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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES – IZTACALA Los juegos y los deportes que realizan los adolescentes Actividad de investigación - Reporte Que para obtener el título de: LICENCIADO EN PSICOLOGÍA Presenta: Armando Victoria Sánchez Directora: Dra. María Guadalupe de los Milagros Damián Díaz Asesores: Dra. Claudia Lucy Saucedo Ramos Lic. Juana Olvera Méndez I Z T A C A L A TLALNEPANTLA, ESTADO DE MÉXICO NOVIEMBRE, 2013 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. INDICE INTRODUCCIÓN 1. El juego y el deporte, su delimitación, características 1 1.1. Características del juego y el deporte 1 1.2. El juego y el deporte en el marco escolar 9 2. Una breve revisión sobre la adolescencia 16 3. Los juegos y deportes que practican los niños y niñas de primer grado de secundaria 25 3.1. Problemas a los que se enfrenta el adolescente en la práctica del juego y el deporte 44 4. Metodología 53 4.1. Objetivos 53 4.2. Preguntas de investigación 53 4.3. Sujetos 54 4.4. Aparatos 55 4.5. Escenarios 55 4.6. Materiales 55 4.7. Procedimiento 55 5. Resultados 57 5.1. Resultados generales del juego 57 5.2. Resultados en la clasificación del juego 61 5.3. Resultados generales del deporte 67 5.4. Resultados en la clasificación del deporte 72 6. Discusión y conclusiones 79 7. Bibliografía 89 INTRODUCCIÓN La vida del ser humano se encuentra llena de actividades que le imponen un reto en sus labores cotidianas. Estos retos a su vez le ayudan a organizar sus pensamientos y valorar lo que se encuentra a su alrededor. Desde su infancia, los individuos poseen ciertas características para asimilar las reglas sociales que se deben seguir para acoplarse dentro de un grupo o varios grupos. Sin embargo, la comprensión de tales reglas y acontecimientos no pueden ser asimiladas de manera inmediata por cada uno de los individuos. Por tal razón dependen de una especial tarea que desde temprana edad reciban apoyo centrado en el desarrollo de sus capacidades de integración en una sociedad como la mexicana que se encuentra en constante cambio. Por medio del juego, el niño que se encuentra ya en transición a la adolescencia, se identifica con el mundo de manera divertida y placentera, de tal modo que el aprender podría verse correlacionado con la diversión del adolescente, con lo cual su capacidad de asimilar contenidos largos y tediosos sería tan solo una parte del mismo juego. Con el simple hecho de jugar a ser algún personaje de la vida real, el joven se encuentra íntimamente relacionado con tal oficio adulto e intenta resaltar las características que previamente observó para parecerse más a una persona mayor. Este contacto con la vida adulta permite al joven entrar al mundo de los mayores y adaptarse a lo que ponto serán sus entornos sociales. Si se habla a futuro, gracias al contacto que ya tiene el joven con una actividad física propiciada por el juego, puede desarrollarse íntegramente y dar continuidad a su gusto por el ejercicio. Es en este momento cuando el adolescente entra en contacto profundo con el deporte que posiblemente practicará por el resto de su vida activa. Al hacer esto, se abre la posibilidad de llevar una vida más saludable al contemplar la actividad física como algo indispensable. Como se podrá analizar en el capítulo 2, en la vida adolescente se registran cambios que tendrán gran impacto en su vida futura. Su modo de pensar ante los retos de la vida y la manera de solucionarlos serán la base de su futuro como adulto. Por tal motivo, es necesario conocer la manera en que piensan los chicos a esa edad y las preferencias en juegos y deportes, esto para poseer un punto de partida a posibles estudios estadísticos del abandono de la actividad física, En México, cada vez se pueden notar más problemas y enfermedades provocadas por la falta de ejercicio. Estos problemas pueden llegar a convertirse en una de las preocupaciones globales en los próximos años. El siguiente estudio muestra los principales juegos y deportes que prefieren 336 estudiantes de primero de secundaria cuyas edades oscilan entre los 11 y 15 años de edad. El hecho de conocer las preferencias de los jóvenes en actividades lúdicas y físicas puede abrir un panorama para investigaciones posteriores relacionadas con la prevención de problemas de salud. 1: EL JUEGO Y EL DEPORTE, SU DELIMITACIÓN, CARACTERÍSTICAS 1.1. Características del juego y el deporte El juego El tiempo que se ocupa en la realización de diversas actividades que producen una satisfacción en el hombre es un tema que no se debe descartar. Dicho tiempo es un lapso que involucra sana diversión y una distracción de las labores cotidianas. De igual forma, es necesario conocer la forma en la que los adolescentes comienzan a utilizar su tiempo libre. Las costumbres que adquieren desde la infancia pueden llegar a tener una influencia en la ocupación y manejo de tiempos. García (2000) afirma que el tiempo libre surge como oposición al tiempo de trabajo. Es un momento susceptible de ser calculado con un reloj o con un calendario, un marco fuera del trabajo y las obligaciones. Diversos autores se han ocupado de las características del juego, y por lo tanto, de dotarle de una definición acorde a la necesidades de sus estudios y descubrimientos. Por ejemplo, Decroly y Manchamp (1914, citados en Omeñaca y Ruíz, 2004), destacan en la actividad lúdica el placer y la alegría que le son inherentes y el hecho de no implicar un fin consciente al margen de la propia acción del juego. Por su parte, Buytendij (1933, citado en Omeñaca y Ruíz, 2004), resalta también algunos de retos elementos distintivos: la alegría, la espontaneidad y el esparcimiento. Huizinga (1972, citado en Omeñaca y Ruíz, 2004) en su tratado de Homo Ludens, ahonda en alguna de las ideas anteriores y aporta otras nuevas al considerar que el juego constituye una actividad libre, produce satisfacción y alegría, representa una actuación llena de sentido, transcurre dentro de sí mismo, está lleno de armonía y crea orden llevando a una perfección provisional. Los niños van construyendo un mundo más lógico en aspectos relacionados con el entorno, principalmente con aquellas actividades de la vida adulta. Para ello debe de estar presente en los juegos nuevas formas de organización lo que incluye una formulación de reglas. Esta organización de pensamiento encuentra su lugar en el juego infantil en la forma de aquello descrito por Piaget (1986) como la actividad recreativa principal del ser civilizado, el juego con reglas. Los juegos con reglas pueden ser de naturaleza sensoriomotora, como los juegos de canicas o de pelota, las escondidillas, la roña, el avión, la gallina ciega o la matatena. Pero quizá también tengan origen intelectual, como las damas, los naipes, o el monopolio y otros juegos de mesa (Hugges 2006). Al tratarse deuno o de otro muestran dos características: involucran la competencia entre dos o más jugadores y están regidos por un conjunto de reglas aceptadas con anticipación por todos los jugadores y que no se pueden modificar durante el transcurso del juego. Dichas reglas pueden ya estar 2 establecidas en el juego o deporte o los jugadores pueden ponerse de acuerdo para seguirlas en el momento. Piaget (1986) afirmaba que los juegos con reglas requieren: 1. la capacidad de adentrarse en formas de pensamiento dominadas por las reglas. 2. la presencia de dos o más juegos potenciales Es interesante observar que las reglas que son formuladas por los chicos de manera espontánea incluyen una mayor necesidad de comunicación. Por lo tanto, cada uno de los integrantes deberá estar al pendiente y cooperar para que la actividad se realice. De cierto modo, la socialización requiere del apego a un conjunto de reglas implícitas o explícitas para la interacción social. El juego se presenta como un contraste entre una actividad liberada y aquellas a las que se integra, para Wallon (1974, citado en Lázaro,1995) si no se imponen reglas, la acción que se libera de sus restricciones habituales tiende a perderse rápidamente en repeticiones monótonas y fastidiosas. Aunque advierte, por otra parte, que la no comprensión de las reglas o su imposición coercitiva puede llevar al niño/a a jugar a saltárselas recurriendo a las trampas. Para Vygotski (1979) el surgimiento de la regla va aparejada con la capacidad de imaginar que posee el niño/a. “Siempre que se produzca una situación imaginaria en el juego habrá reglas...y del mismo modo que toda situación imaginaria contiene reglas de conducta, todo tipo de juego con reglas contiene una situación imaginaria” (Vygotski, 1979, pp112). La libertad también puede avivarse desde los juegos infantiles como desde los deportes de los adultos. Desde jugar en libertad a poder pensar creativamente hay solo mínimas magnitudes espacio-temporales. Es Huizinga (l980, citado en Garzarelli 2006) quien sostiene que toda la cultura humana proviene del juego siendo su inmediata consecuencia. Este autor asegura que: “...el juego es más viejo que la cultura, pues, por mucho que estrechemos el concepto de ésta, presupone siempre una sociedad humana y los animales no han esperado a que el hombre les enseñe a jugar”.