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“PERFIL COGNOSCITIVO Y DE FUNCIONES EJECUTIVAS EN PACIENTES 
PEDIÁTRICOS CON QUISTE ARACNOIDEO TEMPORAL IZQUIERDO” 
 
TESIS 
Que para optar por el grado de: 
Maestra en Psicología 
 
PRESENTA 
Lic. Sandra Daniela Lara Argueta 
 
TUTORA PRINCIPAL: 
 
Dra. Ma. Guillermina Yállez Téllez (FES-I UNAM) 
 
MIEMBROS DEL COMITÉ 
Dra. Dulce María Belén Prieto Corona (FES-I UNAM) 
Dr. Antonio García Méndez (CMN La Raza) 
Dra. Cristina Alejandra Mondragón Maya (FES-I UNAM) 
Mtra. Ana Natalia Seubert Ravelo (FES-I UNAM) 
 
 
 
Los Reyes Iztacala, Estado de México, Enero de 2016 
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
Programa de Maestría y Doctorado en Psicología 
Facultad de Estudios Superiores Iztacala 
Residencia en Neuropsicología Clínica 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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2 
 
Resumen 
 
 
Introducción. Los quistes aracnoideos (QA) son lesiones congénitas, formadas 
por líquido cefalorraquídeo rodeado por una membrana aracnoidea, tienen mayor 
incidencia en varones y en localización temporal izquierda (TI). Pueden 
clasificarse por su tamaño en tres grados (Galassi I, II y III). Objetivo. Describir el 
perfil cognoscitivo de pacientes pediátricos en función del grado del QA-TI. 
Método. Se evaluaron 10 pacientes de 7 a 16 años, con QA-TI de distinto grado. 
Se aplicó el WISC-IV, Neuropsi: Atención y Memoria, Torre de Londres (TOL) y el 
Test de Wisconsin (WCST). Resultados: La mayoría de los niños obtuvieron 
puntajes promedio. En tres de los participantes se observó bajo desempeño en el 
Coeficiente Intelectual Total, en el Índice de Comprensión Verbal (ICV) y en 
atención y memoria. En la TOL se observó mayor número de violaciones a la regla 
y dificultades en la resolución de problemas; y mayor número de errores y menos 
categoría completadas en WCST. Un caso correspondía a un grado I y dos a un 
grado II. Conclusión. No se encontró asociación entre el grado del QA-TI y la 
presencia de alteraciones neuropsicológicas. Los participantes con grado II 
quienes presentaban dos o más síntomas neurológicos fueron los que presentaron 
mayores alteraciones neuropsicológicas. Los principales procesos cognoscitivos 
alterados fueron comprensión verbal y memoria; y en funciones ejecutivas se 
encontraron deficiencias en atención, inhibición, flexibilidad mental, capacidad 
para cambiar de estrategia y solución de problemas. 
 
 
 
 
3 
 
Índice 
1 Quiste aracnoideo ............................................................................................................................ 4 
1. Definición ................................................................................................................................ 4 
1.2 Incidencia .................................................................................................................................. 4 
1.3 Localización ............................................................................................................................... 5 
1.4 Tratamiento ............................................................................................................................... 6 
1.5 Hallazgos neuropsicológicos en los quistes aracnoideos de diferente localización ................. 7 
2. Lóbulo temporal .......................................................................................................................... 9 
2.1 Conexiones de la corteza temporal ........................................................................................... 9 
2.2 Funciones ................................................................................................................................ 10 
3. Quiste Aracnoideo Temporal Izquierdo .................................................................................... 12 
3.1 Clasificación ............................................................................................................................. 12 
3.2 Manifestaciones Clínicas ......................................................................................................... 13 
3.3 Aspectos neurológicos y neuropsicológicos en adultos con QATI .......................................... 14 
3.4 Aspectos psiquiátricos en adultos con QATI ........................................................................... 17 
3.5 Aspectos neurológicos y neuropsicológicos en pacientes pediátricos con QATI .................... 20 
Planteamiento del problema ............................................................................................................ 23 
Discusión ........................................................................................................................................... 32 
Conclusiones ..................................................................................................................................... 35 
Referencias ........................................................................................................................................ 36 
 
 
 
 
 
 
 
 
4 
 
1 Quiste aracnoideo 
1. Definición 
 
Los quistes aracnoideos son lesiones quísticas benignas congénitas, que se 
desarrollan tanto en el sistema nervioso intracraneal como intrarraquídeo. Están 
formados por líquido cefalorraquídeo (LCR) rodeado por una membrana 
aracnoidea indistinguible histológicamente de la aracnoides sana. También se ha 
descrito que los quistes tienen elementos secretores entre sus membranas que 
los hacen aumentar de tamaño (Vega, De Obieta & Hernández, 2010). 
Se considera que la primera descripción de quistes aracnoideos cerebrales la 
realizó Richard Bright en 1831 en el segundo volumen de Reports of Medical 
Cases en donde los describió como quistes serosos en conexión con la 
aracnoides (Vega, de Obieta & Hernández, 2010). Posteriormente, los quistes 
aracnoideos recibieron denominaciones como meningitis serosa circunscrita, 
pseudotumores cerebrales o aracnoiditis crónica. 
Starkman y colaboradores (1958; citados en Pulido, Villarejo, Cordobés, Martín & 
Pérez, 2005), señalaron que los quistes se desarrollan en fase embrionaria por el 
desdoblamiento de la aracnoides. 
Al respecto la hipótesis más aceptada sobre su desarrollo refiere que se relaciona 
con las alteraciones sufridas en la separación del endomenix (membrana de tejido 
mesenquimal que rodea al tubo neural) alrededor del tercer trimestre de gestación. 
Cuando existe ruptura del techo del IV ventrículo, ondas de presión y latido del 
LCR fluyen a través de la misma, disecándola en 2 capas dando origen a la 
piamadre (capa más interna de las meninges) y aracnoides con su respectivo 
espacio subaracnoideo. Una alteración en esta división de membranas puede dar 
origen a estos quistes (Renganchary, Watanabe & Bracktt, 1978; citado en Lomelí, 
Serrato & Lomelí, 2014). 
 
1.2 Incidencia 
Los quistes aracnoideos son lesiones benignas de origen congénito y que se 
localizan fuera del parénquima (Gelabert-González, Serramito-García, & García-
5 
 
Allut, 2008), por lo general son asintomáticos y constituyen alrededor del 1% de 
todas las lesiones intracraneales ocupantes en la edad pediátrica (Gelabert-
González, Serramito-García, & García-Allut, 2008), apareciendo de maneraincidental en el 5% de la autopsias. La mayoría se detecta en los primeros dos 
decenios de la vida y entre el 60 y el 90% de los individuos en los que se detecta 
tienen menos de 16 años de edad (Pulido et al., 2005). 
 
En un estudio radiológico se llevó a cabo una revisión de las resonancias 
magnéticas (RM) de cráneo de 2,404 pacientes pediátricos en la Unidad Médica 
de Alta Especialidad (UMAE) Hospital General "Dr. Gaudencio González Garza" 
Centro Médico Nacional "La Raza", encontrándose 191 casos con hallazgo 
incidental de quiste aracnoideo, lo que representa el 7.9% en la población 
estudiada, de los cuales 68.06% eran masculinos y 31.94% femeninos. Por 
grupos de edad la frecuencia de pacientes fue de 0 a 5 años 40%, de 6 a 10 años 
32% y de 11 a 16 años 28% (Hernández, 2012). 
1.3 Localización 
La localización de la formación congénita de quistes aracnoideos en el cerebro es 
más frecuente en la región central (fosa media), en oposición a las porciones 
anterior y posterior del cerebro (Kelleger, 2012). Gelabert-González, Serramito-
García, y García-Allut (2008) refieren que el 50% de los casos se localizan en la 
región silviana. 
En el trabajo de Hernández (2012), anteriormente citado, se reporta mayor 
incidencia (71%) de los quistes aracnoideos en la fosa temporal con, en la fosa 
posterior (14%) y otras localizaciones (15%). Además, se identificó que 13% de los 
pacientes tenían más de un quiste, la mayoría temporales bilaterales, seguidos de 
quistes temporales asociados con quiste de la fosa posterior. Con menor 
frecuencia se encontraron quistes temporales y retrocerebelosos, así como quistes 
supraselares. 
6 
 
