Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
Universidad Nacional Autónoma de México Facultad de Estudios Superiores Iztacala “ILEGALISMOS, ESTADOS INTENCIONALES E INSTITUCIONALIZACIÓN PUNITIVA EN LA NARRATIVA DE VIDA DE UN DELINCUENTE HABITUAL DEL G.D.F.” T E S I S QUE PARA OBTENER EL TITULO DE LICENCIADO EN PSICOLOGÍA PRESENTA David Rodríguez Mondragón Director: Lic. César Roberto Avendaño Amador Dictaminadores: Dra. Rocío Tron Álvarez Lic. Víctor Manuel Alvarado García Los Reyes Iztacala, Edo. de México, Noviembre 2010 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. 3 DEDICATORIAS A la fuente de toda mi inspiración, Propósito y circunstancia de vida; Mi tesoro: Paula. A mis Padres: Ramón y Ofelia, que les debo todo. A mi Compañera Chef Marlene con la que he iniciado esta nueva aventura A la Familia Villanueva González. Muy especialmente a mis hermanos y sus esposas “os”: Ricardo, Mayra, Sara y Sergio. A mis muy queridos sobrinos: Daniela, Alejandro, Rodrigo, Leonardo, Valeria, Claudio y Bacaanda. A mis Profesores de la UNAM e Iztacala. A mi tesista y amigo: César R. Avendaño; a Rocío T. y Víctor M. A mis Tíos, primos, esposas y sus hijos “as” Los que nombro y los que saben están en nuestra memoria: Noé, José Antíoco, Isabel, Ramiro, Leticia, Genaro, Cristina, Saúl, Enrique. Amigos y compañeros de trabajo: Técnicos Penitenciarios. Amigos y compañeros de la Universidad, CCH y demás Colegios. A la Rondalla y Trío miseria, A la Tuna de Acatlán, al Coralizta. A los que nos dejaron porque así es la vida: Mis abuelos †José y †Paula; †Leonila y †Ramón. Demás Familiares que nombro y no olvido q.e.d.: †Gustavo, †Lino, †Enrique, †Julia, †Eustolia y a ti: †Armando Balandrán 4 5 ÍNDICE Introducción 1. La cultura-y la cárcel. 1.1 La cultura y su concepto. 14 1.2 Análisis e interpretación de la cultura. 23 1.3 Elementos para una aproximación a la “cultura penitenciaria” 25 1.3.1 Realidad “es” de la cultura penitenciaria. 30 2 La psicología Popular 2.1 Concepción y características de la ciencia psicológica. 34 2.2 La Psicología popular. 38 2.3 El modelo conceptual de la psicología popular. 41 2.4 Análisis e interpretación desde la perspectiva de una psicología popular. 47 3 El aparato institucional; ciencias penales, legalismos, ilegalismos y construcción de la personalidad antisocial. 3.1 La realidad delictiva y los legalismos 49 3.2 Del crimen a la individualización de la pena y el contexto jurídico penal. 57 3.3 Las Ciencias penales, interdisciplinariedad y las realidades punitivas. 61 3.3.1 Derecho penitenciario. 65 3.3.2 Penología, Victimología y delincuencia. 67 3.3.3 La Criminología. 69 3.3.3.1 Estudio de la personalidad criminal. 75 3.3.4 La Psicología y Criminología: ¿relacionadas? 79 3.3.5 La Psicología criminológica. 85 3.3.6 Ámbitos y ejercicio de la psicología criminológica en el contexto penitenciario del G.D.F. 87 3.3.7 La Psicología penitenciaria. 89 3.3.8 La Psiquiatría y el estudio del delincuente. 93 4. La cárcel y sus operaciones institucionales. 4.1 Reclusorio Preventivo Varonil Norte y su estructura institucional. 96 4.2 El Consejo Técnico Interdisciplinario –aparato- de la administración penal y sus efectos. 105 4.3 La prisionalización y la readaptación social. 106 6 5. El lenguaje y la narrativa desde la psicología cultural. 5.1 Lenguaje, psicología y construcción narrativa. 115 5.2 Perspectiva histórica y científica de la narrativa biográfica. 122 6. Marco teórico conceptual. 130 7. Metodología. 134 8. Resultados y Análisis de Resultados. 140 9. Conclusiones. 152 Bibliografía. 157 Anexos. Tablas Glosario. 7 RESÚMEN El delincuente, la actividad delictiva y reincidente, han sido estudiados por diferentes disciplinas como la Psiquiatría, Victimología, Penología y principalmente por la Criminología; y al interior de la Psicología por las Psicologías Forense, Criminal y Criminológica. La investigación y práctica actuacional que realizan estas orientaciones sitúan e inscriben en la persona: la disciplina, la institución punitiva y la organización judicial, introyectándose en los agentes una postura del hacer y proceder del Self y del Yoe revelándose en la cotidianidad y en la postura actuacional en su “saber” y “hacer”; (en concreto, elementos del contexto nombran, signan, le dan significado, especificidad y funcionalidad al criminal). Por otra parte, dichas disciplinas han ignorado o parcializado el proceso y participación de los estados intencionales y la cultura de los ilegalismos y su tránsito en la cotidianidad y la actuación delictiva. El objetivo del presente trabajo consistió en “Apreciar los ilegalismos y estados intencionales en la narrativa de vida de un delincuente habitual del Gobierno del Distrito Federal, para contrastar la trayectoria de vida y la operación de significados de acción en la actividad delincuencial con la institucionalización punitiva”; para ello se utilizó una metodología cualitativa de análisis de narrativa de vida de caso único, bajo un enfoque constructivista –etnometodológico. Los resultados arrojados permiten inferir que es posible apreciar la interrelación estrecha entre los ilegalismos y la actuación delictiva y reincidente y el contexto en que se operan éstos; así mismo, se revela que pueden haber mecanismos que inducen la incorporación disciplinar y punitiva de forma paulatina mediante la socialización e interacción contextual con el self y la trayectoria de vida. Se considera que la apreciación de los estados intencionales posibilitan el acceso al proceso y circunstancia de vida y realidades posibles, sin necesariamente violentar y modificar en forma extrema el estado de cosas, permitiendo un acercamiento al fenómeno delictivo sin articularlo en la lógica disciplinar-institucional, con ello se abre un abanico de posibilidades de estudio y comprensión de la naturaleza de la actuación humana sin reducirla y constreñirla al discurso punitivo. 8 INTRODUCCIÓN En la actualidad, la sociedad Mexicana percibe y cree que la seguridad publica esta siendo vulnerada por la delincuencia organizada, la Ciudad de México y la zona metropolitana, sufren un terrible aumento de violencia y se ha vuelto común ver en las noticias que policías y administradores de justicia, por un lado y delincuentes, por el otro se enfrasquen en una supuesta lucha. Cada vez la brecha entre ambas mitologías se cierra, y es más difícil distinguir lo que sucede en el seno de nuestro estado, donde la violencia se vive cotidianamente y debido al los mecanismos de transmisión informativa se acontece de manerainstantánea. Los centros de readaptación social son vistos como fábrica de delincuentes, lo que hace que el mito de la reincorporación social sea severamente cuestionado. Se ha vuelto un reclamo y una necesidad urgente, el que nuevos enfoques teóricos y prácticos sobre la salud y bienestar humanos se pongan en marcha; y no menos importante es, una urgente revisión de los viejos modelos para la comprensión del acto delictivo y los delincuentes. La delincuencia es una circunstancia que ha sido estudiada por diferentes disciplinas como son: la criminología, el derecho, la sociología criminal, la antropología criminal, la psiquiatría, la biología, la Victimología, la psicología, etc.; y al interior de la psicología desde distintas perspectivas o psicologías, las así llamadas: psicología forense, psicología criminológica, psicología criminal y psicología penitenciaria Estos distintos enfoques cada cual con sus propias características metodológicas, articulan a su sujeto – objeto (al delincuente y acción delictiva) de estudio de una forma distinta; en algunos, las similitudes son evidentes, pero lo que en verdad se presenta, es un prisma de posibilidades de construcción y análisis metodológico que revelan y comprenden de distinta forma el fenómeno delictivo. Dicho obstáculo en variadas ocasiones ha conducido a subestimar a los delincuentes, la conducta criminal y el aparato que permite su sostenido crecimiento. Con lo antes descrito, no se pretende versar que es imposible el 9 acuerdo interdisciplinar; al contrario, se considera que las psicologías pueden esgrimir acuerdos y puntos de coincidencia respecto a la consideración de la causalidad de la producción de la conducta delictiva y reincidente, [también denominadas conductas antisociales, tanto para el psicólogo criminológico Erick Chargoy (cit. En Robles 2003), como para Lucio Cárdenas, (1994) la conducta criminal tiene una connotación antisocial], pero, para ello, es preciso un ejercicio de conciencia y un crecimiento en este ámbito, en el cual pareciera que hay una displicencia que entorpece aprovechar los avances y desarrollos disciplinarios de una psicología moderna. Entre algunos de los exponentes de las diferentes psicologías y la criminología existe el consenso de que para el “estudio de la conducta criminal es necesaria la interdisciplinariedad” (Barrita, 1999), pero al hacerlo ocurren riesgos como los que asume la ciencia criminológica al evocar un supuesto análisis sintético; resultando de dicha operación científica más que un análisis multifactorial y comprensión del evento; un análisis causal y el producto resultante, es un producto finalizado (por que el fin del análisis es determinar un pronóstico de peligrosidad y supuestamente se faculta el sentido de la resocialización o readaptación), al que se le ha reducido; propio de las concepciones “estratigráficas” (Geertz, 2001). Dichas concepciones de hombre –criminal, conllevan dentro del drama judicial una notoriedad