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Influencia-de-los-analgesicos-en-la-perdida-de-la-memoria-de-trabajo-visoespacial

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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA 
DE MÉXICO 
 
 
 
FACULTAD DE PSICOLOGIA 
Influencia de los analgésicos en la pérdida de 
la memoria de trabajo visoespacial 
 
 T E S I S 
 
 
QUE PARA OBTENER EL TÍTULO DE 
LICENCIADA EN PSICOLOGIA 
P R E S E N T A 
 
ERICKA JAZMIN BARRIENTOS GARCIA 
 
DIRECTORA DE TESIS: 
DRA. CARMEN SELENE CANSINO ORTIZ 
 
REVISORA DE TESIS: 
DRA. MARIA DOLORES RODRIGUEZ ORTIZ 
 
SINODALES: 
DRA. MARTHA PATRICIA TREJO MORALES 
DRA. MAURA JAZMIN RAMIREZ FLORES 
DRA. ITZEL GRACIELA GALAN LOPEZ 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Margarita
Texto escrito a máquina
CIUDAD UNIVERSITARIA, CD. MX. 2018
 
UNAM – Dirección General de Bibliotecas 
Tesis Digitales 
Restricciones de uso 
 
DERECHOS RESERVADOS © 
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN TOTAL O PARCIAL 
 
Todo el material contenido en esta tesis esta protegido por la Ley Federal 
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fines educativos e informativos y deberá citar la fuente donde la obtuvo 
mencionando el autor o autores. Cualquier uso distinto como el lucro, 
reproducción, edición o modificación, será perseguido y sancionado por el 
respectivo titular de los Derechos de Autor. 
 
 
 
 
 
 
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Agradecimientos. 
 
La presente investigación se llevó a cabo con el apoyo del Consejo 
Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT 238826) y de la Dirección 
General de Apoyo al Personal Académico de la Universidad Nacional 
Autónoma de México a través del Programa de Apoyo a Proyectos de 
Investigación e Innovación Tecnológica (PAPIIT IG300115, IG300618). 
 
 
 
 
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Agradecimientos. 
 
Agradezco infinitamente a la Dra. Selene por la confianza de haberme permitido ser 
participe en el Laboratorio de NeuroCognición en donde tuve la oportunidad de conocer 
más acerca de ésta área, aprender nuevas cosas y a aproximarme a la labor de la 
investigación. Agradezco mucho la paciencia y el apoyo brindado para hacer posible la 
presente investigación. 
Agradezco a la Dra. Dolores Rodríguez por la paciencia y el apoyo brindado. 
Agradezco a la Dra. Itzel Galán por el tiempo invertido, por todo su conocimiento y 
experiencia que enriquecieron el presente trabajo. 
Agradezco a la Dra. Maura Ramírez por la confianza, apoyo y comprensión 
Agradezco a la Dra. Patricia Trejo por sus sugerencias, experiencia, conocimientos 
brindados y la colaboración al trabajo. 
También agradezco a cada uno de mis compañeros del Laboratorio de NeuroCognición, 
por brindarme su amistad, sus experiencias y compartir conmigo divertidos momentos 
que quedarán plasmados en mis recuerdos. 
Agradezco también a mis amigas y amigos que estuvieron conmigo brindándome su 
apoyo y sus consejos. 
 
 
 
 
 
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DEDICATORIA. 
El presente trabajo está dedicado a mi familia, principalmente a mis padres, ya que sin 
su apoyo esto no hubiera sido posible. Gracias por estar a mi lado, brindándome la mano 
para levantarme cuando creía que no podía más, por escucharme, aconsejarme y 
guiarme para ser una mejor persona, una mejor hija y hermana. Cada esfuerzo es por y 
para ustedes. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Contenido 
 
1. Resumen 7 
2. Introducción 8 
3. Antecedentes 10 
 3.1. Memoria 10 
 3.1.1. Memoria de trabajo 10 
 3.1.2. Memoria viso-espacial 12 
 3.1.3. Métodos de estudio de la memoria viso-espacial 12 
 3.2. Analgésicos 18 
 3.2.1. Analgésicos no narcóticos. 19 
 3.2.1.1 Mecanismos de acción. 20 
 3.2.2. Analgésicos narcóticos 22 
 3.2.2.1 Mecanismos de acción. 22 
 3.2.3. Consumo de analgésicos en México 26 
 3.2.4. Analgésicos y Memoria 29 
4. Justificación 37 
5. Método 38 
 5.1. Preguntas de investigación 38 
 5.2. Objetivo General 38 
 5.2.1 Objetivos específicos 38 
 5.3. Hipótesis 39 
 5.4. Variables 39 
 5.5. Participantes 40 
 5.6. Instrumentos 42 
 5.7. Aparatos 43 
 5.8. Estímulos 43 
 5.9. Procedimiento 43 
 5.10. Análisis de datos 45 
6. Resultados 45 
7. Discusión 47 
8. Conclusión 51 
9. Limitaciones y Sugerencias 52 
10. Referencias 53 
 
 
 
 
 
7 
 
1. Resumen 
El objetivo del presente estudio fue investigar la influencia del consumo de 
analgésicos en el desempeño de la memoria de trabajo viso-espacial. 
Participaron 80 hombres y mujeres entre 40 y 60 años de edad; se dividieron en 
dos grupos: 40 personas que ingerían analgésicos al menos una vez al mes y 40 
personas que no ingerían ningún analgésico. La memoria de trabajo se evaluó 
por medio del paradigma n-back, en dos niveles de complejidad: 1-back y 2-back. 
No se observaron diferencias estadísticamente significativas en el porcentaje de 
respuestas correctas ni en los tiempos de reacción en ninguno de los niveles de 
complejidad de la tarea de memoria de trabajo viso-espacial (1-back y 2-back) 
entre el grupo de consumidores de analgésicos y el grupo de no consumidores. 
Sin embargo, los resultados revelaron que entre más temprana es la edad de 
inicio del consumo de analgésicos mayores son los tiempos de reacción en la 
tarea de memoria de trabajo de baja complejidad. Del mismo modo, se observó 
que entre mayor es el tiempo que han consumido analgésicos, menores son el 
porcentaje de respuestas correctas en la tarea de memoria de trabajo de alta 
complejidad y mayores son los tiempos de reacción en la tarea de memoria de 
trabajo de baja complejidad. Los hallazgos indican que el tiempo de consumo 
incide tanto en la exactitud como en la velocidad de la memoria de trabajo pero 
no el consumo actual de analgésicos. 
 
 
 
 
 
 
 
 
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2. Introducción 
El consumo de medicamentos constituye un hecho cotidiano y habitual en la 
mayoría de los hogares de México. En nuestro país, la libre comercialización de 
algunos medicamentos ha intensificado su consumo, por lo que se han convertido 
en artículos que se valoran en términos de la oferta y la demanda, sin tomar muchas 
veces en cuenta sus posibles riesgos (Gómez, Galar, Téllez, Carmona & Amaya, 
2009). 
 
Reynoso, Mejía, Olvera y Chehue (2007) realizaron un estudio para evaluar el 
patrón de consumo de medicamentos de las personas que acudían a una farmacia 
comunitaria y observaron que la motivación central para consumir algún 
medicamento es el dolor, lo que conlleva a un elevado consumo de analgésicos. 
Esto puede deberse a la creencia común de que los analgésicos son inofensivos ya 
que su adquisición no requiere la presentación de una prescripción médica. 
 
En tareas cotidianas utilizamos la memoria espacial en diversas situaciones, por 
ejemplo, cuando nos desplazamos de un lugar a otro, cuando interpretamos mapas 
o cuando visualizamos el espacio o cualquier objeto físico (Fiol, 2009). Diversos 
estudios (Bernsteirn & Werlin, 2003; Carter, Kleykamp, Griffiths & Mintzer, 2013; 
Darke, Sims, McDonald & Wickes, 2000; Dassanayake et al. 2012; Lintzeris, 
Miychell, Bond, Nestor & Strang, 2006; Rapeli, Fabritius, Kalska & Alho, 2011) han 
comprobado que el consumo de analgésicos puede causar una disminución en la 
memoria. En uno de estos estudios (Dassanayake et al. 2012) se observó que los 
analgésicos inhiben las señales que transmiten la sensación del dolor dentro del 
sistema nerviosocentral, reacción mediada por mensajeros químicos que también 
 
 
 
9 
 
están involucrados en la cognición, lo que podría interferir con la memoria, 
especialmente si los analgésicos se usan por períodos prolongados. De allí, el 
interés del presente estudio de investigar la posible influencia de los analgésicos en 
la memoria, en particular, en la memoria de trabajo viso-espacial, ya que se trata de 
un tipo de memoria básico para el desarrollo de múltiples funciones cognitivas 
superiores. 
 
 
 
 
10 
 
3. Antecedentes 
3.1. Memoria. 
La memoria ha sido a lo largo de la historia una de las funciones cognitivas 
que más ha atraído la atención de la humanidad. La memoria es la capacidad de 
retener y de evocar eventos del pasado, mediante procesos neurobiológicos de 
almacenamiento y de recuperación de la información (Etchepareborda & 
AbadMas, 2005), por lo que es una función básica para el aprendizaje y el 
razonamiento. Tulving (1998) considera que la memoria es un regalo de la 
naturaleza, puesto que es una habilidad que nos permite conservar la 
información para utilizarla posteriormente, y actuar de forma más adecuada en 
un tiempo posterior gracias a la experiencia adquirida previamente. Existen 
diferentes tipos de memoria, entre las cuales está la memoria de trabajo. 
 
 3.1.1. Memoria de trabajo. 
Baddeley y Hitch (1974) propusieron un modelo denominado memoria de 
trabajo. Se trata de un sistema de memoria de capacidad limitada que codifica, 
almacena, transforma y emplea la información en diferentes funciones cognitivas 
(Baddeley, 2000). Por ejemplo, recordar un número de teléfono o realizar una 
operación matemática, son funciones que llevamos a cabo mediante la memoria 
de trabajo. 
 
