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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE PSICOLOGÍA “MEMORIA Y ATENCIÓN EN PACIENTES CON ADENOMA HIPOFISARIO NO FUNCIONANTE” T E S I S QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE L I C E N C I A D A E N P S I C O L O G Í A P R E S E N T A: M A R I A N A S A N D O V A L D I E Z DIRECTOR DE TESIS: DRA. MAURA JAZMÍN RAMÍREZ FLORES REVISOR DE TESIS: MTRA. AZALEA REYES AGUILAR MÉXICO, D.F. 2015. UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. “Todas las teorías son legítimas y ninguna tiene importancia, lo que importa es lo que se hace con ellas” Jorge Luis Borges (1899-1986) AGRADECIMIENTOS A la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México, por brindarme las herramientas y conocimientos en mi desarrollo como psicóloga y como persona. A la Dra. Maura Jazmín Ramírez Flores, por la dirección y el apoyo en la realización de este trabajo. Al Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía “Manuel Velasco Suárez”, por su acogida y por ser parte fundamental en mi desarrollo profesional, permitiéndome realizar esta investigación bajo la tutoría de psicólogos, médicos y especialistas adscritos a dicho instituto. Al departamento de Neurocirugía, especialmente al Dr. Juan Luis Gómez Amador, por las facilidades y el apoyo constante para la realización de este estudio, así como por los consejos y la motivación para la culminación de este proyecto. Al departamento de Neuroendocrinología, especialmente a la Dra. Lesly Aminta Portocarrero Ortiz, por formar parte esencial de esta investigación y apoyar el proyecto, tomándose el tiempo para compartir su conocimiento y experiencia. A la Unidad de Cognición y Conducta, por permitirme colaborar y aprender bajo la tutoría de sus psicólogas, favoreciendo mi desarrollo personal y profesional. A los pacientes del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía MVS que aceptaron participar e hicieron posible la realización y culminación del presente estudio. A Juan, Laura, Rafael, Rafa, Rodrigo, Angelita, Estefi, Silvia, Chilo, Rosy, Israel, Arturo, Adriana, Irene, Roberto, Mayra y Araceli, quienes, sin tener nada en particular que ganar, colaboraron en esta investigación. A todos ellos, muchas gracias. DEDICATORIAS A mis papás, Juan y Ángeles, por su amor incondicional, por brindarme la mejor educación y alentarme a dar lo mejor de mi en cada aspecto de mi vida, respetando y apoyando con cariño cada decisión, personal y profesional, que he tomado. Detrás de este logro están ustedes. Nunca tendré suficientes palabras para agradecerles todo lo que han hecho por mi. A mis hermanas, Edurne y Nekane, por ser mis cómplices y mis mejores amigas, por crecer cada día a mi lado, algunas veces tropezando juntas y otras tantas ayudando a levantarnos. No tienen idea de lo que significan para mi. Gracias por estar siempre, las quiero. A Rafa, por estar a mi lado desde hace casi ocho años construyendo sueños mientras atesoramos recuerdos; gracias por ser la voz que necesito oír cuando las cosas se dificultan, por creer en mí y por ayudarme a alcanzar esta meta que es sólo el principio de muchos proyectos juntos. Los cimientos ya están, vamos por más. Te amo. A Emiliano, por llegar en el momento indicado, porque ver tu carita es mi nuevo motor para dar lo mejor de mí y ser un ejemplo para ti. A Luis, por brindarme tu cariño y compartir tus consejos que me han ayudado en momentos importantes. A mi tía Lola, mi tío José y mi tío Alejandro, por estar a mi lado y ser símbolos importantes en mi vida, gracias por compartir mi alegría. A Pau y Monse, por compartir el gusto por esta ciencia tan maravillosa que fue lo que juntó nuestros caminos para convertirnos en muy poco tiempo en amigas para toda la vida. Gracias por sufrir y gozar conmigo este proceso, las adoro. A mis gorditas, Estefi, Fer, Jay, Mich y Colu, por enseñarme el valor de la verdadera amistad, porque a pesar del paso de los años y los caminos tan distintos que hemos tomado, siempre las siento presentes. Las quiero. A Pepe, Majo, Gigo y Jopa, por ser personas claves en mi vida, la combinación entre hermanos y amigos necesaria, gracias por compartir tantos momentos juntos. A mi familia y amigos que estuvieron presentes en la evolución de este trabajo y que han destinado tiempo para enseñarme nuevas cosas, brindándome aportes invaluables que me servirán para toda la vida. Con todo mi cariño, Mariana. CONTENIDO RESUMEN ........................................................................................................................................ 1 1. ADENOMAS HIPOFISARIOS ....................................................................................................... 2 1.1 CLASIFICACIÓN DE LOS ADENOMAS HIPOFISARIOS ..................................................................... 4 1.2 SINTOMATOLOGÍA DE LOS ADENOMAS HIPOFISARIOS NO FUNCIONANTES ................................... 7 1.3 TRATAMIENTO DE LOS ADENOMAS HIPOFISARIOS NO FUNCIONANTES ........................................ 10 2. ATENCIÓN Y MEMORIA ............................................................................................................ 11 2.1 ATENCIÓN ............................................................................................................................... 11 2.1.2 MODELOS Y CLASIFICACIÓN DE LA ATENCIÓN .................................................................... 12 2.1.3 BASES NEUROANATÓMICAS DE LA ATENCIÓN .................................................................... 16 2.2 MEMORIA ................................................................................................................................ 18 2.2.2 MODELOS Y CLASIFICACIÓN DE LA MEMORIA ..................................................................... 18 2.2.3 BASES NEUROANATÓMICAS DE LA MEMORIA ..................................................................... 22 3. ALTERACIONES NEUROPSICOLÓGICAS ASOCIADAS A LOS ADENOMAS HIPOFISARIOS NO FUNCIONANTES ........................................................................................... 24 4. JUSTIFICACIÓN ......................................................................................................................... 29 5. OBJETIVO .................................................................................................................................. 30 6. HIPÓTESIS ................................................................................................................................. 30 7. MÉTODO ..................................................................................................................................... 31 7.1 DISEÑO DE INVESTIGACIÓN ......................................................................................................31 7.2 SELECCIÓN DE LA MUESTRA .................................................................................................... 31 7.2.1 GRUPO DE PACIENTES ...................................................................................................... 31 7.2.2 GRUPO CONTROL ............................................................................................................. 33 7.3 INSTRUMENTOS ....................................................................................................................... 34 7.3.1 NEUROPSI ATENCIÓN Y MEMORIA .................................................................................. 34 7.3.2 INVENTARIO DE DEPRESIÓN DE BECK (BDI) ...................................................................... 35 7.3.3 INVENTARIO DE ANSIEDAD DE BECK (BAI) ........................................................................ 36 7.4 PROCEDIMIENTO ..................................................................................................................... 37 7.5 ANÁLISIS ESTADÍSTICO ............................................................................................................ 38 7.6 CONSIDERACIONES ÉTICAS ...................................................................................................... 39 8. RESULTADOS ............................................................................................................................ 40 8.1 CARACTERÍSTICAS SOCIODEMOGRÁFICAS ............................................................................... 40 8.2 MEDICIÓN DE NIVELES DE DEPRESIÓN ...................................................................................... 40 8.3 MEDICIÓN DE NIVELES DE ANSIEDAD ........................................................................................ 42 8.4 DESEMPEÑO EN LA PRUEBA NEUROPSI ATENCIÓN Y MEMORIA .............................................. 42 8.5 ANSIEDAD Y DESEMPEÑO EN TAREAS DE ATENCIÓN Y MEMORIA ................................................ 47 9. DISCUSIÓN ................................................................................................................................ 48 10. CONCLUSIONES ..................................................................................................................... 53 11. LIMITACIONES Y SUGERENCIAS .......................................................................................... 54 12. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ......................................................................................... 