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1 UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE MEDICINA DIVISIÓN DE ESTUDIOS DE POSGRADO “PREVALENCIA DE RESISTENCIA A LA INSULINA EN PACIENTES CON SOBREPESO Y OBESIDAD” TESIS PARA OBTENER EL TÍTULO DE: ESPECIALISTA EN MEDICINA INTERNA PRESENTA: Dra. Andrea Patricia Tenorio Rojo TUTOR PRINCIPAL: Dra. Lidia Moreno Castañeda Ciudad de México, Noviembre 2017 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 2 ÍNDICE Página 1. Resumen 3 2. Antecedentes 5 3. Marco de referencia 17 4. Planteamiento del problema 19 5. Justificación 20 6. Objetivos 21 7. Hipótesis 22 8. Tipo y diseño del estudio 23 9. Material y métodos 24 10. Análisis estadístico 26 11. Consideraciones éticas 27 12. Resultados 28 13. Discusión 39 14. Conclusiones 42 15. Referencia bibliográfica 43 3 1. RESUMEN Antecedentes: Las enfermedades crónicas no transmisibles representan la principal causa de morbilidad y mortalidad en nuestro país. El sobrepeso y obesidad se han convertido en el factor de riesgo modificable más importante. En estos pacientes, la presencia de resistencia a la insulina es un factor determinante para desarrollo de las anormalidades metabólicas. Objetivo: Establecer la prevalencia de resistencia a la insulina por clínica (acanthosis nigricans o acrocordones), utilizando el índice HOMA-IR y detección de disinsulinismo en una población de pacientes con sobrepeso y obesidad. Material y métodos: Estudio retrolectivo, observacional y descriptivo que incluyó a todos los pacientes con sobrepeso y obesidad que acudieron a la Clínica de Metabolismo y Control de Peso del CIDyT, Médica Sur entre enero de 2014 y marzo de 2017. Resultados: Se recolectó la información de 169 pacientes en el periodo de estudio, detectando resistencia a la insulina por clínica (acanthosis nigricans o acrocordones) en 68.8%. 38 pacientes contaron con curva de insulina de 180 minutos, de los cuales 19 (50%) presentaron un HOMA-IR ≥ 2.5, en 26 (69.4%) se detectaron datos clínicos de resistencia a la insulina y en 31 pacientes (81.6%) se identificó disinsulinismo. Más del 40% de los pacientes con disinsulinismo conservaron una tolerancia normal a la glucosa (p= 0.024). Conclusiones: La resistencia a la insulina y las alteraciones metabólicas asociadas, son el enlace entre la obesidad y la enfermedad cardiovascular. La alteración en la secreción de la insulina, es una manifestación muy temprana de 4 resistencia a la insulina que ha demostrado predecir el riesgo de progresión a diabetes mellitus. Su detección en pacientes de alto riesgo metabólico, permitirá una intervención temprana para evitar la progresión de las enfermedades metabólicas y cardiovasculares asociadas. 5 2. ANTECEDENTES La obesidad es una enfermedad caracterizada por un balance positivo de energía que ocasiona aumento en los depósitos de grasa corporal y ganancia de peso.1,2 Se considera una enfermedad de etiología multifactorial, de curso crónico, influenciada por las interacciones entre factores genéticos, programación fetal, conductuales, control de apetito, disponibilidad y contenido nutricional de los alimentos, así como del gasto energético.3 Los principales factores causantes del exceso de peso son la ingesta de alimentos con alta densidad energética y la inactividad física o sedentarismo.2 2.1 Epidemiología de obesidad en México En México las enfermedades crónicas no transmisibles representan el principal problema de salud, con la enfermedad coronaria y diabetes como las primeras dos causas de mortalidad.4 El sobrepeso y la obesidad se han convertido en el principal factor de riesgo modificable para su desarrollo.5 De acuerdo con datos obtenidos de la última Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT 2012) la prevalencia de sobrepeso y obesidad en adultos mexicanos afecta al 71.3% de la población, que se traduce en 48.6 millones de personas.6 La tendencia entre los años 2000 y 2012 muestra que la prevalencia combinada aumentó 15.4%, con un porcentaje de incremento anual de alrededor de 2%.5,6 Los sujetos con obesidad tienen una probabilidad 74% mayor de presentar diabetes y 72% de hipertensión arterial comparado con sujetos no obesos.7 6 La identificación de sobrepeso u obesidad es el primer paso para diseñar un programa para la prevención de diabetes y otros factores de riesgo cardiovascular.7 2.2. Resistencia a la Insulina El concepto de resistencia a la insulina fue propuesto en 1936 por H.P. Himsworth, al describir dos grupos de pacientes diabéticos: sensibles e insensibles a la administración de insulina exógena. La resistencia a la insulina se define típicamente como una disminución en la respuesta a sus efectos sobre el metabolismo de los carbohidratos.8 La resistencia a la insulina es un factor de riesgo independiente en el desarrollo de las complicaciones metabólicas de la obesidad. Su detección y tratamiento temprano, son de utilidad en particular en pacientes que no han desarrollado una tolerancia anormal a los carbohidratos, para la prevención de enfermedades cardio-metabólicas.9,10 Se conocen dos espectros de la resistencia a la insulina que difieren en su mecanismo fisiopatológico, la glucosa alterada en ayuno y la intolerancia a los carbohidratos. Los pacientes con glucosa alterada en ayuno presentan resistencia hepática a la insulina principalmente, mientras que en la intolerancia a los carbohidratos predomina la resistencia periférica (tejido adiposo y músculo esquelético). En pacientes obesos la gravedad de la resistencia a la insulina periférica es más pronunciada que la resistencia hepática.9,11 7 2.2.1. Modelo HOMA-IR No existe un valor universalmente aceptado y clínicamente aplicable para definir resistencia a la insulina, en el entorno de investigación, la pinza euglucémica se considera el estándar de oro.12,13 Descrita en 1979 por DeFronzo et al., intenta lograr un estado estable entre las concentraciones plasmáticas de insulina y glucosa, con la finalidad de suprimir la producción hepática de glucosa y de esta manera estimar el consumo de glucosa dependiente de insulina en los tejidos periféricos.14 Es un proceso técnicamente complejo y costoso, que requiere de un centro con el equipo y personal capacitado, limitando su aplicación. Diversos grupos de investigadores han intentado estimar a partir de modelos matemáticos, la resistencia/ sensibilidad a la insulina en estado basal y estimulado. La finalidad es desarrollar herramientas