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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO FACULTAD DE ESTUDIOS SUPERIORES IZTACALA “Impacto emocional en las mujeres por la pérdida de un hijo no nacido” T E S I S Para obtener el título de Licenciada en Psicología PRESENTA Esly Vannesa Malagón Cedeño Asesora: Lic. María de los Ángeles Campos Huichán Dictaminadores: Mtra. Carolina Rosete Sánchez Dr. Adrián Cuevas Jiménez Los Reyes Iztacala, Estado de México Abril 2018 UNAM – Dirección General de Bibliotecas Tesis Digitales Restricciones de uso DERECHOS RESERVADOS © PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal del Derecho de Autor (LFDA) de los Estados Unidos Mexicanos (México). El uso de imágenes, fragmentos de videos, y demás material que sea objeto de protección de los derechos de autor, será exclusivamente para fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el respectivo titular de los Derechos de Autor. ÍNDICE Introducción……………………………………………………………………………………1 CAPÍTULO I. La psicología cultural……………………………………………………..8 1.1 Surgimiento de la Psicología Cultural………………………………………….8 1.2 La construcción de la persona………………………………………………...11 1.3 Contexto, participación y persona…………………………………………….13 1.4 La vida diaria……………………………………………………………………15 CAPÍTULO II. Antecedentes históricos del género femenino……………………..18 2.1 La mujer a través del tiempo…………………………………………………..18 2.2 Construcción social de “ser mujer” …………………………………………..24 2.3 El ideal: “ser madre”……………………………………………………………30 CAPÍTULO Ill. Aborto…………………………………………………………………...…34 3.1 El aborto………………………………………………………………………...34 3.1.1 Aborto y religión………………………………………………………….38 3.1.2 El aborto y la cuestión legal…………………………………………….41 3.2 Tipos de aborto…………………………………………………………………44 3.2.1 Aborto espontáneo………………………………………………………44 3.2.2 Aborto necesario / terapéutico………………………………………….46 3.2.3 Aborto inducido / voluntario………………………………..……………47 CAPÍTULO lV. El duelo……………………………………………………………………50 4.1 ¿Qué es el duelo?.....................................................................................50 4.2 La pérdida de un hijo no nacido………………………………………………54 4.3 El duelo en la mujer posterior a un aborto espontáneo……………………58 4.4 Impacto emocional en la mujer debido a un aborto necesario……………60 4.5 Cómo vive la mujer un aborto inducido / voluntario…………………………61 Conclusiones……………………………………………………………………………….64 Referencias………………………………………………………………………………....71 “El cuerpo humano es producto y productor de sí mismo y sus condiciones de vida; en su piel quedan grabadas sus aventuras, cada cicatriz nos habla de una herida sufrida en algún momento indicándonos el uso que la persona hace de él. Una piel cubierta de cicatrices nos habla de un cuerpo en un contexto agresivo y hostil; por el contrario, una piel inmaculada, sin marcas, puede hablarnos de un cuerpo cuidado, restringido en su uso y muy poco expuesto a riesgos, probablemente inserto en un ambiente en el que la “apariencia” es muy importante y en donde tal vez existe miedo y evitación del dolor.” Alcaraz, 2008. 1 Introducción A lo largo del tiempo, el concepto de Psicología se ha visto modificado, puesto que no se trata solamente de un concepto o palabra, ya que dentro de ella hay una amplia gama de áreas que giran en torno a ésta rama; una de ellas es la Psicología Cultural, misma que ha sido definida como: “el estudio de la manera en que las tradiciones culturales y las prácticas sociales regulan, expresan, transforman y permutan la psique humana”, (Schweder, 1990). A partir de este primer acercamiento al concepto y teoría, diversos autores comenzaron a construir otras definiciones de Psicología Cultural; por ello, hay diversos conceptos que giran en torno a la construcción de la persona en interacción con los otros en los distintos contextos. Además, así como el concepto de Psicología ha ido evolucionando, se ha hablado de otras teorías o formas de ver la psicología como es la Psicología transcultural, conductual, psicoanálisis, complejidad y transdisciplina, que aunque sus principios difieren de la psicología cultural, el objetivo será el mismo, el comportamiento de la persona en los diferentes contextos, conocer cómo la persona se convierte en persona a través de su conducta, interacciones, emociones, pensamientos, etc. En relación con esto, Jerome Bruner propone que las personas construyen significados a partir de su relación con el mundo, es decir, la persona participa en mundos culturalmente construidos y a través de ésta participación construye tanto sus significados como la interpretación de la realidad misma, (Pérez y Santigoa, 2005). De hecho, Vygotski plantea que para él, el objeto de estudio es la vivencia humana, puesto que esta es fundamental para construir la realidad a través de la experiencia que viene de la mano con la vivencia. Otro planteamiento dentro de la Psicología es el de Bronfenbrenner, puesto que, aunque también habla sobre la vivencia humana, menciona que la realidad que la persona construye no es a través de la experiencia, sino en cómo vive y afronta las 2 situaciones de la vida cotidiana en función a su edad; asimismo, plantea que tanto la cultura influye en la persona como la persona influye en éstos a través de su interpretación y experiencia personal. Por otra parte, Dreier (2005), refiere que las personas nos encontramos ubicadas en una cultura y contextos particulares, en un tiempo y espacio determinados y en función a esto será regulado el comportamiento. Por tanto, el individuo construye una postura personal que se refiere a los puntos de vista que la persona adopta sobre su participación y de acuerdo a los diferentes contextos en los que se encuentra. Entonces, una vez que la Psicología Cultural estaba mejor establecida como una corriente teórica, el objetivo principal fue estudiar el proceso de construcción de la persona a partir de la interacción con los demás y los contextos sociales, asimismo, se buscaba comprender cómo la persona se vive en el mundo y en la cultura a los que pertenece; es decir, podemos decir que la psicología cultural, estudia a la persona como miembro de una cultura en donde se co-construye compartiendo significados con las diferentes personas con las que interactúa en la diversidad de contextos en los que se encuentra inmersa. Por ende, se considera que la persona es un ser social, no obstante, los significados y aprendizaje que adquiere en esta interacción son cambiantes de acuerdo al contexto en el que esté participando, su historia de vida y experiencias, o sea, la persona resignifica conforme vive y se relaciona con los otros. El tema central del presente trabajo es la pérdida de un hijo no nacido, por lo que se debe considerar que hablar sobre aborto y maternidad no es un tema que se aborde de forma aislada, ya que es necesario comprender que los pensamientos, sentimientos, emociones y acciones de una persona están estrechamente relacionados con la cultura en la que ha crecido y los significados y proceso de aprendizaje que ha tenido sobre ser mamá y ser mujer así como las reglas morales que marca el grupo en el que se desenvuelve. 3 Para poder comprender cómo vive una mujer la pérdida de un hijo no nacido y cómo impacta este evento emocionalmente en la persona esnecesario hablar sobre la construcción de la persona y el significado de ser mujer y ser madre. Para ello, es importante retomar lo planteado por Rosete, Alcaraz, Lara, Molina y Nieto (2017), desde la metapsicología de contextos, ya que refieren que los seres humanos estamos inmersos en un contexto y con base en él construimos significados, sin embargo, así como la persona existe en un tiempo y espacio, también tendrá características físicas, químicas, biológicas y psicológicas que jugarán un papel importante en cómo la mujer vive e interpreta un evento como la pérdida de un hijo no nacido. Asimismo, los cambios en los esquemas de pensamiento en relación a cómo la mujer y la maternidad sean significadas, ya que desde la época prehispánica ha existido un significado particular de acuerdo a la estructura social del momento, por ejemplo, en la cultura Azteca, la mujer fungía el papel de progenitora y criadora de los hijos, incluso en la época colonial y edad media, era considerada como la responsable de parir a los hijos, no obstante, al haber un cambio en el pensamiento producto de la cultura en este caso de los españoles, la mujer ya era considerada también como la responsable de ser un adorno decorativo posicionado detrás del hombre; además, para en ésta época, la clase social era de gran importancia para las tareas que les correspondían o el papel que desempeñaban en la sociedad, puesto que una mujer de nivel bajo o rural, era la encargada de las labores domésticas y la crianza de los niños, mientras que las mujeres de un alto nivel socioeconómico eran educadas para coser, bordar y tener los “modales” que la sociedad exigía, (Tarducci, 2008). Al existir nuevamente una modificación en el pensamiento, ya se hablaba de que la mujer comenzó a ocupar otro nivel en la esfera social, puesto que empezó a ser reconocida y respetada su capacidad de decisión y raciocinio, es decir, ya tenía voz y voto. A partir de lo anterior, se puede comprender que una mujer se vive y se constituye como mujer de acuerdo a cómo ha sido educada y posicionada en su cultura, misma 4 que influye en la serie de aprendizajes que va a adquirir a lo largo de su vida y su forma de relacionarse, auto-definirse y vivirse dentro de los contextos en los que se encuentra involucrada. En relación con lo anterior y respecto a la