55 1 RESUMEN Los adenomas hipofisarios ocupan el tercer lugar de intervención quirúrgica por tumores intracraneanos y representan hasta el 20% de los tumores primarios del Sistema Nervioso Central (Calado de Aguiar et al., 2009; Dekkers et al., 2008). Hasta el 40% de los pacientes manifiestan alteraciones neuropsicológicas, principalmente en la memoria y las funciones ejecutivas (Peace at al., 1998). Sin embargo, no se han identificado claramente las alteraciones neuropsicológicas que presentan los pacientes con adenomas hipofisarios no funcionantes. Objetivo: Identificar si existen alteraciones en la atención y en la memoria en pacientes adultos con adenoma hipofisario no funcionante, comparando con un grupo control. Participantes: Fueron evaluados 15 pacientes mexicanos, hombres y mujeres con una edad de 25 a 55 años y una escolaridad mínima de 6 años, con diagnóstico de adenoma hipofisario no funcionante, comparado con un grupo de 15 participantes sanos, pareados por sexo, edad y escolaridad. Método: Se aplicó la prueba NEUROPSI Atención y Memoria, los Inventarios de Depresión (BDI) y Ansiedad (BAI) de Beck. Resultados: Se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre ambos grupos en los puntajes totales de la prueba NEUROPSI Atención y Memoria; así como en las subpruebas de detección visual, cubos en progresión, Stroop y la figura de Rey- Osterrieth (codificación y evocación). El grupo de pacientes presentó sintomatología ansiosa, más no depresiva. Conclusiones: Los pacientes con adenoma hipofisario no funcionante presentan principalmente una disminución en el desempeño de tareas de atención selectiva y control atencional (planeación visoespacial y organización conductual), así como en la memoria visoespacial (codificación y evocación), lo cual no se relaciona con la presencia de ansiedad en el grupo de pacientes. Al tratarse de macroadenomas (<1cm) se sugiere que estas deficiencias pueden deberse al efecto de masa del tumor sobre conexiones y estructuras subcorticales involucradas en procesos mnésicos y atencionales, como el tálamo, y su proyección a estructuras corticales, específicamente el lóbulo prefrontal. 2 1. ADENOMAS HIPOFISARIOS La hipófisis es una glándula endocrina que reside dentro de una cavidad ósea en forma de silla de montar, conocida como silla turca, justo debajo del hipotálamo, con quien se conecta mediante un delgado tallo conectivo (O’Rahilly, 2001; Sherwood, 2011; Boron y Boulpaep, 2005). Espacialmente, la hipófisis se relaciona hacia arriba con el quiasma óptico, hacia abajo con el seno venoso intercavernoso y el seno esfenoidal, y hacia fuera con el seno cavernoso y las estructuras contenidas en él (O’Rahilly, 2001). La glándula pituitaria ó hipófisis está dividida embriológicamente por dos porciones principales: el lóbulo anterior de la hipófisis, llamado adenohipófisis, se encarga de la secreción de numerosas hormonas y el lóbulo posterior de la hipófisis, o neurohipófisis, considerado el almacén de las neurosecreciones producidas por el hipotálamo y transportadas por los axones del haz supraóptico-hipofisario (O’Rahilly, 2001). La adenohipófisis sintetiza y secreta seis hormonas peptídicas: hormona de crecimiento (GH), hormona tiroidea estimulante (TSH), adrenocorticotropina (ACTH), hormona luteinizante (LH), hormona foliculoestimulante (FSH) y prolactina (PRL); la secreción de estas hormonas está bajo el control de hormonas hipotalámicas de liberación. A diferencia de la adenohipófisis, la hipófisis posterior (neurohipófisis) es en realidad una parte del cerebro ya que contiene a las terminaciones nerviosas de las neuronas cuyos cuerpos se encuentran en los núcleos supraóptico y paraventricular del hipotálamo. Estas neuronas sintetizan vasopresina y oxitocina y posteriormente las transportan, a través de sus axones, hasta el sitio de liberación en la neurohipófisis, quien se encarga de liberarlas. La acción de liberación hormonal de ambos lóbulos de la hipófisis está controlada por el hipotálamo, sin embargo, la naturaleza de su relación es completamente diferente (Boron y Boulpaep, 2005; Sherwood, 2011). La neurohipófisis se conecta al hipotálamo por la vía neural, mientras que la adenohipófisis se conecta por un vínculo vascular (Sherwood, 2011). El crecimiento y desarrollo de la glándula pituitaria está directamente relacionado con los eventos que ocurren a nivel hipotalámico. Las hormonas liberadas en el hipotálamo comprenden un subgrupo de neuropéptidos que tienen una amplia distribución anatómica y filogenética. Parece ser que, inicialmente, 3 tenían funciones neuroendócrinas y paracrinas; y más tarde, en la evolución, adquirieron el papel de regular la secreción de hormonas hipofisarias (Krisht y Tindall, 1999). La hipófisis contribuye a la traducción de las órdenes cerebrales para conducir a los individuos a realizar determinadas acciones que conlleven a la estabilidad y homeostasis interna y, por lo tanto, a la preservación como individuos (Krisht y Tindall, 1999). A través de las conexiones vasculares y neuronales, la hipófisis vincula e integra los mecanismos neuronales y endocrinos de la homeostasis (Boron y Boulpaep,2005). Como cualquier otro órgano, la hipófisis es susceptible a lesiones, entre las que se encuentran las neoplasias. Los tumores de la glándula pituitaria son las neoplasias intracraneales comúnmente encontradas en la región selar (Krisht y Tindall, 1999). La mayoría de este tipo de tumores suelen ser adenomas, debido a que su origen radica en las células de la adenohipófisis; son tumores benignos de lento crecimiento, aunque la invasión histológica del tejido conjuntivo que recubre a la hipófisis y de estructuras circundantes a ésta es frecuente (Randall, Scheithauer y Kovacs, 2001). Los adenomas hipofisarios se originan por una lesión producida por mecanismos multifactoriales, tales como mutaciones cromosómicas precoces iniciadoras que generan células madre hipofisarias mutadas. Posteriormente, el desarrollo de los adenomas hipofisiarios es favorecido por la acción de señales facilitadoras de la expansión clonal y diversos factores permisivos, como las hormonas hipotalámicas, factores de crecimiento intrahipofisarios y alteraciones en la regulación del ciclo celular (Heaney y Melmed, 1999). Los adenomas hipofisarios representan para la población general del 10 al 20% de los tumores cerebrales primarios (Calado de Aguiar et al., 2009; Dekkers, Pereira y Romijn, 2008). Debido a la falta de factores de riesgo establecidos para el desarrollo de un adenoma hipofisario, las cifras de prevalencia en diferentes grupos étnicos o poblaciones siguen siendo confusas (Fernández, Karavitaki y Wass, 2010). En el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía “Manuel Velasco Suárez” de la Ciudad de México, los adenomas hipofisarios ocupan el segundo lugar de frecuencia de neoplasias del sistema nervioso central, superadas únicamente por aquellas neoplasias que afectan al tejido neuroepitelial (Velázquez-Pérez, Jiménez-Marcial y Martínez-Martínez, 2004). La base de datos de la División de Neurocirugía del mismo Instituto Nacional de Neurología y 4 Neurocirugía, reporta un total de 1847 procedimientos quirúrgicos realizados en el año 2013, de los cuales 694 (37.57%) intervenciones conciernen a lesiones tumorales del sistema nervioso central y de éstos, 119 corresponden a procedimientos para el tratamiento quirúrgico de adenomas de la hipófisis, lo que representa el 17.14% del total de tumores intracraneales y el 6.4% del total de procedimiento quirúrgicos (Gómez- Amador, 2013). En las últimas dos décadas ha habido un aumento en la incidencia de los tumores del sistema nervioso central (SNC), principalmente atribuida a una mejor y mayor utilización de las técnicas de imagen diagnósticas, al aumento del uso generalizado de la biopsia estereotáxica y a una mejor asistencia sanitaria (Balañá y Roussos, 2010). El pico de incidencia de este tipo de neoplasias se encuentra entre los 30 y los 60 años de edad y regularmente sucede antes en las mujeres (20-45 años) que en los hombres (35-60 años) (Krisht y Tindall, 1999). Los tumores hipofisarios son raros en pacientes menores de 20 años, y generalmente son prolactinomas (86%) ó corticotropinomas (10%). Los prolactinomas son los tumores más comunes y representan más del 50% de todos los adenomas hipofisarios, seguidos de los secretores de hormona de crecimiento (GH) (25%), los no funcionantes (20%) y los secretores de corticotropina (ACTH) (menos del 8%). Los tumores productores de hormona estimulante de tiroides (TSH) y los gonadotropinomas son excepcionales (Lecumberri, 2009). Los tumores de la glándula pituitaria tienen varias características que los diferencian del modelo de desarrollo de las neoplasias debido a que no siguen el paradigma que se observa en la tumoración y proliferación de muchas otras neoplasias, en las cuales ocurre la progresión de iniciación/transformación a hiperplasia, de adenoma benigno y más tarde agresivo, y por último a carcinoma. Los adenomas rara vez hacen metástasis (Zada, Woddmansee, Kaiser y Laws, 2011). 