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1 UNAM Facultad de Psicología División de Estudios Profesionales MODULACIÓN DEL NÚCLEO SUPRAQUIASMÁTICO SOBRE LA SENSIBILIDAD DEL NÚCLEO ARQUEADO A ESTADOS METABÓLICOS NEGATIVOS Daniela Herrera Moro Chao Director de tesis: Rudolf M Buijs Revisora de Tesis: Carolina Escobar Briones México DF, Enero del 2015 Servicio Social11 Texto escrito a máquina Servicio Social11 Texto escrito a máquina TESIS QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE: Servicio Social11 Texto escrito a máquina Servicio Social11 Texto escrito a máquina Servicio Social11 Texto escrito a máquina LICENCIADA EN PSICOLOGÍA Servicio Social11 Texto escrito a máquina UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). 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Ritmos circadianos en el balance energético: el NSQ el reloj biológico del organismo………………………………………………………................21-26 a. Control del NSQ sobre los ritmos metabólicos del organismo...26-27 i. Control del NSQ sobre el metabolismo glucostático……27-28 ii. Interacción del NSQ con el ARC………………………….29 5. Plantamiento del problema……………………………………………….29-31 6. Método a. Sujetos y condiciones experimentales ……………………………………….31 b. 2dg: hipoglucemiante celular…………………………………………………..32 c. Procedimientos realizados en los sujetos experimentales…………..….32-33 d. Diseño experimental por etapas i. Variación rítmica del sensado de glucosa del ARC……..33 ii. Influencia del NSQ sobre la variación temporal de sensibilidad del ARC a la hipoglucemia………………………………….….34 1. Etapa 2.1…………………………………………….34 2. Etapa 2.2…………………………………………….35 iii. Comunicación neural entre el NSQ y el ARC…………35-36 e. Métodos generales…………………………………………………...36-38 3 f. Análisis de resultados………………………………………………..38-39 7. Resultados a. Variación rítmica del sensado de glucosa del ARC. i. Activación neuronal e identificación de poblaciones neuronales involucradas………………………………………………….40-42 ii. Respuestas contrarregulatorias desarrolladas ante la hipoglucemia cerebral……………………………………………………….43 b. Influencias del NSQ sobre la variación temporal de sensibilidad a hipoglucemia del ARC. i. Activación neuronal e identificación de poblaciones neuronales involucradas de ratas lesionadas unilateralmente y bajo condiciones de ayuno……………………………………………………….44-46 ii. Activación neuronal e identificación de poblaciones neuronales involucradas de ratas lesionadas unilateralmente y bajo condiciones de hipoglucemia……………………………………………....47-54 iii. Respuestas contra regulatorias desarrolladas ante la hipoglucemia sistémica……………………………………………………….54-55 c. Comunicación neural entre el NSQ y el ARC………………………55-58 8. Discusión……………………………………………………………………..59-63 9. Referencias…………………………………………………………………..64-75 4 1. Resumen El cerebro obtiene la mayoría de su energía a través de la glucosa, y en condiciones de ayuno también del lactato y de cuerpos cetónicos. Por esta razón, el cerebro contiene mecanismos de sensado de glucosa y de evocación de respuestas contraregulatorias que mantienen un rígido control de los niveles de glucosa en el cuerpo y en el microambiente cerebral. Dos núcleos sumamente importantes para esta regulación fisiológica son el núcleo arqueado (ARC) y el núcleo supraquiasmático (NSQ). El ARC es importante para el sensado de los niveles plasmáticos de glucosa por parte del cerebro y el NSQ regula las concentraciones plasmáticas durante el período de luz-obscuridad. En esta tesis investigamos la posibilidad de que el NSQ module circadianamente el sensado y respuesta del ARC a una disminución en los niveles de glucosa plasmáticos, que resultará en una modulación temporal de las respuestas contra regulatorias del organismo a la hipoglucemia. Para dilucidar el problema, la activación del ARC fue investigada en diferentes modelos de estados metabólicos negativos, tales como el ayuno y la hipoglucemia. Los resultados indican una modulación temporal de la activación del ARC durante el día en respuesta de episodios de ayuno e hipoglucemia. La lesión unilateral del NSQ reveló un aumento de la actividad neuronal del ARC ante estos episodios, acompañado de un aumento en las respuestas contra regulatorias del organismo, indicando que el NSQ ejerce una influencia inhibitoria sobre la capacidad del ARC de sensar los niveles plasmáticos de glucosa durante el día. Palabras clave: núcleo supraquiasmático, núcleo arqueado, hipoglucemia, diabetes 5 2. Introducción El cerebro depende de la glucosa como fuente principal de energía, por lo que el cerebro, especialmente el hipotálamo, ejerce un estrecho control de la cantidad de glucosa plasmática disponible, su sensado y su utilización durante todo el día y ante diferentes estados metabólicos, como el ayuno y la realimentación. Dentro del hipotálamo existen núcleos mayormente involucrados en la regulación de estos procesos. El núcleo arqueado del hipotálamo (ARC) participa como sensor de hormonas y metabolitos y tiene un rol central en la regulación del metabolismo energético. El núcleo supraquiasmático (NSQ), considerado el reloj biológico del organismo, regula los ritmos circadianos metabólicos y conductuales que organizan nuestra fisiología diaria. El NSQ especialmente, ejerce una gran influencia sobre el patrón temporal del metabolismo glucostático del organismo, regulando así la temporalidad de producción hepática de glucosa y sus niveles plasmáticos, modificando así la cantidad de energía disponible y utilizada por los diferentes órganos del cuerpo. En este trabajo estudiamos y proponemos mecanismos mediante los cuales el NSQ puede modificar a lo largo del día la capacidad del ARC en el sensado de metabolitos en diferentes estados metabólicos. La importancia del estudio de la interacción entre estos dos núcleos, aporta una base teórica en el contexto de diabetes y síndrome metabólico que puede ser considerado en el futuro para el desarrollo de tratamientos y prevención de estas enfermedades. 6 3. Control hipotalámico de la homeostasis energética El hipotálamo es una región del cerebro que ocupa la mitad ventral del diencéfalo a ambos lados del tercer ventrículo, por encima de la glándula pituitaria (Simerly, 2004). Está principalmente involucrado con el control y modulación de funciones básicas para el mantenimiento de la homeostasis y la reproducción de las especies. Controla principalmente 6 funciones básicas (Kandel, 2000): La presión y composición electrolítica de la sangre; a través de la modulación de conductas de sed y el apetito a la sal, para el mantenimientode la osmolaridad sanguínea y el tono vasomotor. La temperatura corporal, a través de la modulación de la termorregulación metabólica y conductas de búsqueda de ambientes más o menos calurosos. El metabolismo energético, a través de la modulación de la ingesta de alimento, digestión y tasa metabólica. La reproducción, a través del control de la secreción de las hormonas sexuales, el embarazo y la lactancia. Respuestas de emergencia al estrés, regulando las respuestas físicas e inmunológicas, el flujo sanguíneo a los músculos y otros tejidos, así como la secreción de hormonas adrenales involucradas en éste. Ritmos circadianos, a través de la integración de información fótica y temporal dada por el Núcleo Supraquiasmático (NSQ). El hipotálamo regula todas estas funciones, integrando información sensorial, visceral y hormonal, proveniente de los sistemas periféricos que, a su vez modula, con el fin de mantener un estado homeostático adecuado (Squire, 2008). 7 a) Homeostasis energética La homeostasis ha sido definida como la tendencia a regular y mantener una estabilidad energética interna relativa (Randall, 2001; citado en Guzmán 2010); está principalmente controlada por el sistema metabólico-energético que se refiere al conjunto integrado de reacciones fisiológicas y conductuales, que nos capacitan para obtener energía del medio, de combustibles biológicos esenciales para la supervivencia del organismo, tales como grasas, proteínas y carbohidratos (Benyon, 1999; citado en Rodríguez, 2007). La preservación de la integridad energética en organismos superiores, requiere la adaptación a los recursos externos y una extensa comunicación entre órganos (Thorens, 2010). Por lo que la regulación metabólica es una de las características más remarcables de los organismos vivos. Esta regulación es tan importante para la supervivencia, que mecanismos regulatorios complejos han evolucionado para asegurarse de que los metabolitos se muevan a través de vías metabólicas en la dirección y tasa correctas para igualar las circunstancias cambiantes internas y del ambiente, y mantener la homeostasis energética en el organismo. El sistema anteriormente descrito, depende principalmente de dos niveles de control metabólico-energético; de una regulación metabólica; que es el conjunto de procesos que sirven para mantener la homeostasis a nivel molecular (por ejemplo, mantener las concentraciones de un metabolito) y del control metabólico; que se refiere al proceso que lleva al cambio de activación e inhibición de vías metabólicas en respuesta a señales internas o ambientales, que permiten la regulación energética a nivel del organismo (Nelson, 2008). i. Catabolismo y Anabolismo. La regulación metabólica es una actividad celular coordinada en la que muchos sistemas multienzimáticos cooperan para cumplir 4 funciones básicas (Randall, 2002; citado en Guzmán 2010): 8 Obtener energía química a partir de la captura de la energía solar o distintos nutrientes del ambiente. Convertir moléculas