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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES ZARAGOZA 
 PSICOLOGÍA 
 
 
LA PARTICIPACIÓN DE LOS MINISTERIOS PÚBLICOS EN EL 
ACCESO A LA JUSTICIA DE MUJERES QUE VIVEN EN SITUACIÓN 
DE VIOLENCIA 
 
TESIS 
QUE PARA OBTENER EL GRADO DE 
LICENCIADA EN PSICOLOGÍA 
P R E S E N T A 
 
JESSICA GABRIELA GUTIÉRREZ GÓMEZ 
 Jurado del Examen 
Tutora: Dra. Ana María Rosado Castillo 
Comité: Mtra. Azucena Ojeda Sánchez 
Mtro. Samuel Ramírez Morales 
Mtra. Otilia Aurora Ramírez Arellano 
Dra. Elsa Guevara Ruiseñor 
 
 
 
México, DF. Abril 2010 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
Restricciones de uso 
 
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PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL 
 
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mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
AGRADEZO… 
 
 
 
 
A todas las mujeres que me anteceden y que lucharon 
 para que yo pudiera estudiar una carrera universitaria. 
 
 
 
A mi madre de mirada hermosa y comprensiva 
por su cariño, apertura y escucha. 
 
 
 
 
A mis madres simbólicas que han representado una 
influencia ineludible en mi vida personal y profesional. 
 
 
 
 
 
A mis maravillosos amig@s (la lista sería muy larga pero espero 
que tod@s se sientan aludid@s) que me han acompañado en los 
momentos de desesperación, impaciencia y felicidad. 
 
 
 
 
A mi tutora, maravillosa persona siempre dispuesta a 
compartir sus conocimientos. 
 
 
 
 
 
A los sinodales sin cuya lectura y retroalimentación 
No habría podidito concluir esta investigación. 
 
 
 
 
 
 
 
Gracias a tod@s y cada un@ de ustedes 
 
 
 
 
 
2
ANTE LA LEY 
 Ante la ley hay un guardián. Un campesino se presenta frente a este guardián, y solicita 
que le permita entrar en la Ley. Pero el guardián contesta que por ahora no puede dejarlo 
entrar. El hombre reflexiona y pregunta si más tarde lo dejarán entrar. 
-Tal vez -dice el centinela- pero no por ahora. 
La puerta que da a la Ley está abierta, como de costumbre; cuando el guardián se 
hace a un lado, el hombre se inclina para espiar. El guardián lo ve, se sonríe y le dice: 
-Si tu deseo es tan grande haz la prueba de entrar a pesar de mi prohibición. Pero 
recuerda que soy poderoso. Y sólo soy el último de los guardianes. Entre salón y salón también 
hay guardianes, cada uno más poderoso que el otro. Ya el tercer guardián es tan terrible que 
no puedo mirarlo siquiera. 
El campesino no había previsto estas dificultades; la Ley debería ser siempre accesible 
para todos, piensa, pero al fijarse en el guardián, con su abrigo de pieles, su nariz grande y 
aguileña, su barba negra de tártaro, rala y negra, decide que le conviene mas esperar. El 
guardián le da un escabel y le permite sentarse a un costado de la puerta. 
Allí espera días y años. Intenta infinitas veces entrar y fatiga al guardián con sus súplicas. 
Con frecuencia el guardián conversa brevemente con él, le hace preguntas sobre su país y 
sobre muchas otras cosas; pero son preguntas indiferentes, como las de los grandes señores, y, 
finalmente siempre le repite que no puede dejarlo entrar. El hombre, que se ha provisto de 
muchas cosas para el viaje, sacrifica todo, por valioso que sea para sobornar al guardián. Este 
acepta todo, en efecto, pero le dice: 
-Lo acepto para que no creas que has omitido ningún esfuerzo. 
Durante esos largos años, el hombre observa casi continuamente al guardián: se olvida 
de los otros y le parece que éste es el único obstáculo que lo separa de la Ley. Maldice su mala 
suerte, durante los primeros años audazmente y en voz alta; más tarde, a medida que 
envejece, sólo murmura para si . Retorna a la infancia, y como en su cuidadosa y larga 
contemplación del guardián ha llegado a conocer hasta las pulgas de su cuello de piel, 
también suplica a las pulgas que lo ayuden y convenzan al guardián. Finalmente, su vista se 
debilita, y ya no sabe si realmente hay menos luz, o si sólo lo engañan sus ojos. Pero en medio 
de la oscuridad distingue un resplandor, que surge inextinguible de la puerta de la Ley. Ya le 
queda poco tiempo de vida. Antes de morir, todas las experiencias de esos largos años se 
confunden en su mente en una sola pregunta, que hasta ahora no ha formulado. Hace señas al 
guardián para que se acerque, ya que el rigor de la muerte comienza a endurecer su cuerpo. El 
guardián se ve obligado a agacharse mucho para hablar con él, porque la disparidad de 
estaturas entre ambos ha aumentado bastante con el tiempo, para desmedro del campesino. 
-¿Qué quieres saber ahora?-pregunta el guardián-. Eres insaciable. 
-Todos se esfuerzan por llegar a la Ley-dice el hombre-; ¿cómo es posible entonces que 
durante tantos años nadie más que yo pretendiera entrar? 
El guardián comprende que el hombre está por morir, y para que sus desfallecientes 
sentidos perciban sus palabras, le dice junto al oído con voz atronadora: 
-Nadie podía pretenderlo porque esta entrada era solamente para tí. Ahora voy a 
cerrarla. 
FRANZ KAFKA 
 
 
 
3
INDICE 
 
 
 
 
 
Resumen 5 
 
Introducción 6 
 
1. La relevancia del acceso a la justicia para las mujeres 12 
 
2. La interpretación de la realidad de los ministerios públicos 16 
3. Género 23 
 3.1 ¿Qué es el género? 23 
 3.2 Identidad de género 25 
La esencialización de los sexos: masculinidad y feminidad 29 
 3.4 Consecuencias de vivir conforme a un rol establecido 
 3.4.1 Salud física y emocional 32 
 3.4.2 Relaciones sociales 33 
3.4.3 Ámbito laboral 34 
 3.5 Relación entre género y procuración de justicia 38 
4. Violencia 41 
4.1.1 Tipos de Violencia 45 
4.2 Contexto Internacional de la Violencia 50 
4.3 Contexto Nacional de la Violencia 53 
4.4 Factores de Riesgo de la violencia contra las mujeres 57 
4.4.1 Factores de riesgo Estructurales 57 
4.4.2 Factores de Riesgo que considera El Modelo Ecológico 60 
4.5 Consecuencias de la Violencia 64 
4.6 Costos de la Violencia 66 
4.7 Mitos respecto a las mujeres que viven en situación de violencia 69 
4.8 Factores que favorecen el silencio 71 
 
 
 
4
4.9 Inhabilidad o Desesperanza Aprendida 72 
4.10 Acciones nacionales e internacionales implementadas para intentar 
frenar la violencia 76 
4.11 Mecanismos legales en México para combatir la violencia 80 
5. Ruta Crítica 82 
6. Procuración de Justicia 85 
6.1 Conciliación como solución a la violencia familiar 87 
6.2 Mujeres en situación de violencia y denuncia 89 
6.3 Funciones del Ministerio Público 95 
7. Consecuencias de trabajar con víctimas de violencia 99 
8. Conclusiones 107 
9. Bibliografía 113 
10. Anexos 
 10.1Guia de entrevista semi-estructurada 121 
10.2 Etapas de la averiguación Previa 123 
 10.3 Datos Socioeconómicos de MP y OS 124 
 10.4 Sistematización general de las entrevistas 125 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
5
 
 
Resumen 
 
El objetivo de esta investigación fue conocer cómo las percepciones, creencias, 
prejuicios, estereotipos de génerode los Ministerios Públicos intervienen en la toma 
de decisiones para hacer efectivo el acceso a la justicia de mujeres que viven en 
situación de violencia y observar de qué manera estos factores obstaculizan una 
intervención eficaz, eficiente y objetiva en su labor profesional. Para ello se utilizó la 
metodología cualitativa a través de dos técnicas: entrevistas abiertas, aplicadas a 
abogadas del Instituto de las Mujeres para saber que les refieren sus usuarias sobre 
el trato que reciben cuando son canalizadas a las agencias del MP, así como sobre 
su experiencia con los ministerios públicos en los cursos de capacitación que les han 
brindado. En un segundo momento se realizaron entrevistas semi-estructuradas, 
aplicadas a ministerios públicos de una agencia general de la Procuraduría General 
de Justicia en una delegación del DF. Dicha información podrá ser de utilidad para 
implementar acciones futuras que tomen en cuenta las percepciones de estos 
servidores públicos que permita promover un mayor acceso a la justicia de dichas 
mujeres. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
6
INTRODUCCIÓN 
A lo largo de la experiencia que tuve en el Instituto de las Mujeres del DF, en el 
área de Desarrollo Personal y Colectivo donde se brinda -entre otras cosas- asesoría 
psicológica, observé que uno de los principales motivos de asesoría por el que 
acudían las mujeres, era la violencia familiar. De todas las mujeres que acuden son 
pocas las que deciden acercarse a las instancias correspondientes para realizar los 
procedimientos conducentes de denuncia, y esto es (según lo que ellas mismas 
refieren) ya sea por miedo, desconocimiento de las leyes o porque simplemente no 
conocen sus derechos. 
También observé que cuando deciden levantar una denuncia en el Ministerio 
Público para iniciar una averiguación previa, terminan siendo doblemente violentadas, 
pues sus demandas no son escuchadas, se minimizan sus problemáticas e incluso en 
el peor de los casos se les disuade de hacer el procedimiento correspondiente. Esto 
provoca, por un lado, la desmotivación de las mujeres y el abandono de los 
procedimientos, ocasionando con esto a su vez una impunidad que provoca la 
expansión de dicha problemática social. 
Vale la pena preguntarse ¿Qué pasa con los procuradores de justicia que a 
pesar de recibir formación con respecto a la perspectiva de género y la violencia, 
dicha visión no es puesta en práctica? ¿Podemos pensar que influyen factores más 
importantes que el sólo conocimiento teórico sobre dichos temas, como son: sus 
percepciones, prejuicios, opiniones y creencias con respecto a determinados 
fenómenos socio-culturales? ¿Y si no son estos los obstáculos principales, cuáles 
son? 
Por ello es de suma importancia analizar ¿de qué manera la cultura de género 
se expresa de manera soterrada en cómo perciben el problema y cómo se lo explican 
los MP? Para crear formas más efectivas de intervención. 
 