1.1 CLASIFICACIÓN DE LOS ADENOMAS HIPOFISARIOS Se han hecho varios intentos de clasificar a los adenomas hipofisarios en diferentes entidades, algunas clasificaciones enfatizan las manifestaciones clínicas o la 5 anormalidad endocrina dominante, otras se centran en las características morfológicas de las células del tumor, su tamaño o patrón de crecimiento, y las clasificaciones más modernas se basan en las técnicas inmunocitoquímicas (Kovacs, Horvath y Vidal, 2001). En el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía “Manuel Velasco Suárez” se toman en cuenta principalmente dos criterios para clasificar a los adenomas hipofisarios: tamaño y manifestación clínica. La clasificación según la manifestación clínica endocrina del tumor es utilizada esencialmente por el departamento de neuroendocrinología del Instituto, clasificándose como funcionantes, es decir, secretores de hormonas; y no funcionantes, o no secretores, los cuales representan el 30% de los tumores hipofisarios (Calado de Aguiar et al., 2009). Esta clasificación sustituyó a la de adenomas hipofisarios productores y adenomas hipofisarios no productores, ya que hasta el 90% de los adenomas hipofisarios no funcionantes tienen tendencia a secretar cantidades bajas de hormona foliculoestimulante (FSH) y hormona luteinizante (LH) y/o sus subunidades A y B (Colao et al., 2008). Aproximadamente dos tercios de los adenomas hipofisarios son hormonalmente funcionantes y pueden producir cualquiera de las hormonas secretadas normalmente por la adenohipófisis: prolactina, hormona de crecimiento (GH), adrenocorticotropina (ACTH), hormona tiroidea estimulante (TSH), y gonadotropinas. Los prolactinomas son los adenomas hipofisarios funcionantes más frecuentes, seguidos por los adenomas secretores de hormona de crecimiento (GH) y adrenocorticotropina (ACTH); finalmente, los adenomas secretores de hormona tiroidea estimulante (TSH) y gonadotropinas son los menos comunes (Zada et al., 2011). Según algunos autores (Al-Shraim y Asa, 2006) las características clínicas y pronósticos más importantes de los adenomas hipofisarios permanecen en la clasificación según el perfil hormonal del tumor. Por otro lado, el departamento de neurocirugía, utiliza la clasificación radiológica y quirúrgica, la cual se basa en la localización del tumor, tamaño y grado de invasión (Kovacs y Horvath, 1987). El grado de invasión local del tumor es un factor importante en la predicción de la probabilidad de resección total y la remisión asociada a la resección quirúrgica (Zada et al., 2011). 6 Según su tamaño, los adenomas hipofisarios se dividen en microadenomas, siendo aquellos adenomas hipofisarios intraselares y de menos de 1cm de diámetro y macroadenomas, aquellos mayores de 1cm y que generalmente se extienden más allá de la silla turca (Kovacs y Horvath, 1987; Calado de Aguiar et al., 2009). Además, según la capacidad que tenga el adenoma hipofisario para perforar la pared ósea de la silla turca o extenderse fuera de la duramadre, son clasificados en invasivos o no invasivos (Kovacs y Horvath, 1987) y se les otorga un grado de invasión según la clasificación de Hardy-Vezina (Zada et al., 2011): • Grado I: microadenomas con volumen normal de la silla turca. • Grado II: macroadenomas con aumento en el volumen de la silla turca. • Grado III: adenomas invasivos con erosión del piso de la silla turca. • Grado IV: incluye tumores locales invasivos con más de una dirección de penetración de la duramadre. Asimismo, el grado propuesto por Hardy-Vezina, se acompaña con una subclasificación, realizada por Wilson, que señala la extensión supraselar que tiene el adenoma hipofisario, subclasificando a los adenomas en los siguientes estadios (Krisht y Tindall, 1999; Alvarado, Quintero y Mejía, 2012): • A: extensión supraselar hacia la cisterna quiasmática. • B:extensión hasta el piso del tercer ventrículo. • C: extensión supraselar y obliteración de todo el tercer ventrículo. • D: extensión a la fosa frontal o temporal. • E extensión extracranial/extradural (seno cavernoso) En la tabla 1 se observa gráficamente la clasificación de Hardy-Vezina, acompañada de la subclasificación de Wilson. 7 Tabla 1. Clasificación Hardy-Vezina y Wilson, basado en los datos de imagen y quirúrgicos del tumor (Adaptación de Krisht y Tindall, 1999). A pesar de que existen diversas maneras de clasificar a los adenomas hipofisarios, se considera que una clasificación unificada debe integrar resultados de estudios histológicos, inmunocitoquímicos, de producción hormonal y características citológicas; destacando las relaciones entre función y estructura, así como la morfología con la actividad hormonal segregante (Kovacs et al., 2001). La prevalencia de los macroadenomas hipofisarios es considerablemente baja, estimada aproximadamente en un 0.2%. Aproximadamente 50% de los microadenomas consisten clínicamente en adenomas no funcionantes, mientras que en el otro 50%, los microadenomas son adenomas hormonalmente activos. En contraste con los microadenomas, los macroadenomas no funcionantes son cerca del 80% (Dekkers et al., 2008). 1.2 SINTOMATOLOGÍA DE LOS ADENOMAS HIPOFISARIOS NO FUNCIONANTES La detección de microadenomas (<1 cm) hipofisarios en hasta 27% de una serie de autopsias no seleccionada sugiere que en la mayoría de los casos este tipo de neoplasia Extensión extraselar Supraselar Paraselar Clasificación radiológica por invasión a la silla turca Grado 0 (normal) Grado I Grado II Grado III Grado IV Simétrico Asimétrico 8 permanece asintomática a través de la vida del individuo. Ocasionalmente, son detectados durante exámenes radiológicos y neurológicos debidos a quejas no relacionadas con el tumor (trauma craneoencefálico, migrañas, sinusitis, etc.), por lo que se les conoce también como “incidentalomas”. Por otro lado, los macroadenomas (>1 cm) generalmente son clínicamente evidentes con signos y síntomas atribuibles al efecto masa del tumor, síndromes de hipersecreción hormonal y diversos grados de hipopituitarismo; aunque algunas veces también se detectan incidentalmente (Krisht y Tindall, 1999). Las manifestaciones clínicas de los adenomas hipofisarios dependen del tamaño del tumor, presencia o ausencia de alteración hormonal, tipo de hormona involucrada en la alteración y expansión extraselar (Acosta, 2002; Kornienko y Pronin, 2009; Krisht y Tindall, 1999). Los adenomas hipofisarios son tumores con un comportamiento generalmente benigno aunque en alrededor del 9 al 40% de los casos invaden estructuras vecinas (Peralta et al., 2007). Los adenomas hipofisarios no funcionantes, por su naturaleza hormonalmente inactiva, presentan síntomas más relacionados con el efecto masa del tumor sobre las estructuras circundantes (Zada et al., 2011). En el momento de la aparición de los signos clínicos, este tipo de neoplasias suelen tener un gran tamaño. Se expanden hacia arriba en la cisterna supraselar, lateralmente en los senos cavernosos, o pupilos descendentes en el seno esfenoidal. La compresión de los nervios ópticos provoca deterioro de la visión, síntoma más común de esta neoplasia. El crecimiento continuo hacia arriba provoca la compresión del tercer ventrículo y la oclusión de los forámenes de Monro, lo que contribuye a la hidrocefalia obstructiva. La expansión en los senos cavernosos provoca la compresión de los nervios craneales que pasan allí, que pueden llevar a la diplopía y la anestesia de la cara. La presión del resto de la glándula pituitaria produce principalmente disfunción del lóbulo anterior. La participación de la neurohipófisis y el tallo hipofisario puede causar diabetes insípida, que es una manifestación rara y tardía de los adenomas de la parte posterior de la glándula pituitaria. En casos raros, el adenoma hipofisario puede manifestarse por el infarto de la hipófisis debido a hemorragia intratumoral (Kornienko y Pronin, 2009). 9 El crecimiento tumoral de los adenomas hipofisarios puede ocurrir de la siguiente manera (Kornienko y Pronin, 2009): • Infrasellar: en el seno esfenoidal o nasofaringe. • Antesellar: hacia la plataforma del esfenoides en el laberinto etmoidal. • Retrosellar: detrás del dorso de la silla turca, sobre el clivus, con destrucción del dorso de la silla; o, pasando sobre y entre el clivus, debajo de la duramadre. • Laterosellar: en el seno cavernoso o bajo la duramadre de la fosa craneal media. • Supraselar: por arriba de la silla turca. La sintomatología neurológica de los adenomas hipofisarios incluye cefalea (regiones frontales, temporales o retroorbitarias), signos neurooftalmológicos (cuadrantanopsia bitemporal superior, disminución de la agudeza visual, ptosis palpebral, midriasis, oftalmoplejía y diplopía) (Lecumberri, 2009), signos de hipertensión intracraneal, hidrocefalia, rinolicuorrea, disminución de la líbido, convulsiones, cambios de personalidad (Sablowski, Pawlik, Ludecke y Herrman, 1986) e incluso riesgo vital que exige una intervención médica o quirúrgica inmediata para descomprimir las zonas afectadas (Caballero, Milian, Martínez, Orges y Del Valle, 2008; Fernández-Balsell et al., 2011; Peralta et al., 2007; Zada et al., 2011). Las anormalidades hormonales más frecuentes relacionadas con los adenomas hipofisarios no funcionantes son el hipogonadismo y la hiperprolactinemia leve, seguido por la deficiencia de la hormona del crecimiento e hipotiroidismo. Los adenomas hipofisarios no funcionantes con frecuencia causan elevación en los niveles de prolactina debido a un fenómeno conocido como el "efecto tallo". En el estado normal, el hipotálamo inhibe la secreción tónica de prolactina de la adenohipófisis a través de la liberación de dopamina en el portal del sistema de comunicación, que es un fenómeno único entre los ejes hormonales hipotálamo-hipofisario. Cualquier lesión que causa compresión y subsiguiente disfunción de esta comunicación puede dar lugar a la hipersecreción de prolactina (Zada et al., 2011). En resumen, las tres manifestaciones clínicas principales de los adenomas hipofisarios no funcionantes son el hipogonadismo (78% en mujeres y 35% en hombres), dolor de cabeza (68% de los pacientes) y alteración del campo visual (en el 68% de los 10 pacientes) (Caballero et al., 2008; Calado de Aguiar et al., 2009; Colao et al., 2008; González, López y Morales, 2005). 