Los quistes aracnoideos de la cisterna de Silvio se presentan con mayor 
frecuencia en hombres (3:1), con una localización predominante en el lado 
izquierdo (Pulido et al., 2005). 
Con relación a los datos demográficos, los quistes aracnoideos se pueden 
encontrar en cualquier edad, aunque el 75% se detecta en los infantes. La 
proporción es de 3-5:1 a favor de los hombres y se presentan sin predilección por 
raza. Por lo general son de lento crecimiento (Osborn, 2004). No se ha encontrado 
explicación aceptable para la preponderancia masculina y el aumento de 
incidencia del lado izquierdo (Jayaprakash & Gosalakkal, 2002). 
1.4 Tratamiento 
Gelabert-González (2004) refiere que menos de la mitad de los casos con quiste 
aracnoideo presentan sintomatología que requiera aplicar un tratamiento 
quirúrgico ya sea usando un tratamiento derivativo o un abordaje directo con 
craneotomía. Se sugiere solo controlar su evolución en los casos en los que se 
descubre su presencia de manera incidental y en los que el quiste no da 
sintomatología; en este control se ha reportado que en ocasiones se rompen de 
forma espontánea y en muy pocas ocasiones desaparecen completamente. Al 
respecto, Ibarra, Anaya, Marhx y Rueda (2011), realizaron una revisión sobre la 
resolución espontánea del quiste aracnoideo, el cual comúnmente representa un 
volumen fijo en el tiempo y la resolución espontánea se considera rara, se puede 
dar por el curso natural en la evolución del quiste aracnoideo y se presenta 
mayormente en niños. Estos autores hacen un análisis en el que encuentran que 
la mayoría de los niños con quistes aracnoideos intracraneales con resolución 
espontánea, tienen una edad media de 9.1 años; y que la media de tiempo entre 
el diagnóstico y la resolución espontánea del quiste fue de 40 meses. 
Con relación al tratamiento quirúrgico Vega et al. (2010) reportan que los 
procedimientos usados son la punción-aspiración del quiste, la fenestración, la 
comunicación de este con el espacio subaracnoideo (ya sea mediante 
craneotomía o por endoscopia) y la derivación del líquido desde el quiste hacia 
otras cavidades donde el líquido pueda reabsorberse. Independientemente de la 
7 
 
técnica quirúrgica que se utilice, el objetivo principal es la descompresión del 
quiste, con o sin derivación asociada del contenido. 
1.5 Hallazgos neuropsicológicos en los quistes aracnoideos de diferente 
localización 
Son escasos los estudios neuropsicológicos de pacientes con quistes 
aracnoideos. En su mayoría se tratan de estudios de caso tanto de pacientes en 
edad pediátrica como de adultos. 
Entre los estudios de caso pacientes en edad pediátrica se encuentra el realizado 
por Sapiña, Garrote, Morán, Andrés & Safont (2012) en el que realizaron un perfil 
cognitivo y evaluaron las áreas psicopatológica/conductual y social de un niño, del 
cual no se especifica la edad, con quiste aracnoideo frontal derecho. Reportaron 
déficit en habilidades de lenguaje, atención, memoria de trabajo, así como en la 
planificación, organización y automonitoreo. Las evaluaciones conductuales de 
este caso mostraron dificultades en la comunicación social, rigidez mental y 
autocontrol emocional, repercutiendo en las actividades escolares y en la vida 
diaria. Los autores relacionan estas dificultades con la localización y el efecto de 
masa provocado por el quiste en el polo frontal derecho. 
 
Arreguín-González, Ayala-Guerrero & Marhx-Bracho (2014), realizaron una 
evaluación neuropsicológica pre y posquirúrgica a una paciente de 8 años de 
edad, con quiste aracnoideo en cisterna paravermiana. Para obtener el perfil 
cognoscitivo aplicó la Escala de Inteligencia de Wechsler y la Evaluación 
Neuropsicológica Infantil (ENI). Encontraron que la paciente presentó CI bajo, 
deficiencias de memoria, y alteraciones tanto en habilidades académicas como en 
las funciones ejecutivas. Concluyen que las alteraciones neuropsicológicas 
observadas en los niños con lesiones cerebelosas son similares a las que se 
presentan en niños con quistes corticales, lo cual puede deberse a la 
interconectividad neuronal entre la corteza y estructuras de la fosa posterior, 
donde se ubica el cerebelo. A pesar de que encontraron diferentes funciones 
cognitivas afectadas después de la cirugía, refieren que dichas alteraciones son 
originadas por la lesión en sí y no necesariamente como secuela de la 
8 
 
quimioterapia, radioterapia o la propia cirugía, ya que las alteraciones se 
encuentran desde antes de la intervención. Posteriormente los déficits 
neuropsicológicos se hicieron patentes en otra paciente, quien ya no pudo 
continuar sus estudios, debido a problemas de memoria así como de adquisición y 
retención de nuevos conocimientos, rezago académico, problemas visoespaciales, 
tropiezos frecuentes, dismetría y diadococinesias. 
En otro estudio de caso, se reporta un paciente masculino de 22 años valorado 
por primera vez cuando tenía 14 años de edad; debutó inicialmente con crisis 
parciales motoras de hemicuerpo izquierdo; por lo cual se realizó estudio de 
electroencefalograma (EEG) el cual reporta foco irritativo en región fronto-parietal 
derecha. Se inició tratamiento anticomicial con valproato de magnesio a dosis 
estándar, teniendo buena respuesta anticonvulsiva. En etapa de bachiller presentó 
déficit de atención, ameritando tratamiento con metilfenidato, teniendo buena 
respuesta con mejoría en sus calificaciones. Se realizó estudio tomográfico de 
control apreciando ligero crecimiento del quiste con erosión a la tabla interna. Dos 
años después el paciente regresa con cefalea hemicraneal derecha; notando un 
ligero incremento en el tamaño del quiste con aparente adelgazamiento del hueso; 
se observa ausencia de tabla interna, diploe; así como adelgazamiento de tabla 
externa de la región fronto-parietal derecha. Se llevó a cabo excéresis del quiste 
aracnoideo, que se realizó sin ninguna complicación. Después de 2 años de 
seguimiento posquirúrgico, el paciente no presentó crisis convulsivas, déficit de 
atención, ni cefalea (Lomelí-Ramírez, Serrato-Ávila & Lomelí-Canavaggio, 2014). 
Osama (2013), reporta el caso de un paciente masculino de 65 años de edad, con 
crisis convulsivas, hemiparesiaizquierda y deterioro cognoscitivo que inicialmente 
habían sido atribuidos a un evento isquémico en la arteria cerebral media del lado 
derecho, sin embargo, posteriormente descubrieron a través de Tomografía 
computada, un quiste aracnoideo fronto-parietal y una zona altamente hipodensa 
en el área fronto-temporal izquierda. El autor sugiere que el quiste aracnoideo 
decrementa la calidad de vida, muestra prevalencia de síntomas relacionados con 
ansiedad y es responsable del deterioro cognoscitivo. 
9 
 
2. Lóbulo temporal 
El lóbulo temporal se extiende por las tres caras del hemisferio cerebral, aunque 
solo ocupa una porción pequeña dela cara medial. La cara superior lateral se sitúa 
entre el surco lateral y el borde inferior del hemisferio. El límite posterior de esta 
cara lo constituye una línea artificial. La cara inferior se extiende entre el borde 
inferior y el borde medial del hemisferio cerebral. La cara medial está limitada por 
el borde medial del hemisferio cerebral y el surco colateral. El límite posterior de 
esta cara es impreciso, aunque podemos considerar como tal una línea artificial 
que se prolongue caudalmente el surco parieto-occipital. El extremo anterior del 
lóbulo es prominente, se denomina polo temporal (Ojeda & Icardo, 2004). 
Las estructuras subcorticales del lóbulo temporal son la corteza límbica, la 
amígdala y la formación del hipocampo (Kolb, & Wishaw, 2003). 
2.1 Conexiones de la corteza temporal 
Los lóbulos temporales son ricos en conexiones internas, proyecciones aferentes 
desde los sistemas sensitivos y proyecciones eferentes hacia las regiones de 
asociación parietal y frontal, el sistema límbico y los ganglios basales. El neo 
córtex de los lóbulos temporales izquierdo y derecho está conectado por el cuerpo 
calloso mientras que la corteza temporal medial y la amígdala por la comisura 
anterior (Kolb & Whishaw, 2003). 
Los resultados de estudios sobre las conexiones ponen de manifiesto cinco tipos 
de conexiones cortico-corticales: 
1. Vía sensitiva jerárquica. La progresión jerárquica de las conexiones se 
origina en las áreas auditivas y visuales primarias y secundaria y termina en 
el polo temporal. Las proyecciones visuales forman la vía ventral de 
procesamiento visual, mientras que las proyecciones auditivas forman una 
vía ventral paralela de procesamiento auditivo. 
2. Una vía auditiva dorsal. Dirigiéndose desde las áreas auditivas hasta la 
corteza parietal posterior, está vía es análoga a la vía visual dorsal y, por lo 
tanto, está vinculada con la dirección de los movimientos en relación con la 
información auditiva. 
10 
 
