a dar por medio de la introspección que forma parte de la 
propia individualidad favorecido por el aislamiento que inicia en esta etapa. Ambos le conducirán al 
autoconocimiento ya la conciencia personal para formar su autoconcepto. El chico va a ir 
12 
 
necesitando momentos de soledad para estar consigo mismo y así lograr la formación de su 
carácter y su personalidad. 
 
Cuando el adolescente se empieza a interesar en cómo me veo, cómo me perciben los 
demás y preguntarse quien soy y cómo soy, se estará encaminando en pleno al autoconocimiento. 
Conocerse le ayudará a identificar sus metas a corto, mediano y a largo plazo y tomar decisiones 
acordes a sus habilidades, aptitudes, intereses y necesidades que apenas empieza a conocer pero 
que le van a ir quedando más claras poco a poco y así enfrentarse a la vida. Su personalidad en 
proceso de formación y le dará su distintividad e identidad personal a futuro. 
 
Quintanilla (2003) hace referencia a la definición de personalidad del Dr. Ramón de la 
 Fuente (psiquiatra) que dice: 
La personalidad es distinta en cada quien ya que supone el conjunto 
de las formas más o menos consistentes de relacionarse con la gente 
y con uno mismo. Requiere de un grupo relativamente permanente de 
tendencias que orientan las formas propias y habituales de sentir, 
pensar y adaptarse, y el modo de comportarse o actuar en distintas 
situaciones, que imprimen un sello de individualidad en cada uno. 
(p.72). 
 
La personalidad es la forma de ser de cada quien por lo tanto es distinta de persona a 
persona. Involucra el estilo de relación del sujeto con los demás, su estilo de pensar y por 
supuesto; de actuar. No es estática y se va construyendo durante toda la vida de manera 
progresiva a medida que se adquiere madurez. 
 
El púber va sintiendo la necesidad de ser él mismo diferente, necesita encontrar su 
personal estilo de actuar. Gusta de relacionarse con los demás pero con un sello de individualidad 
aún no del todo descubierto. La relación con los otros le da sentido de pertenencia y su grupo de 
amigos se convierte en algo verdaderamente importante pues es quien le marca ahora las formas 
13 
 
y las normas, mismas que acepta sin dificultad sintiéndolas propias como una forma de 
identificación social. Esta etapa de transición de cambios internos, crecimiento personal y 
aprendizaje es ahora su largo camino hacia la madurez. 
 
Castillo (2002) señala que: 
La madurez es el resultado de una transformación interior 
realizada por cada persona poniendo en juego sus 
capacidades, sobre todo su libertad. La madurez no se puede 
improvisar: no se consigue de un modo mágico con el 
desempeño de un trabajo, sino que se fragua tras un amplio 
proceso de cambios profundos que afectan al conjunto de la 
personalidad (p. 34). 
 
El chico ahora sabe que forma parte no sólo de una familia sino también de una sociedad y 
que es una persona con características diferentes con necesidad de seguir aprendiendo del mundo 
de afuera pero sin descuidar su interior y así actuar de acuerdo a sus características de 
personalidad y de sus valores, mismos que le irán guiando hacia su madurez. 
 
I.3 Fases de la adolescencia 
 
 Harry Stack Sullivan divide el proceso de socialización de la personalidad adolescente en 
tres fases: 
 
I.3.1 Adolescencia inicial, preadolescencia o pubertad 
I.3.2 Adolescencia media 
I.3.3 Adolescencia superior o tardía 
 
 
I.3.1 Adolescencia inicial, preadolescencia o pubertad 
 
14 
 
Es el Inicio de la adolescencia y fin de la infancia comienza el desarrollo emocional, el niño 
ahora puede darse cuenta de las manifestaciones de su conducta por medio del reconocimiento de 
sus emociones casi todas primarias todavía: miedo, alegría, tristeza, enojo, afecto. El púber es 
elevadamente sentimental y extremoso sin fases intermedias en su comportamiento, se enfoca 
sólo a lo que le gusta o le llama la atención y no tiene la madurez para discriminar o seleccionar en 
su beneficio personal pues se guía por sus intereses muy primarios aún. 
 
Características de la pubertad o adolescencia inicial 
 
López de Llergo y Cruz (2008) explican que: 
Esta etapa evolutiva va de los 11 a los 14 años y los aspectos característicos que lo 
conforman son: 
 Cambios físicos y psicológicos acelerados 
 Descubrimiento de la intimidad 
 Inseguridad y falta de aceptación personal 
 Maduración sexual genital (varía según el género) 
 Crítica y desconfianza hacia los adultos 
 Idealismo contradictorio 
 Comportamientos negativos y extraños 
 Sensibilidad exagerada 
 Carácter irritable 
 Curiosidad e interés por el otro sexo 
 Necesidad de pertenencia al grupo (p.41). 
 
Lo que sucede es que ahora el púber empieza a tener la necesidad de tomar decisiones 
pero no sabe cómo hacerlo es inseguro y contradictorio. Decide por colores, por gusto o por 
placer, casi no toma opinión de los adultos pues los critica y desconfía de ellos. En momentos deja 
15 
 
el juego infantil pero no lo hace del todo, de igual manera quiere dejar la dependencia de sus 
padres para ir al descubrimiento de su intimidad pero los busca cuando necesita de ellos o por 
conveniencia. Le interesa mucho el deporte y la convivencia con amigos por su nueva necesidad 
de pertenencia social. Empieza el autodescubrimiento de aptitudes e intereses sin percatarse de 
que con esto está iniciando el camino de encuentro con su vocación y profesión que le conducirá 
al mundo laboral en un futuro. 
 
El púber aún no ha alcanzado la plenitud de sus capacidades biológicas, psicológicas y 
cerebrales, su corteza prefrontal no ha terminado de madurar y esto le impide actuar con 
planeación y autocrítica sin él saberlo y sin que la mayoría de los adultos con los que convive lo 
sepan. Es muy notorio su crecimiento y sus cambios físicos que le ocasionan conductas 
inestables y modificaciones en su desarrollo mental, cognitivo y social. 
 
 Aberastury A y Knobel M. (2004) señalan que “a todos estos cambios se les han 
denominado “Síndrome normal de la adolescencia”, que es un estado perturbado y perturbador, 
pero que es absolutamente necesario para que se establezca su identidad y madurez” (p.10). Este 
síndrome puede ser la razón de los comportamientos difíciles o extraños que en algunos chicos se 
presentan de manera más o menos tranquila pero para muchos otros, les hace caer en un estado 
de “crisis” con exagerada susceptibilidad, inestabilidad y carácter irritable pero necesario en su 
búsqueda de identidad y descubrimiento de su intimidad 
 
Aparecen los miedos e incertidumbres el pensamiento mágico está presente e influye en 
su nuevo deseo de asumir retos haciéndole pensar: “a mi no me va a pasar”, “yo puedo solo” pero 
la verdad es que siente mucha inseguridad. En sus incipientes proyectos hay mucha idealización y 
poca concretización. 
 
Al mismo tiempo da inicio la madurez anatomo-fisiológica con la aparición de los caracteres 
sexuales primarios y secundarios: cambio de voz en los hombres y en las mujeres el inicio de su 
período menstrual, la maduración sexual genital varía según el género. Estos cambios físicos les 
afectan en su comportamiento pues empiezan aver que ya no son niños y todavía no son adultos, 
ante esta dualidad no saben cómo actuar y los padres cómo educar. 
 
