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Los-juegos-y-los-deportes-que-realizan-los-adolescentes

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA 
 DE MÉXICO 
 
 FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES – IZTACALA 
 
 
 
 Los juegos y los deportes que realizan los adolescentes 
 
 
 
 
Actividad de investigación - Reporte 
 
 
 
Que para obtener el título de: 
 
 
 
LICENCIADO EN PSICOLOGÍA 
 
 
Presenta: 
 
Armando Victoria Sánchez 
 
 
 
Directora: 
 
Dra. María Guadalupe de los Milagros Damián Díaz 
 
 
Asesores: 
 
Dra. Claudia Lucy Saucedo Ramos 
Lic. Juana Olvera Méndez 
 
 
 
 
 I Z T A C A L A TLALNEPANTLA, ESTADO DE MÉXICO 
NOVIEMBRE, 2013 
 
 
 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
INDICE 
 
 
 
INTRODUCCIÓN 
 
1. El juego y el deporte, su delimitación, características 1 
 
1.1. Características del juego y el deporte 
 
 
1 
 
1.2. El juego y el deporte en el marco escolar 9 
 
2. Una breve revisión sobre la adolescencia 
 
16 
3. Los juegos y deportes que practican los niños y niñas de primer 
 grado de secundaria 
 
 
25 
3.1. Problemas a los que se enfrenta el adolescente en la práctica 
 del juego y el deporte 
 
 
44 
4. Metodología 53 
4.1. Objetivos 53 
4.2. Preguntas de investigación 53 
4.3. Sujetos 54 
4.4. Aparatos 55 
4.5. Escenarios 55 
4.6. Materiales 55 
4.7. Procedimiento 
 
55 
5. Resultados 
 
57 
5.1. Resultados generales del juego 57 
5.2. Resultados en la clasificación del juego 61 
5.3. Resultados generales del deporte 67 
5.4. Resultados en la clasificación del deporte 
 
72 
6. Discusión y conclusiones 
 
79 
7. Bibliografía 89 
 
 
 
INTRODUCCIÓN 
 
La vida del ser humano se encuentra llena de actividades que le 
imponen un reto en sus labores cotidianas. Estos retos a su vez le ayudan a 
organizar sus pensamientos y valorar lo que se encuentra a su alrededor. 
Desde su infancia, los individuos poseen ciertas características para asimilar 
las reglas sociales que se deben seguir para acoplarse dentro de un grupo o 
varios grupos. Sin embargo, la comprensión de tales reglas y acontecimientos 
no pueden ser asimiladas de manera inmediata por cada uno de los individuos. 
Por tal razón dependen de una especial tarea que desde temprana edad 
reciban apoyo centrado en el desarrollo de sus capacidades de integración en 
una sociedad como la mexicana que se encuentra en constante cambio. 
 
Por medio del juego, el niño que se encuentra ya en transición a la 
adolescencia, se identifica con el mundo de manera divertida y placentera, de 
tal modo que el aprender podría verse correlacionado con la diversión del 
adolescente, con lo cual su capacidad de asimilar contenidos largos y tediosos 
sería tan solo una parte del mismo juego. Con el simple hecho de jugar a ser 
algún personaje de la vida real, el joven se encuentra íntimamente relacionado 
con tal oficio adulto e intenta resaltar las características que previamente 
observó para parecerse más a una persona mayor. Este contacto con la vida 
adulta permite al joven entrar al mundo de los mayores y adaptarse a lo que 
ponto serán sus entornos sociales. 
 
Si se habla a futuro, gracias al contacto que ya tiene el joven con una 
actividad física propiciada por el juego, puede desarrollarse íntegramente y dar 
continuidad a su gusto por el ejercicio. Es en este momento cuando el 
adolescente entra en contacto profundo con el deporte que posiblemente 
practicará por el resto de su vida activa. Al hacer esto, se abre la posibilidad de 
llevar una vida más saludable al contemplar la actividad física como algo 
indispensable. 
 
Como se podrá analizar en el capítulo 2, en la vida adolescente se 
registran cambios que tendrán gran impacto en su vida futura. Su modo de 
pensar ante los retos de la vida y la manera de solucionarlos serán la base de 
su futuro como adulto. Por tal motivo, es necesario conocer la manera en que 
piensan los chicos a esa edad y las preferencias en juegos y deportes, esto 
para poseer un punto de partida a posibles estudios estadísticos del abandono 
de la actividad física, En México, cada vez se pueden notar más problemas y 
enfermedades provocadas por la falta de ejercicio. Estos problemas pueden 
llegar a convertirse en una de las preocupaciones globales en los próximos 
años. 
 
El siguiente estudio muestra los principales juegos y deportes que 
prefieren 336 estudiantes de primero de secundaria cuyas edades oscilan 
entre los 11 y 15 años de edad. El hecho de conocer las preferencias de los 
jóvenes en actividades lúdicas y físicas puede abrir un panorama para 
investigaciones posteriores relacionadas con la prevención de problemas de 
salud. 
 
 
1: EL JUEGO Y EL DEPORTE, SU 
DELIMITACIÓN, CARACTERÍSTICAS 
 
1.1. Características del juego y el deporte 
 
El juego 
El tiempo que se ocupa en la realización de diversas actividades que 
producen una satisfacción en el hombre es un tema que no se debe descartar. 
Dicho tiempo es un lapso que involucra sana diversión y una distracción de las 
labores cotidianas. De igual forma, es necesario conocer la forma en la que 
los adolescentes comienzan a utilizar su tiempo libre. Las costumbres que 
adquieren desde la infancia pueden llegar a tener una influencia en la 
ocupación y manejo de tiempos. García (2000) afirma que el tiempo libre surge 
como oposición al tiempo de trabajo. Es un momento susceptible de ser 
calculado con un reloj o con un calendario, un marco fuera del trabajo y las 
obligaciones. 
 
Diversos autores se han ocupado de las características del juego, y por 
lo tanto, de dotarle de una definición acorde a la necesidades de sus estudios y 
descubrimientos. Por ejemplo, Decroly y Manchamp (1914, citados en 
Omeñaca y Ruíz, 2004), destacan en la actividad lúdica el placer y la alegría 
que le son inherentes y el hecho de no implicar un fin consciente al margen de 
la propia acción del juego. Por su parte, Buytendij (1933, citado en Omeñaca y 
Ruíz, 2004), resalta también algunos de retos elementos distintivos: la alegría, 
la espontaneidad y el esparcimiento. 
 
Huizinga (1972, citado en Omeñaca y Ruíz, 2004) en su tratado de 
Homo Ludens, ahonda en alguna de las ideas anteriores y aporta otras nuevas 
al considerar que el juego constituye una actividad libre, produce satisfacción y 
alegría, representa una actuación llena de sentido, transcurre dentro de sí 
mismo, está lleno de armonía y crea orden llevando a una perfección 
provisional. 
 
Los niños van construyendo un mundo más lógico en aspectos 
relacionados con el entorno, principalmente con aquellas actividades de la vida 
adulta. Para ello debe de estar presente en los juegos nuevas formas de 
organización lo que incluye una formulación de reglas. Esta organización de 
pensamiento encuentra su lugar en el juego infantil en la forma de aquello 
descrito por Piaget (1986) como la actividad recreativa principal del ser 
civilizado, el juego con reglas. 
 
Los juegos con reglas pueden ser de naturaleza sensoriomotora, como 
los juegos de canicas o de pelota, las escondidillas, la roña, el avión, la gallina 
ciega o la matatena. Pero quizá también tengan origen intelectual, como las 
damas, los naipes, o el monopolio y otros juegos de mesa (Hugges 2006). Al 
tratarse deuno o de otro muestran dos características: involucran la 
competencia entre dos o más jugadores y están regidos por un conjunto de 
reglas aceptadas con anticipación por todos los jugadores y que no se pueden 
modificar durante el transcurso del juego. Dichas reglas pueden ya estar 
2 
 
establecidas en el juego o deporte o los jugadores pueden ponerse de acuerdo 
para seguirlas en el momento. 
 
Piaget (1986) afirmaba que los juegos con reglas requieren: 
 
 
1. la capacidad de adentrarse en formas de pensamiento dominadas por 
 las reglas. 
 
 2. la presencia de dos o más juegos potenciales 
 
 
Es interesante observar que las reglas que son formuladas por los chicos 
de manera espontánea incluyen una mayor necesidad de comunicación. Por lo 
tanto, cada uno de los integrantes deberá estar al pendiente y cooperar para 
que la actividad se realice. De cierto modo, la socialización requiere del apego 
a un conjunto de reglas implícitas o explícitas para la interacción social. 
 
El juego se presenta como un contraste entre una actividad liberada y 
aquellas a las que se integra, para Wallon (1974, citado en Lázaro,1995) si no 
se imponen reglas, la acción que se libera de sus restricciones habituales 
tiende a perderse rápidamente en repeticiones monótonas y fastidiosas. 
Aunque advierte, por otra parte, que la no comprensión de las reglas o su 
imposición coercitiva puede llevar al niño/a a jugar a saltárselas recurriendo a 
las trampas. 
Para Vygotski (1979) el surgimiento de la regla va aparejada con la 
capacidad de imaginar que posee el niño/a. “Siempre que se produzca una 
situación imaginaria en el juego habrá reglas...y del mismo modo que toda 
situación imaginaria contiene reglas de conducta, todo tipo de juego con reglas 
contiene una situación imaginaria” (Vygotski, 1979, pp112). 
 
