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1 UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE PSICOLOGÍA MEDIDAS DE PREVENCIÓN CONTRA LA DEPRESIÓN ADOLESCENTE (PROPUESTA PSICOEDUCATIVA) T E S I N A QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE LICENCIADO EN PSICOLOGÍA P R E S E N T A: MARÍA MARTHA MÁRQUEZ ROJAS DIRECTORA DE LA TESINA: MTRA. MA. CRISTINA HEREDIA ANCONA Ciudad Universitaria, D.F. Septiembre, 2012 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 2 INDICE Resumen 4 Introducción 4 I Adolescencia, características y riesgos 7 I.1 Qué es la adolescencia 7 I.2 Características de la adolescencia 9 I.3 Fases de la adolescencia 13 I.3.1 Adolescencia inicial o pubertad 13 Características I.3.2 Adolescencia media 24 Características I.3.3 Adolescencia tardía o superior 30 Características II El valor de la familia para el adolescente 34 II.1 Familia y adolescencia 34 II.2 Familia y educación en la adolescencia 40 II.3 La familia y el adolescente deprimido 44 III La depresión en el adolescente 59 III.1 Qué es depresión 59 III.1.2 Sintomatología de la depresión 63 III.1.3 Síntomas físicos y psicoemocionales 67 III.2 Tipos de depresión en general 70 III.3 La depresión en el adolescente 72 3 III.4 Tipos de depresiones más frecuentes en el adolescente 79 III.5 Tratamiento de la depresión en el adolescente 84 III.6 La depresión, los padres y las medidas preventivas 86 IV Propuesta psicoeducativa dirigida a padres de familia con hijos adolescentes 88 Justificación 88 Objetivo general 89 Objetivos específicos 89 Población 90 Cuestionario de pre evaluación 91 Lugar 91 Material 92 Tiempos y contenidos 92 Carta descriptiva 93 Propuestas Educativas 95 IV.1 Comunicación familiar efectiva y afectiva 95 IV.2 Construcción de una sana autoestima en la adolescencia 100 IV.2.1 La autoestima baja y su repercusión en la vida del adolescente 103 IV.2.2 Los padres en la formación de la sana autoestima 105 IV.3 Inteligencia Emocional y familia 108 IV.3.1 Inteligencia emocional y sus aptitudes básicas 112 IV.4 Educación en valores, inteligencia emocional y adolescencia 117 REFLEXIONES FINALES 119 BIBLIOGRAFÍA 122 4 RESUMEN Mientras existan jóvenes adolescentes, el tema de la adolescencia siempre será de actualidad y de necesidad orientadora en sus formas de educarla. Esta etapa de la vida se percibe como un período tormentoso de comportamientos rebeldes y hasta agresivos que ocasionan preocupación y miedo a muchos padres de familia al no saber cómo educarla. Adolescencia y rebeldía siempre van de la mano, es época de muchos cambios físicos, sociales y emocionales que forman parte del desarrollo del ser humano en la que surgen muchas dudas no sólo en los padres sino en psicólogos, educadores y hasta en los mismos adolescentes que durante este período de transición; pasan por varias crisis tanto externas como internas que le pueden provocar frustraciones, enojos fuertes y hasta depresión. El objetivo principal de esta tesina es ofrecer una propuesta de plática psicoeducativa como guía para padres de familia con hijos adolescentes que deseen información de tipo preventivo en relación a las formas de educar esta etapa de la vida y evitar que pueda desencadenarse la enfermedad de la depresión. Es una investigación bibliográfica que contiene tres temas principales: la adolescencia con sus características fases y riesgos, la familia como valor primordial para el adolescente y la depresión en la adolescencia con sintomatología, tipos, múltiples causas, tratamiento y medidas preventivas. Se hacen propuestas de estrategias educativas de fácil acceso por medio de herramientas al alcance de los padres que les ayuden a evitar formas represivas al educar que puedan desencadenar una depresión en sus hijos adolescentes. 5 INTRODUCCIÓN La idea principal de la presente investigación documental es ofrecer a los padres de familia, educadores y psicólogos de adolescentes, algunas herramientas y estrategias educativas eficaces que les permitan transitar con más comodidad esta etapa de riesgos y transformaciones que termina por involucrar a toda la familia en especial evitar o prevenir la depresión en esta etapa de la vida. Con frecuencia en mi práctica privada he visto a la depresión muy presente en los adolescentes, y sus padres o educadores le otorgan muy poca o nula importancia. La catalogan de manera equivocada o le atribuyen características conductuales tales como: flojera, desgano, falta de interés o tristeza pasajera y, cuando ya se manifiesta con reacciones de enojo o irritabilidad; culpan a los chicos de mala educación o mala crianza sin percatarse o reconocer que la educación buena o mala, la han recibido precisamente de ellos. Estas equivocaciones provocan menosprecio a la enfermedad o errores en la forma de atenderla pudiendo así desencadenar el riesgo más fuerte para quienes padecen depresión; el suicidio. Los adolescentes por su impulsividad son población de alto riesgo ante la depresión; se suicidan casi sin vacilación. De ahí mi interés por concientizar en esta tesina de dicho riesgo a las personas involucradas en la atención psicológica y educación de adolescentes y brindarles Propuestas psicoeducativas que favorezcan la salud emocional en el adolescente deprimido Esta tesina es una investigación fundamentada en la educación viéndola como proceso continuo de perfeccionamiento de la persona humana. Educación no es sólo el hecho de aprender datos o tener más conquistas académicas sino que significa también 6 un tiempo permanente de superación personal e involucra métodos para conocer, saber tomar decisiones y poder elegir en libertad responsable. El adolescente por medio de acciones educativas como las que ofrece este trabajo, se verá influenciado positivamente y motivado a desarrollar su proceso formativo como la persona libre y responsable que debe ser sin padecer la imposición adulta. Sus padres habrán aprendido métodos diferentes para guiarlo en su perfeccionamiento sin presión y sin sobre exigencia, con comunicación afectiva y efectiva, empática, un buen manejo de sus emociones que le proveerán de una sana autoestima y comportamientos apoyados en valores que le darán herramientas de seguridad personal, evitar así la depresión. La metodología de esta tesina es descriptiva documental, basada en el análisis y estudio de fuentes bibliográficas que apoyan lo que aquí se describe. En cada capítulo se parte del marco teórico indispensable para conocer los conceptos. 7 CAPITULO I ADOLESCENCIA CARACTERÍSTICAS Y RIESGOS La adolescencia es etapa de transicióncon riesgos constantes y cambiantes, es tema inacabable, permanente y siempre en tiempo presente. Los chicos en esta etapa reciben influencia continua de novedades sociales y ambientales en su forma de vestir o de hablar y dependen en gran medida del avance tecnológico. La música es otro de sus elementos inseparables que también está en cambio constante y así es todo su mundo. Esto hace de los adolescentes seres inestables, de cambios frecuentes, sensibles a las influencias externas y punto central de manejos comerciales. El adolescente es per se vulnerable, manipulable, fácil de convencer en especial por sus iguales, la influencia social que recibe es muy alta, el chico acepta comportamientos estereotipados por el sólo hecho de estar de moda. No filtra ni pone en tela de juicio actitudes, formas de ser o de actuar. Acepta casi todo lo nuevo por ser precisamente nuevo, lo percibe y lo califica como “normal” pues para él son formas de moda cotidiana y usual de convivir y eso a sus ojos es “normal”. Todo esto significa riesgo es cierto pero no aceptar las modas, costumbres y formas de relación del mundo de los adolescentes por parte de los adultos con los que convive sólo porque padres o educadores no están de acuerdo con ello o porque salen de las normas educativas tradicionales a las cuales no están acostumbrados; es negar la realidad en la que viven los jóvenes. La labor formativa de sus educadores y entre ellos están sus padres, se verá disminuida poco atinada y no acorde a las circunstancias y al contexto real que vive el adolescente. I.1 Qué es adolescencia Adolescencia procede del verbo latino “adolescere” que significa crecimiento. Es un período de transición, transformación y necesidad de adaptación que involucra a toda la familia no sólo al 8 chico que la vive. En esta etapa se construye la personalidad y se hacen más evidentes los rasgos del carácter para encaminarse a la madurez personal. Es la adolescencia un tiempo de cambios constantes que generan inestabilidad, inseguridad, incertidumbre y por lo tanto miedos. El adolescente no sabe bien a bien lo que le sucede sólo siente y lo que siente; no lo identifica plenamente. Todo esto empieza alrededor de los 11 ó 12 años aproximadamente de manera general porque cada niño tiene su propio ritmo de crecimiento para lograr su identidad y autonomía con distintos tiempos de inicio y terminación de esta etapa. También el adolescente tiene particularidades al actuar y en sus formas de relación y una de las más difíciles de lidiar y a la vez necesaria para su desarrollo psicoemocional, es la rebeldía. Carreras y Carreras (2008) señalan que: Comienza la terrible adolescencia y lo primero que se advierte es que desaparece todo lo que se había logrado durante 12 años de trabajo: la persona se vuelve rebelde, cuestionadora, desobediente y sobre todo retadora de la autoridad, en especial de la autoridad de los padres: la hija