construcción social de la mujer, De Carrión (1998), refiere que las mujeres desde niñas debían ser recatadas, modestas y dulces, además de no expresar de manera excesiva sus emociones, puesto que la alegría demasiado visible les sentaba mal (considerando que una señorita decente no podría mostrarse así); de tal manera de que un hombre fuerte y bondadoso se convertiría en su dueño gracias a esas virtudes que ella poseía. Un punto fundamental que hay que tomar en cuenta para entender el impacto emocional que genera en la mujer perder un hijo no nacido e incluso para comprender por qué una mujer se vive y significa de la manera en que lo hace, es que la base del pensamiento (durante siglos) fue la religión y la moral. De hecho, la sociedad (permeada justamente por un pensamiento católico), ha querido hacer una división en donde existan dos grupos de mujeres: las honradas y las impuras1; ante esto, De Carrión (1998) cuestiona ¿cuál es el misterioso tabique del corazón femenino que divide los dos órdenes de sentimientos que nos obliga a figurar en uno u otro bando y por qué se tendría que ser tan radical para contemplar únicamente pertenecer a uno u otro sitio, empero, esto es una cuestión que la más minuciosa anatomía no ha logrado precisar. Balzac resume lo anterior a que una mujer honrada tiene “una fibra de más o de menos en el corazón”, lo cual quiere decir que tiene una voluntad superior a todas las tentaciones (fibras de más), o que su manera de sentir el amor es en extremo defectuosa (fibra de menos), no obstante, sea el bando que sea, siempre se saldrá del marco de la normalidad (lo socialmente aceptado). Por tanto, el autor concluye que una mujer honrada, real o aparente, lo es por religión, por ignorancia, por hipocresía o por un complejo no bien definido de sentimiento en que las ideas de lo vergonzoso, de lo sucio y de lo que debe esconderse se asocian de mil maneras diferentes, es pertinente enfatizar que lo 1 El autor Miguel de Carrión, publicó: “Las impuras” y “las honradas”, dos libros que hablan justamente sobre la construcción y concepción de la mujer a través del tiempo. 5 anterior gira en torno a la ideología implantada por el catolicismo y al deber ser y deber hacer para pertenecer a una sociedad. Por otra parte, el ámbito legal, es la otra columna para entender la lógica del pensamiento social en relación con la mujer y la pérdida de un hijo no nacido o la decisión de no tener un hijo; incluso, se han generado infinidad de discusiones puesto que la ley ha considerado que al no permitir que nazca un hijo está cometiendo infanticidio y como consecuencia deberá cumplir años de cárcel, sin embargo, una vez que se legalizó el aborto bajo determinadas circunstancias las leyes se modificaron tomando en cuenta que no es infanticidio si se lleva antes de las 12 semanas de Gestación en caso de que se trate de la decisión de no tenerlo, ya que como se sabe existen otros tipos de aborto como es el necesario o espontáneo, puesto que en estos casos, la decisión no se encuentra en la madre sino en las condiciones biológicas o circunstancias en las que se esté llevando el embarazo, (González, Billings y Ramírez, 2008). Considero importante mencionar que un evento como el aborto, ha sido criticado y juzgado como aborto o como sinónimo de la falta de cuidado y/o deseo de la madre, sin embargo, no se toman en cuenta lo factores que hay entrono a la decisión o pérdida del hijo no nacido. Por ende, es importante comprender que la falta de deseo de tener al bebé y el aborto no son un sinónimo, y que el pasar por la experiencia de haber perdido a un bebé no nacido o haber tomado la decisión de abortar genera secuelas tanto a nivel físico como psicológico (emocional). Por lo que la mujer tendrá que vivir un proceso de duelo tras la pérdida. Ahora bien, el impacto que genera perder un hijo durante el embarazo independientemente de su causa, estará estrechamente relacionado con las expectativas de futuro que la madre haya propuesto, además, de cómo se haya significado el embarazo desde el momento de la concepción, puesto que la madre comienza a vincularse con el bebé desde que se entera que está dentro de su vientre, (Martínez, 2010). 6 Delimitación del problema La temática se abordará realizando un recorrido teórico de lo que han escrito e investigado diferentes autores acerca de los temas referidos en el presente trabajo. Aunque se trabajará también la cuestión de duelo y aborto, el contenido central será: cómo viven las mujeres la pérdida de un hijo no nacido en las diferentes modalidades de aborto (espontáneo, inducido y necesario). Justificación El presente tema es de relevancia tanto social como psicológica, debido a que estos dos componentes van de la mano, ya que la persona se construye y co-construye en relación con los otros, es decir, en sus interacciones con personas y en distintos contextos y con la misma familia, la cual es el primer círculo en donde comenzamos a construirnos como personas desarrollando así los primeros significados y conceptos, cosificando sentimientos y emociones, aprendiendo lo que está bien o mal, etc. Lo anterior será entonces la punta de lanza para las vivencias y experiencias a lo largo de la vida, puesto que, en la mayoría de las ocasiones, aunque la convivencia sea en otros contextos se tendrán presentes las raíces de la cultura y sociedad en la que comenzamos a co-construirnos.Hablar de la pérdida particularmente de un hijo no nacido implica comprender cómo impacta en las mujeres la cultura y sociedad (reglas morales, proceso de aprendizaje, posición dentro de los mismos contextos, etc.) en la que se desenvuelven para que signifiquen de distintas formas la pérdida, y cómo ser mujeres y madres. Asimismo, es entender sus motivos e incluso romper con los juicios construidos acerca de este tema que durante muchos años ha sido un tabú; puesto que, debido a que nuestra ideología está permeada por lo religioso y a su vez lo moral no permite visualizar que el hecho de pasar por un proceso de aborto y de duelo implica procesos emocionales y psicológicos que van más allá de tomar una 7 decisión. Luego entonces, podemos dar cuenta del comportamiento, experiencias, y vivencia del duelo (la pérdida) de acuerdo a lo ya mencionado. Objetivo El objetivo del presente trabajo es realizar una recopilación teórica, para comprender cómo vive la mujer la pérdida de un hijo no nacido, en función de su trayectoria de vida. Por tanto, la estructura del presente trabajo constará de cinco capítulos además de una introducción y conclusiones. En cada uno de los capítulos se desarrollarán las diferentes temáticas, explicadas de lo general a lo particular, es decir, se tomará primero un contexto amplio para posteriormente aterrizarlo en cuestiones puntuales sobre el tema referido. En el capítulo uno, se enmarcará teóricamente el trabajo, es decir, se hablara sobre la historia de la Psicología cultural así como la construcción de la persona y la relación entre: contexto, participación, persona y vida diaria. Posteriormente, en el segundo capítulo se abordarán los antecedentes históricos del género femenino, cómo ha sido considerada la mujer a través del tiempo y la relación de esto con la construcción social de ser mujer. También se hablará de cómo se construye el ideal de ser madre en relación con la construcción social de ser mujer. Seguidamente, en el capítulo tres comenzaré a hablar acerca de los tipos de aborto (inducido, necesario y espontáneo) en el aspecto biológico así como los debates que se han generado tanto en la religión como en la cuestión legal. Por último, en el capítulo cuatro se hablará acerca del duelo y la pérdida de un hijo no nacido, asimismo, se abordarán los tipos de aborto (espontáneo, necesario y voluntario) y el impacto emocional en la mujer en cada uno de ellos. 8 CAPÍTULO I. LA PSICOLOGÍA CULTURAL 1.1 Surgimiento de la Psicología Cultural A lo largo de los siglos, la Psicología se ha visto modificada y no hablo del concepto o de la palabra en sí misma sino de todas aquellas áreas que giran en torno a ésta amplia rama; una de ellas es la Psicología Cultural, misma que ha sido definida por Schweder (1990) como: “el estudio de la manera en que las tradiciones culturales y las prácticas sociales regulan, expresan, transforman y permutan la psique humana”. Asimismo el autor sugiere que la cultura2 impacta de tal manera en el desarrollo psicológico de la persona que a partir de ésta construimos significados, formas de vida e incluso mundos intencionales3 (mismos que se encuentran estrechamente relacionados con los anteriores). Por su parte, Guitart (2008) menciona que la cultura y la mente son inseparables ya que para poder comprender la formación y características psicológicas del individuo debemos considerar que es parte de una cultura en la que hay significados y formas de vida a partir de los cuales las personas se construyen. Otra definición es la propuesta por Serrano (1996), quien refiere que: “la psicología cultural es el estudio de la constitución mental de y por las formas simbólicas, gestos, acciones y expresiones humanas significativas, discursivamente estructuradas, históricamente contextualizadas y socialmente producidas, reproducidas y transmitidas, (Citado en: Guitart, 2008). Debido a lo anterior, Pérez y Santigoa (2005) plantean que: si la cultura influye de tal forma en la construcción de la persona, ¿por qué aún existen psicologías que se rehúsan a integrarla como parte de las diferentes posturas? Pues bien, el concepto 2 Entendiendo el término cultura como los símbolos compartidos, conceptos, significados y prácticas que definen y se generan en unidades culturales: familia, barrio, país, etc. (Guitart, 2008). 