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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
 
PROGRAMA DE MAESTRÍA Y DOCTORADO EN PSICOLOGÍA 
RESIDENCIA EN PSICOLOGÍA ESCOLAR 
 
 
LA VINCULACIÓN ENTRE FAMILIAS Y EDUCADORAS UN ELEMENTO 
INDISPENSABLE PARA LA PROMOCIÓN DEL BIENESTAR Y EL DESARROLLO 
EN NIÑOS Y NIÑAS DE 0 A 2 AÑOS 
 
 
REPORTE DE EXPERIENCIA PROFESIONAL 
QUE PARA OBTENER EL GRADO DE: 
MAESTRA EN PSICOLOGÍA 
PRESENTA 
ANA PAULINA FLORES CONTRERAS 
 
 
Directora de reporte: Roxanna Pastor Fasquelle 
Jurado de examen: Susana Eguía Malo 
 Hilda Paredes Dávila 
 Ileana Seda Santana 
 Bertha Elvia Taracena 
 
México, D.F. Junio 2012 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
Restricciones de uso 
 
DERECHOS RESERVADOS © 
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL 
 
Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal 
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mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
 
2 
 
 
Agradecimientos: 
 
A Dios, por haberme dado el precioso regalo de la vida y por haberme permitido llegar hasta 
aquí. Por todas tus bendiciones y tu infinita misericordia, Gracias PapaDios. 
 
 
A mi mamá y mi papá por haberme traido al mundo, por siempre cuidarme y por su 
incondicional apoyo. Los amo papis!!! 
 
 
A libi, mi manita hermosa, quien siempre me lleno de ánimo y sonrisas para seguir adelante. 
Gracias mani por todo tu apoyo, pero sobre todo por tu amistad, por tu amor y por la 
oportunidad que me das de disfrutarte y aprender de ti!!! 
 
 
A José Manuel Pérez García del Valle, por estar conmigo cuando más lo necesitaba. Gracias 
Amor por todo tu apoyo, paciencia e inteligencia!!! 
 
 
A mi Sheikja Amina, porque tu amor está constantemente conmigo!!! 
 
 
A Roxanna, por todas tus enseñanzas, tu paciencia y tu guia. Gracias por haber confiado en mí y 
por haber enriquecido mi formación!!! 
 
 
 
3 
 
 
A Juanita, Chabe y Evelyn, por siempre apoyarme y reglarme lo mejor de ustedes. 
 
 
A la EBDI 26 del ISSSTE y su personal por abrirme sus puertas para aprender y servir. 
 
 
A todas las familias, y a los niños y las niñas que me dieron su confianza!!! 
 
 
A Conacyt por brindarme los recursos necesarios para concluir este trabajo. 
 
 
A la Facultad de Psicología, a la UNAM y a todos mis maestros quienes amorosamente me 
escucharon, me acogieron y me enseñaron lo mejor de ellos. 
 
 
A mi hermanito Magu, a su esposa Ale, a mis amados amigos, Toño, Fer Virrueta, Fer Benitez, 
Mat, Carol, Arisbeth, Annita Adoue, por estar en las buenas y en las malas, y siempre llenarme 
de alegría y amor!!! 
 
 
A mi tariqa, a mi grupo “El camino”, a todos mis hermanos por compartir conmigo este 
hermoso viaje!!! 
 
 
 
 
4 
 
ÍNDICE 
RESUMEN 5 
INTRODUCCIÓN 6 
PRIMERA PARTE. FUNDAMENTOS TEÓRICOS 8 
 
I. IMPORTANCIA DE LOS VÍNCULOS EN LA PRIMERA INFANCIA 9 
II. CONCEPTOS BÁSICOS DEL DESARROLLO 14 
III. NECESIDADES BÁSICAS DE LOS NIÑOS Y LAS NIÑAS 16 
IV. MODELO DE LOS MOMENTOS CLAVES DE BRAZELTON 25 
V. MODELO ECOLÓGICO DE BRONFRENBRENNER 39 
VI. MODELO BASADO EN LAS RELACIONES 42 
VII. PARTICULARIDADES DE NIÑOS Y NIÑAS QUE ASISTEN A CUIDADO GRUPAL 47 
 
SEGUNDA PARTE. PROGRAMA DE INTERVENCIÓN 55 
I. PROPUESTA 56 
 
II. IMPLEMENTACIÓN DEL PROGRAMA DE INTERVENCIÓN 56 
a. Escenarios 56 
b. Participantes 56 
c. Procedimiento 59 
1. Etapa Preliminar 60 
2. Invitación 63 
3. Diagnóstico Inicial 65 
4. Visitas a Sala 65 
5. Evaluación 67 
 
III. RESULTADOS Y ANÁLISIS DE RESULTADOS 68 
a. Resultados y Análisis Particulares 69 
b. Resultados Generales 116 
 
IV. DISCUSIÓN DE RESULTADOS 124 
V. CONCLUSIONES 128 
VI. BIBLIOGRAFÍA 130 
VII. ANEXOS 132 
 
 
 
5 
 
 
RESUMEN 
 
El desarrollo Infantil es el resultado de un conjunto de factores que determinan la forma particular 
en que cada niño y cada niña crecerán, aprenderán y se formarán. Un factor importante en este 
proceso reside en la calidad de las relaciones que existan entre los diferentes ambientes que 
influyen en el desarrollo y entre las cuidadoras(es) principales encargadas(os) de la crianza. Hoy en 
día en los Centros de Desarrollo Infantil las relaciones positivas entre las educadoras y las familias 
son escasas y no son promovidos de manera intencionada como parte de los programas 
educativos. 
 
El presente trabajo reporta los resultados de un Programa de Intervención implementado en una 
Estancia Infantil en la Ciudad de México, que tuvo por objetivo la creación de vínculos entre 
educadoras y familias, a través de visitas a sala, para la promoción del desarrollo y bienestar de 
niños y niñas menores de 2 años. 
 
En primera instancia se analizan los procesos de vinculación, cognitivos y afectivos que se 
suscitaron en cada una de las 6 familias y las 3 educadoras participantes. Posteriormente se 
muestran los logros comunes de las familias, de las educadoras y de los niños y las niñas. 
 
En este trabajo el rol de la psicóloga abarca el establecimiento de vínculos con cada participante, 
el diagnóstico de necesidades y fortalezas, y el diseño e implementación de un programa de 
intervención que facilitó la creación de vínculos entre educadoras y familias. 
 
A partir del vínculo que se estableció entre familias y educadoras se comienza a dar una 
continuidad entre el hogar y la escuela que se refleja en el bienestar y los logros alcanzados en 
diferentes hitos del desarrollo por parte de los niños y las niñas. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
6 
 
INTRODUCCIÓN 
 
La etapa de desarrollo que acontece desde el momento de nacimiento hasta los dos 
años de edad, es contundente para la vida de un ser humano. En esta etapa se gestan muchos de 
los patrones de comportamiento que serán las estructuras básicas para relacionarse con el 
mundo. 
Para obtener un desarrollo sano y óptimo en esta etapa es necesario promover el bienestar de los 
niños y las niñas, promover el desarrollo de sus habilidades, así como impulsarles a que sean cada 
vez más competentes en el ambiente en el que viven. Esto sólo se logrará a partir de los vínculos 
que se vayan construyendo entre los niños y las niñas y sus cuidadoras(es) principales. 
En esta etapa el desarrollo socio-emocional es la columna vertebral de todo el desarrollo y 
aprendizaje. Para que un niño o niña aprenda y se desarrolle de manera óptima, es condición 
indispensable que se sienta seguro, confiado y competente; que pueda confiar en otros y otras, 
que sus necesidades sean satisfechas, y que sus intentos por comunicarse sean entendidos y 
correspondidos. 
Las cuidadoras(es) principales, se encargan de crear las condiciones para que dicho niño o niña, 
viva, se desarrolle y aprenda. Los y las cuidadoras se ven involucradas en su desarrollo y también 
son afectados por éste. La implicación que tienen los adultos en el desarrollo de los niños y las 
niñas abarca todas las áreas de su vida, desde aspectos prácticos hasta emocionales y su propia 
subjetividad. 
El Modelo de los Momentos Claves de Brazelton (1994) y las Necesidades Básicas que plantean 
Greenspan y Brazelton (2009) permiten entender el desarrollo y el rol cambiante de las 
cuidadoras(es) en la crianza. Esto implica que las cuidadoras(es) necesitanmodificar sus rutinas, 
sus comportamientos y sus mismas creencias de acuerdo a las necesidades particulares de cada 
niño y niña de su etapa de desarrollo. 
Los vínculos con las cuidadoras principales son el contexto por excelencia donde acontece y se 
desenvuelve el desarrollo. Sin embargo no sólo los vínculos inmediatos intervienen en el 
desarrollo. El Modelo Ecológico de Bronfrenbrenner nos explica que también la relación que 
mantienen las diferentes cuidadoras(es) en los diferentes ambientes que habita un niño, por 
ejemplo la casa y el Centro infantil, determinan su bienestar y su desarrollo. 
El Modelo basado en Relaciones, sostiene que cualquier iniciativa para promover el desarrollo de 
los niños y las niñas, sea institucional, por parte de un profesional, o de la misma familia, deberá 
estar orientada a fortalecer los vínculos que existan entre los y las cuidadoras principales y el niño 
o niña, pero también en el mismo orden de importancia, los vínculos que existan entre éstos, por 
ejemplo entre la familia y las educadoras. Este modelo también considera la relación que se 
establece entre los y las cuidadoras principales con otras personas involucradas en la crianza, 
 
