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Ilegalismos-estados-intencionales-e-institucionalizacion-punitiva-en-la-narrativa-de-vida-de-un-delincuente-habitual-del-G D F

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Universidad Nacional Autónoma de México 
 
Facultad de Estudios Superiores Iztacala 
 
 
 
 
“ILEGALISMOS, ESTADOS INTENCIONALES E 
INSTITUCIONALIZACIÓN PUNITIVA EN LA NARRATIVA DE VIDA DE 
UN DELINCUENTE HABITUAL DEL G.D.F.” 
 
 
 
T E S I S 
 
QUE PARA OBTENER EL TITULO DE 
 
LICENCIADO EN PSICOLOGÍA 
 
PRESENTA 
 
 
 
 
 David Rodríguez Mondragón 
 
 
 
Director: Lic. César Roberto Avendaño Amador 
 
Dictaminadores: Dra. Rocío Tron Álvarez 
 
 Lic. Víctor Manuel Alvarado García 
 
 
 
 
 
 
 
Los Reyes Iztacala, Edo. de México, 
 
 Noviembre 2010 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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 3 
DEDICATORIAS 
A la fuente de toda mi inspiración, 
Propósito y circunstancia de vida; 
Mi tesoro: Paula. 
 
A mis Padres: Ramón y Ofelia, que les debo todo. 
 
A mi Compañera Chef Marlene con la que he iniciado esta nueva aventura 
 A la Familia Villanueva González. 
 
Muy especialmente a mis hermanos y sus esposas “os”: 
Ricardo, Mayra, Sara y Sergio. 
 
A mis muy queridos sobrinos: 
Daniela, Alejandro, Rodrigo, Leonardo, 
Valeria, Claudio y Bacaanda. 
 
A mis Profesores de la UNAM e Iztacala. 
A mi tesista y amigo: César R. Avendaño; a Rocío T. y Víctor M. 
 
A mis Tíos, primos, esposas y sus hijos “as” 
Los que nombro y los que saben están en nuestra memoria: 
Noé, José Antíoco, Isabel, Ramiro, Leticia, Genaro, Cristina, Saúl, Enrique. 
 
 Amigos y compañeros de trabajo: Técnicos Penitenciarios. 
Amigos y compañeros de la Universidad, CCH y demás Colegios. 
A la Rondalla y Trío miseria, A la Tuna de Acatlán, al Coralizta. 
 
A los que nos dejaron porque así es la vida: 
Mis abuelos †José y †Paula; †Leonila y †Ramón. 
Demás Familiares que nombro y no olvido q.e.d.: 
†Gustavo, †Lino, †Enrique, †Julia, †Eustolia y a ti: †Armando Balandrán 
 4 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 5 
ÍNDICE 
 Introducción 
1. La cultura-y la cárcel. 
1.1 La cultura y su concepto. 14 
1.2 Análisis e interpretación de la cultura. 23 
1.3 Elementos para una aproximación a la “cultura penitenciaria” 25 
1.3.1 Realidad “es” de la cultura penitenciaria. 30 
2 La psicología Popular 
2.1 Concepción y características de la ciencia psicológica. 34 
2.2 La Psicología popular. 38 
2.3 El modelo conceptual de la psicología popular. 41 
2.4 Análisis e interpretación desde la perspectiva de una psicología popular. 47 
3 El aparato institucional; ciencias penales, legalismos, ilegalismos y construcción 
 de la personalidad antisocial. 
3.1 La realidad delictiva y los legalismos 49 
3.2 Del crimen a la individualización de la pena y el contexto jurídico penal. 57 
3.3 Las Ciencias penales, interdisciplinariedad y las realidades punitivas. 61 
3.3.1 Derecho penitenciario. 65 
3.3.2 Penología, Victimología y delincuencia. 67 
3.3.3 La Criminología. 69 
3.3.3.1 Estudio de la personalidad criminal. 75 
3.3.4 La Psicología y Criminología: ¿relacionadas? 79 
3.3.5 La Psicología criminológica. 85 
3.3.6 Ámbitos y ejercicio de la psicología criminológica en el 
 contexto penitenciario del G.D.F. 87 
3.3.7 La Psicología penitenciaria. 89 
3.3.8 La Psiquiatría y el estudio del delincuente. 93 
4. La cárcel y sus operaciones institucionales. 
4.1 Reclusorio Preventivo Varonil Norte y su estructura institucional. 96 
4.2 El Consejo Técnico Interdisciplinario –aparato- de la administración 
penal y sus efectos. 105 
4.3 La prisionalización y la readaptación social. 106 
 6 
5. El lenguaje y la narrativa desde la psicología cultural. 
5.1 Lenguaje, psicología y construcción narrativa. 115 
5.2 Perspectiva histórica y científica de la narrativa biográfica. 122 
6. Marco teórico conceptual. 130 
7. Metodología. 134 
8. Resultados y Análisis de Resultados. 140 
9. Conclusiones. 152 
Bibliografía. 157 
Anexos. 
Tablas 
Glosario. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 7 
RESÚMEN 
 
 
 El delincuente, la actividad delictiva y reincidente, han sido estudiados por 
diferentes disciplinas como la Psiquiatría, Victimología, Penología y principalmente por la 
Criminología; y al interior de la Psicología por las Psicologías Forense, Criminal y 
Criminológica. La investigación y práctica actuacional que realizan estas orientaciones 
sitúan e inscriben en la persona: la disciplina, la institución punitiva y la organización 
judicial, introyectándose en los agentes una postura del hacer y proceder del Self y del Yoe 
revelándose en la cotidianidad y en la postura actuacional en su “saber” y “hacer”; (en 
concreto, elementos del contexto nombran, signan, le dan significado, especificidad y 
funcionalidad al criminal). Por otra parte, dichas disciplinas han ignorado o parcializado el 
proceso y participación de los estados intencionales y la cultura de los ilegalismos y su 
tránsito en la cotidianidad y la actuación delictiva. El objetivo del presente trabajo consistió 
en “Apreciar los ilegalismos y estados intencionales en la narrativa de vida de un 
delincuente habitual del Gobierno del Distrito Federal, para contrastar la trayectoria de vida 
y la operación de significados de acción en la actividad delincuencial con la 
institucionalización punitiva”; para ello se utilizó una metodología cualitativa de análisis de 
narrativa de vida de caso único, bajo un enfoque constructivista –etnometodológico. Los 
resultados arrojados permiten inferir que es posible apreciar la interrelación estrecha entre 
los ilegalismos y la actuación delictiva y reincidente y el contexto en que se operan éstos; 
así mismo, se revela que pueden haber mecanismos que inducen la incorporación 
disciplinar y punitiva de forma paulatina mediante la socialización e interacción contextual 
con el self y la trayectoria de vida. Se considera que la apreciación de los estados 
intencionales posibilitan el acceso al proceso y circunstancia de vida y realidades posibles, 
sin necesariamente violentar y modificar en forma extrema el estado de cosas, permitiendo 
un acercamiento al fenómeno delictivo sin articularlo en la lógica disciplinar-institucional, 
con ello se abre un abanico de posibilidades de estudio y comprensión de la naturaleza de la 
actuación humana sin reducirla y constreñirla al discurso punitivo. 
 