ejemplar, al asumir que el delito es la consecuencia de una desviación individual al ámbito social, o de una desviación del contexto que opera de forma “determinada” sobre la condición individual; por ello el enfoque de análisis se centra, ya sea en las características de personalidad del sujeto, o en un desajuste individual al medio; empero, “se juzga efectivamente el objeto jurídico –delito- definidos por el código, pero a la vez se juzgan pasiones, instintos, anomalías, inadaptaciones, efectos de medio o de herencia; se castigan las agresiones, pero a la vez las agresividades; las violaciones, pero a la vez las perversiones; los asesinatos que son también pulsiones y deseos. Se dirá: no son ellos los juzgados; si los invocamos, es para explicar los hechos que hay que juzgar, y para determinar hasta qué punto se hallaba implicada la voluntad del sujeto”. (Foucault.1999). A pesar de que el delito y la delincuencia es un fenómeno que ha acompañado al hombre desde que aprendió a organizarse, las diferentes materias penales no han podido 10 frenar este problema. Desde otra perspectiva la (s) lógica (s) con la que se le ha venido enfrentando al problema, produce la incidencia de la acción delictiva. Más que terminar con 1la delincuencia o inhibirla, los excarcelados que se hayan en libertad –reinciden- y el número es cada vez mayor (por ello se habla que las cárceles son fábricas y universidades de delincuentes (Vera 2009), las políticas públicas se encuentran en una seria encrucijada y la delincuencia continúa en aumento. El aumento de reincidentes y delincuentes no es un fenómeno privativo del sistema penitenciario de México. Al ser el sistema penal mexicano, un sistema que replica y retoma los fundamentos de los sistemas punitivos francés, norteamericano, etc. (1), en los que la pena privativa de libertad está superpuesta sobre otra cualquier forma de castigo, sus efectos, si no son idénticos, guardan características similares en la producción del sujeto recluso (la disparidad consiste en los “procedimientos” para singularizar la individualización de la pena). Algunos estudiosos de las ciencias penales, administradores y ejecutores del sistema penal, explican el fenómeno incidente y reincidente, como parte de una problemática del aparato penitenciario (Garcidorasco, A. (2000); Aguilar y Quezada (1989); Alonso, V; y Velasco, D. (2001)); señalan que las carencias, sobrepoblación, corrupción, y demás vicios del sistema penal, son los que evitan se logre el objetivo de la readaptación social de los delincuentes, y mantienen la postura de que el modelo penitenciario es adecuado, siempre y cuando, este operara tal y como ha sido idealizado bajo un sistema progresivo de clasificación y tratamiento de la población interna. Tanto esa concepción como la perspectiva penal, permean y se traducen en acciones específicas de práctica profesional por las diversas orientaciones psicológicas como la psicología criminológica, penitenciaria, criminal y forense. En las concepciones y modelos explicativos del fenómeno incidente y reincidente antes señalados, su diseño y orientación, favorece que el tratamiento psicológico que se le da a las problemáticas e investigación, resulte en determinados constructos teóricos (1) De acuerdo a Foucault, en los modelos punitivos flamenco, Inglés y Norteamericano hay convergencia y disparidades, convergencias: 1.- la inversión temporal del castigo, se busca no borrar el delito, sino evitar que se repita; 2.- la prisión preventiva “la prevención de los delitos es el único fin de los castigos. No se castiga pues para borrar un crimen, sino para transformar a un culpable”; el castigo debe llevar consigo cierta técnica correctiva. Foucault op.cit.1 11 esquematizantes (véase anexos 2 y 3 del modelo criminológico, en donde se pueden apreciar además sus conceptos y objetos de estudio), por ejemplo: para la psicología criminológica su centro de estudio es la conducta antisocial (considera que se puede clasificar las conductas en: conductas asociales, parasociales y antisociales); para la psicología criminal, su objeto de estudio es la personalidad criminal (considera que se pueden clasificar la personalidades en de baja de peligrosidad, media y alta); dichas concepciones tienen implicaciones teóricas que devienen en buscar el problema de la criminalidad al interior de supuestos -procesos internos –patologías- desviaciones o trastornos de la personalidad, condiciones genéticas -herencia, etc. o bien consideran causas externas que operan sobre el individuo, como la pobreza, el desempleo, es decir consideran que existe -la normalidad- la cual se cree que posee la mayoría de la sociedad, y esta, se ve perturbada por alguna causa o evento traumático, como lo es, por ejemplo: el ambiente “criminógeno” (tal posturala asumen ciencias como la criminología, psiquiatría y la orientación disciplinar de la psicología forense), una interacción inadecuada con el contexto inmediato; o bien llegan a considerar inclusive la posibilidad de que daños en la historia personal o efectos de la herencia, devienen en crisis y cambios hacia la sociabilidad, resultando con ello la antisociabilidad. Dichos enfoques promueven una práctica esquemática y estigmatizante (cuyo efecto más claro se observa en la consideración e introducción de un sistema técnico progresivo al interior de las prisiones) al considerar al delincuente (2) cuyo resultado, a manera de ver de Foucault, es parte de una economía del poder en las que las disciplinas e instituciones totales, son parte de un soporte más general, que permite a la sociedad su funcionamiento, en este sentido ni los delitos, ni los ilegalismos, están fuera de la ley y de la sociedad, dicha lógica planteada por Foucault; revierte el orden que se considera debería tener la práctica psicológica. En otras palabras, la psicología y su servicio más que “readaptar delincuentes”, lo que hace es promover su inserción lógica en el funcionamiento disciplinar. Y en aras de permanecer dentro de las ciencias penales, la construcción de su 2 Considérese que en el análisis criminológico se toma en cuenta entre otras cosas, el perfil de antisociabilidad y de peligrosidad. De estos conceptos se forman subcategorías etiquetando a cualquier sujeto que vivencía el drama penal. Por ejemplo: 1.-se es antisocial o no; 2.-se es peligroso bajo, medio o alto; 3.-su familia o es funcional o disfuncional y hay interés en la supuesta influencia de ésta en la comisión del delito; 4.-el medio social se aprecia como una categoría cultural marginal, o criminógena, etc. 12 actividad profesional consolida el efecto institucional sobre los hombres y sujetos carcelarios. Una de las problemáticas que atraviesan las ciencias penales y su operación, es que las leyes no se actualizan y elaboran bajo criterios de la naturaleza humana socialmente inscrita en un ámbito en el que los ilegalismos promueven y sostienen al delincuente actual, parece haber un desfasamiento entre estas y el acelerado crecimiento poblacional y sus prácticas y sistemas de vivencia, y en sí con la modernidad, que superpone modelos cambiantes casi como las estaciones del año; más aún, no se toma en cuenta los efectos institucionales y los significados que originan los delitos en particular, así como los contextos culturales sobre los que operan los ilegalismos y que son incongruentes con el aparato y constructo legal, pero que han transgredido los modos cotidianos de subsistencia. Considérese que nuestra cultura ha facilitado la operación y crecimiento de delincuentes e ilegalismos, más que su detrimento; vivimos y transitamos constantemente en la cultura de la ilegalidad y sus efectos son cada vez más adversos a un sistema de vida de calidad y decoro. Los estudios sobre la actividad y conducta delictiva, son muy variados y la forma de conceptuar el problema conlleva implicaciones ideológico - teórico - prácticas en las operaciones institucionales del aparato de justicia. En el caso de la psicología popular y antropología (Bruner, 1990; Geertz, 2001, Rosaldo, 1991; respectivamente) el énfasis está puesto en el análisis de la significación de la acción humana, los mecanismos de organización social, los factores de identidad cultural, el pensamiento y conocimiento humano, las instituciones y organizaciones humanas y las intersecciones entre estos fenómenos; siendo la cultura el elemento que permite significar y situar las actuaciones humanas. El presente estudio pretende servir al mejoramiento de las condiciones de vida de los actores sociales (sean estos delincuentes o servidores públicos e inclusive investigadores) a la modificación apreciativa de éstos mismos actores, y para una generar una comprensión atípica sobre el fenómeno criminal o delictivo y sobre la dinámica de reincidencia, misma que ha rebasado la circunstancia legal; así mismo, podría comprenderse algunos factores en las relaciones existentes entre el sistema penal – la subjetivación de la pena y las condiciones que mantienen a los actores sociales en la dinámica reincidente del delito. 