1.3 TRATAMIENTO DE LOS ADENOMAS HIPOFISARIOS NO FUNCIONANTES En general, el tratamiento para los pacientes con adenoma hipofisario funcionante debe tener como objetivo la normalización de exceso hormonal, mientras que en el caso de los adenomas hipofisarios no funcionantes, el tratamiento va dirijido a la recuperación de la función del tejido pituitario, la sustitución de las deficiencias hormonales y a la sintomatología ocasionada por el efecto masa del tumor (Sam y Molitch, 2005). El manejo inicial para los adenomas hipofisarios no funcionantes es la reducción quirúrgica para evitar el efecto masa en las estructuras adyacentes al adenoma, principalmente el quiasma óptico (Boelaert y Gittoes, 2001). La resonancia magnética es necesaria tanto para determinar el tamaño y extensión del adenoma, como para mostrar los residuos de tumor y crecimiento del mismo en situaciones post quirúrgicas (Calado de Aguiar et al., 2009). Actualmente existen dos tipos deintervenciones quirúrgicas empleadas en los pacientes con adenomas hipofisarios no funcionantes: la cirugía transcraneal y la cirugía transesfenoidal o transeptoesfenoidal (Tiemensma, 2012). La resección quirúrgica mediante la técnica transesfenoidal es la modalidad de tratamiento primario para la mayoría de los adenomas hipofisarios que requieren intervención quirúrgica, la eficacia de la cirugía está determinada por la experiencia del cirujano, el tamaño del adenoma, el grado de extensión del tumor y los marcadores histopatológicos para la agresividad del tumor; la extensión hacia el seno cavernoso está comúnmente asociada a que se realice una extirpación quirúrgica incompleta (Sam y Molitch, 2005; Zada et al., 2011). En la mayoría de los casos, la cirugía transesfenoidal tiene mínimas complicaciones, la más frecuente es la diabetes insípida y generalmente es de naturaleza transitoria (Sam y Molitch, 2005); aunque también puede presentarse pérdida de la visión, panhipopituitarismo, pérdida de líquido cefalorraquídeo y existe un pequeño riesgo de lesión a la arteria carótida (Zada et al., 2011). La definición de un resultado exitoso para los adenomas hipofisarios después del tratamiento quirúrgico depende del tipo de 11 adenoma, es decir, si es funcionante o no funcionante. Para los adenomas hipofisarios no funcionantes, la “cura quirúrgica” implica una resección macroscópica total, para los macroadenomas hipofisarios no funcionantes invasivos las tasas totales de resección se encuentran, por lo general, entre 35 y 60%, dependiendo del tamaño y grado de invasión tumoral circundante. La cirugía ha demostrado tasas más altas de resección total en aquellos casos donde la invasión del macroadenoma es intraselar, que oscila entre el 80 y 95% (Zada et al., 2011). Cuando se detecta masa tumoral residual o crecimiento de la misma es necesario emplear tratamientos de radioterapia que complementen la intervención quirúrgica (Sam y Molitch, 2005). La radiocirugía es un tratamiento adyuvante eficaz para lograr el control tumoral a largo plazo en más del 90% de los pacientes cuando se realiza en serie múltiple, sin embargo, supone un riesgo importante para panhipopituitarismo, adicional a otros efectos secundarios como pérdida de la visión, tumores cerebrales secundarios, infartos cerebrales y déficit cognitivo, que han sido reportados en casos donde se utiliza la radioterapia para adenomas hipofisarios residuales (Zada et al., 2011). Los diferentes tratamientos que se emplean para los adenomas hipofisarios no funcionantes van dirigidos a eliminar las alteraciones visuales y el panhipopituitarismo, consecuencias del efecto masa del tumor, la cirugía mejora los defectos visuales en la mayoría de los pacientes (60-88%) y la cefalea hasta en un 90%; aunque un número menor recupera completamente la función pituitaria, siendo las tasas de recuperación muy variables (del 16 al 60%). La recurrencia de este tipo de tumores a los 10 años puede alcanzar casi el 50%, sin embargo, pocos pacientes presentan sintomatología clínica (Jaffe, 2006). 2. ATENCIÓN Y MEMORIA 2.1 ATENCIÓN La atención se puede definir como el proceso selectivo que ocurre como respuesta a la capacidad de procesamiento limitado (Banich, 1997), facilitando la ejecución cognitiva y conductual, al seleccionar los estímulos relevantes y reduciendo la cantidad de información que recibirá procesamiento adicional en el cerebro, lo cual es un 12 prerrequisito para el funcionamiento adecuado de otros procesos como el aprendizaje y la memoria (Ostrosky-Solís et al., 2003). 2.1.2 MODELOS Y CLASIFICACIÓN DE LA ATENCIÓN Se han propuesto diferentes modelos y clasificaciones para el estudio de la atención, cada modelo representa una orientación teórica diferente, tipo de atención, método de estudio, y el grado de verificación empírica (Zillmer, Piers y Culbertson, 2008). La mayoría de ellos se centra en la descripción de la atención visual (Portellano, 2005). La atención implica dos tipos de procesamiento: top-down (arriba-abajo) y bottom-up (abajo-arriba). El primero se refiere a los procesos de atención con una meta en particular, se encuentra regulado por las expectativas, metas o conocimientos previos del individuo, participando de manera conjunta la corteza prefrontal y la corteza parietal posterior y el surco intraparietal. Por otro lado, el procesamiento bottom-up consiste en dirigir la atención a un estímulo particular debido a las características que destacan del estímulo e involucra al sistema parietal-frontal: corteza parietal posterior inferior, unión temporoparietal y corteza prefrontal (Ruiz-Contreras y Cansino, 2005). Posner y Petersen (Posner y Petersen, 1990) plantearon un modelo en el que la atención se define por tres grandes funciones: orientación a los acontecimientos, en particular a su ubicación en el espacio visual, mantenimiento de un estado de alerta y la orquestación de acciones voluntarias. Cada función atencional es, a su vez, soportada por redes neurales separadas, a saber, de orientación, vigilancia, y redes ejecutivas. Por otra parte, estas redes neurales de atención operan interactivamente entre sí y con otras regiones corticales y subcorticales (Zillmer et al., 2008). Las tres redes atencionales propuestas por Posner y Petersen se describen a continuación: • Sistema de atención posterior o sistema de orientación visual: permite orientar visualmente la atención a un estímulo del ambiente mediante la ejecución de tres operaciones cognitivas básicas: desprendimiento, movimiento y enfocamiento. Primero se deprende la atención del evento actual de concentración, trasladándose al nuevo punto de enfoque, donde los recursos atencionales se 13 comprometen. Las operaciones de desprendimiento, movimiento y enfocamiento, se vinculan a las regiones parietales, al mesencéfalo y a la región del tálamo, respectivamente. El lóbulo parietal posterior media la atención consciente a objetivos espaciales, el colículo superior del mesencéfalo juega un papel en el movimiento de los ojos de una posición a otra, y el núcleo pulvinar del tálamo ayuda a seleccionar y filtrar la información sensorial importante para el procesamiento. Existe evidencia de que el sistema de orientación es modulado, en parte, por el neurotransmisor acetilcolin (Ach). • Sistema de vigilancia: moviliza y mantiene el estado de alerta para el procesamiento de elementos de alta prioridad y es importante para el funcionamiento atencional. La red neuronal en la que se apoya el sistema de vigilancia incluye las regiones frontal y parietal derechas del cerebro. El neurotransmisor norepinefrina, producido por el locus coeruleus del cerebro medio, está implicado en la consecución de un estado de alerta y mantener la atención en el tiempo. • Sistema de atención anterior o sistema de atención ejecutiva: controla y coordina funciones cognitivas de orden superior tales como la conmutación de tareas, el control inhibitorio, resolución de conflictos, la detección de errores, la asignación de recursos de atención, la planificación y el procesamiento de estímulos nuevos. Una de las principales funciones de la corteza anterior del cíngulo se refiere a la supervisión y resolución de conflictos entre las operaciones que ocurren en diferentes áreas del cerebro. Esta corteza proporciona el control de arriba abajo necesaria para iniciar las operaciones de la inhibición y la selección de la respuesta; y se activa cuando una tarea requiere la detección de errores. A menudo, la corteza prefrontal lateral y la corteza anterior del cíngulo se activan conjuntamente, dependiendo de la naturaleza de la demanda o la tarea presentada. La participación de la corteza prefrontal lateral en el sistema de atención ejecutiva se refiere a su papel en la celebraciónde representaciones mentales de información específica en la memoria temporal. Este conjunto de operaciones cognitivas es consistente con la definición de la memoria de trabajo. 