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UNIVERSIDAD DON VASCO, A.C. 
INCORPORACIÓN NO. 8727-25 A LA 
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO 
 
ESCUELA DE PSICOLOGÍA 
 
INCIDENCIA DE NIÑOS DE PREESCOLAR QUE PRESENTAN 
RASGOS PSICO-SOCIALES POR DÉFICIT DE ATENCIÓN CON 
HIPERACTIVIDAD 
 
TESIS 
PARA OBTENER EL TÍTULO DE: 
 
LICENCIADA EN PSICOLOGÍA 
 
Jazmín Araceli Avila Vaca 
Asesora: Lic. Blanca Hortencia Duarte Oropeza 
 
 
 
Uruapan, Michoacán., 27 de agosto de 2013 
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
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mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
DEDICATORIAS 
 Se la dedico a Dios, a las vírgenes: de la luz y Guadalupe, así como, a cada 
uno de los santos a los que me encomendé durante mi formación profesional. A mis 
padres Candy y Feli por su apoyo, comprensión, confianza, amor y motivación para 
poder lograr mis estudios universitarios, ya que gracias a su educación me formaron 
el hábito de estudiar y de ser una mujer preparada. 
 A mi novio Gilberto, mis familiares y amigas por su apoyo, motivación y por 
estar ahí cuando necesitaba de ellos(as), por sus palabras de ánimo, por sus 
participaciones en actividades académicas que tuve que realizar para mi formación. 
A la Dra. María Guadalupe Tamez Martínez por su apoyo, confianza y motivación, 
para que yo lograra estudiar una carrera universitaria y al mismo tiempo 
brindándome la oportunidad de trabajar en su consultorio para poder costear los 
gastos escolares que se generan y a su vez los personales. 
 A mis seres queridos que durante mi período universitario partieron 
físicamente de éste mundo: mi abuelito paterno “abuelito José”, mi tío Gerardo y mi 
tía Silvia, por motivarme, mi abuelita materna “mamá Eva” por sus oraciones a la 
virgen de la luz para interceder por mi en los estudios y por sus bendiciones diarias. 
 A los(as) maestros(as) que me prepararon para ser Lic. en Psicología, por 
supuesto a mí por el esfuerzo y dedicación para lograr una meta más en mi vida. 
 Así como, a mi perrita “paloma” porque fue parte de una tarea y aún estamos 
juntas disfrutando de la vida y sobre todo demostrándonos amor mutuamente. 
AGRADECIMIENTOS 
 Por motivos muy importantes y por haberme prestado la vida, agradezco a 
Dios por permitirme lograr mi sueño de ser psicóloga, así como, a los santos y 
vírgenes que me encomendé durante el tiempo de mis estudios universitarios. 
 Agradezco a mis padres: el Sr. Felipe Avila Campos y la Sra. Ma. Candelaria 
Vaca Magaña, por su apoyo incondicional y motivación para que yo siguiera adelante 
a pesar de las adversidades que se iban presentando, por decirme: ¡Tú puedes! 
A mi novio Ing. Gilberto Mayo López por su apoyo y motivación durante la 
carrera universitaria, a mis familiares, amigas por su apoyo y complicidad cuando 
tenía que hacer las aplicaciones de los test psicométricos porque permitían que se 
los aplicara o buscaban a quienes aplicárselos. Asimismo, a la Dra. María Guadalupe 
Tamez Martínez quien me dio trabajo, la oportunidad, la motivación para seguir 
estudiando y tener una profesión aún más porque ella sabía que a mi me gusta la 
carrera de psicología desde siempre, agradezco su apoyo, paciencia, participación 
para yo poder cubrir las actividades académicas e ir a los viajes de práctica. 
 A las maestras Lic. Martha Chuela y la Lic. Graciela Arroyo por su apoyo y 
ayuda bibliográfica para realizar esta investigación, así como, por haber sido parte de 
mi preparación profesional. Al igual, gracias al departamento encargado de las becas 
por haberme dado la oportunidad de tener beca parcial porque fue de gran ayuda 
para que yo pudiera continuar estudiando esta carrera y cubriendo los gastos que se 
generaron durante ese tiempo. 
ÍNDICE 
 
Introducción. 
Antecedentes . . . . . . . . . 1 
Planteamiento del problema . . . . . . . 4 
Objetivos . . . . . . . . . . 5 
Hipótesis . . . . . . . . . . 7 
Justificación . . . . . . . . . . 8 
Marco de referencia . . . . . . . . 9 
 
Capítulo 1. Trastorno por déficit de atención con hiperactividad. 
1.1. Concepto de trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) 12 
1.2. Modelo Bio-Psico-Social Sistémico . . . . . . 15 
1.2.1. Biológico . . . . . . . . . 17 
1.2.2. Psicológico . . . . . . . . . 22 
1.2.3. Social . . . . . . . . . . 30 
1.2.4. Sistémico . . . . . . . . . 34 
1.3. Causas del TDAH . . . . . . . . 37 
1.4. Características del TDAH . . . . . . . 41 
1.5. Edades en las que se puede diagnosticar . . . . . 46 
1.6. Niños de preescolar con TDAH. . . . . . . 50 
1.7. Incidencia con la que se presenta el TDAH . . . . 53 
 
Capítulo 2. El niño en edad preescolar. 
2.1. Concepto del niño en preescolar . . . . . . 56 
2.2. Desarrollo del niño en tercer grado de preescolar . . . 60 
2.2.1. Aspectos físicos . . . . . . . . 61 
2.2.2. Aspectos emocionales . . . . . . . 65 
2.2.3. Desarrollo psicomotor del niño en edad preescolar . . . 67
 
Capítulo 3. Metodología, análisis e interpretación de resultados. 
3.1. Descripción de la metodología . . . . . . 75 
3.1.1. Enfoque cuantitativo . . . . . . . 76 
3.1.2. Diseño no experimental . . . . . . . 77 
3.1.3. Extensión transversal . . . . . . . 78 
3.1.4. Alcance descriptivo . . . . . . . . 79 
3.1.5. Estudio comparativo . . . . . . . 80 
3.2. Técnicas e instrumentos de recolección de datos. . . . 80 
3.3. Descripción de la población y muestreo . . . . . 89 
3.3.1. Fuentes de información: maestros, padres y el investigador . 90 
3.3.2. Alumnos de tercer grado del preescolar federal “Gabriela Mistral” . 93 
3.3.3. Alumnos de tercer grado del preescolar particular “Quetzal” . 95 
3.4. Análisis e interpretación de resultados . . . . . 96 
3.4.1. Rasgos psicológicos en los niños de preescolar . . . 97 
3.4.2. Rasgos sociales en los niños de preescolar. . . . . 104 
3.4.3. Comparación del nivel de incidencia de rasgos psico-sociales en niños 
de ambos planteles . . . . . . . . 112 
Conclusiones . . . . . . . . . 117 
Sugerencias . . . . . . . . . . 120 
Bibliografía . . . . . . . . . . 123 
Mesografía . . . . . . . . . . 125
1 
 
INTRODUCCIÓN 
 
 A continuación, se mencionarán los elementos contextuales respecto a la 
presente investigación con el fin de conocer cómo y por qué surgió el interés de 
conocer los rasgos psico-sociales del Trastorno por Déficit de Atención con 
Hiperactividad en niños de tercer grado de preescolar; se examinará además dónde 
se presenta con mayor frecuencia, si en un plantel federal o en uno particular. 
 
Antecedentes 
 
Se dice que los niños con posibilidades de presentar el Trastorno por Déficit 
de Atención con Hiperactividad (TDAH) presentan problemas de aprendizaje debido 
a su conducta, ya que comúnmente no terminan las actividades asignadas ni 
pueden estar realizando una sola tarea a la vez. 
 
El TDAH es de naturaleza orgánica. Las diferencias de la hiperactividad con 
un nivel alto de actividad normal están en que la primera es muy irregular, mal 
organizada y sin metas fijas. En las investigaciones que se han realizado “el trastorno 
ocurre con más frecuencia en hombres que en mujeres y su proporción va de 2: 1 
hasta 6: 1 (Biederman, López, Boellner y Chandler, 2002)”. (Rickel y Brown; 2008: 5). 
 
“Un trabajo desarrollado con una amplia muestrade niños de edades 
comprendidas entre los 4 y los 16 años encontró datos de prevalencia del 9% para 
2 
 
los varones y del 3.3% para las mujeres, resultados similares a los obtenidos por 
estudios anteriores, y superiores a los que han utilizado exclusivamente los juicios 
clínicos, otros estudios han obtenido proporciones de 5 a 1 e incluso de 9 a 1 (DSM-
IV, 1995)”. (Miranda y colaboradores; 200: 22). 
 
Debido fundamentalmente a una falta de uniformidad de criterios para definir 
la hiperactividad, los estudios de prevalencia de la misma suelen incluir a los niños 
hiperkinéticos confundidos con otros problemas de conducta. 
 
Con base en esto, se acepta que entre un 5 y un 10% de los niños de 6 a 14 
años presentan hiperkinesia, sin estar definido cuántos de ellos tienen TDAH; es más 
frecuente en varones que en mujeres, por lo que es importante tener medidas más 
efectivas para trabajar con problemas relacionados con la conducta de los niños 
(Domínguez; 2008). 
 
Este trastorno se refiere como lo dice el autor anterior, a un patrón persistente 
de falta de atención y/o hiperactividad e impulsividad, cuya frecuencia y severidad es 
mayor que lo típicamente observado en personas que presentan este trastorno, las 
cuales tienen mayor probabilidad de enfrentar un sinnúmero de problemas en el 
ámbito social, cognoscitivo, académico, familiar y emocional, al igual que un mayor 
riesgo de rezago en la conducta adaptativa. 
 
El concepto con el cual se va a guiar esta investigación es según Domínguez 
(2008: 21), quien indica que “el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad 
3 
 
(TDAH) es el término que se utiliza en la actualidad para describir un trastorno del 
comportamiento que presentan tanto niños como adultos, con manifestaciones 
diferentes según la edad y la educación recibida”. 
 