13 Esta investigación pretende incorporarse a un número cada vez más amplio de trabajos bajo una metodología cualitativa, en la que la subjetividad humana cobra una importancia relevante en la conclusión y comprensión del fenómeno estudiado. En este tenor se pretende incorporar conceptos que permitan una apreciación global del problema, tales como: contexto, mundo, tiempo, historia, significado, realidad, cultura, subjetividad, cognición, motivaciones, intencionalidad, ilegalismos y disciplinación humana, etc. La psicología ha abierto un panorama cada vez más amplio en la apreciación y comprensión de la (s) realidad (es) humana (s) en la que fenómenos tradicionalmente circunscritos al orden subjetivo, juegan un rol más significativo en la construcción y entendimiento del sujeto. Investigaciones como ésta hacen viable que nuestra realidad nos pertenezca y construyamos en ella alternativas de operación. La realidad también se apropia o niega, es por todo esto que comprender la realidad de actores humanos con los que convivimos cara a cara o a través de los medios de comunicación, es valioso por sí mismo, la psicología es sólo un instrumento para apreciar la realidad, de la misma forma en que lo es el arte, o la ciencia en general. 14 1 La cultura y la cárcel. 1.1 La cultura y su concepto. Hoy en día lo que cotidianamente llamamos cultura, se aprecia tanto en ámbitos académicos como en el transitar de la vida diaria; y como parte de ésta, el concepto de cultura está presente de una forma CONVENCIONAL tanto en sistemas de información tales como: los periódicos, la radio, la televisión, etc. en los cuales se le da un uso común y práctico; e inclusive, en nuestro sistema técnico- ideológico el gobierno le “encomienda” a la cultura “posiciones y estrategias”, -deja su lugar conceptual y encuentra una función operacional y práctica (pasa a ser una “industria” que activa y reactiva acciones humanas), es además actividad organizada social e impuesta, -es institución y política; -ya que como mencionaba Tovar y Teresa, el entonces titular del Consejo Nacional para la Cultura y la Artes- “la función esencial del Estado en el ámbito cultural no es producir o crear cultura, sino garantizar las condiciones necesarias para su florecimiento... - además que - ...todos los mexicanos tienen derecho a participar en la definición y la ejecución de la política cultural”. Esta línea de pensamiento es, o ha sido una postura institucionalizada de la apreciación del fenómeno “cultural”, se ha considerado que la cultura son tradiciones, creencias, ritos, etc. Es decir, se le considera a la cultura una “entidad” con límites y alcances bien delimitados. Dicha entidad, desde esta postura, puede “manipularse”. Sin embargo desde una perspectiva “académica”, o si se lo quiere llamar “científica”, no se puede abordar al fenómeno cultural, de la misma forma en que lo aprecia el sistema político o institucional. Es más, desde el modo de concebir cierta psicología se debe tener especial atención, pues dependiendo la perspectiva, los resultados pueden ser sustancialmente diferentes e inclusive divergentes. Antes de continuar bajo este rubro, es pertinente mostrar tanto el mundo social como el académico, en los que se ha circunscrito a la cultura. 15 Para el antropólogo Marvin H. (1979), es un concepto que se comenzó a situar durante el periodo de la ilustración, y es a consideración de él, que el intelectual John Locke, fue quién cimentórealmente la definición formal y de más usanza de lo que hoy conocemos desde ámbitos cotidianos como la cultura; ello ocurrió un siglo antes de la Revolución Francesa -“desde nuestra perspectiva privilegiada resulta manifiesto que el principal tema de efervescencia intelectual que precedió a la Revolución Francesa fue precisamente una versión incipiente del concepto y de la teoría de la cultura. A decir verdad, esas ideas han tenido siempre auspicios y consecuencias revolucionarias, tanto políticas como intelectuales. Así, el concepto moderno de la cultura no sólo está implícito en los antecedentes ideológicos de la revolución francesa e igualmente en la revolución americana, sino que puede decirse que la sustancia misma del progreso revolucionario proclamaba la validez del concepto y daba testimonio de su importancia.”.3 Sin pretender enconarnos en la discusión de cuando es que surgió el concepto de cultura, es pertinente identificar que, diferentes conceptos de cultura (al igual que cuando definimos psicología) nos llevan a construir de diferente forma nuestro universo de análisis; y que nuestro universo de análisis y nuestro objeto de estudio que es la acción humana situada; guarda una correspondencia estrecha con la que suponemos que es la cultura; ambos conceptos operacionalmente se han desentendido uno del otro en ámbitos académicos, sin embargo en el enfoque aquí presentado se considera que esto es un artificio, pues en la realidad o realidades humanas ello no ocurre. La concepción científica presentada es que “metodológicamente”, –“no” en la realidad humana-, designamos a eventos como la conducta, emoción y la cultura un parámetro “dimensional” diferente al que tradicionalmente se le ha circunscrito – supondremos que ellas son como coordenadas por las cuales transitan las acciones humanas- funcional, coherentes, que no ocurren aisladamente –conducta, emoción y cultura son parte de la misma acción humana. 3 Dicho punto de vista hace una crítica a los dos clásicos de la Antropología Kroeber y Kluckhohn, los cuales aseguraban que el concepto de cultura no existía en ningún lugar en el siglo XVIII “según Alfred Kroeber y Clyde Kluckhohn, el concepto de cultura en el sentido de un conjunto de atributos y productos de las sociedades humanas y, en consecuencia, de la humanidad, que son extrasomáticos y transmisibles por mecanismos distintos de la herencia biológica… no existían en ningún lugar antes de 1750. Aunque esos autores reconocen y citan el uso de los términos –cultura sólo en alemán Kultur, y civilización en inglés y francés – durante el siglo XIX. Lo único que conceden es que hacia 1850 ya estaba siendo usado de hecho en algunos sitios de la Alemania” (Marvin op. Cit.). 16 Para entender lo que es la cultura desde la psicología, es pertinente primero mostrar algunas aproximaciones hechas por los antropólogos, de los cuales es su objeto de estudio; y en la que su método por predilección ha sido la etnografía. En un sentido etnográfico 4la cultura es ese todo complejo que comprende conocimientos, creencias, arte, moral, derecho, costumbres y cualesquiera otras capacidades y hábitos adquiridos por el hombre en tanto miembro de la sociedad (esta definición es un precedente de sir Edward Burnett Taylor, fundador de la antropología académica), o bien acorde a la anterior conceptualización, se entenderá por la cultura como “el conjunto aprendido de tradiciones y estilos de vida socialmente adquiridos, de los miembros de una sociedad, incluyendo sus modos pautados y repetitivos de pensar, sentir y actuar es decir, -su conducta” (Marvin op.cit). Este sentido de concepción de cultura es el que generalmente permea los ámbitos académicos y de investigación que hay sobre la cultura; y visto así;- la condición de la cultura en las diversas sociedades de la humanidad, en la medida en que puede ser investigada según principios generales se creería podría constituir un tema apto para el estudio de las supuestas leyes del pensamiento y la acción humanos. Los grupos sociales y sus relaciones mutuas son aspectos de la cultura. La familia por ejemplo, es un grupo social que se ajusta a la cultura de la vida doméstica de una sociedad concreta, pero que también la refleja. En este mismo sentido sociedad es un grupo de personas que comparten un hábitat común y que dependen unos de otros para su supervivencia y bienestar. La concepción etnográfica de la cultura permite suponer que existen culturas que tienen normas para regular el comportamiento, pero desde otra visión, si hay reglas, también debe haber modos, -pautados o no- para romper las normas de comportamiento – como cuando uno se estaciona enfrente de una señal que dice “no estacionarse”, o se cuela en un concierto sin pagar la entrada. Continuando con otras conceptualizaciones de la cultura, encontramos la realizada por Linton, (1983), él no diverge mucho de la posición etnográfica aunque matiza los efectos de la cultura “sobre” la conducta humana. Dicha corriente llamada de la cultura y 4 Se entiende por etnografía la descripción de una cultura y admite un concepto “de facto de la cultura” es decir se reduce a la cultura como pautas de la conducta asociadas a determinados pueblos, y supuestamente se despoja de factores como la unidad psíquica, aprendizaje, etc. 17 personalidad, enfatiza que la cultura, modela o sirve como modelo: “cultura es: la configuración de la conducta aprendida y de los resultados de la conducta, cuyos elementos comparten y transmiten los miembros de una sociedad.” Para el autor anterior, la cultura se define como “la forma de vivir en sociedad. Esta forma de vivir comprende innumerables detalles de conducta, pero todos presentan ciertos factores comunes. Todos representan la respuesta normal, anticipada, de cualquier miembro de la sociedad a una situación determinada. En consecuencia a pesar del número infinito de variantes menores en las respuestas de los diversos individuos, o aún, en las del mismo individuo en momentos distintos, se hallará que en una sociedad casi toda la gente responde en la misma forma ante la situación dada” “…la cultura en su conjunto no es más que un agregado más o menos organizado de dichos patrones”. En esta perspectiva la cultura es la configuración (el termino configuración significa que tanto la conducta como sus resultados, que componen una cultura, encuéntrase organizados en un todo que sirve como modelo) de la conducta aprendida y de los resultados de la conducta5 cuyos elementos comparten y transmiten los miembros de