 
 
7
Es importante mencionar que a partir de la expresión oral, se empieza a crear 
una plataforma para el inicio de un posible cambio en el sujeto, pues el sondear sus 
propias percepciones y que las expresen de forma verbal puede considerarse una 
forma de intervención inicial, puesto que: 
El lenguaje no representa a la realidad sino que la construye, es decir, al 
nombrarla, no sólo la nombramos sino la erigimos, la convocamos a ser a partir 
del lenguaje y por ello, sólo tenemos acceso a una realidad significada; el 
conocimiento es la construcción de sistemas discursivos sobre la realidad 
observada y al conocer nos implicamos desde múltiples determinaciones, 
transformamos la realidad y nos transformamos (Vargas, 2003: 77). 
 
 
El objetivo de esta investigación fue identificar algunos factores subjetivos 
presentes en los ministerios públicos implicados en la forma en la que imparten 
justicia. Es decir, se intentó conocer de qué manera los prejuicios, concepciones 
tradicionales sobre las mujeres, y percepción sobre las causas de la violencia familiar, 
intervienen en sus interpretaciones sobre los hechos que tienen que enfrentar y 
analizar en su labor profesional. Además de que se quiso explorar cómo perciben a la 
institución donde laboran y los sentimientos que les genera el tener un contacto 
directo con la violencia. Con lo antes mencionado se busca obtener mayor información 
sobre los factores que obstaculizan la impartición de justicia. 
Para ello se realizó en una primera fase, un sondeo mediante entrevistas 
abiertas con cinco abogadas del Instituto de las Mujeres DF (Inmujeres de aquí en 
adelante), que llevaran laborando en esa institución por lo menos cinco años y que 
hubieran capacitado a través de cursos o talleres sobre violencia y género a 
servidores públicos, entre ellos jueces y Ministerios Públicos. Tenían que cubrir este 
requisito porque se buscaba conocer su experiencia con los ministerios públicos1, y 
conocer qué les referían las usuarias que canalizaban a las agencias para denunciar 
 
1 A los que les brindan talleres de sensibilización y donde canalizan a algunas de sus usuarias. 
 
 
 
8
casos de violencia familiar, sobre el trato que recibían por parte de los ministerios 
públicos. Esto permitió conocer algunos antecedentes de la forma de actuar de estos 
servidores públicos hacia las mujeres que acuden a presentar una denuncia. Y estos 
datos permitieron justificar de manera más amplia la necesidad de indagar la 
subjetividad de los procuradores de justicia. 
En una segunda fase, se entrevistó mediante entrevistas semi-estructuradas a 
cinco Ministerios Públicos (2 mujeres y 3 hombres) y cinco Oficiales Secretarios (4 
mujeres 1 hombre)2 de una Agencia General de la Procuraduría General de Justicia 
en una delegación del DF donde se presenta uno de los mayores números de 
denuncias por violencia familiar3. El promedio de edad es de 42 años. La mayoría de 
ellos,4 estudió en la UNAM, uno en una universidad privada (Motolinía) y una más una 
carrera técnica de contabilidad en Veracruz. Tienen una antigüedad promedio de 
catorce años y medio laborando en procuración de justicia y actualmente la mitad del 
personal labora en un horario de 48 por 24 horas, el resto trabaja de lunes a viernes 
de 9 a 5pm., independientemente del cargo. En promedio ganan mensualmente 
$16,000.00. 
De los participantes, varios han laborado antes en otras delegaciones, incluso 
durante varios años (siempre relacionado a la procuración de justicia), sin embargo 
hace menos de un año fue cambiado una parte considerable del personal a otras 
agencias y delegaciones, por lo que algunos comentan que donde se encuentran 
ahora (una de las tres delegaciones que reportan mayor número de denuncias 
violencia familiar en el DF) la gente es: 
 
 “como más conflictiva y liosa” (Benito, MP) 
 
2 Al inicio de la investigación se pensaba entrevistar únicamente Ministerios Públicos, sin embargo se decidió 
incluir a los Oficiales Secretarios puesto que ellos también tienen el primer contacto con las víctimas cuando 
llegan a la Agencia del MP. 
3 El responsable de la Agencia pidió que no se mencionara el nombre de la delegación donde se realizó la 
investigación para tener una mayor discrecionalidad. 
4 Ver anexo de datos sociodemográficos de los MP y OS 
 
 
 
9
 
Las entrevistas se llevaron a cabo en su lugar de trabajo, en un espacio cerrado 
prestado por el responsable de la agencia para dicho fin, el cual permitió un clima de 
tranquilidad, confianza y silencio. Se hizo la invitación de manera individual a cada 
servidor/a público y se les explicó que toda la información otorgada durante las 
entrevistas tendría un estricto carácter confidencial. Se les brindó la oportunidad de 
que inventaran un nombre con el que quieran ser identificados/as durante el análisisde los datos. También se les pidió su autorización para audiograbar la conversación y 
se les expresó que una vez utilizada para la captura ésta se desecharía. 
Para llevar a cabo esta investigación se eligió una metodología cualitativa para 
indagar este tema ya que es una herramienta adecuada que permite comprender 
cuestiones subjetivas del comportamiento de los funcionarios públicos, por lo que un 
análisis cuantitativo se quedaría limitado para tal efecto: 
[L]a investigación cualitativa es una fuente para obtener ricas descripciones y 
explicaciones sobre los procesos en contextos locales, narradas en las propias 
palabras de los actores sociales. Dada esta característica, los datos cualitativos 
permiten preservar el ritmo cronológico de los eventos, comprenderlos dentro del 
contexto mismo en el que acontecieron y derivar de ello explicaciones 
fuertemente enraizadas en la realidad socio-cultural que se estudia. En otras 
palabras, la investigación cualitativa permite entender los fenómenos sociales 
desde la perspectiva del actor. (Miles & Huberman, 1994; Taylor & Bogdan, 1992 
en Shrader & Sagot, 1998:7) 
 
Se utilizaron entrevistas semi-estructuradas (ver anexo) que tuvieron como eje 
organizador un guión con el fin de de recabar información de lo general hasta lo 
específico, que implica lo personal lo cual permitió a medida que avanzaba dicha 
entrevista, ir creando un ambiente de confianza. 
Se decidió presentar los resultados intercalados a la par de la teoría pues se 
consideró que para este tipo de investigación permitía hacer el análisis y presentar los 
 
 
 
10
resultados encontrados de manera más clara. Es por ello que las citas textuales de las 
y los entrevistados se presentaran en Arial 11 en letra cursiva para su mejor 
ubicación. 
 
 En los diversos capítulos de este estudio se realiza una revisión teórica breve 
sobre el abordaje que se ha hecho sobre el género y las consecuencias de vivir bajo 
un rol de género tradicional y de qué manera permea la forma en la que se imparte 
justicia, manifestada en las actuaciones de los operadores del sistema legal influidos 
o no por dichos estereotipos. 
En cuanto al análisis conceptual de la violencia se desglosará la información 
sobre la clasificación y descripción de los tipos, cómo se expresa en contextos 
internacionales y nacionales, mencionar cuáles son los factores de riesgo que 
predisponen que para una mujer sea más difícil salir del círculo de violencia, así como 
las consecuencias y costos individuales y sociales de la misma, las creencias sobre el 
porqué una mujer permanece en esa situación y los dispositivos implementados para 
tratar de erradicarla. 
Se expone el papel que juega la procuración de justicia (y en particular la 
función del MP) para obstaculizar o garantizar el acceso a la justicia de las mujeres 
que acuden a denunciar la situación de violencia en la que viven. Se presentan 
algunas de las consecuencias sobre la salud que los propios Ministerios Públicos 
manifiestan producto del estrés ocasionado por brindar atención a cualquier tipo de 
personas que han vivido alguna forma de violencia. En particular a los especialistas y 
profesionales que están en la primera línea5 de atención a mujeres que viven en 
situaciones de violencia, personal que muchas veces no pone mucha atención a su 
autocuidado, pues desconocen cómo repercute la actividad que realizan en su salud. 
 
5 Personas que pese a que no tienen una especialidad para el trabajo con víctimas, están en constante contacto 
con los testimonios de los y las sobrevivientes 
 
 
 
11
Se hace énfasis teórico sobre la importancia que implica el autocuidado y 
mencionar las consecuencias tanto físicas como psíquicas de no tomarlo en cuenta. 
Se describen brevemente las características de algunos trastornos como: Estrés 
crónico, Síndrome de Burnout, Traumatización vicaria, Fatiga por compasión o 
síndrome del cuidador, y Síndrome de Superman. 
De manera que esta síntesis sobre la literatura sirva de preámbulo para poder 
cruzar la información obtenida producto de las 15 entrevistas realizadas y permita 
construir algunas hipótesis que expliquen el objetivo de esta investigación, así como 
poder generar conclusiones y propuestas. 
 