3. Una vía polimodal. Esta vía consta de una serie de proyecciones paralelas 
desde las áreas de asociación visual y auditiva en las regiones polimodales 
del surco temporal superior. 
4. Una proyección temporal media. La proyección desde las áreas de 
asociación auditiva y visual en las regiones temporales mediales o límbicas 
se dirige primero hacia la corteza perirrinal, luego hacia la corteza entorrinal 
y, finalmente, hacia la formación del hipocampo, la amígdala o ambas. La 
proyección del hipocampo es importante ya que forma la vía perforante. 
Una alteración de esta proyección produce una disfunción significativa de la 
actividad del hipocampo. 
5. Una proyección del lóbulo frontal. Estas proyecciones paralelas van desde 
el área de asociación hasta el lóbulo frontal. 
2.2 Funciones 
En el lóbulo temporal se localizan las siguientes áreas: el área auditiva primaria 
(41 y 21 de Brodmann), incluye a circunvolución de Hershl y está ubicada en la 
pared inferior del surco lateral. La parte anterior del área auditiva está asociada a 
la recepción de sonidos de baja frecuencia mientras que la parte posterior a los 
sonidos de alta frecuencia (Snell, 2001). 
El área auditiva secundaria (corteza auditiva de asociación) está ubicada por 
detrás del área auditiva primaria en el surco lateral y en la circunvolución temporal 
superior (área 22 de Brodmann), recibe impulsos del área auditiva primaria y del 
tálamo. Se cree que es necesaria para la interpretación de sonidos y para la 
asociación de las aferencias auditivas con otra información sensitiva (Snell, 2001). 
El área sensitiva del lenguaje de Wernicke se encuentran localizada en la mayoría 
en el lóbulo temporal izquierdo, principalmente en la circunvolución temporal 
superior, con extensiones alrededor del extremo posterior del surco lateral en la 
región parietal, siendo la zona especializada en la codificación fonológica y 
semántica del lenguaje(Snell, 2001). Las alteraciones en la memoria semántica 
están dadas por el daño en el fascículo uncinado, un haz de fibras que conecta el 
lóbulo temporal con la corteza frontal ventral (Kolb & Whishaw, 2003). El fascículo 
11 
 
uncinado es directo, bidireccional, monosináptico y de largo alcance. Conecta las 
regiones anterior de los lóbulos temporales con el área 10 de Brodmann y la 
corteza orbitofrontal (COF) medial y lateral. Alcanza su pico de desarrollo hasta la 
tercera década de la vida (Cano, Vélez, Orozco & Cruz, 2014). 
El homólogo de Wernicke, situado en el Área 22 del hemisferio derecho tiene 
funciones pragmáticas relacionadas con la prosodia, permitiendo distinguir las 
distintas entonaciones del lenguaje y siendo más activo en el procesamiento de 
los estímulos auditivos no verbales como los sonidos del entorno o la melodía 
musical (Portellano, 2005). Está conectada con el área de Broca (ubicado en la 
tercera circunvolución frontal, sección opercular y triangular del hemisferio 
dominante) por un haz de fibras nerviosas denominado fascículo arcuato. Recibe 
fibras de la corteza visual en el lóbulo occipital y de la corteza auditiva en la 
circunvolución temporal superior. El área de Wernicke permite la comprensión de 
lenguaje escrito y hablado (Snell, 2001). 
El lóbulo temporal es de gran importancia como centro de almacenamiento de 
información. Las zonas internas de este lóbulo, especialmente e hipocampo, son 
los principales centros de registro mnémico permitiendo el archivo de la 
información a corto plazo para facilitar la consolidación de la memoria. La zona 
externa de lóbulo temporal también participa en los procesos mnésicos, aunque no 
tan específicamente como la zona medial (Portellano, 2005). Los lóbulos 
temporales mediales están implicados en procesos mnésicos tanto de 
codificación, como de recuperación de la información. Asimismo, el fascículo 
uncinado contribuye al control mnésico, tanto en niños como en adultos jóvenes. 
El control mnésico se refiere a la capacidad de iniciar y mantener el proceso que 
guía en la codificación y evocación. En cuanto a regiones anteriores, se ha 
observado que regiones prefrontales del hemisferio izquierdo se activan 
diferencialmente durante la codificación episódica y la recuperación semántica, 
mientras que las áreas prefrontales derechas participan diferencialmente durante 
la recuperación de la memoria episódica. Por lo tanto, parece razonable suponer 
que la integridad de este fascículo que une regiones frontales con partes 
12 
 
anteriores y mesiales de los lóbulos temporales es importante para un rendimiento 
óptimo en tareas de memoria. La integridad de este fascículo en el hemisferio 
dominante tiene una alta correlación con el desempeño en tareas de memoria 
(Cano et al., 2014). 
El lóbulo temporal proporciona una tonalidad afectiva a todas las informaciones, 
gracias a las estrechas relaciones que establece con el sistema límbico. Es 
responsable de añadir propiedades connotativas o emocionales a los estímulos, 
asociando propiedades afectivas a estímulos particulares. La cara interna de los 
lóbulos temporales, denominada también corteza de asociación límbica, es 
responsable del procesamiento emocional de los estímulos sensoriales, gracias a 
la acción concertada de diversas estructuras como la amígdalao el hipocampo 
(Portellano, 2005). 
3. Quiste Aracnoideo Temporal Izquierdo 
Dado que el quiste aracnoideo temporal izquierdo (QATI) o de la fosa media es el 
de mayor prevalencia, se ha propuesto una clasificación específica para éstos, la 
cual se expone a continuación. 
3.1 Clasificación 
Galassi et al. (1980; citados en Vega et al., 2010) propusieron una clasificación de 
los quistes aracnoideos de la fosa media que sigue vigente en la actualidad: 
 Tipo I: Quistes situados en la cara anterior del lóbulo temporal sin aparente 
efecto de masa. 
 Tipo II: Quistes de tamaño medio localizados en la parte anterior y media de 
la fosa temporal que con frecuencia comprimen el lóbulo temporal. 
 Tipo III: Quistes de gran tamaño, de forma oval o redonda, que ocupan la 
totalidad de la fosa temporal y tienen un gran efecto de masa. 
 
En el estudio de Hernández (2012) de acuerdo con la clasificación de Galassi, se 
encontraron 65% de Tipo I, 24 % Tipo II y 11% Tipo III. 
 
13 
 
Por su parte, Greenberg (2006), describe dos tipos de hallazgos histológicos: 
1. Quistes aracnoideos simples. Estos quistes presentan un revestimiento 
aracnoides con células que parecen ser capaces de secreción activa de líquido 
cefalorraquídeo. Los quistes de la fosa media parecen ser exclusivamente de este 
tipo. 
2. Quistes con revestimiento más complejo, los cuales también pueden contener 
neuroglia, epéndimo y otros tipos de tejido. 
3.2 Manifestaciones Clínicas 
Las manifestaciones clínicas se asocian a factores como la edad, la localización, 
el tamaño y la forma de presentación del quiste (Vega et al., 2010). 
Una manifestación propia, aunque infrecuente del quiste, es conocida como “signo 
de la muñeca china”, se caracteriza por movimientos irregulares e involuntarios de 
la cabeza, en sentido anteroposterior, de dos a tres por segundo y que aparecen 
en la posición sentado y desaparecen durante el sueño. Es más frecuente en 
varones y se cree que pueden ser secundarios a una compresión del núcleo 
dorsomedial del tálamo (Vega et al., 2010). 
En niños mayores de 2 años las manifestación clínicas más frecuentes incluyen 
vómito, cefalea, epilepsia y síntomas focales (Pulido et al., 2005). 
Sin embargo, el cuadro clínico de los quistes de la fosa media es muy variable y 
no parece depender del tamaño de la lesión, pues existen quistes de grandes 
dimensiones que permanecen asintomáticos y lesiones de menor tamaño que 
presentan manifestaciones evidentes. Los quistes aracnoideos pueden 
permanecer asintomáticos a través de toda la vida y diagnosticarse de manera 
incidental por estudios de neuroimagen o en estudios de autopsia (Pulido et al., 
2005). 
Existen situaciones clínicas específicas aunque infrecuentes, por ejemplo, los 
hematomas e higromas subdurales son complicaciones de los quistes de la fosa 
media craneal. Los quistes aracnoideos de la fosa craneal media fueron 
14 
 
encontrados en 2.43% de pacientes con hematomas o higromas crónicos 
subdurales (Jayaprakash & Gosalakkal, 2002). 
La hidrocefalia obstructiva ha sido descrita en asociación con los quistes 
aracnoideos intracraneales en niños y es considerada una indicación para la 
cirugía (Jayaprakash & Gosalakkal, 2002). 
3.3 Aspectos neurológicos y neuropsicológicos en adultos con QATI 
 