Según Domínguez (2008: 12) “el TDAH es un síndrome que provoca 
dificultades en las edades tempranas de la vida escolar y que cuando no se sabe 
manejar, puede provocar reales tragedias familiares que van desde el fracaso 
escolar hasta la depresión y baja autoestima, pasando por conductas delictivas y/o 
sociopáticas. Por lo tanto, el Mtro. Jorge Domínguez García desea compartir un 
modelo integrativo de la terapia psicopedagógica y la Psicoterapia Breve Sistémica, 
el cual denomina el modelo Bio-Psico-Social Sistémico, en donde se involucra a la 
familia en la solución de los problemas psicosociales asociados con el TDAH y en 
prepararlos para interactuar con el hasta que el niño sea adulto e independiente”. 
 
4 
 
Planteamiento del problema 
 
 En la actualidad, se habla con frecuencia acerca del problema de los niños 
que presentan Trastorno de Déficit de atención con Hiperactividad, quienes lo 
manifiestan en el hogar, la escuela, lugares públicos y por su actitud, son etiquetados 
como niños hiperactivos. Por ello, esta investigación de realizará en dos instituciones 
de educación preescolar, para conocer más de lo que realmente padecen estos 
niños y qué los hace ser diferentes de los demás. Los niños con Trastorno de Déficit 
de atención con Hiperactividad (TDAH) muestran problemas de atención y conducta, 
pero en realidad poco se sabe acerca de todos los factores que intervienen para el 
surgimiento y desarrollo de esta perturbación. Esta situación se presenta en dos 
instituciones de preescolar, por lo cual, surge el interés por investigar lo que pasa 
con estos niños, qué es lo que demuestran y lo que viven. 
 
Se debe investigar de qué manera influyen los factores como problemas de 
atención y de conducta, para que el niño “inquieto o hiperactivo” tenga TDAH, en 
especial, los rasgos psicológicos y sociales, pues en la mayoría de las 
investigaciones se basan en que el TDAH surge biológicamente, como factor 
principal para el desarrollo de este trastorno. Por lo tanto, en la presente indagación 
se busca responder a la siguiente interrogante: ¿Qué diferencias hay en el nivel de 
incidencia de los rasgos psico-sociales del Trastorno de Déficit de atención con 
Hiperactividad, entre los niños de tercer grado de la escuela preescolar federal 
“Gabriela Mistral” y la escuela preescolar particular “Quetzal”, de Uruapan, 
Michoacán? 
5 
 
Objetivos 
La presente investigación concentró sus recursos en el cumplimiento de las 
directrices que a continuación se enuncian. 
 
Objetivo general 
 
 Comparar el nivel de incidencia de los rasgos psico-sociales del Trastorno 
de Déficit de atención con Hiperactividad en niños de tercer grado de preescolar, 
entre la escuela particular “Quetzal” y la escuela federal “Gabriela Mistral”, de 
Uruapan, Michoacán. 
 
Objetivos particulares 
 
1. Conocer el desarrollo físico y emocional de un niño de tercer grado de 
preescolar. 
2. Caracterizar el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad en niños 
de tercer grado de preescolar, bajo el modelo Bio-Psico-Social Sistémico. 
3. Identificar los aspectos psicológicos y sociales del Déficit de atención con 
Hiperactividad a partir de la revisión de las perspectivas teóricas empleadas 
para diagnosticar este trastorno. 
4. Detectar el Trastorno de Déficit de atención con Hiperactividad en cuanto a los 
rasgos psicológicos y sociales en dos grupos de niños de tercer grado de 
preescolar. 
6 
 
5. Comparar la incidencia de niños que manifestaron rasgos psicológicos y 
sociales del Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) 
entre el preescolar federal “Gabriela Mistral” y el preescolar particular 
“Quetzal”. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
7 
 
Hipótesis 
 
Una vez que se realizó una revisión inicial de la bibliografía existente, se 
formularon las siguientes explicaciones tentativas respecto a la realidad estudiada. 
 
Hipótesis de investigación 
 
El grupo tercer grado de la escuela preescolar federal “Gabriela Mistral” tiene 
mayor incidencia de niños que presentan rasgos psico-sociales de Déficit de atención 
con Hiperactividad, que el grupo correspondiente de la escuela preescolar particular 
“Quetzal”. 
 
Hipótesis nula 
 
El grupo tercer grado de la escuela preescolar federal “Gabriela Mistral” no 
tiene mayor incidencia de niños que presentan rasgos psico-sociales de Déficit de 
atención con Hiperactividad, que el grupo correspondiente de la escuela preescolar 
particular “Quetzal”. 
 
 
 
 
 
 
8 
 
Justificación 
 
En la actualidad se han hecho más notorios los diferentes tipos de problemas 
de aprendizaje, dentro de los cuales se ha destacado el Trastorno por Déficit de 
Atención con Hiperactividad (TDAH); es importante conocer a qué se refiere, así 
como el modo en que repercute sobre el desarrollo normal en el niño, 
específicamente respecto a los problemas de aprendizaje que conlleva esta 
perturbación. Es de suma utilidad para los estudiantes que tengan relación con el 
aprendizaje en los niños, para hacerles aprender el fenómeno de manera adecuada y 
entender el comportamiento y actitud de los casos que se presenten; tal es el caso 
de la Universidad Don Vasco, en la cual existen diferentes carreras que tienen 
contacto con el desarrollo del niño, así como con su educación y comportamiento; 
estas carreras son Psicología y Pedagogía, por tener una orientación hacia el 
servicio y atención de la sociedad . 
 
 Con esta investigación se mostrarán evidencias que determinan la existencia 
de este trastorno en edad preescolar; cabe mencionar que el TDAH se explica 
mediante un modelo Bio-Psico-Social Sistémico, del cual, para llevar a cabo la 
presente investigación, sólo se van a tomar en cuenta las partes psicológicas y 
sociales por medio de la observación, ya que en el modelo mencionado, la parte 
biológica necesita de la aportación de médicos neurólogos para hacer los estudios 
correspondientes (uno de ellos la tomografía) y dar como diagnóstico que el niño 
presentaTrastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad. 
 
9 
 
Marco de referencia 
 
La investigación se llevó a cabo en las instituciones educativas preescolares 
que se describen a continuación, para conocer el contexto de cada una de ellas. 
 
 La escuela preescolar federal “Gabriela Mistral” se ubica en la calle 
prolongación Yucatán esq. Con Lucio Blanco s/n, Col. Francisco J. Mújica, C.P. 
60050 en la ciudad de Uruapan, Michoacán. Su filosofía reside en el lema: “Nacer al 
saber”, su misión es encaminar sus acciones y brindar una educación integral 
basada en valores y principios de acuerdo con el artículo 3º de la Constitución de 
México, para con ello formar niños exitosos, seguros de sí mismos y con una actitud 
emprendedora, capaces de enfrentar los desafíos del mundo actual, por ello 
desarrollan en los alumnos diversas habilidades, actitudes, aptitudes y conocimientos 
a través del trabajo mediante competencias sociales, afectivas, culturales, artísticas y 
cognitivas de diversos campos formativos. 
 
Brindan una educación de calidad, apegada al Programa de Educación 
Preescolar vigente (PEP 2004) para la formación e integración emocional, física y de 
conocimientos académicos. Lo que aprenderán y desarrollarán los niños en su etapa 
preescolar incluye: la lecto-escritura y matemáticas, desarrollo de habilidades de 
pensamiento, educación física, juegos y competencias. 
 
 
10 
 
El perfil académico de los docentes es que cuentan con Lic. en Educación 
Preescolar, en Educación Física y Recreación, Lic. en Pedagogía; se cuenta además 
con atención psicológica del Centro de Atención Psicopedagógica de Educación 
Preescolar (CAPEP), lugar a donde canalizan a los alumnos que lo requieran. Las 
instalaciones de esta institución se componen por aulas académicas y una sala 
audiovisual, patio cívico, área de juegos infantiles, material didáctico, dirección y 
departamento de pedagogía. 
 
 La escuela preescolar particular “Quetzal” se ubica en Morelos #102, Col. 
Morelos, C.P. 60000, en Uruapan, Michoacán. Su filosofía tiene como fundamento el 
ser humano, su desarrollo y equilibrio. Su objetivo y razón de ser es el logro de la 
excelencia académica a través del uso de las mejores herramientas disponibles, 
basadas en: cariño, comprensión, justicia, responsabilidad, rectitud y ética. 
 
Los servicios que ofrecen son: maternal, 1º, 2º y 3º de preescolar. Se busca el 
desarrollo integral de los niños a través de diversas actividades en un ambiente de 
respeto, amor y alegría. Saben de la importancia de una educación personal con 
amor, que está enfocada al desarrollo de los niños, por este motivo su sistema se 
imparte en instalaciones adecuadas, grupos reducidos y por educadoras y maestras 
tituladas, personal ampliamente capacitado con experiencia, comprometidas a 
educar con cariño y alegría. El quehacer escolar de los niños, comprende actividades 
diarias como: cantos y juegos, pintura, educación física, computación e inglés. 
 
11 
 
Las actividades de alumnos y maestras se realizan en apropiadas 
instalaciones entre las que se encuentran: sala de computación, salón audiovisual, 
salón de cantos y juegos, zona de juegos infantiles, cubículo de psicología, patio 
cívico, aulas académicas y material didáctico. Cuenta con otras actividades 
destinadas a desarrollar: psicomotricidad, sensibilidad, habilidades de lecto-escritura, 
matemáticas, expresión artística, socialización y gimnasia cerebral, abarcando así 
sus múltiples inteligencias en grupos reducidos. 
12 
 
CAPÍTULO 1 
TRASTORNO POR DÉFICIT DE ATENCIÓN CON HIPERACTIVIDAD 
 
 Actualmente y desde hace muchos años, la hiperactividad, la falta de atención 
y la impulsividad, dominan la escena de la salud infantil, adolescente y aun del 
adulto. En particular, los niños con estas características se manifiestan en las aulas y 
en el ámbito familiar. En este capítulo se mencionará del concepto de TDAH del 
modelo Bio-Psico-Social Sistémico y cada uno de estos componentes, en particular, 
las características psico-sociales que presentan para la existencia de dicha 
perturbación, así como las causas, las edades para su diagnóstico y su incidencia. 
 