 
 
 
 
 
 
 
12
CAPÍTULO 1. 
 La relevancia del acceso a la justicia para las mujeres 
 
La cantidad de mujeres que acuden a denunciar violencia familiar se ha 
incrementado notablemente en el 2009 a comparación de otros años6, debido 
probablemente al mayor énfasis en las campañas sobre cultura de la denuncia y la 
implementación de programas que difunden por diversas vías los diferentes tipos de 
violencia, así como el llamado que hacen a no permanecer en silencio. Sin embargo, 
no se puede decir cuántos y cuáles son los casos que terminan con una resolución 
que beneficie a la víctima. A esto hay que agregar que existen obstáculos en el 
acceso a la justicia de mujeres, empezando con el personal encargado de levantarles 
la declaración. 
Al respecto Maricela Contreras, presidenta de la Comisión de Equidad y 
Género de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) declaró que: 
 
Cuando las mujeres acuden al Ministerio Público (MP), los funcionarios 
obstaculizan el levantamiento de actas, lo que les impide interponer sus 
denuncias (…) creo que los ministerios públicos y los jueces son conservadores 
y, en ese sentido, la visión que tienen de las mujeres no ha cambiado; quieren 
que sigan cumpliendo con su papel tradicional (González, 2004) 
 
 ¿Podría atribuirse esto a la falta de capacitación o sensibilización por parte de 
los servidores públicos y si no es así entonces a qué? Es en este punto donde radica 
la importancia de investigar qué factores subjetivos obstaculizan la labor de los 
procuradores de justicia o si son lo único que la obstaculiza. 
Cabe mencionar que no existen muchas investigaciones que aborden la 
subjetividad de los procuradores de justicia con miras a una mejor intervención que 
propicie el acceso a la justicia de un sector vulnerable en cuanto a la problemática de 
la violencia, como son las mujeres (evitando desde luego el sentido de victimismo que 
 
6 Como se verificará posteriormente en esta investigación, en el apartado de Violencia. 
 
 
 
13
pueda atribuírsele), sin embargo, es prudente señalar que durante la ponencia 
“Guardianes de justicia. Accesos a la justicia de mujeres en situación de violencia”, 
Saucedo y Huacuz (2007) presentaron los resultados de una investigación etnográfica 
(aun no publicada),7 la cual utilizó la observación participante como técnica para 
vislumbrar los obstáculos que presentaban los ministerios públicos para ejercer 
adecuadamente la norma. 
El equipo de la citada investigación estuvo conformado por siete observadores 
participantes, algunos de ellos miembros de la institución. La conclusión a la que 
llegaron respecto a estos funcionarios públicos fue que existe una gran resistencia a 
romper las formas de autoridad y recibir conocimientos nuevos, esto es, creen saberlo 
ya todo sobre su área, a pesar de que muchos de ellos no estaban especializados en 
delitos sexuales. 
Ese conjunto de datos y observaciones pudieron confirmarse también con el 
testimonio de una abogada entrevistada para este estudio, encargada de brindar 
capacitación acerca de 38 MP y jueces cívicos en el DF, durante 2006 y 2007, al 
referir: 
Sienten que ya saben todo, te minimizan, te niegan la capacidad y 
además eres mujer, “¿qué me puedes enseñar tú que yo no sepa?” 
(Corina, Inmujeres)8 
 
Continuando con los resultados expuestos, las autoras mencionaron que los MP 
tampoco evalúan éticamente los casos y que hay irregularidades en las diligencias, lo 
que obstaculiza el procedimiento, además de que muchos de los MP presentansíndrome de Burnout o desgaste laboral, padecimiento que tiene como componentes 
formales la fatiga emocional, el aplanamiento afectivo (que independientemente de la 
 
7 Realizada en la Fiscalía de Delitos Sexuales de la Procuraduría General de Justicia, durante el Diplomado de 
Especialización en Delitos Sexuales. 
8 Todas las citas textuales de las y los participantes de esta investigación serán resaltadas con letra Arial 11 en 
cursiva para su mejor ubicación en el texto. 
 
 
 
14
narrativa escuchada se pierde la capacidad de manifestar expresividad emocional), el 
cinismo y por tanto la ineficacia.9 
La abogada Martha Figueroa da un ejemplo de las prácticas de los ministerios 
públicos cuando reciben quejas de delitos contra las mujeres, refiriéndose al Estado 
de Chiapas: 
Las regañan, las hacen culpables de la agresión sufrida y muchas veces atenúan 
los delitos por empatía de género con el agresor. De esta manera, casi ninguna 
queja de una mujer que presenta varios golpes y tiene huellas de violencia en el 
cuello o en la cabeza, no obstante la gravedad de las lesiones, es consignada por 
homicidio en grado de tentativa, o agresiones agravadas por el parentesco. Si la 
mujer tiene suerte, su agresor será consignado por lesiones simples y puesto en 
libertad después de unos días (Figueroa, 1998: 113 en Lang, 2003: 87) 
 
 Además se observa un fenómeno de revictimización10 debido a la insensibilidad 
con la que tratan a las afectadas en las instancias legales, y la cantidad de veces que 
las hacen declarar los hechos ante más de un perito. Tampoco existen estadísticas 
claras y confiables sobre el número de denuncias y mucho menos sobre el proceso 
que le sucede. 
 En contraposición a lo anterior, cabe aclarar que si hay mujeres que refieren 
haber tenido una experiencia favorable al momento de declarar frente a algún 
ministerio público, esto sobre todo se presenta en mujeres empoderadas que conocen 
sus derechos y los hacen valer. Las abogadas entrevistadas que refirieron que: 
 Definitivamente una mujer no es tratada de igual forma si llega 
sola a que si llega de parte del Instituto. (Raquel, Inmujeres). 
 
 
9 Este tema será desarrollado más ampliamente en el capítulo 7 
10 Entendido como aquel proceso que vuelve a traumatizar a las víctimas, al preguntarles infinidad de veces el 
evento de agresión, lo cual provoca que se reexperimente el trauma, además de culpabilizarlas por los eventos de 
agresión y violentarlas emocionalmente durante el proceso judicial. 
 
 
 
15
 Argumentaron que existe una diferencia notablemente positiva con respecto a 
las mujeres que antes fueron asesoradas en el Instituto y posteriormente acudieron al 
MP debidamente informadas o canalizadas. Pareciera que estos últimos, se sienten 
presionados en algunos casos para dar respuesta si se les solicita por parte del 
Instituto de las mujeres porque algunas de las abogadas usan como estrategia 
mantener una buena relación con los agentes y personal del MP cercano a sus 
demarcaciones. Por lo tanto no puede hacerse una generalización en el maltrato 
ejercido por parte de todos los ministerios públicos. 
Existen por otra parte, fallas estructurales que limitan el trabajo de los 
operadores de las leyes, tales como la mala ubicación geográfica de las agencias, el 
poco personal (psicólogos, médicos legistas, abogados de oficio) así como escasos 
recursos materiales. 
Es importante mencionar que durante toda la investigación se aborda el tema 
del poder en términos exclusivamente negativos, visto como prohibición, el cual se expresa 
mediante la censura, delimitación y obstáculo. En ese sentido el derecho juega un papel 
importante puesto que en el siempre se enmascara el poder ya que como explica Foucault 
“las leyes están hechas por unos y que se imponen a los demás” (2001). 
El poder es un elemento teórico que permitió enriquecer el análisis de los 
resultados obtenidos en este estudio, retomando lo que Michel Foucault describe como el 
funcionamiento del poder al explicar que este no se posee, se ejerce y es en ese sentido: 
 “En todo lugar donde hay poder, el poder se ejerce. Nadie es su dueño o poseedor, 
sin embargo sabemos que se ejerce en determinada dirección; no sabemos quien lo 
tiene pero sí sabemos quien no lo tiene” (Foucault, 2001: 31) 
 
Es importante retomar dicho concepto pues da cuenta de cómo en un espacio 
como lo es una agencia de ministerio público, los elementos que la integran saben el poder 
que poseen por tener un conocimiento y lo ejercen según su propia interpretación del 
derecho. 
 
 
 
16
CAPÍTULO 2. 
La interpretación de la realidad de los funcionarios públicos 
 
Cuando se habla de cómo el individuo construye su realidad y si ésta es 
objetiva o no, Abric (2001) menciona que no hay realidad objetiva pues el individuo la 
reconstruye en su sistema cognitivo, de valores, normas y actitudes, pero esto 
dependerá de su historia de vida y del contexto social e ideológico que lo rodea. De 
esta forma es cómo entiende y explica sus actos y discursos, y construye su propio 
sistema de referencia. Esto queda más claro en las palabras de García, (2005): 
Es a través de la experiencia que el sujeto es producido11 en el punto de cruce 
entre el adentro y el afuera (…) el adentro como aquello que tiene como límite la 
piel y el afuera como el mundo exterior al sujeto, los otros, la sociedad, la 
cultura, el orden simbólico, y es a través de esa experiencia que el sujeto se 
manifiesta, no sólo como sujeto hablante, sino también como sujeto actuante 
(García, 2005: 23) 
 
Es de esta manera como el afuera es interpretado en el adentro por medio de 
representaciones individuales, las cuales sirven para dar sentido y comprender la 
realidad. Estas representaciones son influenciadas por la historia personal, la 
experiencia y las construcciones personales propiamente cognitivas. Cuando estas 
representaciones son compartidas por una serie de individuos, se dice entonces que 
son colectivas pues engloban mecanismos explicativos que se refieren a una clase 
general de ideas y creencias, mientras que las representaciones sociales son 
fenómenos que necesitan ser descritos y explicados. 
Las representaciones sociales como forma de conocimiento se conforman a 
partir de informaciones, creencias, opiniones y actitudes a propósito de un objeto 
(Aguirre, 2007 citado en Ariza, 2009:87). En estos términos se abre la puerta a la 
explicación de las funciones que tienen las representaciones sociales en el individuo, 
 