(Garzarelli, 2006, pp 2) Es este un punto importante porque el hombre en todas las culturas y en todas las edades ha jugado y juega, también parecería ser que todos los animales cualesquiera sean sus contextos o habitad, también juegan. La diferencia entre ellos y nosotros sea que ellos juegan por una necesidad de sobrevivencia y nosotros por una necesidad de simbolización en nuestras vidas, al mismo tiempo para darle a las mismas un sentido trascendente y significaivo. A través de los juegos los niños van confrontando sus pensamientos con la realidad externa, permitiéndole modificar situaciones que pueden resultarles 3 displacenteras, tal como “tener que ir al médico” y luego jugar al “médico”. Aquí el niño juega con la angustia que aquella situación le había provocado. De este modo los juegos permiten al niño irse apropiando de una realidad que lo rodea bajo la forma cultural imperante y se adecua a ésta en tanto normas de convivencia oportunas para sus sentimientos de seguridad y pertenencia. Garzarelli (2006) considera que se podría aportar aquí la pirámide de Maslow (1943, citado en Garzarelli 2006). En dicha pirámide se muestran a las necesidades básicas del ser humano, como las biológicas, luego las de seguridad seguidas por las de reconocimiento social, continuadas por las de autoestima y por fin acceder a la autorrealización. El juego en esta pirámide y dentro de su estructura y estilo, estaría al servicio del cubrimiento de estas necesidades fundamentales para que el hombre acceda a lo mejor de sí. De un modo similar se encontrarían los deportes, los que siguen una línea directa en este sentido. Tanto el juego como el deporte, producen sentimientos de satisfacción biológica, psicológica, social, económica incluyendo la espiritualidad como forma más profunda de realización personal. Lázaro (1995) menciona al respecto que como necesidad, el juego tiene una propiedad que puede ser el denominador común. Esta es que es una actividad que no genera gastos monetarios para los participantes, que existe en todas las culturas y civilizaciones, es decir, tiene carácter universal. Al respecto Garoz y Linaza (2006) analizaron los juegos que contienen reglas y el papel que juegan estos en la transmisión de conocimiento social (valores, creencias, normas y roles) a partir del planteamiento piagetiano de la comprensión de las reglas de los juegos por los niños. Estos autores realizan su investigación en dos juegos diferentes como lo son el hockey sobre hierba en España y un juego tradicional del pueblo mapuche, en Chile: el palín. Los niños tienen contacto social por medio del juego, en especial si éste se trata de un juego que contiene reglas. Estas reglas son aceptadas voluntariamente por los niños y, al hacerlo, se introducen en una sociedad con valores, creencias, normas, roles, etc. (Piaget, 1932, citado en Garoz y Linaza, 2006). Linaza y Maldonado (1987, citados en Garoz y Linaza, 2006) mencionan que el conocimiento práctico y teórico de las reglas del juego se manifiesta la complejidad del mismo. También mencionan el estrecho vínculo que existe entre los juegos de reglas y los deportes. Los deportes tienen prácticas lúdicas infantiles pero también actividades adultas reguladas. El fútbol es un gran ejemplo de juego infantil que involucra actividad adulta regulada. Los autores se preguntan si los valores mostrados en el deporte serán iguales en todo el mundo. Continuando con el estudio de Garoz y Linaza (2006) la población estudiada fueron niños entre 8 y 14 años de edad. Los autores obtuvieron como resultado una evolución del desarrollo del conocimiento en cada juego bastante similar, por lo que se podría hablar de una universalización en la adquisición de niveles de conocimiento de las reglas. Pero los niveles de conocimiento pueden sufrir variaciones determinadas por los contextos de cada juego, las características de sus reglamentos y práctica y su significado social y cultural. Así pues, se puede notar que los jóvenes comienzan a aprender y a desarrollar su entendimiento por sus actividades lúdicas casi de la misma 4 manera en distintos lugares y hasta en distintas culturas y niveles socioeconómicos. Se puede decir entonces que gracias a la adquisición de conocimientos del mundo, el juego y la actividad física que incluye el mismo, es fundamental en la vida de los seres humanos e inclusive, en los animales que dependen de sus hábitos de juego para poder sobrevivir en su habitad. Garzarelli (2006) asegura que el juego es tan antiguo como la misma Humanidad. Cuando se analizan usos, costumbres, leyes, religiones, etc., en la historia de los hombres, el juego emerge como una actividad conectada a su cultura, no solo entre los niños sino también entre los adultos, existiendo casi siempre una clara división entre juegos de hombres y juegos de mujeres y por supuesto entre juegos de niños y juegos de adultos. El jugar forma parte de la evolución psíquica del niño y siempre al servicio del despliegue sistemático de todo tipo de fantasías. Cuando una fantasía se desarrolla en el juego, una gran satisfacción deviene como consecuencia. Rastreando los orígenes del juego puede llegar a revelar la aportación a la especie humana. Lázaro (1995) asegura que no hay humanidad allí donde no hay juego. Es algo que los antropólogos han descubierto,y si se piensa que el juego va unido a la infancia, profundizando sobre él se puede considerar el papel de la infancia a lo largo de la Historia, así como el distinto lugar ocupado por el juego y el trabajo. Los trabajos de diferentes autores como Caillois (1958), Leif y Brunelle (1978), Vygotski (1979, 1984), Elkonin (1980), Piaget (1984), Bruner (1989) y Ortega (1990) quienes fueron citados por Lázaro (1995) así lo postulan. García (2002) opina que se debe profundizar en el estudio de los juegos analizando las siguientes características: a) Placentero: el juego debe de producir placer a quien lo practica y no suponer en ningún caso motivo de frustración b) Natural y motivador: El juego es una actividad motivadora y por consiguiente, el niño la práctica de forma natural. c) Voluntario: Hay que entender el juego como una actividad libre, nunca obligada desde el exterior. d) Mundo aparte: La práctica del juego evade la realidad, se sale del marco de lo cotidiano, introduciendo al niño o el adulto en un mudo paralelo y de ficción y logrando satisfacciones que no se alcanzan en la vida real. e) Creador: la práctica del juego favorecerá el desarrollo de la creatividad, de la espontaneidad y contribuirá a favorecer un desarrollo más equilibrado. f) Expresivo: el juego es un elemento favorecedor de la exteriorización de sentimientos y comportamientos que en situaciones normales mantenemos reprimidas. g) Socializador: es una de sus principales características, en especial en las primeras edades escolares. Su práctica favorece el desarrollo de hábitos de cooperación, convivencia y trabajo en equipo. 5 Lavega, (1998, citado en García 2002) vislumbra en el concepto de juego las siguientes características: - El juego es una actividad libre. Es un acto voluntario, nadie está obligado a jugar forzosamente. - El juego siempre se localiza en limitaciones espaciales y en imperativos temporales establecidos. - Incierto. Al ser una actividad creativa, espontánea, original, el resultado final del juego fluctúa constantemente los que motiva la presencia de una agradable incertidumbre que cautiva a los que lo practican. - Ficticio. Es un mundo aparte, es como un cuento narrado con acciones, alejado de la vida corriente, es un continuo mensaje simbólico. - Convencional. Todo juego (colectivo) es resultado de un acuerdo social, establecido por los jugadores, quienes diseñan el juego y determinan su orden interno, sus limitaciones, sus reglas. Por su parte, Omeñaca y Ruíz (2004) opinan que la diversión, la alegría, la exploración de las propias posibilidades y la relación con los demás se mantienen, para quienes participan en alguna actividad lúdica, al margen de definiciones y categorías. Lo importante para quien juega es el juego mismo. No obstante, si se pretende avanzar en el estudio del juego, se ha de comenzar por saber qué es lo que se está analizando. Por lo tanto, se hace necesario distinguir lo que es la actividad lúdica de lo que no lo es. Y en esta búsqueda de una delimitación conceptual del juego se han seguido dos vías: especificar sus rasgos distintivos de modo que cuantos más de esos rasgos posea una actividad, con más razón se la categorizar como lúdica o establecer una definición más o menos inclusiva. Ambos planteamientos no difieren mucho y se pueden utilizar en conjunto. En concordancia con García (2002) y con Lavega, (1998, citado en García 2002), Ófele (2003) propone las siguientes características que posee el juego: a) El juego es una fuente de alegría, de júbilo y de placer: En la mayoría de las ocasiones va unido a vivencia de alegría, a sentimientos de placer y plenitud emocional. Es suficiente observar a las personas que participan en un juego para llegar a la conclusión de que este atributo de a la actividad lúdica está lleno de sentido. b) El juego constituye un fin en sí mismo: La actividad lúdica no demanda metas extrínsecas. Representa más bien un disfrute de medios, un recrearse en la propia actuación. Es entonces cuando se supera la visión utilitaria de actividad humana y los planteamientos de una sociedad orientada hacia la acción tecnológica y logro de objetivos. c) El juego es espontáneo y voluntario, libremente elegido: la actividad lúdica constituye una forma de actuación no sometida a imposiciones surgidas desde fuera. De este modo es posible alcanzar una autonomía personal y social. 