14 La dopamina es considerado el modulador neuronal del sistema atencional ejecutivo o anterior (Zillmer et al., 2008). En la tabla 2, se observa el modelo de redes atencionales propuesto por Posner y Petersen, la función que realiza cada una de las redes y los correlatos neuronales asociados a ellas. Tabla 2. Modelo de redes atencionales de Posner y Petersen Redes atencionales Función Correlatos neuronales Sistema de orientación o posterior Orientación hacia los estímulos. Desprender la atención de un estímulo. Mover la atención hacia nuevos estímulos. Corteza temporoparietal, temporal superior, parietal superior. Colículo superior, tálamo. Sistema de vigilancia Alcanzar y mantener un estado de alerta. Frontoparietal derecho. Sistema de atención ejecutiva o anterior Dirige acciones voluntarias. Corteza cingulada anterior, corteza prefrontal lateral y orbitofrontal, ganglios basales y tálamo. (Adaptado de Zillmer et al., 2008). Además de este modelo, se han propuesto diversas formas de clasificar la atención, algunas de las cuales incluyen el estado de activación, la atención focalizada, atención selectiva, atención sostenida, atención dividida y control atencional (De los Reyes y Rodríguez, 2014; Zillmer et al., 2008). El nivel de conciencia o estado de activación se refiere a los mecanismos de activación básicos que nos permiten responder a los estímulos ambientales (Ostrosky-Solís et al., 15 2003). Este estado de alerta es la base fundamental de los procesos atencionales y permite que el sistema nervioso disponga de suficiente capacidad para la recepción inespecífica de la información externa e interna mediante dos componentes: la atención tónica y la atención fásica. La primera se refiere al umbral mínimo que se requiere para mantener la atención durante la ejecución de una tarea y requiere de un nivel de activación estable del sistema nervioso; mientras que la atención fásica consiste en la capacidad de responder ante la presentación de un estímulo relevante que se presenta de manera espontánea (Portellano, 2005). La atención focalizada consiste en seleccionar y responder a elementos importantes del ambiente; dirigiéndose de forma intencional a un estímulo particular, esta capacidad involucra un control ejecutivo sobre la atención (De los Reyes Aragón y Rodríguez, 2014; Ostrosky-Solís et al., 2003; Zillmer et al., 2008). La atención selectiva implica dirigir la atención hacia los elementos relevantes del entorno, ignorando a la vez, otros que resultan irrelevantes para cierta situación en específico (Ostrosky-Solís et al., 2003). Para algunos autores representa el nivel jerárquico más elevado de la atención, ya que permite la selección y la activación de los procesos cognitivos que se requieran para ciertos estímulos o tareas y depende en gran medida de las motivaciones e intereses de cada individuo (Portellano, 2005). La capacidad de mantener un nivel cognitivo adecuado de alerta de forma constante, permitiendo la rápida detección y reacción ante los cambios que se producen en el ambiente se conoce como atención sostenida (Ostrosky-Solís et al. 2003). Este tipo de atención guarda relación con el nivel de alerta y con los factores motivacionales, permitiendo a su vez, activar la atención selectiva (Portellano, 2005, Zillmer et al., 2008). La atención dividida es la capacidad de desarrollar de forma simultánea dos tareas diferentes (De los Reyes Aragón y Rodríguez, 2014), parcializar los recursos de atención, permitiendo atender diferentes estímulos al mismo tiempo, y hacerlo rápidamente (Zillmer et al., 2008). El control atencional, es la parte de la atención que se encuentra estrechamente relacionada con las funciones ejecutivas, entre las que se incluyen la capacidad de planeación y organización de la conducta, la inhibición de conductas inapropiadas para 16 realizar una tarea y el mantenimiento de un pensamiento flexible durante la resolución de problemas. Todos estos aspectos de las funciones ejecutivas mantienen relación con la atención, y por ello, se han denominado aspectos de alto orden de la atención o control atencional. Alteraciones en este control atencional tienen que ver con daño a los lóbulos frontales (Ostrosky-Solís et al., 2003). 2.1.3 BASES NEUROANATÓMICAS DE LA ATENCIÓN Según Stuss y Benson (1995), la atención se procesa a través de un sistema frontal- diencefálico-troncoencefálico, que incluye a la formación reticular activador ascendente, relacionada con los niveles tónicos de alerta; así como proyecciones talámicas difusas, implicadas en los cambios fásicos del nivel de alerta y al sistema fronto-talámico, que está bajo la influencia de la formación reticular activador ascendente (Figura 1) (Portellano, 2005). Figura 1. Se muestra Sistema reticular ascendente y sus conexiones con tálamo, hipotálamo y corteza cerebral, obtenida de Waxman, 2014. ANATOMÍA formación reticular sistema de activación reticular tracto reticuloespinal FUNCIONES Activación no específica activación con- ductual ConcienciaTálamoCorteza cerebral Hipotálamo Formación reticular ascendente FIGURA 18–1 Sistema reticular ascendente. �� ��������� ��� 17 Las teorías neuropsicológicas de procesamiento atencional suelen tener en cuenta el papel del sistema de activación reticular ascendente (SARS) en la activación cortical, como el primer paso para el procesamiento atencional. El SARS proyecta a grandes áreas corticales y establece un tono cortical general, dicha activación cortical se mantiene si el tronco encefálico está procesando información sensorial (Portellano, 2005; Waxman, 2014; Zillmer et al., 2008). Las lesiones en este sistema de activación resultan en la disminución del estado de alerta, en estados de obnubilación, estupor e incluso en estado de coma (Zillmer et al., 2008). En el proceso de atención visual, el tálamo, los ganglios basales y el colículo superior e inferior, desempeñan un papel de apoyo (Zillmer et al., 2008). El tálamo es activado por la formación reticular ascendente y proyecta esta activación hacia la corteza, funcionando en ambos sentidos: seleccionando y transmitiendo información de las regiones subcorticales a la corteza y transmitiendo señales corticales a las regiones subcorticales (Portellano, 2005; Zillmer et al., 2008). Los ganglios basales establecen un puente entre la formación reticular ascendente, la corteza cerebral y el sistema límbico (particularmente la circunvolución del cíngulo), teniendo principalmente dos funciones: transmitir información a la corteza para el procesamiento selectivo y focalizado de la atención, y conectar con las estructuras del sistema límbico, permitiendo integrar los procesos emocionales a los atencionales (Portellano, 2005). La información del tálamo y de los ganglios basales llega al giro anterior del cíngulo y a la corteza asociativa (Portellano, 2005; Zillmer et al., 2008), donde ocurren los procesos de activación, localización, regulación del nivel de alerta y la determinación de la pertinencia del estímulo (Portellano, 2005). A nivel cortical, el hemisferio derecho, en particular las regiones frontal y parietal juegan un papel central en el control atencional (Portellano, 2005; Zillmer et al., 2008). El lóbulo parietal posterior centra la atención consciente (Zillmer et al., 2008) y construye los mapas sensoriales necesarios para el control de la atención (Portellano, 2005), mientras que en el lóbulo frontal, particularmente el área prefrontal, se desarrollan diversasfunciones ligadas a la atención como la regulación atencional de tareas que requieren planificación, control de la atención sostenida, inhibiendo estímulos irrelevantes, control de la atención focalizada, dirigiendo el foco atencional hacia el estímulo adecuado y 18 control de movimientos sacádicos oculares, a través de los campos visuales (Portellano, 2005). 2.2 MEMORIA La memoria se ha definido de diversas maneras. Desde la perspectiva neurobiológica, la memoria se define mediante una serie de cambios sinápticos que ocurren ante el fenómeno de aprendizaje (Squire y Kandel, 1999). Otras definiciones, precisan a la memoria como el proceso mediante el cual la información aprendida se almacena y puede recuperarse por cierto mecanismos (Sweatt, 2003). O bien, como la capacidad que tiene un organismo para retener o almacenar información acerca de sí mismo y del ambiente que habita (Fuster, 1994). La memoria es una de las funciones superiores que implica ciertos pasos de procesamiento para la información que es aprendida: codificación, almacenamiento y recuperación, como indican Introzzi et al. (2007). En el proceso de memoria se incluyen la codificación, que comprende la serie de procesos que transforman los estímulos sensoriales en información significativa y asimilable para nuestro cerebro, a partir de ella, ocurre el almacenamiento en la memoria, cuya función es retener la información y mantenerla disponible para cuando el organismo lo requiera. Por otra parte la recuperación, implica aquellas estrategias que el sujeto utiliza en las situaciones de recuerdo, las cuales lo llevan a rescatar esa información almacenada exitosamente (Introzzi et al., 2007). 2.2.2 MODELOS Y CLASIFICACIÓN DE LA MEMORIA La memoria se ha clasificado en diferentes tipos: memoria sensorial, memoria a corto y largo plazo, memoria de trabajo, memoria declarativa (o explícita) y memoria no declarativa (o implícita), memoria episódica y semántica, entre otras (Portellano, 2005). La memoria sensorial es el registro inicial de la información, dura sólo milisegundos y está formada por un conjunto de sistemas que corresponden a cada una de las modalidades sensoriales (Portellano, 2005; Zillmer et al., 2008). 