nutrientes a moléculas características de la propia célula. Polimerizar precursores monoméricos a proteínas, ácidos nucléicos, polisacáridos y otros componentes celulares. Sintetizar y degradar biomoléculas requeridas en funciones celulares. Cada uno de los pasos de las rutas metabólicas realiza un cambio bioquímico, en una secuencia específica de pasos, donde un precursor se convierte en producto, a través de una serie de intermediarios metabólicos, llamados metabolitos. La regulación metabólica se puede dividir en dos fases: Catabolismo: Considerada la fase degradadora del metabolismo, en la que las moléculas orgánicas (glúcidos, grasas y proteínas) se convierten en productos más pequeños y sencillos. Las rutas catabólicas producen energía libre, parte de la cual se conserva en adenosil trifosfato (ATP). Anabolismo: También llamada biosíntesis, donde precursores pequeños y sencillos se integran en moléculas más grandes y complejas, entre las que podemos encontrar a los lípidos, polisacáridos, proteínas y ácidos nucléicos. Las reacciones invariablemente requieren de energía libre, generalmente obtenida de la hidrólisis de ATP y de la reducción de las moléculas de NADH y NADHP. A parte de los mecanismos catabólicos y anabólicos celulares, se han descrito mecanismos homeostáticos de control metabólico, que ayudan a que se cumplan 4 objetivos particulares para regular la obtención y consumo de energía (Nelson, 2008): 9 Maximizar la eficiencia de utilización de energía, previniendo la operación simultánea de vías en direcciones energéticas opuestas (por ejemplo, la glucólisis y la gluconeogénesis). Partición de metabolitos entre vías alternativas (la glucólisis vía pentosas fosfato). Disponibilidad del combustible que mejor cubra las necesidades del organismo (glucosa, ac grasos, glucógeno o aminoácidos). Disminuir vías biosintéticas cuando hay acumulación de productos. El cerebro participa activamente como un órgano sensor metabólico esencial para el mantenimiento de la homeostasis y desde hace ya más de un siglo, se sabe que el cerebro (especialmente el hipotálamo), el hígado y el tracto gastrointestinal pueden detectar independientemente, información metabólica de combustibles esenciales y señales fisiológicas de hambre y saciedad, que promueven acciones que ayudan al mantenimiento y restablecimiento de la homeostasis (Yi, 2010). En particular el cerebro participa más activamente en esta regulación, debido a que el substrato energético principal que utiliza para obtener energía es la glucosa. ii. Señales fisiológicas de hambre y saciedad. Más que cualquier otra área cerebral, el hipotálamo depende de asas de retroalimentación de información hormonal, proveniente de sistemas que controla indirectamente (a través del tallo cerebral); con el fin de regular el balance energético (Squire, 2008). Esto lo hace integrando señales fisiológicas neurales y hormonales secretadas por los órganos periféricos, que lo informan del estado metabólico general del organismo. Estas señales son secretadas por órganos que sensan y secretan polipéptidos que actúan en funciones paracrinas y endocrinas (Berg, 2002) bajo diferentes estados energéticos, tales como hambre y saciedad. Los agentes secretados desencadenan mecanismos orexigénicos (promueven la ingesta de comida y disminuyen el gasto energético) y anorexigénicos (disminuyen 10 la ingesta de comida e incrementan el gasto energético) con el fin de mantener un equilibrio relativo de la energía (Kandel, 2000). El tejido adiposo almacena energía en forma de triglicéridos durante la abundancia nutricional y la libera en ácidos grasos libres y calor durante la privación nutricional (Kadowaki, 2006). Existen dos tipos de tejido adiposo, el tejido adiposo café (TAC), que está involucrado en la producción de calor; y el tejido adiposo blanco (TAB), que además de su función de almacenaje de energía, se considera un órgano endocrino, ya que es capaz de sensar y secretar señales hormonales altamente involucradas en el balance energético del organismo (Berg, 2001). Aparte de que el TAB lleva a cabo funciones de almacenamiento de triacilgliceroles (TG), es capaz de secretar hormonas llamadas adipocinas, que son sustancias biológicamente activas, encontradas en los adipocitos del TAB, que también pueden ser sintetizadas en otros sitios (Pan, 2007). Normalmente están involucradas con funciones de metabolismo energético, reproducción, inmunidad y funciones cardiovasculares. Algunas de las adipocinas secretadas por el TAB son (Ahima, 2005): citocinas, factores complementarios, resistina, leptina, adiponectina y proteínas involucradas en la coagulación y regulación vascular. Las adipocinas son sensadas por el cerebro, especialmente porel hipotálamo, a través de receptores específicos localizados particularmente en áreas en contacto con la circulación (Pan, 2007). Algunas adipocinas como la adiponectina y la leptina están principalmente involucradas en el control y comunicación del balance energético del organismo, tarea que llevan a cabo con estrecha comunicación con las neuronas orexigénicas y anorexigénicas del hipotálamo. La adiponectina, por ejemplo es una hormona presente en altas concentraciones en plasma (microgramos por mililitro) (Ahima, 2006), que actúa principalmente como una adipocina antidiabética y antiaterogénica (Yamauchi, 2007). El cerebro presenta receptores a adiponectina principalmente en áreas hipotalámicas como el núcleo paraventricular (PVN) (Ahima, 2006), y el arqueado (ARC) (Kubota, 2007). La administración intracerebroventricular (icv) genera una 11 disminución del peso corporal, aumentando el gasto energético, mientras que no modifica la ingesta de alimento. Su administración icv o iv produce la activación neuronal del PVN y la producción hipotalámica del factor liberador de corticotropina (CRH), a través del sistema de melanocortinas (Qi, 2004). Los efectos observados tras la administración cerebral sugiere que la adiponectina resulta en una regulación negativa del metabolismo energético (Kim, 2007). Durante el ayuno, actúa promoviendo respuestas adaptativas como el cambio en utilización de combustibles, la oxidación de ácidos grasos más que la utilización de carbohidratos, como la primera fuente de energía (Berg, 2002). Otra adipocina altamente involucrada en el control de la homeostasis energética es la leptina. La leptina es secretada principalmente por el TAB y sus concentraciones en TAB y plasma se correlacionan positivamente con la cantidad de TAB, el tamaño de los adipocitos, y su contenido de triacilgliceroles (Ahima, 2006). Así se ha propuesto que los niveles de leptina en plasma y TAB están estrechamente relacionados con las reservas energéticas del organismo. La leptina se encuentra elevada durante la obesidad y disminuida durante el ayuno (Ahima, 2005). Las concentraciones reducidas de leptina, observadas en deficiencias congénitas y lipodistrofia causan hiperfagia, alteración en termogénesis, resistencia a la insulina, hiperlipidemia e hipogonadismo. Todos estos efectos son reversibles con la administración de leptina. El aumento en los niveles de leptina genera una inhibición de la ingesta de alimento y un decremento del peso corporal, principalmente del tejido adiposo en sujetos delgados (Bjorbaek, 2004). Las acciones de la leptina han sido descritas a nivel central y periférico. A nivel central, se ha demostrado que sus efectos sobre la ingesta de alimento, metabolismo de glucosa y gasto energético están principalmente modulados por el hipotálamo (Sahu, 2004; Bates, 2004; Gao 2004; Morton, 2005). Muchas de las adaptaciones fisiológicas causadas por un ayuno prolongado pueden ser prevenidas por la administración exógena de leptina durante el ayuno. Dicha administración genera un cambio en la señal de los receptores a leptina, que puede 12 ser observado en su mayoría en el hipotálamo (Munzberg, 2005). Adicionalmente, el fenotipo diabético y obeso observado en los animales carentes del receptor a leptina (LRb) en neuronas, puede ser restaurado tras su síntesis en áreas específicas del hipotálamo (Ahima, 2005). A parte del tejido adiposo, el tracto gastrointestinal (GI) (considerado el órgano endocrino más grande del organismo) secreta más de 20 diferentes hormonas que sirven como reguladoras de la secreción de sustancias del GI, de la motilidad intestinal, de la liberación de otras hormonas y de la absorción de nutrientes. La secreción de estas hormonas permite al tracto digestivo comunicarse con el cerebro y el resto del cuerpo, para regular funciones importantes para la supervivencia y bienestar del organismo como el hambre y la saciedad, y el manejo de la glucosa por parte de los tejidos (Hameed, 2009). Actualmente se han identificado funcionalmente algunas de estas hormonas, la mayoría involucradas en modular estados de saciedad y sensibilidad de los tejidos periféricos a la insulina (Yi, 2010). El polipéptido pancréatico (PP), el péptido tirosina-tirosina (PYY), la oxintomodulina (OXM), el péptido simil glucagón tipo I (GLP1), la colestoquinina (CCK), la gastrina y la amilina son algunos ejemplos de las hormonas involucradas en estos procesos (Karra, 2010). Un ejemplo de una de las hormonas secretada por el GI para el control del metabolismo energético mediante el hipotálamo es la grelina. La grelina es una hormona considerada predominantemente de naturaleza orexigénica, ya que su administración periférica o central produce un balance energético positivo, lo que lleva a un incremento en la ingesta de comida y del peso