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Graeber resumen religión

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Graeber, D. 1995. Dancing with Corpses Reconsidered: An Interpretation of “famadihana” (In Arivonimamo, Madagascar) in American Ethnologist, Vol.22, No. 2, pp. 258-278.
Wikipedia Famadihana es una tradición funeraria del grupo de los Malagasi en Madagascar. También conocido como el regreso de la muerte, las personas traen los cuerpos de sus difuntos de las criptas familiares, envolviéndolos con mortajas nuevas para posteriormente iniciar una procesión con música en vivo y bailes con los cadáveres alrededor de las tumbas.
La tradición de la Famadihana parece ser de origen reciente, teniendo sus orígenes muy alrededor del siglo XVII, pudiendo ser una adaptación de la tradición del funeral doble presente al sureste de Asia. La costumbre está basada en la creencia de que los espíritus de los muertos se reúnen finalmente con el mundo de los antepasados después de la descomposición completa del cuerpo acompañada de ceremonias pertinentes, lo cual puede tomar muchos años. En Madagascar este ritual tiene lugar normalmente una vez cada siete años, reuniendo a parientes lejanos en una celebración familiar.
La práctica de la Famadihana se ve cada vez menos practicada debido al gasto en las telas para las mortajas y a la creencia de algunos de los Malagasi de ser una práctica arcaica. Con la llegada de los primeros misioneros cristianos y la presencia de grupos Evangélicos Malagasis se ha desalentado la práctica de forma importante. La Iglesia católica, no obstante, no objeta a la práctica porque considera a la Famadihana una celebración cultural más que religiosa. De acuerdo con el testimonio dado a la BBC por una persona del grupo malagasi: 'es importante porque es nuestra manera de respetar a los muertos. Es también una oportunidad que tienen familias enteras de todo el país para reunirse’
SOBRE EL AUTOR David Graeber 
fue un antropólogo y activista estadounidense. Obtuvo su doctorado por la Universidad de Chicago en 1996 y desde el 15 de junio de 2007 hasta su fallecimiento en 2020 fue profesor en el departamento de antropología en el Goldsmiths College, Universidad de Londres. Anteriormente había sido profesor de antropología en la Universidad de Yale, aunque Yale se negó a renovarle el contrato, lo que causó polémica, y concluyó en junio de 2007. Graeber tuvo una historia de activismo político y social, incluyendo su papel en las protestas contra el Foro Económico Mundial en la ciudad de Nueva York (2002). Fue miembro de la organización sindical Trabajadores Industriales del Mundo y líder del movimiento Occupy Wall Street.
AHORA SI RESUMEN DEL TEXTO
BAILANDO CON CADÁVERES
Graeber da cuenta de la centralidad de la muerte en Imerina, Madagascar a través de la exploración del famadihana, el ritual de exhumar y re-envolver los cuerpos de los ancestros. El autor sostiene que dicha práctica es la culminación de la constante relación entre la memoria y la violencia que está implícita en la organización del día a día de este grupo social.
Septiembre de 1990 autor conversa con Irina, una mujer “andriana” o noble de Betafo, comunidad en el norte del pueblo de Arivonimano en Madagascar. Irina le cuenta que tiene un ancestro que suele aparecerse en sueños de sus descendientes para decirles cuando los ocupantes de su tumba sentían frío y necesitaban performar un “famadihana” ser sacado y envuelto en nuevos sudarios de seda.
Cuando esto ocurrió, los familiares de Irina desenterraron a sus ancestros y performaron el ritual, pero, en su prisa, se olvidaron de exhumar los cuerpos de los tres criados enterrados al pie de la tumba de sus antepasados. Esa tarde hubo un incendio en el pueblo y al dia siguiente el ancestro volvió a aparecer en sueños diciendo que si no los exhumaban a todos, mataría a la persona que soñó con el.
El autor descubre que las comunidades rurales de merina estaban organizadas en gran medida en torno a la memoria de los antepasados, cuya presencia en la vida de sus descendientes se hacía sentir en gran medida a través de la restricción y la violencia que eran capaces de infligirles. Los peligros que rodean el ritual de famadihana, que se decía que eran grandes, solo los marcaron como el momento culminante de una relación continua entre la memoria y la violencia implícita en la organización de la vida cotidiana, que aquí se desarrolla sobre los propios cuerpos de los muertos ancestrales.