Los síntomas, tanto neurológicos como neuropsicológicos del QATI, pueden ser 
resultado de un efecto de masa que causa aumento de la presión intracraneal o 
irritación de la corteza temporal o frontal (Westermaier, Schweitzer & Ernestus, 
2012). Se ha documentado que los quistes aracnoideos causan disfunción 
cognitiva no especificada, ya que comprimen el tejido cerebral vecino y que la 
descompresión del quiste mejora las funciones cognitivas (Torgersen, 2011). 
Se sabe que el lóbulo temporal izquierdo (en sujetos diestros) tiene participación 
en la función lingüística, misma que es necesaria para el desarrollo de habilidades 
de concentración y aprendizaje, así como identificar nombres y construir frases. 
Se ha propuesto que el daño de esta región produce trastornos del lenguaje, ya 
que en él se sitúan las áreas de Wernicke y Broca (Sánchez & Muñoz, 2008; 
Menéndez, 2003). 
En el QATI, similar a lo que sucede con los de otras localizaciones, lo que 
prevalece son los estudios de caso, los cuales dan evidencia de la variabilidad de 
síntomas neurológicos y neuropsicológicos. Uno de ellos es el de una paciente de 
sexo femenino de 23 años, con antecedente de crisis parciales complejas 
generalizadas desde los nueve meses de vida, las crisis no se controlaban a pesar 
de adecuada medicación antiepiléptica. En los electroencefalogramas (EEG) 
siempre apareció un foco temporal izquierdo. La imagen por Resonancia 
Magnética (IRM) mostró la presencia de un quiste aracnoideo temporopolar 
izquierdo asociado a esclerosis hipocampal y displasia cortical. En la evaluación 
neuropsicológica pre-quirúrgica se observó leve compromiso cognitivo que 
afectaba especialmente el área de atención y funciones ejecutivas, ambas 
15 
 
relacionadas a la función del lóbulo frontal, probablemente vinculadas más al 
tratamiento prolongado (años) de medicación anticonvulsiva que con el sitio de 
lesión. El tratamiento quirúrgico consistió en una lobectomía temporal anterior 
izquierda. Nueve años después de la cirugía, la paciente se encontraba libre de 
crisis, siendo cuatro de ellos sin medicación. Los electroencefalogramas post-
operatorios no mostraron actividad comicial. No se observaron cambios en la 
comparación realizada entre la valoración neuropsicológica pre y post-quirúrgica. 
Aunque no se concluye una relación causal entre los déficits neuropsicológicos y 
la presencia del QATI, sí se hace énfasis en el papel que ha cobrado la evaluación 
neuropsicológica para realizar una exploración global de todos los “procesos 
cognitivos”, como asistir en el diagnóstico diferencial a partir de los déficits 
cognitivos y detectar motivos de exclusión para la cirugía, inadvertidos por otros 
métodos, (Suárez et al., 2008). 
En evaluaciones sistemáticas pre y postoperatoria de la función cognitiva 
realizadas a un número no especificado de pacientes se observó en la fase pre 
operatoria que muchos de los pacientes mostraban déficits significativos en 
diversas funciones cognitivas como la percepción verbal, la memoria, las tareas 
verbales complejas, las funciones visuoespaciales y la atención visual. El 
seguimiento de los pacientes con las pruebas neuropsicológicas aplicadas 
después del tratamiento quirúrgico mostró que estos déficits disminuyeron 
(Westermaier, Schweitzer & Ernestus, 2012). Hallazgos similares fueron 
reportados por Torgersen, Hellan, Flaatten & Wester (2010), quienes encontraron 
mejoría cognitiva posterior a la cirugía, medida a través del Cambridge 
Neuropsychological Test Automated Battery (CANTAB), con el cual se evaluaron 
funciones del lóbulo temporal y frontal en 22 pacientes, 13 hombres y 9 mujeres, 
con un promedio de edad de 42.9 años, en un rango de 23 a 72 años, tomando 
como criterios de exclusión, antecedentes de enfermedades neurológicas, 
lesiones craneales y algún trastorno psiquiátrico. Catorce participantes 
presentaban el quiste en el lóbulo temporal izquierdo y 8 en el derecho, de 
acuerdo a la clasificación de Galassi, 7 fueron grado I, 11 grado II y 4 de grado III. 
De manera general, mencionan que los pacientes mostraron mejorías 
16 
 
postquirúrgicas en funciones del lóbulo temporal, como aprendizaje de pares 
asociados y estímulos pareados; en las funciones del lóbulo frontal, las cuales no 
son especificadas, no se reportan cambios. El estudio concluye que la cirugía 
descompresiva mejora el funcionamiento cognitivo del lóbulo temporal, no 
obstante no proporciona datos con relación a ubicación, clasificación del quiste, 
edades, género y grado en el que encontraron las mejorías. 
 
Además de las alteracionescognitivas, Gjerde, Schmid, Hammar & Wester 
(2013), encontraron en un estudio realizado a 12 hombres y 10 mujeres de entre 
22 y 68 años, que los quistes aracnoideos pueden causar déficits en las funciones 
ejecutivas, alterando los procesos de inhibición, flexibilidad mental, aprendizaje de 
reglas, planeación, solución de problemas y/o iniciación de tareas. 
En 2004 Chams reportó el caso de una mujer de 54 años, que desempeñó labores 
de enfermería por 25 años y que presentaba 6 meses de evolución con deterioro 
de la memoria En hallazgo por tomografía axial computarizada se encontró un 
quiste aracnoideo temporal anteromedial izquierdo con mínimo efecto de masa 
subyacente y con atrofia central cortical. Sus principales síntomas eran, cefalea 
migrañosa y dolor en hemicara derecha, anomias para nombres de personas y 
cosas, incapacidad para reconocer el significado de palabras, olvido de las 
actividades domésticas, con preservación de la memoria episódica reciente y la 
memoria prospectiva. La evaluación neuropsicológica reveló una profunda 
alteración de la memoria semántica que afectaba secundariamente el lenguaje 
expresivo, comprensivo y la denominación, la fluidez verbal por categorías, la 
capacidad para generar clasificaciones, conceptos y establecer asociaciones 
semánticas, también presentaba alexia y agrafia. En cuanto al funcionamiento 
ejecutivo, se encontraron perseveraciones verbales y motoras, inflexibilidad mental 
y signos de liberación frontal en la conducta. El autor concluye que las 
alteraciones son secundarias a la compresión que ejerce el quiste aracnoideo, y 
que los síntomas de la lesión quística se semejan al estado avanzado de la 
variante temporal de la demencia frontotemporal, es decir, la demencia semántica. 
17 
 
En este caso, el efecto compresivo del quiste era mínimo y las alteraciones 
neuropsicológicas graves. 
Por otro lado, existen reportes de afasia (incluyendo el Síndrome de Landau 
Kleffner) asociada con compromiso de la cisura silviana izquierda (Jayaprakash & 
Gosalakkal, 2002). 
3.4 Aspectos psiquiátricos en adultos con QATI 
 