 
7 
como son profesionales especialistas en desarrollo infantil, médicos(as), supervisores(as), 
autoridades, etc. 
Las condiciones sociales actuales conducen a las familias a la necesidad de utilizar los servicios de 
los Centros Infantiles para poder criar a sus hijos e hijas. Las necesidades de los niños y las niñas, 
se extienden de igual manera a estos contextos. 
En los Centros Infantiles, en especial en la Estancia de Bienestar y Desarrollo Infantil, No. 26, en 
donde se realizó este trabajo, se observa que se privilegia el cuidado asistencial, aunque también 
hay esfuerzos por promover aprendizajes basados en las teorías del desarrollo. Sin embargo el 
trabajo con familias es limitado y aunque se realizan algunos esfuerzos para que las familias 
participen en algunas actividades de la Estancia, no se fomenta la creación de vínculos entre éstas 
y las educadoras. 
A continuación se describe un Programa de Intervención se busca promover el vínculo entre las 
familias y las educadoras para promover el desarrollo de los niños y las niñas en la Sala de 
Lactantes A-B, en dónde se encuentran en la etapa de 0 a 2 años de vida. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
8 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
PRIMERA PARTE. 
FUNDAMENTOS TEÓRICOS 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
9 
 
I. IMPORTANCIA DE LOS VÍNCULOS EN LA PRIMERA INFANCIA (0-2 años) 
 
Muchos autores coinciden con que no hay otra etapa en la vida de un ser humano tan 
determinante como los primeros dos años (Wittmer, D., Petersen, S. 2006). Brazelton y 
Greenspan (2009) afirman que “la primera infancia constituye la etapa más crítica y vulnerable en 
el desarrollo de la persona… es durante los primeros años de vida cuando se sientan las bases para 
el desarrollo intelectual, emocional y moral. Si no sucede así, se puede remediar durante el 
crecimiento, pero el precio es más elevado y las posibilidades de éxito disminuyen cada año que 
pasa. No podemos fallar a la persona durante los primeros años de vida”. 1 
Los primeros dos años de vida se caracterizan por un crecimiento acelerado y por una adquisición 
de aprendizajes que aumenta exponencialmente día tras día. El desarrollo físico y neurológico no 
ocurre con tanta rapidez ni eficiencia en ninguna otra etapa de la vida como en ésta. 
El bebé en el primer año de vida triplica su peso y su talla. El cerebro alcanza el 70% de su tamaño 
en el primer año de vida, y hacia los 3 años se desarrolla el 90% del cerebro (Butterfield, Martin y 
Prairie, 2004). En este periodo se establece la mayoría de las estructuras neurales que guiarán el 
funcionamiento emocional, comportamental, social y psicológico de toda la vida de un ser 
humano. 
Los retos a los que se enfrentan los seres humanos en sus primeros años de vida no son pocos ni 
fáciles. Es una etapa en la que se presentan muchos cambios que exigen constantes 
adaptaciones a nuevas situaciones y nuevas necesidades. Los reajustes que tiene que realizar 
tanto el bebé como los y las cuidadoras ante las nuevas habilidades que va adquiriendo 
ininterrumpidamente, les presenta un reto energético y emocional. En pocas palabras es una 
etapa muy demandante y muy intensa. 
En este periodo de vida los niños y las niñas tienen grandes retos en cada una de las áreas de 
desarrollo: motora, cognitiva, de lenguaje y comunicación, socio-emocional. Para su comprensión 
y su estudio el desarrollo se divide en estas áreas que se influyen mutuamente y una sin la otra no 
podrían “avanzar”. 
Sin embargo, el área de desarrollo que rige a todas las demás, es el área socio-emocional. Si los 
niños y las niñas menores de dos años no cuentan con sus necesidades afectivas cubiertas, no 
tienen las condiciones indispensables para desarrollarse en las otras áreas. 
En el área socio-emocional el gran reto en estos dos primeros años de vida es establecer 
relaciones de apego con uno o varios cuidadoras(es) principales quienes se encarguen de su 
crianza. 
 
1
 Brazelton, T., Greenspan, S. (2009) Las Necesidades Básicas de la Infancia. España: Editorial GRAÓ. Pp.12 
 
 
10 
Bolwby (citado en Wittmer y Petersen, 2006) sostiene que los bebés buscan entablar una relación 
de apego con un o una cuidadora para garantizar su sobrevivencia. Erik Erikson (citado en Keyser, 
2006) lo había ya previsto diciendo que el primer reto emocional de los seres humanos es la 
confianza y el apego a un cuidador. 
Ainsworth (1989) sostiene que el apego no sólo incluye manifestaciones visibles, sino también 
implica una organización interna estrechamente ligada a la calidad de las interacciones entre 
cuidador(a) y bebé. Define el apego como un sistema fundamental con el que vienen equipadas 
varias especies, tal como el comportamiento reproductivo o comportamiento exploratorio, que se 
manifiesta a través de conductas que mantienen a un individuo en proximidad a otro, en este caso 
a un niño(a) en proximidad con sus cuidadoras(es) principales. El apego le da la posibilidad al niño 
de ser alimentado y protegido por aquellos quienes le son más próximos. 
La autora estudió la respuesta que tienen las madres ante las señales que emiten niños(as). 
Encontró que las madres responsivas y cariñosas proporcionaban un grado de seguridad que 
permitía a los niños y niñas separarse de ellas sin angustia para explorar su mundo (apego seguro). 
Los hijos de las madres ansiosas e intranquilas cuyas respuestas eran inconsistentes presentaban 
mayor dificultad para separarse, eran más inseguros (apego inseguro) y en otros casos rechazaban 
a la madre al mismo tiempo que la buscaban (apego ambivalente). 
En un principio se creía que los niños y las niñas podían establecer una relación de apego sólo con 
un cuidador(a) principal. Se creía que si se quedaban a cargo de otra persona sufrirían heridas 
emocionales que repercutirían en su vida adulta (Brazelton y Greenspan, 2009). 
Actualmente se sostiene que los niños y las niñas cuentan con la capacidad de establecer, no sólo 
una, sino varias relaciones de apego que garanticen su seguridad y su sobrevivencia, como lo 
explica Pastor (2008) en el siguiente párrafo: 
“Tener un vínculo afectivo con varias personas no sólo es posible, sino que puede ser un factor de 
protección. ¿Por qué un factor de protección? Porque hay ocasiones en que ese apego original, ese 
vínculo original, no es un vínculo seguro. Y entonces el vínculo con otros adultos da la oportunidad 
de que ese niño adquiera un apego seguro con alguien. Pensemos en las circunstancias de la vida 
que no están en nuestras manos: ¿qué pasaría si un niño tiene un vínculo seguro sólo con una 
persona, y ésta dejade existir o se va?”2 
Estos descubrimientos son muy valiosos para el campo de la educación inicial. De esta forma se 
justifica que dentro de los Centros Infantiles, se debe fomentar el establecimiento de relaciones de 
apego entre educadoras y niños(as). 
Una vez establecido un vínculo el bebé está en condiciones de abrirse al mundo. Podrá entonces 
comenzar a conocer a otros adultos y a relacionarse con ellos, poco a poco irá relacionándose con 
niños y niñas de su edad, teniendo siempre la certeza de que cuenta con un pilar firme. 
 
2
 Pastor, R. (2008) Desarrollo afectivo y emocional. En: Los primero años Educación Inicial en perspectiva. 
CONAFE, México. Pp.49. 
 
 
11 
El bebé podrá conocerse a sí mismo, a partir de la relación que establece con su figura de apego. 
El adulto en un principio interpreta el comportamiento del bebé para darle sentido, en esta 
interpretación le dice al bebé quién es con respecto a este adulto y con respecto al mundo: “yo 
respondo a tus señales porque tú eres importante”, “respondo a tu llanto porque te escucho y 
quiero que vivas satisfecho”, etc. De esta forma el bebé puede hacerse una imagen de sí mismo e 
ir construyendo una identidad propia. 
A través de este apego seguro, el bebé comenzará a autorregular sus reflejos, sus 
comportamientos, sus ciclos, sus emociones, etc. El bebé nace sin saber regularse a sí mismo. 
Desde sus primeros días de nacido el bebé necesitará al adulto para poder regular sus ciclos de 
sueño y alimentación. Al ayudarle a prolongar sus estados de alerta con juegos e interacciones, y 
al responder a sus señales de sueño, el bebé irá incorporando estos ciclos hasta hacerlos propios 
sin necesitar más ayuda. De la misma manera las emociones y los comportamientos de los bebés 
van siendo regulados por el adulto hasta que pueda regularse a sí mismo. Sin un vínculo con uno o 
varias cuidadoras(es) principales el bebé no podría tener estos logros tan necesarios para su 
desarrollo. 
Las relaciones de apego no sólo tienen una influencia contundente en el área de desarrollo socio-
emocional. Se ven involucradas de manera importante en las otras áreas del desarrollo. 
En el área motora los niños y las niñas deberán lograr el movimiento independiente (Bricker, D. 
et al., 2000). Desde que el bebé es un recién nacido comienza a moverse y a explorar el mundo 
con todo su cuerpo. Con el movimiento el niño puede alcanzar cosas, tiene logros, alcanza retos, 
logra aprendizajes y esto los motiva a moverse aún más. 
Para que el bebé pueda lograr el movimiento independiente, es necesario que cuente con una 
figura de apego como base de seguridad a la que puede recurrir cuantas veces lo necesite. Para 
que el bebé se aventure a desplazarse en el espacio, necesita un cuidador(a) que esté no sólo 
física sino emocionalmente disponible, que le dé las señales necesarias para saber si corre algún 
peligro, o si puede arriesgarse a alejarse aún más. Poco a poco podrá alejarse cada vez más sin 
embargo seguirán buscando sus miradas y sus palabras como continuidad de su presencia física. 
Conforme el bebé crece comienza a moverse cada vez más. Con el tiempo se sentirá cada vez más 
fascinado con las posibilidades que le da su cuerpo en movimiento. El bebé comenzará a girarse, a 
sentarse por sí sólo, a arrastrarse, a gatear, a caminar, y se querrá meter en todos lados. 
A través de su movimiento adquirirá progresivamente un ávido deseo por conocer el mundo, por 
alcanzarlo y apropiárselo. Por ello es importante proporcionarle un sinfín de oportunidades para 
que pueda desarrollar sus nuevas habilidades. En esta área hay mucho s cambios y con ellos 
también cambian los cuidados que hay que tener con este bebé explorador. 
Será importante proporcionarle un espacio seguro donde se pueda mover. El lugar óptimo para su 
movimiento es el piso, de ahí que el cuidador(a) apoye al niño de mejor manera sentándose a su 
altura, sin preocuparse por la limpieza, es más importante que el bebé explore y aprenda. 
 