6 Reflexionar sobre el juego de los niños y las niñas es, pues, siempre una ocasión para profundizar en su personalidad y para acercarnos un poco más a descifrar su desarrollo. Según Lázaro (1995), Platón decía que: “Al enseñar a los niños pequeños ayúdate con algún juego y verás con mayor claridad las tendencias naturales en cada uno de ellos” (Cratty, 1984) Y, desde entonces, han sido muchos los filósofos, pedagogos, psicólogos, antropólogos, historiadores que se han ocupado de valorar el juego en todas sus perspectivas, teóricas y prácticas. Una de las facetas posteriores a la práctica de la actividad lúdica es el paso del juego al deporte. El deporte como actividad recreativa y sus aparentemente complejas reglas, interesan a muchos de los niños que se encuentran a punto de convertirse en adolescentes. El deporte El deporte es considerado, según Paredes (2002) como una actividad social y educativa muy importante para el ser humano en la actualidad además de tener un gran impacto en su formación cultural. El deporte, según este autor se ha definido por cualidades como las de diversión y el esparcimiento. No obstante, también se puede entender como una actividad física que en su ejecución incluye propiedades de rendimiento (como habilidades motrices) y seguimiento de reglas formales y explícitas que incluye una organización por parte de quienes lo practican. Además de esto debe cumplir los siguientes criterios: 1.- El ejercicio físico y la competición (individual o en equipo) 2.- Es una actividad en la que existe el contacto social directo o indirecto. 3.- Puede ser una actividad para ocupar el tiempo libre que incluye ser activo, fomenta la salud física y el desarrollo biológico, además de ser una actividad de esparcimiento y educación. 4.- En ocasiones puede ser un motivo de espectáculo al ser presenciado por un grupo de espectadores. 5.- Propone un reto a enfrentar en el que las capacidades físicas e intelectuales deben estar presentes. De manera más concreta, García (1990, citado en Almada, 2011) pone en claro los cuatro elementos básicos para la construcción del concepto deporte: 1) Es una actividad física e intelectual humana. 2) De naturaleza competitiva. 7 3) Gobernada por reglas. 4) Institucionalización de la actividad. El deporte es estudiado por la psicología desde que se planteó que la actividad física y sus beneficios tendrían que ver con aspectos de conducta motriz. Posteriormente a la Segunda Guerra Mundial, según Barrós,(2005) aumentaron las investigaciones en el desarrollo perceptivo motor y la psicología de la actividad física patrocinadas por las fuerzas armadas en muchos casos y por departamentos de investigación de algunas universidades en Norteamérica. La importancia del juego empieza a ser destacada como factor de alto grado que repercute de manera positiva dentro del desarrollo de la persona. Ya en los años 80 y 90 del siglo XX, crece mundialmente el deporte organizado de alto rendimiento, se comienza a expandir a escala global la industria del deporte y en los medios de comunicación ocupan cada vez más espacios las competencias deportivas, generando nuevos modelos sociales exitosos, los heroicos ídolos del deporte masificado y cada vez más profesionalizado. Así pues, se puede notar a grandes rasgos que los beneficios de realizar tareas que involucren actividad física es asunto de gran peso para la psicología. Enel mundo del niño, el exterior se ha poblado de personas y objetos reconocidos por Barrós (2005) como “el afuera”, y este afuera formará parte de los juegos infantiles. Otro tipo de juegos infantiles serán ya aquellos que tienen una marca social formalizada y que están más sujetos a reglas y normas. El juego es constructivo del área social, auxilia en el entendimiento del exterior y de las relaciones interpersonales. Será entonces cuando los diversos tipos de juegos practicados, que se irán consolidando en el desarrollo normal del niño. En este sentido los juegos evolucionan y cuando son institucionalizados, poseen reglas y luego irán a pertenecer al área de la cultura. Serán un futuro o una reseña de lo que podrá ser una actividad deportiva que acompañará al joven en su crecimiento. A pesar de que los chicos en etapa adolescente pueden ser creativos para formular sus propios juegos con sus propias reglas, los juegos que más son aceptados son los que ya tienen reglas formuladas y pueden ser acordadas por ellos y por los adultos. Los juegos con reglas toman muchas formas, una de ellas que se observa cada vez más a lo largo de la infancia es la actividad deportiva extremadamente organizada. Además de lo divertido de los deportes, los chicos toman la iniciativa de practicarlos debido a la influencia que ejercen los medios de comunicación hoy por hoy. Cada persona admira a alguien destacado en el mundo deportivo por lo que en ocasiones, principalmente el adolescente, tratará de imitar sus habilidades para demostrar dicha admiración. 8 Cuando el adolescente comienza a tener en consideración al deporte para la ocupación de su tiempo libre, la práctica puede llegar a ser más constante y más duradera. Es entonces cuando puede tomar una decisión acerca del tipo de actividad que realizará en el futuro. Al respecto Garzarelli (2006) asegura que se pueden diferenciar fundamentalmente dos modelos de juego o diversión: un modelo competitivo y un modelo participativo. Lo competitivo se asocia a exigencia, niveles variables de estrés y situaciones de éxito o fracaso. Lo participativo se relaciona con aspectos más lúdicos, relajantes y socializadores. Ambos modelos deben llevar consigo una adecuación de las exigencias y resultados al desarrollo fisiológico y psicológico del organismo, es decir, el individuo adapta su cuerpo en la actividad deportiva practicada (por ejemplo el basquetbol en donde el chico debe practicar su salto y estiramiento de su cuerpo para dominar el balón). La adaptación psicológica tiene que ver con la adaptación a aspectos exteriores como el seguimiento de instrucciones por parte del entrenador, cooperación con sus compañeros, etc. Esto teniendo en cuenta que dentro del crecimiento y desarrollo existen importantes diferencias interpersonales, siendo uno de los mejores ejemplos la etapa pre-adolescente. El principal soporte del juego es el mismo cuerpo en forma integrada, aún cuando en ciertos juegos lo mismo que en ciertos deportes, se utilizan áreas de preferencia que tienen relación con la actividad lúdica. Garzarelli (2006) afirma que como extensión del cuerpo y mente del niño y el deportista, utilizan objetos “transicionales” como juguetes naturales o tecnológicos específicos para cada juego o deporte. Hoy en día, los chicos manipulan objetos tecnológicos con lo cual se pierde la concepción tradicional de lo que es el juego y el deporte, pero en sí no se pierde la esencia de los mismos. Hurlock (2000) afirma que de la descripción y evaluación detallada de las actividades recreativas típicas de la adolescencia, se deducen que algunas satisfacen mejor que otras las necesidades personales y sociales del adolescente. También afirma que existen dos razones por las cuales es importante que las recreaciones sirvan para ello. En primer lugar, sólo las diversiones que satisfacen contribuyen al bienestar, salud física y mental. En segundo lugar, los pasatiempos de los jóvenes fijan el patrón de los recreos de la vida adulta ya que los adultos necesitan entretenimientos satisfactorios para mantener una buena salud física y mental. El grado de satisfacción de las necesidades recreativas del adolescente (esparcimiento, movimiento y convivencia) depende de las actividades recreativas disponibles, de sus actitudes hacia ellas y del grado de aceptación que le brinda su grupo de amigos. Es necesario mencionar que si existen fuertes presiones sociales para desempeñarse bien en una actividad particular, la satisfacción que se supone se deriva de la recreación son reemplazados por la tensión y la ansiedad. Cuando se incita a los muchachos a competir con sus iguales en deportes, por ejemplo, cuando se les presiona a realizar ejercicios en educación física, las actividades de este tipo asumen las características del trabajo y dejan de ser juegos. 9 1.2. El juego y el deporte en el marco escolar El juego Es un reto evidente para los profesionales en docencia el hecho de incluir actividades lúdicas en la educación de los chicos de secundaria. Los comportamientos que los adolescentes tienen ante situaciones que incluyan acciones lúdicas indudablemente crearán un ambiente agradable, pero difícil de controlar. El número de alumnos es también considerablemente alto en las escuelas de México, por lo que un sólo profesor tendría dificultades para llevar a cabo un programa que incluya algún juego en la enseñanza. Sin embargo, se verá a continuación que el factor lúdico contribuye más de lo que podría perjudicar a la adquisición de conocimientos de los estudiantes. Hoy en día, la adolescencia no es un simple paso a la edad adulta, sino que tiene características muy propias y complejas. Se sabe que es allí en donde se determinará el carácter que tendrá el chico en el futuro y su personalidad será establecida. Si se está de acuerdo, pues, que esta etapa es fundamental en la construcción del individuo y que el juego es un factor representativo para la socialización en la adolescencia entonces se puede esclarecer su importancia de cara a la utilización en el medio escolar. Es necesario cuestionarse acerca de las características que necesita el juego para involucrarse directamente en una situación escolar. Vaca (1987, citado en Lázaro, 1995) asegura que tres condiciones son fundamentales: un tiempo, un espacio y un marco de seguridad. También se puede añadir que es fundamental un cambio en la mentalidad del maestro/a que le lleve a restaurar el valor pedagógico del juego sin convertirse, como afirma Bruner (1989, citado en Lázaro, 1995) en una guía que se encargue de dirigir al adolescente a fines pedagógicos y lúdicos simultáneamente. Si además la Administración Educativa favorece esta línea de actuación se tendrán los ingredientes idóneos para llevar el juego a las aulas. Así, las razones que Kamii y De Vries (1988, citados en Lázaro, 1995) juzgan necesarias las siguientes proposiciones para que un juego colectivo sea educativamente útil: - Proponer algo interesante y estimulante para que los chicos/as piensen en cómo hacerlo. Este punto hace referencia a las motivaciones del joven en el juego. - Posibilitar que los propios chicos evalúen su éxito. Es preciso desplazar el punto de vista desde el adulto al de los niños y niñas. - Permitir que todos los jugadores participen activamente durante todo el juego. Se entiende por participación activa la actividad mental y un sentimiento de compromiso tomando en cuenta las opiniones del practicante. 