19 La memoria de trabajo es la retención temporal de la información para la solución de un problema (Calero-García et al., 2008; Jódar-Vicente, 2004). Su capacidad es limitada, permitiendo almacenar 7 ± 2 bits de información (Zillmer et al., 2008). Baddeley (Baddeley y Hitch, 1974) conceptualizó la memoria de trabajo como un sistema que involucra cuatro componentes (Figura 2): • El ejecutivo central: es el sistema de control de la atención que supervisa y coordina a otros sistemas. Las funciones de este sistema involucran centrar, desplazar y dividir la atención, e intercalarla con la memoria a largo plazo (Baddeley y Hitch, 1974; Zillmer et al., 2008). • El bucle fonológico: es el almacén de la información verbal, interviene en todas las tareas relacionadas con el lenguaje, transformando la información visual en información verbal (Baddeley y Hitch, 1974; Portellano, 2005), es indispensable para la adquisición de vocabulario (Zillmer et al., 2008) y se relaciona con el área de Wernicke y el área de Broca (Waxman, 2014). • La agenda visoespacial: gestiona y manipula imágenes visuales y espaciales (Baddeley y Hitch, 1974; Portellano, 2005; Zillmer et al., 2008) permitiendo codificar la información visual, realizar tareas espaciales y recuperar imágenes de la memoria a largo plazo. Tiene relación con las áreas parieto-occipitales del hemisferio derecho (Portellano, 2005). • El buffer episódico: un sistema de almacenamiento de capacidad temporal y limitada cuya función mantener e integrar la información de las diferentes modalidades (por ejemplo, visual y auditiva) vinculándola con la memoria a largo plazo. El ejecutivo central controla este búfer y utiliza el conocimiento consciente como una estrategia de recuperación primaria. La memoria a corto plazo, es el tipo de memoria que garantiza la permanencia de la información durante segundos o minutos, involucrando a un sistema que retiene temporalmente información de alguna cualidad específica mientras esta se transfiere a un almacén más estable y potencialmente permanente (Zillmer et al., 2008). El número de ensayos, la atención y la presencia de distractores tienen un impacto directo sobre la memoria a corto plazo (Squire y Kandel, 1999). 20 Figura 2. Se muestra representación simplificada del modelo de memoria de trabajo propuesto por Baddeley (Adaptada de Zillmer et al., 2008). Por otro lado, la memoria a largo plazo garantiza la permanencia absoluta de la información y requiere del funcionamiento íntegro de la región temporal medial y su asociación con otras estructuras cerebrales (Squire y Kandel, 1999). La memoria a largo plazo incluye la capacidad de codificar la información, organizarla de manera significativa (almacenamiento), y poder recuperarla o reconocerla cuando sea necesario (recuperación) (Zillmer et al., 2008). Este tipo de memoria tiene teóricamente una capacidad ilimitada y constituye, según la teoría hebbiana, en la consolidación de los circuitos neuronales (Portellano, 2005). La memoria a largo plazo se puede dividir en memoria declarativa y memoria no declarativa (Scoville y Milner, 1957). A su vez, la memoria declarativa se subdivide en episódica y semántica y la no declarativa en procedural, priming, aprendizaje asociativo y aprendizaje no asociativo (Squire y Kandel, 1999). La memoria declarativa o explícita está compuesta por la información que está en acceso directo a la conciencia y a los fenómenos de recuperación, es decir, que se puede declarar verbalmente. Incluye información como hechos y datos que son 21 adquiridos a través del aprendizaje y a la información de cada día (Squire y Kandel, 1999). Dentro de las subdivisiones de la memoria declarativa, la memoria episódica, se conoce también como memoria autobiográfica, y se refiere a la información adquirida que tiene que ver con eventos pasados de la vida del propio organismo; se puede ubicar temporalmente y es susceptible a ser recuperada y asociada (Calero-García et al., 2008). Por su parte, la memoria semántica hace referencia al conocimiento general del mundo, sin tener necesariamente un referente temporal; incluye a definiciones, conceptos, vocabulario (Calero-García et al., 2008; Squire y Kandel, 1999). Por otro lado, la memoria no declarativa o implícita no es accesible a la conciencia a manera de hechos, información, lugares, etc., ni puede medirse mediante un sistema simbólico. Este tipo de memoria se subdivide en 4 subtipos: memoria procedimental, priming, aprendizaje asociativo y aprendizaje no asociativo (Squire y Kandel, 1999). En la figura 3 se puede observar la división de la memoria a largo plazo, incluyendo la división planteada por Tulving (1972), en un modelo propuesto por Squire (2004). Figura 3. Taxonomía de los sistemas de memoria a largo plazo en los mamíferos (adaptado de Squire, 2004). 22 2.2.3 BASES NEUROANATÓMICAS DE LA MEMORIA El mayor sistema neuroanatómico relacionado con la memoria declarativa es el circuito de Papez (figura 4), el cual es un importante centro integrador situado en la cara medial del lóbulo temporal formado por una red de numerosas estructuras entre las que se encuentran estructuras diencefálicas, límbicas y corticales como el hipocampo, la circunvolución parahipocampal, la corteza entorrinal y perirrinal, el fórnix, los cuerpos mamilares, el fascículo mamilo-talámico, la amígdala, los núcleos anteriores del tálamo, la circunvolución del cíngulo y la circunvolución dentada (Portellano, 2005; Squire, 2009; Zillmer et al., 2008).La información proveniente de la corteza y las áreas de asociación corticales superiores entra en el circuito a través de la circunvolución del cíngulo, se mueve al giro parahipocampal, y luego hacia el hipocampo a través de la formación hipocampal. El sistema de salida principal de la formación del hipocampo es el fórnix, quien transmite la información a los cuerpos mamilares (específicamente el núcleo mamilar medial) del hipotálamo. A partir de ahí la información se proyecta al núcleo anterior del tálamo a lo largo del tracto mamilo-talámico, desde donde parte hacia la circunvolución del cíngulo para completar el circuito (Zillmer et al., 2008). La codificación en el hipocampo derecho se asocia más a información no verbal, mientras que el hipocampo izquierdo se especializa en la codificación de la información verbal (Waxman, 2014). Figura 4. Esquema que ilustra las vías entre la formación del hipocampo y el diencéfalo. Resaltando la presencia del circuito de Papez que incluye la circunvolución del hipocampo, hipocampo, cuerpos mamilares, tálamo anterior y circunvolución del cíngulo. Obtenida de Waxman, 2014. CAPÍTULO 19 circunvolución del hipocampo → hipocampo → cuerpos mamilares, fórnix → núcleos del tálamo anterior → circunvolución cingulada → circunvolución del hipocampo circuito de Papez Fimbria a fórnix Vía perforante Aferencias de la neocorteza Fibras dentohipocámpicas (musgosas) Álveo CA4 CA333 CACA22 ACAA1GD FIGURA 19–10 Esquema que ilustra las principales conexiones con, dentro, y desde la formación del hipocampo. (Compárese con la figura 19-8.) Las células granulares dentadas (GD) se proyectan a las neuronas piramidales en el hipocampo. CA1 a CA4 son sectores del hipocampo. Cuerpo mamilar Fimbria Tracto mamilotalámico Cuerpo calloso Fórnix Cíngulo Circunvolución cingulada Tálamo anterior Circunvolución supracallosa Neocorteza frontal Comisura anterior Hipocampo Circunvolución dentada Neocorteza temporal Circunvolución del hipocampo FIGURA 19–11 Esquema que ilustra las vías entre la formación del hipocampo y el diencéfalo. Nótese la presencia de un circuito cerrado (circuito de Papez), que incluye la circunvolución del hipocampo, hi- pocampo, cuerpos mamilares, tálamo anterior y circunvolución cingulada. Nótese también que la neocorteza alimenta a este circuito. �� ��������� ��� 23 El cerebro anterior basal es otra área implicada en el procesamiento de la memoria declarativa a largo plazo, ya que contiene numerosas conexiones con el área mediotemporal. Las estructuras del prosencéfalo basal implicados en la memoria incluyen el núcleo basal de Meynert, el núcleo septal medial, el núcleo de la banda diagonal de Broca, y la sustancia innominada (Zillmer et al., 2008). El lóbulo parietal está implicado en la memoria a corto plazo, siendo el hemisferio izquierdo el responsable de la memoria verbal a corto plazo, y el hemisferio derecho de la memoria no verbal a corto plazo. Este lóbulo también contiene a los centro de memoria espacial y somestésica, localizándose el primero en el hipocampo y formando parte de la corteza parietal posterior (Portellano, 2005). La corteza prefrontal es responsable de formas de memoria como la memoria de trabajo, la memoria episódica y la metamemoria (“sensación de saber”). La pared lateral de la corteza prefrontal de los ambos hemisferios cerebrales se sabe que está involucrada principalmente en los procesos de memoria de trabajo. La memoria de trabajo para las localizaciones espaciales y que permite mantener la información para manipularla se sirve por la corteza prefrontal dorsolateral, mientras que la corteza prefrontal ventrolateral participa activamente en la selección, comparación y juicio de la información contenida en la memoria y en la memoria de trabajo de la identidad del objeto (Miller y Cummings, 2006; Zillmer et al., 2008). Asimismo, la región prefrontal dorsolateral del hemisferio izquierdo es la principal área involucrada a la codificación de la memoria episódica, mientras que la zona prefrontal del hemisferio derecho se activa para la recuperación de la información episódica, para información verbal. La codificación de información no verbal produce activación bilateral derecho-lateral prefrontal (Zillmer et al., 2008). Ciertas estructuras subcorticales como los ganglios basales y el cerebelo también están relacionados con otros tipos de memoria. Los ganglios basales se han asociado al almacenamiento de recuerdos de relaciones entre estímulo-respuesta, teniendo un papel fundamental para el aprendizaje de hábitos motores (Portellano, 2005). Por otro lado, el priming se asocia con disminución de la actividad de la corteza cerebral posterior (Zillmer et al., 2008) y el cerebelo se encuentra relacionado a los aprendizaje motores realizados, siendo el almacén de las habilidades sensoriomotoras adquiridas (Portellano, 2005). 