3 Se encuentran relacionados con el ambiente sociocultural; la realidad de éste es construida por el individuo de acuerdo a la forma en que las cosas se presentan y cómo reacciona la persona frente a ello en diferentes contextos. Agregando a esto que algunos de estos mundo construidos o intencionales son estructurados por las normas sociales y cultura en que está inmersa la persona, (Schweder, 1990). 9 de Psicología Cultural comenzó a tener indicios alrededor de la década de los sesenta, ya que en ese tiempo se hablaba también de la “Psicología Transcultural”, que es derivada de la perspectiva empirista y racionalista de la Ilustración, empero, debido a que se buscaba integrar también el papel de la cultura en el desarrollo psicológico, surge ésta perspectiva teórica en la cual se plantea que los procesos cognitivos pueden ser estudiados como variables dependientes de las condiciones ecológicas, sociales, históricas y culturales. De hecho, Berry, Poortinga, Sengall y Dasen (1992), fueron de los primeros autores en definir la Psicología Transcultural expresándola como: “El estudio de las similaridades y diferencias en el funcionamiento psicológico individual en varias culturas y grupos étnicos; de la relación entre variables psicológicas, variables socioculturales, ecológicas y biológicas y de los cambios de éstas variables”, (Citado en: Pérez y Santigoa, 2005). Después de lo planteado anteriormente, surge Wilhem Wundt quien como se sabe es un fisiólogo, psicólogo y filósofo alemán pionero de la psicología experimental, estudiando así la experiencia observable y medible a través de experimentos; por tanto, él planteaba que para conocer el desarrollo psicológico de las personas habría que tomar en cuenta la cuestión fisiológica, no obstante, tras darse cuenta de que existían procesos como la memoria o el pensamiento que no podían ser observables como tal en el laboratorio, postula la “Psicología de los pueblos”, que seguía la misma línea de la psicología transcultural, puesto que plateaba que los procesos psicológicos superiores podían ser modificados por la cultura. Posterior a la propuesta de Wundt, surge la llamada Revolución Cognitiva, en donde Jerome Bruner (un psicólogo estadounidense) juega un papel importante dentro del movimiento proponiendo que las personas construyen significados a partir de su relación con el mundo, es decir, la persona es participante en mundos culturalmente construidos vitales en el desarrollo de sus capacidades; apoyando así lo planteado por Schweder acerca de los mundos intencionales y la construcción de la persona en función de la interacción con su medio social – cultural, (Pérez y Santigoa, 2005). 10 Schweder (1990) además de plantear lo mencionado acerca de los mundos intencionales afirma que una característica que la psicología Transcultural no tomaba en cuenta y la psicología cultural sí es “el principio de intencionalidad”; éste se refiere a que las personas al construir mundos intencionales responden y dirigen sus acciones en función a sus significados, y considera además de que los individuos así como sus acciones y significados no son estáticos, sino que van sufriendo transformaciones en función a la participación en los diferentes mundos intencionales. En relación a lo anterior, Guitart (2008) coincide con lo planteado con Schweder ya que dice que la cultura juega un papel importante en la arquitecturade nuestras vidas, sin embargo, no es determinante ya que al encontrarnos inmersos en diferentes culturas los significados y estilos de vida son diferentes y es de ésta manera como se relaciona la cultura con el desarrollo psicológico del individuo; y es justamente el hecho de estar inmersos en una cultura e interactuar con los significados y tradiciones de ésta para así poder apropiarse de ellos y continuar con su proceso de construcción. Luego entonces, Bruner y Schweder tenían como objetivo principal, formar una psicología centrada en el proceso de crear significados, en donde se planteara que la cultura vive dentro y fuera del individuos ya que éste se construye como tal a partir de sus experiencias e historia personal, además de apropiarse de sentimientos, valores, actitudes y significados dentro del lugar en donde se desarrolla. Pero, esta idea se veía frustrada debido al auge que tenía el reduccionismo a lo fisiológico. Fue entonces, que para finales del siglo XIX y principios del XX surge la escuela histórico – cultural con el psicólogo ruso Lev Vygotski apoyado por autores de diferentes países como: Luria de Alemania, Dilthey y Boesch de origen Británico, Dewey de Estados Unidos y Durkheim de Francia entre otros, (Pérez y Santigoa, 2005). De hecho, para Vygotski el objeto de estudio no solo de la psicología cultural sino de la Psicología en general, es “la vivencia humana” puesto que es la punta de lanza para que la persona tenga un modo de interpretar, valorar, juzgar y construir la realidad, de modo que el planteamiento es que la unidad de análisis de la psicología 11 es la vivencia, sentido, significado, experiencia, es decir, el modo en que la persona concibe el mundo que le rodea, (Guitart, 2008). En este sentido, es importante considerar que cada una de las psicologías que habían sido conocidas a lo largo de los siglos han tenido limitantes, por ende, es necesario tomar en cuenta que independiente de la postura teórica que se siga, hay un punto en el que se requieren herramientas de otras posturas para poder realizar un estudio más completo de la persona, tanto de su comportamiento como de su construcción e interacción en su medio, (Alcaraz, 2012). 1.2 La Construcción de la persona “Los científicos dicen que estamos hechos de átomos, pero a mí, un pajarito me dijo que estamos hechos de historias”. Eduardo Galeano De acuerdo con lo escrito anteriormente me atrevería a afirmar entonces que la cultura aunque no es determinante en la construcción de la persona si juega un papel fundamental para la forma de conducirse en la vida, para cómo la persona significa sus vivencias y las situaciones no solamente personales sino las que hay a su alrededor; luego entonces, pienso que para que un individuo se construya intervienen tanto la cultura como las personas que están en ella, ya que, aunque todos nos encontramos en el mismo contexto cultural y los significados así como las costumbres y tradiciones, las experiencias, puntos de vista, significados o estilos de relacionarse son diferentes. Desde el punto de vista de la metapsicología de contextos se plantea que los procesos emocionales y en este caso la construcción de la persona, no se trata de un proceso lineal, sino de lo que se conoce como “bucles recursivos”, lo cual quiere decir que el pensamiento, la emoción, el cuerpo y el movimiento se entienden como un todo y no por separado, lo cual significa que influyen unos en los otros de ida y vuelta; por ende, las relaciones entre estos elementos son multidireccionales y no se 12 trata solamente de un ambiente que impacta en una conducta o de una persona que está en función de un medio, (Alcaraz, 2012). Valsiner (2007) por su parte, refiere que hay dos tipos de cultura que influyen en la construcción del individuo, la personal y la social4; la primera se refiere a los signos, prácticas y objetos personales, mientras que la segunda tiene que ver con aquellos significados, símbolos y prácticas compartidas, (Citado en: Guitart, 2008). Por ello, Bronfenbrenner menciona que el desarrollo humano se trata del modo en que la persona interpreta, percibe, experimenta su ambiente y se relaciona con él, o sea, que lo importante no son las situaciones en sí mismas sino cómo el individuo las vive. Por tanto, la vivencia se construye culturalmente a través de las relaciones que establecemos con todo aquello que nos rodea (personas, objetos, símbolos, círculos sociales, etc.); y es aquí cuando podemos darnos cuenta que más que ser una construcción de la persona es una co – construcción de la misma, dicho de otro modo, tanto la cultura y la relación con los otros influye en la persona como la persona influye en éstos a través de su interpretación y experiencia personal. Por tanto, de acuerdo con la metapsicología de contextos, y atendiendo a la cuestión de la multidireccionalidad de relaciones y multidimensionalidad del cuerpo5, se puede afirmar que la persona se encuentra en la dimensión social, en donde estará en interacción con una cultura y en diferentes contextos de participación, de los cuales tendrá aprendizaje y se construirá como persona para conducirse en su vida cotidiana y establecer relaciones, así como para formar parte de esta civilización no solo en cuestiones ideológicas sino también en el ámbito de lo institucional, (Alcaraz, 2012). Es pertinente mencionar que si bien es cierto que las personas somos consideradas como individuos debido a las experiencias y vivencias en la vida cotidiana, también 4 Esto, debido a la relación bidireccional o co – construcción de la persona. 5 Considerando como multidimensionalidad del cuerpo que la persona al existir en diversos contextos se compone de diferentes procesos que interactúan entre sí como un bucle recursivo, estos procesos son: espacio-tiempo, factores químicos, físicos, biológicos, psicológicos, socio-históricos, culturales y civilizacionales. 