Otro hallazgo importante en el QATI son los síntomas psiquiátricos. Se ha 
señalado que la prevalencia de quiste aracnoideo es significativamente elevada en 
pacientes psicóticos lo que sugiere una relación causal, aunque esta afirmación ha 
resultado controversial (Reza & Masoud, 2012). Esta misma tendencia se ha 
observado en depresión, alucinaciones, demencia, esquizofrenia, anorexia 
nerviosa, insomnio y otros trastornos psicóticos (Westermaier, Schweitzer & 
Ernestus, 2012). 
En este mismo sentido Won, Chi, Jehong, Tae & Kwang (2002) reportan el caso 
de un paciente masculino de 57 años de edad quien presentaba síntomas 
psiquiátricos. Acudió inicialmente a consulta médica por presentar cefalea intensa 
e intermitente situada en el lado izquierdo de la cabeza, de aparición súbita, 
acompañada de alucinaciones auditivas y delirio de persecución. En la 
Resonancia Magnética se encontró un quiste aracnoideo temporal izquierdo de 
forma ovoide ubicado anteromedialmente, el cual desplazaba el lóbulo temporal y 
el hipocampo hacia el área póstero-lateral. En la tomografía computada por 
emisión de fotón simple (SPECT) se encontró un ligero decremento en la perfusión 
intracerebral. El electroencefalograma no reveló ninguna alteración. En relación a 
los procesos cognitivos se reportaron habilidades como aritmética, atención, 
concentración y memoria dentro de un rango normal. El departamento de 
neurocirugía propuso un manejo terapéutico conservador, debido que no 
presentaba incremento de la presión intracraneal ni déficits neurológicos focales. 
Para el control de los síntomas psicóticos le fue administrada risperidona en dosis 
bajas, después de 5 días de tratamiento desaparecieron las alucinaciones 
auditivas y el delirio de persecución se atenúo. Al seguimiento, el paciente se 
18 
 
mostró estable, persistiendo solamente las cefaleas por 3 meses más. Los autores 
atribuyen los síntomas psicóticos a la compresión del quiste sobre las estructuras 
adyacentes a éste, argumentando que: a) el paciente no tenía antecedentes 
personales ni familiares de trastornos psiquiátricos y que la presencia de estos 
síntomas habían tenido un inicio abrupto; b) él tenía una edad mayor a la 
reportada en el inicio de trastornos psicóticos; c) los síntomas psicóticos ocurrieron 
acompañados de anormalidades neurológicas, como repentino inicio de cefaleas 
intensas, el cual es el síntoma más común de los quistes aracnoideos 
supratentoriales; d) no se encontró ningún otro hallazgo clínicamente relevante; y 
e) la compresión del quiste aracnoideo sobre el lóbulo temporal y las estructuras 
adyacentes se ha relacionado con la producción de síntomas psicóticos. Sin 
embargo, los autores señalan las limitaciones existentes para establecer una 
relación causal, debido a la ausencia de información definitiva en relación al 
desarrollo de los quistes. 
Da Silva, Alves, Talina, Carreiro, Guimarães & Xavier (2007) también reportan el 
caso de un hombre de 21 años de edad con un cuadro psicótico, acompañado de 
QATI que presentaba efecto de masa sobre los lóbulos temporal y frontal 
izquierdo, así como sobre el ventrículo lateral, además de hipoplasia del lóbulo 
temporal izquierdo. El paciente sufrió un traumatismo craneoencefálico a los 16 
años, admitiendo consumo de marihuana y cocaína, además de abuso de alcohol, 
que iba en incremento. En una evaluación neuropsicológica se encontraron 
déficits en la memoria verbal, atención, planeación, inhibición con tendencia a 
conductas anti-sociales. En este caso, tampoco se optó por la intervención 
quirúrgica, debido a la falta de síntomas asociados a QATI. Fue medicado con 
risperidona, mejorando conductualmente, pero sin remisión completa de los 
síntomas psicóticos. Los autores admitieron la dificultad de establecer 
definitivamente si la lesión tuvo o no influencia en los síntomas psiquiátricos. Sin 
embargo, dados los cambios anatómicos y neuropsicológicos, no se puede excluir 
la posibilidad de que la lesión jugara un papel importante en la presencia de los 
signos psiquiátricos. 
19 
 
Algunos reportes también han asociado el trastorno de conversión, antes llamado 
histeria, con los quistes aracnoideos (Reza& Masoud, 2012). 
Biswas, Sen & Chaudhary (2012), reportaron el estudio de caso de 2 hombres de 
23 y 31 años con presencia de QATI asociado a conductas de carácter obsesivo-
compulsivas relacionadas a los hábitos higiénicos, reducción de horas de sueño y 
de interacción social, además de alucinaciones auditivas. Ninguno presentaba 
deterior neurológico, ambos evaluados con el Test Mini-Mental y tratados con 
risperidona, medicamento que se sugiere como el tratamiento adecuado para los 
quistes de tamaño pequeño, antes de planear una cirugía y siempre y cuando no 
se presenten algunos otros síntomas asociados al efecto de masa que puede 
causar el quiste. 
Además, Siguenza (2004), reporta irritabilidad, cambios de carácter, apatía 
(carencia de emociones) y deterioro del rendimiento intelectual. Lo anterior 
acompañado de cambios en el estado de ánimo como un síndrome obsesivo-
compulsivo. 
No obstante hay otros estudios donde no se han encontrado repercusiones 
neuropsicológicas derivadas del QATI. Una posibilidad que se ha propuesto es la 
reorganización funcional del tejido adyacente. Stowe, Go, Pruim, den Dunnen, 
Meiners & Paans (2000), reportan que los quistes aracnoideos en el hemisferio 
izquierdo no afectan el dominio del lenguaje tanto como se había sugerido. 
Llevaron a cabo una investigación con 4 personas de entre 20 y 60 años con QATI 
utilizando tomografía por emisión de positrones para evaluar la función del 
lenguaje. En dicho estudio concluyeron que los pacientes con quiste aracnoideo 
suelen retener suficiente tejido viable en el hemisferio izquierdopara apoyar la 
función del lenguaje. Por lo tanto, el desplazamiento de tejido por un quiste 
aracnoideo no afecta necesariamente a la organización del lenguaje, aunque la 
organización puede ser atípica, dadas las relativamente débiles activaciones 
encontradas en estos pacientes. 
Hund, Von Cramon, Kruggel & Preul (2002) llevaron a cabo una investigación que 
tenía el fin de determinar si el QATI asintomático era capaz de causar algún tipo 
de alteración funcional en las estructuras corticales adyacentes. Se le realizó a 
20 
 
cinco pacientes diestros un estudio de Resonancia Magnética Funcional y un 
análisis morfométrico para obtener el tamaño de las áreas de superficie cortical y 
valores de espesor cortical en el tejido cerebral adyacente al QATI. De los 5 
participantes, 3 eran hombres y 2 mujeres, con un promedio de edad de 25 años, 
el rango de edad variaba de los 19 hasta los 51 años. Se evaluó la dominancia 
manual a través del Edinburgh Handedness Inventory (EHI) y la presencia de 
afasia por medio de Aachen Aphasia Test (AAT). Los resultados demostraron, que 
ninguno de los participantes presentaba afasia y que la dominancia manual era 
diestra en un 91.3% en todos los pacientes. El principal hallazgo de este estudio 
fue la clara dominancia del hemisferio izquierdo en el lenguaje, 
independientemente del tamaño del quiste, por lo tanto la asimetría normal estaba 
preservada. La lateralidad del lenguaje y los patrones de activación funcional eran 
similares a los encontrados en sujetos sanos. Sin embargo, fue evidente un 
desplazamiento de la activación del giro frontal inferior izquierdo en todos los 
pacientes. Esto parece estar asociado con un simple desplazamiento físico de 
estructuras anatómicas en lugar de una reorganización dentro del hemisferio 
izquierdo. En áreas del cerebro vecinas al QATI se observó: a) que el espesor 
global de la corteza adyacente al QATI era significativamente más delgado y b) el 
área cortical era más reducida en comparación con el área homóloga contralateral 
en la mayoría de los pacientes. Los autores concluyeron que los quistes 
aracnoideos no perturban la asimetría normal de la organización del lenguaje. 
3.5 Aspectos neurológicos y neuropsicológicos en pacientes pediátricos 
con QATI 
Realmente pocos estudios han descrito las alteraciones cognoscitivas asociadas a 
los quistes aracnoideos en la infancia (Laporte, De Volder, Bonnier, Raftopoulos & 
Sébire, 2012). La dificultad en la evaluación y tratamiento se encuentra en la 
naturaleza benigna del quiste y a su lento crecimiento, los quistes aracnoideos 
pueden permanecer asintomáticos o producir síntomas sutiles, que no causan 
quejas y déficits neuropsicológicos y no son clínicamente evidentes hasta que se 
realiza la prueba específica (Westermaier, Schweitzer, & Ernestus, 2012). 
21 
 
Dado que se encuentra una alta incidencia de los quistes aracnoideos en 
condiciones como Síndrome de Down, mucopolisacaridosis, esquisencecefalia y 
neurofibromatosis se puede apuntar a que existe un mayor riesgo en niños con 
otras anormalidades cerebrales (Palencia, Blanco, Nieto, Bahillo & Díez, 2002). 
 
