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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE 
Facultad de estudios superiores iztacala
 
 
 
LA INTERVENCION PSICOLOGICA EN LA 
 
 
 
 
 
 
 
 
 DIRECTORA LIC: DINAH MARIA ROCHIN VIRUES
DICTAMINADORES: MTRA. MARIA LUISA TAVERA RODRIGUEZ
 
 
REPORTE DE ACTIVIDAD
P R O F E S I O N A L
QUE 
LICENCIADA EN PSICOLOGIA
P R E S E N T A
MARIA DE LA SALUD CHAPARRO DE LA O
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE 
MEXICO 
Facultad de estudios superiores iztacala
LA INTERVENCION PSICOLOGICA EN LA 
CAPACITACION RURAL 
 
 
 
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DIRECTORA LIC: DINAH MARIA ROCHIN VIRUES 
DICTAMINADORES: MTRA. MARIA LUISA TAVERA RODRIGUEZ
 LIC. CESAR ROBERTO AVENDAÑO AMADOR
LOS REYES IZTACALA EDO. DE MEXICO, 2010
REPORTE DE ACTIVIDAD 
P R O F E S I O N A L 
 PARA OBTENER EL TITULO DE
LICENCIADA EN PSICOLOGIA 
P R E S E N T A 
MARIA DE LA SALUD CHAPARRO DE LA O 
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE 
Facultad de estudios superiores iztacala 
LA INTERVENCION PSICOLOGICA EN LA 
 
DICTAMINADORES: MTRA. MARIA LUISA TAVERA RODRIGUEZ 
LIC. CESAR ROBERTO AVENDAÑO AMADOR 
LOS REYES IZTACALA EDO. DE MEXICO, 2010 
 
DE 
 
 
 
 
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respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
 
ÍNDICE TEMÁTICO 
1. INTRODUCCIÓN 
 
2. ANTECEDENTES DE LA CAPACITACIÓN RURAL EN MÉXICO 
 2.1 La Capacitación Rural en México 
 2.2 Funciones del Psicólogo en la Capacitación Rural 
 
3. LA INCLUSIÓN DEL PSICÓLOGO EN EL CONTEXTO DE FIRA 
 3.1 Características y Finalidades de FIRA 
 3.2 El Rol del Psicólogo en FIRA 
 
4. LA INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA EN LA CAPACITACIÓN RURAL 
 4.1 Capacitación a Productores de Bajos Ingresos (PBI) 
 4.2 Programa de Productores de Bajos Ingresos (PBI) 
 4.3 Capacitación sobre Métodos y Planificación de la Asistencia Técnica 
 4.4 Programa de Capacitación a Jóvenes Rurales 
 4.5 Programa de Capacitación a la Mujer Rural 
 4.6 Apertura de Líneas de Capacitación a Proveedores de Capacitación 
Rural 
 4.7 La Pedagogía Masiva Multimedial en la Capacitación Rural 
 4.8 La Función de las Dinámicas Grupales en la Capacitación Rural 
 
5. ANÁLISIS CRÍTICO SOBRE LOS LOGROS Y LIMITACIONES DE LA 
CAPACITACIÓN RURAL 
 
6. CONCLUSIONES 
 
7. BIBLIOGRAFÍA 
 
ANEXOS 
 
 
1. INTRODUCCIÓN 
 
México es un país de contrastes: una parte de su economía es competitiva, 
moderna, dinámica y está plenamente integrada al mercado mundial; pero otra se 
caracteriza por estructuras sociales, económicas y políticas atrasadas o 
ineficaces, que se traducen en improductividad y pobreza para un alto porcentaje 
de la población. El desequilibrio socioeconómico se advierte con mayor agudeza 
en el ámbito rural, donde, según estudios gubernamentales, viven el 25% de los 
mexicanos en condiciones de pobreza extrema. La escasez de recursos y la falta 
de oportunidades en su medio provoca que los campesinos emigren a las grandes 
ciudades o al extranjero, donde generalmente viven en condiciones precarias, 
muchas veces inaceptables para cualquier ser humano, dejando tras de sí una 
familia desintegrada. 
 
Además, este sector, que durante un largo periodo de nuestra historia reciente 
estuvo protegido, apoyado y regulado por el Estado, a partir de los años ochenta, 
se ha ido abandonando, paulatinamente, a las fuerzas del mercado, bajo el 
supuesto de que el libre juego de la oferta y la demanda determina la mejor 
asignación de los recursos. Los cambios en el papel regulador del gobierno han 
provocado vacíos institucionales que no han sido cubiertos por el mercado ni por 
las organizaciones campesinas. 
 
Como puede observarse, el sector rural arrastra viejos problemas, al mismo 
tiempo, enfrenta el desafío de la globalización, cuya integración de los espacios 
económicos, culturales y de información, implica que las fronteras nacionales se 
vuelvan relativas y aparezcan nuevas formas de producir, de consumir, de 
comerciar, de comunicarse y de organizar el trabajo, por mencionar algunos de los 
cambios que, para las familias campesinas, representan fenómenos complejos y 
situaciones nuevas, en su mayoría adversas. 
 
3 
 
A pesar de todo lo anterior, el sector rural puede ser una importante alternativa 
laboral y productiva para muchos de sus habitantes si se fortalecen las 
capacidades empresariales de los productores y se les ayuda a identificar las 
nuevas oportunidades de desarrollo económico. 
 
Con la finalidad de contribuir a disminuir esta problemática, que por años ha 
aquejado al sector rural de nuestro país, el Gobierno Federal, por medio de los 
Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura (FIRA)1, puso en marcha el 
Programa de Productores de Bajos Ingresos (PBI) como una estrategia de apoyo 
a los productores de menor desarrollo relativo (caracterizados por tener escasa 
infraestructura, poco o nulo uso de tecnologías productivas e informativas 
modernas, bajo nivel educativo, falta de cultura asociativa, falta de capital, poco o 
nulo control del mercado, entre otros). Entre los principales apoyos que incluye 
este programa se encuentran: crédito, garantías, capacitación, asistencia técnica y 
transferencia de tecnología. 
 
Por tal motivo, el reporte de este trabajo está sustentado en mi intervención 
profesional en la capacitación a este tipo de productores, la cual se desarrolló en 
las oficinas centrales de FIRA, ubicadas en la ciudad de Morelia, en el Estado de 
Michoacán. 
 
Dicha participación se llevó a cabo en coordinación con diversos profesionistas, en 
particular con ingenieros agrónomos, antropólogos y sociólogos; y se dio de 
maneras directa e indirecta. Directa, cuando la actividad se efectuó en estrecha 
relación con los productores; e indirecta, cuando se hizo por medio de otros 
agentes participantes como asesores, líderes, capacitadores, su comunidad y su 
propia organización, entre otros; ambos con el mismo fin: apoyar a los productores 
para que lograran un manejo más eficiente y creativo de sus recursos naturales, 
 
1
 FIRA está integrado por cuatro fideicomisos públicos constituidos por el Gobierno Federal en el Banco de 
México desde 1954, con el objetivo de otorgar crédito, garantías, capacitación, asistencia técnica y 
transferencia de tecnología a lo sectores agrícola, forestal, agropecuario y pesquero del país. 
 
4 
 
tecnológicos y humanos, así como tener una participación más activa en la toma 
de decisiones y en la definición de sus objetivos productivos y de bienestar social. 
 
Estas acciones se concretaron en el diseño y coordinación, a nivel nacional, de 
diferentes programas de capacitación, orientados a que los productores 
implementaran esquemas de crédito, ahorro y seguro para lograr una mayor 
capitalización de sus empresas, y que se integraran en organizaciones 
económicas legalmente constituidas de acuerdo con las leyes vigentes, requisito 
indispensable para acceder a los servicios financieros y tecnológicos que otorgan 
FIRA y otras instituciones y dependencias gubernamentales. 
 
Además, por medio de acciones de capacitación, también se pretendíaimpulsar la 
participación de la juventud rural, para que este segmento de la población 
emprendiera negocios viables y rentables en su lugar de origen, y que de esta 
manera se mejoraran sus oportunidades de empleo, ingreso y productividad, vía 
su organización social y económica. Para ello, se impulsaron empresas, la mejora 
continua de sus actividades productivas, el manejo sustentable de los recursos 
naturales, y, sobre todo, el arraigo en sus comunidades de origen. También se 
pretendía desarrollar la capacidad emprendedora de la mujer, y de esta forma 
revalidar su papel como base de la sociedad rural. 
 
Con la finalidad de optimizar los recursos destinados al servicio de capacitación, y 
que al mismo tiempo beneficiara a un mayor número de productores, se 
propusieron diferentes estrategias como la apertura anualizada de líneas de 
capacitación, en donde FIRA etiquetaba ciertos recursos para que otra institución 
(pública o privada), en su nombre y representación los ejecutara vía capacitación, 
previa suscripción de convenio de cooperación institucional. A diferencia de la 
forma tradicional de autorización de recursos por evento, esta estrategia facilitaba 
un mayor control de los recursos y un mejor seguimiento de los resultados y 
medición del impacto. Otra de las estrategias fue la implementación de la 
Pedagogía Masiva Multimedial, que a través de paquetes pedagógicos 
5 
 
multimediales, posibilita que las acciones de capacitación se produzcan en 
cualquier sitio, aun en el lugar mismo de la actividad productiva del campesino. 
 