Autor critica el trabajo de Bloch sobre el mismo ritual señalando que este está “Inspirado por un interés continuo en la legitimación de la autoridad, su investigación se ha centrado en cómo el ritual crea la imagen de un orden ancestral idealizado, identificado con la muerte y el pasado y apartado de las contingencias prácticas de la existencia humana (Bloch 1982, 1985, 1986)”. en contraste Graeber señala: “Mis propios intereses teóricos están más relacionados con cuestiones de cómo la autoridad se desenvuelve en la práctica: en las formas en que las representaciones de la muerte y los antepasados son continuas con la vida cotidiana”.
Graeber evidencia una contradicción donde los ancestros están siempre representados como guardianes benevolentes de la unidad moral de la comunidad, siendo ellos la personificación del bien moral. Esta visión es la que ha sido enfatizada por la lectura etnográfica de Madagascar, pero choca con historias como la de Irina donde los antepasados representan violencia y restricciones.
“Para llegar a las raíces de la contradicción y comprender por qué la memoria debería haberse identificado con la violencia en primer lugar, uno tiene que ir más allá de las cuestiones de ideología para considerar cómo la autoridad local realmente funciona en la práctica y el papel que el ritual de famadihana juega en reproducirlo.”
EL RITUAL
La palabra famadihana se usa hoy en día para referirse a rituales celebrados con el propósito de transferir un cuerpo de una tumba temporal a su tumba ancestral, o de una tumba a otra, o simplemente para abrir una tumba y sacar los cuerpos temporalmente con el propósito de envolverlos en nuevas mortajas de seda. (al parecer la ultima forma ha aparecido en tiempos más recientes, dado que no se menciona en relatos escritos en el siglo XIX)
Las personas con las que habló el autor señalaron que el propósito básico del ritual era volver a envolver los cuerpos y que esto debía realizarse cada seis o siete años.
Autor aclara que lo que contará es su propia versión de los relatos sobre famadihana basado en la descripción de los participantes, y su observación personal de 7 famadihana entre junio de 1989 y enero de 1990. 
Después de que todos los cuerpos se hubieran ordenado por orden de antigüedad, comenzó la siguiente fase de la famadihana. Hombres y mujeres vertían sobre los cuerpos botellas, algunos llenos de miel y ron, otros de grasa de vaca u ocasionalmente colonia. También había plástico y bolsas llenas de caramelos, trozos de jengibre y monedas. Algunos se movían de cuerpo en cuerpo, vertiendo ron y miel sobre cada uno; otros entregaron las botellas a las mujeres sentadas (a menudo después de tomar un sorbo o tragar ellas mismas). A veces una viuda sacaba una barra de tabaco y, metiéndose la mitad en la boca, colocaba el resto dentro los jirones de lamba de su difunto marido. 
Esta secuencia de dar, recibir y compartir, invariablemente llamada fangatahana tsodrano o El “pedido de bendición” de los antepasados, fue siempre un momento de gran intensidad emocional. Las mujeres, particularmente si tenían los restos de un pariente cercano en su regazo, estaban claramente asustadas, tristes y perturbadas por lo que estaban haciendo. Muchos aparecieron en un estado virtual de shock, apenas logrando contener las lágrimas, y en cada famadihana asistí al menos a una mujer que empezó a llorar. La gente se apiñó rápidamente para hacer todo lo posible para tranquilizarla, consolarla o distraerla, recordándole siempre: "Este es un acto de celebración, no de duelo".
Las etapas se realizaron mientras el cuerpo yacía sobre el regazo de las mujeres, ya que era muy importante queen ningún momento un antepasado debe tocar la tierra.