Baddeley (2000) definió la memoria de trabajo como la capacidad para 
realizar tareas que involucran la manipulación y el almacenamiento simultáneo 
 
 
 
11 
 
de información. Este tipo de memoria consta de tres componentes (Baddeley & 
Hitch, 1974): 
1. El ejecutivo central se encarga de supervisar, mantener y controlar la atención 
distribuida entre varios procesos, coordinar la información proveniente de 
varias fuentes y planificar y coordinar actividades simultáneas. 
2. El bucle fonológico es un almacén acústico de breve duración, acoplado a un 
proceso de ensayo articulatorio capaz de mantener la información mediante 
su continua repetición y puede también almacenar material presentado 
visualmente a través de su denominación subvocal. 
3. La agenda viso-espacial se especializa en mantener y manipular información 
visual y espacial. 
 
La información que llega a la memoria de trabajo se mantiene durante un 
periodo de tiempo, luego decae y se pierde (Baddeley & Hitch, 1974). Sin 
embargo, dicho material puede transferirse a la memoria a largo plazo y perdurar. 
Con base en una serie de hallazgos empíricos, se añadió el almacén episódico 
al modelo de memoria de trabajo (Baddeley, 2001). Este almacén es de 
capacidad ilimitada y es capaz de utilizar una codificación multidimensional de la 
información, lo que permite la unión de la información para crear episodios 
integrados (Repovs & Baddeley, 2006). 
 
El sistema de memoria de trabajo coordina la información procedente de 
distintas regiones cerebrales a través de diversos mecanismos (e.g. Alcaraz & 
Gumá, 2001). Entre las múltiples funciones de este sistema de memoria, se 
encuentra la de colaborar en la integración de la información sensorial de 
 
 
 
12 
 
distintas modalidades. Asimismo, utiliza la información de los almacenes de la 
memoria episódica y la mantiene en línea en la memoria de trabajo para 
solucionar problemas y tomar decisiones. Otra función es la de planear el futuro 
mediante “modelos” predictivos en los que las representaciones de eventos 
pasados concurren en el foco de atención consciente para ser comparados y 
evaluados con el propósito de formular planes. 
 
3.1.2. Memoria viso-espacial. 
 
La memoria de trabajo espacial es un tipo de memoria vital para la adaptación 
y la supervivencia de los seres vivos, ya que gracias a ella es posible recordar el 
lugar donde se encuentran los alimentos o el lugar donde existe un refugio 
seguro (Fiol, 2009). La memoria de trabajo espacial se define como la capacidad 
de generar, retener, recuperar y transformar imágenes visuales bien 
estructuradas (Lohman, 1996). 
 
En la memoria de trabajo viso-espacial existe una distinción fundamental 
entre información visual y espacial (Logie & Marchetti, 1991; Logie, 1995). La 
información visual se refiere a los atributos como el color y la forma; mientras 
que la información espacial se refiere tanto a la manipulación de información 
contenida en secuencias de movimientos, como al repaso activo de esa 
información en la memoria de trabajo. 
 
 
 
 
 
13 
 
Darling, Della Sala y Logie (2007) diferenciaron también entre dos tipos de 
procesos de memoria de trabajo viso-espacial en función de la naturaleza de la 
información: el proceso pasivo conserva la naturaleza visual de los estímulos; 
mientras que el activo, se caracteriza por la transformación y el procesamiento 
de los estímulos de carácter espacial. Esta distinción se sustenta en la idea de 
que la representación visual conserva características estáticas (los objetos se 
perciben estables e invariantes); mientras que la representación espacial implica 
dinamismo como consecuencia de la exploración de las relaciones entre los 
objetos (Darling et al., 2007). 
 
El hipocampo es considerado como el núcleo neurálgico de la memoria 
espacial, aunque debido a su complejidad, también intervienen otras estructuras 
nerviosas (Fiol, 2009). Por ejemplo, el lóbulo parietal está implicado en el 
procesamiento de información espacial, de hecho, diferentes zonas de la corteza 
parietal participan en la organización de una misma representación espacial pero 
de forma diferente. 
 
3.1.3. Métodos de estudio de la memoria viso-espacial. 
 
Phillips (1974) fue uno de los primeros autores que utilizó el paradigma de 
detección del cambio, el cual se sigue empleando en la actualidad. Este 
paradigma permite estudiar diversas características del funcionamiento de la 
memoria visual a corto plazo, por ejemplo, estimar su capacidad. Phillips (1974) 
utilizó material difícil de verbalizar, básicamente patrones abstractos de cuadros 
 
 
 
14 
 
blancos y negros que conformaban matrices de diferente complejidad. El 
paradigma básico consistía en la presentación de matrices con cuadros blancos 
y negros distribuidos aleatoriamente cuya complejidad iba aumentando, tras un 
intervalo de retención de tiempo variable, aparecía en la fase de prueba 
nuevamente una matriz que podía ser o no idéntica a la presentada previamente. 
La tarea del participante consistía en indicar si la matriz era igual o si se había 
producido algún cambio. Los resultados mostraron que la ejecución era perfecta 
hasta un intervalo de retención de 1 segundo, a partir del cual la ejecución 
empeoraba, además, el declive en la ejecución se correlacionó con la dificultad 
de las matrices. A pesar de que el intervalo de retención era el responsable de 
una ejecución pobre, ésta no disminuía sensiblemente en intervalos entre 2 y 9 
segundos. 
 
Numerosas investigaciones (e.g. Darling et al., 2007; Baddeley, 2001; Hecker 
& Mapperson, 1997; Klauer & Zhao, 2004; Logie, 1986; Logie & Marchetti, 1991; 
Tresch, Sinnamon & Seamon, 1993) han estudiado la posible distinción 
neurológica que subyace a los procesos de mantenimiento y manipulación de la 
información visual y espacial en la memoria de trabajo visoespacial. 
 
Burin, Duarte, Delgado y Prieto (2004) propusieron el uso de tareas duales 
para distinguir el funcionamiento de los diferentes subsistemas de la memoria de 
trabajo y varios estudios han utilizado este tipo de tareaspara examinar la 
memoria de trabajo viso-espacial y sus posibles componentes. Por ejemplo, 
Klauer y Zhao (2004) observaron con datos conductuales una disociación entre 
los procesos que manipulan información visual y aquellos que operan sobre la 
 
 
 
15 
 
información espacial de la agenda viso-espacial. En una tarea en la que los 
participantes debían recordar las posiciones de los estímulos, se observó mayor 
interferencia cuando la tarea dual consistía en discriminar movimientos que 
cuando se trataba de una tarea en la que debían discriminar colores. Del mismo 
modo, estos autores observaron que el desempeño de los participantes en una 
tarea de memoria de ideogramas chinos se vio más afectada por una tarea dual 
de discriminación del color que por una tarea de discriminación de movimientos. 
Esta doble disociación apoya, de acuerdo con los autores, un fraccionamiento de 
la memoria de trabajo viso-espacial en un componente espacial y otro visual. 
 
Del mismo modo, Darling, Della, Logie & Cantagallo (2006) evaluaron la 
posible disociación de los componentes espacial y visual de la memoria de 
trabajo viso-espacial en pacientes que habían sufrido lesiones distintas. Uno de 
ellos sufrió un infarto vascular en los lóbulos frontal, parietal y temporal derechos, 
y el otro sufrió una lesión en los lóbulos frontales bilaterales y en el lóbulo parietal 
derecho. Se utilizaron dos tareas en las que se presentaron los mismos 
estímulos, sin embargo, las instrucciones variaban entre las tareas. En una de 
ellas se daba la instrucción de atender sólo a la posición del estímulo y en la otra, 
la de atender sólo al estímulo independientemente de la posición. El primer 
paciente descrito mostró un déficit selectivo en la tarea de memoria espacial, 
pero no en la tarea de memoria visual. En cambio, el segundo paciente mostró 
el patrón opuesto, un déficit selectivo en la tarea de memoria visual pero no en 
la tarea de memoria espacial. Los autores concluyeron que existe una 
disociación neurofuncional entre los componentes de la agenda viso-espacial. 
 
 
 
 
16 
 
Awh et al. (1998) realizaron un estudio en el que emplearon una tarea de 
memoria en la que en cada ensayo se presentaba una letra en diferentes 
posiciones. Después de un intervalo de 5000 ms, aparecía otra letra y la tarea 
consistía en indicar si la nueva letra coincidía en identidad o localización con la 
letra almacenada en memoria. Además, durante el intervalo de retención los 
participantes tuvieron que realizar una tarea de tiempo de reacción de elección. 
En esta tarea se presentaron dos estímulos, uno de ellos podía tener una forma 
similar a la letra en memoria o estar en la misma posición que el estímulo en 
memoria. Los participantes tenían que pulsar rápidamente una tecla u otra para 
indicar cuál de los dos estímulos era igual al estímulo en memoria. Los autores 
esperaban que el tiempo de reacción a los estímulos de elección serían más 
rápidos cuando los estímulos aparecieran en la localización memorizada, pero 
sólo cuando se estuviera repasando la localización del estímulo; ya que en la 
condición de memoria de la identidad no se estaría repasando la localización. 
Los resultados confirmaron las expectativas de los autores para la tarea de 
memoria espacial pero no para la tarea de memoria sobre la identidad del 
estímulo. 
 
Asimismo, Logie y Pearson (1997) estudiaron la posible disociación entre la 
memoria de trabajo visual y espacial en niños. En este estudio emplearon una 
prueba de reconocimiento visual de patrones (matrices con cuadros rojos y 
blancos) y una prueba de reconocimiento espacial de secuencias de cubos (tarea 
de Bloques de Corsi) en niños con edades entre 5-6 años, 8-9 años y 11-12 años. 
Los resultados revelaron que el desempeño en la tarea de memoria visual fue 
mayor que en la tarea de memoria espacial, y esta diferencia en el desempeño 
 
 
 
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fue mayor conforme incrementaba la edad de los niños. También realizaron un 
experimento en el que evaluaron el recuerdo inmediato en lugar del 
reconocimiento y obtuvieron resultados similares. Los autores concluyeron que 
sus resultados apoyan la propuesta de que la agenda viso-espacial se distingue 
por un subsistema que almacena información visual atemporal y un subsistema 
que conserva información espacial temporal. 
 