 La libertad también puede avivarse desde los juegos infantiles como 
desde los deportes de los adultos. Desde jugar en libertad a poder pensar 
creativamente hay solo mínimas magnitudes espacio-temporales. Es Huizinga 
(l980, citado en Garzarelli 2006) quien sostiene que toda la cultura humana 
proviene del juego siendo su inmediata consecuencia. Este autor asegura que: 
“...el juego es más viejo que la cultura, pues, por mucho que estrechemos el 
concepto de ésta, presupone siempre una sociedad humana y los animales no 
han esperado a que el hombre les enseñe a jugar”.(Garzarelli, 2006, pp 2) 
Es este un punto importante porque el hombre en todas las culturas y en 
todas las edades ha jugado y juega, también parecería ser que todos los 
animales cualesquiera sean sus contextos o habitad, también juegan. La 
diferencia entre ellos y nosotros sea que ellos juegan por una necesidad de 
sobrevivencia y nosotros por una necesidad de simbolización en nuestras 
vidas, al mismo tiempo para darle a las mismas un sentido trascendente y 
significaivo. 
A través de los juegos los niños van confrontando sus pensamientos con la 
realidad externa, permitiéndole modificar situaciones que pueden resultarles 
3 
 
displacenteras, tal como “tener que ir al médico” y luego jugar al “médico”. Aquí 
el niño juega con la angustia que aquella situación le había provocado. De este 
modo los juegos permiten al niño irse apropiando de una realidad que lo rodea 
bajo la forma cultural imperante y se adecua a ésta en tanto normas de 
convivencia oportunas para sus sentimientos de seguridad y pertenencia. 
Garzarelli (2006) considera que se podría aportar aquí la pirámide de 
Maslow (1943, citado en Garzarelli 2006). En dicha pirámide se muestran a las 
necesidades básicas del ser humano, como las biológicas, luego las de 
seguridad seguidas por las de reconocimiento social, continuadas por las de 
autoestima y por fin acceder a la autorrealización. El juego en esta pirámide y 
dentro de su estructura y estilo, estaría al servicio del cubrimiento de estas 
necesidades fundamentales para que el hombre acceda a lo mejor de sí. De un 
modo similar se encontrarían los deportes, los que siguen una línea directa en 
este sentido. Tanto el juego como el deporte, producen sentimientos de 
satisfacción biológica, psicológica, social, económica incluyendo la 
espiritualidad como forma más profunda de realización personal. 
Lázaro (1995) menciona al respecto que como necesidad, el juego tiene 
una propiedad que puede ser el denominador común. Esta es que es una 
actividad que no genera gastos monetarios para los participantes, que existe en 
todas las culturas y civilizaciones, es decir, tiene carácter universal. Al respecto 
Garoz y Linaza (2006) analizaron los juegos que contienen reglas y el papel 
que juegan estos en la transmisión de conocimiento social (valores, creencias, 
normas y roles) a partir del planteamiento piagetiano de la comprensión de las 
reglas de los juegos por los niños. Estos autores realizan su investigación en 
dos juegos diferentes como lo son el hockey sobre hierba en España y un 
juego tradicional del pueblo mapuche, en Chile: el palín. Los niños tienen 
contacto social por medio del juego, en especial si éste se trata de un juego 
que contiene reglas. Estas reglas son aceptadas voluntariamente por los niños 
y, al hacerlo, se introducen en una sociedad con valores, creencias, normas, 
roles, etc. (Piaget, 1932, citado en Garoz y Linaza, 2006). Linaza y Maldonado 
(1987, citados en Garoz y Linaza, 2006) mencionan que el conocimiento 
práctico y teórico de las reglas del juego se manifiesta la complejidad del 
mismo. También mencionan el estrecho vínculo que existe entre los juegos de 
reglas y los deportes. Los deportes tienen prácticas lúdicas infantiles pero 
también actividades adultas reguladas. El fútbol es un gran ejemplo de juego 
infantil que involucra actividad adulta regulada. Los autores se preguntan si los 
valores mostrados en el deporte serán iguales en todo el mundo. 
 
Continuando con el estudio de Garoz y Linaza (2006) la población 
estudiada fueron niños entre 8 y 14 años de edad. Los autores obtuvieron 
como resultado una evolución del desarrollo del conocimiento en cada juego 
bastante similar, por lo que se podría hablar de una universalización en la 
adquisición de niveles de conocimiento de las reglas. Pero los niveles de 
conocimiento pueden sufrir variaciones determinadas por los contextos de cada 
juego, las características de sus reglamentos y práctica y su significado social y 
cultural. Así pues, se puede notar que los jóvenes comienzan a aprender y a 
desarrollar su entendimiento por sus actividades lúdicas casi de la misma 
4 
 
manera en distintos lugares y hasta en distintas culturas y niveles 
socioeconómicos. 
Se puede decir entonces que gracias a la adquisición de conocimientos del 
mundo, el juego y la actividad física que incluye el mismo, es fundamental en la 
vida de los seres humanos e inclusive, en los animales que dependen de sus 
hábitos de juego para poder sobrevivir en su habitad. Garzarelli (2006) 
asegura que el juego es tan antiguo como la misma Humanidad. Cuando se 
analizan usos, costumbres, leyes, religiones, etc., en la historia de los hombres, 
el juego emerge como una actividad conectada a su cultura, no solo entre los 
niños sino también entre los adultos, existiendo casi siempre una clara división 
entre juegos de hombres y juegos de mujeres y por supuesto entre juegos de 
niños y juegos de adultos. El jugar forma parte de la evolución psíquica del niño 
y siempre al servicio del despliegue sistemático de todo tipo de fantasías. 
Cuando una fantasía se desarrolla en el juego, una gran satisfacción deviene 
como consecuencia. 
Rastreando los orígenes del juego puede llegar a revelar la aportación a la 
especie humana. Lázaro (1995) asegura que no hay humanidad allí donde no 
hay juego. Es algo que los antropólogos han descubierto,y si se piensa que el 
juego va unido a la infancia, profundizando sobre él se puede considerar el 
papel de la infancia a lo largo de la Historia, así como el distinto lugar ocupado 
por el juego y el trabajo. Los trabajos de diferentes autores como Caillois 
(1958), Leif y Brunelle (1978), Vygotski (1979, 1984), Elkonin (1980), Piaget 
(1984), Bruner (1989) y Ortega (1990) quienes fueron citados por Lázaro 
(1995) así lo postulan. 
García (2002) opina que se debe profundizar en el estudio de los juegos 
analizando las siguientes características: 
 
a) Placentero: el juego debe de producir placer a quien lo practica y no 
suponer en ningún caso motivo de frustración 
b) Natural y motivador: El juego es una actividad motivadora y por 
consiguiente, el niño la práctica de forma natural. 
c) Voluntario: Hay que entender el juego como una actividad libre, nunca 
obligada desde el exterior. 
d) Mundo aparte: La práctica del juego evade la realidad, se sale del marco 
de lo cotidiano, introduciendo al niño o el adulto en un mudo paralelo y 
de ficción y logrando satisfacciones que no se alcanzan en la vida real. 
e) Creador: la práctica del juego favorecerá el desarrollo de la creatividad, 
de la espontaneidad y contribuirá a favorecer un desarrollo más 
equilibrado. 
f) Expresivo: el juego es un elemento favorecedor de la exteriorización de 
sentimientos y comportamientos que en situaciones normales 
mantenemos reprimidas. 
g) Socializador: es una de sus principales características, en especial en 
las primeras edades escolares. Su práctica favorece el desarrollo de 
hábitos de cooperación, convivencia y trabajo en equipo. 
 
5 
 
Lavega, (1998, citado en García 2002) vislumbra en el concepto de juego las 
siguientes características: 
 
- El juego es una actividad libre. Es un acto voluntario, nadie está obligado 
a jugar forzosamente. 
- El juego siempre se localiza en limitaciones espaciales y en imperativos 
temporales establecidos. 
- Incierto. Al ser una actividad creativa, espontánea, original, el resultado 
final del juego fluctúa constantemente los que motiva la presencia de 
una agradable incertidumbre que cautiva a los que lo practican. 
- Ficticio. Es un mundo aparte, es como un cuento narrado con acciones, 
alejado de la vida corriente, es un continuo mensaje simbólico. 
- Convencional. Todo juego (colectivo) es resultado de un acuerdo social, 
establecido por los jugadores, quienes diseñan el juego y determinan su 
orden interno, sus limitaciones, sus reglas. 
 
 
Por su parte, Omeñaca y Ruíz (2004) opinan que la diversión, la alegría, la 
exploración de las propias posibilidades y la relación con los demás se 
mantienen, para quienes participan en alguna actividad lúdica, al margen de 
definiciones y categorías. Lo importante para quien juega es el juego mismo. 
No obstante, si se pretende avanzar en el estudio del juego, se ha de comenzar 
por saber qué es lo que se está analizando. Por lo tanto, se hace necesario 
distinguir lo que es la actividad lúdica de lo que no lo es. Y en esta búsqueda 
de una delimitación conceptual del juego se han seguido dos vías: especificar 
sus rasgos distintivos de modo que cuantos más de esos rasgos posea una 
actividad, con más razón se la categorizar como lúdica o establecer una 
definición más o menos inclusiva. Ambos planteamientos no difieren mucho y 
se pueden utilizar en conjunto. 
 
En concordancia con García (2002) y con Lavega, (1998, citado en García 
2002), Ófele (2003) propone las siguientes características que posee el juego: 
 
a) El juego es una fuente de alegría, de júbilo y de placer: En la mayoría 
de las ocasiones va unido a vivencia de alegría, a sentimientos de 
placer y plenitud emocional. Es suficiente observar a las personas 
que participan en un juego para llegar a la conclusión de que este 
atributo de a la actividad lúdica está lleno de sentido. 
b) El juego constituye un fin en sí mismo: La actividad lúdica no 
demanda metas extrínsecas. Representa más bien un disfrute de 
medios, un recrearse en la propia actuación. Es entonces cuando se 
supera la visión utilitaria de actividad humana y los planteamientos de 
una sociedad orientada hacia la acción tecnológica y logro de 
objetivos. 
c) El juego es espontáneo y voluntario, libremente elegido: la actividad 
lúdica constituye una forma de actuación no sometida a imposiciones 
surgidas desde fuera. De este modo es posible alcanzar una 
autonomía personal y social. 
 