Una vez envueltos los cuerpos, grupos mixtos de hombres y mujeres cargaban los cuerpos, en colchonetas, uno por uno alrededor de la tumba, esta vez deteniéndose y bailando aún más vigorosamente que lo habían hecho antes —incluso violentamente— con todo tipo de bromas, gritos, alaridos y llantos
Los ancianos pronuncian algunas oraciones resumiendo los eventos del día y agradeciendo a todos los que habían venido. Después, como la multitud comenzó a quedarse dormida, un grupo de hombres tomó palas y comenzó a apilar la tierra quitada de la puerta de la bóveda. Más tarde aún, a menudo alrededor del anochecer después de que todos se habían ido hace mucho tiempo, el astrólogo y algunos asistentes volverían para hacer un fanidi-pasana-un "candado a la tumba" - enterrando algunos objetos mágicos en o alrededor de su puerta. Si se coloca correctamente, un fanidy debe asegurarse de que los fantasmas de los que están dentro permanezcan allí, incapaces de emerger de nuevo y dar problemas a los vivos.
La sociedad merina se divide en una serie de grupos de ascendencia indiferenciados, que Maurice Bloch llama "demes" porque tienden a la endogamia y están estrechamente identificados con territorios ancestrales Lo importante para identificarse con un deme era la ubicación de la tumba de su familia
La sociedad merina se divide en un grupos de descendencia llamados "demes", los cuales, usualmente, tienen prácticas endogámicas y están profundamente identificados con territorios ancestrales. Cada "deme" tiene su propia historia, la cual usualmente comienza con un ancestro fundador
 Andriana, o rango "noble"; el resto son hova, o demes "plebeyos".
Tumbas como patrón de memoria histórico en el paisaje Esto no quiere decir que este marco sea en ningún sentido realmente permanente o inmutable. De hecho, se está transformando y redefiniendo continuamente a través de la acción humana. Siempre hay tumbas nuevas siendo construidas, las viejas vaciadas y abandonadas. Los cuerpos se transfieren de un lado a otro, se rompen separados, y combinados entre sí. Y en un sentido puramente práctico, esto es lo que famadihana se puede decir que hace deshacer y rehacer
ORGANIZACIÓN DE LAS TUMBAS
Cualquiera que sea su apariencia exterior, en el interior, las tumbas Merina son muy parecidas. La puerta siempre mira hacia el este; la puerta en sí es una enorme losa enterrada. Debajo, una escalera desciende a una única cámara grande de cuyas paredes norte, oeste y sur emergen "camas" de piedra(farafara) o estantes, colocados uno encima del otro.
Normalmente hay tres estantes en cada pared, haciendo nueve en total, pero la gente rara vez está dispuesta a colocar cuerpos en los estantes inferiores, de modo qu een la mayoría de las tumbas, el número disponible es efectivamente seis. 
En principio, todo el que tiene derecho a ser enterrado en una tumba determinada desciende de un individuo único, conocido como razambe de esa tumba (o "gran antepasado"). En la práctica, sin embargo, uno puede recurrir a una variedad de otras conexiones: matrimonio, adopción, hermandad de sangre, etc, para obtener acceso a una tumba, de modo que la mayoría de los hombres y casi todas las mujeres tienen una variedad de opciones sobre dónde pretenden ser enterradas
Graeber Cuando comencé a entrar en las tumbas de Merina, lo que continuamente me sorprendía era cómo pocos cuerpos parecían contener la mayoría. Solo dos o tres de los estantes tenían cuerpos. Incluso donde la mayoría estuviera ocupada, podría haber solo tres o cuatro cuerpos en cualquier estante, notablemente pocas, cuando se considera que algunas de estas tumbas habían estado en uso continuo durante más de un siglo. Encontré varias razones por las que esto debería ser ​​así. 
· Por un lado, constantemente se construían nuevas tumbas. Al completar una nueva tumba, era costumbre tomar al menos un antepasado de la tumba anterior para ser el nuevo razambe. Si uno puede obtener el permiso de todos los propietarios, todo el valor de los antepasados ​​de un estante debe ser limpiado y dividido entre los de la nueva tumba.