 
 8 
 
 
INTRODUCCIÓN 
 
 En la actualidad, la sociedad Mexicana percibe y cree que la seguridad publica esta 
siendo vulnerada por la delincuencia organizada, la Ciudad de México y la zona 
metropolitana, sufren un terrible aumento de violencia y se ha vuelto común ver en las 
noticias que policías y administradores de justicia, por un lado y delincuentes, por el otro se 
enfrasquen en una supuesta lucha. Cada vez la brecha entre ambas mitologías se cierra, y es 
más difícil distinguir lo que sucede en el seno de nuestro estado, donde la violencia se vive 
cotidianamente y debido al los mecanismos de transmisión informativa se acontece de 
manerainstantánea. Los centros de readaptación social son vistos como fábrica de 
delincuentes, lo que hace que el mito de la reincorporación social sea severamente 
cuestionado. Se ha vuelto un reclamo y una necesidad urgente, el que nuevos enfoques 
teóricos y prácticos sobre la salud y bienestar humanos se pongan en marcha; y no menos 
importante es, una urgente revisión de los viejos modelos para la comprensión del acto 
delictivo y los delincuentes. 
La delincuencia es una circunstancia que ha sido estudiada por diferentes disciplinas 
como son: la criminología, el derecho, la sociología criminal, la antropología criminal, la 
psiquiatría, la biología, la Victimología, la psicología, etc.; y al interior de la psicología 
desde distintas perspectivas o psicologías, las así llamadas: psicología forense, psicología 
criminológica, psicología criminal y psicología penitenciaria 
Estos distintos enfoques cada cual con sus propias características metodológicas, 
articulan a su sujeto – objeto (al delincuente y acción delictiva) de estudio de una forma 
distinta; en algunos, las similitudes son evidentes, pero lo que en verdad se presenta, es un 
prisma de posibilidades de construcción y análisis metodológico que revelan y comprenden 
de distinta forma el fenómeno delictivo. Dicho obstáculo en variadas ocasiones ha 
conducido a subestimar a los delincuentes, la conducta criminal y el aparato que permite su 
sostenido crecimiento. Con lo antes descrito, no se pretende versar que es imposible el 
 9 
acuerdo interdisciplinar; al contrario, se considera que las psicologías pueden esgrimir 
acuerdos y puntos de coincidencia respecto a la consideración de la causalidad de la 
producción de la conducta delictiva y reincidente, [también denominadas conductas 
antisociales, tanto para el psicólogo criminológico Erick Chargoy (cit. En Robles 2003), 
como para Lucio Cárdenas, (1994) la conducta criminal tiene una connotación antisocial], 
pero, para ello, es preciso un ejercicio de conciencia y un crecimiento en este ámbito, en el 
cual pareciera que hay una displicencia que entorpece aprovechar los avances y desarrollos 
disciplinarios de una psicología moderna. 
 Entre algunos de los exponentes de las diferentes psicologías y la criminología 
existe el consenso de que para el “estudio de la conducta criminal es necesaria la 
interdisciplinariedad” (Barrita, 1999), pero al hacerlo ocurren riesgos como los que asume 
la ciencia criminológica al evocar un supuesto análisis sintético; resultando de dicha 
operación científica más que un análisis multifactorial y comprensión del evento; un 
análisis causal y el producto resultante, es un producto finalizado (por que el fin del análisis 
es determinar un pronóstico de peligrosidad y supuestamente se faculta el sentido de la 
resocialización o readaptación), al que se le ha reducido; propio de las concepciones 
“estratigráficas” (Geertz, 2001). 
Dichas concepciones de hombre –criminal, conllevan dentro del drama judicial una 
notoriedad ejemplar, al asumir que el delito es la consecuencia de una desviación individual 
al ámbito social, o de una desviación del contexto que opera de forma “determinada” sobre 
la condición individual; por ello el enfoque de análisis se centra, ya sea en las 
características de personalidad del sujeto, o en un desajuste individual al medio; empero, 
“se juzga efectivamente el objeto jurídico –delito- definidos por el código, pero a la vez se 
juzgan pasiones, instintos, anomalías, inadaptaciones, efectos de medio o de herencia; se 
castigan las agresiones, pero a la vez las agresividades; las violaciones, pero a la vez las 
perversiones; los asesinatos que son también pulsiones y deseos. Se dirá: no son ellos los 
juzgados; si los invocamos, es para explicar los hechos que hay que juzgar, y para 
determinar hasta qué punto se hallaba implicada la voluntad del sujeto”. (Foucault.1999). 
A pesar de que el delito y la delincuencia es un fenómeno que ha acompañado al 
hombre desde que aprendió a organizarse, las diferentes materias penales no han podido 
 10 
frenar este problema. Desde otra perspectiva la (s) lógica (s) con la que se le ha venido 
enfrentando al problema, produce la incidencia de la acción delictiva. Más que terminar con 
1la delincuencia o inhibirla, los excarcelados que se hayan en libertad –reinciden- y el 
número es cada vez mayor (por ello se habla que las cárceles son fábricas y universidades 
de delincuentes (Vera 2009), las políticas públicas se encuentran en una seria encrucijada y 
la delincuencia continúa en aumento. 
El aumento de reincidentes y delincuentes no es un fenómeno privativo del sistema 
penitenciario de México. Al ser el sistema penal mexicano, un sistema que replica y retoma 
los fundamentos de los sistemas punitivos francés, norteamericano, etc. (1), en los que la 
pena privativa de libertad está superpuesta sobre otra cualquier forma de castigo, sus 
efectos, si no son idénticos, guardan características similares en la producción del sujeto 
recluso (la disparidad consiste en los “procedimientos” para singularizar la 
individualización de la pena). 
Algunos estudiosos de las ciencias penales, administradores y ejecutores del sistema 
penal, explican el fenómeno incidente y reincidente, como parte de una problemática del 
aparato penitenciario (Garcidorasco, A. (2000); Aguilar y Quezada (1989); Alonso, V; y 
Velasco, D. (2001)); señalan que las carencias, sobrepoblación, corrupción, y demás vicios 
del sistema penal, son los que evitan se logre el objetivo de la readaptación social de los 
delincuentes, y mantienen la postura de que el modelo penitenciario es adecuado, siempre y 
cuando, este operara tal y como ha sido idealizado bajo un sistema progresivo de 
clasificación y tratamiento de la población interna. Tanto esa concepción como la 
perspectiva penal, permean y se traducen en acciones específicas de práctica profesional 
por las diversas orientaciones psicológicas como la psicología criminológica, penitenciaria, 
criminal y forense. 
En las concepciones y modelos explicativos del fenómeno incidente y reincidente 
antes señalados, su diseño y orientación, favorece que el tratamiento psicológico que se le 
da a las problemáticas e investigación, resulte en determinados constructos teóricos 
 
(1) De acuerdo a Foucault, en los modelos punitivos flamenco, Inglés y Norteamericano hay 
convergencia y disparidades, convergencias: 1.- la inversión temporal del castigo, se busca no borrar 
el delito, sino evitar que se repita; 2.- la prisión preventiva “la prevención de los delitos es el único 
fin de los castigos. No se castiga pues para borrar un crimen, sino para transformar a un culpable”; el 
castigo debe llevar consigo cierta técnica correctiva. Foucault op.cit.1 
 11 
esquematizantes (véase anexos 2 y 3 del modelo criminológico, en donde se pueden 
apreciar además sus conceptos y objetos de estudio), por ejemplo: para la psicología 
criminológica su centro de estudio es la conducta antisocial (considera que se puede 
clasificar las conductas en: conductas asociales, parasociales y antisociales); para la 
psicología criminal, su objeto de estudio es la personalidad criminal (considera que se 
pueden clasificar la personalidades en de baja de peligrosidad, media y alta); dichas 
concepciones tienen implicaciones teóricas que devienen en buscar el problema de la 
criminalidad al interior de supuestos -procesos internos –patologías- desviaciones o 
trastornos de la personalidad, condiciones genéticas -herencia, etc. o bien consideran causas 
externas que operan sobre el individuo, como la pobreza, el desempleo, es decir consideran 
que existe -la normalidad- la cual se cree que posee la mayoría de la sociedad, y esta, se ve 
perturbada por alguna causa o evento traumático, como lo es, por ejemplo: el ambiente 
“criminógeno” (tal posturala asumen ciencias como la criminología, psiquiatría y la 
orientación disciplinar de la psicología forense), una interacción inadecuada con el contexto 
inmediato; o bien llegan a considerar inclusive la posibilidad de que daños en la historia 
personal o efectos de la herencia, devienen en crisis y cambios hacia la sociabilidad, 
resultando con ello la antisociabilidad. 
 Dichos enfoques promueven una práctica esquemática y estigmatizante (cuyo 
efecto más claro se observa en la consideración e introducción de un sistema técnico 
progresivo al interior de las prisiones) al considerar al delincuente (2) cuyo resultado, a 
manera de ver de Foucault, es parte de una economía del poder en las que las disciplinas e 
instituciones totales, son parte de un soporte más general, que permite a la sociedad su 
funcionamiento, en este sentido ni los delitos, ni los ilegalismos, están fuera de la ley y de 
la sociedad, dicha lógica planteada por Foucault; revierte el orden que se considera debería 
tener la práctica psicológica. En otras palabras, la psicología y su servicio más que 
“readaptar delincuentes”, lo que hace es promover su inserción lógica en el funcionamiento 
disciplinar. Y en aras de permanecer dentro de las ciencias penales, la construcción de su 
 
2 Considérese que en el análisis criminológico se toma en cuenta entre otras cosas, el perfil de antisociabilidad 
y de peligrosidad. De estos conceptos se forman subcategorías etiquetando a cualquier sujeto que vivencía el 
drama penal. Por ejemplo: 1.-se es antisocial o no; 2.-se es peligroso bajo, medio o alto; 3.-su familia o es 
funcional o disfuncional y hay interés en la supuesta influencia de ésta en la comisión del delito; 4.-el medio 
social se aprecia como una categoría cultural marginal, o criminógena, etc. 
 12 
actividad profesional consolida el efecto institucional sobre los hombres y sujetos 
carcelarios. 
Una de las problemáticas que atraviesan las ciencias penales y su operación, es que 
las leyes no se actualizan y elaboran bajo criterios de la naturaleza humana socialmente 
inscrita en un ámbito en el que los ilegalismos promueven y sostienen al delincuente actual, 
parece haber un desfasamiento entre estas y el acelerado crecimiento poblacional y sus 
prácticas y sistemas de vivencia, y en sí con la modernidad, que superpone modelos 
cambiantes casi como las estaciones del año; más aún, no se toma en cuenta los efectos 
institucionales y los significados que originan los delitos en particular, así como los 
contextos culturales sobre los que operan los ilegalismos y que son incongruentes con el 
aparato y constructo legal, pero que han transgredido los modos cotidianos de subsistencia. 
Considérese que nuestra cultura ha facilitado la operación y crecimiento de delincuentes e 
ilegalismos, más que su detrimento; vivimos y transitamos constantemente en la cultura de 
la ilegalidad y sus efectos son cada vez más adversos a un sistema de vida de calidad y 
decoro. 
Los estudios sobre la actividad y conducta delictiva, son muy variados y la forma 
de conceptuar el problema conlleva implicaciones ideológico - teórico - prácticas en las 
operaciones institucionales del aparato de justicia. En el caso de la psicología popular y 
antropología (Bruner, 1990; Geertz, 2001, Rosaldo, 1991; respectivamente) el énfasis está 
puesto en el análisis de la significación de la acción humana, los mecanismos de 
organización social, los factores de identidad cultural, el pensamiento y conocimiento 
humano, las instituciones y organizaciones humanas y las intersecciones entre estos 
fenómenos; siendo la cultura el elemento que permite significar y situar las actuaciones 
humanas. El presente estudio pretende servir al mejoramiento de las condiciones de vida de 
los actores sociales (sean estos delincuentes o servidores públicos e inclusive 
investigadores) a la modificación apreciativa de éstos mismos actores, y para una generar 
una comprensión atípica sobre el fenómeno criminal o delictivo y sobre la dinámica de 
reincidencia, misma que ha rebasado la circunstancia legal; así mismo, podría 
comprenderse algunos factores en las relaciones existentes entre el sistema penal – la 
subjetivación de la pena y las condiciones que mantienen a los actores sociales en la 
dinámica reincidente del delito. 
 13 
Esta investigación pretende incorporarse a un número cada vez más amplio de 
trabajos bajo una metodología cualitativa, en la que la subjetividad humana cobra una 
importancia relevante en la conclusión y comprensión del fenómeno estudiado. En este 
tenor se pretende incorporar conceptos que permitan una apreciación global del problema, 
tales como: contexto, mundo, tiempo, historia, significado, realidad, cultura, subjetividad, 
cognición, motivaciones, intencionalidad, ilegalismos y disciplinación humana, etc. 
La psicología ha abierto un panorama cada vez más amplio en la apreciación y 
comprensión de la (s) realidad (es) humana (s) en la que fenómenos tradicionalmente 
circunscritos al orden subjetivo, juegan un rol más significativo en la construcción y 
entendimiento del sujeto. Investigaciones como ésta hacen viable que nuestra realidad nos 
pertenezca y construyamos en ella alternativas de operación. La realidad también se apropia 
o niega, es por todo esto que comprender la realidad de actores humanos con los que 
convivimos cara a cara o a través de los medios de comunicación, es valioso por sí mismo, 
la psicología es sólo un instrumento para apreciar la realidad, de la misma forma en que lo 
es el arte, o la ciencia en general. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 14 
 