corporal. Bajo condiciones fisiológicas normales aumenta sus concentraciones en plasma en períodos interprandiales, presentando su máxima expresión antes de comer, y disminuye dentro de un período corto después de la ingesta (Scott, 2007); por lo que se considera un factor importante para la iniciación de la ingesta de comida (Castañeda, 2010). La secreción de grelina aumenta bajo condiciones metabólicas negativas, como el ayuno (Sato, 2005), la hipoglucemia inducida por insulina (Shiiya T, 2002) y la anorexia (Rigamonti, 2002), y disminuye en condiciones de energía 13 positivas, como la ingesta, hiperglicemia y obesidad (Solomon, 2005; Zigman, 2005). Específicamente, es regulada por factores nutricionales y metabólicos, así como por el SNA parasimpático. La vasta distribución del receptor de grelina en diferentes áreas del cerebro, ha relacionado la presencia del receptor con las actividades funcionales de la grelina; Áreas adyacentes a los CVOs, tales como el ARC, adyacente a la eminencia media (EM) y el NTS, adyacente al área postrema (AP), han sido propuestos como los principales mediadores de las funciones homeostáticas de la grelina (Faulconbridge, 2003; Chen, 2004; Bugarith, 2005; Tamura, 2002; Kamegai, 2004). Por otro lado, el páncreas es considerado por algunos autores como parte del GI; está conformado por islotes que consisten de al menos 4 diferentes tipos celulares endocrinos: las células β, productoras de insulina (constituyen del 64-80% de la población de células totales de los islotes); las células α productoras de glucagón (10-15% de la población total de células); las células δ productoras de somatostatina (SS) (5% de la población total) y las células que contienen popipéptido pancreático (PP). Se sabe que estos factores están involucrados en la regulación de la homeostasis energética, con acciones tanto periféricas como centrales (Sun, 2007; Obici, 2003). La insulina es secretada por las células β del páncreas, en proporción a la masa de tejido adiposo. Evidencia experimental ha sugerido que la insulina es una hormona involucrada en procesos metabólicos homeostáticos y reproductivos (Bruning, 2000), de proliferación y supervivencia de muchas de las células de mamíferos, incluyendo las de los islotes pancreáticos. Es considerada una poderosa señal de saciedad; es secretada en condiciones postpandriales o de incrementos en concentraciones de glucosa en plasma. Disminuye durante el ayuno o en bajas concentraciones de glucosa en sangre (Schwartz, 2005). Entre muchas de sus funciones, resaltan aquellas relacionadas con el control del balance energético y glucostático del organismo. 14 La insulina participa activamente en el control de la homeostasis glucostática del organismo; es la reguladora primaria de las concentraciones de glucosa en sangre: aumenta la captación de glucosa del tejido adiposo y músculo esquelético, estimulando la translocación del transportador de glucosa GLUT4 decompartimientos intracelulares a la superficie celular (Saltiel, 2001). También inhibe la producción hepática de glucosa (HGP) por medio de un efecto directo sobre los hepatocitos e indirecto sobre tejidos extrahepáticos sensibles a la insulina, vía señales humorales y neurales (Prodi, 2006). El cerebro es considerado un órgano blanco de la insulina, aunque su captación de glucosa no es dependiente de insulina. El receptor de insulina está presente en muchas áreas cerebrales, especialmente en el hipotálamo, donde se ha demostrado que la insulina dirige muchas de las funciones fisiológicas mencionadas anteriormente (Porte, 2005). La administración de insulina en el tercer ventrículo (3v) resulta en un decremento dosis dependiente en la ingesta de alimento y el peso corporal (Plum, 2006; Benoit, 2002), además de generar contrarregulación tras estados hipoglucémicos y un incremento en la estimulación autonómica (Obici, 2002). En particular, se ha demostrado que muchos de los efectos anorexigénicos de la insulina, como la disminución en la ingesta de comida, están mediados por el hipotálamo medio basal (Plum, 2006; Benoit, 2002 Obici, 2002). El ARC, área del hipotálamo medio basal, han sido identificada como esencial para el control de la insulina sobre el metabolismo de lípidos (Van de Hoek, 2004; Scherer, 2011). El hipotálamo medio basal, a su vez, también dirige los efectos de la insulina sobre el metabolismo glucostático. La administración de insulina en el hipotálamo mediobasal, especialmente en el ARC, decrementa los niveles de glucosa plasmáticos, mediante el SNA, inhibiendo así la HGP (Prodi, 2006; Obici, 2002; Van de Hoek, 2008; Pocai, 2005). b) Circuitos hipotálamicos de integración de señales de hambre y saciedad La fuerte influencia de las hormonas mencionadas anteriormente, sobre el metabolismo energético, ha llevado a la necesidad de construir modelos de acción 15 en donde el cerebro, y el hipotálamo en particular, son el centro de integración homeostática. Estos modelos asumen que la información nutricional proviene de un flujo constante de señales de hambre y saciedad provenientes del sistema gastrointestinal y el tejido adiposo, que al ser integradas por el SNC, desencadenan una respuesta neural en donde neuropéptidos anorexigénicos y orexigénicos se comunican con neuronas del SNA, ajustando las funciones endocrinas de los diferentes órganos, con el fin de encontrar un balance energético y estabilizar los depósitos de grasa corporales (Castañeda, 2010; Fliers, 2003; Kreier, 2002; Yi, 2010; Wu, 2004; Morton, 2006). El sensado y respuesta a estas señales nutricionales depende directamente de la presencia de receptores específicos en el SNC y del acceso de estas sustancias al tejido nervioso. El acceso de sustancias al SNC se encuentra restringido por la barrera hematoencefálica, que previene que moléculas grandes o polares pasen de la circulación periférica al líquido cefaloraquídeo (LCR) y viceversa (Cottrell, 2004). La barrera está formada por uniones estrechas entre las células endoteliales que rodean los microvasos cerebrales (Abbott, 2006); por lo que el transporte de sustancias exógenas o endógenas al cerebro se limita a sustancias lipofílicas que presentan una tasa de difusión transcelular alta y a sustancias polares que son sustratos de sistemas de transporte específicos (Golden, 2003). Este transporte selecto de sustancias, regula el paso de nutrientes esenciales, aminoácidos, péptidos, polipéptidos y proteínas; por lo que impide que muchos factores circulantes tengan acceso ilimitado al SNC, al mismo tiempo que previene que neuropéptidos y factores de crecimiento que se producen en el SNC se difundan a la circulación. A pesar de la gran limitación de transporte de sustancias a través de la barrera hematoencefálica, existen áreas que permiten una interfase entre el cerebro y la periferia; éstas áreas han sido denominadas órganos circunventriculares (CVO). La comunicación entre las sustancias plasmáticas, el LCR y las neuronas permite el sensado de hormonas sin alterar la constitución y función de la barrera hematoencefálica (Pan, 2006; Fry, 2010). Se han descrito al menos 7 áreas que cumplen con las características de los CVOs: el órgano 16 subfornical (SFO), el órgano vasculoso de la lamina terminalis (OVLT), el área postrema (AP), la neurohipófisis, la eminencia media (EM), el lóbulo intermedio de la glándula pituitaria y la glándula pineal (Cotrell, 2004). Estas áreas modifican su actividad eléctrica al contacto con señales nutricionales y hormonas de la circulación y mantienen extensa comunicación con áreas hipotalámicas, del tallo cerebral y la medula espinal, características por ser centros de integración metabólica y de control autonómico. Estudios con lesiones y electrofisiología han demostrado que los CVOs son sumamente relevantes para el control y modulación cardiovascular, el balance de fluidos corporales, una respuesta inmune adecuada y el balance energético (Cotrell, 2004; Ganong, 2000; Alim, 2010; Fry, 2010; Wang, 2008). En particular la EM ha resaltado en el control de funciones metabólicas importantes para el balance energético. La proximidad que presenta con el ARC y el contacto con sustancias de la circulación, (Yi, 2006; Grill, 2009) le permite el sensado de señales nutricionales con umbrales más amplios de modulación de la actividad eléctrica de las neuronas, en comparación con otras áreas hipotalámicas que se encuentran protegidas por la barrera hematoencefálica (Levin, 2004; Faozi, 2007). El ARC presenta un umbral más amplio de respuesta entre diferentes hormonas y metabolitos, tales como glucosa (Levin, 2004), leptina (Irani, 2008), ácidos grasos (Migrenne, 2011), GLP1, CCK, amilina, PYY, grelina, adiponectina e insulina (Fry, 2010; Grill, 2009; Benoit, 2002). A pesar de que los receptores a estas hormonas están presentes en muchas áreas del SNC; muchas de las respuestas fisiológicas tras la administración de hormonas tales como adiponectina, leptina, insulina y grelina, están mediadas por los receptores presentes en el ARC (Kubota, 2007; Coope, 2008; Hosoi, 2002; Morton, 2005; Dawson, 1997; Morton, 2003; Obici, 2002; Konner, 2007; Andrews, 2008). En particular el hipotálamo mediobasal se ha descrito como un área sensora esencial para el control del metabolismo energético (Cone, 2001). Sólo el ARC contiene al menos 9 poblaciones neuronales que secretan distintos péptidos relacionados con el metabolismo energético (Parker, 2012). En particular, dos poblaciones han resaltado por su rol determinante en las funciones de ingesta y gasto energético. Las