una sociedad. “Desde el punto de vista del individuo, la cultura de la sociedad en que este crece, constituye su herencia social, distinta a la que biológicamente pudiera tener. Aquella le proporciona una serie de adaptaciones al medio ambiente en que tiene que vivir y actuar. Estas adaptaciones, encarnadas en pautas de conducta, las crearon los miembros anteriores de su sociedad, como resultado de sus experiencias, y las han transmitido por la instrucción, evitándole así la necesidad de pasar por muchas otras experiencias, hasta lograr los ajustes adecuados. En muchos respectos, la transmisión de dichas adaptaciones de la conducta es en cierto modo paralela a las de orden estructural y fisiológico desarrolladas por los antecesores del individuo como resultado de las mutaciones y de la selección”. “El fenómeno cultural comprende fenómenos de tres ordenes diferentes. Del material, es decir, de los productos de la industria, del cinético o la conducta manifiesta –puesto que necesariamente implica movimiento- y del psíquico, es decir, los conocimientos, las actitudes y los valores que participan los miembros de una sociedad. Supuestamente los fenómenos de los dos primeros órdenes sonconstituyentes del 5 La expresión resultados de la conducta se refiere a fenómenos de dos tipos totalmente diferentes: psicológico y material. El primer tipo abarca aquellos resultados de la conducta que están representados en el individuo por estados psicológicos y comprende las actitudes, los sistemas de valores y el saber. Por tipo material se refiere a productos físicos, un hacha, una banca, un cuchillo. 18 aspecto manifiesto de una cultura. Por ello se cree que –el aspecto manifiesto de una cultura es concreto y tangible, esta sujeto a observación y registro directos y no ofrece conclusión alguna que no pueda corroborarse. Una tercera concepción que es conveniente analizar, es la presentada por Béjar (1988) el cual concibe a la cultura como un subsistema, ésta, no difiere mucho de la anterior, aunque acentúa procesos centrados en la enculturación; por ejemplo: para este autor un concepto tradicional de cultura es, entenderla como un conjunto de patrones explícitos e implícitos, manifestados en la forma de vida, que son aprendidos y transmitidos mediante símbolos, que constituyen los logros distintivos de los grupos humanos, tanto materiales como espirituales. En tanto subsistema, “la cultura establece sutiles y evidentes relaciones de intercambio con los demás subsistemas societarios (la política, la organización la economía y la población), proporcionando a través de los procesos formales e informales de la socialización, la legitimación de las normas, procesos y estructuras, de fines y medios de las instituciones que los constituyen. La cultura es una estructura de influencia que liga a las distintas generaciones que se suceden históricamente, produciendo el sustrato fundamental de la cohesión social, al modelar las aspiraciones, las expectativas, el sentido del tiempo y del espacio, así como los modos de vida y de relación interpersonal.” Béjar(1988), considera que la cultura se manifiesta “...como un subsistema complejo que genera tradiciones, costumbres, usos sociales y valores, que permite la integración de las instituciones básicas de la sociedad y su aceptación por los diversos grupos sociales...” Dicho subsistema integra junto con otros subsistemas la totalidad social. La totalidad social es un sistema integrado de múltiples interrelaciones de distintos subsistemas. Dicha totalidad se da en un sistema societario producto de un desarrollo histórico complejo. Los subsistemas componentes son: a) el cultural, b) el organizacional, c) el político, d) el económico, e) el individual o personal y f) el ecológico (físico - ambiental). Para este autor “el termino configuración significa que tanto la conducta como sus resultados, que componen una cultura encuéntrase organizados en un todo que sirve como modelo. La expresión resultados de la conducta se refiere a los fenómenos de dos tipos totalmente diferentes: el psicológico y material. El primer tipo abarca aquellos resultados 19 de la conducta que están representados en el individuo por los estados psicológicos, y comprende las actitudes, los sistemas de valores y el saber. Por tipo material se refiere a productos físicos (un hacha, una computadora, cualquier máquina, etc.). De la expresión compartir y transmitir, se entiende que una determinada pauta de conducta, actitud o conocimiento es común a dos o mas miembros de una sociedad, sin implicar una actividad de cooperación o propiedad conjunta”. En esta perspectiva la cultura no funciona fuera del sistema societario6 y se ve influida por la acción de los hombres que se desempeñan, lo que hace que la cultura se manifieste con todas las peculiaridades existentes en el seno de la sociedad. Es decir no sólo está constituida por los aspectos permanentes que le dan solidez y presencia a un grupo humano, sino que representa condiciones, modos y valores en continuo conflicto para lograr la hegemonía y la preeminencia de un grupo sobre otro. Lo dinámico es característica básica de la conformación de la cultura. “En México no existe una cultura general o nacional, sino que coexisten diferentes culturas específicas o subculturas” (por subcultura pueden entenderse las variaciones dentro de una concepción cultural más amplia, y que representan el estilo de vida de partes significativas de la población). Aunque para sociólogos y algunos investigadores de otras áreas la cultura no es el todo social, sino una parte del todo; se coincide en que ésta es pieza fundamental para que “la realidad humana” sea “transitable”. Es decir, asequible; palpable para el hombre,- que no, necesariamente siempre objetiva y concreta -. En otras palabras, tal como se conceptúa a la cultura, desde ciertas concepciones implica suponer una compleja red de interrelaciones con otros subsistemas y con la propia interioridad humana tal que, su aprehensión, es casi ilusoria pero en estos enfoques, se dice que el investigador no “debe” de eludir su estudio, sino, asumir con entera responsabilidad las implicaciones que devienen del mismo. Retomando a el antropólogo Marvin (op.cit), la cultura está presente en la estructura misma de las cosas; en su concepción, la cultura es prácticamente una esencia, organizada y 6 Las relaciones y actos en un grado cualquiera no pueden entenderse sin referirlas a la posición que ocupan dentro del sistema estructural de la sociedad, y es claro que la estructura, esto es, la forma de integración de una sociedad es, un asunto de orden cultural. Por tanto, para entender los elementos estructurales, deben relacionarse como la cultura como un todo. Así mismo las posiciones que los hombres –roles, ocupación, ideología y demás aspectos que las definen – dentro del sistema social no son más que un aspecto de los patrones o pautas culturales. 20 presente a su vez en un todo sociocultural, constituido por estructuras o partes denominadas: patrón universal, “el patrón universal se integra por tres divisiones principales: infraestructura, estructura y superestructura”, el antropólogo recoge y organiza lo datos referentes a las culturas, en relación con aspectos o partes del todo sociocultural presentes en todas las culturas. Siguiendo esta visión, la estrategia de investigación enfatiza la infraestructura como causa de la estructura y la superestructura. Un enfoque distinto sobre la apreciación de la cultura, es la presentada por el antropólogo Geertz C. (2001), el cual genera un concepto semiótico de la cultura; “la finalidad de la antropología consiste en ampliar el universo del discurso humano. Desde luego, no es ésta su única finalidad, también aspira a la instrucción, al entretenimiento, al consejo práctico, al progreso moral y a descubrir el orden natural de la conducta humana; y no es la antropología la única disciplina que persigue esta finalidad. Pero se trata de una meta a la que se ajusta perfectamente bien el concepto semiótico de cultura. Entendida como sistemas en interacción de signos interpretables (que ignorando las acepciones provinciales, yo llamaría símbolos), la cultura no es una entidad, algo a lo que puedan atribuirse de manera causal acontecimientos sociales, modos de conducta, instituciones o procesos sociales; la cultura es un contexto dentro del cual pueden describirse todos esos fenómenos de manera inteligible, es decir, densa.” Para este autor, la cultura se aborda de un modo más efectivo, ya que está entendida únicamente como un sistema simbólico “aislando sus elementos, especificando las relaciones internas que guardan entre sí esos elementos y luego caracterizando todo el sistema de alguna manera general, de conformidad con los símbolos centrales alrededor de los cuales se organizó la cultura. Con las estructuras subyacentes de que ella es un expresión o con los principiosideológicos en que ella se funda”. En la concepción semiótica de cultura de Geertz (op.cit.), no caben los “esquemas unificados”, estructuras, sistemas de creencias, como valores de principios universales ya que conducen a ensombrecer o bien a crear cuerpos rígidos...” “Los intentos por situar al hombre atendiendo a sus costumbres asumieron varias direcciones y adoptaron diversas tácticas; pero todos ellos, o virtualmente todos, se ajustaron a una sola estrategia intelectual general, lo que llamaré la concepción estratigráfica de las relaciones entre los factores biológicos, psicológicos, sociales