13 es cierto que nos co – construimos con los otros en los diferentes contextos, obteniendo así la base principal para nuestro actuar en la cotidianeidad y ante situaciones significativas a lo largo de la vida. En relación con esto, Schweder (1990) menciona que pensando a través del otro podemos comprender sus significados así como sus diversos mundos intencionales; puesto que son las experiencias, situaciones, interpretaciones e interacciones lo que estructuran el cómo pensamos, percibimos, imaginamos, hablamos, sentimos y recordamos. 1.3 Contexto, participación y persona Para que una persona se construya, es necesario pasar por un proceso al que yo llamaría “proceso de cocción de la persona” ya que incluso desde que nos encontramos en el vientre materno estamos inmersos en una cultura en la que después fungiremos como participantes de los diferentes grupos en los que estaremos en constante interacción y proceso de aprendizaje. Dreier (2011) afirma que la participación de una persona no es simplemente formar parte del contexto, pues éste se encuentra dirigido por la estructura social, en otras palabras, la cultura influye en los contextos6 y los contextos en la participación del individuo, y todo esto se encontrará permeado por “el deber ser” y “deber hacer” que marca la estructura social, lo cual significa que las personas viven en sociedades que tienen un determinado orden, un orden social el cual está arreglado para llevar a cabo determinadas prácticas y de esta forma poder pertenecer a un grupo social en cual las personas comparten prácticas, ideología, tradiciones, etc. Dentro de éste orden social, también existen arreglos que tendrán que ver con el cómo se llevarán a cabo esas prácticas, por ejemplo, la institucionalización. Por tanto, las personas nos encontramos ubicadas en una cultura y contextosparticulares, en un tiempo y espacio determinados y en función a esto será regulado 6 Entendiendo como contexto en donde la persona se encuentra participando e interactuando con los otros en un espacio y tiempo determinado con otros individuos con los que se co-construye y comparte significados, costumbres, tradiciones, ideas, etc. 14 el comportamiento de la persona, los individuos siempre actúan en una forma situada y a partir de las ubicaciones espacio – temporales definidas. Entonces, es a través de la ubicación que la persona se posiciona respecto del contexto, no obstante, es diferente la posición real que ocupa la persona a la forma en que lo posicionan los otros, por ejemplo, la posición real que una persona ocupa en su familia puede ser el hermano menor, pero pensemos que una de las responsabilidades que el sujeto tiene es estar al cuidado de alguno de sus hermanos mayores (por una enfermedad o por su comportamiento) entonces aunque la posición sea la de hermano menor, automáticamente en su contexto familiar es posicionado como hermano mayor y los papeles se invierten, (Dreier, 2005). Ahora bien, con base en todo lo anterior podemos decir que el individuo construye una postura personal que se refiere a los puntos de vista que la persona adopta sobre su participación y de acuerdo a los diferentes contextos en los que se encuentra, por tanto, la postura no se trata de un esquema idéntico sino que se ajustan a los diferentes contextos ya que la participación así como las experiencias son diferentes en cada uno de ellos. Además, las personas comparan similitudes y diferencias de sus experiencias en sus diferentes contextos, trazando así tanto una postura personal como la influencia en el estilo de vida, puesto que los individuos arreglan los diferentes contextos de acuerdo a sus preferencias situadas y a la postura en relación a las prácticas en los diferentes contextos, (Dreier, 2011). Por consiguiente, a través de las diferentes relaciones y la cultura, la persona se apropia de significados que posteriormente podrán ser cambiados al integrarse en otra cultura o grupo social. Asimismo, los significados de los cuales una persona se apropia, pueden ser modificados en función a las experiencias y vivencias del individuo así como a la postura personal que ha construido, y es esto lo que se conoce como re – significación, a esto se le llama re-significación, (Dreier, 2005). En función de lo anterior, será entonces la forma en que la persona actuará día a día construyendo un modo de actuar ante las diferentes situaciones, esto in dependientemente de la interacción con los otros, el actuar será distinto dependiendo de la postura, ubicación y posición de cada uno, siendo este momento en que el 15 individuo adquiere experiencias y vivencias, mismas que tendrán un impacto en su vida diaria, (Dreier, 2011). Siguiendo la misma línea, podemos dar cuenta de cómo se forma la identidad de la persona, y es basada en la forma en que la persona se vive en su mundo, en sus experiencias, posturas, significados, interacciones y la interpretación de su mundo así como su historia personal. Además, como se mencionaba, la pertenencia a los grupos sociales influye de manera importante en la construcción de identidad de la persona, puesto que más allá de aprender y compartir determinados significados el hecho de que la persona se sienta parte del grupo y se co – construya con ellos será un aspecto fundamental para la formación de identidad. Giddens (1991) menciona que: “…la identidad del sí mismo se negocia a través de procesos vinculados de exploración del sí y el desarrollo de la intimidad con los otros. Tales procesos ayudan a crear “historias compartidas” de un tipo potencial más estrechamente ligado que aquellas características de los individuos que comparten experiencias en virtud de una posición social común”, (Citado en: Dreier, 2005). Relacionado con lo anterior podemos decir entonces que para que una persona pertenezca a un grupo social es necesario que desarrolle habilidades para comprender y formar parte de arreglos y prácticas sociales que los afectan, sin embargo, habrá que tomar con pinzas esta cuestión, ya que la persona participa en otros contextos que también demandan habilidades particulares, que tienen otros arreglos, relaciones, posiciones y participantes, por lo que tampoco las habilidades que la persona desarrollo (al igual que la participación) serán variables de acuerdo al contexto en el que se encuentra inmerso, (Dreier, 2011). 1.4 La vida diaria La conducción de la vida diaria es un concepto que viene de la Psicología Crítica, ésta, teoriza a los seres humanos como aquellos seres que viven en sociedades y tienen su quehacer en la reproducción y cambio en sus condiciones sociales de vida; además, las personas son consideradas como seres individuales que se encuentran inmersos en una estructura social, se consideran individuales porque como se refirió 16 anteriormente al construir vivencias y experiencias y tener una historia personal así como una postura propia, su conducción de la vida diaria aunque compartida con los demás tiene particularidades propias de cada persona. Holzkamp (2016) un psicólogo alemán fundador justamente de la psicología crítica, fue también quien introdujo el concepto de “conducción de la vida diaria” menciona que los siguientes puntos son indispensables para poder comprender dicho concepto: a) En nuestras sociedades la vida diaria se extiende a través de diferentes esferas sociales y cada una de ellas demanda actividades y habilidades particulares para desenvolverse en ellas. b) Las personas deben coordinar sus actividades y relaciones con varios co- participantes en diferentes tiempos y lugares. c) Deberán buscar la manera de integrar sus prácticas en una conducción coherente de su vida diaria7. d) Establecer rutinas que les permitan manejar su vida diaria. e) Desarrollar un autoentendimientos8 que guie la conducción de su vida diaria. Dreier (2011) hace mención de que el desarrollo de una conducta personal de vida cotidiana involucra el aprendizaje y desarrollo de habilidades y entendimientos, lo cual significa que la forma en la que una persona se conduce en su cotidianeidad tendrá que ver con cómo vive y afronta las situaciones y los cambios así como la forma en que se desenvuelve en sus diferentes contextos. Por lo tanto, todas las personas cambiamos nuestra conducta de la vida diaria muchas veces y de diversas maneras a lo largo de la vida, esto, de acuerdo a las experiencias de cada persona, no obstante, considero pertinente enfatizar que los contextos en los que las personas nos relacionamos no son ajenos unos de otros, por el contrario, se encuentran relacionados por la cuestión de la estructura social y a 7 La forma en que la persona conduce su vida diaria y se involucra en sus contextos, refleja una mezcla de las necesidades, preferencias y posturas de la persona, (Dreier, 2016). 8 Se basa en la percepción que la persona tiene de sí misma y de su conducción de la vida en diversas localizaciones, (Holzkamp, 2016). 17 partir de esto es que vamos dando forma a nuestra vida diaria. Además, Dreier (2016) menciona que es a partir de esta cotidianeidad que se van construyendo las vivencias, según nos desenvolvemos en los diferentes contextos. Como podemos darnos cuenta, el hecho de estar inmersos en diferentes círculos sociales con estructura y arreglos distintos, también implica que la persona genere conflictos y confusiones acerca de “lo que se debe” hacer en función de la estructura social y lo que la persona quiere hacer, es por ello que al trascurso del día a día los individuos establecemosrutinas para lograr resolver esas preocupaciones y conflictos además de reducir la cantidad tanto de tiempo como de atención para ejecutar las actividades diarias. Por lo anterior, podemos darnos cuenta entonces de que la conducta, habilidades, formas de interactuar, etc. Son diferentes y dinámicas, es decir, no es determinante de la persona sino que se modifica según el contexto y la situación a la que la persona se enfrenta, esto es lo que Dreier (2016) llama actividades no rutinizadas ya que son flexibles y dependen de la localización social y cultural del individuo así como de su posición social en relación a clase, género y edad. Luego entonces, podemos notar que la conducción de la vida diaria implica restricciones, inconvenientes y conflictos que pueden ser resueltos y/o eliminados, aunque es vital mencionar que la forma en que las personas arreglan su conducción de la vida diaria afecta la manera en la que experiencían lo que ellas hacen acerca de esto9. 