La intervención también tuvo que ver con el diseño programas de capacitación a 
los técnicos encargados de apoyar con asesoría y capacitación al segmento de la 
población rural de atención prioritaria para FIRA (PBI, jóvenes y mujeres). El 
programa incluía el conocimiento de los servicios y apoyos que FIRA ofertaba a 
este tipo de productores, reglas de operación para acceder a éstos, así como la 
metodología institucional que contemplaba diversas técnicas de enseñanza-
aprendizaje para el otorgamiento eficiente de la asistencia técnica, que permitiera 
a los asesores promover, entre los productores, la aplicación de tecnologías de 
vanguardia y que aprovecharan en toda su magnitud los servicios y apoyos que 
FIRA y otras instituciones que el sector les ofertaba, bajo una perspectiva de 
concurrencia de recursos en apoyo a sus empresas. 
 
 
 
2 ANTECEDENTES DE LA CAPACITACIÓN RURAL 
EN MÉXICO 
 
 
Los antecedentes más palpables de la capacitación rural en México los 
encontramos en la época post revolucionaria con las escuelas rurales. Antes de 
1910 la vida en el sector rural estaba muy lejos de ser satisfactoria. Los 
campesinos vivían en medio de una gran miseria e incultura, situación que con el 
tiempo los llevó a reclamar un pedazo de tierra para vivir y una escuela para 
ilustrarse. 
 
Fue así como nació la escuela rural, cuyos objetivos eran preparar maestros para 
las comunidades rurales y centros de población indígena, propiciar el 
mejoramiento profesional de los maestros en servicio e incorporar al progreso 
general del país a los núcleos de población rural de las zonas donde se 
establecieran las escuelas rurales. Los maestros rurales egresados otorgaban 
capacitación a los campesinos con la finalidad de impulsar las actividades 
económicas y mejorar las técnicas de las explotaciones agrícolas, ganaderas o 
industriales de la comunidad. Por tal motivo, después de la revolución, la escuela 
rural se convirtió en el centro de las actividades de la comunidad rural. 
 
Otro de los antecedentes más representativos de la capacitación rural en nuestro 
país fueron las Misiones Culturales Rurales, instituciones creadas en los años 20, 
inspiradas en la labor de las Misiones Cristianas de la época colonial (Dorantes, 
M., 1993). 
 
Cada misión estaba integrada por un jefe, quien se encargaba de coordinar las 
labores y de impartir las clases de organización social y técnica de la enseñanza; 
una trabajadora social y profesores de agricultura e industrias rurales. 
 
7 
 
La misión, conjuntamente con las autoridades, seleccionaba una pequeña 
comunidad como base de su operación y ahí concurrían los maestros de la zona o 
región correspondiente. Llegando los misioneros a las comunidades se abría el 
curso. La misión permanecía una temporada fija y después pasaba a otro lugar de 
acuerdo con su itinerario. 
 
Debido a que esta estrategia resultó ser un éxito, en 1928 se crearon las Misiones 
Culturales permanentes. Por medio de ellas se iniciaba a los profesores rurales en 
los lineamientos de la técnica pedagógica más moderna y se les infundía una 
mística de la educación popular. Su acción se orientaba hacia la capacitación para 
el mejoramiento integral de la vida campesina. En la ejecución del plan de trabajo 
participaban de manera conjunta las Secretarías de Educación Pública, de 
Agricultura, Industria y Comercio, así como la de Salubridad. 
 
En el período de 1926 a 1929, surgió otra estrategia de capacitación rural, la cual 
estuvo a cargo de campesinos egresados de las escuelas agrícolas, creadas por 
el Presidente Plutarco Elías Calles. Sin embargo, los propósitos de estas 
instituciones fueron desvirtuados, lo que llevó a la Secretaría de Agricultura y 
Fomento a entregarlas a la Secretaría de Educación Pública en el año de 1932, 
creándose en su lugar la Escuela Regional Campesina. 
 
El objetivo de la Escuela Regional Campesina era preparar trabajadores agrícolas 
con técnica perfeccionada; maestros capaces de contribuir eficazmente a la 
solución de los problemas rurales, además de otros especialistas de tipo modesto 
que exigía la economía rural, tales como agentes de organización rural, expertos 
en industrias afines y derivadas de la agricultura y ganadería; así como 
promotores para que contribuyeran al mejoramiento de la vida campesina. 
 
En el año de 1941 desaparecieron las escuelas rurales campesinas como 
consecuencia de las reformas al plan de estudios de la carrera de maestro rural, 
8 
 
para crear en su lugar: por una parte, las escuelas normales rurales y por la otra, 
las escuelas prácticas de agricultura. 
 
Como puede observarse, los servicios de capacitación y asistencia técnica que se 
otorgaba a la población rural, estuvieron a cargo de maestros rurales. Los 
servicios de apoyo a los productores del sector rural se brindaron en la lógica de 
difundir los elementos tecnológicos básicos para incidir en una mayor 
productividad y, bajo este enfoque, se mantuvieron hasta la década de los años 
60, cuando se constituyeron instituciones y centros de investigación agropecuaria 
a nivel nacional. 
 
2.1 La Capacitación Rural en México 
 
Con la finalidad de atender los mandatos de ley en relación con el otorgamiento de 
capacitación y asistencia técnica para el desarrollo rural, el gobierno federal 
invierte una cantidad considerable de recursos a través de múltiples programas 
operados por diferentes instituciones que tienen sus propias reglas de operación, 
objetivos particulares y su correspondiente enfoque 
 
Las instituciones con mayor presencia en el sector rural en nuestro país han sido 
SAGARPA y FIRA. A través de estas instituciones, el Gobierno Federal ha 
canalizado una gran cantidad de recursos para el otorgamiento de capacitación y 
asistencia técnica a los productores rurales. 
 
La capacitación otorgada a los productores rurales por parte de SAGARPA, 
siempre estuvo ligada a los sistemas de asistencia técnica. Ambos servicios 
evolucionaron desde el conocido “extensionismo” hasta lo que hoy se conoce 
como el Sistema de Prestadores de Servicios Profesionales (PSP). 
 
En este sentido, el esquema de extensionismo rural, surgió bajo el supuesto de 
“extender” prácticas de producción más eficientes a campesinos que necesitaran 
9 
 
mejorar sus sistemasde producción y que demandaran, básicamente, lo que se 
les ofrecía: tecnología. 
 
El enfoque se centraba en cambiar patrones de producción y productividad para 
mejorar las condiciones de vida de los productores; sin embargo se operaba de 
manera pragmática al utilizar tecnologías, muchas veces foráneas, como elemento 
esencial para impulsar el desarrollo. Los técnicos, en su mayoría ingenieros o 
técnicos agrónomos y en ocasiones médicos veterinarios zootecnistas, eran 
trabajadores al servicio del Estado que brindaban atención a las unidades de 
producción rural de forma individualizada, su pago era fijo, por nómina. La 
participación de los productores era pasiva, sólo tenían la opción de aceptar o 
rechazar la oferta institucional. 
 
Si bien este esquema permitió al Estado mexicano mejorar el nivel de vida de la 
población rural en un periodo crítico del desarrollo nacional, atendiendo 
masivamente las más elementales necesidades, las principales limitaciones eran 
que la asistencia técnica priorizaba aspectos técnicos de la producción primaria y 
se prestaba poca atención a los procesos comerciales u organizativos y al 
desarrollo de otro tipo de capacidades. 
 
A principios de los setenta se creó una Dirección General de Extensionismo dentro 
de la Secretaría de Agricultura (hoy SAGARPA), y con ella se contrataron 
alrededor de 1,500 técnicos (durante los sesenta habían menos de 300). 
Posteriormente desapareció dicha Dirección y las funciones de asistencia técnica 
y capacitación se transfirieron a los Distritos de Riego y Temporal. Durante 1977 y 
1979 los servicios de extensión crecieron, llegando a contar con 21,500 
extensionistas, 57% de éstos asignados a las zonas de temporal. 
 
De 1982 a 1988 se redujo sustancialmente el servicio de extensión y capacitación 
como resultado del adelgazamiento del aparato gubernamental. En 1985, los 
técnicos extensionistas con que contaba la Secretaría de Agricultura (alrededor de 
10 
 
10,000), fueron transferidos a los nacientes Distritos de Desarrollo Rural. De esta 
manera, las Delegaciones Estatales de la Secretaría de Agricultura se encargaron 
de administrar los servicios de asistencia técnica y capacitación. Sin embargo, se 
observaron serias deficiencias en los servicios de extensionismo: Dentro de las 
actividades de los técnicos, predominaban las administrativas sobre las 
operativas. Se carecía del suficiente presupuesto para operar. No se contaba con 
el personal suficientemente capacitado; de hecho, como parte de la 
descentralización del personal de la Secretaría de Agricultura, se envió personal a 
las Delegaciones Estatales (intendentes, choferes, administrativos), quienes 
después de tomar algunos cursos de capacitación, eran catalogados como 
“extensionistas”.1 
 
En el período de 1994-1998 la política agropecuaria enmarcada en la “Alianza 
para el Campo”, puso especial énfasis en incrementar la productividad de los 
distintos subsectores del agro. Una de las estrategias en las que se apoyó fue el 
facilitarle a los productores el acceso a las nuevas tecnologías disponibles. Así, 
después del drástico retiro del gobierno en las actividades de extensionismo 
durante los ochenta y primer lustro de los noventa, en 1996 surgieron el Sistema 
Nacional de Capacitación y Extensión (SINDER), el Programa de Capacitación y 
Extensión (PCE) y el Programa Elemental de Asistencia Técnica (PEAT). Estos 
programas, a través de principios de educación no formal y apoyada en un 
proceso de comunicación concientizadora, pretendían contribuir a que la población 
rural mejorara sus niveles de vida. Para ello orientaron sus esfuerzos hacia la 
transferencia de tecnología y al desarrollo comunitario, buscando que en el 
mediano plazo los productores tuvieran la capacidad de apropiarse de los 
servicios de asistencia técnica y capacitación. 
 