y culturales de la vida humana. Según esta concepción, el 21 hombre es un compuesto en varios “niveles”, cada uno de los cuales se superpone a los que están debajo y sustenta a los que están arriba. Cuando analiza uno al hombre quita capa tras capa y cada capa como tal es completa e irreductible en sí misma; al quitarla revela otra capa de diferente clase que esta por debajo. Si se quitan las abigarradas formas de la cultura encuentra uno las regularidades funcionales estructurales de la organización social. Si se quitan éstas, halla uno los factores psicológicos subyacentes –“las necesidades básicas” o lo que fuere- que les prestan su apoyo y las hacen posibles. Si se quitan los factores psicológicos encuentra uno los fundamentos biológicos –anatómicos, fisiológicos, neurológicos- de todo el edificio de la vida humana”. “Para ver lo que el hombre realmente era debíamos superponer conclusiones de las diversas ciencias pertinentes –antropología, sociología, psicología, biología- unas sobre otras, y una vez hecho esto, la importancia capital del nivel cultural (el único distintivo del hombre) se pondría naturalmente de manifiesto y nos diría con su propio derecho lo que realmente era el hombre”. Entonces, la concepción del “hombre” para él, es diferente, o más bien lo que lo distingue no es la cultura como entidad autónoma a su “supuesta naturaleza”, sino la semiótica que el hombre hace de sus actos y con los que inscribe el mundo que crea y reconoce por sus significaciones. Cuando se hace investigación de la experiencia humana, es común que se enfrente el investigador a un “vasto mundo interior de pensamientos y sentimientos… …existen pautas más próximas a la conciencia, que se pueden conocer fácilmente planteando las preguntas adecuadas. Cuando se le pide, normalmente, la gente puede formular valores, normas y códigos de conducta apropiados para actividades como: destetar bebes, cortejar a miembros del sexo opuesto, elegir líderes, tratar enfermedades, recibir a huéspedes, clasificar a parientes, rendir culto a dios, etc. No obstante, hay veces en que estas reglas, proyectos y valores no están formalizados o no son plenamente conscientes Para Bruner (1990) “…las formas de vida, en su compleja interacción constituyen una cultura.” Las verdaderas causas de la acción humana son la cultura y la búsqueda del significado dentro de la cultura. “…Son la cultura y la búsqueda del significado las que constituyen la mano moldeadora, en tanto que la biología es la que impone limitaciones, 22 pero… …la cultura tiene el poder de ablandar esas limitaciones. En la mayor parte de las interacciones humanas, la realidad es el resultado de intrincados procesos de construcción y negociación profundamente implantados en la cultura. En este mismo sentido los valores cumplen funciones en interés nuestro en el seno de la comunidad. Los valores son comunales y consecuentes desde el punto de vista de nuestras relaciones con una comunidad cultural determinada. Es la cultura y no la biología, la que moldea la vida y la mente humanas, la que confiere significado a la acción situando sus estados intencionales subyacentes en un sistema interpretativo. Casi todo el aprendizaje en casi todos los marcos es una actividad comunal, un compartir la cultura. No se trata sólo de que el niño deba apropiarse del conocimiento, sino de que debe de apropiarse de él en una comunidad formada por aquellos que comparten su sentido de pertenencia a una cultura.” La cultura se enseña o crea por medio del lenguaje y su comunicación; pero el lenguaje no sólo transmite; no, también crea y constituye el conocimiento o la realidad. “Parte de esa realidad es la actitud que el lenguaje implica hacia el conocimiento y la reflexión, y la serie generalizada de actitudes que negociamos crea con el tiempo un sentido del propio self. La reflexión y el distanciamiento son aspectos fundamentales para lograr el sentido de la serie de posibles actitudes, un paso metacognitivo de enorme importancia. El lenguaje de la educación7 es el lenguaje de la creación de la cultura, no del consumo de conocimientos”; y por educación se entiende no sólo la elaborada en los centros institucionalizados, sino la que se recibe en el seno de la familia y en las cotidianas interacciones con las personas en el vasto mundo. Este proceso educativo es el que confiere de sentido de acción a los hombres, los cuales negocian sus significados para construir sus mundos; en este sentido, la mayoría de nuestros encuentros con el mundo no son encuentros indirectos, “incluso las experiencias directas para ser interpretadas se atribuyen ideas sobre la causa y la consecuencia, y el mundo que emerge frente a nosotros es un mundo conceptual. Cuando estamos perplejos frente a lo que encontramos, renegociamos su significado de manera que concuerde con lo 7 Para Bruner, el medio de intercambio en el cual se lleva a cabo la educación –el lenguaje- nunca puede ser neutral, que impone un punto de vista no sólo sobre el mundo al cual se refiere sino hacia el uso de la mente con respecto a este mundo. El lenguaje impone necesariamente una perspectiva en la cual se ven las cosas y una actitud hacia lo que miramos. No es sólo que el medio es el mensaje. El mensaje en sí puede crear la realidad que el mensaje encarna y predisponer a aquellos quienes los oyen a pensar de un modo particular respecto de él. 23 que creen los que nos rodean” (Bruner op.cit.). Y las realidades son parte de este intercambio, o negociación en las que cotidianamente hay transacciones, regulan y son regulados los significados y relaciones con el contexto social. Una cultura se esta recreando constantemente al ser interpretada y renegociada por sus integrantes. Según esta perspectiva, una cultura es tanto un foro para negociar y renegociar los significados y explicar la acción, como un conjunto de reglas o especificaciones para la acción. Es este aspecto de foro de la cultura lo que les da a sus participantes una función en la constante elaboración y reelaboración de esa cultura; una función activa como participantes y no como espectadores actuantes que desempeñan sus papeles canónicos de acuerdo con las reglas cuando se producen los indicios adecuados. 1.2 Análisis e interpretación de la cultura. El análisis de la cultura, o más bien, tomando como referente de que la cultura es un contexto, las coordenadas y el escenario en que el hombre interpreta y significa para tener acceso a formas de comunicación, convivencia, interacción y modos de significación de las realidades y mundos; y que la cultura es un evento semiótico; implica, reconocer que en la concepción aquí presentada, antes que nada se debe renunciar a las concepciones estratigráficas que han permeado a nuestra disciplina; no se evoca la cultura sino para situar y asimilar que las diversas acciones y formas de conducta humana tienen sentido y significado y son interpretados en los mundos y realidades de aquellos con los que entra en contacto; y que este evento (de significación pública) en pocas ocasiones o casualmente, puede corresponder a el asignado por la ciencia prominente que lo estudia, pero que no existeun sistema metodológico que lo enuncie, pues tanto el evento como su estudio son actos de arbitrio humano, que no incorrectos, ya que como se ha venido mostrando, la realidad es un construcción, como lo es la apreciación que se tiene de nuestro objeto de investigación. 24 El análisis que se considera, -se realiza sobre las acciones humanas- e implica despojarnos de muchos de los prejuicios metodológicos que ocurren con la visión positivista, misma que condiciona a nuestra ciencia y deslinda a eventos denominados subjetivos. En esta actividad no se pretende caer tampoco en un relativismo inherente, aunque evidentemente no existen certezas sino, más y más cuestiones dejadas al arbitrio interpretativo del mundo de significaciones científicas. En la perspectiva semiótica de la cultura de Geertz (2001) nos advierte que “observar lo corriente en lugares en que esto asume formas no habituales muestra no, como a menudo se ha pretendido, la arbitrariedad de la conducta humana,…sino la medida en que su significación varía según el esquema de vida que lo informa. Comprender la cultura de un pueblo supone captar su carácter normal sin reducir su particularidad… Dicha comprensión los hace accesibles, los coloca en el marco de sus propias trivialidades y disipa su opacidad”. “...Es esta maniobra a la que suele designarse demasiado superficialmente como “ver las cosas desde el punto del actor, demasiado librescamente como el enfoque de la Verstehen o demasiado técnicamente como análisis emico.” (Geertz op. cit.) “Lo cual significa que las descripciones de –la realidad carcelaria y los delincuentes y sus múltiples reincidencias etc.- deben encararse atendiendo a los valores que imaginamos que –la realidad carcelaria y delincuentes en ella circunscritos etc.