6 
 
Reflexionar sobre el juego de los niños y las niñas es, pues, siempre una 
ocasión para profundizar en su personalidad y para acercarnos un poco más a 
descifrar su desarrollo. Según Lázaro (1995), Platón decía que: 
“Al enseñar a los niños pequeños ayúdate con algún juego y verás con mayor 
claridad las tendencias naturales en cada uno de ellos” (Cratty, 1984) 
Y, desde entonces, han sido muchos los filósofos, pedagogos, psicólogos, 
antropólogos, historiadores que se han ocupado de valorar el juego en todas 
sus perspectivas, teóricas y prácticas. 
Una de las facetas posteriores a la práctica de la actividad lúdica es el paso 
del juego al deporte. El deporte como actividad recreativa y sus aparentemente 
complejas reglas, interesan a muchos de los niños que se encuentran a punto 
de convertirse en adolescentes. 
 
El deporte 
El deporte es considerado, según Paredes (2002) como una actividad social 
y educativa muy importante para el ser humano en la actualidad además de 
tener un gran impacto en su formación cultural. El deporte, según este autor se 
ha definido por cualidades como las de diversión y el esparcimiento. No 
obstante, también se puede entender como una actividad física que en su 
ejecución incluye propiedades de rendimiento (como habilidades motrices) y 
seguimiento de reglas formales y explícitas que incluye una organización por 
parte de quienes lo practican. Además de esto debe cumplir los siguientes 
criterios: 
1.- El ejercicio físico y la competición (individual o en equipo) 
2.- Es una actividad en la que existe el contacto social directo o indirecto. 
3.- Puede ser una actividad para ocupar el tiempo libre que incluye ser activo, 
fomenta la salud física y el desarrollo biológico, además de ser una actividad de 
esparcimiento y educación. 
4.- En ocasiones puede ser un motivo de espectáculo al ser presenciado por un 
grupo de espectadores. 
 5.- Propone un reto a enfrentar en el que las capacidades físicas e 
intelectuales deben estar presentes. 
De manera más concreta, García (1990, citado en Almada, 2011) pone 
en claro los cuatro elementos básicos para la construcción del concepto 
deporte: 
 
1) Es una actividad física e intelectual humana. 
 
2) De naturaleza competitiva. 
7 
 
 
3) Gobernada por reglas. 
 
4) Institucionalización de la actividad. 
El deporte es estudiado por la psicología desde que se planteó que la 
actividad física y sus beneficios tendrían que ver con aspectos de conducta 
motriz. Posteriormente a la Segunda Guerra Mundial, según Barrós,(2005) 
aumentaron las investigaciones en el desarrollo perceptivo motor y la 
psicología de la actividad física patrocinadas por las fuerzas armadas en 
muchos casos y por departamentos de investigación de algunas universidades 
en Norteamérica. La importancia del juego empieza a ser destacada como 
factor de alto grado que repercute de manera positiva dentro del desarrollo de 
la persona. 
 Ya en los años 80 y 90 del siglo XX, crece mundialmente el deporte 
organizado de alto rendimiento, se comienza a expandir a escala global la 
industria del deporte y en los medios de comunicación ocupan cada vez más 
espacios las competencias deportivas, generando nuevos modelos sociales 
exitosos, los heroicos ídolos del deporte masificado y cada vez más 
profesionalizado. 
Así pues, se puede notar a grandes rasgos que los beneficios de realizar 
tareas que involucren actividad física es asunto de gran peso para la 
psicología. 
Enel mundo del niño, el exterior se ha poblado de personas y objetos 
reconocidos por Barrós (2005) como “el afuera”, y este afuera formará parte 
de los juegos infantiles. Otro tipo de juegos infantiles serán ya aquellos que 
tienen una marca social formalizada y que están más sujetos a reglas y 
normas. El juego es constructivo del área social, auxilia en el entendimiento del 
exterior y de las relaciones interpersonales. Será entonces cuando los diversos 
tipos de juegos practicados, que se irán consolidando en el desarrollo normal 
del niño. En este sentido los juegos evolucionan y cuando son 
institucionalizados, poseen reglas y luego irán a pertenecer al área de la 
cultura. Serán un futuro o una reseña de lo que podrá ser una actividad 
deportiva que acompañará al joven en su crecimiento. 
A pesar de que los chicos en etapa adolescente pueden ser creativos 
para formular sus propios juegos con sus propias reglas, los juegos que más 
son aceptados son los que ya tienen reglas formuladas y pueden ser 
acordadas por ellos y por los adultos. Los juegos con reglas toman muchas 
formas, una de ellas que se observa cada vez más a lo largo de la infancia es 
la actividad deportiva extremadamente organizada. Además de lo divertido de 
los deportes, los chicos toman la iniciativa de practicarlos debido a la influencia 
que ejercen los medios de comunicación hoy por hoy. Cada persona admira a 
alguien destacado en el mundo deportivo por lo que en ocasiones, 
principalmente el adolescente, tratará de imitar sus habilidades para demostrar 
dicha admiración. 
 
8 
 
Cuando el adolescente comienza a tener en consideración al deporte 
para la ocupación de su tiempo libre, la práctica puede llegar a ser más 
constante y más duradera. Es entonces cuando puede tomar una decisión 
acerca del tipo de actividad que realizará en el futuro. Al respecto Garzarelli 
(2006) asegura que se pueden diferenciar fundamentalmente dos modelos de 
juego o diversión: un modelo competitivo y un modelo participativo. Lo 
competitivo se asocia a exigencia, niveles variables de estrés y situaciones de 
éxito o fracaso. Lo participativo se relaciona con aspectos más lúdicos, 
relajantes y socializadores. Ambos modelos deben llevar consigo una 
adecuación de las exigencias y resultados al desarrollo fisiológico y psicológico 
del organismo, es decir, el individuo adapta su cuerpo en la actividad deportiva 
practicada (por ejemplo el basquetbol en donde el chico debe practicar su salto 
y estiramiento de su cuerpo para dominar el balón). La adaptación psicológica 
tiene que ver con la adaptación a aspectos exteriores como el seguimiento de 
instrucciones por parte del entrenador, cooperación con sus compañeros, etc. 
Esto teniendo en cuenta que dentro del crecimiento y desarrollo existen 
importantes diferencias interpersonales, siendo uno de los mejores ejemplos la 
etapa pre-adolescente. 
 
El principal soporte del juego es el mismo cuerpo en forma integrada, 
aún cuando en ciertos juegos lo mismo que en ciertos deportes, se utilizan 
áreas de preferencia que tienen relación con la actividad lúdica. Garzarelli 
(2006) afirma que como extensión del cuerpo y mente del niño y el deportista, 
utilizan objetos “transicionales” como juguetes naturales o tecnológicos 
específicos para cada juego o deporte. Hoy en día, los chicos manipulan 
objetos tecnológicos con lo cual se pierde la concepción tradicional de lo que 
es el juego y el deporte, pero en sí no se pierde la esencia de los mismos. 
 
Hurlock (2000) afirma que de la descripción y evaluación detallada de las 
actividades recreativas típicas de la adolescencia, se deducen que algunas 
satisfacen mejor que otras las necesidades personales y sociales del 
adolescente. También afirma que existen dos razones por las cuales es 
importante que las recreaciones sirvan para ello. En primer lugar, sólo las 
diversiones que satisfacen contribuyen al bienestar, salud física y mental. En 
segundo lugar, los pasatiempos de los jóvenes fijan el patrón de los recreos de 
la vida adulta ya que los adultos necesitan entretenimientos satisfactorios para 
mantener una buena salud física y mental. 
 
El grado de satisfacción de las necesidades recreativas del adolescente 
(esparcimiento, movimiento y convivencia) depende de las actividades 
recreativas disponibles, de sus actitudes hacia ellas y del grado de aceptación 
que le brinda su grupo de amigos. Es necesario mencionar que si existen 
fuertes presiones sociales para desempeñarse bien en una actividad particular, 
la satisfacción que se supone se deriva de la recreación son reemplazados por 
la tensión y la ansiedad. Cuando se incita a los muchachos a competir con sus 
iguales en deportes, por ejemplo, cuando se les presiona a realizar ejercicios 
en educación física, las actividades de este tipo asumen las características del 
trabajo y dejan de ser juegos. 
 