Otro procedimiento utilizado para evaluar la memoria visual es el Test de 
Retención Visual de Benton (TRVB) (Benton, 1945). Este instrumento examina 
la percepción visual y las habilidades viso-constructivas. El TRVB está 
compuesto por tres series (equivalentes en términos de dificultad) de 10 láminas. 
Las láminas contienen una o más figuras geométricas las cuales van 
aumentando en su complejidad. La prueba puede administrarse para evaluar el 
recuerdo inmediato, ya que se le pide al participante que reproduzca de forma 
inmediata los diseños después de 10 y 5 segundos de exposición de la lámina; 
también puede administrarse para evaluar la habilidad de copia o para evaluar 
el recuerdo demorado después de un intervalo de 15 segundos (Fiol, 2009). Esta 
prueba se emplea para detectar si personas con lesiones neurológicas 
manifiestan problemas en la memoria viso-espacial en general, ya que no 
permite distinguir entre el componente visual y espacial de este tipo de memoria. 
 
Uno de los paradigmas más utilizados para medir la memoria de trabajo es la 
tarea de n-back, en ella los participantes deben recordar el estímulo de cada 
ensayo para compararlo con un estímulo que se presentó en el ensayo pasado 
(1-back) o dos ensayos antes (2-back) o tres ensayos antes (3-back) (Gevins et 
 
 
 
18 
 
al, 1990). La tarea requiere procesos de comparación, mantenimiento y 
actualización de la secuencia de estímulos. También requiere de procesos 
inhibitorios para no responder cuando el estímulo es igual a los presentados 
anteriormente pero no corresponde al estímulo con el que debe de compararse 
el estímulo actual (Gevins et al, 1990). Esta tarea es un procedimiento eficaz 
para medir el concepto de memoria de trabajo porque incluye subprocesos 
típicos de la memoria de trabajo. 
 
3.2. Analgésicos. 
 
Los analgésicos son medicamentos que se emplean para calmar el dolor 
producido por el daño de algún tejido en el organismo causado por traumatismos, 
infecciones u otras enfermedades (Neal, 2007). Existen dos tipos de analgésicos: 
los narcóticos y los no narcóticos (Martínez, 2002). 
 
Los narcóticos u opiáceos actúan directamente sobre el sistema nervioso 
central. Se usan para aliviar el dolor agudo postoperatorio, así como el dolor 
persistente (crónico) y el dolor súbito de moderado a intenso (Martínez, 2002). 
El dolor persistente se trata habitualmente con opiáceos de acción prolongada 
que se liberan en el organismo lentamente y controlan el dolor durante largos 
períodos, se administran de modo permanente siguiendo un cronograma 
establecido, independientemente de que la persona experimente dolor en ese 
momento. Si se presentan eventos de dolor súbito se administra un segundo 
opiáceo de acción inmediata. Los opiáceos de acción inmediata hacen efecto 
 
 
 
19 
 
con rapidez y no permanecen en el organismo por un tiempo prolongado 
(Martínez, 2002). A veces los opiáceos se administran en combinación con no 
opiáceos. Entre los analgésicos más comunes se encuentran: MS Contín, 
Oramorh, Avinza, Kadian, Roxanol (nombre genérico: morfina); Codeína, 
Dolophine (nombre genérico metadona); Opana, Opana ER, Numorpahn HCI 
(nombre genérico: oximorfona); Dilaudid (nombre genérico: meperidina); 
Duragesic, Actiq o Fentora (nombre genérico: fentanilo). Algunos analgésicos 
narcóticos combinan un opiáceo con aspirina, paracetamol o ibuprofeno, entre 
los ejemplos se incluyen: Percodan (nombre genérico: oxicodona y aspirina); 
Percocet y Roxicet (nombre genérico: oxicodonay acetaminofeno) y Vicodin, 
Lorcet y Lortab (nombre genérico: hidrocodona y paracetamol). 
 
Los analgésicos no narcóticos o no opiáceos bloquean la producción de las 
sustancias que desencadenan el dolor y tienen propiedades anti-inflamatorias y 
anti-piréticas (Martínez, 2002). Entre los más comunes se encuentran: Tylenol 
(nombre genérico: acetaminofeno); medicamentos antiinflamatorios no 
esteroides (AINE) como la Aspirina, Motrin o Advil (nombre genérico: ibuprofeno) 
y Aleve o Naprosyn (nombre genérico: naproxeno sódico). 
 
3.2.1. Analgésicos no narcóticos. 
 
Este tipo de analgésicos constituyen los medicamentos fundamentales para 
el tratamiento del dolor, tanto agudo como crónico. Son un grupo de fármacos 
sin relación química entre sí, lo que hace difícil su clasificación, con efectos 
 
 
 
20 
 
farmacológicos y de toxicidad similares (Álvarez et al., 2009). Estos fármacos 
producen alivio sintomático del dolor y de la inflamación en las artropatías 
crónicas, como en la artrosis y la artritis reumatoide; así como en enfermedades 
inflamatorias agudas como fracturas, esguinces, lesiones deportivas y otras 
lesiones de tejidos blandos. También son útiles para el tratamiento de dolores 
postoperatorios, dentales, menstruales, y los producidos por cefaleas y migraña 
(Álvarez et al., 2009). 
 
3.2.1.1 Mecanismos de acción de los analgésicos no 
narcóticos. 
 
Aunque hay diferencias entre los distintos AINE, comparten en su 
farmacología esencial la capacidad de inhibir la enzima ciclooxigenasa (COX), lo 
que impide la producción de prostaglandinas a partir del ácido araquidónico. Las 
prostaglandinas participan en la estimulación de las terminales nerviosas del 
dolor durante procesos inflamatorios. Existen dos isoformas comunes de la 
enzima COX (COX-1 y COX-2) y ambas están relacionadas íntimamente y 
catalizan la misma reacción. La COX-1 es una enzima constitutiva que existe en 
la mayor parte de los tejidos, incluidas las plaquetas sanguíneas, y tiene una 
función de mantenimiento en el cuerpo ya que participa en la homeostasis de los 
tejidos y es responsable de la producción de prostaglandinas que también 
intervienen en la citoprotección gástrica, la agregación plaquetaria, la 
autorregulación del flujo sanguíneo renal y el inicio del parto. Por el contrario, la 
enzima COX-2 es inducida en células inflamatorias cuando son lesionadas, 
 
 
 
21 
 
infectadas o activadas. Por ejemplo, las citosinas como la interleucina y el factor 
de necrosis tumoral generan procesos inflamatorios. Por lo tanto, la isoforma 
COX-2 es responsable principalmente de la producción de los mediadores de la 
inflamación de la familia de los prostanoides. Aunque en el sistema nervioso 
central y en algunos otros tejidos hay una acumulación considerable de COX-2 
constitutiva y su función en estas áreas no se conoce claramente (Rang & Dale, 
2012). 
 
La mayor parte de los AINE tradicionales inhibe la COX-1 y la COX-2 con el 
propósito de inhibir la producción de prostaglandinas y por lo tanto el dolor. En 
el año de 1971 sir John Vane y sus colaboradores describieron las acciones 
inhibitorias de los AINE sobre las enzimas COX (Rang & Dale, 2012), las cuales 
son estructuralmente semejantes, ya que poseen un gran canal hidrófobo por el 
que se anclan al ácido araquidónico y a otros ácidos grasos para comenzar 
reacciones de oxigenación. Por lo general, los AINE inhiben rápidamente a la 
enzima COX-1, mientras que la inhibición de la COX-2 es más lenta y a menudo 
irreversible. Los AINE inhiben estas enzimas al entrar en el canal hidrófobo y 
formar enlaces de hidrógeno con residuos de arginina, lo que impide el acceso 
de las enzimas COX a los ácidos grasos. Sin embargo, el ácido acetilsalicílico 
constituye una excepción a lo anteriormente expuesto. Esta molécula provoca la 
inhibición irreversible de la enzima COX por lo que tiene efectos prolongados 
(Rang & Dale, 2012). 
 
Los mecanismos de acción de los AINE se clasifican en tres grupos (Rang & 
Dale, 2012; Álvarez et al., 2009; Chamorro, Rubio & Romera, 1994): 
 
 
 
22 
 
a) Los inhibidores periféricos de las prostaglandinas, el representante más 
conocido de este grupo es el ácido acetil salicílico. 
b) Inhibidores centrales de las prostaglandinas, grupo formado por el 
paracetamol y el metamizol, por su naturaleza química actúan 
selectivamente sobre los tejidos nerviosos. Este efecto central explica las 
importantes propiedades antitérmicas de ambas drogas. 
c) Inactivadores del receptor sensibilizado, el metamizol (como la morfina) 
además de sus efectos centrales específicos, tienen la propiedad de 
bloquear la transmisión del impulso doloroso desde el receptor cuando 
éste ya está sensibilizado, llevándolos a una situación de reposo. 
 
3.2.2. Analgésicos narcóticos. 
 
Los opioides no sólo varían en cuanto a su acción específica sobre ciertos 
receptores sino también en su nivel de eficacia al actuar sobre los diferentes tipos 
de receptores. Algunos fármacos actúan como agonistas o como agonistas 
parciales en un tipo de receptor y como antagonistas o antagonistas parciales en 
otro, lo que produce mecanismos de acción muy complejos (Rang & Dale, 2012). 
 