 
1 La cultura y la cárcel. 
 
1.1 La cultura y su concepto. 
 
Hoy en día lo que cotidianamente llamamos cultura, se aprecia tanto en ámbitos 
académicos como en el transitar de la vida diaria; y como parte de ésta, el concepto de 
cultura está presente de una forma CONVENCIONAL tanto en sistemas de información 
tales como: los periódicos, la radio, la televisión, etc. en los cuales se le da un uso común y 
práctico; e inclusive, en nuestro sistema técnico- ideológico el gobierno le “encomienda” a 
la cultura “posiciones y estrategias”, -deja su lugar conceptual y encuentra una función 
operacional y práctica (pasa a ser una “industria” que activa y reactiva acciones humanas), 
es además actividad organizada social e impuesta, -es institución y política; -ya que como 
mencionaba Tovar y Teresa, el entonces titular del Consejo Nacional para la Cultura y la 
Artes- “la función esencial del Estado en el ámbito cultural no es producir o crear cultura, 
sino garantizar las condiciones necesarias para su florecimiento... - además que - ...todos 
los mexicanos tienen derecho a participar en la definición y la ejecución de la política 
cultural”. Esta línea de pensamiento es, o ha sido una postura institucionalizada de la 
apreciación del fenómeno “cultural”, se ha considerado que la cultura son tradiciones, 
creencias, ritos, etc. Es decir, se le considera a la cultura una “entidad” con límites y 
alcances bien delimitados. Dicha entidad, desde esta postura, puede “manipularse”. Sin 
embargo desde una perspectiva “académica”, o si se lo quiere llamar “científica”, no se 
puede abordar al fenómeno cultural, de la misma forma en que lo aprecia el sistema político 
o institucional. Es más, desde el modo de concebir cierta psicología se debe tener especial 
atención, pues dependiendo la perspectiva, los resultados pueden ser sustancialmente 
diferentes e inclusive divergentes. Antes de continuar bajo este rubro, es pertinente mostrar 
tanto el mundo social como el académico, en los que se ha circunscrito a la cultura. 
 15 
Para el antropólogo Marvin H. (1979), es un concepto que se comenzó a situar 
durante el periodo de la ilustración, y es a consideración de él, que el intelectual John 
Locke, fue quién cimentórealmente la definición formal y de más usanza de lo que hoy 
conocemos desde ámbitos cotidianos como la cultura; ello ocurrió un siglo antes de la 
Revolución Francesa -“desde nuestra perspectiva privilegiada resulta manifiesto que el 
principal tema de efervescencia intelectual que precedió a la Revolución Francesa fue 
precisamente una versión incipiente del concepto y de la teoría de la cultura. A decir 
verdad, esas ideas han tenido siempre auspicios y consecuencias revolucionarias, tanto 
políticas como intelectuales. Así, el concepto moderno de la cultura no sólo está implícito 
en los antecedentes ideológicos de la revolución francesa e igualmente en la revolución 
americana, sino que puede decirse que la sustancia misma del progreso revolucionario 
proclamaba la validez del concepto y daba testimonio de su importancia.”.3 
Sin pretender enconarnos en la discusión de cuando es que surgió el concepto de 
cultura, es pertinente identificar que, diferentes conceptos de cultura (al igual que cuando 
definimos psicología) nos llevan a construir de diferente forma nuestro universo de análisis; 
y que nuestro universo de análisis y nuestro objeto de estudio que es la acción humana 
situada; guarda una correspondencia estrecha con la que suponemos que es la cultura; 
ambos conceptos operacionalmente se han desentendido uno del otro en ámbitos 
académicos, sin embargo en el enfoque aquí presentado se considera que esto es un 
artificio, pues en la realidad o realidades humanas ello no ocurre. 
La concepción científica presentada es que “metodológicamente”, –“no” en la 
realidad humana-, designamos a eventos como la conducta, emoción y la cultura un 
parámetro “dimensional” diferente al que tradicionalmente se le ha circunscrito –
supondremos que ellas son como coordenadas por las cuales transitan las acciones 
humanas- funcional, coherentes, que no ocurren aisladamente –conducta, emoción y cultura 
son parte de la misma acción humana. 
 
3 Dicho punto de vista hace una crítica a los dos clásicos de la Antropología Kroeber y Kluckhohn, los cuales 
aseguraban que el concepto de cultura no existía en ningún lugar en el siglo XVIII “según Alfred Kroeber y 
Clyde Kluckhohn, el concepto de cultura en el sentido de un conjunto de atributos y productos de las 
sociedades humanas y, en consecuencia, de la humanidad, que son extrasomáticos y transmisibles por 
mecanismos distintos de la herencia biológica… no existían en ningún lugar antes de 1750. Aunque esos 
autores reconocen y citan el uso de los términos –cultura sólo en alemán Kultur, y civilización en inglés y 
francés – durante el siglo XIX. Lo único que conceden es que hacia 1850 ya estaba siendo usado de hecho en 
algunos sitios de la Alemania” (Marvin op. Cit.). 
 16 
Para entender lo que es la cultura desde la psicología, es pertinente primero mostrar 
algunas aproximaciones hechas por los antropólogos, de los cuales es su objeto de estudio; 
y en la que su método por predilección ha sido la etnografía. 
En un sentido etnográfico 4la cultura es ese todo complejo que comprende 
conocimientos, creencias, arte, moral, derecho, costumbres y cualesquiera otras 
capacidades y hábitos adquiridos por el hombre en tanto miembro de la sociedad (esta 
definición es un precedente de sir Edward Burnett Taylor, fundador de la antropología 
académica), o bien acorde a la anterior conceptualización, se entenderá por la cultura como 
“el conjunto aprendido de tradiciones y estilos de vida socialmente adquiridos, de los 
miembros de una sociedad, incluyendo sus modos pautados y repetitivos de pensar, sentir y 
actuar es decir, -su conducta” (Marvin op.cit). Este sentido de concepción de cultura es el 
que generalmente permea los ámbitos académicos y de investigación que hay sobre la 
cultura; y visto así;- la condición de la cultura en las diversas sociedades de la humanidad, 
en la medida en que puede ser investigada según principios generales se creería podría 
constituir un tema apto para el estudio de las supuestas leyes del pensamiento y la acción 
humanos. Los grupos sociales y sus relaciones mutuas son aspectos de la cultura. La familia 
por ejemplo, es un grupo social que se ajusta a la cultura de la vida doméstica de una 
sociedad concreta, pero que también la refleja. En este mismo sentido sociedad es un grupo 
de personas que comparten un hábitat común y que dependen unos de otros para su 
supervivencia y bienestar. 
La concepción etnográfica de la cultura permite suponer que existen culturas que 
tienen normas para regular el comportamiento, pero desde otra visión, si hay reglas, 
también debe haber modos, -pautados o no- para romper las normas de comportamiento –
como cuando uno se estaciona enfrente de una señal que dice “no estacionarse”, o se cuela 
en un concierto sin pagar la entrada. 
Continuando con otras conceptualizaciones de la cultura, encontramos la realizada 
por Linton, (1983), él no diverge mucho de la posición etnográfica aunque matiza los 
efectos de la cultura “sobre” la conducta humana. Dicha corriente llamada de la cultura y 
 