simples con marcadores accesibles y de bajo costo para ser aplicadas en la práctica clínica.15 Uno de los modelos más utilizados en estudios epidemiológicos es el HOMA (Homeostasis Model Assessment, por sus siglas en inglés). Fue diseñado como un método para estimar la función de la célula-β (secreción) y resistencia a la insulina a partir de las concentraciones plasmáticas de glucosa e insulina en ayuno.16 Se basa en la relación que existe entre la glucosa e insulina en el estado basal, reflejando el balance entre la producción hepáticade glucosa y la secreción de insulina.17 En el estudio original de Matthews et al., demostraron una correlación alta con la pinza euglucémica (Rs = 0.88, p <0.001), reproduciéndose en otras cohortes.13,16 La Sociedad Mexicana de Nutrición y Endocrinología, en su último consenso sobre el síndrome metabólico, 8 recomienda utilizar un corte de HOMA >2.5 para identificar a los sujetos con resistencia a la insulina.18 2.2.2 Disinsulinismo La curva de tolerancia a la glucosa oral (CTGO) es un procedimiento diseñado para clasificar la tolerancia a los carbohidratos. Debido a que las respuestas de la glucosa e insulina plasmáticas durante esta prueba reflejan la capacidad de secreción pancreática y la sensibilidad periférica a la insulina, la CTGO se ha utilizado para evaluar la función de la célula-β y la resistencia a la insulina.18 La secreción de insulina durante una CTGO presenta un patrón bifásico, que se encuentra influenciado por la sensibilidad a la insulina.19 La fase temprana tiene inicio abrupto con minutos de duración, representa la liberación de las vesículas preformadas de insulina en la célula beta. La fase tardía se caracteriza por un ascenso gradual, logrando el pico máximo a los 30 minutos y regresando a la insulinemia basal a los 180 minutos.20 En individuos con diabetes mellitus e intolerancia a los carbohidratos se puede observar pérdida de la fase temprana asociada a un retraso en la fase tardía de secreción.21 Desde 1960 Yalow et al. en su publicación sobre los inmunoensayos de insulina endógena observaron una variabilidad importante en la respuesta de la insulina a un reto de glucosa oral, en individuos con tolerancia normal a la glucosa.22 Más tarde, Hollenbeck et al. establecieron la existencia de una relación inversa entre la secreción de insulina estimulada por glucosa oral y la utilización de glucosa mediada por insulina estimada a través de la pinza 9 euglucémica, en un grupo de sujetos con tolerancia normal a la glucosa. Con estos hallazgos postularon que el desarrollo de resistencia a la insulina con hiperinsulinemia compensatoria corresponde a una de las fases iniciales de la diabetes mellitus, incluso antes de desarrollar intolerancia a los carbohidratos.23,24 Otros investigadores denominan “diabetes mellitus in situ” ó “diabetes oculta” a las alteraciones en el patrón de secreción de insulina en sujetos que conservan una tolerancia normal a la glucosa.20 A pesar de que la hiperinsulinemia se ha reconocido como una de las alteraciones iniciales, en la actualidad, no se utiliza en la práctica clínica, debido a que no se han determinado intervalos confiables ni herramientas accesibles para su medición. Adicionalmente, los niveles de insulina basal tienen un coeficiente de variación muy amplio y son poco confiables para predecir el riesgo de enfermedad individual.25 En las últimas décadas diversos grupos de investigadores han analizado los diferentes patrones de secreción de insulina estimulada con glucosa oral en sujetos con tolerancia normal a la glucosa y el riesgo de desarrollar diabetes mellitus en estudios longitudinales. Concuerdan que la pérdida de la fase temprana con un retraso en la fase tardía se asocia con mayor riesgo de progresión a intolerancia a carbohidratos o diabetes mellitus en el seguimiento. En la tabla 1 se muestran algunos de los resultados. 10 Tabla 1. Estudios sobre la curva de tolerancia a la glucosa oral y patrones de secreción de insulina Estudio Objetivo Población Intervención Resultados Cofts et al. 201625 Estimar la prevalencia de hiperinsulinemia en sujetos con NGT 7755 voluntarios en un centro de Chicago Il. (1972-1992) CTGO y de insulina de 180 minutos con 100 gr de glucosa. 4185 con NGT; de los cuales 73% presentaron hiperinsulinemia post-carga. Sun et al. J Diabetes Complications 201626 Evaluar si los patrones de secreción de insulina predicen la progresión a DM2 en NGT. Se clasificaron de acuerdo al pico de insulina (InsP30, InsP60, InsP120 + 180) 1671 sujetos en un centro de Shanghai China. (2006-2009) Seguimiento a 5.58 ± 1.08 años CTGO y de insulina de 180 minutos con 75 gr de glucosa 558 con NGT, 464 completaron seguimiento. 25 (5.39%) progresaron a DM2. Tasa de incidencia InsP30 =1.48% InsP60 = 5.83% InsP120 + 180 = 8.94% RR = 7.30 (1.53-34.72) Hayashi et al. Diabetes Care 201321 Determinar si los patrones de secreción de insulina en una CTGO predicen DM2 Patrones: 1: pico 30’, 60’>120’ 2: pico 30’, 60’≤120’ 3: pico 60’ 4: pico 120’, 30’<60’ 5: pico 120’, 30’≥60’ “Japanese American Community Diabetes Study” 658 estadounidenses de origen japonés en un centro de Washington Seguimiento a 10- 11 años CTGO y de insulina 120 minutos con 75 gr de glucosa 400 sujetos no diabéticos completaron el seguimiento. Progresión a DM2 en 86 casos De los sujetos sin ICHOs basal Patrones 1 y 2: 1/88 (1.1%) Patrón 3: 11/134 (8.2%) Patrones 4 y 5: 6/27 (22.2%) OR = 5.0 (1.63 -15.32) Abdul-Ghani et al. Diabetes Care 200727 Evaluar el “índice de secreción/ resistencia a la insulina (ISRI)” para predecir progresión a DM2. “San Antonio Heart Study” 1551 México- estadounidenses que completaron seguimiento a 7- 8 años. CTGO e insulina de 120 minutos con 75 gr de glucosa 179 progresaron a DM2 ΔI0-120/ΔG0-120 x índice de Matsuda AUC ROC = 0.85 CTGO: curva de tolerancia a la glucosa oral; NGT: tolerancia normal a la glucosa La disfunción de la célula-β y la resistencia a la insulina se pueden detectar años antes del desarrollo de diabetes en sujetos con intolerancia a los carbohidratos e incluso con tolerancia normal a la glucosa.27 La identificación de estos individuos permitiría una intervención temprana para disminuir el riesgo de progresión a diabetes mellitus.28 11 2.3. Alteraciones metabólicas asociadas con sobrepeso y obesidad 2.3.1 Síndrome metabólico La regulación de diversos procesos fisiológicos mediados por la insulina se encuentra conservada al mismo tiempo que existe