Los receptores para este tipo de fármacos son denominados receptores 
opioides. La analgesia es consecuencia de la interacción de los analgésicos 
narcóticos con alguno de estos receptores y afectan tanto a los sistemas 
aferentes como a los eferentes de la sensibilidad dolorosa (Álvarez et al., 2009). 
Estos fármacos producen farmacodependencia debido a que las personas 
 
 
 
23 
 
desarrollan tolerancia a sus efectos depresores, dependencia psicológica y 
dependencia física, que se traduce en un síndrome de abstinencia bien definido. 
Estos fármacos producen depresión respiratoria en función de la potencia 
analgésica. Además, su ingesta genera efectos psicológicos subjetivos, 
independientes a la acción analgésica, por lo que algunas personas recurren a 
la autoadministración (Álvarez et al., 2009). 
 
3.2.2.1 Mecanismos de acción de los analgésicos 
narcóticos. 
 
Los analgésicos narcóticos ejercen su acción a través de la ocupación y 
posteriormente activación de receptores localizados en la membrana celular. Se 
han identificado receptores opioides en el sistema nervioso central, 
cardiovascular, endocrino y digestivo (Álvarez et al., 2009). 
 
Se han descrito cinco tipos de receptores opioides denominados según sus 
agentes prototipo (Chamorro & Romera 1994): 1) el receptor µ (mu) por morfina 
es un tipo de receptor agonista parcial y la morfina es un potente analgésico que 
en dosis elevadas puede causar la muerte por depresión respiratoria grave, 2) 
receptor κ (kappa) por ketociclazocina, este analgésico puede funcionar como 
agonista y antagonista y tiende a producir disforia más que euforia, 3) receptor ∑ 
(sigma) por SKF 10047, un benzomorfano con actividad atípica, 4) receptor δ 
(delta) por las encefalinas y 5) receptor ε (épsilon) por endorfina. El receptor µ 
media los efectos clásicos de la morfina y la analgesia supraespinal. El receptor 
 
 
 
24 
 
κ produce analgesia y sedación a nivel de la médula espinal y tienen bajo riesgo 
de producir dependencia física y depresión respiratoria. El receptor δ también 
media la analgesia a nivel espinal y desencadena las interacciones metabólicas 
que generan el fenómeno del estrés inducido por el dolor. El receptor ∑ es el 
causante de los efectos psicomimétricos (como las alucinaciones) y vegetativos 
de los opioides (Chamorro & Romera, 1994; Martín & Del-Rio, 1999; Rang & 
Dale, 2012). 
 
Los receptores opioides pertenecen a la familia de receptores que se acoplan 
a las proteínas G1/G0, por lo que ejercen potentes efectos sobre los canales 
iónicos de las membranas neuronales. Los opioides facilitan la apertura de 
canalesde potasio e inhiben la apertura de canales de calcio por lo que inhiben 
la excitabilidad neuronal y disminuyen la liberación de transmisores. El efecto 
celular global es por consiguiente inhibitorio, no obstante, aumenta la actividad 
en algunas vías neuronales por un proceso de desinhibición que causa 
excitación en las neuronas de proyección (Rang & Dale, 2012). 
 
A escala celular, los cinco tipos de receptores opioides median efectos muy 
similares. Sus distribuciones anatómicas heterogéneas en el Sistema Nervioso 
Central (SNC) dan lugar a diferentes respuestas funcionales (Rang & Dale, 
2012). Los receptores opioides tienen una amplia distribución en el encéfalo y la 
médula espinal. Los opioides son eficaces cuando se inyectan en dosis mínimas 
en diversos núcleos encefálicos específicos, como la corteza insular, la amígala, 
el hipotálamo y el asta inferior de la médula espinal. Existen datos (Rang & Dale, 
2012) que indican que la analgesia supraespinal con opioides implica la 
 
 
 
25 
 
liberación de péptidos opioides endógenos tanto en localizaciones 
supraespinales como espinales, y que en la médula espinal también existen 
mecanismos analgésicos derivados de la liberación de serotonina por parte de 
fibras inhibidoras descendentes. La interrupción quirúrgica de la vía descendente 
del bulbo raquídeo rostro-ventral a la médula espinal reduce la analgesia 
inducida por morfina administrada sistémicamente o microinyectada en 
localizaciones supraespinales, lo que implica que en humanos los efectos 
supraespinales y espinales contribuyen a la respuesta analgésica. 
 
En la médula espinal, la morfina inhibe la transmisión de impulsos 
nocioceptivos a través del asta posterior y suprime los reflejos nocioceptivos 
incluso en pacientes que presentan sección de la médula espinal. La morfina 
también puede actuar presinápticamente al inhibir la liberación de varios 
neurotransmisores (Rang & Dale, 2012). 
 
El efecto analgésico de los opioides que se produce en el sistema nervioso 
central ocurre a diferentes niveles: medula, mesencéfalo, diencéfalo, sistema 
límbico y corteza. El alivio del dolor es relativamente selectivo, pues no altera 
otras modalidades sensoriales (tacto, vibración, vista, oído), sin embargo, estos 
fármacos pueden provocar alteraciones en el estado mental, tanto euforia o 
bienestar por su acción en el sistema límbico, como sedación y depresión del 
nivel de conciencia a dosis altas (Rang & Dale, 2012). 
 
 
 
 
 
 
26 
 
3.2.3. Consumo de analgésicos en México. 
 
En México, el consumo de medicamentos representa un problema grave de 
salud pública que produce importantes deterioros en la comunidad (Gómez et 
al., 2009). Este problema se debe a numerosos factores, entre ellos, el 
incremento de la propaganda sobre medicamentos en los medios de 
comunicación con el propósito de mejorar la calidad de vida, el aumento de la 
longevidad, los cambios en los patrones generales de las enfermedades, la falta 
de acceso a fuentes confiables de información actualizada y objetiva y el 
incremento en el consumo de medicamentos debido a la promoción de la 
industria farmacéutica que incita a su consumo. 
 
El patrón del consumo de medicamentos se evaluó a través de las personas 
que acudían a una farmacia comunitaria en la ciudad de Pachuca (Reynoso et 
al., 2007). Los resultados de este estudio mostraron que las mujeres entre 36 y 
45 años de edad consumían con mayor frecuencia medicamentos. En el estudio 
participaron 308 personas, de las cuales 202 eran mujeres y 106 eran hombres. 
Los medicamentos de mayor consumo se agruparon en función de su acción 
terapéutica en distintos grupos farmacológicos, entre los que destacan los 
analgésicos con un 41.87%, los antigripales con un 22.50% y los antibióticos con 
un 9.85% de consumo. También se encontró que la frecuencia de consumo de 
medicamentos es más alta en las personas entre los 25 y 34 años de edad, con 
un consumo de 93.25%, seguido del grupo entre 18 y 24 años de edad con un 
consume de 88.03%. El consumo de medicamentos fue ligeramente más 
frecuente en los hombres (87.74%) que en las mujeres (85.64%). Asimismo, se 
 
 
 
27 
 
observó que las personas solteras consumían medicamentos con mayor 
frecuencia (88.78%), seguido de las personas que tenían pareja, ya sea en unión 
libre (88.31%) o casadas (85.21%). 
 
Asimismo, Reynoso et al. (2007) reportaron que las personas que consumen 
con mayor frecuencia medicamentos son las que tienen bachillerato terminado 
(92.80%) y estudios superiores completos (92.30%). Además, los obreros 
(96.77%) y comerciantes (94.73%) tienden más a la automedicación. En el 
estudio se concluyó que la prevalencia del consumo de medicamentos fue de un 
86.36%, lo que indica que es una práctica muy utilizada para el alivio de 
problemas comunes de salud. 
 
La motivación principal para consumir medicamentos es el dolor, lo que 
conlleva a un elevado consumo de analgésicos. De acuerdo con Reynoso et al. 
(2007) esto se debe a la creencia generalizada de que los analgésicos son 
inofensivos porque no se requiere una preescripción médica para adquirirlos. El 
consumo de medicamentos es una estrategia para enfrentar la enfermedad que 
emerge a nivel individual pero se extiende como una práctica social (Cesolari, 
Calvi, Garrot, Perez & Busmail, 2004). 
 
El consumo de medicamentos está ampliamente influenciado por las 
condiciones socioculturales del usuario y por la publicidad farmacéutica (Tobón, 
2002). La duración del tratamiento en que el medicamento es administrado tiene 
una amplia variabilidad entre los usuarios (Torres & Vázquez, 2007), el 39.4% de 
los usuarios consumen los medicamentos hasta que se retiran los malestares, lo 
 
 
 
28 
 
cual es muy variable de un individuo a otro, y el 32.7% los consume solamente 
una vez. Asimismo, se ha observado que los medicamentos pueden ser 
empleados con dosis incorrectas durante periodos de tiempo cortos o 
prolongados (Laporte & Castel, 1992). Esta variabilidad en el consumo de 
medicamentos se debe principalmente a la falta de información sobre el uso 
adecuado de éstos, lo cual puede traer serias consecuencias (Torres & Vázquez, 
2007). 
De acuerdo con la investigación realizada por Reynoso, et. al. (2007), los 
padecimientos que más frecuentemente se tratan de manera autónoma con 
medicamentos son el dolor de cabeza (66.54%), el resfriado común (54.13%), 
los padecimientos digestivos (43.98%), los trastornos de las vías respiratorias 
(27.81%) y el síntoma de la tos (27.81%). 
 
Las personas que tienen un trabajo tienden a auto-medicarse con mayor 
frecuencia para evitar caer enfermas, y no cumplir con las actividades y 
compromisos de trabajo (Bronfman, Castro, Zuñiga, Miranda & Oviedo, 1997). 
Otras razones frecuentes de la automedicación es evitar consultar a un médico, 
lo que conlleva a no perder tiempo y a ahorrar recursos económicos. La facilidad 
de comprar en las farmacias medicamentos que alivian el dolor y las molestias, 
promovidos por los medios masivos de comunicación, como la televisión 
(Bronfman et. al 1997), influye en que las personas resuelven sus malestares 
rápidamente, con la finalidad de incorporarse a sus actividades de manera 
inmediata (Tobón, 2002). 
 