 
1
 Conforme a una investigación realizada por Instituto Nacional de Investigaciones Forestales y 
Agropecuarias (INIFAP), sólo el 21% de los extensionistas eran profesionales, el 55% eran técnicos 
medios y el 23% eran “otros”. Sólo el 18% de los extensionistas había tenido experiencia en el 
campo; 58% del total no había establecido ninguna parcela demostrativa; el 30% no conocía el 
campo experimental del INIFAP de su zona; y, de los extensionistas entrevistados, sólo dedicaban 
el 46% de su tiempo a dar asistencia técnica. 
11 
 
El Sistema Nacional de Capacitación y Extensión (SINDER), a través de la Vocalía 
Ejecutiva de Capacitación y Extensión, contrataba Coordinadores de Zona, 
Despachos y Especialistas para llevar a cabo sus programas en cada Estado de la 
República, pero eran los productores quienes contrataban directamente a los 
extensionistas, aunque pagados por el gobierno. En dicha contratación se 
especificaba claramente los servicios que ofrecían los extensionistas y los 
compromisos que asumían los productores. Se esperaba que, a futuro, y de 
manera concertada la participación del gobierno en el pago de los extensionistas 
fuera disminuyendo gradualmente, hasta que los productores cubrieran el costo 
total de ambos servicios 
 
Por su parte, el Programa Elemental de Asistencia Técnica (PEAT) se 
concentraba en la atención a productores de granos básicos (maíz y frijol), 
mientras que el Programa de Capacitación y Extensión (PCE) atendía 
principalmente a grupos de productores mujeres y jóvenes, independientemente 
de la actividad productiva que tuvieran. La carga de trabajo de los técnicos era 
asignada por número de productores y hectáreas en el caso del PEAT y con el 
PCE, la carga de trabajo se definía por comunidades rurales atendidas. La 
capacitación se centraba en aspectos técnico-productivos, y en la elaboración de 
diagnósticos. El pago era fijo, por mes, con recursos públicos. 
 
Bajo este esquema se comenzó a reconocer a los productores como sujetos 
centrales del desarrollo y aunque se buscaba centrar la participación de los 
productores en la identificación de oportunidades, lo cierto es que esta 
participación fue más bien pasiva, limitándose a recibir los servicios. Se pretendía 
que la remuneración del trabajo de estos técnicos, o al menos la de los mejores de 
ellos, fuera asimilada por los propios productores, pasando así de funcionar como 
extensionistas, a ser prestadores independientes de servicios profesionales. Fue a 
partir de este momento donde se dio una mayor apertura de otro tipo de 
profesionistas en las acciones de capacitación y asistencia técnica, como 
12 
 
sociólogos, psicólogos, comunicadores, etc., ya que se reconoció que la ruralidad 
significaba no sólo los aspectos productivos, sino los sociales y humanos. 
 
A partir de 2001 se impulsó la transición del cuerpo de técnicos para que estos 
prestaran servicios profesionales de calidad, a través del Programa de 
Extensionismo y Servicios Profesionales (PRESPRO). El enfoque de este 
programa era invertir en capital humano para mejorar las capacidades de los 
productores rurales y de los servicios profesionales ofrecidos, en materia de 
capacitación y extensión, para el desarrollo tecnológico y como un instrumento de 
apoyo a la oferta y demanda de servicios profesionales de calidad, con una visión 
integral que incidiera en la generación de valor agregado para los productores. 
 
Para su contratación, los técnicos eran convocados públicamente a participar en el 
programa en un esquema de evaluación de sus capacidades. El pago era mensual 
y por cuenta y orden de los productores, pero los técnicos seguían realizando 
labores de gestoría y actividades administrativas encargadas por los operadores 
del Programa de Extensionismo y Servicios Profesionales (PRESPRO). 
 
En este esquema la atención se centraba más en organizaciones económicas que 
en comunidades y la participación de los productores se daba en la medida en quedichas organizaciones fueran representativas y legítimas (legalmente constituidas 
por decisión de sus integrantes). El concepto de calidad en la prestación de 
servicios técnicos y de capacitación se volvió un asunto prioritario y el esquema 
comenzó a operar descentralizadamente. 
 
En 2002 inició el Programa de Desarrollo de Capacidades en el Medio Rural 
(PRODESCA). Su propósito era establecer una red privada de prestadores de 
servicios profesionales de calidad en el medio rural (de asistencia técnica 
capacitación, desarrollo comunitario, administrativo-contable, evaluación de 
proyectos, gestoría, entre otros). Para ello, con recursos públicos se pagaban los 
servicios que prestaban profesionistas independientes a los productores. 
13 
 
Este esquema fortaleció el concepto de “servicios profesionales” en lugar del de 
“extensionismo”, ya que estableció el pago por servicio prestado en lugar del pago 
por salario mensual. Además, definió que el servicio se prestara en respuesta a la 
demanda explícita de los productores y buscó fortalecer su rol en la selección, 
contratación y pago de los servicios prestados. 
 
Como hemos visto, los servicios de asistencia técnica y capacitación impulsados 
por SAGARPA, han evolucionado desde un cuerpo de extensionistas al servicio 
del gobierno, hasta transformarse en lo que hoy es una red privada de prestadores 
de servicios profesionales intra y multidisciplinaria, cuyo reto es responder al 
nuevo paradigma del desarrollo rural sustentable, el cual establece, como 
principio, el incremento del capital humano y social y no únicamente el capital 
físico, por lo que se requiere que los servicios profesionales sean lo 
suficientemente aptos para atender estas necesidades, de modo que los sistemas 
de asistencia técnica amplíen la gama de servicios que brindan y privilegien un 
enfoque multidisciplinario y no sólo agronómico. 
 
Otra de las instituciones que ha canalizado una gran cantidad de recursos 
humanos y económicos para la capacitación y asistencia técnica de los 
productores rurales de nuestro país, con especial énfasis en los de menor 
desarrollo relativo, es FIRA, institución constituida con recursos del Gobierno 
Federal y administrados por el Banco de México. 
 
Con la creación en FIRA del Fondo Especial de Asistencia Técnica y Garantía 
para Créditos Agropecuarios (FEGA), en 1972, se puso en marcha el mecanismo 
de reembolso parcial de los costos de asistencia técnica y capacitación que la 
banca participante otorgaba a los productores de bajos ingresos (FIRA, 2004). 
El objetivo principal de la creación del FEGA era ofrecer a la banca privada 
garantías para la recuperación de los créditos otorgados a productores de bajos 
ingresos, reembolsos parciales por asistencia técnica y capacitación, así como 
apoyo para que los bancos participantes crearan sus propios servicios de 
14 
 
asistencia técnica. Al igual que los otros fideicomisos que forman el FIRA, el FEGA 
se formó a partir de recursos del gobierno federal con el Banco de México como 
fiduciario2. 
 
Con la creación del FEGA las operaciones de FIRA crecieron y con ello el 
incremento de sus oficinas y de la infraestructura humana. Por ejemplo, para 1979 
había nueve Residencias Regionales, 36 Residencias Estatales, 92 Agencias y 
nueve subagencias, en total 146 oficinas técnicas foráneas. Esto representaba un 
crecimiento de más de 500 por ciento desde 1960, ya que en ese año había sólo 
26 oficinas foráneas. El crecimiento de las oficinas iba de la mano con el 
crecimiento del personal técnico. En 1973 FIRA contaba con 458 personas que 
eran consideras personal técnico (pasantes o titulados principalmente de las 
carreras de agronomía). Para 1981 este número había crecido a 1,061. Aun y 
cuando predominaban los ingenieros agrónomos, ya empezaban a incursionar otro 
tipo de profesionistas como sociólogos y psicólogos. 
 
La preparación del personal técnico se reforzaba continuamente con un programa 
de capacitación continua. Los llamados cursos de capacitación y alta 
especialización crecieron, así en 1973 hubo 158 cursos con 1,898 participantes 
entre técnicos de FIRA y de otras instituciones y ejidatarios. En 1979 se realizaron 
470 cursos, con 5,444 participantes. Algunos de estos cursos fueron en el 
extranjero. En 1979 ya se había llevado a cabo el XV Curso Anual sobre Crédito 
Agropecuario. Para ese año el curso había tenido 900 participantes desde su 
creación. 
 
Otra forma de promover la capacitación técnica era por medio de los centros de 
demostración. En 1975 se creó el programa de centros de demostración. Para 
1977 ya había 38 y en 1979 aumentaron a 663. 
 
 
2
 Instancia a quien se encarga la ejecución del fideicomiso. Sólo pueden ser fiduciarias las instituciones de 
crédito, Afianzadoras, Aseguradoras, Casas de Bolsa. 
3
 FIRA, Informes anuales. 
15 
 
En los 80, ante la serie de necesidades de las empresas de los productores de 
bajos ingresos, se contrataba asistencia técnica y capacitación para diversos 
programas, dando lugar a un Organismo de Asistencia Técnica Agropecuaria 
Integral llamado Programa de Asesores Externos (PAE), mediante el cual los 
productores contrataban a sus propios técnicos y asesores, y FIRA les 
reembolsaba parcialmente su costo, con la finalidad de que, a futuro, los 
productores incrementaran gradualmente sus aportaciones, hasta que pudieran 
cubrirlo en su totalidad. 
 