una incapacidad funcional para el metabolismo de los carbohidratos. Como consecuencia, la hiperinsulinemia compensadora tiene múltiples efectos adversos sobre otros tejidos que mantienen la sensibilidad a la insulina.8 Desde 1988 Gerald Reaven estableció la relación que existe entre la hiperinsulinemia secundaria a resistencia a la insulina y el riesgo de progresión a diabetes y enfermedad coronaria. El conjunto de anormalidades metabólicas asociadas al hiperinsulinismo en este contexto es lo que actualmente conocemos con síndrome metabólico. A nivel renal la hiperinsulinemia en un individuo no-diabético favorece la retención de sodio y disminuye el aclaramiento de ácido úrico. La hiperinsulinemia a su vez estimula al sistema nervioso simpático, que sumado a la retención de sodio, aumenta la prevalencia de hipertensión arterial esencial.8 El efecto antilipolítico de la insulina se encuentra relativamente conservado, resultando en mantenimiento y expansión del depósito adiposo.8 Por último conserva los efectos mitogénicos, ejerciendo su actividad normal como factor de crecimiento. 8 Se ha postulado que en individuos obesos el riesgo de desarrollar diabetes mellitus y enfermedad coronaria tiene relación con la mayor probabilidad de ser resistente a la insulina.8,29 Por lo que es importante contar con métodos para la 12 detección temprana de resistencia a la insulina, que permitirá iniciar programas de tratamiento intensivo con la finalidad de disminuir el riesgo de progresión a diabetes y enfermedad cardiovascular.11 2.3.2 Dislipidemia Las dislipidemias son la comorbilidad más común asociada con aumento en el peso. La hipertrofia de los adipocitos se asocia con disfunción de sus organelos,desregulación hormonal, alteración en el almacenamiento de lípidos con aumento de los ácidos grasos no esterificados circulantes y lipotoxicidad a otros tejidos como el hígado, músculo esquelético y páncreas.30 La dislipidemia característica del síndrome metabólico consiste en elevación de los triglicéridos, reducción del colesterol HDL y una elevación discreta del colesterol LDL consistente en partículas pequeñas y densas.31,32 La resistencia a la insulina en el tejido adiposo se manifiesta con un aumento en la lipólisis, por una inhibición inadecuada de la lipasa sensible a hormonas (HSSL), favoreciendo la liberación de ácidos graso libres que serán depositados en otros tejidos. A nivel hepático, la resistencia a la insulina favorece la síntesis de apo B, que aunado al aumento de los ligandos lipídicos, facilita la síntesis y secreción de partículas VLDL. Sumado al metabolismo anómalo de las lipoproteínas ricas en triglicéridos por disminución en la actividad de la lipasa lipoprotéica y el aclaramiento hepático lento mediado por la lipasa hepática, existe una aumento en la lipemia de predominio postprandial.31,33,34 13 La reducción en la actividad de la lipasa lipoprotéica, disminuye la transferencia de fosfolípidos a las HDL, limitando su maduración. El aumento en la concentración de VLDL, disminuye la concentración de HDL al facilitar la transferencia de esteres de colesterol por triglicéridos mediada por CETP (colesteryl-ester transfer protein). Las HDL ricas en triglicéridos son moléculas menos estables, que pierden su unión a apo AI, favoreciendo su degradación a nivel renal.33 La CETP también media el intercambio de triglicéridos entre las VLDL y quilomicrones por esteres de colesterol de las LDL. Los triglicéridos de las LDL son hidrolizados por la lipasa lipoprotéica o la lipasa hepática, generando LDLs pequeñas y densas.31 Estas partículas tienen menor afinidad por el receptor de LDL, manteniendo un mayor tiempo de circulación plasmática. Penetran la pared arterial con mayor facilidad y son más susceptibles a ser oxidadas, aumentando su captación por los macrófagos y desencadenando procesos inflamatorios y aterogénicos.33,35 A nivel hormonal, en la obesidad, aumenta los niveles de leptina, que estimula la lipólisis en los adipocitos, incrementando la liberación de ácidos grasos no esterificados a la circulación. Por otro lado disminuye los niveles de adiponectina cuya función es aumentar la actividad de la lipasa lipoprotéica, aumentando el tiempo de circulación de las lipoproteínas ricas en triglicéridos.35 14 2.3.3 Esteatosis hepática no alcohólica La enfermedad de hígado graso no alcohólico (NAFLD por sus siglas en inglés) comprende un espectro que va desde esteatosis y esteatohepatitis aisladas hasta fibrosis avanzada con cirrosis y carcinoma hepatocelular.36 Representa la enfermedad hepática crónica más común con una prevalencia estimada del 20% -30% de la población general y hasta el 75% en sujetos obesos.37,38 Constituye una indicación cada vez más común para trasplante hepático y se asocia con un aumento en la mortalidad relacionada a desenlaces hepáticos y cardiovasculares.36,39 No se ha descrito por completo la fisiopatología de NAFLD, sin embargo la resistencia a la insulina es un factor crítico, siendo la obesidad su principal causa.40,41 Los niveles elevados de ácidos grasos no esterificados, relacionado con una disminución en la supresión de la lipólisis dependiente de insulina se traduce en un aumento de la disponibilidad de ácidos grasos libres en el hígado. La síntesis y acumulación excesivas de triglicéridos en el hígado se exacerba por una alteración en la oxidación de ácidos grasos como consecuencia de resistencia a la insulina. Además la alteración en la secreción de VLDL que ocurre con resistencia a la insulina, contribuye a la acumulación de grasa hepática.40 La mayoría de los pacientes con esteatosis hepática son asintomáticos, una elevación discreta en las pruebas de funcionamiento hepático puede sugerir su presencia, sin embargo hasta el 80% de los pacientes pueden tener una bioquímica hepática normal. Para su diagnóstico se debe excluir otras causas de 15 enfermedad hepática crónica y esteatosis, particularmente un consumo elevado de alcohol y hepatitis virales. Para confirmar el diagnóstico y estadificar el grado de fibrosis se requiere de biopsia hepática, sin embargo existen subrogados bioquímicos y métodos de imagen que han sido validados para el uso clínico por su alta correlación.36 Debido a que se presenta en más del 50% de los individuos con diabetes mellitus tipo 2 o síndrome metabólico, se debe considerar la utilidad de una herramienta de tamizaje en esta población de riesgo.36 Existen diversos sistemas de puntuación