11 Negritas en el original 
 
 
 
17
en primer lugar como ya se mencionó el entendimiento y la explicación de su medio 
(función de saber); la definición de su propia identidad social y personal dependientes 
de las normas y valores predominantes (función identitaria) cuyo objetivo es 
representar una imagen positiva de acuerdo a su grupo de pertenencia; las 
referencias que marcan sus acciones y prácticas (función de orientación), esta 
representación produce un sistema de expectativas, misma que estará presente no en 
una interacción de cualquier índole sino precediendo ésta. 
Dicha anticipación estará elaborada con la propia construcción que el individuo 
haya creado de su realidad; y por último están las representaciones que el individuo 
hace a posteriori de los comportamientos o posturas (función justificadora) permiten 
explicar sus conductas y como el mismo nombre lo dice justificar por qué actuaron de 
una forma determinada en alguna situación. Estas representaciones abarcan desde 
información retenida, seleccionada y justificada sobre un objeto y su entorno en el 
nivel cognitivo de la persona hasta estereotipos y creencias que posteriormente 
organizarán sus experiencias subjetivas (García, 2005:23). Lasrepresentaciones 
sociales como forma de conocimiento se conforman a partir de informaciones, 
creencias, opiniones y actitudes a propósito de un objeto (Aguirre, 2007 citado en 
Ariza, 2009:87). 
La importancia de describir de manera breve en que consisten las 
representaciones sociales y colectivas se fundamenta en el hecho de que pueden 
servir como un marco teórico interpretativo de referencia para el análisis de esta 
investigación, sin embargo, es preciso aclarar que el fin de esta investigación no es 
dar explicación mediante esa corriente teórica sino abrir futuras líneas de 
investigación y análisis al respecto, ya que este es un estudio exploratorio. 
A continuación se cita un ejemplo proporcionado por una de las abogadas, 
sobre la manera en la que procedió una MP a partir de lo que para ella era correcto: 
 
 
 
18
El hombre la golpeó [a su esposa], porque su hijo se cayó y se 
lastimó la cara; ella denunció que le pegó, que la corrió de la casa 
y que le había quitado al niño y la mujer MP le dijo: “Es que yo 
hubiera hecho lo mismo señora” y no le tomó la declaración 
(Corina, Inmujeres). 
 
De esta forma, el mismo Abric explica que también las prácticas determinan las 
representaciones en los contextos de poder y toma de decisiones pues: 
[L]as conductas de los individuos no resultan [solamente] de sus creencias, de 
sus representaciones, tampoco de su sistema de valores, sino más bien del 
marco institucional, del entorno social y más precisamente del contexto de poder 
al que están enfrentados y que les impone, les “extrae” las conductas (2001: 97). 
 
En este sentido hay algunos elementos del MP que reciben sensibilización con 
respecto al tema de acceso a la justicia de mujeres, pero a partir de su experiencia se 
encuentran con mujeres que recurren una y otra vez a ellos pero truncan el proceso, 
lo que en algunos casos marcará de forma quizá inadecuada sus próximas 
intervenciones con otras mujeres que acudan por el mismo motivo. 
Lo mismo puede suceder con mujeres que laboran en dicha institución y que a 
raíz del aprendizaje de la forma como tratan los casos por parte de sus compañeros 
hombres, ellas procederán de igual manera que ellos; es así como la representación 
sobre cierto fenómeno es generada por las prácticas y no por las creencias. 
Cuando un sujeto realiza una práctica cotidianamente y por un periodo 
considerable de tiempo, es lentamente moldeado al nivel de sus creencias por los 
valores que saturan el medio en el que se desenvuelve, es decir, que la esfera 
ideológica, sólo se puede ajustar poco a poco a la ideología aplicada en la práctica 
(Ibáñez., 1989: 39 en Abric, 2001: 212). 
 
 
 
 
19
De manera que las: 
Formas de saber y las formas de funcionamiento del poder producen un tipo de 
subjetividad que es la apropiada de cada sociedad en un momento dado. Somos, 
entonces, resultado de los saberes explícitos e implícitos de una sociedad en un 
momento dado y de las formas en que funciona el poder (García, 2005:25). 
 
De tal modo que cuando los individuos están muy comprometidos con sus 
prácticas pero éstas van en contra de sus sistemas de valores y normas, los sujetos 
elaboran representaciones de conformidad con sus prácticas, “Cualquier contradicción 
entre las representaciones sociales y las prácticas lleva necesariamente a la 
transformación de una u otra” (Abric, 2001:213). Es decir, en este caso las prácticas 
son las que determinan las representaciones de los servidores públicos. 
Las representaciones sociales pueden ser conceptualizadas como una forma de 
percibir, interpretar, pensar y darle sentido y significado a la realidad cotidiana. Dichas 
representaciones dependerán de factores como el contexto, la edad, el género, 
experiencia de vida etc. Shrader, menciona que “las formas de responder ante las 
situaciones que enfrentamos en la vida diaria están fuertemente influenciadas por los 
significados, creencias, ideas y actitudes que hemos desarrollado en los procesos de 
interacción colectiva” (2000:50). 
En este sentido este estudio muestra cómo los jóvenes explican la violencia 
familiar, encontrando mediante grupos focales que piensan que es el resultado de la 
carencia de afecto y de los problemas de comunicación en la pareja. Además 
encontró que: 
[E]n este grupo de edad no se presentaron con tanta frecuencia las explicaciones 
relacionadas con las drogas, el alcohol y la pobreza, sino con factores asociados 
con la comunicación humana, los valores y los afectos. Especialmente, los y las 
jóvenes destacaron la agresión como norma de relación, y la falta de 
expresiones de afecto al interior de sus familias (Shrader: 54). 
 
 
 
 
20
Las representaciones sociales “permiten construir sistemas de referencia o 
categorías para clasificar las circunstancias, interpretar lo que sucede e incluso dar 
un sentido a lo inesperado” (Ariza, 2009:76) Además de que tienen diversas funciones 
como conocimiento, de identidad social, para servir de guía para el comportamiento y 
de justificación (Jodelet, 1988: 481-494). 
Algunas de las abogadas entrevistadas insistieron en que los encargados de la 
procuración de justicia resuelven los casos que se les presentan a partir de su propia 
subjetividad: 
Desde su propia perspectiva y desde su propia historia de vida 
atienden a la gente (Nancy, Inmujeres). 
 
 En el mismo sentido, otra de las abogadas explica que en su experiencia 
capacitando a este tipo de servidores públicos encontró que muchos de ellos también 
estaban viviendo violencia con sus parejas, además de que: 
Muchos de ellos se identifican con las situaciones de violencia que 
les presentan [las víctimas] (Gloria, Inmujeres). 
 
Sólo uno de los MP refirió tener problemas en su familia, pero él mismo no se 
asume como violento, comenta: 
 
No soy así… digamos de ser violento, la verdad no, pero 
realmente si tengo mis enojos porque si es cierto llega el 
momento que me desespero y yo estallo en la casa pero yo 
siento que es menos (…) en todos lados hay problemas, hay 
desesperaciones, en lo personal yo siento eso y de que en la casa 
si en ocasiones me desespero (…) yo creo que donde hay 
problemas económicos hay problemas familiares (Benito, MP). 
 
 
 
 
21
Como se explicó con anterioridad, una de las funciones de esta teoría es la 
justificativa. Como puede verse en este ejemplo, el MP justifica su desesperación con 
los problemas económicos, los cuales incluso le provocan un estallido. La persona 
que comentó lo anterior fue una de las que propuso que como mejora a su trabajo 
pudiera contarse en la institución con personal de psicología, pues considera que: 
 “falta una higiene mental” (Benito, MP.) 
 
Un estudio sobre representaciones sociales de la violencia en relaciones de 
pareja en la prensa de Medellín, Colombia muestra que las víctimas poseen una 
imagen negativa, al considerarlas “personas dependientes y con baja autoestima” 
mientras que se justifica la agresión de los hombres mencionando que quizá tienen 
algún problema psicológico, que presenciaron violencia en su infancia o bien que 
tienen un deficiente control de impulsos. Es así como puede verse de que manera “las 
proposiciones, valoraciones, creencias que constituyen una representación están 
estructuradas en formas diversas según las culturas y los grupos sociales” (Villarroel, 
2007). 
Además de que representa un ejemplo más de justificación en la forma en la 
que se percibe la feminidad de las agredidas y la masculinidad de los agresores. 
Estas representaciones minimizan la sanción social a este tipo de violencia lo cual 
favorece su reproducción e impunidad. 
Nos hemos topado con casos en los que al tener contacto con la 
víctima lo que hacen [MP y jueces] es emitir juicios de valor 
(Corina, Inmujeres). 
 
 A lo que se refiere es que estos empleados muchas veces terminan 
responsabilizandoa las mujeres por la expresión de violencia que están denunciando. 
 
 
 
22
Se necesitaría realizar un estudio más amplio para vislumbrar de qué manera 
operan las representaciones sociales en las y los funcionarios entrevistados, pues 
sólo se podría decir que con este primer bosquejo en la exploración de sus opiniones 
con respecto a las mujeres que viven violencia, manifiestan representaciones 
colectivas en cuanto a la responsabilidad de las mismas en cuanto a la violencia que 
viven en sus relaciones de pareja. 
 