Crispo y Guelar (2008) a este respecto explican a los padres que: 
16 
 
En el transcurso de este proceso, tu hijo/ tu hija presenta 
simultáneamente aspectos de niño y de adulto, una situación que es 
tan difícil de manejar para él mismo como para ti, que no sabes cómo 
tratarlo. Y así como es posible que él o ella se enfurezca porque le 
pones restricciones de horario a sus salidas mientras sigue sin 
hacerse cargo de la higiene de su ropa interior, también es posible 
que tú reacciones ante esta dualidad y fluctuación niño-adulto que 
manifiesta tu hijo en su comportamiento, con mensajes 
contradictorios característicos de esta etapa, derivados del hecho de 
que no puedes ubicar a tu hijo/ hija en un lugar fijo y estructurado 
como puede ser la niñez (p.20). 
Estos variados cambios provocan en los padres mucho descontrol, siguen viendo en su hijo 
un niño, les cuesta trabajo y dolor aceptar que ya no es así. Siguen controlando su mundo y ya no 
les funciona igual porque el hijo ya no se los permite como antes. Estos padres necesitan saber 
guiar a su púber en este nuevo camino y precisan de recursos educativos diferentes a los que han 
venido usando para lograr su propósito de formar hombres y mujeres autosuficientes y entender 
que la sobreprotección o el exagerado control sólo llevarán a sus adolescentes a una invalidez 
emocional. 
 
Los padres requieren ahora de una forma diferente de comunicarse y entenderse con ellos 
y entre ellos, deben vencer la crítica y la desconfianza que empiezan a tener los púberes hacia los 
adultos. Para lograrlo pueden echar mano de la comunicación efectiva y afectiva que busca por 
medio del diálogo amable y amoroso la guía empática en cualquier momento y ante cualquier 
situación. Deben tener cuidado de no recurrir a recados contradictorios llamados “dobles 
mensajes” que ni a los mismos padres les quedan claros por no saber qué hacer o cómo hacerlo, 
la relación con sus hijos ahora es y debe ser diferente y es la que su púber necesita y reclama 
para su mejora personal. 
 
 
17 
 
Se inicia con la pubertad el desarrollo del pensamiento abstracto, idealista y especialmente 
contradictorio, con sistematización de ideas y poca conciencia de los sentimientos pero fuerte 
resultado en la actuación del púber: carácter irritable, sensibilidad exagerada, cambios bruscos en 
su carácter. Con todo esto dan comienzo los riesgos pues ahora es muy difícil hablar con él no se 
le puede guiar u orientar para su bien de manera sencilla; ya no lo permite. 
 
El chico está buscando una identidad e ideología propia que todavía no tiene pero que le 
hace falta, tiene una gran necesidad de pertenencia al grupo que si no la logra, le hará sentirse 
fuera de lugar inseguro, con falta de aceptación personal y vulnerabilidad. No se siente de aquí y 
tampoco de allá, lo de casa ya no le gusta y los padres de su infancia deben ser dejados atrás; 
ahora casi todo lo de afuera es lo interesante para él. 
 
 Con su naciente vida social empiezan los riesgos y peligros. Puede elegir patrones poco 
benéficos para él, patrones falseados, viciados y hasta manipulados que no sabe identificar en 
todas sus características adversas o dañinas y que le alejan de poder conformar una sana 
personalidad y sana autoestima. El adolescente necesita modelos que seguir para parecerse a 
ellos sin saber discernir entre lo que le es favorable o no. 
 
 Para el púber es frecuente no encontrar modelos de admiración dentro de su familia, que 
le ayuden a lograr una identidad, por lo regular le agrada y prefiere lo de afuera; es lo nuevo y lo 
de moda. De esta forma en su proceso de identidad pueden involucrarse patrones desvirtuados o 
poco favorables como es el caso de: artistas, grupos de música o personajes que admira sin 
selectividad confiable. Esta identificación será su modelo a seguir, bueno o malo de igual manera 
lo imitará. 
 
El púber sufre también crisis afectivas o de inconformidad, siente descontento con casi todo 
lo que le rodea: sus padres, adultos cercanos y muchas veces hasta su propia persona. La 
oportuna identificación de lo que le sucede dará a sus padres la posibilidad de buscar opciones de 
orientación educativa pero esto no es sencillo. 
 
El apoyo y comprensión paterna ante tanto descontrol le hace falta al adolescente para 
sentirse seguro, protegido y amado. Todavía le falta mucho para alcanzar su madurez o su adultez 
18 
 
psicológica, social y personal, para ello necesita de sus padres aunque no lo acepte y sea rebelde 
con ellos o los quiera dejar atrás. Esta es la dualidad de sus comportamientos no claros ni para él. 
 
Castillo (2002) menciona al respecto que: 
El proceso de maduración personal que se produce a lo largo de la 
adolescencia tiene una fase inicial que es, al mismo tiempo, su motor de 
arranque: la pubertad. En ella comienza el despegue de la infancia, pero sin 
llegar a alcanzar mucha altura. El púber no rompe totalmente con su pasado 
(como lo prueban, por ejemplo, los frecuentes casos de regresión a la 
conducta infantil). El púber es un niño que está empezando a dejar de serlo. 
La función principal, más no la única, de la pubertad, es el logro de la 
madurez física y sexual, la conquista de la adultez biológica. La fase puberal 
no se orienta esencialmente a la obtención de la adultez psicológica y social, 
esta última será la meta fundamental de la adolescencia media y superior. 
(p.115) 
 
El púber es todavía un niño que está dejando su infancia y lo desconcierta. Su cuerpo va 
cambiando rápidamente y su modificación psicoemocional es igual de vertiginosa. La vida misma 
lo empuja a la madurez física y sexual sin que él haga nada al respecto pero la madurez social la 
tiene que aprender viviéndola. 
 
Para los padres se acabó el sometimiento infantil pero nunca se acabará el vínculo 
amoroso, este nunca se rompe a menos que exista abandono, mal trato o abuso de cualquier tipo 
por esto necesitan facilitar el logro de la independencia de sus hijos adolescentes pero de forma 
responsable, saber vigilar a su púber permitiéndole libertad supervisada lo cual no significa estar 
atrás de él; son sus padres no su sombra. 
 
Necesita padres tolerantes, respetuosos pero firmes con energía, que hagan buen manejo 
de su autoridad al marcarle límites claros que por supuesto no van a gustarle a su púber pero le 
19 
 
brindarán fortaleza a su personalidad y estructura a su carácter. Padres conscientes de que si lo 
sobreprotegen sólo harán de él un ser dependiente, inseguro, inmaduro con pocos elementos para 
enfrentarse a la vida, con agresión o violencia como recurso para lograr su independencia. Los 
padres deben saber que la sobreprotección es una forma de violencia contra los hijos. 
 
La amistad en todas las fases de la adolescencia es muy importante pero en el púber 
significa un cambio, los amigos se vuelven más cercanos y aprende una comunicación diferente 
“de moda adolescente”. 
 
Da comienzo la interacción social y aparece el temor al ridículo, le afectan las críticas, se 
vuelve vulnerable y cuidadoso de su imagen ante los demás. Recibe influencias de la moda o de 
los medios de comunicación: la televisión, el cine, el Internet, etc.; así empieza el desarrollo de su 
identidad. 
 
Saavedra (2004) comenta que “Eric Erikson sostenía que la adolescencia no constituye una 
edad independiente de un proceso que se tiene que vivir pero tiene la función de fomentar el 
desarrollo de una identidad congruente y evitar una identidad difusa”. (p. 9). El púber está iniciando 
un proceso que tiene que vivir para encontrarse a sí mismo en una identidad clara y convincente y 
esto forma parte de otro proceso; madurar. Esto conlleva un riesgo fuerte, el de mal orientar su 
identidad pues se encuentra aún enépoca de autoreconocimiento y afirmación. 
 
Padres distantes en relación sólo de autoridad, no podrán otorgar amor y menos 
comprensión y cuando el púber necesite de su cercanía, no podrá ser. La identificación congruente 
y empática no existirá por el contrario se puede dar una identidad difusa o hasta incongruente con 
sus valores al tener que buscarla fuera en figuras de amigos, maestros o personas poco conocidas 
pero aceptadas por el chico que le ofrecen lo que busca; aceptación y comprensión aunque sea 
fingida o manipuladora. Los mismos padres causarán en su hijo esta distorsión. 
 