neuronas de neuropéptido Y (NPY), que coexpresan el péptido relacionado a agouti (AgRP), ubicadas en la parte vm del 17 ARC y las de hormona estimulante de melanocitos a (a MSH), que coexpresan el transcripto regulado por cocaína y metanfetaminas (CART), ubicadas en la porción lateral del ARC, son indispensables para el correcto balance energético. Las neuronas de NPY y AgRP han sido clasificadas como orexigénicas (promueven la ingesta de comida y decrementan el gasto energético); en cambio las neuronas de a MSH y CART son consideradas anorexigénicas (reducen la ingesta e incrementan el gasto energético) (Sanchéz-Lasheras, 2010). El ARC presenta proyecciones aferentes y eferentes con otras áreas hipotalámicas y extra hipotalámicas, que han sido descritas como parte de los circuitos esenciales para el control del metabolismo energético. Estos circuitos median las acciones orexigénicas y anorexigénicas de los neuropéptidos mencionados. En particular, el ARC mantiene una densa comunicación recíproca con el PVN, DMH, LH y en menor densidad con el VMH (Williams, 2001; Berthoud, 2002; Yi, 2006; Xu, 2003). Proyecciones de NPY y a MSH provenientes del ARC han sido descritas principalmente en elPVN y LH (Cone, 2005; Williams, 2004), y con una menor densidad en el VMH (Xu, 2003). La importancia de la innervación a estos núcleos se ha comprobado en estudios con lesiones y knockdowns de poblaciones específicas neuronales, que han mostrado que el PVN, DMH, LH y VMH son importantes para el control del balance energético. El DMH es considerado una interfase de integración y relevo entre las áreas hipotalámicas y otras áreas del SNC, tales como el tallo cerebral, el mesencéfalo y la médula espinal (Buijs 2006), se encuentra inervado ampliamente por las neuronas de NPY y a MSH (Cone, 2005). El DMH proyecta al PVN, que contiene poblaciones neuronales de CRH, de hormona liberadora de tirotropina (TRH) y de oxitocina: todas involucradas en la regulación del metabolismo energético (Berthoud, 2002). El LH es considerado el núcleo hipotalámico mayormente interconectado con el resto del cerebro, mantiene diversas proyecciones eferentes, proyecta a todas las diferentes cortezas cerebrales, a la formación hipocampal, amígdala, tálamo, cerebro medio, puente, tallo cerebral, hipotálamo y medula espinal. Contiene al menos 3 poblaciones neuronales involucradas en el control del balance energético: orexinas, hormona 18 concentradora de melanina (MCH) y dinorfinas (Berthoud, 2002). Recibe aferencias sustanciales de NPY, el mayor incremento de ingesta después de la inyección de NPY en diferentes núcleos hipotalámicos, es observado después de su administración en el LH. A su vez también recibe aferencias provenientes de neuronas de a MSH, endorfinas y CART (Berthoud, 2002). Su estimulación incrementa la ingesta de alimento y su lesión causa anorexia y pérdida de peso (Williams, 2001). Por otro lado, las lesiones del VMH generan un fenotipo de hiperfagia y obesidad, y a pesar de que las proyecciones entre el ARC y el VMH han sido motivo de discusión, sus neuronas expresan receptores a melanocortinas y a NPY, sugiriendo que reciben aferencias directas del ARC. Sus neuropéptidos: el factor neurotrópico derivado de cerebro (BDNF) y el factor esteroidogénico 1 (SF- 1) han sido directamente relacionados con el control del balance energético, especialmente mediando las acciones de leptina en el balance energético (Dhillon, 2006; Xu, 2003; Sánchez-Lasheras, 2010). El VMH aumenta su activación tras realimentación (Johnstone, 2006) y está directamente involucrado en el sensado y respuesta a episodios hipoglucémicos y en respuesta a leptina, incrementando la toma de glucosa en tejidos periféricos (Minokoshi, 1999; Sánchez-Lasheras, 2010). Los núcleos mencionados anteriormente mantienen comunicación autonómica eferente y aferente mediada por relevos de segundo o tercer orden, que modifican la actividad y la fisiología de órganos periféricos, tales como el hígado, el páncreas, los intestinos y tejido adiposo. A su vez, también permite que el SNC éste informado del estado fisiológico de los órganos periféricos. Fibras aferentes provenientes del tracto gastrointestinal, páncreas, tejido adiposo e hígado estimulan la vía aferente visceral - central, que proyecta a neuronas ubicadas en la médula, puente, hipotálamo y cerebro anterior ventral (La Fleur, 2000; Buijs, 2001; Kreier, 2002). 19 i. Integración hipotalámica del metabolismo durante el ayuno y la realimentación. Durante procesos como el ayuno o la realimentación los circuitos hipotalámicos mencionados y su salida autonómica juegan un papel fundamental en la regulación de ingesta y en la utilización de sustratos energéticos. Cambios en hormonas y metabolitos plasmáticos son integrados en el hipotálamo, quien a través de su salida autonómica, regula procesos de HGP, termogénesis e ingesta de alimento (Blouet, 2010). Durante el ayuno, la grelina es secretada por el estómago, y es sensada primariamente a nivel del ARC, donde las neuronas positivas a NPY/AgRP se activan, y propagan la señal al PVN y al LHA; lo que resulta en una respuesta orexigénica, iniciando la ingesta de alimento, aumentando la oxidación de carbohidratos y el almacenamiento de grasas (Currie, 2005; Solomon, 2007). Asimismo cuando la grelina aumenta, la leptina e insulina disminuyen. La disminución de ambas hormonas, resulta en la activación de las neuronas positivas a NPY/AgRP, quienes transmiten información orexigénica a través de los circuitos previamente mencionados (Sahu, 2004; Irani, 2008; Kleinridders, 2009). Durante la realimentación, las señales de saciedad a largo plazo, principalmente hormonas secretadas en el tejido adiposo y el tracto gastrointestinal, como la leptina y la insulina modulan la respuesta homeostática postpandrial esencial para la utilización y almacenamiento de la energía ingerida. La insulina es secretada postpandrialmente, principalmente en respuesta al incremento de glucosa en plasma, además de la influencia autonómica para su secreción y acción en órganos periféricos (Sun, 2010). La insulina actúa mayormente en el ARC, a través del cual modula la supresión de HGP y la inhibición de la ingesta de comida (Prodi, 2006; Obici, 2002; Morton, 2006), incrementando los niveles de a MSH y decrementando los niveles de AgRP. Además es capaz de inhibir la producción de NPY y su actividad neuronal tras la activación de aferencias GABAérgicas (Sato, 2005). Por otro lado, la leptina actúa en el ARC para inhibir la ingesta de alimento e incrementar la actividad locomotora postprandrial, adicionalmente regula la homeostasis glucostática y la sensibilidad a insulina periférica (Coppari, 2005; Berglund, 2012). 20 Activa las neuronas a MSH e inhibe las neuronas NPY/AgRP, a través de la activación de la vía JAK2/STAT3 e IRS/PI3K (Niswender, 2003; Morton, 2006). Una vez que estas dos señales adipostáticas activan a MSH, estas neuronas se comunican con el PVN, donde activan neuronas de CRH y oxitocina. A su vez, estas neuronas se comunican con el tallo cerebral, lo que genera una respuesta autonómica para la regulación de la homeostasis energética (Morton, 2006). La leptina también puede ejercer una acción anorexigénica a través de la activación directa del NTS (Hosoi, 2002); sin embargo, varios estudios resaltan la modulación del hipotálamo anterior en la respuesta a señales de saciedad en el NTS (Morton 2005). ii. Neuronas inhibidas o responsivas a la glucosa Adicionalmente a la información nutricional hormonal, la disminución o aumento de metabolitos en plasma, como la glucosa y los ácidos grasos, también modifica la actividad y respuesta fisiológica de estos circuitos hipotalámicos. Distintos modelos se han propuesto para tratar de explicar los mecanismos intracelulares mediante los cuales las neuronas hipotalámicas pueden sensar los niveles de metabolitos plasmáticos, que posteriormente serán utilizados para la producción de combustibles de las células. El sensado hipotalámico de glucosa plasmática está mediado por mecanismos intracelulares que definen la identidad de diferentes neuronas glucosensitivas. Estos mecanismos involucran la toma de glucosa por el transportador de glucosa GLUT2, la fosforilación de la glucocinasa y el consecuente metabolismo de glucosa que modifica la tasa intracelular ATP/ADP. Esto causa la apertura o el cerrado de los canales de potasio sensibles a ATP (Katp), la despolarización o híper polarización de la membrana, la entrada de calcio y la secreción de neurotransmisores. Las neuronas inhibidas por glucosa (GI), se activan cuando los niveles de glucosa plasmática e intracelular disminuyen; su activación produce la liberación de 21 transmisores orexigénicos que producen un incremento en la ingesta de comida y la iniciación de respuestas contra regulatorias, como la secreción de glucagón, epinefrina, norepinefrina y corticosterona. La secreción de estos factores produce un incremento en la glucogenólisis, la inhibición de la secreciónde insulina pancreática, la disminución de la toma de glucosa periférica y un aumento en la gluconeogénesis hepática, lo que aumenta los niveles de glucosa en plasma. Las neuronas GI están mayormente distribuidas en el LH, ARC, PVN, NTS y DMV (Marty, 2007; Routh, 2002). La activación de las neuronas GI en estas áreas media las respuestas contra regulatorias; sin embargo el ARC y el complejo vagal (NTS y DMV) contienen, adicionalmente a las GI, neuronas que son sensibles a rangos más amplios en los cambios de glucosa extracelular (HGI), (Ritter, 2000), que en el caso del ARC se han identificado en su mayoría como NPY/AgRP (Marty, 2007). El noqueo del transportador GLUT2 en estas neuronas bloquea el inicio de alimentación después de un episodio hipoglucémico (Bady, 2006), además de que modifica la termorregulación y la sensibilidad a leptina durante el ayuno (Mounien, 2010). Durante el estado postpandrial, las neuronas glucosensitivas que se activan tras un incremento en la glucosa plasmática, han sido descritas como neuronas que se excitan con glucosa (GE), incrementan su disparo cuando los niveles de glucosa extracelular aumentan. Su activación induce la utilización de glucosa del tejido adiposo y músculo, además de suprimir la secreción de glucagón. Las neuronas GE se encuentran principalmente en el VMH, ARC, PVN, NTS y DMV (Marty, 2007). La integración hipotalámica de todas estas señales constituye la fisiología durante el ayuno y la alimentación, lo que permite tener un balance fisiológico adecuado en el organismo. Este balance es orquestado principalmente por el hipotálamo, donde el hipotalámo mediobasal representa una etapa esencial del proceso de sensado e integración hormonal y de metabolitos (Fig 1). 