 
 
 
23
CAPÍTULO 3. 
Género 
 
“La cultura salvaguarda el orden que garantiza la reproducción de 
una sociedad o grupo social, definiendo los valores, principios, 
formas de ver el mundo, conductas, expectativas de la vida, etc., 
que comprometen a los individuos a garantizar el sentimiento de 
pertenencia” (Montesinos, 2007: 23) 
 
La categoría género ha dado referentes para intentar explicar el tipo de 
interacciones inequitativas entre hombres y mujeres que se ven reflejadas no sólo en 
las relaciones interpersonales, sino también institucionales y simbólicas. Muchas 
veces en el ámbito de la investigación cuando se hace referencia al género se remite 
a hablar de las mujeres así como cuando se habla de masculinidad se hace 
referencia únicamente a los hombres. Lo que se debería cuestionar es si ¿realmente 
las consecuencias de la inequidad sólo afectan a las mujeres? O si ¿También traen 
consigo graves repercusiones en la vida de los hombres? 
La mayor parte de los estudios realizados sobre condición de la mujer en nuestro 
país tienden a generalizar las situaciones de desventaja, pobreza, inequidad, 
menosprecio, y todo aquello peyorativo que determina a LA MUJER12 y la 
mantienen en una posición desventajosa, limitada y oprimida. Sin embargo, con 
esta visión se corre el peligro de crear la idea de la incapacidad de éstas como 
actores sociales (Aguilar, 2001:20). 
 
Equiparar el género con mujeres y a la masculinidad con cuerpos 
exclusivamente de hombres, deja de lado que el poder no sólo es parte de los cuerpos 
de los hombres sino un ejercicio presente en todas las relaciones sociales 
(Amuchástegui y Szasz, 2007:16 Butler y Laclau, 1999:134 en Parrini, 2007a:96). 
Quizá el origen de dichas inequidades está intrínsicamente ligado a la cultura 
entendiendo a ésta como: 
 
 
12 Mayúsculas en el original 
 
 
 
24
[U]n conjunto de costumbres, principios, normas, hábitos, prácticas, formas de 
pensar, expectativas, conocimientos, etcétera, compartidos por un grupo de 
individuos (llámese pueblo, raza, nación o clase social) y que se transmite de 
generación en generación (…) El hecho de que un individuo comparta una cultura 
lo compromete a seguir los designios que la colectividad acepta como válidos 
para resguardar el orden convenido (Montesinos, 2007:17-18). 
 
Para que la cultura se reproduzca necesita aprenderse, compartirse y 
transmitirse. Para poder aprender se necesita del proceso de socialización, en el cual 
los individuos aprenden los códigos de convivencia, y donde se ve representada la 
capacidad coercitiva de la cultura, la segunda hace referencia al hecho de que la 
cultura genera comunidad y la tercera, que se trata de un conocimiento que perdura 
en un tiempo considerable (Elias, 1987 en Montesinos, 2007:23). 
¿Pero cómo explicar o a qué atribuir que las diferencias fisiológicas sigan 
representando diferencias sociales? Han surgido diferentes hipótesis de cómo y en 
qué momento surgen las inequidades sociales entre los sexos por ejemplo para 
Maurice Godelier en su libro La producción de grandes hombres (1982) en el cual su 
principal objeto de estudio fue el poder, donde el hecho de que en una sociedad no se 
encuentren presentes desigualdades en las clases sociales no es garantía de que 
entre los sexos no las haya y señala que la subordinación y la opresión de las mujeres 
producto de dichas desigualdades entre los sexos son anteriores a las clases sociales 
y poseen otra naturaleza. Esto contradice la postura de Engels pues este consideraba 
que la opresión de las mujeres era producto de la estratificación social y la 
acumulación de riquezas por parte de los varones, a lo que Godelier apunta que las 
jerarquías no tienen tanto que ver con un origen material, sino más relacionado con el 
poder (Maurice, 1984 en Burin & Meler, 2004: 103). 
Actualmente más que intentar vislumbrar que fue primero, lo que puede 
observarse es que se encuentran intrínsicamente relacionadas las inequidades entre 
los sexos y la desigualdad económica entre los mismos. 
 
 
 
25
3.1 ¿Qué es el género? 
Tal parece que las condiciones de desigualdad social que aun en pleno 
nacimiento del siglo XXI se siguen vislumbrando, son producto de un sistema que no 
considera las relaciones de género como equitativas, es así que Bordieau no se 
equivocaba cuando afirmaba que: “El orden patriarcal está tan profundamente 
arraigado a nuestra cultura que no requiere justificación, se impone así mismo como 
autoevidente y es tomado como natural” (Lamas, 2007). Imposibilitando que se 
visualicen las inclusiones y exclusiones de los sexos en diversos ámbitos (García, 
2006:28). De tal manera que lo privado se asigna a las mujeres, es decir, todo lo 
referente a lo familiar y doméstico, mientras que a los hombres se les asigna el 
espacio público referente al orden y participación cívico- político- estatal (Rabotnikof, 
1996: 9-11) 
Dicha naturalización ha permitido justificar los sistemas de poder y jerarquía 
representando a los hombres en las cumbres de toma de decisión y participación más 
altas, mientras las mujeres pese a la lucha feminista y a los movimientos de mujeres, 
permanece en un lugar de subordinación. 
Han abierto cosas (en los talleres) hablan de que los hombres y 
las mujeres tenemos las mismas capacidades, reconocen que 
ellos mismos como personas en un momento dado son violentos y 
que muchas veces la violencia la justifican como una manera 
natural de relacionarse para demostrar quien es el jefe de familia 
(Corina, Inmujeres). 
 
Desde que un individuo nace, se le atribuyen ciertas características y 
expectativas que a lo largo de la vida se espera se cumplan dependiendo de las 
características fisiológicas de sus órganos sexuales, es así como hombres y mujeres 
son construidos como masculinos y femeninas, esto trae como consecuencia una 
 
 
 
26
balanza desequilibrada en cuanto a la “calidad de vida” de las personas, siendo las 
más afectadas las mujeres, nótese esto sin una perspectiva victimista. 
Algunas fuentes mencionan que fue Ann Oakley quien introduce definitivamente 
el concepto de género en las ciencias sociales, para diferenciar la construcción 
cultural tejida sobre los sexos, e investigar las relaciones entre el sistema de 
dominación sobre las mujeres, las instituciones sociales y la organización de la 
economía (Chiarotti, 2006:8-10). Otras nombran al investigador John Money (1955) 
quien propuso el término rol de género para describir el conjunto de conductas 
atribuidas a los varones y las mujeres. (Burin & Meler, 2004:22). Desde la perspectiva 
del análisis de la subjetividad se alude a Robert Stoller (1968 en Lamas, 1996) quien 
estableció más nítidamente la diferencia conceptual entre sexo y género. 
A lo largo del tiempo se ha conceptualizado de diversas formas la categoría 
género, a continuación se mencionaran algunos ejemplos: 
 
Conjunto de creencias, prescripciones y atribuciones 
que se construyen socialmente tomando a la 
diferencia sexual como base. 
(Lamas, 2007) 
El género es un elemento constitutivo de relaciones 
sociales basadas en diferencias percibidas entre los 
sexos, y el género es una manera primordial de 
significar relaciones de poder”. 
(Joan Scott 1986:1067 en Hawkesworth, 1999:12) 
El género es un elemento constitutivo delas 
relaciones basadas en las diferencias que se perciben 
entre los sexos, y es una manera primaria de significar 
las relaciones de poder. El género es un campo en el 
cual, o a través del cual, se articula y distribuye el 
poder como control diferenciado sobre el acceso a los 
recursos materiales y simbólicos por ello el género 
esta involucrado en la construcción misma del poder. 
(Scout, 1993 en Velásquez, 2003: 29). 
[E]l género permite comprender de una manera 
integral e integradora el proceso de construcción de 
las identidades de los sujetos a partir de los 
entrelazamientos entre lo biológico, la formación 
psíquica y las condiciones socioculturales. 
(Sánchez, Sánchez & Palacio, 2007:185) 
Desde (la) perspectiva psicológica, género es una (Lamas, 1996) 
 
 
 
27
categoría en la que se articulan tres instancias 
básicas: a) La asignación (rotulación, atribución) de 
género (la apariencia externa de los genitales), b) La 
identidad de género y c) El papel o rol de género que 
se forma con el conjunto de normas y prescripciones 
que dictan la sociedad y la cultura sobre el 
comportamiento femenino o masculino. 
El sistema sexo-género, primera referencia teórica 
para el concepto, fue definido como “El conjunto de 
prácticas, símbolos, representaciones, normas y 
valores sociales que las sociedades elaboran a partir 
de la diferenciación sexual anatomo- fisiológica y que 
dan sentido a la satisfacción de los impulsos sexuales. 
(Rubin 1975 en Saucedo, 2005:63) 
 
Resumiendo, puede decirse que el género es “la construcción cultural y social 
de la diferencia sexual” (Parrini, 2007a:25). Retomando las definiciones antes citadas 
y a manera de analogía Kessler y McKenna introdujeron el término genitales culturales 
para caracterizar esas apariencias culturalmente específicas que sustentan 
inferencias sobre el género. La atribución de género depende de la “atribución 
genital”, pero la atribución genital “tiene lugar independientemente de los genital 
biológicos sobre la base de los “genitales cultures” que se supone que están ahí” 
(Hawkesworth, 1999:38- 39). 
Esta valoración diferenciada de la dimensión femenina y masculina produce 
también discrepancias con respecto a las normas sociales, las expectativas, el control 
de la sexualidad, creadas a partir de dicha diferenciación genérica. Sin embargo: 
[E]l individuo recibe la influencia de su contexto, pero su actuación también es 
producto de un ejercicio reflexivo, autónomo e independiente del mandato social 
(Ritzer, 1993). Así, en todo acto individual coexisten los mandatos sociales y los 
momentos reflexivos, y entre ambos están las relaciones de poder que cambian 
de acuerdo con los tiempos y los espacios específicos (Ritzer, 1993 citado en 
Garda, 2007:637) 
 
 
 