se lanza contra la madre y el hijo contra el padre y ambos, padre y madre, son los culpables de todo lo que les pasa. En la sociedad urbana se complementa con una actitud de los jóvenes en la que asumen una posición de “yo merezco todo y tú, padre o madre, tienes la obligación de dármelo, incluido el desayuno en la cama o la cena frente al televisor”. (p. 89) El adolescente se cree merecedor de todo sin obligación a nada, la obligación le corresponde a sus mayores, es rebelde, desobediente y retador con sus padres, maestros o adultos con los que convive. Las normas en general, ahora las cuestiona y las reta convirtiéndose en una persona difícil de educar. Para los padres es complicado ponerle límites, no los acepta 9 fácilmente, es retador de las reglas, las traspasa o no las respeta y sobreviene entonces el descontrol educativo. Importantes razones por las que se recomienda a los padres empezar a educar la adolescencia desde la niñez y conocer sobre sus variadas características que involucran muchos cambios de diversos tipos: bioquímicos, físicos, sociales y psicoemocionales que integran en conjunto el proceso de crecimiento. I.2 Características de la adolescencia Para comprender la adolescencia es necesario conocer sus múltiples características que involucran el proceso de transformación del niño en adulto, sus cambios físicos y biológicos que afectan el comportamiento en casi todo su entorno de vida y que van desde su rendimiento escolar, relaciones familiares, relaciones sociales, nuevas responsabilidades; hasta su sistema de valores. A pesar de todo no es recomendable dar como definitivas la universalidad de características para cada uno de los adolescentes porque cada persona es única e irrepetible y no todos los seres humanos presentan las mismas conductas ni todas las particularidades en su proceso de hacerse mayores, de ahí lo importante de conocer sus diferentes particularidades y características de desarrollo. Desarrollo Psicoemocional del Adolescente Los autores también señalan diferentes características, tiempos de inicio y terminación de esta larga etapa de la vida del ser humano pero la realidad es que los chicos empiezan a vivir un tiempo de cambios constantes y no saben bien lo que les está pasando, sólo sienten y lo que sienten no lo saben identificar del todo. Es una transformación constante que les conlleva a una transición de niño a adulto y que les afecta en su comportamiento. El desarrollo psicoemocional es complejo y con el desarrollo del pensamiento y el desarrollo emocional en la infancia, se puede decir que el niño está dejando de serlo y esto se da aproximadamente entre los 7 u 8 años de edad. Según Jean Piaget existen tres puntos en particular para identificarlo de los que habla Castillo (1994) 10 - La Moralidad - La Temporalidad y - La Sexualidad La Moralidad Tiene que ver con el sentido de intencionalidad del que habla el mismo Psicólogo Jean Piaget. Comienza con la comprensión de lo que es bueno y es malo; aún sin experimentarlo. Aparece el sentimiento de culpa y empiezan los juicios a las acciones personales reconociendo quién es el responsable y porque. La Temporalidad Tiene que ver con el manejo del significado del tiempo, empieza en el adolescente un proceso mental para entender conceptos como: nunca, jamás, eternidad, siempre, etc. La Sexualidad Los niños empiezan a captar mensajes de tipo sexual, aparece la identidad de sexo y se dan cuenta perfectamente si son hombres o mujeres sin que esto tenga que ver con su orientación sexual. Aparece la atracción por el sexo opuesto el niño sabe bien a esta edad quién le gusta o por quién se siente atraído. Para comprender mejor lo anterior es importante tener en cuenta las edades de acuerdo a las etapas que abarca la adolescencia. Castillo (1994) señala al respecto de estas etapas que su inicio y terminación es de la siguiente manera: Pubertad; (Adolescencia inicial) De los 11 a los 13 años en las mujeres y De los 12 a los 14 años en los hombres Adolescencia media De los 13 a los 16 años en las mujeres y De los 14 a los 18 en los hombres 11 Adolescencia superior De los 16 a los 20 años en las mujeres De los 17 a los 21 en los hombres (Actualmente se ha prolongado la adolescencia superior hasta los 23 años o más sin que esto sea en todos los casos). También algunos aspectos se han adelantado debido al exceso de información indiscriminada. Estas edades pueden variar de persona a persona, solamente son orientadoras de las etapas. Las mujeres inician un año antes y terminan también primero la adolescencia, que los hombres. (p.27 y 28). Como expresa el autor estas etapas no son determinantes ni exactas para todo adolescente pues cada persona tiene su propia individualidad. Cuando los niños comienzanla etapa de la adolescencia aparecen cambios en su forma del pensamiento y en sus estructuras cerebrales. La psiquiatría infantil explica los periodos del desarrollo de la persona de la siguiente manera: A los dos años aproximadamente aparece el pensamiento propiamente dicho, a los siete el pensamiento concreto y a los once el pensamiento formal y con este, se inicia la primera fase de la adolescencia la pubertad; que cristaliza la autoconciencia. Se inicia con lo anterior el autodescubrimiento y la manifestación de las características personales. El púber empieza a conocerse, a reconocerse y a aceptarse. Y así empieza la formación de su identidad. El descubrimiento del yo se va a dar por medio de la introspección que forma parte de la propia individualidad favorecido por el aislamiento que inicia en esta etapa. Ambos le conducirán al autoconocimiento ya la conciencia personal para formar su autoconcepto. El chico va a ir 12 necesitando momentos de soledad para estar consigo mismo y así lograr la formación de su carácter y su personalidad. Cuando el adolescente se empieza a interesar en cómo me veo, cómo me perciben los demás y preguntarse quien soy y cómo soy, se estará encaminando en pleno al autoconocimiento. Conocerse le ayudará a identificar sus metas a corto, mediano y a largo plazo y tomar decisiones acordes a sus habilidades, aptitudes, intereses y necesidades que apenas empieza a conocer pero que le van a ir quedando más claras poco a poco y así enfrentarse a la vida. Su personalidad en proceso de formación y le dará su distintividad e identidad personal a futuro. Quintanilla (2003) hace referencia a la definición de personalidad del Dr. Ramón de la Fuente (psiquiatra) que dice: La personalidad es distinta en cada quien ya que supone el conjunto de las formas más o menos consistentes de relacionarse con la gente y con uno mismo. Requiere de un grupo relativamente permanente de tendencias que orientan las formas propias y habituales de sentir, pensar y adaptarse, y el modo de comportarse o actuar en distintas situaciones, que imprimen un sello de individualidad en cada uno. (p.72). La personalidad es la forma de ser de cada quien por lo tanto es distinta de persona a persona. Involucra el estilo de relación del sujeto con los demás, su estilo de pensar y por supuesto; de actuar. No es estática y se va construyendo durante toda la vida de manera progresiva a medida que se adquiere madurez. El púber va sintiendo la necesidad de ser él mismo diferente, necesita encontrar su personal estilo de actuar. Gusta de relacionarse con los demás pero con un sello de individualidad aún no del todo descubierto. La relación con los otros le da sentido de pertenencia y su grupo de amigos se convierte en algo verdaderamente importante pues es quien le marca ahora las formas 13 y las normas, mismas que acepta sin dificultad sintiéndolas propias como una forma de identificación social. Esta etapa de transición de cambios internos, crecimiento personal y aprendizaje es ahora su largo camino hacia la madurez. Castillo (2002) señala que: La madurez es el resultado de una transformación interior realizada por cada persona poniendo en juego sus capacidades, sobre todo su libertad. La madurez no se puede improvisar: no se consigue de un modo mágico con el desempeño de un trabajo, sino que se fragua tras un amplio proceso de cambios profundos que afectan al conjunto de la personalidad (p. 34). El chico ahora sabe que forma parte no sólo de una familia sino también de una sociedad y que es una persona con características diferentes con necesidad de seguir aprendiendo del mundo de afuera pero sin descuidar su interior y así actuar de acuerdo a sus características de personalidad y de sus valores, mismos que le irán guiando hacia su madurez. I.3 Fases de la adolescencia Harry Stack Sullivan divide el proceso de socialización de la personalidad adolescente en tres fases: I.3.1 Adolescencia inicial, preadolescencia o pubertad I.3.2 Adolescencia media I.3.3 Adolescencia superior o tardía I.3.1 Adolescencia inicial, preadolescencia o pubertad 14 Es el Inicio de la adolescencia y fin de la infancia comienza el desarrollo emocional, el niño ahora puede darse cuenta de las manifestaciones de su conducta por medio del reconocimiento de sus emociones casi todas primarias todavía: miedo, alegría, tristeza, enojo, afecto. El púber es elevadamente sentimental y extremoso sin fases intermedias en su comportamiento, se enfoca sólo a lo que le gusta o le llama la atención y no tiene la madurez para discriminar o seleccionar en su beneficio personal pues se guía por sus intereses muy primarios aún. Características de la pubertad o adolescencia inicial López de Llergo y Cruz (2008) explican