22 Figura 1. Integración hipotalámica de hormonas y metabolitos. La integración y respuesta conductual se genera tras la integración de hormonas y metabolitos en los núcleos hipotalámicos, con la principal entrada y sensado del ARC. Figura modificada de Yeo, 2012. 4. Ritmos circadianos en el balance energético: el NSQ, el reloj biológico del organismo Todos los organismos estamos expuestos a variaciones cíclicas del ambiente que son biológicamente importantes para la adaptación al medio externo, tales como el ciclo luz – oscuridad, de temperatura y humedad, la disponibilidad de alimento, las estaciones del año, y eventos arbitrarios que involucran la correcta adaptación del organismo a su ambiente. Los ritmos biológicos son ciclos fisiológicos, metabólicos y conductuales que se repiten periódicamente y nos permiten adaptarnos y anticipar Salida autonómica 23 estos eventos periódicos geofísicos causados, principalmente por la rotación de la tierra (Guilding, 2007; Kalsbeek, 2011). Los ritmos circadianos son ciclos con un período cercano a 24 horas en diferentes parámetros fisiológicos, incluso en ausencia de señales temporales externas. Algunos ejemplos de ritmos circadianos, incluyen: el ciclo de sueño – vigilia, de la temperatura corporal, del ritmo cardiaco, de funciones cognitivas, como la atención y de secreción de hormonas. La anticipación a eventos de alimentación y descanso, permiten al organismo sobrevivir, mantener la homeostasis y prevenir su alteración, ahorrando energía y combustible para los momentos en que escasea la comida (Ruiter, 2006; Hastings, 2003). Con el fin de ahorrar energía, el organismo mantiene ventanas de tiempo en las que el senso de variables metabólicas y fisiológicas, tales como hormonas, metabolitos, temperatura, presión arterial, el nivel osmótico de la sangre, etc. y sus respuestas contrarregulatorias son más o menos eficientes (Scott, 2006),. Estas ventanas de tiempo cumplen un papel fundamental en la preparación del organismo para gastar y adquirir energía durante el período de actividad y lo proveen de estrategias para reservar la energía durante el período de descanso, (Ruiter, 2006). En mamíferos, los ritmos circadianos están organizados por el sistema circadiano, que consiste principalmente de un oscilador maestro, el NSQ localizado en el hipotálamo y de osciladores periféricos. Tanto el NSQ, como los osciladores periféricos, están conformados por toda clase de células capaces de oscilar en el tiempo. Estas oscilaciones están basadas en mecanismos moleculares, que consisten en asas de retroalimentación transcripcional y traduccional negativa autorregulada, en las que los productos proteicos de genes reloj se introducen al núcleo de la célula y suprimen la transcripción de los genes que iniciaron su trascripción originalmente. Los complejos proteicos, resultados de la transcripción de genes reloj identificados como Bmal1 y Clock, se unen a las secuencias estimuladoras de las cajas E de los genes Per1, Cry y REVERBa. Después de retrasos causados, por la transcripción, traducción, dimerización y entrada al núcleo de dímeros Per/Cry, se inhibe la trascripción de los genes Per y Cry. Al mismo 24 tiempo, las proteínas Per, Cry y REVERBa se acumulan en el citoplasma de la célula, se dimerizan y se translocan al núcleo, donde inhiben la actividad de Clock- Bmal1, por lo que a su vez inhiben su propia transcripción. Todos estos procesos se repiten en un período de casi 24 horas, dando paso a las oscilaciones de los ritmos circadianos. Las mutaciones de estos genes se asocian con la alteración de estabilidad, amplitud o la longitud del periodo de ciclos de actividad y disparo eléctrico de las neuronas del NSQ (Guilding, 2007; Welsh, 2010; Hastings, 2003). Aunque casi cada célula u órgano periférico muestran oscilaciones de genes reloj, las células del NSQ muestran características cruciales, que lo representan como oscilador maestro. Las células del NSQ reciben inervación de la retina, lo que les permite sincronizarse al ciclo de luz y obscuridad; a su vez están organizadas topográficamente, de tal manera que pueden mantenerse sincronizadas la una a la otra en condiciones de oscuridad constante. La más importante característica es que son capaces de generar un pronunciado ritmo circadiano autónomo de frecuencia de disparo neuronal, lo que les permite sincronizar otras células del cuerpo vía mecanismos directos e indirectos (de la Iglesia, 2004; Bodenstein, 2012; Welsh, 2010; Abraham, 2010). El NSQ ha sido demostrado como oscilador maestro debido a que las lesiones del NSQ provocan la pérdida total de ritmicidad circadiana locomotora, del ciclo sueño-vigilia, de variables fisiológicas como la temperatura y hormonal (Buhr, 2010; Kalsbeek, 2011). A su vez, el transplante de tejido fetal del NSQ en el tercer ventrículo de animales anteriormente lesionados del NSQ, y por lo tanto arrítmicos, restablece la ritmicidad locomotora y hormonal, lo que demuestra una vez más que el NSQ es el oscilador maestro (mencionado en Dibner, 2010). El NSQ utiliza diferentes mecanismos para sincronizar al resto del organismo, a través de señales neuronales (SNA), hormonales y conductuales. El NSQ mantiene proyecciones neurales con neuronas neuroendocrinas y preautonómicas en el hipotálamo; de esta manera controla rítmicamente la secreción de hormonas y actividad neural de ambos grupos neuroendocrinos y autonómicos. El NSQ controla la secreción rítmica de numerosas hormonas, algunos ejemplos, clave para la sincronización de osciladores periféricos abarcan corticosterona, melatonina y 25 vasopresina (VAP) (Kalsbeek, 2011; Kalsbeek, 2007). Así el NSQ comunica su mensaje temporal a través del control de la secreción de estas hormonas y de la comunicación neural que mantiene con grupos hipotalámicos autonómicos. Específicamente, estudios neuroanatómicos y funcionales han mostrado que el NSQ utiliza diferentes grupos neuronales para comunicar mensajes específicos a los osciladores periféricos; estos han sido clasificados en 4 grupos neuronales funcionales(Kalsbeek, 2011; Kreier, 2003): 1. Neuronas hipotalámicas que proyectan a la pituitaria, y modulan la secreción de hormonas en la circulación sanguínea. 2. Neuronas hipotalámicas que proyectan al SNA y selectivamente afectan vías simpáticas o parasimpáticas a órganos periféricos. 3. Neuronas hipotalámicos que sirven de intermediarias entre el NSQ y neuronas neuroendocrinas, o núcleos hipotalámicos para el control de variables fisiológicas como la temperatura y la secreción de hormonas en los órganos periféricos. 4. Neuronas talámicas, que sirven de intermediarias para la sincronización de la actividad locomotora al ciclo de luz-obscuridad. La comunicación que el NSQ mantiene con estos grupos neuronales, organiza la sincronización de los osciladores periféricos, al ciclo luz-obscuridad. A pesar de la capacidad del NSQ de sincronizar al organismo, las proyecciones neurales que presenta con el resto del cerebro son limitadas. Diferentes estudios han mostrado que el NSQ transfiere su información rítmica, principalmente al hipotálamo medial, especialmente al área preóptica medial (MPO), al DMH y al núcleo subparaventricular (subPVN). A su vez; transfiere, con una menor densidad axonal, información a otras neuronas neuroendocrinas en otras áreas hipotalámicas y extrahipotalámicas, tales como el PVN, ARC, LH, área retroquiasmática, el núcleo de la stria terminalis, el septum lateral y la hojuela intergeniculada (IGL) (Guilding, 2007; Dibner, 2010; Kalsbeek, 2011; Yi, 2006). A través de las proyecciones que 26 mantiene principalmente con núcleos autonómicos como el DMH y el PVN regula indirectamente áreas simpáticas como el IML o áreas parasimpáticas como el DMV. A su vez, estas áreas proyectan a diferentes órganos como el hígado, el páncreas, el TAB, el corazón, la glándula adrenal y la glándula tiroides (Kreier, 2003, Kalsbeek, 2011). Figura 2. Comunicación simpática y parasimpática del NSQ a los órganos periféricos. El NSQ contiene neuronas simpáticas (verde) y parasimpáticas (rojo) que proyectan a otros núcleos hipotalámicos que transfieren la información al DMV, y al IML, que a su vez proyectan a diferentes órganos periféricos, regulando así su fisiología y ritmicidad. Tomado de Buijs, et al (2001). 