Este programa se creó como alternativa para otorgar estos servicios a productores 
acreditados con la banca comercial, al mismo tiempo que se promovía su 
participación en la realización de proyectos en forma asociada con empresarios 
agropecuarios para fomentar el cambio tecnológico mediante la 
complementariedad de recursos, experiencia, tecnología, etc. 
 
A través de un proceso de selección y capacitación sobre los programas de 
interés institucional, FIRA les otorgaba a los técnicos de este programa una clave 
de habilitación, o certificación como evaluadores de proyectos, principal actividad 
de los técnicos, con la que podían recibir un reembolso hasta del 80% de sus 
servicios de asistencia técnica y/o capacitación otorgada a los productores de 
bajos ingresos. Los productores debían cubrir como aportación el 20% restante. 
 
Durante el período de 1998-2004 ante el entorno de cambios importantes en el 
sector agropecuario, entre los que destacan la reforma al Art. 27 constitucional, la 
apertura comercial y la inserción del agro en el Tratado de libre Comercio (TLC), 
los procesos de apertura comercial y competencia global convirtieron a la 
tecnología en elemento esencial para impulsar la competitividad de las empresas y 
productores rurales. Los apoyos se otorgaban por medio de programas de 
asistencia técnica y capacitación, principalmente del PAE. Esto posteriormente se 
amplió hacia la transferencia de tecnología con el Programa de Apoyo a la 
Adopción de Tecnología y a la capacitación empresarial. 
16 
 
En este programa participaban estructuras técnicas especializadas, las cuales 
eran personas físicas o morales que otorgaban servicios de promoción, 
capacitación, consultoría y/o asistencia técnica, con la finalidad de que los 
productores mejoraran la rentabilidad y competitividad de sus empresas, y de esta 
forma impulsar el desarrollo del mercado de servicios de asistencia técnica y 
capacitación en el sector rural y pesquero del país. 
 
El enfoque de FIRA era crear mecanismos de financiamiento global para convertir 
a los productores en proveedores de la agroindustria y de los consumidores 
finales. Parte esencial de la transformación de los servicios tecnológicos fue la 
Asistencia Técnica y Capacitación, que tradicionalmente se operaban con enfoque 
puramente técnico y a través de despachos formados por FIRA, cambiando a un 
enfoque de impulso, ala demanda de financiamiento, fortalecimiento integral de 
los proyectos de inversión, e impulso al desarrollo de mercados privados de 
asistencia técnica y capacitación que permitieran ampliar la gama de servicios a 
otras especialidades como de gerencia, mercado y articulación de productores en 
redes de valor.4 
 
Como resultada de la participación de toda una gama de agentes económicos en 
el mercado de servicios en el sector rural (económicos, financieros, administrativo-
contables, de capacitación, consultoría, asesoría técnica especializada, entre 
otros), el antiguo Programa de Asesores Externos, orientado exclusivamente a la 
capacitación y asistencia técnica de los productores de bajos ingresos, evolucionó 
hasta llegar a lo que hoy se le conoce como el Sistema de Asistencia Técnica 
Integral (SATI). 
 
El SATI modificó su alcance acorde con las nuevas tendencias mundiales de los 
agronegocios, para impulsar la competitividad y posicionamiento de las empresas, 
con apoyos para contratar servicios profesionales para realizar estudios de 
 
4
 Interacción de los diversos agentes económicos participantes en torno a una actividad productiva, 
desde el aprovisionamiento de insumos, hasta al consumidor final. 
17 
 
mercado, obtención de información de mercados, desarrollo o innovación de 
productos y/o servicios. 
 
Por su parte, la Capacitación Empresarial que se ofrecía de manera aislada y 
desligada de la operación de financiamientos, se vinculó al desarrollo de 
competencias y capacidades para facilitar a los productores el acceso al crédito, 
así como al fortalecimiento de los proyectos de inversión para disminuir el riesgo 
en su recuperación; y de esta manera inducir el desarrollo de mercados de 
servicios de capacitación en el sector, en las instituciones de banca múltiple, y en 
otros intermediarios financieros o despachos independientes, para que éstos, a su 
vez, apoyaran a los productores para que incorporaran conocimientos y 
desarrollaran habilidades útiles en la mejora de sus procesos productivos, 
administrativos y de comercialización. 
 
Sustento Legal de la Capacitación Rural en México 
 
Las acciones de capacitación y asistencia técnica promovidas por el gobierno 
federal están sustentadas en diversas leyes. EL artículo 6º de la Ley Agraria 
establece que “…las dependencias y entidades competentes de la administración 
pública federal buscarán establecer las condiciones para canalizar recursos de 
inversión y crediticios que permita la capitalización del campo, fomentar la 
conjunción de predios y parcelas en unidades productivas, propiciar todo tipo de 
asociaciones con fines productivos entre ejidatarios, comuneros y pequeños 
propietarios y cualquiera de éstos entre sí; promover la investigación científica y 
técnica y la transferencia de sus resultados entre todos los productores rurales, 
apoyar la capacitación, organización y asociación de los productores para 
incrementar la productividad y mejorar la producción, la transformación y la 
comercialización; asesorar a los trabajadores rurales, y llevar a cabo las acciones 
que propicien el desarrollo social y regionalmente equilibrado del sector rural.” 
 
18 
 
Por su parte, en la fracción XX del Artículo 27 constitucional, adicionada por 
reforma del 3 de febrero de 1983, señala que “…el Estado promoverá las 
condiciones para el desarrollo rural integral, con el propósito de generar empleo y 
garantizar a la población campesina el bienestar y su participación e incorporación 
en el desarrollo nacional. Fomentará la actividad agropecuaria y forestal para el 
óptimo uso de la tierra, con obras de infraestructura, insumos, créditos, servicios 
de capacitación y asistencia técnica.” Asimismo, expedirá la legislación 
reglamentaria para planear y organizar la producción agropecuaria, su 
industrialización y comercialización, considerándolas de interés público. 
 
En el marco del Plan Nacional de Desarrollo 2000-2006, el 7 de diciembre de 2001 
se promulgó la Ley de Desarrollo Rural Sustentable, en donde se le asigna a la 
capacitación la función de desarrollar la capacidad de los productores para el 
mejor desempeño de sus actividades agropecuarias y de desarrollo rural 
sustentable, incluido el conocimiento de sus derechos y obligaciones agrarias, la 
adquisición de conocimientos para la adopción de tecnologías productivas y el 
manejo de estrategias de mercados. 
 
Para tal efecto, se estableció el Sistema Nacional de Capacitación y Asistencia 
Técnica Rural Integral (SINACATRI), como una instancia de articulación, 
aprovechamiento y vinculación de las capacidades de las dependencias y 
entidades del sector público y los sectores social y privado (Arts. 41,42 y 43), y a 
través de la cual se elaboraba y ejecutaba el Programa Nacional de Capacitación 
Rural Integral. 
 
Entre las principales funciones del SINACATRI, estaba el mejorar la calidad y 
cobertura de los servicios de capacitación, validar los programas de capacitación, 
realizar el seguimiento y evaluar los programas de capacitación de las 
instituciones públicas y privadas; y la más importante, integrar el Fondo Nacional 
de Recursos para la Capacitación Rural con los recursos de las entidades 
19 
 
integrantes del Sistema; así como apoyar con recursos la capacitación a la 
población campesina. 
 
Cabe señalar que, por primera vez, se vinculó a la capacitación a proyectos 
específicos y con base en necesidades locales precisas, considerando la 
participación y las necesidades de los productores de los sectores privado y social, 
sobre el uso sustentable de los recursos naturales, el manejo de tecnologías 
apropiadas, formas de organización, respeto a los valores culturales, el desarrollo 
de empresas rurales, las estrategias y búsquedas de mercados y el financiamiento 
rural. 
 
En lo que respecta a la normativa de FIRA, la operativa de los servicios de 
capacitación y asistencia técnica, aparte de las leyes antes mencionadas, está 
sustentada en el artículo 77 de la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad 
Hacendaria (LFPRH), el cual establece que en el Presupuesto de Egresos que 
anualmente se da a conocer a través del Diario Oficial de la Federación, se 
señalarán los programas que deberán sujetarse a reglas de operación con el 
objeto de que la aplicación de los recursos públicos se realice con base en 
criterios de eficiencia, eficacia, economía, honestidad y transparencia. 
 
2.2 Funciones del Psicólogo en la Capacitación Rural 
 
Las funciones del psicólogo en la capacitación rural se han dado en dos planos: 
Directa, si la intervención actúa en estrecha relación con los productores rurales. 
Indirecta, cuando la intervención se efectúa a través de otros agentes participantes 
(asesores, su propia organización, líderes, campesino a campesino5 
capacitadores, etc.), en donde mediante procedimientos de formación, 
asesoramiento, entre otros, el psicólogo pretende obtener un efecto multiplicador 
 
5
 Campesino a Campesino es una metodología de trabajo desarrollada entre campesinos. El 
programa facilita que campesinos y campesinas se organicen para aprender unos de otros e 
intercambien conocimientos sobre sus proyectos sociales y productivos. 
20 
 
de la capacitación al orientar y asesorar a aquellos que están en contacto 
permanente con los productores rurales. Sin embargo, se da con mayor frecuencia 
una combinación de ambas formas. 
 
En el plano directo la intervención del psicólogo en la capacitación rural se ha 
dado con mayor fuerza desde el modelo comunitario, que tuvo sus orígenes en 
nuestro país a fines de los años 70 y principios de los 80, sobre todo en el ámbito 
público. Su intervención la realiza hacia la familia campesina, el colectivo o la 
población, desarrollando, por logeneral, programas para productores con menor 
desarrollo relativo. 
 