1.1. Concepto de Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH). 
 
 “El TDAH es un trastorno del desarrollo del autocontrol. Engloba problemas 
para mantener la atención y para controlar los impulsos y el nivel de actividad. Estos 
problemas se reflejan en el deterioro de la voluntad del niño o de su capacidad para 
controlar su conducta a lo largo del tiempo, y para mantener en su mente las metas y 
consecuencias futuras” (Barkley; 1999: 20). 
 
 De acuerdo con Barkley (1999) el TDAH es un trastorno en el autocontrol de la 
atención, los impulsos y la actividad, lo cual provoca un déficit en el niño para 
mantener el control de éstos y poder lograr metas en el futuro. 
 
13 
 
“El Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) es el término 
que se utiliza en la actualidad para describir un trastorno del comportamiento que se 
presenta tanto en niños como en adultos, con manifestaciones diferentes según la 
edad y la educación recibida” (Domínguez; 2008: 11). 
 
 De acuerdo con este autor, el TDAH es el término que describe la perturbación 
del comportamiento de niños, jóvenes y adultos, que implica una dificultad para 
mantener y regular la atención, se manifiesta además a través de actividad motriz 
excesiva (hiperactividad) ya que ocurre en cualquier lugar y todos los días, con 
impulsividad y escasa reflexión; ante las demás personas, los casos con TDAH 
tienen poco autocontrol, de modo que se dejan llevar por sus emociones, sus deseos 
o necesidades. El TDAH es utilizado para describir el trastorno del comportamiento 
de niños y adultos que no controlan su atención, impulsos ni actividad como las 
demás personas, de acuerdo con su edad y educación. Este trastorno implica 
primordialmente una dificultad generalizada en el espacio y el tiempo. 
 
“El Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) es un 
trastorno del neurodesarrollo caracterizado por niveles de desarrollo mental 
inapropiados de la inatención, impulsividad y/o hiperactividad, que da como resultado 
la discapacidad funcional crónica en todos los entornos (American Psychiatric 
Association, 2000). El TDAH también está acompañado de manifestaciones 
cognitivas y conductuales que suelen presentarse durante la niñez” (Rickel y Brown; 
2008: 1). 
 
14 
 
 Rickel y Brown (2008) mencionan que el TDAH es un trastorno con niveles 
inadecuados de desarrollo mental, que causa falta de atención, impulsividad y 
excesiva actividad motriz, presentándose manifestaciones cognitivas y conductuales 
desde la infancia, lo cual ocasiona una discapacidad funcional crónica. Es una 
alteración común que afecta a los niños y que continúa en la edad adulta si no es 
atendido de manera temprana, esto ocasionará algunos problemas en el desarrollo 
del sujeto en diferentes funciones, como la emocional, profesional, familiar, social, 
entre otras. 
 
 “El Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) es el término 
actual con que se conoce a un síndrome caracterizado por deficiencias atencionales, 
impulsividad y un excesivo grado de actividad” (Miranda y cols.; 2001: 11). 
 
De acuerdo con estos autores, el TDAH es un síndrome que se caracteriza 
por falta de atención, por ser impulsivo y tener una actividad motriz excesiva que 
ocasiona deficiencia en el niño para realizar sus actividades, poner atención en lo 
que se le está diciendo y controlar sus emociones. Es un problema realmente serio 
para el niño que lo sufre y para las personas de su entorno social, sobre todo los 
padres y los profesores, por las implicaciones que conlleva en el funcionamiento 
cognitivo y social del sujeto, por la asociación que mantiene con la conducta 
antisocialy por su naturaleza esencialmente crónica. La conducta cotidiana del niño 
con TDAH en clase, en casa y fuera de ella, se caracteriza a grandes rasgos por la 
impulsividad, la desatención y la inquietud excesiva, manifestaciones que 
obviamente tienen repercusión negativa en el rendimiento académico. 
15 
 
 “El TDAH es un trastorno de límites poco claros y que, en todo caso, 
compromete en gran manera la frágil personalidad del niño en pleno periodo 
intelectual, afectivo y social” (Farré y Narbona; 1997: 11). 
 
Estos últimos investigadores mencionan que el TDAH es un trastorno con 
factores múltiples que hacen insuficientemente despejados los límites para el 
entendimiento de dicho trastorno, pero que deja claro que es una deficiencia en la 
atención, los impulsos y la conducta del niño, lo cual no le permite tener una 
personalidad más atenta a las necesidades que va teniendo con el paso del tiempo. 
Además, el fracaso en el desarrollo del control inhibitorio que implica el TDAH, 
potencia la vulnerabilidad para experimentar otras dificultades que limitan las 
posibilidades de desarrollo personal a distintos niveles. 
 
1.2. Modelo Bio-Psico-Social Sistémico. 
 
“Este modelo contempla la interacción de los aspectos biológicos, cognitivos, 
emocionales, conductuales y sociales en donde cada elemento influye en los demás, 
convirtiéndose así, en un sistema que se autorregula” (Domínguez; 2008: 103. Ver 
anexo 1). 
 
 De acuerdo con Domínguez (2008) el modelo Bio-Psico-Social Sistémico 
interactúa en todos los factores que el niño tiene, como el orgánico, cognoscitivo, 
afectivo, conductual y social, los cuales están interrelacionados y ello les permite 
autorregularse. Esto se refiere a que cuando un individuo se enfrenta a situaciones 
16 
 
de adaptación social, en las cuales necesita vivir experiencias que lo orillan a 
aprender a tomar decisiones, controlar emociones o solucionar problemas, estimula 
la zona cerebral prefrontal, encargada de las habilidades ejecutivas. El ayudar a que 
el niño se adapte al medio ambiente social desde los requerimientos del mismo 
ambiente (llámese familia o escuela) ayuda a que el niño adquiera la madurez en el 
control de las emociones, habilidades sociales y control de impulsos, incluso en las 
habilidades de atención y concentración. 
 
 “Las interacciones que se producen entre los factores orgánicos y los 
ambientales tales como un pobre ejercicio de la paternidad, psicopatologías de los 
padres, bajo estatus socioeconómico o estrés psicosocial de la familia, tienen una 
gran importancia en la modulación del trastorno” (Miranda y cols.; 2001: 21). 
 
 Estos autores mencionan que la relación entre los factores biológicos y 
sociales tienen que ver con la sociedad actual por causa de cambios radicales, los 
cuales crean condiciones sociales que intensifican los síntomas del TDAH, como el 
trabajo sedentario, que exige una concentración mental prolongada; el gran número 
de divorcios y familias no normativas, así como el estrés en ambos padres, 
propiciando el TDAH en sus hijos. 
 
La mayoría de los niños hiperactivos tienen algún pariente afectado en mayor 
o menor medida por el mismo trastorno, lo cual influye de tal manera para que el niño 
padezca TDAH, que si por ejemplo, alguno de los padres padece este trastorno, en 
un 50% es probable que el niño lo padecerá también. 
17 
 
 Por otra parte, “los factores ambientales pueden mitigar los efectos nocivos de 
los factores de riesgo específicos que pueden asociarse o incluso ser causales en el 
TDAH” (Rickel y Brown; 2008: 35). 
 
 Existe un consenso general acerca de que los elementos genéticos, 
ambientales y neurológicos convergen para contribuir a la presencia del TDAH, de 
acuerdo con Rickel y Brown (2008). Los factores ambientales exacerban la 
predisposición a dicho trastorno, de esa manera, el TDAH es cíclico porque un factor 
conlleva a otro a interactuar, lo que denota la relación entre ellos para que este 
trastorno se presente en los niños. 
 
1.2.1. Biológico. 
 
 “Se refiere primordialmente al aspecto orgánico del TDAH, el déficit 
metabólico, la inmadurez en las zonas referentes a procesos ejecutivos” 
(Domínguez; 2008: 104). 
 
 El autor citado menciona que el factor biológico está relacionado con la 
genética y diversos acontecimientos que se producen durante el embarazo o entorno 
al nacimiento del niño; casi todas las causas del TDAH se producen en esta etapa. 
Por ello se puede afirmar que es altamente hereditario y que está más relacionado 
con la genética que con el entorno. 
 
18 
 
La expresión genética es el proceso por medio del cual todos los organismos 
trasforman la información codificada en los ácidos nucleicos de la célula, en las 
proteínas necesarias para su desarrollo y funcionamiento. Tanto el aprendizaje como 
las experiencias del ambiente, pueden dar origen a cambios en las conexiones 
neuronales. 
 
 “Los estudios y las investigaciones de genética molecular que estudian 
gemelos y niños adoptados sugieren que los genes predisponen a que las personas 
presenten TDAH. Los parientes consanguíneos de quienes tienen TDAH, tienen más 
probabilidades de desarrollar el trastorno si se les compara con parientes no 
consanguíneos” (Rickel y Brown; 2008: 26). 
 
 De acuerdo con esta afirmación, los parientes consanguíneos de los afectados 
por el TDAH tienen más posibilidades de presentar síntomas del trastorno, por lo 
tanto, hay una predisposición genética a presentarlo, por las contribuciones 
genéticas. Para algunas personas, el desarrollo del trastorno parece ser hereditario; 
para otras, los factores externos o los ambientales específicos, pueden contribuir al 
fenotipo de los síntomas presentes en el trastorno. 
 
 “Barkley (1998b) cree que los factores neurológicos y genéticos son los 
principales determinantes del TDAH, pero advierte que hasta ahora gran parte de las 
investigaciones no han demostrado causalidad” (referido por Rickel y Brown; 2008: 
26). 
 