9 Esto debido a lo que se ha venido mencionando acerca de cómo la persona construye sus vivencias y su cotidianeidad. 18 CAPÍTULO II. ANTECEDENTES HISTÓRICOS DEL GÉNERO FEMENINO 2.1 La mujer a través del tiempo “En todo momento de mi vida, hay una mujer que me lleva de la mano en las tinieblas, de una realidad que las mujeres conocen mejor que los hombres, y en las cuales se orientan mejor con menos luces”. Gabriel García Márquez A través de los años los diferentes conceptos y significados que vamos aprendiendo a lo largo de nuestra vida se han visto modificados debido a las distintas épocas por las que ha atravesado la sociedad y la cultura. La forma en la que la mujer ha sido significada desde épocas antiguas e incluso prehispánicas, es uno de los temas centrales en los que se puede apreciar la evolución de pensamiento y concepción de significados. En la época prehispánica, una de las culturas más representativas es la Azteca, en ésta se consideraba a los hombres superiores a las mujeres, ya que éstas eran vistas únicamente como objetos para procrear y de esta manera “preservar la raza”. Dentro de esta misma cultura, existía un tipo de relación llamada mancebía, la cual era: “…rara y especial…un mancebo principal un destacado guerrero se enamoraba o le gustaba una doncella determinada, por lo que decidía dirigirse a la madre de la elegida, explicando que había escogido a su hija no para casarse con ella, sino para tener hijos…hacía vida marital con ella y por tal cosa a la mujer se le llamaba tlacallalcahui, es decir, persona dejada” (Vallejo, 2004). Para este momento, es importante mencionar que se trataba de la ideología oriental, de significados construidos y un sistema social ideado por las culturas para tener una estructura y organización dentro del grupo, en la que aunque no existían instituciones 19 como las que hay actualmente, sí tenían una forma particular de relacionarse como sociedad, con sus propias normas y reglas. Por lo anterior, se entiende entonces que el régimen de convivencia familiar y de una tribu era un patriarcado, es decir, la mujer era vista como inferior al hombre ya que el proveedor y jefe de la familia o tribu hace referencia a un hombre debido a su fuerza y constitución física así como su método de educación; en tanto que la mujer debía limitarse, como ya se mencionó a la procreación y también a todas las actividades domésticas que incluían la recolección de maíz, molienda, educación de los hijos, etc. La colonización fue el parteaguas entre la ideología oriental y occidental, ya que tras ser influenciados y sometidos por los españoles, dicha ideología modificó su concepción y significado sobre la mujer y el papel que ocupaba dentro de la sociedad. Para ello, participaron factores como religión, institucionalización, un sistema político y económico, etc. Esta época se conoce como época del cristianismo, porque llegaron los frailes franciscanos a establecer la religión como método educativo, político y cultural por excelencia. Montero y Esquivel (2010) mencionan que para esta época la división además de ser de acuerdo al género también estaba basada en la clase social (rural y urbana), no obstante, el papel que las mujeres juegan dentro del contexto social, es pasivo, en donde tendría que hacer las funciones que una buena esposa hace, es decir, como un bonito adorno decorativo y colocadas detrás del esposo en el caso de las mujeres urbanas o de alto nivel socioeconómico (españolas y criollas), mientras que en el caso de las mujeres de comunidades rurales o pobres, su rol era en la cocina, sirviendo a las nobles familias, además de no tener derecho a ningún tipo de educación. Aquellas mujeres que tenían derecho a la educación ingresaban a los conventos, ya que esa acción era la máxima representación del deseo por ser una buena mujer, puesto que se les enseñaba que el camino de Dios, la sumisión y la obediencia era como “una verdadera mujer debería de ser”, (Montero y Esquivel, 2000); en este 20 sentido, me atrevería a agregar también el hecho de que una mujer tuviera tantos hijos como “Dios le diera” se volvió parte del prototipo de mujer de la época colonial. Un momento en el que se observa con mayor detalle que hombres y mujeres no son considerados como iguales es en las reuniones y fiestas ya que había diferentes salones o habitaciones separados en donde en uno se concentraban los varones, bebiendo y hablando de temas “inteligentes” como propiedades, economía, debatiendo sobre política o sus tantas hazañas en el plano laboral o de mujeres. En tanto que las mujeres tejían y discutían temas del hogar, sus hijos o sus esposos, no obstante, esto era considerado irrelevante para los hombres puesto que según su pensar las mujeres no tenían inteligencia suficiente para poder sostener una conversación interesante, (Lerner, 2009). Para los siglos XIX y XX, hubo otra ruptura en el pensamiento social y en el significado de la mujer, en este momento histórico comenzaron a crearse las escuelas vocacionales femeninas así como la enseñanza de diferentes oficios y escuelas de arte, empero, las enseñanzas que en estas escuelas se llevaban a cabo eran única y exclusivamente “propias de las mujeres”, se les enseñaba costura, perfumería, y todas aquellas actividades que tuvieran relación con el hogar, mientras que a los varones, además de tener acceso a la educación superior, se les daba una formación científica (física, botánica, matemáticas). Ya para el siglo XX después de un arduo trabajo, las mujeres fueron aceptadas en la preparatoria y educación superior y de esta manera lograron ser reconocidas e incluso lograron que se les diera un trato más digno y respetuoso así como igualitario ante los hombres, (Montero y Esquivel 2000). No obstante, también en las escuelas los niños y las niñas eran separados unos de otros sin siquiera permitirles ser amigos o hablar entre ellos, ya que la enseñanza para cada quien era diferente. Como se ha visto, hasta ésta época el hombre había sido ubicado y posicionado culturalmente como alguien empoderado, considerado proveedor y más fuerte física e intelectualmente, además, era quien tenía poder de los bienes materiales (casa, comida) y le brindaba identidad a la mujer prestándole su apellido, es por eso que la mujer usaba el apellido del hombre para identificarse o moverse dentro de la 21 sociedad. Lerner (2009) refiere que como el hombre era “propietario” incluso de la mujer, éste no tenía límites dentro de los contextos sociales en los que se movía, en tanto que las mujeres se ubicaban y posicionaban como personas que debían apegarse a los límites establecidos, en donde la frontera era su hogar, es decir, que una mujer respetable era una reina ama decasa con su delantal y preocupada por el bienestar principalmente de su esposo. Además, de no considerar el divorcio como un medio para evitar golpes o malos tratos de su esposo ya que una mujer divorciada era sujeta a crítica y estigmatizada, considerada también “la oveja negra” de la familia, a esto se refiere el dicho “es tu cruz y debes cargar con ella”, es decir, el deber de la mujer era permanecer al lado de su esposo hasta que la muerte los separara, sin importar nada más. Es por eso que desde el noviazgo las mujeres toleraban todo tipo de tratos y aún con ello se casaban. Relacionado con esto, recuerdo una canción que se titula “aburrida la vida”, que justo habla de la mujer de esta época, quien era reina del hogar y que su deber es ser sumisa y cumplir con todas las tareas propias de la casa, incluyendo las necesidades de su esposo e hijos, siendo también ella quien debería hacerse cargo de las cuentas y hacer rendir el dinero10. Al mismo tiempo que hace esta descripción, hace una comparación de cómo es el antes de que el hombre pase a ser “dueño” y “señor” de la mujer y cómo es después de que esto sucede11 existe un cambio en el trato y en la relación en donde ella no puede decir ni decidir nada que no sea cumplir sus deberes. Como podemos observar, hasta este momento se consideraba que el hecho de nacer y crecer en medio de una cultura que significa a la mujer como un objeto o como inferior al hombre, aprendieron a conducirse en la vida de acuerdo a esos 10 “se la pasa en la cocina haciendo cuentas para el gasto y su esposo en la cantina no la saca ni a la esquina…” (Aburrida la vida, El Haragán y compañía). 11 “los años los sufrimientos, los problemas los lamentos terminaron con tu rostro, con tus quince primaveras y pensar que fue una noche, una noche sabatina, fue al calor de unos alcoholes que se prolongó la charla, no habían anticonceptivos, no inventaban los condones te desabrochó el vestido, y ya ves de aquello no queda nada…” (ídem). 