10 En la interacción que se establece entre el profesor y el alumno dentro de las actividades lúdicas, los chicos se encuentran relacionados a la construcción de aprendizajes a partir de la participación activa, vivenciada y reflexiva. Mientras que el rol asumido por el profesor es el de intermediario entre los contenidos a través del juego y la actividad constructivaque desarrolla el alumno. Según Vygotski (1979), el profesor interviene para crear zonas de desarrollo próximo (ZDP) y para navegar por ellas promoviendo la formación de personas más capaces para la resolución de situaciones problema de índole motriz para el aprendizaje de estrategias de actuación o para el establecimiento de relaciones sociales constructivas. Cada vez que el profesor incita al alumno a centrar la atención en la propia acción motriz; que lo orienta en la búsqueda de los patrones de movimiento más adecuados para afrontar las demandas de la actividad lúdica; que recorre con él las posibles estrategias tácticas y le ayuda a reflexionar en la búsqueda de las opciones más adecuadas para actuar en el juego; que aclara una regla y la dota de significado dentro del juego; que responde a la demanda de ayuda por parte del alumno de cara a la resolución de un grupo dentro del grupo etc., crea la ZDP y está mediando para que el alumno adquiera un nivel de desarrollo difícilmente alcanzable de otra manera. La mediación puede ser eficaz dependiendo si el profesor: - Evalúe las capacidades y aprendizajes previos de los alumnos. - Realice un análisis desde las exigencias que plantean las diferentes situaciones problema que emergen en el juego. - Ajuste la propuesta lúdica de clase teniendo en cuenta los dos principios anteriores. - Propicie un clima afectivo y social en el que todos los alumnos se sientan seguros. - Formule preguntas y proporcione información orientada hacia el aprendizaje, a partir de la experiencia vivenciada por cada alumno dentro del contexto lúdico. - Informe al alumno de sus progresos y sus necesidades de mejora. Hoy en día existen modelos educativos que consideran que un mejor aprendizaje es aquel que llega a ser significativo. Al hablar de aprendizaje significativo, según lo mencionado por Omeñaca y Ruiz (2004), se toman en cuenta los siguientes aspectos: a) Los alumnos deben de poseer tanto el grado de madurez suficiente como los conocimientos previos (esquemas cognitivos, capacidades motrices y estrategias de comunicación e interacción) con los que pueda desarrollar los nuevos aprendizajes. Estos conocimientos estarán determinados como señala Coll (1991, citado en Omeñaca y Ruíz, 2004), por las experiencias de aprendizajes anteriores. b) Los nuevos contenidos de aprendizaje han de ser relacionados de manera no arbitraria con lo ya conocido. Esto implica plantear 11 situaciones problema con una distancia optima entre lo que el alumno ya sabe y los nuevos contenidos de aprendizaje. Así se logra que los esquemas motores y las estrategias tácticas se aprendan a través del juego y no de forma memorística, sino conectados con lo ya conocido y situados dentro de un contexto que los dota de sentido. Entonces, para realizar el proceso de programación de actividades lúdicas, se debe partir de un análisis previo de cada juego en conexión con lo que los alumnos ya saben hacer. c) Es necesaria la disponibilidad del alumno para aprender. A la intención de participar ha de sumarse el interés por aprender, por ampliar y diversificar las propias capacidades. Esto conlleva a dos aspectos: la consideración del aprendizaje como un proceso de construcción personal y la necesidad de contar con la motivación. Omeñaca y Ruíz (2004) también aseguran que analizar la actividad lúdica de cada alumno como fuente de aprendizaje conlleva a considerar tres elementos: 1) El juego, con sus componentes estructurales (espacio, tiempo y pautas de interacción entre los jugadores), representan un entorno dinámico. 2) El alumno, centro de aprendizaje en la actividad lúdica. 3) El grupo como regulador de las relaciones que se establecen en el juego. Considerando esto, entonces se puede utilizar el juego en la educación no sin antes tener en cuenta lo siguiente: a) La construcción de aprendizajes en el juego se produce a través de la actividad del alumno: los alumnos se muestran activos en el juego de diferentes formas. Estableciendo relaciones con capacidades ya adquiridas y tratando de adaptarlas a las coordenadas espacio- temporales que surgen de la actividad lúdica; explorando esquemas motrices nuevos que den respuesta a las diferentes situaciones problema derivadas del juego; informando a sus compañeros o al profesor o recibiendo información de estos sobre cómo actuar ante las exigencias motrices y/o estratégicas del juego; enfrentándose a una situación de conflicto con sus compañeros, escuchando la opinión de estos, expresando la suya y buscando soluciones en conexión con la forma en que se han resuelto conflictos anteriores y reorganizando su sistema de valores. b) La construcción de aprendizajes en el juego conlleva a un proceso de elaboración personal: si la actividad que origina el juego no produce interiorización, elaboración, análisis, valoración, etc., se convierte en simple “activismo” , en repetición más o menos sistemática pero difícilmente consolidará aprendizajes dotados de significación. El aprendizaje es un proceso de elaboración. Sólo ésta permite establecer relaciones significativas entre lo ya conocido y los nuevos objetos de aprendizaje y es un proceso personal. Los compañeros y profesores ayudan en dicho proceso, pero cada alumno es, en última 12 instancia, responsable de la construcción de su propio conocimiento y del desarrollo de sus capacidades. c) La construcción de aprendizajes en el juego se origina en interacción con el entorno: que el aprendizaje sea un proceso personal no implica que se realice sin tener en cuenta el entorno. La interacción con este constituye la base sobre la que se construyen nuevos aprendizajes. En el caso de la actividad lúdica, se implica a cada alumno en la comunicación con cada uno de sus compañeros de actividad, con el profesor y con el grupo o con los subgrupos que pueden surgir en este. Por medio de distintos juegos y deportes se fortalecen no sólo habilidades motrices, sino nuevos conceptos que los chicos posteriormente podrán aplicar en la vida práctica. Para llevar a cabo un aprendizaje profundo en los chicos se puede juntar la práctica de actividades motrices a la par que se aprenden fundamentos teóricos sobre juegos y deportes. Morrison (2003) considera que la lectura es un medio para encontrar este equilibrio teórico – práctico ya que la palabra tiene el privilegio de estructurar y modificar el pensamiento del hombre, y puede decirse que, en definitiva, cuantas más palabras es capaz de utilizar una persona, menores son los límites que atenazan su comprensión y su pensamiento. Se han considerado algunos puntos planteados por Morrison (2003) para que la actividad lectora ofrezca a los chicos un pasatiempo acompañado de aprendizaje: - Desde los primeros años de vida se puede leer a los chicos cuentos, relatos e historias preferiblemente en ejemplares ilustrados con dibujos que él pueda ver. - Utilización de libros adecuados para cada edad. El formato debe ser manejable y no muy pesado, el tipo de letra grande. Son deseables las ilustraciones a todo color. - Aprender a relacionar el contenido de los libros con la realidad que rodea al niño. Las guías de campo, de animales, minerales o plantas pueden ser muy útiles en visitas al zoológico, al jardín botánico o, simplemente en una excursión. - Jugar con el niño a todo tipo de juegos de vocabulario, palabras cruzadas etc. Se debe ayudar a manejar los libros de texto, las obras de consulta y los diccionarios. En este punto se nota que el juego comienza a tener contacto con la vida intelectual del chico y es importante en el fomento agradable de la lectura y el razonamiento de la misma. El deporte En el marco escolar el juego está aprobado y recomendado como elemento educativo de vital importancia. Pero es indiscutible que su práctica continua13 puede llevar al alumnado a iniciarse en alguna actividad deportiva que beneficiará su salud. Como se mocionó, en ocasiones la misma familia limita la práctica del juego y el deporte en casa. Al hacer esto, se corre el riesgo de que el estudiante en la misma escuela pierda el interés y desista de hacer ejercicio. Indudablemente, uno de los grandes problemas que se enfrentan en México son las enfermedades provocadas por la obesidad. Tales enfermedades provocan a su vez, un impacto en cadena en el adolescente y en su vida futura. Dicho