4 Se entiende por etnografía la descripción de una cultura y admite un concepto “de facto de la cultura” es 
decir se reduce a la cultura como pautas de la conducta asociadas a determinados pueblos, y supuestamente 
se despoja de factores como la unidad psíquica, aprendizaje, etc. 
 17 
personalidad, enfatiza que la cultura, modela o sirve como modelo: “cultura es: la 
configuración de la conducta aprendida y de los resultados de la conducta, cuyos elementos 
comparten y transmiten los miembros de una sociedad.” 
Para el autor anterior, la cultura se define como “la forma de vivir en sociedad. Esta 
forma de vivir comprende innumerables detalles de conducta, pero todos presentan ciertos 
factores comunes. Todos representan la respuesta normal, anticipada, de cualquier miembro 
de la sociedad a una situación determinada. En consecuencia a pesar del número infinito de 
variantes menores en las respuestas de los diversos individuos, o aún, en las del mismo 
individuo en momentos distintos, se hallará que en una sociedad casi toda la gente responde 
en la misma forma ante la situación dada” “…la cultura en su conjunto no es más que un 
agregado más o menos organizado de dichos patrones”. En esta perspectiva la cultura es la 
configuración (el termino configuración significa que tanto la conducta como sus 
resultados, que componen una cultura, encuéntrase organizados en un todo que sirve como 
modelo) de la conducta aprendida y de los resultados de la conducta5 cuyos elementos 
comparten y transmiten los miembros de una sociedad. “Desde el punto de vista del 
individuo, la cultura de la sociedad en que este crece, constituye su herencia social, distinta 
a la que biológicamente pudiera tener. Aquella le proporciona una serie de adaptaciones al 
medio ambiente en que tiene que vivir y actuar. Estas adaptaciones, encarnadas en pautas 
de conducta, las crearon los miembros anteriores de su sociedad, como resultado de sus 
experiencias, y las han transmitido por la instrucción, evitándole así la necesidad de pasar 
por muchas otras experiencias, hasta lograr los ajustes adecuados. En muchos respectos, la 
transmisión de dichas adaptaciones de la conducta es en cierto modo paralela a las de orden 
estructural y fisiológico desarrolladas por los antecesores del individuo como resultado de 
las mutaciones y de la selección”. “El fenómeno cultural comprende fenómenos de tres 
ordenes diferentes. Del material, es decir, de los productos de la industria, del cinético o la 
conducta manifiesta –puesto que necesariamente implica movimiento- y del psíquico, es 
decir, los conocimientos, las actitudes y los valores que participan los miembros de una 
sociedad. Supuestamente los fenómenos de los dos primeros órdenes sonconstituyentes del 
 
5 La expresión resultados de la conducta se refiere a fenómenos de dos tipos totalmente diferentes: psicológico 
y material. El primer tipo abarca aquellos resultados de la conducta que están representados en el individuo 
por estados psicológicos y comprende las actitudes, los sistemas de valores y el saber. Por tipo material se 
refiere a productos físicos, un hacha, una banca, un cuchillo. 
 18 
aspecto manifiesto de una cultura. Por ello se cree que –el aspecto manifiesto de una cultura 
es concreto y tangible, esta sujeto a observación y registro directos y no ofrece conclusión 
alguna que no pueda corroborarse. 
Una tercera concepción que es conveniente analizar, es la presentada por Béjar 
(1988) el cual concibe a la cultura como un subsistema, ésta, no difiere mucho de la 
anterior, aunque acentúa procesos centrados en la enculturación; por ejemplo: para este 
autor un concepto tradicional de cultura es, entenderla como un conjunto de patrones 
explícitos e implícitos, manifestados en la forma de vida, que son aprendidos y transmitidos 
mediante símbolos, que constituyen los logros distintivos de los grupos humanos, tanto 
materiales como espirituales. En tanto subsistema, “la cultura establece sutiles y evidentes 
relaciones de intercambio con los demás subsistemas societarios (la política, la 
organización la economía y la población), proporcionando a través de los procesos formales 
e informales de la socialización, la legitimación de las normas, procesos y estructuras, de 
fines y medios de las instituciones que los constituyen. La cultura es una estructura de 
influencia que liga a las distintas generaciones que se suceden históricamente, produciendo 
el sustrato fundamental de la cohesión social, al modelar las aspiraciones, las expectativas, 
el sentido del tiempo y del espacio, así como los modos de vida y de relación 
interpersonal.” 
Béjar(1988), considera que la cultura se manifiesta “...como un subsistema complejo 
que genera tradiciones, costumbres, usos sociales y valores, que permite la integración de 
las instituciones básicas de la sociedad y su aceptación por los diversos grupos sociales...” 
Dicho subsistema integra junto con otros subsistemas la totalidad social. La totalidad social 
es un sistema integrado de múltiples interrelaciones de distintos subsistemas. Dicha 
totalidad se da en un sistema societario producto de un desarrollo histórico complejo. Los 
subsistemas componentes son: a) el cultural, b) el organizacional, c) el político, d) el 
económico, e) el individual o personal y f) el ecológico (físico - ambiental). 
Para este autor “el termino configuración significa que tanto la conducta como sus 
resultados, que componen una cultura encuéntrase organizados en un todo que sirve como 
modelo. La expresión resultados de la conducta se refiere a los fenómenos de dos tipos 
totalmente diferentes: el psicológico y material. El primer tipo abarca aquellos resultados 
 19 
de la conducta que están representados en el individuo por los estados psicológicos, y 
comprende las actitudes, los sistemas de valores y el saber. Por tipo material se refiere a 
productos físicos (un hacha, una computadora, cualquier máquina, etc.). De la expresión 
compartir y transmitir, se entiende que una determinada pauta de conducta, actitud o 
conocimiento es común a dos o mas miembros de una sociedad, sin implicar una actividad 
de cooperación o propiedad conjunta”. En esta perspectiva la cultura no funciona fuera del 
sistema societario6 y se ve influida por la acción de los hombres que se desempeñan, lo que 
hace que la cultura se manifieste con todas las peculiaridades existentes en el seno de la 
sociedad. Es decir no sólo está constituida por los aspectos permanentes que le dan solidez 
y presencia a un grupo humano, sino que representa condiciones, modos y valores en 
continuo conflicto para lograr la hegemonía y la preeminencia de un grupo sobre otro. Lo 
dinámico es característica básica de la conformación de la cultura. “En México no existe 
una cultura general o nacional, sino que coexisten diferentes culturas específicas o 
subculturas” (por subcultura pueden entenderse las variaciones dentro de una concepción 
cultural más amplia, y que representan el estilo de vida de partes significativas de la 
población). 
 Aunque para sociólogos y algunos investigadores de otras áreas la cultura no es el 
todo social, sino una parte del todo; se coincide en que ésta es pieza fundamental para que 
“la realidad humana” sea “transitable”. Es decir, asequible; palpable para el hombre,- que 
no, necesariamente siempre objetiva y concreta -. En otras palabras, tal como se conceptúa 
a la cultura, desde ciertas concepciones implica suponer una compleja red de 
interrelaciones con otros subsistemas y con la propia interioridad humana tal que, su 
aprehensión, es casi ilusoria pero en estos enfoques, se dice que el investigador no “debe” 
de eludir su estudio, sino, asumir con entera responsabilidad las implicaciones que devienen 
del mismo. 
Retomando a el antropólogo Marvin (op.cit), la cultura está presente en la estructura 
misma de las cosas; en su concepción, la cultura es prácticamente una esencia, organizada y 
 