27 El NSQ también recibe información neural fótica y no fótica de otras áreas cerebrales a través de 3 vías principalmente: a través del tracto retinohipotalámico, del tracto geniculo hipotalámico y a través de proyecciones serotoninérgicas de los núcleos rafé. Estas vías le permiten sincronizarse a sincronizadores, llamados zeitgebers (zt), que son definidos como claves exógenas que son capaces de sincronizar ritmos endógenos. El zt que sincroniza con mayor eficacia al NSQ es la luz (Dibner, 2010). Adicionalmente, el NSQ recibe aferencias del ARC, del órgano subfornical, de la amígdala medial, de la IGL, del subículum ventral y del núcleo parabranquial. Estos núcleos transmiten información de alertamiento y metabólica al NSQ, lo que modula la actividad y respuesta del NSQ a los diferentes cambios metabólicos del organismo (Saderi, 2013; Yi, 2006). La comunicación recíproca del NSQ y los otros sitios del SNC anteriormente mencionados, resalta la importancia fisiológica de la sincronización que el NSQ mantiene sobre el resto de los osciladores. Aunque algunos de estos osciladores esclavos o semi autónomos presentan claros ritmos de oscilación de genes reloj y metabólicos; sólo son capaces de preservarlos cuando el NSQ está intacto. Si el NSQ es aislado quirúrgicamente del resto del cerebro, todas las áreas, por excepción de la habénula lateral y el bulbo olfatorio, que previamente mostraban un ritmo de expresión de genes reloj, pierden su ritmicidad (Guildings, 2007). a) Control del NSQ sobre los ritmos metabólicos del organismo. A través de las proyecciones neurales que el NSQ mantiene con el SNA, es capaz de modular y controlar diferentes ritmos circadianos en la fisiología del organismo. Su influencia sobre los ritmos de catabolismo y anabolismo sincronizan al sistema cardiovascular y al digestivo, diferentes ejes endócrinos, el crecimiento celular, la movilización de nutrientes y el metabolismo glucostático; que sincronizados bajo el ciclo sueño-vigilia, orquestan la fisiología (Hastings, 2007). El control de todas estas funciones depende de la comunicación neural autonómica que el NSQ mantiene con los diferentes órganos del cuerpo y del control sobre los ejes endócrinos para 28 el control de secreción de hormonas. Diferentes reportes han demostrado la existencia de ritmos de metabolitos y hormonas en plasma, tales como; el ritmo de melatonina, cortisol o corticosterona, de tirotropina, de la hormona del crecimiento, de prolactina, de la hormona luteinizante, de glucagón, de grelina, leptina y de glucosa (La Fleur, 2003; Ruiter, 2003; Kalsbeek,2001; Natalucci, 2005; Morris,2011; Smarr, 2012; Chung, 2011). Estos ritmos son modulados por las proyecciones multisinápticas del NSQ a los diferentes órganos y glándulas, tales como la glándula pineal, el corazón, los riñones, la corteza de la glándula adrenal, el hígado, el páncreas, el bazo, el TAC y el TAB (Hastings, 2007; Morris, 2011; Buijs, 2001; Kreier, 2006; La Fleur, 2000; Kohsaka, 2012). A través de estas proyecciones, funciones como lipólisis y lipogénesis, sensibilidad a insulina, toma de glucosa, la presión sanguínea, el ritmo cardiaco, el metabolismo del colesterol y de aminoácidos; son controladas por el NSQ a través de la regulación circadiana del tono simpático y parasimpático, del transcriptoma y de la modulación circadiana de la actividad de enzimas reguladoras del metabolismo en el hígado, en el TAB y en la glándula adrenal (Akhtar,2002; Kreier, 2006; Kohsaka, 2012; Froy, 2007; Kalsbeek, 2006). i. Control del NSQ sobre el metabolismo de la glucosa. El control del NSQ sobre el metabolismo de la glucosa ha sido ampliamente estudiado; su influencia es evidente en el ritmo de glucosa en plasma, el cual se caracteriza por una acrofase al final del período de descanso y al principio del período de actividad (que en el caso de animales nocturnos es zt11) y por un nadir al principio del período de descanso y al final del período de actividad (que en el caso de animales nocturnos es zt2). El incremento de glucosa plasmática al principio del período de actividad, coincide con las acrofases de otras hormonas, que también están involucradas en el metabolismo glucostático, como la corticosterona. La relevancia del aumento y la disminución de las concentraciones plasmáticas de glucosa reportados anteriormente, se ha interpretado como un mecanismo de anticipación del organismo a los eventos de alimentación y actividad, que 29 orquestado por el NSQ, asegura que éste tendrá la energía y la capacidad suficiente de adaptarse a las exigencias del medio ambiente (La Fleur, 2003). El NSQ controla este ritmo, principalmente a través de la modulación de HGP, por medio de las proyecciones simpáticas que mantiene con el hígado. Así, independientemente del ritmo de conducta alimenticia, el NSQ modula las concentraciones de glucosa plasmática durante todo el período de actividad y descanso, con el fin de modular y apoyar la fisiología rítmica del organismo (La Fleur, 1999; Kalsbeek, 2006). Adicionalmente, el NSQ controla la tolerancia a la glucosa del organismo. Diferentes estudios han mostrado que, al igual que el ritmo de concentraciones de glucosa plasmática, humanos y otras especies presentan una mayor toma de glucosa por parte de los tejidos periféricos al principio del período de actividad (zt11), mientras la menor toma de glucosa sucede al principio del periodo de descanso (zt2). Estos estudios han mostrado que el ritmo de tolerancia a la glucosa se debe principalmente a la modulación de la tomade glucosa independiente de insulina, ya que el ritmo de tolerancia a la glucosa no se asocia con una mayor secreción de insulina o un aumento de la toma de glucosa de pendiente de insulina por los tejidos periféricos (La Fleur y col., 2001; La Fleur, 2003). Estudios con lesiones del NSQ han mostrado que la influencia circadiana del NSQ sobre la homeostasis glucostática es principalmente de carácter inhibitorio, durante el período de descanso. La lesión del NSQ resulta en el incremento de las concentraciones plasmáticas de glucosa y de la toma de glucosa por parte de los tejidos periféricos durante el período de descanso (La Fleur, 1999; La Fleur, 2003; Kalsbeek, 2006). Adicionalmente, han mostrado que la influencia inhibitoria del NSQ sobre la homeostasis glucostática, depende de sus aferencias al hígado simpáticas y parasimpáticas; la administración de bloqueadores autonómicos en el hígado resulta en la prevención de la hiperglicemia, generalmente observada tras la lesión del NSQ (Kalsbeek, 2006). La importancia fisiológica del control glucostático por parte del NSQ, ha sido explicada con estudios que demuestran que la alteración del NSQ, resulta en el desarrollo del síndrome metabólico y diabetes (Xie, 2013; Turek, 2005; Coomans, 2013). 30 ii. Interacción del NSQ con el ARC Las proyecciones que el NSQ mantiene con los CVOs, hacen posible que el NSQ module la sensibilidad de estas áreas a los niveles plasmáticos de glucosa. Una de las áreas que ha sido reportada puede modular la actividad del NSQ y puede ser modulada por el NSQ, es el ARC. Distintos estados metabólicos como el ayuno o la realimentación modifican la actividad de las neuronas del NSQ (evaluado a través de la cuantificación de c-fos) e ilustrado en experimentos realizados en ratas (Saderi, 2013). Específicamente, la administración de grelina a ratas (como un estímulo de hambre), inhibe la activación del NSQ a un pulso de luz, modificando así los cambios de fase conductuales provocados por pulsos de luz (Yi, 2008). Así mismo, la administración de leptina a ratas (como un estímulo de saciedad) produce avances de fase a nivel conductual y en rebanadas in vitro del NSQ (Prosser, 2003). Como se ha descrito anteriormente la grelina y la leptina impactan en el ARC para modificar la respuesta metabólica del organismo al ayuno o a la realimentación. Por lo que se ha propuesto que el ARC comunica información nutricional del organismo al NSQ, lo que impacta en la activación del NSQ para modificar la fisiología rítmica en episodios de hambre o saciedad (Yi, 2006). A su vez, el NSQ modifica la respuesta del ARC a los estados metabólicos del organismo. La activación del ARC al ayuno durante el período de luz – obscuridad, presenta una ritmicidad, que puede ser modificada cuando se presentan pulsos de luz que modifican al NSQ (Guzmán- Ruiz, 2014). Por lo que la interacción entre estos dos núcleos representa circuitos clave para la modulación de los ritmos circadianos durante diferentes estados metabólicos, que puede ser relevante para el estudio de la influencia de la ritmicidad sobre el desarrollo del síndrome metabólico, obesidad y diabetes. 