A esto A. Aberastury y M. Knobel, (2004) comentan que “el adolescente se refugia en un 
mundo autista de meditación, análisis, elaboración de duelo, que le permite proyectar en maestros, 
ídolos deportivos, artistas, amigos íntimos y su diario, la imagen paterna idealizada”. (p.150). 
Queda claro que la idealización de figuras es un riesgo y los padres deben tenerlo presente para 
20 
 
estar cercanos porque todo lo que el púber decide desde su propio punto de vista; es lo acertado. 
Él nunca se equivoca los que se equivocan son los adultos y entre ellos principalmente sus padres. 
 
La adolescencia es sinónimo de riesgos y peligros. El púber desea tener su propia vida, 
independiente, vivir experiencias hasta ahora desconocidas pero tiene el inconveniente de no 
saber cómo lidiar con ellas. Empieza a rebelarse comienzan los enfrentamientos en casa, adopta 
modas de vestir o de hablar y rechaza las formas de autoridad en especial las de sus padres. Las 
cuestiona para tomar las propias para él más acertadas. No ha madurado, no tiene criterio (es un 
niño) y quiere tomar sus propias decisiones (como adulto) y esto es un riesgo. 
 
El púber necesita ser educado para ejercer su libertad pero demostrando responsabilidad 
en sus resultados de vida: escuela, casa, salidas, etc. Para esto debe comprender que sus buenos 
resultados son para su bien, no simple respuesta a la exigencia de los padres por imposición. Para 
que el púber comprenda y fortalezca la voluntad de hacer las cosas adecuadamente, debe recibir 
explicación amorosa y comprensiva es decir; empática. 
 
 
Oliveros (1999) comenta al respecto que: 
 
“Amor y libertad son los dos términos inseparables de un 
binomio. El amor compromete a la libertad y la colma de todo 
lo que naturalmente atrae a la voluntad: El bien. La voluntad 
tiende al bien y la libertad está hecha para el amor; gracias a 
ella sobre todo, el hombre participa del bien. El hombre desea 
el amor más que la libertad: La libertad es un medio, el amor 
es un fin” (p.121). 
 
Si los padres educan con amor y comprensión empática, podrán facilitar que su 
adolescente acepte con más agrado su autoridad y límites formativos, podrán tener recursos para 
sortear con más facilidad la conducta rebelde, desequilibrios e inestabilidades que inevitablemente 
se presentará en el hijo adolescente 
 
21 
 
La rebeldía es difícil de orientar y mucho menos de aceptar en especial cuando sale fuera 
de los límites del respeto y de las buenas formas sin embargo es verdaderamente indispensable 
para el crecimiento psicoemocional, reafirmación personal y conformación de la personalidad en 
un momento de inestabilidad. 
 
Aberastury y Knobel (2004). Hace referencia a Ana Freud quien habla de: “Lo difícil que es 
señalar el límite entre lo normal y lo patológico en la adolescencia y considera que toda la 
conmoción que existe en este período de la vida, es normal, pues sería anormal la presencia de un 
equilibrio estable durante este proceso de inestabilidad” (p. 9). El adolescente tiene 
comportamientos rebeldes impulsivos o reactivos con clara ausencia de inteligencia emocional 
pues se encuentra en un proceso que le causa gran inestabilidad. 
 
Los padres no pueden esperar que sus hijos en esta etapa muestren comportamientos 
centrados o equilibrados es pedirles lo que no pueden dar. El púber no cuenta con los elementos 
que le conduzcan a una forma centrada y equilibrada de actuar más bien tiene conductas 
impulsivas que conllevan riesgo, que le nublan la razón y por su incapacidad de ver las 
consecuencias de sus actos; se pueden presentar los accidentes de auto, las conductas de exceso 
con el alcohol, drogas o sexo irresponsable. 
 
El adolescente necesita aprender a cuidar su integridad y su seguridad personal y sus 
padres deben comprenderlo para guiarlo al sano equilibrio emocional. 
 
La rebeldía sirve para la autoafirmación1, para lograr una personalidad segura y vivir 
auténticamente en congruencia a principios y valores. Conduce a la persona a una sana 
autoestima porque al ser rebelde el chico aprende al mismo tiempo a conocerse, controlarse y 
comprenderse. Prueba los límites y los reta para entenderlos y llegar a aceptarlos. El desafío 
forma parte ahora de su comportamiento diario, le ayuda a reflexionar y a formar criterio pero 
necesita saber que lo tiene que hacer con respeto y así irse ganando la libertad que tanto desea. 
 
Pliego (1995) comenta que “No se nace con criterio: se adquiere. Y la principal fuente para 
obtenerlo, es el criterio de sus padres, en los primeros años (p. 80). El adolescente puede tener 
 
1
 La autoafirmación es el cuarto pilar de la autoestima del que se habla en el capítulo tres 
22 
 
una libertad pero con responsabilidad y sus padres son importantes para formar criterio y juicio en 
su conducta. 
 
El adolescente también puede ser rebelde pero debe saber retar no sólo a sus padres sino a 
sus nuevas amistades, las modas, las informaciones, los estilos de conductas y nuevas formas de 
hablar que forman parte de su nueva vida. Necesita discernir y reconocer lo que vale la pena en su 
vida y es su crecimiento y realización personal. Esto es precisamente lo que más trabajo le cuesta 
identificar y es a lo que se rebela al verlo como imposición y sobre exigencia de sus padres. Y por 
el poco tiempo que tiene para reflexionar en esto por estar lleno de estímulos como: fiestas, 
distracciones y amigos, no se percata de los peligros que le puede ocasionar y menos sabe cómo 
evitarlos. 
 
El adolescente necesita de sus padres, de su educación, de sus valores y de sus virtudes, se 
encuentra bajo presión social y necesita adaptarse a su futura forma de vida; la adultez. 
 
Otro aprendizaje que requiere en su desarrollo psicoemocional el adolescente es saber 
regular sus emociones para tener mejores habilidades sociales e independencia responsable. 
Necesita aprender a autorregularse en casa y se autorregulará en todos los ambientes y con los 
demás. 
 
Crispo R y Guelar D 2008) nos comentan que “las emociones tiñen la vida del adolescente, 
pero si tu hijo aprende a separarlas, a decodificarlas, podrá maniobrar con ellas y logrará no 
imprimirle un mismo color a toda su realidad (p.46). Aprender a separar y decodificar las 
emociones tiene que ver con el autocontrol y autorregulación. No significa que se le permitan al 
chico comportamientos groseros o fuera de control y tampoco se debe ejercer una sobre autoridad 
o autoridad intransigente para que “entienda” porque se le estará impidiendo la reflexión y el buen 
uso de su libertad-responsabilidad. 
 
La rebeldía da miedo a los padres porque muchos no saben que forma parte normal del 
crecimiento y que es necesaria para el sano desarrollo psicoemocional de sus adolescentes. 
Actuar con miedo al educar no sirve, lo que se requiere es saber encauzar y orientar esta rebeldía 
hacia una forma sana de expresión, pero nunca coartarla. 
 
23 
 
Si los padres no encauzan la rebeldía y sólo la tratan con imposición y autoritarismo, 
estarán programando y no educando a sus hijos a una obediencia sin reflexión, obediencia ciega a 
las figuras de autoridad. Así no sólo obedecerán a sus padres sin refutar; obedecerán a todoel 
que les domine con sobreautoridad. Este es el principio de varios tipos de abuso incluyendo el 
abuso sexual al no poder decir no y obedecer sin defensa. 
 