Se ha encontrado que entre el 9 y el 31.4% de los pacientes con QATI presentan 
retraso mental variable pero no se tiene la certeza si es por la presencia del quiste 
o por alguna otra alteración en el tejido cerebral (Palencia, Blanco, Nieto, Bahillo 
& Díez, 2002). Por otro lado, se reporta que si el quiste es de tamaño pequeño el 
desarrollo cognoscitivo de los pacientes es normal. Los quistes aracnoideos de 
gran tamaño han sido asociados a trastornos en el desarrollo. Lo anterior se 
puede explicar por una aberración común en el desarrollo, aunque existe 
evidencia de que el tratamiento quirúrgico de los quistes aracnoideos temporales 
produce mejoría en las funciones cognoscitivas, lo que sugiere que los QATI 
pueden producir alteraciones en los procesos cognoscitivos (Palencia, Blanco, 
Nieto, Bahillo & Díez, 2002). 
Otros efectos significativos causados por la compresión de estructuras adyacentes 
por quiste aracnoideo en el cerebro incluyen deterioro de la memoria o el 
almacenamiento en la memoria de largo plazo, dificultad para controlar los 
movimientos finos, así como la dificultad para mantener el equilibrio. Un quiste 
también puede causar otros problemas tales como alteraciones en la capacidad de 
razonamiento, lógica, lenguaje y el pensamiento en general, hasta algunos de los 
problemas más significativos que podrían afectar la vida diaria, teniendo en cuenta 
que el cerebro es el centro de control principal para el razonamiento y la 
comunicación (Kelleger, 2012). 
Existen reportes que muestran la relación entre la presencia de quistes 
aracnoideos del lóbulo temporal y el trastorno por déficit de atención e 
hiperactividad (TDAH). Los síntomas del TDAH mejoran con estimulantes, aunque 
una asociación causal de TDAH ha sido propuesta, ya que las deficiencias en el 
aprendizaje del lenguaje en estos niños pueden ser explicadas por la presencia 
22 
 
del quiste en la región silviana del lóbulo temporal. Un mecanismo que puede 
explicar el fenómeno anterior, es el incremento en volumen del quiste que 
comprime la superficie anterosuperior del lóbulo temporal (Jayaprakash & 
Gosalakkal, 2002). La frecuencia de estos cuadros sintomatológicos, en particular 
el TDAH así como la relativa frecuencia del quiste aracnoideo en la región silviana, 
sugieren la imperiosa necesidad de examen neurológico antes de considerarlos un 
mero trastorno conductual (Menéndez, 2003). 
 
Por otro lado, en un estudio de caso pre y post quirúrgico de 2 pacientes con QATI 
de 6 y 7 años, se realizó la evaluación de coeficiente intelectual, memoria, 
atención, comprensión, aprendizaje verbal y auditivo, entre otras. Los resultados 
demuestran la aparición de un trastorno en el desarrollo del lenguaje, también se 
encontró una rápida mejoría en esta área después de la cirugía descompresiva, 
sugiriendo una relación causa efecto entre el quiste y los trastornos de lenguaje 
(Laporte et al., 2012). 
 
Matsuda y colaboradores (2010) reportan el caso de un adolescente de 13 años 
con QATI, aparentemente asintomático, pero con disfunciones neuropsicológicas 
latentes a quien se le realizó una derivación cisto-peritoneal que aunque el 
procedimiento no es recomendado en pacientes asintomáticos la derivación tuvo 
como resultado una mejoría de las funciones cognoscitivas. En la evaluación 
prequirúrgica con el WISC-R obtuvo un puntaje promedio, sin embargo, el CI 
Verbal fue más bajo (aunque dentro de los límites) que el CI de Ejecución, con una 
discrepancia de 12 puntos. Posterior al procedimiento quirúrgico, se encontró que 
la discrepancia solo fue de 3 puntos. Por lo tanto, la propuesta de los autores es 
que los estudios de neuroimagen y la evaluación neuropsicológica podrían ayudar 
en la identificación de pacientes con déficits sutiles que pueden mejorar con la 
cirugía (Matsuda et al., 2010). 
Otros autores señalan que a pesar de que existen reportes de incremento en la 
frecuencia de quistes aracnoideos en pacientes con déficits cognitivos, no se ha 
podido establecer una relación causal, ya que aunque la mayoría de los estudios 
23 
 
reportan disminución de los síntomas después de la cirugía de descompresión, no 
existen estudios longitudinales que documenten dicha relación (Claussen, Rodhe, 
Seifritz & Schuepbach, 2013). 
Las alteraciones cognoscitivas leves observadas en pacientes con quiste 
aracnoideo pueden deberse a varias causas. La primera posibilidad es que los 
quistes desplazan físicamente tejido de ciertas áreas, sin invadirlo y por tanto, 
conserva la función normal. La hipótesis de que el tejido cortical normalmente 
sigue siendo viable y realiza su función cognitiva normal predice que los lóbulos 
temporal y frontal izquierdo desplazados llevan a cabo la funcióndel lenguaje en 
estos pacientes (Stowe et al., 2000). 
Una segunda posibilidad es que el quiste provoca la reorganización de las 
funciones cognitivas en otras áreas del cerebro (Stowe et al., 2000). Esto es 
posible, teniendo en cuenta el desarrollo temprano del quiste, ya que es conocida 
la gran plasticidad en la localización de lenguaje para los niños pequeños. Por lo 
tanto, las lesiones tempranas son menos propensas a conducir a una deficiencia 
permanente del lenguaje (Thal et al, 1991; Martins, 1997citado en Stowe et al., 
2000). 
Aunque es menos eficaz en los adultos que en los niños (Müller et al., 1999 citado 
en Stowe et al., 2000), la reorganización también puede ocurrir más tarde en la 
vida. Esto puede ocurrir en la corteza ipsilateral (Lazar et al. 1997; Rossini et al., 
1998 citado en Stowe et al., 2000). La hipótesis de que los quistes aracnoideos 
conducen a la reorganización sugiere que la ubicación de las funciones del 
lenguaje puede ser considerablemente diferente en este grupo de niños con 
desarrollo normal. 
Planteamiento del problema 
Generalmente los quistes aracnoideos se presentan en edad pediátrica y, aunque 
pueden presentarse acompañados o no de síntomas neurológicos, las posibles 
repercusiones neuropsicológicas, en procesos como lenguaje, memoria, atención, 
percepción y funciones ejecutivas que producen no han sido descritas 
satisfactoriamente, ya que las investigaciones efectuadas hasta el momento se 
24 
 
han realizado con adultos y en general son estudios de caso; por lo que no se ha 
llegado a un acuerdo sobre sí existen alteraciones neuropsicológicas en niños con 
QATI y de qué tipo son. 
-Pregunta de investigación. 
¿Los pacientes con QATI en edad pediátrica presentarán alteraciones en las 
funciones cognoscitivas y en las funciones ejecutivas? 
-Objetivo general 
Describir el perfil cognoscitivo y de funciones ejecutivas de pacientes pediátricos 
con QATI 
Objetivos Específicos 
Describir el perfil cognoscitivo en pacientes pediátricos con QATI. 
Describir el perfil de funciones ejecutivas en pacientes pediátricos con QATI. 
Definición de variables 
Variables independientes 
Quiste Aracnoideo Temporal Izquierdo: Se comprobará la presencia con estudios 
radiológicos, para determinar su grado de acuerdo a la escala de Galassi. 
Variables dependientes. 
-Funcionamiento cognoscitivo: Para Wechsler (2007), es el funcionamiento 
intelectual en dominios cognoscitivos específicos de orden superior, como lo son: 
la comprensión verbal, razonamiento perceptual, memoria de trabajo y velocidad 
de procesamiento. Evaluado a través de la Escala Wechsler de Inteligencia para el 
Nivel Escolar–IV (WISC-IV); además atención, codificación y evocación con la 
prueba Neuropsi, Atención y Memoria (Ostrosky, Ardila et al., 2012). 
-Funciones ejecutivas: Se define como la constelación de funciones cognoscitivas 
necesaria para enfrentarse de manera adaptada a situaciones novedosas, 
25 
 
imprevistas o cambiantes, iniciar y concluir con éxito, conductas autosuficientes, 
independientes y propositivas (Lezak, Howison, Loring, Hannay, Fischer, 2004). 
Incluye la solución de problemas, la inhibición, la flexibilidad mental, la resistencia 
a la interferencia, el juicio y la memoria de trabajo. El funcionamiento ejecutivo se 
evaluó con la Torre de Londres Drexel –TOL-Dx- (Culbertson, & Zillmer, 2005), el 
test de clasificación de tarjetas de Wisconsin –WCST- (Heaton, Chelune et al., 
2009), y las pruebas de funciones ejecutivas del NEUROPSI: Atención y Memoria 
(Ostrosky & Ardila, et al., 2012) 
 