6 Las relaciones y actos en un grado cualquiera no pueden entenderse sin referirlas a la posición que ocupan 
dentro del sistema estructural de la sociedad, y es claro que la estructura, esto es, la forma de integración de 
una sociedad es, un asunto de orden cultural. Por tanto, para entender los elementos estructurales, deben 
relacionarse como la cultura como un todo. Así mismo las posiciones que los hombres –roles, ocupación, 
ideología y demás aspectos que las definen – dentro del sistema social no son más que un aspecto de los 
patrones o pautas culturales. 
 20 
presente a su vez en un todo sociocultural, constituido por estructuras o partes 
denominadas: patrón universal, “el patrón universal se integra por tres divisiones 
principales: infraestructura, estructura y superestructura”, el antropólogo recoge y organiza 
lo datos referentes a las culturas, en relación con aspectos o partes del todo sociocultural 
presentes en todas las culturas. Siguiendo esta visión, la estrategia de investigación enfatiza 
la infraestructura como causa de la estructura y la superestructura. 
Un enfoque distinto sobre la apreciación de la cultura, es la presentada por el 
antropólogo Geertz C. (2001), el cual genera un concepto semiótico de la cultura; “la 
finalidad de la antropología consiste en ampliar el universo del discurso humano. Desde 
luego, no es ésta su única finalidad, también aspira a la instrucción, al entretenimiento, al 
consejo práctico, al progreso moral y a descubrir el orden natural de la conducta humana; y 
no es la antropología la única disciplina que persigue esta finalidad. Pero se trata de una 
meta a la que se ajusta perfectamente bien el concepto semiótico de cultura. Entendida 
como sistemas en interacción de signos interpretables (que ignorando las acepciones 
provinciales, yo llamaría símbolos), la cultura no es una entidad, algo a lo que puedan 
atribuirse de manera causal acontecimientos sociales, modos de conducta, instituciones o 
procesos sociales; la cultura es un contexto dentro del cual pueden describirse todos esos 
fenómenos de manera inteligible, es decir, densa.” Para este autor, la cultura se aborda de 
un modo más efectivo, ya que está entendida únicamente como un sistema simbólico 
“aislando sus elementos, especificando las relaciones internas que guardan entre sí esos 
elementos y luego caracterizando todo el sistema de alguna manera general, de 
conformidad con los símbolos centrales alrededor de los cuales se organizó la cultura. Con 
las estructuras subyacentes de que ella es un expresión o con los principiosideológicos en 
que ella se funda”. 
En la concepción semiótica de cultura de Geertz (op.cit.), no caben los “esquemas 
unificados”, estructuras, sistemas de creencias, como valores de principios universales ya 
que conducen a ensombrecer o bien a crear cuerpos rígidos...” “Los intentos por situar al 
hombre atendiendo a sus costumbres asumieron varias direcciones y adoptaron diversas 
tácticas; pero todos ellos, o virtualmente todos, se ajustaron a una sola estrategia intelectual 
general, lo que llamaré la concepción estratigráfica de las relaciones entre los factores 
biológicos, psicológicos, sociales y culturales de la vida humana. Según esta concepción, el 
 21 
hombre es un compuesto en varios “niveles”, cada uno de los cuales se superpone a los que 
están debajo y sustenta a los que están arriba. Cuando analiza uno al hombre quita capa tras 
capa y cada capa como tal es completa e irreductible en sí misma; al quitarla revela otra 
capa de diferente clase que esta por debajo. Si se quitan las abigarradas formas de la cultura 
encuentra uno las regularidades funcionales estructurales de la organización social. Si se 
quitan éstas, halla uno los factores psicológicos subyacentes –“las necesidades básicas” o lo 
que fuere- que les prestan su apoyo y las hacen posibles. Si se quitan los factores 
psicológicos encuentra uno los fundamentos biológicos –anatómicos, fisiológicos, 
neurológicos- de todo el edificio de la vida humana”. 
“Para ver lo que el hombre realmente era debíamos superponer conclusiones de las 
diversas ciencias pertinentes –antropología, sociología, psicología, biología- unas sobre 
otras, y una vez hecho esto, la importancia capital del nivel cultural (el único distintivo del 
hombre) se pondría naturalmente de manifiesto y nos diría con su propio derecho lo que 
realmente era el hombre”. Entonces, la concepción del “hombre” para él, es diferente, o 
más bien lo que lo distingue no es la cultura como entidad autónoma a su “supuesta 
naturaleza”, sino la semiótica que el hombre hace de sus actos y con los que inscribe el 
mundo que crea y reconoce por sus significaciones. 
Cuando se hace investigación de la experiencia humana, es común que se enfrente el 
investigador a un “vasto mundo interior de pensamientos y sentimientos… …existen pautas 
más próximas a la conciencia, que se pueden conocer fácilmente planteando las preguntas 
adecuadas. Cuando se le pide, normalmente, la gente puede formular valores, normas y 
códigos de conducta apropiados para actividades como: destetar bebes, cortejar a miembros 
del sexo opuesto, elegir líderes, tratar enfermedades, recibir a huéspedes, clasificar a 
parientes, rendir culto a dios, etc. No obstante, hay veces en que estas reglas, proyectos y 
valores no están formalizados o no son plenamente conscientes 
Para Bruner (1990) “…las formas de vida, en su compleja interacción constituyen 
una cultura.” 
Las verdaderas causas de la acción humana son la cultura y la búsqueda del 
significado dentro de la cultura. “…Son la cultura y la búsqueda del significado las que 
constituyen la mano moldeadora, en tanto que la biología es la que impone limitaciones, 
 22 
pero… …la cultura tiene el poder de ablandar esas limitaciones. En la mayor parte de las 
interacciones humanas, la realidad es el resultado de intrincados procesos de construcción y 
negociación profundamente implantados en la cultura. En este mismo sentido los valores 
cumplen funciones en interés nuestro en el seno de la comunidad. Los valores son 
comunales y consecuentes desde el punto de vista de nuestras relaciones con una 
comunidad cultural determinada. 
Es la cultura y no la biología, la que moldea la vida y la mente humanas, la que 
confiere significado a la acción situando sus estados intencionales subyacentes en un 
sistema interpretativo. Casi todo el aprendizaje en casi todos los marcos es una actividad 
comunal, un compartir la cultura. No se trata sólo de que el niño deba apropiarse del 
conocimiento, sino de que debe de apropiarse de él en una comunidad formada por aquellos 
que comparten su sentido de pertenencia a una cultura.” La cultura se enseña o crea por 
medio del lenguaje y su comunicación; pero el lenguaje no sólo transmite; no, también crea 
y constituye el conocimiento o la realidad. “Parte de esa realidad es la actitud que el 
lenguaje implica hacia el conocimiento y la reflexión, y la serie generalizada de actitudes 
que negociamos crea con el tiempo un sentido del propio self. La reflexión y el 
distanciamiento son aspectos fundamentales para lograr el sentido de la serie de posibles 
actitudes, un paso metacognitivo de enorme importancia. El lenguaje de la educación7 es el 
lenguaje de la creación de la cultura, no del consumo de conocimientos”; y por educación 
se entiende no sólo la elaborada en los centros institucionalizados, sino la que se recibe en 
el seno de la familia y en las cotidianas interacciones con las personas en el vasto mundo. 
Este proceso educativo es el que confiere de sentido de acción a los hombres, los cuales 
negocian sus significados para construir sus mundos; en este sentido, la mayoría de 
nuestros encuentros con el mundo no son encuentros indirectos, “incluso las experiencias 
directas para ser interpretadas se atribuyen ideas sobre la causa y la consecuencia, y el 
mundo que emerge frente a nosotros es un mundo conceptual. Cuando estamos perplejos 
frente a lo que encontramos, renegociamos su significado de manera que concuerde con lo 
 
7 Para Bruner, el medio de intercambio en el cual se lleva a cabo la educación –el lenguaje- nunca puede ser 
neutral, que impone un punto de vista no sólo sobre el mundo al cual se refiere sino hacia el uso de la mente 
con respecto a este mundo. El lenguaje impone necesariamente una perspectiva en la cual se ven las cosas y 
una actitud hacia lo que miramos. No es sólo que el medio es el mensaje. El mensaje en sí puede crear la 
realidad que el mensaje encarna y predisponer a aquellos quienes los oyen a pensar de un modo particular 
respecto de él. 
 23 
que creen los que nos rodean” (Bruner op.cit.). Y las realidades son parte de este 
intercambio, o negociación en las que cotidianamente hay transacciones, regulan y son 
regulados los significados y relaciones con el contexto social. 
Una cultura se esta recreando constantemente al ser interpretada y renegociada por 
sus integrantes. Según esta perspectiva, una cultura es tanto un foro para negociar y 
renegociar los significados y explicar la acción, como un conjunto de reglas o 
especificaciones para la acción. Es este aspecto de foro de la cultura lo que les da a sus 
participantes una función en la constante elaboración y reelaboración de esa cultura; una 
función activa como participantes y no como espectadores actuantes que desempeñan sus 
papeles canónicos de acuerdo con las reglas cuando se producen los indicios adecuados. 
 
 
1.2 Análisis e interpretación de la cultura. 
 
 
El análisis de la cultura, o más bien, tomando como referente de que la cultura es un 
contexto, las coordenadas y el escenario en que el hombre interpreta y significa para tener 
acceso a formas de comunicación, convivencia, interacción y modos de significación de las 
realidades y mundos; y que la cultura es un evento semiótico; implica, reconocer que en la 
concepción aquí presentada, antes que nada se debe renunciar a las concepciones 
estratigráficas que han permeado a nuestra disciplina; no se evoca la cultura sino para situar 
y asimilar que las diversas acciones y formas de conducta humana tienen sentido y 
significado y son interpretados en los mundos y realidades de aquellos con los que entra en 
contacto; y que este evento (de significación pública) en pocas ocasiones o casualmente, 
puede corresponder a el asignado por la ciencia prominente que lo estudia, pero que no 
existeun sistema metodológico que lo enuncie, pues tanto el evento como su estudio son 
actos de arbitrio humano, que no incorrectos, ya que como se ha venido mostrando, la 
realidad es un construcción, como lo es la apreciación que se tiene de nuestro objeto de 
investigación. 
 24 
El análisis que se considera, -se realiza sobre las acciones humanas- e implica 
despojarnos de muchos de los prejuicios metodológicos que ocurren con la visión 
positivista, misma que condiciona a nuestra ciencia y deslinda a eventos denominados 
subjetivos. En esta actividad no se pretende caer tampoco en un relativismo inherente, 
aunque evidentemente no existen certezas sino, más y más cuestiones dejadas al arbitrio 
interpretativo del mundo de significaciones científicas. 
En la perspectiva semiótica de la cultura de Geertz (2001) nos advierte que 
“observar lo corriente en lugares en que esto asume formas no habituales muestra no, como 
a menudo se ha pretendido, la arbitrariedad de la conducta humana,…sino la medida en que 
su significación varía según el esquema de vida que lo informa. Comprender la cultura de 
un pueblo supone captar su carácter normal sin reducir su particularidad… Dicha 
comprensión los hace accesibles, los coloca en el marco de sus propias trivialidades y 
disipa su opacidad”. 
“...Es esta maniobra a la que suele designarse demasiado superficialmente como 
“ver las cosas desde el punto del actor, demasiado librescamente como el enfoque de la 
Verstehen o demasiado técnicamente como análisis emico.” (Geertz op. cit.) 
“Lo cual significa que las descripciones de –la realidad carcelaria y los delincuentes y sus 
múltiples reincidencias etc.- deben encararse atendiendo a los valores que imaginamos que 
–la realidad carcelaria y delincuentes en ella circunscritos etc.- asignan a las cosas, 
atendiendo a las formulas que ellos usan para definir lo que les sucede. Lo que no significa 
es que tales descripciones sean ellas mismas –esa realidad y condición signada;- parte de la 
realidad que describimos los operarios, administradores, agentes de autoridad y los mismos 
internos, son descripciones y no el estado “real” único de ese mundo.8 
 
8 Geertz considera que las descripciones antropológicas son parte de un sistema en desarrollo de análisis 
científico. Pero son descripciones antropológicas por que los que las realizan efectivamente son antropólogos, 
es ello lo que le da su estatus y no la encarnación de la descripción en sí misma. “Deben elaborarse 
atendiendo a las interpretaciones que hacen de su experiencia personas pertenecientes a un grupo particular, 
por que son descripciones, según ellas mismas declaran, de tales interpretaciones; y son antropológicas por 
que son en verdad antropólogos quienes las elaboran. …Pero, como en el objeto de estudio de la cultura, el 
análisis penetra en el cuerpo mismo del objeto –es decir comenzamos con nuestras propias interpretaciones de 
lo que nuestros informantes son o piensan que son y luego las sistematizamos, -la línea que separa la cultura 
como hecho natural y la cultura como entidad teórica tiende a borrarse; y tanto más si la última es presentada 
en la forma de una descripción, desde el punto de vista del actor, de las concepciones de todas las cosas, desde 
la violencia, el honor, la dignidad, y la justicia, hasta la tribu, la propiedad, el padrinazgo y la jefatura”. 
 25 
En suma los escritos antropológicos son ellos mismos interpretaciones y por 
añadidura interpretaciones de segundo y tercer orden”. 
 