El psicólogo trabaja frecuentemente con grupos para alcanzar objetivos que 
únicamente con esta metodología son posibles. Se trata de intervenciones 
centradas en la ayuda mutua, desarrollo de la solidaridad, participación ciudadana, 
competencia para el análisis de situaciones y tomas de decisiones que afectan a 
un colectivo, habilidades de trabajo en equipo, etc. 
 
Su participación con la comunidad tiene como meta el incremento del bienestar 
social y la mejora de la calidad de vida de los productores. A través de la 
capacitación, el psicólogo induce a los productores a que analicen sus problemas 
y generen recursos para superarlos, desde una perspectiva preventiva y proactiva. 
Este modelo persigue una mayor conciencia de comunidad y la dinamización del 
potencial de recursos que ella encierra. Para ello promueve la vinculación de los 
productores con los demás agentes económicos que participan en la comunidad, 
propone esquemas de integración, impulsa la generación de proyectos productivos 
rentables y sustentables nacidos de las propias necesidades de cada comunidad, 
promoviendo la participación de las mujeres y los jóvenes. Sin embargo, un 
aspecto que merece subrayarse es la orientación que la atención directa tiene 
hacia la construcción de habilidades, competencias y recursos que permiten a los 
campesinos enfrentar sus problemas con mayores posibilidades de éxito. 
21 
 
En el plano indirecto, el psicólogo participa en las propuestas de política en 
capacitación rural, así como en el establecimiento de sistemas y procedimientos 
para inducir y fomentar la participación de diferentes agentes económicos 
(fundaciones, organismos nacionales e internacionales de educación, etc.) en el 
otorgamiento de este servicio. 
 
También contribuye al monitoreo de necesidades de capacitación, tanto de los 
propios productores como de los técnicos asesores u otros agentes de desarrollo 
participantes, encargados de apoyar a éstos (promotores, trabajadores sociales, 
etc.). Con base en la información obtenida, diseña modelos de capacitación para 
el desarrollo rural con programas estructurados, objetivos conductuales, 
contenidos y metodologías de capacitación, así como sistemas de evaluación. 
 
Asimismo, participa, en coordinación con otros profesionistas del medio rural, en el 
diseño e implementación, control y seguimiento de programas de capacitación 
para la formación de estructuras técnicas polivalentes (despachos de integrados 
por profesionistas de diversas disciplinas en apoyo al desarrollo rural). 
 
Otra de las funciones que realiza el psicólogo en la capacitación rural es la de 
seleccionar y adecuar los métodos y herramientas necesarios en el proceso 
capacitador, como juegos o dinámicas vivenciales, viajes de observación y 
estudio, formación de productores como capacitadotes de productores, etc. 
 
Adicionalmente, participa en el diseño de programas de capacitación presencial en 
combinación con entornos virtuales y multimedia (telesesiones6, paquetes 
 
 
6 Las telesesiones son programas de televisión educativa, que tienen como objetivo contribuir a la 
formación de los diferentes actores del desarrollo rural. Están estructuradas por módulos, que 
constan de un video o cápsula y un panel. Las cápsulas son participaciones de funcionarios, 
especialistas, productores, representantes o beneficiarios, que ratifican mediante sus testimonios la 
información que se presenta, validan un proceso, o bien, un caso en particular. En el panel 
participan diferentes actores con experiencia y conocimientos del tema en turno. Por lo general 
participan tres invitados, entre funcionarios federales, estatales y municipales, investigadores o 
expertos en diversos temas, técnicos y productores rurales. 
 
22 
 
pedagógicos multimediales, etc.), con la finalidad de llevar los conocimientos hacia 
donde se encuentran los proyectos productivos de los campesinos, 
 
Aun cuando el potencial profesional que posee el psicólogo es muy amplio, su 
participación en la capacitación rural se ha visto limitada, y en mucho de los casos 
desplazada por otro tipo de profesionistas, sobre todo por aquellos que poseen 
una formación agronómica; por lo que muchas veces, por desconocimiento del 
perfil profesional del psicólogo, las funciones en materia de capacitación que se le 
encomiendan se han limitado a la coordinación de los diversos eventos de 
capacitación; o bien como facilitador o dinamizador de juegos vivenciales; 
quedando a cargo de otro tipo de profesionistas (por lo general agrónomos) el 
diseño, aplicación y evaluación de los diversos programas de capacitación. 
 
No obstante, gracias a que el trabajo multidisciplinario toma que cada vez mayor 
relevancia en la capacitación rural, la función del psicólogo en el proceso 
enseñanza-aprendizaje es paulatinamente más reconocida, no sólo como 
ayudante de los técnicos agropecuarios, sino como un colaborador más del medio 
rural, lo que le ha permitido incursionar, y, en mucho de los casos, dirigir todo el 
proceso capacitador. 
 
 
 
3. LA INCLUSIÓN DEL PSICÓLOGO EN EL CONTEXTO 
DE FIRA 
 
La intervención del psicólogo en FIRA se ha dado principalmente en tres áreas: en 
Recursos Humanos, particularmente en reclutamiento y selección del personal de 
la institución; en Capacitación como administrador de los recursos para el 
otorgamiento de la capacitación interna (personal adscrito a la institución) y 
externa (campesinos y técnicos asesores); y en la oficina de Organización y 
Desarrollo Rural, en donde su intervención se ha dado básicamente en la 
capacitación práctica hacia los productores acreditados por FIRA sobre los 
diversos esquemas de integración organizativa y alianzas estratégicas para la 
creación de nuevas empresas, incorporación de las mujeres y jóvenes a la 
economía rural; así como para desarrollar y consolidar las existentes y, de esta 
forma, propiciar la generación y/o mantenimiento del empleo en el sector rural. 
 
3.1 Características y Finalidades de FIRA 
 
FIRA es una entidad financiera y de apoyo técnico formada por un conjunto de 
fideicomisos del Gobierno Federal que es administrada por el Banco de México y 
cuyas siglas significan Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura. El 
objetivo de FIRA es inducir (con la participación de la banca y de otros 
intermediarios financieros) una mayor inversión productiva, rentable y sostenible, 
mediante la canalización eficiente y oportuna de créditos, garantías, capacitación, 
asistencia técnica y transferencia de tecnología a los sectores agropecuario, rural 
y pesquero del país. 
 
Como dependencia del Gobierno Federal, FIRA funciona de acuerdo con la 
política nacional de desarrollo, para propiciar, mediante un enfoque integral de 
fomento, una mayor productividad, rentabilidad y competitividad de las empresas 
apoyadas. 
24 
 
Los Fideicomisos que integran FIRA son el Fondo de Garantía y Fomento para la 
Agricultura, Ganadería y Avicultura (FONDO), constituido en 1954 y opera el 
programa de apoyos en tasa de interés, principalmente para créditos de avío 
agropecuarios; el Fondo Especial para Financiamientos Agropecuarios (FEFA), 
constituido en 1965, que opera el programa de apoyos en tasa de interés, 
principalmente para créditos refaccionarios agropecuarios y el programa de 
Capacitación Empresarial y Transferencia de Tecnología; el Fondo Especial de 
Asistencia Técnica y Garantía para Créditos Agropecuarios (FEGA), constituido en 
1972, que opera los programas de apoyo para la expansión de estructuras de 
promoción de negocios con FIRA, apoyos para la formación de sujetos de crédito, 
Servicios de Asistencia Técnica Integral-SATI, fortalecimiento de competencias a 
empresas, organizaciones económicas y empresasde servicios especializados, y 
apoyo a las primas del servicio de garantía para productores de menor desarrollo 
relativo en créditos refaccionarios; y el Fondo de Garantía y Fomento para las 
Actividades Pesqueras (FOPESCA), constituido en 1988, que opera el programa 
de apoyos en tasa de interés, para créditos de avío y refaccionarios en el sector 
pesquero. 
 
Estos Fideicomisos forman parte del Sistema Bancario Mexicano y operan en 
segundo piso por conducto de las Instituciones Financieras que estén autorizadas 
para operar con FIRA, las cuales pueden otorgar créditos directamente al 
beneficiario final, o bien a otro intermediario para que éste los haga llegar a los 
acreditados finales. Asimismo, FIRA otorga apoyos a productores, organizaciones 
económicas, intermediarios financieros o empresas de servicios especializados 
para actividades de capacitación, asistencia técnica, transferencia de tecnología y 
consultoría. 
25 
 
Estos fideicomisos tienen como órgano de Gobierno a un Comité Técnico, 
integrados por representantes de diversas dependencias del Gobierno Federal, de 
la banca comercial y de organizaciones de productores, que determinan la política 
institucional de apoyo crediticio y técnico, así como los lineamientos y estrategias 
de operación y aprueban los créditos de mayor cuantía. La autoridad máxima de 
FIRA lo constituye un Director General y delegado fiduciario, quien recibe la 
orientación y apoyo del Comité Técnico. 
 
Al interior del país, FIRA cuenta con 200 Agencias, las cuales son consideradas 
las células operativas de la institución; 31 Residencias Estatales, una en cada 
Estado; cinco Direcciones Regionales ubicadas en cada una de las cinco regiones 
en las que se divide el país (norte, noroeste, occidente, sur y sureste); cada una 
de las cuales administra aproximadamente a seis Residencias Estatales de la 
región en particular; una oficina de representación en el D.F.; y la Oficina Central, 
con sede en la ciudad de Morelia, Mich. 
 
FIRA canaliza tanto recursos financieros nacionales como los provenientes de 
organismos internacionales. Los nacionales tienen su origen en las 
recuperaciones de cartera, redescuento en el Banco de México, aportaciones del 
Gobierno Federal al patrimonio, y productos de operaciones propias de los 
fideicomisos que constituyen FIRA. Los internacionales provienen de préstamos 
del Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo y de otras instituciones de 
crédito. 
 