Los hijos tienen derecho de hablar, de elegir, decidir, de no aceptar y defenderse a por 
medio de la rebeldía pero necesitan saber hacerlo con respeto y formas correctas; esto es 
autoafirmación y forma parte de una sana autoestima. 
 
 No se trata de aniquilar la expresión libre y la capacidad de defensa como formas para 
encauzar positivamente la rebeldía, se requiere de estrategias educativas y evitar verla como una 
enfermedad a la que los padres tienen que atacar. Las conductas fuera de equilibrio son normales 
en esta etapa del crecimiento y si los padres tienen miedo a esto; se equivocarán en sus formas 
educativas, serán impositivos, controlarán, gritarán, o agredirán y como consecuencia se dará el 
rechazo o el distanciamiento. La calle será por más tiempo la morada de sus hijos y para los 
chicos entre menos tiempo pasen con padres intransigentes y autoritarios; mucho mejor. Los 
adolescentes carecen de formas o estrategias para enfrentar la sobreautoridad o la imposición de 
este tipo de padres y entonces huyen. 
 
Castillo (2002) advierte que: 
Al ver la adolescencia como una enfermedad, los padres reprimen 
conductas que son normales en esta edad y que cumplen una función 
necesaria para el desarrollo personal. Aquí tienen su origen algunas 
actitudes negativas de muchos padres de hijos adolescentes: la 
autoridad impositiva; la incomprensión; la falta de respeto; la 
intolerancia; la impaciencia; la desconfianza. Son padres que en lugar 
de ayudar a los hijos a ejercitar las nuevas capacidades (reflexión, 
sentido crítico, razonamiento, autonomía moral, intimidad, apertura a 
la amistad, etc.) se dedican con la mejor intención, eso sí, a 
24 
 
entorpecerlas. De este modo no sólo retrasan la maduración de sus 
hijos, sino que, además, provocan situaciones de incomunicación y 
conflicto (p.28). 
La adolescencia no es igual a ningún otro ciclo de la vida tiene necesidades educativas 
específicas y no debe verse como un periodo tormentoso ni debe serlo; lo que requiere es saberla 
educar. Puede ser un período lleno de oportunidades con momentos de acercamiento amistoso y 
de acompañamiento en la vida del hijo para que sepa elegir y los padres guiar. Padres y 
educadores pueden ser acompañamiento amoroso y confiable para el púber en la conquista de sí 
mismo. 
 
 Los púberes necesitan la presencia de sus padres como sus defensores y anclaje en la vida 
que les hacen sentir seguros y confiados al iniciar la siguiente fase; la adolescencia temprana o 
media. 
 
I.3.2 Adolescencia media 
 
Esta fase de la adolescencia se caracteriza por cambios psíquicos se trata de un transcurso 
esencialmente psicológico. Los cambios se inician cuando el chico empieza a tener conciencia de 
sus emociones, no sólo las siente y actúa sin filtro como el púber. También ahora reconoce la 
necesidad de intimidad. 
 
Los cambios psicológicos se inician con el despertar del yo sin que el chico se de cuenta. El 
grupo ya no es tan importante necesita más independencia y reconocer su singularidad más que la 
identidad grupal. Se torna más reflexivo consolidando un poco más su personalidad y para lograrlo 
necesita estar solo para pensar, sus propias características así se lo exigen. Empieza a entrar al 
mundo de los adultos. 
 
Aberastury y Knobel (2004) señalan que: 
 
Entrar en el mundo de los adultos----deseado y temido----significa 
para el adolescente la pérdida definitiva de su condición de niño. Es 
25 
 
un momento crucial en la vida del hombre y constituye la etapa 
decisiva de un proceso de desprendimiento que comenzó con el 
nacimiento. 
Los cambios psicológicos que se producen en este período y que son 
el correlato de cambios corporales, llevan a una nueva relación con 
los padres y con el mundo. Ello sólo es posible si se elabora lenta y 
dolorosamente el duelo por el cuerpo de niño, por la identidad infantil 
y por la relación con los padres en la infancia. (p.15). 
 
El chico entra poco a poco a un mundo desconocido que le exige más equilibrio en su 
conducta, es una etapa en la que tiene más exigencias de responsabilidad personal e 
individualidad y toma de decisiones que trascenderán con él. 
 
Características de la adolescencia media 
 
 
López de Llergo y Cruz (2001) señalan que: 
Este período va de los 13 a los 18 años de edad y sus características más 
 significativas son: 
 Introversión activa como modo de ejercer la reflexión 
 Desmoronamiento de la personalidad 
 Hipersensibilidad a las críticas 
 Afectividad desbordada 
 Demanda apremiante de comprensión y cariño 
 Avidez de experiencias 
 Maduración mental: pensamiento abstracto 
 Perfil vocacional (p.47). 
26 
 
 
El adolescente medio tiene también muchos cambios y casi todos le van a perturbar en su 
emotividad, es más notorio que ya casi dejó su niñez y todavía no es; ni sabe ser adulto. 
 
Reclama libertades para la reflexión, requiere pensar para tomar sus propias decisiones; 
sus padres ya no lo hacen por él. Quiere vivir su intimidad e iniciar su personalidad independiente 
dejando atrás la infantil, experimentar nuevas prácticas para así consolidar su madurez mental y 
su pensamiento abstracto. Ahora puede comprender más las vivencias del mundo adulto las 
entiende y puede sacar deducciones. 
 
La adolescencia media es la etapa de la conducta más rebelde y de crisis de varios tipos. 
El chico se opone a todo lo que signifique normas o autoridad con crisis en lo moral y en lo 
religioso. Es verdad que posee más capacidad para el pensamiento abstracto pero con 
comportamientos ambivalentes como el sentirse ya grande para las salidas de noche y querer 
regresar de madrugada pero depender no sólo del permiso sino también del dinero de sus padres 
como cuando era niño. Esto lo frustra y comienzan entonces las conductas agresivas y los estados 
de ánimo exagerados y cambiantes. No sabe cómo pedir las cosas que quiere y muchas veces no 
sabe bien lo que quiere, la asertividad no es lo de él. 
 
Pick y Vargas-Trujillo(2007) comentan que “El arte de la asertividad es hacer valer los 
derechos propios diciendo lo que necesitamos, creemos, sentimos y pensamos; de manera clara, 
directa, firme, sin agredir, respetando a las otras personas” (p.61). Es claro que al adolescente 
medio le queda todavía muy lejos la asertividad al no saber pedir claramente lo que quiere o 
hacerlo sin agredir. El problema es que se siente incomprendido. 
 
Por la incomprensión que siente de sus padres en su busca de independencia se rebela 
exageradamente provocando conflictos constantes y hasta graves que le producen ansiedad, 
desasosiego por el desacuerdo. Esto lo extiende a otras figuras de autoridad en la escuela por 
ejemplo y así se la pasa en continua actitud defensiva. Lo que desea y no lo sabe bien es 
encontrarse a sí mismo, descubrir su propio yo, buscar su proyecto de vida sabiendo mediar entre 
sus propios valores y los de su grupo social o amistades nuevas que le parecen diferentes e 
27 
 
interesantes aún sin conocerlos bien. Le resulta muy complicado conciliar entre lo ya conocido y lo 
nuevo. 
 
A todo esto se le denomina crisis de independencia las cuales tiene que vivir para llegar a 
la afirmación de su yo y la rebeldía le sirve para lograrlo. Las formas y costumbres que ha venido 
aprendiendo en familia ahora las cuestiona y entra así en una crisis más; la de valores. 
 
Siente confusiones, enojos e incomprensión, el arrebato está a flor de piel y lo usa como 
recurso para que se le respete pues no sabe hacerlo de otro modo y además sus emociones no se 
lo permiten. Él mismo provoca las reprimendas y la imposición de la autoridad de sus padres sin 
darse cuenta y le causa mucha frustración. Se aísla por más tiempo y esos espaciosde 
introspección, le sirven para la reflexión de sus preocupaciones aunque no las resuelva. 
 