28
Esto permite responsabilizar a los individuos por sus actos y no eludir dichos 
actos justificando sus roles genéricos “impuestos” por la cultura y la sociedad. Sin 
embargo, actualmente aún se continúa naturalizando la manera diferenciada en la que 
cada sexo debe conducir su vida dependiendo de las desigualdades explicitas en las 
construcciones genéricas. 
3.2 Identidad de género 
“La identidad es un complejo proceso de entrelazamiento 
dialéctico entre la mismidad, la alteridad y la comunidad” 
(Lagarde, 1993:3, en Sánchez et. al. 2007:189) 
 
Hace referencia a un proceso en cuanto a la función social a partir de elementos 
simbólicos propios de cada sexo, es decir, lo que hace a una persona “sentirse” 
hombre o mujer y que se manifiesta como dice De Lauretis, 1999 (en Saucedo, 
2005:66) en la psique individual, en el orden institucional y en las ideologías de una 
sociedad dada. 
La identidad de género le permiten a un grupo de individuos identificarse entre 
sí, distinguirse de otros y reconocerse como parte de un grupo social (Aguilar, 
2001:23; Montesinos, 2007:23-24). De tal forma que: 
 Las identidades de género son construidas por un proceso psíquico, y por 
procesos complejos que incluyen la socialización temprana, la manera en que 
esa socialización es normada y reafirmada por los mandatos culturales que 
asignan roles específicos, excluyentes y jerarquizados a hombres y mujeres; y 
finalmente, por los compromisos individuales de los sujetos a lo largo de su 
biografía, sintetizados en el conocimiento acumulado d su experiencia (Saucedo, 
2005: 65) 
Seria un error pensar que la identidad de género es una entidad inamovible, un 
proceso adquirido y terminado en la infancia. Por el contrario, se trata de una 
construcción, de una continua transformación dinámica a lo largo de toda la vida que 
dependerá del contexto laboral, familiar, escolar de cada individuo, de su historia de 
 
 
 
29
vida y de sus relaciones interpersonales (González, 1993: 27 en Aguilar, 2001: 24; 
Marc, 2004: 33 en Páramo 2007: 236). La identidad de cada individuo también estará 
marcada por la replicación de modelos establecidos socialmente de lo que implica ser 
hombre o mujer, o bien por el contrario de la deconstrucción de dicha expectativa. 
Esta última implica un análisis y un ejercicio continuo de la desencialización de los 
sexos. 
 
3.3 La esencialización de los sexos: masculinidad y feminidad 
“La feminidad y la masculinidad (funcionan) como 
“instituciones” culturales que norman los comportamientos 
específicos de hombres y mujeres” (Saucedo, 2005: 64) 
 
Lo que ha definido a hombres y mujeres como seres diferentes es que son 
vistos desde una mirada dicotómica (estereotípica) donde se asocia lo masculino con 
conceptos como: objetivo, racional, público, literal, fuerza, decisión, mientras a lo 
femenino se le asocia con: subjetivo, emocional, privado, valores, cuerpo, metafórico 
(Mafia, 2005: 626). Así mismo: 
Lo que ha marcado a los hombres como sujetos investidos de poder y a las 
mujeres desprovistas de éste, ha sido una mirada esencialista, binaria y auto- 
excluyente que supone una relación directa entre discursos normativos y la 
subjetividad de los sujetos (Saucedo, 2005:67). 
 
Lo más preocupante de esta dicotomía es que establece estereotipos rígidos, 
que condicionan los roles y limitan las potencialidades humanas de las personas 
independientemente de su sexo, al estimular o reprimir comportamientos que se 
adecuen a su género (Lamas, 1996) 
Estas concepciones dicotómicas y preestablecidas para cada sexo se 
ejemplifican en dos ecuaciones descritas por Huacuz (2006:55),13 donde: 
 
13 He ampliado las ecuaciones de Huacuz, G., las originales eran: mujer=naturaleza=cuidado y 
hombres=cultura=violencia, para ejemplificar más ampliamente de qué manera se le encasilla a cada género a 
ocupar un espacio y no salirse de determinado ámbito dependiendo del sexo que tenga. 
 
 
 
30
 
MUJER=NATURALEZA=CUIDADO= MATERNIDAD=PRIVADO 
HOMBRES=CULTURA=VIOLENCIA=PODER=PÚBLICO 
 
En ella podemos ver cómo lo femenino está mancomunado con la naturaleza y 
cómo su papel en la vida social se limita a la conservación de la vida, y su espacio es 
el privado. Al considerar la maternidad como el rol esencial, único y universal de las 
mujeres, se somete al cuerpo femenino y su sexualidad y se prioriza el cuidado y 
atención siempre de los “otros”, sacrificando el derecho propio al placer (Puyana, 
2003:20 en Sánchez et. al., 2007:213; Rubio, 2007) 
¿Será por esto que casi todas las interpretaciones sobre el origen de la opresión 
de las mujeres daban como explicación la expresión máxima de la diferencia 
biológica: la maternidad? 
Conyugalidad, maternidad y domesticidad aparecen como los nuevos vértices de 
una identidad femenina que intenta poner a la mujer en el lado opuesto de la Eva 
pecadora y seductora (…) Esta mujer madre se normaliza en el imaginario 
cultural dominante como el prototipo de la mujer apropiada: mujer, madre 
hacendosa, cuidadosa, amorosa entregada y abnegadahacia los otros que son 
su marido e hijos, cualidades que hacen de ella la reina del hogar y le otorgan 
otro estatuto histórico que la diferencia de las putas y las brujas (Sánchez, et. al., 
2007:214) 
Estas características van creando la idea de que las mujeres son “vulnerables” 
en más de un sentido y necesitan de la “protección” de los varones, aunque en 
realidad esa subestimación hacía el sujeto mujer podría estar encubriendo 
discriminación hacía las mujeres. Dicha discriminación puede ser producida de 
manera individual y colectiva, deliberada e inconsciente pues está tejida en las 
costumbres y la tradición” (Lamas, 1996). 
 
 
 
31
En este mismo sentido uno de los estereotipos más comunes, construido 
culturalmente, es el que supone a las mujeres en posición de víctimas por el sólo 
hecho de serlo. La “pasividad femenina” (Velásquez, 2003:45) se justifica sustentada 
en características como la sumisión, obediencia, poca capacidad de defensa y miedos 
concretos frente a la fuerza del agresor en casos por ejemplo de violencia. 
Una de las abogadas comentó que en su experiencia las mujeres que buscan 
terminar con su relación entre otras cosas por la violencia que sufren: 
Son tachadas como mujeres malas que dejan a la pareja y 
desintegran a la familia (Gloria, Inmujeres). 
De tal forma que: 
[L]o “malo” asociado al comportamiento violento es masculino corporeizado en 
los hombres; y lo bueno de esa dicotomía es la “víctima” corporeizada en las 
mujeres (Saucedo, 2005:62). 
De ahí la importancia de no hacer generalizaciones de lo que son o deberían 
ser hombres y mujeres, pues como menciona Amuchástegui & Szasz “aunque la 
masculinidad como construcción social implique el ejercicio del poder, ello no significa 
que todo hombre individual, por solo serlo, sea poderoso y tenga poder” (2007:17). 
Así mismo menciona que: 
Masculinidad no es sinónimo de hombres sino de proceso social, estructura, 
cultura y subjetividad. No se trata de la expresión más o menos espontánea de 
los cuerpos masculinos sino de cómo tales cuerpos encarnan prácticas de 
género presentes en el tejido social. No son tampoco ideas que flotan en el aire y 
que fácilmente se descartan, sino esquemas que organizan el acceso a recursos, 
segregan los espacios sociales y definen ámbitos de poder (Connell, 2003 en 
Amuchástegui, 2005: 16). 
 
 
 
 
32
Precisamente hablando de cómo se segregan los espacios es importante 
señalar que uno de los resultados obtenidos de los talleres con MP y jueces fue que: 
 Los MP dijeron que [la institución de procuración de justicia] es un 
espacio de hombres, que requiere turnos de 24 por 24 y las 
mujeres no tienen la disponibilidad [porque] tienen parejas, hijos y 
hasta problemas (Nanc,y Inmujeres). 
 
Lo cual explica cómo algunos de ellos siguen relacionando un espacio de poder 
y conocimiento con lo masculino, donde no tienen espacio las mujeres, además el 
argumento que dan sigue confinándolas a un espacio privado, del cual ellos no se 
sienten parte, ya que relacionan la poco disposición de las mujeres con cuestiones 
que también ellos tienen, hijos parejas y problemas. Lo interesante sería saber a qué 
tipo de problemas se refieren. 
 
 3.4 Consecuencias de vivir conforme a un rol establecido 
"Es mucho más fácil modificar los hechos de la naturaleza que 
los de la cultura” (Lamas, 1996) 
 
3.4.1 Salud física y emocional 
¿Qué efectos en la salud, la calidad de vida, incluso en el sentimiento de 
bienestar traerá consigo ser típicamente femenina o masculino? Y por otro lado 
también sería interesante cuestionar ¿Cuáles han sido las ganancias (si es que las 
hay) que a través del tiempo ha implicado vivir conforme al rol adecuado? 
 Algunos estudios dan cuenta de que las mujeres posicionadas 
tradicionalmente en su rol tienen mayor propensión a padecer cuadros fóbicos, 
histéricos y depresivos, mientras que los hombres típicamente masculinos, padecen 
de trastornos obsesivos, esquizoparanoides y psicopáticos además de una mayor 
tendencia a la acción poniendo en riesgo su cuerpo para sufrir accidentes y otras 
 
 
 
33
situaciones que los llevan a muertes prematuras. Esto sin mencionar que el hecho de 
no expresar sus emociones libremente implica que muchas veces se somaticen en 
problemas de salud. 
[L]as emociones son consideradas como una amenaza a la identidad masculina. 
Las vidas de los varones se han empobrecido debido al imperativo de 
desconcentrarse de su cuerpo y de sus afectos (Sidler, 1977 en Burin & Meler, 
2004: 166) 
 
Mientras que las causas de consulta en cuanto a salud reproductiva más 
frecuentes en hombres son problemáticas relacionadas con su funcionamiento 
sexual, es decir, impotencia eréctil o eyaculación precoz, en las mujeres son 
cuestiones que se relacionan con la reproducción, pues tradicionalmente pareciera un 
tema concerniente sólo para ellas (Burin & Meler 2004:168,349). 
Lo cual se traduce en: 
 
Sexo para ellos, hijos para ellas, parece ser el lema ancestral, que ha erigido la 
capacidad deseante y copulatoria masculina en un emblema de la autoestima 
viril, así como ha hecho de la parición de hijos sanos un emblema indispensable 
para la realización vital de las mujeres (Burin & Meler 2004: 168). 
 