- asignan a las cosas, atendiendo a las formulas que ellos usan para definir lo que les sucede. Lo que no significa es que tales descripciones sean ellas mismas –esa realidad y condición signada;- parte de la realidad que describimos los operarios, administradores, agentes de autoridad y los mismos internos, son descripciones y no el estado “real” único de ese mundo.8 8 Geertz considera que las descripciones antropológicas son parte de un sistema en desarrollo de análisis científico. Pero son descripciones antropológicas por que los que las realizan efectivamente son antropólogos, es ello lo que le da su estatus y no la encarnación de la descripción en sí misma. “Deben elaborarse atendiendo a las interpretaciones que hacen de su experiencia personas pertenecientes a un grupo particular, por que son descripciones, según ellas mismas declaran, de tales interpretaciones; y son antropológicas por que son en verdad antropólogos quienes las elaboran. …Pero, como en el objeto de estudio de la cultura, el análisis penetra en el cuerpo mismo del objeto –es decir comenzamos con nuestras propias interpretaciones de lo que nuestros informantes son o piensan que son y luego las sistematizamos, -la línea que separa la cultura como hecho natural y la cultura como entidad teórica tiende a borrarse; y tanto más si la última es presentada en la forma de una descripción, desde el punto de vista del actor, de las concepciones de todas las cosas, desde la violencia, el honor, la dignidad, y la justicia, hasta la tribu, la propiedad, el padrinazgo y la jefatura”. 25 En suma los escritos antropológicos son ellos mismos interpretaciones y por añadidura interpretaciones de segundo y tercer orden”. 1.3 Elementos para una aproximación a la “cultura penitenciaria”. En primer lugar habrá que considerar que la cultura no es una entidad, que se pueda manipular, por lo que en congruencia con un planteamiento “semiótico” de la misma, se puede inferir que no existe a la forma tradicional: una cultura o subcultura específica emanada de las cárceles, pero sí existen convenciones, prácticas, creencias e inclusive lenguaje, que expresa su condición de vida y significados que se vierten en el entretejido del sistema humano y físico de los centros de reclusión, lugar en que emergen esas acciones sociales, por la condición misma de estar privado legalmente de la libertad. La vida cotidiana se abre camino en la vida en el encierro, y las perspectivas del mundo o mundos abren mecanismos de interacción insospechados para el observador indiferente. La cultura se ha tratado de mostrar, no es una entidad, aunque se admite que los signos que promueve se les han tratado de “academizar” en prácticas, ritos, lenguaje, etc. Dichas prácticas si bien “no” son privativas de la vida en encierro; en estas condiciones y por uso extensivo y cotidiano, adquieren “valores” que se les ha visto como propios, o distintos de los “normalmente” vividos en el transitar en “libertad”. Dentro de estas prácticas cotidianas y llevadas a admitirse como un “ejercicio” convencional al interior del reclusorio norte podemos señalar por ejemplo: el pago de lista. Este tipo de mecanismo institucionalizado por el personal de custodia, no es más que una condición enmarcada en una superestructura de ilegalismos que permean al propio sistema de vida de los mexicanos. La corrupción tanto se ejerce por personal de todos los niveles laborales, como por los mismos internos que promueven y toleran su ejercicio, en este 26 sentido, son los internos algunos de los primeros beneficiados por esta práctica; lo anterior parece inadmisible para el observador externo (por ejemplo el visitador de la C.N.D.H. lo condena sin ofrecer un análisis y soluciones clave que “verdaderamente” terminen con esa práctica, parece que es más fuerte la imposición del sistema y la vida cotidiana emanada de las prácticas carcelarias, que los beneficios obtenidos de no dar esos pagos); sin embargo, al interior del reclusorio esa práctica es tolerada y difundida por los propios internos. Pero, veamos ejemplos: ya que en el área de ingreso (o cualquiera) se pasa lista tres veces al día, una por la mañana a las 7:00 hrs. una por la tarde, alrededor de las 16:00 hrs. y otra por la noche alrededor de las 20:00 hrs.; resulta más cómodo para los internos que ese pase de lista se realice en su estancia (celda) que en el patio con la población general, así mismo además de que evitan estar formados a la intemperie, durante casi una hora, evitan a otros internos que les resultan intolerables por su condición de vida, o por las acciones sociales que en su interacción promueven –no se bañan, están sucios, son groseros, les piden dinero unos a otros, les hacen bromas “pesadas”, etc.- otro ejemplo es que en los accesos a los centros penitenciarios los que visitan a los internos deben formarse, lo que les lleva a horas de espera tanto en el exterior del reclusorio, como en el ingreso al mismo; ésta práctica se reduce si esos visitantes pagan, primero, a otros “externos” (es decir que no tienen ninguna relación con autoridades y trabajadores de los centros) que se forman por ellos, y luego a personal que labora para ingresar más rápido (los alimentos que ingresan no son revisados exhaustivamente) evitando filas engorrosas. La corrupción de personal que labora es parte de una dinámica de ilegalismos que se debe de pensar como de dos o más participantes; tanto personal laboral e internos, como un sistema penal mal planeado con infraestructura obsoleta e insuficiente para albergar a toda la población que actualmente tiene. En esa área de ingreso y C.O.C. (centro de observación y clasificación) a pesar de la sobrepoblación, algunos internos promueven quedarse allí más tiempo del que estipula el reglamento de los reclusorios, ante tal situación, “compran” su estadía en las estancias, por tiempos irregulares; muchos internos explican que no desean “ir” a dormitorios ya que en esas áreas los “esperan” -está en riesgo su vida ya que tienen unconflicto con algún (os) interno (s), sean familiares (algún pariente le “hizo algo” a algún interno, vecinales (en su vida en libertad conflictos de bandas), por su anterior práctica laboral (algunos vendedores 27 de droga o fayuca, contrariaban los intereses de otro bando), o simplemente por su status económico que puede implicar intentos de extorsión por otros internos. Otra práctica al interior de los centro de reclusión, es la de la tortura y maltrato del personal de custodia y laboral a los internos; y de internos mejor posicionados (lo que determina ese posicionamiento de unos internos sobre otros, no está sujeto a reglas bien marcadas, más bien, es una suerte de cierta conjunción de eventos y prácticas al interior, facilitadas ya sea por los mismos internos o por los que los custodian) hacia otros internos. Se puede inferir que la tolerancia de internos a otros internos es más grave, pues acontece de manera impune y es parte de la incapacidad del sistema penal para prever prácticas cotidianas, en estos ilegalismos unos internos “saben” infligir temor a otros (hay tanto una práctica de ejercicio de poder y sometimiento, como de acciones que facilitan se logre ese objetivo), luego los extorsionan (la extorsión puede ser desde pedir dinero en pequeñas cantidades, un peso por ejemplo, hasta grandes cantidades como miles de pesos, que la familia debe en la mayoría de los casos cubrir; no existe una medida ni reglas específicas que normen esa actividad, parece ser más bien “un juego de inteligencias emocionales”, apreciaciones o cogniciones intersubjetivas que ocurren durante las interacciones entre internos, autoridades, los espacios comunes o contextos donde ocurren dichas prácticas), generando delitos (que las menos de las veces se denuncian, parece que hay límites y umbrales intersubjetivos que disparan junto con la historia personal de los interactuantes, la posibilidad de que un evento sea denunciado) al interior de los centros de reclusión; dichos delitos van desde la simple extorsión, a lesiones menores, graves o inclusive la ocurrencia del homicidio; y, pocas veces (no definitivamente) ello ocurre por acciones o actividades concretas en que están involucrados de manera directa, el personal de custodia (aunque puede sí estarlo ya sea de forma concreta al evento, o de manera no causal por omisión de actividades. Lo que se pretende mostrar es que dichos umbrales y límites son muy frágiles y muchas veces siquiera están planteados de manera formal o informal, simplemente se vivencían. En este sentido, la superestructura más las condiciones de supervivencia o vivencia, crea sus propios ejes de acción; el contexto no se puede desligar de la acción de la misma manera que lo que ocurre en la actividad humana no se puede desligar de las emociones y cogniciones), la forma en que los presos actúan en este tipo de eventos, implica una planeación o a veces la casualidad (se ha documentado que ciertos internos son 28 robados por otros internos, en el trayecto que los conduce por un túnel que los lleva hacia los juzgados donde han de tener vista con el juez y su juzgado. Algunos internos que tienen ciertas habilidades (conductuales, cognitivas e incluso físicas) para pedir, robar, imponerse a otro; no desaprovechan la oportunidad para hacerse de un par de zapatos o ropas mejores, y con suerte algo de dinero. No requiere armas, se basta de su experiencia y habilidades para causar temor hacia “un desconocido en su misma situación”. Por parte de la institución, es evidente la falta de seguridad al interior de esos túneles, de la misma forma en que la forma arquitectónica pudiera favorecer esa práctica), ambas ocurren al interior de los reclusorios. No existen reglas, con las cuales se operen las irregularidades e ilegalidades que faculta la institución carcelaria, lo que es un hecho que las cárceles son como en la sociedad en general lugares donde se actúa y vivencían los ilegalismos y prácticas desleales y depredatorias hacia los semejantes. Es un hecho que no existe la incomunicación con los “externos” y el mundo; los internos más allá de llevarlo a