 
1.3 Elementos para una aproximación a la “cultura 
penitenciaria”. 
 
 
En primer lugar habrá que considerar que la cultura no es una entidad, que se pueda 
manipular, por lo que en congruencia con un planteamiento “semiótico” de la misma, se 
puede inferir que no existe a la forma tradicional: una cultura o subcultura específica 
emanada de las cárceles, pero sí existen convenciones, prácticas, creencias e inclusive 
lenguaje, que expresa su condición de vida y significados que se vierten en el entretejido 
del sistema humano y físico de los centros de reclusión, lugar en que emergen esas acciones 
sociales, por la condición misma de estar privado legalmente de la libertad. 
La vida cotidiana se abre camino en la vida en el encierro, y las perspectivas del 
mundo o mundos abren mecanismos de interacción insospechados para el observador 
indiferente. La cultura se ha tratado de mostrar, no es una entidad, aunque se admite que los 
signos que promueve se les han tratado de “academizar” en prácticas, ritos, lenguaje, etc. 
Dichas prácticas si bien “no” son privativas de la vida en encierro; en estas condiciones y 
por uso extensivo y cotidiano, adquieren “valores” que se les ha visto como propios, o 
distintos de los “normalmente” vividos en el transitar en “libertad”. 
Dentro de estas prácticas cotidianas y llevadas a admitirse como un “ejercicio” 
convencional al interior del reclusorio norte podemos señalar por ejemplo: el pago de lista. 
Este tipo de mecanismo institucionalizado por el personal de custodia, no es más que una 
condición enmarcada en una superestructura de ilegalismos que permean al propio sistema 
de vida de los mexicanos. La corrupción tanto se ejerce por personal de todos los niveles 
laborales, como por los mismos internos que promueven y toleran su ejercicio, en este 
 26 
sentido, son los internos algunos de los primeros beneficiados por esta práctica; lo anterior 
parece inadmisible para el observador externo (por ejemplo el visitador de la C.N.D.H. lo 
condena sin ofrecer un análisis y soluciones clave que “verdaderamente” terminen con esa 
práctica, parece que es más fuerte la imposición del sistema y la vida cotidiana emanada de 
las prácticas carcelarias, que los beneficios obtenidos de no dar esos pagos); sin embargo, al 
interior del reclusorio esa práctica es tolerada y difundida por los propios internos. Pero, 
veamos ejemplos: ya que en el área de ingreso (o cualquiera) se pasa lista tres veces al día, 
una por la mañana a las 7:00 hrs. una por la tarde, alrededor de las 16:00 hrs. y otra por la 
noche alrededor de las 20:00 hrs.; resulta más cómodo para los internos que ese pase de 
lista se realice en su estancia (celda) que en el patio con la población general, así mismo 
además de que evitan estar formados a la intemperie, durante casi una hora, evitan a otros 
internos que les resultan intolerables por su condición de vida, o por las acciones sociales 
que en su interacción promueven –no se bañan, están sucios, son groseros, les piden dinero 
unos a otros, les hacen bromas “pesadas”, etc.- otro ejemplo es que en los accesos a los 
centros penitenciarios los que visitan a los internos deben formarse, lo que les lleva a horas 
de espera tanto en el exterior del reclusorio, como en el ingreso al mismo; ésta práctica se 
reduce si esos visitantes pagan, primero, a otros “externos” (es decir que no tienen ninguna 
relación con autoridades y trabajadores de los centros) que se forman por ellos, y luego a 
personal que labora para ingresar más rápido (los alimentos que ingresan no son revisados 
exhaustivamente) evitando filas engorrosas. La corrupción de personal que labora es parte 
de una dinámica de ilegalismos que se debe de pensar como de dos o más participantes; 
tanto personal laboral e internos, como un sistema penal mal planeado con infraestructura 
obsoleta e insuficiente para albergar a toda la población que actualmente tiene. 
En esa área de ingreso y C.O.C. (centro de observación y clasificación) a pesar de la 
sobrepoblación, algunos internos promueven quedarse allí más tiempo del que estipula el 
reglamento de los reclusorios, ante tal situación, “compran” su estadía en las estancias, por 
tiempos irregulares; muchos internos explican que no desean “ir” a dormitorios ya que en 
esas áreas los “esperan” -está en riesgo su vida ya que tienen unconflicto con algún (os) 
interno (s), sean familiares (algún pariente le “hizo algo” a algún interno, vecinales (en su 
vida en libertad conflictos de bandas), por su anterior práctica laboral (algunos vendedores 
 27 
de droga o fayuca, contrariaban los intereses de otro bando), o simplemente por su status 
económico que puede implicar intentos de extorsión por otros internos. 
Otra práctica al interior de los centro de reclusión, es la de la tortura y maltrato del 
personal de custodia y laboral a los internos; y de internos mejor posicionados (lo que 
determina ese posicionamiento de unos internos sobre otros, no está sujeto a reglas bien 
marcadas, más bien, es una suerte de cierta conjunción de eventos y prácticas al interior, 
facilitadas ya sea por los mismos internos o por los que los custodian) hacia otros internos. 
Se puede inferir que la tolerancia de internos a otros internos es más grave, pues acontece 
de manera impune y es parte de la incapacidad del sistema penal para prever prácticas 
cotidianas, en estos ilegalismos unos internos “saben” infligir temor a otros (hay tanto una 
práctica de ejercicio de poder y sometimiento, como de acciones que facilitan se logre ese 
objetivo), luego los extorsionan (la extorsión puede ser desde pedir dinero en pequeñas 
cantidades, un peso por ejemplo, hasta grandes cantidades como miles de pesos, que la 
familia debe en la mayoría de los casos cubrir; no existe una medida ni reglas específicas 
que normen esa actividad, parece ser más bien “un juego de inteligencias emocionales”, 
apreciaciones o cogniciones intersubjetivas que ocurren durante las interacciones entre 
internos, autoridades, los espacios comunes o contextos donde ocurren dichas prácticas), 
generando delitos (que las menos de las veces se denuncian, parece que hay límites y 
umbrales intersubjetivos que disparan junto con la historia personal de los interactuantes, la 
posibilidad de que un evento sea denunciado) al interior de los centros de reclusión; dichos 
delitos van desde la simple extorsión, a lesiones menores, graves o inclusive la ocurrencia 
del homicidio; y, pocas veces (no definitivamente) ello ocurre por acciones o actividades 
concretas en que están involucrados de manera directa, el personal de custodia (aunque 
puede sí estarlo ya sea de forma concreta al evento, o de manera no causal por omisión de 
actividades. Lo que se pretende mostrar es que dichos umbrales y límites son muy frágiles y 
muchas veces siquiera están planteados de manera formal o informal, simplemente se 
vivencían. En este sentido, la superestructura más las condiciones de supervivencia o 
vivencia, crea sus propios ejes de acción; el contexto no se puede desligar de la acción de la 
misma manera que lo que ocurre en la actividad humana no se puede desligar de las 
emociones y cogniciones), la forma en que los presos actúan en este tipo de eventos, 
implica una planeación o a veces la casualidad (se ha documentado que ciertos internos son 
 28 
robados por otros internos, en el trayecto que los conduce por un túnel que los lleva hacia 
los juzgados donde han de tener vista con el juez y su juzgado. Algunos internos que tienen 
ciertas habilidades (conductuales, cognitivas e incluso físicas) para pedir, robar, imponerse 
a otro; no desaprovechan la oportunidad para hacerse de un par de zapatos o ropas mejores, 
y con suerte algo de dinero. No requiere armas, se basta de su experiencia y habilidades 
para causar temor hacia “un desconocido en su misma situación”. Por parte de la 
institución, es evidente la falta de seguridad al interior de esos túneles, de la misma forma 
en que la forma arquitectónica pudiera favorecer esa práctica), ambas ocurren al interior de 
los reclusorios. No existen reglas, con las cuales se operen las irregularidades e ilegalidades 
que faculta la institución carcelaria, lo que es un hecho que las cárceles son como en la 
sociedad en general lugares donde se actúa y vivencían los ilegalismos y prácticas desleales 
y depredatorias hacia los semejantes. Es un hecho que no existe la incomunicación con los 
“externos” y el mundo; los internos más allá de llevarlo a marcos conscientes –operan bajo 
esta circunstancia de interacción constante con lo externo; patrón que en el ideal de cárcel 
pareciera censurado, pero que en las realidades carcelarias no ocurre; es imposible un 
bloqueo con las prácticas y vivencias que normalmente ocurren en los muros exteriores de 
la cárcel. De la misma forma que los ilegalismos fluyen constituyen y transitan las 
realidades externas; operan y son practicadas en el microcosmos carcelario. En la vida 
externa es cotidiana la extorsión (muchas veces los presos “actúan” contra familiares, 
negocios y bienes de otros “internos” mismos o ciudadanos cuyas características los hacen 
blanco de dichos ilegalismos), su dinámica es similar aunque sus alcances y objetivos son 
distintos; este mecanismo no es particular de la cárcel, en la sociedad fluye, se transita y 
acontece y nadie está exento de su alcance. Sólo que las formas no son las mismas, hay 
cambios sutiles que son propios de las adaptaciones que sufren estos mecanismos para 
pervivir en cualquier situación, es parte de la disciplina institucional. 
 Actualmente en estas cárceles del Distrito Federal, se observa que internos 
controlan y ejercen funciones de custodia 9 como es el abrir y cerrar llaves de las estancias 
 