 
9 
 
 
 
1.2. El juego y el deporte en el marco escolar 
 
El juego 
 
Es un reto evidente para los profesionales en docencia el hecho de 
incluir actividades lúdicas en la educación de los chicos de secundaria. Los 
comportamientos que los adolescentes tienen ante situaciones que incluyan 
acciones lúdicas indudablemente crearán un ambiente agradable, pero difícil de 
controlar. El número de alumnos es también considerablemente alto en las 
escuelas de México, por lo que un sólo profesor tendría dificultades para llevar 
a cabo un programa que incluya algún juego en la enseñanza. Sin embargo, se 
verá a continuación que el factor lúdico contribuye más de lo que podría 
perjudicar a la adquisición de conocimientos de los estudiantes. 
Hoy en día, la adolescencia no es un simple paso a la edad adulta, sino 
que tiene características muy propias y complejas. Se sabe que es allí en 
donde se determinará el carácter que tendrá el chico en el futuro y su 
personalidad será establecida. Si se está de acuerdo, pues, que esta etapa es 
fundamental en la construcción del individuo y que el juego es un factor 
representativo para la socialización en la adolescencia entonces se puede 
esclarecer su importancia de cara a la utilización en el medio escolar. 
Es necesario cuestionarse acerca de las características que necesita el 
juego para involucrarse directamente en una situación escolar. Vaca (1987, 
citado en Lázaro, 1995) asegura que tres condiciones son fundamentales: un 
tiempo, un espacio y un marco de seguridad. También se puede añadir que es 
fundamental un cambio en la mentalidad del maestro/a que le lleve a restaurar 
el valor pedagógico del juego sin convertirse, como afirma Bruner (1989, citado 
en Lázaro, 1995) en una guía que se encargue de dirigir al adolescente a fines 
pedagógicos y lúdicos simultáneamente. Si además la Administración 
Educativa favorece esta línea de actuación se tendrán los ingredientes idóneos 
para llevar el juego a las aulas. 
Así, las razones que Kamii y De Vries (1988, citados en Lázaro, 1995) 
juzgan necesarias las siguientes proposiciones para que un juego colectivo sea 
educativamente útil: 
- Proponer algo interesante y estimulante para que los chicos/as piensen en 
cómo hacerlo. Este punto hace referencia a las motivaciones del joven en el 
juego. 
- Posibilitar que los propios chicos evalúen su éxito. Es preciso desplazar el 
punto de vista desde el adulto al de los niños y niñas. 
- Permitir que todos los jugadores participen activamente durante todo el juego. 
Se entiende por participación activa la actividad mental y un sentimiento de 
compromiso tomando en cuenta las opiniones del practicante. 
10 
 
En la interacción que se establece entre el profesor y el alumno dentro 
de las actividades lúdicas, los chicos se encuentran relacionados a la 
construcción de aprendizajes a partir de la participación activa, vivenciada y 
reflexiva. Mientras que el rol asumido por el profesor es el de intermediario 
entre los contenidos a través del juego y la actividad constructivaque desarrolla 
el alumno. 
 
Según Vygotski (1979), el profesor interviene para crear zonas de 
desarrollo próximo (ZDP) y para navegar por ellas promoviendo la formación de 
personas más capaces para la resolución de situaciones problema de índole 
motriz para el aprendizaje de estrategias de actuación o para el establecimiento 
de relaciones sociales constructivas. 
 
Cada vez que el profesor incita al alumno a centrar la atención en la 
propia acción motriz; que lo orienta en la búsqueda de los patrones de 
movimiento más adecuados para afrontar las demandas de la actividad lúdica; 
que recorre con él las posibles estrategias tácticas y le ayuda a reflexionar en 
la búsqueda de las opciones más adecuadas para actuar en el juego; que 
aclara una regla y la dota de significado dentro del juego; que responde a la 
demanda de ayuda por parte del alumno de cara a la resolución de un grupo 
dentro del grupo etc., crea la ZDP y está mediando para que el alumno 
adquiera un nivel de desarrollo difícilmente alcanzable de otra manera. 
 
La mediación puede ser eficaz dependiendo si el profesor: 
 
- Evalúe las capacidades y aprendizajes previos de los alumnos. 
- Realice un análisis desde las exigencias que plantean las diferentes 
situaciones problema que emergen en el juego. 
- Ajuste la propuesta lúdica de clase teniendo en cuenta los dos principios 
anteriores. 
- Propicie un clima afectivo y social en el que todos los alumnos se 
sientan seguros. 
- Formule preguntas y proporcione información orientada hacia el 
aprendizaje, a partir de la experiencia vivenciada por cada alumno 
dentro del contexto lúdico. 
- Informe al alumno de sus progresos y sus necesidades de mejora. 
 
Hoy en día existen modelos educativos que consideran que un mejor 
aprendizaje es aquel que llega a ser significativo. Al hablar de aprendizaje 
significativo, según lo mencionado por Omeñaca y Ruiz (2004), se toman en 
cuenta los siguientes aspectos: 
 
a) Los alumnos deben de poseer tanto el grado de madurez suficiente 
como los conocimientos previos (esquemas cognitivos, capacidades 
motrices y estrategias de comunicación e interacción) con los que 
pueda desarrollar los nuevos aprendizajes. Estos conocimientos 
estarán determinados como señala Coll (1991, citado en Omeñaca y 
Ruíz, 2004), por las experiencias de aprendizajes anteriores. 
b) Los nuevos contenidos de aprendizaje han de ser relacionados de 
manera no arbitraria con lo ya conocido. Esto implica plantear 
11 
 
situaciones problema con una distancia optima entre lo que el alumno 
ya sabe y los nuevos contenidos de aprendizaje. Así se logra que los 
esquemas motores y las estrategias tácticas se aprendan a través del 
juego y no de forma memorística, sino conectados con lo ya conocido 
y situados dentro de un contexto que los dota de sentido. Entonces, 
para realizar el proceso de programación de actividades lúdicas, se 
debe partir de un análisis previo de cada juego en conexión con lo 
que los alumnos ya saben hacer. 
c) Es necesaria la disponibilidad del alumno para aprender. A la 
intención de participar ha de sumarse el interés por aprender, por 
ampliar y diversificar las propias capacidades. Esto conlleva a dos 
aspectos: la consideración del aprendizaje como un proceso de 
construcción personal y la necesidad de contar con la motivación. 
 
Omeñaca y Ruíz (2004) también aseguran que analizar la actividad 
lúdica de cada alumno como fuente de aprendizaje conlleva a considerar tres 
elementos: 
 
1) El juego, con sus componentes estructurales (espacio, tiempo y 
pautas de interacción entre los jugadores), representan un entorno 
dinámico. 
2) El alumno, centro de aprendizaje en la actividad lúdica. 
3) El grupo como regulador de las relaciones que se establecen en el 
juego. 
 
Considerando esto, entonces se puede utilizar el juego en la educación 
no sin antes tener en cuenta lo siguiente: 
 
a) La construcción de aprendizajes en el juego se produce a través de 
la actividad del alumno: los alumnos se muestran activos en el juego 
de diferentes formas. Estableciendo relaciones con capacidades ya 
adquiridas y tratando de adaptarlas a las coordenadas espacio-
temporales que surgen de la actividad lúdica; explorando esquemas 
motrices nuevos que den respuesta a las diferentes situaciones 
problema derivadas del juego; informando a sus compañeros o al 
profesor o recibiendo información de estos sobre cómo actuar ante 
las exigencias motrices y/o estratégicas del juego; enfrentándose a 
una situación de conflicto con sus compañeros, escuchando la 
opinión de estos, expresando la suya y buscando soluciones en 
conexión con la forma en que se han resuelto conflictos anteriores y 
reorganizando su sistema de valores. 
b) La construcción de aprendizajes en el juego conlleva a un proceso de 
elaboración personal: si la actividad que origina el juego no produce 
interiorización, elaboración, análisis, valoración, etc., se convierte en 
simple “activismo” , en repetición más o menos sistemática pero 
difícilmente consolidará aprendizajes dotados de significación. El 
aprendizaje es un proceso de elaboración. Sólo ésta permite 
establecer relaciones significativas entre lo ya conocido y los nuevos 
objetos de aprendizaje y es un proceso personal. Los compañeros y 
profesores ayudan en dicho proceso, pero cada alumno es, en última 
12 
 
instancia, responsable de la construcción de su propio conocimiento 
y del desarrollo de sus capacidades. 
c) La construcción de aprendizajes en el juego se origina en interacción 
con el entorno: que el aprendizaje sea un proceso personal no 
implica que se realice sin tener en cuenta el entorno. La interacción 
con este constituye la base sobre la que se construyen nuevos 
aprendizajes. En el caso de la actividad lúdica, se implica a cada 
alumno en la comunicación con cada uno de sus compañeros de 
actividad, con el profesor y con el grupo o con los subgrupos que 
pueden surgir en este. 
 
Por medio de distintos juegos y deportes se fortalecen no sólo 
habilidades motrices, sino nuevos conceptos que los chicos posteriormente 
podrán aplicar en la vida práctica. 
 
Para llevar a cabo un aprendizaje profundo en los chicos se puede juntar 
la práctica de actividades motrices a la par que se aprenden fundamentos 
teóricos sobre juegos y deportes. Morrison (2003) considera que la lectura es 
un medio para encontrar este equilibrio teórico – práctico ya que la palabra 
tiene el privilegio de estructurar y modificar el pensamiento del hombre, y 
puede decirse que, en definitiva, cuantas más palabras es capaz de utilizar 
una persona, menores son los límites que atenazan su comprensión y su 
pensamiento. 
 
Se han considerado algunos puntos planteados por Morrison (2003) para 
que la actividad lectora ofrezca a los chicos un pasatiempo acompañado de 
aprendizaje: 
 
- Desde los primeros años de vida se puede leer a los chicos cuentos, 
relatos e historias preferiblemente en ejemplares ilustrados con dibujos 
que él pueda ver. 
- Utilización de libros adecuados para cada edad. El formato debe ser 
manejable y no muy pesado, el tipo de letra grande. Son deseables las 
ilustraciones a todo color. 
- Aprender a relacionar el contenido de los libros con la realidad que 
rodea al niño. Las guías de campo, de animales, minerales o plantas 
pueden ser muy útiles en visitas al zoológico, al jardín botánico o, 
simplemente en una excursión. 
- Jugar con el niño a todo tipo de juegos de vocabulario, palabras 
cruzadas etc. Se debe ayudar a manejar los libros de texto, las obras 
de consulta y los diccionarios. En este punto se nota que el juego 
comienza a tener contacto con la vida intelectual del chico y es 
importante en el fomento agradable de la lectura y el razonamiento de la 
misma. 
 