marcos conscientes –operan bajo esta circunstancia de interacción constante con lo externo; patrón que en el ideal de cárcel pareciera censurado, pero que en las realidades carcelarias no ocurre; es imposible un bloqueo con las prácticas y vivencias que normalmente ocurren en los muros exteriores de la cárcel. De la misma forma que los ilegalismos fluyen constituyen y transitan las realidades externas; operan y son practicadas en el microcosmos carcelario. En la vida externa es cotidiana la extorsión (muchas veces los presos “actúan” contra familiares, negocios y bienes de otros “internos” mismos o ciudadanos cuyas características los hacen blanco de dichos ilegalismos), su dinámica es similar aunque sus alcances y objetivos son distintos; este mecanismo no es particular de la cárcel, en la sociedad fluye, se transita y acontece y nadie está exento de su alcance. Sólo que las formas no son las mismas, hay cambios sutiles que son propios de las adaptaciones que sufren estos mecanismos para pervivir en cualquier situación, es parte de la disciplina institucional. Actualmente en estas cárceles del Distrito Federal, se observa que internos controlan y ejercen funciones de custodia 9 como es el abrir y cerrar llaves de las estancias 9 No de manera homogénea o regular, su constitución es amorfa y no es el estado apremiante pero existe, lo que los diferencia de los de negro –custodios-, es que aquellos reciben una paga formal por el estado- institución, mientras los internos, lo hacen por un circunstancia intrainstitucional o vivencial, ya sea para supervivir, para obtener poder, para ejercerlo, orden de la casualidad, etc., no hay reglas, en cambio si hay convenciones, significados de vida y vivencias dentro de marcos públicos, que aparecen como estados cotidianos. 29 de otros internos, llevar a otros al medico, a juzgados, conducirlos a otras áreas, someterlos ante diversas situaciones, etc. En áreas como gobierno, los internos ocupan lugares de acceso a archivos jurídicos e inclusive a actividades secretariales. 10 Son los internos quienes elaboran y distribuyen los alimentos, aunque exista un “externo” que supervise la producción, manipulación y administración de los mismos. No es menos grave la falta de alimentos, aunque son internos que los distribuyen, en ello se ejecutan prácticas “especiales”, en las que los distribuidores (llamados rancheros- porque el alimento se le llama rancho-) de los alimentos se quedan con una gran parte o los venden, dejando a otros con alimentos apenas suficientes. 11La comida que reciben, muchos internos la reelaboran, o vuelven a cocinar y luego la venden como otro alimento, por ejemplo si les dieron pollo, no lo consumen y lo vuelven a cocinar en tacos le agregan otros implementos y luego lo venden a otros internos con mejor economía. Cuando en algún lugar se vende un alimento que se sospecha es de “rancho”, los vendedores inquieren –“no es del rancho, es de afuera”- dicha respuesta genera o busca generar algo en el observador. De las muchas practicas es indispensable la que acontece cuando la visita de los internos ingresa al reclusorio. Se puede dar, que para evitar formarse los visitantes, estos “paguen” a “externos” que tienen desde la madrugada formados para que ingresen más rápidamente; así mismo, si estos no están anotados en un control que se denomina Kardex familiar, se puede arreglar que con “pagos” a los custodios, a los trabajadores o cualquiera que lo “arregle”, se pueda acceder al penal, -nuevamente ilegalismos desde el ingreso y hasta la salida-. De la misma forma cuando los visitantes traen alimentos ropas u objetos no permitidos por el reglamento, algunas vecesnuevamente dan dadivas para el ingreso de estos, o, afuera hay quienes facilitan se pueda resolver este problema, ello con pagos bajos 10 Esta acción conllevó una fuga en el Reclusorio Norte –julio de 2005- en la cual los “comisionados” a mesa de prácticas favorecieron que un interno se hiciera pasar por otro para evadir los controles de identificación de la persona. 11 En esta práctica desde que los alimentos salen en carros especiales con recipientes gigantescos llamados “peroles”, son conducidos por el pasillo llamado kilómetro hacia los distintos comedores, aunque ya no funcionen como tal. Ningún comedor se usa pues su lugar ha sido habilitado como talleres o cualquier cosa que resuelva una emergencia de la vida cotidiana. Los alimentos son distribuidos en los mismos accesos al dormitorio, ya sea en los pasillos, en las zonas, o inclusive en las mismas estancias, ello depende de múltiples factores como son: la comodidad para el que los distribuye –si se esta en día de visita por ejemplo en el C.O.C. se distribuyen en las zonas y no en el comedor, el cual es utilizado por personal de tiendas como un auténtico restaurante; en cambio si es en un dormitorio de internos castigados, esta se distribuye en las mismas estancias; esto cambia por la misma situación y día, si es día de visita o no, si está lloviendo o no, etc. 30 o altos según sea el problema: Una vez que ingresó el familiar o amigo internos llamados “estafetas” (varían la denominación dependiendo el reclusorio y pueden o no tener comisión para ejercer tal función) buscan al interno por todo el reclusorio, para ello los familiares regularmente tienen una noción de su ubicación, sino, nada parece imposible para los estafetas quienes no sólo “sablean” a visitantes, sino hasta empleados o abogados; total todos son participes de los ilegalismos. Al interior del reclusorio se da la venta de espacios, de colchones, de permisos para vender, de comisiones, de constancias, de asesorías, etcétera, todas ellas aparecen a la luz pública como prácticas negativas de las cárceles, pero son ejercidas por los propios internos hacia otros internos, y a espaldas de las autoridades o con su consenso. Si las prácticas antes citadas fueran estados intolerantes al interior de las cárceles, o estuvieran fuera de control, o rebasaran los límites de lo permisible; dichas prácticas probablemente generarían efectos graves en las propias cárceles y en la sociedad que le circunscribe, lo que las volverían insostenibles. ¿Qué es lo que las hace fluir, continuar, mantenerse, y afianzarse en las realidades carcelarias? 1.3.1 Realidad “es” de la cultura penitenciaria. Tanto lenguaje, creencias, emociones y educación, son campos de la vida cotidiana que pertenecen y conforman el mundo y cultura penitenciaria. Intentar de trazar límites estrictos a esos eventos los condena a reducirlos. Por ejemplo, tan sólo al hablar del sistema de creencias implica describir la forma en que diferentes individuos con todos los bagajes educativos interactúan en espacios cerrados como lo es la cárcel, y su intimidad se ve amenazada por las propiedades que el grupo le conforma a sus microcosmos, de esta forma sus creencias particulares concurren desde lo privado a lo público inmediato en tan sólo una brevedad de espacio-tiempo. Por ejemplo, algunas creencias deíticas como: la adoración a la santa muerte, de ser un evento privado y creencia particular, puede transgredir fácilmente 31 hasta lo público y convivir con la propia adoración a la imagen de la virgen María o al señor Jesucristo. Ambos espacios de culto pueden compartir piso o espacio, lo que en otros ámbitos resultaría inadmisible. Pero la cárcel y sus efectos en los hombres, permiten crear nichos irracionales o fantásticos que seducen al observador e investigador externo. En el mundo carcelario dichas creencias muchas veces son llevadas al límite. Lo que algunos no harían o estarían imposibilitados para realizar en otras condiciones, en estos lugares se llevan a cabo vulnerándose y reduciéndose los prejuicios; de esta forma, podemos encontrar a un sicario o secuestrador integrándose a algún grupo religioso e inclusive “predicando” como ellos mismos lo mencionan, bajo esta circunstancia, los que son adictos o venden droga ya no se drogan, y se les ve recorrer las diferentes áreas y “dormitorios” del reclusorio integrando a nuevos internos a sus prácticas religiosas. Sin embargo hay circunstancias inherentes a los internos; estas son, que se encuentran legalmente privados de su libertad, en un sistema en que la mayoría de los presos son los de menos recursos económicos o sea los “pagadores” -lenguaje carcelario- pues no tuvieron para financiar a un abogado particular, por un tiempo determinado 12no por ellos 8aunque tengan que ver en ello) sino por una instancia ajena, por un hecho que cometieron o no y que se encuentran en un sitio (estructura disciplinar) impuesto -la cárcel- 13también por una instancia institucionalizada e institucionalizante, a las personas se les permea por variados frentes, el administrativo- operario jurídico, y el vivencial humano, experiencia que encarna las prácticas y convenciones que les superpone un sistema de vida disciplinado que intenta ejercer una ortopedia del alma humana, pero que para los - “caneros” que ya se la “saben” “ese cuento ya lo leyeron”- y no ejerce ningún efecto coercitivo o al menos no el esperado por alguna parte de la sociedad, que es la más vulnerada por “esos” que transgredieron sus leyes; pero aún la concepción misma de 12 Si bien el tiempo de pena es señalado en la sentencia, es un tiempo “parcial”, puede variar por efecto del amparo o condición primodelincuente o reincidente y posibilidad de libertad condicional, etc. y en ello hay un juego de valoraciones que permean el constante, actuando ya sea sobre la expectativa o sobre el mismo cuerpo orgánico. 