que: Esta etapa evolutiva va de los 11 a los 14 años y los aspectos característicos que lo conforman son: Cambios físicos y psicológicos acelerados Descubrimiento de la intimidad Inseguridad y falta de aceptación personal Maduración sexual genital (varía según el género) Crítica y desconfianza hacia los adultos Idealismo contradictorio Comportamientos negativos y extraños Sensibilidad exagerada Carácter irritable Curiosidad e interés por el otro sexo Necesidad de pertenencia al grupo (p.41). Lo que sucede es que ahora el púber empieza a tener la necesidad de tomar decisiones pero no sabe cómo hacerlo es inseguro y contradictorio. Decide por colores, por gusto o por placer, casi no toma opinión de los adultos pues los critica y desconfía de ellos. En momentos deja 15 el juego infantil pero no lo hace del todo, de igual manera quiere dejar la dependencia de sus padres para ir al descubrimiento de su intimidad pero los busca cuando necesita de ellos o por conveniencia. Le interesa mucho el deporte y la convivencia con amigos por su nueva necesidad de pertenencia social. Empieza el autodescubrimiento de aptitudes e intereses sin percatarse de que con esto está iniciando el camino de encuentro con su vocación y profesión que le conducirá al mundo laboral en un futuro. El púber aún no ha alcanzado la plenitud de sus capacidades biológicas, psicológicas y cerebrales, su corteza prefrontal no ha terminado de madurar y esto le impide actuar con planeación y autocrítica sin él saberlo y sin que la mayoría de los adultos con los que convive lo sepan. Es muy notorio su crecimiento y sus cambios físicos que le ocasionan conductas inestables y modificaciones en su desarrollo mental, cognitivo y social. Aberastury A y Knobel M. (2004) señalan que “a todos estos cambios se les han denominado “Síndrome normal de la adolescencia”, que es un estado perturbado y perturbador, pero que es absolutamente necesario para que se establezca su identidad y madurez” (p.10). Este síndrome puede ser la razón de los comportamientos difíciles o extraños que en algunos chicos se presentan de manera más o menos tranquila pero para muchos otros, les hace caer en un estado de “crisis” con exagerada susceptibilidad, inestabilidad y carácter irritable pero necesario en su búsqueda de identidad y descubrimiento de su intimidad Aparecen los miedos e incertidumbres el pensamiento mágico está presente e influye en su nuevo deseo de asumir retos haciéndole pensar: “a mi no me va a pasar”, “yo puedo solo” pero la verdad es que siente mucha inseguridad. En sus incipientes proyectos hay mucha idealización y poca concretización. Al mismo tiempo da inicio la madurez anatomo-fisiológica con la aparición de los caracteres sexuales primarios y secundarios: cambio de voz en los hombres y en las mujeres el inicio de su período menstrual, la maduración sexual genital varía según el género. Estos cambios físicos les afectan en su comportamiento pues empiezan aver que ya no son niños y todavía no son adultos, ante esta dualidad no saben cómo actuar y los padres cómo educar. Crispo y Guelar (2008) a este respecto explican a los padres que: 16 En el transcurso de este proceso, tu hijo/ tu hija presenta simultáneamente aspectos de niño y de adulto, una situación que es tan difícil de manejar para él mismo como para ti, que no sabes cómo tratarlo. Y así como es posible que él o ella se enfurezca porque le pones restricciones de horario a sus salidas mientras sigue sin hacerse cargo de la higiene de su ropa interior, también es posible que tú reacciones ante esta dualidad y fluctuación niño-adulto que manifiesta tu hijo en su comportamiento, con mensajes contradictorios característicos de esta etapa, derivados del hecho de que no puedes ubicar a tu hijo/ hija en un lugar fijo y estructurado como puede ser la niñez (p.20). Estos variados cambios provocan en los padres mucho descontrol, siguen viendo en su hijo un niño, les cuesta trabajo y dolor aceptar que ya no es así. Siguen controlando su mundo y ya no les funciona igual porque el hijo ya no se los permite como antes. Estos padres necesitan saber guiar a su púber en este nuevo camino y precisan de recursos educativos diferentes a los que han venido usando para lograr su propósito de formar hombres y mujeres autosuficientes y entender que la sobreprotección o el exagerado control sólo llevarán a sus adolescentes a una invalidez emocional. Los padres requieren ahora de una forma diferente de comunicarse y entenderse con ellos y entre ellos, deben vencer la crítica y la desconfianza que empiezan a tener los púberes hacia los adultos. Para lograrlo pueden echar mano de la comunicación efectiva y afectiva que busca por medio del diálogo amable y amoroso la guía empática en cualquier momento y ante cualquier situación. Deben tener cuidado de no recurrir a recados contradictorios llamados “dobles mensajes” que ni a los mismos padres les quedan claros por no saber qué hacer o cómo hacerlo, la relación con sus hijos ahora es y debe ser diferente y es la que su púber necesita y reclama para su mejora personal. 17 Se inicia con la pubertad el desarrollo del pensamiento abstracto, idealista y especialmente contradictorio, con sistematización de ideas y poca conciencia de los sentimientos pero fuerte resultado en la actuación del púber: carácter irritable, sensibilidad exagerada, cambios bruscos en su carácter. Con todo esto dan comienzo los riesgos pues ahora es muy difícil hablar con él no se le puede guiar u orientar para su bien de manera sencilla; ya no lo permite. El chico está buscando una identidad e ideología propia que todavía no tiene pero que le hace falta, tiene una gran necesidad de pertenencia al grupo que si no la logra, le hará sentirse fuera de lugar inseguro, con falta de aceptación personal y vulnerabilidad. No se siente de aquí y tampoco de allá, lo de casa ya no le gusta y los padres de su infancia deben ser dejados atrás; ahora casi todo lo de afuera es lo interesante para él. Con su naciente vida social empiezan los riesgos y peligros. Puede elegir patrones poco benéficos para él, patrones falseados, viciados y hasta manipulados que no sabe identificar en todas sus características adversas o dañinas y que le alejan de poder conformar una sana personalidad y sana autoestima. El adolescente necesita modelos que seguir para parecerse a ellos sin saber discernir entre lo que le es favorable o no. Para el púber es frecuente no encontrar modelos de admiración dentro de su familia, que le ayuden a lograr una identidad, por lo regular le agrada y prefiere lo de afuera; es lo nuevo y lo de moda. De esta forma en su proceso de identidad pueden involucrarse patrones desvirtuados o poco favorables como es el caso de: artistas, grupos de música o personajes que admira sin selectividad confiable. Esta identificación será su modelo a seguir, bueno o malo de igual manera lo imitará. El púber sufre también crisis afectivas o de inconformidad, siente descontento con casi todo lo que le rodea: sus padres, adultos cercanos y muchas veces hasta su propia persona. La oportuna identificación de lo que le sucede dará a sus padres la posibilidad de buscar opciones de orientación educativa pero esto no es sencillo. El apoyo y comprensión paterna ante tanto descontrol le hace falta al adolescente para sentirse seguro, protegido y amado. Todavía le falta mucho para alcanzar su madurez o su adultez 18 psicológica, social y personal, para ello necesita de sus padres aunque no lo acepte y sea rebelde con ellos o los quiera dejar atrás. Esta es la dualidad de sus comportamientos no claros ni para él. Castillo (2002) menciona al respecto que: El proceso de maduración personal que se produce a lo largo de la adolescencia tiene una fase inicial que es, al mismo tiempo, su motor de arranque: la pubertad. En ella comienza el despegue de la infancia, pero sin llegar a alcanzar mucha altura. El púber no rompe totalmente con su pasado (como lo prueban, por ejemplo, los frecuentes casos de regresión a la conducta infantil). El púber es un niño que está empezando a dejar de serlo. La función principal, más no la única, de la pubertad, es el logro de la madurez física y sexual, la conquista de la adultez biológica. La fase puberal no se orienta esencialmente a la obtención de la adultez psicológica y social, esta última será la meta fundamental de la adolescencia media y superior. (p.115) El púber es todavía un niño que está dejando su infancia y lo desconcierta. Su cuerpo va cambiando rápidamente y su modificación psicoemocional es igual de vertiginosa. La vida misma lo empuja a la madurez física y sexual sin que él haga nada al respecto pero la madurez social la tiene que aprender viviéndola. Para los padres se acabó el sometimiento infantil pero nunca se acabará el vínculo amoroso, este nunca se rompe a menos que exista abandono, mal trato o abuso de cualquier tipo por esto necesitan facilitar el logro de la independencia de sus hijos adolescentes pero de forma responsable, saber vigilar a su púber permitiéndole libertad supervisada lo cual no significa estar atrás de él; son sus padres no su sombra. Necesita padres tolerantes, respetuosos pero firmes con energía, que hagan buen manejo de su autoridad al marcarle límites claros que por supuesto no van a gustarle a su púber pero le 19 brindarán fortaleza a su personalidad y estructura a su carácter. Padres conscientes de que si lo sobreprotegen sólo harán de él un ser dependiente, inseguro, inmaduro