· La gente dice que los difuntos se han convertido en "polvo" (vovoka): usualmente imposible distinguir lo que una vez fue cuerpo de lo que una vez fue tela
MALDICIÓN Y TABÚ
mayoría de las prácticas que rodean a las tumbas y los cuerpos tienen poco impacto en la vida cotidiana de las personas. Cuando los antepasados ​​intervienen directamente en la vida diaria de sus descendientes, es en gran medida a través de la imposición de fady o tabúes. Bien podría decirse que "maldecir", o imponer fady a los descendientes, es el modo por excelencia de la acción ancestral; de la misma manera, la quinta esencia de la acción ritual emprendida por los vivos es pedir a los antepasados ​​su tsodrano o "bendición", que es decir, pedirles que se liberen de tales restricciones
Fady tabú, restricción
Tsodrano bendición, liberación de las restricciones
Ejemplos de fady Un rico andriana que se casó con una mujer descendiente de esclavos. De repente perdió todo lo que tenía y ahora es un indigente. Alguien cultivó ajo en un sitio; sus cosechas fueron destruidas por el granizo. Alguien más intentó sacar un cuerpo de una tumba en violación de sus reglamentos; fue fulminado por un rayo y murió. Cualquiera, joven o viejo, hombre o mujer, fácilmente podría contar una docena o más de esas historias.
SISTENSIS
Una de las razones por las que se consideraba que los antepasados ​​Merina eran una limitación para las acciones de sus descendientes era que la máxima aspiración, al menos de cualquier hombre, era convertirse en un antepasado prominente él mismo. Sin embargo, para hacerlo, debe arreglárselas para eclipsar la memoria de sus antepasados ​​y para restringir a sus hijos de mudarse o alejarse. 
Los antepasados, mientras aún estaban vivos, fueron simplemente personas, personas que nacieron, tuvieron hijos, construyeron tumbas y murieron de la misma manera que la gente todavía hace hoy. 
En principio, no hay ninguna razón por la que alguien vivo hoy no pueda llegar a ser famoso razambe. Si uno no puede convertirse en un ilustre antepasado, es sólo porque alguien más ya lo ha hecho. En otras palabras, la memoria de los muertos es en sí mismo una restricción a las ambiciones de los vivos. Esto hace que sea mucho más fácil comprender por qué la presencia de los antepasados ​​se siente generalmente a través de una serie de limitaciones
Bloch ya ha señalado que las famadihana se preocupan en gran medida por transformar las memorias de los vivos (1971: 168-169). se podría decir que los muertos permanecen en una especie de semivida suspendida en la memoria de sus contemporáneos.
En otras palabras, la mayoría de los nombres siguieron siendo conmemorados solo mientras los recuerdos permanecieran vívidos en la mente de vivos; o, siempre que los lazos sociales derivados de esos recuerdos todavía tengan alguna realidad en la vida diaria de las personas. 
y llevarlos enrollados como bebés (a los cuerpos de los antepasados) en una lamba similar a una manta podría verse como tratarlos como niños. Suponiendo que aquí se conceptualiza a los antepasados ​​como simbólicamente masculinos, este tratamiento invierte la relación entre padres e hijas, convirtiéndola en una relación entre madres e hijos.La parte de los hombres, por otro lado, es llevar a los antepasados, envolverlos, atarlos y para dirigir el baile al final de la ceremonia con la que son devueltos a la tumba. En efecto, esto significa que es el papel masculino destruir a los antepasados, ya que la combinación de estas acciones, ninguna de las cuales se lleva a cabo con cautela, da como resultado la sequedad del cuerpo roto y convertido en polvo.
. Aun cuando los Merina vivos saben de quien son descendientes, no saben cuál es su vínculo genético con su ancestro fundador, situación a la cual el autor se refiere como "una memoria genética superficial". Así, lo que importa no era donde uno vive, sino la ubicación e historiade la tumba a la que perteneces. En este contexto, Graeber expone la centralidad que tienen las tumbas entre los Merina, las cuales se encuentran ubicadas dentro del espacio social y pueden ser vistas desde cualquier punto de la aldea. Inclusive, se construyen nuevas tumbas constantemente, lo cual es uno de los factores que da cuenta de los constantes procesos de transformación y redefinición a través de la acción humana. 
Las tumbas explican las genealogías de los Merina porque son símbolos de permanencia, es decir, recordatorios constantes de la duradera presencia de los ancestros. Es decir, las tumbas son centrales en cuanto son un modo de identificación entre los Merina, dado que lo que realmente une a un "deme" no es una genealogía humana, sino que una genealogía de las tumbas.

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