Saavedra (2004) señala que “Los valores en los adolescentes se refieren a las 
preocupaciones morales y religiosas relacionadas con la afirmación de sí mismos. Por ello a ésta 
se le ha considerado la edad del descubrimiento de los valores estéticos, éticos, personales, 
morales, utilitarios, religiosos, e idealistas, que se derivan de personajes, que reflejan los ideales 
de la sociedad en que viven, o bien que son construidos por su imaginario”. (p.79). Los principales 
valores del adolescente medio están relacionados con la autoafirmación para llegar a la madurez 
mental. 
 
Otra crisis es la de las ideas en lo moral, social y religioso, se cuestiona y somete a prueba 
las propias ideas y experiencias en el terreno de lo ya conocido. Esto es el principio de las 
confusiones y errores en el adolescente. Siente un desmoronamiento de su personalidad y estos 
desconciertos los transmite a sus padres que lo padecen y reflejan en la forma de educarlo pues 
no les queda claro cómo actuar; saben que no deben permitir arrebatos o groserías y al mismo 
tiempo no quieren ser duros y no equivocarse al educar. 
 
El chico se siente incomprendido pide a gritos autonomía, comprensión y cariño, siente que 
sus padres se lo niegan o se lo condicionan. Ante todo esto sobreviene el enojo desmedido, 
frustración, tristeza, se aísla aún más y puede terminar en depresión por incomprensión. 
 
 
28 
 
Es claro que el adolescente medio tiene inquietudes que antes no tenía, preocupaciones 
morales que desconocía, descubre nuevos valores y aparecen deseos por las cosas nuevas. Tiene 
necesidad de afirmación e identificación y el grupo ahora le agrega exigencias por ejemplo; en su 
forma de vestir, de hablar o de convivir las cuales vive con temor por su hipersensibilidad a las 
críticas. Se estresa por querer que todo salga perfecto y sin error; teme a la equivocación y al 
ridículo. A pesar de todo esto va a seguir recurriendo a sus padres para cubrir estas exigencias 
pues carece de elementos propios y no sabe equilibrar sus deseos con sus necesidades. 
 
Crispo y Guelar (2008) les señalan a los padres que: 
 
Aunque te resulte difícil de aceptar y muchas veces no sepas cómo 
actuar frente a esta mezcla de indiferencia y disconformidad 
permanente, deberías comprender que es natural y hasta saludable 
que tu hijo adolescente se comporte de este modo. Ha llegado para él 
el tiempo de elegir sus propios valores, de hacer suyos los valores 
que regirán su vida de aquí en adelante, más allá de los que han 
heredado de su ámbito familiar (p.42) 
 
El adolescente defiende con rebeldía sus nuevos valores y muestra descrédito a los que le 
imponen los adultos. Si se le trata con autoritarismo e incomprensión se comportará exactamente 
de la forma contraria a la que se desea de él por esto necesita vigilancia y saber equilibrar la 
dependencia-independencia en su formación. 
 
Los padres pueden hacer uso de la empatía, de la comunicación afectiva y efectiva y 
relacionarse con inteligencia emocional para formar una sana autoestima. Así podrán los chicos 
iniciar una adolescencia superior con mucha mayor tranquilidad y seguridad emocional. La sana 
autoestima garantiza en el adolescente una digna y respetuosa autovaloración, fortaleza personal 
y espíritu de lucha para no defraudar sus valores. Le hace ser más equilibrado y mejor adaptado. 
 
29 
 
Una sana autoestima también le ayudará a sortear este período de crisis que le hacen 
sentir no entendido, no aceptado y hasta no amado por sus padres en especial y podrá elegir 
amistades acordes a él mismo pero confiables. 
 
Branden (1998) explica que: 
“Cuanto más alta sea nuestra autoestima, tendremos más disposición 
a establecer relaciones positivas en lugar de tóxicas. Esto se debe a 
que los que se parecen se atraen, y la salud se siente atraída por la 
salud. La vitalidad y la extroversión de los demás son, naturalmente, 
más atractivas para las personas con buena autoestima que la 
vacuidad y la dependencia. Los hombres y mujeres que confían en 
ellos mismos se sienten atraídos unos por otros de una forma natural” 
(p.20). 
 
Una sana autoestima favorecerá la capacidad de decidir y la toma de decisiones 
importantes es ahora una realidad a la que no puede escapar. Siente muchas dudas, confusiones, 
miedos y preocupaciones, sin embargo tiene que seguir adelante. Necesita encontrar sus propios 
motivos de interés en su camino de vida y de estudio y tampoco sabe como hacerlo, debe 
apoyarse en su voluntad, en el esfuerzo cotidiano y en las experiencias hasta ahora vividas por él 
mismo para encontrar sus fortalezas que son su motivación intrínseca. Ahora ya no depende de 
las decisiones de los adultos que han crecido con él, ahora se pone a prueba su autonomía al 
decidir para su mejora personal. 
 
En esta etapa el chico hace su primera elección trascendental, su decisión de vida 
profesional. Debió trabajarlo previamente por medio del autoconocimiento y reconocimiento de sus 
fortalezas vocacionales. Su proyecto personal de vida está cada día más cercano y tiene como 
obligación saber cual será la continuidad de sus estudios. 
 
Pliego (1994) comenta que “La adolescencia, es un momento en el que el hombre ha de 
elegir su ruta, seleccionar sus gustos, ser aprendiz del que depende su futuro, la conquista del sí 
30 
 
mismo mediante esfuerzos y fracasos de trascendencia para la formación del adolescente en el 
pleno ejercicio de su independencia” (p. 45). Es importante entonces comprender que el 
adolescente se encuentra en momentos de muchas dudas y urgencia por tomar decisiones 
importantes y asertivas que le exige la vida para su futuro. Debe hacerlo siempre en conquista de 
su esfuerzo personal y para ello necesita de su independencia. 
 
Al autoconocimiento llega por medio de introspección lo cual le permite darse cuenta de sus 
características internas, es decir; de sus necesidades naturales. Y si da más importancia a su 
interno, poniéndole más atención que a lo externo o social; podrá entonces autodirigirse con 
asertividad. Se puede decir que está listo para iniciar su adolescencia superior. 
 
 
I.3.3 Adolescencia tardía o superior 
 
Esta es la etapa que involucra el desarrollo emocional del adolescente. Los chicos se 
calman y se equilibran de las dos fases anteriores con más comprensión del sí mismo y conciencia 
de sus capacidades y limitaciones, sintiéndose integrados a su mundo el cual ahora lo comprende 
mejor. Se puede decir de manera general que es ahora una persona más responsable. 
 
Características de la adolescencia tardía o superior 
 
López de Llergo y Cruz. (2001) señalan que: 
Esta etapa evolutiva abarca, por lo general, desde los 16 a los 21 años de 
edad y sus principales características son: 
 Re-conocimiento de la intimidad y descubrimiento del yo 
 Recuperación del equilibrio 
 Progreso significativo en la sociabilidad y superación de la timidez 
 Mayor tolerancia a la frustración 
 Autodominio 
 Capacidad para tomar decisiones 
31 
 
 Responsabilidad frente a los intereses profesionales 
 Relaciones personales más íntimas y profundas, especialmente con 
personas de otro sexo (p.51). 
 
Algunos autores del tema amplían este periodo hasta los 23 años. La conducta moral 
espiritual y valores que antes produjeron inconformidad o cuestionamiento al adolescente ahora 
los entiende mucho mejor, recupera su equilibrio emocional y comprende más el significado de 
justicia y libertad. Ha adquirido más tolerancia a la frustración lo cual le permite ahora admitir los 
límites que antes odiaba es decir; muestra más autodominio en su comportamiento. 
 