9 No de manera homogénea o regular, su constitución es amorfa y no es el estado apremiante pero existe, lo 
que los diferencia de los de negro –custodios-, es que aquellos reciben una paga formal por el estado-
institución, mientras los internos, lo hacen por un circunstancia intrainstitucional o vivencial, ya sea para 
supervivir, para obtener poder, para ejercerlo, orden de la casualidad, etc., no hay reglas, en cambio si hay 
convenciones, significados de vida y vivencias dentro de marcos públicos, que aparecen como estados 
cotidianos. 
 29 
de otros internos, llevar a otros al medico, a juzgados, conducirlos a otras áreas, someterlos 
ante diversas situaciones, etc. En áreas como gobierno, los internos ocupan lugares de 
acceso a archivos jurídicos e inclusive a actividades secretariales. 10 Son los internos 
quienes elaboran y distribuyen los alimentos, aunque exista un “externo” que supervise la 
producción, manipulación y administración de los mismos. 
No es menos grave la falta de alimentos, aunque son internos que los distribuyen, en 
ello se ejecutan prácticas “especiales”, en las que los distribuidores (llamados rancheros- 
porque el alimento se le llama rancho-) de los alimentos se quedan con una gran parte o los 
venden, dejando a otros con alimentos apenas suficientes. 11La comida que reciben, muchos 
internos la reelaboran, o vuelven a cocinar y luego la venden como otro alimento, por 
ejemplo si les dieron pollo, no lo consumen y lo vuelven a cocinar en tacos le agregan otros 
implementos y luego lo venden a otros internos con mejor economía. Cuando en algún 
lugar se vende un alimento que se sospecha es de “rancho”, los vendedores inquieren –“no 
es del rancho, es de afuera”- dicha respuesta genera o busca generar algo en el observador. 
De las muchas practicas es indispensable la que acontece cuando la visita de los 
internos ingresa al reclusorio. Se puede dar, que para evitar formarse los visitantes, estos 
“paguen” a “externos” que tienen desde la madrugada formados para que ingresen más 
rápidamente; así mismo, si estos no están anotados en un control que se denomina Kardex 
familiar, se puede arreglar que con “pagos” a los custodios, a los trabajadores o cualquiera 
que lo “arregle”, se pueda acceder al penal, -nuevamente ilegalismos desde el ingreso y 
hasta la salida-. De la misma forma cuando los visitantes traen alimentos ropas u objetos no 
permitidos por el reglamento, algunas vecesnuevamente dan dadivas para el ingreso de 
estos, o, afuera hay quienes facilitan se pueda resolver este problema, ello con pagos bajos 
 
10 Esta acción conllevó una fuga en el Reclusorio Norte –julio de 2005- en la cual los “comisionados” a mesa 
de prácticas favorecieron que un interno se hiciera pasar por otro para evadir los controles de identificación 
de la persona. 
11 En esta práctica desde que los alimentos salen en carros especiales con recipientes gigantescos llamados 
“peroles”, son conducidos por el pasillo llamado kilómetro hacia los distintos comedores, aunque ya no 
funcionen como tal. Ningún comedor se usa pues su lugar ha sido habilitado como talleres o cualquier cosa 
que resuelva una emergencia de la vida cotidiana. Los alimentos son distribuidos en los mismos accesos al 
dormitorio, ya sea en los pasillos, en las zonas, o inclusive en las mismas estancias, ello depende de múltiples 
factores como son: la comodidad para el que los distribuye –si se esta en día de visita por ejemplo en el 
C.O.C. se distribuyen en las zonas y no en el comedor, el cual es utilizado por personal de tiendas como un 
auténtico restaurante; en cambio si es en un dormitorio de internos castigados, esta se distribuye en las 
mismas estancias; esto cambia por la misma situación y día, si es día de visita o no, si está lloviendo o no, 
etc. 
 30 
o altos según sea el problema: Una vez que ingresó el familiar o amigo internos llamados 
“estafetas” (varían la denominación dependiendo el reclusorio y pueden o no tener 
comisión para ejercer tal función) buscan al interno por todo el reclusorio, para ello los 
familiares regularmente tienen una noción de su ubicación, sino, nada parece imposible 
para los estafetas quienes no sólo “sablean” a visitantes, sino hasta empleados o abogados; 
total todos son participes de los ilegalismos. 
Al interior del reclusorio se da la venta de espacios, de colchones, de permisos para 
vender, de comisiones, de constancias, de asesorías, etcétera, todas ellas aparecen a la luz 
pública como prácticas negativas de las cárceles, pero son ejercidas por los propios internos 
hacia otros internos, y a espaldas de las autoridades o con su consenso. Si las prácticas 
antes citadas fueran estados intolerantes al interior de las cárceles, o estuvieran fuera de 
control, o rebasaran los límites de lo permisible; dichas prácticas probablemente generarían 
efectos graves en las propias cárceles y en la sociedad que le circunscribe, lo que las 
volverían insostenibles. ¿Qué es lo que las hace fluir, continuar, mantenerse, y afianzarse 
en las realidades carcelarias? 
 
 
1.3.1 Realidad “es” de la cultura penitenciaria. 
 
 
Tanto lenguaje, creencias, emociones y educación, son campos de la vida cotidiana 
que pertenecen y conforman el mundo y cultura penitenciaria. Intentar de trazar límites 
estrictos a esos eventos los condena a reducirlos. Por ejemplo, tan sólo al hablar del sistema 
de creencias implica describir la forma en que diferentes individuos con todos los bagajes 
educativos interactúan en espacios cerrados como lo es la cárcel, y su intimidad se ve 
amenazada por las propiedades que el grupo le conforma a sus microcosmos, de esta forma 
sus creencias particulares concurren desde lo privado a lo público inmediato en tan sólo una 
brevedad de espacio-tiempo. Por ejemplo, algunas creencias deíticas como: la adoración a 
la santa muerte, de ser un evento privado y creencia particular, puede transgredir fácilmente 
 31 
hasta lo público y convivir con la propia adoración a la imagen de la virgen María o al 
señor Jesucristo. Ambos espacios de culto pueden compartir piso o espacio, lo que en otros 
ámbitos resultaría inadmisible. Pero la cárcel y sus efectos en los hombres, permiten crear 
nichos irracionales o fantásticos que seducen al observador e investigador externo. En el 
mundo carcelario dichas creencias muchas veces son llevadas al límite. Lo que algunos no 
harían o estarían imposibilitados para realizar en otras condiciones, en estos lugares se 
llevan a cabo vulnerándose y reduciéndose los prejuicios; de esta forma, podemos encontrar 
a un sicario o secuestrador integrándose a algún grupo religioso e inclusive “predicando” 
como ellos mismos lo mencionan, bajo esta circunstancia, los que son adictos o venden 
droga ya no se drogan, y se les ve recorrer las diferentes áreas y “dormitorios” del 
reclusorio integrando a nuevos internos a sus prácticas religiosas. 
Sin embargo hay circunstancias inherentes a los internos; estas son, que se 
encuentran legalmente privados de su libertad, en un sistema en que la mayoría de los 
presos son los de menos recursos económicos o sea los “pagadores” -lenguaje carcelario- 
pues no tuvieron para financiar a un abogado particular, por un tiempo determinado 12no 
por ellos 8aunque tengan que ver en ello) sino por una instancia ajena, por un hecho que 
cometieron o no y que se encuentran en un sitio (estructura disciplinar) impuesto -la cárcel- 
13también por una instancia institucionalizada e institucionalizante, a las personas se les 
permea por variados frentes, el administrativo- operario jurídico, y el vivencial humano, 
experiencia que encarna las prácticas y convenciones que les superpone un sistema de vida 
disciplinado que intenta ejercer una ortopedia del alma humana, pero que para los -
“caneros” que ya se la “saben” “ese cuento ya lo leyeron”- y no ejerce ningún efecto 
coercitivo o al menos no el esperado por alguna parte de la sociedad, que es la más 
vulnerada por “esos” que transgredieron sus leyes; pero aún la concepción misma de 
 