Los acreditados elegibles para recibir apoyos de FIRA, son las personas físicas o 
morales constituidas en cualquiera de las diferentes figuras organizativas de 
conformidad con las leyes mexicanas dedicadas a las actividades de la producción 
primaria, agroindustrial y de comercialización de los sectores agropecuario, 
forestal y pesquero, para lo cual tendrán que reunir los requisitos definidos por 
FIRA, o bien por el intermediario financiero acreditante para beneficiarse y 
obligarse por el crédito. 
26 
 
Para fines de estratificación, los acreditados finales se clasifican por su nivel de 
ingresos, de la siguiente manera: 
 
Productores en Desarrollo 1 (PD1): Aquéllos cuyo Ingreso Neto Anual (INA) no 
rebase 3,000 veces el salario mínimo rural diario (vsmrd). Dentro de esta 
clasificación FIRA le da atención prioritaria a los productores con ingresos de 
hasta 1,000 vsmrd (anteriormente llamados Productores de Bajos Ingresos), a los 
que se dirigen los mayores esfuerzos de asistencia técnica y capacitación; así 
como de paquete de servicios integrales de apoyo como crédito contingente y 
garantía parcial para su recuperación; estímulos a la banca, a través del 
reembolso parcial de sus cotos por asistencia operativa suministrada; Servicios de 
Asistencia Técnica Integral, mediante el cual se canalizan estímulos económicos a 
los productores acreditados para que contraten en forma directa asesoría técnica, 
productiva y administrativa; capacitación y demostración de tecnologías 
avanzadas, que contribuyan a ampliar sus conocimientos y la adopción de 
innovaciones que les permitan mejorar la eficiencia de sus empresas. 
 
Productores en Desarrollo 2 (PD2): Aquéllos cuyo Ingreso Neto Anual (INA) 
supera 3,000 vsmrd, los cuales, por su nivel económico ya no requieren de 
servicios integrales de apoyo a las operaciones crediticias. Sin embargo, a través 
de financiamientos con tasas preferenciales pueden continuar sus procesos de 
modernización y alcanzar mayor eficiencia y productividad. En este estrato se 
agrupa a los que anteriormente se les denominó PIM (Productores de Ingresos 
Medios) (entre 1,000 y 3,000 salarios mínimos) y a los OP, Otro tipo de 
Productores (ingresos mayores a 3,000 salarios mínimos). 
 
Agentes Económicos, que pueden ser bancos, empresas o bufetes de bienes y 
servicios, productores agropecuarios individuales u organizados, que contribuyan 
a través de sus servicios de asesoría y bienes tecnológicos al mejoramiento de la 
productividad en el campo. 
 
27 
 
Los créditos que otorga FIRA están destinados básicamente a fomentar la 
producción agropecuaria, forestal y pesquero del país, así como la 
industrialización y comercialización de sus productos. También se destinan a 
estimular la creación y consolidación de agentes económicos que promuevan la 
modernización de los procesos productivos en el campo, de acuerdo con la 
siguiente clasificación: 
 
Habilitación o Avío (corto plazo): Se otorga a las empresas rurales para que 
puedan atender sus necesidades de capital de trabajo en el corto plazo, sin 
exceder de 2 años. 
 
Refaccionario (mediano o largo plazo): Este tipo de crédito se otorga para efectuar 
inversiones fijas. El plazo está en función de la vida útil de la inversión y de la 
capacidad de pago de la empresa financiada, sin exceder de 15 años en proyectos 
forestales o de lenta maduración. El plazo puede extenderse hasta 20 años. 
 
Prendario (corto plazo): Se otorga para facilitar la comercialización de insumos o 
productos, y su plazo puede ser hasta de 6 meses. 
 
Las tasas de interés aplicables dependen del tipo de crédito, del estrato 
socioeconómico e los productores, de la rama de actividad y de la prioridad del 
producto, tomando como referencia la tasa de interés equivalente a la Tasa de 
Interés Interbancario de Equilibrio (TIIE). 
 
Para autorizar un crédito, el productor debe presentar la solicitud de préstamo a 
satisfacción del Banco o del Intermediario Financiero que haya elegido. Este la 
analiza, y si el interesado resulta sujeto de crédito elegible, se procede a formular 
la evaluación del proyecto (técnica y económica), la cual tiene como fin, conocer 
las ventajas que se derivan de la inversión propuesta y determina las condiciones 
técnicas, económicas y financieras con las que se debe contratar el préstamo. 
Esta evaluación la dictamina y autoriza el Banco o FIRA, según las facultades 
28 
 
establecidas. El Banco descuenta el crédito con FIRA y de inmediato lo ministra al 
productor. 
 
Aunado al crédito, FIRA apoya a los productores con servicios complementarios 
como Operaciones y Servicios de Apoyo como servicio de crédito contingente y 
garantía parcial de recuperación a la Banca comercial para respaldar la viabilidad 
de los proyectos de sus acreditados, principalmente de productores en desarrollo 
ubicados en zonas con buen potencial productivo y con expectativas de desarrollo 
económico que carecen de garantías reales suficientes y cuyos proyectos han sido 
dictaminados como viables y rentables; servicio de Estímulo a la Banca (SIEBAN) 
por el otorgamiento de la asistencia técnica, reembolsándole parcialmente el costo 
de la asesoría brindada a productores en desarrollo de menores ingresos; Servicio 
de Asistencia Técnica Integral, contratado directamente por los productores 
acreditados y proporcionado por asesores profesionales independientes y 
despachosmultidisciplinarios; capacitación y actualización técnica para el personal 
de la Banca, Intermediarios Financiero y de otras Instituciones y Dependencias 
relacionadas con el sector; así como productores acreditados con recursos de sus 
programas; y establecimiento de Centros de Demostración y Adiestramiento en 
técnicas agropecuarias, agroindustriales y pesqueras, aplicables a sus programas 
para el desarrollo y transferencia de tecnologías avanzadas, relacionadas con las 
actividades productivas prioritarias. 
 
 
3.2 El Rol del Psicólogo en FIRA 
 
En la década de los 80s y hasta 1999 la administración y operativa de FIRA estuvo 
en su mayoría a cargo de ingenieros agrónomos, principalmente egresados de la 
Universidad Autónoma Chapingo. Este gremio ostentó los puestos más 
estratégicos de la Institución: Dirección General, Direcciones de área, 
Subdirecciones y Jefaturas de Departamento, con excepción de las Direcciones de 
Finanzas, Administración y Contabilidad. En las oficinas foráneas tenían a su 
29 
 
cargo la titularidad de todas y cada una de las representaciones regionales, 
estatales y agencias. 
 
La titularidad no sólo era de las áreas técnicas, sino también de las de carácter 
humanístico y administrativo como Capacitación al Personal, Recursos Humanos, 
Reclutamiento y Selección, entre otras. En esa época, la plantilla de personal a 
nivel nacional oscilaba entre los 1600 empleados, entre personal técnico y 
administrativos. De ese total, sólo laboraban en la Institución seis psicólogos, 
todos en Oficina Central, de acuerdo con lo siguiente: 
 
 
UNIDAD ADMINISTRATIVA 
NÚM. DE 
PSICÓLOGOS 
FUNCIÓN 
División de Especialización 
Técnica y Capacitación 
Campesina 
3 Planear y aplicar los programas de capacitación al 
personal y a los productores beneficiados, 
considerando la detección de necesidades y su 
alineación a los planes estratégicos 
institucionales. 
Departamento de 
Reclutamiento y Selección 
2 En esta área laboraban dos psicólogas, una 
como Jefa del Departamento, y la otra como 
Analista, quienes tenían a su cargo la aplicación 
de políticas, estrategias, normas y procedimientos 
para el reclutamiento, selección y contratación del 
personal para la Institución. 
División de Organización y 
Desarrollo Rural 
1 Diseño de programas de capacitación con la 
finalidad de integrar a los productores de bajos 
ingresos en los diferentes esquemas organizativos 
e inducirlos a prácticas productivas con mayor 
sentido empresarial; así como diseñar y coordinar 
los diversos programas de capacitación para el 
otorgamiento de la asistencia técnica integral a los 
productores de bajos ingresos. 
 
A partir de 1999, FIRA experimentó una serie de cambios, reorientado sus 
políticas de apoyo al campo con un sentido más empresarial. Por tal motivo se dio 
una mayor apertura a la participación de profesionistas de diferentes disciplinas, 
quedando en su minoría los de formación agronómica; sobre todo en Oficina 
Central, en donde el nuevo Director General era abogado, las Direcciones de 
Área, Subdirecciones y Jefaturas de Departamento fueron ocupadas por 
30 
 
economistas, licenciados en administración de empresas, comunicadores y 
psicólogos, entre otros. Las jefaturas de las áreas técnicas, así como las 
representaciones regionales, estatales y agencias continuaron a cargo de 
ingenieros agrónomos. 
 
En esa etapa se dio mayor reconocimiento a la participación de los psicólogos, ya 
que por primera vez en la historia de FIRA estos profesionistas ocuparon puestos 
estratégicos como la Dirección de Administración, las jefaturas de los 
Departamentos de Capacitación al Personal y de Evaluación del Desempeño. Los 
psicólogos que tenían el puesto de Analistas, los ascendieron a Especialistas, 
quienes, aparte de mejorar sus ingresos, contaban con mayores posibilidades de 
tener la titularidad de jefaturas de mandos medios y mandos altos; opción que en 
la administración anterior era casi imposible lograr. 
 