19 
 
Como mencionan Rickel y Brown (2008), las investigaciones de Barkley 
demuestran un componente hereditario importante en el TDAH. Sin embargo, la 
herencia no necesariamente indica la presencia de transmisión genética. Algunos 
investigadores han interpretado todas las disparidades biológicas entre las personas 
con TDAH en relación con los controles de comparación como evidencia de las 
contribuciones genéticas a este trastorno. 
 
 “Entre los factores biológicos no genéticos que se han señalado como causas 
del TDAH, destacan las complicaciones prenatales, perinatales y postnatales, tales 
como el consumo materno de alcohol, drogas o tabaco durante el embarazo, el bajo 
peso al nacimiento, la hipoxia, el retraso en la maduración neurológica o lesiones 
cerebrales que repercuten negativamente en el control cerebral de actividades que 
son relevantes” (Miranda y cols.; 2001: 18). 
 
 Estos autores indican que no sólo existen factores genéticos, sino también de 
otros tipos y que pueden causar el TDAH, por ejemplo: el modo en que la mamá se 
alimentó y cuidó del consumo de alcohol, drogas y tabaco en el embarazo (prenatal), 
bajo peso al nacer, la falta de oxígeno en general o en alguno de sus órganos, el 
retraso en la maduración neurológica o lesiones cerebrales que dañan el control 
cerebral de las actividades. 
 
 
 
20 
 
“Estudios que han empleado avanzadas técnicas de neuroimagen han 
comprobado que los lóbulos frontales y los circuitos de los ganglios basales de los 
niños con TDAH, -regiones cerebrales que regulan la inhibición de las repuestas, la 
planificación y la flexibilidad mental-, presentan un funcionamiento defectuoso” 
(Miranda y cols.; 2001: 19). 
 
 En estudios con técnicas avanzadas de neuroimagen, se ha notado que en 
algunos niños hiperactivos, la corteza prefrontal derecha, dos de los ganglios basales 
y algunas zonas del cuerpo callosoque vinculan las regiones cerebrales frontales y 
parietales, tienen un tamaño reducido, en comparación con los niños que no 
presentan este trastorno, de modo que la genética juega un importante papel 
respecto a la herencia. Los niños hiperactivos tienen algún pariente afectado en 
mayor o menor medida por el mismo trastorno. 
 
El TDAH posiblemente está ocasionado por el funcionamiento defectuoso de 
los lóbulos frontales y los ganglios basales, que son las regiones cerebrales que se 
encargan de regular la inhibición de las conductas inapropiadas y el autocontrol. 
 
El TDAH se asocia con una disfunción química en la que los sujetos 
hiperactivos tienen menores niveles de dopamina que los sujetos normales; esta 
disfunción explicaría las dificultades que experimentan para prestar atención a los 
estímulos relevantes y para controlar las respuestas inapropiadas. 
 
21 
 
 “Los estudios que han empleado exámenes neuropsicológicos para evaluar a 
las personas con TDAH, sugieren la presencia de un déficit en el funcionamiento del 
lóbulo frontal relacionado con la fluidez verbal, la perseverancia, la secuencia motriz, 
la planeación y la memoria operativa” (Rickel y Brown; 2008: 28). 
 
 De acuerdo con estos autores, los exámenes neuropsicológicos en personas 
con posible TDAH señalan que presentan una falla en el modo de funcionar de los 
procesos de atención. 
 
 “La neuropsicología es el estudio de las relaciones existentes entre las 
funciones cerebrales, la estructura psíquica y la sistematización sociocognitiva en 
sus aspectos normales y patológicos, abarcando a todos los periodos evolutivos” 
(Risueño; 2011: s/p, en www.psicopedagogía.com). 
 
Esta autora menciona que la neuropsicología, con base en la realización de 
una evaluación cualitativa de las funciones atencionales particulares del niño, trabaja 
procesos como selectividad, volumen, dirección, intensidad y estabilidad de la 
atención, así como funciones asociadas a la atención como: memoria de trabajo y 
habilidades ejecutivas desarrollando una serie de procedimientos adaptados a cada 
caso en particular, desde juegos, actividades y dinámicas. 
 
“El apoyo más contundente de una base neurológica para el TDAH proviene 
de los estudios de imágenes por resonancia magnética (MRI, por sus siglas en 
ingles)” (Rickel y Brown; 2008: 28). 
22 
 
 Rickel y Brown (2008) mencionan que en los estudios de imágenes por 
resonancia magnética (MRI), se dan a notar los problemas tanto en el hemisferio 
derecho como en el izquierdo, dado que el cuerpo calloso es la estructura en el 
cerebro que ayuda a transferir información entre los hemisferios. Igualmente, las 
lesiones prenatales o perinatales pueden lesionar selectivamente las neuronas de las 
vías frontoestriatales. 
 
Esta circunstancia puede justificar la presencia de hiperactividad y déficit de 
atención en nacimientos de pretérmino, niños con antecedente de anoxia o bajo paso 
al nacer. En el aspecto cognitivo, resaltan todas las capacidades y habilidades de 
pensamiento que el niño necesita mejorar como las de atención, percepción y 
memoria, así como las reflexivas. 
 
1.2.2. Psicológico. 
 
 “Este aspecto se refiere a las habilidades de control de emociones como el 
enojo, el miedo, la ansiedad y tristeza; así como el control de impulsos como la 
flojera y la inquietud excesiva” (Domínguez; 2008: 104). 
 
 De acuerdo con Domínguez (2008) a nivel emocional, todo individuo desarrolla 
respuestas emocionales asociadas con estímulos, bien sean personas, animales, 
objetos, situaciones, imágenes, entre otros. 
 
23 
 
Evidentemente, las reacciones emocionales positivas como afecto, 
satisfacción, alegría o aprecio, facilitan que se presente y mantenga la atención 
sobre los elementos a las que se encuentran asociadas, mientras que las emociones 
negativas como odio, rencor, miedo, ansiedad, ira o disgusto, favorecen una actitud y 
comportamiento de desatención y evitación o huida del estímulo al que se asocian. 
 
“Las dificultades académicas y sociales que experimentan los sujetos 
hiperactivos a menudo provocan síntomas de pérdida de control e indefensión que 
afectan negativamente a su percepción de competencia personal, generando en 
algunos casos síntomas depresivos” (Miranda y cols.; 2001: 38). 
 
 Miranda y cols. (2001) mencionan que los problemas escolares y sociales que 
viven los niños con hiperactividad, generan síntomas depresivos porque propician 
que un niño que carece de la capacidad para cumplir las demandas ambientales, se 
sienta en algunos momentos decaído, desilusionado y desmoralizado. Sin embargo, 
estos signos no son suficientes para realizar un diagnóstico positivo de depresión, ya 
que cuando un menor está realmente deprimido, se encuentra en un estado crónico 
e intenso de preocupación, tristeza y aislamiento, se produce un cambio importante 
en su personalidad, una reducción drástica en sus actividades cotidianas y de su 
rendimiento académico, así como una mayor dificultad para relacionarse con los 
demás. 
 
 
24 
 
 “Cuando efectivamente el TDAH coexista con la depresión, tanto la 
intervención farmacológica como la psicoterapéutica deberían dar prioridad al 
tratamiento de los síntomas del trastorno afectivo, en lugar de abordar directamente 
los síntomas del trastorno por déficit de atención” (Miranda y cols.; 2001: 38). 
 
 De acuerdo con Miranda y cols. (2001), en caso de que el niño con TDAH 
presente depresión en coexistencia, es conveniente atender primero los síntomas del 
trastorno afectivo en lugar de intervenir con fármacos y atención psicológica para 
empezar a tratar el TDAH, aunque también puede darse una situación opuesta: en 
gran número de ocasiones, el niño hiperactivo aprende desde muy pequeño una 
serie de estrategias o técnicas que le permiten unas relaciones sociales adecuadas, 
obteniendo además el mejor partido a su problema; con relativa frecuencia, el niño 
TDAH se convierte en “el gracioso” del grupo, el que siempre tiene las mejores ideas 
(al menos eso piensan sus compañeros), el que no tiene problemas para enfrentarse 
a un profesor, en una palabra: el líder. 
 
Este tipo de niños quizás presenta problemas para focalizar su atención, 
controlar sus impulsos, obedecer a sus padres, pero en el aspecto social lo tiene 
todo resuelto, o al menos eso parece. Aparte, en la imagen que tiene el niño de sí 
mismo y en la que le devuelva la sociedad, es muy probable que aparezca la 
frustración por no conseguir rendir al mismo nivel que los otros niños, ser tan 
eficiente en algunas actividades, por ser, en una palabra, inferior. 
 
25 
 
El niño se siente distinto, peor, enfermo, tonto o loco y la probabilidad de que 
aparezcan sentimientos depresivos aumenta. En otros casos surge el negativismo 
desafiante o el trastorno di-social, que no son en estos niños más que intentos por 
defenderse ante una sociedad que les rechaza sin que ellos sepan por qué. 
 
 El problema es que sus características personales y principalmente, su escasa 
capacidad de control, empeoran la situación, haciendo que estas manifestaciones se 
conviertan en el principal problema del niño, lejos ya del TDAH. 
 
 “La ansiedad en la infancia se caracteriza principalmente por la dificultad para 
separarse de los padres, las conductas de evitación en situaciones sociales, y la 
excesiva preocupación por acontecimientos específicos” (Miranda y cols.; 2001: 38). 
 
 En la niñez existe una ansiedad que se identifica cuando el niño no quiere 
separarse de los padres por creer que lo pueden abandonar; también, cuando el 
pequeño muestra conductas para no convivir en situaciones sociales con las demás 
personas. Los niños que presentan trastornos ansiosos suelen sentirse muy tensos, 
no tienen la capacidad para relajarse, con frecuencia expresan quejas físicas y 
manifiestan excesiva necesidad de ser consolados. 
 