con pocos elementos para enfrentarse a la vida, con agresión o violencia como recurso para lograr su independencia. Los padres deben saber que la sobreprotección es una forma de violencia contra los hijos. La amistad en todas las fases de la adolescencia es muy importante pero en el púber significa un cambio, los amigos se vuelven más cercanos y aprende una comunicación diferente “de moda adolescente”. Da comienzo la interacción social y aparece el temor al ridículo, le afectan las críticas, se vuelve vulnerable y cuidadoso de su imagen ante los demás. Recibe influencias de la moda o de los medios de comunicación: la televisión, el cine, el Internet, etc.; así empieza el desarrollo de su identidad. Saavedra (2004) comenta que “Eric Erikson sostenía que la adolescencia no constituye una edad independiente de un proceso que se tiene que vivir pero tiene la función de fomentar el desarrollo de una identidad congruente y evitar una identidad difusa”. (p. 9). El púber está iniciando un proceso que tiene que vivir para encontrarse a sí mismo en una identidad clara y convincente y esto forma parte de otro proceso; madurar. Esto conlleva un riesgo fuerte, el de mal orientar su identidad pues se encuentra aún enépoca de autoreconocimiento y afirmación. Padres distantes en relación sólo de autoridad, no podrán otorgar amor y menos comprensión y cuando el púber necesite de su cercanía, no podrá ser. La identificación congruente y empática no existirá por el contrario se puede dar una identidad difusa o hasta incongruente con sus valores al tener que buscarla fuera en figuras de amigos, maestros o personas poco conocidas pero aceptadas por el chico que le ofrecen lo que busca; aceptación y comprensión aunque sea fingida o manipuladora. Los mismos padres causarán en su hijo esta distorsión. A esto A. Aberastury y M. Knobel, (2004) comentan que “el adolescente se refugia en un mundo autista de meditación, análisis, elaboración de duelo, que le permite proyectar en maestros, ídolos deportivos, artistas, amigos íntimos y su diario, la imagen paterna idealizada”. (p.150). Queda claro que la idealización de figuras es un riesgo y los padres deben tenerlo presente para 20 estar cercanos porque todo lo que el púber decide desde su propio punto de vista; es lo acertado. Él nunca se equivoca los que se equivocan son los adultos y entre ellos principalmente sus padres. La adolescencia es sinónimo de riesgos y peligros. El púber desea tener su propia vida, independiente, vivir experiencias hasta ahora desconocidas pero tiene el inconveniente de no saber cómo lidiar con ellas. Empieza a rebelarse comienzan los enfrentamientos en casa, adopta modas de vestir o de hablar y rechaza las formas de autoridad en especial las de sus padres. Las cuestiona para tomar las propias para él más acertadas. No ha madurado, no tiene criterio (es un niño) y quiere tomar sus propias decisiones (como adulto) y esto es un riesgo. El púber necesita ser educado para ejercer su libertad pero demostrando responsabilidad en sus resultados de vida: escuela, casa, salidas, etc. Para esto debe comprender que sus buenos resultados son para su bien, no simple respuesta a la exigencia de los padres por imposición. Para que el púber comprenda y fortalezca la voluntad de hacer las cosas adecuadamente, debe recibir explicación amorosa y comprensiva es decir; empática. Oliveros (1999) comenta al respecto que: “Amor y libertad son los dos términos inseparables de un binomio. El amor compromete a la libertad y la colma de todo lo que naturalmente atrae a la voluntad: El bien. La voluntad tiende al bien y la libertad está hecha para el amor; gracias a ella sobre todo, el hombre participa del bien. El hombre desea el amor más que la libertad: La libertad es un medio, el amor es un fin” (p.121). Si los padres educan con amor y comprensión empática, podrán facilitar que su adolescente acepte con más agrado su autoridad y límites formativos, podrán tener recursos para sortear con más facilidad la conducta rebelde, desequilibrios e inestabilidades que inevitablemente se presentará en el hijo adolescente 21 La rebeldía es difícil de orientar y mucho menos de aceptar en especial cuando sale fuera de los límites del respeto y de las buenas formas sin embargo es verdaderamente indispensable para el crecimiento psicoemocional, reafirmación personal y conformación de la personalidad en un momento de inestabilidad. Aberastury y Knobel (2004). Hace referencia a Ana Freud quien habla de: “Lo difícil que es señalar el límite entre lo normal y lo patológico en la adolescencia y considera que toda la conmoción que existe en este período de la vida, es normal, pues sería anormal la presencia de un equilibrio estable durante este proceso de inestabilidad” (p. 9). El adolescente tiene comportamientos rebeldes impulsivos o reactivos con clara ausencia de inteligencia emocional pues se encuentra en un proceso que le causa gran inestabilidad. Los padres no pueden esperar que sus hijos en esta etapa muestren comportamientos centrados o equilibrados es pedirles lo que no pueden dar. El púber no cuenta con los elementos que le conduzcan a una forma centrada y equilibrada de actuar más bien tiene conductas impulsivas que conllevan riesgo, que le nublan la razón y por su incapacidad de ver las consecuencias de sus actos; se pueden presentar los accidentes de auto, las conductas de exceso con el alcohol, drogas o sexo irresponsable. El adolescente necesita aprender a cuidar su integridad y su seguridad personal y sus padres deben comprenderlo para guiarlo al sano equilibrio emocional. La rebeldía sirve para la autoafirmación1, para lograr una personalidad segura y vivir auténticamente en congruencia a principios y valores. Conduce a la persona a una sana autoestima porque al ser rebelde el chico aprende al mismo tiempo a conocerse, controlarse y comprenderse. Prueba los límites y los reta para entenderlos y llegar a aceptarlos. El desafío forma parte ahora de su comportamiento diario, le ayuda a reflexionar y a formar criterio pero necesita saber que lo tiene que hacer con respeto y así irse ganando la libertad que tanto desea. Pliego (1995) comenta que “No se nace con criterio: se adquiere. Y la principal fuente para obtenerlo, es el criterio de sus padres, en los primeros años (p. 80). El adolescente puede tener 1 La autoafirmación es el cuarto pilar de la autoestima del que se habla en el capítulo tres 22 una libertad pero con responsabilidad y sus padres son importantes para formar criterio y juicio en su conducta. El adolescente también puede ser rebelde pero debe saber retar no sólo a sus padres sino a sus nuevas amistades, las modas, las informaciones, los estilos de conductas y nuevas formas de hablar que forman parte de su nueva vida. Necesita discernir y reconocer lo que vale la pena en su vida y es su crecimiento y realización personal. Esto es precisamente lo que más trabajo le cuesta identificar y es a lo que se rebela al verlo como imposición y sobre exigencia de sus padres. Y por el poco tiempo que tiene para reflexionar en esto por estar lleno de estímulos como: fiestas, distracciones y amigos, no se percata de los peligros que le puede ocasionar y menos sabe cómo evitarlos. El adolescente necesita de sus padres, de su educación, de sus valores y de sus virtudes, se encuentra bajo presión social y necesita adaptarse a su futura forma de vida; la adultez. Otro aprendizaje que requiere en su desarrollo psicoemocional el adolescente es saber regular sus emociones para tener mejores habilidades sociales e independencia responsable. Necesita aprender a autorregularse en casa y se autorregulará en todos los ambientes y con los demás. Crispo R y Guelar D 2008) nos comentan que “las emociones tiñen la vida del adolescente, pero si tu hijo aprende a separarlas, a decodificarlas, podrá maniobrar con ellas y logrará no imprimirle un mismo color a toda su realidad (p.46). Aprender a separar y decodificar las emociones tiene que ver con el autocontrol y autorregulación. No significa que se le permitan al chico comportamientos groseros o fuera de control y tampoco se debe ejercer una sobre autoridad o autoridad intransigente para que “entienda” porque se le estará impidiendo la reflexión y el buen uso de su libertad-responsabilidad. La rebeldía da miedo a los padres porque muchos no saben que forma parte normal del crecimiento y que es necesaria para el sano desarrollo psicoemocional de sus adolescentes. Actuar con miedo al educar no sirve, lo que se requiere es saber encauzar y orientar esta rebeldía hacia una forma sana de expresión, pero nunca coartarla. 