 
 
 
 
29 
 
3.2.4. Analgésicos y memoria. 
 
Se han realizado estudios (Bernsteirn & Werlin, 2003; Carter, et al. 2013; 
Darke, et al, 2000; Dassanayake et al. 2012; Lintzeris, et al, 2006; Rapeli, et al, 
2011) sobre la influencia de los analgésicos narcóticos en la pérdida de memoria. 
En algunos de ellos (e.g. Dassanayake et al. 2012) se observó que los 
analgésicos narcóticos u opiáceos, inhiben las señales que transmiten la 
sensación de dolor dentro del SNC y disminuyen la acción emocional ante el 
dolor. Ambas acciones están mediadas por mensajeros químicos que tambiénestán involucrados en varios aspectos de la cognición. Por ende, el uso de estos 
fármacos puede interferir con la memoria a largo y a corto plazo, especialmente 
si se usan por períodos prolongados. 
 
Se realizó un estudio (Rapeli et al., 2011) donde participaron voluntariamente 
personas entre 18 y 50 años de edad que consumían y/o eran dependientes de 
los opiáceos con metadona, buprenorfina o buprenorfina/naloxona. Se evaluaron 
los procesos de atención selectiva, memoria de trabajo y memoria verbal. El 
análisis de los datos mostró que los participantes que eran dependientes de los 
opiáceos buprenorfina no mostraron déficits en atención pero sí en memoria de 
trabajo y memoria verbal, por lo que se concluyó que el uso de la buprenorfina 
puede afectar negativamente a la memoria, aunque esta evidencia es aún 
insuficiente. Asimismo, los participantes que consumían metadona mostraron 
déficits cognitivos en todos los dominios estudiados (atención, memoria verbal y 
memoria de trabajo) lo que probablemente se debió a que la metadona prolonga 
 
 
 
30 
 
los tiempos de reacción en pacientes dependientes de opiáceos (Lintzeris et al., 
2006). 
 
Darke et al. (2000) realizaron un estudio con pacientes dependientes de 
opiáceos que consumieron metadona durante cinco meses. Después de este 
periodo, los autores observaron que los pacientes, en comparación con los 
participantes controles sanos, tuvieron un menor desempeño en una tarea de 
memoria verbal. En otro estudio (Dassanayake et al., 2012) se emplearon 
fármacos depresores del SNC con el objetivo de evaluar si su sobredosis 
afectaba dominios cognitivos importantes para llevar a cabo actividades 
cotidianas. En particular, en este estudio se evaluaron habilidades visomotoras, 
funciones ejecutivas, memoria de trabajo, impulsividad y toma de decisiones en 
una muestra de 107 pacientes que ingerían de forma habitual benzodiacepina, 
opiáceos y ansiolíticos. Además, participaron en el estudio como grupo control, 
68 personas que no consumían ningún tipo de depresores del SNC. En 
comparación con el grupo control, los pacientes tuvieron un desempeño 
significativamente inferior en todos los dominios cognitivos evaluados, en 
particular en las tareas de memoria de trabajo, impulsividad y toma de 
decisiones. Asimismo, los pacientes tuvieron mayores tiempos de reacción en la 
tarea de toma de decisiones. 
 
Diversos estudios (e.g. Honey et al., 2004; Lofwall, Griffiths & Mintzer, 2006; 
Morgan, Mofeez, Brandner, Bromley & Curran, 2003; Parwani et al., 2005; 
Rowland et al. 2005;) han reportado alteraciones en los procesos de memoria 
debido a la administración de ketamina. Sin embargo, pocas investigaciones 
 
 
 
31 
 
(Krystal et al., 1999; Krystal et al., 2005) han comparado los efectos de la 
ketamina sobre la cognición con los efectos sobre ésta causados por otras 
drogas. Carter et al. (2013), del Departamento de Farmacología y Toxicología de 
la Universidad de Arkansas, realizaron un estudio en el que compararon los 
efectos de la ketamina y del triazolam en la cognición de 20 personas voluntarias 
sanas. Se encontró que la ketamina deteriora el equilibrio, mientras que el 
triazolam altera la coordinación psicomotora y la atención dividida; además el 
triazolam, en comparación con dosis bajas de ketamina, produjo un menor 
desempeño de los participantes en tareas de memoria episódica. Los autores 
concluyeron que la ketamina produce menor deterioro en memoria de trabajo y 
memoria episódica que el triazolam, la cual cuando se administra en dosis altas 
se asocia a un menor desempeño en tareas cognitivas. 
 
En un estudio de caso (Bernsteirn & Werlin, 2003) realizado con un hombre 
de 76 años de edad que se encontraba en un estado mental normal, se observó 
confusión, desubicación en lugares conocidos y pérdida de la memoria a corto 
plazo después de que comenzó con un régimen terapéutico de ibuprofeno de 
600 mg, tres veces al día. El tratamiento fue indicado porque el paciente padecía 
de osteoartritis. En particular, se observaron síntomas de demencia una semana 
después de tomar el medicamento, los cuales desaparecieron una semana 
después de que se interrumpió el tratamiento. Este patrón se repitió seis meses 
más tarde cuando el paciente retomó el tratamiento para realizar un viaje al 
extranjero. En este estudio se concluyó que muy posiblemente el uso del 
medicamento ibuprofeno fue la causa de dicha pseudodemencia, de acuerdo con 
datos obtenidos por las observaciones de la familia y del paciente. Sin embargo, 
 
 
 
32 
 
aún no existe suficiente evidencia para asegurar que la ingesta de ibuprofeno 
puede causar una pérdida temporal de la memoria. 
 
Dhingra, Ahmed, Shin, Scharaga y Magun (2015) realizaron una revisión del 
efecto de la sedación con opioides en los procesos cognitivos en personas 
geriátricas. Los autores encontraron que las personas que usaban estos 
analgésicos mostraron falta de atención y concentración, déficits de memoria, 
disminución psicomotora, distorsión de la percepción, disfunción ejecutiva, 
somnolencia, letargia y desórdenes del sueño. Aunado al tratamiento 
farmacológico, estos efectos también podrían ser consecuencia del dolor que 
experimentaban las personas. De acuerdo con los autores, los opioides ejercen 
su efecto a nivel del SNC por lo que producen un efecto tóxico sobre las 
neuronas, lo que disminuye la conciencia, el procesamiento de la información y 
los tiempos de respuesta. El tratamiento farmacológico por medio de opioides 
consiste regularmente en reducir las dosis paulatinamente y rotar los tipos de 
opioides. Además, en ocasiones se proporcionan psico-estimulantes, terapia 
cognitivo-conductual, acupuntura, ejercicio, yoga y reducción del estrés por 
medio de la técnica mindfulness. En los estudios analizados se observó un déficit 
de la memoria del 73 % al 81%, perturbación del sueño del 35 % al 57 % y fatiga 
en un 10%. Los autores concluyeron que la disfunción cognitiva extrema por 
opioides puede resultar en delirio, mientras que la disminución del nivel de alerta 
puede terminar en coma. El estrés emocional, los desórdenes del sueño y otras 
comorbilidades pueden empeorar estos efectos, particularmente en pacientes 
geriátricos. 
 
 
 
 
33 
 
Del mismo modo, Ren et al. (2015) estudiaron los efectos de combinar los 
analgésicos dezocine y butorfanol en la función cognitiva post operatoria de 40 
pacientes ancianos que fueron sometidos a cirugía con anestesia general. Los 
investigadores dividieron a los pacientes en tres grupos con 20 integrantes cada 
uno: grupo al que se le administró dizocine, grupo al que se le administró 
butorfanol y un grupo al que se les aplicó ambos fármacos. Los autores 
emplearon una escala para evaluar la analgesia y el vómito, el método de Ransi 
para evaluar la sedación y el Examen Estado Mini-Mental para evaluar la función 
cognitiva. Cuarenta y ocho horas después de la operación el grupo que recibió 
ambos fármacos tenía menor dolor, vómito y náuseas que los otros dos grupos. 
Seis horas después de la operación el nivel de sedación fue mayor y los puntajes 
en el Examen Estado Mini-Mental fueron menores en el grupo al que se le 
administró butorfanol en comparación con el grupo que recibió ambos fármacos. 
Los autores concluyeron que la combinación de analgésicos mitiga sus efectos 
sobre la función cognitiva en pacientes geriátricos post operatorios. 
 
En otro estudio (Schiltenwolf et al., 2014) se evaluaron las funciones 
cognitivas en pacientes que sufrían de dolor crónico de espalda y que habían 
sido tratados durante un largo periodo mediante opioides, en pacientes sin 
tratamiento con opioides y en un grupo control sano. Los pacientes que 
participaron en el estudio tenían entre 20 y 75 años de edad. Los 37 pacientes 
con dolor crónico recibieron morfina, oxicodona, metadona, tilidine,fentanilo, 
hidromorfona y tramadol, al menos 30 mg diariamente por mínimo 3 meses. En 
los otros grupos participaron 33 pacientes con dolor crónico que no recibieron 
terapia con opioides y 25 personas sanas. Se evaluaron el procesamiento de la 
 
 
 
34 
 
información, tiempo de reacción, memoria para reconocer patrones y las 
funciones ejecutivas. También se estimó la experiencia del dolor, la funcionalidad 
de la espalda, la depresión y la ansiedad. Los resultados mostraron que los dos 
grupos con dolor crónico necesitaron más tiempo para procesar la información. 
Los pacientes que recibieron terapia con opioides tuvieron un menor desempeño 
en memoria espacial, memoria de trabajo y flexibilidad para cambiar de 
conceptos en comparación con los pacientes que no recibieron la terapia con 
opioides y el grupo control sano. Schiltenwolf et al. (2014) observaron una 
asociación entre la intensidad del dolor y la depresión y el uso de medicamentos. 
Cabe mencionar que los pacientes que participaron en este estudio tenían 
terapia con diferentes opioides y diferentes dosis. Los autores concluyeron que 
el dolor crónico de espalda impide algunas funciones cognitivas y la terapia a 
largo plazo con opioides aumenta este impedimento cognitivo. 
 