 “Lasperspectivas teóricas con componentes ambientales abordan los 
trastornos del desapego, los niveles de conflicto familiar, la calidez, el respaldo, los 
logros educativos, y el consumo de sustancias del cuidador, además del trauma por 
maltrato infantil” (Rickel y Brown; 2008: 34). 
26 
 
 De acuerdo con Rickel y Brown (2008) en las perspectivas teóricas existen 
componentes ambientales que influyen en el niño para presentar factores 
psicológicos que causan TDAH; los patrones de apego padre-hijo contribuyen al 
mencionado trastorno, así como un vínculo de inseguridad, aumentando la 
posibilidad de trastornos comórbidos en la infancia, incluyendo el Déficit de atención 
con Hiperactividad. 
 
 “La inatención y la hiperactividad, como la han identificado los padres y los 
maestros, se asocian de forma independiente con las percepciones de los niños 
acerca del conflicto marital” (Rickel y Brown; 2008: 34). 
 
 Con base en lo que mencionan estos autores, la inatención y la hiperactividad 
se asocian sin que intervenga la percepción de los niños respecto a algún conflicto 
entre sus padres, esto demuestra que los bajos niveles de estimulación intelectual y 
apoyo emocional pueden ser ajenos a los problemas asociados con la inatención y la 
hiperactividad, aunque las secuelas del maltrato infantil (físico o sexual) pueden 
incluir el desarrollo del TDAH. 
 
Los trastornos psicológicos comórbidos que son el resultado el maltrato 
infantil, como la depresión y la ansiedad, también afectan los procesos de atención. 
Es importante señalar que los niños y los adolescentes con TDAH corren mayor 
riesgo de abuso. 
 
27 
 
 La interacción entre factores biológicos y psicológicos convergen a contribuir 
la presencia del TDAH, puede haber una asociación bidireccional entre los 
problemas familiares y dicho trastorno: por un lado el calor de la madre modera la 
participación del bajo peso al nacer en este déficit; por otra parte, los factores 
ambientales pueden mitigar los efectos nocivos de factores de riesgo específicos que 
pueden asociarse o incluso ser causales en el TDAH. 
 
Respecto al déficit de atención por situación de estrés “en estos casos se ha 
encontrado que hay niños que muestran en su comportamiento escolar y en el hogar 
distractibilidad, hiperkinesia, impulsividad y un bajo control de emociones” 
(Domínguez; 2008: 42). 
 
 Con base en lo que menciona este autor, existe una situación de estrés que 
distrae al niño y esto hace que haya fracasos escolares, aumenten las exigencias, se 
le dificulte adaptarse al ambiente social, o incluso que esté ocurriendo una 
incapacidad en el manejo familiar; debido al fracaso escolar y la inadaptación social, 
el niño experimenta castigo social excesivo y menos estímulos positivos, lo cual 
afecta su autoconcepto, su autoestima y la ansiedad, esto lo conduce a su vez a 
comportamientos impulsivos, distracción, hiperkinesia y un bajo control de las 
emociones. Cuando alguien está ansioso, nervioso, enojado o con miedos, no está 
pensando racionalmente y los procesos cognitivos complejos no funcionan en toda 
su capacidad; por lo tanto, es difícil tomar decisiones, concentrarse y controlarse, la 
persona sólo se deja llevar por los impulsos más primitivos y se reacciona, no se 
reflexiona. 
28 
 
Un niño que esté pasando por una situación que lo mantenga en estrés 
constante como: un cambio de ciudad, no poderse adaptar a su ambiente social, que 
esté siendo víctima de abuso escolar por parte de los compañeros, no saber manejar 
alguna situación de pérdida, que pase por algún tipo de situación violenta o familiar 
complicada (divorcio o peleas constantes), entre otros, pueden llevarlo a caer en este 
patrón de estrés, que puede ser confundido con TDAH. 
 
 El desarrollo de cada niño con TDAH es diferente, dependiendo de otras 
características personales (entre las cuales destaca su capacidad intelectual) y de 
las actitudes y hábitos educativos de sus padres y maestros. El síndrome de 
hiperactividad con frecuencia se presenta muy temprano: ya antes de los siete años 
suelen estar presentes algunos de los síntomas. A esta edad ya se han establecido 
las bases del desarrollo físico, es decir, el desarrollo del organismo como tal, que a 
partir de este momento continuará su crecimiento. 
 
No ocurre lo mismo con el desarrollo emocional del niño, que todavía no 
posee una personalidad formada y está aprendiendo justamente en esa época los 
diferentes estilos de comportamiento y sus consecuencias, las formas de 
relacionarse socialmente e incluso se encuentra en pleno proceso de creación de su 
propia imagen. Esto significa que el trastorno va a estar presente a lo largo de todo 
este desarrollo emocional del niño y por tanto, puede afectarle en mayor o menor 
grado, según la gravedad del trastorno y el tratamiento que le sea aplicado. 
 
29 
 
 Los niños hiperactivos ya desde pequeños tienen dificultades para controlar 
sus impulsos y se ven rechazados por sus iguales, porque no se integran 
correctamente en el juego, no siguen las normas y hacen lo que quieren cada 
momento. Surgen entonces las conductas agresivas y cuando los demás niños no 
hacen lo que él quiere, es fácil que los insulte, les grite o incluso los golpee. 
 
 Si el niño no aprende a controlar sus impulsos, ni siquiera ante los demás, no 
será capaz de relacionarse adecuadamente con ellos, en este caso lo más probable 
es que se genere un rechazo ante todo lo social, un odio incluso, en que el niño se 
sienta apartado del grupo, sin saber por qué ni cómo solucionarlo. 
 
No se debe olvidar que el niño hiperactivo no actúa de manera descontrolada 
porque quiera, sino porque no sabe hacerlo de otra manera. La indefensión surgida 
de esta forma repercutirá en la formación de su autoconcepto y el niño se sentirá 
malo, tonto o poco válido. 
 
La autoimagen del niño hiperactivo en esta situación es bastante pobre y su 
autoestima baja. En el aspecto conductual se afectan todos los hábitos que el niño 
necesita aprender como son: trabajar en clase, hacer la tarea, tener orden en sus 
pertenencias y generar un comportamiento social. 
 
 
 
 
30 
 
1.2.3. Social. 
 
 “Se refiere a la influencia recíproca que pueda tener la familia, los maestros, 
los amigos en el comportamiento del niño y el objetivo es descubrir los patrones 
interaccionales que mantienen los problemas y que se promuevan patrones 
interaccionales más saludables” (Domínguez; 2008: 105). 
 
 De acuerdo con este autor, la parte social engloba la influencia que tienen 
sobre el niño las personas que lo rodean, respecto a las experiencias de la vida, 
pensamientos, emociones y comportamiento. 
 
 La forma en que las experiencias subjetivas de la conciencia humana, la 
percepción de libre albedrío, comportamiento y dinámica social, pueden modular la 
expresión de los genes y viceversa, corresponden a las vías de comunicación entre 
la mente y el cuerpo. Las experiencias de la vida, pensamientos, emociones y 
comportamiento pueden modular la transmisión genética, de tal manera que 
realmente puedan cambiar la estructura física del cerebro. 
 
 Las habilidades y capacidades del niño pueden ser una solución a sus 
problemas y si es capaz de vencer el resto de las dificultades que su hiperactividad le 
origina, seguramente se convertirá en uno de esos adultos que todos conocemos 
como “el alma de la fiesta”, el más divertido y el que nunca descansa. 
 
31 
 
En caso contrario, los problemas aparecerán y el niño se cansará de que los 
amigos estén con él para reírse, pero no para apoyarle y aunque durante un tiempo 
esta solución le haya servido, también él se sentirá mal. Cuando los menores no 
saben controlar sus impulsos y se ven rechazados por los demás, por no poder 
integrarse de manera correcta en el juego, por no seguir las normas y hacer lo que 
quieren a cada momento, provocan elsurgimiento de conductas agresivas; está 
situación hará que, poco a poco, el niño se vea aislado y se quede sin amigos o bien 
se relacione tan sólo con niños más pequeños que él, quienes seguramente se 
mostrarán más complacientes. 
 
Además, la sociedad le confirmará de manera continua esta etiqueta, al 
recriminarle permanentemente su actitud. Las conductas disfuncionales del niño 
hiperactivo repercuten en el ámbito personal, pero también en el social, ya que le 
resulta difícil integrarse en un grupo y es frecuente que sea rechazado o incluso que 
él mismo recurra al aislamiento como mecanismo de defensa. Tampoco es extraño 
que espere que el mundo se adapte a él. Es probable que el chico tenga pocos 
amigos, habitualmente más jóvenes que él y más sumisos, o incluso a que no los 
tenga y pase tiempo en casa, descargando todas sus energías con la familia. 
 
En el área social, el niño se va a mover en dos grandes círculos: el de sus 
iguales y de los adultos que se relacionan con él. En ambos debe aprender a 
controlar ante todo las conductas impulsivas, por ser las que pueden inferir más con 
su adecuado desarrollo social. En cuanto a sus iguales, todo el trabajo del cambio va 
a depender del propio niño; la relación con los amigos será la confirmación de que se 
32 
 
está realizando correctamente la modificación del comportamiento del menor. No 
ocurre lo mismo en el círculo de adultos, quienes, de alguna manera, pueden 
colaborar activamente en el cambio del chico. 
 
 “La mayoría de los sujetos hiperactivos experimentan problemas 
interpersonales desde la infancia: son frecuentemente rechazados por sus iguales, 
siendo incluso considerados en ocasiones como más impopulares que sus 
compañeros agresivos” (Miranda y cols.; 2001: 37). 
 
 De acuerdo con esta aseveración, gran parte de las personas hiperactivas 
tienen problemas interpersonales desde pequeñas porque constantemente son 
rechazadas por los demás niños y las consideran menos populares que quienes 
presentan conductas agresivas. 
 