24 3. ALTERACIONES NEUROPSICOLÓGICAS ASOCIADAS A LOS ADENOMAS HIPOFISARIOS NO FUNCIONANTES Los tumores del Sistema Nervioso Central en general y sus diferentes modalidades terapéuticas se han asociado a alteraciones cognitivas, sin embargo, el conocimiento acerca de su incidencia, naturaleza y severidad es limitado (Zepeda, 2010). Los macroadenomas hipofisarios son neoplasias que, al estar en el sistema nervioso central, pueden desplazar estructuras cerebrales y provocar sintomatología relacionada a esta compresión tumoral. Existen pocas investigaciones que hayan estudiado las alteraciones neuropsicológicas por el efecto masa del tumor en los adenomas hipofisarios no funcionantes, en su mayoría, los estudios que hasta ahora se han realizado están encaminados a evaluar los efectos del tratamiento (cirugía o radioterapia) más que los del tumor per se y poco se han descrito el tipo de alteraciones neuropsicológicas que se pueden encontrar en este tipo de pacientes. Debido a que diversas estructuras cerebrales se encuentran adyacentes a la hipófisis, y que son importantes para el proceso normal de la atención y la memoria, están en riesgo de ser dañadas, tanto por el tumor como por el tratamiento empleado. Los resultados de algunos estudios clínicos en pacientes con adenomas hipofisarios son contradictorios, principalmente por diferencias en los métodos utilizados para evaluar la función cognitiva y por el tipo de pacientes incluidos. En los que además del tipo de adenoma, se debe tener en cuenta el resto de tratamientos recibidos y la situación hormonal en el momento del estudio, ya que parece que los pacientes con adenomas hipofisarios funcionantes y los que han sido tratados con radioterapia exhiben disfunción neurocognitiva con más frecuencia que los no funcionantes o los no radiados (Lecumberri, 2009). En 1976, Luria describió un síndrome amnésico en pacientes con tumores que invadían el diencéfalo, mientras que Lishman (1987) refirió la presencia de déficits cognitivos en pacientes con extensión supraselar del tumor, sin embargo, poco se ha profundizado sobre el tipo de alteraciones cognitivas consecuencia del efecto masa de los adenomas hipofisarios no funcionantes sobre dichas estructuras adyacentes. 25 Peace et al. (1998) reportan que el 40% de los pacientes con adenomas hipofisarios no tratados quirúrgicamente manifiestan evidencia de deterioro cognitivo, lo que implica que la enfermedad primaria o alteración hormonal puede ser responsable del deterioro cognitivo, y no deberse éste únicamente al tratamiento. Lishman (1987) postuló que los pacientes con adenomas hipofisiarios manifestaban alteraciones cognitivas cuando el adenoma presentaba efecto masa, ocasionando una expansión supraselar; también se ha atribuido esta alteración cognitiva a la hipersecreción hormonal de ciertos tipos de adenomas (Lecumberri, 2009). Por otro lado, Noad, Narayanan,Howlett, Lincoln y Page (2004) no encontraron diferencias estadísticamente significativas en el deterioro cognitivo y el tamaño del adenoma hipofisario. Guinan, Lowy y Stanhope (1998) encontraron, mediante el estudio de dos casos de adenomas hipofisarios, déficit en la memoria anterógrada en un paciente con un adenoma hipofisario no funcionante tratado con cirugía transesfenoidal y radioterapia, y un paciente con enfermedad de Cushing tratado únicamente mediante cirugía transesfenoidal. El estudio sugiere que los factores de tratamiento son más importantes que las variables etiológicas en la causa de este deterioro de la memoria y que la radioterapia sola y cirugía sola producen déficits de gravedad comparable. A pesar de los hallazgos de estos autores, no se menciona el estado previo al tratamiento de los pacientes, ni el efecto del exceso de producción hormonal en el caso del paciente con el adenoma hipofisario funcionante. Se ha encontrado que el déficit cognitivo en los pacientes después de la cirugía puede variar debido al tipo de cirugía empleada, sin embargo, la literatura clínica pone muy poca atención en los efectos a largo plazo sobre la función cognitiva para cada tipo de cirugía: transcraneal o transesfenoidal (Guinan et al., 1998). Tooze (2009) estudió a pacientes sometidos a cirugía bajo la premisa de que las alteraciones cognitivas pueden variar según el tipo de cirugía que se realice. La cirugía transcraneal es más intrusiva y se ha reportado un mayor déficit en las funciones ejecutivas que cuando se realiza una cirugía transesfenoidal, debido a que durante la primera es necesario levantar el lóbulo frontal para acceder a la hipófisis, incrementando el riesgo de daño de la corteza del lóbulo frontal área responsable de realizar las tareas ejecutivas y de memoria de trabajo (Tooze, 2009). Guinan et al. (1998), retomando un estudio de 90 pacientes, encontraron 26 que el grupo sometido a cirugía transesfenoidal tenía un mejor desempeño, incluso mejor que el del grupo control para la memoria de reconocimiento de caras, mientras que el desempeño del grupo de cirugía transcraneal era peor. El desempeño para la memoria de reconocimiento de palabras era menor para los dos grupos de pacientes, en comparación con el grupo control (Guinan et al., 1998). Peace et al. estudiaron el desempeño en atención, memoria y funciones ejecutivas en pacientes con adenomas hipofisarios, agrupados según con el tipo de cirugía que habían recibido, con el fin de estudiar si el tipo de cirugía afectaría la magnitud de los déficit que los pacientes experimentaron, así mismo, se incluyó un grupo de pacientes tratados sólo con medicamentos, para poder estudiar los posibles efectos de tumor per se y la medicación (Peace et al., 1998). Los autores no encontraron diferencias entre ninguno de los grupos en las medidas de atención, pero todos los grupos de pacientes, incluyendo a los tratados únicamente con medicamento, mostraron un peor rendimiento en el recuerdo auditivo inmediato y retardado que el grupo control. Los resultados de este estudio sugieren una vez más que la cirugía está implicada en los déficit de memoria, mientras que la radioterapia no se asocia a un daño significativo más allá de los daños causados previamente por la cirugía (Peace et al., 1998). Estos autores se centraron en la comparación de ambos grupos de cirugía y radioterapia, y no incluyeron más comparación con el grupo que sólo recibía medicamento, lo que podría enriquecer el estudio. Grattan-Smith et al. (1992) realizaron pruebas neuropsicológicas en un grupo de pacientes con adenoma hipofisario e informaron la existencia de daños en la memoria en estos pacientes en comparación con un grupo control. Sin embargo, su estudio se concentró en el efecto de la radioterapia en la función cognitiva, y no reportan el estado previo al tratamiento del paciente ni las diferencias entre el tipo de radioterapia recibido. Lecumberri evaluó a pacientes tratados con radioterapia y cirugía y a pacientes tratados únicamente con cirugía; encontró déficits en ambos grupos y concluyó que la disfunción ejecutiva y la memoria es experimentada por todos los pacientes con adenomas hipofisarios, independientemente de si son tratados con radioterapia o no (Lecumberri, 2009). 27 Tooze, Hiles y Sheehan (2012) realizaron una investigación en pacientes con adenoma hipofisario funcionante y adenoma hipofisario no funcionante, antes y después de la cirugía. Las pruebas empleadas en dicho estudio fueron el SCL-90 (ansiedad y depresión), WTAR (funciones cognitivas), WAIS-III, WMS-III (memoria) y D-KEFS (funciones ejecutivas). Los autores concluyeron que los pacientes con adenomas hipofisarios funcionantes y no funcionantes, después de haber recibido el tratamiento quirúrgico, presentan déficits en la memoria a corto plazo, además de dificultad para aprender cosas nuevas, y también presentan niveles altos de ansiedad (Tooze, 2012). Se ha estudiado poco el efecto del tumor per se sobre la función cognitiva en este tipo de pacientes y la mayoría de estos estudios se centran en pacientes con adenomas hipofisarios funcionantes, donde la disfunción cognitiva puede deberse tanto al tamaño del tumor como al exceso de producción hormonal. La hormona de crecimiento está asociada con deterioro de la memoria y el exceso de cortisol puede causar psicosis inducida por esteroides y depresión mientras que la deficiencia de cortisol puede causar una variedad de síntomas cognitivos que incluyen depresión, confusión, apatía y paranoia. También se han encontrado pacientes con enfermedad de Cushing que muestran un un peor rendimiento en varias pruebas de aprendizaje, memoria diferida, y capacidad visual-espacial lo que se asocia con niveles más altos de cortisol (Lecumberri, 2009). Según varios estudios, los pacientes con adenomas hipofisarios no funcionantes tienen un peor desempeño a comparación de los controles en al menos un tipo de memoria, sin embargo, numerosos estudios han encontrado que no hay diferencia entre