 
12 
Hay que dejarlo experimentar solo y darles la oportunidad de ejercitar sus logros pero también 
compartir con ellos la alegría de todos sus avances, reconociendo que ahora el movimiento lo 
puede utilizar para sus propios fines. 
El apoyo y la motivación que le puedan dar sus cuidadoras(es) principales son fundamentales para 
dotarles de seguridad en todos sus movimientos. 
En el área cognitiva, los niños y las niñas tienen el reto de conocer el mundo en el que viven 
(Bricker, op.cit). Todo lo que los bebés viven son experiencias muy ricas ya que en esta etapa 
aprenden principalmente a través del área sensorial y motriz. En un principio el recién nacido 
comienza a conocer el pecho de su madre a través del reflejo de succión, poco a poco en la 
interacción con sus cuidadoras(es) los reflejos se van inhibiendo para dar paso a movimientos 
voluntarios que le permiten conocer el mundo de manera intencionada. Con el desarrollo de sus 
sentidos y el perfeccionamiento de sus movimientos, la exploración se va haciendo cada vez más 
sofisticada hasta llegar al surgimiento del pensamiento simbólico donde, hacia los dos años, 
comienzan a comprender dimensiones más abstractas de la realidad. 
Aventurarse a lo desconocido implica contar con un gran monto de seguridad. Para lograr esto, los 
niños y las niñas necesitan una relación de apego en la que el cuidador(a) se convierte en un 
referente que les permite saber a qué acercarse y a qué no. Los niños y las niñas podrán 
arriesgarse a explorar lo nuevo cuando tienen la certeza de que su cuidador(a) lo protegerá de 
cualquier peligro. De esta forma puede depositar toda su confianza en éste. 
En esta área el cuidador(a) tiene la obligación de proporcionar al bebé un ambiente rico de 
estímulos que lo motiven y despierten su curiosidad por conocer nuevas cosas cuidando la 
cantidad de estímulos que se le presentan, de lo contrario pueden sobreestimularlo y traer 
reacciones adversas para el bebé. 
En el área de lenguaje el reto en estos primeros dos años de vida, es la comunicación (Bricker, 
op.cit.). En un principio el recién nacido a través de reflejos como el llanto le hace saber a la madre 
la urgencia de satisfacer sus necesidades. A partir de las respuestas de sus cuidadoras(es) va 
aprendiendo qué señales deben emitir para que le respondan y qué estrategias le funcionan mejor 
para comunicarse. 
Para poder establecer una comunicación el bebé necesita una figura de apego que le dé la 
seguridad de que sus señales serán escuchadas y a través de éstas sus necesidades serán 
cubiertas. 
La relación de apego seguro se establece cuando el adulto responde de manera inmediata y 
efectiva a las necesidades de los niños y las niñas. De esta forma el lenguaje se va haciendo más 
intencionado y el bebé se interesa por comunicar no sólo sus necesidades, sino también sus 
intereses, sus frustraciones y sus alegrías. Poco a poco el lenguaje se va convirtiendo en un 
instrumento para socializar y para aprender. 
 
 
13 
Si los y las cuidadoras son inconsistentes en sus respuestas y no cubren sus necesidades, el niño y 
la niña no encontrarán las formas de comunicarse, estará estresado y tal vez tenga que llorar más 
fuerte para ser escuchado. La comunicación y el diálogo serán empobrecidos y llenos de ansiedad. 
Es común que los y las cuidadoras escuchen las señales que da el bebé para cubrir sus necesidades 
fisiológicas, de alimentación y sueño; o aquellas señales que avisan de una enfermedad. Sin 
embargo para establecer una verdadera comunicación con el bebé y promover su desarrollo en 
esta área, será necesario escuchar también todos aquellos intentos comunicativos para expresar 
sus gustos, sus inconformidades, sus intereses, sus frustraciones, sus inquietudes y sus fantasías. 
De esta forma se le enseñará al bebé la multiplicidad de funcionesque tiene el lenguaje y el 
recurso que es para su vida. 
Las relaciones de apego primeros vínculos que se establecen en los primeros dos años de vida, no 
sólo son contundentes para el desarrollo de todas las áreas, sino también son el fundamento para 
toda la vida de un ser humano. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
14 
 
II. CONCEPTOS BÁSICOS SOBRE EL DESARROLLO 
 
El desarrollo es un proceso que comienza desde antes del nacimiento y se lleva a cabo 
durante toda la vida; es el resultado de la interacción entre la genética y las influencias 
ambientales que determinan la construcción de un ser humano. El desarrollo tiene cuatro 
características principales: 
 Universal.- Los niños y las niñas del mundo comparten características similares. El desarrollo 
ocurre más o menos en formas y tiempos similares en todos los seres humanos. A pesar de 
que cada niño y cada niña son diferentes y únicos, sigue patrones de crecimiento y aprendizaje 
más o menos preestablecidos genéticamente y bastantes predecibles en el tiempo. 
 Secuencial.- El desarrollo tiene un orden predecible y cada nueva habilidad y cada nuevo 
aprendizaje es consecuencia del anterior y antecedente para la siguiente etapa. 
 Jerárquico.- El desarrollo va de lo más simple a lo complejo. Las habilidades más sencillas son 
fundamento para las más complejas. 
 Dinámico. El desarrollo es siempre cambiante, jamás está estático y es un proceso continuo 
que se da a través del tiempo. 
El desarrollo va siempre de la mano con el aprendizaje, ninguno se puede dar sin el otro, y 
cualquier avance que se presente en el primero, afectará al segundo. 
El desarrollo se rige por sus propias reglas, Shonkoff y Phillips (2000) nos marcan 10 principios 
fundamentales para poder comprender la complejidad y sutileza del desarrollo infantil 
1) El desarrollo humano se configura por medio de una interacción dinámica y continua 
entre biología y experiencia. Es decir, que cada individuo es el producto de una 
interrelación entre sus predisposiciones genéticas y las experiencias que le ofrece el 
ambiente en el que se desarrolla. 
2) La cultura influye en cada aspecto del desarrollo humano y se refleja en las prácticas y 
creencias sobre crianza. Lo cultural tienen un gran peso en los rumbos que tomará el 
desarrollo. Lo que en una sociedad se fomenta en otra se reprime. Lo que para una cultura 
sería un comportamiento esperado para otro sería reprobado. Así el desarrollo también es 
moldeado por la cultura. 
3) La autorregulación o autocontrol es uno de los hitos del desarrollo en la primera 
infancia. Éste aspecto medular atraviesa todas las áreas del desarrollo y del 
comportamiento. La autorregulación y adaptación al ambiente, asegura la sobrevivencia 
del organismo. 
4) Los niños(as) son participantes activos de su desarrollo. Ellos reflejan el impulso humano 
intrínseco de explorar y dominar su mundo. 
5) El desarrollo se construye principalmente a partir de las relaciones interpersonales. Son 
las relaciones humanas quienes hacen posibles el desarrollo de un niño. Cada individuo es 
 
 
15 
diferente, y la relación que se establezca entre individuos, entre cuidador(a) y niño será 
única. Las relaciones humanas configurarán la unicidad de la persona. 
6) Cada niño y niña se desarrolla en sus tiempos propios. La forma y los tiempos en que 
cada niño se desarrolla es diferente. Puede ser difícil distinguir entre variaciones normales 
del desarrollo y retrasos de maduración. Por lo que no se deben precipitar diagnósticos en 
la primera infancia. 
7) El desarrollo no es lineal. Las transiciones que se atraviesan durante el desarrollo, están 
caracterizadas por continuidades y discontinuidades. Los periodos de desequilibrio y 
reajustes son característicos en el desarrollo. “Las transiciones del desarrollo son periodos 
de desequilibrio psicológico que refleja elementos de una etapa que está por completarse 
y una que está por empezar” 
8) El desarrollo humano compone una serie de elementos de vulnerabilidad y resiliencia. 
Los caminos que toma el desarrollo de cada individuo, apuntan en dirección de la 
sobrevivencia. El ambiente y las expectativas que tengan las personas significativas en 
cada niño y niña dirigirán el rumbo del desarrollo. 
9) La primera infancia, que va de los 0 a los 6 años, es determinante para la vida de cada 
persona. En estos momentos tempranos de la vida los tiempos en los que se va 
desenvolviendo el desarrollo, pueden tener efectos importantes en él mismo. El desarrollo 
es más vulnerable en esta etapa temprana. 
10) El curso del desarrollo en la infancia temprana puede ser alterado severamente por 
factores de riesgo. El desarrollo es determinado en gran parte por los ambientes en que 
habitan los niños y las niñas; las condiciones de éstos pueden favorecer o perjudicar el 
desarrollo. Los factores de riesgo abarcan desde lo más objetivo, concreto y evidente 
como son ambientes llenos de violencia, adicciones, enfermedades, contaminación, etc., 
hasta aspectos más sutiles como interacciones inconsistentes con los y las cuidadoras 
principales, violencia psicológica, abandono emocional, etc. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
16 
 