 Si los niños con TDAH intentan relacionarse con los demás pequeños, por lo 
general tienen escasas habilidades sociales y de comunicación, emplean soluciones 
agresivas para resolver los problemas interpersonales, pierden el control cuando 
producen conflictos o se frustran, no suelen pedir permiso antes de unirse a un juego 
y si lo consiguen, no respetan las reglas establecidas. 
 
Los comportamientos impulsivos y agresivos que despliegan estos niños 
causan la mayoría de sus problemas en el área social, tienen dificultades para iniciar 
y mantener relaciones de amistad con sus compañeros, así como problemas para 
comprender los indicadores sociales que son claves para el apropiado desarrollo de 
33 
 
las interacciones sociales, y para conocer y seguir las reglas que regulan estas 
interacciones. Los problemas se acentúan cuando se encuentran ante situaciones 
donde las señales son cambiantes. 
 
 “Los factores sociales actuarían más como factores facilitadores que 
etiológicos los cuales son: el bajo nivel económico, el bajo nivel educativo, familias 
desestructuradas, familias numerosas, agresividad como expresión cultural” (Pelaz; 
2011: 12, en www.madrid.org). 
 
 Pelaz (2011) menciona que existe una mayor prevalencia de este trastorno en 
los medios urbanos menos favorecidos. Los factores son varios: ambientes de 
pobreza, malnutrición y exclusión social, problemas familiares y violencia en el hogar 
contribuyen a su desarrollo y perpetuación. 
 
Del mismo modo, un medio escolar desorganizado o muy desestructurado 
provoca un deterioro de la conducta del niño y un mayor fracaso escolar. Las 
relaciones sociales de los niños con TDAH incluyen conducta aislada, agresividad 
reactiva, agresividad preactiva, no saber perder, deseo de control sobre los demás, 
falta de estrategias de relación social, dificultades para ponerse en el lugar de otro. 
 
 En general se trata de niños poco aceptados en el grupo, con dificultades para 
establecer y mantener amistades, se pelean constantemente. Tampoco destacan en 
los temas escolares, sino que también suelen tener dificultades, no son valorados por 
el aspecto escolar. Con todo ello van creando una imagen negativa de sí mismos que 
34 
 
proyectan a los demás. La etapa intuitiva o transicional se inicia más o menos a los 5 
años de edad; el niño que se encuentra en ella empieza a distinguir la realidad física 
y mental, entendiendo además la causalidad mecánica como independencia de las 
normas sociales. 
 
1.2.4. Sistémico. 
 
 Existe un ciclo sintomático del TDAH porque se mantiene la misma conducta. 
“En los modelos interaccionales es de gran importancia revisar los problemas 
detectando ciclos sintomáticos y patrones interaccionales patológicos, aunque en 
cada caso en particular pueden encontrarse ciclos sintomáticos de otros tipos de 
casos, es conveniente revisar patrones circulares de conducta que perpetúan el 
problema y los síntomas, por lo tanto, es una forma de revisar y hacer un diagnóstico 
sistémico del TDAH, de cómo se está llevando el problema en particular en cada 
niño” (Domínguez; 2008: 52). 
 
 Domínguez (2008) menciona que en los modelos interaccionales es 
conveniente revisar los problemas que se presenten en síntomas cíclicos y a su vez 
los patrones que indiquen la presencia del trastorno; a pesar de que cada caso es 
diferente, pueden encontrarse ciclos sintomáticos los cuales permiten hacer un 
diagnóstico sistémico del TDAH, de acuerdo con la problemática de cada niño. 
 
 
35 
 
El “ciclo sintomático del TDAH” (Domínguez; 2008: 52) se presenta de la 
siguiente forma: Déficit (TDAH) Inquietud y Déficit de Atención - Falla en trabajos y 
conducta - Críticas y castigos – Desmotivación - Flojera y distracción - No práctica - 
Déficit (TDAH) Inquietud y Déficit de Atención, lo cual es sistémico porque este ciclo 
mantiene la conducta (Ver anexo 2). 
 
 Domínguez (2008) describe en el esquema que el TDAH es una variable que 
también tiene su influencia, ya que el déficit provoca fracaso, ya sea académico, en 
las tareas, fracaso social, al ejecutar una tarea que requiere concentración, al 
aprender algo nuevo o al llevar al niño a una crítica social, la cual se puede asociar 
con castigos, burlas o regaños, así como cualquier circunstancia que el niño tome 
como negativa, llevándolo a la frustración y el desánimo creando un sentimiento de 
impotencia. 
 
 “Este desánimo llevará al niño a desarrollar lo que llamaremos flojera, ésta es 
manifestada por la actitud de ‘no quiero’, ‘no tengo ganas’, ‘se me olvidó’, ‘no me 
acuerdo’, esta flojera lo llevará hacia el no esfuerzo, que se traduce en la falta de 
hábitos de trabajo” (Domínguez; 2008: 53). 
 
 De acuerdo con Domínguez (2008) el desánimo en el niño traducido como 
flojera, provoca una actitud de que el pequeño no quiere hacer el esfuerzo por 
concluir sus tareas, nunca tiene ganas, ya no sabe nada porque se le olvidó; con 
estos comportamientos que demuestran que no está siguiendo ciertos hábitos 
adecuados que le ayuden a que salga bien académicamente o socialmente, el no 
36 
 
esforzarse por practicar una habilidad, lo lleva a que el déficit permanezca, no genera 
un nuevo hábito de comportamiento. De esta manera se perpetúa el TDAH ya que el 
cerebro no madura por no tener la estimulación necesaria para que esos procesos 
lleven a un crecimiento de funciones sinápticas, y aquí se vuelve a cerrar el ciclo y 
empieza de nuevo hacia el fracaso, de ahí al castigo social, después al desánimo, 
luego a la flojera, después al no esfuerzo y esto mantiene al déficit. 
 
Domínguez (2008) menciona otro esquema que describe un patrón más 
relacionado con la sobreprotección de los padres, pero que también perpetúa el 
problema (Ver anexo 3). 
 
Cuando las madres de familia se dan cuenta que su hijo tiene un problema, no 
le exigen paraque realice las actividades que se está negando hacer por flojera, 
distracción o no tener buenos hábitos, ellas no lo quieren hacer sufrir y de la misma 
manera, le piden a la sociedad que tampoco lo haga, porque no quieren que se 
sienta mal y sufra. Está situación hace que persista el déficit de atención y de 
hiperactividad: en el medio ambiente escolar, como falla, los padres sobreprotegen 
justificándolo, defendiéndolo e incluso haciéndole las tareas, por tal motivo, el niño se 
siente inseguro o ansioso, creyendo que no puede hacer las actividades, esto le 
provoca flojera y esta ansiedad le causa distractibilidad, de esta manera, el niño no 
practica ni se esfuerza por realizar sus tareas perpetuando así el déficit, ya que no 
hay ejercitación de la habilidad, entonces, no hay conexiones neuronales que 
renueven o hagan madurar el área implicada en el problema y así continua el ciclo 
perpetuándose. 
37 
 
 Por tal motivo, los padres son quienes perpetúan el castigo social creando una 
imagen negativa que provoca desánimo a través de las etiquetas o al no supervisar y 
formar hábitos positivos, por la sobreprotección perpetúan que el niño no haga 
esfuerzos; entonces la idea es que tanto el menor, como los padres y maestros, 
ayuden a romper este ciclo sistémico ya que desde el punto de vista sistémico se 
argumenta de que si se rompe alguno de los eslabones de esta cadena, puede 
convertirse en una nueva sucesión de éxitos, que enriquecerán al niño en un 
comportamiento con hábitos favorables. 
 
1.3. Causas del TDAH. 
 
 “Aunque todavía no se ha producido un acuerdo total entre los investigadores 
sobre cuáles son las causas exactas del TDAH, hoy en día no cabe duda que 
constituye un trastorno neurobiológico ocasionado por una amplia variedad de 
factores biológicos y hereditarios. Por otra parte, aunque las variables ambientales 
no desempeñan un rol casual, pueden aumentar o reducir la vulnerabilidad de un 
sujeto a la hiperactividad, así como modular la severidad del trastorno” (Miranda y 
cols.; 2001: 18). 
 
 Entre los factores biológicos no genéticos establecidos como probables 
“causas del TDAH, destacan las complicaciones prenatales, perinatales, y 
posnatales” (Miranda y cols.; 2001: 18). 
 
38 
 
 Con base en lo que señalan Miranda y cols. (2001), los factores biológicos no 
considerados genéticos se encuentran en las dificultades que tuvo la madre de 
familia al engendrar al niño con TDAH, el cual se fue desarrollando si la mamá 
fumaba tabaco o drogas, así como alcohol durante el embarazo, si el niño en el 
momento de nacer tenía bajo peso en comparación con otros neonatos, si sufrió falta 
de oxígeno en cualquier parte del cuerpo o de forma generalizada, el retraso en la 
maduración neurológica o lesiones cerebrales que repercuten negativamente en el 
control cerebral de actividades que son relevantes. 
 
 Las madres de familia que consumen tabaco durante el embarazo son más 
propensas a concebir niños con TDAH, sin importar el nivel socioeconómico ni el 
peso al nacer de los niños con éste déficit. Posiblemente está ocasionado por el 
funcionamiento defectuoso de los lóbulos frontales y los ganglios basales (circuito 
frontoestriado), que son las regiones cerebrales que se encargan de regular la 
inhibición de las conductas inapropiadas y el autocontrol. 
 
 “Los neurotransmisores son sustancias que llevan información de neurona a 
neurona; los tres principales son la noradrenalina, la dopamina y la serotonina. La 
mayoría de las neuronas del lóbulo frontal utilizan dopamina, y por lo tanto son 
llamadas neuronas dopaminérgicas; cumplen con un rol importante en el nivel de 
activación del organismo, en la motivación y en la atención” (Domínguez; 2008: 26). 
 