5. Planteamiento del problema Los niveles de glucosa plasmáticos están regulados para mantenerse en estrictos rangos durante el día. Estos límites varían durante la noche y el día y son principalmente orquestados por el NSQ. Por otro lado, el ARC es una estructura 31 indispensable para la correcta modulación del metabolismo glucostático bajo diferentes condiciones nutricionales. Por lo que en este estudio investigamos la posibilidad de que el NSQ comunique señales temporales al ARC para modular su respuesta a diferentes estados energéticos en condiciones metabólicas negativas, como el ayuno y la hipoglucemia. Principalmente, nos planteamos la posibilidad de que el NSQ modifique en las neuronas orexigénicas (NPY) del ARC la sensibilidad a hormonas o metabolitos plasmáticos, en particular en estados de ayuno o hipoglucemia. Para determinar la regulación circadiana se explorarán dos puntos temporales críticos para la ritmicidad glucostática: al principio del período de actividad (zt2) y al principio del periodo de descanso (zt11). En base a lo anteriormente reportado, la influencia del NSQ sobre la fisiología glucostática es principalmente de naturaleza inhibitoria; por lo que adicionalmente investigamos los mecanismos que median la modulación de la sensibilidad del ARC a estados metabólicos negativos. Objetivos: General: Determinar la relación funcional entre el NSQ y el ARC en estados metabólicos negativos: ayuno e hipoglucemia. Hipótesis General: El NSQ modulará temporalmente la activación del ARC al ayuno y a la hipoglucemia. Para presentar los experimentos de una manera más organizada, los métodos y los resultados se dividirán en tres etapas que cubren diferentes objetivos específicos: Etapa 1: Variación rítmica del sensado de glucosa del ARC. Objetivo específico: Determinar la temporalidad de la activación neuronal del ARC en condiciones de ayuno e hipoglucemia. Hipótesis: La sensibilidad del ARC a la hipoglucemia variará temporalmente, incrementándose en puntos temporales cercanos al período de actividad. 32 Etapa 2: Influencia del NSQ sobre la variación temporal de sensibilidad del ARC a la hipoglucemia. Objetivo específico: Explorar la naturaleza de la influencia del NSQ sobre la temporalidad de activación neuronal del ARC. Hipótesis: El NSQ modulará la sensibilidad del núcleo ARC a la hipoglucemia a través de comunicación neural. Etapa 3: Comunicación neural entre el NSQ y el ARC. Objetivo específico: Explorar la naturaleza de las fibras neurales que comunican al NSQ con el ARC. Explorar si potencialmente éstas pueden mediar la temporalidad en el sensado de la hipoglucemia por el ARC. Hipótesis: Las fibras en el ARC provenientes del NSQ serán de naturaleza inhibitoria. Específicamente GABAérgicas. 6. Método a) Sujetos y condiciones experimentales. 78 ratas macho de la cepa Wistar, de 300 gramos aproximadamente, se alojaron individualmente en cajas de acrílico transparente (32X47X20 cm) en un cuarto con control de la temperatura constante (23+/- 2 C) y un ciclo de iluminación 12:12 h (encendido de las luces a las 7 am). Éstas fueron utilizadas para todos los experimentos de las diferentes etapas experimentales. Posterior a las cirugías correspondientes para cada experimento, las ratas tuvieron acceso a agua y comida ad libitum. Después de la realización de la cirugía, los animales fueron manipulados diariamente, con el fin de familiarizarlos al manejo y controlar los niveles de corticosterona y glucosa plasmáticos. 33 b) 2dg: hipoglucemiante celular. Para producir un estado de hipoglicemia se utilizó la 2 deoxi-glucosa, que es un análogo de la glucosa. La 2 dg es introducida competitivamente por los transportadores de glucosa a las células. Tras dosis bajas los satura, reduciendo el transporte de glucosa al interior de la célula. También inhibe la actividad de la enzima fosfohexosa isomerasa, deteniendo el proceso de glucolisis de la célula (Nakada, 1956; Young, 2000). La inyección de 2 dg produce hipoglucemia intracelular, resultado de la saturación del transporte de glucosa y la incapacidad de metabolizarla (Marin-Spiotta, 2004). A su vez dispara una serie de respuestas contrarregulatorias, tales como una elevación de glucosa plasmática, glucagón, corticosterona, epinefrina y un aumento en la ingesta de alimento (Marin-Spiotta, 2004; Muller, 1974; Alquier, 2007); sin que su administración provoque la secreción de insulina (Muller, 1974). Aunque cuando es suministrada en la circulación general se observa el mismo fenómeno intracelular, la mayoría de las células no sólo utilizan la glucosa como fuente de energía, por loque su recuperación es de menor complicación. En cambio el cerebro es incapaz de producir su propia glucosa y depende de la glucosa de la circulación para su obtención principal de energía (Peters, 2004), por lo que la utilización de 2dg como hipoglucemiante celular genera un modelo de hipoglucemia cerebral específica independiente de la secreción de insulina (Muller, 1974). c) Procedimientos realizados en los sujetos experimentales. Con previa anestesia (un cóctel de Xilasina y Ketamina), 30 ratas fueron implantadas con una cánula en el tercer ventrículo según las coordenadas tomadas del atlas estereotáxico de Paxinos y Watson (1986) antero posterior (AP) 5 mm, lateral (L) 0 mm, ventral (V) 6.6 mm. Simultáneamente fueron implantadas con un catéter en la vena yugular, para la obtención de muestras sanguíneas. Se obtuvieron muestras sanguíneas a los 0, 15, 30, 60 y 120 minutos después de la 34 inyección, posteriormente se perfundieron y se obtuvieron los cerebros para su análisis. Adicionalmente para la etapa 2, 15 ratas macho Wistar fueron lesionadas unilateralmente del NSQ, usando corriente electrolítica, .45 μA durante un minuto, con las coordenadas AP 4 mm, L 2mm y V 8.2mm. d) Diseño experimental por etapas. Etapa 1: Variación rítmica del sensado de glucosa del ARC. Animales previamente canulados en el tercer ventrículo y en la vena yugular fueron divididos en 6 grupos experimentales; a 4 grupos (n=5) se les administró intracerebroventricularmente 2DG, en dos diferentes concentraciones (2.5 mg/kg y 5 mg/kg) en ZT2 o ZT11. Los otros dos grupos fueron inyectados con solución salina al .9% en los mismos dos puntos temporales. Para el análisis se realizaron inmunohistoquímicas para determinar c- Fos (marcador de activación neuronal) y NPY. En las muestras sanguíneas se analizó la concentración de glucosa con un método enzimático. Figura 3. Diseño experimental de la etapa 1. 35 Etapa 2: Influencia del NSQ sobre la variación temporal de sensibilidad del ARC a la hipoglucemia. Resultados no publicados de experimentos de inoculación de CTB en el NSQ, muestran que la mayoría de los axones del ARC provenientes del NSQ, son unidireccionales. Por lo que en esta etapa experimental se plantearon los siguientes objetivos: Etapa 2.1: Activación neuronal e identificación de poblaciones neuronales involucradas de ratas lesionadas unilateralmente y bajo condiciones de ayuno. 15 ratas macho Wistar fueron lesionadas unilateralmente del lado derecho del NSQ. Tras un período de recuperación de 5 días, fueron ayunadas por 2 días y sacrificadas en ZT2. Adicionalmente se incluyeron dos grupos controles no lesionados (n=5), que fueron ayunados por dos días y sacrificados en ZT2 y ZT11. Se perfundieron y sus cerebros fueron analizados para la proteína c – Fos y NPY. Figura 4. Diseño experimental de la etapa 2.1. 36 Etapa 2.2: Activación neuronal e identificación de poblaciones neuronales involucradas de ratas lesionadas unilateralmente y bajo condiciones de hipoglucemia. 30 ratas macho Wistar fueron lesionadas unilateralmente del NSQ e implantadas con un catéter en la vena yugular. Se dividieron en 2 grupos, uno al que se le administró solución salina como grupo control y otro al que se le administró 2 DG intravenosa (250 mg/kg). Adicionalmente se agregaron dos grupos sham, a los que se les administró salina y 2dg. Se tomaron muestras sanguíneas a los 0, 15, 30, 60, 120 minutos después de la inyección, se perfundieron en ZT2 y se analizaron sus cerebros para c- Fos y NPY. El plasma se analizó para concentraciones de glucosa. Figura 5. Diseño experimental de la etapa 2.2. Etapa 3: Comunicación neural entre el NSQ y el ARC. Diseño experimental y manipulaciones. 3 ratas macho Wistar fueron inoculadas con un trazador retrógrado (Toxina de cólera tipo B) en el NSQ, usando las coordenadas mencionadas anteriormente. Después de un período de recuperación de 5 días, fueron ayunadas por 3 días, con 37 el fin de incrementar el contenido de NPY y fuera posible visualizar los cuerpos celulares tras la inmunohistoquímica. Posteriormente se realizaron inmunohistoquímicas para CTB y GABA para demostrar colocalizaciones de GABA y CTB en las fibras que proyectan del NSQ al ARC. e) Métodos generales. Obtención y procesamiento de cerebros Las ratas se anestesiaron con una sobredosis de pentobarbital, y se perfundieron a través del ventrículo izquierdo del corazón hacia la aorta con aproximadamente 150 ml de solución salina isotónica al 0.9% seguido de 150 ml de paraformaldehído 4% en buffer fosfato ( 0.1 M, con un pH de 7.2). Los cerebros se extrajeron y se post fijaron en paraformaldehído durante 24 horas, posteriormente, fueron almacenados en sacarosa al 30% por aproximadamente 24 horas para su crioprotección. Cada cerebro se cortó coronalmente en un crióstato a – 21 ° C, en cortes con un espesor de 40 m y fueron recolectados y almacenados para su conservación. Inmunohistoquímica para c-fos con DAB. Los cortes de cerebro seleccionados se incubaron con un anticuerpo primario anti c-Fos preparado en conejo (Chemicon International) a una dilución de 1:4000 en buffer de dilución (TBS 0.05M, 0.25% de gelatina y 0.5% de Triton X-100 pH de 7.6).(Super mix) por 2 horas a temperatura ambiente y toda la noche a 4°C con agitación lenta. Después se realizaron tres lavados de 5 minutos cada uno con buffer fosfatos 0.1 M, pH de 7.2.(PBS) Al terminar se incubaron el tejido en un anticuerpo secundario biotinilado anti conejo, a una dilución de 1:400 en super mix, durante una hora a temperatura ambiente con agitación lenta. Se lavaron nuevamente con PBS y se incubaron con el complejo ABC a una dilución de 1:500 en supermix por una hora 38 más a temperatura ambiente con agitación lenta, por último se lavaron nuevamente con PBS. Se realizó la reacción final con el cromógeno diaminobenzidina (DAB) (0.5 mg / ml, en trizma buffer pH 7.2), peróxido de hidrógeno de 30 Vol (15 l,) y sulfato de amonio y níquel al 10%.