III. NECESIDADES BÁSICAS DE LOS NIÑOS Y NIÑAS 
 
Los niños y las niñas de 0 a 2 años adquieren las bases que les permitirán adaptarse a su 
ambiente, integrarse a una comunidad y ser seres humanos que puedan valerse por sí mismos en 
un mundo social complejo. Para que esto suceda los niños y las niñas deben contar con una 
crianza que les proporcione las condiciones indispensables para que puedan lograr estos objetivos. 
Brazelton y Grennspan (2000) plantean que existen 7 necesidades básicas que deben ser cubiertas 
ya que sin ellas los niños y las niñas no alcanzarán a desarrollar todas sus capacidades en su 
máximo potencial. 
A continuación se exponen brevemente las necesidades irreductibles de niños y niñas pequeños. 
1.- La necesidad de relaciones afectivas estables. 
La principal necesidad que debe ser cubierta en un niño pequeño para que pueda sobrevivir y 
abrirse paso en el mundo es la necesidad de relaciones afectivas estables. 
Las relaciones afectivas se van construyendo continua y progresivamente a lo largo del tiempo. En 
el diario vivir, y en el intercambio de emociones tanto cuidadoras(es) como bebés van 
construyendo su relación. A través de estas interacciones recíprocas los niños y las niñas se 
abrirán paso a la vida, construirán una identidad propia, podrán autorregularse, aprenderán a 
comunicarse y conocerán el mundo que les rodea. 
Una relación afectiva estable, es aquella que perdura a través del tiempo y se establece con una 
persona en particular. Una relación de este tipo permite al niño o niña saber qué señales debe 
emitir para que le respondan. Al cuidador(a) le permite interpretar y responder a las señales del 
bebé. En pocas palabras les permite conocerse mutuamente. 
Los niños y las niñas que pasan sus primeros dos años de vida en casa, generalmente entablan 
relaciones afectivas estables con su padre y con su madre, sin embargo los niños y niñas que 
asisten a cuidado grupal muchas veces se enfrentan a cambios de educadoras y a pérdidas de 
figuras afectivas importantes. 
Los autores recomiendan que cada niño(a) debe contar con un cuidador o cuidadora principal que 
se mantenga estable a través del tiempo. Los autores recomiendan que no deben cambiar y se 
deben de mantener como tales por lo menos los primeros dos años del bebé. 
A pesar de que los niños y las niñas dentro del cuidado grupal se relacionan constantemente con 
muchas personas, incluso personas nuevas, es fundamental que cuenten con un cuidador(a) 
principal, con el que sepan que pueden recurrir en los momentos de inseguridad e incertidumbre. 
 
 
17 
Las salas de los Centros infantiles son ambientes cambiantes. Cada ciclo escolar hay cambios detodo tipo, desde físicos en cuanto a la distribución de las salas, decorados, etc., hasta cambios en 
el personal e ingreso de niños y niñas nuevos. En muchas ocasiones cambian las políticas de los 
Centros Infantiles y con ellas las prácticas de cuidado y educación. Los niños y las niñas de cuidado 
grupal, tienen que atravesar muchos cambios. 
Un cuidador(a) estable fungirá como un pilar firme del cual asirse para transitar estos cambios de 
la mejor manera. 
Un cuidador(a) principal no sólo llena de seguridad a los niños y a las niñas, sino también a las 
familias. Éste se vuelve un experto en el desarrollo de cada niño(a) pero también de su familia. Va 
conociendo cuáles son las condiciones en que viven, los procesos que están atravesando, las 
dificultades que les aquejan, y poco a poco a través de la confianza que se va construyendo en 
este vínculo la educadora puede ser un verdadero apoyo para la familia y viceversa. El cuidador(a) 
principal se convierte en un acompañante en la crianza. 
Actualmente observamos que en los Centros Infantiles no se implementa esta estrategia 
indispensable para promover el desarrollo de los niños y las niñas. Existe la idea de que si las 
educadoras se vinculan de manera especial con algún niño o niña pueden causar un daño 
emocional o psicológico cuando ellas no estén presentes o cuando cambien de ciclo escolar. Pocas 
educadoras reconocen cuando mantienen un vínculo especial con algún niño o niña, y evitan 
mencionar los miedos propios sobre el dolor que les puede ocasionar a ellas mismas una 
separación. 
Por otra parte las familias no conocen los vínculos que mantienen sus hijos e hijas con sus 
educadoras. Desconocen quién de ellas mantiene una relación más cercana, quién conoce mejor a 
sus hijos e hijas, y se dirigen a ellas por igual. 
La necesidad de mantener vínculos estables en los Centros Infantiles, se cubre, ya que los niños y 
las niñas no podrían mantener un bienestar dentro de las salas sin sentirse seguros. Sin embargo 
observamos que no hay una intencionalidad en llevar a cabo esta práctica y cubrir esta necesidad. 
2.- La necesidad de seguridad, regulación y protección física. 
La necesidad de seguridad, regulación y protección física de la infancia es indispensable para 
garantizar el futuro de las personas y de la sociedad. Son muchos los factores que ponen en riesgo 
la seguridad de los niños y las niñas. Ambientes llenos de violencia, abuso, drogadicción, guerra, 
atentan contra sus vidas. Sameroff y Fiese (2000) sostienen que es la suma de factores de riesgo y 
no alguno en específico los que ponen en peligro el desarrollo de los niños y las niñas. Los mismos 
autores sostienen que estos factores trascienden posición social y situación económica, ya que se 
ha visto en diferentes estudios que tanto familias pobres como ricas presentan serias 
problemáticas si están sometidos a varios factores de riesgo. Y por el contrario tienen una 
situación más favorable cuando presentan menos factores de riesgo. 
 
 
18 
González y Widmayer (2007) sostienen que para garantizar la seguridad y la protección física de la 
infancia no sólo es prioridad poner atención directa en los niños y las niñas sino en las familias 
quienes se encargan de su crianza. 
Las políticas y programas de educación, atención y/o intervención infantil deben ir enfocados a 
estos fines. Atender a la mamá durante el embarazo, prevenir el uso de sustancias nocivas en los 
miembros de la familia, procurar su bienestar económico, brindar servicios de salud accesibles no 
sólo médicos sino también atención postnatal en cuanto a desarrollo y aprendizaje, brindar a las 
familias trabajadoras servicios de cuidado grupal de calidad, son algunas de las estrategias que 
pueden cubrir estas necesidades. 
La seguridad, la regulación y la protección física de la infancia, debe trasladarse también a los 
Centros Infantiles, donde deben existir todas las condiciones que garanticen cubrir estas 
necesidades. Desde un comedor higiénico, una dieta sana, un control médico, hasta un ambiente 
armónico libre de violencia y estrés. 
La relación que exista entre los adultos que dan los servicios en la Institución, así como la relación 
que exista entre el personal, las educadoras y las familias determinará en gran medida la 
seguridad, la regulación y la protección física de los niños y las niñas. 
La comunicación que exista entre las educadoras y las familias aportará información sobre las 
características específicas de los niños y las niñas, sus necesidades fisiológicas, cuáles son los 
cuidados que son más efectivos para proteger y preservar su seguridad y su integridad. 
Debido a la falta de comunicación es muy común observar que hay desacuerdos entre las familias 
y las educadoras sobre cómo deben ser llevado a cabo los cuidados. Por ejemplo, en muchas 
ocasiones las mamás reclaman a las educadoras haberles cambiado el pañal de manera incorrecta 
y por ello están rozados. Las educadoras por su parte reclaman a las mamás por traer a sus hijos 
desaseados o enfermos. 
En la medida en que exista un vínculo y una comprensión mutua las educadoras y las familias 
podrán llegar a acuerdos sobre cuáles son las mejores acciones que pueden llevar a cabo para 
procurar la seguridad y el bienestar físico de cada niño y niña en particular. 
Las familias se pueden ver beneficiadas por los conocimientos de las educadoras en cuanto a las 
condiciones para ambiente física y emocionalmente seguro. Dependiendo de la etapa de 
desarrollo en que se encuentren los niños y las niñas, y las habilidades que están desarrollando, 
los ambientes deberán tener ciertas características, por ejemplo, en los espacios que se 
encuentran deben estar libres de cables y contactos, deben estar limpios y los muebles 
empotrados en las paredes por si quieren detenerse de ellos. 
Tanto el Centro Infantil como la casa deben contar con medidas de seguridad similares en los 
espacios que habitan los niños y las niñas para garantizar su protección física. La comunicación 
entre familias y educadoras se vuelve indispensable también para este fin. 
 