 
El deporte 
En el marco escolar el juego está aprobado y recomendado como elemento 
educativo de vital importancia. Pero es indiscutible que su práctica continua13 
 
puede llevar al alumnado a iniciarse en alguna actividad deportiva que 
beneficiará su salud. Como se mocionó, en ocasiones la misma familia limita la 
práctica del juego y el deporte en casa. Al hacer esto, se corre el riesgo de que 
el estudiante en la misma escuela pierda el interés y desista de hacer ejercicio. 
Indudablemente, uno de los grandes problemas que se enfrentan en México 
son las enfermedades provocadas por la obesidad. Tales enfermedades 
provocan a su vez, un impacto en cadena en el adolescente y en su vida futura. 
Dicho impacto puede manifestarse en forma de depresión, sedentarismo, 
abandono de los estudios, baja autoestima, problemas familiares, etc. Al 
respecto, Zaragoza, et al. (2006), afirman que una de las características más 
sobresalientes de La Actividad Física es que puede prevenir el sedentarismo, y 
a su vez, la obesidad. En un análisis experimental, estos autores midieron la 
actividad física habitual en una zona rural y una zona urbana. Como segundo 
punto analizaron los factores que tienen influencia en la práctica deportiva. La 
muestra total fue de 470 adolescentes. Utilizaron un cuestionario llamado 
“Four by one-day physical activity questionnaire” que estima el Gasto 
Energético (GE) dentro y fuera del ámbito escolar. Clasificaron a los sujetos en 
cuatro niveles de AF: activo, moderadamente activo, inactivo y muy inactivo. 
Como resultado encontraron que el gasto energético es mayor en la zona rural 
estudiada; es mayor la actividad física realizada por los hombres que por las 
mujeres solo en el caso de la población urbana estudiada. Este estudio 
propone como punto de partida actuar sobre determinada población, escenario 
en el que los profesionales en conjunto pueden tomar en consideración. 
En los estudios de García (2002) se proponen metodologías activas 
participativas y lúdicas orientadas al desarrollo general del alumno. Los diseños 
curriculares mostrados en las investigaciones de este autor, consideran que la 
práctica lúdica es una formula alternativamente motivante para la consecución 
de los objetivos propios de la Educación Física que se enseña en las escuelas 
secundarias. 
García (2002) asegura que en las clases de Educación Física habitualmente 
se han programado los deportes tradicionales (actividades específicas de corte 
tradicional como el atletismo, balonmano, basquetbol y voleibol). Esto ha 
provocado como consecuencia que, al ser deportes que tienen un gran reflejo 
en nuestra vida diaria, (los practicamos y los vemos practicar personalmente o 
en televisión), provocan serios problemas en las clases ya que el alumnado se 
empeña en exteriorizar imágenes captadas de grandes jugadores en 
programas de televisión y no se les puede llegar a transmitir el objetivo que se 
propone la docencia. Esto aunado a que tradicionalmente el juego se ha venido 
considerando, tanto por los padres como por los profesores, como algo banal y 
sin importancia. La actividad deportiva-lúdica se entendía como una tarea para 
entretenerse y se encontraba en una posición muy diferente al trabajo y al 
estudio. Por lo tanto, se deben tomar en cuenta las propiedades del deporte y 
el juego que intervienen en la formación del estudiante y las principales, según 
García (2002) son: 
14 
 
1. El deporte y el juego son una actividad motivadora y facilitan el 
acercamiento natural y la práctica naturalizada del ejercicio 
físico. 
2. La actividad lúdica se ajusta a los intereses de los alumnos y 
evoluciona en función de ellos. 
3. La actividad debe revestir diferentes modalidades según la 
complejidad de las normas que lo regulan, el grado de 
implicación que exija a los participantes y las capacidades que 
pretenda desarrollar. 
4. En la actividad física intervienen componentes fundamentales de 
dominio y organización espacio-temporal y, por consiguiente, su 
práctica en los primeros grados de la etapa educativa contribuye 
a la adquisición de conceptos y estrategias. 
5. La actividad debe entenderse no sólo como un núcleo de 
contenidos o aspectos de la realidad que el alumno debe 
aprender, sino también como una estrategia metodológica que 
afecta al resto de los contenidos y les da un tratamiento 
adecuado. 
6. Debe ser una forma de conocer hechos y situaciones del entorno 
social y cultural. Existe en la actividad lúdica una respuesta a 
diferentes situaciones vivenciales del alumno, y a través de las 
mismas, se integran en el espacio escolar, las calles, el barrio y 
diferentes manifestaciones populares. Su práctica habitual debe 
desarrollar en el alumno actitudes y hábitos de tipo cooperativo y 
social basados en la solidaridad, la tolerancia, el respeto y la 
aceptación de las normas de convivencia. 
7. Debe entenderse a la actividad vinculada a la cultura circundante 
que aporta multitud de tradiciones. 
8. Conviene tener en cuenta la importancia de que los alumnos 
practiquen juegos y deportes autóctonos y tradicionales como 
vínculo y parte del patrimonio de la Comunidad. 
9. Debe valorarse la participación individual y en equipo, la práctica 
de la actividad en sí y no en función del éxito o el fracaso y la 
erradicación de las situaciones agresivas violencia y desprecio 
hacia los demás. Es necesario la aceptación de las limitaciones 
propias y ajenas, la integración en el papel que le corresponde y 
el respeto a las normas y reglas establecidas. 
Por su parte, Pérez (2006) menciona que el deporte, centrándose 
específicamente en el futbol, puede ser considerado como un elemento 
educativo al presentar las siguientes características: 
 
- Carácter abierto, de forma que la participación no se establezca por 
niveles de habilidad u otros criterios discriminadores. 
 
- Que su finalidad no se limite a la mejora de habilidades motrices, de 
forma que se tengan en cuenta otras intenciones educativas, 
desarrollando capacidades cognitivas, equilibrio personal, relación 
social, entre otras. 
 
15 
 
- Que no se incida fundamentalmente sobre el resultado, sino sobre las 
experiencias y vivencias. 
 
 
- Fomentar la participación, creatividad, diversión y bienestar. 
 
- Posibilidad de modificar o negociar las reglas del juego, sobre todo para 
favorecer la igualdad y la participación. 
 
- Reforzar las actividades de colaboración frente al exceso de 
individualismo. 
 
- Fomentar la actitud crítica de los alumnos ante los fenómenos 
socioculturales asociados al deporte. 
 
- Que se valoren y recuperen prácticas alternativas o deportes 
tradicionales de la zona con el fin de relacionar la actividad deportiva con 
el contexto sociocultural en el que han crecido los alumnos (Pérez, 2006, 
pág. 6). 
 
Pérez, (2006) describe al deporte (específicamente hablando del futbol) no 
solamente como una actividad que posee cualidades en las que se mejora la 
salud orgánica de las personas que la realizan, sino que tiene cualidades en las 
que se fomenta la atención, concentración y capacidad rápida de 
discriminación. Socialmente hablando, el futbol facilita las habilidades de 
compañerismo y cooperación, así como también el desarrollo de valores por el 
respeto al triunfo y la derrota que siempre son elementos presentes en este 
deporte. 
 
A lo largo de este capítulo, se han resaltado las características que tienen el 
juego y deporte no sólo en el aspecto de entretenimiento, sino en el aspecto 
educativo, social y cultural, lo cual debe de ser valorado en la personalidad y 
necesidades (en la casa, en su desarrollo psico-motor, en sus relaciones 
sociales, y en la escuela) de los chicos. 
 
Debido a que el presente reporte de investigación se centra en los juegos y 
deportes de los chicos de primero de secundaria, quienes se hallan entrando 
en la adolescencia, en el siguiente capítulo se revisarán rasgos importantes 
sobre los cambios del adolescente. De igual forma, se podrá ejemplificar el 
modo en el que los jóvenes construyen ideas y como estas ideas repercuteno 
influencian sobre prácticas de juego y deporte. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
2: UNA BREVE REVISIÓN SOBRE LA ADOLESCENCIA 
 
Es necesario conocer la manera en la que el adolescente contempla su 
alrededor para poder iniciar un estudio acerca de las preferencias de los 
jóvenes en cuanto a las actividades que realiza. A su vez, es también 
necesario considerar que no es posible efectuar una generalización acerca de 
las preferencias que cada uno tiene. A continuación se describirá el modo en 
el que el adolescente percibe su entorno. 
 
La adolescencia es una etapa crucial y de gran compromiso en todas las 
actividades vitales (en especial de socialización) del ser humano. También es 
el momento en que los comportamientos son influenciados por el medio 
ambiente y la estructuración de la personalidad. En dicha etapa, existen rutinas 
que pueden perjudicar o ayudar el dinamismo de los chicos. La movilidad en 
vehículos (coches, motos, ciclomotores.) limitan el ejercicio físico, cayendo en 
el sedentarismo; las adicciones (alcohol, tabaco y otras drogas), suelen con 
cierta frecuencia llevar al abandono del deporte o al deporte mal reglado 
(ausencia de actividad deportiva durante periodos prolongados y ejercicio 
excesivo y sobrepasando límites, en otros). En no pocos casos, este cambio de 
hábitos, lleva también al que padece enfermedades crónicas (diabetes, 
epilepsia, etc.); al error de abandonar la medicación, reapareciendo 
sintomatologías y potenciando discapacidades y enfermedades del adulto; es el 
comienzo de patologías como la hipertensión arterial, la obesidad, las 
cardiopatías, etc. Por tal motivo, es vital conocer el comportamiento básico de 
los jóvenes y su posible interés en la práctica de algún juego o deporte que 
contrarreste las repercusiones de dicho sedentarismo. Del mismo modo se 
debe considerar que es una edad en la que se adquieren valores y hábitos que 
acompañarán a la persona a lo largo de la vida adulta, como se verá más 
adelante. 
 