clínico-bioquímicos validados que permiten identificar a los sujetos afectados por NALFD, dentro de los que destacan: Fatty Liver Index; NAFLD liver fat score; Lipid Accumulation Product; Hepatic Steatosis Index. Estos sistemas de puntuación se resumen en la tabla 2. Tabla 2. Sistemas de puntuación para detectar NAFLD Herramienta Variables Predicción Fatty Liver Index Bedogni et al 200641 - IMC - Circunferencia abdominal - Triglicéridos - GGT FLI <30 descarta EH (S: 87%; LR-: 0.2) FLI ≥60 confirma EH (E: 86%; LR+: 4.3) NAFLD Liver Fat Score Kotronen et al 200938 - Síndrome metabólico o DM2 - Insulina en ayuno - AST - AST/ALT LFS ≥-0.640 (S:86%, E:71%; AROC: 0.86 ± 0.03) LFS >-1.413 confirma EH (S: 95%, E: 56%) LFS >1.257 descarta EH (S: 59%, E: 95%) Lipid Accumulation Product Bedogni et al 201042 - Circunferencia abdominal - Triglicéridos - Sexo LAP <20 descarta EH (S: 99%, LR-: 0.08) LAP ≥80 confirma EH (S: 94%, LR+: 4.93) Hepatic Steatosis Index Lee et al 201043 - Radio ALT/AST - IMC - DM2 - Sexo HSI <30 descarta EH (S: 92.5%, LR-: 0.186) HSI >36.0 confirma EH (S: 92.4%, LR+: 6.069) EH: Esteatosis hepática, S: sensibilidad, E: especificidad, LR: razón de verosimilitud. 16 Lograr y mantener un peso adecuado es la medida más importante para prevenir NAFLD. De la misma manera la mejor forma de revertir el curso de NAFLD en pacientes con sobrepeso y obesidad es la pérdida de peso. La meta en sujetos obesos es lograr y mantener una pérdida de peso del 7-10%. El consumo de alcohol está asociado con progresión a falla hepática.40 La importancia clínica de NAFLD radica en el riesgo de progresión a cirrosis, falla hepática y carcinoma hepatocelular.37 17 3. MARCO DE REFERENCIA Existen múltiples estudios que han demostrado la relación entre resistencia a la insulina y la progresión a anormalidades metabólicos y desenlaces cardiovasculares desfavorables. En 2007 McLaughlin et al, estimaron la prevalencia de factores de riesgo para el desarrollo de diabetes y enfermedad cardiovascular en 211 individuos con obesidad grado I, aparentemente sanos. Agruparon a los participantes en terciles de acuerdo a su sensibilidad a la insulina estimada por SSPG y observaron que los valores de cada factor de riesgo (PAS, PAD, TG, HDL, GAA, ICHOs) se acentuaron en función al grado de resistencia a la insulina, con excepción del colesterol LDL.44 En un sub-análisis del estudio BIP (Bezafibrate Infarction Prevention) buscaron la asociación entre resistencia a la insulina y eventos cardiovasculares en 2,938 pacientes con enfermedad coronaria preexistente. Agrupados en terciles de acuerdo a su índice HOMA-IR, observaron que el riesgo para un nuevo evento cardiovascular aumentó en relación al grado de resistencia a la insulina con una prevalencia de 11.2%, 14.7% y 17.2% para cada tercil.45 Ninomiya et al. en 2004, utilizando los datos de 10,357 individuos obtenidos en la NHANES III, estimaron la asociación entresíndrome metabólico y desenlaces cardiovasculares mayores. Observaron que el síndrome metabólico se asoció con el desenlace compuesto de infarto no fatal e ictus con un OR 2.05 (IC 95% 1.64 - 2.57). La obesidad estimada por la circunferencia abdominal no fue un predictor independiente para desenlaces cardiovasculares 18 mayores, mientras que la resistencia a la insulina determinada por una glucosa en ayuno alterada tuvo un OR 1.30 (IC 95% 1.03-1.66).46 En un estudio de cohorte se dio seguimiento durante 12 años a 2,103 hombres sin antecedentes de enfermedad cardiovascular. En el periodo de estudio ocurrieron 114 eventos isquémicos (angina, infarto fatal y no fatal). Estos individuos fueron pareados por edad, IMC, consumo de alcohol y tabaquismo; en el análisis de regresión logística establecieron que la concentración de insulina en ayuno se asoció con un riesgo OR 1.7 (IC 95% 1.3-2.4) por cada desviación estándar por encima del límite superior normal.47 Estos hallazgos sugieren que la resistencia a la insulina es el determinante más importante para los desenlaces clínicos asociados con la obesidad. 19 4. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA El sobrepeso y obesidad han alcanzado dimensiones alarmantes en nuestra población. La incidencia disminuyó de 2006 a 2012 en comparación con el sexenio previo, probablemente debido a la implementación de programas nacionales enfocados en la educación nutricional y de actividad física en edades escolares. Sin embargo el exceso de peso sigue siendo un problema de salud pública, representando el principal factor de riesgo modificable de enfermedades crónicas no transmisibles. En nuestra población se desconoce la proporción de individuos con sobrepeso y obesidad que presentan resistencia a la insulina antes de desarrollar otras anormalidades metabólicas. Su identificación temprana permitirá implementar programas de tratamiento intensivo para evitar la progresión a diabetes y enfermedad cardiovascular, principales causas de morbilidad y mortalidad. 20 5. JUSTIFICACIÓN El sobrepeso y la obesidad se han convertido en el principal factor de riesgo modificable para el desarrollo de enfermedades crónicas no transmisibles en México.3 La resistencia a la insulina se presenta con frecuencia en individuos no diabéticos con sobrepeso y se asocia a un riesgo tres veces mayor de desarrollar diabetes y 65% mayor de enfermedad coronaria.48 Se ha comprobado que tanto las modificaciones en el estilo de vida (pérdida de peso y aumento en la actividad física) como la terapia farmacológica mejora la sensibilidad a la insulina en estos individuos, disminuyendo su progresión a diabetes y el desarrollo de otros factores de riesgo cardiovascular.49 Se desconoce la prevalencia de resistencia a la insulina en los pacientes con sobrepeso y obesidad de la Clínica de Metabolismo y Control de Peso del CIDyT, Médica Sur. Su detección temprana, permitirá iniciar un programa intensivo de pérdida de peso con el objetivo de prevenir el desarrollo de anormalidades metabólicas y complicaciones asociadas. 21 6. OBJETIVOS 6.1. Principal Determinar la prevalencia de resistencia a la insulina por clínica (acantosis nigricans, acrocordones), índice de HOMA-IR y disinsulinismo (curva de insulina) en individuos con sobrepeso y obesidad que acuden a la Clínica de Metabolismo y Control de Peso del CIDyT, Médica Sur. 6.2. Secundarios: • Describir las alteraciones metabólicas asociadas a resistencia a la insulina. • Establecer la prevalencia de individuos obesos metabólicamente sanos. • Identificar el principal sustrato energético utilizado en los pacientes con resistencia a la insulina por calorimetría. 