 
19 
3.- La necesidad de experiencias adecuadas a las diferencias individuales. 
Cada niño y cada niña tienen características diferentes. Si bien el desarrollo es universal y hay 
patrones de crecimiento predeterminados genéticamente en todos los niños(as) del mundo, cada 
niño y cada niña tiene procesos y ritmos de maduración únicos. Cada niño y cada niña nacen con 
temperamentos diferentes, con capacidades físicas diferentes, con habilidades más sólidas en un 
área que en otra. También cada niño tiene una historia diferente, vive en ambientes particulares, y 
establece relaciones que son irrepetibles. 
Conocer las características individuales de cada niño(a), seguir sus intereses, descubrir sus 
preferencias y respetar sus ritmos y tiempos, le permitirán a los y las cuidadoras relacionarse de 
tal modo que pueda responder a sus necesidades específicas. 
Por ejemplo, si conocemos que un niño tiene un temperamento cauteloso, no le podemos pedir 
que se acerque e interactúe inmediatamente con una persona o situación nueva. Dicho niño 
necesita de tiempo para observar lo que sucede en su ambiente, necesita conocer a las personas 
antes de relacionarse con ellas, necesita tener cerca un adulto disponible emocionalmente, al cual 
pueda recurrir como base de seguridad. Si por el contrario, le exigimos que responda como 
nosotros esperamos o lo chantajeamos diciéndole que está perdiendo una oportunidad, el niño 
sentirá un grado elevado de frustración y su desarrollo se verá afectado. 
Para conocer la particularidad de cada niño o niña, la interacción uno a uno con el cuidador, así 
como la observación sistemática de su comportamiento serán elementos indispensables para este 
fin. 
Cuando los niños y las niñas ingresan al cuidado grupal, se desconoce cuáles son sus característicasparticulares. Las educadoras en muchas ocasiones dan los mismos cuidados a todos y todas por 
igual, sin embargo no siempre obtienen los resultados que esperan. Puede suceder que una 
educadora acostumbra acostar a los niños y niñas en una colchoneta esperando a que se duerman 
sólo con su compañía física, sin embargo hay niños(as) que necesitan ser arrullados, otros 
mecidos, otros necesitan dormir en un espacio aislado libre de ruido, otros necesitan escuchar la 
voz de su cuidador(a) para conciliar el sueño. 
El conocimiento de las características individuales de los niños y las niñas implica también conocer 
cuáles son las mejores formas de responder a sus necesidades. Formas efectivas de responder a 
las necesidades de los niños y las niñas permite a las educadoras un ahorro de energía y esfuerzo, 
en pocas palabras se facilita su trabajo. A los niños y a las niñas les permite desarrollar un 
sentimiento de seguridad ya que sus necesidades son cubiertas en los tiempos y maneras 
apropiados para la particularidad de cada niño(a). 
La adaptación e integración a la sala, depende en gran medida de cómo se responda a las 
necesidades particulares; la comunicación entre las familias y las educadoras se convierte en un 
elemento clave para lograrlo 
 
 
20 
A través del intercambio de información, del diálogo y la comunicación, las familias pueden 
compartir quién es y cómo es dicho niño o niña en casa, qué es lo que mejor le funciona, cuáles 
son las formas de interacción a las que responde mejor. 
El vínculo entre las familias y educadoras para responder a necesidades individuales, no sólo es 
indispensable en el periodo de adaptación. 
Conforme los niños y las niñas crecen y se desarrollan van adquiriendo mayores habilidades y van 
dejando ver más aspectos de su temperamento y su individualidad. Las experiencias que van 
viviendo en la sala, son tan contundentes para su vida como lo que sucede en sus casas. Las 
familias se pueden ver muy beneficiadas si van descubriendo quien es dicho niño y niña alejados 
de casa en un ambiente diferente, y en relación a otras personas que no son de su familia. Los 
conocimientos que puedan obtener de la educadoras obre quién es y cómo se comporta su hijo, 
son un material importante para que lo ayuden a generalizar sus logros en el ambiente familiar. 
En la medida en que exista un vínculo entre las educadoras y las familias, se estará 
constantemente fomentando una comprensión de que cada uno es diferente y único. Podrán 
reconocer y compartir cuáles son sus propias fortalezas y podrán ubicar conjuntamente cuáles son 
sus retos particulares. De la misma manera estarán en condiciones de reconocer sus logros y 
celebrarlos. 
Cuando se logra comprender a cada niño y niña en su individualidad, los y las cuidadoras no caen 
en el error de las comparaciones. Cuando se conocen las particularidades de cada niño y niña se 
dejan de aplicar parámetros ajenos que los frustran y los ponen en desventaja. 
El vínculo entre las familias y las educadoras les permitirá tenerse como recurso mutuo para 
algunas dudas que pudieran surgir, y como apoyo para atravesar momentos difíciles en el que no 
se comprenda por qué el niño o niña se está comportando así, o sobre sale de entre los demás. 
Los beneficios que este vínculo les da a los niños y las niñas para cubrir las necesidades 
individuales son muy ricas, ya que al respetar su individualidad y no caer en las comparaciones, se 
estará fomentando su autoestima; se convertirá en un ser auténtico que no buscará convertirse en 
alguien más para llenar las expectativas de los adultos; será un niño o niña seguro quien tiene la 
certeza que será respetado, y estará libre de angustia y ansiedad ya que sabe que sus necesidades 
serán cubiertas. 
4.-La necesidad de experiencias adecuadas a cada etapa de desarrollo. 
El desarrollo tiene ciertas características particulares, una de ellas es que es universal, esto quiere 
decir que hay constantes en el desarrollo que ocurren de manera similar a todos y cada uno de los 
niños y niñas del mundo. Más o menos entre el primer y el segundo año de vida comienzan a 
caminar; aproximadamente entre el segundo y tercer año de vida los comienzan a hablar. 
 
 
21 
El desarrollo es jerárquico, esto quiere decir que va de lo simple a lo complejo. Es acumulativo, es 
decir las experiencias previas son el fundamento de las habilidades que están por desarrollarse. 
También es secuencial, es decir que lleva un orden y no se puede adelantar. 
Por ello es simplemente imposible esperar que un niño o niña responda de un modo que aún no le 
corresponde. No podemos esperar que un bebé gatee si aún no domina la posición de sentado. No 
podemos esperar que preste sus juguetes cuando apenas está desarrollando la noción de 
pertenencia (“mío”). No podemos esperar que espere sentado a la maestra, cuando su principal 
interés es ensayar sus movimientos. No podemos esperar que escuche un cuento completo sin 
explorarlo, cuando sus periodos de atención son cortos. No podemos esperar que sólo observe lo 
que le enseñamos cuando necesita tocar y experimentar para poder aprender. Y de este tipo un 
sin número de ejemplos. 
Es deber del adulto plantear experiencias adecuadas a cada etapa de desarrollo para que tal o cual 
niño pueda desarrollar sus habilidades, alcanzar la máxima expresión de sus capacidad y aprender 
cosas nuevas. 
Dentro del cuidado grupal es necesario plantear a los niños y niñas experiencias y retos apropiados 
a la etapa de desarrollo por la que están atravesando. Es necesario conocer qué es lo que pueden 
y no pueden hacer así como las dificultades propias de la edad. 
La comunicación entre las familias y las educadoras aumentan las posibilidades de comprender la 
etapa de desarrollo por las que están atravesando. El conocimiento mutuo de cuáles son las 
oportunidades que les ofrecen para poner en práctica sus habilidades y perfeccionarlas, 
enriquecerá la crianza que se da tanto en casa como en el Centro Infantil. 
Las educadoras podrán compartir cuáles son las formas en que se promueve el desarrollo, cuáles 
actividades han dado resultados, qué materiales le han permitido a los niños y las niñas tener 
nuevos aprendizajes. Las familias a su vez podrán compartir cuáles son las actividades que llevan a 
cabo en casa, cómo son los ambientes, qué actividades les funcionan para promover su desarrollo. 
A través de esta relación de confianza pueden comprender mejor el desarrollo infantil y la etapa 
en la que se encuentra cada niño(a). La educadora puede echar mano de sus conocimientos 
teóricos y de su experiencia para compartirles a las familias en qué etapa de desarrollo se 
encuentra su hijo y cuáles son sus características. La información que reciban las educadoras por 
parte de las familias, les permite comprender mejor en qué etapa de desarrollo se encuentra cada 
niño o niña, y de esta forma apoyarles en las dificultades típicas de su edad. 
Es sólo a través de un vínculo que se puede llegar a acuerdos para promover el desarrollo de los 
niños y las niñas. Conocer a el desarrollo le permite tanto a las familias como a las educadoras 
llegar a acuerdos sobre cuáles son las situaciones en las que el niño(a) puede explorar, cuáles son 
los momentos en qué puede manifestar y entrenar sus habilidades, cómo pone en práctica sus 
capacidades, etc. 
 
 
22 
Esta comunicación proporciona herramientas tanto a educadoras como a las familias para ofrecer 
experiencias apropiadas a su etapa de desarrollo. 
5.- La necesidad de establecer límites, estructuras y expectativas. 
Uno de los grandes retos en la infancia es lograr una autorregulación, tanto biológica, 
comportamental y emocional (Brodova, Leong, 2008). Los niños y las niñas nacen sin saber regular 
incluso sus ritmos fisiológicos. Es deber del adulto enseñar a los niños y las niñas a regular su 
cuerpo, sus acciones y susemociones por sí mismos. 
Esta autorregulación se va aprendiendo con las acciones que día a día llevan a cabo sus 
cuidadoras(es) principales. En la medida en que los niños y las niñas van teniendo un ambiente 
predecible en el que saben qué se espera de él, es más fácil que puedan regularse a sí mismos. 
Por ello las estructuras y los límites que planteen los y las cuidadoras son muy importantes para 
comprender el mundo que les rodea y para saber cómo operar en él. Si existen estructuras firmes 
pero amorosas, el niño(a) se sentirá seguro y comprenderá su lugar en el mundo. Por el contrario 
los niños y las niñas que viven ambientes rígidos o confusos y desorganizados, no contarán con las 
claves para comprender su mundo y comprenderse a sí mismo. 
Los y las cuidadoras tienen el deber de hacer saber a los niños y a las niñas cómo esperan que se 
comporten (expectativas) con base en reglas claras y justas. Deben hacerles saber que son 
valorados por ser únicos y por ser lo que son. Deben plantearles retos alcanzables para poder 
tener logros y tener una autoestima bien cimentada. 
Es importante recordar en este aspecto que todo esto lo aprenderán no por discursos o lecciones, 
sino por lo que observan en sus adultos significativos. Por ello en este aspecto la consistencia, y la 
congruencia que exista en los adultos son más importantes que todo lo que podamos decirles. 
Los niños y las niñas que asisten al cuidado grupal se enfrentan a un gran reto, deben desarrollarse 
e interactuar con dos ambientes diferentes. Para que logren autorregularse, es necesario que 
tanto el Centro Infantil como la casa, cuente con estructuras, límites y expectativas similares. 
En muchas ocasiones los Centros Infantiles desconocen cómo es la crianza en la familia y 
viceversa, y los niños(as) viven ambientes diferentes y hasta contradictorios. El establecimiento de 
un vínculo entre la educadora y las familias facilita que ambas puedan compartir cómo llevan a 
cabo la disciplina. A través del diálogo y el intercambio de información pueden llegar a acuerdos 
para plantear cuáles son los límites necesarios, cuáles son las expectativas que se tienen con 
respecto a su comportamiento, y cuál es el tipo de disciplina que se pueden llevar a cabo de 
manera similar tanto en casa como en el Centro Infantil. 
Es indispensable que tanto en casa como en el Centro Infantil existan ambientes predecibles, 
rutinas bien establecidas pero con la flexibilidad necesaria para que cada niño y niñas se puedan 
incluir en ellas. Es necesario que se promueva la autorregulación de un modo amoroso y 
paulatino, considerando las características y necesidades particulares de cada niño y niña. Y esto 
 