Sin embargo, en esta administración se dieron cambios muy drásticos como la 
desaparición de la División de Organización y Desarrollo Rural, creándose en su 
lugar la Subdirección de Capacitación Empresarial, en donde sólo se llevaba a 
cabo el otorgamiento, control y seguimiento de los recursos orientados a la 
capacitación rural (a técnicos y productores). La persona encargada de realizar 
esta actividad era una psicóloga que colaboraba en la desaparecida División de 
Organización y Desarrollo Rural, ahora con el puesto de Especialista, cuya 
principal función era el establecimiento de procedimientos para el trámite y 
otorgamiento de subsidios orientados al servicio de capacitación empresarial, con 
la finalidad de lograr la uniformidad y agilización en la canalización oportuna de los 
recursos a los productores de los diferentes estratos apoyados por FIRA, así como 
el establecimiento de procedimientos para lograr la sinergia de las diferentes 
instituciones del sector en apoyo a la capacitación rural. 
 
31 
 
4 LA INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA EN LA 
CAPACITACIÓN RURAL 
 
 
El presente trabajo se realizó en la Oficina Central de FIRA, en dos etapas: La 
primera de 1984 a 1999 en la entonces División de Organización de Productores, 
y la segunda de 1999 a 2004 en la Subdirección de Capacitación Empresarial, 
ambas con sede en la Ciudad de Morelia, Mich., con domicilio en Km 8 Antigua 
Carretera a Pátzcuaro; y está fundamentado en la práctica profesional que se 
realizó en los diferentes programas de capacitación impulsados por FIRA para 
apoyar a los productores rurales estratificados en la Institución como de bajos 
ingresos, y a los técnicos encargados de su atención (asesores externos y del 
propio FIRA). 
 
La intervención profesional en FIRA durante la primera etapa se desarrolló en un 
contexto caracterizado por un apoyo total a los productores de bajos ingresos. Con 
la creación en FIRA del tercer fideicomiso en 1972, denominado Fondo Especial 
de Asistencia Técnica y Garantía para Créditos Agropecuarios (FEGA), se impulsó 
de manera importante el acceso de los productores de menor desarrollo relativo al 
crédito institucional. Sin embargo, fue hasta 1982 con el nombramiento en FIRA 
de un nuevo director, ingeniero agrónomo de extracción campesina, cuando se 
creó de manera oficial el Programa de Productores de Bajos Ingresos (PBI). Para 
impulsarlo, el nuevo titular conformó un equipo multidisciplinario, integrado por 
ingenieros agrónomos con especialidad en sociología rural, antropólogos, 
sociólogos, y por primera vez, una psicóloga. Este equipo, poco a poco gozó de 
gran prestigio dentro y fuera de la institución por su inclinación social. 
 
Una de las primeras actividades que le encomendaron a la psicóloga fue el diseño 
y ejecución de programas de capacitación para los productores de bajos ingresos, 
así como para los técnicos de la institución y del Programa de Asesores Externos 
32 
 
(PAE)1, encargados de apoyarlos. Aunque estos programas estaban orientados a 
la integración de los productores en organizaciones económicas legalmente 
constituidas para que pudieran acceder a los servicios financieros y tecnológicos 
de la Institución, con la intervención de la psicóloga se incluyeron temas como 
motivación, autoestima, comunicación, entrenamiento asertivo, liderazgo, 
cohesión, conciencia de pertenencia, autogestión, solidaridad, etc. Además, se 
fomentaba el desarrollo de las capacidades individuales y sociales de los 
productores, auxiliándoles en el desarrollo de aptitudes y habilidades con 
propósitos empresariales y comunitarios, con especial énfasis en la incorporación 
de las mujeres y jóvenes rurales a la economía del campo, y de esta forma 
propiciar la generación y/o mantenimiento del empleo en el sector rural. 
 
La capacitación para los técnicos contemplaba la caracterización de los 
Productores de Bajos Ingresos deacuerdo con FIRA, la estrategia socio-
organizativa institucional; así como los requisitos y procedimientos para la 
constitución legal de las organizaciones, de acuerdo con las leyes vigentes. Incluía 
también un módulo sobre los Métodos y Planificación de la Asistencia Técnica 
Integral, el cual contemplaba una serie de técnicas y herramientas de 
comunicación utilizadas por los técnicos en el otorgamiento de la asistencia 
técnica. 
 
Otra de las aportaciones de la psicóloga fue la adaptación de dinámicas grupales 
en la capacitación rural, como la de los “cuadrados”, las cuales se utilizaban para 
propiciar la reflexión, el análisis, el cambio de actitudes de los productores y 
técnicos; identificando y/o reforzando actitudes en los participantes para el logro 
de los objetivos, tanto a nivel individual como grupal. 
 
 
1Programa mediante el cual los productores contrataban a sus propios técnicos asesores y FIRA 
les reembolsaba parcialmente su costo, con la finalidad de que a futuro los productores 
incrementaran gradualmente sus aportaciones, hasta que pudieran cubrirlo en su totalidad. 
 
33 
 
En 1999 FIRA cambió radicalmente su política de apoyo al sector rural. Su 
prioridad ya no eran los productores de bajos ingresos, sino los grandes 
corporativos agroindustriales. Por tal motivo, al realizar la reestructura institucional 
quitó del organigrama a la División de Organización de Productores, área 
encargada de atender a este estrato de productores, y con ella al personal 
encargado de su ejecución. Por tal motivo, con la entrada de esta nueva 
administración se dio fin al Programa PBI que tanto prestigio le había dado a FIRA 
dentro y fuera del país. 
 
Para impulsar esta nueva política institucional, FIRA utilizó como uno de los 
instrumentos más importantes, la capacitación a los productores y técnicos, por lo 
que creó la Subdirección de Capacitación Empresarial. Esta nueva área tenía 
como principal función orientar los servicios de capacitación para formar a los 
productores como proveedores de bienes y servicios de las agroindustrias. Dada 
su experiencia de trabajo en el área extinta, la psicóloga fue adscrita como 
Especialista a esta nueva área, a quien se le encomendó impulsar y atender dos 
de los programas más importantes de la Institución: el de los Jóvenes 
Emprendedores y el de la Mujer Rural. En ambos programas se buscaba fortalecer 
los conocimientos, habilidades y actitudes empresariales de los productores para 
que accedieran en forma ordenada y gradual a las oportunidades de empleo, 
ingreso y bienestar social. 
 
Aunque esta nueva área realizó importantes acciones de apoyo a los productores 
de bajos ingresos, a través del programa de jóvenes y de la mujer rural, la nueva 
política de apoyo al campo institucional ya no tenía como prioridad apoyar a este 
estrato de productores. Sin embargo las reglas de operación de FIRA, como 
institución de fomento y desarrollo, la obligaban a hacerlo; por lo que la institución 
se enfrentó a un problema, con la reestructura no sólo se desintegró el equipo de 
técnicos encargados de su operación en Oficina Central, sino que la mayoría de 
los técnicos de las oficinas foráneas encargados del programa PBI, se habían 
34 
 
reubicado en otras áreas de la estructura, incluso muchos de ellos ya no 
colaboraban en la institución. 
 
Ante esta situación, en la recién creada Subdirección de Capacitación 
Empresarial, la psicóloga y un grupo de técnicos impulsaron la estrategia, 
denominada “Apertura de Líneas de Capacitación”, la cual consistía en autorizar 
de manera anualizada recursos de capacitación a instituciones o dependencias de 
reconocido prestigio en el sector para que en nombre y representación de FIRA se 
formara y capacitara, con criterios empresariales, a los productores acreditados o 
por acreditarse; con especial énfasis a los de menor desarrollo. Con esta 
estrategia los recursos de capacitación podían llegar a un mayor número de 
productores, en donde, además de atender los programas, tanto de Jóvenes 
Emprendedores como el de la Mujer Rural, se atendiera de manera masiva a los 
productores de bajos ingresos, quienes con la desaparición del programa dejaron 
de atenderse. 
 
Con la finalidad de delegar a cada oficina foránea la ejecución de esta estrategia 
de masificación del servicio de capacitación, se encomendó a la psicóloga 
elaborar el manual donde se especificaran los pasos a seguir para la apertura de 
línea de recursos, al cual se le denominó “Procedimiento para el Trámite y 
Otorgamiento de Subsidios Orientados al Servicio de Capacitación Empresarial”. 
 
Con la intención de continuar apoyando a los productores de bajos ingresos, a 
través de la apertura de líneas de capacitación, la psicóloga impulsó el programa 
de Pedagogía Masiva Multimedial, que se refería a una propuesta de 
capacitación, basada en el modelo teórico de la comunicación para el desarrollo 
rural avalada por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la 
Alimentación (FAO), la cual retoma la experiencia y conocimientos de campesinos, 
productores y profesionales y adapta los mensajes para su uso pedagógico, 
utilizando diferentes medios para la transmisión de contenidos (video, cuadernillo 
del participante y la guía del facilitador). 
35 
 
Dentro de los diversos trabajos que se realizaron en FIRA bajo esta metodología, 
la psicóloga colaboró directamente en la elaboración del Paquete Pedagógico 
Multimedial de Riego por Goteo (anexo 1), el cual se realizó en el marco de un 
convenio de cooperación interinstitucional suscrito entre la FAO, el Instituto 
Mexicano de Educación para el Desarrollo Rural (IMEDER), la Asociación 
Nacional de Usuarios de Sistemas de Riego (ANUR) y FIRA. 
 