En ocasiones se puede notar que los adolescentes están poco interesados en 
las prácticas de juegos que solían ser de su agrado. Cada uno de los 
constantes cambios en su manera de pensar e interactuar con su medio les da 
la pauta para desarrollar nuevas habilidades que dejan atrás los intereses 
lúdicos. Sin embargo, en tal etapa, se sigue considerando la necesidad de 
encontrar un gusto en el cual puedan utilizar su tiempo libre. Piaget (1986) 
planteó tres explicaciones para este descenso. La primera es que los niños ya 
no requieren del juego simulado para satisfacer las necesidades de su persona; 
conforme se sientan más poderosos y menos indefensos en el mundo real, 
usarán menos el juego para compensar carencias percibidas. En segundo 
lugar, el juego simbólico evoluciona de manera natural en juegos que tienen 
reglas cada vez que participa más de un jugador. Y por último, a medida que 
los niños se desarrollan, se esfuerzan cada vez más por adaptarse a la 
realidad, en lugar de distorsionar la realidad, como sucede en el juego 
simulado. En la edad adolescente, el chico se encuentra en posibilidades de 
cambio y transición del periodo de operaciones concretas al periodo de 
operaciones formales (Piaget, 1986). Tomando esto en consideración, no es 
sino hasta los 
 
 
17 
 
 
 
 
11 años en adelante que el niño, casi adolescente, desarrolla la inteligencia 
representativa de las operaciones formales. Este proceso es muy delicado 
tomando en cuenta la personalidad de cada sujeto, a quien normalmente se le 
denomina “aprendiz”. Sobre este estadio del desarrollo, se hace importante 
saber que el pensamiento adolescente (formal) es ante todo hipotético 
deductivo; preposicional. Establece hipótesis a partir de lo real que luego trata 
de experimentar mediante operaciones reversibles de diferenciación entre lo 
verdadero y lo falso. El adolescente, reflexiona sobre su pensamiento o crea 
proposiciones acerca de proposiciones. 
 
Según psicólogos como Garvey (1977 citado en Hugges, 2006); Rubin, 
Fein y Vandenberg (1983, citados en Hugges, 2006) a pesar de que el juego se 
ve reducido en edades que sobrepasan la etapa preescolar, los pequeños 
siguen teniendo una interacción con otros individuos de la misma edad. La 
diferencia radica en que se observa un claro desarrollo en las características de 
los juegos realizados como lo son la formulación de reglas y la necesidad de 
que el juego o deporte practicado sea un factor común entre los que conforman 
el mismo (conceptualización abstracta). Por medio del juego el adolescente 
satisface la necesidad de crearse una identidad. 
 
Durante la adolescencia, los chicos se encuentran en la posibilidad de 
razonar acerca de su entorno, acerca de lo que constituye su estructura social 
y cultural, de sus ideas, pensamientos y sentimientos, además de encontrar un 
sentido a lo que realiza en la vida. 
 
Como ya se mencionó, es entonces cuando el adolescente comienza a 
dejar atrás su manera de actuar sin pensar en las consecuencias y comienza a 
generar hipótesis en sus acciones (razonamiento hipotético deductivo). 
 
Según Elkind (1981, citado en Hugges, 2006) en la adolescencia surgen 
pensamientos que pueden ser perjudiciales en su vida social. Estos aspectos 
son descritos por este autor como sigue: 
 
- El público imaginario: es la idea de que los demás piensan lo 
que el mismo adolescente piensa. 
- La fabula personal: el adolescente es el único en el mundo y 
nadie lo puede comprender. 
 
Estos últimos aspectos de la vida adolescente pueden convertirse en 
una dificultad que debe superarse para que se logre una correcta 
socialización. A su vez se puede contribuir a una integración en alguna 
actividad lúdica o deportiva. Sin embargo, además de satisfacer las 
necesidades de integración en algún grupo, los jóvenes se encuentran en 
búsqueda de la amistad que le puede brindar una persona con valores y 
creencias similares, con lo que se satisface, de igual manera, la necesidad de 
intimidad y comunicación. 
 
18 
 
La comprensión de los puntos anteriores mencionados por Elkind (1981, 
citado en Hugges, 2006) son característicos de la edad adolescente, pero si se 
presentan con gran intensidad en el chico y, a su vez combinados con los 
cambios físicos característicos de la edad, se puede generar una crisis de 
identidad. Según Erikson (1963, citado en Hugges, 2006) en la crisis de 
identidad se lucha por incorporar el pasado, el presente y el futuro de tal 
manera que puedan establecer un sentido propio estable y consistente en cada 
actividad desempeñada en la vida del joven. 
 
Entonces, la construcción de la identidad en el periodo adolescente es 
un concepto sumamente importante, en especial con los chicos de primer 
grado de secundaria que han dejado atrás su identidad anterior: la primaria. 
 
Al respecto, Martínez y Quiroz (2007) aseguran que la identidad es una 
afiliación a un grupo social determinado o “comunidad”. Al dejar atrás esta 
comunidad y afiliarse a otra, el adolescente se encuentra ya en un mundo 
desconocido. 
 
Martínez y Quiroz (2007) realizaron en su investigación entrevistas 
semiestructuradas con la finalidad de conocer la significación que tiene el 
cambio de comunidad de los chicos que pasan de primaria a secundaria. En las 
respuestas de los chicos se nota que reaccionan con temor a ingresar a la 
educación secundaria debido a comentarios previos de otras personas. A su 
vez se pudo observar que los intereses de los padres se interpusieron en la 
elección del plantel elegido. 
 
En concordancia con Erickson (1963, citado en Hugges, 2006), Martínez 
y Quiroz (2007) aseguran que la mayoría de los adolescentes entran en una 
crisis ya que al salir de la escuela primaria ellos son los más grandes y al entrar 
a la secundaria son los más pequeños. Por tal motivo buscan la forma de 
enfrentar este nuevo mundo de diversas maneras, como el hacerse acompañar 
por uno o varios compañeroscon los que se encontrará compartiendo un 
proceso de afiliación para construir su identidad. Es decir, se definirá el modo 
de ser del chico para acoplarse a su nuevo medio. 
 
Por lo tanto, es notable que los jóvenes tengan una amplia necesidad de 
interacción con otras personas de su edad. Sin embargo, en ocasiones los 
adultos suelen pensar que por el simple hecho de que se interactúe con un 
grupo de chicos se puede crear una pandilla con expectaciones de vandalismo. 
La mayoría de estas pandillas se ocupa de actividades socialmente 
reprobadas. No obstante, a pesar de la creencia popular no todas las pandillas 
son sinónimo de delincuencia. El hecho de que los adultos restrinjan la vida en 
grupo de sus hijos es un problema para la convivencia con otro tipo de grupos. 
Long (1949, citado en Powell, 1997) informó de un retraso comparativo en el 
desarrollo de las habilidades sociales de grupo de jóvenes de inteligencia 
normal. Su estudió indicó que el ritmo de progreso de la socialización con 
personas jóvenes es mayor, lo cual sugiere que los primeros años son los 
mejores para cultivar las habilidades sociales. 
 
19 
 
Por otro lado, Powell (1997) asegura también que al aumentar la edad y 
familiaridad con el medio social, el adolescente adquiere más seguridad. Al 
tener mayor confianza en sí mismo debido a la aceptación y a la aprobación de 
un determinado grupo, el individuo es más capaz de funcionar por sí mismo. 
Aunque todavía necesita la aprobación y la aceptación, ya no niega su 
personalidad como antes. Ahora busca atraer la atención de los otros 
miembros del grupo, más que esconderse de ellos. Con ese aumento de 
confianza en sí mismo, puede buscar más atención que aprobación. Puede 
ocurrir que hasta puede comportarse de una manera no aprobada por sus 
iguales, si esta conducta le da el tipo de atención o de reconocimiento que 
busca. Sus primeros intentos en la búsqueda de reconocimiento pueden ser 
bruscos y por consecuencia puede obtener una reacción desfavorable. Cuando 
aprenda lo que es aceptable y lo que no lo es modificará su conducta. Este 
proceso de socialización continúa por la etapa de la adolescencia hasta que el 
individuo se convierte en una persona capaz de aceptar sus responsabilidades 
ante la sociedad. 
Al respecto, Saucedo (2006) en una observación que llevó a cabo con 
chicos de segundo grado de secundaria, encontró que los jóvenes, a pesar de 
que en la escuela se les exige que vayan con un corte determinado, ellos 
mismos rompían esta regla llevando peinados modernos. Además de esto, los 
pantalones eran utilizados a media cadera, lo cual se entendía como una moda 
para ellos. Aunado a esto, la mochila era un símbolo de identidad muy preciado 
para los jóvenes porque era dónde se expresaban como algo que debía ser 
mostrado. 
 
Entonces, uno de los medios más importantes por el que una persona 
puede tener contacto con el conocimiento del cuidado de la salud, es la 
socialización. En especial aquella que se lleva a cabo de forma más directa y 
con mayor frecuencia en su vida. La familia, escuela y las amistades 
constituyen medios de socialización directa y es en la adolescencia en donde 
dichos conocimientos se pueden forjar de manera más consistente. 
 
Por tal motivo, es de suma importancia estudiar los factores que motivan 
a los jóvenes a realizar la práctica deportiva ya que esta es vital para el 
fomento del cuidado de la salud. 
 
Castillo, Balaguer, García y Valcárcel (2004) aseguran que existen 
grupos de iguales, como hermanos o compañeros que actúan directamente 
sobre la conducta del adolescente para practicar o no deporte. 
 
La influencia de los padres en la práctica del deporte se observa durante 
los primeros años de la persona, mientras que en los años venideros los pares 
son los que ejercen mayor dominio sobre la conducta de los jóvenes. 
 