Método 
Participantes 
El presente estudio incluyó a 10 pacientes, de los cuales 9 fueron del sexo 
masculino, de los cuales 6 fueron escolares de entre 7 y 12 años y 4 adolescentes 
de entre 13 y 16 años. Los criterios de inclusión incluyeron el diagnóstico de QATI 
a través de estudio de neuroimagen y la ausencia de cualquier otra enfermedad 
neurológica o psiquiátrica. Las características de los participantes se presentan en 
la Tabla 1. 
Tabla 1. Datos generales 
Participante Edad Escolaridad Síntomas 
neurológicos 
Clasificación 
Galassi 
1 7 a 1º Primaria Ruptura de quiste 
Cefaleas 
Mareos 
Galassi II 
2 7 a 2º Primaria Ninguno Galassi III 
 
 9 a 3º Primaria Vómito, Cefalea 
Crecimiento de 
QATI 
Galassi II 
 3º Primaria Cefalea Galassi II 
26 
 
 
Instrumentos 
Escala Wechsler de Inteligencia para el Nivel Escolar–IV (WISC-IV) 
Evalúa el funcionamiento cognoscitivo de niños desde 6 años hasta los 16 años, 
está compuesto por 15 subpruebas. Se obtienen puntaciones directas y 
puntuaciones escalares o normalizadas de acuerdo a la edad del niño. Además, 
con la aplicación de este instrumento se puede obtener una puntuación compuesta 
que representa la capacidad intelectual general (CI total), que clasifica en un rango 
que va de muy bajo (≤ 69), límite (70-79), promedio bajo (80-89), promedio (90-
109), promedio alto (110-119), superior (120-129) y muy superior (≥ 130). Cuenta 
con valores normativos para la población mexicana. 
Neuropsi Atención y Memoria (Ostrosky & Ardila et al., 2012) 
Instrumento que evalúa los procesos de atención y memoria en pacientes 
psiquiátricos, neurológicos y pacientes con diversos problemas médicos. Con la 
aplicación de la batería se obtienen puntajes crudos y/o datos normalizados de 
acuerdo a la edad (de 6 a 85 años) y a la escolaridad (de 0 a 10 o más años). Con 
la puntuación total es posible clasificar la ejecución de una persona dentro de un 
rango normal, con alteraciones de leves a moderadas o con alteraciones severas. 
Cuenta con valores normativos para la población mexicana. 
Torre de Londres (Culbertson & Zillmer, 2005) 
 5º Primaria Hemiparesia 
derecha 
 
 Galassi III 
 Galassi II 
 Galassi II 
 
 
Galassi I 
27 
 
Instrumento que permite evaluar los procesos de planeación y resolución de 
problemas de niños y adultos. Se obtienen puntajes estandarizados para obtener 
el nivel de ejecución de la persona. No cuenta con estandarización para la 
población mexicana. 
Tarjetas de Wisconsin (Heaton, Chelune et al., 2009) 
Prueba neuropsicológica que tiene como objetivo medir las funciones ejecutivas 
de planeación, cambio en la estrategia, así como la utilización de la realimentación 
ambiental para cambiar esquemas. Se aplica de los 6.5 a los 89 años. Se obtienen 
puntuaciones T. No cuenta con estandarización para la población mexicana. 
-Diseño y procedimiento. 
Se realizó un estudio cuyo diseño fue de tipo transversal, en el que se evaluó y 
describió el perfil cognoscitivo y de funcionamiento ejecutivo en un grupo de 
pacientes pediátricos (7 a 16 años) con diagnóstico de Quiste Aracnoideo 
Temporal Izquierdo. 
Se llevó a cabo una entrevista para colectar los datos pertinentes de la historia 
clínica, tales como, edad, género, grado del QATI (Clasificación Galassi) y 
síntomas neurológicos asociados. Posteriormente, se evaluaron el coeficiente 
intelectual, componentes del funcionamiento cognoscitivo (comprensión verbal, 
razonamiento perceptual, memoria y atención) y las funciones ejecutivas (memoria 
de trabajo, velocidad de procesamiento, inhibición, planeación, flexibilidad mental 
y la capacidad de cambiar de estrategias al retroalimentarse del ambiente). 
 
 
Resultados: 
De acuerdo a los resultados de la batería neuropsicológica aplicada a los 
participantes se puede afirmar que en cuanto al coeficiente intelectual (Figura 1) 
EL 70% presentaron un nivel promedio, la mayoría de las puntuaciones caen 
28 
 
dentro de lo esperado, solamente dos de ellas sobresalen; por otro lado, los 
participante 1, 3 y 10 presentaron puntuaciones por debajo del promedio en el 
coeficiente intelectual total (CIT) y el índice de comprensión verbal (ICV), los 
principales déficits se encontraron en el razonamiento verbal abstracto y en el 
vocabulario; los participantes3 y 10 obtuvieron puntuaciones bajas en el índice de 
razonamiento perceptual (IRP), donde se encontraron fallas en la visoconstruccion 
de figuras complejas y la detección de partes faltantes en una escena. 
 
Figura 1. Puntuaciones obtenidas en la prueba WISC-IV para cada participante. El 
recuadro enmarca el rango promedio. 
 
 
Los resultados que se presentan a continuación corresponden al funcionamiento 
en atención, memoria (Figura 2), como se puede observar la mayoría de los 
participantes presentaron puntuaciones dentro o por arriba de la norma, sobre 
todo en atención y memoria, sin embargo los participantes 3 y 10 nuevamente 
29 
 
mostraron puntuaciones inferiores a las esperadas en casi todas las áreas 
evaluadas, la principal alteración se encuentra en la codificación y evocación de 
material visual, específicamente de figuras geométricas complejas. Atención es el 
área que aparece constante en los 3 participantes, además de los participantes 6 y 
9 quienes también presentaron puntuaciones bajas en atención, quienes 
cometieron errores en cuanto a la orientación de espacio o tiempo. 
 
Figura 2. Neuropsi Atención y Memoria. El recuadro constituye el rango dentro de cual las 
puntuaciones se consideran dentro del promedio. 
 
En cuanto a la evaluación de la capacidad para solucionar problemas, inhibición, 
flexibilidad mental y para cambiar de estrategias como un medio para determinar 
el funcionamiento ejecutivo a través de la aplicación de WCST, específicamente el 
número de categorías completadas, el número máximo que puede alcanzar 
cualquier participante es 6 (Figura 3). Los participantes 4, 8 y 9 completaron todas 
30 
 
las categorías, con 110, 104 y 92 ensayos respectivamente; los participantes 1 y 3 
completaron solo 1 categoría y el participante 10 completó 2 categorías, los 2 
participantes realizaron los 128 ensayos, el participante 1 tiene un 18 % de 
respuestas perseverativas, parece responder azarosamente sin retroalimentarse 
del ambiente; el participante 3 comete un 90% de respuestas perseverativas y el 
participante 10 un 54% de respuestas perseverativas además de 6 fallos para 
mantener la actitud. 
 
Figura 3. Se muestran los resultados del número de categorías completadas en el Test de 
Clasificación de Tarjetas de Wisconsin. El número máximo de categorías completadas que puede 
alcanzar cualquier participante es 6. 
Siguiendo con la prueba de WSCT, pero en relación al número de errores 
cometidos (Tabla 4), se puede observar que en general los participantes 
cometieron un número de errores considerado dentro de lo esperado de acuerdo a 
su edad y escolaridad, el participante 8 es el que presentó menor número de 
errores en su ejecución, en contraste con los participantes 1, 2, 3 y 10 quienes 
superan el número de errores. 
31 
 
 
Figura 3. Se muestran los resultados de las puntuaciones estandarizadas del número total de 
errores del Test de Clasificación de Tarjetas de Wisconsin. El recuadro constituye el rango dentro 
de cual las puntuaciones se consideran dentro del promedio. 
 
Finalmente se presentan los resultados de la Torre de Londres (Figura 5), se 
encontró que la mayoría de los participantes obtuvieron puntuaciones dentro de la 
norma. Sin embargo, los participantes 1, 3 y 9 puntúan bajo en la solución de 
problemas; 1, 2 y 3 cometieron más violaciones de tiempo, el primero porqué dudó 
en hacer movimientos y los otros 2 porque llevaron a cabo más movimientos de 
los necesarios; 2, 3 y 4 cometieron más violaciones a la regla y finalmente los 
participantes 2, 3 y 10 obtuvieron menor número de respuestas correctas. 
 