Dublin et al. (2015) estudiaron si el uso de opioides (codeína, oxicodona e 
hidrocodona) se asociaba con el riesgo de demencia o con declive cognitivo; 
realizaron un estudio de corte prospectivo en donde participaron 3,434 personas 
de más de 65 años de edad que habían estado al menos 10 años en el “Group 
Healt”, un sistema de salud integral. La edad media de los participantes fue de 
74 años y les aplicaron el Instrumento de Evaluación de Habilidades Cognitivas 
a los participantes cada dos años. Los participantes que obtuvieron valores muy 
bajos en el instrumento fueron evaluados por un comité multidisciplinario para 
diagnosticar demencia. Determinaron la exposición acumulada promedio a 
opioides (39% de codeína, 26% oxicodona, 23% hidrocodona) durante diez años 
y analizaron el riesgo de demencia con el modelo de Amenazas Proporcionales 
 
 
 
35 
 
de Cox. En sus resultados encontraron que el 23% de los participantes 
desarrollaron demencia en un promedio de 7.3 años después de que empezó el 
estudio y que el 19% posiblemente desarrolló la enfermedad de Alzheimer. 
Además, se observó que únicamente los pacientes que consumían 91 veces más 
la dosis promedio tuvieron un mayor riesgo de presentar demencia en 
comparación con las personas que consumían de 0 a 10 dosis por arriba del 
promedio. Los autores concluyeron que las personas que consumieron una alta 
dosis de opioides tuvieron un mayor riesgo de padecer demencia en 
comparación con las personas que usaron dosis bajas. 
 
Blank et al. (2011) evaluaron si el uso de medicamentos que alteran el SNC 
está relacionado con riesgo de declive cognitivo en ancianos mediante un estudio 
longitudinal. Se aplicó el Examen de Estado Mini-Mental a 1,196 participantes 
entre 65 y 74 años de edad. Durante 7.6 años, se evaluó el uso de opioides, de 
benzodiacepinas y de otros medicamentos (antipsicóticos, antidepresivos, 
anticolinérgicos y antiepilépticos). Los autores observaron que el uso de opioides 
con benzodiacepinas o con cualquier otro medicamento que incida sobre el SNC 
se asoció con declive cognitivo, por lo tanto, concluyeron que el uso de opioides 
afecta las funciones cognitivas de los ancianos. 
 
Ferreira, Oliver, Thomaz, Teixeira y Foss (2016) analizaron procesos 
cognitivos en pacientes con dolor crónico y los compararon con un grupo control 
sano. Participaron personas de 18 años o más, 45 eran pacientes que consumían 
opioides o algún otro medicamento (paracetamol, anti-inflamatorios no 
esteroidales, antidepresivos o benzodiacepinas) y 45 personas sanas. Se 
consideraron variables como la edad y el nivel educativo, asimismo, se evaluó el 
 
 
 
36 
 
nivel de dolor en cada participante, la comorbilidad y la medicación usada por los 
pacientes. Se aplicaron pruebas cognitivas como la Evaluación Cognitiva de 
Montreal, la Prueba de Fluidez Verbal, el Test del Reloj y la Prueba de Stroop. 
Los resultados mostraron que los pacientes con dolor crónico tuvieron un menor 
desempeño en todas las pruebas en comparación con las personas sanas. Los 
autores concluyeron que la relación entre dolor crónico y déficits cognitivos 
representa una realidad genuina que no debe descuidarse en la rutina diaria de 
los médicos que trabajan con el manejo del dolor. Los déficits que observaron 
los autores fueron más pronunciados en la memoria de trabajo y la fluidez verbal. 
 
Sin embargo, también existen estudios en los que el consumo de 
analgésicos no afecta a la memoria, sino que la beneficia. Por ejemplo, Unlu, 
Bilen, Ali, Turgut, y Turkmen (2014) investigaron los efectos del fentalin 
transdérmico en la cognición de 50 pacientes con cáncer que padecían de dolor. 
Utilizaron la Escala Visual Analógica (VAS) y la Examinación Cognitiva de 
Addenbrooke. La calidad de vida de los pacientes con cáncer fue evaluada con 
el instrumento Grupo de Cooperación Oncológica del Este. El tratamiento de los 
pacientes empezó con 25 microgramos de fentanil transdérmico cada hora y se 
aumentó hasta que el desempeño en el VAS fuera menor al 2%. Treinta días 
después se aplicaron nuevamente los instrumentos y los resultados mostraron 
que las funciones de atención-orientación, memoria, fluidez y lenguaje 
mejoraron con el tratamiento de fentanil. No se observó un cambio en las 
habilidades visoespaciales, por lo que los autores concluyeron que el uso de 
fentanilo transdérmico no está asociado con el deterioro del desempeño 
cognitivo, por el contrario, mejora estas funciones. 
 
 
 
37 
 
4. Justificación 
 
La mayoría de los estudios que han intentado establecer los efectos de los 
analgésicos sobre la cognición en general (Carter et al., 2013; Dassanayake et 
al., 2012; Honey et al., 2004; Krystal et al., 1999; Krystal et al., 2005; Lofwall et 
al., 2006; Morgan et al., 2003; Parwani et al., 2005; Rowland et al. 2005;) o sobre 
la memoria en particular (Bernsteirn & Werlin, 2003; Darke et al., 2000 Rapeli et 
al., 2011) se han llevado a cabo con pacientes, es decir, personas afectadas por 
diversas enfermedades y que por lo tanto se ven obligadas a ingerir analgésicos. 
El efecto de los analgésicos sobre la memoria en estos pacientes podría estar 
confundido con los efectos del estrés asociado a la enfermedad sobre la memoria 
(Cortés, 2011). Por otro lado, los estudios (Carter et al, 2013) con personas 
sanas a las que se les ha administrado analgésicos para evaluar sus efectos 
sobre la cognición, generalmente se llevan a cabo con dosis altas y prolongadas 
de analgésicos que no corresponden a las dosis que tomarían las personas 
sanas por una dolencia aguda o afección temporal. De tal forma que aún se 
desconoce cuál es el efecto de los analgésicos sobre la memoria en personas 
sanas sin enfermedades inhabilitantes. 
 
 
 
 
38 
 
5. Método 
 
5.1. Preguntas de investigación 
¿Tendrán las personas que consumen analgésicos un menor porcentaje de 
respuestas correctas y mayores tiempos de reacción en tareas de memoria de 
trabajo espacial que las personas que no consumen analgésicos? ¿Será el 
desempeño de las personas que consumen analgésicos en las tareas de 
memoria de trabajo menor en las tareas de alta complejidad que en las de baja 
complejidad? ¿Se correlacionará el desempeño en la tarea de memoria de 
trabajo con la frecuencia de consumo de analgésicos, con la edad de inicio del 
consumo de éstos y con la duración de consumo? 
 
5.2. Objetivo general 
 Determinar si la ingesta de analgésicos se asocia a un menor desempeño 
en tareas de memoria de trabajo espacial en dos niveles de dificultad. 
 
5.2.1 Objetivos específicos 
• Establecersi el desempeño se afecta en función del nivel de complejidad de la 
tarea de memoria de trabajo. 
• Investigar si la frecuencia, edad de inicio y duración de consumo de analgésicos 
se asocia con un menor desempeño en las tareas de memoria de trabajo en 
ambos niveles de dificultad o sólo en la de alto nivel de complejidad. 
 
 
 
39 
 
 5.3. Hipótesis 
• El porcentaje de respuestas correctas en la tarea de memoria de trabajo 
espacial, en sus dos niveles de complejidad, y los tiempos de reacción en esas 
respuestas, diferirán significativamente entre las personas que consumen 
analgésicos y las que no lo hacen. 
• El porcentaje de respuestas correctas en la tarea de memoria de trabajo 
espacial, en sus dos niveles de complejidad, y los tiempos de reacción en esas 
respuestas se correlacionarán con la frecuencia, edad de inicio y duración con 
que las personas han consumido analgésicos. 
 
5.4. Variables. 
• Variables dependientes: 
- Respuestas correctas en la tarea de memoria de trabajo espacial n–back 
en sus dos niveles de complejidad (1–back y 2–back). 
- Tiempos de reacción en las respuestas correctas de la tarea de memoria 
de trabajo espacial n–back en sus dos niveles de complejidad (1–back y 
2–back). Medido a partir de la presentación del estímulo. 
 
• Variables independientes: 
- Nivel de complejidad 
Baja complejidad (1–back): Recordar si la ubicación del estímulo en cada 
ensayo se encuentra en la misma posición o no que el estímulo 
presentado en el ensayo anterior. 
 
 
 
40 
 
Alta complejidad (2–back): Recordar si la ubicación del estímulo en cada 
ensayo se encuentra en la misma posición o no que el estímulo 
presentado dos ensayos antes. 
 
• Variables atributivas: 
- Consumo o no consumo de analgésicos: Los participantes del grupo de 
consumo reportaron ingerir analgésicos al menos una vez al año, mientras 
que los del grupo de no consumo, reportaron no ingerir analgésicos. 
- Frecuencia con que los participantes consumen analgésicos: 0 = Nunca, 1 
= una vez al año, 2 = tres veces al año, 3 = seis veces al año, 4 = una vez 
al mes, 5 = dos o tres veces al mes, 6 = una o dos veces por semana, 7 = 
tres o cuatro veces por semana, 8 = casi todos los días, 9 =diario. 
- Edad de inicio del consumo de analgésicos, 
- Tiempo que los participantes han consumido analgésicos. 
 