12 Si bien el tiempo de pena es señalado en la sentencia, es un tiempo “parcial”, puede variar por efecto del 
amparo o condición primodelincuente o reincidente y posibilidad de libertad condicional, etc. y en ello hay un 
juego de valoraciones que permean el constante, actuando ya sea sobre la expectativa o sobre el mismo 
cuerpo orgánico. 
13 Pero, pareciera que no es lo mismo la de oriente, sur o norte, o el nuevo penal para primodelincuentes, o la 
del Bordo; pero ya adentro los internos dicen que “todo es cárcel”, aunque en el norte los internos “caneros” 
señalan que en el área de ingreso “parece Kínder” esto es, se anula el castigo, no hay tal, esta palabra guarda 
un simbolismo ejemplar al encontrar encono con su estatus de infantes en estado de disciplinación y de self 
empatado con el de un niño que requiere la autoridad para transitar esa realidad, pero además no hay tal 
ejercicio de castigo que le implique temor extremo, -es como un kínder- hay regresión; aunque cualquiera 
supervive en este contexto, después vendrá la escuela y el escenario verdadero donde la “realidad” pareciera 
ser otra. 
 32 
libertad que tiene diversas implicaciones socialmente, 14 las acepciones que hace el 
individuo de ella, la forma en como se guía y conduce en la cárcel más que en ningún lugar 
es un hecho privado y no público, pero que utiliza para tal fin marcos de interpretación 
públicos; esto es la cultura, y modos socialmente producidos e instituidos. En el individuo 
se da una deconstrución de la concepción misma y opera con esas significaciones para 
obtener resultados diseccionados en su modo de vida. Vista desde el ángulo de los diversos 
actores sociales, bien sea desde los propios internos, personal de seguridad y custodia o 
funcionarios que allí laboran, se está de acuerdo en que la libertad puede tener un sentido 
“convencional”; pero la significación de la libertad y su “búsqueda” 15acontece de manera 
privada en medios públicos de interpretación, es decir, el castigo carcelario, y la 
apreciación de los operadores de la cárcel se vivencían de distinta forma en el mundo del 
interno pues los significantes son variados aunque no son privativos, pueden coincidir en 
distintos individuos perono son un reflejo fiel de lo que es la realidad total de la cárcel, 
aunque nos da elementos para comprender el estado del mundo y de las cosas (que como se 
ha mencionado con anterioridad, se considera que no hay una “realidad prístina”). Los que 
allí experimentan los efectos institucionales y de una sociedad llena de ilegalismos, la 
cárcel puede ser el medio de cultivo para nuevas experiencias; para otros, que no soportan 
la “vergüenza” de estar recluidos, la cárcel puede efectivamente ser un medio de 
rehabilitación, pero no existe un modelo al interior que garantice efectos bien 
direccionados, que es el ideal del sistema punitivo y la expectativa de la sociedad que 
confía en este sistema. 
Más que hablar de “una cultura carcelaria” es pertinente hablar de “convenciones 
prácticas que emergen en ese ámbito superestructural, llamados reclusorios y penitenciarias 
con los cuales se negocian e interpretan “sus” realidades, esto es, no hay una “entidad” 
cultural penitenciaria al que se atribuyan “fenómenos”; sino que la cultura penitenciaria es 
un medio para situarse y transitar esa experiencia de vida y realidades sociales, tampoco se 
entiende que la cultura penitenciaria sean una subcultura, ya que ello conlleva una serie de 
estigmatizaciones inherentes que producen equívocos y depreciación de “las realidades 
 
14 Michel Foucault (op.cit) habla de que la privación legal de la libertad es parte de una economía del poder 
con efectos bien establecidos –no borrar el delito sino bloquear su repetición- y disciplinar a los hombres. 
15 Nuevamente en lenguaje carcelario, buscar la libertad es o puede ser, acatar mecanismos intra-
institucionales como trabajar, “comisionarse” o “tomar los cursos”, para reducir la pena impuesta por el orden 
ejecutorio; pena que se puede reducir hasta en un 60% a 30% del total. 
 33 
carcelarias”, error mismo que ha conducido a entender a correlacionar la actividad 
profesional como un acto de enculturación, 16 en el que el papel de los servidores y 
funcionarios estriba en “readaptar- resocializar” a los internos, cuando nunca han estado ni 
des-adaptados ni des-socializados, ni la mayoría son enfermos o trastornados que carecen 
de “habilidades” para socializar o manejar sus emociones en los “límites o umbrales” que 
la sociedad general supuestamente “sí” maneja. 
Dentro de estas diferentes parcelas o “realidades” carcelarias, podemos encontrar 
distintas expresiones que bien podemos apreciar tanto en motines, tatuajes, quejas, escritos 
creados por los internos, como por la prensa escrita; sin embargo, siempre está presente la 
complejidad que implica estudiar, investigar y hablar de “una cultura o realidad carcelaria”, 
y por otro lado, apreciar las direcciones de su estudio, el cual desde la perspectiva que se 
asume en la presente tesis, implica acceder a esa realidad no desde una perspectiva o 
ángulo, sino desde varios. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
16 Hacer participes de nuestras costumbres y hábitos bien organizados y disciplinados, al interno, y colaborar 
con su proceso de adaptación –hoy en día o desde que se inicio el proyecto de cárcel, se habla de que en estos 
lugares de confinamiento, los internos se desadaptan [inclusive en el reglamento de los reclusorios del D.F. se 
“indica” que el personal de tratamiento evite la desadaptación], y se debe “evitar” ese proceso; los verdaderos 
“caneros” son muestra de que los desadaptados son los operarios “tiernos” de la cárcel y no los presos 
“caneros”. 
 34 
2 La psicología popular. 
 
2.1 Concepción y características de la ciencia psicológica. 
 
Sabemos, existen diversas orientaciones psicológicas; todas sin excepción, se erigen 
sobre “su” concepción de hombre y de éste, sobre su funcionamiento. Todas las psicologías 
poseen valores inherentes que explican la conducta del hombre o los productos del 
funcionamiento de esta; la concepción de humano está allí de forma explícita o implícita, e 
implica “valores” producidos implícita o explícitamente, y que de manera intrínseca se 
producen y reproducen en la comunidad científica y en la sociedad por ende; formando a su 
vez “creencias” científicas o no, sobre el funcionamiento y comportamiento del ser humano 
y de este en la sociedad; dicha construcción a veces es lo suficientemente clara como para 
ser “reproducida”, por la comunidad que le da cobijo; o por el contrario, sus valores 
implícitos, son muchas veces incomprensibles u obscuros, poco evidentes, tal que, resulta 
más difícil, o, a veces imposible evidenciarlos o suponerlos. Pero no por ello dejan de 
formular y significar “algo para los demás”. 
Dado que todas las psicologías presentan una noción (clara o vaga) y valores sobre 
las formas (capacidades/incapacidades, alcances/límites, posibilidades/imposibilidades, 
etcétera) en que el hombre se “conduce” en su realidad; dichas nociones, son además, 
teorías del desarrollo humano 17que como se puede presuponer, “infieren” sentidos de 
quehacer científico y humano; algunas teorías del desarrollo humano se han insertado más 
contundentemente en nuestras actividades cotidianas de tal forma que se vuelven dogmas, 
valores, reglas, y “prescripciones” inviolables, de lo que debe ocurrir o hacerse ante 
situaciones “normales” de la vida científica o cotidiana (su inserción aparece por ejemplo 
en la actividad de crianza de los hijos, en el trabajo diario, en el contacto con los demás o 
hasta en la alimentación, dichas prescripciones científicas “afloran” en la actuación de esas 
 
17 Algunas, como las de Piaget, Pavlov, Freud, Skinner, Vygotsky, etc.; presentaron sus valores de forma tal, 
que han sido reproducidas y alimentadas por otros científicos formando comunidades extraordinarias de 
seguidores ya no sólo en la psicología, sino, en científicos de la comunicación, psiquiatría, lingüística, 
sociología, derecho, criminología, pedagogía, historia, antropología, etcétera. 
 35 
realidades). En el quehacer científico dichas prescripciones adquieren valores importantes 
(que no necesariamente correctos o incorrectos, adecuados o no) en el aparato societario, 
pues dichos valores infieren sentidos de actuación, de tal forma que conforman verdaderos 
“estados de vida”, “mundos posibles” y “realidades transitables”. Dicho de otra forma, las 
variadas concepciones de psicología, sus acepciones teóricas y supuestos implícitos sobre el 
funcionamiento y características (inferidas y que infieren sentidos) de “hombre”, convergen 
en prácticas científicas y humanas (pues no se restringe al ámbito meramente científico), 
sociales e institucionales, fundando “realidades” acordes a dichas concepciones, y fundando 
los valores (en forma de reglas, creencias, -explícitas, implícitas,- e intrínsecas) con los 
cuales los hombres que transitan esos mundos y realidades, han de orientarse y sujetarse 
consciente o inconscientemente. 
De lo antes descrito, se debe discernir que hoy en día resulta imposible distinguir la 
gran cantidad de aportes de los grandes de la psicología; inclusive, dichas teorías de 
desarrollo humano se encuentran “disueltos” o permean el discurso y estrategias de 
actuación de casi cualquier profesional de la psicología, aunque muchas veces y en el mejor 
de los casos se puede ser congruente o consciente del uso y reproducción de algún enfoque 
o supuesto de esos grandes haciéndolo patente en la práctica profesional; hay enfoques 
claramente encontrados como el de Skinner y Freud, u otros como el de Piaget y Vygotsky, 
que no son contundentemente diferentes aunque son teorías cuyos valores –fluctúan- entre 
un poco complementarias/suplementarias y divergentes en la medida en que su concepción 
epistemológica inscribe el supuesto teórico en otra realidad científica. 
La

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