Empiezan sus conquistas personales y se compromete más en sus decisiones, posee más 
capacidad y seguridad para tomarlas en especial las de su área profesionaly personal. Se muestra 
más conforme con sus adultos cercanos y demuestra mejor visión de su proyecto de vida 
profesional y laboral. Su sexualidad la distingue mejor pues ha logrado más madurez en su 
personalidad. 
 
El adolescente tardío tiene más claro su sentido de responsabilidad al ser más consciente 
de sus actos. Vive una etapa de tranquilidad y descanso familiar por ser casi independiente de sus 
padres. Es más maduro emocionalmente y reconoce sus fortalezas como sus debilidades. Su 
cuerpo ha alcanzado también la madurez física casi por completo y se encuentra ahora 
básicamente; en una etapa psicológica. El noviazgo ahora es más formal y comienza otro riesgo; 
el inicio de su vida sexual activa. 
 
Carreras y Carreras (2008) comentan que 
Los padres deben sortear la crisis de la adolescencia sobre estos tres 
pilares: La necesidad de libertad del adolescente, la necesidad de 
cuidado y atención, y la necesidad de privacidad. Y tienen que buscar 
un equilibrio que permita al joven recuperar todo lo aprendido y 
adquirido durante su infancia para proyectarse en la vida adulta. 
32 
 
Se debe prestar especial atención al aspecto referente a las 
relaciones sexuales en esta etapa psicológica, en virtud del impacto 
que pueden tener en el desarrollo afectivo, y que se manifestará en la 
etapa siguiente. Recuérdese que en esta etapa se deben desarrollar 
las virtudes de lealtad y fidelidad, así como las conductas de “ser uno 
mismo” y compartirse; sin embargo, la virtud del amor erótico, 
requiere como fundamento las virtudes de la lealtad y de la fidelidad. 
(p. 97). 
 
Educar en valores y virtudes el desarrollo afectivo del adolescente lo ayudará a enfrentar el 
riesgo de una sexualidad irresponsable. Es ahora el momento de abordar con más formalidad el 
tema de la sexualidad algo nada sencillo de tratar en ninguna de las etapas de la adolescencia, 
hijos y padres se sienten incómodos pero se debe hacer. Los hijos no pueden recibir mejor guía 
que la de sus padres sin embargo entre más edad tienen más difícil es hablarlo, lo mejor es 
empezar a educar este tema desde la niñez. 
 
Los adolescentes que reciben educación sexual desde temprana edad son chicos más 
ubicados en el tema inician vida sexual activa más tardíamente y con más responsabilidad que el 
resto de la población juvenil que no la recibió. La razón es muy sencilla simplemente están 
informados y conocen las consecuencias adversas como una paternidad o maternidad prematura 
por un embarazo no deseado enfermedades de transmisión sexual, etc. 
 
Los peligros se van incrementando más y más, uno de los más temidos es el embarazo 
temprano y sobre éste; centran los padres su atención dejando de lado o minimizando otros 
riesgos entre los cuales está la depresión. La diferencia es que el embarazo llega el momento en 
que es notorio y el diagnóstico es claro en cambio la depresión; es una enfermedad silenciosa no 
clara ni fácil de identificar pudiéndose confundir con problemas de conducta propios de la edad, 
permitiendo así su avance y por ende su complicación. 
 
33 
 
La familia tiene importancia continuada en el resultado de vida de la persona de sus hijos y la 
responsabilidad de propiciarles un ambiente de salud emocional y equilibrio psicológico que les 
evite caer en la enfermedad de la depresión y sus múltiples complicaciones. 
 
La adolescencia es, como se ha venido explicando; una etapa complicada que requiere de 
formas específicas para guiarla, que exige padres conscientes e informados para cumplir con su 
función de primeros educadores por esto; familia, educación y adolescencia son temas 
inseparables y la familia en sí misma; posee un valor incalculable para el chico adolescente. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
34 
 
CAPITULO II 
 
EL VALOR DE LA FAMILIA PARA EL ADOLESCENTE 
 
II.1 Familia y adolescencia 
 
La familia es la primera forma de organización social en donde el ser humano nace, crece, 
se reproduce, aprende a relacionarse con los demás y muere con la dignidad personal a la que 
tiene derecho. Es la primera educadora para el ser humano y atiende sus diversas necesidades de 
salud, educativas, materiales, culturales, cultivo de valores morales y fomenta el desarrollo integral 
de los hijos en todas las edades. Es en su núcleo en donde los valores se aprenden, se 
transmiten, se comparten y se aplican constituyendo éstos; parte importante en la formación y 
educación de la persona. 
 
Ibarra (2000), señala que: 
La familia es una comunidad ética, de amor y solidaridad que 
ordinariamente se estructura dentro del esquema paterno-filial. Origen 
y fundamento de la sociedad humana. La familia es por ello la célula 
primera y vital de la sociedad. Resulta “la organización más 
importante a lo largo de la historia, en todas, las sociedades 
humanas”. (p. 65). 
 
La familia es fundamento de la sociedad, se encarga de educar al adolescente en valores y 
virtudes contribuyendo así a la formación de su conciencia moral. Los valores vividos de manera 
cotidiana y por lo mismo aprendidos dentro del núcleo familiar le servirán al chico para ordenar su 
vida futura y ejercer las virtudes derivadas de este aprendizaje alcanzando así; una coherencia de 
vida recta. Todo ser humano tiene la obligación moral de potenciar sus fortalezas y educar sus 
debilidades para lograr su perfeccionamiento personal y el adolescente; no está exento de ello. 
 
35 
 
La familia otorga el sentido de arraigo, de aceptación incondicional y seguridad que todo 
adolescente necesita por encontrarse en un momento de inestabilidad emocional y aprendizaje de 
hábitos que le conducirán a la madurez de su personalidad. Se lo brinda por medio de una 
educación integral; la cual involucra el cuidado de sus necesidades materiales, corporales, 
psicológicas, emocionales, espirituales, sociales y el cultivo de valores morales. 
 
Chavarría (2005) señala que “Educar integralmente significa favorecer el perfeccionamiento 
de todas las facultades humanas, las del cuerpo y las del espíritu. El término ‘integral’ hace 
referencia a la unidad de un todo, a su integración; la educación integral confiere integridad al 
hombre” (p.47). De esto se infiere que si se quiere vivir en una sociedad más justa, responsable, 
respetuosa, honesta y con valores, los padres en su función educadora y formadora, deben recurrir 
a una educación integral, una educación completa que haga de sus hijos adolescentes; personas 
íntegras también. 
 
Los adolescentes por razón propia de su edad son de reacciones emotivas fuertes y 
cambiantes. Los padres con su ejemplo de vida cotidiano enseñan en convivencia familiar a 
orientar esas reacciones o lo que es lo mismo; educan sus inteligencias emocional y mental. Con 
esto conducen a sus hijos a consolidar su voluntad y ordenar su afectividad. De esta manera se 
favorece en su crecimiento emocional una sana autoestima2 y les proveen de buenas actitudes 
frente a la vida pues es la familia; la célula primera y vital de la sociedad y el mejor lugar para 
aprender y crecer como persona. 
 
Hay que considerar que la familia es una institución que se ve influenciada por los cambios 
sociales, económicos, culturales y ambientales de la época actual por lo tanto; debe adecuar su 
forma de educar, de realizar sus funciones y estar de acuerdo a las exigencias de la realidad en 
que vive. No se puede pretender educar hoy; como se educó ayer. 
 