impacto puede manifestarse en forma de depresión, sedentarismo, abandono de los estudios, baja autoestima, problemas familiares, etc. Al respecto, Zaragoza, et al. (2006), afirman que una de las características más sobresalientes de La Actividad Física es que puede prevenir el sedentarismo, y a su vez, la obesidad. En un análisis experimental, estos autores midieron la actividad física habitual en una zona rural y una zona urbana. Como segundo punto analizaron los factores que tienen influencia en la práctica deportiva. La muestra total fue de 470 adolescentes. Utilizaron un cuestionario llamado “Four by one-day physical activity questionnaire” que estima el Gasto Energético (GE) dentro y fuera del ámbito escolar. Clasificaron a los sujetos en cuatro niveles de AF: activo, moderadamente activo, inactivo y muy inactivo. Como resultado encontraron que el gasto energético es mayor en la zona rural estudiada; es mayor la actividad física realizada por los hombres que por las mujeres solo en el caso de la población urbana estudiada. Este estudio propone como punto de partida actuar sobre determinada población, escenario en el que los profesionales en conjunto pueden tomar en consideración. En los estudios de García (2002) se proponen metodologías activas participativas y lúdicas orientadas al desarrollo general del alumno. Los diseños curriculares mostrados en las investigaciones de este autor, consideran que la práctica lúdica es una formula alternativamente motivante para la consecución de los objetivos propios de la Educación Física que se enseña en las escuelas secundarias. García (2002) asegura que en las clases de Educación Física habitualmente se han programado los deportes tradicionales (actividades específicas de corte tradicional como el atletismo, balonmano, basquetbol y voleibol). Esto ha provocado como consecuencia que, al ser deportes que tienen un gran reflejo en nuestra vida diaria, (los practicamos y los vemos practicar personalmente o en televisión), provocan serios problemas en las clases ya que el alumnado se empeña en exteriorizar imágenes captadas de grandes jugadores en programas de televisión y no se les puede llegar a transmitir el objetivo que se propone la docencia. Esto aunado a que tradicionalmente el juego se ha venido considerando, tanto por los padres como por los profesores, como algo banal y sin importancia. La actividad deportiva-lúdica se entendía como una tarea para entretenerse y se encontraba en una posición muy diferente al trabajo y al estudio. Por lo tanto, se deben tomar en cuenta las propiedades del deporte y el juego que intervienen en la formación del estudiante y las principales, según García (2002) son: 14 1. El deporte y el juego son una actividad motivadora y facilitan el acercamiento natural y la práctica naturalizada del ejercicio físico. 2. La actividad lúdica se ajusta a los intereses de los alumnos y evoluciona en función de ellos. 3. La actividad debe revestir diferentes modalidades según la complejidad de las normas que lo regulan, el grado de implicación que exija a los participantes y las capacidades que pretenda desarrollar. 4. En la actividad física intervienen componentes fundamentales de dominio y organización espacio-temporal y, por consiguiente, su práctica en los primeros grados de la etapa educativa contribuye a la adquisición de conceptos y estrategias. 5. La actividad debe entenderse no sólo como un núcleo de contenidos o aspectos de la realidad que el alumno debe aprender, sino también como una estrategia metodológica que afecta al resto de los contenidos y les da un tratamiento adecuado. 6. Debe ser una forma de conocer hechos y situaciones del entorno social y cultural. Existe en la actividad lúdica una respuesta a diferentes situaciones vivenciales del alumno, y a través de las mismas, se integran en el espacio escolar, las calles, el barrio y diferentes manifestaciones populares. Su práctica habitual debe desarrollar en el alumno actitudes y hábitos de tipo cooperativo y social basados en la solidaridad, la tolerancia, el respeto y la aceptación de las normas de convivencia. 7. Debe entenderse a la actividad vinculada a la cultura circundante que aporta multitud de tradiciones. 8. Conviene tener en cuenta la importancia de que los alumnos practiquen juegos y deportes autóctonos y tradicionales como vínculo y parte del patrimonio de la Comunidad. 9. Debe valorarse la participación individual y en equipo, la práctica de la actividad en sí y no en función del éxito o el fracaso y la erradicación de las situaciones agresivas violencia y desprecio hacia los demás. Es necesario la aceptación de las limitaciones propias y ajenas, la integración en el papel que le corresponde y el respeto a las normas y reglas establecidas. Por su parte, Pérez (2006) menciona que el deporte, centrándose específicamente en el futbol, puede ser considerado como un elemento educativo al presentar las siguientes características: - Carácter abierto, de forma que la participación no se establezca por niveles de habilidad u otros criterios discriminadores. - Que su finalidad no se limite a la mejora de habilidades motrices, de forma que se tengan en cuenta otras intenciones educativas, desarrollando capacidades cognitivas, equilibrio personal, relación social, entre otras. 15 - Que no se incida fundamentalmente sobre el resultado, sino sobre las experiencias y vivencias. - Fomentar la participación, creatividad, diversión y bienestar. - Posibilidad de modificar o negociar las reglas del juego, sobre todo para favorecer la igualdad y la participación. - Reforzar las actividades de colaboración frente al exceso de individualismo. - Fomentar la actitud crítica de los alumnos ante los fenómenos socioculturales asociados al deporte. - Que se valoren y recuperen prácticas alternativas o deportes tradicionales de la zona con el fin de relacionar la actividad deportiva con el contexto sociocultural en el que han crecido los alumnos (Pérez, 2006, pág. 6). Pérez, (2006) describe al deporte (específicamente hablando del futbol) no solamente como una actividad que posee cualidades en las que se mejora la salud orgánica de las personas que la realizan, sino que tiene cualidades en las que se fomenta la atención, concentración y capacidad rápida de discriminación. Socialmente hablando, el futbol facilita las habilidades de compañerismo y cooperación, así como también el desarrollo de valores por el respeto al triunfo y la derrota que siempre son elementos presentes en este deporte. A lo largo de este capítulo, se han resaltado las características que tienen el juego y deporte no sólo en el aspecto de entretenimiento, sino en el aspecto educativo, social y cultural, lo cual debe de ser valorado en la personalidad y necesidades (en la casa, en su desarrollo psico-motor, en sus relaciones sociales, y en la escuela) de los chicos. Debido a que el presente reporte de investigación se centra en los juegos y deportes de los chicos de primero de secundaria, quienes se hallan entrando en la adolescencia, en el siguiente capítulo se revisarán rasgos importantes sobre los cambios del adolescente. De igual forma, se podrá ejemplificar el modo en el que los jóvenes construyen ideas y como estas ideas repercuteno influencian sobre prácticas de juego y deporte. 2: UNA BREVE REVISIÓN SOBRE LA ADOLESCENCIA Es necesario conocer la manera en la que el adolescente contempla su alrededor para poder iniciar un estudio acerca de las preferencias de los jóvenes en cuanto a las actividades que realiza. A su vez, es también necesario considerar que no es posible efectuar una generalización acerca de las preferencias que cada uno tiene. A continuación se describirá el modo en el que el adolescente percibe su entorno. La adolescencia es una etapa crucial y de gran compromiso en todas las actividades vitales (en especial de socialización) del ser humano. También es el momento en que los comportamientos son influenciados por el medio ambiente y la estructuración de la personalidad. En dicha etapa, existen rutinas que pueden perjudicar o ayudar el dinamismo de los chicos. La movilidad en vehículos (coches, motos, ciclomotores.) limitan el ejercicio físico, cayendo en el sedentarismo; las adicciones (alcohol, tabaco y otras drogas), suelen con cierta frecuencia llevar al abandono del deporte o al deporte mal reglado (ausencia de actividad deportiva durante periodos prolongados y ejercicio excesivo y sobrepasando límites, en otros). En no pocos casos, este cambio de hábitos, lleva también al que padece enfermedades crónicas (diabetes, epilepsia, etc.); al error de abandonar la medicación, reapareciendo sintomatologías y potenciando discapacidades y enfermedades del adulto; es el comienzo de patologías como la hipertensión arterial, la obesidad, las cardiopatías, etc. Por tal motivo, es vital conocer el comportamiento básico de los jóvenes y su posible interés en la práctica de algún juego o deporte que contrarreste las repercusiones de dicho sedentarismo. Del mismo modo se debe considerar que es una edad en la que se adquieren valores y hábitos que acompañarán a la persona a lo largo de la vida adulta, como se verá más adelante. En ocasiones se puede notar que los adolescentes están poco interesados en las prácticas de juegos que solían ser de su agrado. Cada uno de los constantes cambios en su manera de pensar e interactuar con su medio les da la pauta para desarrollar nuevas habilidades que dejan atrás los intereses lúdicos. Sin embargo, en tal etapa, se sigue considerando la necesidad de encontrar un gusto en el cual puedan utilizar su tiempo