22 significados, agregado a esto, encontramos la llamada estructura social que de acuerdo con Dreier (2011), va en relación con los significados de la cultura, ya que con base a los significados de ésta, se construye dicha estructura que significa que las personas viven en sociedades que tienen un determinado orden, un orden social que habrá que respetar para estar dentro de las normas, o sea, un “deber ser”. Por tanto, las personas estamos ubicadas en una cultura y contextos particulares, en un tiempo y espacio determinados y en función a esto será regulado el comportamiento de la persona, los individuos siempre actúan en una forma situada a partir de las ubicaciones espacio – temporales definidas. Entonces, es a través de la ubicación que la persona se posiciona respecto del contexto, asimismo, el individuo construye una postura personal que tiene estrecha relación con los puntos de vista que adopta sobre su participación en los contextos en los que se encuentra interactuando, (Dreier, 2005). Es por lo anterior que podemos comprender por qué las mujeres se conducen en su vida cotidiana aceptando ser significadas como inferiores, puesto que es el significado que han adoptado de acuerdo a la cultura en la que se han construido como personas; de igual forma, los hombres han aprendido a considerar a la mujer de esta misma manera y conducen su vida basados en los significados que han aprendido durante su trayectoria de vida e interacción con su cultura. En realidad, la mujer ha sido considerada como una buena mujer en la medida en que era menos persona, o sea, sin deseos propios e individuales ya que su trabajo además de ser ama de casa es complacer y mantener feliz a su esposo. Un punto relevante relacionado con lo anterior, es el lugar que ocupa la mujer ante una sociedad de hombres y de machos, en donde debido a que ellos al no tener límites podían tener lo que ha sido llamado “la catedral y las capillas”, que significa tener una esposa con sus hijos que representaba la casa grande y una amante o mujer para dar placer en una casa más pequeña. Ante esto la esposa no podía decir nada, incluso había mujeres que se sentían aliviadas porque con esta situación eran 23 menos requeridas sexualmente, sin embargo, ellas debían seguir cumpliendo sus tareas y deberes como la buena esposa, (Lerner, 2009). Estas prácticas sociales fueron conformando el significado que se le asigna a la mujer en nuestra cultura, ya que como lo menciona Schweder (1990), al estar inmersos en una cultura, nos permeamos de las tradiciones y significados de la misma, de tal manera que esta construcción de significados serán la punta de lanza para conducirse en la vida cotidiana y construirse como persona. De esta forma, podemos comprender como la persona comienza a formar parte de un grupo y a sentirse perteneciente al mismo, ya que al compartir significados comienza a realizar actividades dentro de un contexto social común. Entonces, para que una persona pertenezca a un grupo social es necesario que desarrolle habilidades para comprender y formar parte de arreglos y prácticas sociales que los afectan, (Dreier, 2011). Por lo anterior, se puede comprender entonces por qué las mujeres aceptaban conducir su vida con base en el papel de “la buena esposa”. Ya para el siglo XXI, tras una revolución de pensamiento, se ha buscado la igualdad de género, y debido a que la religión ha perdido poder sobre el pensamiento social, una vez más hay una re-significación respeto de ser mujer y el rol que desempeña socialmente; no obstante, aunque nos encontramos en esta época aparentemente más igualitaria y libre, podemos darnos cuenta de que aún existen los dos polos, el primero en donde la mujer ha logrado dejar de lado la sumisión y obediencia jugando un rol igualitario con el hombre, en donde ambos trabajan, se hacen cargo del hogar, estudian y tienen derecho a crecer; pero, podemos visualizar también la otra cara de la moneda, en donde (principalmente en comunidades rurales) todavía se observa ese patrón de mujer sumisa, obediente, ama de casa en donde su única función es el cuidado del hogar, los niños, la reproducción y servirle al hombre de la casa. Siguiendo sobre este mismo tenor la pregunta sería entonces ¿qué es lo que necesita la mujer para sentirse tratada como lo que es, una persona que tuvo lugar en la historia de la cultura?, no obstante, para responder será necesario también considerar que a lo largo de la historia se han construido significados y concepciones 24 que permean la ideología de las personas para saberse y vivirse como mujeres y los hombres para tratar a las mujeres. Con todo lo anterior, se puede ver que hay prácticas sociales y significados que van cambiando conforme se transforma el momento histórico y existen otras que se mantienen a lo largo del tiempo en ciertas zonas geográficas. 2.2 Construcción social de “ser mujer” Debido a que la mujer solamente ha sido vista como un objeto, se le atribuyen diferentes significados que tienen que ver con diversas finalidades: ya sea para dar placer, complacer al hombre o para “traer hijos al mundo”; lo anterior se encuentra estrechamente relacionado con lo que se puede apreciar en los “cuentos de hadas” o “princesas” creados por Walt Disney. Si hacemos un análisis y miramos más allá de la hermosa y delicada princesa y del caballeroso y guapo príncipe azul podemos notar que una mujer perfecta, digna de llamarse princesa y apta para la maternidad es aquella que es hermosa, dócil, sumisa, abnegada y virginal; en tanto que cuando una mujer liberal, independiente y autosuficiente automáticamente es puesta como villana y representada como bruja malvada con túnicas negras y párpados morados (Saucedo, 2006). A partir de lo anterior,podemos observar que en nuestra cultura a las niñas se les ha enseñado que deben comportarse con delicadeza y tener un papel pasivo en la sociedad, que su deber es vestir con un hermoso vestido y permanecer quietas y sentadas en las reuniones, tener una risa discreta y no decir malas palabras, ya que las niñas bonitas eran lo que representaban las princesas, además de que esa debería ser la aspiración de toda mujer desde pequeña. Por ello, podemos comprender que aún en la actualidad hay mujeres que continúan llevando a cabo este patrón tanto en ellas mismas como en la educación de sus hijas, sobre todo en aquellas familias conservadoras, religiosas o en donde los padres fueron educados de ésta forma. 25 Acorde con Skittecate (2005), los cuentos de hadas son un proceso moralizador en donde las mujeres llevan todas las de perder, ya que mientras ellas son desvalorizadas, el hombre es favorecido no solamente por su constitución física sino por el estilo de crianza, la educación y oficios que desempeñarán una vez que sean adultos, ya que ellos son los que se enfrentan a monstruos, ogros y dragones, mientras que la mujer juega un papel pasivo en donde espera ser rescatada por un príncipe azul que le dé un futuro prometedor limitándose a ser graciosa, de buenos modales y buenas costumbres. Por tanto, las niñas crecen con un ideal del amor romántico, soñando ser princesas de su príncipe azul con un “y vivieron felices para siempre” anhelando un mundo color de rosa, una historia llena de amor en donde no cabe la tristeza, el machismo o el sufrimiento. De acuerdo con lo anterior, podemos mencionar entonces que una mujer no se vive y se constituye como mujer solo por sus características biológicas, sino que construirse como tal, implica ser educada y puesta en un escenario que permea la serie de aprendizajes que va a adquirir a lo largo de su vida y ayuda entonces a comprender su actuar en la cultura a la cual pertenece. Fernández (1998) refiere que los roles que juegan las personas en una cultura son de acuerdo a criterios utilizados por la misma sociedad; asimismo, esto se transmite de generación en generación. Lo anterior se relaciona con lo planteado por la metapsicología de contextos acerca de los niveles del contexto; puesto que se menciona que los seres humanos existimos en un contexto y con base a las interacciones, le damos sentido y significado a lo vivido y observado; los niveles que Rosete, Alcaraz, Lara, Molina y Nieto (2017) menciona son: Microcontexto-proceso: en este primer nivel se encuentran las características biológicas, psicológicas, químicas y físicas de la persona. 26 Mesocontexto-proceso: se refiere a los primeros contextos en los que la persona interactúa, familia y amigos. Macrocontexto-proceso: es la cultura en la que se encuentra inmersa la persona. Magnocontexto-proceso: en este nivel, ya se encuentra involucrada la estructura social respecto de las instituciones que rigen el orden: escuela, leyes, religión, trabajo, etc. Cosmocontexto-proceso: se refiere al todo, tomando en cuenta los fenómenos naturales que impactan en la persona. Siguiendo la misma línea, se puede dar cuenta de que la formación de identidad de la persona está basada en cómo la persona se vive en su mundo, en sus experiencias, posturas, significados, interacciones y la interpretación de su mundo así como su historia personal, de hecho, Giddens (1991) menciona que: “…la identidad del sí mismo se negocia a través de procesos vinculados de exploración del sí y el desarrollo de la intimidad con los otros. Tales procesos ayudan a crear “historias compartidas” de un tipo potencial más estrechamente ligado que aquellas características de los individuos que comparten experiencias en virtud de una posición social común”, (Citado en: Dreier, 2005). Un punto importante a destacar es que a lo largo de las distintas épocas la división jerárquica y de actividades a desempeñar se ha llevado a cabo en función del género12 teniendo los hombres ventaja sobre las mujeres puesto que el papel que se les ha asignado es el de proveedores y jefes de hogar. Por tanto, la mujer como agradecimiento de esta estabilidad y seguridad que el varón le da deberá atender sus anhelos y conservarlo feliz, no contestarle ni contrariar sus opiniones ni decisiones y tampoco molestarlo con problemas irrelevantes. 