Una línea de investigación en este sentido implicaría el análisis de cuales son 
las causas de mortalidad más frecuentes entre nuestra población, cuales son los 
factores que las originan y en qué medida se relacionan con la forma en la que se 
construye el comportamiento conforme a un rol de género estereotípico. 
 
3.4.2 Relaciones sociales 
Con la asignación del rol masculino a los hombres se les otorga el papel de 
proveedores económicos y así el del ámbito público para conseguir dichos recursos, 
es por esto que algunos hombres sienten la necesidad o el compromiso de absorber 
 
 
 
34
los gastos en el momento de interactuar con otras personas, principalmente del sexo 
opuesto, esto es una forma de demostrar poder y reafirmar su masculinidad. Cuando 
no pueden solventar los gastos se sienten incluso, incapaces de entablar nuevas 
relaciones ya sea de pareja o de cualquier tipo. Es por ello que “el desempleo es un 
factor de estrés más fuerte para los hombres que para las mujeres” (Saucedo, 
2005:66). 
 
3.4.3 Ámbito Laboral 
Es posible observar cómo aún hoy en día la remuneración por el mismo tipo de 
trabajo y el mismo desgaste de energía es gratificado de forma diferenciada 
dependiendo de su sexo. 
En la medida en que desde la génesis de la modernidad capitalista la DST14 
definió tanto los roles como los espacios sociales que correspondían a cada 
género, esta estructura se constituyó en el principal emblema del poder 
masculino, puesto que dicha asignación en la estructura económica determinó 
que a la mujer se le confinara en el espacio privado, mientras al hombre se le 
asignaba el espacio público: a la mujer el trabajo no remunerado y al hombre el 
remunerado (Montesinos 2007:25). 
 
Una de las manifestaciones clave que ejemplifican la inequidad entre los 
géneros es lo que ha dado en llamarse la feminización de la pobreza, entendiendo 
por pobreza: 
La insatisfacción de requerimientos universales cuya medida es la integridad 
física y psicológica de las personas (…) como el bienestar no está determinado 
únicamente por el consumo e incluye también elementos no materiales, la 
pobreza es más amplia que la mera falta de ingresos. De esta constatación deriva 
la necesidad de enfocar el fenómeno más allá de su dimensión económica y de 
reconocer su carácter multidimensional, donde se incorporan aspectos atinentes 
 
14 División Sexual del Trabajo 
 
 
 
35
a la participación social y realización de derechos, incluyendo las nociones de 
seguridad, justicia y ciudadanía (Valenzuela 2003). 
 
Desde esta perspectiva para la cual lapobreza no sólo es económica sino 
social, se puede ver claramente que el avance en cuanto a la participación de las 
mujeres es insuficiente, lo cual se ejemplifica en el número de mujeres que representa 
la toma de decisiones en los puestos más importantes empresariales y políticos que 
está lejos de ser equitativo con respecto a los hombres. 
 La división del trabajo por sexos está en la base de la pobreza de las mujeres, 
debido a las menores oportunidades que tienen éstas para acceder a los 
recursos materiales y sociales, así como a la toma de las decisiones en 
materias que afectan su vida y el funcionamiento de la sociedad. Es así que 
podemos identificar dos tipos de determinantes de género en la pobreza de las 
mujeres: estructurales e intermedios (Bravo, 1998). 
 
En cuanto a las determinantes estructurales se hace referencia a aquellos por 
los que se responsabiliza a las mujeres de la mayor parte del trabajo doméstico y del 
cuidado de la familia, pues participan en mayor proporción en casi todas las 
actividades domésticas, con excepción de reparación de bienes y/o construcción de 
sus viviendas. Del total de mujeres de 12 años y más, un gran porcentaje hace la 
limpieza de la vivienda (92%), la limpieza y el cuidado de ropa y calzado (89%), y 
cocina y prepara los alimentos (77%) (Inmujeres s.f.) 
Es decir, todo aquello que la confina únicamente al ámbito privado y que por 
ende le genera una dependencia económica respecto a los hombres, por lo menos 
en los casos anteriores. Como ejemplo tenemos las largas jornadas dedicadas a los 
quehaceres domésticos, trabajo que no es remunerado, así como la formación de los 
hijos y el cuidado de la salud de los enfermos de la familia, entre otros cargos 
asignados a las mujeres, por el solo hecho de serlo. No así el papel económico de los 
hombres, que a nivel social tiene un reconocimiento importante pues es gratificado: 
 
 
 
36
La división sexual del trabajo, que asigna a las mujeres el espacio reproductivo 
(privado) y a los hombres el espacio productivo (público), es considerada 
determinante estructural de la situación de pobreza de las mujeres en relación a los 
hombres (Bravo, 1996). 
 
Mientras que los determinantes intermedios se expresan a través de la 
desigualdad de oportunidades de las mujeres en el acceso a los recursos 
económicos, culturales, sociales y políticos. Manifestados por ejemplo, en el limitado 
acceso de las mujeres a la propiedad de las tierras, las desigualdades y restricciones 
en el sistema educativo (pues si bien es cierto que hoy en día más mujeres se 
adhieren a los diferentes niveles escolares, en particular a la formación profesional, 
también es cierto que si lo hacen en carreras pensadas para el género masculino son 
discriminadas por desobedecer el supuesto orden social) y la disminución en las 
oportunidades para acceder al mercado laboral. 
En contraposición a la respuesta esperada de la mujer, ha podido observarse 
que en los últimos tiempos éstas han contribuido a la superación de la pobreza, pues 
cada vez más mujeres se incorporan al mercado de trabajo remunerado (mejor dicho 
mal remunerado) y contribuyen al bienestar de sus hogares, aunque éste sigue sin 
ser reconocido pese a lo sobresalientes que se están volviendo en distintos ámbitos, 
pues se empieza a observar que obtienen los mejores promedios escolares, y que 
tienen un mejor desempeño laboral, además de contribuir como jefas de familia, 
llevando a cabo más de una jornada de trabajo. 
La importancia de recalcar la incorporación de las mujeres en el ámbito laboral 
responde a lo que Simone de Beauvoir mencionó a lo largo de su obra, en cuanto a 
que la independencia económica posibilita la independencia y autonomía de las 
mujeres, además de que con la entrada al trabajo remunerado las mujeres pueden 
romper con la DST y con su rol asignado (Montesinos, 2007:27). 
 
 
 
37
Es importante detener la atención en la feminización de la pobreza porque uno 
de los resultados de este estudio, como se vera con posterioridad, es que muchas 
de las mujeres que otorgan el perdón lo hacen –según lo referido por las abogadas 
de Inmujeres y los y las MP y OS- porque no tienen acceso al mercado de trabajo y 
por tanto perder la estabilidad económica es lo que hace que se retracten de 
proceder contra sus agresores. 
 
Por otro lado, pudo observarse de qué manera se comportan las mujeres en 
un espacio laboral como la procuración de justicia, donde la mayoría de sus colegas 
son hombres. Muchas de ella identifican prácticas que les desagradan de sus 
compañeros y muestran que para poder mantenerse en ese medio, han adoptado 
un comportamiento un poco más agresivo de lo común. 
Lo anterior se observa en el uso de palabras altisonantes utilizado mientras 
fueron entrevistadas o cuando describen ejemplos de cómo se defienden de las 
agresiones verbales de sus compañeros, así como en el trato poco cálido que se les 
observó mientras atendían a diferentes usuarias. 
Una de Oficial Secretaria comentó lo que no le gusta de trabajar en esa 
institución: 
No me gusta que mis compañeros meten muchas bebidas 
embriagantes y toman mucho (Olga, OS). 
 
Cita uno de los ejemplos de cómo se defiende de sus compañeros: 
 
Cuando se llevan pesado conmigo les digo: “a que bueno que ya 
nos llevamos a mentadas de madre para mandarte bien, bien a 
chingar a la tuya” (Olga, OS). 
 
 
 
 
38
También comentó más adelante: 
 
Ellos [sus compañeros] son muy llevados y yo soy muy grosera, 
aquí nada mas póngase minifalda y aunque tenga todas sus patas 
chuecas se le van encima, así son. Un compañero me quiso 
manosear pero yo no soy de las que se dejan (Olga, OS) 
 
En este sentido también se observa cómo se exacerba el poder sobre prácticas 
masculinas de las cuales incluso pueden ser objetos las mujeres. Además de que esta 
forma de violencia se invisibiliza. 
 
 
3.4.2 Relación entre género y procuración de justicia 
“Por más que la igualdad entre hombres y mujeres esté 
consagrada en el artículo 4º de nuestra Constitución, es necesario 
reconocer que una sociedad desigual tiende a repetir la 
desigualdad en todas sus instituciones. El trato igualitario dado a 
personas socialmente desiguales no genera por sí solo igualdad.” 
(Lamas, 1996) 
 
¿Las consecuencias de dichas diferencias biológicas que se convierten en 
sociales obstaculizan la impartición de justicia equitativa, objetiva y ética? 
 