(500l por cada 50 ml). Se terminó la reacción con dos lavados de PBS. Doble inmunofluorescencia para c-fos y NPY. Para la doble inmunofluorescencia, se utilizó la misma concentración del anticuerpo anti c-fos preparado en conejo mencionada anteriormente, mientras que para el anticuerpo anti NPY preparado en oveja se utilizó 1:2000. Posterior a 3 lavados con PBS se incubaron con anticuerpos secundarios acoplados a 2 fluoróforos Cy2 y Cy3, de tal forma que en el mismo tejido pudieran identificarse ambas proteínas. Análisis de la colocalización a través microscopia confocal. La colocalización entre las células activadas y productoras de NPY o aMSH fue analizada a través de microscopia confocal. Se tomaron fotografías del mismo plano del núcleo ARC de animales que presentarán inmunoreactividad hacia las proteínas c –fos, NPY y aMSH. Para la detección de los fluoróforos Cy2 y Cy3 se utilizaron como ondas de excitación 428 nm y 568 nm respectivamente. Cuando se observó un translape de flouróforos en la misma célula, se consideró una colocalización. Para los análisis confocales se utilizó un microscopio LSM 5 de la marca Zeiss. Análisis enzimático de muestras sanguíneas Tras obtenerse las muestras sanguíneas, se centrifugaron a una velocidad de 2500 revoluciones por minuto durante 10 minutos y el suero se almacenó a - 45 °C hasta su medición. El suero se procesó a través de métodos colorimétricos para la determinación de los niveles de glucosa. La glucosa se estimó de una muestra de 10 microlitros usando un kit colorimétrico (No.70478; Hycel de México), basado en la reacción de la glucosa y fenol 4 aminofenazona como cromógeno, que será 39 medido a una longitud de onda de 500 nm. Los valores obtenidos tras el análisiscolorímetro fueron convertidos a mg/dl con la siguiente fórmula: (Valor obtenido de la muestra/Valor estándar) X 100 e) Análisis de resultados. Conteo celular de la proteína c-fos y análisis de su colocalización. Etapa 1: Variación rítmica del sensado de glucosa del ARC. Para la cuantificación de c- fos en el ARC, 3 secciones representativas se seleccionaron de acuerdo con el atlas de Paxinos y Watson (1986), una anterior, una medial y otra posterior. Se obtuvieron imágenes para ser examinadas con un sistema de análisis computarizado (Meta Vue series 4.5, Universal Imaging Corporation, Downingtown, PA, USA). Los núcleos fueron contados bilateralmente estableciendo la densidad óptica en áreas sin c- Fos. Las células teñidas que sobrepasen 3 veces el contexto de densidad óptica serán contadas, mientras que las células por debajo de este umbral serán descartadas. El número total de células se estimó y se obtuvieron promedios por sustancia administrada y punto temporal. Adicionalmente se analizó la colocalización entre las células activadas y NPY. Para la proteína c-fos se utilizó un anticuerpo secundario acoplado al fluoroforo Cy3 y para NPY otro acoplado a un anticuerpo secundario acoplado a Cy2. Cuando en el mismo plano se observaba el traslape de colores se consideraba colocalización. Etapa 2: Influencia del NSQ sobre la variación temporal de sensibilidad a hipoglucemia del ARC. Para la cuantificación de las células activadas en esta etapa, se seleccionaron 3 secciones de la misma manera, pero las células fueron contadas unilateralmente para su posterior comparación entre lados. El número por lado se estimó y se obtuvieron los promedios por sustancia administrada y punto temporal. 40 Adicionalmente se obtuvieron los porcentajes de activación por lado en el caso de la etapa 2.2. También se analizó la colocalización entre c-fos y NPY de la manera mencionada anteriormente. Etapa 3: Comunicación neural entre el NSQ y el ARC. En esta fase del proyecto, se analizó la colocalización entre ctb y NPY o aMSH. Se considero una colocalización cuando se observaban fibras que contenían ctb y contactaban a cuerpos celulares de NPY o aMSH. Análisis estadístico. Para el análisis estadístico de la activación neuronal se realizaron análisis de homogeneidad de las varianzas seguido por un análisis de varianza de una vía con 2 factores; análisis por grupo y por tiempo. Posteriormente al análisis de varianza se realizaron pruebas post hoc Tukey de comparaciones múltiples. El nivel de probabilidad evaluado fue de menor a .05. Para todos los análisis se ocupará la versión 4.5 del programa Statisca de Windows, (Statsoft, 1993). Para el análisis de concentraciones de glucosa en plasma se realizaron análisis de varianza de medidas repetidas con dos factores intergrupales; sustancia administrada y punto temporal. Posterior al análisis de varianza se realizó un ajuste de Bonferroni con un ajuste de probabilidad mayor a .05. 41 7. Resultados Etapa 1: Variación rítmica del sensado de glucosa del ARC. Con base en nuestro objetivo de caracterizar la ritmicidad de la sensibilidad del núcleo ARC a la hipoglucemia, realizamos inyecciones icv de 2dg en dos diferentes concentraciones en zt2 y zt11. a) Activación neuronal e identificación de poblaciones neuronales involucradas. El análisis estadístico mostró que el número de neuronas inmuno-reactivas a c-fos fue mayor en los animales a los que se les administró 2-dg comparado con los animales a los que se les administró solución salina, en una proporción dependiente de la dosis (F (1,24)= 19.37; p<.001) y tiempo (F (2,23)= 119.168: p<.001). El análisis post hoc señaló que la administración de 2 dg produce mayor activación que en los animales a los que se les administró salina (p<.001) y que ésta es dependiente de la dosis, con la mayor activación encontrada en los animales recipientes de la dosis más alta (p<.001). También encontramos, que mientras en los animales control no existen diferencias entre puntos temporales, los grupos recipientes de 2dg presentan diferencias temporales con una mayor activación en zt11 con ambas dosis (p<.001). (Ver Fig 6). A) 42 B) Figura 6. Respuesta neuronal del ARC ante hipoglucemia cerebral. A) Promedio de células positivas para c-fos tras una inyección icv de 2dg. Se administró 2dg icv en dos diferentes dosis (2.5 y 5 mg/kg) en zt2 y zt11. Se encontraron diferencias por dosis y por punto temporal. B) Ejemplos representativos de activación del ARC medial en zt2 y zt11 con las dos diferentes dosis. Se puede observar una mayor expresión de c-fos en zt11, con ambas dosis. 43 El patrón ventromedial de activación observado concuerda con la típica ubicación de las neuronas de NPY, por lo que con el fin de identificar qué tipo de neuronas se activaban tras un evento hipoglucémico, realizamos dobles inmunofluorescencias para c-fos y NPY. Tras el análisis confocal de las secciones observamos colocalizaciones entre las neuronas activadas y las neuronas que expresan NPY. (Ver Fig 7). . Figura 7. Colocalización entre neuronas activadas y NPY. Se realizaron dobles inmunofluorescencias para c-fos (rojo) y NPY (verde). Las fechas blancas indican algunas colocalizaciones entre las neuronas activadas y las productoras de NPY. b) Respuestas contra regulatorias desarrolladas ante la hipoglucemia cerebral. El ANOVA de medidas repetidas de las concentraciones de glucosa plasmática indicó diferencias en el tiempo (F (4,10)= 4.851; p<.003) así como efectos entre grupos (F (1,13)= 679.063; p<.001). Después de realizar la prueba post hoc, se obtuvo que la línea base de glucosa en zt2 y zt11 es diferente de los 15 (p<.001) y 30 minutos (p<.043) después; y que las muestras tomadas después de 15 minutos son diferentes de todas las obtenidas posteriormente. Dentro de los efectos obtenidos entre grupos, se encuentran diferencias entre los grupos recipientes de salina en zt2 y zt11, con mayores concentraciones en zt11 44 (p<.001), también se encontraron diferencias entre los grupos control y los grupos hipoglucémicos (p<.001). La hiperglicemia desarrollada en zt2 y zt11 es igual. (Ver Fig 8). Figura 8. Concentraciones plasmáticas de glucosa después de minutos de la administración de 2dg icv en zt2 y zt11. Los grupos recipientes de 2dg desarrollan hiperglicemia a los 15 min después de la inyección, no existen diferencias entre la hiperglicemia desarrollada en los dos puntos temporales. La estrella indica diferencias estadísticamente significativas entre los grupos administrados con 2dg y salina. Etapa 2: Influencia del NSQ sobre la variación temporal de sensibilidad a hipoglucemia del ARC. En base a nuestro segundo objetivo de dilucidar los mecanismos mediante los cuales el NSQ modula la sensibilidad del ARC a la hipoglucemia, realizamos lesiones unilaterales del NSQ con el fin de observar cambios unilaterales de activación bajo condiciones de ayuno e hipoglucemia. Los experimentos fueron llevados a cabo en zt2, el punto con menor activación observado bajo condiciones de hipoglucemia cerebral. 45 Etapa 2.1 a) Activación neuronal e identificación de poblaciones neuronales involucradas de ratas lesionadas unilateralmente y bajo condiciones de ayuno. Tras el ANOVA realizado para comparar la activación neuronal en los animales lesionados unilateralmente y posteriormente ayunados, observamos efectos significativos (F (1,14)= 2.194; P<.02), que después de la prueba post hoc mostraron diferencias entre los grupos ayunados sham de zt2 y zt11 (p<.02), así como diferencias entre el lado lesionado y no lesionado (p<.01). También mostró diferencias entre el lado lesionado y ambos grupos ayunados (p<.01) (Ver Fig 9). A)
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