32 
 
 
Figura 5. Se presentan los resultados de las puntuaciones estandarizadas del número de 
respuestas correctas, número de violaciones a la regla y de tiempo, así como de las tareas 
realizadas en el número de intentos esperados en la prueba Torre de Londres Figura. El recuadro 
constituye el rango dentro de cual las puntuaciones se consideran dentro del promedio. 
Discusión 
De acuerdo con los resultados obtenidos en esta investigación es posible 
establecer que la muestra presenta preponderancia masculina relacionada a la 
presencia del quiste aracnoideo, de 10 participantes, 9 fueron del sexo masculino, 
lo cual confirma los datos demográficos, en los que la proporción es de H:M 3-5:1 
(Osborn, 2004). Sin embargo, no se ha encontrado explicación aceptable para 
esta preponderancia masculina (Jayaprakash & Gosalakkal, 2002). 
Por otro lado no se encontró asociación entre el tamaño del QATI y la presencia 
de síntomas neurológicos, lo cual ya estaba documentado. Pulido (et al., 2005) 
mencionan que el cuadro clínico de los quistes de la fosa media es muy variable y 
no parece depender del tamaño de la lesión, pues existen quistes de grandes 
33 
 
dimensiones que permanecen asintomáticos y lesiones de menor tamaño que 
presentan manifestaciones evidentes. 
Se encontró que los participantes con clasificación Galassi II contaban con dos o 
más síntomas neurológicos, de entre los cuales los que se presentaron con mayor 
frecuencia son: cefalea, convulsiones y vómitos. Estos síntomas se encuentran 
entre las principales manifestación clínicas en niños mayores de 2 años (Pulido, et 
al., 2005). 
Tampoco se encontró asociación entre el tamaño del QATI y la presencia de 
síntomas neuropsicológicos. Pero fue posible establecer que los pacientes que 
presentan alteraciones neuropsicológicas pertenecían a la clasificación Galassi II, 
con la presencia de dos o más de los principales síntomas neurológicos asociados 
al QATI. 
Las principales alteraciones neuropsicológicas encontradas en los participantes 
que presentaban QATI Galassi II y 2 o más síntomas neurológicos son las 
siguientes: comprensión verbal, codificación y recuperación de información verbal, 
razonamiento a partir de estímulos visuales y en la velocidad con la que llevan a 
cabo tareas sencillas. La literatura ha relacionado las alteraciones cognoscitivas 
derivadas del QATI a la compresión del tejido cerebral vecino y también ha sido 
documentado que la descompresión del quiste mejora las funciones cognitivas 
(Torgersen, 2011). 
Además del deterioro cognoscitivo también se encontraron alteraciones en las 
funciones ejecutivas, como son: atención, flexibilidad mental, inhibición, 
planeación y resolución de problemas, lo cual había sido también descrito por 
Gjerde (et al., 2013), quienes encontraron en un estudio realizado a 22 pacientes 
adultos que los quistes aracnoideos pueden causar déficits en las funciones 
ejecutivas, alterando los procesos de inhibición, flexibilidad mental, aprendizaje de 
reglas, planeación, solución de problemas y/o iniciación de tareas. Las 
alteraciones en las funciones ejecutivas se han relacionado con la compresión que 
ocasiona el quiste sobre el lóbulo frontal. Los síntomas, tanto neurológicos como 
34 
 
neuropsicológicos del QATI, pueden ser resultado de un efecto de masa que 
causa aumento de la presión intracraneal o irritación de la corteza temporal o 
frontal (Westermaier, Schweitzer & Ernestus, 2012). Además relación entre estos 
lóbulos a través del fascículo uncinado el cual conecta las regiones anterior de los 
lóbulos temporales con el área 10 de Brodmann y la corteza orbitofrontal (COF) 
medial y lateral. (Cano, Vélez, Orozco & Cruz, 2014). 
También se pueden apreciar otros casos en los que no se encontraron 
alteraciones evidentes, lo que se ha relacionado con una posible reorganización 
de la estructura que contiene al quiste, debido a la lenta expansión del mismo. 
Stowe, Go, Pruim, den Dunnen, Meiners, & Paans (2000). 
Otro hallazgo importante en el QATI son los síntomas psiquiátricos en adultos 
(Reza & Masoud, 2012). Esta misma tendencia se ha observado en depresión, 
alucinaciones, demencia, esquizofrenia, anorexia nerviosa, insomnio y otros 
trastornos psicóticos(Westermaier, Schweitzer & Ernestus, 2012). Sin embargo en 
el caso de niños no hay bibliografía asociada y en esta investigación tampoco se 
encontraron síntomas psiquiátricos en la población estudiada. 
Finalmente es necesario puntualizar que es de gran relevancia considerar las 
evaluaciones neuropsicológicas aún en los casos en los que los síntomas clínicos 
no sean evidentes, ya que como se ha mencionado antes los quistes tienen una 
naturaleza benigna y de lenta expansión, por lo que pueden permanecer 
asintomáticos o producir síntomas sutiles, que no causan déficits 
neuropsicológicos y no son clínicamente evidentes hasta que se realiza la prueba 
específica (Westermaier, Schweitzer & Ernestus, 2012). Lo anterior se corrobora 
en la evaluación pre y post quirúrgicos, donde se encuentra de mejoría post 
quirúrgica en la evaluación neuropsicológica aun cuando el paciente permanecía 
asintomático. Por lo tanto, se considera que los estudios de neuroimagen y la 
evaluación neuropsicológica ayuda en la identificación de pacientes con déficits 
sutiles que pueden mejorar con la cirugía (Matsuda et al., 2010). 
35 
 
Conclusiones 
 Se confirma la preponderancia masculina relacionada a la presencia del 
quiste aracnoideo, en una muestra de 10, 9 fueron participantes del sexo 
masculino. 
 No se encontró asociación entre el tamaño del QATI y la presencia de 
síntomas neurológicos. 
 Los participantes con clasificación Galassi II presentan dos o más síntomas 
neurológicos. 
 Los principales síntomas neurológicos encontrados son: cefalea, 
convulsiones y vómitos. 
 No se encontró asociación entre el tamaño del QATI y la presencia de 
síntomas neuropsicológicos. 
 Los pacientes que presentan alteraciones neuropsicológicas pertenecían a 
la clasificación Galassi II, con la presencia de dos o más de los principales 
síntomas neurológicos asociados al QATI. 
 Se encontraron alteraciones cognoscitivas y de funcionamiento ejecutivo 
relacionadas con el QATI. 
 Los principales procesos cognoscitivos alterados son la comprensión 
verbal, codificación y recuperación de información verbal y razonamiento 
abstracto a partir de estímulos visuales 
 Las principales alteraciones en las funciones ejecutivas encontradas son 
atención, velocidad de procesamiento, inhibición, flexibilidad mental, 
capacidad para cambiar de estrategia y solución de problemas. 
 Es posible que en los casos en los que no se han encontrado alteraciones 
neuropsicológicas, la causa sea la reorganización de la estructura que 
contiene al quiste, debido a la lenta expansión. 
36 
 
 Las alteraciones en las funciones ejecutivas pueden estar relacionadas con 
la compresión que ocasiona el quiste sobre el lóbulo frontal. 
 Es necesario considerar las evaluaciones neuropsicológicas aún en los 
casos en los que los síntomas clínicos no sean evidentes. 
Limitaciones del estudio: 
 Es necesario contar con una muestra mayor para poder hacer 
generalizaciones. 
 Hay dificultad para conocer en qué momento el quiste comienza a tener 
consecuencias neurológicas y neuropsicológicas y si está pueden ser 
realmente atribuidas al quiste. 
 La mayoría de los pacientes que no son considerados candidatos a 
cirugía no se les incluye la valoración neuropsicológica como parte del 
protocolo de investigación. 
 Se cree que los pacientes con QATI presentan problemas evidentes de 
memoria y lenguaje, por lo que sí no los presentan, tampoco son 
enviados a valoración neuropsicológica. 
 Existe dificultad en la valoración de las consecuencias puras asociadas 
al QATI ya que se encuentran son pocos los casos que no se 
encuentran relacionados con otras patologías u otros quistes de diversa 
localización. 
 
 
 
 
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	Portada
	Resumen
	Índice
	1. Quiste Aracnoideo
	2. Lóbulo Temporal
	3. Qiste Aracnoideo Temporal Izquierdo
	Planteamiento del Problema
	Discusión
	Conclusiones
	Referencias

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