libre. Piaget (1986) planteó tres explicaciones para este descenso. La primera es que los niños ya no requieren del juego simulado para satisfacer las necesidades de su persona; conforme se sientan más poderosos y menos indefensos en el mundo real, usarán menos el juego para compensar carencias percibidas. En segundo lugar, el juego simbólico evoluciona de manera natural en juegos que tienen reglas cada vez que participa más de un jugador. Y por último, a medida que los niños se desarrollan, se esfuerzan cada vez más por adaptarse a la realidad, en lugar de distorsionar la realidad, como sucede en el juego simulado. En la edad adolescente, el chico se encuentra en posibilidades de cambio y transición del periodo de operaciones concretas al periodo de operaciones formales (Piaget, 1986). Tomando esto en consideración, no es sino hasta los 17 11 años en adelante que el niño, casi adolescente, desarrolla la inteligencia representativa de las operaciones formales. Este proceso es muy delicado tomando en cuenta la personalidad de cada sujeto, a quien normalmente se le denomina “aprendiz”. Sobre este estadio del desarrollo, se hace importante saber que el pensamiento adolescente (formal) es ante todo hipotético deductivo; preposicional. Establece hipótesis a partir de lo real que luego trata de experimentar mediante operaciones reversibles de diferenciación entre lo verdadero y lo falso. El adolescente, reflexiona sobre su pensamiento o crea proposiciones acerca de proposiciones. Según psicólogos como Garvey (1977 citado en Hugges, 2006); Rubin, Fein y Vandenberg (1983, citados en Hugges, 2006) a pesar de que el juego se ve reducido en edades que sobrepasan la etapa preescolar, los pequeños siguen teniendo una interacción con otros individuos de la misma edad. La diferencia radica en que se observa un claro desarrollo en las características de los juegos realizados como lo son la formulación de reglas y la necesidad de que el juego o deporte practicado sea un factor común entre los que conforman el mismo (conceptualización abstracta). Por medio del juego el adolescente satisface la necesidad de crearse una identidad. Durante la adolescencia, los chicos se encuentran en la posibilidad de razonar acerca de su entorno, acerca de lo que constituye su estructura social y cultural, de sus ideas, pensamientos y sentimientos, además de encontrar un sentido a lo que realiza en la vida. Como ya se mencionó, es entonces cuando el adolescente comienza a dejar atrás su manera de actuar sin pensar en las consecuencias y comienza a generar hipótesis en sus acciones (razonamiento hipotético deductivo). Según Elkind (1981, citado en Hugges, 2006) en la adolescencia surgen pensamientos que pueden ser perjudiciales en su vida social. Estos aspectos son descritos por este autor como sigue: - El público imaginario: es la idea de que los demás piensan lo que el mismo adolescente piensa. - La fabula personal: el adolescente es el único en el mundo y nadie lo puede comprender. Estos últimos aspectos de la vida adolescente pueden convertirse en una dificultad que debe superarse para que se logre una correcta socialización. A su vez se puede contribuir a una integración en alguna actividad lúdica o deportiva. Sin embargo, además de satisfacer las necesidades de integración en algún grupo, los jóvenes se encuentran en búsqueda de la amistad que le puede brindar una persona con valores y creencias similares, con lo que se satisface, de igual manera, la necesidad de intimidad y comunicación. 18 La comprensión de los puntos anteriores mencionados por Elkind (1981, citado en Hugges, 2006) son característicos de la edad adolescente, pero si se presentan con gran intensidad en el chico y, a su vez combinados con los cambios físicos característicos de la edad, se puede generar una crisis de identidad. Según Erikson (1963, citado en Hugges, 2006) en la crisis de identidad se lucha por incorporar el pasado, el presente y el futuro de tal manera que puedan establecer un sentido propio estable y consistente en cada actividad desempeñada en la vida del joven. Entonces, la construcción de la identidad en el periodo adolescente es un concepto sumamente importante, en especial con los chicos de primer grado de secundaria que han dejado atrás su identidad anterior: la primaria. Al respecto, Martínez y Quiroz (2007) aseguran que la identidad es una afiliación a un grupo social determinado o “comunidad”. Al dejar atrás esta comunidad y afiliarse a otra, el adolescente se encuentra ya en un mundo desconocido. Martínez y Quiroz (2007) realizaron en su investigación entrevistas semiestructuradas con la finalidad de conocer la significación que tiene el cambio de comunidad de los chicos que pasan de primaria a secundaria. En las respuestas de los chicos se nota que reaccionan con temor a ingresar a la educación secundaria debido a comentarios previos de otras personas. A su vez se pudo observar que los intereses de los padres se interpusieron en la elección del plantel elegido. En concordancia con Erickson (1963, citado en Hugges, 2006), Martínez y Quiroz (2007) aseguran que la mayoría de los adolescentes entran en una crisis ya que al salir de la escuela primaria ellos son los más grandes y al entrar a la secundaria son los más pequeños. Por tal motivo buscan la forma de enfrentar este nuevo mundo de diversas maneras, como el hacerse acompañar por uno o varios compañeroscon los que se encontrará compartiendo un proceso de afiliación para construir su identidad. Es decir, se definirá el modo de ser del chico para acoplarse a su nuevo medio. Por lo tanto, es notable que los jóvenes tengan una amplia necesidad de interacción con otras personas de su edad. Sin embargo, en ocasiones los adultos suelen pensar que por el simple hecho de que se interactúe con un grupo de chicos se puede crear una pandilla con expectaciones de vandalismo. La mayoría de estas pandillas se ocupa de actividades socialmente reprobadas. No obstante, a pesar de la creencia popular no todas las pandillas son sinónimo de delincuencia. El hecho de que los adultos restrinjan la vida en grupo de sus hijos es un problema para la convivencia con otro tipo de grupos. Long (1949, citado en Powell, 1997) informó de un retraso comparativo en el desarrollo de las habilidades sociales de grupo de jóvenes de inteligencia normal. Su estudió indicó que el ritmo de progreso de la socialización con personas jóvenes es mayor, lo cual sugiere que los primeros años son los mejores para cultivar las habilidades sociales. 19 Por otro lado, Powell (1997) asegura también que al aumentar la edad y familiaridad con el medio social, el adolescente adquiere más seguridad. Al tener mayor confianza en sí mismo debido a la aceptación y a la aprobación de un determinado grupo, el individuo es más capaz de funcionar por sí mismo. Aunque todavía necesita la aprobación y la aceptación, ya no niega su personalidad como antes. Ahora busca atraer la atención de los otros miembros del grupo, más que esconderse de ellos. Con ese aumento de confianza en sí mismo, puede buscar más atención que aprobación. Puede ocurrir que hasta puede comportarse de una manera no aprobada por sus iguales, si esta conducta le da el tipo de atención o de reconocimiento que busca. Sus primeros intentos en la búsqueda de reconocimiento pueden ser bruscos y por consecuencia puede obtener una reacción desfavorable. Cuando aprenda lo que es aceptable y lo que no lo es modificará su conducta. Este proceso de socialización continúa por la etapa de la adolescencia hasta que el individuo se convierte en una persona capaz de aceptar sus responsabilidades ante la sociedad. Al respecto, Saucedo (2006) en una observación que llevó a cabo con chicos de segundo grado de secundaria, encontró que los jóvenes, a pesar de que en la escuela se les exige que vayan con un corte determinado, ellos mismos rompían esta regla llevando peinados modernos. Además de esto, los pantalones eran utilizados a media cadera, lo cual se entendía como una moda para ellos. Aunado a esto, la mochila era un símbolo de identidad muy preciado para los jóvenes porque era dónde se expresaban como algo que debía ser mostrado. Entonces, uno de los medios más importantes por el que una persona puede tener contacto con el conocimiento del cuidado de la salud, es la socialización. En especial aquella que se lleva a cabo de forma más directa y con mayor frecuencia en su vida. La familia, escuela y las amistades constituyen medios de socialización directa y es en la adolescencia en donde dichos conocimientos se pueden forjar de manera más consistente. Por tal motivo, es de suma importancia estudiar los factores que motivan a los jóvenes a realizar la práctica deportiva ya que esta es vital para el fomento del cuidado de la salud. Castillo, Balaguer, García y Valcárcel (2004) aseguran que existen grupos de iguales, como hermanos o compañeros que actúan directamente sobre la conducta del adolescente para practicar o no deporte. La influencia de los padres en la práctica del deporte se observa durante los primeros años de la persona, mientras que en los años venideros los pares son los que ejercen mayor dominio sobre la conducta de los jóvenes. Mediante el Inventario de Conductas en Salud en Escolares de Balaguer (del cual se seleccionaron los ítems relacionados con el consumo de alcohol, tabaco, cannabis, hábitos de alimentación, actividad física y deporte) aplicado a 967 chicos de entre 11 y 16 años, Castillo, Balaguer, García y Valcárcel (2004) encontraron que la práctica deportiva que realizan los padres y los pares son visiblemente