Mediante el Inventario de Conductas en Salud en Escolares de Balaguer 
(del cual se seleccionaron los ítems relacionados con el consumo de alcohol, 
tabaco, cannabis, hábitos de alimentación, actividad física y deporte) aplicado 
a 967 chicos de entre 11 y 16 años, Castillo, Balaguer, García y Valcárcel 
(2004) encontraron que la práctica deportiva que realizan los padres y los pares 
son visiblemente representativas e influyentes sobre los chicos. Es decir, si 
20 
 
padres y amigos practican deporte, es mayor la probabilidad de que los 
adolescentes sigan ese ejemplo. Cabe destacar que esas terceras personas 
deben ser significativas en la vida del joven para tener dicha influencia. 
Así mismo, Castillo, Balaguer, García y Valcárcel (2004) observaron una 
notable ausencia en el consumo de sustancias como tabaco, cannabis y 
alcohol cuando los terceros practican actividad física. En las chicas no sólo se 
observó esto último, sino que además adoptaban hábitos de alimentación más 
saludables. 
 
Como se puede notar, la repercusión social juega un papel crucial en el 
comportamiento de los jóvenes. Hoy por hoy, se puede notar que las personas 
que tienen costumbres arraigadas en un pasado muy diferente, divergen en la 
ocupación del tiempo libre. Así, cuando un niño es visto por su abuelo jugando 
un periodo considerable de tiempo, es de esperarse que exista una llamada de 
atención. Esto es como resultado de la falsa creencia de que dicho juego o 
recreación es una pérdida de tiempo. Cuando se conocen los beneficios de la 
actividad recreativa se va aceptando una nueva necesidad: la de enseñar a la 
gente a utilizar el tiempo libre con el mayor provecho. Los jóvenes pueden ser 
guiados en la selección de actividades que satisfagan sus intereses y les 
proporcionen un relajamiento y a su vez una condición física saludable. Para 
esto se debe considerar que los adolescentes difieren bastante en lo que 
concierne a sus pautas de vida y sus necesidades. Una actividad puede ser 
muy divertida para un individuo y una fuente de tensión para otro. 
 
Como ya se ha mencionado, cuando comienza la pubertad resultan 
esenciales los cambios en las manifestaciones recreativas y tales 
modificaciones comienzan a aparecer naturalmente. Según Hurlock (2000) el 
ritmo de cambio parece estar determinado por el ritmo de las modificaciones 
físicas. Cuando los cambios corporales se producen con bastante rapidez, los 
cambios en los intereses recreativos se aceleran. Después de la pubertad, 
cuando los cambios físicos se producen con mayor lentitud, la variación de las 
inclinaciones recreativas también se hace pausada y gradual. Hurlock (op, cit) 
da una muestra de dichos cambios como sigue: 
 
a) Cambios en el tiempo dedicado al recreo. Cuando se alcanza la 
adolescencia, deben dedicar tiempo a las responsabilidades en el 
hogar y en la escuela. Aprenden a ser más selectivos en sus 
pasatiempos. 
b) Cambios en la cantidad de actividades recreativas. Muchas 
diversiones infantiles se dejan de lado porque la energía física 
necesaria para juegos y deportes debe utilizarse para tareas de 
distinto tipo en el hogar, en la escuela o, en ocasiones, en el trabajo. 
c) Cambios en la elección de compañeros. El interés por personas del 
sexo opuesto da lugar a un cambio rotundo en la preferencia de 
compañeros. También hay menor diferencia en las actividades 
recreativas de hombres y mujeres. 
d) Cambios en el gasto de energía. Los adolescentes comienzan a 
mostrar preferencia por las reuniones en grupo y las charlas, las 
competencias atléticas, el cine, la lectura, juegos de mesa, escuchar 
21 
 
la radio o música en general, etc. Poco a poco, las diversiones que 
no exigen esfuerzos reemplazan a los juegos fastidiosos. 
e) Cambios en las actividades informales a las formales. Los 
adolescentes se citan en cierto momento y deben estar vestidos 
convenientemente para el evento. Se elimina la espontaneidad de 
los juegos infantiles. También implica un obstáculo para los 
adolescentes cuya posición socio-económica les impideadquirir 
ropa adecuada. 
f) Cambios en la actitud hacia la repetición. La mayoría de los niños se 
siente felices y seguros cuando hacen lo mismo una y otra vez; 
disfrutan de la lectura repetida de cuentos e historietas, de ver las 
mismas películas o de escuchar la misma música. Los adolescentes 
prefieren las experiencias variadas, emocionantes y novedosas. 
 
Las necesidades de los adolescentes también difieren y cambian con el 
tiempo así como los factores influyentes en los aspectos sociales. Estos 
factores son mencionados por Hurlock (2000): 
 
- Intereses personales. La mayoría de los jóvenes descubren 
actividades recreativas de interés y también las aburridas, razón 
por la cual dedican su atención a las que tienen una mayor 
participación y actividad. 
 
- Oportunidades para intervenir en las actividades preferidas. 
Algunos chicos tienen escasas oportunidades de tomar parte 
en sus recreaciones preferidas. Los que tienen más 
probabilidades de verse privados son los jóvenes provenientes 
de regiones rurales, los que pertenecen a familias numerosas o 
de bajos ingresos; los miembros de grupos minoritarios; los 
adolescentes de mayor edad y las de sexo femenino, aunque en 
los últimos años se he visto un incremento en la actividad 
deportiva y recreativa en las mujeres desde temprana edad. 
 
- Desarrollo físico. Los adolescentes que son poco corpulentos 
muestran menos interés en los deportes que aquellos cuyo 
cuerpo les permite la posibilidad de un buen rendimiento y 
popularidad en los deportes. Un ejemplo sería aquellos que han 
alcanzado una buena estatura y se desempeñan bien en el 
baloncesto. 
 
- Inteligencia. Los jóvenes considerados como brillantes participan 
en mayor cantidad y variedad de actividades recreativas que los 
menos inteligentes. Además, pasan más tiempo dedicados a 
recreaciones solitarias y están más dispuestos para hallar 
complacencia con sus propios medios. 
 
- Sexo. Las diferencias de actividades recreativas en función del 
sexo comienzan hacia los seis años, alcanzan un punto máximo 
en la adolescencia inicial y luego declinan a medida que ambos 
sexos comparten en mayor grado el tiempo disponible para 
22 
 
pasatiempos. Estas diferencias se deben en gran parte a 
influencias culturales. En México dichas distinciones solían ser 
más notables hace algunas décadas y en la actualidad se llega 
a percibir que pueden persistir principalmente en zonas 
marginadas. 
 
- Ambiente. El ambiente interviene de dos formas en los intereses 
de los jóvenes: 1) determina actividades o cosas de interés. La 
cantidad y la edad de las personas presentes, las condiciones 
climáticas, las instalaciones ofrecidas. Todo desempeña un rol 
en la determinación de lo que puede interesar al adolescente y 
2) las presiones culturales afectan los intereses recreativos. En 
ciertas entidades es convencional y correcto interesarse en la 
música, en el arte y en el teatro. En otras se piensa que el 
individuo es raro si no se interesa en futbol, basquetbol o futbol 
americano. 
 
- Los intereses de los pares. Aun cuando un adolescente se 
interese poco en los deportes, en ocasiones debe aparentar 
que estos deportes le son gratos si quiere tener la aceptación 
de otros para quienes la actividad deportiva es importante. 
 
- Prestigio de los pasatiempos. El valor de prestigio de las 
distintas actividades recreativas varía de un grupo 
socioeconómico a otro. En ocasiones las actividades recreativas 
dependen de las condiciones económicas de la familia, por lo 
que estas actividades obtienen una mayor popularidad. 
 
- Conversaciones. En la adolescencia, la participación en juegos y 
deportes que requieren un gran esfuerzo físico es reemplazada 
(por muchos de los chicos, por ejemplo, aquello que no tienen 
capacidades para realizar actividades vigorosas) por las 
reuniones informales y la conversación con amigos. En 
realidad, se trata de una de las maneras más populares de 
emplear el tiempo libre en la adolescencia. La importancia de la 
comunicación verbal con otros es puesta en evidencia por la 
tendencia del adolescente a acaparar el teléfono de casa u, hoy 
por hoy, el empleo excesivo del teléfono celular. 
 
- Los silenciosos. Algunos chicos hablan muy poco cuando se 
reúnen con el grupo porque temen decir algo que atraiga la 
desaprobación o al rechazo de los demás. Hasta cierto punto, la 
conversación telefónica es una forma de compensación. El 
adolescente que no se atreve a decir lo que piensa en una 
circunstancia social cara a cara tal vez halle el valor para decirlo 
cuando la otra persona no se encuentra presente. 
 
Por otro lado, es de considerarse que el adolescente atraviesa por una 
etapa en la cual es fundamental el cuidado de su salud física. Es entonces 
cuando el juego sufre un cambio considerable, se convierte en una actividad 
23 
 
deportiva y es necesario que sea lo suficientemente atractiva para el 
mantenimiento del interés del practicante. Moreno, Martínez y Alonso (2006) 
realizaron una importante revisión de distintos estudios aplicados en los que se 
puede notar que los varones prefieren actividades deportivas de competición, 
mientras que las mujeres se inclinan por deportes que no incluyan la 
competición ni el contacto físico. También se consideraron circunstancias por 
las cuales el adolescente prefiere abstenerse de acciones deportivas, por 
ejemplo, las particularidades de la persona que está encargada de la 
instrucción en educación física. Dichas características pueden ser: la edad y la 
promoción de la aceptación social en el deporte. 
 
Dentro de las consideraciones anteriores, el estado de ánimo del 
practicante del juego u actividad deportiva determina su continuidad. El 
autoconcepto juega un importante papel en la continuidad, práctica y gusto por 
una actividad deportiva. En varios estudios (Boyd y Hrycaiko, 1997; Goñi y 
Zulaika, 2000; Hagger, Biddle y Wang, 2005; Moreno y Cervelló, 2005, citados 
en Moreno, Martínez y Alonso, 2006) se nota inclusive que las puntuaciones 
obtenidas en pruebas para medir el autoconcepto de los jóvenes son menores 
en el sexo femenino que en el masculino. Por tal motivo, es de esperarse que 
en la práctica deportiva, en donde influye el autoconcepto de forma muy 
directa, las mujeres adolescentes tengan un muy bajo índice de participación. 
 