 
5.5. Participantes. 
 Participaron 80 personas entre 40 y 60 años de edad (40 personas que 
ingerían analgésicos al menos una vez al mes y 40 que no lo hacían). Se 
consideraron como criterios de inclusión escolaridad mínima de 8 años de 
estudio, visión normal o corregida a lo normal; consumir analgésicos por lo 
menos una vez al año (Figura 1); puntaje mínimo de 26 en la subescala de 
Vocabulario de la Escala de Inteligencia para Adultos de Weschler (WAIS) 
(1961), puntaje no mayor a 20 en el Inventario de Depresión de Beck (1987) y 
puntaje mínimo de 24 en el Estado Minimental de Folstein (1975). Las 
 
 
 
41 
 
características de ambos grupos se muestran en la Tabla 1. Los grupos de 
consumidores de analgésicos y no consumidores no difirieron significativamente 
(p > 0.05) en edad, años de estudio, ni en los puntajes de las pruebas 
psicológicas. Como criterios de exclusión se consideraron el padecer 
enfermedades neurológicas o psiquiátricas y adicción a drogas y/o alcohol. 
 
Tabla 1. Características de los participantes y resultados en las pruebas psicológicas. Medias y 
desviación estándar entre paréntesis. En el Inventario de Depresión de Beck y el Examen Estado 
Minimental (MMSE) se muestran media y rango intercuartil entre paréntesis. 
 
 
No 
consumidores 
Edad 
(años) 
Años de 
estudio 
Vocabulario 
(puntaje 
normalizado) 
Inventario de 
Depresión de 
Beck 
Examen 
Estado 
Minimental 
 
51.05 (5.52) 
 
13.29 (4.02) 
 
12.08 (1.52) 
 
7.15 (19) 
 
28.68 (4) 
 
Consumidores 
 
51.30 (5.34) 
 
12.56 (3.50) 
 
12.08 (1.78) 
 
8.50 (19) 
 
28.35 (6) 
 
 
 
 
Figura 1. Frecuencia de consumo de analgésicos de la muestra total (n=40). 
4
12
3
8
2
1
10
3 veces al año 1 vez al mes 2 ó 3 veces al 
mes
1 ó 2 veces por 
semana
3 ó 4 veces por 
semana
Casi todos los 
días
Diario
Frecuencia de consumo de analgésicos 
 
 
 
42 
 
 
5.6. Instrumentos. 
 
Subescala de Vocabulario de la Escala de inteligencia para Adultos Revisada 
de Weschler (1981). Esta escala fue estandarizada en una muestra de 1700 
adultos, puede aplicarse a partir de los 18 años de edad. Cuenta con un 
coeficiente de confiabilidad de 0.96. La subescala de Vocabulario se correlaciona 
con el coeficiente intelectual general del WAIS y con otras pruebas de 
inteligencia. Por medio de ésta, se puede evaluar la habilidad mental general de 
los sujetos y posibles indicios de procesos patológicos. 
 
Inventario de Depresión de Beck (Beck et al., 1961). Escala constituida por 
21 categorías de síntomas o actitudes, en cada una de estas categorías se 
presentan cuatro frases que van de mucha a poca sintomatología de depresión. 
El puntaje de depresión se obtiene al sumar las respuestas, si el puntaje obtenido 
es mayor a 20 debe considerarse la probabilidad de padecer depresión. La 
prueba ha sido estandarizada con 1508 sujetos entre 15 y 55 años de edad y su 
coeficiente de confiabilidad es de 0.87. 
 
Estado Minimental de Folstein (Folstein et al., 1975, citado en Folstein & 
Cockrell, 1988). Prueba constituida por ítems que valoran: orientación, 
concentración, atención, cálculo, memoria y lenguaje. La confiabilidad test– 
retest (24 h) es de 0.89 con el mismo aplicador y de 0.83 con un aplicador 
diferente. El Minimental permite discriminar entre pacientes con deficiencias 
cognitivas (moderadas a graves) y sujetos controles, además de ser sensible al 
 
 
 
43 
 
deterioro progresivo en pacientes con demencia. El diagnóstico de déficit 
cognitivo se aplica en el 75% de los casos con puntajes menores a 24. 
 
5.7. Aparatos. 
Se utilizaron una computadora PC, dos monitores de 17 pulgadas, una caja 
de respuesta, una televisión, una videocámara y el software E-prime para 
mostrar los estímulos y registrar las respuestas de los participantes. 
 
5.8. Estímulos. 
Se utilizó un círculo de color gris con un ángulo visual vertical y horizontal de 
1.5 grados. El estímulo se presentó en una de doce posibles posiciones de un 
círculo imaginario. La distancia entre el centro de la pantalla y los estímulos fue 
de aproximadamente 4°. Se llevaron a cabo 72 ensayos en cada nivel de 
complejidad (1-back y 2-back). En el 33% de los ensayos los círculos fueron 
estímulos blanco, es decir, tuvieron la misma posición que el estímulo que se 
presentó en el ensayo anterior (1-back) o dos ensayos antes (2-back). 
 
5.9. Procedimiento. 
Los participantes asistieron a dos sesiones de aproximadamente hora y 
media cada una. La primera sesión se realizó en un cubículo silencioso y se 
aplicaron los instrumentos de inclusión en el siguiente orden: Subescala de 
Vocabulario del WAIS, Estado Minimental de Folstein y el Inventario de 
Depresión de Beck. En seguida, se evaluó la agudeza visual de las personas. Si 
las personas reunían todos los criterios de inclusión y ninguno de exclusión se 
 
 
 
44 
 
les pedía que firmaran la carta de consentimiento informado. En seguida, se llevó 
a cabo una entrevista para explorar su consumo de analgésicos. 
 
En la segunda sesión, los participantes realizaron la tarea de memoria de 
trabajo viso-espacial en una cámara sonoamortiguada tenuemente iluminada. 
Los participantes realizaron las tareas sentados en un sillón a una distancia de 
100 cm del monitor. Sobre el brazo izquierdo o derecho (según su mano 
dominante) del sillón se colocó la caja de respuesta a una distancia cómoda para 
los participantes. Las personas hicieron una versión breve de cada tareacomo 
entrenamiento antes de realizar las tareas. Enseguida, los participantes 
realizaron las tareas de memoria de trabajo viso-espacial n-back en sus dos 
niveles de complejidad (1-back y 2-back) en orden contrabalanceado. Los 
participantes fueron observados desde una cámara de observación y podían 
comunicarse con el investigador a través de un sistema de audio. 
 
Tarea de memoria de trabajo 
Cada ensayo comenzó con la presentación en la pantalla de la computadora 
con fondo blanco de un círculo de color gris en una de las doce posibles 
posiciones durante 300 ms, en seguida la pantalla permaneció en blanco por 
2700 ms, tiempo en que el participante podía proporcionar su respuesta. 
Después de este periodo, comenzaba el siguiente ensayo. En la tarea de baja 
complejidad (1–back), el participante debía indicar si el círculo se encontraba en 
la misma posición que en el ensayo anterior presionando un botón de la caja de 
respuestas u otro si el círculo se encontraba en distinta posición. En la tarea de 
alta complejidad (2–back) el participante debía presionar un botón si el estímulo 
 
 
 
45 
 
se encontraba en la misma posición que dos ensayos atrás o presionar otro botón 
si la posición era diferente. 
 
5.10. Análisis de datos. 
 
Se realizó un ANOVA mixto con los factores grupo (consumidores de 
analgésicos y no consumidores) y complejidad (1–back y 2–back) tanto para el 
porcentaje de respuestas correctas como para los tiempos de reacción. Estas 
mismas variables se analizaron mediante la prueba de correlación de Pearson 
para determinar si se relacionaban con la frecuencia, la edad de inicio de 
consumo y el tiempo que los participantes habían consumido analgésicos. 
 
 
 6. Resultados 
 
El porcentaje de respuestas correctas en la tarea de memoria de trabajo en 
ambos niveles de complejidad y en ambos grupos se muestran en la Tabla 2 y 
los tiempos de reacción en estas respuestas en la Tabla 3. 
 
Tabla 2. Media del porcentaje de respuestas correctas en la tarea de memoria de trabajo 
visoespacial en ambos niveles de complejidad. 
 
 No 
consumidores 
(%) 
DE 
Consumidores 
(%) 
DE 
1-back espacial 
93.30 5.39 94.18 
3.60 
 
2-back espacial 
72.14 13.87 75.60 
12.90 
 
DE= Desviación estándar 
 
 
 
 
46 
 
 
Tabla 3. Media de los tiempos de reacción (ms) en las respuestas correctas en la tarea de 
memoria de trabajo visoespacial en ambos niveles de complejidad (1 y 2-back). 
 
 No 
consumidores 
 
DE Consumidores DE 
1-back espacial 
914 135 941 
162 
 
2-back espacial 
1308 185 1279 
213 
 
DE= Desviación estándar 
 
 El ANOVA mixto realizado con la variable porcentaje de respuestas correctas 
con los factores grupo (consumidores de analgésicos y no consumidores) y 
complejidad (1-back y 2-back) resultó significativo para el factor nivel de 
complejidad (F (1,78) = 196.82, p < 0.001, χ 2 = 0.72) pero no para el factor grupo 
(F (1,78) = 0.83, p = 0.36) ni para la interacción entre ambos factores (F (1,78) = 
1.56, p = 0.21). El porcentaje de respuestas correctas fue superior en la tarea de 
baja complejidad (Media ± error estándar: 93.74 % ± 0.51) que en la tarea de alta 
complejidad (73.87 % ± 1.50). 
 
Por otro lado, el ANOVA mixto realizado con la variable tiempos de reacción 
en las respuestas correctas de la tareas de memoria de trabajo viso-espacial 
resultó significativo para el factor complejidad (F (1,78) = 350.26, p < 0.001, χ 2 
= 0.82) pero no para el factor grupo (F (1,78) = 2.15, p = 0.15) ni para la 
interacción entre factores (F (1,78) = 0.001 p = 0.98). Los tiempos de reacción 
fueron menores en la tarea de baja complejidad (928 ms ± 17) que en la tarea de 
alta complejidad (1294 ms ± 22). 
 