representativas e influyentes sobre los chicos. Es decir, si 20 padres y amigos practican deporte, es mayor la probabilidad de que los adolescentes sigan ese ejemplo. Cabe destacar que esas terceras personas deben ser significativas en la vida del joven para tener dicha influencia. Así mismo, Castillo, Balaguer, García y Valcárcel (2004) observaron una notable ausencia en el consumo de sustancias como tabaco, cannabis y alcohol cuando los terceros practican actividad física. En las chicas no sólo se observó esto último, sino que además adoptaban hábitos de alimentación más saludables. Como se puede notar, la repercusión social juega un papel crucial en el comportamiento de los jóvenes. Hoy por hoy, se puede notar que las personas que tienen costumbres arraigadas en un pasado muy diferente, divergen en la ocupación del tiempo libre. Así, cuando un niño es visto por su abuelo jugando un periodo considerable de tiempo, es de esperarse que exista una llamada de atención. Esto es como resultado de la falsa creencia de que dicho juego o recreación es una pérdida de tiempo. Cuando se conocen los beneficios de la actividad recreativa se va aceptando una nueva necesidad: la de enseñar a la gente a utilizar el tiempo libre con el mayor provecho. Los jóvenes pueden ser guiados en la selección de actividades que satisfagan sus intereses y les proporcionen un relajamiento y a su vez una condición física saludable. Para esto se debe considerar que los adolescentes difieren bastante en lo que concierne a sus pautas de vida y sus necesidades. Una actividad puede ser muy divertida para un individuo y una fuente de tensión para otro. Como ya se ha mencionado, cuando comienza la pubertad resultan esenciales los cambios en las manifestaciones recreativas y tales modificaciones comienzan a aparecer naturalmente. Según Hurlock (2000) el ritmo de cambio parece estar determinado por el ritmo de las modificaciones físicas. Cuando los cambios corporales se producen con bastante rapidez, los cambios en los intereses recreativos se aceleran. Después de la pubertad, cuando los cambios físicos se producen con mayor lentitud, la variación de las inclinaciones recreativas también se hace pausada y gradual. Hurlock (op, cit) da una muestra de dichos cambios como sigue: a) Cambios en el tiempo dedicado al recreo. Cuando se alcanza la adolescencia, deben dedicar tiempo a las responsabilidades en el hogar y en la escuela. Aprenden a ser más selectivos en sus pasatiempos. b) Cambios en la cantidad de actividades recreativas. Muchas diversiones infantiles se dejan de lado porque la energía física necesaria para juegos y deportes debe utilizarse para tareas de distinto tipo en el hogar, en la escuela o, en ocasiones, en el trabajo. c) Cambios en la elección de compañeros. El interés por personas del sexo opuesto da lugar a un cambio rotundo en la preferencia de compañeros. También hay menor diferencia en las actividades recreativas de hombres y mujeres. d) Cambios en el gasto de energía. Los adolescentes comienzan a mostrar preferencia por las reuniones en grupo y las charlas, las competencias atléticas, el cine, la lectura, juegos de mesa, escuchar 21 la radio o música en general, etc. Poco a poco, las diversiones que no exigen esfuerzos reemplazan a los juegos fastidiosos. e) Cambios en las actividades informales a las formales. Los adolescentes se citan en cierto momento y deben estar vestidos convenientemente para el evento. Se elimina la espontaneidad de los juegos infantiles. También implica un obstáculo para los adolescentes cuya posición socio-económica les impideadquirir ropa adecuada. f) Cambios en la actitud hacia la repetición. La mayoría de los niños se siente felices y seguros cuando hacen lo mismo una y otra vez; disfrutan de la lectura repetida de cuentos e historietas, de ver las mismas películas o de escuchar la misma música. Los adolescentes prefieren las experiencias variadas, emocionantes y novedosas. Las necesidades de los adolescentes también difieren y cambian con el tiempo así como los factores influyentes en los aspectos sociales. Estos factores son mencionados por Hurlock (2000): - Intereses personales. La mayoría de los jóvenes descubren actividades recreativas de interés y también las aburridas, razón por la cual dedican su atención a las que tienen una mayor participación y actividad. - Oportunidades para intervenir en las actividades preferidas. Algunos chicos tienen escasas oportunidades de tomar parte en sus recreaciones preferidas. Los que tienen más probabilidades de verse privados son los jóvenes provenientes de regiones rurales, los que pertenecen a familias numerosas o de bajos ingresos; los miembros de grupos minoritarios; los adolescentes de mayor edad y las de sexo femenino, aunque en los últimos años se he visto un incremento en la actividad deportiva y recreativa en las mujeres desde temprana edad. - Desarrollo físico. Los adolescentes que son poco corpulentos muestran menos interés en los deportes que aquellos cuyo cuerpo les permite la posibilidad de un buen rendimiento y popularidad en los deportes. Un ejemplo sería aquellos que han alcanzado una buena estatura y se desempeñan bien en el baloncesto. - Inteligencia. Los jóvenes considerados como brillantes participan en mayor cantidad y variedad de actividades recreativas que los menos inteligentes. Además, pasan más tiempo dedicados a recreaciones solitarias y están más dispuestos para hallar complacencia con sus propios medios. - Sexo. Las diferencias de actividades recreativas en función del sexo comienzan hacia los seis años, alcanzan un punto máximo en la adolescencia inicial y luego declinan a medida que ambos sexos comparten en mayor grado el tiempo disponible para 22 pasatiempos. Estas diferencias se deben en gran parte a influencias culturales. En México dichas distinciones solían ser más notables hace algunas décadas y en la actualidad se llega a percibir que pueden persistir principalmente en zonas marginadas. - Ambiente. El ambiente interviene de dos formas en los intereses de los jóvenes: 1) determina actividades o cosas de interés. La cantidad y la edad de las personas presentes, las condiciones climáticas, las instalaciones ofrecidas. Todo desempeña un rol en la determinación de lo que puede interesar al adolescente y 2) las presiones culturales afectan los intereses recreativos. En ciertas entidades es convencional y correcto interesarse en la música, en el arte y en el teatro. En otras se piensa que el individuo es raro si no se interesa en futbol, basquetbol o futbol americano. - Los intereses de los pares. Aun cuando un adolescente se interese poco en los deportes, en ocasiones debe aparentar que estos deportes le son gratos si quiere tener la aceptación de otros para quienes la actividad deportiva es importante. - Prestigio de los pasatiempos. El valor de prestigio de las distintas actividades recreativas varía de un grupo socioeconómico a otro. En ocasiones las actividades recreativas dependen de las condiciones económicas de la familia, por lo que estas actividades obtienen una mayor popularidad. - Conversaciones. En la adolescencia, la participación en juegos y deportes que requieren un gran esfuerzo físico es reemplazada (por muchos de los chicos, por ejemplo, aquello que no tienen capacidades para realizar actividades vigorosas) por las reuniones informales y la conversación con amigos. En realidad, se trata de una de las maneras más populares de emplear el tiempo libre en la adolescencia. La importancia de la comunicación verbal con otros es puesta en evidencia por la tendencia del adolescente a acaparar el teléfono de casa u, hoy por hoy, el empleo excesivo del teléfono celular. - Los silenciosos. Algunos chicos hablan muy poco cuando se reúnen con el grupo porque temen decir algo que atraiga la desaprobación o al rechazo de los demás. Hasta cierto punto, la conversación telefónica es una forma de compensación. El adolescente que no se atreve a decir lo que piensa en una circunstancia social cara a cara tal vez halle el valor para decirlo cuando la otra persona no se encuentra presente. Por otro lado, es de considerarse que el adolescente atraviesa por una etapa en la cual es fundamental el cuidado de su salud física. Es entonces cuando el juego sufre un cambio considerable, se convierte en una actividad 23 deportiva y es necesario que sea lo suficientemente atractiva para el mantenimiento del interés del practicante. Moreno, Martínez y Alonso (2006) realizaron una importante revisión de distintos estudios aplicados en los que se puede notar que los varones prefieren actividades deportivas de competición, mientras que las mujeres se inclinan por deportes que no incluyan la competición ni el contacto físico. También se consideraron circunstancias por las cuales el adolescente prefiere abstenerse de acciones deportivas, por ejemplo, las particularidades de la persona que está encargada de la instrucción en educación física. Dichas características pueden ser: la edad y la promoción de la aceptación social en el deporte. Dentro de las consideraciones anteriores, el estado de ánimo del practicante del juego u actividad deportiva determina su continuidad. El autoconcepto juega un importante papel en la continuidad, práctica y gusto por una actividad deportiva. En varios estudios (Boyd y Hrycaiko, 1997; Goñi y Zulaika, 2000; Hagger, Biddle y Wang, 2005; Moreno y Cervelló, 2005, citados en Moreno, Martínez y Alonso, 2006) se nota inclusive que las puntuaciones obtenidas en pruebas para medir el autoconcepto de los jóvenes son menores en el sexo femenino que en el masculino. Por