23 Si los padres no encauzan la rebeldía y sólo la tratan con imposición y autoritarismo, estarán programando y no educando a sus hijos a una obediencia sin reflexión, obediencia ciega a las figuras de autoridad. Así no sólo obedecerán a sus padres sin refutar; obedecerán a todoel que les domine con sobreautoridad. Este es el principio de varios tipos de abuso incluyendo el abuso sexual al no poder decir no y obedecer sin defensa. Los hijos tienen derecho de hablar, de elegir, decidir, de no aceptar y defenderse a por medio de la rebeldía pero necesitan saber hacerlo con respeto y formas correctas; esto es autoafirmación y forma parte de una sana autoestima. No se trata de aniquilar la expresión libre y la capacidad de defensa como formas para encauzar positivamente la rebeldía, se requiere de estrategias educativas y evitar verla como una enfermedad a la que los padres tienen que atacar. Las conductas fuera de equilibrio son normales en esta etapa del crecimiento y si los padres tienen miedo a esto; se equivocarán en sus formas educativas, serán impositivos, controlarán, gritarán, o agredirán y como consecuencia se dará el rechazo o el distanciamiento. La calle será por más tiempo la morada de sus hijos y para los chicos entre menos tiempo pasen con padres intransigentes y autoritarios; mucho mejor. Los adolescentes carecen de formas o estrategias para enfrentar la sobreautoridad o la imposición de este tipo de padres y entonces huyen. Castillo (2002) advierte que: Al ver la adolescencia como una enfermedad, los padres reprimen conductas que son normales en esta edad y que cumplen una función necesaria para el desarrollo personal. Aquí tienen su origen algunas actitudes negativas de muchos padres de hijos adolescentes: la autoridad impositiva; la incomprensión; la falta de respeto; la intolerancia; la impaciencia; la desconfianza. Son padres que en lugar de ayudar a los hijos a ejercitar las nuevas capacidades (reflexión, sentido crítico, razonamiento, autonomía moral, intimidad, apertura a la amistad, etc.) se dedican con la mejor intención, eso sí, a 24 entorpecerlas. De este modo no sólo retrasan la maduración de sus hijos, sino que, además, provocan situaciones de incomunicación y conflicto (p.28). La adolescencia no es igual a ningún otro ciclo de la vida tiene necesidades educativas específicas y no debe verse como un periodo tormentoso ni debe serlo; lo que requiere es saberla educar. Puede ser un período lleno de oportunidades con momentos de acercamiento amistoso y de acompañamiento en la vida del hijo para que sepa elegir y los padres guiar. Padres y educadores pueden ser acompañamiento amoroso y confiable para el púber en la conquista de sí mismo. Los púberes necesitan la presencia de sus padres como sus defensores y anclaje en la vida que les hacen sentir seguros y confiados al iniciar la siguiente fase; la adolescencia temprana o media. I.3.2 Adolescencia media Esta fase de la adolescencia se caracteriza por cambios psíquicos se trata de un transcurso esencialmente psicológico. Los cambios se inician cuando el chico empieza a tener conciencia de sus emociones, no sólo las siente y actúa sin filtro como el púber. También ahora reconoce la necesidad de intimidad. Los cambios psicológicos se inician con el despertar del yo sin que el chico se de cuenta. El grupo ya no es tan importante necesita más independencia y reconocer su singularidad más que la identidad grupal. Se torna más reflexivo consolidando un poco más su personalidad y para lograrlo necesita estar solo para pensar, sus propias características así se lo exigen. Empieza a entrar al mundo de los adultos. Aberastury y Knobel (2004) señalan que: Entrar en el mundo de los adultos----deseado y temido----significa para el adolescente la pérdida definitiva de su condición de niño. Es 25 un momento crucial en la vida del hombre y constituye la etapa decisiva de un proceso de desprendimiento que comenzó con el nacimiento. Los cambios psicológicos que se producen en este período y que son el correlato de cambios corporales, llevan a una nueva relación con los padres y con el mundo. Ello sólo es posible si se elabora lenta y dolorosamente el duelo por el cuerpo de niño, por la identidad infantil y por la relación con los padres en la infancia. (p.15). El chico entra poco a poco a un mundo desconocido que le exige más equilibrio en su conducta, es una etapa en la que tiene más exigencias de responsabilidad personal e individualidad y toma de decisiones que trascenderán con él. Características de la adolescencia media López de Llergo y Cruz (2001) señalan que: Este período va de los 13 a los 18 años de edad y sus características más significativas son: Introversión activa como modo de ejercer la reflexión Desmoronamiento de la personalidad Hipersensibilidad a las críticas Afectividad desbordada Demanda apremiante de comprensión y cariño Avidez de experiencias Maduración mental: pensamiento abstracto Perfil vocacional (p.47). 26 El adolescente medio tiene también muchos cambios y casi todos le van a perturbar en su emotividad, es más notorio que ya casi dejó su niñez y todavía no es; ni sabe ser adulto. Reclama libertades para la reflexión, requiere pensar para tomar sus propias decisiones; sus padres ya no lo hacen por él. Quiere vivir su intimidad e iniciar su personalidad independiente dejando atrás la infantil, experimentar nuevas prácticas para así consolidar su madurez mental y su pensamiento abstracto. Ahora puede comprender más las vivencias del mundo adulto las entiende y puede sacar deducciones. La adolescencia media es la etapa de la conducta más rebelde y de crisis de varios tipos. El chico se opone a todo lo que signifique normas o autoridad con crisis en lo moral y en lo religioso. Es verdad que posee más capacidad para el pensamiento abstracto pero con comportamientos ambivalentes como el sentirse ya grande para las salidas de noche y querer regresar de madrugada pero depender no sólo del permiso sino también del dinero de sus padres como cuando era niño. Esto lo frustra y comienzan entonces las conductas agresivas y los estados de ánimo exagerados y cambiantes. No sabe cómo pedir las cosas que quiere y muchas veces no sabe bien lo que quiere, la asertividad no es lo de él. Pick y Vargas-Trujillo(2007) comentan que “El arte de la asertividad es hacer valer los derechos propios diciendo lo que necesitamos, creemos, sentimos y pensamos; de manera clara, directa, firme, sin agredir, respetando a las otras personas” (p.61). Es claro que al adolescente medio le queda todavía muy lejos la asertividad al no saber pedir claramente lo que quiere o hacerlo sin agredir. El problema es que se siente incomprendido. Por la incomprensión que siente de sus padres en su busca de independencia se rebela exageradamente provocando conflictos constantes y hasta graves que le producen ansiedad, desasosiego por el desacuerdo. Esto lo extiende a otras figuras de autoridad en la escuela por ejemplo y así se la pasa en continua actitud defensiva. Lo que desea y no lo sabe bien es encontrarse a sí mismo, descubrir su propio yo, buscar su proyecto de vida sabiendo mediar entre sus propios valores y los de su grupo social o amistades nuevas que le parecen diferentes e 27 interesantes aún sin conocerlos bien. Le resulta muy complicado conciliar entre lo ya conocido y lo nuevo. A todo esto se le denomina crisis de independencia las cuales tiene que vivir para llegar a la afirmación de su yo y la rebeldía le sirve para lograrlo. Las formas y costumbres que ha venido aprendiendo en familia ahora las cuestiona y entra así en una crisis más; la de valores. Siente confusiones, enojos e incomprensión, el arrebato está a flor de piel y lo usa como recurso para que se le respete pues no sabe hacerlo de otro modo y además sus emociones no se lo permiten. Él mismo provoca las reprimendas y la imposición de la autoridad de sus padres sin darse cuenta y le causa mucha frustración. Se aísla por más tiempo y esos espaciosde introspección, le sirven para la reflexión de sus preocupaciones aunque no las resuelva. Saavedra (2004) señala que “Los valores en los adolescentes se refieren a las preocupaciones morales y religiosas relacionadas con la afirmación de sí mismos. Por ello a ésta se le ha considerado la edad del descubrimiento de los valores estéticos, éticos, personales, morales, utilitarios, religiosos, e idealistas, que se derivan de personajes, que reflejan los ideales de la sociedad en que viven, o bien que son construidos por su imaginario”. (p.79). Los principales valores del adolescente medio están relacionados con la autoafirmación para llegar a la madurez mental. Otra crisis es la de las ideas en lo moral, social y religioso, se cuestiona y somete a prueba las propias ideas y experiencias en el terreno de lo ya conocido. Esto es el principio de las confusiones y errores en el adolescente. Siente un desmoronamiento de su personalidad y estos desconciertos los transmite a sus padres que lo padecen y reflejan en la forma de educarlo pues no les queda claro cómo actuar; saben que no deben permitir arrebatos o groserías y al mismo tiempo no quieren ser duros y no equivocarse al educar. El chico se siente incomprendido pide a gritos autonomía, comprensión y cariño, siente que sus padres se lo niegan o se lo condicionan. Ante todo esto sobreviene el enojo desmedido, frustración, tristeza, se aísla aún más y puede terminar en depresión por incomprensión. 