Lo anterior significa un reto continuo para los padres y les exige estar unidos al educar, 
apoyarse mutuamente y comprender que son dentro de su familia; insustituibles. Nadie puede 
 
2
 Inteligencia emocional y autoestima, se tratarán como parte de las propuestas educativas que se ofrecen 
en este trabajo 
36 
 
remplazar a los padres en el papel específicoque tiene cada uno al educar a sus hijos en el núcleo 
familiar. 
 
Todos los miembros de una familia, cuentan con una función determinada y todas las 
acciones deben ser adaptadas y armonizadas para lograr un equilibrio interno. Entre más estable y 
sana es una familia, más aptos son sus miembros de ajustar sus funciones dentro de ella tomando 
siempre en cuenta las circunstancias de los otros. 
 
La familia es una comunidad de convivencia e interrelación complicada, no es sencillo llevar 
una armonía familiar. Puede llegar a ser un cielo o un infierno, un centro de coexistencia unida o 
un suplicio; según lo que sus integrantes hagan de ella. Una de las cosas que más perjudican 
emocionalmente al los individuos son los enfrentamientos en el plano de sus relaciones humanas y 
el daño es mayor cuanto más cercanas son las personas a las que se enfrentan; tal es el caso de 
la familia. 
 
Toda persona que vive en familia, no debe hacerlo para satisfacer sus propios intereses, 
debe organizar su propia función en relación a su responsabilidad familiar y no conforme a lo que 
le apetezca, porque si cada miembro de la familia prescinde hasta cierto punto de los demás y 
organiza su propia función a su discreción, gusto y capricho; se producirá una familia disfuncional 3 
con poca armonía y desamor, eliminando así la cohesión familiar. 
 
Leventon (1987) señala que: 
Los sistemas familiares tienen también sus cadenas de 
reacciones interdependientes, Una familia es un sistema vivo, 
cuyos miembros actúan regularmente y en diversos grados de 
 
 
3
 Por familia disfuncional se entiende aquella que su propia configuración estereotipada genera situaciones 
familiares con resultados sociales percibidos como negativos que pueden incluso algunas veces derivar en 
disfunciones sociales de la misma forma que las carencias funcionales cuando se producen, producen 
malestar social. 
Algunas disfunciones se deben a una infraestructura inadecuada, cuya causa no siempre es la carencia de 
recursos materiales y humanos. La disfunción se puede dar en alguno o en varios de los diferentes ámbitos: 
biológico, psicológico, material, intelectual, social, moral, espiritual, afectivo y económico. 
 
37 
 
dependencia uno del otro. Cualquier acontecimiento que 
afecta a un miembro, extiende sus efectos de influencia sobre 
los demás. Cuando un miembro de la familia sufre, todos 
sufren. (p.41). 
La actuación de una persona dentro de su familia, siempre repercutirá en beneficio o 
perjuicio a los demás. No se puede vivir armónicamente en familia si sólo se piensa en sí mismo. 
Los adolescentes deben saber que si lo hacen, irremediablemente afectarán a los otros 
causándoles dolor y sufrimiento. Deben tomar conciencia de que su bienestar personal no es lo 
único que cuenta, por lo que se les debe exigir de manera amorosa y comprensiva, respetar la 
individualidad y la libertad de los demás. 
 
Toda familia posee un sentimiento de valía personal por todos sus integrantes pues cada 
uno es importante y nunca sustituible. El amor intrafamiliar es absoluto, no depende de la 
condición física, psíquica, profesional ni material. No depende de condicionante o limitante porque 
es o debe ser; absolutamente incondicional y nunca egoísta. 
 
En la familia el olvido desconsiderado y el poco respeto a los intereses de los demás, mirando 
sólo el interés personal; dará como resultado desunión o una alegría insignificante, transitoria o 
efímera al creer que la felicidad se obtiene al hacer lo que uno quiere, sin valorar a los demás, 
instalándose en la comodidad individual. El daño a largo plazo puede ser enorme: sentimientos de 
culpabilidad, insatisfacción consigo mismo o con la familia y finalmente; soledad. 
 
El egoísmo está en contra de la vida familiar sana, significa vivir cada uno para sí mismo y la 
familia es una comunidad de convivencia. Prado de Amaya y Amaya J (2004) señalan que “El 
egoísmo puede ocasionar la desintegración familiar, los miembros de una familia necesitan 
compartir sus dones para el bien común” (p.90) 
 
El egoísmo entonces, no es empático ni congruente con la familia y su significado, causa 
discusiones, enfrentamientos y desintegración familiar al tratar de defender sólo lo propio. Por muy 
estable que sea una persona, esta va siendo afectada al tener que enfrentar conflictos constantes 
38 
 
con sus seres queridos; les perjudica en su salud y en su equilibrio emocional en especial a los 
adolescentes que son frágiles en este campo. 
 
El egoísmo al ser individualismo propicia alejamiento, desunión, desmembración, separación 
y finalmente conlleva a la soledad, al aislamiento y puede desencadenar en una depresión. 
 
Pensar en el bien de la familia o lo que es lo mismo; el bien común, es actuar sin 
individualismos, es ver el conjunto es pasar del “yo” al “nosotros” buscando el beneficio de todos 
los integrantes de la familia y no sólo el personal. Esto implica muchas veces renuncia a los 
propios intereses cuando son en contra del bien común. 
 
Lukas (2003) señala que: 
La familia es más que la suma de sus miembros. Es un 
centro de gravitación del amor, que atrae a sus integrantes en 
la dicha y el dolor; les proporciona abrigo y refugio, los alienta 
y apoya. Los alimenta, los protege, los acompaña desde el 
nacimiento hasta la muerte. Vale la pena hacer algunas 
inversiones para conservar el centro. Pero para motivar a la 
gente a invertir en ella, es preciso que quede claro lo que está 
en juego: está en juego el todo, que no debe desaparecer 
detrás de los deseos y temores, necesidades y pretensiones 
del individuo (p.109). 
 
Cada miembro de la familia necesita valorar su papel, su lugar y su función dentro de ella. 
Padres e hijos deben trabajar unidos para crear un hogar en el que se les brinde a sus todos sus 
integrantes; aceptación incondicional, comprensión, respeto, empatía, tolerancia, flexibilidad, 
subsidiaridad y amor. 
 
39 
 
Para mantener la armonía familiar cada integrante debe desempeñar eficazmente la 
función que le corresponde sin que los padres olviden la edad y el rol individual, para no exigir de 
forma desproporcionada o injusta. Se busca que cada uno se entienda favorablemente con los 
demás de su familia es decir, que la motivación familiar sea el bien para todos o bien común. 
 
Tener como finalidad en la familia el bien común, es ver el conjunto y trascender el 
egoísmo. Es analizar las situaciones particulares y perseguir en las decisiones, lo más conveniente 
no sólo para sí mismo sino para la familia también; sin olvidar o dejar de ser congruente con el 
proyecto de vida personal de cada uno de los miembros, mismo que debe ser orientado y 
respetado. Conseguir esto significa auto trascender e implica muchas veces la renuncia a propios 
intereses o fines personales sin que esto signifique que las metas particulares sean siempre 
aplazadas o sacrificadas, al contrario, en la medida que cada persona busque cumplir sus 
objetivos y lo logre; le será más sencillo dar lo mejor de sí a su familia. 
 
Los hijos representan un valor único por el cual vale la pena esforzarse en su formación, 
educación y perfeccionamiento. Los padres al luchar por mantener a la familia unida; estarán 
buscando el bien común para su familia. 
 
La familia es entonces garantía de un mundo más humanizado, en ella nace y se aprende 
el sentimiento de fraternidad entre los miembros de la sociedad, es cuna, hogar y refugio 
incondicional para todo ser humano. Al aprender familiarmente a convivir y relacionarse, se 
aprende también a vivir en sociedad. 
 
La familia ayuda a construir una colectividad donde el ser valorado va más allá de la utilidad 
que presta la persona, de los atributos que tiene o de las funciones que realiza. 
 