tal motivo, es de esperarse que en la práctica deportiva, en donde influye el autoconcepto de forma muy directa, las mujeres adolescentes tengan un muy bajo índice de participación. Knoppers (1988, citado en Moreno, Martínez y Alonso, 2006) asegura que una forma en la que los profesores, sin quererlo pueden crear inseguridad en las alumnas adolescentes es siendo condescendientes con ellas. En el momento en el que las reglas son rotas para que las chicas se adapten más fácilmente a la clase de Educación Física, se provoca que ellas mismas piensen que su potencial es limitado. La teoría de Bandura (1986, citado en Castillo, Balaguer Duda, y García 2004) menciona la importancia de la socialización para la adquisición de comportamientos mediante el modelamiento de los otros significativos. En este caso, mientras mayor sea el número de personas significativas que practiquen deporte en la vida de los adolescentes, mayor será la probabilidad de que estos últimos realicen algún deporte. En cada uno de los aspectos de la vida del adolescente la familia tiene un papel fundamental en el desarrollo y mantenimiento de determinados comportamientos. La práctica deportiva no es la excepción. Cuando en la familia del adolescente existe un historial de aprecio por el deporte, existen más probabilidades de que el joven se convierta en seguidor de las personas mayores que gustan de realizarlo. Específicamente hablando de las principales influencias familiares, Lewko y Ewing (1980, citados en Moreno, Martínez y Alonso, 2006), McPherson (1978, citado en Moreno, Martínez y Alonso, 2006) y Snyder y Spreitzer (1973, citados en Moreno, Martínez y Alonso, 2006) aseguran que el ánimo que presentan los chicos se ve sumamente influenciadopor el padre, mientras que las chicas imitan con mayor frecuencia los comportamientos deportivos de la madre. 24 Debido a que la mayoría de las mujeres se encuentran influenciadas por la estética de la imagen personal, llegan a rechazar los uniformes y equipo utilizado en los deportes ya que exhiben partes del cuerpo de manera que afectan su perfil femenino (Aldrije, 1998; Milosevic, 1986; Scraton, 1987; Shilling, 1993, citados en Moreno, Martínez y Alonso, 2006). Esto es un factor personal que habla de cómo las mismas adolescentes contribuyen al abandono de la práctica deportiva. Milosevic (1986, citado en Moreno, Martínez y Alonso, 2006) asegura que la falta de modelos femeninos a seguir por parte de las adolescentes es uno de los factores que perjudican su práctica deportiva. El estudio de estos autores se basó en preguntar a las chicas, quienes formaban parte de la población analizada, el nombre de la persona involucrada en el deporte a la que admiraban y se descubrió que la gran mayoría fueron hombres. Gómez, Ruiz, y Mata, (2006) aseguran que al momento en que los jóvenes se ven inhabilitados por su escasa coordinación motora, es de esperarse que en el hogar se refleje esto. Si el chico o chica se ven impedidos por dicha dificultad, entonces sus deseos de autonomía son frustrados y se adhiere esto a una problemática que culmina en la afectación de la autoestima. Hay que recordar que las tareas en el hogar son de lo más importante y fundamental en la adquisición de hábitos que a su vez, forman valores en el muchacho y al no realizarlas, o tener repulsión a las mismas se renuncia a la independencia. En el hogar también se practican hábitos de higiene que requieren las más fundamentales funciones motores y no debe ser olvidada en ningún momento. El aumento de responsabilidades en la transición primaria-secundaria, es un reto que los alumnos con dificultades motrices superan difícilmente. La atención en las clases y la toma de notas son tareas difíciles de cumplir. Es evidente que en muchas materias existen diversos ejercicios que requieren de diversos pasos a seguir y de una concentración mayor. La materia que requiere de mayor actividad motriz es la materia de Educación Física, en la que se mostrará el adolescente frente a sus compañeros y se dejará en evidencia su capacidad motora. El hecho de que un balón venga directamente a su persona es un gran reto, si no lo recibe se enfrenta a críticas y comentarios que llevan a que no vuelva a intentar realizar la proeza. En un estudio de Cantell, Smith y Ahonen, (1994, citados en citado en Gómez, Ruiz, y Mata, 2006), se muestra que existen alumnos que prefieren practicar actividades que no implican exigencias motrices y contacto con otras personas. El empleo de tiempo de ocio en estos chicos puede variar, desde ver televisión, jugar videojuegos o leer. Pero estas actividades no involucran, la mayoría de las veces a otras personas, por lo que se ve afectada la socialización del joven. Como se pudo analizar en este capítulo, dentro de los cambios del adolescente se pueden observar transiciones de gustos y costumbres en las actividades cotidianas del chico. En el siguiente capítulo se verán específicamente que juegos y deportes practican así como también las dificultades a las que se enfrentan los chicos para desarrollarlos. 3: LOS JUEGOS Y DEPORTES QUE PRACTICAN LOS NIÑOS Y NIÑAS DE PRIMER GRADO DE SECUNDARIA. En la vida de un chico de secundaria, existen distintas tareas y ocupaciones en las cuales emplea la mayoría de su tiempo. El paso de la primaria a la secundaria implica un cambio no sólo escolar, sino en las interacciones sociales, cambios físicos, intelectuales y en los gustos de índole lúdica. Según Rasmussen, Hidalgo y Prado, (2002) el adolescente después de haber cubierto sus obligaciones escolares y en la casa, dispone de 50 horas libres a la semana. En muchas ocasiones, los jóvenes no saben aprovechar dicho tiempo. Por tal motivo, deben organizar no solo este tiempo, sino también sus ideas para poder practicar alguna recreación que satisfaga su necesidad de distraerse. Durante la adolescencia, en comparación con las edades anteriores, los juegos colectivos empiezan a alcanzar niveles de organización y complejidad que se notan de manera inmediata. Además, los chicos se encuentran en un momento en el que ya han adquirido la habilidad necesaria para desarrollar todo tipo de actividades manuales y poseen la suficiente energía para entregarse con verdadero ímpetu a las actividades físicas. El hecho de que en distintos juegos y deportes se encuentren presentes aspectos de integración entre pares es un atractivo para los chicos que desean destacar. Sin embargo, es necesario notar que dichas actividades pueden ser de tipo físico o no. Es decir, los chicos de edad adolescente pueden tener preferencias diferentes en cuanto a la ocupación de su tiempo libre, por lo tanto, en este capítulo también se abordarán algunas de las actividades que más gustan a los jóvenes. Como se revisó en el capítulo anterior, ya desde la preadolescencia, en edades que oscilan entre los 9 y 12 años, los juegos colectivos empiezan a regirse por un conjunto de reglas de cierta eficacia y complejidad que, además de estas dos importantes características, son aceptadas con mayor o menor unanimidad por la totalidad de los participantes (Morrison, 2003). Con la existencia de un reglamento, los chicos van a realizar el descubrimiento de una forma más positiva y eficaz de organizar las relaciones interpersonales. Lo cual es una medida efectiva para evitar las fricciones (que pueden surgir ante las imposiciones de los más fuertes o los más astutos) y conseguir que nadie se sienta frustrado, ya que todos los integrantes pueden participar en el juego en igualdad de condiciones con los demás. También sirve para que los jugadores aprendan a ejercitar el autocontrol y poco a poco vayan adquiriendo el dominio sobre sus comportamientos sociales. Existe una estrecha relación, según Piaget (1986), entre el desarrollo intelectual del individuo y su capacidad para aceptar y someterse a un reglamento. El hecho de que en tales momentos, en los juegos libremente organizados por los niños, aparezcan reglas más elaboradas que antes, tiene 26 por tanto un valor indicativo del nivel de maduración que los chicos alcanzan en su evolución. Las actividades físicas y deportivas en la edad adolescente tienen una gran aceptación (eso dependerá de las capacidades y formas de ser de los chicos ya vistas en el capítulo anterior mencionadas por Hurlock, 2000). Tanto el niño como la niña se recrean incansablemente con cualquier ocupación que implique el movimiento corporal, y son capaces de soportar sesiones prolongadas, si la encuentran lo suficientemente gratificante, antes de declararse vencidos por la fatiga. Correr, trepar, saltar, columpiarse, nadar, jugar a la pelota, al escondite o a perseguirse, todas estas actividades que además de su carácter recreativo permiten descargar energías ocupan, junto con las prácticas deportivas más específicas u organizadas, la mayor parte del tiempo libre de un adolescente que guste de situaciones de destreza física. A la edad de 12 aproximadamente y en la duración de la etapa adolescente, los chicos comienzan a tomar gusto por todas aquellas actividades que para ellos representan un conocimiento, tanto de sí mismos, como de su exterior. Éste último es de gran importancia debido a que se busca una identidad con determinado grupo de personas que comparten ideas y pensamientos. Hugges (2006) sugiere que a los adolescentes les gusta asistir a ver películas, ver televisión, leer, asistir a bailes y fiestas, y escuchar música (o ver videos musicales). También les gusta pasar el tiempo con amigos, lo cual no necesariamente tiene como finalidad la construcción
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