 
39 
 
Domínguez (2008) menciona que su aparición está vinculada con la 
producción insuficiente de los neurotransmisores (dopamina y noradrenalina) que 
son sustancias químicas cuyo objetivo es producir una correcta comunicación entre 
las neuronas, en los niños con este déficit la producción es irregular. 
 
 Respecto a los factores ambientales, las variables del medio ambiente del niño 
no son las causantes del TDAH pero contribuyen de manera importante en el 
desarrollo de la perturbación. Las interacciones que se producen entre los factores 
orgánicos y los ambientales como la falta de responsabilidad de los padres para 
educar a los hijos, bajo estatus socioeconómico o estrés psicosocial de la familia, los 
grandes índices de divorcio y las familias desestructuradas que no imponen normas y 
hábitos positivos en su hogar, tienen una gran importancia en la modulación del 
déficit. 
 
 Diversos factores ambientales contribuyen en el fenotipo del TDAH como son 
el trastorno del desapego de los padres, los niveles de conflicto familiar, la calidez, el 
respaldo, los logros educativos y el consumo de sustancias por el padre o la madre e 
incluso de ambos, causando un trauma por maltrato infantil que lo lleve a perpetuar 
el déficit. 
 
 “A pesar de que el daño cerebral puede causar problemas de atención e 
hiperactividad, la mayoría de los niños con TDAH (95%) no tiene historia de daño 
cerebral” (García; 2000: 25). 
 
40 
 
 García (2000) menciona que este daño puede causar problemas de atención e 
hiperactividad en los pequeños, si bien no es tal como pareciera que su causa 
principal fuera ésta. 
 
 Los factores ambientales no son causales, aunque sí influyen los elementos 
familiares, la relación entre padre-hijo y la interacción con los hermanos; los que 
inciden de forma negativa son: la madre que tenga depresión y no sepa llevar a cabo 
el control de la familia por falta de atención hacia el hijo. El Trastorno por Déficit de 
Atención con Hiperactividad (TDAH) es el problema de salud mental diagnosticado 
con más frecuencia en niños. A menudo, los infantes con este trastorno son 
incapaces de prestar atención a una tarea concreta durante un periodo prolongado, 
suelen ser hiperactivos o inquietos y en general, son desorganizados e impulsivos. 
 
 Algunos niños con TDAH presentan sobre todo problemas para mantener la 
atención, otros son primordialmente hiperactivos e impulsivos y otros tienen 
problemas en ambas áreas. En ocasiones obtienen bajas notas en la escuela y son 
lentos para desarrollar habilidades sociales. 
 
Las causas del TDAH son múltiples, ya que influyen diversos factores, sin 
embargo, actualmente se cuenta con el conocimiento de algunos de ellos; es 
importante saber que ningún factor por sí sólo explica el origen del trastorno. 
 
 
 
41 
 
1.4. Características del TDAH. 
 
 “El Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad, al ser un problema 
metabólico cerebral, el niño o joven nace con ciertos indicadores primarios porque 
son las principales variables con los que un niño o niña con TDAH manifiesta los 
síntomas y éstas son ineludibles. Esto se describe a continuación: hiperkinesia, 
hiperactividad y déficit de atención” (Domínguez; 2008: 28). 
 
De acuerdo con lo mencionado por este autor, el TDAH, por ser un problema 
metabólico del cerebro, implica que el niño ya nace con indicadores que predisponen 
al momento de nacer. La hiperkinesia es cuando el menor se mueve en exceso sin 
motivo o función aparente; en la hiperactividad, cambia continuamente la actividad. 
Por último, en el déficit con hiperactividad el pequeño cambia constantemente de 
foco de atención aunque no se mueva, como indicador primario. 
 
 “Los indicadores secundarios son los efectos inmediatos de que el niño tenga 
dificultad para poner atención a los detalles o para mantenerse quieto” (Domínguez; 
2008: 28). 
 
 Este investigador menciona como indicadores secundarios cuando un niño no 
pone atención en muchos detalles de la vida o se mantiene en movimiento constante, 
puede ser por hiperkinesia o hiperactividad, provocando que la información que se 
produceen su cerebro se traduzca en poco control de impulsos, lo cual le permite al 
pequeño cierta espontaneidad, soltura y libertad. La falta de control de sus impulsos 
42 
 
o impulsividad que se halla fuera de su control voluntario, típica del TDAH, genera en 
cambio comportamientos problemáticos como actuar sin control, reflexión previa ni 
poder anticipar las consecuencias. 
 
“Este indicador, más que llamarlo impulsividad, se le debe denominar déficit 
reflexivo, ya que cualquier persona puede considerarse impulsiva porque los 
impulsos son naturales en el ser humano” (García; 2000: 29). 
 
Para García (2000) la impulsividad es inherente al ser humano por los 
impulsos que toda persona manifiesta ante una situación de la vida diaria; en el caso 
de los niños o personas con el TDAH, debe nombrarse déficit reflexivo, porque 
cualquier persona en algún momento quiere reaccionar, como gritar si está enojado, 
llorar en un momento triste y así, según sea la emoción del momento; sin embargo, 
todos los seres humanos usan un mecanismo para controlar sus impulsos y hacerlos 
socialmente más aceptables; surge así la reflexión. 
 
En cambio, los niños con este trastorno, dado que no tienen ese aprendizaje a 
nivel de hábito cognitivo y al existir una deficiencia en la capacidad de reflexionar 
acerca de su comportamiento y los efectos de este en el medio ambiente, 
manifiestan indicadores terciarios, que son “la combinación de los indicadores 
primarios y secundarios en donde el niño al no poner atención o estar en constante 
movimiento (por la hiperkinesia o la hiperactividad), no aprende a reflexionar y se 
deja llevar por sus impulsos que se traducen en varios efectos en el medio ambiente” 
(Domínguez; 2008: 30). 
43 
 
Los indicadores terciarios son la combinación de los primarios y secundarios 
indican que las dificultades académicas cuando el niño tiene bajo rendimiento en el 
aprendizaje por el déficit de atención, así como la indisciplina, las dificultades para el 
autocontrol de emociones, la baja autoestima, son consecuencia de todo lo 
mencionado anteriormente, ya que estos niños están expuestos a críticas 
constantes; también se incluyen las dificultades para iniciar y mantener relaciones 
sociales al grado de no poder socializar ni con pequeños y adultos. Cabe señalar que 
no todos los niños tienen todos los indicadores terciarios, ya que hay muchas 
variables que pueden influir para que un niño tenga la combinación de ambos 
indicadores. 
 
“La información que ofrecen las historias clínicas de los niños hiperactivos 
indican que la mayoría de ellos fueron bebés con temperamento difícil caracterizado 
por una dificultad notable para adaptarse a las situaciones nuevas, planteando serios 
problemas su crianza cuando se alteraban sus rutinas” (Miranda y cols.; 2001: 23). 
 
Para Miranda y cols. (2001) la mayor parte de los niños que tienen TDAH 
fueron bebés de temperamento difícil por la impotencia de poder adaptarse a las 
situaciones nuevas, las cuales alteraron sus rutinas, según la información de las 
historias clínicas de estos pequeños. En estos casos mostraban los niños irritabilidad 
ante los estímulos del ambiente y a la vez demandaban atención continua, 
permanecían activos todo el tiempo y eran intolerantes a estar frustrados; los hábitos 
de alimentación y sueño también se afectan por dicha situación. 
 
44 
 
Tal comportamiento de niños con TDAH en la primera infancia genera que los 
padres se frustren, se sientan incapaces de controlar a su hijo con este déficit y se 
sientan enojados, logrando tener una interacción negativa con el niño, lo que da pie 
a que sean más autoritarios. Como consecuencia, los problemas de relación que se 
establecen entre los padres y el niño en estos momentos tienen un impacto negativo 
sobre el desarrollo futuro de éste. Es importante señalar que las características más 
comunes en un niño con TDAH son: que no parece escuchar, se olvida de las cosas, 
manifiesta dificultades para seguir instrucciones, tiene dificultades para prestar 
atención, se distrae con facilidad, parece desorganizado, no puede estar quieto, en 
todo momento está moviéndose, le es difícil jugar tranquilamente, interrumpe a los 
demás, se levanta cuando no debe y habla demasiado. 
 
De acuerdo con el DSM-IV, las características el TDAH se dividen en tres 
aspectos: desatención, hiperactividad e impulsividad, como se presentan a 
continuación: 
“Desatención: 
1. A menudo no presta atención suficiente a los detalles o incurre en errores 
por descuido en las tareas escolares, en el trabajo o en otras actividades. 
2. A menudo tiene dificultades para mantener la atención en tareas o en otras 
actividades lúdicas. 
3. A menudo parece no escuchar cuando se le habla directamente. 
4. A menudo no sigue instrucciones y no finaliza tareas escolares, encargos u 
obligaciones en el centro de trabajo (no se debe a comportamiento 
negativista o a incapacidad para comprender instrucciones). 
45 
 
5. A menudo tiene dificultades para organizar tareas y actividades. 
6. A menudo evita, le disgusta, o es renuente en cuanto a dedicarse a tareas 
que requieren un esfuerzo mental sostenido (como trabajos escolares o 
domésticos). 
7. A menudo extravía objetos necesarios para tareas o actividades (p. ej. 
juguetes, ejercicios escolares, lápices, libros o herramientas). 
8. A menudo se distrae fácilmente por estímulos irrelevantes. 
9. A menudo es descuidado en las actividades diarias. 
Hiperactividad: 
1. A menudo mueve en exceso manos o pies, o se remueve en su asiento. 
2. A menudo abandona su asiento en la clase o en otras situaciones en que 
se espera que permanezca sentado. 
3. A menudo corre o salta excesivamente en situaciones en que es 
inapropiado (en adolescentes o adultos puede limitarse a sentimientos 
subjetivos de inquietud). 
4. A menudo tiene dificultades para jugar o dedicarse tranquilamente a 
actividades de ocio. 
5. A menudo ‘está en marcha’ o suele actuar como si tuviera un motor. 
6. A menudo habla en exceso. 
Impulsividad: 
1. A menudo precipita respuestas antes de haber sido completadas las 
preguntas. 
2. A menudo tiene dificultades para guardar turno. 
46 
 
3. A menudo interrumpe o se inmiscuye en las actividades de otros (p. ej. 
suele interrumpir o entrometerse con otros en conversaciones o juegos).” 
(Pinoch y cols.; 1995: 35). 
 