En las familias los individuos no se deben enfrentar como competidoressino como 
colaboradores. Nadie en el núcleo familiar tiene porque dejar de tener importancia al cambiar su 
situación física, mental o material. La familia es una comunidad llena de cambios y sus miembros 
deben irse adaptando a las nuevas situaciones; sin perder su unidad y sana convivencia y para 
lograrlo los padres se pueden apoyar en la educación. 
40 
 
II.2 Familia y educación en la adolescencia 
 
La educación es proceso continuo de perfeccionamiento que se lleva a cabo en las 
personas en su formación y siempre para su mejora. Está relacionada específicamente con lo 
humano e implica poner en práctica las capacidades intelectuales y volitivas, respetando la 
individualidad propia y la de los demás. No se refiere sólo al hecho de aprender datos o tener más 
conquistas académicas, sino que educación significa un tiempo permanente de superación 
personal en la que el ser humano va poniendo en práctica sus capacidades cognitivas por medio 
de su inteligencia y se va apoyando en el querer ser y querer crecer; por medio de sus aptitudes 
volitivas. 
 
Villalobos (1996) comenta que: “La familia es un lugar de educación que prepara al niño 
para la vida porque le enseña a vivir de manera autónoma, libre y responsable, y lo capacita para 
asumir su libertad y para hacerse cargo de su propio destino; es decir, lo educa para vivir y existir 
como persona” (p.15). 
 
La educación entonces sirve a la persona para orientarse al perfeccionamiento de sus 
facultades humanas de forma integral, de esta manera se va encaminando a ser la persona única 
e irrepetible que es; por sus propias características que la distinguen de los demás. La educación 
es proceso gradual de liberación para la persona que lleva implícito el conocer, saber tomar 
decisiones y poder elegir libremente porque la educación; se fundamenta en el atributo esencial 
que tiene la persona de elegir en libertad y responsabilidad, orientando así su propia vida hacia la 
autodeterminación. 
 
Márquez (2010) nos dice que “la familia educa para crecer en libertad, orienta en sus hijos 
sus decisiones, les respeta su facultad de autodeterminación o libre albedrío, fomenta la reflexión, 
y enseña con ejemplo de vida, a lograr una iniciativa personal “(p.22). De esto se deduce que la 
incipiente capacidad que tienen los adolescentes de manejar su libertad, debe ser conducida, 
guiada y orientada por su familia respetando en el chico su libre albedrío para que con sentido de 
responsabilidad y reflexión de sus actos; se conduzca hacia su autodeterminación y 
perfeccionamiento personal. 
41 
 
 
Educación y familia son inseparables, es binomio de interrelación necesaria para la 
formación de personas libres y responsables ante la vida. Educar en libertad es posible porque el 
ser humano tiene la capacidad de entender, querer y posee inteligencia y voluntad. La educación 
la puede recibir la persona desde tres ámbitos diferentes; familia, escuela y sociedad y el 
primero es la familia. 
 
Los padres son los primeros educadores de sus hijos y necesitan saber cual es la finalidad 
que persiguen al educarlos. Si a los padres no les queda claro qué quieren propiciar en ellos, 
pueden perder su rumbo educativo y formativo. Pueden equivocarse o permitir las muchas 
influencias de las modas en el ambiente y dejarse llevar por la corriente social sin filtrarla, sólo por 
ser lo actual o novedoso perdiendo así su objetivo principal; el perfeccionamiento personal de sus 
hijos. 
 
Castillo (2002) explica que: 
Un educador sin claridad de lo que quiere conseguir al educar, es 
algo así como una persona que sale de viaje sin haber decidido a 
dónde quiere llegar. En estas condiciones la actividad de viajar es 
una actividad sin sentido, decía Séneca que para el navegante que 
no sabe a qué puerto se dirige todos los vientos son contrarios (…) 
Pero no basta saber a qué puerto quiere llegar. Es preciso, además 
que ese puerto, ese objetivo, esa dirección valga la pena. No sirve <ir 
a cualquier parte>; <ir a donde van todos>; <ir a donde más 
apetece>. Hay que ir donde uno decide libremente ir, después de 
haberlo pensado, porque ese lugar es el mejor para mí, porque es el 
que me hace más bien como persona (p.13-14). 
 
 
42 
 
La familia brinda al adolescente los elementos personales que le sirven para aprender a 
manejar su cada vez más cercana libertad personal con la responsabilidad que va adquiriendo con 
la guía paterna, siendo así coautor de su propio destino. Le respalda por medio de estrategias 
educativas, de una actitud positiva ante la vida, le ayuda en su búsqueda y en el descubrimiento 
de su misión personal que necesita en este momento encontrar. El adolescente debe desarrollar 
fortalezas personales que le permitan ser capaz de asumir con seguridad el rumbo de su vida y 
tomar conciencia de hacia dónde se dirige. 
 
Cuando al adolescente le va quedando claro hacia donde quiere, debe y necesita ir, y la 
manera de hacerlo; se verá alejado del pesimismo, del vacío existencial, de la tristeza y sobre todo 
de la depresión. Podrá actuar con más seguridad orientando sus pasos con alegría y optimismo en 
defensa de sus propios principios, de su conciencia moral y de sus valores; en una actuación 
congruente a estos. 
 
Para el Adolescente empieza su momento de tomar decisiones que trascenderán de forma 
importante en su vida y no sabe cómo hacerlo. Los padres como encargados de guiar y orientar 
estas decisiones forjarán en ellos una libertad responsable otorgándoles las herramientas para 
enfrentar los obstáculos y las dificultades que se les presentarán irremediablemente en su vida y, 
con el apoyo de los valores que les transmitieron; podrán recorrer su incipiente camino de libertad 
e ir descubriendo el para qué de su existencia; su vocación profesional y su sentido de vida 
personal. Armas poderosas en el adolescente contra la frustración, el desánimo, la falta de 
esperanza, el pesimismo y en especial contra la depresión. 
 
Un adolescente inseguro, sin dirección clara y sin un sentido de vida personal, puede ser un 
individuo fácil de manipular y de permitir influencias no favorables y puede cómodamente optar por 
andar un camino fácil, del placer por el placer mismo sin una meta clara perdiendo así su 
capacidad de autotrascendencia. 
 
Para evitar que el adolescente pierda el rumbo de su vida, los padres pueden recurrir y 
promover con ellos una comunicación profunda afectiva y efectiva, por medio de diálogo certero y 
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empatía4 para hacerles sentir a sus hijos que la existencia de todos y cada uno de ellos es tan 
importante como la propia. 
Freire (2002) señala que: 
…el hombre necesita buscar un sentido a su existencia, sin 
embargo, para encontrarlo, no precisa cuestionarse o escudriñar la 
existencia, le es suficiente con dar respuesta a las diarias situaciones 
que la vida les plantee… el sentido de vida únicamente se descubre, 
desde la existencia de aquí y ahora, asumiendo su responsabilidad 
de persona única y singular” (p.184). 
Es entonces en su familia en donde al adolescente se le educa y se le conduce a lograr su 
integridad personal. Los valores que aprendió en ella le sirven para regir su vida y el ejercicio de 
las virtudes que cultivó, le darán congruencia de vida moral cumpliendo la obligación que todo ser 
humano tiene de potenciar sus fortalezas, educar sus debilidades y ejercitar la autotrascendencia5. 
 
Es sano que cada quien busque su desarrollo personal, pero no se puede ni se debe 
olvidar que su principal valor, si eligió formar una familia, será precisamente eso; su familia. 
 
Si cada persona se compromete con su familia y cumple eficazmente la función que le 
corresponde dentro de ella, habrá más posibilidades de que ésta no sufra crisis serias, ni siquiera 
en el caso de que un miembro fracase o se ausente, porque cualquier pérdida de función será 
compensada con

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