Knoppers (1988, citado en Moreno, Martínez y Alonso, 2006) asegura 
que una forma en la que los profesores, sin quererlo pueden crear inseguridad 
en las alumnas adolescentes es siendo condescendientes con ellas. En el 
momento en el que las reglas son rotas para que las chicas se adapten más 
fácilmente a la clase de Educación Física, se provoca que ellas mismas 
piensen que su potencial es limitado. 
 
La teoría de Bandura (1986, citado en Castillo, Balaguer Duda, y García 
2004) menciona la importancia de la socialización para la adquisición de 
comportamientos mediante el modelamiento de los otros significativos. En este 
caso, mientras mayor sea el número de personas significativas que practiquen 
deporte en la vida de los adolescentes, mayor será la probabilidad de que estos 
últimos realicen algún deporte. 
 
En cada uno de los aspectos de la vida del adolescente la familia tiene 
un papel fundamental en el desarrollo y mantenimiento de determinados 
comportamientos. La práctica deportiva no es la excepción. Cuando en la 
familia del adolescente existe un historial de aprecio por el deporte, existen 
más probabilidades de que el joven se convierta en seguidor de las personas 
mayores que gustan de realizarlo. Específicamente hablando de las principales 
influencias familiares, Lewko y Ewing (1980, citados en Moreno, Martínez y 
Alonso, 2006), McPherson (1978, citado en Moreno, Martínez y Alonso, 2006) 
y Snyder y Spreitzer (1973, citados en Moreno, Martínez y Alonso, 2006) 
aseguran que el ánimo que presentan los chicos se ve sumamente influenciadopor el padre, mientras que las chicas imitan con mayor frecuencia los 
comportamientos deportivos de la madre. 
 
24 
 
Debido a que la mayoría de las mujeres se encuentran influenciadas por 
la estética de la imagen personal, llegan a rechazar los uniformes y equipo 
utilizado en los deportes ya que exhiben partes del cuerpo de manera que 
afectan su perfil femenino (Aldrije, 1998; Milosevic, 1986; Scraton, 1987; 
Shilling, 1993, citados en Moreno, Martínez y Alonso, 2006). Esto es un factor 
personal que habla de cómo las mismas adolescentes contribuyen al abandono 
de la práctica deportiva. 
 
Milosevic (1986, citado en Moreno, Martínez y Alonso, 2006) asegura 
que la falta de modelos femeninos a seguir por parte de las adolescentes es 
uno de los factores que perjudican su práctica deportiva. El estudio de estos 
autores se basó en preguntar a las chicas, quienes formaban parte de la 
población analizada, el nombre de la persona involucrada en el deporte a la 
que admiraban y se descubrió que la gran mayoría fueron hombres. 
 
Gómez, Ruiz, y Mata, (2006) aseguran que al momento en que los 
jóvenes se ven inhabilitados por su escasa coordinación motora, es de 
esperarse que en el hogar se refleje esto. Si el chico o chica se ven impedidos 
por dicha dificultad, entonces sus deseos de autonomía son frustrados y se 
adhiere esto a una problemática que culmina en la afectación de la autoestima. 
Hay que recordar que las tareas en el hogar son de lo más importante y 
fundamental en la adquisición de hábitos que a su vez, forman valores en el 
muchacho y al no realizarlas, o tener repulsión a las mismas se renuncia a la 
independencia. En el hogar también se practican hábitos de higiene que 
requieren las más fundamentales funciones motores y no debe ser olvidada en 
ningún momento. 
El aumento de responsabilidades en la transición primaria-secundaria, 
es un reto que los alumnos con dificultades motrices superan difícilmente. La 
atención en las clases y la toma de notas son tareas difíciles de cumplir. Es 
evidente que en muchas materias existen diversos ejercicios que requieren de 
diversos pasos a seguir y de una concentración mayor. La materia que requiere 
de mayor actividad motriz es la materia de Educación Física, en la que se 
mostrará el adolescente frente a sus compañeros y se dejará en evidencia su 
capacidad motora. El hecho de que un balón venga directamente a su persona 
es un gran reto, si no lo recibe se enfrenta a críticas y comentarios que llevan a 
que no vuelva a intentar realizar la proeza. 
 
En un estudio de Cantell, Smith y Ahonen, (1994, citados en citado en 
Gómez, Ruiz, y Mata, 2006), se muestra que existen alumnos que prefieren 
practicar actividades que no implican exigencias motrices y contacto con otras 
personas. El empleo de tiempo de ocio en estos chicos puede variar, desde ver 
televisión, jugar videojuegos o leer. Pero estas actividades no involucran, la 
mayoría de las veces a otras personas, por lo que se ve afectada la 
socialización del joven. 
 
Como se pudo analizar en este capítulo, dentro de los cambios del 
adolescente se pueden observar transiciones de gustos y costumbres en las 
actividades cotidianas del chico. En el siguiente capítulo se verán 
específicamente que juegos y deportes practican así como también las 
dificultades a las que se enfrentan los chicos para desarrollarlos. 
 
3: LOS JUEGOS Y DEPORTES QUE PRACTICAN LOS 
NIÑOS Y NIÑAS DE PRIMER GRADO DE SECUNDARIA. 
 
En la vida de un chico de secundaria, existen distintas tareas y 
ocupaciones en las cuales emplea la mayoría de su tiempo. El paso de la 
primaria a la secundaria implica un cambio no sólo escolar, sino en las 
interacciones sociales, cambios físicos, intelectuales y en los gustos de índole 
lúdica. 
 
Según Rasmussen, Hidalgo y Prado, (2002) el adolescente después de 
haber cubierto sus obligaciones escolares y en la casa, dispone de 50 horas 
libres a la semana. En muchas ocasiones, los jóvenes no saben aprovechar 
dicho tiempo. Por tal motivo, deben organizar no solo este tiempo, sino también 
sus ideas para poder practicar alguna recreación que satisfaga su necesidad 
de distraerse. 
 
Durante la adolescencia, en comparación con las edades anteriores, los 
juegos colectivos empiezan a alcanzar niveles de organización y complejidad 
que se notan de manera inmediata. Además, los chicos se encuentran en un 
momento en el que ya han adquirido la habilidad necesaria para desarrollar 
todo tipo de actividades manuales y poseen la suficiente energía para 
entregarse con verdadero ímpetu a las actividades físicas. El hecho de que en 
distintos juegos y deportes se encuentren presentes aspectos de integración 
entre pares es un atractivo para los chicos que desean destacar. Sin embargo, 
es necesario notar que dichas actividades pueden ser de tipo físico o no. Es 
decir, los chicos de edad adolescente pueden tener preferencias diferentes en 
cuanto a la ocupación de su tiempo libre, por lo tanto, en este capítulo también 
se abordarán algunas de las actividades que más gustan a los jóvenes. 
 
 Como se revisó en el capítulo anterior, ya desde la preadolescencia, en 
edades que oscilan entre los 9 y 12 años, los juegos colectivos empiezan a 
regirse por un conjunto de reglas de cierta eficacia y complejidad que, además 
de estas dos importantes características, son aceptadas con mayor o menor 
unanimidad por la totalidad de los participantes (Morrison, 2003). 
 
Con la existencia de un reglamento, los chicos van a realizar el descubrimiento 
de una forma más positiva y eficaz de organizar las relaciones interpersonales. 
Lo cual es una medida efectiva para evitar las fricciones (que pueden surgir 
ante las imposiciones de los más fuertes o los más astutos) y conseguir que 
nadie se sienta frustrado, ya que todos los integrantes pueden participar en el 
juego en igualdad de condiciones con los demás. También sirve para que los 
jugadores aprendan a ejercitar el autocontrol y poco a poco vayan adquiriendo 
el dominio sobre sus comportamientos sociales. Existe una estrecha relación, 
según Piaget (1986), entre el desarrollo intelectual del individuo y su capacidad 
para aceptar y someterse a un reglamento. El hecho de que en tales 
momentos, en los juegos libremente organizados por los niños, aparezcan 
reglas más elaboradas que antes, tiene 
 
 
 
26 
 
por tanto un valor indicativo del nivel de maduración que los chicos alcanzan en 
su evolución. 
 
Las actividades físicas y deportivas en la edad adolescente tienen una 
gran aceptación (eso dependerá de las capacidades y formas de ser de los 
chicos ya vistas en el capítulo anterior mencionadas por Hurlock, 2000). Tanto 
el niño como la niña se recrean incansablemente con cualquier ocupación que 
implique el movimiento corporal, y son capaces de soportar sesiones 
prolongadas, si la encuentran lo suficientemente gratificante, antes de 
declararse vencidos por la fatiga. Correr, trepar, saltar, columpiarse, nadar, 
jugar a la pelota, al escondite o a perseguirse, todas estas actividades que 
además de su carácter recreativo permiten descargar energías ocupan, junto 
con las prácticas deportivas más específicas u organizadas, la mayor parte del 
tiempo libre de un adolescente que guste de situaciones de destreza física. 
 
A la edad de 12 aproximadamente y en la duración de la etapa 
adolescente, los chicos comienzan a tomar gusto por todas aquellas 
actividades que para ellos representan un conocimiento, tanto de sí mismos, 
como de su exterior. Éste último es de gran importancia debido a que se busca 
una identidad con determinado grupo de personas que comparten ideas y 
pensamientos. Hugges (2006) sugiere que a los adolescentes les gusta asistir 
a ver películas, ver televisión, leer, asistir a bailes y fiestas, y escuchar música 
(o ver videos musicales). También les gusta pasar el tiempo con amigos, lo 
cual no necesariamente tiene como finalidad la construcción

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