Cabe señalar que como reconocimiento a la contribución de la psicóloga en esta 
propuesta metodológica multimedial, así como en el diseño y ejecución del 
“Procedimiento para el trámite y otorgamiento de subsidios orientados al servicio 
de capacitación empresarial”, los cuales impactaron favorablemente en apoyo de 
los productores de bajos ingresos, le otorgó un bono del desempeño en 
diciembre de 2002 (anexo 2). 
 
4.1 Capacitación a Productores de Bajos Ingresos (PBI) 
 
Por las características de los recursos físicos y humanos de este estrato de 
productores rurales (escasa infraestructura, poco o nulo uso de tecnologías 
productivas e informativas modernas, bajo nivel educativo, falta de cultura 
asociativa, falta de capital, poco o nulo control del mercado), la capacitación hacia 
la organización de los productores en sus diversas formas de integración, así 
como la asistencia técnica integral, representaron en FIRA los principales 
instrumentos para hacerles llegar a los PBI los servicios y apoyos necesarios para 
lograr que sus empresas alcanzaran la rentabilidad y sustentabilidad demandada 
por los mercados, tanto nacionales como internacionales. 
 
Por tal motivo, la División de Organización de Productores, área encargada de la 
operativa del Programa PBI, reorientó sus actividades hacia un enfoque más 
social y menos técnico; por lo que se vio en la necesidad de reforzar su plantilla de 
personal, el cual estaba conformada en su mayoría por ingenieros agrónomo; 
integrando a su equipo a un sociólogo y a mí como psicóloga, asignándome como 
36 
 
función principal coordinar a nivel nacional el programa de capacitación a los 
Productores de Bajos Ingresos. 
 
La capacitación rural que se realizó en esta área fue en tres vertientes: 1) Hacia 
los productores de bajos ingresos; 2) hacia los técnicos de la propia institución 
encargados del programa PBI (llamados jefes de programa en desarrollo social 
empresarial, ubicados en cada Residencia Estatal), y 3) hacia los técnicos del 
Programa de Asesores Externos (PAE), los cuales, através de un proceso de 
selección y capacitación, FIRA les asigna una clave de habilitación, con la que 
podrían recibir reembolsos hasta por el 80% de los servicios de asistencia técnica 
y capacitación otorgados a los productores de bajos ingresos. Quienes, a su vez, 
tenían la obligación de cubrir como aportación el 20% restante. 
 
La capacitación hacia este estrato de productores se orientó principalmente para 
que se integraran en organizaciones económicas legalmente constituidas de 
acuerdo con las leyes vigentes como Sociedades de Producción Rural, Uniones 
de Crédito, etc., requisito indispensable para que pudieran acceder a los servicios 
financieros y tecnológicos que FIRA otorga, tales como subsidios a las tasas de 
crédito, asistencia técnica productiva y tecnológica, capacitación en aspectos 
jurídicos, administrativo-contable, entre otros. 
 
Una vez constituidos en las figuras jurídicas correspondientes, la capacitación se 
orientaba a la inducción de los productores para que integraran en sus empresas 
hacia los diferentes esquemas de integración organizativa como los FINCAS, 
herramienta de fomento y movilización de recursos financieros y no financieros 
para el sector rural; Sociedades de Ahorro y Préstamo (SAP), alternativa para 
canalizar el financiamiento rural en forma eficiente, oportuna y de acuerdo con las 
necesidades y potencial de los recursos de sus asociados; Agroasociaciones 
Empresariales, esquema de asociación agroempresarial y complementariedad 
entre empresarios y productores, induciendo la transferencia de capitales y 
37 
 
tecnologías modernas al campo; así como el establecimiento de sistemas 
administrativos computarizados en las empresa PBI. 
 
A través de la capacitación, se incorporaron las mujeres y jóvenes rurales del 
estrato PBI en proyectos viables y rentables, con la finalidad de abatir o disminuir 
en lo posible las consecuencias del fenómeno de migración que vive este 
segmento de la población. 
 
4.2 Programa de Productores de Bajos Ingresos (PBI) 
 
Dentro de las acciones desarrolladas por el gobierno mexicano a través de FIRA, 
para otorgar apoyo financiero y técnico a los productores agropecuarios, destaca 
por su importancia el Programa de Productores de Bajos Ingresos (PBI), creado 
para atender al sector social rural con menor desarrollo relativo del país. 
 
Participan en este programa productores cuyo ingreso neto anual no sea mayor a 
1,000 veces el salario mínimo diario de la zona en donde se ubican sus proyectos 
productivos. Los productores de Ingresos Medios (PIM) entre 1,000 y 3,000 
salarios mínimos y los Otro Tipo de Productores (OP), ingresos mayores a 3,000 
salarios mínimos. En 1991 esta estratificación se cambió a Productores en 
Desarrollo 1 (PD1), Productores en Desarrollo 2 (PD2) y Productores en 
Desarrollo 3 (PD3), respectivamente. Además de esta estratificación por nivel de 
ingresos, FIRA caracterizó a los PBI como aquellos productores con carencia o 
escasez de tierra, falta de garantías para respaldar los financiamientos, escasa 
infraestructura, recursos limitados y/o de mala calidad, bajo uso de tecnología 
moderna, bajo nivel educativo, falta de experiencia socio-organizativa, productiva, 
administrativo-contable y de administración del riesgo; falta de capital, escaso 
conocimiento del mercado y de la economía. 
 
Cabe destacar que la categoría de productores de bajos ingresos siempre estuvo 
presente en la historia de FIRA, no obstante, la estratificación de productores por 
38 
 
nivel de ingreso surgió en 1972 con la creación del tercero de los cuatros 
fideicomisos que integran FIRA, llamado Fondo Especial de Asistencia Técnica y 
Garantía para Créditos Agropecuarios (FEGA), lo que representó entrar de lleno al 
otorgamiento de garantías y promover, de manera intensiva, la asistencia técnica y 
capacitación a este estrato de productores. En 1973, el 80 por ciento de los 
productores acreditados correspondió al Programa de Productores de Bajos 
Ingresos2 
 
Aun y cuando el programa PBI se inició en los años setentas, fue durante el 
período de 1983 a 1991 donde FIRA incrementó los apoyos hacia el desarrollo del 
sector ejidal y a los pequeños productores, en donde se logró conjugar el crédito 
de una banca estatizada con la actividad de FIRA. Esta estrategia tuvo un 
inesperado resultado positivo en el sector rural, ya que permitió que muchos 
ejidatarios y pequeños productores se capitalizaran, justo antes de que se 
retiraran los apoyos gubernamentales. 
 
El Programa PBI contemplaba toda una serie de apoyos y estrategias como tasas 
de interés preferencial y años de gracia para el pago de los préstamos; plazos de 
amortización hasta de quince años acorde con la productividad de las empresas; 
garantía a la banca para la recuperación parcial de los créditos otorgados a los 
PBI; reembolso parcial de los costos directos de la asistencia técnica contratada 
directamente con despachos multidisciplinarios o asesores especializados, 
orientada principalmente a la adopción de innovaciones tecnológicas y en la 
implementación de sistemas administrativo-contables; estímulos financieros a los 
bancos participantes al realizar operaciones de financiamientos pequeños, como 
era el caso de los PBI. Asimismo, contemplaba la promoción y apoyo para la 
participación de los PBI en eventos de capacitación y adiestramiento con el 
propósito de lograr la transferencia de tecnologías en la mejora de sus procesos 
productivos, administrativos, organizativos y de comercialización. 
 
 
2
 FIRA a Cincuenta Años de su Creación, 2004. 
39 
 
Con la finalidad de lograr una mayor participación de los PBI en proyectos 
productivos rentables y sustentables, FIRA centraba sus acciones principalmente 
en los aspectos socio-organizativos. Para ello integró en la Oficina Central un 
equipo multidisciplinario, en donde, aparte de los ingenieros agrónomos, por 
primera vez participaban profesionistas con disciplinas sociales y humanísticas, 
como la sociología, psicología y antropología. Gracias a la participación de este 
tipo de profesionistas, la atención a los productores de bajos ingresos dejó de ser 
meramente técnica, impulsando el Programa para Productores de Bajos Ingresos 
con un enfoque social. 
 
Este enfoque contempló la promoción, capacitación y asesoría de una serie de 
instrumentos de integración socio-organizativa, a través de los cuales se promovía 
la autonomía y autogestión de las empresas PBI, en donde se les transfirió a los 
productores las funciones para el manejo de su propio empresa, reforzando en 
ellos su capacidad de gestión, de liderazgo, administración y manejo del crédito, 
del seguro, de la administración, de los cambios tecnológicos y de otros servicios y 
apoyos. 
 
Entre los instrumentos socio-organizativos que se impulsaron, resaltan los 
FINCAS, herramienta de fomento al ahorro y protección de bienes de los 
productores; las Uniones de Crédito, han sido una reconocida fuente para la 
movilización de recursos financieros y no financieros hacia el sector de pequeños 
productores, ganaderos, artesanos, comerciantes y grupos de mujeres, en donde, 
los PBI tenìan grandes perspectivas de participación. Las SAP, son una 
importante alternativa financiera para desarrollar sistemas de ahorro en las 
poblaciones rurales y canalizar el financiamiento rural en forma eficiente y 
oportuna. Por su parte, las Empresas Agrocomercializadoras, permiten a los PBI 
participar en procesos de transformación y comercialización de insumos, 
productos y servicios, generando economías de escala, al concentrar mayores 
volúmenes para la compra-venta, lo que se traducía en mejor calidad, mayores 
40 
 
oportunidades, fomento del ahorro, y en consecuencia, incremento en sus 
utilidades. 
 
En complemento a las acciones de apoyo a

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