las medidas de memoria auditiva y memoria visual, y estos déficits parecen ser independientes del tratamiento recibido (Tooze, 2009). En un estudio realizado en el 2010 en el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía “Manuel Velasco Suárez” de la Ciudad de México, se evaluaron las alteraciones cognitivas y afectivas relacionadas a los adenomas hipofisarios no funcionantes antes y después del tratamiento de cirugía y radioterapia. El autor de este estudio evaluó la relación entre el tipo de tumor, según la escala de Hardy-Vezina, y las alteraciones neuropsiquiátricas y cognitivas, así como la asociación entre el tipo de tratamiento empleado y estas mismas. Aunque los resultados no fueron estadísticamente 28 significativos, se encontró que existía cierto grado de deterioro cognitivo en los pacientes evaluados previo al tratamiento, el cual incrementó después del tratamiento quirúrgico (Zepeda, 2010). El autor de este estudio sugiere llevar a cabo nuevos estudios con mayor población y diferentes pruebas neuropsicológicas que permitan evaluar mejor la memoria, ya que la prueba utilizada por él (NEUROPSI breve) es una prueba de tamizaje y este tipo de pruebas han demostrado ser insensibles para la detección de sintomatología neuropsicológica en pacientes con tumores cerebrales, mientras que la evaluación cognitiva empleando pruebas más especializadas puede detectar la naturaleza y gravedad de los déficits relacionados al tumor (Armstrong, Goldstein, Shera, Ledaku y Tallent, 2003). Se ha reportado que los pacientes con adenomas hipofisarios pueden experimentar alteraciones emocionales como depresión y ansiedad, trastornos conductuales y cambios de personalidad, pudiendo deberse estos a la misma enfermedad o al tratamiento (Weitzner,Kanfer y Booth-Jones, 2005). Existe una clara correlación entre los tumores hipofisarios y la presencia de trastornos psiquiátricos, siendo una de las más comunes la presencia de sintomatología depresiva, encontrándose acompañada de otros síntomas relacionados como letargo, somnoliencia, deterioro cognitivo, cambios de personalidad, entre otros (Weitzner et al., 2005). Asimismo Sievers et al., (2008) reportan que los pacientes con lesiones hipofisarias muestran un patrón de personalidad distinto al de sujetos sanos congruente con sintomatología ansiosa. La presencia de sintomatología ansiosa o depresiva se ha relacionado con la presencia de deterioro cognitivo (Salomons, Arndt y Ohl, 2012). La evidencia indica que existen diferencias en el procesamiento de los estímulos entre sujetos sanos y sujetos con síntomas de ansiedad, siendo éstas principalmente en los mecanismos atencionales (Eynseck, 1987; Salomons et al., 2012) resultando en la reducción de la capacidad cognitiva necesaria para el desempeño eficaz de diferentes tareas (Ingram y Kendal, 1987), por otro lado, los pacientes con presencia de sintomatología depresiva muestran deterioro en el procesamiento de la información, presentando déficits en la organización y transformación de la información, así como alteraciones en atención, percepción, velocidad de procesamiento y resolución de problemas (Emilien, Penasse y Waltregny, 2000; Jones, Siegle, Muelly, Haggerty y Ghinassi, 2010). Esta evidencia refuerza la 29 importancia de incluir y discutir la implicación de la presencia de sintomatología psiquiátrica, en particular de depresión y ansiedad, en estudios que busquen evaluar el impacto de diferentes trastornos o enfermedades sobre el desempeño cognitivo, como es el caso del presente estudio. Hasta la fecha no existen estudios concluyentes que analicen el efecto de los adenomas hipofisarios no funcionantes sobre las funciones cognitivas, específicamente sobre la atención y la memoria. El interés del presente estudio nace debido a que, aunque se menciona la existencia de alteraciones cognitivas debidas al tumor per se, la mayoría de los reportes en pacientes con adenomas hipofisarios no funcionantes es posterior a los tratamientos realizados, ya sea cirugía o radioterapia. El deterioro cognitivo como resultado del efecto de diversas alteraciones que se presentan a nivel del sistema nervioso central, como los tumores hipofisarios, tiene un marcado impacto médico, social y económico, por lo que es esencial su evaluación y caracterización. 4. JUSTIFICACIÓN Los adenomas hipofisarios representan del 10 al 20% de los tumores cerebrales primarios y ocupan el tercer lugar de atención quirúrgica en el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía “Manuel Velasco Suárez”, por lo que su estudio se ha vuelto fundamental para brindar una mejor atención a los pacientes con esta afección, que vaya desde la práctica tradicional a una práctica integral, donde se tomen en cuenta los efectos físicos de la misma enfermedad y del tratamiento. Aunque existe un número amplio de estudios respecto al diagnóstico y tratamiento de los pacientes con adenomas hipofisarios, la sintomatología neuropsicológica, a pesar de estar reportada, ha sido pobremente estudiada. Para poder evaluar el efecto de los tratamientos empleados, ya sean quirúrgicos o radioquirúrgicos, es necesario conocer el estado previo del paciente y las alteraciones que se asocien al tumor. Es por esto que se debe realizar un trabajo multidisciplinario que incluya la evaluación neuropsicológica, ya que gran parte de los pacientes con adenoma hipofisario no funcionante inician con problemas neurológicos y cognitivos, incluso desde antes de la cirugía, lo que se traduce en limitaciones en su vida diaria. 30 El presente estudio tiene como finalidad identificar si existen alteraciones de la memoria y la atención en pacientes con adenoma hipofisario no funcionante y describir estas alteraciones aportando información relevante para la intervención neuropsicológica integral dirigida a este tipo de pacientes. Adicionalmente, debido al impacto que puede tener la sintomatología psiquiátrica (depresiva o ansiosa) sobre el desempeño cognitivo, se propone analizar si existe relación entre la presencia de ansiedad y/o depresión y los resultados de las variables evaluadas, y de ser así, incluirlas en la toma de decisiones para el tratamiento de los pacientes. 5. OBJETIVO Objetivo general Identificar si existen alteraciones en la atención y en la memoria en un grupo de 15 pacientes adultos mexicanos, hombres y mujeres, con adenoma hipofisario no funcionante, comparando su rendimiento en tareas mnésicas y atencionales con un grupo control sano. Objetivos específicos 1. Describir el desempeño en tareas de atención de los pacientes con adenoma hipofisario no funcionante. 2. Describir el desempeño en tareas de memoria de los pacientes con adenoma hipofisario no funcionante. 3. Describir si existe presencia de ansiedad y depresión en pacientes con adenoma hipofisario no funcionante. 4. Observar si existe relación entre la presencia de ansiedad y/o depresión y las alteraciones cognitivas en pacientes con adenoma hipofisario no funcionante. 6. HIPÓTESIS Hipótesis general: Los pacientes con adenoma hipofisario no funcionante presentan alteraciones en tareas de atención y memoria, en comparación al grupo control. 31 Hipótesis Específicas HE1: Los pacientes con adenoma hipofisario no funcionante tienen puntuaciones deficientes en la evaluación objetiva de la atención y la memoria en comparación con el grupo control. HE2: Los pacientes con adenoma hipofisario no funcionante presentan mayor sintomatología depresiva (medida mediante el Inventario de Depresión de Beck), en comparación al grupo control. HE3: Los pacientes con adenoma hipofisario no funcionante presentan mayor sintomatología de ansiedad (medida mediante el Inventario de Ansiedad de Beck), en comparación al grupo control. HE4: No existe relación entre la presencia de depresión y/o ansiedad y la puntuación de la evaluación objetiva de la atención y la memoria obtenida por el grupo de pacientes con adenoma hipofisario no funcionante. 7. MÉTODO 7.1 DISEÑO DE INVESTIGACIÓN • Estudio observacional, transversal descriptivo, comparativo y relacional de muestras independientes. 7.2 SELECCIÓN DE LA MUESTRA 7.2.1 GRUPO DE PACIENTES Para el presente estudio se seleccionará una muestra de 15 pacientes de nacionalidad mexicana de ambos sexos, que ingresen al Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía “Manuel Velasco Suárez” (INNyN-MVS) con el diagnóstico de adenoma hipofisario no funcionante, realizado mediante imágenes de resonancia magnética estructural y de acuerdo al diagnóstico de los neurocirujanos y/o neuroendocrinólogos especialistas adscritos del INNyN-MVS, con confirmación del comité médico. 32 La selección de los participantes se llevará a cabo a través de un muestreo no probabilístico por conveniencia y de acuerdo a los criterios que a continuación se describen. A) Criterios de inclusión: • Pacientes diagnosticados por un neurocirujano y/o neuroendocrinólogo especialista adscrito del INNyN-MVS con adenoma hipofisario no funcionante. • Sin intervención quirúrgica o de radioterapia previa. • Hombres y mujeres. • Campo visual central conservado. • Niveles hormonales (PRL, ACTH, GH, TSH, FSH y LH) en el rango normal. • Edad 25-55 años • Escolaridad mínima de 6 años (primaria completa). • Diestros. • Consentimiento informado. B) Criterios de exclusión: • Pacientes con adenoma hipofisario no productor intervenidos previamente por cirugía o radioterapia. • Baja escolaridad (menos de 6 años). • Zurdos. • Alteración del II par craneal,
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