22 7. HIPÓTESIS La prevalencia de resistencia a la insulina en la población de pacientes con sobrepeso y obesidad es alta. 23 8. TIPO Y DISEÑO DEL ESTUDIO 8.1. Manipulación por el investigador: Observacional 8.2. Grupo de comparación: Descriptivo 8.3. Seguimiento: Transversal 8.4. Asignación de la maniobra: No aleatorio 8.5. Evaluación, conocimiento de las variables del estudio: Abierto 8.6. Participación del investigador: Observacional 8.7. Recolección de datos: Retrolectivo 24 9. MATERIALES Y MÉTODOS 9.1. Universo de estudio Pacientes con sobrepeso y obesidad que acudan para control de peso a la Clínica de Metabolismo y Control de Peso del Centro Integral de Diagnóstico y Tratamiento (CIDyT), Médica Sur. 9.2. Tamaño de la muestra Muestreo no probabilístico consecutivo Se incluyeron a todos los pacientes que acudieron a la Clínica de Metabolismo y Control de Peso del CIDyT desde enero 2014 a marzo 2017. 9.3. Criterios de selección 9.3.1. Criterios de inclusión: Pacientes ≥18 años, de ambos sexos, con IMC ≥25 kg/m2 o una circunferencia de cintura ≥90 cm en hombres y ≥80 cm en mujeres, contar con curva de insulina estimulada con glucosa oral. 9.3.2. Criterios de exclusión Pacientes >90 años; IMC <25 kg/m2 y circunferencia de cintura <90 cm en hombres y <80 cm en mujeres; no contar con curva de insulina estimulada con glucosa oral; diagnóstico previo de diabetes mellitus o uso de medicamentos que modifiquen el metabolismo de los carbohidratos (hipoglucemiantes orales, insulina, glucocorticoides); embarazo. 25 9.3.3. Criterios de eliminación Pacientes que no cuenten con datos completos: medidas antropométricas, curva de tolerancia a la glucosa oral y curva de insulina. 9.4. Definición operacional de las variables Variable Tipo de variable Definición conceptual Definición operacional Escala de medición Edad Cuantitativa Años transcurridos desde el nacimiento hasta el momento de la valoración. 1-87 Continua Género Cualitativa Condición fenotípica de hombre o mujer. Femenino o masculino Nominal dicotómica Índice de masa corporal Cualitativa Medida de grasa corporal utilizada para clasificar a un sujeto de acuerdo a su peso. Se estima dividiendo el peso (kg) entre el cuadrado de la talla (m).50 Sobrepeso ≥ 25-29.9 Obesidad - Grado I: ≥ 30-34.9 - Grado II: ≥ 35-39.9 - Grado III: ≥ 40 Ordinal Obesidad abdominal Cualitativa Circunferencia de cintura ≥90cm en hombres y ≥80cm en mujeres.51 Presente o ausente Nominal dicotómica Acanthosis nigricans Cualitativa Dermatosis caracterizada por placas hiperpigmentadas de aspecto papilomatoso con textura aterciopelada, localizada en superficies de flexión y áreas intertriginosas.52 Presente o ausente Nominal dicotómica Acrocordones Cualitativa Tumores de consistencia blanda, fibrosa, suave y pediculados, de tamaño variable (0.3 - 0.5 cm de diámetro), pueden ser múltiples o únicos, del color de la piel o más oscuros, localizados en superficies de flexión y áreas intertriginosas.52 Presente o ausente Nominal dicotómica HOMA-IR Cualitativa Índice de resistencia a la insulina, estimado a partir de la fórmula: 𝐼𝑛𝑠𝑢𝑙𝑖𝑛𝑎 𝑒𝑛 𝑎𝑦𝑢𝑛𝑜 𝜇𝑈/𝑚𝑙 𝑥 𝐺𝑙𝑢𝑐𝑜𝑠𝑎 𝑒𝑛 𝑎𝑦𝑢𝑛𝑜 (𝑚𝑚𝑜𝑙/𝑙) 22.5 HOMA-IR≥ 2.5 clasifica como resistencia a la insulina.53 Sensibilidad o resistencia a la insulina Nominal dicotómica Disinsulinismo Cualitativa Alteración en la fase tardía de secreción de la insulina posterior a una carga de 75 gr de glucosa oral.54 Se clasifica como una insulinemia a los 180’ >10 UI. Disinsulinismo o insulinemia normal Nominal dicotómica Obeso metabólica- mente sano Cualitativa IMC ≥30 kg/m2 u obesidad abdominal en ausencia de enfermedades metabólicas (ausencia de resistencia a la insulina). 3 Presente o ausente Nominal dicotómica 26 10. ANÁLISIS ESTADÍSTICO Se utilizóel paquete estadístico IBM SPSS para el análisis de datos. Se muestran los datos de la población general por medio de estadística descriptiva con medidas de tendencia central y dispersión. Las prevalencias son reportadas como medias con desviación estándar para las variables paramétricas y medianas con rango intercuartílico para las variables no paramétricas. En los sujetos que contaban con curva de insulina, se utilizó la prueba de x2 para el análisis de asociación de riesgos entre variables categóricas nominales y ordinales, aceptando como límite un error alfa del 5%. 27 11. CONSIDERACIONES ÉTICAS "Todos los procedimientos estarán de acuerdo con lo estipulado en el Reglamento de la ley General de Salud en Materia de Investigación para la Salud. Título segundo, capítulo I, Artículo 17, Sección I, investigación sin riesgo, no requiere consentimiento informado. Ejemplos: Cuestionarios, entrevistas, revisión de expedientes clínicos, etc. En los que no se le identifique ni se traten aspectos sensitivos de su conducta. 28 12. RESULTADOS En el periodo comprendido entre enero de 2014 y marzo de 2017, 274 pacientes acudieron a una consulta de valoración médica en la clínica de control de peso y metabolismo del CIDyT, Médica Sur. Para este estudio se incluyó la información obtenida de 169 pacientes clasificados por su IMC o circunferencia abdominal como sobrepeso u obesidad. En la tabla 1 se presentan las características basales de la muestra. Podemos observar que la mayoría de los pacientes que acuden a la clínica para control de peso pertenecen al sexo femenino y presentan un exceso de peso que los clasifica entre sobrepeso y obesidad grado I. Las enfermedades metabólicas asociadas al exceso de peso presentan una distribución diferente de acuerdo al sexo. Las alteraciones más prevalentes se observaron en el metabolismo de la glucosa o estados de resistencia a la insulina en 27.8%, dislipidemia (hipercolesterolemia y/o hipertrigliceridemia) en 27.2% y finalmente hipertensión arterial sistémica en 20.1%. Sólo se identificaron a tres pacientes con antecedente de enfermedad cardiovascular, que correspondieron a cardiopatía isquémica. La mayor parte de los pacientes llevan un estilo de vida sedentario, únicamente el 13.2% realizan al menos 5 sesiones de actividad física a la semana cumpliendo la recomendación de 150 minutos de ejercicio aeróbica semanal. En cuanto a otros factores de riesgo modificables, la mayoría de los pacientes con antecedente de tabaquismo lo habían suspendido (29%) al momento de la primera consulta. Los fumadores activos se agruparon con mayor 