Para estos autores, algunos síntomas de hiperactividad-impulsividad o 
desatención estaban presentes antes de los 7 años. Los síntomas se manifiestan en 
distintas situaciones y lugares como en el colegio, el trabajo y en la casa; deben 
existir pruebas claras de un deterioro clínicamente significativo de la actividad social, 
académica o laboral. 
 
1.5. Edades en las que se puede diagnosticar. 
 
 “Es necesario que el problema sea histórico en el niño (algún síntoma debe 
haberse presentado antes de los 7 años) y afectar su desenvolvimiento tanto en la 
casa como en el colegio” (Domínguez; 2008: 37). 
 
 Este autor menciona que de los 4 a los 6 años de edad ya hay más 
indicadores claros para poder diagnosticar el TDAH como son: que se mueva en 
exceso, muy impulsivo, impaciente, poco respetuoso con los demás, arremete a 
otros niños, les quita sus cosas, es desobediente, no termina las tareas, no sabe 
jugar solo, no se entretiene mucho tiempo con nada, se pelea con amigos y 
hermanos. 
 
47 
 
 “Casi siempre el TDAH se presenta en los primeros años de vida y es un 
trastorno crónico que sitúa a los niños y adolescentes en un riesgo mucho más alto 
que el de tener dificultades académicas, conductuales y sociales” (Rickel y Brown; 
2008:6). 
 
 Para Rickel y Brown (2008) generalmente el TDAH se presenta en los 
primeros años de vida, es un trastorno que en niños y adolescentes conlleva peligro 
mayor de presentar problemas en los ámbitos académico, conductual y social; tal 
trastorno suele manifestarseantes de los 7 años de edad, pero con la probabilidad 
de continuar en la adolescencia y la vida adulta. 
 
 “Las nuevas investigaciones sugieren que los síntomas tempranos del 
trastorno que prevalecen en preescolar predicen manifestaciones graves, más 
adelante en la niñez, así como una fase más difícil del trastorno” (Rickel y Brown; 
2008: 6). 
 
 De acuerdo con esta afirmación, los mismos niños que experimentaron 
inquietud en su infancia pueden descubrir que necesitan incorporar una gran 
cantidad de actividad en sus trabajos escolares y vida familiar. 
 
Durante la edad escolar los niños comienzan a tener problemas en el 
aprendizaje de la lectoescritura, lo que suele ocasionar fracasos escolares. Estos 
fallos se agudizan cuanto más se le exige al menor sin proporcionarle un tratamiento 
adecuado. 
48 
 
En esta etapa es cuando se detectan más casos de TDAH, por esto, el 
tratamiento debe empezar tan pronto como sea posible, dirigirse a las áreas de 
funcionamiento e implementarse en todos los entornos y durante largos periodos. 
 
 Respecto al género, “el trastorno ocurre con más frecuencia en hombres que 
en mujeres” (Rickel y Brown; 2008: 5); no obstante, el impacto actual puede ser más 
grave en las niñas, ya que ellas no muestran los mismos problemas de conducta 
abierta o disruptiva como lo hacen los niños. Puede ser más común en los hombres 
porque las diferencias están muy condicionadas por las características sintomáticas 
de las mujeres, cuya hiperactividad e impulsividad es habitualmente menor. Las 
diferencias más significativas consisten en que los niños tienen el subtipo impulsivo-
hiperactivo y en las niñas se reduce al subtipo disatencional. Es importante 
mencionar que el tamaño del menor plantea exigencias y pone limitaciones a las 
instalaciones del jardín de niños, ya que no están a su altura, por ello se ha 
recomendado que las instalaciones se ajusten a las necesidades y a los alcances de 
los chicos para que no tengan dificultades al estar utilizándolas. 
 
 “Aunque se encuentran grandes diferencias en el nivel de actividad y los 
patrones de sueño, los niños, entre los 3 y los 5 años, necesitan en promedio 11 
horas de sueño diarias (Roffwarg, Muzio y Dement, 1966). Esto incluye, casi 
siempre, una siesta a media tarde. Como los jardines de niños ocupan a los niños 
tres horas por día, tres o cuatro días a la semana, el jardín representa entre el 10 y el 
13 por ciento de la actividad semanal del niño” (Newman y Newman; 1987: 384). 
 
49 
 
 Como menciona el autor, es importante que los niños duerman lo suficiente 
para que cuando tengan que estar activos, no presenten dificultades y esto les 
permita tener un mejor desempeño en las actividades escolares, físicas y sociales 
para que no se sientan fatigados ni con falta de energía para terminar sus 
actividades; si se logra que tengan su descanso necesario, se enriquecerá su 
desarrollo. 
 
 “En esta edad, los niños están expuestos a múltiples enfermedades. Un 
estudio sobre la incidencia de enfermedad en esta edad demuestra que los niños se 
enferman entre cuatro y cinco veces por año. Las enfermedades más frecuentes son 
las infecciones respiratorias (Valadian, Stuart y Reed, 1961). Los niños de esta edad, 
también están expuestos a accidentes. El porcentaje mayor de defunciones en esta 
edad, se debe a accidentes” (Newman y Newman; 1987: 384). 
 
 A este respecto, los menores son susceptibles de que los contagien las 
personas que les rodean en su casa, escuela o en la calle transmitiéndoles los virus 
u otros microrganismos y provocándoles las enfermedades respiratorias. 
 
Otra cuestión es que los niños de esta edad están expuestos a accidentes por 
descuido de los padres, de las educadoras y en ocasiones de ellos mismos, porque 
no miden las consecuencias de lo que hacen por la corta edad que tienen, la falta de 
conocimiento y entendimiento; que desafortunadamente en algunas ocasiones 
causan la muerte de los pequeños de preescolar. 
 
50 
 
1.6. Niños de preescolar con TDAH. 
 
“La hiperactividad es particularmente compleja, en edad preescolar es definida 
por los educadores, psicólogos, psiquiatras, neurólogos y terapeutas que emplean 
diferentes criterios para diferenciarlos de la normalidad por trastornos más serios. La 
palabra ‘hiperactivo’ se puede emplear de dos maneras: una de ellas es simplemente 
como adjetivo que describe una dimensión del comportamiento. Si se emplea en 
esta forma, sin agregados emocionales, el término solamente significa un alto nivel 
de actividad. Sin embargo, en su uso común se trata de un diagnóstico. Esto implica 
que hay anormalidad y por tanto necesidad de tratamiento inmediato” (Turecki y 
Tonner; 1987: 54). 
 
Turecki y Tonner (1987) mencionan que los especialistas como psicólogos, 
psiquiatras, neurólogos, educadores y terapeutas emplean varios términos para 
referirse a la hiperactividad en los niños de preescolar; esta condición implica un 
movimiento constante con alto nivel de actividad física, que repercute en el 
comportamiento e indica que hay anormalidad en el niño, pero en caso de agregar 
emociones, se necesita llevar a cabo un tratamiento para tal diagnóstico. 
 
 
“El comportamiento hiperactivo puede originarse en algo diferente del 
temperamento: daño cerebral, trastornos mentales o emocionales, e inclusive 
enfermedad. En tales casos se requieren diagnósticos completos y ayuda 
profesional. Conocer los rasgos del temperamento les ayuda mucho a los padres a 
51 
 
afrontar la situación y a manejar mejor a sus hijos inclusive en los casos en los 
cuales se diagnostica un ‘Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad’ ” 
(Turecki y Tonner; 1987: 64). 
 
En el mismo orden de ideas, independientemente de las causas del TDAH, se 
requiere de ayuda profesional al ser diagnosticado como tal. Cuando los padres 
conozcan los rasgos del temperamento, les será más sencillo manejar la situación 
cuando se presenten los indicadores del trastorno. 
 
Aunque en esta etapa evolutiva resulta complicado distinguir a los niños 
hiperactivos de sus compañeros normales, las observaciones de los padres y de los 
profesores indican de forma consistente que en los niños con TDAH se produce una 
exageración de las conductas típicas de los preescolares sin problemas 
atencionales. Los padres describen a sus hijos con TDAH como niños excesivamente 
inquietos que actúan como si estuvieran impulsados por un motor. Como 
consecuencia de sus elevados niveles de actividad, inatención e impulsividad, sufren 
con frecuencia accidentes tanto en la escuela como en el hogar. 
 
 Además, los niños preescolares hiperactivos, especialmente los varones, 
también suelen manifestar conductas desobedientes, desafiantes y oposicionistas, 
alcanzando niveles significativamente superiores a los que presentan sus 
compañeros sin TDAH. 
 
52 
 
Las explosiones emocionales en forma de rabietas, también son frecuentes, 
especialmente en lugares públicos. Estos comportamientos suelen dejar en evidencia 
a los padres, cuya capacidad para afrontar la educación de sus hijos termina siendo 
cuestionada por otros adultos. 
 
 “Los niños preescolares con TDAH también se distinguen de sus compañeros 
normales en medidas observacionales de atención en el aula, centran menos 
atención en las tareas, especialmente cuando son monótonas y no les permiten 
utilizar diferentes modalidades sensoriales. También el comportamiento de estos 
niños en las situaciones de juego es muy significativo” (Miranda y cols.; 2001: 25). 
 
 Los menores que se encuentran en este caso, despliegan un juego más 
inmaduro, funcional sensoriomotor, en el que destacan principalmente los 
movimientos musculares repetitivos con o sin objetos, son menos simbólicos y 
constructivos, utilizan los juguetes de un modo monótono

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