 
23 
sólo se podrá lograr si tanto familias y educadoras trabajan conjuntamente en una relación de 
respeto y amor. 
6.- La necesidad de establecer comunidades estables y de continuidad cultural 
En una sociedad moderna, como lo es la de la ciudad de México, la ruptura del tejido social en el 
que la desconfianza entre los diversos sectores sociales impera, no es una condición que genere 
un sentimiento de pertenencia a una comunidad. La violencia excesiva, que se vive en las calles, 
entre los conciudadanos y dentro de las mismas familias, son factores desfavorables para 
cohesionar una comunidad que camine con objetivos claros hacia un mismo rumbo, en este caso 
el bienestar y el desarrollo de los niños y las niñas. 
La escuela, puede llegar a ser un núcleo a partir del cual se comiencen a construir relaciones sanas 
que dejen satisfechos a sus miembros y puedan tener un sentido de pertenencia y desarrollo. 
Hacer de la escuela una comunidad para los miembros que la integran es uno de los más grandes 
ideales a los que las instituciones educativas deben aspirar. Constituyen entonces los medios y 
escenarios en los que los seres humanos pueden desarrollarse y crecer en su máxima expresión. 
La integración de las familias y las escuelas es un elemento importante para la creación de 
comunidades. Las familias comienzan a ser actores principales que trabajan de manera conjunta 
con los maestros, las autoridades, las otras familias y los niños(as) mismos para promover el 
desarrollo de niños y niñas y de todo la comunidad. 
“Las instituciones educativas, así como los maestros y cualquier profesional que trabaje con niños 
pequeños, debe hacer todo lo que puedan para trabajar con las familias como un equipo, más que 
establecer una competencia. Darse cuenta de la competencia y discutiéndolo de manera conjunta 
puede ser un gran paso para lograr la cooperación” 3. 
El Centro Infantil se convierte en un segundo hogar para los niños y las niñas. Llegan incluso a 
estar más tiempo en sus salas que en sus propias casas. El sentimiento de pertenencia se podrá 
lograr siempre y cuando el niño o niña se sienta seguro, atendido y amado. 
El niño y la niña se sentirán seguros y en casa, cuando también sus familias sientan que 
pertenecen a dicha comunidad. Para que el Centro Infantil sea una extensión de su casa, las 
familias deben percibir lo mismo. 
El establecimiento de un vínculo con las educadoras, permite a las familias apropiarse de dicha 
comunidad. Se sienten en confianza, se sienten bienvenidos, sienten que su opinión es tomada en 
cuenta, y que el Centro Infantil y esas salas son tan suyos como de las otras personas. De esta 
forma el niño o niña podrá sentir lo mismo. 
 
 
3
 Brazelton, T., Grennspan, S. (2000) Las necesidades básicas de la infancia. Biblioteca Infantil: GRAO, 
España. Pp. 87. 
 
 
24 
7.- Proteger el futuro 
Los niños y las niñas necesitan condiciones físicas y emocionales apropiadas para desarrollarse de 
manera óptima. Las condiciones sociales actuales a nivel nacional e internacional no son muy 
alentadoras para que se cumpla este requisito. Los grandes índices de pobreza, las altas tasas de 
violencia, las amenazas del cambio climático son factores que ponen en riesgo a la infancia de 
todo el mundo. 
Es de vital importancia para todas las naciones poner atención especial en la infancia ya que son 
los cimientos de lo que serán las sociedades futuras. Como humanidad, cubrir las necesidades 
físicas, intelectuales y emocionales de la infancia es fundamental para que la vida humana 
continúe y el progreso social, político y económico avance. 
Estos son necesidades que compartimos toda la humanidad. Para asegurar el desarrollo de la 
infancia es necesario contar con una filosofía y una ética mundial a favor de relaciones humanas 
estables, que conserve y asiste a las familias y las comunidades, que promueva su desarrollo y que 
ayude a los niños y las niñas a convertirse en miembros comunicativos y reflexivos de la sociedad. 
En la medida que los niños y las niñas cuenten con sus necesidades físicas y emocionales cubiertas, 
estarán en condiciones de ver por el bienestar de otros seres humanos, podrán asumir la gran 
responsabilidad de ser individuos independientes cultivando interacciones positivas con otros 
seres humanos para lograr su propio desarrollo. Reconocer a las demás personas como otros 
individuos únicos en su diversidad es otra clave que les permitirá vincularse de manera positiva 
con otros seres humanos y consigo mismos. En pocas palabras tomar el liderazgo de sus vidas y de 
lo que las diferentes circunstancias le presenten. 
Las políticas nacionales e internacionales deberán enfocar sus esfuerzos en asistir a las familias y a 
las instituciones encargadas de la crianza de los niños y las niñas para que estén en condición de 
procurar estas necesidades irreductibles de los niños y las niñas. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
25 
 
IV. MODELO DE LOS MOMENTOS CLAVES DE BRAZELTON 
 
T.B. Brazelton (1992), pediatra de profesión, se dio cuenta que las familias acudían a él para 
consultar dudas o inquietudes más allá del aspectomédico. Sus preguntas iban enfocadas a 
problemáticas asociadas a la crianza que llevaban a cabo en casa. 
Muchos de los problemas que presentaban estas familias residían en la incomprensión que tenían 
del periodo de desarrollo en el que estaban sus hijos e hijas. No comprendían que estaban 
pasando por cambios que traían consigo desequilibrios tanto en sus hijos como en sus propias 
vidas. Los niños y niñas por su parte presentaban comportamientos que eran incomprensibles y 
difíciles de manejar. La familia por su parte se enfrentaba a la necesidad de cambiar sus rutinas y 
hábitos; y en muchas ocasiones se enfrentaban también a frustraciones, enojos y emociones que 
en muchas ocasiones no podían controlar. 
El Modelo de los Momentos Claves surge como una necesidad para que las familias contaran con 
información útil que les permitiera resolver sus dificultades. 
Este modelo plantea que para alcanzar los hitos o logros del desarrollo se debe atravesar por 
regresiones y progresiones, es decir, que cuando se tiene un nuevo logro en el desarrollo en un 
área, otra área parece retroceder, para después avanzar nuevamente. Los momentos claves se 
definen como “aquellos momentos predecibles que llegan justo antes de una oleada de 
crecimiento en cualquier secuencia de desarrollo –motor, cognoscitivo o emocional- cuando, por 
corto tiempo, el comportamiento establecido del niño se desmorona”4 
Las transiciones del desarrollo, son periodos de desequilibrio psicológico que refleja elementos de 
una etapa que está por completarse y una que está por empezar (Wittmer y Petersen, 2006) 
Por ejemplo, cuando un niño o niña comienza a caminar es muy probable que se alteren sus ciclos 
de sueño ya bien establecidos debido al ajuste emocional que esta nueva habilidad implica. 
En el desarrollo no sólo los niños y las niñas atraviesan cambios importantes, sino también la 
familia necesita reajustarse a los nuevos logros y todo lo que conllevan. Al respecto el autor de los 
Momentos Claves nos dice que “el crecimiento psicológico ocurre en multitud de direcciones, no en 
una sola. El costo de cada nuevo logro puede ser la interrupción temporal del progreso del niño y 
aun de toda la familia”5 
Cada logro en el desarrollo, la adquisición de cada nueva habilidad, provoca en el mismo niño(a) y 
en la familia un impacto emocional. Cada movimiento hacia su independencia, conlleva reajustes 
 
4
 Brazelton, T.b. (1994) Su Hijo, Momentos Claves del Desarrollo. De 0 a 3 años de edad. Bogota: Editorial 
Norma. (pp.IX) 
5
 Idem, pp. IX. 
 