La acepción del género está vinculada con el ámbito de la justicia, (…) es la 
cualidad por la cual ninguna de las partes es favorecida de manera injusta en 
perjuicio de cualquier otra. El género se ha constituido en la explicación, sobre las 
desigualdades de los sexos e implica de un rasgo conceptual, reconocer que los 
comportamientos masculinos y femeninos no dependen de manera esencial de 
los sexos biológicos, sino que tiene mucho de construcción social. Todas las 
sociedades clasifican qué es lo propio de las mujeres y lo propio de los hombres y 
 
 
 
39
desde esas ideas establecen obligaciones sociales para cada sexo, 
acompañadas de una serie de prohibiciones simbólicas (Lamas, 2007). 
 
Como explica Cabral (1997) el hecho biológico de las diferencias sexuales en 
cuerpos sexuados: macho y hembra, se convierte en la mayor excusa bio-histórica 
de virilización de la cultura para dividir a los seres humanos en dos clases sexuales 
bien diferenciadas: varón y mujer; escindidos en dos géneros socialmente 
construidos: masculino - femenino; lo que establece en coherencia con el orden del 
discurso social dominante, profundas desigualdades e injusticias sociales entre los 
hombres y las mujeres, cuyo devenir sociocultural delata una historia de relaciones 
de dominación a la que subyace el poder. 
Para citar un ejemplo relacionado con esta investigación, puede retomarse el 
tema de la denuncia en donde puede observarsecomo, en ese proceso: 
 
La mujer siempre va sola, o con su mamá, hermana o amiga, 
gente que carece de conocimientos básicos de leyes y aunque 
conozcan un poquito no se les da el uso de la palabra y si él 
(agresor) va acompañado igualmente de su abogado, él si puede 
hacer uso de la palabra (Gloria, Inmujeres). 
 
Se subestiman las capacidades de las mujeres e incluso puede existir hasta 
cierta molestia contra ella por quejarse o exagerar sobre su relación de pareja, esto 
propicia que muchas veces: 
 
[Las mujeres] hacen su denuncia pero el día de la audiencia con el 
generador de violencia los MP le dan a él la razón cuando oyen su 
versión y justifican sus actos (Gloria, Inmujeres). 
 
 
 
 
40
Lo cual termina confirmando para las mujeres, el hecho de que no son 
escuchadas ni tomadas en cuenta y por tanto puede llegarse a explicar porque 
muchas de ellas consideran que no vale la pena pedir ayuda a las autoridades 
legales, fomentando a su vez la desesperanza aprendida. 
Valdría la pena estudiar de qué manera los ejecutores de las normas perciben 
su construcción de género y qué piensan al respecto, sin embargo este no era el 
objetivo de esta investigación pero podría ser que en una investigación más amplia 
sobre el tema se vea la posible relación entre el género de los funcionarios públicos y 
la manera en que imparten justicia. 
 
 
 
 
 
41
Capítulo 4. 
Violencia 
“[L]a violencia es un acto generalizado que lleva a la 
subordinación de los cuerpos y a la imposición de cosmovisiones 
del mundo y formas hegemónicas d e ver y concebir la realidad. 
Dondequiera se rechaza, pero se enseña en todas partes. Deja 
ejemplos, marcas, historias, plasma recuerdos, y construye una 
pedagogía que garantiza su reproducción y sus esquemas de 
sobrevivencia” 
 (Garda, 2007) 
 
 
El problema de la violencia hacia las mujeres, particularmente la familiar, ha 
tomado niveles alarmantes, a tal grado que empieza a hablarse de que es un 
problema de salud pública, multifactorial y complejo. En una sociedad donde hablar de 
violencia en el hogar implica una cuestión de vergüenza pública (por parte de las 
afectadas) y de normalización para aquellos que la observan desde fuera, no es fácil 
vislumbrar las causas y consecuencias de este fenómeno. Lo es mucho menos 
intentar acceder a un aparato de justicia que escuche a las sobrevivientes y dé 
respuesta a las demandas de las mujeres que han decidido frenar la violencia, en la 
mayoría de las ocasiones generada por su pareja o ex pareja. 
 
Se considera importante tomar en cuenta que la violencia también ocurre por 
parte de las ex parejas, pues como comentó una de las abogadas: 
La violencia sigue aún después de la separación, persiguen, 
hostigan, violan y les dicen “te doy la pensión a cambio de tu 
cuerpo (Nancy, Inmujeres) 
 
Esta misma abogada comenta que lo que los MP argumentan para 
no levantar la denuncia a estas mujeres que han dejado de compartir un 
espacio físico con su generador de violencia es: 
 
 
 
 
42
Ay, ya no vive con usted ya no se puede hacer absolutamente 
nada (Nancy, Inmujeres). 
 
Lo cual deja en estado vulnerable a dichas mujeres, que además se van 
pensando que en efecto no hay nada que puedan hacer para frenar los maltratos 
recibidos. 
Para efectos de esta investigación se utilizarán indiferenciadamente los 
términos violencia de género, violencia hacia las mujeres, violencia intrafamiliar, 
violencia doméstica y violencia familiar, por considerarse que todos hacen alusión a 
mujeres que viven en situación de violencia por parte de sus parejas o ex parejas, 
independientemente del ámbito donde se genere dicha violencia, desde el nivel macro 
hasta el micro: 
 
La palabra “violencia” indica una manera de proceder que ofende y perjudica a 
alguien mediante el uso exclusivo o excesivo de la fuerza. Deriva de vis, fuerza 
(…) “Violentar” significa ejercer violencia sobre alguien para vencer su resistencia; 
forzarlo de cualquier manera a hacer lo que no quiere (Velásquez 2003: 27). 
 
Esta definición hace referencia al significado etimológico de la palabra referida a 
aquella violencia ejercida físicamente, lo cual deja de lado otras formas de violencia 
aún más perjudiciales como lo es la psicoemocional. Por ello es importante integrar 
otras definiciones que complementen y permitan entender todo lo que abarca este 
concepto para tener un panorama más amplio de lo que implica vivir en situación de 
violencia. 
La mayoría de las definiciones de violencia dirigida hacía las mujeres cuentan 
con puntos en común lo que permite hacer un listado que posibilite visualizar sus 
características con facilidad: 
 
 
 
43
 
A lo largo del tiempo y gracias a que el tema de la violencia ha tomado un auge 
importante en ámbitos que van desde el académico hasta el institucional y que surgen 
a partir de la década de los 70’ con los trabajos de los movimientos de mujeres y 
feministas que buscan que esta problemática deje de ser invisible, empiezan a crearse 
 
La violencia se produce como resultado de un 
desequilibrio en las relaciones de poder 
 
Corsi, 1995 citado por Burin, 2004: 215; Heise, 1994; 
Corsi, 1994 citados por Sucedo, 2005:69; CEAMEG, 
2007; Torres, 2005a:111-112; Velásquez, 2003:120; 
Martínez & Valdez, 2007:5 
Incluye actos de discriminación, subordinación, 
omisión, coacción, amenazas, privación de la libertad 
etc. 
Velásquez, 2003:29; Montalbán, 2007 
Tiene como consecuencia muerte, daño o sufrimiento 
físico, sexual, económico o psicológico, por lo que es 
un factor de deterioro y amenaza para la salud. 
Montalbán, 2007; CEAMEG, 2007; Belem do Pará, 
1994; ONU, 2006; OMS, 2002:9 
No importa si se manifiesta en el ámbito público o 
privado, es decir, dentro o fuera del domicilio. 
Rubio, 2007 
Es un fenómeno universal, que se caracteriza por ser 
intencional, transgredir un derecho, ocasionar un daño 
y buscar el sometimiento y el control. 
Torres, 2005b:46 
Involucra ataques materiales o simbólicos que afectan 
la libertad, seguridad, intimidad e integridad moral y/o 
física. 
Velásquez, 2003:30) 
Tiene impacto a corto, mediano y largo plazo en las 
personas, las familias, las comunidades y los países 
Eternod, 2005:25 
Es el producto de identificaciones con un modelo 
familiar y social que las acepta como procedimientos 
viables para resolver conflictos 
Corsi, 1995 citado por Burin, Ibíd. 
 
Los umbrales de aceptación de la violencia están 
dados por el tipo de intensidad, de justificación y 
frecuencia del maltrato 
Agoff, et. al., 2006:309 
 
 
 
44
acciones colectivas y organizadas para tratar de erradicar éste problema. Además de 
que es aquí donde comienzan a surgir las distintas denominaciones y categorías de la 
violencia (Nogueiras, 2005:39). 
 Es así como, desde la academia, organizaciones internaciones de salud e 
incluso las instituciones legales adecuan sus conceptos, tal es el caso a últimas 
fechas de la definición sobre violencia familiar incluida en la reciente Ley General de 
Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia15, que la conceptualiza en su 
artículo 7 como: 
El acto abusivo de poder u omisión intencional, dirigido a dominar, someter, 
controlar, o agredir de manera física, verbal, psicológica, patrimonial, económica y 
sexual a las mujeres, dentro o fuera del domicilio familiar, cuyo agresor tenga o 
haya tenido relación de parentesco por consanguinidad o afinidad, de matrimonio, 
concubinato o mantengan o hayan mantenido una relación de hecho (p.13). 
 
Dicho concepto se ve aun más completo con la definición que el propio 
Jorge Corsi16 realizó y que permitirá a lo largo de la investigación remitirnos a 
ambos cuando se refiera a violencia familiar y que dice que: 
 El término violencia familiar alude a todas las formas de abuso que tienen lugar 
en las relaciones entre los miembros de una familia.

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