28 Es claro que el adolescente medio tiene inquietudes que antes no tenía, preocupaciones morales que desconocía, descubre nuevos valores y aparecen deseos por las cosas nuevas. Tiene necesidad de afirmación e identificación y el grupo ahora le agrega exigencias por ejemplo; en su forma de vestir, de hablar o de convivir las cuales vive con temor por su hipersensibilidad a las críticas. Se estresa por querer que todo salga perfecto y sin error; teme a la equivocación y al ridículo. A pesar de todo esto va a seguir recurriendo a sus padres para cubrir estas exigencias pues carece de elementos propios y no sabe equilibrar sus deseos con sus necesidades. Crispo y Guelar (2008) les señalan a los padres que: Aunque te resulte difícil de aceptar y muchas veces no sepas cómo actuar frente a esta mezcla de indiferencia y disconformidad permanente, deberías comprender que es natural y hasta saludable que tu hijo adolescente se comporte de este modo. Ha llegado para él el tiempo de elegir sus propios valores, de hacer suyos los valores que regirán su vida de aquí en adelante, más allá de los que han heredado de su ámbito familiar (p.42) El adolescente defiende con rebeldía sus nuevos valores y muestra descrédito a los que le imponen los adultos. Si se le trata con autoritarismo e incomprensión se comportará exactamente de la forma contraria a la que se desea de él por esto necesita vigilancia y saber equilibrar la dependencia-independencia en su formación. Los padres pueden hacer uso de la empatía, de la comunicación afectiva y efectiva y relacionarse con inteligencia emocional para formar una sana autoestima. Así podrán los chicos iniciar una adolescencia superior con mucha mayor tranquilidad y seguridad emocional. La sana autoestima garantiza en el adolescente una digna y respetuosa autovaloración, fortaleza personal y espíritu de lucha para no defraudar sus valores. Le hace ser más equilibrado y mejor adaptado. 29 Una sana autoestima también le ayudará a sortear este período de crisis que le hacen sentir no entendido, no aceptado y hasta no amado por sus padres en especial y podrá elegir amistades acordes a él mismo pero confiables. Branden (1998) explica que: “Cuanto más alta sea nuestra autoestima, tendremos más disposición a establecer relaciones positivas en lugar de tóxicas. Esto se debe a que los que se parecen se atraen, y la salud se siente atraída por la salud. La vitalidad y la extroversión de los demás son, naturalmente, más atractivas para las personas con buena autoestima que la vacuidad y la dependencia. Los hombres y mujeres que confían en ellos mismos se sienten atraídos unos por otros de una forma natural” (p.20). Una sana autoestima favorecerá la capacidad de decidir y la toma de decisiones importantes es ahora una realidad a la que no puede escapar. Siente muchas dudas, confusiones, miedos y preocupaciones, sin embargo tiene que seguir adelante. Necesita encontrar sus propios motivos de interés en su camino de vida y de estudio y tampoco sabe como hacerlo, debe apoyarse en su voluntad, en el esfuerzo cotidiano y en las experiencias hasta ahora vividas por él mismo para encontrar sus fortalezas que son su motivación intrínseca. Ahora ya no depende de las decisiones de los adultos que han crecido con él, ahora se pone a prueba su autonomía al decidir para su mejora personal. En esta etapa el chico hace su primera elección trascendental, su decisión de vida profesional. Debió trabajarlo previamente por medio del autoconocimiento y reconocimiento de sus fortalezas vocacionales. Su proyecto personal de vida está cada día más cercano y tiene como obligación saber cual será la continuidad de sus estudios. Pliego (1994) comenta que “La adolescencia, es un momento en el que el hombre ha de elegir su ruta, seleccionar sus gustos, ser aprendiz del que depende su futuro, la conquista del sí 30 mismo mediante esfuerzos y fracasos de trascendencia para la formación del adolescente en el pleno ejercicio de su independencia” (p. 45). Es importante entonces comprender que el adolescente se encuentra en momentos de muchas dudas y urgencia por tomar decisiones importantes y asertivas que le exige la vida para su futuro. Debe hacerlo siempre en conquista de su esfuerzo personal y para ello necesita de su independencia. Al autoconocimiento llega por medio de introspección lo cual le permite darse cuenta de sus características internas, es decir; de sus necesidades naturales. Y si da más importancia a su interno, poniéndole más atención que a lo externo o social; podrá entonces autodirigirse con asertividad. Se puede decir que está listo para iniciar su adolescencia superior. I.3.3 Adolescencia tardía o superior Esta es la etapa que involucra el desarrollo emocional del adolescente. Los chicos se calman y se equilibran de las dos fases anteriores con más comprensión del sí mismo y conciencia de sus capacidades y limitaciones, sintiéndose integrados a su mundo el cual ahora lo comprende mejor. Se puede decir de manera general que es ahora una persona más responsable. Características de la adolescencia tardía o superior López de Llergo y Cruz. (2001) señalan que: Esta etapa evolutiva abarca, por lo general, desde los 16 a los 21 años de edad y sus principales características son: Re-conocimiento de la intimidad y descubrimiento del yo Recuperación del equilibrio Progreso significativo en la sociabilidad y superación de la timidez Mayor tolerancia a la frustración Autodominio Capacidad para tomar decisiones 31 Responsabilidad frente a los intereses profesionales Relaciones personales más íntimas y profundas, especialmente con personas de otro sexo (p.51). Algunos autores del tema amplían este periodo hasta los 23 años. La conducta moral espiritual y valores que antes produjeron inconformidad o cuestionamiento al adolescente ahora los entiende mucho mejor, recupera su equilibrio emocional y comprende más el significado de justicia y libertad. Ha adquirido más tolerancia a la frustración lo cual le permite ahora admitir los límites que antes odiaba es decir; muestra más autodominio en su comportamiento. Empiezan sus conquistas personales y se compromete más en sus decisiones, posee más capacidad y seguridad para tomarlas en especial las de su área profesionaly personal. Se muestra más conforme con sus adultos cercanos y demuestra mejor visión de su proyecto de vida profesional y laboral. Su sexualidad la distingue mejor pues ha logrado más madurez en su personalidad. El adolescente tardío tiene más claro su sentido de responsabilidad al ser más consciente de sus actos. Vive una etapa de tranquilidad y descanso familiar por ser casi independiente de sus padres. Es más maduro emocionalmente y reconoce sus fortalezas como sus debilidades. Su cuerpo ha alcanzado también la madurez física casi por completo y se encuentra ahora básicamente; en una etapa psicológica. El noviazgo ahora es más formal y comienza otro riesgo; el inicio de su vida sexual activa. Carreras y Carreras (2008) comentan que Los padres deben sortear la crisis de la adolescencia sobre estos tres pilares: La necesidad de libertad del adolescente, la necesidad de cuidado y atención, y la necesidad de privacidad. Y tienen que buscar un equilibrio que permita al joven recuperar todo lo aprendido y adquirido durante su infancia para proyectarse en la vida adulta. 32 Se debe prestar especial atención al aspecto referente a las relaciones sexuales en esta etapa psicológica, en virtud del impacto que pueden tener en el desarrollo afectivo, y que se manifestará en la etapa siguiente. Recuérdese que en esta etapa se deben desarrollar las virtudes de lealtad y fidelidad, así como las conductas de “ser uno mismo” y compartirse; sin embargo, la virtud del amor erótico, requiere como fundamento las virtudes de la lealtad y de la fidelidad. (p. 97). Educar en valores y virtudes el desarrollo afectivo del adolescente lo ayudará a enfrentar el riesgo de una sexualidad irresponsable. Es ahora el momento de abordar con más formalidad el tema de la sexualidad algo nada sencillo de tratar en ninguna de las etapas de la adolescencia, hijos y padres se sienten incómodos pero se debe hacer. Los hijos no pueden recibir mejor guía que la de sus padres sin embargo entre más edad tienen más difícil es hablarlo, lo mejor es empezar a educar este tema desde la niñez. Los adolescentes que reciben educación sexual desde temprana edad son chicos más ubicados en el tema inician vida sexual activa más tardíamente y con más responsabilidad que el resto de la población juvenil que no la recibió. La razón es muy sencilla simplemente están informados y conocen las consecuencias adversas como una paternidad o maternidad prematura por un embarazo no deseado enfermedades de transmisión sexual, etc. Los peligros se van incrementando más y más, uno de los más temidos es el embarazo temprano y sobre éste; centran los padres su atención dejando de lado o minimizando otros riesgos entre los cuales está la depresión. La diferencia es que el embarazo llega el momento en que es notorio y el diagnóstico es claro en cambio la depresión; es una enfermedad silenciosa no clara ni fácil de identificar pudiéndose confundir con problemas de conducta propios de la edad, permitiendo así su avance y por ende su complicación. 33 La familia tiene importancia continuada en el resultado de vida de la persona de sus hijos y la responsabilidad de propiciarles un ambiente de salud emocional y equilibrio psicológico que les evite caer en la enfermedad de la depresión y sus múltiples complicaciones. La adolescencia es, como se ha venido explicando; una etapa complicada que requiere de formas específicas para guiarla, que exige padres conscientes e informados para cumplir con su función de primeros educadores por esto; familia, educación y adolescencia son temas inseparables y la familia en sí misma; posee un valor incalculable para el chico adolescente. 