12 Entendiendo el sexo como la parte biológica de la persona, genitales femeninos (vagina, útero y ovarios) o masculinos (pene y testículos); mientras que el género se refiere a las definiciones y creencias sociales de acuerdo a la cultura en la que se encuentran, (Fernández, 1998). 27 Bronfenbrenner (1979) define el rol como “conjunto de actividades y relaciones que se esperan de una persona que ocupa una posición determinada en la sociedad”, (Citado en: Fernández, 1998); luego entonces, puedo enfatizar que la construcción social de las personas comienza desde el vientre materno, puesto que al enterarse de que el bebé que va a llegar es una niña en automático los padres comienzan a buscar nombres propios de mujer así como pintar el cuarto y buscar ropa color rosa o amarillo a diferencia de que si se trata de un niño los colores suelen ser azul o verde. Otro ejemplo claro de que la construcción de identidad se lleva a cabo en función de la convivencia en determinada cultura es cuando las mamás visten a las niñas con vestido y a los niños con pantalón, además de la diferencia entre los juegos y juguetes; los de las niñas comúnmente son nenucos, barbies, juegos de té, casitas de madera o plástico; mientras que los juegos “propios” de niños son: competencias físicas y peleas que ponen a prueba sus habilidades, fuerza y virilidad, (Navarro, 2004). Es claro que las personas interactuamos en una cultura misma que jugará un papel importante en la construcción de la persona. De acuerdo con Schweder (1990) es con base en esta interacción que vamos construyendo significados, además, plantea que debido a que las personas vivimos en diferentes contextos (familia, amigos, escuela, trabajo, etc.) en cada uno de ellos las interacciones, significados y experiencias son diferentes; a estos distintos contextos, Schweder les llama “mundos intencionales”, es decir, mundos construidos de donde la persona aprenderá significados y conducirá su vida. Siguiendo en este mismo tenor, se puede apreciar entonces que la mujer desde pequeña generalmente es educada para conducir su vida cotidiana de modo tal que pueda hacerse cargo del hogar, aprender a cocinar, hacer quehacer o servir los platos. Todas estas actividades no parecen extraordinarias, son consideradas incluso normales puesto que en la mayoría de las familias mexicanas se enseña que siendo mujeres debemos servir los platos de los hombres de la casa (hermanos y papá), además de obedecer lo que ellos digan sin contrariarlos así como respetarlos y estar 28 para cuando algo necesiten o pedir permiso para poder salir o realizar alguna actividad. Incluso, a la mujer se le enseña a depender afectiva, económica y socialmente de los hombres, por lo que aspira a casarse de blanco y a que su papá sea quien la lleve al altar y la entregue al futuro marido; de hecho, Lerner (2009) refiere que el padre que es quien lleva a la novia al altar y la “entrega”, es como si pasara a ser ahora alguien más su amo y señor. Entonces, cuando los padres hacen diferencias en la ropa, nombres, colores, etc. Que utilizan si es niño o niña, están respondiendo a un mundo intencional del cual los hijos desde pequeños aprenderán las diferencias, las actividades a realizar, el significado de ser hombre o mujer y las trayectorias que tomarán a lo largo de su vida. Asimismo, dichas trayectoriasy conducción de vida estará basada en el aprendizaje de los significados de su cultura. Acorde con lo planteado por Navarro (2004), México sigue enfrentándose a una situación de machismo ya que la educación es machista y sexista, en donde la mujer deberá aprender a no competir con los hombres ni opacarlos con más estudios o un mejor salario sobre todo cuando se trata de su pareja. Prueba de ello es que en pleno siglo XXI aún existen empresas en donde si la mujer desempeña el mismo trabajo y jornada que un hombre le pagan un menor salario sin darle tampoco permisos o apoyo en caso de lesiones o embarazo. Además, no solamente se trata del género para el rol que desempeña la persona sino también de la clase social tal como ocurría en la conquista, ya que pareciera que las mujeres indígenas valieran menos por tener menos recursos, por tanto, su destino es aún menos prometedor, ellas están destinadas a comenzar a trabajar en el campo desde los 3 o 4 años aprendiendo a ser sumisas, abnegadas y obedientes para posteriormente ser vendidas o que sus padres arreglen matrimonios cuando aún ni siquiera llegan a la adultez. Bronfenbrenner menciona que la vivencia se construye culturalmente a través de las relaciones que establecemos con todo aquello que nos rodea (personas, objetos, 29 símbolos, círculos sociales, etc.); y es aquí cuando podemos darnos cuenta de que más que tanto la cultura y la relación con los otros influyen en la persona, como la persona influye en éstos a través de su interpretación y experiencia personal, (Citado en: Guitart, 2008). Por ende, todas estas diferencias de trato a las mujeres tienen que ver con las prácticas culturales que incluyen significados, creencias y costumbres que llevan a que se siga conduciendo la vida cotidiana de las personas de manera desigual e injusta para las mujeres. Por su parte, Hidalgo (2007) establece que la mujer busca ideales de lo que es ser femenina, atribuyéndose dotes de una súper mujer, siendo la encargada de cuidar la casa, donde tiene que estar al tanto de todas las necesidades de todos. Desde las más antagónicas posturas, se ha cuestionado cómo tiene que ser la mujer para ser una madre socialmente aceptable y validada. Sin embargo, también se dejan a un lado las ambiciones de la mujer, ya que se ven distorsionadas, por estereotipos por discursos, en los que se antepone el “deber ser” al “querer ser”, es decir, la mujer deberá limitarse a dar hijos y ser objeto de placer y adorno; en donde su valor principal está en hacer feliz a su esposo, sostener la unión familiar, ser sumisa, abnegada y obediente y jamás intentar ser más que su esposo. Cabe destacar que para comprender la formación y características psicológicas de un individuo, hay que tomar en cuenta que es parte de una cultura en la que construye y comparte significados que servirán de base para construir su trayectoria de vida. Sin embargo, Guitart (2008), plantea que aunque es cierto que la cultura juega un papel importante en la construcción de nuestra vidas, no es determinante, puesto que en el transcurso de la vida las personas se encuentran inmersas en diferentes culturas, por ende, los significados y estilos de vida son distintos en cada una de ellas y al interactuar con los miembros de esas culturas, el individuo comienza a apropiarse de los significados, tradiciones y estilos de vida para continuar su proceso de co-construcción. 30 Katherine Nelson por su parte, refiere que de acuerdo con Viygotski la experiencia es la unidad básica del desarrollo, puesto que a través de las vivencias la persona interpreta, comprende y construye el mundo en donde vive, (Citado en: Guitart, 2008). Por tanto, si dicha vivencia se construye culturalmente a través de la relación con los otros entonces la cultura moldea y es moldeada por la vivencia humana; por lo anterior se puede decir que una forma de modificar cómo ha sido significada la mujer a lo largo del tiempo es considerar lo que representa para otras culturas, cómo conducen su vida y cómo se viven como mujeres. Si bien los significados, tradiciones y estilos de vida de una cultura no pueden ser modificados completamente en corto tiempo, sí se puede generar un cambio en pequeños contextos como la familia, escuelas, trabajo o transporte público, puesto que es vital considerar que en estos contextos también se forman significados y se construyen sistemas de vida. De esta manera, poco a poco se irán generando cambios en la forma de significar y tratar a las mujeres; así como en el papel que jueguen en la cultura. De modo que se logren erradicar prácticas injustas y dañinas para todos como el feminicidio. 