Se encontraron correlaciones significativas (Tabla 4) entre la edad de inicio de 
consumo y los tiempos de reacción en la tarea de memoria de baja complejidad, 
 
 
 
47 
 
entre más temprana es la edad de inicio de consumo mayores fueron los tiempos 
de reacción de los participantes. Asimismo, se observaron correlaciones 
significativas entre la duración de consumo de analgésicos y los porcentajes de 
respuestas correctas en la tarea de memoria de trabajo de alta complejidad y los 
tiempos de reacción en la tarea de baja complejidad. Las personas que tenían 
más tiempo consumiendo analgésicos tuvieron menor porcentaje de respuestas 
correctas y mayores tiempos de reacción. Como referencia, en el grupo de 
consumidores de analgésicos se observó la siguiente frecuencia de consumo al 
mes (Media + rango: 5.8 + 2.3), edad de inicio de consumo (Media + DE: 43.92 
años + 10.69) y duración de consumo (4.15 años + 6.87). 
 
Tabla 4. Coeficientes de correlación de Pearson entre las características de la conducta de 
consumo y el desempeño en tareas de memoria de trabajo viso-espacial. 
 
 Respuestas correctas 
(%) 
Tiempos de reacción 
(ms) 
 1-back 2-back 1-back 2-back 
Frecuencia de consumo r= 0.08 
p = 0.44 
 
r= 0.13 
p = 0.27 
 
r= 0.03 
p = 0.76 
 
r= -0.07 
p = 0.53 
 
Edad de inicio de 
consumo 
r= 0.03 
p = 0.89 
 
r= -0.04 
p = 0.79 
 
r= -0.31 
p = 0.50 
 
r= -0.03 
p = 0.85 
 
Duración de consumo r= -0.28 
p = 0.08 
 
r= -0.33 
p = 0.04 
 
r= 0.34 
p = 0.03 
 
r= 0.25 
p = 0.13 
 
 
 
7. Discusión 
 El presente estudio demuestra que el uso habitual por largo tiempo de analgésicos tiene 
una consecuencia sobre la eficiencia de la memoria de trabajo visoespacial. Sin 
embargo, consumir analgésicos en el momento en que la memoria de trabajo fue 
 
 
 
48 
 
evaluada no es un factor que influya en el desempeño en este tipo de tareas. Estos 
hallazgos lo demuestran el hecho de que ni los porcentajes de respuesta ni los tiempos 
de reacción en ninguno de los niveles de complejidad de la tarea difirieron entre los 
participantes que en el momento de la evaluación consumían analgésicos de los 
participantes que no lo hacían. 
 
Este hallazgo no coincide con los de Carter et al. (2013), quienes también 
evaluaron los efectos de los analgésicos en adultos sanos y observaron efectos 
en la cognición. Las discrepancias entre ambos estudios seguramente se deben 
al hecho de que Carter et al. (2013) administraron en condiciones controladas de 
laboratorio varias dosis, algunas superiores a las que las personas regularmente 
utilizan. En dosis altas (0.4 mg/70 kg) en los que los participantes manifestaron 
experimentar claros efectos subjetivos por la administración de triazolam, los 
participantes mostraron deficiencias en su desempeño en una tarea de memoria 
de trabajo y en una tarea de memoria episódica. En el presente estudio no se 
administró analgésico alguno a los participantes por lo que éstos realizaron las 
tareas sin estar bajo los efectos de estas drogas, lo que explica que no se 
observarán diferencias en el desempeño en la tarea de memoria entre 
consumidores y no consumidores de analgésicos. 
 
Sin embargo, esto no significa que los analgésicos sean inocuos cuando se 
consumen en dosis habituales en la vida cotidiana, por el contrario, los resultados 
del presente estudio claramente demuestran que el uso prolongado de 
analgésicos incide sobre la memoria de trabajo de los participantes. En particular, 
se observó que entre más tiempo tenían los participantes de consumir 
 
 
 
49 
 
analgésicos menores porcentajes de respuestas correctas obtuvieron en la tarea 
de memoria de trabajo de alta complejidad. Este hallazgo confirma la mayor 
vulnerabilidad de la memoria de trabajo cuando su nivel de demanda cognitiva 
es elevada (Lin & Craik 2008). La tarea de memoria de trabajo de alta dificultad 
(2-back) involucra varios procesos, algunos de ellos ausentes en la tarea de baja 
complejidad (1-back), entre ellos el mantenimiento temporal de la información, el 
reemplazo y actualización de información, el control de interferencia del estímulo 
inmediato anterior.La tarea de memoria de trabajo de baja complejidad es menos 
demandante puesto que el tiempo que la información debe mantenerse en el 
foco de atención es menor que en la tarea de alta complejidad y porque no 
requiere propiamente de procesos para controlar la interferencia de información 
irrelevante. Los resultados confirman por lo tanto que la eficiencia de los 
procesos superiores involucrados en la tarea de memoria de trabajo de alta 
complejidad se ve disminuida por el consumo prolongado de analgésicos pero 
no así los procesos de baja demanda de la memoria de trabajo. 
 
Sin embargo, el consumo prolongado de analgésicos también tiene 
repercusiones sobre los procesos de memoria de trabajo de baja complejidad 
pero no en términos de su eficiencia sino en términos de la velocidad en que son 
empleados. Este hecho fue observado a través de dos hallazgos del presente 
estudio, uno de ellos fue la correlación significativa entre edad de inicio de 
consumo de analgésicos y los tiempos de reacción en la tarea de memoria de 
trabajo de baja complejidad y el otro fue la correlación significativa entre la 
duración de consumo y los tiempos de reacción en esta misma tarea. Las 
personas que iniciaron tempranamente su consumo de analgésicos también 
 
 
 
50 
 
podrían ser aquellas que tienen más tiempo consumiendo este medicamento 
pero no necesariamente. En ambas situaciones se observó que la velocidad de 
procesamiento de la información en procesos simples de memoria de trabajo 
disminuye. En la tarea de memoria de trabajo de baja complejidad es necesario 
comparar el estímulo previo con el estímulo actual, de tal forma que la 
información no es transformada y podría considerarse simplemente memoria 
inmediata sino fuera por el componente de actualización de la información 
presente en la tarea (Cansino et al., 2013). Por lo tanto, el consumo prolongado 
de analgésicos disminuye la velocidad de respuesta en juicios de memoria 
relativamente simples. En cambio, los tiempos de reacción en procesos de 
memoria de trabajo complejos no se ven afectados, o probablemente no fue 
posible observar un efecto en la velocidad de los procesos de memoria de trabajo 
de alta complejidad porque existe una mayor variabilidad en los tiempos de 
reacción en la tarea 2-back. 
 
Los efectos del consumo prolongado de analgésicos en los tiempos de 
reacción ya se habían detectado anteriormente en pacientes dependientes de 
opiáceos (Lintzeris et al., 2006). Sin embargo, el presente estudio amplía la 
información existente de los efectos de los analgésicos en pacientes que 
padecen alguna enfermedad a personas sanas que consumían analgésicos de 
manera habitual y duradera sin padecer una enfermedad física o mental 
inhabilitante. Además, estos hallazgos se observaron en personas de edad 
media, lo que indica que si sus hábitos de consumo de analgésicos continúan en 
la edad adulta mayor, sus efectos serán aún más pronunciados. 
 
 
 
 
51 
 
Los hallazgos del presente estudio concuerdan con estudios previos 
realizados en pacientes, por ejemplo, Dassanayake et al. (2012) encontraron que 
pacientes consumidores habituales de opiáceos tuvieron un desempeño 
significativamente inferior en todos los dominios cognitivos evaluados, en 
particular en las tareas de memoria de trabajo, y mayores tiempos de reacción 
en una tarea de toma de decisiones. De igual forma, Schiltenwolf et al. (2014) 
observaron que los pacientes que recibieron terapia con opioides tuvieron un 
menor desempeño en una tarea de memoria espacial, una tarea de memoria de 
trabajo y una de flexibilidad para cambiar conceptos en comparación con los 
pacientes que no recibieron la terapia con opioides y el grupo control sano. 
 
Al parecer, los analgésicos producen un efecto acumulativo sobre el sistema 
nervioso a través del tiempo, el cual se acentúa hasta poder provocar efectos en 
la eficiencia de la memoria de trabajo de alta complejidad y en la velocidad de 
procesamiento de la memoria de baja velocidad. 
 
 8. Conclusión 
 
El porcentaje de respuestas correctas y los tiempos de reacción en estas 
respuestas en las tareas de memoria de trabajo visoespacial de baja y alta 
complejidad no difirieron entre participantes que consumían analgésicos de 
aquellos que no lo hacían, probablemente porque los consumidores no se 
encontraban bajo los efectos de los analgésicos en el momento en que su 
memoria fue evaluada. Sin embargo, las personas que tenían mayor tiempo 
consumiendo analgésicos tuvieron un menor desempeño en la tarea de memoria 
 
 
 
52 
 
de trabajo de alta dificultad. Asimismo, entre mayor era el tiempo de consumo o 
menor era la edad de inicio de consumo, los participantes tuvieron mayores 
tiempos de reacción en la tarea de memoria de trabajo de baja dificultad. Los 
hallazgos demuestran que el uso habitual y prolongado de analgésicos incide 
sobre la eficiencia y la velocidad de la memoria de trabajo en individuos sanos 
que no parecen una enfermedad. 
 
9. Limitaciones y sugerencias. 
 
Se sugiere realizar estudios en los que se tomen medidas más precisas sobre 
el tipo de analgésico que consumen los participantes y ampliar la edad de los 
participantes a evaluar. Sin embargo, es importante señalar que el estudio de los 
efectos de los analgésicos en una muestra de individuos sanos como se llevó a 
cabo en el presente estudio, amplía los conocimientos sobre los efectos de los 
analgésicos cuando no son utilizados como consecuencia de una enfermedad, 
ya que sólo se conocían los efectos de los analgésicos en pacientes o en 
condiciones controladas de laboratorio. 
 
 
 
 
 
53 
 
10. Referencias 
 
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