34 CAPITULO II EL VALOR DE LA FAMILIA PARA EL ADOLESCENTE II.1 Familia y adolescencia La familia es la primera forma de organización social en donde el ser humano nace, crece, se reproduce, aprende a relacionarse con los demás y muere con la dignidad personal a la que tiene derecho. Es la primera educadora para el ser humano y atiende sus diversas necesidades de salud, educativas, materiales, culturales, cultivo de valores morales y fomenta el desarrollo integral de los hijos en todas las edades. Es en su núcleo en donde los valores se aprenden, se transmiten, se comparten y se aplican constituyendo éstos; parte importante en la formación y educación de la persona. Ibarra (2000), señala que: La familia es una comunidad ética, de amor y solidaridad que ordinariamente se estructura dentro del esquema paterno-filial. Origen y fundamento de la sociedad humana. La familia es por ello la célula primera y vital de la sociedad. Resulta “la organización más importante a lo largo de la historia, en todas, las sociedades humanas”. (p. 65). La familia es fundamento de la sociedad, se encarga de educar al adolescente en valores y virtudes contribuyendo así a la formación de su conciencia moral. Los valores vividos de manera cotidiana y por lo mismo aprendidos dentro del núcleo familiar le servirán al chico para ordenar su vida futura y ejercer las virtudes derivadas de este aprendizaje alcanzando así; una coherencia de vida recta. Todo ser humano tiene la obligación moral de potenciar sus fortalezas y educar sus debilidades para lograr su perfeccionamiento personal y el adolescente; no está exento de ello. 35 La familia otorga el sentido de arraigo, de aceptación incondicional y seguridad que todo adolescente necesita por encontrarse en un momento de inestabilidad emocional y aprendizaje de hábitos que le conducirán a la madurez de su personalidad. Se lo brinda por medio de una educación integral; la cual involucra el cuidado de sus necesidades materiales, corporales, psicológicas, emocionales, espirituales, sociales y el cultivo de valores morales. Chavarría (2005) señala que “Educar integralmente significa favorecer el perfeccionamiento de todas las facultades humanas, las del cuerpo y las del espíritu. El término ‘integral’ hace referencia a la unidad de un todo, a su integración; la educación integral confiere integridad al hombre” (p.47). De esto se infiere que si se quiere vivir en una sociedad más justa, responsable, respetuosa, honesta y con valores, los padres en su función educadora y formadora, deben recurrir a una educación integral, una educación completa que haga de sus hijos adolescentes; personas íntegras también. Los adolescentes por razón propia de su edad son de reacciones emotivas fuertes y cambiantes. Los padres con su ejemplo de vida cotidiano enseñan en convivencia familiar a orientar esas reacciones o lo que es lo mismo; educan sus inteligencias emocional y mental. Con esto conducen a sus hijos a consolidar su voluntad y ordenar su afectividad. De esta manera se favorece en su crecimiento emocional una sana autoestima2 y les proveen de buenas actitudes frente a la vida pues es la familia; la célula primera y vital de la sociedad y el mejor lugar para aprender y crecer como persona. Hay que considerar que la familia es una institución que se ve influenciada por los cambios sociales, económicos, culturales y ambientales de la época actual por lo tanto; debe adecuar su forma de educar, de realizar sus funciones y estar de acuerdo a las exigencias de la realidad en que vive. No se puede pretender educar hoy; como se educó ayer. Lo anterior significa un reto continuo para los padres y les exige estar unidos al educar, apoyarse mutuamente y comprender que son dentro de su familia; insustituibles. Nadie puede 2 Inteligencia emocional y autoestima, se tratarán como parte de las propuestas educativas que se ofrecen en este trabajo 36 remplazar a los padres en el papel específicoque tiene cada uno al educar a sus hijos en el núcleo familiar. Todos los miembros de una familia, cuentan con una función determinada y todas las acciones deben ser adaptadas y armonizadas para lograr un equilibrio interno. Entre más estable y sana es una familia, más aptos son sus miembros de ajustar sus funciones dentro de ella tomando siempre en cuenta las circunstancias de los otros. La familia es una comunidad de convivencia e interrelación complicada, no es sencillo llevar una armonía familiar. Puede llegar a ser un cielo o un infierno, un centro de coexistencia unida o un suplicio; según lo que sus integrantes hagan de ella. Una de las cosas que más perjudican emocionalmente al los individuos son los enfrentamientos en el plano de sus relaciones humanas y el daño es mayor cuanto más cercanas son las personas a las que se enfrentan; tal es el caso de la familia. Toda persona que vive en familia, no debe hacerlo para satisfacer sus propios intereses, debe organizar su propia función en relación a su responsabilidad familiar y no conforme a lo que le apetezca, porque si cada miembro de la familia prescinde hasta cierto punto de los demás y organiza su propia función a su discreción, gusto y capricho; se producirá una familia disfuncional 3 con poca armonía y desamor, eliminando así la cohesión familiar. Leventon (1987) señala que: Los sistemas familiares tienen también sus cadenas de reacciones interdependientes, Una familia es un sistema vivo, cuyos miembros actúan regularmente y en diversos grados de 3 Por familia disfuncional se entiende aquella que su propia configuración estereotipada genera situaciones familiares con resultados sociales percibidos como negativos que pueden incluso algunas veces derivar en disfunciones sociales de la misma forma que las carencias funcionales cuando se producen, producen malestar social. Algunas disfunciones se deben a una infraestructura inadecuada, cuya causa no siempre es la carencia de recursos materiales y humanos. La disfunción se puede dar en alguno o en varios de los diferentes ámbitos: biológico, psicológico, material, intelectual, social, moral, espiritual, afectivo y económico. 37 dependencia uno del otro. Cualquier acontecimiento que afecta a un miembro, extiende sus efectos de influencia sobre los demás. Cuando un miembro de la familia sufre, todos sufren. (p.41). La actuación de una persona dentro de su familia, siempre repercutirá en beneficio o perjuicio a los demás. No se puede vivir armónicamente en familia si sólo se piensa en sí mismo. Los adolescentes deben saber que si lo hacen, irremediablemente afectarán a los otros causándoles dolor y sufrimiento. Deben tomar conciencia de que su bienestar personal no es lo único que cuenta, por lo que se les debe exigir de manera amorosa y comprensiva, respetar la individualidad y la libertad de los demás. Toda familia posee un sentimiento de valía personal por todos sus integrantes pues cada uno es importante y nunca sustituible. El amor intrafamiliar es absoluto, no depende de la condición física, psíquica, profesional ni material. No depende de condicionante o limitante porque es o debe ser; absolutamente incondicional y nunca egoísta. En la familia el olvido desconsiderado y el poco respeto a los intereses de los demás, mirando sólo el interés personal; dará como resultado desunión o una alegría insignificante, transitoria o efímera al creer que la felicidad se obtiene al hacer lo que uno quiere, sin valorar a los demás, instalándose en la comodidad individual. El daño a largo plazo puede ser enorme: sentimientos de culpabilidad, insatisfacción consigo mismo o con la familia y finalmente; soledad. El egoísmo está en contra de la vida familiar sana, significa vivir cada uno para sí mismo y la familia es una comunidad de convivencia. Prado de Amaya y Amaya J (2004) señalan que “El egoísmo puede ocasionar la desintegración familiar, los miembros de una familia necesitan compartir sus dones para el bien común” (p.90) El egoísmo entonces, no es empático ni congruente con la familia y su significado, causa discusiones, enfrentamientos y desintegración familiar al tratar de defender sólo lo propio. Por muy estable que sea una persona, esta va siendo afectada al tener que enfrentar conflictos constantes 38 con sus seres queridos; les perjudica en su salud y en su equilibrio emocional en especial a los adolescentes que son frágiles en este campo. El egoísmo al ser individualismo propicia alejamiento, desunión, desmembración, separación y finalmente conlleva a la soledad, al aislamiento y puede desencadenar en una depresión. Pensar en el bien de la familia o lo que es lo mismo; el bien común, es actuar sin individualismos, es ver el conjunto es pasar del “yo” al “nosotros” buscando el beneficio de todos los integrantes de la familia y no sólo el personal. Esto implica muchas veces renuncia a los propios intereses cuando son en contra del bien común. Lukas (2003) señala que: La familia es más que la suma de sus miembros. Es un centro de gravitación del amor, que atrae a sus integrantes en la dicha y el dolor; les proporciona abrigo y refugio, los alienta y apoya. Los alimenta, los protege, los acompaña desde el nacimiento hasta la muerte. Vale la pena hacer algunas inversiones para conservar el centro. Pero para motivar a la gente a invertir en ella, es preciso que quede claro lo que está en juego: está en juego el todo, que no debe desaparecer detrás de los deseos y temores, necesidades y pretensiones del individuo (p.109). Cada miembro de la familia necesita valorar su papel, su lugar y su función dentro de ella. Padres e hijos deben trabajar unidos para crear un hogar en el que se les brinde a sus todos sus integrantes; aceptación incondicional, comprensión, respeto, empatía, tolerancia, flexibilidad, subsidiaridad y amor. 39 Para mantener la armonía familiar cada integrante debe desempeñar eficazmente la función que le corresponde sin que los padres olviden la edad y el rol individual, para no exigir de