 
26 
emocionales, y por ello los y las cuidadoras principales pueden incurrir en comportamientos 
arraigados en su propia historia que impidan la autonomía del niño(a). 
“No darle al niño autonomía ni permitirle abandonar hábitos de crianza improductivos es un 
asunto simple y racional. Es muy probable que todos nos veamos envueltos en situaciones que 
evoquen los fantasmas de las poderosas experiencias de nuestra propia infancia. Los patrones de 
crianza aprendidos de nuestros padres se ciernen sobre nosotros, presionándonos a responder de 
manera irracional. … si tomamos consciencia de estos fantasmas, podemos despojarnos de su 
poder. Como padres podemos entonces tomar decisiones más racionales acerca de cómo manejar 
el comportamiento que nos perturba en el niño” 6 
En este modelo las familias, y cualquier profesional de la primera infancia encuentran un cuerpo 
de conocimiento que les ayuda a comprender que el comportamiento de los niños y las niñas tiene 
un significado, y es la manifestación de sus necesidades. Las familias pueden anticiparse a las 
dificultades propias del desarrollo y prever los nuevos retos a los que habrán de enfrentarse, 
pueden así desarrollar en compañía de especialistas estrategias para enfrentar estos nuevos retos. 
Los momentos claves permiten conocer mejor a los niños y a las niñas, permiten que los veamos 
como individuos diferenciados del adulto. Nos permiten ver las dificultades típicas del desarrollo 
como oportunidades de aprendizaje, y oportunidades para apoyar a los niños(as) en su conquista 
por la independencia y la construcción de sí mismo. 
EL Modelo de los Momentos Claves es de gran utilidad ya que no sólo es aplicable en el contexto 
de la familia, se puede extender a todas aquellas instancias que se encargan del cuidado y la 
educación de niños y niñas pequeños. En el caso de los Centros Infantiles, dentro del cuidado 
grupal, las maestras encuentran grandes beneficios para desempeñar sus funciones cuando 
aplican este modelo. Por un lado cuentan con herramientas para enfrentarse a las dificultades 
típicas del desarrollo que se presentan en las salas, y por otro cuenta con información valiosa que 
puede transmitir a las familias para apoyarlas en casa. 
Los conocimientos y las experiencias con las que cuenta la educadora son muy útiles en sala y en 
el trato directo con las niñas y las niñas, sin embargo se ve limitado su potencial si no se comparte 
con las familias. 
Al establecer un vínculo entre educadoras y las familias, los conocimientos cobran vida y pueden 
ser aplicados inmediatamente para solucionar situaciones reales. El hecho de que la educadora 
conozca sobre desarrollo y su información haga eco en la vida de las personas, genera un 
sentimiento de seguridad. Cuando la información es útil, la familia ve a la educadora como la 
experta y ella a su vez siente que su trabajo es valorado. Contar con bases sobre el desarrollo 
ayuda a que se fortalezca la relación entre la mamá y la educadora. 
 
6
 Idem, pp. XIII 
 
 
27 
Al explicar el comportamiento de los niños y las niñas, podemos apoyar a las familias a sortear sus 
dificultades y a generar una verdadera empatía con ellas. Por ende, tanto la educadora como la 
psicóloga escolar se convierten en aliados de la familia y no en alguien que los juzga y los etiqueta. 
LOS 13 MOMENTOS CLAVES 
A lo largo del desarrollo estos momentos claves se van presentando con mayor o con menor 
intensidad dependiendo de varios factores, entre ellos el temperamento, las características 
individuales de cada niño y niña, las características y estilos de cada familia. 
El autor ubica 13 Momentos Claves que van desde antes del nacimiento hasta los 3 años de edad. 
Los primeros momentos claves inician con las reestructuraciones que tienen que hacer el padre y 
la madre ante la llegada de su bebé. 
 El Primer Momento Clave 
El primer momento clave se da cuando la pareja se está preparando física y mentalmente para el 
parto. En estos momentos les surgen muchas fantasías. Se imaginan cómo será su bebé, si estará 
sano o no, si atravesarán el parto con facilidad o con dolor, si serán buenos padres o no. Los 
padres con todos estos pensamientos se comienzan a comprometer emocionalmente con su bebé. 
La pareja comienza a hacer cambios en su vida, van haciendo modificaciones físicas, mentales y 
emocionales para la llegada del bebé. Su relación de pareja comienza a cambiar y también la 
relación que tienen con sus seres cercanos. Existen muchas dudas y ansiedades sobre sí mismos y 
sobre el futuro. 
 Segundo Momento Clave 
El segundo momento clave se presenta cuando llega el bebé, después del parto se evalúan sus 
capacidades para adaptarse y responder a estímulos ambientales. Se verifica que físicamente se 
encuentre sano, se revisa que el recién nacido cuente con todos los recursos orgánicos para iniciar 
su vida. Las dudas que tienen los padres sobre si su bebé está bien o no, se disipan o se confirman. 
Es este el momento en que muchos padres y madres reciben la noticia de que su hijo tiene alguna 
discapacidad o alguna condición que determine un desarrollo atípico. Con la ayuda de los 
especialistas la nueva familia aprenderá a conocer a su hijo o hija y a plantearle el ambienteque 
necesita según sus capacidades. 
 Tercer Momento Clave 
Durante los primeros días los padres experimentan una gran variedad de emociones intensas, que 
van desde el miedo hasta la euforia. El reto que comprende el tercer momento clave, es cuando 
la madre y el padre confrontan todas aquellas fantasías e ideales que se habían hecho de su 
bebé con la realidad y lo que su verdadero bebé efectivamente les demanda. Poco a poco en la 
adaptación a las nuevas circunstancias, los nuevos padres empiezan a responder a las 
necesidades de su bebé y de esta forma comienzan a conocerlo. Poco a poco comienzan a 
vincularse con su bebé real y se empieza a establecer una relación de apego. 
 
 
28 
Hacia la tercera semana de nacido, la familia se está ajustando a la nueva vida; la madre y el padre 
se están apropiando de su nuevo rol, y están conociendo las necesidades de su bebé. Los 
principales retos a los que deberá enfrentarse la familia en esta etapa es comprender los estados 
de conciencia de su bebé y reconocer el significado de su llanto. 
 Cuarto Momento Clave 
El cuarto momento clave surge cuando los y las cuidadoras se dan a la tarea de ayudar al bebé a 
que organice su comportamiento a través de ciclos de alimentación y sueños cada vez más 
rítmicos y previsibles. 
“El ajuste de los ciclos de sueño y vigilia del recién nacido es el primer intento de los padres de 
adaptarlo a su nuevo mundo y de poner en armonía el ritmo de ellos con el de él”.7 
Hasta este momento los momentos claves habían estado centrados principalmente en los retos 
a los que se tenían que enfrentar la madre y el padre. En este momento el bebé adquiere una 
mayor participación, ahora se enfrenta a la necesidad de prolongar sus periodos de sueño y 
mantenerse despierto por más tiempo entre comida y comida. 
 
La organización de la conducta del bebé permite a la madre y al padre conocerle mejor y 
encuentran mayor facilidad para poder interpretar sus señales. Pueden anticiparse a las 
necesidades de su bebé y pueden comprender su llanto. El bebé por su parte va aprendiendo, a 
través de la repetición reiterada de rutinas, cuáles son las señales específicas que debe dar para 
que cubran sus necesidades. 
 
Vale la pena señalar que en este momento los cuidados no sólo pueden ser llevados por la madre 
o el padre. La crianza del recién nacido puede estar a cargo de otras cuidadoras(es) que no son sus 
progenitores. Será importante que si los cuidados son llevados a cabo tanto por la madre y el 
padre y por otra persona, establezcan un vínculo entre ellos que los mantenga cercanos para criar 
de manera conjunta a dicho niño o niña. 
 
El bebé comenzará a responder a las interacciones de sus cuidadoras(es) principales. El bebé 
comienza a pasar más tiempo despierto, cuando está saciado comienza observar fijamente el 
rostro de su padre y su madre. Cuando le hablan con voz suave y gestos pausados el bebé 
permanece por más tiempo mirándolos, poco a poco podrá prolongar sus periodos de atención e 
interesarse más en lo que le rodea. Se establece de esta forma los primeros diálogos entre el bebé 
y el cuidador. 
 
En esta etapa existen momentos en que los padres no comprenden por qué su bebé está 
incomodo o llora sin que nada lo consuele. Los padres se pueden sentir muy frustrados o 
preocupados ante este comportamiento. Es de gran ayuda para los padres saber que en esta etapa 
 
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 Idem, pp.71 
 
 
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el bebé presenta al final del día un momento de incomodidad y llanto, ya que su Sistema Nervioso 
Central (SNC) está sobrecargado y a través del llanto puede descargarse y reorganizarse otra vez. 
 Quinto Momento Clave 
El quinto momento clave viene hacia las octava semana, cuando los estados de conciencia del 
bebé van siendo cada vez más regulares y predecibles. El reto principal en este momento es que 
el bebé desarrolle patrones de autoconsuelo para poder conciliar el sueño después de haberse 
despertado, y convertir sus reflejos en movimientos voluntarios. 
A partir de la maduración del SNC y de las acciones que han llevado la madre y el padre hasta ese 
momento, los reflejos van cobrando intencionalidad. Las sonrisas, los llantos, las vocalizaciones y 
los movimientos poco a poco se convierten en patrones de comportamiento que buscan una 
interacción con sus cuidadoras(es) principales. El bebé comienza a ser más sociable, comienza a 
tener periodos de alerta más prolongados en donde se muestra más activo. Comienzan los 
balbuceos que buscan llamar la atención de sus padres. 
La intencionalidad de sus comportamientos también se deja ver cuando el bebé va encontrando 
formas de confortarse a sí mismo y recobrar el equilibrio. Acciones, como chuparse el dedo, van 
siendo utilizadas paulatinamente de manera más efectiva. En momentos de transición de un 
estado de conciencia a otro, por ejemplo, de sueño ligero a sueño profundo, el bebé comienza a 
echar mano de sus habilidades para encontrar un estado más estable. Esto nos habla de un 
verdadero desarrollo cognitivo, de una habilidad de autorregulación que hace al bebé más 
competente y cada vez más independiente. 
La intencionalidad de su comportamiento, le da la posibilidad, tanto al bebé como a la familia, de 
establecer un vínculo aún más cercano, en el que tanto la madre y el padre como el bebé son 
integrantes activos de esta naciente relación. 
 
 Sexto Momento Clave 
El sexto momento clave se presenta entre los 4 y 7 meses de vida del bebé. Para estas fechas la 
familia está muy orgullosa de su bebé, lo presumen y sienten que los logros del bebé son suyos. 
Los periodos de irritabilidad al final del día han terminado dando paso a periodos de intensa 
comunicación. 
 