13 Pero, pareciera que no es lo mismo la de oriente, sur o norte, o el nuevo penal para primodelincuentes, o la del Bordo; pero ya adentro los internos dicen que “todo es cárcel”, aunque en el norte los internos “caneros” señalan que en el área de ingreso “parece Kínder” esto es, se anula el castigo, no hay tal, esta palabra guarda un simbolismo ejemplar al encontrar encono con su estatus de infantes en estado de disciplinación y de self empatado con el de un niño que requiere la autoridad para transitar esa realidad, pero además no hay tal ejercicio de castigo que le implique temor extremo, -es como un kínder- hay regresión; aunque cualquiera supervive en este contexto, después vendrá la escuela y el escenario verdadero donde la “realidad” pareciera ser otra. 32 libertad que tiene diversas implicaciones socialmente, 14 las acepciones que hace el individuo de ella, la forma en como se guía y conduce en la cárcel más que en ningún lugar es un hecho privado y no público, pero que utiliza para tal fin marcos de interpretación públicos; esto es la cultura, y modos socialmente producidos e instituidos. En el individuo se da una deconstrución de la concepción misma y opera con esas significaciones para obtener resultados diseccionados en su modo de vida. Vista desde el ángulo de los diversos actores sociales, bien sea desde los propios internos, personal de seguridad y custodia o funcionarios que allí laboran, se está de acuerdo en que la libertad puede tener un sentido “convencional”; pero la significación de la libertad y su “búsqueda” 15acontece de manera privada en medios públicos de interpretación, es decir, el castigo carcelario, y la apreciación de los operadores de la cárcel se vivencían de distinta forma en el mundo del interno pues los significantes son variados aunque no son privativos, pueden coincidir en distintos individuos perono son un reflejo fiel de lo que es la realidad total de la cárcel, aunque nos da elementos para comprender el estado del mundo y de las cosas (que como se ha mencionado con anterioridad, se considera que no hay una “realidad prístina”). Los que allí experimentan los efectos institucionales y de una sociedad llena de ilegalismos, la cárcel puede ser el medio de cultivo para nuevas experiencias; para otros, que no soportan la “vergüenza” de estar recluidos, la cárcel puede efectivamente ser un medio de rehabilitación, pero no existe un modelo al interior que garantice efectos bien direccionados, que es el ideal del sistema punitivo y la expectativa de la sociedad que confía en este sistema. Más que hablar de “una cultura carcelaria” es pertinente hablar de “convenciones prácticas que emergen en ese ámbito superestructural, llamados reclusorios y penitenciarias con los cuales se negocian e interpretan “sus” realidades, esto es, no hay una “entidad” cultural penitenciaria al que se atribuyan “fenómenos”; sino que la cultura penitenciaria es un medio para situarse y transitar esa experiencia de vida y realidades sociales, tampoco se entiende que la cultura penitenciaria sean una subcultura, ya que ello conlleva una serie de estigmatizaciones inherentes que producen equívocos y depreciación de “las realidades 14 Michel Foucault (op.cit) habla de que la privación legal de la libertad es parte de una economía del poder con efectos bien establecidos –no borrar el delito sino bloquear su repetición- y disciplinar a los hombres. 15 Nuevamente en lenguaje carcelario, buscar la libertad es o puede ser, acatar mecanismos intra- institucionales como trabajar, “comisionarse” o “tomar los cursos”, para reducir la pena impuesta por el orden ejecutorio; pena que se puede reducir hasta en un 60% a 30% del total. 33 carcelarias”, error mismo que ha conducido a entender a correlacionar la actividad profesional como un acto de enculturación, 16 en el que el papel de los servidores y funcionarios estriba en “readaptar- resocializar” a los internos, cuando nunca han estado ni des-adaptados ni des-socializados, ni la mayoría son enfermos o trastornados que carecen de “habilidades” para socializar o manejar sus emociones en los “límites o umbrales” que la sociedad general supuestamente “sí” maneja. Dentro de estas diferentes parcelas o “realidades” carcelarias, podemos encontrar distintas expresiones que bien podemos apreciar tanto en motines, tatuajes, quejas, escritos creados por los internos, como por la prensa escrita; sin embargo, siempre está presente la complejidad que implica estudiar, investigar y hablar de “una cultura o realidad carcelaria”, y por otro lado, apreciar las direcciones de su estudio, el cual desde la perspectiva que se asume en la presente tesis, implica acceder a esa realidad no desde una perspectiva o ángulo, sino desde varios. 16 Hacer participes de nuestras costumbres y hábitos bien organizados y disciplinados, al interno, y colaborar con su proceso de adaptación –hoy en día o desde que se inicio el proyecto de cárcel, se habla de que en estos lugares de confinamiento, los internos se desadaptan [inclusive en el reglamento de los reclusorios del D.F. se “indica” que el personal de tratamiento evite la desadaptación], y se debe “evitar” ese proceso; los verdaderos “caneros” son muestra de que los desadaptados son los operarios “tiernos” de la cárcel y no los presos “caneros”. 34 2 La psicología popular. 2.1 Concepción y características de la ciencia psicológica. Sabemos, existen diversas orientaciones psicológicas; todas sin excepción, se erigen sobre “su” concepción de hombre y de éste, sobre su funcionamiento. Todas las psicologías poseen valores inherentes que explican la conducta del hombre o los productos del funcionamiento de esta; la concepción de humano está allí de forma explícita o implícita, e implica “valores” producidos implícita o explícitamente, y que de manera intrínseca se producen y reproducen en la comunidad científica y en la sociedad por ende; formando a su vez “creencias” científicas o no, sobre el funcionamiento y comportamiento del ser humano y de este en la sociedad; dicha construcción a veces es lo suficientemente clara como para ser “reproducida”, por la comunidad que le da cobijo; o por el contrario, sus valores implícitos, son muchas veces incomprensibles u obscuros, poco evidentes, tal que, resulta más difícil, o, a veces imposible evidenciarlos o suponerlos. Pero no por ello dejan de formular y significar “algo para los demás”. Dado que todas las psicologías presentan una noción (clara o vaga) y valores sobre las formas (capacidades/incapacidades, alcances/límites, posibilidades/imposibilidades, etcétera) en que el hombre se “conduce” en su realidad; dichas nociones, son además, teorías del desarrollo humano 17que como se puede presuponer, “infieren” sentidos de quehacer científico y humano; algunas teorías del desarrollo humano se han insertado más contundentemente en nuestras actividades cotidianas de tal forma que se vuelven dogmas, valores, reglas, y “prescripciones” inviolables, de lo que debe ocurrir o hacerse ante situaciones “normales” de la vida científica o cotidiana (su inserción aparece por ejemplo en la actividad de crianza de los hijos, en el trabajo diario, en el contacto con los demás o hasta en la alimentación, dichas prescripciones científicas “afloran” en la actuación de esas 17 Algunas, como las de Piaget, Pavlov, Freud, Skinner, Vygotsky, etc.; presentaron sus valores de forma tal, que han sido reproducidas y alimentadas por otros científicos formando comunidades extraordinarias de seguidores ya no sólo en la psicología, sino, en científicos de la comunicación, psiquiatría, lingüística, sociología, derecho, criminología, pedagogía, historia, antropología, etcétera. 35 realidades). En el quehacer científico dichas prescripciones adquieren valores importantes (que no necesariamente correctos o incorrectos, adecuados o no) en el aparato societario, pues dichos valores infieren sentidos de actuación, de tal forma que conforman verdaderos “estados de vida”, “mundos posibles” y “realidades transitables”. Dicho de otra forma, las variadas concepciones de psicología, sus acepciones teóricas y supuestos implícitos sobre el funcionamiento y características (inferidas y que infieren sentidos) de “hombre”, convergen en prácticas científicas y humanas (pues no se restringe al ámbito meramente científico), sociales e institucionales, fundando “realidades” acordes a dichas concepciones, y fundando los valores (en forma de reglas, creencias, -explícitas, implícitas,- e intrínsecas) con los cuales los hombres que transitan esos mundos y realidades, han de orientarse y sujetarse consciente o inconscientemente. De lo antes descrito, se debe discernir que hoy en día resulta imposible distinguir la gran cantidad de aportes de los grandes de la psicología; inclusive, dichas teorías de desarrollo humano se encuentran “disueltos” o permean el discurso y estrategias de actuación de casi cualquier profesional de la psicología, aunque muchas veces y en el mejor de los casos se puede ser congruente o consciente del uso y reproducción de algún enfoque o supuesto de esos grandes haciéndolo patente en la práctica profesional; hay enfoques claramente encontrados como el de Skinner y Freud, u otros como el de Piaget y Vygotsky, que no son contundentemente diferentes aunque son teorías cuyos valores –fluctúan- entre un poco complementarias/suplementarias y divergentes en la medida en que su concepción epistemológica inscribe el supuesto teórico en otra realidad científica. La
Compartir