forma desproporcionada o injusta. Se busca que cada uno se entienda favorablemente con los demás de su familia es decir, que la motivación familiar sea el bien para todos o bien común. Tener como finalidad en la familia el bien común, es ver el conjunto y trascender el egoísmo. Es analizar las situaciones particulares y perseguir en las decisiones, lo más conveniente no sólo para sí mismo sino para la familia también; sin olvidar o dejar de ser congruente con el proyecto de vida personal de cada uno de los miembros, mismo que debe ser orientado y respetado. Conseguir esto significa auto trascender e implica muchas veces la renuncia a propios intereses o fines personales sin que esto signifique que las metas particulares sean siempre aplazadas o sacrificadas, al contrario, en la medida que cada persona busque cumplir sus objetivos y lo logre; le será más sencillo dar lo mejor de sí a su familia. Los hijos representan un valor único por el cual vale la pena esforzarse en su formación, educación y perfeccionamiento. Los padres al luchar por mantener a la familia unida; estarán buscando el bien común para su familia. La familia es entonces garantía de un mundo más humanizado, en ella nace y se aprende el sentimiento de fraternidad entre los miembros de la sociedad, es cuna, hogar y refugio incondicional para todo ser humano. Al aprender familiarmente a convivir y relacionarse, se aprende también a vivir en sociedad. La familia ayuda a construir una colectividad donde el ser valorado va más allá de la utilidad que presta la persona, de los atributos que tiene o de las funciones que realiza. En las familias los individuos no se deben enfrentar como competidoressino como colaboradores. Nadie en el núcleo familiar tiene porque dejar de tener importancia al cambiar su situación física, mental o material. La familia es una comunidad llena de cambios y sus miembros deben irse adaptando a las nuevas situaciones; sin perder su unidad y sana convivencia y para lograrlo los padres se pueden apoyar en la educación. 40 II.2 Familia y educación en la adolescencia La educación es proceso continuo de perfeccionamiento que se lleva a cabo en las personas en su formación y siempre para su mejora. Está relacionada específicamente con lo humano e implica poner en práctica las capacidades intelectuales y volitivas, respetando la individualidad propia y la de los demás. No se refiere sólo al hecho de aprender datos o tener más conquistas académicas, sino que educación significa un tiempo permanente de superación personal en la que el ser humano va poniendo en práctica sus capacidades cognitivas por medio de su inteligencia y se va apoyando en el querer ser y querer crecer; por medio de sus aptitudes volitivas. Villalobos (1996) comenta que: “La familia es un lugar de educación que prepara al niño para la vida porque le enseña a vivir de manera autónoma, libre y responsable, y lo capacita para asumir su libertad y para hacerse cargo de su propio destino; es decir, lo educa para vivir y existir como persona” (p.15). La educación entonces sirve a la persona para orientarse al perfeccionamiento de sus facultades humanas de forma integral, de esta manera se va encaminando a ser la persona única e irrepetible que es; por sus propias características que la distinguen de los demás. La educación es proceso gradual de liberación para la persona que lleva implícito el conocer, saber tomar decisiones y poder elegir libremente porque la educación; se fundamenta en el atributo esencial que tiene la persona de elegir en libertad y responsabilidad, orientando así su propia vida hacia la autodeterminación. Márquez (2010) nos dice que “la familia educa para crecer en libertad, orienta en sus hijos sus decisiones, les respeta su facultad de autodeterminación o libre albedrío, fomenta la reflexión, y enseña con ejemplo de vida, a lograr una iniciativa personal “(p.22). De esto se deduce que la incipiente capacidad que tienen los adolescentes de manejar su libertad, debe ser conducida, guiada y orientada por su familia respetando en el chico su libre albedrío para que con sentido de responsabilidad y reflexión de sus actos; se conduzca hacia su autodeterminación y perfeccionamiento personal. 41 Educación y familia son inseparables, es binomio de interrelación necesaria para la formación de personas libres y responsables ante la vida. Educar en libertad es posible porque el ser humano tiene la capacidad de entender, querer y posee inteligencia y voluntad. La educación la puede recibir la persona desde tres ámbitos diferentes; familia, escuela y sociedad y el primero es la familia. Los padres son los primeros educadores de sus hijos y necesitan saber cual es la finalidad que persiguen al educarlos. Si a los padres no les queda claro qué quieren propiciar en ellos, pueden perder su rumbo educativo y formativo. Pueden equivocarse o permitir las muchas influencias de las modas en el ambiente y dejarse llevar por la corriente social sin filtrarla, sólo por ser lo actual o novedoso perdiendo así su objetivo principal; el perfeccionamiento personal de sus hijos. Castillo (2002) explica que: Un educador sin claridad de lo que quiere conseguir al educar, es algo así como una persona que sale de viaje sin haber decidido a dónde quiere llegar. En estas condiciones la actividad de viajar es una actividad sin sentido, decía Séneca que para el navegante que no sabe a qué puerto se dirige todos los vientos son contrarios (…) Pero no basta saber a qué puerto quiere llegar. Es preciso, además que ese puerto, ese objetivo, esa dirección valga la pena. No sirve <ir a cualquier parte>; <ir a donde van todos>; <ir a donde más apetece>. Hay que ir donde uno decide libremente ir, después de haberlo pensado, porque ese lugar es el mejor para mí, porque es el que me hace más bien como persona (p.13-14). 42 La familia brinda al adolescente los elementos personales que le sirven para aprender a manejar su cada vez más cercana libertad personal con la responsabilidad que va adquiriendo con la guía paterna, siendo así coautor de su propio destino. Le respalda por medio de estrategias educativas, de una actitud positiva ante la vida, le ayuda en su búsqueda y en el descubrimiento de su misión personal que necesita en este momento encontrar. El adolescente debe desarrollar fortalezas personales que le permitan ser capaz de asumir con seguridad el rumbo de su vida y tomar conciencia de hacia dónde se dirige. Cuando al adolescente le va quedando claro hacia donde quiere, debe y necesita ir, y la manera de hacerlo; se verá alejado del pesimismo, del vacío existencial, de la tristeza y sobre todo de la depresión. Podrá actuar con más seguridad orientando sus pasos con alegría y optimismo en defensa de sus propios principios, de su conciencia moral y de sus valores; en una actuación congruente a estos. Para el Adolescente empieza su momento de tomar decisiones que trascenderán de forma importante en su vida y no sabe cómo hacerlo. Los padres como encargados de guiar y orientar estas decisiones forjarán en ellos una libertad responsable otorgándoles las herramientas para enfrentar los obstáculos y las dificultades que se les presentarán irremediablemente en su vida y, con el apoyo de los valores que les transmitieron; podrán recorrer su incipiente camino de libertad e ir descubriendo el para qué de su existencia; su vocación profesional y su sentido de vida personal. Armas poderosas en el adolescente contra la frustración, el desánimo, la falta de esperanza, el pesimismo y en especial contra la depresión. Un adolescente inseguro, sin dirección clara y sin un sentido de vida personal, puede ser un individuo fácil de manipular y de permitir influencias no favorables y puede cómodamente optar por andar un camino fácil, del placer por el placer mismo sin una meta clara perdiendo así su capacidad de autotrascendencia. Para evitar que el adolescente pierda el rumbo de su vida, los padres pueden recurrir y promover con ellos una comunicación profunda afectiva y efectiva, por medio de diálogo certero y 43 empatía4 para hacerles sentir a sus hijos que la existencia de todos y cada uno de ellos es tan importante como la propia. Freire (2002) señala que: …el hombre necesita buscar un sentido a su existencia, sin embargo, para encontrarlo, no precisa cuestionarse o escudriñar la existencia, le es suficiente con dar respuesta a las diarias situaciones que la vida les plantee… el sentido de vida únicamente se descubre, desde la existencia de aquí y ahora, asumiendo su responsabilidad de persona única y singular” (p.184). Es entonces en su familia en donde al adolescente se le educa y se le conduce a lograr su integridad personal. Los valores que aprendió en ella le sirven para regir su vida y el ejercicio de las virtudes que cultivó, le darán congruencia de vida moral cumpliendo la obligación que todo ser humano tiene de potenciar sus fortalezas, educar sus debilidades y ejercitar la autotrascendencia5. Es sano que cada quien busque su desarrollo personal, pero no se puede ni se debe olvidar que su principal valor, si eligió formar una familia, será precisamente eso; su familia. Si cada persona se compromete con su familia y cumple eficazmente la función que le corresponde dentro de ella, habrá más posibilidades de que ésta no sufra crisis serias, ni siquiera en el caso de que un miembro fracase o se ausente, porque cualquier pérdida de función será compensada con
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