29 prevalencia dentro del sexo femenino (70.4%). Por el contrario el consumo de alcohol se encontró con mayor frecuencia en el grupo de hombres, con 16.1% presentando un consumo diario, colocándolos en riesgo para hepatopatía alcohólica. Tabla 1. Características basales Variable n (%) mediana (rango IC) Total Mujeres Hombres Total de pacientes 169 108 (63.9%) 61 (36.1%) Edad 47.2 ± 14.1 44 (37 - 55.3) 49 (41 - 61) IMC (kg/m2) Normal: <25 12 (7.1%) 7 (6.5%) 5 (8.2%) Sobrepeso: 25 - 29.9 67 (39.6%) 40 (37%) 27 (44.3%) Obesidad grado I: 30 - 34.9 50 (29.6%) 33 (30.6%) 17 (27.9%) Obesidad grado II: 35 - 39.9 20 (11.8%) 16 (14.8%) 4 (6.6%) Obesidad grado III: >40 20 (11.8%) 12 (11.1%) 8 (13.1%) Circunferencia de cintura (cm) (n = 68) (n = 39) 96.5 (88.9-102) 103 (98-113.3) Tabaquismo (n = 155) (n = 98) (n = 57) Negado 83 (53.5%) 57 (58.2%) 26 (45.6%) Activo 27 (17.4%) 19 (19.4%) 8 (14%) Suspendido 45 (29%) 22 (22.4%) 23 (40.4%) Consumo de alcohol (n = 157) (n = 101) (n = 56) Nunca 43 (27.4%) 31 (30.7%) 12 (21.4%) Ocasional 73 (46.5%) 53 (52.5%) 20 (35.7%) Fin de semana 28 (17.8%) 13 (12.9%) 15 (26.8%) Diario 13 (8.3%) 4 (4%) 9 (16.1%) Actividad física (n = 151) (n = 96) (n = 55) ≥5 sesiones por semana 20 (13.2%) 9 (9.4%) 11 (20%) Comorbilidades (n = 169) (n = 108) (n = 61) Diabetes Mellitus, prediabetes o resistencia a la insulina 47 (27.8%) 24 (22.2%) 23 (37.7%) Hipertensión arterial sistémica 34 (20.1%) 19 (17.6%) 15 (24.6%) Dislipidemia 46 (27.2%) 25 (23.1%) 21 (34.4%) Hiperuricemia 7 (4.1%) 0 7 (11.5%) Enfermedad cardiovascular 3 (1.8%) 1 (0.9%) 2 (3.3%) 30 Como parte de la evaluación clínica, a todos los pacientes se les realizó exploración física y un perfil bioquímico general. En la tabla 2 se exponen los hallazgos más relevantes asociados factores de riesgo cardiometabólico. Más del 70% de las mujeres presentaron una glucosa en ayuno normal (<100 mg/dL), hallazgo interesante pues este grupo presentó más datos clínicos de resistencia a la insulina (75%). Este resultado puede sugerir que las manifestaciones clínicas como acanthosis nigricans o la presencia de acrocordones, no necesariamente correlacionan con alteraciones en el metabolismo de la glucosa. La mediana de HbA1c fue de 5.6 con un rango IC de 5.3-6.0, clasificando a 17% de la muestra como diabetes mellitus, resultado consistente con los niveles de glucosa en ayuno. Se detectó hipertensión arterial sistémica (>130/85 mmHg) en 40 pacientes ya sea por el registro de presión arterial en dos visitas subsecuentes o por el uso previo de medicamentos antihipertensivos. Sabemos que la hipertensión esencial es la principal etiología en adultos, sin embargo considerando la edad de nuestra población, podríamos postular otros factores como la resistencia a la insulina y la sobreestimulación simpática como componentes involucrados en su desarrollo. Se observó una prevalencia mucho mayor de hiperuricemia en el análisis bioquímico que la reportada en el interrogatorio, afectando hasta el 44.6% de los hombres. La elevación del ácido úrico no es considerada como un elemento del síndrome metabólico, por lo que en ocasiones no se busca de manera intencionada. Sabemos que los estados de hiperinsulinemia disminuyen la 31 depuración renal de ácido úrico, favoreciendo el desarrollo de hiperuricemia y aumentando el riesgo de artritis gotosa. Así mismo se asocia con un estado inflamatorio que aumenta el riesgo de desenlaces cardiovasculares. Como es conocido, la disfunción del tejido adiposo en los estados de exceso de peso, se manifiesta con una alteración clásica en el metabolismo de los lípidos. Conocido como “dislipidemia diabética” o “dislipidemia aterogénica”, el aumento de las VLDL ricas en triglicéridos asociado a una disminución en la concentración de HDL, junto con el predominio de LDL pequeñas y densas, caracterizan a este patrón. En nuestra población observamos hipertrigliceridemia con hipoalfalipoproteinemia en el 50% de los pacientes, sin embargo el tamaño y densidad de las LDL no fue determinado. Se estimó la presencia de esteatosis hepática por distintos puntajes clínicos previamente validados. El puntaje que presentó una mayor detección en nuestra población fue el “Hepatic Steatosis Index” clasificando a 84.4% pacientes con algún grado de esteatosis hepática. Sin embargo no se realizó un estudio de imagen para confirmatorio y no se excluyeron los pacientes con riesgo de hepatopatía alcohólica por información incompleta. Finalmente 155 pacientes contaban con la información necesaria para diagnosticar síndrome metabólico por ATP III. Se excluyeron a 21 pacientes pues contaban con antecedente de enfermedad cardiovascular o se clasificaron como pacientes diabéticos por su glucosa en ayuno. De la muestra restante, 68 (43.9%) cumplieron al menos tres criterios, clasificándose dentro del síndrome metabólico. 32 Tabla 2. Factores de riesgo cardiometabólico Variable n (%)mediana (rango IC) Total Mujeres Hombres Acanthosis nigricans ó acrocordones (n = 125) (n = 80) (n = 45) 86 (68.8%) 60 (75%) 26 (57.8%) Glucosa en ayuno (n = 158) (n = 99) (n = 59) (mg/dL) 93 (86-101) 98 (89.5-122) Normal 102 (64.6%) 72 (72.7%) 30 (50.8%) Glucosa en ayuno alterada 38 (24.1%) 22 (22.2%) 16 (27.1%) Diabetes Mellitus 18 (11.4%) 5 (5.1%) 13 (22.%) HbA1c (n = 100) (n = 62) (n = 38) (%) 5.6 (5.3-6.0) 5.5 (5.3-6.0) 5.7 (5.3-6.6) <5.7% 52 (52%) 36 (58.1%) 16 (42.1%) 5.7-6.4% 31 (31%) 19 (30.6%) 12 (31.6%) ≥6.5% 17 (17%) 7 (11.3%) 10 (26.3%) Hipertensión arterial sistémica (n = 169) (n = 108) (n = 61) (>130/85 mmHg ó uso de antihipertensivo) 40 (23.7%) 20 (18.5%) 20 (32.8%) Ácido úrico (n = 148) (n = 92) (n = 56) (mg/dL) 5.4 (4.5-6.4) 5 (4.3-5.6) 6.7 (5.5-7.9) Perfil de lípidos Triglicéridos (n = 157) (n = 98) (n = 59) (mg/dL) 150 (103-212) 134 (94.3-191.5) 184 (127.5-237.5) >150 78 (49.7%) 38 (38.8%) 40 (67.8%) HDL (n = 154) (n = 97) (n = 57) (mg/dL) 44 (37.3-54) 46 (38-56.6) 41 (36-48) <40 hombres, <50 mujeres 80 (51.9%) 58 (59.8%) 22 (38.6%) no-HDL (n = 159) (n = 100) (n = 59) (mg/dL) 145 (121.5-176) 142.5 (119.2-167.5) 149 (125.5-188.5) LDL (n = 153) (n = 96) (n = 57) (mg/dL) 113 (92-138) 115 (96-131) 112 (88-140) Esteatosis hepática LAP (n = 98) (n = 60) (n = 38) >80 puntos (confirmatorio) 35 (35.7%) 18 (30%) 17 (44.7%) HSI (n = 141) (n = 88) (n = 53) ≥36 puntos (confirmatorio) 119 (84.4%) 76 (86.4%) 43 (81.1%) NALFD-score (n = 38) (n = 26) (n = 12) ≥-0.64 puntos (confirmatorio) 25 (65.8%) 16 (61.5%) 9 (75%) Síndrome metabólico (ATP III) (n = 155) (n = 98) (n = 57) ≥3 criterios 68 (43.9%) 41 (41.8%) 27 (47.4%) DM2 o ECV 21 (13.5%) 9 (9.2%) 12 (21.1%) 33 12.1 Prevalencia de resistencia a la insulina De los expedientes evaluados, 38 pacientes contaban con curva de tolerancia a la glucosa y de insulina de 180 minutos estimulada con 75 gr de glucosa oral. Se evaluó la prevalencia de resistencia a la insulina detectada por los siguientes métodos: clínica (acanthosis nigricans o acrocordones), índice HOMA-IR ≥ 2.5 o disinsulinismo (insulina a los 180 minutos >10 UI). Diecinueve pacientes (50%) presentaron una alteración en la glucosa o insulina de ayuno y por consecuente un índice HOMA-IR ≥ 2.5. En 26 (69.4%) se observaron manifestaciones cutáneas de hiperqueratosis consistentes con acanthosis nígricans o acrocordones. Finalmente 31 (81.6%) de los pacientes presentaron una alteración en la secreción de insulina, manifestada como hiperinsulinemia tardía con incapacidad de regresar a la insulinemia basal a los 180 minutos. Se realizó un estudio de asociación con prueba de X2 en la que se buscó el patrón de tolerancia a la glucosa en los pacientes detectados con disinsulinismo, los datos se presentan en la tabla 3. Tabla 3. Patrones de tolerancia a la glucosa CTGO con 75 gr de glucosa n (%) Normal 13 (41.9%) Glucosa en ayuno alterada 4 (12.9%) Intolerancia a los carbohidratos 5 (16.1%) Diabetes Mellitus 3 (9.7%) Hipoglucemia reactiva 6 (19.4%) p = 0.024 34 Existe una distribución heterogénea dentro de los patrones de tolerancia la glucosa, sin embargo, es interesante observar que la mayoría de los pacientes conservan una tolerancia normal. Estos resultados reflejan que en nuestra población, más del 40% de los pacientes con exceso de peso presentan una alteración en la secreción de insulina antes de manifestar anormalidades en el metabolismo de la glucosa. . Figura 1. Patrones de tolerancia a la glucosa. En esta gráfica están representados las medias de los patones de tolerancia a la glucosa durante la CTGO con 75 gr de glucosa. NGT/IN: tolerancia normal a la glucosa e insulinemia normal; NGT/DI: tolerancia normal a la glucosa y disinsulinismo; IFG: Glucosa en ayuno alterada; IGT: intolerancia a los carbohidratos; DM: Diabetes Mellitus. 60.0 80.0 100.0 120.0 140.0 160.0 180.0 200.0 220.0 0' 30' 60' 120' 180' gl uc os a (m g/ dL ) Glucosa NGT/IN NGT/DI IFG IGT DM 35 Figura 2. Patrones de secreción de insulina. En esta gráfica se representan las medias de los diferentes patrones de secreción de insulina. Es interesante observar la diferencia en el retraso del pico y el grado de hiperinsulinismo que existen entre los sujetos que conservan un patrón de secreción normal comparado con los pacientes con disinsulinismo. NGT/IN: tolerancia normal a la glucosa e insulinemia normal; NGT/DI: tolerancia normal a la glucosa y disinsulinismo; IFG: Glucosa en ayuno alterada; IGT: intolerancia a los carbohidratos; DM: Diabetes Mellitus. 0.0 20.0 40.0 60.0 80.0 100.0 120.0 140.0 160.0 180.0 200.0 0' 30' 60' 120' 180' in su lin a (U I) Insulina NGT/IN NGT/DI IFG IGT DM 60.0 80.0 100.0 120.0 140.0 160.0 0' 30' 60' 120' 180' Glucosa Insulinemia normal Disinsulinismo 0.0 50.0 100.0 150.0 200.0 0' 30' 60' 120' 180' Insulina Insulinemia normal Disinsulinismo Figura 3. Tolerancia normal a la glucosa; insulinemia normal vs. disinsulinismo En estas gráficas se representan a los 20 pacientes que presentaron tolerancia normal a la glucosa durante la CTGO con 75 gr de glucosa. Se puede observar un pico de glucosa más tardío que se acompaña de hiperinsulinismo, en los pacientes con disinsulinismo. Este mecanismo permite conservar la regulación normal de la glucosa en los estadios iniciales de resistencia a la insulina. 36 De los 31 sujetos detectados con disinsulinismo por la curva estimulada de insulina, únicamente 5 pacientes (16.12%) presentaron una glucosa alterada en ayuno y 8 (25.8%) elevación de la hemoglobina glicada en rangos de prediabetes. Al realizar un reto con glucosa oral el 58.1% presentó alguna alteración en el patrón de glucosa. Estos resultados evidencian que más del 40% de los pacientes con disinsulinismo no son detectados por otros métodos. Tabla 3. Disinsulinismo Variable n (%) Glucosa alterada en ayuno 5 (16.12%) HbA1c 5.7-6.4 8 (25.8%) CTGO alterada 18 (58.1%) Se analizó la asociación entre disinsulinismo y otras alteraciones metabólicas. En términos de dislipidemia, la hipoalfalipoproteinemia se encontró en 73.3% de los pacientes (p=0.07), y 56.7 presentaron hipertrigliceridemia, sin embargo esta última asociación no alcanzó el poder estadístico (p=0.23). Debido a que no se realizó la determinación de la densidad o tamaño de las LDL, no se buscó una asociación entre disinsulinismo y esta lipoproteína. En el estudio de prevalencia se había detectado esteatosis hepática en 84.4% de la población utilizando el score “Hepatic Steatosis Index”. Al realizar el análisis de asociación, se detectó esteatosis hepática por este puntaje en el 100% de los pacientes con disinsulinismo (p=0.004). Esta asociación tan importante puede ser explicada por el depósito hepático de ácidos grasos libres 37 presente en los sujetos con disfunción del tejido adiposo, incluso antes de desarrollar resistencia a la insulina clínicamente manifiesta. Finalmente se encontró una correlación entre disinsulinismo y síndrome metabólico en 63.3% (p=0.03) de los pacientes. El grado de resistencia a la insulina periféricas y en consecuencia de hiperinsulinemia debe de ser avanzado para presentar el grupo de alteraciones metabólicas que definen este síndrome. Los sujetos con disinsulinismo se pueden identificar en estadios más tempranos, pudiendo realizar intervenciones para evitar la progresión al conjunto de anormalidades metabólicas que constituyen el síndrome. 12.2 Obesos metabólicamente sanos De los 38 pacientes que contaron con la información de las curvas de tolerancia a la glucosa e insulina, se identificaron a 7 individuos metabólicamente sanos de acuerdoa su patrón de secreción de insulina. Ninguno de ellos presentó alteración en el metabolismo de la glucosa. Dos pacientes mostraron alteraciones en el perfil de lípidos caracterizada por hiperlipidemia combinada. Debido a que no contamos con información clínica de los familiares y no se analizaron los niveles de apo B, es imposible descartar la presencia de hiperlipidemia familiar combinada, dislipidemia frecuente en nuestra población.55 Tres sujetos distintos se clasificaron con esteatosis hepática por el puntaje “Hepatic Steatosis Index”, confirmando los hallazgos por ultrasonido de hígado en dos casos. De acuerdo a la información sobre la cantidad de alcohol consumido, la probabilidad de tratarse de hepatopatía alcohólica es baja. Se 38 debe de obtener un estudio más preciso para el diagnóstico como elastografía hepática por fibroscan, y descartar otras etiologías como infecciones virales, hepatopatías autoinmunes o lesión hepática inducida por fármacos.36 Menos del 15% de los pacientes contaban con el estudio de calorimetría indirecta, siendo los datos insuficientes. 