2.3 El ideal: “ser madre” “Muchas maravillas hay en el universo; Pero la obra maestra de la creación, Es el corazón materno”. Ernest Bersot. Como se ha venido comentando con antelación, en la cultura en la que vivimos se nos ha enseñado desde niñas a crecer con el ideal de la maternidad, es claro que con el transcurso del tiempo la ideología ha ido cambiando puesto que las relaciones entre las personas son diferentes; me atrevería a decir que me he dado cuenta de que entre las citadinas ya en el siglo XXI no estamos exentas de escuchar argumentos de mujeres quienes su mayor anhelo en la vida es ser madres y amas de casa, puesto que sin serlo se sienten incompletas o son criticadas, si bien es 31 cierto que esto ocurre mayormente en las comunidades marginadas ya que como se ha descrito, sus pensamientos y formas de relacionarse así como su cultura y tradiciones, giran en torno a que “la mujer sirve pa’l petate y pa’l metate”, es decir, para las actividades domésticas y para procrear y cumplir su deber de esposa (dar al esposo hijos, en especial varones). Ahora bien, remontándonos a la época de la conquista, cuando comenzó la implantación del cristianismo y el matrimonio, ocurre también la imposición de un modelo de familia en particular compuesta de papá, mamá e hijos; en esta época la maternidad era concebida como un acto sublime y regido por normas, no obstante, era vista de esta manera únicamente si la concepción se llevaba a cabo dentro de un matrimonio; de no ser así las mujeres eran señaladas como aventureras, mujerzuelas, putas o rameras (Ceballos, 2011). De hecho, se consideraba que una mujer en cualquiera de las condiciones mencionadas, manchaba la honra de la familia además de perder su valor como dama, por ende, la sociedad (incluso ella misma) consideraba que era merecedora de la infelicidad e indigna de contraer matrimonio. Podemos darnos cuenta de que todas las normas de esa época eran marcadas directamente por la iglesia (misma que era compuesta y controlada por hombres), los valores estaban moldeados por ella, también regía el poder económico, político y social; luego entonces, se entiende que la religión aceptaba las relaciones sexuales con el único fin de reproducirse más no del placer; al menos eso para las mujeres, pues si estudiamos un poco más a fondo el pensamiento religioso, podemos notar la misoginia con la que las mujeres han sido tratadas, ya que han sido catalogadas como criaturas infernales por ser ellas quien dan tentación a los hombres utilizando su cuerpo y “sus encantos”, no obstante, la incongruencia de este argumento es que por un lado dicen que las mujeres son quienes seducen, pero ¿qué pasa entonces con la cuestión de represión al género?, es decir, ¿por qué entonces son conceptualizadas como “rameras” si según dicen ellas han sido tan liberales?. Por otra parte, existen los cuestionamientos del por qué no se considera relevante que los hombres tengan relaciones sexuales fuera del matrimonio o que tengan a 32 otras parejas dentro de una unión de la que Dios ha sido testigo, esto de acuerdo a la ideología católica, además de los delitos quelos sacerdotes cometen dentro del recinto católico como la pederastia o tener parejas sexuales adultas (independientemente del género). Asimismo, se consideraba que ser madre se trataba de instinto y que la mujer por naturaleza debía desear, amar y cuidar a sus hijos, era más bien del cumplimiento de un “deber ser” en donde la mujer por el hecho de ser mujer tendría que ser madre para ser una verdadera mujer, esto, porque se ha considerado que es la responsable de dar vida y por tanto está obligada no sólo a parir sino también a amar y cuidar a los hijos cuando la realidad es que para dar vida a otro ser se necesitan tanto el varón como de la mujer, (Tarducci, 2008). Además, el género femenino tanto en su construcción como en su actuar ha considerado a la maternidad como acto sagrado. Hoy por hoy podemos comprender que las imágenes y representaciones de la maternidad son socialmente construidas, que el significado que las diferentes personas tenemos de la maternidad se encuentra permeado por el contexto sociocultural en el que estamos inmersos a lo largo de la vida. Un ejemplo claro de esto es lo que ocurre en la actualidad respecto de las ofertas laborales, puesto que ahora la mayoría de los empleos manejan un rango de edad cada vez más reducido, generalmente es de los 22 a los 35 años, por tanto, podemos observar que la mujer puede entrar en un dilema debido a que el rango de edad para desarrollarse profesionalmente se empalma con el rango para ser madre, no obstante, nos podemos dar cuenta que muchas mujeres que deciden desarrollarse profesionalmente, lograr una estabilidad económica y no depender de un hombre para posteriormente ser madres aunque el riesgo sea mayor. Lerner (2009), escribe que cuando una pareja contraía matrimonio inmediatamente se les preguntaba ¿para cuándo tendrían ya a los hijos?, a diferencia de la actualidad, que el tener hijos (así como el matrimonio) es una condición de elección y no de obligación, igualmente el tener relaciones sexuales ya no es únicamente con el fin de procrear sino por el puro placer de las dos personas involucradas en el acto. 33 Ante esto, la autora plantea la pregunta ¿cómo desearíamos que fuera la maternidad en el siglo XXI?, pues bien, de acuerdo con lo que plantea, la respuesta no es tan simple puesto que para poder comprender la pregunta es necesario tomar en cuenta que el tema está vinculado con temas y conceptos como: amor, matrimonio, pautas familiares, etc. 34 CAPITULO III. ABORTO 3.1 El aborto “El sentido común no es tan común”. Voltaire El aborto ha sido un tema polémico a nivel mundial tanto por el lugar que se le ha dado y se le sigue dando a la mujer en algunas culturas, como por la discusión que se ha desencadenado de si se trata de infanticidio o no; además de las discusiones que han generado sobre si las causas por las que se lleva a cabo el aborto son justificación (socialmente hablando) para realizar el procedimiento o no. Durante el siglo XX se habló del papel que ocupa la mujer en la sociedad, en este momento el grupo feminista cobró importancia al promocionar la libertad en la toma de decisiones respecto de la maternidad y el número de hijos tanto para las mujeres como para las parejas. Además, el grupo feminista afirmó que si se respetaba el derecho de decisión de la mujer los abortos clandestinos y sus consecuencias reducirían en número, (Ingaciuk, 2009). Como se mencionó anteriormente, el aborto en México ha sido un tema abordado y discutido (aún a la fecha) puesto que hay personas quienes se encuentran a favor y quienes en contra, sobre todo la población de adultos mayores, religiosos, algunos médicos y abogados. De hecho, el Instituto Mexicano de Tanatología (2008) postula que en el caso de los médicos, algunos se rehúsan a practicar el aborto (independientemente de la causa) puesto que en su juramento Hipocrático13 dice que una de sus funciones y compromisos como médicos es preservar la vida (tanto de la madre como del producto), por ende, para ellos practicar un aborto sí es considerado infanticidio. 13 Es un juramento público que pueden pronunciar aquellos que se gradúan como médicos ante los demás miembros de la comunidad médica. Su contenido es de carácter ético para orientar la práctica de su oficio, rescatado en: http://www.bioetica.org 35 Como podemos darnos cuenta, el pensamiento religioso a pesar del tiempo sigue teniendo un impacto importante en el actuar de la sociedad incluso en cuestión profesional. Ahora bien, para poder abordar los temas siguientes, es necesario contar con una definición de aborto. En 1977 la Organización Mundial de la Salud (OMS) definió el aborto como: “la expulsión o extracción uterina de un embrión o feto de 500 gr o menos”. Sin embargo, La Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), estableció que la edad gestacional de 22 semanas corresponde con el peso que anteriormente había establecido la OMS así como con la legislación española para la interrupción voluntaria del embarazo, por lo que además del peso, se comenzó también a considerar la edad gestacional del feto. Es importante mencionar que se considerará aborto cuando sea antes de las 22 semanas de gestación, y posterior a éstas será considerado nacimiento prematuro, (Martín, s/f). Por su parte, Pacora (2014) afirma que el concepto “aborto” tiene su origen en la palabra latina abortus, y significa: a) acción de abortar; b) interrupción del embarazo por causas naturales o deliberadamente provocadas, que eventualmente puede producir un delito. Considero importante mencionar que hablar de aborto no se trata solamente de que una mujer o pareja no quiera al bebé, ya que puede tratarse también de un aborto espontáneo o bien necesario por cuestiones de salud de la mamá, el bebé o ambos. Asimismo, es vital considerar, que dicha práctica (en caso de ser voluntario o inducido) se lleva a cabo por diferentes razones y no necesariamente porque se trate de un embarazo no deseado. Por lo anterior, es importante comprender que la falta de deseo de tener al bebé y el aborto no siempre va de la mano ni se trata de un sinónimo; de acuerdo con Fernández (2008), una mujer toma la decisión de abortar por razones que van más allá de un simple “no lo quiero”, aunque tampoco esta cuestión está exenta de formar parte de la gran lista de motivos por los cuales se decide abortar (bajo nivel económico, violación, falta de apoyo familiar o de la pareja, etc.). 36 A pesar de lo anterior, abortar se ha considerado un procedimiento criminal en el cual una mujer (considerada como desnaturalizada) es capaz de matar a un niño concebido y no nacido, a su propio hijo; más no se ha estudiado a fondo ni las causas que llevan a que la persona aborte y tampoco el impacto emocional que esta elección genera en ella. Según Díaz (2015), las consecuencias de un aborto, impactarán de diferente manera en cada persona, ya que no sólo se trata del aborto en sí mismo, sino de una serie de factores relacionados con la persona, estos pueden ser: características de personalidad, estilos de afrontamiento, circunstancias socio familiares y de pareja, motivos por los cuales tomó la decisión, traumas previos, creencias tato religiosas como culturales, etc. Otro punto importante que Fernández (2008) aborda, es la edad de la mujer cuando se lleva a cabo la decisión de abortar, ya que se ha encontrado que las adolescentes presentan secuelas psicológicas graves que incluso en ocasiones requieren hospitalización además de ideación o intentos suicidas y depresiones más profundas. En conjunto con lo anterior vienen también las complicaciones físicas que ellas llegan a presentan puesto que son más propensas a
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