El reto de la madre y el padre en estos meses es manejar los ciclos de sueño y alimentación que 
se verán interrumpidos por el deseo del bebé de conocer el mundo. El reto del bebé es 
habituarse a los estímulos que le rodean, e integrar nuevas experiencias a su vida, como la 
ablactación (introducción de sólidos a su dieta). 
La intencionalidad de sus acciones se va perfeccionando. Las respuestas que le dan sus 
cuidadoras(es), así como sus crecientes habilidades le infunden un interés aún mayor por el 
mundo. Ahora ya no sólo responden a las interacciones de sus padres, sino que también las 
 
 
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provocan. El bebé se va dando cuenta de que sus acciones tienen una repercusión en el mundo 
que le rodea y eso le fascina. 
El bebé está muy atento en lo que pasa a su alrededor. Sus crecientes habilidades motrices, le 
permiten tener más control de su cuerpo, comienza a girarse y así logra el primer desplazamiento 
de su cuerpo en el espacio. Hacia el sexto mes el bebé comenzará a sentarse y esto le da una 
nueva perspectiva, en esta posición tiene las manos libres para poder alcanzar objetos, 
transferirlos de una mano a otra y explorarlos de diversas maneras. 
 
El bebé ahora ya tiene otros intereses, quiere hacer cosas por él mismo y jugar, no siempre quiere 
recibir lo que sus cuidadoras(es) quieren darle. 
 
Su nueva independencia junto con sus nuevas habilidades y su maduración producen un cambio 
en los ciclos de sueño y alimentación. Hacia el sexto mes, el bebé comenzará a comer alimentos 
sólidos y la comida se transformará en una experiencia llena de nuevos estímulos. Por las noches 
comenzará a tener periodos de sueño más prolongados y durante el día dormirá menos. El bebé 
en vez de comer o dormir querrá explorar el mundo, querrá jugar y tocar todo lo que se 
encuentra. 
 
La familia puede sentirse triste y desesperada ante este momento de independencia y desarrollo 
cognoscitivo. Los padres en este momento deberán ayudar al bebé a continuar con rutinas de 
sueño y alimentación, y por otro lado deberán proporcionar las oportunidades para que el bebé 
pueda desarrollar sus habilidades y su independencia.A pesar de las dificultades que se presentan en esta etapa, las nuevas habilidades del bebé, 
permiten establecer un vínculo en el que existe aún más participación de ambas partes. Ahora el 
bebé puede dar y recibir objetos, la comunicación que se establece con su familia está llena de 
vocalizaciones y balbuceos que permiten un diálogo más interactivo. El bebé y su familia 
comienzan a comprenderse mejor. 
 
 Séptimo Momento Clave 
El séptimo momento clave se presenta en el bebé de entre 7 y 9 meses cuando comienza a 
gatear y comienza a agarrar los objetos que le atraen utilizando sus dedos como pinzas. Con sus 
nuevas habilidades adquiere nuevas posibilidades de conocer su mundo y esto trae consigo un 
deseo mayor de independencia. 
 
Aunado al desarrollo motor, la aparición de la “permanencia de objeto” en el área cognitiva 
permite a los bebés saber que su madre y su padre siguen existiendo a pesar de que no estén a 
su vista. El bebé comienza a tener una representación interna de sus cuidadoras(es) principales y 
con ello una mayor consciencia de su presencia o su ausencia. 
 
 
 
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Gracias a esta internalización de sus principales figuras afectivas el bebé puede aventurarse a 
explorar el mundo y a alejarse cada vez un poco más. Sin embargo el bebé está más consciente de 
la separación y necesitará que sus figuras de apego se encuentren disponibles para regresar a 
ellas cuando se sientan inseguros. 
 
Ahora el bebé es más consciente de quiénes son las personas familiares y quienes son las extrañas. 
Su minuciosa capacidad de observación les permite identificar a las personas desconocidas y no se 
acercan a ellas con la docilidad con la que lo hacían en los meses anteriores. El bebé necesita que 
sus cuidadoras(es) principales les introduzcan con las nuevas personas para poder empezar a 
conocerlas y poder empezar a crear un vínculo con ellas. 
 
El bebé ya no es tan dócil como antes. Siente mayor angustia ante la separación con sus 
cuidadoras(es) principales, y ya no se relaciona con los desconocidos como antes. La familia se 
puede sentir desconcertada ya que antes no presentaba estos comportamientos. La madre y el 
padre tienen el nuevo reto de darle la seguridad al bebé de que regresaran y de que las nuevas 
personas son de confianza. Es importante realizar las separaciones de modo paulatino con 
comprensión y paciencia, y no forzar el bebé a que se relacione con alguien que cuando no quiere. 
 
A pesar de estas dificultades, la representación interna de las personas y los objetos que ha 
adquirido el bebé, le permite jugar a “aparecer y desaparecer” y a buscar objetos que no están en 
su campo visual. Los y las cuidadoras se pueden involucrar aún más en su juego compartiendo 
emociones y experiencias positivas y fortaleciendo su vínculo de esta manera. 
 
 Octavo Momento Clave 
En el bebé de entre nueve meses y un año se presenta el octavo momento clave. Las 
habilidades motoras ocupan el primer plano de actividad. Está perfeccionando el gateo y su 
meta principal es desplazarse todo el tiempo. El bebé comienza a pararse por las paredes y entre 
los muebles y esto le da una nueva perspectiva. 
El reto que tiene la familia con un bebé que se mueve todo el tiempo, implica un reacomodo no 
sólo del espacio físico sino de la relación que han de establecer con su bebé. El bebé querrá 
meterse por todos lados y tocar todo lo que le sea atractivo; en muchas ocasiones llorará 
intensamente cuando no le permitan moverse o no pueda alcanzar sus objetivos. 
La familia deberá de hacer modificaciones en su casa, como mover cables y tapar contactos 
eléctricos para preservar la seguridad de su hijo o hija. Sin embargo en muchas ocasiones no le 
permitirán moverse o agarrar lo que quiere y el bebé se enfrentará a las primeras prohibiciones. 
Comenzará a comprender la palabra “no” y en muchas ocasiones cuando se acerque a algo 
prohibido volteará a ver a su padre o a su madre buscando su reacción. A partir de esta nueva 
comprensión el bebé y sus cuidadoras(es) principales comenzarán a relacionarse de otra forma. En 
estos momentos se inaugura el largo camino de la disciplina. 
 
 
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Dependiendo de la reacción del adulto, el bebé comprenderá qué no puede y qué sí puede hacer. 
Comprenderá también qué puede hacer a escondidas y que lo pone en peligro. Esto nos habla de 
un avance en el desarrollo cognitivo, ya que empieza a comprender el concepto de causalidad. 
El principal espacio donde se moverá el bebé será el piso, y será importante que se mantenga 
limpio. Para seguir fortaleciendo el vínculo, será importante que los y las cuidadoras principales 
convivan también a la altura del bebé. Cuando un adulto se sienta en el piso y gatea junto con su 
bebé, puede ver su perspectiva y entenderlo mejor. El bebé se sentirá motivado a jugar y a seguir 
explorando en compañía de sus seres más queridos. 
El adulto deberá disponer de ambientes seguros y limpios para permitir que el niño o niña explore 
ampliamente el mundo. El movimiento independiente puede preocupar a los padres sobre algún 
accidente, pero habrá que evitar sobreprotegerlo. 
Las primeras prohibiciones, traen al bebé las primeras frustraciones. El bebé también puede 
sentirse frustrado cuando se intente parar y se caiga, o cuando logre pararse pero después no 
sepa regresar a la posición segura que le daba el gateo. Será importante que los padres 
comprendan estas frustraciones y lo ayuden a atravesarlas, dándole opciones y enseñándolo a 
cómo enfrentar sus nuevas dificultades. 
 Noveno Momento Clave 
El noveno momento clave surge al año de edad, cuando el bebé adquiere la habilidad de 
caminar. El deseo por desplazarse y hacer cosas por él mismo aumenta, y su comportamiento 
puede parecer desorganizado ya que no puede permanecer quieto por mucho tiempo. Sus 
nuevos aprendizajes pueden desequilibrar las rutinas que anteriormente estaban establecidas. 
Nuevamente la alimentación y el sueño pueden verse “afectados” por estos cambios. 
 
El principal interés del bebé es ensayar la habilidad de caminar para dominarla. Su atención está 
centrada en su movimiento. El bebé de esta edad al ver su movimiento interrumpido y no poder 
alcanzar sus objetivos se sentirá frustrado y reaccionará con llanto y enojo. En esta edad el bebé 
que antes se dejaba cargar y hacer, ahora llorará cuando no le permitan lo que se había 
propuesto. 
Es importante que los padres comprendan que esta nueva rebeldía en sus hijos(as) no tiene la 
intención de hacerlos enojar, y no se fundamenta en caprichos o berrinches, sino que existe una 
necesidad subyacente de dominar sus nuevas habilidades y ser cada vez más independientes. 
Es necesario que los padres tengan una actitud de disponibilidad emocional en la que estén 
accesibles cuando sus hijos los necesiten. Cuando un bebé puede recurrir a sus cuidadoras(es), 
llamarlos, caminar hasta ellos y ve que sus necesidades son respondidas adquieres un gran sentido 
de seguridad. Ponerse a su altura y jugar e interactuar con ellos será una manera importante para 
fortalecer el vínculo cuidador-bebé. 
 
 
 
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La disponibilidad emocional no siempre es fácil para los padres y menos cuando este nuevo 
sentido de independencia trae consigo un alto grado de rebeldía. En estos momentos el bebé no 
querrá estar sentado durante largo tiempo comiendo, se querrá bajar de la mesa a caminar. 
Durante la noche querrá ensayar sus nuevas habilidades y no querrá dormir. Las largas noches de 
sueño se verán interrumpidas y se querrá levantar a jugar. Durante el día las siestas se verán 
reducidas y su nivel de actividad incrementado. 
 
El desequilibrio que trae consigo todas estas nuevas habilidades, puede llegar a desesperar a los 
padres. El bebé tiene una gran necesidad de independencia, sin embargo para lograrla depende de 
la seguridad que le dé el adulto. Al respecto Brazelton y Greenspan (2009) nos

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