39 13. DISCUSIÓN El sobrepeso y la obesidad son un problema de salud pública, que afecta a más del 70% de los adultos en nuestro país. La acumulación del exceso de energía en el tejido adiposo altera la regulación de las señales hormonales e inflamatorias del adipocito. Como resultado su capacidad de síntesis y almacenamiento se ve interrumpida, aumentando la liberación de ácidos grasos no esterificados a la circulación. El depósito de los ácidos grasos libres en tejidos periféricos, en especial en la grasa visceral, hígado, páncreas y músculo esquelético interviene en las cascadas de señalización intracelular, manifestándose finalmente como resistencia a la insulina. La distribución central de la adiposidad refleja el déficit en el almacenamiento del tejido adiposo subcutáneo, una manifestación clara de disfunción del tejido adiposo.57 En nuestra población podemos observar que las mediciones obtenidas de circunferencia de la cintura (subrogado clínico de adiposidad central) se encuentran por arriba de la recomendación de la IDF para la población mexicana. Se ha identificado a la obesidad central como uno de los pasos más tempranos que llevan al desarrollo de los componentes del síndrome metabólico, y se ha asociado a mayor riesgo de enfermedad cardiovascular de forma aislada.57 En nuestra población demostramos que hasta el 81.6% de los pacientes con sobrepeso u obesidad presentan resistencia a la insulina, manifestada por alteraciones en la secreción de insulina, conservando un metabolismo normal de la glucosa en más del 40%. En publicaciones previas se ha observado una 40 asociación similar, estudiando diferentes patrones de secreción de insulina. Los grupos caracterizados por hiperinsulinemia tardía, con un pico posterior a los 60 minutos y que en consecuencia no regresaron a sus niveles de insulinemia basal a los 180 minutos, representaron del 24.91% hasta 73% de los pacientes con tolerancia normal a la glucosa.21,25,26 En dos estudios longitudinales observaron una progresión a diabetes mellitus de 14.8% a 5.58 ± 1.08 años y de 30.4% a 10 años de seguimiento en estos grupos.21,26 Sun et al. reportaron un riesgo relativo de 7.30 (1.53-34.72) para progresión a diabetes mellitus en los grupos con pico de insulina a los 120 o 180 minutos, en comparación con los grupos que conservaron un patrón de secreción normal.26 Estos hallazgos permiten identificar al grupo de pacientes que se encuentran en riesgo de progresión a intolerancia a los carbohidratos y diabetes mellitus, de manera temprana, cuando aún conservan una tolerancia normal a la glucosa. Beneficiándose de intervenciones intensivas en el estilo de vida, así como inicio temprano de tratamiento farmacológico, con el objetivo de disminuir la resistencia a la insulina, disminuyendo el desarrollo de anormalidades en el metabolismo de carbohidratos. La resistencia a la insulina se asocia a una agrupación de anormalidades en las concentraciones de lípidos y lipoproteínas plasmáticas, incluso antes de desarrollar alteraciones en el metabolismo de los carbohidratos. El aumento en la síntesis y secreción de VLDL por el hígado aunado a la disminución de su aclaramiento, son las características centrales de esta dislipidemia.33 El perfil 41 aterogénico resultante es un factor de riesgo de enfermedad cardiovascular importante en estos pacientes. Como se ha observado en múltiples estudios la resistencia a la insulina estimada por diversos parámetros clínicos se ha asociado a desenlaces metabólico y cardiovasculares.44,45,46,47 Convirtiendo de vital importancia la identificación de este grupo de pacientes en poblaciones alto de riesgo para realizar una intervención temprana. 42 14. CONCLUSIONES La resistencia a la insulina y sus alteraciones metabólicas asociadas, son el enlace entre la obesidad y la enfermedad cardiovascular. Se ha observado que los beneficios metabólicos de la pérdida de peso sobre los individuos obesos con resistencia a la insulina es más significativo que en los sujetos sensibles. Esto identifica a los sujetos obesos con resistencia a la insulina como el subgrupo de mayor riesgo cardiovascular, y en el cual se deben iniciar maniobras intensivas para pérdida de peso y mejorar la sensibilidad a la insulina, con la finalidad de atenuar los factores de riesgo cardiovascular asociados.12 El primer paso en la evaluación del paciente con sobrepeso u obesidad deberá identificar al subgrupo con resistencia a la insulina, para seleccionar la intensidad del tratamiento centrado en modificar las complicaciones metabólicas.56 La alteración en la secreción de la insulina, que se encuentran determinada por el grado de resistencia periférica y por la función de la célula-β, es una manifestación muy temprana que ha demostrado predecir el riesgo de progresión a diabetes mellitus y otros trastornos metabólicos. Su detección en pacientes de alto riesgo metabólico, permitirá una intervención temprana con la finalidad de mejorar la sensibilidad a la insulina y evitar la progresión de las enfermedades metabólicas y cardiovasculares asociadas. 43 15. REFERENCIAS BILIOGRÁFICAS 1. Flatt JP. Diferencies in Basal Energy Expenditure and Obesity. Obesity. 2007;15(11):2546-2548. 2. Rivera-Dommarco JA, Campos-Nonato I, Barquera-Cervera S, González-de Cosío T. Epidemiología de la obesidad en México: magnitud, distribución, tendencias y factores de riesgo. Obesidad en México, Recomendaciones para una política de Estado; Sección 2: Situación de la obesidad en México. 2013. Revista electrónica: 3. http://www.anmm.org.mx/publicaciones/Obesidad/obesidad.pdf. 4. Blüher M. The distintion of metabolically “healthy” from “unhealthy” obese individuals. Current Opinion in Lipidology. 2010;21:38-43 5. Aguilar-Salinas CA, Gómez-Pérez FJ, Rull J, Villalpando S, Barquera S, Rojas R. 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